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2 Realizar Árbol de Problemas

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2 Realizar árbol de problemas (El cual es el Paso 2, lluvia de ideas según la

estrategia ABP.): Con base en la problemática seleccionada por el grupo en


la anterior Fase 2: Identificación de la problemática. Cada estudiante va a
realizar un árbol de problemas donde describa las causas y efectos del
problema. Se debe describir los comportamientos prosociales y no
prosociales que pueden originar la problemática, con suficiente soporte
teórico. Se debe compartir en el foro colaborativo.

Respuesta:

Problemas psicológicos, problemas familiares,


aumento de hambruna, adicción al teléfono , a
los video juegos , prolongación de la
cuarentena , mas contagio , mas muertes ,
multas por incumplir los toques de queda ,
sedentarismo .

Desobediencia Covid
19

Ya no querer estar encerrados/ Las


personas tenían que buscar la
comida diaria.
3 Listado de 5 aspectos conocidos y desconocidos de la
problemática (El cual es el Paso 3, según la estrategia ABP.): Cada
estudiante realiza una lista de 5 cosas que conocen y 5 que no conocen,
sobre la problemática que están analizando y comparte las respuestas en el
foro de aprendizaje Colaborativo. Las respuestas deben estar argumentadas
desde las teorías y los temas del comportamiento y dinámica prosocial
(liderazgo
Nombre del Aspectos conocidos Aspectos
estudiante de la problemática desconocidos de
la problemática
Maria Jose Insuasti 1.Genera contagio masivo y Desinfectar superficies que
Toscano propagación constante del regularmente se tocan
virus.

2.El no uso correcto del 2.No resguardarse


tapabocas

3.-Diferenciar síntomas 3. El caso omiso en cuanto


problematica

4. La oportuna detectacion 4. omitir las vacunas


del virus

5. Escases o dificultad de 5. no estar informado


coseguir alimentos. constatemente
prosocial) y realidades sociales de la interdisciplinariedad (comunicación
prosocial).
4 reflexión: El grupo analizará los diferentes puntos de vista de cada uno de
los integrantes del equipo, sobre la problemática que están analizando y
realizaran una reflexión sobre la identificación de las causas del problema, la
realidad social y la importancia de un abordaje interdisciplinar.
Respuesta:
LAS ENSEÑANZAS QUE EL COVID NOS TRAJO A NUESTRAS VIDAS
De acuerdo al autor: Insuasti, M (2021). Las enseñanzas que el COVID nos trajo a nuestras
vidas

