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La Lápida de La Calzada, ¿Una Representación de Conquista en El Sur de La Huaxteca?
La Lápida de La Calzada, ¿Una Representación de Conquista en El Sur de La Huaxteca?
La Lápida de La Calzada, ¿Una Representación de Conquista en El Sur de La Huaxteca?
Antropología
37
Volumen
2003
CONSEJO EDITORIAL
Lyle Campbell, Universidad de Canterbury
Milka Castro, Universidad de Chile
Mercedes Fernández-Martorell, Universidad de Barcelona
Santiago Genovés, Universidad Nacional Autónoma de México
David Grove, Universidad de Illinois, Universidad de Florida
Jane Hill, Universidad de Arizona
Kenneth Hirth, Universidad Estatal de Pennsylvania
Alfredo López Austin, Universidad Nacional Autónoma de México
Claudine Sauvain-Dugerdil, Universidad de Ginebra
Gian Franco De Stefano, Universidad de Roma
Cosimo Zene, Universidad de Londres
E DITORES ASOCIADOS
Yolanda Lastra, Universidad Nacional Autónoma de México
Rodrigo Liendo, Universidad Nacional Autónoma de México
Rafael Pérez-Taylor, Universidad Nacional Autónoma de México
Carlos Serrano Sánchez, Universidad Nacional Autónoma de México
E DITOR
Lorenzo Ochoa, Universidad Nacional Autónoma de México
Michel Graulich
Universidad Libre de Bruselas
École Pratique des Hautes Études, Section des Sciences Religieuses, Sorbonne, Paris
Lorenzo Ochoa
Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM
Resumen: Entre las expresiones de la escultura huaxteca podemos distinguir tres grupos
claramente diferenciados: las típicamente huaxtecas, las híbridas y las alóctonas. La
Lápida de la Calzada, ejecutada en bajo relieve, corresponde al último grupo, cuya impor-
tancia radica en el lugar donde fue localizada, Tabuco, el antiguo Tuxpan, así como la
representación del signo Uno Muerte y el de guerra atl-tlachinolli, tal como aparece en
el teocalli de la Guerra Sagrada. El análisis de esta escultura desde la perspectiva de la
arqueología, las fuentes escritas, códices e iconografía, nos ha hecho pensar que se trata
de la representación de las guerras de conquista llevadas por los mexicas al sur de la Huaxteca,
específicamente en contra de Tuxpan. La discusión final nos lleva a plantear que puede
tratarse de la representación que conmemora el siglo indígena de tales conquistas.
Figura 2b. Deidad con yelmo de ave, procede del estado de San Luis Potosí.
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Figura 3a. Lápida de Huilocintla que presenta rasgos de la Huaxteca y Veracruz central.
Figura 4a. Lápida funeraria con rasgos de El Tajín, Isla Juana Moza.
Municipio de Tuxpan, Veracruz.
La loza es, en realidad, una lápida de arenisca con forma irregular que mide
0.72m en su parte más ancha por 0.68m de alto. Afortunadamente, ahora se
encuentra en el museo local. Se trata de un bajo relieve que nos lleva a discutir una
serie de ideas que se desprenden del estudio preliminar de su representación.
Nos pareció importante porque se puede pensar que a través del análisis de los
motivos plasmados en ella y la revisión de las fechas en que dicha provincia fue
sometida primero por los acolhuas de Tetzcoco y después por los mexicanos
de Tenochtitlan, acaso se obtenga una explicación al porqué de su presencia en
ese lugar y si se relaciona o no con tales conquistas.
El estudio de los motivos que se encuentran en este relieve, así como el
análisis y confrontación de las noticias de las fuentes históricas que se refieren
al sur de la Huaxteca, quizá permitan determinar si, por la importancia eco-
nómica que tuvo Tuxpan para Tenochtitlan o por otras razones, se trata de una
lápida conmemorativa de su Conquista por parte de los mexicas. Es posible
sugerir tal supuesto, toda vez que la imagen representada en esta lápida
guarda una gran similitud con el glifo Uno Muerte y el atl-tlachinolli, símbolo
de la Guerra Sagrada (Caso, 1927: 61-62) (Figuras 6a y 6b), representados sobre
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la parte superior de uno de los lados del Teocalli de la Guerra Sagrada, como
si se tratara de una copia esculpida con la misma técnica, aunque en diferente
tipo de roca.
