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Arte y Ciencia Del Magnetismo Personal - Parte I

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ARTE Y CIENCIA DEL MAGNETISMO PERSONAL

WILLIAM WALKER ATKINSON


(THERON Q. DUMONT)

TRADUCIDO POR
MAURICIO CHAVES MESEN
BIBLIOTECA DEL ÉXITO # 119

TÍTULO ORIGINAL:
ART AND SCIENCE OF PERSONAL MAGNETISM

VOLUMEN 119 DE LA BIBLIOTECA DEL ÉXITO

®2018 TIMELESS WISDOM COLLECTION


®2019. THE SUCCESS AND PROSPERITY LIBRARY

Este libro es parte de la serie BIBLIOTECA DEL ÉXITO en Es-


pañol de la TIMELESS WISDOM COLLECTION, clásicos mundiales
de autoayuda y superación. Derechos Reservados. Ninguna parte de
este libro puede ser condensado o reproducido sin permiso escrito
del editor.

THESUCCESSANDPROSPERITYLIBRARY@GMAIL.COM
PREFACIO
1. MAGNETISMO PERSONAL
2. POLOS MENTALES Y FÍSICOS
3. LA FASE MENTAL
4. LA FASE FISICA
5. MAGNETISMO FÍSICO
6. GENERANDO FUERZA NERVIOSA.
7. DISTRIBUYENDO LA ENERGÍA NERVIOSA
8. EJERCICIOS DE FUERZA NERVIOSA
9. PROYECTANDO LA FUERZA NERVIOSA
10. RADIACIÓN MENTAL
11. ACTITUDES MENTALES
12. LA ATMÓSFERA MENTAL
13. CORRIENTES MAGNÉTICAS
14. EL FLASH DIRECTO.
15. EJERCICIOS EN EL FLASH DIRECTO
16. EL AURA POSITIVA
17. EL COMANDO DIRECTO
18. EL DUELO MAGNETICO
19. MAGNETISMO CORPÓREO
20. AUTO DEFENSA MAGNÉTICA
PREFACIO
Tengo el placer de presentar a muchos estudiantes americanos,
que han adquirido copias de este libro, estas clases prácticas en el arte
y la ciencia del magnetismo personal. Estos capítulos contienen la
esencia de las enseñanzas impartidas por mí en mis cursos de ins-
trucción personal aquí, en París, durante los últimos dieciocho años.
En mi trabajo en las clases personales, por supuesto, adapto la
instrucción a las necesidades especiales de mis estudiantes indivi-
duales, lo que no puedo hacer en el caso de las enseñanzas generales
en forma impresa. Pero, a pesar de esto, siento que he condensado en
estas páginas la esencia de mis métodos y principios de la práctica,
de manera que cualquier estudiante con inteligencia promedio pueda
fácilmente comprender, asimilar y aplicarlos con éxito. Al menos
siento que si el estudiante no lo logra, será su propia culpa, no la mía.
En la introducción de este libro, deseo expresar mi agradeci-
miento al señor LND, un estudiante estadounidense aquí en París,
que amablemente ha transformado mi complicada "guía americana"
al lenguaje llano y sencillo deseable para un libro diseñado para el
público en general.
Con la mano en el corazón, envío a mi nuevo público estadouni-
dense los sinceros saludos y deseos más fervientes por el éxito, de
Su maestro solícito,
Theron Q. Dumont, París, Francia 26 de agosto de 1913
1. MAGNETISMO PERSONAL
Es un hecho extraño y casi divertido que, de parte del público en
general, exista al mismo tiempo una aceptación general de la existen-
cia del magnetismo personal, y tanta ignorancia sobre la naturaleza
de esta maravillosa fuerza. Así, mientras que todo el mundo cree en
la existencia del magnetismo personal, casi nadie conoce su verda-
dera naturaleza y mucho menos tiene conocimiento práctico de sus
principios de aplicación.
Muchos de los escritos más antiguos de la raza contienen refe-
rencias a ese poder misterioso y extraño, poseído por ciertos indivi-
duos, y que les permitió atraer o influir en otros. Y, siguiendo el curso
de la historia humana escrita a través de los siglos, podemos percibir
una referencia constante a este extraño poder del individuo, tan ge-
neralmente reconocido y al mismo tiempo, tan poco comprendido.
Llegando a la época actual, época en la que se ha dedicado gran
atención al estudio de la psicología y de los temas psíquicos en gene-
ral, encontramos que mientras se ha fortalecido la antigua creencia
en el magnetismo personal, existe al mismo tiempo muy poco cono-
cimiento general entre el público sobre la naturaleza real de la fuerza
o la mejor forma de usarla y emplearla.
Pero esta falta de conocimiento que acabamos de aludir se limita
al público en general. En todas las épocas han existido algunos indi-
viduos avanzados que han comprendido y empleado completamente
la fuerza de la influencia personal. No sólo los estudiosos de lo oculto
del pasado poseían este conocimiento y lo han transmitido a sus su-
cesores, sino que también muchos de las personas más grandes de la
historia han adquirido un conocimiento profundo y lo han empleado
para promover sus propios intereses.
En algunos casos, los individuos de esta última clase han reci-
bido instrucción directa de maestros ocultos, pero en muchos casos
han tropezado con la existencia del poder dentro de ellos mismos y
luego avanzaron en su conocimiento del tema mediante una cuida-
dosa investigación y estudio, acompañados por constante experi-
mentación. Muchos de ellos, en sus escritos o frases, han testificado
su conocimiento y utilización de este poder tan maravilloso.
Es difícil incluso definir correctamente el término "magnetismo
personal", tan poco entendidos son sus principios por las masas.
Los diccionarios nos dan poca ayuda en el asunto, pues sus lla-
madas definiciones resultan muy vagas. Quizá la mejor definición
sea la siguiente:

