Pomer, Leon - La Guerra Del Paraguay Centro Editor de América Latina
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Pomer, Leon - La Guerra Del Paraguay Centro Editor de América Latina
DEL PARAGUAY
ESTADO, POLITICA Y NEGOCIOS•.
LEON POMER.
BIBLIOTECAS
UNIVERSITARIAS
Centro Editor
e
de América Latina
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'.
LA GUERRA
DEL PARAGUAY
ESTADO,POLITICA Y NEGOCIOS.
LEON POMER
BIBLIOTECAS ·
UNIVERSITARIAS
Centro Editor .
de América latino
e
Hecho el
depósito de ley. Libro de edición arQentina.
Impreso en junio de 1987. Composición: Comp-3,
· S.R.L., Maipú 864, Buenos Aires. Impreso en Litodar, Viel
1444, Buenos Aires. Encuadernado en Cometa, Calle 22,
N° 3841151, San Martín, Prov. Buenos Aires.
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que nunca es el momento de hundir el escapelo en la carne profunda
del pasado. De formularle preguntas inquietantes. De interpelarlo con
irreverencia. De saber el porqué de nuestras frustraciones, sin que
ello implique deshacerse en improperios, en arrojar pedradas en los
tejados ajenos y derribar monumentos a empujones. El presente
reclama adultez mental. Seamos adultos de una vez por todas.
Todo historiador escribe desde su presente, desde su manera de In-
sertarse en él y comprenderlo. Conceptos, categorlas mentales, expe·
riencias de vida no son lás mismas que 16 anos atrás. Pero vaya el
libro como está y haga el lector la critica civilizada.
León Pomer
Buenos Aires, setiembre de 1986
10
Para entrár en materia
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visión de las cosas. Por eso eludirán los recintos donde se .archivan
las facturas que los proveedores de los tres ejércitos cobraron escru-
pulosamente a los aliados. También evitarán desenterrar las pruebas
de los negocios permitidos por la guerra, de las especulacion.es exito·
sas, de las fortunas increíbles sobrevenidas en pocos ai"'os. Escribí·
rán " historias" ya que no Historia y ellos, los que aparentan descreer
de todo lo que no sea puja de ideas y de ideales aun no han desapro-
bado estas palabras que alguna vez Sarmiento escribiera a la sei"'ora
Manli: " Es providencial que un tirano (alude a Solano lópez. l. P.) ha·
ya hech·o morir a todo este pueblo guaranl. Era preciso purgar la tierra
de toda esa excrecencia humana" . Palabras en las que no debe ver-
se un irrefle xivo arresto emocional sino una razonada y fria concep·
ción que arranca de la división inconciliable y polar de "civilizaci6f'l y
barbarie" . Y por "civilización" debe entenderse libre comercio; liber-
tad absoluta a capitalistas extranjeros para traer, circular y sacar; li-
quidación de monopolios oficiales que como los del P{lraguay no se
compaginan con la polltica de las grandes potencias centrales, Ingla-
terra a la cabeza. El mismo sayo " civilizado" servirá para cubrir \Jna
formalidad democrática puramente exterior acompal'laQa de la más
desaforada violencia contra el pueblo, y otra violencia si menos es-
pectacular nci menos desaforada: el despojo del pals y la enajenación
de su voluntad nacional.
Pero sin duda habla que civilizar si por ello entendemos el acceso a
los grados superiores de desarrollo económico. social y cultural, par-
tiendo de lo existente, de la verdad real. Y ese acceso no podla consis-
tir en adornar lo viejo con "novedades· ~ que no alteraran su fundamen -
tal sustancia y su ritmo cansino. Pero esto fue lo que se hizo, de res u 1·
tas de lo cual lo viejo permaneció más o menos intacto con más el
adorno de una Constitución y un Parlamento, códigos y elecciones
fraudulentas y ferrocarriles y otros tndlces de ·una modernidad sui ge·
neris que deja inmodificada la vetustez e'sencial. La· única civilización
concreta posible -concebida en términos de total trastorho de lo
existente y como acceso a un grado superior de desarrollo- consis-
tla en la introducción de la producción capitalista y las relaciones que
ésta engendra. Pero la dialéctica de los hechos reales -no la que rige
las i fusiones ni los proyectos en abstracto;.... q'uiso otra cosa. No era
cuestión de un acto de voluntad: la historia no brindó las condiciones
· requeridas ·para que esa vo,untad, si existla, deviniera acción revolu-
cionaria. ta peculíai' consfitución de nuestras·clases sociales, el tipo
de intereses que defendtan y a que estaban vinculadas en el exterior
exiglan integrar ei pals en el mercado mundial capitalista, mas no
introducir el capi.tallsmo en profundidad. Antes bien, lo exclulan. Para
exportar;inaterias primas y alimentos y adquirir productos de la in-
dustria y b.ebidas espirituosas era imprescindible unificar el espacJo
nacional, rrnJ)onerle paz y' tranquilidad, trazar telégrafos y ferrocarriles
y tener un Estado con adornos de modernidad. Y nada más. Pero aqul,
en este punto; en todo lo que quedaba excluido venia el desarrollo de
una producción industrial capitalista y una explotación agraria diver-
sificada y moderna, con múltiples campesinos·duenos de su tierra y
en aptitud de constituirse en algo más que productores: en consuml·
dores, en mercado interno de la producción naciol'lal. Mas esto no
' 12
ocurrió porque la dialéctica de la historia - valga.la Insistencia- no
proporcionó la posibilidad de que·ocurriera. Determinó en..cambio.la
dest rucción de la artesanla vernácula y el hambreamiento de.mlles de
fami li as que no pudieron suplantar su condición de antiguos pro-
pietarios dé limitados y precarios medios de producción por una
nueva cordición: la de proletarios modernos, desposefdosde todo ex·
cepto de su fuerza de trabajo. Y hubo hambre porque la maalva tntro·
ducción de mercanclas y la carencia de interés de las clases dirigen•
tes locales impidieron la erección de una industria capitalista que hu·
biera requerido la mano de obra constiturda por los ahora hambrea·
dos ex. artesanos, pero también ex escl avos y ex pequel\os campeal·
. nos y mineros y otras gentes oscuras, vlctlmas de la descomposición
· de una economla que aún no ·engendraba en si misma los factorea de
una superación. Y los que tenlan para vender solo su fuerza de trabajo
no lograron que nadie la demandara: hubo alzamientos, montoneras y
rebeliones. Hubo caos social. Pero hubo ·ferrocarrfles y telégrafos y
un Estado con apariencia de modernidad que se mostró implacable
no con las causas del atraso sino <;on sus vlctimas: habrá exterminio
fl sico para quienes estaban poco menos que sObrando. Y se llamó
"civilización" ...
En el país guaranl las cosas fueron distintas: ni hambre ni caos y
atisbos de un. desarrollo moderno cQn· circunstancias cada vez mas
favorables para que ·ello ocurriera. Circunstancias internas, por su·
puesto. Con ferrocarriles, telégrafos y fundición de hierro, con una
vasta industria artesanal y la casi total ausencia de latifundistas, sin
una clase mercantil orgánicamente vinculada a las potencias centra-
les y un dilatado campesin ado usufructuando Uerras propias·o del Es·
tado y explotaciones agrarias estatales, en el Paraguay lbanae·crean.
do condiciones para un acceso a nuevos y superiores 9rados de de·
sarrollo económico, social y cultural por una vla inédita y si se quiere
Insólita. Ejemplo penoso y peligroso para los gobernantes del Srasll y
del Plata; pero además realidad cerrada al pillaje de los que estaban
piHando nuestro pals, el Uruguay, el Brasil y otros paises de América
del Sud. Y esto fue llamado " barbarie". De ahl el odio de Sarmiento a
López y a su pueblo y su alborozada confesíón a la senara Mann: " Es
a
providenci al que un tirano haya hecho morir todo este pueblo guara·
ni". De ahf su encarn izado odio al Chacho, López Jordén y las masas
campesinas que los acompaflaban. Esas gentes -parecla opinar don
Domingo- sólo podrlan ser redimidas por el Rémington y el canón ul·
timo modelo; deblan ser borradas porque estaban sobrando: eran la
" barbarie".
El pensador liberal y "civilizado" no entiende la realidad, no sabe
dominarla o no puede, lo mismo da. En todo caso trata de borrarla, pe.
ro ello supone·borr.arla presencia humana multit udinaria inapta para
comprender los proyectos elucubrados en abstracto. El penaaáor cal·
mará los reclamos de su conciencia: la "civilización" bien val·e un ho·
locausto de sangre. Solo alguna vez -como quien se confiela ante
amigos- pronunciará la verdad y llegaremos a esto: también el Para·
guay debe integrarse en el mercado mundial. (Pero en la prtctlca, con·
dlcionando su Interés nacional al int8fés de las potencias centrlllee y
de Inglaterra en primer término. No sert integracl6fl para crecer y for·
13
talecerse; si para que engorde el amo de ultramar y su industria en
crecimiento Impetuoso con un pueblo que debe ser provisto cada v.~z
más de alimentos ))ara renovar fuerzas a diario y acrecentar la produc-
ción.) Deben sumarse los paraguayos a la gran familia del comercio
mundial -opinará el pensador- pero antes liberarse. (En la práctica,
los paraguayos serán liberados de gobernar su pals, sus propios cam·
pos, ferrocarriles, flnanza.s y destino nacional.) Aunque involuntaria,
grande es la ironfade los "civilizadores". Pero en eiJa·queda expresada
la ra21ón fundamental de la guerra, con independencia de las razones
especificas de cada uno de los tres aliados y las razones personales,
ideQiógicas, económicas o las que fueren, de los miembros de las res-
pectivas clases dirigentes. Pero todas las demáS razones caben en el
cuenco de la razón fundamental: gobernaf desde la metrópoli la volun-
tad nacional del Paraguay, explotarlo y saquearlo, eliminarlo como
mal ejemplo, reducirlo a condiéión servil. Y en definitiva el grande, el
definitivo beneficiario de la destrucción del pueblo paraguayo será
Inglaterra, que en tanto primerlsima potencia mundial estará en mejo·
res condiciones que nadie -que ninguna otra potencia ni clase algu-
na dirigente de los tres aliados- para sacar partido de la postrada
nación guaranl. .
Pero los socios menores sacarán tajada. Será económica, desde
luego, y habrán de deglutirla algunos mlembros dilectos y antiguos y
otros recién llegados de las clases dirigentes. Mes habrá una gran ta·
jada polltica. El exterminio del Paraguay de López -de "ese" Para-
guay- es condición polltica vital para afirmar el dominio liberal en la
Argentina. Lo fue el paso previo: la liquidación del gobierno blanco
uruguayo; lo será en· igual medida la represión sanguinaria de las ma-
sas alzadas antes, durante y después del hecho bélico. Habla que ex-
tern'linar todo aquello que pudiera resistir por presencia, por ejemplo
o acción la nueva era "civilizadora" advenida a estas tierras.
La unidad polltica y la unificación del mercado dentro del marco
nacional no se hará por el desarrollo de la producción capitalista y la
instauración de nuevas relaciones sociales: será fruto de la violencia
hacia adentro y hacia afuera. La diosa mercancfa abandonará las ves-
tiduras de seda para calzar las armas de la guerra: ya no puede servir-
se IJnicamente del arma de la retórica y hará hablar la retórica del ar-
ma. Mas empui'lando esta arma o aquélla, .cuidará aromar sus ac-
ciones terroristas con el incienso verbal; sus crlmenes colectivos, su
despiadado terrorismo será ejercido en nombre de la " civilización".
Los espacios nacionales de donde la metrópoli obtiene materias
primas y alímentos y a los que envla mercanclas, deben estar sólida-
mente unificados bajo la hegemonfa de las clases objetivamente inte-
resadas.en mantener la dependencia del amo ultramarino~ Y si éste
queda con la parte del león; sus aliados vernáculos retienen la por-
ción del ratón. Pero en nuestro caso a.rgentlno esta porción es de lo
más sabrosa y suculenta que la historia haya ofrecido jamás a clase
dominante alguna·de pala colonial o semicolonial. Tanto como para
empanarse en sórdidas y rlesgosas aventuras bélicas, evitando de pa·
80 a la potencia dominante la mortificación de enviar marinos y bar-
CO&, y.por supuesto eJ. gasto que ello demanda. El amo daré el dinero;
aqul POndrán el cuerpo y sacarán la cara. Cuerpo y cara del pueblo;
14
los beneficiarlos estarán en retaguardia. Y el amo dará el dinero -lo
cobrará posteriormente con exquisitos intereses- no cuando lo pida
el lacayo sino cuando el amo crea oportuno. Obrará con arreglo a su
lógica imperial. Cuanto mayor la necesidad,más concesiones hará el
neeesltado de obtener los medios financieros que le permitan salir
con bie11 de la aventura. Después de la guerra contra el Paraguay la
Argentina queda encadenada por muchos anos a la voluntad de Ingla-
terra. En las páginas que siguen se intentará mostrar -siquiera par-
cialmente -algunos aspectos del proceso, que forzosamente debió
ser enmarcado en un contexto. La lección que surge tiene vigencia:
no es letra muerta de la historia. Pueblo que conoce la verdad de su
pasado comienza a tener cabal conciencia de su presente. Por lo de-
más, en el presente que vivimos nos está doliendo el pasado; lo pade-
cemos y es nuestro, está entre nosotros, hoy y aqul.
L. P.
B\lenos Aires, 1968
15
••
l. Gran Bretaña: un nuevo siglo XVI
En 1577 parte Francis Orake. A su retorno tres al'los más tarde trae
un botln valuado .en f 150.000 en oro y plata robados a los espal'loles.
Mejor negocio que pedir pr~stado a los alemanes. Sobre todo si se
- considera ·que esa suma representa un beneficio de 4.700% sobre el
gasto demandado para equipar al pirata, en el que ha tenido parte Su
Majestad-la reina -3.
17
-
En 1586 zarpa nuevamente Drake. Esta vez saqueará Santo Domin·
go, Cartagena, San Antonio y Santa Elena. Invariablemente, obliga a
los habitantes de las ciudades saqueadas a pagarle gruesas sumas
en calidad de rescate. Simultáneamente el. pirata Cavendish, esta·
cionado en las proximidades de las costas espanolas, ocúpase de
asaltar los navfos que retornan de Indias y de Asia;
El asalto y la rapil"'a se encarnizan contra los más ricos centros del
comercio espaf'\ol en Indias. Portobelo, reputada como "mercado de
las mayores Ferias que se han visto en el mundo" 4, es atacada por
Drake en 1596, por Juan Morgan en 1668, por Juan Spring en 1670, por
la escuadra inglesa de Jamaica en 1702, por Eduardo Vernon en 1740
y por G. Kinhilsel (de Jamaica) en 1744. Y paremos de contar, que la
lista de depredadores y depredaciones sigue para largo. Incluye cor-
sarios franceses, holandeses. daneses, etc. El capital comercial que
por entonces predomina exige imperiosamente más y más medios de
cambio. Los piratas están concurriendo a la acumulación primitiva
del capital. Mas no se quedan ahl, puesto que entre la riqueza que tra·
en a la metrópoli se cuentan materias prima$ que comienza a deman-
dar la creciente industria. Sábese que <;le~truid@ Amberes en 1585 fu·
gan de ella los individuos que fundarán la industria textil en la Gran
Bretana. En 1621 llegan a Inglaterra las primeras partidas de algodón,
desde las colonias en el norte de América. Y junto con la fibra vendrán
en naves piratas lndigo y cochinilla$, dos materias tintóreas de origen
vegetal que se dan en la América espai'lola. '
Para responder a la demanda que va creciendo nacen en distintos
sitios del planeta plantaciones que cultivan las materias primas de-
mandadas. Se instaura la esclavitud. Embozada o abierta, ella se
constituye en una de las categorlas fundamentales del capitalismo
ha'sta pasado mediados del siglo XIX. Los plantadores, legal o clan-
destinamente, extraen sus producciones, que marchan generalmente
en dirección de los mercados que desarrollan su industria. Entre tan·
to Francis Bacon (1561·1626) alude a sus coterráneos en estos térmi·
nos: "En intelecto, ángeles brillantes; en codicia, reptiles rastreros".
Estamos en la edad de la manufactura. Su base técnica es primitiva
y la producción depende en ella de la utilización masiva de la fuerza
humana. El artesanado de los burgos y la producción casera aldeana
constituyen su base económica. El obrero se vale de la herramienta;
después de 1750 comenzará a servir a la máquina. la demanda de ma·
terias primas crece. Las tintóreas que produce América son más codi-
ciadas que nunca. Carolina del Sur, Santo Domingo y otras regiones
meridionales de América constitúyanse en los principales exportado·
res mundiales de cochinilla e lndigo. Desplazan a la India.. En 1773
América del Sur exporta lndigo por valor de t. 1.000.000; pero antes, en
1736, México ya enviaba a Europa t 800.000 de cochinilla5. Mas las
18
cifras lejos están de reflejar la realidad. El contrabando que realizan
los ingleses por Jamaica, al que concurren los plantadores y"'tros pro·
ductores de las colonias espaf\olas, les procura ingentes cantidades
ae metal precioso y materias primas. En su Teorla y práctica de co·
mere/o y marina, Uztarlz cita un libro inglés que relata las hazana, del
contrabando jamalqueno. los beneficios que procura a la Gran Breta-
t'la son estimados para comienzos del siglo XVIII en seis millones de
pesos al ano, suma mayor que la que obtiene por su participación en
el tráfico por Cádiz 6.
Piraterla y contrabando· andan del brazo. Sus inspiradores son
descriptos de la siguiente manera en 1707: "Aqul en Inglaterra, reina
entre los hombres de comercio un esplritu de crueldad tal como no se
encuentra en ninguna otra sociedad humana ni en ningún otro reino
del mundo" 7. Inglaterra toma lá delantera sobre sus rivales, Francia
y Holanda en primer término. Obsérvese el siguiente cuadro:
Cuadro 1. Desaaollo de las flotas mercantes entre 1850 y 1794
19
crece vertiginosamente; por algo consume Inglaterra 2.000.000 de
libras de algodón en 1750 y 30 ai'los más tarde 15.000.000 a. l,.ain-
dustria textil británica lanza sus telas sobre el mundo ente·ro; necesi·
tala provisión fluida y permanente de materias primas y mercados de
consumo. La revolución .industrial instaura def i n it ivament~ el merca-
do mundial. Sin él es inconcebible la gran industria.
2. El periodo único
20
. La plusvaHa va en aumento en la rama fundamental de la industria
btltánica; como la sombra la persigue la miseria. Mas no es solo la del
pueblo inglés y del de Irlanda, diezmado este último en términos
equiparables al de los trabajadores de las plantaciones tropicales. Es
la miseria de todos aquellos paises y territorios sometidos a dominio
colonial, Obsérvese qué sucede en la lridia. En los anos del 30
nómbrase en Inglaterra una comisión que deberá dictaminar sobre un
problema que inquieta a los industriales textiles ¿cómo hacer para
que la India absorba parte considerable del producto de la industria
algodonera britáolca? El cónclave de aburguesados lores pronun-
ciaráun dictamen escasamente salomónico: destruir la industria tex-
t il vernácula de la India Oriental. Acatará el gobierno. el consejo y
puesto a la obra llegará a buen fin, con solo medidas fiscal~ts y
aduaneras. El gobernador de la India escribe en su Informe para los
anos 1835-36: "La miseria encuentra apenas un paralelo en la historia·
del comercio. Los huesos de los iridios tejedorés de algodón blanque-
an en las llanuras de la lndla1o. .
G. K. Chesh~rton· ¡amás se reprochó el haber escrito:"... su gloria
no data de las grandes cruzadas, sino de los grandes saqueos" 11. No .
se refiere a los piratas, sino a la burguesla inglesa del siglo XIX. ·
El crecimiento extraordinario de la productividad, la provisión
fluida y permanente de materias primas y la destrucción de 1~ compe-
tencia representada por las industrias artesanales de tos pueblos so-
metidos a dominio colonial se traducen en significativos guarismos.
Cuadro 4. .Exportación de la Gran Bretai'ia de 1846 • 1886
?1
época no pueden exhibir tan brillantes resultados, en la práctica rapl-
nesca no le van a la zaga a la Gran Bretana. Vaya aqul. mismo un
muestrario de agresiones y conquista~ que esta muy lejos de agotar
la enumer~clón.
• En 1830 Francia conquista Argelia.
• En 1839 el gobierno eh 1no prohibe la importación de opio; Inglaterra
responde bombardeando Cantón y ocupando Shanghai.
• Ocupación de Adén . ·
• En 1840 anexión de Nueva Zelandia.
• En 1842 Inglaterra obliga a la dinastla manchú a firmar un tratado
de comercio; Cantón y cuatro puertos mas quedan abiertos a la Hbre
intrOducción de las mercancías i nglesas. ·
• Anexión de Hong-Kong.
• En 1849, anexión de Pendjab por Inglaterra.
• En 18531os EE.UU. envfan al Japón al almirante Perry para exigir la
apertura de los puertos al comercio.
• En 1855 el Zar de Rusia envfa al Japón una flota de guerra bajo el
mando del almirante Putiatln.
• En 1856 bombardeo de Cantón por barcos de guerra británicos.
• En 1857 estalla en la India la sublevación de los cipayos; terminará
dos anos más tarde en la derrota. Al mismo tiempo que se les fusila
en masa atadas a la boca de los canones, Inglaterra comienza a cons-
truir el primer ferrocarril.
• En 1860 un cuerpo expedicionario franco-británico desembarca en
China y saquea el. Palacio de Verano de Pekln.
• En 1861 comienza la aventura mexicana de Luis Napoleón Bonapar-
te, que se prolongará hasta 1867.
• En 1862 -Francia se apodera de la penfnsula de lndochlna.
• En 1863 rebelión en Japón contra la Intervención extranjera. Naves
de guerra de los EE.UU., Francia y Holanda bombardean Kagoshima;
luego desembarcan, participando en la represión del movimiento po·
pular.
• En 1864 Maximiliano de Austria es coronado Emperador de México.
La resultante de éstas y muchas otras acciones colonialistas se
· traduce de la siguiente manera:
22
El cuadro 5 puede ser expresado también asl: en 1862 el 29,4% del
planeta es dominio colonial; en 1~12 el porcentaJe asciende al82,3%
Entre tanto, en 1910·el 60% de los seres humanos viven bajo la opre·
sión colonial: 961 millones sobre 1.600 millones. Gran Bretana tiene
bajo su yugo directQ (repito: no se considera la sujeción Indirecta y di·
simulada) nada menos que a 421 millones de indivlduos12.
Observemos ahora en qué medida los distintos continentes, exclui-
da Europa, son victimas del colonial ismo.
Los números dicen que en la pti mefa mitad del siglo XIX la renta na-
cional crece en la Gran Bretana a un promedio anual del1,5% ; en la' se-
gunda mitad de la centuria el promedio se eleva a 3,3%. Esto indica
que en la década de·l so·comienza u·n tiempo en que la acción combi·
nada de distintos factores determina un vertiginoso crecimiento de
24
Finalmente, el ferrocarril permite audaces y .rapil'lescas especula·
ciones de bolsa a quienes dirigen las compai"'las ferroviarias. Permite
el tráfico de concesiones obtenidas a favor de la buena voluntad-de
tal o cual ministro o presidente. En suma: el mundo moderno es im-
pensable tal como le conocemos sin la revolución en los transportes
que comenzó modestamente con el motor a vapor de Watt.
25
exportación monta í 165.862.402 y la parte de hilados y tejidos de al-
godón casi el 35%: í 10.351.049 y f. 46.903.7917, .
El algodón constituye la rama vital de la industria británica y delco-
mercio de exportación, y el que en el 60 tenga Inglaterra 30 millones
de husos, contra 6 de Franela, otro tanto de los EE.UU., un millón y me-
dio de Alemania e igual cifra de Rusia, le permite a aquélla duplicar
ese mismo ano el comercio exterior de Francia y casi triplicar el de
Alemania. El algodón es el corazón mismo del sistema capitalista bri-
tánico..
Ya sabemos que en 1880 la linea férrea de Liverpool a Manchester
se inaugura con un fin expreso: trasladar algodón norteamericano
desde el gran puerto a la gran ciudad industrial. Pero tres décadas
más tarde el camino de hierro se ve amenazado con el paro forzado,
puesto que la guerra civil en los EE.UU. acarrea una crisis catastrófi-
ca a la industria inglesa. Anotan Marx y Engels: "Francia, que por es-
ta causa (la guerra civil en los EE.UU.) pierde un mercado (los EE.UU.)
para sus productos, e Inglaterra. cuya industria está amenazada con
la ruina parcial'ocasionada por la paralización de la exportación de al-
godón procedente de los estados esclavistas, siguen el d.esarrollo de
la guerra civil en los EE.UU. con ferviente intensidad"18, Más tarde
agregarán: "Inglaterra hace frente hoy (1861), como hace quince
aflos19 a una catástrofe que amenaza sacudir la rafz misma de todo
su sistema económico". Siendo que el algodón es la materia prima de
la rama dominante de la industria inglesa, "de su manufactura depen-
de la subsistencia de una masa de gente mayor que el total de la . ·
población de Escocia y los dos tercios del actual número de habitan-
tes de lrlanda20.
26
terra sufrirla más por la imposibilidad de comprar cereal norteameri·
cano, de lo que sufrirla la Unión por la imposibilidad de venderlo" 21.
27
honor "de cualquier galanteador y gracioso" . Lo que no debe extrar"lar
-explica- porque esos burgueses agresivos, altaneros y ensoberbe·
cidos traen desde la cuna la mala semilla, como que sus padres
fueron " usureros y ladrones"23. Ló que es decir algo. Y decirlo quien
lo vela en su propia casa y con ojos de una agudeza poco frecuente.
A esa burguesla no le era indiferente nada de lo que pasara en cual-
quier sitio de la t ierra, sobre todo si ello implicaba alguna limitación a
su sed d·e mercados, de materias primas. y de al imentos. Su polltica
era mundial porque lo era el mercado que abarcaba. No reparará en
medios para ejercerla. Cuando deba recurrir a la agresión armada sin
salvar apariencias no trepidará en hacerlo , salvo cuando su propio
pueblo se lo impida ... Pero a veces lograba que otros pusieran la ca·
ra, gobernados esos otros - ¡desde .ruego!- p6r el guante ora blanco
ora de hierro de la diplomacia inglesa. Naturalmente, ocurrla que a ve-
ces no hacia falta disparar siquiera unos pocos tiros: ya antes de
Quevedo los mercaderes británicos sablan qué poderoso caballero es
Don Dinero.
En eso de dominar ellos tení.an artes varias; y hete aqur que se en-
cuentran con un Estado sudamericano que escapa a su manaza de
hierro y anda queriendo construir su destino con su sola voluntad. Se
trata del Paraguay, con el que han tenido sus más y sus men.os. Un
pals pequeflo, selvático y caluroso, que busca y parece haber en·
contrado un camino propio de desarrollo sin burgueses ingleses. Vale
la pena ver de cerca ese fenómeno que tanto escuece a ciertas gentes
de las lejanas y brumosas islas y a otras de la pretensiosa Atenas
del Plata. Que aqul también habla unos cuantos que andaban codí·
ciando al Paraguay y teniéndote miedo por el mal ejemplo que asten·
taba ante los pueblos de esta y de otras partes de América. Veamos
de qué se trata.
28
11. Insólito Paraguay
29
una fiesta campestre. Curiosamente, ·alfl están los ciudadanos que
han depuesto y sucedido al general. Y en medio de fragantes bos-
quecillos de naranjos "festoneados con lámparas variopintas" todos
disfrutan y nadie trasunta encono24. la historia explicará hecho tan
singular y más trascendente de lo que sugiere. Será necesario ir a hur-
garla retrocediendo en el t iempo.
30
chacra para sustentarse y lograr un cierto excedente para el cambio.
!.Os espal'loles no se vieron precisados a organizar grandes planta·
clones. Las producciones vernáculas no eran requeridas por el merca-
do mundial. En todo caso por Buenos Aires y por los portugueses del
Brasil. De ahl que adoptaran el sistema de chacra, familiar al indio
guaranf~ compatible con las condiciones de la demanda y apto para
vigílar de cerca a la mano de obra relativamente escasa que demanda-
ba 28. Las condiciones en que se desarrollaba la producción permi-
tieron que los indios encomendados trabajaran sólo un tercio del ano
para sus amos, y el resto para si mismos en los pueblos donde resi-
dlan bajo la dirección de sus jefes naturales, que actuaban como
mandatarios del poder espaflol29.
31
2. El peculiar desarrollo
32
yéndose en escollo formidable al desarrollo de fuerzas productivas
que no fueran las suyas propias. Dominarán las misiones el mercado
interno de la yerba mate,· su propio mercado de los treinta pueblos y la
exportación; por lo demás sus tierras y riquezas parecen ser mayores
que las de todos los demás habitantes juntos del Paraguay. Y cuando
el r&y ordena la expulsión, las pertenencias de los. jesuitas pasan a
ser propiedad. real. Queda un vacio inmenso y nadie lo ocupa; pero en
cambio la propiedad estatal vése gigantescamente acrecida. El Esta·
do mantendrá esas tierras hasta que la Triple Alianza triunfante obli-
gue al gobierno tltere a enajenarlas. Entre tanto, en manos de Francia
y los López servirán para una polltica nacional. Será alentado el creci-
miento de una clase de campesinos pequei'los y medianos, a quienes
se íes entregará la tierra si no en formal propiedad, si en uso por lar-
gos ai'los y a muy bajo costo de arrendamiento. •
• Whi1e señala que por medio de las expropiaciones José Gaspar Rodríguez
de Francia realizó una verdadera reforma agraria. Los enemigos del autócrata
asuncei'lo vieron fracasados sus planes de derribarlo; muchos perdieron la ca·
beza, otros fueron a las prisiones y todos fueron privados de sus tierras. En
1840. cuando muere Francia, más de la mitad del Paraguay de la región cen· .
tral es propiedad del Estado (R.A. White. op. cit., pág. 90). Para Andrada e Sil·
va no hubo plan alguno de reforma agraria, si por ella entendemos una redis-
tribución metódica de la propiedad territoriaL Pero acepta que Francia re·
distribuyó la'tierra en usufructo, ya que no en propiedad (A. A. White, op. cit.,
págs. 199 y 2001.
34 Osear Creydt, op. cít., pág. 21.
35td., pág. 27.
33
3. La Impronta guerrera
34
dar_.
patl4tjytldoran a Velazco tanto que, aun· conociendo que ea goberna·
el sobrino y Ellzalde, a quienes detestan,·Jo disculpan"«>.
~nte los paraguayos amaban menos a Velazco de lo que
su~lelg~ano. Pero lo que Importa aqul es el anuncio d~l nivel que
habri de al~anzar el herofsmo paraguayo cuando la guerra de la Triple
Alianza. Anuncio que se' compone de una honda conciencia de na-
clona1ldad y .de saber pelear por ella. .
Al ~tallar la revolución de 1811, alimentada por una incipiente bur·
guatfa rural que comienza. a utilizar el trabajo libre asalariado (en
1803 se han ~uprimido las encomiendas), el gobernador Velazco y sus
pocos secuaces hispanos y espanolistas resuelven retirarse sin exce-
sivo dramatismo, optando en seguida por compartir con los jefes re-
cién advenidos las delicias de una fiesta campestre en la que todo$
comen los rico·s frutos de la tierra, como lo recuerda y lo pinta el ya
mentado Robertson en sus cartas sobre el Paraguay. La masa absolu-
tamente mayoritaria de campesinos libres disuade al general Velazco
de optar por otro camino: la sabe con escasa vocación de sostenerlo.
Y aquellos que le ven bien: obrajeros, grandes hacendados y acaso al·
gunos comerciantes, son lo suficientemente débiles como ~ara que
don Bernardo no se juegue estúpidamente la vida. De modo que el se·
1'\or gobernador se va a su casa, y al dla siguiente acepta los convites
que vienen a proponerle sus amistades.
4. Aparece Franela
Mitre le llama t irano más cruel y sangriento _.que los .de la anti·
güedad; el Dr. Molas, que fue su coterráneo y contemporáneo, le acu-
sará de mus ulmán, de hereje y de "atelsta", acaso porque cierta vez,
habiéndosela alterado demasiado la bilis, salió a los corredores de la
casa de gobierno y desafió al Sumo Pontlficé de Roma ..1. Con lo que
se ve que a don Gaspar Rodrlguez de Francia le construyeron una fa·
ma que ni Satán le envidiarla. Obsérvese cómo lo ve en 1811 Robert·
son: " El rostro( ...) era sombrlo y sus ojos negros muy penetrantes,
mientras que su cabello de azabache, peinado hacia atrás de una
frente atrevida, y colgando en bucles naturales sobre los hombros, le
daban aire digno que llamaba la atenclón" "2. El primer encuentro del
joven comerciante inglés con el futuro Dictador Perpetuo del Para·
guay fue amable. En el rancho (sic] de don Gaspar encontró Robert-
. son ho cráneos humanos ni pócimas diabólicas, nt hechiceras, ni In·
cubos, ni súcubos; halló -¡oh cruel desencanto!- " un globo astro-
nómico, un gran telescopio y un teodolito..." 43 que Franela utilizaba
. .
40 Julio César Chavez, " Unitarios y federales en efParaguay", Buenos Aires,
Revista de Historia N° 2, 1952, pág. 106.
•~ Mariano A. Molas, " Descripción histór ica de la ant igua provint;:ia del Para·
~y", en La Revista de Buenos Aíres, Buenos Aires, marzo de 1866, t. IX, pág.
35
para.ind.agar en los misteri0s de la naturaleza, ya que no en los de Bel-
. cebú. ·Además la.bibliotecaJieo.e unos. trescientos volúmenes: "Habla
muchos l ibros sesudos de derecho; pocos ele ciencias experimenta-
les; algunos en francés -y en latln sobre literatura generé¡l, con los Ele·
mentos de Euclides .y alg.unos textos e.scolares de álgebra":". Enten-
dla el ·duei\0 de casa el fram:és y. " hacra.alguna ostentación de su .ta-
miliaridad con Voltaire, Rousseau y Volne~:. y asentra completamente
a la·teorfa.del último. Pero, más que todo, se enorgullecla de ser repu·
tado .al.gebrista y astrónomo" 45. Yagrega Robertson: "En el Paraguay,
con el conocimiento del francés, los Elementos de E.·uclides, las
ecuaclones,·la manera de servirse del teodolito, o con libros prohibi-
do's por el Vaticano, él era, en punto a saber, completa excepción a la
regla. generaf''.46. Más tarde, cuando el inglés debe viajar a Buenos
Aires, Francia Je .encargará ••un telescopio, una bomba de aire y una
máQtJina:eLéctrica':'47, eleme·ntos .Que traducen las aficiones de un " ti-
rano.'' de quien..AJ.be[di dijo:·" Sus ideas .eran las del· Dr. Moreno" 4B.
El Dr. Molas contrapone en los s iguientes términos los tiempos su-
puestamente idílicos previos a la.dictadura a los que sobrevjenen -con
ella; · ~ en tos ·pueblos de indios, haclan hilar los comerc iantes y otros
muchos. particulares, considerables arrobas d~ algodón, y lo reduclan
a lienzo. Pero·la insaciable·codic i.a y monopolio del Dí.ctador, privó
hasta de ese recurso a los habitantes de la República, y durante su
despótico gobierno, muchos de los comerciantes que antes maneja·
ban gruesos principales (sicj, se vieron reducidos a la mendicidad y
otros a hilar, para comer y vestir, porque no tenían en qué ocupar~
se" 49 .
Deplora. el Dr.. Molas ·el ocio a que son .obligados los ·individuos a
que alude, crel que se.vean.constrel\idos a trabajar en menesteres que
reputa bajos, .solo reservados a los indios; además, .contunde a toda
la nación ·paraguaya con esos pocos .ser")ores. Pero en lo que a ocios
at~ne, el senor Ange~ Just iniano Carranza, que anola al pie de pág ina
los dichos de Molas, notifi ca que. los.comerciantes. impedidos de co·
mer.cíar pronto ocuparon sus largas horas libres, o en todo caso su·
pieron. matizar las tareas medlcantes e hU adoras que deben practicar
cuando no les .queda más remedio: "No pocos. de ellos t1.1vieron que
dedk:ar.se al juego de-naipe, a causa de la par.alización del comercio y
de la.. industria, y sobrevino una· época de tanta ociosidad y, aburrí·
mie1i'to que se abuSó de él''. Aquí " él" .es el naipe; y el abuso que "de-
. .· ·:
•• Id.. pág .. 122.
45/d ., pág . 123.
46 'Jd .. pág. 124.
36
bieron" practicar los bostezantes y aburridísimos hombres de nego·
cios consistió en que "faltando el papel a ios "ba_rajerc;>s" para confec-
cionarlos, echaron mano a las librarlas particulares para reducirlas a
barajas! Asl se inutilizaron inmensas cantidades de libros, muchos
de ellos quizá. de un mérito subido. La biblioteca de los conventos fu_e
destruida por este proceder" so. De lo que es posible concluir que el
Dictador Perpetuo no. andaría errado .cuando le sacudla_ el polvo a tal
cual comerciante o .individuo a!)otanado, que de estos últimos no de·
.masiados se salvan de haber consentido la reducción a naipes c;le los
libros sin_ duda más sagrados que prc;>fanos de sus conventos. Asl re-
sulta comprensible que los n:-ayores denuestos contra don Gaspar
partan de los "barajaros"; y más tarde, de.los hermanos putativos de
éstos, precisamente los que acabaron por dem_oler el Paraguay tQdo
entero. Entre tanto, Francia cargará con el ~ambenito que le colgó
Mitre: ¡tirano más sangriento y_ ~n.ie~ que todos- los.. de: la
antig~edad., _.! Parece, algo excesivo, ¿no?
5. La dictadura perpetua ..
50 Id.. id.
~'Osear Creydt, op. cit., pág. 30.
52Pelham Horton Box. Los orlgenes de la guerra de fa Triple Alianza, Buenos
Aires. Ediciones Nízza•.1958, pág. 14.. . . · · ,·
37
afuera, esta última la más peligrOsa. La tarea no·es juego de ni nos, pe·
ro Francia la realiza con puntillosa prolijidad. •
Es lo que suele afirmarse, pero veamos los hechos. A partir del pri·
mer congre~o revolucionario realizado en ~unio de _1811 quedan definí·
dos cqmo prlncipallsimos objetivos nacionales: libre comercio, libre
navegación de los rfos hasta el mar y supresión del estanco de taba·
e~. Sobre estas bases negocia Francia con Buenos Afres el tratado
del ano XI que raciudad portena no cumple: la navegación paraguaya
es hostilizada, y el tabaco .gravado con un impuesto que contraria lo
pactado. Buenos Aires propónese someter al Paraguay mediante la
extorsión económica y encontrarli en tos caudillos del litoral inespe-
rados aliados que se suman al bloqueo53. El 8 de enero de· 1817 et go-
bierno de Buenos Aires prohibe la introducción de tabaco paraguayo
·y la provincia de Santa Fe resuelve embargar todos los productos de
esa procedencia. El mismo Artlgas participa -por razones tal vez
més disculpables- de la hostilización económica al régimen de don
Gaspar. En 1815 Informa a su Comisionado General en Misiones dón
Andrés Guacararf (Andresito) de "la contribución que se ha puesto a
los ganados que deban salir de la provincia de Corrientes (.. .) con el
objeto de que no tengan la franquicia que han gozado hasta hoy los
J:l8raguClyos de p~sarlos a su territorio" (futigas a Andresito, Paraná,
13·3-1815~.
· En 1814 Franela inténta crear vfnculos de comercio con Inglaterra:
encargar~ al mayor de los hermanos Robertson hacer las pertiñentes
gestiones en Londres, munido de muestras de la producción vernácu·
la; le pedirá que vaya y las exhiba ante el mismo parlamento británico.
Francia quiere un tratado de navegación y comercio.
En 1823 repite el Dictador la tentativa ante sir Woodbine Parish, mi·
nistro Inglés en Buenos Aires. Sus tentativas fracasan una y otra vez.
Buenos Aires lo somete a bloqueo y debe recluirse en su Paraguay
selv"ico y primitivo. No tiene otra salida, a menos de hipotecar la SO·
beranla de su patria. Francia no lo hará. labrará la Independencia po-
lltlca del Paraguay scbre una base segura y firme: la independencia
económica. Y además, falto de rentas abundantes que un escaso co·
mercio exterior es incapaz de proporcionarle, buscará dinero donde lo
hubiere. Se lo extraerá a la iglesia y a los ricachos; pero en lo funda·
mental construirá un régimen económico según las circunstancias lo
piden. Siempre con mano férrea.
El encierro del Paraguay por obra de· Buenos Aires -anota Alber·
di-, corresponde a la misma polltica que mantuvo el resto de las pro-
38
. vlncias argentinas en similar encierro: el deseo de monopolizar el co-
mercio e.xterior en el puerto Je la 'ex capital virreinal55. En esas cir·
ounstancias solo una mano férrea puede defender al pals de los apeti·
tos desm8$urados de Buenos Aires. Francia debe forzosamente apo-
. yarse. en las c lases que no tienen compromiso alguno con la clase
mercantil bonaerense: los ·artesanos, la clase media ruraf, el pueblo
campesino. Y por la fuerza de los hechos golpeará duramente a
quiiH'Ie$ de algun~ manera pudieran act uar como entregadores de la
soberanla; los mercaderes locales. Estos senores hallábanse a mer·
ced de sus corresponsales más ricos de Buenos Aires:· por carecer de
reservas de capital negociaban con dinero prestado en la ciudad por·
tel\a, a razón del 8% sobre la ganancia ae cada transacción comer·
. cial!56.
Gaspar Rodrlguez de Franela encierra al Paraguay porque es la úni·
ca manera de crearle una sól ida defensa. Los mercaderes portenos se
vengarán mandando a escribir su propia e interesada versión de la
historia paraguaya. Esto será antf)s de demolerlo a canonazos y de
acabar con gran Parte del pueblo paraguayo.
7. El l)lc11dor y la IGlesia
El encarnizado Dr. Molas relata:: "Suprimió las instituciones reli·
giosas, bien que sus individuos vlvl&n_ya una vida muy relajada; erijió
en cuarteles sus conventos, y aplicó sus temporalldades al Estado asl
como los fondos del Colegio Seminario, llnico establecimiento litera-
rio, en que blfm o mal, algo se aprendfa; privando en consecuencia los
'studios que se daban en él. . ."57, Privando, dice Molas y aclara el se·
l'tor Carranza, de latinidad, elementos de retórica, filo sofla, teologfa·
dogmática, moral y escolástica a los pobrecillos escolares que alll
m•ceraban sus cerebros58.
8. Política económica
40
más pobres, que por ai"'adidura son dotados gratuitamente de útiles
dé labranza y ganado. Este último proviene de una institución muy
singular: la "estancia de .la patria"; se trata de una explotación
agrlcola-ganadera estatal que allega rentas al erario público, propor·
cí01:1a trabajo a peones y campesinos, y elementos de labranza y gana·
do a las familias nativas que van siendo incorporadas a la producción
agraria .en caráctenie productores libres. De la "estancia de la patria"
sale la carne vacuna- que consume et ejército· y sa len cueros para la
exportación. 'Lits rentas que produce se obtienen "trabajando todos
en comunidad, cultivando las posesiones municipales como destina·
das al·bien público, y reduciendo nuestras necesidades, según la tey
de nuestro Divino Maestro Jesucristo". (Francia al delegado en ltapOa,
12 de junio .1823)65, dice ta·cartiHa que el gobierno distribuye entre el
pueb_lo para instruirlo sobre su politica.
· El sector estaral de·l a economla tiene una segunda rama : el comer·
do exteriol', casi tot-alménte· monopolizado. Evitase a si la salida in·
controlada. de cireolante monetario, asegurándose precios· justos a la
exportación y, sobretodo, los beneficios de ésta quedan en manos del
Estado, ·no de" comerciantes particulares. Los articulas ·importados
son vendidos·al pueblo y a .los ·revendedores por una casa comercial
de propiedad estatal. De los que se extraen · del pals el gobierno
controla con mayor celo las máderas ·y la yerba mate. A partir de 1846
esta última será monopolio· absoluto del gobierno: representaba más
de la mitad de la exportación. El historiador Horton Box describe este
régimen económico como ''socialismo de Estado". La apreciación
dista· de-ser correcta pero ejemplifica hasta dónde es insólito el fenó-
meno 'eConómico que constituye la economla paraguaya bajo la Die·
tadura Perpetua. Puede que sea más verdadero describirlo como in·
tento de capitalizar al Estado nacional conduciendo simultáneamen-
te un pr.oceso económico·politico tendiente a crear la burguesla rural.
la capitalizaci·ón del Estado servirá para que éste apoye con inver·
siones adecuadas la transformación burguesa del país. Todo aquello
que no está en condiciones de realizar el poco menos que inexistente
capital privado proponlase hacerlo Francia valiéndose del aparato es·
tatal. Y lo hará; en la medida de las limitadas posibilidades de un pals
extremadamente atrasado y bloqueado económicamente por sus ve-
cinos.·Lo hará, con un patriotismo y una devoción nacional que no hu·
biese posetdo una burguesla vernácula, que a la corta o a la larga
habrla sido controlada. por el comercio de Buenos Aires, que es como
deci-r por los comerciantes Ingleses que representaban lo sustancial
del gremio comercial portel"'o. Y todo ello -valga la insistencia- con
vecinos molestos y no pocas veces hostiles: un Brasil esclavista y
una Argen.t ina. que se debate en guerras civiles.
:. Francia actüa·guiado no .por teorías sino por aquel lo que descubre
como lo más adecuado .para su pueblo; pero debe advert irse que su
acción se .inscribe en circunstancias objetivas nacionales extremada·
mente favorables, como lo son la peculiar constih.¡ción socio·
económica del Paraguay que antes hemos descripto; la existencia de
65 Id,, id.
41
una relación de clases que hace posible su acción. De no haber sido
· as! Francia hubiera fracasado, y el encuentro de su pensamiento con
una realidad distinta habrfa devenido una tir'anra más. .
Don Gaspar es un jefe de pueblos en la más noble acepción de la
palabra. En 1826, frente a la devastación ocasionada por la langosta ·
en los sembradíos, aconseja sembrar por segunda vez; sabe que la
doble siembra anual es una práctica de los antiguo~ guaranles. Ahora
está olvidada, es cierto, pero él debe recordársela a su pueblo, del qwe
se si~nte maestro y consejero. El éxito es total y el pals se salva de
una crisis alimentarial!l6. Dispone que se dé tierra, ganado y aperos;
elimina el diezmo eclesiástico y rebaja los impuestos pero también
aconseja y alecciona: es el hombre más · instruido del Paraguay1 el
más conocedor d& las ciencias de su tiempo, el frecuentador -de Vol-
taire ...
Por indicación suya los cultivos se diversifican ; en pocos anos el
pafs cosecha arroz, malz y legumbres de distintas especies. En 1833
sus desvelos tienen el premio de una cosecha extraordinaria: el Para·
guay deja de ser vulnerable a la violencia económica de sus vecinos;
se ha recluido en sus selvas, en si mismo, pero resuelve con éxito las
tareas inherentes a la forzada autarqula económica, necesaria para
preservar su soberanfa.
Francia estimula la producción artesanal y vela porque se exporte
algo más que materia prima; prohibirá la extracción de cueros en pé-
lo: tendrán que serlo curtidos. Está sacando partido del monopolio
paraguayo del taníno67.
su· celo por reducir la burocracia a veces raya en el absurdo; sobre
sus espaldas carga las tareas más inverosfmiles, Incompatibles en
apariencia con la condición de jefe supremo del Estado. Ahorra centa·
vo sobre centavo: el ganado engorda bajo la mirada del amo experto
Donde puede evitar un sueldo lo evita y a si mismo se lo rebaja. No tf
un gesto derT)agógico. Es pobre, vive pobre y al morir no se .le det·
cubren bienes. La patria es su interés personal en el més alto orado./.
los ricachos de antes no les mezquina prisiones y otras delicias por er
estilo. Impide que en su derredor broten nuevos ricos y burócratas in•
solentes y ensoberbecidos. Maneja los asuntosdel gobierno a su \'olun·
tad y comete excesos e injusticias, Pero nunca atenta contra las ba·
ses del régimen que está construyendo con pleno apoyo popular. Sus
violencias no se ejercen contra el pueblo. .
Se habrá advertido que este modo de conducir los negociO$ del E.s-
tado deja escaso o ningún lugar para el desarrollo de una burgueala
mercantil .urbana. Todo estimula el creéer y fortalecerse de la inCl·
piente burguesra rural, clase fundamental entre todas ras que apoyan
el régimen·de Francia. Y asf, en esa singular sociedad que se va cona·
truyendo bajo la gula del Dictador Perpet~o vense preparandó l~s- r·aa·
gos que harán del Paraguay, t ierra execrada para algunos, pero tierra
de un hcmbre nuevo, el algún dla increfble soldado de Solano López.
En el fondo todo es muy s~ncillo: el pueblo va adquiriendo conciencia
42
~ q~e construye una patria para sf mismo. E intuye o acaso sabe que
ese austero e Implacable Francia' tiene estíma por la gente humilde.
Ya el 2 de agosto de 1813 y por la pluma de don Gaspar la Junta Na·
ciontJI indica a los Cabildos que los elegidos para el Congreso que
habrá de realizarse un ano más tarde deben poseef cualidades que
"no penden del calzado ni de otros adornos externos, porque ellos no
tienen la menor conexión con las circunstancias que constituyen el
carácter de un hombre de bl~n y de un honrado patriota"68. Y en 1838
lnstruy_, el Dictador a su delegado Olimpo " que nunca se entregan ni
deben entregarse los desertores, o fugitivos, sean libres o esclavos
q~ pasan de un Estado a otro igualmente Soberano e independiente
como es el Paragu~y. y asl es que jamás se han ent regado los deser-
tores y esclavos que han venido huidos de entre los portugueses ... " 69.
Todo e$c!avo, por el solo hecho de pisar tief'ra guaranl, deviene
hombre libre. ¡Inquietante para los vecinos esclavistas!
. En cuanto a instrucción p(Jblica, son elocuentes las palabras que
desde ltapúa escribe el sabio francés Gransir a Humboldt, el10 de se-
tiembre de 1824: "casi todos los habltantes.saben leer y escribir"7o.
Diez aftos más tarde el gobierno asigna un sueldo mensual de seis pe-
sos fuertes a 140 maestros que en la campana ensenan a cincuenta
mil nil'los. Pero la retribución no se limita a dinero: se les provee de ro-
pas, etc.11. Con lo que vamos viendo que bajo el régimen del Dictador
Perpetu9 distan mucho de ser las cosas tan oscuras como lo quieren
sus detractores,
43
más un aditamento de celo patriótico de que hubiera carecido la clase
mercantil en las condiciones paraguayas?
Don Gaspar gobernó sin Poder legislativo,: en lo que se advierte
más que su disposición personal a hacerlo el carácter.embrionario de
la burguesía rural y en general. ·la fa lta · t~e burguesfa en · esa :tierra
guaranr atrasada y mediterránea. Gobernó sin Congreso porque esta-
ban dadas las condiciones: sus crlticos liberales se lo reprochan.
Ellos prefieren ignorar la~ ficciones que contemporáneamente se
ejerc.en en la Argentina y el Brasil. por ejemplo. En ·la primera. con
elecciones sin pueblo y con violencia; en el segundo con millones de
esclavos; en ambos, Congresos que no son más.que huecas formali-
dades. Francia no es hombre de mantener ficciones; pudo haber:las
fabricado mas prefiri·ó no hacer befa de sr mismo y del pueblo. Empe·-
ro, en su tierra hubo paz en los muchos años que aqul nos despedaza-
mos, y por cierto que no hubo esclavos, lo que parece imperdonable
para algunos. Y el pals avanzó y a don Gaspar no .le fue perdonado: ni
en su tumba le dejaron reposar tranquilo. Unas manos que quisieron
ser vengadoras humillaron sus huesos arrojándolos vaya a saberse
en qué oscuro rincón. Pero alli donde estén deben haber1rutecido en
ricas mieses y frutos generosos. Gaspar Rodrlguez de Francia siguió
con vida después de muerto; Carlos Antonio López prosiguió su derro-
tero y Francisco Solano López quiso llevarlo a !iltas cumbres. Pero el
trueno y el rayo se abatieron sobre la tierra guaran• y sobrevino una
negra noche de matanza y horror. · · · ··
10. El sucesor
44
ingeniero. constructor naval, varios ingenieros subordinados, un
contramaestre para cada taller y de 200 a 250 obreros y aprendices76.
El capitat es del gobiernoydos años después, en.su "Mensaje" ante
et Congreso, López ·anuncia: "Se está preparando la construcción de
etros vapores.para que el Arsenal esté siempre ocupado. Al efecto, se
ha mandado comprar en Europa y ya se halla en este puerto, el núme·
ro de máquinas que por ahora se considera bastante para facilitar la
navegación de nuestros rlos con \'apores ..." El 2 de julio es botado el
vapor lporá de226 toneladas, lntegramente construido en los astille·
ros 'de Asunción. ·
La flota fluvial y de ultramar alcanza a 11 buques de vapor y unos 50
veleros77. Paraguay avanza. Construye ferrocarriles, telégrafos, fábri·
cas de pólvora, papel, loza, azufre y tintas. En el "Mensaje" al Congre-
so de 1857, López notifica que en el Chaco se extrae salitre y seexplo·
tan. caleras; .también hay alll obrajes.de maderas y de artlculos de lo-
za. El presidente contrata técnicos extranjeros para dirigir y organizar
las emp(esas de capital estatel. El ingeniero inglés James Parklns.on
recibe el encargo de. construir el camino de hierro entre Asunción y
Paraguarí: 72 kilómetros. La vla a Trinidad es planeada y dirigida por
el Ingeniera Pablo Thompson; se inaugura en 1861. Un técnico alemán
instala el telégrafo, y asl podrlamos seguir,
46
. " Fuera ~el interés que la Soberana de una gran nación OCMnerdal
tiene por todo aquello que tienda 'al desenvolvimiento det comercio,
su . Majestad recibirá con sincero placer el anunoro del feliz: flh de
vuestras Oltimas discusiones con e~ Brasil.
"La posición de este lmperlo,limltrofe de todos los Estados del Pla·
ta y sus afluentes, y banado por los mismos rfos, sus grandes recur-
sos y su riqueza le aseguran una influencia sobre los·destinos de sus
vecinos.
"Las bien conocidas virtudes y la sabidurla de su Emperador, son
suficiente garantra que durante su reinado, que felizmente dentro del
orden natural de las cosas podrá ser largo, la influencia de su polltioa
será justa, saludable y benigna"B2.
Extratlas palabras: alaban a un soberano que no es propio; pero
desnudan la verdad más Intima de los hechos: Brasil es la mano mis·
m a de Inglaterra en esta área del globo. Libre navegación para los bar·
cos del Emperador implica libre circulación para las mercanolas britá·
nicas. Christie no anda con rodeos. Cuando elogia al Brasil y a su SO·
berano, y expresa el beneplácito por el arreglo de las cuestiones pen·
dientes, tUme el pensamiento puesto en la lejana Albión. Alll arribarén
los mayores beneficios. Pero el diálogo cordial dura poco: habrá
conflicto. En 1855 el gobierno paraguayo habfa .aptacado loslmpetua
del almirante ,!:lraslleno Pedro Ferreira, que al frente de una escuadra
venia con fines intimidatorios. Antes, en 1850, desalojaba a los brasi-
lel'tos del fuerte de Fecho de Morros, ilegalmente construido en
tierras paraguayas. En 1859 defiende la dignidad nacional frente a los
EE.UU., por más que los yanquis mandan 18 barcos de guerra. Ahora
enfrentará a Inglaterra con dignidad y valen tia. El motivo visible del li-
tigio se tlama Santiago Cánstatt, complicado en un complot contra el
presidente López que se descubre en febrero de 1859. Canstatt es na·
cldo en el Uruguay, pero de padre o abuelo Inglés. Irá a prisión y deSde
-atll solicitará la ayuda del cónsul Henderson de S.M.B. Henderson pi·
de por Canstatt y aún pide más: una indemnización " por sus padecl·
mlentos personales" . Se suscita una polémica y Henderson acabar6
reclamando una reparación del Paraguay por "falta de respeto el Go-
bierno de Su Majestad". López replica dándoles los pasaportes.y de
las córteslas·verbales ya hemos pasado a unas vfsperas de violencia.
Entre tanto Francisco Solano viaja a Buenos Aires donde actúa exito-
samente dé mediador entre Urquiza y la ciudad portena. Cuando zarpa
de retorno en el " Tacuarf" , en aguas argentlnits barcos de guerra
ingleses agreden a canonazos a la nave paraguaya. El almirante
inglés Lushington, no satisfecho con el doble desafuero, anuncia que
su escuadra de catorce barcos de guerra y dos mil hombrea de desem-
barco atacará el Paraguay. E118 de diciembre Solano López denuncia
el hecho a los respectivos ministros de Relaciones Exteriores (je la
Confed~ración y de Buenos Aires. Al de esta última -Carla$ Teje·
dor- cabe la obligación de protestar.severamente por Ja violación de
las aguas territoriales. No lo hace. La ruptura entre Inglaterra y Para-
guay prosigue, aunque este último se esfuerza por reanudar las rela-
'· ,.
48
hostilidad alguna. Ciertos hechos surgl_d os en .el Pla1a -que más
adelante veremos- habran mostrado ·a lord John Russe!l que era po-
sible prescindir de enviar la escuadra. Y que Inglaterra querla propinar
una lecció.n al Paraguay lo dice bien a las claras -el' as~nt.o .Cahst'att,
problema a.rtificial, inventado para dar pretextos a uria intervención .
Esa h~cción, como escomprensible, versarla sobre. las· ventaias del
libre cambio y la libre Introducción de sujetos y mercanclas británfca·s
en fa tierra guaraní. Pero Inglaterra la daría por medio.de terceros, es-
condiendo ta mano. · · · · ·· . · ·
49
anual; en el Plata el 12 %. Los créditos comerciales entre el 18 y el
~%~~~ . .
En lo que atafle a_ la exportación, los derechos oscilan entre el 5o/o
y el 20 %. La tasa más baja correspon~e a I_Qs cueros curtidos, mate-
ria prima y mano de obra vernáculas. El tabaco paga el15% pero los
cigarrillos -que han Incorporado al tabaco mano de obra- están
exentos de todo gravamen89.
