Economies">
Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Karl Marx

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 26

Karl Marx: filosofía social, teoría social y praxis revolucionaria.

Con el objetivo de explicar las diferencias del desarrollo del capitalismo en Alemania,
respecto de Francia e Inglaterra, Marx realiza un análisis de las corrientes de
pensamiento, las diferencias sociales, económicas y políticas que se habían desarrollado
entre los tres principales países de Europa occidental.
En sus manuscritos, además de darle un contexto histórico al capitalismo y a la ideología
que lo sostiene, elabora una obra filosófica dónde expone su concepción del hombre, de la
alienación y de la emancipación.
A diferencia de Francia e Inglaterra, Alemania de hallaba en una situación de atraso
significativo en cuanto al capitalismo industrial. Marx era consciente de que esas
diferencias se tenían que buscar a partir de la comparación entre el desarrollo moderno en
Inglaterra, a partir de la Revolución industrial, y en Francia, por la revolución francesa.
Este análisis le permitió realizar una síntesis para la interpretación teórica, y al mismo
tiempo desentrañar los obstáculos que impidieron a este país a sumarse al conjunto se
las naciones industrializadas.
Para Marx la crítica de la crítica no transforma la realidad, es preciso una teoría de la
sociedad que establezca la articulación entre relaciones sociales y creencias. "La crítica
filosófica tiene que complementarse con el conocimiento de las fuerzas materiales y con la
articulación de una determinada praxis para transformar el mundo". Insiste en articular
la teoría con la praxis.
Escribe que para que Alemania salga de los males que le acechan de debe de dar una
revolución que libere a toda la humanidad. Cómo pueblo (el proletariado) que padece todos
los males de la sociedad moderna, el pueblo alemán ha de aliarse cómo fuerza universal
que se encuentre en la misma situación; entonces la revolución será de carácter universal.
Marx sostiene que el hombre no es una esencia que se repite idéntica de unos individuos a
otros y está dada de una vez y para siempre. El hombre en Marx es un ser social cuyas
potencialidades originarias se realizan en cada momento, de una determinada forma,
producto de las relaciones sociales en las que se halla inmerso. Entonces, para conocer al
hombre del presente es necesario conocer la sociedad más desarrollada hasta el presente,
en el sentido planteado por Hegel, o sea, el esquema de desarrollo evolutivo que permitirá
desentrañar los misterios ocultos en las formas rudimentarias del devenir histórico.
Otro de los temas fundamentales que analiza Marx sobre la obra de Hegel, es la
concepción del Estado. Marx, al igual que Hegel, ve al objeto en movimiento, en su devenir
y no como algo estático, que puede ser explicado descubriendo la causa física del mismo.
Pero al mismo tiempo, Marx estudia al hombre y a la historia partiendo del hombre real y
de las condiciones económicas y sociales bajo las cuales tiene que producir y reproducir su
vida y no primordialmente las ideas que explican esas condiciones sociales. Marx se aísla
del idealismo hegeliano y señala que el mundo no es el resultado del estudio del mundo de
las ideas, sino la ideología es lo que tiene que comprenderse cómo un resultado histórico
del mundo real.
En el “capital”, Marx explica que las diferencias entre su método dialéctico y la dialéctica
de Hegel, aclara que las bases para el análisis no solo son distintas al esquema hegeliano,
sino que además es la antítesis. Mientras para el primero mencionado, lo que se va
desenvolviendo en la historia es la idea y sus contradicciones, para Marx lo que se
desarrolla a lo largo de la historia son las relaciones sociales de producción que van
configurando las distintas etapas del desarrollo histórico, es decir, la historia es el
resultado de las luchas de clases. Para el autor, los conflictos se dan entre distintas
clases sociales que van configurando los distintos modos de producción.
Marx dota al Estado a partir de las raíces históricas: en la polis griega, todo hombre
libre era un animal político, es decir, que lo social y lo político estaban unidos, dado que no
existía una separación entre lo civil y lo político como sostenía Hegel. No hay distinción
entre la vida privada y la vida pública, lo únicos individuos privados eran los esclavos, que
no poseían estatus público como los ciudadanos. En la edad media, los distintos
estamentos de la sociedad civil se convirtieron en un órgano político, o que significa que el
poder político estaba condicionado con la división de la sociedad en ordene socioeconómicos
estables. Aunque cada ámbito privado tiene un carácter político, los diversos estratos se
han politizado, pero todavía no había separación entre las esferas públicas y privadas.
Lo que el autor rechaza de Hegel es la idea de la separación en una esfera civil (privada)
y una pública (El estado), señalando que este no es un fenómeno que se da en el desarrollo
del capitalismo. Para salir de la alienación entre la sociedad civil y el Estado, propone la
realización de una democracia que concilie los intereses egoístas de los individuos en la
sociedad civil y el carácter social de la vida política. A través del sufragio universal se
obtiene la existencia política de todos los miembros de la sociedad civil, y por lo tanto, se
elimina la categoría política como una esfera separada de las demás.
Marx, define entonces al Estado como un comité administrativo de los negocios de la
burguesía, lo que significa que la forma del Estado, la democracia, no es otra cosa que la
dictadura de la burguesía. Esta definición se materializa con los gobiernos que a partir de
situaciones donde no se puede resolver la lucha de clases, aparecen por encima como
neutrales a las clases. Aunque en el XVII brumario, afirma que el Estado está para
garantizar la relación social capitalista en su conjunto y que, para ello, debe de ponerse
por encima de la cotidianeidad de las clases. Es decir, para Marx el Estado se convierte en
el representante del hombre capitalista. También analiza el hecho de que, en un
determinado momento, hay regímenes políticos que parecen colocarse por encima de las
clases.
Para el materialismo histórico la realidad histórica/social es obra de todos los hombres y
su primera premisa es reconocer que el punto de partida son los individuos reales, activos
y como hacen frente a sus condiciones materiales de vida y como resuelven sus
necesidades.
En la obra “la ideología alemana” expresa que el interés del materialismo histórico es
comprender y explicar las relaciones sociales, que se constituyen en cada época, como
matriz estructurante de las relaciones de cooperación, a través de las cuales se
establece el dominio activo de la naturaleza, teniendo en cuenta la mediación de la cultura
y la tecnología.
Para Marx el mundo ideal no es más que un mundo material reflejado por la mente
humana, y expresado en forma de pensamiento. Por lo tanto, la ideología para el
materialismo histórico es la cosmovisión que permite ocultar la contradicción de intereses
entre clases antagónicas, y el Estado que es en cada momento histórico, un estado que
garantiza los intereses de las clases dominantes.

