Titán (Mitología)
Titán (Mitología)
Titán (Mitología)
Los titanes fueron doce en número ya desde su primera aparición literaria en la Teogonía de Hesíodo;8
aunque en su Biblioteca mitológica, Apolodoro añade una decimotercera: Dione,9 diosa preolímpica cuyo
santuario se encontraba en Dodona.10 Sin embargo Homero considera a Océano como padre de los
dioses, y como tal lo describe como un primordial y no como uno de los Titanes.11 De la misma manera
los Titanes sirven en el mito como un contraste: ellos son los viejos dioses desplazados y relacionados con
el mundo ctónico, en oposición a los dioses olímpicos, generación más joven que gobierna desde el monte
Olimpo.12
Los titanes estaban relacionados con diversos conceptos primordiales, algunos de los cuales simplemente se
extrapolaban de la etimología de sus nombres: el océano y la fructífera tierra, el Sol y la Luna, la memoria y
la ley natural. Los doce titanes de la primera generación estaban encabezados por el más joven, Crono (no
debe confundirse con Cronos, la personificación primigenia del tiempo), quien derrocó a su padre Urano
(‘Cielo’) a instancias de su madre, Gea (‘Tierra’). Posteriormente, los titanes engendraron una segunda
generación, entre los que se encuentran los hijos de Hiperión (Helios, Eos y Selene), las hijas de Ceo (Leto
y Asteria), los hijos de Crío (Astreo, Palante y Perses) y los hijos de Jápeto (Prometeo, Epimeteo, Atlas y
Menecio). En cambio los hijos de los titanes Crono y Océano nunca son referidos como tales, sino que
pertenecen a otra estirpe diferente. Los titanes precedieron a los doce dioses olímpicos, quienes, guiados
por Zeus, terminaron derrocándolos en la Titanomaquia (‘guerra de los titanes’). La mayoría de ellos fueron
entonces encarcelados en el Tártaro, la región más profunda del inframundo. Ningún autor ha especificado
el destino de las Titánides tras la guerra, pero al menos dos de ellas tuvieron unión con Zeus tras la
Titanomaquia, ya que ambas son incluidas en el catálogo hesiódico de esposas divinas del mismo.13
Estos mitos griegos de la titanomaquia caen dentro de una clase de mitos similares presentes en Europa y
Oriente Próximo, donde una generación o grupo de dioses se enfrenta a los dominantes. A veces estos son
suplantados. Otras los rebeldes pierden y son totalmente apartados del poder o bien incorporados al
panteón. Otros ejemplos serían las guerras de los Ases con los Vanir y los Jotunos en la mitología
escandinava; el poema épico Enuma Elish babilónico; la narración hitita del «Reino del Cielo»; el conflicto
entre devas y asuras de la mitología hindú; o el oscuro conflicto generacional de los fragmentos ugaritas.
En la poesía de Hesíodo
En la Teogonía de Hesíodo, los doce titanes son los primeros hijos nacidos de Urano y Gea8 :
Más tarde yació con Urano y trajo a Océano el de profundos remolinos, a Ceo y
Crío e Hiperión y Jápeto, a Tea y Rea, a Temis y Mnemósine y a Febe la de dorada
corona y a la encantadora Tetis. Tras ellos nació el astuto Crono, el
benjamín y más terrible de sus hijos, y éste odió a su vigoroso padre.
