Philosophical Theories">
Las Pláticas de Epicteto
Las Pláticas de Epicteto
Las Pláticas de Epicteto
En el Ms. de la Biblioteca Nacional de Madrid 11160, cuyo título es Varios papeles sacados de un
tomo en folio que contenía obras de Pedro de Valencia, con letra del siglo XVIII, se encuentran
cinco folios (72r-76r) con un « Discurso fundado creo en el Epicteto de Amano, sobre los que
pretenden vivir con quietud»1. El manuscrito, aun inédito, es una copia de un original de Pedro de
Valencia. El título ha sido puesto por el copista último, a tenor de la expresión «creo», dado que
no se trata de un «Discurso fundado. ..», sino de una traducción, por otra parte, bastante fiel al
texto griego realizada por Pedro de Valencia. El objeto de este breve trabajo es analizar esta
versión de Pedro de Valencia dentro de la tradición del estoicismo y de Epicteto en la España de
los siglos XVI y XVII y dentro de la labor traductora del humanista y del humanismo español2. En la
recuperación de los textos antiguos como complemento esencial para el conocimiento de la
palabra revelada el Humanismo tiene como uno de sus puntos de mira preferentes la búsqueda de
los modelos de comportamiento moral de la Antigüedad. Entre los sistemas éticos greco-romanos,
como compañero inseparable de las actitudes escépticas, el estoicismo fue el más destacado con
autores como Cicerón, Séneca, Epicteto y Boecio, entre otros. En el caso concreto de Epicteto hay
que recordar que los Padres habían sentido ya una importante atracción por el estoicismo y en
especial por Epicteto. En el siglo IV su Enchiridion se convierte en manual ascético3, si bien la gran
influencia del autor en el pensamiento cristiano tiene que esperar hasta el renacimiento del
estoicismo en el siglo XVI europeo4. 1 M. Serrano y Sanz, Pedro de Valencia. Estudios biográfico-
crítico, Badajoz 1910, pp. 84- 85. 2 Una ojeada histórica a la actividad de los traductores de este
período puede verse en T. S. Beardsley, «La traduction des auteurs clasiques de 1488 á 1586, dans
le domaine des belles-lettres», en A. Redondo (ed.), L'humanisme dans les lettres espagnoles, París
1979, pp. 51-64, Hispano-Classical Translations printed between 1492 and 1699, Louvain 1970, P.
Russell, Traducciones y traductores en la Península Ibérica (1400-1500), Bellaterra 1985. 3 La
influencia de Epicteto en le cristianismo, en general, puede verse en A. Jagu. M. Spanneut y J. E.
d’Angers, «Epictéte», Dictionnaire de Spiritualité IV.l, París 1960, cois. 822-854. 4 L. Zanta, La
renaissance du stoícisme au XVP siécle, París 1914. 52 JESÚS-M. NIETO IBÁÑEZ Además de las
primeras ediciones y traducciones del Manual hay que contar con la influencia directa en algunos
autores y textos de gran transcendencia en el Renacimiento, como el Enchiridion militis christiani
de Erasmo, la Introductio ad sapientiam de Juan Luis Vives o la Collectanea moralis philosophiae y
la Guía de pecadores de fray Luis de Granada, entre otros ejemplos. Para los que pretendían
igualar la moral estoica y la filosofía cristiana, Epicteto fue un importante recurso, ya que su
filosofía moral, afín a la socrática5, se basa en una reflexión sobre la propia condición para
alcanzar la absoluta conformidad consigo mismo. En España aparece por primera vez el texto
griego con traducción latina en Salamanca en 1555. La edición se basaba en un manuscrito que
Hernán Núñez el Pinciano había donado a la Universidad de Salamanca y fue llevada a cobo por
dos italianos con la intención de dotar de instrumentos propios al recién fundado Colegio
Trilingüe: Jacobo Ferando preparó el texto y Alejandro Cánova lo editó. Del mismo círculo
salmantino saldrán dos de las más importantes traducciones al español, la de El Brocence (1600) y
la de Gonzalo Correas (1630), que tradujo en Salamanca el Manual y la Tabla de Cebes. La tercera
