Vicky - Gleen Black
Vicky - Gleen Black
Vicky - Gleen Black
GLEEN BLACK
Copyright © 2020 Gleen Black
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de
cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por
cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.
Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los
personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la
imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.
ASIN:
Diseño De Portada: Daya Araujo
Corrección: Isaura Tapia
Primera edición: Diciembre 2020
No se permite la reproducción total o parcial de la obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni
transmisión de cualquier forma o medio, sea este electrónico, mecánico, por fotografía, grabación u otros
métodos, sin el permiso previo y por escrito de la autora. La infracción de los derechos mencionados puede
ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes código penal).
NOTA DE AUTORA
David Sant
CAPÍTULO 01
Vicky
Una acción puede cambiar el rumbo de tu vida en un
segundo, unas simples palabras son capaces de marcar y trazar
un nuevo destino. Lo viví cuando mis padres murieron, ellos
no fueron los mejores y Hades sabe que tienen un lugar en el
infierno, pero luego de todo, siempre seguirán siendo mis
padres, a quienes recuerdo vagamente con amor en alguna
época de mi niñez.
La segunda ocasión donde mi vida sería desviada por una
simple confesión, es justo en este momento. Al lado de mi
mejor amigo. Jake Foster.
En el lugar que llamamos nuestro nuevo hogar, yo ya no
soy Victoria Lockwood, ahora solo soy Vicky, la chica que
necesita su protección.
—¿Una cerveza, nena? —ofrece Ethan.
Mi mejor amigo bufa, ambos conocemos la jugada. Ethan
es muy atractivo y tiene un encanto envolvente con las
mujeres, podría ser mi tipo, de hecho, me gusta mucho, pero
no lo quiero. Ese lugar le pertenece a Jake, sin embargo, él
está muy ocupado con los coños dulces del club, la vida fácil,
follar, correr, tomar alcohol y todo otra vez.
El pelinegro Ethan se sienta a mi lado, lleva semanas
intentando dirigir las cosas a otro nivel y realmente si quiero
darle una oportunidad, antes debo confesar mis verdaderos
sentimientos hacia Jake y descartar… O simplemente debería
divertirme.
—¿Podemos hablar, Jake? —cuestiono un tanto nerviosa.
Patética, la última vez que estuve nerviosa fue al perder mi
virginidad y hace mucho tiempo que mi tarjeta V desapareció.
Sus ojos verdes me enfocan, tiene unos tragos igual que
todos los presentes.
—¿Algún problema, Vic? —Le gusta llamarme con ese
diminutivo, creo que es lo único de nuestro pasado que
podemos mantener intacto.
Niego, poniéndome de pie. Es hora de hacer mi
movimiento, avanzar o cortar el rollo de si me acepta o no, si
sigo esperando a que se decida probablemente mi vagina
empiece a producir telarañas.
—Quiero decirte algo —digo girando mis ojos a lo cual
sube una de sus cejas rubias, ahora intrigado. Al final sigue mi
ejemplo, es un poco más alto que yo y muy guapo, mucho más
que Ethan. Es rubio, con un cuerpo sólido y podría ser mío. Le
guiño un ojo a Ethan y tomo la cerveza de su mano, dando un
trago largo antes de empezar a liderar el camino, como Jake
me ha enseñado.
Tengo que construir mi propio castillo con los ladrillos que
me tiran, no puedo esperar a que nadie lo haga por mí. Por ello
he ido gradualmente ganándome el cariño de estos hombres
rudos, hago mi parte limpiando y cocinando en el club,
también aprendo a servir tragos, aunque Jake ponga el grito en
el cielo.
Poco a poco he obtenido su respeto. Raze, el Presidente,
está hablando con Byron nuestro Vicepresidente, ambos
animados, con dos putas sobre sus piernas, el primero levanta
su botella de whisky hacia Jake y luego me da una rápida
mirada.
Tiende a hacerlo a menudo, es como si quisiera comprobar
que estoy bien. Siento un poco de dolor en mi pecho…
Debería saber la verdad. Quién es Victoria Lockwood y por
qué estamos en su club.
