Religious Behaviour And Experience">
Amor A La Liturgía
Amor A La Liturgía
Amor A La Liturgía
(AMOR) No hay motor más fuerte para conservar el fervor y la ilusión que el amor. (cf. 1Jn
4,7-10; Jn 15, 9-17): Dios es amor y nosotros no podemos llamarnos hijos de Dios, amigos
o discípulos de Jesús si no vivimos el amor concretamente.
(AMOR) El amor no es un sentimiento.
(AMOR) ¿Creía que amar es sentir? Pues sí, pero no solo eso.
(AMOR) Amar es una decisión, una acción, algo muy concreto; no debe ser solo un
sentimiento sujeto a los vaivenes de las emociones y otras cosas.
(AMOR) Hoy puede decidir amar para cumplir el mandato del Señor, que por su esencia
nos ama hasta el extremo.
(AMOR) Más que un mandato está respondiendo a su esencia, pues si Dios es amor y
nosotros hemos sido creados a su imagen y semejanza, de alguna manera nosotros
también tenemos que ser amor en acto.
AMOR A LA LITURGIA
La liturgia nos hace comprender que no hay amor sin sacrificio, ni vida excepto
por la muerte. En la liturgia y en la vida nos identificamos con la muerte de
Jesús.
A este sacramento, monseñor Echevarría, que junto a monseñor Álvaro del Portillo fue la
persona más cercana a san Josemaría Escrivá de Balaguer, dedica su último libro, que lleva
por título Vivir la santa misa (RIALP, 2010, 196 páginas).
Monseñor Echevarría, miembro de la Congregación vaticana para las Causas de los Santos
y del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica, consultor de la Congregación vaticana
para el Clero y miembro honorario de la Academia Pontificia de Santo Tomás de Aquino,
busca con este libro redescubrir el amor a la Eucaristía, “que debe ser el centro de nuestra
vida”, según explica en esta entrevista concedida a ZENIT.
Monseñor Echevarría: Gracias a Dios, procuro redescubrirlo todos los días: en la liturgia de
la palabra —que ayuda a mantener la conversación con Dios durante la jornada— y en la
liturgia eucarística. Deberíamos admirarnos siempre de nuevo ante esa realidad que nos
supera, pero en la que el Señor nos permite participar, mejor dicho, nos invita a participar.
En la misa no sólo se cumple una comunicación descendente del don redentor de Dios,
sino también una mediación ascendente, ofrecimiento del hombre a Dios: su trabajo y sus
padecimientos, sus penas y sus alegrías, todo eso unido a Cristo: por Él, con Él y en Él. No
puedo callar que ver cómo San Josemaría celebraba el Santo Sacrificio me produjo un
serio impacto, al contemplar cómo era su devoción eucarística diaria.
Cuando la misa es el centro y la raíz de la jornada del cristiano, cuando todo su quehacer
está orientado al sacrificio eucarístico, se puede afirmar que todo su día es una misa y que
su lugar de trabajo es un altar, donde se entrega plenamente a Dios como amado hijo
suyo.
El Papa ha escrito que la mejor catequesis sobre la Eucaristía es la Eucaristía misma bien
celebrada. Por tanto, el primer deber de piedad del sacerdote que celebra o del fiel que
AMOR A LA LITURGIA
participa en la misa es la observancia atenta, devota, de las prescripciones litúrgicas: la
obediencia de la pietas.
Por otro lado, el Papa también insiste en que la Eucaristía es el corazón de la Iglesia: Dios
presente en el altar, el Dios cercano, edifica la Iglesia, congrega a los fieles y los envía a
todos los hombres.
-Algo más personal. Según sus recuerdos, ¿qué era para san Josemaría la Eucaristía? ¿Qué
papel tenía en su jornada?
A lo largo del día, solía recordar los textos que había leído, en particular el Evangelio, y
muchas veces los comentaba, con naturalidad, como un alimento de su vida espiritual y
humana.