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TRABAJO DE CAMPOrastagnol

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FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

INSTITUTO DE CIENCIAS ANTROPOLÓGICAS


METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN ANTROPOLÓGICA

Ficha 2

TRABAJO DE CAMPO
marca distintiva de la antropología

Susana Rostagnol

El trabajo de campo es una metodología compleja, no es una mera técnica de


registro de información. Constituye la marca registrada de la antropología social y
cultural como muchos antropólog@s la denominan. Durante muchos años la
mayor parte de los aspectos relacionados al mismo no figuraban en la
antropología seria, sino que alimentaba conversaciones informales en ruedas más
de amigos que académicas. Todo lo cual contribuía a fortalecer las elaboraciones
míticas en torno al mismo, el trabajo de campo era prácticamente el rito central de
una tribu, con versiones locales. Recién a partir de los años 60 pasa a ser motivo
de análisis y reflexión académica.
I. Los pioneros

Antecedentes y primeros pasos

Desde mediados del siglo pasado los viajes de los exploradores llenos de
aventura, anticipan lo que más tarde será el trabajo de campo. Los registros
provenientes de ellos proporcionaban valiosa información para la naciente
antropología. Los administradores coloniales también proporcionaban
información. Sin embargo, tanto unos como otros, no siempre la registraban de la
manera adecuada. Así es que en 1875, el British Museum publica las Notes and
queries on anthropology for use of travellers and residents in uncivilised lands,
hecha con el propósito de "promover observación antropológica exacta por parte
de los viajeros, y para posibilitar a aquellos que no son antropólogos a
proporcionar la información requerida para el estudio específico de antropología
en el gabinete". La Notes and queries .. por lo tanto, proporciona una guía tanto
para la obtención de información como para su organización.

Frazer nunca abandonó su escritorio, sin embargo alentó el trabajo de campo de


varios estudiantes de antropología, sin dejar de marcar con gran firmeza la línea
divisoria entre etnografía y teoría.

El antropólogo británico, E. B. Tylor incentivó la búsqueda sistemática de


información antropológica por parte de misioneros, exploradores y administradores
coloniales a través de sus conferencias impartidas en el Reino Unido, donde entre
otras cosas, en ocasiones hacía demostraciones de fabricación de artefactos de
piedra, siguiendo las técnicas de los primitivos. Desempeñó un papel en el
establecimiento del Comité para las Tribus del Noroeste de Canadá, la cual fue
una de los varios comités establecidos por el Reino Unido entre 1880 y 1890 para
investigar las poblaciones locales de las colonias del imperio. Una de las
personas contactadas para participar del registro de información en este comité
fue el famoso antropólogo Franz Boas.
F. Boas es alemán y su primera profesión es la física, es decir que tenía una
sólida formación en ciencias básicas. Practicó con igual excelencia la
antropología cultural, la arqueología y la lingüística. Una vez trabajando en la Isla
de Vancouver entra en contacto con el comité británico. Sus propuestas
antropológicas provienen del deseo de abordar la cultura con el rigor científico
físico, combinado con el idealismo alemán que le daba un lugar destacado a la
subjetividad y al relativismo. En 1897 se organizó la expedición Jesup al Pacífico
Norte bajo la dirección de Boas, quien se proponía descubrir el grado de
influencias mutuas entre las tribus asiáticas y norteamericanas. Boas propone el
uso de diversas técnicas combinadas en el trabajo de campo. Le interesaba
obtener una "comprensión inteligente de la cultura", se detuvo en las reseñas
históricas y en lograr una comprensión subjetiva. Para ello privilegió la recolección
sistemática de textos, ya se tratase de mitos, literatura oral, historia oral y relatos
en general. Inmediatamente pasa también a la recolección de biografías y
autobiografías que le permitían analizar de alguna manera la cultura en
movimiento. Aparece de manera muy central la necesidad de hablar la lengua del
grupo estudiado a fin de lograr un entendimiento directo y hurgar en las
subjetividades de los individuos. Así es que en su famosa etnografía sobre los
Kwuakiutl los cantos y recitados que en muchas ocasiones acompañan el
intercambio de mantas, cobres u otros, están transcriptos en la lengua nativa y
luego traducidos al inglés. Para F. Boas todo tenía un interés, todo podía tener
un significado que permitiese comprender la cultura de un pueblo.

