Science">
Resumen La Explicacion Sociologica Una Introduccion A La Sociologia
Resumen La Explicacion Sociologica Una Introduccion A La Sociologia
Resumen La Explicacion Sociologica Una Introduccion A La Sociologia
LA EXPLICACIÓN SOCIOLÓGICA
UNA INTRODUCCIÓN A LA SOCIOLOGÍA
José Félix Tezanos
TEMA 1
Siendo una de las ciencias actuales más populares, fuera de los círculos de los
especialistas no hay ideas claras sobre qué es la Sociología, lo que provoca que esta
disciplina, a diferencia de otras ciencias y profesiones, tenga que ser explicada. Ello se
debe a dos razones principales: por tratarse de una ciencia muy reciente (s. XIX), por lo
que aún no ha tenido tiempo para desarrollarse, y porque se ocupa de algo sutil, casi
imperceptible: lo social.
Partiendo de las ideas de Augusto Comte respecto a la Sociología, en la que creía ver
una “nueva religión” de la era industrial, la asociación de imágenes entre el sociólogo y el
sacerdote, el médico o el profeta es un tópico al que se ha recurrido con frecuencia. De
hecho, reúne los dos tipos de imágenes que los sociólogos suelen tener de sí mismos
coincidiendo con su interpretación de la sociedad: o bien como profeta, asumiendo el
paradigma del conflicto social (una sociedad dinámica sometida a continua mudanza), o
bien como sacerdote, asumiendo el paradigma del consenso (una realidad estática
donde prevalece el consenso frente al conflicto). Las discrepancias entre los propios
sociólogos explica en parte el desconocimiento de la Sociología por la mayor parte de los
ciudadanos.
Frecuentemente, las más duras críticas sobre esta disciplina proceden del propio campo
de los que se dedican a ella, pues entre los sociólogos actuales persiste una importante
diversidad de percepciones sobre la naturaleza y el papel que la Sociología puede
cumplir. Sin embargo, muchas de las críticas y defectos que se achacan a la Sociología y
a los sociólogos son características a casi todos los grupos científicos: cuantitofrenia,
jergas especializadas... Lo que sí es cierto es la existencia de diferentes enfoques
metodológicos y una creciente diversidad de los campos de especialización, lo
que hace difícil ofrecer una visión de conjunto de la disciplina.
Por fortuna, el abandono de la obsesión por las definiciones y la superada pretensión por
construir una gran teoría sociológica que lo explicase todo, ha dado lugar a una atención
creciente por los problemas sociales concretos e inmediatos, incluso mediante enfoques
microsociológicos que han llevado al sociólogo a las mismas fronteras de la Sociología,
pues no siempre es fácil diferenciar en determinados enfoques la Sociología de la
4. LA EXPLICACIÓN SOCIOLÓGICA
Se hace evidente, pues, que para la correcta comprensión de la Sociología se debe dar
cuenta tanto de su razón de ser contextual de desarrollo histórico, como de su razón de
ser sustantiva en tanto a su contenido y finalidad, haciendo hincapié en los siguientes
puntos:
1. Precisar el papel que juega lo social en la evolución del hombre.
2. Comprender las características del período histórico en que aparece desde la doble
perspectiva de cambios sociales y de aparición de nuevas mentalidades.
3. Aclarar el gado en que los procedimientos científicos pueden resultar aplicables al
estudio de la realidad social.
La Sociología forma parte de las Ciencias Sociales, y aunque comparte parte de su campo
con otras ciencias, cuenta con un campo temático específico, lo social, y unos
enfoques metodológicos particulares. Para constituirse como ciencia, además,
tuvieron que darse unos requisitos constitutivos previos: unos elementos externos
histórico-sociales a partir de los cuales fue posible el desarrollo de una nueva rama del
saber, y otros de evolución interna: desarrollo de una problemática específica
diferenciada de otras ciencias, desarrollo de grandes teorías sociológicas y paradigmas
interpretativos, delimitación de problemas específicos concretos del orden social, y la
conexión de estas orientaciones con perspectivas de investigación científica.
Tras todo ello llegamos a la conclusión de que lo que la Sociología necesita es ser
explicada y no simplemente definida. En lo que podría ser una primera y básica definición
de consenso entendemos la Sociología como el resultado de aplicar, en un contexto
histórico determinado, procedimientos de conocimiento propios del método científico al
estudio de los fenómenos que acontecen en la esfera de lo social, fenómenos que deber
ser susceptibles de comprobación y medición empíricos a partir de marcos teóricos
interpretativos y conceptos analíticos adecuados.
TEMA 2
HOMBRE Y SOCIEDAD
1. LA NATURALEZA DE LO SOCIAL
Sin embargo, la importancia que lo social ha tenido en la evolución humana, con un papel
decisivo en el proceso de hominización, contrasta con su tardío descubrimiento como
campo de estudio (s. XIX). Una explicación resalta la realidad tan obvia de nuestra
inmersión en una compleja red de grupos primarios en los distintos ámbitos de la vida
social, tal que, como señaló Ralph Linton, lo último que descubriría un habitante de las
profundidades marinas fuera tal vez el agua. Una explicación más racional señala que la
reflexión sobre lo social no se pudo producir hasta que no se desarrollaron los métodos
científicos y se evidenció la realidad de la sociedad civil como entidad distinta y con vida
propia al margen del Estado, hecho que se produjo en el momento histórico de la
revolución industrial.
Intentando clarificar cuál es la naturaleza de lo social, Nisbet señaló que los problemas
de la Sociología son los que se refieren a la naturaleza del vínculo social, en tanto fuerzas
que permiten a los seres humanos mantenerse unidos en las moléculas sociales.
Theodore Abel, por su parte, se refirió a lo social como al misterio que la Sociología
pretendía desvelar, como el núcleo atómico respecto a la Física, la vida a la Biología o la
conciencia a la Psicología.
Una vez constatado que el hombre es un ser que vive en sociedad, la cuestión central
estriba en dilucidar el papel que juega la dimensión social en la naturaleza humana.
Partiendo de que la evolución dibuja una línea de creciente complejización de los
sistemas, con una clara tendencia a la agregación, es decir, a la unión en conjuntos más
amplios y complejos como una premisa propia de la vida, Kingsley Davis no dudó en
afirmar que el surgimiento de las formas societales constituyó uno de los grandes pasos
de la evolución humana.
humanos.
Mientras que la Sociobiología hace hincapié en el aspecto biológico del fenómeno social,
el resto de Ciencias Sociales destacan la significativa influencia de la acción cultural
sobre los aspectos biológicos. Schwartz y Ewald estudiaron la selección de pareja como
prototipo de la influencia del ámbito cultural sobre el biológico, de tal modo que por
causas culturales algunas combinaciones genéticas son excluidas o potenciadas. Downs
y Blelbtreu, por su parte, subrayaron cómo determinadas costumbres y pautas
culturales desempeñan un papel primordial en la circulación genética y por tanto en la
evolución biológica del hombre, incluso, como afirmó Ashley Montagu, en el desarrollo
de sus rasgos físicos.
Es de destacar que en las especies sociales las mutaciones genéticas cuentan con
mayores probabilidades de consolidarse, tanto por la posibilidad de un mayor grado de
intercambios grupales, como por una rápida segregación grupal del individuo mutado,
el cual, aislado en un territorio diferenciado, tendrá más posibilidades de consolidar su
mutación. Tanto este punto como todo lo expuesto nos llevan a reconocer la importancia
decisiva de las interrelaciones entre el hecho biológico y el hecho social.
Se considera que la concepción del hombre como ser social se origina en la clásica
definición de Aristóteles (384-322 a.C.): animal político por naturaleza (zoon
politikón), añadiendo que el que vive aislado de la polis sin necesidad de ella o es un
bruto o es un Dios. La apostilla conlleva un matiz vital en la consideración social del
hombre: su dimensión cultural en tanto miembro de una sociedad organizada.
denomina cultura. Sociedad y cultura son, pues, las claves que nos permiten
comprender la adaptación al medio y la propia naturaleza del ser humano a través de la
hominización. Tal es así que, como señala Linton, lejano queda el día en que en
nuestra especie los grupos organizados, y no sus individuos aislados, llegaron a ser las
unidades funcionales en la lucha por la existencia.
La cultura es para el hombre como un ambiente artificial creado por él mismo, como si
de una segunda naturaleza humana se tratara añadida a su naturaleza física originaria,
que ha ido enriqueciéndose a lo largo de la historia y transmitida a todo individuo a
través de un proceso de socialización y aprendizaje. En ese sentido, los conceptos de
cultura y sociedad se hacen inseparables, pues la sociedad es un agregado organizado
de individuos y la cultura es la forma en que se comportan según su modo de vida, y a
través de ellos el hombre llega a ser lo que es. Desde esa perspectiva, y tras todo lo
expuesto, se comprende que Ely Chinoy no dudara en afirmar que un individuo aislado
es una ficción filosófica.
La mejor comprensión de nuestra realidad presente debería partir del estudio de las
protoculturas elementales de primates, pasando por las formas de organización social de
los diferentes homínidos y el comportamiento social de algunas comunidades primitivas
de tribus nómadas. Tras ese examen se observa que las sociedades humanas han ido
evolucionando poco a poco a lo largo de los años, acumulando conocimientos y
experiencias en su esfuerzo permanente por dar una respuesta grupal al reto de la
adaptación al medio.
Así, pues, mediante su capacidad grupal de trabajo y de acción, los hombres han logrado
alterar poco a poco su relación originaria con la naturaleza, controlándola y
readaptándola mediante herramientas y utensilios a la medida de sus necesidades. En
esa tarea el hombre también se ha ido remodelando a sí mismo como especie social,
en un largo proceso evolutivo de desarrollo cultural a través de un proceso creativo
resultado de la capacidad expresiva de la libertad humana (Teoría sobre la productividad
de Carlos Marx).
George Herbert Mead subrayó cómo, de manera paralela a la complejidad del proceso
de maduración del sistema nervioso humano, se ha producido una paralela complejidad
del sistema social, haciéndose necesario el desarrollo del lenguaje verbal como forma
específicamente humana de comunicación ante la necesidad derivada de procesos tan
largos de socialización. La diferenciación funcional proporcionada por el lenguaje produce
no sólo un tipo enteramente distinto de individuo, sino también una sociedad diferente.
A pesar de las notables lagunas existentes aún sobre la evolución humana, se puede
afirmar que la nueva especie, denominada humana, fue el resultado de un doble
proceso de adaptación: de la especie al medio a través de los sistemas sociales, y del
individuo a la sociedad por medio de la cultura, de tal modo que ésta aparece como el
verdadero elemento explicativo del carácter social humano y conformador de la
personalidad humana.
TEMA 3
Comte entendía la Sociología como una rama del conocimiento en la que estaba implícita
una clara vocación de transformación del orden social, de la que participarían casi
todos los padres fundadores de la nueva ciencia. Sin embargo, su planteamiento como
“ciencia de las ciencias” y culminación de todo el edificio científico, presentándola como
una doctrina concreta, casi como una nueva religión, no dejó de crear polémica y hasta
rechazo por gran parte de la comunidad científica, aunque explicase que la supuesta
“culminación” también implicaba su dependencia al desarrollo del resto de las disciplinas
científicas.
