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Aprovechemos El Suelo...

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Ing.

MORALES UCHOFEN, Alejandro Pedro


APROVECHEMOS
EL SUELO
OBJETIVOS
ESPECÍFICOS

• Analizar el suelo como fuente de riqueza que contribuye a la


supervivencia de los seres vivos.
• Evitar la contaminación y erosión de los suelos.
¿DE QUÉ ESTÁ HECHO EL SUELO?
• El suelo es material derivado de las rocas, que contiene mezcla de materia orgánica y es capaz de soportar una vegetación. El
suelo está constituido por sustancias sólidas, líquidas y gaseosas.
• La corteza terrestre, con un espesor entre 0 km. y 60 km., es la capa superficial de la tierra que sirve de sustento a la vida
terrestre, ya sea a plantas y animales. En el suelo se almacenan muchos alimentos y el agua, que servirán al hombre y a la
naturaleza para la supervivencia. El suelo está compuesto de aire, agua, minerales, piedras, arena, arcilla, materia orgánica,
organismos vivos como hongos, bacterias, otros organismos, lombrices, insectos, cochinillas, etc.
• La materia orgánica del suelo, está compuesta del resto de plantas y de tejidos animales parcialmente descompuestos, junto con
los microorganismos y raíces de plantas.
• Gran parte de la materia orgánica del suelo presenta propiedades coloidales.
• Esto es, que el suelo no es un sólido pero no es un líquido tampoco, sino una mezcla de los dos llamado estado coloidal, que le
permite:
− Absorber con facilidad otras sustancias (el agua y los minerales)
− Deja evaporar con relativa facilidad el agua.
− Posee viscosidad; osea, facilidad de dejar pasar o detener sustancias. En el caso del suelo, es el agua la que pasa o no pasa,
según su viscosidad.
• La materia orgánica tiene una gran capacidad de absorción del agua, iones y otras sustancias. La capacidad para retener el agua y
materias nutritivas hace a la tierra apta para el cultivo de plantas y permite mejorar otras clases de suelos como los arenosos,
arcillosos, áridos, etc.
A continuación presentaré una lectura titulada:
LA PROFESÍA DEL JEFE SEATHL
LA PROFESÍA DEL JEFE SEATHL
Carta dirigida por el Jefe Seathl de la tribu Duwanish al presidente de los Estados Unidos, en respuesta a una propuesta de compra
de sus tierras, en 1855.

El gran jefe de Washington manda palabras, quiere comprar nuestra tierra. El gran jefe también manda palabras de amistad y
bienaventuranza. Esto es amable de parte suya puesto que nosotros sabemos que él tiene muy poca necesidad de nuestra amistad.
Pero tendremos en cuenta su oferta, porque estamos seguros que si no obramos así, el hombre blanco vendrá con sus pistolas y
tomará nuestra tierra. El gran jefe de Washington puede contar con la palabra del gran jefe Seathl, como pueden nuestros hermanos
blancos contar con el retorno de las estaciones. Mis palabras como las estrellas: nada ocultan.

¿Cómo se puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? Esta idea es extraña para nosotros. ¿Si hasta ahora no somos
dueños de la frescura del aire o del resplandor del agua, como nos lo pueden ustedes comprar? Nosotros decidiremos en nuestro
tiempo. Cada parte de esta tierra es sagrada para mi gente. Cada espina de pino brillante, cada orilla arenosa, cada rincón del oscuro
bosque, cada claro y zumbador insecto, es sagrado en la memoria y experiencia de mi gente.

Nosotros sabemos que el hombre blanco no entiende nuestras costumbres. Para él, una porción de tierra es lo mismo que otra;
porque él es un extraño que viene en la noche y toma de la tierra lo que necesita.

La tierra no es su hermana, sino su enemiga, y cuando él la ha conquistado sigue adelante. Él deja las tumbas de sus padres atrás y
no le importa. Él empeña la tierra de sus hijos y no le importa. Así las tumbas de sus padres y los derechos de nacimiento de sus
hijos, son olvidados.

Su apetito devorará la tierra y dejará atrás un desierto.


