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1821 Manifiesto Que Hace A Los Pueblos de Venezuela Miguel de La Torre

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MANIFIESTO

QUE HACE A LOS PUEBLOS D E V E N E Z U E L A Ét»


MARISCAL D É CAMPO DON MIGUEL DE LA
TORRE, GENERAL EN GEFE DEL EGERCITO
A
EXPEDICIONARIO DE COSTAFIRME SOBRE
LA CONTINUACIÓN D E LA GUERRA»

F> ~>

CARACAS 1

íitiprfentn de D . Juan Gutirrrez/afío «!« \%i\¡


MANIFIESTO, & c .

S P Ü E S del armisticio concluido en Trugillo, y


ratificado por SS. E E . el Conde de Cartagena y D. Si-
món de Bolívar, la prudencia humana debió esperar
que la paz volviese á reinar en los pueblos de este con-
tinente: que las pasiones injustas cediesen el lugar
que tan indignamente habian ocupado, a la razón, a la
justicia, a la verdad y 5, las demás virtudes olvidadas
ó desatendidas ; y que la dolorosa memoria de las des-
gracias pasadas seria la lección mas elocuente para
aprender á evitar nuevos males, nuevas sinrazones, y
nuevos tiempos de lágrimas y de sangre.
Por fortuna habian desaparecido los principales
motivos que hasta entonces se habian presentado al
mundo para justificar las turbaciones de estas comar"-
cas. Y a no era el déspota Fernando quien ocupaba el
trono de las Españas, ni un poder arbitrario disponía
de la suerte de los españoles. Era Fernando el cons-
titucional ; el que espontáneamente habia separado de
sí tan odioso poder, y el que habia dado á la ley toda
su magestad y vigor. Y a la monarquía española exten-
dida sobre toda la superficie del globo no era una reu-
nión de esclavos : eran ya libres los españoles : habian
entrado en el goce de los imprescriptibles derechos
del hombre, y levantaban su se,mblante justamente er-
guido para ver con magestad á tantos pueblos que an-
tes los despreciaron, y que en un momento atónitos,
y admirados de su elevación, de su libertad y sus luces,
los observaban con respeto, y los envidiaban en su for-
tuna. Y a no eran las Américas aquellas coloniasanix-
tas sujetas al capricho ó á las pasiones de mandatarios
que á inmensas distancias del poder supremo funda-
ban en ellas su impunidad. N o eran ya los hijos de
Colon, ni la raza primitiva gobernados por diversas
leyes fundamentales, ni tampoco todos los españoles
de ambos hemisferios eran otra cosa que una familia
que acababa de entrar en el goce eterno y absoluto de
los inviolables derechos de propiedad, de libertad civil
y de seguridad personal.
Fue en estas circunstancias cuando mi predecesor,
obedeciendo fielmente a, las terminantes órdenes de
S M . , se dirigió á S. E . el Presidente del gobierno de
Colombia, éhizo las proposiciones de conciliación que
Je eran prescriptas ; proposiciones que fueron despre-
ciadas, como no establecidas sobre el reconocimiento
de la independencia de su gobierno, para el cual no
estaba autorizado; siendo al mismo tiempo desechada
la de establecer un armisticio, y dirigir á Madrid los
respectivos comisionados de su gobierno para presen-
tar en aquella Corte sus convenientes solicitudes. N o
fueron otras las negociaciones de Cúcuta en Agosto
último que el mundo entero ha visto ya.
Desvanecidas las esperanzas concebidas justamen-
te por mi predecesor de restablecer en estas comarcas
la paz y tranquilidad perdidas, no le restaba otro recur-
so que prepararse para la campaña; y cuando las ór-
denes estaban dadas á todos los cuerpos del egército
y aun se movían para principiarla, S. E . el Presidente
le dirigió desde Cúcuta en 21 dé Setiembre un oficio
invitándole á nuevas comunicaciones pacíficas ; mien-
tras tanto que adelantando sus marchas con pretextos
especiosos, no obraba conforme con el fin de su invi-
tación.
Sin embargo, mi predecesor debiaobedecerás. M . ;
y era su primera obligación: debia no perdonar medio
alguno de volver a. este pais los bienes que se habían
perdido; y era su primer deseo. Así que, se entabla-
ron las conferencias de TrugLIlo no para tratar de la
paz, sino para suspender la guerra, y partir los comi-
sionados dé S.- E. el Presidente a la corte de Madrid
á presentar sus solicitudes y pretensiones ante el (Jo-
3
bierno supremo de la Nación, que era el único que
podia dar sobre ello decisiones definitivas. S. K. el
Presidente sabia bien que no habia en rni predecesor
facultades para ello; y bajo la seguridad de este prin-
cipio se ratificó aquel tratado de armisticio, cuyo solo
texto basta para comprobar estas verdades.
Mi predecesor partió inmediatamente para Europa,
y yo me encargue por órdenes del Rey del mando de
este heroico egército.. Mis primeros cuidados fueron,
no separarme un punto de las órdenes de S, M . ni de
aquella marcha de franqueza, de generosidad y de
buena fe que él habia seguido invariablemente ; des-
preciando por cumplirlas, por seguirlas, y por el bien
de estos pueblos cuantos estorbos se presentasen como
no fuesen ofensivos al decoro y dignidad nacional. So-
bre todo eran sagradas é inviolables mis promesas de
no infringir aquel tratado aun en lo mas insignificante.
Este era el estado de las cosas públicas, cuando
S. E. el Presidente dirigió la siguiente carta a mi pre-
decesor ya partido para Europa.

" Barinas, Diciembre 11 de 1820. aa-Mi estimarlo amigo : hace


tres ó cuatro dias que he llegado á esta ciudad con el objeto de es-
tablecer una brigada de la guardia compuesta de 2000 hombres á
las órdenes del coronel Plaza. Estos pueblos están miserables c o -
mo V . sabe, tanto en cuarteles como en víveres, y por lo mismo
será indispensable repartir la tropa desde Barinas hasta Santa L u -
cía á las márgenes del Santo Domingo. Y o no quiero llevar estas
tropas á Apure, porque allí carecen absolutamente de pan; por
consiguiente estoy determinando dejar en esta ciudad un batallón
con el coronel l'laza, asi para que esté en el centro de 'alinea que
ocupan sus tropas, como para las comunicaciones que se ofrezcan
con Guanare. La infracción del armisticio en esta parte es insig-
nificante, porque nada disminuye ít la seguridad de las tropas de
la quinta división de su egército : lo mismo es un batallón mas ó
menos aqui, ó en Torunos, ó en Quebradajeca.
" Ademas esta ciudad necesita de protección para que se res-
tablezca algo de sus antiguas miserias, y solo con tropas, víveres,
dinero y un buen gefe se puede lograr algo de e>to. Sin embargo,
si á V . no le parece bien la colocación de un batallón en esta ciu-
dad, tendrá. V . la bondad de escribírselo al coronel Plaza que tie-
ne orden de retirarlo inmediatamente.
4

Vamos & hablar ahora de otra cosa mas importante. Y o no.


pqedo enviarlos diputados á España sino después que se haya es-
tablecido el congreso en Cúeuta, lo que será en todo Enero, por-
que yo no sé bajo qué condiciones querrá el congreso que se trate
con el Gobierno español, y por lo mismo es indispensable consul-
tarlo; mientras tanto estamos perdiendo el tiempo y arruinándonos
inútilmente en mantener tropas cuyo número es excesivo por anif
bas partes. Esta dilación debe perjudicarnos, porque si terminan-
do el armisticio no se han arreglado nuestros asuntos, tendremos
que empezar las hostilidades. Esta consideración me hace instar á
V . á que escriba á la Corte para que envié plenipotenciarios, ó se
autorice á los generales ó gefes que están aqui en Venezuela para
que traten con nosotros y terminen de una vez nuestras diferen-
cias. D e b e V . tener entendido que mas fácilmente obtiene el G o -
bierno español una ventaja del nuestro aqui, que del enviado nues-
tro allá. Nada tiene de extraño el que un gobierno se reserve pa-
ra si la facultad de conceder lo que no se atrevería á cometer á
ningún enviado fuera de su pais, y sí seria muy extraño que hicie-
se lo contrario: es hablando con la mayor franqueza que comuni-
co á V , este pensamiento para que haga de él el uso que crea conve-
niente, en la persuasión de que si esperamos el resultado de nuesr
tíos comisionados, el negocio va á prolongarse extraordinariamen-
te y quizá sin objeto alguno.
í* Nuestro amigo común el coronel Herrera, que ha tenido la
bondad de acercarse aqui para tratar conmigo sobre límites y c o -
municaciones, es el encargado de esta carta que espero llegará con
seguridad á. manos de V . Supongo que habrá V . tenido un viage
feliz como yo le deseo, y también supongo que habrá V . recibido
la agradable orden que esperaba para volver al seno de la patria á
recibir los favores de himeneo : por todo doy á V . la enhorabuena.
" Pienso ahora volver á Cúcuta i acelerar la instalación del
congreso, y ocurrir á. cualquiera diferencia que haya en Nueva
Granada y Maracaibo sobre armisticio. E n tanto acepte las expie-
siones mas sinceras de mi cordial afecto y amistad.—De V . atento
seguro servidor Q . J$. S, W.^iiolivqr^—Sr. D , Pablo Morillo,

N i era difícil ver que á los fines del armisticio no


era conforme el nuevo medio que se presentaba por S.
E el Presidente para terminar de un modo estable las
turbaciones de este pais despedazado, ni menos entre-
ver que no envolvía aquella franqueza y sinceridad que
eran la divisa de mi predecesor. Por otra parte, por in-
significante que pareciese la ocupación de la ciudad
de Barinas por un batallón, era sin embargo una in-
fracción abierta del artículo 6. ° del tratado, y yo no
5
debia ni podía separarme de mis principios y d a r t e * -
tos pueblos motivo alguno para que dudasen de ellos,
ni para poner en riesgo ej cumplimiento de nuestras
ratificadas transaciones. Y o quería no separarme del
camino delineado por la justicia, ni dejar de llegar al
templo de la paz; y olvidando el espíritu que se de-
jaba entrever en la evasión de remitir los comisionados
á Europa, contesté inmediatamente á S. E . el Presir
dente.