de las versiones procede de Quevedo: en 1635 vieron la luz dos ediciones, una en Madrid y otra en
Barcelona6 7: Epiecteto y Phocílides en español con consonantes. Con el origen de los estoicos, y
su defensa contra Plutarco, y la defensa de Epicuro contra la común opinión. El estoicismo de
Epicteto tuvo cierta transcendencia después de Quevedo en la bteratura española, sobre todo en
la poesía moral del XVII. Hay, además, una traducción atribuida por Menéndez Pelayo al bachiller
Pedro de Rhúa, Echiridión o Manual de Epicteto, Philosopho stoico, en el qual se instituye y enseña
toda la vida de los hombres y se demuestra el camino de conservarse en libertad y recuperar la
pérdida, traducida por un studioso theólogo de latín en romance’. Sin duda la versión del Brócense
marca un hito en la recuperación del autor griego en España8. El acierto y originalidad del
Brócense consistió en conjugar las maneras del tratado devoto con la ética estoica y crear una
suerte de sermón laico, perfectamente acorde con la tendencia al encubrimiento del erasmismo y
búsqueda de una moral independiente en el ámbito religioso9. La traducción y glosa de Epicteto
por el Brócense es un intento 5 Se trata del Socratismo cristiano, que puede verse, por ejemplo, en
las glosas del Brócense a su traducción del Enchiridion, donde destaca esta cristianización de la
figura y la doctrina de Sócrates; cfr. Cap. 60. 6 Hay numerosas reimpresiones, cfr. M. Menéndez
Pelayo, Biblioteca de traductores españoles, IV, Santander 1953, pp. 97 y ss. 7 Sobre las dudas de
esta atribución cfr. Gómez Canseco p. 57. 8 D. G. Castanien, «Three Spanish Translations of
Epictetus », Studies in Philology 1964, 61, pp. 616-626. 9 Gómez Canseco, Sánchez de las Brozas.
Doctrina del filósofo Epicteto que se llama comúnmente Enchiridion, Badajoz 1992, p. 73. LAS
PLÁTICAS DE EPICTETO 53 sistemático de hacer racional el comportamiento moral, es un tratado
de matemática moral10. El segundo testimonio, aunque inédito, de una versión castellana de
Epicteto viene de la mano de un discípulo del Brócense, de Pedro de Valencia, si bien no se trata
del Manual, sino de un capítulo de las Disertaciones. El gran humanista Francisco Sánchez de las
Brozas no sólo pudo enseñar griego a Pedro de Valencia, sino que sin duda influyó en su
pensamiento, fundamentalmente en su concepción erasmista del cristianismo, sus conocimientos
filológicos, su escepticismo crítico y su concepción estoica de la moral. Precisamente en este
aspecto hay situar la traducción que el Brócense hizo del Enchiridion de Epicteto. Pedro de
Valencia estudió derecho en la Universidad de Salamanca, donde recibió la enseñanza de los
grandes maestros, de los teólogos y juristas. Durante su estancia en Salamanca frecuentó cursos
bíblicos y teológicos, se aficionó a la lectura de los autores clásicos y se inició en el estudio de la
lengua griega con el maestro Francisco Sánchez. En Salamanca Pedro de Valencia completó su
primera formación de acuerdo con sus aficiones intelectuales: lo bíblico y teológico, los autores
clásicos y su perfeccionamiento de las lenguas latina y griega, y el derecho* 11. Realmente este
pequeño tratado de Pedro de Valencia no es tal, sino que es una traducción de un capítulo de las
Pláticas de Epicteto. M. Serrano y Sanz no lo incluía entre sus versiones de autores griegos y
latinos12. El título puede despistar, «Discurso fundado en el Epicteto de Amano...», pero no es que
esté «fundado », no es que sea una paráfrasis, sino que es una traducción bastante directa del
original griego. Es más literal y directa que el « Discurso en materia de guerra y estado, compuesto
con palabras y sentencias de Demóstenes, juntas y traducidas del griego », recogido en el mismo
manuscrito 11160 de la Biblioteca Nacional de Madrid. En efecto, en este caso se trata de un
centón dirigido a D. García de Figueroa compuesto de diferentes fragmentos políticos del orador
