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Calidad Total y Proceso Administrativo

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CALIDAD TOTAL Y EL PROCESO ADMINISTRATIVO

Concepto
Ofrecer a los clientes productos y servicios confiables y satisfactorios a bajo costo. En tanto que para Juran, lo
importante es que el producto o servicio sea adecuado para su uso, para Crosby, la calidad es el cumplimiento de los
requerimientos de calidad de cada compañía, o dicho de otra forma, dar cumplimiento a las especificaciones.

Partiendo de una perspectiva diferente podemos definir la calidad como el compromiso ético con la excelencia, porque
sólo una empresa que ha definido en sus valores supremos el generar productos y servicios de calidad, estará
realmente comprometida en su consecución.

La excelencia debe perseguirse como un objetivo estratégico a los efectos de mantener la competitividad, pero
también constituye una filosofía de vida y una ética de trabajo. Llevar a la empresa a la cima mediante la generación
de productos y servicios de alto nivel con un uso eficiente de los recursos debe ser el objetivo supremo de directivos y
personal de la empresa.

Cada directivo y empleado debe sentirse orgulloso de los productos y servicios que genera, de tal forma la calidad se
convierte en un fuerte elemento motivador, con lo cual da lugar a una espiral de crecimiento en los niveles de calidad
y satisfacción.

La calidad debe comprender todos los rincones de la empresa. Si no se genera calidad interna, mal puede ofrecerse
una calidad apropiada a los agentes externos. Por ello la calidad se construye y genera en cada actividad, tarea y
proceso de la compañía.

Cada diseño, cada componente, cada tarea, cada producto, cada servicio, debe ser mejorado día a día. Para lograr ello
los líderes deben modelar su mente y luego hacer otro tanto con la del resto del personal. Así a la manera de un
deportista que debe mejorar cada día para poder aspirar al podio, de igual forma sólo aquellas organizaciones que
tengan el firme propósito de mejorar de manera continua podrán triunfar en los actuales mercados.

Calidad comprende sí o sí la mejora continua. Sino pensemos en un “excelente” médico pero con conocimientos y
tratamientos de hace no ya veinte, sino cinco años atrás. Éste médico no le podrá prestar a sus pacientes el mismo
servicio que aquellos que están plenamente actualizados, por lo tanto su servicio no será de calidad. Los pacientes
reciben de tal forma un servicio de menor calidad por parte del primero de los profesionales. Cabe acotar que ésta
situación es lamentablemente algo bastante común en muchos profesionales que una vez obtenido el título no
actualizan como corresponde sus conocimientos, revalidando de tal forma sus niveles de competitividad.

De igual forma las empresas deben todos los días mejorar la calidad, porque mejorando la misma logran obtener
menores costes, aumentar la satisfacción de los clientes y llegar a una mayor cuota de mercado.

Edificar la excelencia implica dar cumplimiento a siete puntos fundamentales:

-Concientización de propietarios, directivos y empleados acerca de la importancia crucial de la calidad como base y
fundamento de la productividad, los costos, la diferenciación, la cuota de mercado, el nivel de ventas, la supervivencia
de la empresa, la competitividad y la rentabilidad del capital.

-Tomar la calidad definida por los clientes y/o consumidores, en función a sus necesidades y deseos, procediendo a
fijar las especificaciones de los productos y servicios en función de aquellos.

-Determinar los parámetros de los insumos, componentes y procesos a los efectos de lograr cumplir con las
especificaciones de los productos y servicios.

-Planificar a los efectos de fijar objetivos y políticas en materia de calidad, y determinar consecuentemente las
estrategias, tácticas y acciones pertinentes para hacerlas realidad.

-Organizar la empresa a los efectos de establecer las relaciones entre los diversos miembros de la empresa de manera
de hacer factible los objetivos en materia de calidad.

-Dirigir y liderar a las fuerzas humanas de la empresa para inspirarlas y motivarlas en la búsqueda de la excelencia.

-Implementar sistemas de control a los efectos de medir y corregir el desempeño individual y organizacional para
asegurar que los acontecimientos se adecuen a los objetivos trazados.