Otra zona del mundo también era visitada tempranamente, nos referimos al
estrecho de Torres .

En 1888 Haddon, un naturalista británico de corte típicamente darwiniano, se


dirige a las islas del lugar. Rápidamente se encuentra envuelto en una cultura
local, muchos de cuyos aspectos comienza a registrar. Como biólogo preocupado
por la distribución geográfica de formas zoológicas y botánicas, su preocupación
por el registro etnográfico sistemático se centra en la cultura material y en la
distribución geográfica de la misma. Conciente de los avances en el campo de la
antropología que estaban tomando lugar en las últimas décadas del siglo XIX,
Haddon intentó introducir métodos de psicología experimental para obtener
información. Se contactó con un psicólogo experimenta, W.H.R. Rivers. Este
dirige una misión al estrecho de Torres en 1899, administró tests psicológicos a
las poblaciones. Emplea la técnica genealógica para el estudio de los sistemas y
terminologías de parentesco de manera bastante extensa, a lo cual lo relacionaba
estrechamente con su idea de que la estructura social elemental de cualquier
grupo podía ser relevada sistemáticamente a través de la terminología de
parentesco. El método genealógico por él desarrollado correspondía a una visión
positivista, al punto que cualquier persona con cierta capacitación podía aplicarlo
sin necesidad de conocer la lengua en un tiempo breve. En esos mismos años,
Haddon también recluta a su alumno a. Wilkin para fotografiar y trabajar en los
asectos de antropología física. Charles Seligman también fue de la partida, su
misión era la de especialista en medicina nativa. Este será una figura clave en la
formación de B. Malinowski.

En 1902 Rivers se dirigió a India a estudiar el sistema poliándrico de los Toda,


cuya poliandría era de sumo interés para el paradigma evolucionista. Sin
embargo, la dificultad para que entrase en dicho marco teórico, parece haber sido
el hecho desencadenante del acercamiento de Rivers al difusionismo.

Paralelamente, también en los últimos años del siglo XIX, Spencer viaja a
Australia. Su adentrado evolucionismo con francos ribetes etnocéntricos no fueron
una barrera para llegar a una relación con considerable identificación empática
con grupos australianos, donde observó ceremonias y obtuvo información de los
aborígenes sobre las asociaciones de los mitos con las creencias religiosas,
descubriendo el profundo significado religioso de los churingas.

Seligman fue uno de los antropólogos-trabajadores de campo más reconocidos de


su generación. Su esposa Brenda lo acompañó en sus viajes, juntos formaban un
equipo de trabajo, aunque como en muchos otros casos, fue Seligman quien pasa
a la historia. Juntos investigan en Nueva Guinea y Sri Lanka (Ceylan), pasando
luego a Sudan. Luego pasa a enseñar en la London School of Economics.
En los primeros años del siglo XX, Haddon regresa al Reino Unido y planteaba
que "nuestra cenicienta de las ciencias" necesitaba de jóvenes investigadores
capacitados en el trabajo de campo antropológico. Junto a Rivers, Myers y
Seligman revisan la Notes and queries. Desde el desarrollo de su método
genealógico, Rivers había cambiado en su forma de ver la antropología. En estos
primeros años sus preocupaciones se dirigían al tema de las categorías nativas,
señalando el cuidado necesario para no sugerir las categorías civilizadas al
interrogar a los nativos, asimismo plantea las ventajas de no ir al campo en
equipos como con frecuencia se venía llevando a cabo, sino que el antropólogo
haga su trabajo de campo solo de modo de distorsionar menos al grupo estudiado,
y por otro lado porque consideraba que los distintos dominios de conocimiento
característicos del occidente (economía, política, religión, entre otros) estaban
fuertemente interrelacionados por lo que era ventajoso que una misma persona
los estudiase, en lugar de la suma de especialistas. Finalmente destacaba la
importancia del trabajo intensivo, por un período no menor de un año.

