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Articulo de Formacion Ciudadana y Valores de Fanny Moreno

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FORMACIÓN CIUDADANA PAR FOMENTAR LOS VALORES EN LOS DOCENTES

DEL COLEGIO JOSE TRINIDAD MORAN

Autora: Fanny Moreno


Fannymoreno292@gmai.com
Teléfono: +58414 5054761
Ocupación: Docente

RESUMEN

La ciudadanía para este tiempo histórico debe enfrentar diversas situaciones en lo


económico, político, social, cultural y ambiental, producto de cambios acelerados de
hoy, en especial las TIC, las cuales están sujetas a un mundo globalizado y a la
sociedad del conocimiento; bajo este escenario la presente investigación tuvo como
objetivo, analizar los contenidos de aprendizaje de los programas de las asignaturas
que constituyen la base del conocimiento de las Ciencias Sociales e Identificar las
tendencias de la formación y educación ciudadana. La metodología se sustentó bajo el
paradigma cualitativo desde el enfoque de la hermenéutica (Cisterna, 2005), y el
análisis de contenido (Porta y Silva, 2003). Conclusiones: los contenidos de aprendizaje
de las áreas del conocimiento son de total obsolescencia en cuanto a la realidad
política, económica, social y ambiental de la sociedad venezolana. Actualizar los
contenidos, competencias y valores para el desarrollo de una sociedad venezolana
diferente a la que actualmente se presenta, para lograr el desarrollo de una nación
plural y democrática con altos niveles de competencia tecnológica y científica. Los
contenidos de aprendizaje del área del conocimiento no desarrollan conocimientos en
cuanto a: tecnología de información y comunicación, conciencia planetaria, valores de
tolerancia, respeto y amor, negociación y resolución de conflicto, cultura de paz,
derechos y deberes ciudadanos, participación ciudadana, planificación y ciudadanía,
diversidad cultural, concepción de un sistema político-ideológico, plural y democrático.

Palabras Claves: Formación Ciudadana, Valores, Docentes.

CITIZENSHIP TRAINING TO PROMOTE VALUES IN THE TEACHERS OF THE JOSE


TRINIDAD MORAN SCHOOL

Author: Fanny Moreno


Fannymoreno292@gmai.com
Telephone: +58414 5054761
Occupation: Teacher
ABSTRACT

Citizens for this historical time must face various economic, political, social, cultural and
environmental situations, product of today's accelerated changes, especially ICT, which
are subject to a globalized world and the knowledge society; Under this scenario, the
objective of this research was to analyze the learning contents of the subject programs
that constitute the knowledge base of the Social Sciences and to identify the trends in
citizen training and education. The methodology was based on the qualitative paradigm
from the approach of hermeneutics (Cisterna, 2005), and content analysis (Porta and
Silva, 2003). Conclusions: the learning contents of the knowledge areas are totally
obsolete in terms of the political, economic, social and environmental reality of
Venezuelan society. Update the contents, skills and values for the development of a
different Venezuelan society from the one currently presented, to achieve the
development of a plural and democratic nation with high levels of technological and
scientific competence. The learning contents of the knowledge area do not develop
knowledge in terms of: information and communication technology, planetary
awareness, values of tolerance, respect and love, negotiation and conflict resolution,
culture of peace, citizen rights and duties, citizen participation, planning and citizenship,
cultural diversity, conception of a political-ideological, plural and democratic system.

Keywords: Citizen Education, Values, Teachers.

