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Informe Educacion EHW

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Libro la Educación de Elena G.

de White

Capítulo I: La fuente de la verdadera educación y su Propósito

En este capítulo nos muestra lo que es la verdadera educación, que es el desarrollo de


las facultades físicas, mentales y espirituales para usarlas en el servicio de este
mundo y en un servicio más amplio en el mundo venidero. Nuestro concepto de la
educación tiene un alcance demasiado estrecho y bajo. Es necesario que tenga una
mayor amplitud y un fin más elevado. La verdadera educación significa más que la
prosecución de un determinado curso de estudio. Significa más que una preparación
para la vida actual. Abarca todo el ser, y todo el período de la existencia accesible al
hombre.

Capítulo II. La escuela en el Edén

En este capítulo se nos presenta que en Edén era una especie de aula donde el
mismo Jesús era el maestro y Adán y Eva los alumnos. En este momento todo era tea
de estudio y Cristo era el Maestro que los enseñaba. El sistema de educación
establecido al principio del mundo debía ser un modelo para el hombre en todos los
tiempos. Como una ilustración de sus principios se fundó una escuela modelo en el
Edén, el hogar de nuestros primeros padres. Por el interés que tenía en sus hijos,
nuestro Padre celestial dirigía personalmente su educación. Adán y Eva estaban
encargados del cuidado del jardín, para que lo guardaran y lo cultivaran. Aunque
poseían en abundancia todo lo que el Dueño del universo les podía proporcionar, no
debían estar ociosos. Se les había asignado como bendición una ocupación útil, que
había de fortalecer su cuerpo, ampliar su mente y desarrollar su carácter.

Capítulo III. El conocimiento del Bien y del Mal

Aquí encontramos como surge el conocimiento del bien y el mal, al hombre ser dotado
de libre albedrio tuvo la oportunidad de elegir y eligió desobedecer y con esto se lleno
de pecado conociendo el mal. Aunque creados inocentes y santos, nuestros primeros
padres no fueron puestos fuera de la posibilidad de obrar mal. Dios podía haberlos
creado de modo que no pudieran desobedecer sus requerimientos, pero en ese caso
su carácter no se habría desarrollado; su servicio no hubiera sido voluntario, sino
forzado. Les dio, por lo tanto, la facultad de escoger, de someterse o no a la
obediencia.

Capítulo IV. La relación de la educación con la redención.

Aquí nos muestra como el pecado nos separa de Dios, pero podemos retomar esa
comunión con Dios gracias al sacrificio de Cristo. Aquí encontramos a un maestro que
nos enseña que podemos ser salvos por su sacrificio. A causa del pecado, el hombre
quedó separado de Dios. De no haber mediado el plan de la redención, hubiera tenido
que sufrir la separación eterna de Dios, y las tinieblas de una noche sin final. El
sacrificio de Cristo permite que se reanude la comunión con Dios. La vida y la muerte
de Cristo, precio de nuestra redención, no son para nosotros únicamente una promesa
y garantía de vida, ni tan solo los medios por los cuales se nos vuelven a abrir los
tesoros de la sabiduría, sino una revelación de su carácter aún más amplia y elevada
que la que conocían los santos moradores del Edén.

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Y a la vez que Cristo abre el cielo al hombre, la vida que imparte abre el corazón del
hombre al cielo. El pecado no solo nos aparta de Dios, sino que destruye en el alma
humana el deseo y la aptitud para conocerlo. La misión de Cristo consiste en deshacer
toda esta obra del mal.

Capitulo V. La Educación de Israel.

En este capítulo la familia jugaba el papel de la educación. La educación estaba


incluida en todos los aspectos de la vida, todo lo era su bienestar estaba incluido en la
ley divina. En las leyes, Dios instruyo en cuanto a la educación. El sistema de
educación establecido en el Edén tenía por centro a la familia. Adán era “hijo de Dios”1
y de su Padre recibieron instrucción los hijos del Altísimo. Su escuela era, en el más
exacto sentido de la palabra, una escuela de familia. En el plan divino de la educación,
adaptado a la condición del ser humano después de la caída, Cristo figura como
representante del Padre, como eslabón de unión entre Dios y la humanidad; él es el
gran Maestro del ser humano, y dispuso que los hombres y mujeres fueran
representantes suyos. La familia era la escuela, y los padres eran los maestros. La
educación que tenía por centro la familia fue la que prevaleció en los días de los
patriarcas. Dios proveyó, para las escuelas así establecidas, las condiciones más
favorables para el desarrollo del carácter.