Concientización
Los primeros que deben tomar conciencia de la importancia de la calidad son los directivos y propietarios. Los
directivos deben ser los que al tomar en consideración la real dimensión de la importancia estratégica que tiene para la
empresa alcanzar los mas altos niveles de calidad y productividad, deben convencer de ello a los propietarios y
accionistas, quienes en la búsqueda de los mayores beneficios en el corto plazo, descuidan la trascendencia que tienen
para la corporación la mejora continua de los procesos, la inversión en personal mediante la capacitación y desarrollo,
y las actividades de investigación y desarrollo.

Sólo cuando ellos están realmente consustanciados con la necesidad imperiosa de establecer la calidad como objetivo
supremo para la supervivencia y competitividad de la corporación, podrán exigir igual concientización al resto del
personal. Es ese liderazgo el factor clave y necesario para que lo conceptual pase a la acción mediante hechos
concretos.
Es el ejemplo diario mostrado en sus decisiones y determinaciones por parte de la cúpula directiva, la que servirá de
acicate para la acción de los niveles medios e inferiores de la organización. Para ello es fundamental que los directivos
eviten las contradicciones entre sus dichos y los hechos, de ello la importancia de que las acciones no se contradigan
con sus palabras. Un directivo no puede exigir calidad y al mismo tiempo no cumplir con los componentes fijados en
el envase, a los efectos de reducir los costos. O exigir una atención de primera a los clientes y reducir la cantidad de
personal para su atención.

La dirección tiene que comprometerse con la calidad; en otras palabras, no debe a sabiendas expedir productos
defectuosos o dar un servicio de mala calidad. Debe hacer lo que dice que hará, y no menos. Un director que autoriza
el incumplimiento de algún requerimiento sin la conformidad del cliente no está comprometido y consustanciado con
la calidad, cualesquiera que sean las razones. Cuando se habla de calidad estamos hablando de calidad total, y ella
abarca a todos los sectores y actividades de la organización. De nada servirá tener el mejor producto al menor coste, si
el servicio de recepción de pedidos es de mala calidad, si las entregas no se efectúan en tiempo y forma, o si el sector
facturación vive generando problemas a los clientes.

La prueba de que los directores están comprometidos con la calidad será evidente por sus acciones y decisiones.
Cuando empiecen a gastar tiempo y dinero en calidad, a dedicar a las personas a resolver problemas, a escuchar a su
personal y al cliente, entonces existirá compromiso. Un compromiso es una obligación que una persona (o una
empresa) tiene de hacer algo. Se prueba muy fácilmente examinando los resultados.

El usuario define la calidad

Debe entenderse que el usuario es quien define la calidad; debiendo la empresa complacer a los clientes, y no
contentarse sólo con librarlos de sus problemas inmediatos, sino ir más allá para entender a fondo sus necesidades
presentes y futuras, a fin de sorprenderlos con productos y servicios que ni siquiera imaginaban. Este conocimiento ya
no debe ser sólo del dominio exclusivo de grupos especiales de una organización; sino que debe ser compartido y
desarrollado por todos los empleados.

Una empresa que define la calidad sin tomar en cuenta a los consumidores corre con el riesgo de producir bienes y
servicios con escasa o nula demanda, ya sea porque los clientes tienen otras expectativas y necesidades, o bien porque
los competidores están generando bienes con un mayor valor agregado.

Por tales motivos es esencial para las empresas practicar tanto la investigación de mercado, como la inteligencia
competitiva y el benchmarking.

Conocidos los deseos y necesidades de los consumidores, estos deben ser traducidas en términos cuantitativos y
tangibles. Este proceso de traducción no es sencillo y requiere de la integración de conocimientos de mercadotecnia
con ingeniería y administración, para que las necesidades del consumidor y las expectativas que desarrolló durante el
proceso de selección del producto, puedan ser satisfechas completamente. Entre la técnica más importante para tales
fines tenemos el Despliegue de la Función de Calidad (QFD), el cual sirve para realizar todo este proceso de
traducción, ayudando a que la voz del cliente se despliegue a través de toda la organización.

La función de despliegue de la calidad tiene como objetivo asegurar que se cumplan las expectativas del cliente desde
el diseño del producto, durante su proceso de manufactura, y hasta que es utilizado por el consumidor. En japonés se
le llama ten kai lo cuál significa “despliegue”, refiriéndose a la idea de llevar las necesidades y expectativas del cliente
expresados en su lenguaje (voz del cliente) a todos los involucrados en la organización, e ir en cada etapa
“traduciéndolas” al lenguaje apropiado.

