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Fragmentos Del Oficio de Artigas A La Junta Del Paraguay El 7 de Diciembre de 1811 Desde El Daymán

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FRAGMENTOS DEL OFICIO DE ARTIGAS A LA JUNTA DEL PARAGUAY EL 7 DE DICIEMBRE DE 1811 DESDE EL DAYMN

"Yo fui testigo as de la brbara opresin bajo la que gema toda la Banda Oriental, como de la constancia y virtudes de sus hijos; conoc los efectos que poda producir y tuve la satisfaccin de ofrecer, al gobierno de Buenos Aires, que llevara el estandarte de la libertad hasta los muros de Montevideo, siempre que se concediese a estos ciudadanos auxilio de municiones y dinero." "Un puado de patriotas orientales cansado ya de humillaciones, haba decretado su libertad en la villa de Mercedes. La primera voz de los vecinos orientales que lleg a Buenos Aires fue acompaada de la victoria del 28 de febrero de 1811; da memorable que haba sealado la providencia para sellar los primeros pasos de la libertad en este territorio y da que no podr recordarse sin emocin cualquiera que sea nuestra suerte." "Los ciudadanos de la villa de Mercedes como parte de estas provincias, se declararon libres bajo los auspicios de la junta de Buenos Aires, a quien pidieron los mismos auxilios que yo haba solicitado." "Se me mand inmediatamente a esta Banda con algunos soldados, debiendo remitirse despus hasta el nmero de tres mil con lo ms necesario para un ejrcito de esta clase; en cuya inteligencia proclam a mis paisanos convidndoles a las armas: ellos prevenan mis deseos y corran de todas partes a honrarse con el bello ttulo de soldados de la patria, organizndose militarmente en los mismos puntos en que se hallaban cercados de enemigos, en trminos que en muy poco tiempo se vio un ejrcito nuevo cuya sola divisa era la libertad." "Permtame usted que llame un momento su consideracin sobre esta admirable alarma que simpatiz la campaa toda y que har su mayor y eterna gloria. No eran los paisanos sueltos, ni aquellos que deban su existencia a su jornal o sueldo los que solos se movan; vecinos establecidos, poseedores de buena suerte y de todas las comodidades que ofrece este suelo, eran los que se convertan repentinamente en soldados, los que abandonaban sus intereses, sus casas, sus familias, los que iban, acaso por primera vez, a presentar su vida a los riesgos de una guerra, los que dejaban acompaadas de un triste llanto a sus mujeres e hijos, en fin, los que sordos a la voz de la naturaleza, oan slo la de la Patria." "Los restos del ejrcito de Buenos Aires que retornaba de esa provincia feliz (Paraguay), fueron destinados a esta Banda y llegaban a ella cuando los paisanos haban libertado ya su mayor parte, haciendo teatro de sus triunfos El Colla, Maldonado, Santa Teresa, San Jos y otros puntos: yo tuve entonces el honor de dirigir una divisin de ellos con slo doscientos cincuenta soldados veteranos y llevando con ella el terror y espanto de los ministros de la tirana hasta las inmediaciones de Montevideo, se pudo lograr la memorable victoria del 18 de mayo en los campos de Las Piedras." "Entonces dije al gobierno que la Patria poda contar con tantos soldados, cuantos eran los americanos que habitaban la campaa y la experiencia ha demostrado bien sobrado que no me engaaba." "La Junta de Buenos Aires reforz al ejrcito del que fue nombrado Segundo Jefe y que constaba en el todo de mil quinientos veteranos y ms de cinco mil vecinos orientales y no habindose aprovechado los primeros momentos despus de la accin del 18 en que el terror haba sobrecogido los nimos de nuestros enemigos, era preciso pensar en un sitio formal. As nos vimos empeados en un sitio de cerca de cinco meses, en que mil y mil incidentes privaron de que se coronase nuestros triunfos a que las tropas estaban siempre preparada." "Yo no s si cuatro mil portugueses podan prometerse alguna ventaja sobre nuestro ejrcito, cuando los ciudadanos que le componan haban redoblado su entusiasmo y el patriotismo