Dejando atrás la fogata, me siento sobre un tronco seco en
el piso, la casa club va en formación y dentro de poco será un
hogar para todos nosotros, por ahora tengo una pequeña
habitación cerca de la de Jake. Doy un trago más largo a la
botella y me termino el contenido.
Por Hades, no puedo seguir tan nerviosa… Es solo Jake. Si
sale mal, solo debo sonreír y decir “No pasa nada, seguiremos
siendo amigos.” Y todo acabará en eso.
—¿Algún hermano ha hecho algo? —Es su pregunta
directa.
—No, nada de eso… Es algo más personal.
—¿Quieres follarte a alguno?
—¡Jake! —grito abriendo los ojos, sigue de pie y con sus
fuertes brazos cruzados bajo su pecho, ese ceño fruncido le
hace verse más adulto, sexy y tremendamente caliente—.
Umm, sí, algo así, bueno no…
—Directo, Victoria. Odio escucharte divagar. Hazlo como
te he enseñado —instruye con palabras duras—. Los hombres
usarán esa mierda en tu contra, te verán débil. Y no lo eres.
—No lo soy —gruño más desafiante.
—Bien, entonces habla.
—Estoy enamorada de alguien —declaro segura, sin dudar
—. Quiero que sea mi hombre, deseo ser su mujer, pero no
quiero perder su amistad si las cosas no salen bien.
Jake no parpadea observándome, no dice una palabra, solo
se queda frente a mí endurecido.
—Quiero confesar…
—¿Estás jodiendome? —corta, su voz autoritaria siempre
me desestabiliza—. Sé que perdiste tu tarjeta V con ese hijo de
puta, pero no por eso andarás saltando de polla en polla como
una prostituta, Victoria, ¿es que no aprendiste las
consecuencias con tu madre?
No puedo creer que saque a mi madre en esto y mucho
menos al gilipollas de Weller, ¿qué esperaba de un Foster?
¿Por qué creí que Jake sería diferente?
—¿Y cuándo la debí aprender según tú?, ¿cuando la
follabas tú o lo hacía tu padre? —siseo levantándome del
tronco y tirando la botella.
—¡Vic! —llama, pero es demasiado tarde ya estoy
caminando lejos de él ¡qué le den por el culo! Sin mirar atrás
levanto mi mano y le enseño el dedo medio. Lección
aprendida, las Lockwood solo seremos putas para los Foster,
como lo fue mi madre. ¡Construye tu castillo sola, Victoria! Y
esa construcción estará junto a ese pelinegro que ya tiene una
segunda bebida en alto, esta vez voy directo a él y me siento
sobre sus piernas. No seré una puta como mi madre, pero
puedo conseguir ser la vieja dama de Ethan. ¡Qué te den doble,
Jake!
—No te merece —susurra Ethan en mi cuello. Claro que
todos ya lo saben, soy la gatita caliente detrás del alfa.
—¿Y tú sí? —reto moviendo mi cintura, eso lo hace sonreír
contra mi hombro.
—Sé mía esta noche y te lo demostraré.
—Jake te rompería los huesos… —advierto mirando al
mencionado caminar hacia un coño dulce, no necesita decirle
una palabra, solo se la echa al hombro y golpea sus nalgas. La
sangre empieza a hervir intensamente en mi interior. Empujo
la nueva bebida por mi garganta, pidiendo otra mientras lo veo
sentarla en su regazo y besarla.
—No si te hago mi dama —canturrea Ethan. Una lágrima
cae por mi mejilla, pero la limpio con brusquedad.
—Ellas son sagradas. —Es lo único que puedo responder,
Jake está levantando la falda de la chica sin importarle nadie
más. No es una vista nueva, he observado a muchos de los
aquí presentes follar delante de los demás, nadie tiene ojos
inocentes en este club. Sabemos lo que somos, de qué basura
venimos. Nunca antes vi a Jake hacerlo, no directamente frente
a mis ojos. La chica deja caer su cabeza hacia atrás, lanza un
grito que todos escuchamos y consigue varios silbidos de
aprobación. Mi corazón es tan diminuto ahora. Mis ojos pican
por llorar.