Marx realiza un análisis sobre la Alemania, comparándola con Inglaterra y Francia, donde
se rodeaba un auge en el cual el desarrollo capitalista y el cambio de una monarquía hacia
una república estaban latentes.
El autor era consciente del retraso social y económico en Alemania, y esto subyace con la
concepción del papel del proletariado en la historia. En 1844 escribe que la emancipación
gradual, en Francia, es la base de la emancipación total, pero dadas las condiciones en
Alemania, la única posibilidad de cambio es una revolución radical que solo se podrá
realizar por medio de un proletariado revolucionario.
Para la instauración del socialismo en Alemania, luego de la guerra franco-prusiana y el
fracaso revolucionario de 187, según Marx se debía de superar la propiedad privada de
los medios de producción y el Estado. La destrucción del Estado es sobre todo destruir a la
maquinaria bélica y la maquinaria burocrática del Estado, o sea, destruir el poder de esta.
Ya que una vez deshecho este, se escindirían las clases, esa sociedad de clases. Además,
señala que el poder económico es en todas partes el fundamento de la dominación política.
En los manuscritos de 1844, Marx descubre el carácter alienado que adquiere el trabajo
en el modo de producción capitalista. “El trabajo es el factor que constituye la mediación
entre el hombre y la naturaleza. Es el esfuerzo del hombre por regular el metabolismo
con la naturaleza y la expresión de la vida humana. A través del trabajo se modifica la
relación del hombre con la naturaleza, y por lo tanto, consigo misma también”.
Para Marx el trabajo es un medio para la realización de la existencia del hombre, en tanto
ser genérico, en tanto distinto de los animales.
El carácter alienado del trabajo en el modo de producción capitalista, lo convierte en un fin
para la mera subsistencia y al hombre en una mercancía más para el mercado. Esto es,
como consecuencia de ello, cuando los trabajadores realizan su valor de cambio (cuando
venden su fuerza de trabajo) enajenando su valor de uso, perdiendo el control sobre el uso
de su fuerza de trabajo.
Marx dice que el error de la economía política es aceptar que algo es natural, es decir,
critica el carácter ahistórico de los postulados de los economistas clásicos. Estos parten
de la premisa de que la economía del mercado y la propiedad privada tiene existencia
natural, considerando como natural y propio de todos los hombres la búsqueda del propio
interés y el afán de lucro. “La realidad de la formación de una economía de intercambio es
el producto de un proceso histórico y el capitalismo es un modo de producción
históricamente específico”.
El lenguaje de los economistas pretende hacer una abstracción de la realidad refiriéndose
a “capital, mercancías, precios, oferta, demandas, etc.,” como si tuvieran vida propia y
existieran por fuera de las relaciones sociales específicas. La economía, sin embargo,
pretende reducir todo a lo económico y omite todo lo que no pueda tratarse en esos
términos.
Marx afirma que el mundo humano es obra de los hombres, por lo tanto, debe de ser
estudiado y comprendido en función de una determinada idea de hombre, de una
determinada concepción.
Para él, todos los fenómenos económicos son al mismo tiempo, fenómenos sociales, y la
existencia de una determinada economía, presupone la existencia de una determinada
sociedad. La economía clásica no reconoce que los objetos reales de su análisis son personas
que viven en sociedad y que esa sociedad es producto de relaciones sociales que se
desenvuelven en un momento histórico particular. Es por esto que ignoran que el
capitalismo está compuesto por una división de clases antagónicas: el proletariado, por un
lado, y la clase capitalista por el otro. Ambas representan intereses opuestos y en función
a ello se hallan en un conflicto en lo que se refiere a la distribución de los frutos de la
producción industrial.
Lo que señala es que el sueldo, por un lado, y los beneficios por el otro, están en una lucha
abierta entre capitalistas y obreros, y el resultado de eso está determinado por la
relación de fuerzas entre el capital y el trabajo, en la cual los propietarios del capital
predominan.
Para el autor, el hombre es un sujeto activo, productivo, que abarca un mundo objetivo de
sus propias facultades. El hombre del que habla la economía clásica, solo puede
comprenderse cuando se analiza el concepto de alienación. La alienación/extrañamiento
significa que el hombre no se experimenta a sí mismo como un factor activo en la
transformación del mundo, y, por lo tanto, permanentemente ajeno a él.
El análisis de la alienación en el modo de producción capitalista parte de un hecho
económico contemporáneo: el hecho de que cuanto más avanza el capitalismo, más se
empobrecen los trabajadores, mientras que los propietarios de la tierra y el capital se
adjudican una enorme riqueza. Lo fundamental de ello, es que el trabajador se convierte
en una mercancía y cuanto más produce, más barata es su propia fuerza del trabajo. El
proceso de alienación se expresa en el trabajo dado en el capitalismo y es producto de la
división del trabajo, y de largo proceso de enajenación que han sufrido los trabajadores
cuando pierden sus medios de producción y se convierten en una mercancía.
La alienación del trabajador de su producto adquiere distintas dimensiones:

1. El trabajador no puede disponer de sus productos, carece de control de ellos, ya que


este es expropiado y son otras personas los que se adjudican lo que se produce.
2. El trabajador se aliena en su trabajo, no conoce otro tipo de actividad, ya que la
condición y la división lo lleva a realizar una actividad repetitiva y mecánica. El
trabajado se convierte en un medio para un fin, y no un fin en sí mismo
3. Dado que las relaciones económicas son relaciones sociales a la vez, la alienación
tiene consecuencias sociales: si el hombre no se puede conocer como un ser genérico,
tampoco puede conocer a los otros hombres, ni a la humanidad.
4. El trabajador alienado reduce la actividad productiva y humana a la adaptación de
la naturaleza, separándolo a este de su ser genérico, de lo que constituye su vida
del género humano en cuanto distinto de los animales.

Para Marx esta es una característica específica que adquiere el trabajo y los
trabajadores en un contexto social e histórico específico.
En su obra “El capital” se expresa al concepto de alienación como un “fetichismo de la
mercancía”, que significa, que es la producción capitalista que transforma las relaciones
sociales de los individuos en cualidades de las cosas mismas y estas transformaciones
constituyen la naturaleza de la mercancía en la producción capitalista. Es decir, el
fetichismo de la mercancía oculta las relaciones sociales reales, o sea, presenta las
relacione entre propietarios privados de distintas mercancías, únicamente en la forma de
relaciones entre hombres libres e iguales.
En las reflexiones sobre el comunismo el autor abandona el término de democracia para
sustituirlo por comunismo: señala que la única victoria de la alienación y la emancipación de
los hombres dependen de la superación de la propiedad privada porque no alcanza con
establecer la democracia, se necesita una reorganización completa de la sociedad; la única
manera de extirpar la relación entre propiedad privada y trabajo asalariado.
La destrucción de la propiedad privada es una condición necesaria para la transición a una
nueva forma de sociedad, pero el principal motivo organizativo tiene que centrarse en la
abolición positiva de la propiedad privada para la autoenajenación del hombre, implicando
el retorno del hombre para sí en cuanto hombre social.
El comunismo significará el nuevo orden social que permitirá la recuperación del ser
genérico y la humanización de la naturaleza; un mundo en el que el hombre no será
extraño entre extraños. En esta nueva sociedad producirá de manera asociada y no
competitiva, participando activamente en la planificación y la ejecución de sus planes para
transformar la naturaleza. El comunismo no negará la individualidad de cada persona,
permitirá la expansión de capacidades y potencialidades del hombre.
El sujeto emancipado será aquel que no domina a la naturaleza, sino que se identifica con
ella, reaccionando ante los objetos, que cobran vida para él. El paso del reino de la
necesidad al reino de la libertad.

Los escritos de Marx llegan a abarcar tres siglos, es en el siglo XX que sus obras se
conviertan en una de las mayores influencias en el ámbito político e intelectual. Sus raíces
provienen del estallido de cambios sociales y políticos que arrancaban con la Revolución
Francesa de 1789.
Es en su adolescencia que llega a dedicarte a los escritos de Hegel, que cuya filosofía
contiene una teoría de autorrealización, de la plenitud de nuestra propia perfección. El
atractivo por ello se puede ver en sus estudios en Berlín sobre filosofía y derecho. Para
Marx el dualismo que propone Kant sobre «lo que es y lo que tiene que ser» es
irreconocible para aquel que quiere aplicar la filosofía a la consecución de sus objetivos.
Feuerbach ejercía, a finales de 1842, hacía un gran influjo dominante sobre los jóvenes
hegelianos, esto se puede ver en los estudios críticos de la filosofía hegeliana del Estado,
escrito por Marx.
Marx toma la idea de alienación de Feuerbach, que concibe que Dios, solamente pueda
existir en la medida en el que hombre está dividido contra sí mismo, alienado de sí mismo.
“Es un fenómeno que se da en el espíritu humano, que se da en el conocer”. La alienación
es un proceso que se da fuera de las personas. Para volver a la normalidad, según
Feuerbach, se debe de dar la vuelta del cristianismo, que, para Marx, se debe de dar una
revolución, la destrucción del Estado y la desaparición de la propiedad privada.

