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La Edu-Comunicacion Una Necesidad Sentida Una Apue
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Ignacio Aguaded
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RESUMEN
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linhas_criticas_24:LINHAS CRITICAS 23 March/4/11 9:23 AM Page 6
J. I. A.Gómez
El fenómeno comunicativo es, sin duda, la nota más trascendental y significativa que
caracteriza la sociedad del mundo contemporáneo. Aunque en todos los períodos de la
historia el hombre se ha servido de instrumentos para comunicarse, la magnificación y
universalización de los medios y recursos del mundo contemporáneo han hecho que esta
actividad tan específica del género humano se haga especialmente singular en nuestros
días. Sin embargo, el hecho comunicativo contemporáneo no se puede entender en su
complejidad se no lo situamos plenamente dentro de la revolución científica y tecnológica
a la que estamos asistiendo: innovaciones técnicas cada vez más sorprendentes, mejoras
tecnológicas en las condiciones laborales, aparatos de todo tipo en nuestros hogares, un
maquinismo creciente en todos los órdenes de la vida, el aumento de las horas dedicadas
al ocio... Esta superación, al menos parcial, de las barreras del tiempo, del espacio e incluso
de la materia, gracias al efecto de los medios de comunicación y las tecnologías de la
comunicación y la información, están configurando, sin duda, un nuevo modelo de ser
humano y de sociedad, como nunca había ocurrido antes en la historia y todo ello a un
ritmo de vértigo.
Responder reflexivamente a esta nueva sociedad de la información es cuando menos,
una exigencia que todos los ciudadanos y ciudadanas deberían plantearse. Nadie duda ya
ni cuestiona la poderosa influencia cuantitativa y cualitativa que sobre los ciudadanos
ejercen los medios de comunicación. Aunque si bien es cierto, los estudios de audiencia han
puesto en evidencia que ésta no es plana ni uniforme y ni siquiera directa, dependiendo
de muchos condicionantes personales, sociales y contextuales, la verdad es que los medios
son en parte la «atmósfera que respiramos».
La presencia de los medios a nivel social es especialmente sensible en las nuevas
generaciones. De estas complejas relaciones de los niños y jóvenes con los medios de
comunicación surge la necesidad de planificar y proyectar una educación para el
conocimiento de estos nuevos lenguajes en el contexto de una sociedad cada vez más
mediática, e indagar y reflexionar sobre cómo la educación, en general, y la enseñanza en
particular, han de responder al papel central que los medios de comunicación juegan en
la vida de los jóvenes.
En este sentido, creemos esencial explicitar y justificar las razones para la integración
curricular de los medios de comunicación, definiendo qué entendemos por «educación
en medios de comunicación», estableciendo no sólo su conceptualización, sino analizando
sus objetivos, sus contenidos, y los marcos conceptuales en los que se apoya... de manera
que la educación en medios de comunicación se entienda como un ámbito de estudio
para la educación de la «competencia comunicativa», que supere la visión excesivamente
tecnológica e instrumental, que fruto de las modas y lo atractivo de los avances tecnológicos,
a menudo confunde y distorsiona las inherentes características y cualidades que los
medios tienen de cara a la educación.
Edu-comunicación…
J. I. A.Gómez
Surge así la necesidad de educar a los alumnos para que hagan frente a las exigencias
del futuro. Las instituciones escolares han ignorado con excesiva frecuencia la educación
de los hechos presentes, los cambios culturales, políticos y de todo orden del mundo
contemporáneo. Por tanto, el debate no ha de estar sólo en la incorporación de los
medios en la escuela, sino «el tipo de formación cultural que queremos potenciar...,
cómo integrar esa cultura mediática en las escuelas, cómo transformamos a los medios
de comunicación en objeto de estudio y análisis curricular y cómo logramos que los estu-
diantes transfieran este conocimiento a su vida cotidiana», en definitiva, en plantearnos
una filosofía y modelo de escuela (AGUADED, 1993).