Capítulo VI La escuela de los profetas.

En este capítulo vemos como Dios utilizo a los profetas para la obra de la educación,
como maestros divinamente designados. Esta escuela tenía como objetivo servir como
barrera contra la corrupción que se propagaba por todas partes, atender al bienestar
mental y espiritual de la juventud. Dios proveyó otros instrumentos que ayudaran a los
padres en la obra de la educación. Desde los tiempos más remotos se había
considerado a los profetas como maestros divinamente designados. El profeta era, en
el sentido más elevado, una persona que hablaba por inspiración directa, y
comunicaba al pueblo los mensajes que recibía de Dios. Los principios enseñados en
las escuelas de los profetas eran los mismos que modelaron el carácter y la vida de
David La Palabra de Dios fue su maestro.

Capítulo VII Biografías de grandes hombres.

En este encontramos el ejemplo de muchos hombres con caracteres formados bajo la


dirección de Dios, entre ellos: Moisés, José, Daniel; pablo y Eliseo. Se nos enseña que
los dones no nos pertenecen más bien son de Dios y que tenemos que hacer obra con
ellos. La historia sagrada ofrece muchas ilustraciones de los resultados de la
verdadera educación: muchos ejemplos de hombres cuyos caracteres se formaron
bajo la bendición divina; hombres cuyas vidas fueron una bendición para sus
semejantes y que vivieron en el mundo como representantes de Dios. Los mayores
estadistas, el mayor legislador, uno de los reformadores más fieles y, a excepción de
Aquel que habló como jamás habló hombre alguno, el maestro más ilustre que este
mundo haya conocido.

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Capítulos VIII El maestro enviado por Dios

Podremos notar aquí que el maestro enviado por Dios es Cristo Jesús, que vino para
mostrarnos el conocimiento de Dios. Cristo es la sabiduría y sería algo necio buscar
sabiduría de Él, la verdadera sabiduría viene de Dios. En el Maestro enviado por Dios,
el cielo dio a los seres humanos lo mejor y lo más grande que tenía. Aquel que había
estado en los consejos del Altísimo, que había morado en el más íntimo santuario del
Eterno, fue escogido para revelar personalmente a la humanidad el conocimiento de
Dios. La enseñanza de Cristo, lo mismo que su amor, abarcaba el mundo. Nunca
podrá haber una circunstancia de la vida, una crisis de la experiencia humana que no
haya sido prevista en su enseñanza, y para la cual no tengan una lección sus
principios. Las palabras del Príncipe de los maestros serán una guía para sus
colaboradores, hasta el fin.

Capitulo IX Ilustración de los métodos de Cristo.

En este vemos que Cristo uso métodos mientras estuvo en la tierra como una forma
de educación, enseñaba a sus discípulos a atender las necesidades de las personas,
Jesús enseñaba reprendiendo y los preparo para un servicio. La ilustración más
completa de los métodos de Cristo como maestro, se encuentra en la educación que él
dio a los doce primeros discípulos. Esos hombres debían llevar grandes
responsabilidades. Los había escogido porque podía infundirles su Espíritu y
prepararlos para impulsar su obra en la tierra una vez que él se fuera. A ellos más que
a nadie les concedió la ventaja de su compañía. Por medio de su relación personal
dejó su sello en estos colaboradores escogidos.

Capitulo X Dios en la Naturaleza

Aquí podremos ver que la naturaleza es un testimonio de que Dios es el creador.


Debemos enseñar a los niños que Dios fue quien creó toda la naturaleza y por medio
de ella nos muestra todo su amor. En todas las cosas creadas se ve el sello de la Deidad. La
naturaleza da testimonio de Dios. La mente sensible, puesta en contacto con el milagro y
el misterio del universo, no puede dejar de reconocer la obra del poder infinito. La
producción abundante de la tierra y el movimiento que efectúa año tras año alrededor
del sol, no se deben a su energía inherente. Una mano invisible guía a los planetas en
el recorrido de sus órbitas celestes. Una vida misteriosa satura toda la naturaleza. Una
vida que sostiene los innumerables mundos que pueblan la inmensidad; que alienta al
minúsculo insecto que flota en el céfiro estival; que dirige el vuelo de la golondrina y
alimenta a los pichones de cuervos que graznan; que hace florecer el pimpollo y
convierte en fruto la flor.

