Cognition">
La Sistematizacion de Experiencias
La Sistematizacion de Experiencias
La Sistematizacion de Experiencias
Oscar Jara H.
Primera edición colombiana
La sistematización de experiencias:
práctica y teoría para otros mundos posibles
La sistematización de experiencias:
práctica y teoría para otros mundos posibles
Oscar Jara H.
Primera edición colombiana
La sistematización de experiencias:
prácticas y teoría para otros mundos
Posibles
Edición en español del libro:
Prólogo 9
Presentación 13
Introducción 23
Capítulo I 27
Sistematización de experiencias:
una propuesta enraizada en la histo-
ria latinoamericana y caribeña
Capítulo II 53
Sistematización de experiencias:
un concepto en construcción
Capítulo III 77
Para qué sirve la sistematización de experien-
cias (características, utilidades y condiciones)
Capítulo IV 117
Sistematización de experiencias, investigación y evaluación
Capítulo V 135
¿Cómo sistematizar experiencias? Una
propuesta metodológica
Capítulo VI 167
Algunos ejemplos de sistematización de experiencias
9
Prólogo
10
Prólogo
ha continuado siendo, no solo un referente, sino un líder que, a la vez que promueve
la participación y la construcción colectiva, también recoge y sintetiza los aportes que
ha venido generándose desde los practicantes de la sistematización.
En su madurez de sus sesenta y pico de años, luego de sobrevivir a una
cirugía de corazón abierto y en su segundo periodo como presidente del ceaal,
Oscar nos entrega en esta edición colombiana, una obra que al vez que visibiliza
sus raíces continentales de la sistematización en el trabajo social, la educación de
adultos y la educación popular, también avanza en su conceptualización, en su
sentido y en su despliegue metodológico y práctico. Es por eso que se constituye en
una valiosa herramienta para quienes se introducen en el tema y deciden emplear
la sistematización como una estrategia para producir conocimiento sobre su propia
práctica social y desde su propia experiencia como protagonista.
Sin duda, este libro contribuirá al posicionamiento de la sistematiza-
ción de experiencias en el país, así como a ampliar el colectivo de educadores
y profesionales sociales que la promovemos y empleamos como posibilidad de
comprensión crítica de sus prácticas, de formación y empoderamiento de sus
protagonistas. ¡Gracias Oscar, por este regalo!
11
Presentación
1. En ese tiempo ya circulaban entre nosotros en castellano, gracias a la enorme política de difusión cultural
del proceso chileno, algunos textos fundamentales de Freire como Acción cultural para la Libertad; La educa-
ción como práctica de la libertad, Pedagogía del oprimido y Extensión o comunicación, los cuales leíamos con avidez
y pasión, sin darnos cuenta de que nos estaban abriendo la mente y el corazón a otra manera de pensar, no
solo la educación, sino la vida misma, y que esta quedaría marcada para siempre desde el primer intento de
poner en práctica con coherencia estas propuestas.
13
Presentación
14
Presentación
para, como decía Freire, “aprender a leer la realidad, para escribir la historia”. Así
hicimos un plan de alfabetización que permitiera en cuatro o cinco meses cubrir
todos los temas y palabras y, por tanto, alfabetizarse y haber generado un proceso
de concientización.
El desafío era apasionante, al igual que cada paso que dábamos. Fue un
periodo de un intenso aprendizaje para nosotros, en el que –primero que todo–
aprendimos a respetar profundamente a las personas con quienes trabajábamos;
aprendimos a valorar sus conocimientos y saberes producto de su experiencia;
aprendimos también a desarrollar la sensibilidad para observar con atención, para
escuchar, para percibir; se incentivó nuestra curiosidad y una actitud indagato-
ria; aprendimos, además, a describir detalladamente nuestras percepciones, a
ordenar nuestras ideas, a redactarlas, a comunicarlas lo más fielmente posible. La
elaboración de la propuesta de alfabetización significó que fuéramos las primeras
personas concientizadas.