En la crítica de la filosofía hegeliana del Estado, es la primera publicación donde se puede


descubrir la concepción del materialismo de Marx.
Marx invierte a Hegel a la manera de Feuerbach. Según Marx, “Hegel da categoría de
sujeto a los predicados, los objetos, pero los hace separándolos de su verdadera
subjetividad, el sujeto”. El intento del análisis de Marx consiste en volver a identificar al
verdadero sujeto y en esbozar el proceso de su objetivación en las instituciones políticas
del Estado. El mundo real no tiene que deducirse del estudio del ideal, al contrario, es el
mundo ideal el que tiene que entenderse como un resultado histórico del real.
Hegel presenta al Estado separado de las vidas de los individuos, que tiene prioridad
lógica sobre los sujetos. El individuo que actúa queda subordinado a los ideales de
participación política encarnados en el Estado, el cual aparece como la fuerza motriz del
desarrollo social.
Feuerbach muestra, según Marx, que en el substitutivo que es la religión, los hombres
viven en un mundo imaginario, irreal, de armonía, belleza y satisfacción, mientras que
viven en la práctica en un mundo de dolor e infortunio. De manera muy parecida, el Estado
es una forma alienada de la actividad política y que da cuerpo a derechos universales que
son pasajeros al igual que el mundo idealizado de la religión.
Mientras para Hegel el papel de los derechos es de mediador entre el individualismo
egoísta y el universalismo del Estado, para Marx, en los Estados existentes, la
participación general en la vida política es el ideal, pero la prosecución de intereses
particulares es la realidad. “Hasta ahora la constitución política ha sido la religión de la
vida del pueblo, en contraste con la existencia mundana concreta de la realidad actual”.
La concepción de Estado es de los tiempos modernos, porque hasta no pasar la Edad
Media las esferas de los intereses de la sociedad civil (especialmente los económicos) no
eran parte del derecho privado ni estaba separado del ámbito público de la política.
Actualmente se presupone que la distribución de la propiedad cae fuera del campo del
poder político. Pero, sin embargo, se sabe que todavía la posesión de bienes determina en
gran medida el poder político, en capas de participación general en el gobierno.
La realización de la “verdadera democracia” significa la superación de la alienación entre
el individuo y la comunidad política, por medio de la resolución de la dicotomía entre los
intereses egoístas de los individuos en la sociedad civil y el carácter social de la vida
política. Esto se puede dar si se alcanza los cambios en las relaciones entre el Estado y la
sociedad, de manera que lo ideal se convierta en efectivo. Es el sufragio universal es el
que les otorga existencia política a todos los miembros de la sociedad civil, y por lo tanto,
elimina la categoría inmediato la categoría política como separada de los demás.

Alemania se encontraba paralizada en cuanto al desarrollo industrial, y para


experimentar una reforma era necesaria una revolución radical, pudiendo elevarse a la
altura no solo oficial de las naciones modernas, sino también a la altura humana que
habrá en el futuro de esos pueblos. Para ello se requiere la vinculación de la crítica teórica
de la política con una experiencia de un grupo social concreto que se ha vuelto
revolucionario por su posición en la sociedad. Aquí es donde se hace la mención del
proletariado por primera vez.
Marx encuentra en el proletariado el carácter universal que Hegel buscó en los ideales
encarnados en el Estado racional. “El proletariado es una clase radicalmente encadenada,
es una esfera de la sociedad que posee un carácter universal debido a sus sufrimientos
universales y que no reclama para sí ningún derecho especial, porque no se comete contra
ella ningún daño especial, sino el daño puro y simple”. El proletariado localiza dentro de sí
los peores males de la sociedad, vive en una pobreza, pero no por falta de recursos
materiales, sino por el producto artificial de la organización contemporánea de la
producción industrial. Puesto que este sector recibe la irracionalidad concentrada de la
sociedad, su emancipación será entonces la emancipación global de la sociedad.
Es en los manuscritos de Marx donde se desenvuelven más términos específicos como el de
alienación. La obra denominada “el capital” no es más que una amplificación de la crítica
del capitalismo que realiza el autor.

Se deben de dar dos reparos en los escritos de economía política, según él; el primero de
ellos es que las condiciones de producción del capitalismo se le pueden atribuir a todas las
formas de economía. Para los economistas el afán de lucro y el propio interés son
características naturales del hombre, pero para Marx, la realidad es que la formación de
una economía de intercambio en producto de un proceso histórico, y el capitalismo en un
modo de producción situado en un momento histórico puntual. La segunda de ellas es que
los economistas consideran que las relaciones económicas están reducidas solo a lo
económico y evita todo aquello que no se trate de ello, como es el caso cuando hablan de
términos como “capital, mercancías, precios, etc.,” y los colocan como algo que tuviesen
vida independiente de la mediación de los hombres. Pero todos los fenómenos económicos
son fenómenos sociales y la existencia de un determinado tipo de economía, está
condicionado por un tipo de sociedad.
El análisis que realiza el autor sobre la alienación en el modo de producción capitalista es
parte de un hecho económico contemporáneo; el hecho de que cuanto más avanza el
capitalismo, más se empobrecen los trabajadores. El punto principal de esto es que el
trabajador en persona corre la misma suerte que los objetos materiales producidos, al
igual de como los trata la economía política; “el trabajador se convierte en una mercancía
tanto más barata cuantas más mercancías produce”.
Por medio de su trabajo el hombre transforma la realidad natural, su producción es el
resultado de la interacción de él con el mundo exterior cuando este ha adquirido una forma
adecuada. Pero bajo el capitalismo, es el trabajador quien queda asimilado a su producto.
El proceso de producción, de objetivación, el trabajador se convierte en siervo del objeto.
La alienación del trabajador en la economía capitalista se basa en esta discrepancia entre
la fuerza productiva de trabajo (que crece con la expansión del capitalismo) y la falta de
posibilidad para el trabajador para ejercer control sobre el producto. La objetivación
(característica de todo trabajo) es en el capitalismo la alienación.
La alienación adquiere numerosos aspectos, Marx se inspira en la terminología que utiliza
Feuerbach, pero pensando en los términos concretos sobre los efectos del capitalismo.
Estas son las principales dimensiones:

1. El trabajador no puede disponer de sus productos, carece de control sobre ellos, ya


que otras personas se adjudican lo que éste produce. En el capitalismo, el
intercambio y la distribución de mercancías se rige por las operaciones del mercado
libre.
2. El trabajador se aliena en su misma actividad productiva: la actividad productiva
no ofrece satisfacciones propias que hagan posible que el trabajador pueda
desarrollar sus energías espirituales y físicas, ya que se trata de un trabajo
impuesto por la fuerza de circunstancia externas.
3. Ya que todas las relaciones económicas son relaciones sociales, la alienación del
trabajo tiene consecuencias sociales: en el capitalismo las relaciones humanas se
quedan reducidas a las operaciones de mercado, el dinero fomenta a la
racionalización de las relaciones sociales.
4. Los hombres viven en un mundo natural y se interrelacionan con él; la tecnología y la
cultura son la expresión y el producto de esta relación mutua, que hacen también la
distinción del hombre con los animales. El capitalismo hace que la actividad
productiva humana no quede al dominio activo sobre la naturaleza, sino a la
adaptación de ella, separando al hombre de su ser genérico.
Lo que distingue al humano de los animales, según Marx, es las facultades, capacidades y
gusto humanos moldeados por la sociedad. Todo individuo es el término de la cultura
acumulada por las generaciones que le han precedido, y en su interacción con el mundo
natural y social en el que vive, contribuye a la posterior modificación del mundo tal como
será experimentado por otros.
El trabajo alienado hace extraña entre sí a la vida genérica y la vida individual,
convirtiendo a la segunda en abstracto de la primera, en su forma alienada y abstracta.
Tanto en la teoría como en la práctica del capitalismo, la vida y las necesidades de los
individuos aparecen como “dadas” independientemente de sus condiciones de miembros de
la sociedad. No solo lo individual queda separado de lo social, sino que la segunda queda
subordinada a la primera.
Marx considera a los efectos de la alienación desde la perspectiva de la estructura de
clases y tal como el proletariado lo experimenta. Pero no sostiene que esta solo se limite a
la situación del trabajador asalariado, sino que también el capitalista se ve subordinado
al capital, en el sentido de que la ley de propiedad privada domina su misma existencia.
En este punto de su pensamiento, Marx considera al hombre como un ser habilidoso e
imaginativo que cuyas inclinaciones naturales era desestimada y negada por el carácter
represivo del capitalismo. En realidad, sostiene que la fuerza productiva del capitalismo
da origen a unas posibilidades de desarrollo futuro del hombre que nunca hubiera
alcanzado con los sistemas de producción anteriores.
Lo que distingue al hombre de un animal son las realizaciones culturales de los hombres,
que son el resultado de un proceso largo de desarrollo social, y la alienación de este sobre
su ser genérico es una separación social de sus características e inclinaciones
originalmente sociales.

En los estudios que hace en los manuscritos es notable la influencia del socialismo francés.
Marx abandona el término de una “verdadera democracia” para reemplazarlo por el
“comunismo”.
“La victoria sobre la alienación depende de la superación de la propiedad privada”. No
alcanza con instaurar una democracia, se debe de realizar una reorganización completa de
la sociedad, con base de extirpar la relación entre propiedad privada y trabajo asalariado.
Marx no concibe al comunismo como lo concibe ese comunismo burdo (que cree que con la
reducción de los individuos a un nivel uniforme, todos tendrán mayor participación en la
propiedad), ya que en este aun domina la ley de la propiedad privada de manera negativa
(negación de todo el mundo cultural y de la civilización, al regreso de un hombre tosco y con
pocas posibilidades de desarrollo). Para ello se debe de abolir la propiedad privada de una
manera positiva, donde se pueda dar la apropiación real de la esencia humana por y para
el hombre.
El comunismo se basará sobre la conciencia de que el individuo y la comunidad social
dependen mutuamente. La naturaleza social del hombre penetra hasta en las raíces de
él, y se manifiesta más allá del campo donde se asocia con otras personas. La sociedad
comunista permitirá la expansión de capacidades y potencialidades peculiares de los
individuos. Para el autor, a través de la comunidad social se personaliza el hombre,
utilizando como recurso las realizaciones colectivas.

Luego del escrito “la ideología alemana” de 1845/1846, la perspectiva general de Marx
cambió, y el resto de su vida se dedicó a articular el examen teórico con la aplicación
práctica de los puntos de vistas que manifiesta en la obra.
Los escritos de su juventud que incluyó en sus obras posteriores fueron:

1. La concepción de la autocreación del hombre, influido por Hegel. En el manuscrito de


1844, expresa que toda la historia universal no es otra cosa que la producción del
hombre por el trabajo humano.
2. La noción de alienación, que luego de 1844 dejó de utilizar para dar por concreto su
separación de la filosofía alemana. Este se debe de estudiar como un fenómeno
histórico que solo se pude comprender en los términos del desarrollo de las
formaciones sociales concretas.
3. El núcleo de la teoría del Estado y su superación en la forma futura de la sociedad.
Aunque tenía una concepción embrionaria sobre el tipo de sociedad que reemplazaría
al capitalismo, esta idea siempre se mantuvo en el fondo de sus puntos.
4. Los principios rudimentarios del materialismo histórico como perspectiva para el
análisis del desarrollo social. El rechaza la filosofía y se pone del lado de un enfoque
histórico y social.
5. Una concepción breve de la teoría de la praxis revolucionaria. El cambio solo puede
darse a partir de la unión de la teoría y la práctica, conjuntando la interpretación
teórica y la actividad política (integración de un estudio de las posibilidades de
transformación que surgen en la historia con un programa de acción práctica que
pueda llevar a cabo los cambios).
El punto de transición entre los manuscritos de 1844 y la ideología alemana de 1846, se
debe de encontrar en las proposiciones críticas sobre Feuerbach. El enfoque de este
último no es histórico, ya que concibe a un hombre abstracto y anterior a la sociedad; no
solo reduce al hombre a un hombre religioso, sino que deja ver que el sentimiento religioso
es producto social y que el individuo abstracto que analiza, pertenece a un tipo
determinado de sociedad. Además de que el materialismo de este autor se queda en una
filosofía que simplemente considera las ideas como reflejos de una realidad material.
“Trata a la realidad material como determinante de la actividad humana, pero no analiza
la modificación del mundo objetivo por parte del sujeto, por parte de la actividad del
hombre”.
El pensamiento de Marx se centra en la dialéctica entre el hombre en sociedad y el mundo
material, en el cual el hombre subordina al mundo material a los objetivos de ellos, con lo
cual van transformando esos mismos objetivos y crean nuevas necesidades.

Marx acepta un punto de vista realista, según el cual las ideas son producto del cerebro
humano en relación, por medio de los sentidos, con un mundo material cognoscible; las ideas
no se hallan en categorías esenciales dadas en la mente humana independientemente de
la experiencia.
La conciencia humana está condicionada por un intercambio dialectico de acción y reacción
entre sujeto y objeto. El hombre modela al mundo en el que vive y al mismo tiempo, este
le da forma a él.
Para Marx la historia es un proceso de creación, satisfacción y nuevas creaciones de
necesidades humanas. Esta es la razón de que el trabajo, mediante el intercambio
creativo entre el hombre y la naturaleza, sea el fundamento de la sociedad humana. Las
características de la sociedad donde habita el individuo se interponen en la relación de
este con su medio natural.
Al estudiar el desarrollo de la sociedad humana, se debe de partir de un examen empírico
de los procesos concretos de la vida social, que son la esencialidad de la existencia humana.
Se necesita una ciencia empírica de la sociedad, que se deberá de fundar en el estudio del
intercambio creativo y dinámico de acción y reacción entre el hombre y la naturaleza, el
proceso generativo por el cual el hombre se construye a sí mismo.
La concepción de Marx de las principales etapas del desarrollo de la sociedad tiene que
reconstruirse a partir de elementos fragmentarios. Cada uno de los distintos tipos de
sociedades que identifica, tienen su propia lógica de desarrollo dinámico interno que le es
característico. Pero esto se puede descubrir y estudiar a partir de un análisis empírico
realizado mediante los hechos.
“La historia no es sino la sucesión de las diferentes generaciones, y cada una explota los
materiales, capitales y fuerzas productivas transmitidas por cuantas las han precedido”.
Marx fundamenta su tipología de la sociedad en el análisis de la diferenciación progresiva
de la división del trabajo, ya que el desarrollo de ella es sinónimo del crecimiento de la
alienación y la propiedad privada. Es la división del trabajo la cual, al identificar a los
hombres con su especialización profesional determinada, les niega las capacidades de
productor universal. O sea, cada etapa de la división del trabajo determina las relaciones
de los individuos entre sí, en lo tocante del material, el instrumento y el productor del
trabajo.