Para ejemplificar la compos.ición d!i~ los ingresos del gobierno para-
guayo, 01.1 Gratty da en la página 1511a siguiente tabla correspondien-
te a 1857: ·
Producto de la venta de yerba mate y produc-
tos de· los establecimientos rurales del Esta-
do (estancias de la patria).................. francos 8.161.323
Derechos de Aduana, locación de tierras
públicas, etc. . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . francos 4.280.000
Total en francos 12.441.323
50
La estad lstica es elocuente: hay saldo negativo solo en ·1852; por IQ
demás, la calda de los valores en 1~0 se !1ebe a la mala cosecha de
tabaco. Veamos cómo se componen en· ese ano los distintos rubros
del comercio exterior. ·
51
·ápréndari lo iliher~nte a la cultura y la; ciencia contemporáneas. Se
'queja de que, a excepción de lópez, "nadie posee ni siquiera una for-
·tuna moderada"; que k>s derechos dé 'importaéi.ón son enormes, lo
que perjudica -ni hace falta decirlo- la introducción de·mércan clas
del exterior, y luego hasta finalizar prosigue la oscurfsima pintura del
estado de cosas, c·argadá de subestimación por el pueble y por la ca·
· pacidad del ejército. López es presentado como un sátiro ante cuyos
requerimientos no hay jovencita que arriesgue una negativa91. El mi-
nistro·.de los EE.UU. en Asunción describe el estado de ánimo de
Thornfon al momento de abandonar la ciudad: ·~ el Paraguay estaba
representado como la Abisin ia y López como el rey Teodoro·. Un 'des-
potismo implantado de este modo, era un obstáculo en el camino de
la civilización. l'nsignlficánte en si mism6, el Paraguay podla impedir
el_desarrollo y progreso dé.t~gs sus v~_irws. Su existencia era. noci-
vaysu exlinción como .nacionalídad o lá calda de la familia rein.ante
debla ser provee/'losa para s.u propio pueblo como también para todo
e/ mund_o''92. El testimonio del ministro. Washburn -rigurosamente
exacto, puesto que los hechos po~ter iores lo confirmarán- permite
algunas reflexíones: a) Un obstáculo a la civilización en general es ob-
vio que debe ser barrido; b) Nadie mejor que sus vecinos -en aparien-
cia los más amenazados y perjudicados- para destrozar el camino;
e) La extinción del Paraguay como na~lonaJidao -es afirmación ro-
tunda de Thornton a estar el testlmonio.de Washburn- debe ser eje-
cutada, ya qu~ pareciefa que no sólo el. Paraguay de López es
:~ oocivo " sino ei Paragúay a. secas. Luego, ¿9ómo dejar de colaborar
area? ¿Cómo p~rmanecer al rnargen Inglaterra, sien-
en tan civ.ilizad.a t_
do "que la Sobe~~na -la reina Victoria- d~ tina gran nación comer-
qial tiene Qnterés.).por todo. aq uel ~o Q~ ,tíendaal desenvolyir:niento del
come.rci.o.:.:?~3 · . . •. . ·. . .. . .
52
sente interrumpen la navegación pacifica de esas aguas''9ot. Dos anos
antes, el 31 de octubre de 1840, el mililstro Palmerston hablase dlrigi•
do al dictador Francia del Paraguay (ya muerto para esa fecha• intere·
sándose por e• comerciante ingfés Richard Bannister Hughea. Este úf·
timo dejará escrito en sus memorias: "La apertura de loa puertas det
Paraguay al. comercio exterior es una nueva era en la historia de Sud
América, un hecho de trascendental Importancia para etmundoente•
ro95. ¡Caramba, el hombre estaba entusiasmado! Y al ladosuyo'81 mi·
nistro de S. M. En 1845 los comerciantes .de Liverpool hacen dos pre-
sentaciones ante la Cámara de los lores seftalando las póSíbiliCiades
"fantásticas que se les abrlrlan- si se les Jranq~earan los rlos argeati~
nos hasta el. Paraguay96. Ahora el entusiasta ya no es un individuo si·
no una corporación entera de comerciantes. Y si para la década del40
andan los ingleses tan apurados por colarse en el Plata y remontarlo y
penetrar en el Paraguay, ·en la de1.60 están echando· chispas: deben
vender productos de so industria y procurarse cada•vez mu matedas
primas. "J alimentos~ Y en Paraguay hay-algodón•.•·¡SIJo sebr' Mistar
Edward Thornton! · ': ·· · <·
En su ·~tvtensaje" de 1849 habla dicho el viejo. López: "El algodón es
otra producción que debe formar un articulo importante de exporta·
ción. El algodón .parag~ayo tiene .las tres condJclones .que ros fabri~
cantes exigen del algodon: largo, fino y fuerte"97. Trece anos más tar·
de escribe Du Gratty: "El algodonero crece admirablemente en el Pa~
raguay y, puede decirse, espontáneamente. Devendrá; si se lo planta,
masivamente; objeto de un importante comercio, ya que da, en gran
cantidad, algodón de la mejor calidad baJo todos los aspectos; pero,
actualmente. su cultivo se limita a unas pocas plantas que cada fami-
lia planta para sus necesidades~'98..
Palabras propicias a acrecentar el interés. por el Paraguay en mo-
mentos en que ha dejado de afJuir la codiciada materia prima de tos
EE.UU. Por atladidura agrega Ou Gratty -su obra fue pubUcada en
Londres- que el gobierno paraguayo ha tomado .medidas para alen·
tar el cultivo de la fibra t.extll, .comprendiendo lo favorable-del momen·
to: la guerra civil en Norteamérica; Finalmente -Y esto no son dichos
de Ou Gratty sino hechos- López le-envfa al. rey-de Prusla 6.000 libras
de yerba mate: quiere imponer su uso en el ejército prusiano. Al eón-·
sul paraguayo en Parrs. l..udovicoTenré, le despacha 1-.500 llbrasde
algodón. Ocurre en 1863 y se treta de una.muestra; Pero el mismo atlo
envfa a John Alfred Blyth de Gran Bretana -13:fardos de algodón y
otros 14 van a Antuerpia consignados a Alfredo Ou Gratty. Por vez prl·
mera el algodón paraguayo llega a Londres. Llverpool y El Havre.las .
partidas son pequeflas pero seftalan un camiM, una ruta propia don·
13
de e$t6n e)(cluidos los comerciantes particulares, al menos del lado
paraguayo. No le será perdonado a Solano López.
El joven presidente trata de mejorar los métodos para la explota·
ctóo de la fibra. De Nueva York se hace .mandar máquinas; con ellas
simientes de alta calldád. El 3 de febrero de 1864 son embarcados en
el "Candace" una prensa y dos desmotadoras. El mismo ano llegan
de Londres dos méquina$ enviadas por la "Cotton Suply Assocfation"
de Manehester. En el fntetin el cónsul en Francia, bien impresionado
por las muestras de la fibra propone se la truequen por tejidos trance·
ses. Ademés pide muestras de maderas y tabacos. A mediados de
1864 el algodón paraguayo se cotiza en El Havre.
Francisco Solano es hombre de ojo largo y vista aguda. Trabaja pa·
ra el manan a. Contrata en Europa técnicOs y clentfficos; a los mejores
estudiantes de su patria los beca y los manda al viejo mundo. Trae a
Char4es Twite de la "Royal schoolof mines of Great ·Brltain'': le encar·
ga ·levantar un mapa mineralógico de la repcmlicaee. Mister Thornton
frunce la nariz y olvida relatar todo esto; También olvida que en orden
a Instrucción pública el pals no va a la zaga de sus vecinos. En el
"Mensaje" de. 1857 Carlos Antonio Informa que funcionan 408 es·
cuelas con 16.755 alumnos. Cinco anos més tarde hay 435 escuelas
con 25.000 alumnos. Entre t anto aqul bajo el gobierno de Mitre, el mi·
nlstro del ramo informa que 25.000 nlnos reciben instrucción escolar.
Los jefes y oficiales de la Triple Alianza comprueban que el soldado
guaranf sabe leer y es~riblr100, ~na vez m~: ¡Insólito Paraguay! Me·
nos bá.r baro de lo que quieren sus enemigos. Las siguientes palabras
escritas en 1864 a Solano López lo certifican : "V. E. se halla bajo
muchos aspectos en condiciones més favorables que las nuestras, a
la cabeza de un pueblo tranquilo y laborioso que se va engrandecien-
do pot la paz, y llamando en este sentido la aten9ión del mundo; con
medios poderosos de gobierno, que saca de esa misma situación pa-
cfflc•; respetado y estimado por todos los vecinos que cultivan con él
reJaciones proficuas de comercio; su polltica está trazada de antema·
no y su tarea es tal vez més fácil que la nuestra en estas reglones te m.
pestuosas, pues como lO ha dicho muy bien un periódico inglés de es-
ta ciudad, V. E. es el Leopoldo de estas reglones, cuyos vapores su-
ben y bajan los rfos superiores enarbolando la bandera pacifica del
comercio y cuya posición será tanto más alta y respetable cuando se
normalice ese modo de ser en estos paises ... "101 .
¿Qué más agregar a este panegfrico, a esta loa a la paz y a la pros-
peridad del vecino, sino el nombre del autor? Se llama Bartolomé
Mitre. .. ·
La guerra contra el Paraguay, aunque Inscripta en una causa deter·
mlnante reconoce razones múltiples que para los aliados pueden ser
fundamentales, sin perj uicio de estar condicionadas a la mayor y de·
clslva: lá del amo ultramarino. Conviene ahora ex~mlnar a los tres
· 54
conjurados en 1a Triple Alianza. Comen~remos por el $tasll. e.s· ~n v•
cino siem~re agresivo, ambicioso de tierra y casa ajena, y ejecutor del.
hecho que llevó al Paraguáya la.guerra; la invasión al Uruguay, la co·
dictada antigua provincia Cisplatina del Imperio que siempre anora-
ron los )efes de la monarqula esclavista.
•
lit ,¿ Brasil de los brasileños •.. ?·
': , : ¡ ", ! : ,
102 Mlchaet G. Muthatl, The Englísh in South America. Buenos Aires. tmpr. The
·stancletd, pag. 14.
103 A ti lío Garcla Mellid, op. cit .• pág. 410.
Lisboa" le not ifica al Embajadon:ie S . M. " en :esa corte··:·": .• S& inicro
un inlercart'll:,lio entre los portugueses y· los espaf'loles del Rio de la
Pfafa (:.. ) y·se fomentó y alentó por la -baratura con que los espafloles
• se-abasleclan de productos ingleses·enviados de.Lisboa en-las flotas
de Rlo·de Jáneirb; y desde all l transportados por mar a !a Nova Colom·
bia de Sacrament o. adonde acudfan' IOs.-t!Spanoles a adqui rir estos ar·
. tículos que eran pagados eri m:etálico, fetornando a Lisboa con ~a flo·
· ta de Río, que en sü mayor parte, puede deCirse; se concentr.aba en
Inglaterra 104. Af'los antes; en H61, Jos retornos en metálico desde
Sacr amen to se elevan a custro millones .de tr-uz.ados plata. Brasil es
un ·gran ·me·rcado para Inglaterra y· Coloni a, lusitana en los papeles
-cuar'ldC' no la retomaban los espanoi&S-.una cuna inglesa metida
·en el Ala de la Plata. Lo demás lo hacia la baratura-de las-mercanctas
brit·ánioas. mas fuertes que la legislación colonial hispana; De ahí que
cabe suponer que cuando Pedro de Ceballos toma Colonia er) 111Z·no
se . espanta· demas iado pot .hane·r encontrado \ .:enorme· cantidad de
· merc'ancias fnglesas a la espera del contrabando que fuera i'nternén-
dola"105. No hay nada nuevo ni oculto; los ingleses van controlando
cada veZ. más el comercio \Jiframarino del Brasil y la'. misma economfa
dét' !>aisJ No es excepción Brant Brothers de Goyas; que ·en .. 1776
emplea más de 600 esclavos en sus lavaderos de dia'mante106. Por eso
cuando el virrey Amat del Perú advierte a su soberano no es porque ha .
·visto fan1asmas: éuidado ~te dice- -con los "enemigos portugueses
-que se ·han aliado con Jnglatérra, bajo·cuya protección han cometido y
cometen-d iver~ás ·maqUinaciones e in'So lencias. .. "107~ . .
60
-la ·nerra'tlruguay~ . No faltará:el .jefezuelo oriental:dispuesto a secun·
dar s.us.planes. . · · ·. ·: : ·
El Imperio -explica Alberdi- está urgido de tierras aptas para el
culthto de cereales y, la crianza de ganado. Necesita carne fresca y no
quiere padecer como Cuba, que por carecer de ella debe adq uirl-r car·
ne seca a 1ós sáladeristas.de.hr Argentina. Brasil se regocija -gas.t ro·
nómicamente hablando~ con las andanzas de caballeros como el
Barón de Jacuhy; se regocijan sus clases d'irigentes, desde luego: los
negros comen tasajo. Y.agrega.Aiberdi.que sí en. el ~rasil. hay hambre
ello es atribuible " a la sed de ganancias de sus grandes propietarios.
que son duei'IOs de los ·cuatro quintos de su sueto: En vez de con-
sagrar una parte al cultivo de cereales y a la crianza de ganado, lo
destinan todo a producir azúcar, tabaco, café y té, que los enriquece a
expensas del pueblo que se muere de hambre. Esa cultura de lujo pa-
ra unos pocos, y de ·ruina para la generaltdad, hace:al Brasil trlb~ta.rio,
en productos necesarios a su subsistencia, de tos ~E. UU ., de le Euro-
pa misma, pero. sob.re t.odo dei.Estado del Urugüil,y; que es su d~spen
sa o almacén de vlveres (.:.}Su gobierno halla'más.cómodo conquis-
tar los paises vecinos para producir, que obligar ~- sus grande$ pro·
pietarios a dejar la cultura que los enriquece, po~ otras más .~&:Atajo·
sas para el pueblo... " 126. ·
A las exactas razones que aduce Alberdl debe agregarse q'Ue los
esclavos negros constituyen el gran mercado interno para la carne sa-
·lada; que la mayor parte de los saladeros están radicados en · Rlo
Grande y que el negoc io será negocio en la medida que no cese la pro·
visión.de.ganado. Finalmente, la colonización en el tórrido ctlma bra·
silefto· fracasa por aquellos tiempos: el hombre europeo.no soporta el
clima. Los arres de .la ex Císplatina son más propicios: Incluso para
los esclavos. que. huyen del &-asil en busca de libertad. Pero perder
esclavos cuandoha·cesado el tráfico negrero es ·pésimo negocio. Ma-
no : de obra indispénsable en las grandes plantaciones, sin ellos
podrla sobrevenir si no la ruina total una formidable cr.isis:.Y ahi-está
el Estado Oriental , alentando con su sola vecindad las esperarizás'de
los pobres Infelices. Ahl está y es un pequei'\o pals con escasos habt·
tantes . ¿Por qué no hacer de él una dependencia de. Alo·-Grande? :
12e Junior Caio Prado, Hls~ori• económica d•l BrB$il, Bu,nos AlrJ&, Futuro,
196(), pág. 115.
62
pet\ó en concitar a los extranjeros y a los naturales en contra nuestra,
y viendo que; salfamos airosos, propuso un tratado comercial y ame·
nazó·con pedir sus pasaportes si no se le aceptaba'.'129. El casi mons-
truoso ser ·que desc ribe sir Charles es nada menos que Pereira Leal,
representante diplomático del Brasil en el Paraguay. El senor Pereira
y sus amos de San Cristobal tienen la prt)tensión de hacer del Para-
guay coto exclusivo del Emperador.
En 1849 don Carlos Antonio López habla e"presado en su Mensaje
al Congreso la importancia que tenia para el Brasil ia navegación del
rlo Paraguay: " ...en cuanto a los (beneficios. L. P.} que el comercio
pierde por la clausura indefinida de la n~vegac!ón del P¡araguay hast a
las posesiones brasllet\as, no pueden conJiderars' de menor impor·
tanela (que los que se derivarian de la navegación ·ael rto Bermejo.
l,.P.), porque, aunque la población de la provincia brasllefta de Mato
Grosso no sea muy numerosa, sin embargo su oro, sus diamantes y
sus inestimables producciones en mulas hasta filio de Janeiro "
emplean más de seis meses, hacen de la navegación del Paragt,Jay un
obj~o de anhelo y de casi seguro lucro''130. .
Pero anos después, cuando el presidente lópez concede der~os
al Brasil por su condición de ribere"o para acceder llbre.,ente al Mat-
to Grosso, los caballeros del Imperio establecen alll un RUerto franco
y le adjudican a lnglaterr, privilegios especiales para ·n&vegar por
aguas paraguayas: están transfiriendo un derecho intransferible. Y
ello ocurrla en 1857131. L.o que demuestra que la anhelada navegación
y el casi seguro lucro de que hablaba lópez iban a ser aproveohadós
por ingleses más que por brasilenos. La hostilidad de Pereira t...eal pa-
ra con sir Charles era perfectamente Inútil. En la puja de intereses
triunfar/a el Impetuoso y agresivo león británico .
Lo de agresivo no es una frase. El último dla de 1862, ~caece a vist'
y paciencia de la fortaleza de Rlo un incidente extremad._mente grave:
la escuadra de guerra inglesa aprehende cinco navlos brasileflos; lo
hace par orden del ministro W. D. Christle (ya le hemos mencionado
abogando en el Paraguay en favor del Brasil). Sucede que ha sido sa-
queada la fragata inglesa "Prince of Wales" naufragada en la costa
de Alo Grande do Sul; sucede igu-lmente que un par de oficiales
embriagados de la fragata " Forte" de Su Graciosa MajestadiSritánica
han sido arrestados por desacato a la autoridad brasilet\af32_Y el se·
t\or ministro Christie representa a un amo de esca¡as y rabiosas pul·
gas. De modo que a ejercer la violencia; que el lacayo no olvide hasta
dónde llegan sus derechos.
Habrá rupturas de relaciones entre Inglaterra y Brasil hasta 1865,
cuando el seflor Edward .T hornton, ministro hasta ese momento en
Buenos Aires, será enviado a la tienda de campana del Emperador pa-
ra exp"'sar los deseos de S. M. B. de re~nu(tar las relaci~nes dlplomá·
66
IV. Flores al Uruguay
67
gar a Francia e Inglaterra su intervención en los asuntos del Alo de la
Plata; irá munido de un célebre documento que lleva precisamente el
nombre de Memorándum del Vizconde de AbrantesH·C. Este caballero
fue desairado, tal como correspondla, y las potencias a que él recurrió
resolvieron intervenir prescindiendo de los servicios del Brllsil: Su Ma-
jestad el Emperador no tendrla vela en el entierro del Uruguay.
Tras distintas alternativas llegamos al 25 de diciembre de 1850 en
que Brasil y Paraguay firman un tratado en cuyo articulo 14 se lee: am-
bos paJses "coadyuvarán a mantener .la independencia de la Banda
Oriental del Uruguay"145_A partir de ese momento, al pals guaranl no
podla serie indiferente lo que pasara en la tierra charrúa, supuesto
que al margen de los tratados no existieran otra razones -que las ha·
bla, y muy ~erosas - para Impedir que el Brasil llegara a controlar
el acceso al rlo Paraná y por éste al rio Paraguay.
Anos más tarde, el 2 de enero de 1859, flrmanse en Rlo tratados
entre el Imperio, la Confederación Argentina y el Estado Oriental, por
los cuales queda sancionado que este último será "Estado absoluta y
perpetuamente neutral entre el Imperio del Brasil y la Confederación
Argentina", en tanto que los otros dos convienen en prometer que en
sus respectivos territorios no se· admitirán trabajos subversivos
contra fa ·nacionalidad oriental146.
En suma, que el Uruguay es reconocido como Estado independien·
te, condición ésta que garantizan Brasil, Argentina y Paraguay, y por
anadidura proclamase neutral en las disputas que pudieran sostener
sus dos poderosos vecinos, quienes prométense impedir trabajos
susceptibles de comprometer la nacionalidad y la independencia uru-
guaya.
68
tancias. El historia(:lor uruguayo Eduardo Acevedo nos anoticia que
en 1844 las cámaras aprueban un nuevo contrato de venta de de·
rechos de aduana a la sociedad de accionistas que los habla adquirí·
do el ano anterior. De ella forman parte varios miembros del senado,·
principiando por el presidente de la sociedad148.
En noviembre apremian las necesidades y son enajenadas las ren·
. tas.de aduana de 1846; el financista es, por supuesto, la sociedad al u·
dida que ya habla comprado los derechos aduaneros no solo de 1844,
sino también de 1845. ·
En ese ano las cámaras sancionan la enajenación de 1/4 de la renta
aduanera de 1848. El ingreso previsto es de 2 millones, pero el gobier·
no percibirá 300.000 pesos en seis mensualidades de 50.000 pesos ca·
da. una. Si la renta de 1848 efectivamente llegara a los 2 millones pre·
vistos, el prestamista recibirá del gobierno oriental 500.000 pesos a
cambio. de los 300.000 pesos prestados; si produjera menos, los
500.000 pesos se completarlan con ingresos de 1849; y sí produjera
más de los 2.millones previstos, los prestamistas recibirlan 600.000
pesos149. ¡Patriótico negocio!
El 21 de mayo de 1846 celébrase un contrato de empréstito, cuyo
pago garantizan los representantes de Francia e Inglaterra destacados
en Montevideo. Son 30 mil pesos mensuales durante seis meses. Pero
lo importante es ad,vertir que si dos diplomáticos extranjeros apare·
cen avalando los negocios de un gobierno, es porque tienen en un pu·
l'lo al tal gobierno. El 30 de noviembre vuelve a concertarse otro
empréstito, esta vez sin garantla alguna, por 45.000 mensuales·duran·
te seis meses1so.
Al ano siguiente el P. E. es autorizado a enajenar las rentas de
aduana de 1849 a la sociedad de accionistas; esta última (llegará a te-
ner bajo su control todos los puertos y aduanas de la República del
Uruguay) componiase de 50 franceses, 43 orientales, 30 espanoles, 31
ingleses y 29 alemanes151.
Entre tanto, el gobierno del senor Suárez instruye a su enviado ante
la corte del Brasil, Andres Lamas, para que gestione el apoyo del po·
deroso vecino en la lucha contra Oribe·Rosas. Lamas queda autoriza·
do -lo dicen las ínstrucciones que se le envlan- para celebrar un
tratado de limites ··sobre una base altamente provechosa para el lm·
perio"152. ¡Asombroso! ¿Alguna vez negociador alguno en su sano
juicio fue a entregar a sabiendas, tajadas de la. soberanla y el territo·
rio nacional, como esa vez Andrés Lamas por indicación del gobierno
que decla defender la causa de la civilización contra la barbarie? Por
lo demás, para quebrar cualquier duda o eventual suspicacia de los
69
diplomáticos del Imperio, el senor Suárez instruye a su representante
en el Janeiro, sobre: "Que la República no hará coalición ~on los otros
l;.stados que como ella derivan su derecho del tratado de 1777, para el
arreglo de sus Hmites con el Brasil; que se tratará esa cuestión por tos
dos Estados ünic?.mente y que en caso de disco rdia la someterán a la
discusión de un tercero amigo y electo por ambos" . Comenta Eduardo
Acevedo: "Tal era la base de la alianza; una formidable tarascada al
territorio uruguayo, debiendo encontrarse solos, absolutamente solos
en el debate, la vlctima y el victimario" 153.
Los tratados c:ue firmó Lamas fueron los siguientes:
153\d., íd.
15• Eduardo Acevedo, Notas y Apuntes. .., op. cit., págs. 97 y 98.
155 Eduardo Acevedo, Historia del . . .• op. cit. , pág. 550._
15e Id., t. IV, págs. ~y 27.
157 Aemón Cárcano, oo. cit., págs. 247 y 248.
70
mas constituyen "un lecho de Procosto para las naciones del Plata,
especialmente para su propia nación"158. Y a todo lo ya apuntado de-
be agregarse que por ellos Brasil se constituye en el guardián de " la
paz interior y de los hábitos. constitucionales" del Uruguay. Este -su
gobierno tltere- puede llamar a las tropas brasilei'\as para asegurar a
los ciudadanos que habitan el suelo oriental el pleno goce de las ga-
rantlas que les otorga la Constitución. iBrasi 1 se asegura el derecho a
intervenir cuando le venga en gana! y para colmo de humillaciones, el
Uruguay le reconoce el derecho a fiscalizar la liquidación de la deuda
que acaba de contraer y las que ha reconocido como gastos oca·
sionados durante la defensa contra el sitio de Orib.e. En una palabra: a
los uruguayos apenas si les han dejado el nombre.
3. Giró
A Suárez sucedió en la primera magistratura el sel\or Giró, que go-
bernó entre el 1o de marzo de 1852 y el 25 de setiembre de 1853. Bajo
su gobierno la Asamblea Nllclonal sanciona la ley que declara todas
las propiedades pt1>1icas especialmente afectadas a la amortización
de la deuda general del Estado, y prohibe absolutamente ·su enajena-
ción. Debe observarse que antes de esta ley, ya estaban afectados los
cuarteles, todos los edificios públicos y las plazas de·Montevideol60.
Por otra parte en junio de 1852 -lo informa la Memoria del min isterio
de _Relaciones Exteriores, publicada en marzo de 1853- el gobierno·
71
solicita el desembarc<> de tropas brasllef'las a ralz de rumores de sedi-
clónHI1.
Al mismo tiempo, los acreedores por trtulos situados sobre las. ren-
tas de aduana ofrecen -y su propuesta es aceptada- tomar a su
cargo la aduana desde el 1°. de noviembre de. 1853 hasta fines de
1854, a cambio de entregar al gobierno 130.000 pesos mensuales, apli-
cando el remanente de las rentas al pago de los créditos de esos acre-
edores, que son los sei'lores que ya hemos visto actuar bajo el gobier-
no de Suárez163. El 13 de diciembre del 53 el gobierno le vende a.un tal
R~fael Ruano la renta de sellados y patentes, a cambio de reclb.ir en el
72
transcurso de 1854 la suma de 130.000 pesos164, Ya no hay qué ven:
der. Todo está hipotecado. ·
La economla del -pals yace en ruinas. A comienzos de 1854 un
corresponsal en Salto de El Comercio del Plata escribe que en la cos-
ta del Uruguay solo funciona un saladero: el de Lafone. Y ese mismo a
duras penas. ¿Cómo competir con los similares de Rlo Grande, cuan-
do estos adquieren los ganados uruguayos sin gravamen alguno, en
tanto que el tasajo elaborado en el Uruguay esté sujeto en su Ingreso
al Brasil a altos gravámenes? El Uruguay se ha convertido en un cam-
po de invernada de los terratenientes, sal~deristas y negreros de Rlo
Gránde. El senor Flores sabe cumplir con ellos aitnirablemente1S5,
164fd., Id.
1&5/d., págs. 126 y 127.
166 Ramón Cárcano, op. cit., págs. 243 y 247.
187 EduéWdo Acevedo, Notas y Apuntes . .., op. cit., pág. 132.
73
adeudados. Asimismo, se pagarfan los gastos que originara la perma-
nencia de una tuerza británica en Montevideo168.
En 1858, a ralz de una interpelación parlamentaria, el ministro de
Hacienda debió reconocer que el Directorio de la aduana:
a) desconocl•~: y desacataba la autoridad .del Gobierno;
b) hacfa polltica de oposición ;
e) se resistia a la fiscalización;
d) se resistfa a entregar al Estado las sumas por encima de la ~cta
va parte de las recaudaciones que estaba en derecho .de retener169.
Ahora ya no soto los brasitenos jaquean al gobierno de Uruguay;
hay unos caballeros mucho más peligrosos: los ingleses.
A mediados de 1858 el gobierno de Pereira logra rescatar la aduana
arribando a uri nuevo acuerdo, en reemplazo del anterior; a la so-
ciedad del 48 le serán cedidas las rentas de sellos y patentes, con la
garantfa -¡una vez más!- de la legación inglesa1ro.
Bajo el gobierno de Pereira adquiere singular importancia en la vi-
da .uruguaya el Barón de Mauá, que por cierto ya la ten fa conside:
rat?le. ~n una exposición que publicó Mauá durante la crisis de 1868,
explica asr sus vinculaciones ·con los gobiernos urug.uayos: cuando
Francia e Inglaterra -decla- resolvieron suprimir la ayuda al gobier-
no de la defensa de Montevideo, el Gobierno de Su Majestad el Empe-
rador, que habla resuelto terciar en la lucha contra Rosas, pidió a
Mauá que auxiliara al gobier.no de Suárez en tanto el Imperio prepara-
ba sus ejércitos. "Puse entonces a disposición del gobierno de
Suárez los recursos del Imperio y los mios propios, resultandó a 11,1
conclusión de la guerra acreedor por abultadas sumas que ·deblan
cancelarse mediante amortizaciohes mensuales sucesivas. Para
cobrar esas sumas tuve necesidad de establecer una agencia en Mon-
tevideo y d·e esa agencia resultó el Banco Mauá en 1857" 171.
En efecto, en 1857 se dicta la ley que faculta al establecimiento ti·
nanciero de Mauá para tran~tormarse en banco de emisión, depósito
y descuentos, con un capital de 1 .200.000 pesos y la facultaq de emitir
moneda hasta el triple del fondo efectivo172. La instalación del Banco ·
Mauá' en Montevideo habla sido discutida previamente en Rlo entre
Mauá y Andres Lamas. Y resultó algo niás que una simple prolonga·
ción y agrandamiento de la agencia que Mauá tenia antes en la capi-
tal uruguaya. En 1854 hablase fundado la sociedad bancaria en coman-
dita Mauá, Me. Gregor y Co., con agencia en Londres. La nueva insti-
tución nac/a para oponerse al Banco oficial del Estado brasilef\o. As-
piraba, porto demás, a constituirse "en centro de todo el movimiento
monetario y f inanciero de América Meridional, en ligazón lntii'ná con
los principales centros monetari?s ~ Europa . ." 173. ·
74
Ya desde medlados,.de 1856 funcionaba en Montevideo una agencia
de la "Conlpa_nla de Seguros Mar/timos y Terrestres del Brasil", cuya
lista de accionistas encabezaba Mauá. Tres anos después el Banco
llega a ser duei'lo de casi toda ll! deuda consolidada del Estado Orier:t·
tal. De acuerdo con un pacto que convienen lamas y Mauá, a este últi·
mo, como representante de un núcleo fundamentai de acreedores del
Estado se le reconocen derechos sobre el Impuesto del 2% a la Impor-
tación y del 4% a la venta de todas las propiedades rurales o urbanas,
cantidades que deblan ser depositadas semanalmente en las arcas
del Banco, agencia Montevideo174. De no dar cumplimiento el gobier·
no uruguayo a esta estipulación, se otorga el derecho al .gobierno del
Brasil. a intervenir con sus fuerzas. Esta cláusula fue ltámada "repe·
lente··· en el Uruguay17.5. Las razones son obvias.
En lo que atane al comercio exterior, el gobierno pra~tica una pollti·
ca liberal, similar a la que ejercen los gobernántes de la vecina
Buenos Aires. En la Memoria de Hacienda para 1856 que presenta en
marzo de 1857 el ministro Lorenzo Batlle pueden leerse los siguientes
conceptos: " La ropa hecha, calzado, muebles, correajes y otros ar-
t iculas importados, defraudan al pals en millares de obreros que aqul
podrlan vivir y cúyos consumos darfan al tesoro d iez.veces más rentas
que los derechos que hoy pagan aquellos articulas Toda n~clón debe
propender a bastarse a si misma. La libertad de comercio sólo es apli-
cable en toda su extensión a paises adelantados y que pueden com-
petir con los demás. Hay que aumentar los derechos de Importación.
Los artlculos que se introducen pagan término medio el20% de su va·
lor. Las rentas de importación han dado en el ano el 20% de 1.362.000.
Recargados tos articulas con comisiones, gastos, etc., se puede decir
que tenemos que abonar a los mercados que nos abastecen cuatro
veces el monto de los derechos, o sea, 5.448.000. Para cubrir tales
compromisos el pals ha exportado:
a Rfo Grande (novillos en pie y faenados) ......................... :4.500.oooa
.lanas .................... ,.................................................................. 500.000
cueros, crines, acel te y trigo .................. ·· ~ · ····· .................... 1.500.000
Total·........................................................,............................... _6.500.000
• En 1857-1858 los saladeros de Rlo Grande faenan 179.289 animales; en
1858·1859, 279.313; en' 1859·1860, 371.569. Sólo un tercio es proporcionado por
el Brasil, el resto son vacas uruguayas. Véase Eduardo Acevedo, op. cit. págs.
143: 173. .
He aq),ll expresado el drama de un pueblo. La ausencia de ese dra·
ma es la i(:ulpa del Paraguay: será abierto a cancinazos al comercio
libre.
715
ta uruguaya llamado Rincón de las Gallinas. Viene en son de guerra;
ha partido de la otra banda del rfo, de la misma Buenos Aires. Pre·
vi amente -cuatro dlas antes- Flores se ve con Mitre en casa de Jo.
sé Gregario Lezama, de quien don Venancio fue administrador. de es·
tablecimientos ganaderos176 . No es ocioso agregar que los hermanos
Mulhallle adjudican a Lezama, en su Handbook de 1869, la propiedad
de 52 3.4 leguas de tierra en la provincia de Buenos Aires, de las cuales
21 en·· Arenales, 15 en Balcarce, 6 en Ayacucho, 31/2 en Pergamino , 3
en Tapalquén, 21f2 en Chascomús y 1 3.4 en Carmen de Areco. Esto, o
algo parecido, le administró Venanció Flores a Lezama. Lo que no es
poca cosa. Agreguemos que don José Gregario es algo más que un
ganadero: en 1862 aparece vinculado al grupo q ue encabezado por Ed·
ward Lumb obtiene la concesión del Ferrocarril Gran ·Sud . La noticia
está en el mencionado Hsndbook. Lez.ama es. hombre lntimamente
allegado a Mitre pero al mismo tiempo -y acaso por eÍio- a los
ingleses y a los vacunos: fin an~iará los primeros pasos de su hombre
de confianza , Venancio FJores, en la aventura contra el gobierno orfen·
tal. El cura Eret'lo le escribe a Urquiza el 24 de abril que Flores ha reclbi·
do de don José Gregario seis mil onzas de oro "por pronta providencia,
y con letra abierta ·para lib rar cóntra la casa Lezama las cantida·
des que precisase"177. Por lo demás, don Venancio recomienda su fa·
milla a Lezama, todo en presenc;1a de Mitre y con su consentimiento.
Por eso, "cuando Flores desembarcó en· la Banda Oriental procedien-
do de Buenos Aires, el cuerpo diplomático extranjero .no se dirigió al
Brasil , sino al presidente Mitre, pidiéndole explicaciones de esa agre·
slón, que la opinión general le atribuyó desde el primer instante"1 78.
1 . ¿Ley n•turet...?
76
ciones en que se hallaban antes de los sucesos que las condujeron a
su estado actual''. ··
La Idea de confederar las repúblicas americanas de habla espat\ola
en una sola y única nación es apta para suscitar entusiastas polémi·
cas y acaso no pocas adhesiones. Pero en "el segundo medio" -la
"anexión reciproca"- se revela que hay algo menos grande que las
palabras: las Intenciones. Obviamente, nadie podrla atribuir se·
riamente al Uruguay la intención de anexarse al Imperio del Brasil;
tampoco al Paraguay la de hacerlo con la Argentina. Invirtiendo los
términos estarlamos en un plano más lógico. Finalmente, el titulo del
artrculo citado es: "La unión de la República". Cabe preguntar, ¿qué
República? Desde luego la República Argentina. De modo que desde
el titulo se denuncia elllrlco que suena con una sola y Cmlca nación
americana. De lo que se trata, en verdad, es de anexar a la Argentina
los pequet\os paises vecinos: Uruguay y Paraguay, ovejas .des·
carriadas que deben ser tornadas al redil. ·
Doce dlas después de aparecido el texto que nos ocupa, Mitre le
escribe a Seoane, ministro del Perú: uno de los propósitos fundamen·
tales del nuevo gobierno argentino -le dirá- consiste en ''fomentar
y consolidar la reconstrucción de las nacionalidades de América que
imprudentemente se han dividido y subdlvldido"179.
Más tarde, en 1863 y coincidiendo con la Invasión de Flores al Uru·
guay léese en La Nación ArgenHna un articulillo referente al18 de )u·
lio, aniversario de la jura de la Constitución oriental: "He aqul el anl·
versario de la Independencia de la Rep(lbllca Oriental. ¡Triste fecha!
Ella rememora el triunfo del localismo que ha impedido por más de
medio siglo la organización de la República y que ha Ido desmembran·
do poco a poco la patria de 1810''180,
·Esto se lee en el diario que refleja la opinión personal del presiden·
te argentino. Curiosamente, Flores ha iniciado una guerra civil en el
Estado Oriental au$piciada por Mitre y sus amigos. ¿Está funcionan·
do la ley natural ...? ¿l:.a anexión reciproca...?
· E·n octubre de 1863, e~ Barón de Mauá le escribe al ministro de Rela·
e: Iones Exteriores del Uruguay, Dr. Juan José de Herrera. La carta está
datada en Buenos Aires y dice:. "El gobierno argentino tiene el más
pronunciado deseo de declarar la guerra a la República Oriental como
respuesta a las maquinaciones que, según· el mismo, ha realizado el
gobierno oriental en las provincias argentinas, en el Paraguay y en las
expresiones ante potencias extranjeras. Las misiones (del gobierno
argentino. L.P.) al Brasil y al Paraguay tienen por objeto llevar la evl·
dencla de las más positivas y formales seguridades de que con la
declaración de guerra que tiene en vista, en ellibre~jerclclo de su SO·
beranfa, no tiene ningún propósito ulterior sobre ·la nacionalidad
orlental"181. · · · · · ·
El Barón'de Mauá tiene motivos para estar bien Informado; sus CO·
nexlones con el gobierno de Mitre son muy estrechas. Por lo demás,
8. Intervención solapada
79
9. Don Bartolo teje la intriga
Es un maestro en esta clase de tejidos: suprema sangre fria, total
indiferencia para los medios de que se vale.
A pocos meses de Iniciada la aventura, florista vl.aja a Buenos
Aires el ministro del Brasil acreditado anté el gobierno de Montevi·
deo. El senor Joao Alvez Loureiro viene a inquirir las intenciones del
gobierno argentino para con el Uruguay. E120 de octubre de 1863 el
ministro Elizalde de Relaciones Exteriores y Andrés Lamas, represen·
tante diplomático oriental acreditado ante Mitre, firman un protocolo
que es consecuencia de la m isión Loureiro. Argentina y Uruguay se
co-mprometen a recurrir ante un árbitro único para dirimir sus d iferen·
cías; será el Emperador del Brasn:-La .diplomacia del Imperio se ase·
gura contra cualquier intervenc.i ón unilateral del gobierno mltrlsta.
¿Razón adicional para andarse con pies de plomo? Probablemente.
Pero algo más: el Imperio ya está involucrado en la cuestión oriental.
Y esto busca Mitre, que ya sabe que no podré anexarse el Uruguay
-por ahora- ni voltear a lo~ blancos con una intervención franca y
abierta_Tampoco Ignora que el Brasil tiene el mismo obstáculo que
su gobierno para aduenarse de la antigua Cisplatina: Inglaterra. i Pero
hay que voltear a los blancos! ·
El 2 de marzo de 1864 el ministro Ellzalde firma las instrucciones a
que deberá atenerse José Mármol: acaban de nombrarlo enviado es·
pecial ante el gobierno del Emperador. Las Instrucciones son secre·
tas pero Elizalde le explica a Thornton -y éste al conde Russell el 24
de marzo- que el senor Mármol. va al Brasil no solo para buscar una
definición en las relaciones entre ambos estados entre sr y con res·
pecto al estado oriental, sino también para "averiguar" (...) por cuán·
to tiempo juzgarfa propio (el gobierno Imperial. L. P.} permitir la contl-
fJuación de las actuales conmociones Intestinas en la República
Oriental, que tan serios perjuicios causan a los intereses de los nume-
rosos residentes argentinos y brasiletlos en aquel pals, asl como al
comercio en general, y si seria posible llegar a un arreglo con el go·
bíerno brasiletlo para una acción conjunta encamlr:Jada a poner fin al
desorden existente en la Republlca Oriental mediante el ejercicio de
su influencia, o, si fuera necesario, mediante la fuerza " 187.
Esta claro que Mitre intenta propiciarse al Brasil; por lo deFr~ás su
preocupación por el bienestar de los brasllenos en·el Uruguay es har-
to insolente desde que el velar por ellos compete al gobierno . uru·
guayo en primer término y al tlrasueno después. La diplomacia mitrls·
ta intenta descaradamente forzar al gobierno de Rlo a embarcarse en
la aventura oriental, nacida en Buenos Aires, amparada, alentada,
propiciad~ y pagada por Buenos Aires.
Vistas las cosas por fuera, dan la sensación de un paso en talsQ de
la cancillerla que maneta Elizalde. Pero no es asl. Hay algo más que
habilidad detrás de la misión Mármol: hay maquiavelismo. L~ guerra
civil en la otra banda ha aler'!tado a ciertas fuérzas dentro del imperio,
y los súbditos de éste en el Uruguay: los negreros rlograndenses. La
81
tión de la paz, y que aislados no podremos usar con ventaja de los me-
dios de represión. Sin afianza, todo nos contrariará; con la alianza de
Buenos Aires, todo será fácil; es preciso, pues,adquirirla o preparar-
nos para grandes sacrificios"191, la ayuda militar argentina será ne-
cesaria en la aventura que se apresta a emprender el Bras.il por cir- ·
ctmstancias urdidas en el seno del circulo mltrista porteno. Curiosa-
mente el Imperio, empujado a la intervención por la mano de don Bar-
tolo, viene ahora a pedir ayuda a esa misma mano. Triunfo total de la
polltica de Mitre. El gobierno blanco tiene los dlas contados. .
Luego de una gestión que por encargo de su gobierno -y acaso de
Saraiva, que está instalado en Montevideo- realiza el embajador del
Brasil ante el gobierno de Mitre, se arma rápidamente en Buenos
Aires una misión que intent~rá "conciliar" las partes que pugnan en
el Uruguay. Con ese fin viajan a la otra banda el canciller Elizalde, el
ministro inglés Thornton y el senor Andres Lamas, este último en su
carácter de diplom~tico uruguayo. Alll se unirán a Saralva que entre
tanto el 4 de junio -dos dlas antes de la llegada de los tres concl-
.liadores- le dirige al canciller Herrera una nota-sin desperdicio; en
ella refuta "la calificación hecha por V.E. de la guerra, que devasta a
la República", seflalando que "no es exacta porque las fuerzas del ge-
neral Flores no han cometido contra tos brasileflos residentes en la
campana más violencias que las del propio gobierno oriental. No e~
justa -agrega- porque habiendo el general Flores gobernado la Re-
pública, teniendo afinidades con uno de los partidos que por muehos
at\os ha tomado p."lrticipación en la polltica activa del pals, no puede
ser considerado como jefe de ,Salteadotes, sin que se irrogue una gra·
ve injuria a todos Jos orientales. No es conveniente -añade- por-
que, calificando de ese modo la guerra civil, el gobierno oriental abate
todas las esperanzas que los amigos de la paz podrlan depositar en
una transacción ..."192,
El señor Saraiva ha ejecutado una vergonzosa y abierta apologla
del general Flores y su movimiento; estamos frente a la intromisión
abierta del Brasil en los asuntos internos uruguayos, tomando partido
por un general levantado contra el gobierno legitimo de su pals y a
quien Saraiva y los tres conciliadores otorgan categorla de beligeran-
te. Lo que es bastante más que exigir reparaciones por supuestos
ultrajes; es ponersA en el camino qile Mitre ha trazado sigilosamente
y que conduce a volte3r a los blancos y a sentar a Flores en la presi-
dencia oriental.
Pero veamos qué h~cen los conciliadores. Dice Estanlsl.ao Ze-
ballos: "El doctor Elizalde llegó, en efecto, a Montevideo, el6 de junio
a las cinco de la tarde. A las siete pidió por escrito una conferencia al
ministro brasllef'lo, antes de visitar al gobierno uruguayo cuyo acto
dejo al comentario de los lectores. la primera visita que recibió fue la
de lavares Bastos, de la legación brasilei'\a, a quien le declaró que Iba
al Estado Oriental con el objeto «de resolver las cuestiones interna-
cionales con el Brasil y con la República Argentina, para lo cual no ha·
82
bla otro medio que el cambio de .la situación uruguaya•" 193. El hom-
bre no ocultaba su parcialidad ... . ·
. :Al dla siguiente conferencian Saralva ·y Elizalde. En su nota al mi·
. nlstro de RR.EE. del 9 de junio Saraíva resume asl la entrevista: " El
sel'lor EHzalde abundó en mis propios sentimientos: decl'arO que se
hallaba dispuesto a no separarse del Gobierno del Brasil, en el cual
conf.iaba, por ser un gobierno serlo y presidido por un soberano de
gran merecimiento"194. ·
El 12 de junio Elizatde y Thornton parten de Montevideo eh busca del
general Flores. El 16 lo encuentran y pact~n la realización de un ar-
mist ic io , que ha de comenzar el-19. Pero ocurre que recién el1811egan
al lugar del encuentro -Puntas del · Rosario- los delegados del go·
blerno uruguayo, que se supone algo tiene que decir a propósito de la
mediación, el armisticio y demás andanzas de los mediadores. Sa-
raiva viene con los enviados del gobierno. La discusión se generaliza
y Flores accede a dirigir una carta al presidente. Pide la formación de
un nuevo ministerio; pero eso entrai'\a la capitulación de la otra parte y
su propio ascenso al poder. Thornton, Saraiva y Elizalde entregarán la
mlsiva al presidente. Entre tanto Saraiva en sus notas oficiales a Olas
Vieir~. parece escribir ·exactamente lo cont rario de lo que configuran
S!JS actos. En la primera f!'ntrevista de Puntas de Rosario el brasile·
t'to se opone -de palabra, al menos- a la formación de un ministerio
florista con Agulrre en la presidencia. En su nota al canciller del 25 de
julio expresa su coincidencia con Thornton en su oposición a esta sa-
lida, desde que ''era el triunfo de la revolución". Agregando, "que no-
sotros no hablamos ido atll para dar la victoria a uno de los dos parti-
dos, sino para llamarlos a la concordia, en nombre de los más eleva·
dos intereses del pals y de las nacionalidades vecinas" 195.
Saraiva facilita la labor del gabinete: le envfa notas que éste podrá
publicar. Ellas dicen de la noble intención que anima a la misión Sa·
raiva: pacificación sin tomar partido. Pero sucede qué no tomarlo es
tomarlo en contra del gobierno que no puede ser equiparadó con el
partido de un general insurreccionado: Pero además, este tipo de
correspondencia diplomática sirve para calmar la aprehensión de
aquellos que en Rlo ven en el ascenso de Flores el ascenso del viejo
general. Y eso es en extremo peligroso. Incluso p_ara la misma corona .
de Don Pedr.o 11.
En la capital imperial ·1a misión Saraiva suscita polémicas y repa-
ros. O Espectador da America do Sul tiene dos recriminaciones: el ha-
berse ·apartado el diplomático de las instrucciones que le fueron da·
das al avenirse a participar en una mediación conjunta; y el haberlo
hecho juntamente con el diplomático de una potencia con la que el
Brasil ha roto relaciones por razón de un serio agravio. El periódico se
refiere a Inglaterra y a la persona d.- Thorntont96. ¿Mas puede atribuir·
se al senor Saraiva el.haber cometido tan grlieso desliz?
83
Pero vayamos al fondo de lo que sucedió eri las Puntas del Rosario.
Pasado algún tiempo Saralva explicarla que alll nació la Triple A.l lanza
contra el Paraguay. Lo que no explicó fue el papel de Thornton en esa
historia. No es dificil imaginarlo. Condenado el gobierno blanco,
Thornton advirtió que no valfa la pena indisponerse con Mitre y agra·
var la situación con el Brasil coartando el paso a Flores, que en defi~i·
tiva podrla ser tan aceptable a Inglaterra como el mejor de los amigos
en la tierra oriental. Por lo demás, el apoyo podla ser negociado con
Flores y sus amigos El izalde y Saraiva·. ¿El precio que pagaron los
otros fue la Triple Alianza? No es fác il saberlo. Pero Saraiva declara
que de alll salió. Y alli estaba Thornton, de quien no podrá suponerse
que se redujo a seguir de cerca la evolución de los asuntos orientales,
conociendo la aversión que t iene poi el Paraguay y que con él compar-
ten los tres aliados. ·
Volvamos.a la gestión "conciliadora". Luego de entregada al presi-
dente uruguayo la nota de Flores, éste le dará respuesta el 23 de junio
aceptando todo lo pactado en Puntas del Rosario. Pero el 2 de julio
Aguirre retrocede y gira en redondo; se niega al cambio de gabinete
en el sentido. que exige Flores. Pero habrá cambio, solo que en senti·
do opuesto. Saraiva y Elizalde fruncen la nariz. Si el presidente no
acepta que se atenga a las consecuencias. El 5 de julio Saraiva le
escribe a su gobierno: "Iré a Buenos Aires. y discutiré con el geoeral
Mitre el medio más seguro de remover las dificultades con que lucha-
mos. Y que pueden comprometer al Rlo de la Plata en una lucha gene-
ral"197. El diplomático necesita la certeza absoluta de que Mitre apo·
yará la acción militar que inevitablemente se va a llevar a cabo contra
el gobierno del Uruguay. Saraíva no quiere riesgos inútiles. Lanzarse a
una acción armada, ¡cómo na! pero hacerlo con garantlas de recib.i r
abastecimientos de vlveres y municiones.
El10 de julio está Saraiva en Buenos Aires: el 11 se reúne con Mitre,
su gabinete y el ministro inglés Thornton; y el12 informa a su gobierno
en nota calificada de " secreta": " El senor general Mitre se hallaba in:
formado por el senor Ellzalde de la manera como yo aprecio la si-
tuación del Rlo de la Plata y las dificultades actuales, y las que
·pueden surgir del estado anormal de la República Oriental. S.E. está
también persuadido de que la pacificación del Estado Oriental es el
único medio eficaz de arreglar todas las dificultades futuras e impr~
vistas. Los medios directos consisten en una acción común del Brasil
con la República Argentina para combatir al partido qu~ se opusiera a
la paz, y promover la formación de un Gobierno Provisorio) que presi-
da la organización de los poderes públicos en las próximas etec·
ciones.
". ·.. El medio indirecto seria proseguir el Brasil la exigencia de la
satisfacción por los agravios, de que se queja, y continuar la Repúbli-
ca Argentina atendiendo el stetu quo en sus relaciones con el Gobier·
no Oriental, lo <:¡úe le obligarla a entrar-resueltamente en el camino de
la paz. S.E. puso de resalto que el primer medio encontraba embaraios
en las convenciones internacionales, y tendrla considerables díficul -
84
tades prácticas, siendo una de ellas acarrear para los Gobiernos in-
terventores la responsabilidad de los errores cometidos por una admi-
nistración nueva y de las relaciones inevitables en tales circunstan-
cias: que por tanto el medio indirecto le parecla el mejor y único adop-
tableen la actualidad, siendo bastante eficaz, pues que prosiguiend.o
el Brasil en sus reclamaciones, constrenirfa al Gobierno Oriental a
entrar en el camino de la pacificación. Agregó S. E. finalm~mte, quepo~
dla asegurar al Brasil que, para mantener la unión de los dos Estados
en las circunstancias actuales, el Gobierno de la República Argentina
se obligaba a no ajustar con et Gobierno Oriental la respectiva cues-
. t ión pendiente, sin que conjuntamente fuesen atendidas las reclama·
clones del Gobierno Brasileno. Y a prestar. a! Imperio su apoyo moral
no viendo en el proceder de éste para con el Gobierno de Montevideo
designios que no sean justos y compatibles con las convenciones
que garante la independencia y la integridad del Estado Orlentai"198,
Otro de los asistentes a la reunión de gabinete nos ha dejado tam-
bién su testimonio. El sel'ior Thornton -¿qué diablos .tendrá que
hacer un diplomático extranjero en una reunión del ·gabinete nacio·
·nal?- le escribe al conde Russel i el mismo 12· de julio de 1864.
En el dfa de ayer .... informa- asistió a una reunión del gabinete del
general Mitre con el setlor Juan Antonio Saraiva. Este último urgió
una intervención conjunta en el Uruguay para lograr la pa~lficaclón, lo
que fue apoyado por el setlor Elizalde. El general Mitre se rehusó a
una intervención abierta pero haciendo la salvedad que admitla la del
Brasil con el fin de obtener las reparaciones que piden las injurias re·
cibidas, siempre que no fuera pL!esta en juego la independencia uru-
guaya199. .
Ambas . versiones coinciden y son insospechables. La de Saraiva
tiene categorla de " secreta"; la de Thornton es el obligado informe
objetivo al ministro de Relaciones Ex.teriores. Al dfa sigulente, .13 de
)ulio. Saraíva enviará a Olas Vieira una de esas notas que se escriben
para demostrar la grandeza de miras de un gobierno, y de paso no In· .
quietar a quienes aún intentaban no dejarse arrastrar a una aventura
bélica en el Uruguay, promovida por el viejo general radicado de anta·
.no en la .República Oriental y por el general Mitre. Olee Saraiva no·cre-
er conveniente la permanencia en tierra oriental de Jas fuerzas que
eventualmente ingresarlanen ella para ejecutar las represal ias. si és-
tas .fueran confirmadas. La permaneRcia solo hall.arla justificación
previa declaración de guerra, "y. es.ta no la debemos hacer, porque la
guerra al Estado Oriental en las circunstancias actual·es seria la
guerra a nuestro comercio y a nosotros mismos, y traerla tal vez ma·
yores complicaciones". Por otra parte, piensa que con las solas tuer-
zas riograndenses no cabe intentar la guerra, "excepto s.i quisiéramos
apoyarnos en un part ido y elevarlo al poder, ~o que serfa también un
gran·rnal ·para nuestros intereses futuros"200:
85
El sel'lor Saraiva mostrábase una vez más por encima de las luchas
que l'lbraban los partíd(;IS en el Uruguay, y s9bretodo queriendo evitar
la · guerra. Sus contemporáneos y la posteridad mencionarán su
ecuanimidad. Pero la verdad fue ·otra -y ya le vimos abogar entusiasta·-
rriente·por Venancio Flores con palabras y con hechos. Y abogar por
fa guerrá, con el apoyo explicito de Mitre y el aparente consentimiento
del senor Thornton. ·
En cuanto a la célebre reunión de gabinete del 11 de julio, nada más
exacto que esto podrla decirse: don Bartola habla acabado de tejer la
intriga;· el Brasil intervendrá mil_itarmente para voltear al gobierno
blanco y el gobierno argentino permanecerá a la sombra, apoyando la
acción de la manera que luego se verá.
86·
ción de fuerzas que esta estrategia -pronto lo será en Paysandú-
por ahora parece una farsa. Finalmente, lo de celosas susceptibilida-
des en la otra ribera sin duda alude .a la de aquellos argentinos que
enfrentaron con valentla la "extraña connivencia" de Mitre con el Bra-
sil: peligroso vecino de siete repúblicas...
El10 de agosto Saraiva da por terminada su misión en el Uruguay y
retorna a Buenos Aires. El11 Elizald.e le e.scribe a Balcarce, ministro
argentino en Francia: "Estamos de completo acuerdo con el Brasil y
nada hay que temer de su acción en la República Oriental pues todo
será arreglado con nosotros"204. ¡El acuerdo existe! E122 se protoco-
liza. Firman el documento el consejero Juan Antonio Saraiva y el mi-
nistro de Relaciones Exteriores Rufino de Elizalde. Su texto seria reve·
lado el 5 de junio de 1865 en el Congreso del Brasil por el consejero
Paranhos. Fue traducido a nuestro idioma y publicado por primera vez
en la Argentina por Estanislao Zeballos; dice asl: "Reunidos en la
secretaria del Ministerio de Relaciones Exteriores S.E.. el señor Mi-
nistro y Secretario de Estado de dicho departamento, don Rufino de
Elizalde y S. E. el sei"íor Enviado Extraordinario de Su Majestad el Em-
perador del Brasil en misión especial cerca del Gobierno Argentino,
Consejero Juan Antonio Saraiva, a fin de conferenciar acerca de las
eventualidades posibles en el Rlo de la Plata por causa de la cuestión
oriental, concordaron en protocolizar las siguientes declaraciones en
nombre de sus respectivos gobiernos, los cuales, en virtud de los tra-
tados vigentes, tienen el deber y el interés de mantener la independen·
cía, la integridad del territorio y la sobéranla de la República Oriental
del Uruguay:
87
prueba de su sincero deseo de ver terminada la situación actual que
perturba la paz del Rlo de la Plata"205.
Comenta Zeballos: "Pocas veces se ha consagrado una ironla más
honda en un documento público; Pactar la lntefvenclón de dos poten·
cias fuertes en un pals débil, a fin de cambiar un gobierno por otro
que responda a los Intereses del Brasil (y habrla que agregar: de lo
intereses que Mitre representa. L. P.), fue el objeto de las conferencias
Mltre·Saraiva en Buenos Aires, y al honor del Uruguay es presentado,
sin embargo, como una garantla de su independencia... "206.
Pocós anos después de estos hechos, el senor Elizalde confesará
la razón fundamental -la razón politlca fundamental- que Impulsó
al gobierno de que él fuera canciller a intervenir en el Uruguay: "il go·
blerno de Montevideo era la representación del partido enemigo de la
causa liberal que Buenos Aires habla convertido en Gobierno Argenti·
no(...) Fiel a sus antecedentes y bajo la presión del horrendo crimen
de Quinteros, que nunca podla esperar que fuese sancionado por el
Gobierno Argentino. no podla esperar que este Gobierno se consoli·
dáse, pues vela en él a un enemigo fatal. Como ciudadano y como
hombre público he considerado. y considero, la más noble y la más
santa de las revoluciones la del general Flores"207.
Una vez más: para afianzarse en el interior, Mitre y las fuerzas que
en él se personifican debe eliminar a los aliados posibles y probables,
reales y potenciales de la oposición Interna. La.palabr.a autorizada
-en esta materia, desde luego- de Elízalde lo confiesa.