'« Caracas, Diciembre 24 de 1 8 2 0 = M i apreciado amigo :' en


este momento acabo de recibir la de V . de 1 1 del actual en B a -
rínas, dirigida á mi antecesor el general M o r i l l o ; y habiendo él
partido el 1 7 para Epaña, como verá V . por mi comunicación dff
oficio, es de mi deber contestar su apreciable carta,
" V . no extrañará en mi lenguage el de un soldado honrado y
franco, que no conoce la simulación por carácter, y que no puede
conocerla por obligación. Asi, mis comunicaciones públicas, par-
ticulares y privadas con V , serán ingenuas.
" Veo lo que V . me indica de la necesidad deestablecer un ba,-
tallon en la ciudad de Barí ñas á las órdenes del coronel Plaza
pues lo hacen indispensable las circunbtancias del pais. V . conoce
como yo que los pueblos después de una guerra tan desoladora,
están como se dice, sobre ascuas, y que cuando este celestial ar-
misticio vuelve á restablecer una confianza absolutamente perdida,
es'de absoluta necesidad mantenerla, fomentarla y darla toda la
fuerza que sea posible. Asi, los pueblos que están bajo nuestro
gobierno verian está infracción del armisticio que ellos creerían de
BUma trascendencia, como un motivo de desconfianzas: motivo
increible de parte de V . , injusto de parte de ellos, y sumamente
sensible para mí por el disgusto que podria causar á V . cualquie-
ra sospecha aunque injusta, y por la necesidad de contemplar yo
aun la injusticia de una opinión; porque V . conoce tanto como
yo, que es tan dura la situación del que manda que tiene no sola
que obrar bien, sino aun ver como obra bien.
Asi, pues, he considerado conveuiente, oportuno y aun n e -
cesario pasar, coipo lo hago, al coronel Plaza un oficio manifes-
tándole la necesidad de retirar el batallón, y dejar en la ciudad de
Barínas la fuerza designada por el armisticio.
" M e manifiesta V . que debe consultar con el Congreso, que
se reunirá en todo Enero, la marcha de sus comisionados para Es-*
paña, y que perdiéndose en esto un tiempo precioso, seria mas útil
pedir al gobierno facultades suficientes para transigir aquí nu.es-
tras diferencias y concluir la paz.
Créame V . mi amigo : es importante la marcha de los comi*
6
sjpnados.de V . cerca de un gobierno tan justo y liberal como no
lo hubo, y del cual no se puede formar desde lejos uua idea exac-
ta. Los Comisionados harán en Madrid mas en un dia que noso T

tros aquí en ún mes; y por otra parte parece incuestionable, que


ningún tiempo de consideración se pierde; pues el mismo que
seri? preciso para pedir amplias facultades al Gobierno, para con-
cederías y para comunicarme su concesión, es el que gastarán los
comisionados partiendo de aquí aun á mediados de Febrero. Los
nuestros están nombrados, y la mejor corbeta de guerra del anti-
g u o apostadero estará, inmediatamente lista para llevarlos; pero
ella esperará con el mayor placer nuestro á los de V . , seguros de
que tendrán cuantas comodidades estén á mi alcance. Cuando
tratamos de corazón determinar estos males, es preciso vencerobs-
táculos: ninguno es mas capaz que V . para vencerlos: tiene V .
firmeza, actividad y excelentes deseos : los tengo yo: ¿ qué puede
faltarnos ?
El teniente coronel Van-Halen que acaba de llegar de Cádiz
entregará á V , esta y otras cartas: espero que se servirá V . conr
testarnos por él. >• '
Entre tanto puede V . sin reserva contar con el invariable afec-
to de su mas atento seguro servidor Q . B . S. M.==Migiiel de la
T o r r é = S r D . Simón .Bolívar'.
Al mismo tiempo dirigí al coronel Plaza el oficio
siguiente.

" T e n i e n d o noticia.de 'a existencia de V . S. en esa ciudad con


la fuerza de un batallón ; y siendo sumamente importante a la f e -
liz pacificación de estas provincias el que se cumpla, y que los
pueblos.vean que asi se verifica en todas sus partes el armisticio
celebrado, espero que V S , se sirva retirar el batallón adonde ten-
ga á bien, dejando solo la partida estipulada.—;Dios, &c. Cuartel
general de Caracas 24 de Diciembre de 1820=Miguel de la T o r -
r e . = S r . coronel D . Ambrosio Plaza.

Para entonces acababan de llegar de Europa los


Sres. brigadier de la armada nacional D . Josef Sarto-
rio, y capitán de fragata D . Francisco Espelius, comi-
sionados por el Rey para la pacificación de Venezuela,
y capitán de navio D . Tomas Urrccha, y de fragata D .
Juan Barrypara la del Nuevo Reyno de Granada. Y o
no queria sino presentar á S. E . el Presidente, á estos
pueblos y a todo el mundo pruebas positivas de la sin-
ceridad y buena fe que presidian mis consejos, y de
mi invariable resolución de llevar al cabo el cumplí-
7
miento del tratado de Trugillo. Asi : el teniente co-
ronel D . Antonio Van- Halen partió por la posta con
mis anteriores comunicaciones, y con la siguiente:
" Excino, S r . = D e s p u é s de la encantadora entrevista de Santa
Ana, S. E. el General Conde de Cartagena creyó necesario hacer
uso de la licencia que el R e y constitucional se hahia servido con-
cederle para pasar ¿ Europa, y que acababa de recibir. En ¿u con-
secuencia he tomado el mando del egército : S. E. ha partido pa-
ra Madrid ; y ambos hemos anunciado este acontecimiento con las
proclamas adjuntas.
" Para su rápida marcha S. E. no ha oido sino la voz de la pa-
cificación de estas provincias que ama con el mismo ardor que á
BU patria. E l vuela con la esperanza de^ue en la corte de Madrid
sus activos deseos y la filantropia.de V . E. terminarán por medio
de sus comisionados ofrecidos esta guerra de hermanos que escan-
daliza al mundo entero.
" En el corto tiempo qne ha corrido desde su partida han arri-
bado al puerto de la Guaira Jos buques de guerra que han de re-
levar el antiguo apostadero de Puerto Cabello, y son las fragatas
Viva y Ligera, la corbeta Aretusa, y los bergantines Hiena y H é r -
cules, con un considerable número de raciones, algunas armas y
municiones y ningún soldado.
" E n estos buques han venido el brigadier D . Joséf Sartorio
;

y D . Francisco Espelius, comisionados por el Rey para nuestra


deseada pacificación : les acompañan otros dos oficiales para la del
Nuevo Reino de Granada, y otros dos para el Perú. Los prime-
ros se hallan en esta ciudad, pues conocen que en sus facultades
y en las circunstancias presentes es casi evidente la concilia-
ción en la corte de Madrid por medio de los comisionados de V E .
de que trata el armisticio. Los segundos se quedan igualmente
aquí, porque es inútil su traslación á Cartagena en virtud de lo
acordado con V . E . ; y los terceros pasan inmediatamente á aque-
lla plaza en la Viva para seguir su ruta.
. " E n la franqueza de esta exposición conocerá V . E . la since-
ridad de mis intenciones, y que nadie mas que yo desea tanto ver
renacer la paz en un pueblo que ya debo considerar como mi pa-
tria.
" Dios, &c. Cuartel general de Caracas 24 dr. Diciembre de
1820.=Miguel de la T o r r e = E x c i n o . Sr. General, Presidente de
Colombia.

Los Sres. comisionados de S. M . estaban anima-


dos de los mismos sentimientos, y dirigidos por igua-
les principios que los mios. Eran incapaces de sepa-
rarse jamas de ellos, ni de dejar de ver en las órdenes
3
del Gobierno de la Nación española el espíritu de jüs*
ticia, de franqueza y de paz que tan altamente lo catac-
teriza ; y en su consecuencia el mismo teniente coro»
riel Van-Halen llevó las siguientes comunicaciones.
" Éxcrnó. Sr.=Partidos de Cádiz el 1 1 de Noviembre último
destinados por S. M . el Rey constitucional de las Es [¡uñas á tra-
tar e<ín V . E. de la importante pacificación de estas hermosas pro-
vincias reclamada tan imperiosamente por lá razón y la humanidad,
nos acercábamos á sus costas ocupada nuestra imaginación en los
hermosos objetos de nuestro encargo, cuando la suerte nos puso
en las manos un egemplar dé los tratados de armisticio y regula-
rizacion de guerr^i concluidos en Trugillo, y publicados en esta
capital. V . É . debe creernos. Nosotros sentimos en aquel mo»
mentó él placer mas puro viendo abierto el camino del templo de
lá pa2, depuestas las armas para poderse entender, y hablar la ra-
zón para que enmudezcan las pasiones injustas y peligrosas: pa-
siones enemigas de la paz, y compañeras de los horrores de la guer-
ra: civil.
" Nosotros no hablamos á V . E. sino el lenguage del actual
Gobierno de las Españas: el del corazón, el del honor, el de la
buena fe. Nosotros bendeciremos para siempre el dia 26 de N o -
viembre en que después de muchos años de horrores y de pasiones,
dieron V . E. y nuestros comisionados al género humano un
egempío heroico de filantropía, no presentado por su grandeza
hasta ahora por ninguno de los pueblos mas civilizados. ¡ Ojalá
que los fines correspondan á tan bellos principios, y que vuelva
la patria de V . E. á gozar de su antigua opulencia, y de la que
le ha señalado la naturaleza!
" En el art. 13 del armisticio se indicaba una expedición ma-
rítima que podia arribar a estos puertos partida de los déla Espa-
2a europea. Ha llegado : hemos venido en'ella, y nos apresuramos
i participarlo á V. E. y á darle una prueba de nuestra sinceridad
expresándole que son las fragatas Viva y Ligera, la corbeta Are-
tusa y los bergantines Hiena y Hércules con cuatro trasportes, 4
cuyo bordo viene un número considerable de municiones de boca
y algunas de guerra; mas ningún soldado.
" E n su consecuencia salen inmediatamente para otros puntos
distantes de la Costafinne todos los buques que componían el an-
tiguo apostadero y escuadrilla de Puerto Cabello.
" E n la fragata Viva han venido igualmente con nosotros dos
comisionados destinados á Cartagena con el mismo objeto de en-
tender en la pacificación del Nuevo Reino de Granada ; pero he-
cho el armisticio con V . E., y siendo V. E. el gefe del gobierno
de aquel país, hemos creído supérrluasu partida para aquella pla-
za, y determinado su permanencia £n esta capital.
9" • .
En la prépia fragata han venido también ©tres do» comido*
Hados al intento y destinados para el Perú; y siendo tan importan*
te la prontitud de su traslación á. aquello» países, para evitar ma-
les que pueden ser del momento, se hacen k lávela para Cartagena,
como punto de tránsito para ellos, sin orden para regresar a estos
puertos.
" La razón y la sabiduría han dictado en los consejos del armis-
ticio la medida de enviar á España comisionados por una y otra
parte para concluir esta paz suspirada por unos pueblos dignos de.
mejor suerte. Llenos nosotros del placer puro que nos ha inspira-
do esta medida, hemos dispuesto que D . Francisco González de
Linares y D . Pedro Joseí' Mijares, nombrados por este pueblo par-
tan á su"de¡>tino en una de las corbetas de guerra de la anterior
escuadrilla, lista y habilitada pava este fin. Nuestra satisfacción
seria inexplicable, si V . E . se sirviese indicar 4 sus comisionados
la oportunidad de esta ocasión, para que viniesen 4 embarcarse
junto» y á repetir al mundo, que se admira de nuestra buena fe,
el 4:gemplo que acaba de darse en la memorable entrevista de Sta.
Ana. Nosotros esperamos que asi sucederá.
" Deseamos con ansia el momento en que nuestros comisiona-
dos y los de V . E. lleguen á explicarse á la presencia de un G o -
bierno de cuya generosidad, liberalidad y buena fe no puede for-
marse aun una idea exacta y cabal. Este Gobierno que estableció
el imperio de la independencia en 1808, y el de la libertad en 1820:
educado con las desgracias del despotismo de un usurpador, é ins-
truido con los males de seis años de desacuerdos y preocupaciones :
este Gobierno que ha sabido unirla libertad civil con la tranqui-
lidad pública, y la igualdad legal con la dignidad déla Monarquía:
este Gobierno, admiración de los extraños, envidia de los pueblos
oprimidos, é ídolo délos libres españoles: este Gobierno tiene pues-
tos sus ojos sobre estos paises, y nada desea tanto como su paz, su
fortuna y prosperidad.
" D i o s guarde a V . E , muchos años. Caracas, Diciembre 24
de 1820,—Josef Sartorio.—Francisco E s p e l i u s . = E x c m o . Sr. D .
Simón Bolívar."