Capitulo XI Lecciones de vida

En este capítulo vemos como Cristo utilizaba lecciones de la vida para instruir, por
medio de la naturaleza, parábolas, acontecimientos de la vida, asuntos familiares, la
levadura, un tesoro, la arena, las rocas, Cristo utilizaba todo para enseñar. El Gran
Maestro puso a sus oyentes en contacto con la naturaleza, para que oyeran la voz que
habla en todas las cosas creadas, y a medida que sus corazones se hacían más
sensibles y sus mentes más receptivas, les ayudaba a interpretar la enseñanza
espiritual de las escenas que contemplaban sus ojos. Las parábolas, por medio de las

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cuales le gustaba enseñar lecciones de verdad, muestran cuán abierto estaba su
espíritu a las influencias de la naturaleza y cómo le agradaba extraer la enseñanza
espiritual del ambiente en que transcurría la vida diaria.

Capitulo XII Otras Ilustraciones

En esta parte encontraremos que antes que el pecado creara la necesidad, ya Dios
había provisto un remedio, Cristo nos enseño que por medio del amor podemos lograr
mucho. Mirando las estrellas aprendemos que Dios es el creador del universo y que el
águila nos enseña que no importa que fuerte sea la tempestad, debemos perseverar.
La siembra enseña una lección de generosidad. “El que siembra escasamente,
también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente
también segará”. El poder restaurador de Dios se hace sentir en toda la naturaleza. Si
se corta un árbol, si un ser humano se lastima o se rompe un hueso, la naturaleza
empieza inmediatamente a reparar el daño. Aun antes de que exista la necesidad,
están listos los elementos que participarán en la restauración, y tan pronto como se
lastima una parte, todas las energías se dedican restaurarlas. Lo mismo ocurre en el
reino espiritual.

Capitulo XIII La cultura mental y Espiritual

Dios ha provisto en su palabra los recursos necesarios para el desarrollo mental y


espiritual del ser humano, aquí aprendimos que la biblia tiene todo lo necesario para
prepararnos para la vida venidera. El estudio de la biblia y su contenido nos aporta las
herramientas que Dios ha puesto a nuestra disposición y el uso de esta en la
educación y preparación tanto de los miembros como de los nuevos creyentes sirve
para una vida cristiana más eficaz y placentera. Según la ley de Dios, la fuerza para la
mente y el alma, lo mismo que para el cuerpo, se adquiere por medio del esfuerzo. El
desarrollo se obtiene por medio del ejercicio. De acuerdo con esta ley, Dios ha provisto
en su Palabra los recursos necesarios para el desarrollo mental y espiritual. La Biblia
contiene todos los principios que los hombres necesitan comprender, a fin de
prepararse para esta vida o para la venidera.

Capitulo XIV La Ciencia y la Biblia

La ciencia aun no ha encontrado algo que pueda poner en duda la biblia y su


contenido revelado de forma divina. La Sierva explica que nada de lo que dice la
ciencia nada es cierto, ni la evolución, ni otros temas que utilizan para contradecir los
escritos de la Biblia. Puesto que el libro de la naturaleza y el de la revelación llevan el
sello de una Mente maestra, no pueden sino hablar en armonía. Con diferentes
métodos y lenguajes, dan testimonio de las mismas grandes verdades. La ciencia
descubre siempre nuevas maravillas, pero en su investigación no obtiene nada que
correctamente comprendido, discrepe con la revelación divina. El Creador de todo fue
el que ordenó la maravillosa adaptación de los medios a su fin, del abastecimiento a la
necesidad. Él fue quien hizo provisión en el mundo material para suplir todo deseo
implantado por él mismo. Él fue quien creó el alma humana con su capacidad de
conocer y amar.

Capitulo XV Principios y métodos aplicables a los negocios.