· Mas volvamos a Saralva, preocupado por esclarecer del todo la fu·
tura cond1.1cta del Gobierno argentino frente a los hechos que se esta·
ban preparando. Como sabe a Mitre partidario de adoptar los medios
que éste llamara Indirectos, "rogué a S.E. me Indicara a .qué medios.
llamaba Indirectos y que, emprendidos por el Brasil, pudiesen, en su
concepto, promover la paz en la República Oriental. Me respondió que
esos eran la guerra, las represalias, y la entrada de fuerzas por la fron-
tera para apoyar las reclamaciones del Brasil, y garantizar a sus na-
cionales"208. He aqul el verdadero pensamiento de Mitre, despojado
de la retórica calculada para entrar en la historia.
88
El 11 de octubre el almirante Tamandaré expide una circular dirigí-
da al cuerpo diplomático residente en Montevideo: reclama que los
navlos que naveguen los rlos con las banderas de las respectivas na-
ciones, rehúsen recibir tropas y municiones de guerra para transpor-
tar de un punto a otro, "manteniendo asl la perfecta neutr~lidad que
les conviene guardar en la coyuntura actual". Agrega: "De este modo
me libraré de cumplir el penoso pero indeclinable deber de ejercer
sobre ellos (los barcos) una vigilancia constante y de aprehender
aquellos contrabandos de guerra que fueran encontrados a bor-
do... "210.
Tamano exabrupto recibió la respuesta que merecla. El ministro
Inglés W. G. Lettson respondió de esta manera: "Ni hay beligerantes
\
en la lucha que se está efectuando, ni el jefe militar que juzgó deber
levantar el estandarte de la revuelta contra el gobierno de su pals,
puede por mi ser considerado corno teniendo carácter de beligerante.
Es simplemente un rebelde. No habiendo pues beligerantes no hay
neutrales" 2'11. La respuesta está datada el18 de agosto. De nada vale.
La alianza está funcionando. El 31 de octubre La Nación Argentina
expresa la opinión oficial en estos términos: "Coartar la acción del
Brasil seria un funesto error y un atentado que producirla males muy
grandes" .
" Seria una irnervención por parte de las naciones cuyos agentes lo
hicieren, y esa intervención sacarla forzosamente al gobierno argenti-
·r.o de la situación neutral que ha asumido" 212. El victimario se ofende
porque alguien procura venir en auxilio de la vlctima. Y luego la supre-
ma ironla: blasona de neutral. Y por afladidura advierte: él no quiere la
guerra, pero que no lo provoquen ...
Esto lo dice La Nación Argentina del 3~ de octubre, cuando solo
seis dlas antes anunciaba: " El sábado llegaron el senor almirante de.
la escuadra brasilet'\a y el sel'lor secretario del general Flores. Los ob·
jetos de la venida del sei"'Ir Bustamante, ligados sin duda a las opera-
ciones de guerra, deben mantenerse en secreto. Nosotros creemos
pr.obable que uno de ellos {de los objetos. L.. P.), que no habrá inconv~ ·
niente en confesar, será el de procurarse elementos mediante los
cuales esas operaciones serian decisivas. : ."213. .
La misión cumplida por el sel'lor Saraiva en el Uruguay -de la que
es parte principal el almirante Tamandaré y su flota- fue juzgada por
Washburn, ministro de los EE.UU. en la Asunción como "una obra que
avérgonzarla a bandidos", llevad~ a cabo por imposición de "los tur·
bu lentos senores feudales de Rlo G·rande"; obra que convirtió al Bra-
sll"en aliado de un rebelde contra un débil. pals vecino, con el cual no
existla ninguna justa causa de guerra y en una época en que tomar
ventaja de su debilidad y disensiones internas era a la vez cobardla y
deshonra"214.
89
Todas las furias se han desatado sobre la tierra oriental pero al pre-
sidente argentino nada conmueve; si.J plan poUtico se está ejecutando
por mano brasilena y solapada ayuda argentina. Pronto no habrá más
blancos en el poder y el amigo Flores; el general predílecto, el aguerri-
do soldado que no pocas satisfacciones le ha dado y que aún milita
en las filas del ejército nacional, escalaré próximamente las cimas
del poder. Las está escalando. El12 de diciembre de 1864 Andrés La·
mas -el más brasilei"'o de los pollticos uruguayos·, el liberal, el com-
padre de Mitre- escriblale a su viejo amigo don Bartolo: " El partido
colorado, trepandc¡> por las ruinas que hacen los cai"'ones brasilenos,
sube mal y aumenta los gérmenes de división que lo convulsionarán
al llegar al poder(. ..) La guerra actual no es ya más que el prólogo de
una más extensa conflagración, de mayores y más extensas compli-
caciones"215. Se están viviendo los prolegómenos de la gran heca-
tombe; se respira en el aire. Lamas lo percibe y sin duda Mitre tam-
bién. Pero él sigue adelante con su plan. No hay medio que deba es-
quivarse para conquistar el objetivo último.
El 20 de enero de 1865 vuelve Lamas a escribir a Mitre: "¿Podrfa la
República Argentina admitir que los gobiernos orientales nacieran en ·
fa boca de los canones del Brasif?"216.
Mitre puede admitirlo. El 30 de noviembre pasado Salto cae en ma-
nos de Flores; el 2 de enero en Paysandú termina toda resistencia. La
plaza yace en ruinas. El almirante Tamandaré desde el rfo, las tropas
brasileñas y floristas desde tierra demuelen la Giudad a cai'lonazos.
Uruguay tiene un nuevo y grande héroe: Leandro Gómez, defensor de
Paysandú. Un oficial de su paisano Flores le hace fusilar luego de ha·
berse rendido, cuando toda resistencia es inútil.
Mitre es frlo e inexorable; por lo demás miente con soberana impa-
videz. El 3 de marzo de 1865 le escribirá a Urquiza: "Me es agradable
hacerle participe de fas fundadas esperanzas que abrigo de que no
hemos de vernos en la dolorosa necesidad de interrumpir la marcha
pacifica y progresista del pafs, lanzándolo en aventuras guerreras
(...) continúa observándose fa estricta neutralidad ... creo que salva-
remos de toda complicación ... "217. Y siguen· las palabras vacfas y
mentirosas. Desde el protocolo del 22 de agosto pasado existe la
alianza con Brasil; desde el pasado diciembre en las paredes demoli-
das de Paysandú y en las carnes de sus hombres hay balas argenti·
nas, disparadas incluso por cai'lones argentinos y manos
brasileflas... El gobierno que preside el impávido general ya está em·
barcado en fa aventura guerrera; pero al "taita" de Entre AJos le admi·
. nistra don Bartolo su habitual retórica bien sonante. Desde luego, don
Justo José conoce la verdad porque él ya es parte de la conjura. ·
90
12. Balas y cationes para destruir Paysandú
91
convencer al gobierno argentino de que el Brasil, preparándose de
mucho tiempo atrás, no pudiese por si solo, ni aun aliado al general
Flores, concluir brevemente la cuestión oriental " 221 .
El eminente sel'lor Paranhos lo ha confesado todo en un arresto de
franqueza. En entrevista con José Mármol, anterior a su discurso en el
Senado, adelantará la significación que tuvo para el Brasil y la causa
de Flores la ayuda del gobierno argentino. En carta que Mármol escri-
be ·a Mitre, fechada en Montevideo el 16 de marzo de 1865, comenta
una visita que acaba de efectuar a Paranhos: " Hoy me ha dicho
-escribe el autor de Amalia- que él hará conocer al Brasilia insufi-
ciencia de los recursos con que sostenia la guerra este pafs (Brasil.
LP.), y su ímpotenciá para llegar a las puertas de Montevideo, si no
hlibiesé dispuesto de los puertos y de los recursos que ha podido pro-
porcionarse eo la República Argentina; y agregue Ud. -le dije- la
neutralidad argentina; porque si mi pais hubiese desconfiado de la
politica brasilel'la, habrfamos puesto 50.000 hombres, en menos tiQm-
po que el Brasil ha necesitado para poner 10.000.
"Exacto, me contestó"222.
A tódo esto, La Nación Argentina echa rayos, centellas y denuestos
contra los 'diplomáticos acreditados ante el gobierno uruguayo que
consideran a Flores un simple general alzado; el diario amenaza rup-
tura de la neutralidad del gobierno argentino. Pero el Impávido gene-
ral Mitre expresa a Urquiza la esperanza de no ver al pals lanzado a
aventuras guerreras.. .
92
quitos; no es de descartar que ;ilgún gobierno oriental poco simpático
a la "institución peculiar" del imperio resuelva decretar la libertad d.e
tos esctavos224. Hay que controlar la apetecible tierra oriental; ahora
es el momento. Cualquier pretexto es bueno: que el gobierno blanco
atenta contra sus propiedades, que es incapaz de asegurar. la paz,
cualquier cosa. Ahora es el momento y está Flores, el que alguna vez
gobernó al pals prosternándose ante el Brasil. Lo conocen bien y sa-
ben que carece de principios y de esc~úpulos, que es un ambicioso y
busc~ su encumbramiento a cualquier precio. Asl sea vendiendo y
desqúiclando la propia tierra. De modo que no es una aventura más el
apoyarlo; no es otro arreo de hacienda. Esta vez el jefe que encabeza
la aventura está apoyado por el gobierno argentino; un gobierno que
coadyuva a la tarea creando toda suerte de problemas a los gobernan-
tes del Uruguay. Es evidente: esta vez no es una aventura más y los je-
fes militares (terratenientes, ganaderos y saladaristas al mismo tiem-
po), se lanzan en pos de Flores. La grita crece. Hay una prensa que les
responde. Rlo Grande sale a defender su hónor y el ultrajado h.onor ele
tos ríograndenses que habitan la tierra oriental. El 1° de octubre de
1863 aparecen en el Jornal do Commsrcio de.Rio estas palabras de su
corresponsal en Rfo Grande do Sul: "Nosotros los riograndenses, lle-
gada la última necesidad, sabremos hacer que nos respeten. Se torna
inevitable un conflicto del Imperio con la. República (Oriental. l.P.) o
con la provincia de Rlo Grande (...) Si la nacionalidad no sirve a
nuestros compatriotas para ser respetados en el exterior, para nada
más les sirve... "225. Comienza el chantaje polltico: la amenaza de la
guerra civil, de la segregación. En el Echo do Sul del mismo Rlo Gran-
de (Porto Alegre) aparece contemporáneamente algo como esto: "la
cuestión no admite términos medíos y la provincia de Rlo Grande
quiere saber si el gobierno quiere sacrificarla, o, a la inversa, atender
sus justas quejas. Antes de todo deseamos ver claro en este caos po-
lltico.. Después la provincia resolverá lo que le conviene hacer"226.
El gabinete imperial está gravemente preocupado; el Emperador
siente vacilar la testa y la corona. la amenaza de Rlo Grande es extre-
madamente seria. Ya fue conjurada una vez pero ahora, rotas las rela-
ciones con Inglaterra, no es el momento para enredarse en conflictos
que enfrentarlan a hermanos con hermanos. Por lo demás la unidad
del Imperio es Jlarto discutible. Cualquier alzamiento en Rlo Grande
podría suscitar imitadores; acaso en el Mato Grosso. No cabe duda:
el mal debe ser conjurado. Al principio se intenta usar la autoridad. El
gabinete se dirige al presidente de Rlo Grande; lo hace por medio del
Marqués de Abran tes el 22 de diciembre de 1863: "El gobierno impe-
rial ha visto con amargura que, a pesar de _sus insistentes y reiteradas
órdenes y recomendaciones, la causa de la rebelión que actualmente
azota el Estado Oriental, continúa encontrando el apoyo y el concurso
de algunos brasilel"ios irreflexivos, que desconociendo sus propios
deberes y los de su pals, exponen asl al mismo gobierno a acusa-
93
ciones de deslealtad en sus declaraciones solemnes, y quizás a
conflictos internacionales de consecuencias gravlsimas". El Marqués
agregará que la imprudencia "criminal y condenable" de esos brasile-
i'IOs inhibla al gobierno de prestarles la protección debida, y de recla-
mar contra los vejámenes y violencias que pudieran sufrir "en la sen-
da desatinada a que se han lanzado"227. .·
He aqui el reconocimiento oficial: hay participacíón masiva de bra-
silei'los en los sucesos orientales; la confesión, al mismo tiempo, de
la impotencia para hacerse obedecer; la insinuación- no demasiado
velada sobre las graves consecuencias que podrlan darse: la indepen-
dencia oriental está garantizada no solamente por Argentina, Brasil y
Paraguay; también Inglaterra la. qarante.
Pero los hechos se precipit-.;n. En los primeros dfas de marzo de
1864 aparecen en el Janeiro la detestada figura del viejo general Anto-
nio de Souza Netto. Viene a amenazar: el gobierno debe intervenir en
favor de los brasilei'los establecidos en la República Oriental; de no
hacerlo, él se pondrá a la cabeza de 40.000 compatriotas, casi todos
originarios de Rlo Grande, para hacerse justicia con sus propias ma-
nos. Pero si esta última coyuntura se diera, que el Emperador acepte
las consecuencias... Otra vez la amenaza separatista; en boca de
Netto constituye algo más que una ardorosa efusión verbal.
En ese momento, precisamente en ese álgido momento en que la
presión de los negreros y saladeristas de Río Grande llega a niveles
peligrosos, José Mármol arriba aRlo enviado por el gobierno argenti-
no, para averiguar, inocentemente, " ...por cuánto tiempo juzgarla
propio (el gobierno del Emperador. L.P.) permitir la continuación de
las actuales conmociones intestinas de la República Oriental, que tan
serios perjuicios causan a los intereses de los numerosos residentes
argentinos y brasilei'los en aquel pals... "228. Conmovedora preocupa-
ción, coincidencia sugerente: el general Souza Netto ha recibido el
empujoncito que su causa necesita. El 16 de abril Mármol le escribe a
Mitre: "El gobierno va a remolque de la opinión riograndense, y aqul
mismo lo impelen a una polltica interventora"229. En otra oportunidad
escribirá: "Los i.ntereses de un caudillo riograndense colocaron algo-
bierno imperial en la disyuntiva, en marzo de 1864, de sofocar con las
armas en la provincia de Rfo Grande algOn desacato a la autoridad
soberana o de fusilar orientales, complaciendo al general Netto en
sus pretensiones de auxiliar al revolucionario Flores. La cosa no pare-
ció grave y se decidió el Brasil por fusilar orientales"230. Está todo
dicho: el gobierno del Brasil ha cedido a la presión.
La prueba oficial de la nueva polltica del gabinete imperial está da-
da por las instrúcciones que el 20 de abril firma el ministro de Rela-
ciones Exteriores. Olas Vieira, para la misión Saraiva: "Como V.E. sa-
be -escribe- y lo sabe también el Gobierno Oriental, a despecho de
las más expresas recomendaciones y de las más terminantes órdenes
95
de ·Penedo, representante del Brasil ante la corte de Saint James),
cree que el Uruguay tiene que ser más o menos pronto, una Provincia
del Brasi 1, no por la conquista de las armas brasilel'\as, si no por la ab·
sorcíón pacifica que se ha hecho ya de una gran parte del territorio de
esa República, hoy ocupada exclusivamente por propietarios brasile·
nos hasta el Rlo Negro". Y el sel'lor Barón le explica en seguida a
Carlos Calvo que "el Emperador del Brasil ha sido obligado por el ge·
neral Netto de Rlo Grande a intervenir con su armada de mar y tierra
contra la desgraciada Repúbli ca del Uruguay, so pena de que ese ge-
neral y la Provincia de AJo Grande se levantase en masa y fuese total·
mente perdida para ellmperlo "235.
Las violencias desatadas contra el Uruguay por el eje Mitre-Flores·
Souza· Netto constituyen un real peligro para la independencia uru.
guaya, por más que solemnes protocolos protesten el respeto del Bra·
sil y la Argentina hacia la misma. En la faena, los liberales de Buenos
Aires dábanse la mano con los negreros y saladeristas de Rlo Grande.
Esto es algo más que una frase; en La Nación Argentina del 18 de
abril de 1865 se lee: llegó a Buenos Aires "el valiente general Netto
(.. .)Enviamos un aprerón de manos al correligionario polltico''. ¡Sin-
gular liberalismo!
La aventura florista terminó con Flores transformado en dictador
de su patria. Cuando entró victorioso en Montevideo, marinerla ingle-
sa, lrancesa, italiana y espai'lola había desembarcado y ocupaba la
casa de Gobierno, la Aduana y las casas de comercio de los princ~pa·
les comerciantes extranjeros. El general Mitre encontró la frase de
turno: "Conocido es et feliz desenlace de la cuestión oriental . .. ~ '236.
96
grande"; las reclamaciones -ese era el acuerdo- serian resueltas
por una comisión mixta de dos personas nombradas una por cada go-
bierno: convert irlase en deuda pública el monto admitido. No es
ocioso anotar que el reclamo brasileno se inició en Alo ante el mi-
nistro oriental acreditado ante el Emperador; acabábase de conocer
el éxito obtenido por Inglaterra y Francia en reclamos similares. El
precedente estaba. Y ciertamente la cancillerla oriental no pudo me-
nos que prometer ocuparse del asunto; en 1858 será objeto de un pro-
tocolo que firman los ministros Carreras del Uruguay y Amaral del
Brasil. Pero luego el protocolo ·quedarla sepultado hasta 1860; en ese
ano la Comisión de Legislación del Senado uruguayo lo informará
desfavorablemente obten iendo en consecuencia el rechazo del cuer·
~m . .
Estos arrestos de so~eranla y dignidad nacional no iban a ser olvi-
dados fácilmente por los gobernantes del Imperio. Yen lo que atane a
la deuda el rechazo . configura.ba un verdadero desaire, siendo que
Francia e Inglaterra hablan sido atendidas en sus reclamos. Y no pa-
raban ahllas concesiones a las potencias europeas: en 1860 la lega-
ción inglesa solicitaba y.obten la del gobierno de Berro la isla de Gorri-
t i: Inglaterra instalarla alll un depósito de municiones navales239. El
12 de agosto de 1862 el gobierno uruguayo aprobaba por ley la con-
vención ajustada el 20 de junio del mismo al'\o con Franela e Ingla-
terra; fijada en cuatro millones de pesos moneda antigua la deuda
oriental para con ambas potencias, determinando que cubrla definiti-
va y totalmente las reclamaciones de los súbditos de ambas poten-
cias por,perjuicios originados en la " guerra grande" 240. El reconoci-
miento de la deuda nació de un acto de obsecuencia de la Asamblea
L-egislat iva, que el 10 de julio de 1857 resolvla espontárwamente que
las reclamaciones de tos súbditos de Ing laterra y de Francia -autori·
zadas por la ley de perjuicios de guerra de julio de 1853- ·deblan ser
resueltas definitivamente en cuanto a monto y justificación por una
comisión mixta241. El historiador uruguayo Eduardo Acevedo califica
el hecho de "asombrosa liberalidad de la Asamblea"242. Realmente
asombrosa: fue una dádiva. No obstante, cuando el Uruguay se vio
obligado a suspender los servicios de esa deuda qu~ no emanaba de
convenciones internacionales, la respuesta se manifestó como recla-
maciones diplomáticas que se ~· produjeron en forma brutal , tanto por
el monto de los perjuicios Q.ue hicieron prevalecer como por las intima-
ciones violentlsimas que pareclan presagiar una guerra inmediata, en
el caso de que las autoridades orientales no se doblegaran ante las
amenazas"243. Quede claro que la amenaza de guerra contra el pe-
quel'lo y débil Estado Oriental partla de las dos más grandes poten-
cias .de la t ierra. Y obsérvese que uno de los motivos del litigio residla
97
en que el Uruguay no se
avenla a pagar un interés de 1/z% mensual
que reclamaban las legaciones de Francia e lnglat~rra en Montevi-
deo, por una deuda reeonocida espontáneamente por el deudor.
Entre tanto, el Imperio segula acumulando rencor y en su Mensaje
de 1863 el presidente Berro dirá que el Brasil ha insistido en su exi-
gem:Jia de una comisión mixta para atender los reclamos brasilei'\os
por perjuicios de guerra244. _ ·
En aparente contradicción con la no muy amistosa relación entre el
Imperio y la Repóblica, el 19 de octubre de 1863 __;,en plena rebelión de
Flores y con desagrado de los brasileí\os adheridos a la misma- el
Banco Mauá conviene en prestar al gobierno oriental, en tanto dure la
situación de guerra, las cantidades de dinero necesarias para atender
sus gastos ordinarios y extraordinarios; se emitirlan titulos con el6o/o
anual de interés y 1% de amortización acumulativa, al precio del
40%, hasta llegar a la suma de seis millones de pesos245. Por-supues-
to, se creaban nuevos impues_tos para atender los servicios de la
deuda; el mismo Banco Mauá estimaba habrfan de producir 436.000
pesos anuales, suma suficiente, sefialaba, para amortizar el capital y
los intereses en un plazo de 31 aflos, y en menos tiempo si la renta
aumentara246:
98
1853 a un Banco de .Brasil oficiaL En ese ano -a estar su biógrafo-
lreneo controla casi todo el comercio del Brasil; por lo derrlés la fu-
sión bancaria no es de su agrado puesto que el ahora .Banco oficial
monopoliza la canalización de capitales y la emisión de moneda. !re-
neo rechazara el puesto de Director y en 1854 funda la sociedad ban-
caria en comandita Mauá, Me. Gregor y Co., con agencia en Londres.
Trabábase la lucha entre el Banco oficial y la nueva Institución funda·
da por Mauá. .
El poder de lreneo Evangelista va creciendo de continuo: también
su-relación con los más importantes -capitales Ingleses. Ya en .1851
habla fundado la " Rfo Janeyro Gas Co." cuya casa central estaba en
Londres248. Y el 6 de setiembre del mismo ano El Correo Mercantil de
Rlo publicaba un contrato por el cual lreneo Evangelista de .Souza
abrla un crédito de 1..200.000 francos al gobierno de Montevideo, al
par que le aseguraba la provisión de 12 canones, 2.500 fusiles, varios
miles de balas, pólvora, etc.249. El 14 del mismo mea O Americano de
Rlo publicaba el cont rato seguido de estas palabras: "aunque no ap~- .
rece la firma de ninguno de nuestros ministros, nadie al leerlo dejara
de comprender que el gobierno es represent ado en este negocio por el
senor lreneo Evangelista de Souza"250. Intereses anglo-brasilenos
representados por el gran hombre de negocios apoyaban al gobierno
de Montevideo en su lucha contra el sitio de Oribe. La ayuda seria de-
cisiva, y por cierto no habrla de reducirse a lo que detalla el contrato.
En 1852 Mauá funda la " Amazon Co." de navegación con casa
central en Londres251 . Desde 1854 tiene su Banco y su carrera es irre-
sistible. En 1857 discute con Andrés Lamas la instalación en Montevi-
deo de un Banco. Por ley del Estado Oriental del 2 de j ulio de 1859 se
·aprueba su instalación; será Banco de emisión, depósitos y descuen-
tos con un capital de 1.200.000 pesos y la facultad de emitir por el
triple de su fondo efectivo252. El banquero uruguayo Dr. Claudia Witli·
man dirá del Banco Mauá del Uruguay: su "crédito e influencia llega-
ron a ser casi omnipotentes en el Rlo de la·Piata"253.
Por convenio pactado entre Andrés Lamas y Mauá a med iados de
1859, el Banco pasaba a representar a un núcleo de acreedores del Es-
tado; como garantla del cumplimiento de los servicios quedaban
expresamer:~te afectados los derechos del 2% sobre la Importación,
del 4% sobre la exportación y del 4% sobre la venta de todas las pro-
piedades rurales y urbanas. Las correspondientes recaudaciones se-
rian semanalmente depositadas por el gobierno en las cajas del Ban-
co Mauá254. No solamente se hipotecaban rentas a favor de los repre-
sentados por el Banco, sino qu~ el producido de las mismas iba a pa-
99
rar a su·s arcas, de donde el Banco tomarla las sumas acordadas para
ir cancelando el capital y los intereses. Quedaba impllcito que Mauá y
sus representados no confiaban que el gobierno cumpliera en fecha,
de quedar los fondos afectados depositados en las arcas oficiales.
No pasarla mucho para que el medio circulante más usual en las
estancias y saladeros del Uruguay fuera el papel emitido por el Banco
Mauá. Los hermanos Mulhall -de cuya rica información es dificil
prescindir- sel'lalarán en 1869 que Mauá es el mas grande propieta·
rio territorial del Plata -de ambas bandas del rlo - con inmensos es·
tableclmientos a orillas del Rlo Uruguay y muchas propiedades en
Montevideo y Buenos Aires256. La sucursal del Banco radicada en la
capital argentina estaba dirigida por el inglés William Leslie.
Mauá es acaso la más poderosa cul\a del capitalismo inglés en es·
tas latitudes; En 1862 se produce una grave tensión entre Saint James
y el gobierno del Emperador. En esa oportunidad lreneo Evangelista
de Souza apréstase a actuar de mediador; aparentemente cuenta con
la autorización del Marqués de Abrantes, ministro de Negocios
Extranjeros del Imperio. Pero sabedor don Pedro 11 de los pasos que
se dispone a dar su súbdito, hace conocer su disgusto por esa "intem·
pestiva y prematura intervención". Para agregar: "¿A titulo de qué se
metla Mauá· en eso? ¿Como banquero y hombre de negocios, con inte- .
reses y capitales fntimamente· li gados a los ing leses? Es más que ·
sospechoso " 256. ¡Lo dice el ·sefiOr Braganza, criatura amamantada
por los empréstitos de Rotschild!
Es este caballero quien so st-iene financieramente al gobierno -de
Berro en 1863, a comienzos de la revol uc ión florista, según lo visto
más arriba. Es él quien reorganiza la empresa de iluminación a gas de
Montevideo incluyendo en su Directorio a los uruguayos Manuel
Herrera y Obes y Florentino Castellanos257. Y a él alude en estos tér-
minos ·el Echo do Su/ de Porto Alegre, en 1863: "Queremos que el go-
bierno nos diga clara y positivamente si pretende envolverse en una
lucha a favor del Barón de Maua y del partido blanco, o si quiere aten·
der a los llamamientos de nuestros compatriotas habitantes del pals
vecino" 25a. ..
Los neg~eros riograndenses -en esta coyuntura- no son del agra-
do del Barón; él se entiende con los blancos uruguayos y no ve moti-
vos para favorecer ningún cambio. Entre tanto detrás suyo merodea el
viejo Rotschild de Londres.
A fines de 1863 retorna a Rlo: ac·aba de esforzarse por aquietar el
maremagnum rioplatense; en octubre acordó un empréstito con el go-
bi'erno oriental y se propone patrocina¡ su causa contra el gobierno de
Buenos Aires y sus al iados brasileflos . Para esa época te escribe a su
amigo Lamas: "Estando el ministerio (brasiler\o. L.P.) moribundo no
es posible deducir lo que se hará, pero n·o hay ninguna duda de que la
invasión {de Flores. L..P.) y todas fas ocurrencias que le han seguido
100
son el desenvolvimiento de la polltica argentina para esta~~~
Rep(J)Iica Oriental una influencia indebida. Es por consecuencia .na·
tural que el Brasil tenga al f inal que contrariar semejante politlca. Pe-
ro V.E. sabe cuán morosa es la acción de este gobierno, en tanto ahl
los sucesos se preclpitan" 259. Mauá sugiere que la respuesta ade·
cuada a los manejos mitristas reside en la intervención brasilena ..Aún
no prevé que la intervención habrla de producirse a favor de la políiica
por él repudiada y en contra de sus amigos los blancos.
El 8 de marzo de 1864 vuelve a escribir a Lamas desde Rio: "Afligido
y descontento, obligado a acompai'lar los sucesos sin poder domi·
narlos. reslgnome a lo que viene, porque me cansé con los cinco me-
ses de residencia en el Rlo de la Plata: creo·que sólo hay que esperar
el bien por el exceso de los males"260. Mauá es testigo impotente del
vuelco que sufre la situación en el Brasil en contra de sus amigos uru·
guayos. Ya encontrará la manera de restaflar sus heridas morales. El
20 de abril firma un articulo en el Jornal do Commercío; lamenta que
Brasil aparezca en el Plata "con aires de amenaza", en lugar de exhi·
bir "actitud elevada y digna de una nación vecina, poderosa amiga";
deplora que la intervención que se anuncia lo sea " bajo la presión de
exageradas reclamac iones", amanadas y faltas de verdad, calcula·
das " para envenenar mejor el esplritu público" 2fl1. Es su última-protes·
ta contra la "alianza monstruosa··. que asi habrá de caliticar.la unión
de Argentina, Brasil y Flores; esa alianza que permitió el ascenso de
Flores al poder, "Imposible sin el auxilio de las armas deltmperlo"262.
El 8 de mayo parte para Europa, donde permanecerá por dos artos.
En Londres realiza la fusión del Banco Mauá,Mac. Gregor con el Lon·
don and Brazilian Bank Ltd., creando el London, Brazilian and Mauá
Bank. Con el tiempo llegará a tener 13 casas en dist intos lugares de
América, y agencias y corresponsallas en las principales capitales
europeas. Ahora el poder de lreneo Evangelista parece mayor que
nunca, pero los paramentos deslumbrantes no corresponden a lo que
sugieren. En 1865 Andrés Lamas le escribe pidiendo lo nombre aboga-
do de la nueva institución, a lo que responde Mauá: "Hoy no tengo el
poder que tenia antes de la fusión de mis establecimientos con el
Banco inglés; entonces mandaba, ahora tengo que discutir y conven·
cer"263. Antes era socio de poderosos intereses británicos; ahora es
engranaje de una máquina que otros mueven y qrientan.
El 30 de enero de 1865 comunica Mauá al gobierno uruguayo
-Aguirre ha sucedido a Berro en la presidencia- que acaba de reali·
zar en Londres la conversión de la deuda interna hasta la suma de un
millón de libras esterlinas, en titulas denOminados del "Empréstito
Montevideano Europeo··. Poco después informará haber llevado al
crédito de la cuenta corriente del gobierno oriental la cantidad de
101
470.000 pesos, procedentes del beneficio del 10% de la conversión
europea de la deuda interna2&4.
· En tanto representante de un grupo de importantes acreedores,
Mauá le ha hecho un flaco favor a la débil repOblica del Pl¡lta: los acre-
edores ya no serán connacionales o extranjeros radicados en su
suelo; han uniformado su representación y son ahora súbditos de la
primera potencia de la tierra. Y es notorio que cuando los deudores de ·
sus súbditos no pagan o se. muestran ligeramente esquivos, Ingla-
terra amenaza con la flota, moviliza su diplomacia y utiliza las nume-
rosas armas de que dispone· para hacer respetar el nombre Inglés. Y
sus intereses. ·
Aqul por cierto no termina la vinculación de Mauá con el Uruguay;
pero el resto queda para más apelante-. Sólo cabria adelantar que su
final fue patético: murió en la miseria; no se sabe que los Rotschild vi-
nieran alguna vez a socorrerle, o tan siquiera a confortarle. Cuando
quedó sin jugo, devino uno más entre los muchos que fueron exprimí·
dos por sus amos; sólo que en nuestra América Latina pocos rayaron
tan alto en el campo de los negocios y las f inanzas. Finalmente, po-
r;os talentos tan relevantes como el suyo tuvieron los Rotschild bajo
su dorf!inio. Pero los viejos usureros y banqueros eran demasiado
pragmáticos para albergar hacia lreneo Evangelista alguna simpatla
que no emanara de la que sus éxitos lograban suscitar.
103
la construcción y explotación del ferrocarril de Montevideo a Durazno.
Le concede una garantla del 7% de beneficio sobre una inversión esti-
mada en 10.000 libras por milla inglesa; exime a la empresa de de-
rechos de aduana por la introducción de.materiales para construir la
linea y se obliga a. adquirir dos mil acciones de 235 pesos cada una.
Pero sucede que los ingleses no constituyen el depósito en garantla
que se les ha exigido y el ministro de Gobierno promueve la formación
de una empresa con capitales locales. El mismo ministro, Oaniel
Zorrilla, la encabeza y en abril de 1867, Inauguradas las obras, apare-
ce como representante del grupo de capitalistas locales el señor Se-
nén Rodrlguez, que ya lo habla sido en la desechada empresa
inglesa...270.
· Otro de los primeros actos. de gobierno de Venancio Flores, derogó
el decreto del6 de octubre de 1864 que autorizaba la venta de terrenos
fiscales; invoca la ley del6 de julio de 1852 que prohibe su venta y los
afecta a la amortización de la deuda general del Estado27l. Y aún más
leios: declara nulas las enajenaciones practicadas y manda reembol·
sar a Jos compradores lo que hubieran pagado272. · · ·
Los acreedores del Estado Oriental, ya pueden descansar tran-
quilos; Flores les ha retornado la calma al cuerpo. En las arcas ofi-
ciales ingresan 1.388.000 pesos en carácter de subsidio otorgado por
el Brasil para equiparar y sostener la división oriental que marchará a
pelear al Paraguay. ¿Parte de lo que Flores piensa cobrarle al Para·
guay por hacerle la guerra? Anticipo o no, el tal sub~idio brasilei'lo es
en verdad un préstamo que devenga intereses. Para 1867 las cuentas
con el Imperio dicen esto:
Resumen:
-Capital primitivo y nominal de la deuda .............. 13.148.600 pesos
-Amortizado a la fecha ............................................ 1.536.120 pesos
-Saldo en circulación .............................................. 11.612.480 pesos
Del cual están localizados:
a) En Montevideo .......................................................... 6.912.480 pesos
b) En Londres ................................:................................ 4. 700.000 pesos
105
El diario calcula que los intereses a pagar en adelante montan pe·
sos 756.916 anuales, suma gue d.is_mjn~:Jlrla _e_n el futuro ~n raz~n de las
amortizaciones que se fueran haciendo276. La aduana puede dar
--calcula El Siglo- 3.000.000 de renta anual, y si a eso se agrega el
producto del papel sellado, de las patentes y de la contribución direc·
ta "resultará ·que hay desahogo financiero y que la buena admi·
nistración de esas deudas por el Banco Mauá constituye una buena
garantla para los tenedores de tftulos"277. ·
La transcripción del cuadro.anterior muestra de nuevo la importan-
cia dei Banco Mauá en la vida uruguaya; la calda de ~us amigos los
blancos no alterará en un ápice su influencia en las finanzas ofi·
ciales. Es que en verdad detrás del Banco hay algo más sólido que el
mismo Mauá: el capital inglés. Por ot.ra parte, adviértase hasta qué
punto sigue controlando al gobierno oriental, que las recaudaciones
de impuestos son depositadas -igual que antes- en las arcas del
Banco y administradas por éste, en lo que atai'le al menos a las amor·
tizaciones de las deudas mencionadas.
La carrera endeudatoria habria de proseguir bajo la dictadura de
Flores. Por decreto del 2 de mayo de 1866 se crea la deuda llamada
"Rescate de tierras", afectando al pago de sus intereses el producto
del arrendamierHo de campos fiscales más un aumento-del impues-
to a los timbres, y a su amortización por sorteo y a la par el excedente
del mencionado servicio y el producto de la venta de tierras fisca·
Jes27B.
El 20 de junio de 1866 el gobierno de Flores decreta por primera vez
en la historia del país el curso forzoso. Otro "mérito" de don Venan-
cio. En los considerandos del decreto, el gobierno aparece relevando
oficiosa y espontáneamente a los bancos de la obligación de conver- ·
tir sus billetes, como medio de impedir la exportación de oro, etc., etc.
Pero nadie ignora -lo .dicen José Ellauri y Julio Herrera y Obes- ni
nunca fue un misterio que la medida fue dictada por exigencia y en
beneficio del Banco Mauá y Cia., a quien el gobierno más que vincula·
do _está sometido en razón de las crecidas sumas que le adeuda.
En el articulo 1o del decreto se lee que durante seis meses, a pa~tir
de la fecha, quedan relevados los Bancos de Emisión en el pals de la
obligación de convertir sus billetes por oro; continuará el Estado reci·
biendo esos papeles como si fueran dinero en efectivo, lo que tam·
bién deberán hacer los particulares en sus transacciones.
En marzo 30 de 1868 termina el plazo fijado por segunda vez y halle-
gado la hora de volver a la conversión de los billetes en oro. Pero los
Bancos Mauá y Montevideano, puestos en la necesidad de hacer efec-
tivas sus obl igacíones, cierran sus puertas y comienzan a presionar al
gobierno -que ahora preside el general Batlle- para que prolongue
una vez más el curso forzoso. Entre tanto -anotan los citados auto-
res- estalla una rebelión "asalariada por los Bancos quebrados",
276fd., Id.
277 Id., pág. 196.
278fd., Id.
106
que acaudilla en la campana el coronel Pérez279, Es la herencia que
Flores le deja a su pals. ·
279 José Ellaurí y Julio Herrera y Obes, El curso forzoso en Buenos Aires,
Buenos Aires, Imprenta La Tribuna, 1867, pág. 83.
280 Eduardo Acevedo, Notas y Apuntes. .., op. cit., pág. 199.
281 Id., pág. 200.
2821d., págs. 204 y 205.
283 Jd., págs. 199 y 200.
107
sos por ventas y dineros suministrados por· el Banco Mauá, que son
gastados así:
-Guerra ....................... .. ...................... .......................1. 741.239 pesos
-Hacienda ................................................................. 372.457 ·pesos
-Legislatura .............................................................. 24.444 pesos
-Relaciones 31.388 pesos
. -Gobierno .......... ..................................... .................. 410.937 pesos
·Gastos eventuales ....................... ......................... 92.093· pesos
-Créditos a pagar por tesorerla ....... .................... 167.461 pesos284
pág. 200.
264 Id..
285 M. G. y E. T. Mulhall, Manual de las Repúblicas del Plata. Buenos Aires,
lmpr. Coni. 1876. p ág. 280.
286 Eduardo Ac evedo. Notas y Apuntes .... op . c i t .. pág . 221 .
108
tivos de la ruptura de nuestras relaciones con el imperio del Brasi 1y el
estado poco cordial en que han quedado con el gabinete argentino,
son los sangrientos acontecimientos que hoy enlutan la República.
Oriental del Uruguay y que amenazan dislocar el equilibrio del Rfo de
la Plata. Estas dos potencias garantes de la independencia de aquél
Estado, son las que hoy la atacan, y el Brasil, que en 1850, en un trata-
do solemne, sosten la con nosotros la necesidad del statu quo de las
nacionalidades de esta parte de América y especialmente la autono·
mla del Estado Oriental, se alla al partido rebelde que, lanzado de la
capital argentina y con los auxilios de un comité revolucionario, públi·
camente establecido alll, de9ola la riqueza nacional y ensangrienta el
suelo patrio"287,
El Paraguay vióse en la obligación de declarar la guerra al Brasil y
de inmediato inició operaoiones ofensivas. Desde el desembarco de
Flores hasta la crisis áotual, en sua lineas generales el proceso ve-
nlase desarrollando confOrme a los planes de Mitre. Ya no estaban en
el poder los blancos uruguayos; ahora le tocaba el turno a quien repu·
taba enemigo mucho más peligroso: el régimen de Solano l.ópez.
109
V. ¡los civilizadores! ·
1. Primero neutralizar
112
\
114
ojos del mercader brillan de codicia: "espléndida", "magnrtlcf", ...pre·
ciosos productos". Esto es hablar claro. Llamar las cosa~ por su
nombre. El 5 de abril escribe el diario oficial: "Todos saben que los ti·
tulados Gobiernos del Paraguay, han producido siempre la exporta·
ción de los principales ramos que constituyen la riqueza de aquel in·
fortunado pafs. Esta bárbara medida... "
¡Acabemos, sel'lores! Ahora sabemos a qué le llaman barbarie: al
cuasi monopolio del comercio exterior; al margen casi nulo que el Pa-
raguay otorga para importar y exportar a comerciantes particulares.
¿Y para eso tanta retórica?
3. La tentación no vencida
~ ~6
" Insensatez, porque no se provoca una guerra exterior para cam·
biar violentamente el orden establecido" (. ..) "Crimen, porque no se
va a matar a bálazo.s a un pueblo, dando por razón de t al guerra que
se va a.derribar una tiranla"~.
· Sorprendente impavidez para mentir; cinismo increfble. Por todas
las razones que Mitre condena en 1869, cuatro anos antes fue a la
guerra. Sus propias palabras hacen el proceso de su polltlca; y el que
las haya escrito y ampliamente divulgado en la prensa de su tiempo
está proclamando que no todo salió como lo hubieran querido sus
suenes virreinales.
Mas debe decirse que a l general le costó desprenderse de sus avi-
deces; posteriormente pensó que si no todo, por lo menos un trozo del
bocado podla ser un consuelo. En 1873 acep.tó una misión plenipoten-
ciaria a la Asunción; debla lograr que el Paraguay consintiera en
desprenderse de la región chaquena que la Argentina se habla reser·
vado en virtud del Tratado de la Triple Alianza. E115 de julio del citado
ano le escribe al ministro Tejedor desde la capital guaranr: imposible
obtener nada del Paraguay. Las ·razones serian explicitadas en 1876,
en la cuarta conferencia celebrada para labrar un tratado de paz; en·
tonces diria el ministro paraguayo Machain:" ... el general Mitre habla
declarado no tener documentos para sostener con ventaja derechos
argentinos más allá del Pitcomayo''295.
No obstante, cuando la disputa paraguayo-argentina fue sometida
al arbitraje del presidente Hayes de los EE.UU., los pliegos donde se
formulaban y fundamentaban las reivindicaciones territoriales argen·
tinas fueron redactados por los senores Mitre, Carranza, Trelles y Sa·
ravla. Y el ministro argentino en los EE.UU.', doctor Manuel J. Garcla
debió confesar a su gobierno que la documentación presentada por el
Paraguay destrura completamente la argumentación argent ina, lo que
por cierto habría de determinar un arbitraje favorable al Paraguay: la
Argentina debió devolver parte de los territorios que estaba ocupando
Ilegalmente.
El doctor Alejandro Audivert que comenta estos hechos -dice
Herrera, de quien tomamos la información- no concluye de entender
cómo Mitre redactó un memorándum que·nos puso en ridlculo, cuan·
do el 5 de agosto de 1873 le habla escrito al ministro Tejedor que
" . . :jamás, en ningún acto ni documento público, ha aparec ido la aspl·
ración (argentina. L.P.) más al norte del Pílcomayo ... ". Porque la ver·
dad era esta: el !Imite histórico entre la gobernación del Paraguay y lo
que hoy era la República Argentina estaba configurado por el Rlo
Bermejo296.
Por fin, y para senatar que las aspiraciones a la anexión no se cir·
cunscriblan a un par de individuos sino que eran patrimonio del grupo
gobernante, debe citarse una carta que .le escribe Mármol al general
Tomá·s Gu ido desde Rlo de Janeiro el 29 de junio de 1865:·"Una. sola
pena me acompana en esta guerra: tengo pena de que no vamos solos
117
a la Asunción, y de que yendo acompanados no hagamos del Para·
guay lo que debiéramos hacer con o contra su voluntad, es decir, una
provincia argentina... "297 .
Y el que lo diga Mármol tiene su interés, ya qt,~e posteriormente
tendrá con Mitre serias diferencias a propósito de la Intervención en
el Uruguay y en la misma guerra contra el Paraguay. ·
4. ¿Por 9ué.••?
¿Por qué el grupo gobernante de Buenos Aires, que después de Pa·
vón ha extendido su dominio sobre todo el pals, necesita liquidar a los
gobiernos blanco del Uruguay y de Solano López del Paraguay?
A lo largo de las páginas que quedan atrás se van atisbando algu-
nas de las razones; ya es el momento de detenerse en la razón polftica
fundamental.
En mayo del 63 corre un rumor en los cfrculos pollticos de Buenos
Aires: se estarla gestando una combinación polftica con el Brasil; a
cambio de la cooperación del Imperio para sostener a Mitre en su
enfrentamiento con el interior y sus motoneras, el gobierno nacional
ayudarla al Brasil en su cuestión de limites con el Paraguay. Es solo
un rumor y como tal debe ser tomado298. Pero en la carta particular
que el ministro Elizalde le escribe a Sarmiento, ministro argentino en
los EE.UU., el11 de octubre de 1865, parece confirmarse que el r~mor.
del 63 no estaba totalmente desencaminado: "Ud. sabe -anota don
Rufino- que desde que se organizó el gobierno actual de la República,
tenlamos en contra un gran partido Interno, el Paraguay, y la Repúbli-
ca Oriental, el Brasil y casi todos los agentes extranjeros.
"Nuestro acuerdo con el general Urquiza debilitó a nuestros enemi·
gos y pudimos ir, poco a poco, con una polftica elevada y con los ele·
m~ntos que nos procuramos, irlos venciendo o propiciándolos.
"Hicimos amigos de los agentes extranjeros, hicimos un amigo del
Brasil, dejando las cosas seguir su rumbo (la agresión al Uruguay.
L.P), el gobierno de Montevideo desapareció para ser reemplazado
por uno amigo. La montonera del Chacho fue vencida"299.
Lenguaje "diplomático" aparte ("polltica elevada", "dejando lasco·
· sas seguir su rumbo") el canciller de Mitre declara que a poco de ac·
cedido al poder, el gobierno de don Bartolo elaboró una polltica para
solidificar su posición destruyendo o neutralizando a sus enemigos
reales, posibles y probables. Debió buscar aliados y los encontró; y
según lo pidieron las circunstancias condicionó su táctica al logro del
objetivo final: seflorear sobre el pals entero sin serias oposi~ones in·
ternas ni vecinos de afuera·que pudieran significar una base para que
la oposición se lanzara a una aventura.
El diplomático chileno Lastarrla confirma esta versión de los
hechos. Luego de una entrevista con el canciller Elizalde en la que
118
ambos conversan sobre la propuesta mediación de los paises ameri-
canos del Pacffico en la guerra del Paraguay, resumirá en los siguien-
tes términos lo· conversado, en nota del 3 de agosto de 1866, al mi-
nistro chileno de Relaciones Exteriores: " El sel'lor Ministro me confir-
mó en la convicción inquebrantable que tengo, de que esta guerra es
para los dos gobiernos, argentino y brasilei'\o, una cuestión de amor
propio, desde que han visto rechazado y debilitado su colosal poder
por el esfuerzo de los paraguayos, y desde que no pueden renunciar a
sus fantásticas esperanzas, sin tener que reconocer la superioridad
del enemigo, que se imaginaron vencer en tres. meses. El Ministro
agregó francamente, que la guerra era una cuestión de vida o muerte
para su Gobierno, porque desde que quedase en píe el del Paraguay,
en él hallarla el más poderóso auxilíar el partido polltico que es adver-
so al argentino, para derrocarto, encendiendo una guerra civil, que se-
rfa mucho mtls desastrosa "300.
Lo de amor propio va por la negativa a aceptar toda mediación que
paralizara la guerra en' su estado actual; hubiera sido algo asf como
un empate y no la estruendosa victoria que habla prometido Mitre a
·sus partidarios. En cuanto a las "francas" palabras de Elizalde, no ha-
cen sino verificar una vez más cuál fue la razón polltica fundamental
de la participación argentina en la guerra contra el Paraguay. El pollti- .
co brasileno Joaquln Nabuco lo expresa de esta manera:"...la victo-
ria de López sobre el Brasil seria para Buenos Aires, al menos para el
orden liberal a la sazón en sus comienzos, un desastre de más serias
.consecuencias que para el Brasi1"301. Esta afirmación es aceptable
con este agregado: la sola presencia y desarrollo· del régimen de Ló-
pez era incompatible con· el llamado liberalismo rioplatense. La agre-
sión del Paraguay a la Argentina liberal se iba a verificar por sola ac-
ción de presencia, por su ejemplo y no por su ejército. De ahl el encar-
nizamiento contra el Paraguay y el empecinamiento en proseguir la
guerra y llevarla hasta sus últiili"as consecuencias. El 27 de julio de
1865 Elizalde le escribe a Mitre: " ... he visto en la nota del general Ur-
quiza algo que me revela una tendencia a negociación de paz;. esto es
preciso combatirlo, si se inicia. Nuestra conveniencia y el Tratado (de
la Triple Alianza: L.P.) nos lo impiden"302. ¡Nuestra conveniencia ... !
. Dos al'\os más tarde. el vicepresidente de la Nación le escribe a
Mitre (25 de setiembre de 1867): "Después de escrita mi anterior carta
sobre la negociación pacifica iniciada por Mr. Gould, y a medida que
más estudiaba el asunto, ~aliaba más posible un arreglo honorable y
digno para los aliados, bajo las bases presentadas, y ésta era tam-
bién la opinión uniforme del ministerio"303. Por supuesto Paz fue de-
soldo ya que Mitre y Elizalde exclulan toda posíblidad de negociación
que no significara el final del Paraguay de López.
Los terratenientes y saladeristas bonaerenses y sus aliados los co-
merciantes de ultamarinos y frutos del pals desarrollaron con el Uru-
~19
guay y luego con el Paraguay una polltica de una agresividad inaudi·
ta; deblan afirmarse definitivamente en el poder e incluir en él a lama·
yor área geográfica posible. Pero ese ansia de dominación polltlca ab·
soluta obedecla a causas más profundas; serán examinadas más
adelante.
120
VI. Los amos de Buenos Aires
121
COlección de documentos de historia argentina, se lee que un tal
Ezeiza, agraciado con 96 leguas de tierra, deberá poblar en ellas seis
estancias306, Diego de Alvear, astrónomo del rey .de Espai'la,anota en
su Diario que en la Banda Oriental hay estancias de cuatro a sel.s le-
guas de frente por tanto o más de fondo; e incluso las hay mayores,
con 8, 10, 15 y 20 legu~s307. En la banda de enfrente se reproduce lo de
aqul.
Producidos los hechos .de mayo del afio 10 la Junta decreta que el
coronel Pedro Andrés Garcra· vaya en expedición a la frontera con el
indio con el objeto de ampliarla. De puno y letra de Moreno se lee un
agregado: García deberá estudiar la mejor forma de repartir la tierra
bonaerense para en seguida colonizarla. A su retorno el coronel infor-
ma: "En todos los partidos de campana resonaban los clamores de
los Infelices ganadero~ y labradores. Se habla formado una liga de
propietarios para arrojar a aquellos de sus hogares con varios pre-
textos. . ." 308. Los infelices ganaderos a que alude Garcla son pro-
pietarios de 1.000, 2.000 y 3.000 cabezas de ganado, como él mismo lo
puntualiza más adf:!lante: para aquellos tiempos, una clase media ga-
nadera. En cuanto a la "liga de propietarios", no son otros que los lati-
fundistas y grandes ganaderos exportadores de cueros.
Sin penetrar en la historia menuda del latifundio y andando a gran-
des zancadas, constatamos que entre 1822 y 1830 la enfiteusis rivada·
viana se traduce en 538 individuos, familias o sociedades que ob-
tienen 8.656.000 hectáreas en la provincla~09. En el ano 40, 160 estan-
cias bonaerenses ocupan 5.250.000 hectáreas y 293 personas son pro-
pietarias de 8.600.000 hectáreas310. Cuatro anos antes, en 1836, Ro·
sas pone en venta 1.500 leguas dadas en enfiteusis: 235 individuos ad·
quirirán 1.247 leguas311.
El. grado de concentración de la propiedad territorial es altfsimo y la
codicia de tierras se acrecienta con el advenimiento del tasajo, que
permitirá un mucho mejor aprovechamiento del vacuno y por supues-
to mayores ganancias.
Ya a fines del siglo XVIII hay extracciones significativas de tasajo.
A diferencia de los cueros, que van a Inglaterra y otras potencias
europeas, el tasajo es carne para esc lavos que. compran Brasil y Cuba
para consumo de los pobres infelices.
La Junta de Mayo y el Primer Triunvirato favorecen las exporta-
ciones; este último, un dfa antes de su calda libera de toda clas~ de
derechos 1~ extracción .ele carnes saladas, tasajo, mantas, lenguas,
123
Cuadro 14. Existencia de vacunos ylerierea en la
provincia de Buenos Airea (1882 • 1865 • 1881)
313 Ricardo M. Ort iz. Historia econ ómica de l a Rep ública Argentin a, t. 1,
Buenos Aires. Aaigal. 1955, pág. 96.
~ 1 4 El Anuario Estadistica de la República Argentina indica las siguientes
tntroducctones de ganado vac uno a Bs. As. para consumo de la población;
t863. 317.279; 1864, 303.594; 1865, 486.47 1; 1866, 471 .001 ; 1867, 568.225; 1868,
680.741.
124
res" -como eufemlstica y bucólicamente llaman los censos y esta-
dlsticas a las estancias ganaderas- y las dedicadas a la agricultur-a.
En los ai\os comprendidos en el cuadro 14 estas últimas no sobrepa-
san nunca el 7% del total de las tierras pobladas. En su Mensaje de
41.869 a las Cámaras, el presidente Sarmiento declaraba: "Por el más
imprevisor sistema de colonización que haya ensayado pueblo algu-
no, la parte más poblada de la República está ya poselda, sin que el
inmigrante encuentre un palmo de superficie exento de las trabas que
a su adquisición opone la propiedad particular. Con 900 mil millas
cuadradas de área, y con una población de 1 Yt millón de habitantes,
los dos tercios no saben, sin embargo, dónde fijar su hogar, y el in·.
migrante a dónde dirigirse para establecer sus petates. En la especta·
ci6n de 100.000 inmigrantes por ano, debemos desde ahora acometer
la tarea de prepararles tierra de fácil adquisición y regir su d istribu-
ción por leyes que estorben que un individuo se apodere del territorio
que baste en Europa para sostener un reino, o que Ja generación ac-
tual despoje a las futuras de su derecho a tener un
hogar y un pedazo
de suelo que ll.a mar su patrlmonio"315. Excelente retrato de una reali-
da~ cruel, que se completa con lo que pintan y exigen y claman los no ·
escasos editoriales que El Rlo de la Plata de José Hernández dedica
al drama del criollo y del gringo recién venido. ¿Qué hace este último?
Ejerce de lustrabotas, vende números de loterla, "ramos tan explota-
dos hoy dla"316, porque, ''¿qué irfa a hacer en una tierra que no le per·
tenece? ¿Qué irla a hacer sin recursos para sostenerse, mientras no
se los proporcionase su industria? ¿Qué irla a hacer sin instrumentos
de.t rabajo? ¿Qué irfa a hacer sin medios de transporte y de comunica·
ción con los centros de población? ¿Qué irla a hacer sin armas para
defenderse de los ataques de los indios?"317. Por supuesto, las mis·
mas palabras valen para el hijo de la tierra, la primera vlctima, ta más
antigua.
126
gentinos, vive de realizar trabajos esporádicos o literalmente de la ca-
za y de la pesca; pero no está orgánicamente integrado al sistema de
producción. Lo que constituye la ralz del permanente malestar social,
de los levantamientos montoneros y de la guerra civil.
Entre tanto el suelo lo acaparan unos poqulsimos sef'lores...¿Es
posible pedir mejores condiciones para la violencia? Sarmiento que lo
sabia, tuvo un consternante desmayo de memoria cuando enfrentó a
sangre y fuego al Chacha Pei'\aloza primero y luego a López Jordán ya
siendo ·presidente. .
Sus palabras del Mensaje de 1869 no eran una "locura" más del " lo-
co Sarmiento" . Y en ese mismo año escribe Nicasio Orono: " ... existe
en las campanas una población desgraciada, poco simpática en ge-
neral para la gente civilizada, y con la cual vamos conduciéndonos co-
mo la conqulsta cristiana con los salvajes, obligados a llevar una vida
nómade y hostil, porque no se ha acertado a hacerles participes en la
propiedad y posesión regular del terreno... "319. La población desgra-
ciada está constituida por la mitad de los argentinos, y el nomadismo
obligado a que alude Orono es legalmente calificado de vagancia. El
"Código Rural" sancionado en 1865 por la legislatura bonaerense di·
ce en su articulo 289: "Será declarado vago todo aquéf que carecien-
do de domicilio fijo y de medios conocidos de subsist encia, perjudi·
que a la moral por su mala conducta y vicios habituales". Las clases
dominantes luego de desposeer a gran parte del pueblo de todo me-
dio de vida, lo obligan al nomadismo y luego lo califican de vago por·
que carece de domicilio y medios de subsistencia. Sarmiento dirá en
1868: " La ley dice que se persiga a los vagos. Pero; ¿cuáles son esos
vagos? ¿Quién los ha hecho vagos sino los gobiernos que no los edu-
can? Si tomamos como vago a uno de los gauchos de nuestra campa-
ña y buscamos. su genealogla, ese gaucho será acaso un descendien-
te de los conquistadores, uno de los duerlos de la tierra, y que hoy no
tiene un palo de ella donde reposar la cabeza". Sarmiento oon suma-
nla educadora equivoca la solución: aquf no era cuestión de mandar a
la escueia para evitar la vagancia, sino permitir a las masas rurales el
acceso a la tierra. ¡Pero qué iban a permitir si la tenlan acaparada
unos Cl!antos! Por lo demás, industrias que demandaran mano de
obra no ras habla, de modo que no queda otro expediente que largarse
al desierto y tener la buena suerte de toparse de vez en cuando con al-
guna vaca perdida. Desde luego, comerse un costillar del animal era
delito, ya que la vaca tenia dueño; pero el hambre ignora la existencia
de la propiedad privada aun a costa de incurrir en las iras del "Código
Rural": ¡perjuicio a la moral , mala conducta y vicio habitual!
319 Nicasio Oroño, " La verdadera organiZación del país'', en Escritos y Discur·
sos, Buenos Aires, 1869, pág . 37.
126
Cuadro 15. Capitales InvertidOs en las distintas actividades
económicas de la provincia de Buenos Aires en 1881
. (en pesos moneda corriente)
ganado vacuno ......,.................................................................... 1.496.439.060
ganado lanar .... ................ ............................ ............................... 2.828.637.420
ganado caballar ......................................................................... 679.186.690
tierra. destinada a pastoreo :............................................:·····.... 6.375.881.821
·en la tndustria............................................................................... 446.336.900
en el comerci o .......................................................................... :. 560.677.030
en los ferrocarriles .:..............................................;.................... 861.486.325
TCTAL$ m/c : · ................................................................. :.. 13.250.645.246
FUENTE: Ceoso de 1SS1 de la pfovlncl a de Bu8flos Aires. Buonoa Aires: 1997.