—No mires —ordena Ethan girándome la cabeza hasta
encontrarme con su mirada—. Somos los desechables, Vicky.
Somos los que nadie quiere… Yo te entiendo.
—¿De verdad? ¿Cómo podrías?
—Conozco el mal sabor del rechazo —dice.
—Yo creí que… Quiero decir… —Las palabras no fluyen.
—Las princesas no lloran, eso eres para mí, no un coño más
como el que Foster está follando —asegura limpiando una de
mis lágrimas, haciéndome sentir especial. Este es mi futuro—.
Vamos a divertirnos, mañana será un nuevo día.
Trato de sonreírle, incluso recogiendo los pedazos de mi
propio corazón, quizás no debo construir un castillo, sino una
jaula y encerrarlo. El corazón siempre me ha guiado sobre
malas decisiones.
—Mañana será un nuevo día.
Solo que, desgraciadamente, nunca lo fue.
CAPÍTULO 02
Actualidad
Vicky
Vicky
Vicky
Jake
Jake
Vicky
Jake
Un loco y demente… Es ella quien se ha adueñado de mí.
Mi sangre parece correr como veneno en mis venas, mi cuerpo
conectándose al suyo. Su coño apretando mi polla, volando
mis sentidos.
—Mi coño, Vic —siseo girándola hasta tenerla debajo de
mi cuerpo. Salgo de su interior solo para golpear más fuerte,
sus uñas se clavan en mis brazos—. Mi mujer. Luego de esta
noche, no existirá ningún hijo de puta capaz de alejarte de mí.
—¡Jake! —clama en cuanto empujo más fuerte.
Boquea por aire, gime y se retuerce debajo de mí, quiero
observar su rostro, pero solo puedo mirar entre nuestros
cuerpos, cómo mi miembro desaparece en sus paredes, la
forma en que la lleno de mí.
Perdiendo la paz y mi capacidad de contenerme a su
alrededor. Le demuestro el lobo de quien se adueña, quien la
hace suya. La devoro y moldeo en una parte mía. Su primer
espasmo con mi polla en su interior estalla y es la perdición de
mi cuerpo. Me retiro y empiezo a masturbarme, intenta
retirarse, pero soy más fuerte y la acorralo en la cama. Chorros
calientes de mi semen bañan su coño rosado.
—Yo, Jake Foster, te reclamo como mi mujer, Victoria
Lockwood —digo alto golpeando su coño con mi mano,
fuerte. Mi mujer se retuerce.
—¡No! —gruñe, entre la sorpresa de mis palabras y su
propio placer. Su negativa solo hace que más semen estalle
entre nosotros, derramándose sobre sus pechos y parte de su
vientre.
La agarro del cuello y la atraigo hacia mí. Tomando su
boca, sus dientes se cierran en mis labios, mordiéndome.
—Sí —me burlo separándome.
—¡Ningún miembro del club te escuchó! ¡No es válido!
—Si mal no recuerdo, eres un miembro muy activo del club
y Damián está detrás de esas paredes. No eres muy silenciosa,
Victoria.
—¡Hijo de puta!
—Controla esa boca cuando le hables a tu hombre —
desafío agarrando sus manos, es mi fiera intentando
golpearme. No soy un hombre que analice o piense mucho sus
siguientes pasos, pero este es uno que debí realizar hace años y
simplemente la perdí debido a no reclamarla—. Siempre me
has pertenecido.
—Jake. —Llora, lágrimas gruesas cayendo a ambos lados
de su bonito rostro.
—Eres mi mujer, mi dama…
—No puedes jugar así conmigo. No es justo.
—Si te doy la oportunidad escaparás de mí —musito.
—Estás haciendo esto por celos de verme bailando, tu
cabeza está nublada. Mañana decidirás otro camino…
—No importa el camino que decida, porque me
acompañarás. Y si tengo que follarte en cada lugar del club,
para que todos los hermanos sepan que te reclamo como mía y
lo aceptes, lo haré, Victoria.