Si partimos de la base de que los planteamientos de los docentes, en este campo de
la educación audiovisual, no coinciden, en la mayoría de los casos, con las actuaciones y
pensamientos de la sociedad en general y de las nuevas generaciones en particular, la
justificación de la educación para la comunicación se hace básica y por ello la finalidad
de la educación en medios de comunicación no ha de ser otra de que «los alumnos
comprendan de manera activa y consciente, en lugar de pasiva e inconscientemente,
el lugar en que se encuentran y que capten el sentido de los textos de los medios de
comunicación social» (SHEPHERD, 1993).
Edu-comunicación…
J. I. A.Gómez
que debe estimular y atender, puesto que sus características lo facilitan, con una dinámica
didáctica adecuada y centrada en el alumno, la motivación, los valores, la interculturalidad,
el pensamiento crítico, la actitud investigadora, la interdisciplinariedad y el descubrimiento
y la creación de sus propios mensajes de respuesta al medio.
Conocer críticamente los medios y saber emplear los nuevos lenguajes de forma
creativa rompe definitivamente el distanciamiento entre lo que la escuela enseña y lo que
los niños y chicos viven en sus hogares y en la calle (AGUADED; CONTÍN, 2002). El empleo
de los medios en todos los ámbitos curriculares, tanto horizontal como verticalmente,
permite afirmar (CONTRAPUNT, 1994) que la «educación en comunicación» más que
un eje transversal, sea una «transversal de transversales», por «ser un vehículo poderoso
de integración de los saberes de las distintas áreas transversales».
La inclusión o no de la «educación en medios de comunicación» como eje transversal
del currículum refleja un modelo concreto de concepción de la enseñanza, así como un
tipo definido de conceptualización del uso didáctico – global o parcial – de los medios
de comunicación en el aula.
Edu-comunicación…
espontáneas que se puedan tener, para esclarecer con ello las convergencias y divergencias.
Por otro lado, hay que tener presente una formación de personas que sean conocedoras
de los nuevos lenguajes audiovisuales de nuestra sociedad y sean capaces de apropiarse
críticamente de ellos y de emplearlos creativa y activamente como canales personales de
comunicación. En esta línea, hay que tender hacia una acción pedagógico-didáctica,
adecuadamente organizada que promueva una actitud crítica, una comprensión del
lenguaje audiovisual, de la estructura y función que los medios representan y además
incentive las capacidades y actitudes de los alumnos. En suma, la educación en medios
debe tender hacia una concepción globalizada del fenómeno educativo en su doble
interacción con los medios, como objeto de estudio dentro de la escuela y como
instrumento al servicio de un modelo alternativo de comunicación educativa.
La Unesco, en 1979, establecía una definición que se ha considerado como el patrón
de referencia para este ámbito de conocimiento: «Todas las formas de estudiar, aprender
y enseñar a todos los niveles (...) y en toda circunstancia, la historia, la creación, la uti-
lización y la educación de los medios de comunicación como artes prácticas y técnicas,
así como el lugar que ocupan los medios de comunicación en la sociedad, su repercusión
social, las consecuencias de la comunicación mediatizada, la participación, la modificación
que producen en el modo de percibir, el papel del trabajo creador y el acceso a los medios
de comunicación» (UNESCO, 1984). La educación en medios de comunicación puede
definirse, por tanto, como «la educación de los niños y niñas y jóvenes de ambos sexos
para que sean receptores críticos, selectivos y activos ante los mensajes que reciben a
través de los distintos medios de comunicación» (BERNABEU, 1994), de manera que
en el centro se desarrolle una verdadera «cultura comunicativa».
Los destinatarios de este nuevo «eje transversal» de la enseñanza pueden ser los maestros
y profesores de todos los niveles del sistema educativo y de todas las especialidades
curriculares; os niños y jóvenes, expuestos diariamente a una «dosis» audiovisual
considerable, sin conocimiento ni análisis de estos nuevos códigos de interpretación y
expresión del mundo. Pero también los grupos y responsables comunitarios (educadores,
animadores, asociaciones, etc.), preferentemente de ámbitos populares.