"El poder, la fuerza o la influencia –tan fuerte y peculiar como poco


comprendida– que ejercen ciertos individuos, en diversos grados, por medio
de la cual otras personas son atraídas, controladas, dominadas o influidas
por el individuo que posee el poder.
“Forma de influencia mental ejercida por ciertos individuos sobre aque-
llos con los que entran en contacto".

La principal objeción que yo, personalmente, tengo a la defini-


ción anterior, que, en lo demás es bastante buena, es que implica que
sólo ciertos individuos poseen magnetismo personal: implica que el
resto de la raza está desprovisto de ella.
Esto, en mi opinión, es un triste error. La verdad es que cada in-
dividuo está en posesión de cierto grado de magnetismo personal; y
que cada persona puede aumentar ese grado y fortalecer el poder
mediante el conocimiento y la práctica.
Incluso la persona “menos magnética" posee magnetismo perso-
nal, tal vez incluso en un grado considerable, pero generalmente es
tan ignorante de la naturaleza de la fuerza y de los medios de su em-
pleo, que realmente repele a otras personas en lugar de atraerlas.
Así pues, no dejen de notar este hecho: el magnetismo personal,
como el magnetismo material, puede repeler, no solo atraer: tiene su
lado positivo, así como su lado negativo.
Muchas personas muy repelentes realmente están manifestando
un alto grado de magnetismo personal, pero en forma negativa, y es-
tán alejando a las personas de ellos de la misma manera que otros
atraen a las personas a ellos: todo es cuestión del uso del poder.
El hecho es que cada persona genera y arroja cierto grado de
magnetismo personal (que varía entre diferentes individuos), lo que
afecta a las mentes de otras personas que entran en su campo de su
influencia. No sólo cada persona emana y proyecta una cierta canti-
dad o grado de magnetismo personal; sino que, además, cada per-
sona también está constantemente rodeada por un campo de influen-
cia magnética personal - una atmósfera personal, por así decirlo.

Esta atmósfera personal afecta, en mayor o menor grado, a otras per-


sonas que entran en su campo de influencia.

