La de Vicente Lopez
La de Vicente Lopez
La de Vicente Lopez
PERSONAJES
Beatriz: La Madre
Isabel: La hija de Beatriz
Alicia: La hermana de Beatriz, tía de Isabel y Alejandro
Alejandro: El hijo de Beatriz
Nelson: El uruguayo
Aníbal: El pintor
Toda la obra transcurre en el patio de una vieja casa en la noche de Año Nuevo. Las paredes están
sucias, despintadas, está trabajando en ellas el pintor. A la izquierda hay un pasillo que lleva al
interior de la casa.
En la pared del centro, una ventana que da al interior. A la derecha, una escalera que comunica a
una pieza de arriba que momentáneamente ocupa el pintor. A la izquierda del escenario está la mesa
puesta.
Como han sacado al patio muebles del interior, son dos mesas, una más grande y una más chica,
unidas por el mantel. Sobre ellas, sidra, ananá fizz, pan dulce, copas, pasas y algunos dulces,
además de una cámara filmadora. Ya cenaron. Las sillas junto a la mesa son cuatro, dos de un tipo y
otras dos distintas. Además de las luces del patio, también se trajo una lámpara de pie del interior.
De un lado de la ventana un tacho de basura, del otro lado un balde de plástico al revés que usan de
asiento. A continuación la bicicleta del pintor. Al lado de la pared de la escalera un sillón viejo de
patio, que usa el uruguayo.
Isabel esta parada contra la pared del pasillo. Beatriz está sentada a la mesa, Alejandro está sentado
a la mesa, Aníbal arregla su bicicleta, Nelson está sentado en su sillón. Todos miran al frente,
esperando algo. Se escucha un portazo y fuertes carcajadas. Ingresa Alicia, se sienta y se inicia la
acción general. Son las 12 de la noche apenas pasadas. Comienzan a comer las 12 pasas y a pedir
los deseos. Beatriz lo hace en voz alta, Isabel camina isa y vuelta por el pasillo persignándose.
Aníbal está con el teléfono en la ventana y es el único que no come las pasas…
ALICIA: (Ingresa riéndose, se sienta. Señala a Beatriz.) ¡Dios mío, que vieja de mierda!
ISABEL: (Advertida por el ruido) ¿Qué haces con el cuchillo? (Forcejean) Soltá, soltá, soltá te
digo… (Le saca el cuchillo y se va para atrás) Mamá, cuídalo.
ALICIA: (Que escuchó los deseos de Beatriz.) ¡Que asquerosa! (Mientras se va para atrás) Ese
deseo no se te va a cumplir.
ISABEL: (A Alicia que intenta llevar algo a la cocina) Deja tía, yo lavo.
ALEJANDRO: (Agachado al lado de Aníbal) Aníbal ¿vio cuando mi tía me filmó?... ¿vio cuando
mi tía me filmó?
ALICIA: (A Nelson, mientras agarra el pan dulce, come un pedacito y de queda parada) Nelson,
¿quiere un pedacito de pan dulce?
ALICIA: (Sonríe con sarcasmo) Si, yo también comí. Pero podrías tener fanas de comer de nuevo
¿no? A ustedes les gusta.
NELSON: ¿A quiénes?
ALICIA: A ustedes los uruguayos, ¡les gusta el pan dulce!
ALEJANDRO: (Que sigue agachado al lado de Aníbal) ¿Vio cómo mi tía me filmó?
ISABEL: (Mientras le pone una servilleta a Alejandro) Ay, mamá, puede ser el contestador.
ANIBAL: Aníbal habla, Aníbal López. Hola… Hola… (A Isabel) Señora, señora ¿me puede ayudar
por favor?
ANIBAL: (Mientras le pasa el tubo) Dígale que yo fui a la dirección que me dio pero debe ser que
la anoté mal…
ISABEL: Shhh
ISABEL: El teléfono de acá es 4303 2367. Gracias (Se sienta a comer la ensalada).
ALEJANDRO: (Cuando pasa Aníbal lo sigue. Subiendo) ¡Aníbal! (Lo limpia y lo sienta)
BEATRIZ: Yo tampoco
ISABEL: Pero tía, si vos viste que se fue a las 9 a cenar la casa de unos amigos, pero tenía mal
anotada la dirección, pobrecito, se tuvo que volver.