Por último, indicar que si bien hay un gran consenso mundial, tanto en la necesidad
de poner en marcha programas de educación para la comunicación, como en los objetivos
y metodologías, hay en cambio una gran variedad de denominaciones para titular
esta importante parcela curricular. El término «educación para los medios» se emplea
actualmente en Iberoamérica. Como objeción al mismo, cabe señalar que, en un estricto
sentido, la palabra «medios» en castellano, como señala Sancho (1995), es excesivamente
amplia en el ámbito general e incluso a escala docente, recogiendo otros recursos didácticos
ajenos a la comunicación social. En los últimos años se ha utilizado con frecuencia el
término «educación en materia de comunicación», recogiendo explícitamente el título
de la traducción al castellano del libro de la Unesco (1984): «éducation aux médias»,
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Edu-comunicación…
En suma, se busca educar para el pluralismo y la tolerancia, a través del contacto con
la diversidad de culturas, de expresiones y de formas de vida, y todo ello introduciendo
una metodología participativa en el aula con múltiples recursos y cauces de información
y comunicación entre los distintos miembros de la comunidad escolar y líneas de
cooperación e intercambio con el exterior.
La educación en medios ha de crear espacios educativos que faciliten el aprendizaje,
mediante el acceso a la información y a la producción de comunicación por parte de pro-
fesores y alumnos, valorando la función social de los medios de comunicación de masas
y de los nuevos medios técnicos y su importancia como instrumentos de cooperación y
solidaridad.
En definitiva, la educación en medios deberá plantearse como una educación «mul-
tidimensional» que sitúe al alumno ante el proceso de la comunicación como emisor
activo y como receptor crítico, fomente la creatividad y sensibilidad hacia los nuevos
lenguajes, enseñe a decodificar sus códigos y a analizar críticamente sus contenidos,
enriquezca los criterios de juicio, aumentando su autonomía y distanciamiento ante los
mensajes de los medios, abriendo nuevas perspectivas hacia otras culturas, favorezca la
expresión y comunicación mediante el lenguaje audiovisual, con la creación y elabo-
ración de productos mediáticos, y desarrolle la socialización y la participación, en una
actitud de apertura, de plena libertad de expresión y de rechazo de todo adoctrinamien-
to desde los medios.
LOS CONTENIDOS
El proceso de enseñanza-aprendizaje que determina la edu-comunicación requiere
una selección de contenidos acorde con un modelo de aprendizaje en el que la recepción,
la reflexión y la acción/respuesta sean los ejes fundamentales, de tal manera que las tres
grandes dimensiones en las que se han de delimitar los contenidos de los medios sean: la
recepción, su análisis y el desarrollo de destrezas comunicativas y expresivas.
Los medios construyen la realidad, son símbolos, signos, sistemas, que hay que inter-
pretar, ya que no son más que un reflejo, una representación. Por lo tanto los principios
genéricos y los aspectos claves que, con mayor o menor insistencia, se han de tener pre-
sentes se establecen en torno a la necesidad de fomentar el conocimiento crítico y cre-
ativo, esto es, activo con los medios de comunicación. Así se deduce que las áreas esen-
ciales que ha de contener la educación para los medios se han de centrar en:
• El texto que significan los medios; es decir, analizar las producciones mediáticas en
sus diferentes tipos, géneros, códigos y estructuras, así como en sus significados denotativos
y connotativos, estableciendo ideologías y valores y sus consiguientes interacciones.
• Quién o quienes lo reciben. El significado de los textos no está tanto en factores inherentes
al texto en sí como en el significado que otorgan los receptores. Cuestiones como
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múltiples significados del texto, los valores y sesgos implícitos en esos significados,
las elecciones y selecciones, el uso, el disfrute, la cultura, el género, etc. han ido
adquiriendo más importancia en los últimos años, como consecuencia de investiga-
ciones recientes, con lo que parece fundamental dotar al alumno de habilidades
que le permitan una lectura activa sobre los medios.
