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Agua Desionizada
Agua Desionizada
Agua Desionizada
El agua desionizada o desmineralizada es aquella a la cual se le han quitado los cationes, como
los de sodio, calcio, hierro, cobre y otros, y aniones como el carbonato, fluoruro, cloruro, etc.
mediante un proceso de intercambio iónico. Esto significa que al agua se le han quitado todos los
iones excepto el H+, o más rigurosamente H3O+ y el OH-, pero puede contener pequeñas cantidades
de impurezas no iónicas como compuestos orgánicos.
El agua desionizada puede cambiar su pH con facilidad al ser almacenada, debido a que absorbe
el CO2 atmosférico. Éste, al disolverse, forma ácido carbónico, de ahí el aumento de la acidez, que
puede ser eliminada hirviendo el agua.
El agua desionizada es bastante agresiva con los metales, incluso con el acero inoxidable, por lo
tanto debe utilizarse plástico o vidrio para su almacenaje y manejo.
Antes de que el agua de alimentación pase a la caldera, debe tratarse químicamente para eliminar
los elementos corrosivos que puedan estar presentes y que acabarían por corroer la caldera y afectar
a la calidad del vapor necesario para un proceso.
Deben eliminarse de la caldera los productos químicos que se introducen a través del agua de
alimentación. No hacerlo puede motivar que el sistema de la caldera sufra la formación de
incrustaciones, corrosión, metal agrietado y quebradizo, arrastre de sólidos y espuma.
Por otro lado, el exceso de purga da lugar a un funcionamiento ineficiente de la caldera, ya que cada
purga hace que se pierda el calor contenido en el agua extraída. El coste de combustible puede
relacionarse directamente con esta pérdida de calor. También hay que tener en cuenta el coste del
agua y el de los productos químicos. Debe alcanzarse un equilibrio entre la necesidad de retirar los
sólidos disueltos de la caldera y el funcionamiento eficiente de la misma.
Valores mayores o menores provocan oxidación por reacción entre el agua y el hierro de la
caldera. El pH con valores entre 11 a 11.5 actúa como catalizador negativo de esta reacción. El pH
se regula por los tampones que contiene el tratamiento, pero fundamentalmente, por el purgado de
fondo de la caldera.
Valores menores a los 4 g/litro significan un agua de poca densidad, por lo que el vapor obtenido
es de baja calidad por el arrastre de agua, con menos cantidad de calorías que el vapor seco.
Valores superiores al indicado, significan agua con mucha densidad, por lo que se requerirá mayor
cantidad de calorías para llegar a la temperatura óptima de trabajo de la caldera, y esto se traduce
en mayor costo en combustible. Se regula el T.S.S. mediante el purgado de fondo, teniendo
cuidado en hacerlo con la regla de 3x10 (3 segundos abierta la purga y 10 segundos cerrada). De
esta forma se elimina la mayor cantidad de sales precipitadas, sin tirar vapor.
La dureza expresa el contenido de sales de Calcio y Magnesio como Carbonato de Calcio. 1°dF
(un grado de dureza francés) equivale a 10 mg de sales de Ca o Mg expresadas como carbonato
de calcio. Estas sales se depositarán indefectiblemente sobre la parte más caliente del sistema (los
tubos), debido a su insolubilidad en altas temperaturas. Son estas sales las que forman costras
aislantes térmicas que disminuyen el potencial calórico de la caldera. También son las
responsables de los estallidos de las calderas, dado su diferente coeficiente de dilatación en
relación al metal sobre el que están depositadas. Al quebrarse la costra por esta razón, el agua
entra en contacto con el metal recalentado de los tubos, produciéndose lo que se denomina
“vaporización instantánea” del agua. Por este fenómeno físico químico hay una repulsión molecular
de 1 a 10.000 veces (1 litro de agua va a expandirse a un volumen de 10.000), lo que provoca una
fuerza tal que hace explotar la caldera. Se eliminan por el agregado de “secuestrantes” , incluidos
en el tratamiento químico. Es fundamental que el calderista controle la dureza mediante un simple
método que recomendamos aparte.
Están incluidos en el tratamiento químico. Son los que se combinan con las sales de Ca y Mg
dando complejos solubles, no precipitables a altas temperaturas. Un remanente de 100 mg/ litro
implica una garantía que no habrá sales productoras de dureza sin combinar con estos
acomplejantes. Además, este exceso irá disolviendo lentamente las costras ya formadas.
La alcalinidad del agua en una caldera es debida a dos factores: concentración de sales por
evaporación y por el agregado de buffers que regulan el pH en 11 - 11.5 Esta alcalinidad se debe a
la presencia de oxidriliones, carbonatos y bicarbonatos. Los oxidriliones son importantes porque
son los que actúan como catalizadores negativos de la reacción agua - hierro. En el análisis
químico se dice que dos veces la alcalinidad a la fenolftaleína menos la alcalinidad total, debe dar
un número positivo (mayor que cero). Este valor expresa los oxidriliones.