" Excnio. Sr Nombrados por S. M . el R e y constitucional de


las Españas para dirigirnos al Nuevo Reino de Granada con el
grandioso fin de restablecer la paz de aquellas hermosas comarcas,
desoladas desgraciadamente por una larga, horrible y escandalosa
guerra, hemos llegado i esta capital como punto de escala, y de-
terminado no pasar a nuestro destino por considerarlo ya inútil.
" E l armisticio concluido entre el general Conde de Cartagena
y V . E. que abre las puertas á esta paz amada: este paso celestial
tan digno de las almas grandes, nos dirige é inspira esta resolu-
ción; pues que nosotros en la Nueva Granada no haríamos otra c o -
sa que repetirlo con V , E . que es igualmente el gefe del gobierna
de aquel pais,
10
•'Sirraee V . E . cenocer en la franqueza de esta eomnnicacíej r,
Ja sinceridad de nuestros deseos y de aquel Gobierno que nos des­
tina : entre tanto no podemos sino asegurar а V . E . que no tene­
mos un idioma capaz de expresar hasta qué punto se elevan la li­
beralidad de sus principios, la beneficencia y j usticia de sus me»
'dios y la necesidad y santidad de sus fines.
Dios guarde á V . E . muchos años. Caracas 25 de Diciembre
«le 1 8 2 0 . = '1'<ша? de Urrecha=Ju<nf £farr¿/=Excmo. Sr. D . Sir
• щоп Bolivar,

Desde esta fecha hasta el 91 de Enero ning una noy


vedad aconteció en las posiciones de tierra, y el trata­
do de armisticio parecía reg ularmente cumplido. Pero
en las operaciones marítimas se observaba una con»
ducta diametralmente contraria. El tratado habia sido
notificado al g obierno de la Marg arita por los comisar
ríos ai efecto, y aun fue fama de que habia expedido
eus órdenes para recoger las patentes de sus corsarios,
y desarmar lo§ que se hallaban en ¿us puertos, las cua­
Jes no fueron obedecidas por el bien conocido Iolí,
quien con su corbeta se hizo a la vela de Pampatar pa­
ra continuar con su corso.
Sin embarg o, estas órdenes, si las hubo, fueron por
ptra parte absolutamente insig nificantes, ó mas bien
sirvieron de salvag uardia para eg ercer сор mas seg uri?
dad la piratería. Los cqrsariqs continuaron en ella
apresando nuestros buques que descansaban en la fe
de los g ratados, sin otra caqsa ni pretexto que enarbo­
lar la bandera de Buenos Aires, y hacer uso, seg ún dq r

cían, de los papeles de aquel gobierno. Estos corsarios a

pues, habían hecho el corso con patentes de dos g o?


biernos; y sin embargo, descubierta esta reprobada con*
ducta, si es que antes no fue de ellos conocida, eran
»drnitidosj en sus puertos,
' " ' Y p he sjdp testig o de' estos repetidos y escándalo?
pos acontecimientos, y he recibido las justas reclama­
«iones que sobre ellos se me han hecho. H e visto con
eumo dolor quebrantado abiertamente el espíritu del
,.£rtj. j , ° d e | t­yatado, y sacrificadas indignamente los
4efe*es de españoles, que traficaban confiados eri ta san-
tidad de un convenio. M e he escandalizado de ver que.
tiu gobierno haya podido concebir aun la idea de di*
simular que contra el derecho marítimo de todas las
naciones, contra la seguridad del mundo entero, con-
tra la alta dignidad del género humano, <íoutra la ex-
presión del horíor y de la razón, hayan continuado y
sido abrigados en sus puertos piratas que pon dobles
patentes manifiestan la fe de su procedencia;
Sin embargo, esta infracción por horrible que fuese,
era considerada por mí como un sacrificio que debia ha-
cer á mis deseos de la paz pública: a esta paz para cu*
ya consecución todo me parecía de poco valor. A s i ,
ño hice a S. E. el Presidente indicación alguna capaz
de excitar una explicación, que por otra parte conside*
raba llegaría a ser tan especiosa como poco satisfacto-
ria, y mi silencio fue mi única medida*
El 21 de Enero recibí del coronel Plaza la siguienj
te contestación.
)r

" Primera brigada de la guaráia^HÍJarinas, fínéro Í2 de I 8 2 Í .


" S r . G e n e r a l = T e n g o el honor de acusar á V S . la recepción de
*u nota de 25 de Diciembre, y que ha puesto ayer en mis manos
D . Cruz Hernández'.-
" C u a n d o se dispuso dé acantonarse én ésta ciudad un batallón
fue por convenio que hubo entre el E x c m o . Sr. Presidente de C<w
lombia Simón Bolívar, y el comandante de la 5<a división del egér-
cito al mando de V S . D . Jósef Maria Herrera, hasta la resolución,
del Excmo. Sr. D . Pablo Morillo á quien S. E.el Libertador pro-
puso se estableciesen aquí tropas, solo con el objeto dé proteger
los vecinos para la composición de las casas, para asear la ciudad
y para procurarle todos I09 beneficios posibles ; y supuesto que ni
S. E. el general Morillo se ha servido contestar, y que V S . en su
comunicación qué se ha dignado dirigirme se desentiende del «:•«-'
venio dicho, y que de consiguiente no ha sido asequible lapropo-'
sicion de S. E . el Libertador; en todo el día de maiiana desocu-
pará la ciudad el batallón, llevando á debid<» efecto el cumpli-
miento del art. 6 . ° del armisticio celebrado entre el gobierno d a
V S . y el de Colombia, asegurándole a V S . dé la sinceridad y biiü-
fla fe que habrá, siempre de nuestra parte en la observancia de úji--
tfhos tratados.
Dios guarde á V S . muchos años.*?* Ambrosia Plaza^s^.r, Ge»
12
fie ral en gefe del egércifo expedicionario D . Miguel cíe la Torr«¿

El coronel Plaza sacó en efecto su batallón de las


calles de la ciudad para situarlo en sus inmediaciones;
6 mas bien para acantonarlo en su recinto exterior,
contra el espíritu del art. 6 . ° del tratado, y contra la
verdadera exactitud de su cumplimiento que por nues-
tra parte estaba observándose en Carache. Hubiera yo
todavía podido justamente hacer nuevas reclamacio-
nes sobre él.; pero deseaba alejar todo motivo de desa-
venencias, y hacer toda clase de sacrificios legítimos
por conservar la concordia hasta lá resolución de S . M .
A s í : mi silencio fue mi sola reclamación.
El 1 1 de.Febrero recibí el siguiente oficio del ge-
jperal D . Rafael Urdaneta.
" E x c m o . S r . = P o r la copia que incluyo se impondrá V . E ,
de la novedad ocurrida en Maracaibo. Este es un suceso igual al de
Guayaquil, en que nosotros.no hemos tenido parte, y por tanto ni
V . E , ni el mundo podrá mirar este hecho como infracción del ar-
misticio, porque ha sido obra espontánea de aquel pueblo ole
acuerdo con las autoridades que allí existían por el Gobierno es-
pañol.
Dios guarde á V . E. muchos años. Cuartel general de la
guardia en Trugillo, Febrero 3 de 1821=Exctrio. S e ñ o r = i ? t 7 / < 7 í ' í
Urdaneta= Excmo.
1
Sr. D . Miguel de la Torre, capitán general
del egércitso expedicionario.

Cualquiera que fuese la impresión que me causa-


se esta noticia, y cualquiera que igualmente fuese la
idea que pudiera concebirse de un gobierno fuese el
que fuese, no me era posible creer por una parte que
el pueblo de Maracaibo que tantas, tan dilatadas y tan
enérgicas pruebas habia dado de su adhesión á la N a -
ción española, aun en medio del furor de las turbacio-
nes y de los peligros, hubiese repentinamente cambia-
do de opinión y de inclinaciones ; y por otra parte que
pudiese existir un gobierno que en medio de un armis-
ticio solemnemente publicado, y jurado 5.1a vista de
t.odo el universo fuese capaz de violarlo de una. mane-
ra tan escandalosa. Estaba ignorante de tan doloroso
13
-acontecimiento por las autoridades españolas inmedia-
tas, cuyos avisos aun no habían llegado á mis manos:
sospechaba cuales habrían sido sus causas verdaderas;
y en tal incertidumbre y circunstancias mi contesta-
ción lúe la siguiente.

" Por el oficio de V S . de 3 del corriente me he impuesto de la


ocurrencia de Maracaibo que V S . juzga ser un suceso igual al de
Guayaquil, asegurándome que el gobierno de que depende no ha
tenido parte, por haber sido obra espontánea de aquel pueblo, de
acuerdo con las autoridades que allí existian por nuestra parte;
pero si V S . ó cualquier otro gefe de la república dispusiese que
las tropas de ella saliendo de sus cantonea guarneciesen la citada
plaza, quedaré persuadido y el mundo podrá mirar este hecho c o -
mo una infracción pública del armisticio, faltando á la buena fe
con que se pactó su cumplimiento, pues que en el caso presente
no debe proporcionarse protección alguna á dichos habitantes has-
ta la conclusión del referido congenio; asi como por mi parte no
la concedería á ningún pueblo que dependiese de la república aun
cuando directamente me la suplicase, ni impedirla tampoco el lle-
no de las providencias que su Gobierno dictase para conservarle
en su adhesión. Y o espero, pues, de la sinceridad de V S . y como
una prueba que justifique la conducta del gobierno de que depen-
de, no disponga la ocupación de Maracaibo traspasando los lími-
tes acordados por los comisionados que al afecto se nombraron,
porque de egecutarse la consideraré como una medida hostil que
no debo observar con indiferencia.
Dios guarde á V S . muchos años. Cuartel general de Caracas
.15 de Febrero de 1821—Miguel de la Torre=Sr. General Don,
Jlafael Urdaneta.

Poco tiempo después de dirigida mi contestación


se corrió el velo de mi incertidumbre. M e llegaron
"avisos de un modo auténtico sobre los sucesos de aquel
pueblo digno de mejor suerte, sacrificado por la perfi-
dia, vendido por la intriga y hecho presa de la ambi-
ción de unos pocos. Supe de un modo positivo, in-
dudable y justificado por las quejas, avisos y reclama-
ciones que tantos tiempos habia daban los buenos,
que algunos di-as antes y bajo pretextos especiosos ha-
bían partido de la ciudad para tratar con el general Ur-
daneta por parte del ayuntamiento jD. Domingo Bri-
*¿fio, muy eonocído por sti aversión á ía ísacíon eáf-iSf
fióla, y el capitán D. Josef María Delgado, hermano
del gobernador que hizo la revolución : que después
de estas conferencias y diez dias antes de aquel en que
ella estalló, el general Urdaneta había embargado y re-
cogido todas las embarcaciones del trafico de la laguna
que existían en las orillas y linea de demarcación, hos-
tilizando de este modo a aquel infeliz pueblo con la
falta de subsistencias; y que el 26 de Enero, cuando
todas estuvieron recogidas, se embarcó en ellas el ba-
tallón Heras qiie precipitadamente habia bajado de la
ciudad de Trugillo y se hizo a la vela para la punta de
Camacho donde permaneció hasta el 23 por la tarde en
que Uegadole el aviso del grito revolucionario dado por
]a madrugada, dirigió su navegación a la ciudad donde
entró á la madrugada del 29 habiendo desembarcado
fen la Cañada,
Confieso francamente a la vista de todo el múndd»
que en medio de avisos justificados, y de una eviden-
cia ya adquirida sobre las causas, modo y medios del
acontecimiento de Maracaibo, aun mi espíritu parecía
resistirse á su creencia ; porque me era casi imposible
persuadirme de tal conducta, no en un gobierno que
aparece y trata como tal, sino aun en simples particu-
lares, los mas ágenos de sentimientos de honor. Asri
pues: me hallaba de algún modo irresoluto en mis ul-
teriores procedimientos, cuando el mismo general Ur-
daneta me llenó de luz con su siguiente oficio,

" É x c r í i o . S r — T e n g o el honor cíe incluir á V . É . el adjunta


ph€gO que se me lia dirigido del cuartel general en gefe, recomen*
«tándoffie su pronta remisión»
" E n íai anterior participé á V . É. el suceso de Maracaibo, j
ahora añadiré : que instado, fuertemente por los gefes de aquella
plaza para que les franquease una guarnición que los expusiese
al abrigo d e los desórdenes que pudieran ocurrir, no he podido
?

menos que franquearla para evitar mayores males á reserva de dar


cuenta al gobierno como lo he hecho. Los insurrectos que tenían,
su plan formado y que creían indefectible puesto que estaban la*
autoridades comprendidas en éU se anticiparon a pedir el aüxilwr
la
tv.'potííendo hecha la revolución como consta de documento» q u *
tengo en mi poder. Y o siento bastante que en raomentos-en qust
reina la buena armonía y en que se trata de establecer la paz, me
sea preciso comunicar k V . E . un suceso que no puede serle agrá-*
dable; mas yo no he podido desentenderme de las súplicas de lo»
habitantes de Maraeaibo, fundado en que si nos es lícito admitir
mutuamente un desertor ó un pasado, con mayor razón debe ser-
lo la admisión de un pueblo entero que por sí solo se insurreccio-
ne y se acoja á la protección de nuestras armas.
Dios guarde a V . E . muchos años. Cuartel general de la
guardia en Trugillp, Febrero 11 de 1821-,-Excmo. Sr.—Rafael
(Jrdantla—Excmo. Sr. D . Miguel de la Torre, capitán general
del egército expedicionario.