El modo de producción según Marx, es aquella relación dialéctica entre el hombre y la


naturaleza, y con otro hombre. Este mismo sobrelleva relaciones sociales de producción
mediante la utilización de fuerzas productivas, que son las herramientas que le permiten
la transformación del medio y la generación de un fin. El ser humano transforma el medio
por las necesidades que le demandan a sí mismo, así también se ve transformado así
mismo en un ser genérico (distinto de los animales).
Las sociedades, según el autor, se hallan conformadas por una estructura (las clases
sociales), que se sostienen por una base material o una base económica, que se condiciona
y se articula con la superestructura (esta posee un carácter ideológico; está compuesta
por la cultura, la iglesia, el Estado, la escuela, el ejército, etc). La infraestructura es
aquella que le otorga las fuerzas productivas, tales como la tierra, los hombres, la
tecnología y las herramientas.
En este proceso de creación, el ser humano busca satisfacer las necesidades básicas, las
cuales se cumplen mediante las fuerzas de producción que se hallan en un determinado
contexto histórico determinado. Esto se da porque la conciencia humana se ve
condicionada por el intercambio dialectico entre la acción del sujeto con el objeto del medio,
haciendo que el humano moldee el mundo y que, a la vez, este le dé forma a él.
A lo largo de la historia, se dieron distintos modos de producción, que al trascender el
tiempo se van generando diferentes transformaciones en sus formas.

La sociedad trivial, que poseía una división rudimentaria del trabajo y una diferenciación
entre ambos sexos, muy marcada; la mujer se dedicaba a la crianza de los hijos, y los
hombres desempeñaban un papel productivo superior. El ser humano era completamente
un ser comunitario, ya que se juntaron en un momento específico para conformar una
comunidad mediante un contrato o un acuerdo social. La relación del individuo con la tierra
viene mediatizada a través de la comunidad formada, es decir, el productor existe porque
es parte de una familia, tribu, agrupación, etc.
La sociedad trivial más simple es aquella que tiene una existencia nómada, que tiene como
base la satisfacción de sus necesidades en la recolección, el pastoreo o la caza. La tribu no
se halla en un lugar fijo y agota los recursos del lugar donde se encuentren. Aquí, el
hombre no se establece como parte de la naturaleza, sino qué, esto se da cuando se logra
la estabilización en una zona específica. Entonces, se comienzan a dar factores que
influyen en la manera en la que se desarrollan; la diferenciación en la división del trabajo se
da por el crecimiento de la población, los conflictos que se generan entre las tribus
(haciendo que estas se tengan que relacionar) y el sometimiento de una tribu con la otra.
Esto produce que se dé un sistema de esclavitud con una base étnica: los jefes de familia
patriarcal en la cima, debajo de ellos, los miembros de la tribu y, por último, los esclavos.
Como éstas, comienzan a encontrar distintas maneras de producción y de sustento, se
desarrolla el intercambio de productos, el cual estimula a una especialización del campo
profesional, dándole origen a la producción de mercancías (productos que están destinados
a la venta en un mercado de cambio). A medida que se produce y se intercambia más, y
que abarcan una cantidad de artículos variados, aparece el uso de un tipo de moneda.
Estas relaciones de intercambio, fomentan la interdependencia de un conjunto de humanos
y a la formación de sociedades con una gran magnitud.
Modo de producción asiático: En 1853, cuando publicó uno de sus artículos, muestra que
los factores climáticos y geográficos hicieron que la agricultura necesitara un sistema de
irrigación más centralizado, trayendo a la par, un gobierno más centralizado, conocido
como despotismo oriental. Caracteriza a la sociedad oriental, como aquella que es muy
resistente al cambio, no solo debido al tipo de control que proporcionaba el gobierno, sino
también, del carácter autosuficiente que esta posee como aldea, ya que se autosustenta
por completo y dispone en su interior de todas las condiciones de producción y de producción
de excedente. Esto procrea que se le ponga límites al crecimiento de las ciudades. Uno de
los puntos principales, es que éstas no poseen propiedad privada de la tierra, y están
organizadas en pequeñas comunidades aldeanas, divididas en agrupaciones fragmentadas
que cuya asociación es poco determinada. Y se encuentran conectadas por una afiliación
religiosa a la persona del déspota.

La sociedad antigua es la primera forma determinada de sociedad de clases. Esta se da


cuando se fusionan varias tribus para formar una ciudad, mediante un acuerdo
voluntario. En este caso, la ciudad es un todo económico. El autor realiza un análisis
específicamente de Roma, una sociedad urbana la cual está muy lejos de quedar al margen
de la propiedad territorial. Los propietarios de tierra residen en la ciudad, esta clase
dirigente se basa en la propiedad territorial, generando un crecimiento en la población que
presiona hacia la expansión territorial; este es el factor desencadenante de las luchas
entre las clases, ya que la expansión de la población y las aventuras militaristas, provocan
la extensión de la esclavitud y la concentración de la propiedad territorial. Las guerras de
conquista y colonización hacen que se produzca una diferenciación social más concentrada,
que produce un crecimiento de los esclavos, los cuales cargan con todo el peso del trabajo
productivo. El sistema de este tipo de sociedad está basado en un límite numérico de
personas, que si se rebalsaba podría poner en peligro a la civilización. La escasez de
tierra presiona, ya que no hay ningún motivo para incrementar la productividad, no hay
una ideología que haga puja para el incremento de los beneficios de la sociedad. La riqueza
es valorada como un placer privado, por eso, los patricios (clase dominante) lo ven al
trabajo como algo indigno del hombre libre. Entonces, la esclavitud acaba volviéndose en
una institución económica, donde el dominante lo explota en la producción agrícola a gran
escala. Aunque, como el comercio y el mercado no tienen la suficiente fuerza, Roma se ve
trascendiendo en una decadencia, es decir, los Estado se desintegran. Éste no conduce a un
sistema de producción capitalista, sino a un sistema basado en la esclavitud.

Para Marx, aunque la sociedad antigua no sea importante para el desarrollo del
feudalismo, para la Europa Occidental fue el pié para la aparición de este sistema. Este
orden social se centra en la posición dominante del caudillo militar, que luego conducirá a la
adaptación de una monarquía. Entonces, se crea una nobleza alrededor de los asistentes
militares, complementado por gente que está instruida en letrados o son funcionarios.
Las guerras y el desconcierto civil en Europa Occidental conllevaron a un empobrecimiento
de los campesinos libres, que formaban parte del núcleo del ejército de barbaros, y como
siguiente paso, la condición de siervo de los nobles terratenientes de cada ciudad. La base
económica consiste en la agricultura, en una mínima escala en las aldeas, acompañado de
la producción artesanal y una industria doméstica en las ciudades, es decir, este modo de
producción se sitúa en lo rural. En el estado de servidumbre, por más que deba de
otorgarle una porción del producto al señor feudal, no se da un gran grado de alienación
del trabajo. El siervo es dueño de sus propias herramientas, o sea, que solo produce una
parte de producto para su subsistencia y la de su familia.

