Zolo, Danilo - Ciudadanía, Historia de Un Ideal
Zolo, Danilo - Ciudadanía, Historia de Un Ideal
Zolo, Danilo - Ciudadanía, Historia de Un Ideal
esde los albores de la civilizacin, los grupos humanos organizados han manifestado una tendencia a garantizar su seguridad separndose de los otros grupos y trazando los lmites entre ciudadanos y extranjeros. Y en su interior, cada grupo ha pretendido darse una estructura jerrquica, diferenciando los poderes y las responsabilidades colectivas. La polis de la Grecia clsica es un ejemplo de esta doble diferenciacin. El ciudadano se opone al extranjero, a pesar de que no todos los extranjeros son iguales. Los brbaros aquellos que no saben hablar se distinguen de los helenos, que pertenecen a la nacin griega al tener en comn la lengua, la religin y las costumbres. El brbaro, al no diferenciarse demasiado por sus dotes intelectuales y morales del animal, no puede participar en la vida de la ciudad. El heleno, en cambio, puede formar parte, pero nicamente en la posicin discriminada del meteco. l no es un ciudadano, como no lo son las mujeres, los siervos, los esclavos y los pobres. La ciudadana, sostiene Aristteles en el Libro III de la Poltica, debe ser concedida nicamente a los hombres adultos y libres: libres tambin en el sentido de que la libertad del trabajo servil le permite participar en la ekklesia la asamblea en la cual se toman las decisiones polticas fundamentales y de asumir los cargos pblicos ms altos, como aquellos de los jueces, magistrados, sacerdotes. No muy distinta es la concepcin de la ciudadana romana en la poca republicana. Tambin en Roma el ciudadano se identifica con el hombre adulto que es libre, y que es, adems, un pater familias que ejerce su potestad sobre todo el grupo familiar, compuesto por la mujer, los hijos, los libres y los clientes. El civis romanus no se opone nicamente al extranjero no residente, sino tambin a los extranjeros residentes, a las mujeres, a los hijos, a los esclavos.
La concepcin moderna de la ciudadana surge gracias a los tericos del absolutismo monrquico que escriben entre el siglo XVI y XVII, como Jean Bodin y Thomas Hobbes. El concepto de ciudadana pierde su significado de participacin en las funciones pblicas y en la honorabilidad que dichas funciones conllevan. Ser ciudadano equivale a ser sbdito y obediente del soberano, sujetado a las mismas leyes y costumbres, independientemente de las diferencias de religin, de lengua y de origen tnico. Sin embargo, es con las grandes revoluciones burguesas del siglo XVII y XVIII y con las obras de autores como John Locke y Jean-Jacques Rousseau que la concepcin moderna de la ciudadana se afirma como igualdad jurdica de todos los ciudadanos en tanto sujetos de derecho, detentadores de la soberana y miembros de la nacin. La nica exclusin obvia respecta al gnero femenino (e incluso, por mucho tiempo, a los no propietarios). A pesar de estas incongruencias, la ciudadana moderna se consolida como el contenedor de una serie abierta de derechos subjetivos que pueden ser vlidos incluso contra las autoridades del Estado. Aqu es donde se encuentra el profundo significado filosfico y antropolgico, que se inspira en la concepcin ilustrada e iusnatural del individuo. Los hombres son seres racionales, libres, moralmente responsables, iguales frente a la ley e independientes desde el punto de vista econmico. Y los ciudadanos se involucran en la vida poltica pero, al mismo tiempo, como subraya Benjamin Constant, son celosos guardianes de su esfera privada contra la intromisin del poder pblico. A partir de los ltimos decenios del siglo XIX, el modelo del Estado liberal tiende a traducirse en formas que han sido definidas como liberal-democrticas. Y sobre este proceso, a partir de las primeras dcadas del siglo XX se ha injertado una posterior evolucin institucional que, despus del parntesis fascista y nacional socialista, ha llevado al Estado social. Paralelamente, se ha consolidado una nueva concepcin de la ciuMETAPOLTICA
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