¿ Qué mas podia yo desear y a ? Su oficio lleno de


disculpas tan poco satisfactorias, y de contradicciones
en sí mismo y con el anterior, que pudo evitar, no me
dejaron la menor sombra, Ja menor duda sobre la ver-
dad de los sucesos. Observaba que el general Urdane-
ta en su oficio del 3 se presentaba como absolutamen-
te ignorante del acontecimiento hasta el instante de
haberle llegado los avisos, y como un espectador pasi-
vo que ninguna parte habia antes ni hasta aquel mo-
mento tomado en é l ; y le veia en su oficio del 11 co-
mo un cooperador activo en sostener el partido de la
Tevolucion, Le observaba en este mismo oficio supo-
ner que las peticiones de auxilios hechas por los sedí-.
ciosos de Maracaibo le habian llegado después de la
sedición, y afirmar poco después que se Jiabian antici-
pado á ellas con sus peticiones, porque ¿a creían inde-
fectible. Observaba con admiración decir en ambos
que la revolución era espontánea, libre y dictada por
sus habitantes, cuando en la copia del bando que me
incluia publicado por el gobernador sublevado, obser-»
vaba también que se imponía pena de {a vida al que
atentase contra el orden establecido; y cuando para
realizarla habían sido puestos en prisión todos los ge-*
fes de los cuerpos, y un numero prodigioso de vecinos
principales sorprehendidos en sus camas en la noche
íJd 2 7 . Observaba en fin sofismas dictados para justid»
car un procedimiento condenado por la Verdad, la jus-
ticia y la buena fe, y solo capaces de alucinar a los
extremamente torpes o extremamente preocupados.
Sin embargo, la paz de Venezuela era el ídolo de
mi corazón y yo quería dar al mundo la última prue-
ba de la franqueza, sinceridad y buena fe del Gobier-
no y de la Nación española, aunque al darla me expu-
siese al desagrado de rígidos censores. Contesté, pues,
al general Urdaneta, y dirigí a. S. E . el Presidente los
siguientes oficios.

" H e recibido el oficio de V . S. de 11 del corriente en que se


sirve comunicarme el envió de tropas que dispuso para la guarni-
ción de Maracaibo, con objeto de impedir los horrores de la anar-
quía, en consecuencia de solicitud hecha por aquellas autoridades
respecto á haberse puesto bajo la protección del gobierno á que
V S . pertenece ; y en contestación digo a V S . : que en dicha pro-
vincia se ha faltado con la mayor publicidad á la buena fe del con-
venio establecido en el armisticio, pues que este solo permite se
acoja á los desertores que se pasen de uno á otro partido, lo que
absolutamente puede egecutarse con un territorio por no poderse
transferir como lo practican las personas ; y estando prohibido de
que las tropas salgan de los límites acordados, no debió verificarse
la ocupación de aquella plaza. Mas deseando dar á V S . , como á
toda la república una prueba la mas convincente de que la Nación
española funda su mayor satisfacción en el cumplimiento estricto
de sus pactos, y que no omite medio alguno que pueda concurrir
á la paz de Venezuela por la que tanto suspiran los buenos, pro-
pongo á V S . como medio conciliatorio entre ambos extremos, que
salgan de Maracaibo las tropas que se remitieron para su guarni-
ción, retirándose á los cantones de que proceden, gobernándose
«lia entre tanto conforme tenga por conveniente; obligándome 4
no interrumpir su tranquilidad hasta que avisados recíprocamente,
cuando se estime oportuno, volvamos á las hostilidades, si es que
los comisionados que se dirigen a España por parte del gobierno
de V S . no aj ustan las diferencias que por desgracia y con ¡¡entimienT
to de mi corazón nos dividen, creyendo que por este motivo se
prolongará el armisticio en virtud de las facultades con que pare-
ce vienen estos revestidos.
" D i o s guarde á V . S. muchos años. Cuartel general de Cara-
cas 23 de Febrero de 1 8 2 1 , = M i g u e l de la Torre.—Sr. general
D . Rafael Urdaneta."

*' Excmo. S r . = E l comandante D . Antonio Van-Halen n o m -


brado para entregar á V , E . los pliegos que los enviados por S . M ?
...17
á estas provincias., y yo te» dirigimos, me participo desde Sftntafe.
de Bogotá con fecha de 26 del mes próximo pasado las demostra-
ciones de política y aprecio con que V . E . y demás gefes han te-
nido la bondad de recibirlo, como también de haberse nombrado
& los Srés. Echeverría y Revenga para pasar á España á acordar
con el Gobierno lo conveniente á hacer cesar la guerra que aflige
á estos pueblos; y en su consecuencia creo de mi deber dar á V .
E . las mas expresivas gracias por las consideraciones que ha dis-
pensado á Van-IIalen, congratulándome desde luego con V . E. y
con anticipación á su comunicación oficial del feliz éxito que d e -
ben tener las negociaciones pacíficas que van á establecerse pol-
los Sres. que han merecido la confianza de V . E . y del Congreso,
á que se halla también dispuesto el supremo Gobierno de la N a -
ción ansioso de la felicidad de estas provincias, sobre que princi-
pia asi á aparecer la aurora del hermoso dia en que todos hemos de-
volver á gozar los dulces electos de la fraternidad para ser mode-
rosos y afortunados, y á cuyo efecto se está disponiendo la fraga-
ta de guerra Aretusa, en que serán trasportados con prontitud y
seguridad.
" Solo me queda que esperar de V . E . como una' prueba de
los sinceros sentimientos que le animan por la observancia del ar-
misticio convenido, tan religiosamente guardado por mi y que sir-
ve de preliminar á la pacificación, tenga á bien prevenir al general
Urdaneta evacué la plaza de Maracaibo que ha guarnecido, q u e -
brantando tan abiertamente un pacto que juramos cumplir con
puntualidad, mientras no acordáremos renovar las hostilidades,
pudiendo quedar dicha plaza en la duración de este gobernándo-
se por sí en los términos que sus habitantes estimen oportuno;
pues aunque no dudo que dicho General lo egecutaiíi en virtu<t
del oficio de esta fecha que le he dirigido en contestación al suyo
en que me avisa esta ocurrencia, no estará demás la prevención de
V . E. para que no sea interrumpida la armonía que tan dichosar
mente ha princiado.
" Dios, &c. Cuartel general de Caracas 23 de Febrero de 1321
= M i g u e l de la T o r r e . = Bxcmo. Sr. D . Simón Bolívar,"

Los pliegos qne el general Urdaneta anuncia en su


oficio que me dirigía eran los siguientes:
" E x c m o . Sr.aoMees muy satisfactorio tener lalirtnra (¡f. con-
testar la comunicación de V . E . de 24 de Diciembre en Caracas;
pero aun es mas vivo este sentimiento al saber está V . E. á la ca-
beza del egército expedicionario de Costatirme. Ninguno mas dig-
no de llenar la doble y delicada comisión de hacer la guerra y la
paz en circunstancias tan raras como las presentes. Y o me congra-
tulo sinceramente de que esté á su frente un gefe cubierto do
laureles, acornado de virtudes y animado de los sentimiento* n»¡*?
18
ípuTos cíe honóY y filantropía. Si el cielo me permite abraiar á "V".
E . como amigo, yo seré en aquel momento el mas dichoso de loí
hombres ; y si el genio del mal me fuerza k combatirlo, sentiré el
mas agudo dolor al considerarme enemigo de quien no puede ni
debe serlo sino de los tiranos.
" D e s p u é s de nuestra hermosa reconciliación en Santa Ana he
sentido nacer en mi corazón dulces movimientos de amistad hacia
el noble y franco general Morillo, cuyo feliz arribo á su adorada
patria será para mí un motivo de cordial alegría. Erofieció (estoy
cierto que cumplirá) hacer con tanta actividad como hizo la guer-
ra, buenos oficios en favor de Colombia.
"Celebro, como V . E. debe suponer, la llegada de los Srcs.
Sartorio y Espeiius, comisionados por S. M. para poner un térmi-
no á nuestros tristes y belicosos deberes.
" En consecuencia he determinado dirigir cerca de la corte de
Madrid d los plenipotenciarios de Colombia Sres. Revenga y Eche-
verría, cuya misión espero verá V . E . como propia.
" Son encargados del mismo modo estos señores enviados de,
establecer y concluir con V . E . ó los señores comisionados Sarto-
rio y Espeiius un nuevo arreglo sobre el futuro armisticio, qua
parece de absoluta necesidad, no menos que de absoluta ruina pa-
ra nosotros si no se adopta» las medidas justas y necesarias que
propongo por medio de esta misión dirigida á paz y armisticio.
•'Sírvase V . E . ser generoso, oyendo con indulgencia la d u -
reza de mis demandas, porque ellas son necesarias, porque son ine-
vitables, y porque de ellas emana nuestra propia existencia. Per-
suádase V . E . que de nuestra vida política depende en gran parte
la prosperidad de la Nacían española; porque la guerra y el e x -
terminio de ambos pueblos iberia el resultado final de nuestro ani-
quilamiento.
" Acepte V . E. nuevamente mis placeres por la colocación de
V , E- en el mando de Venezuela, que ella le llama ya su hijo
adoptivo, su protector y su amigo. N o pierda V . E. títulos tan
grandes para un corazón sensible y amante de lo benéfico : aumen-
te V . E. si es posible los motivos que le han adquirido tan bellos
epítetos ; y cuente V v E , con las sinceras expresiones de mi admi-
ración y cordial amistad.
" Dios guarde á V . E . muches años. Cuartel general de B o r

gota á 25 de Enero de 1821.=üBolivar=jExcmo Sr. general en


gefa del'egercito expedicionario D . Miguel d é l a Torre.