Por otra parte, Comte creía que el desarrollo de la humanidad se producía según la “ley
de las tres etapas”: teológico-ficticia, metafísico-abstracta y científico-positiva, y que a
4. SOCIOLOGÍA Y PRE-SOCIOLOGÍA
El interés por el ámbito social es tan antiguo como la civilización occidental, incluso hasta
Platón y Aristóteles, pero el mero interés no es condición suficiente para el desarrollo
de una ciencia: habría que precisar cuándo se autonomizó de los ámbitos político, moral
y religioso, y, a su vez, cuándo se orientó por un enfoque propio de una metodología
científica.
Una vez desarrollado el método científico, se hizo necesaria la delimitación del objeto
específico de estudio, paso que se dio con la diferenciación entre las esferas política y
social, es decir, entre el estado y la “sociedad civil”, concepto éste último que vino de
la mano de la emergencia de nuevos e influyentes grupos sociales, con nuevas clases
sociales y nuevas formas de organización social y económica. Por todo ello, la aparición
de la Sociología no puede divorciarse del complejo contexto de referencias históricas
asociadas a la emergencia de la sociedad burguesa.
10
TEMA 4
EL DESARROLLO DE LA SOCIOLOGÍA
LOS PADRES FUNDADORES
11
estadísticos.
2. SAINT-SIMON
Convencido de que el orden social en crisis del viejo régimen podía ser reconstruido
sobre bases racionales y científicas, Saint-Simon planteó la necesidad de constituir una
ciencia de la sociedad basada en una filosofía positiva, a la que denominó Fisiología
Social. Su gran objetivo era reorganizar la sociedad sobre las bases de la ciencia y la
industria, para alcanzar una sociedad sin clases por el camino de la renovación ético-
religiosa. La planificación económica, el desarrollo industrial, la organización de una
sociedad equitativa y productiva, y la desaparición de los Estados nacionales, con un
nuevo sistema político en una Europa unida, hacen de Saint-Simon uno de los más
fructíferos precursores de nuestra época.
4. AUGUSTO COMTE
Augusto Comte (1798-1857) está considerado el padre de la Sociología, tanto por haber
acuñado el término como por realizar su primera propuesta sistemática. En cuanto a su
vida, sus biógrafos hablan de su vida atormentada y carácter dogmático, destacando sus
siete años de colaboración con Saint-Simon, del que se separó borrascosamente, y en los
que sin duda se gestó gran parte de la nueva ciencia.
La idea básica de Comte era que todas las ciencias formaban una jerarquía, una gran
pirámide construida de acuerdo a la propia complejidad de los fenómenos estudiados, y
en cuya cúspide se encontraba la Ciencia de la Sociedad, la “ciencia de las ciencias”,
la última en surgir puesto que previamente había sido necesario el desarrollo de las
demás, y que venía a remediar los problemas del hombre y la sociedad. La exaltación de
ese papel de la Sociología llevó a Comte a considerarla como la nueva religión laica de
la humanidad, donde la nueva religión era el positivismo, la divinidad la humanidad, y
sus sacerdotes la élite de sociólogos que emprenderían la reorganización social universal.
Uno de los puntales básicos del pensamiento comtiano fue la Ley de los tres estadios,
una interpretación de la evolución de la humanidad en función del progreso
interconectado del conocimiento, la realidad social y el desarrollo del individuo:
a) Etapa teológica. Sociedades agrícolas, cuya unidad básica era la familia. Los
fenómenos se explican por seres o fuerzas sobrenaturales. En política prevalece la
doctrina de los reyes, organización militar de la sociedad, autoritarismo y fuerte
control social.
b) Etapa metafísica. Se afianza la autoridad civil y el Estado frente al poder espiritual.
Los fenómenos se explican recurriendo a entidades e ideas abstractas. En política
prevalece la doctrina de los pueblos, cuyos derechos hace iguales a todos los
hombres.
c) Etapa positiva. Sociedad industrial, la inteligencia humana se libera de mitos y
ataduras, entrando en el estadio de la positividad racional.
12
espontáneo imprevisto.
4. EMILIO DURKHEIM
5. CARLOS MARX
13
Carlos Marx (1818-1883) es una de las mayores figuras intelectuales de la historia, y sin
duda una de las que ha llegado a alcanzar una mayor influencia práctica en el plano
político y cultural. Gran polemista y estudioso incansable, fue sobre todo un gran
agitador, un promotor de nuevas ideas y un abanderado de los nuevos ideales
socialistas, además de profeta, activista, líder político e intelectual que abordó cuestiones
relacionadas prácticamente con todas las ciencias sociales.
Su pobre opinión de Comte le impidió la utilización del término Sociología, acuñado por
éste y relacionado en un principio con la visión comtiana de la sociedad, pero nadie duda
de su posición como uno de los padres fundadores de la nueva ciencia e inspirador de
una de sus principales corrientes: la dinámica social como fruto del conflicto y
antagonismo, en contraste con la visión de la dinámica social como fruto del orden y
armonía social.
Marx desarrolló una teoría concreta del devenir social a partir del análisis de los
procesos de producción económica, y en su obra culminante, El Capital, intentó
desvelar la lógica y dinámica del sistema de producción industrial-capitalista. Numerosos
sociólogos, como Schumpeter, Gurvitch o Bottomore, no dudaron en reconocer en sus
obras el enorme valor de las aportaciones marxistas, pero apuntando su arrogancia al
pretender ser la Sociología misma, o un sistema sociológico completo y definitivo,
obviando las limitaciones propias de toda teoría sociológica frente a la extraordinaria
complejidad de la vida social.
14
6. MAX WEBER
Max Weber (1864-1920) es uno de los padres fundadores con mayor influencia en la
Sociología actual, ocupándose de tantos temas y cuestiones distintas que presenta
dificultades para ser sistematizado, careciendo de una teoría general o idea central de
pensamiento y estudio, posibilidad que rechazó al considerar que no podía existir una
explicación cerrada y acabada capaz de reproducir con fidelidad la extraordinaria
complejidad de la realidad.
Una síntesis de las ideas de Weber, en contraposición a las de Marx, son las
siguientes:
― Rechazo de las grandes teorías y explicaciones unicasuales.
― Intento de aunar criterios de las ciencias de la cultura con las ciencias naturales.
― Distinción entre los planos de poder económico y político, las ideas de los intereses.
― Visión neutra del capitalismo, de tendencia a una racionalización económica.
― Visión de las clases sociales y el conflicto de clases no sólo en términos económicos,
sino también ideológicos y culturales.
― Las relaciones entre la infraestructura económica y la ideológica no son unívocas ni
unidireccionales, sino bidireccionales y dependientes.
Weber definió la Sociología como una ciencia que pretende entender e interpretar
la acción social, para explicarla causalmente en su desarrollo y efectos. Para ello,
contaba con las siguientes herramientas:
― La acción, definida como una conducta humana, sea un obrar u omitir, siempre que
el sujeto le asocie un sentido subjetivo. En ese sentido, una acción social queda
definida como una acción cuyo sentido subjetivo del sujeto radica en la conducta de
otros sujetos, orientando en base a ésta el desarrollo de su propia acción.
― La relación social, como una conducta plural recíprocamente referida y orientada
en virtud a esa reciprocidad, es decir, relaciones plurales recíprocamente
significativas.
― La interpretación causal. Una interpretación causal correcta de una acción
concreta implica que el motivo y su desarrollo externo hayan sido conocidos de un
15
16
17
TEMA 5
1. ¿QUÉ ES LA SOCIEDAD?
A modo de resumen, podemos afirmar que en toda sociedad existen diversos tipos de
grupos sociales, distintas clases sociales, diferentes formas o modelos de
comportamiento social y modos estandarizados de relación, así como un conjunto de
Instituciones sociales que cumplen funcione específicas. Atendiendo a esta disección
de la sociedad, la Sociología se ocupa de estudiar su estructura, sus cambios y sus
problemas, a través de unas técnicas de investigación aplicadas a una serie de hipótesis
y formulaciones teóricas.
2. LA ESTRUCTURA SOCIAL
En toda sociedad humana, incluso en las más simples y primitivas, puede identificarse
una estructura social, de la que se han formulado diferentes definiciones. Entre otras,
destacan:
― El organicismo, identificando cada parte de un supuesto “organismo” social con las
de un organismo viviente.
― El funcionalismo. Según Talcott Parsons, si un sistema social es un sistema de
procesos de interacción entre actores que desempeñan roles, la estructura social
queda definida como las relaciones mutuas entre los roles de dichos actores.
Las ideas comúnmente aceptadas que están en la base de la definición del concepto
de estructura social son básicamente cuatro:
1. La estructura social es entendida como una red o sistema de relaciones sociales
regulares y pautadas, que prevalecen a los individuos concretos. Es decir, que
mientras los individuos son prescindibles y reemplazables, la estructura permanece
estable.
2. Los contenidos de las estructuras sociales son esquemas de acción pautadas, es
decir, que vienen socialmente dadas y responden a uniformidades ordenadas
socialmente.
3. Las estructuras sociales implican distintas formas estandarizadas de relaciones de
ordenamiento, distancias sociales, jerarquías y dependencias entre grupos e
individuos.
4. La estructura general de una sociedad está formada por un conjunto de
subestructuras interconectadas entre sí de muy diversos modos: económica, de
poder, de clases...
18
La sociedad está formada por una tupida red de grupos sociales, en los que todos los
individuos se encuentran implicados en diferente grado, y que constituyen las células
básicas de la sociedad, lo que hace del grupo social la realidad más inmediata y
central para la Sociología. Sin embargo, a pesar de su peso actual los padres fundadores
apenas les prestaron atención, más preocupados por los grandes problemas y procesos
globales, centrándose en la dicotomía individuo-sociedad. La primera formulación seria
de los grupos primarios vino de la mano de Charles H. Cooley (1864-1929), pero su auge
tuvo que esperar a la década de los años treinta con las investigaciones de Elton Mayo.
No se debe confundir los grupos sociales con las categorías sociales (individuos que
reúnen las mismas características: profesores, jóvenes...) ni con los agregados
estadísticos (individuos que pueden ser clasificados de acuerdo a algún atributo:
lectores del ABC, fumadores de Fortuna...), pues no tienen más sentido que el
clasificatorio o estadístico. Cuando nos referimos a grupos sociales están implícitas las
siguientes características:
Son unidades sociales con unos contornos delimitados y características precisas.
Su elemento definitorio fundamental es la unión continuada de personas por algún
tipo de relación social a través de ciertos intereses, valores o propósitos comunes.
Nos son espontáneos, sino que se caracterizan por contar con cierta estabilidad.
Existe un sentimiento de pertenencia, y sus miembros se identifican como tales.
Pueden ser identificados desde fuera como grupo.
Tiene la virtualidad de influir u orientar la conducta y opiniones de sus miembros.
Los grupos sociales pueden ser clasificados de acuerdo a un gran número de criterios,
pero la más significativa es la que distingue entre grupos primarios y secundarios.
19
Son el modelo que se corresponde a las organizaciones a gran escala, con relaciones
sociales impersonales y reguladas en diferentes grados y formas; los vínculos suelen ser
contractuales; cuentan un alto grado de división y diferenciación de tareas y roles; y
predominan los procedimientos formalizados y burocráticos. Los principales son las
organizaciones formales, las clases sociales y las entidades sociales macroscópicas.