De los guarismos transcrlptos surge que del total del capital aplicado
a las actividades económicas fundamentales (faltan actividades se-
cundarias tales como "Mensajerlas", etc.), la clase de latifundistas
ganaderos controla un porcentaje muy cercano al 100%, con las si-
guientes observaciones:
127
faenas rurales. Advierte también el· censo con no disimulado orgullo,
ostentado en gráficos y dibujos rayanos en la insolencia, que un ano
antes del censo la producción de la provincia representó el 69% de la
producción nacional y que en 1881 ese guarismo ·ascendió al 71% .
At'lacle que en 1883 -los datos del censo se publicaron varios atlos
después de realizado- la suma de todos los presupuestos provin·
clales montó S m/c 11.320.221,83, pero que a esa suma Buenos Aires
aportó más del 60%. Y que considerando "per capita" los presupues·
tos provinciales, Buenos Aires gasta S m/c 14,3, seguido .por Entte
Rlos con S m/c 7,3, Santa Fe con S m/c 5,8, Corrientes con$ m/c 4,1,
etc., etc. Con lo que acabamos de ubicar .el peso económico deci·
sivo de Buenos Aires en el conjunto del pals y de la oligarquia
ganadera dentro de Buenos Aires. Y venimos a saber, con toda
precisión, por qué esta clase impuso su hegemonfa sobre todo go·
bierno argentino hasta los dtas que corren, con las excepciones
que marcan breves periodos históricos y con el agregado de que a
partir de un momento dado debió compartir su hegemo.nla con el capi·
tal extranjero. De lo cual podria concluirse esto: nada realmente im·
portante que contrariara los intereses más vitales de esa oligarqula
pudo hacerse en el pals; toda empre~a trascendental , como lo fue una
guerra tan feroz como la del Paragu~y. pudo haberse emprendido sin
la aquiescencia o al menos la tolerancia de los latifundistas ganada·
ros de la provincia de Buenos Aires y la gran burguesla comercial, cu·
yo inmenso poder no surge claramente de las cifras transcriptas.
Rubro 1- Lana.
Rubro 2-Cueros vacunos secos y salados.
Rubro 3-Carne salada y tasajo.
Rubro 4-Sebo y grasa de vapor.
129
dependen de las ventas al exterior para acumular inmensas riquezas,
para sostenerlas y acrecentarlas. ·
131
libras; pero casi el 80% de esa suma ($ fts. 70.394.282 ó su equivalen·
te 14.000.000 libras en cifras redondas) y Francia (S fts. 24.044.757 o
su equivalente en 4.800.000 libras en cifras redondas). Lo que no debe
extrarlar demasiado, siendo que el comercio exterior está concentra·
do fundamentalmente en casas inglesas radicadas en Ek:~nos Aires,
que actúan impunemente a favor de actitudes oficiales &bsolutamen-
te benévolas para el saqueo que se opera. Por otra parte, la única ma-
nera de pagar los saldos negativos es remitir al exterior las no muy
abunda('ltes onzas de oro que drculan en el mercado, y contraer al
mismo tiempo empréstitos aqul y afuera puesto que los recursos pro-
pios distan d.e alcanzar. Pero los empréstitos agravan el problema ya
que hay que devolverlos con más los intereses, y refuerzan la depen-
dencia del exte.rior: el deudor siempre depende del acreedor. Pero to·
do tiene una sola y única ralz: el libre cambio, el libre dejar hacer y de-
jar pasar que practican los sucesivos gobiernos, ciertamente domina-
dos y controlados por las dos clases que favorecen la libertad absolu-
ta de comercio: latifundistas ganaderos·y grandes comerciantes.
Sigamos adelante con las ci tras aleccionadoras.
Hay aquf una vieja historia que no nos proponemos hacer con de-
talle en este sitio. Pero si referirnos a algunos hechos que van mar-
cando un camino muy nltido.
Por los tratados de Utrecht firmados en 1713, España otorga ¡::>rivile-
gios y tierras a Inglaterra. En el articulo seis del tratado de comerc io y
amistad firmado el 9 de diciembre de aquel ano, se lee que el rey Feli·
pe V cede "por siempre y a perpetuidad la plaza de Colonia" en la Ban-
da Orient~ l del Rlo de la Plata. La cede a Portugal pero es Inglaterra
quien la pone en manos de su vasallo lusitano, que es ponerla en sus
133
propias manos. El articulo siete estipula: " Será lícito y libre a los súb-
ditos del rey de la Gran Bretana comerciar en Espana y demás tierras
y domínios del rey católico en donde anteriormente hablan acos-
tumbrado tener trato y comercio, asl introduciendo como extrayendo
mercaderla". Por el articulo ocho Inglaterra se asegura la exclusivi-
dad en materia de franquicias, que serán negadas a todos aquellos
extranjeros que no fueran súbditos del rey de la Gran Bretana (una ·
pedrada al tejado francés). Por el articulo trece Espaf\a concede a los
hijos de Albión un asiento en Buanos Aires o factorla de comerc io321,
y no pasará mucho para que don Tomás Dober -jefe del asiento
inglés en Buenos Aires- se presente ante el comercio de plaza solici-
tando adqui rir 45.000 cueros para embarcar rumbo a tierras remotas,
como lo anota y registra un acta del Cabildo porteño. Después de
1716 los comerciantes ingleses fijan su residenc ia en Cádlz y la
" Compal'\la del Mar del Sur" (South Sea Company) instalará agencias
en México, América Central, Perú y Rlo de la Plata. Entre tanto los al-
macenes del comercio illcito están funcionando cómodamente en Co-
lonia del Sacramento, Jamaica y ocasionalmente en Trinidad322. En
Buenos Aires desde 1713 opera el asiento de negros a cargo de la
Compal''lla Real del Asiento de Inglaterra, con derecho a introducir du-
rante 30 años 1.200 negros por ai'lo, de los cuales parte deberá quedar
en la ciudad y campos aledanos y los más enviados al interior. La
Compañía Real recibe tierras para plantar y cultivar y para crla de ga-
nado: debe proveer a la alimentación de su personal.
La instalación de los ingleses en Cádlz retuerza su penetración en
las colonias de Espana; pero ya antes son los mismos comerciantes
españoles los introd uctores en Indias de las mercancias británi-
cas323. Ahora, al amparo del Asiento los británicos introducen en el
Plata algo más que negros: eri 1728 el Cabildo se escandaliza por el
comercio ilícito de los rubios extranjeros. Pero el proceso si{lue an-
dando y a mediados de siglo predominan decididameote los ingleses
en el tráfico Cádiz-lndi as324. La misma España es sometida al saqueo.
El libre ingreso de las naves de guerra inglesas a puertos espanoles y
la prohibición de todo registro efectivo de la propiedad y barcos mer-
cantes de esa bandera, por efectos de los privilegios arrancados a Es-
paña, permite a los ingleses llevarse de la penínsúla sin licencia, por
supuesto, oro y plata en monedas y lingotes. Lo harán con la complici-
dad de los comerciantes españoles; y si la ley pena las extracciones
no autorizadas de metálico, el comercio español no ha inventado otra
manera de pagar sus saldos adversos de intercamblo325.
La fuerza de l tráfico clandestino es irresistible. Ya conocemos la
134
denuncia hecha por el padre Mallas Setombel en 1729: escandaloso
contrabando por Colonia; de alll vienen mercanclas de una potencia
con la que Espai'la no está precisamente en buenos términos326. Sá-
bese igualmente que de la disputada Colonia van en 1761 a Inglaterra
-previo paso por Lisboa- nada menos que 4.000.000 de cruzados
plata, obtenidos en la venta de mercancfas que ingresarán en Buenos
Aires por vla del contraband9327.
En 1778 se reglamenta el libre comercio entre Espana e Indias habi·
litándose trece puertos en la pen lnsula, Mallorca y Canarias y veint i·
cuatro en América. Los derechos que gravan el comercio quedan casi
totalmente abolidos, reduciéndose a un 3% y un 7% para la introduc-
ción de mercanclas espanolas y de otras procedencias, respectiva-
mente. En 1795 se libera el comercio con colonias extranjeras y dos
ai\Os después con neutrales. Los efectos de esta notable liberaliza-
ción son apuntados por Levene en el siguiente cuadro, construido a
partir de indagaciones en tos libros de la aduana portef\a.
Las cifras muestran la abrumadora significación de las mercanclas
extranjeras dentro del conjunto de las int roducciones en el Plata. Y
cuando ellas cesan o amenguan, escucharemos la queja del virrey
Vértiz vertida en una Memor;a: " ...la ruina del comercio de estas par·
tes, por la guerra con la Gra·n Bretai"ta"328. De lo que no es exagerado
concluir que la prosperidad de los grupos dominantes en la colonia
está ligada al comercio ult ramarino y sobre todo al que mantienen le-
gal o clandestinamente, directa e Indirectamente con la Gran Breta-
i'\a. El mismo Vértiz nos cuenta en su Memoria que el rey de Espana
discurre una singular solución: hacer el comercio por intermedio de
los portugueses. ¡Formidable! El mismo monarca se hace trampas a
si mismo. Prohibirá el comercio con Inglaterra mas no realizarlo obli-
cuamente.
326 Atílio Garcia Mellld, Proceso al liberalismo argentino, Buenos Aires, Edi·
ciones Theorfa, 1964, pág. 410.
327 John Lynch, op.
cít., Pág. 38.
328 Ricardo Leven e, op. cit., pág. 298.
135
Que las colonias espal'lolas en América quitan el sueno a no· pocos
Ingleses es hecho harto sabido. E1. 14 de octubre de 1804 un individuo
que habla actuado de intermediario entre el gobierno ing lés y el vene-
zolano Miranda dirige un Memorial a S.M. B. AlU explica la convenien·
cia de la Intervención británica en América espai'lola329. "El nervio y
esplrltu que tal empresa darla a este pals en caso de tener éxito son
incalculables (...). Las riquezas que introducirla, las nuevas fuentes
que abrirla para nuestras manufacturas y navegación (. ..) son igual·
mente incalculables"330, El autor del Memorial mant iene relaciones
con mercaderes ingleses que operan en Buenos Aires. Se llama Home
Popham y es comodoro de la flota de S.M. Conquistada Buenos Aires
. por él y el general Beresford, al Times ·del 13 de setiembre de 1806 le
faltan palabras para expresar lo que siente: " ...no sabemos cómo
expresarnos en términos adecuados a nuestra opinión, sobre las ven·
tajas nac ionales que derivarán de su conquista". Y.el 15 agrega: "Co·
mo resultado de semejante unión (¡bello eufemismo! L. P.) tendrlamos
un mercado continuo para nuestras manufacturas ... " Y el 25 del mis·
mo mes: "Tal es la fertilidad del suelo, que Buenos Aires en poco
tiempo será probablemente el granero de Sudamérica .. .''331. No es
esta una conquista más; ni más ni menos que una perla agregada a la
corona.
El general Beresford, a poco de haber tomado la plaza reduce los de·
rechos para la extracción de cueros y grava la introducción de mer·
canelas inglesas con un derecho del 10% y las de otro origen con un
15%332_Los ganaderos mostráronse complacidos; también no pocos
comerciantes de ultramarinos. No asl, desde luego, aquellos
miembros del gremio mercantil que monopolizan el comercio con la
península en términos tales que los excluyen ahora de una participa·
ción, importante al menos, del nuevo orden de cosas. Por su parte el
entusiasta y mercantilizado comodoro Home Popham le escribe a Mi·
randa el 20 de junio de 1806: "Estamos en posesión de Buenos Aires,
el pals más hermoso del mundo" . El exultante vigésimo primer vásta·
go de un cónsul inglés vela más belleza de las que en verdad mostra·
ban las monótonas y desiertas pampas, pero en última instancia no
andaba errado: su aprecia::i6n era más económica que estética. Por
lo demás mostrábase incansable en expedir cartas y circulares a las
principales ciudades mercantiles y manufactureras de su patria,
expresando su opinión s:>bre el mercado que habla contribuido a con·
quistarJ33; su entusiasta prédica dio frutos: más de cien barcos mer-
cantes salieron pronto de la Gran Bretana rumbo al Plata. En Buenos
Aires el general Beresford era festejado ruidosa y pantagruélicamen-
te por don Martln Sarratea; sus oficiales entraban en casa de los Es-
136
calada, de los Riglos, Lastra, Terrada, Goyena, Gálvez, Vldal; Romero,
Barreda y otros acaudalados y a veces linajudos espal'loles peninsu·
lares y criollos.
Derrotados los militares ingleses una y otra vez, en su patria fueron
severamente juzgados. El 28 de enero de 1808 el Tribunal Militar reuní·
do en el Hospital de Chelsea para juzgar al general Whitelocke, debió
escuchar del fi scal H. Richard Ryder estas duras palabras: ''Con este
desgraciado suceso (la derrota de las invasiones inglesas al Plata.
L.P.) se han desvanecido todas las esperanzas que, con tanto funda·
mento y generalidad, se abrigaban de abrir nue.vos mercados a
nuestras manufacturas, de dar mayor ensanchez al esplritu de empre·
sa de nuestros comerciantes, .de descubrir nuevas fuentes de tesoro
y nuevos campos que explotar, y en llenar las rudas necesidades de
paises que sallan de la barbarie"334.
la alarma del seoor Ryder era Infundada aunque tenia su justifica·
ci6n; por lo demás era imperdonable que el general Whitelocke no hu·
biera triunfado, siquiera para ''llenar las rudas necesidades" de los re-
motos habitantes del Plata ... Y era infundada su alarma porque aca-
so ignoraba lo que el conde Castlereagh habla sabiamente expresado
por escrito, en mayo de 1807, a sus colegas del gabinete: que se logra·
rian más beneficios comerciales~· ... acercándose exclusivamente co·
mo mercaderes, que haciéndolo como enemigos335. ¡Sabio conde
Casttereagh! Cuando el 16 de agosto de 1809 los sel'lores John Dillon
y John Thwaites solicitan al virrey Cisneros permiso para descargar
mercanclas de su propiedad en el puerto de Buenos Aires, están si·
guiando el consejo del conde. Y luego de distintos avatares que no va-
mos a pormenorizar, logran que las más altas autoridades administra-
tivas de B.uenos Aires reunidas en Junta Consultiva decreten el. 6 de
noviembre se admita, en virtud de permisos particulares en cada ca·
so, " ... a cualquier buque amigo, neutral o nacional procedente de
puertos extranjeros con cargamento de efectos y frutos de igual pro·
piedad y procedencia"336. Por una de esas coincidencias que no son
tales, a corto trecho de Buenos Aires esperan 17 naves inglesas dis-
puestas a descargar sus mercancras, como lo deja relatado el viajero
James Paroissien que las vlo y las contó cuando ·viajaba de Montevi-
deo a esta banda del r/o. Y el que ello sucediera da pábulo a creer que
el senor Cisneros, virrey del rey de España, obrara con arreglo a ins·
trucciones que le ordenaban favorecer el comercio con Inglaterra. Asl
lo piensan algunos historiadores argentinos y·es crelble que asl fu.era.
No obstante, el decreto del 6 de noviembre no era todo lo perfecto que
hubieran querido los comerciar•tes ingleses: fijaba altos aranceles a
la importación; exigia compensar los productos introducidos con la
extracción de frutos del psls y metálico, en la proporción de dos ter·
cios para los primeros y un tercio para el último.
El comerciante inglés Alex Mackinnon se alarma el 9 de setiembre
ante la posibilidad de que tal reglamentación fuera aprobada. En esa
3:¡¿Atilio García Mellid, Proceso al liberalismo ..., op. cit.. pág: 56.
335 Ernesto J. Fltte, op. cit., pág. 15.
336 Id.. pág. 48.
137
fecha interpone su queja ante el mismo ministró Canning. Siendo que
·el valor de las 1"1-f!rcancfas -aducirá- es infinitamente mayor que el
de las materias primas que se extraerian del Plata (un barco de las pri-
meras equivalia a doce de cueros y sebo), la aprobación de lo que por
el momento estaba en discusión determinarla la necesidad de venir a
estas costas con once naves en lastre, por cada una cargada con pro-
ductos de la Gran Bretana. ¡Ruinoso! Mister Mackinnon no imagina la
posibilidad -por supuesto- de mejorar los precios por los frutos de
las vacas de ambas bandas del rio337.
Las· libertades acordadas provisionalmente a
los ingleses se
corresponden con las concesiones que inevitablemente ha debi'do ha·
cer Espana a la Gran Bretat'la. Invadida por Napoleón, la península re-
querirá auxilios -¡oh burlas sangrientas de la historia!- a quien ha
sido su enemigo mas enconado; al pirata y contrabandista, al cizanero
que se ha valido de todas las artes que la especialidad provee para ro·
bar, asediar, invadir y rapii'\ar sistemáticamente las posesiones ameri-
canas de Espai'\a. La historia le ha jugado una mala pasada: lngla·
terra agradecida a Bonaparte, a quien odia y acabará por destruir.
El historiador espai"lol Toreno recuerda que a las continuas deman-
das espat'lolas de ayuda, responde con fingida inocencia el gobierno
de Londres: no tenemos oro para prestar; pero el que lo tengamos de-
pende de vosotros. Abrid al comercio inglés los mercados americanos
y a cambio de nuestros géneros y efectos obtendremos el oro que
habremos de prestaros. ¡Formidable cinismo! En el convenio de ayu-
da de 1809, Inglaterra logró insertar una cláusula adicional por la que
ambas partes se acuerdan reclprocamente franquicias comerciales
temporarias, hasta la firma de un tratado definitivo. Con el citado con-
venio en el bolsillo los comerciantes británicos largáronse hacia Amé·
rica con sus barcos repletos de mercanclas. Primero inundaron el Bra-
sil, pero se excedieron y pronto encontráronse con saldos cuantiosos
incolocables en aquella plaza. Y cuando Cisneros vino al Plata para
reemplazar a Liniers, tras él man;:haron poco menos que como escolta
las abarrotadas naves inglesas. A poco de haber llegado el nuevo
virrey, viene la presentación de Dillon y Thwaites y todo hace pensar
en una maniobra previamente concertada entre ellos y Cisneros. En
efecto, ambos comerciantes ingleses publican una carta en el periódi-
co londinense Star, donde se lee: "Aun no hemos descargado nuestro
cargamento; pero esperamos poder hacerlo de un dla a otro de una
manera legal. El virrey obtendrá el permiso para que puedan descar-
gar los 10 navlos ingleses que se encuentran en Buenos Aires''338.
¡Seguros estaban los mercaderes!
Ya conocemos la resolución del 6 de noviembre; digamos que en la
Junta Consultiva que asesoró a Cisneros, Azcuénaga y Castelli repre-
sentaban a los hacendados, Saavedra figuraba como jefe militar (el
regimiento de patrioíos que manda está formado por estancieros e hi·
jos de tales) y Juan Larrea como miembro del Consulado. En ese mis-
138
mo decisivo 9 del nuevo siglo, constitulase en Buenos Aires un comité
de comerciantes ingleses del que formaban parte Mackinnon, Barton,
Corcket, Dywling, Dyson, Allison, Ponsonby, Staples, etc.339. Antes de
mayo de 1810 ya estaban las mercancfas inglesas sólidamente afín·
cadas en la capital del virreinato, mas no aún totalmente los comer-
ciantes de ese origen. La liberalidad de Cisneros tiene limitaciones
enojosas; admite 'lUe los ingleses vaclen sus barcos, pero les fija un
plazo para realizar sus negocios y luego irse. Los comerciantes natl·
vos y espai'loles resguardábanse asl contra la presencia flsica de sus
iguales ingleses, que de quedarse amenazaban con monopolizar la
importación, la exportación y la comercialización en el mercado inter-
no. El vicealmirante De Courcy, al mando de la flota de Su Graciosa
Majestad anclada en el Janeiro, vio claramente el problema y le escri-
bió el5 de marzo de 1810 al secretario del almirantazgo, Mr. John Wil·
son Crocker: " ...apenas estuvieron percibidos los impuestos (paga-
dos por las mercanclas inglesas desembarcadas en Buenos Aires.
L. P.) cuando el gobierno -incitado tal vez por los espai'loles monopo-
listas- exigió la inmediata salida de los ingleses de la ciudad, una
medida que de llevarse a cabo equivaldrla a un robo de por lo menos
un millón y medio del valor de la propiedad británica... "340.
139
2.2. En tiempos del gobierno propio
140
el error de aquellos pueblos inocentes que se dejaron envo,lver en ca·
denas en medio de~ embelesamiento que les habla producido los
chiches y.abal_orios"345. Pero ese error fue cametido, y mientras los ri·
cachos. de por aquf disfrutaban los mejores vinos y licores de todas
las c·omarcas y se haclan .traer. suntuosos mobiiiarios y joyas exquisl·
tas, las cadenas fueron envolviendo a la patria.
El 21 de junio de 1811 tiene lugar otro episodio significativo en la li·
di a que mantienen el tlbre comercio y quienes se te oponen por dlstin·
tos motivos: la Junta Grande restringe las facilidades del comercio
inglés al prohibir la Introducción de efectos al interior del pals por
extranjeros; lo hace a petición del Cabildo de Mendoza, en lo que de·
be verse no solo la inquietud del comercio local por conservar sus po·
siciones, sino el temor de que la libre e indiscriminada introducción
de mercancias extranjeras, más baratas y de mejor calidad, terminara
definitivamente con la ya debilitada artesanla vernácula acarreando
las consiguientes consecuencias sociale·s y económicas, como efec·
tivamente sucedió. La estabilidad de las ollgarqulas provinciales es·
taba basada en un régimen de producción primitivo cuyo descala·
bram iento por obra de la competencia 1oránea, no podla sino poner
en duda el mismo poder de las clases dominantes. Entre tanto, vencí·
da la Junta Grande por la conjuración del 7 de noviembre de 1811, los
poderes pasan al Triunvirato. Nacido éste el 23· de seti~mbre, a los
nueve dlas de vida libera de todo derecho la entrada de carbón de
piedra europeo, pese a la existencia de una industria santafeslna del
carbón de tena, y el 24 de diciembre rebaja en una tercera parte los
derechos de aduana que pagaban los géneros extranjeros346. La reve-
rente actitud ,del Primer Triunvirato hacia las mercanclas extranjeras
tiene su perfecta correspondencia en la polltica tortuosa que de·
sarrolla en relación con la Banda Oriental. El 20 de octubre pacta un ar·
mlsticio con el virrey Ello bajo la presión Inglesa y deja en manos del
godo la Banda Oriental y parte de Entre Rlos. El agente inglés Manuel
de Sarratea Interviene en las tratativas: será el ejecutor de los deslg·
nios de lord Strangford, embajador británico en el Janelro. Luego
ingresará en el Triunvirato -dice Vicente Fidel López- "como un
signo de mancomunidad de los intereses y de la obsecuencia que el
pals daba a los consejos y a las insinuaciones de Gran Bretana" . Esa
obsecuencia del Triunvirato le costaba a la Revolución un precio
extremadamente alto: la pérdida de la adhesión de las masas popula·
res de la otra banda del rlo y de su gran jefe, José Artigas. L.as fuerzas
ahora estaban divididas y la politice inglesa triunfante. El 16 de agos·
to de 1812, lord Strangford le dirá por ·escrito al vizconde Castlereagh,
que a su criterio el rlo Paraná debla constituir la trnea divisoria entre
lo que él llamaba el dlstr_ito de Montevideo y el resto del ex virreinato.
Strangford advierte que -solo· de esa manera " ...el espacio ublc~do
entre ese rlo y la frontera portuguesa quedarla asegurado contra ata·
ques hostiles del gobierno revolucionario" de Buenos Aires; agregará:
141
" ...yo no puedo resolverme a soportar que Montevideo pueda ser pa·
cientemente abandonada a su destino, y que todo el virreinato de la
Plata se sujete al gobierno= revolucionario de Buenos Aires"347. Con la
obsecuente mediación de Sarratea y la aquiescenc"ia del gobierno de
Buenos Aires esta inquietud de Strangford habla quedado poco me·
nos que satisfecha. Y por si aún no fuera suficiente, el Triunvirato con·
tinuarla acumulando méritos: el 11 de setiembre del ano 121os triunvi·
ros Chiclana, Pueyrredón y Rivadavia decretan la anulación del re·
qulsito correspondiente al bando dictado por Clsneros el seis de no·
viembre de 1809, por el cual los cargamentos ultramarinos consigna·
dos a plaza deblan serlo a nombre de consignatarios locales: ahora
los mercaderes ingleses podlan desenvolverse a sus anchas.
caldo el Triunvirato el 8 de octubre, la Asamblea del ai'lO 13 res·
tablece la obligación de consignar a comerciantes locales las impor·
taciones de ultramar. Ocurre el 3 de marzo, pero el 19 de octubre la
misma Asamblea suspende la aplicación de esta medida cediendo a
la protesta de los comerciantes ingleses que hablan comenzado por
pedirle un dedo a Cisneros y ahora estaban queriendo quedarse con
el cuerpo entero.
En 1814 el sindico del Consulado traza el siguiente balance de cin·
co anos de puerto libre: " ... un Estado en que casi todo su comercio
de importación y exportación se hace por manos extral'las no puede
prosperar de modo alguno, está a merced de los que, lejos de interesar·
se en su incremento, acaso desean su debilidad piua sacar de ella
mejor partido"348. Juan José Cristóbal de Anchorena artadla: " Que el
comercio se halla destruido y poco menos que aniquilado, que la im·
portación de todos los efectos ultramarinos y la exportación de frutos
del pafs se ha llan monopolizados por los extranjeros y que por consi·
guiente los comerciantes nacionales se ven con manos atadas, lama·
yor parte de los artesanos sin ocupación y reducidos a la miseria,
destruida la industria del pals..."349·350.
Se argüirá que por boca de Anchorena y del sindico Yaniz resuellan
los antiguos monopolistas espai"loles despojados de su monopolio. A
142
ello debe responderse: un mal no se cura suplantándolo con otro. Pe·
ro aqul interesa el testimonio: el comercio inglés controla todo lo atln·
gente al comercio exterior. Y al decir de Anchorena, la igualdad jurldi-
ca entre naciones de fuerza desigual "se convierte pronto en una rela-
ción de subordinación"351. Que esto no es una frase no hace falta de-
mostrarlo; pero aqul está, sin embargo, la demostración: en las ins-
trucciones que el 10 de d iciembre de 1814 suscriben el director Posa-
das y su ministro Herrera, para una misión que deberá cumplir Rivada-
via en Espafla, se le advierte que antes de pasar a Madrid se informará
a Londres ante Sarratea, que se encuentra allf, sobre la polltica ingl.e-
sa respecto de la América española. Las instrucciones dicen textual·
.mente: "Porque, en el caso que pueda conseguirse que la Nación
Inglesa quiera mandar un prlnclpe de su Casa Real o de otra de sus
aliada$ para que se corone en esta parte del mundo bajo la constitu-
ción que fijen estos Pueblos o bajo otras formas liberales tomando.
sobre si la obligación de allanar las dificultades que oponga la Espa-
na o las demás Potencias Europeas, entonces omitirá su viaje a Espa-
na y sólo tratará con la lnglaterra"352. Las instrucciones son previso-
ras: preven la actitud que cabria adoptar de negarse Inglaterra a en-
viar uno de sus prfncipes. En tal caso apuntan, no habrá que detener·
se " en concede.r condiciones sobre comerci,o, y cualesquiera prerro-
gativas que no comprometan la libertad pública,'.'353, a cambio de la
protección inglesa a la independencia argentina.' ~oco puede ai'ladir-
se a lq que con elocuencia expresa este documento; y si menciona
una preocupación por las libertades públicas y por una constitución
" que fijen estos pueblos" , nadie se llame a en gano: esas palabras
son parte de la retórica diplomática, o acaso nacen de un secreto te·
mor ya no del juicio de la historia -que ese no es peligroso- sino del
juicio de los contemporáneos, que ese es capaz de afectar la integri-
dad flsica, la salud y la vida.
E;l 9 de enero de 1615 asciende Carlos Marra de Alvear al cargo de
Director Supremo; su ministro de Relaciones Exteriores será el funes-
to Herrera y ambos suscribirán el 25 de enero dos cartas, una a lord
Strangford y otra a lord Castlereagh, secretario del Foreign Off ice. El
Dr. Manuel José Garcfa condujo a Afo ambas misivas sin que se sepa
le haya temblado la mano; alll está escrito que las Provincias Unidas
son "inhábiles para gobernarse a si mismas", y necesitan, por lo tanto,
de "una mano exterior que las dirigiese y contuviese en la estera del or·
den, antes que se precipitaran en los horrores de la anarquía". En ta-
les condiciones, agregan los sei'lores Alvear y Herrera, " .. .solamente
la generosa Nación Británica puede poner un remedio eficaz a tales
males, acogiendo en sus brazos a tales Provincias, que obedecerán
su Gobierno y recibirán sus leyes con el mayor placer... " Y para ter-
minar: "La Inglaterra, que ha protegido la libertad de los negros en la
143
costa de A frica(...) no puede abandonar a su suerte a los habit~ntes
del Río de la Plata en el acto mismo en que $e arrojan en sus brazos
generosos" 354·355. ·
En abril cae Alvear y a poco de su calda el Consulado vuelve a la
carga: los ingleses constituyen un mal por varias razones, que se
agregan a la de la ruinósa competencia que ejercen contra la . in-
dustria nativa. El sindico Pedro Capdevila presenta al cuerpo un me-
morial que firman 53 comerciantes portel\os: aili queda senalado que
los súbditos de S,M.B. en estas tierras importan compatriotas para
satisfacer sus necesidades de mano de obra, en momentos en que no
son escasos los nativos que carecen de ocupación; anota además
que. siguen extrayendo clandestinamente metálico y se les acusa de
fraude fiscal. Por otra parte hay Inquietud: en las costas patagónicas
barcos n<;>rteamerícanos y británicos están pescando libremente lo-
bos y ballenas.
L.a Gaceta de Buenos Aires aboga por la prohibición de importar arti-
culas producidos en el pals; los sastres protestan por la introducción
de ropa hecha y en El Censor se pide la instrumentación de un siste·
ma proteccionista de comercio exterior. Una Junta General convoca-
da por el Consulado proyecta restricciones a la introducción de mar-
canelas suntuarias, calzado, pescados, ladrillos, velas y todo aquello
que aqul se fabrica. Postula en cambio la libre importación, sin pago
de derechos ni aranceles, de máquinas para la agricultura, las artes y
los oficios. A los extranjeros les prohibe el comercio al menudeo, te·
ner barracas y fábricas de sebo y velas, internar productos en las pro-
vincias y les impone ocupar no menos de un 70% de mano de obra na-
tiva. El entonces administrador de la aduana, Manuel José de Lavalle,
padre del general Lavalle, recibido que hubo el expediente Jo declaró
inoportuno y todo quedó aflf356_ ·
La dependencia en que están los ganaderos de los compradores
extranjeros, particularmente ingleses, para la venta de cueros y se-
bos. no es fácil sobrellevar. El desarrollo de la industria del salade·
ro los liberará, siquiera parcialmente, ya que el tasajo va dirigido al
mercado constituido por los esclavos negros del Brasil, Antillas y los
EE.UU. Esta apertura da a los ganaderos mayor libertad de acción no
354 Atilio Garcla Mellid. Proceso al liberalismo..., op. cit. , ¡:lágs. 326 y 327.
355 El 5 de octubre de 1804 una escuadra inglesa bloqueó El Ferrol y atacó
cuatro fragatas espal'\olas que llevaban 2.000.000 de libras en oro y plata, pre·
suntamente destinados por el gobierno espanol a subsidiar a Francia. Una de
las naves fue hecha volar y en el siniest ro perecieron la madre y ocho herma·
nos de Carlos Marra de Alvear. Este y su padre, Olego de Alvear, fueron condu-
cidos a Inglaterra donde permanec ieron algún tiempo. Allf Carlos concurrió a
. la escuela y alll, parece ser, olvidó rápidamente la tremenda desgracia que le
hablan infligido los ingleses (John Street, Gran Bretalla y la Independencia del
Rlo dtt fa Plata, Buenos Aires, Editorial Paid6s, 1967, pág. 24). Oí ego de Alvear
fue compensado por los británicos por la pérdida de su fortuna, por él estima·
da en 12.000 libras. El primer ministro Pitt firma en persona la resolución que
ordena dar a don Diego 6.000 libras a manera de adelanto. Se Ignora.si Pílt le
compensó por la muerte de su mujer y ocho híjos... En todo caso don Diego
se consoló dándole a su hijo Carlos una madrastra inglesa. .
356 Julio lrazusta, op. cit. págs. 30. 31 y 32.
144
solo en lo económico, sino tafllbién en lo politico: ~bien es necesario
seguir contando con una cierta benevolencia de los adquirentes euro-
peos de cueros y sebos, ya no son ellos los únicos compradores de la
producción de los ganaderos. Entre tanto el sei'lor Manuel José Gar-
cla escribe a Manuel de Sarratea desde·Afo de Janeiro; estamos a 5
de febrero de 1816 y dice Garcla: " ...en el pals no se t iene por traición
cuálesquiera sacrificio en favor de los ingleses y aun la completa su·
misión ... "357 ¡Con razón no le temblaba la m(lno cuando conduela a
Rlo la misiva infamante firmada por Alvear y Herrera!
Qué representaba Sud América para Inglaterra en aquella segunda
década del siglo XIX lo dirá Brougham en la Cámara de los Comunes.
el 13 de marzo de 1817: " ... si todo el continente europeo se borrase
del mapa, hallarfamos mayores utilidades que las que hemos sacado
en Europa en las fértiles y brillantes regiones de Sur América"35S.
Entre 1810 y 1818 -lo anota Julio lrazusta- los ingleses extrajeron
del Plata diez millones-de dólares en metálico; sin embargo, las ano-
taciones de la aduana de Buenos Aires registran una exportación le-
gal de oro equivalente a la tercera parte de esa suma: el resto era ex·
portación clandestína359. Mister Brougham no hablaba por hablar.
En 1820, el sei'lor JohnMurray Forbes, representante de los EE.UU.
en Bueno.s Aires escribe en su correspondencia diplomática: " Pare·
ciera que va a tener lugar una especie de subasta potitica en la que
los derechos de un infortunado pals van a ser librados al mejor postor.
Inglaterra ofrecerla su protección marltima y sus ventajas comer-
ciales... " 360. Lo de ventajas solo puede ser entendido como una iro-
nla, desde que ya conocemos qué Clase de tajada extrae Inglaterra de
estas regiones. Agréguese que si en 1822 ingresan legalmente por el
puerto de Buenos Aires $ fts. 11.267.622 de mercancías, alimentos y
bebidas foráneos, más del 50% tiene origen británico, exactamente S
fts. 5.730.952. El segundo puesto en orden de importancia lo ocupa
Brasil, con$ fts. 1.418.768 de mercanclas de ese origen. Y toda Sud
América adquiere para ese tiempo nada menos que el12%% de la ex-
portación inglesa361. Desde luego: protección marltima y ventajas co-
merciales...
En mayo del ano 22 preséntase a la Junta de Representantes de
Buenos Aires un grupo de seriares, solicitando la formación de un
Banco de giro; son ellos Juan José Anchorena, Félix Castro, Sebas·
tián Lezica, Miguel Riglos, Pedro Juan Aguirre, Diego Brittaín, Guiller·
mo Cartwright y Aobert Montgomery. las bases del Banco de Buenos
Aires fueron establecidas por una comisión q1,1e presidió Cartwright;
la legislatura respondió al requerimiento otorgando el monopolio ban-
cario por 20 anos, la facultad de emitir billetes, prerrogativas judi-
ciales y penales y la exención de impuestos. Viejos comerciantes es·
357 Atilio Garcla Mellid, Proceso al liberalismo ... , op. cit., pág. 450.
368 José Maria Rosa, Defensa y pérdida .. ., op. cit., pag. 57.
359 Julio lrazusta, op. cít., págs. 39 y 40.
3eO John Murray Forbes, op. cit .• pág. 53.
361 Ernesto J. Fitte, op. cit., pág . 380.
145
pai'loles como Lezica, entrenados en las artes del monopolio y el
contrabando362 coincidlan ahora con los comerciantes Ingleses: juntos
regularian el crédito provincial y poco menos que la economia toda. Y
si al comienzo, de 28 accionistas solo 11 eran ingleses -uno de ellos
Thwaites, quien junto con John Oillon en 1809 solicitó al virrey Cisne-
ros permiso para desembarcar y vender sus mercanclas- a los seis
meses estaba claro que los 11 constitulan mayorla de votos: 381
sobre 702. Más tarde, ~n visperas de refundirse la· por entonces fundí·
da casa bancaria en el llamado Banco Nacional, sobre 838 votos los
ingleses contaban con 589: el crédito lo usufructuaban ellos y sus
amigos.
La forma de constituir el capital del Banco de Buenos Aires, fue cal-
culada para que del bolsillo de los accionistas saliera lo menos po-
sible. Comenzó a funcionar con 300.000 pesos sobre un millón autori-
zados por estatuto y suscripto en su totalidad. Pero los accionistas
pagaron el 20% en efectivo y el resto con pagarés, que cancelaban
con billetes emitidos por el mismo banco y que éste les prestaba. A
los dos ai'los de estar funcionando, el Banco declaraba que el capital
integrado ascendía a 800.000 pesos. Ni con trampas habla llegado al
millón suscripto.
El 28 de enero de 1826, el Congreso Nacional expide una ley es-
tableciendo un Banco de las Provincias Unidas del Rlo de la Plata. Se
arrojarán en la nueva institución los restos del Banco de Buenos
Aires, quebrado y moribundo para ese tiempo; y a los accionistas de
la perimida institución se les reconoce un capital de 2 millones de pe-
sos fuertes, lo que representa el doble del capital autorizado y nunca
integrado. En buen romance esto podrla expresarse asl: a quienes
suscribieron un millón de pesos fuertes e integraron no más de ocho-
cientos mil con dinero prestado por el mismo Banco de Buenos Aires
a esos sei'lores que hablan perdido todo o gran parte de su capital in-
tegrado puesto que el Banco esiaba en bancarrota, se les reconocla
-acaso por paga de servicios que ya se los sabrla el gobierno- un
regalito de casi o sin casi, dos millones de pesos fuertes. ¡Estupendo
acomodo! Pero es que el mismo ministro de Hacienda .de la provincia
habla estado en el directorio; se llamaba Manuel José Garcla...
El Banco de las Provincias Unidas del Rlo de la Plata, dióse un capi-
tal de 10 millones de pesos fuertes, de los cuales solamente se in-
tegraron 5; 2 por el reconocimiento a los accionistas del Banco de
Buenos Aires y otros 3 por ingreso de una parte de los fondos del
empréstito Baring. Es de.cir: el único dinero real y auténtico que
liabrfa entrado en el Banco para formar su capital era el prestado por
los banqueros ingleses. El Directorio lo integraban, como presidente
Juan Pedro Aguirre, que habla pertenecido al Directorio del Banco de
Buenos Aires y que ahora, a más de sus funciones bancarias presidia
146
la· Cámara de Representantes de la provincia; el gran "maestre del
contrabando" don Sebastián Lezica; el acopiador y barraquero Fran·
cisco del Sar, que provela a los ingleses de cuero y sebo y les distri-
bula las mercanclas que importaban; Miguel Riglos, ec!ucado en
Inglaterra y que "hablaba inglés notablemente bien, vestla a la Bond
Street y fue uno de los pocos que realmente aprovecharon la educa-
ción inglesa... "363; Félix de Alzaga, coronel, comerciante, consigna-
tario, miembro de la Cámara de Representantes y tenedor en enfl·
teusis de 433.4 leguas de tierra; el ya mentado Thwaites; el saladeris-
ta Pedro Capdevilla, miembro de la Cámara y propietario en Monsal-
vo de 31 leguas de campo; el saladerista Braulio Costa, caballero de
fina estampa de lord inglés, como lo recuerdan sus contemporáneos.
Y paremos de contar porque los otros, los que faltan, pertenecen a la
misma estirpe que los ya nombrados y filiados.
El Directorio del Banco orientó el crédito hacia los mismos ac-
cionistas, quienes reciblan préstamos en oro y devolvfan pesos papel
desvalorizado, ¡cuando los devolvlan! porque acostumbraban a pedir
convocatoria de a~reedores e invariablemente obtenlan que el Banco
accedjera a aceptar la remisión de sus deudas.
El Directorio del Banco se mañifestó en todo su ardiente patriotis-
mo...pro británico, cuando por orden de lord Ponsomby le negó fon-
dos a Dorrego para proseguir la guerra contra el Brasil. Curiosamente,
el gobierno no tuvo la fuerza necesaria para tomar compulsivamente.
los dineros que una causa superior exigla. En carta de Ponsomby a
lord Dubley puede leerse: "No vacilo en manifestar a Ud. que creo
ahora que Dorrego está obrando sinceramente en favor de la paz. Bas-
tar! a una sola razón para justificar mi opinión: que a eso está
forzado... por la negativa de proporcionársela recursos, salvo para
pagos mensuales de pequei'las sumas"364, Nuevamente Inglaterra y el
comercio inglés en Buenos Aires, con sus compinches vernáculos, es-
taban decidiendo ostensiblemente sobre los destinos de la nacionali-
dad. Que esto óltimo no es verbalismo de nacionalista exaltado lo
prueba el que de la gestión de Ponsomby, el Uruguay terminarla
segregado de la Nación Argentina y transformado en estado indepen-
diente.
Volvamos ahora un poco atrás para relatar algunas idas y venidas
de Bernardino Rivadavia. En noviembre de 1823 y siendo ministro de
Martfn Rodrlguez dicta un decreto autorizándose a sr mismo para
"promover la formación de una sociedad en Inglaterra, destinada a
explotar minas de oro y plata que existlan en las Provincias Unidas".
En tanto ministro provincial esa autoautorización era un exceso,
puesto que se referla a bienes de otros estados provinciales, tan
duei'los de lo suyo como podrla serlo Buenos Aires de sus minas, si.
las tuviera. El mismo dla de noviembfe, el 24, Rivadavia escribe a los
senores Hullet Brothers de Londres para que "en los términos que juz-
guen más convenientes promuevan y lleven a entero efecto la forma-
147
ción de una sociedad que disponiendo de un capital proporcionado,
se emplee en la explotación de las minas situadas en el territorio de
las Provincias Unidas del Rlo de la Plata, a elección discrecional de
los mismos empresaríos"365.
En junio de 1824 parte don Bernardino hacia Inglaterra; al arribar
aceptará la presidencia del d irectorio (President of the Board of ma-
nagement) de la rec;ién fundada Miníng Aiver Plata Association con
un sueldo anual de 1.200 libras y retención de acciones de fundador.
Tornado a Buenos Aires en 1825 (octubre) y, para citar a Vicente Fi-
del López, "como encuentra que el orden provincial, la ley fundamen-
tal y el gobierno del general Las Heras son un obstáculo insalvable a
la realización de lo que trae proyectado, de·rroca por confabulación y
por medios irregulares al régimen provincial, la ley fundamental y el
gobernador Las Heras, dando cuenta de inmediato a los sei"'ores
Hullet de Londres de que ahora ya tiene en sus manos cómo hacer
efectivo lo convenido" . El seis de noviembre de 1825 escribirá a los ci-
tados caballeros londinenses, que " con el establecimiento del gobier-
no nacional, todo cuanto debe desearse se obtendrá". Pero ese todo '
tan deseado era la mina que desde 1822 venia explotando en Famati·
na, La Rioja, la compai"'fa Establecimiento de Casa de Moneda y Mine-
ral cuyos propietarios se llamaban Facundo Quiroga, Braulio Costa,
Vázquez, Robertson y otros. Habla que despojarlos lisa y llanamente
para que la Mining de Rivadavia pudiera cumplir su "civilizadora" ta-
rea. Salvador María del Carril, gobernador por entonces de San Juan,
más tarde ministro de Rivadavia y después de Caseros vicepresidente
de Urquiza, imaginará el tosco expediente de hacer de La Rioja y San
Juan una sola provincia que~~ regirla. Por lo demás era el único go-
bernador provincial que habla reconocido como valedero el contrato
con la Mining. El seis de febrero de 1826 Rivadavla es electo presiden-
te, nueve dlas más tarde dicta la ley de Consolidación de la Deuda (to·
das " las tierras públicas y bienes inmuebles" son declarados pro-
piedad de la Nación), y el 14 de marzo escribe a Hutlet Brothers: "Las
minas son ya, por ley, propiedad nacional, y están exclusivamente ba·
jo la administración del presidente"366.
Vendrán las resistencias provinciales con Facundo a la cabeza y la
represión del gobierno encargada a La Madrid, aunque disimulada en
sus fines. La Mining terminará quebrando y el23 y 26 de junio de 1827
Manuel Dorrego publicará en El Tribuno la memoria que el capitán Head
presentara en ocasión de la quiebra de la empresa minera. El 27 de
junio renuncia R~vadavia y Oorrego, posteriormente, deberá comuni-
car a la legislatura provincial en su carácter de gobernador que la Mi-
ning ha demandado al gobierno en 52.500 libras por darlos . y per·
juicios. El verdadero gran negocio lo habla hecho Hullet Brothers,
agentes financieros de Rivadavia en Londres. Luego de ser ellos
quienes organizan la companía minera, le venderán a ésta la conce-
sión para explotar Famatina en 35.000 libras367. Entre tanto, en esta
148
re.mota comarc~ "southamericana" reinaba ya clima de guerra civil.
"Hispanoamérica es libre -habla escrito Canning a lord Granville el
17 de diciembre de 1824-; y si nosotros no manejamos tristemente
mal nuestros asuntos, ella es inglesa"368. .
Acabamos de terminar con el gobierno de Rlvadavia y otra vez será
forzoso retroceder algo en el tiempo para referirnos al empréstito
inglés. El Mensaje del gobernador bonaerense del 5 de mayo de 1824
manifestaba haber "creldo mejor no exponer el crédito de nuestra pro·
vincia a ser envuelto en la desgracia que han sufrido los empréstitos
de América en las grandes plazas de Europa". De modo que dicho y
hecho, exactamente lo opuesto: el gobierno nombrará al inglés Parish
Robertson como negociador en Londres de un empréstito de un
millón de libras, que estaba autorizado por leyes provinciales dadas el
19 de agosto y 28 de noviembre de 1822. Al tiempo de las nego·
elaciones en la City, Rivadavla estaba en Londres, donde lntervenlan
la Building River Plate Assoclatlon -recién creada por don Bernardl·
no-, los senores Hullet (uno de los cuales seria nombrado cónsul ar·
gentino en Inglaterra a propuesta del "primer hombre civil de la tierra
de los argentinos"), Félix Castro y por supuesto Parish Robertson,
que era también apoderado del Perú para otra operación financiera de
un millón de libras esterlinas. Finalmente el negocio se hizo con la ca·
sa Barlng al tipo del 70%, es decir: sobre un val.or nominal de los bo·
nos emitidos ae un m111ón de libras, los adquirentes de los mismos
pagaban setecientas mil, lo que supon la una pérdida de trescientas mi 1
para el contrayente de la deuda. Pero ahl no terminaron las pérdidas,
ya que la casa Barlng se descontó por adelantado cuatro cuotas se
mestrales incluyendo amortización de capital e intereses y reconoció
a los negociadores Parish Robertson y Félix Castro 7.000 libras en
concepto de .comisión y 3.000 libras por reposición de gastos y viátí·
cos. Buenos Aires se endeudaba en 1.000.000 de libras pero reclbla
560.000 libras, quedando obligado a girar anualmente 65.000 libras
por intereses (6%) y amortización del capital (Y2 %). La garantla que
se habla brindado a los inversores ingleses estaba constituida porto·
da la tierra pública, bienes y territorios, con más las rentas de aduana.
Propiamente el pais entero.
Hasta aquf el empréstito ya es tamana monstruosidad; pero ocurre
que aún falta un episodio final y defínitivo: la casa Baring, en lugar de ·
enviar al Plata onzas de oro como era lo convenido, gira letras que de·
ben ser pagadas por los comerciantes ingleses y de las que hay moti·
vos muy serios para creer que no todas fueron pagadas369. Y por sí
fuera poco, el dinero no se aplicará a construir Industrias, puertos y
caminos, ni a financiar los gastos de la guerra contra el Brasil, sino
para fundar el Banco Nacional y hacer que por ese conducto vaya a
los comerciantes portei\os, con los ingleses en primer término.
En 1827 pudo Rivadavla remitir a Inglaterra las 65.000 libras consa·
bidas, que lo fueron en metálico; en el 28 ya no hubo dinero y fue nece·
sario dar a cuenta de pago las fragatas Asia y Congreso, que por otra
370 José Marra Rosa, Defensa y pérdida . .., op. cit., págs. 77 a 80.
371 John Murray Forbes, op. cit., pág. 346.
372 Id., pá.gs. 426 a 428.
150
hora más creciente población, proveerá ·sus necesidades y muchos de
sus lujos"373. Ya funcionaba la polltica Inglesa de transformarnos en
su proveedor de alimentos, materias primas y "muchos de sus lujos".
Estos últimos, pagados en alguna medida con los 587.874 dólares que
en 1827 remesan a su tierra natal los comerciantes ingleses, precisa·
mente cuando es más critica la situacion de la economla nacional y
cuando no hay medios para sostener la guerra contra el Brasll374.
Entre el Banco que se niega a prestar al gobierno de oorrego y el sa-
queo a que someten la economla local los comerciantes ingleses, te-
nemos un perfecto panorama de sometimiento, donde algunas notas
parecerlaii de opereta si no fueran de tragedia. En febrero de 1828, Ni-
colás Anchorena denuncia en la Legislatura de Buenos Aires: cuando
· el general braslleno Lecor, ocupante de Montevideo y·desalojado de
la plaza por los patriotas orientales, vlóse en apuros financieros, és·
tos le fueron obviados por una casa extranjera radicada en Buenos
Aires en forma de remesas mensuales de onzas de oro. Lo estupendo
del caso residió en ql,Je esas onzas son logradas indirectamente en el
Banco de Buenos Aires, descontando letras por billetes y trocándolos
luego por oro. Los Directores del Banco (se llamaban: Juan Pedro
Aguirre, Manuel Aguirre, Miguel Riglos, José Maria Rojas, Félix de Al·
zaga, Manuel de Arroyo, Pedro Capdevila, Sebastián Lezica, Juan
Zimmermann, José Thwaltés, Manuel Haedo, Juan Malina, Mariano
Fragueiro, Braullo Costa, Mariano Sarratea y Francisco del Sar). los
Directores repito, a las recriminaciones que se les haclan por contri-
buir a.esclavlzar a los hermanos orientales, responden con este sóli·
do argumento: " a nosotros nos traen letras con buenas firmas y no te-
nemos más que descontar" 375. ¡Patriotismo! Pero entre -tanto, esto,
que no es secreto, parece ser aceptado por el gobierno. ·
Bien puede escribir en 1829 el cónsul W. Parish: "El Rlo de la Plata
debe considerarse como el más rico mercado que se nos ha abierto
desde la emancipación de las colonias espai'IOias, si consideramos
no sólo la cantidad de .nuestras facturas que aquel pals consume, si-
no también las grandes cantidades de mate.ria prima de retorno, pro-
veyendo a nuestras manufacturas de nuevos medios de producción y
de provecho"376.
Habrla que esperar hasta 1837 para que Rosas prohiba la exporta-
ción de oro y plata en cualquier forma que fuere. SI bien provisional,la
prohibición se mantuvo hasta 1852.
Los arios que vienen están signados por el bloqueo francés y una
maratla de hechos militares y diplomáticos en que no pocos argenti·
nos, emigrados o no, aparecen encharcándose en la alianza con el
agresor. No es el objeto de este capitulo resenarlos, mas debe sena.
larse que el bloqueo de Buenos Aires. por la flota francesa, el apoyo
militar y fJnanclero prestado _por los franceses a Lavalle, Rivera y
151
otros enemigos de Rosas, constituyó un gigantesco negocio que
Guizot sintetizó de la siguiente manera, en la Cámara de Francia, .el
20 de febrero de 1841: "Antes del bloqueo(...) el valor de las importa-
ciones a Montevideo(...) se elevaba a alrededor de quince a veinte·
millones por ano (...) Durante el bloqueo de Buenos Aires, el importe,
ya no anual, sino mensual(...) ha subido a quince o veinte millones
(...) Resulta para todo el mundo claramente, que Montevideo en-
contró en el bloqueo de Buenos Aires una ventaja enorme"377.
Otro gigantesco negocio será más tarde el bloqueo anglo-francés,
del que fundamentalmente saldrán gananciosos los comerciantes
montevideanos, los pollticos venales, los jefes militares y navales na-
tivos y bloqueadores, los saladeristas y comerciantes riograndenses
y los mismos ministros en aquella plaza de las potencias intervento· ·
ras. Las apremiantes necesidades financieras del gobierno de Monte·
video serán satisfechas por un sindicato de capitalistas' y pollticos,
que a cambio de sus préstamos obtendrán el control de l.a aduana y
sus rentas, bajo la garantía de los ministros interventores .de Gran
Bretaí'la y Francia seí'lores Deffaudis y Ouseley. Desde Montevideo in-
tentarán romper la clausura impuesta a los rlos del litoral por Rosas,
de ahl que no deba extranar que en pos de las flotillas de guerra que
eran enviadas por los anglo-franceses (en algunos casos comanda-
das por José Garibaldi), fueran convoyes de 50 y más barcos mercan-
tes, como es el caso del que pasa por Obligado el 2 de febrero de 1846
marchando aguas arrlba378, o de 95 mercantes y 12 de guerra, que el 4
de junio enfrenta la posición del Quebracho en el Paraná379.
La Presse de Parls citada por Saldias, refiriendo los verdaderos mo·
ti vos que oponlan la voluntad del Barón Deffaudis a la terminación de
la guerra, escribla: "Monsieur Deffaudis no Quiso comprender y quizá,
fuera de tos motivos pollticos. ten fa para ello excelentes razones. Ha·
bla dado el30 de mayo de 1846 su garantla a un empréstito de sesen·
ta mil .pesos hecho por el gobierno de Montevideo a la companra
Inglesa QUe explotaba a esa ciudad y la conclusión de la guerra, ha·
ciendo desaparecer el gobierno intruso, dejaba al descubierto la res·
ponsabilidad del ministro. Mr. Ouseley, que habla contraído el mismo
empef'lo, apoyó a Monsieur Deffaudis... "JSO.
Hubo en el lnterin gestiones anglo-francesas para desmembrar la
Confederación. Y no todas dictadas por el interés de un grupo de capi·
tal istas radicados en Montevideo. El 20 de enero de 1846 el encargado
de negocios de los EE.UU. en Buenos Aires, Mr. William Brent Jr. de·
nunciaba ante el canciller Arana el propósito inglés de segregar Para-
guay. Uruguay y las provincias de Entre Rlos y Corrientes, región repu-
tada en cuanto a clima, suelo, superficie y tipo de algodón, la mejor y
más extensa del globo apta para el cultivo de esa fibra fundamental
para la rama fundamental de la industria británica381. Que esa no es
377 Atilio Garcla Mellid, Proceso a/ liberalismo.... op. cit .. págs. 271 y 272.
378 Antonio Saldlas. op. cit.• t. Vil, págs. 67 y 68.
319/d., pág. 74.
3SO Id., pág. 100.
381 Atllio Garcla Mellid, Proceso a los falsificadores .. ., op. cit., t. 1, pág. 400.
152
simple habladurla del senoi Brent, dictada por el rencor o por las ins·
trucciones de su ministro de asuntos extranjeros, lo prueba la denun-
cia que el 13 de abril del mismo ano le hace Urquiza a Rosas: Francis·
co Legereau y Jacinto Martlnez, comisionados por los set'lores Ouse-
ley y Deffaudis hablanse puesto al habla con él a los efectos de ha·
cerle seductoras proposiciones. Más tarde las negociaciones prosi·
guleron a cargo de Benito Chain, por las potencias extranjeras y Eulo·
gio Redruello por Urquiza. Concretamente ofrécenle dinero, apoyo y
reconocimiento, si don Justo accede a independizar Entre Rlos, que
unido a Corrientes formarla una nueva nación382.
El ingreso de manufacturas inglesas a Buenos Aires habla descen-
dido extraordinariamente por el bloqueo, y llegó el momento en que
Rosas se ·v alló hábilmente de los mismos comerciantes británicos ra·
dicados en la ciudad, primerisimos perjudicados por esta situación;
ellos llegarlan a clamar contra la intervención de la flota inglesa. Fi·
nalmente el 15 de junio de ~848 Francia pondrá fin a la agresión y el 24
de noviembre de 1849, Inglaterra pactará con el gobierno de Rosas la
paz y el desagravio a la bandera argentina, amén de la devolución de
Martln Garcla y los buques argentinos apresados.
153
vlllzación" o del liberalismo desaforado. Además un antiguo objetivo
de la polltica británica venia a realizarse después de Caseros: la libre
navegación de los rlos interiores. Ya en 1813 el capitán Heywood, de
la estación naval inglesa en el Plata, habla trabajado por encargo de
sus superiores en algo que llamó: "Observaciones respecto de los
vientos, tiempo, mareas, etc., en el Rlo de la Plata" (Nota de Justo Ma-
eso)3B6. El mismo Woodblne Parish escribirá que en 1846 (en lo más
álgido de la interVención anglo-francesa en los asuntos del P1ata) el
capitán Sullivan de la Marina Real bajo la "hábil dirección de Sir Fran-
cis Beaufort '~, hidrógrafo de la misma, habla hecho ''reconocimientos
minuciosos y elaborados de los rlos Paran á y Uruguay", contribuyen-
do asl -según W.P.- a adelantar el conocimiento de la geografia de
"estos pa/ses"387. Maeso, traductor al castellano de Parish, agrega
que en 1850 los capitanes King y Fitz Roy redactan la obra Instruc-
ciones naúticas para Sud América, que al igual que la Heywood de
mucho antes verá la luz por el generoso interés editorial del almiran-
tazgo británico...388
Inglaterra está interesada desde bien temprano en una navegación
en el Plata con perfecto conocimiento del rlo. En la década del 40
agregará los rlos interiores a su "curiosidad" geográfica y cientlfica,
como quiere Parish que lo creamos. Pero la verdad es esta: en las ins-
trucciones que el conde Aberdeen, secretario del Foreign Office, dio
el 20 de febrero de 1845 al senor Ouseley, Ministro Plenipotenciario de
S.M. en Buenos Aires, "para su gu·ra· en la intervención conjunta de
Inglaterra y Francia entre Buenos Aires y Montevideo", puede leerse
que " es muy posible que esta coyuntura se considere favorable para
asegurar la libre navegación de los tributarios del. Plata, aunque esto
no tenga sino.una relación indirecta con el objeto principal de nuestra
intervención": Agregará más adelante: " ...la apertura de las gran-
des arterias del Continente Sud Americano a la libre circulación del
comercio, sería no solamente un vasto beneficio al comercio de la
Europa, sino una garantla práctica, y tal vez la mejor, de la conserva-
ción de la paz en la Améric;a misma. Y si el Gobierno de S.M. no se en-
gafla en la esperanza que tiene de conseguir en unión con la Francia
la terminación de la lucha por una mediación amistosa, estaré pronto
a dar a Ud. instrucciones para unir sus esfuerzos a los del Ministro
francés; con el objeto de poner la libre navegación del Rlo de la Plata
y sus tributarios en un pie de completa seguridad"389,
El Gobierno de S.M. se vio enganado en su esperanza, ya que las
potencias "mediador¡!ls" debieron suscribir a través de sus represen·
tantes en el Plata un. documento donde se lee que " han tomado en
consideración las proposiciones hechas por el General Rosas a los
Plenipotenciarios de las dos Potencias, el 26 de octubre de 1845, co-
mo ba~e de pac ificación de l~s Repúbli<?as Argentina y Oriental"; pero
388 Nota de Justo Maeso en Woodblne Parísh. op. cit., pág. 161.
387 Woodbine· Parish, op. cit., pág. 309.
31!8/d., pág.161.
