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Sistema Solar
Sistema Solar
Sistema Solar
Según esta teoría, la Tierra estaba inmóvil en su centro, mientras que los cuerpos celestes se
movían por el cielo diurno o nocturno debido a una serie de mecanismos complejos. Uno de
estos mecanismos era el movimiento circular uniforme, que sostenía que todos los cuerpos
celestes se movían alrededor de la Tierra a una velocidad constante y uniforme.
Otro mecanismo era el de las esferas celestes, que se utilizaba para explicar el movimiento
aparente de las estrellas en el cielo nocturno. Según esta interpretación, la Tierra estaba
rodeada por una serie de esferas concéntricas que movían a los cuerpos celestes a su paso.
Estas esferas, que eran invisibles, giraban sobre la Tierra y proporcionaban una explicación
para el movimiento aparente de las estrellas.
De qué tratan:
La tercera y última ley establece que «para cada acción, hay una reacción
igual pero opuesta».
Tales de Mileto
Un año luz (también escrito año-luz) es una unidad de longitud astronómica, cuyo valor equivale a la
distancia que recorre en el vacío un fotón o partícula de luz en un lapso de un año, esto es, 9,46 x
1012 km o 9.460.730.472.580,8 km. Se trata de una unidad creada para medir las
grandes distancias siderales, que abarcan miles de millones de kilómetros y requieren, por lo tanto, de una
medida particular para expresar de manera sencilla semejantes distancias.
Así como ocurre con otras unidades de distancia, el año luz puede ser llevado a sus respectivos múltiplos,
añadiendo apenas un prefijo al nombre de la cifra: kilo-años luz (kly) para 1000 años luz, por ejemplo, o
mega-años luz (gly) para 1.000.000 años luz.
La unidad del año luz se inventó a mediados del siglo XIX, cuando el matemático y astrónomo alemán
Friedrich Bessel (1784-1846) midió por primera vez con exactitud la distancia de la Tierra a una
estrella distinta al Sol, que se trató de 61 Cygni, en la constelación del cisne. Dicha distancia era
equivalente a 98.734.594.662 kilómetros o 61.350.985.287,1 millas, cifras muy engorrosas de manejar,
por lo que Bessel prefirió expresarlo en el tiempo que tarda la luz en recorrer esa distancia, o sea,
10,3 años.
Dado que en aquella época la velocidad de la luz no había sido firmemente calculada, Bessel prefirió no
utilizar la unidad de año-luz, cosa que sí hizo décadas después, en 1851, el escritor de divulgación
científica alemán Otto Ule (1820-1876), en un artículo donde explicaba que un “año luz” debería usarse
del mismo modo que una “hora de marcha”.
Originalmente, el año-luz se consideró una unidad astronómica propia de la academia alemana, y hubo
quienes se opusieron a su uso, como el astrofísico británico Arthur Eddington (1882-1944), quien la
consideraba inconveniente e irrelevante, propia del uso popular y de la ciencia divulgativa.
6) Tipos de galaxias
Una galaxia es una enorme colección de gas, polvo y miles de millones de
estrellas, todas unidas por la gravedad. Todas las galaxias están formadas por
estas mismas cosas. Sin embargo, vienen en muchas formas y tamaños
diferentes.
7) Lo hace a una velocidad de 828 000 km/h. Tarda unos 230 millones de años
en completar una vuelta a la galaxia (si bien se suele utilizar una franja que va
de los 225 a los 250 millones de años). Este concepto es conocido como un
año galáctico.
Concepto artístico de Oumuamua, un cometa interestelar, alejándose del Sistema Solar. Crédito:
NASA/ESA/STSc
Lo explicamos con detalle: si dibujamos toda la órbita del Sol, veremos que hay
ligeras ondulaciones que, lentamente, llevan a nuestra estrella a alejarse
ligeramente del centro en ambas direcciones. En estos momentos, nuestra
estrella se encuentra unos 65 años-luz por encima del plano de la galaxia, y
continúa ascendiendo.
También podemos decir que el Sol tiene 20 años galácticos (si usamos la cifra
de 225 millones de años). Así que, lejos de ser algo estático, el Sol se mueve.
No solo a través de la galaxia, también sobre su eje e incluso a su alrededor…
8) ¿Qué es el sol?
El sol es una estrella que forma parte central del sistema solar, dentro del cual
se encuentra la tierra. Por su estructura, composición y materiales, genera
radiación solar, que, en diferentes tipos, llega hasta la superficie terrestre
posibilitando la vida.
Los planetas de nuestro sistema solar giran a su alrededor y, por el efecto de la radiación
que llega a la tierra, posibilita la vida en este planeta.