ISABEL: (Desde adentro) Alejandro, contestale al amigo de la tía que deporte haces.
NELSON: Está bueno eso. Pero tenés que correr un poco más porque vos estás flojo de piernas.
Mira, cuando yo era chico vivía cerca del Parque Rodó en Montevideo, salía todas las mañanas.
Empecé con 6 vueltas, 9, 12 y llegue a meter 20 vueltas en 40 minutos.
BEATRIZ: Un campeón.
NELSON: Y así desarrollé las piernas (Mientras se las toca) ¿Ves? ¿Ves? ¿Ves?
BEATRIZ: (En relación con Alejandro) Éste ve y oye muchísimo… Se da cuenta de todo.
Isabel se va a preparar las cosas para que Alejandro se vaya a dormir. Cuando pasa por la cocina
ve que falta el calendario de mazapán a una torta que había preparado para llevar a la Biblioteca.
BEATRIZ: No
ISABEL: (Desde la ventana, ve a Alejandro con una tenaza) Alejandro, deja eso ahí (Él se resiste)-
Deja eso ahí te digo… Soltá.
ISABEL: (Desde adentro, a la madre) ¿No le sacaste el calendario de mazapán? Hay un huevo
donde estaba el calendario…
BEATRIZ: ¿Y?
ISABEL: La torta era para mis compañeros de la biblioteca…Todos comen la ensalada de frutas.
ISABEL: Estuve todo el día haciendo el calendario de mazapán. Y con chocolate le escribí primero
de enero…
ALICIA: ¡Si seguís escupiendo semillas el año que viene te va a crecer un naranjo sobre la mesa!
(Saca un espejito para limpiarse. A Nelson.) ¿Esta rico? (Con malicia) ¿Queres que te prepare un
tupper para el Buquebús?
ALICIA: Se lo comió.
BEATRIZ: (A Alicia, en relación con Isabel) Mirá, tiene las mismas orejas que el padre.
ISABEL: Por suerte. (Mientras se va) ¡Comerse un calendario de mazapán! Dios mío…
BEATRIZ: Esa torta la pagaste vos de tu plata, estúpida. Nadie te iba a devolver el dinero ¿Cuánta
plata gastaste?
ISABEL: (Desde adentro) ¿Y a vos que te importa? Son mis amigos, mamá. Es mi gente.
BEATRIZ: (Le habla a Alicia.) Era una estupidez llevar esa torta. Todos se iban a reír. (A Isabel)
Isabel, aprovecha que está la tía y tráele las sabanas de lino
BEATRIZ: Mira, este atorrante las va a romper y esta no las quiere porque son difíciles de planchar.
(Le pone las sabanas en el regazo de Alicia).
ISABEL: (Mientras se va) Claro, como si tuviera poco para hacer yo, ¿no?
ALICIA: (Toma las sabanas y se las da a Beatriz.) Yo no las quiero, usalas vos.
BEATRIZ: Usalas vos, que para eso vivís en Vicente López. (Tose).
ISABEL: ¡Alejandro!
BEATRIZ: (A Alicia) Pinta los cuartos y el pasillo… yo hubiese pintado el baño que está a la
miseria.
BEATRIZ: (Con ironía y ocupada en que escuche Alicia). A mí con la pensión que me dejó el
gusano de tu padre me sobra el dinero, ¿no? Por eso le tengo que pedir a tu tía que nos ayude… (A
Alicia, que tiene la cartera en la mano). ¡No me digas que ya te vas!
BEATRIZ: No.
ALICIA: (A Alejandro que está haciendo ruido con los mocos) No hagas así, querido. Sonate la
nariz en vez de hacer ese ruido.
NELSON: Uh, Alejandro… ¿Tenés mocos? (Hace un truco con el pañuelo y se suena) ¿Viste? Te
tenés que sonar fuerte (Repite el simulacro de sonarse con la servilleta.)
ISABEL: (Que entró para llevarse algo más) Esa pollera deberías tirarla. (Se va.)
ALICIA: Porque es muy corta. (A Nelson) Tené cuidado con el bolso que ahí tenés el pasaje. Che,
no me mires así, no te dije nada malo.
NELSON: Si yo ni te miré.