389 José Luis Bustamante, Los cinco errores capitales de ls intervención
anglo-francesa en el Plata, Buenos Aires, Solar, 19-42, pág. 4(). ·
154
la qúinta propoSición dice asl: "La navegación del Paraná es reconoci-
da navegación interior de la Confederación Argentina; y sujeta sola-
mente a sus leyes y reglamentos, en tanto que la República conti-
nuare ocupando las dos riberas de dicho rlo''390. De lo que puede
concluirse que la polltica británica ha sufrido una derrota transitoria;
después de Caseros logrará su objetivo.
La navegación de los rlos interiores fue pactada por Urquiza con
Inglaterra, Francia y otras potencias391. Ello le valdrla al sel'lor de San
José el apoyo inglés para unificar el pals bajo su mando. Lo que no
supone que Inglaterra descuidara a Buenos Aires; alll estaban radica-
dos los intereses ingleses en el pals bajo la forma de comerciantes y
deuda a Baring Brothers. En cuanto a esta última, la aduana portena
era la única fuente de rentas en todo el territorio nacional capaz de ha-
cerse cargo de la misma.
A poco de producido Caseros vino al Plata el seilor Charles
Hotham, comisionado por el Foreign Office para pactar la apertura de
los rlos interiores, como principal obj~tivo de la polftlca britán ica en
estas latitudes, en opinión del mismo Malmesbury.
Producidos los hechos del 11 de setiembre que acabaron con el po-
der de Urquiza sobre Buenos Aires, el senor Hotham ofició a Malmes-
bury comunicando su opinión contraria a la división de la República
Argentina en varias repúblicas pequenas, de las cuales una hubiera
podido ser la constituida por Entre Rlos y Corrientes. "Estamos intere- ·
sados en mantener la Confederación sobre su base actual", notificó
al secretario del Foreign Office el 25 de octubre de 1852, agregando:
"y en oponernos, por todos los medios que pueda proporcú:marnos
nuestra influencia moral, a su desmembramiento y separación" . El se-
l'lor Hotham no era ni un patriota argentino, ni un exces ivo entusiasta
de Urquiza; es que la creación de una serie de pequenos estados de
sei'IOres rurales -arguye- será perjudicial al comercio392. Por lo de-
más Urquiza controla todas las provincias litorales, riberel'las de los
grandes rlos interiores que Hotham debla franquear al comercio de su
pals. Y cuando don Justo le notifica que se propone bloquear a Buenos
Aires, Hotham responde que el gobierno inglés reconocerá el blo-
queo, pero al mismo tiempo apremia al caudillo: hay que firmar el tra-
tado de libre navegación de los rlos Interiores. En ese momento la co-
munidad comercial británica en Buenos Aires se alborotará por lo que
reputa polltica del F.O. adversa a sus intereses, ya que el bloqueo
afectará al comercio. Pero el ministerio inglés de asuntos extranjeros
s~~ ~o que hace.
155
En 1855 el Foreign Office sigue resistiendo la presión de Baring y
los tenedores ingleses de bonos del empréstito argentino de 1824, en
favor del apoyo a Buenos Aires y no a Urquiza. Sus archivos muestran
que la diplomacia inglesa aún piensa que debe obligarse a Buenos
Aires a entrar en la Confederación393, Entre tanto Urquiza, para
contrarrestar las maniobras portellas tendientes a quebrar la hostili-
dad británica, solicita en setiembre del mismo al'\o apoyo inglés para
que los paquebotes de vapor lleguen d irectamente a los puertos de la
Confederación. Al ai'lo siguiente y con fecha 11 de agosto, Alberdi,
que representa diplomáticamente a la Confederación ante el Gobier-
no de S.M.,entrega a lord Ciaren don un Memorándum en el que arguye
para que Inglaterra contribuya a formar una poderosa república suda-
mericana; su argumento principal es nuevo y un tanto inusitado:
" ... el amenazador prestigio de los EE.UU." asilo requiere394, La Con-
federación d isputa con Buenos Aires el favor de Inglaterra. Incluso ha
nombrado el 4 de abril de 1855 su agente en la ciudad porteña a Da-
niel Gowland, presidente de la "Comisión de comerciantes ingleses".
Debe decirse que ya en 1853 esa entidad hablase dividido, desgaján-
dose de ella una "Sociedad de Extranjeros" presidida por Wilfred
Latham, enemiga la más recalcitrante del bloqueo urquicista y de la
politica del F.O. ·
En Europa, Atberdi continúa su ofensiva diplomática. En carta
fechada los dlas 6, 7 y 8 de agosto de 1856 dirigida a Juan Maria Gu·
tlérrez, ministro de Relaciones Exteriores de la Confederación, anun-
cia: "El lunes hablaré con lord Clarendon de la prolongación de la ti·
nea de vapores hasta el Paraná; de la cooperación inglesa al ferro-
carril entre Rosario y Córdoba; de otros puntos más o menos de este
grosor"395. En otra fechada 2 a 7 de setiembre, agreg a: "Yo creo que
·lord Ctarendon dará instrucciones a tos ministros británicos en Chile
y Rlo de Janeiro, para que despierten el interés de esos paises en fa-
. vor del ferrocarril interoceánico para la ·confederación. (...) Como
lord Clarendon expresó e indicó que sería conveniente que yo le diri-
giese una nota solicitando la expedici ón cientifica para los Andes ar·
gentinos, como medio de estimular el interés general para la empresa
del ferrocarril, le he pasado desde aqulta nota que te mando a Ud. en
copia"396. La Confederación ofrece concesiones y trata de radicar en
su territorio intereses británicos; por ahora, a los ingleses les interesa
más estimular el comercio y derribar todas las trabas que se le opon-
gan.
En mayo de 1856 llega al Plata el nuevo ministro de S.M. Británica
acreditado ante el Gobierno de Paraná: William O. Christie. El30 de ju-
lio ya le está informand«:J a Ctarendon, que uno de los primeros asun-
tos que abordó con Urquiza fue la suspensión del decreto sobre de-
rechos diferenciales "para permitir una razonable posibilidad de re·
156
conciliación con Buenos Aires"397. La presión de los inlereses británi·
cosen la ciudad del puerto y la aduana se estaba haciendo sentir. Los
derechos diferenciales constitulan un arbitrio, inspirado y ardiente·
mente defendido por Alberdí, tendiente a evitar que el comercio de la
Confederación se hiciera casi exclusivamente por intermedio del
puerto de Buenos Aires. Tratábase de romper el monopolio y allegar
fondos por vla de rentas aduaneras a las exhaustas arcas de la Con fe·
deración. Pero ya Christie estaba protestando. Y aún más: en el mis·
mo despacho del 30 de julio comunica haber hecho saber al ministro
de Relaciones Exteriores de la Confederación que la posición de
Buenos Aires, "de hecho independiente pero nominalmente parte de
la Confederación, es una situación que no cabe esperar que las poten·
cías extranjeras que poseen alll intereses puedan aceptar para
siempre "398. Entre esto y una conminación parece no haber dema·
siada diferencia: o arreglan pronto esta anomalla o la arreglamos no·
sotros volcando nuestro apoyo a Buenos Aires, podrla ser la velada
amenaza. Entre tanto Alberdi recibla respuesta de Clarendon: subsi·
dio para la navegación hasta el mismo Paraná, cuestión a considerar;
cooperación para construir el ferrocarril Rosario a Córdoba, negativa;
ferrocarril a través de los Andes, idea impracticable (nota de Ciaren·
don a Alberdi del 8·12·1856-399). ·
Christie por su parte movlase activamente entre Buenos Aires y Pa·
raná. El 29 de octubre oficia al secretario del F.O. que Urquiza ha con·
síderado con él, y con el ministro francés, la conveniencia de la candi·
datura de Lorenzo Torres a la gobernación de Buenos Aires. Para el
presidente de la Confederación parece en definitiva más aceptable la
candidatura del general Tomas Guido. Pero lo que importa es esto: el
presidente cree necesario discutir con agentes extranjeros cues·
tiones inherentes a su polltica interna. En diciembre Christie está en
la ciudad porter'la; ha venido para" ...descubrir cuáles eran las pers·
pectivas de éxito que tenia el general Guido como candidato a laGo·
bernación, y el de prestar cualquier ayuda indirecta que podrla facili·
tar una finalidad tan deseable"'400. El 1o de enero de 1857 Christie
aconseja a Urquiza desde Buenos Aires: debe el Gobierno Nacional
estar dispuesto a gastar 2.000 onzas de oro en la elección portei'la; en
el ínterin él, Christie, está.dispuesto a adelantar 2.000 S fts. de su pro·
pío peculio. Que el diplomático inglés proporcionó ese dinero parece
una verdad indiscutible; en carta que el12 de abril escribe Mongulllot
a Victorica le informa que se debe a Christie una cailtldad de dinero
no especificada401. El diplomático parece estar quemando todos sus
cartuchos a favor de Urquiza. :El 28 de febrero le informa a Clarendon
que ha viajado a San José; en Buenos Aires el general Guido le puso
en contacto con los dftigenh~$~<1el partido federal, quienes le ser'lala·
ron sus necesidades ¡¡¡~r~ la ·próxima campan._a electoral, incluyendo
157
una fuerza militar que Urquiza debería colocar en la frontera norte de
la provincía402.
En junio Chrístle está en Paraná de vuelta de Buenos Aires, donde
ha conversado largamente con Alsina y otros políticos que se oponen
a Urquiza. E128 comunica a Clarendon su desaliento; la razón es Elfas
Bedoya: ha sido nombrado ministro de Hacienda por influencias de
Derqui403. Christie escribe -acaso por primera vez- que" ...el go-
bierno de S.M. no tardará en verse obligado a considerar la necesidad
de una revisión de la polltica que prodigó hasta ese momento espe-
rando apresurar la unión con el apoyo moral que otorgó al Gobierno
Nacional. .. " 4<>4. En marzo de 1858 Christie escupe de asco; el 31
escribe a Clarendon: " ... he hecho lo posible para seguir la polltica
de Su Sef\orfa de apoyo moral al Gobierno de Paraná .. :· Y más ade-
lante:. "En ambos lados es la misma raza; servil y aduladora cuando
tiene algo que ganar, y altanera cuando lo ha ganado; pronta a pedir o
aceptar cualquier cosa, pero demasiado orgullosa para sentir algún
reconocimiento; a la que se puede manejar sólo por la vanidad, la es·
peranza y el temor"405, El escupitajo abarca a todos por igual. Es el
desprecio del servidor de un gran imperio por los individuos de una
comarca periférica, sin duda para él profundamente salvajes por más
que algunos blasonen de civilizados y otros se muestren notablemen-
tes obsecuentes, como el senador bonaerense Bosch que en abril de
18571e pregunta derechamente a Christíe a quién prefiere, entre De la
Riestra y Llavallol, como gobernador de Buenos Aires. A lo que Chris-
tie ciertamente no vacila en contestar que De ta Riestra es el más sas·
tisfactorío, en lo concerniente a Gran Bretana406.
Llegamos a 1859 en que la tensión entre Buenos Aires y la Confede-
ración llega a un punto en que solo las armas podrán dirimirla. Fraca·
sa una mediación del ministro de los EE.UU.; fracasan los ministros
inglés en Montevideo, Edward Thornton,y francés en Paraná, Lefebvre
de Becour, quienes ofrecen sus buenos oficios a las partes por indica-
ción de sus respectivos ministros de asuntos extranjeros, pero en últi·
ma instancia por la presión que sobre éstos ejercen las casas Baríng
y Rotschild de Londres, De Brath de París y otras menores, alarmadas
ante la perspectiva de una guerra civil en el Plata que pudiera afectar
158
los intereses del comercio407. Entre tanto, el conde Aussell instruye al
sel"'or Fagan, encargado ~e negocios en Buenos Aires, sobre la acti·
tud que deberá adoptar en caso de una crisis bélica: neutralidad, reco·
naciendo a Buenos Aires el carácter de beligerante, con todos los de·
rechos internacionales inherentes a ese reconocimiento. Finalmente
el conde protestaba -y Fagan debla comunicárselo a Urquiza-
contra la prohibición de anclar en puertos de la Confederación ato-
dos aqueilos barcos que antes lo hubieran hecho en Buenos Aires408.
Se habla terminado, aparentemente, el apoyo a Urquiza; sin duda los
" bonoleros" , o tenedores ingleses de bonos del empréstito de 1824,
más las casas inglesas con Intereses en Buenos Aires estaban triun-
fando en su presión. Veamos un poco este aspecto.
Ya sabemos que Rosas habla lnterrumpido el pago de las 65.000
libras anuales que constitulan la amortización pactada por capital e
intereses correspondientes al empréstito de 1824. No era un acto ar-
bitrario. Los mismos "bonoleros" ingleses parecieron entenderlo asr
cuando más de una vez protestaron contra el bloqueQ a Buenos Aires
y otros actos de agresión a quien era su deudor: se le privaba de la
única fuente de rentas de que podla tomar los tondos para pagar a los
inversores ingfeses, representados por la casa Baring.
Depuesto Rosas los tenedores de bonos insistieron en lo que consi-
deraban un reconocimiento de sus justos derechos, y algo más .. . El
24 de junio de 1852 se reunieron en Londres y según el Times de esa
fecha suscitaron la cuestión de si la Patagonia pertenecla a Buenos
Aires. Finalmente resolvieron no entrometerse hasta "tanto que no se
les presentase una propuesta bajo una forma determinada". (Nota de
·J . Maeso en409). ¿Qué clase de propuesta esperaban los " bonoleros" ?
¿Quién debla presentarla? ¿Qué significado tiene un no ent rometerse
condicionado a una propuesta?
Quedan los interrogantes y queda el hecho: la mirada puesta en la
Patagonia. Por su parte Baring envió al Plata al mayor Ferdinand White,
a quien el 2·2 de noviembre Clarendon dio una carta de presenta-
c ión410, El mayor White previo a su llegada a Buenos Aires dialogó en
Alo con el ministro inglés Henry Southem, de quien obtuvo recomen· ·
daciones para un tal Beláustegui, presunto amigo Intimo de Luis de la
Pena, ministro de Relaciones Exteriores de la Confederación. Llegado
a estas tierras, el enviado de Baring no solo terminó por considerarse
burlado por Beláustegui sino que no vaciló en expresar su más abso·
luta disconformidad para con la polltica del enviado Charles Hotham,
de apoyo a Urquiza y no a Buenos Aires. Finalmente Mr. Wh ite apuntó
sus dudas sobre la moralidad del empréstito de 1824, cuyas cuotas
atrasadas él venfa a cobrar; desde luego, la moral de Baring quedaba
a salvo pero no la de los dos intermediarios que hablan " obtenido bo-
nitas tajadas"; se llamaban. Robertson y Félix Castro. Pero en fin, ne·
159
·gocios son negocios y no quedaba niás remedio que cobrar de cual·
quier manera411.
En 1854 viene al Plata un agente directo de los tenedores de bonos;
se llama James Giró y trae en sus bolsillos la consabida carta de Cla·
rendon, por cierto secretario del F.Q.412. Los hombres de negocios de
Liverpool siguen enviando sus protestas al secrelario de asuntos
extranjeros; debe apoyar a Buenos Aires413. Acaso como consecuen..
cia de esa presión el F.O. resuelve enviar a la ciudad portena un vice·
cónsul; se llama Frank Parish, es hijo del primer enviado oficial britá·
nico al Plata, Woodbine Parish, y ha nacido en Buenos Aires. Llegará
a altos desti nos ferroviarios: .
El 30 de enero de 1855 Parish oficia a Clarendon desde el asiento de
su viceconsulado; está enojado porque el gobierno de Buenos Aires
ha destinado el 4% de su presupuesto anual a obras públicas, en fu·
gar de abocarse al pago de la "justa deuda" con Baring y sus repre-
sentados. También está enojado con la empresa ferroviaria creada
por un grupo de capitalistas locales, algunos de ellos ingleses como
Gowland. Es que este último es excesivamente urquicista para su
gusto -aunque no fo diga ·Parish ·coñ tódas·las letras- y él parece
haber venido a Buenos Aires a cobrarse la deuda sin entrar en compo-
nendas nada menos que con don Justo José, que aunque quisiera no
tiene con qué pagarla.
A poco de iníciado el al"lo ingresa al ministerio de Hacienda bona-
erense Norberto de la Riestra. Hasta junio Parish es pesimista en lo
que hace al cobro y en agosto, cuando el gobierno porteño resuelve
doblar lqs pagos convenidos en la época de Rosas (cifra aún lejana a
la de 65.000 libras), el vicecónsul ve en el hecho un indicio de que
Buenos Aires más que pagar se propone entretener a sus acreedo·
res414. Pero cuando en setiembr~ Urquiza pide ayuda a Clarendon pa-
ra llevar hasta Paraná una linea de vapores, Buenos Aires responde
aumentando sus pagos a 1.000 libras mensuales, que en 12 meses
representaban algo menos de la quinta parte de la suma estipulada
en 1824. Por lo demás el señor James Giró también tiene sus motivos
de enojo: Buenos Aires está vendiendo las tierras afectadas como ga-
rantla del empréstito; dejará constancia de ello eh el registro oficial del
Consu lado-115. La presión de los "bonoleros" iba aumentando, pero tam·
bién la rivalidad con Urquiza. La necesidad de impedir a cualquier pre-
cio que lngfaterra volcara un apoyo decisivo en su favor, hizo que
Buenos Aires se mostrase cada dla más inclinada a sonreír a los bo·
noleros y a Barlng. Pero esas muestras de creciente comprensión -si
se nos permite el eufemismo- para con los intereses de los presta-
mistas, no debfan ser prodigadas por Buenos Aires ya ~ue constitulan
un factor de negociación y ciertamente de presión sobre el F.O. Al
igual que en los tiempos de Rosas , los intereses ingleses radicados
160
e-n Buenos Aires pero dependientes de Liverpool, Manchester y de to-
do aquel lugar donde viviera un ''bonolero", transformáronse en
aliados de Buenos Aires en su lucha por la hegemonla del pals. O
acaso pudiera formularse mejor asl: ellos eran ros más interesados en
esa hegemonra puesto que el grueso del comercio porteno estaba en
sus manos y del incremento de las rentas de esa aduana, y no de
otra, dependla que finalmente cobraran. Los tiempos en que Ciaren-
don recriminaba a Baring por exigir prioridad para sus bonos sobre los
intereses del comercio vinculados a la apertura de los rlos interiores
pareclan estar pasando. Los derechos diferenciales de Urquiza no les
eran nada simpáticos a los comerciantes portet'los y ya se ha visto
que el mismo Christie, que vino al Plata para abogar por la causa de
la Confederación, se sintió impelido a tratar con don.Justo José, co-
mo asunto de los primeros y t>or lo tanto de los más principales, la de·
rogación de los benditos derechos, que a su modo de ver e~taban tra-
bando toda posibilidad de conciliación entre las partes litigantes.
En Buenos Aires don Norberto de la Riestra estaba, negociando
con otro White enviado por Baring, esta vez George y no Ferdinahd. El
27 de setiembre de 1856 el tal George White le escribirá a Christie: las
ofertas que ha escuchado de De la Riestra le parecen bastante acep·
tables416, Bueno.s Aires está mostrando el du~ce. Pero el caballero
Christie no se chupa el dedo, como vulgarmente se dice: el 29 de oc-
tubre oficiará a Claredon sugiriendo que "sin urgencia, si el Gobierno
de Su Majestad quisiera alguna vez, apoyado con una fuerza naval, in-
sistir ante Buenos Aires en un justo arreglo del empréstito, el presen-
te es un momento favorable para hacerlo, y que ahora una demostra-
ción de fuerza podrla no sólo alcanzar .el objeto inmediato que se per-
sigue sino hacer que Buenos Aires se una a la Confederación. Vuestra
Excelencia contarla con las simpatlas del Gobierno Nacional"417. El
señor Christle aún dista mucho de haberse desengai'\ado -ya cono-
cemos sus palabras a Clarendon de dos af\os más tarde- y se propo-
ne matar dos pájaros de un tiro: mediante la intervención naval ingle-
sa cobrarse la deuda y un ificar el pars bajo la hegemonla de Urquiza,
cuya capacidad para obrar Independientemente no lo perturba en ex-
ceso. La salida inventada por el ministro británico ya sabemos que no
es.totalmente del agrado de los ingleses radicados en Buenos Aires,
pero una parte de ellos y los "bonoleros" no parecen contemplarla
con mucho desagrado.
En 1858, el 7 de diciembre, Alberdi le escribe a Urquiza desde Parfs
para informarle que "los acreedores ingleses de Buenos Aires y algu-
nos negociantes relacionados con esa plaza han presentado una
nueva petición al Gobierno de Su Majestad Brítánica, a fin de que se.
oponga a la ley de derechos diferenciales. La suscriben como vein·
te nombres, entre los cuales figuran los banqueros 8aríng y
Rotschild"418. i Baring y Rotsch ild! Nada fácil de ignorarlos. Pero
161
agréguese que el 8 de setiembre de 1859, en nueva carta a Urquiza
desde Londres, Alberdi apunta que"... los acreedores y comerciantes
de Buenos Aires pueden hacernos y nos hacen mucho mal por ellnflu·
jo de la Casa' Baring, que es la que capitanea sus movimientos..."
(...)"Al influjo de la Casa Baring se debe la guerra sorda que nos ha·
ce el Times, periódico en cuya propiedad tiene una parte dicha
casa"419. Las fuerzas que apoyan la "causa" de Buenos Aires golpe·
an a las puertas del Foreign Office cada dla con mayor fuerza, y esa
·grita se acentúa en momentos en que el secretario de asuntos extran·
jeros va perdiendo su entusiasmo por la Confederación y su set'lor
presidente.
El 23 de octubre de 1859 se produce la batalla de Cepeda; Urquiza
triunfa militarmente y va a estacionarse a San José de Flores. No se
atreve a entrar en Buenos Aires y a afirmar plenamente su victoria en
todos los terrenos. Diflcilmente pueda atribuirse su actitud a genero-
sidad o grandeza de alrt)a. Ya veremos las razones en el capitulo que
dedicamos a Urquiza. Pero entre tanto, si las tropas vencedoras en
Cepeda no entraron en la Capital, los que entraron fueron los marinos
británicos, franceses y estadounidenses que desembarcaron con el
correspondiente permiso de la autoridad portei"ia. ¿Qué fueron a de·
tender esas tropas extranjeras? El más preciado bien, la joya más pre·
ciada de la corona portena: la aduana420. ·
Cepeda, triunfo militar de Urquiza, fue ganado por Buenos Aires en
los papeles. Entre tanto, en mayo de 1860 es electo gobernador de
Buenos Aires d~n Bartolomé Mitre, quien pide a De la Riestra integrar
su gabinete a lo que don Norberto se Riega. Mas cuando en julio el
presidente Derqui en increíble acto de servilismo solicita a Mitre le su-
giera un hombre de Buenos Aires para el ministerio de Hacienda de la
Nación, viene la sugerencia de De la Riestra y esta vez don Norberto
dice que si. Entre esto y el que los comerciantes de Buenos Aires es·
tén poco menos que manejando las finanzas de la Confederación de·
be haber poca distancia. Por lo demás Alberdi, que está en Londres, le
escribe el 8 de agosto de 1860 a su amigo Juan Maria Gutiérrez: "Su
empresa fluvial (la de Rams y Rubert, empresario espai"'ol. L. P.), es an-
tipática aqul para los intereses ingleses localizados en Buenos Aires,
y que no quieren que se desvle de ese camino el tráfico que produce
en esa provincia, las rentas con que paga su deuda local a los tenedo·
res de bonos.
"Contra ese mal no hay más remedio, que crear nuevos intereses bri-
tánicos en nuestras provincias, solidarios con el interés nacional"421.
La Confederación ha fracasado totalmente en sus intentos -tlmi-
dos, sin duda- de romper el monopolio portuario. En cuanto a los In·
tereses ingleses solidarios con el interés nacional, véase en ellos una
ingenuidad de Alberdi o un desmayo de inteligencia o como se le
quiera llamar puesto que él, que ya conoce de cerca a los ingleses no
debla permitirse el lujo de sugerir tal remedio para el mal que aqueja-
162
a
ba la Nación: todo interés inglés radicado en la Argentina -la de.
Urquiza o la de Mitre- solo podla ser solidario consigo mismo.
El 17 de setiembre de 1861 fue Pavón y luego el derrumbe de la Con-
federación. Para la diplomacia británica las cosas se simplificaban:
ya no habla que apoyar a una parte de la nación contra la otra; ahora
la nación era una sola -lo parecla, al menos- y no habla más que un
soio poder expresado en una figura: Bartolomé Mitre.
422 Thomas J. Hutchínson, The Parana, Londres, E. Stanford, 1868, pág. 233,
Buenos Aires y otras provincias argentinas, Buenos Aires, Huarpes, 1945, pág.
170. .
423/d., Buenos Aires y otras... , pág. 288.
183
se habla infonnado, en varias comunicaciones, a la Asociación Abas-
tecedora de Algodón de Manchester. Estaba también encargado de
averiguar. la manera más conveniente de recoger y llevar a Inglaterra
ese algod.ón, inquiriendo si habla escasez de trabajo, u otra cual-
quier,a causa en el distrito" 424, En .eso de la escasez de t rabajo está
claro que el conde Russell tiene " in mente" el bajo costo de la mano
de obra: a mayor. desocupación más baratura. Pero ya está aqul don
Thomas y en la tarea, que no ha perdido tiempo en habien·do desembar-
cado. Las urgencias son muchas " ... he leido en el Manches ter Guar·
dian de noviembre último, un despacho dirigido al secretario de la
Asociación Abastecedora de Algodón por Mr. Hammond, de la Oficina
de Negocios Extranjeros, bajo la dirección del conde Russell, en el
cual se lee: «Si la guerra de Norteamérica continúa, en 1863, los terre-
nos ser~n cultivados para granos y no para algodón; y ~n cualquier
circunstancia los cultivadores de algodón necesítarán de algún
tiempo para ·reparar el estado de desorganización a que ha sido
arrastrado el cultivo»".425. ¡Hay que encontrar ese bendito algodón, o
al menos campos para plantarlo con mano de obra barata! Hutchin·
son lo encontraJá. Prolijamente infQrma que en Santiago del Estero
hay 20.000 peones sobre una población de 100.000 habitantes. Que el
sal.ario es un real diario y el alimento -carne y malz- equivale a otro
real426. Cincuenta hombres -puntualiza- comen durante cinco dlas
co.n sólo un novillo, zapallo, malz y sandía. Un animal vacuno cuesta
no más de 10 bolivianos, o sea 10 ctlalines y el senor Taboada, gober·
nador de la provincia, muéstr~se excelentemente dispuesto hacía
cualquier iniciativa que pudieran promover Hutchinson y sus mandan·
tes427.
El doctor del modesto empleo rosarino es un importante enviado de
la.Gran Bretaña. Por algo el 4 de setiembre de 1862 el senor Guillermo
Doria, Encargado de Negocios en Buenos Aires, le ha pedido al mi-
nistro Eduardo Costa cartas destinadas a franquear a Hutchinson la
buena voluntad de los gobernadores de Santa Fe, Córdoba y Santiago
del Estero. Por algo cinco dlas más tarde vuelve Doria a insistir argu-
yendo .que de ninguna manera el gobierno nacional puede oponerse a
la expedición de don Thomas, quien por supuesto obtendrá sus cartas
y acabará partiendo en compal'lla de Esteban Rams y unos caballeros
vinculados al Banco Mauá. En el lnterin, los hermanos Mulhall han
puesto su ·The Standard al servicio de la causa algodonera. Y no todo
es andar escribiendo cosas, qt~e también las haclan esos buenos ser-
vi dores de Su Majestad Británica. Harán .venir de M anchester semi 1las
de algodón que pondrán en venta en el local del diario; vendrán varias
desmotadpras remitidas por la Asociación Abastecedora de Algodón
y una de ellas se exhibirá en el patio de The Standard. Y la expedición
de Hutchinson al valle del Salado seguirá su curso entre el 25 de no-
viembre de 1862 y ellO de marzo de 1863. Y el sabueso algodonero
164
escribirá:" ... aunque el Paraguay está fuera de la República Argenti-
na, sin embargo, como está ligado con ella por el mismo rlo, puedo ha-
cer notar que algunos cientos de. miles de plantas de algodón, según
se dice, se están cultivando alll, las que fueron plantadas a conse-
cuencia de un edicto del último presidente López"428. La información
es correcta. Sólo que López del Paraguay aspira a buscarse lo~ cUen-
tes por si mismo, sin esperar que se lo vengan a comprar al precio dic-
tado por el comprador. Finalmente -y esto ya ha sido mencionado
anteriormente, pero valga la insistencia- en 1844 el Encargado de
Negocios de los EE.UU. en Buenos Aires habla advertido .al canciller
Arana sobre los manejos ingleses para formar· con al Parag\Jay, el
Uruguay y las provincias de Entre Rlos y Corrientes una nac;:ió.n apar-
te. El cultivo del algodón habla fracasado en la India e Inglaterra, con-
sidera el área mencionada, " ...en cuanto al clima, suelo, superficie y
tipo de algodón, la me}or y más extensa reglón de.l globo entero para
el cultivo de esa importante ptanta"429. . .
Preguntémonos ahora: ¿estas andanzas algodoneras de Mr. Thomas
Hutchinson -por encargo del Foreign Office-' pueden ser desvincu-
ladas del interés inglés por abrir el Paraguay .no soló a sus merc~n
clas si no a la libre extracción de materias primas, aun cuando al tiem-
po del estallido de la guerra de la Triple Alianza·la Gran Brétana hu-
biera superado la crisis algodonera? La respuesta es una sola: Para-
guay con puertas abiertas.
18!S
lo ~s por su nacimiento ya que no por los capitales que -maneja, o lo
manejan a él. .. Pero aqur nos interesa filiar con más precisión, si .c a·
be, al Banco Mauá, po~que por ese tiempo está haciendo unos nego·
cios con el Gobierno Nacional de ros que vamos a hablar.
El 24 de enero de 1863 el Gobierno presidido por el genéral Mitre
conviene con los sei'lores Mauá y Cia.: 1°) El Gobierno Nacional orde·
nará a todas las aduanas fluviales, excepto la de Buenos Aires, para
que entreguen sucesivamente como se vayan rt!.caudando, los de·
rechos adicionales, tanto en moneda como en letras; 2°) Las cantida·
des recibidas por Mauá en cobre, plata nacional o papel moneda se·
rán reducidas a oro por cuenta del Gobierno Nacional; 3°) Los sei'lo-
res Mauá y era. se comprometen a abonar los intereses y amortiza·
clones de los tres millones correspondientes al empréstito del 1 o de
octubre de 1860, al vencimiento de cada trimestre, aun cuando no al·
canee los derechos adicionales recaudados, o hubiera que descontar
las letras que por ellos se hubiera recibido; 6°) Los sei'lores Mauá
tendrán sólo la misma éomlsión que le estaba asignada a su antece·
sor, el set\or Thomas Armstrong, por el recibo del dinero y pago de los
intereses y amortización de los titulas del empréstito. Firmado: Vélez
Sársfield y William LeslieA32.
Poco después, 23 de marzo, el Banco Mauá abre al Gobierno Na·
cionat un crédito mensual de 2 millones de pesos, o su equivalente en
oro, a partir del 1° de mayo. El reembolso se hará ordenando a todas
las aduanas, a excepción de la de Buenos Aires, entregar a Mauá y
Cia. todos los fondos recaudados por cuenta del Gobierno. Las firmas
son las mismas que en el documento anterior433, Finalmente el 19 de
junio de 1865, el Congreso de la Nación sanciona el pago a Mauá y
Cia. de la suma de pesos 266.670, por los cupones del empréstito del
1° de octubre de 1860 que se hablan dejado de pagar desde mayo de
1861 hasta noviembre de 1862.
De aqul resulta evidente que Mauá·y era. es prestamista del Gobier·
no del general Mitre, a más de ser -como lo confirmará el diputado
nacional Aráoz, en la sesión del 5 de julio de 1865 de la Cámara-
"uno de los grandes capitalistas que sostienen esta empresa", refi- .
riéndose a la canalización del Salado434. Y en su Hsndbook de 1869
los hermanos Mulhall consideran a la institución Mauá como "el más
grande propietario del Plata". Pero detrás de Mauá está el capital
inglés. Y esto es lo que importa de toda esta historia. En cuanto al se·
nor Leslle, gerente del Banco en Buenos Al res, cabe apuntar algunos
hechos que corroboran lo que decimos. Es vocal en 1866 de· la So-
ciedad de Minas de San Juan, companla inglesa; es uno de los direc·
tores del Ferrocarril Primer Entrerriano Ounto con Salvador Maria del
Carrll) igualmente compai'lla inglesa. También será uno de los prime-
ros socios de la Sociedad Rural Argentina, fundada en 1866, y ese
mismo. arlo vocal de la Cámara Sindical de la Bolsa de Comercio. Para
166
terminar: los Mulhall le sertalan como propietario en San Pedro de 2
leguas de campo. ·
Surge con bastante evidencia que en manos de Leslie se concentra
el manejo de fuertes y múltiples intereses británicos: finanzas, ferro·
carriles, minas, etc. Veamos ahora qu ién es Thomas Armstrong, a
quien se menciona en el convenio del 24 de enero de 1863 como prece-
diendo a Mauá en las funciones que éste comienza a desempel'lar. En .
1817 llega al Plata con sus padres. Su madre es una Phipps, precisa-
mente el apellido de los más grandes exportadores ingleses de café
brasileno radicados en el Janeiro. Aqul se casa con una criolla de
apellido Villanueva y comienza a desempetlarse como "negociante" y
" consignatario", según lo senalan sucesivas gulas de comercio. En
1831 comparte con Manuel de Sarratea, por encargo de los accionis-
tas del Banco Nacional, la responsabilidad de cambiar los billetes
viejos. Se hace saladerista y en 1845 vende a Senillosa y Mansilla su
saladero "El reloj ". En 1857 y 1858 es presidente de la Bolsa de Co-
mercio de Buenos Aires; su prominente posición es aprovechada para
contribuir a regularizar las relaciones con Inglaterra en 1857, un tanto
tensas por las incobradas cuotas del empréstito Baring de 1824. En
1861 es vocal de la Casa de Moneda y Banco de fa Provincia, la gran
institución emisora y crediticia de la oligarqula bonaerense. En el 62
se le confla el arreglo de la deuda Buschental y es por entonces Direc-
tor residente del Ferrocarril Central Argentino. Contemporáneamente
se desempel'\a como prestamista del Gobierno Nacional. Pero ahi no
acaban sus trabajos: funda compal'lias de seguros, posee un molino
en San Nicolás, ingresa en la Sociedad Rural Argentina a poco de fun·
dada y a estar la información que los Mulhall proporcionan en su
Hendbook de 1885, en zonas aledaraas al traz:ado del Ferrocarril
Central Argentino hay 99.000 hectáreas de propiedad de Thomas Arms-
trong. Este es el caballero que precedió al Banco Mauá como presta-
mista del Gobierno Nacional presidido por el general Bartolomé Mitre.
Cuando estalla la guerra del Paraguay, Armstrong es de los primeros
en aportar una ayuda efectiva (50.000 pesos el 29-4-1865} al Gobierno,
con la declaración -la publica La Nación Argentina de esa fecha-
de que ha de reiterar una donación de igual monto por cada uno de los
al\os que se prolongue la guerra. Un cuadro en que todos los detalles
son notablemente congruentes.. .
El muy doctor y plural académico Thomas Hutchinson pide paz y
ferrocarriles como condiciones para desarrollar el comercio con la Ar-
gentina. El comercio inglés, por supuesto. El tema ferroviario ha sido
brillantemente tratado por Scalabrini Ortiz y es forzoso que sigamos
su libro, con más algunas informaciones adicionales. Es necesario
conocer -dentro del contexto de hechos económicos que venimos
describiendo- cómo fue el episQdio de los ferrocarriles. Este, con la
h4storia del algodOn, los préstamos del Banco "brasileM" y otras his-
torias de parecida naturaleza, muestra uno de los poderes invisibles
que están presentes en la acción del gobierno que preside Mitre en et
perfodo inmediatamente anterior a la Guerra de la Triple Alianza.
El poderoso grupo de comerciantes nativos y extranjeros radicados
en Buenos Aires necesita de una red ferroviaria que unifique el merca-
do interno; la necesita la oligarqula ganadera, que debe transportar
167
.~f;~··:··:,. .. .su sebo, sus cue~os, sus vacas y sus ovejas a los grandes centros de
consumo y por supuesto al puerto único; la necesitan los industriales
de Uverpool y Manchester, que a través del comercio porten o aspiran
a llegar con sus productos a todos los rincones del pafs, t rayendo de
retorno alimentos y materias primas para ser embarcados en el puer·
to de Buenos Aires; la necesitan los propietarios de estancias, puesto
que fa .vla férrea valoriza enormemente la tierra; la necesita la in·
dustria ferroviaria inglesa, que busca mercados para·sus locomotoras
y demás utilaje ferroviario; la necesitan los productores ingleses de
carbón, en busca de mayores exportaciones; y las grandes compa-
nlas de seguros, las empresas de transporte marftimos, las entidades
financieras. El ferrocarril en la Argentina es reclamado por un coro de
muchas voces, algunas que hablan en inglés y otras en nuestra len·
gua espai'lola.
La significación del ferrocarril para los paises capitalistas más de·
sarrollados le fue explicada al economista ruso Oanielson por Marx
en los siguientes términos: vinieron a coronar la obra del desarrollo
capitalista, "no sólo en el sentido de que fueron por fin ounto con los
barcos de vapor para la comunicación transoceánica y el. telégrafo)
los medios de comunicación adecuados a los modernos métodos de
producción, sino también en la medida en que fueron la base de 1n·
mensas compaflfas por acciones que constituyeron al mismo t iempo
un nuevo punto de partida de otros típos de sociedades anónimas,
empezando por las compal"ifas bancarlas"435. Agréguese. que unífi·
cando e! mercado llevaron a todos los rincones los productos de la in·
dustria, los alimentos y las materias primas;. y en paises como el
nuestro -en opinión de Ferns436- parece haber sido su finalidad
principal, al menos en los comienzos , vender artlculos manufactura-
dos. De ahf que cuando el ministro británico en Buenos Aires se di.ri-
gla al Foreign Office en 1862, solicitando permiso para que el Cónsul
General en la ciudad portena, Frank Parlsh, pudiera figurar en la comí·
sión local del Ferrocarril Gran Sur, alegará que tal empresa abrirla
nuevos mercados a los productos manufacturados..Y lord John Rus-
sell consintió por esa razón. Pero también es cierto que los contralis·
tas ferroviarios Peto and Betts figuraban entre los principales ac-
cionistas del Gran Sur, asl como sus colegas Brassey and Wythes
eran tos principales inversores y promotores ingleses del Central Ar·
gentino. Los contratistas ingleses estaban promoviendo un negocio
que abría un importante mercado para su producción fabril; pero ade-
más, ese negocio iba a dar suculentas ganancias por sf mismo como
efectivamente las dio437.
En otro lugar de su carta a Danielson, Marx escribe poco menos
que nuestra historia ferroviaria: " A excepción de Inglaterra, los go·
biernos enriquecieron y fomentaron las compaflfas ferroviarias a ex-
pensas del tesoro público. En los EE.UU. recibieron de regalo gran
168
parte de las tierras fiscales, y no sólo la tierra necesaria para la cons-
trucción de las lineas sino muchas millas de tierra cubiertas de bos-
ques, etc., a ambos lados de las mismas. De esta manera se convier-
ten en los más grandes terratenientes, y los pequenos agricultores in-
migrantes prefieren desde luego tierras situadas de tal modo que ase-
guren a su producción fáciles medios de tran&porte.
" El sistema inaugurado en Francia por Louis Phill ippe, de cederle
los ferrocarriles a una pequena pandilla de aristócratas financieros,
dándoles largas concesiones garantizando el interés por medio de los
dineros públicos, etc., etc., fue llevado al extremo lfmite por Louls Bo-
naparte, cuyo régimen se fundó esencialmente sobre el negocio de
las concesiones ferroviarias, a algunas de las cuales tuvo la gentileza
de regalarles canales, etc ."438.
Aquf se repitieron los escándalos en términos similares a los aca-
ecidos en los EE.UU. y Francia. El ministro Lucas González del gabl·
nete de Mitre (cartera de Hacienda desde el29 de febrero de 1864 al23
de enero de 1868), renuncia a su investidura y al dla siguiente de haber
discutido con el Ferrocarril Central Argentino en representación del
Gobierno, pasa a discutir con el Gobierno en representación del
Central Argent ino. Exactamente lo mismo sucede con Uladislao
Frias, ministro del Interior en el gabinete de Sarmiento {del 20 de ma-
yo de 1872 al 12 de octubre de 1874). Solo que Frfas será representan-
te del Ferrocarril Pacifico, y a finales de siglo nada menos que presí·
dente del Directorio local de los Ferrocarriles Bahfa Blanca Noroeste,
Buenos Aires al Pacifico y Villa Maria y Rutina. Sobre González con-
viene saber algo más: bajo Rosas -se llamaba entonces González
Pena- es Juez de Primera Instancia y Agente Fiscal en lo CiviL En
1637 pasa a formar parte de la Academia de Jurisprudencia, que como
corporación dice de su adhesión al gobernador de la provincia en no
pocas oportunidades. En 1839 integra la Comisión Revisadora de Co·
medias (léase censura) y desde un ano antes es secretario de la le-
gislatura provincial, cargo que retendrá, durante varios al'los. Caído
Rosas tira para el lado de Urquiza y en 1856 aparece en el Congreso
de Paran á con la investidura de Diputado. Se opone a los derechos di-
ferenciales: es su manera de abogar por el mantenimiento del mono-
polio portuario. En 1663 y 1864; bajo la presidencia de Mitre y antes de
ser ministro le nombran miembro del Consejo del Crédito Nacional.
¡Ya es un liberal! No le irá nada mal en el futuro. A más de andar
entreverado con el Central Argentino representa aqul a la firma de
banqueros londinenses C. de Murrieta y Cta. El empresario Telfener,
constructor de la linea. ferroviaria Córdoba-Tucumán le acusa de ha-
ber adquirido en Europa locomotoras inservibles para el trabajo a que
estaban destinadas. j..as habla comprado en misión oficial. En 1675
vuelve al ministerio de Hacienda de la Nación bajo la presidencia de
Avellaneda. Cuando el presidente lo nombra está en Inglaterra; allí se
ponen contentos. En 1876, firmas inglesas vinculadas a la Argentina
envlan una carta af Times. Intentan refutar ciertas especies ' 'malig-
nas", que "sobre la economía argentina andan rodando por ahl". Elo-
438 Carlos Marx y Federico Engels, op. cit., págs. 375 y 376.
169
gian a los actuales ministros Bernardo de lrigoyen y Lucas González;
de éste dicen que antes de hacerse cargo de la cartera de Hacienda,
prometió en Londres a los "Interesados en el progreso argentino" , ha·
cer economias, no invertir en obras públicas y aumentar los ímpues-
tos439. Desde luego, todo esto para pagar puntualmente las deudas
extranjeras. i Bravo Don Lucas!
Hablemos ahora de concesiones. En 1862 el Congreso Nacional vo·
ta una ley autorizando al Poder Ejecutivo a acelerar un contrato: trát~
se de construir la linea férrea que habrá de unir Córdoba con Rosario.
El Estado acepta como veroslmil el costo de 6.000 libras por milla; pe-
ro el ingeniero Alan Campbell, trabajando por encargo de Urquiz.a ha·
bía llegado a un costo mucho menor. El propio Weelwright lo aceptará
como valedero, puesto que a fine s de marzo de 1856 le escribe Alberdi
a Juan Maria Gutiérrez desde Parls, en estos términos: " Ayer recibl
carta de Londres de Weelwright de la cual copio textualmente lo que
sigue: «Tengo un vivo interés en el camino ferrocarril entre Córdoba y
Rosario, y me parece sumamente halagoeño el presupuesto de Mr.
Campbell y el cálculo de entradas»"4<10. Más tarde Mr. Weelwright en·
contrará conveniente inflar los costos falsificando cifras: era la mane·
ra de aparentar una inversión mayor a la real. ¿Por qué razón? Muy
sencillo: el Estado argentino garantiza a los inversores un beneficio mí·
nimo anual del 7% sobre el capital invertido, y se compromete a extra·
er de sus arcas los fondos necesarios para llegar a ese 7% , si los· be·
neficios originados en la explotación fueran menores.
Olgase de paso que el gobierno del general Mitre no desconocla los
trabajos del experimentado y calificado Atan Gampbell, aunque era
de deplorar que el senor Weelwright se hubiera apoderado de ellos
-planos, estudios y presupuestos- en 1857, como lo denuncia en el
Congreso el diputado Mármol.
En enero de 1863 está Weelwright en Buenos Aires. Viene con espe-
sos humos e inquietantes pretensiones; quiere la concesión, claro,
con más la cesión gratuita de enormes superficies de tierras a ambos
lados de la vfa. Y en cuanto a la caución en efectivo a que lo obliga el
contrato con el gobierno - u.na garantla de cumplimiento- el senor
Weelwright se niega terminantemente a depositarla. Un ministro en·
cuentra '"sensatez" en las exigencias del empresario extranjero (nacl·
do en los EE.UU.). Se llama Rawson el ministro y tiene la cartera del
Interior. Alguna vez en el parlamento de la Confederación también vo·
tó en contra de los derechos diferenciales, porque "cambia de pronto
todo un sistema económico y comercial consagrado en cierto modo
por la tradición"441 . (El sel'lor Rawson habla claro: ¡que siga el mono·
polio portuario y aduanero!) Ahora -ministro de la Nación- se
pliega a los deseos de Weelwríght, que tienen un inconveniente: los
439 Carlos Marx y Federico Engels, Projet de fondation d'una Banque Franco-
Argentina, Parls, 1876, pág. 23.
440 Raúl Scalabrlni Ortiz, Historia de los ferrocarriles argentinos, Buenos
Aires, Edil. Devenir, 1957, págs. 58 y sigts.
441 Mariano Pelliza, La organización nacional, Buenos Aires, La Cultura Argen·
tina, 1923, pág. 141.
170
terrenos exigidos son en grandes extens ione·s propiedad de part ícula·
res. En cuanto a la caución, el Gobierno Nacional ha desestimado una
oferta de Aarón Castellanos y un grupo de hombres de negocios rosa·
rlnos por incapacidad de depositarla. ·
El contrato definitivo para la construcción del ferrocarril que se lla·
mará Central Argentino exime al empresario norteamericano de pagar
impuestos durante 40 anos por la introducción de material y utllaje
ferroviario. Curiosamente, la franquicia alude también a otras pro·
piedades de la compaflla, incluso las t ierras que el Estado le regala.
Cuando en mayo de 1863 la Cámara de Diputados aprueba el
contrato " ad referendum", el miembro informante debe aceptar que
" el contrato no.lo convence", mas se consolará diciendo que "no ha
podido conseguirse más" (Breve paréntesis: en dla no lejano ingresa-
rá en el Directorio de la empresa el caballero Edward Thornton, emba-
jador que fuera de S.M. Británica en estas muy Indianas comarcas.
¿Qué clase de esf uerzos habrá realizado Mr. Edward para que el go·
bierno de Mitre suscriba con Weelwright el contrato que ya conoce-
mos?).
Oigamos al·go sobre regalos de tierras. Los hermanos Mulhall, no
pocas veces citados en este trabajo y a quienes Thomas Hutchinson
llamara " enérg icos obreros de la causa" del algodón en la Argenti·
na-442, en su Handbook de 1885 anotan este dato: " El Ferrocarril
Central Argentino ha recibido del Gobierno Nacional 1.200.000 hectá·
reas de t ierra en donación" . Mucho más, por otra parte, de lo estipula·
do en contrato alguno -apunta Scalabrini- y por lo tanto en la cifra
hay una cantidad de tierra que puede ser reputada regalo clandestíno.
Agregan los editores de The Standard y los muy útiles Handbook's
que los actuales propietarios de las tierras se llaman Thomas Arms-
trong, de quien ya sabemos que tiene alll 99.000 hectáreas; Casey
204.000, Mackenzie 40 leguas cuadradas, Turner, Runciman, Daly,
Gordon, Kavanagh, etc., etc.,dístintas superficies todas ellas conside-
rables. Ahora los estancieros son ingleses443.
Finalmente cabe aludir al apoyo económico que prestó el Gobierno
Nacional al Central Argentino,.que de ninguna manera es excepcional
y tipifica la actitud de sucesivos gobiernos para con las empresas
ferroviarias. En el Handbook de 1869 los Mulhall anotan que a ese año
el capital suscripto del Central Argentino asciende a 1.600.000 libras
de las cuales los senores Weelwright, Brassey y Wythes habrlan
suscripto 1'.000.000 de libras, el gobierno argentino 340.000 1ibras, dis-
tintos comerciante~ de Buenos Aires y otros particulares locales
100.000 libras y el general Justo José de Urquiza 20.000 libras444. Pero
estas cifras están lejos de revelar la verdad, ya que no inc luyen lo que
gastó el gobierno para la expropiación de las tierras que posterior-
mente regalarla a la compal'lfa, ni las sumas desembolsadas para lle·
gar al beneficio anual garantido del 7% más otros desembolsos por
planos y estudios. Scalabrini Ortiz que hizo la cuenta escrupulosa·
171
mente ano a af\o desde 1856 hasta 1867, partiendo de documentación
oficial llega para el último ai'lo mencionando a $ fts. 3.026.265, o su
equivalente 600.000 libras, que aunque no suscrlptas oficialmente ha·
blan sido efectivamente invertidas445.
El Gobierno Nacional se mostró igualmente celoso vendedor de ac-
ciones. Así, por ejemplo, el 22 de febrero de 1863 se hace en Rosario
una reunión para promover su venta; asisten Weelwright y el ministro
Rawson. En el acta de la reunión se leen párrafos de cuya calidad hu-
mor!stica juzgará el lector: el set'lor Rawson, luego de varias conside:
raciones, sel'laló "como muy importante la venida del sel'\or Weel-
wright entre nosotros, abandonando sus intereses, sus relaciones y
comodidades en el ultimo tercio de su vida, con el sólo objeto.de ligar
su nombre a este benéfic¡:¡ empresa y recoger un laurel más entre los
muchos que habla conquistado en esta clase de empresas .. .''446
¡Conmovedor! Una especie de Albert Schweitzer cantado por Guiller-
mo Rawson. El resultado no fue malo: se suscribieron S fts. 90.000,
con cierta incomodidad para Weelwright en el tercio final de su evan-
gélica existencia ...
La diligencia del Gobierno para con el Central Argentino no es fácil
de explicar en términos de simple colaboración para con una empresa
que el capital nacional por si solo, aparentemente, no está en condi·
cienes de construir. En plena guerra del Paraguay, el sel'lor De la
Riestra que está en Londr&s pidiendo plata prestada para seguir ase-
sinando paraguayos, procede a adquirir por orden de su Gobierno
15.000 acciones ferroviarias, cu~ suscripción habla sido dispuestá
por ley del 6 de setiembre de 1868447. ·Casualmente, el convénio para
la compra -ya los habla anteriores- fue firmado por el inefable Dr.
Lucas González como mini siro de Hacienda ...
445 Raúl Scalabrini Ortíz, Historia de los .. ., op. cit. pág. 137.
•46 M. G. y E. T. Mulhall. Revis ta de Historia de Rosario , ano 1, N° 1, 1963, pág.
W. .
447 Publicación Oficial, Memoria del Ministerio de/Interior 1867-1868, pág. XXI.
VIl. La crisis
173
Cuadro 25. Exportación da taujo
Valor en fíbras
Ano Quintales por quintal
1864·5 441.971 0,020
1865·6 410.852 0,021
1866- 7 599.980 0,020
1867-8 408.988 0,021
.1868·9 468.671 0,021
1869-70 647.532 0,017
FUENTE: José Panertoeri, La crisi$ ganadera.... op. cH .. pag. 18.
174
.,...
;.
17!
anos más tarde, sobre la venta total de carne al exterior la congelada
representa el19% , los vacunos en pie el28% y el tasajo el48%-456. De
ahi que al comen~ar la c risis -coincidentemente con estallido de el
la g·uerra- aún no se Vieran claras perspectivas de solución y ello
fuera propicio a las especulaciones, los negoc iados y las aventuras,
supuestos o reales paliativos de la crisis a nivel de clase, ya que·no a
nivel nacional. A juzgar por el discurso inaugural y tristemente augu-
ral de Olivera --que no era precisamente un negado- el futuro inme-
diato se presentaba poco menos que apocallptico.
En el número 4 de Anales se observa que en tanto en Santa Fe la
Nación ha . vendido tierras a 50.000 la legua, en la provincia de
Buenos Aires. se discute una \ey que ha de ll.evarlas a un costo de
150.()00457. _¡ Alarma!
En el mismo nomero de la revista, Olivera Incita al criador de ovejas
a "i nformarse con gran cuidado de las necesidades del fabricante que
emplea sus lanas. y en entrar, por decirlo asl, en sus intereses, tratan-
do de producir todo aquello que las necesioádes fabriles exijan; pues
los intereses del productor y del consumidor siempre tienen que
marchar de común acuerdo. : ."458, Lo que también podrla formularse
asl: continuando nuestra. condición de productores de materias pri-
mas, es forzoso que nos adecuemos a las exigencias de los consumi-
dores éxtranjeros, quedando de esta manera en sus manos y .cierta-
mente ·exp~estos · a sus chantajes, exacciones, violencias, insi-
nj.Jaciones y pedidos; en definitiva: sujetos a sus intereses. Habrá que
preguntarse: ¿por qué no una industria textil propia, siendo que no fal·
tan capitales ni consumidores locales?
Lueg9 de distintas alternativas en 1867, llegamos al mes de agosto.
en que er6rgano oficial de ios ganaderos nos habla de esta manera
nuevamente _p or la pluma de Olivera: "Los precio~ de nuestros gana-
dos han .descendido a <;ifras que nos sorprende el que no hayan ya
causado un número notable de bancarrota, lo que puede explicarse
solamente por la benéfi.ca institución de la oficina de cambios, para
cuyo establecimiento la Comisión Directiva hizo grandes esfuerzos
en la opinión pública''459. Sobre la "benéfica institución" hablaremos
en su lugar; por ahora vayamos a fin de afio, tiempo en que·nuevamen·
te Olivera anota y resume los problemas, vistos desde el ángulo de los
latifundistas ganaderos: ·
176
puerto, que r~cibe el grueso de la~. xportación de lana, ya "en 1865 se
cerró el ai'\o económico con un so rante del 30% sobre las necesida·
des de ese mercado, el 66 ·¡o fue e un 45% y el 67 se cierra con un
·eo%, a más de estar las fábricas p vistas para seis meses"461. .
e) También hay grande alarma en ., comercio y la ganaderla -sí·
gue Olivera-:- porque la ley de noviembre de 1864 obliga a una gran
parte de los ganaderos a despoblar las tierras que tienen arrendadas
al estado provincial , o a adquirirlas en sumas de que carecen462.
d) ¿Qué debe hacerse? Todo lo antes seflalado demuestra -siem·
pre a juicio de Olivera- la imperiosa necesidad y " urgencia de esta·
blecer la diversidad de la producción" y en primer término la agrlcul·
tura en gran escala463.
Un lúcido vocero de la clase de latifundistas ganaderos; que solo
un ano antes· participaba de la euforia de Rawson en lo que hace al
porvenir de la lana, hoy, fin de ano de 186.7,plantea el vuelo masiv.o ha·
cia la agricultura como manera de salir de ·~una posición tan peligro.·
saque puede causar la miseria y la bancarrota general de un pals que
nada produce para la exportación sino lanas, sebos y cueros"464. Re·
cíén ahora, en que los precios de las materias primas caen a escala
mundial y el fenómeno afecta a todos los países productores de las
mismas, la clase ganadera argentina descubre la vulnerabilidad de su
posición .
•
2. Agricultura e lndustria:paliatlvos
Sorprendentemente, en el mismo órgano oficial de la Sociedad Ru·
ral Argentina comienzan a aparecer notas, articulas y noticias sobre
proyectos industriales. Diversificar ya no es solamente " aliar el culti·
vo del trigo con !a crianza de ganado"465; la oligarqula parece
comprender que debe ir a la erección de ihdustrias consumidoras de
las materias primas que el exterior ha dejado de demandar o paga a
precios ruinosos; industi'ias que al mismo tiempo devengan por si mis:
mas productoras de beneficios. En Anales de ,869 se lee una petición
hecha al Congreso Nacional por un sei"'or Carullas, que solícita apoyo
para instalar una fábrica textil ya que seis millones de arrobas de lana
-'-arguye- no encuentran colocación en los mercados europeos.
