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18 Manolo Escobar

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Historias ~
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Por Carlos HERRERA
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MANOLO ESCOBAR
UERON los cincuenta años de las pocas horas que le quedaban

F migración y despegue. Fue


cosa común tomar hatillo y
bufanda y partir a tierras de promi-
libres después de trabajar en una
fábrica de la cosa química, donde
llenó la primera botella de Misto!.
sión desde aquellas otras que nun- Sacó adelante un Bachillerato Ele-
ca veían prosperar sus activos. Al- mental meritosísimo, al igual que
mería vió salir familias y pueblos sus hermanos, y optó por una pla-
enteros hacia tierras del norte, del za en Correos después de su co-
Gran Norte, siguiendo la vera del rrespondiente oposición.
mar, el curso consecuente. Así,
media Almería llegó a Barcelona y
se dispuso a hacer lo único que Los comienzos
podía: trabajar a destajo. Les fue
bien a los dos. Barcelona y los al- La radio tuvo lo suyo que ver,
merienses se beneficiaron de ello, como en casi todos los casos. Ani-
por más que algun torpe, intencio- mado por José María Nada!, se
nado y aldeano, considere lo cono presentó a un concurso de aficio-
trario. Una de esas familias proce- nados en Radio Barcelona, con-
día de El Ejido y era la de los Gar- curso que debería ganar, supongo.
cía Escobar, mujer y diez hijos de Le estaba escuchando toda lacar-
Antonio, modesto y desprendido tería de Barcelona, toda la familia,
propietario de una fonda. La ccCasa todo el barrio. De allí salió conven-
de Antonio García, dio de comer a cido que lo suyo podía ser el cante
toda Almería, tanto y de tal manera español, en ·su más prieto y popu-
que supuso la quiebra y el desplo- casa. A la vuelta del servicio militar poco se podía hacer más que pa- lar concepto.
me del negocio y de la economía (le tocó Marruecos, que ya es suer- sar de ser aprendiz a encargado, Llegó el debú. Vaya debú. Teatro
familiar. · te) decidió que sin letras ni reglas con lo que se puso a estudiar en Clavé de Matará. Delicioso y her-
Manuel era de la quinta del 32 y mosísimo teatro, hoy un cochino
quinto en el orden familiar, con lo banco. Tuve la fortuna de vivir en
que en el año 49 tenía edad para esa localidad y recuerdo gratamen-
ser aprendiz de todo: metalúrgico, te mis correrías de niño por aquel
ebanista, albañil ... Sacaba su dine- teatro . Las autoridades, léase
rillo, supongo que no mucho, sufi-. Ayuntamiento, dejaron que se vi-
ciente para subsistir, e iba colabo- niera abajo y no pusieron ni el más
rando en la hacienda de aquella mínimo empeño en su manteni -
populosa y unida familia. Su primer miento. Eran años en que importa-
trabajo consistió en estar asomado ba más un edificio con cristales
a la ventana de su casa del Barrio que todo un símbolo de cultura o
Chino y gritar a todo pulmón personalidad de un pueblo. Acaba-
«¡Agua!, cuando por el fondo de la ron con aquello como con tantas
calle aparecía el municipal. Enton- otras cosas. Espero que la Historia
ces, sus hermanos y demás veci- les obligue a que se les caiga la ca-
nos que vendían en los portales ra de vergüenza todos los días, si
productos de estraperlo recogían es que les queda. En aquel teatro
el puesto a toda prisa y subían a debutó Manolo por el sueldazo de
350 pesetas. Año 57, 8 de diciem-
_L bre, teatro lleno de soldados. Viaja-
ron desde Badalona en un taxi ,
con lo que fue más el transporte
que el beneficio, pero valió la pena
por cuanto supuso un punto de
partida y la voluntad clara de ga-
narse el pan en ello. Fueron saltan-
do de pueblo en pueblo. De la cos-
ta del Maresme a la costa Brava,
de ahí a Francia, de Francia a Ale-
mania y de Alemania a cualquier
rincón donde hubiera un emigran-
te. Correos quedó en el recuerdo (y
en la excedencia), <<quien no com-
pra zapatos no puede sacarles el
). brillo."
Grabó discos y animó verbenas.
<< Requ iebro a Barcelona•• , «Luto
Blanco•• , «Debajo de los olivos",
fueron sus primeras grabaciones,
algunas de ellas originales de su
hermano Juan Gabriel, sencillo pe-
ro inspirado creador del que mu -
chos ya quisieran tener la mitad de
su gracia. Las coplas de Manolo, a
su semejanza, eran cop las sin
trampa, recias y tocadas por un ai-
re irresistiblemente popular. Era de
ley que gustara. Gustaba su sonri-
sa y apostura, su forma de decir y
J- su forma de proceder. Gustaban
las versiones que realizaba de cual-
quier clásico. Gustó el trasteo his-
tórico que instrumentó con «Ni se
compra, ni se vende", de Monreal
y Guijarro: Ni se compra, ni se ven-
de 1 el cariño verdadero. 1 No hay
en el mundo dinero 1 para comprar
los quereres, 1 que el cariño verda-
dero 1 ni se compra ni se vende.