En la primer década del siglo XX, la antropología británica se caracterizó por una
preocupación casi obsesiva por la acumulación de información de pueblos
"primitivos", y el trabajo de campo desarrollado tenía esa finalidad.

Malinowski: el padre del trabajo de campo

Boas por su lado y varios antropólogos británicos venían desarrollando distintas


metodologías que paulatinamente iban dando forma al trabajo de campo, en
algunos casos con trabajos sumamente detallados y de gran interés. Sin
embargo, la historia de la disciplina le da a Bronislaw Malinowski el título de padre
de al antropología, en el sentido de la antropología empírica, del trabajo de campo.
"Reclamaba ser el creador de una disciplina académica completamente nueva.
toda una generación de sus seguidores fue educada en la creencia de que la
antropología social comenzó en las islas Trobriand en 1914" (Leach citado por
Kuper, 1973:15)
Malinowski tomó cuidadosamente todos lo que sus antecesores habían
desarrollado al respecto, le agregó sus propias ideas y lo popularizó entre varias
generaciones de estudiantes.

Bronislaw Malinowski nace en Polonia en 1884, era conde, aunque rehusó usar su
título. Estudió matemática y física en Cracovia, doctorándose en 1908. Su mala
salud le permitió investigar, mientras se recuperaba leyó La rama dorada de
Frazer. A partir de ese momento decidió dedicarse a la antropología. Estudia en
Leipzig con K. Bücher y W. Wundt, quien también había sido profesor de Durkheim
y de Boas. Luego se traslada a Inglaterra donde la antropología estaba más
consolidada. Allí va a la London School of Economics, contando a Seligman y
Wetermarck entre sus profesores. En 1913 dictó clases en la universidad y una
año después parte rumbo al Pacífico gracias a una beca que le consigue
Seligman, en la expedición de R. Mond. Vuelve a Europa recién en 1920, después
de la I Guerra Mundial; como era súbdito austríaco, era un enemigo, igual le
permitieron permanecer breves períodos en Australia. Llega a las I. Trobriand
como consecuencia de la guerra, apartándose de la expedición que componía.
Permaneció poco más de dos años con los nativos.

"En realidad, levantó su tienda en medio de la aldea, aprendió la forma coloquial


del lenguaje, observó directamente y de primera mano, cómo se comportaban sus
vecinos durante 24 horas de un día común de trabajo. Ningún europeo había
hecho nada parecido hasta ese momento, y el tipo de etnografía que de ello
resultó fue completamente nuevo" (Leach en Hatch, 1975: 247)

Lo cierto es que ahora, cerca de un siglo después que Malinowski hizo su trabajo
de campo, podría decirse que las Islas Trobriand son un lugar sagrado para la
antropología.

B. Malinowski llega al Pacífico con una expedición, debe trabajar en Port Moresby.
En seguida se siente incómodo con la exploración antropológica, porque no tenía
nada que ver con los nativos ni hablaba su lengua. Pronto logró bastante
destreza en la lingua franca de la zona. Comienza un breve trabajo en Mailu, y
luego de haber recorrido varias aldeas, permaneciendo en la casa de hombres,
incluyendo días de celebraciones, concluye que debe iniciar una nueva forma de
trabajo de campo. Queda solo en Mailu y se da cuenta de las ventajas de estar
solo con los nativos. Una vez terminado ese periodo en el campo, parte
nuevamente hacia el norte de Nueva Guinea, se detiene en Kiriwina porque
Seligman había estado allí brevemente y le había comentado que eran los líderes
de toda una cultura artística y material. Llega durante una celebración y
permanece primero atraído por las ceremonias en torno a los cultivos. Estaba
solo, estaba obteniendo información tremendamente rica, que lo hizo dejar
totalmente de lado ir a su destino inicial. Malinowski tenía una fuerte influencia
metodológica de Rivers, quería desarrollar el método de documentación objetiva.
Baloma: the spirits of the dead in the Trobriand publicado en 1916 lo muestra
como un trabajador de campo en interacción con los nativos, insiste en que "el
trabajo de campo es sólo y exclusivamente la interpretación de la realidad social
caótica, y subordinarla a reglas generales" (citado por Stocking, 1983:99).