LA PROFESÍA DEL JEFE SEATHL
La vista de sus ciudades duele en los ojos del hombre piel roja. Pero talvez es porque el hombre piel roja es un salvaje y no
entiende… No hay ningún lugar tranquilo en las ciudades de los hombres blancos. Ningún lugar para escuchar las hojas en la
primavera o el zumbido de las alas de los insectos. Pero talvez es porque yo soy un salvaje y no entiendo, que el ruido parece
insultarme los oídos. Yo me pregunto: ¿Qué queda de la vida, si el hombre no puede escuchar
el hermoso grito del pájaro nocturno, o los argumentos de las ranas alrededor de un lago en la tarde? El indio prefiere el suave
sonido del viento cabalgando sobre la superficie de un lago y el olor del viento mismo lavado por la lluvia del medio día, o con la
fragancia de los pinos. El aire es valioso para el hombre piel roja. Porque todas las cosas comparten la misma respiración… las
bestias, los árboles y el hombre. El hombre blanco parece que no notará el aire que respira. Como un hombre muriendo por
muchos días, él es indiferente ante la hediondez.

Importa muy poco el lugar donde pasemos el resto de nuestros días –no quedan muchos-. Unas pocas horas más, unos pocos
inviernos más y ninguno de los hijos de las grandes tribus, que una vez existieron sobre esta tierra, o que anduvieron en
pequeñas bandas en los bosques, quedarán para lamentarse ante las tumbas de una gente que una vez fue poderosa y tan
llena de esperanza. Una cosa nosotros sabemos y que el hombre blanco puede algún día descubrir. Nuestro Dios es el mismo
Dios.

Usted puede pensar ahora, que usted es el dueño de él, así como usted piel roja. Esta tierra es preciosa para él, y hacerle daño a
la tierra es amontonar desprecio a su creador.

Los blancos también pasarán –talvez más rápido que otras tribus-. Continúen ensuciando su cama, y alguna noche terminarán
asfixiándose en su propio desperdicio. Cuando los búfalos sean todos sacrificados, los caballos salvajes todos amansados y los
rincones secretos de los bosques se llenen con el aroma de muchos hombres y la vista de las montañas se replete de esposas
habladoras, ¿dónde estará el matorral?
LA PROFESÍA DEL JEFE SEATHL
Desaparecido. ¿Dónde estará el águila? Desaparecida. Es decir, adiós a lo que crece, adiós a lo veloz, adiós a la caza. Será el fin
de la vida y el comienzo de la subsistencia. Nosotros tal vez entenderíamos si supiéramos que es lo que el hombre blanco
sueña; qué esperanzas les describe a sus niños en las noches largas del invierno; que visiones le queman sus mentes para que
ellos puedan desear el mañana. Pero nosotros somos salvajes… Los sueños del hombre blanco están ocultos para nosotros y,
porque están escondidos, nosotros iremos por nuestro propio camino. Si nosotros aceptamos, será asegurar la reservación que
nos han prometido. Allí tal vez podemos vivir los pocos días que nos quedan como es nuestro deseo.

Cuando el último piel roja haya desaparecido de la tierra, y su memoria sea solamente la sombra de una nube cruzando la
pradera, estas costas y estas praderas aún contendrán los espíritus de mi gente, porque ellos aman esta tierra, como el recién
nacido ama el latido del corazón de su madre. Si nosotros vendemos a ustedes nuestra tierra, ámenla como nosotros la hemos
amado. Cuídenla, como nosotros la hemos cuidado.

Retengan en sus mentes la memoria de la tierra, tal como estaba cuando se la entregamos. Y con todas sus fuerzas, con todas
sus ganas consérvenla para sus hijos y ámenla, así como Dios nos ama a todos. Una cosa nosotros sabemos… nuestro Dios es
el mismo Dios vuestro, esta tierra es preciosa para Él. Y el hombre blanco no puede quedar excluido de un destino común …

(Traducción del “Grupo Ecológico” de la Universidad del Valle, Facultas de Arquitectura)


¡GRACIAS
ING. Pedro Morales Uchofen
POR SU
amorales@unprg.edu.pe
ATENCIÓN!

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