Science">
Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Filosofia 11° Guia

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 5

INSTITUCION EDUCATIVA TECNICA AGROPECUARIA

TOMAS DANIELS DE PATICO


Guía # 5
DOCENTE: Didier Maldonado Herazo CEL: 313 5610677
ASIGNATURA: FILOSOFIA GRADO 11°

TEMA:

OBJETIVO DE Reconozco la influencia de la filosofía actual en los cambios de pensamiento


APRENDIZAJE
radicales en la Edad Moderna

INTRODUCCIÓN:
Lee con atención la siguiente guía de contenidos, no olvides leer los objetivos
de aprendizaje, contenidos e indicadores de evaluación, pues ello te ayudará a
tener un mapa general del contenido y lo que se busca alcanzar con esta guía.

LO QUE VOY APRENDER


Recordemos que la epistemología proviene del griego episteme que se puede
traducir como conocimiento y logos como estudio. Etimológicamente, entonces, epistemología significa
estudio del conocimiento. El término fue acuñado por primera vez por Aristóteles, pero la epistemología
como rama de la filosofía se desarrolla a partir de la Modernidad con René Descartes y su cuestionamiento
a la tradición filosófica.

A partir de allí, aparecen dos ramas de la epistemología; racionalismo (iniciado con Descartes) y empirismo
(iniciado por Locke y que se opone al racionalismo). Locke afirmaba que la fuente primera del conocimiento
es la experiencia, por ello, es empirista, de empeiria que significa experiencia.
RESPONDE: ¿Cuál fue su importancia y aporte para el conocimiento moderno?

___________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________

LO QUE ESTOY APRENDIENDO


Racionalismo

RENE DESCARTES

Descartes (1596 - 1650) señala un hito en la historia de la filosofía,


puesto que abre la puerta de la modernidad filosófica al desplazar el
centro de la reflexión hacia la conciencia pensante del hombre.

Constituye, en este sentido, un primer paso en el camino que el


pensamiento ilustrado culminará con la obra crítica de Kant. Descartes
marca, además, toda la filosofía del siglo XVII en su empeño por
otorgarle la solidez y la fiabilidad conceptual propia de la matemática y
de la ciencia física. El célebre cogito ergo sum sitúa el fundamento del
conocimiento en el sujeto reflexivo y lo arranca del dogma religioso
aceptado acríticamente, que había definido gran parte del pensamiento
medieval.
COGITO ERGO SUM: DE LA DUDA AL COGITO

Método se refiere a reglas ciertas y fáciles, mediante las cuales el que observe exactamente no tomará
nunca nada falso por verdadero y, sino aumentando siempre gradualmente llegará al conocimiento
verdadero de todo aquello de que es capaz. Las Regulae podrían interpretarse como el intento de
Descartes tomó establecer el marco teórico general para determinas cómo estudiar la realidad. El punto
de partida era la búsqueda de un criterio que marcara dónde estaba la frontera entre el nuevo y antiguo
saber.

En este punto, Descartes nos reveló otra idea filosófica de tan hondo
alcance como las precedentes: las matemáticas eran el modelo y el
ideal, pero en realidad constituían tan solo la encarnación de algo
anterior y más originario, pues no representaban otra cosa que una
plasmación superior de nuestra racionalidad.

Pienso, luego existo (cogito, ergo sum), celebradas palabras que todos
habremos escuchado o leído alguna vez, es la sentencia más conocida
del filósofo francés por excelencia, Rene Descartes, y una de las más
populares de la historia del pensamiento. Es preciso reconocer que en
un primer momento tales palabras pueden parecer un tanto oscuras,
cuando no directamente triviales, por obvias. “Pienso, luego existo”, nos repetimos; muy bien, pero ¿qué
más?, ¿dónde está lo medular?, ¿ocultan algún misterio accesible solo a los iniciados o son una solemne
futilidad.
El programa cartesiano implicaba que el método debía extenderse a toda forma de conocimiento; por
supuesto a la física, como de hecho ya estaba ocurriendo, pero también a la moral, la medicina o a la
filosofía. Ahora bien, que la filosofía siguiera las reglas del método y así ofreciera también un saber
seguro, no era tan solo un ideal sino más bien una necesidad.