• La propia producción de los textos mediáticos. La educación en medios ha de facilitar
el conocimiento de «cómo se ha producido un texto, quiénes lo han producido,
por qué, en qué circunstancias y en qué contexto se ha producido» (SHEPHERD,
1993). Por ello en este área hay que profundizar en contenidos como las tecnologías,
las prácticas de producción utilizadas, aspectos económicos de propiedad y control,
su distribución, etc.
La educación en medios debe facilitar el conocimiento, las estrategias, destrezas y
actitudes necesarios para la lectura de estos textos de forma personal y crítica, a la vez que
las respuestas activas a los mismos. Nos interesa conocer «cómo funcionan los medios,
cómo producen significado, cómo son parte de la industria de construcción de la realidad
y cómo esa supuesta realidad ofertada por los medios es interpretada por quienes la
reciben» (MASTERMAN, citado por AREA, 1995). En definitiva, los alumnos deben
aprender con una metodología de investigación y construcción del conocimiento que
acompase ejercicios de lectura crítica de los medios, con actividades de producción y
expresión personal.
Considerar los medios como simples instrumentos tecnológicos facilitadores de la
enseñanza, nos aleja de los modelos conceptuales que establecen como elementos claves
de la educación en medios de comunicación el estudio de la semiótica, la ideología,
los contextos sociales de la producción y el consumo y el público destinatario, además
del planteamiento de transversalidad. Ello supone una concepción reducionista de la
educación en medios de comunicación que ha traído consigo la separación artificial del
uso de los medios (prensa, por un lado; y las llamadas «nuevas tecnologías», por otro)
sin permitir entrar en profundidad en una visión global de la comunicación y en las
aportaciones que este eje transversal, como ámbito de conocimiento específico.
Sin embargo parece claro, a la luz de las más recientes corrientes e investigaciones,
que la edu-comunicación comprende unos nuevos lenguajes, con nuevos códigos de lectura,
de comprensión e interpretación, que van más allá de la suma del lenguaje escrito con
el visual, y que suponen por ello una auténtica revolución comunicativa, al aportar una
nueva codificación de la realidad, más allá de los propios medios. En consecuencia,
engloba necesariamente también todo el conjunto de tecnologías de la información y la
comunicación que progresivamente van sumándose a la vida diaria, gracias al impresionante
avance de las ciencias. Son estas tecnologías-punta las que sin duda han ido configurando
este nuevo marco de conocimiento y estos nuevos lenguajes. Ahora bien, teniendo
presente que los instrumentos materiales no son más que la base y los soportes, que
Edu-comunicación…
responden a una realidad mucho más compleja, pues su uso no tiene sentido si no es
encua-drado dentro de un contexto más amplio, como es el de la comunicación del
mundo moderno, con sus nuevos lenguajes y medios y su novedosa conceptualización de
la realidad.
Por todo ello, una óptima propuesta de la educación en medios de comunicación
debe centrarse, como indica Bernabeu (1994), en dos ejes centrales: la formación de
receptores críticos y el fomento de la cultura comunicativa. Al mismo tiempo, hemos de
diferenciar, siguiendo a esta autora:
• «La educación en los medios» o conceptos. El estudio de los medios en sí mismos y
en este sentido, hay que entender la lectura crítica que permite valorar e interpretar
los mensajes, seleccionándolos como receptor activo.
• «La educación con los medios» o procedimientos: estrategias que permitan el desar-
rollo de técnicas de trabajo intelectual e investigación, el conocimiento del alfabeto
audiovisual, los elementos que lo componen, sus reglas, etc.
• «La educación ante los medios» o actitudes: consumo selectivo, espíritu crítico y cri-
terio personal. Se tarta de formar en torno a la influencia de los medios de comuni-
cación en la sociedad y en la propia vida.