La familia
20
Junto a la familia, las relaciones de poder y autoridad constituyen uno de los ámbitos
fundamentales de plasmación social institucional, desde el más suave de una madre
sobre su hijo, hasta el inflexible e irrenunciable de un Estado sobre sus ciudadanos. De
hecho, no sólo existe algún sistema o tipo de autoridad en todo agregado social, como
destacó Nisbet, sino que el mantenimiento de relaciones de interacción durante un
cierto tiempo siempre acaba desembocando en relaciones de dependencia y
subordinación.
21
Las formas y maneras en que se producen las relaciones de poder y autoridad en las
sociedades son tan variadas como éstas, y en cada caso sus mecanismos operan de
manera diferente, produciéndose una interdependencia de elementos que influyen
poderosamente en la actuación y aceptación de las relaciones de poder, sobre todo en
base a las propias características personales del individuo: su liderazgo, costumbres,
sumisión, expectativas...
Max Weber definió el poder como la probabilidad de imponer la propia voluntad dentro
de una relación social, aún contra toda resistencia. Sin embargo, la dominación o
autoridad es definida como la probabilidad de encontrar obediencia dentro de un grupo
determinado, descansando en diversos motivos de sumisión. Los motivos por los que se
obedece son muy diversos, pero suelen apoyarse en motivos jurídicos, es decir, en su
“legitimidad”. Los motivos de legitimidad son tres, según sea el tipo de dominación o
empleo de la autoridad, y aunque es posible identificar los tres modelos en la sociedad
actual, en realidad responden a contextos históricos y sociales específicos:
1. Dominación legal. La obediencia se produce según ordenaciones impersonales y
objetivas estatuidas legalmente por personas específicamente designadas para ello,
estando todos sometidos a un orden impersonal y preciso de reglas y
procedimientos: por ejemplo, un negociado administrativo burocrático.
2. Dominación tradicional. Se basa en obedecer y aceptar las autoridades instituidas
por las tradiciones mediante vínculos personales de fidelidad, como la institución
patriarcal.
3. Dominación carismática. Descansa en la autoridad ejercida por una personalidad
de dotes excepcionales, al que se obedece por sus cualidades extraordinarias.
La forma de nucleamiento institucional más importante es la que tiene que ver con la
desigualdad, agrupando a los seres humanos en distintas clases sociales con distintos
niveles de acceso a los bienes y servicios, y distintos grados de influencia política y
social.
La diferenciación de posiciones no viene dada por una lógica natural según las cualidades
personales, sino básicamente por desigualdades de carácter social asociadas a las
distintas formas de organización de la sociedad. Por ello, la desigualdad debe ser
entendida como un fenómeno de carácter histórico y cultural, pues las distintas
influencias culturales han dado lugar a los distintos modelos de estratificación: de castas,
esclavistas, estamentales...
Sin embargo, la falta de consenso ha llevado a la distinción de dos conceptos: clase social
y estrato social, es decir, estructura de clases y estratificación social, dado que la
palabra clase cuenta con varios significados según el contexto. Como ya señaló
22
Para Weber los elementos básicos de la estratificación social son la clase (orden
económico, las clases), el status (orden social, los estamentos) y el poder (orden
político, los partidos), cuyo complejo análisis global aconseja su estudio delimitando
diversos aspectos de la estructura social. El concepto de estratificación social supone la
consideración de un conjunto muy variado de factores sociales vinculados a situaciones
de desigualdad.
A partir de esta perspectiva, podemos afirmar que las clases sociales están formadas
por grandes grupos sociales cuyas posiciones en la sociedad vienen definidas por el
papel que desempeñan en las relaciones de producción en un momento histórico
determinado. Respecto a sus cualidades, Bottomore destaca que no son invariables,
sino un artificio o producto humano sometido a cambios de carácter histórico, y que, en
general, se trata de grupos económicos en un sentido notablemente exclusivo.
Puesto que las clases vienen condicionadas por las relaciones sociales, y éstas a su vez
varían según la organización social de producción, su análisis no puede desvincularse de
una consideración global de la sociedad, sobre todo de su dimensión política. Así, Lenski
las definió como grupos con una posición de poder tal que les permite una distribución
ventajosa de los excedentes de producción. Marx irá más allá, afirmando que el
factor fundamental que determina la desigualdad estriba en el poder de explotar el
trabajo ajeno, vinculando la historia humana a la historia de cómo el hombre ha ido
organizando sus relaciones.
23
Mientras que el concepto de clase implica referentes de posición social más precisos
(clase obrera, burguesa...), el de estrato social cuenta con referentes más laxos
(estrato alto, medio, medio-alto...), siendo desarrollado por un grupo de sociólogos que
cuestionan la concepción de clases sociales basada exclusivamente en factores
económicos (visión monista), pretendiendo con ello difundir una perspectiva más
amplia y plural en la consideración de los factores determinantes de la estratificación
social, por ejemplo, sustituyendo el enfoque clase social-situación económica por la
trilogía clase-status-poder. La aceptación de estos tres elementos estratificadores
da lugar a tres posibles interpretaciones:
― La prevalencia de uno u otro factor puede dar lugar simultáneamente a distintos
sistemas de estratificación social de base política.
― La estructura de clases entendida como la resultante de la influencia conjunta de los
tres factores, económico, status y político, considerando también el ideológico.
― Se puede considerar a un factor como el fundamental, y que en él se reflejen a su
vez los otros dos de manera dependiente. En esa perspectiva se sitúan los
funcionalistas, considerando el factor status como el elemento fundamental de
estratificación, de modo que las posiciones sociales se fundarían en el prestigio y la
consideración social.
En base a todo ello, se puede afirmar que la teoría de los estratos sociales se
fundamenta y apoya en las siguientes instancias:
La idea de complementariedad entre las clases según sus cometidos económicos.
La idea de la funcionalidad social de la división del trabajo.
La teoría de la estratificación por el status, desarrollada por Weber.
La realidad empírica de los comportamientos sociales estratificacionales actuales .
24
o subjetivo:
Las clases sociales están conformadas básicamente a partir de factores
objetivos, haciendo referencia a una determinada ubicación en el sistema social, es
decir, situándonos en el plano de la objetividad social.
Los estratos sociales son vistos preferentemente a partir de factores subjetivos,
basados en cómo los demás aprecian y ordenan las posiciones, es decir, que nos
sitúa en el plano de la subjetividad recíproca.
Las diferencias entre ambos conceptos no son sólo cuantitativas, sino de fondo,
implicando incluso visiones distintas del orden social:
Visión antagónica y conflictiva de los análisis de clase.
Visión armónica y de escalonamiento complementario en los análisis de estratos.
En cuanto a los mecanismos que gestionan los criterios con que se atribuyen los
rangos de los puestos sociales, Davis y Moore determinaron lo siguiente:
El rango de los puestos de mayor importancia para la sociedad viene determinado
por la función social. Suelen ser de “funcionalidad única”, requiriendo un talento
muy especial, cuya escasez de aspirantes exige que cuenten con altos incentivos.
En los puestos que requieren sólo competencia y conocimientos, el amplio
número de aspirantes garantiza su ocupación con personas de talento suficiente,
que al requerir largos y costosos procesos de preparación son adecuadamente
recompensados.
En el resto de los puestos, se sigue la máxima de que si un puesto es fácilmente
ocupado no precisa ser recompensado ampliamente.
Aunque la estratificación social sea vista por los funcionalistas como algo inevitable,
sociólogos como Barber opinan que cuenta tanto con relaciones funcionales como
disfuncionales, siendo fuente así de conflictos como de armonía, pues en la práctica se
comprueba que no siempre son aprovechados todos los talentos, dando ello lugar
a importantes hostilidades y conflictos que originan un debilitamiento de la motivación
para participar y del sentimiento de integración de ciertos sectores sociales.
25
El concepto de rol implica un determinado esfuerzo de ajuste por parte del actor social
para adaptarse en cada momento a un papel determinado, lo cual puede desembocar en
cierta conflictividad entre las características de los diferentes roles. De hecho, cuando
más activa es una persona más roles asume, aumentando su riesgo de afrontar
conflictos de roles que entran en colisión entre sí: inspector fiscal y contribuyente,
policía y padre de un hijo delincuente... Aunque la mayoría de estos conflictos se
resuelven cotidianamente de modo inconsciente, los más graves pueden dar lugar a
distintos tipos de trastornos psicológicos.
Los roles son, pues, modos de conducta institucionalizados socialmente que asumen
una entidad propia en la estructura de la sociedad, al margen de los individuos
concretos que los ocupen. De hecho, como observó Nisbet, existe una serie de roles-
tipo, básicos o standard, que se pueden identificar en todas las sociedades: patriarca,
juez, sabio, guerrero...
Toda posición social conlleva dos caras: rol y status, de modo que cada rol lleva
aparejado un status específico. Sin embargo, mientras que el rol hace referencia a las
obligaciones que conlleva el desempeño de una posición social, el status hace
referencia a los derechos y prestigio social que lleve aparejados quien desempeñe
dicho papel.
Al igual que un actor social puede desempeñar un número apreciable de roles, también
puede pertenecer a diversos grupos de status, de tal modo que el status final
dependerá del rol predominante, o bien de una resultante conjunta de todos ellos.
Los procesos sociales constituyen las relaciones que los seres humanos establecen con
los demás por medio de un conjunto de formas de interacción estandarizadas, las
cuales vinculan y orientan su acción en grupos e instituciones sociales. Es decir, que los
procesos sociales son formas tipificables y repetitivas de interacción social con las
cuales las personas organizan y orientan sus conductas en las diferentes instancias
grupales e institucionales que constituyen el entramado de la sociedad.
26
verdadera realidad de lo social, puesto que sin ellas no existiría sociedad sino un
grupo de individuos aislados. Subordinación, competencia, partidismo, representación...
resulta relevante señalar que se encuentran los mismos tipos de relación en grupos
sociales muy diferentes: la subordinación, por ejemplo, es tan esencial en un ejército
como en una confesión religiosa.
La casuística de interacción social es tan amplia que resulta difícil tipificarla, pues
presenta tal variedad y riqueza de matices que no es fácil encasillarlos en clasificaciones.
La óptica dualizadora, por ejemplo, presenta el siguiente:
Procesos sociales conjuntivos. Tienden a reforzar la integración social:
cooperación, acomodación y asimilación.
Procesos sociales disyuntivos. Tienden a distanciar las personas, debilitando la
integración y la solidaridad: conflicto, oposición y competencia.
George Herbert Mead puso el énfasis en el papel desempeñado por el gesto como
27
En definitiva, como han señalado Gerth y Mills, el contexto que da significado a las
palabras es tanto social y conductual como lingüístico. Tanto es así, que cuando
internalizamos los gestos de otros lo que hacemos es internalizar ciertos rasgos claves de
una situación interpersonal, incorporando a nuestra persona los gestos que nos indican lo
que el otro espera y requiere de nosotros, y al mismo tiempo la imagen que tenemos de
nosotros mismos.