Determinar las especificaciones de los insumos, partes y procesos

El procedimiento completo del QFD abarca cuatro fases. En la primera, que se enfoca en el diseño general del
producto o servicio, se relacionan y evalúan los atributos requeridos por el cliente con las características técnicas del
producto, lo cual da como resultado las especificaciones de diseño. En las siguientes fases la correlación y evaluación
se realiza entre las especificaciones de diseño y las características de los principales componentes o partes del
producto (fase de diseño a detalle), resultando las especificaciones convenientes para éstas; después las
especificaciones de los componentes y partes se correlacionan y evalúan con las características del proceso de
producción (fase de proceso), obteniendo como resultado las especificaciones de éste; finalmente, las especificaciones
del proceso con las características de producción (fase de producción), para tener las especificaciones de producción
más apropiadas.

Esta filosofía se basa en que resulta mucho más sencillo incorporar la calidad en esta etapa que forzar a que la tengan
productos con diseños complicados y procesos excesivamente complejos. Difícil resulta que los productos alcancen un
alto nivel de calidad a bajo costo si desde un principio no se han analizado y evaluado convenientemente las
características del producto, y por lo tanto el efecto que ello tiene en el diseño de los procesos.

La planificación de productos y procesos se llevará a cabo por medio del Despliegue de Función de Calidad (QFD)
con el cual se planifica el diseño en base a los requerimientos de los consumidores y se seleccionan las alternativas de
diseño más adecuadas; el Análisis Modal de Fallas y Defectos (AMFE) con el cual se validan los diseños en base a los
fallos potenciales que pueden presentar y su corrección; y el Diseño Estadístico de Experimentos (DEE) que permite
optimizar los diseños en base a las variables que los configuran para obtener la calidad más elevada al mínimo costo.

Planificación

Planificar para la calidad, o tomar con la debida consideración la calidad en la planificación es el tema fundamental de
este cuarto punto. Si la calidad debe invadir todas las áreas, actividades y procesos de la organización, es fundamental
que ésta tome en cuenta la calidad en cada una de las funciones fundamentales del proceso administrativo, siendo la
primera de las funciones la planificación. En la planificación estratégica es fundamental fijar los valores de la
organización. Los valores son la convicción básica de que una forma de conducta o comportamiento específicos son
preferibles a otros. Por tanto en una organización que pretenda la excelencia deberá fijarse como uno de sus valores
trascendentes la calidad total y su mejora continua.

La planificación concebida como la selección de misiones y objetivos, y estrategias, políticas, programas y


procedimientos para lograrlos debe tener en la calidad un punto de referencia. Cuando de objetivos de calidad se trata,
la norma ISO 9004 define los objetivos de calidad como elementos fundamentales de calidad, tales como la aptitud
para el uso, función, seguridad y confiabilidad. Además, menciona el cálculo y la evaluación de los costes asociados
con todos los objetivos de calidad. Continúa sugiriendo que los objetivos específicos de calidad se documenten y sean
consistentes con la política de calidad, así como con los otros objetivos de la organización.

El requerimiento de definición de los objetivos es uno de los más importantes requerimientos. Sin objetivos de calidad
no existe ninguna meta que alcanzar, el sistema se paraliza, no existe ninguna mejora y no se tienen indicaciones de si
se están haciendo bien las cosas. Hay dos tipos de objetivos de calidad, los que sirven para el control de calidad y los
que sirven para el mejoramiento de la calidad.

Si bien la Dirección es la responsable por la planificación y fijación de objetivos, debe lograrse la participación plena
de todo el personal de la empresa a los efectos de comprometerlos con la consecución de tales objetivos. Siempre debe
recordarse que no hay compromiso sin participación.

HAY CINCO TIPOS DE OBJETIVOS DE CALIDAD:

Objetivos para el funcionamiento del negocio, dirigidos a los mercados, al entorno y a la sociedad.

Objetivos para el funcionamiento del producto o servicio, dirigidos a las necesidades del cliente y a la
competencia.