" Sr- General D . Miguel de la Torre.*» Bogotá, Enero 25 de


1821."=Me doy la enhorabuena, mi querido Gene?Ail, que sea V .
el gefe de mis enemigos, porque ninguno es mas ca\,\z que V . eu
hacer menos mal ni mayor bien. V . es el que debe estancar las he-
ridas de su nueva patria: V . que vino á combatirla debe prote-
gerla : V . que s« ha mostrado siempre neble enemigo, sea «un mas
•jioblp amijjo. x
19
w
i Celebro mueiie que V . no haya atendido á mi demanda so*.
fcre el batallón de Harinas: tiene V . razón: pequeños' bienes d e -
ben deipieeiarse por otros mayores : la confianza ha de darnos la
paz : uo basta la buena fe, es preciso mostrarla, porque los hom-
bres siempre ven y pocas veces piensan.
" ¡ Con cuanto dolor, mi querido General, voy á hablar á V .
del nuevo armisticio que debemos celebrar ! Créame V . , amigo :
vnmos a arruinarnos sino adaptamos las medidas que propongo:
«1 egército que está en Earinas va á perecer de miseria y de males
sino lo sacamos de alli en este invierno. V . sabe que aquel clima
destruye á los habitantes de estas provincias, y V . debe saber tam-
bién que si los restituimos aqui, necesariamente se retiran á su»
casas, y nos obligan á levantar cuerpos de reclutas que nada val-
drán para lo futuro. Solo una diminución igual de fuerzas puedo
hacernos tolerar el armisticio, y asi es indispensable y útil 4 am-
bos que lo hagamos.
" Hay mas: de Inglaterra y Gibraltar se nos está escribiendo
constantemente por personas muy respetables que el Gobierno es-
pañol no piensa mas que en ganar tiempo para continuar la guer-
ra, quiere decir, ganar tiempo para enviar nuevas tropas. Vdes. de
un momento á otro pueden recibir un refuerzo de S ó 10000 hom-
bres sino se transigen las diferencias, como es muy posible, pues
hasta ahora nadi* nos ha ofrecido, ni aun en conversación, que se.
remos reconocidos como nación; y por el contrario, muchos nos
han afirmado la oposición inveucible que existe de parte del Gc-í
bierno de España. En estas circunstancias, ¿ qué ventajas sacamos
nosotros del armisticio ? ¿y no debemos temerlo todo ? Supenga
V . por un momento que V . y los Sres. comisionados logren per-
suadirme de que no hay motivo plausible da temor, ¿ podré yo c o -
municar esta misma persuasión á todos nuestros pueblos, trepas y
oficiales ? ¿ No ven estos hombres mil desventajas en nuestra inac-
ción ? ¿ No ven que en el Sur podemos obtener ventajas infinitas?-
¿ N o ven que la costa nos destruye inútilmente ? ¿ N o ven todas
las ventajas de parte de Vdes ? ¿ N o ven perecer las tropas de O -
riente por el hambre ? ¿ N o ven morir las tropas de Apure por el
elima, enemigo de los ingleses y granadinos ? ¡ N o se extenúa á
fuerza de sacrificios este departamento ? ; Y qué indemnizacio-
nes uos dan Vdes. ? En el armisticio hemos perdido territorio:
Cartagena se surte de vi veres y Maracaibo gana en todo : nuestra
marina se arruina, y el comercio dt; Vdes. respira sin nuestros cor-
sarios: todo esto se vé, se siente 3' se sufre: por lo mismo, amigo,
si Vdes. no nos entregan en calidad de indemnización los restos
de las provincias de (Jumaná, Maracaibo, con Rio Hacha, yo no
podré contener el clamor universal de mis compañeros de armas y
conciudadanos.
"Entienda V . , amigo, que muy pocos esperan la paz, y que los
i»ag si sufrea el armisticio es por ana ciega defersncia á le que lía-
§0
•«é él gobierno; pero todo tiene un término, y en los gobiernos pa-
pulares nadu hay seguro, porque la marcha del pueblo suele ter
muy varia y aun ciega.
" Adiós, querido, querido General: haga V . sus esfuerzos por-
que esos señores comisionados interpongan sus facultades en el
buen éxito del nuevo armisticio; porque de otro modo yo temo
mucho por nuestra ruina 6 nuestra ruptura.
" E l Congreso por otra parte no parece muy inclinado al ar-
misticio, porque todos sus miembros tienen noticias directas do
Europa de lo que por allá, se dice respecto á la continuación de la
guerra, y solo la posesión de Maracaibo por sus comunicaciones
externas podiia hacerle mas llevadero este nuevo sacrificio.
" A c e p t e V - , mi querido amigo, los sentimientos ma3 cordiales
con que soy de V . su afectísimo 6ervidor=2?o/iaar.

"Sres—Tengo la h«nra de responder á la muy favorecida nota


de V S S . de Caracas i 24 de Diciembre del año pasado que el Sr.
teniente coronel D . Antonio Van-Halen ha puesto en mis manos,
en que se sirven comunicarme la agradable y digna comisión de
que han venido encargados por el gobierno de S. M . el R e y de
las Españas, para hacer cesar las calamidades de una guerra d e -
coradora que ha sido hasta ahora el azote de ambos pueblos,
" Permítanme V S S . , señores, congratularme de haber antici-
pado un paso que ha sido tan satisfactorio para los enviados de
» . M . como conforme al bien y reposo de Colombia.
Siento un verdadero dolor en que no sean VSS. los hermosos
instrumentos de que se haya valido la Providencia divitia para
atar los latos sociales de los hijos de la Iberia con los hijos de Co-
lombia: lazos que van a ligar para siempre los corazones de los
antiguos hermanos, y los intereses de dos pueblos remotos; pero
unidos por muchas conformidades.
Determinado el gobierno de Colombia a hacerlo todo por la paz,
suspendió sus armas para explicar los clamores de la razón: aho.
ra envía al centro del Gobierno español sus mensageros de paz pa.
ra que llegue al trono d« S. M. constitucional la voluntad del pue,
blo de Colombia que anhela por ser libre y amigo del pueblo aspa,
ftol. Nuestros enviados los Sres. Revenga y Echeverría van plena-
mente autorizados para entablar y concluir un tratado definitivo
que arregle nuestros respectivos intereses, y selle para siempre eí
reposo de nuestros ciudadanos. Los mismos enviados Yan encarga-
dos de conferenciar con V . SS. y el General en gefe D . Miguel
de la Torre sobre la naturaleza del armisticio y su prolongación.
Ellos deberán concluir con V . SS. un nuevo arreglo que evite los
dolores dtt una nueva efusión de lágrimas y sangre.
" Soy el mas amigo del General en gefe, de su bravo egército,
de mis hermanos de Venezuela, y quizá de cuantos pisan el suelo
de- Colombia; pero ima necesidad toas fuerte que mis sentiniien»
SI
ios me arrastra á pedir este nuevo arreglo, 6 á hacer cesar el dul-
ce reposo de una tregua que reclaman imperiosamente la humani-
dad dolorida y la política de nuestros gobiernos.
" S u p l i c o á V S S . , señores, oigan con bondad y tomen el í n -
teres mas vivo en cuanto tengan que comunicar á V . S S . los Sres.
Revenga y Echeverría.
" E n consecuencia de las ofertas generosas que V . SS. me ha-
cen, confiamos en que nuestros agentes serán tratados con la dig-
nidad característica de un pueblo tan grande y tan libre como el
«spañol.
" Acepten V . SS. los sentimientos de la alta consideración con
que soy su mas obediente servidor=Eolivar.=Sres. brigadier D .
Josef Sartorio y capitán de fragata 1). Francisco Eapelius. Cuar-
tel general de Bogotá, Enero 25 de 1821,"

" T e n g o el honor de acusar a. V S S . la recepción de la nota que


V S S . se han servido dirigirme de Caracas á 2.5 de Diciembre pa-
sado. Sírvanse V S S . aceptar mis debidas gracias por la urbanidad
con que VSS. se han manejado en la loable comisión del Gobierno
de S. M . C. cerca de estas provincias antes granadinas.
" N a d a ha sido tan acertado como evitar V S S , la pena de mar-
char hasta Cartagena á duplicar una negociación q ue por su na*
turaleza debe ser única ; y como supongo que ambas comisiones
estarán de acuerdo y tendrán las relaciones mas íntimas, me refie-
ro á mi nota de hoy á los Sres. Sartorio y Espelíus dignos colabo-
radores de V S S . en la gloriosa misión de hacer rayar la aurora de
la paz en estas dilatadas comarcas.
" A c e p t e n V S S . los sufragios de la alta consideración con que
Boy su mas obediente servidor=üo/ít>ar. =Cuartel general de B o -

f otá Enero 25 de 1821=Sres. comisionados D , Tomas Urrechay


) . Juan Barry.

Confieso a todo el mundo con la franqueza que


me es propia, que una y muchas veces leí esos docu-
mentos capciosos é impropios a. mi honor y a mis mas
sagrados deberes, y que otras tantas me sorprehendió
su lectura. ¿ Y qué otras impresiones pudieron hacer-
me ? Leía que S. E . el Presidente me decia que mi
predecesor le habia asegurado en Santa Ana que par-
tía para la corte de Madrid a trabajar incesantemente
por la felicidad de Colombia : á mi, que testigo de
aquella reunión, solo habia oido a, mi predecesor jurar
a S. E. el Presidente y & todos los circunstantes, que
no descansaría jamas sino en procurar la felicidad per-*
dida a. los pueblos de Venezuela: pequeñas diferencias
de nombres ; pero que envuelven enormes distancias
de significados.
Leia que S. E. el Presidente me invitaba h un
nuevo armisticio que consideraba inevitable y durade-
ro por la necesaria retardación de resoluciones defini-
vas dependientes de las conferencias y solicitudes de
sus comisionados en la corte de Madrid; y leía al
mismo tiempo que indicándome por causas los sufri-
mientos y desgracias de su egército en los países que
ocupaban por el tratado de Trugillo, se me exigía la
entrega de Rio Hacha, de la plaza de Cumana, y de
la de Maracaibo, y la diminución de mis tropas. N o
me parecía capaz el entendimiento humano de conce-
bir el origen de una demanda buena para ser hecha
solamente después de una gran victoria, y por un ene-
migo vencedor, y de una superioridad enorme.
Leía que S. E . el Presidente, firme y justamente
persuadido de que los señores comisionados de S. M .
no podian concluir definitivamente la paz sobre las
bases que se habian exigido en Cúcuta en Agosto úl-
timo, dirigia cerca del Gobierno supremo á los seño-
res Revenga y Echeverría con instrucciones y poderes
suficientes para terminar un asunto tan importante;
y este paso franco, necesario y consecuente me for-
maba un contraste peregrino con las indicaciones que
daban de sí mis observaciones anteriores. Sin embar-
go, mi objeto era la paz de Venezuela para la cual era
preciso imponer silencio á la desconfianza; cumplir
con las órdenes del Rey. y continuar a la vista del
inundo que me observaba esta marcha de franqueza y
buena fe, que tan firmemente habia emprendido.
Entre tanto llegaron a. esta capital los Sres. Reven-
ga y Echeverría, y principiaron con los Sres. comisio-
nados de S. M . las conferencias precisas para el nue-
vo armisticio que proponía S. E. el Presidente, obser-
s ando coa aquellos por nuestra parte y en nuestra con-
r
23
ducta la de hombres que pertenecen a una gran Na¿
cion y a u n pueblo libre, generoso y franco. -
En medio de estascircunstanciasrecibí las siguien-
tes contestaciones:

" R e p ú b l i c a de Colombia=Simon Bolivar, libertador y presi-


dente de la república, general en gefe del egército, &c. &c. & c .
Cuartel general de San Josef de Cúcuta á 19 de Febrero de
1821.= 11.
" E x c m o . S r . = E l acto del Gobernador, guarnición, cabildo y
pueblo de Maracaibo para substraerse de la dominación española,
ha suscitado entre nuestros respectivos gobiernos una cuestión al
parecer difícil y peligrosa ; pero que no traerá ningún reato si la
deciden el derecho y la justicia. Empezaré por declarar franca-
mente que he desaprobado la marcha del comandante Heras &
aquella ciudad, y que será juzgado porque ha escedido sus facul-
tades, no aguardando la resolución de su gefe para acoger bajo la
protección de las armas de la república, k un territorio que perte-
necía á la España al suspenderse las hostilidades.
" Las protestas y razones consignadas en el acta celebrada por
Maracaibo el 28 de Enero para fundar su resolución, eximen á es-
te gobierno de todo cargo con respecto ala espontaneidad del aeto^
y alejan hasta las sombras de la mala fe ó infracción del armisti-
cio por mi parte. E l gobierno de Colombia no podia ni debia c o -
nocer las disposiciones de aquel pueblo contra sus dominadores :
no podia ni debia mezclarse en sus quejas, ni decidir sobre su j u s -
ticia; y no podia ni estaba á su alcance impedir los efectos del re-
sentimiento para reprimirlo y contenerlo. Así, yo creo que ningún
reclamo justo puede intentarse sobre el hecho de la conmoción
misma, y que el único motivo aparente de violación existe en el
paso impremeditado del comandante Heras. Será pues este 6olo
al que me contraeré exponiendo á V . E. los principios que lo j u s -
tifican y que constituyen á este gobierno en la necesidad de soste-
nerlo. Repito, sin embargo, y suplico á V . E . se tenga siempre
presente que la justicia y el derecho son las bases sobre que desea
se funde la decisión; y que mi comunicación se limita á exponer
este fundamento sin decidir nada haita que nos hayamos recípro-
camente explicado y entendido.
" V . E . sabe que entre dos naciones en guerra el derecho c o -
mún de gentes es el que se piactica, cuando no hay pactos ó tra-
tados particulares entre ellas. Habiendo estos, su sentido literal
es el que se observa y se entiende permitido todo lo que no está
prohibido en ellos : este principio debe aplicarse mas estrictamen-
te cuando la guerra no es entre naciones constituidas, sino entre
pueblos que se separan de sus antiguas asociaciones para formar-
las nuevas. V . E. sabe también que entre -España y Colombia a»
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lian existido ni existen otros tratados que los del armisticio y tí»
gularizacion de guerra ; y que ellos solos son la regla á que debe-
mos referirnos, puesto que no se ha considerado ninguno de los
dos pueblos sujeto á ningún derecho en todo el largo curso de la
guerra. E l armisticio de Trugillo no incluia ninguna cláusula que
nos prive el derecho de amparar á aquel ó á aquellos que se aco-
jan al gobierno de Colombia. Por el contrario, mis negociadores
sostuvieron contra los del Gobierno español que nos reservábamos
la facultad de amparar y'proteger á cuantos abrazasen nuestra
causa. Asi, no se hizomejaeion en el tratado del artículo en que e-
xigia S. E . el Conde de Cartagena la devolución de los desertores
y pasados. E l armisticio, pues, solo nos prohibe á entrambas par-
tes el traspaso de nuestros respectivos territoriosy las hostilidades.
"Establecido este principio, la cuestión queda reducida á exa-
minar, si la ocupación del territorio de Maracaibo poruña colum-
na de Colombia el 29 de Enero ha sido ó no una invasión del ter-
ritorio español. Para este examen debemos antes convenir en que
nuestro actual estado de guerra no ha desaparecido por la suspen-
sión de armas : que hay una inmensa distancia entre el estado de
paz y el de tregua, en el qus la guerra no pierde sino momentá-
neamente una parte de sus horrores; y últimamente que el trata-
do de armisticio no garantiza de ningún modo la integridad de
nuestros recíprocos territorios:' circunstancia muy notable y que
es una de las que distinguen y caracterizan generalmente los tra-
tados de paz.
" E l acta que tengo el honor de incluir á -V. E . en copia, es
un documento incontrastable, el mas espontáneo, formal y solem-
ne con que puede un pueblo expresar su voluntad. E l de Mara-
caibo habia proclamado en ella el 2S de Enero su absoluta liber-
tad é independencia del gobierno español; y ni Colombia ni las
demás secciones de la América, que combaten contra la'España,
tienen otro derecho, ni fundamento para haber tomado las armas,
y para pretender y apoyar con ellas su reconocimiento. Si Colom-
bia y las demás secciones de América en guerra forman pueblos
separados y no pueden considerarse como parte de la Monarquía
española, porque los derechos posesivos de la España sobre la
América no son sino los de la fuerza y los de la conquista, y por-
erue estos cesan de regir cuando cesa la posesión ; Maracaibo pues-
to en él mismo caso dejó de ser dominio español desde el 28 de
Enero, y las armas de Colombia ocupándolo han ocupado un pais
que estaba fuera de las leyes españolas; que no era ya parte de la
Nación á que V. E. pertenece; y que estaba en libertad da elegir
su forma de gobierno ó de incorporarse al pueblo que conviniese
mas á sus intereses. E i derecho de gentes autorizaba á Colombia
para recibir á aquel pueblo é incorporarlo, ó por lo menos para,
entablar relaciones con él de cualquier naturaleza que fueses. L a
JEspana misma lia consagrado epte derecho por un acto positivo,
§5
ocurrido poco tiempo ha,, doblemente escandaloso p&r el modo y
por las circunstancias. Hablo He la ocupación de Montevideo y
parte oriental del R i o de la Plata por las armas del R e y del Bra-
sil. E l Brasil no estando en guerra, sino en paz y amistad con la
España : reconociendo y habiendo garantizado la integridad de la
Monarquía española, invadió y se apoderó de aquella parte del
R i o de la Plata: la retuvo en su poder á pesar de los reclamos de
España, que no por esto creyó violados sus tratados, ni rota la
paz que existe entre los dos pueblos. El Brasil no ha sostenido
su justicia por este paso, sino en la razón de que el territorio o c u -
pado estaba separado de la España y formaba ya un pueblo dife-
rente. D e b o repetir y hacer observar á V . E. la diferencia que hay
entre dos naciones amigas y dos que no lo han sido, y que por el
contrario combaten obstinadamente, sin sujetarse á vínculo nin-
guno precedente á la guerra, dando por nulos y disueltos todos
los que existiiin, y la diferencia esencial que hay de haber o c u -
pado uu pais por la voluntad é invitación expresa y encarecida del
pueblo, como ha hecho Colombia en el caso de la cuestión, y o c u -
parlo por la fuerza contra los poseedores que lo resistían y contra
los derechos de dos pueblos amigos, como eran Buenos Aires y
España en el caso del Brasil. Y si e-te no violó sus tratados so-
lemnes de paí y garantía con la España, ni d:ó causa á la guerra,
¿ podrá decirse infringido el armisticio de Trugillo por un acto i n -
finitamente menos grave ? La conducta de las naciones entre si
es lo que constituye el derecho de gentes : la del Brasil y España
que refirieron sus reclamos á negociaciones y no á hostilidades,
debe servirnos de regla para fundar la nuestra y decidir por la ra-
zón y el derecho, uo por las armas.
" Mas si ninguna de estas consideraciones es suficiente para
convencer á V. E. d« la legitimidad de mi derecho á proteger á
Maracaibo, yo adoptaré un medio que ha sido en otros casos muy
aplaudido. Nombremos arbitros por ambas partes y defiramos á
su decisión. l or mi parte cumplo mi oferta de Santa Auu; será
3

el Sr. brigadier Correa.


" Ante todo es de mi deber preguntar á V . E . de un modo po-
sitivo y claro, 1. ° — Si en caso de no devolverse á Ma/acaib©
habrá un rompimiento de hostilidades sin esperar el término del
armisticio.—2.® Si deberá participarse 40 dias antas ó romperse,
desde luego las hostilidades sin notificación.-r-3. ° Si los 40 dias
deben contarse desde el dia en (píese mande la notificación ó des-
de aquel en quese reciba.—4. ° Si se debenojliear á cada coman-
dante de cuerpo de egército ó división con los mismos requisitos
que al general en gefe.
" M i conducta será igual á la que V . E. observe tanto en V e -
nezuela como en Cundinamarca y Quito.
" Dios guarde á V . E . machos auus= Bolívar.
" A l Excmo. S i : D . Miguel de la Torre, general en gefe del
egército expedicionario de Costaíirme."
26
" R e p ú b l i c a de Colombia—Cuartel general de San Josef de
Cuenta á 19 de Febrero de 1821.
'Simón Bolívar, libertador, presidente de la república, general en
gef'e del egército, &c. &. & . = A l Excmo. Sr. D . Miguel de laTorré.
" Mi estimado amigo: si ha sido para nosotros un objeto de
deseo la ciudad de Maracaibo, ahora lo es de dolor por el compro-
miso en que nos ha puesto. Sin duda debe V , E. hacerme la j u s -
ticia de creer que yo no he tenido parte alguna en la presento in-
surrección de esta anhelada ciudad. Jamas me habria colocado v o -
luntariamente en un caso, que bajo de todos respectos es extremo.
^ Cómo comprometer á un amigo respetable como V . á tomar m e -
didas en todo contrarias á sus sentimientos ? ¿ Y cómo abandonar
á un pueblo ya amparado por nuestras armas, y protegido por
la ley fundamental de Colombia?. Pura mí uno y otro es motivo
de sumo sentimiento, sin añadir el mas cruel de todos, la sospecha,
de nuestra buena fé.
" E s t é V . cierto, mi amigo, que si en el armisticio nos hubiéra-
mos obligado expresamente 4 la devolución de los pasados, ó por
lo menos á no amparar á los que se insurreccionasen, yo habria sido
el mas religioso en cumplirlo. Pero en el caso presente es muy
dudoso el que el gobierno de Colombia esté obligado á devolver A
Maracaibo; y solo arbitros muy imparables pueden decidir la
cuestiou con justicia. Figúrese V . que sin causa alguna había
un disgusto universal con respecto al armisticio: ¿cuanto se au-
mentaría este disgusto si devolviésemos á Maracaibo ? Pues debe
V . saber que todas nuestras tropas están padeciendo privaciones
horrorosas, que se hacen mas insoportables en la inacción ; y es es-
ta la rayón porque no hay un cuerpo de tropa que no se lamente
de esta suspensión de armas que le prolonga su pena.
" Créame V . , mi amigo: yo soy el que mas deseo la paz, y
por lo mismo he propuesto el único medio de prolongar nuestras
relaciones amistosas : que se nos conceda el término que pedimos,
y que se haga la igual diminución de tropas. En el nuevo armis-
ticio podremos arreglar todas las contingencias posibles, y nom-
braremos una comisión de que sea presidente el brigadier Correa
para que decida todas las dificultades ocurrentes, sin que ninguna
de las dos partes pueda apelar de su decisión.
" E s altamente doloroso que habiendo tan buena fe de ambas
partes, estén ocurriendo casos tan desagradables, que lleguen á
ponernos las armas en las manos.
" S i V . quiere acercarse á la Frontera, los dos podremos arreglar-
lo todo en Carache y volver k tener un segundo dia de Santa Aria.
" El general Urdancta-mc ha escrito que le ha participado á.
V . los sucesos de Maracaibo; pero yo no sé en que términos lo
ha hecho, porque no me ha remitido la copia de sus comunicacio-
nes. N o extrañaré que haya tratado la materia con demasiado in-
terés, teniendo comprometidos allí á todos sus parientes y amigos.
4s5, j o » • ü e redero en nada á sus notas con V . hasta qu.fi no lüi
baya visto.
" S u p l i c o á V , que me conteste con claridad a las cuestiones
que hago en mi notu oficial, porque ellas son de suma importan-
cia para ambos gobiernos; y yo soy de sentir que cuantos mas
motivos haya para una' ruptura, tanto mas debemos ser circuns-
pectos en el cumplimiento de los tratados y del derecho de gentes;
porque nosotros somos el centro de una inmensa esfera de opera-
ciones en*el Nuevo Mundo ; porque somos en el dia el objeto de
la consideración de los espíritus superiores, y porque nos debemos
á nosotros mismos honor y buena fe.
" Supongamos por un momento que se cdmetan infracciones
y faltas casuales; no debemos ni podemos corregir estas con nue-
vas faltas, con nuevas infracciones. Siendo estos mis sentimientos,
querido General, me apresuro á comunicárselos ÍL V . para que no
los desconozca, y para que siempre pueda V . juzgarme por ellos
mismos.
" Acepte V . , mi amigo, los testimonios de consideración y res-
peto con que soy de V . adicto obediente servidor.=Bolivar."