Y con la declinación del feudalismo, el capitalismo comienza a desarrollarse a partir del


crecimiento de las ciudades. La concentración de los centros urbanos, va de la mano con la
formación de un capital mercantil, de usureros y un sistema monetario, que actúan como
fuerzas para destruir el sistema basado en la producción agrícola. Esto estimula el
aumento, sin mediación, de la moneda y por lo tanto, el intercambio de mercancías.
Como las guerras habían arrasado con los recursos de la nobleza, se tuvieron que despedir
a criados y asistentes, ya que la aristocracia se había empobrecido. Entonces, el mercado
se vio en crecimiento por la formación de las primeras masas de proletariados libres, la
aristocracia terrateniente comienza a verse atraída por una economía de intercambio.
Como se produce una revuelta en contra del rey, estos echan de manera cruel y violenta al
campesinado de sus tierras. Éstas últimas se transforman en pastos, los cuales no
necesitan un gran número de pastores. Como los siervos se vuelven vagabundos,
mendigos, se ven sometidos al trabajo asalariado como una disciplina. De modo, que se
forma un estrato social que fue separado de sus medios de producción y enviado a un
mercado de trabajadores asalariados libres, dándole vida al proletariado.
El descubrimiento de América y la circunnavegación de África, impulsaron a la expansión
del comercio en ultramar, generando el desarrollo del elemento revolucionario de la
sociedad feudal que se estaba descomponiendo. El capital proveniente de este comercio,
más el descubrimiento de metales preciosos, provocaron el establecimiento de nuevas
fábricas de manufacturas en los puertos marítimos y en los centros interiores, fuera de
las viejas ciudades corporativas. El capitalismo nace, según Marx, a partir de las
manufacturas organizadas de hilar y tejer, que requieren poca técnica y preparación. El
punto final de desarrollo de este modo de producción, es cuando llega a la sociedad rural.
La burguesía que surge se desarrolla a principios del siglo XVI, la abundancia del oro y la
plata produce un aumento de los precios, generándole un beneficio a las industrias, pero
una desventaja a las sociedades rural, ya que se engrosan el número de trabajadores
asalariados. El ambiente político, sufre una modificación con la aparición de mecanismos de
administración centralizados.
Este modo de producción se encuentra dividido en dos etapas, según el autor: la primera
de ellas, es donde predomina la industrialización de las manufacturas, pero en el siglo
XVIII, la expansión de los mercados es tan grande que las manufacturas no producen
demasiado para todos los pedidos que se hacen. Y ahí es donde se da la segunda etapa,
donde se crean nuevos medios de producción técnicamente más eficientes, o sea, se
desarrollan las maquinarias, viniendo consigo, la revolución industrial.
En este caso, se produce el aumento de la división de trabajo y la alienación de este
mismo. El hombre se halla enajenado de sí mismo, extrañado de sí mismo, expropiado de
sus herramientas de producción, y a la vez, se convierte en un sujeto que no participa en
la totalidad de la producción, pierde una parte de su saber hacer y se ve obligado a
realizar una tarea específica. Esto lo adquiere en un contexto social e histórico puntual.
Para ello, Marx propone que se debe de dar una revolución que libere de todos los males a
las sociedades modernas. La destrucción del Estado y la propiedad privada son, para éste,
una condición necesaria para la transición a una nueva forma de sociedad. El comunismo
significará ese nuevo orden social, que permitirá la recuperación del ser genérico y la
humanización de la naturaleza, un mundo donde este no éste extrañado consigo mismo ni
con los demás.
En esta nueva sociedad, el hombre producirá de manera asociada, y no competitiva,
participando el individuo de la planificación y ejecución de sus planes para transformar la
naturaleza. Este sistema no negará la individualidad de cada persona, permitirá la
expansión de las capacidades y potencialidades del hombre. Este no se encontrará
subordinado ni al Estado, ni a la burocracia, ni a una máquina. El sujeto emancipado será
aquel que no domina la naturaleza por necesidad, como plantean los economistas clásicos,
sino aquel que se identifican con ellas, que está vivo y reacciona ante los objetos, haciendo
que estos cobren vida para él. Este es el paso definitivo para la libertad de las personas.

El desarrollo de la sociedad es consecuencia de la continua interacción entre los hombres y


la naturaleza. El hombre se diferencia de los animales a partir del momento en que
comienza a producir sus medios de subsistencia, por eso la actividad productiva es la raíz
de la sociedad, tanto de manera histórica como analítica. Por eso, todo individuo con sus
acciones cotidianas vuelve a crear y reproducir la sociedad en cada momento.
Cualquier tipo de sistema productivo trae consigo un determinado conjunto de relaciones
entre individuos que participan en el proceso de producción. Es por esto que Marx realiza
una crítica a ese individuo aislado que postula la economía política. Los hombres producen
como miembros de una sociedad, no como simples individuos. Por eso, no hay ninguna
sociedad que no podes un determinado conjunto de relaciones de producción.
"En toda forma de sociedad hay una suma de fuerzas de producción, una relación
históricamente creada con la naturaleza y entre unos y otros individuos, que cada
generación transfiere a la que sigue".
Todas las modificaciones de las fuerzas productivas que se dan con la transición del
feudalismo al capitalismo se pueden encontrar su explicación en una serie de hechos
históricos.

Las clases surgen, según Marx, dónde las relaciones de producción entrañan una división
diferenciada del trabajo que permite una acumulación de producción excedente, que puede
ser a manos de un grupo minoritario, colándose en una situación de explotadora de las
masas productoras.
Todo el análisis que realiza sobre las clases tiene como objetivo la explicación de la
estructura y la dinámica características de la sociedad burguesa.
"La clase no debe de identificarse ni con la fuente de ingresos ni con la posición funcional en
la división del trabajo". La distribución de bienes no es una característica que le
pertenezca a un grupo, ya que este está determinado por un modo de producción.
Para el autor, las clases son también un aspecto de las relaciones de producción. Estás se
constituyen por la relación de grupos de individuos respecto a la posesión de propiedad
privada sobre los medios de producción.
Esto proporciona un modelo de relaciones de clase dicotómico: todas las sociedades
clasistas se constituyen alrededor de una línea divisoria entre dos clases antagónicas, la
dominante y la sometida. Esto implica una relación conflictiva.

Es solo la sociedad burguesa la que muestra este esquema dicotómico de clases. Todas
las sociedades clasistas de la historia muestran un sistema de relaciones más complicado
a causa de que interfiere en el eje dicotómico de la estructura de clases. En la sociedad
burguesa se dan tres tipos de agrupaciones que complican el asunto:

1. Clases que por más que desempeñen un papel económico y político importante, son
marginales ya que provienen de un conjunto de relaciones de producción que están
surgiendo o están caducando (campesinos que comienzan a depender de los
capitalistas agrícolas)
2. Las capas sociales que están en una relación de dependencia con una clase y que
también se identificar políticamente con ella (directores).
3. Grupos heterogéneos de individuos que quedan al margen del sistema de clases
porque no están planeados en la integración de la división del trabajo (rateros y
delincuentes).
Según Marx la distribución de clases y la naturaleza del conflicto se van cambiando a
medida que aparecen sucesivas formas de sociedad.
En las sociedades precapitalistas las relaciones económicas no se manifestaban cómo
simple relaciones de mercado: el dominio o subordinación económicos vienen mezclado con los
vínculos personales entre los individuos.
En la concepción de Marx, las clases forma el principal eslabón entre las relaciones de
producción y el resto de la sociedad o «superestructura social». Las relaciones de clases
son el principal eje alrededor del que se distribuye el poder político, y del cual depende la
organización política. Para él, el poder económico y político, están vinculados.
La propiedad privada aparece primeramente en el mundo antiguo, pero queda restringida
a unos pocos sectores limitados de la vida económica.
El estado moderno aparece en conexión con la lucha de la burguesía contra los restos del
feudalismo, pero también es estimulado por las exigencias de la económica capitalista.