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Aquí la Sierva del Señor nos enseña que la Biblia nos muestra principios aplicables
para lograr el verdadero éxito. En el libro de proverbios podemos encontrar muchos
principios que nos pueden librar del fracaso en los negocios. No hay ocupación lícita
para la cual la Biblia no provea una preparación esencial. Sus principios de diligencia,
honradez, economía, temperancia y pureza, son el secreto del verdadero éxito. Toda
la gama de nuestras obligaciones mutuas está resumida en esta declaración de Cristo:
“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así
también haced vosotros con ellos” Más de un hombre hubiera escapado del fracaso y
de la ruina financiera, si hubiese tenido en cuenta las advertencias que las Escrituras
repiten y recalcan. “El que se apresura a enriquecerse no será sin culpa”. “Las
riquezas de vanidad disminuirán; pero el que recoge con mano laboriosa las aumenta”.

Esta obligación pesa sobre todo ser humano. Se aplica a toda la gama de la actividad
humana. Reconozcámoslo o no, somos mayordomos a quienes Dios ha otorgado
talentos y capacidades, y nos ha puesto en el mundo para llevar a cabo la obra que él
nos ha asignado. A todo ser humano se le confiere “su obra”, la obra para la cual lo
capacitan sus aptitudes, la que dará como resultado la mayor suma de bien para sí
mismo y sus semejantes, y la mayor honra para Dios. De modo que nuestro negocio o
vocación forma parte del gran plan de Dios y, mientras se lleve a cabo de acuerdo con
su voluntad, él se responsabilizará de los resultados. Como “colaboradores de Dios”,
la parte que nos toca es obedecer fielmente sus instrucciones.

Capitulo XVI Biografías Bíblicas

En este capítulo encontramos biografías de grandes hombres como Jacob que paso
de suplantador a príncipe de Dios, de Elías que fue llevado al cielo, de la sabiduría de
Salomón el cual comprendió que todo en este mundo era vanidad y de Job que ante
los ojos de Dios siempre fue un varón justo y perfecto que a pesar de las calamidades
que paso nunca blasfemo el nombre de Dios y fue bendecido conforme a su fe. Como
medio de educación, ninguna porción de la Biblia es de mayor valor que sus
biografías. Estas difieren de todas las demás porque son absolutamente fieles a la
realidad. Es imposible que una mente finita intérprete exactamente, en todas las
cosas, lo que hace otra. Solamente Aquel que lee el corazón, que percibe la fuente
secreta de los motivos y las acciones, puede describir con absoluta fidelidad el
carácter, o presentar un resumen fiel de una vida humana. Únicamente en la Palabra
de Dios encontramos tal fidelidad.

Capitulo XVII Poesía y Canto

La Biblia es un libro que posee diferentes contenidos y entre ellos está la poesía y el
canto más antiguo y sublimen, estos nos enseñan sobre los aspectos ejemplo la
naturaleza. Aprenderemos que la música es un instrumento de Dios para enseñar.
Nunca perder de vista el valor del amor ni el canto como medios educativos. La
melodía de la alabanza es la atmósfera del cielo; y cuando el cielo se pone en
contacto con la tierra, se oye música y alabanza, “alegría y gozo, alabanza y voces de
canto”. Grandes han sido las bendiciones recibidas por los hombres en respuesta a los
himnos de alabanza. Las pocas palabras que resumen un incidente del viaje de Israel
por el desierto, contienen una lección digna de nuestra reflexión. La historia de los
cantos de la Biblia está llena de insinuaciones en cuanto a los usos y beneficios de la

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música y el canto. A menudo se pervierte la música haciéndola servir a malos
propósitos, y de ese modo llega a ser uno de los instrumentos más seductores de la
tentación. Pero, debidamente empleada es un precioso don de Dios, destinado a
elevar los pensamientos hacia temas más nobles, y a inspirar y engrandecer el alma.

Capitulo XVIII Los misterios de la Biblia.

Aquí la Sierva del Señor nos muestra como nuestra mente finita nunca comprenderá
plenamente el carácter de Dios, que Dios no puede ser descubierto por medio de
investigaciones convencionales. La biblia nos muestra el carácter de Dios y esta
presenta los misterios que nunca podremos entender sin su dirección. La Palabra de
Dios, como el carácter de su Autor, presenta misterios que nunca podrán ser
completamente comprendidos por los seres finitos. Pero Dios ha dado en las
Escrituras suficiente evidencia de su autoridad divina. Su propia existencia, su
carácter, la veracidad de su Palabra, lo corrobora un testimonio que toca a nuestra
razón, y ese testimonio es abundante.

Capitulo XIX La Historia y la Profecía.

