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Cap-6 R
Cap-6 R
Cap-6 R
Guía para
comprender
y facilitar la
Integración
sensorial
Dra. Iris T. Schapira
2 | LOS AÑOS FORMATIVOS. Desarrollo e Intervención Oportuna en los primeros 5 años de vida
Es importante que los papás sepan que el proceso de in-
tegración sensorial existe y es de gran importancia en el
desarrollo.
Además podrán comprender
cómo percibe el niño lo que
sucede en el medio am-
biente (viento, calor/frío, la
ropa y su textura, etc.) y si
su conducta está alterada o
logra regularse.
Son los papás quienes
más entienden y conocen a
sus hijos, saben mejor que
nadie si su niño tiene difi-
cultades para organizarse,
o si reacciona en forma po-
co habitual a diversas situa-
ciones. Estos cambios pueden
generarse por su modalidad de
apreciar el mundo, y no por problemas de comportamiento.
Las respuestas al ingreso de la información sensorial varían de un niño a otro, por lo que
es necesario analizar las necesidades individuales. Además, los papás deben ser capaces de
“leer” las reacciones de sus hijos frente a las diferentes situaciones (al tocar algo, al estar en
movimiento, ante luces, sonidos y olores, o en las alturas).
Algunas conductas o comportamientos que demuestran alteraciones en la integración sen-
sorial de los niños son:
saltar incesantemente,
correr,
abrazar demasiado fuerte,
acercarse exageradamente al parlante de la televisión o equipo de audio,
buscar o evitar las luces intensas,
no acercarse a otros niños,
elegir juegos más solitarios o individuales,
evitar comidas de texturas ásperas, etcétera.
Algunas sugerencias
Acostado sobre su panza, el niño
recibe sensaciones diferentes: va-
riedad de posiciones corporales
para jugar, dormir y abrazar;
dominar la gravedad, el movi-
miento y el control corporal...
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Se puede facilitar la integración sensorial y el re-
conocimiento de la imagen corporal mirándose
en el espejo, además de proporcionarle al niño
toques, caricias y masajes.
Acaricien al niño con diferentes texturas:
toalla, tela lisa, etcétera.
En un recipiente grande, con diferen-
tes elementos (arroz, porotos, arena,
agua, espuma de afeitar, plastilina,
etc.) se pueden mezclar juguetes inte-
resantes: autos, muñequitos, pelotitas,
etc. para que los busque a través del
tacto. Siempre bajo el atento control de un adulto, por el peligro de atragantarse
si los lleva a la boca.
Con témperas de diferentes colores, anímenlo a que pinte con los dedos (dáctilo-
pintura) sobre un papel grande.
También pueden pintarle la cara (con rasgos de animales, indios, bigotes, barbas) e
imitar el sonido y los gestos de un animal. Luego, proponer al niño que pinte a los
papás o a sus compañeros de juegos.
Le gustará mucho recortar y dibujar figuras humanas, a la vez que van nombrando
cada parte del cuerpo.
Dibujarse y dibujar contorno de manos y dedos.
Jugar al tren de sensaciones: se vendan los ojos del niño y se somete a un baño de
sensaciones (olores, ruidos y sabores); el pequeño deberá identificar de qué se trata
cada uno y expresar qué siente con cada estímulo.
Propongan al niño diferentes texturas en el suelo: arena, pasto, cemento, baldosas,
alfombra, etc. y que camine o se desplace con los pies descalzos, o gateando, en
“cuatro patas”.
Moldeen distintos materiales (masa, crema de afeitar, puré, algodón, plastilina,
etcétera).
Prueben juegos con movimiento como la hamaca o calesita, o sobre una tabla de
skate en diferentes posiciones. Pero no olviden que su hijo nunca debe estar solo
en estas situaciones potencialmente peligrosas!
Aliéntenlo a que haga rebotar una pelota contra la pared y luego la busque.
Realicen túneles de diferentes tamaños, instándole a que logre pasar por ellos.
Tal vez, le gustará que lo envuelvan completamente con una tira larga de papel o
tela para desenrollarlo de a poco.
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Progresivamente, cambiar a texturas más ásperas: cepillo de cerdas finas a
otro de cerdas más gruesas, toalla, ropa de lana gruesa, etcétera.