El origen del derecho tiene sus cimientos en la difusión de la propiedad privada y en la


desintegración de la comunidad que esto ocasionaba. En Roma fue que apareció un cuerpo
jurídico, que no duró mucho tiempo, pero con la aparición del capitalismo moderno, la
formación del derecho entró en una nueva fase.
Según Marx, el ser social es el que determina su conciencia, ya que esta está enraizada a
la praxis humana, que es social a su vez.
El principal defecto del idealismo filosófico e histórico está en su pretensión de analizar
las propiedades de una sociedad deduciéndolas del contenido de los sistemas de ideas que
predominan en ellas. Así es como no se tiene en cuenta que la relación entre valores y
poder no es unilateral. Es por ello que la ideología debe estudiarse en conexión con las
relaciones sociales en que viene incluida: se tiene que estudiar los procesos concretos que
dan origen a los tipos de ideas, junto a los favores que determinan que ideas se colocan en
un lugar destacado en una sociedad dada.
Marx coloca dos puntos en relieve al tratar a la ideología: primer que las circunstancias
sociales en el que se dan las actividades de los individuos, acontecen la percepción que
estos tienen del mundo en que viven. Y segundo, que en las sociedades clasistas las ideas
de las clases dominantes sin las que predominan en cualquier época. De ellos, se puede
decir que la difusión de las ideas depende de la distribución del poder económico en la
sociedad. Es por esto, que la ideología constituye una parte de la superestructura social:
la prevalencia de un ethos que legítima el interés de la clase dominante.
Las relaciones de producción, a través de la mediación del sistema de clases, componen la
base real sobre la que se levanta una superestructura jurídica y política, y a la que le
corresponden determinadas formas de conciencia social. La estructura de dominio clasista
condiciona la difusión y la aceptación de las ideas originadas entre el comportamiento
social y la conciencia.
El fundamento real de la sociedad, sobre el que se levanté la superestructura, consiste en
relaciones de individuos prácticos y activos, de modo de que siempre entrañan la creación
como la aplicación de ideas. Lo significativo de ella, no es que contenga ideas, sino que
viene incluida en un sistema de relaciones sociales que preceptúan y sancionan un sistema
de dominio clasista.
Las teorías que han elaborado los economistas políticos contienen elementos muy
importantes que se puede aplicar en todas las sociedades, pero por el hecho de que sus
escritores estén vinculados tan fuertemente con la estructura de dominio de la clase
burguesa, son incapaces de separar el carácter limitado y unilateral de sus formulaciones.
Así igual que los historiadores y filósofos alemanes que comparte las ilusiones de la época,
pero no significa que todas las ideas sean ilusorias en sentido epistemológico.
El proceso del cambio revolucionario que propone Marx es; en toda sociedad relativamente
estable hay un equilibrio entre el modo de producción, las relaciones sociales que integran
ese modo de producción y la superestructura que está vinculada a este, del dominio
clasista. Cuando ocurren cambios en el ámbito de la actividad productiva surge una
tensión entre las nuevas fuerzas productivas y las relaciones de producción que
subsisten. Estás comienzan a obstaculizar a las nuevas fuerzas de producción, estás se
expresan como conflictos de clase y se producen luchas revolucionarias opuestas al ámbito
político e ideológico. La clase que se empeña en la lucha revolucionaria por el poder,
combate en nombre de los derechos humanos y presenta sus ideas como las únicas
racionales y dotadas de vigencia absoluta. De este modo, la accesión del poder a la nueva
clase inaugura un nuevo período de relativa estabilidad, hasta que se vuelva a repetir el
esquema.
Según Marx la subida al poder de la clase trabajador significa la culminación de los
cambios forjados por la sociedad burguesa. La superación del capitalismo proporciona al
hombre las circunstancias en que le será posible recuperar su yo alienado, dentro de un
orden racional que se ha liberado del dominio clasista.
El capitalismo es un sistema de producción de mercancías: los productores no se limitan a
producir para sus necesidades o para los individuos con los que están en contacto, el
capitalismo implica un mercado de intercambio de dimensiones nacionales y hasta
internacionales.
Toda mercancía, dice el autor, tiene dos caras: el valor de uso (que solo adquiere realidad
en el proceso de consumo, hace referencia a las necesidades que puede satisfacer el
empleo de las propiedades de un objeto físico) y el valor de cambio (es el valor que puede
tener un producto cuando se ofrece en intercambio por otros productos), este presupone
una relación económica determinada y no puede separarse de un mercado donde se
intercambian los artículos.
Sin embargo, cualquier objeto, ya sea una mercancía o no, solo puede tener valor en la
medida en que se desempeñe cierta fuerza de trabajo humano para producirlo. Tanto el
valor de cambio como el valor de uso deben de relacionarse con la cantidad de trabajo
materializado en la producción de mercancías. Es obvio que el valor de cambio no puede
deducirse del valor de uso. Por eso, el valor de cambio debe de apoyarse en alguna
característica del trabajo que pueda expresarse cuantitativamente, para ello se debe de
apoyar sobre el trabajo general abstracto, que se puede medir con la magnitud del
tiempo empleado por el trabajador en la producción de mercancías.
El trabajo abstracto es la base del valor de cambio, mientras que el trabajo útil (la
fuerza empleada) es la base del valor de uso.
El trabajo abstracto es una categoría histórica, ya que solamente es aplicable a la
producción de mercancías. Este sistema es mucho más flexible que cualquiera que le
precediera, exigiendo que la fuerza de trabajo sea movible y adaptable a diferentes tipos
de trabajo. El tiempo puede ser calculado de una manera socialmente.
Marx se propone pasar por alto todos los fenómenos que encubren el funcionamiento de los
mecanismos internos del capitalismo. A lo largo del volumen primer, Marx supone una
situación en que la oferta y la demanda están equilibradas: no ignora la importancia de la
segunda, pero en la teoría valor-trabajo esta no determina el valor, aunque pueda
afectar a los precios. Es significativa la demanda ya que si está sube de manera notable,
los productores de otros artículos se sentirán estimulados a la producción de él.
"La oferta y la demanda presuponen la existencia de diversas clases y subclases entre las
que se reparte la renta total de la sociedad, para ser consumidas por ellas como tal
renta".
Marx se refiere a que la condición histórica es la base necesaria del capitalismo; la fuerza
de trabajo es también una mercancía, que se compra y se vende en el mercado, al punto
que su valor es determinado por el tiempo de trabajo socialmente necesario para su
producción.
El calor de la fuerza de trabajo del obrero es el tiempo de trabajo socialmente necesario
para producir lo que se necesita para vivir. Es por eso que el valor de la fuerza del
trabajo se puede reducir a la cantidad determinada de mercancías; las que necesite el
obrero pata subsistir y reproducirse.
Para producir lo que corresponde al valor del mismo trabajador se necesita solamente una
parte del día de trabajo, todo lo que produce de más es plusvalía. Marx denomina «cuota
de plusvalía o cuota de exploración» a la proporción entre el trabajo necesario y el trabajo
excedente. El tiempo de trabajo necesario se debe de definir en términos a partir de los
niveles de vida con que se cuentan dentro de una sociedad o cultura determinada. La
plusvalía es la ganancia, y la ganancia es la manifestación superficial y visible de la
plusvalía.
La cantidad que tiene que gastar el capitalista es una parte del desembolso del capital
que tiene que hacer en el proceso productivo, denominado cómo capital variable. Mientras
que la cantidad que gasta en maquinarias, materias primas, el mantenimiento de las
fábricas y otros elementos necesarios para la producción, es denominado capital
constante. Solo el capital variable crea valor, el capital constante no cambia el valor del
proceso de producción.
Marx concluye que las mercancías no se venden generalmente por lo que valen, sino por sus
precios de producción. Estos precios, los precios reales de las mercancías, se pueden
calcular sobre la base de una división de todo el capital social por la plusvalía total.
En la relación entre los precios y el valor, el primer se apoya sobre el segundo, y en
cualquier aumento o disminución de la plusvalía afectará los precios de la producción.
El grueso de la teoría de Marx es pone en manifiesto los principios que están en la base
del funcionamiento de la economía capitalista. El fin de ello, es poner en manifiesto las
relaciones sociales que están dadas en las categorías como el precio, la renta o los tipos
de intereses.