Por otro lado, Erving Goffman entiende la interacción social como un proceso
gradual y escalonado que va desde la “indiferencia educada” hasta el “encuentro”, es
decir, que abarca desde el repertorio de las “normas del cruzarse” y estar con otros sin
prestarles atención, hasta gestos de reconocimiento y saludos. Para Goffman, la
interacción implica:
Un proceso comunicativo de intercambio de información.
Una disposición corporal que abarca un lenguaje simbólico corporal: gestos,
vestidos...
Un conjunto de posiciones o disposiciones mutuas: subordinación, apertura,
evasión...
En definitiva, podemos concluir que a través de todos los elementos que intervienen en
los procesos de comunicación se proyecta una parte importante, aunque a veces poco
perceptible, de la realidad social.
28
29
TEMA 6
1. CULTURA Y SOCIEDAD
En tanto ser biológico, el hombre hereda unos determinados rasgos físicos junto a una
gran capacidad de aprendizaje con la que irá interiorizando, mediante el proceso de
socialización, no sólo las características y el sentido de lo que entendemos por hombre,
sino también todo el componente social de su herencia grupal, es decir, la cultura. Por
ello, la socialización fue definida por Bernard S. Phillips como el proceso mediante el
cual los individuos desarrollan una personalidad como resultado de los
contenidos de una cultura, y de un modo implícito, como el medio por el cual una
cultura es transmitida de una generación a otra.
30
2. EL CONCEPTO DE CULTURA
Ralph Linton propuso una definición más concreta: la cultura como la configuración de
la conducta aprendida y los resultados de dicha conducta, en tanto compartida y
transmitida por los miembros de la sociedad. Herskovits se refirió a la cultura como la
parte del ambiente hecho por el hombre, proporcionando una definición simultánea
y paralela de sociedad: una sociedad se compone de gentes, y el modo en como se
comportan es su cultura.
31
3. CULTURA Y PERSONALIDAD
Dada la moldeabilidad del ser humano, siendo un producto de la cultura, se podría llegar
a la conclusión de que las estructuras básicas de personalidad son limitadas. Sin
embargo, la experiencia empírica demuestra que, a pesar de que la mayoría se adapta
con cierta comodidad a las pautas establecidas, siempre hay grupos e individuos no
adaptados ni integrados culturalmente, pudiendo afirmarse lo siguiente:
a) Existen más clases de variación en los tipos de personalidad que los que se
establecen en algunas clasificaciones esquemáticas.
32
En resumen, y para concluir, se puede afirmar que a la cultura se debe el grueso del
contenido de cualquier personalidad, pero que las personalidades individuales (tipos
psicológicos) no pueden explicarse completamente sobre la base de las influencias
culturales, dada la interacción de factores extraordinariamente múltiples y variados
sobre el perfil de la personalidad.
33
TEMA 7
1. ETOLOGÍA Y SOCIOLOGÍA
La reflexión sociológica se inicia con la pregunta sobre qué diferencia al hombre de otras
especies, y ya Comte en su “Curso de Filosofía” expresa la importancia de la
comparación racional entre las sociedades animales y humana, sobre todo en
base al carácter natural de las principales relaciones sociales, así como por el interés
sociológico por conocer los caracteres de las primeras instituciones sociales humanas. En
ese sentido, Engels incluso llegó a juzgar imposible que el hombre descendiera de un
antepasado que no fuera sociable.
34
Otro factor de resistencia frente a la tesis del continuismo social radica en la antipatía
que parecen producir ciertas teorías sobre la evolución de las organizaciones
sociales de los homínidos, como por ejemplo la denominada “hipótesis del cazador”.
En efecto, la práctica social de la caza debió jugar un papel fundamental en todo el
proceso de hominización, sobre todo en el desarrollo de la organización social. Sin
embargo, su práctica habitual junto a la necesaria defensa del territorio, acabó gestando
un componente social fuertemente agresivo y violento que es la base de la “hipótesis
del mono asesino”, lanzada por Dart y enfatizada por Robert Ardrey, quien llegó a
afirmar que el hombre es hombre y no un chimpancé porque durante millones de años de
evolución ha matado para sobrevivir. Ello unido a las prácticas de canibalismo, los
sacrificios humanos y la sangrienta práctica de la guerra como el único ser vivo que la
lleva a cabo organizadamente dentro de su especie, propician la presentación de la
evolución humana como especialmente sangrienta y violenta.
La antipatía que despiertan las teorías anteriores, así como la resistencia inconsciente a
profundizar en los orígenes biológicos del hombre, caen en la falacia de obviar una
gran cantidad de estadios intermedios en la evolución humana, cuyo análisis
permitiría conocer mejor los orígenes de las formas de lo social. Así, un buen número de
estudios (Washburn, Devore...) resaltan las diferencias entre las sociedades de
humanos y primates, pero en términos de las sociedades modernas y no respecto a
ciertas sociedades muy primitivas llegadas hasta hoy (los Küng, tribu tasaday,
tasmanos...), sin comprender que el verdadero salto es el que se establece entre las
comunidades de simios más desarrolladas y el conjunto de comunidades de homínidos
desaparecidas: oreopithecus, australopithecus, homo habilis... Y es que, mientras el
homo sapiens suma unos cien mil años, es ridículo obviar que todos ellos abarcaron más
de cuatro millones de años, resultando difícil establecer comparaciones entre hombre
y mono sin contar con información precisa sobre sus longevas etapas intermedias.
Dado que para los humanos la sociedad es parte constitutiva de su propia realidad, a tal
punto que sin su aportación cultural éstos no serían concebidos como tales, una de las
pretensiones iniciales de la Sociología consistía en fijar barreras diferenciadoras entre las
sociedades humanas y las de animales. Sin embargo, en la actualidad el desarrollo de
los estudios etológicos está permitiendo profundizar en distintos tipos de
relaciones sociales animales, así como en las distintas funciones que puede cumplir la
sociabilidad, propiciando que las antiguas barreras empiecen a aparecer mucho más
difuminadas. Como ha señalado Philip Slater, si asumimos una definición limitada de
sociedad, es decir, una vida grupal con una rudimentaria socialización y
comportamientos conformados en base a los otros miembros del grupo, habremos de
admitir que la mayoría de los primates viven en sociedades.
35
Aunque, según Marcel Sire, las sociedades de insectos presentan puntos comunes con
las humanas, debemos concluir que mientras éstas se basan en lo automático y lo
orgánico, las de los vertebrados se basan en la evolución psíquica, constituyendo formas
de organización social distintas. A pesar de admirar su antigüedad y capacidad de
adaptación, Maeterlink no dudó en calificarlas como sociedades feroces y siniestras, y
una ejemplificación aberrante de a dónde puede conducir la rigidificación de las
organizaciones sociales.
El instinto social en los animales vertebrados difiere por completo del de los insectos.
Estos animales, especialmente los primates, están vivamente orientados hacia la
sociabilidad, pero sus sociedades no están estructuradas con tanta rigidez, los
individuos mantienen márgenes amplios de independencia y libertad, y las
jerarquías no vienen dadas por rasgos morfológicos diferenciados, sino a través de
procesos de afirmación entre individuos iguales.
36
desordenados.
Durante bastantes años los sociólogos han venido insistiendo en ahondar las diferencias
cualitativas entre sociedades humanas y animales, incluso Wossner llegó a definir el
campo de los social humano en virtud de sus diferencias con el animal. Sin embargo,
recientes descubrimientos arqueológicos vienen a cuestionar la concepción de la
“inteligencia” como barrera diferenciadora verdaderamente cualitativa, y
Thorpe proporciona en sus estudios argumentos y datos que muestran la inexactitud de
las concepciones tradicionales.
A pesar de estos avances, aún son muchos los interrogantes que se plantean en
cuanto al origen y desarrollo de la evolución social humana, sobre todo dadas las grandes
lagunas en el conocimiento de las etapas del proceso de hominización, lagunas
comprensibles si tenemos en cuenta que este proceso está estimado en varios millones
de años. En cualquier caso, la tendencia de sociólogos y antropólogos ha sido establecer
una barrera cualitativa en torno al concepto de cultura, es decir, que la capacidad de
tener, hacer y transmitir la cultura viene a ser considerada como el verdadero
rasgo diferenciador entre las sociedades animales y las humanas, permitiendo
además delimitar sus campos científicos específicos.
En cuanto al tiempo y manera en que surgen las culturas humanas, Bonner manifestó su
convicción de que todos los cambios evolutivos fueron relativamente graduales, y
que podemos encontrar la simiente de la cultura humana desde los primeros pasos de la
evolución biológica. Para algunos analistas, la continuidad del proceso socio-cultural
descansa en ciertos paralelismos importantes: la habilidad de los primates para
manipular objetos, su capacidad para comunicarse, y su capacidad para implicarse en
acciones concretas, propiciando la cooperación. Sin embargo, permanece en penumbras
el modo en que se produce el desarrollo de estas potencialidades, existiendo una
“frontera de vacío” a partir de la cual se sitúa, un tanto abruptamente, la aparición de
la realidad socio-cultural humana.
Aunque algunos antropólogos señalan ese momento en la aparición del homo sapiens
junto al desarrollo del lenguaje verbal, numerosos lingüistas han insistido en las
abismales diferencias entre el lenguaje humano con cualquier forma de comunicación
animal, mientras que algunos psicólogos sociales han añadido su matiz afirmando que el
lenguaje verbal fue una necesidad derivada de procesos tan largos de socialización, es
decir, una consecuencia de lo más dilatado del proceso de dependencia e inmadurez
psico-motora de los niños.
37
A la luz de todos estos datos, las comparaciones entre los simios actuales y las
sociedades más primitivas de los humanos contemporáneos distan bastante de poder ser
presentados como verdaderas “simas insalvables”. Siendo una evolución de millones de
años, nos encontramos ante una línea de puntos en la que la falta de algunas piezas no
nos impide prefigurar las líneas maestras de todo el proceso. Parece, pues evidente que
existe una imbricación importante entre los procesos de evolución fisiológica y
de evolución socio-cultural. Como afirmó Mostovici, si nuestra anatomía desciende
de la de los primates, lo mismo debe suceder con nuestro cuerpo social.
38
TEMA 8
Al igual que la Revolución Francesa fue la expresión política de las necesidades surgidas
por el derrumbe del viejo orden social, los procesos de desarrollo de la Revolución
Industrial (s. XVIII-XIX) fueron el resultado de un conjunto muy amplio de cambios, a
tal punto que puede hablarse de ella como de un “fenómeno social global”. La
cantidad de elementos que aparecen implicados es tan considerable, que algunos
analistas como T. S. Ashton han manifestado sus reparos ante la expresión de revolución
industrial, no sólo porque el proceso no fue en absoluto repentino sino progresivo y
paulatino, sino porque además al aspecto industrial deberían añadirse el sociocultural, el
intelectual y el tecnológico.
39
Weber, existía una relación importante entre la génesis del capitalismo occidental y
el calvinismo, hecho ya observado por sir William Petty respecto al poderío
económico holandés del s. XVII, los cuales consideraban el trabajo como un deber
para con Dios.