En 1922 B. Malinowski publica Argonautas del Pacífico Occidenal, donde trata


extensamente el Kula. En su capítulo introductorio, desarrolla su propuesta de
trabajo de campo. Constituye la primer publicación donde se trata en profundidad
el tema. Allí reúne una serie de conceptos fundamentales para la metodología
antropológica, muchos de ellos mantienen una gran vigencia:

- cortar relación con otros blancos, es decir estar solo con el grupo estudiado, lo
cual ya había sido planteado por Rivers.

- gran importancia en conocer la lengua nativa, también planteado por Rivers.

- le da un lugar central a la observación participante. En realidad es Malinowski


quien le da forma a este aspecto tan importante del trabajo de campo. Señala
que más allá de las preguntas que se puedan efectuar a los nativos, importa la
observación participante porque allí se observarán sus prácticas y se podrá
obtener una información más veraz sobre la cultura misma. Pone en evidencia
su percepción de la divergencia sistemática entre lo que la gente dice que
hace, lo que realmente hace y lo que piensa que hace.

- necesidad de volverse nativo. Eso significa que el antropólogo debe sentirse


como en casa mientras está realizando su trabajo de campo, se está refiriendo
a la necesidad de llevar a cabo un proceso de familiarización con la cultura
estudiada.

- le da una gran importancia a la teoría para poder ver los hechos, esto no
significa que haya ideas preconcebidas, la mente debe estar abierta. De esta
forma se aleja del empirismo ingenuo que plantea ir al campo sin teorías
previas. Malinowski señala asimismo, la estrecha relación que debe haber
entre el trabajo de campo en tanto registro empírico y el análisis, de modo que
se desarrolla un constante interjuego de intentos constructivos y chequeos
empíricos.

- Señala la importancia de la exhaustividad de la información registrada, tomar


en cuenta lo relevante y lo irrelevante, así como la necesidad de considerar
también los imponderables de la vida cotidianal.

- Mantener un diario de campo, hacer cuadros sinópticos.

Una vez, nuevamente en Inglaterra, B. Malinowski continúa impartiendo clases en


la London school of Economics. Hombre brillante, carismático, soberbio, logra
adhesiones incondicionales y odios totales. Tiene muchos seguidores, y su
propuesta de trabajo de campo logra instalarse definitivamente en la tradición
antropológica británica.

La propuesta francesa: Marcel Griaule

Los antecedentes del trabajo de campo en la tradición antropológica francesa


deben rastrearse en el Institut d'Ethnologie, donde a partir de 1925 se formaron
varias generaciones de africanistas.
La figura de Marcel Mauss fue altamente influyente; a pesar de que él jamás fue al
campo, su Manual de etnografía proporciona información relevante para el campo;
ligada a su conceptualización del hecho social total, siempre creyó que era
necesaria una aproximación multidisciplinaria.

M. Griaule fue aviador, tenía algo de aventurero y explorador. Discípulo de Marcel


Mauss y del lingüista Marcel Cohen, en 1928 pasa un año en Etiopía, dos años
más tarde participa de la misión Dakar-Djibouti, durante la misma toma contacto
por primera vez con los dogon.

Griaule estaba interesado en llevar adelante la empresa de documentar e


interpretar un área cultural unificada, sobre el Níger, particularmente ente los
Bambara y los Dogon, con quienes pasó alrededor de tres años a lo largo de 10
expediciones sucesivas. A medida que avanzaba en sus estudios, se centraba
más en un enfoque sincrónico. El modo de realizar las representaciones
etnográficas de Griaule era a través de un movimiento de las partes hacia el todo,
y así sucesivamente a todos más inclusivos. El estilo de pensamiento Dogon con
correspondencias simbólicas de microcosmos y macrocosmos parecía acompasar
la modalidad del antropólogo.