«Porompompero»
Pero el pelotazo no fue ése. El
trallazo a la red vino de una copla
que cantaba el Príncipe Gitano y
;:
que había escrito Juan Solano: el
«Porompompero». Creo recordar
que dedicamos tiempo y tinta a la
historia de esta copla en el capítulo
dedicado al magnífico Enrique Var-
gas. El Príncipe la llevaba en un es-
pectáculo en el que estaba contra-
tado Manolo (y una joven llamada
Rocío Jurado). El almeriense se la
pidió y acabó grabándola. Supon-
go que si usted, querido lector, no
es japonés, desmemoriado o de-
masiado joven, sabrá lo que acon-
teció con la canción de marras: la
cantaron hasta los grillos, los de
aquí y los del Perú. Todos tararea-
ban aquel pegajoso estribillo que
..-- compusieron Ochaíta, Valerio e,
inolvidable siempre, Juanito Sola-

- - - - - 6 1..;......__~-------
,La copla

película de Pedro L. Ramírez am-


Ningún otro cantante bientada en las peleas contra la inva-
despierta las mismas sión francesa de 1808, titulada «Los
pasiones ni los guerrilleros», que obtuvo un éxito
mismos entusiasmos. más que notable y provocó que Ma-
Bajo estas líneas, una nolo rodara una película por año.
imagen de 1972
demostrativa de la
popularidad de
Manolo Escobar, Cine de éxito
rodeado de
admiradores que El cine de Manolo Escobar está
esperan que les firme hecho del aire de cultivo extratem-
un disco en unos prano de su pueblo, del sabor a
grandes almacenes tierra del Campo de Dalías y del
aspecto de «aironfix, y formica de
aquella España de los sesenta. To-
das sus películas son dignas de un
ciclo completo en aquellos cine-
clubs donde íbamos a ver cintas
pesadísimas y que nos gustaban
• 31 _L .~. -~- ..!.. ! . .t. más cuanto menos las entendía-
•.!..... ! . ..!. .LQU U J~ mos. Podríamos hacer un cine-fo-
' .~ .L!! J.!! .!l _1_~ .l.'- .~Q rum plagado de intenso debate,
. 21 22 23 24 25 26 27
donde uno podría renunciar defini-
las recepciones reales, en las pre-· tivamente a su pasado o dejar co-
sentaciones de perfumes, en las rrer, en cambio, lágrimas llenas de
discusiones bursátiles, en los la grasa de la nostalgia. El paquete J
puertos deportivos o en las pistas completo de películas es difícil-
de esquí. Los que gustan de Ma- mente exportable a occidente, pe-
nolo son los que ponen en marcha ro enclavado aquí.Y entonces ~nía
al país, los que lo limpian, los que su qué. Los cines estaban llenos,
lo engrasan, los que lo cantan y eso está claro. Era buena excusa
los que lo labran. Manolo Escobar para escuchar sus canciones, al-
gusta a los del barrio, al que coge gunas sinceramente buenas. En
el autobús, al del atasco, a los que «Los guerrilleros•• cantaba varios
no saben inglés, a algunos de los coplones como «Campanas de
que saben, a mi madre, al empre- amanecer», •Coplas del trágala
sario, a los más. Ningún otro des- perro» y «Yo soy un hombre del
pierta las mismas pasiones femeni- campo,. Una copla inmersa en su
nas, aún hoy, por madrazas o obra menor, quizá desconocida,
abuelazas que sean, ni los mismos es «Aquel hijo» y viene a represen-
no: El trigo entre todas /as flores 1 pego, no dejó pueblo, pedanía ni entusiasmos, a veces un tanto ino- tar el nutrido grupo de canciones
ha elegido a la amapola 1 y yo elijo ciudad por visitar. En todas partes centes, de sus nada eclécticos se- que Manolo guarda en su reperto-
a mí Dolores 1 Dolores, Lo/ita, Lo/a. era bien recibido. Enardecía (y guidores. rio y que están perfumadas por un
Creó compañía propia y dió más · enardece) cuanto pueblo visitara. El cine tuvo lo suyo que ver. La suave toque de encanto.