Objetivos para el funcionamiento del proceso, dirigidos a la capacidad, eficiencia, y efectividad del proceso, su
utilización de recursos y su control.
Objetivos para el funcionamiento de la organización, dirigidos a la capacidad, eficiencia y efectividad de la
organización, su sensibilidad al cambio, el entorno en que las personas trabajan, etc.

Objetivos para el funcionamiento del trabajador, dirigidos a las habilidades, conocimientos, capacidad, motivación
y desarrollo de los trabajadores.

La realización de los objetivos de calidad implican la necesidad de elaborar una Programa de calidad anual. El
programa debe ser establecido e implementado en cada departamento o, en pequeñas empresas, un único programa
que cubra a la organización en su totalidad.

Fijados los objetivos resulta crucial determinar las estrategias y tácticas para su consecución. Para ello es de
importancia trascendente la inclusión de la calidad en los presupuestos con el fin de destinar las partidas necesarias
para las actividades de prevención y evaluación. De nada servirá fijar objetivos si luego no se asignan recursos a los
efectos de poder hacerlos realidad.

Organización
Consistente en establecer una estructura intencional de roles para que sean ocupados por miembros de la organización.
Así toda organización crea una estructura para facilitar la coordinación de actividades y para controlar los actos de sus
miembros. La estructura misma está compuesta de tres elementos. El primero se refiere al grado en que las actividades
de la organización se descomponen o diferencian. Esto se llama complejidad. En segundo lugar tenemos el grado en
que se usan reglas o procedimientos, llamándose al mismo formalismo. Y por último tenemos la centralización, la cual
se refiere al punto donde radica la autoridad para la toma de decisiones.

Entre los tipos de complejidad tenemos que diferenciar la horizontal, de la vertical y la espacial. Las diferencias
horizontales consideran el grado de separación horizontal entre las unidades. Cuanto mayor es la cantidad de
ocupaciones diferentes en una organización que requieren conocimientos y habilidades especiales, tanto más compleja
es la organización en el plano horizontal, porque las diferentes orientaciones dificultan que los miembros de la
organización se comuniquen y que la administración coordine sus actividades. Cuando las organizaciones tienen
problemas de coordinación porque los contadores de costos no pueden comprender las prioridades de los ingenieros
industriales o porque el personal de mercadotecnia tiene metas que se oponen a las del personal de créditos, la fuente
de los problemas son las diferencia horizontales. Superar este inconveniente implica derribar los muros, superar la
estructura de “silo”, y concentrarse en el producto o servicio en lugar de las funciones.

En muchas oportunidades está complejidad horizontal se ve incrementada por la competencia intergrupal. Este
problema existe porque a medida que los grupos se comprometen más con sus propias normas y metas, empiezan
también a competir más entre ellos y a subestimar lo que los demás hacen, convirtiéndose así en una carga para la
organización. El gran problema es entonces cómo establecer relaciones intergrupales que aseguren la colaboración en
aquellas situaciones en donde la interdependencia de la tarea o la necesidad de lograr unidad hace que la colaboración
sea un requisito necesario de la efectividad organizacional.

Las diferencias verticales se refieren a la profundidad de la jerarquía de la organización. Cuanto más niveles existan
entre los altos mandos y los operativos, tanto más compleja es la organización. Esto se debe a que hay más
posibilidades de que se distorsione la comunicación, es más difícil coordinar las decisiones del personal administrativo
y la alta dirección tiene más dificultad para supervisar estrechamente los actos del personal operativo cuando existen
más niveles verticales. Es mucho más probable que la información se distorsione o malinterprete si tiene que pasar por
ocho o diez niveles de la jerarquía administrativa que si sólo tiene que pasar por dos o tres niveles. De ello se concluye
que las organizaciones que persiguen la competitividad deben disminuir el nivel de jerarquías al mínimo.

En cuanto a las diferencias espaciales, éstas se refieren al grado de dispersión geográfica de la ubicación de las
instalaciones física y el personal de la organización. Conforme las diferencias espaciales aumentan, también lo hace la
complejidad, porque se dificulta la comunicación, la coordinación y el control. Una organización que persigue el
máximo de calidad está obligado a la descentralización y el empowerment como forma de superar este tipo de
complejidad.

