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La Antigua Grecia en El Siglo IV
La Antigua Grecia en El Siglo IV
La Antigua Grecia en El Siglo IV
Índice de contenidos Ocultar
1. Introducción
2. Fuentes de conocimiento sobre Grecia en el siglo IV a.C.
3. Bibliografía
4. Para saber más
Introducción
La Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.), que enfrentó a la Liga de
Delos capitaneada por Atenas contra la Liga del Peloponeso liderada por Esparta,
produjo cambios tan profundos en la Historia de la antigua Grecia que es
imposible imaginar cómo habría sido su desarrollo histórico sin ella. Las
enormes consecuencias demográficas, económicas, políticas y culturales que tuvo
esta guerra se reflejaron en toda la historia de Grecia en el siglo IV a.C.
Al final, la Guerra del Peloponeso no solo no había resuelto nada, sino que había
agravado los problemas internos griegos. Los problemas económicos eran muy
graves, el descontento de la población era constante, y el individualismo de cada
polis estaba a la orden del día. En este contexto, no es extraño que, cuando
surgiera una figura conquistadora extraordinaria como Filipo II de Macedonia, la
incapacidad de los griegos para trabajar juntos en pos de una defensa común
provocara el final del mundo heleno tal y como lo habíamos conocido en los
últimos siglos.
La oratoria ática
La oratoria ática, es decir, los discursos escritos para ser pronunciados ante los
tribunales de justicia o ante la asamblea, suponen una de las fuentes de
conocimiento más completas para comprender cómo era la vida de los atenienses
en el siglo IV a.C. En este género y en este siglo tenemos que diferenciar dos
etapas: la anterior y la posterior a la ascensión al trono de Filipo II de Macedonia
(359 a.C.). Algunos de los más importantes de la primera época son los de Lisias,
Andócides e Isócrates, mientras que para la segunda época el más importante de
todos es Demóstenes.
Para tratar con estas fuentes de conocimiento, lo más importante que debemos
saber es que su fiabilidad es bastante relativa. Hay que tener en cuenta que todos
son discursos políticos, no relatos históricos sobre Grecia en el siglo IV a.C., por lo
que están diseñados por políticos para persuadir a su público, no para decir toda
la verdad. Cabe destacar además que el objetivo de persuasión era fácil de
conseguir, ya que entre su público no existió nunca la idea de cuestionar la
veracidad de lo dicho.
Las obras de Jenofonte, historiador, militar y filósofo ateniense, suponen una de las
fuentes históricas más importantes acerca de la vida en Grecia en el siglo IV a.C.
Gracias a él podemos conocer los últimos años de la Guerra del Peloponeso, en ese
momento en el que la obra de Tucídides pierde detalle, la biografía de algunos
personajes históricos espartanos importantes, la grave crisis económica ateniense,
o las relaciones internacionales con el Imperio Persa, entre otras cosas.
Busto de Jenofonte
Bibliografía
BARCELÓ, P. (2001): Breve historia de Grecia y Roma. Alianza, Madrid.
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1. Introducción
2. La filosofía helenística: el estoicismo
3. La filosofía helenística: el epicureísmo
4. La filosofía helenística: el escepticismo
5. Bibliografía
6. Para saber más
Introducción
La época helenística ocupa los tres siglos que van desde la muerte de Alejandro
Magno en la Babilonia del año 323 a.C. hasta la muerte de Cleopatra VII en el
Egipto del año 30 a.C. Sin embargo, podemos afirmar que la Historia de la antigua
Grecia acaba en el 146 a.C., pues en ese año la República Romana convierte el
mundo griego en una más de sus provincias, adueñándose así de unos territorios
que jamás volverían a ser independientes. A lo largo de estos 177
años, Atenas siguió siendo el mayor centro cultural de la Grecia continental y
conoció una notable prosperidad. Prueba de ello es que en Atenas nacieron o se
desarrollaron tres de las escuelas de pensamiento más importantes de la filosofía
helenística: el estoicismo, el epicureísmo y el escepticismo.
Este importante filósofo escribió sobre el Estado ideal, las normas de conducta del
individuo y la naturaleza del conocimiento y el deber. Según Zenón, la Tierra era
el centro del universo y Zeus era su primer motor. Así, del mismo modo que el
cielo no cambia nunca y Zeus siempre es el rey de los dioses, la monarquía es el
único sistema de gobierno que cuenta con el favor divino. Por tanto, los estoicos
eran anti revolucionarios, ya que esto supondría una violación de la organización
natural del mundo. Por el contrario, aceptar el orden sociopolítico establecido, ser
patriota y estar al servicio de los entes de gobierno ayudaría a armonizar el orden
cósmico.
Acorde con esto, Epicuro y sus discípulos (entre los que había también mujeres)
afirmaban que los dioses existían, pero que no tenían el menor interés por los
seres humanos. Siguiendo esta teoría, los dioses llevaban una vida tranquila y
serena, y no perdían el tiempo escuchando quejas, vengando injusticias u
ofreciendo consuelo. De esta manera, todos los rituales, ofrendas y oraciones de la
religión griega eran totalmente inútiles.
Bibliografía
BARCELÓ, P. (2001): Breve historia de Grecia y Roma. Alianza Editorial, Madrid.