Esta atmósfera personal varía mucho en grado de fuerza, exten-


sión y carácter general, entre individuos diferentes. La persona pro-
medio tiene una atmósfera personal débil, que se extiende a corta dis-
tancia por todos lados. Por otra parte, los personajes fuertes de la raza
humana están rodeados por una atmósfera personal ampliamente di-
fundida y de gran poder, especialmente cuando son afectados por
cualquier fuerte emoción, sentimiento o deseo.
La atmósfera personal de esos individuos fuertes, generalmente
reconocidos como líderes de la raza, generalmente se extiende a gran-
des distancias de la persona, y está muy saturada de fuerte magne-
tismo dinámico, que se imprime fuertemente sobre aquellos que en-
tran en su campo de influencia.
Pero incluso los individuos más débiles de la raza, usando el
magnetismo personal inconscientemente, ejercen al menos cierto
grado de influencia sobre los que los rodean.
Sólo se requiere pensarlo por un momento, para reconocer que
algunas personas emanan una atmósfera de alegría, brillo y felicidad,
que afecta de una manera deseable a todas las personas con las que
entran en contacto. Otros, de la misma manera, están rodeados por
una atmósfera de pesimismo, derrota y desaliento, que afecta negati-
vamente a las personas que se acercan a ellos.
Estas cosas son demasiado comunes para excitar el interés in-
cluso entre las personas comunes; sin embargo, en este fenómeno se
puede encontrar la clave de las formas superiores del magnetismo
personal.
Estamos tan acostumbrados a considerar el magnetismo perso-
nal como significando sólo la fase positiva y atractiva, que a algunos
de nosotros resulta chocante que se nos diga que la atmósfera perso-
nal repulsiva es igualmente "magnética" -es decir, magnética en la di-
rección equivocada. Esto no debería sorprender, cuando recordamos
que incluso el imán físico, el imán de metal repele, bajo ciertas cir-
cunstancias, tan fuertemente como atrae bajo otras.
Hay, es cierto, ciertos individuos que no parecen atraer ni repe-
ler, pero esto no afecta a la regla general. Estos individuos neutrales
suelen ser de magnetismo débil, y carácter débil, es decir, no tienen
motivos fuertes, objetivos o deseos, o carácter o personalidad fuertes.
Cada facultad de la mente es neutralizada por alguna otra facultad
de igual fuerza, y el resultado es una condición neutral similar al
agua tibia, ni caliente ni fría. Se deduce, naturalmente, que tales per-
sonas ejercen una influencia neutral, y sólo tienen una débil atmós-
fera personal “neutra”. No atraen ni repelen - simplemente "aburren"
a las personas con las que entran en contacto.
Algunos pueden plantear la cuestión de que si, como he dicho,
cada persona tiene magnetismo personal, entonces:
¿Por qué debería alguien molestarse más sobre el asunto, o estu-
diar el tema del magnetismo personal en absoluto?
Tal pregunta (frecuentemente planteada, por cierto) hace que
una sonrisa se dibuje en los rostros de los que tienen conocimiento
del tema: tan infantil les parece. Si bien es cierto que todas las perso-
nas poseen cierto magnetismo personal, es igualmente cierto que la
mayoría de las personas no tienen sino una fuerza magnética débil, y
que a menudo tienen un carácter negativo o indeseable.
Y es un hecho conocido positivamente por aquellos que han do-
minado el tema, que incluso la persona más débil y más negativa
puede desarrollar su magnetismo personal para adquirir gradual-
mente el mismo grado y carácter de magnetismo que poseen muchos
individuos que originalmente estaban muy por delante de esta per-
sona en cuanto a influencia magnética.
Uno puede cambiar completamente el carácter de su magnetismo per-
sonal, de lo negativo a lo positivo, de lo indeseable a lo deseable, mediante un
cuidadoso estudio y práctica, siguiendo las líneas que voy a exponer en
este libro.
Por otra parte, es posible que cualquier persona que posea sufi-
ciente voluntad, perseverancia y determinación pueda desarrollarse
desde un estado insignificante de magnetismo a una condición de
poderes magnéticos gigantes. Pero esto último requiere determina-
ción y práctica constante hasta que se alcance un cierto nivel, así
como una voluntad indomable. Mientras que cualquiera puede au-
mentar fácilmente su grado de poder de magnetismo personal, y
cambiar aún más fácilmente el carácter de su ambiente personal, los
premios más elevados están reservados para aquellos que persevera-
rán hasta el final, y seguirán fieles en los ejercicios.
Esto, por supuesto, es verdad no sólo del magnetismo personal,
sino también de cualquier otra cosa que valga la pena tener. No existe
un “camino para príncipes” hacia nada que valga la pena tener. De-
bemos trabajar para lo que obtenemos. Los premios no son para los
débiles o perezosos, sino para los individuos persistentes y serios que
se "mantendrán" hasta que tengan éxito.
En este pequeño libro, te daré a ti, –sí, a ti, quien lees este libro
en este momento– la llave del secreto del magnetismo personal, pero
eres tú quien determinará el grado de éxito vas a alcanzar.
Te voy a dar las mejores herramientas, e instrucciones sobre
cómo usarlas - pero tendrás que hacer el resto por ti mismo.
No obstante, te diré lo siguiente:

El éxito debe ser y será tuyo si sigues las instrucciones cuidado-


samente, persistentemente, y perseverantemente.

Eso es todo lo que puedo hacer por ti - el resto está en tus propias
manos.