griego, que son presentados mediante paráfrasis, translaciones libres y una selección que no sigue
el orden del texto original13. Como señala Morocho Gayo14, la traducción de Epicteto, como la de
Dión de Prusa o la de San Macario15, ha sido elaborada con una finalidad 10 Vid. El final del
Prólogo de su versión del Manual; Gómez Canseco, op. cit., p. 104. 11 Pedro de Valencia. Obras
completas. IV/1, León 1994, pp. XXIII-XXV. 12 Op. rif., pp. 78-81. 13 E G. Hernández Muñoz,
«Demóstenes en España», Cuadernos de Filología Clásica: Estudios griegos e indoeuropeos, 12,
2002, pp. 352-356. 14 «Trayectoria humanística de Pedro de Valencia: su actividad en al escuela
de Zafra», Actas del VII Congreso Español de Estudios Clásicos, Madrid 1989, p. 612. 15 J. M. Nieto
y A. M. Martín, Pedro de Valencia. Obras completas. IX. Escritos espirituales. 1. San Macario, León,
2001. 54 JESÚS-M. NIETO IBÁÑEZ literaria, de modo que no cuida tanto la literalidad misma de las
expresiones como la elegancia del buen decir, frente a otras traducciones que tienen una finalidad
más práctica, como las versiones seguramente escolares de Lisias o Demóstenes. El texto de
Epicteto no omite ninguna parte del original, sino que contiene de forma completa todo el
capítulo V del libro IV. Es una traducción y no una paráfrasis ni selección, las únicas
modificaciones, adiciones u omisiones se deben al particular modo de traducción de nuestro
humanista. Como es de esperar en un texto de contenido filosófico, Pedro de Valencia busca
captar con más exactitud la finalidad moral del original y darle un cauce lingüístico adecuado en
español. No es tanto servir a la letra lo que interesa, sino al sentido. El texto de Epicteto en Pedro
de Valencia es una traducción en el sentido estricto de la palabra, sin las glosas ni comentarios que
encontramos en Sánchez de las Brozas. Sin duda esta traducción puede también ayudar a conocer
mejor la filosofía del humanista extremeño, a tenor de la selección hecha de la obra de Epicteto.
Su gran tratado filosófico es Académica, aunque limitado a una sola escuela, la Academia Nueva o,
más bien, a un solo problema: el del conocimiento, tal y como fue formulado en dicha escuela16.
La obra demuestra el profundo conocimiento por parte del autor de la filosofía griega. Su historia
filosófica clasifica a los pensadores en escépticos y dogmáticos17. La otra obra para comprender el
pensamiento del humanista es esta traducción, que no tratado, de Epicteto y su estoicismo. ¿Cuál
es el contenido del texto traducido por Pedro de Valencia? En el Discurso fundado creo en el
Epicteto de Arriano sobre los que pretenden vivir con quietud Pedro de Valencia tiene la intención
de destacar la distinción de Epicteto entre el yo interior y el yo social. Asimismo, en este texto se
recogen algunos de los principios que, según Epicteto, el hombre ha de seguir para evitar ser
afectado por los elementos extemos. Precisamente la originalidad de la posición de Epicteto y de
su reformulación por los moralistas del siglo XVI está en su concepción del hombre desde dos
dimensiones distintas, desde dos ámbitos distintos, de modo que se produce el desdoblamiento
entre la individualidad y la sociabilidad18. Esta distinción entre el yo y la comunidad es ya
completamente moderna. En el fondo está la teoría las opiniones de las cosas que afectan al
hombre y le causan perturbación. El bien o el mal no están en la realidad de las cosas, sino en el
entendimiento y voluntad19. 16 Serrano y Sanz, Op. cit., pp. 16-22. 17 F. Suárez Dobarrio,
«Filosofía y humanismo crítico en Pedro de Valencia», Revista de Estudios Extremeños 45, 1989,
pp. 247-268. 18 J. L. Suárez, El pensamiento de Pedro de Valencia. Escepticismo y modernidad en
el Humanismo español, Badajoz 1997, p. 155. 19 El comienzo del Enchiridion recoge estas ideas.
