Military">
Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

HEROICA

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 42

Heroica

Hugo E. Fonseca Alvarenga


Heroica Hugo E. Fonseca A.

La presente obra fue escrita en el primer


semestre del año 2009, en el marco del 2º Certamen
Literario Centro de Historia Militar, con la temática:
Una Institución de Honor y Patriotismo.
Es una novela histórica, narra a través de los
relatos de don Honorato Martínez, a su nieto
Hernando Martínez, sobre las acciones de los 44 en
Santa Ana y de donde surge su honorario título de la
Ciudad Heroica.
Hernando Martínez -seudónimo que utilice para
signar la obra - no es en estricto sentido el
protagonista de la obra, sino su abuelo quien vivió los
acontecimientos sucedidos en 1893 en la ciudad de
Cihuatehuacán.
La recopilación de la historia sobre estos hechos,
son las que proporcionan el telón de fondo de las
novelescas narraciones, ofrecidas de abuelo a nieto y
plasmadas en este pequeño ensayo.
Esperando que disfruten estas líneas, de
familiaridad e historia, se hace público este esbozo
literario.

Hugo E. Fonseca A.
Noviembre 2020

3
Heroica Hugo E. Fonseca A.

Cihuatehuacán, tierra de personas joviales,


sinceras, espontáneas, vivas y bulliciosas. Tierra fértil
que engendra hombres y mujeres trabajadoras y
emprendedoras, caldera de iniciativas e intenciones
tenaces. Sus oriundos son amantes de su terruño,
orgullosos de sus raíces e historia, bases para no dar
su brazo a torcer, volviéndose hasta engreídos y
belicosos.
Los orígenes de esta tierra salvadoreña se
remontan a los añejos siglos de la época
precolombina. Los mismos monumentos arqueológicos
demuestran que en sus tierras habitaron indígenas
desde los siglos V y VI de la era cristiana, con una
floreciente urbe pokoman, relacionados de la gran
familia maya quiché.
Los macizos recuerdos como el Monolito de
Cihuatehuacán, el ídolo del Congo, la estela de
Tazumal, los petrograbados de Las Victorias, la
estatua Izqueye de la Laguna de Coatepeque, entre
otros, permiten formar la imagen de la maravillosa
civilización ya antes denominada La Civilización
Tazumalense.
Cihuatehuacán era el nombre que esta porción
de nuestra tierra tenía cuando los españoles llegaron
allá por 1525. Nombre interpretado por el Profesor
Jorge Lardé y Larín como “ciudad de las sacerdotisas”
o la “ciudad de las pitonisas, pues proviene de

4
Heroica Hugo E. Fonseca A.

elcíhuat, mujer: telihua, brujo, y can, ciudad (como


sufijo locativo).
Para el año de 1550 se estima que su población
circundaba unos 3,000 habitantes, la cual estaba a
cargo de don Antonio de Campo. El 26 de julio de
1569 salió de Guatemala con destino a
Cihuatehuacán, el Obispo fray Bernardino
Villalpando, pasando antes por Chalchuapa, como lo
registra el cronista fray Francisco Vásquez.
Inmediatamente a su llegada, inicia la construcción de
la iglesia, manda a pedir a Guatemala la imagen de la
Señora Santa Ana, creándose la veneración a la madre
de María y esta madre de Jesucristo. Con lo que
probablemente generó que se comenzara a llamar así
a la población y la respectiva advocación.
Se desconoce si el “Padre Bernardino” como los
feligreses le llamaban, logró recibir la imagen
solicitada, ya que el Obispo Villalpando fallece en las
bases de la antigua Cihuatehuacán, el 26 de
noviembre de 1569.
Posteriormente, el 3 de noviembre de 1768 inicia
la visita de los 113 curatos de la jurisdicción
eclesiástica del Arzobispado de Guatemala, Monseñor
Pedro Cortez y Larraz. Viaje que lo llevó desde los
confines de Socunusco hasta la bahía de Conchagua,
incluyendo los 33 curatos o parroquias ubicadas en lo
que hoy es la República de El Salvador.
En su descripción geográfica Monseñor Cortez y
Larraz dice: “El pueblo de Santa Ana dista del de
Texistepeque cinco leguas, rumbo oriente con

5
Heroica Hugo E. Fonseca A.

inclinación al norte a poniente. La primera legua es una


gran cuesta muy violenta y de piedras a la salida de
Texistepeque y es la misma que se bajó, viniendo a este
pueblo desde el de Coatepeque. Todo el restante es
buen camino, porque desde la cima dicha cuesta se
comienza a bajar suavemente, como media legua, y
luego comienza un valle muy frondoso, que se va
ensanchando, de manera que ya en el pueblo de Santa
Ana es muy espacioso y todo él muy fértil, pero poco
cultivado. Hay muchas haciendas de ganados y
muchos trapiches, como luego se dirá".
En esta visita de su eminencia, se obtienen los
datos poblacionales de Santa Ana de la manera
siguiente: familias de indios 635 personas; familias de
ladinos con algunas de españoles 4,106 personas; en
el pueblo de Santa Lucía 244 personas; en el pueblo
de Coatepeque 1,066 personas; por lo que resulta una
población total de la parroquia de 6,051 habitantes.
Para 1786 se fundó la Intendencia de San
Salvador y uno de sus quince partidos fue el partido
de Santa Ana, con cabecera del mismo nombre. En
1806 el vecino y procurador de Santa Ana, don Juan
José Aguilar, se presentó ante el Mariscal don Antonio
González Mollinedo y Saravia, Presidente de la Real
Audiencia, solicitándole la creación de un
ayuntamiento en el pueblo de Santa Ana. Habiéndose
concedido lo apremiado y el 22 de noviembre del
mismo año los cargos fueron repartidos.
Cuando el Presbítero Dr. José Matías Delgado en
conjunción con otros caudillos de la emancipación

6
Heroica Hugo E. Fonseca A.

nacional, realizaron el Primer Grito de independencia


el 5 de noviembre de 1811, Santa Ana ratificó su
juramento de vasallaje, jurando fidelidad al Rey
Fernando VII. Aunque los vecinos del barrio de
España se amotinaron contra la autoridad real,
exigiendo que los chapetones abandonaran el poder y
que los naturales de las tierras mandaran en Santa
Ana, bajo el liderazgo de Francisco Reyna, alias “el
Flavio”, seguido de Juan de Dios Jaco, Lucas Morales,
Bruno Rosales, Tiburcio Morán, Eustaquio Linares y
Ramón Salazar.
A pesar de esta afrenta de los vecinos del barrio
España contra la autoridad de la corona, José de
Bustamante y Guerra, Capitán General del Reino de
Guatemala, solicitó que se confirmará el titulo de villa
a Santa Ana, como recompensa de la ratificación del
vasallaje. Las Cortes Españolas autorizaron conceder
a Santa Ana el Titulo de Villa, el 11 de julio de 1812,
otorgándose la orden como tal el 15 de julio del mismo
año.
Después de la independencia en 1821, se
establece el primer Congreso Constituyente en 1824,
el partido electoral eligió a sus primeros diputados
recayendo en Bonifacio Paniagua, quien firma de la
primera Carta Magna de Estado del Salvador.
Para el mismo año, el Congreso Constituyente
concedió el título de ciudad a la localidad de Santa
Ana, y para 1835 esta ciudad fue declarada como
cabecera del departamento de Sonsonate, habiéndose
anexado al departamento de Sonsonate el distrito de