INTRODUCCIÓN

Hoy día, los sistemas educativos y las instituciones educativas son provistos y
administrados por el Estado, puesto que ningún estado intenta establecer instituciones
educacionales que contradigan sus propósitos, valores e ideales y además el estado es
consciente que las instituciones educativas y sus sistemas apoyarán y mantendrán los
propósitos y creencias que tiene.
De allí que, la realidad social se construye socialmente desde la vida cotidiana, como lo
afirman Berger y Luckmann (1979), es la vivencia de los docentes en la escuela, cuya
actividad está cargada de rutinas y símbolos, construidos mediante acciones reciprocas
grupales y que conllevan a procesos de intersubjetividad que, a su vez sirven de
fundamento para la construcción de los saberes de quienes hacen vida social en
determinados contextos los cuales son vistos como espacios de prácticas donde los
sujetos llevan a cabo sus acciones y, al mismo tiempo constituyen el escenario de base
de la vida siendo sus actores protagonistas quienes pretenden perpetuar su orden
social.
De este modo, el mundo de la vida cotidiana no es una realidad privada, sino
intersubjetiva, y por consiguiente social, tal como lo explica Schütz (1973), tiene una
serie de consecuencias sumamente importantes para la constitución y estructura de los
bienes del conocimiento, por lo tanto frente a la relación sujeto y objeto, existen
ordenamientos subjetivos de significatividades que van evolucionando en situaciones
intersubjetivas, dentro de un ambiente de sentido socialmente determinado, donde se
incorporan elementos del conocimiento común del bien subjetivo que tienen origen
social, es decir son objetivados de las experiencias de los involucrados.
Dentro de este orden de ideas, Schütz (1977) señala que el mundo cotidiano es el
ámbito donde aplica la teoría de la acción, es decir, sus investigaciones nos hablan de
las relaciones intersubjetivas que realizan los actores sociales, donde el científico se
preocupa de la vida cotidiana y, al hacerlo, procede a investigar sociológicamente la
conciencia del actor que vive en ese mundo.
De esta manera, llama poderosamente la atención que el mundo de la vida cotidiana
del ser docente, está asociado a la vocación, a un sacerdocio, a un oficio o a un trabajo
que implica amorosidad, creatividad, competencia científica, capacidad de lucha por la
libertad y formación y capacitación permanente, debe tener humildad, sentido común,
valentía, tolerancia, decisión, seguridad, paciencia y alegría de vivir, sentido de relación,
ya que sin estos elementos el trabajo docente pierde sentido y significado social.
Por ello, las familias, la escuela, la sociedad y el estado son corresponsables en el
proceso de educación ciudadana y desarrollo integral de sus integrantes, expresándose
así el propósito puntual de la educación primaria venezolana (p.15). Sin embargo, a
pesar de estar fundamentado en las leyes y reglamentos de la República, en la
educación primaria venezolana, los valores como el respeto, la tolerancia y la
solidaridad, se observó poco interés para su transposición como saber escolarizado,
aunada a la incoherencia en el accionar por parte de algunos docentes entre lo
practicado al enseñar los valores.
Lo cual permitió inferir que esa ineficacia tal vez esté asociada a una concepción
tradicionalista y fragmentaria como guía de la acción pedagógica actual y lo axiológico
no escapa de su impregnación. No obstante, se ha planteado desde el currículo la
prioridad de transformación de lo educativo y se aboga por clases participativas con
pertinencia y contextualizadas a una realidad social concreta, donde se susciten unas
interacciones sociales diarias promotoras de la participación, creatividad e inclusión. De
tal manera, se garantice la producción de conocimiento y el estudiante sea el
protagonista de sus aprendizajes.
Dentro de esta perspectiva, la presente investigación estableció criterios empíricos,
teóricos y metódicos sobre la concepción del ser docente y de las representaciones
sociales que ellos tienen de la escuela y de la formación ciudadana, por lo tanto, la
escuela es un componente de la construcción social de la realidad y de subjetividades,
ya que busca desarrollar conocimientos, distribuir capital cultural, socializar saberes,
para
la formación ciudadana y construir representaciones sociales para el ejercicio de la
docencia y ciudadanía desde la participación democrática, así como también generar
integración de los actores sociales en las construcciones simbólicas sobre el significado
social de la escuela y la ciudadanía.
Por lo que, la presente investigación tiene como objetivo proponer la formación
ciudadana y los valores en los docentes del Colegio José Trinidad Morán, ubicada en
Barquisimeto, estado Lara; de modo tal, se rescate una educación en valores con
sentido para la vida, sobretodo en este tiempo de banalidades, puesto que se necesita
una educación de autoconocimiento; que ayude al ser a descubrir razones para vivir y
convivir feliz.