Nuevas incertidumbres, ó mas bien nuevas proba-


bilidades de la poca sinceridad de S. E. el Presidente,
inspiraron a, mi espíritu los conceptos y expresiones
de estos escritos. Observaba en su nota oficial presen-
tarse sofismas solo capaces de ofuscar á los que estu-
viesen ignorantes de la verdad de las causas, ó a los que
tuviesen un interés en ser ofuscados. Observaba la
extraña contradicción de afirmar que el general Urda-
neta no habia tenido parte en la remisión del batallón
3. Maracaibo; y era obra exclusiva de su comandante
Heras sin noticia ni conocimiento de aquel; cuando el
mismo Urdaneta en su oficio del 1 1 me dice que lo ha-
bia remitido porque Se lo habían pedido. Observaba
que reprobándose al principio la conducta del coman-
dante Heras, se pretendía en seguida presentar razo-
nes para hacerla necesaria y justa. Observaba decla-
rar á la ciudad de Maracaibo por no perteneciente al'
territorio español desde el momento en que un corto
número de sus habitantes, sorprehendiendo y encade-
nando la libertad de la mayoría, habia dado el grito
de la separación, y lo que es mas, sin el consentimiento
de la mayoría del pais á que anteriormente pertenecía,
y con quien politicamente formaba una sola é indivisi-
ble familia ; y observaba que esta declaración se liacia
por S. E . el Presidente, que en Mayo de 1 8 1 7 habia
declarado por traidores a un gran número de perso-
nas respetables pertenecientes á su gobierno, por ha-
berse separado de él para formar en Cariaco el que
creyeron conveniente á su seguridad, bienestar y cir-
cunstancias.
Observaba que S. E. declaraba solemnemente por
sagrado el derecho de abierta y absoluta rebelión; cuan-
do por tantas veces, y con tanta severidad lo ha con-
denado en sus pueblos, y cuando la superficie de V e -
nezuela aun humea con la sangre de tantos que han
sido sacrificados por él por haber pretendido usar de es-
te derecho que entonces ha declarado como un crimen.
O bservaba compararse el suceso de Maracaibo con
el de Montevideo ocupado por las tropas portuguesas;
cuando en el hecho mismo de ser reclamada la ocupa-
ción por la corte de Madrid, está envuelto el concep-
to de la agresión : cuando sobreesté particular aun no
se han dictado resoluciones definitivas; y cuando
pueden las circunstancias hacer ineficaces las reclama-
ciones, sin que por esto deje aquella de ser una agre-
sión, y una manifiesta violación del derecho público.
Observaba hacerse uso de un modo inesperado de
especies vertidas en medio de la alegría de la entrevis-
ta de Santa A n a . Y o estaba presente cuando hablán-
dose de las dificultades que podrían suscitarse en ta
demarcación de límites señalada por el armisticio, S.
E . el Presidente dijo & mi antecesor, que para decidir-
las nombraba de arbitro por su parte al brigadier Don
Ramón Correa, contestando aquel que por la suya
quedaba elegido el teniente coronel Josef Gabriel Pe-
rez. ¿Cual seria mi admiración al ver que S. E. el
Presidente hacia uso de esta conversación en una no-
ta oficial, para fines diversos de aquellos con que ha-
bía sido vertida ; y cuando estaba ó debia estar cierto
29
de que ni la delicadeza, ni el honor, ni las notorias cir-
cunstancias del brigadier Correa, ni la circunspección,
y orden establecido en los gobiernos, ni las leyes y
usos del nuestro hacían posible semejante transacion ?
¿ Cual seria al considerar que esta franqueza podía te-
ner por <">bjeto presentarse en lo sucesivo como una
prueba de sublime buena fe capaz de alucinar á los
distantes, ó á los que no estuviesen en el lleno de las
negociaciones ?
Observaba en fin con atención todo el contenido
de aquellas comunicaciones, y por mas sensibles y do-
lorosas que eran mis observaciones, mi deseo de la paz
me las hacia sacrificar á ella, y me mandaba no salir
del camino en que marchaba. A s í : toda mi contesta-
ción se redujo a la siguiente:

" Excmo. S r = T e n g o el honor de acusar el recibo del oficia


de V . E. de 19 de Febrero ultimo en San Josef de Cúcuta, c o m -
prensivo de las razones con que cree V . E. justificada la ocupación
de la ciudad de Maracaibo por un cuerpo del egército de su mando.
" Sin la importante contestación á mi oficio de 23 del mismo,
no me es posible satisfacer mis deseos en la que es debida al a c -
tual de V . E . Sin embargo, entre tanto me apresuro á manifestar
á V . E . que el Gobierno español en Venezuela, invariable en la
marcha de franqueza, sinceridad y buena fe que sigue á la vista
de todo el mundo, ni se separará jamas de ella, sean cuales fueren
los estorbos que se presenten, ni dejará de ver el cumplimiento de
sus promesas y palabras como su primera obligación. E l desea v i -
vamente que el género humano entero le vea como el modelo de
estas virtudes.
" Asi pues : V . E . puede estar cierto de que jamas el armis-
ticio podrá ser ni será roto por él aun con la menor sombra de i n -
justicia, y de que fiel á sus tratados, aun llegado este caso doloro-
so, nunca dejará de cumplir religiosamente el art. 12 del celebra-
do en Trugillo, llevando k efecto los 40 dias estipulados en é l ;
contando este término desde el del recibo del aviso; y comuni-
cando el correspondiente á todos los gefes de las divisiones de V .
E . que operan ¿ mi frente.
• " Dios, &c. Cuartel general de Caracas 13 de Marzo de 1821
= M i g u e l de la Torre=cExcino. Sr. D . Simón Bolivar.

"Caracas 13 de Marzo de 1821.—Excmo. S r . = M i estimado


amigo : he visto la apreaiable de V . de 19 de Febrero que acom-
paña al ©ficio de la misma fecha sobre las ocurrencias de Maracai-
so
tí», Por mí csntestaeion rerá V . que » • me es dable resol ver ele*
fiñitivamente sobre las cuestiones oficiales que se ha servido ha-
cerme, sin haber recibido las que corresponden á mis comunica-
ciones de 23 del mismo que hice A V . y al general Urdaneta en
que creo haber expresado de un modo positivo mis deseos de con-
servar las relaciones de la buena í'e que nos juramos observar, con-
cillando los extremos de un acontecimiento de tanta consecftencia.
" Los comisionados de V . con los mios están ocupados en ar-
reglar el nuevo armisticio mientras se aeaba de alistar la corbeta
de guerra Aretusa que he destinado á su conducción á la Penín-
sula, en cuyo viage serán tratados con las consideraciones que cor-
responden á su misión.
" N o puedo menos de manifestar á V . que los oficiales y d e -
más individuos del egército á su mando que han pasado las líneas
demarcadas, ya por asuntos de oficio, 6 ya por particulares de
ellos se han conducido con muy poca delicadeza, dando lugar pot 1

sus conversaciones á indisponer los ánimos contra ellos y contra


el gobierno de que dependen, faltando notablemente á la circuns-
pección que debian guardar con detrimento de la inteligencia ami-
gable que tenemos establecida; por lo que espero de V . que no
siendo de necesidad la remisión de pliegos por agentes y que bas-
ta «>lo la entrega de ellos en los puntos avanzados para que lle-
guen á sus destinos, se sirva adoptar este sistema por creerlo ma»
conveniente i la misma conciliación ; suplicando á V . que en el
«aso de que alguno de los oficiales del egército de mi cargo haya
seguido una conducta semejante, me 1« participe para corregirlo
con la severidad que debo.
Deseo lo puse V . bien y que cuente en todas ocasiones con
los testimonios mas afect»osos con que me repito por su verdade-
ro amigo y seguro servidor que B . S. M . = M i g u e l de la Torre=»
Excmo. Sr. D. Simón Bolívar."

Entre tanto seguian tranquilamente los comisiona-


dos de S. M . y los de S. E . el Presidente sus confe-
rencias sobre el nuevo armisticio solicitado por él, y se
hacían los preparativos necesarios para que estos fue-
sen trasladados á la península de España en la fragata
de guerra Aretüsa, con el decoro que es propio de la
gran Nación. Repetía mis órdenes a todos los puntos
para que 'a toda costa velasen losgefes en la continua-
ción de un tratado hasta entonces religiosamente ob-
servado por nuestra parte ; y sacrificaba en sus aras
las medidas que debia tomar con los oficiales que S . E .
el Presidente rae había-dirigido con pliegos, y cuya
3 1

conducta en su tránsito, y en su residencia en esta


capital habia estado muy distante de ser la que debia
inspirarles su carácter, cuando recibí él siguiente oficio:

" República de Colombia=Cuartel general de Boconó de


Trugillo á 10 de Marzo de 1821.
"Simón Bolivar, libertador, presidente de la república, general,
en gefe del egército, &c. &c. &c.
" A l Sr. D . Miguel de la Torre, general en gefe del egército
español expedicionario de Costafirme.
" A l llegar hoy á este lugar he recibido partes de Barinas de
los Sres. general Guerrero, gobernador de aquella provincia y del
coronel Flaza en que me participan que el aumento de hospitales
y diminución de víveres es cada dia mas considerable, atribuyen-
do la escasez de ganados al armisticio que ha proporcionado el c o -
mercio de este renglón á los habitantes del A puré. En suma, aque-
llos señores por sus partes han puesto el colmo á mi aflicción con
respecto á las miserias del egército, y me aseguran ser imposible
exista algunos dias mas en aquel territorio ; y como la necesidad
es la ley primitiva y la ma» inexorable, tengo el sentimiento de so-
meterme á ella.
" E n t r e el éxito dudoso de una campaña y el sacrificio ciarte
de nuestro egército por la peste y el hambre, no se puede vacilar.
E s , pues, de mi deber hacer la paz ó combatir.
" Si el Gobierno español desea nuestra amistad ha tenido tiem-
po para dictar todas sus medidas pacífica» autorizando á los Sres.
Sartorio y Espelius para tratar de la paz sobre la base que ha diez
años es notoria al universo: de la independencia digo. Si este
mismo gobierno no ha hecho mas que volver á pedir un armisticio
que te habia negado de un modo tan solemne, es una nueva prueba
de su constante adhesión a sus principios políticos, de su denega-
ción á nuestros reclamos justos, prósperos y enérgicos. Por consi-
guiente ha llegado el caso del artículo 12 del armisticio que eos
esta fecha tengo el dolor de notificar á V . E. para su inteligencia
desde el dia en que reciba esta nota. Pero si V. E . y ion señores
comisionados Sartorio y Espelius tienen las facultades necesarias
para impedir la continuación del lamentable curso de esta guerra,
yo trataré con deferencia y transporte sobre la paz su San Fernan-
do i donde dirijo mi marcha con el objeto de conducir allí la ma-
yor parte de mis tropas, y de acortar la distancia para la facil¡da.á
4 e nuestras comunicaciones recíprocas.
" Dios guarde á V . E . muchos años.—Bolivar."