2. POLOS MENTALES Y FÍSICOS


Algunos de los escritores sobre el tema del magnetismo personal
han caído en el error de considerar que todo el secreto del magne-
tismo personal se encuentra en los fenómenos de la telepatía o la
transferencia del pensamiento. Estos escritores, sin embargo, han
sido tan impresionados por los hechos maravillosos de la fase mental
del magnetismo personal, que han pasado por alto completamente la
otra fase, es decir, el polo físico de la personalidad magnética.
Esta segunda fase es tan importante como la fase mental, y la
persona que desea cultivar y desarrollar el magnetismo personal
debe dar a esta segunda fase la misma atención y práctica cuidadosa
que a la primera fase.
Hay dos fases o polos distintos del magnetismo personal:
(1) el mental y,
(2) el físico.
No dejes de notar esto, porque tu éxito dependerá de la coordi-
nación de la fuerza de ambos polos.
Para muchos, esta idea de que hay una segunda fase física o de
magnetismo personal parecerá extraña, tan acostumbrados están a
escuchar las enseñanzas de que el magnetismo personal es un fenó-
meno mental puro y simple.
Pero a medida que avanzamos en nuestro estudio del tema en
este libro, espero convencerte a fondo que este segundo polo de mag-
netismo personal realmente existe, y que es igualmente potente como
la primera fase o polo mental.
El ser humano es un organismo dual, con fases de manifestación
mentales y físicas, tanto de mente como de cuerpo; su fuerza personal
también está compuesta de dos fases o polos distintos, cada uno coor-
dinando con el otro en el trabajo de manifestar energía y crear efectos.
Algunas personas tienen más magnetismo mental, mientras que
otras tienen más magnetismo físico, pero el individuo que realmente
manifiesta el grado más alto de magnetismo personal es el que se
desarrolla a lo largo de ambos polos de actividad, ambas fases del
magnetismo - tanto físico como mental.
El polo o fase mental del magnetismo personal depende para su
fuerza y energía, de la capacidad de la mente para crear ondas de
pensamiento y proyectarlas más allá de los límites del cerebro hacia
la atmósfera personal del individuo e incluso más allá de su propia
atmósfera personal cuando sea necesario.
Cuando se acompaña con el magnetismo físico generado por el
otro polo de actividad magnética, este magnetismo mental afecta
fuertemente a otras personas que entran en el campo de acción de
estas ondas de pensamiento.
Pero sin una buena provisión de magnetismo físico, estas ondas
de pensamiento no tienen suficiente fuerza para producir resultados
notables. Parecería que el magnetismo físico es necesario para dar
"cuerpo" al magnetismo mental, así como el magnetismo mental es
necesario para dar color, carácter o "alma" al magnetismo físico. Las
dos fases del magnetismo deben trabajar juntas para obtener los me-
jores efectos.
Antes era muy difícil transmitir a la mente del estudiante todo
lo relativo a la fase mental del magnetismo personal: tan extraño les
parecía todo aquello. Pero en estos días, cuando se ha escrito y ense-
ñado tanto acerca de la telepatía, la transferencia de pensamientos y
el poder mental, la persona promedio está tan bien informada sobre
el tema general que puede comprender fácilmente las características
especiales del poder de pensamiento tal como se manifiesta en el
magnetismo personal.
Por lo tanto, no es necesario, ahora, dar primero al estudiante
una educación completa sobre el tema general de la telepatía, con el
fin de llevarlo hasta el tema especial del magnetismo personal. En
este libro, daré por sentado que el estudiante sabe algo sobre el tema
de la telepatía o transferencia de pensamientos, y por consiguiente
no ocuparé espacio ni tiempo en viajar por este viejo terreno familiar.
Sin embargo, creo conveniente aclarar algunos de los últimos
descubrimientos de la ciencia en relación con la transferencia del pen-
samiento.
La ciencia ha descubierto que el cerebro humano, en los procesos
de pensamiento, genera y utiliza una cierta cantidad de energía en el
área del tejido cerebral. La generación y empleo de esta energía pro-
duce calor, y de hecho aumenta la temperatura de las áreas cerebra-
les, como puede demostrarse con el uso de delicados instrumentos
de registro.
En todos los cerebros bien equipados se encuentra tanto una
fuerza real como la electricidad, o el magnetismo ordinario de la pie-
dra imantada, y se rige por las mismas leyes y reglas generales. Y, así
como la electricidad o el magnetismo ordinario, no se limita al punto
en que se genera, sino que, en cambio, puede ser difundido –y se di-
funde– a puntos más allá.
En otras palabras, la energía mental del cerebro de una persona
se extiende más allá de los límites de su cerebro, crea una atmósfera
de pensamiento a su alrededor y registra un efecto sobre los cerebros
de otros que entran en su campo de energía.