vueltas que una llave. Dale que te El público de Manolo no está en cosa empezó en el63, rodando una Ya por aquel entonces gastaba
Manolo un buen acopio de coplas,
alguna ciertamente deliciosa: «Ole
....1-
con ole y olé•, «Boda blanca .. ,
«Lola de Alba .. , «El último Quijote•
y especialmente una canción que
salió de la inspiración de Almagro
y Manolo Villacañas titulada «Ama-
polas y espigas»: Qué bonita es la
amapola 1 que se cría en los triga-
les, / qué bonito está mí niño 1
dando al viento sus cantares.
Entre Almagro y Villacañas ha-
bían creado para Manolo una serie
de coplas pegadizas, populares y
tiernas. Además de «¡Ay que llue-
ve!» -«esta noche tengo cita, 1 cita
)-
con la morena, 1 quiera Días que
venga pronto, 1 quiera Días que
pronto venga •- compusieron un
brillantísimo pasodoble llamado
«Espada de Luna»: En la calle mo-
rena 1 donde mí niña vivía 1 espada
blanca de luna 1 que entre /os dos
se tendía.
Sólo tuvo que pasar un año para
que volviera a protagonizar otro fil-
me, éste de Ramóm Torrado, titu-
lado «Mi canción es para ti», donde
cantaba otras dos canciones inex-
cusables: «Si yo tuviera la llave• y
«Los limoneros ... A ésa le siguió
«Un beso en el huerto .. , con can-
ciones del magnífico maestro Cas-
tellanos , y a esta otra «El padre
Manolo••, película definitiva en la
que encontrábamos a un estupen-
do Miguel Ligero y que estoy segu-
ro creó tantas vocaciones como
médicos el «Doctor Ganan •. En
aquella joya fílmica, Manolo canta-
ba una bella canción dedicada a
su madre, a todas las madres de
España por extensión, original de
su hermano José María: <<Madreci-
ta María del Carmen»: Hoy le canto
con mí pecho ardiente 1 a la madre
que me díó a mí el ser, 1 a esa mu-
Manolo Escobar es un
jer tan buena y valiente, 1 de inma- T....tro-Cine MO MTEMAR :-: IUU personaje de gran novación a aquella España comodo-
DOMINGO, • ,¡.MUZO..., 19 ¡V.¡.. Dio,¡. Adoodód
culada frente, ceñida de laurel. 2 Funciones ~' 7 TARDE y 10 NOCHE calidad humana, que na y soleada acostumbrada a convi-
VEMT... AIIT I C I PAO.& DE lOC-.t.IOAOES
no olvida sus vir con las ingenuidades y a acostar-
~trU i:&U:Utm PRESE.TA üti'A;tfks~
humildes oógenes ni a se sólo con su supuesta grandeza.
Ídolo popular las personas que Con ello sobrevino una inevitable ola
fueron sus amigos. de revisionismo y una fiebre de pro-
El éxito tomaba café con él todos Es, como dice una de gresía que muchas veces se con-
sus coplas, un hombre
los días. Salía a película por año, al deley. llniba,ala . vertía en mera caricatura. Esa ola
igual que uno era su estreno y uno izquierda, el cantante apartó de la nómina de los vivos a
su disco anual. Con ello se podía con uno de sus aquellos que en teoría no eran artis-
asegurar que Manolo era el cancio- compañeros de la tas llamados de compromiso, en
nero por excelencia, como en su día fábrica de lejías ocasiones aburridísimos. Afortuna-
lo fueran Angelillo o Pepe Blanco, donde trabajó antes de damente para él, Manolo siguió ven-
querido por las bases e ídolo indu- triunfar. A la derecha, diendo tantos discos como los Bea-
dable entre la población real. En los con otro popular
Manolo, el tenista tles y llenando tantos teatros como
medios comenzó a proliferar, coinci- Santana los cantantes del Cumbayá, tan in-
diendo con ello, la presencia de tensos como todos sabemos, aun-
nuevos soplos musicales llegados que con una diferencia: había que
del norte y cantados en otras len- pedir perdón.
guas. Soplos que traían aires de re- Ocurrió con el género lo que ya