Jamas en la historia del género humano se presen-


t6 un acontecimiento tan extraordinario. Leí urn . y ;

muchas veces este oficio afortunado que descorrí* el


á¡2
Veló a la incertidümbre én que estaban envueltas ía.s*
anteriores comunicaciones, y cada vez conocí mas su
importancia. Jamas hubo Una solicitud-mas importu-
na, ni inesperada: jamas ninguna tuvo causas tan in-
coherentes : jamas estuvieron tan distantes la razón y
la buena fe.
Estaban pendientes nuestras comunicaciones so-
bre el suceso de Maracaibo que S. E. mismo habia
prolongado en las explicaciones que exigia por su nota
de 19 de Febrero. Estaban igualmente pendientes las
negociaciones y conferencias entre sus comisionados
y los de S. M . sobre la celebración de un nuevo armis-
ticio, á que S. E. exclusivamente habia invitado; y
en estas circunstancias me intima el reconocimiento
de la independencia de su gobierno, ó la continuación
de la guerra. Y , sobre qué principios ? por qué causas?
con qué motivos? El tiempo los descubrirá para todo
el mundo, aunque pueden ya concebirse por los que
han sufrido el peso de las turbaciones de Costafirme.
Es sin embargo inconcebible para aquellos hom-
bres que no saben sino pensar, decir y obrar rectamen-
te, como S. E. el Presidente, que en lo largo de nues-
tras comunicaciones ha estado cierto de que la deci*
sion de su independencia estaba fuera de nuestras fa-
cultades, y era solo perteneciente a la autoridad del
Gobierno supremo de la Monarquía: que ha visto
que por estos principios, después de nuestra franca de-
claración de Agosto en Cúcuta sobre ella, jamas se
trató sino de una suspensión de hostilidades, mientras
sus comisionados ocurrían á la corte de Madrid con su
competente solicitud: que ha ratificado este tratado
claramente expresivo de estos supuestos: que en su
consecuencia por ella ha revestido á los Sres. Revenga
y Echeverría de esta misión y enviíídoles & esta capital
para partir para España, y que terminantemente asi lo
ha dicho á los Sres. Sartorio y Espelius en su carta
de 25 de Enero ; ¿ repentinamente y contrariándose
eíi 5.U conducta exige el reconocimiento de $u itíd&j
pendencia por los señores comisionados de S. M . £
¿ Cómo S. E. ha podido aventurar la proposición da
que el Gobierno español no lia hecho mas que volver á
pedir un armisticio que se habia negado tan solemne-
mente, sin acordarse de que todo el mundo ha visto
que el Gobierno español de Venezuela después de
la negativa de Cúcuta, no volvió ;í invitar al que fue
el resultado de reiteradas invitaciones de S. E. desda
2 1 de Setiembre hasta mediados de Octubre?
El Gobierno español siempre pronto á restituir la
paz á estas desgraciadas provincias-, habia cumplido
con sus deseos y con las órdenes del Rey en los pasos
que habia dado ; pero él estaba muy lejos de reiterar
solicitudes cuyas degradantes negativas eran altamen-
te injuriosas al decoro nacional. S. E . el Presidente
ha visto la serie de nuestras negociaciones que han es*
tado tan distantes de un reconocimiento que estaba
fuera de nuestras facultades, y ha estado tan cierto de
ello, que no ha dudado decirme en su carta de 25 dé
Enero, que hasta ahora nadie ni aun en conversación
le ha ofrecido semejante reconocimiento. ¿ Cómo pues»
tan intempestivamente lo exige de nosotros, cuando por
esto, y para esto ha dirigido á Madrid sus comisionados ?
En tales circunstancias he contestado lo siguiente:
" Excmo. Sr.uiTengo el honor de acusar el recibo del ofici*
de V* E. de 10 del actual en Boconó de Tiúgillo, en el que d e -
sentendiéndose absolutamente, y como si no existiesen, de nuestras
contestaciones pendientes sobre el acontecimiento de Mai-jeaibo y
, de las conferencias entabladas con los Sres. comisionados de V. E.,
é invitadas por V . E. mismo sobre la prorógacion del armisticio,
según las bases que tuvo á bien prescribirles, me intima Y . E., e
el reconocimiento de la independencia por los Sres. comisionados
por S, M . , ó la continuación de la guerra.
" E n e s t e paso inesperado é inconcebible, el sistema invariable-
de franqueza y buena fe que caracteriza al Gobierno español, y
que me he propuesto no olvidarlo jamas, me impone el deber
de contestar & V . E . , que en conformidad del oficio de V. E. y en
cumplimiento del artículo 12 del tratado de armisticio que en é l
se cita, habiéndolo-recibido el 1,9 del actual, las operaciones íe-Ln
fitáres comenzarán el 28 del próximo AbriU
. 3 4
" E l mundo entero que tiene fijos sus ojos sobre nosotros, f
que ha observado nuestra marcha en las transacioues entabladas
para separar de estos países los horrores de una guerra fratricida :
el mundo juzgará sobre el origen de los males que van nuevamen-
te á desolar estas desgraciadas comarcas, y no hará pesar su tre-
menda responsabilidad sobre el Gobierno español.
" Dios guarde á V . E . muchos años. Cuartel general de C a -
racas 21 de Marzo de 1821 Miguel de la Torre. Excmo. Sr.
D . Simón Bolívar."

A s í : después de abiertas infracciones del tratado,


liechas por S. E. y sus subditos, y arrojadas por noso-
tros al olvido por el deseo de la paz, se me ha intima-
do del modo menos esperado la continuación de la
guerra. *Ni yo, ni mi heroico egército, ni el Gobierno
de Venezuela, ni sus fieles y numerosos habitantes la
han temido jamas: en mil combates han dicho ya si la
temen. Si hemos hecho sacrificios a. nuestra sinceridad
y franqueza, Dios que vé nuestros corazones conoce
la justa y virtuosa causa de estos sacrificios, y este de-
seo sincero de una paz decorosa y conforme a la justi-
cia y á los principios liberales de una gran Nación.
Por todo hemos pasado: nada ha sido estorbo para
nosotros en nuestra marcha de paz: hemOs deseado
dar al mundo entero pruebas sublimes de nuestra mo-
deración y buena fe: lo hemos conseguido, y él juzgará.
La guerra vuelve ya a devastar unos paises que
por compasión exigían otros miramientos de parte de
quien se gloria en llamarse su libertador. El la ha de-
clarado y traido sin que por la nuestra se haga otra co-
sa que.admitirla con sumo dolor, y mantener ileso el
honor de la Nación española indebidamente ofendido
con amenazas inoportunas. Por la mía, y fiel siempre
a. mis principios y a los de mi augusto Gobierno, pro-
testo ante todo el mundo: que en todas situaciones y
circunstancias será mi primer objeto la paz sólida de
estos pueblos; y que observaré religiosamente en la
guerra la conducta que observe S. E. el Presidente de
Colombia.
Cuartel general de Caracas 23 de Marzo de 1821.
MIGUEL DE LA TORRE.
JPARTIDO de esta capital el Sr. General en gefe, y
puesto en la prensa el siguiente manifiesto que habia
dejado para ello, se ha recibido, remitido por SSría. la
siguiente comunicación del general Bolívar, y la contes-
tación que la ha seguido. El Gobierno que no se sepa?
rara jamas del camino que ha trazado, se apresura §,
publicarlas, y someterlas al juicio público. El se abs-
tendrá de entrar en ampliaciones superíluas para aque-
llos que lean con atención é imparcialidad la anterior
correspondencia, y mediten en la conducta del gene-
ral Bolivar. N o se necesitan explicaciones para cono-
cer en qué parte existen la inconsideración, la inconse-
cuencia y el verdadero deseo de la paz. El Gobierno
se desentiende de vanas amenazas, y de vaticinios mas
vanos aun sobre su efímera duración, y concentra to-
das sus sensaciones en la del dolor que sufre al ver
frustradas las esperanzas de una paz solo opuesta a la
irreflexión y al verdadero interés de Venezuela.

" República de Colombia. Cuartel general de Payara A 28 de


Marzo de 1821.—Simón Bolivar, libertador, presidente de la R e -
pública, general en gefe del egército, &c. &c. &c.
" A l Sr D . Miguel de la Torre, general en gefe del egército
español expedicionario de Costafirme.—Excmo. Sr.—Con mucho
sentimiento tengo el honor de contestar á la nota de V . E. fecha
de 19 del corriente, en que pretende V . E . hacer responsable al g o -
bierno de Colombia de las calamidades que van á sucederse por
consecuencia de las presuntas hostilidades.
" Como V . E. apela al mundo entero que debe vernos con i m -
parcialidad, yo no recuso este juicio, que mucho.tiempo ha está,
pronunciado en favor de los invadidos y de las victimas de esta
guerra desoladora.
" N o puedo persuadirme que V . E , mismo halle en su c o n -
ciencia seY justo que la paz se haga al dar Colombia el áltimo sus-
piro. La pintura de nuestra situación no puede ser mas fiel que
la que S. M . C , S. E. el Conde de Cartagena y V . E. propio
han hecho en sus proclamas. ¿ Ignorará V . E . que ya de Vene-
zuela han desaparecido todos los alientos vitales ? Y , ¿ cuando se
ha mostrado la España mas impasible que ahora con respecto á,
nuestros agudísimos dolores ? Q u é se nos ha ofrecido ? Consti-
tución ó prolongación de la guerra en infructuosos armisticios.
" S í , Excmo. Sr., el mundo dirá quien fue justo cuando vea
nuestros manifiestos y los de nuestros contrarios. El armisticio que
va a terminar ha dad» eisee meses de existencia al Gomera» es*
£afi«] en Colombia, y e* recompensa sí nos mantíau nuevas mora-
torias, para hacernos espirar en medio del aniquilamiento general.
V . E , me hace cargo' con respecto de mi silenció á Maracaibo y á
la prorogácion del armisticio. Y o podría quizas con mas justicia
observar' que' V . E. no hace mención de mi larga nota sobre Ma-
racaibo,- y se desentiende en la que contestó de ia sitwaciou deses-
perada á que han reducido rnis miras pacíficas á nuestro desgra-
ciado égéiéito y a los mas desgraciados pueblos, que completan su
exterminio con la permanencia de nuestras tropas en ellos.
" - S o sé si V . E. tendrá noticia de que todos los campos de la
proVineia de Barinas han sido incendiados por hombres malévolos;
y que en las de Mérida y Trugillo ya perecen de miseria sus des-
dichados moradores. En tal estado, ¿ pretenderá V . E. que espe-
remos la muerte sobre nuestros fusiles por no hacer uso de ellos ?
T í o : V . E . no es injusto.
" Los prisioneros de guerra qué habia en nuestro* podeí
en Santa Matta y Margarita han sido remitidos, ya cangeados a
ya para cangear ; asi espero que V. E. se sirva dar pasaporte al
coronel Escalona y á los demás oficiales ó tropa que estén en
igual casó y con el mismo objeto.
" Si V . E . quisiere hacerme algunas comunicaciones antes del
rompimiento de las hostilidades, tendré mucha satisfacción en re-
tribuías en mi cuartel general de Barinas, para donde parto.
" D i o s guarde ti V . E. muchos afios= Bolívar.

" Capitanía geneisal del egército expedicionario dé Costafírme\


«'Excmo. Sr. = í i e recibido la nota de V . E . de 28 del anterior
en que se sirve indicarme su traslación á Barinas, y solicitando que
y o expida pasaporte al coronel Escalona, y á los demás oficiales
« tropa que estén en igual caso y con el mismo objeto, respecto
á que los prisioneros de guerra que habia en poder del gobierno,
cuyas riendas lleva V , E , , y existían en Santa Marta y Margarita,
lian sido remitidos, cangeados ó están para serlo; y como dicha
petición ha tenido su efecto antes que V . E. me hubiese invitado
á ello por haber permitido á Escalona la salida de Caracas para
eolonias, y á los demás habitantes, previniéndoles el Gefe superior

f
olítico, que ¡Y los que no les acompdare la permanencia bajo el g o -
ierno de la Nación, se les franquearla el competente pasaporte
para que se dirigiesen adonde mejor les conviniese, según lo acredi-
ta el.adjunto bando, solo me hallo en el caso de noticiarlo á V. E .
para su inteligencia y en contestación á la enunciada nota.
" También debo participar á. V . E. que los Sres, Revenga y
Echeverría salieron para la Península en La corbeta de guerra A r e -
tusa el 2 4 del próximo pasado a. desempñar la misión de que están
encargados por V . E.
" D i o s guarde á V . E . muchos años. Cuartel general de San
Carlos 7 de Abril de 1 8 2 1 . = M i g u e l de la Torre. = E x c m o . Sr,
T>, Siuson Bolívar.
JAL
BN

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