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Informe Correspondiente A Los Primero 8 Capítulos Del Libro La Educación

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Informe correspondiente a los primero 8 capítulos del libro La Educación (Elena G.

de White)

Escrito por:

Diego Mandón Arengas

Líder a cargo:

Jeisson Eliad Carrillo

Club de guías mayores – Maranatha

Guacochito - Cesar

2021
Contenido

Informe correspondiente a los primero 8 capítulos del libro La Educación (Elena G. de White).......3
Capítulo 1 - La fuente de la verdadera educación y su propósito...................................................3
Capítulo 2 - La escuela del Edén.....................................................................................................4
Capítulo 3 - El conocimiento del bien y del mal..............................................................................4
Capítulo 4 - La relación de la educación con la redención..............................................................5
Capítulo 5 - La educación de Israel.................................................................................................6
Capítulo 6 - Las escuelas de los profetas........................................................................................7
Capítulo 7 - Biografías de grandes hombres...................................................................................8
Capítulo 8 - El maestro enviado por Dios.......................................................................................9
Informe correspondiente a los primero 8 capítulos del libro La Educación
(Elena G. de White)

Capítulo 1 - La fuente de la verdadera educación y su propósito


El concepto sobre la educación, sus orígenes, y el propósito por el cual está es
impartida destacan su importancia de ser recibida en nuestras vidas. La verdadera
educación no proviene del ser humano, y no busca la adquisición de
conocimientos de forma egoísta. La verdadera educación proviene del Dios,
nuestro creador y redentor. La verdadera educación busca formar seres humanos
que sean instruidos para desarrollar todas sus facultades físicas, mentales y
espirituales, para de esta forma moldear hombres de carácter semejante al de
Dios. Se instruye y se educa al ser humano para preparar su corazón para el
servicio abnegado, el cual es una de las formas más elevadas de la educación
proveniente nuestro Padre Celestial. Grandes escritores y maestros de la
antigüedad y de nuestra época resaltan la importancia de la verdadera educación,
y muchos de ellos reconocen que la verdadera educación debe estar basada en
los principios divinos. Dios dese un principio anheló impartir está educación a
nuestro padre terrenal, Adán, el cual tuvo el privilegio de verle y escucharle cara a
cara. Cuando el pecado entró a este mundo, solo quedaron las sombras de lo que
el señor había creado para darle lo mejor de su educación a Adán y Eva. Pero por
medio de la promesa de la venida de su hijo amado, el hombre tuvo una
oportunidad más para acercarse a Dios, aunque ya no de la misma manera, para
obtener de aquella educación. Sin embargo, nuestra mente finita no alcanza a
comprender en su totalidad el propósito de la educación y el misterio de la piedad.
Somos apenas estudiantes de preparatoria en esta tierra, formándonos en Cristo
para seguir recibiendo de su educación, la educación superior que recibiremos en
las moradas celestiales. La verdadera educación tiene como base el amor, ese
principio divino que conforma la esencia del carácter de Dios. Dios mismo es amor
(1 Juan 4:8). Este mensaje nos invita a escudriñar las sagradas escrituras, las
cuales son el reflejo de la verdadera educación, y la base para prepararnos para la
vida en este mundo de oscuridad, y ser un rayo más de luz para otras personas, y
para ser grandes líderes y pensadores que instruyan a otros y los lleven a los pies
de Cristo.

