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Biografía Del Apóstol Santiago El Mayor

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Biografía del

Apóstol Santiago el
Mayor
Biografía del Apóstol Santiago
La tradición biográfica
cuenta que Santiago
el Mayor nació en
Betsaida (Jerusalén) y
que murió en el año
44 d.C. Según los
Evangelios fue uno de
los apóstoles de Jesús
así como hijo del
Zebedeo y de María
Salomé, además de hermano de San
Juan Evangelista.
Dentro de la multitud de discípulos
que obtuvo Cristo en vida, existieron
círculos cada vez más cercanos.
Según el Nuevo Testamento, llegó a
tener a 72 discípulos de confianza a
los que mandó a predicar y sanar en
su nombre.
También, como de todos es conocido,
eligió a los doce fundamentos iniciales
de la Iglesia que son los apóstoles. A
su vez, dentro de estos doce
seleccionó a tres de ellos como los
más íntimos: Pedro y los hermanos
Juan (San Juan Evangelista) y San
Jacobo (conocido como Santiago el
Mayor).
El Ap
óstol
Santiago el Mayor es citado en
varios pasajes de los Evangelios e,
incluso en el Libro de los Hechos de
los Apóstoles, escrito por San Lucas,
también evangelista.
Es notorio que Santiago el Mayor,
junto a Pedro y Juan, van a ser
coprotagonistas de tres de los
momentos álgidos y de mayor
transcendencia teológica del relato
evangélico: la resurrección de la hija
de Jairo, su Transfiguración en el
Monte Tabor y la Oración en el Huerto.
En efecto, Jesucristo elige la presencia
de estos tres apóstoles para realizar el
primer milagro de la resurrección de
una persona fallecida. Se trata de la
hija de Jairo, el jefe de una sinagoga.
Más tarde completaría su trilogía de
resurrecciones con el hijo de la viuda
de Naim y con su amigo Lázaro en
Betania.
También Cristo elige a Pedro, Santiago
y Juan para mostrarles sin duda su
divinidad cuando les invita a
acompañarle a la cumbre del Monte
Tabor y se transfigura mostrándoles la
intensa luz de su cuerpo glorioso en
presencia de Moisés y Elías.
El revés de la moneda llegará cuando
la noche de su prendimiento, Cristo
invita de nuevo a Pedro, Juan y
Santiago a mantenerse en vela y orar
acompañándole en la angustia de
Getsemaní, donde suda sangre, para
algunos teólogos por diversas causas,
entre ellas la asunción de los pecados
de la humanidad entera y la pérdida
de algunos de sus hijos a pesar de la
pasión que va a recibir. Como hecho
complementario, ninguno de los tres
es capaz de cumplir con el mandato
de su maestro y se quedan dormidos.
Como consecuencia de todo ello,
Santiago el Mayor no es un discípulo
más, sino uno de los más cercanos
amigos de Cristo que tuvo el privilegio
de compartir con Él toda su vida
pública y los momentos más
relevantes de su misión en el mundo.
También es importante por ser el
primero de los apóstoles que recibió la
corona del martirio, al ser decapitado
por Herodes Agripa poco antes de la
celebración de la Pascua.
Santiago el Mayor
Santiago el Mayor es el patrón de
España. Ello se debe a la intensa labor
de predicación realizada en Hispania.
Tras salir de Jerusalén llega a Cádiz y,
al poco, se traslada a Zaragoza y a
Granada donde sus predicaciones no
fueron bien recibidas. Según cuenta la
leyenda, inspirado por la Virgen María,
huyó a Galicia.
Estando en Zaragoza se
le apareció María
mientras oraba una
noche junto al Río Ebro
en compañía de sus
discípulos y le
encomendó levantar un
templo cristiano en el
lugar señalado por el haz
de luz de la aparición.
Como testigo de su
visita, María dejó una
piedra de jaspe
señalando ese mismo
lugar. Fue aquí donde Santiago y los
suyos edificaron la primera capilla de
adobe, junto al Río Ebro donde se
construiría la Basílica del Pilar, uno de
los lugares de peregrinación más
populares de la comunidad católica
hasta hoy.
Poco después partió a Jerusalén
inspirado por María con la que se
encontraría en Éfeso. Pese a las
dificultades, se cree que dejó algunos
discípulos, siete de los cuales, tras su
partida a Jerusalén, acudirían a Roma
para ser nombrados obispos. Fueron
denominados los Siete varones
apostólicos.
La tradición de los Siete Varores relata
que los designados como obispos
fueron los mismos que se hallaban con
Santiago orando junto al Río Ebro
cuando se apareció la Virgen en carne
mortal, poco antes de la Asunción. Fue
precisamente en esta ciudad donde
ella le anunció la que sería su muerte
precoz, por ello, se despidió de ella y
de su hermano Juan y marchó a
Jerusalén donde fue hecho prisionero
y ajusticiado en el Monte Calvario. De
camino a este lugar, según la leyenda,
