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Core

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Core (1)

Anatomía, concepto global y funciones del Core.


Cuando hablamos de Core, normalmente, nos referimos al conjunto de musculatura profunda y superficial que
proporciona estabilidad a la región central del cuerpo. En líneas generales, la musculatura del Core engloba la
pared abdominal, multífidos, glúteos, suelo pélvico, dorsal ancho, musculatura de la cadera y
diafragma, formando una estructura que podríamos visualizar mentalmente como un cilindro muscular
implicado de forma determinante en la estabilidad del raquis.

Es crucial para la salud de la espalda, el control de las fuerzas de cizalla durante la flexión de columna y durante
los levantamientos en general, en muchas ocasiones evitando la tendencia a flexión, extensión, rotación o
inclinación. Por ello, y aunque en un principio pudiera suponer cierta sorpresa encontrar músculos que a priori
no tendrían por qué pertenecer al Core (ej. dorsal ancho), las secciones lumbares del dorsal ancho y del iliocostal
evitan el desplazamiento anterior entre una vértebra superior sobre la vértebra inferior durante la flexión, al
generar una fuerza de cizalla posterior.

Así, el Core no debería ser entendido ya como un concepto descrito en los tratados clásicos de anatomía y
sinónimo de abdomen, sino como un concepto funcional utilizado habitualmente para referirse de
forma conjunta a las estructuras musculares y osteoarticulares de la parte central del cuerpo, sobre
todo, del raquis lumbo-dorsal, la pelvis y las caderas (Figura 49).

Figura 49. Músculos integrantes del conjunto del Core.

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Dentro de las clasificaciones que tratan de describir la estructuración funcional del Core, Bermark propuso un
modelo basado en la integración de un sistema local y un sistema global, cuya actuación sinérgica
permite la correcta estabilidad espinal y transferencia de fuerzas a través de diferentes puntos del cuerpo. De
igual manera, otros autores posteriores a él y continuando con su idea, han destacado la capacidad de
estabilización del Core para controlar la posición y el movimiento del tronco sobre la pelvis con el objetivo de
permitir la producción óptima, la transferencia, y el control de la fuerza y el movimiento de los segmentos
terminales en actividades deportivas.

El Core no debería ser entendido como un concepto sinónimo de abdomen, sino como un concepto
funcional utilizado habitualmente para referirse de forma conjunta a las estructuras
musculares y osteoarticulares de la parte central del cuerpo, sobre todo, del raquis lumbo-
dorsal, la pelvis y las caderas.

La mayor virtud que nos proporciona su trabajo de fortalecimiento y concienciación es la capacidad


de estabilización para controlar la posición y el movimiento del tronco sobre la pelvis con el objetivo
de permitir la producción óptima, la transferencia, y el control de la fuerza y el movimiento de los
segmentos terminales en actividades deportivas.
Estabilidad central; movilidad distal. (Kibler, 2006)

El sistema local engloba la musculatura profunda con inserción en las vértebras lumbares y un brazo de
palanca corto, implicada principalmente en la estabilización de la columna y el control postural ante
esfuerzos de baja intensidad. Por su parte, el sistema global está constituido por musculatura de mayor
longitud causante de movimiento articular gracias a contracciones excéntricas y concéntricas (Tabla 5).

Tabla 5: Sistemas global y local integradores del Core.

Sistema global Sistema local


Tendencia a acortamiento Tendencia a elongación

1. Recto abdominal. 1. Glúteos mayor y medio.


2. Erectores espinales. 2. Transverso abdominal.
3. Psoas. 3. Multífidos.
4. Suboccipitales. 4. Flexores profundos del cuello.
5. Elevador de la escápula. 5. Trapecio medio.
6. Fibras laterales oblicuos externo. 6. Oblicuo interno.
7. Aductores 7. Serrato anterior.

Esta visión funcional del Core, más allá de las estructuras anatómicas que lo integran, da lugar al concepto
de Core stability, que hace referencia al trabajo de la musculatura global y local a través del control e integración
del SNC para dotar de estabilidad a la zona media (Figura 50). No puede entenderse una perspectiva
disociativa (global o local) en el entrenamiento específico del Core desde la necesidad única de activar
selectivamente los multífidos, el transverso del abdomen y, a veces, el oblicuo menor, como la clave en las

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intervenciones de dolor de espalda, y que en su mayoría utilizan ejercicios de peso corporal sin cargas externas.
No podemos olvidar que el cuerpo trabaja de forma global en su totalidad, así que una perspectiva más
amplia e integradora de todos los músculos y estructuras parece ser la mejor opción.

Sistema de Panjabi
Core stability

Figura 50: Sistema global de Panjabi de interrelación en la estabilidad de Core (Core Stability).

De este modo, el entrenamiento del Core debería ir más allá del simple fortalecimiento de las estructuras que
lo integran, ya que resulta determinante la correcta respuesta e interacción entre la musculatura profunda y
superficial para generar estabilidad y una correcta transferencia de fuerzas a lo largo del cuerpo.

En base a ello, debemos entender la relación y diferencias entre estabilización y fortalecimiento:

• Estabilización: es el resultado de la interacción de las fuerzas musculares. Estas fuerzas se producen


mediante la activación de la musculatura del tronco y su capacidad contráctil, lo que, por tanto, lleva a
posiciones estables y seguras a la columna espinal.

Se debe tener cuidado con este concepto ya que una grandísima estabilidad no tiene por qué ser
buena al representar el grado de resistencia del cuerpo a modificar su estado de equilibrio. Así, en
términos mecánicos, un cuerpo puede estar muy estable en un estado que clínica o funcionalmente es
perjudicial, siendo muy difícil modificar su estado para llevarlo a una situación más beneficiosa.

• Fortalecimiento: mejora en la producción de los niveles de fuerza de la musculatura del tronco, la cual
depende de la capacidad contráctil de la masa muscular. Ahora bien, una zona central puede ser
fuerte, pero no por ello estable, ya que el potencial de activación depende del sistema nervioso
central (Figura 49).

Por lo tanto, la estabilización es el resultado de la masa muscular (potencial de contracción) y su activación a


través del SNC (uso de ese potencial), lo que nos hace centrar nuestra atención en la necesidad de ejecutar los

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patrones de movimiento de forma correcta en cada tarea motora, que conlleva una coordinación intra- e inter-
muscular y no conformarnos con activar un músculo con la máxima contracción; hemos de
realizarlo de manera coordinada en co-activación y sinergia con otros grupos musculares.

El entrenamiento del Core debería ir más allá del simple fortalecimiento de las estructuras que
lo integran, ya que resulta determinante la correcta respuesta e interacción entre la musculatura profunda
y superficial para generar estabilidad y una correcta transferencia de fuerzas a lo largo del cuerpo.

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