Capítulo 2 - La escuela del Edén


El propósito de Dios al colocar al hombre en el huerto del Edén, era mostrarle sus
intenciones, de hacer de dicho gusto una escuela para sus primeros pasos en el
aprendizaje del conocimiento de la maravillosa gloria de Dios. En dicho jardín,
Adán y Eva pudieron ser testigos de toda la obra de la creación, y todo ese
escenario era su espacio de estudio, y ellos los alumnos, nuestro amado señor su
maestro, y todos los ángeles eran guías en este proceso de aprendizaje. Tenían el
privilegio de aprender del gran maestro mientras esté les enseñaba cara a cara de
las maravillas del universo, y se fortalecían adquiriendo conocimientos y
desarrollando sus facultades mentales, físicas y espirituales. Y no solo el jardín del
Edén, sino toda la tierra, la cual de desplegaba antes ellos como un libro abierto, y
se les encomendó la importante tarea de cuidar de todo lo que podían ver a su
alrededor, para que no estuvieran ociosos, sino que por el contrario, aprendieran a
discernir y se constituyeran moralmente responsables, habiéndoles mostrado el
árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal. En otras palabras,
Dios les hizo para aprender cada día más de él y del conocimiento de su gloria, y
para hacer de este mundo una escuela en la cual todos sus hijos y descendientes
aprendieran también y se fortalecieran en nuestro Padre Celestial.

Capítulo 3 - El conocimiento del bien y del mal


El hombre fue puesto junto con la mujer en el jardín del Edén. Era hora de que su
amor y lealtad fueran puestas a prueba. Adán y Eva fueron seres hechos a imagen
y semejanza de Dios, pero también se les dio la facultad, de entre sus facultades,
de elegir por sí mismos. Dios no podía crear seres sin el libre albedrío, ya que de
lo contrario no serían seres libres sino marionetas, controladas injustamente. El
señor deseaba que Adán y Eva le sirvieran y aceptarán todas sus enseñanzas de
corazón, por amor, y no por obligación. Pero en el momento en el que Eva decidió
darle paso a su curiosidad, acercándose al árbol al cual no debía haberse
acercado, le dio la oportunidad al enemigo de tentarla, de engañarla y sacar
provecho de su tropiezo. El enemigo fue astuto, y convenció a la mujer de que
Dios no quería darle a conocer al ser humano el pleno conocimiento de la
verdadera educación. Con esto, la mujer desconfió de su creador, dudó de la
sabiduría de su maestro, y decidió seguir la influencia del enemigo. Y no
solamente se afectó a sí misma, también convenció a su marido, y le indujo a caer
en el error. En ese momento la verdadera educación proveniente de Dios fue
rechazada por el ser humano, y fue forzado a causa de su desobediencia a
conocer también el mal y lo que esté trae consigo. No solamente sufrió él y su
esposa, también sufrió toda la naturalezas y la creación de Dios. El gobierno de
este mundo le fue arrebatado por el enemigo, y perdió el privilegio de aprender de
lo que el señor le otorgaba en el jardín del Edén. Tuvo que aprender duramente
una lección de vida que marcaría la historia de la humanidad. Pero Dios en su
infinito amor también nos otorgó la redención. Antes de dar a conocer al hombre
sus consecuencias, le prometió que no todo estaría perdido, que Jesús, su hijo
amado vendría a este mundo a morir por todos los pecadores, y de esta forma
redimir a la humanidad, dándoles la oportunidad de aceptar, por medio de él,
nuevamente la verdadera educación, para ser instruidos en él y de este modo
obtener la salvación y la vida eterna.

Capítulo 4 - La relación de la educación con la redención


La entrada del pecado a este mundo creó una evidente separación entre Dios y el
hombre, la cual, de no ser por el sacrificio de Cristo Jesús en la cruz, afirmando el
plan de redención, el destino del ser humano habría sido una separación eterna de
su creador y un mundo de tinieblas que conduce a la muerte eterna. Hoy en día,
nuestra naturaleza de pecado no nos permite mirar a Cristo, por causa de la luz
gloriosa que refleja su carácter. Pero el vino a este mundo para dar su ejemplo,
para reconciliar al hombre con Dios, y para cumplir su promesa de confirmar el
plan de redención. Por medio de Cristo podemos conocer al padre, y podemos
adquirir la luz de la verdadera educación, del conocimiento de su gloria. Pero para
adquirir una comunión verdadera con el señor, debemos aceptar sus consejos y
sus enseñanzas. La única forma de resistir al enemigo es entregar nuestro
corazón a Dios, en pedir la ayuda de Cristo Jesús, el cual es el poder que
necesitamos. Pero también debemos destacar el deber que tenemos de cooperar
con ese poder. Si no ponemos de nuestra parte, si no le dejamos entrar, Dios no
puede cambiar y transformar el corazón. El desea que sus hijos aprendan el valor
de la educación y el servicio abnegado. Se puede decir entonces, que cuando nos
acostamos con Dios y le entregamos nuestro corazón, el moldeará nuestro
carácter, y plasmará en nuestras vidas el conocimiento de su gloria.

