Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

14 Manual Naranja 2020 Ebook

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 115

Naranja

(Citrus sinensis [L.] Osbeck)

Manual de recomendaciones técnicas para su


cultivo en el departamento de Cundinamarca

Diego Miranda Lasprilla


Judith Figueroa Ramírez
Javier Orlando Orduz Rodriguez
Álvaro Caicedo Arana
Claudia Patricia Pérez Rodríguez
Fabián Parada Alfonso
Rogelio Rodríguez Torres
Edgar Arias Barrera
Naranja
(Citrus sinensis [L.] Osbeck)
Naranja
(Citrus sinensis [L.] Osbeck)
Manual de recomendaciones técnicas para su
cultivo en el departamento de Cundinamarca

Diego Miranda Lasprilla


Judith Figueroa Ramírez
Javier Orlando Orduz Rodriguez
Álvaro Caicedo Arana
Claudia Patricia Pérez Rodríguez
Fabián Parada Alfonso
Rogelio Rodríguez Torres
Edgar Arias Barrera
Naranja (Citrus sinensis [L.] Osbeck): Manual de recomendaciones técnicas para su cultivo en
el departamento de Cundinamarca / Diego Miranda Lasprilla, Judith Figueroa Ramírez, Javier
Orlando Orduz Rodriguez, Álvaro Caicedo Arana, Claudia Patricia Pérez Rodríguez, Fabián Parada
Alfonso, Rogelio Rodríguez Torres y Edgar Arias Barrera – Bogotá, D. C. : Corredor Tecnológico
Agroindustrial, CTA-2, 2020.

114 páginas ; ilustraciones ; 24cm.


Incluye referencias bibliográficas.
ISBN-e: 978-958-794-360-3 ISBN obra impresa: 978-958-794-359-7

PALABRAS CLAVE: Manejo y conservación de suelos, Cultivo de naranja, Manejo eficiente de la


fertilización integrada en naranja, Manejo agronómico del cultivo de naranja, Cosecha y poscosecha
del cultivo de naranja, Costos de producción del cultivo de naranja

CORREDOR TECNOLÓGICO AGROINDUSTRIAL CTA-2 CITACIÓN SUGERIDA: Miranda-Lasprilla, D.,


UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA, SEDE BOGOTÁ Figueroa.Ramírez, J., Orduz-Rodriguez, J., Caicedo-Arana,
Calle 44 N.º 45-67 A., Pérez-Rodríguez, C., Parada-Alfonso, F., Rodríguez-
Unidad Camilo Torres Torres, R., y Arias-Barrera, E. (2020). Naranja (Citrus
Edificio 826 Bloque A-1 sinensis [L.] Osbeck): Manual de recomendaciones
Oficina 101 técnicas para su cultivo en el departamento de
Teléfono (57-1) 316 5000 Extensión 10248 Cundinamarca. Bogotá, D. C.: Corredor Tecnológico
Bogotá, D. C. Colombia Agroindustrial CTA-2.
Código postal: 111321
CLÁUSULA DE RESPONSABILIDAD: CTA-2 no es
Impreso en Bogotá, D. C., Colombia responsable de las opiniones e información contenidas
Printed in Bogota, D. C., Colombia en el presente documento. Los autores se adjudican
exclusiva y plenamente la responsabilidad sobre su
PREPARACIÓN EDITORIAL contenido, ya sea propio o de terceros, declarando en
Mesa Editorial este último supuesto que cuentan con la autorización
Corredor Tecnológico Agroindustrial CTA-2 de terceros para su publicación; adicionalmente, los
autores declaran que no existe conflicto de interés con
GESTOR DE CONTENIDOS:
los resultados de la investigación propiedad de tales
Luis Gabriel Bautista Montealegre
terceros. En consecuencia, los autores serán
DISEÑO Y DESARROLLO CONTEXT: responsables civil, administrativa o penalmente frente
Andrés Conrado Montoya Acosta a cualquier reclamo o demanda por parte de terceros
relativa a los derechos de autor u otros derechos que se
hubieran vulnerado como resultado de su contribución.

Esta obra se distribuye con una licencia Creative Commons Attribution-ShareAlike 4.0 International (CC-BY-SA 4.0)
Se puede consultar en la dirección https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/deed.es
Dedicado a todas las personas
que trabajan la tierra
Corredor Tecnológico Agroindustrial CTA-2
Entidad Ejecutora:
Gobernación de Cundinamarca
Nicolás García Bustos
Gobernador

Comité Directivo
Gobernación de Cundinamarca
Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación
Nelly Yolanda Russi Quiroga
Secretaria de Ciencia, Tecnología e Innovación

Alcaldía Mayor de Bogotá, D. C.


Secretaría Distrital de Desarrollo Económico
César Augusto Carrillo Vega
Director de Economía Rural y Abastecimiento Alimentario

Universidad Nacional de Colombia


Vicerrectoría de Investigación
Hernando Guillermo Gaitán Duarte
Director de Investigación y Extensión Sede Bogotá

Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria


Centro Tibaitatá
Juan Diego Palacio Mejía
Director

6
Comité Técnico Científico
Corredor Tecnológico Agroindustrial CTA-2
Gobernación de Cundinamarca
Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación
John Jairo González Rodríguez

Alcaldía Mayor de Bogotá, D. C.


Secretaría Distrital de Desarrollo Económico
Andrea Campuzano Becerra

Universidad Nacional de Colombia


Dirección de Investigación y Extensión – Sede Bogotá
Bethsy Támara Cárdenas Riaño
Jefe de la División de Investigación

Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria


Centro Tibaitatá
Carlos Alberto Herrera Heredia
Coordinación de Innovación Regional

Directora de proyecto
Ingritts Marcela García Niño
Supervisor
Diego Mauricio Salas Ramírez

7
El Corredor Tecnológico Agroindustrial (CTA) es una estrategia de cooperación
entre Estado, sector productivo y academia, en la cual participan actores direc-
tivos del sector agropecuario y agroindustrial de Cundinamarca y Bogotá, D. C.,
con el fin de aunar esfuerzos en actividades de desarrollo y fortalecimiento de
la ciencia, la tecnología y la innovación. Sus capacidades están orientadas a la
formulación y ejecución de proyectos de carácter investigativo, que permitan
la transferencia tecnológica al sector agropecuario y agroindustrial.
El presente documento es resultado del Subproyecto “Evaluación de tecnolo-
gías innovadoras para el manejo integral de los cultivos de mango, naranja y
mandarina en zonas productoras del departamento de Cundinamarca”, desa-
rrollado en el marco del Corredor Tecnológico Agroindustrial CTA-2, Proyecto
“Investigación, desarrollo y transferencia tecnológica en el sector agropecua-
rio y agroindustrial con el fin de mejorar todo el departamento, Cundinamar-
ca, Centro Oriente”, suscrito por la Gobernación de Cundinamarca, a través de
la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación; la Alcaldía de Bogotá, a tra-
vés de la Secretaría Distrital de Desarrollo Económico; la Universidad Nacio-
nal de Colombia, y la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria
(AGROSAVIA, antes Corpoica). El Corredor Tecnológico Agroindustrial CTA-2
es financiado con recursos del Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación del
Sistema General de Regalías.

9
Contenido

Agradecimientos y colaboradores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17

Diagnóstico del sistema productivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19


Zonas de influencia del Subproyecto Mango, Naranja y Mandarina . . 19
Caracterización de beneficiarios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
Parcelas de Investigación Participativas Agropecuarias . . . . . . . . . . . . 23

Generalidades del cultivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25


Importancia de los cítricos en el mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Variedades más utilizadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
Morfología de la naranja . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
Fenología del cultivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33

Suelos y clima para el cultivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39


Suelos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
Temperatura y altitud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
Precipitación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
Humedad relativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41

11
Manejo integrado del cultivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
Instalación del cultivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
Manejo integrado de la fertilización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44
Podas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
Inducción de floración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
Polinización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57

Manejo integrado de enfermedades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73


Tristeza o CTV (Citrus tristeza closterovirus) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
Antracnosis (Colletotrichum sp.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
Mal rosado (Corticium sp.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
Phytophthora spp. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
Fumagina (Capnodium sp.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
Parasitoides . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
Depredadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
Entomopatógenos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
Insectos potencialmente plagas asociadas al cultivo de cítricos . . . . . 83

Cosecha y poscosecha . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
Cosecha . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
Poscosecha . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
Limpieza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
Desinfección de los frutos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
Clasificación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
Empaque . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
Condiciones de almacenamiento y transporte . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101

12
Costos de producción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103

Referencias bibliográficas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105

13
Agradecimientos y colaboradores

Agradecemos especialmente la colaboración de: Heidy Johanna Muñoz Álvarez,


Zulma Paola Molano Avellaneda, Jaime Alonso Báez Acevedo, Heberth Augus-
to Velásquez Ramírez, Yeinny Carolina Pisco Ortiz, Juan Carlos Campos Pinzón,
Umberto Moreno Velandia, Carlos Andrés Báez Mora, Angélica Johanna Puen-
tes Gil, Edwin Rolando Espitia Basallo, Gabriela Franco Arnedo y Luis Miguel
Buelvas Puello.

15
Introducción

Los cítricos se cultivan en la franja comprendida entre los 40° N y los 40° S de
latitud; sin embargo, las principales zonas productoras se ubican entre los 25°
y los 40° de latitud norte y sur. A nivel mundial, la producción de cítricos en
2018 y 2019 alcanzó el récord de 101 500 000 de toneladas (t), con un aumento
interanual del 9 %; de lo cual el 53,4 % corresponde a naranjas (54 279 t). La na-
ranja (Citrus sinensis [L.] Osbeck) se originó en la China, pero fue identificada en
Portugal antes de 1865; en el subtrópico es clasificada como de cosecha tardía.
La baja adopción de tecnologías nuevas e innovadoras para los sistemas de pro-
ducción de naranja en Colombia conlleva a que los agricultores en la actualidad
tengan baja productividad y baja rentabilidad en sus cultivos. En estos sistemas
de producción se observa poco relevo generacional en los productores, escasez
de mano de obra, escasos recursos económicos para inversión y renovación de
huertos, concentración de la producción en un periodo al año, poca tecnología
para suministro de riego en periodos de escasez y la utilización de variedades
con más de 30 años, entre otras (Miranda, Carranza, Rodríguez, Daza y Molano,
2018).
En este contexto, en el marco del proyecto del Corredor Tecnológico Agroin-
dustrial CTA-2 y el Subproyecto “Evaluación de tecnologías innovadoras para
el manejo integral de los cultivos de mango, naranja y mandarina en zonas pro-
ductoras del departamento de Cundinamarca” (que en adelante se denominará
Subproyecto Mango, Naranja y Mandarina), se realizó la instalación de Parcelas
de Investigación Participativas Agropecuarias (PIPA), con el fin de desarrollar

17
INTRODUCCIÓN

tecnologías innovadoras en los sistemas de producción agrícola con énfasis en


naranja (Citrus sinensis). Este producto hace parte del Plan Maestro de Abasteci-
miento de Alimentos y Seguridad Alimentaria (PMAAB), en municipios de las
provincias del Tequendama, Alto Magdalena y Rionegro en el departamento de
Cundinamarca.
Por otro lado, el desarrollo del Subproyecto Mango, Naranja y Mandarina per-
mitió la elaboración del presente manual, recomendado para las condiciones
productivas del departamento de Cundinamarca. Sin embargo, algunas de las
recomendaciones aquí incluidas, pueden llegar a ser validadas y adaptadas a
otras zonas agroecológicas donde se adelanta la producción de este cultivo.

18
Diagnóstico del sistema productivo

Zonas de influencia del Subproyecto Mango,


Naranja y Mandarina
El Subproyecto Mango, Naranja y Mandarina se desarrolló en los municipios
de La Mesa, Cachipay, El Colegio, Viotá, Apulo, Anapoima, Pacho y Tocaima,
considerados como las principales zonas productoras de naranja y tangelo en
el departamento de Cundinamarca.

Caracterización de beneficiarios
En el marco del Subproyecto Mango, Naranja y Mandarina se adelantó un diag-
nóstico sociotecnológico para el cultivo de naranja en los municipios menciona-
dos, con el fin caracterizar, clasificar y tipificar los sistemas de producción del
cultivo en el departamento de Cundinamarca.
Según los principales resultados obtenidos en el diagnóstico del sistema produc-
tivo con énfasis en naranja, se pudo observar que en la totalidad de municipios
se siembra naranja (Citrus sinensis), de las variedades Valencia común en los mu-
nicipios de Anolaima, Apulo, Tocaima, El Colegio y Viotá; naranja común en
Cachipay, Pacho y el Colegio; y la variedad Ombligona sembrada en los munici-
pios de El Colegio y Viotá.

19
DIAGNÓSTICO DEL SISTEMA PRODUCTIVO

En cuanto a prácticas de fertilización y a la implementación de riego en los


cultivos, el 100 % de los productores del municipio de Apulo fertilizan sus cul-
tivos con base en la experiencia adquirida a través de los años; mientras que
en el resto de los municipios abarcados por el Subproyecto Mango, Naranja y
Mandarina, entre el 56 y el 83 % de los productores implementa algún tipo de
fertilización en sus cultivos.
Más del 40 % de los productores encuestados en los municipios asegura contar
con acceso a riego, excepto en El Colegio, Pacho, Tocaima y La Mesa, municipios
en los que menos del 33 % de los encuestados cuenta con algún tipo de riego.
No obstante, quienes reportaron efectuar esta práctica sobre sus cultivos de
naranja mencionaron realizarla a través de aspersores, mangueras perforadas,
por goteo, o manualmente mediante baldes y mangueras. El recurso hídrico se
toma a partir de reservorios, nacederos y/o quebradas.
En el componente tecnológico, las podas influyen directamente sobre la calidad
de los frutos, ya que mediante esta práctica se les brinda a las plantas mayor
incidencia de la luz y menor humedad relativa en la copa del árbol, favorecien-
do su desarrollo de color, y a su vez disminuyendo el ataque de patógenos. En
este sentido, en los municipios de Tocaima, El Colegio y Apulo, el 100 % de
los productores aseguran realizar podas sobre sus cultivos, mientras que en los
municipios restantes entre el 86 y el 56 % de los agricultores lleva a cabo dicha
práctica. Las podas de mantenimiento y las sanitarias son las más empleadas
y, en menor proporción, la poda de formación, que es de vital importancia pa-
ra el crecimiento adecuado de los árboles, la distribución de nutrientes y las
adecuadas labores de cosecha.
En el manejo fitosanitario, las principales plagas reportadas por los producto-
res de naranja de los municipios trabajados son: la mosca de las frutas, los áfi-
dos (pulgones), las hormigas, los trips, los ácaros, los minadores y el picudo de
los cítricos. Estos insectos son controlados principalmente con la aplicación de
moléculas químicas; no obstante, los productores aseguran emplear el uso de
trampas, así como de controles manuales y biológicos. En relación con la pre-
sencia de las enfermedades, mediante las visitas realizadas y la respuesta de
los agricultores se pudo constatar la presencia de gomosis, alternaria, antrac-
nosis y fumagina; en este sentido, el manejo dado a las enfermedades se basa
principalmente en la aplicación de fungicidas.

20
CARACTERIZACIÓN DE BENEFICIARIOS

Para el manejo de arvenses, más del 90 % de los productores de los municipios


emplean técnicas de control de arvenses, excepto en los municipios de Viotá y
Cachipay donde respectivamente el 85 % y el 73 % de los productores encues-
tados hace algún tipo de control. El manejo dado a las arvenses es mecánico,
mediante el uso de machete o guadañadora y, en menor proporción, mediante
la aplicación de herbicidas. Adicionalmente, los productores de naranja realizan
la práctica de “desinjertar,” la cual consiste en subirse a los árboles y desprender
de estos las plantas epiparásitas del género Struthanthus.
Teniendo en cuenta lo anterior, entre el 92 % y el 65 % de los productores de
La Mesa y Pacho, respectivamente, mencionan no utilizar equipo de protección
personal a la hora de realizar las aplicaciones de agroquímicos. Por otro lado, los
agricultores que sí aseguran emplear protección en la finca para la aplicación
de productos de control sanitario constituyen el 90 % en Anapoima, el 85 %
en Viotá, el 75 % en El Colegio, y menos del 50 % de los productores de los
municipios de Apulo, Cachipay y Tocaima.
Para las condiciones del país, el estrés hídrico es el principal factor que afecta
la floración y responde también a épocas de lluvia en temporadas secas (Orduz
y Fischer, 2007). Adicionalmente, la temperatura también afecta la duración
del período comprendido entre la floración y la cosecha de la fruta madura;
este periodo es más largo en zonas con temperaturas frescas (Aguilar, 1991).
Cabe mencionar que los productores de los municipios de Anapoima reportan
una floración principal entre los meses de diciembre a marzo y una secundaria
entre los meses de abril a mayo. En Apulo se reporta la floración principal entre
noviembre y diciembre y la secundaria entre junio y noviembre; en Cachipay la
principal es reportada en marzo y abril, y la secundaria, entre junio y noviembre;
en el municipio de Pacho los productores mencionan que la floración principal
se da en el trimestre de agosto a octubre y la secundaria en el trimestre de
febrero a abril; mientras que en el municipio de Tocaima, la floración principal
se da en el trimestre de marzo a abril y la secundaria entre octubre y septiembre.
Por otro lado, el uso de inductores florales es limitado en la zona de estudio;
quienes mencionan emplear algún tipo de inductor solo constituyen un 38 % del
total de los productores en Apulo, un 33 % en Anapoima, un 8 % en Tocaima, un
8 % en El Colegio y un 5 % en Viotá.

21
DIAGNÓSTICO DEL SISTEMA PRODUCTIVO

De igual manera, en el componente tecnológico de estos sistemas productivos


se identificaron limitantes referentes a: 1) Generación de productos con escaso
valor agregado y nivel de transformación. 2) Concentración de la producción
en un periodo al año. 3) Cultivos con bajo nivel de tecnificación. 4) Ausencia
de canales para la comercialización. 5) Desconocimiento técnico en el manejo
integrado del cultivo. 6) Fruta con baja demanda en el mercado. 7) Escasas va-
riedades nuevas. 8) Deficiencia en el suministro de agua para riego con pocas
fuentes de suministro para los periodos de escasez. 9) Variedades con más de
30 años de establecidas. 10) La naranja hace parte de sistemas de cultivo inter-
calados con café, por lo que se considera un cultivo secundario, de baja compe-
titividad. 11) Criterios empíricos para fertilización. 12) Ausencia de programas
de asistencia técnica especializada para el cultivo.
Finalmente, el diagnóstico permitió identificar limitantes importantes en el
componente sociocultural de los sistemas productivos con énfasis en naranja en
los municipios de influencia del Subproyecto Mango, Naranja y Mandarina. En-
tre estas se destacan: 1) Envejecimiento de la población productora y económi-
camente activa dedicada a esta actividad. 2) Escasez de mano de obra. 3) Relevo
generacional con muy baja formación técnica y profesional en el área agrícola.
4) Escaso acceso a la propiedad de la tierra por parte de las mujeres. 5) Comuni-
dad disgregada. 6) Falta de acompañamiento social y comunitario. 7) Carencia
de organización en los productores. 8) Escaso recurso económico para mejo-
ramiento y renovación de cultivos. 9) Poco relevo generacional dedicado a la
actividad productiva agrícola.
Con el fin de aportar a la solución de estas problemáticas, el equipo técnico del
Subproyecto Mango, Naranja y Mandarina planteó experimentos con el enfo-
que de investigación participativa con grupos de productores ubicados en dife-
rentes veredas de los municipios vinculados. Para esto empleó la metodología
denominada PIPA.

22
PARCELAS DE INVESTIGACIÓN PARTICIPATIVAS AGROPECUARIAS

Parcelas de Investigación Participativas


Agropecuarias
Las Parcelas de Investigación Participativas Agropecuarias (PIPA) son una de las
metodologías existentes para desarrollar proyectos de investigación y capacita-
ción directamente en fincas de productores. Una vez desarrollado el diagnóstico,
con el fin de ajustar y validar opciones tecnológicas para plantear y desarrollar
alternativas de solución a la problemática tecnológica diagnosticada, así como
fomentar su uso por parte de los productores de naranja, el Subproyecto Man-
go, Naranja y Mandarina formalizó convenios con grupos de productores para la
instalación de seis PIPA. Esto se realizó en seis fincas seleccionadas de los mu-
nicipios de Cachipay (vereda Peña Negra), Anapoima (vereda El Consuelo), El
Colegio (vereda Trujillo), Viotá (vereda La Neptuna), Tocaima (vereda Santo Do-
mingo) y Pacho (vereda Pan de Azúcar). De manera conjunta, con los grupos de
productores vinculados al diagnóstico y con los técnicos, se escogieron aquellas
fincas con condiciones agroclimáticas adecuadas para el desarrollo del cultivo,
ubicadas estratégicamente, equidistantes con respecto a los demás predios de
productores vinculados y con vías de acceso adecuadas para el desarrollo de las
diferentes actividades a realizar. Como criterio de selección del productor de la
finca donde se ubicaría cada PIPA, se tuvo en cuenta la disponibilidad para im-
plementar las tecnologías evaluadas, ser receptivo y estar dispuesto a realizar
las labores asignadas en el desarrollo de la PIPA e, igualmente, permitir la reali-
zación de eventos de transferencia de tecnología en la misma. Para lo anterior,
fueron firmados acuerdos de participación entre los productores dueños de las
fincas y el director del Subproyecto Mango, Naranja y Mandarina.

23
Generalidades del cultivo

Importancia de los cítricos en el mundo


Se denominan agrios a las especies de los géneros Citrus, Fortunella y Poncirus.
Los cítricos son una de las especies arbóreas más cultivadas en todo el mundo.
A nivel mundial, la producción de cítricos en 2018/2019 alcanzó el récord de
101 500 000 t, con un aumento interanual del 9 %. El 53,4 % de esta producción
corresponde a naranjas (54 279 t), el 31,5 % a pequeños cítricos (mandarinas),
el 8,3 % a limones y limas, y el 6,7 % a pomelos (Maluenda Garcia, 2019). La
producción de naranja se distribuye en más de 140 países, donde la mayor parte
del cultivo crece a cada lado de un cinturón alrededor del ecuador terrestre,
entre los 40° latitud Norte y los 40° latitud Sur, cubriendo las áreas tropicales y
subtropicales del mundo.
La producción mundial de naranjas para 2018/2019 se estimó en 54 300 000 t,
con un aumento interanual de 6 300 000 t, debido a las condiciones meteoro-
lógicas muy favorables en Estados Unidos y Brasil, principalmente. Brasil es el
primer productor mundial con un 37 %, seguido de China con el 13,3 % y la
Unión Europea con el 12 %; estos representan en conjunto el 62 % de la pro-
ducción mundial de naranjas. El consumo en fresco de 30 600 000 t aumentaría
1 000 000 t con respecto al año anterior; China, la Unión Europea y Brasil son los
principales consumidores, con el 60 % del consumo mundial (Maluenda García,
2019).