BEATRIZ: (Que se quedó colgada del tema anterior, se para y se levanta la pollera.) Yo tengo
piernas lindas.
NELSON: (Se para y empieza a hacer malabares con las dos pelotitas y canta y baila frente a
Alejandro.) Vo, Alejandro, mira… (Alejandro lo imita.)
ALICIA: Pero mira que bien, llego la murga uruguaya. ¡Qué suerte, que bien que empezó el año!
ANIBAL: (A Isabel que recoge más cosas de la mesa.) Ve señora, en esta pinturería el enduído está
a 18 pesos.
NELSON: Porque estoy jugando con él. (Empieza entre ellos un duelo amenazador y sordo.)
ALICIA: Él ya ni te mira.
ALICIA: No me provoques
NELSON: ¿Qué?
ALICIA: No me provoques.
ALICIA: Basta.
ALEJANDRO: Este país es terrible. ¿Puede ser eso Aníbal? Pasa de todo…
ALICIA: (Busca con la mirada a Nelson) ¿Para qué te llevas los guantes? Mira que pronto nos
vamos, eh.
ALICIA: Ay, Beatriz, por Dios, me haces sentir una vieja estúpida... ¿qué son esas preguntas? Tené
un poco de respeto y buen gusto por favor...
BEATRIZ: No seas tan fifí che… (Durante este diálogo Beatriz se arregla la camiseta que tenía
debajo de la camiseta.) Yo ya no uso corpiño.
ALICIA: Yo también estoy más cómoda desnuda, pero me visto. (Va hacia el bolso de Nelson.).
ISABEL: (Que entró a limpiar la mesa.) Sos una persona grande, mamá.
BEATRIZ: ¿Y? ¿Qué tiene? ¿Las personas grandes tenemos que taparnos siempre? Yo no estoy de
acuerdo (Mientras se va para adentro).
ALEJANDRO: (Quiere servirle a Aníbal.) Está con la copa vacía, me da mucha pena.
ISABEL: (Fuerte a Aníbal que está arriba.) Aníbal, ¿quiere tomar algo?
ISABEL: No escucha. (Intenta sacarle la botella; forcejean.) Soltá... Soltá... A ver, mamá... ¿podes
venir a ayudarme por favor?
BEATRIZ: (Desde adentro) Ah, no, querida, esas son cosas tuyas y de tu hermano.
ALEJANDRO: No se va romper…
BEATRIZ: (Se asoma por la ventana acomodandándose la ropa) Arreglate sola, recién me dijiste
lo corpiño delante de tu tía, ahora arréglate sola.
ISABEL: (Gana el forcejeo y levanta el mantel) ¿Y la culpa es mía? La culpa es tuya, que estás
haciendo exhibicionismo, que estás todo el tiempo moviéndote, sacándote la ropa, mostrando los
hombros.
ISABEL: Alejandro, vení a ayudarme... Dale, vamos (Se llevan una mesa).
ALICIA: Shh. Alejandrito, venía sentarte un ratito al lado de tu tía, deja al albañil en paz.
ISABEL: ¿Y la bicicleta?
ALICIA: Shh
ALICIA: No, Isabel, yo lo tengo que llevar a Nelson al Buquebús y después si no llego muy tarde a
Vicente López.
ALEJANDRO: ¿A dónde se va tu amigo?
ALICIA: Al Uruguay.
ALICIA: Porque tenía que hacer cosas. Dejá, mi amor la perlita porque se puede romper.
Beatriz se toca.
Isabel festeja.
NELSON: ¿Pero cómo no hiciste? Tenés que hacer. ¿Vos sabes que el box es el deporte más
completo que hay? La gente dice que es la natación, pero no, para mí es el box, porque desarrollas
brazos, cintura, piernas, velocidad, reflejos... Dale, poné las manos... Dale...
ALICIA: ¡Nelson!
NELSON: ¿Qué?
ISABEL: (Desde adentro.) La tía tiene razón, porque lo ves pelear a él, ahora te gusta el box...
NELSON: Sí.
ALICIA: Como en todos lados, mi vida. (Mirando a Nelson provocativamente.) ¿No? ¿Qué
pensás?
NELSON: (Intentando no caer en la provocación de Alicia.) Nada.
NELSON: Sí.
NELSON: ¿Qué?