Capítulo 5 - La educación de Israel


El principio divino de la educación debe primar en la familia. Desde el principio, en
el huerto de Edén, Adán y Eva son prueba esta afirmación. Su padre, Dios, fue su
tutor, y ellos sus alumnos, fue la primera familia terrenal. Y Dios transmite este
modelo a su pueblo, cumpliendo así su promesa a Abraham, de que su
generación futura recibiría la tierra que se le había prometido. Aunque desde el
principio fue un pueblo duro, ya que estaba acostumbrado a los malos tratos y a la
esclavitud, por parte de los egipcios, el señor fue paciente y bondadoso, y luchó
en todo momento por establecer y reafirmar en su pueblo el principio de la
educación, el verdadero conocimiento de su gloria. Y a través de todas sus
grandes obras hacia ellos, Dios les enseñó el verdadero camino a seguir,
instándoles en todo momento a aceptar sus designios y seguir su palabra. Incluso
decidió habitar en medio de ellos, solicitando de su parte un santuario, y poniendo
a prueba su dadivosidad y entrega del servicio abnegado. Con esto también les
recuerda la importancia de cuidar el templo del santo espíritu. A través de las
festividades anuales y de todos los eventos y celebraciones anuales y a través de
las décadas, el señor siguió instruyéndoles e impartiéndoles la verdadera
educación, y les recordó a los padre y maestros que transmitieran todas esas
enseñanzas a sus hijos, para que no se olvidarán de él y de todo lo que había
hecho por su pueblo.

Capítulo 6 - Las escuelas de los profetas


En tiempos de Samuel, se fundaron las llamadas escuelas de los profetas, las
cuales se crearon con el fin de instruir a todos los jóvenes de la época y brindarles
la educación divina para que se convirtieran en grandes líderes y maestros para
guiar al pueblo en el camino de la verdad. Esto debido a que muchos de los
padres de estos muchachos manejaban con indiferencia su responsabilidad de
educación hacia sus hijos. A través del estudio diario de la palabra y una completa
comunión con Dios, David también pudo alcanzar el conocimiento divino, con el
cual se llegó a considerar un hombre conforme al corazón de Dios, debido a que
su principal anhelo era la sabiduría y el consejo divino. Sin embargo, el pecado
que arrastró a su castigo en la vejez no solo afectó su vida y su comunión con el
señor, sino también la conducta y toda la educación impartida al pueblo de Israel.
Es por ello que debemos tener cuidado y tener una comunión real y sincera con
Dios. Más aún cuando somos líderes o tutores, o maestros de aquellos que
necesitan ser guiados y educados en el camino de la verdad. De igual manera
sucedió con Salomón, que después de tantas bendiciones recibidas por el señor
se dejó llevar por su vanagloria y por la influencia de las mujeres y de los
gobernantes de otras naciones, lo cual, aunque se arrepintió en su vejez, y obtuvo
el perdón de nuestro padre celestial, su conducta incidió en la del pueblo. El reino
fue dividido y el pueblo comenzó a rechazar los principios divinos impartidos a
través de la verdadera educación. Recordemos que Dios nuestro señor, aunque
usa diferentes maneras de enseñar a su pueblo a través de todos los tiempos, sus
principios son los mismos, él es el mismo, y su plan de salvación y redención es el
mismo. Debemos ser cuidadosos y adquirir el ejemplo del antiguo Israel, y aplicar
en nuestra vida el siempre estar sujetos al consejo divino, para no desviarnos y
ser siempre sabios en nuestras decisiones. Y todo esto solamente lo podemos
adquirir si nos entregamos de corazón a Dios y aceptamos en nuestra vida seguir
las enseñanzas de su verdadera educación.