Despliegue Teórico desde la Perspectiva Schütz (1976)

Dentro de esta perspectiva, se despliega a Schütz (ob.cit.), como otro teórico dentro de
esta investigación, el mismo explica el mundo social en todas sus dimensiones,
representa un cosmos muy complicado para las actividades humanas cuyas acciones y
sentimientos están en la base de todo sistema, por lo que se busca es la comprensión
de sus acciones y sentimientos para lograr entender el estado de ánimo que indujo al
hombre a adoptar actividades específicas hacia su ambiente social.
En este mundo social las actividades humanas están orientadas hacia las
idealizaciones y formalizaciones que representan la génesis del sentido que los
fenómenos sociales tienen para los actores, el mecanismo de la actividad mediante la
cual los seres humanos se comprenden unos a otros y a sí mismos.
A su vez, Schütz (ob.cit.), señala el mundo social, representado por los fenómenos
sociales puede ser descrito desde la personalidad social, desde el acto social, desde el
grupo social y desde las relaciones sociales, lo que significa que cada fenómeno social
puede ser estudiado bajo el esquema de referencia de la objetividad o subjetividad, es
decir que el estudio del mundo social deber ser abordado desde un marco de referencia
objetivo o subjetivo, sin embargo, es el mundo subjetivo el que debe ser mantenido en
todo su vigor porque de lo contario la teoría pierde su cimiento básico, ya que es el
elemento que remite al mundo de la vida y la experiencia cotidiana, significa entonces
que el punto de vista subjetivo es la garantía única, de que el mundo de la realidad
social no será reemplazado por un mundo ficticio e inexistente construido por el
observador científico.
En este sentido, se puede afirmar que la investigación estuvo orientada hacia el mundo
social de los docentes que desde su vida cotidiana y desde sus relaciones sociales
desarrolladas en la escuela van generando esquemas y significatividades asociadas a
la experiencia en el campo de la educación y de los signos y significaciones que los
docentes le dan al proceso educativo dentro de la escuela primaria, sus relaciones con
su semejantes desde la interacción y la intersubjetividad como elementos coadyuvantes
al desarrollo de las identidades docentes y a las identidades que tienen con la escuela
como espacio de socialización.
Estos elementos determinan el mundo social de los docentes que no es común a todos,
se concibe como el campo de acción y de orientación posible organizado alrededor de
ese mundo de vida docente que según sus esquemas, planes y significados derivan de
ellos, pero que ese mismo mundo social es el campo de acción de otras personas. Lo
que representa que el mundo social desde el comienzo es un mundo organizado y que,
mediante el aprendizaje, la educación, las experiencias y los experimentos de todo tipo,
los actores sociales adquieren cierto conocimiento del mundo y de sus instituciones.
Por lo que, conviene resaltar que lo dicho por Schütz (ob.cit) coincide plenamente con
lo señalado, por Bárcenas y Melich (1997) cuando afirman que la acción docente
constituye la construcción de la identidad del sujeto docente, quien desde el contexto
escolar se hace individuo, negocia sus diferencias con los otros docentes y construye
un marco común que le permite convivir en un espacio de la vida cotidiana como es la
escuela, además el docente, al construir definitivamente su identidad de ser docente en
el contexto educativo, logra consolidar significados sociales que le permiten configurar
un representación social de la escuela y de su yo docente desde el sentir, vivir y pensar
el mundo de la vida de ser docente y es por ello que el mundo de la vida de ser docente
coligado a la escuela permite configura formas de convivir, formas de relación e
interacción y formas de vivir la diferencia, el reconocimiento y la ciudadanía.
De manera que, el observador necesariamente deberá proceder a interpretar y a
reconstruir el sentido y los significados de ese mundo y de las propias interrelaciones
entre los actores. Este mundo de la vida cotidiana, mundo de sentido común, mundo de
la vida diaria, son las diversas expresiones que indican el mundo intersubjetivo
experimentado por el hombre en su actitud natural y que según el autor citado este
mundo ya existía, que tiene su historia y que se presenta de manera organizada.