- bz-
Junto a Concha Velasco . «¡Pero en qué país vivi-
Velasco formó mos!» (pregunta que se harían mu- í
Manolo Escobar chos al verla), «Relaciones casi pú-
pareja en un buen blicas, , «Juicio de faldas, o
número de películas,
muchas de ellas . «En un lugar de La
dirigidas por José Luis Manga», fueron al-
Sáenz de Heredia. Los gunas de ellas. Creo
tres aparecen bajo estas que era en la última
líneas. A la derecha, en la que cantaba una
Carmen Sevilla impone copla cuyo título ya lo
en 1967 el Garbanzo de vale todo: «Moderno,
Plata al cantante, que
posa en la imagen inferior pero español», Pero no
con Ana, su esposa fue ésa la copla llamada a
ser el nuevo pelotazo en
los sentidos de los espa-
ñoles. Cintas y Jaén tuvie-
ron la idea de hacerle perder
a Manolo Escobar un carro
que, a su vez, hizo perder la
compostura a más de un espa-
ñolito solidario. Acababa de na-
cer otro éxito sociológico, «Mi ca-
rro•: Mi carro me lo robaron 1 estan-
do de romería. 1 Mi carro me lo ro-
baron 1 anoche cuando dormía. 1
¿Dónde estará mi carro?, 1 ¿dónde
estará mi carro? 1 Donde quiera que
esté 1 mi carro es mío, 1 porque en
él me crié 1 allá en el río.