En efecto, el método, que exigía que lo posterior resultase de lo anterior, establecía que para garantizar
la verdad de la ciencia, esta debía venir avalada por un discurso más fundamental todavía, no
estrictamente científico; es decir, por una filosofía primera que le sirviese de fundamento o raíz.

DUDA METÓDICA

Descartes comprendió la filosofía, fundamentalmente, como teoría del conocimiento. Era la interrogación
última referida al conocimiento, nacida de una duda total, absoluta. La duda prescrita por el mismo método
ofrecía la ocasión para una investigación filosófica verdaderamente crítica, sin presuposiciones de ningún
tipo. Partir acríticamente de la religión o de la escolástica heredada ya no podía formar parte de la
conciencia filosófica, pero tampoco suponer sin más la validez de las ciencias empíricas nacientes (ni
siquiera la validez de las matemáticas). Era preciso comenzar de nuevo y asegurarse de los fundamentos
de todo saber.

La filosofía, ya no podía presuponer nada. De acuerdo con la


primera regla del método, era preciso poner bajo sospecha
cualquier creencia y aceptar aquellas que la propia razón
justificara. Había que rechazar todo aquello que no diera
seguridad plena, a favor de un conocimiento garantizado,
más allá de toda duda posible.

Descartes se impuso como método filosófico la duda,


dispuesto como estaba a no tomar por verdadero nada de lo
que pudiera dudarse. Es lo que se conoce como la duda metódica.

Esta duda no era real ni permanente, sino metódica, de tipo radical, en el sentido de no aceptar nada de
lo que uno no pudiera estar completamente seguro. Si se ejerció como método filosófico fue con vistas a
alcanzar las certezas a partir de las cuales reconstruir todo el sistema del conocimiento.

Empirismo

DAVID HUME

David Hume, filósofo y economista escocés (1711-1776) llevó hasta sus


últimas consecuencias el empirismo diseñado por John Locke. La forma en que
lo culmina implica clausurar por completo la posibilidad misma de la
metafísica, entendida como el conjunto de teorías que pretende ir más allá
de la experiencia. Hume es el pensador que despertó a Kant de su sueño
dogmático.

En última instancia, en la medida en que nuestras sociedades occidentales


encarnan muchos de los valores que defendió, Hume sigue siendo nuestro
contemporáneo, de la misma manera que, en
otro nivel, constituye una alternativa con la que confrontar otros modelos sociales.

TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

El escepticismo en Hume tiene un valor preliminar, de «limpieza del terreno», podríamos decir (lo que,
entre otras cosas, implica una crítica muy consistente de los argumentos racionales que han intentado
legitimar las creencias religiosas), que lo deja libre para elaborar una visión plenamente científica del
estudio del comportamiento humano y construir así su propia propuesta moral y política. Luego a lo que
debemos atender es a la intención de Hume: establecer una ciencia del hombre basada en la experiencia
y la observación. Esta apelación a la experiencia puede tener implicaciones casi de sentido común.

Por poner un ejemplo de lo que queremos decir con esto: un elemento especialmente llamativo de Hume es
que creía en la inferioridad de la raza negra (y también de las mujeres), por lo que no está nada claro que
los intereses de las personas de esa raza debieran tenerse en cuenta en igual medida que los deseos y
preocupaciones de los miembros de otras razas. Hume, en efecto, escribe lo siguiente en su ensayo De
los caracteres nacionales:

“Me inclino por sospechar que los negros son por naturaleza inferiores a los blancos. Apenas ha habido
nunca una nación civilizada de ese color de piel, y ni siquiera un individuo eminente en la acción o en la
especulación. No existen entre ellos fabricantes ingeniosos, y no cultivan las artes ni las ciencias. Por otra
parte, los más rudos y bárbaros de los blancos, como los antiguos germanos o los tártaros actuales, tienen
sin embargo algo eminente: su valentía, su forma de gobierno o algún otro particular ”

