Learning">
Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

7-Lactantes

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 3

Atención al Niño Lactante

7.1 Desarrollo de Áreas y Ámbitos de Experiencia para el Lactante.


➢ La Importancia de los Ambientes Lúdicos.
En el espacio lúdico hay reglas y límites claros, conocidos por los niños y niñas, porque la
libertad sólo ocurre dentro de límites precisos. Sólo dentro de límites, los niños y niñas pueden
discernir, optar, elegir, imaginar, utilizar los materiales disponibles para los fines que ellos
necesiten usarlos, asumir los roles que elijan asumir y recorrer los espacios sin responder a
consignas ajenas, sino propias. Cuando hablamos de un ambiente lúdico, nos referimos a un
lugar en el que las niñas y los niños:
1. Tienen libertad para jugar de maneras auto iniciada y auto dirigida
2. Encuentran pares para jugar con ellos
3. Encuentran materiales y motivos para jugar
4. Persiste siempre y en todas las circunstancias un ambiente humano creativo.
La planeación de los momentos del día en la Estancia considera tiempos abiertos, sin
consignas, sin tareas específicas que cumplir, sin productos esperados. Porque sólo así los
niños y niñas inician por motivos y con miradas propias, sus aventuras lúdicas ante las que sólo
ellos responden. Del juego libre que inician los niños y niñas de maneras propias y auto
dirigidas, los adultos no esperan nada, sólo la alegría y satisfacción de los jugadores. Las niñas
y los niños están conscientes —entre otras cosas— de que son personas con pensamiento
propio, que cada quien es distinto en cuanto a saberes, habilidades y gustos y que tienen
derecho de ser ellos mismos. Por lo tanto, están conscientes de que pueden convocar a otros
para jugar con ellos; que pueden decir no a las invitaciones; que, cuando juegan, todas y todos
seguirán las mismas reglas del juego. Por eso, un ambiente lúdico es aquel que propicia esta
conciencia a través de las actividades diarias en la Estancia. Las niñas y los niños distinguen y
saben que forman un grupo de iguales y tienen una conciencia de clase que los impulsa a
respetarse de par a par y a guardar lealtades. Los niños y niñas distinguen con claridad los
materiales lúdico- educativos (materiales para contar, seriar, clasificar o aparear dibujar,
recortar y pegar; leer, observar y escuchar…) de los juguetes y materiales destinados al juego
libre, auto iniciado y auto gestionado. En la Estancia hay abundantes juguetes (pelotas,
muñecos, carritos, zancos, títeres, llantas para rodar…) y materiales que, gracias a la
imaginación de los niños y niñas, se pueden convertir en materiales lúdicos (bloques de
construcción, telas y disfraces, rampas y planos inclinados, mesas de arena y agua…). Y los
niños y niñas conocen las reglas que les permiten usarlos con libertad y creatividad.
1. No sanciona los errores y las imperfecciones, sino que los considera parte de la vida y motivo
para el mejoramiento y el aprendizaje.
2. No recurre a las comparaciones para resaltar los logros de unos en detrimento de las fallas
de otros, sino que celebra de la misma manera las iniciativas y propuestas, con independencia
de los resultados.
3. Celebra las victorias con alegría sin hacer burla de los que pierden o fallan.
Atención al Niño Lactante
4. Los integrantes del grupo, niños, niñas y mayores, mantienen diálogos lúdicos, recurren con
frecuencia a las adivinanzas (como juego mental) y otorgan un lugar central a los cantos, rondas
y libros que cuentan historias de fallos y equívocos que se resuelven con risa.
¿Qué condiciones se requieren para un ambiente de aprendizaje?
Pongamos un ejemplo: en una sala de maternal I, la puerta de acceso, los corredores anexos
y las áreas circundantes están decoradas con personajes de los dibujos animados de moda.
Dentro de la sala, las paredes muestran figuras geométricas, abecedarios con letras ayúsculas
y minúsculas y una imagen alusiva a cada letra, la serie numérica del 1 al 9 y letreros diversos
para indicar el nombre de los materiales (papel, cuentos, pinceles, crayolas, etc.) o donde se
colocan las mochilas y chamarras. Al preguntarle a la agente educativa sobre el uso de esos
insumos, la respuesta es: “Porque hay que tener ambientado (la sala y los espacios) y para que
los niños aprendan”. A partir de este ejemplo, ¿se puede decir que estos decorados, estas
letras, números y letreros constituyen, por sí solos, un ambiente de aprendizaje? ¿Es adecuado
este estímulo para estos niños? ¿Cuánto tiempo puede estar sin cambios un ambiente? Más
allá de la noción estereotipada de que a mayor cantidad de estímulos, mejor es el ambiente de
aprendizaje en el aula y, por ende, se aprende más, es necesario precisar las condiciones
requeridas para que exista un ambiente de aprendizaje desde la visión del Programa de
Educación Inicial:
• Debe contar, ante todo, con un agente educativo que acompañe, actúe, comunique y escuche;