7
Heroica Hugo E. Fonseca A.

Metapán. De esta manera el Gobernador, que residía


en Santa Ana, ejercía su cargo en todos los rincones
de la zona occidental del Estado.
Grandes personalidades vieron la luz de su
nacimiento en esta hermosísima ciudad, entre ellos
David Granadino, nacido en el barrio Santa Bárbara,
el 13 de junio de 1876, gran compositor de hermosos
valses entre los cuales destacan: Reminiscencias,
Ismenia, Bella Natividad, Dora, Toñita y Bajo el
Almendro – vals más reconocido de tan brillante
músico.
En las letras encontramos a Carlos Bauer Avilés,
escritor de enérgico estilo, así como periodista de
polémica de los más fecundos en la primera mitad del
siglo XX.
En la política Pedro José Escalón, nacido el 25
de marzo de 1847, y que durante su administración se
inició la construcción del Palacio Nacional y el Teatro
Nacional de San Salvador.
También encontramos al General Tomas
Regalado, nacido el 7 de noviembre de 1861, fue un
militar y político salvadoreño que fue presidente del
país en el periodo de 1898 a 1903. Durante su gestión
presidencial se instituyó la Escuela Politécnica Militar,
se inició la construcción del Teatro Nacional de Santa
Ana, se impulsó la construcción de ferrocarriles y se
creó la Policía Rural Montada, antecesora de la
Guardia Nacional. Algunos le recordamos por haber
sido uno de los conspiradores que el 29 de abril de
1894 participó en el derrocamiento del gobierno de

8
Heroica Hugo E. Fonseca A.

Carlos Ezeta, dentro del movimiento llamado de "Los


44".

9
Heroica Hugo E. Fonseca A.

Entre la gente que se unió al movimiento de Los


44 estaba mi abuelo. Soldado salvadoreño que por
azares del destino estuvo bajo el mando de las huestes
del General Regalado. Y aclaro que no fue uno de “Los
44”, sino uno de los que siguió la hazaña de nuestra
historia, desarrollada primeramente en esta bella
ciudad, acción que le valió el epíteto de “Ciudad
Heroica”.
Mi abuelo nació en Santa Ana en 1877. Nacido
de una familia humilde de productores agrícolas. Mis
bisabuelos residían en el caserío Flor Amarilla Arriba,
donde trabajaban una parcela agrícola, en las propias
faldas del Volcán Ilamatepec. Tercero de una prole de
cinco hermanos todos varones.
A la tierna edad de 16 años, fue enviado por su
padre a la ciudad, para presentarse al Cuartel de
Santa Ana, con la finalidad de prestar su servicio
como todo buen salvadoreño. Lo que le valió la
oportunidad de conocer las letras, calzarse y tener
una mejor perspectiva que sus hermanos. Pero no les
olvido, siempre los apoyo para mejorar la producción
agrícola.
De mis recuerdos de infancia mi primera
memoria de él fue cuando yo tendría como 6 años,
cuando el abuelo cumplía sus 66 años. Generando un
vínculo muy especial con su persona. Uniéndonos el
espíritu investigador y los temas históricos.

10
Heroica Hugo E. Fonseca A.

Así los relatos de sus memorias eran tardes


mágicas. Por medio de las cuales me trasportaba a la
ciudad de Santa Ana en los tiempos de antaño y que
mi abuelo Honorato Martínez vivió en su entera
juventud y madurez.
Uno de los pasajes de sus memorias que más
intensamente recordaba era el “Movimiento de los 44”,
trasportando a sus oyentes a momentos patrióticos y
heroicos. Narrando los hechos que vivió y llevó en
carne propia.
Su narración iniciaba con su llegada al cuartel
de Santa Ana. La que sucedió por el año de 1893.
Para esta época este cuartel ya tenía algo de historia y
lógicamente mucho más para la actualidad. Este
cuartel se funda por medio de un decreto del Gobierno
del Capitán General Gerardo Barrios, quien Gobernó
como Senador Designado: del 12 marzo de 1859 al 1
de febrero de 1860.
Para el 13 de junio de 1859, treinta y cinco años,
antes del ingreso de mi abuelo a la Fuerza Armada; el
Presidente de la República en funciones, emite una
nueva organización al Ejército de la República de El
Salvador. Que con el rigor legal es publicado en la
Gaceta Oficial el sábado 18 de junio de 1859. Por
medio del cual se funda el cuartel con el nombre de
Batallón Número 2 de Guardias Nacionales, con sede
en Santa Ana.
Dentro de la organización castrense este cuerpo
militar formó parte de la División del Centro,

11
Heroica Hugo E. Fonseca A.

juntamente con el Batallón Sonsonate, Batallón


Suchitoto, Chalatenango y Batallón Cojutepeque.
Para la organización y entrenamiento de las
nuevas tropas, el Gobierno del General Barrios, estimó
conveniente contratar los servicios del General de
División Don José María Melo, hombre conocedor de
las tácticas militares y de origen Colombiano.
Designándose como primer Comandante del
naciente cuartel de Santa Ana al Coronel Don Teodoro
Moreno. Posteriormente el Batallón Numero 2 de
Guardias Nacionales, evolucionó en su organización y
funciones, por lo que pasó a llamarse Primer
Regimiento de Artillería, posteriormente se le
denominó Segundo Regimiento de Artillería, con el
pasar de los años y cambiando su especialidad se le
nombró Quinto Regimiento de Infantería, hasta llegar
a lo que hoy tenemos como la Segunda Brigada de
Infantería.
Mi amado abuelo tuvo la satisfacción de haber
prestado su servicio en las viejas instalaciones
cuartelarias, ubicadas en el terreno donde
actualmente funciona la Biblioteca Publica David
Granadino, en la Calle Libertad y octava Avenida
Norte, esquina opuesta al actual parque Menéndez,
local donde prodigó sabiduría el Colegio La Asunción.
Recinto cuartelario que posteriormente fue trasladado
a las instalaciones actuales entre los años de 1903 a
1904, bajo las administraciones presidenciales del
General Tomas Regalado y de don Pedro José Escalón.