Agrega Carullas que la depréciación de la lana en un 30% no en·
cuentra correspondencia en lo que el pals paga por los productos ma·
nufactur!ldos con esa materia prima nacional que se elaboran en
ultramar. En una palabra: que los fabricantes textiles de Inglaterra,
los Paises Bajos,.etc.,adquieren la materia prima a un 30% menos,pe·
ro facturan sus telas igual que antes, y a veces a mayores precios. Ca·
177
rullas pide al Gebierno Nacional que se suscriba con 100 acciones Y.
su petición es redactada por el mismo Eduardo Olivera.
En el mismo ai"lo 69 el dlputadotMontes de Oca proyecta proteger la
fabricación de tejidos de lana. La Cámara se opone. La oligarquia ga-
nadera que gobierna en alianza con el gran comercio no se siente dis·
puesta a abandonar su posición agro-exportadora. Son demasiados
los intereses que la vinculan con los mercados de ultramar; pesa
enormemente el gran comercio dedicado a la importación y exporta-
ción . Y en cierto modo lo prueba una iniciativa de Antonio Alvarez de
Arenales, que el 12 de junio del mismo ano pide apoyo al Congreso pa-
ra instalar una planta productora de papel, y que el 26 de julio renueva·
su petición anunciando que de los $ fts. 100.000 que necesita solo ha
logrado S fts. 20.000, pese a que los tomadores de acciones constitu-
yen lo más granado y consp_icuo del comercio, la banca y la ganada·
rla, al punto que probablemente cada uno de ellos hubiera podido de-
sembolsar la suma requerida de haberlo deseado realmente. Porque
los adquirentes de acciones se llaman Thomas Armstrong, Juan Grego·
río Lezama, Bernardo de lrlgoyen, A. E. Carranza, Miguel de Azcuéna·
ga, Eduardo Madero, José B. Gorostiaga, Martinez de Hoz, M.
Billinghurst, Guillermo Rawson y muchos nombres más. ·
Parejo a todo ello, uno de los hombres de negocios más formi -
dables del país importa de Europa e instala en Concepción del Uru-
guay (Entre Rlos) una modernfsima fábrica de sedas, castores, frane·
las, cachemíres, bayetas, satines, estamet'\as, frazadas, etc. Se llama
Justo José de Urqu iza y lo ha hecho en sociedad con José Ubach y
Rocá, aportando ambos socios S fts. 40.000. Al fallecer Urquiza un
ai"lo más tarde la fábrica cesa; sus máquinas, trasladadas a Buenos
Aires,son vendidas en remate públ ico466.
En 1870 Emilio de Alvear publica ·un articulo en forma de carta que
reproducen diversos órganos y que vale la pena citar en sus párrafos
fundamentales: "El esplri tu imprevisor y exageradamente liberal de
nuestra legislación mercantil e industrial ha hecho su t iempo (.. .).
Con el sólo producto de nuestros ganados no podemos llegar a ser
nunca una nación importante(.. .). Y si se considera que estas mate-
rias primas (lanas y cueros) dependen todavia del consumo externo, y
que ni aun después de cosecharlas con el mayor esmero y felicidad
podemos estar seguros de su precio cuya tarifa la da el consumidor,
tendremos que convenir en que, de nada somos duel\os ni aun del va·
lor de los dos únicos productos del pals".
Alvear recuerda que en la calle " denominada hoy Aivadavia" hubo
alguna vez multitud de roperfas, talleres, platerlas y talabarterlas, ar·
tefactos y tejidos fabricados en las provincias y en Buenos Aires; por
lo demás hasta el indio contribuia con sus mantas, riendas y otros ar-
trculos de su trabajo. Pero ahora: " Sin agricultura, sin fábricas, sin
talleres, sin industrias, sin oro, sin fierro, sin carbón y sin plata, sin
marina, y sin ejército, ¿se puede creer seri amente que seamos una na·
ción verdaderamente independiente porque hayamos ganado las ba-
~66 Antonio P. Castro, Nueva historia de Urquiza, Buenos Ai res, Arauja, 1944,
pág. 23.
. 178
tallas de Maypú y Chacabuco?" Y ágrega: "Y cuando desde el calzado
hasta el sombrero, todo lo recibimos del extranjero -¿en qué consis·
te esa independencia si no es en el fijerecho de exterminarnos frater-
nalmente?" Porque " ... una libertad (la de co-mercio) que me despoja
de mis protectores nacionales para entregarme a extraf\os, no es si no
una servidumbre degradante".
· Un miembro conspicuo de la clase gobernante -apellido patri-
cio- reivindica para los suyos el derecho a gobernar el pals y lo hace
con términos que aún hoy tienen vigencia. Exige además adecuada
protección a la industria nac ional, sobre todo para aquellas ramas
que puedan suplir rápidamente a la Importación extranjera. Y "cuan-
do nuestra agricultura y fábricas estén a la altura de las de Inglaterra,
entonces haremos como ella la propaganda del libre comercio y del
libre cambio". Ahora "nuestra condición es tan·precaria que no sólo no
fabricamos lo más indispensable al consumo, sino que ni de nuestras
lanas nos vestimos ... "Y para terminar, un sorprendente homenaje al
Paraguay, que " ...en peores condiciones de gobierno, de clima y to·
pograffa, se ha b.a stado a si mismo durante cinco anos de guerra te·
naz y sin tregua.
" Los paraguayos tuvieron marina que ha peleado con honor, el Pa-
raguay ha sucumbido, pero al menos cada disparo de canón o de fusil
que resuena en sus mol) tes marcando su agonía, es de pólvora, caflón
y armas paraguayas. Tiene con qué hacer sus honores fúnebres!. .. "467.
Frente a una perspectiva de colapso algunos miembros de la oligar-
qula parecen tener el necesario chispazo de lucidez para romper la co-
yunda que ata él pals al comprador foráneo de sus materias prim~s.
Pero es que la crisis, de agravarse en los términos dramáticos que
suele usar Olivera, puede comprómeter algo más que el potencial eco-
nómico de la oligarqula: su misma condición de clase gobernante
corre peligro, aunque más no sea por las perturbaciones sociales SI·
quiera transitorias originadas en la desocupación y el hambre. Pero la·
guerra contra el Paraguay -felizmente para la oligarqula- extermi·
· nó suficiente cantidad de mano de obra, consumió ganados, ves·
tuarios, aperos y todo aquello necesario a la manutención de los ejér-
citos en términos· que de alguna manera paliaron la crisis. Además
permitió reprimir con la violencia más brutal las erupciones insurgen·
tes que brotaron en el pafs durante su transcurso, y que si bien na·
cieron en la resistencia a participar en la guerra, no menos se origina·
ron en el hambre, en la desocupación y en la miseria crónica en que vi-
vlan vastas poblaciones de casi todas las provincias. La guerra facili-
tó a la oligarqula ganadera y comercial un paliativo a la crisis y un re·
torno a la prosperidad, aunque ·luego la crisis retornarla con una
violencia hasta entonces desconocida.
467 Antoni o P. Cast ro, La Revista de Buenos Aires, Núm. 81, enero de 1870,
págs. 214 y sigts.
VIl l. Los que financiaron._Ja guerra ·y la·disfrutaron
180
no. Los sef.lores que se avienen a tfln conmovedor sacrificio son Ma·
rlano Saavedra (firma dos letras de~OO.OOO pesos cada una), Mariano
Haedo (una de 50.000 pesos}, Man J. Guerrtco, Leonardo Pereyra,
Jorge Atucha, Juan Anchorena, Ju N. Fernández, Thomas Arms·
trong, Juan A. Cascallares, Juan .a. ~tina, Al~tJo Arocena, Cayetano
Cazóo, Pastor Obligado, Juan Bautista Pefla, Diego. Thompson, Ma·
riano Miró, Estanislao Pena, Felipe Llavallol y ~artfn de Alzaga468,
En cuanto a lo.s préstamos ot.orgados por particulares e ínstitu·
cíones bancarias, el ministro Lucas Gonzál~ dec;larará el 22 de mayo
de 1865 en la Cámara de Oiputa~os: "tuvimos necesidad de contraer
un empréstito con el Banco Londres y varios prestamistas al interés
del18%"488. ~ref i ere a operaciones anteriores a la guerra, pero indi·
cador.as de. las condi'ciones en que el Goblemo Nacional compraba di·
nero. .
Pero volviendo a donaciones -que sin duda las hubo- nci puede
pasarse por alto la significativa noticia que· no,
da Hutch inson: en ha·
biéndose difundido la noticia de la guerra, los comerciantes extranje~
ros en Buenos Aires se apresuraron, "sfn .que se les haya pedido'', a·
realizar amplias donaciones ·para satisfacer las necesidades emer~,:..
gentes, del conflicto470. Thomas Armstrong no era el único. ·
2. El Benco de Londres
181
Nicholson Green y Cia. de Liverpool. En 1849 se cuenta entre los co·
merciantes ingleses que el 26 de octubre manifiestan su adhesión a
Rosas, pero en habiendo caldo don Juan Manuel no le cuesta trabajo
alguno ser admitido entre los vencedores. Hará suculentos negocios
con Urqufza, cuyas lanas y otros productos adquiere y envla a lngla-
lerra. Como gerente del Banco Londres contrata con e·l·senor de San
José la compra de materias primas que tomarán el camino de la Gran
Bretana, e incluso anticipa fondos a don Justo José que éste pagará
con la producción de sus saladeros.
Gréen es armador de barcos y el "Sycee", que desde el 8 de octubre
de ,857 hace 'la carrera entre Buenos Aires, Rosario e intermedias, le
pertenece. Ya sabemos que es parte de la garantla colectiva que un
grupo de ricachO's portenos otorga a Edward Lumb; sepamos que en
vlsperas de la guerra, el6 de diciembre de 1864, en representación de
Juan Proudfout y Matheu Gray de Inglaterra contrata con el Gobierno
Nacional la construcción de una linea telegráfica subfluvial entre
Buenos Aires y Montevideo<~72.
Green es un poderoso personaje; su ayuda al Gobierno Nacional en
tanto gerente del Banco Londres reconoce razones pollticas: sabe
que el afianzamiento de ese Gobierno representa la máxima posiblli·
dad de negocios en toda el área de su dominio. ¿Cómo no ver con en-
tusiasmo la incorporación del Paraguay a esa área?
Entre tanto, el Banco de Londres, al afio de estar funcionando dupli·
ca SI.! capital llevándolo a 1.000.000 de liblas. Al término del segundo
ano paga el primer dividen9o: 11, 1.4 Ofci, guardando una reserva de
,0.000 libras. En 1865 -ai'lo en que estalla la guerra- los dividendos
son del 15% y las acciones ya no se consiguen en el London Stock
Exchange. Al finalizar la guerra en 1870, el Banco informa que sus re·
servas ascienden a 100.000 libras,. pese a lo cual ha pagado hasta la
fecha entre dividendos y esttpendios el 87, V4 del capjtal invertido-473.
Negocios tan formidables no los habla en Inglaterra. ¿Se compren-
derá, entonces, por qué la Argentina de Mitre era pals codiciado por
los intereses británicos, y por qué don Bartola recibla solicita colabo-
ración? ·
En la Memoria que el ministro de Hacienda, González., presenta al
Congreso en 1865 se lee: "El Banco de Londres y Ala de la Plata ha
hecho (...) verdaderos servícios al Gobierno, porque ha estado
siempre dispuesto a faci litar fuertes sumas de dinero, que después le
han sido devueltas"47<1. El ministro no dice cuánto, ni el costo de ese
dinero. Pero ya tenemos la noticia del18% pagado en empréstitos an-
teriores.
En la Memoria de Hacienda de 1868 se reproducen cartas de Gonzá·
lez a Norberto de la Riestra, enviado a Londres a negociar un emprés·
tito, pero utilizado al mismo tiempo para negociar con el Banco de
Londres (independientemente del empréstito, que habla sido encarga-
do a Baring), y para las relaciones con la compai'lla del Ferrocarril
182
Central Argentino ·que se traduclan en los pagos que el Gobierno Na-
cional hacia por la compra de acCiones. En una carta de González
fechada el14 de diciembre de 1865 t)uede leerse: "Para hacer frente a
los fuertes gastos que demanda la guerra, el Gobierno ha tenido que
hacer uso del crédito en el Banco de Londres y Rlo de la Plata estable-
cido en esta ciudad, que adelanta tondos para ser reembolsados con
el producto del Empréstito. A fin de acelerar el reembolso de esa su-
ma, dirijo a V.E. en esta fecha una carta de crédito a favor de esf~ esta-
blecimiento para que V.E. se sirva entregarle hasta 100.000 libras, en el
caso en que esté realizado el empréstito o que se realice en adelante
a cuenta de los adelantos en dinero que estamos diariamente reci-
biendo". En seguida pide González transmita De la ·Riestra al Directo-
rio en Londres del Banco todo agradecimiento debido por el Gobierno
Nacional al sef'lor Green, " por su diligencia y voluntad"475.
El Banco de Londres, con pleno consentimiento de su Directorio
británico alimenta diariamente los apetitos financieros del Gobierno.
Por lo demás, el ministro plenipotenciario enviado por Buenos Aires a
la capital de Inglaterra es un alto funcionario del Banco de Londres,
que debió renunciar a su condición de director residente para aceptar
la misión que le encomendará el presidente Mitre. El senor Norberto
de la Riestra -de él hablamos- es un personaje del que vale la pena
ocuparse brevemente. Nacido en 1820 en San Antonio de Areco, a los
21 anos emigra a Inglaterra supuestamente perseguido por el gobier-
no de Rosas. En 1842 publica en Londres A complete series of
exchange tables between Buenos Ayres and Montevideo with
England and France, e ingresa como dependiente en la firma Ni-
cholson Green y Cía. de Uverpool, nuestra conocida. Llegará a so-
cio de la misma y después de Caseros le encontramos junto a Henry
Green al frente de la casa en Buenos Aires.
El 11 de abril de ~852 es electo diputado provincial; en 1854 ejerce
de vocal de la Casa de Moneda, de diputado provincial y funda con
otros senores la empresa del Ferrocarril Oeste. Un ano más tarde le
designan secretario de la Comisión de Hacendados y en 1856 ya· es
ministro de Hacienda en el gabinete de Valentln Alsina. Don Norberto
está haciendo una carrera meteórica. En abril de 1857, preguntado el
ministro Christie de S.M. B. por el senador Bosch sobre sus preferen-
cias para futuro gobernador de la provincia de Buenos Aires, respon-
derá: Norberto de la Riestra. No fue gobernador, pero las simpatías
que le dispensa el Foreign Office le valen ser enviado a Londres para
arreglar la deuda contraída en 1824. Allí lo arreglará todo de la manera
más favorable a los intereses británicos, que eran los suyos propios.
Retornado al pals, será ministro de Hacienda en el gabinete de Der-
qui entre e\11 de octubre de 1860 y et 31 de enero de 1861. En vlsperas
de Pavón le escribe al gobernador Mitre estas edificantes palabras:
"Pienso que la fuerza y la fatalidad de las cosas no nos dejan otro
camino claro y seguro que el de ta independencia (del Estado de
Buenos Aíres, L.P.) que hemos ya probado poder sostener por las ar·
44 y 45. .
,.
~7S Publicación Oficial, Memoria del Ministerio de Interior, 1867-1868, Anexo 1
mas . Esta seria también la única causa que justificarla un solo sacri-
fio más de sangre y de dinero por parte de Buenos Aires'.'4?6.
Ante el temor de una derrota milítar trente a Urquiza, De la Riestra
opta por segregar definitivamente Buenos Aires del resto de la patria
poniendo a salvo los intereses de Jos acreedores ingleses, de los
grandes comerciantes abocados al negocio de la importación y la ex·
portación y de los latifundistas ganaderos. Pero vendrá Pavón. y con
la victoria la hegemonla sobre todo el pals de los intereses que asume
Mitre. De la Riestra entra al Gabinete Nac~onal tomando la cartera de
Hacienda; será ministro entre el 11 de marzo y el 11 de octubre de
1862. El11 de junio la legislatura provincial otorga a Edward Lumb la
concesión para construir el Ferrocarril Gran Sur, de la que el socio y
amigo de Don Norqerto, Henry Green, es garante. Los hermanos
Mulhall no disimulan el papel que desempeM Riestra en el otorga·
miento de la. concesión: "Se distinguió en todo lo concerniente al
Ferrocarril Gran Sud" 477. Claro que podia distinguirse: ;era el ministro
de Hacienda de la Nación! '
Al abandonar el ministerio le nombran, el 26 de diciembre de 1862,
miembro de la "comisión administrativa" del Ferrocarril Oeste, pro·
piedad del Estado provincial, mas ya con la espada de la enajenación
pendiente sobre sus vlas férreas. Pero pocos dlas antes de su nuevo
puesto ferroviario habla enviado al Gobierno un Proyecto y Memoran·
dum (12 de diciembre) proponiendo la entreQa por cinco ai'ios a parti-
culares del Banco de la Provincia. De realizarse, significaba dar a los
ingleses el manejo del principal instrumento de crédito con que con·
taban las clases dominantes de Buenos Aires; era como entregar to·
talmente el pals al extranjero y asl lo comprendió cabalmente la mis-
ma oligarquía de latifundistas y grandes comerciantes, que rechazó
la Idea y atacó con sana a Riestra. Lo que no le impidió lograr el pues-
to ya citado en el Ferrocarril Oeste, pero le vedó ser gobernador en
1863 porque aún no le habla sido perdonada la descabellada propues-
ta. Todo el racayismo de Riestra Quedó al desnudo en aquella oportu-
nidad; mostró pertenecer el grupo más incondicional a Inglaterra de
la oligarqula portel\a, con una incondicionalidad que llegaba al extre·
mo de renunciar a gobernar a la Nación, siquiera con relativa indepen·
dencía.
Pero en 1863 mfster Green le indemniza por los malos momentos
que acaba de pasar anunciándole que el Directorio de Londres del
banco "ingles" le ha nombrado director residente. No está mal. Acaso
mejor qu~ haber sido gobernador provincial, por más que The Stan·
dard se desgat'títa proponiéndolo para el puesto, con la amenaza -lo
dice E/ Nacional del 22 de abril- "de que se cerrarlan las casas de
comercio i·nglesas, si dicha candidatura no triunfapa" ; Y en otro lugar
de la edición del mismo dfa agrega el diario porter'lo que De la Riestra
como gobernador seria un simple representante de seis u ocho casas
inglesas.
184
No hay exageración en los dichos de El Nacional. puesto que el to·
zudo don Norberto seguía en su ·empeño de liquidar el Banco de la
Provincia transformándolo en Banco particular controlado por los
Ingleses. El 9 de febrero participa en una reunión realizada por más de
700 comerciantes en el Teatro Colón, en pro de las transformación del
Banco de la Provincia y Casa de Moneda en banco comercial privado.
Se le incluye en la comisión de pre·candidat.os a la comisión definitiva
y por supuesto suscribe acciones de la institución que se intenta ges·
tar. ·De ninguna manera podrá suponerse que los participantes de la
asamblea son todos agentes ingleses; en cambio, es más licito creer
que la mayorla están excluidos del grupo reducido y ·poderoso que
usufructúa los créditos del Banco de la Provincia. El presidente de la
Asamblea del Colón será Enrique Ochoa, viejo comerciante español
consign·a tario e introductor, funda:dor de compal'llas de seguros pero
no vinculado al grupo detentador del Banco de la Provincia; uno de los
discurseantes y principal suscriptor de acciones en esa oportunidad
(50.000 patacones) es Anacarsis Lanús, hombre allegado a Mitre -ya
hablaremos largo de él- pero no a los dueños efectivos y reales del
Banco. En suma: Riestra aprovecha el desconteto de aquellos que no
se benef4cian plenamente con el manejo de la más importante instltu·
ción dé crédito del país, y se apoya en ello para promover un movi·
miento ·tendiente a privatizar una -de las palancas de mando funda·
mentales -sino la fundamental- con que cuenta el grupo dirigente
de la oligarqula porteña. No se saldrá con la suya.
Hasta el 29 de abril de ~865 don Norberto está en el Senado provin·
cial. Renuncia simultáneamente a dos presidencias para marchar a
Londres a tramitar un empréstito para financiar la guerra contra el Pa·
raguay: la del Senado y la del Banco de Londres.
El 16 de mayo los señores Guillermo Thompson, Bernardo, !turras·
pe, Mariano Cabal, Juan E. Denbi . Aldao y Cullen . Enrique Ochoa y Do·
mingo Mendoza y Hno., tenedores entre todos de tres millones de pe·
sos en fondos públicos, ofrecen al Gobierno Nacional el 10% de esa
suma como ayuda de guerra, ''siempre que el senor Riestra sea tam-
bién encargado de negociar esos valores en el gran mercado de
Londres··. Le tienen tanta confianza. que condicionan su "patriotís·
mo" a que él y no otro realice~sos valores. Entre tanto La Nación Ar·
gentina del 22 de abril se regocija' de "las influyentes relaciones que
tiene en Inglaterra" don Norberto. Mitre sabe lo que hace cuando lo
envla; pero además ha puesto e11 su bolsillo el secretlsimo tratado de
alianza con el Brasil y el Uruguay, documento cuyo conocimiento
niega el canciller Elizalde al diplomático José Mármol. acreditado an~
te la corte del Janeiro.
Riestra marcha a Inglaterra con lo que Mitre debía r-eputar argumen·
to irresistible para vencer las posibles objeciones de los tinancistas
ingleses: el Tratado de la Triple Alianza. En él se consagra el despojo
al Paraguay de enormes superficies de su suelo; y queda en él san-
cionada la incorporación de la tierra guaranl al mundo del " dejar ha·
cer y dejar pasar" de los comerciantes ingleses y criollos radicados en
Buenos Aires y sus proveedores ingleses de mercancla. .
Terminada la guerra Riestra volverá al pals; había obtenido un
empréstito más -parto doloroso, por cierto- y retornaba a sus actl·
18~
vidades preferidas: economia y finanzas. En 1871 será vocal del Ban-
co Hipotecario de la Provincia de Buenos Aires; cinco años más tarde,
ministro de Hacienda de Avellaneda duranh~ tres meses. En su Hand·
book de 1869 los Mulhall nos anotician que es-propietario de una le-
·gua de campo en Rojas y de una quinta en Flores, su residencia habi·
tual . Sarmiento dirá de él: "De mis conversaciones con Riestra nunca
pude deducir ni inteligencia, ni inclinación siquiera a la polltica de su
pals. Era un empleado de comercio de casa inglesa en toda la exten-
sión de la palabra. No ha figurado su nombre entre esa falange de ar·
gentinos de quienes puede decirse que ll ~v aba la patria consigo,
adonde quiera que llegasen ... " 478.
Cuando murió en Buenos Aires el 3 de julio de 1879, habrá que su-
poner que en el Banco de Londres, casa de Londres y agencia en
Buenos Aires, las banderas inglesas ondearon a media asta. El fue de
los que contribuyó decisivamente a los excelenfes negocios realiza-
dos en el transcurso de la guerra contra el Paraguay. Excelentes para
el Banco "inglés".
3. Empréstitos brasileños
111 · ·~
..·;t.E
) '.'
adicional debió invertirlo en pagarle deudas a su acreedor. El ministro
no oculta su disgusto: "o o .no podría negarse que el auxilio pudo ser
más liberal sin inconveniente ninguno para ese gr-an establecimiento
de crédito ... "481. El Banco de la Provincia estaba explotando a la Na·
ción (a su Gobierno) como consecuencia de la guerra contra el Para-
guay.
En otro sitio de la indicada Memoria el sei'ior Luis Oomínguez, mi-
nistro del ramo de Hacienda, enumera los beneficios que obtiene el
Banco en sus relaciones con el Gobierno; y son éstos:
a) El Gobierno Nacional acepta las ·•notas metálicas" y el papel mo-
neda en pago de sus contribuciones en todas las administraciones de
rentas.
b) El .Banco es descontador exclusivo de las rentas de Aduana.
c) Utilidades del orden de$ fts. 1.135.000 percibidas sobre los prés·
tamos al Gobierno Nacional, más las rentas obtenidas de éste por la
tenencia de fondos publícos nacionales y provinciales.
"Estas entradas que el Banco recoge con muy poco trabajo y con
seguridad perfecta -advierte el sei'lor Oomlnguez- constituyen en
realidad la mayor parte de las pingües ganancias que está realizando
desde la promulgación de la ley de'1864 para la conversión del papel
moneda, base de su asombrosa prosperidad". Lo dicho justifica, "que
aun cuando no se tomen en cuenta consideraciones puramente de
patriotismo (...) estas relaciones se coloquen sobre una base más
ancha ... "482. ¿Hace falta agregar algo ... ? ¿Patriotismo... ?
El Banco de la Provincia concentraba en sus manos los ahorros en
pesos papel y en onzas de oro de miles de individuos de la provincia y
ciudad de Buenos Aires. transformándolos en préstamos a usureros,
comerciantes, ganaderos y especuladores. Ese papel le fue conferido
por el conjunto de leyes y decretos que en 1854 reorganizaron la anti·
gua Casa de Moneda y la transformaron en Casa de Moneda y Banco
de la Provincia.
El ingreso de oro en sus arcas y su inmediato traslado a las arcas
de un grupo de privilegiados acarreó al Banco no pocos dolores y
quebrantos. Pero es que no era un fin en si mismo sino un medio de
que se valla un sector de la oligarqula gobernante. El10 de marzo de
1862 don Noberto de la Riestra, por entonces ministro de Hacienda de
la Nación, pregunta al Directorio de la institución ''si las operaciones
de depósito y descuento en especies metálicas ocasionaban pérdi-
das o produclan alguna utilidad; si estas operaciones podlan afectar
favorable o desfavorablemente el valor del papel moneda... "483. El 24
de marzo hay respuesta por la voz ae Vélez Sársfield: " ... los contra-
tiempos y pérdidas accidentales en sus operaciones a metálico esta-
ban sobradamente compensadas -argüla Vélez- con la función ele·
vada y moral que ellos (los Directores) le atribulan"484.
188
Debe explicarse el origen de los quebrantos: devienen de que los
depósitos en oro son devueltos obviamente en oro. Pero como al mo·
mento de la devo lución el metal no está en el Banco sino en poder de
particu lares, la institución debe comprarlo en plaza a precios que sig·
nifican no pocas veces una pérdida ruinosa, no compensada por los
intereses que gana. Agréguese que el método utilizado para prestar
es el más admirable que pudieron concebir los beneficiarios de los
créditos: al vencimiento son renovados, pagan intereses y así hasta el
infinito. Entre tanto el oro no vuelve al Banco. Todo lo cual , a juzgar la
opinión de Vélez, es moral y elevado. Para los que están prendidos a
las doradas mamas del becerro de oro, agreguemos.
El Dr. Garrigos explica que a más de las pérdidas que sufre el Ban·
co en no pocas ocasiones -cuando debe adquirir metálico- sucede
algo " peor": ..."esas operaciones contrlbulan a la suba del oro lle·
vándolo asi. a conspirar contra su propio papei".SS. Lo que significa
que la demanda del Banco e!1carece el oro que adquiere en el .mercado.
y desvaloriza el papel moneda que el mismo Banco lanza a la circula·
ción: por cada onza de metal es necesario poner más pesos papel.
Desde luego, los que pagan esta clase de negocios y negociados son
los tenedores pesos papel, en primer lugar los ahorristas, a quienes
los intereses recibidos por sus depósitos no compensan la desvalori·
zación sufrida por sus pesos. Y lo pagan los consumidore.s más humil·
des, quienes ven encarecer continuamente todos los articulas de con·
sumo importados (adquiridos en oro en el exterior). que son por otra
parte el grueso del consumo de las masas ciudadanas y en grado con-
siderable el de las masas campesinas. El " pato" , finalmente, lo pagan
todos los que viven de un salario o jornal, y el pequei'lo y mediano co·
mercio obligados a pagar en oro sus compras a las casas introducto·
rás y a vender en pesos papel a los consumidores. Pero, desde luego,
esto es altamente moral y moralmente elevado. Pese a que -lo de·
nuncía El Nacional del19 de marzo de 1862~ el Banco de la Provincia
es culpable de la crisis del papel moneda porque interviene en la
compra y venta de oro y porque paga intereses más elevados por los
depósitos en metálico que por los de pesos papel. ..
En la segunda mitad de 1863 se produce una cierta recuperación
del peso papel, pero el 3 de noviembre ocurre a j uicio de Garrigos " el
·acto más saliente que hemos de encontrar en la abundante legisla·
ción del Banco": la Provincia fija como relación permanente y definiti·
va la de 25 pesos papel por cada peso fuerte, y promete, en el articulo
1o de la ley de conversión del papel moneda votada el 26 de octubre
que " no hará nuevas emisiones"486. En ese momento el gobierno pro·
vincial devalúa el peso pape! cuyo valor en el mercado es mayor que el
que qued.a establecido oficialmente, y detiene un proceso tan in·
quietante para los tenedores de oro como puede serlo el de una conti·
nuada valorización del peso. Esto hubiera significado que los tenedo·
res de oro, al trocarlo en pesos para adquirir las producciones expor·
tables del agro hubieran obtenido menos pesos papel y en conse·
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cuencia necesitado más onzas de oro para lograr el dinero necesario
a su giro comercial . Garrigos agrega que la relación 1 a 25 desconten-
tó a aquellos que aún vivían· en la esperanza de recuperarse de las su-
ces~vas devaluaciones del peso papel y de reunirse con " las fortunas
(...) perdidas por las contingencias de los cambios" -487_ La fórmula
más oro por menos pesos era espant~ble para las clases dominantes:
la fórmula más pesos por menos oro era la de sus áureos desvelos. El
Banco de la Provincia fue utilizado para hacer triunfar esta fórmula.
Cuando estalla la guerra contra el Paraguay y en la Cámara baja
provincial se discute la concesión de un crédito de un millón de pesos
al Gobierno Nacional , surgen voces que se oponen terminantemente y
otras que ·apoyan. Lo que puede resultar. curioso, si se admite que el
pals está en guerra y los que niegan no son tachados con tacha algu-
na infamante.
Es que nadie se engaña. AlU no hay traidores paraguayistas ni dis-
conformes en exceso con la guerra. Los que niegan y los que otorgan
obran conforme a gélidos impulsos materiales, dictados por intereses
de clase -y de grupos dentro de las clases gobernantes- en los que
el pat riotismo es meramente un adorno para lucir en las fiestas que
prescribe el calendario patriótico oficialista. Algunos diputados
expresan un temor: que los créditos al Gobierno Nacional hagan es-
casear los fondos que requiere constantemente la oll~arqula provin-
cial para sus negocios, especulaciones y usura. Pero los otros, los
que están por el si, parecen comprender más lúcidamente los intere·
ses de su clase, que piden unificar férreamente el mercado interno pa-
ra imponer la hegemonla del grupo dominante en Buenos Aires: lati-
fund istas ganaderos y grandes comerciantes, nativos o no, orgánica-
mente integrados al comercio ultramarino y en dependencia de la
metrópoli londinense. EstQs saben que los préstamos les darán ma-
yor poder y no ignoran que a cambio de ellos adquirirán creciente
influencia sobre el Gobierno de Mitre, al que exprimirán intereses y
concesiones por los más exquisitos mé1odos extorsivos. Veamos al-
gunos de los argumentos expresados por estos últimos. El diputado
Juan Dillón: la victoria sobre el Parag uay lavará l a afrenta -por su-
puesto, pero " se ganará un mercado libre en beneficio del comerc io
portei'\o" . El diputado Melchor Romero, miembro informante: aclarará
que la " exacta interpretación (del crédito. L. P.) es que el millón de pe-
sos fuertes concurrirá.a auxiliar y fortificar la plaz.a comerciai''4BB. El
sei'lor Mefchor Rom, secretario en 1862 de la Bolsa de Comercio, pro·
pietario del Eco del Comercio y durante la guerra vinculado a la provi-
sión al ejército, escribirá en su periódico, el 23 de abril de 1865: las ra-
zones para aplastar a López -y por lo tanto para rro mezquinar recur-
sos- son las siguientes: a} se logrará la libertad .de navegar el Para-
guay y con ello la consiguiente comunicación con Bolivia por medio
de los rios Bermejo y Pilcomayo; b) e/ comercio inglés tendrá un
190
nuevo mercado consumidor y productor; e) el tabaco, "industria que
hoy tiene monopolizada el gobierno despótico de Asunción", podrá
exportarse a lnglaterra489_ Pocos meses más tarde Rom será diputado
provincial y gerente de la Bolsa de Comercio.
En 1866, merced a un ·gran aflujo de oro brasilet'\o hay mucho metá-
lico en la plaza. Pero el papel moneda anda escaso. Y se va aprecian-
do. La Tribuna de tos Varela tiembla de horror: debe evitarse la apre-
ciación. Habla por su boca la oligarqula. El 23 de octubre se lee en la
Tribuna una petición dirigida por el "comercio" al gobierno: "Si la
depreciación del papel moneda es perjudicial lo es aún más su apre-
ciación". Nuevamente se quejan los tenedores de oro. Pero la misma
crisis que origina la falta de papel moneda ~eterminada por el envio
de grandes cantidades al teatro de la guerra, constituye un gigantes-
co negociado del grupo que controla el Banco de la Provincia. En efec-
to: a cambio de un papel moneda inconvertible sus tenedores ad-
quieren bienes de toda naturaleza en el int·erior. Es una forma disimu-
lada de· expropiar riquezas sin indemnización de ninguna especie,
puesto que el pago correcto hubiera sido en oro. La oligarquía bona-
erense que viene expropiando la riqueza de los habitantes de la pro-
vincia mediante las sucesivas emisiones de papel moneda inconver-
tible y de curso forzoso, después de Pavón lánzase con su papel al in-
terior pero recién ahora, durante la guerra del Paraguay, obligará al
Gobierno Nacional -a cambio de sus créditos- a dar circulación na-
cional a la moneda bastarda emitida por el Banco de la Provincia de
Buenos Aires.
En octubre de 1866 hay polémica: se debe o no emitir más papel. El
Nacional argumenta: los agiotistas están interesados en una nueva
emisión. Tribuna y La Nación Argentina apoyan un proyecto presenta-
do a diputados provinciales autorizando al Banco a emitir cien millo-
nes. Lo firma el inefable Melchor Rom. Entre tanto habrá una corrida
al Banco de la Provincia·y vendrán en su ayuda capitalistas particula-
res y los Bancos Mauá y de Londres490. ¡Dios los erra ... ! Y para
completar el ai'\o, una ley provincial datada el 22 de octubre autoriza
al Banco a hacer nuevos ant icipos al Gobierno Nacional siempre y
cuando éste se avenga a aceptar en toda la República, en pago de
contribuciones nacionales, una emisión especial de billetes pagade·
ros al portador y a la vista que la misma ley autoriza <;r emitir hasta 1
fts. 4 millones. Ya tenemos la moneda provincial circulando en toda la
República. .
El 3 de enero de 1867 -Aisina es gobernador- se crea la llamada
"oficina de cambio", destinada a recibir depósitos en metálico y a
emitir con autorización 25 pesos papel por cada onza de oro que
ingresa en sus arcas. Suponlase que una emisión con respaldo oro
-pesos papel convertibles- no era inflacionaria.
La "oficina de cambio", uno de cuyos progenitores más auténticos
es el archirreaccionario Mariano Varela, fue solicitada, peticionada
y exigida por la Sociedad Rural Argentina. En el capítulo 7, " ¡La
181
Crisis! .., citamos a Eduardo Olivera, pluma de las más conspi.cuas de
la olígarqula de su tiempo, cuando explica que no se ha desencadena-
do un "número notable de bancarrotas" por la baja catastrófica de los
precios de los ganados en el mercado internacional, merced a "la be-
néfica institución de la oficina de cambios, para cuyo establecí mi en·
to la Comisión Directiva hizo grandes esfuerzos en la opinión
pública" 491. ·
La "oficina de cambios" recogió en sus arcas mucho oro, que por
supuesto fue a aliviar a los atribulados ganaderos, grandes comer-
ciantes y especuladores. En 1867 atesoró en onzas 3.480.881;.en 1872
llegaba a 15.413.202492_ Luego vino et derrumbe. Cuando los ahorris-
tas resolvieron retirar las onzas que hablan dejado en depósito reci-
bieron nones. El Estado provincia.! ha empet.lado su palabra pero ahora
no tiene con qué responder a la confianza de los pobres desgraciados
que han confiado en él. Los pesos ya no son más convertibles. E.n re·
sumen: " El Banco de la Provincia con la calda de la oficina de cam·
bios causó al pals un quebranto que representa muchos millones de
fuertes perdidos". Son palabras de Anacars is Lanús, importante
hombre de negocios del circulo más allegado a Mitre493, Agregará: pe-
se a sus privilegios fiscales, el Banco ve hoy (1877) comprometido el
50% de su capital en deudores en gestión o en mora; y aún más: sus
ganancias se componen fundamentalmente de la acumulación de in·
tereses por empréstitos acordados a ros gobiernos4~M .
Los dichos de Lanús pueden ser traducidos asl: el Banco de la Pro·
vincia subvencionó a los beneficiarios de sus créditos, puesto que és·
tos en medida muy·considerable no fueron jamás cobrados; el capital
del Banco se vio gravemen.te comprometido y con ello -en otras cir-
cunstancias- la existencia misma del Banco: pero la expoliación a
que fue sometido el Gobierno Nacional -como lo confiesa el mismo
ministro de Hacienda Luis L. Domlnguez_;_ permitió superar la grave
contingencia. De lo que puede deducirse sin violentar los hechos que
la guerra, con las exigencias financieras que planteó al Gobierno de
Mitre vino a caer en un momento muy adecuado para que la oligarqula
ganadera y exportadora-importadora de Buenos Aires no solamente
enfrentara exitosamente la crisis originada por la calda de precios de
ras materias primas, sino aun para realizar pingoes beneficios. De mo-
do que el Dr. Garrigos acierta cuando caracteriza la relación del Ban-
co con el Gobierno en los términos que hemos transcripto antes: gran-
des beneficios, facultad de emitir billetes y circulación de éstos portó·
da la República. Es claro que el Doctor lo dice con tal aire de inocen·
cia que pudiera pensarse en una relación idllica y en un negocio en-
tre caballeros. Ni una ni otra cosa . Relación de extorsionista a extor-
sionado, de asaltante a asaltado. Su traducción en créditos a la oli-
garqura se expresa en estas cifras: en 1864 la cartera de letras des-
192
contadas en oro ascendla a 2.846.921,00; en 1870 la cifra era de
:\ 11.953.741,00. Los descuentos en pesos papel· fueron respectivainen·
te de 149.954.266 y 339.405.223. Traducidos estos últimos números a
la relación 1. a 25 entre oro y papel tenemos que en 1864 Jos présta-
mos en pesos fueron de 5.962.170 y en 1870 de 17.576.208495. De lo
que surge que las operaciones de descuento en metálico en el lapso
inqicado casi se cuadruplican en el mon~o y las de peso~ papel no lle-
. gana triplicarse. El oro era más codiciado por los grandes latifundis-
tas ganadero~. comerciantes, usureros y especuladores; pero es noto·
río que no le haclan asco al papel puesto que con él pagaban los jor-
nales y adquirlan numerosos bienes. Mas debe hacerse una aclara-
ción: la relación 1 a 25. que hemos tomado es puramente teórica por-
que en realidad habla que poner en ciertos momentos muchos más
pesos papel por una onza del áureo metal. De modo· que los guaris·
m os en oro a que hemos t raducldo los descuentos en papel en la .P.rá~-
tica deblan ser menores. .
Digamosalgo de la usura, .ya menci~nada varias veces. El mentado
Eduardo Olivera atestigua en un número de .Anales fechado el 30 de
nov)embre de 1866, que no existen capitales baratos y de devolución a
plazo largo para ser aplicados a la agricultura; los que hay -sel"tala-
están "entregados a edificar palacios o a la usura de 18 ó 24% anual
en las ciudades, mientras que en los pueblos de campa"a pagan los
desgraciados chacareros por el dinero. que necesitan para comprar
sus semillas ei2V2, el3% mensual en algunos casos, viéndose reduci-
dos a dar la mitad de sus cosechas, para que otro, más feliz que él y
con capital, las recoja". Olivera cita el caso concreto de campesinos
de Chivilcoy obligados a vender trigo por una quinta parte de su valor
para obtener el dinero con que pagar sus gastos de cosecha496.
Otro colaborador de Anales anota: "He visto préstamos a 10% al
mes" (...) "hablo del préstamo a uno .o dos meses, que hacen en el
momento de la cosecl'!a los almaceneros y pulperos, que tienen el mo·
nopolio de este género de usura cotosa1" 497. ·
El historiador Pelliza refiere: quienes facilitaban dinero en hipoteca.
"eran los capitalistas, que obtenlan del Banco las can\idades que
querlan al 7%, y que, con toda seguridad, 10 imponlan (lO· hipoteca
sobre excelentes propiedades en la capital o en la campana al.18% " .
Por otra parte, "las operaciones de los capitalistas no se limitaban a
las hipotecas. Todos ellos tenlan grandes chacras o estancias donde
con el deseo de favorecer a sus arreodatarios, medianeros o,.simples
vecinos en la época de las cosechas(. .. .), a todos lo que les fnereclan
coofianza ofreclanles ayudarlos(...) proporcionándoles dinero al mo·
desto interés del 5%, y en algunos casos hasta el 4% mensual"498. .
Pelliza describe. a la primera institución ~áncaria cfel pals como el
sitio · ·~onde los pobres llevaron sus economías para que los ricos que
no tenlan dinero disponible, pudieran abrirse grand~s crédi.t os y
193
entrar en las especulaciones que vamos a describir ... "499. En se-
guida hablará de la ya referida usura, etcétera.
¿Quiénes presiden los destinos del Banco en los años de la guerra?
En 1865 Vicente Cazón, que ya en el 36 ·revista como "negociante" y
"consignatario" en las guías de comercio de Buenos Aires, y en 1860
llega por primera vez a la presidencia de la institución. Luego será vo-
cal, presidente de nuevo y una vez más vocal en 1866. En el62 ocupará
una senaduría provincial y por renuncia de Mitre a la gobernación se-
rá Gobernador interino entre el 11 y el15 de octubre. Igualmente, en el
mismo año lo nombran miembro de la Comisión Administrativa del
Ferrocarril Oeste. Su hermano Cayetano, fundador del Club del
Progreso en 1852, en 1866 es jefe de policía de la ciudad de Buenos
Aires. Otro Cazón, Laureano,habla sido Cónsul del Tribunal de Comer-
cio en 1830 y luego Director del Banco Nacional en 1833 y 1836. Fami-
lia sólidamente prendida a los negocios bancarios y a las más altas ·
instancias provinciales.
El22 de diciembre de 1865 el gobernador Mariano Saavedra nombra
un nuevo Directorio encabezado por José Manuel Estrada como presi·
dente. Estrada es propietario de un al macen mayorista, vocal durante
años del Banco provincial ·y en el 66 presidente del Directorio de la
Empresa Gas de Buenos 'Aires, uno de los negocios más formidables
que se habían inventado hasta ese momento. Estrada acumula dos ·
presidencias significativas y halagadoras para su bolsillo. La Empre·
sa de Gas distribuye dividendos que oscilan entre el 20 y el 30%
anual. En cuanto al Banco, su munificencia es poco menos que mi·
liunane.chesca. Para quienes lo controlan y disfrutan.
Otro Estrada, Angel, será secretario del Directorio de la Compañía
ltalo Platense de Navegación a Vapor, que fundada en 1867 presidirá
Jaime Llava!lol con Urquiza como uno de los accionistas fundamenta·
les. Llaval/ol había presidido en 1862 la l:mpresa de Gas, y Estrada,
José Manuel, desempeñóse entonces como gerente.
El 28 de diciembre de 1867 el gobernador provincial nombra el Di-
rectorio del Banco de la Provincia para 1867; lo preside Francisco Baf·
bín. Este señor en 1830 está empleado en el Banco Nacional; ocho
años después los diarios publican su nombre adhiriendo a Rosas; en
el 40 es miembro del Tribunal Consular. Caído don Juan Manuel lo eli·
gen el 11 de abril de 1852 diputado provincial y al año siguiente
miembro de la Comisión encargada de examinar la reestructuración
de laCas? de Moneda y su ulterior transformación en Banco. En 1854
es senador y director de la compañia del Ferrocarril Oeste. Las guías
de comercio lo califican como "consignatario e introductor" y en 1855
es Prior del Tribunal de Comercio. Llegará a la presidencia del Banco
de la Provincia y fundará en el 71 el Banco Hipotecario Provincial, del
que será el primer Presidente del Directorio. Los Mulhall informan que
es propietario de 5 leguas de campo en Arenales. Tfpico miembro del
grupo dirigente de la oligarquía: latifundista ganadero, exportador e
importador y banquero. Tres caras de un solo individuo.
En 1868 el presidente del Directorio del Banco de la Provincia es
194
Mariano Acosta. Hijo de una Santa Coloma -rancia aristocracia co·
lonial - en el 62 es ministro de Gobierno de Mariano Saavedra; cuatro
años después uno de los primeros socios de la Sociedad Rural Argen-
tina; en el67 vocal del Banco provincial y finalmente su presidente. En
1872 ocupa la gobernación provincial y culmina su carrera dos años
más tarde con la vicepresidencia de la Nación, acompañando a
Avellaneda. La parábola de Acosta muestra que el Banco, la goberna·
:;ión y la vicepresidencia son un solo y único camino.
En 1870 el presidente del Directorio del Banco será José Martínez
de Hoz. También su trayectoria es aleccionadora. En 1854 lo eligen
miembro de la comisión que reorganiza la Bolsa de Comercio. Al. aí'lo
siguiente es directivo de la misma. En el 62 Director de la Empresa de
Gas, Síndico Consular del Tribunal de Comercio y vocal suplente de la
Bolsa. En 1864 y 1865 funda "La Bienhechora del Plata" y "La Estrella
Marina", compañías de seguros; en el 661a Sociedad Rural Argentina
de la que es su primer presidente; en la Empresa de Gas ahora será
vocal. Los Mulhal l le atribuyen en su Handbook de 1869, 1fz legua de
campo en Cañuelas, 16 leguas en Castell i y otras 10 en Loberfa, ins-
criptas a nombre de Martfnez de Hoz e hijos. En el 70 preside el Banco
de la Provincia. Su trayectoria tiene una lógica irresistible. .
El Dr. José B. Gorostiaga será el presidente en 1871. " Vive en medio
de una fortuna espléndida y su estancia le constituye un potentado",
dice de él Víctor Gálvez50o. Su estancia en Mercedes tiene tres leguas,
según los Mulhall501, pero Scalabrini Ortiz le atribuye nueve para el
tiempo (1865) en que el Ferrocarri l Oeste llega a Mercedes502. Su
carrera de abogado empieza bajo el gobierno de Rosas y en los pape-
les de aquel t iempo anda escrita su solidaridad con Juan Manuel. Se·
rá uno de los Constituyentes del 53, pero en 1860 de aquellos que re-
formarán la Constitución. En 1854 habla sido ministro de Hacienda y
del Interior de la Confederación; bajo el gobierno de Sarmiento volve-
rá a la cartera de Hacienda. En 1866 es de los primeros socios de la
Sociedad Rural Argentina y un año antes ingresa a la Suprema Corte
de la que será presidente desde 1878 hasta su jubilación el 10 de
agosto de 1887. En 1885 es miembro del Directorio local de " The River
Plate Telegraph Company" . Cuando llega a la presidencia del Banco
de la Provincia es un gran estanciero, jurista conspicuo y hombre de
altos negocios.
En los directorios de la primera institución de crédito del país hay a
menudo súbditos ingleses, por más que alguno de ellos haya nacido
en el país. Citemos entre otros a Daniel Gowland, que en 1853 es pre-
sidente de la Comi sión de Comerciantes Ingleses en Buenos Aires y
en el 54 ocupa una vocal la en el Banco; Edward Lumb, que será conce-
sionario para la construcción del Ferrocarril Gran Sud; Thomas Arms-
trong, vocal en 1861, cuya biograffa ha sido hecha en otro lugar; Jorge
Drabble, igualmente vocal en 1861 , garante de Lumb en la concesión
500 Vlctor Gálvez, Memorias de un viejo , Buenos Aires, Ediciones Solar, 1942,
pág. 216.
so1 M. G. y E. R. Mulhall, Handbook 1869. op. cit.
502 Raúl Scalabrini Ortiz, Historia de los .. ., op. cit., pág. 36.
195
del Gran Sur. accionista del Central Argentino. gerente del Banco de
Londres en la capital británica. director de múltiples compañías ferro·
viarias. estanciero. pionero en el negocio de la carne enfriada y con-
gelada. fundador de la Compañía de Tranvías de Buenos Aires. de
companias de seguros y proveedor del Estado durante la guerra del
Paraguay; Samuel Hale. vocal en 1867. viejo consignatario e introduc-
tor. Director de la Compañía de Gas en 1862. socio de los primeros de
la Sociedad Rural Argentina. propietario de cuatro leguas de campo
en Carmen de Areco. dos leguas en Pergamino y una grasería en la
provincia de Buenos Aires y en la década del .80 su casa. Samuel B.
Hale y Cía .. representante de las firmas inglesas Morton Rose y Co. y
Heinemann y Co .. ambas de Londres y Morton Bl iss y Co. de Nueva
York. para la negociación de empréstitos con el Estado nacional y Es·
lados provinciales.
Vale la pena mencionar a otros directores del Banco como Constant
Santa María. que en 1862 ocupa una vocalía. José C. Borbón en carta
a Alberdi datada en Buenos Aires el 26 de enero de 1864 lo describe
así: ..... el señor Santa Maria está al frente de negocios muy importan·
tes. teniendo por base un gran saladero. en cuyas operaciones obra
discretamente sobre los mercados de Europa: es un español que vino
de niño a la América. de educación distinguida, de hábitos ingleses
en toda la extensión de la palabra ... "503. Santa Maria preside la Bol-
sa de Comercio en los periodos 1859·1860. 1862·1863 y 1870-1871. es
Director local con Parish y Zimmermann del Ferrocarril Gran Sud . fun·
dador de compañías de seguros. socios de los primeros de la So·
ciedad Rural Argentina. propietario del saladero que gira bajo el rubro
Santa Maria y Llambí. de empresas de lanchas. depósitos de aceite y
jabón y apoderado dé varias compa~ías británicas de seguros: un po-
deroso señor. Saladerista. exportador y ampliamente vinculado a
empresas de capital inglés.
Otro personaje digno de mención es Mariano Saavedra. hijo del pre-
sidente de la Primera Junta. En 1861 preside el Directorio·del Banco y
ocupa simu lt áneamente una banca en la Cámara de Representantes
de la provincia. Al año siguiente será vocal. pero a partir de octubre
gobernador del primer estado argentino hasta 1866. Volverá a la presi·
dencia del Banco en 1871. 1872 y 1873. Como gobernador abogará en
1863 por un empréstito exterior (concretamente. en Inglaterra) para vi-
gorizar el Banco y realizar la conversión de los pesos papel. Su activi-
dad privada gira en torno al saladero y las estancias. En soc iedad con
Thomas Armstrong - tantas veces mencionado- explotará un salade·
ro. Será Director de la Compai'lia de Crédito Mobiliario del Rio de la
Plata en 1868 y los Mulhall en su Handbook de 1869 anotan que sus
campos representan 28 leguas en Zárate. Arrecifes. Rojas. Tandil y
Lobería. más una cantidad indetetminada en Junín. Cuando la guerra
contra el Paraguay. como gobernador apoya al presidente Mitre y en
carácter personal firma al Gobierno Nacional dos letras de 100.000
pesos cada una que éste descuenta en el Banco de la Provincia.
503 Juan B. Alberd i. Escritos póstumos. tomo XV. Buenos Aires. lmpr. Alberd i.
1900. pág. 181.
196
Veamos ahora a Jaime L/avallol. Preside el Banco de 1854 a 1857 y
de 1859 a 1861; será vocal en distintos periodos y ejercerá simultáne-
amente distintas actividades públicas y privadas: en 1852 le nombran.
proveedor del ejército por decreto provincial; luego del 11 de se-
tiembre la Sala de Representantes le hace su presidente. En 1855 pre-
side la Compañia de Iluminación a Gas y vuelve a hacerlo eln 1!362.
Tiene 23 leguas de campo en San Pedro. Rojas y Azul , según lo infor-
man los Mulhal l. En los dos años de la guerra su rubro social está ubi-
cado entre los principales proveedores del ejército. Es un viejo comer-
ciante e importador. Mansilla anota en sus "Memorias". aludiendo a
sus años de niñez: ·· De España( ...) llegaban muchos barcos de vela.
rebosando de trabajadores. apresados como sardinas. cuyos consig-
natarios más sonantes se llamaban Enrique Ochoa y Cia. y. Jaime Lla-
vallol e hijos"504. Importador de carne humana. alimentos, bebidas y
manufacturas. Jaime Llava/lot es un hombre que aparece en toda cla-
se de negocios. Su casa está íntimamente vinculada con Urquiza. a
quien e<Ompra lana. tasajo y otros derivados del vacuno y adelanta co-
piosos patacones. como en 1869 cuando van 250.000 a cuenta de mer-
caderías que ha de enviar el señor de San José. Y decimos "SU casa".
ya que Llavallol fallece en 1865 pero otro Jaime, acaso hijo suyo. si-
gue timoneando acertadamente los negocios. En 1867 este Jaime se-
gundo funda y preside la " Compañia de Navegación a Vapor ltafo Pla-
tense". de la que Urqulza es principal accionista. Y en el mismo año.
con fecha 28 de noviembre el Gobierno Nacional · mand;i pagar a
Jaime Llavallol e hijos el subsidio acordado a la provincia de San
Juan. que sin duda seria fuertemente deudora de la mentada firma505.
En 1871 ocupa Jaime una vocalia en el Banco Hipotecario de la Pro-
vincia de Buenos Aires: dos años después es Director de "La
Bienhechora del Plata". Compañia de Seguros y miembro de la Junta
de Vigilancia de " La Popular Argentina". Compañia de Crédito Hipo-
tecario. Y aún hay más pero con lo dicho basta.
Un personaje ligado al Banco como la camisa al cuerpo es Manuel
Ocampo. que en las guias de comercio figura inscripto como "consig-
natario e introductor". En 1854 es senador provincial y presidente de
la Casa de Moneda hasta 1858; lo será de nuevo en el 60 y más tarde.
transformada la institución en Banco y Casa de Moneda. en 1876 y
1877. Poco faltó para que se jubilara de pres idente. Y por si fuera po-
co. presidió el senado provincial en 1861. En el 85 lo postulan como
candidato a la presidencia de la Nación . pero vence Roca:. ganará
Juárez Celman.
Algui!'!n que supo de su mal humor fue Avellaneda. cuando en 1876
Ocampo aconseja al Directorio del Banco adoptar las siguientes me-
didas contra el Gobierno que preside don Nicolás:
·.o.: Lucio V. Mansilla. Memorias . Buenos A1res. Hachette. 1955. pág. 169.
50"> Registro Nacional. Núm. 6946.
197
2°) Desde la fecha no se abriría al Gobierno de la Nación crédito ba·
jo forma alguna, incluyendo en esta restricción el descuento deJetras
de Aduana.
198
miembros del grupo·que controla el banco, especuladores, usureros y
otros de la fauna. En suma: el grupo de la oligarquía vinculado al Ban-
co se consolidó económica y por lo tanto politicamente.
5. El empréstito en Londres
509 Pedro Agote, " La deuda pública argentina", en Nueva Revista de Buenos
Aires. t. IX, 1881, págs. 441 y 442.
510 Publicación Oficial, Memoria del Ministerio de Hacienda, 1866, Anexo G. V.
511 Publicación Oficial, Memoria del Ministerio de Hacienda 1868, Anexo A.
págs. 36 y 37. · •
199
Triple Alianza no hubiera sido vista con buenos ojos, mister Robert-
son no habría metido sus libras en bonos argent inos: esto es riguro·
samente obvio. Alberdi comentará: "Con el empréstito logrado en
Inglaterra. se destruyeron los telégrafos, los ferrocarriles y el gobier·
no que dotó al Paraguay de esas cosas··s12. Por lo demás Arturo
Edbrooke, presidente de Industrias Qulmicas Argentinas Ouperial, en
conferencia del 7 de setiembre de 1966, declaraba que "los bonos ex·
ternos emitidos por el gobierno argentino absorbieron , durante el pe·
ríodo 1862-1875, más del 50% de todas las inversiones británicas ne·
gociadas en la plaza financiera de Londres··s13. Lo que es de verdad
fantástico al par que tremendamente significativo: los ingleses con·
currieron masivamente a la buena obra de exterminar el Paraguay514.
200
5. 1. La deuda exterior y el monopolio de las rentas aduaneras
potler de. la Gran Bretaña. Brasrt y Arqentma pagaron tos gastos o•• la c:.¡u.•ora
del Paraguay y con libras esterlinas provrstas por ahorrrstas y caprtahstas
rngleses . . canalizadas por grandes casas bancarras. Pero ademas Buenos
Aires era una plaza mercantil extremadamente rmportante. donde los merca-
deres ingleses tenían vara alta. así como la tenían en las actrvidades frnan-
cieras. de seguros. de mineria. de ferrocarril es. etc. Por Jo que sabemos. no se
eximieron de aportar la suya a la cruzada contra Solano López. ¿Lo hicieron
por patriotismo argentino? El señor Tate y los Herken son buenos investigado-
res pero resbal an cuando se trata de interpretar hechos que los documentos
en sí pueden no revelar.
Como al parecer tos Herken me incluyen entre aquellos que atribuyen al ré·
gimen paraguayo la condrcrón de socialismo o capitalismo de Estado. d~bo
decir que jamás pasó por mi cabeza la aplicación de categorías como las men-
cionadas a un sistema que en verdad hereda los rasgos del patrimonialismo
monárquico español.
5r5 Publicación Oficial . Memoria del Ministerio de Hacienda. 1868. Anexo B.
P~ - ~- .
srs Inicialmente. habían sido designados Mármol. De la Riestra y Vélez: final·
mente solo iría Vélez.
201
sin perjuicios de la intervención y superintendencia que ejerza el Go-
bierno Nacional( ...). Es indispensable que Buenos Aires quede en po·
sesión de la administración de la aduana por cuanto sus entradas es-
tán afectadas, además de su presupuesto garantido, a la deuda
extranjera, al crédito público interior, a las emisiones de papel mone-
da y a otras obligaciones sagradas que representan una poderosa ma-
sa de intereses, y que por lo tanto, si la aduana de Buenos Aires hu-
biese de ser solidaria de las obligaciones y gravámenes que pesan
sobre otras aduanas de la Confederación (tales como los bonos de la
aduana del Rosario admisibles en pago de derechos) la garantia seria
ilu soria y los intereses vinculados a las rentas de aduana de Buenos
Aires se alarmarían y serían perturbados"5i7.