La educación y la formación ciudadana

Asumir esta última exigencia del conocimiento de los ciudadanos en cuanto a la


tecnología y manejo de información, la urgencia de actualizar los contenidos de
geografía y en especial de las Ciencias Sociales, radica en el enfoque de la Educación,
sustentado en esta investigación. Para la ONU (1995-2004), la Educación es
fundamental para el desarrollo de la personalidad humana, bajo los parámetros de
respecto a los derechos humanos, tolerancia, amistad entre nación y grupos étnicos y
religiosos y el ejercicio de la paz, tal argumento está sustentado en el artículo 26,
párrafo 2.
Desde ese escenario, la formación ciudadana es de suma importancia en la Educación,
ya que el mundo será de mejor convivencia en la medida que se practiquen los mismos
códigos de valores humanos y se aprenda a aceptar las diferencias con respeto y
tolerancia , sin embargo no se debe pasar por alto que existen algunos valores de
grupos religiosos, étnicos y de géneros, que van en una contraria posición a los valores
y derecho a la vida de los ciudadanos a nivel internacional; casos muy comunes, son
las prácticas culturales, religiosas y sociales en niños o niñas. Conformar un consenso
en la tolerancia y respeto en estas prácticas, es un gran reto para el ciudadano de cada
nación involucrada.
La enseñanza de las Ciencias Sociales son llamadas a desarrollar la educación
ciudadana debido a su interdisciplinariedad y a la naturaleza de sus conocimientos, Sin
embargo, se debe destacar que en la práctica el reto es integrar los diferentes saberes
de las diversas disciplinas, sumando además la innovación.
Para la UNESCO (2010:20), la educación “debería abarcar valores tales como la paz, la
no discriminación, la igualdad, la no violencia, la tolerancia y el respeto a la dignidad
humana”, valores que son universales, ya que son inherentes al ser humano, por tanto
estos marcan los principios de la educación a nivel mundial y este es el enfoque de
referencia que asumió esta investigación para una Educación ciudadana en y para la
vida en un mundo global y de contexto inmediato local.
Otro aporte para el enfoque de La educación lo expresa Maturana (2004:6) en el cual
sostiene que la Educación actual no preparar a nuestros niños para que lleguen a ser
ciudadanos responsables y útiles, sino que “deban llegar a serlo como simple y
espontáneo resultado de su crecimiento como seres humanos que se respetan a sí
mismos, social y ecológicamente conscientes. Asimismo, destaca que el mundo que
vivimos surge del hecho de la construcción misma de los seres humanos y están
llamados a construirlo bajo los valores del amor, respeto, responsabilidad ecológica y
social. De allí la gran responsabilidad de una educación de calidad.
Sin embargo, es preciso destacar que el sostén de la educación ciudadana siempre ha
reposado en las ciencias sociales, según Gómez (s/f) la Educación ciudadana ha sido
relevante en la enseñanza de las Ciencias Sociales, desde los orígenes del sistema
educativo moderno, en el cual coincide con la construcción de los modernos estados
nacionales. En Norteamérica en 1916 se estableció una materia de tal interés y en Gran
Bretaña es una fuerte tradición en las disciplinas de historia y geografía lleven la
responsabilidad de la formación ciudadana.
No es discutible el interés y en qué disciplina reposa su responsabilidad este tipo de
educación siempre está vigente y permanece su interés en las sociedades. Según
González y Durán (2009), el creciente interés se ha generado generalmente por la
necesidad de un ciudadano con educación cívica, bajo democracia, paz, justicia social y
derechos humanos, debido a que la realidad social que lo amerita, producto de los
diversos cambios de la globalización y del caos social (violencia, movimientos
autoritarios, xenofobia ante movimientos multiculturales, religiosos, de género y demás).
Plantear una educación ciudadana en nuestro contexto venezolano no es nada nuevo.
No obstante, es innovador al momento de asumir una concepción acorde a la realidad
de nuestro país y de las diversas exigencias a nivel internacional, para estar a la par
con los requerimientos de un ciudadano venezolano formado para la sociedad del siglo
XXI. Asumir la concepción de la formación ciudadana va a depender de la realidad de
este país, y por supuesto, de las diversas competencias y conocimiento de tendencia
mundial que debe sostener un ciudadano venezolano. De allí que esta investigación
devela las tendencias da la educación y la formación ciudadana a escala internacional.
En primer término, se tiene a Gómez (s/f) en el cual cita a Cabrera (2000), con una
matriz donde se manifiestan las nuevas conceptualizaciones en torno a la ciudadanía.