Luego, comenzamos a trabajar en el proceso de alfabetización. Muy
pronto, vimos necesario que eso que estábamos haciendo y viviendo cada quien
en su círculo de alfabetización, lo pudiéramos recoger y compartir de forma
sistemática entre los ocho alfabetizadores y alfabetizadoras. Y desarrollamos,
entonces, un procedimiento: a las ocho y media de la mañana, luego de desayunar,
regresábamos al centro de capacitación y cada quien se sentaba durante media
hora o cuarenta y cinco minutos y ponía por escrito lo que había sucedido durante
esas dos horas de alfabetización, tratando de transcribir lo más fielmente posible,
tal como recordábamos, lo que la gente había dicho y cómo lo había dicho, las
frases y reflexiones de las distintas personas del grupo, los diálogos y silencios, las
preguntas. Por aparte, colocábamos nuestras propias ideas y comentarios sobre la
sesión. Así, empezamos a recoger cada día las frases que la gente decía ante cada
tema, al igual que nuestras propias apreciaciones, diferenciando unas de otras.
Por ejemplo, recuerdo la primera palabra con la que comenzamos la
alfabetización: era palana, que es término que se utiliza en Piura para pala o lampa,
instrumento que se usa en el campo para remover la tierra.Y con esa palabra gene-
radora, utilizando primero un dibujo en forma de afiche que habíamos hecho, que
mostraba a un grupo de personas trabajando la tierra con palanas, iniciábamos la
discusión preguntando: “¿Qué vemos en el dibujo?”; la gente decía: “Personas traba-
jando con la palana”; luego nosotros: “¿Y de qué forma se usa la palana?”, “¿Para qué
se usa la palana?”, “¿Quiénes usan la palana?”, “¿Quiénes no usan palana?”, etc.Y así se
15
Presentación
16
Presentación
Creo que es posible imaginar lo que significaba eso para nosotros como
equipo: toda la pasión que teníamos cuando compartíamos lo que cada quien traía
de su grupo; socializar las discusiones producidas, las reflexiones y conocimientos
que cada quien estaba recogiendo de las personas que se alfabetizaban, pero también
las nuestras, nuestros propios aprendizajes… Esa segunda parte –nuestras propias
reacciones y comentarios–, era la que nos servía de base para hacer luego nuestras
evaluaciones. Con ellas descubríamos también cuál había sido nuestro propio proceso
de aprendizaje, pues cuando revisábamos lo que habíamos escrito en las primeras
sesiones de alfabetización y luego las confrontábamos con lo redactado hacía 6 o 9
meses, encontrábamos en nuestros registros, cosas que no recordábamos; valorábamos
a la distancia, de otra manera, lo que habíamos escrito y vivido en ese entonces; rela-
cionábamos nuestras distintas ideas y descubríamos que había habido una trayectoria,
un camino en el aprendizaje de cada uno de nosotros y nos dábamos cuenta de que
ese camino existía, sólo luego de recuperarlo y objetivarlo. El proceso personal era la
base para la socialización, pues cada quien aportaba lo suyo y se producían discusiones
y reflexiones de una gran riqueza, siempre vinculadas a lo que la práctica nos estaba
enseñando..., permitiéndonos aprender también en colectivo de los aprendizajes de
las otras personas del equipo. Creo que tal vez entonces no nos dábamos cuenta de
que también estábamos siendo educadores entre nosotros mismos; los educadores nos
educábamos entre nosotros a partir de lo que aprendíamos con la gente con la que
hacíamos educación.Y así lo hicimos durante tres años. Ahí fue donde se me empezó
a meter en el alma, en la sangre y en la carne esta especie de manía, esta pasión por
la sistematización de las experiencias.
Allí fue, quizás también, la primera vez que tuve la vivencia de que en el
trabajo de educación popular, quien más aprende, quien está en permanente desafío
de aprendizaje, todos los días y a todas horas, es el educador o la educadora. El
problema, es que muchas veces no logramos darnos cuenta de esos aprendizajes;
tenemos muchos aprendizajes en nuestra práctica, pero no los reconocemos, se
nos van olvidando en el camino porque caemos en el activismo y perdemos la
posibilidad de parar un momento para recopilar, para recoger y para reflexionar
en torno a todos esos aprendizajes los cuales, por tanto, muchas veces se pierden
para nosotros mismos y por tanto no podemos compartirlos con otras personas.
