Religious Belief And Doctrine">
Ame Sin Esperar Nada A Cambio
Ame Sin Esperar Nada A Cambio
Ame Sin Esperar Nada A Cambio
Oseas fue un profeta a quien Dios, contra toda lógica y todo decoro, le ordenó casarse
con una prostituta. Él debía encarnar, por medio del amor hacia una esposa infiel,
llamada Gomer, la clase de amor que Dios siente por su pueblo.
Al principio de la relación todo era hermoso; pero, con el paso del tiempo, Gomer se
cansó del amor de su esposo y comenzó a cambiar de actitud. Empezó a salir con sus
antiguas amigas, se olvidó de los quehaceres de la casa y dejó de preocuparse por sus
hijos.
Oseas, enterado de la situación, quiso poner límites a la desenfrenada vida de su esposa
(2:6); sin embargo, ella se las ingeniaba para escaparse. Finalmente, llegó el día
preanunciado. Oseas encontró una carta sobre la mesa. Gomer se había ido. “Me cansé
de tus miserias, del desprecio de la gente, de la ingratitud del ministerio profético, de
ayudar y no tener retribución. Conocí al verdadero amor de mi vida, un hombre que me
dará todos los gustos y hará realidad todos mis deseos. Me voy con él. Olvídate de mí y
dale mis saludos a los niños”.
Oseas quedó destrozado. La humillación por la deslealtad de su esposa caló muy hondo
en su alma. Su familia se había fragmentado.
Gomer siguió degradándose, pasando de amante en amante. El primer hombre era un
potentado económico. La vistió de ropas finas y le compró perfumes caros (2:5). Pero
esa relación terminó y apareció otro amor. Después de un tiempo, llegó a ser la amante
de un miserable, alcohólico y violento. Oseas se enteró y fue a la cantina, a buscar a ese
amante de turno. No le recriminó nada, sino que le dio dinero para que comprara ropa y
comida para Gomer. En lugar de eso, se gastó todo en bebidas. Alguien podría decir:
“¡que hombre sonso este Oseas!”.
Con el tiempo, Gomer cayó en manos de un hombre aun más despiadado. La prostituyó
y estaba a punto de venderla como esclava, cuando Oseas se enteró y fue a la subasta
(3:1). El martillero ofrecía a Gomer y decía: “¿Quién da cinco pesos por esta mujer?”.
La gente se reía. Gomer no era la misma. Avejentada, sucia, con el pelo revuelto y
desnutrida. La estaban ofreciendo desnuda para despertar algún interés morboso. Pero
así y todo, nadie la quería. Oseas levantó su voz y dijo: “ofrezco quince siclos de plata”
(3:2). Eso era mucho dinero. “Vendido al señor”, dijo el subastador, sin perder un
segundo. Oseas pagó y pagó mucho. “¡Qué tonto, podía haber regateado el precio!”.
“Podría habérsela llevado por cinco pesos”. “Mercadería de segunda calidad, ¿qué
persona cuerda pagaría un precio insólito por algo que no vale nada?”, eran las voces de
esa mañana.
Oseas comenzaba a entender a Dios. El pecado nos
esclavizó y nos arruinó. Deformó en nosotros la
EL GRAN DESAFÍO ES AMAR imagen de Dios. Nos convertimos en mercancía de
LO QUE NADIE AMARÍA. segunda. El valor intrínseco del ser humano se
devaluó a causa del pecado. Un día, Jesús pagó un
precio insólito que nadie más pagaría. “Yo pagaré un
alto precio”, dijo Jesús. Satanás replicó: “no valen nada”.
El diablo se encarga de decirnos que no somos nadie, que no valemos nada, que nunca
llegaremos a donde soñamos. La próxima vez que él venga y le susurre al oído tales
mentiras, usted mírelo a los ojos y dígale: “¿cuánto pagaron por tu vida?” Él pecó una
sola vez, y nadie fue capaz de pagar una pluma de ángel; pero, por nosotros, Jesús pagó
un alto precio. Satanás no tiene valor. En cambio, en el remate de las miserias de la
vida, alguien dio todo lo que tenía por cada uno de nosotros.
Oseas subió al estrado, la cubrió con una manta, la ayudó a bajar y le dijo: “Por mucho
tiempo serás mía; no te prostituyas ni te entregues a otro hombre, yo también te seré
fiel”, Oseas 3:3.
Oseas mostró su amor y dijo: “Aunque andes andrajosa, yo te amaré”. Éste es el mismo
susurro de Dios a lo íntimo de nuestra vida: “Te amaré, sí, te amaré toda la vida”.
“¿Cómo podré dejarte? ¿Cómo podré abandonarte, pueblo mío? ¿Podré destruirte?
¡Mi corazón está conmovido, lleno de compasión por ti!”, Oseas 11:8.
Un amor ilógico, obstinado, loco. En Dios vemos el modelo de lo que hace el amor
rechazado: ¡permanece fiel!
El libro de Oseas comienza con un cuadro patético: “Ve y ama a una prostituta” y
termina con un cuadro de amor: “Los amaré de pura gracia”, Oseas 14:4. Hagan lo que
hagan, los amaré. Este es un amor capaz de amar lo que nadie amaría.
El gran desafío que nos corresponde tomar es amar lo que nadie amaría. Amar al
cónyuge que lo traicionó, quebró la confianza y lo avergonzó. Amar a alguien que
produjo intenso dolor en su vida. Lograr este tipo de amor es un triunfo, es amor de pura
gracia. ¡Dios nos invita a amar de esa manera!
DESAFÍO MATRIMONIAL
Nuestro llamado es a amar incondicionalmente. Nadie puede ser feliz si huye de este
destino divino.
Dios, en 1ª Pedro 3:9, nos instruye: “No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto;
más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición”.
¿Guarda rencor contra su pareja? ¿Constantemente rememora algún dolor que le haya
causado? Recuerde que el Padrenuestro dice: “Perdónanos nuestras deudas, como
también nosotros perdonamos a nuestros deudores... Si ustedes perdonan a otros el mal
que les han hecho, Dios, su Padre que está en el cielo, los perdonará a ustedes. Pero si
ustedes no perdonan a los demás, tampoco su Padre los perdonará a ustedes”, Mateo
6:12-15. Extienda perdón de la misma manera que Dios perdona su vida.
Ejercite la fe para un nuevo comienzo. 2ª Corintios 5:17 dice: “De modo que si alguno
está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas”. La traición, el rechazo y la infidelidad lastiman y dan rabia. Hay varias
opciones frente a una experiencia así. La más sabia y la más bíblica es el amor
incondicional. Esto no significa tolerar que lo sigan hiriendo; simplemente, significa
que amará pese a... ¡Eso es sabiduría, eso es gracia inmerecida!
La presente lectura corresponde al capítulo 18: Ame sin esperar nada a cambio,
del libro Matrimonio con futuro.