En otro orden de ideas, González y Durán (2000:28) concluye en tres aportes


significativos, para definir la concepción acertada de la educación cívica como es la
llamada por estos autores a la educación ciudadana: 1) La importancia y a la vez la
insuficiencia de unos contendidos específicos, junto a los cuales habrá que desarrollar
una serie de habilidades y destrezas de modo especial suscitan la adquisición de unos
hábitos, de unas auténticas virtudes sociales en el clima adecuado para ello y con las
adaptaciones. 2) De una metodología activa y participativa en el entorno escolar
comunitario; 3) La formación de profesores, para desarrollar programas de educación
para la ciudadanía bajo los fines de la educación y los contenidos y valores en torno a
los que debe vertebrarse el país, la región o la nación.
Asimismo, concluye el estudio efectuado por González y Durán (ob.cit.), en materia de
formación, que una buena educación cívica debe proporcionar a los ciudadanos
conocimiento de sus principios, instituciones, habilidades para pensar críticamente,
participar y aplicar esos conocimientos a la vida y proteger los miembros de la sociedad
y el bien común.
Una tercera investigación proporcionó, que la educación ciudadana según Fernández
(s/f:8) tiene “la finalidad de formar personas responsables y autónomas, capaz de
intervenir activamente en las sociedades democráticas, desde la perspectiva local,
global y virtual” de tal modo que también para garantizar la convivencia humana, y
requiere la adquisición de conocimiento en cuanto a la estructura de poder y desarrollo
sostenible y sustentable, igualdad, resolución de conflicto, diversidad plural del sistema
de leyes, de sus costumbres con valores de tolerancia, libertad, paz, igualdad justicia y
solidaridad.
Fernández (2004), propone una educación ciudadana basada en contenidos que
reflejen: los cambios económicos, sociales, culturales y políticos. La comunicación, las
tendencias, el conocimiento geográfico de escala local, nacional e internacional; la
multiculturalidad, contenidos basados en saberes (saber, conceptos) saber hacer
(procedimentales) y saber ser (actitudes y comportamiento).
En una metodología sustentada en aprendizajes activos y participativos se destacan
dimensiones tales como: la educación cívica (comprensión del funcionamiento
gubernamental de la democracia, institucional). La educación de los derechos
humanos: promoción y protección a la vida. La educación intercultural por las
diferencias y diversidad cultural de las naciones y países; y la educación global, donde
se promoverán a comprensión de los problemas.
Según Quintero y López (s/f) la ciudadanía de hoy debe asumir los siguientes retos y
habilidades, por supuesto, bajo un enfoque de exigencias desde la globalización y el
modelo empresarial de producción mundial. a) Las habilidades de información y
comunicación; b) Las habilidades de pensamiento y solución de problemas; y c) Las
habilidades interpersonales y de autonomía bajo las habilidades de colaboración,
autodirección, autorregulación y de adaptación, también establece la actitud abierta,
aceptación mutua, es decir, asumir la multiculturalidad y responsabilidad colectiva, de
compromiso social.
Otro enfoque para ampliar las competencias y el conocimiento que debe posesor el
ciudadano para el siglo XXI, lo señala Luque de La Rosa y Sánchez (s/f), cuando afirma
que los sistemas educativos tienen el propósito de formar individuos libres,
conocedores de sus derechos, promover los valores de respeto, convivencia, igualdad,
diversidad, ejercicio, tolerancia, colaboración y consenso. Además, argumenta que la
educación ciudadana se transforma en mecanismo de progreso social y desarrollo
personal para la humanidad y que, además, enfrente las demandas de los
desequilibrios sociopolíticos.
Asumir una concepción de la ciudadanía, bien compleja, debido a los múltiples
enfoques que el término implica. Sin embargo, existe una relación dual, en la cual,
permite reflexionar sobre ¿la ciudadanía crea por sí misma, como seres humanos? o
¿la ciudadanía es construida a través de la educación e intereses políticos?, dos
inquietudes que muchos investigadores se han preguntado. En cuanto a la primera,
diversos autores, consideran que la ciudadanía es creada por los mismos seres