25
GENERALIDADES DEL CULTIVO

La producción de zumos de naranjas en 2018/2019 prevé un crecimiento inter-


anual del 36 % para llegar a los 2 200 000 t (65° Brix); este aumento es debido a
la excelente producción de naranjas en Brasil y Estados Unidos, los principales
procesadores de naranjas en zumos. El consumo de zumos de naranjas tiende
a ir disminuyendo año tras año, debido a la competencia de zumos de otras
frutas. Brasil, principal y casi único productor de zumos de naranja, llegará a
los 1 400 000 t en 2018/2019, que proceden del 70 % del total de la producción
de naranja. El 75 % es destinado a la exportación y a su principal mercado, la
Unión Europea, con 650 000 t. Estados Unidos aumentaría la producción de zu-
mos de naranjas al 75 % en 2018/2019, para alcanzar las 327 000 t (Maluenda
García, 2019).
La Organización Mundial de Cítricos publicó la primera previsión de producción
de cítricos del hemisferio sur. El informe provisional muestra que se espera que
la cosecha total de cítricos en 2020 en el hemisferio sur alcance los 8 387 341 t,
lo que representa una pequeña disminución del 3 % en comparación con el ba-
lance de 2019. Se espera que la exportación aumente en un 12 % para alcanzar
3 486 883 t, lo que podría explicarse como resultado de la mayor demanda de
cítricos por parte de los consumidores en el contexto de la COVID-19, debido
tanto a los beneficios nutricionales asociados a los cítricos como a un incre-
mento en el consumo doméstico. Por lo que se refiere a la industrialización, se
espera que un total de 2 426 154 t de cítricos se destinen a la transformación
industrial, lo que supone una disminución del 15 % en comparación con 2019
(Cítricos de Chile, 2020).
En Colombia, la producción de cítricos, aunque se puede dar a lo largo y ancho
del país, se concentra en seis núcleos productivos: 1) Costa Atlántica: Atlán-
tico, Magdalena, Cesar, Bolívar. 2) Nororiente: Santander, Norte de Santander,
Boyacá. 3) Centro: Cundinamarca, Tolima, Huila. 4) Llanos Orientales: Meta,
Casanare. 5) Occidente: Antioquia, Valle del Cauca, Caldas, Risaralda, Quindío.
6) Sur: Cauca, Nariño (SIOC, 2019).
Colombia posee cerca de 97 000 hectáreas (ha) cultivadas en cítricos, las cua-
les se encuentran distribuidas en casi la totalidad del territorio nacional, con
una producción total de 1 257 474 t y una productividad promedio de 15 t/ha.
De acuerdo a las cifras convenidas en las principales plazas mayoristas del país,

26
VARIEDADES MÁS UTILIZADAS

el 47 % de la producción corresponde a naranjas, el 27 % a mandarinas y el


26 % a limas ácidas (SIOC, 2019). La producción de cítricos está principalmente
destinada al mercado en fresco; en el caso de la naranja y la tangelo, son em-
pleadas para la producción de jugo (Orduz et ál., 2011). En Cundinamarca se
reportaron 9092 ha sembradas en cítricos, con lo que participan con el 10 % de
la producción nacional (Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, 2019). La
naranja representa casi el 50 % de esa producción; sin embargo, la productivi-
dad en este departamento se considera baja, inferior a las 8 t/ha. La cadena de
cítricos es altamente intermediada, lo cual genera distorsión en la información
y los precios del mercado, y se refleja en desigualdades en la distribución de
los márgenes de ganancia de la cadena; el productor es quien recibe la menor
ganancia. La citricultura colombiana actualmente enfrenta una amenaza de ca-
rácter sanitario, por la presencia de la enfermedad Huanglongbing (HLB) de los
cítricos, que ingresó al país en 2015; actualmente existen siete departamentos
con declaratoria de emergencia por presencia de la enfermedad.

Variedades más utilizadas


De acuerdo con los grupos de cítricos de importancia alrededor del mundo, las
naranjas dulces son las más cultivadas. De estas, las más cultivadas en Colombia
son las naranjas ombligonas pertenecientes al grupo Navel y la variedad Valen-
cia del grupo blanca o redondo (Orduz-Rodríguez, 2012).
Profrutales (2018) tiene un banco de germoplasma donde muestra tres grupos:

• Naranjas ombligonas: Frost Washington, Center Navel, Washington Sangre,


Cambell Valencia y Valle Washington.

• Naranjas Valencias: Olinda Valencia, Garcia Valencia, Valencia Variegada.

• Naranjas comunes: Hamlin, Palmira Ruby, Salerna, Galicia (Sweety Orange),


Salustiana, Lima Naranja (Profrutales, 2018).

Los resultados obtenidos en el diagnóstico del sistema productivo con énfa-


sis en naranja muestran que en la totalidad de municipios se cultiva tangelo

27
GENERALIDADES DEL CULTIVO

(Citrus × tangelo, naranja tangelo para los productores), seguida de la variedad


Valencia, en los municipios de Anolaima, Apulo, Tocaima, El Colegio y Viotá;
así como la naranja común en Cachipay, Pacho y El Colegio y la variedad Navel
ombligona, sembrada en los municipios de El Colegio y Viotá (Miranda et ál.,
2018).

Morfología de la naranja

La planta
El naranjo (C. sinensis), es una planta perenne de porte recto, de tamaño medio
que puede alcanzar una altura de seis a diez metros, dependiendo del patrón
que se haya usado para su establecimiento (Avilán y Rengifo, 1987); es de ma-
dera dura y corteza fina de color verde a gris marrón.

Raíces
La raíz primaria, las secundarias y las subsiguientes ramificaciones en su conjun-
to forman el sistema radical. El sistema radical de los cítricos tiene una amplia
distribución tanto horizontal como vertical, con el mayor porcentaje de raíces
cerca de la superficie. Más del 70 % de raíces de los árboles de cítricos están
en el primer metro de profundidad del suelo y poseen una raíz pivotante que
puede extenderse cerca de dos metros por debajo de la superficie. La raíz prima-
ria crece directamente hacia abajo y constituye la raíz principal. Aparecen dos
tipos de raíces laterales secundarias: raíces gruesas y racimos de raíces finas
fibrosas.
Las raíces laterales son numerosas y su distribución no es regular. En cada rami-
ficación las raíces son menores, siendo el diámetro de las más pequeñas menor
a 0,5 cm. Las raíces secundarias o fibrosas comúnmente se extienden mucho
más allá de la copa (Manner et ál., 2006) y alcanzan longitudes de seis a siete
metros en sentido horizontal (Orduz y Baquero, 2003). Su crecimiento es cícli-
co, alternando con el crecimiento de la parte aérea, aunque según las plantas

28
MORFOLOGÍA DE LA NARANJA

envejecen, los periodos de crecimiento de la raíz se alargan y en árboles adultos


se plantea que el crecimiento de la raíz es casi continuo.
En un corte transversal de raíz primaria pueden distinguirse: la epidermis; la
hipodermis o exodermis, por debajo de aquella, y que da inicio a la corteza; la
endodermis, que es la capa cortical más interna, en cuyas paredes celulares se
presentan las características bandas de Caspary suberizadas; el periciclo y el
cilindro vascular en la parte central de la raíz, en el que alternan cordones de
xilema y de floema y el centro lo ocupan células del xilema y parénquima. Las
raíces laterales se forman a partir de la dediferenciación de células del periciclo,
que dan lugar a los primordios de las raíces laterales; al crecer estas irrumpen
a través de la corteza hacia el exterior.
Después del comienzo del crecimiento secundario, se forma la peridermis en el
periciclo o en la endodermis, lo que provoca el desprendimiento de la corteza.
En las raíces de los cítricos se forman pelos radicales de origen epidérmico, aun-
que son poco frecuentes, y su número, tamaño y duración dependen básicamen-
te de la temperatura, la aireación y el pH. La velocidad media de elongación de
las raíces cítricas es fuertemente dependiente de la temperatura, tanto en el ca-
so de las raíces pioneras, como el de las fibrosas, y muestra un aumento lineal
positivo en el crecimiento de 17 a 30° C (Devices y Albrigo, 1999).
Estudios hechos sobre la distribución del sistema radical de los cítricos mues-
tran el efecto que ejercen sobre el desarrollo y disposición de las raíces las
propiedades físico-químicas, así como el manejo del suelo y del cultivo (Avilán
et ál., 1984). Con relación a la distancia que exploran las raíces desde el tronco
hacia la zona de goteo (distancia lateral), de seis portainjertos, Vieira, Massaroni
y Colautos (2004) encontraron que aquella fue similar al radio de la copa del ár-
bol, y que se presenta mayor concentración de raíces bajo la proyección de
la copa. Mattos-Jr., Graetz y Alva (2003) encontraron que, para naranja Hamlin,
conforme se incrementan la profundidad y la distancia desde el tronco, disminu-
ye la densidad de raíces; las raíces fibrosas (t 0,2 cm de diámetro) se concentran
en los primeros 15 cm de profundidad, y más del 70 % del total de raíces en el
estrato de cero a 45 cm.

29
GENERALIDADES DEL CULTIVO

En condiciones normales de cultivo es muy corriente que las raíces de los cítri-
cos posean micorrizas, constituyendo asociaciones eficaces. Las raíces desem-
peñan un papel importante en el comportamiento general de los cítricos.

Tronco
El tallo presenta dos tipos de crecimiento: longitudinal, debido a la actividad
de los meristemos apicales y en grosor, debido a la actividad del cambium. Este
crecimiento posee una cinética irregular; inicialmente es muy lento, y aumenta
progresivamente hasta disminuir poco a poco y finalmente cesar (Agusti, 2003).
Los cítricos cultivados tienen un solo tronco, con tres o cuatro ramas principa-
les, que nacen a una altura de entre 50 y 80 cm. Según la densidad y crecimiento
de las ramas, estas contribuyen al aspecto general del árbol y su arquitectura
puede modificarse con las podas. La forma de las ramas verticales es redon-
deada, mientras que las horizontales son aplanadas, como consecuencia de la
actividad diferencial del cambium, dando origen a un crecimiento hipotrófico
que influye en la forma del dosel de los árboles (Agusti, 2003).
Potencialmente los vástagos se producen durante toda la temporada en regio-
nes tropicales, debido a las elevadas temperaturas medias existentes durante
todo el año, y siempre y cuando el agua no sea un factor limitante, como ocurre
en las regiones tropicales con ciclos climáticos diferenciados de humedad y se-
quía (Reuther, 1993; Devies y Albrigo, 1999). La elongación de los tallos de los
cítricos comúnmente ocurre entre dos y cinco distintos tirones de crecimien-
to anual en las regiones subtropicales, pero pueden crecer casi continuamente
en las zonas tropicales, particularmente los limoneros y limas. El inicio del cre-
cimiento del tallo está regulado por la temperatura en las zonas subtropicales
(mayor a 12,5 °C) y por la disponibilidad de agua en las zonas tropicales.

Hojas
Las hojas jóvenes en cítricos son de color verde pálido y cambian a verde os-
curo al cesar el crecimiento del brote, excepto en el limonero y el cidro en los

30
MORFOLOGÍA DE LA NARANJA

que las hojas, al nacer, son de color rojizo y van tornándose verdes con su desa-
rrollo. Las hojas de los cítricos son perennes (la absición ocurre todo el año
y no de una sola vez) y aunque aparentemente simples, son hojas compuestas
imparipinnadas que conservan solo el foliolo terminal, como lo prueba la articu-
lación entre el limbo y el peciolo. Se presentan dos puntos de abscisión: entre
el peciolo y el tallo y entre el limbo y el peciolo.
En árboles desarrollados en plena exposición solar la mayoría de las hojas en
el dosel maduro están a la sombra. De ahí que las hojas de Citrus tengan una
alta concentración de clorofilas, que son características anatómicas asociadas
con hojas tolerantes a la sombra. Las hojas maduras de naranja Valencia tienen
contenidos de clorofila de cerca de 780 um/m2. Sin embargo, los cítricos tienen
un dispositivo de potencia de aclimatación a la irradiación. Muchos árboles
maduros producen unos 350 m2 de superficie foliar con un índice de área foliar
de 12, lo que produce una intensificación del problema de autosombreamiento
e altas densidades de plantación (Duran, 2003)
Otro aspecto de las hojas en desarrollo es que son generalmente importadoras
de carbono hasta su total expansión, unas cuatro a seis semanas después de la
floración plena. Los estomas situados en el envés de la hoja no se desarrollan
totalmente y el control estomático sobre la transpiración es pobre (Sylversten,
1994).

Flores
Las flores del naranjo son generalmente hermafroditas y de tamaño mediano, de
aspecto ceráceo y color generalmente blanco. Se presentan aisladas o agrupadas
en racimos en forma de corimbo, y a veces de cima, que pueden ser terminales
o desarrollarse en las axilas de las hojas. Cada flor tiene un pedúnculo corto,
desnudo, articulado y carnoso con su parte superior ensanchada, lo que cons-
tituye el receptáculo. La flor de los cítricos está perfectamente diseñada para
facilitar la reproducción sexual.
Así, es hermafrodita, es decir, está formada por una parte masculina o androceo
y una femenina o gineceo, y los sépalos y pétalos protegen al aparato sexual
hasta el momento preciso en el que se debe producir la fecundación. El estigma

31
GENERALIDADES DEL CULTIVO

de los cítricos es de forma esférica y su color evoluciona de verde a marrón


—pasando por amarillo—, en función de su viscosidad y estado de madurez. El
estilo es cilíndrico. En su interior se encuentran los canales estilares, que se
encargan de conducir el tubo polínico desde el estigma hasta el ovario. El ovario
está formado por entre ocho y diez carpelos unidos alrededor del eje floral
formando los lóculos, donde se encuentran los óvulos (Agustí, 2003).

Los frutos
El fruto de los cítricos es un hesperidio de tamaño y color variable con la especie
y la variedad, al igual que su forma, que puede ser oval, piriforme, esférica
achatada, o no. La corteza es gruesa, indehiscente, con la superficie externa más
o menos lisa o rugosa y cuyo color depende en gran medida de la temperatura
a la que se desarrolla.
Están conformados por las siguientes partes:

• El exocarpo o flavedo: comúnmente llamada cáscara o corteza de la naran-


ja. Está formado por una epidermis e hipodermis, que es de color verde
cuando aún no está madura, y color naranja cuando ya está en su punto de
maduración. Esta parte está compuesta de pequeñas vesículas que contie-
nen aceites esenciales, que se utilizan principalmente para realizar perfu-
mes y aromatizantes.

• Mesocarpo o albedo: esta parte también forma parte de la cáscara de la


naranja. Su aspecto es esponjoso y de color blanco. Es la parte de la naranja
que contiene más pectinas y glucósidos.

• Endocarpo o pulpa: es la región más interna y está constituida por los lócu-
los o gajos. Los lóculos contienen las vesículas de zumo, formadas por un
cuerpo de células completamente vacuolizadas y un pedúnculo que las man-
tiene unidas a la epidermis dorsal de los carpelos y limitadas lateralmente
por los septos. En esta parte de la naranja es donde se encuentran los di-
ferentes ácidos orgánicos (como la vitamina C), los azúcares y el agua que
aporta esta fruta (González-Sicilia, 1968; Schneider, 1968).

32
FENOLOGÍA DEL CULTIVO

Las semillas
Las semillas de los cítricos son de forma y tamaño variable, pero existen ca-
racterísticas comunes para una misma especie: Las formas más comunes son
fusiformes, ovoides, cuneiformes y deltoides. El número promedio de semillas
por fruto difiere de una variedad a otra y también tiene relación con las con-
diciones de cultivo. El color de la semilla varía entre blanco grisáceo, crema
o amarillo o verdoso, con diferencia entre las variedades. Las semillas poliem-
briónicas características de la mayoría de las especies de citrus se derivan de
los óvulos a través de una serie de cambios de crecimiento y desarrollo.
La germinación de la semilla es hipogea, es decir, los cotiledones permanecen
subterráneos. La temperatura para que empiece a emerger la radícula oscila
entre 9 y 38° C y varía con cada cultivar. El número de días hasta la primera
emergencia oscila entre aproximadamente 80 días a 15-20° C, hasta tan solo 14
a 30 días para la mayoría de los cultivares en el intervalo óptimo de 30 a 35° C
(Figura 2).La intensidad de la luz no afecta a la germinación o emergencia pero
las plántulas que se desarrollan en la oscuridad son pálidas y ahiladas (Devies
y Albrigo,1999).

Fenología del cultivo

Ciclo de vida
Los cítricos en general, bajo condiciones óptimas de manejo, tienen una longe-
vidad muy variable, que oscila entre los 30 y 40 años, según la zona, y pasa por
las siguientes etapas (Amórtegui, 2001):

• Desarrollo en vivero: de 1 a 3 años.


• Desarrollo del árbol joven: de 2 a 5 años.
• Desarrollo de la producción: de 3 a 7 años.
• Periodo de plena producción: de 8 a 20 años.
• Periodo de envejecimiento y muerte: de 20 a 40 años.

33
GENERALIDADES DEL CULTIVO

Ciclo anual
Una planta de cítricos durante su periodo de plena producción reduce su creci-
miento vegetativo y consolida su energía para florecer, fructificar, renovar ramas
y hojas. Durante el año es factible diferenciar las siguientes fases (Amórtegui,
2001):

• Fase vegetativa.
• Fase de floración.
• Fase de fructificación.
• Fase de maduración del fruto.

Desarrollo vegetativo
El estadio vegetativo se asocia principalmente con la juvenilidad del árbol, pe-
riodo durante el cual el crecimiento es exponencial y se desarrollan ciertas es-
tructuras características de cada especie, como el tipo de ramificación, las ho-
jas y las espinas. Se ha demostrado que la temperatura del suelo puede llegar a
afectar la cantidad de brotes nuevos y su longitud puede estar determinada por
condiciones medioambientales durante el día; es así como en los trópicos se
presenta un crecimiento más vigoroso que en zonas templadas (Agustí, 2003).

Desarrollo reproductivo
Estado en el cual la planta pasa por las fases fisiológicas de floración, cuajado,
caída fisiológica, crecimiento y desarrollo del fruto, y finalizando con la madu-
ración de este:
Floración: debido a la relación existente entre el clima y la duración de los
estadios fenológicos, la intensidad y momento de floración están ligados a los
factores climáticos de la región. Así, en las regiones subtropicales la formación y
desarrollo de nuevos brotes florales se da en tres o cuatro ciclos bien definidos,
mientras que en regiones tropicales y algunas subtropicales, la brotación es
continua durante el año en ciclos de corta duración y separados por períodos
de inactividad (Cassin et ál., 1969; Rebolledo, 2012).

34
FENOLOGÍA DEL CULTIVO

La floración de los cítricos presenta tres fases: la iniciación floral, la inducción


floral, la diferenciación de la flor y el desarrollo floral (Garzón, 2012). La induc-
ción floral incluye los eventos entre el crecimiento vegetativo hasta llegar a la
producción de inflorescencias, mientras que la diferenciación floral incluye los
cambios histológicos y morfológicos de los meristemos vegetativos para llegar
a ser reproductivos (Davenport, 1990).
En cítricos se reconocen cinco tipos de brotes distintos clasificados según el
número de flores y hojas que presentan (Guardiola, Agustí y García, 1977). De
estos, cuatro son reproductivos y uno es vegetativo (sin flores); los cuatro re-
productivos se denominan campanero (una flor terminal acompañada de hojas),
mixto (brote con flores y hojas), flor solitaria (flor sin crecimiento de hojas) y
ramillete (múltiples flores sin hojas) [Figura 1] (Agustí y Almela, 1991).
Cuajado: el cuajado ocurre desde el final de la antesis marcado con la caída de
los pétalos de la flor hasta cerca del tamaño final del fruto (Garzón, 2012). Este
es un proceso que se prolonga en el tiempo y durante el cual, el fruto no tiene
asegurada su presencia en el árbol (Agustí y Almela, 1991). En Citrus, la tasa fi-
nal de cuajado solo puede cuantificarse después de que la caída fisiológica se ha
detenido, entre las semanas 10 a 12 después de antesis (Spiegel y Goldschmidt,
1996). Los cultivares de cítricos más importantes presentan una floración abun-
dante, de entre 100 000 y 200 000 flores en un árbol adulto; sin embargo, menos
del 2 % de estas flores llega a un estado de cuajado final (Erickson y Brannaman,
1960; Orduz, Monroy y Fischer, 2010).
Caída fisiológica: la caída fisiológica, o abscisión, es un proceso de selección en
el cual los frutos entre los 5 y los 20 mm de diámetro ecuatorial son abortados
por la planta debido a la competencia entre estos por obtener fotoasimilados
(Rebolledo, 2012; Garzón; 2012). En general, los frutos pequeños que presentan
una menor velocidad de crecimiento son los que tienen mayor probabilidad de
caer del árbol (Zucconi, Monselise y Goren, 1978; Agustí, García y Guardiola,
1982), sin embargo, esta relación no es completamente estricta (Ruiz y Guardio-
la, 1994).
En el género Citrus se reconocen dos caídas fisiológicas sucesivas: durante la
floración, lo que genera la caída de flores y ovarios, y durante el desarrollo
del fruto, lo que genera la caída de frutos en crecimiento (Rebolledo, 2012). No

35
GENERALIDADES DEL CULTIVO

Figura 1 Tipos de brotes reproductivos en cítricos: a) Flor solitaria. b) Brote campanero. c) Ramillete
de flores. d) Brote mixto.
Fuente: Martínez et ál., (2015).

obstante, en algunos casos se observa un solo evento continuo que presenta un


pico máximo entre las semanas seis a ocho después de floración y que termina
luego de la semana 12 (Duarte y Guardiola, 1996). Adicionalmente, y como caso
excepcional, se reporta que en la región del Tolima, en términos relativos, se
presentan tres ondas de abscisión: una que se da seis días después de antesis y
genera la caída de flores y frutos en cuajado inicial, y las dos posteriores a los
34 y 49 días después de antesis, que generan la caída de frutos en crecimiento
(Rebolledo, 2012).

