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Instituto Superior de Administración y Educación

Humanidades y Ciencia de la Educación


Lic. En educación Preescolar

Integrantes:
Brenes Delis
Gónzales Dialilis
Gónzales Karen
Márquez Elba
Gómez Sonyi

Profesora:

Aura m. Herrera

Curso:

Lengua y literatura infantil

Código:

Cholepree1-22

2022
Índice
Introducción...........................................................................................3
LITERATURA INFANTIL LATINOAMERICANA....................................4
A partir de los años 60........................................................................5
Literatura infantil más reciente...............................................................8
LITERATURA INFANTIL.....................................................................10
CUENTOS REPRESENTATIVOS DEL FOLCKLORE PANAMEÑO...11
Una Plumita al Aire...........................................................................11
De Cucuás y Tuliviejas.....................................................................11
Cornucopia........................................................................................11
El familiar..........................................................................................12
Conclusión...........................................................................................14
Bibliografía...........................................................................................15
INTRODUCCIÓN

El presente trabajo se trata de la literatura infantil tanto panameña como


latinoamericana en el cual nos habla lo importante que es la literatura en los niños
ayuden ventajas de que el niño y su formación emocional. La literatura infantil
permite al niño lector explorar mundos de ficción en los que se representan
distintas realidades caracterizadas por una serie de interacciones sociales y, por
ende, por procesos emocionales. La literatura infantil aporta para el niño el
desarrollo emocional y social. Por lo tanto, ayuda a la alfabetización emocional,
porque permite el reconocimiento de emociones en sí mismo y en los otros, siendo
esta la base de la empatía y conducta pro-social.

El objeto del trabajo es la Literatura Infantil tanto panameña como en latino


América, El trabajo realiza un análisis sobre el valor que tienen, en la infancia y en
la adolescencia, los distintos géneros literarios.
LITERATURA INFANTIL LATINOAMERICANA

La literatura infantil latinoamericana se caracteriza en este periodo por dos rasgos


importantes, el primero de ellos está vinculado con los aportes de la tradición oral,
que acopia abundantes cuentos de Pedro Urdemalas, de Tío conejo y de
personajes que retratan la figura del pícaro latinoamericano, vinculado a una
tradición española que se aclimata al trópico.

De estas fuentes destaca Carmen Lyra, autora costarricense que exhibe en


Cuentos de mi tía Panchita (1920) la variedad de personajes que exponen este
modelo del folclore tradicional en diferentes representaciones.

Y por el otro lado, un creciente perfil del niño como protagonista de las historias,
especialmente el niño de la calle como un vehículo de denuncia social, en
personajes como Panchito Mande fua, del venezolano Rafael Pocaterra,
estrechamente vinculado a la infortunada vendedora de cerillas de

Hans Christian Andersen.

Autores de literatura adulta en este período confirman una tendencia propia de la


narrativa infantil latinoamericana en las primeras décadas del siglo XX: la adopción
de obras que no fueron escritas expresamente para un lector infantil, pero que se
adaptaron a este público, en su mayor parte por la incorporación de un personaje
que aseguraba la identificación con el lector.

Caso destacado representa el uruguayo Horacio Quiroga, cuyos Cuentos de la


selva (1917) y La gallina degollada y otros cuentos (1925) integran el repertorio de
las lecturas destinadas a la infancia.

Las escuelas del criollismo en diferentes países nutren una tendencia que
incorpora la denuncia social. Paco Yunque (1931) del peruano César Vallejo,
aborda con maestría de estilo esta corriente, que expone la adaptación de un
personaje triste e inolvidable a una nueva realidad.
Este concierto de actores infantiles recreados desde la pluma de autores
consagrados se extiende en el tiempo en obras como Los ríos profundos del
peruano José María Arguedas, El Alhaja dito de Miguel Ángel Asturias y Cumboto
del venezolano Ramón Díaz Sánchez, novelas que abordan la perspectiva del

protagonista infantil, desde sus vicisitudes y experiencias en un mundo ajeno y


mágico.

En la configuración de un personaje infantil con territorio propio, sobresale Colorí,


del costarricense Joaquín Gutiérrez, obra ganadora del premio Rapa Nui en 1947
y considerada por muchos como el "Principito" de la literatura infantil
latinoamericana. Un niño negro, asombrado ante una rosa, decide emprender un
viaje hacia las profundidades del bosque para encontrar respuestas.