Mitre lo dice claramente: "los intereses vinculados a las rentas de
aduana de Buenos Aires se alarmarían" si esta fuera nacionalizada.
En lo que atañe a los acreedores foráneos, alude a los prestamistas
de 1824, que en 1857 pasan a ser por obra y gracia de Riestra y las
amenazas británicas, acreedores mayores de lo que lo'han sido hasta
entonces. Desde luego, no es esta la única razón del monopolio
aduanero y el aferrarse .del grupo gobernante porteño al mismo, y
Mitre enuncia con meridiana claridad las otras razones. En esencia,
se trata de no largar una de las fuentes del poderío económico y por lo
tanto político de la oligarquía. Pero a partir de 1824 los acreedores
extranjeros vienen a coincidir en el mismo interés por prolongar el
monopolio. Lo refuerzan, lo hacen más sólido. Por eso en su momento
lord Clarendon, ministro de Relaciones Exteriores de la Gran Bretaña
en los gabinetes oe Palmerston y Aberdeen desaprobarla la ley de de·
rechos diferenciales, desde que ella amenazaba el monopolio de'la
aduana porteña. Y coincidentemente, desaprueban fa ley los señores
Baring, prestamistas del gobierno argentino, y los señores Rotschild y
otros muchos caballeros ingleses vinculados estrechamente al co·
mercio con el Río de la Plata. E incluso desaprueban los proyectos de
Esteban Rams para establecer una empresa de navegación fluvial,
porque '' ... los intereses ingleses radicados hoy en Buenos Aires(. ..)
no quieren que se desvíe de ese camino el tráfico que produce esa
provincia (y) las rentas con que se paga su deuda local a los tenedores
de bonos"5i8. ¡Siempre las rentas y el pago de la deuda! ·
Mas retornemos a Riestra. El ministro de Hacienda interino, Rufino
de Elizalde, le escribe el25 de agosto de 1866 devolviéndole el alma al
cuerpo: " ...el Congreso sancionará( ...) el proyecto creando un 2%
adicional a la importación y un 5% a la exportacK>n"5 19 . Y el 6 de oc-
tubre responde Riestra: "Los nuevos recursos que estaban para crear-
se por medio de la Ley de derechos adicionales, es una circunstancia
que obrará favorablemente para nuestro crédito"520.
202
El regocijo que produce la espléndida facultad de Riestra para la
prosa castellana, no logra ocultarnos su satisfacción: ahora los acrre-
dQres ingleses se mostrarán tranqui los y propicios a seguir presian-
do. Entre tanto, Eduardo Olivera exige en el número 12 de Anales de la
Sociedad Rural Argentina la baja de los derechos de exportación; y en
el 16, del 31 de diciembre de 1867, advierte que los impuestos que pe-
san sobre la ganaderla "en ruinas son ruinoslsimos", al punto que un
novillo paga en impuestos el 16% de su valor, correspondiendo a los
derechos de éxportación de 8% 521.
203
Cliente que centuplica sus consumos cuando estalla una guerra,
evento el más feliz para los proveedores como én seguida se verá pa-
sando lista a los principales. Comencemos por Lezama. José Grega-
rio, ya varias veces mentado como patrón. amigo y protector de Ve-
nancio Flores. y primer financista de la aventura florista que acabó
con el gobierno legal del Uruguay e hizo de don Venancio dictador de
su patria y aliado en la común tarea de destruir al Paraguay. Mentado
igualmente por su vínculo con Edward Lumb. concesionario del Ferro-
carril Gran Sud. pero aún no como proveedor. Y .a eso vamos. El 25 de
agosto de 18.52 decreta Urquiza que Lezama y Juan Cruz Ocampo han
de ser proveedores -¡a pedido de ellos!- de "todos los vestuarios.
armamentos. municiones, monturas. calzados y todos los articules
que el Estado necesite para rancho y provisión del ejército, incluso no
sólo la marina y guarniciones de la ciudad sino también las de los de-
partamentos de campaña. los de las fronteras y el negocio pacífico con
los indios . .. "524. ¡Y todo porque lo pidieron ... !
En 1863 en el Registro Nacional , con fecha 30 de noviembre, apare-
cen don José Gregario. Cándido Galván y Jorge Atucha en una comi-
sión para entregar raciones a los indios amigos525. Y el 1o de enero de
1865 el general Rivas se lo recomienda a Mitre. desde Azul -iAzul!-
para que le encargue la provisión de víveres y raciones526. Seria de pu-
ro agradecido. puesto que Rivas era uruguayo igual que Flores. y com-
padres ambos de los mismos ·'ideales" que don José Gregario había
.ayudado a triunfar en la vereda de enfrente. Mas no pasarían muchos
meses para que Lezama obt•.1viera algo bastante más gordo: la provi-
sión de raciones al ejército en Corri.entes: había estallado la guerra
contra el Paraguay. En La Nación Argentina del 4 de octubre del 65 (la
guerra estalló en abril) se lee su nombre en la lista de proveedores a
quienes el Estado está pagando las mercancías adquiridas. Lezama y
Galván (andan en yunta. en algo más que en comisiones oficiales)
cobran por la venta de caballos y reses y "articulo$ varios··. El 22 de
octubre se repite la mención en el aiario. Entre tanto, el contrato de
provisión al ejército en Corrientes fue firmado el 14 de setiembre~2-7 y
el 30 Mitre, que está en Concordia reuniendo fuerzas militares. le
escribe a Gelly y Obes. ministro de Guerra: "El Gobierno me comunicó
confidencialmente-el contrato celebrado para la proveeduría del ejérci-
to. con los señores Lezama y Galván ''528 ¿Por qué confidencialmente?
¿Qué había de irregular en el t-rámite? Quedan pendientes los interro-
gantes que no debían serlo para Mit~e. quien en nota a Gelly datac;ta
en Concordia dps meses atrás. el 31 de julio, le hace saber que Leza-
ma y Galván le han presentado las muestras de los vestuarios para ofi-
ciales529. De lo que podría inferirse que ya son. reconocidos como pro-
204
veedores antes de la firma del contrato correspondiente. Por otra par·
te en el propio 65. pero antes de estallar la guerra -el 29 de marzo-
el Registro Nacional notifica que el Gobierno de la Nación ha dispues·
to que se pague a Lezama. en representación del Gobierno de Entre
Ríos, los fondos que a esa provincia corresponden en calidad de sub·
sidio por los meses vencidos. Sin duda. don José Gregorio es un lor·
midable acreedor de Urquiza y se cobra por la mano de Mitre. El señor
de San José y Lezama agradecidos: Mit re sonriendo con mueca me·
fistolélica.
En 1866Lezama se cuenta entre los primeros socios de la Sociedad
Rurál Argentina y tiene razones para serlo: sus campos abarcan 52 3t•
leguas en distintos partidos bonaerenses según lo informaran poste·
riorm.ente los hermanos Mulhall en el Handbook de 1869. El gran terra·
teniente y ganadero es al mismo tiempo gran comerciante. importa·
dor y proveedor oficial, al par que buen amigo de los intereses ferro·
viarios ingleses. Síntesis perfecta de la oligarquía gobernante en
Buenos Aires.
Veamos ahora a Cá ndido Ga/ván. de quien algo ya hemos escucha·
do. Nació en Buenos Aires en 1824 y murió en el año siete de este
siglo. Llegó a teniente coronel luego de haber peleado en Caseros.
Cepeda y Pavón . En el 61 es miembro de la Camara de Representan·
tes provincial y Juez de Paz en la parroquia de Catedral al Norte: un
año después sigue en la Cámara y en el 63 ya está en la comisión an·
tes mentada -con Lezama y Atucha-· para entregar raciones a los
indiQS. Simultáneamente la provincia concede a la sociedad que él y
Aguirre y Murga integran una ventajosa concesión pa.-a colonizar
tierras patagónicas. Prospera el hombre. a pesar de lo que opina de él
nada menos que Calfucurá. O porque es cierto lo que afirma el indio.
En ma'rzo 8 de 1863 el célebre guerrero chileno le escribe a Mitre des·
de. Monte Chilué: " Mi deber es ponerle en conocimiento que varios
amigos. uno es el in frasquito (sic) don Galvan , proveedor de Bahía; és·
te es uno de los principales ricos; es muy ladrón"530. Los desmayos
de prosa de Cafulcurá o su secretario. más disculpables que los de De
la Riestra. no restan elocuencia a la frase. lo que no impedira que
Mitre incluya al incriminado én la comisión que debe entregar ra·
ciones a los "indios amigos"... .
Ya vimos que don Elias. en 1865. anda acollarado con Lezama en
negocios muy importantes. Pero no es todo. En ese año le sale de
liad9r a Norberto Quirno. que ha firmado contrato con el gobierno pa·
ra proveer de raciones a las tropas en la frontera norte de Buenos
Aires y sur de Santa Fe531. Y dos años después. el 4 de enero. contrata
la provisión de alfalfa a las caballadas del ejército nacional en el Pa·
raguay, con la fianza de Aguirre y Murga532, En esa oportunidad recibe
de don Bartolomé una muestra de adhesión que habría de retribuir en
205
su momento. El 27 de marzo del 68 escribe el presidente desde el fren-
te de guerra al ministro Gelly: "Galván ha propuesto al Gobierno la
venta de algun,as e'><istencias de pasto que tiene en ltapirú, las cuales
entiende no han sido recibidas, por no ser su calidad con arreglo al
contrato. Como él propone un precio menor y me constan los per-
juicios que ha sufrido en este negocio, no tendrla inconveniente .en
comprarle el pasto que propone si el artlcul_o fuera utilizable, aún
cuando no fuese sino en el puerto de ltapirú, para las mulas que alll
existen. La propuesta pasa a informe de Ud. para que haga examinar
el articulo y diga si es utilizable, en cuyo caso podría tomársele a Gal-
ván , y resarcirlo asl, en parte, de sus quebrantos, sin perjuicios para el
erario"533. Conmovedor interés el de don Bartolo. Poco después de es-
ta carta. el15 de abril de 1868 el ejército contrata con Galván la entre-
ga en ltapirú de 1400 fanegas mensuales de malz. Curiosamente, no
hay fiador como suele haberlo en todos los contratos. Galván es
hombre de·confianza534. De cómo la retribuye lo dice Gelly, que a los
pocos días, el 20 de mayo, le escribe a Mitre: " He mandado averiguar .
lo que hay respecto del malz, y me contestan con varaduras de bu-
ques que ll~vaban grandes cargamentos y otras historias que pueden
ser ciertas, pero que me hacen colocar a los proveedores (como se lo
digo a ellos mismos) en la categorfa de los embrollones. Y no pueden
disculparse con la falta de pago del Gobierno, pues más bien somos
nosotros los mal servidos por ellos, y sin nosotros ya se hubieran hun-
dido" 535. Palabras sin desperdicio, sólo que tienen la delicadeza de
no llamar por su nombre al incriminado y diluirlo en el plural: los pro-
veedores. Pero resulta que el malz lo provee Cándido Galván, amigo
del presidente.
Siempre en 1868 Galván sale de fiador de sus socios Aguirre y Mur-
ga, quienes contratan la provisión de raciones a tribus de Patago-
nes536. Y en la Memoria de Guerra presentada al Congreso en 1869, su
nombre aparece entre los que han provisto de carbón al gobierno: 280
toneladas537. Con lo que ya está incorporado al corto número.de los
importadores.
Dijimos antes que habría de retribuir a don Bartolo los favores reci-
bidos. El 23 de enero de 1869 Mitre recibe un generoso regalo: la casa
de la calle San Martln . El17 d~ marzo se expresa así Sarmiento en car-
ta a su amigo Sarratea: " Su casa de él mismo (alude a Mitre. L.P.) fue
negociada por agentes y obtenido la suscripción de los proveedores
que mediante su despilfarro de las rentas han ganado millones, como
Lezica, Lanús, Galván, que al fin le costearon casi en su totalidad.
Mitre sabe que con un poco de insistencia con amaños conocidos,
206
con muchos hombres que le deben o la impunidad o la fortuna mal ad·
quirida, todo se puede conseguir .. ." 538.
Más aquí no para el agradecimiento de Galván , puesto que el15de
marzo de·1870, cuando se constituye la Sociedad Anónima de La Na-
ción, está presente entre los 10 fundadores con un aporte de 100.000
pesos, sobre un total de 800.000. Fue de los hombres más adictos a
Mitre, de su c írculo más intimo.
f=!ecién ha sido mencionado Lanús al igual que antes de ahora,
cuando ci tamos párrafos de un folleto de Anacarsis Lanús sobre el
Banco de la Provincia y su cuasi bancarrota; igualmente fue nombra-
do al mencionar las tentativas auspiciadas por Norberto de la Riestra
e inspiradas por capital británico para privatizar el Banco de la Provin-
cia o eventualmente crear un Banco privado competidor.
Fueron varios los Lanús (originariamente Lanusse) que figuraron en
los negocios y la polftica, Hijos de Juan Lanús llamáronse Anacar-
si s, Leopoldo, Juan y Teófilo. De todos ellos el primero se destacó ne-
tamente. Nacido Anacarsis a comienzos del siglo, en los meses de
marzo y abril de 1842 su nombre está inscripto en La Gaceta Mercantil
entre quienes donan dinero, hacienda y diversos productos al gobier-
no de Rosas539. Por una ironía más aparente que real, 10 años des-
pués los vencedores de Caseros lo hacen jefe de policía de Buenos
Aires.
En visperas del conflicto con el Paraguay es proveedor de articules
de guerra del gobierno asunceño540. Aprovechando su conocimiento
de la plaza, Mitre lo envla a la Asunción para observar los hechos y
formar juicio de ellos. Desde allí escribe don Anacarsis una carta da-
tada el26 de enero de 1865: "¡Redención del Paraguay! ¿Quién la de-
manda? ¿Por qué no vamos más bien con ellos a redimir varios millo-
nes al Brasil? Así nos uniremos a este pueblo que no necesita reden-
ción , sino propender a que entre en la vfa del progreso dando entrada
a las insti tuciones liberales" 541. De paso le arrienda a López el vapor
"Salto" de su propiedad e intenta venderle el vapor " Corrientes" . El
primero iba a ser destinado al tráfico regular entre Buenos Aires y la
Asunción.
Ya en guerra el pals con el Paraguay, ocupada Corrientes por el
enemigo e instalada en el gobierno provincial una junta de argentinos
paraguayistas, ésta libra el 26 de agosto de 1865 una letra de cambio
contra la firma de Lanús Hnos. de Buenos Aires, por 46.251 pesos
fuertes a favor de don Rafael Gallino542. Esta virtual connivencia con
el invasor y los argentinos que con él colaboran no impide que la fir-
ma Lanús Hnos., con la fianza de Ambrosio Plácido Lezica y José G.
Balcarce, firme contrato el 28 de febrero de 1866 para la provisión de
S38 Atilio Garcia Mellid, Proceso al liberalismo . . ., op. cit., pág. 525.
SJ9 Adolfo Saldias, Historia de la .. ., t. VI, op. cit., pág. 13.
S40 Arturo Rebau di, La declarac ión de guerra de la República del Paraguay a la
República Argentina, Buenos Aires, Serrantes Hnos., 1924, pág. 6.
S4 1 Atilio Garcia Mellid, Proceso a /os falsificadores . . . , op. cit., t. 1, pág. 38 1
542 Id., id.
207
raciones al ejército argentino, a partir del momento de su ingreso en
el Paraguay543. Tampoco que salga como fiador (como Juan Lanús y
Hnos.) de Adolfo Reyes. en dos contratos firmados el 1° de marzo y el
17 de mayo para la provisión de raciones a tribus indias del centro544,
y de Manuel Ventura Muñoz en contrato firmado igualmente el 17 de
mayo545. Tampoco impide que el 8 de junio de 1868 firme con el go·
bierno una adición al contrato de febrero de 1866, para la provisión
"extraordinaria·· de caña. café y azúcar a los combatientes argentinos
en el Paraguay546; y que salga de fiador de Publio Mazzini, quien
contrata la provisión de raciones para las fuerzas estacionadas en la
frontera norte de Santa Fe547. Finalmente. para no fatigar con listas
de contratos, los Lanús proveen de artlculos tan diversos como
pueden serlo 48.605 libras de carbón y 10.720 pares de zapatos.
El 23 de setiembre de 1866 Mitre le escribe a Gelly desde Curuzú:
" Hágale decir de mi parte a Lanús [sic] que si le es tan imposible man·
darnos otras cien reses. siqu iera en retribución de tantas considera·
ciones como tenemos con los proveedores. le hemos proporcionado
peones, remolques. balsas, caballos. Nos hemos resignado a toda
clase de carne. hemos estado recibiendo aqul una carne salada. flaca
y manchada, y la que recibimos.hoy, aunque no del todo mala, es ya
vieja y por lo tanto no saludable ni agradable ... "548. Cuatro dlas más
tarde insiste Mitre: "Hace bien -le escribe a Gelly- en exigirla a La-
nús [sic] la remisión de carne fresca. Ya no tiene excusa para no man-
darla... "549. Palabras que se comen tan por si mismas. Entre tanto La-
nús prospera. En 1867 funda en Buenos Aires el Banco Argentino con
Cullen. O'Shee e lturraspe, sobre las bases del Banco de Rosario que
está a su vez fuertemente ramificado en Entre Ríos con Urqui~a de
principalísimo capitalista. El Banco establece un claro nexo entre ca-
pitalistas de Buenos Aires y el litoral. todos ellos involucrados en la
provisión al ejército y al indio. Así. en 1866 Cullen Guillermo es fiador
.de Carlos González en un contrato firmado el 1° de marzo para la pro-
visión de la frontera norte de Santa Fe550, y en 1868 aparece Domingo
Cullen como proveedor de la frontera norte santafesina con Angelino
Zorraquín como fiador551. José lturraspe, el otro socio de Lanús en el
Banco Argent ino es un poderoso santafesino que desde 1859 aparece
fundando compañfas de seguros en Buen9s Aires: "La Marina Argen-
208
tina" en ese año y cinco más tarde "La Bienhechora del Plata". Su hi·
jo Bernardo J. llegará a gobernador de Santa Fe con una fortuna in-
mensamente acrecida.
Pero volvamos a Lanús, quien en noviembre del 68 en sociedad con
Ambrosio Lezica peticiona al Congreso en relación al Río Bermejo:
quieren abrir'lo a la navegación tan pronto acabe la guerra552. Al año
siguiente los Mulhall le atribuyen una quinta en Flores y campos en
Bragado sin determinar superficie. Que es dueño de campos y hacien-
qas no cabe dudas: en 1869 se incorpora a la Sociedad Rural Argenti·
na.
El 25 de abril del mismo año Lanús y Lezica -socios en la provisión
al ejército estacionado en el Paraguay- son apercibidos por los bra-
sileños por conservar 8.000 reses en invernada en territorio sujeto a
ataque enemigo. El 15 de mayo el general Emilio Mitre. hermano de
Bartolomé,se interesa por sus amigos Anacarsis y Lezica. solicitando
la revocación de l a medida553.
El año 69 es pród igo en negocios y el tener en el Estado Oriental
gente amiga permite ampliar las operaciones al país vecino y en un
ramo que Lanús ha comenzado a frecuentar como banquero: présta-
mos. Esta vez bajo el rubro Lezica, Lanús y Fynn contratará el 14 de
octubre un préstamo al gobierno oriental de un millón de pesos al1 1/z
mensual de interés. y al 88% del valor de los bonos emitidos. lo que
traducido en buen romance quiere decir: el gobierno del país vecino
contrae una deuda de un millón de pesos pero solo ha recibido
880.000. E114 de setiembre de 1870 se repite el negocio. pero esta vez
son 2% millones de pesos tomados al69% con un interés mensual de
1%. En el primer empréstito. el gobierno oriental ha dado en garantía
a Lezica. Lanús y Fynn el mercado viejo de Montevideo y el barracón
de la plaza; para pagar el segundo ha creado un derecho ad icional del
4% sobre la importación . Entre tanto. Anacarsis ha contribuido . a
comprarle a Mitre la casa y en marzo del 70 se suma con un aporte de
100.000 pesos a los demás fundadores de La Nación. Será más tarde
diputado, financista en 1874 del fracasado golp.e de Mitre contra
Avellaneda, concesionario de líneas férreas, constructor en Las
Piedras, Uruguay. de todo un pueblo y empresario de cien negocios
hasta fallecer en 1888. Un perfecto ejemplar de empresario múltiple y
audaz engrandecido bajo el ala de Mitre, sin ralees en la vieja oligar·
quia P.ero incorporado a ella por prepotencia de su fortuna.
No asi Ambrosio Plácido Lezica, oligarca de antigua data por fortu-
na y apellido. Nacido en 1808 muere en 1881 luego de una vida rica en
avatares comerciales. En 1830 ya está inscripto como comerciante y
su nombre se. asocia irresistiblemente al de otro Ambrosio Lezica, aca-
so su padre o en todo caso miembro de la familia. de quien dice el se-
ñor Forbes en octubre de 1822: se ha descubierto " una escandalosa
defraudación en la Aduana; de uno de sus galpones se ha retirado
subrepticiamente por el señor Ambrosio Lezica, gran maestre contra-
209
bandista, una gran cantidad de mercaderias alli depositadas. La
influencia corruptora del sei'\or Lezica tenia a los gobiernos ante-
riores en una especie de dependencia, habiendo sido la eminencia
gris en más de una revolución "554.
En 1842 La Gaceta Mercantil publica su nombre en una lista de co-
merciantes que apoyan económicamente al gobierno de Rosassss. Se·
rá cónsul del Tribunal de Comercio y miembro del Tribunal de Justi·
cia, mas al caer don Juan Manuel le nombran por decreto del gobierno
provincial datado el 30 de diciembre de 1852 proveedor del ejército,
junto con Leopoldo Lanús (hermano de Anacarsis) y Jaime Llavallol. .
Seráen reiteradas oportunidades diputado y senador provincial y en
1859 co-fundador de dos compaf'\ias de seguros: "La Marina Argenti-
na" y "La Argentina", ambas con los ingleses Thomas Armstrong y Ed·
ward Lumb. Tres años después es uno de los comerciantes de plaza
de apellido no británico que participa en el otorgamiento d~ una ga-
rantia colectiva a Lumb, en relación con la concesión del Ferrocarri l
Gran Sud. En el 65 integra la junta de vigilancia de la compañl<;i de se-
guros " La Bienhechora del Plata", y el grupo de privilegiados prove-
edores del Estado para las necesidades de la guerra. En el contrato
que firman Lanús Hnos. el 1 o de marzo de 1866, para proveer de ra-
ciones al ejército a partir de su ingreso al Paraguay, el fiador es Lezi-
ca·en mancomún con José G. Balcarce. También es fiador de Juan Mi-
guel Vlllarosa, en el contrato de igual fecha que el anterior que obliga
a éste último a proveer de raciones a las tropas de la frontera centro556.
Posteriormente, en el 70, sigue en su papel de fiador, esta vez de Ja-
cinto Malbrán para la provisión a las guarniciones e indios amigos de
la P y 2a sección de fronteras, y la 2a y 4a sección de fuerzas movi li·
zadas557. Mitre demuestra por él un enternecedor interés. En carta a
Gelly datada en Concordia el 3 de julio de 1865, se lee de letra de don
Bartolo: " ... no quisiera ver al sei'\or Lezica comprometerse en una co-
sa de d ifici l realización, ni que por su causa padeciese el servicio de
raciones del ejército"558. Cinco ai''los más tarde don Ambrosio pone
sus cien mil pasitos para fundar la S.A. La Nación, aunque previamen-
te le ha hecho a Mitre el favor de contribuir decisivamente para el re-
galo de la casa. Conocemos ya la carta de Sarmiento a Sarratea data·
da el17 de marzo de 1869 (" ... proveedores que mediante su despilfarro
[el de Mitre. L.P.] de las rentas han ganado millones [... ) Lezica, La-
nús, Galván ... "); conozcamos ahora la misiva que la buena matrona
Estanislada Alvarez de Gelly le escribe el 10 de octubre de 1868 a su
marido, el general Juan Andrés Gelly y Obes, por ese tiempo en el
frente del Paraguay: " ... respecto al regalo de Mitre, me dijo (Vicente
Boravia). que habían juntado bastante y que don Ambrosio Lezica ha-
210
bía dicho que él pondrla lo que faltase, puede que ésta sea una enor-
me ración, pero he visto en el Siglo de Montevideo (un) telegrama de
aquí que dice que lo recolectado para el regalo a Mitre alcanzaba a un
millón ... "559.
Don Ambrosio está agradecido y bien alimentado. Es propietario
del saladero Beriso ubicado en Barracas y de campos en Arrecifes y
25 de Mayo que cubren 9 leguas, amén de una quinta en Flores560, Le
presta dinero al gobierno del Uruguay en sociedad con Lanús y Fynn,
se inscribe en la Sociedad Rural Argentina y en Buenos Aires no hay
negocio grande donde él no vaya prendido.
Otros proveedores son Norberto Quimo, a quien Galván sale de
fiador en 1865 y en el 68 Amadeo Hnos.; Eduardo Madero , que actuará
directamente o como fiador de su hermano Florencia y que llegará en
dos oportunidades a la presidencia del Banco de la Provincia: 1875 y
1878; Francisco Madero, que aparece en el 70 como fiador de San-
tiago Allende y que en el 73 será ministro de haCienda de Mariano
Acosta y representante de la compañía inglesa del Ferrocarril Pacffi·
co. En 1880 Roca lo tiene de vicepresidente: Mader.o había coronado
su carrera. Otros proveedores son Tomás Duguid, Asworth, Carlisle,
Graham ·waton, Tomás Tomkinson, Drabble Hnos., Bates Stokes,
Diego Thompson, Tomás Drysdale, Dagny, Juan Van Deurs y algunos
más que se hace enfadoso continuar nombrando; con los antes
nombrados configuran uno de los grupos dirigentes que extrajeron
suculentos beneficios con la guerra que el Gobierno Nacional ejerció
contra el Paraguay. Suculentos contratos puntualmente pagados -y
si no con tanta puntualidad, pagados finalmente- labraron fortunas,
acrecentaron otras y permitieron la erección de palacetes insolentes,
hechos al gusto de mercaderes más diestros en distinguir cueros de
vaca que cuadros y estilos. Fortunas que no fueron invertidas en in·
dustrias que liberaran al país de la importación extranjera, consu-
miendo materias primas nacionales que de otra manera veíanse ex-
puestas a las extorsiones de los mercados compradores interna-
cionales. Fortunas que se volcaron a la especulación y a la usura, a la
compra de campos y al viaje a Europa en busca del marido capaz de
ennoblecer la bastedad de la muchacha rica, de modales provin-
cianos, educación vacuna y avispamiento de Gran Aldea con ínfulas
atenienses y realidades mi serables. La guerra contra el Paraguay for-
taleció esa clase parasitaria y la llevó a ejercer la hegemonía sobre to-
do el país y en medida secundaria sobre el derrotado Paraguay.
559 Publicación Oficial, Revista de la Biblioteca Nacional, Núm. 31, 3or tri
mestre de 1944. pág. 33.
560 M. G. y E. T. Mulhall, Handbook 1869, op. cit., pág. 120 B.
2 11
IX. ¿Urquiza traicionó?
SIJ(;IJ\-fllJI~Itlli\.lltOéiSPOT.(;O)J. i\lt
212
ranhos; intentará asegurar la colaboración de Urquiza para cualquier
evento bélico que pudiera producirse con el Paraguay. Paranhos viene
a pedir y en consecuencia a ofrecer: ofrecerá apoyo contra Buenos
Aires y don Justo José, engolosinado, descontando el triunfo sobre el
Paraguay en un futuro conflicto. pedirá la promesa de cesión del Cha·
co paraguayo hasta la Bahía Negra. Quiere un pedazo del pals vecino
y hermano; arguye que solo así la guerra será simpática a los pueblos
argentinos. Paranhos es demasiado hábil para acceder: por nada del
mundo debe permitir Brasil que la Argentina vaya a instalarse a espal·
das del Mato Grosso. pasando a controlar la navegación del río Para·
guay. Pero entre tanto queda protocolizado -años después Mitre se
lo recordará a Urquiza- que " en todo caso. sea que se efectuase o no
la alianza. la Repúbli~a Argentina se comprometía a dar paso por su
territorio a los ejércitos del Brasil contra el Paraguay. por reconocer
que la causa era común y que el Brasil iba a combatir a la vez por la
navegación de los ríos y los limites de la República Argentina".
El ducho diplomático que es Paranhos le ha sacado un grave
compromiso a Urquiza. y aun algo más: un tratado de extradición que
obliga al muy republicanisimo. democrático y casi li beral gobierno
paranaense a devolver al Brasil todo esclavo que habiendo huido del
Imperio haya buscado refugio en tierra argentina. En las arcas de la
Confederación ingresan 300.000 patacones fruto de un empréstito
concedido por Paranhos563, Cuando este caballero se ausenta de Pa-
raná -lo anota Cárcano- "toda la región queda bajo la influencia
del lmperio" 564.
Tras Paranhos viaja a Paraná el Barón de Mauá -nuestro conocí·
do- y el 2 de enero de 1858 abre sus puertas en Santa Fe una filial del
Banco que lleva su nombre. " Toda operación -dice Cárcano- que al
gobierno brasileño no le conviene realizar públicamente por cualquier
circunstancia. la ejecuta por medio del Barón a qwen proporciona y
garant iza los recursos"565. También los socios ingleses del Barón le
·proporcionan recursos. Y ya le tenemos acuñando moneda y emifien·
do billetes al portador por el triple del capital metálico que atesoran
·sus cajas: son concesiones que le otorga Urquiza. que no se para aqui
y. pacta con Mau á que. los deudores del Banco serán considerados
deudores del Estado. pasibles de graves penalidades· de no cumplir
sus compromisos. Pero aún. más. como el caudillo de Entre Ríos libe·
ra al Banco. de. todo impuesto· y ordena que la recaudación fiscal
ingrese en las arcas de la institución. El Banco Ma~:a pasa a controlar
las fin anzas de la Confederación y don Justo José muy satisfecho.
Por más que atrás estén el· Imperio y Rotschild. el amo del Barón.
213
Sin ánimo de repetir lo ya apuntado, vale la pena insistir sobre ciertos
aspectos de la relación Urquiza-lnglaterra. Christie viene al Plata con
claras instrucciones de apoyar a Urquiza en las tareas de unificar la
República. Y puesto ya en funciones va y viene entre Buenos Aires,
Paraná y San José. Conversa, urde planes, aconseja a tirios y troya-
nos, lleva y trae. En setiembre de 1857 informa a Clarendon que don
Justo le acaba de aceptar la idea de iniciar un acercamiento con
Buenos Aires. Urquiza y su gabinete discuten con el señor Christie
cuestiones que hacen a la unidad nacional. El inglés busca el aveni-
miento entre las partes en litigio y se esfuerza por evitar la guerra: se-
ria perjudicial al comercio. También protesta contra los "derechos di-
ferenciales", ya que también son perjudiciales al comercio. Y final-
mente Urquiza firma una nota dirigida al gobierno bonaerense que
Christie ha leído y aprobado previa indicación de algún cambio de pa-
labras, alguna modificación en tal o cual frase: nada de aristas filo-
sas; los porteños son quisquillosos y arrogantes. Y Urquiza acepta; él,
el omnipotente caudillo que parecería no tener pares.
A comienzos de 1858 el enviado británico pone fondos de su pecu-
lio - sin duda provistos por el Foreign Office- para apoyar la candi-
datura a gobernador de Buenos Aires del general Guido. El 1o de ene-
ro le escribe a Urquiza aconsejando invertir 2.000 onzas de oro en la
próxima elecci ón porteña. Don Justo no parece escandalizarse ante
tamaña intromi sión. Antes bien, la gestión de Christie cuenta con su
buena voluntad . .Parece natural que un diplomático inglés intente ha-
cer y deshacer en la política argentina. Y eso vale igualmente para los
que mandan en Buenos Aires. Ya citamos en otro sitio el episodio que
protagoniza el senador Bosch cuando le pregunta a Christie cuál se-
ría el candidato a gobernador de Buenos Aires más aceptable para
Inglaterra.
Pero el momento de más exquisita sumisión de Urquiza a Inglaterra
se produce algo después. En agosto de 1859 Christie ya no está en el
pals y lo reemplaza Fagan. El 25 de ese mes el tal Fagan firma un des-
pacho al conde Russell, donde se lee: "El general Urquiza con quien, a
su pedido, tuve una entrevista esta maí'\ana me solicitó que informara
a Vuestra Señorla que, en caso de que el Gobierno de Su Majestad a
consecuencia de la ofensiva conducta del Gobierno del Paraguay
crea necesario enviar una expedición a la capital de esa República, Su
Excelencia no sólo considerarla favorablemente tal procedimiento si-
no que ofrecerla todas las facilidades que estuviesen en su poder, tal
como abastecer con carne y provisiones, permitir depósitos de car-
bón, proporcionar pilotos, etc., y hasta proporcionar hombres y ca-
ballos si fueran requeridos. Su Excelencia agregó que harfa un gran
servicio a la causa de la civilización obligando al Presidente López a
cambiar su polftica exclusivista por una más liberal tal como la de in-
ducir a extranjeros a establecerse en un país tan rico.y fértil donde su
industria y capitales podrlan ·producir los más benéficos resulta-
dos"566. · ·
Paraguay tiene una disputa con Inglaterra por una colisión entre
214
navios de ambas banderas y el señor de San José sugiere que la oca-
sión es excelente para hacer entrar en vereda al Paraguay. Civilizar,
en el pensamiento de Urquiza -mas no en el suyo únicamente- es
abrir las puertas del pueblo guaranl a capitales e individuos extranje-
ros. Politica exclusivista -malas palabras- es la del monopolio esta-
tal del comercio exterior en que insiste López padre. Y finalmente pero
no en último término -acaso es la razón más poderosa y atañe a su
ínterés personal- que los ingleses vengan a comprarle carne, ali-
mentos, etc., es una perspectiva seductora a los bolsillos del más que
magnate caudillo entrerriano. ¡Cuánta miseria!
217
4. Diplomacia, mentiras y remate alberdiano
218
agrega Alberdí: "Urquiza ha puesto la patria, la amistad, la religión, el
honor a los pies de su fortuna, y no tiene más Dios que ella"583. Y po·
co después agrega don Ju~n Bautista: " Sí hubiera sido derrotado en
Monte Caseros, hoy seria el carcelero más fiel y subordinado de Ro·
sas. Defecciona a Rosas por ambición y por codicia. La victoria le dio
el poder sul)remo y le dio quince millones(... ) No cree en nada que no
sea el dinero" 584.
¿Urquiza traicionó? Sin duda no a su vasta fortuna. De por vida le
fue rigurosamente consecuente.
219
X. Confesiones
220
terra y el de aqul. Y si aquí esperan ansio.s amente que t~rmine el
conflicto, será no por sus horrores, desde luego -¡tamaño desatino
nadie lo piense!-, sino porque la tierra guaraní se aparece como una
amante que se brinda con los brazos abiertos y la sonrisa insinuante:
lanzarse " sobre el Paraguay" dice exactamente don Lucas.
En la Memoria de Hacienda para 1866 el mismo González declara
que la ..... Repúb.lica está pasando por una pr\Jeba muy consoladora. si.
como lo espero. el resultado de la guerra consistirá. no sólo en af ian-
zar la Autoridad Nacional, sino tttmbién en proporcionar al comercio,
en el ParagUay, un mercado más, cerrado hasta ahora.. ."588:
Ya no se trata solamente de negocios: aquí confiesa .que la guerra
lleva como razón consolidar el poder del mitrismo sobre todo el país.
En una palabra: el objetivo polltico fund amental de los grupos gober-
nantes bonaerenses. 'se comprende, entonces, que acaso Caxias no
desvariara cuando le atribuye a Mitre el demorar deliberadamente la
guerra, por más que en su recién citada carta no enumera -ni tiene
por qué hacerlo- todas las razones que don Bartolo y sus amigos pu-
dieran tener para ejercer esa conducta. Entre otras la razón de los pro-
veedores. Amén de la incapacidad mili tar de los aliados yel heroísmo
paraguayo, factores nada desdeñables...
221
cubrir, y otras causas concurrentes, como la crisis o perturbación co-
mercial de la República Oriental, provocaron la exportación del metá-
lico"591.
Alfredo de Labougle lo corrobora·en estos términos: Entre 1866 y
1873 entran al pals "por empréstitos y lo pagado por los proveedores
brasilei'los alfededor de 57 millones- de pesos oro (11.400.000 libras)
que emigraban rápidamente para cubrir los saldos desfavorables del
intercambio comercial"592. ·
El resultado de la guerra fue excelente para los particulares que
lucraron directa o indirectamente con la provisión a los ejércitos, ya
sea como ganaderos, importadores, industriales y proveedores. Solo
que el Estado salió más endeudado que al comienzo, y para atender
sus nuevas y mayores obligaciones con el exterior no encontró mejor
expediente que tomar préstamos. agravando el problema y enajenan-
do la voluntad nacional. Entre tanto, resulta significativa la alegria
con que se lanzan a la empresa bélica algunos personajes del régi-
men de Mitre. En La Tríbuna del16 de abril de 1868 escribe don Pastor
Obligado -representante conspicuo de la oligarqula bonaerense-
aludiendo a Rufino de Elizalde, canciller de Mitre y luego su candidato
a la presidencia derrotado por Sarmiento: "Un otro ministro vinculado
por lazos de familia (el suegro de Elizalde era el ministro brasilei'lo en
Buenos Aires. L. P.) y de aspiraciones al Imperio escribía, restregAndo-
se las manos de contento, a un amigo del litoral el lunes de Pascua
del 65: «Doy a Ud . la mejor noticia de Pascua que pudiera esperar, por
la que le felicito cordialmente».
" López pisó la celada, nos llevó los vapores de Corrientes. Nada de
reclamaciones, la bofetada que esperaba Rawson ya está dada,
tendremos guerra. Cambiamos dos cascos viejos por medio Para-
guay. El oro del Brasil derramaráse a raudales en su tránsito por
nuestro territorio".
Estas palabras extraordinarias, de alguien insospechable como
Obligado, declaran:
222
Acaba de leerse una total confesión de culpa y de propósitos. Mas
si fuera necesario abonar aun más lo que se viene transcribiendo, va·
ya aquí copiado in extenso un editorial de El Nacional del 18 de di·
ciembre de 1869, titulado así: "La Guerra del Paraguay. Su influencia
en el progreso material" . Dice lo siguiente:
"Fácil es demostrar que la declaración del 17 de abril de 1865
sorprendió al país en circunstancias tales, que la guerra perjudicialí-
sima en otro momento, llegó en la oportunidad más conveniente para
evitar un desastre.
Veamos cuál era el estado de nuestro comercio, de nuestra produc-
ción en ese año.
Permltasenos que invoquemos los datos oficiales y que citemos
cifras para hacer más,palpable nuestra aserción.
Todo el comercio sabe perfectamente que los frutos del pais co-
menzaron a valorizarse de año en año desde 1862 hasta 1864.
Puesto en el año 1865 el derecho del 75% sobre las lanas en el mer-
cado norteamericano este fruto sufrió una inmensa depreciación.
· El año siguiente las lanas valieron un 30 y un 40% menos.
Semejante baja tenia que repercutir en el mercado productor, como
sucedió en efecto.
La raza ovina cayó enteramente.
Los propietarios de ovejas vieron reducida su fortuna a la mitad; el
valor de los campos y el arrendamiento decayó también.
El pafs experimentó por lo tanto una pérdida de cientos de millo-
nes. .
No habría sido tan sensi ble la pérdida si a la par que empobre-
cfamos hubiésemos disminuido los consumos.
Lejos de eso, y quizá por la misma pobreza que comenzaba a aso-
mar, la importación aumentó rápidamente.
Véase la prueba.
La estadística de aduanas nos da un exceso de importación sobre
la exportación en los tres años anteriores al sesenta y seis, de once
millones de duros.
Según las demostraciones muy racionales y justas de la economía
debemos creer que esos. once millones fueron ganancia para rtosotros,
como resultante del comercio internacional.
Pero tiene lugar la qepreciación de los frutos y en ese solo año la
importación excedió a la exportación en nueve millones.
Mas como el valor asignado en la aduana a lo exportado fue mayor
que el que logró en los mercados europeos donde, como llevamos
dicho, descendió de un 30 a 40%, tenemos que, sobre un valor de vein-
titrés millones exportados rebajaremos el 35% y tendremos la dife-
rencia exacta.
Es decir que habiendo vend ido por dieciséis millones de mercade-
rlas, compramos treinta y dos millones de duros (Estadistica de
Aduana).
¿Con qué cubrimos tan enorme diferencia?
En otra circunstancia, habrfamos dicho que la diferencia entre
dieciséis y treinta y dos millones era una utilidad.
Conociendo los quebrantos sufridos no podlamos ni podemos sos-
tener tal cosa.
223
¿Con qué,-pues, se pagaba la diferencia de ese año y la pe los si-
guientes? . . · . .
Aquí es't á la clave de la cuestión.
Nada habríamos sacado con que nos viniesen millones de.eniigran-
tes si los -productos que pudiesen elaborar daban pérdidas y no ga7
nancias; si los hacendados se habían empobrecido; si el, comercio
languidecía vjs.ibler:nente a causa del malestar de la campaña.
¿Qulén influyó para aminorar las desgracias que nos .amenazaban?
Fue la guerra del Paraguáy que,activando los trabajos, dio ánimo a
los brazos desalentados y ocupación a_obreros y labl'adores. . .
Fue la guerra que introdujo millares que ·nos .qyudaron a pagar las
fuertes .importaciones, que n.o habríamos pagado sin este auxiliar .
inesperado. Fue la guerra· que dío alimento a cent~nares de costure·
ras de familias sin trabajos; .que valorizó el ganado vacuno y ca·
bailar, que prestó .aliciente al cultivo del ma:z, alfalfa, etc., etc.
Fijémonos en lo qu~ .p.udimos ser si despreciándose los frutos del
país sin tener otro ramo de industria qt.¡e reémplazar al que cala. no
hubiéramos encontrado la fuente de trapajo ql.le nos proporcionó la .
guerra del Paraguay"( ...)
"Con lo dicho basta para comprender que una parte dei progreso
material se debe a la guerra.
Y no como se dice que el progreso se ha producido a pesar de ella,··
Conclusión final y .acabemos con las confesio.ne.s; la guerra palió la
crisis -señalada en capitulo anteriqr- y permitió importar.cfe~afor.a·
damente bienes que consumimos puesto que no eran bienes de pro·
ducir riqueza-. La industria europea y en parti.cular inglesa quec;ló s.a·
tisfecha: no menos los financistas británicos, que en seguida vi·nieron .
a prestarnos lo que nos era necesario pq.ra pagar los saldos negativos
del comercio exterior. Nos endeudamos, y la voluntad deJ Estado ya
no fue nacional.
224
XI. Heroísmo y miseria
1. la Triple Alianza
225
que arriba a la ciudad porteña hasta la firina transcurren 10 días, de lo
que debe concluirse, con Cárcano, que "las cláusulas ya estaban dis·
cut idas y en verdad Octaviano no venía a negociar smo a rubricar algo
que ya estaba negociado"595. ·
Si algo faltaba para corroborar la existencia de la Alianza mucho
antes de su firma es el hecho que se menciona. La Alianza existe des-
de las Puntas del Rosario y sin duda desde el protocolo que el 23 de
agosto de 1864 firman Elizalde y Saraiva. No es inútil señalarlo, pues-
to que se demuestra que la Triple Alianza no es una respuesta a la be-
ligerancia paraguaya, sino un hecho anterior.
En su momento la Alianza, y sobre todo el texto del Tratado, susci·
tan repudio poco menos que universal. Sarmientó en los EE.UU. -es
nuestro representante diplomático- manda cartas a periódicos y
personalidades intentando disipar lo que a su juicio es un error. Sar-
miento supone que siendo el Paraguay república y el Brasil imperio,
los norteamericanos tienden a simpatizar cori sus iguales republica-
nos de América del Sur. E19 .de julio de 18661as repúblicas andinas se
solidarizan con el país guaraní. Declaran que la conducta del Brasil es
idéntica a la de los franceses en México, y a la de España en el Océ-
ano Pacífico y en Santo Domingo. La protesta engloba a los gobier-
nos del Perú, Chile, Bolivia y Ecuador, aparece en El Peruano de Lima
y va dirigida a los gobiernos de Buenos Aires, Montevideo y Río deJa-
neiro.
El canciller de Mitre cree neutralizar la indignación de las naciones
hermanas con métodos propios de tinterillo dé aldea. El 28 de no-
viembre de 1866 escribe Elizalde a Mitre: "Los del Pacífico quedan en-
vueltos en notas y papeles en que los he enredado y nada hay que te-
mer por aquel lado"596.
Nada hay que temer -es probable- militarmente hablando; pero
la repulsa que pronuncia el ministro de Relaciones Exteriores del Pe-
rú, Toribío Pachéco, el 9 de julio de 1866, es extremadamente severa y
nada fácil de disimular con enredos, mañerías y subterfugios. La del
Paraguay ·•·e~ una guerra pura y simplemente de intervención, ante la
cual las demás.. naciones no pueden permanecer como meras espec-
tadoras." Y más ·adela11te: "Hacer _del Paraguay una Polonia america-
na, sería un escándalo que la América no podría presenciar sin cubrir-
se de vergüenza"597. Y se trataba de eso: hacer una Polonia america-
na puesto que el Tratado de Aliariza consagraba el despojo del Para-
guay598.
/
595/d., Id..
'
596 Bartolomé Mitre, Archivo, op. cit., t. XXVII, pág. 236.
597 Luis Alberto de Herrera, op. cit., tomo 1, págs. 62 y 63.
598 En una introducción que e.scribió Sarmiento al folleto que publicó el Go·
bierno Nacional con el título: Papeles del tirano de Paraguay tomados por los
aliados en el asalto de 27 de diciembre de 1868 (Bs.As .. lmpr. "Buenos Aires" ,
1869), lo reconoce: "La verdadera causa de la antipatla a los aliados, sin dis-
t!n<?ión de republicanos o imperiales, vino de que el Tratado de Alianza fijaba
11m1tes terntonales al Paraguay, estrechando, al parecer, los de antiguo reco-
nocidos, o pretendidos· tales por el Paraguay .. :· (Domingo F. Sarmiento,
Obras Completas, tomo XXXIV, Cuestiones Americanas, Buenos Aires, Luz del
Oía, 1952, pág. 314.) ¡¿Al parecer... ?!
226
Moralmente la causa de los aliados recibió condenación poco me-
nos que unánime. En carta a Sarmiento del 12 de enero de 1869, el
diplomático argentino Manuel R. García Mansilla escribe: "No nos
basta triunfar en el campo de batalla, cosa que pueden lograr las pe-
ores causas. Necesitamos triunfar moralmente en Europa y Estados
Un idos y esa batalla habrá de darla nuestro cuerpo diplomático. Ló·
pGz, Ud, sabe, contaba con las simpatlas de ambas Américas y el
pueblo paraguayo con las del mundo... "599.
La simpatla siguió del lado del Paraguay. Una prueba de ello es la
declaración del Congreso de Colombia el 27 de julio de 1870: " ... ad·
mira la resistencia patriótica y heroica opuesta por el pueblo del Para-
guay a tos aliados" . Y en el articulo 2° se agrega: " ... participa del do-
lor que a los paraguayos amigos de su patria ha producido la muerte
del mariscal Francisco Solano López" 600.
Había razones para expresar dolor. Poco antes, el 25 de setiembre
de 1869, Sarmiento le escribe a su amigo Santiago Arcos que se en-
cuentra en Chile: "La guerra del Paraguay concluye por la simple ra·
zón que hemos muerto a todos los paraguayos mayores de diez
años"601.
227
El 9 de setiembre, siempre de 1865, Santiago envla un batallón de
800 hombres para luchar contra el Paraguay. En el fuerte la VIuda se
sublevan y ciertamente no llegan a destino604. ·
En julio 18 Antonino Taboada le informa a Gelly sobre el contingen-
te riojano: pasó lo que Campos ya sabía: .. . .. sublevado en Los Llanos
·han muerto algunos de sus oficiales y formando montoneras amena-
zaban ya hacia la Capitar·sos.
A Urquíza se le desbandan en Basualdo y Toledo dos ejércitos que
ha reunido para ~nviar al Paraguay. Tan formidable desobediencia
colectiva no llene precedentes en el pals. En Córdoba· las cosas no
andan mejor: " ...hay una completa apatía··. anota Emilio Mitre en car-
ta a Gelly datada en Río Cuarto el 5 de mayo de 1865606. Y el 12 de ju-
nio insiste el hermano del presidente. nuevamente en carta a Gelly. Se
muestra escéptico: esos voluntarios - dice- " ... al fin del cuento
han de ser tan voluntarios como aquellos famosos patriotas del tiempo
de la independencia que iban al ejército atados codo con codo''607.
En Corrientes. provincia parcialmente ocupada por los paraguayos.
no se· advierte entusiasmo alguno en el pueblo por pelearlo al inva-
sor. Paunero en carta a Gelly, datada en Campos de Pesoa (orillas del
rlo Corrientes} el 18 de junio:" . .. concluye Ud. por lamentarse -alude
a una carta del ministro de guerra fechada cuatro dlas antes- de que
entre Jos correntinos no haya quién hostilice a esa gente... "608. "Esa
gente" son los paraguayos. El 2 de julio, Paunero agrega en 'otra a
Gelly: la vanguardia -del ejército argentino- " ... donde desertan a
bandadas los nobles correntinos con jefe y oficiales a la cabeza... "609.
Cuando en Entre Rías ·se corre la noticia del desbande del ejército
de Urquíza. el coronel Joaquln María Ramiro, capitán dél puerto de Pa·
raná,se dirige en estos términos al ministro de guerra: "Esto y otras
muchas circunstancias que omito harán comprender a vuestra exce-
lencia el espíritu antinacionalista que reina en la mayor parte del
pueblo porque no quieren hacer causa común con Jos portel"los... " 610.
los levantamientos, sublevaciones y resistencias se generalizan y
adquieren características sumamente graves para el Gobierno Na·
cional. Al punto que la falla de soldados d.ebe ser suplida con en-
ganchados en Europa, que a cambio de una paga se avienen a pelear
por algo que ignoran contra alguien que desconocen. El poeta Hilaría
Ascasubi es el reclutador en el Viejo Mundo; por ese trabajito - hay
:.~n contrato- el Gobierno lo remunera adecuadafT!ente611. Es claro
que los mercenarios se comportan como corresponde; habrá deser·
60<4 Gaspar Taboada. Los Taboada. l. 111. Buenos Aires. 1937. págs. 473 y sigts.
605 Rafael Cano. Revista de .. .. op. cit .. pág . 595.
soo Gas par Taboada. Revista de la Bib lioteca Naciona l. Núm. 51. pág. 274.
607 Rafael Cano. Revista de. . .. op. cít.. pág. 503.
808/d.. pág. 520.
609/d.. pág. 530.
1>1o Id .. págs. 545 y 546 .
..,., Publicación Oficial. Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados de la Na·
CIÓn. 1865. pág. 464. .
228
ciones masivas desde el principio mismo de la guerra. El 19 de junio
de 1865 Mitre te escribe a Gely: ..Se han desertado como 15 soldados
del9°, que tiene.hoy más de 40 enfermos. Los desertores son lama-
yor parte de los enganchados en Europa"612. El 25 de enero de 1868,
nuevamente Mitre a Gelly: "Espero poder mandarle, para principios
del mes que viene, 400 soldados más, que deben venir de Europa"613.
Los soldados no alcanzan. Los criollos se desertan; los mercena-
rios imitan el ejemplo. Habrá que recurri,r a los mismos paraguayos. Y
asl ocurre: tos prisioneros de guerra sol} obligados a combatir contra
sus hermanos. Es práctica de los tres aliados. El 4 de octubre Mitre le
anoticia al vicepresidente Paz: ''El general Flores (Venancio) ha adop-
t~do por sistema incorporar a sus filas todos los prisioneros y des-
pués de recargar su batall()n con ellos, ha organizado uno nuevo de
500 plazas con puros paraguayos"614.
Aludiendo a los brasileflos, Mitre aflade en la misma carta:
"Nuestro lote de prisioneros en Uruguayana, fue poco niás de 1.400.
Extranará Ud. ese número, pues debieron ser más; pero la razón es
que por parte de la caballerfa brasilei\a hubo en el dla de la rendición
(paraguaya. L.P.) tal robo de prisioneros que por lo menos arrebata-
ron df! 800 a 1.000 de ellos, lo que muestra a Ud. que el desorden de
esa tropa, la falta de energla de esos jefes y le corrupción de esa gen-
te, pues los robában para esclavQs (.• ,) El eomandante Gulmaraes, je-
fe de u.na brigada brasHena, escand.alizado de ese tráfico indigno. me
decía el otro dla que en !as calles de Uruguayana tenia que andar di·
clendo que no era Pl!.raguayo para que no lo robasen"615.
~n relación c«;>n.el mismo hecho (rendición de Uruguayana) el coro-
nel Palleja. oriental. e~scribe: " ... y luego vino la noche, durante la cual
y todo el dia siguien•e se estuvo sacando paraguayos por todo el m un·
q(l; no ttay un oficial de los tres ejércitos. qu~ no sacara su paraguayi-
to''616..
1;1 presidente Solano López enterado d.,; ctSt<ss atrocidades. se diri·
ge por carta al presidente Mitre: "Los (pri~ioneros. L.P) que no han
participado de tan inicua suerte han serv•do para fines no menos
inhumanos y repugnantes, pues, en su mayor parte, han sido llevados
y reducidos a la esclavitud del Brasil. y los que se prestaban menos.
por el color de su cutis, para ser vendidos·, han sido enviados al Esta·
do Oriental y las Pfovincias argentinas de regalo, como entes cu·
riosos. y sujetos a servidumbre"617.
Mitre responde el mismo día: '' .. .lejos de obligar a los prisioneros a
engrosar violentamente las filas de los ejércitos aliados o de tratárse-
los con rigor, t'lan sido tratados todos ellos. no sólo con humanidad si-
no con benevolencia... "618,
229
3~ El heroísmo paraguayo
Las pruebas al;lundan, pero hay una que supera a todas en elocuen·
cia y en autoridad. En la biblioteca del Museo Mitre hay un folleto de
13 páginas, que lleva este titulo: Despacho privado del Marqués de
Caxtas, Mariscal de ejército en la guerra contra el Gobierno del Para-
guay, a Su Maiestad el Emperador del Brasil, don Pedro 11. · ·
Caxlas es un viejo soldado y al tiempo de firmar el texto que se
reproduce parcialmente a continuación, comanda en jefe los ejércitos
imperiales. El lugar de data es: Cuartel general en marcha en Tuiucue;
la fecha, 18 de noviembre de 1867. Caxias anoticia a don Pedro porque
el soberano le ha requerido información, que el marqués envla priva-
damente aludiendo a "la situación e incidentes más culminantes de
los Ejércitos Imperiales". "Todos los encuentros -anota- todos los
asaltos, todos los combatientes habidos desde Coimbra a Tuiuti,
muestran, y sostienen de una manera incontestable que los soldados
Paraguayos son caracterizados de una bravura, de un arrojo, de una
intrepidez, y una valentla que raya a ferocidad sin ejemplo en la histo-
ria del mundo". .
·• ... Su disciplina proverbial de morir antes que rendirse y de morir
antes de hacer [sic} prisioneros porque no tenían orden de su jefe, ha
· aumentado por la moral adquirida, sensible es decirlo pero es la ver-
dad, en las victorias, lo que viene a formar un conjunto que constituye
a estos soldados, en soldados extraordinarios invencibles, sobrehu-
manos.
"lópez tiene también el don sobrenatural de magnetizar a sus soi-
dados, infundiéndoles un esplritu que no puede apreciarse bastante-
mente con la palabra; el caso es que se vuelven extraordinarios; lejos
de temer el peligro lo acometen con un arrojo sorprendent~; lejos de
economizar su vida, parece que buscan con frenético interés la oca-
sión de sacrificarla heroicamente, y de venderla por otra vida o por
muchas vidas de sus enemigos". (...).
"El número de soldados de López es incalculable, todo cálculo a
ese respecto es falible, porque todo cálculo ha fallado".( ...).
"Vuestra Majestad, tuvo por bien encargarme muy especialmente
el empleo del oro, para acompañado del sitio allanar la campana del
Paraguay, que venia haciéndose demasiadamente larga y plagada de
sacrificios, y aparentemente imposible por la acción de las armas; pe-
ro el oro, Majestad, es materia inerte contra el fanatismo patrio de los
Paraguayos desde que están bajo la mirada fascinadora, y el esplrltu
magnetizador de López". (...}.
" ...soldados, o simples ciudadanos, mujeres y niños, el Paraguay to-
do cuando es él son una misma cosa, una sola cosa, un sólo ser moral
indisoluble... "619. (...). · ·
" ... ¿cuánto tiempo, cuántos hombres, cuántas vidas y cuántos ele·
mentos y recursos precisaremos para terminar la guerra es decir para
230
convertir en humo y polvo toda la población Paraguaya, para matar
hasta el feto del vientre de la mujer...?"(...). . ·
" . . .en cuanto al general Mitre, después de su obstinado empeflo en
hacer prevalecer su personalidad acordada por el tratado del 1o de
mayo, se ha convencido que sin pueblo y sin soldados debe no sola·
mente someterse a cuanto Vuestra Majest~d halle por bien disponer,
sino aún más, de ser las armas imperiales a las que debe acogers.e
buscando el único amparo que debe buscar. El general Mitre está r~·
signado de lleno y sin reserva a mis órdenes; él hace cuanto yo le indi·
co, como ha estado muy de acuerdo conmigo, en todo, aún en cuanto
a que los cadáveres coléricos se arrojen ya de la eacuadra como de
ltapirú a las aguas del Paraná para llevar el contagio a las pobla·
cienes riberertas, prlncipal.rnente a las de Corrientes, Entro Filos y
Santa Fe que le son opuestas; pero convencido de nuestra sltu$ción,
y aunque ve que con la paz quedan nulificadas sus aspiracl<mes do
virreinato, comprende también que es razonable e imperío~amentP
necesario abandonarlas, y que la paz es el único mec;tio salv,4or díi!
nuestra peligrosa situación. El general Mitre está también COflVtHlCÍ•
do que deben exterminarse los restos de tuerzas arg entina~ que a.ún
le quedan, pues de ellas no divisa sino peligros para eon su J)ftr$Qna.