que esté disponible, que garantice que se atiendan las necesidades y los intereses de los niños,
que los ayude a desarrollar sus ideas, que permita su libre expresión y que los anime a
participar; que sea guía, mediador y apoyo.
• Un espacio físico en el que la presencia de cada objeto tenga sentido, en el que se evita la
saturación y en el que haya espacios en blanco.
• Un entorno físico que incluya la sala y las distintas áreas de los CAI, para que las experiencias
de aprendizaje con los niños no queden circunscritas a un único espacio. En este sentido, habrá
experiencias para las que será necesario trasladarse al patio, al área de juegos o jardines en el
caso de que los niños cultiven y cuiden plantas, o al baño si vamos a jugar a bañar a los bebés.
• Relaciones e interacciones cuidadosas e interesadas que se llegarán a establecer entre los
agentes educativos y los niños y con otros adultos.
• Experiencias variadas, de distinto tipo, que los niños podrán disfrutar de acuerdo con sus
necesidades, intereses y edades.
• Tiempo destinado para el desarrollo de las actividades; para que cada niño, a su ritmo,
desarrolle sus potencialidades; tiempo para que los agentes educativos observen y dialoguen
con los niños. En este sentido, es necesario recordar que la armonía y dinámica de trabajo que
se establezca en la sala, en cuanto al uso del tiempo, se dará desde las necesidades y los
intereses de los niños y no desde una estructura externa que se haya construido en la
institución, ya que, al establecer, por ejemplo, horarios inamovibles y homogeneizados para la
hidratación, la siesta, el momento de lectura o la actividad pedagógica, se olvida que el niño va
Atención al Niño Lactante
construyendo un ritmo con base en lo significativas que las actividades diarias son para él, y
que ese orden propio le permite entender el mundo que lo rodea, ya que un niño pequeño
necesita organizaciones temporales y espaciales que le permitan confiar en cierta predictibilidad
del mundo.
• Materiales desestructurados, aquellos que, por sus formas simples, inspiran el juego del niño,
en el que él decide qué representa ese objeto. Materiales variados que incluyan elementos de
la naturaleza, madera, arcilla, cuerdas, cajas, palos, telas, etc. Materiales que los niños pueden
tomar cuando ellos lo decidan y a los que los agentes educativos permiten el libre acceso.
• Materiales de la cultura: libros, canciones, pinturas, instrumentos musicales, obras plásticas,
títeres, elementos para montar obras de teatro, disfraces, objetos de uso convencional
cotidiano, etcétera.
• Oportunidades para que los agentes modifiquen las planeaciones con base en el actuar del
niño y, de esta manera, tener la posibilidad de enriquecerlas sobre observaciones reales.
• Oportunidades para que los niños sean creativos y no simples ejecutores, para expresar sus
preferencias y opiniones, para sentirse apreciados y valorados.
• Libertad para que los niños encuentren nuevos caminos en el uso de los materiales, para que
descubran cómo funcionan las cosas, para explorar e indagar y obtener respuestas a sus
hipótesis.
Como se ha mencionado con anterioridad, un ambiente de aprendizaje no implica hablar
solamente del espacio físico, los materiales o los recursos, que son importantes, sino también
de la presencia y el acompañamiento de los agentes educativos y las relaciones que estos
establezcan con los niños. Los ambientes de aprendizaje son mucho más que una metodología
de trabajo, son una experiencia de sostenimiento de procesos y vínculos humanos. Los
materiales y los espacios son importantes, pero no son tan indispensables como las presencias
y el acompañamiento pedagógico que el agente educativo provee y genera. Pensar que la
atención pedagógica a los niños no se limita a un horario determinado, sino que todas las
acciones y tiempos compartidos están cargados de intencionalidad por parte del agente
educativo. Pensar que cualquier espacio puede convertirse en una aventura para los niños, que
los objetos desestructurados adquieren mayor valía que los comerciales y patentados, pero
sobre todo que la disposición del adulto a acompañar a los niños puede ser vital para el logro
de grandes aprendizajes constituye un desafío a las prácticas de siempre, especialmente a la
mirada escolarizada de un nivel que a pesar de ser considerado educativo, presenta
características particulares y diferentes incluso al preescolar.
Comprender los fundamentos pedagógicos de este programa, así como la intencionalidad de la
planeación aquí planteada permitirá que los ambientes de aprendizaje logren aterrizar en una
práctica diferente, desde su concepción hasta la aplicación final al interactuar con bebés y niños
pequeños. Así, los ambientes de aprendizaje no son las áreas de trabajo, los escenarios o los
rincones que han cambiado de nombre. El cambio no solo es de nombre o de forma, es de
fondo.

También podría gustarte