Pedro de Valencia señala en varias ocasiones a Sócrates como modelo de este comportamiento, ya
que éste evitaba el enfrentamiento con sus semejantes y no se dejaba impresionar por las rencillas
que los demás mantenían entre sí. En Académica aparece Sócrates como el garante de una nueva
filosofía basada en la dialéctica y la ética20. En una de las cartas de Pedro de Valencia al Padre
Sigüenza21 se pone también el ejemplo de Sócrates como persona que no responde a las burlas y
maldiciones que sobre él hacían, justamente uno de los temas del capítulo de Epicteto traducido
por el propio humanista. Esto es lo que destaca Pedro de Valencia de Sócrates y, en general, de la
moral estoica: las características fundamentales de la libertad del hombre con su independencia y
autonomía. Estos dos elementos se unen a la razón y así forman el núcleo de las principales
funciones del hombre en cuanto sujeto moral, en cuanto ser racional volcado hacia la moralidad
por medio del entendimiento y de la voluntad22: «Pero si en el tener entendimiento y voluntad,
que es razón está /75v solamente el bien y el mal en lo contrario ¿qué rencilla puede haver de
obras ni de palabras ? Sobre qué cosas ?» La personalidad de cada uno es lo más íntimo y
entrañable, como demuestra el propio Sócrates. En este sentido es clave el término irpoaípeoic, la
libre elección, repetido en varias ocasiones en este pasaje y que es la manifestación más clara del
hombre interior23. Como reconoce J. L. Suárez24, en este mismo discurso traducido de Epicteto se
destaca también el hecho de que la libertad puede hacer del hombre algo inferior a sí mismo. No
es suficiente con la apariencia de hombre para ser considerado como tal, sino que es la propia
acción del hombre, su comportamiento diario el que determinará su condición en cuanto a ser
moral (fol. 74r). En efecto, son la libertad y la autonomía las que han de dar a cada individuo su
verdadera dimensión como hombre. Esta vertiente ética conecta con la ética estoica. La vida moral
estoica dependía de su concepción de la virtud, de donde procede la auténtica felicidad. Pedro de
Valencia se inspira además en los ideales de la vida cínica-estoica en su traducción del Discurso De
la vida retirada de Dión de Prusa25 y en la redacción de su tratado Egemplos LAS PLÁTICAS DE
EPICTETO 55 20 P. 7, Amberes, prensas de Plantino, 1596. Los textos y la paginación citados en
este artículo siguen esta edición. 21 20 de julio de 1605; Ms. BRME, L. I. 13, f. 16r-v. Antolín, La
Ciudad de Dios 44,1897, pp. 356-358. 22 Suárez, Op. cit., p. 156. 23 Cfr. 1 1,23; 18,18; I I 23,29;
III1,40; 3,10, etc. 24 Op. cit., p. 156. 25 G. Morocho Gayo, « Dión de Prusa en Pedro de Valencia. El
ideal de la vida retirada y el Discurso del retiramiento (Or. 20)», en Los humanistas españoles y el
humanismo europeo, Murcia 1990, pp. 203-210. 56 JESÚS-M. NIETO IBÁÑEZ de Príncipes, Prelados
y otros Varones ilustres, que dejaron oficios i dignidades i se retiraron. El ideal de la vida retirada
está perfectamente definido en el siglo II d. C. en los filósofos de tendencia cínico y estoica, según