El descubrimiento de la radioactividad en ciertos elementos de


la materia recién descubiertos, especialmente en el caso del radio, ha
llevado a la ciencia a investigar la posible radioactividad de otras sus-
tancias. El resultado es muy sorprendente, pues la ciencia avanzada
ahora nos anuncia que toda sustancia es radiactiva, es decir, toda sus-
tancia está irradiando constantemente energía de fuerza de sí misma.
Este descubrimiento sirve para armonizar los hechos previa-
mente separados acerca de la transferencia del pensamiento, etc., y
ahora se acepta como un hecho que el cerebro humano es fuerte-
mente radiactivo y constantemente está enviando corrientes de radio-
energía.
Las mismas leyes, que gobiernan el radio, ahora se sabe que go-
biernan la acción del cerebro. Esto simplifica el asunto y lleva el tema
de la transferencia del pensamiento al campo general de la ciencia,
sacándolo de los dominios del misticismo.
Este tema es ahora enseñado y estudiado, con base científica, en
las principales universidades del mundo, y constantemente se están
haciendo nuevos descubrimientos sobre él. El polo físico del magne-
tismo personal no se encuentra en la carne, en la sangre o en los hue-
sos del cuerpo, ya que éstos no son más que la cruda maquinaria por
la cual las partes superiores del organismo humano se mueven y ac-
túan.
En realidad, se encuentra en esa parte o partes más maravillosa
del organismo, conocido como el sistema nervioso. Este sistema ner-
vioso es tan maravilloso en su camino como lo es el cerebro, y sus
efectos en el magnetismo personal son tan importantes.
Somos tan propensos a pensar en los nervios como parte del
"cuerpo" de la persona, que nos resulta algo difícil comprender la
idea de que el sistema nervioso es realmente una parte del sistema
mental, como lo es el cerebro. De hecho, el sistema nervioso se com-
pone de casi exactamente el mismo tipo de materia que el cerebro.
El sistema nervioso, además, genera energía de una especie muy
similar a la generada por el cerebro. Por lo demás, la ciencia avanzada
considera realmente que el cerebro y el sistema nervioso no son sino
partes de una misma cosa, regidos por las mismas leyes generales, y
que deben considerarse en conexión entre sí.
El estudioso del magnetismo personal pronto llega a aceptar este
punto de vista, cuando ve el importante papel desempeñado por los
grandes centros nerviosos en el trabajo del magnetismo personal.
Por lo tanto, aunque yo utilizo para el magnetismo del sistema
nervioso el término "físico", y para el del cerebro el término "mental",
lo hago sólo para establecer una fácil línea de distinción, con el pro-
pósito de enseñar y estudiar. Al final, sin embargo, son realmente
partes de una y la misma cosa: simplemente dos polos de la misma
fuente de energía.
El sistema nervioso del ser humano es realmente un mecanismo
muy intrincado. Su característica principal es la médula espinal que
corre a lo largo de una abertura en la columna vertebral, y que está
directamente conectado con la materia cerebral en el cráneo.
De la médula espinal surgen muchos conjuntos de nervios, en
parejas, que se ramifican en filamentos más pequeños, que a su vez
se ramifican en otros aún más pequeños, y así sucesivamente, hasta
que cada parte del cuerpo obtiene una conexión directa con el tronco
nervioso principal. Otros grandes cables de nervios descienden al
tronco del cuerpo, aparte del sistema de la médula espinal, aunque
están conectados con este último por medio de enlaces nerviosos.
En diferentes partes del cuerpo se encuentran grandes masas de
sustancia nerviosa, siendo nudos enmarañados o conjuntos de ner-
vios, llamados plexos. El principal es el "plexo solar" que se encuen-
tra justo detrás del hoyo del estómago, y que desempeña un papel
muy importante en la vida de la persona, tan importante, de hecho,
que un fuerte golpe directamente sobre él puede causar la muerte.
El sistema nervioso no sólo transmite mensajes desde las dife-
rentes partes del cuerpo al cerebro, sino que también sirve para trans-
mitir la energía del movimiento a las diversas partes. En pocas pala-
bras, no puede haber movimiento de ninguna parte del cuerpo a me-
nos que el impulso llegue sobre los nervios. Cuando los nervios que
gobiernan cualquier parte del cuerpo están paralizados, esa parte del
cuerpo queda desprovista de movimiento. Así que, como puede
verse, el sistema nervioso es una parte del gran sistema de produc-
ción de energía del cuerpo -una parte tan importante como el cere-
bro-.
Hay que recordar esto siempre, porque es una de las claves de
los secretos del magnetismo personal.
Cuando recuerdas que esta energía nerviosa se extiende más allá
de los límites del cuerpo, al igual que la energía del cerebro, entonces
puedes comenzar a ver hacia donde quiero llegar al anunciar el se-
gundo polo o fase del magnetismo personal, el polo "físico", que en
realidad es la fase del magnetismo generado y radiado por el sistema
nervioso, particularmente por sus grandes centros del plexo.
Creo que ya comienzas a tener la idea, aunque he evitado cuida-
dosamente términos técnicos científicos y me he expresado en la
forma más simple.
3. LA FASE MENTAL
La fase mental del magnetismo personal depende de dos mani-
festaciones coordinadas del poder mental, como sigue:
(1) El mantener ciertos estados mentales hasta que la atmósfera
mental se carga con las vibraciones de los estados mentales particu-
lares;
(2) la proyección consciente de la corriente mental desde los cen-
tros del cerebro, por la acción de la voluntad del individuo.
Procederé ahora a describir en detalle estas dos fases mentales
de manifestación.
Es un hecho conocido por todos los estudiantes del tema que el
carácter de la atmósfera mental de cualquier individuo depende en-
teramente del carácter de los estados mentales que posee.