Una pregunta que surge de inmediato es, ¿por qué se reprodujo en este
lugar el mismo glifo que aparece en uno de los lados del Teocalli de la Guerra
Sagrada? Hasta ahora, aparentemente, nadie se ha preocupado por estudiar
este relieve que hemos bautizado como Lápida de la Calzada. Así le pusimos
por el lugar de donde procede, frente a Tabuco: La Calzada, ahí donde ahora
se encuentran las instalaciones de la Secretaría de Marina. Si hay algo más, quizá
no se llegue a saber nunca. Siempre se ha conocido así. Le dieron ese nombre
porque en ese lugar había unos bloques rectangulares hechos de conglomerado de
concha de ostión. Estaban bien acomodados, como formando un camino, por
esa razón le pusieron La Calzada.
El relieve que nos ocupa es un buen ejemplo de lo que se puede considerar
las esculturas alóctonas de la Huaxteca, aunque su talla sea local (figuras 7a y
7b). Su historia, pensamos, debe estar relacionada con el inicio de las guerras
entre México-Tenochtitlan y la Huaxteca, en la época de Moctezuma I, y se
atribuyen a un incidente ocurrido a un grupo de mercaderes mexicanos en la
Huaxteca, que fue emboscado y ultimado por gentes de Tzicóac y Tuxpan
(Durán, vol. I, cap. XIX; Tezozómoc, cap. XXX-XXXI). A pesar de esta infor-
mación, para entonces los huaxtecos no quedaron como tributarios de los mexicas;
por lo menos en el Códice Mendocino se registra pueblos tributarios huaxtecos
hasta la época de Axayácatl, lo cual es corroborado en los Anales de Cuauhtitlán
(p. 67). Tal supuesto lo anotó Nigel Davies en 1968 (pp. 27-28).
En verdad, el sur de la Huaxteca, por su importancia económica, había
sido sometido desde 1444 por los acolhuas de Tetzcoco. Don Fernando de
Alva Ixtlilxóchitl (vol. II: 197) dice que Tuxpan fue una de sus primeras provincias
tributarias. De esta fuente se infiere que tales conquistas quizá se facilitaron
debido a que Nezahualcóyotl, de acuerdo con la interpretación que hace Guy
Stresser Péan del Códice Xicotepec (1995), tenía cobradores de tributos y mayordo-
mos en ese lugar. Asimismo, de acuerdo con dicho autor, en Xicotepec (figura
8) tal vez gobernaba uno de sus hijos, llamado Cipactli (figura 9). En aquel año,
padre e hijo atacaron un lugar aparentemente fortificado que, acaso, podría
tratarse de Metlaltoyuca, de acuerdo con Stresser Péan (figuras 10a y 10b). El
que se trate de un lugar fortificado se evidencia en el hecho de que en esa lámina
del códice hay un guerrero con la mitad del cuerpo que cae flácidamente sobre unas
piedras que parecen conformar una construcción. Pero, en esa batalla el vencedor
real es un importante personaje llamado 7 Técpatl (figura 11), cercano a Nezahual-
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otras palabras, esta conquista tuvo lugar un “siglo” de 52 años antes de la dedicación
del Teocalli de la Guerra Sagrada.
Por otra parte, en el Códice Telleriano-Remensis aparece la conquista de
Tzicóac, en 5 tochtli, 1458, que se atribuye a Moctezuma I. No debe olvidarse que
posteriormente, por el tipo de organización política de los huaxtecos, sólo queda-
ron como tributarias de los mexicanos algunas de las provincias y no siempre
permanecieron sojuzgadas.
Con todo, como anotamos, Nigel Davies en su trabajo (1968) pone en tela
de juicio que Moctezuma I haya sido el primer conquistador de la Huaxteca,
como dejaron anotado Durán y Tezozómoc y responsabiliza a Axayácatl de
tales conquistas. Davies considera que Moctezuma I dejó a Axayácatl la tarea
de cercar Metztitlán y Tototepec y a él achaca el sometimiento de Tuxpan. En
el Códice Mendocino y en los Anales de Tlatelolco así se consigna, aunque por
la Crónica X, de la cual fray Diego Durán y Alvarado Tezozómoc tomaron los
datos, se infiere que la primera conquista de Tuxpan la llevó a cabo Moctezuma
I (Barlow, 1945). En el Códice Mendocino, también se atribuye a Axayácatl la
conquista de Tuxpan, Tanpatel y Tenextícpac (f. 10v), en tanto que Tízoc
sometió las provincias de Miquetlan (¿Castillo de Teayo?) y Temapachco
(Temapache) (f. 12r). Pero esto ocurrió mucho tiempo después, ya que son
conquistas tardías sobre la Huaxteca.
