Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Pomer, Leon - La Guerra Del Paraguay Centro Editor de América Latina

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 264

LA GUERRA

DEL PARAGUAY
ESTADO, POLITICA Y NEGOCIOS•.
LEON POMER.
BIBLIOTECAS
UNIVERSITARIAS
Centro Editor

e
de América Latina

""'--
'.
LA GUERRA
DEL PARAGUAY
ESTADO,POLITICA Y NEGOCIOS.
LEON POMER
BIBLIOTECAS ·
UNIVERSITARIAS
Centro Editor .
de América latino
e

SlJ(~Iil-fllJI~Illlil.IIJ. OfiSPO'r.(~OII .illl


Primera edición: La guerra del' Paraguay, Buenos Aires
· Ediciones Caldén, 1968

Dirección: Amanda Toubes


Secretaria de redacción: Guillermo Ernétito
Cussianovich
Asesoramiento artistlco: Osear Dlaz
Diseño de tapa: Osear Dlaz
Diagramaclón: Silvia H. González, Diego Ovíedo
Coordinación y producclqn: Natalio Lukawecki, Fermln
E. Márquez. Elisa Rando.

<"f.> 1987. Centro Editor de América Latina, J_unln 981,


Buenos Aires.

Hecho el
depósito de ley. Libro de edición arQentina.
Impreso en junio de 1987. Composición: Comp-3,
· S.R.L., Maipú 864, Buenos Aires. Impreso en Litodar, Viel
1444, Buenos Aires. Encuadernado en Cometa, Calle 22,
N° 3841151, San Martín, Prov. Buenos Aires.

ISBN 950 25 1321 5


,,'/

Para Graciela y Alicia ·


Palabras parél la segunda edición

La primera aparición de este libro data de 1968: han pasado 18


anos. En este lapso la investigación histórica ha proseguido -en
nuestro pals a los tumbos, palabra con sugerencias necrofllicas- y
en el cerebro del autor han ocurrido mudanzas que afectaron a sus
ideas sobre la teorla de la historia y sus metodologias. El transcurrir
de más de tres quinquenios de vida intelectual no constituyen poca
cosa. ¿El autor deberé repetir, como tantos lo han hecho, que este
libro no es el que hoy escribirla? La tentación de introducir cambios,
de retocar aqul y allí, de cambiar enfoques y acrecentar informa·
clones lo han asaltado. Pero acabó concordando con el editor: el tex-
to repite exactamente al de la primera edic ión . Lo más que el au1or se
ha concedido son algunas adicionales notas de pié de página.
Cuando su aparición , este libro fu~ intensamente hostilizado: la vi·
rulencia alcanzó notas degradantes para quienes las profirieron. Para
algunos fue cosa de mandinga, para otros una perversa herramienta
del Kremlin. Y para no pocos que encontraron en él alguna cosa
nueva, su consulta y utilización fue ejercida con extrema discreción y
alta nocturni'dad. En f in, avatares del quehacer intelectual en un pais
donde la intolerancia es moneda de circulación cotidiana.
Toda obra de historia que se precie revisa una interpretac ión ante·
ríor, .muda un panorama, ílumina áreas en penumbra. Lo haya querido
o no el autor, toda obra de historia implica una toma de posición, un
apuntalar verdades y valores o un atentar contra ellos. Mas el histo-
riador cuyo único compromiso es con la verdad no se interesa dema-
siado por las consecuencias que su obra ha de acarrear. Si la histo-
riografla es la memoria que se pretende tescatar para el pueblo, asu:
mir la v.erdad es el primer compromiso. Rabie quien rabie, grite quien
grite. Y si en el futuro aparecen otras verdades más verdaderas que la
nuestra, b.ienvenidas sean. Así es la tarea del historiador: dlflcilmente
hay verdades definitivas. Quienes crearon los valores que acabaron
imperando -y que hoy defienden sus sucesores- pretendieron unlfi·
car al pueblo entero en la adhesión a ellos. Hoy la Argentina emerge
de u;~ a crisis catastrófica y es el momento en que se mira a st misma
con 8l'pantada perplejidad , con desorbitados interrogantes. Hoy mas

9
que nunca es el momento de hundir el escapelo en la carne profunda
del pasado. De formularle preguntas inquietantes. De interpelarlo con
irreverencia. De saber el porqué de nuestras frustraciones, sin que
ello implique deshacerse en improperios, en arrojar pedradas en los
tejados ajenos y derribar monumentos a empujones. El presente
reclama adultez mental. Seamos adultos de una vez por todas.
Todo historiador escribe desde su presente, desde su manera de In-
sertarse en él y comprenderlo. Conceptos, categorlas mentales, expe·
riencias de vida no son lás mismas que 16 anos atrás. Pero vaya el
libro como está y haga el lector la critica civilizada.

León Pomer
Buenos Aires, setiembre de 1986

10
Para entrár en materia

Esta no es una historia del acaecer militar, polltico y diplomático


relatado cronológica y circunstancialmente. Lo que no lleva desdén
para esta esfera de los hechos que produjo entre 1865-1870 la Triple
Alianza (Brasil, Argentina y Uruguay), conira eí Paraguay gobernado por
Francisco Solano lópez. No hay desdén ni prescindencia de ellos; sólo
que el énfasis va en el costado de los Intereses económicos -zona de
penumbras y sordideces- porque aiU estén las claves de la verdad
más intima, esa cuyo fenómeno pero no esencia son las batallas, las
negociaciones y las palabras que se susurran, se escriben o se vocife·
ran. Y si debe aceptarse que no todo lo explica la economla, habrá
que convenir que nos lleva a lo hondo y que ha sido escasamente solí·
citada por los estudiosos de la gUerra contra el Paraguay. Queda
dicho entonces que ésta no es estrictamente una historia económica,
pero tampoco aquella en que las contiendas humanas son atribuidas
casi exclusivamente .-sin casi a veces- a una exacerbada dispari·
dad de ideas que deviene antagonismo y más luego conflicto que se
resuelve por las.armas. Las ideas mueven a los seres humanos pero
hay un motor último y determinante que éstos pueden o quieren lgno·
rar: los intereses materiales. Y las palabras de que se revisten púdica
e inevitableme!Jte las ideas suelen·obrar a modo de humo en los ojos:
hechos, objetos y procesos reales. se deforman, se desdibujan y aca·
ban por desaparecer. Hay quien termina f>Or: aceptar como normal esa
visión grotesca y el humo que la envuelve.
Las Ideas contradictorias reflejan contradicciones reales, pero no
siempre en los términos precisos que fuera necesario. Asl, es gran de·.
satino admitir que representan la "civilización" el Brasil monárquico
. y esclavista, la Argentina en que Mitre ejerce el terrorismo contra el
pueblo y. el Uruguay d~ Venancio Flores, caudillo enancado en Mitre y
el Brasil. Y .el admitir que el Paraguay de López és "barbarie" porque
carece de formas democráticas, comerciantes extranjeros, présta·
mos ultramarinos y una clase dirigente proclive a prosternarse ante el
duefto de las libras esterlinas.
.. Mas la versión difundida de la historia la escribieron los triun·fado·
res, sus parientes y descendientes, sus amigos; obviamente, es "su"

11
visión de las cosas. Por eso eludirán los recintos donde se .archivan
las facturas que los proveedores de los tres ejércitos cobraron escru-
pulosamente a los aliados. También evitarán desenterrar las pruebas
de los negocios permitidos por la guerra, de las especulacion.es exito·
sas, de las fortunas increíbles sobrevenidas en pocos ai"'os. Escribí·
rán " historias" ya que no Historia y ellos, los que aparentan descreer
de todo lo que no sea puja de ideas y de ideales aun no han desapro-
bado estas palabras que alguna vez Sarmiento escribiera a la sei"'ora
Manli: " Es providencial que un tirano (alude a Solano lópez. l. P.) ha·
ya hech·o morir a todo este pueblo guaranl. Era preciso purgar la tierra
de toda esa excrecencia humana" . Palabras en las que no debe ver-
se un irrefle xivo arresto emocional sino una razonada y fria concep·
ción que arranca de la división inconciliable y polar de "civilizaci6f'l y
barbarie" . Y por "civilización" debe entenderse libre comercio; liber-
tad absoluta a capitalistas extranjeros para traer, circular y sacar; li-
quidación de monopolios oficiales que como los del P{lraguay no se
compaginan con la polltica de las grandes potencias centrales, Ingla-
terra a la cabeza. El mismo sayo " civilizado" servirá para cubrir \Jna
formalidad democrática puramente exterior acompal'laQa de la más
desaforada violencia contra el pueblo, y otra violencia si menos es-
pectacular nci menos desaforada: el despojo del pals y la enajenación
de su voluntad nacional.
Pero sin duda habla que civilizar si por ello entendemos el acceso a
los grados superiores de desarrollo económico. social y cultural, par-
tiendo de lo existente, de la verdad real. Y ese acceso no podla consis-
tir en adornar lo viejo con "novedades· ~ que no alteraran su fundamen -
tal sustancia y su ritmo cansino. Pero esto fue lo que se hizo, de res u 1·
tas de lo cual lo viejo permaneció más o menos intacto con más el
adorno de una Constitución y un Parlamento, códigos y elecciones
fraudulentas y ferrocarriles y otros tndlces de ·una modernidad sui ge·
neris que deja inmodificada la vetustez e'sencial. La· única civilización
concreta posible -concebida en términos de total trastorho de lo
existente y como acceso a un grado superior de desarrollo- consis-
tla en la introducción de la producción capitalista y las relaciones que
ésta engendra. Pero la dialéctica de los hechos reales -no la que rige
las i fusiones ni los proyectos en abstracto;.... q'uiso otra cosa. No era
cuestión de un acto de voluntad: la historia no brindó las condiciones
· requeridas ·para que esa vo,untad, si existla, deviniera acción revolu-
cionaria. ta peculíai' consfitución de nuestras·clases sociales, el tipo
de intereses que defendtan y a que estaban vinculadas en el exterior
exiglan integrar ei pals en el mercado mundial capitalista, mas no
introducir el capi.tallsmo en profundidad. Antes bien, lo exclulan. Para
exportar;inaterias primas y alimentos y adquirir productos de la in-
dustria y b.ebidas espirituosas era imprescindible unificar el espacJo
nacional, rrnJ)onerle paz y' tranquilidad, trazar telégrafos y ferrocarriles
y tener un Estado con adornos de modernidad. Y nada más. Pero aqul,
en este punto; en todo lo que quedaba excluido venia el desarrollo de
una producción industrial capitalista y una explotación agraria diver-
sificada y moderna, con múltiples campesinos·duenos de su tierra y
en aptitud de constituirse en algo más que productores: en consuml·
dores, en mercado interno de la producción naciol'lal. Mas esto no
' 12
ocurrió porque la dialéctica de la historia - valga.la Insistencia- no
proporcionó la posibilidad de que·ocurriera. Determinó en..cambio.la
dest rucción de la artesanla vernácula y el hambreamiento de.mlles de
fami li as que no pudieron suplantar su condición de antiguos pro-
pietarios dé limitados y precarios medios de producción por una
nueva cordición: la de proletarios modernos, desposefdosde todo ex·
cepto de su fuerza de trabajo. Y hubo hambre porque la maalva tntro·
ducción de mercanclas y la carencia de interés de las clases dirigen•
tes locales impidieron la erección de una industria capitalista que hu·
biera requerido la mano de obra constiturda por los ahora hambrea·
dos ex. artesanos, pero también ex escl avos y ex pequel\os campeal·
. nos y mineros y otras gentes oscuras, vlctlmas de la descomposición
· de una economla que aún no ·engendraba en si misma los factorea de
una superación. Y los que tenlan para vender solo su fuerza de trabajo
no lograron que nadie la demandara: hubo alzamientos, montoneras y
rebeliones. Hubo caos social. Pero hubo ·ferrocarrfles y telégrafos y
un Estado con apariencia de modernidad que se mostró implacable
no con las causas del atraso sino <;on sus vlctimas: habrá exterminio
fl sico para quienes estaban poco menos que sObrando. Y se llamó
"civilización" ...
En el país guaranl las cosas fueron distintas: ni hambre ni caos y
atisbos de un. desarrollo moderno cQn· circunstancias cada vez mas
favorables para que ·ello ocurriera. Circunstancias internas, por su·
puesto. Con ferrocarriles, telégrafos y fundición de hierro, con una
vasta industria artesanal y la casi total ausencia de latifundistas, sin
una clase mercantil orgánicamente vinculada a las potencias centra-
les y un dilatado campesin ado usufructuando Uerras propias·o del Es·
tado y explotaciones agrarias estatales, en el Paraguay lbanae·crean.
do condiciones para un acceso a nuevos y superiores 9rados de de·
sarrollo económico, social y cultural por una vla inédita y si se quiere
Insólita. Ejemplo penoso y peligroso para los gobernantes del Srasll y
del Plata; pero además realidad cerrada al pillaje de los que estaban
piHando nuestro pals, el Uruguay, el Brasil y otros paises de América
del Sud. Y esto fue llamado " barbarie". De ahl el odio de Sarmiento a
López y a su pueblo y su alborozada confesíón a la senara Mann: " Es
a
providenci al que un tirano haya hecho morir todo este pueblo guara·
ni". De ahf su encarn izado odio al Chacho, López Jordén y las masas
campesinas que los acompaflaban. Esas gentes -parecla opinar don
Domingo- sólo podrlan ser redimidas por el Rémington y el canón ul·
timo modelo; deblan ser borradas porque estaban sobrando: eran la
" barbarie".
El pensador liberal y "civilizado" no entiende la realidad, no sabe
dominarla o no puede, lo mismo da. En todo caso trata de borrarla, pe.
ro ello supone·borr.arla presencia humana multit udinaria inapta para
comprender los proyectos elucubrados en abstracto. El penaaáor cal·
mará los reclamos de su conciencia: la "civilización" bien val·e un ho·
locausto de sangre. Solo alguna vez -como quien se confiela ante
amigos- pronunciará la verdad y llegaremos a esto: también el Para·
guay debe integrarse en el mercado mundial. (Pero en la prtctlca, con·
dlcionando su Interés nacional al int8fés de las potencias centrlllee y
de Inglaterra en primer término. No sert integracl6fl para crecer y for·

13
talecerse; si para que engorde el amo de ultramar y su industria en
crecimiento Impetuoso con un pueblo que debe ser provisto cada v.~z
más de alimentos ))ara renovar fuerzas a diario y acrecentar la produc-
ción.) Deben sumarse los paraguayos a la gran familia del comercio
mundial -opinará el pensador- pero antes liberarse. (En la práctica,
los paraguayos serán liberados de gobernar su pals, sus propios cam·
pos, ferrocarriles, flnanza.s y destino nacional.) Aunque involuntaria,
grande es la ironfade los "civilizadores". Pero en eiJa·queda expresada
la ra21ón fundamental de la guerra, con independencia de las razones
especificas de cada uno de los tres aliados y las razones personales,
ideQiógicas, económicas o las que fueren, de los miembros de las res-
pectivas clases dirigentes. Pero todas las demáS razones caben en el
cuenco de la razón fundamental: gobernaf desde la metrópoli la volun-
tad nacional del Paraguay, explotarlo y saquearlo, eliminarlo como
mal ejemplo, reducirlo a condiéión servil. Y en definitiva el grande, el
definitivo beneficiario de la destrucción del pueblo paraguayo será
Inglaterra, que en tanto primerlsima potencia mundial estará en mejo·
res condiciones que nadie -que ninguna otra potencia ni clase algu-
na dirigente de los tres aliados- para sacar partido de la postrada
nación guaranl. .
Pero los socios menores sacarán tajada. Será económica, desde
luego, y habrán de deglutirla algunos mlembros dilectos y antiguos y
otros recién llegados de las clases dirigentes. Mes habrá una gran ta·
jada polltica. El exterminio del Paraguay de López -de "ese" Para-
guay- es condición polltica vital para afirmar el dominio liberal en la
Argentina. Lo fue el paso previo: la liquidación del gobierno blanco
uruguayo; lo será en· igual medida la represión sanguinaria de las ma-
sas alzadas antes, durante y después del hecho bélico. Habla que ex-
tern'linar todo aquello que pudiera resistir por presencia, por ejemplo
o acción la nueva era "civilizadora" advenida a estas tierras.
La unidad polltica y la unificación del mercado dentro del marco
nacional no se hará por el desarrollo de la producción capitalista y la
instauración de nuevas relaciones sociales: será fruto de la violencia
hacia adentro y hacia afuera. La diosa mercancfa abandonará las ves-
tiduras de seda para calzar las armas de la guerra: ya no puede servir-
se IJnicamente del arma de la retórica y hará hablar la retórica del ar-
ma. Mas empui'lando esta arma o aquélla, .cuidará aromar sus ac-
ciones terroristas con el incienso verbal; sus crlmenes colectivos, su
despiadado terrorismo será ejercido en nombre de la " civilización".
Los espacios nacionales de donde la metrópoli obtiene materias
primas y alímentos y a los que envla mercanclas, deben estar sólida-
mente unificados bajo la hegemonfa de las clases objetivamente inte-
resadas.en mantener la dependencia del amo ultramarino~ Y si éste
queda con la parte del león; sus aliados vernáculos retienen la por-
ción del ratón. Pero en nuestro caso a.rgentlno esta porción es de lo
más sabrosa y suculenta que la historia haya ofrecido jamás a clase
dominante alguna·de pala colonial o semicolonial. Tanto como para
empanarse en sórdidas y rlesgosas aventuras bélicas, evitando de pa·
80 a la potencia dominante la mortificación de enviar marinos y bar-
CO&, y.por supuesto eJ. gasto que ello demanda. El amo daré el dinero;
aqul POndrán el cuerpo y sacarán la cara. Cuerpo y cara del pueblo;
14
los beneficiarlos estarán en retaguardia. Y el amo dará el dinero -lo
cobrará posteriormente con exquisitos intereses- no cuando lo pida
el lacayo sino cuando el amo crea oportuno. Obrará con arreglo a su
lógica imperial. Cuanto mayor la necesidad,más concesiones hará el
neeesltado de obtener los medios financieros que le permitan salir
con bie11 de la aventura. Después de la guerra contra el Paraguay la
Argentina queda encadenada por muchos anos a la voluntad de Ingla-
terra. En las páginas que siguen se intentará mostrar -siquiera par-
cialmente -algunos aspectos del proceso, que forzosamente debió
ser enmarcado en un contexto. La lección que surge tiene vigencia:
no es letra muerta de la historia. Pueblo que conoce la verdad de su
pasado comienza a tener cabal conciencia de su presente. Por lo de-
más, en el presente que vivimos nos está doliendo el pasado; lo pade-
cemos y es nuestro, está entre nosotros, hoy y aqul.

L. P.
B\lenos Aires, 1968

15
••
l. Gran Bretaña: un nuevo siglo XVI

1. Comienzo con piratas . ·

Primero fue .el asalto y la rapifla. Los piratas trócandose cal)alleros


y éstos devendran piratas. En los siglos XIV y XV es enorme el de-
sarrollo,de ·la industria europea. ~1 comercio reclama más medios de
pago de los que puede proveer Alemania, la gran productora de plata
en la centuria que va de 1450 a 1550. Hay sed de met.al precioso. En el
mes de seti embre de 1549 William Damsell, agente financiero de la
corona inglesa. logra co.ntratar un ·empréstito con los banqueros
Fúcar de Alemania. Ha penado varios meses en Amberes hasta con-
seguir finalmente f. 54.000 a pa.g ar al cabo de un aí'lo. Al terminaf'el
perloa.o. la corona ·vese obligada a re11ovar el crédito y en 1552 Tho·
mas Gresham. que ha sucedido· a Damselt, encuentra que se debe a
los Fúear f 123.0471. Es indispensable hacerse de metal prec ioso; y
acaso Gresham haya ten1do que recordar a su soberano que en el
siglo XIV, los mercaderes de la liga hanseática aviniéronse a prestar a
la corona a cambio de retener como garantía las insignias del poder
real 2. En consecuencia, vayan los piratas y ejerzan la rapil'la . Con la
bendición de. Su Majestad.

En 1577 parte Francis Orake. A su retorno tres al'los más tarde trae
un botln valuado .en f 150.000 en oro y plata robados a los espal'loles.
Mejor negocio que pedir pr~stado a los alemanes. Sobre todo si se
- considera ·que esa suma representa un beneficio de 4.700% sobre el
gasto demandado para equipar al pirata, en el que ha tenido parte Su
Majestad-la reina -3.

, Ernesto Hering, Los Fucar, México, Fondo de Cultura Económica. 1944.


págs. 315·6.
2Jd .• pág. 17.
- .3 William Miller. His toria .de /os Estados Unidos, México, Novara. 1963,
. pág. 73.

17
-
En 1586 zarpa nuevamente Drake. Esta vez saqueará Santo Domin·
go, Cartagena, San Antonio y Santa Elena. Invariablemente, obliga a
los habitantes de las ciudades saqueadas a pagarle gruesas sumas
en calidad de rescate. Simultáneamente el. pirata Cavendish, esta·
cionado en las proximidades de las costas espanolas, ocúpase de
asaltar los navfos que retornan de Indias y de Asia;
El asalto y la rapil"'a se encarnizan contra los más ricos centros del
comercio espaf'\ol en Indias. Portobelo, reputada como "mercado de
las mayores Ferias que se han visto en el mundo" 4, es atacada por
Drake en 1596, por Juan Morgan en 1668, por Juan Spring en 1670, por
la escuadra inglesa de Jamaica en 1702, por Eduardo Vernon en 1740
y por G. Kinhilsel (de Jamaica) en 1744. Y paremos de contar, que la
lista de depredadores y depredaciones sigue para largo. Incluye cor-
sarios franceses, holandeses. daneses, etc. El capital comercial que
por entonces predomina exige imperiosamente más y más medios de
cambio. Los piratas están concurriendo a la acumulación primitiva
del capital. Mas no se quedan ahl, puesto que entre la riqueza que tra·
en a la metrópoli se cuentan materias prima$ que comienza a deman-
dar la creciente industria. Sábese que <;le~truid@ Amberes en 1585 fu·
gan de ella los individuos que fundarán la industria textil en la Gran
Bretana. En 1621 llegan a Inglaterra las primeras partidas de algodón,
desde las colonias en el norte de América. Y junto con la fibra vendrán
en naves piratas lndigo y cochinilla$, dos materias tintóreas de origen
vegetal que se dan en la América espai'lola. '
Para responder a la demanda que va creciendo nacen en distintos
sitios del planeta plantaciones que cultivan las materias primas de-
mandadas. Se instaura la esclavitud. Embozada o abierta, ella se
constituye en una de las categorlas fundamentales del capitalismo
ha'sta pasado mediados del siglo XIX. Los plantadores, legal o clan-
destinamente, extraen sus producciones, que marchan generalmente
en dirección de los mercados que desarrollan su industria. Entre tan·
to Francis Bacon (1561·1626) alude a sus coterráneos en estos térmi·
nos: "En intelecto, ángeles brillantes; en codicia, reptiles rastreros".
Estamos en la edad de la manufactura. Su base técnica es primitiva
y la producción depende en ella de la utilización masiva de la fuerza
humana. El artesanado de los burgos y la producción casera aldeana
constituyen su base económica. El obrero se vale de la herramienta;
después de 1750 comenzará a servir a la máquina. la demanda de ma·
terias primas crece. Las tintóreas que produce América son más codi-
ciadas que nunca. Carolina del Sur, Santo Domingo y otras regiones
meridionales de América constitúyanse en los principales exportado·
res mundiales de cochinilla e lndigo. Desplazan a la India.. En 1773
América del Sur exporta lndigo por valor de t. 1.000.000; pero antes, en
1736, México ya enviaba a Europa t 800.000 de cochinilla5. Mas las

4 Dionisio de Alcedo y Herrera, Píratflrfas y agresiones de los Ingleses Y.


otros pueblos de Europa en la América Espalto/a, desde el siglo XVI al XVII,
deducidas de las obras de. . . por J. Zaragoza, Madrid, Imprenta Manuel G.
Hernández, 1883, pág. XXIV.
5 V. Danilevsky, Historia de la Técnica, Buenos Aires, Editorial Lautaro, ~946,
pág. 71.

18
cifras lejos están de reflejar la realidad. El contrabando que realizan
los ingleses por Jamaica, al que concurren los plantadores y"'tros pro·
ductores de las colonias espaf\olas, les procura ingentes cantidades
ae metal precioso y materias primas. En su Teorla y práctica de co·
mere/o y marina, Uztarlz cita un libro inglés que relata las hazana, del
contrabando jamalqueno. los beneficios que procura a la Gran Breta-
t'la son estimados para comienzos del siglo XVIII en seis millones de
pesos al ano, suma mayor que la que obtiene por su participación en
el tráfico por Cádiz 6.
Piraterla y contrabando· andan del brazo. Sus inspiradores son
descriptos de la siguiente manera en 1707: "Aqul en Inglaterra, reina
entre los hombres de comercio un esplritu de crueldad tal como no se
encuentra en ninguna otra sociedad humana ni en ningún otro reino
del mundo" 7. Inglaterra toma lá delantera sobre sus rivales, Francia
y Holanda en primer término. Obsérvese el siguiente cuadro:
Cuadro 1. Desaaollo de las flotas mercantes entre 1850 y 1794

Tonelaje de los Tonelaje de los


Ano navlos ingleses navlos de lfJf
demás potencias
1650 49.409 57.260
1663 95.266 47.634
1700 273.693 43.635
1728 432.832 23.635
1738 476.941 26.627
1750 609.798 51.386
1770 703.495 57.476
1785 951.855 103.398
1790 1.260.828 144.132
1792 1.396.000 169.151
1794 1.589.162
FUENTE: J. C.nga ArgOelles. Oiccionstio O. Hacittnda, Londres. 1828, 1.1. citado por Ricardo Levene, In·
vesligaci6n aceres a. la flistoria económica d4/Jt Vim;ynato, Suenos Aires, Ateneo, 19152, t. 1.

Las cifras m-uestran la creciente ventaja -hasta ser abrumado-


ra-, de la Gran Bretana sobre las demás potencias comerciales de la
tierra. Y si en la centuria que va de 1650 a 1750 el tonelaje inglés crece
en 560.389 toneladas, en los próximos cuarenta y cuatro anos el as-
censo será de 979.364 toneladas. la tasa de crecimiento ha subido en
el segundo lapso de manera extraordinaria. la razón se llama "revolu-
ción Industrial", fruto de múltiples inventos, pero principalmente del
motor universal que Watt patenta en 1769 y de la introducción de las
máquinas en la Industria del algodón. Ha llegado el momento en que
la fuerza humana de trabajo ya no es lo fundamental en la producción;
será reemplazada por la máquina y el motor a vapor. La productividad

e Documentos, La libertad de comercio en 18 Nueva Espana en la segunda d~­


cada del siglo XIX, introducción de Luis Chávez Orozco, México, 1943, pág. 6.
7 Carlos Marx, El Capital, Buenos Aires, Biblioteca Nueva, 1946, pág. 95..

19
crece vertiginosamente; por algo consume Inglaterra 2.000.000 de
libras de algodón en 1750 y 30 ai'los más tarde 15.000.000 a. l,.ain-
dustria textil británica lanza sus telas sobre el mundo ente·ro; necesi·
tala provisión fluida y permanente de materias primas y mercados de
consumo. La revolución .industrial instaura def i n it ivament~ el merca-
do mundial. Sin él es inconcebible la gran industria.

2. El periodo único

Ven·gamos al siglo XIX, al momento en que poco falta para '!l-egar a


la mitad de la c"fll~.tria. Entre 1848 y 1864 ac~c~ en la Gran Bretal'la
"un periodo único en los anales de la historia por el desarrollo de su
industria y el flor"ecimiento de su come(cio... ".En paradoja más apa-
rente que real, " ... la mue,rte por hambre llegó a instaurarse en la éapi·
tal del imperio británico" 9. Federico Engels c:).escríbirá en 1845 la ·si·
tuación de la clase obrera en lngla1erra. Lo hará' con trazos más que
sombrlos. No lo son menos los dibujos de Darjte Gabriel Rosetti que
hoy cuelgan en el Museo Británico: allf se exhibe la miseria espantosa
en que vive el pueblo. También Dickens la describirá er1 sus novelas.
En Hard Times , de 1854, la critica deviene sátira al sistema manch~s­
teriano de "laissez faire"; de él afirma Dickens que " el culto interés
que evidencian por si mismos (sus sostenedores, L. P.) no pasa ·de ser
una inculta crueldad". Mas la inculta crueldad da buenos dividendos.
Cuadro 2. Gananci as que produce el obfero Inglés en 1..
hilanderías de algodón (1819-1882)
Al!o Producción de Ganancia media
hilo por obrero anual por obrero
(en libras)
1819-1821 968 r 26 y 13 chelines
1829-1831 1.546 f. 27 y 6 c helines
1844·1646 2.754 r 28 y 12 chelines
1859-1861 3.671 f. 32 y 10 chelines
1880-1882 5.520 f. 44 y 4 chelines
FUENTE: Werne• Som~rt . op. cit., pág. 485.

Cuadro 3. Ganancias que produce el obrero inglés en las


tejedurías de algodón (1819·1882)
Alto Rendimiento Ingreso anual
por obrero por obrero
' •· .,fen libras)
1819-1821 322 f. 20 y 18 chelines
1829·1831 521 r 19 y 8 chelines
18«·1846 1.658 f. 24 y 10 chelines
1859·1661 3.206 E. 30 y 15 che.lines
1880-1882 4.039 f. 39
FUENTE: Werner Sombart. op. cit., p.l¡g. -486.

s V.. Danilevsky, op. cit., pág. 74.


9 Franz Mehring,. Carlos Marx, Buenos A ires, Claridad. 1943, págs. 264·5.

20
. La plusvaHa va en aumento en la rama fundamental de la industria
btltánica; como la sombra la persigue la miseria. Mas no es solo la del
pueblo inglés y del de Irlanda, diezmado este último en términos
equiparables al de los trabajadores de las plantaciones tropicales. Es
la miseria de todos aquellos paises y territorios sometidos a dominio
colonial, Obsérvese qué sucede en la lridia. En los anos del 30
nómbrase en Inglaterra una comisión que deberá dictaminar sobre un
problema que inquieta a los industriales textiles ¿cómo hacer para
que la India absorba parte considerable del producto de la industria
algodonera britáolca? El cónclave de aburguesados lores pronun-
ciaráun dictamen escasamente salomónico: destruir la industria tex-
t il vernácula de la India Oriental. Acatará el gobierno. el consejo y
puesto a la obra llegará a buen fin, con solo medidas fiscal~ts y
aduaneras. El gobernador de la India escribe en su Informe para los
anos 1835-36: "La miseria encuentra apenas un paralelo en la historia·
del comercio. Los huesos de los iridios tejedorés de algodón blanque-
an en las llanuras de la lndla1o. .
G. K. Chesh~rton· ¡amás se reprochó el haber escrito:"... su gloria
no data de las grandes cruzadas, sino de los grandes saqueos" 11. No .
se refiere a los piratas, sino a la burguesla inglesa del siglo XIX. ·
El crecimiento extraordinario de la productividad, la provisión
fluida y permanente de materias primas y la destrucción de 1~ compe-
tencia representada por las industrias artesanales de tos pueblos so-
metidos a dominio colonial se traducen en significativos guarismos.
Cuadro 4. .Exportación de la Gran Bretai'ia de 1846 • 1886

A !'lo Valoren f. Ano Valoren f.


1846 58.842.377 . 1860 135.842.817
1849 63.596.052 1865 165.862.402
1856 115.826.948 1866 188.917.563
FUENTE: Carlos Ma•x. op. cit.• P'g. 475.

Detrás de los guarismos frfos existe una múltiple acción polltlca y


militar, económica y diplomática que abarca .todos los ru.mbos del or·
be. En 1860 las colonias de Su Majestad cubren 2.500.000 kilómetros
cuadrados que habitan 145.000.000 de seres humanos. En 1880 la su-
perficie es de 7.700.000 kilómetros cuadrados y la población de
267.900.000 habitantes. Y debe ·~ertlrse que aqul no está sumada la
Argentina, que al igual que todos casi todos tos pueblos de la Améri·
ca e~paf'lola es p~ra ese tiempo un colonia sin las formalidades colo-
niales : gobernador británico, funcionarios y tropas venidas de Alblón
para mantener a raya a los nativos ...
Florecen la industria y el comercio en " ese periodo único" y ya va·
inos viendo el cómo y el porqué. Y si otras primeras potencias de la

1o Werner Sombart, El apogeo del capitalísmo. México, Fondo de Cultura Eco·


nómica, 1946. t. 1, pág . 508.
1 1 G. K. Chetterton, Peque/fe historia de Inglaterra , Buenos Aires, Editorial
Austral, 19•6, pé.g. 189. ·

?1
época no pueden exhibir tan brillantes resultados, en la práctica rapl-
nesca no le van a la zaga a la Gran Bretana. Vaya aqul. mismo un
muestrario de agresiones y conquista~ que esta muy lejos de agotar
la enumer~clón.
• En 1830 Francia conquista Argelia.
• En 1839 el gobierno eh 1no prohibe la importación de opio; Inglaterra
responde bombardeando Cantón y ocupando Shanghai.
• Ocupación de Adén . ·
• En 1840 anexión de Nueva Zelandia.
• En 1842 Inglaterra obliga a la dinastla manchú a firmar un tratado
de comercio; Cantón y cuatro puertos mas quedan abiertos a la Hbre
intrOducción de las mercancías i nglesas. ·
• Anexión de Hong-Kong.
• En 1849, anexión de Pendjab por Inglaterra.
• En 18531os EE.UU. envfan al Japón al almirante Perry para exigir la
apertura de los puertos al comercio.
• En 1855 el Zar de Rusia envfa al Japón una flota de guerra bajo el
mando del almirante Putiatln.
• En 1856 bombardeo de Cantón por barcos de guerra británicos.
• En 1857 estalla en la India la sublevación de los cipayos; terminará
dos anos más tarde en la derrota. Al mismo tiempo que se les fusila
en masa atadas a la boca de los canones, Inglaterra comienza a cons-
truir el primer ferrocarril.
• En 1860 un cuerpo expedicionario franco-británico desembarca en
China y saquea el. Palacio de Verano de Pekln.
• En 1861 comienza la aventura mexicana de Luis Napoleón Bonapar-
te, que se prolongará hasta 1867.
• En 1862 -Francia se apodera de la penfnsula de lndochlna.
• En 1863 rebelión en Japón contra la Intervención extranjera. Naves
de guerra de los EE.UU., Francia y Holanda bombardean Kagoshima;
luego desembarcan, participando en la represión del movimiento po·
pular.
• En 1864 Maximiliano de Austria es coronado Emperador de México.
La resultante de éstas y muchas otras acciones colonialistas se
· traduce de la siguiente manera:

Cu.dfo 5. Expansión colonial de las grandes potencias ·(1862-1912)

Potencia colonial Millones de millas Habitantes áe


·cuadradas inglesas las colonias en
en 1862 en 1912 1910 (en mlflonll$)
Gran Bretafl\ 5,3 11,5 421
Rusia 7,6 10,2 167
EE.UU. 1,5 3,7 103
Francia 0,4 4,8 86
Alemania 0,24 1,2 78
Japón . 0,15 0,26 70
Italia 0,1 0,7 36
Totales . 15,29 32,36 961
FUENTE: Wemer Sombart, op. cJr.• P'o- ~-

22
El cuadro 5 puede ser expresado también asl: en 1862 el 29,4% del
planeta es dominio colonial; en 1~12 el porcentaJe asciende al82,3%
Entre tanto, en 1910·el 60% de los seres humanos viven bajo la opre·
sión colonial: 961 millones sobre 1.600 millones. Gran Bretana tiene
bajo su yugo directQ (repito: no se considera la sujeción Indirecta y di·
simulada) nada menos que a 421 millones de indivlduos12.
Observemos ahora en qué medida los distintos continentes, exclui-
da Europa, son victimas del colonial ismo.

Cuadro 8. Areas no·europeae sujetas a dominio colonial (1876-1900)

Area 1876 1900 Incremento


Africa 10,8% 90,4% 79,6%
Polinesia 56,8'% 98,9% 42,1%
· Asia 51,5% 56,5% 5,0%
Australia 100,0% 100,0%
América 27,5% 27,2

FUENTE: Wernet' Sombert, op. cit., pi9. 79.

América es el único lugar del globo que muestra un retroceso. No


nos llena de orgullo, No tuvimos gobernador inglés ni tropas de ocu-
pación, ¿pero quién podrla afirmar que nuestra voluntad fue libre y SO·
berana? Gran Bretal'\a no siempre abrió los mercados a canonazos;
hábilmente combinó caricias y palos. Aqul los cómplices vernáculos ·
le evitaron el gasto de la administración colonial y )os soldados. La
"inculta crueldad del /aissez faire" fue practicada con singular eflca- ·
cla. En América y en todo el orbe. La verdad definitiva f ue la succión
de las riquezas indlgenas. Se traducirán en un portento~ crecimiento
de la renta nacional de Gran Bretana. (Nacional por asl decirlo: renta
que fue a parar sustancialmente a las clases dominantes.) Obsérvese
el cuadro siguiente:

Cuadro 7. Crecimiento dele r•nte nacional de Gren Bretai\a (1112· 1885)

Alto Monto en libras Ano Monto en filias

1812 2,7 mlt mlll9nes 1865 6,0 mil mlltones


1833 - 3,6 mil millones 1875 8,5 mtl millones
1845 4,0 mil millones 1885 10,0 mit millones
F\JENTE: Weroer Sombert. op. c/1., p6g. 1~,

Los números dicen que en la pti mefa mitad del siglo XIX la renta na-
cional crece en la Gran Bretana a un promedio anual del1,5% ; en la' se-
gunda mitad de la centuria el promedio se eleva a 3,3%. Esto indica
que en la década de·l so·comienza u·n tiempo en que la acción combi·
nada de distintos factores determina un vertiginoso crecimiento de

12 Werner Sombart, op. c;t., pág. 79.


23
los beneficios. Los cuadros 5, 6 y 7 nos introducen en la "etapa supe-
rior del capitalismo: el imperialismo", cuyos comienzos en Europa oc·
cidental ubica Lenin en 1876 13. Los cuadros 5 y 6 senalan que el"im·
períalismo" trae un aumento de la usurpación colonial: se ha multipli- .
cado la voracidad y la agresividad del capitalismo. Los guarismos del
cuadro 7 muestran los resultados.

3. ¿Qué ~lgnifica el ferrocarril?

La revolución industrial del siglo XVIII comenzó en Inglaterra en la


industria del algodón, mas de inmediato se comunicó al transporte
por tierra y por agua. Aqul el revolucionario fue el vapor. El primer cru-
ce del Atlántico -EE.UU: a Inglaterra- por barco a vapor se verifica
en 1819. Significativamente se trata del "Savannah" que transporta
algodón. La linea férrea Manchester-Liverpool se construye en 1830 y
tiene la misión de trasladar del gran puerto materias primas. El mer-
cado mundial necesita estar perfectamente intercomunicado; necesi-
ta también una velocidad y una capacidad de carga que el barco a ve-
la y el transporte a tracción a sangre no pueden darle.
Pero el ferrocarril -aqul nos interesa solo él- es más que un me-
dio de transporte: es un gran negocio en si mismo, del que dependen
fuertes Industrias y sectores de la actividad minera. ·
Para equipar una vfa férrea en la Inglaterra de la década de 1830 a
1840 hacen falta 701 toneladas de fundición. La cifra incluye i-ieles.
durmientes (que por cierto no serán de quebracho, como en la Ar-
gentina), locomotoras, vagones, filtros de agua, curvas y agujas,
puentes. galpones, talleres y otros rubros de menor importancia. Esto
permite hacerse una idea del complejo Industrial que existe detrás de
una vfa férrea instalada y funcionando. Pero también incluye la activi-
dad extractiva (el primer paso) y su ulterior elaboración hasta ingresar
en los talleres que la transformarán en locomotoras, etc. Los 10.000
kilómetros de caminos de hierro que se construyen en Gran Bretana
entre 1830 y 1850 demandan 7 millones de toneladas de fundición. So·
lo los rieles han consumido 317,5 toneladas del total de 701 por milla;
los durmientes otras 125 toneladas, etc., etc.14.
La revolución en los transportes suscita una reacción en cadena.
Por lo demás, si nacida de las necesidades de unificar el mercado
mundial, revierte sobre su causa hasta devenir un formidable impul·
sor del progreso capitalista.
Otra consecuencia de los caminos de hierro se llama valoración de
los campos que atraviesan~ Eso es tan válido en la metrópoli como en
la colonia. ¡Si habrán multiplicado el valor de sus campos nuestros
oligarcas vernáculos! ¡Si habrán ganado las compai'ilas inglesas ha-
ciéndose regalar inmensas extensiones a ambos lados de la vla
·férrea!

13 V. 1. Lenin, El impttriallsmo fase superior del capitalismo, Buenos Aires,


Editorial Problemas, 1946, t. H, pág. 497.
14 V. Oanilevsky, op. cit., pág. 175.

24
Finalmente, el ferrocarril permite audaces y .rapil'lescas especula·
ciones de bolsa a quienes dirigen las compai"'las ferroviarias. Permite
el tráfico de concesiones obtenidas a favor de la buena voluntad-de
tal o cual ministro o presidente. En suma: el mundo moderno es im-
pensable tal como le conocemos sin la revolución en los transportes
que comenzó modestamente con el motor a vapor de Watt.

4. Algunas ctrcunstancias transitorias

Nuestra límitadlsima y escueta descripción de algunos aspectos


que hacen al desarrollo del capitalismo en la Gran Bretai'\a en un de·
terminado.momento histórico, puede dar la falsa sensación de un cre-
cimiento sin crisis ni excesivos problemas. Esta impresión debe ser
desechada y nos importa set'lalarlo po rque es imprescindible deline-
ar claramente un proceso cuya trascendencia es mundial. Cuando allí
tosen aqul nos resfriamos. Y esas que llamanos "circunstancias tran·
sítorias" que afectan a Gran Bretaña tie.nen su proyección en Argenti·
na y paises vecinos. Más adelante observaremos que con motivo de la
guerra civil en los EE.UU. fuimos materia de sumo interés para la Gran
Bretana como campo de cultivo algodonero. También lo fue Par.a·
guay. Pero antes conviene conocer con más precisión qué signi fica·
ción tenia la industria algodonera dentro del conjunto de la industria
inglesa. · .
A inicios de la décimonona centuria Inglaterra consume 108 millo-
nes de kilogramos de la fibra textil; en 1880 consumirá 2.000 millones
de kilogramos. En el mismo lapso la absorción de lana por la industria
crece de 222 a 850 millones de kilogramos15.
Desde temprano son los EE.UU. el principal productor mundial (pro-
porciona en lineas generales el 50% de las cifras que se dan en el
cuadro 7) y principalfsimo proveedor de ta Gran Bretana.

Cuadro 8. Producción mundial de Cuadro 9. Importación inglesa de


algodón algo<lón de los EE.UU.
(1826·1890) (18~4-1861)

Ano Tonelaje Año Millones de


libras
1826·1830 67,900
1846-1850 503.800 . 1824 172
1866·1870 911.300 1844 400
1886·1890 1.869.100 1861 1,500
FUENTE: Werner Sornbar. op. cit.. p,g. 273. FUENTE: N. O~nllevsky. op. cit.. pág. 50.

En 1860 Inglaterra exporta por un va~or de f 135.842.817; los hilados


y tejidos de algodón representan algo más d.el 38% de esta cifra:
i 9.870.874 y i 42.141.505 respectivamente16. Cinco al'los después la

15 Werner Sombart, op. cit. , pág. 272.


16 Carlos Marx, op. c i t., pág. 475.

25
exportación monta í 165.862.402 y la parte de hilados y tejidos de al-
godón casi el 35%: í 10.351.049 y f. 46.903.7917, .
El algodón constituye la rama vital de la industria británica y delco-
mercio de exportación, y el que en el 60 tenga Inglaterra 30 millones
de husos, contra 6 de Franela, otro tanto de los EE.UU., un millón y me-
dio de Alemania e igual cifra de Rusia, le permite a aquélla duplicar
ese mismo ano el comercio exterior de Francia y casi triplicar el de
Alemania. El algodón es el corazón mismo del sistema capitalista bri-
tánico..
Ya sabemos que en 1880 la linea férrea de Liverpool a Manchester
se inaugura con un fin expreso: trasladar algodón norteamericano
desde el gran puerto a la gran ciudad industrial. Pero tres décadas
más tarde el camino de hierro se ve amenazado con el paro forzado,
puesto que la guerra civil en los EE.UU. acarrea una crisis catastrófi-
ca a la industria inglesa. Anotan Marx y Engels: "Francia, que por es-
ta causa (la guerra civil en los EE.UU.) pierde un mercado (los EE.UU.)
para sus productos, e Inglaterra. cuya industria está amenazada con
la ruina parcial'ocasionada por la paralización de la exportación de al-
godón procedente de los estados esclavistas, siguen el d.esarrollo de
la guerra civil en los EE.UU. con ferviente intensidad"18, Más tarde
agregarán: "Inglaterra hace frente hoy (1861), como hace quince
aflos19 a una catástrofe que amenaza sacudir la rafz misma de todo
su sistema económico". Siendo que el algodón es la materia prima de
la rama dominante de la industria inglesa, "de su manufactura depen-
de la subsistencia de una masa de gente mayor que el total de la . ·
población de Escocia y los dos tercios del actual número de habitan-
tes de lrlanda20.

Entre enero y setiembre de 1861 el comercio exterior de Inglaterra


da un quebranto de ocho millones de libras esterlinas, de las cuales,
cinco millones seiscientas mil corresponden al comercio con los
EE.UU. Por anadidura, en el mismo lapso las importaciones de trigo
aumentan en relación a igual periodo de un ano atrás. Y de los quince
millones trescientos ochenta mil trescientas libras esterlinas que en
1861 gasta Inglaterra para comprar cereales en el exterior, casi seis
millones corresponden a adquisiciones en los EE.UU. Por eso, "lngla-

11 Id., pág. 475.


18Carlos Marx y Federico Engels, La guerra civil en los EE.UU.; Buenos Aires,
Lautaro, 1946; pág. 83.
19 Marx y Engels se refieren a la crisis de las patatas. A partir de 1845 una en-
fermedad de la planta arruinó varias cosechas y ello dio como consecuencia
la muerJe de hambre de un millón doscientos cincuenta. mil campesinos irlan-
deses de quienes era el principal alimento. Los hacendados, al no percibir las
rentas habituales y no poder cumplir con los compromisos contrafdos con la
City de Londres, agravaron el problema expulsando de la tierra a los campesi-
nos, con el fin de aprovecharla de manera más conveniente a sus intereses. A
los tres alios del hambre un cuarto de la población de Irlanda fue desposelda
de la tierra y P.Osteriormente la proporción llegó a las tres cuartas partes de la.
población (H1Iaire Belloc, Historia de Inglaterra. Madrid, La Nave, 1934, pág.
579.)
a> Carlos Marx y Federico Engels, op. cit., págs. 108-112.

26
terra sufrirla más por la imposibilidad de comprar cereal norteameri·
cano, de lo que sufrirla la Unión por la imposibilidad de venderlo" 21.

A las razones permanentes que tiene la Gran Bretana para luchar


por la conquista de nuevos mercados, acrecentar la penetración en
los que ya posee y asegurarse la provisión fluida y creciente de mate·
rías primas y alimentos, se agregan razones circunstanciales que no
cesarán hasta 1865, cuando finaliza la guerra civil en los EE.UU. Entre
tanto, habla que reemplazar el algodón y los cereales de origen norte-
americano; pero al mismo tiempo buscar mercados capaces de absor·
ber la hasta ese momento gigantesca demanda por los EE.UU. de pro·
duetos manufacturados. Y esto hasta que cesara una guerra civil que
no llevaba traza de resolverse en breve tlempo22 Inglaterra debla en-
contrar en otros sitios del globo lo que transitoriamente no podfa
hallar en Norteamérica. Y era el problema de tal magnitud, que en al·
gún momento fueron puestas en duda las bases mismas del sistema.
Finalmente todo será resuelto. Y si por un instante los beneficios se
hablan resentido, más tarde retomarlan vuelo hasta resarcirse
ampliamente. Pero lo cierto es que, si en 1859 la prosperidad era muy
grande y las fabricas iban en aumento, y un ano después la industria
algodonera llegaba a su cenit, en 1862·1863 producfase un derrumbe
casi total y soberanamente estrepitoso.
Alguien deberla pagar ese quebranto de la burguesla inglesa. No es
posible olvidar que la guerra contra el Paraguay se Inscribe en este
contexto, el de "un periodo único en los ana/es de la historia (no solo
de lngla.terra. L P.} por el desarrollo de su industria y el fortalecimlen·
to de su comercio . .. ", cuando la extracción de plusvalfa a la clase
obrera inglesa crece de ano a ano y la agresividad del capitalismo se
traduce en asombrosa usurpación colonial, sometiendo a la mayor par·
te del planeta y sus hombres a su dominio y elevando la renta na-
cional en términos que no tenfan precedentes. Un periodo que se ve
bruscamente interrumpido por una crisis desgarradora de la que
habrá de recuperarse la poderosa Alblón. La recuperación se hará con
métodos que justifiquen una vez más a Chesterton cuando anota que
el honor de la burguesla de su tierra se funda en la deshonra, como el

21 Carlos Marx y Federico Engels, op. cít., pág. 161.


22 No es indiferente a este trabaJo anotar que en1860, cuando los Estados del
sur de los EE.UU. anunciaron su mtención de separarse de los del norte,lngla·
terra también se dividió, en opiniones•.. Algunos radicales y las iglesias disl·
dentes se asociaron a los que luchaban contra la esclavitud; ra sociedad,
Londres, la aristocracia que guiaba la polltica inglesa estuvo con el sur. "AIII,
en efecto, los modales eran mejores, el acento más refinado: de alll venia tam-
bién el algodón que tanto necesitaba Inglaterra" (André Maurois. Historia de
lnalaterra. Santiago de Chile, Ediciones Ercilla, 1945, pág. 432). Y alll, agre·
giJemos, no ex1st1a 1a pretens1on ae er1g1r una moustna capaz eJe competir con
Inglaterra. Por otra parte, el que la Gran Bretai'la no haya entrado en la guerra
tomando partido por los del sur se debe, leo ppinión de ~arx,.¡¡l "mlth:l monstrw.o
de St. James Hall, celebrado bajo la prsidencia de Bright", que incapacitó a
Palmerston para declarar la guerra a los EE.UU. "como se disponla a hacerlo".
Finalmente, los OrQanizad~res del magro mitin eran los vocales Ingleses fie la
recién fundada P'nmera Internacional (Franz Mehring, Carlos Mane, op. cit.,
pág. 283.)

27
honor "de cualquier galanteador y gracioso" . Lo que no debe extrar"lar
-explica- porque esos burgueses agresivos, altaneros y ensoberbe·
cidos traen desde la cuna la mala semilla, como que sus padres
fueron " usureros y ladrones"23. Ló que es decir algo. Y decirlo quien
lo vela en su propia casa y con ojos de una agudeza poco frecuente.
A esa burguesla no le era indiferente nada de lo que pasara en cual-
quier sitio de la t ierra, sobre todo si ello implicaba alguna limitación a
su sed d·e mercados, de materias primas. y de al imentos. Su polltica
era mundial porque lo era el mercado que abarcaba. No reparará en
medios para ejercerla. Cuando deba recurrir a la agresión armada sin
salvar apariencias no trepidará en hacerlo , salvo cuando su propio
pueblo se lo impida ... Pero a veces lograba que otros pusieran la ca·
ra, gobernados esos otros - ¡desde .ruego!- p6r el guante ora blanco
ora de hierro de la diplomacia inglesa. Naturalmente, ocurrla que a ve-
ces no hacia falta disparar siquiera unos pocos tiros: ya antes de
Quevedo los mercaderes británicos sablan qué poderoso caballero es
Don Dinero.
En eso de dominar ellos tení.an artes varias; y hete aqur que se en-
cuentran con un Estado sudamericano que escapa a su manaza de
hierro y anda queriendo construir su destino con su sola voluntad. Se
trata del Paraguay, con el que han tenido sus más y sus men.os. Un
pals pequeflo, selvático y caluroso, que busca y parece haber en·
contrado un camino propio de desarrollo sin burgueses ingleses. Vale
la pena ver de cerca ese fenómeno que tanto escuece a ciertas gentes
de las lejanas y brumosas islas y a otras de la pretensiosa Atenas
del Plata. Que aqul también habla unos cuantos que andaban codí·
ciando al Paraguay y teniéndote miedo por el mal ejemplo que asten·
taba ante los pueblos de esta y de otras partes de América. Veamos
de qué se trata.

23 G. K. Chesterton, op. cit., pág. 189.

28
11. Insólito Paraguay

SlJ(~Iil-fllJI~Illlil.IIJ. OfJSPO'I'.(~OII .illl

·1. Los comienzos

Han transcurrido diez ai'lOs del siglo décímonono y en Asunción


reina tal calma, que en apariencia nada podrfa venir a quebrantarla.
Solo que un dla -es el 12 de junio- llega un mensajero de Buenos
Aires para anunciar que el25 del mes pasado el VIrrey fue reemplaza·
do por una Junta de gobierno, que por cierto ha metido intranquilidad
a no pocas gentes principales de la ciudad porter.a como ahora suce·
derá con sus iguales asuncei'los. A poco de estas noticias arriba un
enviado de la Junta de Buenos Aires. Es el coronel José Espinela y trae
pliegos oficiales. Los nuevos jefes de la capital del virreinato no han
podido elegir peor emisario. Se le odia en la Asunción por clzaflero y
enredón y él atiza la malquerencia que le profesan. Viene con lnfulas
de mandamás y asegura que le han nombrado comandante de armas.
Habla de levas y de enviar tropas al Plata y al final ocurre lo inevitable:
el coronel retorna con el rabo caldo y mal parada la causa que se le
confió representar.
El 24 de julio se reúne en el Real Colegio Seminario el congreso
convocado para estudiar las notas que han venido de Buenos Aires y
decidir el destino de la provincia. Resolverá acatar al Supremo Conse·
jo de la Regencia; mas también guardar armenia y fraternal amistad
con la Junta de Buenos Aires, sin reconocerle superioridad.lguatmen·
te .resolverá formar una junta de guerra que prepare la defensa de la
provincia ante el acechante vecino portugués. La reacción en Buenos
Aires será escasamente fraternal: cortará correspondencia, clausura·
rá puertos, prohibirá todo comercio y dispondrá que el abogado y eco·
nomista Manuel Belgrano encabece una expedición capaz de hacer
entrar en razón a los paraguayos. ·
En mayo del ai'lo 11 un grupo de lugarenos depone al general Ber·
nardo de Velazco, Gobernador Intendente. Los hechos carecen en ab·
soluto de dramatismo puesto que espai'loles y "espai'lolistas"
muéstrense incapaces de resistir. A corto tiempo de ocurrido el suce-
so los jóvenes Robertson encuentran a don Bernardo en ltapúa, en

29
una fiesta campestre. Curiosamente, ·alfl están los ciudadanos que
han depuesto y sucedido al general. Y en medio de fragantes bos-
quecillos de naranjos "festoneados con lámparas variopintas" todos
disfrutan y nadie trasunta encono24. la historia explicará hecho tan
singular y más trascendente de lo que sugiere. Será necesario ir a hur-
garla retrocediendo en el t iempo.

Los conquistadores del Paraguay devil"!ieron colonos muy a su pe·


sar. Hablan llegado buscando el mentado y afamado reino cuyos ha·
bitantes· " poseen mucho metal blanco y amarillo, en tanta xantidad
que no se sirven en otras cosas de vasijas y ollas y tinajas muy grandes
y todo lo demás" 25. Durante los primeros anos no consideraron la
asignación permanente de tierras ni el establecimiento de encomien·
das26. Todo era buscar afanosamente la mltica sierra de la Plata.
Cuando descubrieron su fracaso debieron echar anclas en esa tierra
mediterránea y selvát ica y anclaron a desgano. No hay alll minas de
oro ni vácas vagabundas ni potosles de ninguna especie. Pero ellos,
los hispanos desengai'\ados conquistadores están ahl por cierto que
para enrlquec.erse. Que para eso han venido a América y no para otra
cos~. Y en mirando lo que hay a su alrededor advierten que hay buen
número de indios. Habrá que someterlos. Parecen ser por ahora la úni·
ca fuente de riqueza. Por lo demás en los primeros veinte anos de es-
tar en la Asunción los conquistadores han.unido a sus vidas a no po-
cas mujeres indias como esposas, concubinas y criadas. Están vivien-
do con ellas pero también de ellas. No obstante, eso de subsistir y na-
da más no es perspectiva que halague a nad ie cuando la perspectiva
de la plata y el oro ha poco menos que desaparecido. Los varones in·
dios serán docilizados. No es cosa nada fácil. El bano de sangre de
1545 destruye la organización tribal y permite que trescientos con-
quistadores se repartan veinte mil hijos de la tierra27. En 1556 el go-
bernador !rala recibe orden de la corona de repartir los indlgenas de la
vecindad de Asunción en encomienda. Será el sistema llamado de en-
comienda mitaya. El primer reparto, el de las mujeres, se conocerá co-
mo encomienda originaria. La hembra indfgena será de hecho esclava
del hombre blanco: alimento, ropa y mal trato recibirá, ya que no sala·
río alguno. Pero dará hijos, los futuros campesinos mestizos crfados
por sus madres en las chacras nativas y en la lengua materna. El Pa-
raguay devendrá el "Parafso de Mahoma" para cierto asolanado per-
sonaje aterrado por la mayúscula porción de hembras que a cada his-
pano tocaba en suerte disfrutar y usufructuar. Oeclase que eran diez
por conquistador, ya que ese número y no menos era necesario en la

2• J. P. y N. Robertson, La Argentina en tos primeros allos de la Revolución,


Buenos Aires, Biblioteca de la Nación, 1916, pág. 113.
2!1 Efra im Cardozo, "Asunción del Paraguay" en Historia de ts Nac ión Mgen·
tina de la Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, Ateneo, 1956, vol.
111, pág. 166. . .
28 John Lynch, Administración colonial española, Buenos Aires, Eudeba,
1962, pág. 166.
27 Osear Creydt, Form ación histórica .de la Nación Paraguaya, sin pie de
imprenta ni mención editorial, 1963, P.ágs. 13-1 4.

30
chacra para sustentarse y lograr un cierto excedente para el cambio.
!.Os espal'loles no se vieron precisados a organizar grandes planta·
clones. Las producciones vernáculas no eran requeridas por el merca-
do mundial. En todo caso por Buenos Aires y por los portugueses del
Brasil. De ahl que adoptaran el sistema de chacra, familiar al indio
guaranf~ compatible con las condiciones de la demanda y apto para
vigílar de cerca a la mano de obra relativamente escasa que demanda-
ba 28. Las condiciones en que se desarrollaba la producción permi-
tieron que los indios encomendados trabajaran sólo un tercio del ano
para sus amos, y el resto para si mismos en los pueblos donde resi-
dlan bajo la dirección de sus jefes naturales, que actuaban como
mandatarios del poder espaflol29.

Recién a fines del siglo XVI fórmanse estancias ganaderas y explo-


taciones de yerba mate. El. trabajo masculino vase incorporando ma-
sivamente a la producción. Los espanoles, con buen tino, aceptan los
modos nativos de cultivo y les adicionan elementos de la técnica
europea: el arado y la azada, la tracción animal, etc. En los obrajes
introducen la esclavitud, que se inserta en el régimen económico que
están construyendo. Ahora el conquistador plantador propónese pro-
ducir para el mercado interno y para exportar. Pronto lo hará al Plata,
a Chile y Perú.
De las tres formas de explotación agraria: estancia ganadera, obra-·
je yerbatero y chacra nos importa esta última de modo muy principal,
y observamos que asume tres maneras. En la primera los indios enco-
mendados trabajan bajo la vigilancia personal del amo extranjero; en
la segunda los campesinos guaranles laboran en el seno de comuni-
dades sedentarias y en la tercera -la fundamental- los mestizos
libres lo hacen para sr mismos en tierras propiasao. Entre tanto, en el
Paraguay no se da una base productiva capaz de servir de apoyo a
una aristocracia criolla de ascendencia hispana o de espanoles pe-
ninsulares, por encima de la masa de mestizos. La aristocracia será
criolla mestiza y formará el patriciado juntamente con los comercian·
tes asuncef\os31.

28/d., págs. 9 y 10.


29 John Lynch, op. cit., págs. 166 a 168.
30 Osear Creydt, op. cit., pág. 15.
31/d., pág. 17. Contrariamente a lo expresado, la base productiva para una olí·
garqula existe. Esttf fundamentada en la producción para la exportación, que
si escasa en relación a otras áreas del imperio hispano, lo es de yerba mate y
tabaco, de maderas y algunos productos de la ganaderla. Hay estancias de
ganado que alcanzan una superficie de 2 a 3 leguas y albergan hasta 5.000 y
6.000 animales; pero prevalecen las que poseen no más de 1.000 vacunos. Los
hermanos Aobertson estiman en 500 las familias que se benefician con la eco·
nomra de exportación; el historiador Julio César CMvez es mas sobrio: las es-
tima en 100. (Cf. Richard Alan White, "La polltica económica del Paraguay po-
pular (1810·1840)", separata de la revista Estudios Para¡vayos de la Universi-
dad Católica Nuestra Senora de la Asunción, vol. 111, N 2, pág. 99; y Raul de
Andrada e Silva, Ensaio sobre IJ dítaduriJ do Paraguay:1814·1840, Cole~ao Mu-
seu Paulista, San Pablo, 1978, pág. 59.)

31
2. El peculiar desarrollo

Anota Creydt -a quien seguimos en esta parte-· tres factores que


se oponen al desenvolvimi_ento económico del Paraguay colonial. El
absolutismo monárquico de España será uno; los otros, la continuada
y rapii"'esca agresión portuguesa y los indios chaquer.os y del norte32.
Acaso pudiéramos agregar: las misiones jesuíticas•.
Yerba mate y tabaco, productos básicos de exportación, tienen su
mercado en otras provincias del virreinato. Pero después de 1617 cae
el Paraguay en un estado de postración que se hace permanente. Se-
parado administrativamente del Rlo de la Plata,se ve privado del con-
tacto directo con el Atlántico. Ni el reducido comercio fronterizo con
los lusitanos, ni el importante cultivo de la yerba mate -ha venido a
ocupar el lugar de la arruinada vinicultura- evitan el creciente aisla-
miento. Y aun en tiempos de las reformas, tiempos sobrevenidos con
la creación del virreinato del Rlo de la Plata, a las espesas selvas
guaraníes no parecen llegar los beneficios de Una política económica
que liberaliza cada vez más el comercio exterior, actuando como estl·
mulo a la producción de todo lo que apetecen las demás regiones del
imperio espanol, pero también las colonias portuguesas y potencias
de ultramar. En el pals guaranl es escaso el comercio exterior yesca-
sa en número y fuerza la burguesra comercial. Sus conexiones no son
con las naciones que avanzan por la senda triunfante del capitalismo
y ni siquiera con Cádiz. El tráfico comercial se limita al virreinato y no
mucho más. Y a diferencia de lo que ocurre en el Plata, los intereses
ingleses son de poca o ninguna monta en su influencia sobre la bur-
guesla mercan ti 1vernácula. Los productos que ésta ofrece no son aún
demandados por las grandes plazas del orbe. Paraguay todavla no _e_s
requerido para integrarse en el mercado mundial. La clase mercantil
será débil y el pals,colonia -principal pero no exclusivamente- de
pequei'los agricultores. Habrá escasos latifundistas aunque uno muy
poderoso: los jesuitas. "Los productores libres nada podlan frente a
esa poderosa empresa organizada, que posela ricas estancias de ga-
nado en Yarigua-á y otros puntos y que exportaba, sin gravamen algu-
no, enormes cantidades de yerba mate, cuero, a.Jgodón, etc."33. Los
colonos, obligados a distraer parte de su tiempo en defenderse de in-
dios y bandeirantes, enfrentados con onerosas gabelas y pesadas
contribuciones víéronse aún más desarmados en su aptitud de lucha
contra las misiones de los padres. Estos lograron señorear poco me-
nos que absolutamente sobre la vida económica y política, constitu-

. • Un factor relevanie que obstó el desenvolvimiento de la actividad producti·


va y el comercio exterior reside en las pesadas gabelas que la corona impuso
a partir del siglo XVII a la yerba, el tabaco y el azucar. Las reformas borbónicas
tan decisivas para Buenos Aires en el siglo XVIII (sobre todo e" las décadas fl.
· nales) no modificaron la situación paraguaya. Primó la economla de subsis·
tencia y no creció la estructura productiva para la exportación (Ct. Andrada
e Silva. op. cit., págs. 29-30·42).
32 Osear Creydt, op. cit., pág. 18.
l3 Hipólito Sanchez Quell, Estructura y función del Paraguay colonial,
Buenos Aires, Editorial Kraft, 1964, págs. 105 a 109.

32
yéndose en escollo formidable al desarrollo de fuerzas productivas
que no fueran las suyas propias. Dominarán las misiones el mercado
interno de la yerba mate,· su propio mercado de los treinta pueblos y la
exportación; por lo demás sus tierras y riquezas parecen ser mayores
que las de todos los demás habitantes juntos del Paraguay. Y cuando
el r&y ordena la expulsión, las pertenencias de los. jesuitas pasan a
ser propiedad. real. Queda un vacio inmenso y nadie lo ocupa; pero en
cambio la propiedad estatal vése gigantescamente acrecida. El Esta·
do mantendrá esas tierras hasta que la Triple Alianza triunfante obli-
gue al gobierno tltere a enajenarlas. Entre tanto, en manos de Francia
y los López servirán para una polltica nacional. Será alentado el creci-
miento de una clase de campesinos pequei'los y medianos, a quienes
se íes entregará la tierra si no en formal propiedad, si en uso por lar-
gos ai'los y a muy bajo costo de arrendamiento. •

Desaparecidos los jesuitas, cabfa suponer que el camino para obra-


jeros, latifundistas y comerciantes, quedaba despejado. Pero lastra-
bas inherentes al régimen colonial, con todas las peculiaridades que
éste asume en las condiciones locales, son trabas insalvables. Y si al
fundarse el virreinato del Rlo de la Plata aumenta el despacho a
Buenos Aires de yerba y tabaco, la única resultante es ésta: más de-
pendencia de la burguesfa asuncena con respecto a la portet\a. En
cuanto a bUenos negocios, las ilusiones se desploman con la implan-
tación del estanco de tabaco.

Osear Creydt dirá que la ley fundamental de la historia ·paraguaya


hasta 1870 es la lucha por el libre comercio y por la libre navegación
de los rios; la lucha por abrirse pa~o hacia el mercado mundial34. Ca-
be anotar que el fracaso de esa lucha durante el periodo colonial -y
agtéguese: la carencia de alimentos y materias primas demandados
masivamente en el exterior- evitó que el pafs guaranl fuera abarcado
por una economfa de grandes plantaciones, donde al igual que en
otras. colonias miles y miles de nativos hubieran entregado sus vidas
a la rapacidad del encomendero y a la bolsa del comerciante exporta-
dor. Salvóse el pais guarani de esa plaga y pudo desarrollar una pode-
rosa clase de campesinos libres, "fuerza decisiva de la revolución na-
cional"35. Esos campesinos producirfan entre 1719-17351a primera in-
surrección democrática de América Latina: la Revolución Comunera.

• Whi1e señala que por medio de las expropiaciones José Gaspar Rodríguez
de Francia realizó una verdadera reforma agraria. Los enemigos del autócrata
asuncei'lo vieron fracasados sus planes de derribarlo; muchos perdieron la ca·
beza, otros fueron a las prisiones y todos fueron privados de sus tierras. En
1840. cuando muere Francia, más de la mitad del Paraguay de la región cen· .
tral es propiedad del Estado (R.A. White. op. cit., pág. 90). Para Andrada e Sil·
va no hubo plan alguno de reforma agraria, si por ella entendemos una redis-
tribución metódica de la propiedad territoriaL Pero acepta que Francia re·
distribuyó la'tierra en usufructo, ya que no en propiedad (A. A. White, op. cit.,
págs. 199 y 2001.
34 Osear Creydt, op. cít., pág. 21.
35td., pág. 27.

33
3. La Impronta guerrera

Un autor europeo reduce las causas del estancamiento relativo del


Paraguay a su condición de colonia fronteriza de carácter mUitar36. La
afirmacióft-es excesiva pero sirve para subrayar una caracterfstica re-
levante del hombre paraguayo: la im.pronta guerrera, que se Irá for-
mando en una lucha varias -veces centenaria, contra vecinos mortifi-
. cantes, indios y lusitanos.
'
En 1680 el gobernador de Buenos Aires, José Garro, desaloja a los
portugueses de la. recién fundada Colonia del Sacramento. Lo hace
con un ejército de tres mil indios guaranfes37. Veinticinco ar.os des-
pués el capitán espanol Garcla Ross vuelve a hacerlo con tropas del
mismo origen, a las qué se suman esta vez soldados peninsulares. En
1762 insiste con éxito don Pedro Ceballos. Manda una. fuerza en que
se cuentan una vez más nativos del Paraguay38. Es un hecho notorio:
indios y mestizos saben pelear; han tenido un largo aprendizaje. Y en
tratándose de pelearlo al portugués por cierto que no se hacen rogar:
tienen sus razones. Los edificantes métodos de la corona lusitana
-ralz del odio que se ha granjeado- se ejernpllfic.~n en las Instruc-
ciones que en 1797 provee al gobernador de San Pablo. El bondadoso
monarca explica alllla más eficaz manera de asolar con tropas irregu-
lares las estancias de los espanoles en el Paraguay, Corrientes "y la
Banda Oriental del Plata, "renovando las memorias de las devasta·
clones que hicieron los mestizos de San Pablo y Pitiringa, cuando
entraron los limites espai'loles del siglo pasado, y que aún ahora ellos
conservan el recuerdo con terror''39.
Ese mismo monarca alienta a sus súbditos a valerse de los te-
mibles Indios guaycurúe.s, desal~jados del chaco paraguayo luego de
dos siglos de lucha y empujados nuevamente sobre sus antiguas
tierras por los conquistadores del Mato Grosso.
Los paraguayos·saben pelear y Belgrano tiene algunas pruebas de
ello. Mientras el cuerpo de ejército que la Junta de Mayo puso bajo su
mando avanza en el Paraguay, don Manuel observa que todo está de-
sierto, las casas abandonadas y en la escasa gente que aqul o allá
aparece, advierte una notable hostilidad. Escribirá a sus mandantes
de Buenos Aires: "Asl es que han trabajado para venir a atacarme de
un modo Increíble, venciendo imposibles que sólo viéndolos pueden
creerse: pantanos formidables, el arroyo a nado, bosque inmenso e
impenetrable, todo ha sido nada para .ellos, pues su entusiasmo todo
les ha allanado; ¡qué mucho!, si las mujeres, niflos, viejos, clérigos y
cuantos se dicen hijos del Paraguay están entusiasmados. por su

36 Manfred Kossok, El virreinato del Rfo de la Plata. Su estructura económico


soéial, Buenos Aires, .Editorial Futuro, 1959, págs. 61-02.
37 Efraim Cardozo, El Imperio del Brasil y el Rlo de la Plata, Buenos Aires,
Ubrerla del Plata, 1961, pág. '14.
38/d., pág. 15.
39 /d ., págs. ' &-17.

34
dar_.
patl4tjytldoran a Velazco tanto que, aun· conociendo que ea goberna·
el sobrino y Ellzalde, a quienes detestan,·Jo disculpan"«>.
~nte los paraguayos amaban menos a Velazco de lo que
su~lelg~ano. Pero lo que Importa aqul es el anuncio d~l nivel que
habri de al~anzar el herofsmo paraguayo cuando la guerra de la Triple
Alianza. Anuncio que se' compone de una honda conciencia de na-
clona1ldad y .de saber pelear por ella. .
Al ~tallar la revolución de 1811, alimentada por una incipiente bur·
guatfa rural que comienza. a utilizar el trabajo libre asalariado (en
1803 se han ~uprimido las encomiendas), el gobernador Velazco y sus
pocos secuaces hispanos y espanolistas resuelven retirarse sin exce-
sivo dramatismo, optando en seguida por compartir con los jefes re-
cién advenidos las delicias de una fiesta campestre en la que todo$
comen los rico·s frutos de la tierra, como lo recuerda y lo pinta el ya
mentado Robertson en sus cartas sobre el Paraguay. La masa absolu-
tamente mayoritaria de campesinos libres disuade al general Velazco
de optar por otro camino: la sabe con escasa vocación de sostenerlo.
Y aquellos que le ven bien: obrajeros, grandes hacendados y acaso al·
gunos comerciantes, son lo suficientemente débiles como ~ara que
don Bernardo no se juegue estúpidamente la vida. De modo que el se·
1'\or gobernador se va a su casa, y al dla siguiente acepta los convites
que vienen a proponerle sus amistades.

4. Aparece Franela

Mitre le llama t irano más cruel y sangriento _.que los .de la anti·
güedad; el Dr. Molas, que fue su coterráneo y contemporáneo, le acu-
sará de mus ulmán, de hereje y de "atelsta", acaso porque cierta vez,
habiéndosela alterado demasiado la bilis, salió a los corredores de la
casa de gobierno y desafió al Sumo Pontlficé de Roma ..1. Con lo que
se ve que a don Gaspar Rodrlguez de Francia le construyeron una fa·
ma que ni Satán le envidiarla. Obsérvese cómo lo ve en 1811 Robert·
son: " El rostro( ...) era sombrlo y sus ojos negros muy penetrantes,
mientras que su cabello de azabache, peinado hacia atrás de una
frente atrevida, y colgando en bucles naturales sobre los hombros, le
daban aire digno que llamaba la atenclón" "2. El primer encuentro del
joven comerciante inglés con el futuro Dictador Perpetuo del Para·
guay fue amable. En el rancho (sic] de don Gaspar encontró Robert-
. son ho cráneos humanos ni pócimas diabólicas, nt hechiceras, ni In·
cubos, ni súcubos; halló -¡oh cruel desencanto!- " un globo astro-
nómico, un gran telescopio y un teodolito..." 43 que Franela utilizaba

. .
40 Julio César Chavez, " Unitarios y federales en efParaguay", Buenos Aires,
Revista de Historia N° 2, 1952, pág. 106.
•~ Mariano A. Molas, " Descripción histór ica de la ant igua provint;:ia del Para·
~y", en La Revista de Buenos Aíres, Buenos Aires, marzo de 1866, t. IX, pág.

42 J. P. y N. Robertson, op. cit., pág. 121.


~id., id.

35
para.ind.agar en los misteri0s de la naturaleza, ya que no en los de Bel-
. cebú. ·Además la.bibliotecaJieo.e unos. trescientos volúmenes: "Habla
muchos l ibros sesudos de derecho; pocos ele ciencias experimenta-
les; algunos en francés -y en latln sobre literatura generé¡l, con los Ele·
mentos de Euclides .y alg.unos textos e.scolares de álgebra":". Enten-
dla el ·duei\0 de casa el fram:és y. " hacra.alguna ostentación de su .ta-
miliaridad con Voltaire, Rousseau y Volne~:. y asentra completamente
a la·teorfa.del último. Pero, más que todo, se enorgullecla de ser repu·
tado .al.gebrista y astrónomo" 45. Yagrega Robertson: "En el Paraguay,
con el conocimiento del francés, los Elementos de E.·uclides, las
ecuaclones,·la manera de servirse del teodolito, o con libros prohibi-
do's por el Vaticano, él era, en punto a saber, completa excepción a la
regla. generaf''.46. Más tarde, cuando el inglés debe viajar a Buenos
Aires, Francia Je .encargará ••un telescopio, una bomba de aire y una
máQtJina:eLéctrica':'47, eleme·ntos .Que traducen las aficiones de un " ti-
rano.'' de quien..AJ.be[di dijo:·" Sus ideas .eran las del· Dr. Moreno" 4B.
El Dr. Molas contrapone en los s iguientes términos los tiempos su-
puestamente idílicos previos a la.dictadura a los que sobrevjenen -con
ella; · ~ en tos ·pueblos de indios, haclan hilar los comerc iantes y otros
muchos. particulares, considerables arrobas d~ algodón, y lo reduclan
a lienzo. Pero·la insaciable·codic i.a y monopolio del Dí.ctador, privó
hasta de ese recurso a los habitantes de la República, y durante su
despótico gobierno, muchos de los comerciantes que antes maneja·
ban gruesos principales (sicj, se vieron reducidos a la mendicidad y
otros a hilar, para comer y vestir, porque no tenían en qué ocupar~
se" 49 .
Deplora. el Dr.. Molas ·el ocio a que son .obligados los ·individuos a
que alude, crel que se.vean.constrel\idos a trabajar en menesteres que
reputa bajos, .solo reservados a los indios; además, .contunde a toda
la nación ·paraguaya con esos pocos .ser")ores. Pero en lo que a ocios
at~ne, el senor Ange~ Just iniano Carranza, que anola al pie de pág ina
los dichos de Molas, notifi ca que. los.comerciantes. impedidos de co·
mer.cíar pronto ocuparon sus largas horas libres, o en todo caso su·
pieron. matizar las tareas medlcantes e hU adoras que deben practicar
cuando no les .queda más remedio: "No pocos. de ellos t1.1vieron que
dedk:ar.se al juego de-naipe, a causa de la par.alización del comercio y
de la.. industria, y sobrevino una· época de tanta ociosidad y, aburrí·
mie1i'to que se abuSó de él''. Aquí " él" .es el naipe; y el abuso que "de-

. .· ·:
•• Id.. pág .. 122.
45/d ., pág . 123.
46 'Jd .. pág. 124.

47 Id.. pág . 140.


4 ~ Jvan Bautista Alberdi, (;1 8r<J .sil ~nte la democracia de América, Buenos

Aires. Ediciones ELE, 1946, pag. 245. ·


49 M~riano A. Malas. ··Descrípció,n histórica de .la antigua provincia del Para·
guay . en La Rev1sta de Buenos A_1res. Buenos. A1res. marzo de 1H66. t. ·x. pags.
169·90. El sector principaifsimo de la oligarquía estaba constituido por espa-
l'ooles. Pero una "contribución" forzada de 150.000 oesos, suma.enorme para
la época. aesarmó económicamente ese sector y lo redujo a una cuasi pobre-
za y a una total impotencia. (Ct. R. A. White. op. cit.• pág. 103.)

36
bieron" practicar los bostezantes y aburridísimos hombres de nego·
cios consistió en que "faltando el papel a ios "ba_rajerc;>s" para confec-
cionarlos, echaron mano a las librarlas particulares para reducirlas a
barajas! Asl se inutilizaron inmensas cantidades de libros, muchos
de ellos quizá. de un mérito subido. La biblioteca de los conventos fu_e
destruida por este proceder" so. De lo que es posible concluir que el
Dictador Perpetuo no. andaría errado .cuando le sacudla_ el polvo a tal
cual comerciante o .individuo a!)otanado, que de estos últimos no de·
.masiados se salvan de haber consentido la reducción a naipes c;le los
libros sin_ duda más sagrados que prc;>fanos de sus conventos. Asl re-
sulta comprensible que los n:-ayores denuestos contra don Gaspar
partan de los "barajaros"; y más tarde, de.los hermanos putativos de
éstos, precisamente los que acabaron por dem_oler el Paraguay tQdo
entero. Entre tanto, Francia cargará con el ~ambenito que le colgó
Mitre: ¡tirano más sangriento y_ ~n.ie~ que todos- los.. de: la
antig~edad., _.! Parece, algo excesivo, ¿no?
5. La dictadura perpetua ..

Este Francia no gvstaba _de eufemismos: se hizo nombrar primero


Dictado.r y más tarde Dictador Perpetuo ..EI.primer trt:uJo l.o obtiene en
el Congreso de 1814 al que asisten 1.000 diputados sobre.una pobla-
ción de 100.000 habitantes, sin. contar los indios. De cada veinte faml·
lias una envió a su jefe al Congreso de· marras, que vino a ser :-según
lo llama Creydt con gran acierto- reunión de una especie de ·•tercer
estado" porque esos diputados. e.ran propietarios de ch~cras grandes,
ganaderos medianos y pequeflos, comerciantes de villas y pueblos,
funcionarios locales y curas populares: una alianza ·de clases que ha·
bilitará a la naciente burguesla r'ural para actuar de una manera revo·
lucíonaria en la lucha por la índepen~encía nacional~~. sin e.steriltzar·
se en luchas pequel'las y en polémicas sin f. in $OI:)re instituc;iones y
constituciones. Desde luegQ., habiaque_.confiar el.poder.a una mano
férrea que además -pero no en segundo término:- interpretara ad.e·
cuadamente los intereses de la burgues4a rural y otras clases popula·
res. Esa mano exisHa y tenía dueno: Gaspar Rodrlguez de FrarJcia.
Pronto el hombre supo notificar a sus paisanos de lo que er.a capaz,
.mostrándose "Implacable en aplastar a sus enemigos, que eran tam-
bién Jos explotadores de los campesinos guaranles •. y. con -una
comprensión verdaderamente revoluci9naria apre"endió la-importan·
cía de la confiscación de bienes para derribar la dominación de una
clase". El historiador norteamericano q·ue escribió estas palabras
agrega: "Se dio cuenta de que la. transferencia de Ja propiedad era
más eficaz que la muerte"52._ . _ . · . _ . -- _ _
Sin dictadura capaz de ejercer la violencia revolucionaría no hu·
.biera sido nada fácil derrotar a la contrarrevolución de adentro y de

50 Id.. id.
~'Osear Creydt, op. cit., pág. 30.
52Pelham Horton Box. Los orlgenes de la guerra de fa Triple Alianza, Buenos
Aires. Ediciones Nízza•.1958, pág. 14.. . . · · ,·

37
afuera, esta última la más peligrOsa. La tarea no·es juego de ni nos, pe·
ro Francia la realiza con puntillosa prolijidad. •

6. ¿Fr1ncla ai••• al Paraguay?

Es lo que suele afirmarse, pero veamos los hechos. A partir del pri·
mer congre~o revolucionario realizado en ~unio de _1811 quedan definí·
dos cqmo prlncipallsimos objetivos nacionales: libre comercio, libre
navegación de los rfos hasta el mar y supresión del estanco de taba·
e~. Sobre estas bases negocia Francia con Buenos Afres el tratado
del ano XI que raciudad portena no cumple: la navegación paraguaya
es hostilizada, y el tabaco .gravado con un impuesto que contraria lo
pactado. Buenos Aires propónese someter al Paraguay mediante la
extorsión económica y encontrarli en tos caudillos del litoral inespe-
rados aliados que se suman al bloqueo53. El 8 de enero de· 1817 et go-
bierno de Buenos Aires prohibe la introducción de tabaco paraguayo
·y la provincia de Santa Fe resuelve embargar todos los productos de
esa procedencia. El mismo Artlgas participa -por razones tal vez
més disculpables- de la hostilización económica al régimen de don
Gaspar. En 1815 Informa a su Comisionado General en Misiones dón
Andrés Guacararf (Andresito) de "la contribución que se ha puesto a
los ganados que deban salir de la provincia de Corrientes (.. .) con el
objeto de que no tengan la franquicia que han gozado hasta hoy los
J:l8raguClyos de p~sarlos a su territorio" (futigas a Andresito, Paraná,
13·3-1815~.
· En 1814 Franela inténta crear vfnculos de comercio con Inglaterra:
encargar~ al mayor de los hermanos Robertson hacer las pertiñentes
gestiones en Londres, munido de muestras de la producción vernácu·
la; le pedirá que vaya y las exhiba ante el mismo parlamento británico.
Francia quiere un tratado de navegación y comercio.
En 1823 repite el Dictador la tentativa ante sir Woodbine Parish, mi·
nistro Inglés en Buenos Aires. Sus tentativas fracasan una y otra vez.
Buenos Aires lo somete a bloqueo y debe recluirse en su Paraguay
selv"ico y primitivo. No tiene otra salida, a menos de hipotecar la SO·
beranla de su patria. Francia no lo hará. labrará la Independencia po-
lltlca del Paraguay scbre una base segura y firme: la independencia
económica. Y además, falto de rentas abundantes que un escaso co·
mercio exterior es incapaz de proporcionarle, buscará dinero donde lo
hubiere. Se lo extraerá a la iglesia y a los ricachos; pero en lo funda·
mental construirá un régimen económico según las circunstancias lo
piden. Siempre con mano férrea.
El encierro del Paraguay por obra de· Buenos Aires -anota Alber·
di-, corresponde a la misma polltica que mantuvo el resto de las pro-

• No es irrelevante senalar que Francia creó un furicíon ariado popular,


excluyendo a los \'ntiguos burócratas de toda función administrativa y guber·
nativa. (Cf. R.A. While, op. cit., pág. 89).
53 0sc8f Creydt, op. cit.• págs. 31·32.
SI Atilio Garcla Mellid, Proceso a tos falsiliclldores de la histori11 del Para·
guay, Buenos Aires, Ediciones Theoria, 1963, t. 1, pág. 217. ·

38
. vlncias argentinas en similar encierro: el deseo de monopolizar el co-
mercio e.xterior en el puerto Je la 'ex capital virreinal55. En esas cir·
ounstancias solo una mano férrea puede defender al pals de los apeti·
tos desm8$urados de Buenos Aires. Francia debe forzosamente apo-
. yarse. en las c lases que no tienen compromiso alguno con la clase
mercantil bonaerense: los ·artesanos, la clase media ruraf, el pueblo
campesino. Y por la fuerza de los hechos golpeará duramente a
quiiH'Ie$ de algun~ manera pudieran act uar como entregadores de la
soberanla; los mercaderes locales. Estos senores hallábanse a mer·
ced de sus corresponsales más ricos de Buenos Aires:· por carecer de
reservas de capital negociaban con dinero prestado en la ciudad por·
tel\a, a razón del 8% sobre la ganancia ae cada transacción comer·
. cial!56.
Gaspar Rodrlguez de Franela encierra al Paraguay porque es la úni·
ca manera de crearle una sól ida defensa. Los mercaderes portenos se
vengarán mandando a escribir su propia e interesada versión de la
historia paraguaya. Esto será antf)s de demolerlo a canonazos y de
acabar con gran Parte del pueblo paraguayo.

7. El l)lc11dor y la IGlesia
El encarnizado Dr. Molas relata:: "Suprimió las instituciones reli·
giosas, bien que sus individuos vlvl&n_ya una vida muy relajada; erijió
en cuarteles sus conventos, y aplicó sus temporalldades al Estado asl
como los fondos del Colegio Seminario, llnico establecimiento litera-
rio, en que blfm o mal, algo se aprendfa; privando en consecuencia los
'studios que se daban en él. . ."57, Privando, dice Molas y aclara el se·
l'tor Carranza, de latinidad, elementos de retórica, filo sofla, teologfa·
dogmática, moral y escolástica a los pobrecillos escolares que alll
m•ceraban sus cerebros58.

El 2 de julio de 1815 Francia nacionaliza la iglesia paraguaya elimi-


n¡ando toda depedencia de autoridad foránea59. El mismo ano decreta
la expulsión del obispo Nicolás Videla del Pino y por un auto fechado
el 8 de junio de 1820 exige " acreditar y hacer constar previamen~e un
verdadero patriotismo, mediante una adhesión decidida a la justa,
aanta y sagrada causa de la sobaran/a de la República", para todos
aquellos que aspiran a ingresar en cofradlas, hermandades u otras

• juan Bautieta Alberdl, "Belgrano y sus historiadores", en Escritos Póstu·


mos", Buen.oa Aires, 1898, t. 1, pág. 118. Con toda pertinencia Whlte sel\ala
que la pol/tlca¡ortefla·que siguió a la Asamblea Constituyente reunida en Tu·
cum~ en 181 contribuyó a golpear el corazón de la, economla exportadora
paraguaya contribUyendo a devastar tos cimientos materiales de los grandes
productore$ (Cf. A. R. Wh ite, op. cit., pág. 97}. A las expropiaciones de Fran·
ola sumóse pues la polltlca de Buenos Aires. ·
!111 ~ohn lyneh, op. cit., pág. 154·1555:
&7 M•ri•no A." Mql•s, op. cn:,··pág. 305.
51/d., id.
M Atillo Garcta Mellid, op. cit., pág. 206.
congregacionesSO, El 20 de setiembre de 1824 suprime'las' cómunlda·
des religiosas, secuestra su s bienes y tos transfiere al Estado61, lm·
pedirá la erección de nuevos templos, p romu~g ará la libertad de creen·
cias , suprimirá el escudo nacional sobre ·el frontisp-icíó de los edifi·
cios religiosos. Francia hace de la iglesia un engranaje de su pol-ltlca
de revolución y soberanía nacioÁal. Mas tio ·debe suponerse que actúa
como un desatado comefrailes, aunqúe en su fuero Intimo lirída' éon el
atelsmo y la clerecra le produce notoria aversión. Oón 'Gaspáfháce
que el erario costee los gas1os del culto: párrocos e' iglesiás reciben
regularmente sus asignaciones. Lo que 'no reciben desde· el 24 de OC·
tubre de 1830 es el diezmo eCiestástico62. la iglesia ya no es u'npoder
económico. Ya no está más en aptitud de succionarle a nadie dineros
y trabajo, como antai\o los jesuitas, de quienes el Dictador Perpetuo
opina que hablan sido "unos pillos ladinos"; a ·estar lo que anota Ro·
bertson, agregando: " Afectando gobernar todos sus estabtecimien·
tos bajo el principio de la comunida·d de· bienes y habiendo ·persliadi·
do a los indi.os de que ellos participaban iguarmente con·sus pastores
de los beneficios derivados de su trabajo en corriún;·los jesuitas hi·
cieron servir en su propio engrandecimiento la tarea de cien mil ese la·
vos indios. Les ensei'laron agricultura y artes mecánicas; hicierOI'! d.~
ellos soldados y marinos; les enseñaron a criar ~ranadós, preparar la
yerba y producir azúcar y cigarros. Pero, mientras las iglesias y casas
de residencia se construlan con acabado espltmdor, et ·arquiteétó y el
albañil indios habitaban en chozas de barro'.' (...) "Los Indios hadan
zapatos. pero solamente los padres tos usaban : y exporiaban el
sobrante63. · · ·· ·

8. Política económica

Ya sabemos algo de la actitud de Francia frente a la 'iglesi.á. Sepa·


mos ahora qu<; los españoles (o espai'lolistas) fueron multados.en su
conjunto en 1823: p~garon su desafección al régtmen con 134.8a5pe·
sos fuertes, que fueron aplicados á las necesidades de fa· defensa,
por ser "un enorme atentado y estremado desafuero, et que esos·de·
votos de la facción europea no auxilien a la Patria•·: (Decrétós del 22
de enero de 1823)64.Los que.poseen medíos holgados vense gravados
con contribuciones obligatorias; deben confeccionar uniformes, po'r
ejemplo, pero con tejidos nacionales. Los hacendados, mal que les
pese -a Francia no le.preocupa- deben contribuir con ganado para
alimentar a las tropas.
Una parte muy considerable de las tierras pasa ·a manos del' Est~do
por vía de la confiscación; en seguida son arrendadas a b~jo precio.
Se establece el libre acceso a la tierra, incluso para los ·campesinos

60 Id., pág. 207.


61 Id., pág. 206.
62/d., pág. 207.
63 J . P. y N. Robertson . op. cit .. págs. 202·203.
64 At ilio García Mellíd. op. cit.. págs. 208~209.

40
más pobres, que por ai"'adidura son dotados gratuitamente de útiles
dé labranza y ganado. Este último proviene de una institución muy
singular: la "estancia de .la patria"; se trata de una explotación
agrlcola-ganadera estatal que allega rentas al erario público, propor·
cí01:1a trabajo a peones y campesinos, y elementos de labranza y gana·
do a las familias nativas que van siendo incorporadas a la producción
agraria .en caráctenie productores libres. De la "estancia de la patria"
sale la carne vacuna- que consume et ejército· y sa len cueros para la
exportación. 'Lits rentas que produce se obtienen "trabajando todos
en comunidad, cultivando las posesiones municipales como destina·
das al·bien público, y reduciendo nuestras necesidades, según la tey
de nuestro Divino Maestro Jesucristo". (Francia al delegado en ltapOa,
12 de junio .1823)65, dice ta·cartiHa que el gobierno distribuye entre el
pueb_lo para instruirlo sobre su politica.
· El sector estaral de·l a economla tiene una segunda rama : el comer·
do exteriol', casi tot-alménte· monopolizado. Evitase a si la salida in·
controlada. de cireolante monetario, asegurándose precios· justos a la
exportación y, sobretodo, los beneficios de ésta quedan en manos del
Estado, ·no de" comerciantes particulares. Los articulas ·importados
son vendidos·al pueblo y a .los ·revendedores por una casa comercial
de propiedad estatal. De los que se extraen · del pals el gobierno
controla con mayor celo las máderas ·y la yerba mate. A partir de 1846
esta última será monopolio· absoluto del gobierno: representaba más
de la mitad de la exportación. El historiador Horton Box describe este
régimen económico como ''socialismo de Estado". La apreciación
dista· de-ser correcta pero ejemplifica hasta dónde es insólito el fenó-
meno 'eConómico que constituye la economla paraguaya bajo la Die·
tadura Perpetua. Puede que sea más verdadero describirlo como in·
tento de capitalizar al Estado nacional conduciendo simultáneamen-
te un pr.oceso económico·politico tendiente a crear la burguesla rural.
la capitalizaci·ón del Estado servirá para que éste apoye con inver·
siones adecuadas la transformación burguesa del país. Todo aquello
que no está en condiciones de realizar el poco menos que inexistente
capital privado proponlase hacerlo Francia valiéndose del aparato es·
tatal. Y lo hará; en la medida de las limitadas posibilidades de un pals
extremadamente atrasado y bloqueado económicamente por sus ve-
cinos.·Lo hará, con un patriotismo y una devoción nacional que no hu·
biese posetdo una burguesla vernácula, que a la corta o a la larga
habrla sido controlada. por el comercio de Buenos Aires, que es como
deci-r por los comerciantes Ingleses que representaban lo sustancial
del gremio comercial portel"'o. Y todo ello -valga la insistencia- con
vecinos molestos y no pocas veces hostiles: un Brasil esclavista y
una Argen.t ina. que se debate en guerras civiles.
:. Francia actüa·guiado no .por teorías sino por aquel lo que descubre
como lo más adecuado .para su pueblo; pero debe advert irse que su
acción se .inscribe en circunstancias objetivas nacionales extremada·
mente favorables, como lo son la peculiar constih.¡ción socio·
económica del Paraguay que antes hemos descripto; la existencia de

65 Id,, id.

41
una relación de clases que hace posible su acción. De no haber sido
· as! Francia hubiera fracasado, y el encuentro de su pensamiento con
una realidad distinta habrfa devenido una tir'anra más. .
Don Gaspar es un jefe de pueblos en la más noble acepción de la
palabra. En 1826, frente a la devastación ocasionada por la langosta ·
en los sembradíos, aconseja sembrar por segunda vez; sabe que la
doble siembra anual es una práctica de los antiguo~ guaranles. Ahora
está olvidada, es cierto, pero él debe recordársela a su pueblo, del qwe
se si~nte maestro y consejero. El éxito es total y el pals se salva de
una crisis alimentarial!l6. Dispone que se dé tierra, ganado y aperos;
elimina el diezmo eclesiástico y rebaja los impuestos pero también
aconseja y alecciona: es el hombre más · instruido del Paraguay1 el
más conocedor d& las ciencias de su tiempo, el frecuentador -de Vol-
taire ...
Por indicación suya los cultivos se diversifican ; en pocos anos el
pafs cosecha arroz, malz y legumbres de distintas especies. En 1833
sus desvelos tienen el premio de una cosecha extraordinaria: el Para·
guay deja de ser vulnerable a la violencia económica de sus vecinos;
se ha recluido en sus selvas, en si mismo, pero resuelve con éxito las
tareas inherentes a la forzada autarqula económica, necesaria para
preservar su soberanfa.
Francia estimula la producción artesanal y vela porque se exporte
algo más que materia prima; prohibirá la extracción de cueros en pé-
lo: tendrán que serlo curtidos. Está sacando partido del monopolio
paraguayo del taníno67.
su· celo por reducir la burocracia a veces raya en el absurdo; sobre
sus espaldas carga las tareas más inverosfmiles, Incompatibles en
apariencia con la condición de jefe supremo del Estado. Ahorra centa·
vo sobre centavo: el ganado engorda bajo la mirada del amo experto
Donde puede evitar un sueldo lo evita y a si mismo se lo rebaja. No tf
un gesto derT)agógico. Es pobre, vive pobre y al morir no se .le det·
cubren bienes. La patria es su interés personal en el més alto orado./.
los ricachos de antes no les mezquina prisiones y otras delicias por er
estilo. Impide que en su derredor broten nuevos ricos y burócratas in•
solentes y ensoberbecidos. Maneja los asuntosdel gobierno a su \'olun·
tad y comete excesos e injusticias, Pero nunca atenta contra las ba·
ses del régimen que está construyendo con pleno apoyo popular. Sus
violencias no se ejercen contra el pueblo. .
Se habrá advertido que este modo de conducir los negociO$ del E.s-
tado deja escaso o ningún lugar para el desarrollo de una burgueala
mercantil .urbana. Todo estimula el creéer y fortalecerse de la inCl·
piente burguesra rural, clase fundamental entre todas ras que apoyan
el régimen·de Francia. Y asf, en esa singular sociedad que se va cona·
truyendo bajo la gula del Dictador Perpet~o vense preparandó l~s- r·aa·
gos que harán del Paraguay, t ierra execrada para algunos, pero tierra
de un hcmbre nuevo, el algún dla increfble soldado de Solano López.
En el fondo todo es muy s~ncillo: el pueblo va adquiriendo conciencia

66/d., pág. 214.