humanos, y a la segunda interrogante es afirmativa. En el caso de Venezuela, esta
interrogante habrá que reflexionar a partir de los resultados de esta investigación, ya
que este estudio no asumió dicho planteamiento, pero no se podría pasar por alto tal
advertencia.
Al respecto, Olivares (2010) realiza un estudio sobre ciudadanía y argumenta que la
ciudadanía en Venezuela “no ha podido crearse a sí misma, la ciudadanía no piensa
individualmente, no tiene objetivos propios, ha sido creada a partir de una convención
que ha ido legitimándose en el tiempo mediante múltiples procesos de habitación”,
siendo estos actos los que han dado un carácter de realidad objetiva.
Asimismo, argumenta que esta tesis se sustenta desde la producción del discurso, ya
que este tiene el poder oculto de legitimar los pensamientos y por supuesto, por eso
hoy en día prevalecen los discursos que hablan del amor romántico, el éxito económico,
de la relación del feminismo, de la democracia como el sistema de buen funcionamiento
del sistema político y demás. Por tanto, la ciudadanía se puede construir de acuerdo a
la manera de redescubrir y representar su actuar en sociedad a través del discurso de
una realidad y, por ende, ésta depende de los cambios y movimientos sociales
referenciados. El pensamiento del autor Olivares (2010), está en la dimensión de
construir la tesis de una nueva ciudadanía representativa petrolera.
Bajo estas concepciones diversas, la investigación asume el concepto de una
ciudadanía que debe estar acorde a su realidad cultural, política, social y ambiental; a
fin de construir un mundo relacional de seres humanos en condiciones de tolerancia,
paz, desarrollo, respeto, que sólo se podría obtener a través de una educación bajo los
mismos principios y no dejar a un lado los existentes para reproducir y no ignorar las
necesidades por satisfacer, de tal modo que el ciudadano es formado bajo una
educación de calidad en la cual será expresión misma de la sociedad y en parte será el
reflejo de una práctica ciudadana.
Definir el contexto de necesidades y exigencias de la realidad venezolana, requiere de
invertir en una discusión e investigación de índole exclusiva, para argumentar con
mayor precisión los elementos de sustentación y acercamiento a la realidad social,
ambiental, económica, cultural y política de Venezuela.
Sin embargo, es oportuno señalar los siguientes planteamientos de Reverón y Vargas
(2007:40), quienes explican que los ciudadanos venezolanos “son agentes que activan
los conflictos, en lugar de buscar solución, siendo esta una competencia a desarrollar a
la ciudadanía”, asimismo, también agregan que “deben existir y fomentar un clima de
tolerancia para el debate y el respeto de las reglas del juego democrático, donde no
existan sectores excluidos ni sectores privilegiados” (Ibídem, 41).
Según este estudio Reverón y Vargas (2007), plantean un desequilibrio donde la
inestabilidad política afecta al desarrollo democrático ciudadano en Venezuela y que las
participaciones en varias acciones están marcadas en las siguientes dimensiones; las
permitidas pacíficas (cacerolas, marchas, caravanas, firmas, paros y huelgas),
representada en una ley de participación de los ciudadanos y las prohibidas de fuerza-
violencia.
Además, concluyen que la participación política la realizan aquellos grupos de mayor
nivel de educación y cuyo entendimiento ha ocasionado que les tome en cuenta sus
intereses y necesidades. Caso totalmente contrario para aquello sectores de la
sociedad que no han logrado altos niveles educativos siendo éstos los más vulnerables
y con más necesidades en la sociedad, y asimismo, establecen un elemento bien
importante para el desarrollo de la educación ciudadana como lo es la polarización en el
contexto histórico-político el cual debe ser superado.
Otro aporte lo realiza Núñez (2006), al señalar que la educación a los ciudadanos para
darle vida democrática conserva un área prioritaria de investigación y análisis, de tal
manera que el individuo se forme y geste su rol como ciudadano integrante de una
comunidad, en donde desarrolle capacidades de búsqueda de conocimiento,
pensamiento reflexivo, actitud crítica, conciencia y ética bajo un sistema político de
democracia.