En este capítulo aprendimos que no hay nada más antiguo que la Biblia y que esta es
la mejor fuente de historia. La biblia revela la verdadera filosofía de la historia. Por
medio de las profecías Dios nos muestra los acontecimientos venideros al tiempo del
fin y cuáles serían las señales para que su pueblo esté atento. La Biblia es la historia
más antigua y abarcante que poseen los hombres. Nació de la fuente de la verdad
eterna y una mano divina ha preservado su pureza a través de los siglos. Ilumina el
lejano pasado en el cual en vano trata de penetrar la investigación humana. Solamente
en la Palabra de Dios contemplamos el poder que puso los cimientos de la tierra y
extendió los cielos. Tan solo en ella hallamos un relato auténtico del origen de las
naciones. Únicamente en ella se da una historia de nuestra raza, libre de prejuicios u
orgullo humanos. La Biblia, y nada más la Biblia da una idea exacta de estas cosas.
En ella se revelan las grandes escenas finales de la historia de nuestro mundo,
sucesos que ya proyectan sus sombras, que al aproximarse hacen temblar la tierra
con su ruido y hacen desfallecer de temor a los hombres.

Capitulo XX La enseñanza y el estudio de la Biblia.

Jesús siempre estudio la Biblia. Los padres necesitan consagrar tiempo diario al
estudio de la biblia con sus hijos. En este capítulo Elena nos invita a que estudiemos
con más ímpetu los libros de apocalipsis y el libro de Daniel, por su valor profético para
el futuro. El estudio de la Biblia nos permitirá prepararnos para los tiempos venideros.

En su niñez, juventud y adultez, Jesús estudió las Escrituras. En su infancia, su madre


le enseñó diariamente conocimientos obtenidos de los pergaminos de los profetas. En
su juventud, a la hora de la aurora y el crepúsculo, a menudo estuvo solo en la
montaña o entre los árboles del bosque, para dedicar unos momentos a la oración y al
estudio de la Palabra de Dios. Durante su ministerio, su íntimo conocimiento de las
Escrituras dio testimonio de la diligencia con que las había estudiado. Y puesto que él
obtuvo su conocimiento del mismo modo como podemos obtenerlo nosotros, su
maravilloso poder mental y espiritual es una prueba del valor de la Biblia como medio
educativo.

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Capitulo XXI Estudio de la fisiología

La fuerza mental y espiritual depende directamente del cuerpo, por eso debemos
cuidar la salud de nuestro cuerpo, un aspecto de la buena salud del cuerpo es la
postura al sentarse y el caminar, esta tiene mucho beneficio moral y mental. También
debemos tomar en cuenta nuestra salud mental ya que si no tenemos una mente sana
no podemos enseñar a otros, la salud mental influye mucho en el funcionamiento de
nuestro cuerpo por eso mente sana, cuerpo sano. Puesto que la mente y el alma
hallan expresión por medio del cuerpo, tanto la fortaleza mental como la espiritual
dependen en gran parte de la fuerza y la actividad físicas; todo lo que promueva la
salud física, promueve el desarrollo de una mente fuerte y un carácter equilibrado.

Capitulo XXII La Temperancia y el Régimen Alimenticio.

La intemperancia es un enemigo del cual debemos cuidarnos. Debemos evitar todo lo


que dañe el cuerpo ya que nuestro cuerpo es templo del espíritu Santo. El exceso de
comidas poco saludables provoca que nuestro organismo no funcione como debería.
Muchas veces es mejor comer según la sierva dos veces al día y no tres. La hora de la
comida debe ser un momento de descanso. Todo estudiante necesita comprender la
relación que existe entre la vida sencilla y el pensamiento elevado. A nosotros nos
toca decidir individualmente si nuestras vidas han de ser regidas por la mente o por el
cuerpo. Todo joven por sí mismo debe tomar la decisión que amoldará su vida, y no se
deberían ahorrar energías para hacerlo comprender las fuerzas contra las cuales
tendrá que contender, y las influencias que modelan el carácter y determinan el
destino.