¿Cómo reaccionar ante estas palabras? Aquí es donde podría entrar en acción esa vocación empirista que
mencionábamos hace un momento: la apelación a la experiencia debería permitir que uno se desprendiera
fácilmente de los prejuicios que pueda tener o que haya recibido a través de la educación.
Hume no solo podría haberse informado mejor sobre el uso del lenguaje entre
las personas de raza negra, sino que, si hubiera vivido unos años más y hubiera
tenido ocasión de leer la autobiografía de Olaudah Equiano (un esclavo negro que
compró su libertad y que antes de narrarnos su vida trabajó en diferentes
barcos, llegando incluso a participar en una exploración del Ártico), cabe pensar
que habría cambiado de opinión. En suma, este ejemplo nos enseña que el
empirismo es la decisión de aprender de los datos de la experiencia. Podríamos
decir que esto no es muy novedoso, pues todos lo hacemos (o deberíamos hacerlo)
en nuestra vida cotidiana.

Se es empirista cuando piensa que la ciencia ha de utilizar el mismo criterio. En definitiva, cuando piensa
que los procedimientos de la ciencia no son un reino aparte, sino la sistematización rigurosa de ese
proceder cotidiano en el que resulta bastante evidente la primacía de los sentidos y de los datos que nos
aportan. Desde un punto de vista histórico, la apelación a la experiencia significaba para Hume
presentarse como un heredero de la tradición de John Locke.

El Libro I del Tratado de la naturaleza es la exposición que Hume realiza de su metodología científica. No
en vano el subtítulo de la obra reza así: Un intento de introducir el método experimental de razonamiento
en los temas morales. Tenemos, entonces, que uno de los fines fundamentales de la epistemología que
Hume propugna es establecer la efectiva posibilidad y legitimidad de las ciencias que tratan de explicar
nuestra forma de actuar (una de las cuales es la política), señalando para ello que su método puede y ha
de ser el mismo que el de esa física que tan magistralmente había desarrollado poco antes Newton.

¿QUÉ HAY EN NUESTRA MENTE?

Para Hume será fundamental, en primer lugar, estudiar qué hay en nuestra
mente, al igual que un astrónomo estará interesado en determinar los planetas
que componen el sistema solar. Hume teorizará que nada está jamás presente
a la mente a no ser sus percepciones, y que estas son de dos clases distintas,
a las que denomina respectivamente impresiones e ideas.

Impresiones: percepciones que entran con mayor fuerza (incluyendo


pasiones, sensaciones.
Ideas: imágenes débiles que surgen cuando pensamos y razonamos.

IMPRESIONES E IDEAS

Tenemos que considerar que estos


conceptos son propios de Hume, pues,
para nosotros, una percepción es lo que
vemos cuando tenemos los ojos abiertos.
En cambio, para nuestro autor
percepción es todo lo que está en la
mente, y, según esos contenidos mentales
sean fuertes o débiles, se llamarán
impresiones o ideas.

La relación que establece Hume entre


impresiones e ideas; nuestras ideas son
copias de nuestras impresiones, lo cual
equivale a decir que nos es imposible pensar algo que no hayamos sentido previamente con nuestros
sentidos externos o internos. Pero… ¿de dónde provienen nuestras impresiones? Las de reflexión no
presentan ningún problema, pues surgen en mi interior Pero ¿y las de sensación? Hume va a afirmar
tajantemente que desconocemos las causas originarias de las impresiones de nuestros sentidos.

PRACTICO LO APRENDIDO

ACTIVIDAD EVALUADA
Rellena la siguiente tabla comparativa
Criterio Racionalismo Empirismo
Fuente del conocimiento
Qué importancia tiene la
razón en esta corriente
Qué importancia tiene la
experiencia en esta corriente
Define con tus propias
palabras cada corriente
Ejemplo 1: situación ficticia
Ejemplo 2: situación propia

VALORO LO APRENDIDO
Para valorar lo aprendido, escoge la carita correspondiente
- Carita Verde: Me gustó lo aprendido. Aprendí bastante.
- Carita amarilla: Todavía tengo inquietudes. Me gustaría Resolverlas.
- Carita roja: No me gustó.

¡TE FELICITO!

También podría gustarte