67 Osear Creyd1, op. cit., pág . 36.

42
~ q~e construye una patria para sf mismo. E intuye o acaso sabe que
ese austero e Implacable Francia' tiene estíma por la gente humilde.
Ya el 2 de agosto de 1813 y por la pluma de don Gaspar la Junta Na·
ciontJI indica a los Cabildos que los elegidos para el Congreso que
habrá de realizarse un ano más tarde deben poseef cualidades que
"no penden del calzado ni de otros adornos externos, porque ellos no
tienen la menor conexión con las circunstancias que constituyen el
carácter de un hombre de bl~n y de un honrado patriota"68. Y en 1838
lnstruy_, el Dictador a su delegado Olimpo " que nunca se entregan ni
deben entregarse los desertores, o fugitivos, sean libres o esclavos
q~ pasan de un Estado a otro igualmente Soberano e independiente
como es el Paragu~y. y asl es que jamás se han ent regado los deser-
tores y esclavos que han venido huidos de entre los portugueses ... " 69.
Todo e$c!avo, por el solo hecho de pisar tief'ra guaranl, deviene
hombre libre. ¡Inquietante para los vecinos esclavistas!
. En cuanto a instrucción p(Jblica, son elocuentes las palabras que
desde ltapúa escribe el sabio francés Gransir a Humboldt, el10 de se-
tiembre de 1824: "casi todos los habltantes.saben leer y escribir"7o.
Diez aftos más tarde el gobierno asigna un sueldo mensual de seis pe-
sos fuertes a 140 maestros que en la campana ensenan a cincuenta
mil nil'los. Pero la retribución no se limita a dinero: se les provee de ro-
pas, etc.11. Con lo que vamos viendo que bajo el régimen del Dictador
Perpetu9 distan mucho de ser las cosas tan oscuras como lo quieren
sus detractores,

8. La fuena del Paraguay

Ya &e ve cuál es;.también la vieron contemporáneos de Francia. Asl


en 1825 Correa da Cámara, enviado del Brasil ante el gobierno asun-
cefto dirá que "sin contradicción" el pals guaranl es la primera poten-
cia de América del Sur con exclusión. del Brasil72. Y en 1824. " ...un
respetable núrnero de.Ingleses que se aventuraron a ir (al Paraguay)
no han podido abar:tdonarlo..."73. Francia se siente fuerte; lo sufi·
ciente para advertir a quien se quiera ir de boca que arriesga tropezar
y caer, Además se propone conservar para el Estado el casi monopo-
lio del comercio exterior. Y conservarlo libre de lngleses•.cuya even·
t~al fuerza económica devendrla influencia politica incompatible eon
.,. 8Qberanfa national. El Paraguay se muestra fenómeno excepcional
en todo el panorama mundial. ¿Es que acaso existe otro Estado que
haga la~ veces de burguesfa comercial, sustituyendo a esta clase con

• •uno Garcla Mellid, op. cit., pág. 235.


fll Id.,
pág. 244,
70 Id.,pág. 23.
71/d., pág. 37.
7~ Efralm CardQZo,.op. cit., pág. 57.
73John Murray Forbes, Once altos en Buenos Aires (1820-7831), Buenos Aires,
emect, 1956,1?AQ. 294.

43
más un aditamento de celo patriótico de que hubiera carecido la clase
mercantil en las condiciones paraguayas?
Don Gaspar gobernó sin Poder legislativo,: en lo que se advierte
más que su disposición personal a hacerlo el carácter.embrionario de
la burguesía rural y en general. ·la fa lta · t~e burguesfa en · esa :tierra
guaranr atrasada y mediterránea. Gobernó sin Congreso porque esta-
ban dadas las condiciones: sus crlticos liberales se lo reprochan.
Ellos prefieren ignorar la~ ficciones que contemporáneamente se
ejerc.en en la Argentina y el Brasil. por ejemplo. En ·la primera. con
elecciones sin pueblo y con violencia; en el segundo con millones de
esclavos; en ambos, Congresos que no son más.que huecas formali-
dades. Francia no es hombre de mantener ficciones; pudo haber:las
fabricado mas prefiri·ó no hacer befa de sr mismo y del pueblo. Empe·-
ro, en su tierra hubo paz en los muchos años que aqul nos despedaza-
mos, y por cierto que no hubo esclavos, lo que parece imperdonable
para algunos. Y el pals avanzó y a don Gaspar no .le fue perdonado: ni
en su tumba le dejaron reposar tranquilo. Unas manos que quisieron
ser vengadoras humillaron sus huesos arrojándolos vaya a saberse
en qué oscuro rincón. Pero alli donde estén deben haber1rutecido en
ricas mieses y frutos generosos. Gaspar Rodrlguez de Francia siguió
con vida después de muerto; Carlos Antonio López prosiguió su derro-
tero y Francisco Solano López quiso llevarlo a !iltas cumbres. Pero el
trueno y el rayo se abatieron sobre la tierra guaran• y sobrevino una
negra noche de matanza y horror. · · · ··

10. El sucesor

Es Carlos Antonio López, abogado y latinista de nota: Reforzara el


sector estatal de la economía: habrá más " estancias ·de la patria" .
Los arbustos de yerba mate son nacionalizados y con eiiQs los árbo·
les que producen madera para la construcción. En 1854 salen del pals
80.000 yardas de madera; el gobierno exporta 50.000y el resto,particu-
lares, previo permiso oficial. En.tre tanto un d·ecreta d·el mismo · al'lo
prohibe adquirir tierras a los extranjeros: otro dispone erigir unafLindí-
ción en lblcuy para el tratamiento de carbón de madera y el. minera-l de
hierro de Guiguio, Caápucú y San Miguel. Uegará a tener 117 obreros,
uñ director., un subdirector y un maestro fundidor7•. De ahl salaran ar-
mas para el ejército e implementos agrlcolas para los campesinos: En
1842 Carlos Antonio introduce reformas en el régimen· agrario de las
pueblos de indios; seis años después la tierra comunal·es ·declarada
propiedad del Estado. Continúan las facilidades para que las gentes
de pocos recursos accedan a la tierra. Una parte de los indios deviene
campesinos libres. y otra.- proletarios obligados a vender su fuerza ~e
trabajo para subsistir. Las antiguas comunidades índJ,genas ~é ~i-
suelven75. ·
En 1855 se funda el arsenal de Asunción; lo dirige' el ingeniero
inglés Guillermo Whitehead y el personal será: un ingeniero 'jefe, un
. . ~

74 Alfred Du Gratty. La Repúbiica du Paraguay. londre ~:-1862, págs"··2s9·y·295..


75 Osear Creydt . op. cit.. págs . 41·42. ' ·· ·· · · ·: ·

44
ingeniero. constructor naval, varios ingenieros subordinados, un
contramaestre para cada taller y de 200 a 250 obreros y aprendices76.
El capitat es del gobiernoydos años después, en.su "Mensaje" ante
et Congreso, López ·anuncia: "Se está preparando la construcción de
etros vapores.para que el Arsenal esté siempre ocupado. Al efecto, se
ha mandado comprar en Europa y ya se halla en este puerto, el núme·
ro de máquinas que por ahora se considera bastante para facilitar la
navegación de nuestros rlos con \'apores ..." El 2 de julio es botado el
vapor lporá de226 toneladas, lntegramente construido en los astille·
ros 'de Asunción. ·
La flota fluvial y de ultramar alcanza a 11 buques de vapor y unos 50
veleros77. Paraguay avanza. Construye ferrocarriles, telégrafos, fábri·
cas de pólvora, papel, loza, azufre y tintas. En el "Mensaje" al Congre-
so de 1857, López notifica que en el Chaco se extrae salitre y seexplo·
tan. caleras; .también hay alll obrajes.de maderas y de artlculos de lo-
za. El presidente contrata técnicos extranjeros para dirigir y organizar
las emp(esas de capital estatel. El ingeniero inglés James Parklns.on
recibe el encargo de. construir el camino de hierro entre Asunción y
Paraguarí: 72 kilómetros. La vla a Trinidad es planeada y dirigida por
el Ingeniera Pablo Thompson; se inaugura en 1861. Un técnico alemán
instala el telégrafo, y asl podrlamos seguir,

11. El mal ejemplo . ·


En el exterior lo miran con recelo. En 1855 el cónsul Henderson de
Su Majestad Británica escribe al secretario del Foreign Office: "La
mayor parte de la propiedad rural es propiedad del Estado. Las mejo·
res casas de la ciudad pertenecen al gobierno, y éste posee valiosas
granjas de orla y @Qrícolas en todo el pals~· 78. Desconsolador para el
cerebro de Mister Henderson,.ya que no para el pueblo paraguayo, del
que nueve anos .antes, en 1846, escribe en los siguientes términos en
carta a Rosas el cónsul norteamericano HopKins: " ...es la nación
más poderosa. del nuevo mundo, después de los EE.UU." (...) "su
pueblo es el más unido'' (...)"el gobierno es el más rico que el de
cualquiera de l.os Estados de este.continente"79.
·.Todo esto no se compagina con la politice que las grandes poten·
ci,as europeas ejercen con las naciones pequenas y menos fuertes.
Tampoco con la polltica del Imperio del Brasil y los liberales riopla·
tenses; Hay varias contradicciones ideológicas; pollticas y econóinl·
cas que. $e Irán agravando con el desarrollo del capitalismo. El27 de
noviembre de 1855 escribe Sarmiento en El Nacional: "El Brasil recia·
ma del Par.aguay,.como riberano del rio, paso libre para sus buques de
•·comercio, y el Paraguay resiste esa pretensión, ¿Por qué la resiste? El
Brasil tiene má$ arriba posesiones valiosas, que producen yerba, ma·

7& Alfred Du Gratty, op. cit., pág. 154.


77 Atilio Garcla Mellid, op. cit.• pág. 275.
78 PE!Iham Horton Bo.x. op. cit., págs. 53·54.
79 Efraim Cardozo. op. cit .• pág. 57.
deras, azúear, tabaco, Que con otras mil a cual más rica, se esterilizan
por falta de medios de hacerlas salir a los mercados det Atlántico, no
obstante tener un rlo tan capaz como el Paraguay. El gobierno de este
último pals tiene como base de sus rentas el monopolio de la yerba,
maderas, y tradiciones de hacer el comercio y darle dltección, y la
concurrencia de iguales productos del Brasil en los mercados quepa-
gan los artlculos monopolizados, hacia imposible el continuar largo
tiempo este sistema, que pone la fortuna de un pals y los productos
del comercio en manos del Gobierno. ¿Será ésta la causa que hace
tan tenaz conceder pase a las mercaderlas de Mato Grosso, hasta
entrar en el Paraná y desalojar a los que cortan madera en Aplpé?
¿Asl, pues, los monopolios del Paraguay defendiéndose, no envolve-
rán en una guerra, que amenaza desquiciarlo todo...?"80. · .
. Sarmiento profetiza acertadamente y olvida mencionar los proble·
mas de limites entre. Brasil y Paraguay; asimismo Ignora el papel que
juega en el Brasil la burguesfa inglesa. Pero da en el blanco cuando
alude a los impedimentos en la navegación del Paraguay y los proble·
mas que ello acarrea a todos los que están involucrados en el comer·
cio interior y exterior del Imperio. Problemas, desde luego, algo mi$
que económicos: de su erradicación depende la unidad polltiC::á del" gi-
gantesco pals. Inglaterra la necesita ~ por supuesto sus socios brasl·
lel'\os. Con ella vendrá la unificación del mercado Interno. Las mer·
canelas ultramarinas deben poder circular sin impedimentos; al Igual
que los frutos y riquezas brasiler.as que la metrópoli demanda.

12. Lindas palabras, leas maneras

En diciembre de 1857 llega a Asunción el diplomático brasileflo Pa-


ran !los; no sabe de eufemismos y le dice al vie}o López: "Estamos re-
sueltos a limpiar de todo obstáculo la navegación de los rios y .a
conserv"ar libre el tráfico f luvial· con nuestra provincia de Máto
Grosso"81. López. teme al imperio; pero le exige respeto para la indé·
pendencia y soberanla del Paraguay. En febrero de 1858 se tirl"('la una
convención: López deroga todas las restricciones a la navegación y
los grandes rlos, hasta sus vertientes originarias, quedan abiertos a
to.d as las banderas. Poco después Brasil inaugura un servicio regular
de vapores por el rlo Uruguay hasta Mato GrosSo. Jamás los para·
guayos lo molestan . ·
Detrás de Paranhos viene W. D. Christle, enviado extraordinario y
ministro plenipotenciario de Su Majestad' Británica ante el presidente
López. Pronunciará ante Carlos Antonio las siguientes palabras:
" Hace pocos meses que habéis dado un más amplio incremento a la
navegación de vuestros rfos, merced a una Convención Que ha asegu-
.rado a vuestro pals la paz y la amistad con el Imperio del Brasil.

80 Domingo F. Sarmiento-, "Polltica Estado de Buenos Aires. Rumorea, 11'-"'erra


en perspectiva'' en, Obrss completas, Buenos Aires, Editorial Luz del dla,
1851, t. XXV, pág. 80.
8 1 Ramón Cárcano, Guerra del Psrsgusy, Buenos Aires, Editorial Oori,¡ngo
Viau y Cia., 1939.

46
. " Fuera ~el interés que la Soberana de una gran nación OCMnerdal
tiene por todo aquello que tienda 'al desenvolvimiento det comercio,
su . Majestad recibirá con sincero placer el anunoro del feliz: flh de
vuestras Oltimas discusiones con e~ Brasil.
"La posición de este lmperlo,limltrofe de todos los Estados del Pla·
ta y sus afluentes, y banado por los mismos rfos, sus grandes recur-
sos y su riqueza le aseguran una influencia sobre los·destinos de sus
vecinos.
"Las bien conocidas virtudes y la sabidurla de su Emperador, son
suficiente garantra que durante su reinado, que felizmente dentro del
orden natural de las cosas podrá ser largo, la influencia de su polltioa
será justa, saludable y benigna"B2.
Extratlas palabras: alaban a un soberano que no es propio; pero
desnudan la verdad más Intima de los hechos: Brasil es la mano mis·
m a de Inglaterra en esta área del globo. Libre navegación para los bar·
cos del Emperador implica libre circulación para las mercanolas britá·
nicas. Christie no anda con rodeos. Cuando elogia al Brasil y a su SO·
berano, y expresa el beneplácito por el arreglo de las cuestiones pen·
dientes, tUme el pensamiento puesto en la lejana Albión. Alll arribarén
los mayores beneficios. Pero el diálogo cordial dura poco: habrá
conflicto. En 1855 el gobierno paraguayo habfa .aptacado loslmpetua
del almirante ,!:lraslleno Pedro Ferreira, que al frente de una escuadra
venia con fines intimidatorios. Antes, en 1850, desalojaba a los brasi-
lel'tos del fuerte de Fecho de Morros, ilegalmente construido en
tierras paraguayas. En 1859 defiende la dignidad nacional frente a los
EE.UU., por más que los yanquis mandan 18 barcos de guerra. Ahora
enfrentará a Inglaterra con dignidad y valen tia. El motivo visible del li-
tigio se tlama Santiago Cánstatt, complicado en un complot contra el
presidente López que se descubre en febrero de 1859. Canstatt es na·
cldo en el Uruguay, pero de padre o abuelo Inglés. Irá a prisión y deSde
-atll solicitará la ayuda del cónsul Henderson de S.M.B. Henderson pi·
de por Canstatt y aún pide más: una indemnización " por sus padecl·
mlentos personales" . Se suscita una polémica y Henderson acabar6
reclamando una reparación del Paraguay por "falta de respeto el Go-
bierno de Su Majestad". López replica dándoles los pasaportes.y de
las córteslas·verbales ya hemos pasado a unas vfsperas de violencia.
Entre tanto Francisco Solano viaja a Buenos Aires donde actúa exito-
samente dé mediador entre Urquiza y la ciudad portena. Cuando zarpa
de retorno en el " Tacuarf" , en aguas argentlnits barcos de guerra
ingleses agreden a canonazos a la nave paraguaya. El almirante
inglés Lushington, no satisfecho con el doble desafuero, anuncia que
su escuadra de catorce barcos de guerra y dos mil hombrea de desem-
barco atacará el Paraguay. E118 de diciembre Solano López denuncia
el hecho a los respectivos ministros de Relaciones Exteriores (je la
Confed~ración y de Buenos Aires. Al de esta última -Carla$ Teje·
dor- cabe la obligación de protestar.severamente por Ja violación de
las aguas territoriales. No lo hace. La ruptura entre Inglaterra y Para-
guay prosigue, aunque este último se esfuerza por reanudar las rela-

82 Alfred Du Gratty, op. cit., •péndice·26.


clones normales sin menoscabo de su dignidad.nacionaLEI represen·
tan te· d iplomático del pals g uaran 1 en Londres, don Carlos Calvo,
escribe ·er 20 de ju lio de 1861: desde· Parls, al min ist.ro de Re~ac iones
Exteriores paraguayo, don Franci sco Sánchez.· Luego de relatar su
fr.a<:aso-en entrevistar a lord John Russell;- ;ete del Foreign Oftice, in·
fo~ma que con la mediación -de Thomas· Baring, miembro del Parla·
mento; ha logrado entrevist arse con ·lord Wodeh.ouse, subsecretario
de Relaciones Exteriores. Textualmente expresa:·"He podido conven·
cerme, sellar Ministro, y lo dfgo. con pesar, que en relación al Para·
guay; en'l'os consejos de Su Majestad predomina un esplritu de male·
volencia que sofoca. todo .sentimiento de rectitud y de las convenien·
elas, Incluso de las más simples . . . "Calvo informa haber comunicado
ar ·mlnistro Russell su voluntad de someter el asunto a la decisión de
· un tribunal inglés, por consejo del emi Aente abogado Phil limore; Rus·
sell ·1e·comunica su exigencia:de sumlsi.ón pasiva dei·Paraguay "a su
n'!Qndato lmperat ivo"Sil:
El d1 p l omáti~ paraguayo desárma al altivo Russell con buenas.ra·
zo nes,.que son 1as de la·verdad. En su nota.del 20 de julio de ,86, ·al
rriinfstro :Sánchez, Calvo apunta: " Es sufic iente decir que su seflorla
(lord Russeil), no encontrando en sus procedimientos, aplicación po·
slb!e del· derecho que rige las naciones, se cree fuerte cuando asegu·
ra <:¡ue "fas· Repúblicas de la América del Sur han acordado satisfac·
clones ·de este género", guardando bien. sin embargo .de nombrar los
Estados·que, al decir de Su Sef'torla, han podido degradarse af punto
de prestarse a una abdícsc;ón· tan cobarde de sus. derechos de nación
soberanfl e independiente . ...'~ Concluye Calvo: " . . .la afirmación de
lord. ·John Russe/1 relativa a lera pueblos de la América del Sur es una
le<:ción severa, que deben apro~echar todos, so pena de ver pronto a
los gobiernos.fuertes sancionar la: 11iolencia y la iniquidad, conforme a
/as rtWxlmas profesadas por·el gobierno de Su Majestad Británica, co·
mo.lm~derecho consuptud/nario para Ja Amérfca del Sur"84. ·
~bre cómo termi(ló el entredicho entre la primera potencia del or~
bej el pequei'lo y déb!l Paraguay, queda anotado en ·la carta que el24
d.e abril .de 1865 le·<lirige a Mit re desde Parls el mismo Carlos Calvo:
· ·•. :. •el ·altivo Lord Russell ·-esc ribe-, después de estar decidido a
mandar una escuadra a bombardear la Asunción; después que preten·
dla un millón de duros de ·indemnlzación antes de tratar con el Para·
guay; no sólo. le ha reconocido su derecho perfecto, procediendo CO·
mo proced ió, eino que ha dado por el Art . 2 de la convención de abril,
Js satisfacción má$ espléndida que se conoce en los anales de fa
diplomacia bríM.nics , sobre el ataque y violación del territorio fluvial
atgentlno pór la marina de. S. M:"85 .
· Paraguay habla t riunfado·, no tanto por la razón que le asiste ·sino
porque Inglaterra lo habla dispuesto todo para arreglar cuentas con
el pequeflo Estado sin declararle la guerra, ni agredirlo ni mostrarle

'· ,.

~ Id.. apéndice 45 y siguientes.


. 114/d.. apéndice 51.
8~ Barlolomé Mitre. Archivo, Buenos Ai res. Biblioteca La Nación. t. XXVII.
191 3. p.g. 87.

48
hostilidad alguna. Ciertos hechos surgl_d os en .el Pla1a -que más
adelante veremos- habran mostrado ·a lord John Russe!l que era po-
sible prescindir de enviar la escuadra. Y que Inglaterra querla propinar
una lecció.n al Paraguay lo dice bien a las claras -el' as~nt.o .Cahst'att,
problema a.rtificial, inventado para dar pretextos a uria intervención .
Esa h~cción, como escomprensible, versarla sobre. las· ventaias del
libre cambio y la libre Introducción de sujetos y mercanclas británfca·s
en fa tierra guaraní. Pero Inglaterra la daría por medio.de terceros, es-
condiendo ta mano. · · · · ·· . · ·

13. El otro lópez

A fa muerte de Carlos Antonio el PQder pasa: a m~n9s de. s~- hijo


Francisco Solano. Sigue la ohra. En 1862.explica en la " MemQria.". al
e:s:
Congreso E~traordinario que la vra férrea· a ·vill'a Rica· consfr~ida
con dinero del tesoro nacional; las empresas mercantiles :..:..af'lade-·,
"las más de las. veces éntran en estas especulaciones sobre la base
de un agiotaje poco ordenado, .. "86. López hijo desc~nfla del capjtal
extranjero no menos que sus predece!icires, pero él p~f s' avanza· y se
coloca a la cabeza de las naciones de esta parte del orbe: la materia
prima nacionál es e>.plotada cada vez más . Con algodón y·caraguatá
(ananá silvestre) los paraguayos. fabrican papel; con el caraguatá
igualmente hacen tejidos para. camisas y ropa interior. Confeccionan
ropas en general y tejen lana para ponchos. Raspando los cue.ros ob-
tienen un pergam'ino tan bueno como el europeo. La tinta la hacen de
un haba negra, de la que se extrae la sustáncia a principio :colorante
por m'9dio de cenizas. Hacen sal y jabó'n por medio de st.J$tlttitos· que
proporcionan los arbustos ~i.lvestres y las cenizas vegetales. La pól-
vora se elabora extrayendo el azufre de la pirita de hierro. En lbicuy
forjan canones. · · · · · ·· · · . · · · ...
El Paraguay no es el pals barbarizado por la tiran la de que se -tre-
nan la. lengua sus detracttore$1iberale~ en el Plata y en el ~aoeiro. Alll
hay paz desde la fracasad~ expedición de.Betgrano y ·una .é'ontinuada
y coherente polltica de progreso económico y social. El monopolio del
comercio exterior regula la introducción de productos elaborados. Es-
tán exentos de todo derecho de introducción las ~áquinas para ·la
agricultura y la industria y los instrumentos de navegación; tíe11en un
derecho del 25 % las sedas y telas de seda; telas de lana; tuf;· batista;
damascos; encajes; relojes; muebles; cristales·; ·.vel'l !culos; : calzado ;
monturas; vinagres; cervezas; sidr.a; tabaco; sal; man.teca; etc. Es de·
cir: los artlculos suntuarios o aq~llos de los que el p~is puede pres-
cindir porque no admite el lujo de despilfarrar su oro, y aquellos otros
que el pafs produce 87. · · ··
Tienen privilegios especiales 'todos los indivtduos que inventan al-
e
go útil o introducen procedimienlos ~grlcolas Industriales n()vedo-
sos. Los créditos hipotecarios que otorga el Estado cuestan 'el 6%

as Atilio García Mellid; op. cit., pag. 428.


87 Alfreq Du Gratty, op. cit., pág. 401 .

49
anual; en el Plata el 12 %. Los créditos comerciales entre el 18 y el
~%~~~ . .
En lo que atafle a_ la exportación, los derechos oscilan entre el 5o/o
y el 20 %. La tasa más baja correspon~e a I_Qs cueros curtidos, mate-
ria prima y mano de obra vernáculas. El tabaco paga el15% pero los
cigarrillos -que han Incorporado al tabaco mano de obra- están
exentos de todo gravamen89.
Para ejemplificar la compos.ición d!i~ los ingresos del gobierno para-
guayo, 01.1 Gratty da en la página 1511a siguiente tabla correspondien-
te a 1857: ·
Producto de la venta de yerba mate y produc-
tos de· los establecimientos rurales del Esta-
do (estancias de la patria).................. francos 8.161.323
Derechos de Aduana, locación de tierras
públicas, etc. . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . francos 4.280.000
Total en francos 12.441.323

La polltica inherente al comercio exterior que P.ractica el Paraguay


es exactamente opuesta a la que ejerce la Argentina de Mitre. Sin per-
juicio de analizar más adelante este aspecto de la economra argenti·
na, digamos por ahora que en 1865 nuestro pals importa por unos 30
millones de pesos oro, de los cuales algo más del 10 % corresponden
a la-Introducción de bebidas y cerca de un 18% a comestibles finos
de origen europeo. Los articulas para la industria naval, ferreterla y
pinturerla montan algo más del10 %. ¡Delicias del libre comercio! Se
expresanin en los déficits crónicos del comercio exterior. Ello no su-
cede en la tierra de los López. Desde 1851 hasta 1860 el comercio ex-
terior da alll un saldo positivo de 3.850.014 pesos paraguayos o su
equivalente, 2.900.000 pesos fuertes, o en otros términos, casi 600.000
libras..
Cuadro 10. Exportación elmportactón del Paraguay (1851·1~)'
(En pesos paraguayos) ·
Diferencia
A,o Exportación Importación en más en merlos
1851 341.616 230.917 110.699
1852 470.010 715.886 245.876
1853 690.480 406.688 283.792
1854 777.861 595.823 182.038
1855 1.005.900 431.835 574.065
1856 1.143.131 631.234 511.897
1857 1.700.722 1.074.639 626.083
1858 1.205.819 866.596 339.223
1859 2.199.678 1.539.648 . 660.030
1860 1.693.904 885.841 808.063
1880 1.163.418 1.030.408 133.010
FUENTE: Benigno T. Mllttlnez, El Paraguay. memorilt (Ntt&antada t111jo al punto de vista industrie/ y co-
mfltcitil., r~c/611 C41111~ ,.ts.s 11111 P.lata. Asunción, 1~. pág. 110.

88Id., pág. 386.


Blld., pi~. 401.

50
La estad lstica es elocuente: hay saldo negativo solo en ·1852; por IQ
demás, la calda de los valores en 1~0 se !1ebe a la mala cosecha de
tabaco. Veamos cómo se componen en· ese ano los distintos rubros
del comercio exterior. ·

Cuadro 11 . Dlscrlmlnlclórl de Jmpof11clones • Elcpor11clones

Articulo Pesos . Arlfculo Pesos


Paraguayos Paragu,yos .
Sedas ................................ 31.285 Yerba-mate ..................... 1.093.860
Tej idos de lana ................. 133.656· Ta~co ...................... ..... 292.833
Tej idos de algodón .......... 340.053 · Cueros secos ................. 187.787
Ferreterla ......................... 29.851 Cueros curtidos ............... 22.858
V·i nos ................................. 79.01~ Corteza ............ ,.............. 22.474
Comestibles ..................... 155.665 Madera ........................... 14.799
Calzado ............................. 56.353 Varios ............................. 35.828.
Varios ....................,........... 59.962 Naranjas ........................ 2~.466
885.841 1.893.904
FUENTE: N.G. y E.T. Mulllal, llanu• l IH IU Repl)bllc . . d•l Pt•t• . a...nos Aira t . lmp,.,.,la ~i. 187&,
piQ. 530. .

14. Mr. Thomton frunce 1• nariz


Que todo esto suceda en el Paraguay hace perder la.flema a los
ingleses. Y por supuesto a Edward Thornton, ministro de S. M. en es·
tas latitudes y compadre dilecto de Mitre y Rufino de Ellzalde. El 5 de
setiembre de 1.884 e$cribe Thornton a lord John Russell, a cargq de
las Relactones Exteriores de la Gran Bretatla y de quien sabemos algo
por el i~.idente Canstatt: "Manifesté mi convicción d~ qu.e el Brasil, .
al men.os por ahora, no tenia intención de procurar absorber o atacar
la Independencia de la Rep(lbllca Oriental y que yo oonslderaba que
toda nación tiene el derecho inherente de Insistir en que le den satis-
facción por danos hechos a sus súbditos, aunque fuese a ex~nsas
de la.guerra o <te la ocupación temporal de su territorio perteneciente
al ai:lresori)O. ¡Ot ra vez un diplomático inglés abogando por al Brasil! Y
. ahora intentando justificar lo injustificable: la ·agresión al Uruguay•
.... ¿NO. demuestra esa acción que la pollttca del Brasii es la de la Gran
Bretana? ¿0 se quiere tener la ingenuidad de atribuir a Thornton Inde-
pendencia de actos y de criterio con respecto al Foreing Office y su je-
fe lord Russell? Esto último, desde luego, debe descartarse: tal dispa-
ridad no ·cabe en la diplomacia británica. Por lo demás al dla sigulen·
te, seis de setiembre, don Edward firma una larga nota confidencial
dirigida a su ministro de Relaciones Exteriores. La introducción está
destinada a l'intar un Paraguay que vive bajo el terror mu absol uto;
se detiene en casos particulares y enfatiza el presunto despotismo de
López y su pertinacia en deprimir · todo talento capaz de hacerle
sombra. Olvida que el gobierno del incriminado envfa a E1,.1ropa a los
mejores jóvenes paraguayos -a cuenta del erario público- para que

90 Efraim Cardozo, op. ci t. , pág. ~1 .

51
·ápréndari lo iliher~nte a la cultura y la; ciencia contemporáneas. Se
'queja de que, a excepción de lópez, "nadie posee ni siquiera una for-
·tuna moderada"; que k>s derechos dé 'importaéi.ón son enormes, lo
que perjudica -ni hace falta decirlo- la introducción de·mércan clas
del exterior, y luego hasta finalizar prosigue la oscurfsima pintura del
estado de cosas, c·argadá de subestimación por el pueble y por la ca·
· pacidad del ejército. López es presentado como un sátiro ante cuyos
requerimientos no hay jovencita que arriesgue una negativa91. El mi-
nistro·.de los EE.UU. en Asunción describe el estado de ánimo de
Thornfon al momento de abandonar la ciudad: ·~ el Paraguay estaba
representado como la Abisin ia y López como el rey Teodoro·. Un 'des-
potismo implantado de este modo, era un obstáculo en el camino de
la civilización. l'nsignlficánte en si mism6, el Paraguay podla impedir
el_desarrollo y progreso dé.t~gs sus v~_irws. Su existencia era. noci-
vaysu exlinción como .nacionalídad o lá calda de la familia rein.ante
debla ser provee/'losa para s.u propio pueblo como también para todo
e/ mund_o''92. El testimonio del ministro. Washburn -rigurosamente
exacto, puesto que los hechos po~ter iores lo confirmarán- permite
algunas reflexíones: a) Un obstáculo a la civilización en general es ob-
vio que debe ser barrido; b) Nadie mejor que sus vecinos -en aparien-
cia los más amenazados y perjudicados- para destrozar el camino;
e) La extinción del Paraguay como na~lonaJidao -es afirmación ro-
tunda de Thornton a estar el testlmonio.de Washburn- debe ser eje-
cutada, ya qu~ pareciefa que no sólo el. Paraguay de López es
:~ oocivo " sino ei Paragúay a. secas. Luego, ¿9ómo dejar de colaborar
area? ¿Cómo p~rmanecer al rnargen Inglaterra, sien-
en tan civ.ilizad.a t_
do "que la Sobe~~na -la reina Victoria- d~ tina gran nación comer-
qial tiene Qnterés.).por todo. aq uel ~o Q~ ,tíendaal desenvolyir:niento del
come.rci.o.:.:?~3 · . . •. . ·. . .. . .

,~ontra.riando. respet-.ble~ OP.iniones, de aqul parece surgir _que Mr.


TrtorntQn no va al Paraguay en " mitrista"; más bien cabe pensar que
svcede lp opue$to: sen~n los mitristas quienes vayan al Paraguay co·
mo "ingi!JSistas": .L os adeptos de don Bartolo sabrlan interpretar .ade-
·cuademeJJte el-. truncimi,nto . d' .nar.ices.. de ·Mr.. Edward:· i ~ópez no
tiene consideración por los. der~hos de las extranjeros! Por sup_ues-
t9, se trata del.c!en3cho a 'intrOducir libremente rriercanclas,.'a tran~ítar
y:tuego extraet:l'llaterías primas,.alimentos y oro..Y.en viendo la nariz
·<'e·Mr; ~dwatél todo tue. seguir la dirección de su enojo. ¿Quién ignora
qu~;l.nglater,ra es tlarto ~ensible a todo lo que hace a sus Interesas co-
merclales?'Lo :~s de antiguo. No está lejano el -dl.a (un 12 de marzo de
1842}.-en que eJ.ministro Aberdeen ordenaba al s~~or Mandevi iJ~ co-
m~jca~·ál gobierno argentino que de 110 .obt~ner "una ju~ta c;onside,-
racl6n_ pof:lo._s}ntereses· cqmerclales d~. /os súbditos de S.M. ep 81 Rfo
de la. .¡;la.t~.- :¡mpopdrii : al Gobierno áe S.M. el deber de recurrir af
empleo d~ otras medida& COI'I el fin de apartar:obstáculos que al pre·

lllPelhám Horton Box, op:·cit., pág.m y sigts:


112Efraim Cardozo, op. cit., pág. 362. .
93 Alfred Ou Gratty, op. cit., apéndice 26.

52
sente interrumpen la navegación pacifica de esas aguas''9ot. Dos anos
antes, el 31 de octubre de 1840, el mililstro Palmerston hablase dlrigi•
do al dictador Francia del Paraguay (ya muerto para esa fecha• intere·
sándose por e• comerciante ingfés Richard Bannister Hughea. Este úf·
timo dejará escrito en sus memorias: "La apertura de loa puertas det
Paraguay al. comercio exterior es una nueva era en la historia de Sud
América, un hecho de trascendental Importancia para etmundoente•
ro95. ¡Caramba, el hombre estaba entusiasmado! Y al ladosuyo'81 mi·
nistro de S. M. En 1845 los comerciantes .de Liverpool hacen dos pre-
sentaciones ante la Cámara de los lores seftalando las póSíbiliCiades
"fantásticas que se les abrlrlan- si se les Jranq~earan los rlos argeati~
nos hasta el. Paraguay96. Ahora el entusiasta ya no es un individuo si·
no una corporación entera de comerciantes. Y si para la década del40
andan los ingleses tan apurados por colarse en el Plata y remontarlo y
penetrar en el Paraguay, ·en la de1.60 están echando· chispas: deben
vender productos de so industria y procurarse cada•vez mu matedas
primas. "J alimentos~ Y en Paraguay hay-algodón•.•·¡SIJo sebr' Mistar
Edward Thornton! · ': ·· · <·
En su ·~tvtensaje" de 1849 habla dicho el viejo. López: "El algodón es
otra producción que debe formar un articulo importante de exporta·
ción. El algodón .parag~ayo tiene .las tres condJclones .que ros fabri~
cantes exigen del algodon: largo, fino y fuerte"97. Trece anos más tar·
de escribe Du Gratty: "El algodonero crece admirablemente en el Pa~
raguay y, puede decirse, espontáneamente. Devendrá; si se lo planta,
masivamente; objeto de un importante comercio, ya que da, en gran
cantidad, algodón de la mejor calidad baJo todos los aspectos; pero,
actualmente. su cultivo se limita a unas pocas plantas que cada fami-
lia planta para sus necesidades~'98..
Palabras propicias a acrecentar el interés. por el Paraguay en mo-
mentos en que ha dejado de afJuir la codiciada materia prima de tos
EE.UU. Por atladidura agrega Ou Gratty -su obra fue pubUcada en
Londres- que el gobierno paraguayo ha tomado .medidas para alen·
tar el cultivo de la fibra t.extll, .comprendiendo lo favorable-del momen·
to: la guerra civil en Norteamérica; Finalmente -Y esto no son dichos
de Ou Gratty sino hechos- López le-envfa al. rey-de Prusla 6.000 libras
de yerba mate: quiere imponer su uso en el ejército prusiano. Al eón-·
sul paraguayo en Parrs. l..udovicoTenré, le despacha 1-.500 llbrasde
algodón. Ocurre en 1863 y se treta de una.muestra; Pero el mismo atlo
envfa a John Alfred Blyth de Gran Bretana -13:fardos de algodón y
otros 14 van a Antuerpia consignados a Alfredo Ou Gratty. Por vez prl·
mera el algodón paraguayo llega a Londres. Llverpool y El Havre.las .
partidas son pequeflas pero seftalan un camiM, una ruta propia don·

1M Atilio Garcla Mellid, op. cit., pég. 398.


951d., pég. 397.
98/d., págs. 394-395.
w Woodbi ne Parish, Buenos Aires y las provincias dfll Rlo deis Plata, Buenos
Aires, Hachette; 1958, pág. 354. · · . . · ·
118 Alfred Ou Gratty, op. cit., pág. 3&9. ·

13
de e$t6n e)(cluidos los comerciantes particulares, al menos del lado
paraguayo. No le será perdonado a Solano López.
El joven presidente trata de mejorar los métodos para la explota·
ctóo de la fibra. De Nueva York se hace .mandar máquinas; con ellas
simientes de alta calldád. El 3 de febrero de 1864 son embarcados en
el "Candace" una prensa y dos desmotadoras. El mismo ano llegan
de Londres dos méquina$ enviadas por la "Cotton Suply Assocfation"
de Manehester. En el fntetin el cónsul en Francia, bien impresionado
por las muestras de la fibra propone se la truequen por tejidos trance·
ses. Ademés pide muestras de maderas y tabacos. A mediados de
1864 el algodón paraguayo se cotiza en El Havre.
Francisco Solano es hombre de ojo largo y vista aguda. Trabaja pa·
ra el manan a. Contrata en Europa técnicOs y clentfficos; a los mejores
estudiantes de su patria los beca y los manda al viejo mundo. Trae a
Char4es Twite de la "Royal schoolof mines of Great ·Brltain'': le encar·
ga ·levantar un mapa mineralógico de la repcmlicaee. Mister Thornton
frunce la nariz y olvida relatar todo esto; También olvida que en orden
a Instrucción pública el pals no va a la zaga de sus vecinos. En el
"Mensaje" de. 1857 Carlos Antonio Informa que funcionan 408 es·
cuelas con 16.755 alumnos. Cinco anos més tarde hay 435 escuelas
con 25.000 alumnos. Entre t anto aqul bajo el gobierno de Mitre, el mi·
nlstro del ramo informa que 25.000 nlnos reciben instrucción escolar.
Los jefes y oficiales de la Triple Alianza comprueban que el soldado
guaranf sabe leer y es~riblr100, ~na vez m~: ¡Insólito Paraguay! Me·
nos bá.r baro de lo que quieren sus enemigos. Las siguientes palabras
escritas en 1864 a Solano López lo certifican : "V. E. se halla bajo
muchos aspectos en condiciones més favorables que las nuestras, a
la cabeza de un pueblo tranquilo y laborioso que se va engrandecien-
do pot la paz, y llamando en este sentido la aten9ión del mundo; con
medios poderosos de gobierno, que saca de esa misma situación pa-
cfflc•; respetado y estimado por todos los vecinos que cultivan con él
reJaciones proficuas de comercio; su polltica está trazada de antema·
no y su tarea es tal vez més fácil que la nuestra en estas reglones te m.
pestuosas, pues como lO ha dicho muy bien un periódico inglés de es-
ta ciudad, V. E. es el Leopoldo de estas reglones, cuyos vapores su-
ben y bajan los rfos superiores enarbolando la bandera pacifica del
comercio y cuya posición será tanto más alta y respetable cuando se
normalice ese modo de ser en estos paises ... "101 .
¿Qué más agregar a este panegfrico, a esta loa a la paz y a la pros-
peridad del vecino, sino el nombre del autor? Se llama Bartolomé
Mitre. .. ·
La guerra contra el Paraguay, aunque Inscripta en una causa deter·
mlnante reconoce razones múltiples que para los aliados pueden ser
fundamentales, sin perj uicio de estar condicionadas a la mayor y de·
clslva: lá del amo ultramarino. Conviene ahora ex~mlnar a los tres

• Atilio Garcla Mellid, op. cit., pilgs. 231•232.


100 Id., pjg. 272.
101 Carlos Pereyta, Francisco Solano López y la guerra del Parlguey, Buenos
Aires, sin mención de editor, 1953, pág. 219. .

· 54
conjurados en 1a Triple Alianza. Comen~remos por el $tasll. e.s· ~n v•
cino siem~re agresivo, ambicioso de tierra y casa ajena, y ejecutor del.
hecho que llevó al Paraguáya la.guerra; la invasión al Uruguay, la co·
dictada antigua provincia Cisplatina del Imperio que siempre anora-
ron los )efes de la monarqula esclavista.


lit ,¿ Brasil de los brasileños •.. ?·
': , : ¡ ", ! : ,

1. Contrablndo, buen negocio

Retrocedamos a 1640. Portugal acaba de li berarse de Espai'la y bus·


ca protección inglesa;,Gran Bretana se la dará pero el país lusitano
tendrá que enajenar su voluntad al protector. Los mercaderes ingle·
ses obtendrán privilegios para el comercio con el Brasil. Llevarán aiH
sus mercanclas para retornar con diamantes y oro y productos tropi·
cales. A fines del siglo XVIII intensificarán los hiíos de Albión el
contrabando. ramo por demás lucrativo. Por otra parte. en 1680 los
portugueses fundan Colonia del Sacramento frente a Buenos Aires.
El gobernador Garra de ésta,desaloja a los mol_e stos vecinos pero
ellos vúe!ven un arto más tarde. No a favor de las armas, por cierto, si·
no de la d iplomacia. arma que parecen manejar mejor sus ibéricos pri·
mos. En 1705 otro gobernador de Bue nos Aires retoma la controvert í·
da ciudadela lusitana y la historia se repite: once al'tos después los
portugueses la recuperan con palabras sutiles y modales palaciegos.
El ir y venir de manos sigue hasta 1777, en que Espal"'a retiene para si
la estratégica Colonia merced al tratado de San lldefonso. Pero sigue
siendo presa codiciada por su inmejorable ubicación para el contra·
bando. Todos la qu ieren y entre ellos los ingleses, que hasta tendrán
en la plaza un gobernador ·· portugués " apellidado Short y nacido en la
Gran Bretaf'la: el hombre servla -dicen - en la flota de PortugaJ102.
En 1729 escribe el padre Malias Setombel: ··Aunque no entra aqul
(Bueno$ Aires) ningún barco inglés, por estar rotas las relaciones con
esa nación introducen desde la próxima colonia portuguesa algunos
artlculos y los ocultan; de suerte que no ha mU<:ho, en sólo artículos
comerciales de contrabando, se fes ha secuestrado por valor de
300.000 pesos· ·¡oJ. En 1776 el "cónsul británico y de las factorias en

102 Mlchaet G. Muthatl, The Englísh in South America. Buenos Aires. tmpr. The
·stancletd, pag. 14.
103 A ti lío Garcla Mellid, op. cit .• pág. 410.
Lisboa" le not ifica al Embajadon:ie S . M. " en :esa corte··:·": .• S& inicro
un inlercart'll:,lio entre los portugueses y· los espaf'loles del Rio de la
Pfafa (:.. ) y·se fomentó y alentó por la -baratura con que los espafloles
• se-abasleclan de productos ingleses·enviados de.Lisboa en-las flotas
de Rlo·de Jáneirb; y desde all l transportados por mar a !a Nova Colom·
bia de Sacrament o. adonde acudfan' IOs.-t!Spanoles a adqui rir estos ar·
. tículos que eran pagados eri m:etálico, fetornando a Lisboa con ~a flo·
· ta de Río, que en sü mayor parte, puede deCirse; se concentr.aba en
Inglaterra 104. Af'los antes; en H61, Jos retornos en metálico desde
Sacr amen to se elevan a custro millones .de tr-uz.ados plata. Brasil es
un ·gran ·me·rcado para Inglaterra y· Coloni a, lusitana en los papeles
-cuar'ldC' no la retomaban los espanoi&S-.una cuna inglesa metida
·en el Ala de la Plata. Lo demás lo hacia la baratura-de las-mercanctas
brit·ánioas. mas fuertes que la legislación colonial hispana; De ahí que
cabe suponer que cuando Pedro de Ceballos toma Colonia er) 111Z·no
se . espanta· demas iado pot .hane·r encontrado \ .:enorme· cantidad de
· merc'ancias fnglesas a la espera del contrabando que fuera i'nternén-
dola"105. No hay nada nuevo ni oculto; los ingleses van controlando
cada veZ. más el comercio \Jiframarino del Brasil y la'. misma economfa
dét' !>aisJ No es excepción Brant Brothers de Goyas; que ·en .. 1776
emplea más de 600 esclavos en sus lavaderos de dia'mante106. Por eso
cuando el virrey Amat del Perú advierte a su soberano no es porque ha .
·visto fan1asmas: éuidado ~te dice- -con los "enemigos portugueses
-que se ·han aliado con Jnglatérra, bajo·cuya protección han cometido y
cometen-d iver~ás ·maqUinaciones e in'So lencias. .. "107~ . .

2. ·Don Juan se ·va af Brasil ' ·


. .. .
'Con menos fortuna en el amor que el:otro. ·a·éste la mujer le obse·
· qu ia· hi}os de ·fasc inante parecido con un médico lisboeta. Y paFa col·
mo Napoleón lo cofre de sü patria lusitana. A él y a la corte. Felizmen·
'te. una flota inglesa de guerra -la rnandá sir Sidney Smtth. almlran-
'té....:.. ·se lo lleva · al Bffisil con '15.000 individuos qúe·juzgan útil huir. El
15·óe·noviernbre t2e 1807 Bonliparte le dice á Lima. embajador lusitano:
" No tol·ttraré más la· ptesencia.de ún emisario inglés •en Eutopa" (Del
prótog'o)108. Sé to•dice en Fontainebleau. en una recepciótl al cuerpo
· diplam·atieo. Oportun·idad · humillante para el· enviado de ·Juan;· J)a·
fabf'as ·que devendrán hechos, siqu·iera transitoriamente. . :· :
: ·'El p ríncipe régente de Portugal - la rei na madre está' toea- con·
·ser'lará la c~ro.na y la cabezaquerasostiene. Mas en Brasil mandarán
el almirante Smlth. lord Strangtord y el gabinete de Londres. Este no

104 J ohn Lynch . op. ci t.. pag. 38. ·


105 M adal ine Wallis Nichols. El gaucho. Buenos :Aires. ·Edilori'al Peuser. pág.
65. . .· . . .. . .. ·. ... . . . . . .. .
100 Mic hael G. Mulhall. op. cit.. pág. 345.
10 1 Manfred Kossok. op. cit. pág. 48.
1oe José Presas. Memorias sec'retas de la princesa ·~¡ Brasil. lñtrodueci6n H.
Zorraqul n Becú. Buenos A ires . Editorial Huarpes S.A., 1947, pág. 7. .
es un hecho lndif8fente a loe destinos de ambas bandas del Plata y
tierra~ Interiores. Gran Bretat\a in!ltala una estación naval permanen·
te en las barbas de Juan: debe ·brind~rle protección. . . a sus int•reses
comerciales. Antes de abandonar la ptttria el regente suscrib' con
Jorge 111 de loglaterra una estipulación secreta -ratificada el8 de no-
viembre de 1807, vlspera de la huida a América- por la que cede a Sl,l
protector y aliado la isla de Madeira, para que la flota de S. M, 8. use
de ella como base de o~raQiones marltlmas. Una claúsula anexfa pre·
v• ..-:-agudo en el ojo de don Jorge 111- que en caso " ...de Ql,.le se
cerrara" lo$ puertos de Portugal a la bandera inglesa, se establecerla
en la i51a ~e· Santa catalina, o en otro lugar de la costa del Brasil, ~.:~n
puerto a donde las mercaderlas briténlcas pudiesen ser Importadas
en navlos ingleses; pagando los. mismos derechos que actualmente
se cobraban en Portugal, debiendo durar el acuerc:to hasta un n~vo
aju~te"1011. . .
pon Juan VI cumplirá escrupulosamente lo acordaqo con Ingla-
terra. ¡Qué otro remedio le queda! Por algo el Cabildo de Buenos
Aires llám$1e muy. acert;¡damente: " .. ..es~ lavo de l's disposiciones
del Gai;)inete de San James"110. Y en habiendo lleg¡¡do a su tórrida po·
sesión en el muy tórrido mes de enero de 1808, t>ajó a tierra y firmó el
comercio libre con sus amo~ y protectores. Más tarde llega más lejos
-acaso para que sir Sidney no le descuide la vigilancia- y firma: las
mercanclas de Albión pag,rán en el Brasil menos derechos de
aduana que las mercanclas metropolitana:¡111 . El ministro inglés en el
jane.iro, lord Strangford, le escribirá a Canning: "He conferido u.n tltU·
lo a lngl•terra para establecer co n el Brasil las relaciones de sobera·
no a súbditos y a exigirle obediencia en pago del precio de la prote<¡-
ción"112. Por lo demás, los ingleses miran con codicia el Uruguay. Y
también no pocos lusitanos, qu~ lo quieren para la corona, con eJCchJ·
sión de los odiosos y a veces odiados protectores. En el rni$mo at\o
ocho de la dedmonona centuria los comerciantes ingleses en Rlo le
· ofrecerán a José Presas, secretario, am1tnte y correveidile de la mujer
de Pon Juan, seis mil pesos por una carta de recomendación al virrey
Liniers y una promesa del 4% sobre todos los beneficios que pudiera
devengar el comercio con el Rlo de la Plata, supuesto que les fuera
permitido establecer sucursales en Buenos Aire~ y Montevideo113. Se
les h•ce agua la boca, El 10 de setiembre del mismo ~t\o el brigadi,r
portvgués Joaqurn Xavier Curado reclamerá a las autoridade~ de la
Band• Oriental la cesión de toda ella, a titulo de preservar la PN en
los dominios hispánicos mientras durase la contienda en la metró-
poli114. El got)ierno del Janeiro ofrecerá al Cabildo de ·auenos Aires
1
'09 Ern~sto J. Fitte, El precio de la liiHir.tfd, Buenos Aires, Emecé, 19&5, pigs.
36 y 37.
no Jos' Presas. op. cit., pág. 13.
m Rodolfo Puiggrós. La ipon de Mariano Moreno. Buenos Airn. Editorial
Partenón. 1949. pág. 96. · ·
·:~Id . id
113 f!(lchael G. Mulhall, op. cit., págs. 344 y 345.
.. ~Erne sto J. f• tte. op . Cit.. págs. 21 y 22.
proteger las provincias.del Rfo de la Plata,"...garantiendo su comer·
ció y un olvido de lo pasado por parte de sus aliados los ingle·
ses... "115. Está hablando Inglaterra con su boca· portuguesa. Que par
algo lord Strangford entusiasmábase con la idea del almirante Smith,
de adelantarse a los franceses y asentarlas. británicas sentaderas en
Monte.video y en Buenos Aires116. Con lo que sé va viend~ que ya de
muy temprano la otra banda del rlo entró en el vasto campo que abar·
cabala codicia británica. ·

3. Rio Grande con las fauces abiertas

Desde remotos tiempos tos negreros riograndenses codician el


·Uruguay. Aqul hay ganado de sobra y en Afo Grande, a partir de un
momento dado, los saladeros claman por él. Hay tierra apta para pro-
ducir alimentos en abundancia y un clima moderado y bénignó! el
puerto de Montevideo es magnifica puerta de entrada de toda la cuen-
ca del Plata, de Ingreso a los grande~ rlos que desaguan en el rlo de
Solls y acceso al remoto Mato Grosso, poco menos que inaccesible .
por tierra.l.a banda oriental del Plata clama por ser la petia de la corO.
na -la más espléndida- opinan los riograndenses, y en ello no
discrepan los Jefes del Imperio. Y si alguna VEtZ surge la discrepancia
los rudos senores de la surena provincia del Brasil argüirán con tazo•.
nes poderosas para que el Imperio todo los acompafte: no se deben ol·
vidar sus tendencias separatistas.

COn cualquier pretexto los portugueses primero y los bi'aslieftos


después Ingresan en el pequeno pals del sur. Invariablemente proce·
derán a arrear ganado de las estancias orientales hacia Rlo Grande.
&n 1811 el ejército lusitano que manda el general Diego de Souza cru-
za la frontera y se entrega a formidables depredaciones117, En.1820
~ios tuio-brásilenos han Invadido en 1816- luego dé la victoria de
Tacuarembó sobre los patriotas, lo·s triunfédores prOducen una formi·
dable "arreada de unas ochenta mil cabezas de ganad() con destino a
Rlo Grande", a estar lo que afirma Augusto de Saint Hllaire1i8. Y el
diplomático norteamericano en Buenos Aires, John Murray Forbes, In·
forma al ministro del ramo en Washington (el 1• de abril de 1821).
"los Inmensos rebaftos que constitulan la gran base de exportación
de esta provincia y la Banda Oriental, se 'len sensible!Tiente redu~idos
por la cantidad enorme de ganado que el general Lécor ha arriado ha·
cia Rfo Grande"11é. De ahl que si en 1816 en la capltanfa general de

1\5 Adolfo Saldlas, Historil rie la Conftderaci~n Argentina, t. 1, Buenos Aires,


Orientación Cultural Editores, 1958, pág. 188.
ne Ernesto J. Fltte, op. cit., pág. 22.
117 Agustln Beraza, La economla de/a Ba_náa Oriental durante fa Revolución.
(18.11·1820}, Montevideo, Ediciones de la !EIIli1da Oriéntal, 196-4, págs. 20 a 24 y
sgts. ·
11a Agustfii Beraza, op. cit., pág. 101.
11e John Murray Forbes, op. cit., pag. 103.
RJo Grande tlay-13 ·saladeros; éu'átro at'los después habrá 120120,· E119
cte- -diciembre ·de 1822 El Pampe;o de a·uenos Aires· habla ·de extrae·
éiones que suman 24 millones de animales entre vacas, caballos y
mulas. Po·r .supuesto, extracción hacía AJo Grande121. ··
Entre tanto, ya es tiemPó de menciona( al general Souza Netto; en
1836 encabeza tsn movimiento separatista en la ·surena provincia dtH
Brasil y-llega a proc'tamar la · República lndepéndiente de Pirstinlm;
que viviré hasta 1845. Sofocados los arrestos independentistas. lós
negreros que encabezan el ejérci'to republicano asientan sus reales
en el Uruguay; van con sus peones y su ganado y se llaman también
general Osario, coroneles Saldanha; :~lla·, etc.' Devendrán poderosos
terratenientes y en la polltica local actuarAn aliado de los colorados.
El éxodé riograndeñse continuará hacia la antigua Ci$platina. En
1850 los negreros· son pro'p íetarfos de·'42~ estanci as con una superfi·
cie de 4:739~ 992 hectéreast22. En 1864· suman 40;000 los riogranden:
ses afincados en el Uruguay123. Cifras para inquietar a ros orientales;
se traducen en poder económico y en Influencia polrtlca. Un autor
ánónimo la describe asJ:·sobre 7.0361éguas..cuadradas de superficie
que m~ne él paJs, ,.782 son de propiedad brasilena. Er:~· esas tierras
pastan casHnil1ón y medfo de vacas· y sus dllel'\os;. més· otros natura-
les dél Imperio suman ·Un quinto dé la población total12~ . Los·
caudillOS mllltares, terratenientes y negrérOS esfan Sr1 ·CaSa, pero Si··
guen estando en la casa vecina. Ellos puét:ilan ambos lado-s de la fron.·
tera. · · · ·· · · · '
El13 de febrero de 1850 el Jornal do Commercio·de Ale publica un&
proclama expedida por el coronel Francisco de Abreu, Barón de Ja·
cuh'y; invitando a los brasilenos a defender el honor nácional·y a los
orlentales·a·liberar su patria. Con fuerzas reclutadas en Rlo Grar:tde·ín·
vade Jacuhy la campana oriental .''e hizo botln en los ganados de las
inmediaciones del Arapey". Finalmente es batido po'r et coronel uru ~
güayo Diego Lamas y el1·2 de mayo S\JS fuerzas se dispersan, pero La,.
mas no há.IQgrado " ;: .sac'árltfel botlri de ganadocon que.ei Barón·se
internóen AJo Grande:·. El 13 de julio de 1850 ·se lee en El- Americano
de Aro: "El jefe de esta incursión. desastrosa está ·en la corte; sus ins•
tigadores, convictos con sus propias éartas publicadas por nuestra
prensa y por la de los e·s tados ltmltrofes; están tranquilos: los eómpti··'
ces del: BarOR de Jacuhy permanecen en sosiego en la Provincia 'de
Rlo Grande (..:Jm ientras los ganados robados llan sido di'Stribuidos y
vendidos ·impunémente en 'AJo Grande 'n25,.. Un ejemp lo entre otros . · ·
. El Urug.uay e~tá sujeto a una constante amenaza; duenos del poder.
polltico en su tierra natal·, los caudillos negreros aspiran a tenerlo en

120 A~u.stin ~eraza. op.' cit. , pag. 103 .· .


la.
ll1 fd.,
122 Francisco A. Pintos, La defensa de Paysand(J, Paysandú, Urug·uay ; Edl·
clones. AQul Poesla, 1964, págs. 9- y ~O. . . .. .· .
m:etraim Cardozo, op. cit. págs. 125 y 126.
1 2' Anónimo, Bosque;o analytico acerca da questlo anglobrasileíra. Rlo deJa·
neíro, Typographia Popular de Azeredo Leite. 1863, pág. -53& ·· ·' .' ·
12S Adolfo Satdlas. op. cit. , t. IX. págs: 8, 9. y 10:

60
-la ·nerra'tlruguay~ . No faltará:el .jefezuelo oriental:dispuesto a secun·
dar s.us.planes. . · · ·. ·: : ·
El Imperio -explica Alberdi- está urgido de tierras aptas para el
culthto de cereales y, la crianza de ganado. Necesita carne fresca y no
quiere padecer como Cuba, que por carecer de ella debe adq uirl-r car·
ne seca a 1ós sáladeristas.de.hr Argentina. Brasil se regocija -gas.t ro·
nómicamente hablando~ con las andanzas de caballeros como el
Barón de Jacuhy; se regocijan sus clases d'irigentes, desde luego: los
negros comen tasajo. Y.agrega.Aiberdi.que sí en. el ~rasil. hay hambre
ello es atribuible " a la sed de ganancias de sus grandes propietarios.
que son duei'IOs de los ·cuatro quintos de su sueto: En vez de con-
sagrar una parte al cultivo de cereales y a la crianza de ganado, lo
destinan todo a producir azúcar, tabaco, café y té, que los enriquece a
expensas del pueblo que se muere de hambre. Esa cultura de lujo pa-
ra unos pocos, y de ·ruina para la generaltdad, hace:al Brasil trlb~ta.rio,
en productos necesarios a su subsistencia, de tos ~E. UU ., de le Euro-
pa misma, pero. sob.re t.odo dei.Estado del Urugüil,y; que es su d~spen­
sa o almacén de vlveres (.:.}Su gobierno halla'más.cómodo conquis-
tar los paises vecinos para producir, que obligar ~- sus grande$ pro·
pietarios a dejar la cultura que los enriquece, po~ otras más .~&:Atajo·
sas para el pueblo... " 126. ·

A las exactas razones que aduce Alberdl debe agregarse q'Ue los
esclavos negros constituyen el gran mercado interno para la carne sa-
·lada; que la mayor parte de los saladeros están radicados en · Rlo
Grande y que el negoc io será negocio en la medida que no cese la pro·
visión.de.ganado. Finalmente, la colonización en el tórrido ctlma bra·
silefto· fracasa por aquellos tiempos: el hombre europeo.no soporta el
clima. Los arres de .la ex Císplatina son más propicios: Incluso para
los esclavos. que. huyen del &-asil en busca de libertad. Pero perder
esclavos cuandoha·cesado el tráfico negrero es ·pésimo negocio. Ma-
no : de obra indispénsable en las grandes plantaciones, sin ellos
podrla sobrevenir si no la ruina total una formidable cr.isis:.Y ahi-está
el Estado Oriental , alentando con su sola vecindad las esperarizás'de
los pobres Infelices. Ahl está y es un pequei'\o pals con escasos habt·
tantes . ¿Por qué no hacer de él una dependencia de. Alo·-Grande? :

4. Rotschitd y su áur.ea caden1

En 18381ord Palmerston le escribia al caballero portugués Barón·da


Ribeira Sabroso que las aguas del Tajo no debían correr sin el consen-
timiento ·de la· Gran Bretafla127; palabras en que no ··debe verse ona
expresión de deseos ni un exceso verbal: las aguás del Tajo pottU•
gués ·Y ·el Amazona-s brasileno ya venlan corriendo con la correspon·
diente venia -brítáni·c a; . : · ·· , · · . ·
Cuando. don -Juan se vino a tierra americana cofrido-por.Bonaparte
y protegido por la rubia Albión dlóse a _derramar su munificencia

126 Juan B. Alberdi, op. cit., págs. 6.4 y 65.


m Añ.ó nlmo, op. cit.;pág.f · ·
61
dentr() de los bolsillos de sus protectores. En 1810 permitlóles di$fru·
tarde' los bosques y maderas del BrasiJ128. Grecia real o real gracia, lo
mismo da: la riqueza era Innumerable.
Después de Independizado el Brasil de la metrópoli el comerCio c re-
oerfa prodigiosamente, sobre todo con Inglaterra: pero lo sorprenden·
te serán los empréstitos que volcará Londres sobre Rlo de Janelro.

CuadrO 1~. ErnptMtltos Ingleses •• Br•sU: 1124 • 18&5


Alto Valor en S.nquerc
lib/111 ••terlinu

1824 Rotschild y Thomú Wllson y Co. ·


1825 3.000.000 Rotsc hlld
1829 400.000
1839 312.000
1 84~ 732.600 Sir Lyon Golschmidt
1852 1.0~.6.00 . Rotsehlld
1858 1.526.000
1859 soe.ooo '. ~·
1860 <600.000
1863 3.855.307
1865 6.363.613
FUENTE: Caio Prado Junior. OP. ell.. ~~· fs.:s y \ 92.

Números que aobrecogen: van conformando los eslabones de la


áur-ea cadena. Pero llaman j ustamente la atención los que correspon·
den a 1~ y 1865, a(los inmediatos a la guerra cont ra el Paraguay. Ve-
remos mu tarde los empréstit os posteriores al hecho b+llco. Entre
t•nto, un pafs endeudado hasta tal punto, ¿puede Iniciar una guetra
sin la anuencia, sin la buena voluntad y sobre todo sin el dlnerQ de ~u
IXtlco acreedor?

5. Un amo _,. malat pulgu


'No ha~e'talta explicar quien es él amo. Pero acaso haga falta ir an~
tando ta clase de rozamientos que se suscitan entre él y su lacayo, de-
mostrat ivos de las cont radicciones que a veces los separan; pero sólo
PQr la epidermis.
En 1853 sir Charlee Hotham viene al Plata, entre otras cosas, a ne·
g~lar con el Paraguay un tratado de comercio y navegación. El 4 de
enero reconoce la independencia del pal~ guaranl a nom.bre de su go·
blerno, pero de pronto advierte un molesto estorbQ. El4 de febrero .le
escribe a Malmesbury: " No dejó piedra por mover para contrariarnos y
ot)stacullzarnos"; " ...consistió en participar en bajas Intrigas, se em~

12e Junior Caio Prado, Hls~ori• económica d•l BrB$il, Bu,nos AlrJ&, Futuro,
196(), pág. 115.

62
pet\ó en concitar a los extranjeros y a los naturales en contra nuestra,
y viendo que; salfamos airosos, propuso un tratado comercial y ame·
nazó·con pedir sus pasaportes si no se le aceptaba'.'129. El casi mons-
truoso ser ·que desc ribe sir Charles es nada menos que Pereira Leal,
representante diplomático del Brasil en el Paraguay. El senor Pereira
y sus amos de San Cristobal tienen la prt)tensión de hacer del Para-
guay coto exclusivo del Emperador.
En 1849 don Carlos Antonio López habla e"presado en su Mensaje
al Congreso la importancia que tenia para el Brasil ia navegación del
rlo Paraguay: " ...en cuanto a los (beneficios. L. P.} que el comercio
pierde por la clausura indefinida de la n~vegac!ón del P¡araguay hast a
las posesiones brasllet\as, no pueden conJiderars' de menor impor·
tanela (que los que se derivarian de la navegación ·ael rto Bermejo.
l,.P.), porque, aunque la población de la provincia brasllefta de Mato
Grosso no sea muy numerosa, sin embargo su oro, sus diamantes y
sus inestimables producciones en mulas hasta filio de Janeiro "
emplean más de seis meses, hacen de la navegación del Paragt,Jay un
obj~o de anhelo y de casi seguro lucro''130. .
Pero anos después, cuando el presidente lópez concede der~os
al Brasil por su condición de ribere"o para acceder llbre.,ente al Mat-
to Grosso, los caballeros del Imperio establecen alll un RUerto franco
y le adjudican a lnglaterr, privilegios especiales para ·n&vegar por
aguas paraguayas: están transfiriendo un derecho intransferible. Y
ello ocurrla en 1857131. L.o que demuestra que la anhelada navegación
y el casi seguro lucro de que hablaba lópez iban a ser aproveohadós
por ingleses más que por brasilenos. La hostilidad de Pereira t...eal pa-
ra con sir Charles era perfectamente Inútil. En la puja de intereses
triunfar/a el Impetuoso y agresivo león británico .
Lo de agresivo no es una frase. El último dla de 1862, ~caece a vist'
y paciencia de la fortaleza de Rlo un incidente extremad._mente grave:
la escuadra de guerra inglesa aprehende cinco navlos brasileflos; lo
hace par orden del ministro W. D. Christle (ya le hemos mencionado
abogando en el Paraguay en favor del Brasil). Sucede que ha sido sa-
queada la fragata inglesa "Prince of Wales" naufragada en la costa
de Alo Grande do Sul; sucede igu-lmente que un par de oficiales
embriagados de la fragata " Forte" de Su Graciosa MajestadiSritánica
han sido arrestados por desacato a la autoridad brasilet\af32_Y el se·
t\or ministro Christie representa a un amo de esca¡as y rabiosas pul·
gas. De modo que a ejercer la violencia; que el lacayo no olvide hasta
dónde llegan sus derechos.
Habrá rupturas de relaciones entre Inglaterra y Brasil hasta 1865,
cuando el seflor Edward .T hornton, ministro hasta ese momento en
Buenos Aires, será enviado a la tienda de campana del Emperador pa-
ra exp"'sar los deseos de S. M. B. de re~nu(tar las relaci~nes dlplomá·

1211 Pelham Horton Box, op. cit., pág. 36.


130 Carlos Pereyra,op. cH., pég. 352.
·,3,José Marra Rosa, La Guerra del Paraguay y la montonera argentina,
Buenos A.ires, Pena Lillo, 1964, pá~. 43. ·.
132 Efraim C&rdozo, op. cit., pág. 129.
. ttcas. Ocurr.ióel23 de setiembre. Y debe decirse que el amo inglés; du·
rante el. lapso en que estuvo disgustado con el Emperador, sus nobles
y sus ministros, jamás les negó el pan·y la s~l de· la ayuda pecuniaria:
·en 1863·y .1865 Brasil obtuvo los dos más grandes empréstitos jamás
· obtenidos en su·historia;·con ellos hizo:la·guerra al Pafaguay. Sin las
Ubras..del sertor .Rotschild:no.es probable que Brasil se hubiera embar·
cado en aventuras bélicas de ninguna especie . .

• &•. El codiciado Paraguay ,.


,• • 'l ' • ~ ~
... •

Desde iiemp.os remotos codiciado por portugueses y luego·por sus


des<:endlentes americanos. Veamos algunos hechos cercanos en· el
.t iempo a .taguerra:que ejerció la Triple.Atianza contra el pals guaranl .
. · El gobierno.lmperial ordena la construcción de un fuerte en Fecho
do Motros y en 1850 establece alll un puesto·. De ahl. qtie cuando llega
a Asunción' el· enviado brasilel\o· Ballegarde para proponer-la celebra·
ción de un tratado de navegaci.ó n y comercio; el vi ejo López se niega a
toda negociaéión que no contemple sirhultánamente el arreglo de la
cuestión de limites. Por lo. demás, el .~4 de octubre las tropas para·
·guayas. atacan y desalojan a·tos brasilel'los de Fecho do Morros.
·En 1852 López delega en Manu~t · Moreira de Castro plenos poderes
para concluir. en Rlo un tratado de limites.. La tentativa .fracasa. Pero
en febrero de 1853 et seflor Pereira Leal (sucesor de Betleg:a rqe como
.encargado de .negocios. br.a slletlos en Asunción, desde fina·les de
·1852~presen.ta a López u-n tratado de navegación y comercio que ob·
·tiene ·esta ·respuesta: a estos tratados debe agregar-se el lndispen·
sable acuerdo sobre el espinoso y controvertido problema de los llmi·
tes. Posteriormente Pereira Leal es acusado por López de fraguar
. intrigas, en lo que parece no andar descaminado. el presidente para·
·.guayó: .ya COAocemos las quejas de sir Charles Hotham ; y el ·12 de
.agosto de 1853 el brasilel'lo recibe sus pasaportes y con ellos una
explosiva monserga de boca de López: será acusado de mentiroso,
·etc., etc.133.
.Estamos en 1855 y el Brasil hace otra tentativa de ocupa·c ión·de·la
.frontera septentrional estableciendo un puesto en las Salinas, sobre
la margen derecha del rlo Paraguay ·.y ·at. norte del fuerte· Olimpo.
Nuevamente el .viejo Carlos Antonio despacha una fuerza militar que
procede a expulsar a tos intrusos. El incidente adquiere ·inuslta'Cfa.·gra·
vedad: Brasil comienza a prepararse para la guerra y L.:ópez· responde
contratando ingenieros europeos. En el curso del m ismo ano aparece
·una imponente esc.uadra bras ilena navegando por el Paran á al mando
del almirante Pedro ·Ferreira de Ol iveira; se supone. que"'~ tene a pedir
8)(pllcaclones por el supuesto insulto paraguayo y.a despejar dettn iti·
vamente las aguas del Paraguay de todo obstáculo a la navegación
braailetla.
El almirante brasilel'lo será bruscamente frenado por et. mandatario
paraguayo y en definitiva el incidente termina el 27 de abril con un tra·

,, Pelham Horton Box, op. cit .. pág. 35.


tado !:ie amistad, comercio y navegación q\Je posterga por un ano el
arreglo (le l.a cuestión de llmites134... · .. . . .· ... . . · . · ...
En diciembre de 1857 viene a la Asunción el consejefo Paranhos; se
supone que el Paraguay obstacjjliZa.la navegación de tos .rlos inte·
riores. pero su única arma para frenar aí Imperio en su ln~sante hos·
tigamiento en las fronteras. Paranhos no se anda con vueltas; le dic6
a López que el Brasil está dispuesto a .limpiar de.todo obstá~uto la-na•
vegación de los ríos manteniendo expedito el camino al Mato Gros-
so. Ya están firmados -agrega- con el Uruguay y· la. Argentina.los
pactos que garantizan· esa situación; ahora debe.rá firmarse un pacto.
con el Paraguay. Ca.so contrario el Brasil llegará a los extremos que
sean necesarios, sin esperar más tiempo: no es posi~le. mantener un
estado de.clausura contra todo de.recho y los más v•tales intereses.~3$.
.El momento .es Propíclo Para presionar.sobre el Paraguay, que tiene
cuestione.s pendientes nada. menos que con los EE.UU;, Fraf'!cia. e
Inglaterra. El 12 de febrero de 1858 se fir.ma un tratado .por e.l cua• el
Parag1,1ay derogará todas las restricciones a la navegación, Q!Jedando
los grandes ríos del Plata abiertos a todas las,banderas hasta sus ver-
tientes originarias. Poco después Brasil inaugura un. servicio regular
de vapores que une Rlo .con Cuyaba. en e.l Mato Grosso: 4.000 kiló·.
metros aproximadamente. . . . . . .. .
Uno de los problemas capitales de la burguesla· comercial anglo·
brasilefla que controla el comercio ioterno y externo dellmperiova en
vlas de resolverse: la unificación del mercado interno y el libre acceso.
a todas sus partes. L~ zona oeste y .su.do~.ste dei.I.(Tlper:io; desde ef .Es-
tado de Rlo Grande hasta Mato Grosso y Paraná depende·de los nos
del sistema dei.Piata.para.su integración en el mercado mundial. Por
esas corrientes fluvial~s debe pasar. inexorablemente ."'7hasta. que
aparezcan los ferrocarriles....:: la producción de esas regiones brasHe-
i\as. r.umbo a los. mercados: ultramarinos: por eS;lS {llismas vlas ingre-.
san las manufacturas europeas que consumen las entonces lejanas
zona oeste y sudoeste del Imperio. Paraguay constituiré un obstáculo
en la medida que esté regido por gobiernos celsos de la soberanla y la
dignidad nacional.
La usurpación brasileí"'a de tierras paraguayas. o en litigio conti·
nuará. En febrero de 1862 una patrulla paraguaya comprueba la exis-
tencia de los fuertes Dourados y Miranda en el territorio neutralizado
por el tratado de 1856. La fuerza paraguaya exigirá el desalojo de esas
posiciones. lo que origina un pedido de explicaciones por el encarga-
do de negocios .del Brasil en la Asunción, senor Carvalho Borges; pide
seguridades y p}otesta porque no ha mediado reclamación diplomáti·
ca 136. En diciembre de 1864 los paraguayos ocupan los territorios en
disputa con el Brasil entre los rlos Apa y Blanco; Paraguay está en
guerra con el Brasil. las preliminares de la declaración de guerra, que
incluyen rei.teradas advertencias paraguayas al Brasil por su interven-
ción en los sucesos uruguayos han sido vastamente tri:Uados·ppr dts~
tintos historiadores, de modo que prescindiremos d~ detallarlos..

13A Id.pág ..37..


135 Ramón Cárcano, op. cit., págs. 225 y 226.
136 Efraim Cardolo, op. cit., pág. 72.
Entre tanto, el Mato Grosso queda a merced del Paraguay ya gue e1
Brasil, impedido de acceder por vla fluvial deberá enviar por tierra
fuerzas que tardarán un ano en llegar, las que llegan... Por el camino
las tremendas penalidades acaban con grán parte de ellas. ·

1. Breen en vteperas dt ••ouerra


La si~uación económica del pafs no era nada halaguena. El dfa 10
de setiembre de 1864 "reventaba (sic) en esta plaza (Rio) la crisis más
formidable que se conoce en los anales económicos d~l Brasi1"137.
Por su parte el Emperador, en su discurso del Trono en la apertura de
la Asamblea General el6 de mayo de 1865, decfa: "Las quiebras de al-
gunas casas bancarias en las cuales se hallaban depositados los
ahorros de millares de Individuos, produjo en el mes de setiembre del
ano pasado una crisis asustadora..."1~.
Es de advertir que el Brasil de ninguna manera eStá económlcamen·
te en disposición de emprender una guerra. Un autor contemporáneo
de aquellos hechos escribe: "La situación del Brasil, que ya era
complicada antes de la guerra, tornóse bravlsima durante su transcur-
so, y consérvóse dificil durante mucho tiempo después..."139. Otro
contempOráneo dejó anotado: " ...si desde el punto de vista polftlco
la guerra del Paraguay fue un grave error de la monarqula, desde el
punto de vista económico fue un InCidente funesto.. !'140.
Nó es una conclusión escesiva admitir Que el grande y definitivo be·
neficlario de la guerra es el capitalismo inglés, que no solamente re·
macha las áuteas cadenas con que sujeta al Brasil a través de una
deuda en pavo(oso crecimiento, si no que el libre acceso, al Mato
Grosso y otras zonas del Imperio le brindará el disfrute de minerales,
piedras preciosas y materias primas, y la posibilidad de vender mayor
volumen de producción industrial.

137 Amaro Cavalcanti, Aesenha Fínanceirs do ex Imperio do Brasil en 1889, Rlo


dé Janelro, lmpr. Nacional, 1890, pág. 135.
138 Publicación Oficial, Fatias do Throne, 1823·1872, Rlo de Janeiro, Ty-
pographia Nacional, 1872, pág. 567.
1311 Dr. Perelra de Barros, Consideracoes sobre a Situacao financeira do Brasil,
Rlo de Janeiro, Typographia Universal de Laemmert, 1867, pllg. 7.
1..0 Amaro Cavalcanti, op. cit. pág. 139..

66
IV. Flores al Uruguay

SlJ(~Iil-fllJI~llllil. IIJ. OfiSPO'I'.(~OII.illl

1. Independencia uruguaya contra apetitos brasileños

Es verdad que el31.de julio de 1a21 una asamblea de orientales ven-


didos a los luso-brasileños proclama: "la provincia Oriental del Alo de
la Plata se unía e incorporaba al Reino Unido del Portugal, Brasil y Al·
garbes, tomando el nombre de Provincia Cisplatina"141. Pero no lo es
menos que en 1828, en la "Convención Preliminar de Paz" celebrada
entre las Provincias Unidas del Rlo de la Plata y Su Majestad el Empe·
rador del Brasil, se conviene que: Art. 1°) "Su Majestad el Emperador
del Brasil declara a la provincia de Montevideo, llamada hoy Cisplati·
na, separada del territorio del Imperio del Brasil ¡Jara que pueda cons-
tituirse en Estado· libre e independiente de toda y cualquier na-
ción ... "142. No reseñaremos la oscura historia que presidió el naci-
miento del Uruguay independiente; es uno de los muchos episodios
en que la diplómacia inglesa y sus lacayos vernáculos actuaron para
dividir, debilitar y reinar sobre los débiles estados americanos. Diga·
mos que para el Brasil -como para algunos círculos argentinos-
esa independencia era provisoria. Ya en 1830 el senor Miguel Calinon
Du Pin e Almeida, ministro de Negocios Extranjeros del Emperador,
instruirá al marqués de Santo Amaro en los siguientes términos: "En
cuanto al nuevo Estado oriental, o a la provincia Cisplatina, que no
hace parte del territorio argentino, que estuvo incorporada al Brasil y
que no puede existir independiente de otro Estado, V. E. tratará opor-
tunamente y con franqueza de probar la necesidad de incorporarlo
otra vez al Imperio. Es el único lado vulnerable del Brasil"143. Santo
Amaro marchará a Europa a poner en práctica las instrucciones que
acaba de recibir. Por lo demás, Pin e Almeida, .ya con el título nobi·
liario de Vizconde de Abrantes, viajará al Viejo Mundo en 1844 para ro-

141Adolfo Saldías, op. cit., t. 1, pág. 197.


142Carlos Peteyra. op. cit., págs. 568 y 569.
143/d.• págs. 573 y 574.

67
gar a Francia e Inglaterra su intervención en los asuntos del Alo de la
Plata; irá munido de un célebre documento que lleva precisamente el
nombre de Memorándum del Vizconde de AbrantesH·C. Este caballero
fue desairado, tal como correspondla, y las potencias a que él recurrió
resolvieron intervenir prescindiendo de los servicios del Brllsil: Su Ma-
jestad el Emperador no tendrla vela en el entierro del Uruguay.
Tras distintas alternativas llegamos al 25 de diciembre de 1850 en
que Brasil y Paraguay firman un tratado en cuyo articulo 14 se lee: am-
bos paJses "coadyuvarán a mantener .la independencia de la Banda
Oriental del Uruguay"145_A partir de ese momento, al pals guaranl no
podla serie indiferente lo que pasara en la tierra charrúa, supuesto
que al margen de los tratados no existieran otra razones -que las ha·
bla, y muy ~erosas - para Impedir que el Brasil llegara a controlar
el acceso al rlo Paraná y por éste al rio Paraguay.
Anos más tarde, el 2 de enero de 1859, flrmanse en Rlo tratados
entre el Imperio, la Confederación Argentina y el Estado Oriental, por
los cuales queda sancionado que este último será "Estado absoluta y
perpetuamente neutral entre el Imperio del Brasil y la Confederación
Argentina", en tanto que los otros dos convienen en prometer que en
sus respectivos territorios no se· admitirán trabajos subversivos
contra fa ·nacionalidad oriental146.
En suma, que el Uruguay es reconocido como Estado independien·
te, condición ésta que garantizan Brasil, Argentina y Paraguay, y por
anadidura proclamase neutral en las disputas que pudieran sostener
sus dos poderosos vecinos, quienes prométense impedir trabajos
susceptibles de comprometer la nacionalidad y la independencia uru-
guaya.

2. Orientales que se inclinan

El 19 de marzo de 1844 Emilio qirardin escribe en Le Presse de Pa·


rls: " Los ingleses han llegado a tratar con el gobierno oriental la ad-
quisición de la Colonia, puerto muy importante entre Montevideo y el
Uruguay. La Inglaterra ha pedido vanamente hasta ahora la libre nave-
gación de los rlos, a lo que la Confederación Argentina se ha rehusa·
do en nombre de su interés y en uso de su derecho". Agrega Saldlas, a
quien estamos citando, que los ingleses hablan comprado la aduana
de Montévideo dando provisiones en vez de dineros, ·siendo el como-
doro Purvis el proveedor147_ Estamos bajo la admif'!istración de Jo·
aquln Suárez (del 1° de marzo de 1843 al 16 de febrero de 1852); y en el
Montevideo sitiado por Oribe un grupo de orientales se ha entregado
desaforadamente a darlo todo al mejor postor, a condición de impedir
que Oribe triunfe. Debe decirse, en honor a la verdad, que sus Intere-
ses personales no parecieron quebrantarse en tan ardua~ circuns·

t« Id., pág. 575.


145 Id., pág. 61.
146 Efralm Cardozo, op. cit., pág. 66.
t 47 Antonio Saldlas, op. cit. t. VIl, pág. 12.

68
tancias. El historia(:lor uruguayo Eduardo Acevedo nos anoticia que
en 1844 las cámaras aprueban un nuevo contrato de venta de de·
rechos de aduana a la sociedad de accionistas que los habla adquirí·
do el ano anterior. De ella forman parte varios miembros del senado,·
principiando por el presidente de la sociedad148.
En noviembre apremian las necesidades y son enajenadas las ren·
. tas.de aduana de 1846; el financista es, por supuesto, la sociedad al u·
dida que ya habla comprado los derechos aduaneros no solo de 1844,
sino también de 1845. ·
En ese ano las cámaras sancionan la enajenación de 1/4 de la renta
aduanera de 1848. El ingreso previsto es de 2 millones, pero el gobier·
no percibirá 300.000 pesos en seis mensualidades de 50.000 pesos ca·
da. una. Si la renta de 1848 efectivamente llegara a los 2 millones pre·
vistos, el prestamista recibirá del gobierno oriental 500.000 pesos a
cambio. de los 300.000 pesos prestados; si produjera menos, los
500.000 pesos se completarlan con ingresos de 1849; y sí produjera
más de los 2.millones previstos, los prestamistas recibirlan 600.000
pesos149. ¡Patriótico negocio!
El 21 de mayo de 1846 celébrase un contrato de empréstito, cuyo
pago garantizan los representantes de Francia e Inglaterra destacados
en Montevideo. Son 30 mil pesos mensuales durante seis meses. Pero
lo importante es ad,vertir que si dos diplomáticos extranjeros apare·
cen avalando los negocios de un gobierno, es porque tienen en un pu·
l'lo al tal gobierno. El 30 de noviembre vuelve a concertarse otro
empréstito, esta vez sin garantla alguna, por 45.000 mensuales·duran·
te seis meses1so.
Al ano siguiente el P. E. es autorizado a enajenar las rentas de
aduana de 1849 a la sociedad de accionistas; esta última (llegará a te-
ner bajo su control todos los puertos y aduanas de la República del
Uruguay) componiase de 50 franceses, 43 orientales, 30 espanoles, 31
ingleses y 29 alemanes151.
Entre tanto, el gobierno del senor Suárez instruye a su enviado ante
la corte del Brasil, Andres Lamas, para que gestione el apoyo del po·
deroso vecino en la lucha contra Oribe·Rosas. Lamas queda autoriza·
do -lo dicen las ínstrucciones que se le envlan- para celebrar un
tratado de limites ··sobre una base altamente provechosa para el lm·
perio"152. ¡Asombroso! ¿Alguna vez negociador alguno en su sano
juicio fue a entregar a sabiendas, tajadas de la. soberanla y el territo·
rio nacional, como esa vez Andrés Lamas por indicación del gobierno
que decla defender la causa de la civilización contra la barbarie? Por
lo demás, para quebrar cualquier duda o eventual suspicacia de los

1411 Eduardo Acevedo, Notas y Apuntes · Contribución al estudio de la historia


económica y financiera de la R. O. del Uruguay, t. 1, Montevideo, lmpr. El Siglo
Ilustrado, 1903, pág. 90.
1491d. pág. 91.
150 Id. pág. 92.
151 Id., pág.~·
1
~ Eduardo Acevedo, Historia del Uruguay, t. 111. Montevideo, lmpr. Nacional.
1919, pág. 519. .

69
diplomáticos del Imperio, el senor Suárez instruye a su representante
en el Janeiro, sobre: "Que la República no hará coalición ~on los otros
l;.stados que como ella derivan su derecho del tratado de 1777, para el
arreglo de sus Hmites con el Brasil; que se tratará esa cuestión por tos
dos Estados ünic?.mente y que en caso de disco rdia la someterán a la
discusión de un tercero amigo y electo por ambos" . Comenta Eduardo
Acevedo: "Tal era la base de la alianza; una formidable tarascada al
territorio uruguayo, debiendo encontrarse solos, absolutamente solos
en el debate, la vlctima y el victimario" 153.
Los tratados c:ue firmó Lamas fueron los siguientes:

1) Tratado de préstamos, pactado el12-10·1851 por el cual Brasil se


. obligaba a entregar al gobierno oriental 60 mil patacones mensuales
desde el 1 a de noviembre en adelante, aparte de 130.000 ·pesos que
prestaba por una única vez. El interés seria del 6% anual y el Uruguay
reconoclase al mismo tiempo deudor de 288.791 pesos de préstamos
anteriores, sobre los que pagarla igualmente el 6% de interés anual.
Las rentas totales del Estado Oriental quedaban afectadas como ga.
rantfa al pago del empréstito brasilet'lo154.
2) Tratado de Comercio, por el cuai ·Brasillogró que por 10 al\os los
ganados uruguayos que se Introdujeran por vla terrestre en su territo-
rio (concretamente: en Rlo Grande do Sul) lo hicieran sin pagar de-
.recho alguno en las aduanas uruguayas. Con lo cual se privalila a los
saladeros uruguayos de elaborar charques, producto exportable, y se
provela de materia prima a sus iguales de Rfo Grande. .
3) Tratado de Extradición, por el cual el " civil izado" gobierno uru·
guayo convertlase en carcelero de los esclavos que hulan del Imperio
para hallar la libertad en la tierra uruguaya. Los mismos amos de los
huidos y sus capataces quedaban autoriíados para hacer directa-
mente las gestiones pertinentes ante las autoridades'orientales155.
4) Tratado de limites, que venia a coronar las usurpaciones ante·
riores ejercidas por el Brasil contra el territorio oriental. Juan Carlos
Gqmez anota que el Imperio " por medios ilegltimos y nulos nos arre-
ba16 en 1816 (...) un área de 2.920 leguas. Luego de la incorporación
nos arrebató(...) otras 1.400 leguas marltimas. Los tratados de 1851,
sancionando esas diversas usurpaciones(...) dieron a nuestro territo-
rio un mordisco de 280 leguas marftimas''156. Cárcano dice que el pro-
tectorado brasileno sobre el Uruguay "es sostenido con ardor y con
talento por su propio plenipotenciario Lamas, a quien el mismo Brasil
impuso como representante d~l gobierno oriental en San Cristó-
bal''157. Para el seflor Cárcano; es posible desplegar talento incluso
en la faena dé hipotecar la soberanfa de la pat ria. Pero aquf nos inte·
resa la vocación del seflor lamas y sus mandantes: los jefes de la de·
tensa de Montevideo. Agrega Cárcano que los tratados que firma La·

153\d., íd.
15• Eduardo Acevedo, Notas y Apuntes. .., op. cit., págs. 97 y 98.
155 Eduardo Acevedo, Historia del . . .• op. cit. , pág. 550._
15e Id., t. IV, págs. ~y 27.
157 Aemón Cárcano, oo. cit., págs. 247 y 248.

70
mas constituyen "un lecho de Procosto para las naciones del Plata,
especialmente para su propia nación"158. Y a todo lo ya apuntado de-
be agregarse que por ellos Brasil se constituye en el guardián de " la
paz interior y de los hábitos. constitucionales" del Uruguay. Este -su
gobierno tltere- puede llamar a las tropas brasilei'\as para asegurar a
los ciudadanos que habitan el suelo oriental el pleno goce de las ga-
rantlas que les otorga la Constitución. iBrasi 1 se asegura el derecho a
intervenir cuando le venga en gana! y para colmo de humillaciones, el
Uruguay le reconoce el derecho a fiscalizar la liquidación de la deuda
que acaba de contraer y las que ha reconocido como gastos oca·
sionados durante la defensa contra el sitio de Orib.e. En una palabra: a
los uruguayos apenas si les han dejado el nombre.

En la tierra oriental la resistencia a los tratados fue unánime. El se·


nor Suárez vióse obligado a disolver la Asamblea de Notables que ha·
era las veces de'cuerpo legislativo; debió ratificar por sr y ante sf los
tratados. En Rlo Grande, los esclavistas frotábanse las manos por el
SUCUlento plato que acababan de Set"Virles lOS liberales lamas Y
otros.
En noviembre de 1851 el senor Suárez -hace un mes que se ha ce-
lebrado la paz- pacta un nuevo contrato de préstamo por el cual la
administración de Aduanas pasa a manos de un Directorio compues-
to por representantes del Estado y de los capitalistas particulares. Y
el 14 de febrero de 1852, pocas horas antes de transferir el poder a su
sucesor (el presidente del Senado), Suárez firma un nuevo contrato
por el cual adjudica ya mismo a diversos prestamistas ei12Yz o/o de la
renta aduanera, otro 121/a o/o para el caso de que pudiera obtenerse el
aplazamiento del reintegro del subsidio del gobierno francés, y un
10% más después de cancelado un contrato de compra de armas y
equipos . en Aro de Janelro, que absorbla el 20% de la renta de
Aduana159. · ·
Estos singulares liberales no olvidan por un momento sus intereses
personales, asf la patria tenga que pagar con su soberanfa .
.-#

3. Giró
A Suárez sucedió en la primera magistratura el sel\or Giró, que go-
bernó entre el 1o de marzo de 1852 y el 25 de setiembre de 1853. Bajo
su gobierno la Asamblea Nllclonal sanciona la ley que declara todas
las propiedades pt1>1icas especialmente afectadas a la amortización
de la deuda general del Estado, y prohibe absolutamente ·su enajena-
ción. Debe observarse que antes de esta ley, ya estaban afectados los
cuarteles, todos los edificios públicos y las plazas de·Montevideol60.
Por otra parte en junio de 1852 -lo informa la Memoria del min isterio
de _Relaciones Exteriores, publicada en marzo de 1853- el gobierno·

158/d., pág. 258.


159 ~duardo Acev~do, Historia del . .., op. cit., t. IV, pág.19.
180 Id. págs. 101 y 102.

71
solicita el desembarc<> de tropas brasllef'las a ralz de rumores de sedi-
clónHI1.

4. Aparece don Venancio


Un cuartelazo derriba a Giró y vuelven al escenario poll~íco tres
caudillos prominentes: Lavalleja, Rivera y Flores; el 25 de julio de 1853
constituyen un triunvirato gobernan~e. Brasil apoya el restablecimien-
to de Giró. El representante brasilef'lo, senor Amara!, lo asila en una
nave del Imperio y lo incita a retomar el poder. Pero Flores bate a los
partidarios del presidente y éste prefiere.asllarse en Buenos Aires. En
seguida mueren Rivera y L~!valleja, y Flores repentinamente se trans-
forma en la primera figura del pals. No tiene apoyo. Ni en su propio
partido, el colorado, cuya fracción " conservadora" lo combate. Nadie
Ignora que es un aventurero. Estuvo, es verdad, entre. los que defen-
dieron a Móntevideo contra Oribe, pero aún se reéuerda que el 1° de
abril de 1844 e.s tall6 un motln en la plaza al grito de: ¡mueran los por-
teilosl En su momento costó la vida al coronel Estivao, al comandan-
te Vedla y otros; muchos fueron desterrados y nadie olvida .Que el jefe
era el mismo don Venancio. ¡Maldita la ocasión elegida para hacer
motines! La unidad moral de los sitiados ya era de por &1 bastante en-
deble. Recuérdase igualmente que en pleno sítiQ, Venancio FIQres sa-
le una noche furtivamente, se acerca al campamento de Oribe y ofre-
c~ entregar la plaza. Es un aventurero, es cosa sabida. Carece de prin·
clplps, excepto los que le dicta su ambición162, Y ahora acaba de to-
mar el poder. Pero observando en su derredor advierte que sólo tiene
al Brasil como posl ble apoyo. Er:~ enero de 1854 negocia el ingreso de
4.000 soldados del Emperador en territorio uruguayo. Las.principales
ciudades ·son ocupadas; la escuadrilla de guerra vi gira p_uertos y rlo.s·y
el sef'lor Amara! pasa a ser el mandamás de Montevideo . Más tarde
Flores choca con Amara!; le acusará de "ajar la dignidad naclorial".
¿Tomadura de pelo? Cualquier cosa; pero ello no priva a Flores de ne·
goclar en enero de 1854 un subsidio. Brasil entregará 30.000pesos men-
suales al gobierno. Pero un mes más tarde Flores pide 60.000 y el Bra-
sil resuelve darle por una única vez 180.000 pesos.

Al mismo tiempo, los acreedores por trtulos situados sobre las. ren-
tas de aduana ofrecen -y su propuesta es aceptada- tomar a su
cargo la aduana desde el 1°. de noviembre de. 1853 hasta fines de
1854, a cambio de entregar al gobierno 130.000 pesos mensuales, apli-
cando el remanente de las rentas al pago de los créditos de esos acre-
edores, que son los sei'lores que ya hemos visto actuar bajo el gobier-
no de Suárez163. El 13 de diciembre del 53 el gobierno le vende a.un tal
R~fael Ruano la renta de sellados y patentes, a cambio de reclb.ir en el

161 Id., pág. 111.


162 Luis Alberto de Herrera, La culpa mítrísts, t. 1, Buenos Aires, Editorial Pam-
pa y Cielo. 1965, pág. 165. ·
163 Eduardo Acevedo, Hisroria del ..., op. cit.. t. IV, pág. 117.

72
transcurso de 1854 la suma de 130.000 pesos164, Ya no hay qué ven:
der. Todo está hipotecado. ·
La economla del -pals yace en ruinas. A comienzos de 1854 un
corresponsal en Salto de El Comercio del Plata escribe que en la cos-
ta del Uruguay solo funciona un saladero: el de Lafone. Y ese mismo a
duras penas. ¿Cómo competir con los similares de Rlo Grande, cuan-
do estos adquieren los ganados uruguayos sin gravamen alguno, en
tanto que el tasajo elaborado en el Uruguay esté sujeto en su Ingreso
al Brasil a altos gravámenes? El Uruguay se ha convertido en un cam-
po de invernada de los terratenientes, sal~deristas y negreros de Rlo
Gránde. El senor Flores sabe cumplir con ellos aitnirablemente1S5,

5. Perelra entrega el cuello a los Ingleses

Para Cárcano; en aquella ·intervención brasilel'la bajo la dictadura


de don Venancio "empieza la guerra del Paraguay" 1ee. En todo caso,
será el ·mismo Flores quien a.rrast~e a su pals a la guerra contra el
pals guaranl; y serán los brasilel'\os aliados con Mitre quienes lo sien-
ten de nuevo en el poder. Entre tanto; Flores cae vlolen.tamente y los
gobernantes se sucederán en medio de motines y asonad~;ts. Lam as,
Bustamante y Plá se derrumban uno tras otro en poco tiempo. Final-
mente, la administración de Gabriel Pereira gobernará entre el 1° de
marzo de 1856 hasta el 1o de marzo de 1860. Uno de sus primeros ac-
tos fue reanudar conversaciones iniciadas por gobiernos anteriores
con la l~gación brit~nica en Montevideo; en 1856 llega a un acuerdo
con ésta para la cancelación del crédito de la sociedad que en 1848
habla comprado los derechos aduaneros; por ese entonces montaban
1.077.000 pesos. Mas lo que importa es que se desnuda el verdadero
carácter de tal sociedad, que si integrada por capitalistas de distintas
nacionalidades, incluso orientales, está, como es de advertir, contro-
lada por capitales .británicos . Ocho anos más tarde, la deuda impaga
serviría a Inglaterra para hacer sentir su presencia en el Plata. Por el
acuerdo pactado, el gobierno de Pereira entrega a la sociedad !Jama-
da de 1848 fa administración de la aduana hasta la extinción del crédi·
to pendiente ;-el capital ascendia a 200.000 pesos, lo demás.era Inte-
reses-, adjudicando a fa administradora la octava parte de lo re- .
caudado·. El gobierno oriental admitió que la autoridad británica coad-
yuvara en la tarea de inspeccionar los actos de la administración de
las rentas de aduana por sus connacionales167.