Los valores y la cultura en la convivencia escolar

Conceptualizar los valores es una tarea obligada en el campo educativo, porque es


necesario comprender el sentido de los mismos para el buen vivir en sociedad. Al
respecto, Scheler (2000) reseña: “los valores tienen una entidad en sí misma y sitúa el
concepto de valor en el nivel de representaciones simbólicas, que permiten al sujeto no
solo ordenar, interpretar los fenómenos, sino que a la vez guían su comportamiento”
(p.14). De allí, que la intencionalidad de la educación debe ser formar personas, para
ello se requiere profundizar el entendimiento; en cuanto al significado de lo axiológico,
en el ámbito escolar donde se viven y se muestran unos valores, estos aparecen bien
sean implícitos o explícitos en las interacciones cotidianas y amerita reflexión.
En primer lugar, se observa en el ámbito escolar. unas relaciones aparentemente
predeterminadas, por normas y reglas expresadas en los conocidos “reglamentos
internos del plantel” y actualmente llamadas normas de convivencia, más
profundamente reglamentos en forma de imposiciones desde una jerarquía escolar, la
cual se ha quedado en la obsolescencia y ello conduce a los estudiantes a revelarse
cada día contra tal arbitrariedad. Barbera (2008) dice “O se educa para la vida o se vive
para la muerte” (p.112) y Ramos (2004) expresa: “la felicidad es para quien sabe vivir la
fuente de los valores, que sin duda alguna se reciben y se trasmite con la propia vida”
(p.118).
Las ideas expuestas por ambos autores citados, aluden a una situación existencial del
ser, que involucra un modo de vida particular, alcanzado gracias a una educación ética,
con miras hacia la construcción de un estado de perfectibilidad, de autorrealización
traducido en la manifestación de unos valores, que tienen como fin último el logro de la
felicidad del hombre y la mujer.
De allí, se necesitan acuerdos sobre ¿qué valores son necesarios y cuáles se muestran
en nuestra realidad actual?, esa debe ser la intencionalidad educativa, requiere de un
compromiso de todos, para que exista coherencia entre las prácticas y teorías
educativas o mejor dicho entre el accionar docente y los discursos empleados. Se
espera, haya sentido en la comunicación y facilite comprender las contradicciones
propias del hombre
como ser complejo.
Tal horizonte epistémico, conduce a precisar la conceptualización de valores según
Carreras (2005) expresa: “los valores enseñan al individuo a comportarse como
hombre, a establecer una jerarquía entre las cosas, a llegar a la convicción de que algo
importa o no importa, de que vale o no vale” (p. 21). Esta concepción de Carreras
(ob.cit), es partidaria de que la educación en valores, contribuye al crecimiento personal
del ser humano, permitiéndole en forma consciente relacionarse con los demás y el
entorno.
He ahí el objetivo fundamental de la escuela, formar al ciudadano de modo tal, este sea
capaz de identificar el verdadero sentido de la ética colectiva, en tanto se busque el
bienestar social. En segundo lugar, se evidencia en las observaciones participantes;
cómo docentes y estudiantes están cada día más distantes, parecen no comprenderse,
es como si manejaran un significado valorativo distinto. Y en ese ámbito de
incomprensión, no es posible la afectividad, la cercanía necesaria para toda persona
sentirse internamente motivada a desarrollar su personalidad, y sensibilizado por los
problemas del complementario o bien, construir conocimientos con entusiasmo.
Situación que pone en peligro las metas de la educación en valores, como proceso
formador de seres integrales.
En este hilar de ideas, es conveniente tomar en consideración otra conceptualización
de valores para ser interpretada en el contexto del pensamiento complejo, al respecto
Morín (2000), concibe los valores como: “posibilidad de construcción colectiva, desde
un encuadre ético de bien común, compartidos entre sujetos-individualidades y
colectivos diferentes” (p.257). Así pues, los valores pueden conceptualizarse como
todos aquellos elementos que permiten comprender la condición humana, del ser
individual y social, además orientan hacia el bien o beneficio en general sin discriminar.
Este es el asunto de ocupación e invita a develar y comprender desde la relación
pedagógica en nuestras escuelas el significado de los valores en planteles cuyos
docentes aún se muestran como simples dadores de clases, transmisores de
conocimientos descontextualizados y poco permiten reflexionar, sobre tantos problemas
vividos y sentidos por niños y jóvenes. Tales expresiones parecen duras, pero es
necesario asumirlas para poder superar las dificultades latentes en la escuela primaria.
Todo esto conlleva hacia la construcción de lo expresado por Morín (2000), llama “ética
colectiva” que busque la universalización de valores compartidos entre sujetos-
individuales y colectivos. El mencionado autor dice no se debe interpretar como un
“relativismo ético” que obligue a aceptar cualquier actitud cuyos límites de los valores
estarían marcados por la no aceptación de los antivalores.
Para ello, uno de los componentes más importantes, es el cambio de pensamiento para
concebir a la realidad desde otra perspectiva multidimensional y diversa, respetando las
individualidades como principios democráticos, pero sin caer en relativismos éticos,
como ya antes se mencionó. Pero sí, dando apertura a la formación dentro de la
incertidumbre
y la complejidad, que el todo tenga una relación de ser y las verdades absolutas ya no
existan, el caos sea visto como una fuente de oportunidades generadoras de nuevas
organizaciones, un nuevo pensamiento, es decir, concebir a la escuela desde otro
espacio que haga posible ese intercambio de saberes con acción recursiva, expresada
en relaciones de actores nutritivos mutuamente y conlleven a la construcción del ser.