36
FENOLOGÍA DEL CULTIVO

Crecimiento y desarrollo del fruto: en este proceso se identifican tres fases


bien definidas.

• Fase I: abarca desde la antesis hasta el final de la caída fisiológica de los


frutos. En esta fase se da un crecimiento exponencial del fruto generado
por una alta tasa de división celular.

• Fase II: abarca desde el final de la caída fisiológica hasta poco antes del
cambio de color del fruto. Se caracteriza por presentar un crecimiento lineal
dado por la expansión de los tejidos y un aumento en el tamaño celular; este
proceso toma entre dos a tres meses para variedades precoces y de cinco a
seis meses para variedades tardías.

• Fase III: comprende los cambios dados por la maduración del fruto y se
caracteriza por una reducción en la tasa de crecimiento. Esta fase puede
ser apenas perceptible o presentar un crecimiento importante según la
variedad.

Maduración: se define como el conjunto de cambios externos, de sabor y de


textura que el fruto experimenta cuando alcanza su máximo tamaño y completa
su desarrollo (Agustí, 2003). Los frutales pueden ser clasificados entre climaté-
ricos y no climatéricos; los cítricos pertenecen al grupo de los no climatéricos,
por lo que los cambios físicos y químicos propios de la maduración son gradua-
les en el tiempo y no están acompañados por aumentos en la respiración o en
la producción de etileno (Agustí, 2003).

37
Suelos y clima para el cultivo

Suelos
Los cítricos se adaptan a una gran diversidad de suelos. La profundidad es muy
importante, ya que la parte activa del sistema radicular puede llegar hasta una
profundidad de 1,5 m; además, el buen drenaje es muy importante para la pro-
ductividad del cultivo, que prefiere suelos con pH entre 5,5 y 7,0 (Asociación
Hortifrutícola de Colombia [ASOHOFRUCOL], 2014). Los suelos de la zona de es-
tudio pertenecen a tres tipos diferentes: Lithic Ustorthents, Typic Ustorthents
y Typic Ustropepts.

Lithic Ustorthents
El material parental de estos suelos está constituido por areniscas duras. En
general son entre bien y excesivamente drenados, poco evolucionados, muy
superficiales, limitados en su profundidad efectiva por la roca. El color del ho-
rizonte A es gris oscuro, la textura franco arenosa con gravilla y la estructura
blocosa poco desarrollada. Químicamente son suelos casi neutros, pobres en
materia orgánica, de capacidad catiónica de cambio media, saturación total de
bases muy alta, saturaciones de calcio y magnesio muy altas, y saturación de
potasio muy baja; la disponibilidad de fósforo para las plantas es muy baja y la
fertilidad es moderada (Cortolima, 2011).

39
SUELOS Y CLIMA PARA EL CULTIVO

Typic Ustorthents
Estos suelos han evolucionado a partir de areniscas conglomeráticas. Son entre
bien y excesivamente drenados, superficiales, de textura franco arcillosa gravi-
llosa en los horizontes superiores y franco arenosa en los inferiores; la estructu-
ra es poco desarrollada y los colores gris oscuro en superficie y de oliva a pardo
oliva en profundidad. Desde el punto de vista químico son suelos ligeramente
ácidos, pobres en materia orgánica, de capacidad catiónica de cambio media,
saturación total de bases muy alta, saturaciones de calcio, magnesio y potasio
muy altas y disponibilidad de fósforo para las plantas alta en la superficie y baja
en profundidad. La fertilidad es moderada (Cortolima, 2011).

Typic Ustropepts
El material parental está constituido por materiales tobáceos y andesíticos, que
originan suelos bien drenados y moderadamente profundos, limitados por ca-
pas de cascajo, gravilla y piedra. El horizonte A es de color pardo grisáceo oscuro,
textura franca y estructura poco desarrollada (Cortolima, 2011). De estos tipos
se encontraron huertos en suelos entre profundos y muy profundos y pendien-
tes por debajo del 50 % para naranjas Valencia y común, correspondientes a
valles y lomeríos. Se encontró que los suelos de textura pesada poseen limita-
ciones de drenaje y no son aptos para el cultivo de naranja, pues se asocian con
problemas de crecimiento y enfermedades radicales.

Temperatura y altitud
Las condiciones fisiográficas en Colombia proporcionan una gran diversidad de
microclimas que deben ser tenidos en cuenta durante las actividades agronó-
micas. En Colombia, los cítricos se cultivan desde el nivel del mar hasta los
2100 msnm, aunque tienen importancia comercial hasta los 1500 y 1600 msnm.
Las temperaturas óptimas para cítricos se ubican entre los 18 y los 30° C, y se eli-
gen para climas medios las variedades tempranas en las regiones subtropicales,
y las variedades tardías en las regiones cálidas (Orduz y Mateus, 2012).

40
HUMEDAD RELATIVA

Precipitación
En general, el consumo de agua anual de los cítricos varía entre 750 mm (zo-
nas templadas) hasta 1200 mm (zonas áridas) (Agustí, 2003; Garzón, 2012). Pa-
ra Colombia, Orduz y Fischer (2007) calcularon un requerimiento hídrico de
1046 mm por año para el piedemonte llanero; sin embargo, para que la necesi-
dad hídrica se satisfaga es necesario una adecuada distribución (Agustí, 2003).
El estrés hídrico en cítricos puede afectar la florescencia y la fecundación, y
producir un aborto floral y la abscisión del fruto (Gonzáles y Castel, 2003); ade-
más, el crecimiento de hojas nuevas es muy sensible al déficit hídrico, y llega
a generar un detenimiento total de la emisión de brotes vegetativos durante
los periodos prolongados sin riego, pero tan pronto se reanudan las lluvias se
reanuda este proceso (Syvertsen, 1985; González y Castel, 2003). Sin embargo,
el estrés hídrico y la temperatura son los factores inductivos primarios de la flo-
ración, siendo el estrés hídrico el más importante bajo condiciones tropicales
(Agustí, 2003).

Humedad relativa
Los cítricos se adaptan bien a distintos valores de humedad relativa atmosférica;
por esto pueden cultivarse tanto en regiones desérticas subtropicales —donde la
humedad relativa es cercana a cero— como en las regiones tropicales, donde las
humedades relativas son considerablemente más altas (casi nunca descienden
del 70 %) y pueden llegar a la saturación (Agustí, 2003).
La humedad relativa se considera como un factor decisivo en la producción, no
solo por su relación con el desarrollo de fitopatógenos, sino también por su
relación con los distintos estadios fenológicos de la planta. Durante el cuajado
del fruto la planta requiere de humedades relativas moderadas; las alteraciones
de estas y en especial los descensos bruscos se relacionan con la caída fisiológica
de los frutos en la fase I de desarrollo, y se ha demostrado que esta aumenta
cuanto menor sea la humedad relativa; además, puede llegar a afectar el tamaño
final del fruto (Agustí, 2003).

41
Manejo integrado del cultivo

Instalación del cultivo

Preparación del terreno


La preparación, la densidad de siembra y la forma de plantación dependen prin-
cipalmente de la variedad y el portainjerto. Características como el tamaño de
la copa, el vigor del árbol, las condiciones edafoclimáticas y topográficas, la la-
branza y mecanización son necesarias para tener en cuenta las labores de siem-
bra. La forma de preparación estuvo relacionada con la ubicación topográfica
del sistema productivo. En lomeríos se encontró que la preparación no es ge-
neralizada, solo se prepara el sitio de plantación luego del trazado del huerto.
En zonas planas, se encontró preparación generalizada del huerto, utilizando
rastras pesadas, seguido por el trazado y posterior ahoyado.

Siembra
Se encontró que las distancias de plantación se seleccionan de forma empírica,
y en algunas localidades se sigue usando el arreglo cuadrado o tresbolillo, que
no favorece la mecanización y por tanto se aumentan los costos de producción.
Los arreglos más apropiados son los rectangulares, que se modifican de acuerdo

43
MANEJO INTEGRADO DEL CULTIVO

con la especie, la variedad y el patrón. La distancia de siembra recomendada es


de 7 × 7 m para una densidad de siembra de 204 plantas/ha; en tresbolillos es
de 273 plantas/ha.

Manejo integrado de la fertilización


El mantener los árboles fertilizados ayuda a que estos sean resistentes a plagas
y enfermedades, a las podas y a cualquier actividad que se realice; por lo tanto,
la fertilización es una práctica importante en los cítricos, ya que además la de-
ficiencia de nutrientes ocasiona disminución en la producción y en la calidad
del fruto (Morales, 2007). El pH es un factor a tener en cuenta para la absorción
de nutrientes; un suelo con fuerte acidez es pobre en bases (calcio, magnesio,
potasio), la actividad de los microorganismos se reduce y el fósforo disponi-
ble disminuye, al precipitarse con el hierro y aluminio (Instituto Nacional de
Innovación Agraria [INIA], 2009).

Análisis de suelos
El análisis de suelo es considerado como una herramienta fundamental para
evaluar su fertilidad, a la vez que es indispensable para definir las dosis de nu-
trientes que requiere el cultivo. Después de que las muestras de suelo son en-
viadas al laboratorio y una vez que se reciben los resultados, se deben tener en
cuenta diversos factores al momento de interpretarlos. Entre estos se encuen-
tran: 1) El conocimiento de la cantidad total de nutrientes individuales en los
suelos tiene un valor muy limitado para predecir el suministro de los mismos
para el crecimiento vegetal. 2) La disponibilidad de cada nutriente en el suelo,
o cantidad efectiva, es menor que la total e incluso pobremente correlaciona-
da con esta última. 3) En los intentos para caracterizar químicamente los suelos
desde el punto de vista del suministro de nutrientes para las plantas, el objetivo
es determinar su disponibilidad y no la cantidad total.

44
MANEJO INTEGRADO DE LA FERTILIZACIÓN

Fertilización edáfica
Algunas propiedades de los suelos, tales como la textura, el contenido de mate-
ria orgánica (MO), la humedad y el drenaje, entre otros, pueden influenciar las
deficiencias o la baja disponibilidad de elementos mayores y menores. Un ejem-
plo de ello son los suelos arenosos, los suelos con bajo contenido de materia
orgánica y las altas precipitaciones, que favorecen la deficiencia de nitrógeno
(N) en los cultivos agrícolas (Tabla 1). Para el caso del pH del suelo, este puede
afectar la disponibilidad de los elementos nutricionales; los suelos mediana-
mente ácidos y ligeramente ácidos son los que permiten intervalos adecuados
y máxima disponibilidad de nutrientes para las plantas (Tabla 2).

Tabla 1 Influencia de las condiciones edáficas y ambientales, y su relación con las deficiencias
nutricionales.

Nutriente Condiciones que favorecen la deficiencia


Nitrógeno (N) Suelos arenosos. Poca materia orgánica. Altas precipitaciones.
Fósforo (P) Suelos muy pobres. Suelos muy húmedos. Ricos en Ca. Fríos.
Potasio (K) Suelos arenosos. Suelos muy húmedos. Suelos pobres y erodados.
Calcio (Ca) Suelos arenosos y ácidos, minerales o de turba. Alcalinos y sódicos. Altas
precipitaciones.
Magnesio (Mg) Suelos arenosos. Muy húmedos.
Azufre (S) Suelos poco húmicos. Altas precipitaciones. Poca adición de fuentes de S.
Hierro (Fe) Suelos cálcicos. Pobremente drenados. Altos contenidos de P, Mn, Zn y Cu.
Cobre (Cu) Suelos muy húmicos. Alcalinos. Ricos en cal. Arenosos. Empobrecidos. Alta
fertilización nitrogenada.
Zinc (Zn) Suelos arenosos empobrecidos. Alcalinos. Graníticos.
Manganeso (Mn) Suelos francos o limosos ricos en cal. Muy húmicos y cálcicos mal drenados.
Minerales muy arenosos y ácidos.
Boro (B) Suelos arenosos procedentes de rocas eruptivas. Ácidos empobrecidos. Orgá-
nicos ácidos. Alcalinos con poca cal libre.
Molibdeno (Mo) Suelos cálcicos bien drenados. Férricos.
Fuente: Salazar (2011).

45
MANEJO INTEGRADO DEL CULTIVO

Tabla 2 Efectos del pH sobre la disponibilidad de los nutrientes en suelo.

pH Evaluación Efectos
< 4,5 Extremadamente ácido Condiciones muy desfavorables.
4,5-5,0 Muy fuertemente ácido Posible toxicidad por Al +3.
5,1-5,5 Fuertemente ácido Exceso de: Co, Cu, Fe, Mn y Zn.
Deficiencia de: Ca, K, N, Mg, Mo y P.
Suelos sin carbonato de calcio.
Actividad bacteriana escasa.
5,6-6,0 Medianamente ácido Intervalo adecuado de disponibilidad para la mayoría de cultivos.
6,1-6,5 Ligeramente ácido Máxima disponibilidad de nutrientes.
6,6-7,3 Neutro Algunos micronutrientes se fijan: Zn, Cu, Mn y Fe.
Fuente: Prado (2008).

Por otro lado, aspectos como la acidificación de los suelos por altos conteni-
dos de aluminio (Al), la salinización por cloruros o sulfatos, la toxicidad por
cloruros, sodio (Na) y micronutrientes, las deficiencias inducidas por el uso de
enmiendas, así como los desbalances entre aniones y cationes, también deben
ser analizados por su efecto sobre el desbalance de nutrientes.
El boro (B) constituye un elemento esencial requerido para el adecuado creci-
miento de los cítricos. Su deficiencia causa en las plantas de naranja una reduc-
ción significativa en la acumulación de materia seca en las hojas, tallos y raíces
(Tabla 1). Sin embargo hay un mayor crecimiento en la raíz que en la parte aé-
rea de la planta, lo que se traduce en un resultado de la relación raíz/vástago de
0,57 para el tratamiento de 0 µM de boro. Este comportamiento se argumenta
por la baja movilidad del boro en el floema, así como por el periodo prolongado
de la deficiencia de boro, la intensidad lumínica y la especie cultivar.

Disponibilidad de agua y nutrientes


Los factores como la disponibilidad de agua y nutrientes tambien tienen su
efecto en la fisiología del transporte de carbohidratos en la planta. Por ejemplo,
bajo condiciones de estrés hídrico la naranja Valencia disminuye su contenido
total de almidón y sacarosa, resultado de la deficiencia fotosintética; sin embar-
go, el contenido de azúcares reductores se muestra significativamente más alto,

46
MANEJO INTEGRADO DE LA FERTILIZACIÓN

como mecanismo de retención de agua (hipotéticamente, pues no se conocen


mecanismos de ajuste osmótico en cítricos).
La información anteriormente citada (Tabla 1 y Tabla 2) se constituye en una
guía útil para los técnicos y agricultores; sin embargo, bajo la asesoría de un
ingeniero agrónomo, y partiendo de los resultados de análisis de suelo, foliares
y de calidad del agua, se deben interpretar estos resultados y calcular la cantidad
necesaria de fertilizante que requiere el cultivo de naranja según el portainjerto,
la variedad, la edad del cultivo, las fuentes a utilizar y su disponibilidad.
Para la aplicación de los fertilizantes se recomienda incorporar el fertilizante en
la zona de mayor actividad radical de los árboles (esta varía según el portainjer-
to); sin embargo, se recomienda ubicar la fertilización y el encalado 1/3 hacia
el centro de la gotera del árbol y en los primeros 30 cm de profundidad, donde
se ubica la mayor cantidad de raíces finas o activas de absorción.

Figura 2 Ubicación de fertilizantes en hoyos realizados previamente en suelo cultivado con naranja.
Fuente: Equipo CTA-2, Subproyecto Mango, Naranja y Mandarina (2018).

Fertilización foliar
Las aspersiones de nutrientes minerales dirigidas al follaje brindan un suminis-
tro de elementos indispensables para la planta en estados críticos de deficien-
cias, siendo hasta 30 veces más rápidas y eficientes que el método de aplicación
al suelo; sin embargo, el efecto se considera temporal (Lovatt, 2000). En este
sentido, las aplicaciones de urea y nitratos son las más usadas en los cultivos, ya

47
MANEJO INTEGRADO DEL CULTIVO

que las plantas presentan respuestas positivas a su suministro, debido principal-


mente a que el nitrógeno es importante para la inducción floral de los cítricos
(Albrigo y Saúco, 2004).

Podas
La realización de podas sobre los árboles de naranja tiene como finalidad modifi-
car los ejes de crecimiento, mediante cortes manuales y/o mecánicos del tejido,
de acuerdo con la fenología de la planta (Miranda, 2012) y hace parte funda-
mental del manejo agronómico del cultivo. Cuando los árboles no son podados
su crecimiento es libre, irregular vertical hacia arriba, con ramas etioladas; es-
to conlleva a la formación de árboles de porte alto en los que los controles
fitosanitarios y la recolección de la fruta son difíciles de llevar a cabo.
Los principales objetivos de esta práctica son: armonizar la arquitectura del
árbol y determinar el porte de la planta, modificar el vigor de la planta, suprimir
ramas indeseables, lograr un equilibrio fisiológico, disminuir la presencia de
enfermedades, producir frutos de mejor calidad por muchos años y regular la
alternancia de las cosechas.
Adicionalmente, las prácticas de poda pueden realizarse manualmente —según
la disponibilidad de mano de obra calificada para realizar la labor— o de forma
mecánica. Esta última es empleada en regiones donde la fruticultura es tecnifi-
cada, los cultivos son de extensa producción y en zonas con baja disponibilidad
de mano de obra.

Poda de raíz
Normalmente se realiza antes del trasplante de los árboles al sitio definitivo y
consiste en la eliminación de las raíces de la planta. En caso de realizarla, la poda
de raíz es recomendada siempre y cuando se esté buscando mantener árboles
de porte bajo, para ser sembrados en alta densidad.

48
PODAS

Poda estructural
Se realiza una vez el árbol ha sido trasplantado a su sitio definitivo, con el fin de
estimular la formación y el desarrollo de tres o cuatro ramas primarias. Consiste
en despuntar el árbol a una altura de entre 60 y 70 cm cuando el cultivo es
instalado en terrenos planos; en terrenos ondulados, la altura que se utiliza es
hasta de un metro. Este primer corte se hace teniendo en cuenta la posición
de las hojas y las yemas, con el propósito de que las ramas resultantes queden
alternadas a diferente altura entre ellas y en diferente dirección (Figura 3).

Figura 3 Árbol en fase de crecimiento inicial sin poda estructural (a) y árbol con poda de formación (b).
Fuente: Fotos Diego Miranda. Equipo CTA-2, Subproyecto Mango, Naranja y Mandarina (2018).

Poda de formación
Este tipo de poda tiene como finalidad mantener la forma inicial dada a los
árboles en la poda estructural, mientras busca a su vez el engrosamiento de
las ramas primarias, y la formación de ramas secundarias y terciarias con un
número de terminales adecuadas, según la edad del árbol. Como resultado de
dicha poda, se obtienen árboles de porte bajo a mediano y de copa abierta,
en los que se presenta adecuada circulación del aire y entrada de radiación al
interior de la copa.

49
MANEJO INTEGRADO DEL CULTIVO

Poda de mantenimiento
En la poda de mantenimiento se realizan despuntes, entresaque de ramas, eli-
minación de ramas entrecruzadas delgadas, eliminación de plumillas y levante
de las ramas bajeras de la copa del árbol, a la vez que se mantiene un volumen
bajo de vegetación en la copa, así como el porte inicial del árbol.

Poda sanitaria
Labor con la cual se eliminan de los árboles las ramas afectadas por enfermeda-
des e insectos, así como ramas secas. Adicionalmente, también se eliminan los
raquis o residuos de las panículas florales al terminar la cosecha, ya que estos
se convierten en focos de enfermedades por hongos y/o bacterias.

Poda de producción
Esta poda debe estar acompañada de un buen manejo nutricional de las plantas,
un adecuado suministro de riego y complementarse con el uso de biorregulado-
res de crecimiento para inducir la floración. La finalidad de la poda de produc-
ción es preparar el árbol para el nuevo ciclo productivo y se lleva a cabo cuando
la producción del ciclo anterior ha terminado. En este tipo de poda se combi-
nan podas suaves y podas fuertes. Las podas fuertes inducen un crecimiento
vigoroso, menor inducción de yemas florales, menor rendimiento por hectárea
y un mayor tamaño de los frutos; mientras que las podas suaves —que normal-
mente son solo despuntes— inducen un crecimiento menos vigoroso, mayor
inducción de yemas florales, mayor rendimiento por hectárea y menor tamaño
de los frutos.

Poda de rejuvenecimiento
Algunas variedades de cítricos con edades avanzadas presentan dificultades pa-
ra la recolección, distribución de la producción solo en los terminales de las
ramas, y disminución del tamaño del fruto, productividad y rendimiento. Por

50
INDUCCIÓN DE FLORACIÓN

esta razón se hace necesario renovar sus ramas y reducir su altura, para lograr
una nueva copa y un nuevo sistema de ramificación. La práctica consiste en
realizar una poda fuerte, recortando las ramas y retrocediendo los árboles, sin
eliminar ni cambiar la copa existente.

Poda de renovación
Consiste en el cambio de la copa del árbol, ya sea porque cuenta con muchos
años de producción, por baja productividad y calidad de la fruta, o por exigen-
cias comerciales que requieren cambios de variedad; para llevar a cabo la poda
de renovación se emplean las siguientes técnicas:
Soqueo parcial de la copa: se fundamenta en la eliminación parcial de la copa
que se va a cambiar, mientras se mantiene una parte del árbol (rama productiva,
rama pulmón, rama tirasavia). Esta poda tiene la ventaja de que una parte de la
planta sigue produciendo frutos, lo que favorece la generación de ingresos para
el productor. Sobre la parte soqueada se puede realizar injertación directa de
yemas de la nueva variedad de interés o reinjertar sobre los rebrotes de la copa
vieja, mediante un injerto en T invertida.
El soqueo total: consiste en eliminar la copa vieja en su totalidad e injertar má-
ximo tres rebrotes seleccionados de las yemas de la nueva variedad, mediante
un injerto de T invertida; posteriormente se protegen las yemas con cintelita
y bolsas de papel para favorecer el prendimiento. No obstante, como inconve-
niente se presenta el retraso de la producción por dos años, según la sanidad,
el manejo dado a las plantas y la nutrición. En el género Citrus las podas de reno-
vación dependen en gran parte de la longevidad de los portainjertos utilizados,
por lo que se requiere que antes de tomar la decisión de realizarla, se tenga
previo conocimiento sobre el tipo e historial del portainjerto empleado; si se
desconocen estos requerimientos es mejor realizar una siembra nueva.