12
Heroica Hugo E. Fonseca A.

En los años de mi adolescencia recuerdo


vivamente las frescas tardes familiares, donde el buen
café cultivado y producido en el volcán de Santa Ana
se compartía en familia. Una de las aficiones de esta
etapa de mi juventud era platicar con el abuelo, sobre
sus recuerdos de la historia de la patria y en
particular de nuestra bella Santa Ana.
“Capital del mundo y sucursal del cielo” todos los
santanecos nos jactamos en nombrarla, colocándola
en un lugar privilegiado dentro de las ciudades
salvadoreñas. Pero el título de “Heroica”, lo comprendí
por medio de las anécdotas hábilmente narradas por
mi veterano y amado Abuelo.
Ahora a mis setenta y dos años, esa época ya
paso, pero tengo claro en mi mente las tardes de
charla con don Honorato, que junto a su prole
contaba con más de alguna humilde exageración,
mentirilla u olvido humano, los hechos del siglo
antepasado y sus protagonistas.

13
Heroica Hugo E. Fonseca A.

Como ávido lector histórico, algunos hechos lo


relacionaban de los compendios ya devorados, pues
su juventud y llegada a la ciudad hasta su
incorporación al ejército, no le habían permitido
conocer en detalle los incidentes políticos de la época.
Pero su habilidad expresiva daba poco margen a la
duda que lo hubiera vivido realmente. Por supuesto
que los hechos en que participó durante el
movimiento de Los 44, los certificaba con una
pequeña esquirla en el muslo derecho.
Como antecedente de tan importante
acontecimiento, pero poco recordado, contaba el
abuelo que allá por junio de 1890, salieron de Santa
Ana las tropas con destino a San Salvador, al mando
del General Carlos Ezeta. Las cuales tomarían parte
en los festejos en celebración de la entrada triunfal del
General Francisco Menéndez a la capital.
El General Francisco Menéndez Valdivieso, había
nacido en Ahuachapán en 1830. En 1885, el General
Menéndez encabezó una revuelta contra el gobierno de
Rafael Zaldívar, quien tuvo que abandonar la
presidencia, convirtiéndose en presidente provisional,
el 22 de junio de 1885. En su administración se
propuso redactar una nueva Constitución, conforme a
los principios liberales, la que fue promulgada en
1886, siendo ésta la octava de la historia
constitucional salvadoreña, y que tuvo una vigencia
durante 53 años.

14
Heroica Hugo E. Fonseca A.

Así, las tropas santanecas participan el 22 de


junio en la parada militar dirigida por Ezeta, en la
plaza de armas de San Salvador y en presencia del
Presidente General Menéndez.
A las seis de la tarde se realizó la revista
reglamentaria a los cuarteles de la ciudad y las
guardias fueron relevadas. El director de Telégrafos
cortó las comunicaciones para que ninguna autoridad
del gobierno pudiera contactarse con otros
departamentos.
Como parte de los festejos, en horas de la noche,
se realizó un regio y pomposo baile en los amplios
salones de Casa Blanca, ubicada en la esquina
formada por la actual cuarta calle Oriente y sexta
avenida Sur, donde hoy se encuentra el cine Libertad.
Esta fuese una hermosísima construcción de dos
plantas, construida de madera y lámina, la cual fue
utilizada como oficina presidencial y residencia del
mandatario y su familia.
En medio de la fiesta a la que concurrían las
personalidades de la sociedad de la época, las tropas
santanecas salieron del cuartel donde reposaban, con
destino a la residencia presidencial. Su presencia fue
tomada como parte de las demostraciones de
entusiasmo y celebración por parte de los asistentes.
Acto seguido el General Melecio Marcial entró al
salón ordenando que todos los asistentes se rindieran,
demandando a su presencia al Presidente, pues había
sido depuesto. Por encontrase indispuesto el General
Menéndez se encontraba es sus habitaciones, cuando

15
Heroica Hugo E. Fonseca A.

esto sucedía. Y ante el aviso de lo acontecido dijo –


Todo es obra de Marcial, ya lo arreglará Carlos -.
Por lo que el General Marcial expresó que el
Presidente era el General Ezeta, mientras sus tropas
ubicadas en los contornos de la Casa Blanca daban
vivas al General Ezeta.
Ante esta vil acción, el General Francisco
Martínez Olivares, con la Guardia de Honor atacó al
General Marcial, hubo disparos y Marcial resultó
muerto. El ilustre ahuachapaneco General Francisco
Menéndez no soportó la traición de su Ministro de
Guerra y allí mismo cayó muerto, víctima de un
violento infarto cardíaco.
En remembranza de esta fecha, es que el día del
maestro se estableció el 22 de junio, ya que Menéndez
apoyó decisivamente la educación en El Salvador,
como pocos gobernantes lo hicieron en el siglo pasado,
también en su honor, se denominó el Instituto
Nacional General “Francisco Menéndez”. También el
13 de mayo de 1907 en sesión de la Asamblea
Legislativa aprobó la solicitud de Gustavo Brickmann,
a fin que se diere título de pueblo a los caseríos de
Cara Sucia y La Soledad, en el Departamento de
Ahuachapán, con el nombre de San Francisco,
apoyando la moción de los Representantes Enrique
Vásquez y Sixto Alberto Padilla, para que se agregara
Menéndez, en homenaje a la memoria del ex
Presidente de la República Francisco Menéndez,
denominándose la nueva población San Francisco
Menéndez.

16
Heroica Hugo E. Fonseca A.

Regresando a las narraciones, al conocerse la


noticia de la traición de Ezeta en los departamentos,
varios comandantes de los cuarteles no le
reconocieron, entre ellos el General Funes quien tenía
el mando de las tropas de San Miguel. Preparando sus
tropas para atacar a la capital, pero el desorden y el
pánico cundió en las tropas y la acción se vino abajo.
El 23 de junio de 1890, se realizaron dos pompas
fúnebres. La del General Melecio Marcial, con todos
los honores y protocolo que por su graduación eran
dados a los oficiales de tan alta graduación, y la del
General Francisco Menéndez, con el acompañamiento
de pocos amigos y parientes del eminente estadista
salvadoreño.
El golpe de Estado producido por Ezeta, quien
era íntimo y favorito amigo del Presidente Menéndez,
cubrió como un manto negro la dignidad y el honor de
este militar y de aquellos que lo siguieron. Y la
nobleza del ejército sólo fue rescatada por aquellos
Comandantes que repudiaron y rechazaron el vil acto,
reflejado por la presencia de ellos y de la Escuela
Politécnica, en la velación y entierro del General
Menéndez.
Esto inició una administración ejercida por
Carlos Basilio Ezeta y su hermano Antonio Ezeta.