«La minifalda»
Sigo insistiendo que hay que sa-
ber buscar en el repertorio de Ma-
pero en medio quedaron años en nolo Escobar para encontrar co-
los que aquellos que no se plegaron plas inspiradísimas y de belleza in-
hemos descrito en alguna ocasión: . a la consigna existencialista fueron negable. Ni «Mi carro, ni el «Po-
llegó la decadencia. Insistieron en apartados del banquete reservado a rompompero, ni algún otro pelota-
devolver la copla a la resistencia, y los «lobbys» intelectuales. Podías te- zo tienen nada que ver con cancio-
así volvió a los labios de una inmen- ner éxito real, todo el éxito real, pero nes que guardará, digo yo, para su
sa mayoría silenciosa. Las pasiones no estabas en la espuma social, que regocijo. No está entre ellas otra
excluyentes, tan propias de nuestro como todos sabemos la formaban canción, sevillanas esta vez, que
país, hicieron incomplatible a la Pi- tipos pesadísimos y espesísimos. A aprendió a cantar la masa social
quer y a los Beatles. Te veías seria- Manolo le importó poco, porque él de una forma agobiante, si me
mente condenado al desprecio si no se metió con nadie, aunque no apuran : «La minifalda». Fel ipe
mostrabas conocimiento del folklore fuera al revés. Campuzano, tan irregular él, perq a
_ popular o si demostrabas inclinación A partir de 1967, rodó un grupo veces tan brillante, le compuso es-
hacia cualquier pasodoble. Somos de películas -algunas de ellas pro- te nuevo trampolín a la gloria, por
víctimas de los pendulazos y, feliz- pias de fusilamiento, todo hay que si necesitaba algún otro: «No me
mente, volvió todo a la normalidad, decirlo-, en compañía de Concha gusta que en /os toros te pongas la
minifaldaaaaa ... ».
Siguió con alguna otra película de
fácil olvido y se dispuso en el 73 a
grabar el cuarto capítulo de su anto-
logía. Y conste que no fue fácil. El
país estaba como estaba, la espa-
ñolidad bien entendida pasaba por
el prudente silencio, el plazaorientis-
mo de nuestra política doméstica in-
vitaba a alejarse de manifestaciones
patrioteras, se atisbaba un cambio
complicado, cambio que debía pro-
ducirse ineludiblemente por la biolo-
gía, estaba la cosa, en fin, para todo
menos para cantar algo que dijera:
La copla Entre flores, fandanguillos y alegrías
Además de canciones
popularísimas, tiene
Escobar en su
repertorio otras
inspiradísimas y de
belleza innegable,
además de haber
contríbuído a la
renovación de la copla
con un disco
fundamental:
«Selección antológica
del cancionero
español»

.)-

YA ENCON
LO líA&IA
POR. fS' 1 AR.

1 nació mi España, la tierra del amor.


1 Sólo Dios pudiera hacer tanta be-
lleza 1 y es imposible que pueda ha-
ber dos. «Y viva España» se convir-
tió, en una época de poco cariño a
1...
los himnos, en todo un himno para-
lelo, amorcillado de españolidad
costera y distribuido por todo con-
fín. Se hizo cantinela habitual en los
labios de toda alemana y danesa
que luciera su tripa al sol de cual-
quier playa española. Ningún hijo de
la Gran Bretaña que anduviera por
estos lares desconocía la letra al
completo, aunque no tuviera repajo-
lera idea de castellano. Todos los
belgas que vinieron a comprar hela-
dos y flotadores volvieron a su país
canturreando esta copla y utilizán-
dola de despedida en los andenes.
Todos los holandeses en trance de
deshidratación sabían que aquella
copla la habían compuesto dos
-' compatriotas suyos llamados
Caerts y Rozenstraten y que se ha-
La copla de muchísimos aficionados, incluí-
dos los más exigentes, de por sí _. -
bastante pijos.
Es, pues, hombre de ley, como
El arte es una de decía una copla suya. Salió de la
las grandes
pasiones del artista tierra y va pegado a ella. Tiene me-
almeriense, que se moria, especialmente histórica, que
considera un buen es la importante, y sabe a quién se
coleccionista. A la debe. En ningún momento se le ha
derecha, Manolo olvidado la emigración, ni su barrio,
Escobar en un ni su gente. Ni siquiera que empe-
rincón de su casa zó cantando en aquellos concursos
madrileña que da
fe de esta afición. que patrocinaba Jumar en Barcelo-
Debajo, con Joan na y que consistían en ir por los ci-
Manuel Serrat nes imitando a Pepe Blanco o a
y El Fary Pepe Pinto en algo que se llamaba
«El otro yo•. No se le ha olvidado el
nombre de Eusebio Aguilera, com-
pañero de armas que le presentó a
José María Nadal para que éste le
incluyera en aquel programa llama-
do <<Serenata•. No se le habrán ol-
vidado las giras que realizaba por
pueblos de Cata luña con aquel
otro programa de tftulo impagable:
«La comarca nos visita•. O la gala
en Playa de Aro, en la que conoció
a una rubia alemana de nombre
Ana, con la que se casó al poco en
Colonia. O el día en que llegó a sus
vidassu hija Vanessa. O los mu-
chos partidos de su Barga y el mío,
vistos desde su silla de grada.