Siguiendo este recorrido, el aprendizaje de este periodo se recrearía años
después, con algunas variantes respecto a las posibilidades de la sistematización:
en el año 1976 pasé a dirigir un centro de educación popular en Lima, que se
17
Presentación
18
Presentación
19
Presentación
2. Véase capítulo VI, detalle respecto a estos “Talleres regionales de sistematización y creatividad”.
20
Presentación
recientes. Por otra parte, han surgido en estos últimos años, nuevos aportes
teóricos, metodológicos y prácticos que han enriquecido las perspectivas de
la sistematización y sus variantes posibles. Son aportes que vienen de personas
que trabajan en campos bastante diversos de la investigación, el trabajo social, la
educación y la promoción del desarrollo.
De esta manera, recuperando críticamente de nuestra propia experiencia
y dialogando con otras propuestas y aportes, queremos ahora compartir y proponer
nuevamente algunas pistas para seguir caminando por esta ruta, conscientes que aún
falta mucho por precisar y ahondar. Nos seguiremos resistiendo a presentar modelos
o recetas para aplicar, como quizás alguna gente demanda. Pero también somos
conscientes de que debemos mostrar ejemplos concretos e instrumentos manejables,
para no quedarnos en análisis y recomendaciones abstractas y generales. Seguirán
siendo trechos de camino recorrido y, ojalá, inspiraciones a seguir buscando. Lo más
importante, quizás, es que son producto de nuestros propios aprendizajes teórico-
prácticos y eso será lo que reflejamos a lo largo de este texto. Por eso quería partir en
esta presentación con mi testimonio personal, que por muy limitado y particular que
sea, es el lugar histórico donde estas ideas han germinado y desde donde me atrevo a
dialogar, con humildad, pero también con la convicción de la validez de la experiencia
en su dimensión personal, contingente, como expresión de la experiencia humana
total que se construye históricamente. Como dice un pensamiento de mi compañera
Eva Carazo, educadora popular costarricense: “Soy al mismo tiempo la que quiero
ser y la que he sido, la que vengo siendo ahora, y, además, soy lo que hago y en lo
que creo... porque lo que hacemos viene de allí, de lo que nos pasa por el cuerpo y
la memoria y el corazón y las energías...”.
Por todo lo mencionado, en el campo específico de la reflexión teórica y
metodológica sobre la sistematización de experiencias, debemos ser coherentes con su
sentido de fondo: no se trata tanto de mirar hacia atrás, para apropiarnos de lo ocurrido
en pasado, sino, principalmente, recuperar de la experiencia vivida los elementos
críticos que nos permitan dirigir mejor nuestra acción para hacerla transformadora,
tanto de la realidad que nos rodea, como transformadora de nosotros mismos como
personas. Entender la actualidad del presente como acontecimiento inexplicable sin
el pasado y que a la vez contiene las potencialidades de un futuro por construir. Es
decir: sistematizar las experiencias para construir nuevos saberes, sensibilidades y
capacidades, que nos permitan… apropiarnos del futuro.
21
Introducción
a) Su aparente complejidad
• La sistematización aparece como algo muy complicado, reserva-
do a especialistas en la materia, que exige un instrumental preciso
y un tiempo largo de dedicación.
• Algunos proyectos ejecutados por profesionales y que tienen
como referentes o beneficiarios a determinados sectores o grupos
sociales populares, se preguntan si la sistematización la deben ha-
cer solo las personas profesionales o es posible incorporar en ella
a los grupos sociales y cómo hacerlo.
23
Introducción
3. Un rápido recorrido por internet, insertando en un motor de búsqueda la palabra sistematización, nos llevará
a encontrarnos con sitios web que hablan de: “sistematización de los datos existentes sobre…”, “sistematiza-
ción de la enseñanza”, “sistematizar la médula espinal, las vías ascendentes y la materia gris…”, “sistematizar
el daño a la persona”, “sistematizar la bibliografía existente”, “sistematización de músicas populares”, “siste-
matización del procedimiento de resolución de problemas en la física”, “sistematización vial”, “catalogación
y sistematización en museos”, “sistematizar la información de la calidad del agua”, etc.
24
Introducción
25
Introducción
26