El sol fue formado hace 4,5 billones de años de aire a partir de las nubes de gases
interestelares y está principalmente compuesto por hidrógeno y helio.
Se cree que la vida del sol se prolongará unos 5 billones de años, a partir de los cuales, se
reducirán las reacciones energéticas e irá haciéndose cada vez más grande hasta
convertirse en una gigante roja, un tipo de estrella. En ese momento su peso aumentará y
luego se irá convirtiendo en una enana blanca que se enfriará a lo largo de un trillón de
años terrestres, ocasionando a la vez el fin de la vida en este planeta tal y como la
conocemos a día de hoy.
¿Cómo sabemos cuántos años tiene? Consideramos la edad del sistema solar
entero porque todo se originó durante la misma época.
Para obtener este número, analizamos las viejas cosas que podemos
encontrar. Las rocas de la luna sirven para esto. Cuando los astronautas las
trajeron para que los científicos las estudiaran, ellos pudieron averiguar su
antigüedad.
Si nuestro Sol tiene cuatro mil quinientos millones de años, ¿cuánto tiempo
más brillará? Las estrellas como nuestro Sol arden durante aproximadamente
nueve o 10 mil millones de años. Por eso, nuestro Sol está aproximadamente
en la mitad de su vida. Pero no te preocupes. Todavía le quedan alrededor de
5,000,000,000 (cinco mil millones) de años de vida.
Cuando terminen esos cinco mil millones de años, el Sol se volverá un gigante
rojo. Esto significa que el sol se volverá a la vez más grande y más frío.
Cuando suceda esto, no será el esplendoroso sol amarillo brillante que
conocemos hoy. Será más oscuro y se verá de color rojo.
Consecuencias
Las fuertes erupciones solares pueden enviar enormes nubes de plasma al espacio. Esto
se conoce como eyección de masa coronal (CME), y cuando golpean la Tierra pueden
causar tormentas geomagnéticas y auroras intensas. Sin embargo, la mayoría de las
CME no están asociadas con bengalas, señala la ESA.
Para algunas de las bengalas de clase X más grandes, pueden desencadenar apagones de
radio, pero son increíblemente raras, mientras que las bengalas de clase M medianas
pueden causar apagones breves de radio.
Aproximadamente 7,500 rutas polares son tomadas por aerolíneas cada año, asegura
la NASA, y cuando las rutas de vuelo se cruzan a latitudes donde no se puede usar la
comunicación por satélite, las tripulaciones deben usar radio de alta frecuencia para
comunicarse. Durante ciertos eventos climáticos espaciales, la densidad del gas ionizado
puede aumentar y afectar estas comunicaciones por radio.
Sin embargo, hay algunas advertencias sobre si estas eyecciones golpearán la Tierra.
Las erupciones solares solo impactan a la Tierra cuando ocurren en el lado del Sol que
mira hacia el planeta; debido a que las erupciones están hechas de protones, si los
científicos pueden verlo, la Tierra podría verse afectada.
Además, el propio escudo magnético de la Tierra actúa como protección para el planeta,
desviando la radiación y evitando que la mayor parte de ella tenga un efecto en la
superficie.
Dicho esto, con el aumento de la tecnología, los seres humanos corren un riesgo cada
vez mayor debido a los efectos indirectos.
"Lo que está en juego", dijo a National Geographic Tom Bogdan, del Centro de
Predicción del Clima Espacial, "son las tecnologías avanzadas que subyacen en
prácticamente todos los aspectos de nuestras vidas".
12) ¿Qué es la Vía Láctea?
Es posible percibir la Vía Láctea a simple vista en una noche despejada, como una luz
blanca borrosa que se extiende alrededor de la esfera celeste. Esto se debe a que el
sistema solar se encuentra en una región apartada del centro, aproximadamente a
25.766 años luz (unos 7900 pársec), en uno de los brazos de la espiral. Al Sol le toma
225 millones de años terrestres completar una vuelta alrededor del centro galáctico.
Por otro lado, el Sol es apenas una de los cientos de miles de millones de estrellas que
conforman la Vía Láctea. Estas se encuentran, en su mayoría, dispersas de manera
individual o por pares, pero existen también acumulaciones importantes de estrellas
conocidas como cúmulos globulares (algunos cerrados y compactos, otros abiertos y
más dispersos), algunas de las cuales superan hasta en 50 veces el brillo del Sol.
Por lo demás, la naturaleza de la Vía Láctea sigue albergando numerosos misterios para
los astrónomos y astrofísicos, en parte por su inmensidad y también porque una densa
capa de polvo espacial oscurece la observación directa del centro galáctico, por lo que
solo es posible estudiarlo a través de telescopios de ondas de radio y telescopios
infrarrojos.
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