17
Heroica Hugo E. Fonseca A.

Carlos Basilio Ezeta, nació en San Salvador, el


14 de junio de 1852 y falleció en Mazatlán, México, el
21 de marzo de 1903. Militar y político. Fue Presidente
de la República desde el 22 de junio de 1890 al 27 de
febrero de 1891 como presidente de facto tras
derrocar en un golpe de Estado a Francisco Menéndez
y del 1 de marzo de 1891 al 10 de junio de 1894, como
presidente Constitucional.
Ingresó en el Colegio Militar en 1867 para
incorporarse al ejército en 1871 como subteniente.
Participó en los enfrentamientos con Honduras en
1872 y 1873, siendo herido.
Después de diversas estancias en Costa Rica,
Estados Unidos y Guatemala, regresó definitivamente
a El Salvador en 1885. Durante el gobierno de
Francisco Menéndez, participó como General en Jefe
para sofocar la rebelión de Cojutepeque.
Durante su administración tuvo lugar la guerra
con Guatemala, en la que obtuvo la victoria con la
firma del tratado de paz en agosto de 1890. Fue
derrocado y se exilió en Mazatlán México, donde
falleció.
Por otra parte, encontramos a su hermano
Antonio Ezeta, General salvadoreño, héroe de la
guerra de 1890, quien dijo en una proclama al Ejército
Expedicionario de Occidente: "En seis días habéis
conquistado, con valor imponderable y abnegación sin
límites, las posiciones inexpugnables de Tierra Blanca,

18
Heroica Hugo E. Fonseca A.

Paraje Galán, Buena Vista, Piedras Azules,


Atescatempa, Contepeque y las faldas del Chingo y
Mita, abarcando en territorio guatemalteco, una zona
de diez y seis leguas, y dando una lección dura y
severa a los traidores a la Patria; y a los que violando
el derecho de gentes, hollaron el suelo salvadoreño".
Antonio tenía fama de valiente y ganándose el
apelativo de “El León de la Frontera”. Los hermanos
Ezeta estuvieron en guerra con Guatemala recién
ascendidos al poder. Apoyaron una rebelión contra el
gobierno del país vecino, que fue encabezada por los
generales Estanislao Sandoval, Máximo Cerna y
Alfonso Irungaray.
Mi abuelo recuerda las dificultades de la época,
donde el gobierno era ejercido por pocos y en
particular por los hermanos Ezeta. Ya que se daba
una conducción gubernativa bicéfala con su hermano
Antonio, mandando así el territorio nacional. Esta
situación llevo al país a una condición insoportable, el
pueblo ya no quería un régimen que utilizara el terror
contra la población.
Para la época, el General Antonio Ezeta era el
comandante del cuartel de Santa Ana, con
jurisdicción sobre toda la zona occidental del país, no
sólo en lo militar, sino también en lo administrativo.
Para mediados del año de 1873, mi abuelo
comienza su servicio militar en el cuartel de Santa
Ana. Ingresando como soldado raso a recibir la
educación e instrucción militar. Sin dimensionar como
la situación nacional estaba en plena ebullición.

19
Heroica Hugo E. Fonseca A.

Mucho menos el papel que él jugaría, por azares del


destino, en un movimiento iniciado por unos pocos y
que lograría la liberación del país de manos de dos
personas que después de haber traicionado al
presidente y al ejército, mantenían bajo mano de
hierro a los habitantes.

20
Heroica Hugo E. Fonseca A.

Contaba mi abuelo, que la revuelta que se inició


en esta tierra santaneca, como resultado del
despotismo bicéfalo de los hermanos Generales Carlos
y Antonio Ezeta.
Don Honorato Martínez con el tiempo fue
entendiendo y atando cabos de la acción. Donde don
Rodolfo Morales, uno de los 44, jugó un papel
fundamental en el proceso de comunicación entre los
conspiradores. Siendo el más joven de los conjurados
era el “correo”, por lo que tenía que vencer los retenes
y controles gubernamentales para reunir
clandestinamente a la gente, así como alimentarles de
información.
Los 44 comenzaron sus planes en casas
particulares, donde se reunían personas de todas las
clases sociales, con la finalidad de buscar el
derrocamiento de los hermanos usurpadores. Algunos
en este proceso fueron descubiertos y terriblemente
castigados. Otros tuvieron que emigrar a las vecinas
repúblicas, principalmente Guatemala, para así poder
continuar con sus planes libertarios.
Con todo preparado el 29 de abril de 1894
cumpliendo sus planes y dispuestos a triunfar, a
pesar de enfrentarse a todos los recursos del gobierno,
desde Guatemala invadieron El Salvador. Su más
fuerte confianza se basaba en la simpatía del pueblo,
que apuntalaría su acción y los acompañaría en su
objetivo.

21
Heroica Hugo E. Fonseca A.

Consideraron que lo primero a realizar era


controlar la ciudad de Santa Ana. Para ello lograron
convencer de la finalidad del movimiento a uno de los
oficiales del cuartel, donde mi abuelo prestaba
servicio. Este nuevo miembro del movimiento les
entregó las llaves así como del santo y seña, para si
poder penetrar el recinto del cuartel.
Logrando la incursión con osadía y arrojo, piden
a la tropa la rendición y el apoyo al movimiento.
Recordó mi abuelo que fueron momentos críticos,
pues en realidad no sabían lo que pasaba, pero al ver
entre los libertarios a los Generales Rafael Gutiérrez y
Tomás Regalado, esto creo confianza y credibilidad en
la liberación.
Uno de los jefes del cuartel era el Coronel Solís,
quien no se encontraba dentro de las instalaciones,
pero al llegar trató de recuperarlo, sin contar que a
ese momento los soldados ya estaban de parte de los
conjurados. Por lo que sus exigencias sólo generaron
su muerte en la misma muralla del cuartel.
El General Antonio Ezeta, quien fungía como
Comandante de la Unidad Militar y que se encontraba
en la ciudad, al tener noticias de la toma del cuartel y
del apoyo de la tropa al movimiento libertador, huyó al
vecino pueblo de Coatepeque, solicitando a su
hermano General Carlos Ezeta refuerzos para atacar y
recuperar Santa Ana.
Inmediatamente le son enviadas las tropas
solicitadas, las que se trasportaron por el único medio
de transporte de la época, el ferrocarril. Estas se