Hasta los años 70 aproximadamente, los programas escolares se nutren de


fuentes literarias diversas, y en el mayor de los casos obras que por sus rasgos se
podían adaptar a un público infantil. Aún está en ciernes el desarrollo de una
literatura infantil pensada de forma consciente para este público, con temas y
personajes propios del horizonte del lector.

Figura importante, sin embargo, en esta aproximación es la chilena Marcela Paz,


seudónimo utilizado por Ester Huneeus Salas de Claro, quien inicia en 1947 la
saga de Papelucho, un personaje de enorme vigencia y gran sentido del humor.

Los caminos de la poesía, por su parte, ya han tendido puentes más sólidos, con
obras fundamentales como Las torres de Nuremberg del argentino José Sebastián
Tallón, el conjunto de la obra poética del argentino Germán Verdiales y Canta
Pirulero del venezolano Manuel Felipe Rúgeles, por mencionar algunos.

A partir de los años 60


La literatura infantil latinoamericana desde finales de los años 60 comienza a
delinear un perfil más nítido. Muchas obras representativas proliferan a partir de
este período, como Cuentopos de Gulubú de María Elena Walsh, Monigote en la
arena de Laura Devetach y El cochero azul de Dora
Alonso, autora también de El Valle de la Pájara pinta aventura protagonizada por
una niña.

Sin embargo, la década del 70 puede considerarse como un verdadero boom de la


literatura infantil latinoamericana, un punto de quiebre que acelera la consolidación
de obras y autores dedicados a esta literatura.

En Brasil, ya ha sido publicado Flicts (1969), de Giraldo quizás el primer


"auténtico" libro álbum de la región, y en 1979, también en Brasil, se publican
obras fundamentales de Marina Cola Santi (Uma Idéia toda azul), Ana María
Machado (Raúl da ferrugem azul) y Lygia Bojunga Nunes (A corda bamba).

Por su parte, en 1974 aparece la colección de relatos Caballito blanco de Onelio


Jorge Cardoso y Nerys Felipe publica Román Elé, una novela infantil de gran
sensibilidad en el tratamiento del lenguaje y la descripción del mundo menudo de
los sentimientos. En 1977 aparece Por el mar de las Antillas del cubano Nicolás
Guillén, poemario de interesante trabajo rítmico por la incorporación de elementos
negroides. También en Cuba Mirta Aguirre publica Juegos y otros poemas, en
1974, dando paso a una tendencia lúdica de experimentación formal.

En 1970 en Venezuela Velia Bosch publica Jaula de bambú, también autora de un


interesante poema-juego para construir, Mariposas y arrendajos. En 1977 el
venezolano Orlando Araujo escribe Los viajes de Miguel Vicente Pata Caliente,
aventura fantástica de un niño limpiabotas que recorre una geografía imaginaria.

Poco a poco en diferentes países surgen editoriales que se inician en el mundo de


la publicación infantil, entre las pioneras Ediciones Acaré de Venezuela. Y se
acometen hacia los años ochenta programas nacionales que promueven
extensamente la promoción de lectura, como la Ciranda de Libros en Brasil, La
campaña Leer es un Placer en Venezuela y los Libros del Rincón, en México. Este
contexto institucional quedaría incompleto si no se menciona la labor del Banco
del Libro en Venezuela, asociación que estimuló la creación de otras iniciativas y
programas de promoción de lectura que cruzaron fronteras y se multiplicaron en
otros países.
Paralelamente al fortalecimiento de una industria editorial surge y se profesionaliza
la figura del ilustrador, un actor que hoy en día ha conquistado una porción
importante del territorio de los libros para niños.

Sin embargo, la cultura gráfica que se fue consolidando en el continente alrededor


del material impreso para niños tiene orígenes más remotos, en proyectos
divulgativos de dimensión colosal y larga vida: las revistas El Peneca en Chile
(1908), y Biloquen en Argentina (1919) y Tricolor (1948) en Venezuela, aún
activas.