Inducción de floración
La inducción floral es un proceso mediante el cual las yemas de los frutales,
originalmente vegetativas, sufren cambios metabólicos que las preparan para

51
MANEJO INTEGRADO DEL CULTIVO

Figura 4 Poda de renovación en naranja mediante soqueo total.


Fuente: Foto Diego Miranda. Equipo CTA-2, Subproyecto Mango, Naranja y Mandarina (2018).

transformarse en yemas florales (Yuri, Lobos y Lepe, 2002). En cítricos, obte-

52
INDUCCIÓN DE FLORACIÓN

ner frutas fuera de la temporada normal de producción mediante prácticas de


estimulación de la floración representa la opción más adecuada para extender el
periodo de cosecha de los frutales y comercializar con mayores ventajas econó-
micas en los mercados nacionales e internacionales (Becerril y Rodríguez, 1989).
Entre los beneficios del uso de técnicas para inducción floral en árboles frutales,
sobresale el poder anticipar o retardar las épocas de producción de los cultivos,
mediante la modificación de las épocas de cosecha; esto con el fin de lograr
mejores precios del producto y mayor competitividad. En este contexto, entre
las estrategias para estimular la floración se encuentran las que se enumeran a
continuación.

Estrés hídrico
La inducción del estrés hídrico o sequía puede inducir la floración debido a la in-
hibición del crecimiento de la raíz seguido por cambios en el balance hormonal
del árbol (Nir, Goren y Leshem, 1972). Las plantas sometidas a sequía realizan
ajuste osmótico, lo que les permite sobrevivir sin gasto de energía (Hsiao, 1973).
Conforme el estrés hídrico se acentúa, hay una reducción en la concentración
de almidón y sacarosa, mientras que los azúcares se incrementan (Wang y Stutle,
1992).
Para promover floración en los cítricos, el estrés hídrico debe durar aproxima-
damente un mes, lo que varía en ocasiones por las condiciones climáticas y las
características físicas del suelo (Barbera, Kicascui y Fatta, 1985). En este sentido,
plantas de lima Persa injertadas sobre C. macrophylla bajo invernadero y some-
tidas a un periodo de estrés hídrico durante cuatro a cinco semanas, pueden
llegar a desarrollar brotes florales dos semanas después ser expuestas a dicho
estrés (Southwick y Davenport, 1987).

Anillado y rayado
El anillado de ramas o tallo en frutales es una práctica antigua usada para mani-
pular el crecimiento vegetativo del árbol, la floración y el desarrollo del fruto
(Davie, Stassen y Walt, 1995). El anillado consiste en la remoción de la corte-
za del tallo o rama en forma de anillo; esto provoca el bloqueo temporal de la

53
MANEJO INTEGRADO DEL CULTIVO

translocación de los fotosintatos de las hojas a la raíz y resulta en la detención


del crecimiento y la acumulación de carbohidratos y hormonas en los tejidos
situados por encima de la incisión (Schaper y Chacko, 1993; Davie et ál. 1995;
McNeil y Parsons, 2003; Urban, Léchaudel y Lu, 2004; Mostafa y Salch, 2006).
Finalmente, el tamaño del anillo puede variar según el ancho de la corteza ex-
traída, que en general es mayor a dos milímetros (Agustí, 2000).
Por su parte, el rayado de ramas o tallo es una variante del anillado y consiste
en hacer una incisión circular superficial de un milímetro en una rama terciaria
mediante una navaja de hoja curva, con el fin de forzar la brotación de yemas
fructíferas en la planta; con esto se logra forzar la floración. Esta técnica presen-
ta una ventaja sobre el anillado, ya que produce menor daño alrededor de toda
la rama, sin la extracción de un anillo de corteza, por lo que cicatriza con mayor
facilidad. Sin embargo, si las prácticas de anillado y rayado no son realizadas
adecuadamente, pueden generar efectos adversos como la caída de flores y fru-
tos, formación de frutos pequeños y, en casos extremos, la muerte de ramas y
árboles (Ariza, Cruzaley y Vasquez, 2004).

Aplicación de reguladores de crecimiento


Un regulador del crecimiento de las plantas es “cualquier sustancia o mezcla
de sustancias destinadas, mediante acción fisiológica, para acelerar o retrasar
la tasa de crecimiento o maduración o para alterar de otra manera el comporta-
miento de las plantas ornamentales”. Estos productos representan solo del 3 al
4 % de las ventas totales de agentes de protección de cultivos, y su potencial de
mercado actualmente limitado obedece a los crecientes costos de desarrollo y
registro. La demanda de alta rentabilidad ha creado restricciones importantes
en la introducción de nuevos PBR.
Entre las aplicaciones importantes de los reguladores de crecimiento en la fruti-
cultura del trópico y del subtrópico están las producciones continuas de frutas
y la programación de cosechas, que buscan —entre otros factores— el manejo
de las floraciones y las producciones a destiempo (desfase de las cosechas), au-
mentar los volúmenes de fruta producida y pretender un beneficio económico
a los productores, por la venta de sus productos de manera anticipada. El uso

54
INDUCCIÓN DE FLORACIÓN

de estas alternativas requiere, de igual manera, el conocimiento de las especies,


variedades o cultivares, la caracterización climática de las zonas de producción,
el conocimiento de la fenología del cultivo, el uso de prácticas como podas,
raleos y manejo del riego y la nutrición. A esto se suma el proceso de capacita-
ción requerido para los técnicos y productores sobre el uso de estos productos
reguladores, sobre sus ventajas, pero también sobre sus desventajas (Miranda,
2019).
A pesar de que en Colombia se ha generado conocimiento sobre el uso de al-
gunos biorreguladores del crecimiento en algunas especies frutales (caso del
mango, guanábana, aguacate y cítricos) y de sus efectos sobre la promoción
de la floración (inducción) y la fructificación, poco se conoce acerca del uso
de otras sustancias promotoras o retardantes del crecimiento para el caso de
naranja.

Etileno

El etileno es una molécula orgánica con actividad biológica producida por todas
las plantas, además de algunos microorganismos (Srivastava, 2002). En cítricos,
se han realizado varios ensayos que han mostrado un efecto similar al del estrés
hídrico con la aplicación de etileno. De acuerdo con esto, la aplicación foliar de
entre 200 y 500 mg/l, acompañada de urea al 1 %, puede reducir el tiempo de
ocurrencia de la floración hasta en un 50 % con respecto a un periodo normal,
y se llega a generar la floración 40 días después de la aplicación.

Paclobutrazol

El paclobutrazol (PBZ) es un fitorregulador retardante del crecimiento que ha si-


do reportado como promotor de la floración en el género Citrus para diferentes
cultivos como naranja dulce, mandarina y limas ácidas (Harty y Van Staden,
1988; Ogata et ál., 1996; Martínez, Mesejo, Juan, Almela y Agustí, 2002; Montei-
ro da Cruz, Lopes de Siqueira, Chamhum y Cecom, 2008). Junto con las bajas
temperaturas (16° C) incrementa la floración hasta en un 214 % con concentra-
ciones de 819 mg/l (Monteiro da Cruz et ál., 2008). El efecto del PBZ sobre la

55
MANEJO INTEGRADO DEL CULTIVO

floración depende de distintos factores, como la cantidad de frutos en el ár-


bol al momento de la aplicación y la época en que esta se realiza; de acuerdo
con esto último, el PBZ se debe aplicar después del reinicio del crecimiento
vegetativo, entre un mes y un mes y medio después de la poda, dependiendo
del cultivar; de este modo se puede adelantar cerca de un mes la floración y la
cosecha (Davenport, 2006).

Prohexadiona de calcio

La prohexadiona de calcio (Pro-Ca) es un biorregulador que actúa inhibiendo


la biosíntesis de giberelinas y que tiene una persistencia limitada de cuatro se-
manas (Evans, R., Evans, J. y Rademacher, 1997; Winkler, 1997; Fallahi, 1999;
Bubán, Foldes, Fekete y Rademacher, 2004). La inhibición de la síntesis de gibe-
relinas mediante la Pro-Ca parece ser el resultado de la competencia por el sitio
activo de las enzimas (hidrolasas) involucradas en la etapa final de la síntesis de
giberelinas (Costa, Sabatini, Spinelle, Andreotti, Bomben y Vizzoto, 2004). Para
el caso de cítricos (Citrus paradisi cv. Duncan, C. reticulata Blanco cv. Sun Cha Sha,
C. macrophyla, C. aurantium, C. paradisi × Poncirus trifoliata y C. paradisi injertado en
Smooth Flat Seville), dos aplicaciones de 500 mg/l de Pro-Ca, a un pH de 3,5 en
intervalos de cuatro semanas, reduce el crecimiento de todos los brotes vege-
tativos en los primeros tres meses; con esto también se logra la inhibición en
un 40 % de la longitud de los brotes (Stover et ál., 2004).

Recomendaciones para el uso de reguladores de crecimiento

Antes de la aplicación de cualquier biorregulador de crecimiento se debe tener


presente la especie vegetal, la variedad y su estado fenológico, su edad, la madu-
ración de los brotes y algunas prácticas complementarias como podas, nutrición
y agobios, entre otras; así mismo se deben considerar las condiciones ambien-
tales predominantes en la zona del cultivo, ya que estos factores en conjunto
inciden en la respuesta de las plantas. Si bien las respuestas iniciales de la apli-
cación de los inductores son impactantes, se debe recordar también que estos
productos en su mayoría son inhibidores o retardantes del crecimiento, por lo

56
POLINIZACIÓN

que su uso debe ser restringido, pues las aplicaciones frecuentes pueden ocasio-
nar alteraciones en el crecimiento de las plantas, así como su envejecimiento
acelerado.

Polinización
La polinización es el proceso de transferencia del polen desde los estambres
hasta el estigma, lo que hace posible la fecundación de las plantas con flores
(angiospermas) y, por lo tanto, la producción de frutos y semillas (Ramírez y Lee
Davenport, 2013; Apolo-Observatorio de agentes polinizadores, 2014). La poli-
nización puede ser llevada a cabo tanto por vectores bióticos (animales) como
abióticos (agua o viento), pero la gran mayoría de plantas con flores dependen
de los primeros, principalmente de aquella mediada por insectos (Organización
de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO], 2014; García,
Ríos y Álvarez del Castillo, 2016). Dentro del grupo de insectos, las abejas son
los principales polinizadores de la mayoría de los cultivos agrícolas y plantas
silvestres.

Importancia del proceso de polinización


La polinización como un proceso biótico tiene valor ecológico y comercial, pues
representa un servicio clave para el mantenimiento de la productividad agrícola,
que depende tanto de la función de los polinizadores domésticos como de las
poblaciones de polinizadores silvestres (Schulp, Lautenbachb y Verburg, 2014).
Los cultivos agrícolas varían en sus niveles de dependencia de la polinización
animal, desde aquellos para los que es irrelevante (autopolinizados o poliniza-
dos por vectores abióticos), hasta los que dependen estrictamente de la polini-
zación animal (Aizen y Harder, 2009).
Los cultivos dependientes de polinización abiótica y las especies de tubérculos
representan la principal fuente de energía en la dieta humana; sin embargo, los
cultivos polinizados por insectos son críticos para el suministro de proteínas
vegetales (soja, aceite de palma, semilla de canola, frijol, arveja), fibra dietaria
(hortalizas), vitaminas A y C (frutas y verduras) y, en general, para proporcionar

57
MANEJO INTEGRADO DEL CULTIVO

una dieta equilibrada y variada (Hein, 2009). Además, las gramíneas y legumino-
sas (alfalfa y tréboles), que requieren polinización para la producción de semilla,
hacen parte de la dieta de animales domésticos y, en última instancia, contri-
buyen de forma indirecta a la dieta humana en productos como la leche y sus
derivados, así como la carne de res, cerdo, aves y ovinos (Abrol, 2012).
Gran parte de los alimentos que hoy en día se consumen y comercializan ma-
sivamente dependen directa o indirectamente de la polinización realizada por
insectos (Schulp et ál., 2014). Actualmente, se estima que la polinización me-
diada por insectos maximiza los rendimientos del 75 % de las 115 especies de
cultivo más importantes a nivel mundial y es responsable de aproximadamente
el 35 % de la producción agrícola en el mundo (Klein et ál., 2007; Winfree, Gross
y Kremen, 2011; Cunningham y Le Feuvre, 2013). La naturaleza y el alcance de
estos beneficios derivados de la polinización pueden variar entre los cultivos,
y van desde el aumento de la cantidad y calidad de las frutas o semillas pro-
ducidas, hasta acelerar el desarrollo del cultivo o el aumento de la diversidad
genética del mismo (Breeze, Bailey, Balcombe y Potts, 2011).
En términos económicos, la polinización mediada por insectos reviste una gran
importancia. De acuerdo con Melathopoulos, Cutler y Tyedmers (2015) y con Ga-
llai, Salles, Settele y Vaissière (2009), las pérdidas económicas a nivel global co-
mo resultado de una falta de polinización animal se estiman en US $ 212 000 000,
o 9,5 % del valor económico de la producción agrícola mundial, considerando
sólo los cultivos que se utilizan directamente para la alimentación humana.
Así mismo, la pérdida completa de polinizadores se traduciría en un déficit de
producción respecto a los niveles actuales de consumo de 12 % para las frutas y
6 % para las verduras (Potts, Biesmeijer, Kremen, Neumann, Schweiger y Kunin,
2010); aunque estos escenarios de valoración son solo aproximaciones, permi-
ten demostrar la importancia relativa de la polinización por insectos como un
insumo agrícola significativo. De otra parte, a pesar de su enorme importan-
cia y de acuerdo con recientes investigaciones, los polinizadores podrían verse
afectados por una serie de cambios ambientales, como la pérdida de hábitat y
el cambio climático, con consecuencias aún desconocidas para el proceso de
polinización (Potts et ál., 2010).

58
POLINIZACIÓN

Agentes polinizadores
A nivel mundial, diferentes insectos participan en la polinización de cultivos
agrícolas (Tabla 3). Los principales polinizadores son las abejas y cerca del 73 %
de los cultivos del mundo son polinizados por alguna especie perteneciente a
este grupo (Toni y Djossa, 2015); para el 28 % restante participan polinizadores
como moscas, hormigas, avispas, escarabajos, mariposas, polillas, aves y mamí-
feros, entre otros (Freitas y Pereira, 2004).
De los cultivos que componen la mayor parte del suministro de alimentos a
nivel mundial, solo el 15 % son polinizados por abejas gestionadas —principal-
mente abejas melíferas, abejorros y abejas sin aguijón—; mientras que por lo
menos el 80 % son polinizados por abejas silvestres u otros polinizadores silves-
tres (Abrol, 2012; Sharmah, Khound, Rahman y Rajkumari, 2015).
Existen por lo menos 17 000 especies de abejas nativas o silvestres en el mun-
do (Michener, 2007). Muchas de estas especies son agentes polinizadores en
los agroecosistemas y contribuyen sustancialmente a la polinización de varios
cultivos comerciales (como café, sandía, tomate, arándanos, girasoles y fresa,
entre otros) beneficiando directamente la producción agrícola (Winfree et ál.,
2011).
Las abejas nativas son los principales polinizadores silvestres para los cultivos
más dependientes de la polinización animal (Klein et ál., 2007) y en algunas
regiones se complementa la actividad de las colmenas de abejas Apis mellifera
mediante la mejora de la eficacia de la polinización en cultivos donde la activi-
dad polinizadora de la abeja melífera resulta deficiente y al asegurar el proceso
ante la escasez de polinizadores (Winfree et ál., 2011).
Si bien no se tiene información precisa de la contribución de los polinizadores
silvestres en los agroecosistemas, estos son los responsables de gran parte de la
producción en los cultivos donde no hay abejas gestionadas (Klein et ál., 2007).
Tal puede ser el caso de la producción agrícola de los países en desarrollo como
Colombia, en donde la apicultura se orienta principalmente hacia la producción
de miel, el traslado de colmenas para polinización no es una práctica común y
la actividad apícola como tal no está muy difundida, en comparación con otras
regiones como Europa y Estados Unidos.

59
MANEJO INTEGRADO DEL CULTIVO

Tabla 3 Lista de especies polinizadoras conocidas a nivel mundial en cultivos destinados directamente
a la alimentación humana.

Grupo de polinizadores Especies


Abeja melífera Apis mellifera L., A. cerana Fabr., A. dorsata Fabr. y A. florea Fabr.
Abejas sin aguijón Melipona favosa Fabr., M. subnitida Ducke, M. quadrifasciata Lepeletier,
Nanotrigona perilampoides Cresson, N. testaceicornis Lepeletier, Trigona cupira
Sm., T. iridipennis Smith, T. (Lepidotrigona) terminata Smith, T. (Tetragonoula)
minangkabau Sakagami, T. toracica Smith Scaptotrigona depilis Moure.
Abejorros Bombus affinis Cresson, B. californicus F. Smith, B. hortorum L.,
B. hypnorum L., B. impatiens Cresson, B. lapidarius L., B. (Thoracobombus)
pascuorum Scop., B. sonorus L., B. terrestris L. y B. vosnesenskii Radoszkowski.
Abejas solitarias Amegilla chlorocyanea Cockerell, A. (Zonamegilla) holmesi Rayment, Andrena
ilerda Cam., Anthophora pilipes Fabr., Centris tarsata Smith, Creightonella fron­
talis Fabr., Habropoda laboriosa Fabr., Halictus tripartitus Cockerell, Megachile
(Delomegachile) addenda Cresson, M. rotundata Fabr., Osmia aglaia Sandhouse,
O. cornifrons Radoszkowski, O. cornuta Latreille, O. lignaria Say, O. lignaria pro­
pinqua Cresson, O. ribifl oris Cockerell, Peponapis limitaris Cockerell, P. pruinosa
Say, Pithitis smaragdula Fabr., Xylocopa (Zonohirsuta) dejeanii Lepeletier, Xyloco­
pa frontalis Oliver y Xylocopa suspecta Moure.
Avispas Blastophaga psenes L.
Mosca de la flor Eristalis cerealis Fabr., E. tenax L. y Trichometallea pollinosa Townsend.
y otras moscas
Trips Thrips hawaiiensis Morgan y Haplothrips (Haplothrips) tenuipennis Bagnall.
Aves Turdus merula L. y Acridotheres tristis L.
Fuente: Abrol, (2012).

En áreas tropicales de Latinoamérica y el Caribe existen miles de especies poli-


nizadoras nativas y silvestres en los paisajes agrícolas, donde se satisfacen sus
necesidades de hábitat y son suficientes para polinizar los cultivos (Winfree,
2008); no obstante, en los últimos años, la intensificación en los agroecosiste-
mas en algunas regiones, caracterizada por la presencia de grandes plantaciones
de monocultivos y el uso intensivo de agroquímicos, ha ocasionado que estos
paisajes sean cada vez más limitantes para los polinizadores silvestres.
Cabe resaltar que varios autores coinciden en afirmar que para asegurar un servi-
cio de polinización estable en los agroecosistemas, los paisajes deben contribuir
a mantener las poblaciones de polinizadores silvestres mediante el suministro
de recursos para la alimentación, anidación e hibernación (Rollin et ál., 2013;

60
POLINIZACIÓN

Ricou, Schneller, Amiaud, Plantureux y Bockstaller, 2014); en este sentido, la


abundancia de polinizadores y, en consecuencia, la tasa de visitas y el éxito de
la polinización se ve favorecido por la presencia de hábitats seminaturales, bor-
des de bosques o elementos del paisaje que se encuentren cerca de los campos
de cultivo (Schulp et ál., 2014).
Finalmente, mediante el trabajo adelantado por el Subproyecto Mango, Naranja
y Mandarina en las provincias del Tequendama y Alto Magdalena, se pudo cons-
tatar que aún existe diversidad de abejas nativas, entre las que se encuentran
las especies Tetragonisca angustula, Scaptoptotrigona sp., Melipona ebúrnea, Plebeia sp.,
Oxytrigona daemoniaca, Nannotrigona sp., Paratrigona sp. y Frieseomelitta sp., las cua-
les en su totalidad prestan servicio de polinización en las zonas evaluadas. Sin
embargo, dentro de las especies identificadas, algunas son de difícil manejo (co-
mo Oxytrigona sp.) y otras no son productoras de recursos secundarios como
miel (Plebeia sp.).

Importancia de la conservación de polinizadores en los


agroecosistemas
La importancia de los servicios de polinización en los agroecosistemas ha si-
do bien documentada. Entre los aproximadamente 300 cultivos comerciales, al-
rededor del 84 % son polinizados por insectos (Abrol, 2012); a su vez, estos
insectos polinizadores son responsables de un 80-85 % del total de hectáreas
de polinización comerciales, entre frutas, verduras, semillas oleaginosas, legu-
minosas y forrajes (Allsopp, de Lange y Veldtman, 2008; Abrol, 2012), lo que
representa aproximadamente un tercio de la producción mundial de alimentos
(Klein et ál., 2007).
De otra parte, el 22,6 % de la producción agrícola en el mundo en desarrollo y
el 14,7 % de la producción agrícola en el mundo desarrollado, dependen direc-
tamente de la polinización animal, hasta cierto punto (Aizen et ál., 2008); y el
valor de la polinización por insectos para la agricultura es aproximadamente el
mismo para la Unión Europea (€ 14 200 000, US $ 19 800 000) y Norteamérica
(excluyendo a México) [€ 14 400 000, US $ 20 100 000] (Gallai et ál., 2009).