En estos momentos resulta difícil vislumbrar el día en que la pandemia del coronavirus
devenga un recuerdo del pasado. Las consecuencias de esta crisis global, que afecta a
todos y no entiende de nacionalidades, etnias, convicciones o patrimonios, son difíciles de
imaginar. Pero cuando llegue ese día, ¿habremos cambiado sustancialmente? ¿O la
sociedad volverá a sus inercias actuales?
Cuesta concebir un peligro social potencialmente más instructivo por su carácter
igualitario que la incomparable amenaza del Covid19. Se trata de una cuestión global que
no puede abordarse con eficacia recurriendo a recetas locales y que precisa de una
cooperación universal desde una óptica cosmopolita.
Aunque no sea este el momento para reivindicaciones ideológicas o sociales, al menos
hasta rendir al adversario, esta crisis puede ayudarnos a cambiar nuestra mirada sobre
ciertas cuestiones de una enorme importancia. Puede variar por ejemplo la mentalidad
hegemónica del sálvese quien pueda, imperante desde la caída del Muro de Berlín y el
final de la Guerra Fría.
¿Podría esta pandemia global dar lugar a una suerte de revolución social? Una revolución
tan inédita como la propia pandemia. Que fuese acometida sin estridencias y se viera
consumada mediante reformas de gran calado. Que contemplara unas reglas de juego
menos determinadas por los intereses estrictamente económicos. Que generase un
contrato social de nuevo cuño, presidido por las prioridades vitales de todos los
ciudadanos.
La extrema desigualdad no es sostenible
Esta crisis carente de precedentes puede hacernos comprender que la actual desigualdad
social, cada vez más acusada, no es sostenible a medio y largo plazo. Los beneficios
desmesurados de la especulación deben tender a moderarse y no suponer el único
modelo social a seguir. Las rentas del trabajo han de apreciarse como merecen, para
reactivar un consumo atemperado en el que no se solicite tanto lo superfluo.
Puede hacernos revisar nuestro desfallecido aprecio por la moral del esfuerzo. También
puede contribuir a que cobremos una mayor conciencia sobre los problemas del cambio
climático. ¿Tiene sentido que nuestros aviones colapsen el espacio aéreo y nuestras
carreteras no den abasto para un ingente número de automóviles?
Quizá descubramos que no tiene objeto desplazarse sin más. Que las nuevas tecnologías
nos permiten comunicarnos desde nuestra sede habitual por motivos laborales. O que los
viajes de placer devienen más placenteros cuando alcanzamos nuestro destino sin prisas,
admirando el paisaje desde la ventanilla de un tren y disfrutando así del propio itinerario.
Puede mostrar asimismo que muchos quehaceres admiten ser atendidos merced
al teletrabajo. Que la mera presencia física no mejora por si sola el cumplimiento de unos
determinados objetivos ni la necesaria motivación para realizarlos. Ahí quedarán las
estadísticas para su estudio comparativo.
Repensar las inversiones y prioridades
Acaso advirtamos que las desorbitadas inversiones en gastos militares no sirven para
mucho. Que resulta mucho más rentable para todos invertir en ciencia e innovación,
cultura y educación, además de dotar al sistema sanitario público con los recursos
apropiados.
Ahora reparamos en que quienes trabajan en la sanidad prestan un servicio impagable,
tras los recortes presupuestarios acumulados en aras de una privatización más o menos
encubierta. Bien está el emotivo aplauso desde los balcones. Pero es obvio que esos
cualificados profesionales merecen mucho mejor trato en lo sucesivo. Empezando por
contar con los medios adecuados para realizar su imprescindible labor.
Interés personal y colectivo alineados
Se nos pide quedarnos en casa el tiempo que haga falta y no caer presas del pánico.
Debemos hacer un ejercicio simultáneo de responsabilidad individual y social. Para no
contagiarnos y no propagar la epidemia. Salvar nuestras vidas es una prioridad
indiscutible, al ser una condición de posibilidad para cualquier otra cosa. En contadas
ocasiones un desafío nos plantea que todos nos lo jugamos todo al mismo tiempo.
No faltará quien experimente la tentación de aprovechar esta calamidad para lucrarse. Ni
tampoco ha dejado de pensarse que deben primar los intereses del sistema financiero,
bancario y económico, para que quienes logren sobrevivir a la epidemia mantengan
inalterado el actual estilo de vida. Eso se planteaba hace poco el primer ministro británico.
Sin embargo, la crisis del coronavirus podría generar una catarsis colectiva propiciadora
de cambios muy significativos en un orden social donde resulten más complementarios el
interés personal y los intereses colectivos.
Una oportunidad de oro para la reflexión
Los inexpugnables muros de Troya no contuvieron el astuto plan ideado por Ulises. Y su
confiada población pagó un alto precio por confiar a ultranza en sus míticas murallas.
Aprovechemos esta inusitada coyuntura para reflexionar sobre nuestros auténticos
intereses y revisar nuestra escala de valores. Rentabilicemos este malhadado asedio para
meditar sobre cómo suscribir un pacto social de nuevo cuño. Más allá de fórmulas
periclitadas y obsoletas que resultan cada vez más disfuncionales.
Considerada como un paradójicamente benéfico Caballo de Troya, la pandemia que
ahora nos asola podría generar un renovado contrato social cuyo gozne girara en torno a
lo más primordial. Un inédito pacto social cuyas inventivas reglas de juego hicieran frente
a esos nuevos jinetes del Apocalipsis que se han sumado al cuarteto tradicional: la
extrema desigualdad y una exacerbada insolidaridad.
Solidaridad e interdependencia
Ojalá redescubramos los inmensos réditos de la solidaridad gracias a una crisis que
Macrón ha comparado con una contienda bélica y en palabras de Merkel es “el mayor
desafío desde la Segunda Guerra Mundial”. No cabe obviar nuestra
mutua interdependencia en el seno de la globalización. Otra lección que debería quedar
muy clara.
¿Acaso puede sostenerse por mucho tiempo un Estado de derecho sin suscribir al mismo
tiempo un Estado del bienestar acorde con los principios del primero? Es un buen
momento para formularnos cuestiones como esta y otras de parecido tenor.
Como ha señalado el presidente del gobierno español, sólo quienes creen saberlo todo no
aprenderán absolutamente nada de esta traumática experiencia. Los demás deberíamos
aprovechar el confinamiento para ver cómo cabría estructurar un futuro común presidido
por valores más atentos al ciudadano de a pie, aunque se releguen a un segundo plano
los indicadores macroeconómicos.
Es muy posible que casi nada sea como antes. Porque sin duda nos encontramos ante un
punto de inflexión desde una perspectiva social. Ante uno de esos grandes hitos que
jalonan la historia. Puede darnos mucho que pensar y el tiempo para reflexionar con
serenidad.

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