Capitulo XXIII La Recreación

La diversión y la recreación no es lo mismo, la recreación sirve para fortalecer y


reparar todo el cuerpo ha sido creado para la acción. Apartándonos de nuestros
afanes y ocupaciones comunes, provee refrigerio para la mente y el cuerpo, y de ese
modo nos permite volver con nuevo vigor al trabajo serio de la vida. La inacción física
disminuye el poder mental, la recreación supera cualquier ejercicio en un gimnasio.
Los niños no deben permanecer mucho tiempo dentro de habitaciones; no se les debe
exigir que se apliquen con mucho tesón al estudio hasta que se haya creado un buen
cimiento para su desarrollo físico. El exceso de estudio, al incrementar la afluencia de
sangre al cerebro, produce un nerviosismo enfermizo que tiende a debilitar el dominio
propio, y con demasiada frecuencia da lugar al impulso o al capricho. De ese modo se
abre la puerta a la impureza.

Capitulo XXIV La Educación Manual

Se debe enseñar a los jóvenes la dignidad del trabajo, enseñarles que Dios trabaja
constantemente. Debemos aprender que el trabajo honrado no degrada a nadie la
educación manual merece más atención de la que se le presta. Mostrarles que Dios
trabaja constantemente. Todos los elementos de la naturaleza cumplen la tarea que se
les ha asignado. Se ve actividad en toda la creación y, para cumplir nuestra misión,
nosotros también debemos ser activos. Al trabajar, somos colaboradores con Dios.
Nos da la tierra y sus tesoros, pero tenemos que adaptarlos a nuestro uso y
comodidad.

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Capitulo XXV La Educación y el Carácter

La verdadera educación no desconoce el valor del conocimiento científico o literario,


pero considera que el poder es superior a la información, la bondad al poder y el
carácter al conocimiento intelectual. El carácter es superior al conocimiento intelectual,
la educación del carácter en la obra más importante para el ser humano. En las
escuelas se está enseñando de forma incorrecta la Biblia y grandes peligros en el
estudio de la ciencia. La edificación del carácter es la obra más importante que jamás
haya sido confiada a los seres humanos y nunca antes ha sido su estudio diligente tan
importante como ahora.

Capitulo XXVI Métodos de Enseñanza

En toda enseñanza verdadera es esencial la relación personal, así como Cristo


enseña a los hombres. El entusiasmo es un elemento importante de la obra educativa.
El principal requisito del lenguaje es que sea puro. Los niños necesitan aprecio,
simpatía y estimulo. La educación que consiste en adiestrar la memoria y tiende a
desalentar la reflexión personal, ejerce una influencia moral que se aprecia demasiado
poco. Al renunciar el estudiante a la facultad de razonar y juzgar por sí mismo, se
incapacita para distinguir la verdad y el error, y es fácil presa del engaño. Cristo se
percataba de las posibilidades que había en todo ser humano.

En la obra educativa de hoy se necesita prestar el mismo interés personal y la misma


atención al desarrollo individual. Las virtudes que adornan el carácter no se desarrollan
por la aplicación de leyes o reglas arbitrarias, sino como resultado de morar en la
atmósfera de lo puro, lo noble y lo verdadero.

Capitulo XXVII Los Modales

Los padres y maestros deberían cultivar especialmente la alegría y la cortesía. No se


aprende la verdadera cortesía solamente practicando las reglas de urbanidad. La
esencia de la verdadera cortesía es la consideración hacia los demás. La educación
esencial y duradera es la que amplía el ámbito de la simpatía, y estimula la bondad
hacia todo el mundo. La Biblia prescribe la cortesía y presenta muchas ilustraciones
del espíritu abnegado, la gracia amable y el genio atractivo, que caracterizan la
verdadera cortesía, son solo reflejos del carácter de Cristo. De él proceden toda la
ternura y la cortesía verdaderas del mundo, aun la de los que no invocan su nombre.

Capitulo XXVIII La Relación de la vestimenta con la educación.

Si carece de esa enseñanza, la obra de la educación a menudo se estanca y se


pervierte. El amor a los vestidos y la devoción a la moda se cuentan entre los más
formidables rivales y los obstáculos más efectivos del maestro. La moda es un ama
que gobierna con mano de hierro.

A muchas personas no les importa que un vestido sea modesto o hermoso; si la moda
cambia, lo reforman o lo desechan. Los miembros de la familia están condenados a
trabajar incesantemente. No tienen tiempo para educar a los niños, orar o estudiar la
Biblia, ni ayudar a los pequeños a conocer a Dios por medio de sus obras. El amor a la
ostentación produce extravagancia y en muchos jóvenes mata la aspiración a llevar

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una vida más noble. Es justo amar la belleza y desearla; pero Dios desea que primero
amemos y busquemos la belleza superior, imperecedera.