El ministerio de Hacienda aseguró que la Intervención inglesa sólo


tendrla lugar a pedido de la autoridad oriental; que los empleados de
la aduana serian conservados y que la octava parte adjudicada a los
acreedores era la única asignada para pagar el capital y los interese.s

164fd., Id.
1&5/d., págs. 126 y 127.
166 Ramón Cárcano, op. cit., págs. 243 y 247.
187 EduéWdo Acevedo, Notas y Apuntes . .., op. cit., pág. 132.

73
adeudados. Asimismo, se pagarfan los gastos que originara la perma-
nencia de una tuerza británica en Montevideo168.
En 1858, a ralz de una interpelación parlamentaria, el ministro de
Hacienda debió reconocer que el Directorio de la aduana:
a) desconocl•~: y desacataba la autoridad .del Gobierno;
b) hacfa polltica de oposición ;
e) se resistia a la fiscalización;
d) se resistfa a entregar al Estado las sumas por encima de la ~cta­
va parte de las recaudaciones que estaba en derecho .de retener169.
Ahora ya no soto los brasitenos jaquean al gobierno de Uruguay;
hay unos caballeros mucho más peligrosos: los ingleses.
A mediados de 1858 el gobierno de Pereira logra rescatar la aduana
arribando a uri nuevo acuerdo, en reemplazo del anterior; a la so-
ciedad del 48 le serán cedidas las rentas de sellos y patentes, con la
garantfa -¡una vez más!- de la legación inglesa1ro.
Bajo el gobierno de Pereira adquiere singular importancia en la vi-
da .uruguaya el Barón de Mauá, que por cierto ya la ten fa conside:
rat?le. ~n una exposición que publicó Mauá durante la crisis de 1868,
explica asr sus vinculaciones ·con los gobiernos urug.uayos: cuando
Francia e Inglaterra -decla- resolvieron suprimir la ayuda al gobier-
no de la defensa de Montevideo, el Gobierno de Su Majestad el Empe-
rador, que habla resuelto terciar en la lucha contra Rosas, pidió a
Mauá que auxiliara al gobier.no de Suárez en tanto el Imperio prepara-
ba sus ejércitos. "Puse entonces a disposición del gobierno de
Suárez los recursos del Imperio y los mios propios, resultandó a 11,1
conclusión de la guerra acreedor por abultadas sumas que ·deblan
cancelarse mediante amortizaciohes mensuales sucesivas. Para
cobrar esas sumas tuve necesidad de establecer una agencia en Mon-
tevideo y d·e esa agencia resultó el Banco Mauá en 1857" 171.
En efecto, en 1857 se dicta la ley que faculta al establecimiento ti·
nanciero de Mauá para tran~tormarse en banco de emisión, depósito
y descuentos, con un capital de 1 .200.000 pesos y la facultaq de emitir
moneda hasta el triple del fondo efectivo172. La instalación del Banco ·
Mauá' en Montevideo habla sido discutida previamente en Rlo entre
Mauá y Andres Lamas. Y resultó algo niás que una simple prolonga·
ción y agrandamiento de la agencia que Mauá tenia antes en la capi-
tal uruguaya. En 1854 hablase fundado la sociedad bancaria en coman-
dita Mauá, Me. Gregor y Co., con agencia en Londres. La nueva insti-
tución nac/a para oponerse al Banco oficial del Estado brasilef\o. As-
piraba, porto demás, a constituirse "en centro de todo el movimiento
monetario y f inanciero de América Meridional, en ligazón lntii'ná con
los principales centros monetari?s ~ Europa . ." 173. ·

188 Id., fd.


1&9 Eduardo Acevedo, Historia del . .. , op. cit, t. IV, pág. 547.
110 Eduardo Acevedo, Notas y Apuntes ... , op. cit., pág. 136.
111 Eduardo Acevedo, Hístoría del . .. , op. cit., t. IV, pág. 527.
172 Eduardo Acevedo, Notas y Apuntes. .., op. cít., pág. 133.
173 Alberto De Farla, Maull, Rlo de Janelro, Editorial Paulo Pongettí y Cia.,
1926, pág. 527. .

74
Ya desde medlados,.de 1856 funcionaba en Montevideo una agencia
de la "Conlpa_nla de Seguros Mar/timos y Terrestres del Brasil", cuya
lista de accionistas encabezaba Mauá. Tres anos después el Banco
llega a ser duei'lo de casi toda ll! deuda consolidada del Estado Orier:t·
tal. De acuerdo con un pacto que convienen lamas y Mauá, a este últi·
mo, como representante de un núcleo fundamentai de acreedores del
Estado se le reconocen derechos sobre el Impuesto del 2% a la Impor-
tación y del 4% a la venta de todas las propiedades rurales o urbanas,
cantidades que deblan ser depositadas semanalmente en las arcas
del Banco, agencia Montevideo174. De no dar cumplimiento el gobier·
no uruguayo a esta estipulación, se otorga el derecho al .gobierno del
Brasil. a intervenir con sus fuerzas. Esta cláusula fue ltámada "repe·
lente··· en el Uruguay17.5. Las razones son obvias.
En lo que atane al comercio exterior, el gobierno pra~tica una pollti·
ca liberal, similar a la que ejercen los gobernántes de la vecina
Buenos Aires. En la Memoria de Hacienda para 1856 que presenta en
marzo de 1857 el ministro Lorenzo Batlle pueden leerse los siguientes
conceptos: " La ropa hecha, calzado, muebles, correajes y otros ar-
t iculas importados, defraudan al pals en millares de obreros que aqul
podrlan vivir y cúyos consumos darfan al tesoro d iez.veces más rentas
que los derechos que hoy pagan aquellos articulas Toda n~clón debe
propender a bastarse a si misma. La libertad de comercio sólo es apli-
cable en toda su extensión a paises adelantados y que pueden com-
petir con los demás. Hay que aumentar los derechos de Importación.
Los artlculos que se introducen pagan término medio el20% de su va·
lor. Las rentas de importación han dado en el ano el 20% de 1.362.000.
Recargados tos articulas con comisiones, gastos, etc., se puede decir
que tenemos que abonar a los mercados que nos abastecen cuatro
veces el monto de los derechos, o sea, 5.448.000. Para cubrir tales
compromisos el pals ha exportado:
a Rfo Grande (novillos en pie y faenados) ......................... :4.500.oooa
.lanas .................... ,.................................................................. 500.000
cueros, crines, acel te y trigo .................. ·· ~ · ····· .................... 1.500.000
Total·........................................................,............................... _6.500.000
• En 1857-1858 los saladeros de Rlo Grande faenan 179.289 animales; en
1858·1859, 279.313; en' 1859·1860, 371.569. Sólo un tercio es proporcionado por
el Brasil, el resto son vacas uruguayas. Véase Eduardo Acevedo, op. cit. págs.
143: 173. .
He aq),ll expresado el drama de un pueblo. La ausencia de ese dra·
ma es la i(:ulpa del Paraguay: será abierto a cancinazos al comercio
libre.

6. Un obsequio de Mitre: Flores al Urugu•y

.. Algo oscuro comienza a asomar en el cielo oriental, se llama Ve·


nancio Flores. E119 de abril de 1863 desembarca eh un sitio de la cos-

~74 Eduardo Acevedo, Notas y Apunttts.. ., op. cit. , pág. 137.


. m E~uardo Acevedo, Historia del.. ., op. cit., t. IV pág. 57.3.

715
ta uruguaya llamado Rincón de las Gallinas. Viene en son de guerra;
ha partido de la otra banda del rfo, de la misma Buenos Aires. Pre·
vi amente -cuatro dlas antes- Flores se ve con Mitre en casa de Jo.
sé Gregario Lezama, de quien don Venancio fue administrador. de es·
tablecimientos ganaderos176 . No es ocioso agregar que los hermanos
Mulhallle adjudican a Lezama, en su Handbook de 1869, la propiedad
de 52 3.4 leguas de tierra en la provincia de Buenos Aires, de las cuales
21 en·· Arenales, 15 en Balcarce, 6 en Ayacucho, 31/2 en Pergamino , 3
en Tapalquén, 21f2 en Chascomús y 1 3.4 en Carmen de Areco. Esto, o
algo parecido, le administró Venanció Flores a Lezama. Lo que no es
poca cosa. Agreguemos que don José Gregario es algo más que un
ganadero: en 1862 aparece vinculado al grupo q ue encabezado por Ed·
ward Lumb obtiene la concesión del Ferrocarril Gran ·Sud . La noticia
está en el mencionado Hsndbook. Lez.ama es. hombre lntimamente
allegado a Mitre pero al mismo tiempo -y acaso por eÍio- a los
ingleses y a los vacunos: fin an~iará los primeros pasos de su hombre
de confianza , Venancio FJores, en la aventura contra el gobierno orfen·
tal. El cura Eret'lo le escribe a Urquiza el 24 de abril que Flores ha reclbi·
do de don José Gregario seis mil onzas de oro "por pronta providencia,
y con letra abierta ·para lib rar cóntra la casa Lezama las cantida·
des que precisase"177. Por lo demás, don Venancio recomienda su fa·
milla a Lezama, todo en presenc;1a de Mitre y con su consentimiento.
Por eso, "cuando Flores desembarcó en· la Banda Oriental procedien-
do de Buenos Aires, el cuerpo diplomático extranjero .no se dirigió al
Brasil , sino al presidente Mitre, pidiéndole explicaciones de esa agre·
slón, que la opinión general le atribuyó desde el primer instante"1 78.

1 . ¿Ley n•turet...?

Alguna razón tenlan los diplomáticos extranjeros acredttados ante el


gobierno del Uruguay. La agresión de Flores ha partido de Buenos
Aires; pero además hay antecedentes en extremo inquietantes, El 10
de noviembre de 1862, La Nación Argentina -voz y pensamiento de
Mitre-, escribe: "Las naciones americanas deben tender a en-
sancharse porque está en la ley natural. .. Por eso hemos dicho que la
Confederación Americana vendrá con el tiempo.. . Estos medios son,
por una parte, los tratados particulares y por la otra la fusión de las
nacionalidades que tienen verdadera afinidad de intereses y que se
hallan unidas, cuando menos, por su posición geográfica... Asl lo
que e5,materia de congresos quedarla arreglado separadamente con
Chile, aolivia, con Perú, etc .... El segundo medio está ya indicado y
consiste en la anexión reciproca de las repáblícas 1/mltrofes. Tal vez
estemos destinados a resolver la grande obra que deshicieron las pa·
slones locales, volviendo asl las naciones americanas a las condi·

176 Id., tomo v , pág. 59.


171 Fermln Chávez, Vida y muerte de López.Jordán, Buenos Aires, Ediciones
Theorias, 1957, págs. 98 y 99. .
118 Juan Bautista Alberdi, El Brasil . . ., op. cit., págs. 79 y 80.

76
ciones en que se hallaban antes de los sucesos que las condujeron a
su estado actual''. ··
La Idea de confederar las repúblicas americanas de habla espat\ola
en una sola y única nación es apta para suscitar entusiastas polémi·
cas y acaso no pocas adhesiones. Pero en "el segundo medio" -la
"anexión reciproca"- se revela que hay algo menos grande que las
palabras: las Intenciones. Obviamente, nadie podrla atribuir se·
riamente al Uruguay la intención de anexarse al Imperio del Brasil;
tampoco al Paraguay la de hacerlo con la Argentina. Invirtiendo los
términos estarlamos en un plano más lógico. Finalmente, el titulo del
artrculo citado es: "La unión de la República". Cabe preguntar, ¿qué
República? Desde luego la República Argentina. De modo que desde
el titulo se denuncia elllrlco que suena con una sola y Cmlca nación
americana. De lo que se trata, en verdad, es de anexar a la Argentina
los pequet\os paises vecinos: Uruguay y Paraguay, ovejas .des·
carriadas que deben ser tornadas al redil. ·
Doce dlas después de aparecido el texto que nos ocupa, Mitre le
escribe a Seoane, ministro del Perú: uno de los propósitos fundamen·
tales del nuevo gobierno argentino -le dirá- consiste en ''fomentar
y consolidar la reconstrucción de las nacionalidades de América que
imprudentemente se han dividido y subdlvldido"179.
Más tarde, en 1863 y coincidiendo con la Invasión de Flores al Uru·
guay léese en La Nación ArgenHna un articulillo referente al18 de )u·
lio, aniversario de la jura de la Constitución oriental: "He aqul el anl·
versario de la Independencia de la Rep(lbllca Oriental. ¡Triste fecha!
Ella rememora el triunfo del localismo que ha impedido por más de
medio siglo la organización de la República y que ha Ido desmembran·
do poco a poco la patria de 1810''180,
·Esto se lee en el diario que refleja la opinión personal del presiden·
te argentino. Curiosamente, Flores ha iniciado una guerra civil en el
Estado Oriental au$piciada por Mitre y sus amigos. ¿Está funcionan·
do la ley natural ...? ¿l:.a anexión reciproca...?
· E·n octubre de 1863, e~ Barón de Mauá le escribe al ministro de Rela·
e: Iones Exteriores del Uruguay, Dr. Juan José de Herrera. La carta está
datada en Buenos Aires y dice:. "El gobierno argentino tiene el más
pronunciado deseo de declarar la guerra a la República Oriental como
respuesta a las maquinaciones que, según· el mismo, ha realizado el
gobierno oriental en las provincias argentinas, en el Paraguay y en las
expresiones ante potencias extranjeras. Las misiones (del gobierno
argentino. L.P.) al Brasil y al Paraguay tienen por objeto llevar la evl·
dencla de las más positivas y formales seguridades de que con la
declaración de guerra que tiene en vista, en ellibre~jerclclo de su SO·
beranfa, no tiene ningún propósito ulterior sobre ·la nacionalidad
orlental"181. · · · · · ·
El Barón'de Mauá tiene motivos para estar bien Informado; sus CO·
nexlones con el gobierno de Mitre son muy estrechas. Por lo demás,

179 Efralm Cardozo, op. cit.. pég. 85.


180 Francisco R. Pintos, op. cit., págs. 22 y 23.
1a1 Luis Alberto de Herrera, op. cit., pág. 271.
77
éste no puede dejar de mencionar su. respeto por la independenci a
uruguaya. Mauá es brasileno. Pero es hombre de Inglaterra, de Rots-
child. De aquf cabe il')ferir que el Barón, al escribir en los términos en
que-lo hace al canciller Herrera, no se propone intimidar. Su personal
interés -y lo que él representa- se conjuga perfectamente con los
blancos que están en el poder. Mauá está alertando a un gobernante ·
amigo. Más tarde, a fin de ano y desde Rfo de Janeiro, se dirige a
Andrés Lamas senalando que la invasión de Flores al territorio orien-
tal y "todas las ocurrencias que le han seguido son el desenvolvimien-
to de la polftica argentina para establecer en la República Oriental
una influencia indebida" 182.
Desde luego, ya es posible afirmar: si la anexión es el propósito
más ambicioso, el más Inmediato del gobierno de Mitre es derribar a
los blancos. ¿Por qué? El interrogante tendrá respuesta con ll" mayor
avance en los hechos.

8. Intervención solapada

Debe serlo forzosameAte. Mitre está inhabilitado para ·invadir la


otra banda a la luz del dla. No porque tenga escrúpulos ni se ande con
melindres. Hay razones muy serias. El19 de abril. de 1863 el ministro
de guerra, general Gelly·y Obes, le escribe a don Bartolo: " ...creo que
el tal guaso de Flores nos va a traer una complicación muy seria con
su invasión, pues si no le dan en la cabeza pronto y llega a tomar cuer-
po su plan, el taita de Entre Rlos ha de auxiliar a los suyos como me-
jor pueda, y de ahl el embarazo para nosotros. ¡Pobre partido de princi-
pios el que encabeza don Venancio!"183 A Gelly, que estuvo complica-
do y lp estará en la aventura de don Venancio, ya empieza a temblarle
el pulso. Teme que el ·~taita" Justo José se salga de la vaina en la que
Mitre lo envainó cuidadosamente. Es temor sin fundamento, aunque
los federales que andan d~trás de Urqulza puedan Inducirlo a dar pa··
sos que configuren algún tipo de ayuda a los blancos orientales. Mitre
no lo Ignora, pero su pulso está más sereno que el del ministro Gelly.
La carta es brava. No hay otra alternativa que j ugarla. Cuenta con don
Justo: de eso no hay duda. Lo demás ya·se verá. Cuestión de astucia,
diplomacia y de mover peones diestramente. Especialidad de don Bar-
tolo. Saldrá con bien.
Pero hay una razón más poderosa para mostrar cautela. El 15 de di·
ciembre, José Maria Lafuente, secretario de la presidencia. le escribe
a Mitre. Ha recibido la visita del ministro Inglés Mr. Edward Thornton.
Mr. Edward " ... sentirfa mucho que tuviesen lugar por parte de este
gobierno algunos hechos coercitivos contra el oriental, pues esto
podrla traer serias complicaciones para la Ae'p ública Argentina.•..".
Mr. Edward " . ·. .no dudaba que el Brasil lntervendrla en tal caso, pues
se sabe claramente cuán vivo es su deseo de apoderarse al fin de
aquel pafs; que cuando el Barón de Mauá, hombre de importancia en

182 Efra im Cardozo, op. cit., pág. 121.


183 Bartolo'mé Mitre, op. cit., t. XXVII, pág. 132.
78
el Imperio, habla dado y continuaba dando tanta plata al gobierno de
Montevideo, claro es que contaba con la seguridad de que el gobierno
brasilefto habla de presentar su colaboración a aquél, si se veía en pe-
ligro. · ·
Que por lo que respecta al gobierno británico, no quería intervenir
en los sucesos de estos paises; pero que existiendo en ellos tantos in-
tereses británicos, y como muchos de ·los sóbditos de Su Majestad
escriben a los miembros del Parlamento, segOn sus intereses opa-
siones, "a su pesar" el gobierno de S. M. se vela obligado a tomar par-
te en nuestras cosas~ para acallar la grita de aquellos"184.
· Inglaterra-advierte a Mitre: h!-intervención es rl-esgosa, por más que
se vista con el ropaje de los hechOS coercitivos. La Independencia
uruguaya debe ser preservada; es la mejor manera de· evitar que Ar·
gentina o Brasil adquieran el total dominio del Plata y el control del
acceso a los grandes rfos Interiores. Además;si Mauá da dinero algo-
bierno oriental, es porque a Londres le interesa que se dé. ¡Cautela·
senor Mitre! . · ··
Pocos dlas más tarde Mr. Edward parece variar de posición; el29 de
diciembre de 1863 se dirige al canciller Herrera sUgiriendo que el go•
blerno oriental acceda a que el buque mercante "Villa de1 Salto" no
vuelva a ser armado en guerra. Ofrece interponer sus buenos oficios
ante el gobierno argentino para que éste permita navegar libremente
al mencion_ado buque de bandt[lra uruguaya, "con gran provecho del
comercio, al que le hace mucha falta"185Jhornton parecerla estar ac-
tuando en "mitrista", pero no es asf: busca quitar pretextos para una
intervención abierta en el Uruguay; no vacila en pedir al gobierno
oriental su humillación ante Mitre. La respuesta de Herrera está llena
de dignidad: "El gobierno argentino nos concede la libre navegación
por nuestras aguas en favor de un solo buq1,1e, y esto a condición, que
juremos ante el ministro inglés, de no armar dicho buque en lo sucesi-
vo". Agregará rotundamente: "Es absolutamente inadmisible, sel'lor
Thornton i '186. ·
. La tarea del ministro inglés es dificil. Los intereses británicos en
ambas márgenes del Plata son muy importantes; ambos gobiernos se
muestran amigos y el de Mitre algo más. Pero entre tanto, debiendo
salvar los intereses de Inglaterra, ¿cómo conciliar la contradicción
suscitada entre mltrlstas y blancos? Hay una clara amenaza de man-
dar tropas. Pero el gabinete de Londres agotará antes las instancias
diplomáticas. Incluso sacrificando a los blancos. ¿Es que Flores seria
capaz de rebelarse contra el interés británico? Nada autoriza a creer-
lo. Finalmente, el.mismo Thornton llegará a la conclusión: don Ve·
nancio es tan compatible con la presencia inglesa en la banda orien-
tal como pueden serlo Herrerá y sus amigos.
·Entre tanto, la respuesta altiva de Herrera servirá para encrespar a
La Nación Argentina. tnsufribie que el Uruguay pretenda defender"su
soberanla y su dignidad. Mitre volteará a los blancos. Lo necesita. Ya
que no por medios directos, se valdrá de manos ajenas.

184 Id. pág. 135.


· 186 Luis Alberto de Herrera, op. cit., t. 11, pág. 13.
186/d. pégs. 13 y 14.

79
9. Don Bartolo teje la intriga
Es un maestro en esta clase de tejidos: suprema sangre fria, total
indiferencia para los medios de que se vale.
A pocos meses de Iniciada la aventura, florista vl.aja a Buenos
Aires el ministro del Brasil acreditado anté el gobierno de Montevi·
deo. El senor Joao Alvez Loureiro viene a inquirir las intenciones del
gobierno argentino para con el Uruguay. E120 de octubre de 1863 el
ministro Elizalde de Relaciones Exteriores y Andrés Lamas, represen·
tante diplomático oriental acreditado ante Mitre, firman un protocolo
que es consecuencia de la m isión Loureiro. Argentina y Uruguay se
co-mprometen a recurrir ante un árbitro único para dirimir sus d iferen·
cías; será el Emperador del Brasn:-La .diplomacia del Imperio se ase·
gura contra cualquier intervenc.i ón unilateral del gobierno mltrlsta.
¿Razón adicional para andarse con pies de plomo? Probablemente.
Pero algo más: el Imperio ya está involucrado en la cuestión oriental.
Y esto busca Mitre, que ya sabe que no podré anexarse el Uruguay
-por ahora- ni voltear a lo~ blancos con una intervención franca y
abierta_Tampoco Ignora que el Brasil tiene el mismo obstáculo que
su gobierno para aduenarse de la antigua Cisplatina: Inglaterra. i Pero
hay que voltear a los blancos! ·
El 2 de marzo de 1864 el ministro Ellzalde firma las instrucciones a
que deberá atenerse José Mármol: acaban de nombrarlo enviado es·
pecial ante el gobierno del Emperador. Las Instrucciones son secre·
tas pero Elizalde le explica a Thornton -y éste al conde Russell el 24
de marzo- que el senor Mármol. va al Brasil no solo para buscar una
definición en las relaciones entre ambos estados entre sr y con res·
pecto al estado oriental, sino también para "averiguar" (...) por cuán·
to tiempo juzgarfa propio (el gobierno Imperial. L. P.} permitir la contl-
fJuación de las actuales conmociones Intestinas en la República
Oriental, que tan serios perjuicios causan a los intereses de los nume-
rosos residentes argentinos y brasiletlos en aquel pals, asl como al
comercio en general, y si seria posible llegar a un arreglo con el go·
bíerno brasiletlo para una acción conjunta encamlr:Jada a poner fin al
desorden existente en la Republlca Oriental mediante el ejercicio de
su influencia, o, si fuera necesario, mediante la fuerza " 187.
Esta claro que Mitre intenta propiciarse al Brasil; por lo deFr~ás su
preocupación por el bienestar de los brasllenos en·el Uruguay es har-
to insolente desde que el velar por ellos compete al gobierno . uru·
guayo en primer término y al tlrasueno después. La diplomacia mitrls·
ta intenta descaradamente forzar al gobierno de Rlo a embarcarse en
la aventura oriental, nacida en Buenos Aires, amparada, alentada,
propiciad~ y pagada por Buenos Aires.
Vistas las cosas por fuera, dan la sensación de un paso en talsQ de
la cancillerla que maneta Elizalde. Pero no es asl. Hay algo más que
habilidad detrás de la misión Mármol: hay maquiavelismo. L~ guerra
civil en la otra banda ha aler'!tado a ciertas fuérzas dentro del imperio,
y los súbditos de éste en el Uruguay: los negreros rlograndenses. La

187 Efr¡¡i m Cardozo, op . cit. pég. 152.


80
presencia del autor de Amalia en Rlo es mucho más que una explora-
ción de terreno: es la manera de Informar oficialmente a los aliados
-objetivamente hablando- brasiletlos del mítrlsmo, de que éste
marcha con todo contra los blancos. De ahl que Mármol vaya pre- a
guntarle al Emper.ador, el porqué de su indiferencia para con los inte-
reses brasllenos en el Uruguay. Que son los de los negreros que resi-
den allf y en Rlo Grande.
El 12 de junto de 1865, el senador Plmenta Bueno pronuncia pa-
·labras muy significativas en el Senado del Brasil; aluden a la misión
Mármol en estos términos: "A principios del ano pasado, cuando
nuestras relaciones con el Estado Oriental ya estaban perturbadas,
dióse un hecho sumamente importante". Agregará Pimenta Bueno
que en aquella ocasión Mitre vio más lejos que el ministerio del Bra-
sil, y que si bien "el estado de cosas en la República Oriental, el de-
sorden, la guerra civi.l, perJudicaba mucho los intereses de la Confede-
ración ... ", el presidente argentino observó Que "lnflula tamb~én muy
perjudicialmente sobre el Brasil. .. ". En consecuencia "concibió una
idea provechosa para los dos Estados"188.
Que Idea fue esa ya lo sabemos por las instrucciones a Mármol: in-
tervención conjunta. entre tanto, la misión desempel'lada por el nove-
lista y veterano antirrosista tendrá pleno éxito. Acaso la razón funda·
mental sea una coir1cidencia que no es fácil atribuir al azar: la presen·
cia en Rlo del viejo general -de antaño radicado en el Uruguay- de
quien el Emperador no quisiera a:cordarse y que viene, ¡casualmente!
a lo mismo que Mármol: a abogar por los brasilenos que residen en la
antigua provincia Cisplatina del Imperio. El peón Mármol fue movido
por Mitre en el momento oportuno.
El canciller brasilei\o Olas Vieira cederá, por supuesto. El 18 de
abril de 1864 Mármol le escribe a Elizalde: el canciller le ha manifesta-
do estar decidido a emplear todos los medios a que· el derecho lo
autoriza si el gobierno oriental se negara a satisfacer el requerimiento
de reparaciones que le ha sido formulado189. Cuatro dlas más tarde
Mauá firma un articulo en el Jornal do Commercio de Rlo: "Lamento
que la intervención ahora anunciad!l tenga lugar bajo la presión de
exageradas reclamaciones sobre hechos mencionados en los relato-
ríos de estos últimos anos y sobre ocurrencias en que ni siquiera es
respetada la verdad, para envenen·ar mejor el esplritu público y fomen-
tar mejor el odio de razas, alimentado en ese sangriento pasado que,
por lo demás, está en nuestros intereses, en la conveniencia y en la
moralidad del pals hacer olvidar" 190.
El Imperio enviará a Montevideo a uno de sus hombres más impor·
tantes: José Antonio Saraiva. Este examinará in si tu la situación; hará
una evaluación correcta: " Creo que sólo en Buenos Aires -le escribe
a Olas VIeira el 28 de mayo de 1864- resolveremos esta úl.tima cues-

188Atilio Garcla Mellld. op. cit., t. 1, pág . 359.


189 RicardoR. Caillet Bois, Un silo critico en la polltica exterior de la presiden·
cía de Mitre, Buenos Aires, Talleres Gráficos Frfas Ayerza y Ellzalde, 1é46,
pág. 27.
190 Efr~im Cardozo, op. cit., pág. 145.

81
tión de la paz, y que aislados no podremos usar con ventaja de los me-
dios de represión. Sin afianza, todo nos contrariará; con la alianza de
Buenos Aires, todo será fácil; es preciso, pues,adquirirla o preparar-
nos para grandes sacrificios"191, la ayuda militar argentina será ne-
cesaria en la aventura que se apresta a emprender el Bras.il por cir- ·
ctmstancias urdidas en el seno del circulo mltrista porteno. Curiosa-
mente el Imperio, empujado a la intervención por la mano de don Bar-
tolo, viene ahora a pedir ayuda a esa misma mano. Triunfo total de la
polltica de Mitre. El gobierno blanco tiene los dlas contados. .
Luego de una gestión que por encargo de su gobierno -y acaso de
Saraiva, que está instalado en Montevideo- realiza el embajador del
Brasil ante el gobierno de Mitre, se arma rápidamente en Buenos
Aires una misión que intent~rá "conciliar" las partes que pugnan en
el Uruguay. Con ese fin viajan a la otra banda el canciller Elizalde, el
ministro inglés Thornton y el senor Andres Lamas, este último en su
carácter de diplom~tico uruguayo. Alll se unirán a Saralva que entre
tanto el 4 de junio -dos dlas antes de la llegada de los tres concl-
.liadores- le dirige al canciller Herrera una nota-sin desperdicio; en
ella refuta "la calificación hecha por V.E. de la guerra, que devasta a
la República", seflalando que "no es exacta porque las fuerzas del ge-
neral Flores no han cometido contra tos brasileflos residentes en la
campana más violencias que las del propio gobierno oriental. No e~
justa -agrega- porque habiendo el general Flores gobernado la Re-
pública, teniendo afinidades con uno de los partidos que por muehos
at\os ha tomado p."lrticipación en la polltica activa del pals, no puede
ser considerado como jefe de ,Salteadotes, sin que se irrogue una gra·
ve injuria a todos Jos orientales. No es conveniente -añade- por-
que, calificando de ese modo la guerra civil, el gobierno oriental abate
todas las esperanzas que los amigos de la paz podrlan depositar en
una transacción ..."192,
El señor Saraiva ha ejecutado una vergonzosa y abierta apologla
del general Flores y su movimiento; estamos frente a la intromisión
abierta del Brasil en los asuntos internos uruguayos, tomando partido
por un general levantado contra el gobierno legitimo de su pals y a
quien Saraiva y los tres conciliadores otorgan categorla de beligeran-
te. Lo que es bastante más que exigir reparaciones por supuestos
ultrajes; es ponersA en el camino qile Mitre ha trazado sigilosamente
y que conduce a volte3r a los blancos y a sentar a Flores en la presi-
dencia oriental.
Pero veamos qué h~cen los conciliadores. Dice Estanlsl.ao Ze-
ballos: "El doctor Elizalde llegó, en efecto, a Montevideo, el6 de junio
a las cinco de la tarde. A las siete pidió por escrito una conferencia al
ministro brasllef'lo, antes de visitar al gobierno uruguayo cuyo acto
dejo al comentario de los lectores. la primera visita que recibió fue la
de lavares Bastos, de la legación brasilei'\a, a quien le declaró que Iba
al Estado Oriental con el objeto «de resolver las cuestiones interna-
cionales con el Brasil y con la República Argentina, para lo cual no ha·

t91 Ellas S. Giménez Vegai, Téstigos y actores de la Triple Alianza. Buenos


Aires, Pei'la Lillo, 1961, pág. 64
192 ~tilio Garcia Mellid, op. cit., t. 1, pág. 508.

82
bla otro medio que el cambio de .la situación uruguaya•" 193. El hom-
bre no ocultaba su parcialidad ... . ·
. :Al dla siguiente conferencian Saralva ·y Elizalde. En su nota al mi·
. nlstro de RR.EE. del 9 de junio Saraíva resume asl la entrevista: " El
sel'lor EHzalde abundó en mis propios sentimientos: decl'arO que se
hallaba dispuesto a no separarse del Gobierno del Brasil, en el cual
conf.iaba, por ser un gobierno serlo y presidido por un soberano de
gran merecimiento"194. ·
El 12 de junio Elizatde y Thornton parten de Montevideo eh busca del
general Flores. El 16 lo encuentran y pact~n la realización de un ar-
mist ic io , que ha de comenzar el-19. Pero ocurre que recién el1811egan
al lugar del encuentro -Puntas del · Rosario- los delegados del go·
blerno uruguayo, que se supone algo tiene que decir a propósito de la
mediación, el armisticio y demás andanzas de los mediadores. Sa-
raiva viene con los enviados del gobierno. La discusión se generaliza
y Flores accede a dirigir una carta al presidente. Pide la formación de
un nuevo ministerio; pero eso entrai'\a la capitulación de la otra parte y
su propio ascenso al poder. Thornton, Saraiva y Elizalde entregarán la
mlsiva al presidente. Entre tanto Saraiva en sus notas oficiales a Olas
Vieir~. parece escribir ·exactamente lo cont rario de lo que configuran
S!JS actos. En la primera f!'ntrevista de Puntas de Rosario el brasile·
t'to se opone -de palabra, al menos- a la formación de un ministerio
florista con Agulrre en la presidencia. En su nota al canciller del 25 de
julio expresa su coincidencia con Thornton en su oposición a esta sa-
lida, desde que ''era el triunfo de la revolución". Agregando, "que no-
sotros no hablamos ido atll para dar la victoria a uno de los dos parti-
dos, sino para llamarlos a la concordia, en nombre de los más eleva·
dos intereses del pals y de las nacionalidades vecinas" 195.
Saraiva facilita la labor del gabinete: le envfa notas que éste podrá
publicar. Ellas dicen de la noble intención que anima a la misión Sa·
raiva: pacificación sin tomar partido. Pero sucede qué no tomarlo es
tomarlo en contra del gobierno que no puede ser equiparadó con el
partido de un general insurreccionado: Pero además, este tipo de
correspondencia diplomática sirve para calmar la aprehensión de
aquellos que en Rlo ven en el ascenso de Flores el ascenso del viejo
general. Y eso es en extremo peligroso. Incluso p_ara la misma corona .
de Don Pedr.o 11.
En la capital imperial ·1a misión Saraiva suscita polémicas y repa-
ros. O Espectador da America do Sul tiene dos recriminaciones: el ha-
berse ·apartado el diplomático de las instrucciones que le fueron da·
das al avenirse a participar en una mediación conjunta; y el haberlo
hecho juntamente con el diplomático de una potencia con la que el
Brasil ha roto relaciones por razón de un serio agravio. El periódico se
refiere a Inglaterra y a la persona d.- Thorntont96. ¿Mas puede atribuir·
se al senor Saraiva el.haber cometido tan grlieso desliz?

193 Ellas S. Glménez Vega, op. cit. pég. 65.


194 fd. ld.
19!5 Efraim Cardozo, op. cit., pág. 237.
188 G. K. Chesterton, op. cit. pág. 271.

83
Pero vayamos al fondo de lo que sucedió eri las Puntas del Rosario.
Pasado algún tiempo Saralva explicarla que alll nació la Triple A.l lanza
contra el Paraguay. Lo que no explicó fue el papel de Thornton en esa
historia. No es dificil imaginarlo. Condenado el gobierno blanco,
Thornton advirtió que no valfa la pena indisponerse con Mitre y agra·
var la situación con el Brasil coartando el paso a Flores, que en defi~i·
tiva podrla ser tan aceptable a Inglaterra como el mejor de los amigos
en la tierra oriental. Por lo demás, el apoyo podla ser negociado con
Flores y sus amigos El izalde y Saraiva·. ¿El precio que pagaron los
otros fue la Triple Alianza? No es fác il saberlo. Pero Saraiva declara
que de alll salió. Y alli estaba Thornton, de quien no podrá suponerse
que se redujo a seguir de cerca la evolución de los asuntos orientales,
conociendo la aversión que t iene poi el Paraguay y que con él compar-
ten los tres aliados. ·
Volvamos.a la gestión "conciliadora". Luego de entregada al presi-
dente uruguayo la nota de Flores, éste le dará respuesta el 23 de junio
aceptando todo lo pactado en Puntas del Rosario. Pero el 2 de julio
Aguirre retrocede y gira en redondo; se niega al cambio de gabinete
en el sentido. que exige Flores. Pero habrá cambio, solo que en senti·
do opuesto. Saraiva y Elizalde fruncen la nariz. Si el presidente no
acepta que se atenga a las consecuencias. El 5 de julio Saraiva le
escribe a su gobierno: "Iré a Buenos Aires. y discutiré con el geoeral
Mitre el medio más seguro de remover las dificultades con que lucha-
mos. Y que pueden comprometer al Rlo de la Plata en una lucha gene-
ral"197. El diplomático necesita la certeza absoluta de que Mitre apo·
yará la acción militar que inevitablemente se va a llevar a cabo contra
el gobierno del Uruguay. Saraíva no quiere riesgos inútiles. Lanzarse a
una acción armada, ¡cómo na! pero hacerlo con garantlas de recib.i r
abastecimientos de vlveres y municiones.
El10 de julio está Saraiva en Buenos Aires: el 11 se reúne con Mitre,
su gabinete y el ministro inglés Thornton; y el12 informa a su gobierno
en nota calificada de " secreta": " El senor general Mitre se hallaba in:
formado por el senor Ellzalde de la manera como yo aprecio la si-
tuación del Rlo de la Plata y las dificultades actuales, y las que
·pueden surgir del estado anormal de la República Oriental. S.E. está
también persuadido de que la pacificación del Estado Oriental es el
único medio eficaz de arreglar todas las dificultades futuras e impr~­
vistas. Los medios directos consisten en una acción común del Brasil
con la República Argentina para combatir al partido qu~ se opusiera a
la paz, y promover la formación de un Gobierno Provisorio) que presi-
da la organización de los poderes públicos en las próximas etec·
ciones.
". ·.. El medio indirecto seria proseguir el Brasil la exigencia de la
satisfacción por los agravios, de que se queja, y continuar la Repúbli-
ca Argentina atendiendo el stetu quo en sus relaciones con el Gobier·
no Oriental, lo <:¡úe le obligarla a entrar-resueltamente en el camino de
la paz. S.E. puso de resalto que el primer medio encontraba embaraios
en las convenciones internacionales, y tendrla considerables díficul -

197 Ellas S. Giménez Vega, op. cit., pág. 66.

84
tades prácticas, siendo una de ellas acarrear para los Gobiernos in-
terventores la responsabilidad de los errores cometidos por una admi-
nistración nueva y de las relaciones inevitables en tales circunstan-
cias: que por tanto el medio indirecto le parecla el mejor y único adop-
tableen la actualidad, siendo bastante eficaz, pues que prosiguiend.o
el Brasil en sus reclamaciones, constrenirfa al Gobierno Oriental a
entrar en el camino de la pacificación. Agregó S. E. finalm~mte, quepo~
dla asegurar al Brasil que, para mantener la unión de los dos Estados
en las circunstancias actuales, el Gobierno de la República Argentina
se obligaba a no ajustar con et Gobierno Oriental la respectiva cues-
. t ión pendiente, sin que conjuntamente fuesen atendidas las reclama·
clones del Gobierno Brasileno. Y a prestar. a! Imperio su apoyo moral
no viendo en el proceder de éste para con el Gobierno de Montevideo
designios que no sean justos y compatibles con las convenciones
que garante la independencia y la integridad del Estado Orlentai"198,
Otro de los asistentes a la reunión de gabinete nos ha dejado tam-
bién su testimonio. El sel'ior Thornton -¿qué diablos .tendrá que
hacer un diplomático extranjero en una reunión del ·gabinete nacio·
·nal?- le escribe al conde Russel i el mismo 12· de julio de 1864.
En el dfa de ayer .... informa- asistió a una reunión del gabinete del
general Mitre con el setlor Juan Antonio Saraiva. Este último urgió
una intervención conjunta en el Uruguay para lograr la pa~lficaclón, lo
que fue apoyado por el setlor Elizalde. El general Mitre se rehusó a
una intervención abierta pero haciendo la salvedad que admitla la del
Brasil con el fin de obtener las reparaciones que piden las injurias re·
cibidas, siempre que no fuera pL!esta en juego la independencia uru-
guaya199. .
Ambas . versiones coinciden y son insospechables. La de Saraiva
tiene categorla de " secreta"; la de Thornton es el obligado informe
objetivo al ministro de Relaciones Ex.teriores. Al dfa sigulente, .13 de
)ulio. Saraíva enviará a Olas Vieira una de esas notas que se escriben
para demostrar la grandeza de miras de un gobierno, y de paso no In· .
quietar a quienes aún intentaban no dejarse arrastrar a una aventura
bélica en el Uruguay, promovida por el viejo general radicado de anta·
.no en la .República Oriental y por el general Mitre. Olee Saraiva no·cre-
er conveniente la permanencia en tierra oriental de Jas fuerzas que
eventualmente ingresarlanen ella para ejecutar las represal ias. si és-
tas .fueran confirmadas. La permaneRcia solo hall.arla justificación
previa declaración de guerra, "y. es.ta no la debemos hacer, porque la
guerra al Estado Oriental en las circunstancias actual·es seria la
guerra a nuestro comercio y a nosotros mismos, y traerla tal vez ma·
yores complicaciones". Por otra parte, piensa que con las solas tuer-
zas riograndenses no cabe intentar la guerra, "excepto s.i quisiéramos
apoyarnos en un part ido y elevarlo al poder, ~o que serfa también un
gran·rnal ·para nuestros intereses futuros"200:

1ee Id.• págs. 66 y 67.


1ev Publicación Oficial, Correspondence Respecting hostilities·in thtí Rlver Pla·
te, Londres, Printed by H1rrlson and Sons, 1865, págs. 4 y 5.
200 Efratm Cardozo, op. cit. P'O· 247.

85
El sel'lor Saraiva mostrábase una vez más por encima de las luchas
que l'lbraban los partíd(;IS en el Uruguay, y s9bretodo queriendo evitar
la · guerra. Sus contemporáneos y la posteridad mencionarán su
ecuanimidad. Pero la verdad fue ·otra -y ya le vimos abogar entusiasta·-
rriente·por Venancio Flores con palabras y con hechos. Y abogar por
fa guerrá, con el apoyo explicito de Mitre y el aparente consentimiento
del senor Thornton. ·
En cuanto a la célebre reunión de gabinete del 11 de julio, nada más
exacto que esto podrla decirse: don Bartola habla acabado de tejer la
intriga;· el Brasil intervendrá mil_itarmente para voltear al gobierno
blanco y el gobierno argentino permanecerá a la sombra, apoyando la
acción de la manera que luego se verá.

10. Nace la AUanza

Si no nació en las Puntas del Rosario nace ahora. E~ 26 de j ulío Sa-


raiva oficia a Olas Vieira desde Buenos Aires; " ... prepáranse -di-
ce- acontecimientos graves en los cuales la República Argentina to-.
mará con ei ·Brasil la posición que los hechos aconsejen"201, Saraiva
lo asevera sin vacilación alguna: el acuerdo ya existe. El 3 de agosto
parte para Montevideo y el 4 presenta un ultimátum al gobierno orien-
tal; le da seis dfas para acceder a sus exigencias. El diplomático fran-
cés Maillefer, acreditado ante el gobierno de Aguírre, en nota del14
de agosto al min.istro de Relaciones Exteriores de Francia, Drouyn de
lhuys informa del ultimátum. " redactado evidentemente en la otra ri-
bera, y concertado, según las apariencias, con el Dr. Ellzalde"202.
Agregará Maillefer: "El almirante Tamandaré Oefe de la flota brasllef'la
destacada en el Plata. L. P.) se queda por el momento aqul, esperando
refuerzos y anuncfando a sus visitantes que va a efectuar repre-
salias ... ¿Represalias de qué y contra qué? ¿Será en serio lo de las se-
senta reclamaciones particulares contrabalanceadas por las cincuen-
ta y una reclamaciones orientalas igualmente pendientes? ¿Será
contra los dos débiles vapores armados en guerra por _el gobierno
montevideano, o contra el pontón que sirve a la policla de parada, o
contra el cabotaje que se hace necesariamente bajo el pabellón orien-
tal, pero en realidad pertenece a comerciantes de todas las naciones
o a patrones:en su mayorla Italianos? ¿Será apoderándose de los pe·
quenas puertos de Mal donado, de Salto o de Paysandú, a riesga de
enfrentarse alll con poblaciones extranjeras, generalmente hostiles al
nombre brasilei'IO, e irritar las celosas susceptibilidades que en la
otra ribera ya se alarman por la extral'la connivencia del general Mitre
COI"' ese peligroso vecino de siete repúblicas?"203.
He aqul expresado lúcidamente todo ei ridlculo de la intervención a
que se aprestan las fuerzas brasller\as navales y de tierra. Es tan es· .
casa la razón que asiste a los Intervencionistas, es tal la despropor-

20l. Jd. • pág. 253.


202/d., pág. 283.
203/d., pág. 268..

86·
ción de fuerzas que esta estrategia -pronto lo será en Paysandú-
por ahora parece una farsa. Finalmente, lo de celosas susceptibilida-
des en la otra ribera sin duda alude .a la de aquellos argentinos que
enfrentaron con valentla la "extraña connivencia" de Mitre con el Bra-
sil: peligroso vecino de siete repúblicas...
El10 de agosto Saraiva da por terminada su misión en el Uruguay y
retorna a Buenos Aires. El11 Elizald.e le e.scribe a Balcarce, ministro
argentino en Francia: "Estamos de completo acuerdo con el Brasil y
nada hay que temer de su acción en la República Oriental pues todo
será arreglado con nosotros"204. ¡El acuerdo existe! E122 se protoco-
liza. Firman el documento el consejero Juan Antonio Saraiva y el mi-
nistro de Relaciones Exteriores Rufino de Elizalde. Su texto seria reve·
lado el 5 de junio de 1865 en el Congreso del Brasil por el consejero
Paranhos. Fue traducido a nuestro idioma y publicado por primera vez
en la Argentina por Estanislao Zeballos; dice asl: "Reunidos en la
secretaria del Ministerio de Relaciones Exteriores S.E.. el señor Mi-
nistro y Secretario de Estado de dicho departamento, don Rufino de
Elizalde y S. E. el sei"íor Enviado Extraordinario de Su Majestad el Em-
perador del Brasil en misión especial cerca del Gobierno Argentino,
Consejero Juan Antonio Saraiva, a fin de conferenciar acerca de las
eventualidades posibles en el Rlo de la Plata por causa de la cuestión
oriental, concordaron en protocolizar las siguientes declaraciones en
nombre de sus respectivos gobiernos, los cuales, en virtud de los tra-
tados vigentes, tienen el deber y el interés de mantener la independen·
cía, la integridad del territorio y la sobéranla de la República Oriental
del Uruguay:

"1 °) Reconocen que la paz de la República Oriental·del. Uruguay es


la condición indispensable para la solución completa y satisfactoria
de sus cuestiones y dificultades internacionales con la misma Re-
pública; y que auxiliando y promoviendo esa paz siempre.que sea com·
patible con el decoro de sus respectivos paises y con la soberanfa de
la República Oriental del Uruguay, juzgan realizar un acto provechoso
no solamente a esa República, sino también a los paises limftrofes
que tienen con ella relaciones muy especiales;
"2°) Tanto la República Argentina como el Imperio del Brasil en la
plenitud de su soberanla como Estados independientes, pueden, en
sus relaciones con la República Oriental del Uruguay, igualmente so·
berana e independiente, proceder en los casos de desinteligencia CO·
mo proceden todas las naciones, sirviéndose para extinguirlas de los
medios que se reconocen .como llcitos por el derecho de gentes, con
la única Hmitación de que cualquiera que sea el resultado que el
empleo de estos medios produzca, serán siempre respetados los tra·
tados que garantizan la independencia, la integridad del territorio y la
soberanla de la misma República:
"3°) Los .gobiernos ar_gentinos .Y de S. M. el Emperador del Brasil tra·
tarán del ajuste de sus respectivas cuestiones con el gobierno orien-
tal, auxiliándose mutuamente por medios amistosos, como una

204 Atilio García Mellid, op. cit. t. 1, pag. 511.

87
prueba de su sincero deseo de ver terminada la situación actual que
perturba la paz del Rlo de la Plata"205.
Comenta Zeballos: "Pocas veces se ha consagrado una ironla más
honda en un documento público; Pactar la lntefvenclón de dos poten·
cias fuertes en un pals débil, a fin de cambiar un gobierno por otro
que responda a los Intereses del Brasil (y habrla que agregar: de lo
intereses que Mitre representa. L. P.), fue el objeto de las conferencias
Mltre·Saraiva en Buenos Aires, y al honor del Uruguay es presentado,
sin embargo, como una garantla de su independencia... "206.
Pocós anos después de estos hechos, el senor Elizalde confesará
la razón fundamental -la razón politlca fundamental- que Impulsó
al gobierno de que él fuera canciller a intervenir en el Uruguay: "il go·
blerno de Montevideo era la representación del partido enemigo de la
causa liberal que Buenos Aires habla convertido en Gobierno Argenti·
no(...) Fiel a sus antecedentes y bajo la presión del horrendo crimen
de Quinteros, que nunca podla esperar que fuese sancionado por el
Gobierno Argentino. no podla esperar que este Gobierno se consoli·
dáse, pues vela en él a un enemigo fatal. Como ciudadano y como
hombre público he considerado. y considero, la más noble y la más
santa de las revoluciones la del general Flores"207.
Una vez más: para afianzarse en el interior, Mitre y las fuerzas que
en él se personifican debe eliminar a los aliados posibles y probables,
reales y potenciales de la oposición Interna. La.palabr.a autorizada
-en esta materia, desde luego- de Elízalde lo confiesa.
· Mas volvamos a Saralva, preocupado por esclarecer del todo la fu·
tura cond1.1cta del Gobierno argentino frente a los hechos que se esta·
ban preparando. Como sabe a Mitre partidario de adoptar los medios
que éste llamara Indirectos, "rogué a S.E. me Indicara a .qué medios.
llamaba Indirectos y que, emprendidos por el Brasil, pudiesen, en su
concepto, promover la paz en la República Oriental. Me respondió que
esos eran la guerra, las represalias, y la entrada de fuerzas por la fron-
tera para apoyar las reclamaciones del Brasil, y garantizar a sus na-
cionales"208. He aqul el verdadero pensamiento de Mitre, despojado
de la retórica calculada para entrar en la historia.

11. Guerra al Uruguay


. El 7 de set.lembre Saraiva Instruye desde Buenos Aires al presiden·
te de la provincia de Rlo Grande: debe desatar las hostilidades contra
el Uruguay. Con una salVedad: no hostíllzar ni ofender fuerza alguna
d~ Flores; arites bien, una vez tomadas las poblaciones y desarmadas
las guarniciones, y "luego que en ellas fueren constituidas nuevas
autoridades nombradas por el general Flores(...) deben nuestras tro·
pas salir de los puntos lndlcados"209. · · ·

206 Ellas S. Gíménez Vega, op. cit .. pág. 69.


206·Jd., lid.
201 Diario. La República, Núm. 872. Buenos Aires. 21·12·1868.
208 Atllio Garela Mellid, op. cit., t. 1, pág. 512.
209/d•• pég. 514.

88
El 11 de octubre el almirante Tamandaré expide una circular dirigí-
da al cuerpo diplomático residente en Montevideo: reclama que los
navlos que naveguen los rlos con las banderas de las respectivas na-
ciones, rehúsen recibir tropas y municiones de guerra para transpor-
tar de un punto a otro, "manteniendo asl la perfecta neutr~lidad que
les conviene guardar en la coyuntura actual". Agrega: "De este modo
me libraré de cumplir el penoso pero indeclinable deber de ejercer
sobre ellos (los barcos) una vigilancia constante y de aprehender
aquellos contrabandos de guerra que fueran encontrados a bor-
do... "210.
Tamano exabrupto recibió la respuesta que merecla. El ministro
Inglés W. G. Lettson respondió de esta manera: "Ni hay beligerantes
\
en la lucha que se está efectuando, ni el jefe militar que juzgó deber
levantar el estandarte de la revuelta contra el gobierno de su pals,
puede por mi ser considerado corno teniendo carácter de beligerante.
Es simplemente un rebelde. No habiendo pues beligerantes no hay
neutrales" 2'11. La respuesta está datada el18 de agosto. De nada vale.
La alianza está funcionando. El 31 de octubre La Nación Argentina
expresa la opinión oficial en estos términos: "Coartar la acción del
Brasil seria un funesto error y un atentado que producirla males muy
grandes" .
" Seria una irnervención por parte de las naciones cuyos agentes lo
hicieren, y esa intervención sacarla forzosamente al gobierno argenti-
·r.o de la situación neutral que ha asumido" 212. El victimario se ofende
porque alguien procura venir en auxilio de la vlctima. Y luego la supre-
ma ironla: blasona de neutral. Y por afladidura advierte: él no quiere la
guerra, pero que no lo provoquen ...
Esto lo dice La Nación Argentina del 3~ de octubre, cuando solo
seis dlas antes anunciaba: " El sábado llegaron el senor almirante de.
la escuadra brasilet'\a y el sel'lor secretario del general Flores. Los ob·
jetos de la venida del sei"'Ir Bustamante, ligados sin duda a las opera-
ciones de guerra, deben mantenerse en secreto. Nosotros creemos
pr.obable que uno de ellos {de los objetos. L.. P.), que no habrá inconv~ ·
niente en confesar, será el de procurarse elementos mediante los
cuales esas operaciones serian decisivas. : ."213. .
La misión cumplida por el sel'lor Saraiva en el Uruguay -de la que
es parte principal el almirante Tamandaré y su flota- fue juzgada por
Washburn, ministro de los EE.UU. en la Asunción como "una obra que
avérgonzarla a bandidos", llevad~ a cabo por imposición de "los tur·
bu lentos senores feudales de Rlo G·rande"; obra que convirtió al Bra-
sll"en aliado de un rebelde contra un débil. pals vecino, con el cual no
existla ninguna justa causa de guerra y en una época en que tomar
ventaja de su debilidad y disensiones internas era a la vez cobardla y
deshonra"214.

210 Efraím Cardozo. op. cit., pag. 455.


211/d., Id.
212 Id., pág. 456.
213 Atilio Garcia Mellid, op. cit., t. 1, pág. 525.
214 Efraim Cardozo, op. cit. pág. 363.

89
Todas las furias se han desatado sobre la tierra oriental pero al pre-
sidente argentino nada conmueve; si.J plan poUtico se está ejecutando
por mano brasilena y solapada ayuda argentina. Pronto no habrá más
blancos en el poder y el amigo Flores; el general predílecto, el aguerri-
do soldado que no pocas satisfacciones le ha dado y que aún milita
en las filas del ejército nacional, escalaré próximamente las cimas
del poder. Las está escalando. El12 de diciembre de 1864 Andrés La·
mas -el más brasilei"'o de los pollticos uruguayos·, el liberal, el com-
padre de Mitre- escriblale a su viejo amigo don Bartolo: " El partido
colorado, trepandc¡> por las ruinas que hacen los cai"'ones brasilenos,
sube mal y aumenta los gérmenes de división que lo convulsionarán
al llegar al poder(. ..) La guerra actual no es ya más que el prólogo de
una más extensa conflagración, de mayores y más extensas compli-
caciones"215. Se están viviendo los prolegómenos de la gran heca-
tombe; se respira en el aire. Lamas lo percibe y sin duda Mitre tam-
bién. Pero él sigue adelante con su plan. No hay medio que deba es-
quivarse para conquistar el objetivo último.
El 20 de enero de 1865 vuelve Lamas a escribir a Mitre: "¿Podrfa la
República Argentina admitir que los gobiernos orientales nacieran en ·
fa boca de los canones del Brasif?"216.
Mitre puede admitirlo. El 30 de noviembre pasado Salto cae en ma-
nos de Flores; el 2 de enero en Paysandú termina toda resistencia. La
plaza yace en ruinas. El almirante Tamandaré desde el rfo, las tropas
brasileñas y floristas desde tierra demuelen la Giudad a cai'lonazos.
Uruguay tiene un nuevo y grande héroe: Leandro Gómez, defensor de
Paysandú. Un oficial de su paisano Flores le hace fusilar luego de ha·
berse rendido, cuando toda resistencia es inútil.
Mitre es frlo e inexorable; por lo demás miente con soberana impa-
videz. El 3 de marzo de 1865 le escribirá a Urquiza: "Me es agradable
hacerle participe de fas fundadas esperanzas que abrigo de que no
hemos de vernos en la dolorosa necesidad de interrumpir la marcha
pacifica y progresista del pafs, lanzándolo en aventuras guerreras
(...) continúa observándose fa estricta neutralidad ... creo que salva-
remos de toda complicación ... "217. Y siguen· las palabras vacfas y
mentirosas. Desde el protocolo del 22 de agosto pasado existe la
alianza con Brasil; desde el pasado diciembre en las paredes demoli-
das de Paysandú y en las carnes de sus hombres hay balas argenti·
nas, disparadas incluso por cai'lones argentinos y manos
brasileflas... El gobierno que preside el impávido general ya está em·
barcado en fa aventura guerrera; pero al "taita" de Entre AJos le admi·
. nistra don Bartolo su habitual retórica bien sonante. Desde luego, don
Justo José conoce la verdad porque él ya es parte de la conjura. ·

21~ Bartolomé Mitre, bp. cit., t. XXVII. págs. 245 y 246.


2!6/d., pág. 250.
211 Ellas S. Giménez Vega, op. cír., pags. 63 a 70.

90
12. Balas y cationes para destruir Paysandú

El 21 de diciembre de 1864, cuando el cerco en torno a Paysandú se


va estrechando,aparece un suelto en La Nación Argentina donde se
lee que ayer, 20 de diciembre, zarpó rumbo a Paysandú de donde ha-
bla llegado anteriormente, la canonera brasileña lvahy, "conducien·
do pertrechos de guerra y entre ellos seis mil carabinas a la minie pa-
ra la intanterla .del general Netto, seis cañones rayados . ..", etc.,
etc.21e. ·
El general J. B.· Bormann en su obra Campanha do Uruguay (tomo 1
pag. 163} dejó la siguiente versión de este hecho: "El bombardeo de la
plaza por los navlos de gue~ra y la artillería del general Flores llevaba
consumida mucha munición, y no habiendo abundancia de ella el al-
mirante enviO a Buenos Aires, con carácter de urgente, a un oficial pa-
ra traer lo que se precisaba para continuar la lucha. En ef~cto, ese ofi·
cial, el 1° Teniente Euzebio José Antunes,desempenó rápidamente la
comisión puesto que al cabo de 72 horas, a contar de su partida del
. puerto de Paysandú, presentóse con la canonera, de vuelta de la capi·
tal portel'\a trayendo todo cuanto era necesario, no solamente tren bé-
lico, sino también como 100 plazas del batallón naval, marineros, dos
piezas de calibre 30 y dos del seis, provisto todo esto pqr algunos na-
v/os de .nuestra escuadra fondeados en aquel puerto"219.
Por su parte el célebre politice y diplqmático del Imperio, José Ma-
ria da Silva Paranhos declara el 5 de junio de 1865 en el Senado de su
pais: "La neutralidad de la República Argentina nunca fue perfecta.
En Paysandú se nos agotaron las municiones y las hallamos en el Par·
que de Buenos Aires." Por lo demás " ...nuestra escuadra pudo ope-
rar contra la del gobierno de Montevideo hasta en las aguas de la Con-
federación Argentina. El gobierno argentíno trató siempre de evitar la
Intervención del cuerpo diplomático residente en Montevideo ·en la
cuestión entre el lr:nperlo y el gobierno de Aguirre"220.
En otro párrafo de su discurso añade Paranhos: " ... el ejército des-
t inado a operar en el Estado Orient.al, no era bastante fuerte en infan·
terfa para las operaciones que estaba llamado a ejecutar. Debfa ata-
car.plazas y no tenia artiller/a de batir, ni siquiera artillerfa de campa-
na de grueso calibre; su Estado Mayor estaba muy incompleto; no te·
nla ingenieros(...) El gobierno del Brasil que habla querido hacer una
demostración de fuerza en el Rio de .la Plata, apenas pudo presentar
en el Estado Oriental, hasta el ataque de Paysandú, ·un ejército de me-
nos de siete mil plazas. El gobierno de Montevideo que era débil, que
habla desarrollado mucho más actividad y energla, pudo resistir en
Montevideo y Paysandú, mandar un cuerpo de ejército en auxilio de
.esa plaza, que nos obligó al contratiempo de tener que suspender el
sitio, y aún encontró medios de..enviar una expedición numerosa a in·
vadir la frontera de Yaguarón, ·q~e halló desguarnecida.(. . .} Era dificil

21s Atilio Garcla Mellid, op. cit., t. 1, pág. 526.


21!1 Luis Alberto de Henera, op. cit. t. 1, pág. 158.
22o Enrique Rivera, José Hernández y la guerra del Paraguay, Buenos Aires, In·
doamericana, 1954, págs. 11 o y 111 .

91
convencer al gobierno argentino de que el Brasil, preparándose de
mucho tiempo atrás, no pudiese por si solo, ni aun aliado al general
Flores, concluir brevemente la cuestión oriental " 221 .
El eminente sel'lor Paranhos lo ha confesado todo en un arresto de
franqueza. En entrevista con José Mármol, anterior a su discurso en el
Senado, adelantará la significación que tuvo para el Brasil y la causa
de Flores la ayuda del gobierno argentino. En carta que Mármol escri-
be ·a Mitre, fechada en Montevideo el 16 de marzo de 1865, comenta
una visita que acaba de efectuar a Paranhos: " Hoy me ha dicho
-escribe el autor de Amalia- que él hará conocer al Brasilia insufi-
ciencia de los recursos con que sostenia la guerra este pafs (Brasil.
LP.), y su ímpotenciá para llegar a las puertas de Montevideo, si no
hlibiesé dispuesto de los puertos y de los recursos que ha podido pro-
porcionarse eo la República Argentina; y agregue Ud. -le dije- la
neutralidad argentina; porque si mi pais hubiese desconfiado de la
politica brasilel'la, habrfamos puesto 50.000 hombres, en menos tiQm-
po que el Brasil ha necesitado para poner 10.000.
"Exacto, me contestó"222.
A tódo esto, La Nación Argentina echa rayos, centellas y denuestos
contra los 'diplomáticos acreditados ante el gobierno uruguayo que
consideran a Flores un simple general alzado; el diario amenaza rup-
tura de la neutralidad del gobierno argentino. Pero el Impávido gene-
ral Mitre expresa a Urquiza la esperanza de no ver al pals lanzado a
aventuras guerreras.. .

13. Los aliados brasileftos del general Mitre

Ya es el momento de Ingresarlos a la escena. Oémosle la palabra a


Herrera. El canciller oriental le escribe a Lamas el 9 de mayo de 1863:
"He reiterado hoy mi reclamación a fa legación del Brasil. Es inaudito
lo que está sucediendo. De veras veo peligro para Al o Grande, tal apa-
rece la impotencia alli de las autoridades contra el poder de los
caudillos militares"223,
¡Los cauqillos militares! En efecto, pertenecen a .la especie del Ba-
rón de Jacuhy, arreadores de vacas uruguayas. El eminente histo-
riador mexicano Carlos Pereyra relata asilo que ocurre: " ... las ban-
das de salteadores que sallan de Rlo Grande para reforzar a Venancio
Flores no llevaban solamente el programa de las californ ias, o en
otros términos, del rob'o de ganados de las estancias orientales" . Y
explica que los incursores dedlcanse a arruinar la propiedad no brasí -
lef\a para redondear y valorizar los campos de los caudillos y set'lores
de Rlo Grande en el Uruguay. Y por supuesto, recuperar su propiedad:
los esclavos huidos. Finalmente, los n~greros radicados en la ex Cis-
platina con veinte mil esclavos, :no se sienten excesivamente tran-

22 1 Carlos Guido Spano. ''El gobierno y la alianza". en Ráfagas. 2 tomos


Buenos Aires. Edil. lgon Hnos., ,879, págs. 386 y 387. '
222 Luis Alberto de Herrera, op. cit., t . 11. págs. 47 y 48.
223/d.. pág. 25.

92
quitos; no es de descartar que ;ilgún gobierno oriental poco simpático
a la "institución peculiar" del imperio resuelva decretar la libertad d.e
tos esctavos224. Hay que controlar la apetecible tierra oriental; ahora
es el momento. Cualquier pretexto es bueno: que el gobierno blanco
atenta contra sus propiedades, que es incapaz de asegurar. la paz,
cualquier cosa. Ahora es el momento y está Flores, el que alguna vez
gobernó al pals prosternándose ante el Brasil. Lo conocen bien y sa-
ben que carece de principios y de esc~úpulos, que es un ambicioso y
busc~ su encumbramiento a cualquier precio. Asl sea vendiendo y
desqúiclando la propia tierra. De modo que no es una aventura más el
apoyarlo; no es otro arreo de hacienda. Esta vez el jefe que encabeza
la aventura está apoyado por el gobierno argentino; un gobierno que
coadyuva a la tarea creando toda suerte de problemas a los gobernan-
tes del Uruguay. Es evidente: esta vez no es una aventura más y los je-
fes militares (terratenientes, ganaderos y saladaristas al mismo tiem-
po), se lanzan en pos de Flores. La grita crece. Hay una prensa que les
responde. Rlo Grande sale a defender su hónor y el ultrajado h.onor ele
tos ríograndenses que habitan la tierra oriental. El 1° de octubre de
1863 aparecen en el Jornal do Commsrcio de.Rio estas palabras de su
corresponsal en Rfo Grande do Sul: "Nosotros los riograndenses, lle-
gada la última necesidad, sabremos hacer que nos respeten. Se torna
inevitable un conflicto del Imperio con la. República (Oriental. l.P.) o
con la provincia de Rlo Grande (...) Si la nacionalidad no sirve a
nuestros compatriotas para ser respetados en el exterior, para nada
más les sirve... "225. Comienza el chantaje polltico: la amenaza de la
guerra civil, de la segregación. En el Echo do Sul del mismo Rlo Gran-
de (Porto Alegre) aparece contemporáneamente algo como esto: "la
cuestión no admite términos medíos y la provincia de Rlo Grande
quiere saber si el gobierno quiere sacrificarla, o, a la inversa, atender
sus justas quejas. Antes de todo deseamos ver claro en este caos po-
lltico.. Después la provincia resolverá lo que le conviene hacer"226.
El gabinete imperial está gravemente preocupado; el Emperador
siente vacilar la testa y la corona. la amenaza de Rlo Grande es extre-
madamente seria. Ya fue conjurada una vez pero ahora, rotas las rela-
ciones con Inglaterra, no es el momento para enredarse en conflictos
que enfrentarlan a hermanos con hermanos. Por lo demás la unidad
del Imperio es Jlarto discutible. Cualquier alzamiento en Rlo Grande
podría suscitar imitadores; acaso en el Mato Grosso. No cabe duda:
el mal debe ser conjurado. Al principio se intenta usar la autoridad. El
gabinete se dirige al presidente de Rlo Grande; lo hace por medio del
Marqués de Abran tes el 22 de diciembre de 1863: "El gobierno impe-
rial ha visto con amargura que, a pesar de _sus insistentes y reiteradas
órdenes y recomendaciones, la causa de la rebelión que actualmente
azota el Estado Oriental, continúa encontrando el apoyo y el concurso
de algunos brasilel"ios irreflexivos, que desconociendo sus propios
deberes y los de su pals, exponen asl al mismo gobierno a acusa-

224 Carlos Pereyra. op.


cit., págs. SO y 51 .
225Etraim Cardozo, op. cit.. pág. 130.
226td., Id.

93
ciones de deslealtad en sus declaraciones solemnes, y quizás a
conflictos internacionales de consecuencias gravlsimas". El Marqués
agregará que la imprudencia "criminal y condenable" de esos brasile-
i'IOs inhibla al gobierno de prestarles la protección debida, y de recla-
mar contra los vejámenes y violencias que pudieran sufrir "en la sen-
da desatinada a que se han lanzado"227. .·
He aqui el reconocimiento oficial: hay participacíón masiva de bra-
silei'los en los sucesos orientales; la confesión, al mismo tiempo, de
la impotencia para hacerse obedecer; la insinuación- no demasiado
velada sobre las graves consecuencias que podrlan darse: la indepen-
dencia oriental está garantizada no solamente por Argentina, Brasil y
Paraguay; también Inglaterra la. qarante.
Pero los hechos se precipit-.;n. En los primeros dfas de marzo de
1864 aparecen en el Janeiro la detestada figura del viejo general Anto-
nio de Souza Netto. Viene a amenazar: el gobierno debe intervenir en
favor de los brasilei'los establecidos en la República Oriental; de no
hacerlo, él se pondrá a la cabeza de 40.000 compatriotas, casi todos
originarios de Rlo Grande, para hacerse justicia con sus propias ma-
nos. Pero si esta última coyuntura se diera, que el Emperador acepte
las consecuencias... Otra vez la amenaza separatista; en boca de
Netto constituye algo más que una ardorosa efusión verbal.
En ese momento, precisamente en ese álgido momento en que la
presión de los negreros y saladeristas de Río Grande llega a niveles
peligrosos, José Mármol arriba aRlo enviado por el gobierno argenti-
no, para averiguar, inocentemente, " ...por cuánto tiempo juzgarla
propio (el gobierno del Emperador. L.P.) permitir la continuación de
las actuales conmociones intestinas de la República Oriental, que tan
serios perjuicios causan a los intereses de los numerosos residentes
argentinos y brasilei'los en aquel pals... "228. Conmovedora preocupa-
ción, coincidencia sugerente: el general Souza Netto ha recibido el
empujoncito que su causa necesita. El 16 de abril Mármol le escribe a
Mitre: "El gobierno va a remolque de la opinión riograndense, y aqul
mismo lo impelen a una polltica interventora"229. En otra oportunidad
escribirá: "Los i.ntereses de un caudillo riograndense colocaron algo-
bierno imperial en la disyuntiva, en marzo de 1864, de sofocar con las
armas en la provincia de Rfo Grande algOn desacato a la autoridad
soberana o de fusilar orientales, complaciendo al general Netto en
sus pretensiones de auxiliar al revolucionario Flores. La cosa no pare-
ció grave y se decidió el Brasil por fusilar orientales"230. Está todo
dicho: el gobierno del Brasil ha cedido a la presión.
La prueba oficial de la nueva polltica del gabinete imperial está da-
da por las instrúcciones que el 20 de abril firma el ministro de Rela-
ciones Exteriores. Olas Vieira, para la misión Saraiva: "Como V.E. sa-
be -escribe- y lo sabe también el Gobierno Oriental, a despecho de
las más expresas recomendaciones y de las más terminantes órdenes

227. Id., pág. 127.


2Z8Jd., 152.
229 Bartolomé Mitre, op. cit. t. XXVII, pág. 150.
230 Luis Alberto de Herrera, op. cit., t. 1 , pág, 42.
94
del Gobierno Imperial, un crecido número de brasilei'IOs apoya y auxi·
lía la causa del general Flores, exhibiendo como justificación de su
procedimiento, la necesidad de proteger y garantizar su vida, su honra
y su propiedad contra los propios agentes de la autoridad pública de
ese Estado.
"El grito de esos brasilei"'os repercute, como es natural, en todo el
Imperio y, principalmente, en la provincia vecina de San Pedro de Rlo
Grande do Sul; y el gobierno Imperial no puede prever, ni podra tal
vez cortar el efecto de esa repercusión si, para remover las causas in·
dicadas, no contribuye prontamente el gobierno de la República con
franqueza y decisíón"231.
Todo puede ser resumido asl: "sem circumloquios, o Rio Grande
amea~aba con a separacao, e o Rlo Grande sempre infundio
terror''232. El general Mitre está logrando que los brasilenos vayan a
sacarle las castanas del fuego. Ya que Flores no se basta para echar
a los blancos -ni con la ayuda de los irregulares riograndenses y los
recursos que le envfan desde la Argentina- la intervención oficial del
Imperio es necesaria para rematar exitosamente la obra. Esto no es
una conjetura; el senor Rufino de Elízalde, terciando en la polémica
desatada en 1869 sobre la Triple Alianza, dejó escritas estas pa-
labras: "la revolución oriental encabezada por el general Flores, a pe-
sar de los auxilios que habla recibido del Brasil y de la República Ar·
gentina, que fueron insignificantes, estaba perdida e iba a concluir
con otro Quinteros más horrible aún, si el Brasil se arregla con el go·
bierno de Montevideo"233.
la diplomacia (¡las intrigas!) del gobierno argentino proveerlan pa-
ra que el Brasil no se entendiera con el gobierno Oriental.

1•. Bocado de cardenal


En lo más Intimo, los pollticos del Imperio lanzábanse a la aventura
uruguaya alentados por largamente acariciadas ilusiones. El ministro
de los EE.UU. en Rlo, Webb, escribe e1.19 de setiembre a su superior
Seward: "Tal designio (la anexión del Uruguay. l.P.) es, y ha sido por
largo tiempo, el deseo ardiente del Brasil. la Confederación Argenti·
na, sin embargo, nunca dará su consentimiento a ningún arreglo se·
mejante; y lo que es mucho más importante, ni Inglaterra ni Francia
favorecerlan la medida. Por eso no me sorprendió nada que pocos
dlas después me visitara un caballero vinculado con el gobierno, que
vino manifiestamente con el propósito de inquirir de mi, qué pensarla
el gobierno de los EE.UU. de la conquista y anexión del Uruguay"234.
Otro testimonio de los suenos anexionistas nos lo da Carlos Calvo
en carta que le escribe a Francisco Solano lópez desde Parls el 7 de
·octubre de 1864: "El referido sef'tor Moreira (Carvalho Móreira, Barón

2:11Efraím Cardozo, op. cit., págs. 142 y 143.


232 Luis Alberto de Herrera, op. cit., t. 1, pág. 264.
233 Atilio Garcia Mellid, op. cit., t. 1, páq. 513.
234 Etraim Cardozo, op. cit., pág. 399.

95
de ·Penedo, representante del Brasil ante la corte de Saint James),
cree que el Uruguay tiene que ser más o menos pronto, una Provincia
del Brasi 1, no por la conquista de las armas brasilel'\as, si no por la ab·
sorcíón pacifica que se ha hecho ya de una gran parte del territorio de
esa República, hoy ocupada exclusivamente por propietarios brasile·
nos hasta el Rlo Negro". Y el sel'lor Barón le explica en seguida a
Carlos Calvo que "el Emperador del Brasil ha sido obligado por el ge·
neral Netto de Rlo Grande a intervenir con su armada de mar y tierra
contra la desgraciada Repúbli ca del Uruguay, so pena de que ese ge-
neral y la Provincia de AJo Grande se levantase en masa y fuese total·
mente perdida para ellmperlo "235.
Las violencias desatadas contra el Uruguay por el eje Mitre-Flores·
Souza· Netto constituyen un real peligro para la independencia uru.
guaya, por más que solemnes protocolos protesten el respeto del Bra·
sil y la Argentina hacia la misma. En la faena, los liberales de Buenos
Aires dábanse la mano con los negreros y saladeristas de Rlo Grande.
Esto es algo más que una frase; en La Nación Argentina del 18 de
abril de 1865 se lee: llegó a Buenos Aires "el valiente general Netto
(.. .)Enviamos un aprerón de manos al correligionario polltico''. ¡Sin-
gular liberalismo!
La aventura florista terminó con Flores transformado en dictador
de su patria. Cuando entró victorioso en Montevideo, marinerla ingle-
sa, lrancesa, italiana y espai'lola había desembarcado y ocupaba la
casa de Gobierno, la Aduana y las casas de comercio de los princ~pa·
les comerciantes extranjeros. El general Mitre encontró la frase de
turno: "Conocido es et feliz desenlace de la cuestión oriental . .. ~ '236.

1S. Antes de la dictadura

La rebelión de Flores se inicia bajo el gobierno del presidente Ber·


nardo Berro, que ejerce la primera magistratura entre el 1° de marzo
de 1860 y el 1° de marzo de 1864. A los pocos dlas de advenido al po·
der el sucesor de Gabriel Pereira, el Senado Oriental comienza el exa-
men de varios asuntos trascendentales para la vida politica del pals;
sM ellos la deuda con el Brasil, y los tratados con el mismo sobre per·
mutas de territorios y de neutralización. El tratado sobre permutas ha·
bla sido rechazado en 1858; ahora correrla la misma suerte, porque el
Poder Ejecutivo pedirla al Senado el retiro definitiv.o del tratado·de to·
da discusión. Un gesto digno que harla mal efecto a los jefes del lm·
~rio. Los tratados de neutralización suscriptos en 1859 por la Argen-
tina, Brasil y el Uruguay fueron igualmente rechazados : sometlan a tu·
telaje la soberania oriental237. Para colmo de osad/a la exigencia bra·
silel'\a de regularizar antiguas deudas tampoco obtenía satisfacción.
Bajo la administración Pereira hablase convenido en arreglar los
créditos brasilei"'os por perjuicios ocasionados cuando la "guerra

Atilio Garcia Mellid. op. cit. t. 1, págs. 500 y 501.


235
m Carlos Guido Spano. op. cit., pág. 392.
m Eduardo Acevedo. Historia del. . ., op. cit., t. V, págs. 144 y 145.

96
grande"; las reclamaciones -ese era el acuerdo- serian resueltas
por una comisión mixta de dos personas nombradas una por cada go-
bierno: convert irlase en deuda pública el monto admitido. No es
ocioso anotar que el reclamo brasileno se inició en Alo ante el mi-
nistro oriental acreditado ante el Emperador; acabábase de conocer
el éxito obtenido por Inglaterra y Francia en reclamos similares. El
precedente estaba. Y ciertamente la cancillerla oriental no pudo me-
nos que prometer ocuparse del asunto; en 1858 será objeto de un pro-
tocolo que firman los ministros Carreras del Uruguay y Amaral del
Brasil. Pero luego el protocolo ·quedarla sepultado hasta 1860; en ese
ano la Comisión de Legislación del Senado uruguayo lo informará
desfavorablemente obten iendo en consecuencia el rechazo del cuer·
~m . .
Estos arrestos de so~eranla y dignidad nacional no iban a ser olvi-
dados fácilmente por los gobernantes del Imperio. Yen lo que atane a
la deuda el rechazo . configura.ba un verdadero desaire, siendo que
Francia e Inglaterra hablan sido atendidas en sus reclamos. Y no pa-
raban ahllas concesiones a las potencias europeas: en 1860 la lega-
ción inglesa solicitaba y.obten la del gobierno de Berro la isla de Gorri-
t i: Inglaterra instalarla alll un depósito de municiones navales239. El
12 de agosto de 1862 el gobierno uruguayo aprobaba por ley la con-
vención ajustada el 20 de junio del mismo al'\o con Franela e Ingla-
terra; fijada en cuatro millones de pesos moneda antigua la deuda
oriental para con ambas potencias, determinando que cubrla definiti-
va y totalmente las reclamaciones de los súbditos de ambas poten-
cias por,perjuicios originados en la " guerra grande" 240. El reconoci-
miento de la deuda nació de un acto de obsecuencia de la Asamblea
L-egislat iva, que el 10 de julio de 1857 resolvla espontárwamente que
las reclamaciones de tos súbditos de Ing laterra y de Francia -autori·
zadas por la ley de perjuicios de guerra de julio de 1853- ·deblan ser
resueltas definitivamente en cuanto a monto y justificación por una
comisión mixta241. El historiador uruguayo Eduardo Acevedo califica
el hecho de "asombrosa liberalidad de la Asamblea"242. Realmente
asombrosa: fue una dádiva. No obstante, cuando el Uruguay se vio
obligado a suspender los servicios de esa deuda qu~ no emanaba de
convenciones internacionales, la respuesta se manifestó como recla-
maciones diplomáticas que se ~· produjeron en forma brutal , tanto por
el monto de los perjuicios Q.ue hicieron prevalecer como por las intima-
ciones violentlsimas que pareclan presagiar una guerra inmediata, en
el caso de que las autoridades orientales no se doblegaran ante las
amenazas"243. Quede claro que la amenaza de guerra contra el pe-
quel'lo y débil Estado Oriental partla de las dos más grandes poten-
cias .de la t ierra. Y obsérvese que uno de los motivos del litigio residla

2~ Id., pág. 146.


239 1d., pág. 348.
240 Eduardo Acevedo, Notas y Apuntes.. ., op. cít., pág. 420.
2411d., pág. 421.
242 Id., Id.
2 43 Id., fd.

97
en que el Uruguay no se
avenla a pagar un interés de 1/z% mensual
que reclamaban las legaciones de Francia e lnglat~rra en Montevi-
deo, por una deuda reeonocida espontáneamente por el deudor.
Entre tanto, el Imperio segula acumulando rencor y en su Mensaje
de 1863 el presidente Berro dirá que el Brasil ha insistido en su exi-
gem:Jia de una comisión mixta para atender los reclamos brasilei'\os
por perjuicios de guerra244. _ ·
En aparente contradicción con la no muy amistosa relación entre el
Imperio y la Repóblica, el 19 de octubre de 1863 __;,en plena rebelión de
Flores y con desagrado de los brasileí\os adheridos a la misma- el
Banco Mauá conviene en prestar al gobierno oriental, en tanto dure la
situación de guerra, las cantidades de dinero necesarias para atender
sus gastos ordinarios y extraordinarios; se emitirlan titulos con el6o/o
anual de interés y 1% de amortización acumulativa, al precio del
40%, hasta llegar a la suma de seis millones de pesos245. Por-supues-
to, se creaban nuevos impues_tos para atender los servicios de la
deuda; el mismo Banco Mauá estimaba habrfan de producir 436.000
pesos anuales, suma suficiente, sefialaba, para amortizar el capital y
los intereses en un plazo de 31 aflos, y en menos tiempo si la renta
aumentara246:

16. lreneo Evangelista de Souza, Barón de Mauá

Este personaje ha sido mencionado en varias oportunidades y es


necesario detenerse en él. Nacido el 28 de diciembre de 1813 en Arro·
yo Grande (Rio Grande do Sul), a los 17 anos ingresa como dependían··
te en la casa de Richard Carruthers, subsidiaria brasileí\a de los Rots-
child ingleses. El biógrafo de Mauá relata que la educación literaria
del jovencito comenzó en inglés; también la comerciaL Cuenta en
Inglés y da salida a su cólera en el idioma de su patrón. Incluso cuan-
do escribe en portugués suele construir las frases en inglés247. Su ta-
lento le vale ser gerente de Carruthers a los 23 anos; no tardará en ac·
ceder a socio y en 1840 -tiene 27 anos- casi todo el comercio britá-
nico de Rfo pasa por las manos de 1~ firma. El titular del negocio hace
un ano que ha retornado a su patria. En 1842 ya es tanto el ascendien-
te polftíco y económico de lreneo que debe defenderse de la acusa-
ción de influir sobre los hombres de estado del partido conservador.
En 1~50 su fortuna es gigantesca: incluye flotas, algodonales, cafeta-
les y fábricas en Manchester que elaboran el algodón brasileno.
Entre tanto, abolido el comercio de esclavos por ley de 1850 quedan
disponibles importantlsimos capitales; lreneo Evangelista de Souza .
comprende que debe fundar un banco para canalizarlos. Lo hará en ju·
nio de 1851 y será el Banco de Brasil; pero la presión oficial le exige
.fusionarse con el ya existente Banco Comercial, dando nacimiento en

244Jd., pág. 186.


245 José Maria Rosa, op. cit., pág. 162.
246/d., pág. 163.
247 Alberto de Farlas, op. cit. págs. 69 y 77.

98
1853 a un Banco de .Brasil oficiaL En ese ano -a estar su biógrafo-
lreneo controla casi todo el comercio del Brasil; por lo derrlés la fu-
sión bancaria no es de su agrado puesto que el ahora .Banco oficial
monopoliza la canalización de capitales y la emisión de moneda. !re-
neo rechazara el puesto de Director y en 1854 funda la sociedad ban-
caria en comandita Mauá, Me. Gregor y Co., con agencia en Londres.
Trabábase la lucha entre el Banco oficial y la nueva Institución funda·
da por Mauá. .
El poder de lreneo Evangelista va creciendo de continuo: también
su-relación con los más importantes -capitales Ingleses. Ya en .1851
habla fundado la " Rfo Janeyro Gas Co." cuya casa central estaba en
Londres248. Y el 6 de setiembre del mismo ano El Correo Mercantil de
Rlo publicaba un contrato por el cual lreneo Evangelista de .Souza
abrla un crédito de 1..200.000 francos al gobierno de Montevideo, al
par que le aseguraba la provisión de 12 canones, 2.500 fusiles, varios
miles de balas, pólvora, etc.249. El 14 del mismo mea O Americano de
Rlo publicaba el cont rato seguido de estas palabras: "aunque no ap~- .
rece la firma de ninguno de nuestros ministros, nadie al leerlo dejara
de comprender que el gobierno es represent ado en este negocio por el
senor lreneo Evangelista de Souza"250. Intereses anglo-brasilenos
representados por el gran hombre de negocios apoyaban al gobierno
de Montevideo en su lucha contra el sitio de Oribe. La ayuda seria de-
cisiva, y por cierto no habrla de reducirse a lo que detalla el contrato.
En 1852 Mauá funda la " Amazon Co." de navegación con casa
central en Londres251 . Desde 1854 tiene su Banco y su carrera es irre-
sistible. En 1857 discute con Andrés Lamas la instalación en Montevi-
deo de un Banco. Por ley del Estado Oriental del 2 de j ulio de 1859 se
·aprueba su instalación; será Banco de emisión, depósitos y descuen-
tos con un capital de 1.200.000 pesos y la facultad de emitir por el
triple de su fondo efectivo252. El banquero uruguayo Dr. Claudia Witli·
man dirá del Banco Mauá del Uruguay: su "crédito e influencia llega-
ron a ser casi omnipotentes en el Rlo de la·Piata"253.
Por convenio pactado entre Andrés Lamas y Mauá a med iados de
1859, el Banco pasaba a representar a un núcleo de acreedores del Es-
tado; como garantla del cumplimiento de los servicios quedaban
expresamer:~te afectados los derechos del 2% sobre la Importación,
del 4% sobre la exportación y del 4% sobre la venta de todas las pro-
piedades rurales y urbanas. Las correspondientes recaudaciones se-
rian semanalmente depositadas por el gobierno en las cajas del Ban-
co Mauá254. No solamente se hipotecaban rentas a favor de los repre-
sentados por el Banco, sino qu~ el producido de las mismas iba a pa-

248 M. G. y E. T. M ulhall, Handbook of Brazil, Buenos A ires, 1877, pág. 37.


240 James R. Scobie, La lucha por la consolidación de la nacionaliaad srgenti·
na, Buenos Aires, Hachette, 1964, pág. 17.
2so Id., págs. 17 y 18. ·
251 M . G. y E. T. Mulhatl, _
o p. cit., pág. 40.
252 Eduardo Acevedo, Notas y Apuntt~s . . ., ()p. cit., pág. 40.
253 Alberto de Farlas, op. cit., pág .- 311.
2!>1 Eduardo AolVedo, N()iss y Apuntes . .., op. cit., pág. 137.

99
rar a su·s arcas, de donde el Banco tomarla las sumas acordadas para
ir cancelando el capital y los intereses. Quedaba impllcito que Mauá y
sus representados no confiaban que el gobierno cumpliera en fecha,
de quedar los fondos afectados depositados en las arcas oficiales.
No pasarla mucho para que el medio circulante más usual en las
estancias y saladeros del Uruguay fuera el papel emitido por el Banco
Mauá. Los hermanos Mulhall -de cuya rica información es dificil
prescindir- sel'lalarán en 1869 que Mauá es el mas grande propieta·
rio territorial del Plata -de ambas bandas del rlo - con inmensos es·
tableclmientos a orillas del Rlo Uruguay y muchas propiedades en
Montevideo y Buenos Aires256. La sucursal del Banco radicada en la
capital argentina estaba dirigida por el inglés William Leslie.
Mauá es acaso la más poderosa cul\a del capitalismo inglés en es·
tas latitudes; En 1862 se produce una grave tensión entre Saint James
y el gobierno del Emperador. En esa oportunidad lreneo Evangelista
de Souza apréstase a actuar de mediador; aparentemente cuenta con
la autorización del Marqués de Abrantes, ministro de Negocios
Extranjeros del Imperio. Pero sabedor don Pedro 11 de los pasos que
se dispone a dar su súbdito, hace conocer su disgusto por esa "intem·
pestiva y prematura intervención". Para agregar: "¿A titulo de qué se
metla Mauá· en eso? ¿Como banquero y hombre de negocios, con inte- .
reses y capitales fntimamente· li gados a los ing leses? Es más que ·
sospechoso " 256. ¡Lo dice el ·sefiOr Braganza, criatura amamantada
por los empréstitos de Rotschild!
Es este caballero quien so st-iene financieramente al gobierno -de
Berro en 1863, a comienzos de la revol uc ión florista, según lo visto
más arriba. Es él quien reorganiza la empresa de iluminación a gas de
Montevideo incluyendo en su Directorio a los uruguayos Manuel
Herrera y Obes y Florentino Castellanos257. Y a él alude en estos tér-
minos ·el Echo do Su/ de Porto Alegre, en 1863: "Queremos que el go-
bierno nos diga clara y positivamente si pretende envolverse en una
lucha a favor del Barón de Maua y del partido blanco, o si quiere aten·
der a los llamamientos de nuestros compatriotas habitantes del pals
vecino" 25a. ..
Los neg~eros riograndenses -en esta coyuntura- no son del agra-
do del Barón; él se entiende con los blancos uruguayos y no ve moti-
vos para favorecer ningún cambio. Entre tanto detrás suyo merodea el
viejo Rotschild de Londres.
A fines de 1863 retorna a Rlo: ac·aba de esforzarse por aquietar el
maremagnum rioplatense; en octubre acordó un empréstito con el go-
bi'erno oriental y se propone patrocina¡ su causa contra el gobierno de
Buenos Aires y sus al iados brasileflos . Para esa época te escribe a su
amigo Lamas: "Estando el ministerio (brasiler\o. L.P.) moribundo no
es posible deducir lo que se hará, pero n·o hay ninguna duda de que la
invasión {de Flores. L..P.) y todas fas ocurrencias que le han seguido

255M. G. y E. T. Mulhall. Handbool<. 7869. Buenos Aires. 1869. págs. 73 y 74.


256 Atilio Garcla Mellid. op. cit., t. 1, pág. 480.
257 'Alberto de Fatla. op. cit .. pág . 304.
258 Efraim Cardozo. op. cit.• pág. 130.

100
son el desenvolvimiento de la polltica argentina para esta~~~
Rep(J)Iica Oriental una influencia indebida. Es por consecuencia .na·
tural que el Brasil tenga al f inal que contrariar semejante politlca. Pe-
ro V.E. sabe cuán morosa es la acción de este gobierno, en tanto ahl
los sucesos se preclpitan" 259. Mauá sugiere que la respuesta ade·
cuada a los manejos mitristas reside en la intervención brasilena ..Aún
no prevé que la intervención habrla de producirse a favor de la políiica
por él repudiada y en contra de sus amigos los blancos.
El 8 de marzo de 1864 vuelve a escribir a Lamas desde Rio: "Afligido
y descontento, obligado a acompai'lar los sucesos sin poder domi·
narlos. reslgnome a lo que viene, porque me cansé con los cinco me-
ses de residencia en el Rlo de la Plata: creo·que sólo hay que esperar
el bien por el exceso de los males"260. Mauá es testigo impotente del
vuelco que sufre la situación en el Brasil en contra de sus amigos uru·
guayos. Ya encontrará la manera de restaflar sus heridas morales. El
20 de abril firma un articulo en el Jornal do Commercío; lamenta que
Brasil aparezca en el Plata "con aires de amenaza", en lugar de exhi·
bir "actitud elevada y digna de una nación vecina, poderosa amiga";
deplora que la intervención que se anuncia lo sea " bajo la presión de
exageradas reclamac iones", amanadas y faltas de verdad, calcula·
das " para envenenar mejor el esplritu público" 2fl1. Es su última-protes·
ta contra la "alianza monstruosa··. que asi habrá de caliticar.la unión
de Argentina, Brasil y Flores; esa alianza que permitió el ascenso de
Flores al poder, "Imposible sin el auxilio de las armas deltmperlo"262.
El 8 de mayo parte para Europa, donde permanecerá por dos artos.
En Londres realiza la fusión del Banco Mauá,Mac. Gregor con el Lon·
don and Brazilian Bank Ltd., creando el London, Brazilian and Mauá
Bank. Con el tiempo llegará a tener 13 casas en dist intos lugares de
América, y agencias y corresponsallas en las principales capitales
europeas. Ahora el poder de lreneo Evangelista parece mayor que
nunca, pero los paramentos deslumbrantes no corresponden a lo que
sugieren. En 1865 Andrés Lamas le escribe pidiendo lo nombre aboga-
do de la nueva institución, a lo que responde Mauá: "Hoy no tengo el
poder que tenia antes de la fusión de mis establecimientos con el
Banco inglés; entonces mandaba, ahora tengo que discutir y conven·
cer"263. Antes era socio de poderosos intereses británicos; ahora es
engranaje de una máquina que otros mueven y qrientan.
El 30 de enero de 1865 comunica Mauá al gobierno uruguayo
-Aguirre ha sucedido a Berro en la presidencia- que acaba de reali·
zar en Londres la conversión de la deuda interna hasta la suma de un
millón de libras esterlinas, en titulas denOminados del "Empréstito
Montevideano Europeo··. Poco después informará haber llevado al
crédito de la cuenta corriente del gobierno oriental la cantidad de

~9/d.. pág. 121. '


Id.. pág. 133.
2flJJ
261 /(J.. pág. 145.
262 Id.• pég. 14.
263 Ortega Pei'la y Duhalde. ··el Barón de Mauá y la Banca Británica... en revis-
ta L• Unión Americana. núm. 2. junio 1965. pág. 5.

101
470.000 pesos, procedentes del beneficio del 10% de la conversión
europea de la deuda interna2&4.
· En tanto representante de un grupo de importantes acreedores,
Mauá le ha hecho un flaco favor a la débil repOblica del Pl¡lta: los acre-
edores ya no serán connacionales o extranjeros radicados en su
suelo; han uniformado su representación y son ahora súbditos de la
primera potencia de la tierra. Y es notorio que cuando los deudores de ·
sus súbditos no pagan o se. muestran ligeramente esquivos, Ingla-
terra amenaza con la flota, moviliza su diplomacia y utiliza las nume-
rosas armas de que dispone· para hacer respetar el nombre Inglés. Y
sus intereses. ·
Aqul por cierto no termina la vinculación de Mauá con el Uruguay;
pero el resto queda para más apelante-. Sólo cabria adelantar que su
final fue patético: murió en la miseria; no se sabe que los Rotschild vi-
nieran alguna vez a socorrerle, o tan siquiera a confortarle. Cuando
quedó sin jugo, devino uno más entre los muchos que fueron exprimí·
dos por sus amos; sólo que en nuestra América Latina pocos rayaron
tan alto en el campo de los negocios y las f inanzas. Finalmente, po-
r;os talentos tan relevantes como el suyo tuvieron los Rotschild bajo
su dorf!inio. Pero los viejos usureros y banqueros eran demasiado
pragmáticos para albergar hacia lreneo Evangelista alguna simpatla
que no emanara de la que sus éxitos lograban suscitar.

17. Flores en la silla

En la de presidente; o para decirlo mejor: en la de dictador. Lo será


desde el 20 de febrero de 1865 hasta el 16 de febrero de 1868.
Al pÓco tiempo de asumir el mando viaja don Venancio a Buenos
Aires para discut ir la Triple Alianza. Su secretario privado, José C.
Bustamante, escribe desde la capital argentina a Horacio Varela (en
Montevideo), el 29 de abril de 1865: "El general Flores pisó el muelle
de Buenos Aires(...). Alll estrechó la mano del amigo sincero, del pro-
tector de su familia, del padre de los proscrlptos orientales. El senor
D. Gregario Lezama le esperaba en la escalera del muelle... "265.
El senor Lezama va al puerto a congratular al antiguo administra-
dor de sus estancias; por lo demás, conviene recordar al ahora primer
mandatario oriental que la inversión inicial -la que permitió el de·
sembarco el 19 de abril de 1863- salió de los bolsillos de él , de Gre-
gario Lezama.
Entre tanto, Venancio Flores ha f irmado en Montevideo el 25 de
abril las instrucciones " PQrque deberá reg irse el senor Ministro Plen i·
potenciaría doctor don Carlos de Castro", para negociar la Triple
Alianza. Comprende el documento tres bases, " la primera de las
cuales se considerará como esencial para la celebración del Tratado
de la Triple Alianza; y las otras dos podrán negociarse aunque sea en
calidad de ad referéndum al Gobierno Imperial".