el cual la vida de acuerdo con la naturaleza es la realización más perfecta del ser humano, algo que
está en clara consonancia con las ideas de Epicteto antes expuestas. En Pedro de Valencia el
estoicismo sirve para proporcionar un camino de salida de la vida interior a la realidad exterior. El
ámbito interno está constituido alrededor de la ética cínica, concretamente de los discursos de
Dión de Prusa. Por ello es Epicteto quien, entre los estoicos, mejor sirve a de Valencia para
conectar con ideales del prusense, como el retiramiento interior. Son las máximas del Enchiridion
las que mejor se adaptan a la sensibilidad intimista del discurso cínico. Junto a la traducción de
este capítulo de la obra de Epicteto, hay que contar con las citas del autor griego en Académica y
en su Tratado acerca de los moriscos. En la gran obra filosófica de Pedro de Valencia, Académica,
hay dos referencias tomadas de Epicteto. En el Cap. VII, Caméades y la Academia Nueva26:
Epictetus apud Arrianum sic Academicum alloquitur: Ka.-aAappái'eic otl é'ypjyopac; oú, r|(jív oú8é
yáp OTav év Tole üttvotc 4>avváíwpa¡. otl éypr¡Yopa. ovSév ovv SiatjjépeL cwtt) rj tjxivTaCTÍa Aeív-
pc; oüóév. e n toú™ 8LaÁéyo|iaL; «ai ttólov trvp, p ttolov oútü oíSr'ipop ttpocr' ayáyw iva aíaOrprai
8ti pevéKpuTai; aioQavópevoc oú iTpocnroiéíTaL, é n /eípwv ¿ctti toü i/CKpou, i. «Vigilare te
comprehendis? // [65] Non, inquit, nec enim cum in sonmis vigilare mihi videor. Nilne ergo visum
hoc ab illo differt? Nihil. Ulterius ne cum hoc disseram? Quemne ignem aut quale ferrum illi
admoveam, ut mortui affectionem habere se sentiat? Sentit et tamen sentiré dissimulat. Mortuo
etiam peior est».27 En este caso Pedro de Valencia incluye el texto griego, como es habitual en la
composición de Académica2*. A continuación Pedro de Valencia traduce al latín V, 1,29-31 de las
Pláticas, aunque en este caso no añade el texto griego29: Aliquando ilío potius modo quam ullis
rationibus vel argumentis redarguendos Académicos Stoici censent, quo, si cuiuspiam illorum
servum esse contingeret, usurum se dicit Epictetus: 26 El Cap. V del lib. I de las Pláticas de Epicteto
está dedicado a exponer la doctrina contraria a los Académicos en relación con la teoría del
conocimiento. 27 Edición de Plantino. Existe una traducción al castellano de J. Oroz, Pedro de
Valencia. Académica sive de indicio erga verum ex ipsis primis fontibus, Badajoz 1987, pp. 156-
159. 28 En el margen, Lib. I cap. 5. p. 64, Plantino. 29 En el margen, Lib. 2 cap. 20. p. 65 edición
Plantino LAS PLÁTICAS DE EPICTETO 57 Namque, ait, etiamsi millies quotidie sibi vapulandum
foret, cum oleum afierre et infundere heñís iuberet, allaturum se garum; cumque herus diceret:
‘quid hoc est? norme oleum dixi?’ ‘Dixisti’, inquit, responderem: ‘sed a garó mihi olei phantasía
oblata est, ópoioTÚTT| áSidicpiToc, i. simillima et quae non discemeretur’*5. la ómnibus eodem se
modo facturum dicit Epictetus, et sperat, si dúo vel tres ex conservis secum adversus herum
conspirent, effecturum, ut aut sentenciara mutaret Aeademicus aut ad suspendium adigeretur.