Existencia de un contexto ideológico e intelectual propicio. Los análisis de
Weber subrayaron cómo determinados elementos ideológicos colaboran en la
dinámica interna de determinados sistemas económicos, sobre todo, en la compleja
dialéctica de superación de resistencias, tensiones y rupturas ideológicas y
políticas que supuso la revolución industrial y la aparición del Estado moderno. Este
proceso, donde las relaciones económicas se liberan de las antiguas relaciones
estamentales, se produce en una doble vía:
El orden político se independiza del orden moral y religioso. Con
Maquiavelo, el Estado cobra nuevas funciones: desarrolla burocracias,
establece ejércitos profesionales y consolida mercados nacionales propiciando el
desarrollo del nuevo orden económico.
Una profunda revolución intelectual reclama e impulsa la libertad del espíritu,
así como inspira el desarrollo del espíritu científico. Las relaciones entre revolución
industrial, desarrollo científico y liberalismo confluyen en un florecimiento
intelectual que llevará a denominar el s. XVII como el siglo de los genios:
Cervantes, Shakespeare, Bacon, Kepler, Maquiavelo, Galileo, Descartes, Pascal,
Newton, Spinoza... Por ello, algunos analistas como John V. Net sostienen que fueron
el pensamiento y la libertad, y no las instituciones o el desarrollo económico, la
fuerza principal que impulsó la revolución científica.
Concurrencia de factores ideológicos y culturales. El marco de la filosofía
iluminista abarcó una serie importante de factores ideológicos y culturales:
humanismo, protestantismo, racionalismo y espíritu burgués, los cuales
moldearon el talante de la época, caracterizado por un gran optimismo, fe en el
progreso histórico y en la razón humana.
Aunque los cambios pueden ser analizados de muy diversa manera, según Giddens
podemos señalar los siguientes rasgos del cambio de la sociedad tradicional a la
industrial:
Paso del reparto autoritario del trabajo a un nuevo orden basado en la libertad
laboral.
Paso de una sociedad estamental cerrada a una sociedad libre de mercado
laboral.
Paso de producir en base a las necesidades locales a la producción a gran escala.
Paso del carácter agrario al carácter urbano ligado al comercio y la
manufactura.
Escisión poder político-económico en comercio-industria por un lado y Estado por
otro.
Paso de vínculos fidelidad-servidumbre personalistas a sistema de relaciones
impersonal.
Paso de un sistema desigual y autoritario a un sistema con igualdad de
oportunidades.
Las diferencias tan notables entre ambos modelos de sociedad han sido objeto de un
tratamiento conceptual diferenciado. En ese sentido, F. Tönnies interpretó el proceso
40
41
42
En todo este complejo contexto se daban las condiciones necesarias para que surgiera y
se desarrollara la Sociología, las cuales crearon una presión real tan fuerte a través de
procesos sociales y económicos, que casi de necesidad tenía que formarse una ciencia de
su tipo. Así, pues, la Sociología surgió a partir de determinadas condiciones
intelectuales y en el contexto de una situación social precisa. La incidencia de los
factores intelectuales, sin embargo, se operó a través de una doble vía:
Los que contribuyeron al desbloqueo del mundo tradicional, propiciando un clima
de apertura y libertad, con fe en la fuerza de la razón como instrumento de
conocimiento.
Los propios de reflexión sobre la “cuestión social”, en virtud a las consecuencias
del proceso de industrialización y de transformación de la sociedad.
43
44
45
TEMA 9
Se hace necesario empezar por aclarar cuáles son las verdaderas posibilidades y
límites del conocimiento sociológico, partiendo de que se trata de una labor
científica que debe inspirarse en principios de objetividad y rigor. Su grado de desarrollo
actual, así como las herramientas analíticas y los procedimientos de investigación de que
dispone, permiten alcanzar unos límites concretos que los propios sociólogos deben
fijar con claridad y sinceridad.
Pero obviar el tema de la definición no resuelve todas las cuestiones relacionadas con la
delimitación de la Sociología, como clarificar su papel y alcance, precisar su relación con
ideologías y valores, e incluso su naturaleza científica. En ese sentido, la Sociología tiene
un objeto tan sutil y complejo que hace difícil la predicción científica, máxime cuando el
sociólogo es al tiempo observador y actor de sus estudios, y que los seres humanos, en
virtud de su libertad, pueden modificar en cualquier momento el sentido de las
predicciones.
46
Los campos de trabajo concreto en los que los sociólogos pueden plasmar su actividad
laboral son básicamente cuatro:
1. La enseñanza, con la apertura de nuevas Facultades de Sociología y el desarrollo
universitario, con demanda creciente de docentes cualificados, así como en estudios
medios y la implantación de áreas de Ciencias Sociales en la Enseñanza Secundaria.
2. Las Administraciones Públicas. En los cuerpos técnicos de la Administración, bien
en ámbitos específicos de Sociología, bien en estadísticas sociales o en gabinetes
sociológicos de atención a sectores marginados.
3. La investigación sociológica. Auge tanto en investigación básica (centros públicos
y universidades) como aplicada (organismos públicos, CIS), así como en empresas
privadas (sondeos de opinión, encuestas electorales, preferencias de consumo).
4. La empresa privada. Gabinetes de estudio y asesorías, estudios de imagen,
relaciones públicas, relaciones laborales, así como en entidades no gubernamentales
(ONGs).
3. ¿CIENTÍFICOS O DIVULGADORES?
47
En suma, los problemas de delimitación con otras disciplinas, las dudas de aplicación del
método científico a “lo social”, y la ambigüedad y controversias de su objeto, todo ello
explica el recurso a explicar la Sociología a partir del contexto de su génesis y el
método de definirla a través del trabajo de los propios sociólogos. Queramos o no,
la búsqueda de su objeto y explicación sigue siendo parte integrante de la Sociología.
48
49
TEMA 10
Entre los que retrotraen la aparición de la ciencia a los orígenes más remotos del
hombre (scientia significa aprender, y eso existe en los organismos más simples), y los
que la sitúan en los antiguos imperios de Oriente (babilonios y egipcios), Friedrichs la
liga a la aparición del lenguaje, durante la evolución del primate, pues con él se
pudieron establecer por primera vez conceptos susceptibles de compartirse y ser
transmitidos de generación en generación.
Tras los imperios asirio, babilónico y egipcio, fue posiblemente en Grecia donde todos
estos conocimientos alcanzaron un mayor desarrollo. Sin embargo, el predominio de
concepciones muy negativas sobre el trabajo físico, propio de esclavos y siervos,
unido a que el conocimiento era considerado una cuestión exclusiva de seres libres y
privilegiados que amaban la sabiduría y buscaban el conocimiento por el
conocimiento, más allá de cualquier aplicación práctica, propició que todos estos
conocimientos fueran patrimonio de unos grupos muy exclusivos y apenas se
aplicaran a los procesos productivos.
50
de una Iglesia celosa de velar por la estricta ortodoxia de los conocimientos (Servet,
Bruno).
Hasta el s. XVII y la obra de Galileo aún existía separación entre el conocimiento teórico
y su aplicación práctica, y no se contaba con una noción clara sobre cómo investigar y
profundizar en el conocimiento. Faltaba una concepción moderna sobre el proceder
científico: estaban por establecerse los presupuestos fundamentales del método
científico.
Ante el reto del conocimiento abrazado por el hombre durante miles de años, el método
científico viene a sellar el final de un largo recorrido y a inaugurar una nueva etapa.
Como recordó Bertrand Russel, mientras el arte y la religión existen desde hace ochenta
mil años, la ciencia se inicia con Galileo hace trescientos años, y sólo los ciento
cincuenta últimos han resultado más explosivos para la Humanidad que los cinco mil de
cultura precientífica.
Puesto que no se puede aplicar el carácter de ciencia a cualquier tipo de saber, se hace
necesario delimitar la ciencia de otras formas de conocimiento. En ese sentido, Cohen y
Nagel han señalado las principales maneras de llegar a creencias estables:
Método de la tenacidad: creer en algo porque siempre se ha creído en ello.
Método de la autoridad: creer en algo apelando a una fuente muy respetada.
Método de la intuición: creer apelando a proposiciones evidentes por sí mismas.
Método científico: independiente de nuestros deseos y voluntad, progresa sobre
resultados obtenidos de acuerdo a criterios que permiten que todo sea puesto a
prueba.
Es decir, que para la ciencia el conocimiento no es una cuestión de tenacidad, de
autoridad o de intuición, sino de método, y en él se sitúa la distinción entre el saber
científico y el no científico. De hecho, lo que caracteriza a la ciencia actual no es su
pretensión de alcanzar un saber verdadero, sino la aspiración a obtener un saber
riguroso y contrastable. Como afirmó Karl Popper, la ciencia no persigue la meta
ilusoria de que sus respuestas sean definitivas, antes bien, su avance se encamina hacia
una finalidad infinita: descubrir incesantemente problemas nuevos. En la misma línea,
según Mario Bunge la ciencia no pretende ser verdadera ni, por tanto, final, cierta e
incorregible, como hace la mitología, sino que sólo afirma: ser más verdadera que
cualquier otro modelo no científico, que es capaz de probar empíricamente sus verdades,
y que es capaz de descubrir y corregir sus deficiencias.
Sin embargo, a pesar de estas diferencias con otras formas de conocimiento la ciencia
no partió de cero, sino que se desarrolló sobre un acervo de informaciones diversas
que constituyen el “conocimiento ordinario”, diferente del conocimiento científico, y
51
Existen variadas definiciones de ciencia según los diversos aspectos que abarca su
concepto, partiendo de la “ambigüedad proceso-producto”, es decir, que la ciencia es
tanto la labor que realizan los científicos como el cuerpo de conocimientos adquiridos
mediante dicha labor. A ello podríamos añadir la ciencia como institución social
específica, como concepción o manera de enfrentarse a la realidad, o incluso
referenciar a todas las tareas propias de la actividad científica. Así, Merton
destacó los significados siguientes:
1. Conjunto de métodos que certifican el conocimiento: la ciencia como proceso.
2. Depósito de conocimientos acumulados: la ciencia como resultado.
3. Valores y costumbres que gobiernan las actitudes científicas: ciencia como
“ethos”.
4. Cualquier combinación de lo anterior.
Que la ciencia sea tipificada como una forma de conocimiento actual no significa que
parta de cero, sino que es el producto de una acumulación cultural (metalurgia,
matemáticas, astronomía, alquimia, botánica, arquitectura, transportes...) que ha hecho
posible el desarrollo del conocimiento científico. Sin embargo, el ritmo del desarrollo
fue desigual, y a períodos de intenso avance siguieron largas etapas de estancamiento.
Con frecuencia se ha destacado que el camino seguido por la ciencia es el mismo que el
del comercio y la industria, y tal fue así que no alcanzó un verdadero impulso hasta que
no se puso en marcha la revolución industrial, un momento histórico en que ambos
procesos se aceleraron.
3. CIENCIA Y SOCIEDAD
La ciencia encontró su impulso en un ambiente social específico a partir del siglo XVII,
con las condiciones culturales del Renacimiento y la era de la Razón: racionalismo,
empirismo, contexto político y condiciones de libertad y progreso intelectual, sin
prejuicios ni limitaciones. Así, ese surgimiento en un contexto social concreto impregnó la
evolución de la ciencia de unas orientaciones prácticas, vinculándola a las condiciones
de las que surgió y al modelo de sociedad que impulsó. Es decir, que la ciencia dejó de
perseguir el saber por el saber para indagar predicciones y previsiones prácticas
aplicables a todos los órdenes sociales: producción, salud, condiciones de vida,
aprovechamiento de recursos naturales...