Griaule inició una escuela, la cual trabajó en esa zona del continente africano por
un período de cinco décadas. El resultado de tales investigaciones proporciona un
marco para entender el mundo Dogon como un todo integrado.

El trabajo del antropólogo francés ha estado sujeto a múltiples críticas, varias de


ellas centradas en aspectos del trabajo de campo, entre ellas, su reticencia a
aprender las lenguas locales, debiendo por lo tanto depender de traductores y de
unos pocos informantes generalmente acordes a sus propios intereses,
presentaba una visión perfectamente ordenada de la realidad Dogon. También se
le ha criticado cierto carácter esencialista en sus modelos culturales tradicionales.
Este mismo aspecto, por otra parte, fue tomado por el Movimiento de la Negritud
en su afán por encontrar la esencia africana, sin embargo como alguien ha dicho
la metafísica africana de Griaule comienza a parecer un alter-ego ahistórico e
idealizado a un humanismo occidental totalizante (Clifford, 1983)

En relación a su actividad en el campo, algunas de las críticas plantean problemas


realmente interesantes respecto al trabajo de campo. Se ha dicho que sus
informantes habían sufrido un proceso de griaulización y que Griaule mismo había
sufrido un proceso de dogonización. Esto nos hace reflexionar sobre las
múltiples y sutiles formas en que el contacto intercultural en el cual se basa el
trabajo de campo puede llegar a nublar la visión del otro, a no permitir apreciarlo
en su total otredad. Buena parte del trabajo realizado por Griaule y sus
seguidores se centra en una serie de entrevistas a Ogotemmêli, quien instruyó al
antropólogo francés en el conocimiento profundo de su pueblo; algunos de sus
críticos señalan que el conocimiento de Ogotemmêli era el de un teólogo, y que
aquellos conocimientos que le revelaba eran sistemáticamente exagerados, de
modo que decididamente otro antropólogo utilizando otros métodos y en un marco
teórico distinto, hubiese llegado a conclusiones bastante diferentes sobre la cultura
dogon. Esto, como bien lo señala Clifford (1983) no significa que la versión de
Griaule sea falsa, más bien "expresa una verdad Dogon, una compleja verdad
históricamente contingente y negociada específica de ciertas relaciones de la
producción textual" (Clifforod, 1983:125). James Clifford está proponiendo entre
líneas el carácter dialógico del conocimiento etnográfico.

La aproximación al campo por parte de Griaule puede considerarse en torno a dos


ejes: por una parte un sistema de documentación que incluye observación,
registro, indagación; por otra, un complejo iniciástico caracterizado por procesos
dialógicos de educación y exégesis. Otro aspecto relevante es su creencia que
los intereses opuestos entre los nativos y el etnógrafo nunca podrían estar
totalmente armonizados, sustituye la idea romántica de empatía por la situación de
negociación. Finalmente, un leitmotif de su trabajo es el lugar ocupado por la
dramatización; para Griaule la presentación de cada informante (y también la del
antropólogo) constituye un acto de dramatización, donde se dicen ciertas verdades
y se esconden otras. Cada informante enuncia un tipo de verdad. Para él, la
etnografía es una empresa teatral.

"Por turnos un camarada afable con la persona a la que se está examinando, un


amigo distante, un extranjero severo, un padre compasivo, un patrón preocupado,
un comerciante pagando una por una las revelaciones, un escucha evitando la
distracción antes de que se abra la puerta a los misterios más peligrosos, un
amigo atento mostrando el interés más vívido ante las más insípidas historias
familiares -el etnógrafo hace desfilar por su rostro la más maravillosa colección de
máscaras que pueda poseer museo alguno" (Griaule, citado por Clifford,
1983:139)