Capitulo XXIX El Sábado

El valor del sábado como medio de educación es inestimable. El sábado es una señal
del poder creador y redentor; señala a Dios como fuente de vida y conocimiento;
recuerda al hombre la gloria primitiva y así da testimonio del propósito de Dios de
volvernos a crear a su imagen. El sábado y la familia fueron instituidos en el Edén, y
en el propósito de Dios están indisolublemente unidos. En ese día, más que en
cualquier otro, podemos vivir la vida del Edén. Era el plan de Dios que los miembros
de la familia se asociaran en el trabajo y el estudio, en el culto y la recreación, el padre
como sacerdote de su casa, y él y la madre, como maestros y compañeros de sus
hijos. Pero el amor de Dios ha puesto un límite a las exigencias del trabajo. En su día
reserva a la familia la oportunidad de tener comunión con él, con la naturaleza y con
su prójimo.

Capitulo XXX La fe y la Oración

La fe significa confiar en Dios, creer que nos ama y sabe mejor qué es lo que nos
conviene. En vez de nuestra ignorancia, acepta su sabiduría; en vez de nuestra
debilidad, su fuerza; en vez de nuestra pecaminosidad, su justicia. La fe reconoce su
derecho de propiedad, y acepta su bendición. La verdad, la justicia y la pureza han
sido señaladas como los secretos del éxito en la vida. Es la fe la que nos pone en
posesión de estos principios. La fe que nos capacita para recibir los dones de Dios, es
en sí misma un don del cual se imparte una porción a cada ser humano. La oración y
la fe están íntimamente ligadas y necesitan ser estudiadas juntas. En la oración de fe
hay una ciencia divina; es una ciencia que debe comprender todo el que quiera tener
éxito en la obra de su vida. Cristo dice: “Todo lo que pidiereis orando, creed que lo
recibiréis, y os vendrá”.

Capitulo XXXI La Obra de la Vida.

El éxito en cualquier actividad requiere una meta definida. El que desea lograr
verdadero éxito en la vida debe mantener constantemente en vista esa meta digna de
su esfuerzo. Esa es la que se propone hoy a los jóvenes. El propósito señalado por el
cielo de predicar el evangelio al mundo en esta generación, es el más noble que
pueda atraer a cualquier ser humano. Ofrece un campo de acción a todo aquel cuyo
corazón ha sido conmovido por Cristo.

Los que piensan en el resultado de apresurar o impedir la proclamación del evangelio,


lo hacen con relación a sí mismos y al mundo; pocos lo hacen con relación a Dios.
Pocos piensan en el sufrimiento que el pecado causó a nuestro Creador. Todo el cielo
sufrió con la agonía de Cristo; pero ese sufrimiento no empezó ni terminó cuando se
manifestó en el seno de la humanidad. Incluso cuando quieren prepararse para el
servicio de Dios, muchos se desvían debido a los malos métodos de educación.
Generalmente se considera la vida como formada por distintos períodos: el del
aprendizaje, y el de la acción; el de la preparación y el de la realización. El que
descendió del cielo para ser nuestro ejemplo pasó casi treinta años de su vida
dedicado al trabajo manual común, pero durante ese tiempo estudió la Palabra y las

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obras de Dios, y ayudó y enseñó a todos los que estaban dentro de la esfera, de su
influencia.

El amor y la lealtad a Cristo son la fuente de todo servicio verdadero. En el corazón


conmovido por su amor nace el deseo de trabajar por él. Estimúlese y, diríjase
correctamente ese deseo. Ya sea en el hogar, el vecindario o la escuela, la presencia
del pobre, el afligido, el ignorante o el desventurado no debe ser considerada como
una desgracia, sino como el medio de proveer una preciosa oportunidad para el
servicio.