ALICIA: Yo sé lo que estás pensando... Isabel, vení a buscar a tu hermano que se está durmiendo
en la mesa. (Mirando a Nelson.)
Entra Beatriz.
BEATRIZ: (Mirando a Nelson.) No. Lamentablemente no puedo hacer deportes, por mis intestinos.
Tengo divertículos, como mamá. Igual que mamá.
BEATRIZ: Ah, a bailar sí, porque yo no puedo estar sin bailar tango.
ALICIA: (La intención de Alicia es quedarse a solas con Nelson.) No, "ya se lo dijeron" no, lo
tenés que llevar vos.
NELSON: (Se para.) Yo lo llevo señora. (Silbando se va para adentro.) Vamos a dormir que te
llama tu hermana. Dale, campeón, vamos.
ALICIA: A mí, en la mejilla. (Mientras él se va.) Feliz Año Nuevo, que duermas bien.
ALEJANDRO: Gracias.
BEATRIZ: (Gritando a Isabel como si fuese un carnicero.) Ahí va tu hermano, acostalo che.
BEATRIZ: Yo a él lo adoro.
ALICIA: ¿Ves? Mil veces te dije que la hagas estudiar algo que le sirva. Mirá cómo está ahora...
Computación podría aprender tu hija.
BEATRIZ: No, esta chica no puede hacer Internet. Es muy nerviosa. Está yendo a la Iglesia.
BEATRIZ: No puedo con mi hija, no puedo con mi hijo, no puedo con mi vida, no puedo con mi
casa... No estoy bien.
ALICIA: ¿Ah, no? ¿Queres que te diga todas las basuras que te metiste en la boca esta noche?
BEATRIZ: Bueno, es Año Nuevo. Pero igual tengo que ir al médico. Yo me acuesto a las 11 de la
noche, son las 3 de la mañana y no me puedo dormir...
BEATRIZ: ¡Toma algo! Claro, para vos es fácil porque dormís acompañada.
ALICIA: (Reacciona con violencia) No te metas con mi vida privada. Si yo duermo sola o duermo
acompañada es asunto mío.
ALICIA: ¡Basta! (Le saca la cámara que Beatriz había agarrado antes.) Y deja mi cámara.
Entra Alejandro con la parte de abajo del piyama puesta y cepillándose los dientes.
ALICIA: A mi me parece que sí. ¿Viste cuanto tardo en aprenderse las cosas del video de Popi?
ALICIA: Lo filmé porque es Año Nuevo, como un regalo. Pero esto yo esto (en relación a lo
filmado) no sé si lo voy a poder mostrar
ALICIA: Sí, pero no estos… ¿No habíamos quedado que ibas a hablar con el médico de tu hijo?
BEATRIZ: Muchas cosas me dijo, que me controle los nervios, que me haga los exámenes
circulatorios... todo eso me dijo.
ALICIA: ¿Para eso estuviste una hora y media con el médico? ¿Para hablar de vos? De tu hijo
tenías que hablar.
BEATRIZ: Bueno, entre otras cosas, pero le tuve que contar de nuestra infancia, de nuestra madre,
son todas cosas que el médico tiene que saber.
ALICIA: No me importa. ¿Le hablaste de lo que tenías que hablar? ¿Le dijiste que no podías
seguir pagando tanto por un tratamiento? Y menos por un tratamiento que no está dando resultados.
BEATRIZ: No, no llegué a decirle eso, porque son muchas cosas las que le tengo que contar.
BEATRIZ: Que tengo vaginitis, porque mi problema en verdad es ese, y es muy importante.
ALICIA: ¡Pero por Dios! ¡Qué le importa al neurólogo de tu hijo tu vaginitis, Beatriz, por favor!
ALICIA: (Intentado no estallar.) Para eso tenés a tu médico... a él se lo tenés que contar... ¡qué
necesidad de hablar con todo el mundo de tus cosas personales! No se te puede pedir nada,
Beatriz... Vos tenías que informarle que tu hermana no te puede seguir ayudando.
BEATRIZ: (Reacciona como una niña retada.) Bueno, perdoname, perdoname, pero eso no se lo
pude decir...
BEATRIZ: Sí, habíamos quedado, pero él tiene un comportamiento que me preocupa mucho... Le
tengo que contar al médico lo que hace.