Pasión por el arte


Es un hombre que, como él confe-
bían quedado tan agusto. El pueblo só, duerme tranquilo todas las no-
español superó una de las más du" ches, que ya es. Le gustan las ran-
ras pruebas a la que ha sido some- cheras de Jorge Negrete, los mam-
tido en su historia. No había metro bos de Pérez Prado y las arias de
cuadrado en las costas españolas Kraus. Le llega más Albéniz que Falla
donde no hubiera cuatro centroeu- y digo yo que odiará los pantalones
ropeos coloradísimos, enmolleta- vaqueros. Es un apasionado de las
dos en cerveza caliente, dispuestos artes plásticas, que señala a Goya
a cantar a pleno pulmón el estribillo como el más grande y que tiene su
de aquella copla que tanto loaba a casa convertida en una continuación
España y su circunstancia. Manolo de la del barón Thyssen. No sé si ha
no lo vió claro en un primer mo- dado la vuelta al mundo, pero sí que
mento. Supongo que se lo pensó y se la ha dado a sí mismo, lo que le ha
acabó grabando la canción. No permitido conocerse bien y saber
creo que se arrepintiera. Ha sido de la repentina vuelta a la actualidad ciles y rumbas graciosas, y se puso dónde limitan sus posibles. Dicen que
uno de los· éxitos más arrolladores de un gériero que pasó sus más y a cantar lo más difícl, demostrando juega bien al mus y que algún verano
de los últimos años. sus menos, muchos olvidan un dis- que si alguien en ese momento en- ha sido visto nadando. No sé si es in-
Por un elemental sentido de la co fundamental grabado por Mano- tendía de eso era él, y dándole un teligente, pero sé que es lo suficiente-
síntesis, me van a permitir obviar el lo: «Selección antológica del cancio- empujón sustancioso a un género mente bueno como para lo que se
total de sus filmes. Manolo siguió nero español•. Fueron tres discos, que jadeaba. Hay que escucharle debe a él mismo, agradecérselo ato-
rodando películas y más películas tres, que recogían las coplas con cantar «La bien pagá•, «Antonio dos los demás, a los suyos, a la vieja
hasta 1981, en que ante Dios y an- más historia y con más influencia Vargas Heredia•, «Los piconeros•, y fonda de su padre, a los soldados de
te la Historia rodó la última: <<Todo desde la génesis de la canción es- convenir que nos encontramos ante su debú, a los que imitaba, al Barga,
es posible en Granada•, de Rafael pañola. Discos grabados sin conce- un clásico. Y aún más. El último dis- al •Porompompero•, a su madre Ma-
Romero Marchent. Confórmense siones, para el gusto personal del co que Manolo Escobar grabó con ría del Carmen y a la tierra, siempre la
con este dato y pasemos a otras intérprete (que no siempre graba lo Belter, consistió en cantar un buen tierra, que, a la larga, es lo que nos
consideraciones. que quiere), con enjundia, vistosidad puñado de pasodobles históricos: queda.
Cuando se habla de la renovación y brillantez. Escobar dejó por un «Churumbelerías••, «España cañí•,
de la copla, de su resurgimiento o momento coplillas ligeras, éxitos fá- «Pepita Creus•, que hizo las delicias Carlos HERRERA

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