264 Eduardo Acevedo, Notas y Apuntes... , op. cit., pág. 163.


2&5 Antonio Conte, Gobierno provisorio de Flores, Montevideo, 1897. pág. 89"
102
Y dice la primera "base": "Subsidio por parte del Brasil a la R.epúbll·
ca para gastos de guerra, en calidad de adelantos sobre la indemniza·
ción que deberá acordar el Paraguay por proporción y gastos de
guerra"266. ¡Este don Venancio era un tipo que no se andaba con vuel·
tas! s ;·querfan que fuera a la guerra contra los paraguayos, habla que
pagarle: deblan pagarle los mismos paraguayos. Por el momento pide
un adelanto de lo que habrá de corresponderle por militar del lado
-es ~u presunción- de los que triunfarán. .
La segunda· "base", no esencial pide reciprocidad con el Brasil
(concretamente con Rfo Grande) para la libre introducción de
"nuestras carnes y productos animales elaborados en la República y
salida de animales en pie por la provincia de Rlo Grande"267. Es una
tlmida reivindicación que ensayan los maltrechos ganaderos y esca-
sos saladeristas orientales. Pero no es esencial. Tampoco lo es la ter·
cera " base": "renuncia por parte del Brasil a la pretensión sobre re-
conversión de la antigua deuda por perjuicios de guerra quedando sin
efecto el compromiso de S. E., el seríor general Flores, en su nota del
28 de enero del afio corriente" 268. ·
En suma, que parece Flores querer limpiarse algo del _lodo brasile·
no que lo cubre; está queriendo condicionar, siquiera tímidamente, el
ingreso a la Alianza contra el Paraguay. Pero esta clase de apariencia
no es más que apariencia; Flores está en manos del Brasil puesto que
tropas del Imperio ocupan el Uruguay y ejercen el poder real y efecti·
vo. En carta a Mitre de abril <le ~865 dirá el antiguo veterano de los
ejércitos de don Bartolomé: "Por el sei'lor cónsul general, don Héctor
Varela, he recibido una indicación de V.E., verbalmente, acerca de la
parte que pueda y deba tomar en la presente cuestión paraguaya, de·
mostrándose el interés que tendrla V.E. en que nos entendiésemos
sobre esta importante cuestión, a lo que estoy completamente inhabi·
litado de contraer ningún compromiso con V.E. sin que entre en la
alianza el gobierno imperial con quien sabe bien V.E. tengo solemnes
compromisos contraídos en la guerra que ha terminado en mi pals y
hasta con la del Paraguay, que de antemano éramos aliados del go·
bierno Imperial. Creo dejar satisfechos los deseos de V.E. y llenar pa·
ra con mis aliados y amigos brasilei'los un deber de conci encia y grati·
tud"269.
Fuera de la cuerpeada que don Venancio le hace a su antiguo
patrón, aqul aprendemos dos cosas: que las instrucciones para nego· .
ciar el íngresci a la Triple Alianza son un simple papel sin valor alguno
puesto que Flores no está en aptitud de poner condiciones a sus
amos actuales; y que hace rato está comprometido a pelear contra el
Pllraguay. A cambio de l_a ayuda brasilerta para encumbrarse Flores
firmó cualquier papel: ahora cumplirá. Es decir, continuará la matan·
za de orientales, de ahl en más en los esteros del pals guaranl.
A poco de accedido al poder, Flores otorga a una empresa inglesa

266/d.• págs. 81 y 82.


2.67 Id., Id.
266 Id., Id.
269 L'Uis ·Alberto de Herrera, op. cit .. t. 1, pág. 102.

103
la construcción y explotación del ferrocarril de Montevideo a Durazno.
Le concede una garantla del 7% de beneficio sobre una inversión esti-
mada en 10.000 libras por milla inglesa; exime a la empresa de de-
rechos de aduana por la introducción de.materiales para construir la
linea y se obliga a. adquirir dos mil acciones de 235 pesos cada una.
Pero sucede que los ingleses no constituyen el depósito en garantla
que se les ha exigido y el ministro de Gobierno promueve la formación
de una empresa con capitales locales. El mismo ministro, Oaniel
Zorrilla, la encabeza y en abril de 1867, Inauguradas las obras, apare-
ce como representante del grupo de capitalistas locales el señor Se-
nén Rodrlguez, que ya lo habla sido en la desechada empresa
inglesa...270.
· Otro de los primeros actos. de gobierno de Venancio Flores, derogó
el decreto del6 de octubre de 1864 que autorizaba la venta de terrenos
fiscales; invoca la ley del6 de julio de 1852 que prohibe su venta y los
afecta a la amortización de la deuda general del Estado27l. Y aún más
leios: declara nulas las enajenaciones practicadas y manda reembol·
sar a Jos compradores lo que hubieran pagado272. · · ·
Los acreedores del Estado Oriental, ya pueden descansar tran-
quilos; Flores les ha retornado la calma al cuerpo. En las arcas ofi-
ciales ingresan 1.388.000 pesos en carácter de subsidio otorgado por
el Brasil para equiparar y sostener la división oriental que marchará a
pelear al Paraguay. ¿Parte de lo que Flores piensa cobrarle al Para·
guay por hacerle la guerra? Anticipo o no, el tal sub~idio brasilei'lo es
en verdad un préstamo que devenga intereses. Para 1867 las cuentas
con el Imperio dicen esto:

1) En virtud de las concesiones y protocolos de


1865, 1866 y 1867 para armar, equipar y sostener la
división oriental en el Paraguay, el capital de los
préstamos ascendía a: ............ ....................................... 1.388.000 pesos
2) Por subsidios prestados a raíz del tratado de
préstamos de octubre de 185\ convención del 1°
de junio de 1854 y protocolo del 28 de febrero de
1858: ...........................................................................:..... 1.780.746 pesos
·• Lo Que forma un total de: ........................................... 3.168.746 pesos
prestados por el Brasil al seis por ciento de interés anual.·

Otro de los primeros actos de la dictadura, eiercido en abril de 1865,


permite el retorno de los jesuitas y el libre funcionamiento de todas
las congregaciones religiosas destinadas a la ensei'lanza. Flores ter·
mina asl con un conflicto iniciado en 1859 bajo la presidencia de
Gabriel Pereira; en aquella oportunidad habíase decretado la expul-
sión de los padres. Baio la presidencia el conflicto recrudeció en
violencia '1 dio lugar a la clausura de la Iglesia Matriz por el gobierno y

• Edu.ardo Acevedo. op. cit.. pág. 199. ·


270 Eduardo Acevedo. Historia del ... op. cit.. t. V. págs. 687 y 688.
m Eduardo Acevedo. Historia del . .. , op cit .. pags. 194 y 195.
m Id .. pág. 195.
104
al destierro del vicario.Vera273. Ahora las aguas se serenan y el amigo
y aliado de-los liberales pof1eí'los devuelve a los jesuitas su capacidad
de ejercer influencia en la vida del pals a través de la enseñanza. ·
En junio de 1865 la·s deudas consolidadas dei Estado Oriental son
las siguientes; según lo informa el diario El Siglo: ·

1) Deuda Pública Fundada : creada por ley del 27 de jun io de 1859


aprobatoria del convenio Mauá del 28 de diciembre de 1858.
-Monto emitido ............................................ :............. 3.573.600 pesos
:Amortizado a la fecha .............................................. 1.257.120 pesos
-En circulación ........................................................... 2.316.480 pesos
Interés: 6% anual; en seis anos hablase amort izado un tercio del
capital; lqs intereses estaban al dla.
Gara!"tla: afectación especial de rentas274.

2) Deuda interna: creada por ley del 14 de noviembre de .1863, apro-


batoria de un segundo convenio con el Banco Mauá. ·
. -Mont o emitido ....................... ..................... .............. 6.375.000 pesos
·Amortizado a la fecha .............................................. 161.500 pesos
-Convertido en empréstito .
Montevideano Europeo ............................................ 4.700.000 pesos
·En circulación ........................................................... 1.513.500 pesos
Interés: 6% y 1% acumulativo de amortización.
Garantla: afectación especial de rentas275.

3) Emprés tito Montevideano-Europeo: creado en virtud de la misma


ley de deuda interna, 14 de noviembre de 1863, es una transformación
parcial de esta deuda en externa.

4) Deuda Franco-Inglesa: creada por ley del 7 de agosto de 1863,


aprobatoria de la convención de diciembre de 1862.
·Monto emitido ....................................................... ... 3.200.000 pesos
-Amortización a la fech a .............................. .......... ... 117.500 pesos
·En circulación ........................................................... 3.072.500 pesos
Interés: 5% y una amortización que va aumentando a partir del 1%
en el primer quinquenio hasta llegar al 5% en Jos quinquenios si-
guientes. Ouedarla extinguida en 30 ai'los y -se atendla con los recur-
sos provenientes de patentes y papel sellado.

Resumen:
-Capital primitivo y nominal de la deuda .............. 13.148.600 pesos
-Amortizado a la fecha ............................................ 1.536.120 pesos
-Saldo en circulación .............................................. 11.612.480 pesos
Del cual están localizados:
a) En Montevideo .......................................................... 6.912.480 pesos
b) En Londres ................................:................................ 4. 700.000 pesos

273Eduardo Acevedo. Notas y apuntes. op. cit .. t. V. pág. 73.


274Eduardo Acevedo. Notas y Apuntes . . ., op. cit.. pág. 195.
275/d., íd.

105
El diario calcula que los intereses a pagar en adelante montan pe·
sos 756.916 anuales, suma gue d.is_mjn~:Jlrla _e_n el futuro ~n raz~n de las
amortizaciones que se fueran haciendo276. La aduana puede dar
--calcula El Siglo- 3.000.000 de renta anual, y si a eso se agrega el
producto del papel sellado, de las patentes y de la contribución direc·
ta "resultará ·que hay desahogo financiero y que la buena admi·
nistración de esas deudas por el Banco Mauá constituye una buena
garantla para los tenedores de tftulos"277. ·
La transcripción del cuadro.anterior muestra de nuevo la importan-
cia dei Banco Mauá en la vida uruguaya; la calda de ~us amigos los
blancos no alterará en un ápice su influencia en las finanzas ofi·
ciales. Es que en verdad detrás del Banco hay algo más sólido que el
mismo Mauá: el capital inglés. Por ot.ra parte, adviértase hasta qué
punto sigue controlando al gobierno oriental, que las recaudaciones
de impuestos son depositadas -igual que antes- en las arcas del
Banco y administradas por éste, en lo que atai'le al menos a las amor·
tizaciones de las deudas mencionadas.
La carrera endeudatoria habria de proseguir bajo la dictadura de
Flores. Por decreto del 2 de mayo de 1866 se crea la deuda llamada
"Rescate de tierras", afectando al pago de sus intereses el producto
del arrendamierHo de campos fiscales más un aumento-del impues-
to a los timbres, y a su amortización por sorteo y a la par el excedente
del mencionado servicio y el producto de la venta de tierras fisca·
Jes27B.
El 20 de junio de 1866 el gobierno de Flores decreta por primera vez
en la historia del país el curso forzoso. Otro "mérito" de don Venan-
cio. En los considerandos del decreto, el gobierno aparece relevando
oficiosa y espontáneamente a los bancos de la obligación de conver- ·
tir sus billetes, como medio de impedir la exportación de oro, etc., etc.
Pero nadie ignora -lo .dicen José Ellauri y Julio Herrera y Obes- ni
nunca fue un misterio que la medida fue dictada por exigencia y en
beneficio del Banco Mauá y Cia., a quien el gobierno más que vincula·
do _está sometido en razón de las crecidas sumas que le adeuda.
En el articulo 1o del decreto se lee que durante seis meses, a pa~tir
de la fecha, quedan relevados los Bancos de Emisión en el pals de la
obligación de convertir sus billetes por oro; continuará el Estado reci·
biendo esos papeles como si fueran dinero en efectivo, lo que tam·
bién deberán hacer los particulares en sus transacciones.
En marzo 30 de 1868 termina el plazo fijado por segunda vez y halle-
gado la hora de volver a la conversión de los billetes en oro. Pero los
Bancos Mauá y Montevideano, puestos en la necesidad de hacer efec-
tivas sus obl igacíones, cierran sus puertas y comienzan a presionar al
gobierno -que ahora preside el general Batlle- para que prolongue
una vez más el curso forzoso. Entre tanto -anotan los citados auto-
res- estalla una rebelión "asalariada por los Bancos quebrados",

276fd., Id.
277 Id., pág. 196.
278fd., Id.

106
que acaudilla en la campana el coronel Pérez279, Es la herencia que
Flores le deja a su pals. ·

En 1867 el gobierno crea la "Deuda fundada" , segunda seri.e, con el


12% de Interés y un monto de 1.888.791 pesos nominales sobre la ba-
se de un contrato del14 de febrero, en el cual se declara que el gobier-
no ha recibido del Banco Mauá diversos anticipos para gastos ordlna·
rios y extraordinarios y se obliga a reembolsar. Como el gobierno ca-
rece de metálico, emite tltulos por la cantidad de uno a dos millones
de pesos, estableciendo que el Banco los recibirá al90% de su valor
nOI:flinal . Para el servicio de la nueva deuda quedan afectados el im·
puesto del 2% a las importaciones y el del 4% a las exportaciones.
Por supuesto, el Banco Mauá hará de oficina recaudadora de los im-
puestos afectados, de tos cuales se tomará el12% anual para pagar
los intéreses y el ca.p ltal. Por este servicio el Banco gana una coml·
sión del 2%280. ·• ·

No obstante los optim i stas:cálclifo·~;~ .del diario El Síglo de Montevi-


deo, en 1867 se pubtlcan los estados gen~ ra l es de contadurla de los
que resulta que en 1866 las rentas generál~s dieron 4.114.921,81 pe-
sos, pero el gobierno solo pudo disponer de menos de la mitad: pesos
2.091.536,24; el resto fue afectado al pago de deudas281. En 1867 los
Ingresos oficiales· ascendieron a pesos 5.281.776 -de los cuales
2.280.898 pesos fueron al crédito público y el resto invertido en los
distintos rubros del presupuesto282.

la contaduría de la Nación presentaba el siguiente cuadro de la ha-


cienda pública a diciembre de 1865:

·Capitales adeudados· ............................................. 13.343.775 pesos ·


·Créditos .reconocidos por Flores ......................... 1.327.595 pesos
-Deudas públicas reconocidas por Flores,
cuya amortización se ha aplazado hasta
la extinción de la deuda fundada .......................... 8.542.976 pesos
Total 23.214.346 pesos

Oficialmente se estíma el total de la deuda en pesos 28.395.096,


puesto que a la suma anterior habla que agregarle intereses vencidos
y no pagados283. Entre junio y diciembre de 1865 la loca carrera en-·
deudatoria del Estado Oriental habla proseguido con lmpetus nada
alentadores. Pero ello era natural si se considera la distribución de
las inversiones oficiales. En 1866 el gobierno dispone de 2.840.026 pe-

279 José Ellaurí y Julio Herrera y Obes, El curso forzoso en Buenos Aires,
Buenos Aires, Imprenta La Tribuna, 1867, pág. 83.
280 Eduardo Acevedo, Notas y Apuntes. .., op. cit., pág. 199.
281 Id., pág. 200.
2821d., págs. 204 y 205.
283 Jd., págs. 199 y 200.

107
sos por ventas y dineros suministrados por· el Banco Mauá, que son
gastados así:
-Guerra ....................... .. ...................... .......................1. 741.239 pesos
-Hacienda ................................................................. 372.457 ·pesos
-Legislatura .............................................................. 24.444 pesos
-Relaciones 31.388 pesos
. -Gobierno .......... ..................................... .................. 410.937 pesos
·Gastos eventuales ....................... ......................... 92.093· pesos
-Créditos a pagar por tesorerla ....... .................... 167.461 pesos284

No hay ninguna inversión productiva; todos los gastos son pérdí·


das puras. ¡Y para eso fue ensangrentado el Uruguay y luego arrastra·
do a la guerra con un país hermano! Para hacerlo cada vez m·ás·tribú·
tario de los acreedores. En 1875 la República Oriental debía 42.357.496
pesos fuertes, lo que representaba un endeudamiento per capita de$
fts. 90, contra 38 de la Argentina y 36 del Brasil en ese mismo año2B5.
¿Quién era el principal acreedor? Baste decir que en 1871 -bajo el
gobierno del general Lorenzo Batlle- habíase contratado en Londres
un empréstito de 3 Y2 millones de libras y se tendrá la respuesta: lngla·
terra286. La devastadora guerra civil alentada y propiciada por el go-
bierno de Mitre y llevada a cabo con la ayuda militar del Brasil, y la
posterior guerra del Paraguay, hablan creado las condiciones para
que el endeudamiento uruguayo prosiguiera, se aumentara y llegara a
labrar las cadenas de la depedencia.

18. El Paraguay declara la guerra


Por el tratado que el 25 de diciembre de 1850 suscribieron Paraguay
y Brasil, ambos se comprometieron a mantener la independencia de
la República Oriental d~l Uruguay. Ese tratado ha sido violado por uno
de los signatarios y por la Argentina, por más que formalmente el t:Jru-
guay sigue independiente. Más tarde, el 2 de enero de 1859 ellmperío
y la Confederación prometíanse reciprocamente, y le prometlan al
Uruguay, no tolerar en sus respectivos territorios trabajos subversi·
vos contra la nacionalidad oriental. También este tratado habla sido
groseramente violado. Pero lo peor de todo residla en el control del
acceso al Paraná y por éste al rro Paraguay que ahora estaba en ma-
nos de potencias hostiles al país guarant. La gravedad del hecho era
notoria considerando que la boca de salida de la República del Para-
guay era el Rlo de la Plata; y que obstruida esa salida su porvenir tor-
nábase lo suficientemente sombrlo como para representar una grave
crisis nacional. ·
El presidente Francisco Solano López del Paraguay explica en su
Mensaje al Congreso Extraordinario del 5 de marzo de 1865: " Los mo-

pág. 200.
264 Id..
285 M. G. y E. T. Mulhall, Manual de las Repúblicas del Plata. Buenos Aires,
lmpr. Coni. 1876. p ág. 280.
286 Eduardo Ac evedo. Notas y Apuntes .... op . c i t .. pág . 221 .

108
tivos de la ruptura de nuestras relaciones con el imperio del Brasi 1y el
estado poco cordial en que han quedado con el gabinete argentino,
son los sangrientos acontecimientos que hoy enlutan la República.
Oriental del Uruguay y que amenazan dislocar el equilibrio del Rfo de
la Plata. Estas dos potencias garantes de la independencia de aquél
Estado, son las que hoy la atacan, y el Brasil, que en 1850, en un trata-
do solemne, sosten la con nosotros la necesidad del statu quo de las
nacionalidades de esta parte de América y especialmente la autono·
mla del Estado Oriental, se alla al partido rebelde que, lanzado de la
capital argentina y con los auxilios de un comité revolucionario, públi·
camente establecido alll, de9ola la riqueza nacional y ensangrienta el
suelo patrio"287,
El Paraguay vióse en la obligación de declarar la guerra al Brasil y
de inmediato inició operaoiones ofensivas. Desde el desembarco de
Flores hasta la crisis áotual, en sua lineas generales el proceso ve-
nlase desarrollando confOrme a los planes de Mitre. Ya no estaban en
el poder los blancos uruguayos; ahora le tocaba el turno a quien repu·
taba enemigo mucho más peligroso: el régimen de Solano l.ópez.

. SlJ(~Iil-fllJI~Illlil.IIJ. OfJSPO'I'.(~OII .illl

287 Luis Alberto de He.rrera! op. cit., t. 11, pág. 62.

109
V. ¡los civilizadores! ·

1. Primero neutralizar

A finales de 1857 en Buenos Aires no parecen encontrar eco favo-


rable los planes bélicos del Brasil con respecto al Paraguay. La opi-
nión de Mitre -manifestada en su periódico Los Debates- se ex.pre·
sará de la siguiente manera: "A Buenos Aires lo que le interesa es la
paz entre el Paraguay y el Brasil. La guerra es contra sus intereses.
Los amigos del Brasil en Buenos Aires, al concitarlo a la guerra
contra el Paraguay, traicionan los intereses de Buenos Aires, cuyo co-
mercio se resentirla con tal rompimiento sin que las ventajas futuras
compensen los quebrantos presentes " (10 de diciembre de 1857). .
Mitre explica claram·ente que BuenO$ Aires no favorece la guerra
contra el Paraguay; da algunas razones pero omite· la principal: la
eventual alianza de Urquiza y el Brasil, capaz de reeditar otro Caseros.
Alll estarlan en contra de Buenos Aires las lrdpas de un Paraguay
postrado a los pies de Urquiza y el Emperador. Mitre comprende que
este peligro debe ser conjurado. En la edición de Los Debates del dla
siguiente vuelve a insistir: "El Brasil no puede sin cubrirse de oprobio
llevar la guerra al Paraguay en defensa del principio de la libre nave-
gación de los rfos que no forman parte de su derecho público interna-
cional y que por el contrario, es rechazado por él, habiendo sostenido
la doctrina contraria en la navegación del Amazonas". El argumento
de Mitre es irrebatible: en tanto el Brasil se rehúse a liberar la navega-
ción del Amazonas arguyendo su calidad de rlo interior, ma l puede so-
.licitarla para los ríos que desembocan en el Plata, todos ellos rlos in-
teri ores.
Entre tanto cunde en Buenos Aires la versión de que Paranhos
-que está visitando a Urquíza en Paraná y que ha pasado,previamen-
te por Buenos Aires- acaba de arrancar al presidente de la Confede·
ración una alianza contra el pals guarani. En Los Debates del12 de di·
ciembre Mitre estalla indignado: " Si tal hecho tuviera lugar sería un
hecho inaudito en la América del Sur, y el más inmoral que recuerde la
historia moderna". Don Bartofomé no se anda con eufemismos; es ab·
110
\
\.
solutamente lúcido; sabe que de ahl p~ede arrancar e~minlo total y
absoluto de Urquiza sobre la más rica y dlscola de las previnclas ar-
gentinas. Hecho sin duda terriblemente inmoral: significarla la muer-
te de las pretensiones hegemónicas de los terratenientes, ganaderos
y comerciantes de ultramarinos que constituyen el poder gobernante
en la ciudad portefla.
Sig'ue Mi1re: " Nada tiene que reclamar la Confederación en cuanto
a la.libre navegación del rlo Paraguay.
'' Por lo que respecta a la cuestíón de fronteras, no está en el interés
de las Repúblicas del Plata auxiliar al Brasll ·en su polftica Invasora
del territorio ajeno, traicionando la causa de la República del Para-
guay, nuestrQ antemural contra las pretensiones exageradas del Bra-
sil" . ·
Todo esto es rigurosamente cierto: no tiene por qué abogar la Con-
federación por los derechos del Brasil a la navegación de un rlo que
no le pertenece; menos aún aliarse con el Imperio para proseguir y co-
ronar con éxito la antigua polltica de expansión territorial a costa de
la tierra de Francia y López. Por lo demás no Ignora Mitre que el.Brasil
esclavista tiene sus ojos puestos en la desmembración de la Argenti·
na, a lá que se propone anular como eventual poder capaz de
equilibr-a r en el Plata su propio poderlo. Y es verdad, finalmente, que
un Paraguay fuerte constituye una valla a las pretensiones de los súb·
ditos de don Pedro. Todo esto no lo ignora Bartolomé Mitre a fines de
1857.
Cuatro ai'\os más tarde va a librarse el encuentro decisivo entre la
Confederación y Buenos Aires; será en Pavón el 17 de setiembre de
1861 y terminará con la víctoria·que Urqulza le dio a Mitre en bandeja
de plata.
Antes de Pavón don Bartolomé en su carácter de gobernador de
Buenos Aires desarrolla una intensa actividad diplomática destinada
a ganar amigos y a neutralizar aquellas fuerzas que de volcarse a fa·
vor de Urquiza hubieran determinado que éste abrumara militarmente
a Buenos Aires. Y asl como cuatro aoos atrás temlase la alianza
Urqulza-Brasil contra el Paraguay y ·ulteriormente contra Buenos
Aires, ahora témese el vuelco del Paraguay a favor de Urquiza. Mitre
manda a Asunción al veterano polltíco rosista Dr. Lorenzo Torres: de·
berá explicar al presidente· Carlos Antonio López "que esta cordialí·
dad con el gobierno de Eiuenos Aires es la que conv1ene al Paraguay".
¿Conviene acaso por vagas razones de solidaridad, de moral polftlca,
de no intervención en los asuntos Internos de la Argentina? Nada de
eso: Mitre cuando lo necesita habla claro y esgrime el látigo no con
e~égandá de domador. Conviene " ... por cuanto estando próxima a
termínar la tregua con el Brasil (del Paraguay con el Brasil. LP.), éste
ha de buscar un gobierno aliado en el Rlo de la Plata, para llevar ade-
lante su cuestión y que no pudiendo ser ese ni el Estado Oriental ni la
Confederación, es natural que el Brasil busque a Buenos Aires... ". Lo
que es rigurosamente cierto y el viejo Carlos Antonio lo sabe. Y si esto
no fuera . del todo claro, Mitre hace restallar el létigo y agrega:
" .. .sobre lo cual (la búsqueda de ~uenos Aires como aliado. LP.)
puede decirse que hay ya algunas indicaciones más o menos directas
de parte del Brasil".
111
/
Lorenzo T91($s no va a Asunción meramente a amenazar, o si se
quiere a advertir; va a negociar la abstención del gobierno asuncefto y
por lo tanto debe ofrecer algo. Agrega Mitre:" ... Buenos Aires nunca
se prestará a una polltica semeJante (la de secundar los designios del
Imperio. L.P.) sobre todo antes de conocer la actitud del gobierno del
Paraguay en su cuestión actual con la Confederación, y que de segu·
ro observe que, en todo tiempo no procederá contra él, en lo que res·
pecta a su cuestión futura con el Brasil, si no guardando la misma
conducta que al presente observe el Paraguay respecto de nosotros,
es decir, imparcialidad, cordialidad y aún simpatlas eficaces.. ,"288.
En una palabra: si te portas bien nos portaremos bien. Esto rezan
las Instrucciones que Mitre entrega a Torres y de ese texto en extremo
sugerente -amén de la prosa de don Bartolomé en Los Debates-
surge una evidencia: Paraguay aparece como la fuerza que puede de·
cidir en una porfia interna argentina. Tenerlo de enemigo o de aliado
puede ser decisivo; alli hay un pueblo cohesionado en torno a su go·
bierno y con una relevante aptitud militar. Mitre lo sabe. Y ahl está la
fundamental raz~n polltlca para que después de Pavón la v.ictoriosa
oligarqula portuaria tuviera metido entre ceja y ceja al pafs guaranl; o
meJor d. Icho: lo tuviera atravesado en la garganta como un hueso ma·
ligno. Y he hablado de razón polltlca; debe decirse que no es la única:
las hay económicas e jdeológicas, a. las que habrá que sumar razones
no esenciales que hacen a las ambiciones de mando y de poder de de·
terminados dirigentes pollticos. Ya hablaremos de todo ello.

2. La cruzada para "libertar" al Paraguay

. E124 de mayo de 1860 escrjbe Sarmiento en El Nacional: "Tenemos


fe que de llegar el 'momento en que los paises vecinos a la desgra·
ciada población del Paraguay, han de intervenir para mejorar las con·
dlclones del gobierno tan anómalo como el de don Carlos Antonio Ló-
pez". ¡Intervenir! ¿Quién le ha dado ese derecho? .
. Agregará: ''Si la solución del gran problema argentino tiene un feliz
desenlace, entonces intereses comunes entre las Provincias Unidas
del Rlo de la Plata y el Brasil, han de aproximarlos y reunirlos para ha·
cer triunfar en el interior de nuestros rlos, principios y libertades que
nos garanticen contra gobiernos como el del Paraguay". El autor con·
éllciona la "liberación" del pals guaranl al "felil desenlac.e" de la puja
entre Buenos Aires y la Confederación: la victoria de Buenos Aires.
Ciertamente esto no .condice con las instrucciones Impartidas por
Mitre a L.orenzo Torres, pero Uene un mérito: refleja el pensamiento de
los jefes poll~lcos de la cl.udad portuaria; el más Intimo y auténtico. Si·
g!Je el articulo: "Con tal objeto fa única alianza que tendrá objetos y fi·
~es de gran trascendencia para estos paises es la que tienda a mejo·
rar la actualidad del Paraguay. El Brasil para hacer efectiva la proepe·
rldad de sus ricas poblaciones en el Interior de los rlos Paraná y Para·
guay y las Provincias Unidas del Rfo de la Plata, para salvar y poblar

2U Efraim CarCiozo, op. cit.• pé.g·. 71.

112
\

nuestros feraces territorios de la banda derecha d~'~ Paraguay des-


de la confluencia del Bermejo al norte, tendrán qu~·~~Q_derse un dla
u otro. más tarde o más temprano. Prever en polltica es preparar el
feliz desenvolvimiento de los sucesos que vienen. Para los hombres
de Estado del Alo de la Plata y del Brasil es que trazamos estas line-
as".
Cinco anos antes de la guerra contra el Paraguay está escrito el
proyecto polltlco para su liquidación; se realizará en los términos que
aqul se anuncian, con más los episodios uruguayos a que ya nos .he·
mos referido en el capitulo anterior. Finalmente, no se disimula que el
''mejorar la actualidad del Paraguay" es la condición para instaurar
una absoluta libertad de navegación de los rlos. como si esa libertad
fuera negada por el Paraguay. Pero es ·que todo no está dicho. En El
Nacional del 26 de setiembre de 1862 escribe Sarmiento; acaba de ac-
ceder Francisco Solano López a la presidencia del pals hermano: "No;
si queremos salvar nuestras libertades y nuestro porvenir, tenemos el
deber de ayudar a salvar al Paraguay, obligando a sus mandatarios a
entrar en la senda de la civilización". Pero ya hemos visto en el capitu-
lo "Insólito Paraguay", que contrariamente a lo que podrla deducirse
de estas Hneas, lejos está el Paraguay de ser el pals bárbaro que pre-
tende Sarmiento.
El 30 de agosto de 1863 se lee, esta vez en La Nación Argentina de
Mitre: "En todos los puntos del globo los representantes de la idea li ·
beral t ienen la conciencia de la solidaridad de su causa". De ·ahl que.
agreguemos, los liber{!les argentinos estén auxiliando al "liberar ·
uruguayo Venancio Flores, juntamente con los "liberales" negreros y
saladerístas riograndenses.
En setiembre 4 de 1864 vuelve La Nación Arge11tina a insistir en lo
mismo: " Si no la alianza, al menos un completo acuerdo debe estable-
cerse entre los Gobiernos que representan en América el principio de
la civilización contra las aspiraciones y las sombrlas desconfianzas
de los verdaderos representantes de la barbarie". Y el28 de octubre el
diario de Mitre precisa su pensamiento: " Las ali~as del Rlo de la
Plata quedan asl definidas: Alianza de la civilización y de las formas
regulares de gobierno: la República Argentina, el Brasil y el general
. Flores, representante del partido liberal en la Banda Oriental, signifi-
can· indudablemente el orden, la paz, las formas regulares de gobier·
no, la libertad y las garantlas para los nacionales y extranjeros que se
ponen bajo su amparo··. En seguida habla de la "atracción
invencible" y la "ley de las A_lianzas en el Rlo de la Plata'": ''¿Qué han
de hacer por su parte los hombres de orden, los pueblos ilustrados,
los gobiernos regulares, si no es ponerse de acuerdo, para evitar que
las conquistas de la civilización sean destruidas por la barbarie?"
Se está realizando la preparación ideológica de la Triple Alianza:
condición supranacional·del liberalismo, misión que le compete como
exterminador de la "barbarie", predestinación . . .
El 29 de octubre se describen asi los sucesos en la otra banda del
rfo: " La causa de la perturbación es del gobierno de Montevideo. Es la
encarnación de los restos del partido bárbaro en el Aro de la Plata(...)
Sus aliados son los caudillos bárbaros que en la República Argentina
113
han horrorizad-Ion sus crlmenes y que en el Paraguay constituyen
un despoti~~~ más brutal".
0
·
Con la ·más total arbitrariedad se distribuyen las bendiciones li·
berales; la verdad es manejada ''a piacere", sus términos invertidos:
· los caudillos bárbaros son Jos Souza Netto y los David Canavarro de
Rlo Grande, el mismo Flores; ellos destruirán Paysandú, fusilarán a
Leandro Gómez, depredarán el territorio oriental. Pero en la prensa
portena todo se ve distinto. El 24 de diciembre escribe La Nación Ar·
gentina: " Hemos explicado que la polltic~ de la alianza de 1851 es el
punto de partida y la base en que reposa la polltica liberal del Rfo de
la Plata.
"¿Qué nos falta para alcanzar los propósitos de 1851? Que las Re·
públicas Oriental y del Paraguay, se den gobiernos liberales, regidos
por instituciones libres".
La polltica dé alianza de 1851 ... La alianza con el Brasil para
destruir a Rosas... Gobiernos liberales para el Paraguay y la Repúbli·
ca Oriental. .. El énfasis se acentúa; la alianza no podrá tomar a nadie
por sorpresa. Todo reside ahora en presentar los hechos de tal mane·
raque la civilización aparezca como forzada por la "barbarie" a pele-
ar. El plan debe cumplirse inexorablemente; el plan t razado en vlspe-
ras de Caseros. Y en los momentos precisos en que Paysandú está
siendo destruida por la escuadra de Tamandaré y las fuerzas
terrestres coaligadas brasilei'las y floristas. La Nación Argentina
anuncia el 23 de diciembre de ese fatldlco ano 1864: "Viene ahora el
turno al Paraguay". Es la campana anunciadora, el tanido que convo·
ca. Agregará: "El Paraguay, que es la negación de los propósitos de la
alianza del 51, se encuentra hoy, precisamente por eso, unido algo·
bierno ,de Montevideo". Palabras inequfvocas: ¡hay que destruir el
pars guaranl! ·
El 10 de marzo de 1865 publica el diario que refleja el pensamiento
de Mftre un articulo que lleva el titulo: "El Paraguay"; dice: "No duden
nuest~os lectores que muy pronto sonarán los primeros canonazos
que anuncien al mundo que va a caer el miserable opresor de un
pueblo mártir. Los hombres de todos los pueblos de América deben
contribuir por todos los medios a su alcance a la calda del déspota
opresor de una República hermana". La Nación Argentina es parte de
la conjura y solo falta que anuncie la fecha precisa; no lo hará, desde
luego, por razones obvias; pero va marcando el paso exacto de lbs
movimientos oficiales. El 24 de marzo escribe: "Hoy se vuelven las mi·
radas de todos Jos pueblos del Plata hacia aquella República esclavi·
zada tantos anos por el bárbaro poder de los LOpez. Los aconteci-
mientos que van a desarrollarse van a marcar una época en la historia
de este continente". Todo está dicho sin pudor: habrá una tremenda
hecatombre, una Sodoma y Gomarra americanas. Y el 3 de febrero:
"La República Argentina está en el imprescindible deber de formar
afianza con el Brasil a fin de derrocar esa abominable dictadura de Ló·
pez y abrir al comercio del mundo esa espléndida y magnifica región
que posee a la vez los m,.s variados y preciosos productos de los tró-
picos y rlos navegables para explotarlos". ¿Consideraciones mercan·
ti les'? ¿La gula del mercader? Parecen una nota nueva en la prédica li·
beral. Mas f inalmente se han puesto las cartas sobre la mesa. Los

114
ojos del mercader brillan de codicia: "espléndida", "magnrtlcf", ...pre·
ciosos productos". Esto es hablar claro. Llamar las cosa~ por su
nombre. El 5 de abril escribe el diario oficial: "Todos saben que los ti·
tulados Gobiernos del Paraguay, han producido siempre la exporta·
ción de los principales ramos que constituyen la riqueza de aquel in·
fortunado pafs. Esta bárbara medida... "
¡Acabemos, sel'lores! Ahora sabemos a qué le llaman barbarie: al
cuasi monopolio del comercio exterior; al margen casi nulo que el Pa-
raguay otorga para importar y exportar a comerciantes particulares.
¿Y para eso tanta retórica?

3. La tentación no vencida

Es l'a tentación de anexarse el Paraguay. El señor Edward Thornton,


Intimo del canciller E.lizalde y asistente a las reuniones del gabinete
nacional en que eran discUtidos asuntos trascendentales en los que
oficialmente nada tenia que ver la Gran Bretana, te escribe al conde
Russell, secretario del Forelgn Offlce el24 de abril de 1865: "Yo habla
pensado, a la llegada del doctor Octaviano, ministro brasilel'lo, quien
habla venido antes de lo que él mismo creta, invitado por el gobierno
argentino, que inmediatamente se entablarlan las negociacione~ para
una alianza formal con el Brasil, en lo que respecta al Paraguay; pero
al principio hubo una evidente frialdad entre el sel'lor Octaviano y el
gobierno argentino. Yo sólo puedo atribuirla a la estipulación, que exi-
gia el primero, que ambas partes declarasen que respetarlan la inde·
pendencia de la República del Paraguay. El general Mitre y el seflor
Elizalde, me han declarado, varias veces, que no querlan comprome-
terse con el Brasil en una estipulación de esa clase, porque ellos no
me ocultaron que, cualesquiera que fuesen sus miras en el presente, .
a este respecto las circunstancias podrlan cambiarlas después".
Anade en seguida el diplomático británico: " ...y el sei'lor Elizalde,
que tiene como 40 aflos de edad, me ha dicho que «esperaba vivir lo
bastante para ver a Bolivia, al Paraguay y a la República Argentina
unidas en una confederación y formando una poderosa república en
Sud América,"289.
El gobierno inglés desaprueba los suel'los imperiales de Mitre y Eli·
zalde y se apresurará a publicar esta carta dentro de un tomo de
correspondencia diplomática titulada: "Correspondence respecting
hostilities in the Rivér Plate" (London 1865, Printed by Harrison and
Son). De ahl tomamos el texto trariscripto, que por otra parte Alberdi ·
ya denunció en su momento290. Obsérvese que la carta de Thornton
es de abril del65 y la obra que la incluye apareció en el curso del mis·
mo ai'lo. No es que a Inglaterra le importara la independencia para-
guaya; pero si que fuera independiente de la Argentina y del Brasil. ..
Joaquln Nabuco, eminente brasilel'lo, confirma las palabras de
Thornton: "En su oficio confidencial en que da cuenta de las nego-

289 Antonio Saldlas, op. cit., t. VIl, pág. 17. ·


290 Juan Bautista Alberdi, Ei Brasil...• op. cit., pág. 13~.
115
elaciones para el tratado de la alianza, dice Octaviano que todo esta·
ba preparado para incorporar el Paraguay a la República Argentina en
calidad de provincia..."291.
El senor Thornton ya habla advertido (diciembre de 1863) al senor
Lafuente, secretario de Mitre, sobre la necesidad de obrar con cautela
en el Uruguay: nada de locuras. Inglaterra no las quiere. Pero que en el
pensamiento de Mitre-Ellzalde hay disel'lado un nuevo virreinato del
Rlo de la Plata, .no caben dudas.
El 24 de octubre de 1864 le escribe a Mitre desde Parls su buen ami·
go Santiago Arcos; en tanto gobernador de Buenos Aires -le dice-
Ud. " . .. era la unión de las catorce provincias"; pero Mitre ·• ...presi·
dente de la República Argentina debe ser la reincorporación del Para·
guay"292,
El sel'lor Arcos es un particular que se dirige a .un amigo expresán·
dole un deseo; tiene derecho a hacerlo. Pero qu~ el presidente.de la
República Argentina responda en los siguientes términos es decidida·
mente inquietante para el pafs y para América: "He estado esperando
para contestar - respondió Mitre- a que sus profeclas tuviesen un
principio de ejecución, y, como esto ha sucedido, rompo mi silencio
para decirle, que ya no estoy quieto, que he vuelto a Jos galopes, las
proclamas y la guerra, y que pronto espero escribirle una carta de·
tallada desde la Asunc ión o, si a Ud. le gusta más, desde las ruinas de
Humaitá''. Dejando de lado la verba fanfarrona -los hechos la
habrlan de demoler- el sel'\or Mitre acepta que ha comenzado a reali·
zarse la profecla de Arcos: la a nexión del Paraguay. Pero se apresura
a aclarar:"...vendrá con el tiempo, pues garantimos la independen·
cia t1el Paraguay por cinco anos, siendo ésta una de las condiciones
de la alianza, que parece haber tomado el olor de sus pron6sticos"293.
¡Era cuestión de esperar cinco al'los! Después la Argent ina tendrla
una provincia más. En ese momento de euforia, de pedanterla y de
desborde verbal tan infrecuente en don Bartola, nada le hace presu-
mir que el Paraguay aguantará cinco anos el asedio de los tres coali·
gados. Y que los hechos le obl igarán a desmentirse, y a desmentir
mucho más que los suenas anexionistas. En carta al polltico liberal
uruguayo Juan Carlos Gómez fechada el 10 de diciembre de 1869,
escribe Mitre: " Los soldados a liados y muy particularmente los argen-
tinos, no han ido al Paraguay a derribar una tiran la( ...) Han ido(... ) a
reconquistar sus fronteras de hecho y derecho..." (...) " ...y lo mis-
mo habrlamos ido st, en vez de un gobierno monstruoso y tiránico, co-
mo el de López, hubiéra·mos sido insultados por un gobierno más libe·
ral y civilizado" ¡Sorprendente! Está borrando a codazos lo que escri-
bió largamente en la Nación Argentina y que ya hemos transcripto y
comentado más arriba . Y por si fuera poco agrega: " Doble insensatez
y doble crimen habrla sido emprender una cruzada de redenci<ln en fa-
vor del Paraguay (...) si una necesidad suprema· no hubiera armado
nuestr9 brazo. · .,

291 Luis Alberto de Herrera, op. cit. , t. 1, pág. 103.


292 Luis Alberto de Herrera, op. cit .• t. 11, pág . 102.
293 Juan Bautista Alberdi, El Brasil. . ., op. cit., pág. 102.

~ ~6
" Insensatez, porque no se provoca una guerra exterior para cam·
biar violentamente el orden establecido" (. ..) "Crimen, porque no se
va a matar a bálazo.s a un pueblo, dando por razón de t al guerra que
se va a.derribar una tiranla"~.
· Sorprendente impavidez para mentir; cinismo increfble. Por todas
las razones que Mitre condena en 1869, cuatro anos antes fue a la
guerra. Sus propias palabras hacen el proceso de su polltlca; y el que
las haya escrito y ampliamente divulgado en la prensa de su tiempo
está proclamando que no todo salió como lo hubieran querido sus
suenes virreinales.
Mas debe decirse que a l general le costó desprenderse de sus avi-
deces; posteriormente pensó que si no todo, por lo menos un trozo del
bocado podla ser un consuelo. En 1873 acep.tó una misión plenipoten-
ciaria a la Asunción; debla lograr que el Paraguay consintiera en
desprenderse de la región chaquena que la Argentina se habla reser·
vado en virtud del Tratado de la Triple Alianza. E115 de julio del citado
ano le escribe al ministro Tejedor desde la capital guaranr: imposible
obtener nada del Paraguay. Las ·razones serian explicitadas en 1876,
en la cuarta conferencia celebrada para labrar un tratado de paz; en·
tonces diria el ministro paraguayo Machain:" ... el general Mitre habla
declarado no tener documentos para sostener con ventaja derechos
argentinos más allá del Pitcomayo''295.
No obstante, cuando la disputa paraguayo-argentina fue sometida
al arbitraje del presidente Hayes de los EE.UU., los pliegos donde se
formulaban y fundamentaban las reivindicaciones territoriales argen·
tinas fueron redactados por los senores Mitre, Carranza, Trelles y Sa·
ravla. Y el ministro argentino en los EE.UU.', doctor Manuel J. Garcla
debió confesar a su gobierno que la documentación presentada por el
Paraguay destrura completamente la argumentación argent ina, lo que
por cierto habría de determinar un arbitraje favorable al Paraguay: la
Argentina debió devolver parte de los territorios que estaba ocupando
Ilegalmente.
El doctor Alejandro Audivert que comenta estos hechos -dice
Herrera, de quien tomamos la información- no concluye de entender
cómo Mitre redactó un memorándum que·nos puso en ridlculo, cuan·
do el 5 de agosto de 1873 le habla escrito al ministro Tejedor que
" . . :jamás, en ningún acto ni documento público, ha aparec ido la aspl·
ración (argentina. L.P.) más al norte del Pílcomayo ... ". Porque la ver·
dad era esta: el !Imite histórico entre la gobernación del Paraguay y lo
que hoy era la República Argentina estaba configurado por el Rlo
Bermejo296.
Por fin, y para senatar que las aspiraciones a la anexión no se cir·
cunscriblan a un par de individuos sino que eran patrimonio del grupo
gobernante, debe citarse una carta que .le escribe Mármol al general
Tomá·s Gu ido desde Rlo de Janeiro el 29 de junio de 1865:·"Una. sola
pena me acompana en esta guerra: tengo pena de que no vamos solos

294 Luis Alberto de Herrera, op. cit. , t. 1, pág. 57.


295/d ., pág. 114.
298 Id., pág. 113.

117
a la Asunción, y de que yendo acompanados no hagamos del Para·
guay lo que debiéramos hacer con o contra su voluntad, es decir, una
provincia argentina... "297 .
Y el que lo diga Mármol tiene su interés, ya qt,~e posteriormente
tendrá con Mitre serias diferencias a propósito de la Intervención en
el Uruguay y en la misma guerra contra el Paraguay. ·

4. ¿Por 9ué.••?
¿Por qué el grupo gobernante de Buenos Aires, que después de Pa·
vón ha extendido su dominio sobre todo el pals, necesita liquidar a los
gobiernos blanco del Uruguay y de Solano López del Paraguay?
A lo largo de las páginas que quedan atrás se van atisbando algu-
nas de las razones; ya es el momento de detenerse en la razón polftica
fundamental.
En mayo del 63 corre un rumor en los cfrculos pollticos de Buenos
Aires: se estarla gestando una combinación polftica con el Brasil; a
cambio de la cooperación del Imperio para sostener a Mitre en su
enfrentamiento con el interior y sus motoneras, el gobierno nacional
ayudarla al Brasil en su cuestión de limites con el Paraguay. Es solo
un rumor y como tal debe ser tomado298. Pero en la carta particular
que el ministro Elizalde le escribe a Sarmiento, ministro argentino en
los EE.UU., el11 de octubre de 1865, parece confirmarse que el r~mor.
del 63 no estaba totalmente desencaminado: "Ud. sabe -anota don
Rufino- que desde que se organizó el gobierno actual de la República,
tenlamos en contra un gran partido Interno, el Paraguay, y la Repúbli-
ca Oriental, el Brasil y casi todos los agentes extranjeros.
"Nuestro acuerdo con el general Urquiza debilitó a nuestros enemi·
gos y pudimos ir, poco a poco, con una polftica elevada y con los ele·
m~ntos que nos procuramos, irlos venciendo o propiciándolos.
"Hicimos amigos de los agentes extranjeros, hicimos un amigo del
Brasil, dejando las cosas seguir su rumbo (la agresión al Uruguay.
L.P), el gobierno de Montevideo desapareció para ser reemplazado
por uno amigo. La montonera del Chacho fue vencida"299.
Lenguaje "diplomático" aparte ("polltica elevada", "dejando lasco·
· sas seguir su rumbo") el canciller de Mitre declara que a poco de ac·
cedido al poder, el gobierno de don Bartolo elaboró una polltica para
solidificar su posición destruyendo o neutralizando a sus enemigos
reales, posibles y probables. Debió buscar aliados y los encontró; y
según lo pidieron las circunstancias condicionó su táctica al logro del
objetivo final: seflorear sobre el pals entero sin serias oposi~ones in·
ternas ni vecinos de afuera·que pudieran significar una base para que
la oposición se lanzara a una aventura.
El diplomático chileno Lastarrla confirma esta versión de los
hechos. Luego de una entrevista con el canciller Elizalde en la que

297 Archivo General de la Nación, Archivo Guido, 7- 16-2-15.


296 Efraim Cardozo, op. cit., pág. 115.
299 Luis Alberto de Herrera,_op. cit. t. 1, pág. 157.

118
ambos conversan sobre la propuesta mediación de los paises ameri-
canos del Pacffico en la guerra del Paraguay, resumirá en los siguien-
tes términos lo· conversado, en nota del 3 de agosto de 1866, al mi-
nistro chileno de Relaciones Exteriores: " El sel'lor Ministro me confir-
mó en la convicción inquebrantable que tengo, de que esta guerra es
para los dos gobiernos, argentino y brasilei'\o, una cuestión de amor
propio, desde que han visto rechazado y debilitado su colosal poder
por el esfuerzo de los paraguayos, y desde que no pueden renunciar a
sus fantásticas esperanzas, sin tener que reconocer la superioridad
del enemigo, que se imaginaron vencer en tres. meses. El Ministro
agregó francamente, que la guerra era una cuestión de vida o muerte
para su Gobierno, porque desde que quedase en píe el del Paraguay,
en él hallarla el más poderóso auxilíar el partido polltico que es adver-
so al argentino, para derrocarto, encendiendo una guerra civil, que se-
rfa mucho mtls desastrosa "300.
Lo de amor propio va por la negativa a aceptar toda mediación que
paralizara la guerra en' su estado actual; hubiera sido algo asf como
un empate y no la estruendosa victoria que habla prometido Mitre a
·sus partidarios. En cuanto a las "francas" palabras de Elizalde, no ha-
cen sino verificar una vez más cuál fue la razón polltica fundamental
de la participación argentina en la guerra contra el Paraguay. El pollti- .
co brasileno Joaquln Nabuco lo expresa de esta manera:"...la victo-
ria de López sobre el Brasil seria para Buenos Aires, al menos para el
orden liberal a la sazón en sus comienzos, un desastre de más serias
.consecuencias que para el Brasi1"301. Esta afirmación es aceptable
con este agregado: la sola presencia y desarrollo· del régimen de Ló-
pez era incompatible con· el llamado liberalismo rioplatense. La agre-
sión del Paraguay a la Argentina liberal se iba a verificar por sola ac-
ción de presencia, por su ejemplo y no por su ejército. De ahl el encar-
nizamiento contra el Paraguay y el empecinamiento en proseguir la
guerra y llevarla hasta sus últiili"as consecuencias. El 27 de julio de
1865 Elizalde le escribe a Mitre: " ... he visto en la nota del general Ur-
quiza algo que me revela una tendencia a negociación de paz;. esto es
preciso combatirlo, si se inicia. Nuestra conveniencia y el Tratado (de
la Triple Alianza: L.P.) nos lo impiden"302. ¡Nuestra conveniencia ... !
. Dos al'\os más tarde. el vicepresidente de la Nación le escribe a
Mitre (25 de setiembre de 1867): "Después de escrita mi anterior carta
sobre la negociación pacifica iniciada por Mr. Gould, y a medida que
más estudiaba el asunto, ~aliaba más posible un arreglo honorable y
digno para los aliados, bajo las bases presentadas, y ésta era tam-
bién la opinión uniforme del ministerio"303. Por supuesto Paz fue de-
soldo ya que Mitre y Elizalde exclulan toda posíblidad de negociación
que no significara el final del Paraguay de López.
Los terratenientes y saladeristas bonaerenses y sus aliados los co-
merciantes de ultamarinos y frutos del pals desarrollaron con el Uru-

300 Atilío Garcla Mellid, op. cit. t. 1, pág. 383.


301 Id.; Id.
302 Bartolomé Mitre, op. cit. t. V. pág. 227.
303 Luis Alberto de Herrera. op. cit .• t. 1, pág. 101.

~19
guay y luego con el Paraguay una polltica de una agresividad inaudi·
ta; deblan afirmarse definitivamente en el poder e incluir en él a lama·
yor área geográfica posible. Pero ese ansia de dominación polltlca ab·
soluta obedecla a causas más profundas; serán examinadas más
adelante.

120
VI. Los amos de Buenos Aires

S IJ(~lit-f; IJI~llllil.III~OfJS l)O'r. (~0)J.Jlll

1. Los latifundltltas ganaderos

Intentando desentrai"lar las razones que explican el que la Argenti·


na gobernada por Bartolomé Mitre se lanzara a la aventura para·
guaya, seí'\alábamos pág in as antes la razón polltica fundamental,
mencionando la existencia de otras razones determinantes de
aq uélla. Ya es el momento de examinarlas, y ello nos llevará a la esfe-
ra menos espectacular y declamada de los hechos económicos. Ob-
servar atentamente fenómenos de estructura y de coyuntura, estable·
cer conexiones con el contexto mundial y constatar la conformación
de las clases sociales en nuestro medio puede darnos la clave. O
acercarnos a ella.
En la provincia de Buenos Aires el alto grado de concentración de
la tierra viene desde tiempos remotos. Tierra en pocas manos y miles
de vacunos en cada estancia constituyen una constante que esen cial·
mente persiste. Otro hecho in modificado es el caráct~r exportador de
los dueMs de las t ierras y ganado. Ya entre 1600 y 1650 - las estadís·
ticas oficiales nos lo comunican- se han exportado 27.000 cueros;
pero ente 1790 y 1794 esas fuentes nos hablan de un prom.edio anual
de 3.500.000, sin contar las extracciones por vía del contrabando.
Para exportar cueros habrá que tener vacas; para tener vacas será
indispensable poseer considerables extensiones de tierras. Lo que
explica que la avidez de tierras vaya en aumento con el aumento de la
demanda de cueros, y que los agricultores se contaran entre las vfcti·
mas predilectas de los agresivos latifundistas. El virrey Avilés se eno·
jará con " algunos hacendados" que pretendfan "dilatar sus pose-
siones al inf inito"304. Miguel Lastarrfa en su obra Colonias colo·
niales menciona propietarios de más de 50 leguas305; y en el " proyec-
to de Francisco Xavier de Viana" que incl uye De Angelis en su notable

304 Ricardo Levene. Investigaciones acerca de la historia económ ica del


virreinato. t. ti. Buenos Aires. El Ateneo. 1952. pág. 120.
305 Id .. pág. 110

121
COlección de documentos de historia argentina, se lee que un tal
Ezeiza, agraciado con 96 leguas de tierra, deberá poblar en ellas seis
estancias306, Diego de Alvear, astrónomo del rey .de Espai'la,anota en
su Diario que en la Banda Oriental hay estancias de cuatro a sel.s le-
guas de frente por tanto o más de fondo; e incluso las hay mayores,
con 8, 10, 15 y 20 legu~s307. En la banda de enfrente se reproduce lo de
aqul.
Producidos los hechos .de mayo del afio 10 la Junta decreta que el
coronel Pedro Andrés Garcra· vaya en expedición a la frontera con el
indio con el objeto de ampliarla. De puno y letra de Moreno se lee un
agregado: García deberá estudiar la mejor forma de repartir la tierra
bonaerense para en seguida colonizarla. A su retorno el coronel infor-
ma: "En todos los partidos de campana resonaban los clamores de
los Infelices ganadero~ y labradores. Se habla formado una liga de
propietarios para arrojar a aquellos de sus hogares con varios pre-
textos. . ." 308. Los infelices ganaderos a que alude Garcla son pro-
pietarios de 1.000, 2.000 y 3.000 cabezas de ganado, como él mismo lo
puntualiza más adf:!lante: para aquellos tiempos, una clase media ga-
nadera. En cuanto a la "liga de propietarios", no son otros que los lati-
fundistas y grandes ganaderos exportadores de cueros.
Sin penetrar en la historia menuda del latifundio y andando a gran-
des zancadas, constatamos que entre 1822 y 1830 la enfiteusis rivada·
viana se traduce en 538 individuos, familias o sociedades que ob-
tienen 8.656.000 hectáreas en la provincla~09. En el ano 40, 160 estan-
cias bonaerenses ocupan 5.250.000 hectáreas y 293 personas son pro-
pietarias de 8.600.000 hectáreas310. Cuatro anos antes, en 1836, Ro·
sas pone en venta 1.500 leguas dadas en enfiteusis: 235 individuos ad·
quirirán 1.247 leguas311.
El. grado de concentración de la propiedad territorial es altfsimo y la
codicia de tierras se acrecienta con el advenimiento del tasajo, que
permitirá un mucho mejor aprovechamiento del vacuno y por supues-
to mayores ganancias.
Ya a fines del siglo XVIII hay extracciones significativas de tasajo.
A diferencia de los cueros, que van a Inglaterra y otras potencias
europeas, el tasajo es carne para esc lavos que. compran Brasil y Cuba
para consumo de los pobres infelices.
La Junta de Mayo y el Primer Triunvirato favorecen las exporta-
ciones; este último, un dfa antes de su calda libera de toda clas~ de
derechos 1~ extracción .ele carnes saladas, tasajo, mantas, lenguas,

306 Pedro De Angelis, Colección de documentos de historia argentina t. VI,


edición de 1836, pág. 45. '
307 Ricardo Levene, op. cit. , pág. 111 .
308 Juan AgusUn Garcla, La ciudad indiana, Buenos Aires, Edic iones Alpe,
1953, págs. 171 y 172.
309 Horacio Giberti, Historia de la ganaderfa argentina, Buenos Aires, Ralgal,
1954, pág. 115.
310 Id. pág. 117.
3 11
Jacinto Oddone, La burguesla terrateniente argentina, Buenos Aires, Edi·
ciones Populares Argentinas, 1956, pág. 98. ·
122
etc. En 1822, los 87.635 quintales de tasajo que se exportan por el
puerto de Buenos Aires representan 58.000 ·vacunos faenados; pero
cinco anos más tarde, los 521.444 quintales extraídos corresponden a
la faena de 350.000 vacas. El crecimiento de la demanda exterior es
formidable; no lo será menos el crecimiento de los latifundistas gana·
deros y la industria del tasajo. Las tierras dadas en enfiteusis y poste-
riormente vendidas vendrán a satisfacer la creciente necesidad de es-
pacio para albergar ganado.
El siguiente cuadro de exportaciones resulta sumamente alec-
cionador.

Cuadro 13. Exportaciones pot' el puerto de Buenos Airea,


exotuidoa met••e• y dinero .
(Valor en mile• de pesos plata)

Productos 1822 1829 1837


Cueros vacunos ................................................................... 2.361 3.419 3.295
Cueros yeguarizos .................................................... ~.,....... . 422 97 38
Tasajo ........................................................... .................... :.:. 35~ 3® · 446
Cerdas .................................................................................. 1·14 110 211
Lana ....................................................................................... 33 30 329
.cueros lanares .......................................:............................. 140
Sebo ...................................................................................... 125 65 150
Otros cueros ........................................................................ 30 179 130
Totales, incluyendo otros productos
secundarios que no se detallan ....................... ~....... .......... 3.541 4.477 4.959
FUENTE:. F<aocisco t.atzina. El ~lo Argentino Antaik> y ()gallo, Buenos AKer., censo agropecuario
naclonai.'190B. 'f. 111, págs. ·5119 ~7?-:l.

El principal rubro de la exportación vincula a los latifundistas gana-


deros con los mercados capitalistas de Europa; lo mismo en Jo que
atai'le a lanas y cerdas. Por el lado del tasajo la vinculación se verifica
con mercados social y económicamente muy atrasados. Los produc·
tos demandados por los mercados capitalistas europeos son comer·
cíalizados fundamentalmente por casas inglesas instaladas en
Buenos Aires, introductoras por otra parte de los productos de la in-
dustria británica, pero también francesa y de otros orlgenes.
En 1857 la leg islatura autoriza el arrendamiento de tierras públicas
que aún estaban dadas en enfiteusis y ''las meramente ocupadas" .
Jacinto Oddone transcribe una lista incompleta de individuos que
arrendaron: son 333 y la tierra suma 3.296. 700 hectáreas312. Diez ai'los
más tarde; la legislatura deroga la ley de. arrendamiento y autoriza la
venta de esas tierras. Los antes arrendatarios y ahora muchos de
propietarios no son precisamente labradores -que casi no los hay en
la provincia- sino grandes ganaderos.
Entre tanto, veamos cómo va evolucionando la riqueza ganadera
pro~íncial.

312 Id., pág. 119.

123
Cuadro 14. Existencia de vacunos ylerierea en la
provincia de Buenos Airea (1882 • 1865 • 1881)

A"o Vacunos Lanares


1862 3.500.000 19.300.000
1865 3.500.000 40.000.000
1881 4.754.810 57.838.073
FUENTE: estadísticas oflciale$.

Del cuadro 14 se han excluido grupos menores de ganado tales co·


mo el caballar -que en ninguno de los anos mencionados sobrepasa
el millón y medio de cabezas- porcinos, etc. Por lo demás se advierte
un aumento lento del ganado vacuno y un incremento espectacular
del lanar, que en 188~ ocupa zonas limitadas de la Patagonia que el
censo considera como territorio bonaerense. Pero el relativo estanca·.
miento del vacuno es mas aparente que real puesto que los ganade~
ros bonaerenses se desbordan en Jos anos del sesenta sobre el sur de
Córdoba y Santa Fe. Al estudiar en ~866 Eduardo Olivera el estado de
la industria rural , observa que en las tierras meridionales de las dos
provincias que limitan con Buenos Aires por el norte hay establecí·
mientas de personajes bonaerenses tan conspicuos como pueden
serlo Bernardo de lrigoyen y Manuel Quintana313. Alll hay tierra dispo·
nible y a bajo costo, razón más que suficiente para Ir a establecer$e y
ejercer una pollt ica de alianza con las oligarqulas provinciales que
asegure la protección a los intereses ganaderos bonaerenses. La de-
manda exterior "In crescendo" de lana, la voluminosa exportación de
cueros, tasajo y otros derivados del vacuno y el abasto a Buenos
Aires piden constantemente nuevas tierras: en su momento vendrán
masivamente por la. llamada conquista del desierto. La tenencia de la
tierra es la primera condición para realizar el beneficio que se deriva
de la exportación y el abasto314. Finalmente, factores tan poco suje-
tos a control como las sequlas son también motivo para que la clase
ganadera bonaerense se haga de reservas de tierras donde enviar sus
ganados librándolos de la muerte por falta de agua. Una polltica de
encierro provincial como aún postulaban sectores de la clase ganade-
ra era ya contradictoria con sus mejores intereses; lo contrario, la he-
gemonla sobre el resto de las provincias mediante alianzas con las
oligarqulas lugarenas y empleando la violencia más despiadada
contra las masas populares y en algunos casos contra sectores mar·
ginales de las clases dirigentes constitula la polftlca aconsejada. Asl
se harta.
Otra forma de violencia menos espectacu lar está dada por los .
guarismos que marcan la relación entre tierras ocupadas por "pasto-

313 Ricardo M. Ort iz. Historia econ ómica de l a Rep ública Argentin a, t. 1,
Buenos Aires. Aaigal. 1955, pág. 96.
~ 1 4 El Anuario Estadistica de la República Argentina indica las siguientes
tntroducctones de ganado vac uno a Bs. As. para consumo de la población;
t863. 317.279; 1864, 303.594; 1865, 486.47 1; 1866, 471 .001 ; 1867, 568.225; 1868,
680.741.

124
res" -como eufemlstica y bucólicamente llaman los censos y esta-
dlsticas a las estancias ganaderas- y las dedicadas a la agricultur-a.
En los ai\os comprendidos en el cuadro 14 estas últimas no sobrepa-
san nunca el 7% del total de las tierras pobladas. En su Mensaje de
41.869 a las Cámaras, el presidente Sarmiento declaraba: "Por el más
imprevisor sistema de colonización que haya ensayado pueblo algu-
no, la parte más poblada de la República está ya poselda, sin que el
inmigrante encuentre un palmo de superficie exento de las trabas que
a su adquisición opone la propiedad particular. Con 900 mil millas
cuadradas de área, y con una población de 1 Yt millón de habitantes,
los dos tercios no saben, sin embargo, dónde fijar su hogar, y el in·.
migrante a dónde dirigirse para establecer sus petates. En la especta·
ci6n de 100.000 inmigrantes por ano, debemos desde ahora acometer
la tarea de prepararles tierra de fácil adquisición y regir su d istribu-
ción por leyes que estorben que un individuo se apodere del territorio
que baste en Europa para sostener un reino, o que Ja generación ac-
tual despoje a las futuras de su derecho a tener un
hogar y un pedazo
de suelo que ll.a mar su patrlmonio"315. Excelente retrato de una reali-
da~ cruel, que se completa con lo que pintan y exigen y claman los no ·
escasos editoriales que El Rlo de la Plata de José Hernández dedica
al drama del criollo y del gringo recién venido. ¿Qué hace este último?
Ejerce de lustrabotas, vende números de loterla, "ramos tan explota-
dos hoy dla"316, porque, ''¿qué irfa a hacer en una tierra que no le per·
tenece? ¿Qué irla a hacer sin recursos para sostenerse, mientras no
se los proporcionase su industria? ¿Qué irla a hacer sin instrumentos
de.t rabajo? ¿Qué irfa a hacer sin medios de transporte y de comunica·
ción con los centros de población? ¿Qué irla a hacer sin armas para
defenderse de los ataques de los indios?"317. Por supuesto, las mis·
mas palabras valen para el hijo de la tierra, la primera vlctima, ta más
antigua.

En las palabras de Sarmiento más arriba transcriptas hay una noti·


cia impresionante: los dos tercios de la poblaci~,, no tiene dónde fijar
su hogar. ¿Otra locura del " loco Sarmiento"? Veamos. El censo de
1869 localizó en el territorio nacional 1.877.490 habitantes, de los
cuales el 67% habitaban en las campanas, es decir, más de 1.1 00.000.
Pero el mismo censo indica que hay en el pals 113.352 personas clasl·
ficadas como " agricultores", " chacareros" y "labradores", y 46.542
como " estancieros y hacendados''. Y que 1.019.744 no declararon ofi-
cio o profesión algunaJ18, lo que es perfectamente veroslmll -sin
descartar errores no esenciales en el censo- ya que sobre más de
1.100.000 personas que habitan la campana solo 159.894 están dedi·
cadas a tareas agrlcolas y ganaderas. El resto, casi 1.000.000 de ar-

315 Publicación Oficial, Men saí• d91 President9 de la ReJ)úbllca al Congreso


L9gislatívo de la Nación, Buenos Aires, lmpr. La Tribuna. 1869, pégs. 10 y 11 .
316 Diario, El Rlo de la Plata. dirigido por José HernánC::ez, 9-9·1869.
317 Id. del 14·9 de 1869.
318 Publicación Oficial Primer censo de la Repúblíca Argentina en 1869, dirigí·
d<l por Diego de la Fuente, Buenos Aires, 1872.

126
gentinos, vive de realizar trabajos esporádicos o literalmente de la ca-
za y de la pesca; pero no está orgánicamente integrado al sistema de
producción. Lo que constituye la ralz del permanente malestar social,
de los levantamientos montoneros y de la guerra civil.
Entre tanto el suelo lo acaparan unos poqulsimos sef'lores...¿Es
posible pedir mejores condiciones para la violencia? Sarmiento que lo
sabia, tuvo un consternante desmayo de memoria cuando enfrentó a
sangre y fuego al Chacha Pei'\aloza primero y luego a López Jordán ya
siendo ·presidente. .
Sus palabras del Mensaje de 1869 no eran una "locura" más del " lo-
co Sarmiento" . Y en ese mismo año escribe Nicasio Orono: " ... existe
en las campanas una población desgraciada, poco simpática en ge-
neral para la gente civilizada, y con la cual vamos conduciéndonos co-
mo la conqulsta cristiana con los salvajes, obligados a llevar una vida
nómade y hostil, porque no se ha acertado a hacerles participes en la
propiedad y posesión regular del terreno... "319. La población desgra-
ciada está constituida por la mitad de los argentinos, y el nomadismo
obligado a que alude Orono es legalmente calificado de vagancia. El
"Código Rural" sancionado en 1865 por la legislatura bonaerense di·
ce en su articulo 289: "Será declarado vago todo aquéf que carecien-
do de domicilio fijo y de medios conocidos de subsist encia, perjudi·
que a la moral por su mala conducta y vicios habituales". Las clases
dominantes luego de desposeer a gran parte del pueblo de todo me-
dio de vida, lo obligan al nomadismo y luego lo califican de vago por·
que carece de domicilio y medios de subsistencia. Sarmiento dirá en
1868: " La ley dice que se persiga a los vagos. Pero; ¿cuáles son esos
vagos? ¿Quién los ha hecho vagos sino los gobiernos que no los edu-
can? Si tomamos como vago a uno de los gauchos de nuestra campa-
ña y buscamos. su genealogla, ese gaucho será acaso un descendien-
te de los conquistadores, uno de los duerlos de la tierra, y que hoy no
tiene un palo de ella donde reposar la cabeza". Sarmiento oon suma-
nla educadora equivoca la solución: aquf no era cuestión de mandar a
la escueia para evitar la vagancia, sino permitir a las masas rurales el
acceso a la tierra. ¡Pero qué iban a permitir si la tenlan acaparada
unos Cl!antos! Por lo demás, industrias que demandaran mano de
obra no ras habla, de modo que no queda otro expediente que largarse
al desierto y tener la buena suerte de toparse de vez en cuando con al-
guna vaca perdida. Desde luego, comerse un costillar del animal era
delito, ya que la vaca tenia dueño; pero el hambre ignora la existencia
de la propiedad privada aun a costa de incurrir en las iras del "Código
Rural": ¡perjuicio a la moral , mala conducta y vicio habitual!

El censo de la provincia de Buenos Aires de 1881 confirma los tér·


minos del problema: el 2% de la tierra sujeta a jurisdicción provincial
es ocupada por agricultores: el resto por estancieros ganaderos. Y
por af'ladidura nos da una información muy rica que nos permite ar-
mar el siguiente cuadro:

319 Nicasio Oroño, " La verdadera organiZación del país'', en Escritos y Discur·
sos, Buenos Aires, 1869, pág . 37.
126
Cuadro 15. Capitales InvertidOs en las distintas actividades
económicas de la provincia de Buenos Aires en 1881
. (en pesos moneda corriente)
ganado vacuno ......,.................................................................... 1.496.439.060
ganado lanar .... ................ ............................ ............................... 2.828.637.420
ganado caballar ......................................................................... 679.186.690
tierra. destinada a pastoreo :............................................:·····.... 6.375.881.821
·en la tndustria............................................................................... 446.336.900
en el comerci o .......................................................................... :. 560.677.030
en los ferrocarriles .:..............................................;.................... 861.486.325
TCTAL$ m/c : · ................................................................. :.. 13.250.645.246
FUENTE: Ceoso de 1SS1 de la pfovlncl a de Bu8flos Aires. Buonoa Aires: 1997.

De los guarismos transcrlptos surge que del total del capital aplicado
a las actividades económicas fundamentales (faltan actividades se-
cundarias tales como "Mensajerlas", etc.), la clase de latifundistas
ganaderos controla un porcentaje muy cercano al 100%, con las si-
guientes observaciones:

a) del capital aplicado a los ferrocarriles debe excluirse el que no


corresponde al F.C.O. (propiedad de la provincia} como ajeno al
control de la oligarqula ganadera; es decir, el capital de los ferrocarri-
les extranjeros;
b) falta el capital del Banco de la Provincia de Buenos Aires, contro-
lado por el gobierno. provincial y cuyo crédito va lntegramente a la ga-
naderla, la especulación y la usura; en una palabra: al disfrute y bene-
ficio de los latifundistas ganaderos y los grandes comerciantes;
e} del capital aplicado a la industria los saladeros representan el
37% y constituyen el rubro más importante de este sector: están en
manos de ganaderos y comerciantes. Como información adicio nal di·
gamos que son 12 y emplean 1742 individuos asalariados. El segundo
lugar en orden a inversiones lo ocupan las graserlas con un· capital
que representa menos del4% del sector. Son 23 y emplean 247 perso-
nas. Sus propietarios son ganaderos y comerciantes;
d) del capital aplicado al comercio podemos distinguir los siguien-
tes rubros, siguiendo las denomina.ciones del censo:

1) 2113 almacenes que emplean 4.102 personas con$ m/c 102.697.000


2) 1026 tiendas y almacenes con 4.306 personas con$ mlc 268.286.000
. 3) 214 tiendas que emplean 741 personas con 1 m/c 46.586.000
En suma, que los tres rubros detallados representan casi el 75%
del capital aplicado al comercio, del cual parte muy consid~rable per-
tenece a los hacendados latífundistas. De modo que no es estar muy
lejos de la verdad afirmar que del conjunto del capital invertido en la
provincia en las distintas esferas de la actividad económica, un por-
centaje elevadlsimo es propiedad del esCMo grupo de oligarcas de la
tierra.
En otro orden de cosas, el censo ubica 30.452 asalariados de los
cual es la i ndustrí a absorbe 11.065, el comercio 15.400, los ferrocarri-
les 3.061 y ras mensa}erras 935. No se Incluyen peones rurales, rese-
ros y otros Individuos afectados permanente o estacionalmente a las

127
faenas rurales. Advierte también el· censo con no disimulado orgullo,
ostentado en gráficos y dibujos rayanos en la insolencia, que un ano
antes del censo la producción de la provincia representó el 69% de la
producción nacional y que en 1881 ese guarismo ·ascendió al 71% .
At'lacle que en 1883 -los datos del censo se publicaron varios atlos
después de realizado- la suma de todos los presupuestos provin·
clales montó S m/c 11.320.221,83, pero que a esa suma Buenos Aires
aportó más del 60%. Y que considerando "per capita" los presupues·
tos provinciales, Buenos Aires gasta S m/c 14,3, seguido .por Entte
Rlos con S m/c 7,3, Santa Fe con S m/c 5,8, Corrientes con$ m/c 4,1,
etc., etc. Con lo que acabamos de ubicar .el peso económico deci·
sivo de Buenos Aires en el conjunto del pals y de la oligarquia
ganadera dentro de Buenos Aires. Y venimos a saber, con toda
precisión, por qué esta clase impuso su hegemonfa sobre todo go·
bierno argentino hasta los dtas que corren, con las excepciones
que marcan breves periodos históricos y con el agregado de que a
partir de un momento dado debió compartir su hegemo.nla con el capi·
tal extranjero. De lo cual podria concluirse esto: nada realmente im·
portante que contrariara los intereses más vitales de esa oligarqula
pudo hacerse en el pals; toda empre~a trascendental , como lo fue una
guerra tan feroz como la del Paragu~y. pudo haberse emprendido sin
la aquiescencia o al menos la tolerancia de los latifundistas ganada·
ros de la provincia de Buenos Aires y la gran burguesla comercial, cu·
yo inmenso poder no surge claramente de las cifras transcriptas.

2. Le gren burgueaie comercial

Está integrada por el escaso nócleo de Individuos que exportan la


producción nacional, importan los productos de la industria ultrama-
rina y los comercializan en el mercado interno valiéndose en no pocos
casos de sus propias casas mayoristas, y a partir de éstas de una red
de pulperlas, almacenes, tiendas, ramos generales, etc. Son igual·
mente proveedores del Estado, particularmente en los ramos milita·
res y raciones para los indios, a los que surten de vestuarios, aperos,
armas, alimentos y " vicios". La provisión de carne es un negocio que
comparten con ganaderos o no, puesto que es muy frecuente en·
centrar en un mismo individuo el·ejercicio del comercio en alto nivel y
la tenencia de tierras y ganados en gran escala. La gran burguesla CO·
mercial -del mismo modo que los latifundistas ganaderos- no es
una clase en estado puro: en ella se unen el ejercicio simultáneo del
comercio y la crla de ganado. El beneficio. que produce el campo se
transforma en capital comercial, y el capital comercial transforma a
su duei"lo en latifundista ganadero. Este es un fenómeno tlpico de la
sociedad argentina que nace mucho antes del periodo que nos ocupa
y se prolonga hasta nuestros dlas.
El principal producto de exportación será la lana durante muchos
afias, una materia prima de venta casi exclusiva en el exterior; el mer·
cada interno prácticamente no la demanda por la ausencia casi total
de una moderna industria textil. De lo que es fácil deducir hasta qué
128
punto los productores y comercializadores qe la lana son capaces de
mirar con buenos ojos las eventuales sugestiones de sus clientes de
ultramar, de quienes depende la ganaderla del ovino, cuya importan·
cia ya hemos advertido en la provincia de Buenos Aires, y dependen,
ciertamente, las pingOes ganancias de los exportadores. Lo mismo en
lo atanedero a cueros, sebo y grasa de vapor, tasajo, etc., f!.Jbros todos
que exrsten y se desarrollan por las compras foráneas; el casi único
negocio local -gran negocio por otra parte- es el abasto de carne a
las ciudades y particularmente a Buenos Aires. También existe una
demanda local de cueros pero de importancia muy secundaria frente
a los que se extraen anualmente por el puerto de Buenos Aires. Ve·
amos ahora el siguiente cuadro:
Cuadro 16. Export•clón •rv-nttna, porcent•,.. •n peaos tu.rt•s
de los cu•tro rut.os fundam•ntalea

Rubro 1- Lana.
Rubro 2-Cueros vacunos secos y salados.
Rubro 3-Carne salada y tasajo.
Rubro 4-Sebo y grasa de vapor.

A"o 2 3 4 Total rotal en


% % % % % %
1862 45J/• 26 5'1• 8 asv.
1863 51" 27 23/• 4 v. 85'/• 18.176.081
1884 50 26'h 4' 4 '12 84'/• 22.367.312
1865 39 18 4 av. 69'% 26.490.728
1866 51 v. 16V. 3 a•;. 79'1.4 25.878.167
1867 48'1. 22 3'12 16'1· 90'12 32.125.273
1868 44 20'12 31/. 29.709.711
1869 35 25 3' 23 '12 86% 32.449.188
1870 25 % 30 '12 4 25 85 30.223.084
OBSEAVACION: tos totales de ta exportación para 1862 son daoos porta estadlstica oticial en pesos pa·
pe t.
FUENTES: estadisticas de las a!luanas oe la Aepuolica Argentina y Anuario Estadlstico de la Repüblica
Ar¡;¡entona . para los a~ os. que se mencionan &n el cuad•o.

El cuadro muestra la importancia ya senatada de la lana dentro del


conjunto de la exportación, pero también su descenso a partir de 1867
por causas que oportunamente se verán. Muestra igualmente la esca·
sa signifi cación de la carne salada y el tasajo, pero esta apreciación
varia si consideramos que los copiosos pesos foertes que ingresan
por extracción de estos productos de saladero van a manos de conta·
dos saladeristas -unas pocas decenas- y escasos comerciantes,
cuando no son los mismos saladerístas qu ienes actúan .como expor·
tadores. El cuadro también seflala un vertiginoso crecimiento del
rubro 4 (sebo y grasa de vapor), consecuencia del desarrollo de la red
ferrovlaria320.

Pero lo verdaderamente aleccionador es esto: la exportación está


compuesta por lo que producen los latifundistas ganaderos, quienes

H . E. Ferns, Gran Btetalla y Argentina en el siglo XJX, Buenos Aires, Edil.


320
Hachette, 1967, pag. 350.

129
dependen de las ventas al exterior para acumular inmensas riquezas,
para sostenerlas y acrecentarlas. ·

Veamos ahora quién constituye la cl~entela:

Cuadro 17. Principales importadores de lana argentina


(en quintales)
Importador 1865 1866 1867 1868
Bélgica ........................... . 527.458 589.260 718.116 801.028
Francia ........................... 259.001 287.850 431.765 400.142
EE.UU .............:............... . 286.204 223.759 81.736 42.926
Inglaterra ....................... . 73.232 52.'581 57.615 67.555
Total ............................... . 1.145.895 1.153.450 1.289.232 1.311.651
Total absoluto ................ 1.195.606 1.176.401 1.380.512 1.353.327
FUENTE: Estadlslicas de tas Aduanas de la Flepúbhcao Argentina.

Cuatro paises absorben la casi totalidad de la exportación argenti-


na de lana: son grandes potencias industriah~s y tres -Inglaterra,
Francia y los EE.UU.- primerfsimas potencias. Cuando uno de ellos,
los EE.UU., oponga trabas al ingreso de nuestras lanas, algo parecido
al pánico cundirá entre los productores.
Veamos ahora otro de los rubros de exportación:

.cuadro 18. Exportación de tasajo y carne salada: valores en libras

Importador 1863 1864 1865


Brasil .................................... 9.927.800 11.837.700 20.696.700
Cuba ..................................... . 22.661.600 20.495.500 24.605.200
Otros destinos
. ....................
. . 80.510 . 1.308.995 430.100
FUENTE: Anales de la Sociedad Rur&l Argel'ltina. N• 2. 31 de octubre de 1~. págs. 42·3.

Dos paises absorben de la producción de los saladeros; con la


muerte de la esclavitud morirá el negocio.
Los adquirentes foráneos de cueros, sebo y grasa de vapor y otros
productos ganaderos siguen las lineas del cuadro 17: son los paises
capitalistas más avanzados. De lo que se debe concluir que es impen- ·
sable para el tiempo que estudiamos la existencia de una poderosa
oligarqula ganadera y una gran burguesla comercial sin la exporta-
ción a los paises capitalistas más avanzados del orbe. Hecho princi-
pal isimo que se tendrá en cuenta para entender las evoluciones pollti·
cas de las clases dominantes, incluso cuando parecieran marcar un
. intento de independizarse, siquiera relativamente, del comprador
ultramarino.
Veamos ahora un negocio más importante aún: la importación. Sus
guarismos superarán por muchos ai'IOs a la exportación y sus benefi·
cios corresponderán pura y exclusivamente a quienes la monopoli-
zan, sean o no al mismo tiempo grand.~s comerciantes y ganaderos la-
tifundistas.
130
Cuadro 19. Importación argentina. Porcentaje en pesos fuertes
da los tres Nbroa fundamentaiea
Rubro 1- Materias necesarias para la industria (madera, carbón, sal, etc.}
Rubro 2- Artlculos de consumo (comestibles, bebidas, de almacén en
general).
Rubro 3- Objetos fabricados (tejidos. ropas, merceria, alhajas, muebles,
etc.).
Año 2 3 Total en
% % % 1 Fts.
1862 12 43% 44V>
1864 11 45 44 23.143.240
1865 12 39 49 30.284.305
1866 11 39 50 32.372.. 321
18(;7 9 '/z 40% 50 33.372.321
1869 9'/z 42 48'12 37.541.604
1870 15 42 43 46.624.766
OBSERVACION: Usamos la misma clnifieación que utilizan las estadisticas oficiales. aunque en el
rubro 2t>emos incluido artlculos que fa estadlstlca da por separado pero que se integran perteclamel'lle
en el mismo.
FUENTES: Hasta 1889. Estadlsticas de la Aduan a de Buenos Aires; 1870. Est adlsticas d e las adu31'18s de
la República Argentina y El de:l,ollo economieo de la Rtpública Argentina en Jo : CJII/mos 50 altos,
publicación de Ernesto Tornquisl Ltda., Buenos Aires 1920.

A simple vista se advierte la naturaleza del comercio de Importación:


un algo de materias primas y un mucho de bienes de consumo. Má·
quinas, motores, bienes de producción en general están del todo
ausentes o representan guarismos despreciables. Pero ahondando un
poco más en el conocimiento pormenorizado advertiremos hasta qué
punto estamos en presencia de un fabuloso despilfarro.

Cuadro 20. Saldos negativos de comercio exterior


expresados en pesos fuertes
A"o SaldO Con Con lmporr. Export.
Total Inglaterra Francia per capíta
1863 6.123.107 3.1 57.01 9 1.217.960
1864 775.928 2.732.945 802.558 15,1 14,6
1865 5.01 3.006 4.732.160 1.515.932 19,1 16,4
1666 10.316.889 6.980.741 2.240.996 ~2.7 16,2
1867 5.415.565 6.864.883 687.161 22.7 19,4
1868 12.702.829 5.570.432 4.466.124 23.9 16,8
1869 10.180.315 6.185.388 1.928.404 22,5 17,6
1870 19.871.553 5.548.256 7.173.367 26,1 16,0
1871 18.031.519 4.5n.701 4.012.255 23,5 14,0
Total 88.430.711 46.349.525 24.044.757
FUENTES: Esladlsticas de il Aduana de Buenos Aires. Estadlslicas de las Aduanas de il Reptlbiica Ar·
gen tina y El des~trcllo económico dele República Argentina tn Jos últimos t;Oal!os, editado por Ernesto
Tornquist Ltda., Buenos Airea. 1920.

En el periodo considerado en el cuadro, el pals se endeuda a ralz de


su comercio exterior deficitario en un equivalente a más de 17.600.000

131
libras; pero casi el 80% de esa suma ($ fts. 70.394.282 ó su equivalen·
te 14.000.000 libras en cifras redondas) y Francia (S fts. 24.044.757 o
su equivalente en 4.800.000 libras en cifras redondas). Lo que no debe
extrarlar demasiado, siendo que el comercio exterior está concentra·
do fundamentalmente en casas inglesas radicadas en Ek:~nos Aires,
que actúan impunemente a favor de actitudes oficiales &bsolutamen-
te benévolas para el saqueo que se opera. Por otra parte, la única ma-
nera de pagar los saldos negativos es remitir al exterior las no muy
abunda('ltes onzas de oro que drculan en el mercado, y contraer al
mismo tiempo empréstitos aqul y afuera puesto que los recursos pro-
pios distan d.e alcanzar. Pero los empréstitos agravan el problema ya
que hay que devolverlos con más los intereses, y refuerzan la depen-
dencia del exte.rior: el deudor siempre depende del acreedor. Pero to·
do tiene una sola y única ralz: el libre cambio, el libre dejar hacer y de-
jar pasar que practican los sucesivos gobiernos, ciertamente domina-
dos y controlados por las dos clases que favorecen la libertad absolu-
ta de comercio: latifundistas ganaderos·y grandes comerciantes.
Sigamos adelante con las ci tras aleccionadoras.

Cuadro 21. Porcentajes de tres rubros dentro de la importación total


(valores en S Fts.)
Rubro 1- Teíidos
Rubro 2- Bebidas.
Rubro :. ·- Material ferroviario.
Alfo 1 2 3
% %' %
1862 21 '/2 15
1864 23 14 2
1865 28 15 1%
1866 28V• 14 n~
1867 27 14 P.l4
1868 32 3_4
1869 22 17
1870 22 1/ • 17
FUENTES: Estadísticas de Aduanas, Estadlslfcaa de la Aduana de Buenos Aires y Est acHsticas eje las
Aduanas de la República Argentina.

Tejidos y bebidas son dos rubros· principallsimos en la importación;


el primero proviene principalmente de Inglaterra y Francia. En 1865
Inglaterra concurre con el 60% y Francia con el 20%% de los tejidos
ingresados al pals; en 1866 esos guarismos devienen 53 112% y 13%%.
En lo que atane a bebidas, realizamos constataciones muy curiosas:
entre 1862 y 1870 representan entre el 32 y el 40% de las importa·
clones correspondientes al rubro "articulas de consumo". Y las bebi·
das finas y por lo tanto caras contribuyen con porcentajes mayoríta·
ríos al sector bebidas: nuestros ricachos no practicaban la abstemia,
sus libaciones haclanse a costa de enajenar cada vez más la indepen-
dencia económica y polltica del pals. Finalmente, sucede que en 1864
la cifra de importación de bebidas es superior a la que senala el défi·
132
cit del comercio exterior; en 1865 es el 99% de ese déficit, en 1867 es
el 90% para ir bajando posteriormente. De lo que surge irresistible·
mente esta conclusión: con solo no haber importado bebidas, o ha·
berlo hecho en mucho menor cuantía, en el periodo considerado, el
pals no habrla acrecentado su endeudamiento exterior, o en todo ca-
so en cifras mucho menores que las apuntadas anteriormente. Y aún
lo más grave de todo esto es que el pafs estaba embarcado en una
guerra sangrienta y devastadora, en el interior se produclan cooti·
nuamente levantamientos y motines que obligaban a d istraer tropas
de los campos de batallas, y las masas populares de la ciudad y la
campal"ta pasaban las de Ca(n para sustel)tarse y vivir. ¡Pero la oligar-
qula tomaba vino importado !
Examinando los articulas que Ingresan sin cortapisa alguna las ca-
sas importadoras -o introductoras como las llamaban entonces-:-
observamos que en plena guerra y en medio de la crisis adquirimos
naipes y cohetes, alhajas finas, huevos de gallina, arreos para ca-
ballos y paremos de contar porque la lista es larga. La Importación
de lo superfluo es exasperante; pero lo es también cuando el articulo
viene a competir ruinosamente con la producción local, como es el ca-
. so de los arreos, carruajes, etc. ·
Y aquí se produce el siguiente fenómeno: si bien una parte del be·
nef icio logrado en el comercio exterior queda en el pa ls bajo la forma
de inversiones en c ampo y hacienda, otra parte, tal vez mayoritaria, va
a Inglaterra y Francia para retornar -parcialmente- como inversión
extranjera en ferrocarriles y otras empresas. Si a eso se agrega que
los inverso-res extranjeros -con bolsillos repletos de libras ganadas
en la Argentina- gozaban de exenciones de derechos de aduana,
franquicias impositivas, suculentos regalos de tierras, adquisición de
acciones por los gobiernos nacíonales, garantlas de un beneficio mr-
nlmo, etc., cabría interrogarse: ¿necesitábamos capital es foráneos
para construir ferrocarriles y otras empresas, o hubiera sido más salu-
dable que los capitales ganados en la Argentina quedaran aquf y el
comercio exterior cambiara completamente de orientación? La res-
puesta no es dificil, pero aun aceptando que el capital nacional se
bastara por si mismo para construir los ferrocarriles y otras empre-
sas, no es posible olvidar que los dueños de ese capital estaban orgá-
nicamente sujetos a las grandes metrópoli s capitalistas europeas,
particularmente a Inglaterra.

2. 1. La gran burguesla comercial e Inglaterra: en tiempos de la colonia

Hay aquf una vieja historia que no nos proponemos hacer con de-
talle en este sitio. Pero si referirnos a algunos hechos que van mar-
cando un camino muy nltido.
Por los tratados de Utrecht firmados en 1713, España otorga ¡::>rivile-
gios y tierras a Inglaterra. En el articulo seis del tratado de comerc io y
amistad firmado el 9 de diciembre de aquel ano, se lee que el rey Feli·
pe V cede "por siempre y a perpetuidad la plaza de Colonia" en la Ban-
da Orient~ l del Rlo de la Plata. La cede a Portugal pero es Inglaterra
quien la pone en manos de su vasallo lusitano, que es ponerla en sus
133
propias manos. El articulo siete estipula: " Será lícito y libre a los súb-
ditos del rey de la Gran Bretana comerciar en Espana y demás tierras
y domínios del rey católico en donde anteriormente hablan acos-
tumbrado tener trato y comercio, asl introduciendo como extrayendo
mercaderla". Por el articulo ocho Inglaterra se asegura la exclusivi-
dad en materia de franquicias, que serán negadas a todos aquellos
extranjeros que no fueran súbditos del rey de la Gran Bretana (una ·
pedrada al tejado francés). Por el articulo trece Espaf\a concede a los
hijos de Albión un asiento en Buanos Aires o factorla de comerc io321,
y no pasará mucho para que don Tomás Dober -jefe del asiento
inglés en Buenos Aires- se presente ante el comercio de plaza solici-
tando adqui rir 45.000 cueros para embarcar rumbo a tierras remotas,
como lo anota y registra un acta del Cabildo porteño. Después de
1716 los comerciantes ingleses fijan su residenc ia en Cádlz y la
" Compal'\la del Mar del Sur" (South Sea Company) instalará agencias
en México, América Central, Perú y Rlo de la Plata. Entre tanto los al-
macenes del comercio illcito están funcionando cómodamente en Co-
lonia del Sacramento, Jamaica y ocasionalmente en Trinidad322. En
Buenos Aires desde 1713 opera el asiento de negros a cargo de la
Compal''lla Real del Asiento de Inglaterra, con derecho a introducir du-
rante 30 años 1.200 negros por ai'lo, de los cuales parte deberá quedar
en la ciudad y campos aledanos y los más enviados al interior. La
Compañía Real recibe tierras para plantar y cultivar y para crla de ga-
nado: debe proveer a la alimentación de su personal.
La instalación de los ingleses en Cádlz retuerza su penetración en
las colonias de Espana; pero ya antes son los mismos comerciantes
españoles los introd uctores en Indias de las mercancias británi-
cas323. Ahora, al amparo del Asiento los británicos introducen en el
Plata algo más que negros: eri 1728 el Cabildo se escandaliza por el
comercio ilícito de los rubios extranjeros. Pero el proceso si{lue an-
dando y a mediados de siglo predominan decididameote los ingleses
en el tráfico Cádiz-lndi as324. La misma España es sometida al saqueo.
El libre ingreso de las naves de guerra inglesas a puertos espanoles y
la prohibición de todo registro efectivo de la propiedad y barcos mer-
cantes de esa bandera, por efectos de los privilegios arrancados a Es-
paña, permite a los ingleses llevarse de la penínsúla sin licencia, por
supuesto, oro y plata en monedas y lingotes. Lo harán con la complici-
dad de los comerciantes españoles; y si la ley pena las extracciones
no autorizadas de metálico, el comercio español no ha inventado otra
manera de pagar sus saldos adversos de intercamblo325.
La fuerza de l tráfico clandestino es irresistible. Ya conocemos la

321 Ricardo Levene, op. cit. , pag. 275.


322 S. Robertson Willíams, " La polltíca inglesa en la América espal'\ofa" , en
Historia de la Naci ón Argentina, de la Academia Nacional de la Hístona, prí·
mera sección del vol. cinco, Buenos Aires, Edit. El Ateneo, 1956, pág. 112.
323 Raf ael Altamira, Historial de Espana y de la civilización espaffoJa, Barcelo·
na. 1906, t. lll,pág. 518.
32• John Lynch, op. cit. , pág. 21 .
3251d., Id.

134
denuncia hecha por el padre Mallas Setombel en 1729: escandaloso
contrabando por Colonia; de alll vienen mercanclas de una potencia
con la que Espai'la no está precisamente en buenos términos326. Sá-
bese igualmente que de la disputada Colonia van en 1761 a Inglaterra
-previo paso por Lisboa- nada menos que 4.000.000 de cruzados
plata, obtenidos en la venta de mercancfas que ingresarán en Buenos
Aires por vla del contraband9327.
En 1778 se reglamenta el libre comercio entre Espana e Indias habi·
litándose trece puertos en la pen lnsula, Mallorca y Canarias y veint i·
cuatro en América. Los derechos que gravan el comercio quedan casi
totalmente abolidos, reduciéndose a un 3% y un 7% para la introduc-
ción de mercanclas espanolas y de otras procedencias, respectiva-
mente. En 1795 se libera el comercio con colonias extranjeras y dos
ai\Os después con neutrales. Los efectos de esta notable liberaliza-
ción son apuntados por Levene en el siguiente cuadro, construido a
partir de indagaciones en tos libros de la aduana portef\a.
Las cifras muestran la abrumadora significación de las mercanclas
extranjeras dentro del conjunto de las int roducciones en el Plata. Y
cuando ellas cesan o amenguan, escucharemos la queja del virrey
Vértiz vertida en una Memor;a: " ...la ruina del comercio de estas par·
tes, por la guerra con la Gra·n Bretai"ta"328. De lo que no es exagerado
concluir que la prosperidad de los grupos dominantes en la colonia
está ligada al comercio ult ramarino y sobre todo al que mantienen le-
gal o clandestinamente, directa e Indirectamente con la Gran Breta-
i'\a. El mismo Vértiz nos cuenta en su Memoria que el rey de Espana
discurre una singular solución: hacer el comercio por intermedio de
los portugueses. ¡Formidable! El mismo monarca se hace trampas a
si mismo. Prohibirá el comercio con Inglaterra mas no realizarlo obli-
cuamente.

Cuadro 22. Importaciones españolas y de otros orígenls por el puerto de


Buenos Aires (1778·1800)
Jntrod. de art lntrod. de art.
Afio espafloles; extranjeros;
gravamen de/.3% gravamen del 7%
1778 (desde el
19-9 hasta el
31-12) 2.968 5.849
1779 20.723 114.251
1785 22.305 315.078
1790 19.562 107.236
1795 117.702 732.147
1800 8.084 30.484
OBSERVACION : de 1796 a 1802 guerra con lnglatetra.
fUENTE; Rlc;e.r(lo L.e•ene, ln•utigaclón ec•rca de la hisroria fJ<lonómicll del virreinatO,· Buenos Airea. El
Ateneo, 1952, p~s. 291·2.

326 Atílio Garcia Mellld, Proceso al liberalismo argentino, Buenos Aires, Edi·
ciones Theorfa, 1964, pág. 410.
327 John Lynch, op.
cít., Pág. 38.
328 Ricardo Leven e, op. cit., pág. 298.