BEATRIZ: ¡No seas ignorante Alicia!, que a la mañana siguiente yo me voy a lavar (Gesto de que
se va a lavar.) y él se masturba en el bidet. (Silencio, se miran.) Que yo puedo ser fértil todavía
Alicia, ¿entendes?
ALICIA: (Se levanta impresionada de lo que acaba de escuchar.) ¡Pero pedazo de ignorante! ¡Sos
una ignorante! ¿Vos te crees que todavía podes engendrar?
BEATRIZ: Pero, querida, no lo inventé yo, es la ciencia... qué queres que haga...
ALICIA: (Se toma la cabeza.) Pero por favor, Beatriz, sos una ignorante, mira lo que pensás, lo
que tenés en la cabeza...
BEATRIZ: (Digna.) Perdoname pero yo no soy ignorante, es así la ciencia, querida... (Se rasca el
cuerpo.)
ALICIA: Deja de rascarte sucia... ¿Hace cuánto que no te bañas?
ISABEL: Alejandro, Alejandro... Prestame atención: acá en el bolsillo te pongo el gorrito para el
sol... Y acá te pongo una notita (Le muestra el nombre.) que dice para la doctora Edith. ¿Sí? Y
cuando llegas le decís que tu hermana te dio una notita para ella... (Encuentra el gorro del pintor.)
¿Y esto?
ISABEL: Se lo tenés que devolver. (Forcejean.). Alejandro, soltá. (Isabel se va arriba a devolver el
gorrito.)
ALEJANDRO: (Mientras se va.) Yo no voy a ningún lado, yo me quedo acá. Ahora me meto en la
cama y no salgo más.
ISABEL: (Mientras lo sigue para adentro.) ¿Y qué va a decir la doctora Edith cuando vos no
llegues?
ALEJANDRO: Nada. Ahí pasan cosas y nadie ve nada. Y yo no vuelvo más ahí. Y la doctora Edith
tampoco ve nada y yo a la doctora Edith la voy a sacar de ahí, porque ahí pasan cosas y yo no
vuelvo más ahí. Se acabó.
ISABEL: (Simula que hará una llamada telefónica.). Bueno, ¿sabes entonces lo que voy a hacer?
La voy a llamar a la doctora Edith y le voy a decir que se busquen a un nuevo ayudante en el taller
de carpintería.
ANÍBAL: ¿Puedo usar el teléfono? (No recibe respuesta.)... ¿Puedo usar el teléfono?
ALICIA: Si, úselo... ¿Pasan los colectivos? (No le contesta.) Señor, ¿pasan los colectivos?
ANIBAL: Hola, ¿lo de Bermejo?.. ¿Bermejo esta...? ¿Bermejo esta?.. ¿Quién habla? Nena, nena,
¿me pasas con tu papa? ¿Qué?.. ¿Cómo?.. (Girando, a Alicia.) Señora, ¿no me puede ayudar?
Porque no le entiendo. (Va Alicia.). Dígale a la piba que me pase con el padre, Bermejo se llama...
ALICIA: (Alicia socorre al pintor.) Hola, si, pasame con tu papá. ¿Hola? Buenas noches, señora...
Feliz Año Nuevo... Acá el señor Aníbal le quiere hablar. (Pasándole el teléfono a Aníbal.).
ANÍBAL: Hola, señora, feliz Año Nuevo... ¿Qué? ¿Cómo? (A Alicia.) A esta tampoco le entiendo.
(Regresa Alicia.) Dígale que yo fui a la dirección que me dio, pero se ve que la anote mal...
ALICIA: Dice Aníbal que él fue a la dirección que ustedes le dieron, pero que cree que la anotó
mal...
ANÍBAL: (Que saca una libreta y se la da.) Anótemelo. Digale yo ya estoy saliendo para allá.
(Busca los regalos debajo de la escalera e intenta irse.)
ALICIA: Aníbal, Aníbal (Le entrega la libreta.), dice la señora que su esposo no lo puede atender
porque está ocupado pero que cree que es un poco tarde para que usted vaya...
ANÍBAL: Bueno, entonces dígale que me llame, que cuando se desocupe Bermejo me llame... Por
sí o por no, pero que me llame.
ALICIA: Bueno, dígale a su esposo que cuando se desocupe lo llame, por sí o por no, pero que lo
llame...