Verum, o Epicíete. si tuus ílle herus me audiat, experiri oportebit, quis prior defatigatus eonsílhim
mutaret, tune vapulando, an caedendo ille. Epicteto ataca aquí uno de los puntos centrales de la
filosofía de la Academia Nueva y Media, representada por Arcesilao y Caméades, a saber, la
negación de la posibilidad del conocimiento. Finalmente hemos de señalar que en el Tratado
acerca de los moriscos también se cita al filósofo estoico. En su relato de los hechos el filósofo
extremeño da a la conversión de los moriscos un carácter divino y sobrenatural. de modo que así
hace converger la utilidad pública y el bien moral, la poimca y la religión, hasta el punto de que
confunde la historia de la humanidad con la historia de la salvación. Después de una cita de
Demóstenes31 en la que se exhorta a la verdad y a la justicia en los hechos y en los negocios de los
hombres, Pedro de Valencia añade una referencia a Epicteto32 para persuadir del hecho de que lo
mejor es que el hombre esté a bien con Dios; « Como dice un filósofo: ‘en no consintiendo y
estando en lo mismo la utilidad y la religión, se pierde la religión, porque es contra la natural
constitución y aplicación del hombre abrazar y seguir lo que se entiende que el está mal.' Esto es
tan llano como decir que no puede uno juntamente ser político, maquiavelista y cristiano.»33
Estas palabras de Epicteto van dirigidas a aquellos que creían que había que mantener a los
moriscos por su utilidad para la agricultura y otros menesteres, sin tener en cuenta el mal que
podían hacer a la unidad religiosa y, por consecuencia, a la propia monarquía. Para finalizar este
breve trabajo y como muestra de la investigación sobre los textos griegos manejados por el
humanista Pedro de Valencia, 38 De este mismo pasaje en el Cap. II, De Arcesilao y la Academia
Nueva, se reproduce la expresión, ópoioTÚTri kcú, áSiáKpiToe, «parecidísima e indescimible». En
el margen Epictetus Arriani lib. 2 cap. 20. p. 18 Plantino. 31 OI. 2, 26. '3 En el margen se precisa
Epict.Arriani lib.cap. No se especifica el libro ni el capítulo, lo que concuerda con el hecho de que
la cita no es literal, sino que parafrasea la idea del autor griego con ideas tomadas de I, 27,12 y 13.
3j Tratado acerca de los moriscos de España, fol. 16v; cfr. Pedro de Valencia. Obras completas. IV,
edición de R. González Cañal e H. B. Riesco Hernández, León 1999. 58 JESÚS-M. NIETO IBÁÑEZ
podemos apuntar que nuestro autor tuvo a su alcance alguna de las dos ediciones griegas que
existían en la época. Seguramente contó con la edición griega de Ferando, Salamanca 1555,
Epicteti philosophi Enchiridion. Arriani Dedictis Epicteti libri quatuor, multo accuratis quam antea
emendad et excusr\ que reproduce la edición de Trincavelli (Venecia 1535), la princeps de las
Disertaciones, con la de J. Schegk (Basilea 1554) y con la de H. Wolf (Basilea 1560), con texto
griego y latino ambas. No obstante, es muy posible que se sirviera de algunas de las traducciones
latinas que circulaban entonces. El humanista de Zafra empleó una edición que le permitiera un
fácil acceso a los tratados que le interesaban para su argumentación filosófica. Manejaba
perfectamente el griego, como lo demuestran sus traducciones de Lisias, Demóstenes, Tucídides,
Teofrasto, Dión de Prusa y San Macario35. Dos de los textos citados por Epicteto en Académica
están en griego, con traducción latina del propio Pedro de Valencia, mientras que en un pasaje se
inserta la versión latina sin el original griego. En los márgenes hay citas de la obra de Epicteto,
algunas con precisión de capítulos, libros, etc. Si nos centramos ahora en la versión del manuscrito
11160 podemos observar como Pedro de Valencia traduce en dos lugares siguiendo las variantes
marginales de la edición griega de Salamanca de 1555, que corrigen y mejoran el sentido del texto:
- pári * p.T|vÍTe in marginem liquÍTqc (p. 447) « no guarde la enemistad...» (fol. 73 v) - itcivtííxoü *
|i£Ta in marginem peora (p. 449) «todo en todas partes esté lleno de Enemigos...» (fol. 75 r) La
traducción de Pedro de Valencia busca la claridad y la fidelidad, de modo que la doctrina del
filósofo griego pierda lo menos posible al transladarse al castellano. Se ciñe al máximo a la letra
del texto. Hay pocas libertades, es muy fiel al original, superando en algunos casos las versiones
latinas de la época. No hay anotaciones marginales, ni tachaduras n correcciones, subrayados,
transposiciones, inserciones, supleciones. Se trata de una copia posterior, de modo que ya se han
eliminado en esta últimí mano todas esas referencias que hubieran sido de gran utilidad para el
estu dio de la forma de traducir del humanista zafrense. Sólo hay una anotaciói marginal (fol. 73
v ),« Va mirando a una sentencia de Eurípides». En efectc 34 El cap. 5 del libro IV ocupa las páginas
444-450. 35 A. M. Martín Rodríguez,« La actividad traductora de Pedro de Valencia », en J. M. Nie
(ed.), Humanismo y tradición clásica en España y América, León 2002, pp. 21-59. LAS PLÁTICAS DE
EPICTETO 59 el pasaje tiene ecos del Cresfontes de Eurípides36: « A este tal era razón juntamos
todos y llorando por tantos males como está caído, y no ni al que nace, ni al que muere, sino al
que en vida perdió lo que era suyo ». A continuación haremos las observaciones y comentarios
pertinentes para poner de relieve las tácticas de la traducción de Pedro de Valencia en el contesto
del Renacimiento español37. Aunque sus versiones siguen de cerca el texto griego, hay una serie
de libertades que el autor se permite al tratar el original dentro del particular contexto humanista
del siglo XVI. Estas -libertades» son las que describiremos de forma esquemática en el siguiente
comentario, destacando las omisiones, las ampliaciones, las reducciones, los cambios sintácticos y
las modificaciones léxicas que se OTran sobre el texto base. Junto al afán de literalidad corre el de
la claridad, que destaca sobre todo en el recurso frecuentísimo a adiciones que completan
expresiones elípticas o poco claras del original, pero que el traductor considera necesario incluir.
Es numerosos casos la explicitación se consigue mediante dos o más sinóc e k de un solo término
griego: ZtúKpctTouc, oc oú póvov aÚTÓe t í&—oxov éceóvyev páxqv, «Sócrates, el qual no
solamente huyó áempre. y en todas partes de tener rencilla» (fol. 72 r), qui non ipse tan- £sm
ubique pugnam effugit (Schegk), Wolf, por su parte, no traduce el término ~.r. _nxoú, qui non
modo ipse a contentionibus abstinuit. Pedro de Valencia en general suele ampliar el texto griego
mediante dos o más sinónimos, sobre uno del original, pata aclarar y explicitar más, si cabe, como
es el caso de aQXtóc écrnv, «es desdichado y que le va mal» f tí. "3 r miser est en las dos versiones
latinas consultadas, o tú Sóyp.aTa c _ . w túotc es vertido de una forma particular también en la
expresión KaTCt ¿ÚCTiv éxovTa, «se gobierne conforme a razón» (fol. 72 r), ut naturae
praescriptum (Schegk), secundum naturam (Wolf). El traducir fyvaiQ por «razón», en lugar de por
«naturaleza», no hay que entenderlo como un error del traductor, sino como una precisión más, la
razón es lo más natural del hombre38. El uso de los paréntesis es otra de las formas utilizadas por
Pedro de Valencia para aclarar y precisar el texto griego: tocto 8’ épóv epyov écrri. esto si es mi
oficio, y está a mi cargo (sentir de las cosas, y elegir conforme a razón) (fol. 75 v), Hoc vero deum
munus est (Schegk), Aliud vero deum es se opus (Wolf). Incluso hay añadido innecesarios para la
comprensión del texto, ovSé Trpóc tóv dvGpwrrov i) pie é£apxei xaí oí ócfGaXpoL, «i para ser
hombre el tener nariz, ojos, y los demás miembros» (fol. 74 r), Ñeque igitur ad hominem