22
Heroica Hugo E. Fonseca A.

transportaron desde San Salvador hasta El


Chilamatal, en la actualidad conocida con el nombre
de Ciudad Arce. Desde acá realizaron una marcha
forzada de aproximadamente 13 kilómetros hasta
Coatepeque.
En este ínterin los libertarios en la ciudad de
Santa Ana, bajo un gran desconcierto lo lograban
explicar este triunfo.
Desde Coatepeque el ejército leal a los hermanos
Ezeta, se desplazó hasta el Cerro Tecana, cumpliendo
otra marcha de 10 kilómetros más. Desde ésta
elevación predominante, ubicada al Noreste de la
ciudad de Santa Ana, se ordeno el avance contra la
ciudad, atacando a los santanecos.
A pesar de haber explotado el factor sorpresa, y
sin una defensa planificada, los santanecos
orgullosos, rechazaron el asalto de tal manera que
Ezeta debió retroceder de nuevo hasta Coatepeque,
dejando muchos heridos y muertos en la acción, entre
ellos el General Joaquín Álvarez y el Coronel Asisclo
Aragón.
Esto generó más confianza entre los 44 y sus
seguidores, a los que se presentaban centenares de
voluntarios de todas las clases, y cada día sus fuerzas
crecían en pos de la libertad de un gobierno tiránico.
Fue en esta acción que mi abuelo recibió un
disparo en su muslo, que a pesar de haber sido
inmediatamente atendido por uno de los formidables
médicos de la época y dejándolo en reposo para su

23
Heroica Hugo E. Fonseca A.

recuperación, su orgullo y honor estaba en línea, por


lo que continuó al servicio de los libertarios.
Por su lado, las fuerzas de los hermanos Ezeta,
se reorganizan en Coatepeque, bajo el mando del
propio Antonio, y la colaboración del Brigadier León
Bolaños y bajo el mando de las divisiones se
encontraban los Generales Emilio F. Avelar, Jacinto
Colocho, Choriego y Salazar.
El movimiento se preparó para la defensa y
mantener el sitio a la ciudad. Se organizaron en
divisiones al mando de los Generales Joaquín Pérez,
Tomas Regalado, Aquilino Duarte, Lisandro Arevalo,
Rafael Mendoza y Luis Gómez.
El momento del combate llegó. Mi abuelo
comentaba el nerviosismo que todos vivían, a parte de
ya estar herido, un sentimiento común estaba en el
ambiente, pero podía más el amor a la libertad y dejar
bien sentado el honor de las armas, aún más por
suelo santaneco que los vio nacer.
La embestida gubernamental fue pavorosa, el
fuego de la artillería de campaña rugía infatigable,
dominando desde largo alcance el campo de batalla.
Lo que en un inicio pareció entrever que las fuerzas de
Ezeta llegarían a tomarse la ciudad, por la bizarría con
que sus tropas ejecutaban el combate.
Pero la defensa fue colosal, heroica y sentida, los
santanecos revolucionarios se multiplicaban en apoyo
a pesar del fragor de los disparos de artillería y
fusilaría, de los heridos y muertos.

24
Heroica Hugo E. Fonseca A.

Esto generó un desconcierto en el ejército del


gobierno, lo que posteriormente se convirtió en miedo
y hasta pavor, lo que generó la derrota y la huida.
Otra columna del ejército del gobierno con
aproximadamente 6,000 hombres se desplazaba desde
Sonsonate, la que venia al mando de los Generales
Tomas Vilanova, Rodolfo Cristales y Ciro Mora.
En su desplazamiento por las veredas de Los
Naranjos, cruzando al Este del cerro del mismo
nombre, llegaron hasta el Cerro Mala Cara, en las
faldas del volcán de Santa Ana, en su aproximación,
continuaron descendiendo con rumbo Norte hasta
alcanzar “El Tablón del Matazano”.
El General Rodríguez recibió la orden de
combatir en este nuevo frente. Para lo cual coordinó
con sus oficiales y planificó sobre la marcha su
defensa. Decidiendo ubicarse en los alrededores de la
“Finca Ayutepeque”. Planicie adecuada para poder
detener el avance de las fuerzas que avanzaban desde
el Cerro Mala Cara con destino a Santa Ana.
Mientras esto sucedía es relevado el General
Rodríguez por el General Francisco Hurtado,
desechando el plan, abandona la posición y se
desplaza una legua mas al frente hasta llegar a “Las
Crucitas”, que se encuentra al pie del cerro Mala
Cara. Esperando aquí la embestida de las tropas
gubernamentales.
Las topas leales de los Ezeta descendieron del
cerro y se inició el combate, pero no lograron diezmar
a las tropas del General Hurtado, debiendo retroceder.

25
Heroica Hugo E. Fonseca A.

Los revolucionarios estimaron que esta podía ser una


retirada ilusoria, por lo que ordenaron a sus tropas
que no abandonaran sus posiciones.
El enemigo volvió al ataque, ninguna de las
fuerzas cedía de sus posiciones. Por lo que el General
Rodríguez con 100 hombres de su confianza, decidió
atacar el Cuartel General de las tropas
gubernamentales.
En su acenso se da cuenta que sólo las tropas
del Coronel Flores, detenían la embestida de las
tropas ezetistas, por lo que decidió regresar a Santa
Ana, aprovechando la oscuridad de la noche y
resistiendo el combate. Por el camino se encontró con
el Coronel Flores y le dijo que dejaban el campo por
orden del General Hurtado.
Aprovechado este detalle por las tropas
gubernamentales, hubiera sido el fin de la lucha
libertaria.
Además se dieron acciones en el frente Norte de
Santa Ana, en Cujucuyo, a cuatro kilómetros al sur de
Texistepeque. El Coronel Gregorio Olmedo se
encontraba al mando de las tropas ezetistas. Por lo
que se dio la orden de atacar estas fuerzas al General
Aquilino Duarte. Encargándose al General Rodríguez
que con sus fuerzas evitara que las tropas del
gobierno se les unieran a las fuerzas del General
Salazar, que se habían desplazado desde Coatepeque
hasta el Cerro Tecana, con dirección a Cujucuyo.
Esta acción era altamente importante pues
amenazaba la retaguardia del General Duarte que se