La atmósfera mental del individuo esperanzado y expectante


está compuesta por vibraciones de carácter esperanzador y alegre
que tienden a impresionar y afectar a otras personas que entran en el
campo de actividad de su entorno personal.
Del mismo modo, la atmósfera mental del individuo sombrío y
deprimido está compuesta por vibraciones de carácter sombrío y de-
primente que impresiona y afecta a los individuos que entran en con-
tacto con él. Y, de la misma manera, todos sus estados mentales se
manifiestan en su atmósfera mental y, en consecuencia, afectarán a
aquellos con los que está en estrecho contacto.
La verdad de las afirmaciones anteriores se hará evidente a cual-
quiera que dé a la cuestión un momento de cuidadosa consideración,
recordando al mismo tiempo las impresiones creadas sobre él cuando
ha entrado en contacto con diferentes individuos.
Recordará que algunos individuos han dejado sobre él la impre-
sión de oscuridad, ineficiencia, fracaso, etc. Otros le han dejado una
sensación de sospecha, desconfianza e inquietud. Y otros le han dado
la impresión de alegría, amistad, confianza y buena voluntad.
La atmósfera de algunas personas es tal que nos obliga a alejar-
nos y a no considerar sus propuestas de negocios. Otros, en cambio,
nos infunden confianza y nos dan la sensación de que nos gustaría
hacer negocios con ellos.
Algunas personas nos dejan la impresión de que hemos estado
en presencia de “algo serpenteante”, y a menudo no podemos reprimir
un estremecimiento de disgusto y aversión.
Otros, sin embargo, crean en nosotros la impresión de que son
buenos amigos y podemos depender de ellos como ayudantes y ca-
maradas.
¿Por qué?
No es por nada que hayan dicho estas personas, pues, como to-
dos sabemos, algunas de las personas más resbaladizas son a menudo
las que hablan mejor y son más “suaves”; mientras algunas de las
mejores personas, de las más confiables, son a menudo muy reticen-
tes, e incluso "pocas" para hablar. La razón es más profunda que las
palabras. Es ese "sentimiento" que experimentamos cuando entramos
en contacto con la gente, más que cualquier “informe” de la razón
sobre ellos.
Y este "sentimiento" es causado por el registro que hace nuestro
muy sensible organismo cerebral de las vibraciones de pensamiento
de la atmósfera personal de la otra persona. No sólo se notan estas
cosas en la persona en sí: también se notan en las residencias, tiendas
u otros lugares frecuentados por el individuo, que también se ven
afectados por la influencia continua de las vibraciones mentales de
su ambiente personal.
¿Alguna vez notaste cómo algunas casas te producen un senti-
miento de tristeza o desgracia, o algo peor, mientras otras parecen
tener un aire de salud y alegría, de felicidad y bienestar?
Esto es a menudo cierto, aunque la casa pueda haber estado de-
socupada durante algún tiempo: tan fuertes son las vibraciones men-
tales de la atmósfera de la persona o de las personas que habitaban
en ellas.
De la misma manera, algunas oficinas y lugares de negocios es-
tán tan saturados de las vibraciones de las atmósferas personales de
sus ocupantes, que uno las siente fuertemente y es impregnado por
ellas al entrar en la puerta. Una persona puede disfrazar sus pensa-
mientos con sus palabras o con su expresión facial, pero las vibracio-
nes mentales de su ambiente personal frecuentemente "le revelan".
Estos son hechos que no requieren más pruebas; tu propia expe-
riencia debe ser prueba suficiente para satisfacerte, pero debes tomar
nota mental de este hecho y tenerlo en mente a medida que avanza-
mos.
Muchas personas nos dejan poca impresión, por las razones de
que sus estados mentales son tan variados, inconstantes y fugaces
que se neutralizan entre sí y no transmiten una clara sombra de color
de pensamiento a la atmósfera personal.

Las atmósferas personales más fuertes son aquellas de personas de fuer-


tes sentimientos, deseos y emociones, buenas o malas, pues tienen estados
mentales fuertes y constantes que se imponen con fuerza a su ambiente per-
sonal, tan fuertemente, de hecho, que alguien que note estas cosas no puede
dejar de percibirlo.

Pensar en esto un momento te dirá que esto es verdad -una ver-


dad que aceptarás cuando dediques al tema un rato de pensamiento
cuidadoso-.

Por ello, debes tener mucho cuidado de evitar el albergar estados


mentales de un carácter que probablemente inspire sentimientos in-
deseables en los demás.
Y, al mismo tiempo, debes esforzarte por cultivar los estados
mentales de un carácter que pueda despertar sentimientos de carácter
deseable en aquellos con los que entras en contacto.