constituendum nasus satis est, et oculi (Schegk), Quamobrem ut homo dicatur quispiam, satis non
est, Nahum et oculos habere (Wolf). Hay también ejemplos contrarios, pocos, en los que se omite
la traducción de alguno de los términos griegos: oúx't peí Aía, «y no ni al...» (fol. 73 v), Non ita me
dii ament is en la versión de Schegk, mientras que Wolf también omite esta expresión, que no por
una parte no supone nada esencial para el texto, y por otra se trata de una súplica a una divinidad
pagana, que no parece muy procedente en un contexto cristiano. Algo similar ocurre con
rfyeíoQat. TroXépiov, ém(3ouXov, xqv á8eXcf>óc, «tenerlo por enemigo, aunque sea hermano»
(fol. 75 r), hostis iudiceretur, et insidiator, sive frater (Schegk), iudicare solemos hostem,
insidiatorem, etiamsifrater sit (Wolf), donde é-ní(3ouXov es prácticamente un sinónimo de
TToXépLOV. Pedro de Valencia cuida en su traducción hasta los diminutivos: tó dypíStov «ai tó
olklSlop, «la Torrecilla y la Casilla» (fol. 73 v), non angelli, non domunculae (Schegk), ut agrum,
domum (Wolf). Interesante es también la forma traducir el término griego iTpoaípecuí;. Pedro de
Valencia lo vierte en tres casos mediante dos vocablos castellanos, «entendimiento y albedrío»
(fol. 74 r), «razón y albedrío» (fol. 73 r), «entendimiento y voluntad» (fol. 75 r), voluntas en Schegk
y arbitrium en Wolf. En la versión de el Brócense leemos «propósito»39, «buen propó38 Cfr. Epict.
Ench. I I 1, VI y las reflexiones sobre el hecho de que la naturaleza del hombre es racional. 39 Cap.
VII, p. 130, y Cap. XXIX, p. 175 (ed. de Gómez Canseco). LAS PLÁTICAS DE EPICTETO 61 oto , o
«buen intento»45. El concepto de itpodípecric, como ya hemos señalado, es fundamental en
Epicteto. si bien su complejidad realmente permite múltiples interpretaciones y traducciones,
como «voluntad», -s consejo ».« facultad de juzgar y de querer» o «libre albedrío »42. Según los
estoicos ía perfección se logra viviendo conforme a la naturaleza, y como lo más propio del
hombre, de su naturaleza, es ser racional, por ello «vive según ai naturaleza •> equivale a •« sé
libre, obedeciendo sólo a la razón». Pedro de Valencia en su traducción recoge muy bien esta idea,
pues -c u c .c c u u es tanto lib e ra d -. elección», como «entendimiento y matee La ¡elección de;
texto -de las PIá k g s de Epicteto para hacer una versión castellana a pama ¿el ortgjial griego
parece transcender la función didáctica o prieto;¿ ni excdusi'. ¿roerte literaria que predomina en
otros de los textos tr&inu'ins pro Pedro oe Valencia. El contenido estoico del autor griego coruf.
£*e í este tevtt ora posición especial en su lista de traducciones de ící tres o r a . ' Esm ore-. e
traducción demuestra que Pedro de Valencia es un fxxc'ZZ ;• a .a r> en un filósofo, como ha
quedado se ha constatado ya en ;cs,A cudanvi o en su oersión de Dión de Prusa. El texto, «Discurso
funcudu are: en el Eptatetc de Amano. sobre los que pretenden vivir con quiete ; - imbuido a
Pedro de Valencia, es un hito importante en el contexto de írrus te de las .deas estoicas en el
Humanismo español de los siglos XVI y XVE i o im tu y e una aportación para el estudio de la
práctica de la traducirte ) la per- o- encía de Epicteto en el Humanismo español, en el que
contamos ttn tres -.ersiones del Enchiridion pero ninguna de las Pláticas. Los testimonios aquí
comentados señalan a Pedro de Valencia como un representante de la corriente de pensamiento
estoica en el Humanismo, que bebe mem am ente de la Estoa tardía, cuyos principales
representantes son Epicos:;. Señera y Marco Aurelio. León. Jesús-M8 Nieto Ibáñez 40 Cap. XII, p.
139, y Cap. XV, p. 147. 1 Cap. XI, p. 139. " Ch. H. Kahn, «Discovering the Hill from Aristotle to
August», en J. M. Dillon y A. A. Lomg (eds.), The Question of Eclecticism, Berkeley 1988, pp. 234-
260.