135
Que las colonias espal'lolas en América quitan el sueno a no· pocos
Ingleses es hecho harto sabido. E1. 14 de octubre de 1804 un individuo
que habla actuado de intermediario entre el gobierno ing lés y el vene-
zolano Miranda dirige un Memorial a S.M. B. AlU explica la convenien·
cia de la Intervención británica en América espai'lola329. "El nervio y
esplrltu que tal empresa darla a este pals en caso de tener éxito son
incalculables (...). Las riquezas que introducirla, las nuevas fuentes
que abrirla para nuestras manufacturas y navegación (. ..) son igual·
mente incalculables"330, El autor del Memorial mant iene relaciones
con mercaderes ingleses que operan en Buenos Aires. Se llama Home
Popham y es comodoro de la flota de S.M. Conquistada Buenos Aires
. por él y el general Beresford, al Times ·del 13 de setiembre de 1806 le
faltan palabras para expresar lo que siente: " ...no sabemos cómo
expresarnos en términos adecuados a nuestra opinión, sobre las ven·
tajas nac ionales que derivarán de su conquista". Y.el 15 agrega: "Co·
mo resultado de semejante unión (¡bello eufemismo! L. P.) tendrlamos
un mercado continuo para nuestras manufacturas ... " Y el 25 del mis·
mo mes: "Tal es la fertilidad del suelo, que Buenos Aires en poco
tiempo será probablemente el granero de Sudamérica .. .''331. No es
esta una conquista más; ni más ni menos que una perla agregada a la
corona.
El general Beresford, a poco de haber tomado la plaza reduce los de·
rechos para la extracción de cueros y grava la introducción de mer·
canelas inglesas con un derecho del 10% y las de otro origen con un
15%332_Los ganaderos mostráronse complacidos; también no pocos
comerciantes de ultramarinos. No asl, desde luego, aquellos
miembros del gremio mercantil que monopolizan el comercio con la
península en términos tales que los excluyen ahora de una participa·
ción, importante al menos, del nuevo orden de cosas. Por su parte el
entusiasta y mercantilizado comodoro Home Popham le escribe a Mi·
randa el 20 de junio de 1806: "Estamos en posesión de Buenos Aires,
el pals más hermoso del mundo" . El exultante vigésimo primer vásta·
go de un cónsul inglés vela más belleza de las que en verdad mostra·
ban las monótonas y desiertas pampas, pero en última instancia no
andaba errado: su aprecia::i6n era más económica que estética. Por
lo demás mostrábase incansable en expedir cartas y circulares a las
principales ciudades mercantiles y manufactureras de su patria,
expresando su opinión s:>bre el mercado que habla contribuido a con·
quistarJ33; su entusiasta prédica dio frutos: más de cien barcos mer-
cantes salieron pronto de la Gran Bretana rumbo al Plata. En Buenos
Aires el general Beresford era festejado ruidosa y pantagruélicamen-
te por don Martln Sarratea; sus oficiales entraban en casa de los Es-

329 Juan Beverina, " Invasiones inglesas", en Historia de ls Nación Argentina.


de la Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires. El Ateneo. 1956. vol. IV,
pág. 315.
330 Rodolfo Puíggr6s. op. cir.. págs. 57 y 58.
331 Id., pág. 63.
332 Ernesto J . Fitte, op. cit .. págs. 30 y 31.
333 S. Robertson Williams, op. cit. pág. 122.

136
calada, de los Riglos, Lastra, Terrada, Goyena, Gálvez, Vldal; Romero,
Barreda y otros acaudalados y a veces linajudos espal'loles peninsu·
lares y criollos.
Derrotados los militares ingleses una y otra vez, en su patria fueron
severamente juzgados. El 28 de enero de 1808 el Tribunal Militar reuní·
do en el Hospital de Chelsea para juzgar al general Whitelocke, debió
escuchar del fi scal H. Richard Ryder estas duras palabras: ''Con este
desgraciado suceso (la derrota de las invasiones inglesas al Plata.
L.P.) se han desvanecido todas las esperanzas que, con tanto funda·
mento y generalidad, se abrigaban de abrir nue.vos mercados a
nuestras manufacturas, de dar mayor ensanchez al esplritu de empre·
sa de nuestros comerciantes, .de descubrir nuevas fuentes de tesoro
y nuevos campos que explotar, y en llenar las rudas necesidades de
paises que sallan de la barbarie"334.
la alarma del seoor Ryder era Infundada aunque tenia su justifica·
ci6n; por lo demás era imperdonable que el general Whitelocke no hu·
biera triunfado, siquiera para ''llenar las rudas necesidades" de los re-
motos habitantes del Plata ... Y era infundada su alarma porque aca-
so ignoraba lo que el conde Castlereagh habla sabiamente expresado
por escrito, en mayo de 1807, a sus colegas del gabinete: que se logra·
rian más beneficios comerciales~· ... acercándose exclusivamente co·
mo mercaderes, que haciéndolo como enemigos335. ¡Sabio conde
Casttereagh! Cuando el 16 de agosto de 1809 los sel'lores John Dillon
y John Thwaites solicitan al virrey Cisneros permiso para descargar
mercanclas de su propiedad en el puerto de Buenos Aires, están si·
guiando el consejo del conde. Y luego de distintos avatares que no va-
mos a pormenorizar, logran que las más altas autoridades administra-
tivas de B.uenos Aires reunidas en Junta Consultiva decreten el. 6 de
noviembre se admita, en virtud de permisos particulares en cada ca·
so, " ... a cualquier buque amigo, neutral o nacional procedente de
puertos extranjeros con cargamento de efectos y frutos de igual pro·
piedad y procedencia"336. Por una de esas coincidencias que no son
tales, a corto trecho de Buenos Aires esperan 17 naves inglesas dis-
puestas a descargar sus mercancras, como lo deja relatado el viajero
James Paroissien que las vlo y las contó cuando ·viajaba de Montevi-
deo a esta banda del r/o. Y el que ello sucediera da pábulo a creer que
el senor Cisneros, virrey del rey de España, obrara con arreglo a ins·
trucciones que le ordenaban favorecer el comercio con Inglaterra. Asl
lo piensan algunos historiadores argentinos y·es crelble que asl fu.era.
No obstante, el decreto del 6 de noviembre no era todo lo perfecto que
hubieran querido los comerciar•tes ingleses: fijaba altos aranceles a
la importación; exigia compensar los productos introducidos con la
extracción de frutos del psls y metálico, en la proporción de dos ter·
cios para los primeros y un tercio para el último.
El comerciante inglés Alex Mackinnon se alarma el 9 de setiembre
ante la posibilidad de que tal reglamentación fuera aprobada. En esa

3:¡¿Atilio García Mellid, Proceso al liberalismo ..., op. cit.. pág: 56.
335 Ernesto J. Fltte, op. cit., pág. 15.
336 Id.. pág. 48.

137
fecha interpone su queja ante el mismo ministró Canning. Siendo que
·el valor de las 1"1-f!rcancfas -aducirá- es infinitamente mayor que el
de las materias primas que se extraerian del Plata (un barco de las pri-
meras equivalia a doce de cueros y sebo), la aprobación de lo que por
el momento estaba en discusión determinarla la necesidad de venir a
estas costas con once naves en lastre, por cada una cargada con pro-
ductos de la Gran Bretana. ¡Ruinoso! Mister Mackinnon no imagina la
posibilidad -por supuesto- de mejorar los precios por los frutos de
las vacas de ambas bandas del rio337.
Las· libertades acordadas provisionalmente a
los ingleses se
corresponden con las concesiones que inevitablemente ha debi'do ha·
cer Espana a la Gran Bretat'la. Invadida por Napoleón, la península re-
querirá auxilios -¡oh burlas sangrientas de la historia!- a quien ha
sido su enemigo mas enconado; al pirata y contrabandista, al cizanero
que se ha valido de todas las artes que la especialidad provee para ro·
bar, asediar, invadir y rapii'\ar sistemáticamente las posesiones ameri-
canas de Espai'\a. La historia le ha jugado una mala pasada: lngla·
terra agradecida a Bonaparte, a quien odia y acabará por destruir.
El historiador espai"lol Toreno recuerda que a las continuas deman-
das espat'lolas de ayuda, responde con fingida inocencia el gobierno
de Londres: no tenemos oro para prestar; pero el que lo tengamos de-
pende de vosotros. Abrid al comercio inglés los mercados americanos
y a cambio de nuestros géneros y efectos obtendremos el oro que
habremos de prestaros. ¡Formidable cinismo! En el convenio de ayu-
da de 1809, Inglaterra logró insertar una cláusula adicional por la que
ambas partes se acuerdan reclprocamente franquicias comerciales
temporarias, hasta la firma de un tratado definitivo. Con el citado con-
venio en el bolsillo los comerciantes británicos largáronse hacia Amé·
rica con sus barcos repletos de mercanclas. Primero inundaron el Bra-
sil, pero se excedieron y pronto encontráronse con saldos cuantiosos
incolocables en aquella plaza. Y cuando Cisneros vino al Plata para
reemplazar a Liniers, tras él man;:haron poco menos que como escolta
las abarrotadas naves inglesas. A poco de haber llegado el nuevo
virrey, viene la presentación de Dillon y Thwaites y todo hace pensar
en una maniobra previamente concertada entre ellos y Cisneros. En
efecto, ambos comerciantes ingleses publican una carta en el periódi-
co londinense Star, donde se lee: "Aun no hemos descargado nuestro
cargamento; pero esperamos poder hacerlo de un dla a otro de una
manera legal. El virrey obtendrá el permiso para que puedan descar-
gar los 10 navlos ingleses que se encuentran en Buenos Aires''338.
¡Seguros estaban los mercaderes!
Ya conocemos la resolución del 6 de noviembre; digamos que en la
Junta Consultiva que asesoró a Cisneros, Azcuénaga y Castelli repre-
sentaban a los hacendados, Saavedra figuraba como jefe militar (el
regimiento de patrioíos que manda está formado por estancieros e hi·
jos de tales) y Juan Larrea como miembro del Consulado. En ese mis-

331/d•• pág. 53._


338 Juliolrazusta, Influencia económica británica en el Rlo de la Plata, Buenos
Aires, Eudeba, 1963. págs. 20 y 21.

138
mo decisivo 9 del nuevo siglo, constitulase en Buenos Aires un comité
de comerciantes ingleses del que formaban parte Mackinnon, Barton,
Corcket, Dywling, Dyson, Allison, Ponsonby, Staples, etc.339. Antes de
mayo de 1810 ya estaban las mercancfas inglesas sólidamente afín·
cadas en la capital del virreinato, mas no aún totalmente los comer-
ciantes de ese origen. La liberalidad de Cisneros tiene limitaciones
enojosas; admite 'lUe los ingleses vaclen sus barcos, pero les fija un
plazo para realizar sus negocios y luego irse. Los comerciantes natl·
vos y espai'loles resguardábanse asl contra la presencia flsica de sus
iguales ingleses, que de quedarse amenazaban con monopolizar la
importación, la exportación y la comercialización en el mercado inter-
no. El vicealmirante De Courcy, al mando de la flota de Su Graciosa
Majestad anclada en el Janeiro, vio claramente el problema y le escri-
bió el5 de marzo de 1810 al secretario del almirantazgo, Mr. John Wil·
son Crocker: " ...apenas estuvieron percibidos los impuestos (paga-
dos por las mercanclas inglesas desembarcadas en Buenos Aires.
L. P.) cuando el gobierno -incitado tal vez por los espai'loles monopo-
listas- exigió la inmediata salida de los ingleses de la ciudad, una
medida que de llevarse a cabo equivaldrla a un robo de por lo menos
un millón y medio del valor de la propiedad británica... "340.

El plazo acordado por Cisneros para cumplir con el extranamiento


fue alargado a pedido del capitán Ooyle, a cargo accidentalmente de
la estación naval inglesa en el Plata. Cisneros arguyó que los súbdi-
tos mercantiles de Su Graciosa Majestad estaban abusando de las
franquicias concedidas, ya que de los barcos fondeados solo la mitad
tenia iniciados los trámites para el desembarco e introducción de
efectos, de lo que cabla presumir que la otra mitad dedicábase al más
descarado contrabando. El capitán Ooyle hizo promesa y Cisneros
alargó ~1 plazo. Hubo nuevos alargamientos y en vlsperas del 25 de
mayo del ai'IO 10 caducaba la última prórroga. Caído el virrey Cisneros
y suplantado por la Junta de gobierno presidida por Saavedra, produ-
cense algunos hechos que causan gran alborozo a los mercaderes
ingleses. El 5 de junio son rebajados los derechos a la exportación de
cueros y sebo; el14 de julio es anulada la prohibición de sacar metáli-
co o numerario amonedado del pals, que en adelante pagará para su
extracción el bien modesto arancel del 71/z% de su valor; y el 12 de
agosto escribirá en una carta Alex Mackinnon: "No bien la Junta fue
instalada, ella declaró que los súbditos británicos no solamente
quedaban libres de permanecer todo el tiempo que desearan, sino
también se nos anunció que gozábamos de toda la protecciól') de las
leyes y privilegios clvicos que ahora poselan los nativos"341. Ya no so·
lo las mercanclas, sino los mismos comerciantes británicos estaban
sólidamente afincados en esta ya ex colonia espanola del Plata, que
aún segufa invocando acatamiento a Fernando VIl.

339 AO<Iolfo Puiggrós, op. cit., pág. 165.


340 Ernesto J. Fitte, op. cit. pág. 55.
341 Id., pág. 59.

139
2.2. En tiempos del gobierno propio

En el afio 10, a estar lo que informa Mackinnon, hay en Buenos


Aires 124 ingleses, con un capital en giro que no baja de las 750.000
libras y que en ocasiones supera el millón. Robert Ponsonby Staptes,
comerciante, saladerlsta poco después de mayo y cónsul oficioso de
S.M. revela Que entre noviembre de 1808 e igual mes de 1809 entraron
32 mercantes ingleses en Buenos Aires desembarcando mercancías
por 1.133.000 libras; en el mismo lapso 10 mercantes recalaban en
Montevideo introduciendo alll mercaderlas por 1.153.000 libras342. A
fines de noviembre de 1810, por orden del almirante De Courcy el bar-
co de guerra inglés "Mistletoe·· amarra en Buenos Aires; cargará una
importantlsima cantidad de metálico que como producto de sus tran-
sacciones los comerciantes ingleses despachan a la madre patria. lg·
nórase la suma exacta, pero se sabe que De Courcy había ordenado al
capitán Aamsay del " Mistletoe" efectuar el viaje a las islas británicas
á condición de que los caudales sobrepasaran 'los 250.000 dólares oro.
·Contemporáneamente con este hecho, Alex MacKinnon advertla que
en la rada portel'ia hay 45 barcos dispuestos a descargar sus repletas
bodegas. Por lo demás, fuentes inglesas anotan que entre noviembre
de 1811 y julio de 1813, los mercaderes británicos remesaron a su
patria, en barcos de guerra, una suma que " ... sobrepasa conside·
rablemente los 4 y 'h millones de d61ares"J43. El pals estaba siendo
escrupulosamente saqueado, ya que el metálico era el medio de cam-
bio universalmente aceptado. El drenaje de divisas, si se nos permite
un término de nuestro tiempo que se aplica perfectamente a la signifi-
cación del oro y la plata en 1810, enriquecla a Ing laterra y eventual-
mente a otros paises europeos de avanzada manufactura y nos em·
pobrecla, priv~ndonos de los medios para adquirir en el exterior
mucho de lo que la vida del pals requerla. Si a ello se agrega la expo-
liación que ya significaba el bajo precio que pagaban por nuestros
cueros y sebos los adquirentes extranjeros (un barco de manufactu-
ras igual a doce barcos de cuero y sebo), se comprenderá la clase de
violencia económica de que éramos vlctima. con el apoyo de los es·
cásos habitantes de esta tierra que se beneficiaban con esa po11tica.
José A. Terry en su obra Finanzas dice lo siguiente: "la crisis mo-
netaria se inició en 1811, a causa de la exportación del oro y de la pla-
ta amonedados en pago del exceso de consumo, exceso de importa-
ción que se produjo a ralz de la libertad de comerclo"344. Ese mismo
exceso de importación en relación con la exportación será advertible en
la década -y por cierto que no solo en ella- en que se desarrolla la
guerra contra el Paraguay; la importación suntuaria y de bienes de
consumo continuará Qriginándole al pals graves sangrías. En un articu-
lo que publicó Mariano Moreno en La Gaceta, titulado " A propósito de
la conducta dél capitán inglés Elliot", advierte: " ...no incurramos en

342 /d.. págs. 81 y 62.


Id .. págs. 232 y 233.
343
34 4
José María Rosa. Defensa y pérdida de nuestra independencia económica.
Buenos Aires, Haz, 1954. pág. 48.

140
el error de aquellos pueblos inocentes que se dejaron envo,lver en ca·
denas en medio de~ embelesamiento que les habla producido los
chiches y.abal_orios"345. Pero ese error fue cametido, y mientras los ri·
cachos. de por aquf disfrutaban los mejores vinos y licores de todas
las c·omarcas y se haclan .traer. suntuosos mobiiiarios y joyas exquisl·
tas, las cadenas fueron envolviendo a la patria.
El 21 de junio de 1811 tiene lugar otro episodio significativo en la li·
di a que mantienen el tlbre comercio y quienes se te oponen por dlstin·
tos motivos: la Junta Grande restringe las facilidades del comercio
inglés al prohibir la Introducción de efectos al interior del pals por
extranjeros; lo hace a petición del Cabildo de Mendoza, en lo que de·
be verse no solo la inquietud del comercio local por conservar sus po·
siciones, sino el temor de que la libre e indiscriminada introducción
de mercancias extranjeras, más baratas y de mejor calidad, terminara
definitivamente con la ya debilitada artesanla vernácula acarreando
las consiguientes consecuencias sociale·s y económicas, como efec·
tivamente sucedió. La estabilidad de las ollgarqulas provinciales es·
taba basada en un régimen de producción primitivo cuyo descala·
bram iento por obra de la competencia 1oránea, no podla sino poner
en duda el mismo poder de las clases dominantes. Entre tanto, vencí·
da la Junta Grande por la conjuración del 7 de noviembre de 1811, los
poderes pasan al Triunvirato. Nacido éste el 23· de seti~mbre, a los
nueve dlas de vida libera de todo derecho la entrada de carbón de
piedra europeo, pese a la existencia de una industria santafeslna del
carbón de tena, y el 24 de diciembre rebaja en una tercera parte los
derechos de aduana que pagaban los géneros extranjeros346. La reve-
rente actitud ,del Primer Triunvirato hacia las mercanclas extranjeras
tiene su perfecta correspondencia en la polltica tortuosa que de·
sarrolla en relación con la Banda Oriental. El 20 de octubre pacta un ar·
mlsticio con el virrey Ello bajo la presión Inglesa y deja en manos del
godo la Banda Oriental y parte de Entre Rlos. El agente inglés Manuel
de Sarratea Interviene en las tratativas: será el ejecutor de los deslg·
nios de lord Strangford, embajador británico en el Janelro. Luego
ingresará en el Triunvirato -dice Vicente Fidel López- "como un
signo de mancomunidad de los intereses y de la obsecuencia que el
pals daba a los consejos y a las insinuaciones de Gran Bretana" . Esa
obsecuencia del Triunvirato le costaba a la Revolución un precio
extremadamente alto: la pérdida de la adhesión de las masas popula·
res de la otra banda del rlo y de su gran jefe, José Artigas. L.as fuerzas
ahora estaban divididas y la politice inglesa triunfante. El 16 de agos·
to de 1812, lord Strangford le dirá por ·escrito al vizconde Castlereagh,
que a su criterio el rlo Paraná debla constituir la trnea divisoria entre
lo que él llamaba el dlstr_ito de Montevideo y el resto del ex virreinato.
Strangford advierte que -solo· de esa manera " ...el espacio ublc~do
entre ese rlo y la frontera portuguesa quedarla asegurado contra ata·
ques hostiles del gobierno revolucionario" de Buenos Aires; agregará:

345 Mariano Moreno. Escritos pollticos y económicos, Buenoe Airet, Ocesa,


1961 . pág. 202. .
3441 José María Rosa, O.lef!s• y .. ., op. ci t., pé.g. 52.

141
" ...yo no puedo resolverme a soportar que Montevideo pueda ser pa·
cientemente abandonada a su destino, y que todo el virreinato de la
Plata se sujete al gobierno= revolucionario de Buenos Aires"347. Con la
obsecuente mediación de Sarratea y la aquiescenc"ia del gobierno de
Buenos Aires esta inquietud de Strangford habla quedado poco me·
nos que satisfecha. Y por si aún no fuera suficiente, el Triunvirato con·
tinuarla acumulando méritos: el 11 de setiembre del ano 121os triunvi·
ros Chiclana, Pueyrredón y Rivadavia decretan la anulación del re·
qulsito correspondiente al bando dictado por Clsneros el seis de no·
viembre de 1809, por el cual los cargamentos ultramarinos consigna·
dos a plaza deblan serlo a nombre de consignatarios locales: ahora
los mercaderes ingleses podlan desenvolverse a sus anchas.
caldo el Triunvirato el 8 de octubre, la Asamblea del ai'lO 13 res·
tablece la obligación de consignar a comerciantes locales las impor·
taciones de ultramar. Ocurre el 3 de marzo, pero el 19 de octubre la
misma Asamblea suspende la aplicación de esta medida cediendo a
la protesta de los comerciantes ingleses que hablan comenzado por
pedirle un dedo a Cisneros y ahora estaban queriendo quedarse con
el cuerpo entero.
En 1814 el sindico del Consulado traza el siguiente balance de cin·
co anos de puerto libre: " ... un Estado en que casi todo su comercio
de importación y exportación se hace por manos extral'las no puede
prosperar de modo alguno, está a merced de los que, lejos de interesar·
se en su incremento, acaso desean su debilidad piua sacar de ella
mejor partido"348. Juan José Cristóbal de Anchorena artadla: " Que el
comercio se halla destruido y poco menos que aniquilado, que la im·
portación de todos los efectos ultramarinos y la exportación de frutos
del pafs se ha llan monopolizados por los extranjeros y que por consi·
guiente los comerciantes nacionales se ven con manos atadas, lama·
yor parte de los artesanos sin ocupación y reducidos a la miseria,
destruida la industria del pals..."349·350.
Se argüirá que por boca de Anchorena y del sindico Yaniz resuellan
los antiguos monopolistas espai"loles despojados de su monopolio. A

~7 Ernesto J. Fit!e, op. cit., pág. 361.


348 Julio lrazusta, op. cit., pág. 29.
3o49fd., fd.
360 A. Yatliz y Anchorena les quita el sueno el que el comercio exterior se haga
por "manos extranas". La alusión a que los artesanos del pals están reduci·
dos a la miseria parece ser más por razon~s pollticas -necesidad de ganar
aliados- que por querer defender la producción nacional. En 1808 el comer·
ciante Santa Coloma, radicado en Buenos Aires, escribe que las tiendas y al·
macenes de la ciudad no lucen más que géneros extranjeros y están repletos
de ellos (Serg lo Villalobos, Comercio y contrabando en el Rlo de la Plata y Chi-
le, Buenos Aires, EUDEBA, 1965, páq. 125). El 1 de marzo de 1809 anota Santa
CQioma en carta· a un amigo: "Considere vuesa merced esta plaza como una
Colonia inglesa..." . ¿Protestaron entonces Yaniz y Anchorena, siendo qúe-aún
conservaban el monopolio del tráfico comercial en el mercado Interno? Proles·
tarlan, si -como lo hace Santa Coloma- por el exceso de mercaderlas in¡;¡ le·
sas, que ciertamente la plaza no podla absorber con el consiguiente perju•cio
de los mercaderes; pero no se sabe que hayan derramado una légrima por los
pobres artesanos.

142
ello debe responderse: un mal no se cura suplantándolo con otro. Pe·
ro aqul interesa el testimonio: el comercio inglés controla todo lo atln·
gente al comercio exterior. Y al decir de Anchorena, la igualdad jurldi-
ca entre naciones de fuerza desigual "se convierte pronto en una rela-
ción de subordinación"351. Que esto no es una frase no hace falta de-
mostrarlo; pero aqul está, sin embargo, la demostración: en las ins-
trucciones que el 10 de d iciembre de 1814 suscriben el director Posa-
das y su ministro Herrera, para una misión que deberá cumplir Rivada-
via en Espafla, se le advierte que antes de pasar a Madrid se informará
a Londres ante Sarratea, que se encuentra allf, sobre la polltica ingl.e-
sa respecto de la América española. Las instrucciones dicen textual·
.mente: "Porque, en el caso que pueda conseguirse que la Nación
Inglesa quiera mandar un prlnclpe de su Casa Real o de otra de sus
aliada$ para que se corone en esta parte del mundo bajo la constitu-
ción que fijen estos Pueblos o bajo otras formas liberales tomando.
sobre si la obligación de allanar las dificultades que oponga la Espa-
na o las demás Potencias Europeas, entonces omitirá su viaje a Espa-
na y sólo tratará con la lnglaterra"352. Las instrucciones son previso-
ras: preven la actitud que cabria adoptar de negarse Inglaterra a en-
viar uno de sus prfncipes. En tal caso apuntan, no habrá que detener·
se " en concede.r condiciones sobre comerci,o, y cualesquiera prerro-
gativas que no comprometan la libertad pública,'.'353, a cambio de la
protección inglesa a la independencia argentina.' ~oco puede ai'ladir-
se a lq que con elocuencia expresa este documento; y si menciona
una preocupación por las libertades públicas y por una constitución
" que fijen estos pueblos" , nadie se llame a en gano: esas palabras
son parte de la retórica diplomática, o acaso nacen de un secreto te·
mor ya no del juicio de la historia -que ese no es peligroso- sino del
juicio de los contemporáneos, que ese es capaz de afectar la integri-
dad flsica, la salud y la vida.
E;l 9 de enero de 1615 asciende Carlos Marra de Alvear al cargo de
Director Supremo; su ministro de Relaciones Exteriores será el funes-
to Herrera y ambos suscribirán el 25 de enero dos cartas, una a lord
Strangford y otra a lord Castlereagh, secretario del Foreign Off ice. El
Dr. Manuel José Garcfa condujo a Afo ambas misivas sin que se sepa
le haya temblado la mano; alll está escrito que las Provincias Unidas
son "inhábiles para gobernarse a si mismas", y necesitan, por lo tanto,
de "una mano exterior que las dirigiese y contuviese en la estera del or·
den, antes que se precipitaran en los horrores de la anarquía". En ta-
les condiciones, agregan los sei'lores Alvear y Herrera, " .. .solamente
la generosa Nación Británica puede poner un remedio eficaz a tales
males, acogiendo en sus brazos a tales Provincias, que obedecerán
su Gobierno y recibirán sus leyes con el mayor placer... " Y para ter-
minar: "La Inglaterra, que ha protegido la libertad de los negros en la

351Julio trazusta, op. cit.• pág. 29.


352 Mario Belgrano, "La polftica externa con los Estados de Europa
(1813-1816)" , en Hfstoria de le Nación Argentina, de la Academia Nacional de
ta Historia, vol. VI, primera sección, Buenos Aires·, El Ateneo, 1947, pág. 420.
353/cf., (d.

143
costa de A frica(...) no puede abandonar a su suerte a los habit~ntes
del Río de la Plata en el acto mismo en que $e arrojan en sus brazos
generosos" 354·355. ·
En abril cae Alvear y a poco de su calda el Consulado vuelve a la
carga: los ingleses constituyen un mal por varias razones, que se
agregan a la de la ruinósa competencia que ejercen contra la . in-
dustria nativa. El sindico Pedro Capdevila presenta al cuerpo un me-
morial que firman 53 comerciantes portel\os: aili queda senalado que
los súbditos de S,M.B. en estas tierras importan compatriotas para
satisfacer sus necesidades de mano de obra, en momentos en que no
son escasos los nativos que carecen de ocupación; anota además
que. siguen extrayendo clandestinamente metálico y se les acusa de
fraude fiscal. Por otra parte hay Inquietud: en las costas patagónicas
barcos n<;>rteamerícanos y británicos están pescando libremente lo-
bos y ballenas.
L.a Gaceta de Buenos Aires aboga por la prohibición de importar arti-
culas producidos en el pals; los sastres protestan por la introducción
de ropa hecha y en El Censor se pide la instrumentación de un siste·
ma proteccionista de comercio exterior. Una Junta General convoca-
da por el Consulado proyecta restricciones a la introducción de mar-
canelas suntuarias, calzado, pescados, ladrillos, velas y todo aquello
que aqul se fabrica. Postula en cambio la libre importación, sin pago
de derechos ni aranceles, de máquinas para la agricultura, las artes y
los oficios. A los extranjeros les prohibe el comercio al menudeo, te·
ner barracas y fábricas de sebo y velas, internar productos en las pro-
vincias y les impone ocupar no menos de un 70% de mano de obra na-
tiva. El entonces administrador de la aduana, Manuel José de Lavalle,
padre del general Lavalle, recibido que hubo el expediente Jo declaró
inoportuno y todo quedó aflf356_ ·
La dependencia en que están los ganaderos de los compradores
extranjeros, particularmente ingleses, para la venta de cueros y se-
bos. no es fácil sobrellevar. El desarrollo de la industria del salade·
ro los liberará, siquiera parcialmente, ya que el tasajo va dirigido al
mercado constituido por los esclavos negros del Brasil, Antillas y los
EE.UU. Esta apertura da a los ganaderos mayor libertad de acción no

354 Atilio Garcla Mellid. Proceso al liberalismo..., op. cit. , ¡:lágs. 326 y 327.
355 El 5 de octubre de 1804 una escuadra inglesa bloqueó El Ferrol y atacó
cuatro fragatas espal'\olas que llevaban 2.000.000 de libras en oro y plata, pre·
suntamente destinados por el gobierno espanol a subsidiar a Francia. Una de
las naves fue hecha volar y en el siniest ro perecieron la madre y ocho herma·
nos de Carlos Marra de Alvear. Este y su padre, Olego de Alvear, fueron condu-
cidos a Inglaterra donde permanec ieron algún tiempo. Allf Carlos concurrió a
. la escuela y alll, parece ser, olvidó rápidamente la tremenda desgracia que le
hablan infligido los ingleses (John Street, Gran Bretalla y la Independencia del
Rlo dtt fa Plata, Buenos Aires, Editorial Paid6s, 1967, pág. 24). Oí ego de Alvear
fue compensado por los británicos por la pérdida de su fortuna, por él estima·
da en 12.000 libras. El primer ministro Pitt firma en persona la resolución que
ordena dar a don Diego 6.000 libras a manera de adelanto. Se Ignora.si Pílt le
compensó por la muerte de su mujer y ocho híjos... En todo caso don Diego
se consoló dándole a su hijo Carlos una madrastra inglesa. .
356 Julio lrazusta, op. cit. págs. 30. 31 y 32.

144
solo en lo económico, sino tafllbién en lo politico: ~bien es necesario
seguir contando con una cierta benevolencia de los adquirentes euro-
peos de cueros y sebos, ya no son ellos los únicos compradores de la
producción de los ganaderos. Entre tanto el sei'lor Manuel José Gar-
cla escribe a Manuel de Sarratea desde·Afo de Janeiro; estamos a 5
de febrero de 1816 y dice Garcla: " ...en el pals no se t iene por traición
cuálesquiera sacrificio en favor de los ingleses y aun la completa su·
misión ... "357 ¡Con razón no le temblaba la m(lno cuando conduela a
Rlo la misiva infamante firmada por Alvear y Herrera!
Qué representaba Sud América para Inglaterra en aquella segunda
década del siglo XIX lo dirá Brougham en la Cámara de los Comunes.
el 13 de marzo de 1817: " ... si todo el continente europeo se borrase
del mapa, hallarfamos mayores utilidades que las que hemos sacado
en Europa en las fértiles y brillantes regiones de Sur América"35S.
Entre 1810 y 1818 -lo anota Julio lrazusta- los ingleses extrajeron
del Plata diez millones-de dólares en metálico; sin embargo, las ano-
taciones de la aduana de Buenos Aires registran una exportación le-
gal de oro equivalente a la tercera parte de esa suma: el resto era ex·
portación clandestína359. Mister Brougham no hablaba por hablar.
En 1820, el sei'lor JohnMurray Forbes, representante de los EE.UU.
en Bueno.s Aires escribe en su correspondencia diplomática: " Pare·
ciera que va a tener lugar una especie de subasta potitica en la que
los derechos de un infortunado pals van a ser librados al mejor postor.
Inglaterra ofrecerla su protección marltima y sus ventajas comer-
ciales... " 360. Lo de ventajas solo puede ser entendido como una iro-
nla, desde que ya conocemos qué Clase de tajada extrae Inglaterra de
estas regiones. Agréguese que si en 1822 ingresan legalmente por el
puerto de Buenos Aires $ fts. 11.267.622 de mercancías, alimentos y
bebidas foráneos, más del 50% tiene origen británico, exactamente S
fts. 5.730.952. El segundo puesto en orden de importancia lo ocupa
Brasil, con$ fts. 1.418.768 de mercanclas de ese origen. Y toda Sud
América adquiere para ese tiempo nada menos que el12%% de la ex-
portación inglesa361. Desde luego: protección marltima y ventajas co-
merciales...
En mayo del ano 22 preséntase a la Junta de Representantes de
Buenos Aires un grupo de seriares, solicitando la formación de un
Banco de giro; son ellos Juan José Anchorena, Félix Castro, Sebas·
tián Lezica, Miguel Riglos, Pedro Juan Aguirre, Diego Brittaín, Guiller·
mo Cartwright y Aobert Montgomery. las bases del Banco de Buenos
Aires fueron establecidas por una comisión q1,1e presidió Cartwright;
la legislatura respondió al requerimiento otorgando el monopolio ban-
cario por 20 anos, la facultad de emitir billetes, prerrogativas judi-
ciales y penales y la exención de impuestos. Viejos comerciantes es·

357 Atilio Garcla Mellid, Proceso al liberalismo ... , op. cit., pág. 450.
368 José Maria Rosa, Defensa y pérdida .. ., op. cit., pag. 57.
359 Julio lrazusta, op. cít., págs. 39 y 40.
3eO John Murray Forbes, op. cit .• pág. 53.
361 Ernesto J. Fitte, op. cit., pág . 380.

145
pai'loles como Lezica, entrenados en las artes del monopolio y el
contrabando362 coincidlan ahora con los comerciantes Ingleses: juntos
regularian el crédito provincial y poco menos que la economia toda. Y
si al comienzo, de 28 accionistas solo 11 eran ingleses -uno de ellos
Thwaites, quien junto con John Oillon en 1809 solicitó al virrey Cisne-
ros permiso para desembarcar y vender sus mercanclas- a los seis
meses estaba claro que los 11 constitulan mayorla de votos: 381
sobre 702. Más tarde, ~n visperas de refundirse la· por entonces fundí·
da casa bancaria en el llamado Banco Nacional, sobre 838 votos los
ingleses contaban con 589: el crédito lo usufructuaban ellos y sus
amigos.
La forma de constituir el capital del Banco de Buenos Aires, fue cal-
culada para que del bolsillo de los accionistas saliera lo menos po-
sible. Comenzó a funcionar con 300.000 pesos sobre un millón autori-
zados por estatuto y suscripto en su totalidad. Pero los accionistas
pagaron el 20% en efectivo y el resto con pagarés, que cancelaban
con billetes emitidos por el mismo banco y que éste les prestaba. A
los dos ai'los de estar funcionando, el Banco declaraba que el capital
integrado ascendía a 800.000 pesos. Ni con trampas habla llegado al
millón suscripto.
El 28 de enero de 1826, el Congreso Nacional expide una ley es-
tableciendo un Banco de las Provincias Unidas del Rlo de la Plata. Se
arrojarán en la nueva institución los restos del Banco de Buenos
Aires, quebrado y moribundo para ese tiempo; y a los accionistas de
la perimida institución se les reconoce un capital de 2 millones de pe-
sos fuertes, lo que representa el doble del capital autorizado y nunca
integrado. En buen romance esto podrla expresarse asl: a quienes
suscribieron un millón de pesos fuertes e integraron no más de ocho-
cientos mil con dinero prestado por el mismo Banco de Buenos Aires
a esos sei'lores que hablan perdido todo o gran parte de su capital in-
tegrado puesto que el Banco esiaba en bancarrota, se les reconocla
-acaso por paga de servicios que ya se los sabrla el gobierno- un
regalito de casi o sin casi, dos millones de pesos fuertes. ¡Estupendo
acomodo! Pero es que el mismo ministro de Hacienda .de la provincia
habla estado en el directorio; se llamaba Manuel José Garcla...
El Banco de las Provincias Unidas del Rlo de la Plata, dióse un capi-
tal de 10 millones de pesos fuertes, de los cuales solamente se in-
tegraron 5; 2 por el reconocimiento a los accionistas del Banco de
Buenos Aires y otros 3 por ingreso de una parte de los fondos del
empréstito Baring. Es de.cir: el único dinero real y auténtico que
liabrfa entrado en el Banco para formar su capital era el prestado por
los banqueros ingleses. El Directorio lo integraban, como presidente
Juan Pedro Aguirre, que habla pertenecido al Directorio del Banco de
Buenos Aires y que ahora, a más de sus funciones bancarias presidia

362El 7 de octubre de 1722 escribe John Murray Forbes en nota diplomática a


su.ministro de AR. EE.: "Hace pocos dlas se descubrió una escandalosa
defraudación en la Aduana. Una gran cantidad de mercaderla depositada en
uno de sus galpones ha sido retirada subrepticiamente por el senor Ambrosio
Lezica, gran maestre contrabandista ... " (John Murray Forbes, op. cit., pág.
205). .

146
la· Cámara de Representantes de la provincia; el gran "maestre del
contrabando" don Sebastián Lezica; el acopiador y barraquero Fran·
cisco del Sar, que provela a los ingleses de cuero y sebo y les distri-
bula las mercanclas que importaban; Miguel Riglos, ec!ucado en
Inglaterra y que "hablaba inglés notablemente bien, vestla a la Bond
Street y fue uno de los pocos que realmente aprovecharon la educa-
ción inglesa... "363; Félix de Alzaga, coronel, comerciante, consigna-
tario, miembro de la Cámara de Representantes y tenedor en enfl·
teusis de 433.4 leguas de tierra; el ya mentado Thwaites; el saladeris-
ta Pedro Capdevilla, miembro de la Cámara y propietario en Monsal-
vo de 31 leguas de campo; el saladerista Braulio Costa, caballero de
fina estampa de lord inglés, como lo recuerdan sus contemporáneos.
Y paremos de contar porque los otros, los que faltan, pertenecen a la
misma estirpe que los ya nombrados y filiados.
El Directorio del Banco orientó el crédito hacia los mismos ac-
cionistas, quienes reciblan préstamos en oro y devolvfan pesos papel
desvalorizado, ¡cuando los devolvlan! porque acostumbraban a pedir
convocatoria de a~reedores e invariablemente obtenlan que el Banco
accedjera a aceptar la remisión de sus deudas.
El Directorio del Banco se mañifestó en todo su ardiente patriotis-
mo...pro británico, cuando por orden de lord Ponsomby le negó fon-
dos a Dorrego para proseguir la guerra contra el Brasil. Curiosamente,
el gobierno no tuvo la fuerza necesaria para tomar compulsivamente.
los dineros que una causa superior exigla. En carta de Ponsomby a
lord Dubley puede leerse: "No vacilo en manifestar a Ud. que creo
ahora que Dorrego está obrando sinceramente en favor de la paz. Bas-
tar! a una sola razón para justificar mi opinión: que a eso está
forzado... por la negativa de proporcionársela recursos, salvo para
pagos mensuales de pequei'las sumas"364, Nuevamente Inglaterra y el
comercio inglés en Buenos Aires, con sus compinches vernáculos, es-
taban decidiendo ostensiblemente sobre los destinos de la nacionali-
dad. Que esto óltimo no es verbalismo de nacionalista exaltado lo
prueba el que de la gestión de Ponsomby, el Uruguay terminarla
segregado de la Nación Argentina y transformado en estado indepen-
diente.
Volvamos ahora un poco atrás para relatar algunas idas y venidas
de Bernardino Rivadavia. En noviembre de 1823 y siendo ministro de
Martfn Rodrlguez dicta un decreto autorizándose a sr mismo para
"promover la formación de una sociedad en Inglaterra, destinada a
explotar minas de oro y plata que existlan en las Provincias Unidas".
En tanto ministro provincial esa autoautorización era un exceso,
puesto que se referla a bienes de otros estados provinciales, tan
duei'los de lo suyo como podrla serlo Buenos Aires de sus minas, si.
las tuviera. El mismo dla de noviembfe, el 24, Rivadavia escribe a los
senores Hullet Brothers de Londres para que "en los términos que juz-
guen más convenientes promuevan y lleven a entero efecto la forma-

363 J.P. y G. P. Robertson, Cartas de Sud-América, Buenos Aires, Emecé, t. 111,


1950, pág. 61.
364 José Maria Rosa, Defensa y pérdida..., op. cit., págs. 82 a 86.

147
ción de una sociedad que disponiendo de un capital proporcionado,
se emplee en la explotación de las minas situadas en el territorio de
las Provincias Unidas del Rlo de la Plata, a elección discrecional de
los mismos empresaríos"365.
En junio de 1824 parte don Bernardino hacia Inglaterra; al arribar
aceptará la presidencia del d irectorio (President of the Board of ma-
nagement) de la rec;ién fundada Miníng Aiver Plata Association con
un sueldo anual de 1.200 libras y retención de acciones de fundador.
Tornado a Buenos Aires en 1825 (octubre) y, para citar a Vicente Fi-
del López, "como encuentra que el orden provincial, la ley fundamen-
tal y el gobierno del general Las Heras son un obstáculo insalvable a
la realización de lo que trae proyectado, de·rroca por confabulación y
por medios irregulares al régimen provincial, la ley fundamental y el
gobernador Las Heras, dando cuenta de inmediato a los sei"'ores
Hullet de Londres de que ahora ya tiene en sus manos cómo hacer
efectivo lo convenido" . El seis de noviembre de 1825 escribirá a los ci-
tados caballeros londinenses, que " con el establecimiento del gobier-
no nacional, todo cuanto debe desearse se obtendrá". Pero ese todo '
tan deseado era la mina que desde 1822 venia explotando en Famati·
na, La Rioja, la compai"'fa Establecimiento de Casa de Moneda y Mine-
ral cuyos propietarios se llamaban Facundo Quiroga, Braulio Costa,
Vázquez, Robertson y otros. Habla que despojarlos lisa y llanamente
para que la Mining de Rivadavia pudiera cumplir su "civilizadora" ta-
rea. Salvador María del Carril, gobernador por entonces de San Juan,
más tarde ministro de Rivadavia y después de Caseros vicepresidente
de Urquiza, imaginará el tosco expediente de hacer de La Rioja y San
Juan una sola provincia que~~ regirla. Por lo demás era el único go-
bernador provincial que habla reconocido como valedero el contrato
con la Mining. El seis de febrero de 1826 Rivadavla es electo presiden-
te, nueve dlas más tarde dicta la ley de Consolidación de la Deuda (to·
das " las tierras públicas y bienes inmuebles" son declarados pro-
piedad de la Nación), y el 14 de marzo escribe a Hutlet Brothers: "Las
minas son ya, por ley, propiedad nacional, y están exclusivamente ba·
jo la administración del presidente"366.
Vendrán las resistencias provinciales con Facundo a la cabeza y la
represión del gobierno encargada a La Madrid, aunque disimulada en
sus fines. La Mining terminará quebrando y el23 y 26 de junio de 1827
Manuel Dorrego publicará en El Tribuno la memoria que el capitán Head
presentara en ocasión de la quiebra de la empresa minera. El 27 de
junio renuncia R~vadavia y Oorrego, posteriormente, deberá comuni-
car a la legislatura provincial en su carácter de gobernador que la Mi-
ning ha demandado al gobierno en 52.500 libras por darlos . y per·
juicios. El verdadero gran negocio lo habla hecho Hullet Brothers,
agentes financieros de Rivadavia en Londres. Luego de ser ellos
quienes organizan la companía minera, le venderán a ésta la conce-
sión para explotar Famatina en 35.000 libras367. Entre tanto, en esta

365 Id., pág. 87.


366 Id.• págs. 87 a 93.
367 Id., pág. 89.

148
re.mota comarc~ "southamericana" reinaba ya clima de guerra civil.
"Hispanoamérica es libre -habla escrito Canning a lord Granville el
17 de diciembre de 1824-; y si nosotros no manejamos tristemente
mal nuestros asuntos, ella es inglesa"368. .
Acabamos de terminar con el gobierno de Rlvadavia y otra vez será
forzoso retroceder algo en el tiempo para referirnos al empréstito
inglés. El Mensaje del gobernador bonaerense del 5 de mayo de 1824
manifestaba haber "creldo mejor no exponer el crédito de nuestra pro·
vincia a ser envuelto en la desgracia que han sufrido los empréstitos
de América en las grandes plazas de Europa". De modo que dicho y
hecho, exactamente lo opuesto: el gobierno nombrará al inglés Parish
Robertson como negociador en Londres de un empréstito de un
millón de libras, que estaba autorizado por leyes provinciales dadas el
19 de agosto y 28 de noviembre de 1822. Al tiempo de las nego·
elaciones en la City, Rivadavla estaba en Londres, donde lntervenlan
la Building River Plate Assoclatlon -recién creada por don Bernardl·
no-, los senores Hullet (uno de los cuales seria nombrado cónsul ar·
gentino en Inglaterra a propuesta del "primer hombre civil de la tierra
de los argentinos"), Félix Castro y por supuesto Parish Robertson,
que era también apoderado del Perú para otra operación financiera de
un millón de libras esterlinas. Finalmente el negocio se hizo con la ca·
sa Barlng al tipo del 70%, es decir: sobre un val.or nominal de los bo·
nos emitidos ae un m111ón de libras, los adquirentes de los mismos
pagaban setecientas mil, lo que supon la una pérdida de trescientas mi 1
para el contrayente de la deuda. Pero ahl no terminaron las pérdidas,
ya que la casa Barlng se descontó por adelantado cuatro cuotas se
mestrales incluyendo amortización de capital e intereses y reconoció
a los negociadores Parish Robertson y Félix Castro 7.000 libras en
concepto de .comisión y 3.000 libras por reposición de gastos y viátí·
cos. Buenos Aires se endeudaba en 1.000.000 de libras pero reclbla
560.000 libras, quedando obligado a girar anualmente 65.000 libras
por intereses (6%) y amortización del capital (Y2 %). La garantla que
se habla brindado a los inversores ingleses estaba constituida porto·
da la tierra pública, bienes y territorios, con más las rentas de aduana.
Propiamente el pais entero.
Hasta aquf el empréstito ya es tamana monstruosidad; pero ocurre
que aún falta un episodio final y defínitivo: la casa Baring, en lugar de ·
enviar al Plata onzas de oro como era lo convenido, gira letras que de·
ben ser pagadas por los comerciantes ingleses y de las que hay moti·
vos muy serios para creer que no todas fueron pagadas369. Y por sí
fuera poco, el dinero no se aplicará a construir Industrias, puertos y
caminos, ni a financiar los gastos de la guerra contra el Brasil, sino
para fundar el Banco Nacional y hacer que por ese conducto vaya a
los comerciantes portei\os, con los ingleses en primer término.
En 1827 pudo Rivadavla remitir a Inglaterra las 65.000 libras consa·
bidas, que lo fueron en metálico; en el 28 ya no hubo dinero y fue nece·
sario dar a cuenta de pago las fragatas Asia y Congreso, que por otra

368 Julio lrazusta, op. cit., pág. 52.


3118 Id., págs. 50 y 51.
149
parte eran necesarias a la defensa nacional. En 1829 Rosas cesará
los pagos que ya no volvieron a hacerse a excepción de 1846, 1850 y
1851. En 1904 se terminó de pagar el empréstito de 1824: costó aproxi·
madamente 4.746.941 de libras, para una deuda original de 1.000.000
de libras, de las que llegaron a estas tierras algo más de 500.000
libras, supuesto que llegaron ...370.
En 1825 fue negociado un tratado de amistad y comercio con Ingla-
terra, actuando de negociador por la parte local el senor Manuel José
Garcf~ y por la parte inglesa el recién llegado cónsul general W. Pa·
rlsh. El 21 de febrero elevará el senor Forbes, representante dlplomáti·
co norteamericano en Buenos Aires, una copia del tratado a su mi-
nistro en Washington; lo hará con el siguiente comentario: "Su asten-
. slble reciprocidad es una burla cruel de la absoluta falta de recursos
de estas provincias y un golpe de muerte a sus futuras esperanzas de
cualquier tonelaje marltimo. Gran Bretana empieza por estipular que
sus 21/2 millones de tonelaje, ya en plena existencia, gozarán de todos
los privilegios en materia de importación, exportación o cualquier
otra actividad comercial de que distrúten los barcos de construcción
nacional y a renglón seguido acuerda que los barcos de estas provin·
cías (que no tienen ninguno) serán admitidos en iguales condiciones
en los puertos británicos, y que solo se considerarán barcos de estas
provincias a aquellos que se hayan construido en el pals y cuyo pro-
pietario, capitán y tres cuartas partes de la tripulación sean ciudada·
nos de estas provincias.
"¿Cómo podrá esta pobre gente del Rlo de la Plata encontrar un
motivo para construir barcos a un costo que seria el triple o el
cuádruple de su precio en Europa para entrar en estéril competencia
con tan gigantesco rival?"371.
Esta pobre gente del Rlo de la Plata era en verdad el pueblo baJo,
que pagaba el pato de semejante boda. En 1826 la ausencia de nume·
rario metálico es critica: lo ha extraldo sistemáticamente el comércio
extranjero, que ha ido enviando a su patria los saldos que le son favo·
rabies. La consecuencia de esta situación es la desvalorización del
peso papel, que en jl,mio del mencionado ano de 17 pesos la onza de
oro pasa a 23 pesos; los pesos de plata y letras de cambio se depre·
clan en igual proporción y todos los articulas de consumo popular se
encarecen en los mismos términos. La falta critica de "divisas" tradu·
clase en alza de precios372. Pero la preocupación de lord Ponsomby,
llegado a Buenos Aires el 16 de setiembre, era muy otra; él querla la
paz y la tranquilidad en los estados riberet\os del Plata, a fin de no in-
terrumpir el comercio y la corriente inmigratoria, recientemente
quebrados por el bloqueo brasileno. Se lo dice al primer ministro Can·
ning en nota fechada el 20 de octubre, donde se lee su preocupación
porque en corto tiempo haya una población suficiente para ocupar las
abundantes tierras vaclas, estándole reservado a Inglaterra el de-
recho de ser " ... por anos, el depósito de donde una numerosa y cada

370 José Marra Rosa, Defensa y pérdida . .., op. cit., págs. 77 a 80.
371 John Murray Forbes, op. cit., pág. 346.
372 Id., pá.gs. 426 a 428.

150
hora más creciente población, proveerá ·sus necesidades y muchos de
sus lujos"373. Ya funcionaba la polltica Inglesa de transformarnos en
su proveedor de alimentos, materias primas y "muchos de sus lujos".
Estos últimos, pagados en alguna medida con los 587.874 dólares que
en 1827 remesan a su tierra natal los comerciantes ingleses, precisa·
mente cuando es más critica la situacion de la economla nacional y
cuando no hay medios para sostener la guerra contra el Brasll374.
Entre el Banco que se niega a prestar al gobierno de oorrego y el sa-
queo a que someten la economla local los comerciantes ingleses, te-
nemos un perfecto panorama de sometimiento, donde algunas notas
parecerlaii de opereta si no fueran de tragedia. En febrero de 1828, Ni-
colás Anchorena denuncia en la Legislatura de Buenos Aires: cuando
· el general braslleno Lecor, ocupante de Montevideo y·desalojado de
la plaza por los patriotas orientales, vlóse en apuros financieros, és·
tos le fueron obviados por una casa extranjera radicada en Buenos
Aires en forma de remesas mensuales de onzas de oro. Lo estupendo
del caso residió en ql,Je esas onzas son logradas indirectamente en el
Banco de Buenos Aires, descontando letras por billetes y trocándolos
luego por oro. Los Directores del Banco (se llamaban: Juan Pedro
Aguirre, Manuel Aguirre, Miguel Riglos, José Maria Rojas, Félix de Al·
zaga, Manuel de Arroyo, Pedro Capdevila, Sebastián Lezica, Juan
Zimmermann, José Thwaltés, Manuel Haedo, Juan Malina, Mariano
Fragueiro, Braullo Costa, Mariano Sarratea y Francisco del Sar). los
Directores repito, a las recriminaciones que se les haclan por contri-
buir a.esclavlzar a los hermanos orientales, responden con este sóli·
do argumento: " a nosotros nos traen letras con buenas firmas y no te-
nemos más que descontar" 375. ¡Patriotismo! Pero entre -tanto, esto,
que no es secreto, parece ser aceptado por el gobierno. ·
Bien puede escribir en 1829 el cónsul W. Parish: "El Rlo de la Plata
debe considerarse como el más rico mercado que se nos ha abierto
desde la emancipación de las colonias espai'IOias, si consideramos
no sólo la cantidad de .nuestras facturas que aquel pals consume, si-
no también las grandes cantidades de mate.ria prima de retorno, pro-
veyendo a nuestras manufacturas de nuevos medios de producción y
de provecho"376.
Habrla que esperar hasta 1837 para que Rosas prohiba la exporta-
ción de oro y plata en cualquier forma que fuere. SI bien provisional,la
prohibición se mantuvo hasta 1852.
Los arios que vienen están signados por el bloqueo francés y una
maratla de hechos militares y diplomáticos en que no pocos argenti·
nos, emigrados o no, aparecen encharcándose en la alianza con el
agresor. No es el objeto de este capitulo resenarlos, mas debe sena.
larse que el bloqueo de Buenos Aires. por la flota francesa, el apoyo
militar y fJnanclero prestado _por los franceses a Lavalle, Rivera y

373 Ernesto J . Fitte, op. cit., pág. 396.


374 Id., pág. 385.
375 Raúl Scalabrini Ortiz, Po/frica británica en el Rlo de la Plata." Buenos Aires,
Fernáhdez Btanco, 1957, pág. 62.
376 José Maria Rosa, Defensa y pérdida .. .• op. cit., pág. 114.

151
otros enemigos de Rosas, constituyó un gigantesco negocio que
Guizot sintetizó de la siguiente manera, en la Cámara de Francia, .el
20 de febrero de 1841: "Antes del bloqueo(...) el valor de las importa-
ciones a Montevideo(...) se elevaba a alrededor de quince a veinte·
millones por ano (...) Durante el bloqueo de Buenos Aires, el importe,
ya no anual, sino mensual(...) ha subido a quince o veinte millones
(...) Resulta para todo el mundo claramente, que Montevideo en-
contró en el bloqueo de Buenos Aires una ventaja enorme"377.
Otro gigantesco negocio será más tarde el bloqueo anglo-francés,
del que fundamentalmente saldrán gananciosos los comerciantes
montevideanos, los pollticos venales, los jefes militares y navales na-
tivos y bloqueadores, los saladeristas y comerciantes riograndenses
y los mismos ministros en aquella plaza de las potencias intervento· ·
ras. Las apremiantes necesidades financieras del gobierno de Monte·
video serán satisfechas por un sindicato de capitalistas' y pollticos,
que a cambio de sus préstamos obtendrán el control de l.a aduana y
sus rentas, bajo la garantía de los ministros interventores .de Gran
Bretaí'la y Francia seí'lores Deffaudis y Ouseley. Desde Montevideo in-
tentarán romper la clausura impuesta a los rlos del litoral por Rosas,
de ahl que no deba extranar que en pos de las flotillas de guerra que
eran enviadas por los anglo-franceses (en algunos casos comanda-
das por José Garibaldi), fueran convoyes de 50 y más barcos mercan-
tes, como es el caso del que pasa por Obligado el 2 de febrero de 1846
marchando aguas arrlba378, o de 95 mercantes y 12 de guerra, que el 4
de junio enfrenta la posición del Quebracho en el Paraná379.
La Presse de Parls citada por Saldias, refiriendo los verdaderos mo·
ti vos que oponlan la voluntad del Barón Deffaudis a la terminación de
la guerra, escribla: "Monsieur Deffaudis no Quiso comprender y quizá,
fuera de tos motivos pollticos. ten fa para ello excelentes razones. Ha·
bla dado el30 de mayo de 1846 su garantla a un empréstito de sesen·
ta mil .pesos hecho por el gobierno de Montevideo a la companra
Inglesa QUe explotaba a esa ciudad y la conclusión de la guerra, ha·
ciendo desaparecer el gobierno intruso, dejaba al descubierto la res·
ponsabilidad del ministro. Mr. Ouseley, que habla contraído el mismo
empef'lo, apoyó a Monsieur Deffaudis... "JSO.
Hubo en el lnterin gestiones anglo-francesas para desmembrar la
Confederación. Y no todas dictadas por el interés de un grupo de capi·
tal istas radicados en Montevideo. El 20 de enero de 1846 el encargado
de negocios de los EE.UU. en Buenos Aires, Mr. William Brent Jr. de·
nunciaba ante el canciller Arana el propósito inglés de segregar Para-
guay. Uruguay y las provincias de Entre Rlos y Corrientes, región repu-
tada en cuanto a clima, suelo, superficie y tipo de algodón, la mejor y
más extensa del globo apta para el cultivo de esa fibra fundamental
para la rama fundamental de la industria británica381. Que esa no es

377 Atilio Garcla Mellid, Proceso a/ liberalismo.... op. cit .. págs. 271 y 272.
378 Antonio Saldlas. op. cit.• t. Vil, págs. 67 y 68.
319/d., pág. 74.
3SO Id., pág. 100.
381 Atllio Garcla Mellid, Proceso a los falsificadores .. ., op. cit., t. 1, pág. 400.
152
simple habladurla del senoi Brent, dictada por el rencor o por las ins·
trucciones de su ministro de asuntos extranjeros, lo prueba la denun-
cia que el 13 de abril del mismo ano le hace Urquiza a Rosas: Francis·
co Legereau y Jacinto Martlnez, comisionados por los set'lores Ouse-
ley y Deffaudis hablanse puesto al habla con él a los efectos de ha·
cerle seductoras proposiciones. Más tarde las negociaciones prosi·
guleron a cargo de Benito Chain, por las potencias extranjeras y Eulo·
gio Redruello por Urquiza. Concretamente ofrécenle dinero, apoyo y
reconocimiento, si don Justo accede a independizar Entre Rlos, que
unido a Corrientes formarla una nueva nación382.
El ingreso de manufacturas inglesas a Buenos Aires habla descen-
dido extraordinariamente por el bloqueo, y llegó el momento en que
Rosas se ·v alló hábilmente de los mismos comerciantes británicos ra·
dicados en la ciudad, primerisimos perjudicados por esta situación;
ellos llegarlan a clamar contra la intervención de la flota inglesa. Fi·
nalmente el 15 de junio de ~848 Francia pondrá fin a la agresión y el 24
de noviembre de 1849, Inglaterra pactará con el gobierno de Rosas la
paz y el desagravio a la bandera argentina, amén de la devolución de
Martln Garcla y los buques argentinos apresados.

2.3. En tiempos de la "civilización " liberal

No trataremos aqullo relativo a la alianza que terminó en Caseros


con la calda de Rosas. Pero diremos que a poco de caldo éste, el23 de
diciembre de 1852, el encargado de negocios de los EE.UU. en Buenos
Aires informa a Washington que las nueve décimas partes de todos
los capitales radicados en la Argentina lo están en Buenos Aires; que
los c iudadanos extranjeros forman por lo menos el 45% de la pobla·
ción de la ciudad (en 1850 sobre 80.000 nabitantes, unos 20.000 son
franceses, dedicados la mayorla al comercio al menudeo)383, y que la
proporción de tiendas y establecimientos comerciales en manos de
extranjeros era aún mayor38-4. Bajo el gobierno de Rosas de ninguna
manera habla sido eliminado o siquiera reducido el poder económico
del comercio extranjero. En todo caso limitado en su desarrollo por las
leyes proteccíoñistas a la producción nacional de 1835, que ahora,
después de Caseros, van a ser derogadas comenzando por la prohibi·
ción de exportar oro y plata, vigente hasta el 24 de febrero de 1852 en
que el gobernador Vicente López y Planes pone su firma al decreto
correspondiente. La consecuencia de esta medida reclamada por el
comercio extranjero fue la ya conocida: desvalorización del peso pa-
pel y aumento del costo de vida. La onza oro que en 1850 valla 225 pe·
sos papel, en 1853 pasó a 3~ 1 318 y en 1862 a 409 pesos. Por otra parte
én 1853 !as prohibiciones de 1835 trocáronse módicos derechos que en
1655 fueron aún más disminuidos385. lnaugurábase la. era de la "ci·

382 Antonio Saldlas. op. cit., tomo VIl, pág. 59.


383 Julio lrazusta. op. cit., pág. 67.
~James Scobíe, op. cit., págs. 18 y 19.
385 José Maria Rosa, Defensa y pérdida..., op. cit., págs. 152 y 156.

153
vlllzación" o del liberalismo desaforado. Además un antiguo objetivo
de la polltica británica venia a realizarse después de Caseros: la libre
navegación de los rlos interiores. Ya en 1813 el capitán Heywood, de
la estación naval inglesa en el Plata, habla trabajado por encargo de
sus superiores en algo que llamó: "Observaciones respecto de los
vientos, tiempo, mareas, etc., en el Rlo de la Plata" (Nota de Justo Ma-
eso)3B6. El mismo Woodblne Parish escribirá que en 1846 (en lo más
álgido de la interVención anglo-francesa en los asuntos del P1ata) el
capitán Sullivan de la Marina Real bajo la "hábil dirección de Sir Fran-
cis Beaufort '~, hidrógrafo de la misma, habla hecho ''reconocimientos
minuciosos y elaborados de los rlos Paran á y Uruguay", contribuyen-
do asl -según W.P.- a adelantar el conocimiento de la geografia de
"estos pa/ses"387. Maeso, traductor al castellano de Parish, agrega
que en 1850 los capitanes King y Fitz Roy redactan la obra Instruc-
ciones naúticas para Sud América, que al igual que la Heywood de
mucho antes verá la luz por el generoso interés editorial del almiran-
tazgo británico...388
Inglaterra está interesada desde bien temprano en una navegación
en el Plata con perfecto conocimiento del rlo. En la década del 40
agregará los rlos interiores a su "curiosidad" geográfica y cientlfica,
como quiere Parish que lo creamos. Pero la verdad es esta: en las ins-
trucciones que el conde Aberdeen, secretario del Foreign Office, dio
el 20 de febrero de 1845 al senor Ouseley, Ministro Plenipotenciario de
S.M. en Buenos Aires, "para su gu·ra· en la intervención conjunta de
Inglaterra y Francia entre Buenos Aires y Montevideo", puede leerse
que " es muy posible que esta coyuntura se considere favorable para
asegurar la libre navegación de los tributarios del. Plata, aunque esto
no tenga sino.una relación indirecta con el objeto principal de nuestra
intervención": Agregará más adelante: " ...la apertura de las gran-
des arterias del Continente Sud Americano a la libre circulación del
comercio, sería no solamente un vasto beneficio al comercio de la
Europa, sino una garantla práctica, y tal vez la mejor, de la conserva-
ción de la paz en la Améric;a misma. Y si el Gobierno de S.M. no se en-
gafla en la esperanza que tiene de conseguir en unión con la Francia
la terminación de la lucha por una mediación amistosa, estaré pronto
a dar a Ud. instrucciones para unir sus esfuerzos a los del Ministro
francés; con el objeto de poner la libre navegación del Rlo de la Plata
y sus tributarios en un pie de completa seguridad"389,
El Gobierno de S.M. se vio enganado en su esperanza, ya que las
potencias "mediador¡!ls" debieron suscribir a través de sus represen·
tantes en el Plata un. documento donde se lee que " han tomado en
consideración las proposiciones hechas por el General Rosas a los
Plenipotenciarios de las dos Potencias, el 26 de octubre de 1845, co-
mo ba~e de pac ificación de l~s Repúbli<?as Argentina y Oriental"; pero

388 Nota de Justo Maeso en Woodblne Parísh. op. cit., pág. 161.
387 Woodbine· Parish, op. cit., pág. 309.
31!8/d., pág.161.
389 José Luis Bustamante, Los cinco errores capitales de ls intervención
anglo-francesa en el Plata, Buenos Aires, Solar, 19-42, pág. 4(). ·

154
la qúinta propoSición dice asl: "La navegación del Paraná es reconoci-
da navegación interior de la Confederación Argentina; y sujeta sola-
mente a sus leyes y reglamentos, en tanto que la República conti-
nuare ocupando las dos riberas de dicho rlo''390. De lo que puede
concluirse que la polltica británica ha sufrido una derrota transitoria;
después de Caseros logrará su objetivo.
La navegación de los rlos interiores fue pactada por Urquiza con
Inglaterra, Francia y otras potencias391. Ello le valdrla al sel'lor de San
José el apoyo inglés para unificar el pals bajo su mando. Lo que no
supone que Inglaterra descuidara a Buenos Aires; alll estaban radica-
dos los intereses ingleses en el pals bajo la forma de comerciantes y
deuda a Baring Brothers. En cuanto a esta última, la aduana portena
era la única fuente de rentas en todo el territorio nacional capaz de ha-
cerse cargo de la misma.
A poco de producido Caseros vino al Plata el seilor Charles
Hotham, comisionado por el Foreign Office para pactar la apertura de
los rlos interiores, como principal obj~tivo de la polftlca britán ica en
estas latitudes, en opinión del mismo Malmesbury.
Producidos los hechos del 11 de setiembre que acabaron con el po-
der de Urquiza sobre Buenos Aires, el senor Hotham ofició a Malmes-
bury comunicando su opinión contraria a la división de la República
Argentina en varias repúblicas pequenas, de las cuales una hubiera
podido ser la constituida por Entre Rlos y Corrientes. "Estamos intere- ·
sados en mantener la Confederación sobre su base actual", notificó
al secretario del Foreign Office el 25 de octubre de 1852, agregando:
"y en oponernos, por todos los medios que pueda proporcú:marnos
nuestra influencia moral, a su desmembramiento y separación" . El se-
l'lor Hotham no era ni un patriota argentino, ni un exces ivo entusiasta
de Urquiza; es que la creación de una serie de pequenos estados de
sei'IOres rurales -arguye- será perjudicial al comercio392. Por lo de-
más Urquiza controla todas las provincias litorales, riberel'las de los
grandes rlos interiores que Hotham debla franquear al comercio de su
pals. Y cuando don Justo le notifica que se propone bloquear a Buenos
Aires, Hotham responde que el gobierno inglés reconocerá el blo-
queo, pero al mismo tiempo apremia al caudillo: hay que firmar el tra-
tado de libre navegación de los rlos Interiores. En ese momento la co-
munidad comercial británica en Buenos Aires se alborotará por lo que
reputa polltica del F.O. adversa a sus intereses, ya que el bloqueo
afectará al comercio. Pero el ministerio inglés de asuntos extranjeros
s~~ ~o que hace.

380 Id..• págs. 134 y sigts.


3&1 Adding_ton, funcionario de la canclllerra in~lesa escribe a Barlng Brothers
el 5 de abnl de 1852, sel'lalando que " .. .el Gob1erno de S.M. considera Inadmi-
sible que se ordene al capitán Gore (ministro Inglés en Buenos Aires) que
reclame a favor de los tenedores de bonos (del empréstito Barlng. L.P.),
mientras los ministros especialés Inglés y francés están negociando la aper-
tura de los grandes rlos (H. E. Ferns, op. cit., pág. 301). Lo primero era la libre
navegacló.ñ de los rfos interiores, luego vendrlan los demás reclamos, Incluido
el de lps "bondholders". ·
392 H. E. Ferns, op. cit., pág. 304.

155
En 1855 el Foreign Office sigue resistiendo la presión de Baring y
los tenedores ingleses de bonos del empréstito argentino de 1824, en
favor del apoyo a Buenos Aires y no a Urquiza. Sus archivos muestran
que la diplomacia inglesa aún piensa que debe obligarse a Buenos
Aires a entrar en la Confederación393, Entre tanto Urquiza, para
contrarrestar las maniobras portellas tendientes a quebrar la hostili-
dad británica, solicita en setiembre del mismo al'\o apoyo inglés para
que los paquebotes de vapor lleguen d irectamente a los puertos de la
Confederación. Al ai'lo siguiente y con fecha 11 de agosto, Alberdi,
que representa diplomáticamente a la Confederación ante el Gobier-
no de S.M.,entrega a lord Ciaren don un Memorándum en el que arguye
para que Inglaterra contribuya a formar una poderosa república suda-
mericana; su argumento principal es nuevo y un tanto inusitado:
" ... el amenazador prestigio de los EE.UU." asilo requiere394, La Con-
federación d isputa con Buenos Aires el favor de Inglaterra. Incluso ha
nombrado el 4 de abril de 1855 su agente en la ciudad porteña a Da-
niel Gowland, presidente de la "Comisión de comerciantes ingleses".
Debe decirse que ya en 1853 esa entidad hablase dividido, desgaján-
dose de ella una "Sociedad de Extranjeros" presidida por Wilfred
Latham, enemiga la más recalcitrante del bloqueo urquicista y de la
politica del F.O. ·
En Europa, Atberdi continúa su ofensiva diplomática. En carta
fechada los dlas 6, 7 y 8 de agosto de 1856 dirigida a Juan Maria Gu·
tlérrez, ministro de Relaciones Exteriores de la Confederación, anun-
cia: "El lunes hablaré con lord Clarendon de la prolongación de la ti·
nea de vapores hasta el Paraná; de la cooperación inglesa al ferro-
carril entre Rosario y Córdoba; de otros puntos más o menos de este
grosor"395. En otra fechada 2 a 7 de setiembre, agreg a: "Yo creo que
·lord Ctarendon dará instrucciones a tos ministros británicos en Chile
y Rlo de Janeiro, para que despierten el interés de esos paises en fa-
. vor del ferrocarril interoceánico para la ·confederación. (...) Como
lord Clarendon expresó e indicó que sería conveniente que yo le diri-
giese una nota solicitando la expedici ón cientifica para los Andes ar·
gentinos, como medio de estimular el interés general para la empresa
del ferrocarril, le he pasado desde aqulta nota que te mando a Ud. en
copia"396. La Confederación ofrece concesiones y trata de radicar en
su territorio intereses británicos; por ahora, a los ingleses les interesa
más estimular el comercio y derribar todas las trabas que se le opon-
gan.
En mayo de 1856 llega al Plata el nuevo ministro de S.M. Británica
acreditado ante el Gobierno de Paraná: William O. Christie. El30 de ju-
lio ya le está informand«:J a Ctarendon, que uno de los primeros asun-
tos que abordó con Urquiza fue la suspensión del decreto sobre de-
rechos diferenciales "para permitir una razonable posibilidad de re·

39J Id., pág. 31 4.


394/d., fd.
395Alberdi-Gutiérrez-Frlas, Csrtas inéditas de Alberdi a J. M. Gutíérrez y Félix
Frias, Buenos Aires, Editor Luz del Ola, 1953, pág. 116.
396/d. , pág. 119.

156
conciliación con Buenos Aires"397. La presión de los inlereses británi·
cosen la ciudad del puerto y la aduana se estaba haciendo sentir. Los
derechos diferenciales constitulan un arbitrio, inspirado y ardiente·
mente defendido por Alberdí, tendiente a evitar que el comercio de la
Confederación se hiciera casi exclusivamente por intermedio del
puerto de Buenos Aires. Tratábase de romper el monopolio y allegar
fondos por vla de rentas aduaneras a las exhaustas arcas de la Con fe·
deración. Pero ya Christie estaba protestando. Y aún más: en el mis·
mo despacho del 30 de julio comunica haber hecho saber al ministro
de Relaciones Exteriores de la Confederación que la posición de
Buenos Aires, "de hecho independiente pero nominalmente parte de
la Confederación, es una situación que no cabe esperar que las poten·
cías extranjeras que poseen alll intereses puedan aceptar para
siempre "398. Entre esto y una conminación parece no haber dema·
siada diferencia: o arreglan pronto esta anomalla o la arreglamos no·
sotros volcando nuestro apoyo a Buenos Aires, podrla ser la velada
amenaza. Entre tanto Alberdi recibla respuesta de Clarendon: subsi·
dio para la navegación hasta el mismo Paraná, cuestión a considerar;
cooperación para construir el ferrocarril Rosario a Córdoba, negativa;
ferrocarril a través de los Andes, idea impracticable (nota de Ciaren·
don a Alberdi del 8·12·1856-399). ·
Christie por su parte movlase activamente entre Buenos Aires y Pa·
raná. El 29 de octubre oficia al secretario del F.O. que Urquiza ha con·
síderado con él, y con el ministro francés, la conveniencia de la candi·
datura de Lorenzo Torres a la gobernación de Buenos Aires. Para el
presidente de la Confederación parece en definitiva más aceptable la
candidatura del general Tomas Guido. Pero lo que importa es esto: el
presidente cree necesario discutir con agentes extranjeros cues·
tiones inherentes a su polltica interna. En diciembre Christie está en
la ciudad porter'la; ha venido para" ...descubrir cuáles eran las pers·
pectivas de éxito que tenia el general Guido como candidato a laGo·
bernación, y el de prestar cualquier ayuda indirecta que podrla facili·
tar una finalidad tan deseable"'400. El 1o de enero de 1857 Christie
aconseja a Urquiza desde Buenos Aires: debe el Gobierno Nacional
estar dispuesto a gastar 2.000 onzas de oro en la elección portei'la; en
el ínterin él, Christie, está.dispuesto a adelantar 2.000 S fts. de su pro·
pío peculio. Que el diplomático inglés proporcionó ese dinero parece
una verdad indiscutible; en carta que el12 de abril escribe Mongulllot
a Victorica le informa que se debe a Christie una cailtldad de dinero
no especificada401. El diplomático parece estar quemando todos sus
cartuchos a favor de Urquiza. :El 28 de febrero le informa a Clarendon
que ha viajado a San José; en Buenos Aires el general Guido le puso
en contacto con los dftigenh~$~<1el partido federal, quienes le ser'lala·
ron sus necesidades ¡¡¡~r~ la ·próxima campan._a electoral, incluyendo

397 H. E. Ferns. op. cit., p~; 320.


398/d., pág. 319. .
399 Id., pág. 320.
400 James A. Scobie, op. cit., pág. 182.
401 Id., Id.

157
una fuerza militar que Urquiza debería colocar en la frontera norte de
la provincía402.
En junio Chrístle está en Paraná de vuelta de Buenos Aires, donde
ha conversado largamente con Alsina y otros políticos que se oponen
a Urquiza. E128 comunica a Clarendon su desaliento; la razón es Elfas
Bedoya: ha sido nombrado ministro de Hacienda por influencias de
Derqui403. Christie escribe -acaso por primera vez- que" ...el go-
bierno de S.M. no tardará en verse obligado a considerar la necesidad
de una revisión de la polltica que prodigó hasta ese momento espe-
rando apresurar la unión con el apoyo moral que otorgó al Gobierno
Nacional. .. " 4<>4. En marzo de 1858 Christie escupe de asco; el 31
escribe a Clarendon: " ... he hecho lo posible para seguir la polltica
de Su Sef\orfa de apoyo moral al Gobierno de Paraná .. :· Y más ade-
lante:. "En ambos lados es la misma raza; servil y aduladora cuando
tiene algo que ganar, y altanera cuando lo ha ganado; pronta a pedir o
aceptar cualquier cosa, pero demasiado orgullosa para sentir algún
reconocimiento; a la que se puede manejar sólo por la vanidad, la es·
peranza y el temor"405, El escupitajo abarca a todos por igual. Es el
desprecio del servidor de un gran imperio por los individuos de una
comarca periférica, sin duda para él profundamente salvajes por más
que algunos blasonen de civilizados y otros se muestren notablemen-
tes obsecuentes, como el senador bonaerense Bosch que en abril de
18571e pregunta derechamente a Christíe a quién prefiere, entre De la
Riestra y Llavallol, como gobernador de Buenos Aires. A lo que Chris-
tie ciertamente no vacila en contestar que De ta Riestra es el más sas·
tisfactorío, en lo concerniente a Gran Bretana406.
Llegamos a 1859 en que la tensión entre Buenos Aires y la Confede-
ración llega a un punto en que solo las armas podrán dirimirla. Fraca·
sa una mediación del ministro de los EE.UU.; fracasan los ministros
inglés en Montevideo, Edward Thornton,y francés en Paraná, Lefebvre
de Becour, quienes ofrecen sus buenos oficios a las partes por indica-
ción de sus respectivos ministros de asuntos extranjeros, pero en últi·
ma instancia por la presión que sobre éstos ejercen las casas Baríng
y Rotschild de Londres, De Brath de París y otras menores, alarmadas
ante la perspectiva de una guerra civil en el Plata que pudiera afectar

402 Id., pág. 183.


403 Vicente López, que no lo quiso a don Ellas, lo describe como "un fanfarrón
de alta talla, aficionado a cantar trozos de.ópera, con majestad pero sin talen-
to". Mas aunque mal can t ante, parece haber tenido ideas claras sobre la polf·
tica local. E125 de junio de 18521e habla escrito al general Paz; "·Buenos Aires
cree que esos fondos (los de la Aduana portella. L. P.) son suyos, y aún cuando
no lo crea no quiere largarlos, busca diferentes pretextos para oponerse al
Acuerdo (de San Nicolás) y dejar sin efecto la organización (nacional). Este es
el fondo verdadero de la cuestión, porque todo lo demás· que se ha dicho y
escrito son argucias indignas de la diplomacia" (León Rebollo Paz, Historia
de la Organización Nacional, t. 1, Librería del Pláta, Buenos Aires, 1951, pag.
247.
404 James R. Scobie, op. cit., pág. 173.
405 Id. , pág. 179..
406/d.• pág. 186.

158
los intereses del comercio407. Entre tanto, el conde Aussell instruye al
sel"'or Fagan, encargado ~e negocios en Buenos Aires, sobre la acti·
tud que deberá adoptar en caso de una crisis bélica: neutralidad, reco·
naciendo a Buenos Aires el carácter de beligerante, con todos los de·
rechos internacionales inherentes a ese reconocimiento. Finalmente
el conde protestaba -y Fagan debla comunicárselo a Urquiza-
contra la prohibición de anclar en puertos de la Confederación ato-
dos aqueilos barcos que antes lo hubieran hecho en Buenos Aires408.
Se habla terminado, aparentemente, el apoyo a Urquiza; sin duda los
" bonoleros" , o tenedores ingleses de bonos del empréstito de 1824,
más las casas inglesas con Intereses en Buenos Aires estaban triun-
fando en su presión. Veamos un poco este aspecto.
Ya sabemos que Rosas habla lnterrumpido el pago de las 65.000
libras anuales que constitulan la amortización pactada por capital e
intereses correspondientes al empréstito de 1824. No era un acto ar-
bitrario. Los mismos "bonoleros" ingleses parecieron entenderlo asr
cuando más de una vez protestaron contra el bloqueQ a Buenos Aires
y otros actos de agresión a quien era su deudor: se le privaba de la
única fuente de rentas de que podla tomar los tondos para pagar a los
inversores ingfeses, representados por la casa Baring.
Depuesto Rosas los tenedores de bonos insistieron en lo que consi-
deraban un reconocimiento de sus justos derechos, y algo más .. . El
24 de junio de 1852 se reunieron en Londres y según el Times de esa
fecha suscitaron la cuestión de si la Patagonia pertenecla a Buenos
Aires. Finalmente resolvieron no entrometerse hasta "tanto que no se
les presentase una propuesta bajo una forma determinada". (Nota de
·J . Maeso en409). ¿Qué clase de propuesta esperaban los " bonoleros" ?
¿Quién debla presentarla? ¿Qué significado tiene un no ent rometerse
condicionado a una propuesta?
Quedan los interrogantes y queda el hecho: la mirada puesta en la
Patagonia. Por su parte Baring envió al Plata al mayor Ferdinand White,
a quien el 2·2 de noviembre Clarendon dio una carta de presenta-
c ión410, El mayor White previo a su llegada a Buenos Aires dialogó en
Alo con el ministro inglés Henry Southem, de quien obtuvo recomen· ·
daciones para un tal Beláustegui, presunto amigo Intimo de Luis de la
Pena, ministro de Relaciones Exteriores de la Confederación. Llegado
a estas tierras, el enviado de Baring no solo terminó por considerarse
burlado por Beláustegui sino que no vaciló en expresar su más abso·
luta disconformidad para con la polltica del enviado Charles Hotham,
de apoyo a Urquiza y no a Buenos Aires. Finalmente Mr. Wh ite apuntó
sus dudas sobre la moralidad del empréstito de 1824, cuyas cuotas
atrasadas él venfa a cobrar; desde luego, la moral de Baring quedaba
a salvo pero no la de los dos intermediarios que hablan " obtenido bo-
nitas tajadas"; se llamaban. Robertson y Félix Castro. Pero en fin, ne·

407 Id., pág. 252.


4Q8 Jd., pág. 2~.
409 Carlos Pereyra, op. cit., pág. 128.
410 H. E. Ferns, op . cit. , pág. 308.

159
·gocios son negocios y no quedaba niás remedio que cobrar de cual·
quier manera411.
En 1854 viene al Plata un agente directo de los tenedores de bonos;
se llama James Giró y trae en sus bolsillos la consabida carta de Cla·
rendon, por cierto secretario del F.Q.412. Los hombres de negocios de
Liverpool siguen enviando sus protestas al secrelario de asuntos
extranjeros; debe apoyar a Buenos Aires413. Acaso como consecuen..
cia de esa presión el F.O. resuelve enviar a la ciudad portena un vice·
cónsul; se llama Frank Parish, es hijo del primer enviado oficial britá·
nico al Plata, Woodbine Parish, y ha nacido en Buenos Aires. Llegará
a altos desti nos ferroviarios: .
El 30 de enero de 1855 Parish oficia a Clarendon desde el asiento de
su viceconsulado; está enojado porque el gobierno de Buenos Aires
ha destinado el 4% de su presupuesto anual a obras públicas, en fu·
gar de abocarse al pago de la "justa deuda" con Baring y sus repre-
sentados. También está enojado con la empresa ferroviaria creada
por un grupo de capitalistas locales, algunos de ellos ingleses como
Gowland. Es que este último es excesivamente urquicista para su
gusto -aunque no fo diga ·Parish ·coñ tódas·las letras- y él parece
haber venido a Buenos Aires a cobrarse la deuda sin entrar en compo-
nendas nada menos que con don Justo José, que aunque quisiera no
tiene con qué pagarla.
A poco de iníciado el al"lo ingresa al ministerio de Hacienda bona-
erense Norberto de la Riestra. Hasta junio Parish es pesimista en lo
que hace al cobro y en agosto, cuando el gobierno porteño resuelve
doblar lqs pagos convenidos en la época de Rosas (cifra aún lejana a
la de 65.000 libras), el vicecónsul ve en el hecho un indicio de que
Buenos Aires más que pagar se propone entretener a sus acreedo·
res414. Pero cuando en setiembr~ Urquiza pide ayuda a Clarendon pa-
ra llevar hasta Paraná una linea de vapores, Buenos Aires responde
aumentando sus pagos a 1.000 libras mensuales, que en 12 meses
representaban algo menos de la quinta parte de la suma estipulada
en 1824. Por lo demás el señor James Giró también tiene sus motivos
de enojo: Buenos Aires está vendiendo las tierras afectadas como ga-
rantla del empréstito; dejará constancia de ello eh el registro oficial del
Consu lado-115. La presión de los "bonoleros" iba aumentando, pero tam·
bién la rivalidad con Urquiza. La necesidad de impedir a cualquier pre-
cio que lngfaterra volcara un apoyo decisivo en su favor, hizo que
Buenos Aires se mostrase cada dla más inclinada a sonreír a los bo·
noleros y a Barlng. Pero esas muestras de creciente comprensión -si
se nos permite el eufemismo- para con los intereses de los presta-
mistas, no debfan ser prodigadas por Buenos Aires ya ~ue constitulan
un factor de negociación y ciertamente de presión sobre el F.O. Al
igual que en los tiempos de Rosas , los intereses ingleses radicados

411 Id., pág. 313.


412 Id., pág. 317.
.413 Id., pág. 315.
4U Id., pág. 318.
415/d., Id.

160
e-n Buenos Aires pero dependientes de Liverpool, Manchester y de to-
do aquel lugar donde viviera un ''bonolero", transformáronse en
aliados de Buenos Aires en su lucha por la hegemonla del pals. O
acaso pudiera formularse mejor asl: ellos eran ros más interesados en
esa hegemonra puesto que el grueso del comercio porteno estaba en
sus manos y del incremento de las rentas de esa aduana, y no de
otra, dependla que finalmente cobraran. Los tiempos en que Ciaren-
don recriminaba a Baring por exigir prioridad para sus bonos sobre los
intereses del comercio vinculados a la apertura de los rlos interiores
pareclan estar pasando. Los derechos diferenciales de Urquiza no les
eran nada simpáticos a los comerciantes portet'los y ya se ha visto
que el mismo Christie, que vino al Plata para abogar por la causa de
la Confederación, se sintió impelido a tratar con don.Justo José, co-
mo asunto de los primeros y t>or lo tanto de los más principales, la de·
rogación de los benditos derechos, que a su modo de ver e~taban tra-
bando toda posibilidad de conciliación entre las partes litigantes.
En Buenos Aires don Norberto de la Riestra estaba, negociando
con otro White enviado por Baring, esta vez George y no Ferdinahd. El
27 de setiembre de 1856 el tal George White le escribirá a Christie: las
ofertas que ha escuchado de De la Riestra le parecen bastante acep·
tables416, Bueno.s Aires está mostrando el du~ce. Pero el caballero
Christie no se chupa el dedo, como vulgarmente se dice: el 29 de oc-
tubre oficiará a Claredon sugiriendo que "sin urgencia, si el Gobierno
de Su Majestad quisiera alguna vez, apoyado con una fuerza naval, in-
sistir ante Buenos Aires en un justo arreglo del empréstito, el presen-
te es un momento favorable para hacerlo, y que ahora una demostra-
ción de fuerza podrla no sólo alcanzar .el objeto inmediato que se per-
sigue sino hacer que Buenos Aires se una a la Confederación. Vuestra
Excelencia contarla con las simpatlas del Gobierno Nacional"417. El
señor Christle aún dista mucho de haberse desengai'\ado -ya cono-
cemos sus palabras a Clarendon de dos af\os más tarde- y se propo-
ne matar dos pájaros de un tiro: mediante la intervención naval ingle-
sa cobrarse la deuda y un ificar el pars bajo la hegemonla de Urquiza,
cuya capacidad para obrar Independientemente no lo perturba en ex-
ceso. La salida inventada por el ministro británico ya sabemos que no
es.totalmente del agrado de los ingleses radicados en Buenos Aires,
pero una parte de ellos y los "bonoleros" no parecen contemplarla
con mucho desagrado.
En 1858, el 7 de diciembre, Alberdi le escribe a Urquiza desde Parfs
para informarle que "los acreedores ingleses de Buenos Aires y algu-
nos negociantes relacionados con esa plaza han presentado una
nueva petición al Gobierno de Su Majestad Brítánica, a fin de que se.
oponga a la ley de derechos diferenciales. La suscriben como vein·
te nombres, entre los cuales figuran los banqueros 8aríng y
Rotschild"418. i Baring y Rotsch ild! Nada fácil de ignorarlos. Pero

41~ Id., pág. 322.


m Id., pág. 320.
418Miguel Angel Cárcano, Urquiza y Alberdi, Intimidades de una polltica,
Buenos Ai res. Edit. La Facultad, 1938, págs. 462 y 463.

161
agréguese que el 8 de setiembre de 1859, en nueva carta a Urquiza
desde Londres, Alberdi apunta que"... los acreedores y comerciantes
de Buenos Aires pueden hacernos y nos hacen mucho mal por ellnflu·
jo de la Casa' Baring, que es la que capitanea sus movimientos..."
(...)"Al influjo de la Casa Baring se debe la guerra sorda que nos ha·
ce el Times, periódico en cuya propiedad tiene una parte dicha
casa"419. Las fuerzas que apoyan la "causa" de Buenos Aires golpe·
an a las puertas del Foreign Office cada dla con mayor fuerza, y esa
·grita se acentúa en momentos en que el secretario de asuntos extran·
jeros va perdiendo su entusiasmo por la Confederación y su set'lor
presidente.
El 23 de octubre de 1859 se produce la batalla de Cepeda; Urquiza
triunfa militarmente y va a estacionarse a San José de Flores. No se
atreve a entrar en Buenos Aires y a afirmar plenamente su victoria en
todos los terrenos. Diflcilmente pueda atribuirse su actitud a genero-
sidad o grandeza de alrt)a. Ya veremos las razones en el capitulo que
dedicamos a Urquiza. Pero entre tanto, si las tropas vencedoras en
Cepeda no entraron en la Capital, los que entraron fueron los marinos
británicos, franceses y estadounidenses que desembarcaron con el
correspondiente permiso de la autoridad portei"ia. ¿Qué fueron a de·
tender esas tropas extranjeras? El más preciado bien, la joya más pre·
ciada de la corona portena: la aduana420. ·
Cepeda, triunfo militar de Urquiza, fue ganado por Buenos Aires en
los papeles. Entre tanto, en mayo de 1860 es electo gobernador de
Buenos Aires d~n Bartolomé Mitre, quien pide a De la Riestra integrar
su gabinete a lo que don Norberto se Riega. Mas cuando en julio el
presidente Derqui en increíble acto de servilismo solicita a Mitre le su-
giera un hombre de Buenos Aires para el ministerio de Hacienda de la
Nación, viene la sugerencia de De la Riestra y esta vez don Norberto
dice que si. Entre esto y el que los comerciantes de Buenos Aires es·
tén poco menos que manejando las finanzas de la Confederación de·
be haber poca distancia. Por lo demás Alberdi, que está en Londres, le
escribe el 8 de agosto de 1860 a su amigo Juan Maria Gutiérrez: "Su
empresa fluvial (la de Rams y Rubert, empresario espai"'ol. L. P.), es an-
tipática aqul para los intereses ingleses localizados en Buenos Aires,
y que no quieren que se desvle de ese camino el tráfico que produce
en esa provincia, las rentas con que paga su deuda local a los tenedo·
res de bonos.
"Contra ese mal no hay más remedio, que crear nuevos intereses bri-
tánicos en nuestras provincias, solidarios con el interés nacional"421.
La Confederación ha fracasado totalmente en sus intentos -tlmi-
dos, sin duda- de romper el monopolio portuario. En cuanto a los In·
tereses ingleses solidarios con el interés nacional, véase en ellos una
ingenuidad de Alberdi o un desmayo de inteligencia o como se le
quiera llamar puesto que él, que ya conoce de cerca a los ingleses no
debla permitirse el lujo de sugerir tal remedio para el mal que aqueja-

419 Id., págs. 554 y 555.


420 James R. Scobie, op. cit.• pág. 259.
421 Alberdi·Gutiérrez-Frias, op. cit., pág. 170.

162
a
ba la Nación: todo interés inglés radicado en la Argentina -la de.
Urquiza o la de Mitre- solo podla ser solidario consigo mismo.
El 17 de setiembre de 1861 fue Pavón y luego el derrumbe de la Con-
federación. Para la diplomacia británica las cosas se simplificaban:
ya no habla que apoyar a una parte de la nación contra la otra; ahora
la nación era una sola -lo parecla, al menos- y no habla más que un
soio poder expresado en una figura: Bartolomé Mitre.

2.3.1. En tiempos de Mitre: algodón

Inglaterra habla reconocido desde temprano la formidable aptitud


argentina para enviarle "materias primas y productos naturales", y en
1862, cuando la falta de algodón por la guerra civil de los EE.UU., ame·
naza con derrumbar el sector funáamental de su Industria, nos envia
al Dr. Thomas J. Hutchlnson. Este caballero es· médico cirujano,
miembro correspondiente honorario de la Sociedad !,iterarla y FlloSÓ·
fica de Liverpool, miembro de la Sociedad Real de Literatura, de la So-
ciedad Real Geográfica ·y de la Sociedad Etnográfica, todas tres de
Londres. Tiene experiencia africana el hombre y viene con el modesto
empleo de cónsul en Rosario, por entonces menguada urbe provin-
ciana. Mucho acarreo de títulos y ancha aureola de sabio para cosa
de tan poca monta. Pero es que el conde Russell le ha encargado ex·
pedicionar al rfo Salado en busca de algodón salvaje422. Esta será·ta
principal preocupación de don Thomas por largo rato, ya que no la Oni·
ca. Léase esto: "Hace más de 10 anos que Mr. Thiera, en un discurso
ante la Asamblea legislativa de Francia declaraba que: «El comercio
con el Brasi 1habla aumentado, en doce anos, de poco menos de trein-
ta a sesenta millones. El comercio del Plata ha aumentado, en los
mismos doce anos, de cuatro o cinco millones a cuarenta...
''Seria inútil manifestar mi creencia -agrega don Thomas- que,
con la continuación de la paz, y la extensión de los ferrocarriles, el co-
mercio de Inglaterra con el Rlo de la Plata será el doble del que tiene
con Francia"423. ¡Exacto! He aqul expresadas Jas dos necesidades de
Inglaterra; la primera se está logrando -a juicio de Hutchinson, des-
de luego- con la investidura de Mitre, que ahora es Gobernador de
Buenos Aires encargado del Poder Ejecutivó Nacional y está ''pacifl·
cando" el interior a sangre y fuego; la segunda necesidad, la ferro·
viaria, ya comienza a satisfacerse en términos que veremos mas ade-
lante. Por ahora, acompanemos al plural académico en sus andanzas
algodoneras. "Pocos dlas antes de salir de Liverpool en octubre de
1861 -escribe- recibl instrucciones de Mr. Hammond, de la Oficina
de Negocios Extranjeros, bajo la dirección del conde Russell, para vi-
sitar el Salado (del norte) en la primera ocasión conveniente, e infor-
mar si realmente el algodón silvestre crecfa en miles de acres como

422 Thomas J. Hutchínson, The Parana, Londres, E. Stanford, 1868, pág. 233,
Buenos Aires y otras provincias argentinas, Buenos Aires, Huarpes, 1945, pág.
170. .
423/d., Buenos Aires y otras... , pág. 288.

183
se habla infonnado, en varias comunicaciones, a la Asociación Abas-
tecedora de Algodón de Manchester. Estaba también encargado de
averiguar. la manera más conveniente de recoger y llevar a Inglaterra
ese algod.ón, inquiriendo si habla escasez de trabajo, u otra cual-
quier,a causa en el distrito" 424, En .eso de la escasez de t rabajo está
claro que el conde Russell tiene " in mente" el bajo costo de la mano
de obra: a mayor. desocupación más baratura. Pero ya está aqul don
Thomas y en la tarea, que no ha perdido tiempo en habien·do desembar-
cado. Las urgencias son muchas " ... he leido en el Manches ter Guar·
dian de noviembre último, un despacho dirigido al secretario de la
Asociación Abastecedora de Algodón por Mr. Hammond, de la Oficina
de Negocios Extranjeros, bajo la dirección del conde Russell, en el
cual se lee: «Si la guerra de Norteamérica continúa, en 1863, los terre-
nos ser~n cultivados para granos y no para algodón; y ~n cualquier
circunstancia los cultivadores de algodón necesítarán de algún
tiempo para ·reparar el estado de desorganización a que ha sido
arrastrado el cultivo»".425. ¡Hay que encontrar ese bendito algodón, o
al menos campos para plantarlo con mano de obra barata! Hutchin·
son lo encontraJá. Prolijamente infQrma que en Santiago del Estero
hay 20.000 peones sobre una población de 100.000 habitantes. Que el
sal.ario es un real diario y el alimento -carne y malz- equivale a otro
real426. Cincuenta hombres -puntualiza- comen durante cinco dlas
co.n sólo un novillo, zapallo, malz y sandía. Un animal vacuno cuesta
no más de 10 bolivianos, o sea 10 ctlalines y el senor Taboada, gober·
nador de la provincia, muéstr~se excelentemente dispuesto hacía
cualquier iniciativa que pudieran promover Hutchinson y sus mandan·
tes427.
El doctor del modesto empleo rosarino es un importante enviado de
la.Gran Bretaña. Por algo el 4 de setiembre de 1862 el senor Guillermo
Doria, Encargado de Negocios en Buenos Aires, le ha pedido al mi-
nistro Eduardo Costa cartas destinadas a franquear a Hutchinson la
buena voluntad de los gobernadores de Santa Fe, Córdoba y Santiago
del Estero. Por algo cinco dlas más tarde vuelve Doria a insistir argu-
yendo .que de ninguna manera el gobierno nacional puede oponerse a
la expedición de don Thomas, quien por supuesto obtendrá sus cartas
y acabará partiendo en compal'lla de Esteban Rams y unos caballeros
vinculados al Banco Mauá. En el lnterin, los hermanos Mulhall han
puesto su ·The Standard al servicio de la causa algodonera. Y no todo
es andar escribiendo cosas, qt~e también las haclan esos buenos ser-
vi dores de Su Majestad Británica. Harán .venir de M anchester semi 1las
de algodón que pondrán en venta en el local del diario; vendrán varias
desmotadpras remitidas por la Asociación Abastecedora de Algodón
y una de ellas se exhibirá en el patio de The Standard. Y la expedición
de Hutchinson al valle del Salado seguirá su curso entre el 25 de no-
viembre de 1862 y ellO de marzo de 1863. Y el sabueso algodonero

424 Id., pág. 170.


425 Id., pág. 289.
426/d. , pág. 291.
427 Id., pág. 292.

164
escribirá:" ... aunque el Paraguay está fuera de la República Argenti-
na, sin embargo, como está ligado con ella por el mismo rlo, puedo ha-
cer notar que algunos cientos de. miles de plantas de algodón, según
se dice, se están cultivando alll, las que fueron plantadas a conse-
cuencia de un edicto del último presidente López"428. La información
es correcta. Sólo que López del Paraguay aspira a buscarse lo~ cUen-
tes por si mismo, sin esperar que se lo vengan a comprar al precio dic-
tado por el comprador. Finalmente -y esto ya ha sido mencionado
anteriormente, pero valga la insistencia- en 1844 el Encargado de
Negocios de los EE.UU. en Buenos Aires habla advertido .al canciller
Arana sobre los manejos ingleses para formar· con al Parag\Jay, el
Uruguay y las provincias de Entre Rlos y Corrientes una nac;:ió.n apar-
te. El cultivo del algodón habla fracasado en la India e Inglaterra, con-
sidera el área mencionada, " ...en cuanto al clima, suelo, superficie y
tipo de algodón, la me}or y más extensa reglón de.l globo entero para
el cultivo de esa importante ptanta"429. . .
Preguntémonos ahora: ¿estas andanzas algodoneras de Mr. Thomas
Hutchinson -por encargo del Foreign Office-' pueden ser desvincu-
ladas del interés inglés por abrir el Paraguay .no soló a sus merc~n­
clas si no a la libre extracción de materias primas, aun cuando al tiem-
po del estallido de la guerra de la Triple Alianza·la Gran Brétana hu-
biera superado la crisis algodonera? La respuesta es una sola: Para-
guay con puertas abiertas.