De hecho, una gran parte de los siguientes capítulos se usará


para enseñar cómo cultivar tales estados mentales para crear el efecto
deseado sobre los demás, ya que en esto se encuentra uno de los gran-
des secretos del magnetismo personal.
No hay que desesperarse si uno ha estado creando y llevando
consigo una atmósfera personal de tipo indeseable, pues estas cosas
se pueden remediar, y uno puede cambiar completamente el carácter
de sus estados mentales, y así transformar su ambiente personal,
yendo incluso desde lo peor hasta lo mejor.
Estas cosas requieren trabajo, perseverancia y paciencia, es
cierto, pero la recompensa es tan grande que “paga bien” a cualquiera
que le dedique su tiempo y atención.
El principio es muy simple, de hecho, pero requiere determina-
ción y voluntad obstinada para obtener los mejores resultados, parti-
cularmente en los casos en que han existido condiciones muy inde-
seables.
*******
La segunda forma en que opera la fase mental del magnetismo
personal, es decir, la de la proyección consciente de las corrientes
mentales desde los centros cerebrales, por la acción de la voluntad
del individuo, exige también el trabajo del estudiante que desee crear
una atmósfera personal fuerte.
El principio de esta segunda forma de acción mental consiste en
el uso de la voluntad en una proyección consciente de las corrientes
de pensamiento. Esto es cierto en el caso de estimular la atmósfera
personal, y también en los casos en que uno trate de producir un
efecto sobre la mente de otra persona en cuya presencia se esté.
Si bien es cierto que el carácter de los estados mentales de la per-
sona va a colorear y dar carácter a su atmósfera personal, lo que, por
supuesto, producirá un efecto sobre la otra persona o personas en su
campo de acción, es igualmente cierto que el efecto de tales vibracio-
nes mentales puede ser enormemente incrementado por el uso de la
voluntad en la dirección de la proyección consciente a la que se acaba
de hacer referencia.
Los estados mentales producen y crean la atmósfera mental, es
cierto, pero la voluntad sirve para proyectarlos con fuerza y, en ge-
neral, energizar la atmósfera y aumentar el efecto.
Es como si hubieras creado una gran reserva de magnetismo
mental en tu cerebro, y le hubieses dado la calidad y el color adecua-
dos por el carácter de tus estados mentales. Esto naturalmente creará
una atmósfera o un aura personal alrededor tuyo, que será sentido
por otros.
Pero entonces, ¡imagina el aumento de fuerza y efecto que surgiría del
uso de tu voluntad para proyectar y forzar hacia fuera de tu cerebro estas
vibraciones mentales!
Verás de inmediato cómo tal acción de la voluntad tiende a ener-
gizar y aumentar las vibraciones de tu atmósfera mental, ¿no? Sería
como encender una fuerza extra del poder, ¿no?
Ciertamente lo sería, y tú puedes obtener este efecto cuando lo
desees, usando los métodos que te serán dados en este libro a medida
que avancemos.
Una vez más, con un poco de reflexión verás cuanto más fuerte
será el efecto sobre cualquier individuo especial, si además de las vi-
braciones de nuestra atmósfera personal añadimos la fuerza de una
corriente especial de fuerza mental dirigida de manera constante e
intencional a su mente, por un esfuerzo de nuestra voluntad. ¿Ves el
punto?
Primero afectas a esta persona por el efecto de tu energizada at-
mósfera personal y luego, justo cuando está en la condición receptiva
apropiada, le descargas una “bala” psíquica que da directamente en
el “blanco” de su mente con enorme fuerza.
A primera vista, esto puede parecer un procedimiento muy ago-
tador, y uno que requeriría el uso de una gran cantidad de fuerza de
voluntad de tu parte. Pero esto no es así, pues las corrientes de pen-
samiento son muy sensibles a la acción de la voluntad, y lo principal
es mantener la voluntad firmemente en la tarea, y las corrientes de
pensamiento fluirán por el canal que ha sido creado así para ellas.
Es como sostener un rifle correctamente apuntado, y después de-
jar que la fuerza de la pólvora conduzca la bala a su destino; o, de
nuevo, como si sostuvieras la boquilla de una manguera apuntada
exactamente donde deseas que el chorro de agua vaya, y ¡punto!
Cuando se abre el agua, esta vuela directamente a su objetivo incluso
mucho después de haber salido de la boquilla de la manguera.

Las personas fuertes de todos los tiempos han empleado la vo-


luntad de esta manera, en la dirección de crear una atmósfera perso-
nal fuerte, y también en la dirección de producir fuertes impresiones
sobre aquellos a quienes deseaban afectar.

En muchos casos no han comprendido completamente el carác-


ter de las fuerzas que se han puesto en funcionamiento, pero enten-
dieron la parte del "cómo", aunque no comprendieran el "por qué".
La próxima vez que entres en contacto con un individuo fuerte,
obsérvalo, y verás como casi puedes ver el funcionamiento de esta
dirección de fuerza mental de la que acabo de hablar.

