El documento analiza las ideas de Boaventura de Sousa sobre el colonialismo. Sostiene que aunque las luchas anticoloniales del siglo XX terminaron con la ocupación territorial directa, el colonialismo continuó en nuevas formas más insidiosas. El colonialismo se basa en la degradación ontológica de las poblaciones dominadas consideradas inferiores. Aunque las nuevas formas de colonialismo se disfrazan bajo ideologías de antirracismo, continúan causando sufrimiento a través de apartheid sociales sistemáticos
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El documento analiza las ideas de Boaventura de Sousa sobre el colonialismo. Sostiene que aunque las luchas anticoloniales del siglo XX terminaron con la ocupación territorial directa, el colonialismo continuó en nuevas formas más insidiosas. El colonialismo se basa en la degradación ontológica de las poblaciones dominadas consideradas inferiores. Aunque las nuevas formas de colonialismo se disfrazan bajo ideologías de antirracismo, continúan causando sufrimiento a través de apartheid sociales sistemáticos
El documento analiza las ideas de Boaventura de Sousa sobre el colonialismo. Sostiene que aunque las luchas anticoloniales del siglo XX terminaron con la ocupación territorial directa, el colonialismo continuó en nuevas formas más insidiosas. El colonialismo se basa en la degradación ontológica de las poblaciones dominadas consideradas inferiores. Aunque las nuevas formas de colonialismo se disfrazan bajo ideologías de antirracismo, continúan causando sufrimiento a través de apartheid sociales sistemáticos
El documento analiza las ideas de Boaventura de Sousa sobre el colonialismo. Sostiene que aunque las luchas anticoloniales del siglo XX terminaron con la ocupación territorial directa, el colonialismo continuó en nuevas formas más insidiosas. El colonialismo se basa en la degradación ontológica de las poblaciones dominadas consideradas inferiores. Aunque las nuevas formas de colonialismo se disfrazan bajo ideologías de antirracismo, continúan causando sufrimiento a través de apartheid sociales sistemáticos
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ANALISIS DEL TEXTO DE BOAVENTURA DE SOUZA
Vivimos en sociedades capitalistas, coloniales y patriarcales, en referencia a los
tres principales modos de dominación de la modernidad occidental: el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado o, más precisamente, el heteropatriarcado. Ninguna de estas categorías es tan controvertida entre los movimientos sociales y la comunidad científica como la de colonialismo. Hemos sido tan socializados en la idea de que las luchas de liberación anticolonial del siglo XX pusieron fin al colonialismo, que casi resulta una herejía pensar que al final el colonialismo no acabó, sino que apenas cambió de forma o ropaje. Nuestra dificultad radica sobre todo en nombrar adecuadamente este complejo proceso de continuidad y cambio. Es cierto que los analistas y los políticos más perspicaces de los últimos 50 años tuvieron la aguda percepción de esta complejidad, pero sus voces no fueron lo suficientemente fuertes como para cuestionar la idea convencional de que el colonialismo propiamente dicho acabara, con la excepción de algunos pocos casos, siendo los más dramáticos posiblemente el Sáhara Occidental, la colonia hispano-marroquí que continúa subyugando al pueblo saharaui, así como la ocupación de Palestina por Israel. También la voz del gran líder africano Kwame Nkrumah, primer presidente de la República de Ghana, con su concepto de “neocolonialismo” para caracterizar el dominio que las antiguas potencias coloniales seguían ejerciendo sobre sus antiguas colonias, convertidas en países supuestamente independientes. Una reflexión más profunda sobre los últimos 60 años me lleva a concluir que lo que casi terminó con los procesos de independencia del siglo XX fue una forma específica de colonialismo, y no el colonialismo como modo de dominación. La forma que casi terminó fue lo que se puede designar como colonialismo histórico, caracterizado por la ocupación territorial extranjera. Sin embargo, el modo de dominación colonial continuó bajo otras formas. Si las consideramos de esta forma, el colonialismo es tal vez hoy tan vigente y violento como en el pasado. El colonialismo es todo aquel modo de dominación basado en la degradación ontológica de las poblaciones dominadas por razones etnorraciales. A las poblaciones y a los cuerpos racializados no se les reconoce la misma dignidad humana que se atribuye a quienes los dominan. Son poblaciones y cuerpos que, a pesar de todas las declaraciones universales de los derechos humanos, son existencialmente considerados como subhumanos, seres inferiores en la escala del ser. Sus vidas tienen poco valor para quien los oprime, siendo, por tanto, fácilmente desechables. Originalmente se los concibió como parte del paisaje de las tierras “descubiertas” por los conquistadores, tierras que, a pesar de ser habitadas por poblaciones indígenas desde tiempos inmemoriales, fueron consideradas como tierras de nadie, terra nullius. También se consideraron como objetos de propiedad individual, de los que la esclavitud es prueba histórica. Las nuevas formas de colonialismo son más insidiosas porque se producen en el núcleo de relaciones sociales, económicas y políticas dominadas por las ideologías del antirracismo, de los derechos humanos universales, de la igualdad de todos ante la ley, de la no discriminación, de la igual dignidad de los hijos e hijas de cualquier dios o diosa. El colonialismo insidioso es gaseoso y evanescente, tan invasivo como evasivo, en suma, astuto. Pero ni así engaña o aminora el sufrimiento de quienes son sus víctimas en la vida cotidiana. Florece en apartheids sociales no institucionales, aunque sistemáticos. Sucede tanto en las calles como en las casas, en las prisiones y en las universidades, en los supermercados y en las estaciones de policía. Se disfraza fácilmente de otras formas de dominación tales como diferencias de clase y de sexo o sexualidad, incluso siendo siempre un componente de ellas. Verdaderamente, el colonialismo insidioso solo es captable en close-ups, instantáneas del día a día. En algunas de ellas surge como nostalgia del colonialismo, como si fuese una especie en extinción que debe ser protegida y multiplicada. He aquí algunas de tales instantáneas.