2.3.2. El Banco Mauá, ferrocarriles y Hutchinson

Más arriba han quedado mencionados unos sei'lores que acompa-


1\eron a Hutchlnson en la expedición al Salado;·eran del Banco Mauá:
Digamos que en 1858 abre sucursales en Rosario y en Buenos Aires; pa-
sa por ser una casa brasiletla. En Buenos Aires 81 gérente se llama
Wllllam Leslie y en cuanto al Banco, los herm~nos Mulhafl nos infor-
man que colaboró financieramente en empresas industriales, de na·
vegación del Salado, de minas en San Juan , etc:430. ¿Qué tendrá que
hcer una empresa " brasilei'la" con una invE1stigación propiciada pqr
el Forelgn Office? Veamos. Para estudiar las posibilidades· de nave·-
gaclón del Salado -siguen tos Mulhall-· Mauá busca fqrmar en
Inglaterra una compatlla y en 1863 viene de allí el sencir W. H. Cock,
quien hasta diciembre de 1864 realizó trabajos431. Y este caballero bri·
ténico es el hombre de Mauá que acampana a Hutchinson. Es ci.erto
que uno busca algodón y el otro hacer navegable el rlo; pero ambos
objetivos se complementan. Que por algo andan juntos dori Thomas y
Cock. Y Mauá con él Foreign Office, con lo que resulta bas1ante claro
-y ya _lo sabemos de antes- que el brasileñismo del noble brasilefo

428 /d.' pég. 295.


429 Atlllo Garcia Mellid, Proceso a los falsificadores . .. , t. 1. op. cit.. págs. 400 y .
-401 .
430 M. G. y E. T. Mulhall, Handbool< 1869, op. cit., pég. 73 b).
431 Id., p.g. 94 A.

18!S
lo ~s por su nacimiento ya que no por los capitales que -maneja, o lo
manejan a él. .. Pero aqur nos interesa filiar con más precisión, si .c a·
be, al Banco Mauá, po~que por ese tiempo está haciendo unos nego·
cios con el Gobierno Nacional de ros que vamos a hablar.
El 24 de enero de 1863 el Gobierno presidido por el genéral Mitre
conviene con los sei'lores Mauá y Cia.: 1°) El Gobierno Nacional orde·
nará a todas las aduanas fluviales, excepto la de Buenos Aires, para
que entreguen sucesivamente como se vayan rt!.caudando, los de·
rechos adicionales, tanto en moneda como en letras; 2°) Las cantida·
des recibidas por Mauá en cobre, plata nacional o papel moneda se·
rán reducidas a oro por cuenta del Gobierno Nacional; 3°) Los sei'lo-
res Mauá y era. se comprometen a abonar los intereses y amortiza·
clones de los tres millones correspondientes al empréstito del 1 o de
octubre de 1860, al vencimiento de cada trimestre, aun cuando no al·
canee los derechos adicionales recaudados, o hubiera que descontar
las letras que por ellos se hubiera recibido; 6°) Los sei'lores Mauá
tendrán sólo la misma éomlsión que le estaba asignada a su antece·
sor, el set\or Thomas Armstrong, por el recibo del dinero y pago de los
intereses y amortización de los titulas del empréstito. Firmado: Vélez
Sársfield y William LeslieA32.
Poco después, 23 de marzo, el Banco Mauá abre al Gobierno Na·
cionat un crédito mensual de 2 millones de pesos, o su equivalente en
oro, a partir del 1° de mayo. El reembolso se hará ordenando a todas
las aduanas, a excepción de la de Buenos Aires, entregar a Mauá y
Cia. todos los fondos recaudados por cuenta del Gobierno. Las firmas
son las mismas que en el documento anterior433, Finalmente el 19 de
junio de 1865, el Congreso de la Nación sanciona el pago a Mauá y
Cia. de la suma de pesos 266.670, por los cupones del empréstito del
1° de octubre de 1860 que se hablan dejado de pagar desde mayo de
1861 hasta noviembre de 1862.
De aqul resulta evidente que Mauá·y era. es prestamista del Gobier·
no del general Mitre, a más de ser -como lo confirmará el diputado
nacional Aráoz, en la sesión del 5 de julio de 1865 de la Cámara-
"uno de los grandes capitalistas que sostienen esta empresa", refi- .
riéndose a la canalización del Salado434. Y en su Hsndbook de 1869
los hermanos Mulhall consideran a la institución Mauá como "el más
grande propietario del Plata". Pero detrás de Mauá está el capital
inglés. Y esto es lo que importa de toda esta historia. En cuanto al se·
nor Leslle, gerente del Banco en Buenos Al res, cabe apuntar algunos
hechos que corroboran lo que decimos. Es vocal en 1866 de· la So-
ciedad de Minas de San Juan, companla inglesa; es uno de los direc·
tores del Ferrocarril Primer Entrerriano Ounto con Salvador Maria del
Carrll) igualmente compai'lla inglesa. También será uno de los prime-
ros socios de la Sociedad Rural Argentina, fundada en 1866, y ese
mismo. arlo vocal de la Cámara Sindical de la Bolsa de Comercio. Para

432 Registro Nacional, Núm. 5814 (1863·1869).


433 Registro Nacional, Nlln . 5855
434 Publicación Oficial, Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados de la
Nación.

166
terminar: los Mulhall le sertalan como propietario en San Pedro de 2
leguas de campo. ·
Surge con bastante evidencia que en manos de Leslie se concentra
el manejo de fuertes y múltiples intereses británicos: finanzas, ferro·
carriles, minas, etc. Veamos ahora qu ién es Thomas Armstrong, a
quien se menciona en el convenio del 24 de enero de 1863 como prece-
diendo a Mauá en las funciones que éste comienza a desempel'lar. En .
1817 llega al Plata con sus padres. Su madre es una Phipps, precisa-
mente el apellido de los más grandes exportadores ingleses de café
brasileno radicados en el Janeiro. Aqul se casa con una criolla de
apellido Villanueva y comienza a desempetlarse como "negociante" y
" consignatario", según lo senalan sucesivas gulas de comercio. En
1831 comparte con Manuel de Sarratea, por encargo de los accionis-
tas del Banco Nacional, la responsabilidad de cambiar los billetes
viejos. Se hace saladerista y en 1845 vende a Senillosa y Mansilla su
saladero "El reloj ". En 1857 y 1858 es presidente de la Bolsa de Co-
mercio de Buenos Aires; su prominente posición es aprovechada para
contribuir a regularizar las relaciones con Inglaterra en 1857, un tanto
tensas por las incobradas cuotas del empréstito Baring de 1824. En
1861 es vocal de la Casa de Moneda y Banco de fa Provincia, la gran
institución emisora y crediticia de la oligarqula bonaerense. En el 62
se le confla el arreglo de la deuda Buschental y es por entonces Direc-
tor residente del Ferrocarril Central Argentino. Contemporáneamente
se desempel'\a como prestamista del Gobierno Nacional. Pero ahi no
acaban sus trabajos: funda compal'lias de seguros, posee un molino
en San Nicolás, ingresa en la Sociedad Rural Argentina a poco de fun·
dada y a estar la información que los Mulhall proporcionan en su
Hendbook de 1885, en zonas aledaraas al traz:ado del Ferrocarril
Central Argentino hay 99.000 hectáreas de propiedad de Thomas Arms-
trong. Este es el caballero que precedió al Banco Mauá como presta-
mista del Gobierno Nacional presidido por el general Bartolomé Mitre.
Cuando estalla la guerra del Paraguay, Armstrong es de los primeros
en aportar una ayuda efectiva (50.000 pesos el 29-4-1865} al Gobierno,
con la declaración -la publica La Nación Argentina de esa fecha-
de que ha de reiterar una donación de igual monto por cada uno de los
al\os que se prolongue la guerra. Un cuadro en que todos los detalles
son notablemente congruentes.. .
El muy doctor y plural académico Thomas Hutchinson pide paz y
ferrocarriles como condiciones para desarrollar el comercio con la Ar-
gentina. El comercio inglés, por supuesto. El tema ferroviario ha sido
brillantemente tratado por Scalabrini Ortiz y es forzoso que sigamos
su libro, con más algunas informaciones adicionales. Es necesario
conocer -dentro del contexto de hechos económicos que venimos
describiendo- cómo fue el episQdio de los ferrocarriles. Este, con la
h4storia del algodOn, los préstamos del Banco "brasileM" y otras his-
torias de parecida naturaleza, muestra uno de los poderes invisibles
que están presentes en la acción del gobierno que preside Mitre en et
perfodo inmediatamente anterior a la Guerra de la Triple Alianza.
El poderoso grupo de comerciantes nativos y extranjeros radicados
en Buenos Aires necesita de una red ferroviaria que unifique el merca-
do interno; la necesita la oligarqula ganadera, que debe transportar

167
.~f;~··:··:,. .. .su sebo, sus cue~os, sus vacas y sus ovejas a los grandes centros de
consumo y por supuesto al puerto único; la necesitan los industriales
de Uverpool y Manchester, que a través del comercio porten o aspiran
a llegar con sus productos a todos los rincones del pafs, t rayendo de
retorno alimentos y materias primas para ser embarcados en el puer·
to de Buenos Aires; la necesitan los propietarios de estancias, puesto
que fa .vla férrea valoriza enormemente la tierra; la necesita la in·
dustria ferroviaria inglesa, que busca mercados para·sus locomotoras
y demás utilaje ferroviario; la necesitan los productores ingleses de
carbón, en busca de mayores exportaciones; y las grandes compa-
nlas de seguros, las empresas de transporte marftimos, las entidades
financieras. El ferrocarril en la Argentina es reclamado por un coro de
muchas voces, algunas que hablan en inglés y otras en nuestra len·
gua espai'lola.
La significación del ferrocarril para los paises capitalistas más de·
sarrollados le fue explicada al economista ruso Oanielson por Marx
en los siguientes términos: vinieron a coronar la obra del desarrollo
capitalista, "no sólo en el sentido de que fueron por fin ounto con los
barcos de vapor para la comunicación transoceánica y el. telégrafo)
los medios de comunicación adecuados a los modernos métodos de
producción, sino también en la medida en que fueron la base de 1n·
mensas compaflfas por acciones que constituyeron al mismo t iempo
un nuevo punto de partida de otros típos de sociedades anónimas,
empezando por las compal"ifas bancarlas"435. Agréguese. que unífi·
cando e! mercado llevaron a todos los rincones los productos de la in·
dustria, los alimentos y las materias primas;. y en paises como el
nuestro -en opinión de Ferns436- parece haber sido su finalidad
principal, al menos en los comienzos , vender artlculos manufactura-
dos. De ahf que cuando el ministro británico en Buenos Aires se di.ri-
gla al Foreign Office en 1862, solicitando permiso para que el Cónsul
General en la ciudad portena, Frank Parlsh, pudiera figurar en la comí·
sión local del Ferrocarril Gran Sur, alegará que tal empresa abrirla
nuevos mercados a los productos manufacturados..Y lord John Rus-
sell consintió por esa razón. Pero también es cierto que los contralis·
tas ferroviarios Peto and Betts figuraban entre los principales ac-
cionistas del Gran Sur, asl como sus colegas Brassey and Wythes
eran tos principales inversores y promotores ingleses del Central Ar·
gentino. Los contratistas ingleses estaban promoviendo un negocio
que abría un importante mercado para su producción fabril; pero ade-
más, ese negocio iba a dar suculentas ganancias por sf mismo como
efectivamente las dio437.
En otro lugar de su carta a Danielson, Marx escribe poco menos
que nuestra historia ferroviaria: " A excepción de Inglaterra, los go·
biernos enriquecieron y fomentaron las compaflfas ferroviarias a ex-
pensas del tesoro público. En los EE.UU. recibieron de regalo gran

435 Carlos M~o< y Federico Engels, Correspondencia, Buenos Aires, Proble-


mas. 1947. paQ. 375. ·
-436 H. E. Ferns, op. cit., págs. 338 y 339.
437fd., Id.

168
parte de las tierras fiscales, y no sólo la tierra necesaria para la cons-
trucción de las lineas sino muchas millas de tierra cubiertas de bos-
ques, etc., a ambos lados de las mismas. De esta manera se convier-
ten en los más grandes terratenientes, y los pequenos agricultores in-
migrantes prefieren desde luego tierras situadas de tal modo que ase-
guren a su producción fáciles medios de tran&porte.
" El sistema inaugurado en Francia por Louis Phill ippe, de cederle
los ferrocarriles a una pequena pandilla de aristócratas financieros,
dándoles largas concesiones garantizando el interés por medio de los
dineros públicos, etc., etc., fue llevado al extremo lfmite por Louls Bo-
naparte, cuyo régimen se fundó esencialmente sobre el negocio de
las concesiones ferroviarias, a algunas de las cuales tuvo la gentileza
de regalarles canales, etc ."438.
Aquf se repitieron los escándalos en términos similares a los aca-
ecidos en los EE.UU. y Francia. El ministro Lucas González del gabl·
nete de Mitre (cartera de Hacienda desde el29 de febrero de 1864 al23
de enero de 1868), renuncia a su investidura y al dla siguiente de haber
discutido con el Ferrocarril Central Argentino en representación del
Gobierno, pasa a discutir con el Gobierno en representación del
Central Argent ino. Exactamente lo mismo sucede con Uladislao
Frias, ministro del Interior en el gabinete de Sarmiento {del 20 de ma-
yo de 1872 al 12 de octubre de 1874). Solo que Frfas será representan-
te del Ferrocarril Pacifico, y a finales de siglo nada menos que presí·
dente del Directorio local de los Ferrocarriles Bahfa Blanca Noroeste,
Buenos Aires al Pacifico y Villa Maria y Rutina. Sobre González con-
viene saber algo más: bajo Rosas -se llamaba entonces González
Pena- es Juez de Primera Instancia y Agente Fiscal en lo CiviL En
1637 pasa a formar parte de la Academia de Jurisprudencia, que como
corporación dice de su adhesión al gobernador de la provincia en no
pocas oportunidades. En 1839 integra la Comisión Revisadora de Co·
medias (léase censura) y desde un ano antes es secretario de la le-
gislatura provincial, cargo que retendrá, durante varios al'los. Caído
Rosas tira para el lado de Urquiza y en 1856 aparece en el Congreso
de Paran á con la investidura de Diputado. Se opone a los derechos di-
ferenciales: es su manera de abogar por el mantenimiento del mono-
polio portuario. En 1663 y 1864; bajo la presidencia de Mitre y antes de
ser ministro le nombran miembro del Consejo del Crédito Nacional.
¡Ya es un liberal! No le irá nada mal en el futuro. A más de andar
entreverado con el Central Argentino representa aqul a la firma de
banqueros londinenses C. de Murrieta y Cta. El empresario Telfener,
constructor de la linea. ferroviaria Córdoba-Tucumán le acusa de ha-
ber adquirido en Europa locomotoras inservibles para el trabajo a que
estaban destinadas. j..as habla comprado en misión oficial. En 1675
vuelve al ministerio de Hacienda de la Nación bajo la presidencia de
Avellaneda. Cuando el presidente lo nombra está en Inglaterra; allí se
ponen contentos. En 1876, firmas inglesas vinculadas a la Argentina
envlan una carta af Times. Intentan refutar ciertas especies ' 'malig-
nas", que "sobre la economía argentina andan rodando por ahl". Elo-

438 Carlos Marx y Federico Engels, op. cit., págs. 375 y 376.

169
gian a los actuales ministros Bernardo de lrigoyen y Lucas González;
de éste dicen que antes de hacerse cargo de la cartera de Hacienda,
prometió en Londres a los "Interesados en el progreso argentino" , ha·
cer economias, no invertir en obras públicas y aumentar los ímpues-
tos439. Desde luego, todo esto para pagar puntualmente las deudas
extranjeras. i Bravo Don Lucas!
Hablemos ahora de concesiones. En 1862 el Congreso Nacional vo·
ta una ley autorizando al Poder Ejecutivo a acelerar un contrato: trát~­
se de construir la linea férrea que habrá de unir Córdoba con Rosario.
El Estado acepta como veroslmil el costo de 6.000 libras por milla; pe-
ro el ingeniero Alan Campbell, trabajando por encargo de Urquiz.a ha·
bía llegado a un costo mucho menor. El propio Weelwright lo aceptará
como valedero, puesto que a fine s de marzo de 1856 le escribe Alberdi
a Juan Maria Gutiérrez desde Parls, en estos términos: " Ayer recibl
carta de Londres de Weelwright de la cual copio textualmente lo que
sigue: «Tengo un vivo interés en el camino ferrocarril entre Córdoba y
Rosario, y me parece sumamente halagoeño el presupuesto de Mr.
Campbell y el cálculo de entradas»"4<10. Más tarde Mr. Weelwright en·
contrará conveniente inflar los costos falsificando cifras: era la mane·
ra de aparentar una inversión mayor a la real. ¿Por qué razón? Muy
sencillo: el Estado argentino garantiza a los inversores un beneficio mí·
nimo anual del 7% sobre el capital invertido, y se compromete a extra·
er de sus arcas los fondos necesarios para llegar a ese 7% , si los· be·
neficios originados en la explotación fueran menores.
Olgase de paso que el gobierno del general Mitre no desconocla los
trabajos del experimentado y calificado Atan Gampbell, aunque era
de deplorar que el senor Weelwright se hubiera apoderado de ellos
-planos, estudios y presupuestos- en 1857, como lo denuncia en el
Congreso el diputado Mármol.
En enero de 1863 está Weelwright en Buenos Aires. Viene con espe-
sos humos e inquietantes pretensiones; quiere la concesión, claro,
con más la cesión gratuita de enormes superficies de tierras a ambos
lados de la vfa. Y en cuanto a la caución en efectivo a que lo obliga el
contrato con el gobierno - u.na garantla de cumplimiento- el senor
Weelwright se niega terminantemente a depositarla. Un ministro en·
cuentra '"sensatez" en las exigencias del empresario extranjero (nacl·
do en los EE.UU.). Se llama Rawson el ministro y tiene la cartera del
Interior. Alguna vez en el parlamento de la Confederación también vo·
tó en contra de los derechos diferenciales, porque "cambia de pronto
todo un sistema económico y comercial consagrado en cierto modo
por la tradición"441 . (El sel'lor Rawson habla claro: ¡que siga el mono·
polio portuario y aduanero!) Ahora -ministro de la Nación- se
pliega a los deseos de Weelwríght, que tienen un inconveniente: los

439 Carlos Marx y Federico Engels, Projet de fondation d'una Banque Franco-
Argentina, Parls, 1876, pág. 23.
440 Raúl Scalabrlni Ortiz, Historia de los ferrocarriles argentinos, Buenos
Aires, Edil. Devenir, 1957, págs. 58 y sigts.
441 Mariano Pelliza, La organización nacional, Buenos Aires, La Cultura Argen·
tina, 1923, pág. 141.

170
terrenos exigidos son en grandes extens ione·s propiedad de part ícula·
res. En cuanto a la caución, el Gobierno Nacional ha desestimado una
oferta de Aarón Castellanos y un grupo de hombres de negocios rosa·
rlnos por incapacidad de depositarla. ·
El contrato definitivo para la construcción del ferrocarril que se lla·
mará Central Argentino exime al empresario norteamericano de pagar
impuestos durante 40 anos por la introducción de material y utllaje
ferroviario. Curiosamente, la franquicia alude también a otras pro·
piedades de la compaflla, incluso las t ierras que el Estado le regala.
Cuando en mayo de 1863 la Cámara de Diputados aprueba el
contrato " ad referendum", el miembro informante debe aceptar que
" el contrato no.lo convence", mas se consolará diciendo que "no ha
podido conseguirse más" (Breve paréntesis: en dla no lejano ingresa-
rá en el Directorio de la empresa el caballero Edward Thornton, emba-
jador que fuera de S.M. Británica en estas muy Indianas comarcas.
¿Qué clase de esf uerzos habrá realizado Mr. Edward para que el go·
bierno de Mitre suscriba con Weelwright el contrato que ya conoce-
mos?).
Oigamos al·go sobre regalos de tierras. Los hermanos Mulhall, no
pocas veces citados en este trabajo y a quienes Thomas Hutchinson
llamara " enérg icos obreros de la causa" del algodón en la Argenti·
na-442, en su Handbook de 1885 anotan este dato: " El Ferrocarril
Central Argentino ha recibido del Gobierno Nacional 1.200.000 hectá·
reas de t ierra en donación" . Mucho más, por otra parte, de lo estipula·
do en contrato alguno -apunta Scalabrini- y por lo tanto en la cifra
hay una cantidad de tierra que puede ser reputada regalo clandestíno.
Agregan los editores de The Standard y los muy útiles Handbook's
que los actuales propietarios de las tierras se llaman Thomas Arms-
trong, de quien ya sabemos que tiene alll 99.000 hectáreas; Casey
204.000, Mackenzie 40 leguas cuadradas, Turner, Runciman, Daly,
Gordon, Kavanagh, etc., etc.,dístintas superficies todas ellas conside-
rables. Ahora los estancieros son ingleses443.
Finalmente cabe aludir al apoyo económico que prestó el Gobierno
Nacional al Central Argentino,.que de ninguna manera es excepcional
y tipifica la actitud de sucesivos gobiernos para con las empresas
ferroviarias. En el Handbook de 1869 los Mulhall anotan que a ese año
el capital suscripto del Central Argentino asciende a 1.600.000 libras
de las cuales los senores Weelwright, Brassey y Wythes habrlan
suscripto 1'.000.000 de libras, el gobierno argentino 340.000 1ibras, dis-
tintos comerciante~ de Buenos Aires y otros particulares locales
100.000 libras y el general Justo José de Urquiza 20.000 libras444. Pero
estas cifras están lejos de revelar la verdad, ya que no inc luyen lo que
gastó el gobierno para la expropiación de las tierras que posterior-
mente regalarla a la compal'lfa, ni las sumas desembolsadas para lle·
gar al beneficio anual garantido del 7% más otros desembolsos por
planos y estudios. Scalabrini Ortiz que hizo la cuenta escrupulosa·

u 2 Thomas J . Hutchinson, Buenos Aires y. .., op. cit. , pág. 294.


••aM. G. y E. T. Mulhall, Handbook of the River Plate, op. cit., pág. 113.
«4 M. G. y E. T. Mulhall, Handbook 1869, op. cit. pág. 106.

171
mente ano a af\o desde 1856 hasta 1867, partiendo de documentación
oficial llega para el último ai'lo mencionando a $ fts. 3.026.265, o su
equivalente 600.000 libras, que aunque no suscrlptas oficialmente ha·
blan sido efectivamente invertidas445.
El Gobierno Nacional se mostró igualmente celoso vendedor de ac-
ciones. Así, por ejemplo, el 22 de febrero de 1863 se hace en Rosario
una reunión para promover su venta; asisten Weelwright y el ministro
Rawson. En el acta de la reunión se leen párrafos de cuya calidad hu-
mor!stica juzgará el lector: el set'lor Rawson, luego de varias conside:
raciones, sel'laló "como muy importante la venida del sel'\or Weel-
wright entre nosotros, abandonando sus intereses, sus relaciones y
comodidades en el ultimo tercio de su vida, con el sólo objeto.de ligar
su nombre a este benéfic¡:¡ empresa y recoger un laurel más entre los
muchos que habla conquistado en esta clase de empresas .. .''446
¡Conmovedor! Una especie de Albert Schweitzer cantado por Guiller-
mo Rawson. El resultado no fue malo: se suscribieron S fts. 90.000,
con cierta incomodidad para Weelwright en el tercio final de su evan-
gélica existencia ...
La diligencia del Gobierno para con el Central Argentino no es fácil
de explicar en términos de simple colaboración para con una empresa
que el capital nacional por si solo, aparentemente, no está en condi·
cienes de construir. En plena guerra del Paraguay, el sel'lor De la
Riestra que está en Londr&s pidiendo plata prestada para seguir ase-
sinando paraguayos, procede a adquirir por orden de su Gobierno
15.000 acciones ferroviarias, cu~ suscripción habla sido dispuestá
por ley del 6 de setiembre de 1868447. ·Casualmente, el convénio para
la compra -ya los habla anteriores- fue firmado por el inefable Dr.
Lucas González como mini siro de Hacienda ...

445 Raúl Scalabrini Ortíz, Historia de los .. ., op. cit. pág. 137.
•46 M. G. y E. T. Mulhall. Revis ta de Historia de Rosario , ano 1, N° 1, 1963, pág.
W. .
447 Publicación Oficial, Memoria del Ministerio de/Interior 1867-1868, pág. XXI.
VIl. La crisis

1. Caen los precios


· En efecto, caen los precios de las materias primas en las grandes
plazas compradoras; estamos-en el ano eri que comienza la guerra
contra el Paraguay.

Cuadro 23. Precios promedio anuales en pro

por cada 100 grs . por cada 10 l<gs .


de cueros salados de lana
1864 14,92 3,14
1865 12.72 3,05
1866 13,42 3,07
1867 14,50 2.65
1868 16.74 2,59
1869 16,28 2,19
1870 17,14 2,38
1871 20,06 2,73
1&72 23,06 3,5q
FUEI+TE: J ulln lllvarez. T•m•s rJe hista<ia ~conómics. Boenos .a.tres. El Ateneo. 1929. pags. 212 y 308.

Cuadro .24. Ingresos en libras por ventn de lana al


exterior y precio por lardo
Precio por
Afio Ingreso en 1 lardo en libras
1-11·1863 a 31-10-1864 1.740.022 16
Id. 1864 a 1865 2.224.790 17.17
Id. 1865 a 1866 2.557.718 17
Id. 1866 a 1867 2.481 .248 16
Id. 1867 a 1868 2.684.820 15
Id. 1868 a 1869 2.425.248 14
FUENTE: Jos' Panettierl, La crisl& galladera 1~·1471,la Plata. Univers idad Nac.onal de la Plata. 1965.
páo. 31.

173
Cuadro 25. Exportación da taujo

Valor en fíbras
Ano Quintales por quintal
1864·5 441.971 0,020
1865·6 410.852 0,021
1866- 7 599.980 0,020
1867-8 408.988 0,021
.1868·9 468.671 0,021
1869-70 647.532 0,017
FUENTE: José Panertoeri, La crisi$ ganadera.... op. cH .. pag. 18.

Los cuadros transcriptos nos aleccionan suficientemente: la Ar-


gentina agro-exportadora de mediados de la década del sesenta está
afrontando una seria situación de deterioro en el comercio de expor-
tación. Los cueros batan entre 1864 y 1865 algo más de 2 pesos oro
por unidad de 100 kg. Recién en 1868 queda superada la situación y
por cierto que con creces. Parejo a ello, la lana comienza a caer en
1864 y habrá que esperar a 1872 para reencontrar los niveles y aun le-
vantarlos ligeramente. En el cuadro 24 se corrobora la baja de la lana
tomando como unidad de valor el fardo valuado en libras. Y si las
cifras absolutas de ingresos por ventas al exterior van subiendo aun-
que no permanentemente, ello debe atribuirse a las cada vez mayores
ventas ffsicas de la fibra textil. El cuadro 25 declara un estancamiento
en el precio del tasajo a excepción del último ano del periodo en que
cae bruscamente. Pero una justa perspectiva del deterioro que existe
en los precios obliga a observar que en 1854-5 el valor en libras por
a
quintal fue de 0,087, y en 1858-9 ascendió 0,095. De modo que si con-
sideramos el valor de 0,020 como caracteristico del quinquenio, con·
vendremos que representa un formidable descenso en relación con el
del quinquenio que va Jel 54 al 5~•8.
El tasajo es cada vez más un producto carente de perspectivas. En
1864 Inglaterra prohibe su venta por las dudosas condiciones broma·
tológicas que lo caracterizan449. Y en ese ano, precisamente, Nicolás
· Avellaneda califica de "ruinoslsimo" el negocio del vacuno. Pero aún
el tasajo tendrá aí'los de vida, ya que por algo en la temporada de ma-
tanza de vacunos de 1868-9 los saladeros harán la más alta produc-
ción de toda su historia, previa faena de 614.500 reses450. ¿Qué parte
de esa producción le fue vendida al ejército del Brasil, integrado sus·
tancialmente por negros liberados, habituados al consumo del tasajo,
que por otra parte la proveedurfa brasilefla adquirirla en Bue.nos
Aires? No existen cifras para senatarto con precisión , mas no deben
ser nada pequeí'las. No obstante cunde la alarma en lo que atane al
negocio ganadero. En 1866 Eduardo Olivera corrobora en sus Miscelá-

448 José Panettieri, La crisis ganadera 1866-1871, Edición de la Universidad


Nacional de La Plata, 1965, pág. 18.
449 lo consumlan los marinos de las flotas mercante y de guerra.
450 Alfredo Montoya, Hi storia de /os saladeros argenrinos, BuQnos A.ires,
Raiga!, 1956, pág. 82.

174
.,...
;.

neas los dkhos de Aveilaneda, con este agravante: "desde entonces


(1864) acá (1866) los precios han des,cendldo de un 20 a un 30%".461. Y
en verdad mal podla Guillermo Rawaon Insuflar falsas ilusiones a los
alicaldos ánimos, cuando como minist.ro del Interior disertaba el 23-5-
1866 en términos bombásticos en plena Cámara de Diputados de la
Nación: dentro de diez anos la República Argentina exportará cerca
de 40 millones de arrobas de lana - aseguraba-, siguiendo el ritmo
actual de crecimiento de la exportación. "Siendo esto asr, vamos a
dominar con esta materia los mercados del mundo, e Imponerles las
condiciones de nuestra producción (. ..}. Ya no tendremos que temer
las vicisitudes de los precios, y lo que es más para la cuestión presen·
te, el impuesto a la exportación vendrá a pesar exclusivamente sobre
el consumidor extranjero y no ya sobre el productor argentlno "~2.
¡Suenes de una vlspera de fiesta patria! Diez al'\os después los pre·
cios los ·segura sei"ialando el comprador extranjero y los impuestos
-¡ay!-' continuaban recayendp sobre el productor nacional.
El 10 de julio de 1866 los ganaderos fundan la Sociedad Rural At·
gentina, y en el discurso de inauguración que pronuncia Eduardo 011·
vera queda dicho: "Desde algunos anos atrás la falta de mercados de
nuestras carnes ha hecho decaer completamente el (negocio. LP.)del
ganado vacuno reduciéndose al de la oveja, que hoy, amenazado de
serios conflictos por la baja de sus especies, nos obliga a pararnos en
el borde del abismo y preguntarnos, a dónde vamos, y si no hay medio
alguno de evitar el cataclismo que nos amenaza". En el discurso no
se alude para nada a la guerra que el pals mantiene contra el Para·
guay453.
En el' mismo número de Anales de la Sociedad Rural Argentina (el
1°) donde aparece el discurso de Olivera, este fJrma un trabajo en el
que aboga por la transformación de la lana en el principal objeto de la
producción rural454. Comparte las ilusiones de Rawson. Pero el senor
Miguel Puiggari -de quién resume un discurso Angel Estrada- no sólo
proclama ("·terrible revelación '', la llama Estrada) que "el tasajo que ela·
boramos, por su aspecto repugnante, etc., sólo ha podido sostenerse gra-
cias a la clase desgraciada que lo consume", sino que senala el cami·
no a que finalmente se encaminará la industria de la carne: "lo que
precisamos es encontrar el medio de enviar al mercado Inglés, carnes
de buena calidad, sanas, baratas en su confección, hUmedas si es po-
sible, de buen aspecto, agradables al paladar, y en convenientes con-
diciones higiénicas"455.
Esta perspectiva tardarla en realizarse en términos que pudieran
significar una solución al problema de la exportación de carnes. Eri .
1883 comienza el envio a Inglaterra de carneros congelados. Cuatr.o

451 Ricardo M. Ortiz, op. cit., pág. 87.


~52 Publi<:ación Oficial, Diario de sesiones de la Cámara de Diputados de la
Nación, 1866, pág. 48. _
~53 Publicación Oficial, Anales de la Sociedad Rural Argentina, Núm. 1, de1 .30·
9-1866, pág. 44.
oiS4 Id. , pág. 26.
455/d. , pág ..27.

17!
anos más tarde, sobre la venta total de carne al exterior la congelada
representa el19% , los vacunos en pie el28% y el tasajo el48%-456. De
ahi que al comen~ar la c risis -coincidentemente con estallido de el
la g·uerra- aún no se Vieran claras perspectivas de solución y ello
fuera propicio a las especulaciones, los negoc iados y las aventuras,
supuestos o reales paliativos de la crisis a nivel de clase, ya que·no a
nivel nacional. A juzgar por el discurso inaugural y tristemente augu-
ral de Olivera --que no era precisamente un negado- el futuro inme-
diato se presentaba poco menos que apocallptico.
En el número 4 de Anales se observa que en tanto en Santa Fe la
Nación ha . vendido tierras a 50.000 la legua, en la provincia de
Buenos Aires. se discute una \ey que ha de ll.evarlas a un costo de
150.()00457. _¡ Alarma!
En el mismo nomero de la revista, Olivera Incita al criador de ovejas
a "i nformarse con gran cuidado de las necesidades del fabricante que
emplea sus lanas. y en entrar, por decirlo asl, en sus intereses, tratan-
do de producir todo aquello que las necesioádes fabriles exijan; pues
los intereses del productor y del consumidor siempre tienen que
marchar de común acuerdo. : ."458, Lo que también podrla formularse
asl: continuando nuestra. condición de productores de materias pri-
mas, es forzoso que nos adecuemos a las exigencias de los consumi-
dores éxtranjeros, quedando de esta manera en sus manos y .cierta-
mente ·exp~estos · a sus chantajes, exacciones, violencias, insi-
nj.Jaciones y pedidos; en definitiva: sujetos a sus intereses. Habrá que
preguntarse: ¿por qué no una industria textil propia, siendo que no fal·
tan capitales ni consumidores locales?
Lueg9 de distintas alternativas en 1867, llegamos al mes de agosto.
en que er6rgano oficial de ios ganaderos nos habla de esta manera
nuevamente _p or la pluma de Olivera: "Los precio~ de nuestros gana-
dos han .descendido a <;ifras que nos sorprende el que no hayan ya
causado un número notable de bancarrota, lo que puede explicarse
solamente por la benéfi.ca institución de la oficina de cambios, para
cuyo establecimiento la Comisión Directiva hizo grandes esfuerzos
en la opinión pública''459. Sobre la "benéfica institución" hablaremos
en su lugar; por ahora vayamos a fin de afio, tiempo en que·nuevamen·
te Olivera anota y resume los problemas, vistos desde el ángulo de los
latifundistas ganaderos: ·

a) "El al'lo 1867 se cierra para la ganaderla de la manera más lú-


gubre; el ganado vacuno sólo tiene precios por el cuero y el sebo que
produce ... "-460 · · · •
b) EE .UU. consumla el 33% de la producción argent ina de lana, pero
acaba de erigir barreras contra el Ingreso de ella al mercado norte-
americano. Además -citando una publicación de Amberes- en ese

456 Horacio Giberti. op. cit. pág. 163.


• 57 Publicación Oficial. Anales de la S.R.A .. Núm. 4 del 31 -12-1866. pág. 128.
4~ Id.. pág. 118. .
4~9 Anales de la S. A .A.. Núm. 12. del 31·8·1867, pág. 337.
4&0 Anales de fa S.R.A.. Num. 12. del 31 -8- 1867. pág . 501.

176
puerto, que r~cibe el grueso de la~. xportación de lana, ya "en 1865 se
cerró el ai'\o económico con un so rante del 30% sobre las necesida·
des de ese mercado, el 66 ·¡o fue e un 45% y el 67 se cierra con un
·eo%, a más de estar las fábricas p vistas para seis meses"461. .
e) También hay grande alarma en ., comercio y la ganaderla -sí·
gue Olivera-:- porque la ley de noviembre de 1864 obliga a una gran
parte de los ganaderos a despoblar las tierras que tienen arrendadas
al estado provincial , o a adquirirlas en sumas de que carecen462.
d) ¿Qué debe hacerse? Todo lo antes seflalado demuestra -siem·
pre a juicio de Olivera- la imperiosa necesidad y " urgencia de esta·
blecer la diversidad de la producción" y en primer término la agrlcul·
tura en gran escala463.
Un lúcido vocero de la clase de latifundistas ganaderos; que solo
un ano antes· participaba de la euforia de Rawson en lo que hace al
porvenir de la lana, hoy, fin de ano de 186.7,plantea el vuelo masiv.o ha·
cia la agricultura como manera de salir de ·~una posición tan peligro.·
saque puede causar la miseria y la bancarrota general de un pals que
nada produce para la exportación sino lanas, sebos y cueros"464. Re·
cíén ahora, en que los precios de las materias primas caen a escala
mundial y el fenómeno afecta a todos los países productores de las
mismas, la clase ganadera argentina descubre la vulnerabilidad de su
posición .

2. Agricultura e lndustria:paliatlvos
Sorprendentemente, en el mismo órgano oficial de la Sociedad Ru·
ral Argentina comienzan a aparecer notas, articulas y noticias sobre
proyectos industriales. Diversificar ya no es solamente " aliar el culti·
vo del trigo con !a crianza de ganado"465; la oligarqula parece
comprender que debe ir a la erección de ihdustrias consumidoras de
las materias primas que el exterior ha dejado de demandar o paga a
precios ruinosos; industi'ias que al mismo tiempo devengan por si mis:
mas productoras de beneficios. En Anales de ,869 se lee una petición
hecha al Congreso Nacional por un sei"'or Carullas, que solícita apoyo
para instalar una fábrica textil ya que seis millones de arrobas de lana
-'-arguye- no encuentran colocación en los mercados europeos.
Agrega Carullas que la depréciación de la lana en un 30% no en·
cuentra correspondencia en lo que el pals paga por los productos ma·
nufactur!ldos con esa materia prima nacional que se elaboran en
ultramar. En una palabra: que los fabricantes textiles de Inglaterra,
los Paises Bajos,.etc.,adquieren la materia prima a un 30% menos,pe·
ro facturan sus telas igual que antes, y a veces a mayores precios. Ca·

<16 1 Id., pág.- 500.


462 Id.. pág. 497.
~Id., pág. 501.
46• Id., Id.
•e5 Anales .... op. cit .. N üm. 12, pá~ . 378.

177
rullas pide al Gebierno Nacional que se suscriba con 100 acciones Y.
su petición es redactada por el mismo Eduardo Olivera.
En el mismo ai"lo 69 el dlputadotMontes de Oca proyecta proteger la
fabricación de tejidos de lana. La Cámara se opone. La oligarquia ga-
nadera que gobierna en alianza con el gran comercio no se siente dis·
puesta a abandonar su posición agro-exportadora. Son demasiados
los intereses que la vinculan con los mercados de ultramar; pesa
enormemente el gran comercio dedicado a la importación y exporta-
ción . Y en cierto modo lo prueba una iniciativa de Antonio Alvarez de
Arenales, que el 12 de junio del mismo ano pide apoyo al Congreso pa-
ra instalar una planta productora de papel, y que el 26 de julio renueva·
su petición anunciando que de los $ fts. 100.000 que necesita solo ha
logrado S fts. 20.000, pese a que los tomadores de acciones constitu-
yen lo más granado y consp_icuo del comercio, la banca y la ganada·
rla, al punto que probablemente cada uno de ellos hubiera podido de-
sembolsar la suma requerida de haberlo deseado realmente. Porque
los adquirentes de acciones se llaman Thomas Armstrong, Juan Grego·
río Lezama, Bernardo de lrlgoyen, A. E. Carranza, Miguel de Azcuéna·
ga, Eduardo Madero, José B. Gorostiaga, Martinez de Hoz, M.
Billinghurst, Guillermo Rawson y muchos nombres más. ·
Parejo a todo ello, uno de los hombres de negocios más formi -
dables del país importa de Europa e instala en Concepción del Uru-
guay (Entre Rlos) una modernfsima fábrica de sedas, castores, frane·
las, cachemíres, bayetas, satines, estamet'\as, frazadas, etc. Se llama
Justo José de Urqu iza y lo ha hecho en sociedad con José Ubach y
Rocá, aportando ambos socios S fts. 40.000. Al fallecer Urquiza un
ai"lo más tarde la fábrica cesa; sus máquinas, trasladadas a Buenos
Aires,son vendidas en remate públ ico466.
En 1870 Emilio de Alvear publica ·un articulo en forma de carta que
reproducen diversos órganos y que vale la pena citar en sus párrafos
fundamentales: "El esplri tu imprevisor y exageradamente liberal de
nuestra legislación mercantil e industrial ha hecho su t iempo (.. .).
Con el sólo producto de nuestros ganados no podemos llegar a ser
nunca una nación importante(.. .). Y si se considera que estas mate-
rias primas (lanas y cueros) dependen todavia del consumo externo, y
que ni aun después de cosecharlas con el mayor esmero y felicidad
podemos estar seguros de su precio cuya tarifa la da el consumidor,
tendremos que convenir en que, de nada somos duel\os ni aun del va·
lor de los dos únicos productos del pals".
Alvear recuerda que en la calle " denominada hoy Aivadavia" hubo
alguna vez multitud de roperfas, talleres, platerlas y talabarterlas, ar·
tefactos y tejidos fabricados en las provincias y en Buenos Aires; por
lo demás hasta el indio contribuia con sus mantas, riendas y otros ar-
trculos de su trabajo. Pero ahora: " Sin agricultura, sin fábricas, sin
talleres, sin industrias, sin oro, sin fierro, sin carbón y sin plata, sin
marina, y sin ejército, ¿se puede creer seri amente que seamos una na·
ción verdaderamente independiente porque hayamos ganado las ba-

~66 Antonio P. Castro, Nueva historia de Urquiza, Buenos Ai res, Arauja, 1944,
pág. 23.

. 178
tallas de Maypú y Chacabuco?" Y ágrega: "Y cuando desde el calzado
hasta el sombrero, todo lo recibimos del extranjero -¿en qué consis·
te esa independencia si no es en el fijerecho de exterminarnos frater-
nalmente?" Porque " ... una libertad (la de co-mercio) que me despoja
de mis protectores nacionales para entregarme a extraf\os, no es si no
una servidumbre degradante".
· Un miembro conspicuo de la clase gobernante -apellido patri-
cio- reivindica para los suyos el derecho a gobernar el pals y lo hace
con términos que aún hoy tienen vigencia. Exige además adecuada
protección a la industria nac ional, sobre todo para aquellas ramas
que puedan suplir rápidamente a la Importación extranjera. Y "cuan-
do nuestra agricultura y fábricas estén a la altura de las de Inglaterra,
entonces haremos como ella la propaganda del libre comercio y del
libre cambio". Ahora "nuestra condición es tan·precaria que no sólo no
fabricamos lo más indispensable al consumo, sino que ni de nuestras
lanas nos vestimos ... "Y para terminar, un sorprendente homenaje al
Paraguay, que " ...en peores condiciones de gobierno, de clima y to·
pograffa, se ha b.a stado a si mismo durante cinco anos de guerra te·
naz y sin tregua.
" Los paraguayos tuvieron marina que ha peleado con honor, el Pa-
raguay ha sucumbido, pero al menos cada disparo de canón o de fusil
que resuena en sus mol) tes marcando su agonía, es de pólvora, caflón
y armas paraguayas. Tiene con qué hacer sus honores fúnebres!. .. "467.
Frente a una perspectiva de colapso algunos miembros de la oligar-
qula parecen tener el necesario chispazo de lucidez para romper la co-
yunda que ata él pals al comprador foráneo de sus materias prim~s.
Pero es que la crisis, de agravarse en los términos dramáticos que
suele usar Olivera, puede comprómeter algo más que el potencial eco-
nómico de la oligarqula: su misma condición de clase gobernante
corre peligro, aunque más no sea por las perturbaciones sociales SI·
quiera transitorias originadas en la desocupación y el hambre. Pero la·
guerra contra el Paraguay -felizmente para la oligarqula- extermi·
· nó suficiente cantidad de mano de obra, consumió ganados, ves·
tuarios, aperos y todo aquello necesario a la manutención de los ejér-
citos en términos· que de alguna manera paliaron la crisis. Además
permitió reprimir con la violencia más brutal las erupciones insurgen·
tes que brotaron en el pafs durante su transcurso, y que si bien na·
cieron en la resistencia a participar en la guerra, no menos se origina·
ron en el hambre, en la desocupación y en la miseria crónica en que vi-
vlan vastas poblaciones de casi todas las provincias. La guerra facili-
tó a la oligarqula ganadera y comercial un paliativo a la crisis y un re·
torno a la prosperidad, aunque ·luego la crisis retornarla con una
violencia hasta entonces desconocida.

467 Antoni o P. Cast ro, La Revista de Buenos Aires, Núm. 81, enero de 1870,
págs. 214 y sigts.
VIl l. Los que financiaron._Ja guerra ·y la·disfrutaron

1. Los prestamistas partieul•res

A pocos dlas de estallada la guerra contra el Paraguay, La Nación


Argentina menciona las ofertas de empréstitos hechas por particula-
res, por el Banco Mauá, y por el Banco "inglés... Ello ocurre el 22 de
abril de 1865; y el mismo dla agrega: " No faltaron desde el primer mo·
mento, prestamistas que ofreciesen al gobierno las sumas que nece-
sitaba; pero esas ofertas, atentas las circunstancias, no eran hechas
en las condiciones favorables que podlamos desear" . Estas palabras
de La Nación Argentina deben ser tomadas como verdaderas, ya que
el diario refleja el pensamiento de Mitre y conoce los entretelones de
·la polltica oficial. .
Una semana más tar,de, el mismo diario anuncia con alborozo la
contribución de ~0.000 pesos que acaba de hacer don Thomas Arms-
trong para gastos de guerra, y su compromiso a reiterarla en suma
igual durante todos y cada uno de los aflos que se prolongue el
conflicto. De Armstrong ya sabemos que es .Director res idente del
F.C. Central Argent ino, ex presidente·de la Bolsa de Comercio, vocal
de la Casaoe Moneda y Banco de la Provincia; que intervino para nor·
matizar los ;pagos de la deuda Baring; que fundó varias compartlas de
seguros cúyos .destinos rigió poco menos que hasta su muerte en
1875, y que alguna vez -precediendo al Banco Mauá- representó an·
te el Gobierno de la provincia y luego Gobierno de la Nación a un gru·
pode prestamistas locales para el cobro de intereses y capital. Arms·
trong e·s un gran personaje y su "contribución" para la guerra resulta
harto significativa; es imposible separarla de su condición de Director
residente déf Ferrocarril Central Argentino.
Por lo dehlAs, una lista de los más sonantes nombres de la oligar·
· qula ganadera y del comercio bonaerense accede a proporcionar
letras al Gobierno Nacional para ser descontadas en el Sanco de la
Provincia. En una palabra: no desembolsan un centavo pero garantizan
al Banco con su firma el pago de esas letras. Y por supuesto que en
su oportunidad lo serán, pero no por los firmantes sino por el Gobíer·

180
no. Los sef.lores que se avienen a tfln conmovedor sacrificio son Ma·
rlano Saavedra (firma dos letras de~OO.OOO pesos cada una), Mariano
Haedo (una de 50.000 pesos}, Man J. Guerrtco, Leonardo Pereyra,
Jorge Atucha, Juan Anchorena, Ju N. Fernández, Thomas Arms·
trong, Juan A. Cascallares, Juan .a. ~tina, Al~tJo Arocena, Cayetano
Cazóo, Pastor Obligado, Juan Bautista Pefla, Diego. Thompson, Ma·
riano Miró, Estanislao Pena, Felipe Llavallol y ~artfn de Alzaga468,
En cuanto a lo.s préstamos ot.orgados por particulares e ínstitu·
cíones bancarias, el ministro Lucas Gonzál~ dec;larará el 22 de mayo
de 1865 en la Cámara de Oiputa~os: "tuvimos necesidad de contraer
un empréstito con el Banco Londres y varios prestamistas al interés
del18%"488. ~ref i ere a operaciones anteriores a la guerra, pero indi·
cador.as de. las condi'ciones en que el Goblemo Nacional compraba di·
nero. .
Pero volviendo a donaciones -que sin duda las hubo- nci puede
pasarse por alto la significativa noticia que· no,
da Hutch inson: en ha·
biéndose difundido la noticia de la guerra, los comerciantes extranje~
ros en Buenos Aires se apresuraron, "sfn .que se les haya pedido'', a·
realizar amplias donaciones ·para satisfacer las necesidades emer~,:..
gentes, del conflicto470. Thomas Armstrong no era el único. ·

2. El Benco de Londres

Fue de los primeros en acudir en.auxlfío del gobierno, por supuesto


cobrando el elevado interés del 18%. Hagamos una brevislma resena
de. su actuación en nuestro .medio hasta 1865. En el verano de 1862 el
Banker's Magazine de Londres comunica la noticia de la fundación
del " B.anco de Londres, Buenos Aires y Rlo de la Plata" con un capital
de 500.000 libras. Los. promotores son los comerciantes londlnense.s
Henry Bruce, John.Septimo Aivolta y George Alexand.er Holt. Los dos
últimos vinculados a los fundadores del Ferrocarril Gran Sur471, que
son Edward Lumb, a quien ·el Gobierno otorgó la concesión el 11 de ju-
nio de ·1862 y los' sef'lores ihomas Armstrong, John Fair,' George
Orabble, Menry Harr¡¡t, Henry A. Green, Gregorio Lezama, Ambrosio
Lezica y Federico Elortondo, fiadores todos ellos de Lumb. Oe modo
que si el Banco de Londres ·concurrió en apoyo financiero del Gobier·
no Nacional a poco de. estallada la guerra contra el Paraguay, no hizo
más que uniformar su acción con el Ferrocarril Central Argel'ltlno, que ·
adhirió bajo la forma de una donación espectacular de su senor Arms.
trong. .
El Banco de Londres se .establ.ecló en Buenos Aires el 1o de enero
de 1863 y fue su primer gerente Henry Green, comerciante inglés afin·
cado de antiguo en la ciudad portena y representan.te de la firma

468 Publicación Oficial. Memoria del Ministerio de Hacienda. 1865, XCI .


.469 Publicación Oficial, Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados de la
Nación, 1865, pág. 72.
470 Thomas J. Hutchinson. The Parana, op. cit., pag . 297.
471 H. E. Ferns, op. cit., pég. 360.

181
Nicholson Green y Cia. de Liverpool. En 1849 se cuenta entre los co·
merciantes ingleses que el 26 de octubre manifiestan su adhesión a
Rosas, pero en habiendo caldo don Juan Manuel no le cuesta trabajo
alguno ser admitido entre los vencedores. Hará suculentos negocios
con Urqufza, cuyas lanas y otros productos adquiere y envla a lngla-
lerra. Como gerente del Banco Londres contrata con e·l·senor de San
José la compra de materias primas que tomarán el camino de la Gran
Bretana, e incluso anticipa fondos a don Justo José que éste pagará
con la producción de sus saladeros.
Gréen es armador de barcos y el "Sycee", que desde el 8 de octubre
de ,857 hace 'la carrera entre Buenos Aires, Rosario e intermedias, le
pertenece. Ya sabemos que es parte de la garantla colectiva que un
grupo de ricachO's portenos otorga a Edward Lumb; sepamos que en
vlsperas de la guerra, el6 de diciembre de 1864, en representación de
Juan Proudfout y Matheu Gray de Inglaterra contrata con el Gobierno
Nacional la construcción de una linea telegráfica subfluvial entre
Buenos Aires y Montevideo<~72.
Green es un poderoso personaje; su ayuda al Gobierno Nacional en
tanto gerente del Banco Londres reconoce razones pollticas: sabe
que el afianzamiento de ese Gobierno representa la máxima posiblli·
dad de negocios en toda el área de su dominio. ¿Cómo no ver con en-
tusiasmo la incorporación del Paraguay a esa área?
Entre tanto, el Banco de Londres, al afio de estar funcionando dupli·
ca SI.! capital llevándolo a 1.000.000 de liblas. Al término del segundo
ano paga el primer dividen9o: 11, 1.4 Ofci, guardando una reserva de
,0.000 libras. En 1865 -ai'lo en que estalla la guerra- los dividendos
son del 15% y las acciones ya no se consiguen en el London Stock
Exchange. Al finalizar la guerra en 1870, el Banco informa que sus re·
servas ascienden a 100.000 libras,. pese a lo cual ha pagado hasta la
fecha entre dividendos y esttpendios el 87, V4 del capjtal invertido-473.
Negocios tan formidables no los habla en Inglaterra. ¿Se compren-
derá, entonces, por qué la Argentina de Mitre era pals codiciado por
los intereses británicos, y por qué don Bartola recibla solicita colabo-
ración? ·
En la Memoria que el ministro de Hacienda, González., presenta al
Congreso en 1865 se lee: "El Banco de Londres y Ala de la Plata ha
hecho (...) verdaderos servícios al Gobierno, porque ha estado
siempre dispuesto a faci litar fuertes sumas de dinero, que después le
han sido devueltas"47<1. El ministro no dice cuánto, ni el costo de ese
dinero. Pero ya tenemos la noticia del18% pagado en empréstitos an-
teriores.
En la Memoria de Hacienda de 1868 se reproducen cartas de Gonzá·
lez a Norberto de la Riestra, enviado a Londres a negociar un emprés·
tito, pero utilizado al mismo tiempo para negociar con el Banco de
Londres (independientemente del empréstito, que habla sido encarga-
do a Baring), y para las relaciones con la compai'lla del Ferrocarril

472 Registro Nacional, Nlln. 6265.


473 H. E. Ferns, op. cit., págs. 360 y 361 .
474 Publicación Oficial, Memoria del Ministerio de Hacienda. 1865; XCI.

182
Central Argentino ·que se traduclan en los pagos que el Gobierno Na-
cional hacia por la compra de acCiones. En una carta de González
fechada el14 de diciembre de 1865 t)uede leerse: "Para hacer frente a
los fuertes gastos que demanda la guerra, el Gobierno ha tenido que
hacer uso del crédito en el Banco de Londres y Rlo de la Plata estable-
cido en esta ciudad, que adelanta tondos para ser reembolsados con
el producto del Empréstito. A fin de acelerar el reembolso de esa su-
ma, dirijo a V.E. en esta fecha una carta de crédito a favor de esf~ esta-
blecimiento para que V.E. se sirva entregarle hasta 100.000 libras, en el
caso en que esté realizado el empréstito o que se realice en adelante
a cuenta de los adelantos en dinero que estamos diariamente reci-
biendo". En seguida pide González transmita De la ·Riestra al Directo-
rio en Londres del Banco todo agradecimiento debido por el Gobierno
Nacional al sef'lor Green, " por su diligencia y voluntad"475.
El Banco de Londres, con pleno consentimiento de su Directorio
británico alimenta diariamente los apetitos financieros del Gobierno.
Por lo demás, el ministro plenipotenciario enviado por Buenos Aires a
la capital de Inglaterra es un alto funcionario del Banco de Londres,
que debió renunciar a su condición de director residente para aceptar
la misión que le encomendará el presidente Mitre. El senor Norberto
de la Riestra -de él hablamos- es un personaje del que vale la pena
ocuparse brevemente. Nacido en 1820 en San Antonio de Areco, a los
21 anos emigra a Inglaterra supuestamente perseguido por el gobier-
no de Rosas. En 1842 publica en Londres A complete series of
exchange tables between Buenos Ayres and Montevideo with
England and France, e ingresa como dependiente en la firma Ni-
cholson Green y Cía. de Uverpool, nuestra conocida. Llegará a so-
cio de la misma y después de Caseros le encontramos junto a Henry
Green al frente de la casa en Buenos Aires.
El 11 de abril de ~852 es electo diputado provincial; en 1854 ejerce
de vocal de la Casa de Moneda, de diputado provincial y funda con
otros senores la empresa del Ferrocarril Oeste. Un ano más tarde le
designan secretario de la Comisión de Hacendados y en 1856 ya· es
ministro de Hacienda en el gabinete de Valentln Alsina. Don Norberto
está haciendo una carrera meteórica. En abril de 1857, preguntado el
ministro Christie de S.M. B. por el senador Bosch sobre sus preferen-
cias para futuro gobernador de la provincia de Buenos Aires, respon-
derá: Norberto de la Riestra. No fue gobernador, pero las simpatías
que le dispensa el Foreign Office le valen ser enviado a Londres para
arreglar la deuda contraída en 1824. Allí lo arreglará todo de la manera
más favorable a los intereses británicos, que eran los suyos propios.
Retornado al pals, será ministro de Hacienda en el gabinete de Der-
qui entre e\11 de octubre de 1860 y et 31 de enero de 1861. En vlsperas
de Pavón le escribe al gobernador Mitre estas edificantes palabras:
"Pienso que la fuerza y la fatalidad de las cosas no nos dejan otro
camino claro y seguro que el de ta independencia (del Estado de
Buenos Aíres, L.P.) que hemos ya probado poder sostener por las ar·

44 y 45. .

,.
~7S Publicación Oficial, Memoria del Ministerio de Interior, 1867-1868, Anexo 1
mas . Esta seria también la única causa que justificarla un solo sacri-
fio más de sangre y de dinero por parte de Buenos Aires'.'4?6.
Ante el temor de una derrota milítar trente a Urquiza, De la Riestra
opta por segregar definitivamente Buenos Aires del resto de la patria
poniendo a salvo los intereses de Jos acreedores ingleses, de los
grandes comerciantes abocados al negocio de la importación y la ex·
portación y de los latifundistas ganaderos. Pero vendrá Pavón. y con
la victoria la hegemonla sobre todo el pals de los intereses que asume
Mitre. De la Riestra entra al Gabinete Nac~onal tomando la cartera de
Hacienda; será ministro entre el 11 de marzo y el 11 de octubre de
1862. El11 de junio la legislatura provincial otorga a Edward Lumb la
concesión para construir el Ferrocarril Gran Sur, de la que el socio y
amigo de Don Norqerto, Henry Green, es garante. Los hermanos
Mulhall no disimulan el papel que desempeM Riestra en el otorga·
miento de la. concesión: "Se distinguió en todo lo concerniente al
Ferrocarril Gran Sud" 477. Claro que podia distinguirse: ;era el ministro
de Hacienda de la Nación! '
Al abandonar el ministerio le nombran, el 26 de diciembre de 1862,
miembro de la "comisión administrativa" del Ferrocarril Oeste, pro·
piedad del Estado provincial, mas ya con la espada de la enajenación
pendiente sobre sus vlas férreas. Pero pocos dlas antes de su nuevo
puesto ferroviario habla enviado al Gobierno un Proyecto y Memoran·
dum (12 de diciembre) proponiendo la entreQa por cinco ai'ios a parti-
culares del Banco de la Provincia. De realizarse, significaba dar a los
ingleses el manejo del principal instrumento de crédito con que con·
taban las clases dominantes de Buenos Aires; era como entregar to·
talmente el pals al extranjero y asl lo comprendió cabalmente la mis-
ma oligarquía de latifundistas y grandes comerciantes, que rechazó
la Idea y atacó con sana a Riestra. Lo que no le impidió lograr el pues-
to ya citado en el Ferrocarril Oeste, pero le vedó ser gobernador en
1863 porque aún no le habla sido perdonada la descabellada propues-
ta. Todo el racayismo de Riestra Quedó al desnudo en aquella oportu-
nidad; mostró pertenecer el grupo más incondicional a Inglaterra de
la oligarqula portel\a, con una incondicionalidad que llegaba al extre·
mo de renunciar a gobernar a la Nación, siquiera con relativa indepen·
dencía.
Pero en 1863 mfster Green le indemniza por los malos momentos
que acaba de pasar anunciándole que el Directorio de Londres del
banco "ingles" le ha nombrado director residente. No está mal. Acaso
mejor qu~ haber sido gobernador provincial, por más que The Stan·
dard se desgat'títa proponiéndolo para el puesto, con la amenaza -lo
dice E/ Nacional del 22 de abril- "de que se cerrarlan las casas de
comercio i·nglesas, si dicha candidatura no triunfapa" ; Y en otro lugar
de la edición del mismo dfa agrega el diario porter'lo que De la Riestra
como gobernador seria un simple representante de seis u ocho casas
inglesas.

"e González Calderón, Derecho constitucional argentino, Bvenos Aires, 1917,


pág. 290.
417 M. G. y E. T. Mulhafl, Handbook 1869, op. cit.. pág. 130.

184
No hay exageración en los dichos de El Nacional. puesto que el to·
zudo don Norberto seguía en su ·empeño de liquidar el Banco de la
Provincia transformándolo en Banco particular controlado por los
Ingleses. El 9 de febrero participa en una reunión realizada por más de
700 comerciantes en el Teatro Colón, en pro de las transformación del
Banco de la Provincia y Casa de Moneda en banco comercial privado.
Se le incluye en la comisión de pre·candidat.os a la comisión definitiva
y por supuesto suscribe acciones de la institución que se intenta ges·
tar. ·De ninguna manera podrá suponerse que los participantes de la
asamblea son todos agentes ingleses; en cambio, es más licito creer
que la mayorla están excluidos del grupo reducido y ·poderoso que
usufructúa los créditos del Banco de la Provincia. El presidente de la
Asamblea del Colón será Enrique Ochoa, viejo comerciante español
consign·a tario e introductor, funda:dor de compal'llas de seguros pero
no vinculado al grupo detentador del Banco de la Provincia; uno de los
discurseantes y principal suscriptor de acciones en esa oportunidad
(50.000 patacones) es Anacarsis Lanús, hombre allegado a Mitre -ya
hablaremos largo de él- pero no a los dueños efectivos y reales del
Banco. En suma: Riestra aprovecha el desconteto de aquellos que no
se benef4cian plenamente con el manejo de la más importante instltu·
ción dé crédito del país, y se apoya en ello para promover un movi·
miento ·tendiente a privatizar una -de las palancas de mando funda·
mentales -sino la fundamental- con que cuenta el grupo dirigente
de la oligarqula porteña. No se saldrá con la suya.
Hasta el 29 de abril de ~865 don Norberto está en el Senado provin·
cial. Renuncia simultáneamente a dos presidencias para marchar a
Londres a tramitar un empréstito para financiar la guerra contra el Pa·
raguay: la del Senado y la del Banco de Londres.
El 16 de mayo los señores Guillermo Thompson, Bernardo, !turras·
pe, Mariano Cabal, Juan E. Denbi . Aldao y Cullen . Enrique Ochoa y Do·
mingo Mendoza y Hno., tenedores entre todos de tres millones de pe·
sos en fondos públicos, ofrecen al Gobierno Nacional el 10% de esa
suma como ayuda de guerra, ''siempre que el senor Riestra sea tam-
bién encargado de negociar esos valores en el gran mercado de
Londres··. Le tienen tanta confianza. que condicionan su "patriotís·
mo" a que él y no otro realice~sos valores. Entre tanto La Nación Ar·
gentina del 22 de abril se regocija' de "las influyentes relaciones que
tiene en Inglaterra" don Norberto. Mitre sabe lo que hace cuando lo
envla; pero además ha puesto e11 su bolsillo el secretlsimo tratado de
alianza con el Brasil y el Uruguay, documento cuyo conocimiento
niega el canciller Elizalde al diplomático José Mármol. acreditado an~
te la corte del Janeiro.
Riestra marcha a Inglaterra con lo que Mitre debía r-eputar argumen·
to irresistible para vencer las posibles objeciones de los tinancistas
ingleses: el Tratado de la Triple Alianza. En él se consagra el despojo
al Paraguay de enormes superficies de su suelo; y queda en él san-
cionada la incorporación de la tierra guaranl al mundo del " dejar ha·
cer y dejar pasar" de los comerciantes ingleses y criollos radicados en
Buenos Aires y sus proveedores ingleses de mercancla. .
Terminada la guerra Riestra volverá al pals; había obtenido un
empréstito más -parto doloroso, por cierto- y retornaba a sus actl·

18~
vidades preferidas: economia y finanzas. En 1871 será vocal del Ban-
co Hipotecario de la Provincia de Buenos Aires; cinco años más tarde,
ministro de Hacienda de Avellaneda duranh~ tres meses. En su Hand·
book de 1869 los Mulhall nos anotician que es-propietario de una le-
·gua de campo en Rojas y de una quinta en Flores, su residencia habi·
tual . Sarmiento dirá de él: "De mis conversaciones con Riestra nunca
pude deducir ni inteligencia, ni inclinación siquiera a la polltica de su
pals. Era un empleado de comercio de casa inglesa en toda la exten-
sión de la palabra. No ha figurado su nombre entre esa falange de ar·
gentinos de quienes puede decirse que ll ~v aba la patria consigo,
adonde quiera que llegasen ... " 478.
Cuando murió en Buenos Aires el 3 de julio de 1879, habrá que su-
poner que en el Banco de Londres, casa de Londres y agencia en
Buenos Aires, las banderas inglesas ondearon a media asta. El fue de
los que contribuyó decisivamente a los excelenfes negocios realiza-
dos en el transcurso de la guerra contra el Paraguay. Excelentes para
el Banco "inglés".

3. Empréstitos brasileños

A pocos dias de estallada la guerra Brasil presta al Gobierno Na-


cional un millón de pesos fuertes; el protocolo es firmado el 31 de ma-
yo de 1865 por los ministros Eliz.alde y Octaviano. Un segundo présta·
mo por igual suma es objeto de otro protocolo firmado el1 o de febrero
de 1866479. El Imperio le está prestando a la República una parte del
oro que obtuvo de Rotschild; oro inglés que llegará a las arcas na-
cionales por mediación de manos brasilenas.

4. La Casa de MOneda y Banco de la Provincia

Al producirse el conflicto el Banco hizo un adelanto de un millón de


pesos al Gobierno Nacional; posteriormente fueron otorgados diversos
préstamos previamente autorizados por leyes provinciales.
El cuadro muestra que la máxima suma adeudada por el Gobierno
de la Nación a la Casa de Moneda y Banco de la Provincia de Buenos
Aires fue de pesos oro 3.703.152,36 en 1867; está claro que jamás la
ayuda del Banco fue exageradamente importante. El resto de los sal-
dos -Jo demuestra; como demuestra que el Gobierno de Mitre debe ha-
cer constantemente fuertes amortizaciones al punto que no pocos
créditos son insumidos casi totalmente en los pagos de créditos ante-
riores. Pero si la ayuda -cobrada con suculentos intereses y sólida-
mente garanti.zada- no es importante, si lo son las ganancias del
· Banco. Que ya lo fueron significativas cuando la invasión florista al
Uruguay y posteriores hechos bélicos, determinaron una fuga de capi-

476 Domingo Faustino Sarmiento, " Candidatura Alsina·•, en diario El Nacional


del 12·12-1885.
479 Publicación Oficial, Memoria del Ministerio de Relaciones Exteriores, 1866.
\.
186
..;:
tales de la otra banda, que e·n medida considerable vinieron aqul y
fueron a parar preferentemente al Banco de la Provincia. Estos capita-
les dévinieron créditos para adquirir campos, bienes suntuarios opa-
ra prestar al 10% mensual.

CUadrO 26. Préstamos en metálico óel Banco de la Provincia


· de Buenos Aires al Gobierno Nacional
AM Débito . Crédito Saldo
1866 1.143.033,~ 1 167.2A9,91. 975.783.73
1867 2.993.368,36 1 2.331 .691,53 1.637.460,56
1867 2.102.564,48 2 36.872,68 3.703.152,36
1868 63.398,601 t. 700.859,16 2.065.691,80
· 1868 1.18• .491,702 725.~.61 2.524.777,89
1868 401 .636,47 3 26.001,96 2.900.412,40
1869 102:477,112 2.361.447,70 641 .441.81
1869 3.426.441,39 3 462.543,80 3.605.339,40
1869 100.000,00 4 36.522,30 3.668.817,1'0
1870 1.748,25 2 267.555,55 3.403.009.80
1870 466.344.73 3 2.557.115,83 1.312.238,70
1870. 1.998.541 ,674 678.51 5,66 2.632.2~.71.
1871 18.346,41 3. 1.267.107,41 1.383.503,71
1871 39.966,47 4 1.423.470,18
(1) ley del22·10.1866
(2) ley del 20-()9. 1867
l3l l ey de l 12·1 H S68
!4) Ley del 27·10·1869
FUENTE: O. Garngos. El Banco de 111 Provincta. Buvnos Aires. Imprenta Coni. 1873. p ag. 230 ¡excepto lOs sal·
dos. que fveron sacados por nosotros).

"Las relaciones comerciales con el Gobierno Nacional (duran,te la


guerra contra el Paraguay. L.P.) ensancharon considerablemente las
operaciones del Banco, multiplicaron sus utilidades·, dieron crédito al
papel moneda y fue por causa y con ocasión de los préstamos a las
autoridades de la Nación, que adquirió (el Banco. l. P.) la facultad de
emitir billetes pagaderos al portador y a la vista, billetes que sallan
del radio de Buenos Aires y obtenlan· una circulación aceptada en to-
da la República". Asilo escribe el' Dr. Garrigos, historiador del Banco
citado aqui po~ otro de sus historiadores, Nicolás Casarino480. Y el mi-
nistro de Hacienda de la Nación en su Memoria para 1870 presentada
al Congreso dirá: "Es tal(...) la estrechez de los términos fijados para
su reembolso (se refiere a los préstamos otorgados por el Banco al
Gobierno de Mitre) que en realidad los dos últimos que se han obteni-
do no Importan otra cosa que un breve adelanto sobre las rentas na-
cionales del ano... " Pero además el ministro aclara: en 1870 el Go-
bierno Nacional recibió préstamos por$ fts. 2.226.092,51 y devolvió a
su prestamista$ f1s. 2.356.578,40, es decir: cobró por adelantado las
rentas del al'lo; pagó intereses por ese adelanto y el liquido, más un

~so Nicolás Ca sarino, El Banco de la Provincia de Buenos Aires en su prlmtr


centenario, Buenos Aires, Peuser. 1922, pág. 106.

111 · ·~
..·;t.E
) '.'
adicional debió invertirlo en pagarle deudas a su acreedor. El ministro
no oculta su disgusto: "o o .no podría negarse que el auxilio pudo ser
más liberal sin inconveniente ninguno para ese gr-an establecimiento
de crédito ... "481. El Banco de la Provincia estaba explotando a la Na·
ción (a su Gobierno) como consecuencia de la guerra contra el Para-
guay.
En otro sitio de la indicada Memoria el sei'ior Luis Oomínguez, mi-
nistro del ramo de Hacienda, enumera los beneficios que obtiene el
Banco en sus relaciones con el Gobierno; y son éstos:
a) El Gobierno Nacional acepta las ·•notas metálicas" y el papel mo-
neda en pago de sus contribuciones en todas las administraciones de
rentas.
b) El .Banco es descontador exclusivo de las rentas de Aduana.
c) Utilidades del orden de$ fts. 1.135.000 percibidas sobre los prés·
tamos al Gobierno Nacional, más las rentas obtenidas de éste por la
tenencia de fondos publícos nacionales y provinciales.
"Estas entradas que el Banco recoge con muy poco trabajo y con
seguridad perfecta -advierte el sei'lor Oomlnguez- constituyen en
realidad la mayor parte de las pingües ganancias que está realizando
desde la promulgación de la ley de'1864 para la conversión del papel
moneda, base de su asombrosa prosperidad". Lo dicho justifica, "que
aun cuando no se tomen en cuenta consideraciones puramente de
patriotismo (...) estas relaciones se coloquen sobre una base más
ancha ... "482. ¿Hace falta agregar algo ... ? ¿Patriotismo... ?
El Banco de la Provincia concentraba en sus manos los ahorros en
pesos papel y en onzas de oro de miles de individuos de la provincia y
ciudad de Buenos Aires. transformándolos en préstamos a usureros,
comerciantes, ganaderos y especuladores. Ese papel le fue conferido
por el conjunto de leyes y decretos que en 1854 reorganizaron la anti·
gua Casa de Moneda y la transformaron en Casa de Moneda y Banco
de la Provincia.
El ingreso de oro en sus arcas y su inmediato traslado a las arcas
de un grupo de privilegiados acarreó al Banco no pocos dolores y
quebrantos. Pero es que no era un fin en si mismo sino un medio de
que se valla un sector de la oligarqula gobernante. El10 de marzo de
1862 don Noberto de la Riestra, por entonces ministro de Hacienda de
la Nación, pregunta al Directorio de la institución ''si las operaciones
de depósito y descuento en especies metálicas ocasionaban pérdi-
das o produclan alguna utilidad; si estas operaciones podlan afectar
favorable o desfavorablemente el valor del papel moneda... "483. El 24
de marzo hay respuesta por la voz ae Vélez Sársfield: " ... los contra-
tiempos y pérdidas accidentales en sus operaciones a metálico esta-
ban sobradamente compensadas -argüla Vélez- con la función ele·
vada y moral que ellos (los Directores) le atribulan"484.

48 1Publicación Oficial. Memoria del Ministerio de Hacienda, 1870. pág. 26.


482 Id.. pág. 27.
483 O. Garrigós. El Banco de la Provincia, Buenos Aires. lmpr. P. Coni. 1873.
págs. 127 y 128. ·
434/d.. pág. 128.

188
Debe explicarse el origen de los quebrantos: devienen de que los
depósitos en oro son devueltos obviamente en oro. Pero como al mo·
mento de la devo lución el metal no está en el Banco sino en poder de
particu lares, la institución debe comprarlo en plaza a precios que sig·
nifican no pocas veces una pérdida ruinosa, no compensada por los
intereses que gana. Agréguese que el método utilizado para prestar
es el más admirable que pudieron concebir los beneficiarios de los
créditos: al vencimiento son renovados, pagan intereses y así hasta el
infinito. Entre tanto el oro no vuelve al Banco. Todo lo cual , a juzgar la
opinión de Vélez, es moral y elevado. Para los que están prendidos a
las doradas mamas del becerro de oro, agreguemos.
El Dr. Garrigos explica que a más de las pérdidas que sufre el Ban·
co en no pocas ocasiones -cuando debe adquirir metálico- sucede
algo " peor": ..."esas operaciones contrlbulan a la suba del oro lle·
vándolo asi. a conspirar contra su propio papei".SS. Lo que significa
que la demanda del Banco e!1carece el oro que adquiere en el .mercado.
y desvaloriza el papel moneda que el mismo Banco lanza a la circula·
ción: por cada onza de metal es necesario poner más pesos papel.
Desde luego, los que pagan esta clase de negocios y negociados son
los tenedores pesos papel, en primer lugar los ahorristas, a quienes
los intereses recibidos por sus depósitos no compensan la desvalori·
zación sufrida por sus pesos. Y lo pagan los consumidore.s más humil·
des, quienes ven encarecer continuamente todos los articulas de con·
sumo importados (adquiridos en oro en el exterior). que son por otra
parte el grueso del consumo de las masas ciudadanas y en grado con-
siderable el de las masas campesinas. El " pato" , finalmente, lo pagan
todos los que viven de un salario o jornal, y el pequei'lo y mediano co·
mercio obligados a pagar en oro sus compras a las casas introducto·
rás y a vender en pesos papel a los consumidores. Pero, desde luego,
esto es altamente moral y moralmente elevado. Pese a que -lo de·
nuncía El Nacional del19 de marzo de 1862~ el Banco de la Provincia
es culpable de la crisis del papel moneda porque interviene en la
compra y venta de oro y porque paga intereses más elevados por los
depósitos en metálico que por los de pesos papel. ..
En la segunda mitad de 1863 se produce una cierta recuperación
del peso papel, pero el 3 de noviembre ocurre a j uicio de Garrigos " el
·acto más saliente que hemos de encontrar en la abundante legisla·
ción del Banco": la Provincia fija como relación permanente y definiti·
va la de 25 pesos papel por cada peso fuerte, y promete, en el articulo
1o de la ley de conversión del papel moneda votada el 26 de octubre
que " no hará nuevas emisiones"486. En ese momento el gobierno pro·
vincial devalúa el peso pape! cuyo valor en el mercado es mayor que el
que qued.a establecido oficialmente, y detiene un proceso tan in·
quietante para los tenedores de oro como puede serlo el de una conti·
nuada valorización del peso. Esto hubiera significado que los tenedo·
res de oro, al trocarlo en pesos para adquirir las producciones expor·
tables del agro hubieran obtenido menos pesos papel y en conse·

4& Id.. pág. 127.


486 Id.. pág. 143.

1M ..~ ~=~'
• ' .:1 '

¡'·':~ .:.':··f~
cuencia necesitado más onzas de oro para lograr el dinero necesario
a su giro comercial . Garrigos agrega que la relación 1 a 25 desconten-
tó a aquellos que aún vivían· en la esperanza de recuperarse de las su-
ces~vas devaluaciones del peso papel y de reunirse con " las fortunas
(...) perdidas por las contingencias de los cambios" -487_ La fórmula
más oro por menos pesos era espant~ble para las clases dominantes:
la fórmula más pesos por menos oro era la de sus áureos desvelos. El
Banco de la Provincia fue utilizado para hacer triunfar esta fórmula.
Cuando estalla la guerra contra el Paraguay y en la Cámara baja
provincial se discute la concesión de un crédito de un millón de pesos
al Gobierno Nacional , surgen voces que se oponen terminantemente y
otras que ·apoyan. Lo que puede resultar. curioso, si se admite que el
pals está en guerra y los que niegan no son tachados con tacha algu-
na infamante.
Es que nadie se engaña. AlU no hay traidores paraguayistas ni dis-
conformes en exceso con la guerra. Los que niegan y los que otorgan
obran conforme a gélidos impulsos materiales, dictados por intereses
de clase -y de grupos dentro de las clases gobernantes- en los que
el pat riotismo es meramente un adorno para lucir en las fiestas que
prescribe el calendario patriótico oficialista. Algunos diputados
expresan un temor: que los créditos al Gobierno Nacional hagan es-
casear los fondos que requiere constantemente la oll~arqula provin-
cial para sus negocios, especulaciones y usura. Pero los otros, los
que están por el si, parecen comprender más lúcidamente los intere·
ses de su clase, que piden unificar férreamente el mercado interno pa-
ra imponer la hegemonla del grupo dominante en Buenos Aires: lati-
fund istas ganaderos y grandes comerciantes, nativos o no, orgánica-
mente integrados al comercio ultramarino y en dependencia de la
metrópoli londinense. EstQs saben que los préstamos les darán ma-
yor poder y no ignoran que a cambio de ellos adquirirán creciente
influencia sobre el Gobierno de Mitre, al que exprimirán intereses y
concesiones por los más exquisitos mé1odos extorsivos. Veamos al-
gunos de los argumentos expresados por estos últimos. El diputado
Juan Dillón: la victoria sobre el Parag uay lavará l a afrenta -por su-
puesto, pero " se ganará un mercado libre en beneficio del comerc io
portei'\o" . El diputado Melchor Romero, miembro informante: aclarará
que la " exacta interpretación (del crédito. L. P.) es que el millón de pe-
sos fuertes concurrirá.a auxiliar y fortificar la plaz.a comerciai''4BB. El
sei'lor Mefchor Rom, secretario en 1862 de la Bolsa de Comercio, pro·
pietario del Eco del Comercio y durante la guerra vinculado a la provi-
sión al ejército, escribirá en su periódico, el 23 de abril de 1865: las ra-
zones para aplastar a López -y por lo tanto para rro mezquinar recur-
sos- son las siguientes: a} se logrará la libertad .de navegar el Para-
guay y con ello la consiguiente comunicación con Bolivia por medio
de los rios Bermejo y Pilcomayo; b) e/ comercio inglés tendrá un

487Id. pags. 142 y 143 .


488 Horacio J . Cuccorese, Historia lie la conversión del papel moneda en
Buenos Aires, Buenos Aires, Edición de la Universidad Nacional de La Plata,
1959, pág. 128. .

190
nuevo mercado consumidor y productor; e) el tabaco, "industria que
hoy tiene monopolizada el gobierno despótico de Asunción", podrá
exportarse a lnglaterra489_ Pocos meses más tarde Rom será diputado
provincial y gerente de la Bolsa de Comercio.
En 1866, merced a un ·gran aflujo de oro brasilet'\o hay mucho metá-
lico en la plaza. Pero el papel moneda anda escaso. Y se va aprecian-
do. La Tribuna de tos Varela tiembla de horror: debe evitarse la apre-
ciación. Habla por su boca la oligarqula. El 23 de octubre se lee en la
Tribuna una petición dirigida por el "comercio" al gobierno: "Si la
depreciación del papel moneda es perjudicial lo es aún más su apre-
ciación". Nuevamente se quejan los tenedores de oro. Pero la misma
crisis que origina la falta de papel moneda ~eterminada por el envio
de grandes cantidades al teatro de la guerra, constituye un gigantes-
co negociado del grupo que controla el Banco de la Provincia. En efec-
to: a cambio de un papel moneda inconvertible sus tenedores ad-
quieren bienes de toda naturaleza en el int·erior. Es una forma disimu-
lada de· expropiar riquezas sin indemnización de ninguna especie,
puesto que el pago correcto hubiera sido en oro. La oligarquía bona-
erense que viene expropiando la riqueza de los habitantes de la pro-
vincia mediante las sucesivas emisiones de papel moneda inconver-
tible y de curso forzoso, después de Pavón lánzase con su papel al in-
terior pero recién ahora, durante la guerra del Paraguay, obligará al
Gobierno Nacional -a cambio de sus créditos- a dar circulación na-
cional a la moneda bastarda emitida por el Banco de la Provincia de
Buenos Aires.
En octubre de 1866 hay polémica: se debe o no emitir más papel. El
Nacional argumenta: los agiotistas están interesados en una nueva
emisión. Tribuna y La Nación Argentina apoyan un proyecto presenta-
do a diputados provinciales autorizando al Banco a emitir cien millo-
nes. Lo firma el inefable Melchor Rom. Entre tanto habrá una corrida
al Banco de la Provincia·y vendrán en su ayuda capitalistas particula-
res y los Bancos Mauá y de Londres490. ¡Dios los erra ... ! Y para
completar el ai'\o, una ley provincial datada el 22 de octubre autoriza
al Banco a hacer nuevos ant icipos al Gobierno Nacional siempre y
cuando éste se avenga a aceptar en toda la República, en pago de
contribuciones nacionales, una emisión especial de billetes pagade·
ros al portador y a la vista que la misma ley autoriza <;r emitir hasta 1
fts. 4 millones. Ya tenemos la moneda provincial circulando en toda la
República. .
El 3 de enero de 1867 -Aisina es gobernador- se crea la llamada
"oficina de cambio", destinada a recibir depósitos en metálico y a
emitir con autorización 25 pesos papel por cada onza de oro que
ingresa en sus arcas. Suponlase que una emisión con respaldo oro
-pesos papel convertibles- no era inflacionaria.
La "oficina de cambio", uno de cuyos progenitores más auténticos
es el archirreaccionario Mariano Varela, fue solicitada, peticionada
y exigida por la Sociedad Rural Argentina. En el capítulo 7, " ¡La

469 /d., pág. 121 .


•90 M. G. y E. T. Mulhall, Handbook 1869. op. cit., pág 76 B.
!

181
Crisis! .., citamos a Eduardo Olivera, pluma de las más conspi.cuas de
la olígarqula de su tiempo, cuando explica que no se ha desencadena-
do un "número notable de bancarrotas" por la baja catastrófica de los
precios de los ganados en el mercado internacional, merced a "la be-
néfica institución de la oficina de cambios, para cuyo establecí mi en·
to la Comisión Directiva hizo grandes esfuerzos en la opinión
pública" 491. ·
La "oficina de cambios" recogió en sus arcas mucho oro, que por
supuesto fue a aliviar a los atribulados ganaderos, grandes comer-
ciantes y especuladores. En 1867 atesoró en onzas 3.480.881;.en 1872
llegaba a 15.413.202492_ Luego vino et derrumbe. Cuando los ahorris-
tas resolvieron retirar las onzas que hablan dejado en depósito reci-
bieron nones. El Estado provincia.! ha empet.lado su palabra pero ahora
no tiene con qué responder a la confianza de los pobres desgraciados
que han confiado en él. Los pesos ya no son más convertibles. E.n re·
sumen: " El Banco de la Provincia con la calda de la oficina de cam·
bios causó al pals un quebranto que representa muchos millones de
fuertes perdidos". Son palabras de Anacars is Lanús, importante
hombre de negocios del circulo más allegado a Mitre493, Agregará: pe-
se a sus privilegios fiscales, el Banco ve hoy (1877) comprometido el
50% de su capital en deudores en gestión o en mora; y aún más: sus
ganancias se componen fundamentalmente de la acumulación de in·
tereses por empréstitos acordados a ros gobiernos4~M .
Los dichos de Lanús pueden ser traducidos asl: el Banco de la Pro·
vincia subvencionó a los beneficiarios de sus créditos, puesto que és·
tos en medida muy·considerable no fueron jamás cobrados; el capital
del Banco se vio gravemen.te comprometido y con ello -en otras cir-
cunstancias- la existencia misma del Banco: pero la expoliación a
que fue sometido el Gobierno Nacional -como lo confiesa el mismo
ministro de Hacienda Luis L. Domlnguez_;_ permitió superar la grave
contingencia. De lo que puede deducirse sin violentar los hechos que
la guerra, con las exigencias financieras que planteó al Gobierno de
Mitre vino a caer en un momento muy adecuado para que la oligarqula
ganadera y exportadora-importadora de Buenos Aires no solamente
enfrentara exitosamente la crisis originada por la calda de precios de
ras materias primas, sino aun para realizar pingoes beneficios. De mo-
do que el Dr. Garrigos acierta cuando caracteriza la relación del Ban-
co con el Gobierno en los términos que hemos transcripto antes: gran-
des beneficios, facultad de emitir billetes y circulación de éstos portó·
da la República. Es claro que el Doctor lo dice con tal aire de inocen·
cia que pudiera pensarse en una relación idllica y en un negocio en-
tre caballeros. Ni una ni otra cosa . Relación de extorsionista a extor-
sionado, de asaltante a asaltado. Su traducción en créditos a la oli-
garqura se expresa en estas cifras: en 1864 la cartera de letras des-

491 Anales de la S.R.A .. Núm. 12. op. cit.. pág. 337.


492 o. Garrigós. op. cit .. pags. 148 y 149.
'~ Anacarsis Lanús, Cuestiones económicas financieras y bancarias, Buenos
Aires, lmpr. Biedma, 1877. pág. 33.
494 Id., pág. 18.

192
contadas en oro ascendla a 2.846.921,00; en 1870 la cifra era de
:\ 11.953.741,00. Los descuentos en pesos papel· fueron respectivainen·
te de 149.954.266 y 339.405.223. Traducidos estos últimos números a
la relación 1. a 25 entre oro y papel tenemos que en 1864 Jos présta-
mos en pesos fueron de 5.962.170 y en 1870 de 17.576.208495. De lo
que surge que las operaciones de descuento en metálico en el lapso
inqicado casi se cuadruplican en el mon~o y las de peso~ papel no lle-
. gana triplicarse. El oro era más codiciado por los grandes latifundis-
tas ganadero~. comerciantes, usureros y especuladores; pero es noto·
río que no le haclan asco al papel puesto que con él pagaban los jor-
nales y adquirlan numerosos bienes. Mas debe hacerse una aclara-
ción: la relación 1 a 25. que hemos tomado es puramente teórica por-
que en realidad habla que poner en ciertos momentos muchos más
pesos papel por una onza del áureo metal. De modo· que los guaris·
m os en oro a que hemos t raducldo los descuentos en papel en la .P.rá~-
tica deblan ser menores. .
Digamosalgo de la usura, .ya menci~nada varias veces. El mentado
Eduardo Olivera atestigua en un número de .Anales fechado el 30 de
nov)embre de 1866, que no existen capitales baratos y de devolución a
plazo largo para ser aplicados a la agricultura; los que hay -sel"tala-
están "entregados a edificar palacios o a la usura de 18 ó 24% anual
en las ciudades, mientras que en los pueblos de campa"a pagan los
desgraciados chacareros por el dinero. que necesitan para comprar
sus semillas ei2V2, el3% mensual en algunos casos, viéndose reduci-
dos a dar la mitad de sus cosechas, para que otro, más feliz que él y
con capital, las recoja". Olivera cita el caso concreto de campesinos
de Chivilcoy obligados a vender trigo por una quinta parte de su valor
para obtener el dinero con que pagar sus gastos de cosecha496.
Otro colaborador de Anales anota: "He visto préstamos a 10% al
mes" (...) "hablo del préstamo a uno .o dos meses, que hacen en el
momento de la cosecl'!a los almaceneros y pulperos, que tienen el mo·
nopolio de este género de usura cotosa1" 497. ·
El historiador Pelliza refiere: quienes facilitaban dinero en hipoteca.
"eran los capitalistas, que obtenlan del Banco las can\idades que
querlan al 7%, y que, con toda seguridad, 10 imponlan (lO· hipoteca
sobre excelentes propiedades en la capital o en la campana al.18% " .
Por otra parte, "las operaciones de los capitalistas no se limitaban a
las hipotecas. Todos ellos tenlan grandes chacras o estancias donde
con el deseo de favorecer a sus arreodatarios, medianeros o,.simples
vecinos en la época de las cosechas(. .. .), a todos lo que les fnereclan
coofianza ofreclanles ayudarlos(...) proporcionándoles dinero al mo·
desto interés del 5%, y en algunos casos hasta el 4% mensual"498. .
Pelliza describe. a la primera institución ~áncaria cfel pals como el
sitio · ·~onde los pobres llevaron sus economías para que los ricos que
no tenlan dinero disponible, pudieran abrirse grand~s crédi.t os y

·~O. Garrigos, op. cit., págs. 216 y 217.


496 Anales de la S.R.A.. Nüm. 3. del 30·11·1866. pág. 3.
4i7fd., Núm. 7 del 31·3·1867, articulo de Ouhamal. pág. 217.
496 Mariano Pelliza, op. cit., págs. 152 y 153.

193
entrar en las especulaciones que vamos a describir ... "499. En se-
guida hablará de la ya referida usura, etcétera.
¿Quiénes presiden los destinos del Banco en los años de la guerra?
En 1865 Vicente Cazón, que ya en el 36 ·revista como "negociante" y
"consignatario" en las guías de comercio de Buenos Aires, y en 1860
llega por primera vez a la presidencia de la institución. Luego será vo-
cal, presidente de nuevo y una vez más vocal en 1866. En el62 ocupará
una senaduría provincial y por renuncia de Mitre a la gobernación se-
rá Gobernador interino entre el 11 y el15 de octubre. Igualmente, en el
mismo año lo nombran miembro de la Comisión Administrativa del
Ferrocarril Oeste. Su hermano Cayetano, fundador del Club del
Progreso en 1852, en 1866 es jefe de policía de la ciudad de Buenos
Aires. Otro Cazón, Laureano,habla sido Cónsul del Tribunal de Comer-
cio en 1830 y luego Director del Banco Nacional en 1833 y 1836. Fami-
lia sólidamente prendida a los negocios bancarios y a las más altas ·
instancias provinciales.
El22 de diciembre de 1865 el gobernador Mariano Saavedra nombra
un nuevo Directorio encabezado por José Manuel Estrada como presi·
dente. Estrada es propietario de un al macen mayorista, vocal durante
años del Banco provincial ·y en el 66 presidente del Directorio de la
Empresa Gas de Buenos 'Aires, uno de los negocios más formidables
que se habían inventado hasta ese momento. Estrada acumula dos ·
presidencias significativas y halagadoras para su bolsillo. La Empre·
sa de Gas distribuye dividendos que oscilan entre el 20 y el 30%
anual. En cuanto al Banco, su munificencia es poco menos que mi·
liunane.chesca. Para quienes lo controlan y disfrutan.
Otro Estrada, Angel, será secretario del Directorio de la Compañía
ltalo Platense de Navegación a Vapor, que fundada en 1867 presidirá
Jaime Llava!lol con Urquiza como uno de los accionistas fundamenta·
les. Llaval/ol había presidido en 1862 la l:mpresa de Gas, y Estrada,
José Manuel, desempeñóse entonces como gerente.
El 28 de diciembre de 1867 el gobernador provincial nombra el Di-
rectorio del Banco de la Provincia para 1867; lo preside Francisco Baf·
bín. Este señor en 1830 está empleado en el Banco Nacional; ocho
años después los diarios publican su nombre adhiriendo a Rosas; en
el 40 es miembro del Tribunal Consular. Caído don Juan Manuel lo eli·
gen el 11 de abril de 1852 diputado provincial y al año siguiente
miembro de la Comisión encargada de examinar la reestructuración
de laCas? de Moneda y su ulterior transformación en Banco. En 1854
es senador y director de la compañia del Ferrocarril Oeste. Las guías
de comercio lo califican como "consignatario e introductor" y en 1855
es Prior del Tribunal de Comercio. Llegará a la presidencia del Banco
de la Provincia y fundará en el 71 el Banco Hipotecario Provincial, del
que será el primer Presidente del Directorio. Los Mulhall informan que
es propietario de 5 leguas de campo en Arenales. Tfpico miembro del
grupo dirigente de la oligarquía: latifundista ganadero, exportador e
importador y banquero. Tres caras de un solo individuo.
En 1868 el presidente del Directorio del Banco de la Provincia es

499/d. , pág. 151.

194
Mariano Acosta. Hijo de una Santa Coloma -rancia aristocracia co·
lonial - en el 62 es ministro de Gobierno de Mariano Saavedra; cuatro
años después uno de los primeros socios de la Sociedad Rural Argen-
tina; en el67 vocal del Banco provincial y finalmente su presidente. En
1872 ocupa la gobernación provincial y culmina su carrera dos años
más tarde con la vicepresidencia de la Nación, acompañando a
Avellaneda. La parábola de Acosta muestra que el Banco, la goberna·
:;ión y la vicepresidencia son un solo y único camino.
En 1870 el presidente del Directorio del Banco será José Martínez
de Hoz. También su trayectoria es aleccionadora. En 1854 lo eligen
miembro de la comisión que reorganiza la Bolsa de Comercio. Al. aí'lo
siguiente es directivo de la misma. En el 62 Director de la Empresa de
Gas, Síndico Consular del Tribunal de Comercio y vocal suplente de la
Bolsa. En 1864 y 1865 funda "La Bienhechora del Plata" y "La Estrella
Marina", compañías de seguros; en el 661a Sociedad Rural Argentina
de la que es su primer presidente; en la Empresa de Gas ahora será
vocal. Los Mulhal l le atribuyen en su Handbook de 1869, 1fz legua de
campo en Cañuelas, 16 leguas en Castell i y otras 10 en Loberfa, ins-
criptas a nombre de Martfnez de Hoz e hijos. En el 70 preside el Banco
de la Provincia. Su trayectoria tiene una lógica irresistible. .
El Dr. José B. Gorostiaga será el presidente en 1871. " Vive en medio
de una fortuna espléndida y su estancia le constituye un potentado",
dice de él Víctor Gálvez50o. Su estancia en Mercedes tiene tres leguas,
según los Mulhall501, pero Scalabrini Ortiz le atribuye nueve para el
tiempo (1865) en que el Ferrocarri l Oeste llega a Mercedes502. Su
carrera de abogado empieza bajo el gobierno de Rosas y en los pape-
les de aquel t iempo anda escrita su solidaridad con Juan Manuel. Se·
rá uno de los Constituyentes del 53, pero en 1860 de aquellos que re-
formarán la Constitución. En 1854 habla sido ministro de Hacienda y
del Interior de la Confederación; bajo el gobierno de Sarmiento volve-
rá a la cartera de Hacienda. En 1866 es de los primeros socios de la
Sociedad Rural Argentina y un año antes ingresa a la Suprema Corte
de la que será presidente desde 1878 hasta su jubilación el 10 de
agosto de 1887. En 1885 es miembro del Directorio local de " The River
Plate Telegraph Company" . Cuando llega a la presidencia del Banco
de la Provincia es un gran estanciero, jurista conspicuo y hombre de
altos negocios.
En los directorios de la primera institución de crédito del país hay a
menudo súbditos ingleses, por más que alguno de ellos haya nacido
en el país. Citemos entre otros a Daniel Gowland, que en 1853 es pre-
sidente de la Comi sión de Comerciantes Ingleses en Buenos Aires y
en el 54 ocupa una vocal la en el Banco; Edward Lumb, que será conce-
sionario para la construcción del Ferrocarril Gran Sud; Thomas Arms-
trong, vocal en 1861, cuya biograffa ha sido hecha en otro lugar; Jorge
Drabble, igualmente vocal en 1861 , garante de Lumb en la concesión

500 Vlctor Gálvez, Memorias de un viejo , Buenos Aires, Ediciones Solar, 1942,
pág. 216.
so1 M. G. y E. R. Mulhall, Handbook 1869. op. cit.
502 Raúl Scalabrini Ortiz, Historia de los .. ., op. cit., pág. 36.