ALICIA: Le dejo el teléfono... Ah, bueno, muchas gracias...Hasta luego. (Vuelve a su lugar.)
BEATRIZ: ¿A vos te parece que es hora de llamar? (Fuerte para que el pintor la escuche) ¡Esto no
es un hotel!
NELSON: Bueno.
ALICIA: (Caminando.) Nelson, guardá el pasaje. (Le pone unos billetes en el bolso.) Toma, para lo
que te haga falta.
ALICIA: (Caminando hacia la silla donde están las sábanas, se coloca detrás del respaldo.) Ah,
me olvidaba, estas sábanas te las regalo. Llevátelas al Uruguay. ¿Me oís?
NELSON: ¿Qué?
ALICIA: (Acaricia las sábanas.) Me imagino que tenés, pero no deben ser como éstas. ¿No? No,
no son como éstas. (Las tira sobre la mochila.)
ALICIA: (Parándose detrás de la silla que tiene las sábanas, vuelve a la carga contra Nelson.) No
entiendo por qué no te queres llevar estas sábanas ¿Cuántas sábanas tenés?
NELSON: Dos.
ALICIA: Y bueno, si son de lino, de algodón, de raso, de rayón, de poliéster... ¿sabes de qué son?
ALEJANDRO: Noooo.
BEATRIZ: Dulce de leche hay poco y es para mí. Isabel, mira lo que tiene en la mano.
ALICIA: Pero mira qué bien, en tu casa, en tu familia, nadie necesita nada... Tú hermana no
necesita, vos no necesitas... ¡Una villa miseria bendecida por el cielo! (En un arranque camina
hacia él.) ¡Haceme el favor! ¡Guardá esas sábanas y vamos!
NELSON: (Hace un gesto violento con la mano rechazando las sábanas que Alicia pretende que él
tome.) No, no las quiero.
ALICIA: ¡Epa! ¡Sos un maleducado! (Se sienta en el escalón.) Cuando alguien te regala sábanas,
las aceptas. Después haces lo que quieras. Las tiras al río, las vendes... Las llevas a la cancha para
secarte el sudor. ¿Qué te crees vos?
ALICIA: No.
ISABEL: ¿Y un café?
NELSON: Ni idea.
ALICIA: Es increíble... ¿Te dan asco estas sábanas? ¿Crees que las usaron mis sobrinos?
NELSON: (Intenta seguir leyendo una revista de automovilismo.) ¿Para qué las quiero si en
Montevideo hay?
ALICIA: ¿En Montevideo viste estas sábanas? Nelson, ¿en Montevideo viste estas sábanas?
¿Dónde las viste?
ALICIA: (Se para de golpe y va hacia la mesa.) ¡Me decís Ocho de Octubre como si yo no
conociera! Querido, Ocho de Octubre es como Constitución pero en miniatura (Se sienta y deja las
sábanas en la silla.) Te aseguro que estas sábanas en Ocho de Octubre no las encontrás.
Encontrarás tortas fritas, gente tomando mate, un negocio más trucho que el otro..
ALICIA: (Se ríe.) Al Chuy, ¡pero haceme el favor! ¿Cuántas veces fuiste al Chuy vos? Nelson,
estas sábanas no las encontrás, ni en el Chuy, ni en Ocho de Octubre, ni en todo el Uruguay.
ALICIA: ¡Ja, ja, ja! (Mirando a la sobrina.) Qué increíble, se cree que porque soy argentina, no
conozco Uruguay. Conozco más su país que él.
ALICIA: (Vuelve contra Nelson.) Haceme caso, llevate esas sábanas, son de lino, son buenísimas.
No tiene sentido que las dejes, yo no las voy a usar... A tu hermana le van a encantar, son
importadas de Francia.
ALICIA: ¿Industria propia? Uruguay no tiene nada, se está cayendo a pedazos, querido. Llevate las
sábanas, dale
NELSON: No las quiero, Alicia. No las quiero. Soy joven y si quiero sábanas me las compro con
mi trabajo.
NELSON: Que soy joven… Joven… (Alicia le pega un cachetazo. Nelson se levanta de golpe para
devolverle el bollo.)
ALICIA: ¿Pero ustedes no escuchan? ¿Cuántas veces te dije que no me la voy a llevar, Beatriz?