El segundo componente de la estructura es el formalismo. Este término se refiere al grado de estandarización de los
trabajos de la organización. Es obvio que una organización que persigue la calidad deberá estandarizar su producción
tanto de bienes cómo de servicios.

El término centralismo se refiere al grado en que la toma de decisiones se concentra en un sólo punto de la
organización. Si la alta dirección toma las decisiones clave de la organización con poca o ninguna aportación del
personal de niveles bajos, la organización es centralizada. Una organización moderna que persigue la calidad y
satisfacción de los consumidores debe perseguir el mayor nivel de descentralización posible, siendo ello conducente
con las prácticas de las actividades de grupos pequeños, como el caso de los Círculos de Control de Calidad. Ello es
así pues en una organización descentralizada se pueden tomar medidas más rápidas para resolver problemas, siendo
mayor el número de personas que realizan aportaciones a la hora de tomar decisiones, siendo al mismo tiempo menos
probable que los empleados se sientan ajenos a quienes toman las decisiones que afectan a los niveles de calidad.

El análisis de cada tipo de organización en función a los productos o servicios que genera, determinará los niveles y
tipos de: complejidad, formalismo y centralización que se requieran para el logro del más alto nivel de calidad y
satisfacción de los clientes, haciendo un uso óptimo de los recursos.

En una empresa industrial promedio que pretende la excelencia, deberá disminuirse los niveles de complejidad tanto
vertical como horizontal, incrementar el formalismo a los efectos de una estandarización de su producción y,
disminuir la centralización en las decisiones a los efectos de favorecer el empowerment y autocontrol.

Dirección
Al hablar de dirección, nos estamos refiriendo al proceso de influir sobre las personas para que contribuyan a las
metas de la empresa en materia de calidad y productividad.

Cuando de dirección de calidad se trata, debemos concentrar nuestro análisis en los altos niveles directivos, pues como
Juran comprobó, la parte más importante de los problemas, aproximadamente en alrededor de un 80%, está fuera del
control de los trabajadores. Por tal motivo si los empleados realizaran siempre de la mejor forma su actividad, sólo
desaparecería una quinta parte del total de los problemas. El porcentaje más alto de las dificultades reside en los
procesos, métodos, sistemas, políticas, equipo, materiales, hechos que sólo los directivos pueden cambiar.

Mientras se continúe personalizando las dificultades, es decir, mientras sólo se atine a averiguar quién o quienes son
los culpables, las mismas seguirán existiendo, pues lo más probable es que las causas se encuentren no en la personas
sino en el sistema. Culpar a los empleados es una estrategia poco eficaz para conseguir el mejoramiento; las grandes
oportunidades, la mayor ventaja, consiste en mejorar los procesos de trabajo.

Control
El control de calidad es un proceso para mantener estándares, los cuales se mantienen mediante un proceso de
selección, medida y corrección del trabajo, de modo que todos los productos o servicios que surjan del proceso
cumplan los estándares.

El control de calidad debe efectuarse siguiendo los siguientes pasos:

·Determinar qué parámetros deben controlarse o hacerse objeto de medición.


·Establecer su grado de criticidad y, si es necesario, el control antes, durante o después de producir los resultados.
·Establecer una especificación para el parámetro que se desea controlar que proporcione límites de aceptabilidad y
unidades de medida.
·Instalar, cuando corresponda y sea factible, un sensor en un punto apropiado del proceso que detecte la variación
respecto de la especificación.
·Recoger y transmitir los datos al lugar de análisis.
·Verificar los resultados y diagnosticar la causa de la variación.
·Proponer remedios y decidir la acción necesaria para restablecer el status quo.
·Tomar las medidas convenidas y comprobar que se ha corregido la variación.

Es menester distinguir entre los controles de resultados y los controles de procesos. Los primeros verifican el resultado
(variable o atributo) final de un proceso, sea éste un producto o servicio. En tanto que el control de procesos verifica
tanto el funcionamiento de los procesos, cómo la calidad de los insumos. De tal forma, asegurando la calidad de los
procesos y componentes, se asegura el resultado final.

Cuando de control se trata hay tres etapas a distinguir, la primera consiste en la recolección de los datos o mediciones,
la segunda en el procesamiento, análisis e interpretación, y la tercera, en las medidas a adoptar para corregir las causas
raíz de los problemas o desviaciones observados.

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