61
MANEJO INTEGRADO DEL CULTIVO

Debido a la enorme importancia de la polinización para la agricultura, el alquiler


de colmenas de abejas para suplir o complementar la actividad de los poliniza-
dores silvestres es una práctica cada vez más común. Por ejemplo, en el cultivo
de almendro en Estados Unidos se ha estimado un incremento en el rendimien-
to de la producción de € 1000 por cada colmena introducida (son necesarias
entre cinco y ocho colmenas por hectárea).
En Nueva Zelanda, la demanda de colmenas para polinizar kiwis se ha incremen-
tado en un 5000 % en los últimos 15 años. En Chile, se estima que se generan
entre 9 y 16 millones de dólares de ganancias gracias a la polinización por las
abejas domésticas, y el pago por polinización constituye el 50 % de los ingresos
del apicultor (Apolo, 2014; FAO, 2014).
En la actualidad, la evidencia revela que la demanda mundial de cultivos que
dependen de polinizadores puede superar la capacidad agrícola y ecológica pa-
ra facilitar la polinización (Aizen et ál., 2009). Durante el último medio siglo, la
producción agrícola que es independiente de la polinización animal se ha du-
plicado, y ha igualado aproximadamente a la creciente demanda de alimentos
impuestas por el crecimiento de la población humana (Eilers et ál., 2011); por
el contrario, la producción agrícola que requiere polinización animal (en su ma-
yoría frutas y frutos secos de zonas tropicales y subtropicales), aumentó casi
cuatro veces (Aizen et ál., 2008). Este rápido aumento de la producción agríco-
la dependiente de la polinización es muy superior al de la población mundial
de abejas domesticadas y, además, podría poner en riesgo las poblaciones de
polinizadores silvestres al acelerar la destrucción del hábitat (Aizen y Harder,
2009).

Captura y traslado de abejas nativas


Durante las últimas dos décadas, algunos trabajos han descrito las característi-
cas y desarrollo de la meliponicultura a nivel global, en varios países de América
Latina y en menor proporción en otros continentes. Así mismo, un cuerpo cre-
ciente de trabajos sobre biología básica, comportamiento, taxonomía y distribu-
ción de meliponinos han dado paso a la investigación aplicada, lo que resulta en
el desarrollo de nuevas tecnologías de cría y manejo, que incluyen el diseño de

62
POLINIZACIÓN

colmenas, la selección de especies, la cría de reinas y el desarrollo de protocolos


para cosecha y manejo de la miel, entre otros (Nates-Parra, 2016).
La captura y traslado de abejas nativas se plantea como una estrategia para la
conservación de los polinizadores nativos en las provincias del Tequendama y
Alto Magdalena. En la mayoría de las zonas, a pesar del desconocimiento del
servicio prestado por esta clase de insectos y su importancia para la agricultu-
ra, se debe incentivar la implementación de la tecnología con las condiciones
medioambientales actuales.
En cuanto al hábitat de los polinizadores, la conservación de áreas de vegeta-
ción nativa dentro de los predios cultivados es un factor de gran importancia
para la preservación de especies polinizadoras como las abejas nativas, pues
en estas áreas las abejas obtienen los recursos necesarios para su alimentación,
anidación e hibernación.
El correcto funcionamiento de la tecnología, luego de la instalación de cajas
racionales trasladadas, depende principalmente del manejo que se haga al culti-
vo. Se deben tener en cuenta aspectos como el manejo ambiental responsable,
la delimitación de zonas de conservación de bosques y el correcto uso de in-
secticidas y herbicidas, en busca de la supervivencia de las abejas luego de su
traslado y movimiento en busca de flores objetivo, como las de mango.
El clima es una variable importante para el funcionamiento de esta tecnología.
Las condiciones climatológicas extremas, como sequías o temporadas de llu-
vias marcadas, no actuarán a favor del éxito de esta gestión de polinizadores;
el comportamiento climático normal sin alteraciones será suficiente para pro-
mover la captura de abejas nativas sin aguijón; las anomalías climáticas, como
el fenómeno del Niño, con temporadas de sequías marcadas, como La Niña,
consistentes en temporadas anormales de lluvias fuertes, pueden dificultar el
desarrollo de las poblaciones de abejas polinizadoras.

Instalación de colmenas de abejas nativas


Inicialmente, se deben implementar botellas trampa para la captura de las abe-
jas nativas. Estas no deben proceder de sitios naturales, a no ser que los insectos

63
MANEJO INTEGRADO DEL CULTIVO

polinizadores estén en riesgo, como por la tala de árboles. Una vez capturadas
las abejas, se procede a trasladarlas a colmenas de madera; finalmente, las bo-
tellas se reutilizan para la captura de más insectos, ya que estos dispositivos
son altamente atractivos y seguramente serán ocupados nuevamente por otra
colonia. Por otro lado, se aconseja trasportar las colonias en botellas trampa
o colmenas de madera, en horas de la noche —esto para no perder abejas— y
ubicarlas, en lo posible, a mínimo 200 metros de distancia de su sitio original.

Elaboración de señuelos (trampas) para captura de abejas


nativas sin aguijón.
En la elaboración de señuelos para la captura de colonias de abejas nativas sin
aguijón, se propone el protocolo citado por Oliveira et ál. (2013). Este procedi-
miento consiste en el uso de botellas plásticas recicladas de dos a tres litros, las
cuales deben ser impregnadas en su interior con propóleo o cerumen diluido
en alcohol (Figura 5). Posteriormente, las botellas se recubren con un material
aislante (como papel periódico) para mantener la temperatura, y con plástico
negro para impedir que entre la luz a su interior. Adicionalmente, se abre un
orificio en la tapa de cada botella, el cual actúa como la entrada de las abejas
al interior. A continuación se describen las materiales y actividades necesarias
para la elaboración de las trampas.

Materiales para la elaboración de señuelos

• Botellas recicladas (dos a tres litros) con tapa.

• Papel periódico.

• Plástico negro.

• Atrayente (cera y/o propóleos de abejas).

64
POLINIZACIÓN

Figura 5 Botellas preparadas para la instalación en campo.


Fuente: Equipo CTA-2, Subproyecto Mango, Naranja y Mandarina (2018).

Procedimiento para la elaboración de señuelos

• Lavar y dejar secar las botellas.

• Colocar una capa de periódico.

• Poner una capa de plástico y sellar en el cuello de la botella.

• Aplicar el atrayente dentro de las botellas y tapar. Se debe hacer una perfo-
ración de ½" en la tapa.

Instalación de señuelos
Los señuelos se cuelgan en los árboles no frutales, en áreas de bosque con-
servado, a alturas de entre uno y dos metros. Las trampas deben colocarse en
posición horizontal y amarrarse con cuerda plástica y/o alambre dulce resisten-
te; se debe dejar la tapa de la botella en una posición en la que no sea posible
la entrada de agua en caso de lluvia, como se ve en la Figura 6 y la Figura 7.

65
MANEJO INTEGRADO DEL CULTIVO

Figura 6 Técnico haciendo el montaje de una trampa en un árbol no frutal.


Fuente: Equipo CTA-2, Subproyecto Mango, Naranja y Mandarina (2018).

Proceso de traslado de colonias a cajas racionales


Una vez el proceso de captura con las trampas es efectivo, se procede al tras-
lado de los nidos de abejas a cajas racionales diseñadas para su manejo. A con-
tinuación se presenta el proceso de traslado de colmenas desde los señuelos
efectivos a las cajas racionales.
La finalidad de instalar y trasladar colonias capturadas, es inducir la polinización
durante épocas de floración. Con esto es posible obtener mayor rendimiento del
cultivo, ya sea por el incremento del número de frutos y por posibles mejoras
en su calidad, lo cual conllevará a obtener mayores beneficios económicos. De
otra parte, aunque el beneficio más importante de las abejas es la polinización,
se debe tener en cuenta que se pueden obtener otros productos de la colmena
como miel, cera y propóleos, entre otros, los cuales son altamente valorados.

66
POLINIZACIÓN

Figura 7 Instalación correcta de una trampa para la captura de nidos de abejas sin aguijón.
Fuente: Equipo CTA-2, Subproyecto Mango, Naranja y Mandarina (2018).

Materiales para el traslado de abejas nativas

• Colmenas de madera (cajas racionales).

• Recipiente plástico o de vidrio de tamaño medio para poner recipientes de


miel.

• Un recipiente con agua para lavarse las manos y los materiales que se unten
de miel.

• Cinta de enmascarar de buena calidad y adherencia para cerrar las aberturas


de la colmena.

• Cuchillo o navaja para abrir la botella trampa, cortar y retirar la cría, cera y
potes de la colonia.

67
MANEJO INTEGRADO DEL CULTIVO

• Brocha suave para barrer abejas de la botella a la nueva caja racional.

• Cuerda o alambre para colgar la colmena en el sitio en donde se encontraba


la trampa botella.

Traslado de abejas e Instalación de colmenas de madera

1. Antes del traslado se deben tener listos los materiales recomendados; pos-
teriormente se descuelga la botella con cuidado manteniéndola en la mis-
ma posición en que se encontraba. La botella no se debe girar ni invertir, ya
que se puede llegar a matar la cría. Es importante recordar en qué dirección
se encuentra la entrada, con el fin de ubicar posteriormente la colmena de
madera.

2. Retirar la estructura de entrada de las abejas (tubo) y colocarla aparte; se-


guido a esto, la estructura se pondrá en la entrada de la colmena de madera
para que las abejas puedan identificarla por el olor.

Figura 8 a) Retiro de la estructura de entrada de las abejas en una colonia colectada en trampa.
b) Retiro de plástico de trampa colectora de abejas.
Fuente: Equipo CTA-2, Subproyecto Mango, Naranja y Mandarina (2018).

68
POLINIZACIÓN

3. Retirar la abrazadera o el cordón ubicado en la boca de la botella para libe-


rar la bolsa negra y el papel periódico. Esto tiene que hacerse suavemente
para no dañar la estructura interna del nido (Figura 8a).

4. Realizar un corte cuidadoso y muy superficial en la botella con el cuchillo


o navaja para no maltratar las estructuras internas del nido. El corte debe
hacerse de tal manera que se pueda abrir una puerta para acceder al ni-
do que posteriormente podrá ser cerrada para reutilizar la botella trampa
(Figura 8b).

5. Posteriormente, se debe identificar el área de cría; liberarla y retirarla com-


pletamente mediante un corte alrededor de esta área, empleando el cuchi-
llo. Si esto no es posible, se debe retirar el área de cría por secciones, y
acomodarlas en la nueva colmena, en la misma posición como se encontra-
ban en la botella. Es posible que la mayoría de las abejas de la colmena se
encuentren volando alrededor, lo que es un comportamiento normal, ellas
luego podrán regresar a la nueva colmena; es importante tener precaución
para perder el menor número de abejas posible (Figura 9).

Figura 9 a) Apertura de trampa para extracción del nido. b) Retiro del área de cría para traslado.
Fuente: Equipo CTA-2, Subproyecto Mango, Naranja y Mandarina (2018).

6. Una vez ubicada la cría en la nueva colmena, se proceden a trasladar los


potes de alimento y la cera que se encuentra en la botella. Se debe tener
la precaución de retirar los potes de alimento con cuidado para no rom-
perlos y evitar al máximo derramar alimento en la nueva caja, ya que esto

69
MANEJO INTEGRADO DEL CULTIVO

puede atraer insectos que atacan a las abejas residentes. Es recomendable


trasladar la mayor cantidad de alimento posible y de cera, esto debido a
que las abejas reciclarán todo este material que les permitirá desarrollarse
adecuadamente en su nuevo hogar (Figura 10).

Figura 10 a) Traslado de cría a una colmena racional. b) Traslado de cría, alimento y recubrimiento
(cera) a una colmena racional.
Fuente: Equipo CTA-2, Subproyecto Mango, Naranja y Mandarina (2018).

Figura 11 a) Nido de abejas nativas sin aguijón en colmena racional. b) Proceso de cierre de colmena
posterior al traslado.
Fuente: Equipo CTA-2, Subproyecto Mango, Naranja y Mandarina (2018).

7. En la botella quedarán abejas. Estas por lo general son muy jóvenes y no


pueden volar; para trasladarlas a la nueva colmena, se recomienda revisar
que la reina no se encuentre entre ellas y barrerlas utilizando una brocha
o sacudirlas dentro de la colmena. En caso de encontrar a la reina, esta
debe ser acercada a su nido incitándola a caminar a él; la abeja reina no se

70
POLINIZACIÓN

debe tocar con ningún objeto ni ser manipulada, ya que se puede lastimar
o impregnar de otros olores, lo que provoca que la colmena la rechace.

8. Una vez se han trasladado las abejas a la nueva colmena, esta se tapa y se
sellan sus uniones con cinta de enmascarar (Figura 11).

9. Tome el tubo de entrada que retiró en el paso dos, y colóquelo en la nueva


entrada de la colmena; este tubo contiene aromas característicos y promo-
verá la ubicación de las abejas que se encuentren fuera (Figura 12b).

10. La colmena de madera debe ser trasladada al lugar original de donde se


retiró la botella trampa; esta última se debe colgar con el alambre o la
cuerda, procurando ubicar la entrada en la misma posición en la cual estaba.
Esto ayudará a la ubicación de las abejas que se encontraban en campo
cuando la colmena fue retirada (Figura 12a).

11. Se recomienda dejar la botella trampa abierta unos días de tal manera que
otras abejas puedan limpiar el interior. Seguido a esto, se procede a re-
construir la botella trampa colocando papel periódico y plástico negro de
recubrimiento, que se amarra en la tapa de la botella con alambre o cuerda,
y finalmente se cuelga en otro árbol (Figura 12c).

Cabe resaltar que la principal plaga de las abejas es la mosca conocida como
foridio; la cual se caracteriza por ser bastante pequeña y ágil. La mosca es atraída

Figura 12 a) Colonia instalada de abejas nativas sin aguijón. b) Entrada de la colonia instalada.
c) Sellado de trampa para reutilización en la captura de abejas nativas sin aguijón.
Fuente: Equipo CTA-2, Subproyecto Mango, Naranja y Mandarina (2018).

71
MANEJO INTEGRADO DEL CULTIVO

por los olores al interior de la colmena y puede provocar la muerte de la colonia


en un lapso de ocho días. Una vez iniciada una infestación por foridio, esta no
podrá ser detenida con facilidad; para evitar esto, la colmena debe quedar muy
bien sellada, y se debe evitar realizar los traslados en épocas lluviosas o en días
muy nublados.

72
Manejo integrado de enfermedades

En huertos citrícolas, las pérdidas económicas por causa de enfermedades oca-


sionan efectos como la ausencia de unidades productivas por unidad de área,
alteración de procesos fisiológicos, disminución en los rendimientos y pérdida
de calidad de la fruta. El desarrollo de oportunas prácticas de manejo de cultivo
conjugado con las condiciones agroecológicas de la zona determina la respues-
ta del cultivo a la aparición de enfermedades. Bajo estas consideraciones, se
hace necesario implementar esquemas de manejo preventivo que garanticen la
sanidad del cultivo y contribuyan a la sostenibilidad ambiental.
A continuación, se describen las enfermedades recurrentes en huertos comer-
ciales de cítricos del departamento de Cundinamarca, haciendo referencia a
síntomas y aspectos generales para su manejo. Esta información es útil para la
identificación de síntomas en campo; sin embargo, no es suficiente para deter-
minar la etiología de la enfermedad sin un previo diagnóstico por parte de un
laboratorio acreditado.

Tristeza o CTV (Citrus tristeza closterovirus)


Entre los vectores están los áfidos (Toxoptera citricida Kirk., Aphis gossypii); los sín-
tomas son variables, dependiente del ambiente, hospedero y severidad del virus.
En naranjo se da un ligero bronceado en las hojas, con aspecto coriáceo y que-
bradizas; presentan amarillamiento de la nervadura principal o progresivo de las
hojas viejas, y secamiento progresivo de las ramas a partir de las extremidades

73
MANEJO INTEGRADO DE ENFERMEDADES

Antracnosis (Colletotrichum sp.)


Esta enfermedad se reportó en Colombia por primera vez a finales del año 1979
(Castro, Timmer, Leguizamón, Müller y Corrales, 2000). Es causada por espe-
cies del género Colletotrichum sp. Se caracteriza por afectar principalmente los
órganos florales de la planta, lo que ocasiona la pérdida de botones florales y
la caída prematura de frutos en formación, así como la muerte de tejidos jóve-
nes (Neto, Filho, Stuch y Sposito, 2016). El ataque de esta enfermedad varía en
función del clima; es crítica en épocas de lluvia seguida de tiempos secos pro-
longados, generalmente durante el período de floración-fructificación. Al ser
una enfermedad condicionada por eventos climatológicos, la interacción de la
copa con el portainjerto no es determinante para su desarrollo. Las condiciones
ambientales óptimas para su desarrollo son una alta humedad relativa del 90 %
y temperaturas entre los 23 y los 28° C (Aguilera, Civera y Fortí, 2016).
Los síntomas de la enfermedad se evidencian fácilmente en los pétalos de las
flores. Inicialmente presentan una necrosis color marrón que aumenta gradual-
mente y ocasiona múltiples síntomas en el racimo floral, desde pétalos total-
mente necrosados hasta desprendimiento de frutos en formación (Figura 13a y
Figura 13b) [Timmer, Mondal, Peres y Bhatia, 2004; Orozco-Santos et ál., 2006;
Valarezo et ál., 2014; Aguilera et ál., 2016].

Figura 13 Síntomas de antracnosis en cítricos. a) Pétalos necrosados. b) Necrosis en fruto y pedúnculo


floral descubierto.
Fuente: a) Velásquez, H. b) Pisco-Ortiz, C.

74
MAL ROSADO (CORTICIUM SP.)

Acciones de prevención y manejo


Se recomienda evaluar la incidencia de la enfermedad previamente a la deci-
sión de control. A bajas incidencias se deben realizar aplicaciones preventivas
de fungicidas, con benzimidazoles y estrobilurinas, al comienzo de la floración
y 15 días después. En ataques severos, las aspersiones deben intensificarse en
intervalos de 10 días, rotando los principios activos (Arias, 2012). Otras prácti-
cas de manejo consisten en desarrollar podas sanitarias, y remover residuos de
cosecha y restos del cultivo.

Mal rosado (Corticium sp.)


El mal rosado es una enfermedad causada por el hongo Corticium sp. Se ha re-
portado que infecta a especies de cítricos, palma, cacao, café y aguacate (Castro
et ál., 2000). Los síntomas de esta enfermedad son poco frecuentes y se encuen-
tran asociados a escasas intervenciones de manejo agronómico. El principal ór-
gano afectado son las ramas internas de los estratos superiores de árboles adul-
tos. Externamente se observa la depresión y agrietamiento de la corteza, que
finaliza con la aparición de una masa micelial de color blanco a rosa sobre la su-
perficie de los tejidos (Figura 14a) [Poltronieri, Trindade, Albuquerque y Duarte,
2002]. Las hojas de las ramas terminales afectadas se tornan cloróticas y secas
debido a que el patógeno penetra la corteza y ocasiona el taponamiento de los
haces vasculares, lo que seca las ramas (Figura 14b) [Timmer, 2000].

Acciones de prevención y manejo


La principal práctica de manejo consiste en tratar el área afectada con fungici-
das cúpricos; estas aplicaciones son efectivas cuando se presentan los síntomas
iniciales de la enfermedad. Sin embargo, en estados avanzados y presencia de
signos del patógeno es usual asperjar sobre la lesión una pasta a base de fungi-
cidas 48 horas antes de eliminar la rama del árbol. Esta práctica usualmente se
realiza para evitar la dispersión del hongo. Otras prácticas de tipo preventivo
están orientadas a facilitar la aireación y entrada de luz hacia el interior de la
copa del árbol.

75
MANEJO INTEGRADO DE ENFERMEDADES

Figura 14 Daño y presencia de micelio rosa en ramas infectadas por mal rosado.
Fuente: Pisco-Ortiz.

Phytophthora spp.
El género Phytophthora sp. puede ocasionar daños en plantas de vivero y árboles
en estado de desarrollo vegetativo y productivo. Generalmente, los árboles in-
fectados por este patógeno manifiestan un conjunto diferente de síntomas en el
sistema radical, tallos, ramas y frutos (Vicent, Mira y Dalmaut, 2014). El síntoma
más común, es la exudación de goma pegajosa y reblandecimiento de la corteza
en la base del portainjerto, que en ocasiones se extiende hasta la inserción con
la copa (Figura 15a y Figura 15b). Otro síntoma característico es la presencia
de chupones con necrosis descendente en árboles afectados por la enfermedad
(Figura 15c). En ramas, los síntomas se presentan como abultamientos de la cor-
teza que producen agrietamientos longitudinales y muerte de brotes terminales
(Figura 15d y Figura 15e). Internamente el tejido se necrosa formando cancros
en tallos y ramas (Figura 15f), que pueden ocasionar la muerte del árbol.

76
PHYTOPHTHORA SPP.

Figura 15 Síntomas por Phytophthora spp. a) Gomosis y necrosis en portainjerto. b) Lesión en unión
portainjerto-patrón. c) Necrosamiento descendente en chupones. d) Lesión en ramas. e) Muerte de
brotes terminales. f) Cancro en tallo.
Fuente: a), d) y e) Velásquez. b), c) y f) Pisco-Ortiz.

Acciones de prevención y manejo


En general se recomienda evitar excesos de humedad en el suelo que propicien
la diseminación del patógeno por la lámina de agua; evitar daños mecánicos
por labores de poda y cosecha; emplear portainjertos tolerantes a la enferme-
dad; mantener el área del pie del árbol libre de daños por comején y termitas.
Adicionalmente, si se presenta una alta incidencia de lesiones en tallos y ramas,
se debe realizar cirugía y tratamientos con fungicidas sobre la superficie del
tejido.

77
MANEJO INTEGRADO DE ENFERMEDADES

Fumagina (Capnodium sp.)


La fumagina es causada por el hongo Capnodium sp. y se produce como efecto
secundario de las secreciones generadas por insectos chupadores, como afidios,
cochinillas y mosca blanca (Arias, 2012). Estas secreciones son ricas en azúcares,
lo que propicia un sustrato ideal para el desarrollo del hongo. La enfermedad
puede convertirse en un problema crítico para el desempeño agronómico del
cultivo, como consecuencia de la disminución de la tasa fotosintética (American
Phytopathological Society [APS], 2000).
Los síntomas, que son fácilmente reconocibles, se caracterizan por la presen-
cia de una lámina oscura y seca sobre la superficie de hojas, ramas y frutos
(Figura 16).

Figura 16 Síntomas de fumagina en hojas de naranjo.