Otro interesante fenómeno en este período es la expansión de fronteras en cuanto


a la producción infantil, muchos autores e ilustradores extranjeros son conocidos y
leídos, lo que inicia un proceso de préstamos que van a nutrir todos los ámbitos de
la literatura para niños.
LITERATURA INFANTIL MÁS RECIENTE

Este panorama rasante, plagado de omisiones y seguramente cuestionable,


estaría incompleto si no nos detenemos por un momento a mencionar autores más
contemporáneos.

En una entrevista que se hizo en Radio Francia Internacional a una bibliotecaria


acerca de la literatura infantil latinoamericana, ella comentó que existen dos
fuertes rasgos que justifican que esta literatura a pesar de la riqueza de su
mestizaje no sea consumida entre el público francés. El predominio de la denuncia
social y la militancia en narrativa, y la abundancia de formas poéticas, hacen de
nuestra oferta para niños un bien de consumo poco digerible.

Esta opinión recientemente escuchada ha servido para mí como detonante para


presentar en este recorrido un ángulo de visión más amplio de los grandes temas
que se manejan en la literatura infantil latinoamericana. Sin dunda alguna, el niño
de la calle en diferentes

variantes ha dado paso a un personaje que se extienden en casi todos los países
de la región. A pesar de ello, este prototipo se alterna con otros modelos de
infancia, niños urbanos y rurales que recorren los espacios y abren su mirada al
descubrimiento del mundo. Personajes fantásticos, como el animal extraterrestre
de Struff el Berf del cubano Antonio Orlando Rodríguez, conviven en este universo
con los innumerables habitantes de la selva, como los cuentos del argentino
Gustavo Roldán, con los copiosos tíos tigres, tíos conejos y tíos zorros de la
narración tradicional, o las deidades y seres de la narrativa de raíz indígena.

El predominio de los temas sociales no sólo refleja una realidad impostergable y a


veces descarnada, de las agudas diferencias sociales que son corrientes en
nuestros países. Pero esta realidad se ha sabido metaforizar en planos
imaginarios, como lo logra Lygia Bojunga Nunes en su narrativa o en soluciones
ficcionales como en las obras de la cubana Lydia Cabrera. Temas como el
secuestro hábilmente abordado por la colombiana Irene Vasco, en Paso a paso; la
persecución política descrita en Prisión de honor de Lyle Becerra de Jenkins, el
régimen de terror impuesto por tantas dictaduras planteado en La composición del
chileno Antonio Sármata o en El mar y la serpiente de la argentina Paula
Bombera, se alternan con tópicos realistas más cotidianos, como la dureza de
crecer explorada en la voz de tres adolescentes en Los años terribles de la
colombiana Yolanda Reyes, o la inutilidad de la guerra en la colección de cuentos
Cuando callaron las armas de la ecuatoriana Edna Iturralde. Luis Darío Bernal
Pinilla en Colombia, crea su personaje emblemático Catalino Bocachica y Graciela
Montes, prolífica escritora argentina, explora temas agudos en su obra que
combina con dimensiones fantásticas.

A esta cantera realista se suma una importante tendencia humorística, de larga


tradición en la literatura regional. Papelucho de Marcela Paz, apunta al desarrollo
de un personaje infantil que detona el humor por las situaciones ocurrentes y las
inesperadas argumentaciones; mientras que el absurdo encuentra su
representante más auténtico en María Elena Walsh cantautora y poeta. Muchas
otras formas del humor se despliegan en autores de todo el continente. En
Argentina Luis Pescetti juega con diversos mecanismos, situaciones de equívoco,
inversiones, exageraciones y eventos inesperados; en Chile, Julito Cabello,
personaje creado por Esteban Cabeza, decide vivir experiencias de adulto pero
desde una lógica distinta; en Perú Javier Arévalo desarrolla una divertida situación
de equívocas en su novela para niños El pollo en la batea; en Uruguay Roy
Berocoy acredita el humor en su personaje Ruperto, mientras que en Ecuador
María Fernanda Heredia sobresale por la frescura con la que construye sus
historias llenas de situaciones divertidas en ambientes de colegio, Amigo se
escribe con H y Cupido es un murciélago. En México Francisco.
LITERATURA INFANTIL PANAMEÑA

A causa de la existencia del canal de Panamá y sus zonas costeras hubo una
quiebra de vida para su país, a raíz de esto se hace una motivación hacía una
literatura de crítica. Transformaban la literatura en un estereotipo, ya que este país
en 1989 sufrió el operativo militar que es nombrado en la invasión, enfrentándose
unidades militares con efectivos panameños con el fin de capturar a un general
que era gobernante del país, provocando un incendio y contaba con una población
infantil alrededor de 8.000 niños.