Ella conoce todas nuestras reglas, la entrené para
defenderse como un hombre y ser ágil, sabia y capaz bajo su
propio dominio. En mi afán por verla libre e independiente
olvidé que también tenía a una pequeña niña en su interior,
olvidé sus ilusiones. Ese fue el primer error de todo. Cuando
entregó su tarjeta V a Weller sé que lo hizo para demostrarme
que, al igual que yo, ella podía follar a quien quisiese.
˜•˜
Alguien está pinchándome un ojo mientras balbucea.
Sonrío atrapando el dedo intruso y la observo. Mi pequeña
Jenn, su cara redonda, el pelo oscuro, pestañas muy largas para
una bebé y sus ojos iguales a Ethan. Es su viva imagen, pero
no deja de ser la esencia de Victoria, será mejor que nosotros.
Estaré aquí a su lado para asegurarme.
Salgo de la cama envolviéndome con la sábana, estoy
desnudo y no es una imagen que quiero en mi hija. Joder. Ella
tiene su muñeca de trapo y su pequeño pijama. Parte de mi
ropa está seca y doblada sobre el mueble. Me pongo mi bóxer
y pantalón, pero no tengo mi playera.
La puerta del baño se abre y Victoria sale con ella puesta,
se detiene en seco al verme. Creo que estaba planeando alguna
huida de esto. Abre la boca para decir algo, pero no permitiré
que se arruine lo que hemos construido aquí. No de esta
manera.
Camino hacia ella rápido y la beso, sabe a menta y puedo
respirar en cuanto su cuerpo cede y me corresponde.
—¡Damián…! —Se escucha un grito al otro lado de la
puerta. Suelto a Victoria en alerta, cuando gemidos bajos se
unen al grito y luego la madera golpeando la pared, seguido de
su cama rechinando.
No soy el único que está reclamando algo en esta casa, Vic
observa sorprendida la pared que divide las habitaciones.
—¿Sabías algo de eso? —cuestiono por lo bajo. No quiero
molestar a mi hermano cuando está haciendo su trabajo.
—No tenía idea… ¿Crees que ellos?
Se escuchan gruñidos en italiano. Alzo mis cejas, supongo
que merezco el espectáculo de la mañana porque nosotros no
fuimos muy discretos, si debo ser honesto.
La chica no es nada tímida demostrando cuánto disfruta las
atenciones. Luego de muchos gemidos y súplicas las cosas se
calman. Llevo a Jenn a la sala y Vic empieza a cocinar huevos
y un poco de tocino. Le sirvo jugo y pico fruta para mi
pequeña castaña.
A media mañana Shirley es la primera en emerger, no está
en mejor estado que Victoria. La chica tiene su labio roto, el
pelo húmedo, está dentro de un vestido largo, que no oculta la
mordida en su hombro. Y tiene un rubor adorable en las
mejillas. Ella evita nuestras miradas y se concentra en caminar
hacia la nevera.
—Buenos días —canturrea Vicky sirviendo pan en los
cuatro platos en la mesa.
—¿Una mañana dura? —me burlo. La chica no sabe dónde
meterse.
—Jake —regaña Victoria. Tiro de mi playera cubriendo su
cuerpo y suelta un gritito cayendo en mis piernas.
—¡Damián, Vic hizo tocino para ti! —exclamo. Mi mujer
me pega en el pecho con su codo—. ¿Qué? Su concierto de
gemidos y maldiciones lo delataron, ¿esperas que finja que no
lo escuché casi romper esa cama?
—Tú gritando que eras Jake Foster tampoco fue muy
silencioso —revira la morena.
—¿Ves? Nada por lo cual avergonzarse.
Damián se para en la puerta, cruzado de brazos y serio.
—¿Ustedes dos qué? —pregunta.
—Victoria es mi vieja dama —anuncio. La mencionada se
remueve sobre mi polla—. ¿Y tú y ella? —pregunto a cambio.
—No es tu problema.
—¿Y por qué nosotros sí somos el tuyo?
—Victoria es parte del club. La jodes, te jodemos. —Y
sonríe.
—Italiano cabrón.
—No quiero ser la mamá gallina aquí, pero al menos
díganme que usaron protección —suplica Victoria. Bufo
besando su cuello.
—Nosotros no usamos y estás preocupada por ellos.
