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LECTURA - Pensamientos Automáticos

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Pensamientos automáticos:

¿qué son y cómo nos


controlan?
Hay pensamientos que escapan totalmente a nuestro control.
¿Cómo detectarlos y dominarlos?
por Psicología y Mente
https://psicologiaymente.net/clinica/pensamientos-automaticos

Seguramente la frase “siento que vivo en piloto automático” se te hace


familiar, bien sea porque se la escuchaste decir a alguien o porque tú
mismo te la repites. En realidad, es un hábito muy común. Actualmente el
estilo de vida es acelerado, monótono y repetitivo, haciendo que la
mayoría de las personas se percaten solamente de un pequeño
porcentaje de todas las actividades que hacen en el día a día. Nuestro
cerebro, y específicamente nuestra memoria, tiene una gran capacidad
para registrar comportamientos repetidos y puede arreglárselas para que
necesitemos menos atención y concentración para llevarlos a cabo.
Por ejemplo: La primera vez que conducimos, la atención está al máximo
sobre el vehículo, el volante, las velocidades, los retrovisores y el
camino, pero después de un tiempo de práctica se necesita menos
concentración, los movimientos no requieren mayor esfuerzo debido a
que están guardados en el maravilloso almacén de la memoria. Algo
similar ocurre con los pensamientos automáticos.

 Artículo relacionado: "Los 9 tipos de pensamiento y sus


características"

Hábitos basados en conexiones neuronales


A medida que adoptamos un hábito, nuestro sistema nervioso lo
interioriza. Este tipo de registros se lleva a cabo incluso a nivel
neuronal.
Cuando alguien nos pellizca, por ejemplo, enseguida las neuronas se
comunican y envían información desde el axón de una a la dendrita de
otra, produciéndose una conexión por sinapsis, la cual remite un mensaje
de dolor que provoca la reacción ante el estímulo, esa sensación
inmediatamente queda grabada y si alguien nos vuelve a pellizcar con la
misma intensidad es probable que no reaccionemos de la misma manera
¿La razón? La información percibida no es nueva y no sorprende a las
neuronas, haría falta cambiar el estímulo o intensificar el mismo para
volver a provocar una reacción.
Así mismo pasa con la vida cotidiana y con las experiencias que
repetimos día a día, donde nos sumergimos en movimientos y
comportamientos automáticos.
Ahora bien, estos comportamientos no son solamente los que se realizan
o provienen desde el exterior, como caminar, manejar un vehículo o
recibir un fuerte estímulo en nuestra piel, sino que también tenemos
comportamientos en nuestro interior. Son los pensamientos.
De hecho según las teorías de la Psicología Cognitiva gran parte de las
acciones externas y de las emociones dependen de los pensamientos. Y,
al igual que nuestra conducta física, los pensamientos también se
vuelven automáticos.

 Artículo relacionado: "¿Qué es el espacio sináptico y cómo


funciona?"

Los pensamientos automáticos


¿Es la existencia de estos pensamientos realmente un problema? Lo es
para aquella persona que empieza a sentirse mal en las diferentes áreas
de su vida; personal, laborar o familiar y comienza a padecer síntomas
de tristeza, ansiedad, preocupaciones o cualquier otro factor causante
de desequilibrio físico, social o emocional entendiendo además que el
individuo, en muchas ocasiones, ni siquiera sabe por qué se siente así.
El pensamiento automático se repite muchas veces y tiene gran
influencia sobre las emociones causando lo que se denomina como
rumiación cognitiva y por lo general su contenido está cargado de una
percepción negativa del individuo. Esta información dura sólo unos
segundos pero tiene gran poder.
¿Has notado cómo queda cualquier objeto después de que un ratón lo
vaya comiendo poco a poco? Cuando te das cuenta, ¡hay un gran
agujero! Pues así es la rumiación mental, va creando poco a poco una
marca y de tanto repetirse empieza a formarse un agujero. Si no cazas al
"ratón" la situación se puede salir de las manos

Pensamientos tan simples como “no sirvo” son suficienteS para ir


desarrollando una conducta de evitación de cualquier actividad que se
considere útil porque ya se ha creado una creencia irracional y la
memoria la ha registrado tantas veces que muchas vivencias harán que
se active.

 Artículo relacionado: "Rumiación: el molesto círculo vicioso del


pensamiento"

¿Cómo identificarlos y gestionarlos?


Existen muchas técnicas para identificar y gestionar pensamientos
automáticos, y que funcionen o no va a depender de las capacidades de
cada quien, pero lo primero que siempre se recomienda es buscar
ayuda de un profesional de la Psicología. Ir a terapia es un camino
hermoso que te llevará a cuestionarte muchísimas cosas e identificar las
trampas que tú mismo te colocas.
Pero más allá de este tipo de servicios, hay herramientas que se pueden
practicar en casa y son de mucha utilidad. Una de ellas es el auto-
registro. Esta técnica es una de las más utilizadas en la terapia
cognitivo-conductual y requiere mucho compromiso y disciplina.
Consiste en registrar tus propias conductas (pensamientos) y llevar un
control de ellas. ¿Parece fácil, no? La verdad es que requiere un gran
nivel de concentración, precisamente para que aquello que es
automático, deje de serlo.
Como se mencionó antes, muchas de las emociones son ocasionadas
por ideas distorsionadas, por esta razón el auto-registro consiste en
identificar los pensamientos causantes de malestar psicológico, buscar
en la mente aquellas creencias desencadenantes de síntomas
negativos. Esto es un trabajo arduo y agotador, pero funciona, y cuando
te das cuenta de esos pensamientos automáticos y de su contenido
comprendes lo absurdo y poco verídicos que pueden llegar a ser.

Otra manera para deshacerse de algunas de estas rumiaciones


cognitivas es insertar, de manera consiente, pensamientos positivos que
puedan contrarrestar los negativos. Lo difícil de esto es que decirse
cosas “bonitas” está sobrevalorado, porque al no estar este tipo de
autoafirmaciones registradas en la memoria se ocasionan dificultades
para recordarlas y pensar en ellas.
Una manera de resolver esto se puede observar en el experimento de W.
G. Johnson (1971), en el que ayudó a una estudiante de 17 años
a aumentar la tasa de autoafirmaciones positivas. Le indicó que
imaginara pensamientos positivos cada vez que fuera al baño,
¿Funcionó? ¡Vaya que sí! Al final de este experimento la estudiante
había incrementado notoriamente los pensamientos positivos y las
negativos habían casi desaparecido. ¿La razón de este éxito? Johnson
se basó en el principio que formuló David Premack (1959) que dicta que
una conducta que tiene poca probabilidad de ocurrir (pensamientos
positivos) puede aumentar si se combina con una conducta que tenga
alta probabilidad de ocurrencia (ir al baño).
La mente humana es un mundo hermoso, misterioso y sumamente
interesante, llegar a comprenderla por completo aún está muy lejos pero
a pesar de esto recuerda, no siempre estás reaccionando ante el mundo
exterior, en ocasiones, eres tú el que crea tus propias reacciones.
Autor: David Custodio Hernández, psicólogo Clínico.

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