BEATRIZ: (A Isabel que sirve el café) Tu tía esta así por lo que pasó viste…
ALICIA: No, Beatriz, estoy así porqué estoy harta de vos, no de tu hija, de vos. Me llamas un taxi,
Isabel, por favor.
NELSON: No
ISABEL: (Desde adentro) Alejandro ¿Qué te pasa? Soltá ese martillo ¡mamá!
ALICIA: Ah, ¿no? ¿Qué vas a decir en 8 de Octubre, que una jovata que tenía una familia de locos
te daba de comer, no?
ALICIA: Ves que no tenés nada en la cabeza. Para que se te vaya el olor a torta frita tenés que
pensar con ésta (Se señala la cabeza.), no con esa.
NELSON: Yo tengo de esa y bastante de esta.
ALICIA: No, la única que tenés es esa. Y espero que la aproveches mejor.
NELSON: Pero qué me venís a reclamar ahora todo lo que me diste. ¿Quién te pidió algo?
ALICIA: No te hagas el inocente, caradura. Bien que te gustaba decir que vivías en Vicente López.
Comiste como nunca en tu vida con esta viejita, muy contento te sentabas a comer en los restoranes
lujosos. ¡Muerto de hambre!
ALICIA: (Amenazadora.) Tené cuidado conmigo, vos no sabes con quién te estás metiendo.
NELSON: Bueno, no jodamos más. Vos me jodiste, yo te jodí, terminemos acá la fiesta.
ALICIA: No, tu fiesta se termina acá. No te das cuenta de que te volvés a Montevideo,
cantegrillero.
ALICIA: Volvete, volvete. ¿Por qué no le decís a esa chiruza que conociste, que te acompañe a
comer tortas fritas a 8 de Octubre?
ALICIA: ¿Ah, sí, le vas a decir? Y de paso le podrías comprar una bombacha de esas que venden
las negras bolivianas en la calle, que son como primas hermanas de ustedes.
NELSON: Pero por qué te metes con la piba si no te hizo nada.
ALICIA: No, vos me hiciste. Yo no tengo por qué soportar que te acuestes en mi casa con una
pendeja.
ALICIA: ¿Qué quiero? ¿Qué quiero? ¿A vos te parece agradable que yo llegue a mi casa y te
encuentre acostado con una atorranta?
NELSON: ¿Y a vos te parece agradable que yo coma carne vencida todo el tiempo?
ALICIA: A vos, lo que se te venció es la buena vida. Volvió el tiempo del pan duro...
NELSON: Listo, listo, yo ahora me voy, no me vas a ver más, así que no hay ningún problema.
ALICIA: Ma qué no hay problema. Yo te aseguro que me voy a ocupar personalmente de que vos a
la Argentina no la pises nunca más en tu vida.
NELSON: Pero me chupa un huevo, boluda, volver a la Argentina. ¿Qué te creés que es la
Argentina? Me importa un carajo entrar a este país de mierda.
ALICIA: (Se para.) Basta, tené cuidado con lo que decís. Vos a la Argentina le tenés respeto. Si
vas a dejar que se te trate como un uruguayo de mierda, que es lo que sos, a mí no me vas a tratar
como a una argentina de mierda. Cuando un país te acoge, vas a aprender a agradecerlo. Si durante
seis meses el suelo argentino te mantuvo y te dio de comer, vas a aprender a respetar esta dignísima
tierra argentina.
ALICIA: Ya va. (Isabel se queda en la ventana.) ¡Estoy hablando piba! (Isabel se va.) (A Nelson.)
¿De qué te reís? Ya nos vamos a reír nosotros de tu madre cuando la contratemos de sierva en
nuestro país para que nos limpie el bidé con la lengua. (Nelson la agarra de la cabeza, se la lleva
detrás de la escalera. Se oyen gritos y golpes.)
NELSON: (Desde adentro.) Te dije, te lo dije, terminala conmigo, no te metas con el Uruguay, con
el Uruguay, no. (Vuelve y agarra el bolso para irse.). Cinco veces fui a el Chuy, cinco veces, y con
mi vieja no te metés y con mi hermana tampoco. ¿Fuiste alguna vez al casino de Uruguay? ¿Fuiste?