Capitulo XXXII La Preparación Necesaria

El primer maestro del niño es la madre. En las manos de ella se concentra en gran
parte su educación durante el período de mayor sensibilidad y más rápido desarrollo.
La persona cuya influencia en materia de educación es más poderosa y abarcante, es
la que recibe menos preparación sistemática. Se admite universalmente la necesidad
de la educación preparatoria del maestro; pero pocos reconocen el carácter de la
preparación más esencial. Tiene que poseer no solo fuerza, sino amplitud de mente;
no tan solo un alma íntegra, sino también un gran corazón. La experiencia en la vida
práctica es indispensable. El orden, la prolijidad, la puntualidad, el dominio propio, el
genio alegre, la invariabilidad de disposición, la abnegación, la integridad y la cortesía,
son cualidades esenciales. En toda actividad el maestro ha de practicar
escrupulosamente los principios relativos a la salud. No solamente debe hacerlo por
causa de la relación que esto tiene con su propia utilidad, sino también por causa de
su influencia sobre los alumnos. Necesita ser sobrio en todas las cosas: Un ejemplo en
el régimen alimentario, el vestido, el trabajo y la recreación. El maestro debe ser apto
para su trabajo. Tiene que tener la sabiduría y el tacto necesarios para manejar las
mentes. Por grande que sea su conocimiento científico, por excelentes que sean sus
cualidades en otros ramos, si no logra conquistar el respeto y la confianza de sus
alumnos, sus esfuerzos serán vanos.

Capitulo XXXIII La Cooperación

En la formación del carácter, ninguna influencia cuenta tanto como la del hogar. La
cooperación tiene que empezar con los padres en el hogar. La obra del maestro
debería complementar la de los padres, pero no ocupar su lugar. Entréguense a Dios y
pídanle ayuda para apoyarse mutuamente. Enseñen a sus hijos a ser fieles al Señor, a
los principios, a sí mismos y a todos aquellos con quienes se relacionan. Serán una
ayuda para sus maestros y un ejemplo y motivación para sus compañeros. No es
probable que los padres que imparten esta educación critiquen al maestro. En esto
fallan muchos padres. Con su crítica precipitada y sin fundamento, a menudo
destruyen completamente la influencia del maestro fiel y abnegado.

Si llegan a ser necesarias la crítica o algunas sugerencias en cuanto al trabajo del


maestro, deberían indicársele en privado. Será de gran ayuda para el maestro que se
le comunique toda la información que los padres tienen del carácter de los niños y de
sus peculiaridades o debilidades físicas. Es de lamentar que sean tantos los que no
comprenden esto. La cooperación debe ser el espíritu del aula, la ley de su vida. El
maestro que logra la cooperación de sus alumnos se asegura su valiosa ayuda para
mantener el orden.

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Capitulo XXXIV La Disciplina

Una de las primeras lecciones que necesita aprender el niño es la obediencia. Se le


debe enseñar a obedecer antes de que tenga edad suficiente para razonar. El
propósito de la disciplina es educar al niño para que se gobierne solo. Se le debería
enseñar la confianza en sí mismo y el dominio propio. Hay que ayudar al niño a
comprender que los padres y los maestros son representantes de Dios, y que al actuar
en armonía con él las leyes que imponen en el hogar y en la escuela también son
divinas. Tanto los padres como el maestro tienen que estudiar la forma de orientar el
desarrollo del niño sin estorbarlo mediante un control inadecuado. El esfuerzo por
“quebrantar la voluntad” del niño es una gran equivocación. No hay una mente que sea
igual a otra. La disciplina de un ser humano que ha llegado a la edad del desarrollo de
la inteligencia debe ser distinta de la que se aplica para domar a un animal. Al animal
solamente se le enseña sumisión a su amo. Para él el amo es mente, criterio y
voluntad. Este método, empleado a veces en la educación de los niños, hace de ellos
meros autómatas. La mente, la voluntad y la conciencia están bajo el dominio de otro.
Los que debilitan o destruyen la individualidad de otras personas, emprenden una
tarea que nada más puede dar malos resultados.

Capitulo XXXV La escuela del Mas allá.

El cielo es una escuela; su campo de estudio, el universo; su maestro, el Ser infinito.


En el Edén se estableció una filial de esa escuela y, una vez consumado el plan de
redención, se reanudará la educación en la escuela del Edén. Cosas que ojo no vio, ni
oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los
que le aman”. Entre la escuela establecida al principio en el Edén y la escuela futura,
se extiende todo el período de la historia de este mundo, historia de la transgresión y
el sufrimiento humano, del sacrificio divino y de la victoria sobre la muerte y el pecado.
En el cielo se guarda un registro de todo don otorgado por Dios, que ha guiado a los
seres humanos a hacer esfuerzos abnegados.

EDITH LETICIA JIMENEZ MENDEZ GUIA MAYOR

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