A MANERA DE CONCLUSIÓN
La educación en la sociedad audiovisual debe contemplar la específica situación
que hemos tratado de exponer, y, partiendo de su análisis, concretarse en un proyecto
educativo concreto, con una filosofía educativa, que adecue las prácticas y actuaciones
escolares a las nuevas demandas sociales (CREEL; OROZCO, 1993).
En virtud de esas coordenadas sociales y educativas, los medios adquieren roles
específicos en sus relaciones con los procesos de enseñanza-aprendizaje. Así, los medios,
en un contexto de pedagogía transmisiva, como la que hasta ahora ha impregnado
prácticamente el quehacer educativo en casi todas las regiones del mundo, pueden no ser
más que meros auxiliares que complementan la función informativa de los profesores,
ampliando sin el campo de conocimientos conceptuales a través del apoyo del lenguaje
audiovisual. Éste es un primer paso, sin duda, pero muy limitado, porque donde
realmente cobra sentido la dimensión comunicativa es cuando se convierte en el eje de
una nueva conceptualización de la educación en la sociedad audiovisual en que nos ha
tocado vivir. «La educación emancipadora tiene una epistemología alternativa que, en
contraposición al conocimiento objetivo, se basa en el conocimiento comunicado. Este
conocimiento es generador y no consumidor; se preocupa de la percepción y no de la
recepción... En un sistema así la inteligencia constituye un proceso y no un producto»
(CRÍTICOS, 1993, citando a STANTON).
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su aprendizaje. Los medios tanto como auxiliares didácticos, como técnicas de trabajo
o ámbitos de conocimiento diversifican las fuentes de información, partiendo de la
«actualidad» y del entorno, ofreciendo informaciones globales que afectan integralmente
a todas las áreas curriculares. Definitivamente, permiten cambiar la dinámica tradicional
del aula, reduciendo la función informativa del profesor y reservándole competencias
didácticas más genuinas, como la de planificación, motivación y evaluación. Coincidimos,
finalmente, con Len Masterman (1993) en que exigen nuevas formas de trabajar, en la
línea de una enseñanza no jerárquica, «que fomente la reflexión y el pensamiento crítico
y que, al mismo tiempo, sea lo más viva, democrática, centrada en el grupo y orientada
a la acción que el profesor pueda conseguir».
La sociedad audiovisual reclama un contexto educativo en el que los medios han de
jugar un papel crucial. McLuhan afirmaba que la pedagogía actual no se corresponde con
la era de la electricidad, sino que se quedó en la era de la escritura. Vallet, por otra parte,
proclamaba nuestro analfabetismo de cara a los medios de comunicación. Si nuestra
escuela ha de preparar a los alumnos de hoy a vivir en la sociedad de forma autónoma y
libre, no puede seguir ignorando los medios. No queda otra alternativa que integrarlos
didácticamente y sacar de ellos todo lo positivo que puedan ofrecernos La pedagogía
audiovisual tiene que entrar en la institución escolar, si se quiere potenciar las dimensiones
lúdicas, críticas y creativas de las nuevas generaciones para su adecuada inserción en la
sociedad audiovisual. Se trata de que la educación establezca sistemas de comunicación
con su entorno y procese la información del contexto de un modo útil a sus fines y
proyecte sus mensajes hacia fuera.
Referencias
AGUADED, José Ignacio. Sociedad consumista y medios de comunicación, Comunicar, n. 7; p.
8-9, 1996.
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______; CABERO, Julio (Eds.). Educar en red. Málaga: Aljibe, 2002.
______; CONTÍN, Silvia (Coords.). Jóvenes, aulas y medios de comunicación. Buenos Aires: La
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AREA, Manuel. La educación de los medios de comunicación y su integración en el currículum,
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BERNABEU, Natalia. Tratamiento transversal de la educación en materia de comunicación. In:
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CONTRAPUNT, Equipo. Los contenidos de la educación en materia de Comunicación.
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J. I. A.Gómez
Edu-comunicación…
Recebido: 13.03.2007
Aceito: 27.04.2007