Su visión del trabajo de campo distaba de ser romántica, más bien él suponía que
implicaba un recurrente conflicto de intereses, un drama agónico, resultante en el
respeto mutuo, y en la complicidad por un productivo equilibrio de poder (Clifford,
1983:140) En tal sentido, Griaule siempre vio el trabajo de campo como algo
intrusivo, por lo tanto, la verdad a la que se podía arribar, siempre era sólo la
verdad provocada por el etnógrafo. Como Jean Rouche diría más tarde, no se
trata de una verdad objetivamente grabada por la cámara, sino una provocada por
la presencia activa (Clifford, 1983:141)

Por otra parte, mantenía una persistente desconfianza por la palabra -tal vez de
ahí su reticencia a hablar la lengua local- privilegiaba la observación. Trasladaba
su visión de aviador a su trabajo etnográfico. Adoptó una perspectiva panóptica
como hábito y táctica.

II Trabajo de campo: viaje y rito de pasaje

Existe una idea generalizada en el imaginario popular que ser un antropólogo es ir


a realizar trabajo de campo, es ser Indiana Jones. Si bien todos los que hemos
salido al campo, sabemos que existe una gran diferencia, no puede negarse que
para muchos antropólogos ha sido importante el papel desempeñado por la
aventura y hasta la excentricidad en la opción profesional. La idea de aventura y
búsqueda de lo exótico no estaba ausente en Lévi-Strauss. "Mi carrera fue
decidida un día en el otoño de 1934, a las 9 en punto de la mañana, por un
llamado telefónico de Célestin Bouglé. (...)

-Aún quiere estudiar antropología?

-Por supuesto,

-Entonces inscríbase para un cargo de profesor de sociología en la Universidad de


San Pablo. Los suburbios están llenos de indios, que usted podrá estudiar en los
fines de semana (...)

Brasil y Sudamérica no significaban mucho para mi. (...)Imaginé países exóticos,


exactamente lo opuesto a los nuestros, y el término antípodas tenía un significado
más rico e ingenuo que su simple significado literal. Yo hubiera estado de lo más
sorprendido si alguien me hubiese dicho que una especie animal o vegetal pudiera
tener la misma apariencia en ambos lados del globo (...) aún ahora, yo pienso en
Brasil primero y ante todo como un perfume incandecente" (Lévi-Strauss, 1977)

El viaje

Asociado al trabajo de campo, el viaje. En sus primeras décadas, la antropología


se caracterizó por el estudio de culturas lejanas, exóticas -en relación al mundo
europeo- Luego convivió el estudio de aquellos pueblos con el estudio de
sociedades complejas.

El viaje a lugares exóticos donde el antropólogo debía transformar principalmente


lo exótico en familiar, contiene elementos del viaje del héroe clásico de acuerdo a
Da Matta (1978) donde hay tres momentos fundamentales, a saber, la partida de
su sociedad, el encuentro con el otro en los confines del mundo, y finalmente el
retorno triunfal a su propio grupo con sus trofeos (las reglas, los valores, las
creencias). Mientras que aquellos antropólogos dedicados al estudio de sus
propias culturas realizan, también de acuerdo a Da Matta, un viaje shamánico, un
movimiento drástico donde paradojalmente no se sale del lugar, los viajes
shamánicos son viajes verticales dispuestos a llegar al fondo del pozo de su
propia cultura. Aquí el encuentro con el otro implicará un extrañamiento.

El rito de pasaje

Se considera un rito de pasaje porque la experiencia de campo moviliza todos los


resortes de la persona, tal como lo hace el psicoanálisis. Pero es, asimismo, el
rito de iniciación que le permitirá al novato ingresar al mundo de los iniciados,
ingresa a un nuevo orden de madurez y conocimiento dentro de la disciplina. Hay
una transformación interna. El trabajo de campo -aún en sociedades complejas-
conlleva un choque cultural al entrar al campo, y otro al regresar a su propia
cultura. El antropólogo pasa por un proceso de aculturación, la comunicación con
los otros y consigo mismo lo marcará en mayor o menor medida. La experiencia
implica una necesaria reflexión sobre su propia cultura, sus propios valores y
utopías.