26
Heroica Hugo E. Fonseca A.

desplazaba hacia Cujucuyo. El general Rodríguez


cumplió fielmente la orden, sorprendiendo a las
fuerzas gubernamentales quienes se desplazaban
desde Coatepeque con dirección a Cujucuyo,
abatiendo al General Salazar y destruyendo sus
fuerzas.
Por la excelente acción del General Rodríguez y
encontrándose en la parte oriental de la ciudad y estar
seriamente amenazada, se le dio el mando de las
tropas de esa área, con un frente de más de cinco
kilómetros.
Al mismo tiempo al General Regalado se le
ordenó que detuviera las tropas de Olmedo. Esta
misión se llevó a cabo junto con las tropas del General
Duarte, logrando el objetivo, dejando libre el camino a
Metapán.
Estas circunstancias las vivió el abuelo
Honorato, aunque en su momento sólo escuchaba las
órdenes y con el pasar del tiempo y las lecturas de la
historia, las fue comprendiendo. Por su herida, ya en
franca recuperación, se encontraba como custodio del
Cuartel General de los líderes militares de Los 44.
Veía entrar y salir personas, emitir órdenes y conocer
las intimidades de toda la acción de combate.
Con gran emoción contaba estos pasajes, con
aire de estratega militar, a lo que todos sus nietos
dejaban atónitos y expectantes, como si aquello fuera
una novela de su propia imaginación. Pero que la
relación de lugares y personajes, dejaban poca duda
de su realismo. Quizá el mayor y mejor espectador y

27
Heroica Hugo E. Fonseca A.

oyente era yo. Talvez por ser el nieto mayor y que con
algunos años de madurez y vagancia por la campiña
santaneca, los lugares citados me resultaban
familiares. Además de conocer estas reseñas
históricas por haber sido enseñadas en la escuela,
pero que nunca se acercaban al realismo narrativo del
abuelo Tato.

Recordando de nuevo sus relatos. El abuelo


evocaba que los líderes del movimiento mencionaban
que las fuerzas del gobierno habían emplazado piezas
de artillería en el cerro San Pedro o Malacoff, ubicado
a dos kilómetros al norte de Coatepeque y a cinco
kilómetros y medio al Sureste de la ciudad de Santa
Ana. Por su puesto que el bombardeo lo vivió, aunque
con exactitud no sabía desde donde. Debiendo tomar
las previsiones necesarias.
Al mismo tiempo, los líderes libertarios tomaron
previsiones para que fuerzas leales cubrieran el flanco
occidental. Ubicando tropas en “El Portezuelo”, donde
hoy es el trébol de la carretera que conduce hacia
Chalchuapa, Candelaria de la Frontera, Santa Ana y
San Salvador. Esto con la finalidad de prevenir
ataques de tropas del gobierno y mantener expeditas
las comunicaciones con Guatemala.
Diez días después del inicio de las acciones
libertarias, el 8 de mayo de 1894, las tropas
gubernamentales avanzaron desde Coatepeque de

28
Heroica Hugo E. Fonseca A.

nuevo. Los combates fueron recios por parte de ambos


bandos, demostrando la valentía y arrojo de los
soldados y sus líderes.
A las cuatro de la tarde los volcaneños del
Ilamapetec, salieron de sus trincheras y con machete
en mano atacaron a las tropas ezetistas, logrando
hacerlas retroceder, hasta un lugar denominado la
barranca de “Las Pulgas”.
El abuelo fue testigo silencioso de las
discusiones del cuartel de Santa Ana, de cómo sus
líderes, argumentaban la forma de extender las
acciones libertarias.
El día 10, las tropas del gobierno al mando del
General Monedero fueron atacadas en un paraje
conocido como “El Matazano”. De no haber sido por la
tardanza de algunos oficiales libertarios, todo el tren
de guerra hubiera caído en manos de los santanecos.
Esto doblegó el espíritu de las tropas leales a los
hermanos Ezeta.
Así se decidió enviar al General Luis Alonso
Barahona hacia el oriente de la República, venciendo
en Nueva Concepción, al Noreste de Santa Ana, a las
tropas al mando del Coronel Cobos. Continuando su
avance hacia Chalatenango, donde fue derrotado, por
el General Francisco Quintanilla. El General Barahona
resultó herido en la refriega, más sin embrago,
continuó con su cometido dirigiéndose hacia el oriente
del país para exaltar el espíritu libertario.
Para el 14 de mayo por orden del General
Villavicencio, se dispone el ataque a “La Primavera”, a

29
Heroica Hugo E. Fonseca A.

tres kilómetros al Sureste de Santa Ana. Llevando el


mando de las tropas el General Tomas Regalado,
apoyado por los Generales Arévalo y Escobar, así
como del Coronel Pedro Aguilar. Pero siendo
derrotados, debieron retroceder a posiciones seguras
en la ciudad.
El día 16, las fuerzas gubernamentales volvieron
a atacar la ciudad de Santa Ana, desde su costado
oriente. Con gran apoyo de la artillería de campaña, la
cual estaba emplazada en el cerro denominado en la
época “Los Quesos”, posiblemente en las estribaciones
de Versalles, la infantería avanzó por el camino real
hacia Santa Ana.
El brío de estas tropas fue tan colosal que las
tropas libertarias debieron replegarse hacia sus
posiciones de defensa en la ciudad. Al mismo tiempo
atacando con un frente occidental desde la Aldea de
San Antonio, ubicada a un kilómetro al Suroeste de la
ciudad.
Esto generó una posición difícil y desesperada
para Los 44, comprendiendo que esta era lo más
crítico del combate. Por lo que el General Escobar
salió con su gente, logrando sorprender a las tropas
gubernamentales y logrando su retirada. Quedando
ambos bandos en condiciones similares previos al
combate. No sin antes haber cobrado la vida del
insigne General Escobar.
Lo anterior propició una nueva arremetida a
través de un asalto de 8,000 hombres, apoyados
siempre por la artillería, que cañoneaba sin descanso,

30
Heroica Hugo E. Fonseca A.

apoyando a la infantería con el objetivo de vencer de


una vez por todas, pero su ataque fue en vano y
tuvieron que retroceder sin lograr romper la línea de
defensa “Las Quesadillas”.
Otro de los frentes que tenia actividad se
encontraba en la zona de “Santa Isabel” donde se
realizaban combates. Las fuerzas libertarias estaban
acá al mando del Coronel Teodoro Rivas, desplegando
sus tropas en una gran extensión de terreno cultivado
de caña de azúcar. Las tropas gubernativas atacaron
estas tropas confiando en debilitarlas, ya que
estimaban que el resto de las tropas estaban
empeñadas en otras acciones.
Las tropas libertarias utilizaron una táctica de
engaño, simulando que se retiraban hacia “Las
Quesadillas”, con lo que las tropas gubernamentales
creyeron que se dirigían a defender a sus compañeros.
Cuando creyeron que los revolucionarios se habían
retirado, lanzaron un gran ataque, con violento
empuje llevándose todo lo que estaba por el frente.
Las ametralladoras de las fuerzas del gobierno
estaban al mando del General Heriberto Jeffries,
siendo utilizadas para barrer a cuanto enemigo estaba
a su mira.
Pero la munición escaseaba para los libertarios,
así que con mucha disciplina sólo contestaban con
pocos tiroteos intermitentes. Por lo que las tropas
ubicadas en “Las Quesadillas” para apoyarles les
enviaron munición, pero sólo 15 cartuchos por
hombre. Esto fue compensado con la alta moral que