Pero él espera finalmente, que por medio de la PBl habrá lh;mado el
clamor del pueblo Argentino y de sus tropa$, y Ql.le a~l h!ibrá podiciQ
terminar pacifica y honrosamente su presidencia, y qu~ con~~rv,od9
el ascendiente de su partido podrá contin1.1ar trabajando ~n fayl)r de la
idea que hoy quedará postergada, y podr~ con al tiimpo, PUd. i~ndP na·
cer valer su influencia oficial para la elección de un nuQYP Prpc;it;lente ·
preparar el pals y las cosas, con el poderoso auxilio d~t Vuestna Maie~·
tad, a los mismos objetos de la Alianza que est(l ve;z no ha podiQo re-
alizarse''620.
Documento que se comenta por si mismo, da ampliO c;;ampo a la
reflexión. Queda librado a la del lector.
231
XII. La guerra ha terminado
1. La paz en el Paraguay
232
para la época constituye un complejo industrial sin igual en el Brasil.
la Argenti na y cualquier otro lugar de la América espar"lola. La feroz
saña con que manda ejecutar la tarea se remata en el final: la inunda-
ción del valle donde han quedado las ruinas de lbicuy. Que el futuro
no ·conozca ni las cenizas; que el mañana vea una corriente de agua
donde debería· ser el símbolo más perfecto de la guerra cont ra el Para-
guay: la destrucción de su cam ino independiente, la liquidación de lo
que había labrado y estaba consolidando las condiciones para ser
dueño de su voluntad nacional. ..
Durante el transcurso de la guerra escribe Alberdi: ··Er ejército para-
guayo es· numeroso relativamente al" pueblo. porqúe no se distingu·e del
pueblo. Todo ciudadano es soldado; y como no hay un ciudauano que
no sea propietario de un terreno cultivado por él y su familia, cada sol-
dado defiende su interés propio y el bienestar de su familia en la de-
tensa que hace de su pais"623.
" Diez libertades de la palabra no valen una libertad de acción, y só-
lo es libre en realidad el que vive de lo suyo" "624.
··La propiedad es el poder. el poder es la libertad. Tener su terreno,
su casa. sus instrumentos de labranza. su familia. y bastarse a sí mis-
mo para vivir. eso es ser libre en el mejor sentido--625.
Los hermanos Mulhall, fiel~s ser:vidóres de Inglaterra, escribiendo
en 1876 dirán del Paraguay de ·preguerra: "Habían muy pocos pro-
pietarios: tres cuartas partes del pals perteneclan al Gobierno desde
la expulsión de los Jesuitas en 1768 y lópez cedió los terrenos a tos
pobladores por una renta nominal, y todo el país presentaba un
cuadro lo más rísuer'lo. de chacras y plantíos de maíz, mahdioca. taba-
co y algodón al largo de los caminos públicos, hasta que vino la
guerra-a destruirlo todo. convirtiendo un paraíso terrestre en un de-
sierto despoblado·· 626.
Apenas acabada la guerra y antes del gran despojo el gobierno tite-
re colocado por los aliados levantó un censo de tierras que dio los si·
guientes resultados:
Cuadro 27
FUENTE· M. G. 1 E. T. Mulhal• . Man<Jill <Je las Repuoucas ~e: Piara. Swr:o~ Au.,s. lmP'•"IIa V""· 1876. ¡1a<¡.
)~ .
623 Juan B. Alberdi. Escritos póstumos. op. cit .. t. IX. pág. 434.
62• Id. págs. 434 y 435.
62? Id .. págs. 4231433.
626 M. G y E. T. Mulnall . Manual de las . . .. op cit .. pág. 327.
233
Del cuadro surge que sobre un total de 15.000 leguas cuadradas (o
su equivalente 9.000 leguas espal"lolas, medida de uso en la Argenti·
na) aproximadamente un 17% era propiedad de particulares; el resto
eran tierras dadas en arriendo al pueblo, de propiedad del Estado. So·
lo en estos términos puede entenderse correctamente la apreciación
que hace Alberdi.
En otro trabajo, anota don Juan Bautista aludiendo al Paraguay an·
terior a la paz de los aliados: " ... no tiene deuda pública, no porque le
falta crédito sino porque le han bastado sus recursos, mediante el
buen· juicio con que los invierte"627.
A esta realidad debe ser contrapuesta esta otra, que describe Eli·
sée Aeclus en su Nouvelle Géographie Uníverse/le, tomo XIX, Parls
1894, y que vertimos de su original francés: "Después de la guerra y
habiendo cesado la ocupación, casi toda la superf icie del Paraguay
constitula un dominio público. Amo de una inmensa propiedad na·
cional, el gobierno la puso en venta a tanto la «legua cuadrada••, si·
guiando el valor de las tierras y la proximidad de los mercados. Los
especuladores argentinos, ingleses y americanos del norte se arroja-
ron sobre la presa, sin respetar los pequel'\os enclaves donde las fami·
lias guaranles cultivaban el suelo de generación en generación, noto·
mándese jamás el trabajo de hacer constatar sus titulas de pro·
piedad; sindicatos de mercaderes adquirieron los terrenos por dece·
nas, por centenas de miles de hectáreas con el objeto de revenderlos
a diez o veinte veces más de su valor: un solo concesionario acaparó
varios miles de kilómetros cuadrados. En pocos al'los las vastas sale·
dades fueron adjudicadas a propietarios ausentes, y entre tanto nin·
gún campesino paraguayo podía cavar el suelo de su patria sin pagar
una renta a los banqueros de Nueva York, Londres o Amsterdam.
Puede que los hijos de los guaranles, luego de haber vivido sometidos
al régimen de los jesuitas y al de los dictadores, terminado este, al
menos, por años de heroísmo, deban sufrir una tercera esclavitud,
más dura aún, ya que hará de ellos proletarios 9egradados" S2S,
Más adelante agrega el eminente geógrafo: " Los capitalistas de
Londres quisieron prestar en dos veces la suma de 1.438.500 libras;
pero, por uno de esos misterios financieros de los que la historia de
América tantos ejemplos ofrece, las cajas del Estado no recibieron ni
siquiera la séptima parte de la suma prestada, no más de 200.000
libras. Se 'negoció para disminuir el capital de esta enorme deuda y
los banqueros se dejaron persuadir a cambio de un regalo de
«quinientas leguas cuadradas», o sea más de 300.000 hectáreas. En
seguida el gobierno vendió, siempre a especuladores ingleses, al ca·
mí no de hierro dé Asunción a Villa Rica... "629.
En la edición de 1896 de la Nouve/Je Géographie Univer~elfe, vertida
al castellano por Ramón de Olascoaga, publicada parci~lmente en el
Paraguay y prologada por el mencionado profesor para~uayo, queda
234
as! resumida la situación de posguerra: " Las principales empresas per·
tenecen a extranjeros que residen fuera del Paraguay. la .deuda exter·
na se halla toda, o casi toda, en poder de ingleses; el ferrocarril
central es, en su mayor parte, igualmente de capitales ingleses; las
más importantes compañías de vapores son también de extranjeros,
ingleses, argentinos, uruguayos, y aun el territorio es, en con siderable
superficie, de propiedad de extranjeros''63o.
El 29 de diciembre de 1870 (las ruinas aún humeantes, las víctimas
sin enterrar) el Gobierno Provisorio del Paraguay declara libre la co·
mercialización de la yerba mate y el corte de·madera en los montes
fiscales631 . la enajenación del ferrocarril Asunción·Villarica es "auto-
rizada" por el Parlamento local el 24 de abril de 1871632. Y desde 1870
pasan a manos privadas 29 millones de hectáreas de tierra633, de las
cuales 25 millones son vendidas, regaladas o dilapidadas inmediata·
mente después de la guerra634. Por propiedad privada debe entender·
se -desde luego- capitalistas extranjeros. Para el año 1938, según
lo consigna Bernardino Horne y lo anota Ga.rcía Mellld, a quien esta·
mos citando, 136635 propiedades abarcan más de 15 millones de hec-
táreas y 607 una superficie total de casi 25 millones de hectáreas636.
Cierto Monsieur Le l ong, muy estimado por los liberales argenti-
nos, habla escrito antes de finalizar la guerra en su libro L 'AIIiance du
Brasil publicado en Parls: " Cuando por un cambio de gobierno el Pa·
raguay haya entrado en el movim;ento comerci al del mundo, cuando
cada paraguayo sepa que nadie puede discutirle el derecho de dispo-
ner a su voluntad de aquello Que le pertenece, recién entonces podre-
mos tener una justa idea de la riqueza y la variedad de productos de
ese bello país . ¿Cuál será el resu ltado? la apertura de un nuevo y con·
siderable mercado en la cuenca del Plata que rápidamente aumentará
nuestras exportaciones en 40 millones. En consecuencia, la libera-
ción del Paraguay por l as tres potencias aliadas sirve no sólo a la
causa del progreso y la civilización, si no también a nuestros verdade·
ros intereses comerciales, creando un importante centro de nogocios
para nuestro pals"637.
Monsieur l e Long es la expresión más sincera y acabada del libera·
li smo, visto desde la pers pectiva de una gran potencia. La enun·
ciación de las ventajas materiales, mezclada con bellas palabras, va
precedida de la más cruel ironía: ¡el derecho de los paraguayos a ser
duenos de lo QUe les pertenece!
630 Atilio García Metlid, Proceso a los falsificadores. .., op. cit .. t. 11, págs. 436 y
437.
631 Id.: pág. 461.
632 Id., Id.
633 A más de l~s tierras que declara e~ Cuadro 27, es evidente que se han enaje·
nado t1erras v1rgenes, que en defm1t1va aunque no pobladas son 1ambién del
Estado.
634 Ati lio García Mellid, Proceso a los falsificadores ..., op. cit., t. 11, pág . 484.
635 Esos 136 reem plazan en la propiedad o arriendo de la tierra a cientos de mi·
les de paraguayos.
636 Atilio Garcia Mellíd, Proceso a los falsificacores. ... op. ci t. , t . 11, pág. 485.
637 Id., pág. 429. '
235
Pero lo que importa es que la paz impera en la tierra guar.aní. y con
ella la diosa mercancla y un nuevo dios: el capital financiero interna·
cional. Paraguay era vícti ma del imperialismo. etapa superior del ca-
pitali smo.
FUENTE: Ca1o P1aao Jurl()r. Hrstor~a Economrca aer Btastl. B~reno~ Au~~. Futuro. 1960.
Cinco at'los más tarde fill conjunto de la exportación de café que re·
allzan las casas inglesa~ suma 6.000.000 de libras. de las cuales solo
Phlpps lrm~tos exporta por 2.000.000 de llbras647. V precisamente en
1875 Brasil representa en el comercio de América latina con la Gran
Bretal'la el 40% de las importaciones y el 32% de las exoorta·
c¡ones648. Con mucho. el primer lugar de toc:ta el área. la~ inversiones
británicas -siempre en 1875- Incluyendo los empréstitos llegan a
31.289.000 libras. SóiQ el Perú supera en América latina al Brasil
como campo de inversiones inglesas:· 35.930.220 de lil:lras849. (El
grueso de esli suma est~ constituido por tres gigantescos emprésti·
tos).
si1 H. Laemmert. Almanalr 1871. Rio. Edlt. laemmert. 1871. pág. 112.
&42 M1chael G. Mulha.lf. 1he English .. .. op. c1·r.. págs. 537 y 538.
&4 3 Juan B. Alberdi. Estudios económicos . . .. op. cit .. pag. 88.
su Junior Caio Prado. op. eil.. pág. 15fl.
645 Michacl G. Mulhall. The English . ... op. Cit .. pág. 345.
646 H. Laemmert. op. cit .. pág. 122.
647 Micha el Q. Mulhall. The Engli$h . . ,. op. el f.•• pág. 583.
b4b Id .. pég. &9.
649 Id .• págs.-530. 531 y 532.
237
/
3. La Argentina endeudada
Valor nominal
Allo Presidencia Denominación y/o contrayente en libras
1865 Mitre Riestra · Gob. Nacional 2.500.000
1870 Sarmiento Domlngtiez - Pela. Bs. As. 1.034.700
1871 Sarmiento Obras Públicas · Gob. Nac. 6.122.400
1872 Sarmiento Wanklyn · Gob. Nacional 1.200.000
1872 Sarmiento Pcia. Entre Rlos · 226.800
1873 Sarmiento Aguirre · Pcia. Bs. As. 2.040.800
1873 Sarmiento Haro- Dolars · Gob. Nac. 3.623.184
1876 Avellaneda Gobierno Nacional 2.000.000
Total t. 18.747.884
FUENTE: esladlslicas otic iales y Manual de 111$ ~pfli>Ucu del P/111 de M.G. y E.T. Mulhall • Bs. A.s.
1876. lmpt . Coni. pág. 368. Esta '-'11"'- fuente da los valóres eo SUs. y nace llegar su inl01m ación !>ast a
1874 incl usi ve.
238
\
Sobre ·el emprésOto de 187,1 llamado de Obras Públicas vale ia..pena
detel\erse. Fue autorizado por una ley del 5 de agosto de 1870 que fijó
su r;n~to en $ fts. 30.000.000. A su amortización fueron afectados: las
renlas~enerales de la Nación, el producto del 5 % de los derechos
adicionales de importación y el 2% de los derechos de ex portación.
Estos d~ últimos gravámenes después de cancelado el cr.édito del
GobierndNacional con el Banco de la Provincia, ya que estaban dedi·
cados a su pago. La surña que se percibiera debla invertirse -lo mar·
ca la ley- en cancelar créditos con el Banco de la Provincia, cons-
trucción de ferrocarriles, puertos de Rosario -y Buenos Aires y almace·
nes para la aduana de Rosario. Mariano Varela fue el negociador ar-
gentino enviado a Londres. Pero en el rnterin, renunc ia el ministro de
Hacienda que ha firmado las instrucciones y es reemplazado en la
cartera por Luis L. Domlnguez. Este envfa nuevas instrucciones a Va-
reta el 11 de febrero de 1871 y el 16 de rnarzo una nota aclaratoria:
" .. .el ínlrascrípto - declara-, verá como un hecho providencífll el
fracaso del emprésti to de Jos treinta millones de pesos fuertes, pues
no concibe cómo pudo ser autorizado por ley en medio de la rebelión
de Entre Rlos, que estaba consumiendo medio mílló.n de pesos fuer-
tes por mes, y en lo más.recio de la guerra franco-prusia·na, que nos
cerraba dos mercados de IQs más importantes que alimentaban y ase·
guraban el progreso de nuestras rentas ". En seguida agrega el mi-
nistro Oomlnguez: " Ese progreso seductor antes de aquellos sucesos
ha cesado; la deuda del banco que con parte de este empréstito debla
redimirse fue aumentada en dos millones de pesos mas; plagas ines-
peradas, secas, langosta, f iebre amarilla, vinieron a multipl icar
nuestros conflictos; la guerra de Entre Ríos se llevó como cinco millo-
nes de pesos fuertes, que pesan sobre el crédito interior, de manera
que .si en ta l situación nos empeñáramos en el exterior por esa-suma
estar/amos o bligados a emplear ocho millones al año en sólo,el servi-
cio de la deuda pública, quedándonos sin lo suficiente para la vida ad-
ministrativa, y sin ningún recurso para cualquier emergencia. inespe-
rada " . Oomlnguez no era partidario de anular el empréstito, sí de redu-
cirlo a no más de 1.000.000 de libras653.
Las instrucciones llegan tarde, ya que entre tanto Varela ha formali·
zado la operación con la casa Murrieta y Cia. Hasta aqul, todo más o
menos normal, excepción hecha del país, c uyo panorama raya en el
caos a estar lo que pinta Oomlnguez, Pero sucec;je que comieo~a. a lle·
gar el oro y se supone que con él deben comenzar ras obras y la can-
celación, siquiera parct"al, de los créd.itos GOn el Banco de la Provin·
cia. Mas no ocurre nada de eso, y luego de algunas idas y venidas gran
parte de la suma percibida v~ a parar al ~anco provincial, como depó-
sito del Gobierno Nacional colocado a interés. De ahí en más princi-
pia una desenfrenada especulación. El Banco lanza a plaza el dinero
en forma de préstamos a especuladores, usureros, come.rciantes y
terratenientes y el pals se ve empujado a una enloquecida carrera que
terminará ciltastróficamente. Todo ocurre bajo la presidencia de Sar.-
ero Eduardo Martíre, La crisis argentina ·1873·1876, Buenos Aires, lmpr. Oorre-
go, 1965,pág. 8. .
239
1
miento con el seflor Oomlnguez en la cartera de hacienda. los gafpo-
nea de los importadores se abarrotan de productos extranjero• y al
poco tiempo la oferta supera en mucho la demanda: no escasj)s· im·
portadores deben liquidar mercaderlas por debajo del costo. Las pro·
piedades se encarecen artificialmente. Los que de verdad sa benefi·
cian -fuera del grupo de·especuladores. usureros, terrateolentes y
comerciantes que usufructúan los créditos- son los industriales de
Inglaterra y otras potenc ias que ven incrementadas sus ventas a la Ar·
gentioa. El objetivo del empréstito se ha desvirtuado, es cierto, pero
sirve a la causa de la mercancla y del tuero desenfrenado. Pocas ve·
ces en la historia argentina gobierno alguno mostr6se más irrespon·
sable que el de Sarmiento en el manejo de un negocio tan serio, y
sobre todo tan fundamental para el futuro del país y su ·tibertad de
decidir por sí mismo. Más habiéndose beneficiado los intereses que ya
sabemos, lo demás pareció secundario. Incluso que el pals haya ex·
portado oro por valor de S fts. 77.886.309 o su equivalente 15.577.262
libras -mucho más que las ingresadas por el empréstito Varela-
para equilibrar el saldo desfavorable de la balanza comercial entre
1871 y 1875 incl u si ve654. Con lo cual nuestra dependencia se ·afianzó
puesto que debimos pedir más oro prestado para pagar los saldos ne·
gatívos originados en una importación desorbitada, incompatible con
el interés nacional. Los industriales ingleses y de otras grandes po~
tenclas satisfechos; no menos el capital financiero. El pals hundido.
¿Cabe otra slntesis?
Digamos ahora dos palabras del empréstito Wanklyn. Fue autoríza·
do por ley del Congreso Nacional del 18 de octubre de 1869 y dispuso
enajenar seis millones de Fondos Públicos al 70% de su valor. En el
contrato firmado con la firma de banqueros Wanklyn, quedan éstos
autorizados por el articulo 5° a traspasar a los seflores Lumb, Wank·
lyn y Co. de Londres el poder recibiElo por el Gobierop Nacional para
enajenar los citados fondos655. Y aqul interesa su·mayar el nombre
Lumb, ya conocido por nosotros. Solo que ést~ es hijo de nuestro co·
nocido Edward. Y si alguna vez el padre obtuvo fa concesión para
construir el Ferrocarril Gran Sud, el hijo obtendrá esta vez una magní·
fica prebenda: la familia Lumb siempre en órbita.
Para 1875 -a· cinco anos de terminada la' guerra contra el Para·
guay.:... pueden ser apreciadas en el cuadro 30. ·
Con mucho, los empréstitos a los Gobiernos Nacional y provin·
cial.es constituyen la principal forma de·suteci6n .
. El\.orden a beneficios, la rnisma .fuente los consigna asl: la crianza
de ovejas arroja del 20 al 30% anual, la deuda externa allega a los
banqueros y sus representados un 10% anual y los ferrocarriles un
5% anual656.
.'-dO
\ C~adro 30. Inversiones bri\anica& ...,, 1.1 RPpubli~a Argentina en 18\
\
To lal 27 01:19.1:!50
fUENl E M · t·..t·· Mh:r ·• T•·,. En(J· ~,,, '' So(Jm Amf# ru:d. 8U•'I'·•" A••··~. h'flP'··nlo T!~o· $·.t,~ 1 1ft,:J. J;al:
, :"lj
241
/
/ Cuadro 31. Inversiones británicas en Sud América_en 1875 .
/ats Valor en libras
f. Perú ............. .............................. 35.930.220
Inversiones fundam /Ínta les
3'empréstitos qu/suman
lib. 31.840.220
Brasil ........................... ........... 31 .289.000 7 empréstitos q11e suman
lib. 19.214.600 .
Argentina ................................ 27.089.850 9 empréstitos que suman
lib. 12.970.100
Uruguay y Paraguay .................. 9.174.300 empréstito
Venezuela ........ .......................... 6.69 1.350 empréstito
Nueva Granada ................... ....... 2.017.200 emprést ito
'Ecua dor ...................................... 1.824.000 emprést ito
Bolivia ......................................... 1.666.000 empréstito
Total ...................................... 127.651.540
FUENTE: Michael Mvltlall. 0 {). Cit.. pág. 532.
Porcentaj e
Rubro Valor en Renta anual sobre la
libras en libras invers. total
Empréstitos ........................ 89.897.390 2.200.000 64
Ferrocarriles ...................... 19.570.000 1.000.000 14
Bancos ... ..................... ....... 3.950.000 200.000 2lf.o
Criadores de ovejas ....... ...... 3.000.000 600.000 2
Telégrafo ......................... ... 6.000.000 100.000 4
Navegación ....... .. ................. 7.000.000 350.000 5
F1rmas mercantiles ............. 3.000.000 300.000 2%
Compañías varias ................ 7:582.610 560.000 6
Totales .............................. 140.000.000 5.310.000 100
FUENTE: Mochacl Mulhall. op . cit.. pág. 533.
242
términos anteriores: para nuestro pafs representa el 21% de la lnver· ·
sióo y a escala Sudamericana el 14%. '
Ta.mbién el porcentaje que cábe a la Inversión en el banco es may"r .
aqul:!5 3.4% contra 2'4 a nivel continental. Igualmente fas inversiones
en firm as mercantil es: 3V2 contra 2V4. La Argentina es con mucho el
campo preferido por los ingleses para los negocios ferroviarios, ban-
carios y mercantiles.
Sobre el " modus operandi" inglés en materia de empréstitos e in-
versiones en companlas, pero sobre todo en el primer rubro, hay unas
palabras que escribió Chateaubrland en su libro Congrés de Veronne ,
que si bien se refieren a medio siglo antes del tiempo que estamos
t ratando, conservan su validez. ''De 1822 a 1826 ·- escribe- diez
empréstitos han sido hechos en Inglaterra en nombre de las colonias
españolas. Montaban esos empréstitos a la suma de 20.978.000
libras. Estos empréstitos -el uno llevaba al otro- hablan sido
contratados al 75 %. Después se descontó dos anos de intereses al
6%. En seguida se retuvo 7.000.000 de libras de gastos varios inespe·
cificados. Al fin de cuentas Inglaterra ha desembolsado una suma re-
al de 7.000.000 de libras, pero laE> repúblicas espal'lolas han quedado
hipotecadas en una deuda de L-0.978.000 libras.
A estos empréstitos ya excesivos, fueron a unirse esa multitud de
asociaciones destinadas a explotar minas, pescar perlas, d ragar ca-
nales, explotar tierras, en ese nuevo mundo que parecia descubierto
por primera vez. Estas compai'llas se elevaban al número de 29. El ca-
pital nominal empleado por todas ellas era de 14.767.500 libras. Los
suscriptores no proporcionaron en realidad más que la cuarta parte
de esa suma, es decir 3.000.000 de libras, que es necesario agregar a
las 7.000.000 de libras de los empréstitos. En total 10.000.000 de libras
adelantadas a las colonias espar"lolas. E Inglaterra queda como acre-
edora de 35.745.000 de libras, tanto sobre los gobiernos como sobre
los particulares"658.
Queda desnuda la significación de los empréstitos y otras inver-
siones, y se advierte el poco crédito que se debe dar a los beneficios
que declaran los bancos, las compai'íías y los prestamistas.
6S8 Raúl Scalabrini Or!iz. Política británica ... , op. cit. , págs. 74 y 75.
659 M. G. y E. T. Mulhali, Manual de las .. ., op. cit., pág. 354.
680 Ernesto Tornquist y Cía. ltda., El desarrollo económico de la República Ar·
gentina en los últimos cincuenta allos, Buenos Aires, 1920, pág. 270.
243
guiente el déficit sube a 8.484.075 S fts .. cifra que se reproduce casi
con iguales guarismos en 1872. s e·gastaba a rajacincha. Luego h$bfa
que pedir empréstitos al exterior. El despilfarro constituye una mane-
ra de acrecer la sujeción al capita l extranjero,· que por algo la cifra to-
tal antes mencionada para el periodo que va de 1864 a 1872 traducida
a libras asciende a 7.679.015. Significativamente. crece ·el despilfarro
cuando estalla la paz. El desequil ibrio presupuestario es una vieja tra-
dición argentina. La más respetada por el Estado naci.onal.
244
Mulhall: "La estadlstica del Gobierno británico «Board of Trade", de-
muestra que el comercio entre Inglaterra y el Rlo de la Plata ha
aumentado en doble proporción del aumef'!tO que se nota con las colo·
nías británicas"664. ·
Formalmente independientes. en ese momento representamos pa-
ra Inglaterra una realidad económica más atractiva que sus colonias.
Y no meramente por el formidable coeficiente de expansión de veA·
tas. sino en igual medida por la corriente inversora que busca ávida·
mente la plaza de Buenos Aires. Las palabras del set'lor Arthur Ed-
brooke en otro lugar citadas lo corroboran plenamente.
245
XIII. ¿La gran política?
Durante los cinco anos que duró la guerra hubo en el territorio na-
cional 85 " revoluciones" , 27 sublevaciones de tropas y 43 subleva-
ciones de cuerpos militares por falta de pagoeee. Las sumas de dinero
invertidas en la represión de estos movimientos, adicionadas a las
pérdidas materiales ocasionadas por los mismos fueron estimadas
en casi 20 millones de pesos fuertes, que equivalen a casi 4.000.000 de
665 Ernesto Morales, Juan Maria Gutierrez, Buenos Aires, El Ateneo, 1937, pag.
180.
666 Carlos Paz y Alvaro Barros. i.a polltíca brasiletta y la juventud argentíns en
enero de 1870, Buenos Aires, lmj)fenta de la Discusión, 1870, pág. 27.
246
libras. Para medir correctamente la significación de estos guarismos,
debe decirse que representan aproximadamente la mitad de Jos gas·
tos ocasionados por la guerra contra el Paraguay667. De modo que
puede afirmarse que el conflicto sustrajo al progreso nacional -ya
que no al de la oligarqula bonaerense- poco menos que 12.000.000
de libras. Amén de muertos y l.isiados y otras pérdidas. Asl, desguarne-
cidas las fronteras con el indio, éste se entregó a formidables depreda·
ciones alentadas por comerciantes inescrupulosos de aquí y de Chi-
le. En cinco años hubo 240 mal<mes que privaron de la libertad y de la
vida a 1810 personas668, Con infinitamente menos de lo que costó la
guerra, el indio pudo ser masivamente incorporado a la agricultura y a
la actividad productiva en general. Pero eso no era negocio. L.o
era el que murieran en el Paraguay, o se perdieran 18.000 argentinos;
y el que en las luchas civiles murieran cinco mil más. A los que habrá
que agregar otros cinco mil emigrados a paises vecinos669, i La gran
polltica!
Las masas resistieron la guerra, mas no solo ellas. Un sector de la
intelectualidad -puede que el más brillante- dijo su repulsa o la
mascó en silencio. Escuchemos nuevamente a Gutiérrez. En carta a
Mariano Sarratea fechada el18 de mayo de 1870, que encabeza con la
leyenda: "muy confidencial", escribe don Juan Maria: "Muy amado y
viejo amigo y setlor don Mariano E. de Sarratea (...).Mucho tiempo
hace que nada me complace y que nada de cuanto hacen nuestros go-
bernantes me parece bien. Yo no quiero tener pasiones ni opiniones
oficiales: lamento la guerra que ha terminado como lamento la que
comienza (contra lópez Jordán. L.P.), la cual amenaza dejar al Entre
Rlos en la misma brillante situación que ha quedado el Paraguay. Nos
gobierna una gavilla de pillos y de charlatanes y cuando veo que esto
no tiene remedio, la discreción me manda mirar a otro lado y callar. Si
yo no fuera un miserable proletario o si tuviera menos edad, no vivirla
en un pais en donde hace el papel principal de la comedia gubernativa
el pedante dómine de aldea que Ud. conoce"670. ¿Hace falta aclarar
que el dómine es Sarmiento?
Gutiérrez siente asco y desasosiego. También Carlos Guido Spano.
Ya estuvo preso por oponerse a la guerra. Luchará a su manera y ter-
minar.á en poeta griego, cantando a Berenice y a Hermione. Guido lo
explica asl: "Nunca quise doblar mi cerviz ante esos poderosos de
cartón pintado; he preferido apartarme por completo de la vida pollti·
ca y ser un simple espectador de mi propia patria"671, Pero no siempre
fue igual. El 20 de marzo de 1866 comienza a publicar en La América
de De Vedia su trabajo "El gobierno y la Alianza". E115 de abril apare·
ce en folleto de 114 páginas. El 26 de julio Carlos Guido Spano va
247
a parar a la cárcel. Mitre tiene buenas razones para temer al hijo del
ilustre gene.ral de San Martin. En el folleto se leen frases como éstas:
" .. .pese a la préd ica de su liberalismo fict icio (alude a don Bartolo).
dominado por et esplritu de la reacción unitaria, trabajó en el sentido
de hacer imposible toda oposición que no naciese del seno mismo de
sus correligionarios... "672. "El gbbierno de la Confederación Ar~entí
na había ahogado en ·sangre la protesta de las poblaciones subleva·
das. El más terrible de sus antagonistas. el bravo general Per'\aloza.
patriarca amado de los llanos. que así guerreó la tiranla de Aosas. co·
mo combatió mas tarde·las dragonadas de Mitre. cala en brazos de su
heroica esposa. a los golpes del pur'lal.asesino" 673. " El pals no ha olvi-
dado que apenas· abiertas después 'de Pavón las ses iones de la le·
gislatura, se discutió y sancionó un grande escandalo: la deuda
Buschental. El prestamista usurario pasaba antes que nadie. es-
curriéndose, cargado con los millones de la Nación esquilmada. El
ministro de Hacienda le sacaba el sombrero''674. Y en otro lugar:
" . . .Sarmiento pase-a por el mundo .sus excentri_c idades burlescas;
Riestra. economista errante., da vueltas en derredor de las cajas de
fierro de los negociantes ingleses de la Bolsa de Londres (. . .)y la
América. profundamente conmovida por las repetidas a~res iones de
la Europa. no arranca una palabra de simpatla a nuestras cémaras
enervadas y sin aliento propio, que sólo se mostraron enérgicas al tra·
tarse de sus compatriotas vencidos''675.
Guido lucha a ·su manera, incluso con versos. En 1871 compone la
far11osa elegla a la muerte del Paraguay que miles de argentinos han
repetido ignorando a qué aluden: " Llora. llora Urutaú. / En las ramas
del yatay/Ya no existe el P.araguay/ Dande nacl como tú":
La real idad derrota a Guido y le hace poeta griego. Pedro Goyena lo
di ce asi: "El senor Guido reside. perot'lo vive en Buenos Aires. Sus ver-
sos reflejan el cielo, los paisajes. las mujeres de Grecia . . ." 676. Exce·
siva rotundidad la de Goyena, aunque lleva parcialmente razón. Mas
se deplora el que no haya intentado explicar la huida de Carlos Guido
Spano a una realidad ideal y por lo tanto artificial.
Otro ,que rechaza la guerra y la polltlca de Mitre es Miguel Navarro
Vio la. intelectual, j urista y pollttco. En 1865 escribe y publica el folleto
Atrás el Imperio . Lo dedica a Leandro Gómez. et héroe·de Paysandú.
Irá preso a un pontón. Le harán compaflla -comienza 1867- Aurelio
Palacios. padre de Alfredo L. Palacios. el coronel Benjamln Méndez. el
teniente coronel Carlos Lacalte, los abogados Vázqu$Z Sagastume y
Plaza Montero. y los periodistas Eplfanio Martlnez y Wenceaiao de
Lafforest. ·
También Olega·rio V. Andrade es opositor decidido. El soldado ar-
gentino -esc ribiré el 12 de agosto de 1865 en el articulo " ¿A dónde
248
vamos?"- ·• ...va a prestar su bandera para cobijar bajo su sombra
las rapiñas del Brasil y servir de alcahuete a sus vergonzosas livianda-
des (...) Va a contribuir a remachar las cadenas del Paraguay que dis-
putando está con noble valentía. la conservación de su vida a los ver·
dugos que> quieren atarle al cuello la áspera soga de la esclavi~ud
extranjera"677. ·
El poeta Andrade. de quien varias generaciones de argentinos han
conocido solo sus versos, fue un politice militante que arriesgó no po·
cas veces el pellejo. que conoció clausuras de periódicos, persecu-
ciones. despidos de empleados y otras lindezas por el estilo. El fue de
los que fustigaron a Urquiza con violencia por lo que reputó traición
del amo de San José. En el articulo "El general Urquiza ante la opinión
del país ... publicado el 14 de julio de 1867, se lee: "El partido federal
reconoce como jefe al general Urquiza, título a que ha renunciado tan·
tas veces cambiando como Essaú. el derecho de-primogenitura por un
plato de lentejas.
"El partido federal. le debe la gloria de la organización nacional. El
partido unitario le debe la conservación de su predominio desde Pa-
vón acá. Sin el general Urquiza que verdaderamente ha conspirado
contra su propio partido. la reacción hubiera derrumbado el frágil edi·
ficio de la actualidad. Sin el general Urquiza. que parece ha tenido una
venda sobre los ojos. la sublevación de Basuatdo678 hubiera sido de
más trascendencia que la revolución del 51: la insurreción de las pro·
vincias estarla ya golpeando las puertas de Buenos Aires: el ultraje in-
ferido a Entre Ríos en la expulsión de su diputado hubiera sido venga·
do de una manera digna: pero el general Urquiza se ha interpuesto co·
mo una roca en el lecho del torrente y las olas de la ira popular se
deshacen en espuma cuando estrellan en él"679.
Carlos Paz y Alvaro Barros publican en 1870 el folleto La polftica
brasileña y la juventud argentína en enero de 1870: constituye un
violento ataque a la política oficialista. Al subir Mitre al poder -ano·
tan los autores- establece la doctrina de la intervención a las provin,
cías. En seguida aluden a la alianza con el Brasil que califican dura·
mente y mencionan el estado de sitio. las clausuras de periódicos, las
prisiones de opositores. el alzamiento de contingentes. Paz y Barros
brindan algo más que palabras. como que transcriben cifras suma-
mente significativas sobre los estragos de la guerra. que hemos cita-
dos antes de ahor.a en este capítulo.
No son estas las únicas manifestaciones de oposición a la guerra
c¡ue emanan de pollticos. intelectuales y profesionales. Son harto
más numerosas. La meditación más profunda es la de Alberdi -va-
rias veces citado-: y tiene su coro en voces que van del simple es-
tallido verbal a la penetración profunda en los hechos. El pueblo r~pu
dió la guerra y luchó contra ella. Pero no escasos hombres de letras y
249
de pensamiento lo acompal'laron, incluso con algo más que meras
efusiones verbales.
250
ter el mundo bárbaro de Asia, Africa, y de los nuevos continentes e
islas al influjo del comercio, e improvisar naciones que trasplanten el
Habeas Corpus, la libertad sin tumulto, la máquina y la industria,
bienvenida fue siempre y bien empleados serán sus capitales en las
grandes empresas que completen nuestra existencia como nación ci·
vilizada"682.
Sarmiento discierne la "misión" de la raza inglesa y de hecho
contribuye a que ella se realice. Al\os antes, el22 de octubre de 1857,
publica en El Nacional un artículo que titula: "La insurrección de la In-
dia". Alll se lee: "Los horrores de que han sido vlctimas las familias
inglesas en la India han despertado en nuestra población (sic) la in·
dignación general hacia los perpetradores de tales atentados, y la me-
recida simpatía por los que sufren. (Que no son los hindúes, por lo vis-
to. l.P.)
"La insurreclól1 de la India, originada en las filas del ejército indlge-
na, ha tomado el carácter de un movimiento de raza y de religión, sien-
do los mahometanos los principales instigadores y desde entonces
nuestras simpatías estarán siempre del lado de los cristianos y de la ci-
vilización a que pertenecemos (¿Occidental y cristiana...? L.P.).
''La palabra ..independencia» no nos seduce hasta desearla para
pueblos que sólo la obtendrían para sepultarse de nuevo en la espan-
tosa barbarie de los despotismos asiáticos. (¿Incluso el nuestro, aca-
so, que no es asiático pe~o es bárbaro, a estar Sarmiento? L.P.)
"Donde quiera que el pueblo inglés ha enarbolado su bandera o es-
tablecido su raza, ha dejado sus bellas instituciones y su industria
(caí'lones y masacres, huesos de tejedores nativos, opio y violencia
inaudita. L.P.), pudiendo decirse que es Inglaterra la única nación
europea cuyas leyes, gobierno, literatura y artes conservan los
pueblos aún después de emanciparse de sus dominios. (¿También
nosotros conservamos todo esto? L.P.).
"Cualquiera que sea el destino que el porvenir reserve al Imperio
Británico, a su raza y a su lengua, le será deudor el mundo bárbaro
que ella ha civilizado, de ponerse en corto tiempo, no sólo a la par, si-
no a la delantera de todos los pueblos civilizados"683.
Estas ideas se compaginan admirablemente con aquellas otras de
Sarmiento sobre el pueblo paraguayo. En carta a Manuel A. Garcla,
ministro argentino en Washington, se expresa de esta manera:
" ...aquél bruto (alude a Solano López. L.P.) tiene todavía 20 piezas de
artillerla y dos mil perros que habrán de morir bajo las patas de
nuestros caballos"684. Luego le dirá a la seí'lora de Horacio Mann:
''Era preciso purgar la tierra de toda esa excrecencia humana". Está
hablando del pueblo del Paraguay. Y en carta a Lastarria del at\o 70
aconsejará repoblar ese pueblo de "sifillticos" con italianos y vascos.
Su desprecio -mejor digamos: su odio- por el pueblo paraguayo es
escalofriante. Es el mismo que siente por el pueblo argentino. Pero
251
ese odio devino hechos y la humanidad asistió a una hecatombe ho-
mérica en Que la tragedia y el heroísmo rayaron a alturas sobrecoge-
doras. Fue la "gran polltica", la de Mitre y Sarmiento, la del capitalis-
mo inglés de que fueron mandaderos.
252
Para terminar
Período único en los anales de la historia llama Marx a tos ai'los que
corren en Inglaterra entre 1848 y 1864. la crisis del algodón ocasiona-
da por la guerra civil en los EE.UU .. pone en duda brevemente las ba·
ses mismas del régimen. Mas luego viene: la recuperación y e: león de
la Gran Bretar"'a alargará sus zarpas a todos los rincones del orbe. la
formidable y siempre creciente demanda de materias primas y ali-
mentos. la necesidad perentoriá de aumentar la demanda exterior de
tos productos de la industria inglesa -y secundariamente francesa y
de otros paises industriales- hacen que el planeta vaya integrándo-
se en un único y férreamente sometido mercado mundial. Ningún país
de la tierra Quedará marginado. Ninguno en que haya consumidores
de productos industriales y productores de alimentos y materias pri-
mas demandados por las grandes potencias centrales. Inglaterra de-
be exportar: y si en 1846 lo hace por 58_.842.377 libras. en 1865 e$OS
guarismos han arribado a 165.862.402 libras. En solo 19 ai'los casi lle-
ga a triplicar la suma en libras esterlinas de sus envíos al exterior.
Empero. para advertir cabalmente el ritmo formidable con que va de·
sarrollando las exportaciones debe ser"'alarse que un ar'lo más tar-de.
en 1866. ellas crecen a 188.9.17.563 libras. lo que supone un incremen-
to de más de 33.000.000 de libras en el lapso de sol e .doce meses. o un
20"·o de crecimiento.
Esta expa,-,sión vertiginosa va acompaf'lada de ta más despiadada.ra-
piña colonial: en el primer capítulo de este libro el lector encontrará nú.·
meros elocuentes al respecto. Igualmente en lo que hace al crecimien-
to de la renta nacional inglesa. que si de 1845 a 1865 (20 al'los) va de
4.0 mil millones de libras a 6.0 mil millones de libras. opera un creci-
miento similar en tos próximos diez años (1865 a 1875) llevando la ren·
ta nacional a 8.5 mil millones de libras. De lo que se sigue que ahora
Inglaterra en solo una década gana una riqueza para la que antes.tuvo
que trabajar exactamente el doble: dos décadas. El ritmo de crecj-
miento de la renta nacional se duplica. Pero aún no ha comenzado
lo mejor para la burguesía inglesa: o mejor dicho: está en vísperas de
comenzar. Lenin sitúa en 1876 el inicio del "imperialismo" en Europa
occidental. De aquí en más aumenta la opresión colonial. la rapiña y
253
los beneficios. Todos los guarismos son barridos por cifras estreme-
cedoras. Porque Si en 1862 el 29,4% de la superficie terrestre está SU·
jeta a dominio colonial , en 1912 será el 62,3%. En 187.6 más de la mi·
tad de Asia está reducida a la condición de colonia, toda Australia y
más de la cuarta parte de América. Pero nuestro continente sud y
centro americano está en casi total dependencia colonial por más
que la bandera extranjera solo flamee en solo una parte del mismo. En
1875 representa el 51fa % del comercio total de la Gran Bretal'!a, y en
1876 confiesa el " Board of Trade" del gobierno inglés que el comercio
con el Alo de la Plata ha duplicado el aumento que se advierte con las
colonias en que flamea la bandera imperial. Por lo demás, en los trece
anos que van de 1862 a 1875 más del 50% de todas las inversiones bri·
tánicas negociadas en la plaza fir:Jan"ciera de Londres van a parar a la
Argentina, mediante la compra de los bonos externos que emiten lo s
gobiernos nacionales. Inglaterra puede prescindir de enviarnos tro-
pas; las cadenas que nos envia son menos ostentosas pero no menps
efectivas. Entre tanto, nuestra economla se va acondicionando a las
necesidades de las grandes potencias industriales. Dependemos de
ellas para nuestras ventas al exterior, que lo son de escasos produc-
tos, todos ellos materias primas. Desde afuera nos imponen los pre-
cios y estamos librados al arbitrio de factores que nos son totalmente
ajenos y que no podemos gobernar. Sufriremos las bajas de precios
que se repiten periódicamente a nivel internacional y toda nuestra
estructura temblará cada vez que ello suceda. Y si asoman tlmidos in-
tentos -surgen en el seno mismo de la oligarqula gobernante- de
romper la coyunda diversificando la producción agraria y construyen-
do una industria moderna, todo quedará en eso: trmidos intentos.
Nuestro comercio exterior crónicamente deficitario y el despilfarro
oficial determinarán el endeudamiento externo, que Irá progresando a
pasos de gigante. Todo se hará en interés de las grandes potencias;
nos quedarán las migajas. Nos quedará el atraso esencial con ador-
nos de ferrocarriles y telégrafos, formas democráticas y palacios In-
solentes que edificarán los oligarcas vernáculos. Detrás del brillante
paramento la realidad miserable. Detrás de la retórica liberal la reali ·
dad colonial.
En una América del sud y central en que el fenómeno argentino se
repite; en un mundo cada vez más controlado por el capitalismo de las
grandes potencias el Paraguay debla despertar graves aprensiones.
Tierra riqulsima en maderas, algodón , tabaco y otros productos re-
queridos por las potencias centrales, parecla impensable que pudiera
guiar su derrotero histórico con arreglo a sus intereses nacionales, a
su propia voluntad. Era también un mal ejemplo, inquietante y subver-
sivo. Podfa suscitar imitadores; podla tentarlos. Debla ser destruido
tal como era y lo fue. Debla ser remodelado y lo fue. Debla ser incluido
como una pieza más del mercado mundial, pero pieza funcionando en
un mecanismo controlado desde ultramar. La tarea de llevar el Para-
guay a la buena senda le fue confiada a sus vecinos más inmediatos.
Supieron cumplirla. Fue trabajosa pero hubo compensación. Un sector
de la oligarqula gobernante incrementó su riqueza: de modo formí·
dable. Pero sobre todo, la guerra le sirvió a la oligarqula bonaerense
para terminar con la oposición interna, condición necesaria para im-
254
poner su hegernonla sobre todo el pals. En-los campos de la tierra
guaranl quedaron enterrados miles de argentinos que representaban
un grave factor irritante en tanto permanecieran con vida y en el país.
Entre tanto, en las campal"'as argentinas fueron exterminados
muchos miles de argentinos más. La parte más viril y dlscola de la
población criolla fue enterrada con escasos honores fúnebres. Las
vlctimas de la libre concurrencia fueron sus vlctimas flsicas. Al princi·
pio debieron vivir .al borde de la muerte por hambre cuando fueron
expropiadas de sus medios de producción artesanales o cuando les
fue negada la tierra que era de ellos. Luego murieron a balazos. Por
una ironla de la historia -una más- pueblos a los que nada de fun·
damental separaba se exterminaron reclprocamente. El humo de las
balas y canones fue el incienso que los pueblos quemaron en honor
de la libertad de comercio y de la entrega de la voluntad nacional. El
pueblo argentino lo resist ió pero fue vencido. Detrás de él vinieron los
inmigrantes huyendo de otras miserias. Vinieron llamados por la oli·
garqula cuando ésta los necesitó para desarrollar la agricultura. Sus
viejos agravios y rencores no estaban referidos a esta nueva tierra.
Venlan con la esperanza en el alma y eran más aptos para ser gober·
nados. La oligarqula prefirió su esperanza al odio y al rencor que le
profesaba el pueblo criollo. Y éste fue un paria en su tierra. Un Martln
Fierro colectivo. Por eso cuando Hernández escribió su poema el
pueblo se reconoció en él. Ese solitario cuchillero que la escasa vi-
sión de alguien vio en el gaucho Fierro fue arrinconado y destruido
porque llevaba la rebeldla en el alma. Porque le hablan matado la es·
peranza y nada le ofreclan en cambio. Nada medianamente humano.
Pronto se cumplirán cien anos desde la destrúcción del Paraguay y
los argentinos nos interrógamos más perplejos que nunca. Nuestra
perplejidad pide respuesta al hoy que vivimos y ~1 ayer que otros vi·
vieron. Puede que las palabras anden escasas para respondernos.
Puede que incluso estemos hartos de ellas. Pero vamos tomando con·
ciencia de nosotros mismos y acaso en dla no lejano seamos capaces
de producir los. hechos que nos curen la perplejidad. Los pueblos del
mundo entero nos sei'lalan cami nos. Encontraremos el nuestro, el úni·
co posible, el que piden nuestras particulares y singulares circunstan·
cias. Esa es nuestra esperanza.
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192'4: ¡ .
262
In dice
·Palabras para la segunda edición ............................ ;........... ........ ;:.... 9
Para entrar en materia ..... ........................................................... .'....... , 11
t Gran Bretaña: un nuevo siglo XVI................................................... 17
1. Comienzo con piratas..........................;....................................... 1.7
2. El periodo único ........................................................................:... 20
3. ¿Qué significa el fe rrocarril?...................................................... 24
4. Algunas circunstancias transitorias.......................... ............... 25
11. Insólito _Pa~aguay ........... ............................ ~... .... .......... ......... ........... 29
1. Los com1enzos...... ,.............................·.......................................... 29
2. El peculiar desarrollo... :.................................. :............................ 32
3. La impronta guerrera .............. :.........:........................................... 34
4. Aparece Francia ...... ........................................;............................ 35·
5. La dictadura perpetua................ ................................. ................ · 37
6. ¿Francia aisla al Paraguay? ................................................ ;...... 38
· 7. El Dictador y la Iglesia................................................................. 39
8. Política económica.......................................................:.............. .40 ·
9. La fue rza del Paraguay ..........................................................'...... 43
10. El sucesor...............................................................................- ..." 44
11 . El mal ejemp lo... ............................................. ........ ...................... 45
12. Lindas palabras, feas maneras...... ............. :....... ....................... 46
13. El otro López ............................................ :.................................... 49
14. Mr. Thornton frunce la nariz........................................................ 51
111. ¿Brasil de los brasileños...? .............. :.............................: .....::..... · 56
:1. Contrabando, buen negocio.......................;..... :......................... 56
2. Don Juan se va al Brasil.. .................... ............. ;.......................... 57
3. Al o Grande con las fau c es abiertas ....................~.. ............... ..... 59
4. Aotschild y su áurea cadena....................................................... 61
5. Un amo de malas pulgas............................................................. 62
6. El codiciado Paraguay................................................................. 64
7. Brasil en vlsperas de la guerra............~...........:..,., ..~~................. ~.,. .. 66
IV. Flores al Uruguay .......... :................................... .. ...... ...................... 67
1. Independencia uruguaya c ontra apetitos brasileños............. 67
2. Orientales que se inclínan ...................... ::.................................. 68
3. Giró................................................................................................ 71
4. Aparece don Venancio................................................................ 72
5. Pereira entrega el c uello a los ingleses..................................... 73
6. Un obsequio de Mitre: Flores al Uruguay ......:........................... 75
7. ¿Ley natural .. .?............................................................................. 76
8. Intervención solapada .................................................................. 78
9. Don Bartolo teje la intriga........................................................... 80
10. Nace la Alianza.............................................................................. 86
11. Guerra al Uruguay .......................................................................: 88
12. Balas y cañones para destruir Paysandú................................ ..: 91
13. Los aliados brasileños del general M itre....................... ........... 92
14. Bocado de cardenal.. ................................................................._ · 95
15. Antes de la dictadura................................................................... 96
16.1reneo Evangelista de Souza, Barón de Mauá......................:... 98
17. Flores en la silla........................................................................... · 102
18. El Paraguay declara la guerra ........ ............................ .... :........... 108
V. ¡Los civilizadores! ........................................................................... 1.10
1. Primero neutralizar................... ................................................... · 110
2. la cruzada para "libertar" al Paraguay......;................ -............. 112
. 3. La .tentación no vencida ....................., ......................................... 115
· 4 . ¿Por qué ... ? ............................... , ...... ..... ....... ._ ................ :....,.. ......... 11"8
VI. Los amos de Buenos Aires ... ..........................; ............... :..........:.... 121
· 1. Los latifundistas ganaderos ...................................... ,................ 121
2. La gran burguesía comercial ... .... ... :........................................... 128
2.1 La gran burguesía comercial e Inglaterra: en
· tiempos de la colonia ...... ........................... ,....................~ ..... 133
2.2 En tiempos del gobierno propio ..................................~........ 140
2.3 En tiempos d.e la "civillzación" liberal ......................~.. ....... 153
2.3. 1 En tiempos de Mitre: algodón........................................... 163
2.3.2 El Banco Mauá. ferrocarriles y Hutchlnson.................... 165
VIl. La crisis.......................................................................................... 173
1. Caen los precios ............................................:............................... 173
2. Agricultura e indust ria : paliat ivos ...... .'.......·;.. ;............... _.. ......... 177
· VIII. Los que financiaron la guerra y la disfrutaron ....;...................... 180
t . Los prestamistas particulares .................................................... 180
· 2. El Banco de Londres ........................ .......................................,.... 181
3. Empréstitos brasitenos.. .......... ................................................... 186
4. la Casa de Moneda y Banco de la Provincia........ .................... 186
5. El empréstito en Londres............................................................ 199
5. 1 La deuda exterior y el monopolio de las rentas
aduaneras ................................. :...... :.................. :.................... 201
6. Otros que la disfrutaron: los proveedores.:............................... 203
IX. ¿Urquiza traicionó?........................................................................ 212
· 1. Subvenciones. préstamos.e hipotecas .....................................· 212
2. Mister Christie va y viene ............................................................ 213
3. Negocios son negocios ................ .................... ........................... 215
4. Diplomacia. mentiras y remate alberdiano.; ............................ : 218
)(. Confesiones..................................................................................... 220
1. Donde comienzan las confesiones ......................................... :.. 220
2. Dónde prosiguen las confesiones............................................. 221
XI. Heroísmo y miseria......................................................................... 225
1. la Triple Alianza........................................................................... 225
2. La repulsa del pueblo.............................. ;......................... :......... 227
3. El heroismo paraguayo..................... ,......................................... 230
XII. La guerra ha terminado................................................................. 232
1. La paz en el Paraguay...... ............................................................ 232
2. Uruguay y Brasil. en poder de su acreedor inglés.................... 236
3. La Argentina endeudada ..............................~............................. 238
. 4. Inversiones inglesas en la Argentina...................................... .. 240
· 5. Otra fuente de endeudamiento: el despilfarro oficial............. 243
6. Comercio exterior argentino después de la guerra :
su lugar en el contexto sudamericano ......... :............................ 244
XIII. ¿La gran politica?............. .. :......................................................... 246
· 1. Retórica para incautos...................................................... .......... 246
2. Un estado de espiritu colectivo............-.............................. ....... 246
3. Mitre y Sarmiento sobre Inglaterra ............. :.............................. 250
Para terminar........................................................................................ 253
lndice de cuadros
t. Desarrollo de las flotas mercantes entre 1650 y 1794...... ........... 19
2. Ganancias que produce el obrero inglés en las hilanderías
de algodón (1819· 1882).......... ............................... ........................... 20
3. Ganancias que produce el obrero inglés en las tejedurlas
de algodón (1819·1882).................................................................... 20
4. Exportación de la Gran Bretaí"'a de 1846 a 1866.......... ... .... .......... 21
5. Expan sión colonial de las grandes potencias (1862-1912}......... 22
6. Areas no europeas SuJetas a dominio colonial {1876-1900)........ 23
7. Crecimiento de la renta nacional de Gran Btetaña (1812-1885). 23
8. Producción mundial de algodón (1826·1890)............................:... 25
9.1mportación inglesa de algodón de los EE.UU. (1824-1861)........ 25
10. Exportación e importación del Paraguay (1851·1880).... ............ 50
11. Discriminación de Importaciones-Exportaciones..................... 51
12. Empréstitos ingleses al Brasil: 1824 a 1865............................... 62
13. Exportaciones por el puerto de Buenos Aires. excluidos
metales y dinero ............... .... ....... ...... ..... ..... .. ........................ ......... 123
14. Existencia de vacunos y lanares en la provinc ia de
Buenos Aires (1862·1865-1881 )..................................................... 124
15. Capitales invertidos en las di stintas ac tividades económicas
de la provincia de Buenos Aires en 1881..................................... 127
16. Export ación argentina. porcentajes en pesos fuertes de los
cuatro rubros lundamentales.......... .... ................................. ........ 129
17. Principales importadores de lana argentina.............................. 130
18. Exportación de tasajo y carne salada: valores en libras........... 130
19. Importación argentina. Porcentajes en pesos fuertes de
tos tres rubros fundamentales.................. .... .... ........................... 131
20. Saldos negativos de comercio exterior expresados en
pesos fuertes.................................................................................. 131
21. Porcentajes de tres rubros dentro de la importación total....... 132
22. Importaciones españolas y de otros orígenes por el puerto
de Buenos Aires (1778-1800)................... .................... .................. 135
23. Precios promedio anuales en oro. ................................................ 173
24. Ingresos en libras por ventas de lana al exterior y
precio por fardo................ .............................................................. 173
25. Exportación de tasajo.................................................................... 174
26. Préstamos en metálico del Banco de la Provincia de
Buenos Aires al Gobierno Nacional............................................. 187
27. Censo de tierras ............................................................................. 233
28. 'Endeudamiento del Brasil después de la guerra del
Paraguay........ ....................... ........................................ .. ................ 236
29. Empréstitos contraldos en el exterior por el Gobierno
Nacional y Gobiernos Provinciales entre 1865 y 1876.... ..... ...... 238
JO. Inversiones británicas en la República Argentina en 1875....... 241
31.1nversiones británicas en Sud América en 1875........................ 242
32. Discriminación de las inversiones británicas en Sud América..
en 1875........... .......... ....... ..... .............. ....... ..... ........ .......... ... ............. 242
33. Participación en el comercio coo Gran Bretafla en distintos
paises de Sud América en 1875.................................................... 244
Las BIBLIOTECAS UN IV ERSITARIAS del Centro Ed itor de
América Latina pretenden poner al alcance del público
un mat erial de lectura científico de muy buen nivel
teórico, que cubra una amplia y diversificada gama de
temas. problemas y metodologías y proporcione, al
mismo tiempo, una visión actual de las disci plinas
abordadas. Se proponen llegar a púb1icos diferentes y
especificos: estudiantes de tercer nivel - universitarios
o de profesorado- , grad uados jóvenes, cuadros
profesionales intermedios y otros sectores interesados.
En las páginas de La Guerra del Paraguay. Estado,
p olítica y negocios encontramos otra hi storia. No la
historia fáctic a de los acontecimientos polftico-mi li tares
ni tampoco aquella que encasi lla el análisis a simples
modelos económi cos; encontramos, sí, una nueva
versión de l a guerra: la de la explotación, el saqueo y la
el iminación del pueblo paraguayo, es decir l a historia
que " los vencedores" no difundi eron.
Existen diversas interpretaciones sobre los hechos, pero,
sin duda alguna, la de_ León Pomer sobresale por el
amplio margen de temas que propone para analizar los
dram át icos años de 1865 y 1870: el verdadero sign ifi cado
de los ferrocarriles, el negocio del contrabando, la
expansión de la burguesía comercial , los empréstitos
británicos, las alianzas del poder, etcétera.
El autor de este trabajo descubre, apoyándose en una
amplia bibliografía, que la minuciosa revisión de fuentes
pri marias - memori as y regi stros mini steriales, diarios
de sesione.s parlamentari as- co nduce a l a verdadera
trama de lo que él denomina los " intereses materiales".
Consigue así lo que muy pocos histo riadores ni siquiera
intentan: ubicarse en el medio de los protagonistas y los
hechos de hace más de un siglo, mostrando los
mecan ismos de una sociedad con sesgo propio
cuya original idad suscitó el enfrentamiento.
León Pomer, historiador argentino, ha desarrollado una
vasta labo r docente en las universidades de Buenos
Aire s, Pontificia Un iversidad Católica de San Pablo y
Estadual de Campinas. En la actual idad se dedica a l a
investigación de temas latinoamericanos.