—¡Jake! —regaña una vez más.
—Yo solo digo, déjalos divertirse.
Damián asiente en aprobación y Vic deja pasar el tema,
sentada en mis piernas se alimenta, mientras yo me encargo de
Jenn en su silla alta.
La chica, Shirley, come sin perder el rojo en sus mejillas y
no hace contacto visual con ninguno de nosotros. D luce en su
propio mundo lejano, sus golpes son fuertes y necesita
empezar a detenerse o un día de estos no volverá a casa.
No sé qué le sucede o por qué tiene esta actitud destructiva,
pero no lo guiará a un lugar bueno. En otro tiempo no hubiera
tocado a la chica junto a nosotros y míralo ahora. Espero que
ella le importe y que no sea solo una cogida en la lista. Las
mujeres empiezan a cambiarse, debemos irnos al club. Pardo
trae una de las jaulas y le entrego mi moto porque veo a
Damián alistando la suya, al parecer se irá primero.
—¿No vas a llevarla contigo? —pregunto señalando dentro
de la casa. Todos han sacado la cara por Vic, siento la
responsabilidad de al menos saber hacia dónde se dirige con la
chica. Raze se preocupa por ella, es de algún modo importante
para él. Sé que no querría que la lastimaran.
—Puedes llevarla, ¿no?
—¿Qué estás haciendo, D? ¿Y esos golpes? ¿Cuándo vas a
detenerte? ¿Quién te hizo esto?
—Dominic Cavalli. —Silba. No parece molesto con ese
hecho.
—¿Qué carajo? Al Prez no le gustará esa mierda, D. ¿Qué
demonios hiciste?
—Peleamos en las catacumbas… —confiesa avergonzado
—. No fue una pelea, el tipo me destrozó. Yo creo que debo ir
con él. Aquí estoy perdido, Jake. Necesito volver a mis raíces.
—Somos tus hermanos, podemos resolver lo que sea. Solo
déjanos ayudarte. No necesitas abandonarnos.
—¿Viste a Shirley? Ha sufrido un infierno peor que
cualquiera de nosotros. Está jodida, ¿y qué hice? Me la follé
sin sentir un carajo. No puedo hacer eso, Jake. No puedo
utilizar a las personas solo para tratar de llenar este hueco
profundo.
—Damián… Carajo, hermano. Si le das una oportunidad,
quizás aprendas a quererla. No soy bueno en consejos
románticos, mi vida amorosa es un desastre, pero las chicas
podrían ayudar. Ellas sabrán qué decirte y nosotros cuidaremos
tu espalda.
—La única mujer a quien pude amar murió, Jake. Dayah
está muerta.
—Pero no es la única, no tiene que ser Shirley. Existen más.
—Dile al Prez, por favor —pide encendiendo su moto.
—D, no puedes irte así, ¡escúchame!
CAPÍTULO 09
Vicky
Jake
Vicky
***
—¿Recuerdas ese lugar donde quería llevarte hace tiempo?
—Umm… algo de eso —murmuro besando su cuello.
—¡Shirley! —grita llamando a mi compañera de
apartamento, la chica sale de su habitación con las mejillas
encendidas y un segundo después Pardo se coloca detrás de
ella rodeando su cintura. Parece una chica de su edad ahora,
está yendo a la universidad local por órdenes del Prez y ha
estado tonteando con Pardo por aquí y por allá. Damián
desapareció de su radar y solo viene al club de forma
esporádica y, cuando lo hace, siempre está vestido de
esmoquin y con una mirada dura, parece un soldado de la
milicia y no el hombre que pelaba naranjas con una navaja y
una sonrisa ladeada, ese amigo que me abrazó cuando más lo
necesitaba… Ahora solo queda el caparazón, su alma se ha
ido.
—¿Para qué soy buena? —canturrea sonriendo. Es tan bello
observarla llena de vida, incluso viste más colorida dejando el
negro y la ropa ancha detrás.
—Cien grandes por cuidar a Jenn esta noche —ofrece Jake
manoseándome el trasero, lo hace para demostrar que soy suya
delante de Pardo. Giro mis ojos porque el chico ciertamente no
me mira más de ese modo. Todos saben a quién pertenezco
ahora.