Capítulo 7 - Biografías de grandes hombres


En la antigüedad encontramos hombres, del cual sus historias se encuentran en
las sagradas escrituras. Dichos varones siempre se mantuvieron firmes, leales y
motivados por su fe en Dios.

El primer caso es el de José, un joven instruido desde la niñez por su padre


terrenal y celestial, los cuales le enseñaron los principios que abarca la verdadera
educación divina. Aún con todas sus adversidades, José aprendió y aplicó todo
esto en su vida. Le fue leal a Dios y a sus amos, depositó toda su fe en Dios, el
cual le prosperó en todo momento. Mientras estuvo con Potifar, mientras estuvo
en la cárcel, mientras estuvo frente a faraón, incluso cuando esté le colocó como
gobernante sobre todas las naciones. En cada situación se mantuvo fiel a Dios, y
demostró la misma lealtad en cada caso, gracias a la educación impartida por su
padre Jacob, y Dios el padre celestial, la cual le ayudaron a desarrollar su
carácter.

Tal es el caso de Daniel, un joven que dese su temprana edad también fue
cautivo. Llevado a babilonia, tuvo que soportar muchas pruebas en las cuales
demostró ser fiel y leal a Dios. Pruebas como la de abstenerse de probar la
comida del Rey, la cual era ofrecida una parte a sus ídolos, o la prueba de
fidelidad que tuvo que sostener cuando el decreto del Rey Darío fue promulgado.
Con todo esto, Daniel demostró que el Dios del cielo es eterno, y que sus
principios son esenciales para la educación del ser humano. Incluso
Nabucodonosor y Darío reconocieron el poder y la grandeza del Dios
todopoderoso. Su lealtad le llevó a desarrollar e incrementar sus facultades físicas,
espirituales y mentales, por medio de las cuales dio a conocer la grandeza de
nuestro creador.
Eliseo también recibió con gozo la educación que se le fue enseñada desde
pequeño. Provenía de una familia con recursos, y en cuanto conoció la verdad se
aferró a ella. Dios moldeó su carácter a través de los años, y cuando vio todo lo
que Dios hizo a través de su mentor, Elías, decidió seguir a Dios y acompañar a
su mentor a donde quiera iba. Aun cuando Elías le decía que volviera a casa,
Eliseo decidió seguir a Elías a donde él iba, y no renunció a seguir siendo instruido
por Dios. Fue fiel y leal desde pequeño, en lo poco. Y cuando Elías fue llevado al
cielo, él tomó su lugar, y con gran gozo y humildad sirvió al señor y siguió
esparciendo el mensaje de la verdad, de la verdadera educación divina. Siendo
fiel en lo poco, también fue fiel en lo mucho.

De Moisés también podemos aprender mucho. Un niño nacido de una hebrea,


criado en el Palacio de faraón, dotado de los más grandes conocimientos y
fortalezas de la época, para ser un príncipe y gobernante de Egipto. Sin embargo,
puso en primer lugar las enseñanzas que su madre le impartió desde niño,
dándole a conocer las grandes verdades de la educación divina. Aunque cometió
el error de querer libertar al pueblo por mano propia, fue en el desierto, durante
cuarenta años, donde aprendió en la escuela de Cristo Jesús, mientras
pastoreaba ovejas. De esta forma, y en su soledad, pudo meditar en las promesas
de Dios, y en el propósito que tenía para él. Fue de esta manera que pudo formar
su carácter y su amor por este pueblo, el pueblo de Israel, el cual dirigió por
cuarenta años más.