Tras el nacimiento de los titanes, Gea alumbraría de Urano a los Cíclopes14 y por último a los
Hecatónquiros.15 Temeroso de que pudieran destronarle, Urano mantenía a todos sus hijos atrapados en el
Tártaro. Gea, a punto de reventar, sufría terriblemente, e ideó un plan para vengarse. Apostó en una
emboscada a su hijo Crono, el menor de ellos, para que atacase a su padre. Lo castró con una hoz
adamantina (de acero) y liberó así al resto de las entrañas de la Tierra, proclamándose rey de los titanes
junto a su hermana Rea como esposa y reina.16 Fue precisamente en este momento cuando Urano
nombró, como insulto, a sus hijos como Titanes: el poeta utiliza un juego de palabras entre titaínontas («en
su intento») y tísin («castigo»); refiriéndose a que los titanes habían cometido un acto impío contra su padre
y que más tarde tendrían su justo castigo.17
Crono y Rea engendraron una nueva generación de dioses, pero Crono, temiendo también que algún día lo
derrocasen como él había hecho con Urano, se los tragaba enteros nada más nacer. Resentida por ello, Rea
logró esconder a su sexto y último hijo, Zeus, entregándole en su lugar a Crono una roca envuelta en
pañales que tragó confiado. Al infante Zeus lo recogió Gea para criarlo en Creta.18
Cuando Zeus llegó a la edad adulta sometió a Crono por la astucia más que por la fuerza, dándole a beber
un emético preparado con la ayuda de su abuela Gea que le hizo vomitar a sus hermanos. Comenzó
entonces una guerra entre los dioses más jóvenes y los mayores, en la que Zeus fue auxiliado por los
Hecatónquiros y los Cíclopes, quienes una vez más habían sido liberados tras su nuevo encarcelamiento
por Crono. Zeus venció tras una larga batalla y encerró a los Titanes que se le habían enfrentado en el
Tártaro.19
Los que no se habían opuesto a él siguieron teniendo de forma más o menos directa un papel en el nuevo
orden: Océano continuó circundando el mundo, el nombre de la ‘brillante’ Febe fue empleado como
sobrenombre de Artemisa y añadido como epíteto de Apolo («Apolo Febo»), Mnemósine alumbró a las
Musas, Temis siguió encarnando el concepto de ‘ley de la naturaleza’ y Metis fue madre de Atenea.
Hesíodo dice, en una de las digresiones del poema, que de todos los descendientes de los Titanes Zeus
honró especialmente a Hécate, en un himno que engrandece a la diosa como señora de la abundancia, con
participación en el cielo, el mar, la tierra y el inframundo.20
En la obra de Apolodoro
Algunos de los fragmentos que se conservan de la poesía órfica en particular guardan algunas variaciones
del mito. En un texto órfico, Zeus no se limitó a atacar a su padre con violencia. En su lugar, Rea preparó
un banquete para Crono, y este se emborrachó con miel fermentada. En lugar de encerrarlo en el Tártaro,
Cronos fue arrastrado —todavía borracho— a la cueva de Nix, donde siguió durmiendo y vaticinando por
toda la eternidad.25
Otro mito acerca de los titanes no mencionado por Hesíodo gira en torno a Dioniso. En un momento
determinado de su reinado, Zeus decidió ceder el trono en favor del infante Dioniso, que como Zeus a su
edad era protegido por los Curetes. Los titanes decidieron matar al niño y reclamar el trono para ellos: se
pintaron las caras de blanco con yeso, distrajeron a Dioniso con juguetes, y entonces lo despedazaron, y
cocieron y asaron sus miembros, dándose un festín con ellos, mientras que de la sangre de la víctima nacía
un granado. Zeus, enfurecido, castigó a los titanes fulminándolos con sus rayos. Atenea guardaba el
corazón del niño en un muñeco de yeso, a partir del cual Zeus hizo a un nuevo Dioniso. Esta historia es
narrada por los poetas Calímaco26 y Nono,27 que llaman a este Dioniso «Zagreo», y también en cierto
número de textos órficos, en los que no se usa tal nombre. Higino también nos habla en diferentes fábulas
sobre la relación entre Dioniso y los Titanes, dentro del contexto de la tradición órfica.28
Una variación de esta historia, recogida por el filósofo neoplatónico Olimpiodoro, ya en la era cristiana,
dice que la humanidad surgió del humo grasiento que despedían los cadáveres de los titanes al arder,
muertos por los rayos de Zeus. Otros escritores anteriores insinúan por el contrario que la humanidad nació
de la sangre derramada por los titanes en su guerra contra los Olímpicos.