tuvo tiempo de convertir a algunas
personas y de sanar a un ciego y un
afectado de parálisis.
Santiago fue
ejecutado
durante la
persecución
religiosa
iniciada por
Herodes
Agripa y su
martirio fue
el único
recogido en
los Hechos de
los Apóstoles.
Según una
tradición sus
discípulos
recogieron el cuerpo y lo trasladaron
en una embarcación de piedra por
todo el Mediterráneo, costeando
después el Atlántico hasta llegar a las
costas gallegas, donde fue enterrado
en un lugar muy próximo a la
población romana de Iria Flavia,
donde el obispo Teodomiro lo
encontraría en el siglo IX.
Aunque se desconoce la existencia de
comunidades cristianas en la Galicia
del siglo I, se ha documentado la
existencia de algunas en la Bética y la
Tarraconense en el siglo II de Nuestra
Era. No obstante, no se puede
descartar su extensión a Galicia un
siglo más tarde ya que, entre otras
cuestiones, es sintomático que
Hispania acogiera el segundo concilio
cristiano en Elvira, en el año 303,
después del celebrado en Jerusalén,
una vez finalizada la persecución
iniciada por Diocleciano.
La tradición jacobea en España
Independientemente de que nunca se
sabrá con total seguridad si Santiago
el Mayor se encuentra o no enterrado
en la catedral compostelana, lo que
debemos afirmar es que sin
una intensa tradición jacobea
anterior hubiera sido impensable que
se hubiera aceptado y atribuido el
descubrimiento del siglo IX a este
discípulo de Cristo.
La primera objeción que aducen
algunos historiadores para negar su
autenticidad es la enorme distancia
entre Palestina, tierra natal de
Santiago el Mayor y Galicia.
Pero para entender el posible largo
viaje emprendido por sus discípulos
desde Palestina a las costas gallegas
para dar sepultura al cuerpo de su
maestro, tenemos las afirmaciones de
San Jerónimo que ratifica que fue
establecido, al disponerse la salida de
los Apóstoles hacia todos los rumbos
de la tierra, que al morir:
"Cada uno descansaría en la provincia
dónde había predicado el Evangelio".
Posteriormente, en el texto "Breviario
de los Apóstoles", de finales del siglo
VI, se habla de la predicación de
Santiago en España y de su
enterramiento en el Arca Marmárica.
La tradición oral se encargó de
difundir el portento y en la segunda
mitad del siglo VII, Beda el Venerable
(monje inglés) describe con precisión
la localización exacta del cuerpo del
Apóstol en Galicia.
Aunque la invasión árabe y los
tumultuosos cambios políticos,
sociales y religiosos que acarrearon en
las primeras décadas del siglo VIII,
silencian durante un tiempo la
incipiente tradición jacobea en
España, pronto resurge, a finales de
este mismo siglo de la pluma del
célebre Beato de Liébana que escribe:
Oh Apóstol, dignísimo y santísimo
cabeza refulgente y dorada de España
defensor poderoso y Patrono nuestro!
Con lo que al apóstol Santiago el
Mayor es ya considerado como
patrono de la España cristiana,
reducida en ese momento al recién
constituido Reino de Asturias.
En este contexto se van a producir los
acontecimientos del descubrimiento.
Aunque tradicionalmente se suele citar
el año 813, hoy se cree que los
hechos acaecerían cerca del 830.
Un ermitaño llamado "Pelayo" que
vivía en Solovio, en el bosque de
Libredón, observó resplandores
misteriosos. Inmediatamente informó
del hallazgo a Teodomiro, obispo de
Iria Flavia que marchó a aquel lugar
encontrándose que esa luz revelaba el
lugar donde estaba enterrada el Arca
Marmárica.
En el sepulcro pétreo
hallado reposaban
tres cuerpos de
varones (2 de ellos
decapitados),
atribuyéndolos a
Santiago el Mayor y
sus discípulos Teodoro
y Anastasio
Muy poco después, en
el año 834 el rey
Alfonso II otorgaba el
primer diploma real a la iglesia de
Santiago, que había sido fundada
recientemente.
El descubrimiento del sepulcro
potenció el culto a Santiago y convirtió
la sede apostólica compostelana en
centro de atención. Esto se debió, en
buena medida, a un desplazamiento
de la atención que rodeaba la figura
del santo hacia el occidente europeo
desde Jerusalén.
Con estos cimientos, el culto a
Santiago siguió sustentándose y
aumentando su popularidad por las
siguientes causas: la consideración de
Hispania como lugar de predicación de
un apóstol especialmente querido por
Jesús, el desarrollo en la Cristiandad
del culto a los apóstoles, el interés
europeo occidental en la actividad
predicadora de este apóstol debido a
una cuestión de proximidad geográfica
y la ausencia de culto funerario -
sepulcral- de Santiago el Mayor en
Palestina.

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