La búsqueda de ganancias está en relación directa con el capital: la finalidad del capital no
es la satisfacción de las necesidades, sino la producción de ganancias. Pero en la raíz de la
economía capitalista se halla una tendencia estructural a la disminución de la cuota de
ganancia.
La ganancia total depende de la plusvalía creada dentro de ella: la proporción del capital
constante y el capital variable determinan la cuota media de ganancia. De modo que la
cuota de la ganancia está inversa a la composición orgánica del capital.
Ya que el capitalismo se basa en la búsqueda competitiva de la ganancia, el avance
tecnológico es un arma de gran importancia, es el medio por el cual el empresario puede
aumentar su participación en la ganancia, produciendo más barato que sus competidores.
La prolongación de la jornada laboral eleva la cuota de la plusvalía, así también se puede
aumentar la productividad del trabajo en relación con el capital constante y aumentarse
así la cuota de la plusvalía, usando más intensamente la maquinaria disponible.
Las crisis periódicas que se dan en el capitalismo, son para Marx las manifestaciones de
las contradicciones internas del sistema capitalista.
Una crisis capitalista no es más que una expansión de la producción más allá de lo que
puede absorber el mercado sin dejar de rendir una cuota adecuada de ganancias. Cuando
aparece la sobreproducción se puede poner en marcha un círculo vicioso de acciones, tales
como la caída de la inversión, se tiene que despedir la fuerza de trabajo, etc. Esto llega a
su fondo cuando el desempleo aumento a un grado máximo, y los salarios de los
trabajadores tuvieron descender hasta que se den nuevas condiciones de aumento de la
plusvalía y con ello se pueda reanudar las inversiones.
Estás crisis no son un colapso, sino que representan el mecanismo regulador que permite
sobrevivir al sistema. El efecto de esto es la centralización del capital, consolidando
temporalmente al sistema. Las crisis son externas al capitalismo porque las relaciones de
producción (fundadas en una relación de clases explotadoras) están organizadas en torno
a la expansión del capital.

Marx introduce el concepto de ejército de reserva o excedente relativo de población, como


solución al aumento del trabajo. El ejército industrial de reserva, cuyas filas están
nutridas por obreros que fueron puestos a un costado por la mecanización, son requeridos
en los periodos de prosperidad, produciendo una baja en los salarios ya que queda
absorbida en la fuerza de trabajo. Es esto la palanca de la acumulación de capital.

El aumento de la composición orgánica del capital está conectado con una tendencia a la
centralización y concentración del capital. "Concentración" indica un proceso de acumulación
de capital, por el cual los capitalistas buscan engrosar la cantidad de capital bajo su
control. Centralización, a la par, hace referencia a la unión del capital existente, «una
distinta distribución de los capitales ya en funciones». El efecto de ambas, es constituir
unidades productivas cada vez mayores. Pero estas unidades productivas más grandes
tienden a llevar a la quiebra a las más pequeñas y absorber el capital.
El sistema crediticio fomenta más a la centralización. Un banco centraliza el capital-
moneda de los que lo prestan, y a la vez, contribuye a la centralización de los que lo piden
prestado, mientras que los mismos bancos tienden a vincularse para formar un solo
sistema financiero. Este sistema destruye el carácter privado del capital y lleva implícita
la abolición del mismo capital.
El sistema crediticio es una empresa capitalista, ya que está organizada sobre la
ganancia privada, la cual proviene del interés por los préstamos; pero debido a que pone
los cimientos para una coordinación centralizada de la economía, el sistema de crédito
actuará como un poderoso resorte en la época de la transición del régimen capitalista de
producción al régimen de producción del trabajo asociado.
El sistema crediticio se extiende a la par del desarrollo de sociedades anónimas. La
sociedad anónima, sirve para distinguir el capitalista particular y la organización
productiva, representa la supresión del régimen de producción capitalista dentro del
propio régimen de producción capitalista. En esta sociedad aparece el carácter social de la
producción y con ello se pone de manifiesto el carácter contradictorio del hecho de que una
parte de individuos, por medio de su propiedad del capital, pudiendo adjudicarse gran
parte de la riqueza producida. De igual modo, no es más que una forma de transición, ya
que al estar vinculada al capital que produce interés, sigue atrapada dentro de los
límites del capitalismo.
El capital muestra que el capitalismo es un sistema inestable de por sí, construido s base
de antagonismos que solo pueden resolverse por medios de unos cambios que terminarán
por hundirlo. El funcionamiento del modo de producción capitalista conduce inevitablemente
a la disolución del mismo sistema.
El proceso de desarrollo del capitalismo engendra los cambios sociales objetivos que, en
mutua relación con la creciente conciencia de clase del proletariado, crean una conciencia
activa y necesaria para transformar la sociedad por medio de la praxis revolucionaria. La
pobreza del conjunto de la clase trabajadora, la miseria física del ejército de reserva y la
disminución de los salarios junto a el aumento de desempleo que se producen en la crisis,
todo esto reserva una potenciación para la revolución. El sistema da un motivo para que
se forme una comunidad de interés y una base de organización colectiva, ya que todos los
trabajadores se encuentran agrupados en una misma fábrica. Estás organizaciones
obreras comienzan de manera local, pero más tarde, forman una unidad nacional.
Marx se niega a presentar un plan general para la sociedad del futuro, la elaboración de
ellos es un cometido que incide en el idealismo filosófico, ya que tales esquemas no tienen
realidad fuera de la mente de quienes los piensan.

Marx pone en claro que la primera etapa del socialismo se produce cuando las
características latentes de la sociedad burguesa se convierten en manifiestas; es decir,
cuando las propiedades que surgen del capitalismo, llegan a su pleno desarrollo. La
socialización de la producción (creciente centralización del mercado) queda completada al
poner término a la propiedad privada. En esta fase, la propiedad privada es poseída
colectivamente y se distribuyen en los salarios según un precio fijo. Del producto total, se
asignan cierta cantidad para cubrir las necesidades colectivas de la administración de la
producción.
Está Reorganización social conserva los principios fundamentales de la sociedad burguesa,
o sea, sigue considerando el trabajo como un valor de cambio, pero en vez de limitarlo en
una clase, lo universaliza.
Marx señala que el Estado es casi perfectamente «libre» en Alemania, el objetivo del
movimiento obrero no debe de consistir en liberar a ese Estado de la sociedad, sino
convertirlo de un órgano que está por encima de la sociedad en un órgano completamente
subordinado a ella. El poder político solo desaparecerá al terminarse esta etapa. La
transformación dialéctica del Estado se consigue mediante la subordinación de este a la
sociedad, de modo que, la organización colectiva de la sociedad se interpone en la
administración de los asuntos públicos. Está foa de organización social se fundamenta en
la desaparición del carácter clasista del Estado, lo que habilita a la desaparición del
mismo Estado cómo entidad separada de la sociedad civil. Para él, la abolición del Estado
no es más que un aspecto de una amplia y profunda transformación de la sociedad.
En su etapa de transición, la sociedad que sustituye a la forma burguesa es una sociedad
sin clases, puesto que se ha eliminado la propiedad privada. Pero el dominio de los bienes
materiales sobre la vida humana y con ello la superación de la alienación, solo puede
lograrse aboliendo la división del trabajo. La sociedad del futuro substituirá al obrero de
hoy por el individuo desarrollado en su total, apto para diversos trabajos. Esto superará
a las distintas dualidades, que son producidas según Marx, por la división de trabajo:
campo-ciudad, trabajo manual-trabajo intelectual, etc.
La abolición de la división del trabajo es a la vez un prerrequisito para la trascendencia
de la alienación. En la sociedad socialista, las relaciones sociales ya no quedan debajo del
trato como un objeto como producto de la creación humana.
También en este aspecto, la sociedad socialista se basa en el desarrollo histórico del
capitalismo.

También podría gustarte