elevando los nimos hasta un grado incalculable. Pero no habindosele opuesto en tiempo una resistencia, esperndose siempre por momentos un refuerzo de mil cuatrocientos hombres y municiones que haba ofrecido la Junta de Buenos Aires desde las primeras noticias de la irrupcin de los limtrofes y varias negociaciones emprendidas ltimamente con los jefes de Montevideo, nuestras operaciones se vieron como paralizadas a despecho de nuestras tropas y las portuguesas casi sin oposicin pisaron con pie sacrlego nuestro territorio hasta Maldonado." "En esta poca desgraciada, el sabio gobierno ejecutivo de Buenos Aires creyendo de necesidad retirar su ejrcito con el doble objeto de salvarle de los peligros que ofreca nuestra situacin y de atender a las necesidades de otras provincias y persuadindose a que una negociacin con el seor Elo sera el mejor medio de conciliar la prontitud y seguridad de la retirada con los menores perjuicios posibles a este vecindario heroico, entabl el negocio, que empez al momento a girarse por medio del seor Jos Julin Prez venido de aquella superioridad con la bastante autorizacin para el efecto: estos benemritos ciudadanos tuvieron la fortuna de trascender la sustancia del todo y una representacin absolutamente precisa en nuestro sistema, dirigida al seor General en Jefe Auxiliador, manifest en trminos legales y justos ser la voluntad general no se procediese a la conclusin de los tratados sin anuencia de los orientales, cuya suerte era la que se iba a decidir: a consecuencia de esto, fue congregada la asamblea de los ciudadanos por el mismo Jefe Auxiliador y sostenida por ellos mismos y el excelentsimo seor representante, siendo el resultado de ella asegurar estos dignos hijos de la libertad, que sus puales eran la nica alternativa que ofrecan al no vencer; que se levantase el sitio de Montevideo slo con el objeto de tomar una posicin militar ventajosa para poder esperar a los portugueses y que en cuanto a lo dems respondiese yo del feliz resultado de sus afanes siendo evidente haber quedado garantido en m desde el gran momento que fij su compromiso." "Yo entonces reconociendo la fuerza de su expresin y conciliando mi opinin poltica sobre el particular con mis deberes, respet las decisiones de la superioridad sin olvidar el carcter de ciudadano y sin desconocer el imperio de la subordinacin record cuanto deba a mis compaisanos: testigo de sus sacrificios, me era imposible mirar su suerte con indiferencia y no me detuve en asegurar del modo ms positivo cuanto repugnaba se les abandonase en un todo: esto mismo haba hecho ya conocer al seor representante y me negu absolutamente desde el principio a entender en unos tratados que consider siempre inconciliables con nuestras fatigas muy bastantes a conservar el germen de las continuas disensiones entre nosotros y la corte del Brasil y muy capaces por s solos de causar la dificultad en el arreglo de nuestro sistema continental." "Seguidamente representaron los ciudadanos que de ninguna manera podan serles admisibles los artculos de la negociacin: que el ejrcito auxiliador retornase a la capital si as se lo ordenaba aquella superioridad y declarndome su general en Jefe protestaron no dejar la guerra en esta Banda hasta extinguir de ella a sus opresores, o morir dando en su sangre el mayor triunfo a la libertad. En vista de esto, el excelentsimo seor representante determin una sesin que deba sostenerse entre dicho seor, un ciudadano particular y yo: en ella se nos asegur haberse dado ya cuenta de todo a Buenos Aires y que espersemos la resolucin: pero que entretanto, estuvisemos convencidos de la entera adhesin de aquel gobierno a sostener con sus auxilios nuestros deseos y ofrecindosenos a su nombre toda clase de socorros ces por aquel instante toda solicitud." "Marchamos los sitiadores en retirada hasta San Jos y all se vieron precisados los bravos orientales a recibir el gran golpe que hizo la prueba de su constancia: el gobierno de Buenos Aires ratific los tratados en todas sus partes; yo tengo el honor de incluir a usted un ejemplar de ellos; por l se priva de un asilo a las almas libres en toda la Banda Oriental y por l se entregan pueblos enteros a la Dominacin de aquel mismo seor Elo bajo cuyo yugo gimieron." "Dura necesidad! En consecuencia del contrato, todo fue preparado y comenzaron las operaciones relativas a l."

"Yo no ser capaz de dar a usted una idea del cuadro que presenta al mundo la Banda Oriental. Desde ese momento la sangre que cubra las armas de Sus Bravos hijos, record las grandes proezas que continuadas por muy poco ms habran puesto el fin a sus trabajos y sellado el principio de la felicidad ms pura: llenos todos de esta memoria oyen slo la voz de su libertad y unidos en masa marchan cargados de sus tiernas familias a esperar mejor proporcin para volver a sus antiguas operaciones: yo no he perdonado medio alguno de contener el digno transporte de un entusiasmo tal; pero la inmediacin de las tropas portuguesas diseminadas por toda la campaa, que lejos de i retirarse con arreglo al tratado, se acercan y fortifican ms y ms y la poca seguridad que fan sobre la palabra del seor Elo a este respecto, les anima de nuevo y determinados a no permitir jams que su suelo sea entregado impunemente a un extranjero." "Cada da veo con admiracin sus rasgos singulares de heroicidad y constancia: unos quemando sus casas y los muebles que no podan conducir, otros caminando leguas a pie por falta de auxilios, o por haber consumido sus cabalgaduras en el servicio: mujeres ancianas, viejos decrpitos, prvulos inocentes acompaan esta marcha manifestando todos la mayor energa y resignacin en medio de todas las privaciones. Yo llegar muy en breve a mi destino con este pueblo de hroes y al frente de seis mil de ellos que obrando como soldados de la patria sabrn conservar sus glorias en cualquier parte dando continuos triunfos a su libertad." "Yo ya he patentizado a usted la historia memorable de su revolucin, por sus incidentes creo muy fcil conocer cuales puedan ser los resultados." "Todo anuncia que estos extranjeros tan miserables como ambiciosos, no perdern esta ocasin de ocupar nuestro pas." Artigas a la Junta del Paraguay. Daymn, 7 de diciembre de 1811.

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