195
del Gran Sur. accionista del Central Argentino. gerente del Banco de
Londres en la capital británica. director de múltiples compañías ferro·
viarias. estanciero. pionero en el negocio de la carne enfriada y con-
gelada. fundador de la Compañía de Tranvías de Buenos Aires. de
companias de seguros y proveedor del Estado durante la guerra del
Paraguay; Samuel Hale. vocal en 1867. viejo consignatario e introduc-
tor. Director de la Compañía de Gas en 1862. socio de los primeros de
la Sociedad Rural Argentina. propietario de cuatro leguas de campo
en Carmen de Areco. dos leguas en Pergamino y una grasería en la
provincia de Buenos Aires y en la década del .80 su casa. Samuel B.
Hale y Cía .. representante de las firmas inglesas Morton Rose y Co. y
Heinemann y Co .. ambas de Londres y Morton Bl iss y Co. de Nueva
York. para la negociación de empréstitos con el Estado nacional y Es·
lados provinciales.
Vale la pena mencionar a otros directores del Banco como Constant
Santa María. que en 1862 ocupa una vocalía. José C. Borbón en carta
a Alberdi datada en Buenos Aires el 26 de enero de 1864 lo describe
así: ..... el señor Santa Maria está al frente de negocios muy importan·
tes. teniendo por base un gran saladero. en cuyas operaciones obra
discretamente sobre los mercados de Europa: es un español que vino
de niño a la América. de educación distinguida, de hábitos ingleses
en toda la extensión de la palabra ... "503. Santa Maria preside la Bol-
sa de Comercio en los periodos 1859·1860. 1862·1863 y 1870-1871. es
Director local con Parish y Zimmermann del Ferrocarril Gran Sud . fun·
dador de compañías de seguros. socios de los primeros de la So·
ciedad Rural Argentina. propietario del saladero que gira bajo el rubro
Santa Maria y Llambí. de empresas de lanchas. depósitos de aceite y
jabón y apoderado dé varias compa~ías británicas de seguros: un po-
deroso señor. Saladerista. exportador y ampliamente vinculado a
empresas de capital inglés.
Otro personaje digno de mención es Mariano Saavedra. hijo del pre-
sidente de la Primera Junta. En 1861 preside el Directorio·del Banco y
ocupa simu lt áneamente una banca en la Cámara de Representantes
de la provincia. Al año siguiente será vocal. pero a partir de octubre
gobernador del primer estado argentino hasta 1866. Volverá a la presi·
dencia del Banco en 1871. 1872 y 1873. Como gobernador abogará en
1863 por un empréstito exterior (concretamente. en Inglaterra) para vi-
gorizar el Banco y realizar la conversión de los pesos papel. Su activi-
dad privada gira en torno al saladero y las estancias. En soc iedad con
Thomas Armstrong - tantas veces mencionado- explotará un salade·
ro. Será Director de la Compai'lia de Crédito Mobiliario del Rio de la
Plata en 1868 y los Mulhall en su Handbook de 1869 anotan que sus
campos representan 28 leguas en Zárate. Arrecifes. Rojas. Tandil y
Lobería. más una cantidad indetetminada en Junín. Cuando la guerra
contra el Paraguay. como gobernador apoya al presidente Mitre y en
carácter personal firma al Gobierno Nacional dos letras de 100.000
pesos cada una que éste descuenta en el Banco de la Provincia.

503 Juan B. Alberd i. Escritos póstumos. tomo XV. Buenos Aires. lmpr. Alberd i.
1900. pág. 181.

196
Veamos ahora a Jaime L/avallol. Preside el Banco de 1854 a 1857 y
de 1859 a 1861; será vocal en distintos periodos y ejercerá simultáne-
amente distintas actividades públicas y privadas: en 1852 le nombran.
proveedor del ejército por decreto provincial; luego del 11 de se-
tiembre la Sala de Representantes le hace su presidente. En 1855 pre-
side la Compañia de Iluminación a Gas y vuelve a hacerlo eln 1!362.
Tiene 23 leguas de campo en San Pedro. Rojas y Azul , según lo infor-
man los Mulhal l. En los dos años de la guerra su rubro social está ubi-
cado entre los principales proveedores del ejército. Es un viejo comer-
ciante e importador. Mansilla anota en sus "Memorias". aludiendo a
sus años de niñez: ·· De España( ...) llegaban muchos barcos de vela.
rebosando de trabajadores. apresados como sardinas. cuyos consig-
natarios más sonantes se llamaban Enrique Ochoa y Cia. y. Jaime Lla-
vallol e hijos"504. Importador de carne humana. alimentos, bebidas y
manufacturas. Jaime Llava/lot es un hombre que aparece en toda cla-
se de negocios. Su casa está íntimamente vinculada con Urquiza. a
quien e<Ompra lana. tasajo y otros derivados del vacuno y adelanta co-
piosos patacones. como en 1869 cuando van 250.000 a cuenta de mer-
caderías que ha de enviar el señor de San José. Y decimos "SU casa".
ya que Llavallol fallece en 1865 pero otro Jaime, acaso hijo suyo. si-
gue timoneando acertadamente los negocios. En 1867 este Jaime se-
gundo funda y preside la " Compañia de Navegación a Vapor ltafo Pla-
tense". de la que Urqulza es principal accionista. Y en el mismo año.
con fecha 28 de noviembre el Gobierno Nacional · mand;i pagar a
Jaime Llavallol e hijos el subsidio acordado a la provincia de San
Juan. que sin duda seria fuertemente deudora de la mentada firma505.
En 1871 ocupa Jaime una vocalia en el Banco Hipotecario de la Pro-
vincia de Buenos Aires: dos años después es Director de "La
Bienhechora del Plata". Compañia de Seguros y miembro de la Junta
de Vigilancia de " La Popular Argentina". Compañia de Crédito Hipo-
tecario. Y aún hay más pero con lo dicho basta.
Un personaje ligado al Banco como la camisa al cuerpo es Manuel
Ocampo. que en las guias de comercio figura inscripto como "consig-
natario e introductor". En 1854 es senador provincial y presidente de
la Casa de Moneda hasta 1858; lo será de nuevo en el 60 y más tarde.
transformada la institución en Banco y Casa de Moneda. en 1876 y
1877. Poco faltó para que se jubilara de pres idente. Y por si fuera po-
co. presidió el senado provincial en 1861. En el 85 lo postulan como
candidato a la presidencia de la Nación . pero vence Roca:. ganará
Juárez Celman.
Algui!'!n que supo de su mal humor fue Avellaneda. cuando en 1876
Ocampo aconseja al Directorio del Banco adoptar las siguientes me-
didas contra el Gobierno que preside don Nicolás:

1°) Rescindir los contratos que el Banco tenia celebrados con el


Gobierno de la Nación y exigirle. si fuera necesario. aun por la vía eje-
c:utiva. el pago de todo lo que debía al Banco. puesto que dicho Go-
bierno no había cumplido los contratos:

·.o.: Lucio V. Mansilla. Memorias . Buenos A1res. Hachette. 1955. pág. 169.
50"> Registro Nacional. Núm. 6946.

197
2°) Desde la fecha no se abriría al Gobierno de la Nación crédito ba·
jo forma alguna, incluyendo en esta restricción el descuento deJetras
de Aduana.

El señor Casarino comenta a propósito de estas exigencias: "El Di·


rectoría dióse cuenta de la gravedad del incidente que se planteaba,
que si bien era programa de defensa, también lo era de agresión, en
momentos bien críticos, cuando la crisis paralizaba ya tódos los ele·
mentas de la vida nacional"506. Y nosotros agregamos: def.ensa del
grupo de la oligarquía bonaerense que detentaba el poder en el Banco
y agresión al Gobierno Nacional, que era tratado como el último estro·
pajo -revelando claramente quién mandaba y quién obedecía- en
momentos de gravísima crisis económica, a la que ciertamente eran
indiferentes los manejantes y disfrutadores del Banco en la medida
en que sus intereses y los del Banco -los suyos propios- no se vieran
menoscabados.
De las palabras del señor Casarino parecería desprenderse una re·
ticencia de los Directores a aceptar los consejos del Presidente
Ocampo. Mas en verdad sucede que el 20 de enero el Directorio resol·
vió:

"1 °) Exigir al Gobierno Nacional el pago de las obligaciones vencí·


das;
2°) Citar a la secretaría a cada uno de los Directores del Banco Na·
cional, que fueran deudores del Banco de la Provincia, para intimarlos
al pago íntegro de sus obligaciones... "507.

Estamos ante la más grosera violencia: los Directores del Banco


competidor son compelidos a pagar obligaciones vencidas y no vencí·
das, por decreto ley del señor Ocampo y sus camaradas de andanzas.
Desde luego, esto es negociable; las condiciones podrían ser: rendí·
ción del Gobierno de Avellaneda, dominio sin condiciones del Banco
de la Provincia sobre el Gobierno Nacional y no ha pasado nada.
En el ya citado párrafo que Anacarsís Lanús escribió en 1877 en su
folleto Cuestiones Económicas, Financieras y Bancarias, se lee -y
aquí va por segunda vez-: "El Banco de la Provincia, pese a sus privi·
legios fiscales, ve hoy comprometido el 50% de su capital en .deudo·
. res en gestión o mora". Y en seguida: sus ganancias se componen fun·
damentalmente de la acumulación de intereses por empréstitos acor·
dados a los gobiernos508.
Don Manuel Ocampo tuvo el honor de presidir la institución cuando
culminaba la política de prestar dinero a los amigos, a los familiares y
parientes sin garantías adecuadas ni nada parecido. Dinero fácilmen·
te ganado por el Banco durante la guerra contra el Paraguay a ralz de
los préstamos al Gobierno de la Nación. De modo que el hilo rojo es
visible: de las ganancias de guerra a los acomodados, advenedizos,

506 Nicolás Casarino, op. cit., pág. 114.


507 Id., !d.
sos Anacarsis Lanús, op. cit., pág. 18.

198
miembros del grupo·que controla el banco, especuladores, usureros y
otros de la fauna. En suma: el grupo de la oligarquía vinculado al Ban-
co se consolidó económica y por lo tanto politicamente.

5. El empréstito en Londres

A poco de estallada la guerra Mitre envla a Norberto de la Riestra a


Londres para negoci ar un empréstito. Por ley del 27 de mayo de 1865
el Poder Ejecutivo habla quedado facultado para negociar 12.000.000
de libras con el 6% de renta anual. La ley señalaba que al pago de la
deuda se afectarían rentas generales y que la garantía estaría const i-
tuida por bienes de la Nación. La colocación del empréstito fue enco-
mendada a Baring Brothers, quienes debieron hacerlo en dos tiem-
pos:

1°) en 1866 colocan 518.000 libras al 75%;


2°) en 1868 colocan 1.982.000 libras al 721/z%.

Las 2.500.000 libras produjeron 1.819.100 libras, pero deducidos


gastos y comisiones de Baring, gastos de Riestra y otros el líquido
fue de 1.735.7031ibras. No obstante, la Nación contrajo una deuda por
dos y medio millones de libras esterlinasS09.
Riestra debió trabajar arduamente para cumplir su misión; la plaza
financiera no estaba propicia y es evidente que en tanto la Argentina
pudiera manejarse con sus propios recursos y alguna ayuda brasileña
-ayuda inglesa en última instancia- los ingleses no tenia apuro
enlargar sus libras .. Cuanto más se desangrara económicamente el fu-
turo deudor más fácil fuera sacarle condiciones ieoninas. Entre tanto,
la politica fue ir largando oro con cuenta gotas. A poco de haber llega-
do a Londres, Riestra escribe al ministro González (7 de agosto de
1865) que ha "podido concluir un arreglo con los señores Baring para
un préstamo de 200.000 libras" : Serian devueltas una vez realizado el
empréstito510. Una carta del 6 de octubre de Riestra a González nos
revela al mayor tenedor de boncs del empréstito de 1824: David Ro-
bertson, "lugarteniente de la Reina en Berworchshire"511. Este caballe-
ro "ha mandado últimamente nuevas órdenes a Buenos Aires para la
compra por su cuenta de una cantidad de Fondos Públicos Naciona-
les". Por lo demás -agrega Riestra- Robertson ha prometido
suscribirse al nuevo empréstito con 50.000 libras. Como es de adver-
tir, se trata de un allegado a la Reina Victoria, y sus inversiones forzo-
samente deben estar guiadas por la actitud -acaso no muy públi-
ca- de la real señora y su gabinete frente a la Argentina y los hechos
en que está embarcada. Si la part icipación del Gobierno de Mitre en la

509 Pedro Agote, " La deuda pública argentina", en Nueva Revista de Buenos
Aires. t. IX, 1881, págs. 441 y 442.
510 Publicación Oficial, Memoria del Ministerio de Hacienda, 1866, Anexo G. V.
511 Publicación Oficial, Memoria del Ministerio de Hacienda 1868, Anexo A.
págs. 36 y 37. · •

199
Triple Alianza no hubiera sido vista con buenos ojos, mister Robert-
son no habría metido sus libras en bonos argent inos: esto es riguro·
samente obvio. Alberdi comentará: "Con el empréstito logrado en
Inglaterra. se destruyeron los telégrafos, los ferrocarriles y el gobier·
no que dotó al Paraguay de esas cosas··s12. Por lo demás Arturo
Edbrooke, presidente de Industrias Qulmicas Argentinas Ouperial, en
conferencia del 7 de setiembre de 1966, declaraba que "los bonos ex·
ternos emitidos por el gobierno argentino absorbieron , durante el pe·
ríodo 1862-1875, más del 50% de todas las inversiones británicas ne·
gociadas en la plaza financiera de Londres··s13. Lo que es de verdad
fantástico al par que tremendamente significativo: los ingleses con·
currieron masivamente a la buena obra de exterminar el Paraguay514.

512 Juan B. Alberdi. Estudios económico s. Buenos Aires. La Cultura Argentina.


1934. pá!.]. 285.
513 Diario La Razón del 8·9·1966.
514 Dos jóvenes autores paraguayos proponen. sobre la base de una buena do·
cumentación inglesa. que Gran Bretaña no propició en ningún momento la
guerra de la Triple Alianza. Los intereses mercantiles ingleses eran de escasa
monta en el pals guaraní. y una guerra sólo podría traer problemas al comer·
cío con el Plata y el Brasil. Y así como hubo prensa inglesa desfavorable al Pa·
raguay. la hubo que apoyó la causa del pequeño país americano. (Cfr. Juan
Carlos Herken Krau er y Maria Isabel Giménez de Herken. Gran Bretaña y la
guerra de la Triple Alianza. Arte Nuevo. Asunción. 1983. págs. 17 y 18).
Los autores citan en su apoyo al mvestigador Nick Tate. quien en su obra
Bntain and latin Amenca in the 19 th . century: the case ol Paraguay. 1811·
1870. lbero-Amenkanísches Archiv. Bonn. Jg. 5. Heft 1. 1979. pág. 64 (y 31 de
los Herken). man1flesta no haber encontrado en tos archivos ingleses prueba
nmguna de que Inglaterra estuviera interesada en derribar a López. "incluso
cuando tuvo una oportunidad o una excusa··. Tate critica a .....aquellos que
ven a Gran Bretaña como desempeñando un rol semi imperial en América del
Sur duran te la época (... ). Una examinación [sic) de las relaciones de Gran
Bretaña con el Paraguay( ...) endosa la opinión(... )de que el gobierno britá·
nico rehusó interfem en los asuntos internos de los estados latinoamerica·
nos. o en las relaciones entre estados. en un intento de promover los intereses
económicos de Gran Bretaña". Vamos por partes.
1) Afirmar que el gobierno inglés no intervino en tos asuntos internos de los
estados tatinoamencanos revela. cuanto menos. falta de información. En otro
libro mio. "Cinco años de yuerra civil en la Argentina. 1865-1870". y en un capi·
tulo que titulé " El ministro inglés". revelo con documentación lfrefutabte que
el señor Mathews. ministro inglés en Buenos Aires. se entromete en los asun-
tos internos del gobierno de Mitre (canciller Rufino de Etizatde). como antes de
él lo habla hecho el señor Edward Thornton. No pretendo extenderme sobre in·
jerencias en otras latitudes del cont1nente y en diferentes tiempos del siglo
XIX. En todo caso las islas Malvmas y la grotesca república de Mosquitia son
ejemplos abrumadores.
2) Lo que 1mporta fundamentalmente no es demostrar la mjerenc1a del go·
bierno mgtés -y encontrar las pruebas llagrantes en tos archivos- sino pro·
bar el papel dec1sivo que et capitalismo inglés tuvo en nuestros destinos deci·
monónicos (para no hablar del sigfo XX). Por capitalismo inglés entendemos
algo más que el gobierno: pensamos en tos múltiples grupos de intereses (co-
merciales. industriales. financieros. metropolitanos. ultramarinos. navales.
diplomáticos. etc.) que en su conjunto configuran un impulso irresistible que
se transmite desde la metrópoli hacia todas las latitudes del planeta. Por lo
demás esos grupos de intereses discrepan entre si. polemizan. se hostilizan a
veces. pero coinciden en lo fundamental : hacer buenos negocios y extender el

200
5. 1. La deuda exterior y el monopolio de las rentas aduaneras

En una nota datada en Londres el 22 de diciembre de 1865, De la


Riestra observa al ministro González que la reducción de los derechos
de E:xport ación dél 10% al 8% (en la ley de aduanas sancionada para
1866 en reemplazo de la de 1864) habria de causar mala impresión en
Londres. ¿Porqué? ¿Qué puede perjudicar a Inglaterra que la Argenti·
na desgrave ligeramente la exportación de lanas y cueros y otros deri·
vados del vacuno. en momentos en que la baja de la demanda mun·
dial ha creado una seria crisis de ventas al exterior? La razón es esta:
se supone que los mayores compromisos financieros que se apresta
a contraer el Gobierno Nacional en el exterior demandarán mayores
recursos, y no menores515. Y los recursos provienen casi total y exclu-
sivamente de las rentas de aduana. De modo que aunque la exporta-
ción se perjudique y con ello se agraven los saldos desfavorables del
comercio exterior. habrá que operar según parezca más simpático a
los prestamistas. Caso contrario puede no haber libras: esas que
Mitre envió a buscar a Londres para financiar la guerra contra el Para-
guay.
Es claro que las deudas que la guerra origina en el exterior ponen
aún más en manos extranjeras los destinos del país. Para enjugar los
défic1ts habrá que exportar oro y pedir más libras prestadas. con el
consiguiente mayor endeudamiento y sujeción a los intereses de los
orestamistas. Pero la historia no es nueva. El 15 de junio de 1860 publi-
ca El Nacional las instrucciones que Mitre ha impartido a Vélez par?.
negociar con el Gobierno de Paraná. según lo dispone el pacto del 11
de noviembre: .. Reconociendo que la aduana. con arreglo a la Consti-
tución y al pacto del 11 de noviembre debe ser regida por las leyes del
Congreso de la Confederación desde que Buenos Aires se incorpore a
la Nación y envía sus diputados al Congreso. pero estando afectas a
gastos provinciales. los comisionados516 contraerán todos sus es-
fuerzos a dejar establecido por lo que respecta al régimen interno de
la aduana. que continuará Buenos Aires con la administración de ella.

potler de. la Gran Bretaña. Brasrt y Arqentma pagaron tos gastos o•• la c:.¡u.•ora
del Paraguay y con libras esterlinas provrstas por ahorrrstas y caprtahstas
rngleses . . canalizadas por grandes casas bancarras. Pero ademas Buenos
Aires era una plaza mercantil extremadamente rmportante. donde los merca-
deres ingleses tenían vara alta. así como la tenían en las actrvidades frnan-
cieras. de seguros. de mineria. de ferrocarril es. etc. Por Jo que sabemos. no se
eximieron de aportar la suya a la cruzada contra Solano López. ¿Lo hicieron
por patriotismo argentino? El señor Tate y los Herken son buenos investigado-
res pero resbal an cuando se trata de interpretar hechos que los documentos
en sí pueden no revelar.
Como al parecer tos Herken me incluyen entre aquellos que atribuyen al ré·
gimen paraguayo la condrcrón de socialismo o capitalismo de Estado. d~bo
decir que jamás pasó por mi cabeza la aplicación de categorías como las men-
cionadas a un sistema que en verdad hereda los rasgos del patrimonialismo
monárquico español.
5r5 Publicación Oficial . Memoria del Ministerio de Hacienda. 1868. Anexo B.
P~ - ~- .
srs Inicialmente. habían sido designados Mármol. De la Riestra y Vélez: final·
mente solo iría Vélez.

201
sin perjuicios de la intervención y superintendencia que ejerza el Go-
bierno Nacional( ...). Es indispensable que Buenos Aires quede en po·
sesión de la administración de la aduana por cuanto sus entradas es-
tán afectadas, además de su presupuesto garantido, a la deuda
extranjera, al crédito público interior, a las emisiones de papel mone-
da y a otras obligaciones sagradas que representan una poderosa ma-
sa de intereses, y que por lo tanto, si la aduana de Buenos Aires hu-
biese de ser solidaria de las obligaciones y gravámenes que pesan
sobre otras aduanas de la Confederación (tales como los bonos de la
aduana del Rosario admisibles en pago de derechos) la garantia seria
ilu soria y los intereses vinculados a las rentas de aduana de Buenos
Aires se alarmarían y serían perturbados"5i7.
Mitre lo dice claramente: "los intereses vinculados a las rentas de
aduana de Buenos Aires se alarmarían" si esta fuera nacionalizada.
En lo que atañe a los acreedores foráneos, alude a los prestamistas
de 1824, que en 1857 pasan a ser por obra y gracia de Riestra y las
amenazas británicas, acreedores mayores de lo que lo'han sido hasta
entonces. Desde luego, no es esta la única razón del monopolio
aduanero y el aferrarse .del grupo gobernante porteño al mismo, y
Mitre enuncia con meridiana claridad las otras razones. En esencia,
se trata de no largar una de las fuentes del poderío económico y por lo
tanto político de la oligarquía. Pero a partir de 1824 los acreedores
extranjeros vienen a coincidir en el mismo interés por prolongar el
monopolio. Lo refuerzan, lo hacen más sólido. Por eso en su momento
lord Clarendon, ministro de Relaciones Exteriores de la Gran Bretaña
en los gabinetes oe Palmerston y Aberdeen desaprobarla la ley de de·
rechos diferenciales, desde que ella amenazaba el monopolio de'la
aduana porteña. Y coincidentemente, desaprueban fa ley los señores
Baring, prestamistas del gobierno argentino, y los señores Rotschild y
otros muchos caballeros ingleses vinculados estrechamente al co·
mercio con el Río de la Plata. E incluso desaprueban los proyectos de
Esteban Rams para establecer una empresa de navegación fluvial,
porque '' ... los intereses ingleses radicados hoy en Buenos Aires(. ..)
no quieren que se desvíe de ese camino el tráfico que produce esa
provincia (y) las rentas con que se paga su deuda local a los tenedores
de bonos"5i8. ¡Siempre las rentas y el pago de la deuda! ·
Mas retornemos a Riestra. El ministro de Hacienda interino, Rufino
de Elizalde, le escribe el25 de agosto de 1866 devolviéndole el alma al
cuerpo: " ...el Congreso sancionará( ...) el proyecto creando un 2%
adicional a la importación y un 5% a la exportacK>n"5 19 . Y el 6 de oc-
tubre responde Riestra: "Los nuevos recursos que estaban para crear-
se por medio de la Ley de derechos adicionales, es una circunstancia
que obrará favorablemente para nuestro crédito"520.

517 James A. Scobie, op. cit., pág. 279.


518 Alberd i-Gutiérrez-Frías, op. cit., pág. 170.
519 Publicación Oficial, Memoria del Ministerio de Hacienda 1868, Anexo A,
pág. 91. . .
520 Id., pág. 96.

202
El regocijo que produce la espléndida facultad de Riestra para la
prosa castellana, no logra ocultarnos su satisfacción: ahora los acrre-
dQres ingleses se mostrarán tranqui los y propicios a seguir presian-
do. Entre tanto, Eduardo Olivera exige en el número 12 de Anales de la
Sociedad Rural Argentina la baja de los derechos de exportación; y en
el 16, del 31 de diciembre de 1867, advierte que los impuestos que pe-
san sobre la ganaderla "en ruinas son ruinoslsimos", al punto que un
novillo paga en impuestos el 16% de su valor, correspondiendo a los
derechos de éxportación de 8% 521.

6. Otros que la disfrutaron: los proveedores

Son estos una tribu si no nutrida en el número ciertamente de nutri·


da avidez. Los tuvimos mucho antes de Caseros, pero a partir de aqul
sus alas y uñas de aves de rapiña se mostraron en toda su magnit ud.
Zeballos pensó que una manera de expresar su amor a la patria
-¡sing ular manera!- consistía en suprimir de su Calfucurá "algu-
nas páginas negras de la administración pública y de la conducta de
muchos comerciantes ... " De no haberlo hecho -lo confiesa don Es-
tanislao- " ... se verla que algunos de los feroces alzamientos de los
indios fueron la justa represalia de grandes felonías de los cristianos,
que los trataban como a bestias y los robaban como si fueran idiotas
cargados de joyas y abandonados en media calle a las altas horas de
la noche'"522. El coronel Alvaro ~a rros, que fue jefe de frontera antes
de ser gobernador de Buenos Ai res lo confirma: de " bárbaro escamo-
teo'" califica el robo de que eran objeto los indios por " proveedores e
intendentes, en la entrega de las raciones". Relatará que siendo Alsi-
na gobernador y enfrentándose en Azul con un grupo de comercian-
tes, uno de éstos le dice muy francamente: "Señor, si se prohíbe total-
mente la compra de cueros a los indios, el comercio de Azul se
arruinaría". A lo que replican los indios: " Si los pulperos no nos
comprasen los cueros, nosotros no robaríamos". Y ahí nomás cuenta
Barros este divertido hecho: allí por 1855-6 un comerciante de Azul
propone a un gaucho comprarle a 20 pesos por pieza cada cuero que
logre robar noche a noche. Puesto el gaucho alegremente a l a faena
pronto demuestra su pericia y el comerciante contento; pero sucede
que éste advierte un hecho inquietante: en la misma medida en que va
aumentando su acopio de cueros .disminuye su hacienda vacuna: el
gaucho le ha estado carneando las vacas de su rebaño. Este tráfico
inicuo, comenta don Alvaro, es lo que da vida al comercio de los
pueblos y casas de negocios de campaña, y muy especialmente en la
frontera523. De este tráfico agreguemos, vive y se enriquece un sector
de la oligarqula bonaerense. Que ciertamente tiene en el ejército su
principal cliente consumidor de carne, "vicios", ropas, aperos, etc.

521 Anales de la S.R.A .. Núm. 16, op. cit .. pág . 507.


522 Estanislao S. Zeballos, Calfucurá, Buenos Aires, Hach ette, 1961. pág. 139.
523 Alvaro Barros, Fronteras y territorios federales de las pampas del Sud,
Buenos Aires, Hachette, 1957. págs. 135, 137 y 138.

203
Cliente que centuplica sus consumos cuando estalla una guerra,
evento el más feliz para los proveedores como én seguida se verá pa-
sando lista a los principales. Comencemos por Lezama. José Grega-
rio, ya varias veces mentado como patrón. amigo y protector de Ve-
nancio Flores. y primer financista de la aventura florista que acabó
con el gobierno legal del Uruguay e hizo de don Venancio dictador de
su patria y aliado en la común tarea de destruir al Paraguay. Mentado
igualmente por su vínculo con Edward Lumb. concesionario del Ferro-
carril Gran Sud. pero aún no como proveedor. Y .a eso vamos. El 25 de
agosto de 18.52 decreta Urquiza que Lezama y Juan Cruz Ocampo han
de ser proveedores -¡a pedido de ellos!- de "todos los vestuarios.
armamentos. municiones, monturas. calzados y todos los articules
que el Estado necesite para rancho y provisión del ejército, incluso no
sólo la marina y guarniciones de la ciudad sino también las de los de-
partamentos de campaña. los de las fronteras y el negocio pacífico con
los indios . .. "524. ¡Y todo porque lo pidieron ... !
En 1863 en el Registro Nacional , con fecha 30 de noviembre, apare-
cen don José Gregario. Cándido Galván y Jorge Atucha en una comi-
sión para entregar raciones a los indios amigos525. Y el 1o de enero de
1865 el general Rivas se lo recomienda a Mitre. desde Azul -iAzul!-
para que le encargue la provisión de víveres y raciones526. Seria de pu-
ro agradecido. puesto que Rivas era uruguayo igual que Flores. y com-
padres ambos de los mismos ·'ideales" que don José Gregario había
.ayudado a triunfar en la vereda de enfrente. Mas no pasarían muchos
meses para que Lezama obt•.1viera algo bastante más gordo: la provi-
sión de raciones al ejército en Corri.entes: había estallado la guerra
contra el Paraguay. En La Nación Argentina del 4 de octubre del 65 (la
guerra estalló en abril) se lee su nombre en la lista de proveedores a
quienes el Estado está pagando las mercancías adquiridas. Lezama y
Galván (andan en yunta. en algo más que en comisiones oficiales)
cobran por la venta de caballos y reses y "articulo$ varios··. El 22 de
octubre se repite la mención en el aiario. Entre tanto, el contrato de
provisión al ejército en Corrientes fue firmado el 14 de setiembre~2-7 y
el 30 Mitre, que está en Concordia reuniendo fuerzas militares. le
escribe a Gelly y Obes. ministro de Guerra: "El Gobierno me comunicó
confidencialmente-el contrato celebrado para la proveeduría del ejérci-
to. con los señores Lezama y Galván ''528 ¿Por qué confidencialmente?
¿Qué había de irregular en el t-rámite? Quedan pendientes los interro-
gantes que no debían serlo para Mit~e. quien en nota a Gelly datac;ta
en Concordia dps meses atrás. el 31 de julio, le hace saber que Leza-
ma y Galván le han presentado las muestras de los vestuarios para ofi-
ciales529. De lo que podría inferirse que ya son. reconocidos como pro-

524Andrés Allende. La frontera y la campaña del Estado de Bvenos Aires.


1852-1853. La Plata. Edición de la Universidad Nacional de La Plata. 1958.
págs. 67 y 68
525 Registro Nacional. Núm. 6065.
526 Bartolomé Mit(e. Archivo. t. XXIV. pág. 34.
527 Bartolomé Mitre. Archivo. t. 111. pág . 85.
'•28 Id .. págs. 69 y 70
529 Id .. pág. 53.

204
veedores antes de la firma del contrato correspondiente. Por otra par·
te en el propio 65. pero antes de estallar la guerra -el 29 de marzo-
el Registro Nacional notifica que el Gobierno de la Nación ha dispues·
to que se pague a Lezama. en representación del Gobierno de Entre
Ríos, los fondos que a esa provincia corresponden en calidad de sub·
sidio por los meses vencidos. Sin duda. don José Gregorio es un lor·
midable acreedor de Urquiza y se cobra por la mano de Mitre. El señor
de San José y Lezama agradecidos: Mit re sonriendo con mueca me·
fistolélica.
En 1866Lezama se cuenta entre los primeros socios de la Sociedad
Rurál Argentina y tiene razones para serlo: sus campos abarcan 52 3t•
leguas en distintos partidos bonaerenses según lo informaran poste·
riorm.ente los hermanos Mulhall en el Handbook de 1869. El gran terra·
teniente y ganadero es al mismo tiempo gran comerciante. importa·
dor y proveedor oficial, al par que buen amigo de los intereses ferro·
viarios ingleses. Síntesis perfecta de la oligarquía gobernante en
Buenos Aires.
Veamos ahora a Cá ndido Ga/ván. de quien algo ya hemos escucha·
do. Nació en Buenos Aires en 1824 y murió en el año siete de este
siglo. Llegó a teniente coronel luego de haber peleado en Caseros.
Cepeda y Pavón . En el 61 es miembro de la Camara de Representan·
tes provincial y Juez de Paz en la parroquia de Catedral al Norte: un
año después sigue en la Cámara y en el 63 ya está en la comisión an·
tes mentada -con Lezama y Atucha-· para entregar raciones a los
indiQS. Simultáneamente la provincia concede a la sociedad que él y
Aguirre y Murga integran una ventajosa concesión pa.-a colonizar
tierras patagónicas. Prospera el hombre. a pesar de lo que opina de él
nada menos que Calfucurá. O porque es cierto lo que afirma el indio.
En ma'rzo 8 de 1863 el célebre guerrero chileno le escribe a Mitre des·
de. Monte Chilué: " Mi deber es ponerle en conocimiento que varios
amigos. uno es el in frasquito (sic) don Galvan , proveedor de Bahía; és·
te es uno de los principales ricos; es muy ladrón"530. Los desmayos
de prosa de Cafulcurá o su secretario. más disculpables que los de De
la Riestra. no restan elocuencia a la frase. lo que no impedira que
Mitre incluya al incriminado én la comisión que debe entregar ra·
ciones a los "indios amigos"... .
Ya vimos que don Elias. en 1865. anda acollarado con Lezama en
negocios muy importantes. Pero no es todo. En ese año le sale de
liad9r a Norberto Quirno. que ha firmado contrato con el gobierno pa·
ra proveer de raciones a las tropas en la frontera norte de Buenos
Aires y sur de Santa Fe531. Y dos años después. el 4 de enero. contrata
la provisión de alfalfa a las caballadas del ejército nacional en el Pa·
raguay, con la fianza de Aguirre y Murga532, En esa oportunidad recibe
de don Bartolomé una muestra de adhesión que habría de retribuir en

5Jo Bartolomé Mitre. Archivo. t. XXIV. pág. 83.


53 1 Publ icactón Oficial. Memor~a del Mm1sterio de Guerra. 1866. págs. 15 y
stgts.. Anexo F.
532 Publ icac1ón Of1cial. Memoria uel Mtmsteroo de Guerra. 1868. págs. 64 y 65
Anexo D.

205
su momento. El 27 de marzo del 68 escribe el presidente desde el fren-
te de guerra al ministro Gelly: "Galván ha propuesto al Gobierno la
venta de algun,as e'><istencias de pasto que tiene en ltapirú, las cuales
entiende no han sido recibidas, por no ser su calidad con arreglo al
contrato. Como él propone un precio menor y me constan los per-
juicios que ha sufrido en este negocio, no tendrla inconveniente .en
comprarle el pasto que propone si el artlcul_o fuera utilizable, aún
cuando no fuese sino en el puerto de ltapirú, para las mulas que alll
existen. La propuesta pasa a informe de Ud. para que haga examinar
el articulo y diga si es utilizable, en cuyo caso podría tomársele a Gal-
ván , y resarcirlo asl, en parte, de sus quebrantos, sin perjuicios para el
erario"533. Conmovedor interés el de don Bartolo. Poco después de es-
ta carta. el15 de abril de 1868 el ejército contrata con Galván la entre-
ga en ltapirú de 1400 fanegas mensuales de malz. Curiosamente, no
hay fiador como suele haberlo en todos los contratos. Galván es
hombre de·confianza534. De cómo la retribuye lo dice Gelly, que a los
pocos días, el 20 de mayo, le escribe a Mitre: " He mandado averiguar .
lo que hay respecto del malz, y me contestan con varaduras de bu-
ques que ll~vaban grandes cargamentos y otras historias que pueden
ser ciertas, pero que me hacen colocar a los proveedores (como se lo
digo a ellos mismos) en la categorfa de los embrollones. Y no pueden
disculparse con la falta de pago del Gobierno, pues más bien somos
nosotros los mal servidos por ellos, y sin nosotros ya se hubieran hun-
dido" 535. Palabras sin desperdicio, sólo que tienen la delicadeza de
no llamar por su nombre al incriminado y diluirlo en el plural: los pro-
veedores. Pero resulta que el malz lo provee Cándido Galván, amigo
del presidente.
Siempre en 1868 Galván sale de fiador de sus socios Aguirre y Mur-
ga, quienes contratan la provisión de raciones a tribus de Patago-
nes536. Y en la Memoria de Guerra presentada al Congreso en 1869, su
nombre aparece entre los que han provisto de carbón al gobierno: 280
toneladas537. Con lo que ya está incorporado al corto número.de los
importadores.
Dijimos antes que habría de retribuir a don Bartolo los favores reci-
bidos. El 23 de enero de 1869 Mitre recibe un generoso regalo: la casa
de la calle San Martln . El17 d~ marzo se expresa así Sarmiento en car-
ta a su amigo Sarratea: " Su casa de él mismo (alude a Mitre. L.P.) fue
negociada por agentes y obtenido la suscripción de los proveedores
que mediante su despilfarro de las rentas han ganado millones, como
Lezica, Lanús, Galván, que al fin le costearon casi en su totalidad.
Mitre sabe que con un poco de insistencia con amaños conocidos,

533 Bartolomé Mi tre, Archivo, ·t. 111 , pág. 200.


~-4 Publicación Oficial, Memoria del Ministerio de Guerra, 1868, pág. 63, Anexo

535 Bartolomé Mitre, Archivo, t. 111, pág. 225.


536 Publ icac ión Oficial. Memoria del Ministerio de Guerra, 1868, págs. 1 y
Slgls., Anexo E.
537 Publicación Oficial, Memoria del Ministerio de Guerra, 1869 · págs. 238 a
240. '

206
con muchos hombres que le deben o la impunidad o la fortuna mal ad·
quirida, todo se puede conseguir .. ." 538.
Más aquí no para el agradecimiento de Galván , puesto que el15de
marzo de·1870, cuando se constituye la Sociedad Anónima de La Na-
ción, está presente entre los 10 fundadores con un aporte de 100.000
pesos, sobre un total de 800.000. Fue de los hombres más adictos a
Mitre, de su c írculo más intimo.
f=!ecién ha sido mencionado Lanús al igual que antes de ahora,
cuando ci tamos párrafos de un folleto de Anacarsis Lanús sobre el
Banco de la Provincia y su cuasi bancarrota; igualmente fue nombra-
do al mencionar las tentativas auspiciadas por Norberto de la Riestra
e inspiradas por capital británico para privatizar el Banco de la Provin-
cia o eventualmente crear un Banco privado competidor.
Fueron varios los Lanús (originariamente Lanusse) que figuraron en
los negocios y la polftica, Hijos de Juan Lanús llamáronse Anacar-
si s, Leopoldo, Juan y Teófilo. De todos ellos el primero se destacó ne-
tamente. Nacido Anacarsis a comienzos del siglo, en los meses de
marzo y abril de 1842 su nombre está inscripto en La Gaceta Mercantil
entre quienes donan dinero, hacienda y diversos productos al gobier-
no de Rosas539. Por una ironía más aparente que real, 10 años des-
pués los vencedores de Caseros lo hacen jefe de policía de Buenos
Aires.
En visperas del conflicto con el Paraguay es proveedor de articules
de guerra del gobierno asunceño540. Aprovechando su conocimiento
de la plaza, Mitre lo envla a la Asunción para observar los hechos y
formar juicio de ellos. Desde allí escribe don Anacarsis una carta da-
tada el26 de enero de 1865: "¡Redención del Paraguay! ¿Quién la de-
manda? ¿Por qué no vamos más bien con ellos a redimir varios millo-
nes al Brasil? Así nos uniremos a este pueblo que no necesita reden-
ción , sino propender a que entre en la vfa del progreso dando entrada
a las insti tuciones liberales" 541. De paso le arrienda a López el vapor
"Salto" de su propiedad e intenta venderle el vapor " Corrientes" . El
primero iba a ser destinado al tráfico regular entre Buenos Aires y la
Asunción.
Ya en guerra el pals con el Paraguay, ocupada Corrientes por el
enemigo e instalada en el gobierno provincial una junta de argentinos
paraguayistas, ésta libra el 26 de agosto de 1865 una letra de cambio
contra la firma de Lanús Hnos. de Buenos Aires, por 46.251 pesos
fuertes a favor de don Rafael Gallino542. Esta virtual connivencia con
el invasor y los argentinos que con él colaboran no impide que la fir-
ma Lanús Hnos., con la fianza de Ambrosio Plácido Lezica y José G.
Balcarce, firme contrato el 28 de febrero de 1866 para la provisión de

S38 Atilio Garcia Mellid, Proceso al liberalismo . . ., op. cit., pág. 525.
SJ9 Adolfo Saldias, Historia de la .. ., t. VI, op. cit., pág. 13.
S40 Arturo Rebau di, La declarac ión de guerra de la República del Paraguay a la
República Argentina, Buenos Aires, Serrantes Hnos., 1924, pág. 6.
S4 1 Atilio Garcia Mellid, Proceso a /os falsificadores . . . , op. cit., t. 1, pág. 38 1
542 Id., id.

207
raciones al ejército argentino, a partir del momento de su ingreso en
el Paraguay543. Tampoco que salga como fiador (como Juan Lanús y
Hnos.) de Adolfo Reyes. en dos contratos firmados el 1° de marzo y el
17 de mayo para la provisión de raciones a tribus indias del centro544,
y de Manuel Ventura Muñoz en contrato firmado igualmente el 17 de
mayo545. Tampoco impide que el 8 de junio de 1868 firme con el go·
bierno una adición al contrato de febrero de 1866, para la provisión
"extraordinaria·· de caña. café y azúcar a los combatientes argentinos
en el Paraguay546; y que salga de fiador de Publio Mazzini, quien
contrata la provisión de raciones para las fuerzas estacionadas en la
frontera norte de Santa Fe547. Finalmente. para no fatigar con listas
de contratos, los Lanús proveen de artlculos tan diversos como
pueden serlo 48.605 libras de carbón y 10.720 pares de zapatos.
El 23 de setiembre de 1866 Mitre le escribe a Gelly desde Curuzú:
" Hágale decir de mi parte a Lanús [sic] que si le es tan imposible man·
darnos otras cien reses. siqu iera en retribución de tantas considera·
ciones como tenemos con los proveedores. le hemos proporcionado
peones, remolques. balsas, caballos. Nos hemos resignado a toda
clase de carne. hemos estado recibiendo aqul una carne salada. flaca
y manchada, y la que recibimos.hoy, aunque no del todo mala, es ya
vieja y por lo tanto no saludable ni agradable ... "548. Cuatro dlas más
tarde insiste Mitre: "Hace bien -le escribe a Gelly- en exigirla a La-
nús [sic] la remisión de carne fresca. Ya no tiene excusa para no man-
darla... "549. Palabras que se comen tan por si mismas. Entre tanto La-
nús prospera. En 1867 funda en Buenos Aires el Banco Argentino con
Cullen. O'Shee e lturraspe, sobre las bases del Banco de Rosario que
está a su vez fuertemente ramificado en Entre Ríos con Urqui~a de
principalísimo capitalista. El Banco establece un claro nexo entre ca-
pitalistas de Buenos Aires y el litoral. todos ellos involucrados en la
provisión al ejército y al indio. Así. en 1866 Cullen Guillermo es fiador
.de Carlos González en un contrato firmado el 1° de marzo para la pro-
visión de la frontera norte de Santa Fe550, y en 1868 aparece Domingo
Cullen como proveedor de la frontera norte santafesina con Angelino
Zorraquín como fiador551. José lturraspe, el otro socio de Lanús en el
Banco Argent ino es un poderoso santafesino que desde 1859 aparece
fundando compañfas de seguros en Buen9s Aires: "La Marina Argen-

543 Publicación Oficial. Memoria d_el Ministerio de Guerra. 1866. págs. 15 y


s·igts.. Anexo F-.
544 Id.. págs. 10 y si!,jts.. Anexo F.
545 Id.. págs. 15 y sigts.. Anexo F.
546 Publicación Oficial. Memoria del Ministerio de Guerra. 1868. págs. 1 y
sigts.. Anexo E.
547 Id.. íd.
548 Bartolomé Metre. Archivo. t. 111. pág. 98.
5491d.. id.
550 Publicación Oficial. Memoria del Ministerio de Guerra. 1866. pág. 20. Anexo
F.
551 Publicación Ofecial. Memoria del Ministerio de Guerra. 1868, pág. 1 y sigts .•
Anexo E.

208
tina" en ese año y cinco más tarde "La Bienhechora del Plata". Su hi·
jo Bernardo J. llegará a gobernador de Santa Fe con una fortuna in-
mensamente acrecida.
Pero volvamos a Lanús, quien en noviembre del 68 en sociedad con
Ambrosio Lezica peticiona al Congreso en relación al Río Bermejo:
quieren abrir'lo a la navegación tan pronto acabe la guerra552. Al año
siguiente los Mulhall le atribuyen una quinta en Flores y campos en
Bragado sin determinar superficie. Que es dueño de campos y hacien-
qas no cabe dudas: en 1869 se incorpora a la Sociedad Rural Argenti·
na.
El 25 de abril del mismo año Lanús y Lezica -socios en la provisión
al ejército estacionado en el Paraguay- son apercibidos por los bra-
sileños por conservar 8.000 reses en invernada en territorio sujeto a
ataque enemigo. El 15 de mayo el general Emilio Mitre. hermano de
Bartolomé,se interesa por sus amigos Anacarsis y Lezica. solicitando
la revocación de l a medida553.
El año 69 es pród igo en negocios y el tener en el Estado Oriental
gente amiga permite ampliar las operaciones al país vecino y en un
ramo que Lanús ha comenzado a frecuentar como banquero: présta-
mos. Esta vez bajo el rubro Lezica, Lanús y Fynn contratará el 14 de
octubre un préstamo al gobierno oriental de un millón de pesos al1 1/z
mensual de interés. y al 88% del valor de los bonos emitidos. lo que
traducido en buen romance quiere decir: el gobierno del país vecino
contrae una deuda de un millón de pesos pero solo ha recibido
880.000. E114 de setiembre de 1870 se repite el negocio. pero esta vez
son 2% millones de pesos tomados al69% con un interés mensual de
1%. En el primer empréstito. el gobierno oriental ha dado en garantía
a Lezica. Lanús y Fynn el mercado viejo de Montevideo y el barracón
de la plaza; para pagar el segundo ha creado un derecho ad icional del
4% sobre la importación . Entre tanto. Anacarsis ha contribuido . a
comprarle a Mitre la casa y en marzo del 70 se suma con un aporte de
100.000 pesos a los demás fundadores de La Nación. Será más tarde
diputado, financista en 1874 del fracasado golp.e de Mitre contra
Avellaneda, concesionario de líneas férreas, constructor en Las
Piedras, Uruguay. de todo un pueblo y empresario de cien negocios
hasta fallecer en 1888. Un perfecto ejemplar de empresario múltiple y
audaz engrandecido bajo el ala de Mitre, sin ralees en la vieja oligar·
quia P.ero incorporado a ella por prepotencia de su fortuna.
No asi Ambrosio Plácido Lezica, oligarca de antigua data por fortu-
na y apellido. Nacido en 1808 muere en 1881 luego de una vida rica en
avatares comerciales. En 1830 ya está inscripto como comerciante y
su nombre se. asocia irresistiblemente al de otro Ambrosio Lezica, aca-
so su padre o en todo caso miembro de la familia. de quien dice el se-
ñor Forbes en octubre de 1822: se ha descubierto " una escandalosa
defraudación en la Aduana; de uno de sus galpones se ha retirado
subrepticiamente por el señor Ambrosio Lezica, gran maestre contra-

552M. G. y E. T. Mulhall. Handbool< 1869. op. cit.. pág. 97.


553Gastón de Orleans. Diario da Campanha do Paraguay. Rro de Janeiro. Ty·
pographra Nacional. 1870. págs. 23 y 47.

209
bandista, una gran cantidad de mercaderias alli depositadas. La
influencia corruptora del sei'\or Lezica tenia a los gobiernos ante-
riores en una especie de dependencia, habiendo sido la eminencia
gris en más de una revolución "554.
En 1842 La Gaceta Mercantil publica su nombre en una lista de co-
merciantes que apoyan económicamente al gobierno de Rosassss. Se·
rá cónsul del Tribunal de Comercio y miembro del Tribunal de Justi·
cia, mas al caer don Juan Manuel le nombran por decreto del gobierno
provincial datado el 30 de diciembre de 1852 proveedor del ejército,
junto con Leopoldo Lanús (hermano de Anacarsis) y Jaime Llavallol. .
Seráen reiteradas oportunidades diputado y senador provincial y en
1859 co-fundador de dos compaf'\ias de seguros: "La Marina Argenti-
na" y "La Argentina", ambas con los ingleses Thomas Armstrong y Ed·
ward Lumb. Tres años después es uno de los comerciantes de plaza
de apellido no británico que participa en el otorgamiento d~ una ga-
rantia colectiva a Lumb, en relación con la concesión del Ferrocarri l
Gran Sud. En el 65 integra la junta de vigilancia de la compañl<;i de se-
guros " La Bienhechora del Plata", y el grupo de privilegiados prove-
edores del Estado para las necesidades de la guerra. En el contrato
que firman Lanús Hnos. el 1 o de marzo de 1866, para proveer de ra-
ciones al ejército a partir de su ingreso al Paraguay, el fiador es Lezi-
ca·en mancomún con José G. Balcarce. También es fiador de Juan Mi-
guel Vlllarosa, en el contrato de igual fecha que el anterior que obliga
a éste último a proveer de raciones a las tropas de la frontera centro556.
Posteriormente, en el 70, sigue en su papel de fiador, esta vez de Ja-
cinto Malbrán para la provisión a las guarniciones e indios amigos de
la P y 2a sección de fronteras, y la 2a y 4a sección de fuerzas movi li·
zadas557. Mitre demuestra por él un enternecedor interés. En carta a
Gelly datada en Concordia el 3 de julio de 1865, se lee de letra de don
Bartolo: " ... no quisiera ver al sei'\or Lezica comprometerse en una co-
sa de d ifici l realización, ni que por su causa padeciese el servicio de
raciones del ejército"558. Cinco ai''los más tarde don Ambrosio pone
sus cien mil pasitos para fundar la S.A. La Nación, aunque previamen-
te le ha hecho a Mitre el favor de contribuir decisivamente para el re-
galo de la casa. Conocemos ya la carta de Sarmiento a Sarratea data·
da el17 de marzo de 1869 (" ... proveedores que mediante su despilfarro
[el de Mitre. L.P.] de las rentas han ganado millones [... ) Lezica, La-
nús, Galván ... "); conozcamos ahora la misiva que la buena matrona
Estanislada Alvarez de Gelly le escribe el 10 de octubre de 1868 a su
marido, el general Juan Andrés Gelly y Obes, por ese tiempo en el
frente del Paraguay: " ... respecto al regalo de Mitre, me dijo (Vicente
Boravia). que habían juntado bastante y que don Ambrosio Lezica ha-

554 Johl) Murray Forbes, op . cit., pág. 205.


555 Adolfo Saldfas, Historia de la,, .. t. Vi, op. cit., pág. 13.
556 Publicación Oficial, Memoria del Ministerio de Guerra, 1866, Anexo F, págs.
15 y 20.
557 Publicación Oficial, Memoria del Ministerio de Guerra, 1870, págs. 395 y
sigts.
556 Bartolomé Mitre, Archivo, t. 111, pág. 27.

210
bía dicho que él pondrla lo que faltase, puede que ésta sea una enor-
me ración, pero he visto en el Siglo de Montevideo (un) telegrama de
aquí que dice que lo recolectado para el regalo a Mitre alcanzaba a un
millón ... "559.
Don Ambrosio está agradecido y bien alimentado. Es propietario
del saladero Beriso ubicado en Barracas y de campos en Arrecifes y
25 de Mayo que cubren 9 leguas, amén de una quinta en Flores560, Le
presta dinero al gobierno del Uruguay en sociedad con Lanús y Fynn,
se inscribe en la Sociedad Rural Argentina y en Buenos Aires no hay
negocio grande donde él no vaya prendido.
Otros proveedores son Norberto Quimo, a quien Galván sale de
fiador en 1865 y en el 68 Amadeo Hnos.; Eduardo Madero , que actuará
directamente o como fiador de su hermano Florencia y que llegará en
dos oportunidades a la presidencia del Banco de la Provincia: 1875 y
1878; Francisco Madero, que aparece en el 70 como fiador de San-
tiago Allende y que en el 73 será ministro de haCienda de Mariano
Acosta y representante de la compañía inglesa del Ferrocarril Pacffi·
co. En 1880 Roca lo tiene de vicepresidente: Mader.o había coronado
su carrera. Otros proveedores son Tomás Duguid, Asworth, Carlisle,
Graham ·waton, Tomás Tomkinson, Drabble Hnos., Bates Stokes,
Diego Thompson, Tomás Drysdale, Dagny, Juan Van Deurs y algunos
más que se hace enfadoso continuar nombrando; con los antes
nombrados configuran uno de los grupos dirigentes que extrajeron
suculentos beneficios con la guerra que el Gobierno Nacional ejerció
contra el Paraguay. Suculentos contratos puntualmente pagados -y
si no con tanta puntualidad, pagados finalmente- labraron fortunas,
acrecentaron otras y permitieron la erección de palacetes insolentes,
hechos al gusto de mercaderes más diestros en distinguir cueros de
vaca que cuadros y estilos. Fortunas que no fueron invertidas en in·
dustrias que liberaran al país de la importación extranjera, consu-
miendo materias primas nacionales que de otra manera veíanse ex-
puestas a las extorsiones de los mercados compradores interna-
cionales. Fortunas que se volcaron a la especulación y a la usura, a la
compra de campos y al viaje a Europa en busca del marido capaz de
ennoblecer la bastedad de la muchacha rica, de modales provin-
cianos, educación vacuna y avispamiento de Gran Aldea con ínfulas
atenienses y realidades mi serables. La guerra contra el Paraguay for-
taleció esa clase parasitaria y la llevó a ejercer la hegemonía sobre to-
do el país y en medida secundaria sobre el derrotado Paraguay.

559 Publicación Oficial, Revista de la Biblioteca Nacional, Núm. 31, 3or tri
mestre de 1944. pág. 33.
560 M. G. y E. T. Mulhall, Handbook 1869, op. cit., pág. 120 B.

2 11
IX. ¿Urquiza traicionó?

SIJ(;IJ\-fllJI~Itlli\.lltOéiSPOT.(;O)J. i\lt

1. Subvenciones, préstamos e hipotecas

Algunos federales viejos y nuevos -no todos forzosamente ex ro·


sistas- pese a la retirada de Pavón consideraron posible que Urquiza
resistiera la guerra contra el Paraguay. La esperanza nunca fue dema-
siado fuerte pero esperanza al fin. aunque el caudillo de San José po·
co y nada había hecho para suscitarla. Su Pavón militar habla sido
acompañado de no pocos ··pavones·· politices. En definitiva. nada
sustancial lo distanciaba de los jefes porteños. ni siquiera el que
ellos hubieran sido el obstáculo insalvable a sus ambiciones de go·
bernar el pais y Buenos Aires. por si mis]T1o o por medio de persone-
ros. Don Justo José tenia la visión suficientemente avezada para dis·
tinguir las realidades y acomodarse a ellas. Máxime cuando lo funda·
mental quedaba a salvo: ·sus ne.gocios. Echemos una ojeada a algu·
nos hechos.
En noviembre de 1851 las provincias de Corrientes y Entre Ríos (lé·
ase Urquiza) comienzan a recibir cien mil patacones mensuales para
sufragar la lucha contra Rosas. Los provee el nada dadivoso Imperio
del Brasil y llegan a montar 400 mil patacones. o su equivalente. más
de dos millones de francos561. En febrero de 1852 el amo de Entre
Ríos accede a retirarse buenamen te de la Banda Oriental: pero han
ingresado en sus bolsillos otros cien mil patacones brasileños562. Es·
tos cuantiosos dineros deberán ser devueltos. con más un interés
anual del 6 %. Lo hará el gobierno que suceda al de Rosas según
queda estipulado. Supuesto que ello no pudiera ser. ias t ierras y pro·
piedades públicas de Entre Ríos y Corrientes hipotecadas a favor del
acreedor pasarlan a su propiedad . Lo que no llegará a sucéder: la
deuda será pagada por la mano de Bartolomé Mi tre.
En diciembre de 1857 visita Paraná el diplomático brasileño Pa·

56• Adolfo Saldias. Historia de la .. .. op. cit .. t. IX. págs. 9 y 70.


562 José María Rosa. La guerra del ... , op. cit .. pág. 32.

212
ranhos; intentará asegurar la colaboración de Urquiza para cualquier
evento bélico que pudiera producirse con el Paraguay. Paranhos viene
a pedir y en consecuencia a ofrecer: ofrecerá apoyo contra Buenos
Aires y don Justo José, engolosinado, descontando el triunfo sobre el
Paraguay en un futuro conflicto. pedirá la promesa de cesión del Cha·
co paraguayo hasta la Bahía Negra. Quiere un pedazo del pals vecino
y hermano; arguye que solo así la guerra será simpática a los pueblos
argentinos. Paranhos es demasiado hábil para acceder: por nada del
mundo debe permitir Brasil que la Argentina vaya a instalarse a espal·
das del Mato Grosso. pasando a controlar la navegación del río Para·
guay. Pero entre tanto queda protocolizado -años después Mitre se
lo recordará a Urquiza- que " en todo caso. sea que se efectuase o no
la alianza. la Repúbli~a Argentina se comprometía a dar paso por su
territorio a los ejércitos del Brasil contra el Paraguay. por reconocer
que la causa era común y que el Brasil iba a combatir a la vez por la
navegación de los ríos y los limites de la República Argentina".
El ducho diplomático que es Paranhos le ha sacado un grave
compromiso a Urquiza. y aun algo más: un tratado de extradición que
obliga al muy republicanisimo. democrático y casi li beral gobierno
paranaense a devolver al Brasil todo esclavo que habiendo huido del
Imperio haya buscado refugio en tierra argentina. En las arcas de la
Confederación ingresan 300.000 patacones fruto de un empréstito
concedido por Paranhos563, Cuando este caballero se ausenta de Pa-
raná -lo anota Cárcano- "toda la región queda bajo la influencia
del lmperio" 564.
Tras Paranhos viaja a Paraná el Barón de Mauá -nuestro conocí·
do- y el 2 de enero de 1858 abre sus puertas en Santa Fe una filial del
Banco que lleva su nombre. " Toda operación -dice Cárcano- que al
gobierno brasileño no le conviene realizar públicamente por cualquier
circunstancia. la ejecuta por medio del Barón a qwen proporciona y
garant iza los recursos"565. También los socios ingleses del Barón le
·proporcionan recursos. Y ya le tenemos acuñando moneda y emifien·
do billetes al portador por el triple del capital metálico que atesoran
·sus cajas: son concesiones que le otorga Urquiza. que no se para aqui
y. pacta con Mau á que. los deudores del Banco serán considerados
deudores del Estado. pasibles de graves penalidades· de no cumplir
sus compromisos. Pero aún. más. como el caudillo de Entre Ríos libe·
ra al Banco. de. todo impuesto· y ordena que la recaudación fiscal
ingrese en las arcas de la institución. El Banco Ma~:a pasa a controlar
las fin anzas de la Confederación y don Justo José muy satisfecho.
Por más que atrás estén el· Imperio y Rotschild. el amo del Barón.

2: Mister Ch,ri,stie va y viene .


. .
Antes de ahora hemos visto los movimientos de William Dougal
Christie, enviado de S.M.B. arribado a estas playas en mayo de 1856.

563 Efra fm Cardozo. op. cit .. págs. 60 y 61.


564 Ramón Cárcano. op. cit .. págs. 227 y 228.
565/d.. págs. 219 y 220.

213
Sin ánimo de repetir lo ya apuntado, vale la pena insistir sobre ciertos
aspectos de la relación Urquiza-lnglaterra. Christie viene al Plata con
claras instrucciones de apoyar a Urquiza en las tareas de unificar la
República. Y puesto ya en funciones va y viene entre Buenos Aires,
Paraná y San José. Conversa, urde planes, aconseja a tirios y troya-
nos, lleva y trae. En setiembre de 1857 informa a Clarendon que don
Justo le acaba de aceptar la idea de iniciar un acercamiento con
Buenos Aires. Urquiza y su gabinete discuten con el señor Christie
cuestiones que hacen a la unidad nacional. El inglés busca el aveni-
miento entre las partes en litigio y se esfuerza por evitar la guerra: se-
ria perjudicial al comercio. También protesta contra los "derechos di-
ferenciales", ya que también son perjudiciales al comercio. Y final-
mente Urquiza firma una nota dirigida al gobierno bonaerense que
Christie ha leído y aprobado previa indicación de algún cambio de pa-
labras, alguna modificación en tal o cual frase: nada de aristas filo-
sas; los porteños son quisquillosos y arrogantes. Y Urquiza acepta; él,
el omnipotente caudillo que parecería no tener pares.
A comienzos de 1858 el enviado británico pone fondos de su pecu-
lio - sin duda provistos por el Foreign Office- para apoyar la candi-
datura a gobernador de Buenos Aires del general Guido. El 1o de ene-
ro le escribe a Urquiza aconsejando invertir 2.000 onzas de oro en la
próxima elecci ón porteña. Don Justo no parece escandalizarse ante
tamaña intromi sión. Antes bien, la gestión de Christie cuenta con su
buena voluntad . .Parece natural que un diplomático inglés intente ha-
cer y deshacer en la política argentina. Y eso vale igualmente para los
que mandan en Buenos Aires. Ya citamos en otro sitio el episodio que
protagoniza el senador Bosch cuando le pregunta a Christie cuál se-
ría el candidato a gobernador de Buenos Aires más aceptable para
Inglaterra.
Pero el momento de más exquisita sumisión de Urquiza a Inglaterra
se produce algo después. En agosto de 1859 Christie ya no está en el
pals y lo reemplaza Fagan. El 25 de ese mes el tal Fagan firma un des-
pacho al conde Russell, donde se lee: "El general Urquiza con quien, a
su pedido, tuve una entrevista esta maí'\ana me solicitó que informara
a Vuestra Señorla que, en caso de que el Gobierno de Su Majestad a
consecuencia de la ofensiva conducta del Gobierno del Paraguay
crea necesario enviar una expedición a la capital de esa República, Su
Excelencia no sólo considerarla favorablemente tal procedimiento si-
no que ofrecerla todas las facilidades que estuviesen en su poder, tal
como abastecer con carne y provisiones, permitir depósitos de car-
bón, proporcionar pilotos, etc., y hasta proporcionar hombres y ca-
ballos si fueran requeridos. Su Excelencia agregó que harfa un gran
servicio a la causa de la civilización obligando al Presidente López a
cambiar su polftica exclusivista por una más liberal tal como la de in-
ducir a extranjeros a establecerse en un país tan rico.y fértil donde su
industria y capitales podrlan ·producir los más benéficos resulta-
dos"566. · ·
Paraguay tiene una disputa con Inglaterra por una colisión entre

566 James R. Scobie, op. cit., págs. 221 y 222.

214
navios de ambas banderas y el señor de San José sugiere que la oca-
sión es excelente para hacer entrar en vereda al Paraguay. Civilizar,
en el pensamiento de Urquiza -mas no en el suyo únicamente- es
abrir las puertas del pueblo guaranl a capitales e individuos extranje-
ros. Politica exclusivista -malas palabras- es la del monopolio esta-
tal del comercio exterior en que insiste López padre. Y finalmente pero
no en último término -acaso es la razón más poderosa y atañe a su
ínterés personal- que los ingleses vengan a comprarle carne, ali-
mentos, etc., es una perspectiva seductora a los bolsillos del más que
magnate caudillo entrerriano. ¡Cuánta miseria!

3. Negocios son nego~ios

Particularmente los de Urquiza, que en este campo no se anda con


pequeñeces. El 4 de setiembre de 1857 se asocia con el general Puch,
guerrero que fuera de la independencia: enviarán a Europa frutos del
país. La sociedad se inicia con 3.000 onzas oro de capital y obtiene pin-
güe beneficio567. Pero ya antes -1853- despacha don Justo José
dírectamente a Inglaterra desde su saladero " Santa Cándida", en
Concepción del Uruguay. En los tres primeros m(;!ses de ese año parten.
con destino a Londres 13 barcos cargados de frutos del país568. En
1858 vuelve a realizar fuertes envlos a Londres; esta vez incluye lana.
Lo repetirá en los años posteriores569. El 2 de enero de 1863 firma
contrato con el Banco de Londres -sucursal Buenos Aires- para la
venta en Gran Bretaña de sebo, lana, cueros, huesos y cenizas; el Ban-
co le anticipa 3.000 onzas oro570. El taita de Entre Rlos,como lo llama
Gelly en carta antes citada tiene amistad con la casa Enrique Green y ·
Cía., de la ciudad porteña, que exporta lana a Inglaterra. Ahora un
Green es gerente del Banco -y De la Riestra miembro del Directorio lo-
cal- de modo que la relación ya existente asciende de nivel pero a un
punto en que Urquiza está siendo financiado por el Banco, el mismo
que contribuyó a financiar la guerra contra el Paraguay, En 1865 - año
en que estalla la guerra- consigna don Justo la zafra lanera de sus es-
tablecimientos a Lumb Hnos. y Cía .. de Buenos Aires, para ser enviada ·
a Inglaterra y allí suoastada. Los Lumb le anticipan 57.600 S fts.571.
Quiénes son estos señores ya lo hemos dicho: concesionario uno de
ellos del Ferrocarril Gran Sud, etc., etc.
Otra de las relaciones porteñas de Urquiza es la casa Uavallol, tam-
bién conocida nuestra. En febrero de 1864 les vende 3.500 toneladas
de tasajo; en enero de 1865 otras 400 y esto vale como ejemplo ya que
no agota la lista572. Los Uavallol se cuentan entre los más poderosos
miembros de la qligarquia mandante en Buenos Aires.
Otro de los eslabones que unen a Urquiza con los intereses domi ·

567 Antonio P. Castro, op. cit., pág. 23.


568/d., pág. 41.
569/d., pág. 42.
570 Id., pág. 43.
57 1 Id., pág. 44.
572Jd., págs. 38 y 39.
215
nantes en Buenos Aires es el Banco Argentino. El 28 de octubre de
1866 se instala en Paraná y don Justo se suscribe con 100.000 S fts.
En Buenos Aires se instala un año más tarde bajo la presidencia de
Juan Bautista Pena. Este individuo es un viejo comerciante y terrate-
niente a quien la enfiteusis rivadaviana beneficia con 20 leguas de
tierra en Loberla. Bajo los gobiernos de Rosas será miembro de la Cá-
mara de Representantes, Juez de Paz, Cónsul del Tribunal de Comer-
cio, etc. En 1855 es el ministro de Hacienda del gobernador Obligado;
tres a(.los antes lo había sido del gobernador Valentin Alsina. Cuando
el 2 de mayo de 1857 el ministro inglés W. C. Christie le escribe a Cla-
rendon, informando que ha aconsejado la candidatura de De la
Riestra para la gobernación , agrega que de todos modos sugirió no
dejar de lado la de Juan B. Peña. · · ·
El 29 de abri l del mismo año Sarmiento ataca la candidatura Peña
en un articulo que publ ica en El Nacional: " ... Peña representa en
Buenos Aires una fuerza social que ha tenido desde treinta años
supremo dominio en la cosa pública, que se alza en este momento pa-
ra recuperar la posición perdida de poco tiempo a esta parte( ... ) Esta
fuerza es la riqueza territorial que durante esos años estuvo en pocas
manos".
En 1859 vuelve don Juan Bautista al ministerio de Hacienda bajo la
· gobernación de Felipe Llavallol, que en tanto presidente del senado
ocupa el lugar de· Al si na que ha renunciado. En 1862 torna a ser Prior
del Tribunal de Comercio -lo había sido en 1851 -: al año siguiente
ocupa la presidencia del Banco de la Provinci a y en 1865 el gobierno
nacional lo incluye en una comisión oficial para intervenir en los
contratos con los proveedores del ejército e inspeccionar las merca-
derías que estos entreguen573. En 1869 los Mulhall le atribuyen la pro-
piedad de 38112 leguas de tierra en distintos partidos de la provincia. Y
este es, de cuerpo entero, el individuo que preside el Banco del que
Urqu iza será uno de los principales accion istas. Y por si algo faltare,
el Director General del Banco Argentino será Anacarsis Lanús, gran
proveedor durante la guerra,cuya biografía ya fue trazada anterior-
mente. (Su socio Peña debía intervenir en los contratos de provisión
entre Lanús y el Estado. y en la recepción de las mercaderías que don
Anacarsis entregaba. Todo queda en familia).
Urquiza está férreamente unido a los grandes intereses dominantes
en Buenos Aires y por cierto que al mercado inglés, donde envla: parte
· considerable ·de su producción . No es de extrañar, que sea acaso el
más importante ·accionista local del Ferrocarril Central Argentino y
buen amigo de Thomas Armstrong. también conocido nuestro.
Cuando los brasilel'los están en el Uruguay como invasores y
aliados de Venancio Flores. el uruguayo Vázquez Sagástume le
escribe a Urquiza -setiembre de 1864-: "V.E. tendrá la bondad de
decirme, privada y muy reservadamente, cuándo y hasta dónde, y de
qué manera V.E. podrá auxiliar la noble empresa de reducir al
Brasil"574. En noviembre el interpelado se dirige asl al político oriental

573 Registro Nacional. Núm. 6372.


574 A•ca•do R. Caillet Bo•s. op. cit .. pág. 53.
216
Antonio de las Carreras: ·· ...permitame Ud. que le exprese que no me
afecta el temor de que pueda sucumbir la independencia oriental. ni
mucho menos la de ninguna fracción del territorio argentino''575. ¡Y el
Uruguay está casi totalmente ocupado por el Brasil!

En diciembre nuevamente Urquiza le escribe a De las Carreras:


·· .. . Mt posición especial me obliga a .una expectattva que me abruma
(... )los que me conocen me harán justicia .....576. ¡Frases! A Urquiza
lo abruma la expectativa. a Paysandú las bombas que la están destru·
yendo. A fines de diciernbre insiste Urquiza en carta a De las Carreras:
... . .aplaudo el heroísmo de los que combaten (en Paysandú) (...) pero
deploro la pérdida de los que sucumben cuando he creido y creo que
esos intereses se hubiesen salvado y se salvarían aún por otro medio
que el de las armas ..577.

El otro medio a que alude el taita de Entre Rios es la capitulación


ante Venancio Flores. que es hacerlo ante los negreros de Río Grande
y la turbia política de Mitre. No hay otro modo posible .
Urquiza no quiere saber de meterse a redentor. Precisamente en di·
ciembre los brasiletios le compran 30.000 caballos -deja de a pie a
todo Entre Rios- por medio del rengo Cabal. su socio y testaferro578.
Obtiene 13 patacones por cabeza. precio harto generoso. Urquiza está
sati~fecho: la guerra es buen negocio. Y para mostrarse brasiletiista
en noviembre de 1866 coloca 20.000 patacones en la compañía brasi-
letia de navegación del Alto Uruguay llamada .. Uruguayanna... Lo ha:
bia invitado a hacerlo el Cónsul General del Brasil en la Argentina. Co-
mendador Joao Carlos Pereyra Pinto. (Al año siguiente. en Buenos
Aires se funda la Compañía de Navegación ltalo Platense de la que
Urquiza.será principalísimo accionista: la preside Jaime Llavallol·... ).
Otro amigazo porteño de don Justo José es Gregorio Lezama. el
amigo de Venancio Flores. Fermín Chávez cita correspondencia exis-
tente en los Legajos Urquiza del Archivo General de la Nación que
muestra (carta del 1.8.1863) que u.n tal Jorge Fernán. agente de Leza·
ma. está tratando de ubicar en Inglaterra carne que Urquiza elabora
en .. Santa Cándida ... Por otra parte venimos a saber (carta del 26 de
setiembre de 1863) que si Urquiza puede girar en descubierto sobre el
Banco de Londres. es porque Lez.ama ha accedido a ser su avalista .
En carta que don Gregorio le escribe a Benjamín Victoria el 15 de
enero de 1864 leemos: " ...cada vez más ligados en política veo al se·
ñor general Urquiza y al general Mitre. Este. tengo. motivos para saber
que aplaude la situación por la que atraviesa la provincia'.'571. Mitre .
está contento de Urquiza: pero también a la recíproca. Entre ambos no
hay una esencial contradicción de intereses. Al menos en lo económi -
co.

,,,,, Id. id.


576fd .. id.
S77 Id. pág . 54.
578 Fermln Chávez. op. cit .. pág. 13.
579 Id .. pág. 105.

217
4. Diplomacia, mentiras y remate alberdiano

En 1864 el presidente Solano López le envía a Urquiza un pliego sin


firma que trae a Paraná José de Caminos; le propone apoyo militar a
condición de darse una de estas tres alternativas:

1 °) Sí " se pronuncia por circunstancias que imposibi liten un acuer-


do previo con el gobierno paraguayo, el general Urquiza será apoyado
con e_lementos .s uficientes por este gobierno";
2°) "Si el general Urquiza se pronuncia levantando por bandera la
separación de Entre Ríos y Corrientes en un solo Estado, el general
Urquiza será sostenido por el gobierno paraguayo con los elementos
de que dispone y pueda disponer";
• 3°) " Si el general Urquiza se pronuncia tomando por bandera la se-
paración de .Buenos Aires, y forma un solo Estado con las trece pro-
vincias restantes, como en la época de su gobierno, será igualmente
sostenido con todos los elementos de que dispone el gobierno para-
guayo"580.

De resolverse Urquiza por una de las tres alternativas, López le su-


giere acredite ante su gobierno a uno de los siguientes individuos:
Vázquez Sagastume, general Virasoro o general López Jordán.
Supuesto que Urqu iza hubiera querido adherir francamente a la
causa del Paraguay debió comenzar rechazando toda idea que pu-
diera alentar la segregación de tal o cual provincia o área del resto de
la Nación. Con mucho menos que eso podla demostrar su simpatía
por la soberanía del país guaranl, paralizando simultáneamente la ac·
ción de Mitre. El 10 de noviembre está en manos del presidente para"
guayo la respuesta de Urquiza que trae Caminos, también en pliego
sin firma. Ella comporta una adhesión al Paraguay y expone un plan
político que se propone romper la alianza porteiio-brasileña o en su
defecto contraponerle la eventual alianza Paraguay-Entre Ríos.
Siempre que Mitre persista en ir a la zaga del Imperio. Urquiza se
compromete -pero no firma- a protestar "con todo el poder a sus
alcances contra la 9(:upaci ón brasileña sobre cualquier fracción de la
República Oriental y si el gobierno argentino se declara aliado soste-
nedor de don Pedro 11 , será entonces la oportunidad de declararlo
traidor a la Patria y proceder en consecuencia"581. Pero si con una
mano escribe Urquiza lo que se acaba de leer, con la otra firma en el ·
mismo novieml:;lre la ya citada carta a De las Carreras: no le "afecta el
temor de que pueda sucumbir la independencia oriental".
Hace más de un siglo Alberdi hizo el proceso de Justo José de Ur-
quiza. En el tomo IX de los Escritos Póstumos, está escrito: "Hoy
(1861), para mi, es un odre de egoísrpo, un buitre, hombre que con tal
de ver colmados sus deseos. y de ver servidos sus intereses, pondrá pa-
ra ello a sus pies a todas las cosas más santas de la vida"582. En 1863

580 Efraim Cardozo. op. cit., págs. 431 y 432.


581 Id.. pág. 467.
582 Juan B. Alberdi, Escritos póstumos, op. cit., t. IV, pág. 113.

218
agrega Alberdí: "Urquiza ha puesto la patria, la amistad, la religión, el
honor a los pies de su fortuna, y no tiene más Dios que ella"583. Y po·
co después agrega don Ju~n Bautista: " Sí hubiera sido derrotado en
Monte Caseros, hoy seria el carcelero más fiel y subordinado de Ro·
sas. Defecciona a Rosas por ambición y por codicia. La victoria le dio
el poder sul)remo y le dio quince millones(... ) No cree en nada que no
sea el dinero" 584.
¿Urquiza traicionó? Sin duda no a su vasta fortuna. De por vida le
fue rigurosamente consecuente.

583/d., pág. 328.


584/d. , págs. 330 y 331.

219
X. Confesiones

1. Donde comienzan las confesiones

No es precisamente amor el que se profesan los aliados. Sobre todo


cuando abandonan la formalidad diplomática. El marqués de Caxlas,
jefe supremo de las tropas imperiales. escribe el 20 de setiembre de
1867: " Nuestros aliados no quieren acabar la guerra, porque con ella
están lucrando y empobreciendo al Brasil. Desde que Mitre llegó ha
procurado por todos los medios posibles demorar la marcha de las
ope• aciones que. si hubiesen continuado como yo las comencé a fina·
les de agosto la guerra hubiera concluido"585.
Caxlas le atribuye a Mitre propósitos siniestros pero que intenta
explicar: empobrecer al aliado para lucrar.
En carta confidencial. el ministro de Hacienda Dr. Lucas González
le escribe el 28 de marzo de 1867 a De la Riestra. que se encuentra en
Londres: el pals " . .. tiene que hacer fren te a una guerra extranjera
con el fin no sólo de vindicar su honor ultrajado, sino también de obte-
ner beneficios muy grandes para el comercio del mundo entero, muy
especialmente del comercio inglés que encontrará en el Paraguay
libre y civili zado. un gran mercado que explotar' '586. En seguida agre-
ga: "El comercio( ...) lejos de asustarse por esa guerra. progresa y se
extiende. esperando con ansia su terminación . no por los males que
ella produce. sino para lanzarse en especulaciones útiles sobre el Pa-
raguay cerrado hasta ahora a sus beneficios"587.
La confesi ón es plena y poco cabe agregar: ultraje a un lado, el Go-
bierno Nacional trabaja con desprendimiento para favorecer el comer-
cio mundial. pero " muy especialmente" el inglés. Increíble "generosi·
dad": asesinar a un pue.blo para que el comercio progrese. el de lngla·

585 Luis Alberto de Herrera. op. cit .. t. l. pág. 58.


586 Publicación Oficial. Memoria del Mi nisterio de Hacienda, 1868. Anexo B.
~ . 1~ .
587 Id.. pág. 110.

220
terra y el de aqul. Y si aquí esperan ansio.s amente que t~rmine el
conflicto, será no por sus horrores, desde luego -¡tamaño desatino
nadie lo piense!-, sino porque la tierra guaraní se aparece como una
amante que se brinda con los brazos abiertos y la sonrisa insinuante:
lanzarse " sobre el Paraguay" dice exactamente don Lucas.
En la Memoria de Hacienda para 1866 el mismo González declara
que la ..... Repúb.lica está pasando por una pr\Jeba muy consoladora. si.
como lo espero. el resultado de la guerra consistirá. no sólo en af ian-
zar la Autoridad Nacional, sino tttmbién en proporcionar al comercio,
en el ParagUay, un mercado más, cerrado hasta ahora.. ."588:
Ya no se trata solamente de negocios: aquí confiesa .que la guerra
lleva como razón consolidar el poder del mitrismo sobre todo el país.
En una palabra: el objetivo polltico fund amental de los grupos gober-
nantes bonaerenses. 'se comprende, entonces, que acaso Caxias no
desvariara cuando le atribuye a Mitre el demorar deliberadamente la
guerra, por más que en su recién citada carta no enumera -ni tiene
por qué hacerlo- todas las razones que don Bartolo y sus amigos pu-
dieran tener para ejercer esa conducta. Entre otras la razón de los pro-
veedores. Amén de la incapacidad mili tar de los aliados yel heroísmo
paraguayo, factores nada desdeñables...

2. Donde prosiguen las confesiones

Los testimonios y confesiones -sobre el negocio qu~ representó la


guerra no andan escasos. Casarino en su obra sobre el Banco de la
Provincia anota: " La guerra contra el tirano López imprimió gran acti-
vidad al comercio y a todas las industrias. puestas a contribúción pa-
ra proveer a las múltiples necesidades de los tres ejércitos. que lucha-
ban tan distanciados de su gran centro de recursos -ciudad de
Buenos Aires-. El oro brasileño se estacionaba en el país. por razón.de
las compras hechas por la proveeduría de su gran ejército"589.
También Agote en su trabajo sobre el Banco de la Provincia escribe
conceptos similares: "La introducción del oro de los empréstitos que
la Nación y la Provincia contrajeron en Inglaterra y del que reclamó la
provisión de los ejércitos de la República y del Brasil que estaban en .
campaña contra el Paraguay. dieron un movimiento éxtraordinario al
comercio y a la industria. que se desarrollaron rápidamente. haciendo
subir el valor de los productos del país y estimulando una fuerte im:
portación de mercaderia·s extranjeras . .. "590. ·
Queda señalada ra incidencia· de ras necesidades de g_uerra en la
mayor importación , de lo que se benefician los imp-ortadores locales y
los exportadores de ultramar. Pierden el Estado y el pueblo: " La nece-
sidad de pagar en oro el exceso de las importaciones -sigue Ago-
te- , que la depreciación de nuestros productos no alcanzaba a

588 Publicación Oficial. Memoria del Ministerio de Hacienda. 1866. IV.


589 Nicolás Casarino. op. cit .. pág. 112.
590 Pedro Agote. "El Banco de la Provincia de Buenos Aires", en Nue~a Revista
de Buenos Aires, tomo 111. Buenos Aires. 1881 . pág. 95.

221
cubrir, y otras causas concurrentes, como la crisis o perturbación co-
mercial de la República Oriental, provocaron la exportación del metá-
lico"591.
Alfredo de Labougle lo corrobora·en estos términos: Entre 1866 y
1873 entran al pals "por empréstitos y lo pagado por los proveedores
brasilei'los alfededor de 57 millones- de pesos oro (11.400.000 libras)
que emigraban rápidamente para cubrir los saldos desfavorables del
intercambio comercial"592. ·
El resultado de la guerra fue excelente para los particulares que
lucraron directa o indirectamente con la provisión a los ejércitos, ya
sea como ganaderos, importadores, industriales y proveedores. Solo
que el Estado salió más endeudado que al comienzo, y para atender
sus nuevas y mayores obligaciones con el exterior no encontró mejor
expediente que tomar préstamos. agravando el problema y enajenan-
do la voluntad nacional. Entre tanto, resulta significativa la alegria
con que se lanzan a la empresa bélica algunos personajes del régi-
men de Mitre. En La Tríbuna del16 de abril de 1868 escribe don Pastor
Obligado -representante conspicuo de la oligarqula bonaerense-
aludiendo a Rufino de Elizalde, canciller de Mitre y luego su candidato
a la presidencia derrotado por Sarmiento: "Un otro ministro vinculado
por lazos de familia (el suegro de Elizalde era el ministro brasilei'lo en
Buenos Aires. L. P.) y de aspiraciones al Imperio escribía, restregAndo-
se las manos de contento, a un amigo del litoral el lunes de Pascua
del 65: «Doy a Ud . la mejor noticia de Pascua que pudiera esperar, por
la que le felicito cordialmente».
" López pisó la celada, nos llevó los vapores de Corrientes. Nada de
reclamaciones, la bofetada que esperaba Rawson ya está dada,
tendremos guerra. Cambiamos dos cascos viejos por medio Para-
guay. El oro del Brasil derramaráse a raudales en su tránsito por
nuestro territorio".
Estas palabras extraordinarias, de alguien insospechable como
Obligado, declaran:

1°) La guerra contra el Paraguay fue deseada con toda vehemencia


por el canciller de Mitre: ¿puede separarse la investidura de su persa- ·
na? Por lo demás habla en plural: "nos llevó los vapores" (...) " cam-
biamos dos cascos ... ".
2°) Los parcos anclados en Corrientes y tomados por las tropas pa-
raguayas fueron colocados ex profeso por el Gobierno Nacional;
3°) Las ambiciones territoriales sobre el país hermano se cifran en
la mitad de su territorio si tomamos literalmente las palabras de Eli-
zalde;
4°) El oro del Brasil hará poco menos que la riqueza y felicidad de to-
das: se derramará a raudales. ·

591Id., pág. 96.


592Alfredo de Labougle, " La caja de conversión y el valor del peso moneda na-
cional", en Revísta de Cíencías Económícas, agosto de 1930, pág. 724.

222
Acaba de leerse una total confesión de culpa y de propósitos. Mas
si fuera necesario abonar aun más lo que se viene transcribiendo, va·
ya aquí copiado in extenso un editorial de El Nacional del 18 de di·
ciembre de 1869, titulado así: "La Guerra del Paraguay. Su influencia
en el progreso material" . Dice lo siguiente:
"Fácil es demostrar que la declaración del 17 de abril de 1865
sorprendió al país en circunstancias tales, que la guerra perjudicialí-
sima en otro momento, llegó en la oportunidad más conveniente para
evitar un desastre.
Veamos cuál era el estado de nuestro comercio, de nuestra produc-
ción en ese año.
Permltasenos que invoquemos los datos oficiales y que citemos
cifras para hacer más,palpable nuestra aserción.
Todo el comercio sabe perfectamente que los frutos del pais co-
menzaron a valorizarse de año en año desde 1862 hasta 1864.
Puesto en el año 1865 el derecho del 75% sobre las lanas en el mer-
cado norteamericano este fruto sufrió una inmensa depreciación.
· El año siguiente las lanas valieron un 30 y un 40% menos.
Semejante baja tenia que repercutir en el mercado productor, como
sucedió en efecto.
La raza ovina cayó enteramente.
Los propietarios de ovejas vieron reducida su fortuna a la mitad; el
valor de los campos y el arrendamiento decayó también.
El pafs experimentó por lo tanto una pérdida de cientos de millo-
nes. .
No habría sido tan sensi ble la pérdida si a la par que empobre-
cfamos hubiésemos disminuido los consumos.
Lejos de eso, y quizá por la misma pobreza que comenzaba a aso-
mar, la importación aumentó rápidamente.
Véase la prueba.
La estadística de aduanas nos da un exceso de importación sobre
la exportación en los tres años anteriores al sesenta y seis, de once
millones de duros.
Según las demostraciones muy racionales y justas de la economía
debemos creer que esos. once millones fueron ganancia para rtosotros,
como resultante del comercio internacional.
Pero tiene lugar la qepreciación de los frutos y en ese solo año la
importación excedió a la exportación en nueve millones.
Mas como el valor asignado en la aduana a lo exportado fue mayor
que el que logró en los mercados europeos donde, como llevamos
dicho, descendió de un 30 a 40%, tenemos que, sobre un valor de vein-
titrés millones exportados rebajaremos el 35% y tendremos la dife-
rencia exacta.
Es decir que habiendo vend ido por dieciséis millones de mercade-
rlas, compramos treinta y dos millones de duros (Estadistica de
Aduana).
¿Con qué cubrimos tan enorme diferencia?
En otra circunstancia, habrfamos dicho que la diferencia entre
dieciséis y treinta y dos millones era una utilidad.
Conociendo los quebrantos sufridos no podlamos ni podemos sos-
tener tal cosa.

223
¿Con qué,-pues, se pagaba la diferencia de ese año y la pe los si-
guientes? . . · . .
Aquí es't á la clave de la cuestión.
Nada habríamos sacado con que nos viniesen millones de.eniigran-
tes si los -productos que pudiesen elaborar daban pérdidas y no ga7
nancias; si los hacendados se habían empobrecido; si el, comercio
languidecía vjs.ibler:nente a causa del malestar de la campaña.
¿Qulén influyó para aminorar las desgracias que nos .amenazaban?
Fue la guerra del Paraguáy que,activando los trabajos, dio ánimo a
los brazos desalentados y ocupación a_obreros y labl'adores. . .
Fue la guerra que introdujo millares que ·nos .qyudaron a pagar las
fuertes .importaciones, que n.o habríamos pagado sin este auxiliar .
inesperado. Fue la guerra· que dío alimento a cent~nares de costure·
ras de familias sin trabajos; .que valorizó el ganado vacuno y ca·
bailar, que prestó .aliciente al cultivo del ma:z, alfalfa, etc., etc.
Fijémonos en lo qu~ .p.udimos ser si despreciándose los frutos del
país sin tener otro ramo de industria qt.¡e reémplazar al que cala. no
hubiéramos encontrado la fuente de trapajo ql.le nos proporcionó la .
guerra del Paraguay"( ...)
"Con lo dicho basta para comprender que una parte dei progreso
material se debe a la guerra.
Y no como se dice que el progreso se ha producido a pesar de ella,··
Conclusión final y .acabemos con las confesio.ne.s; la guerra palió la
crisis -señalada en capitulo anteriqr- y permitió importar.cfe~afor.a·
damente bienes que consumimos puesto que no eran bienes de pro·
ducir riqueza-. La industria europea y en parti.cular inglesa quec;ló s.a·
tisfecha: no menos los financistas británicos, que en seguida vi·nieron .
a prestarnos lo que nos era necesario pq.ra pagar los saldos negativos
del comercio exterior. Nos endeudamos, y la voluntad deJ Estado ya
no fue nacional.

SlJ(~IL\-frlii~lllli\.IIJ. OfrSI~OT.f~O~I. Llll

224
XI. Heroísmo y miseria

1. la Triple Alianza

El Tratado de Alianza que vincula· militarmente el Brasil, Uruguay y


la Argentina se firma el 1° de mayo de 1865. El mismo dia, el presiden-
te Mitre abre las sesiones del Congreso y en su Mensaje, lo más que
dice es que el Imperio ha acreditado como plenipotenciario al Conse-
jero Saraiva: "Su permanencia en esta capital -apunta- produjo re-
sultados fecundos para la cordial inteligencia que existía entre am-
bos gobiernos" S93. El Congreso no·es informado oficialmente del gra-
ve paso que acaba de dar el Gobierno Nacional. En lo que atai'le a los
"fecundos resultados". habrá que suponer que alude a la firma del
Tratado.
El acto de la firma fue precedido. desde luego. 'de negociaciones.
Pero las que se conectan con la redacción del documento aparente-
mente fueron tan breves, que debe concluirse que el mismo -al me-
nos en sus lineas fundamentares- existía de mucho antes. El emi-
nente brasileno Joaquín Nabuco ser"taia el. hecho: ·:Mitre recibió a Oc·
taviano el 20 de abril y·el 1o de mayo se firmaba el tratado. Pocas ve-
ces se ha realizado tan apresuradamente acto i'nternacional de tal im-
portancia"S94. Jourdán agregará sin asomo de duda: " El tratado ya
había sido discutido y aceptado y el ministro F. Octaviano de Almeida
Rosa llegó para su pronta firma". La verosimilitud de que asl haya
ocurrido está dada por algunos hechos que anota Jourdán: por más
poderes de que estuviera investido el negociador ·brasi leno la discu-
sión y aprobación de tan importante documento le habría exigido
reiteradas consultas con la cancillería ae Rlo. Pero no habiendo te-
légrafo que conectara la capital del Imperio con Buenos Aires. le hu·
biera sido forzoso viajar -al menos una vez- para las consultas de
rigor. Almeida Rosa no lo hizo ni tiempo que tuvo para hacerlo. Desde

593 Ramón Cárcano. op. cit.. pag. 98.


594 Id.. pág. 99.

225
que arriba a la ciudad porteña hasta la firina transcurren 10 días, de lo
que debe concluirse, con Cárcano, que "las cláusulas ya estaban dis·
cut idas y en verdad Octaviano no venía a negociar smo a rubricar algo
que ya estaba negociado"595. ·
Si algo faltaba para corroborar la existencia de la Alianza mucho
antes de su firma es el hecho que se menciona. La Alianza existe des-
de las Puntas del Rosario y sin duda desde el protocolo que el 23 de
agosto de 1864 firman Elizalde y Saraiva. No es inútil señalarlo, pues-
to que se demuestra que la Triple Alianza no es una respuesta a la be-
ligerancia paraguaya, sino un hecho anterior.
En su momento la Alianza, y sobre todo el texto del Tratado, susci·
tan repudio poco menos que universal. Sarmientó en los EE.UU. -es
nuestro representante diplomático- manda cartas a periódicos y
personalidades intentando disipar lo que a su juicio es un error. Sar-
miento supone que siendo el Paraguay república y el Brasil imperio,
los norteamericanos tienden a simpatizar cori sus iguales republica-
nos de América del Sur. E19 .de julio de 18661as repúblicas andinas se
solidarizan con el país guaraní. Declaran que la conducta del Brasil es
idéntica a la de los franceses en México, y a la de España en el Océ-
ano Pacífico y en Santo Domingo. La protesta engloba a los gobier-
nos del Perú, Chile, Bolivia y Ecuador, aparece en El Peruano de Lima
y va dirigida a los gobiernos de Buenos Aires, Montevideo y Río deJa-
neiro.
El canciller de Mitre cree neutralizar la indignación de las naciones
hermanas con métodos propios de tinterillo dé aldea. El 28 de no-
viembre de 1866 escribe Elizalde a Mitre: "Los del Pacífico quedan en-
vueltos en notas y papeles en que los he enredado y nada hay que te-
mer por aquel lado"596.
Nada hay que temer -es probable- militarmente hablando; pero
la repulsa que pronuncia el ministro de Relaciones Exteriores del Pe-
rú, Toribío Pachéco, el 9 de julio de 1866, es extremadamente severa y
nada fácil de disimular con enredos, mañerías y subterfugios. La del
Paraguay ·•·e~ una guerra pura y simplemente de intervención, ante la
cual las demás.. naciones no pueden permanecer como meras espec-
tadoras." Y más ·adela11te: "Hacer _del Paraguay una Polonia america-
na, sería un escándalo que la América no podría presenciar sin cubrir-
se de vergüenza"597. Y se trataba de eso: hacer una Polonia america-
na puesto que el Tratado de Aliariza consagraba el despojo del Para-
guay598.
/
595/d., Id..
'
596 Bartolomé Mitre, Archivo, op. cit., t. XXVII, pág. 236.
597 Luis Alberto de Herrera, op. cit., tomo 1, págs. 62 y 63.
598 En una introducción que e.scribió Sarmiento al folleto que publicó el Go·
bierno Nacional con el título: Papeles del tirano de Paraguay tomados por los
aliados en el asalto de 27 de diciembre de 1868 (Bs.As .. lmpr. "Buenos Aires" ,
1869), lo reconoce: "La verdadera causa de la antipatla a los aliados, sin dis-
t!n<?ión de republicanos o imperiales, vino de que el Tratado de Alianza fijaba
11m1tes terntonales al Paraguay, estrechando, al parecer, los de antiguo reco-
nocidos, o pretendidos· tales por el Paraguay .. :· (Domingo F. Sarmiento,
Obras Completas, tomo XXXIV, Cuestiones Americanas, Buenos Aires, Luz del
Oía, 1952, pág. 314.) ¡¿Al parecer... ?!

226
Moralmente la causa de los aliados recibió condenación poco me-
nos que unánime. En carta a Sarmiento del 12 de enero de 1869, el
diplomático argentino Manuel R. García Mansilla escribe: "No nos
basta triunfar en el campo de batalla, cosa que pueden lograr las pe-
ores causas. Necesitamos triunfar moralmente en Europa y Estados
Un idos y esa batalla habrá de darla nuestro cuerpo diplomático. Ló·
pGz, Ud, sabe, contaba con las simpatlas de ambas Américas y el
pueblo paraguayo con las del mundo... "599.
La simpatla siguió del lado del Paraguay. Una prueba de ello es la
declaración del Congreso de Colombia el 27 de julio de 1870: " ... ad·
mira la resistencia patriótica y heroica opuesta por el pueblo del Para-
guay a tos aliados" . Y en el articulo 2° se agrega: " ... participa del do-
lor que a los paraguayos amigos de su patria ha producido la muerte
del mariscal Francisco Solano López" 600.
Había razones para expresar dolor. Poco antes, el 25 de setiembre
de 1869, Sarmiento le escribe a su amigo Santiago Arcos que se en-
cuentra en Chile: "La guerra del Paraguay concluye por la simple ra·
zón que hemos muerto a todos los paraguayos mayores de diez
años"601.

2. La repulsa del pueblo

No me propongo pasar revista a todas las manifestaciones que pro-


dujo el pueblo argentino durante la guerra, como expresión de su re-
sistencia a complicarse en el crimen contra el país hermano. Pero va-
yan algunas. El 5 de noviembre de 1865 un herrero de Catamarca ex-
tiende al gobernador Maubecín el siguiente recibo: " Recibí del gobier-
no de la provincia de Catamarca la suma de cuarenta pesos boli-
vianos por la construcción de 200 grillos para los voluntarios catamar-
queños que marchan a la guerra contra el Paraguay" 602. ¡Qué elo·
cuencia!
El 24 de junio del mismo año el gobernador de La Rioja, coronel Ju-
lio Campos,le escribe así al general Gelly: "No me pida tropas de linea
(para la guerra contra el Paraguay. LP.) es muy difícil hacer en las cir-
cunstancias y sobre todo en esta Provincia en que sus ·habitantes
tienen horror a ser soldado de linea.
" Cuando precisen fuerza o milicia de las provincias no pidan con-
tingentes porque la sola palabra basta para introducir la alarma y des-
poblar pueblos enteros ... " 603. Cabria admitir que si el pueblo hubiera
considerado suya esa guerra, sus temores a los contingentes habrian
desaparecido.