El origen de la literatura infantil panameña se establece en las primeras décadas


del Siglo XIX a raíz del proceso de independizarse. En Panamá, al igual que en el
resto de Centroamérica, siempre existió un interés folclórico en los cuentos de
niños. en el Siglo XIX fue prestigiosamente didáctico, con combinaciones
patrióticas para la escuela.

A principios de siglo empezó la literatura panameña con fabulas y relatos


indígenas tradicionales, se dice que en 1925 Graciela Rojas Sucre de Panamá es
la primera mujer pionera que saco la primera novela en Chile.
CUENTOS REPRESENTATIVOS DEL FOLCKLORE PANAMEÑO

Una Plumita al Aire


Trata sobre las aventuras de un gallito llamado Picoso, quien, aburrido de su vida
cotidiana, se va en busca de nuevas aventuras.

De Cucuás y Tuliviejas
Lo que parecía un día festivo tranquilo en la comunidad de Cornucopia, se
convierte en una noche de terror para Rosina y Clementina. ¿tendrá algo que ver
la llegada de la nueva vecina María Pena confusa?

Cornucopia
Un lugar extraordinario Cornucopia es la bella, pacífica y próspera comunidad
oculta en las montañas coclesanas, del Cerro Guacamaya en donde habitan
las Señoras Polleras. Me decía mi abuelito, que uno sabe cuándo Cornucopia
está cerca porque se siente un aroma a pino y a miel de caña. En este
misterioso lugar llamado Cornucopia, la vida es tranquila y los días transcurren
muy despacio, todos sus habitantes trabajan para el bien común.

El familiar
El Viernes Santo, a las doce de la noche, cae la flor del higuerón. La persona que
quiera tenerla como un resguardo, tiene que cogerla esa noche, apenas cae, sin
hablar con nadie. Pero si se desea tener algo mejor, “un familiar”, se cogen cuatro
gatitos negros y la flor del higuerón, se ponen en una olla de barro que se tapa con
otra olla de iguales dimensiones; se pegan las dos ollas con engrudo; luego se
reza la oración del perro prieto; se pone todo al fuego y empiezan esos gatos a
llamar al Diablo... Después de un rato se baja la olla, se destapa y se encuentran
cuatro muñequitos que se guardan cuidadosamente en una tula o en un churuco o
en alguna otra vasija conveniente y se ocultan en algún lugar de la casa para
evitar que sean descubiertos por algún curioso. Este es “El Familiar” y cada uno
de los muñequitos es “un socio”. El que tiene “un socio” ya es persona de grandes
recursos; pero el que tiene “un familiar” adquiere poderes increíbles porque “El
Familiar” sirve para todo.
Le avisa a quien lo posee los males por venir; le dice lo bueno y lo malo; le da
consejos sobre todas las cosas, ya sea que se trate de las siembras y las
cosechas, ya de asuntos amorosos o de cuestiones de honor; y, sobre todo, le
sirve a su dueño para resguardarlo de los peligros.
Conclusión

La literatura infantil una colección de cuentos que incluyen mitos y leyendas


fabulas y anécdotas del diario vivir de cada escritor. en este trabajo podemos ver
lo importante que es la literatura infantil en los niños del mundo. ya se caracteriza
en este periodo por dos rasgos importantes, el primero de ellos está vinculado con
los aportes de la tradición oral, que acopia abundantes cuentos como; pedro
urdemalas, de tío conejo y de personajes que retratan la figura del pícaro
latinoamericano, vinculado a una tradición española que se aclimata al trópico. en
la literatura latinoamericana.
Bibliografía

www.dondevivenloslibros.com/2011/08/literatura-infantil-latinoamericana.html#

https://ludicaliteraturainfantil.home.blog/2019/03/03/literatura...

https://www.senoraspolleras.com

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