Fuente: Campos (2018).

78
PARASITOIDES

Acciones de manejo
La eficiencia en el control de este problema fitosanitario se fundamenta en redu-
cir la densidad de la población plaga por debajo del umbral de daño. Es habitual
el uso de hongos entomopatógenos y aceites minerales (Timmer et ál., 2000).
El uso de insecticidas varía de acuerdo a la plaga objetivo, mientras que para
el control del hongo se deben realizar aspersiones de fungicidas cúpricos pa-
ra evitar la diseminación. Como práctica cultural se deben eliminar las ramas
afectadas para promover la aireación y la entrada de luz.

Enemigos naturales
Los insectos y ácaros, potencialmente plagas que generan daños en los culti-
vos de cítricos, poseen una gran cantidad de enemigos naturales, además de
factores ambientales y climáticos adversos, que reducen sus poblaciones sin la
intervención del hombre; esto es denominado control natural.
Los enemigos naturales se clasifican como parasitoides, depredadores y ento-
mopatógenos; estos organismos benéficos contribuyen a la disminución de las
poblaciones, y limitan el potencial de reproducción y muerte de insectos plaga,
lo que disminuye en gran medida el daño en los cultivos. Conocerlos es muy
importante para que sean incorporados en los programas de manejo integrado
de plagas en cualquier cultivo y región. Los huertos de cítricos albergan diversa
variedad de animales y vegetales, lo que genera un equilibrio ecológico, tanto
de insectos plaga como benéficos (León y Kondo, 2017).

Parasitoides
Los parasitoides son insectos que poseen una biología intermedia entre un pa-
rásito verdadero y un depredador (León y Kondo, 2017); viven a expensas de
otro y le causan la muerte.

79
MANEJO INTEGRADO DE ENFERMEDADES

Figura 17 a) Larvas de Erinnyis ello parasitadas por Euplectrus sp. b) Ninfa de D. citri parasitada por
T. radiata.
Fuente: Campos (2018).

Casi todas las especies de insectos plaga tienen al menos una especie de in-
secto que los parasita (Figura 17a). En los insectos se presentan naturalmente
diferentes tipos de parasitismo: ectoparasitoides, que se desarrollan fuera o sobre
el insecto hospedero (Figura 17b), y endoparasitoides, que se desarrollan dentro
del cuerpo del insecto hospedero. Actualmente se conocen más de 300 000 es-
pecies de parasitoides (Flint y Dreistadt, 1998). La gran mayoría pertenece al
orden Hymenopthera (avispas) y Diptera (moscas), que parasitan huevos, lar-
vas, ninfas y adultos de insectos dañinos (León y Kondo, 2017).

Depredadores
Son insectos o ácaros que se alimentan matando a sus víctimas o presas para
sobrevivir (Figura 18a); no persiguen una presa determinada, atacan diferentes
especies para alimentarse, y su movilidad hace que sean muy eficaces en po-
blaciones de baja densidad (Figura 18b). Los órdenes de insectos depredadores
más importantes en el control de insectos dañinos en el cultivo de cítricos per-
tenecen a Coleóptera (cucarrones), Diptera (moscas), Hymenoptera (avispas y
hormigas), Hemiptera (chinches) y Neuróptera (crisopas), además de algunas
familias de arañas y ácaros de las familias Phytoseiidae, Tydeidae, Bdellidae,
Stigmaeidae y Cheyletidae, que abundan en huertos de cítricos; la mayoría de-
predan insectos dañinos en el cultivo.

80
ENTOMOPATÓGENOS

Figura 18 a) Araña de la familia Salticidae depredando una mosca. b) Larva del díptero Baccha sp.
depredando ninfas de áfidos Toxoptera citricida.
Fuente: Campos (2018).

Entomopatógenos
Entre los entomopatógenos que afectan a los artrópodos se encuentran bacte-
rias, virus, hongos, nematodos y protozoarios; están siempre presentes en los
ecosistemas y causan enfermedades en condiciones naturales o en cultivos. Con-
trolan totalmente a las poblaciones de insectos plaga cuando las condiciones
naturales favorecen su desarrollo, y algunos están disponibles en forma de pro-
ductos fabricados en el mercado, en formulaciones de insecticidas biológicos.
Los insecticidas a base de entomopatógenos poseen características que los ha-
cen muy atractivos para los agricultores, pues no son tóxicos para los humanos
ni para otros vertebrados; muchos afectan plagas dañinas específicas y son ino-
cuos para los insectos benéficos, se descomponen de forma rápida en el am-
biente y no crean resistencia en los insectos dañinos. Por ser organismos vivos
requieren de cuidado en su almacenamiento y conservación.

Bacterias
Son organismos microscópicos unicelulares, que pueden causar infecciones le-
ves en los insectos, o bien encontrarse presentes en sus cadáveres, aunque
solo en algunos casos son la causa primaria de mortalidad; se alimentan princi-
palmente de materia orgánica u organismos vivos. Se han identificado más de

81
MANEJO INTEGRADO DE ENFERMEDADES

100 especies de bacterias con acción entomopatógena, pero solo las del género
Bacillus son utilizadas comercialmente para el control de larvas de lepidópte-
ra; el Bacillus thuringiensis es el producto más conocido y vendido de este grupo
(Brechelt, 2004). Las bacterias deben ser ingeridas por el insecto para que desate
la infección y el insecto muera. Los principales síntomas por infección de bacte-
rias consisten en cese de la ingesta, parálisis del intestino, pérdida de movilidad,
vómito, diarrea, parálisis total y finalmente la muerte. Las larvas presentan un
color negro y se descomponen produciendo un olor fétido, característico de las
infecciones por bacterias.
Existen otros géneros de bacterias entomopatógenas: Serratia y Pseudomonas, de
amplio rango de acción sobre el control de insectos, pero no han sido conside-
radas como bioplaguicidas por su acción sobre otros animales (León y Kondo,
2017).

Hongos
Son organismos multicelulares que producen una patogénesis letal en artrópo-
dos (insectos y ácaros). Están compuestos por estructuras llamadas hifas, que
conforman el micelio (Figura 19a), el cual crece dentro del hospedero; su modo
de entrada es a través de la cutícula, por procesos físicos, y también median-
te la participación de enzimas que degradan la cutícula de su hospedante. Su
dispersión en los ecosistemas se realiza mediante conidios (Figura 19b), que se
dispersan por agua, aire, suelo, plantas, equipos, insectos y de forma antrópica
(por el hombre). Existen más de 700 especies reunidas en 100 géneros de hon-
gos asociados con los insectos. (Lecuona, 1996). Los hongos entomopatógenos
más conocidos y utilizados comercialmente son Beauveria bassiana, Metharizium
anisopliae, Verticillum lecanii y Cordyceps sp., los cuales afectan insectos en dife-
rentes estados de desarrollo. Los hongos no necesitan ser consumidos por el
insecto, es suficiente con su contacto.

Virus
Los virus entomopatógenos son organismos submicroscópicos que son consi-
derados parásitos obligados, debido a que necesitan un organismo vivo para

82
INSECTOS POTENCIALMENTE PLAGAS ASOCIADAS AL CULTIVO DE CÍTRICOS

Figura 19 a) Adulto de D.citri atacada por hongo. b) Ninfas de Praelongorthezia praelonga afectada por el
hongo colletotrichum sp.
Fuente: Campos (2018).

poder multiplicarse y diseminarse en los ecosistemas. Entran al hospedante


con la ingestión de alimento contaminado con cuerpos de inclusión del virus.
Los estados larvales son los más susceptibles a la infección. Ya dentro del in-
secto, inician su replicación hasta causarle la muerte, lo cual ocurre a partir
del sexto o séptimo día, dependiendo de la cepa viral. Según Entwistle (1983)
existen 1270 asociaciones descritas entre insectos y virus, las cuales han sido
ampliamente estudiadas, especialmente los baculovirus. Los virus están presen-
tes en el ambiente de forma natural y pueden ser diseminados por el aire, agua,
plantas, insectos y aves. Han sido aislados, multiplicados en los laboratorios y
formulados para ser aplicados como control microbiano en diferentes cultivos.
Presentan buenas características agronómicas y seguridad para la salud humana,
ya que son específicos para invertebrados (Lecuona, 1996).

Insectos potencialmente plagas asociadas al


cultivo de cítricos

Compsus sp. (picudo de los cítricos)


Es uno de los insectos plaga de mayor importancia para el cultivo de cítricos,
tanto a nivel nacional como en diferentes países productores. O’Brien y Peña

83
MANEJO INTEGRADO DE ENFERMEDADES

(2012) reportan que, para Colombia, los picudos más frecuentes pertenecen al
género Compsus: C. obliquatus y C. viridivittatus. Presentan una doble acción como
plaga; por un lado, su estado adulto se alimenta del follaje del árbol hospedero,
mientras que su estado larvario se alimenta inicialmente de raicillas y pelos
absorbentes para después consumir raíces más gruesas; llega a alimentarse de
la epidermis y cortezas de las raíces secundarias y pivotantes. Este ataque por
parte de la larva no solo afecta el rendimiento (tamaño y calidad del fruto),
también genera susceptibilidad en la planta para el desarrollo de enfermedades
de suelo causadas por patógenos como Ceratocystis fimbriata y Rosellinia necatrix,
entre otros. La profundidad a la que pueden permanecer las larvas bajo el suelo
oscila según las condiciones del mismo, pero se halla en el rango de 3 a 95 cm
(Peñaloza y Días, 2004).

Hormigas cortadoras
Las hormigas cortadoras —o arrieras—, más importantes en los cultivos son: Atta
cephalotes, A. sexdens, A. colombica, Acromirmex aspersus, A. landolti y A. rugosus, ya
que poseen una gran capacidad de defoliación (Figura 20a). Estas hormigas re-
presentan una de las grandes limitantes en la producción de plantas cultiva-
das como frutales, hortalizas, gramíneas, yuca, café y plátano, entre otros (Fi-
gura 20b), debido a su hábito de alimentación polífago, cuyos daños aún no
están cuantificados (Della Lucia, 2003). El género Atta es el de mayor presencia
en Colombia (70 a 80 %) mientras que el Acromyrmex representa una minoría
(20 a 30 %) (Rodríguez, Calle y Montoya-Lerma, 2008). Su daño se caracteriza
por cortes semicirculares en las hojas y pueden llegar a defoliar totalmente los
árboles, lo que causa retrasos en su desarrollo y pérdidas en las cosechas; las
defoliaciones severas y consecutivas pueden causar la muerte de los árboles.

Áfidos o pulgones
Los áfidos o pulgones son pequeños insectos de la familia Aphididae, que se
alimentan de los rebrotes tiernos, las yemas florales y los frutos recién cuajados;
extraen su savia y causan entorchamientos, deformaciones y el retraso en el
desarrollo de los árboles (Figura 21).

84
INSECTOS POTENCIALMENTE PLAGAS ASOCIADAS AL CULTIVO DE CÍTRICOS

Figura 20 a) Hormigas arrieras realizando cortes sobre hojas de cítricos. b) Árbol de cítricos defoliado
totalmente por hormigas cortadoras.
Fuente: Campos (2018).

Figura 21 a) Áfido Toxoptera citricida sobre yema floral. b) Áfido Aphis spiraecola.
Fuente: Campos (2018).

Los áfidos producen secreciones azucaradas que sirven como sustrato para el
hongo Capnodium, agente causal de la fumagina. Esta se desarrolla sobre la su-
perficie las hojas formando una especie de capa de color negro que puede llegar
a cubrirlas completamente (Figura 22), lo que no permite el desarrollo de la fo-
tosíntesis en las plantas y causa su caída; en frutos da un aspecto desagradable
que reduce su calidad y valor comercial.
Los áfidos en poblaciones muy altas se asocian con hormigas, las cuales se ali-
mentan de las secreciones dulces que estos generan y limitan el control na-
tural ejercido por predadores y parásitos. La mayor limitante de la presencia
de áfidos o pulgones en los cultivos de cítricos radica en que algunas especies

85
MANEJO INTEGRADO DE ENFERMEDADES

Figura 22 Hojas afectadas por el hongo Capnodium sp., agente causal de la fumagina.
Fuente: Campos (2018).

son transmisoras de enfermedades virales. Es el caso del áfido Toxoptera citricida,


transmisor del virus de la tristeza en cítricos.

Escamas
Las escamas son insectos que pertenecen al orden Hemiptera; entre las fa-
milias más frecuentes en cultivos de cítricos están: Coccoidae, Diaspididae,
Margarodidae, Ortheziidae y Pseudococcidae. Poseen un aparato bucal chupa-
dor con el cual extraen la savia de las plantas; viven principalmente en colonias
y están presentes en todos los órganos de los árboles: hojas, tallos, frutos y
raíces.

Figura 23 a) Coccus sp. b) Saisetia oleae. c) Planococcus citri.


Fuente: Campos (2018).

Las escamas no presentan preferencia alguna por algún tipo de variedad de


cítricos. En el cultivo de cítricos las escamas no son consideradas como plaga

86
INSECTOS POTENCIALMENTE PLAGAS ASOCIADAS AL CULTIVO DE CÍTRICOS

clave debido que poseen una gran cantidad de enemigos naturales; entre estos
se destacan los parasitoides y los depredadores (León y Kondo, 2017).

Figura 24 a) Aonidiella sp. b) Unaspis citri. c) Lepidosaphes gloverii.


Fuente: Campos (2018).

Las especies de escamas más frecuentes en los cultivos de cítricos son:


Ceroplastes sp., Coccus sp. (Figura 23a), Saissetia sp. (Figura 23b), Planococcus citri
(Figura 23c), Aonidiella sp. (Figura 24a), Unaspis citri (Figura 24b), Lepidosaphes sp.
(Figura 24c), Praelongorthezia praelonga (Figura 25a), Chrysomphalus sp. (Figura 25b),
Pinnaspis aspidistrae e Icerya purchasi.

Figura 25 a) Praleongorthezia praelonga. b) Chrysomphalum sp.


Fuente: Campos (2018).

87
MANEJO INTEGRADO DE ENFERMEDADES

Moscas blancas
Las moscas blancas son pequeños insectos del orden Hemíptera. En estado adul-
to pueden llegar a medir entre 1 y 1,5 mm; poseen cuatro alas recubiertas por
un polvillo blanco que las caracteriza. El cuerpo de las ninfas es de forma ovala-
da, no posee alas y es un poco más pequeño que el de los adultos (0,6 a 0,8 mm).
Las ninfas se localizan en el envés de las hojas formando colonias; su coloración
varía de verde claro a marrón o negro, dependiendo de la especie y el estado
de desarrollo.

Figura 26 Moscas blancas Aleurothrixus floccusus.


Fuente: Campos (2018).

Las familias de moscas blancas más comúnmente encontradas en los cultivos


cítricos pertenecen a la familia Aleyrodidae con las siguientes especies: Aleu-
rothrixus floccusus (Figura 26), Aleurocanthus woglumi, Aleuronudus sp., Paraleyrodes

88
INSECTOS POTENCIALMENTE PLAGAS ASOCIADAS AL CULTIVO DE CÍTRICOS

citri y Dialeurodes spp. Están presentes en todas las zonas citrícolas del país. El
daño lo causan alimentándose de la savia de las hojas, ramas y frutos, lo que
puede causar su caída; además, segregan sustancias azucaradas que sirven co-
mo alimento para algunas especies de hormigas (Crematogaster sp., Ectatoma sp.
y Camponotus sp.), lo cual no permite la presencia de enemigos naturales y sirve
como sustrato para la proliferación del hongo Capnodium sp., agente causal de
la fumagina. Esta cubre las hojas y no permite que se desarrolle el proceso de
fotosíntesis, lo que conlleva a su caída y la mala nutrición de los árboles.

Trips
Los trips son un insecto que afecta a diferentes cultivos; pertenecen al orden
Thysanoptera. Estos pequeños insectos poseen dos pares de alas plumosas; en
su fase adulta son diminutos, su longitud promedio es de 0,5 a 2 mm. Se ali-
mentan de varios tipos y partes de las plantas, además de esporas de hongos;
algunas especies son vectores de virus y otras actúan como insectos benéfi-
cos, depredando otros insectos pequeños y ácaros en diferentes cultivos. En
cítricos encontramos principalmente a Heliothrips haemorrhoidales, que causa le-
siones irregulares de color plateado sobre los frutos en formación y así les resta
valor comercial por su apariencia.

Diaphorina citri
Los adultos de Diaphorina citri [Hemiptera: Liviidae] (Figura 27a) poseen alas mo-
teadas de color castaño, ojos compuestos de color rojo y antenas pequeñas con
una coloración negra en el ápice. Se reconocen por la posición de descanso
que toman sobre las ramas, formando un ángulo de 45° (García, Ramos, Sotelo
y Kondo, 2016). Las ninfas (Figura 27b) pasan por cinco estados ninfales; son
ápteras, de color anaranjado amarillento, ojos rojos y antenas negras. General-
mente D. citri está relacionada como vector de la bacteria Candidatus Liberibacter
caribbeanus (Manjunath et ál., 2015), causante de la enfermedad catastrófica lla-
mada Huanglongbing (HLB) o “enverdecimiento de los cítricos” (Mead y Fasulo,
2010); también se alimenta de la savia de las hojas.

89
MANEJO INTEGRADO DE ENFERMEDADES

Figura 27 a) Adulto de D. citri en su posición típica sobre los árboles. b) Ninfas de D. citri.
Fuente: Campos (2018).

En Colombia fue reportada desde 2007 (ICA, 2010), pero solo hasta diciembre
de 2015 el ICA reporta adultos de D. citri vectores de la bacteria Candidatus Li-
beribacter asiáticos en dos municipios del departamento de La Guajira. Es de tal
importancia esta enfermedad que el ICA declaró emergencia nacional en ese
año, y se establece que cualquier productor que crea tener dicha enfermedad
en su plantación debe comunicarse de inmediato con el ICA para hacer la inves-
tigación respectiva.
El ICA, en la Resolución 7109, indica que HLB es una enfermedad que tapona
y degenera los vasos del floema de los tejidos de la planta, por lo cual esta
presenta síntomas de deficiencia de nutrientes junto con pérdida de vigor y, en
todos los casos, la muerte del árbol.

Ácaros
El cultivo de los cítricos alberga una gran cantidad de ácaros fitófagos, que en
poblaciones altas pueden llegar a convertirse en limitantes en la producción.
Los ácaros de mayor importancia para la región son: el ácaro del tostado, Phyllo-
cocrupta oleivora [Ashmead] (Figura 28a), el cual no puede ser observado a simple
vista sino con lupa; es de color crema y tiene forma de cono (Figura 28b) mide
entre 0,13 y 0,16 mm (Mesa et ál., 2011b). Se alimenta del contenido de las cé-
lulas epidérmicas de frutos y hojas jóvenes, donde causa una mancha plateada

90
INSECTOS POTENCIALMENTE PLAGAS ASOCIADAS AL CULTIVO DE CÍTRICOS

que puede llegar a cubrir todo el fruto; esto reduce su valor comercial para su
comercialización en fresco.

Figura 28 a) Fruto manchado por el ácaro del tostado Phyllococrupta oleivora. b) Colonia del ácaro del
tostado sobre fruto.
Fuente: Campos (2018).

Otro ácaro de importancia en el cultivo de cítricos es el ácaro blanco tropical


Polyphagotarsonemus latus [Banks] (Figura 29a); es de aspecto traslúcido, color
amarillento o blanco perlado, es ancho y presenta una banda blanca longitudinal
característica de la especie (León y Kondo, 2017).

Figura 29 a) Colonia de ácaro blanco. b) Daño del ácaro blanco Polyphagotarsonemus latus en hojas de
naranjo.
Fuente: Campos (2018).

91
MANEJO INTEGRADO DE ENFERMEDADES

Se alimenta preferiblemente de los tejidos vegetales jóvenes y en desarrollo,


como las hojas jóvenes, las yemas apicales y las yemas florales, las cuales ad-
quieren un aspecto deformado y acorchado (Figura 29b); se pueden observar
manchas marrones en los pecíolos y en los tallos. Si las plantas han sido ata-
cadas gravemente, la yema apical podría morir y detener el crecimiento de la
planta, lo que provoca su necrosis. Los frutos afectados por el ácaro blanco
se decoloran y toman una apariencia plateada o bronceada, y pierden su valor
comercial.

92
Cosecha y poscosecha

Cosecha
Los arboles de naranja en la región de estudio se caracterizan por ser de porte
medio a alto, usualmente con copas bastante densas y ramas frágiles, lo cual di-
ficulta los procesos de recolección. Sumado a lo anterior, el principal parámetro
empleado para la recolección de frutos es el color; sin embargo, este proceso
es muy subjetivo, lo cual obliga a implementar metodologías de fácil manejo y
durabilidad que les permita a los productores realizar la cosecha de sus frutos
en estado fisiológicamente óptimo y no teniendo como criterio los precios del
mercado, que en ocasiones induce a pérdidas de cosecha superiores al 50 %. De
acuerdo con lo anterior, a continuación se describen los aspectos más relevan-
tes al momento de adelantar los procesos de cosecha:

• Inicialmente, se recomienda implementar podas para reducir el porte de los


árboles y facilitar la labor de cosecha; también evitar las prácticas de trepado
en los árboles, ya que pueden poner en riesgo el bienestar de trabajadores
y la integridad de los cultivos.

• Una vez definida la época de cosecha, se recomienda recolectar frutos en


el mismo estado de madurez; esto para facilitar las condiciones de manejo,
almacenamiento y reducir el riesgo de pérdidas poscosecha (Figura 10).

93
COSECHA Y POSCOSECHA

• La cosecha debe realizarse por medio de tijeras, para evitar el desgarre de


la cáscara y la afectación del hongo verde (Penicillium digitatum) en regiones
secas (Arias y Toledo, 2000).

• Para tal fin, se deben utilizar tijeras de poda o alicates bien afilados, reali-
zar el corte en la zona de inserción del pedúnculo y evitar dejar secciones
de pedúnculo sobresalientes, ya que estas pueden causar daño en las eta-
pas posteriores de manejo de los frutos. Dichas herramientas deben ser de-
sinfectadas antes y después de cada cosecha o cuando hayan entrado en
contacto con frutos u árboles enfermos.

• Cuando sea requerido el uso de escaleras, se debe evitar apoyarlas sobre las
ramas de los árboles, así como evitar el uso de ganchos y varas que causen
el desprendimiento excesivo de hojas, flores y frutos verdes (Arias y Toledo,
2000).