Las necesidades económicas del nuevo orden industrial estimularon la aplicación de los
nuevos descubrimientos científicos al sistema productivo, buscando producir más
por procedimientos cada vez más racionales, en un intenso proceso de interacción entre
ciencia, tecnología y economía, y por tanto, sociedad. La concurrencia del pensamiento
ilustrado y los aires de libertad de la Revolución Francesa, junto al nuevo espíritu burgués
capitalista, dieron paso a una época de grandes inventos y descubrimientos, y a tal punto
la ciencia y el progreso tecnológico han llegado a impregnar el proceso
productivo y la vida social, que no en vano nuestra época ha sido denominada la era
52
de la Ciencia.
Aunque en otras épocas se dieron las condiciones culturales apropiadas para el desarrollo
de la ciencia, lo cierto es que no surgió hasta que las condiciones culturales se aunaron
con unas condiciones económicas y sociales determinadas en la Europa del
Renacimiento.
Así pues, se hacía necesaria una nueva concepción de la actividad económica y del
trabajo como tareas libres y dignificadas para que se produjera una relación directa
entre los ámbitos de los saberes prácticos y los teóricos. Sin embargo, cada investigador
53
Otra de las condiciones básicas que propició el desarrollo de la ciencia fue la difusión de
la nueva mentalidad burguesa, basada en la racionalidad, la cuantificación, el control,
el cálculo, un afán de medida y orientación al lucro, y que a raíz de la Revolución
Francesa se constituyó como nuevo tipo social hegemónico. Ese espíritu burgués condujo
a una potenciación en el desarrollo del conocimiento científico en función de
criterios racionales e intereses mundanos, es decir, vinculando definitivamente la
teoría a la práctica.
El método científico ha sido descrito de muchas maneras, aunque si bien todos los
científicos describen con más o menos detalle sus estudios y teorías, muy pocos se
preocupan de describir los supuestos generales que orientan sus métodos científicos.
Esta aparente desatención a los problemas del método contrasta con su carácter
nuclear en el edificio científico, pues, como recuerda Mario Bunge, “donde no hay
método no hay ciencia”.
A pesar de su papel prevalente, algunos de sus aspectos han sido objeto de cierta
polémica. Paul Feyerabend, por ejemplo, observando que no existe una sola regla que
no sea infringida en una ocasión u otra, considera que la idea de que la ciencia pueda
y deba regirse según unas reglas fijas no es realista, pues implica una visión
limitada del talento de los hombres y de sus circunstancias y motivaciones, siendo
además una idea viciada al representar unas barreras que reducen nuestra humanidad al
limitar nuestra libertad.
54
Llegados a este punto, podemos completar una imagen de la ciencia como sigue:
Convicción de la existencia de un orden lógico en la realidad.
Convicción de que dicho orden puede ser conocido empíricamente.
Existencia de un ethos científico específico en tanto orientación moral.
Un conjunto de procedimientos técnicos para la obtención empírica de información.
El objetivo final al que apuntan todos estos procedimientos científicos es obtener una
serie de proposiciones generales de carácter teórico susceptibles de comprobación
empírica. Estas pretensiones se traducen en las dos dimensiones de la ciencia:
a) Dimensión empírica, nace de la reacción intelectual contra los métodos lógicos o
abstractos de conocimiento, ante la necesidad de fundamentar positivamente los
saberes.
b) Dimensión teórica, que deriva de la necesidad de dar coherencia, sistematicidad y
claridad a los conocimientos adquiridos de un modo experimental. Richard Runder
señaló que el sistema no es un mero adorno de la ciencia: es el mismísimo
corazón de la ciencia, subrayando que es un ideal científico el dar una explicación
organizada del universo, conectando y haciendo encajar en relaciones lógicas los
conceptos y enunciados que incorporan todo el conocimiento adquirido. Tal
organización es necesaria para dos funciones fundamentales: explicación y
predicción.
Esta doble dimensión de la ciencia ha querido ser puesta en relación con una cierta
interpretación dual de la naturaleza humana: la lógica-sensorial y la racional, como
si la primera la aportase la naturaleza y la segunda el hombre. Sin embargo, las dos
dimensiones de la ciencia son inseparables, pues la orientación teórica de las
ciencias es uno de sus rasgos definitorios, mientras que la verificación empírica es una
exigencia inexcusable.
55
coherencia de las construcciones teóricas que dan cuenta de ellos, pues mientras que los
sistemas interpretativos los construimos nosotros, la realidad tiene su propia dinámica.
Por ello, las teorías se introducen cuando estudios realizados previamente revelan un
sistema de uniformidades empíricas, aunque en la práctica se superpongan el proceso de
recogida de información y la selección de datos relevantes.
Es preciso señalar que la misma lógica global del método científico, con su continua
verificación, propicia que el corpus de conocimiento científico se encuentre sometido a
un proceso permanente de renovación, crítica y autocrecimiento. Por su carácter
no dogmático y escéptico, el método científico tiene a organizar la labor científica como
un proceso autocorrectivo, basado en el postulado de que no hay nada indudable y de
que la ciencia no aspira a obtener un saber absoluto y definitivo, sino distintas
aproximaciones perfectibles al conocimiento de la realidad.
Sin embargo, dicha distinción ha chocado con objeciones. En primer lugar, con la
pretensión de la mayoría de las ciencias de conjugar sus componentes teóricos
y empíricos, en relación a la aspiración de Galileo de traducir la naturaleza al lenguaje
de las matemáticas; es decir, que todas las ciencias “empíricas” también cuentan
con un área “no empírica”.
Por otra parte, tras una primera etapa de fuerte crítica del positivismo a los enfoques
lógico-abstractos del pensamiento, el desarrollo del neopositivismo lógico (empirismo
lógico) propició cierta rehabilitación de los modos lógico-formales de análisis,
incorporando la necesidad de una explicación teórica a sus comprobaciones empíricas.
Wittgenstein y el Círculo de Viena insistirán, entonces, en que el criterio de distinción
entre ciencia y no ciencia estribaba en el “tener sentido” de los enunciados que
constituyen la ciencia, dando inicio a la búsqueda de un criterio de significatividad
empírica que descalificase los enunciados metafísicos. Sin embargo, aunque los
enunciados empíricamente significativos son verificables y los no significativos no, pronto
se llegó a la conclusión que la irrealizabilidad técnica de verificación no bastaba para
descalificar un enunciado.
Así las cosas, las dificultades de aplicación del criterio de verificabilidad dio lugar al
desarrollo de tres enfoques alternativos para solucionar el problema de la
demarcación:
1. Construcción de un lenguaje empirista al que deben traducirse todos los
enunciados empíricamente significativos (definiciones operacionales del objeto
de estudio).
2. Exigir que los enunciados empíricamente significativos fueran “confirmables,
aunque no verificables” (exigencia de apoyo en alguna observación).
3. Buscar un criterio de método empírico y no un criterio de enunciados
empíricamente significativos (clarificación de la naturaleza del método científico).
56
Así, mientras los dos primeros enfoques no iban más allá de lo planteado por Galileo o
Newton, el tercero exigía una clarificación del método científico. En ese sentido, Karl
Popper observó que en las ciencias empíricas el científico construye hipótesis que
luego contrasta con experimentos, es decir, que se caracterizan por un método
inductivo, el cual no proporcionaba un criterio diferenciador apropiado entre ciencias
empíricas y especulaciones metafísicas. De modo que, en busca de un criterio que
garantizase que los postulados de la ciencia representan un mundo de experiencia
posible, propuso un método deductivo para contrastar una teoría según cuatro
criterios:
1. Comparación lógica de las conclusiones de una teoría, sometiendo a contraste
la coherencia interna del sistema.
2. Estudio de la forma lógica de la teoría, determinando si es una teoría empírico-
científica o bien una tautología.
3. Comparación con otras teorías, determinando si constituiría un adelanto
científico.
4. Contrastar la teoría con un carácter deductivo por medio de la aplicación
empírica, comparando los resultados con otras aplicaciones prácticas y
experimentales. Si las conclusiones se verifican (resultan ser aceptables), la
teoría pasará con éxito las contrastaciones, es decir, que no habremos
encontrado motivos para desecharla. (de momento). En caso contrario, si las
conclusiones han sido falsadas, entonces la teoría de la que se han deducido es
también falsa.
57
Así, Kuhn definirá el paradigma como lo que los miembros de una comunidad
científica comparten, al tiempo que recíprocamente definirá una comunidad científica
como un grupo de científicos que comparten un paradigma. En sentido estricto, un
paradigma es:
Un logro científico: incluye una teoría y aplicaciones de los resultados
experimentales.
Un logro abierto: deja aún por hacer todo género de investigaciones.
Un logro aceptado: admitido por un grupo que ya no rivalizará entre sí.
Los grandes cambios científicos se producen, según Kuhn, como rupturas totales con
los paradigmas establecidos, representándose la evolución científica con el paso de
un paradigma a otro tras cierta etapa de crisis por la acumulación de anomalías en el
paradigma vigente. Las revoluciones científicas suponen, pues, episodios de
desarrollo no acumulativo por medio de los que un paradigma es reemplazado por otro
nuevo e incompatible, y de las cuales ejemplos relevantes son los representados por
Einstein, Newton y Copérnico. De ese modo, Kuhn proporciona una imagen casi
darwiniana de la manera en que se produce el desarrollo científico: la selección, a
través de la pugna, del mejor camino para la práctica de la ciencia futura, cuyas etapas
sucesivas se van a caracterizar por un aumento de la articulación y la especialización.
En una posición intermedia entre Popper y Kuhn se encuentra Imre Lakatos, para quien
el progreso de la ciencia no se corresponde con el estricto estereotipo de revoluciones
paradigmáticas de Kuhn, ni con los pormenorizados esfuerzos de falsación de teorías de
Popper, proponiendo recurrir a la idea de los “programas de investigación”, de tal modo
que las revoluciones científicas consisten en que un “programa de
investigación” reemplaza a otro superándolo de un modo progresivo.
Para Lakatos, la unidad básica de estimación no debe ser una teoría aislada, ni siquiera
una conjunción de teorías, sino más bien un “programa de investigación” basado en un
“centro firme” aceptado provisionalmente como irrefutable y una amplia
58
El surgimiento de la Sociología se sitúa en el mismo curso evolutivo que dio lugar a una
profunda revolución en la estructura tradicional de los saberes, cuya dinámica
propició un progresivo proceso de diferenciación: la aparición del Estado Moderno
autonomizó la Política como saber específico diferenciado de la Moral y la Religión; a
su vez, la configuración del nuevo orden económico gestó el ámbito diferenciado de la
Economía respecto de la Política, para finalmente la sensibilización de la problemática
social dar lugar a la Sociología como una nueva esfera de saber diferenciada de la
Economía.
Este proceso de diferenciación de saberes constata que un mismo objeto de estudio (el
hombre viviendo en comunidad) puede ser motivo de una diferenciación progresiva
de esferas de atención, tanto a causa de la tendencia a la complejización y
diversificación de la evolución intelectual humana, como por la propia dinámica política,
económica y social que hizo aparecer focos temáticos de atención específica.