III La reflexión sobre el trabajo de campo

El trabajo de campo pasó del corredor, a la sala de reuniones hace poco más de
30 años, y es necesario remarcar que al principio fue muy tímidamente. La
renuencia de los antropólogos a hacer referencias sobre el trabajo de campo es
relatada por Freilich (citada por Dumont, 1978) en los siguientes términos "la
parquedad de los escritos sobre métodos y experiencias de campo en
antropología se explica por dos razones, en primer término, porque hay una
cultura de trabajo de campo que por un lado quita relieve a la metodología y por
otro mantiene las comunicaciones sobre las experiencias de campo más en el
terreno privado que en el público; y segundo, por las "recompensas" que los
antropólogos de campo reciben al mantener sus errores y personalidades
escondidas continuando con la adhesión romántica a la mística del trabajo de
campo".

Los secretos del trabajo de campo comienzan a salir a luz hacia fines de la década
del ´60, siendo un dato importante para analizar este proceso, el creciente número
de mujeres antropólogas realizando trabajo de campo. Poner sobre la mesa los
aspectos metodológicos y técnicos referidos al trabajo de campo, así como los
aspectos subjetivos guarda una estrecha relación con esta mayor participación
femenina. Miriam Grossi (1993) analiza el papel de la subjetividad de hombres y
mujeres en el trabajo de campo, señala que los antropólogos clásicosi hacen
relatos tardíos de sus experiencias de campo, aclarando que éstas no están
encuadradas en lo antropológico, sin más bien en el campo literario, allí es posible
encontrar las angustias del antropólogo ser humano frente al otro exótico.

En realidad son las mujeres quienes comienzan a cuestionarse sobre las posibles
interferencias de su subjetividad en el trabajo de campo, y de esa manera la
incorporan como parte constitutiva del proceso cognitivo. Las ciencias en general,
y la antropología no escapa a esto- bajo el paradigma positivista inviste al
investigador científico de un manto de neutralidad que en realidad corresponde a
patrón de hombre blanco occidental. Las mujeres que por su propia identidad
femenina no se ajustan a este patrón medida cuentan entre las primeras en
cuestionar la supuesta neutralidad. Por ello quizás no deba sorprendernos que
uno de los más importantes antecedentes de la reflexión sobre el trabajo de
campo es el libro que Laura Bohanan publica en 1954 bajo un pseudónimo,
titulado Return from laugher, el cual recoge de manera novelada diversas
experiencias de la antropóloga entre los Tiv de Africa. La lectura de sus páginas
permite apreciar entre varios aspectos sobresalientes, el lugar central
desempeñado por las emociones para lograr entender las irracionalidades. Es
particularmente elocuente el pasaje donde un grupo de mujeres tiv le explican las
ventajas de ser co-esposas en el régimen polígamo que caracteriza a este grupo,
al tiempo que se lamentan que la antropóloga no cuente con co-esposas. Laura
Bohanan relata, asimismo, sus intentos por entender a estas mujeres buscando
referencias en la vida de su abuela intentando encontrar los sentimientos y
emociones que alimentaban los argumentos de las mujeres tiv.

M. Grossi (1993:228) menciona a varias autoras, entre ellas Marilyn Srathern,


quienes al analizar el desarrollo de la antropología posterior a 1968 apuntan al
hecho de que fueron las mujeres quienes mejor problematizaron las cuestiones
relativas a la relación sujeto/objeto por sus propias implicancias, en cuanto
mujeres investigando otras mujeres, autocuestionándose como mujeres porque
estaban ellas mismas inmersas en la "crisis de la identidad femenina de
occidente". Roseli Buffon (citada por Grossi, 1993) en su investigación sobre
jóvenes intelectuales de clase media paulista, analiza el papel de la seducción en
el proceso de conocimiento, interpelando lo que ella denomina el "mito del
antropólogo asexuado".