Es posible que Píndaro ya hiciera una alusión al mito del despedazamiento de Dioniso por los titanes y del
origen de la humanidad a consecuencia de ello.29 Platón30 y Opiano31 también se referían a la
«naturaleza titánica» del hombre, aunque es objeto de debate por parte de los mitógrafos que esos pasajes
estén o no enraizados con el mito órfico descrito.32
Otros autores
Muchos autores posteriores dieron versiones alternativas. Así los titanes aparecen descritos como hijos del
Éter y la Tierra,33 o simplemente nacieron de un tal Titán (en este caso el nombre de "Titanes" sería un
patronímico).34 Incluso en alguna versión se los ha imaginado como hijos de unos tales Curete y Titea,
acaso como un juego etimológico de palabras, más que un origen mítico.35 De la misma manera el autor
latino Higino incluye en su nómina de Titanes a Briareo, Giges, Estéropes, Atlante, Hiperión, Polo,
Saturno, Ops, Moneta y Dione; este texto confunde a los Titanes con otros seres de naturaleza similar.33
Otro autor bizantino, alejándose también de la tradición, ofrece los siguientes nombres sin más: Jápeto,
Crono, Adano, Ostaso, Andes y Olimbro; sean quienes fueran estos cuatro últimos parecen ser invención
del propio autor.36 Otros más aún dicen que Forcis y Deméter también fueron titanes37 e incluso
Pausanias dice que Ánito fue uno de ellos.38
El nombre de titanes también hace referencia a otros dioses nacidos (o descendientes) de los Titanes
Uránidas. Así se les llama explícitamente titanes a Prometeo39 Hécate,40 Leto,41 Pirra42 y especialmente
Helio, Selene y Circe.43 Otros descendientes de los Titanes son considerados implícitamente Titanes,
especialmente por su participación en la titanomaquia. Por último también nos encontramos a ciertas tribus
de hombres de quienes desciende toda la humanidad y que fueron denominadas como titanes. Así, se dice
que la antigua ciudad de Cnosos en Creta fue habitada originalmente por esta raza de titanes, que eran
hostiles a Zeus, pero fueron expulsados por Pan con los espantosos sonidos de su trompeta en forma de
concha.44
Interpretaciones contemporáneas
Algunos investigadores del siglo xx, prominentemente Jane Ellen Harrison, han argumentado que un ritual
iniciático o chamánico subyace en el desmembramiento y canibalismo que practican los titanes en mito de
Dioniso. Harrison también señala que la palabra «Titán» procede del griego τιτανος, que significa ‘tierra
blanca’, ‘arcilla’ o ‘yeso’, y que los titanes eran ‘hombres de arcilla blanca’ u hombres cubiertos de arcilla
blanca o polvo de yeso en sus rituales.45 El investigador M. L. West también señala lo mismo en relación
con los ritos iniciáticos chamanes de las primitivas prácticas religiosas griegas.46
Primera generación
Titanes:
Océano, dios y a la vez río homónimo que circundaba el mundo.
Ceo, titán asociado con la inteligencia.
Crío, asociado con los rebaños y las manadas, que se desposó con una hija de Ponto,
Euribia.
Hiperión, el «de las alturas», fuego astral y padre de las lumbreras de los cielos.
Jápeto, esposo de Clímene, padre de Prometeo y abuelo de Deucalión, de quien
desciende la raza humana.
Crono, el más joven, que destronó a Urano y fue rey de los titanes. Dios del tiempo
humano, relacionado con el calendario, las estaciones, las cosechas y la organización
de la vida.
Titánides:
Febe, la de «la corona de oro», esposa de Ceo.
Mnemósine, personificación de la memoria, se unió a Zeus en las colinas de Eleuter y
allí alumbró a las nueve Musas.
Rea, reina de los titanes con Cronos. Diosa asociada con la fertilidad de la tierra, la
naturaleza femenina, la maternidad y la generación.
Temis, encarnación del orden divino, las leyes y las costumbres, y según algunos
autores madre de las Horas y las Moiras con Zeus.
Tetis, titánide del mar y esposa de Océano.
Tea, titánide asociada con la luz y la vista, desposada con Hiperión.
Algunos autores consideran también parte de esta generación a Dione, si bien otros la consideran una
oceánide.
El matrimonio entre hermanos era corriente entre los dioses preolímpicos de la mitología griega, y varios
titanes y titánides se unieron, engendrando una segunda generación de titanes:
Océano y Tetis engendraron las ninfas Oceánides y a los Ríos (Oceánidas); fuentes de
agua dulce.
Hiperión y Tea a Helios (el sol), Selene (la luna) y Eos (la aurora).
Ceo y Febe a dos hijas, Leto y Asteria.
Crono y Rea formaron la pareja más importante, pues fueron los reyes de los dioses, y
tuvieron seis hijos:
Hestia, diosa del hogar.
Hera, diosa de la fidelidad y el matrimonio, reina del Olimpo.
Deméter, diosa de la agricultura.
Hades, dios del inframundo.
Poseidón, dios de los océanos.
Zeus, dios de los cielos y el rayo, rey de los dioses del Olimpo.
Segunda generación
Generación incierta
Véase también
Gea
Urano
Segunda generación de deidades primordiales
Titanomaquia
Ofión
Eurínome
Bibliografía
HARRISON, J. E. (1912). Themis. A Study of Social Origins of Greek Religion (https://archiv
e.org/details/themisstudyofsoc0000harr). Cambridge University Press. OCLC 29096846 (http://w
ww.worldcat.org/oclc/29096846).