Sin embargo, no existe un acuerdo general sobre el lugar donde debe trazarse la
línea divisoria. Así, a veces se sitúa a la Psicología como ciencia natural y otras como
social; ciencias tan clásicas como la Física se disgregan en una perspectiva experimental
y otra teórica cercana al modelo matemático; se debate sobre la cientificidad de la
Medicina, el grado de desarrollo teórico de la Biología, el grado de experimentalidad de la
Astronomía...
Para concluir, podemos afirmar que la Sociología es una ciencia que debe ser situada
en el campo de las Ciencias Sociales, que intenta establecer la validez de sus
conocimientos sobre datos empíricos, y que presenta ciertas dificultades para la
aplicación de métodos experimentales a su campo de estudio, así como para establecer
predicciones con un alto grado de exactitud.
59
TEMA 11
60
Por todo ello, Alfred Schutz ha insistido en reclamar una estructura particular para
las construcciones de las ciencias sociales, en virtud de la particular estructura de
significatividad de que está dotado el comportamiento humano, pues mientras un
especialista en ciencias naturales realiza “construcciones” sobre objetos o entes para los
cuales su propio ámbito no significa nada, el especialista en ciencias sociales debe
realizar “construcciones” de pensamiento sobre las “construcciones” de sentido común
propias del ser humano que orientan y determinan su conducta, es decir, que realiza
construcciones sobre construcciones, lo cual requiere de unos recursos
metodológicos específicos adecuados.
Schutz llegará más allá, y partiendo del supuesto general del método científico, afirmó
que los recursos particulares elaborados por las ciencias sociales para comprender la
realidad social son más adecuados que los de las ciencias naturales para descubrir los
principios generales que gobiernan todo conocimiento humano.
Dentro del propio ámbito de la Sociología persiste una doble línea de interpretación:
La Sociología como ciencia natural, en tanto se ocupa de un objeto de estudio
que es natural, forma parte de la naturaleza y constituye una “realidad dada” y
objetiva.
La Sociología como ciencia humana, en tanto su objeto se constituye en el
proceso de comprensión, es decir, sobre el investigador en tanto actor y sobre su
investigación como acción creadora. Pero, ¿cómo investigar aspectos aún no
elucidados?
Para afrontar el cometido de situar a las ciencias del hombre en el conjunto de sistema
social de las ciencias, Jean Piaget diferenció distintos tipos de ciencias del hombre:
Ciencias nomotéticas. Intentan establecer leyes: Psicología, Sociología,
Economía...
Ciencias históricas. Intentan reconstruir las manifestaciones históricas de la vida
social.
Ciencias jurídicas. Se ocupan del componente normativo de las sociedades.
Disciplinas filosóficas. Las más difíciles de clasificar, con más planos de
referencia.
61
métodos.
Creciente tendencia actual al incremento de “intercambios” e influencias
mutuas entre las distintas disciplinas, “naturalizando” las ciencias del hombre y
“humanizando” las naturales. Así, los conceptos de una ciencia se van
extendiendo al trabajo de otra, como la Biología se nutre de elementos de la
Química y la Física, o la Sociología de la Estadística, la Cibernética, la Física, y ahora
por enfoques de la Sociobiología.
Dado que lo que define realmente a un ciencia no es el objeto sino el método, parece
cierto que en lo social se producen las circunstancias imprescindibles y
mínimas de regularidad y de conexión casual entre los fenómenos y procesos
sociales como para poder aplicar a su estudio la metodología científica.
62
enteramente penetrado.
Pronósticos inexactos. Tanto Horton y Hunt, como Goode y Hatt, destacan los
cambios constantes que experimentan los fenómenos sociales, especialmente el
comportamiento humano y su habilidad para trastornar cualquier pronóstico, lo cual
parece destacar cierta imposibilidad de formular pronósticos exactos de la
conducta social.
Nomenclatura confusa. Muchos críticos echan de menos en la Sociología una
nomenclatura tan clara y precisa como en otras ciencias, pues la perciben como vaga
y confusa, además de ir habitualmente acompañada de un fuerte bagaje emocional.
Resistencia y recelo social. Se detectan resistencias sociales para la obtención y
aceptación de los conocimientos científicos sobre lo social, sobre todo en tanto la
gente tiene recelos y se resiste a todas las ideas nuevas.
Retraso experimental. Según Lazarsfeld, la Sociología está actualmente en la
situación de la Física hace cuatrocientos años, y tardará otros tantos en reunir y
cotejar los datos sociales antes de obtener resultados apreciables, instante en que
aparecerán los Einsteins de la Sociología y desarrollarán todo su potencial científico
predictivo gracias a la inestimable labor acumulativa. Hasta Newton reconoció la
importancia de ésta al afirmar que “si vi a mayor distancia, es porque me elevé sobre
los hombros de gigantes”.
Carencia de resultados. Aunque toda ciencia se orienta a lograr conocimientos con
fines prácticos, hasta la fecha la Sociología cuenta con pobres resultados. Sin
embargo, Merton ha advertido la diferencia de edad entre disciplinas, pues percibir
la distancia entre ellas sería guardar sus proporciones: la Física actual cuenta con
miles de millones de horas-hombre de investigación constante y acumulativa más
que la Sociología. Así, aunque a una ciencia se la puede juzgar por sus resultados, es
de justicia reconocer su bagaje, pues sería como si un niño comparara sus bíceps con
los de sus mayores.
Frente a todas estas objeciones, persiste una confianza generalizada en la validez del
método científico, llegando a considerar que las objeciones al carácter científico de la
Sociología forman parte de un debate ya superado. Así, Harry Johnson recuerda que la
Sociología reúne las características de toda ciencia: es empírica, teórica, acumulativa y
avalorativa.
63
La hecho de que el objeto y el observador son también sujetos activos libres que
pueden alterar en su dinámica práctica cualquier pronóstico.
La peculiaridad humana propicia que cualquier pronóstico sociológico sea, en sí
mismo, un factor nuevo que influye en la realidad social, alterándolo en un sentido
u otro.
Teorema de Thomas: cuando los individuos definen las situaciones como
reales, son reales en sus consecuencias (ejemplo del banco con rumores de
quiebra).
Paradoja de la profecía suicida: aunque una previsión sea correcta en
función de los datos con que se realizó, los seres humanos pueden alterar el
orden de los acontecimientos para evitarla, sobre todo en caso de previsión
catastrófica.
En clara inversión analítica con respecto a las ciencias naturales, Horkheimer afirmó que
la predicción se vuelve tanto más fácil cuanto menos está subordinado su objeto a la
mera naturaleza y más a la libertad humana, basada en sus decisiones al dictamen
racional. En esa línea, Karl Popper llegó a reclamar una mayor idoneidad científica para
las ciencias sociales en base a la creencia de que las situaciones sociales concretas son
en general menos complicadas que las situaciones físicas concretas, merced
precisamente a su elemento de racionalidad.
64
65
TEMA 12
Los rasgos que definen a la ciencia son su finalidad práctica y el método objetivo y
racional. Esta doble perspectiva, teórica y empírica, constituye el fundamento de
toda ciencia: las teorías deben basarse en hallazgos empíricos y verificables, y toda
investigación empírica debe desarrollarse en el marco de una teoría. Lo que validará el
carácter científico de la Sociología será, pues, su capacidad para desarrollar teorías
verificables, basadas en hallazgos empíricos y que tengan una utilidad práctica.
Sin embargo, el desarrollo de teorías sociológicas cuenta con dos obstáculos: las
dificultades metodológicas en base a la parquedad de herramientas, y el cómo articular
teóricamente los complejos hechos sociales. Este doble frente de dificultades puede
afrontarse mediante una concepción dialéctica de los hechos sociales, cuyos
postulados son:
1. Los hechos no son datos estáticos, sino dinámicos y dialécticos.
2. Los hechos no deben entenderse como algo dado, cerrado y definitivo, sino como
momentos de un proceso.
3. La realidad de los humanos consiste en modificar constantemente el orden de lo
dado, para construir una existencia dinámica y dialéctica, es decir,
histórica.
4. Un hecho social no es sólo lo que muestra en un instante de nuestra observación,
sino también todas las posibilidades implícitas en su dinámica y aún no
explicitadas.
5. La característica fundamental del ser humano es su capacidad para actuar como
sujeto, es decir, para ser libre y creativo, desafiando y cambiando el orden
existente.
6. La capacidad de transformar el orden dado forma parte de la realidad social,
que engloba tanto lo existente, como los procesos de cambio y sus
potencialidades.
Todas estas dificultades evidencian por qué la disputa metodológica continúa tan
activa entre sociólogos, desarrollándose numerosas investigaciones sin planteamientos
de hipótesis previas ni encuadre teórico adecuado. El acople entre dimensión teórica y
empírica permanece bloqueado, con una notable incomunicación entre sociólogos
teóricos y empíricos. De hecho, la tradicional atención a la dimensión teórica se
explica, según John Rex, por los imperativos lógicos de toda construcción científica, sus
necesidades prácticas de empezar a funcionar y de acotar un campo temático propio. Es
decir, que la clarificación de los problemas de la investigación sociológica es de orden
metodológico, y consiste en distinguir los problemas de la observación empírica de
los problemas de la construcción teórica.
66
la elaboración de una “gran teoría” sociológica, Talcott Parsons señala que ésta debe
darse en el marco de un “sistema teórico”, es decir, en el seno de un cuerpo de
conceptos generalizados, lógicamente interdependientes, y de referencia empírica. Por
ello, el esfuerzo fundamental para desarrollar la Sociología debe ser un esfuerzo
teórico, pues a raíz de que la Sociología madure como ciencia será posible una utilidad
práctica de alto nivel.
La disparidad de criterios sobre cómo entender la tarea teórica nos evidencia cierta
tendencia a identificar la teoría sociológica con cualquier generalización o reflexión
teórica, de tal modo que el concepto de teoría tiende a utilizarse en Sociología con
mayor laxitud que en otras ciencias. En ese sentido, Paul Lazarsfeld estableció algunos
criterios y dimensiones que deben reunir las teorías: establecer conceptos
fundamentales, definir las manipulaciones de que van a ser objeto, establecer
conclusiones y verificarlas empíricamente. Más restrictivo, Johan Galtung señaló que las
teorías deben reunir: generalidad, amplitud, evaluación de hipótesis, formalización,
axiomatización, relación con otras teorías, predecibilidad, comunicabilidad,
reproducibilidad y fecundidad. Sin embargo, en la actualidad la mayor parte del quehacer
práctico de los sociólogos se realiza bajo imperativos mucho más relativos,
modestos e inmediatos, con una dimensión teorética poco significativa, etiquetando
como teorías a diversos esquemas clasificatorios, problemas, ideas, generalizaciones,
previsiones e interpretaciones, que deberían considerarse como “reflexiones
analíticas”.
Por otra parte, la equiparación del trabajo teórico sociológico con el de otras ciencias
presenta graves dificultades, sobre todo debido a los grandes problemas de
“simbolización” y “cuantificación” de los datos sociales en términos matemáticos.