Parece que J.P. Dumont (1978) tiene razón cuando afirma que a partir de los ´60,
a las mujeres, quienes habían logrado ya establecer su reputación dentro de la
antropología tradicional, "se les había dejado la tarea de conjurar las impurezas de
la experiencia. Ellas debían hacer frente a la sangre, sudor y lágrimas del trabajo
de campo -sentimientos incluidos- mientras que los hombres estaban haciendo
exclusivamente 'la cosa de verdad'.

El antropólogo frente al otro

El trabajo de campo es en primer término y sobre todo el encuentro con la otredad,


y, a partir de allí el intento de entendimiento con esa otredad hacer inteligible los
comportamientos, descifrar códigos, interpretar. .. Para hacer inteligibles la mayor
parte del comportamiento social del otro, el antropólogo deberá utilizar evidencia
que va desde actividad verbal y no verbal, y su equipaje emocional. En tal sentido
la neutralidad del investigador parece una ingenuidad, algo muy poco probable.
Como indica Johana Overing, a menos que el antropólogo sólo quiera entender a
los otros a nivel trivial, deberá reaccionar como un individuo a las reacciones de
los otros en un modo complejo utilizando sus "completas capacidades de sentir y
de imaginar". La exactitud dependerá tanto de la creatividad, la intuición y la
reflexión, como de su razonamiento y atención sistemática a los detalles
empíricos. Agrega Overing que muchos análisis dependen de la comprensión de
complejos emocionales, respuestas estéticas asociadas a procesos cognitivos. La
expresión de las emociones es hasta cierto punto un asunto social que permitiría
hablar de una "gramática de las emociones" y su racionalidad. La expresión de
emociones, a igual que el lenguaje, puede ser aprendida y comunicada. Loring
Danforth en su libro The death rituals of rural Greeze (citado por Geertz, 1988:14)
afirma que el mantenimiento de una distancia etnográfica [se refiere a la exclusión
de las emociones, y al intento de mantenerse neutra y fuera de los otros] ha
resultado en la folklorización de la indagación antropológica sobre la muerte. más
que confrontar el significado universal de la muerte, los antropólogos a menudo
han trivializado la muerte al considerar sólo lo exótico, lo curioso, y por momentos
prácticas rituales violentas que acompañan la muerte en muchas sociedades.

El trabajo de campo implica el "balance entre el involucramiento empático y la


separación disciplinada" (Mead en Dumont, 1978). Siempre implicó esa dualidad,
sin embargo, no fue sino hacia 1960 que algunos antropólogos comenzaron a
hablar en voz alta sobre este aspecto.

BIBLIOGRAFIA

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inititation. . En George Stocking (ed.) Observers observed, essays on
ethnographic fieldwork. University of Wisconsin Press. Estados Unidos.
Da Matta, Roberto 1978 O ofício de etnoólog, ou como ter "anthropological
blues" . En: E. de Oliveira Nunes (org.) A aventura sociológica. Brasil, Zahar Ed.

Grossi, Miriam 1993 Trabalho de campo: território de fronteiras de gênero. En:


C. Fonseca (org.) Fronteiras da cutlura. Horizontes e territórios da antropologia
na América Latina. Porto Alegre, Ed. da Univerdiade (UFRGS).

Hatch, Elvin 1975 Teorías del hombre y de la cultura. Prolán, Buenos Aires

Lévi-Strauss, C. 1977 Tristes Tropiques.

Malinowski, B 1972 (1922) The argonauts of the Western Pacific.Routledge &


Kegan Paul, Gran Bretaña.

Mercier, Paul 1969 Historia de la antropología. ed. Peninsula, España

Kuper, A. 1973 La antropología y los antropólogos. La escuela británica 1922-


1972. Ed. anagrama, España.

Stocking, George 1983 The ethnographer's magic. Fieldwork in British


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observed, essays on ethnographic fieldwork. University of Wisconsin Press.
Estados Unidos.

i
C. Lévi-Strauss, Tristes tropicos; G. Balandier, Afrique ambigue; D. Maybury-Lewis, O salvagem e
o inocente; M. Leiris, Afrique fantome, son algunos ejemplos.

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