31
Heroica Hugo E. Fonseca A.

estos combatientes poseían, estando dispuestos a


morir por su causa.
Como último esfuerzo acordaron incendiar la
plantación de caña de azúcar, que los separaba de las
tropas del gobierno. Por lo que reducen sus disparos
para reservar cartuchos. Las tropas ezetistas, al notar
que la intensidad del combate disminuía, avanzan
violentamente en espera de explotar el éxito, en los
precisos momentos que el Capitán Marcelino Batres
dio lumbre al cañal, exponiendo su propia vida.
Culminando el combate con un ataque a bayoneta
limpia de parte de los libertarios dejando
aproximadamente 700 muertos de las tropas del
gobierno.
Mi abuelo Honorato, recuerda que en medio de
las acciones, en el interior del cuartel de Santa Ana,
se reunió a todo el personal posible y se les dio a
conocer que los líderes del movimiento habían
designado como Presidente provisorio al General
Rafael Antonio Gutiérrez, por lo que las decisiones
eran consultadas a este gran personaje de nuestra
historia.
En vista de los resultados, que eran favorables a
los libertarios, se tomó la decisión de atacar la capital.
Dando la misión a los Generales Regalado y Cerna,
para que a la cabeza de sus batallones se dirigieran
hacia Chalatenango, con la consigna de hacerlo con el
máximo sigilo, para que las tropas ezetistas no se
dieran cuenta.

32
Heroica Hugo E. Fonseca A.

Para el día 24 las tropas gubernativas atacaron


de nuevo, por “Las Quesadillas”, “Natividad” y “Santa
Isabel”, con un aproximado de 2,000 hombres. El
esfuerzo central al mando del General Bolaños atacó a
las posiciones defensivas, siendo derrotado. De igual
manera las fuerzas de los flancos capitularon. Con el
agravante que las pociones de Artillería emplazadas en
el Cerro Malacoff cayeron en poder de los libertarios.
Al mismo tiempo los combates fueron favorables en
Ahuachapán, ocupándola los Generales Villavicencio y
Fabio Moran.
Ante lo anterior el General Antonio Ezeta,
comprendió que la campaña estaba perdida, por lo
que salio de Coatepeque con destino a Santa Tecla.
Cuando el General Tomas Regalado alcanzó las
inmediaciones de San Juan Opico, con la intensión de
tomarse la capital, obligó a los hermanos Ezeta a
abandonar el país, con lo que el movimiento de Los 44
había triunfado logrando su objetivo.
El 29 de julio de 1894 el Presidente Provisional
General Rafael Antonio Gutiérrez, triunfalmente
entraba a San Salvador junto con los líderes del
movimiento que liberaron al país.

Este es uno de los relatos que más me


fascinaban de mi abuelo, y con el pasar del tiempo y
leer en diversos libros históricos, me di cuenta de la
gran oportunidad de mi antecesor, el haber vivido
momentos tan importantes de nuestra patria, es una
situación que sin buscarla, fue privilegiada.

33
Heroica Hugo E. Fonseca A.

Tal como la llegada de la imagen de nuestra


Señora Santa Ana a Cihuatehuacán, generó una vieja
leyenda, la “Revolución de los 44”, creó otro mito, el
cual narra que durante la una de las batallas más
importantes celebrada en el cerro Tecana, los soldados
se encontraban desesperados, casi sin munición y el
bando contrario estaba muy cerca. De repente, vieron
llegar a una señora extraña, alta, hermosa que llevaba
un bulto en su delantal y un cántaro de agua. Les
empezó a dar de beber agua. Después supieron que
había sido la señora Santa Ana quien los libró en esa
batalla.
Con las narraciones de mi abuelo Honorato,
sobre estas acciones de la historia nacional, siempre
surgen las concepciones del héroe y del nacionalista.
Salvadoreños insignes que con el interés de libertad
ponen todo su empeño por las causas más nobles. De
no haber sido así no hubieren sido seguidos por todo
un pueblo que también ganó el título de héroes.
Sobre el heroísmo, Eliphas Lévi, escritor francés
(1810 – 1875) dice: "No hay héroe en la soledad; los
actos sublimes están determinados siempre por el
entusiasmo de muchos". Por su lado la Academia de la
Lengua lo define como el esfuerzo eminente de la
voluntad, hecho con abnegación, que lleva al hombre
a realizar actos extraordinarios en servicio de Dios, del
prójimo o de la patria. Además lo concibe como el

34
Heroica Hugo E. Fonseca A.

conjunto de cualidades y acciones que colocan a


alguien en la clase de héroe.
Analicemos esto por un momento. Es un acto
propio de la voluntad humana. El cual se realiza con
sacrifico y desinterés. Donde el individuo realiza un
acto impresionante y portentoso, al servicio de Dios,
de un prójimo o de la patria. Pero es posible que no se
necesite la realización de un acto, sino que la persona
posea una serie de cualidades que lo ubican en esta
categoría.
Por lo que nos interesa, es que no
necesariamente sea un acto en el campo de batalla.
Como la participación en el combate, aunque
tradicionalmente así se considere. Una decisión o un
acto que no involucre una acción de armas puede
también ser un acto heroico.
Tal como decía Eliphas Lévi, un héroe no está
sólo. Sus excelsos actos están determinados por un
entusiasmo común de un grupo de personas, donde
uno o varios toman una determinación por el
bienestar de otros.
De esta manera no es necesariamente ser un
Mariscal o General, pero la inspiración que fluye a sus
tropas para la defensa se su patria por una causa
justa, puede incitar la voluntad de la generación de
cualidades o de actos impresionantes.
De lo que si podemos estar seguros es que son
actos extraordinarios, bajo circunstancias
extraordinarias, fuera de las acciones normales o
comunes del diario vivir. Lo cual sucedió cuando “Los

35
Heroica Hugo E. Fonseca A.

44” con su movimiento realizaron un acto fuera de lo


cotidiano que infundió en el resto de la población
santaneca a buscar la libertad.