• Al momento de colectar los frutos cosechados en campo, se recomienda


utilizar bolsas de fibra o canastillas plásticas (contenedores) con capacida-
des no mayores a 10 kg y acoplados a correas que le permitan al trabajador
tener las manos libres (Figura 30). En este sentido, el uso de canecas es el
menos recomendado debido a su profundidad, ya que la fruta ubicada en el
fondo del contenedor recibe excesivo peso, causando daño mecánico y el
deterioro de su calidad; situación crítica para frutos de naranja, los cuales
son altamente susceptibles a daños por compresión.

• Eliminar el uso de contenedores con formas geométricas pronunciadas que


puedan generar daño físico al producto, tales como canastillas perforadas.
Los contenedores deben permanecer limpios, y deben ser lavados y desin-
fectados entre cosechas para prevenir la contaminación de los frutos (Gar-
cés, 2012). Deben ser de uso exclusivo de los frutos, es decir, no deben
ser utilizados para otras labores de cultivo, como almacenamiento de herra-
mientas y productos agroquímicos.

94
COSECHA

Figura 30 Homogeneidad de madurez de frutos cosechados en contenedores de recolección de


cítricos.
Fuente: Equipo CTA-2, Subproyecto Mango, Naranja y Mandarina (2018).

Preselección y acopio de frutos en campo


• La preselección de los frutos en cultivo debe realizarse para facilitar las
labores poscosecha posteriores y reducir la manipulación de los frutos.

• Se debe mantener el suelo libre de residuos de cosecha, como frutos des-


cartados o aquellos que han caído de los árboles.

• Inicialmente se debe disponer de varios contenedores para separar los fru-


tos de acuerdo con su calidad y tamaño.

• Los frutos cosechados deben ser ubicados en un lugar bajo sombra, ya que
su exposición al sol durante un periodo prolongado de tiempo puede afectar
el color de la cáscara y el sabor. Adicionalmente, no deben ser transportados
al lugar de acopio en menos de 24 horas para condiciones húmedas y menos
de 48 horas para condicione secas (Arias y Toledo, 2000).

• Para el caso de los frutos descartados, estos deben ser dispuestos en un con-
tenedor exclusivo para tal fin, y trasladarse posteriormente fuera del cultivo
para evitar diseminación de enfermedades. Por otro lado, no se deben dispo-
ner los frutos sobre el suelo, ya que se verán expuestos a daño por abrasión
y suciedad. También estarán expuestos a riesgo de contaminación y daño
por plagas y enfermedades, principalmente hongos.

95
COSECHA Y POSCOSECHA

• Finamente, se recomienda monitorear el cultivo frecuentemente para identi-


ficar y descartar oportunamente frutos con cualquier tipo de daño e imple-
mentar prácticas de manejo como compostaje, lombricultura, entre otros,
para realizar una adecuada disposición de desechos y evitar la contamina-
ción de frutos sanos.

• El transporte al centro de acopio se debe realizar cuidadosamente, y evitar


golpes o vibraciones que puedan causar magulladuras o daños en la piel de
los frutos.

• Según la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), no se deben some-


ter a trabajos de carga a equinos menores a tres años de edad. Así mismo,
se indica que el período máximo de trabajo es de seis horas diarias y el de
descanso es de al menos un día entero semanalmente. También se afirma
que se debe dar descanso al animal cada dos horas y ofrecerle hidratación
(OIE, 2017).

• Con el fin de evitar lesiones de trabajadores en los procesos de carga huma-


na, las mujeres y los trabajadores jóvenes y mayores, solo pueden transpor-
tar un máximo de 15 kg, mientras que hombres adultos y trabajadores en-
trenados podrán trasportar entre 25 y 40 kg, respectivamente (Ruiz, 2011).

Poscosecha
La poscosecha involucra actividades de condicionamiento después de la cose-
cha, en busca de conservar la calidad del producto y disponerlo en las condicio-
nes que requiere el mercado. Dicho proceso incluye operaciones de selección,
clasificación, limpieza, desinfección y empaque, entre otros. El proceso de acon-
dicionamiento se debe realizar en un lugar que cuente con las condiciones de
higiene y limpieza necesarias para el manejo de los frutos. El volcado de los
frutos, que es comúnmente realizado durante su recepción, previo a las opera-
ciones de selección y clasificación, debe ser llevado a cabo con cuidado para
reducir el impacto y el daño mecánico sobre los frutos. Puede realizarse en se-
co o en agua, según las etapas posteriores a ser realizadas. El volcado en agua
genera menores daños por manipulación en el fruto (Anderson et ál., 1996).

96
LIMPIEZA

Selección
La selección se realiza para verificar que los frutos cumplan con las condicio-
nes mínimas requeridas para su comercialización. La Norma Técnica Colombia-
na NTC 4085 indica dichos requerimientos para frutos de naranja. Los requeri-
mientos mínimos de calidad para cítricos son:

• Frutos enteros con la forma característica de la variedad; deben presentar


cáliz (en el caso de tangelo)

• Frutos libres de ataques de insectos y/o enfermedades, humedad externa,


olores y/o sabores extraños.

• Frutos exentos de síntomas de deshidratación, con aspecto fresco y consis-


tencia firme.

Limpieza
Consiste en la remoción de materiales extraños del fruto, tales como tierra, ho-
jas y otros residuos del cultivo, como agroquímicos. Puede ser realizada en seco
o en húmedo según el estado del producto cosechado:

• La limpieza en seco es recomendada cuando los frutos presentan gran con-


taminación de campo, y se utilizan paños y cepillo de cerdas suaves.

• Para el caso de la limpieza en húmedo, esta se lleva a cabo cuando los frutos
se encuentran manchados; para ello se emplean paños húmedos o la inmer-
sión de los frutos en tanques de agua. De acuerdo con esto último, el agua
de lavado debe ser potable y renovada frecuentemente para evitar contami-
nantes al fruto; y debe estar acompañada de tratamientos con fungicidas.

Desinfección de los frutos


La práctica se realiza con el fin de eliminar o reducir la carga de patógenos y
sustancias químicas contaminantes sobre la superficie de los frutos. Para ello
se recomienda tener en cuenta los siguientes aspectos:

97
COSECHA Y POSCOSECHA

• Inicialmente se debe capacitar al personal en la adecuada preparación y uso


de mezclas de desinfección.

• Los frutos para desinfectar deben estar totalmente limpios y libres de mate-
ria orgánica para incrementar la efectividad de los agentes desinfectantes.

• La eficiencia de la labor depende del tipo de desinfectante, pH y tempera-


tura de la solución, las cuales deben ser monitoreadas constantemente.

• La desinfección y lavado se debe realizar únicamente si se cuenta con la


infraestructura para el óptimo escurrido y secado del agua superficial en
los frutos, ya que la humedad residual propicia la aparición de hongos que
deterioran la calidad de los frutos.

• Una vez desinfectados los frutos, la manipulación del producto debe ser
mínima, aplicando finalmente normas estrictas de higiene en las áreas de
trabajo y en el personal.

Clasificación
La clasificación involucrará la agrupación de frutos con características simila-
res. Los cítricos pueden ser clasificados por calidad externa, calibre (diámetro
y peso) y estado de madurez. Un proceso de clasificación puede permitir la ob-
tención de mejores precios de venta y acceso a mercados diferenciales.
Clasificación por calidad externa: la normatividad vigente para Colombia indi-
ca que los frutos de naranja y tangelo son clasificados de acuerdo con toleran-
cias de calidad en cuanto a alteraciones que comprometen la apariencia general
del fruto; se establecen para ello tres categorías de clasificación (Tabla 4).
Clasificación por calibre: en cítricos la clasificación por calibres es la más utili-
zada en el mercado nacional. La normatividad colombiana NTC 1330 (Icontec,
1977) establece seis categorías para frutos de naranja y tangelo (Tabla 5). Sin
embargo, es común que algunos mercados definan sus propios calibres y ca-
tegorías de clasificación. La clasificación por calibre debe ser realizada, como

98
CLASIFICACIÓN

Tabla 4 Categorías de clasificación de calidad para naranja.

Categoría de calidad para naranja


Calidad Extra
La naranja Valencia debe cumplir los requisitos generales definidos en el
apartado Selección de este capítulo y estar exenta de todo defecto; se
aceptan alteraciones superficiales que no excedan el 15 % del área total del
fruto, siempre y cuando no afecten la apariencia general del producto.

Categoría I
Defectos leves en la forma.
Defectos leves en el color, causados por el sombreamiento que se produce
por el contacto entre los frutos en el árbol.
Cicatrices superficiales ocasionadas por insectos (trips o grillos) y ácaros.
Estos defectos en conjunto no deben exceder el 30 % del área total del fruto.

Categoría II
Defectos en la forma.
Defectos en el color causado por el sombreamiento que se produce por el
contacto entre los frutos en el árbol.
Cicatrices superficiales ocasionadas por insectos (trips o grillos) y ácaros.
Estos defectos en conjunto no deben exceder el 50 % del área total del fruto.
Piel rugosa.

Fuente: Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación (Icontec), Norma Técnica Colombiana
NTC 4086 y NTC 4085.

mínimo, con ayuda de herramientas manuales de clasificación por tamaño co-


nocidas como “pasa-no pasa” las cuales deben poseer orificios del tamaño de
las categorías de clasificación de acuerdo con los requerimientos del mercado
(Figura 30).
Clasificación por estado de madurez: la clasificación de los frutos por estado de
madurez debe adelantarse una vez los frutos hayan sido clasificados por calidad
y/o tamaño; con los siguientes objetivos:

• Manejar adecuadamente frutos en diferente estado de madurez y reducir


sus pérdidas.

99
COSECHA Y POSCOSECHA

Tabla 5 Clasificación por calibre de naranja y tangelo.

Naranja Tangelo
Diámetro(mm) Calibre Peso promedio(g) Diámetro(mm) Calibre Peso promedio(g)
> 93 A 444 ≥ 96 A 480
92-84 B 318 95-89 B 383
83-72 C 226 88-82 C 312
71-62 D 165 81-72 D 242
< 62 E 111 71-66 E 178
≤ 65 F 136
Fuente: Icontec (1977).

Figura 31 Tablas de clasificación para naranja de acuerdo a los requerimientos del mercado de la
región del Tequendama, Cundinamarca.
Fuente: Equipo CTA-2, Subproyecto Mango, Naranja y Mandarina (2018).

• Establecer la prioridad de salida de frutos de acuerdo con su estado de madu-


rez.

• Planear la logística de distribución de los frutos en diferentes estados de


madurez de acuerdo con los requerimientos del mercado y los tiempos de
transporte y acopio hasta la entrega del producto al consumidor final.

Empaque
El empaque busca proteger al producto de las condiciones ambientales, evitar
daños mecánicos, así como favorecer el transporte y distribución hacia los cen-
tros de comercio y procesamiento (Martínez et ál., 2006). La norma NTC 4086

100
CONDICIONES DE ALMACENAMIENTO Y TRANSPORTE

estableció las condiciones de los empaques aceptados para el mercado nacional


e internacional de frutos de naranja. No obstante, los aspectos más relevantes
a tener en cuenta en los procesos de empaque se describen a continuación:

• Los frutos en un mismo empaque deben tener características homogéneas,


pertenecer a una misma variedad, calibre y estado de madurez.

• Los frutos deben ser ubicados cuidadosamente para evitar presión extrema
y daño mecánico.

• Se deben colocar en orden y por capas, manteniendo un número similar de


frutos por capa y un máximo de tres capas por empaque.

• Se debe respetar su capacidad y garantizar un espacio de por lo menos cinco


centímetros sobre los frutos para evitar daños durante el apilamiento de
empaques.

• No deben ser empleados empaques con aristas pronunciadas o que no pro-


porcionen soporte durante el apilamiento (como costales).

• El empaquetado en mallas para su comercialización debe ser realizado úni-


camente en dicho punto y no debe exceder los 10 kg de capacidad.

• El tamaño de los empaques debe ser ajustado al tamaño de las pallets para
permitir el estibamiento.

• Los empaques deben ser lavados y desinfectados entre cosechas y cada vez
que ingresen a los predios canastillas de las cuales se desconoce su origen.

Condiciones de almacenamiento y transporte


Para determinar las condiciones adecuadas de almacenamiento y transporte es
importante tener en cuenta que los frutos presentan sensibilidad a las bajas
temperaturas, mientras que las altas temperaturas incrementan la intensidad
respiratoria, el ablandamiento, y la pérdida de agua y de vitamina C, lo cual

101
COSECHA Y POSCOSECHA

afecta negativamente la calidad del fruto (Passaro et ál., 2012). Las bajas hu-
medades relativas pueden causar la deshidratación acelerada, el arrugamiento
y la consecuente pérdida de peso del fruto (MFCL, 2003), mientras que las al-
tas humedades relativas favorecen el desarrollo de enfermedades causadas por
hongos. Finalmente, los frutos pueden absorber olores fuertes del ambiente
cuando se dispone el producto en sitios inadecuados.
Todas las operaciones poscosecha deben ser realizadas sobre mesones con una
altura de trabajo ergonómica para evitar afectar el bienestar de los trabajadores,
así como la inocuidad y sanidad del fruto e incrementar la eficiencia de los pro-
cesos. Para el caso del almacenamiento de los frutos, se debe contar con una
zona limpia, desinfectada, alejada de fuentes de contaminación y que tenga bue-
na luminosidad y ventilación. El lugar seleccionado debe ser de uso exclusivo
para el desarrollo de la actividad; debe estar restringido el ingreso de animales
y se debe contar con señalización de las áreas de trabajo.
Finalmente, el transporte es la última etapa de custodia de los frutos hasta las
unidades productivas o centros de acopio. Los frutos deben ser ubicados sobre
estibas para que no entren en contacto con la superficie del transporte, además
de permitir el correcto flujo de aire entre los empaques. En esta etapa se debe
tener en cuenta que los frutos deben ser transportados en camiones cerrados
protegidos de la lluvia, el polvo y los contaminantes, entre otros.
Durante el cargue y descargue de los frutos se debe utilizar luz natural, puesto
que la luz artificial puede atraer insectos que afecten la sanidad de los frutos. El
transporte se recomienda realizarlo en las primeras horas del día o en la noche
para favorecer la baja temperatura de los frutos; sin embargo, esto dependerá
de las condiciones del trayecto que se debe recorrer.

102
Costos de producción

Los costos de producción de naranja en Cundinamarca varían en función del


nivel de tecnología aplicado y de las condiciones agronómicas del cultivo. De
acuerdo con cifras del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (2016), los
costos de producción presentan un aumento de 3 % anual, principalmente por
el rubro de mano de obra. Igualmente, los costos de producción aumentan de
acuerdo al nivel del tecnología aplicado por los agricultores; los mayores cos-
tos para el productor tecnificado se observan por el uso de mayor cantidad de
insumos. Sin embargo, los mayores costos de producción en los que incurre un
productor tecnificado se pueden traducir en rendimientos superiores a los del
productor tradicional.
En la Tabla 6, se observan los costos totales para el sistema productivo de naran-
ja. Se muestra una proyección a ocho años de: Costos (mano de obra, insumos,
arrendamientos y costos indirectos); e Ingresos por ventas de producción. Se
observa que la producción aumenta cada año hasta el año octavo, que es cuando
se espera que los árboles estabilicen su producción.

103
Tabla 6 Costos de producción en el sistema productivo de naranja para el Departamento de Cundinamarca en 2018, discriminado por concepto

104
(proyección para ocho años).
Concepto Unidad Cantidad Precio/unidad Valor total Valor total Valor total Valor total Valor total Valor total Valor total Valor total
Mano de obra Año 1 Año 2 Año 3 Año 4 Año 5 Año 6 Año 7 Año 8
Preparación terreno Jornal 14 $ 45 000 $ 630 000 $- $- $- $- $- $- $-
Hechura de drenajes Jornal 10 $ 45 000 $ 450 000 $ 225 000 $ 225 000 $ 225 000 $ 225 000 $ 225 000 $ 225 000 $ 225 000
Trazado y ahoyado Jornal 12 $ 45 000 $ 540 000 $- $- $- $- $- $- $-
COSTOS DE PRODUCCIÓN

Siembra Jornal 8 $ 45 000 $ 360 000 $- $- $- $- $- $- $-


Resiembra Jornal 1 $ 45 000 $ 45 000 $- $- $- $- $- $- $-
Control de malezas Jornal 20 $ 45 000 $ 900 000 $ 954 000 $ 1 011 240 $ 1 071 914 $ 1 136 229 $ 1 204 403 $ 1 276 667 $ 1 276 668
Control de plagas Jornal 10 $ 45 000 $ 450 000 $ 477 000 $ 505 620 $ 535 957 $ 568 115 $ 602 202 $ 638 334 $ 638 335
Poda de Formación Jornal 5 $ 45 000 $ 225 000 $ 238 500 $ 252 810 $ 267 979 $ 284 057 $ 301 101 $ 319 167 $ 319 168
Fertilización Jornal 5 $ 45 000 $ 225 000 $ 238 500 $ 252 810 $ 267 979 $ 284 057 $ 301 101 $ 319 167 $ 319 168
Cosecha Jornal $ 45 000 $ 175 000 $ 477 000 $ 715 500 $ 11 376 450 $ 715 500 $ 954 000 $ 1 192 500 $ 1 192 500
Subtotal $ 3 080 000 $ 2 385 000 $ 2 528 100 $ 2 679 786 $ 2 840 573 $ 3 011 008 $ 3 191 668 $ 3 191 669
Insumos
Plántulas árboles 250 $ 7 500 $ 1 875 000 $- $- $- $- $- $- $-
Insecticidas l 3 $ 75 000 $ 225 000 $ 252 000 $ 282 240 $ 316 109 $ 354 042 $ 396 527 $ 444 110 $ 497 403
Fungicidas kg 6 $ 77 000 $ 247 599 $ 277 311 $ 310 588 $ 347 859 $ 389 602 $ 436 354 $ 488 717 $ 547 363
Fertilizantes Simples Bultos 9 $ 24 750 $ 222 750 $ 249 480 $ 279 418 $ 312 948 $ 350 501 $ 392 562 $ 439 669 $ 492 429
Fertilizantes compuestos Bultos 5 $ 24 750 $ 123 750 $ 138 600 $ 155 232 $ 173 860 $ 194 723 $ 218 090 $ 244 261 $ 273 572
Fertilizantes orgánicos t 1 $ 24 750 $ 24 750 $ 27 720 $ 31 046 $ 34 772 $ 38 945 $ 43 618 $ 48 852 $ 54 714
Herbicidas l 2 $ 24 750 $ 49 500 $ 55 440 $ 62 093 $ 69 544 $ 77 889 $ 87 236 $ 97 704 $ 109 429
Canastillas unidades $ 15 000 $ 750 000 $ 84 000 000 $ 3 360 000 $ 4 200 000 $ 5 040 000 $ 3 360 000 $ 3 360 000 $ 3 360 000
Subtotal insumos $ 3 518 349 $ 85 000 551 $ 4 480 617 $ 5 455 091 $ 6 445 702 $ 4 934 386 $ 5 123 313 $ 5 334 910
Total costos directos $ 6 598 349 $ 87 385 551 $ 7 008 717 $ 8 134 877 $ 9 286 275 $ 7 945 394 $ 8 314 981 $ 8 526 579
Costos indirectos
Arrendamiento Anual 1 $ 1 200 000 $ 1 272 000 $ 1 348 320 $ 1 429 219 $ 1 514 972 $ 1 605 871 $ 1 702 223 $ 1 804 356
Administración Anual 1 $ 329 917 $ 4 369 278 $ 350 436 $ 406 744 $ 464 314 $ 397 270 $ 415 749 $ 426 329
Imprevistos Anual 10 $ 659 835 $ 8 738 555 $ 700 872 $ 813 488 $ 928 628 $ 794 539 $ 831 498 $ 852 658
Total costos indirectos $ 2 189 752 $ 14 379 833 $ 2 399 628 $ 2 649 451 $ 2 907 914 $ 2 797 680 $ 2 949 470 $ 3 083 343
Total costos $ 8 788 101 $ 101 765 384 $ 9 408 345 $ 10 784 328 $ 12 194 189 $ 10 743 073 $ 11 264 451 $ 11 609 922
Producción (t) 1 3 6 10 15 20 25 30
Costos $ 8 788 101 $ 101 765 384 $ 9 408 345 $ 10 784 328 $ 12 194 189 $ 10 743 073 $ 11 264 451 $ 11 609 922
Precio de venta ($/t) $ 1 500 000 $ 750 000 $ 4 500 000 $ 9 000 000 $ 15 000 000 $ 22 500 000 $ 30 000 000 $ 37 500 000 $ 45 000 000
Ingresos netos - $ 8 038 101 - $ 97 265 384 - $ 408 345 $ 4 215 672 $ 10 305 811 $ 19 256 927 $ 26 235 549 $ 33 390 078

Nota: Los valores monetarios están dados en pesos colombianos (COP).


Fuente: Equipo CTA-2, Subproyecto Mango, Naranja y Mandarina (2018).
Referencias bibliográficas

Abrol, D. P. (2012). Pollination Biology. Biodiversity Conservation and Agricultural Production. Springer.
Nueva York: Springer Dordrecht Heidelberg, London-New York.

Aguilera, V. A., Civera, A. V. y Fortí, J. A. (2016). Enfermedades fúngicas de los cítricos en Panamá. Estudio
particular de la mancha grasienta causada por Mycosphaerellaceae [Tesis doctoral]. Universidad
Politécnica de Valencia.

Agustí, M. y Almela, V. (1991). Aplicación de fitorreguladores en citricultura (1ª ed.). Barcelona, España:
Aedos Editorial S. A.

Agustí, M. (2000). Cuajado y desarrollo de los frutos cítricos. Valencia, España.

Agustí, M. (2003). Citricultura. Madrid, España: Editorial Mundi-Prensa.

Agustí, M., García, F. y Guardiola, J. (1982). The influence of flowering intensity on the shedding
of reproductive structures in sweet orange. Scientia Horticulture 17, pp. 343-352.

Aizen, M. A. y Harder, L. D. (2009). The Global Stock of Domesticated Honey Bees Is Growing
Slower Than Agricultural Demand for Pollination. Current Biology, 19(1), pp. 915-918.