Pero, más importante incluso que estudiar “a otros”, es el cultivar el


arte de hacer esto tú mismo, y esto es lo que estoy tratando de enseñarte a
hacer. Tendrás éxito si pones manos a la obra con todo tu corazón y tu mente.
Tómalo en serio, y el poder de lograr el éxito se desarrollará dentro de ti.
4. LA FASE FISICA
La fase física del magnetismo personal depende de dos manifes-
taciones coordinadas de la fuerza nerviosa, como sigue:
(1) la generación dentro del sistema nervioso de un abundante
suministro de fuerza nerviosa; y
(2) la proyección consciente, por medio de la voluntad, de ese
suministro de fuerza nerviosa en la atmósfera personal, e incluso a
una mayor distancia bajo condiciones especiales.
Por «fuerza nerviosa», tal como se utiliza en el párrafo anterior,
me refiero a esa extraña y misteriosa forma de energía que controla
todos los movimientos físicos, y, sin embargo, al mismo tiempo, pa-
rece ser algo más elevado que el físico mismo. Es semejante a la elec-
tricidad o al magnetismo, en su naturaleza real, y, tal como estas fuer-
zas, es imposible de definir.
La fuerza nerviosa es algo muy diferente de la materia de la que
se compone el sistema nervioso. El sistema nervioso, desde la médula
espinal hasta el filamento nervioso más delicado, es en el mejor de
los casos, tan sólo un sistema de cables, transmisores, etc., sobre el
cual se desplaza la fuerza nerviosa, o bien reservorios complicados
en los que se almacena la fuerza nerviosa.
Los nervios ordinarios sirven como alambres y cables sobre los
cuales la fuerza nerviosa viaja para mover las partes del cuerpo que
deseamos mover, o que nuestra mentalidad o mente subconsciente
desea mover.
Ciertas partes del cerebro son grandes reservorios de fuerza ner-
viosa, así como también lo son los grandes grupos de materia ner-
viosa llamados plexo, entre los cuales se destacan el plexo solar y el
plexo sacro.
Los libros ordinarios de texto sobre fisiología pasan por encima
de la cuestión de la naturaleza real de la fuerza nerviosa, porque sus
escritores no poseen el secreto. Ellos disponen de la pregunta di-
ciendo: "Como en el caso de la electricidad, aunque reconocemos ple-
namente su existencia y su poder, sin embargo, no sabemos su ver-
dadera naturaleza".
Y, por lo tanto, el estudiante debe dirigirse a algunos de los vie-
jos escritores ocultos de antaño, y a sus seguidores actuales, para con-
seguir dicho secreto.
Todos los ocultistas, antiguos y modernos, han reconocido la
existencia de una poderosa fuerza sutil de la naturaleza -una de las
"fuerzas más finas" de la naturaleza- que es tremendamente potente
en sus efectos y actividades, pero que desafía todo poder de análisis
o definición.
La razón por la cual la ciencia nunca ha podido clasificar la
fuerza nerviosa es porque, como la electricidad, está en una clase por
sí misma y es diferente de cualquier otra forma de fuerza, tan dife-
rente que no puede clasificarse con otras fuerzas.
La ciencia, en algunos casos, ha intentado tratarla como una se-
creción de la materia nerviosa, lo cual es una locura semejante a la
del filósofo materialista que trató de definir la mente como una "se-
creción del cerebro", o a la bilis como una “secreción del hígado”, una
secreción de la vesícula biliar, etc.
Tales intentos de definición causan sólo una sonrisa en la cara
del sabio.
Los ocultistas, al contrario, aunque no intentan definir la fuerza
nerviosa (reconociéndola como perteneciente a una clase propia), sin
embargo, han descubierto la fuente de su origen y nos han dado va-
liosa información sobre su uso.
Le han dado muchos nombres, como por ejemplo:
«fuerza vital»,
«energía vital»,
«fuerza de vida »,
«fluido vital»,
«magnetismo vital», etc..

En el caso de los orientales, estos le han aplicado los términos


"Prana", o "energía akashic". Pero bajo todos estos diferentes nom-
bres, los ocultistas siempre han denominado una misma y única cosa,
es decir, la fuerza nerviosa.
El nombre que utilizo al describirla, «fuerza nerviosa», se em-
plea simplemente porque esta fuerza se encuentra especialmente en
el sistema nervioso, y no por la idea de que se origine allí. De hecho,
y como se verá más adelante, su origen está en una fuente mucho más
elevada y más elemental.
La vieja escuela materialista de fisiología ha intentado demostrar
que la fuerza nerviosa, tal como el material corporal, se deriva de los
alimentos que comemos, y se crea por la combustión química de es-
tos. Esto, sin embargo, es sólo parcialmente cierto.
Si bien es cierto que hay una cierta cantidad de fuerza nerviosa
en los alimentos frescos (que se han reunido allí durante la vida de la
planta o del animal que consumimos), y aunque es cierto que una
cierta cantidad de esta fuerza nerviosa es absorbida por el sistema de
la persona que come los alimentos, particularmente si el alimento es
fresco, sin embargo, la cantidad de fuerza nerviosa absorbida es com-
parativamente pequeña y es demasiado pequeña para suministrar lo
que necesita el individuo para el funcionamiento de su organismo
físico. E incluso la pequeña parte así obtenida no se deriva de la com-
bustión química del alimento. La combustión química de los alimen-
tos resulta en la producción del calor corporal, pero nunca en la crea-
ción de la fuerza nerviosa.

La verdadera fuente de la fuerza nerviosa es la misma que la


fuente de electricidad, es decir, el éter universal que llena el espacio.

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