Smith, W., ed. (1867). «Titan». A Dictionary of Greek and Roman biography and mythology.
Boston: Little, Brown & Co. iii.1156 (http://www.hti.umich.edu/cgi/t/text/pageviewer-idx?c=mo
a;idno=ACL3129.0003.001;view=image;seq=1164). OCLC 68763679 (https://www.worldcat.org/oclc/
68763679).
Notas
1. Hesíodo: Trabajos y días 110
2. Solo un puñado de autores utilizan la forma "titánides", como por ejemplo Diodoro Sículo (V
67, 3), Filón de Biblos (790 F 2) o Clemente de Alejandría (Strom. I 80, 3).
3. Hesíodo: Teogonía 486 y 502. Nótese que Hesíodo también los nombra como «dioses
titanes».
4. The Routledge Handbook of Greek Mythology; West 1996.
5. Odisea I 8, XII 132; Ilíada VIII 480
6. Apolodoro: Biblioteca mitológica I 2, 2-5; Higino: prefacio de las Fábulas.
7. Ovidio: Metamorfosis VI 185 ss
8. Hesíodo: Teogonía 133-136.
9. Apolodoro: Biblioteca mitológica I 1, 3
10. Estrabón VII
11. Homero: Ilíada XIV 200 ss.
12. Hesíodo: Teogonía 729 ss; Homero: Ilíada VIII 478.
13. Hesíodo: Teogonía 886-929.
14. Hesíodo: Teogonía 139-147
15. Hesíodo: Teogonía 148-154
16. Hesíodo: Teogonía 155-182
17. Hesíodo: Teogonía 207-211
18. Hesíodo: Teogonía 453-480
19. Hesíodo: Teogonía 493-506 y 617-734.
20. Hesíodo: Teogonía 410-452
21. Apolodoro: Biblioteca I 1, 1
22. Apolodoro: Biblioteca I 1, 3
23. Apolodoro: Biblioteca I 1, 6-7
24. Apolodoro: Biblioteca I 2, 1
25. Fragmentos órficos 60,61 y 70
26. Calímaco: fragmento 171
27. Nono: Dionisíacas VI 264
28. Higino: Fábulas 150 y 167.
29. Christoph Riedweg, Orfismo en Empédocles, pág. 44, en la revista Taula 27-28 (1997). Se
refiere a un fragmento de Píndaro mencionado en el diálogo Menón de Platón que habla de
una antigua ofensa recibida por Perséfone que ella decide perdonar liberando las almas de
algunos hombres.
30. PLATÓN: Leyes III (701 B-C)
31. OPIANO DE ANAZARBA: De la pesca V,1-10.
32. PLATÓN: Diálogos VIII: Leyes, libros I-VI, pág. 345, nota complementaria n.º 137 de
Francisco Lisi. Gredos. Madrid. 1999. ISBN 84-249-2240-9
33. Higino: Fábulas (prefacio).
34. Anacreonte, fragmento 505d
35. Diodoro Sículo: Biblioteca histórica V 66, 1
36. Estéfano de Bizancio, voz «Adana».
37. Clemente de Alejandría, Homil. VI 2.
38. PAUSANIAS: Descripción de Grecia VIII, 37,5.
39. Hesíodo: Teogonía 424,
40. Servio: sobre la Eneida de Virgilio, IV 511
41. Ovidio: Las Metamorfosis VI 346
42. Ovidio: Las Metamorfosis I 395
43. Servio, sobre la Eneida IV 119 y VI 725; Escolio a las Argonáuticas de Apolonio de Rodas
IV 54; Ovidios: Fastos. I 617 y IV 943; Ovidio: Las Metamorfosis III 173 y XIV 382; Tibulo IV
1, 50.
44. Himno homérico a Apolo 336; Diodoro Sículo III 57, v. 66; Himno órfico 36, 2.
45. «Los titanes por tanto, los hombres de arcilla blanca, eran hombre reales disfrazados de
espíritus para realizar ritos iniciáticos. Sólo más tarde, cuando su significado se olvida, son
explicados como titanes, gigantes mitológicos.» Harrison (1912) pp. 17 y ss. (http://www.lib.u
chicago.edu/cgi-bin/eos/eos_page.pl?DPI=100&callnum=BL781.H32&object=47)
46. Según West (1983).
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