Albrigo, G. y Saúco, V. (2004). Flower Bud Induction, Flowering and Fruit-Set of Some Tropical
and Subtropical Fruit Tree With Special Reference to Citrus. Acta Horticulturae, 632,
pp. 81-87.

Allsopp, M. H., de Lange, W. J. y Veldtman, R. (2008). Valuing Insect Pollination Services with
Cost of Replacement. PLoS ONE, 3(9), p. 3128.

American Phytopathological Society [APS] (2000). Compendium of citrus diseases (2a ed.). L. W.
Timmer, S. M. Garnsey, J. H. Graham (Eds.). St. Paul, Minnesota, Estados Unidos: APS
Press.

105
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Amórtegui, I. (2001). El cultivo de los cítricos. Módulo educativo para el desarrollo tecnológico de la
comunidad. Ibagué, Colombia: El Poira Editores e Impresores.

Apolo-Observatorio de agentes polinizadores (2014). Polinizadores y biodiversidad. Madrid, España:


Asociación española de Entomología, Jardín Botánico Atlántico y Centro Iberoamericano
de la Biodiversidad.

Arias, E. (2012). Enfermedades de los principales cultivos de Costa Rica, síntomas, desarrollo y manejo [Tesis
sometida para obtener el grado de Licenciatura en Ingeniería en Agronomía]. Heredia,
Costa Rica: Universidad Nacional, Escuela de Ciencias Agrarias.

Ariza, R., Cruzaley, R. y Vasquez, E. (2004). Efecto de las labores culturales en la producción y
calidad de limón mexicano de invierno. Revista Fitotécnica Mexicana 27.

Avilan, L., García, M. L., Leal, F. y Sucre, R. (1984). Estudio del sistema radical del Limón Criollo
(Citrus aurantifolia Swingle) en un suelo de origen aluvial. Revista Facultad de Agronomía 13(1-4),
pp. 61-72.

Barbera, G., Kicascui, B. y Fatta, G. (1985). Effects of Water Stress on Lemon Summer Bloom: The
Forzatura Technique in the Sicilian Citrus Industry. Acta Horticulturae 171, pp. 391-397.

Becerril, R., A., E. y Rodríguez, A. (1989). Producción forzada en frutales de clima templado. En: Memorias
Simposium Producción Forzada en Frutales (p. 5-8). Chapingo, México: Centro de Fruticultura,
Colegio de Postgraduados.

Brechelt, A. (2004). El manejo ecológico de plagas y enfermedades. Santiago de Chile:


Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina.
Recuperado de https://sioc.minagricultura.gov.co/Aguacate/Normatividad/
Manual%20Hormiga%20Arriera.pdf.

Breeze, T. D., Bailey, A. P., Balcombe, K. G. y Potts, S. G. (2011). Pollination Services in the UK:
How Important are Honeybees? Agriculture, Ecosystems & Environment, 142(4), pp. 137-143.

Bubán, T., Foldes, L., Fekete, Z. y Rademacher, W. (2004). Effectiveness of the Resistance Inducer
Prohexadione-Ca Against Fireblight in Shoots of Apple Trees Inoculated With Erwinia
Amylovora. Bulletin OEPPO/EPPO Bulletin 34, pp. 369-376.

Cassin, J., Bourdeaut, J., Fougue, J., Furan, V., Galliard, J. P., Le-Bourdelles, J., Montagut, G. y
Moreuil, C. (1969). The influence of climate upon the blooming of citrus in tropical areas.
Proc. Int. Soc. Citricult 1, pp. 315-323.

Castro, C. B., Timmer, L. W., Leguizamón, C. J., Müller, G. y Corrales, G. J. (2000). Enfermedades
de los cítricos en Colombia (1ª ed.). Bogotá: Fondo Nacional de Fomento Hortifrutícola,
Produmedios.

106
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Costa, G., Sabatini, E., Spinelle, F., Andreotti, C., Bomben, C. y Vizzoto, G. (2004). Two Years
of Application of P-Ca on Apple: Effect on Vegetative and Cropping Performance, Fruit
Quality, Return Bloom and Residual Effect. Acta Horticulturae 653, pp. 49-57.

Cunningham, S. A. y Le Feuvre, D. (2013). Significant Yield Benefits From Honeybee Pollination of


Faba Bean (Vicia faba) Assessed at Field Scale. Field Crops Research, 149(1), pp. 269-275.

Davenport, T. (1990). Citrus Flowering. Hort. Rev. 12, pp. 349-408.

Davenport, T. (2006, octubre). Reproductive Physiology of Tropical Fruit Trees. Memorias 1er
Congreso Colombiano de Horticultura (pp. 37-46). Bogotá.

Davie, S., Stassen, P. y Walt, M. (1995). Girdling for Increased Hass Fruit Size and Its Effect on
Carbohydrate Production and Storage. Proceedings of the World Avocado Congress III, pp. 25-28.

Della Lucia, T. M. (2003). Hormigas de importancia económica en la región neotropical. En F.


Fernández (Ed.), Introducción a las hormigas de la región neotropical (p. 337-349). Bogotá.

Duarte, A. y Guardiola, J. (1996). Flowering and Fruit Set on Fortune Hybrid Mandarin: Effect of
Girdling and Growth Regulator. Proceedings International Society Citriculture 1, pp. 1069-1071.

Entwistle, P. F. (1983) Control of Insects by Virus Diseases. Review of Applied Entomology, 71 (11),
pp. 890.

Erickson, L. y Brannaman, B. (1960). Abscission of Reproductive Structures and Leaves of Orange


Trees. Proc. Amer. Soc. Hort. Sci. 75, pp. 222-229.

Evans, R., Evans, J. y Rademacher, W. (1997). Prohexadione Calcium for Suppression of Vegetative
Growth in Eastern Apples. Acta Horticulturae 451, pp. 663-666.

Fallahi, E. (1999). Metabolism, Action and Use of BAS-125W in Apples. HortScience 34,
pp. 1192-1193.

Freitas, B. M. y Pereira, J. O. (Eds) (2004). Solitary Bees: Conservation, Rearing and Management for
Pollination. Fortaleza, Brazil: Imprensa Universitária.

Gallai, N., Salles, J. M., Settele, J. y Vaissière, B. E. (2009). Economic Valuation of the Vulnerability
of World Agriculture Confronted with Pollinator Decline. Ecological Economics, 68(1),
pp. 810-821.

García, M., Ríos, L. A. y Álvarez del Castillo, J. (2016). La polinización en los sistemas de
producción agrícola: revisión sistemática de la literatura. Idesia, 34(3), pp. 51-66.

García, Y., Ramos, Y. P., Sotelo, P. A. y Kondo, T. (2016, enero-junio). Biología de Diaphorina
citri (Hemiptera: Liviidae) bajo condiciones de invernadero en Palmira, Colombia. Revista
Colombiana de Entomología, 42(1), pp. 36-42.

107
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Garzón, D. (2012). Evaluación de la influencia del déficit hídrico en el crecimiento y desarrollo de la naranja
“Valencia” (Citrus sinensis Osbeck) en el piedemonte llanero de Colombia. Bogotá: Universidad
Nacional de Colombia.

González, P. y Castel, J. (2003). Regulated Deficit Irrigation in “Clementina de Nules” Citrus Trees.
II: Vegetative Effects. The Journal of Horticultural Science. Biotech, 75(4), pp. 388-392.

Guardiola, J., Agustí, M. y García, F. (1977). Gibberellic Acid and Flower Bud Development in
Sweet Orange. Proc. Int. Soc. Citriculture 2, pp. 696-699.

Harty, A. y Van Staden, J. (1988). Paclobutrazol and Temperature Effects on Lemon. Proceedings of
the Sixth International Citrus Congress 1, p. 343-353.

Hein, L. (2009). The Economic Value of the Pollination Service, a Review Across Scales. The Open
Ecology Journal 2, pp. 74-82.

Hsiao, T. (1973). Plant Responses to Water Stress. Annual Review of Plant Physiology 24, pp. 519-570.

Instituto Colombiano Agropecuario [ICA] (2010). Situación actual de HLB (Huanglonbing) y su


vector el psilido asiático de los cítricos (Diaphorina citri Kuwayama) en Colombia. Boletín
Epidemiológico.

Instituto Colombiano Agropecuario [ICA] (2012). Manejo fitosanitario del cultivo de los cítricos (Citrus).
Medidas para la temporada invernal. Bogotá.

Instituto Nacional de Innovación Agraria [INIA] (2009). pH de un suelo.

Pérez, E. (2009). HLB: Aspectos generales de la enfermedad Diaphorina citri: avances de la investigación en
Uruguay. Aspectos básicos: biología, diagnóstico y prevención. Montevideo, Uruguay.

Klein, A. M., Vaissiere, B. E., Cane, J. H., Steffan-Dewenter, I., Cunningham, S. A., Clemen, K. y
Tscharntke, T. (2007). Importance of Pollinators in Changing Landscapes for World Crops.
Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, 274(1608), pp. 303-313.

Lecuona, R. E. (1996). Microorganismos patógenos empleados en el control microbiano de insectos plaga.


Buenos Aires, Argentina: Talleres Gráficos Mariano Mas.

León, M. G. y Kondo T. (2017). Insectos y ácaros de los cítricos. Compendio Ilustrado de especies dañinas
y benéficas, con técnicas para el manejo integrado de plagas (2a ed.). Mosquera, Colombia:
Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Corpoica).

Lovatt, C. (2000). Management of Foliar Fertilization. Revista Terra 17, pp. 257-264.

Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (2017). Cadena de cítricos. Indicadores e instrumentos.


Recuperado de www.sioc.minagricultura.gov.co.

108
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Manjunath, K. L., Ramadugu, C., Castaneda, A., Diaz, J. E., Peñaranda, E. A., Chen, J., Duan, Y. P.,
Halbert, S. E. y Lee, R. F. (2015, agosto). Report of Candidatus Liberibacter caribbeanus, a
New Citrus —and Psyllid— Associated Liberibacter from Colombia, South America. The
American Phytopathological Society. Proceedings of the APS Annual Meeting. Pasadena, California:
Estados Unidos.

Martínez, A., Mesejo, C., Juan, M., Almela, V. y Agustí, M. (2002). Restrictions on the Exogenous
Control of Flowering in Citrus. Acta Hortic 632, pp. 91-98.

Mattos-Jr., D., Graetz, A. y Alva, K. (2003). Biomass Distribution and Nitrogen-15 Partitioning in
Citrus Trees on a Sandy Entisol. Soil Sci. Soc. Am. J. 67, pp. 555-563.

McNeil, R. y Parsons, G. (2003). Girdling of Hass Avocado Trees to Increase Fruit Yield and
Income in “Off” Years in a California Coastal Valley. Proceedings V World Avocado Congress
(pp. 263-265).

Mead, F. W. y Fasulo, T. R. (2010). Asian Citrus psyllid, Diaphorina citri Kuwayama (Insecta:
Hemiptera: Psyllidae). FDACS/DPI Entomology, Circular 180. Gainesville, Florida, Estados
Unidos: University of Florida.

Melathopoulos, A., Cutler, C. y Tyedmers, P. (2015). Where is the Value in Valuing Pollination
Ecosystem Services. Ecological Economics 109, pp. 59-70

Mesa, N., García, M., Rodríguez, I., Valencia, M., Ossa, J., Palacios, S., Guarín, J. H. et ál. (2011d).
Estrategias de manejo químico y biológico de Polyphagotarsonemus latus y Phyllocoptruta
oleivora en naranja Valencia. Palmira, Colombia: Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural,
Universidad Nacional de Colombia, Sede Palmira.

Michener, C. D. (2007). The Bees of the World. Baltimore, Estados Unidos: Johns Hopkins University
Press.

Miranda, L. D., Carranza, C. E., Rodríguez, R., Daza, V. F. y Molano, Z. P. (2018). Caracterización de
los sistemas de producción de cítricos (con énfasis en naranja, mandarina y tangelo) en el departamento
de Cundinamarca. Bogotá: Corredor Tecnológico Agroindustrial (CTA), Universidad Nacional
de Colombia, Gobernación de Cundinamarca, Corpoica.

Miranda, L. D. (2019). Uso de biorreguladores de crecimiento y prácticas complementarias para mejorar la


productividad en la fruticultura [Trabajo para optar a promoción de profesor titular] (p. 12).
Universidad Nacional de Colombia.

Monteiro da Cruz, M., Lopes de Siqueira, D., Chamhum, L. y Cecom, P. (2008). Influência do
paclobutrazol e da temperatura ambiente sobre o florescimento e frutificação da limeira
aĭcida Tahiti. Ciênc. Agrotec. 32, pp. 1148-1153.

Morales, J., López, J. (2007). Aspectos básicos para el cultivo de la mandarina. Bogotá: Corpoica.

109
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Mostafa, A. y Salch, M. (2006). Response of Balady Mandarin Trees to Girdling and Potassium
Sprays Under Sandy Soil Conditions. Research Journal of Agriculture and Biological Sciences 2,
p. 137-141.

Nates-Parra, G. (Ed.) (2016). Iniciativa colombiana de polinizadores: abejas ICPA (1ª ed.). Bogotá:
Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias, Departamento de Biología.

Neto, H. B., Filho, F. Stuch, E. S. y Sposito, M. B. (2016). Suscetibilidade de clones de lima ácida tahití
à podridão floral dos citros. Revista brasilera de fruticultura, Jaboticabal SP, 38(1), pp. 222-225.

Nir, I., Goren, R. y Leshem, B. (1972). Effects of Water Stress, Gibberellic Acid and Ccc on Flower
Differentiation in Eureka Lemon Trees. J. Amer-soc. Hort. Sci., 97(6), pp. 774-778.

O’Brien, C. y Peña, J. (2012). Two Species of Compsus Schoenherr, New Citrus Pests From
Colombia (Coleoptera: Curculionidae: Entiminae). Insecta Mundi 0227, pp. 1-13.

Ogata, T., Hasukawa, H., Shiozaki, S., Horiuchi, S., Kawase K., Iwagaki, I. y Okuda, H. (1996).
Seasonal Changes in Endogenous Gibberellin Contents in Satsuma Mandarin During
Flower Differentiation and the Influence of Paclobutrazol on Gibberellin Synthesis.
J. Jpn. Soc. Hortic. Sci. 65, pp. 245-253.

Orduz, J. y Fischer, G. (2007). Balance hídrico e influencia del estrés hídrico en la inducción
y desarrollo floral de la mandarina ’Arrayana’ en el piedemonte llanero de Colombia.
Agronomía Colombiana, 25(2), pp. 255-263.

Orduz, J. y Mateus, D. (2012). Capítulo 2. Generalidades de los cítricos y recomendaciones


agronómicas para su cultivo en Colombia. En Cítricos: cultivo, poscosecha e industrialización.
Serie Lasallista Investigación y Ciencia, pp. 49-88.

Orduz, J., Monroy, H. J. y Fischer, G. (2010). Comportamiento fenológico de la mandarina


‘Arrayana’ en el piedemonte del Meta, Colombia. Agronomía Colombiana, 28(1), pp. 63-70.

Orduz, J., Monrroy, H., Fischer, G. y Herrera, A. (2009). Crecimiento y desarrollo del fruto
de mandarina (Citrus reticulata) “arrayana” en condiciones del piedemonte del Meta,
Colombia. Agronomía Colombiana, 3(2), pp. 149-160.

Orduz-Rodríguez, J. (2012). Capítulo 4.4. Cítricos. Manual para el cultivo de frutales en el trópico
(pp. 393-420). Produmedios.

Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO] (2014). FAOSTAT,
Sistema de Información Estadística de la FAO. Recuperado en julio de 2017 de www.fao.org.

Orozco-Santos, M. (2006). Patogenicidad, variabilidad morfológica y genética de Colletotrichum


acutatum Simmonds de cítricos en México [Tesis de Doctorado en Biotecnología Microbiana].
Universidad de Colima, Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias.

110
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Peñalosa, M. y Díaz, G. (2004). Así se maneja el picudo de los cítricos Compsus sp. Bogotá: Instituto
Colombiano Agropecuario (ICA), Seccional Cundinamarca.

Poltronieri, L. S., Trindade, D. R., Albuquerque, F. C., y Duarte, M. de L. R. (2002). Identificação e


controle da rubelose em mogno-africano no Estado do Pará (pp. 1-2).

Potts, S. G., Biesmeijer, J. C., Kremen, C., Neumann, P., Schweiger, O., y Kunin W. E. (2010). Global
Pollinator Declines: Trends, Impacts and Drivers. Trends in Ecology & Evolution, 25(6), pp. 345-353.

Prado, R. (2008). Nutrição de plantas. Editorial UNESP.

Ramírez, F. y Lee-Davenport, T. (2013). Apple Pollination: A Review. Scientia Horticulturae, 161(1),


pp. 188-203.

Rebolledo, A. (2012). Fisiología de la floración y fructificación en los cítricos. En Corporación


Universidad Lasallista (Ed.), Cítricos: Cultivo, Poscosecha e Industrialización (pp. 89-106). Caldas,
Antioquia, Colombia: Ed. Artes y Letras S. A. S.

Ricou, C., Schneller, C., Amiaud, B., Plantureux, S. y Bockstaller, C. (2014). A Vegetation-Based
Indicator to Assess the Pollinationvalue of Field Margin Flora. Ecological Indicators 45,
pp. 320-331.

Ripa, R., Vargas, R., Larral, P. y Rodríguez, S. (2007). Manejo de plagas en paltos y cítricos.
Recuperado de https://frutales.files.wordpress.com/2011/01/cit-16-manejo-de-
plagas-en-paltos-y-cc3adtricos.pdf.

Rodriguez, J., Calle, Z. y Montoya-Lerma, J. (2008). Herbivoría de Atta cephalotes (Hymenoptera:


Myrmicinae) sobre tres sustratos vegetales. Revista Colombiana de Entomología.

Rollin, O., Bretagnolle, V., Decourtye, A., Aptel, J., Michel, N., Vaissière B. E. y Henry M. (2013).
Differences of Floral Resource Use Between Honey Bees and Wild Bees in an Intensive
Farming System. Agriculture, Ecosystems and Environment 179, pp. 78-86.

Ruiz, R. y Guardiola, J. (1994). Carbohydrate and Mineral Nutrition of Orange Fruitless in Relation
to Growth and Abscission. Physiologia Plantarum 90, pp. 27-36.

Salazar, J. (2011). Manual técnico de la fertilización de cultivos. Microfertisa.

Schaper, H. y Chacko, E. (1993). Effect of Irradiance, Leaf Age, Chlorophyll Content and
Branch-Girdling on Gas Exchange of Cashew (Anacardium occidentale L.) Leaves. Journal of
Horticultural Science 68, pp. 541-550, 64.

Schulp, C. J., Lautenbachb, S. y Verburg, P. H. (2014). Quantifying and Mapping Ecosystem


Services: Demand and Supply of Pollination in the European Union. Ecological Indicators,
36(1), pp. 131-141.

111
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Sharmah, D., Khound, A., Rahman, S. y Rajkumari, P. (2015). Significance of Honey Bee as a
Pollinator in Improving Horticultural Crop Productivity in N. E. Region, India: A Review.
Asian Journal of Natural y Applied Science, 4(1), pp. 62-69.

Southwick, S. y Davenport, T. (1987). Characterization of Water Stress and Low Temperature.


Plant Physiology 81, pp. 26-29.

Srivastava, L. (2002). Plant Growth and Development: Hormones and Environment. Academic press.

Stover, E., Ciliento, S. y Myers, M. (2004). Response of Six Citrus Genotypes to Prohexadione-Ca.
The Plant Growth Regulation Society of America, 32(2), pp. 86.Paginas

Syvertsen, J. (1985). Integration of water stress. Fruit Trees Hort Science, 20(6), pp. 1039-1043.

Timmer, L. W. (2000). Lime Anthracnose. En Compendium of Citrus Diseases (2nd. ed.). St. Paul,
Minnesota, Estados Unidos: The American Phytopathological Society.

Timmer, L. W., Mondal, S. N., Peres, N. A. y Bhatia, A. (2004). Fungal Diseases of Fruit and
Foliage of Citrus Trees. En S. A. M. H. Naqvi (Ed.), Diseases of Fruits and Vegetables, volume
I (pp. 191-227). Springer Netherlands.

Toni, H. y Djossa, B. A. (2015). Economic Value of Pollination Services on Crops in Benin, West
Africa. International Journal of Biological Chemical Sciences, 9(1), pp. 225-233.

Urban, L., Léchaudel, M. y Lu, P. (2004). Effect of Fruit Load and Girdling on Leaf Photosynthesis
in Mangifera indica L. Journal of Experimental Botany 55, pp. 2075-2085.

Vicent, A., Mira, J. L. y Dalmau, V. (2014). Síntomas, daños y control de enfermedades causadas
por Phytophthora y alternaria de los cítricos. Gestión integrada de las enfermedades de los
cítricos causadas por hongos y oomicetos. Boletín vida rural (p. 5).

Vieira J., N. C. S., Massanori, M. I., Colautos, N. M. (2004). Root Distribution of Rootstocks for
‘Tahiti’ Lime. Sci. Agric., 61(1), pp. 94-99.

Wang, Z., y Stutle, G. W. (1992). The Role of Carbohydrates in Active Osmotic Adjustment
in Apple Under Water Stress. Journal of the American Society for Horticultural Science 7,
pp. 816-823.

Winfree, R. (2008). Pollinator-Dependent Crops: An Increasingly Risky Business. Current Biology


18(20), pp. 968.

Winfree, R., Gross, B. J. y Kremen, C. (2011). Valuing Pollination Services to Agriculture. Ecological
Economics, 71(0), pp. 80-88.

Winkler, V. (1997). Reduced Risk Concept for Prohexadione-Calcium, A Vegetative Growth


Control Plant Growth Regulator in Apples. Acta Horticulturae 451, pp. 667-671.

112
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Yuri, J., Lobos, G. y Lepe, V. (2002). Inducción floral. Pomáceas Boletín Técnico. Recuperado de
http://pomaceas.utalca.cl.

Zucconi, G., Monselise, S. y Goren, R. (1978). Growth-Abscission Relationships in Developing


Orange Fruit. Scientia Horticulturae, 9(2), pp. 137-146.

113
Este libro se compuso
en Bogotá, D. C., en el año 2021,
usando tipos Ancízar
y el lenguaje
ConTEXt

También podría gustarte