En ese sentido, Raymond Boudon prevé un desarrollo considerable de la metodología
matemática en las ciencias humanas, en base al desarrollo de las propias matemáticas,
de la investigación empírica, de los instrumentos de medida, de las técnicas y
procedimientos específicos de cada investigación y de la enseñanza, entre otras causas.
67
Aunque Thomas Kuhn formuló sus tesis sobre los paradigmas científicos y cómo éstos
son desplazados por nuevos paradigmas mediante las revoluciones científicas, él mismo
se sorprendió ante el número y alcance de los desacuerdos entre científicos sociales, con
controversias casi endémicas sobre sus fundamentos, haciéndosele patente la
caracterización de la Sociología como disciplina teóricamente plural o de carácter
poliparadigmático.
Algo que Robert Nisbet consideró un rasgo diferenciador respecto a las ciencias
naturales radica en la peculiar característica de considerar la historia teorética de la
Sociología en un mismo plano de significatividad, equiparando las teorías más
actuales a las originarias o las clásicas, lo que origina que los profesores consideren que
el estudiante deba conocer con detalle todas las principales corrientes teóricas a fin de
poder realizar sus propias valoraciones y fraguarse sus propios criterios. Ello conlleva dos
68
Todo ello nos lleva a preguntarnos por los límites y extensión del pluralismo
sociológico, pues parece apreciarse que no tiene más límites que los que impone el
desarrollo del quehacer práctico. Así, Walter Wallace diferenció once enfoques
diferentes, Ken Menzies inventarió dieciocho, y no faltan quienes consideran que sólo
existen dos bloques paradigmáticos: la Sociología del consenso (funcionalismo) y
la Sociología del conflicto (marxismo), observándose tanto partidarios de la tendencia
poliparadigmática como de la monoparadigmática.
Niveles de la realidad
Paradigmas sociológicos
social
Nivel Macro-subjetivo
Paradigma de los hechos sociales
Nivel Macro-objetivo
Paradigma
Sociológico
Nivel Micro-subjetivo Paradigma de la definición social
Integrado
Nivel Micro-objetivo Paradigma de la conducta social
Quizás, como señala John Urry, no se trate tanto de debatir el carácter científico de la
Sociología en los términos paradigmáticos que apunta Thomas Kuhn, como de debatir si
dichos términos son los adecuados para determinar dicha cuestión.
69
TEMA 13
La discusión sobre la relación de la Sociología con los valores arranca del postulado de
la “neutralidad valorativa” de Max Weber, que, como señala Alvin Gouldner, se ha
convertido en un “mito de grupo”, en base a que los sociólogos actuales aluden a
cosas muy diferentes al concebir una ciencia como libre de valores. Sin embargo, Weber
no lo planteó en el sentido de que se obviase el aspecto valorativo, sino de que en toda
exposición se distinguiera claramente entre las cuestiones objetivamente empíricas
y las valoraciones personales, en una separación de esferas que catalogó como de
“honestidad intelectual”.
Llegamos a la conclusión de que, como señala Jürgen Habermas, una Sociología libre de
valores descansa en un “dualismo de hechos y decisiones”, es decir, en diferenciar el
plano de los hechos del de los juicios, el conocer del valorar, dado que los juicios de
valor jamás podrán asumir la forma de enunciados teoréticos. Sin embargo, la separación
de ambos ámbitos no siempre es posible ni aparece tan delimitada, pues los valores
pueden influir de muchas y muy diversas maneras en el proceso investigador.
70
Como afirma Robert Merton, el investigador también tiene sus valores, tácitos o
explícitos, que influyen desde en la elección del objeto de estudio hasta en la forma y
alcance de la investigación, pasando por excluir aquellos cursos de acción que violen sus
propios valores. Por ello, se ironiza que el sociólogo con frecuencia sólo ve lo que quiere
ver y está ciego para lo que no quiere ver.
Dado que los valores pueden influir por mecanismos muy sutiles, el dilema reside en
cómo lograr que la investigación se desarrolle con escrupulosa objetividad, y al
mismo tiempo queden explicitados los posibles juicios de valor. En ese sentido,
Gunnar Myrdal opina que los prejuicios no pueden eliminarse simplemente “apegándose
a los hechos”, pues los datos son a menudo más susceptibles de ser influidos por
tendencias prejuiciadas que los propios pensamientos. Lo importante es tomar conciencia
del modo latente u oculto en que pueden influir los prejuicios, y adoptar una serie de
cautelas y “métodos lógicos” que permitan conocer y purgar su influencia
mediante el cuidado escrupuloso del proceso investigador. Esta escrupulosidad, sin
embargo, no debe llevar hacia un nihilismo moral, pues abocaría la Sociología a una
ciencia absolutamente desinteresada y sin ninguna proyección práctica.
2. EL COMPROMISO DE LA SOCIOLOGÍA
71
72
73
TEMA 14
Todas estas dificultades llevaron a Huntington Cairms a considerar que, hasta que los
sociólogos no se pongan de acuerdo en la definición del objeto de su estudio, no queda
otro recurso que suponer que la Sociología es aquello que hacen los que se dicen
sociólogos. Desde una perspectiva más reflexiva, Alex Inkeles propuso tres criterios
74
concretos:
Criterio histórico. Consiste en delimitar el objeto de la Sociología en base a los
problemas centrales que por tradición histórica más han preocupado a la Sociología,
haciendo especial énfasis a lo expresado por los padres fundadores. Sin embargo,
ello puede derivar en un mero recurso a un criterio de autoridad, desembocando en
una concepción petrificada y desfasada de la Sociología que obvia el carácter
dinámico del decurso histórico.
Este criterio plantearía, además, una nueva dificultad a causa de las discrepancias
entre los sociólogos respecto a quienes deben ser considerados como padres
fundadores, pues entre los cuatro propuestos por Inkeles y los veinticuatro de
Timothy Raison se abre un amplio abanico de sociólogos ilustres, raramente
coincidentes en sus apreciaciones. Por tanto, la visión que ofrece Inkeles de la
Sociología, en virtud a las coincidencias entre los cuatro padres fundadores por él
elegidos, es a todas luces parcial y limitada. Como puso de manifiesto Nel Smelser,
el pluralismo teórico de la Sociología da lugar a una diversidad de ópticas respecto a
los temas a considerar, propiciando la aparición de un buen número de escuelas
según los métodos empleados en describir su campo de estudio.
Criterio analítico. Delimitar el objeto de la Sociología de acuerdo a lo que nos
sugiera un análisis lógico-racional de la problemática social. Sin embargo, en su
aplicación este recurso resulta inviable, dado que en la práctica cada sociólogo
puede construir su propio esquema temático según su propio enfoque teórico
particular, abocando de nuevo al pluralismo temático.
Criterio empírico. Delimitar el objeto de la Sociología en base a los problemas que
preferentemente preocupan a los sociólogos contemporáneos. Esta imagen práctica
de lo que hacen los sociólogos en su actividad profesional concreta puede captarse
desde varias instancias:
― Clasificaciones de la Sociología provenientes de diversas fuentes
documentales. Destacan la Clasificación de la Sociología de Durkheim
(1909), actualizada en el “Année Sociologíque” (1925), ya algo desfasada,
que divide a la Sociología en siete capítulos con diversos subcapítulos; y la
Clasificación de la Sociología del “American Journal of Sociology”, de
diez capítulos con diversos subcapítulos.
― Clasificación de la Sociología según el contenido de los libros de texto. Así,
Inkeles se refirió a la Sociología enumerando doce temas fundamentales en los
que, según un estudio de Hornell Hert, coinciden la mayoría de los manuales.
― Clasificación de la Sociología según el contenido de las publicaciones. De
acuerdo a ello, William Dobriner la clasificó en cuatro áreas temáticas: los
sistemas de relación, las instituciones sociales, la organización social y los
sistemas societarios. También destaca la clasificación de la publicación
“Sociological Abstracts”, la cual recoge y ordena de acuerdo a criterios
clasificatorios internacionales el contenido temático de todas las publicaciones
que realizan los sociólogos.
― Clasificación de la Sociología según los temarios de los Congresos
Internacionales de Sociología. Éstos proporcionan unos elementos de juicio
muy relevantes sobre la manera en que se está produciendo en la práctica la
actividad de los sociólogos, reflejando las principales áreas de actividad
investigadora, así como lo que los sociólogos enseñan en los centros docentes.
Sin embargo, el criterio de definir el campo temático en base a lo que hacen los
sociólogos nos remite a debatir hasta qué punto son plenamente autónomos
para regular su actividad. Como observa Richard Ofshe, los sociólogos nunca han
tenido el poder necesario como para implementar los experimentos sociales que a
ellos les hubiera gustado realizar, los cuales son seleccionados por las grandes
entidades y grupos de interés que los financian. Por ello, lo que realmente
hacen los sociólogos en la práctica no tiene por qué coincidir con lo que los
sociólogos consideran más prioritario. Esta dependencia financiera es uno de
75
2. MACROSOCIOLOGÍA Y MICROSOCIOLOGÍA
El escaso éxito de los intentos clasificatorios propicia cierta impresión de que la labor de
los sociólogos se desarrolla generalmente en torno a una casuística poco sistematizada,
lo que ha intentado solucionarse mediante su delimitación en grandes campos de
referencia. En esa línea, Pitirim Sorokin diferenció entre la Sociología general
(subdividida en estructural y dinámica) y ciertas sociologías especiales, mientras que
Morris Ginsberg dividió la Sociología entre estructura social, control social y cambio
social.
Sin embargo, el gran criterio clasificatorio con más éxito corresponde al de Georges
Gurvitch, quien diferenció entre Macrosociología y Microsociología. Según él, los
ingredientes más elementales de la realidad social son las manifestaciones de
sociabilidad, es decir, las múltiples maneras de estar ligados por el todo, que, aunque
se trata de manifestaciones dependientes de la macrosociología, son fenómenos
sociales totales en escala microsociológica. De ese modo, macrosociología y
microsociología representan dos modos de aproximación al fenómeno de la sociabilidad:
si el análisis está bien realizado, la una conduce a la otra.
También ambos enfoques han sido víctimas de diversas críticas. De los enfoques
macrosociológicos se ha afirmado que dan lugar a una formulación tan vaga y
general de las hipótesis que resulta imposible su verificación, suponiendo una
interpretación predeterminada de la configuración real de la sociedad. De los
76
El hecho de compartir el mismo objeto general de estudio propicia que las relaciones de
la Sociología con las demás ciencias sociales observe una dialéctica peculiar. Por una
parte, las fronteras entre ellas no son siempre fáciles de trazar, y por otra algunas
disciplinas sociales ya se han desgajado del tronco común de la Sociología, aunque aún
sea difícil diferenciar lo que conservan de común y de específico.
En general, las conexiones entre las distintas ciencias sociales ha atravesado dos
períodos. El primero o fundacional fue de un gran esfuerzo por marcar enfáticamente
las fronteras, delimitando objetos de estudio en búsqueda de un reconocimiento en el
edificio científico. En la actualidad la tendencia se ha invertido, constatándose el énfasis
en señalar los puntos de conexión, con intercambio de técnicas, complementariedad de
enfoques y la práctica de estudios multidisciplinares.
77
LA EXPLICACIÓN SOCIOLÓGICA
UNA INTRODUCCIÓN A LA SOCIOLOGÍA
INDICE
78