—Pizza. —Tose Pardo detrás.
—Y panqueques mañana temprano —secunda Shirley.
—Estos chiquillos molestos —se queja Jake, pero está
sonriendo. Me pongo de pie y mi hombre saca doscientos
dólares que la castaña acepta alegre.
—Sabes que lo haría gratis, ¿no?
—Sí —responde mi rubio—. Solo que así no tendrás sexo
delante de mi hija.
—Jake —lo regaño. Shirley lo ignora y Pardo se toca el
pelo nervioso. Están divirtiéndose y, hasta donde sé, el sexo no
es parte del juego o eso espero.
Nos despedimos de mi pequeña quien ya está dormida.
Antes he estado en la parte trasera de la moto, pero esta
noche es diferente cuando rodeo su cadera con mis manos y
dejo mi cabeza en su espalda.
—Más cerca —pide con voz ronca—. Y fuerte.
Lo abrazo como me pide, siempre quiere sentirme así
cuando me lleva detrás. Jake le da marcha a la moto y nos
vamos.
La carretera tiene otro significado, la sensación de libertad
que se experimenta es única; el viento golpeando tu rostro, ser
parte de la velocidad y confiar en quien lleva el control. Ir en
moto es parte de nosotros, de lo que somos.
Una hora más tarde reconozco nuestro viejo vecindario,
luce una gran mejora, ya no hay grafiti en las paredes, ni metal
amontonado en las calles, ahora hay césped verde, casas
blancas, algunas con cercas en el mismo color. Todo es más
bonito y brillante, pero seguimos directo a nuestra calle. Jake
reduce la velocidad, dejando que vea donde antes estaban
nuestras casas. Siguen en el mismo lugar, pero ahora una es
blanca, con un balcón y pinos en la entrada. Esa es la casa de
Jake, donde corría a esconderme y a encontrar un poco de
comida.
—Ella vive ahí todavía, se casó con un ejecutivo. Él llega a
casa temprano, tienen un bebé. —Empieza a decir y sé que se
refiere a su hermana—. Van a la iglesia los domingos. Son
felices.
—Jake…
—Muchas veces quiero tocar a su puerta y preguntarle ¿por
qué nos vendió? ¿Cómo pudo seguir con su vida luego de
arruinar la nuestra? ¿Alguna vez se cuestiona si seguimos con
vida?
Keira Foster, es mayor que Jake por unos cinco años. Era la
mujer de King, ella le contó nuestros planes de huir cuando
tuviéramos la mayoría de edad y el dinero suficiente para que
Jake no debiera ocupar el lugar de su padre en el club. Un
proxeneta, conseguir chicas jóvenes, volverlas adictas y luego
protistuirlas para King. Keira estaba enamorada y cegada por
el hombre que casi le doblaba la edad. Tampoco era una santa
o víctima, ella misma atraía a los chicos a pertenecer a la
banda y ahora está aquí, con una vida perfecta luego de
destruir la de muchos.
—No vale la pena —susurro apretando su playera en mis
puños—. No somos ellos, Jake. Lo hicimos mejor.
—Sí —concuerda. No miro a la casa de al lado, porque
aunque tenga una fachada bonita, solo puedo recordar las
veces que un hombre diferente follaba a mi mamá o intentaban
tocarme a mí, las veces que mi papá me golpeó por cosas
insignificantes y absurdas.
—¿Por qué estamos aquí? —pregunto apretando mis puños.
—Quería recordarme una última vez que nunca
retrocederé.
Y sus palabras tienen tanta convicción, este es el pasado y
aquí se queda para siempre.
Atrás, donde debe estar. Pues hemos creado un mundo
mejor para nosotros, una familia y hermanos.
Tenemos todo con lo que siempre soñamos.
EPILOGO
Vicky
Pero…
Shirley
Creí que esa noche moriría, que eran mis días más oscuros,
sin tener conocimiento de lo que vendría después y cómo poco
a poco mi alma se consumiría por un hombre a quien aún no
conocía, pero que el tiempo colocaría frente a mí. Él sería mi
perdición.