Pablo, el cual creció educándose al lado de los más grandes y respetados


miembros del sanedrín, desde pequeño fue celoso con todas las enseñanzas que
le inculcaron aquellos hombres. Pablo era fiel en sus creencias, pero estaba
equivocado, seguía las mismas enseñanzas que sus maestros, los cuales se
distinguían por ser legalistas. Pero el señor lo enfrentó, lo tomó y lo preparó para
su causa. Aquel que era perseguidor, ahora se convierte en perseguido, y tuvo
que sufrir mucho por causa del mensaje del evangelio. Aunque lo perdió todo,
ganó lo más importante y de valor en la vida del ser humano, la corona de la vida
eterna.
Capítulo 8 - El maestro enviado por Dios
Aún con todas las virtudes que estos hombres tenían y habían recibido de parte
del eterno, jamás existió ni existirá uno como el maestro de maestros, nuestro
Señor y Salvador, Cristo Jesús. Aquel que era semejante al altísimo, que hace
parte de la deidad, siendo el mismo Dios, decidió dejarlo todo y venir a este
mundo vil, que se encontraba en tinieblas. Vino a restaurar y a nuevamente
recordar la esencia de la verdadera educación, la esencia del carácter divino. Su
misión era tan grande como ninguna. El ser humano antes de su venida ya se
encontraba en un estado tan bajo y degradante, que habían distorsionado en gran
manera las doctrinas y las enseñanzas que Dios le había dado a conocer a su
pueblo. Habían caído en el legalismo y la rutina, de tal manera que implementaron
normas y leyes que no siquiera iban de acuerdo a las escrituras, colocando una
pesada carga en los hombros de todos los creyentes y los hacía sentir que era
demasiado difícil y desagradable obedecer y servir a Dios. Cristo vino a este
mundo, nacido de mujer, e instruido desde niño en los principios de la verdadera
educación, para salvar del pecado y guiar en el servicio, para restaurar la
condición humana y darle una segunda oportunidad. Desde sus inicios aprendió
de la verdadera educación, la del conocimiento de la gloria de Dios, y pasaba
largas horas en comunión con su padre, preparándose para su grande ministerio
en este mundo, y sin tener en cuenta la enseñanza de las escuelas de este
mundo, aprendiendo directamente de lo que le enseñaba el padre celestial. De
esta forma fue desarrollando sus facultades mentales, físicas y espirituales. Creció
de manera humilde, adoptando un oficio que le mantuvo ocupado y servicial, y con
todo esto le dio ejemplo al ser humano. Tuvo que soportar y resistir tentaciones,
las cuales hoy en día también son manifestadas a los seres humanos, y venció
todo esto haciendo uso netamente de su naturaleza humana, para dar ejemplo y
demostrar que sujetos al Dios eterno el ser humano puede adoptar esta conducta
y firmeza, esa obediencia plena al creador. Vivió una vida de rectitud, de la cual
nunca se le encontró mal alguno. Sentía empatía por todos los seres humanos, y
desde pequeño, al relacionarse con los hombres inspiraba un espíritu de
consagración plena con el padre. Trataba a todos por igual, y les enseñaba a
niños, jóvenes, adultos y ancianos, cada quien conforme a su entendimiento,
plasmando en el corazón de las personas el deseo de buscarle y de querer más
de esa maravillosa educación divina. Vino a enseñar el verdadero carácter que
debe adoptar el ser humano por medio de la verdadera educación, la que prepara
para fortalecer y desarrollar las facultades físicas, mentales y espirituales, y no
aquellas teorías humanas, las cuales carecen de la esencia del conocimiento de
Dios. Después de todo, es un desperdicio buscar sabiduría y conocimiento fuera
del conocimiento y la verdadera educación ofrecida por Dios, la del conocimiento
de su gloria. Dios por medio de su hijo amado nos ofrece la oportunidad de
acercarnos y escudriñar su palabra, la cual es fuente de vida eterna. Debemos ir a
él y pedir su sabiduría y dirección, pedir más de su carácter, y un corazón
conforme al suyo, de esta manera podremos alcanzar con humildad la sabiduría
de la educación divina, la cual nos dirige hacia la más grande fuente de amor en el
universo: Dios.

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