Art">
Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Ars Magna Umbrae

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3

Ars Magna Umbrae – Throne Between Worlds

En este 2021, el Proyecto polaco de un solo hombre, Ars Magna Umbrae, lanza su tercer

disco de larga duración luego de su conocido éxito del 2020 llamado Apotheosis y se trata

de Throne Between Worlds. La entidad de black metal atmosférico prometía un recorrido

repleto de paisajes cósmicos lovecraftianos que nos llevaría a experimentar los confines

arcanos del espacio con su esoterismo alienígena… y en cierto sentido, lo ha cumplido.

Año con año surgen álbumes de los más diversos géneros y la triste verdad es que la

mayoría pasan sin pena ni gloria por los oídos de un puñado de entusiastas. Los mas o

menos mejores se cuelan en las listas de lo más o menos mejor del año y se convierten en

una anécdota para la posteridad hasta que un sonido similar viene a renovar los ya

conocidos caminos. Esta verdad aplica con más fuerza en los géneros extremos porque a

menudo resulta difícil, o por lo menos, aburrido, ponerse a discurrir las bondades de un

material que nos engaña con sus capas sin fin de ruido. Digo todo esto porque la música

de Ars Magna Umbrae puede llegar a colarse, con cada lanzamiento, entre lo mejorcito del

año por su hechura competente, aunque no demasiado arriesgada. Me explico:

El misterioso K.M. se dedica a hacer un black metal atmosférico que, como se sabe, es un

género interesado en labrar paisajes y atmósferas, generalmente boscosas y gélidas con

su ganado paciendo en la pradera y sus pastorcitas con pecas. Ars Magna Umbrae opta

por pasajes contemplativos con visos oníricos de pesadillas cósmicas y se vale de guitarras

aterciopeladas y algo sintéticas para crear un muro sólido de sonido por el que van

transitando algunas dinámicas animadas con sampleos y frases repetitivas con la guitarra.

Este género no pretende generar tanta brutalidad y K.M. entiende lo ambiental de una

manera distinta a, por ejemplo, la crudeza industrial y lo-fi de unos Summoning. Aunque

cuenta con algunos riffs que pueden tornarse malignos de repente, su técnica de
composición y de producción es más similar a la que podríamos encontrarnos en un disco

de Godspeed You! Black Emperor con ese constante erigir muros de sonido, lo que es

totalmente legítimo y puede llevarnos a terrenos interesantes, todo sea dicho.

Sin embargo, no todo puede ser miel sobre hojuelas y la realidad es que el nuevo álbum

pierde bastante fuerza justo en esos momentos que podrían hacerse pasar como los más

experimentales, especialmente después de la instrumental Throne Between Words, que le

da nombre al disco, y el tema que cierra, Metempsychosis. Algunos de estos momentos

contemplativos son los únicos en que se puede escuchar el bajo haciendo algo más que

seguir el ritmo y son los que menos cumplen con las intenciones de un álbum que

pretende ser un cohete tecno orgánico rumbo a los confines de lo oculto y que al final no

sobrepasa la estratósfera. Algunas de las partes que conforman las canciones,

especialmente las últimas, parecen estar ahí simplemente porque se escuchaban bien

unas después de otras mientras que la guitarra de K.M. titubea y repite porque a este a

veces no se le ocurre qué hacer con las manos.

Mentiría si dijera que es un disco malo porque resulta lo suficientemente entretenido como

para volver a escucharlo, especialmente los cuatro primeros temas, que son además los

más cortos y en los cuales las ideas tienen más cohesión y trabajan en equipo, sin

mencionar que suenan más pesadas gracias a riffs como el de Beyond the stellar gates, mi

favorito del disco, que me hizo creerme por un momento toda esa parafernalia esotérica-

horrorcósmica, o la francamente interesante Treader on the dreamless path que es la

única que podría considerarse que tiene toques experimentales y un sabor melancólico.

Pero, por desgracia, el conjunto tiene un punto menos por falta de originalidad,

considerando que la canción que hace las veces de carta de presentación en Bancamp le

debe su grandiosidad a un leitmotiv de toda la vida usado hasta por Nightwish con
resultados francamente más estremecedores y que en general no sobrepasa los

estándares del género. Quizás deberían rebuscar en los terrenos de lo majestuoso y la

ansiedad existencial para dejar de bombearle al escucha esa melancolía prefabricada ni

remotamente tan apasionada como la de los Godspeed…

Quizás un poco víctima de su gran identidad gráfica (porque vamos, esa portada excelente

y ese logotipo de miedo…) que debería ser el soporte de su proyecto musical, esta banda

de un solo hombre aún tiene un largo trecho que recorrer para entregar algo que sea

perdurable. Aunque este disco no está mal.

Calificación: 7.5

Para fans de: Wolves in the throne room, Sinmara, Blut Aus Nord, Eternal Valley

También podría gustarte