Todo lo anterior, tiene una intrínseca relación y


base en el patriotismo. Que no es más que la
identificación de manera conciente o no, de una parte
del “yo” del individuo y su pertenencia a una nación
(entendido como un ente singular, diferenciado de los
demás por lengua, la cultura, las tradiciones, la
religión, los valores morales, entre otros) y su
disposición a defender esa “identidad”, incluso
sacrificando su propia vida, porque sin esa
“identidad”, su vida carece de sentido.
El derecho del individuo a identificarse con una
nación podría considerarse como, uno de los derechos
fundamentales del hombre. Si se viola ese derecho o
no logra comprenderse el contexto de este, podría
obligar al hombre a realizar cosas que en situaciones
normales jamás haría por temor a las consecuencias.
El patriotismo, es un término que tiene
muchísimos matices, incluidos los más heroicos, en la
defensa de sus elementos mas esenciales de su vida o
de los que lo rodean, incluso en la protección colectiva
para el logro del bien común.
Las Fuerzas Armadas poseen un intrínseco
espíritu de nacionalismo, por natural protección de los
intereses nacionales colectivos. Que bajo
circunstancias excepcionales pueden sus miembros

36
Heroica Hugo E. Fonseca A.

realizar actos a favor del prójimo o de la nación,


colocando aún su propia vida en riesgo.
Aunque las acciones heroicas no necesariamente
deben de darse bajo condiciones de batalla, es más
fácil verlas por sus condiciones extraordinarias. Por
las acciones que los protagonistas realizan. Por las
que los individuos podrían llegar a ser mártires de sus
convicciones, entrega y amor a su patria.
Dignos hombres de armas, que si volvieran a
nacer, nacerían salvadoreños y volverían a portar el
uniforme marcial en defensa de El Salvador.

Estas conductas, convicciones, sentimientos o


cualidades son humanas. No pueden ser de una
institución, independientemente de la que el individuo
pertenezca.
Si se considera que la Fuerza Armada es
patriótica y heroica, es porque se enriquece de todos y
cada uno de sus miembros. Dignos profesionales
militares que están dispuestos a cumplir su misión,
aún a la máxima entrega, por su país y sus
habitantes. Tal como se vivió en el movimiento de “Los
44”.
Por lo mismo la ciudad de Santa Ana, se
ennoblece por las acciones de sus oriundos,
calificándola como “Ciudad Heroica”, como un reflejo
del heroísmo de aquellos hombres que tomaron la
ciudad y a través de esta conquista, libraron a todo un
país.

37
Heroica Hugo E. Fonseca A.

Mi abuelo siempre hablo de Los 44, como


hombres ilustres, visionarios y amantes de su patria y
terruño santaneco. Con la construcción de la nueva
carretera hacia el occidente del país y el nuevo acceso
a la Ciudad Heroica, en cada luminaria que
engalanaba, cuales gallardetes la nueva carretera, al
tope de cada una llevaba el nombre de uno de los
valientes 44.
Años después y un poco de investigación me dí
cuenta que originalmente no habían sido sólo 44, sino
52, pues había 8 mujeres. Que por cuestiones del
destino no eran consideradas como heroínas. Aunque
la historia les ha dado un lugar privilegiado con el
pasar del tiempo, agregándolas al listado original.

Los libertarios originales fueron:


1.- Doroteo Caballero,
2.- Rafael Gutiérrez,
3.- Tomás Regalado,
4.- Francisco Hurtado,
5.- Prudencio Alfaro,
6.- Mariano Morán,
7.- Joaquín Pérez,
8.- Lizandro Arévalo,
9.- Abelardo Bracamonte,
10.- Juan Castro,
11.- Aquilino Duarte,
12.- Luis Gómez,
13.- Hilario Marroquín,
14.- Francisco Gómez,

38
Heroica Hugo E. Fonseca A.

15.- Vicente Retana,


16.- Ramón Flores,
17.- Luis Pineda,
18.- Rosendo Guevara,
19.- Marcelino Monterrosa,
20.- Juan Escobar,
21.- Luciano Monterrosa,
22.- Tranquilino Sánchez,
23.- José Miguel Alfaro,
24.- Agustín Linares,
25.- Luis Mathies,
26.- Juan Ortiz,
27.- Adolfo Alvarenga,
28.- Heriberto Alvarenga,
29.- Máximo González,
30.- Faustino Acevedo,
31.- Nicolás Alvarenga,
32.- Eduardo Morales,
33.- Alfonso García,
34.- Isabel Carranza Monterrosa,
35.- Santiago Calidonio,
36.- Alejandro Cabrera,
37.- Reyes Rivera,
38.- Mariano Ramos,
39.- Domingo Campos,
40.- Manuel Quintanilla,
41.- Carmen González,
42.- Dolores Cámbara,
43.- Bernarda Calderón,
44.- Pedro Salguero,

39
Heroica Hugo E. Fonseca A.

45.- Rodolfo Morales,


46.- Fulgencia de Peña,
47.- Eusebia de Monterrosa,
48.- Fidelina Chinchilla,
49.- Lidia Calderón Macall,
50.- Socorro Ladrón de Guevara,
51.- Concha Aguirre,
52.- Julia Pineda

Además de todos aquellos buenos hombres que


se unieron a la causa en pro de la libertad del país y
de Santa Ana.

Al final es de reconocer que la traición del


General Carlos Ezeta en contra de su Presidente y
amigo el General Francisco Menéndez, para tomar el
poder en beneficio propio y familiar, no dio los frutos
esperados. Pues siempre existirán buenos hombres
que señalen las injusticias y que estén dispuestos a
sacrificarse por las cusas realmente nobles, aún a
costa de su vida, con acciones que la historia las
inscriba, con el pasar del tiempo, como heroicas y
patrióticas.

40
Heroica Hugo E. Fonseca A.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

OBRAS
1.- CORTÉS Y LARRAZ, PEDRO. Descripción
Geográfico – Moral de la Diócesis de Goathemala.
Dirección de Publicaciones e Impresos. 3ª edición. San
Salvador 2000
2.- LARDE Y LARÍN, JORGE. El Salvador: historia
de sus pueblos, villas y ciudades. Dirección de
Publicaciones e Impresos. San Salvador 2000
3.- ROMERO, MATÍAS. Minutos de Intimidad.
Imprenta y Offset Ricaldone. Santa Tecla 2008.
4.- VIDAL MANUEL. Nociones de historia de
Centroamérica. Tipografía La Unión. 3ª edición. San
Salvador 1949

Periódicos
Diario El Mundo. La revolución de los 44, Manuel
Ovidio Paredes. 15 de noviembre de 1983.

Sitios de Internet
http://www.casapres.gob.sv/presidentes/pres/cezeta
1890.htm

Otros
1.- Discurso del señor Teniente Coronel Adalberto
Ernesto García Rivera en Conmemoración del
Centenario del Fallecimiento del Gral. Tomás
Regalado. 11 de Julio de 2006.

41
Heroica Hugo E. Fonseca A.

2.- Reseña histórica de la 2ª Brigada de Infantería


“General Tomas Regalado”.

42

También podría gustarte