Se comenzarán por las zonas del cuerpo en que el niño muestre mejor tole-
rancia al estímulo e incorporar paulatinamente aquellas en que manifiesta
mayor rechazo.
Estas actividades se pueden realizar durante el baño, mojando al niño con
un duchador, un jarro o la mano de sus papás. Se lo puede acariciar con las
manos, una esponja, una toalla suave y delgada, o una toalla más gruesa,
etcétera.
Si rechaza temperaturas frías:
Mojarlo con un algodón o una esponja empapada en agua templada, tocan-
do su cuerpo desde las zonas de menor a mayor sensibilidad.
Al lavar las manos del niño con agua templada, disminuyan progresivamen-
te la temperatura (dentro de límites razonables), y así proceder con otras zo-
nas del cuerpo.
Si rehúsa la presión:
Tocarlo con objetos de textura suave, acariciarlo y besarlo suavemente, pri-
mero en las zonas en que tolere mejor y, una vez que logre una buena res-
puesta en éstas, integrar las otras.
Aumentar progresivamente la presión de las caricias.
Jugar con el niño a esconderse primero bajo las sábanas y/o cortinas livianas
y, luego, detrás de géneros de mayor grosor (cortinas gruesas, cubrecamas,
frazadas).
Tirar y jugar con almohadones livianos, sin dirigirlos a las partes del cuerpo
más sensibles a la estimulación, que se incorporarán paulatinamente.
Pueden hacerle cosquillas, primero muy suaves, y luego un poco más intensas.
Jugar a “luchar” con el niño, inicialmente sobre una superficie blanda y lue-
go bajo almohadones y
colchonetas.
Pueden hacer jue-
gos que exijan
contacto físico de
cierta intensidad:
rondas que se es-
trechen cada vez
más hasta terminar
en un fuerte abrazo
grupal.
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Actividades en altura:
Suban al niño sobre una silla por algunos instantes. Si muestra temor, acér-
quenlo al cuerpo del adulto, y luego alejarlo paulatinamente.
Pueden hacerlo subir un escalón solo a buscar un objeto, luego a otros esca-
lones, y más tarde a una superficie ancha, como una mesa.
Pídanle que camine sobre la mesa, se agache, se pare en un pie, salte, tire y
tome una pelota, etcétera. Si es necesario, se le brinda apoyo físico, el que se
irá quitando progresivamente.
Sistema Auditivo
Si rechaza estímulos de altas intensidades:
Presentarle al niño estímulos sonoros al
grado que tolere.
Aumentar gradualmente la intensidad
del estímulo sonoro dentro de otra ac-
tividad: jugando a la ronda mientras se
entonan o escuchan grabaciones de
canciones infantiles.
Acariciarlo con juguetes que emitan vibra-
ciones en sus piernas, brazos y tronco.
Sistema Olfativo
El niño puede rechazar determinados olores, lo que se expresa en rehusarse a determina-
dos alimentos, personas, lugares, etcétera:
Ofrecerle aromas que acepte sin dificultad: un algodón con determinadas esencias,
bolsas con alimentos, flores, diversos objetos con olor, etcétera.
Brindarle otros aromas similares a los de su agrado (dulces, ácidos, suaves, fuertes,
etc.) por un breve período de tiempo, acercándolos paulatinamente.
Pueden ofrecerle a oler aromas con algunas características de los que le agradan y
con otras que rechaza.
También objetos con olores similares a los que se resiste a la mayor distancia
posible para que los perciba hasta llegar a la mayor proximidad, sin irritar su mu-
cosa nasal.
Armar un “banco de olores” con aceites, acetona, eucaliptos, lavanda, cítricos y
otros bien dulces.
Importante
Si los papás, los docentes o el pediatra detectan que estas dificultades persisten, o
es necesario entrenar las destrezas específicas del niño para mejorar su autoestima o
su habilidad para interactuar con sus compañeros, recurran a profesionales expertos
que proporcionen el tratamiento requerido.
Cuando la terapia de Integración sensorial es exitosa, el niño es capaz de procesar
información sensorial compleja de manera más efectiva, pues su sistema nervioso co-
mienza a funcionar más eficientemente.
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