Valores Cívicos como resultado

Los valores cívicos según Ribera (2006), se construyen a partir de la relación de cada
individuo con su entorno cultural y familiar, sus experiencias de vida y su propia
capacidad de análisis, los valores cívicos permiten preparar a los sujetos sociales para
aprender a convivir y a profundizar los valores de la democracia, a partir del momento
que los individuos cultiven la autonomía personal, la voluntad, el respeto a la diferencia,
la aceptación de contrariedades y la disponibilidad al diálogo como una virtud y como
un método para las relaciones con los demás.
Autores como Pérez (2016), consideran que hay que introducir en el lenguaje colectivo
la referencia a los valores cívicos, desde la premisa de que es urgente su tratamiento
para la construcción de la comunidad, y para una vida personal plenamente respetuosa
con el entorno. El olvido de esta premisa es preocupante puesto que provoca una
concepción de la desvinculación de la comunidad, de la falta de respeto por los demás,
o del denominado abuso de los derechos. La ciudadanía ha de ser consciente de sus
derechos y deberes, de forma libre, crítica si cabe, pero de forma responsable,
participativa y solidaria.

CONCLUSIONES

Las realidades sociales no son sólidas estructuras, sino creaciones muy frágiles que
pueden quebrarse de diversos modos. Dada su fragilidad, las realidades sociales
pueden ser quebradas tanto por el etnometodólogo como por el profano, con la
diferencia de que el etnometodólogo puede forzar conscientemente esa disrupción para
estudiar el proceso de construcción de la realidad. La permeabilidad de la realidad
implica que las personas viven en diversos mundos sociales, pudiendo moverse de una
a otra realidad. Así, conductas que resultan reprensibles en un determinado contexto
social pueden ser aceptables en otro contexto distinto.
En este sentido, la fragilidad está asociado a la vulnerabilidad de la población inmersa
en el contexto educativo, producto de los cambios sociales, políticos económicos de
carácter local y mundial que hacen que los sujetos sociales sean más propensos a
padecer de los efectos relacionados con los cambios de la realidad social que pudieran
generar perturbaciones en la vida cotidiana de los docentes y los estudiantes, así como
también en el funcionamiento de las instituciones educativas.
Al respecto, se puede señalar lo indicado por Schütz (ob.cit.) existen varias órdenes de
realidades, tal vez un número infinito de ellos, cada uno de los cuales tiene su propio
estilo especial y separado de existencia, por eso existen múltiples realidades como el
mundo de los sentidos, el mundo de las cosa físicas, el mundo de la ciencia, el mundo
de las relaciones ideales, el mundo de la mitología y la religión y los diversos mundos
de la opinión individual, por ello lo real se encuentra en cierta relación con nosotros.
Esta situación planteada, por Schütz (ob.cit.) indica que el mundo de la vida es el
amplio horizonte que abarca la totalidad de la manera de experimentar o experienciar,
lo que constituye en el principal referente de la vida social y que el mundo de la vida y la
socialidad, representan la intencionalidad espontanea de la conciencia que orienta su
atención directamente a las cosas las cuales son aceptadas sin cuestionamiento.
Igualmente, Schütz y Luckmann (ob.cit.) sostienen el mundo de la vida entendido en su
totalidad, es un mundo natural y social, es el escenario y lo que pone límites a mi acción
y a nuestra acción recíproca. Para dar realidad a nuestros objetivos, debemos dominar
lo que está presente en ellos y transformarlos. De acuerdo con esto, no sólo actuamos
y operamos dentro del mundo de la vida sino también sobre él, es una realidad que
modificamos mediante nuestros actos y que, por otro lado, modifica nuestras acciones.
Por consiguiente, para Schutz y Luckmann (ob.cit.) el mundo de la vida no se restringe
solamente a la arena de las ejecuciones prácticas, el mundo de la vida constituye el
horizonte de todas las formas de realidad que las diversas actitudes vivenciales y
cognoscitivas pueden llegar a configurar y por eso, podemos pensar el concepto de
mundo de la vida tan ampliamente, que incluya todas las modificaciones de actitudes y
estados de alerta.
Todo ello conlleva a pensar que la realidad social de la escuela y la formación
ciudadana desde las representaciones sociales de los docentes, están sujeto a la
permeabilidad y fragilidad de la realidad social por las múltiples realidades que tienen
los docentes, producto de los fenómenos sociales inéditos que generan la disgregación
del tejido social de los educadores como consecuencia de las desigualdades
económicas y la falta de ingresos con perspectivas más amplia, y la ausencia de un
programa institucional que responda a las necesidades de los docentes.

REFERENCIAS

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