Aunque esta información es confusa, lo cierto es que esas conquistas no
tuvieron carácter permanente. En la Piedra del ex-Arzobispado o de Axayácatl
no aparecen lugares conquistados en la Huaxteca. En cambio, Tuxpan sí
aparece en la Piedra de Tízoc (figura 13), como segunda de las cuatro con-
quistas del rey mencionadas en este monumento (Graulich, 1997). Entonces
se debe pensar que este tlatoani tuvo que reconquistar la provincia de Tux-
pan; posteriormente tuvo que someter a Tzicóac, ya que, al salir mal librado
de sus campañas contra Metztitlán, perdió la sujeción de aquella provincia.
Más tarde, Ahuítzotl pudo debilitar y dividir aquel señorío usando una
estrategia diferente. De acuerdo con Nigel Davies: Ahuítzotl, para no repetir
el desastre de Tízoc, hizo un movimineto de pinzas desde Tuxpan en un lado
y Atotonilco de otro, contra el importante centro de Xiuhcóac (Tzicóac). Esto
sucedió en 1487, debido a que imputaba a los huaxtecos el desastre sufrido por
Tízoc en las campañas contra Metztitlán.
Con Ahuítzotl pues, quedó sujeta al imperio mexicano casi toda la Huax-
teca, con excepción de algunas provincias, Pánuco entre otras, que quizá fue
una de las más importantes. Robert Barlow (1949) hizo un estudio bastante
completo de los pueblos que pagaban tributo al imperio mexicano y da a cono-
108 MICHEL GRAULICH Y LORENZO OCHOA
cer una lista de los productos que algunas provincias huaxtecas debían enviar
a Tenochtitlan, entre ellas la de Tuxpan (figura 14).
Ahora bien, de acuerdo con don Alfonso Caso (1927), el Teocalli de la
Guerra Sagrada es un monumento conmemorativo del Sol y la Guerra Sagra-
da, xochiyaoyotl, la cual fue instaurada para remediar las grandes hambrunas
de 1449 a 1454. Nueve de los once protagonistas que figuran en sus relieves
hablan de o cantan la guerra simbolizada por el glifo atl-tlachinolli, guerra-
fuego, delante de la boca. Pero, al mismo tiempo, el Teocalli proclama las grandes
reformas emprendidas por Moctezuma II, el cual mudó la fecha del Fuego
Nuevo de 1 Conejo (1506) a 2 Caña (1507). El Códice Telleriano Remensis (f.
41v) dice al respecto, que “avia dozientos años que siempre tenian hanbre el
año de un conejo; en este año se solian atar los años segun su cuenta y porque
sienpre les hera año trabajoso la mudo monteçuma a dos cañas”. En la fachada
del Teocalli se observan la fecha 1 Conejo por un lado y 2 Caña por el otro,
esta última fecha con la cuerda de la atadura de los años. El monumento simboliza
al mismo tiempo la reanimación de la guerra sagrada conducida por México-
Tenochtitlan.
En la parte superior de la fachada del Teocalli vemos un Sol –destinatario
principal de la guerra sagrada–, con la Tierra, figurada delante de él. Este Sol
se encuentra flanqueado a su derecha por Huitzilopochtli, el sol joven de la
LA LÁPIDA DE LA CALZADA 109
Troncoso, literalmente dice: “[dentro de] 5 días morirás en su signo del señor
de los muertos” (1900: 92). Federico Navarrete por su parte tradujo: “en sólo
cinco días morirás, en la cuenta de Mictlan Teuhtli” (1991: 153). Guilhem
Olivier está en desacuerdo con la interpretación de Caso, pues considera que
Mictlantecuhtli no está asociado con el signo Ce Miquiztli (1997: 203). Y puesto
que Caso no lo menciona bajo la entrada de 1 Muerte, entonces, concluye, Ce
Miquiztli no puede ser el día de la muerte de Huitzilopochtli (idem).
LA LÁPIDA DE LA CALZADA 111
Agradecimientos
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