450 lámparas tienen, y sabes qué lindo que es cuando se prenden todas juntas... Y yo te aseguro que
a Punta del Este, vieja de mierda, no entras más.
ALICIA: ¿Pero qué queres? ¿Qué agarre el hielo con la mano para que me queme? No se te puede
pedir nada, nada. (Va a la mesa y agarra un repasador y se pone el hielo.)
(Alejandro llora)
ALICIA:(A Isabel) Isabel, alcánzame la cartera que está arriba del televisor.
ALICIA: Quemalas.
ISABEL: ¡Alejandro!
ANIBAL: ¡Señora! ¡Señora! (Lo patea para sacárselo de encima. Cuando Alejandro lo suelta se va
para arriba)
ISABEL: ¡Alejandro! (Se asoma por la ventana.) ¿Vos le escondiste la cartera a la tía?... Si, vos le
escondiste la cartera a la tía. Soy tu hermana y te conozco mentiroso. ¡Vení adentro a buscar la
cartera antes de que vaya y te traiga a los bifes!
ALICIA: (Entra con anteojos oscuros, el pelo suelto, y el hielo.) No quiero más problemas esta
noche. No hagan más escenas. Dejame a mí hablar con él.
ALICIA: ¿Querés que te filme llorando? ¿Querés que todos sepan que sos el chico robacarteras?
ALEJANDRO: ¡Ella hace un rato habló con alguien y dijo que yo era un monstruo!
ISABEL: ¿Por qué no le crees? Deja que la fiesta termine en paz, Alejandro.
ALEJANDRO: Ella dijo: “Lo que hizo mi sobrino es imposible de mostrar, es un monstruo.”
ALICIA: La cartera
ALICIA: No dije que era un monstruo, dije que era un tonto monstruoso. No fue la mejor elección
de palabras, pero tenés que aceptar Isabel que ese chico tiene más problemas de los que querés ver.
¿Vos viste cuanto le costó decir dos palabras seguidas? Esto es tu culpa Beatriz, que vas y le hablas
de tus problemas a su doctor
ISABEL: ¡Hay que tenerle paciencia! ¿Qué te pasa que vivís en Vicente López y no tenés
paciencia?
ALICIA: ¿Qué tiene que ver donde vivo? Todos piden y nadie se hace cargo de sus problemas, que
yo esté en una posición mejor no les da derecho a que sea groseros conmigo
ALICIA: Vos sos la peor ¿No te das cuenta que tuve una noche terrible? ¿No escuchaste nada de la
discusión que tuve con ese uruguayo?
BEATRIZ: Yo no me quiero meter en tu vida… cada una hace lo que quiere hacer con su plata…
ALICIA: Ves que escuchaste todo, zorra… Casi me mata, pero ninguno de ustedes salió a
protegerme… pero quieren que ubique en la televisión a un retardado
ALICIA; (A Isabel) Isabel, tu hermano habla de cosas que no se entienden, mezcla todo, tiene
ataques de violencia… No está capacitado…
ALICIA: La culpa es de tu madre, no mía, ella me dijo que le iba muy bien en el instituto, que era el
preferido
ALICIA: ¿El preferido de quién? El chico no es capaz de diferenciar un hospital de una comisaria
de un bizcocho. No se sabia lo que tenía que decir.
ISABEL: Si sabía, practicamos tres semanas y lo sabía, se puso nervioso nada más.
ALICIA: Isabel, estuvimos dos horas delante de esa cámara… lamento si soy la responsable de
ilusionarte, pero es Año Nuevo y tuve una noche espantosa… me quiero ir a casa, vivo lejos yo. No
discutamos más sobre un asunte perdido
ALICIA: Mira, Beatriz, digas lo que digas, ni aunque me encadenen a esa silla, lo voy a mostrar
ALICIA: (A Isabel.) Te dije, te dije que habláramos después, yo no quería llegar a esto.
ISABEL: Alejandro, traele la cartera. Le da el martillo. (Lo mira con intención.) Tomá... ¡toma,
Alejandro!
ISABEL: (Pausa.) (Al pintor.) ¿Qué piensa?... ¿Usted qué piensa? (Él la mira y sigue revolviendo
la pintura.) Dígame qué piensa... (Isabel mira al público. Pausa. Música.)
FIN