599 Luis Alberto de Herrera, op. cit., t. 1, pág. 94.


600 Id., pág. 63.
601 Luis Alberto de Herrera, La pseudo historia para "El Delfín", t. 11, Montevi·
deo, Jmpr. El Siglo Ilustrado, 1947, pág. 22.
602 Rafael Cano, Catamarca del 800, pág. 66.
603 Rafael Cano, Revista de la Biblioteca Nacional, Núm. 52, págs. 525 y 526.

227
El 9 de setiembre, siempre de 1865, Santiago envla un batallón de
800 hombres para luchar contra el Paraguay. En el fuerte la VIuda se
sublevan y ciertamente no llegan a destino604. ·
En julio 18 Antonino Taboada le informa a Gelly sobre el contingen-
te riojano: pasó lo que Campos ya sabía: .. . .. sublevado en Los Llanos
·han muerto algunos de sus oficiales y formando montoneras amena-
zaban ya hacia la Capitar·sos.
A Urquíza se le desbandan en Basualdo y Toledo dos ejércitos que
ha reunido para ~nviar al Paraguay. Tan formidable desobediencia
colectiva no llene precedentes en el pals. En Córdoba· las cosas no
andan mejor: " ...hay una completa apatía··. anota Emilio Mitre en car-
ta a Gelly datada en Río Cuarto el 5 de mayo de 1865606. Y el 12 de ju-
nio insiste el hermano del presidente. nuevamente en carta a Gelly. Se
muestra escéptico: esos voluntarios - dice- " ... al fin del cuento
han de ser tan voluntarios como aquellos famosos patriotas del tiempo
de la independencia que iban al ejército atados codo con codo''607.
En Corrientes. provincia parcialmente ocupada por los paraguayos.
no se· advierte entusiasmo alguno en el pueblo por pelearlo al inva-
sor. Paunero en carta a Gelly, datada en Campos de Pesoa (orillas del
rlo Corrientes} el 18 de junio:" . .. concluye Ud. por lamentarse -alude
a una carta del ministro de guerra fechada cuatro dlas antes- de que
entre Jos correntinos no haya quién hostilice a esa gente... "608. "Esa
gente" son los paraguayos. El 2 de julio, Paunero agrega en 'otra a
Gelly: la vanguardia -del ejército argentino- " ... donde desertan a
bandadas los nobles correntinos con jefe y oficiales a la cabeza... "609.
Cuando en Entre Rías ·se corre la noticia del desbande del ejército
de Urquíza. el coronel Joaquln María Ramiro, capitán dél puerto de Pa·
raná,se dirige en estos términos al ministro de guerra: "Esto y otras
muchas circunstancias que omito harán comprender a vuestra exce-
lencia el espíritu antinacionalista que reina en la mayor parte del
pueblo porque no quieren hacer causa común con Jos portel"los... " 610.
los levantamientos, sublevaciones y resistencias se generalizan y
adquieren características sumamente graves para el Gobierno Na·
cional. Al punto que la falla de soldados d.ebe ser suplida con en-
ganchados en Europa, que a cambio de una paga se avienen a pelear
por algo que ignoran contra alguien que desconocen. El poeta Hilaría
Ascasubi es el reclutador en el Viejo Mundo; por ese trabajito - hay
:.~n contrato- el Gobierno lo remunera adecuadafT!ente611. Es claro
que los mercenarios se comportan como corresponde; habrá deser·

60<4 Gaspar Taboada. Los Taboada. l. 111. Buenos Aires. 1937. págs. 473 y sigts.
605 Rafael Cano. Revista de .. .. op. cit .. pág . 595.
soo Gas par Taboada. Revista de la Bib lioteca Naciona l. Núm. 51. pág. 274.
607 Rafael Cano. Revista de. . .. op. cít.. pág. 503.
808/d.. pág. 520.
609/d.. pág. 530.
1>1o Id .. págs. 545 y 546 .
..,., Publicación Oficial. Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados de la Na·
CIÓn. 1865. pág. 464. .

228
ciones masivas desde el principio mismo de la guerra. El 19 de junio
de 1865 Mitre te escribe a Gely: ..Se han desertado como 15 soldados
del9°, que tiene.hoy más de 40 enfermos. Los desertores son lama-
yor parte de los enganchados en Europa"612. El 25 de enero de 1868,
nuevamente Mitre a Gelly: "Espero poder mandarle, para principios
del mes que viene, 400 soldados más, que deben venir de Europa"613.
Los soldados no alcanzan. Los criollos se desertan; los mercena-
rios imitan el ejemplo. Habrá que recurri,r a los mismos paraguayos. Y
asl ocurre: tos prisioneros de guerra sol} obligados a combatir contra
sus hermanos. Es práctica de los tres aliados. El 4 de octubre Mitre le
anoticia al vicepresidente Paz: ''El general Flores (Venancio) ha adop-
t~do por sistema incorporar a sus filas todos los prisioneros y des-
pués de recargar su batall()n con ellos, ha organizado uno nuevo de
500 plazas con puros paraguayos"614.
Aludiendo a los brasileflos, Mitre aflade en la misma carta:
"Nuestro lote de prisioneros en Uruguayana, fue poco niás de 1.400.
Extranará Ud. ese número, pues debieron ser más; pero la razón es
que por parte de la caballerfa brasilei\a hubo en el dla de la rendición
(paraguaya. L.P.) tal robo de prisioneros que por lo menos arrebata-
ron df! 800 a 1.000 de ellos, lo que muestra a Ud. que el desorden de
esa tropa, la falta de energla de esos jefes y le corrupción de esa gen-
te, pues los robában para esclavQs (.• ,) El eomandante Gulmaraes, je-
fe de u.na brigada brasHena, escand.alizado de ese tráfico indigno. me
decía el otro dla que en !as calles de Uruguayana tenia que andar di·
clendo que no era Pl!.raguayo para que no lo robasen"615.
~n relación c«;>n.el mismo hecho (rendición de Uruguayana) el coro-
nel Palleja. oriental. e~scribe: " ... y luego vino la noche, durante la cual
y todo el dia siguien•e se estuvo sacando paraguayos por todo el m un·
q(l; no ttay un oficial de los tres ejércitos. qu~ no sacara su paraguayi-
to''616..
1;1 presidente Solano López enterado d.,; ctSt<ss atrocidades. se diri·
ge por carta al presidente Mitre: "Los (pri~ioneros. L.P) que no han
participado de tan inicua suerte han serv•do para fines no menos
inhumanos y repugnantes, pues, en su mayor parte, han sido llevados
y reducidos a la esclavitud del Brasil. y los que se prestaban menos.
por el color de su cutis, para ser vendidos·, han sido enviados al Esta·
do Oriental y las Pfovincias argentinas de regalo, como entes cu·
riosos. y sujetos a servidumbre"617.
Mitre responde el mismo día: '' .. .lejos de obligar a los prisioneros a
engrosar violentamente las filas de los ejércitos aliados o de tratárse-
los con rigor, t'lan sido tratados todos ellos. no sólo con humanidad si-
no con benevolencia... "618,

612 Bartolomé Mitre. Archivo. op. cit .. t. XXVII. pág. 136.


o1J Bartolomé Mitre. Archivo. op. cit .. t. 111. pág. 166.
614 Bart.olomé Mitre. A1chivo. op. cit .. t. XXVIII. pág. 126.
615/d.. pág. 129.
616/d.. pág. 130.
617 Id.. págs. 124 y 125.
618 Id.. pág.125.

229
3~ El heroísmo paraguayo

Las pruebas al;lundan, pero hay una que supera a todas en elocuen·
cia y en autoridad. En la biblioteca del Museo Mitre hay un folleto de
13 páginas, que lleva este titulo: Despacho privado del Marqués de
Caxtas, Mariscal de ejército en la guerra contra el Gobierno del Para-
guay, a Su Maiestad el Emperador del Brasil, don Pedro 11. · ·
Caxlas es un viejo soldado y al tiempo de firmar el texto que se
reproduce parcialmente a continuación, comanda en jefe los ejércitos
imperiales. El lugar de data es: Cuartel general en marcha en Tuiucue;
la fecha, 18 de noviembre de 1867. Caxias anoticia a don Pedro porque
el soberano le ha requerido información, que el marqués envla priva-
damente aludiendo a "la situación e incidentes más culminantes de
los Ejércitos Imperiales". "Todos los encuentros -anota- todos los
asaltos, todos los combatientes habidos desde Coimbra a Tuiuti,
muestran, y sostienen de una manera incontestable que los soldados
Paraguayos son caracterizados de una bravura, de un arrojo, de una
intrepidez, y una valentla que raya a ferocidad sin ejemplo en la histo-
ria del mundo". .
·• ... Su disciplina proverbial de morir antes que rendirse y de morir
antes de hacer [sic} prisioneros porque no tenían orden de su jefe, ha
· aumentado por la moral adquirida, sensible es decirlo pero es la ver-
dad, en las victorias, lo que viene a formar un conjunto que constituye
a estos soldados, en soldados extraordinarios invencibles, sobrehu-
manos.
"lópez tiene también el don sobrenatural de magnetizar a sus soi-
dados, infundiéndoles un esplritu que no puede apreciarse bastante-
mente con la palabra; el caso es que se vuelven extraordinarios; lejos
de temer el peligro lo acometen con un arrojo sorprendent~; lejos de
economizar su vida, parece que buscan con frenético interés la oca-
sión de sacrificarla heroicamente, y de venderla por otra vida o por
muchas vidas de sus enemigos". (...).
"El número de soldados de López es incalculable, todo cálculo a
ese respecto es falible, porque todo cálculo ha fallado".( ...).
"Vuestra Majestad, tuvo por bien encargarme muy especialmente
el empleo del oro, para acompañado del sitio allanar la campana del
Paraguay, que venia haciéndose demasiadamente larga y plagada de
sacrificios, y aparentemente imposible por la acción de las armas; pe-
ro el oro, Majestad, es materia inerte contra el fanatismo patrio de los
Paraguayos desde que están bajo la mirada fascinadora, y el esplrltu
magnetizador de López". (...}.
" ...soldados, o simples ciudadanos, mujeres y niños, el Paraguay to-
do cuando es él son una misma cosa, una sola cosa, un sólo ser moral
indisoluble... "619. (...). · ·
" ... ¿cuánto tiempo, cuántos hombres, cuántas vidas y cuántos ele·
mentos y recursos precisaremos para terminar la guerra es decir para

619Marqués de Caxías, Despacho privado del. .., Mariscal de ejército en la


guerra contra el Gobierno del Paraguay. a S.M. el Emperador del Brasil don
Pedro 11. folleto sin píe de imprenta ni fecha de impresión, pág. 2. ·

230
convertir en humo y polvo toda la población Paraguaya, para matar
hasta el feto del vientre de la mujer...?"(...). . ·
" . . .en cuanto al general Mitre, después de su obstinado empeflo en
hacer prevalecer su personalidad acordada por el tratado del 1o de
mayo, se ha convencido que sin pueblo y sin soldados debe no sola·
mente someterse a cuanto Vuestra Majest~d halle por bien disponer,
sino aún más, de ser las armas imperiales a las que debe acogers.e
buscando el único amparo que debe buscar. El general Mitre está r~·
signado de lleno y sin reserva a mis órdenes; él hace cuanto yo le indi·
co, como ha estado muy de acuerdo conmigo, en todo, aún en cuanto
a que los cadáveres coléricos se arrojen ya de la eacuadra como de
ltapirú a las aguas del Paraná para llevar el contagio a las pobla·
cienes riberertas, prlncipal.rnente a las de Corrientes, Entro Filos y
Santa Fe que le son opuestas; pero convencido de nuestra sltu$ción,
y aunque ve que con la paz quedan nulificadas sus aspiracl<mes do
virreinato, comprende también que es razonable e imperío~amentP
necesario abandonarlas, y que la paz es el único mec;tio salv,4or díi!
nuestra peligrosa situación. El general Mitre está también COflVtHlCÍ•
do que deben exterminarse los restos de tuerzas arg entina~ que a.ún
le quedan, pues de ellas no divisa sino peligros para eon su J)ftr$Qna.
Pero él espera finalmente, que por medio de la PBl habrá lh;mado el
clamor del pueblo Argentino y de sus tropa$, y Ql.le a~l h!ibrá podiciQ
terminar pacifica y honrosamente su presidencia, y qu~ con~~rv,od9
el ascendiente de su partido podrá contin1.1ar trabajando ~n fayl)r de la
idea que hoy quedará postergada, y podr~ con al tiimpo, PUd. i~ndP na·
cer valer su influencia oficial para la elección de un nuQYP Prpc;it;lente ·
preparar el pals y las cosas, con el poderoso auxilio d~t Vuestna Maie~·
tad, a los mismos objetos de la Alianza que est(l ve;z no ha podiQo re-
alizarse''620.
Documento que se comenta por si mismo, da ampliO c;;ampo a la
reflexión. Queda librado a la del lector.

&20 Jd., págs. 11 y 12.

231
XII. La guerra ha terminado

SlJ(~Iil-fllJI~Illlil. IIJ. OfJSPO'I'.(~OII .illl

1. La paz en el Paraguay

En la tierra guaraní imperará la paz de los aliados. Y si por paz se


entiende ausencia de guerra. digamos que hubo paz. ¿Pero en verdad
solo es guerra la que se tramita con armas de fuego? ¿No lo es el des·
pojo económico de un pueblo que emerge de una larga contienda de·
11astado y diezmado?
En el Diario de Gastón de Orleans. yerno del Emperador y coman·
dan te en jefe del ejército imperial (sucesor de Caxías en la jefatura) le·
emos con fecha 18 de mayo' de 1869: tomados y destruidos !os edifi·
cios de la fundición de lbicuy: igualmente destruidas máquinas. El i~·
fe de lbicuy. capitán lnsfran. es pasado por las armas621.
El día 9 de junio registra esta anotación: la fundición de lbicuy es
arrasada total y defíniti11amente por el ingeniero Jardín. el cual en.
contró gran número de máquinas aún aprovechables y porción de ar·
mamentos. mostrando que el teniente coronel Coronado no había re·
alizado el "eStrago deseable". La destrucción estu11o a cargo de los
80 hombres que acompai'laban al ingeniero. los que desmontaron
piezas importantes de la fábrica de pólvora y fundición de hierro. pu·
sieron fuego a los edificios y oficinas de la fundición. carpintería. tor·
nería. herrería y armería. así como a los pañales de mantenimiento y
combustible. La obra quiso ser completada mediante la destrucción
de una compuerta y postenor Inundación del estrecho valle en que se
·hallaba el establecimiento622.
El príncipe de la familia Orleans. sucesor en el trono del Brasil de
Su Majestad el Emperador don Pedro 11 -no tiP.ne hijos varones- y
<;omandante en jefe de los ejércitos de uno de los tres aliados que han
venido a civilizar el Paraguay. 11igila personalmente la destrucción sis·
temática v minuciosa del utilaje y maquinarias que comprende lo que

62• Gastór. de Orleans. op. Cit.. pá(j. 50.


;,;:2 Id.. paQS. 91 y 92.

232
para la época constituye un complejo industrial sin igual en el Brasil.
la Argenti na y cualquier otro lugar de la América espar"lola. La feroz
saña con que manda ejecutar la tarea se remata en el final: la inunda-
ción del valle donde han quedado las ruinas de lbicuy. Que el futuro
no ·conozca ni las cenizas; que el mañana vea una corriente de agua
donde debería· ser el símbolo más perfecto de la guerra cont ra el Para-
guay: la destrucción de su cam ino independiente, la liquidación de lo
que había labrado y estaba consolidando las condiciones para ser
dueño de su voluntad nacional. ..
Durante el transcurso de la guerra escribe Alberdi: ··Er ejército para-
guayo es· numeroso relativamente al" pueblo. porqúe no se distingu·e del
pueblo. Todo ciudadano es soldado; y como no hay un ciudauano que
no sea propietario de un terreno cultivado por él y su familia, cada sol-
dado defiende su interés propio y el bienestar de su familia en la de-
tensa que hace de su pais"623.
" Diez libertades de la palabra no valen una libertad de acción, y só-
lo es libre en realidad el que vive de lo suyo" "624.
··La propiedad es el poder. el poder es la libertad. Tener su terreno,
su casa. sus instrumentos de labranza. su familia. y bastarse a sí mis-
mo para vivir. eso es ser libre en el mejor sentido--625.
Los hermanos Mulhall, fiel~s ser:vidóres de Inglaterra, escribiendo
en 1876 dirán del Paraguay de ·preguerra: "Habían muy pocos pro-
pietarios: tres cuartas partes del pals perteneclan al Gobierno desde
la expulsión de los Jesuitas en 1768 y lópez cedió los terrenos a tos
pobladores por una renta nominal, y todo el país presentaba un
cuadro lo más rísuer'lo. de chacras y plantíos de maíz, mahdioca. taba-
co y algodón al largo de los caminos públicos, hasta que vino la
guerra-a destruirlo todo. convirtiendo un paraíso terrestre en un de-
sierto despoblado·· 626.
Apenas acabada la guerra y antes del gran despojo el gobierno tite-
re colocado por los aliados levantó un censo de tierras que dio los si·
guientes resultados:

Cuadro 27

T..., dS en po<Je r ~e 1Es t aoo 12.4<10 l•)quas cuaur aua s


o.,. pan llt!var .............. .... .. 7.100 f··q )
Serranías y bosques ........... . 4 500 J. . q .z
YtHbales ...................................... ....................... ... 840 leg.:·

Tierras en poder ue part iculaH~S .. ¿ 560 leguas cuaoraoas

FUENTE· M. G. 1 E. T. Mulhal• . Man<Jill <Je las Repuoucas ~e: Piara. Swr:o~ Au.,s. lmP'•"IIa V""· 1876. ¡1a<¡.
)~ .

623 Juan B. Alberdi. Escritos póstumos. op. cit .. t. IX. pág. 434.
62• Id. págs. 434 y 435.
62? Id .. págs. 4231433.
626 M. G y E. T. Mulnall . Manual de las . . .. op cit .. pág. 327.

233
Del cuadro surge que sobre un total de 15.000 leguas cuadradas (o
su equivalente 9.000 leguas espal"lolas, medida de uso en la Argenti·
na) aproximadamente un 17% era propiedad de particulares; el resto
eran tierras dadas en arriendo al pueblo, de propiedad del Estado. So·
lo en estos términos puede entenderse correctamente la apreciación
que hace Alberdi.
En otro trabajo, anota don Juan Bautista aludiendo al Paraguay an·
terior a la paz de los aliados: " ... no tiene deuda pública, no porque le
falta crédito sino porque le han bastado sus recursos, mediante el
buen· juicio con que los invierte"627.
A esta realidad debe ser contrapuesta esta otra, que describe Eli·
sée Aeclus en su Nouvelle Géographie Uníverse/le, tomo XIX, Parls
1894, y que vertimos de su original francés: "Después de la guerra y
habiendo cesado la ocupación, casi toda la superf icie del Paraguay
constitula un dominio público. Amo de una inmensa propiedad na·
cional, el gobierno la puso en venta a tanto la «legua cuadrada••, si·
guiando el valor de las tierras y la proximidad de los mercados. Los
especuladores argentinos, ingleses y americanos del norte se arroja-
ron sobre la presa, sin respetar los pequel'\os enclaves donde las fami·
lias guaranles cultivaban el suelo de generación en generación, noto·
mándese jamás el trabajo de hacer constatar sus titulas de pro·
piedad; sindicatos de mercaderes adquirieron los terrenos por dece·
nas, por centenas de miles de hectáreas con el objeto de revenderlos
a diez o veinte veces más de su valor: un solo concesionario acaparó
varios miles de kilómetros cuadrados. En pocos al'los las vastas sale·
dades fueron adjudicadas a propietarios ausentes, y entre tanto nin·
gún campesino paraguayo podía cavar el suelo de su patria sin pagar
una renta a los banqueros de Nueva York, Londres o Amsterdam.
Puede que los hijos de los guaranles, luego de haber vivido sometidos
al régimen de los jesuitas y al de los dictadores, terminado este, al
menos, por años de heroísmo, deban sufrir una tercera esclavitud,
más dura aún, ya que hará de ellos proletarios 9egradados" S2S,
Más adelante agrega el eminente geógrafo: " Los capitalistas de
Londres quisieron prestar en dos veces la suma de 1.438.500 libras;
pero, por uno de esos misterios financieros de los que la historia de
América tantos ejemplos ofrece, las cajas del Estado no recibieron ni
siquiera la séptima parte de la suma prestada, no más de 200.000
libras. Se 'negoció para disminuir el capital de esta enorme deuda y
los banqueros se dejaron persuadir a cambio de un regalo de
«quinientas leguas cuadradas», o sea más de 300.000 hectáreas. En
seguida el gobierno vendió, siempre a especuladores ingleses, al ca·
mí no de hierro dé Asunción a Villa Rica... "629.
En la edición de 1896 de la Nouve/Je Géographie Univer~elfe, vertida
al castellano por Ramón de Olascoaga, publicada parci~lmente en el
Paraguay y prologada por el mencionado profesor para~uayo, queda

627 Juan B. Alberdi, El Brasil. . .. op. cit.• pág. 98.


628 Elisie Reclus. Nouvelle Géographie Un/verse/le, t. XIX, Parls, L.lbralré
Hachette. 1894, pág. 548.
629 Id. , pág. 553.

234
as! resumida la situación de posguerra: " Las principales empresas per·
tenecen a extranjeros que residen fuera del Paraguay. la .deuda exter·
na se halla toda, o casi toda, en poder de ingleses; el ferrocarril
central es, en su mayor parte, igualmente de capitales ingleses; las
más importantes compañías de vapores son también de extranjeros,
ingleses, argentinos, uruguayos, y aun el territorio es, en con siderable
superficie, de propiedad de extranjeros''63o.
El 29 de diciembre de 1870 (las ruinas aún humeantes, las víctimas
sin enterrar) el Gobierno Provisorio del Paraguay declara libre la co·
mercialización de la yerba mate y el corte de·madera en los montes
fiscales631 . la enajenación del ferrocarril Asunción·Villarica es "auto-
rizada" por el Parlamento local el 24 de abril de 1871632. Y desde 1870
pasan a manos privadas 29 millones de hectáreas de tierra633, de las
cuales 25 millones son vendidas, regaladas o dilapidadas inmediata·
mente después de la guerra634. Por propiedad privada debe entender·
se -desde luego- capitalistas extranjeros. Para el año 1938, según
lo consigna Bernardino Horne y lo anota Ga.rcía Mellld, a quien esta·
mos citando, 136635 propiedades abarcan más de 15 millones de hec-
táreas y 607 una superficie total de casi 25 millones de hectáreas636.
Cierto Monsieur Le l ong, muy estimado por los liberales argenti-
nos, habla escrito antes de finalizar la guerra en su libro L 'AIIiance du
Brasil publicado en Parls: " Cuando por un cambio de gobierno el Pa·
raguay haya entrado en el movim;ento comerci al del mundo, cuando
cada paraguayo sepa que nadie puede discutirle el derecho de dispo-
ner a su voluntad de aquello Que le pertenece, recién entonces podre-
mos tener una justa idea de la riqueza y la variedad de productos de
ese bello país . ¿Cuál será el resu ltado? la apertura de un nuevo y con·
siderable mercado en la cuenca del Plata que rápidamente aumentará
nuestras exportaciones en 40 millones. En consecuencia, la libera-
ción del Paraguay por l as tres potencias aliadas sirve no sólo a la
causa del progreso y la civilización, si no también a nuestros verdade·
ros intereses comerciales, creando un importante centro de nogocios
para nuestro pals"637.
Monsieur l e Long es la expresión más sincera y acabada del libera·
li smo, visto desde la pers pectiva de una gran potencia. La enun·
ciación de las ventajas materiales, mezclada con bellas palabras, va
precedida de la más cruel ironía: ¡el derecho de los paraguayos a ser
duenos de lo QUe les pertenece!

630 Atilio García Metlid, Proceso a los falsificadores. .., op. cit .. t. 11, págs. 436 y
437.
631 Id.: pág. 461.
632 Id., Id.
633 A más de l~s tierras que declara e~ Cuadro 27, es evidente que se han enaje·
nado t1erras v1rgenes, que en defm1t1va aunque no pobladas son 1ambién del
Estado.
634 Ati lio García Mellid, Proceso a los falsificadores ..., op. cit., t. 11, pág . 484.
635 Esos 136 reem plazan en la propiedad o arriendo de la tierra a cientos de mi·
les de paraguayos.
636 Atilio Garcia Mellíd, Proceso a los falsificacores. ... op. ci t. , t . 11, pág. 485.
637 Id., pág. 429. '

235
Pero lo que importa es que la paz impera en la tierra guar.aní. y con
ella la diosa mercancla y un nuevo dios: el capital financiero interna·
cional. Paraguay era vícti ma del imperialismo. etapa superior del ca-
pitali smo.

2. Uruguay y Brasil, en poder. de su acreedor inglés

Terminada la guerra. Brasil está exhausto económicamente hablan-


do: recurrirá a los empréstitos en Londres. Ent re 1871 y 1889 el lm·
perio · contrae deudas que montan 45.504.100 libras638. Las cade·
nas de la sujeción son afianzadas sólidamente.
El Uruguay no está mejor. Antes bien. puede afirmarse que está
mucho peor. Los Mulliall indican que la deuda exterior asciende en
1875 a $ lis. 42.357.49 y es la mayo r "per capita" . comparada con la de
sus aliados. Ya que si el Brasil está endeudado en el mencionado año
a razón de S fts. 36 " per capit a" y la Argentina S fts. 38. el país oriental
lo está en S fts. 90639. Apenas acabada la guerra. el 20 de octubre de
1871 la presidencia de Lorenzo Ballle contrae en Londres un emprésti·
to de 3 3 • millones de libras.
En su anexo a una nota que dirige Sarmien to desde los EE.UU. al
canciller Elizalde. argumentando en favor de la anexión a la Argentina
del Paraguay y el Uruguay. arguye don Domingo que este último. "con
una población reduc idísima. con una deuda enorme( . . .) necesita ser
incorporado a alguno de sus vecinos para segurar la tranquilidad"64 0.
De modo que una de las razon es que inhabilita al Estado Oriental para
seguir teniendo vida independiente - a juicio de Sarmi ento- es su
deuda enorme: pero esa aeuda es consecuencia. en lo fund amental.
de l a guerra a que fue llevado por una intriga que comenzó en Buenos
Aires y tuvo sus mejores aliados en los negreros de Rlo Grande.
Veamos ahora un cuadro aleccionador del endeudamiento brasil e·
ño en la ·posgu erra :

Cuadro 28. Endeudamiento del Brasil después de la guerra del Paraguay

Año Valores en ltbras Banquero


1871 3.000.000 Ro tschild
1875 5 .301.200
1883 4 599.600
1886 6 .431 .000
1888 6.297.300
1889 19.875.000

FUENTE: Ca1o P1aao Jurl()r. Hrstor~a Economrca aer Btastl. B~reno~ Au~~. Futuro. 1960.

638 J un1or C aio Prado . op. cit .. pág. 192.


639 M . G. y E. T. M ulhalf. Manual d e las .... op. cit .. pág. 280.
640 Domingo F. Sarmien to. op. cit .. t. XXX IV. pág. 238.
236
\
. D~de 1824 hasta 1865 Brasil contrae empréstitos que montan
18.138.120 libras: pero entre 1871 y 1889 toma más de 45.500.000
libras. •Es dificil anadir elocuencia a estas cifras. Acaso si agregár
que si eJ 31 de diciembre de 1870 la deuda externa del Imperio ascien·
de a 12.796.400 libras64 1. para cinco anos más tarde otra fuente la ha·
ce ascender a 19.214.600 libras642. Para 1876 Alberdi estima que la
deuda esta en 23.721.000 libras643. aunque es probable que don Juan
Bautista haya tomado los valores nominales originales sin deducir
las amortizaciones. En efecto. Mulhall. de quien hemos tomado la
cifra para 1875. aclara que el valor original de la deuda,es de algo más
de 23.000.000 de libras y que la deuda al· afio mencionado es la que
transcribim.os más arriba. cifra coincidente con la de Alberdi para -un
ano después.
A mediados del siglo XIX, cuando el endeudamiento del Brasil era
enormemente inferior al de la década del 80, el servicio anO'al la de
deuda consumla casi el 40% del presupuesto nacionat6«: ¿Cuánto
consumla en la década del 80?
Vayamos ahora al comercio exterior. El principal producto de ex·
portación, el café " está monopolizado por unas ·pocas casas ingle·
sas"6A5. Ellas son en 1870:646

Phipps lrmaos con 392.907 sacos.


Schwind Me Kinnell con 211.93 sacos.
Ed. Johnson y C. con 176.587 sacos.
Wright y c. con . 169.933 sacos.
Boje y C. con 121 .023 sacos.
J. M. Wríght y C. con 114.827 sacos.
F. Schmidt . Grossy y C. cpn 68.240 sacos. ·

Cinco at'los más tarde fill conjunto de la exportación de café que re·
allzan las casas inglesa~ suma 6.000.000 de libras. de las cuales solo
Phlpps lrm~tos exporta por 2.000.000 de llbras647. V precisamente en
1875 Brasil representa en el comercio de América latina con la Gran
Bretal'la el 40% de las importaciones y el 32% de las exoorta·
c¡ones648. Con mucho. el primer lugar de toc:ta el área. la~ inversiones
británicas -siempre en 1875- Incluyendo los empréstitos llegan a
31.289.000 libras. SóiQ el Perú supera en América latina al Brasil
como campo de inversiones inglesas:· 35.930.220 de lil:lras849. (El
grueso de esli suma est~ constituido por tres gigantescos emprésti·
tos).

si1 H. Laemmert. Almanalr 1871. Rio. Edlt. laemmert. 1871. pág. 112.
&42 M1chael G. Mulha.lf. 1he English .. .. op. c1·r.. págs. 537 y 538.
&4 3 Juan B. Alberdi. Estudios económicos . . .. op. cit .. pag. 88.
su Junior Caio Prado. op. eil.. pág. 15fl.
645 Michacl G. Mulhall. The English . ... op. Cit .. pág. 345.
646 H. Laemmert. op. cit .. pág. 122.
647 Micha el Q. Mulhall. The Engli$h . . ,. op. el f.•• pág. 583.
b4b Id .. pég. &9.
649 Id .• págs.-530. 531 y 532.

237
/

¿En qué invierten los ingleses en el Brasil? Solo a modo de ejemplo


d iremos que en 1870 tenemos la " Rfo de Janeiro Gas Cómpanytlirni·
ted", cuyo directorio en Londres está constituido por tres conocidos
nuestros: Richard Carruthers. A. D. Me. Gregor y Barón de Mauá650, la
· "Rio de Janeiro Street Rallway Co.", la "Carros do Botanical Gardens
Rail Road Co.", la "St. Johri D'EI·Rey Mining Co. Ltd.", la "Companhia
Ferry", la "Companhia de Navegacllo de Amazonas" , cuyo presidente
es Mauá, el " London and Brazilian Bank Ltd.", el " English Bank of Alo
de Janelro Ltd." 651; en 1877 hay sei s compatílas inglesas de gas y son
de capital británico casi todas las empresas de navegación652.
la guerra .contra el Paraguay deja al Brasil más endeudado que
nunca; su dependencia es mayor y gran parte de su riqueza se enea·
mina anualmente hacia las islas brit ánicas. El único y verdadero be·
neficiario es Inglaterra; por lo demás es obvio que algunos mendru·
gos han quedado en manos de un reducído núcleo de brasilei'los .
También la fidelidad del lacayo debe pagarse.

3. La Argentina endeudada

La catarata de emprést itos se desencadena una vez terminada la


guerra. El siguiente cuadro lo expresa fielmente:

Cuadro 29. Empréstitos contraídos en al exierior por el Gobierno Nacional y


Go~os Provinciales entre 1865 y 1876

Valor nominal
Allo Presidencia Denominación y/o contrayente en libras
1865 Mitre Riestra · Gob. Nacional 2.500.000
1870 Sarmiento Domlngtiez - Pela. Bs. As. 1.034.700
1871 Sarmiento Obras Públicas · Gob. Nac. 6.122.400
1872 Sarmiento Wanklyn · Gob. Nacional 1.200.000
1872 Sarmiento Pcia. Entre Rlos · 226.800
1873 Sarmiento Aguirre · Pcia. Bs. As. 2.040.800
1873 Sarmiento Haro- Dolars · Gob. Nac. 3.623.184
1876 Avellaneda Gobierno Nacional 2.000.000
Total t. 18.747.884
FUENTE: esladlslicas otic iales y Manual de 111$ ~pfli>Ucu del P/111 de M.G. y E.T. Mulhall • Bs. A.s.
1876. lmpt . Coni. pág. 368. Esta '-'11"'- fuente da los valóres eo SUs. y nace llegar su inl01m ación !>ast a
1874 incl usi ve.

Debe insistirse que los valores nominales indican el monto de la


deuda que contrae el pals, no las sumas realmente ingresadas en las
arcas f iscales, q!.le son menores desde que los banqueros acos-
tumbran a descontar gastos, comisiones, intereses e Incluso cuotas de
amortización por adelantado.

650 H. Laemmert, op. cit., pág. 392.


651 Id.• págs. 392, 395 y 402.
65' M. G. y E. T. Mulhall , Handbook of.Brazfl. op. cU., págs. 30 y 40.

238
\
Sobre ·el emprésOto de 187,1 llamado de Obras Públicas vale ia..pena
detel\erse. Fue autorizado por una ley del 5 de agosto de 1870 que fijó
su r;n~to en $ fts. 30.000.000. A su amortización fueron afectados: las
renlas~enerales de la Nación, el producto del 5 % de los derechos
adicionales de importación y el 2% de los derechos de ex portación.
Estos d~ últimos gravámenes después de cancelado el cr.édito del
GobierndNacional con el Banco de la Provincia, ya que estaban dedi·
cados a su pago. La surña que se percibiera debla invertirse -lo mar·
ca la ley- en cancelar créditos con el Banco de la Provincia, cons-
trucción de ferrocarriles, puertos de Rosario -y Buenos Aires y almace·
nes para la aduana de Rosario. Mariano Varela fue el negociador ar-
gentino enviado a Londres. Pero en el rnterin, renunc ia el ministro de
Hacienda que ha firmado las instrucciones y es reemplazado en la
cartera por Luis L. Domlnguez. Este envfa nuevas instrucciones a Va-
reta el 11 de febrero de 1871 y el 16 de rnarzo una nota aclaratoria:
" .. .el ínlrascrípto - declara-, verá como un hecho providencífll el
fracaso del emprésti to de Jos treinta millones de pesos fuertes, pues
no concibe cómo pudo ser autorizado por ley en medio de la rebelión
de Entre Rlos, que estaba consumiendo medio mílló.n de pesos fuer-
tes por mes, y en lo más.recio de la guerra franco-prusia·na, que nos
cerraba dos mercados de IQs más importantes que alimentaban y ase·
guraban el progreso de nuestras rentas ". En seguida agrega el mi-
nistro Oomlnguez: " Ese progreso seductor antes de aquellos sucesos
ha cesado; la deuda del banco que con parte de este empréstito debla
redimirse fue aumentada en dos millones de pesos mas; plagas ines-
peradas, secas, langosta, f iebre amarilla, vinieron a multipl icar
nuestros conflictos; la guerra de Entre Ríos se llevó como cinco millo-
nes de pesos fuertes, que pesan sobre el crédito interior, de manera
que .si en ta l situación nos empeñáramos en el exterior por esa-suma
estar/amos o bligados a emplear ocho millones al año en sólo,el servi-
cio de la deuda pública, quedándonos sin lo suficiente para la vida ad-
ministrativa, y sin ningún recurso para cualquier emergencia. inespe-
rada " . Oomlnguez no era partidario de anular el empréstito, sí de redu-
cirlo a no más de 1.000.000 de libras653.
Las instrucciones llegan tarde, ya que entre tanto Varela ha formali·
zado la operación con la casa Murrieta y Cia. Hasta aqul, todo más o
menos normal, excepción hecha del país, c uyo panorama raya en el
caos a estar lo que pinta Oomlnguez, Pero sucec;je que comieo~a. a lle·
gar el oro y se supone que con él deben comenzar ras obras y la can-
celación, siquiera parct"al, de los créd.itos GOn el Banco de la Provin·
cia. Mas no ocurre nada de eso, y luego de algunas idas y venidas gran
parte de la suma percibida v~ a parar al ~anco provincial, como depó-
sito del Gobierno Nacional colocado a interés. De ahí en más princi-
pia una desenfrenada especulación. El Banco lanza a plaza el dinero
en forma de préstamos a especuladores, usureros, come.rciantes y
terratenientes y el pals se ve empujado a una enloquecida carrera que
terminará ciltastróficamente. Todo ocurre bajo la presidencia de Sar.-

ero Eduardo Martíre, La crisis argentina ·1873·1876, Buenos Aires, lmpr. Oorre-
go, 1965,pág. 8. .

239
1
miento con el seflor Oomlnguez en la cartera de hacienda. los gafpo-
nea de los importadores se abarrotan de productos extranjero• y al
poco tiempo la oferta supera en mucho la demanda: no escasj)s· im·
portadores deben liquidar mercaderlas por debajo del costo. Las pro·
piedades se encarecen artificialmente. Los que de verdad sa benefi·
cian -fuera del grupo de·especuladores. usureros, terrateolentes y
comerciantes que usufructúan los créditos- son los industriales de
Inglaterra y otras potenc ias que ven incrementadas sus ventas a la Ar·
gentioa. El objetivo del empréstito se ha desvirtuado, es cierto, pero
sirve a la causa de la mercancla y del tuero desenfrenado. Pocas ve·
ces en la historia argentina gobierno alguno mostr6se más irrespon·
sable que el de Sarmiento en el manejo de un negocio tan serio, y
sobre todo tan fundamental para el futuro del país y su ·tibertad de
decidir por sí mismo. Más habiéndose beneficiado los intereses que ya
sabemos, lo demás pareció secundario. Incluso que el pals haya ex·
portado oro por valor de S fts. 77.886.309 o su equivalente 15.577.262
libras -mucho más que las ingresadas por el empréstito Varela-
para equilibrar el saldo desfavorable de la balanza comercial entre
1871 y 1875 incl u si ve654. Con lo cual nuestra dependencia se ·afianzó
puesto que debimos pedir más oro prestado para pagar los saldos ne·
gatívos originados en una importación desorbitada, incompatible con
el interés nacional. Los industriales ingleses y de otras grandes po~
tenclas satisfechos; no menos el capital financiero. El pals hundido.
¿Cabe otra slntesis?
Digamos ahora dos palabras del empréstito Wanklyn. Fue autoríza·
do por ley del Congreso Nacional del 18 de octubre de 1869 y dispuso
enajenar seis millones de Fondos Públicos al 70% de su valor. En el
contrato firmado con la firma de banqueros Wanklyn, quedan éstos
autorizados por el articulo 5° a traspasar a los seflores Lumb, Wank·
lyn y Co. de Londres el poder recibiElo por el Gobierop Nacional para
enajenar los citados fondos655. Y aqul interesa su·mayar el nombre
Lumb, ya conocido por nosotros. Solo que ést~ es hijo de nuestro co·
nocido Edward. Y si alguna vez el padre obtuvo fa concesión para
construir el Ferrocarril Gran Sud, el hijo obtendrá esta vez una magní·
fica prebenda: la familia Lumb siempre en órbita.

~- Inversiones Inglesas en la Argentina

Para 1875 -a· cinco anos de terminada la' guerra contra el Para·
guay.:... pueden ser apreciadas en el cuadro 30. ·
Con mucho, los empréstitos a los Gobiernos Nacional y provin·
cial.es constituyen la principal forma de·suteci6n .
. El\.orden a beneficios, la rnisma .fuente los consigna asl: la crianza
de ovejas arroja del 20 al 30% anual, la deuda externa allega a los
banqueros y sus representados un 10% anual y los ferrocarriles un
5% anual656.

~ Id., pág. 15.


&ss Publicación Oficial. Memoria del Ministerio de Hacienda, 1870, pág. 115.
656 Michael G. Mulhalt. The Engllsh . .., op. cit. pág. 529.

.'-dO
\ C~adro 30. Inversiones bri\anica& ...,, 1.1 RPpubli~a Argentina en 18\
\

R,;br\. V¡j/or en Jrbr as '\.,

9 em¡Jróstftos ............ ................. . ............. . .. .......... .. .. ... 12.970.100


Ferroc; rn les .............. .................... ..................................... 6.609. 750
Central Argenttno 2.030.000
Gran Sud ....... .... ......................... ...... 2.104.750
No rte. Ensenada y otr os .. .......... ........ ...... 2.475.000
1.000 cst atllecirnrentos para la cría de g anado ov1110.
ca si todo de Hlandeses .. ....... .. .......... . ... ...... .. .. .... . 2.000.000
Bancos ... .......... ........ ........... ..... ..... ................ .. ... ........ ........... . 1.600.000
100 firm as comerc• ales ........................................................ 1.50C.OOO·
Servrcros público s ....... ......... . ...... ............................. ·..... . 1.150.000
Tranvías de Buenos Aires .. ... .. ........... ..... 800.000
Gas de Buenos Airés ........................ :........ ... 200.000
Cía ue toléqrafos .......................... .' t!iO 000
Frigorifrcos tli ebig y Bobic uaJ ......... ... .. 560.000
tOO est ablecimrent os para la cria de ¡¡anad(, ovorto.
pro piedad de escoceses ........................... ................. .. 500.000
Minas de San Juan ........ .............. .......... ...... ........... .. . .. .. 200.000

To lal 27 01:19.1:!50

fUENl E M · t·..t·· Mh:r ·• T•·,. En(J· ~,,, '' So(Jm Amf# ru:d. 8U•'I'·•" A••··~. h'flP'··nlo T!~o· $·.t,~ 1 1ft,:J. J;al:
, :"lj

La rigurosidad del cuadro que se acaba de transcribir no es absotu·


ta. ya que la misma fu ente consigna para un año más tarde inver-
siones que ha omitido en 1875: asi. por ejemplo: una estancia de Entre
Ríos (San Guillermo es su nombre) valuada en 100.000 libras. tierras
del Ferrocarril Central Argentino -le tueron cetdidas gratuitamente -
valuadas en 130.000 libras. etc.657. De lo que cabe deducir que las al-
go más de 27 millones de libras de 1875 son· en verdad bastante más.
Inglaterra tiene sólidamente metida su zarpa en nuestro país.
Interesa ver nuestra ubicación en el contexto latinoamericano en lo
que a inversiones-inglesas atañe.
Terceros en guarismos absolufos. nuestro endeudamiento "perca-
pita ·· supera ampli amente al del Brasil. que casi cuadruplica nuestra
población. Veamos en qué invier1e Inglaterra.

657 M . G: y E T. Mulhall. Man ual áe laS . ... op . ctt. pág. 347.

241
/
/ Cuadro 31. Inversiones británicas en Sud América_en 1875 .
/ats Valor en libras
f. Perú ............. .............................. 35.930.220
Inversiones fundam /Ínta les
3'empréstitos qu/suman
lib. 31.840.220
Brasil ........................... ........... 31 .289.000 7 empréstitos q11e suman
lib. 19.214.600 .
Argentina ................................ 27.089.850 9 empréstitos que suman
lib. 12.970.100
Uruguay y Paraguay .................. 9.174.300 empréstito
Venezuela ........ .......................... 6.69 1.350 empréstito
Nueva Granada ................... ....... 2.017.200 emprést ito
'Ecua dor ...................................... 1.824.000 emprést ito
Bolivia ......................................... 1.666.000 empréstito
Total ...................................... 127.651.540
FUENTE: Michael Mvltlall. 0 {). Cit.. pág. 532.

Cuadro 32. Discriminación de las inversiones británicas


en Sud América, en 1875

Porcentaj e
Rubro Valor en Renta anual sobre la
libras en libras invers. total
Empréstitos ........................ 89.897.390 2.200.000 64
Ferrocarriles ...................... 19.570.000 1.000.000 14
Bancos ... ..................... ....... 3.950.000 200.000 2lf.o
Criadores de ovejas ....... ...... 3.000.000 600.000 2
Telégrafo ......................... ... 6.000.000 100.000 4
Navegación ....... .. ................. 7.000.000 350.000 5
F1rmas mercantiles ............. 3.000.000 300.000 2%
Compañías varias ................ 7:582.610 560.000 6
Totales .............................. 140.000.000 5.310.000 100
FUENTE: Mochacl Mulhall. op . cit.. pág. 533.

Entre los cuadros anteriores hay una discrepancia de casi


13.000.000 de libras en el total de inversiones. Nuevamente cabe
apuntar el no muy excesivo rigor de nuestra fuen te, los hermanos
Mulhall, no obstante bien informados en generaL Llama la atención
una aparentemente baía tasa de béneficio, que no llega al 4% anual;
pero el cuadro es engaf\oso en ese aspecto ya que no revela, por
ejemplo, los beneficios que realizan en Inglaterra por su comercio con
Sud América lo que en el cuadro se llaman "firmas mercantiles", en
no pocos casos sucursales locales de industriales y exportadores bri-
tánicos. Finalmente debe admit irse que las empresas jamás declaran
la verdad de sus beneficios, y en el caso de las ferroviarias la razón es
obvia: acogerse a la .tasa mlnima de benefici o garantizada unánime-
mente en las concesiones. ·
El -cuadro 32 indica -y corrobora lo ya visto en lo.s cuadros 30. y
31- que los empréstitos son la manera fundamental de penetración y
sujeción en este periodo. Y si para nuestro pals representan el 47Vz%
d~ la inversión, a escala Sudamericana esa proporción asciende al
64%. El segundo rubro de inversiones -ferrocarriles-· inVIerte los

242
términos anteriores: para nuestro pafs representa el 21% de la lnver· ·
sióo y a escala Sudamericana el 14%. '
Ta.mbién el porcentaje que cábe a la Inversión en el banco es may"r .
aqul:!5 3.4% contra 2'4 a nivel continental. Igualmente fas inversiones
en firm as mercantil es: 3V2 contra 2V4. La Argentina es con mucho el
campo preferido por los ingleses para los negocios ferroviarios, ban-
carios y mercantiles.
Sobre el " modus operandi" inglés en materia de empréstitos e in-
versiones en companlas, pero sobre todo en el primer rubro, hay unas
palabras que escribió Chateaubrland en su libro Congrés de Veronne ,
que si bien se refieren a medio siglo antes del tiempo que estamos
t ratando, conservan su validez. ''De 1822 a 1826 ·- escribe- diez
empréstitos han sido hechos en Inglaterra en nombre de las colonias
españolas. Montaban esos empréstitos a la suma de 20.978.000
libras. Estos empréstitos -el uno llevaba al otro- hablan sido
contratados al 75 %. Después se descontó dos anos de intereses al
6%. En seguida se retuvo 7.000.000 de libras de gastos varios inespe·
cificados. Al fin de cuentas Inglaterra ha desembolsado una suma re-
al de 7.000.000 de libras, pero laE> repúblicas espal'lolas han quedado
hipotecadas en una deuda de L-0.978.000 libras.
A estos empréstitos ya excesivos, fueron a unirse esa multitud de
asociaciones destinadas a explotar minas, pescar perlas, d ragar ca-
nales, explotar tierras, en ese nuevo mundo que parecia descubierto
por primera vez. Estas compai'llas se elevaban al número de 29. El ca-
pital nominal empleado por todas ellas era de 14.767.500 libras. Los
suscriptores no proporcionaron en realidad más que la cuarta parte
de esa suma, es decir 3.000.000 de libras, que es necesario agregar a
las 7.000.000 de libras de los empréstitos. En total 10.000.000 de libras
adelantadas a las colonias espar"lolas. E Inglaterra queda como acre-
edora de 35.745.000 de libras, tanto sobre los gobiernos como sobre
los particulares"658.
Queda desnuda la significación de los empréstitos y otras inver-
siones, y se advierte el poco crédito que se debe dar a los beneficios
que declaran los bancos, las compai'íías y los prestamistas.

S. Otra fuente de endeudamiento: el despilfarro oficial

En 1875 el costo del gobier.no " per capita" es de 51 fts. en el Brasil,


8$ fts. en Chil e, 11 S fts . en la Argentina y 15$ fts. en el Uruguay659. El
nuestro es gobierno caro, al punto que en el lapso 1864 a 1872 inclusi-
ve se produce un saldo negativo entre rentas nacionales y gastos de
gobierno que asciende a 38.395.079 $ fts.660. Se argOlrá: la guerra.
Mas en verdad no es así, ya que si el máximo saldo neg·a tivo de 1865 a
1870 es de 4.606.063 S fts. para este últ imo al'lo, precisamente, al si·

6S8 Raúl Scalabrini Or!iz. Política británica ... , op. cit. , págs. 74 y 75.
659 M. G. y E. T. Mulhali, Manual de las .. ., op. cit., pág. 354.
680 Ernesto Tornquist y Cía. ltda., El desarrollo económico de la República Ar·
gentina en los últimos cincuenta allos, Buenos Aires, 1920, pág. 270.

243
guiente el déficit sube a 8.484.075 S fts .. cifra que se reproduce casi
con iguales guarismos en 1872. s e·gastaba a rajacincha. Luego h$bfa
que pedir empréstitos al exterior. El despilfarro constituye una mane-
ra de acrecer la sujeción al capita l extranjero,· que por algo la cifra to-
tal antes mencionada para el periodo que va de 1864 a 1872 traducida
a libras asciende a 7.679.015. Significativamente. crece ·el despilfarro
cuando estalla la paz. El desequil ibrio presupuestario es una vieja tra-
dición argentina. La más respetada por el Estado naci.onal.

6. Comercio exterior argentino después de la guerra; su luga·r en· el


contexto sudamericano ·

El comercio de Inglaterra con Sud Améric a fue. en 1831 de 4.800.000


libras. en 1849 de 9.400.000 libras y en 1875 de 33.780.000 libras661. En
este últi mo al'lo, el guari smo m encionado representa el 5'¡~% delco-
mercio total de la Gran Bretaña. superando al que mant iene con Ru.si a
(5%). Canadá (3%). Egipto (2%), Italia (2 % ). España (2 %). etc .. y sien-
do superado por Australia (7 % ). Al~man.ia (7 % ). Holanda y Bélgica
(8%). India (9%). Francia {10%) y los EE.UU. (15 % ).
La participación argentina en el comercio sudamericano con Ingla-
terra de alguna manera será advertible en el. cuadro N ° 33.. donde la-
mentablemente no surge con la claridad deseada por cuanto la fuen te
engloba Montev.ideo y Buenos Aires dentro de la .denominación "El
Plata ...

Cuadro 33. Patticípación en el comercio con Gran Bretaña


de d istintos paises de Sud América en 1875
/mporta c rón

Br asil ................ .............. ............... 40 32


El Plala ........ ... .. ......... .. ..... :..... . .... ..... . 20 12
Chil<~ ... ........ . ..... ..... ... .. .. ......... . ...... ·16 22
PI~IÜ ............................................. :.............. 13 28
Co lo rnbta ...... ........ .... ................ ....... .......... 11 6
15 200.000 = IOO"·c ...................... ..... ..... 18.580.000 = 100 ' ,,
FUENTE. lilu.l'd'•l Mulllall. op. Ctl. paq 5\18.

El Plata es el segundo importacior de la zona, pero es el cuarto y an-


teúltimo export ador. AQUí el intercambio.es .más favorable a Inglaterra
que en ningún otro pals. al menos en guarismos relati-vos..
En 1872 y 1873 el coeficiente de expansión de ventas inglesas a la
Argentina es considerablemente superior al c.~fícierúe de expansión
de ventas en general66.2, En 1875 representa el 21% qe nuestra impor-
tación y el 14% de nuestra exportación663, y en 1876 anotan los

&61 Michael G. Mulhal l. The Engtish .. .. op . cit .. pág. 595.


661 H. E. Ferns. op. ci t.. pág. 372.
&63 Michael G. Mulhall. The English . . .. op. cit .. págs. 584 y 585.

244
Mulhall: "La estadlstica del Gobierno británico «Board of Trade", de-
muestra que el comercio entre Inglaterra y el Rlo de la Plata ha
aumentado en doble proporción del aumef'!tO que se nota con las colo·
nías británicas"664. ·
Formalmente independientes. en ese momento representamos pa-
ra Inglaterra una realidad económica más atractiva que sus colonias.
Y no meramente por el formidable coeficiente de expansión de veA·
tas. sino en igual medida por la corriente inversora que busca ávida·
mente la plaza de Buenos Aires. Las palabras del set'lor Arthur Ed-
brooke en otro lugar citadas lo corroboran plenamente.

664 M. G. y E. T. Mulhaii•. Men~e/ de las• ... op. cit.. pág. 4.

245
XIII. ¿La gran política?

1. ~etórica para incautos

Mitre, calificó de "g~ande" a su polltica. Unos pocos lo creyeron,


otros más la ap laudieron y el pueblo la repudió. Hablando sobre los
objetivos que le guiaban en la guerra contra el Paraguay, decla:
"Cuando nuestros guerreros vuelvan de su larga y gloriosa campana a
recibir la merecida ovación que el pueblo les consagre, podrá el co-
mercio ver inscriptos en sus banderas los grandes principios que los
apóstoles del libre comercio han proclamado para mayor gloria y feli-
cidad de Jos hombres" . Jamás la franqueza se unió tan brutalmente a
una no deliberada ironla; de todos modos, palabras para la enorme lo-
sa sepulcral que cubre al pueblo paraguayo. Palabras para incautos:
ovaciones, pueblo.... Pura coheterla verbal.
En 1871 escribirá Juan Marra Gutiérrez: " La fiebre amarilla (que es-
tá azotando a Buenos Aires. L. P.) es uno de los frutos de la gran polltl-
ca" ; y agregará: " ... el foco verdadero de esta gran calamidad es el
Paraguay, o más bien la Asunción, tal cual Ja ·ha hecho la Oltima
guerra"665. ¡Tal cual la ha hecho la última guerra!

2. Un estado de espíritu colectivo

Durante los cinco anos que duró la guerra hubo en el territorio na-
cional 85 " revoluciones" , 27 sublevaciones de tropas y 43 subleva-
ciones de cuerpos militares por falta de pagoeee. Las sumas de dinero
invertidas en la represión de estos movimientos, adicionadas a las
pérdidas materiales ocasionadas por los mismos fueron estimadas
en casi 20 millones de pesos fuertes, que equivalen a casi 4.000.000 de

665 Ernesto Morales, Juan Maria Gutierrez, Buenos Aires, El Ateneo, 1937, pag.
180.
666 Carlos Paz y Alvaro Barros. i.a polltíca brasiletta y la juventud argentíns en
enero de 1870, Buenos Aires, lmj)fenta de la Discusión, 1870, pág. 27.

246
libras. Para medir correctamente la significación de estos guarismos,
debe decirse que representan aproximadamente la mitad de Jos gas·
tos ocasionados por la guerra contra el Paraguay667. De modo que
puede afirmarse que el conflicto sustrajo al progreso nacional -ya
que no al de la oligarqula bonaerense- poco menos que 12.000.000
de libras. Amén de muertos y l.isiados y otras pérdidas. Asl, desguarne-
cidas las fronteras con el indio, éste se entregó a formidables depreda·
ciones alentadas por comerciantes inescrupulosos de aquí y de Chi-
le. En cinco años hubo 240 mal<mes que privaron de la libertad y de la
vida a 1810 personas668, Con infinitamente menos de lo que costó la
guerra, el indio pudo ser masivamente incorporado a la agricultura y a
la actividad productiva en general. Pero eso no era negocio. L.o
era el que murieran en el Paraguay, o se perdieran 18.000 argentinos;
y el que en las luchas civiles murieran cinco mil más. A los que habrá
que agregar otros cinco mil emigrados a paises vecinos669, i La gran
polltica!
Las masas resistieron la guerra, mas no solo ellas. Un sector de la
intelectualidad -puede que el más brillante- dijo su repulsa o la
mascó en silencio. Escuchemos nuevamente a Gutiérrez. En carta a
Mariano Sarratea fechada el18 de mayo de 1870, que encabeza con la
leyenda: "muy confidencial", escribe don Juan Maria: "Muy amado y
viejo amigo y setlor don Mariano E. de Sarratea (...).Mucho tiempo
hace que nada me complace y que nada de cuanto hacen nuestros go-
bernantes me parece bien. Yo no quiero tener pasiones ni opiniones
oficiales: lamento la guerra que ha terminado como lamento la que
comienza (contra lópez Jordán. L.P.), la cual amenaza dejar al Entre
Rlos en la misma brillante situación que ha quedado el Paraguay. Nos
gobierna una gavilla de pillos y de charlatanes y cuando veo que esto
no tiene remedio, la discreción me manda mirar a otro lado y callar. Si
yo no fuera un miserable proletario o si tuviera menos edad, no vivirla
en un pais en donde hace el papel principal de la comedia gubernativa
el pedante dómine de aldea que Ud. conoce"670. ¿Hace falta aclarar
que el dómine es Sarmiento?
Gutiérrez siente asco y desasosiego. También Carlos Guido Spano.
Ya estuvo preso por oponerse a la guerra. Luchará a su manera y ter-
minar.á en poeta griego, cantando a Berenice y a Hermione. Guido lo
explica asl: "Nunca quise doblar mi cerviz ante esos poderosos de
cartón pintado; he preferido apartarme por completo de la vida pollti·
ca y ser un simple espectador de mi propia patria"671, Pero no siempre
fue igual. El 20 de marzo de 1866 comienza a publicar en La América
de De Vedia su trabajo "El gobierno y la Alianza". E115 de abril apare·
ce en folleto de 114 páginas. El 26 de julio Carlos Guido Spano va

667 Id.. pág. 26.


668Jd.• pág. 28.
669Jd., Id.
670 Ricardo Sáenz Hayes, Miguel Cané y su tiempo, Buenos Aires, Kraft, 1955,
pág. 65.
671 Ernesto Quesada, La personalidad de Carlos Guido Spano, Buenos Aires.
Imprenta Mercantil, 1918, págs. 8 y 10.

247
a parar a la cárcel. Mitre tiene buenas razones para temer al hijo del
ilustre gene.ral de San Martin. En el folleto se leen frases como éstas:
" .. .pese a la préd ica de su liberalismo fict icio (alude a don Bartolo).
dominado por et esplritu de la reacción unitaria, trabajó en el sentido
de hacer imposible toda oposición que no naciese del seno mismo de
sus correligionarios... "672. "El gbbierno de la Confederación Ar~entí­
na había ahogado en ·sangre la protesta de las poblaciones subleva·
das. El más terrible de sus antagonistas. el bravo general Per'\aloza.
patriarca amado de los llanos. que así guerreó la tiranla de Aosas. co·
mo combatió mas tarde·las dragonadas de Mitre. cala en brazos de su
heroica esposa. a los golpes del pur'lal.asesino" 673. " El pals no ha olvi-
dado que apenas· abiertas después 'de Pavón las ses iones de la le·
gislatura, se discutió y sancionó un grande escandalo: la deuda
Buschental. El prestamista usurario pasaba antes que nadie. es-
curriéndose, cargado con los millones de la Nación esquilmada. El
ministro de Hacienda le sacaba el sombrero''674. Y en otro lugar:
" . . .Sarmiento pase-a por el mundo .sus excentri_c idades burlescas;
Riestra. economista errante., da vueltas en derredor de las cajas de
fierro de los negociantes ingleses de la Bolsa de Londres (. . .)y la
América. profundamente conmovida por las repetidas a~res iones de
la Europa. no arranca una palabra de simpatla a nuestras cémaras
enervadas y sin aliento propio, que sólo se mostraron enérgicas al tra·
tarse de sus compatriotas vencidos''675.
Guido lucha a ·su manera, incluso con versos. En 1871 compone la
far11osa elegla a la muerte del Paraguay que miles de argentinos han
repetido ignorando a qué aluden: " Llora. llora Urutaú. / En las ramas
del yatay/Ya no existe el P.araguay/ Dande nacl como tú":
La real idad derrota a Guido y le hace poeta griego. Pedro Goyena lo
di ce asi: "El senor Guido reside. perot'lo vive en Buenos Aires. Sus ver-
sos reflejan el cielo, los paisajes. las mujeres de Grecia . . ." 676. Exce·
siva rotundidad la de Goyena, aunque lleva parcialmente razón. Mas
se deplora el que no haya intentado explicar la huida de Carlos Guido
Spano a una realidad ideal y por lo tanto artificial.
Otro ,que rechaza la guerra y la polltlca de Mitre es Miguel Navarro
Vio la. intelectual, j urista y pollttco. En 1865 escribe y publica el folleto
Atrás el Imperio . Lo dedica a Leandro Gómez. et héroe·de Paysandú.
Irá preso a un pontón. Le harán compaflla -comienza 1867- Aurelio
Palacios. padre de Alfredo L. Palacios. el coronel Benjamln Méndez. el
teniente coronel Carlos Lacalte, los abogados Vázqu$Z Sagastume y
Plaza Montero. y los periodistas Eplfanio Martlnez y Wenceaiao de
Lafforest. ·
También Olega·rio V. Andrade es opositor decidido. El soldado ar-
gentino -esc ribiré el 12 de agosto de 1865 en el articulo " ¿A dónde

672 Carlos Guido Spano. op. cit .. pág. 362.


673 Id.. págs. 365 y 366.
67~ Id.. pág. 363.
675 Jd.. pág. 364.
676 Pedro Goyena. Critica literaria . Buenos Aires. Rosso. 1937. pégs. 250 y 251.

248
vamos?"- ·• ...va a prestar su bandera para cobijar bajo su sombra
las rapiñas del Brasil y servir de alcahuete a sus vergonzosas livianda-
des (...) Va a contribuir a remachar las cadenas del Paraguay que dis-
putando está con noble valentía. la conservación de su vida a los ver·
dugos que> quieren atarle al cuello la áspera soga de la esclavi~ud
extranjera"677. ·
El poeta Andrade. de quien varias generaciones de argentinos han
conocido solo sus versos, fue un politice militante que arriesgó no po·
cas veces el pellejo. que conoció clausuras de periódicos, persecu-
ciones. despidos de empleados y otras lindezas por el estilo. El fue de
los que fustigaron a Urquiza con violencia por lo que reputó traición
del amo de San José. En el articulo "El general Urquiza ante la opinión
del país ... publicado el 14 de julio de 1867, se lee: "El partido federal
reconoce como jefe al general Urquiza, título a que ha renunciado tan·
tas veces cambiando como Essaú. el derecho de-primogenitura por un
plato de lentejas.
"El partido federal. le debe la gloria de la organización nacional. El
partido unitario le debe la conservación de su predominio desde Pa-
vón acá. Sin el general Urquiza que verdaderamente ha conspirado
contra su propio partido. la reacción hubiera derrumbado el frágil edi·
ficio de la actualidad. Sin el general Urquiza. que parece ha tenido una
venda sobre los ojos. la sublevación de Basuatdo678 hubiera sido de
más trascendencia que la revolución del 51: la insurreción de las pro·
vincias estarla ya golpeando las puertas de Buenos Aires: el ultraje in-
ferido a Entre Ríos en la expulsión de su diputado hubiera sido venga·
do de una manera digna: pero el general Urquiza se ha interpuesto co·
mo una roca en el lecho del torrente y las olas de la ira popular se
deshacen en espuma cuando estrellan en él"679.
Carlos Paz y Alvaro Barros publican en 1870 el folleto La polftica
brasileña y la juventud argentína en enero de 1870: constituye un
violento ataque a la política oficialista. Al subir Mitre al poder -ano·
tan los autores- establece la doctrina de la intervención a las provin,
cías. En seguida aluden a la alianza con el Brasil que califican dura·
mente y mencionan el estado de sitio. las clausuras de periódicos, las
prisiones de opositores. el alzamiento de contingentes. Paz y Barros
brindan algo más que palabras. como que transcriben cifras suma-
mente significativas sobre los estragos de la guerra. que hemos cita-
dos antes de ahor.a en este capítulo.
No son estas las únicas manifestaciones de oposición a la guerra
c¡ue emanan de pollticos. intelectuales y profesionales. Son harto
más numerosas. La meditación más profunda es la de Alberdi -va-
rias veces citado-: y tiene su coro en voces que van del simple es-
tallido verbal a la penetración profunda en los hechos. El pueblo r~pu­
dió la guerra y luchó contra ella. Pero no escasos hombres de letras y

en 01egario V. Andrade. Artlculos histórico·pollticos. Buenos Aires. Editor J.


Lajouane y Cía.. 1919. pág. 89.
era Un ejército entero convocado por Urquiza para pelear contra el Paraguay
desobedece al caudillo y se dispersa en Basualdo. Entre Ríos.
679 Olegario V. Andrade. op. cit .. pág. 52.

249
de pensamiento lo acompal'laron, incluso con algo más que meras
efusiones verbales.

3. Mitre y Sarmiento sobre Inglaterra

He aqui otro costado de la "gran polltica": el pensamiento (que se


hizo acción politica prolongada en acción militar) de Sarmiento y
Mitre sobre la metrópoli inglesa. En 1861 inaugura don Bartolo las
obras del Ferrocarril Gran Sud; dirá en esa ocasión: "Démonos cuenta
de este triunfo pacifico, busquemos el nervio motor de estos progre-
sos y veamos cuál es la fuerza inicial que lo pone en movimiento.
¿Cuál es la fuerza que impulsa ese progreso? iSetlores, es el capital
inglés!"660, Diez anos más tarde, inaugurando el 7 de marzo de 1871 el
Ferrocarril a San Fernando declara Mitre que desde 1809 " ...quedó.
sellado el consorcio entre el comercio inglés y la industria rural del
pals. Los derechos que los negociantes ingleses abonaron en aquella
época a la aduana de Buenos Aires, fueron tan cuantiosos, que fue
necesario apuntalar las paredes de la tesorerla por temor de que el
peso que soportaba las echase al suelo. Esta fue la primera hazana
del capital inglés en estos paises". La segunda la olvida don Bartolo:
la extracción en metálico de fondos aún más cuantiosos, que fueron a
parar a Inglaterra conducidos en barcos de guerra. Prosigue asi su pe-
rorata: "Cuando las colonias hispanoamericanas d~clararon su inde-
pendencia a la fa¡ del mundo, nadie creyó en ellas. Las nuevas re-
públicas no encontraron en Europa quién les prestase un peso ni
quién les fiase un ciento de fusiles. Sólo el capital inglés tuvo fe en su
porvenir, y abriendo süs cerrados cofres les dijo: «Aqul están las li-
bras esterlinas del comercio británico: tomad lo que necesitéis~> " .
Nuevamente retórica para incautos, que se solaza col'l la distorsión
violenta de la verdad: "Cuando las Provincias Unidas - agrega- des-
pedazadas por la guerra civil, pobres, casi sin rentas y sin crédito, no
encontraban un soló argentino que les prestase un real, el capital
inglés envió a una sola de sus provincias la cantidad de cinco millo-
nes de libras esterlinas para construir puestos y poblar nuestros de-
siertos en la frontera, bajo garantla de sus t ierras públicas" 681.
El lector hará bien en releer las ·palabras de Chateaubrland sobre
los empréstitos ingleses y confrontarlas con estas de Mitre. Igual-
mente todo lo atingente al empréstito Baring de 1824. ¡Qué distinta
fue la realidad! ¡Qué mentirosa versión la de don Bartolo! Pero lleva-
ba un objeto: colorear de un verde primaveral las oscuras cadenas de
la sujeción.
Veamos ahora a don Domingo. En "El discurso a la bandera'' dicho
el 24 de setiembre de 1873, quedó estampado para siempre· " . , .lapo-
derosa Alblón, la enérgica raza inglesa, cuya misión parece· ser some-

seo Bartolomé Mitre, Arengas, t. 1, Buenos Aires, Biblioteca La Nación, 1902,


pág. 192.
681Adolfo Mitre, El pensamiento de Mitre (selección y prólogo), Buenos Aires,
Lautaro, 1943, págs. 63 y 64.

250
ter el mundo bárbaro de Asia, Africa, y de los nuevos continentes e
islas al influjo del comercio, e improvisar naciones que trasplanten el
Habeas Corpus, la libertad sin tumulto, la máquina y la industria,
bienvenida fue siempre y bien empleados serán sus capitales en las
grandes empresas que completen nuestra existencia como nación ci·
vilizada"682.
Sarmiento discierne la "misión" de la raza inglesa y de hecho
contribuye a que ella se realice. Al\os antes, el22 de octubre de 1857,
publica en El Nacional un artículo que titula: "La insurrección de la In-
dia". Alll se lee: "Los horrores de que han sido vlctimas las familias
inglesas en la India han despertado en nuestra población (sic) la in·
dignación general hacia los perpetradores de tales atentados, y la me-
recida simpatía por los que sufren. (Que no son los hindúes, por lo vis-
to. l.P.)
"La insurreclól1 de la India, originada en las filas del ejército indlge-
na, ha tomado el carácter de un movimiento de raza y de religión, sien-
do los mahometanos los principales instigadores y desde entonces
nuestras simpatías estarán siempre del lado de los cristianos y de la ci-
vilización a que pertenecemos (¿Occidental y cristiana...? L.P.).
''La palabra ..independencia» no nos seduce hasta desearla para
pueblos que sólo la obtendrían para sepultarse de nuevo en la espan-
tosa barbarie de los despotismos asiáticos. (¿Incluso el nuestro, aca-
so, que no es asiático pe~o es bárbaro, a estar Sarmiento? L.P.)
"Donde quiera que el pueblo inglés ha enarbolado su bandera o es-
tablecido su raza, ha dejado sus bellas instituciones y su industria
(caí'lones y masacres, huesos de tejedores nativos, opio y violencia
inaudita. L.P.), pudiendo decirse que es Inglaterra la única nación
europea cuyas leyes, gobierno, literatura y artes conservan los
pueblos aún después de emanciparse de sus dominios. (¿También
nosotros conservamos todo esto? L.P.).
"Cualquiera que sea el destino que el porvenir reserve al Imperio
Británico, a su raza y a su lengua, le será deudor el mundo bárbaro
que ella ha civilizado, de ponerse en corto tiempo, no sólo a la par, si-
no a la delantera de todos los pueblos civilizados"683.
Estas ideas se compaginan admirablemente con aquellas otras de
Sarmiento sobre el pueblo paraguayo. En carta a Manuel A. Garcla,
ministro argentino en Washington, se expresa de esta manera:
" ...aquél bruto (alude a Solano López. L.P.) tiene todavía 20 piezas de
artillerla y dos mil perros que habrán de morir bajo las patas de
nuestros caballos"684. Luego le dirá a la seí'lora de Horacio Mann:
''Era preciso purgar la tierra de toda esa excrecencia humana". Está
hablando del pueblo del Paraguay. Y en carta a Lastarria del at\o 70
aconsejará repoblar ese pueblo de "sifillticos" con italianos y vascos.
Su desprecio -mejor digamos: su odio- por el pueblo paraguayo es
escalofriante. Es el mismo que siente por el pueblo argentino. Pero

682 José P. Barreiro. El pensamiento de Sarmiento (selección y prólogo),


Buenos Aires, Lautaro, 1943, págs. 155 y 156.
ssJ Domingo F. Sarmiento, Obras Completas, op. cit., t. XXV, págs. 387 y 388.
684 José Maria Rosa, La guerra del... , op. cit., pág. 300

251
ese odio devino hechos y la humanidad asistió a una hecatombe ho-
mérica en Que la tragedia y el heroísmo rayaron a alturas sobrecoge-
doras. Fue la "gran polltica", la de Mitre y Sarmiento, la del capitalis-
mo inglés de que fueron mandaderos.

·slJ(~Iil-fiiJI~Illli\. IIJ. OfiSPO'I'.(~OII .illl

252
Para terminar

Período único en los anales de la historia llama Marx a tos ai'los que
corren en Inglaterra entre 1848 y 1864. la crisis del algodón ocasiona-
da por la guerra civil en los EE.UU .. pone en duda brevemente las ba·
ses mismas del régimen. Mas luego viene: la recuperación y e: león de
la Gran Bretar"'a alargará sus zarpas a todos los rincones del orbe. la
formidable y siempre creciente demanda de materias primas y ali-
mentos. la necesidad perentoriá de aumentar la demanda exterior de
tos productos de la industria inglesa -y secundariamente francesa y
de otros paises industriales- hacen que el planeta vaya integrándo-
se en un único y férreamente sometido mercado mundial. Ningún país
de la tierra Quedará marginado. Ninguno en que haya consumidores
de productos industriales y productores de alimentos y materias pri-
mas demandados por las grandes potencias centrales. Inglaterra de-
be exportar: y si en 1846 lo hace por 58_.842.377 libras. en 1865 e$OS
guarismos han arribado a 165.862.402 libras. En solo 19 ai'los casi lle-
ga a triplicar la suma en libras esterlinas de sus envíos al exterior.
Empero. para advertir cabalmente el ritmo formidable con que va de·
sarrollando las exportaciones debe ser"'alarse que un ar'lo más tar-de.
en 1866. ellas crecen a 188.9.17.563 libras. lo que supone un incremen-
to de más de 33.000.000 de libras en el lapso de sol e .doce meses. o un
20"·o de crecimiento.
Esta expa,-,sión vertiginosa va acompaf'lada de ta más despiadada.ra-
piña colonial: en el primer capítulo de este libro el lector encontrará nú.·
meros elocuentes al respecto. Igualmente en lo que hace al crecimien-
to de la renta nacional inglesa. que si de 1845 a 1865 (20 al'los) va de
4.0 mil millones de libras a 6.0 mil millones de libras. opera un creci-
miento similar en tos próximos diez años (1865 a 1875) llevando la ren·
ta nacional a 8.5 mil millones de libras. De lo que se sigue que ahora
Inglaterra en solo una década gana una riqueza para la que antes.tuvo
que trabajar exactamente el doble: dos décadas. El ritmo de crecj-
miento de la renta nacional se duplica. Pero aún no ha comenzado
lo mejor para la burguesía inglesa: o mejor dicho: está en vísperas de
comenzar. Lenin sitúa en 1876 el inicio del "imperialismo" en Europa
occidental. De aquí en más aumenta la opresión colonial. la rapiña y

253
los beneficios. Todos los guarismos son barridos por cifras estreme-
cedoras. Porque Si en 1862 el 29,4% de la superficie terrestre está SU·
jeta a dominio colonial , en 1912 será el 62,3%. En 187.6 más de la mi·
tad de Asia está reducida a la condición de colonia, toda Australia y
más de la cuarta parte de América. Pero nuestro continente sud y
centro americano está en casi total dependencia colonial por más
que la bandera extranjera solo flamee en solo una parte del mismo. En
1875 representa el 51fa % del comercio total de la Gran Bretal'!a, y en
1876 confiesa el " Board of Trade" del gobierno inglés que el comercio
con el Alo de la Plata ha duplicado el aumento que se advierte con las
colonias en que flamea la bandera imperial. Por lo demás, en los trece
anos que van de 1862 a 1875 más del 50% de todas las inversiones bri·
tánicas negociadas en la plaza fir:Jan"ciera de Londres van a parar a la
Argentina, mediante la compra de los bonos externos que emiten lo s
gobiernos nacionales. Inglaterra puede prescindir de enviarnos tro-
pas; las cadenas que nos envia son menos ostentosas pero no menps
efectivas. Entre tanto, nuestra economla se va acondicionando a las
necesidades de las grandes potencias industriales. Dependemos de
ellas para nuestras ventas al exterior, que lo son de escasos produc-
tos, todos ellos materias primas. Desde afuera nos imponen los pre-
cios y estamos librados al arbitrio de factores que nos son totalmente
ajenos y que no podemos gobernar. Sufriremos las bajas de precios
que se repiten periódicamente a nivel internacional y toda nuestra
estructura temblará cada vez que ello suceda. Y si asoman tlmidos in-
tentos -surgen en el seno mismo de la oligarqula gobernante- de
romper la coyunda diversificando la producción agraria y construyen-
do una industria moderna, todo quedará en eso: trmidos intentos.
Nuestro comercio exterior crónicamente deficitario y el despilfarro
oficial determinarán el endeudamiento externo, que Irá progresando a
pasos de gigante. Todo se hará en interés de las grandes potencias;
nos quedarán las migajas. Nos quedará el atraso esencial con ador-
nos de ferrocarriles y telégrafos, formas democráticas y palacios In-
solentes que edificarán los oligarcas vernáculos. Detrás del brillante
paramento la realidad miserable. Detrás de la retórica liberal la reali ·
dad colonial.
En una América del sud y central en que el fenómeno argentino se
repite; en un mundo cada vez más controlado por el capitalismo de las
grandes potencias el Paraguay debla despertar graves aprensiones.
Tierra riqulsima en maderas, algodón , tabaco y otros productos re-
queridos por las potencias centrales, parecla impensable que pudiera
guiar su derrotero histórico con arreglo a sus intereses nacionales, a
su propia voluntad. Era también un mal ejemplo, inquietante y subver-
sivo. Podfa suscitar imitadores; podla tentarlos. Debla ser destruido
tal como era y lo fue. Debla ser remodelado y lo fue. Debla ser incluido
como una pieza más del mercado mundial, pero pieza funcionando en
un mecanismo controlado desde ultramar. La tarea de llevar el Para-
guay a la buena senda le fue confiada a sus vecinos más inmediatos.
Supieron cumplirla. Fue trabajosa pero hubo compensación. Un sector
de la oligarqula gobernante incrementó su riqueza: de modo formí·
dable. Pero sobre todo, la guerra le sirvió a la oligarqula bonaerense
para terminar con la oposición interna, condición necesaria para im-

254
poner su hegernonla sobre todo el pals. En-los campos de la tierra
guaranl quedaron enterrados miles de argentinos que representaban
un grave factor irritante en tanto permanecieran con vida y en el país.
Entre tanto, en las campal"'as argentinas fueron exterminados
muchos miles de argentinos más. La parte más viril y dlscola de la
población criolla fue enterrada con escasos honores fúnebres. Las
vlctimas de la libre concurrencia fueron sus vlctimas flsicas. Al princi·
pio debieron vivir .al borde de la muerte por hambre cuando fueron
expropiadas de sus medios de producción artesanales o cuando les
fue negada la tierra que era de ellos. Luego murieron a balazos. Por
una ironla de la historia -una más- pueblos a los que nada de fun·
damental separaba se exterminaron reclprocamente. El humo de las
balas y canones fue el incienso que los pueblos quemaron en honor
de la libertad de comercio y de la entrega de la voluntad nacional. El
pueblo argentino lo resist ió pero fue vencido. Detrás de él vinieron los
inmigrantes huyendo de otras miserias. Vinieron llamados por la oli·
garqula cuando ésta los necesitó para desarrollar la agricultura. Sus
viejos agravios y rencores no estaban referidos a esta nueva tierra.
Venlan con la esperanza en el alma y eran más aptos para ser gober·
nados. La oligarqula prefirió su esperanza al odio y al rencor que le
profesaba el pueblo criollo. Y éste fue un paria en su tierra. Un Martln
Fierro colectivo. Por eso cuando Hernández escribió su poema el
pueblo se reconoció en él. Ese solitario cuchillero que la escasa vi-
sión de alguien vio en el gaucho Fierro fue arrinconado y destruido
porque llevaba la rebeldla en el alma. Porque le hablan matado la es·
peranza y nada le ofreclan en cambio. Nada medianamente humano.
Pronto se cumplirán cien anos desde la destrúcción del Paraguay y
los argentinos nos interrógamos más perplejos que nunca. Nuestra
perplejidad pide respuesta al hoy que vivimos y ~1 ayer que otros vi·
vieron. Puede que las palabras anden escasas para respondernos.
Puede que incluso estemos hartos de ellas. Pero vamos tomando con·
ciencia de nosotros mismos y acaso en dla no lejano seamos capaces
de producir los. hechos que nos curen la perplejidad. Los pueblos del
mundo entero nos sei'lalan cami nos. Encontraremos el nuestro, el úni·
co posible, el que piden nuestras particulares y singulares circunstan·
cias. Esa es nuestra esperanza.

255
Referencias bibliográf¡cas

. . .
Acevedo. Eduardo. Historia del Uruguay. Montevideo. Imprenta Na-
cional. 1919. t. 111. IV y Y. . . .
- Notas y Apuntes · Contribución al estudio de la historia eco·
nómica y financiera de la R.O. del Uruguay. t. l. Montevideo;
Imprenta El Siglo Ilustrado. ·1903. . .
Agote. Pedro. "El Banco de la Provincia de Buenos Aires". en Nueva
Revista de Buenos Aires. t. 3. Buenos Aires. 1881 .
- ·· La deuda pública argentina· ·. en Nueva Revista de Buenos
Aires. t. 2. 1881. · :· ·
Alberd i. Juan Baut ista . Be /grano y sus historiadores. en ~o~o V de
Escritos Póstumos. Buenos Aires . 1898. .
El Brasi/ .an.te la democracia de America . Buenos Aires. Edi·
c íones ELE. 1946. .
-Estudios Económicos. Buenos Aires. Editorial la Cultura Ar-
gentina. 1934.
-Escritos Póstumos. T. IX. Buenos Aires..1894.
- Escritos Póstumos. t. XV. Buenos Aires. lmpr.enta Alberdi.
1900. .
Alberdi. Gutiérrez. Frias. Cartas inéditas de Alberdi a J.M. Gutiérrez y
Félix Frias. Buenos Aires. Editorial Luz del Día. 1953.
Alcedo y Herrera. Dionisia de. Piraterías y agresiones de los ingleses
y otros pueblos de Europa en la América Española. desde el
siglo XVI al XVIII. deduc idas de las obra s de ... por J. Zarago.za.
Madrid. Imprenta Manuel G. Hernández. 1883.
Altamira. Rafaél. Historial de España y de fa civilización espai'lola . t.
111. Barcelona. 1906.
Alvarez. Juan. Temas de historia económica americana. Buenos
Aires. Editorial El Ateneo. 1929.
Allende. Andrés. La frontera y la campaña del Estado de Buenos
Aires. 1852·1853. La Plata . Edición de la Universidad Nacional
de la Plata. 1958.
Andrade. Olegario V.. Artículos histórico-políticos . Buenos Aires . Edi·
tor J. Lajouane y Cia. 1919.

256
Anónimo. Bosquejo analytico acerca da questao anglobrasileira. Río.
Typographia Popular de Azeredo Leite. 1863.
Archivo General de la Nación. Archivo Guido. 7 • 16 . 2 . 15.
Barreiro. José P.. El pensamiento de Sarmiento (selección y prólogo).
Buenos Aires. Editorial Lautaro. 1943.
Barros. Alvaro, Fronteras y territorios federales de las pampas del
sud. Buenos Aires. Hachette. 1957.
Belgrano. Mario. La política externa con los Estados de Europa (1813·
1816). en Historia de la Nación Argentina de la Academia Na·
cional de la Historia. vol. VI. primera sección. Buenos Aires.
Editorial El Ateneo. 1947.
Belloc. Hilaire. Historia de Inglaterra. Madrid. Edttorial La Nave. 1934.
Beraza. Agustín. La economía de la Banda Oríerital durante la Revolu-
ción (1811-1820). Montevideo. Ediciones de la Banda OrientaL
1964.
Beverina. Juan. Invasiones inglesas. en Historia de la Nación Argenti·
na. de la Academia Nacional de la Historia. vol. IV. Buenos
Aires. Editorial El Ateneo. 1956.
Bustamarite; José Luís. Los cinco errores capitales de la intervención
anglo·francesa en el Plata. Buenos Aires. Editor Solar. 1942 ..
Caillet Bois. Ricardo R. Un año critico en la política exterior de la pre·
sidencía de Mitre. Buenos Aires. Talleres Gráficos Frias Ayerza
y Elizalde. 1946. ·
Cano. RafaeL "Catamarca del 800". en Revista de la Biblioteca Na·
cional. n° 52.
Cárcano. Miguel Angel. Urquiza y Alberdi. Intimidades de una política.
Buenos Aires. Editorial La Facultad. 1938.
Cárcano. Ramón. Guerra del Paraguay. Buenos Aires. Editorial Do·
mingo Viau y Cia .. 1939. ·.
Cardozo. Efraim. Asunción del Paraguay. en Historia de fa Nación Ar·
gentina de la Academia Nacional de la Historia; vol. 111. Buenos
Aires. Editorial El Ateneo. 1956.
-El Imperio del Brasil y el Rio de la Plata. Buenos Aires. Libre·
ría del Plata. 1961.
Casarino. Nicolás. El Banco de la Provincia de Buenos Aires en su pri-
mer centenario. Buenos Aires. Editorial Peuser. 1922.
Castro. Antonio P.. Nueva historia de Urquiza. Buenos Aires. Editorial
Araujo. 1944.
-La revista de Buenos Aires. N° 81. enero 1870.
Cavalcanti. Amaro. Résenha Financeira do ex Imperio do Brasif en
1889. Rlo de Janeiro. Imprenta Nacional. 1890. ·
Caxías. Marques de. Despacho privado del..., Mariscal de ejército en
la guerra contra el Gobierno del Paraguay, a S.M. el Emperador
del Brasil. don Pedro 11. Folleto sin pie de imprer~a ni fecha de
impresión.
Conte; Antonio. Gobierno provisorio de Flores. Montevideo. 1897.
Creydt. Osear. Formación histórica de la Nación Paraguaya 1963. sin
píe de imprenta ni mención de editorial. .
Cuccorese. Horacio J .. Historia ele la conversión del papel moneda en
Buenos Aires, Buenos Aires. Edición de la Universidad Na-
cional de La Plata, 1959.

257
Cháv~z, Fermin, Vida y muerte de, José Jordán, Buenos Aires, Edi-
ciones Theoria, 1957. . ·
Chávez, Julio César, "Unitarios y federales en el Paraguay", en Revis-
ta de Historia, no 2, Buenos Aires, 1952.
Chesterton, G.K., Pequeña historia de Inglaterra, Buenos Aires, Edito·
rial Austral, 1946.
Danilevsky, V., Historia de la técnica, Buenos Aires, Editorial Lautaro,
. 1946.
De Angelis, Pedro, Colección de documentos de historia argentina, t.
VI, edición de 1836.
De Faria, Alberto, Mauá, Rlo de Janeiro, Edit. Paulo Pongetti y Cia.,
1926.
Diario La República N° 872, Buenos Aires, 21-12, 1868.
El Rlo de la Plata, dirigido por José Hernández.
La Razón, del 8·9-1966.
Documentos: La libertad de comercio en la Nueva Espafla en la se·
gunda década del siglo XIX. Introducción de Luis Chávez Oroz·
co, México, 1943.
Du Gratty, Alfred, La República du Paraguay, Londres, 1862.
Ellauri, José y Herrera y Obes, Julio, El curso forzoso en Buenos Aires,
Buenos Aires, Imprenta La Tribuna, 1867.
Ferns, H.E., Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX, Buenos Aires,
Editorial Hachette, 1967.
Fitte, Ernesto J., El precio de la libertad, Bue.nos Aires, Emecé, 1965.
Forbes, John Murray, Once años en Buenos Aires (1820·1831), Buenos
Aires; Emecé, 1951.
Gálvez, Víctor, Memoria de un vieío, Buenos Aires, Ediciones Solar,
1942.
Garcla, Juan Agustln, La ciudad Indiana, Buenos Aires, Ediciones Al·
pe, 1953. ·
Garcia Mellid, Atilio, Proceso a /os falsificadores de la historia del Pa·
raguay, t. 1 y 11, Buenos Aires, Ediciones Theorla, 1963.
-Proceso al liberalismo argentino, Buenos Aires, Ediciones
Theoría, 1964.
Garrigos, 0., El Banco de la· Provincia, Buenos Aires, Imprenta P. Coni,
1873.
Giberti, Horacio, Historia de la ganaderfa argentina, Buenos Aires,
Editorial Raigal, 1954.
Giménez Vega, Ellas s:, Testigos y actores de la Triple Alianza, Bue-
nos Aires. Editorial Pena Lillo. 1961.
González Calderón, Derecho constitucional argentino, Buenos Aires,
1917.
Goyena, Pedro, Crftica Literaria, Buenos Aires, Editorial Rosso, 1937.
Guido Spano, Carlos, El gobierno y la alianza, en Ráfagas, t. 1y 11, Bue-
nos Aires, Edítoriallgon Hnos., 1879.
Hering, Ernesto, Los FÜcar, México, Editorial Fondo de Cultura Eco-
nómica, 1944.
Herrera, Luis Alberto de, La culpa mitrista, t. 1 y 11, Buenos Aires, Edi-
torial Pampa y Cielo, 1965.
-La seudo historia para "El Delffn", t. 11, Montevideo, Imprenta
El siglo Ilustrado, 1947.
258
. Horton Box, Pelham,·Los orígenes de la guerra de la Triple Alianza,
Buenos Aires, Edic iones Nizza, 1958.
Hutchinson, Thomas J., The Parana, Londres, Editor E. Sanford, 1868.
- Buenos Aires y otras provincias argentinas, Buenos Aires,
Editorial Huarpes, 1945.
lrazusta, Julio, Influencia económica británica en el Río de la Platrr,
Buenos Aires, Editorial Universitaria de Buenos Aires-Eudeba,
1~3. .
Kossok, Mantred , El virreinato del Rlo de.la Plata. Su estructura eco·
nómico social, Buenos Aires, Editorial Futuro, 1959.
labougle, Alfredo de, "La caja de conversión y el valor del peso mone·
da nacional" en Revista de Ciencias Económicas , agosto de
1930.
Laemmert, H., Almanak 1871, Rlo de Janeiro , Edit. Laemmert, 1871.
lanÚS, Anacarsls, Cuestiones económicas, financieras y bancarias,
Buenos Aires, Imprenta Biedma, 1877.
-Anales de ·la Sociedad Rural Argentina n° 3, del 30-11-1866.
Id. n° 7 dél 31·3-1867, articulo de Duhamal.
Latzina, Francisco, El comercio argentino antaño y ogaito, en t. 111 de
Censo Ag~opecuario de 1908.
Lenin, Vladimir llich, El Imperialismo, fase superior del capitalismo,
t. 2 de Obras Escogidas, Buenos Aires, Editorial Problemas,
1946.
Levene, Ricardo, Investigaciones acerca de ia historia económica del
virreinato , t. 1 y 2, Buenos Aires, Editorial El Ateneo, 1952.
Lynch , John, Administración colonial española, Buenos Aires, Eude-
ba, 1962.
Mansilla, Lucio V., Memorias, Buenos Aires, Editorial Hachette, 1955.
Martlnez, Benigno T., El Paraguay, memoria presentada bajo el punto
de vista industrial y comercial en r,elacíón con Jos países del
Plata , Asunción, 1885.
Martire, Eduardo, La crisis Argentina 1873-1876, Buenos Aires, lm·
prenta Dorrego, 1965.
Marx, Carlos, El Capital, Buenos Aires, Biblioteca Nueva, 1946.
Marx, Carlos y Engels, Federico, La guerra civil en los EE.UU., Buenos
Aires, t:dltorlal Lautaro, 1946.
-Correspondencia, Buenos Aires, Editorial Problemas, 1947.
Projet de fonaatlón d'una Banque Franco-Argentina, Parls,
1876. .
Maurois, André, Hi!Jtorlá de Inglaterra, Santiago de Chile, Ediciones
Ercilla, 1945.
f\1ehring, Franz, Cétrlos Marx, Buenos Aires, Editorial Claridad, 1943.
Miller, William, Historia de los EE.UU., México, Editorial Novaro, 1963.
Mitre, Adolfo, El pensamiento de Mitre (selección y prólogo), .Sueno$
Aires. EdltOtlal lautaro, 1943.
Mitre, Bartolomé, Archivo, t. 111, V, XXIV y XXVII, Buenos Aires, Biblio·
teca la Nación, 1913.
-Arengas, t. 1, Buenos Aires, Biblioteca La Nación, 1902.
Molas, Mariano A., " Oesétipción histórica de la antigua provincia del
· Paraguay" , en Le Aevista de Buenos Aires, t. IX y X, Buenos Ai-
res, 1866.
259
Montoya. Alfredo. Historia de los saladeros argentinos. Buenos Aires.
Editorial Raiga!. 1956.
Morales. Ernesto. Juan María Gutierrez. Buenos Aires. Editorial El
Ateneo. 1937.
Moreno.. Mariano. Escritos políticos y económicos. Buenos Aires. Edi·
torial Ocesa. 1961.
Mulhall. Michael. G.. The English in South America. Buenos Aires. lm·
prenta The Standard.
Mulhall. M.G. y E.T.. Handbool< 1869. Buenos Aires. 1869.
..;... Manual de las Repúblicas del Plata. Buenos Aires. Imprenta
Coni. 1876.
- Handbool< of Brazil. Buenos Aires. 1877.
- Handbook· of the River Plate. Buenos Aires. Imprenta The
Standard. 1885.
Oddone. Jacinto. La burguesía terrateniente argentina. Buenos Aires.
Ediciones Populares Argentinas. 1956. ·
Orleans. Gastón de. Diario da Campanha do Paraguay. Rlo de Janeiro.
Typographia Nacional. 1870.
Oroflo. Nicasio. La verdadera organización de/país. en Escritos y Ois·
cursos. Buenos Aires. 1869.
Ortega Perla y Duhalde. "El barón de Mauá y la Banca Británica". en
Revista La Unión Americana. no 2. 1965.
Ortlz. Ricardo M .. Historia económica de la República Argentina. t. l.
Buenos Aires. Editorial Raiga!. 1955.
Panettieri. José. La crisis ganadera 1866·1871. La Plata. Edición de
la Uníversit1ad Nacional de La Plata. 1965.
Parish. Woodbíne. Buenos Aires y las provincias del Rio de la Plata.
Buenos Aires. Editorial Hachette. 1958.
Paz. Carlos y Barros. Alvaro. La polltica brasi/era y la juvent.ud argentí·
na en enero de 1870. Buenos Aires. Imprenta de la Discusión.
1870.
Pelliza. Mariano. La organización nacional. Buenos Aires. Editorial La
Cultura Argentina. 1923.
Pereira de Barros. Considerac;oes sobre a sítuaGao financeira do Bra·
sil. Rio de Janeiro. Typographia Universal de Laemmert. 1867.
Pereyra. Carlos. Francisco Solano López y la guerra del Paraguay.
Buenos Aires. sin mención de editor. 1953.
Pintos. Francisco R.. La defensa de Paysandu. Paysandú. Uruguay.
Ediciones Aqul Poesla. 1964.
Prado Junior. Caio. Historia económica del Brasil. Buenos Aires. Edi-
torial Futuro. 1960.
Presas. José. Memorias secretas de la princesa del Brasil. lntroduc·
ción de H. Zorraquin Becú. Buenos Aires.. Editorial Huarpes
S.A .. 1947.
Puiggros. Rodolfo. La época de Mariano Moreno. Buenos Aires. Edito·
rial Partenon. 1949.
Publicación oficial. Anales de la Sociedad Rura/Argentina n° 1 del
30.9·1866; n° 4 de/31-12·1866: n° 12del31·8·1867; n° 16de/31·
8-1867. .
- Censo de 1881 de la Provincia de Buenos Aires. Buenos Aires,
'937. '
2€(1
-Censo de 1881 de la Provincia de Buenos Aires. Buenos Aires.
1937.
.;. Censo de la Prov incia de Buenos Aires. 1881.
- Correspondence. respecting hostilities ín the River Plate .
Londres. Harri son and sons. 1865. ·
-Diario de sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación.
1865 y 1866..
-Fallas do Throno 1823·1872. Río de Janeiro. Typographia Na·
cional. 1872.
-Memoria del Ministerio de Relaciones Exteriores . t866
- Memoria del MinisteriO de/Interior 1867-1868.
- Memoría del Ministerio de Hacienda. 1865. 1-866. 1868 y 1870.
- M emoria del Ministen o de Guerra. 1866. 1868. 1869 y 1870.
- Mensaje del Presidente de la República al Congreso Legisla ti·
vo de la Nación. Buenos Aires. Imprenta la Tribuna . 1869.
-Primer censo de la Repúblic a Argentina en 1869. d irigido por
Diego de la Fuente. Buenos Aires. 1872.
- Registro Estadístico. .
- Revista de la Biblioteca Nacional N o 31. tercer trimestre de
1944.
Quesada. Ernesto. La personalidad de Carlos Guido Spano. Buenos
Aires. Imprenta Mercantil. 1918.
Aebaudi. Arturo. La declaración de guerra de la República del Para-
guay a la República Argentina . Buenos Aires. Serrantes Hnos ..
192'4: ¡ .

Rebollo ·paz. León. Historia de la Organización Nacional . t. 1. Buenos


Aires . Librería del Plata. 1951 .
Reclus . Elisee. Nouvel/e Géogiaphie Universelle. t. XIX. Parls. Li braire
Hachette. 1894. ·
Registro Nacional. n o 5814 (1863·1869}; n " 5855: n ° 6065: n ° 6265:
n ° 6333: n ° 6372: n ° 6946. · ·
Rivera. Enrique. José Hern ández y la guerra del Paraguay. Buenos
Aires. Editorial lndoamericana. 1954.
Robert son. J .P. y G.P.. Cartas de Sud-América. t. 111. Buenos Aires. Edi·
torial Emecé. 1950.
Robertson. J .P. y N.. La Argentina en los primeros años de la Revolu ·
ción. Buenos Aires . Biblioteca La Nación. 1916.
Robertson . Williams S.. La política inglesa en la América española . en
Historia de la Nación Argentina. de la Academia Nacional de la
Historia. primera sección del vol. 5. Buenos Aires. Edil . El Ate·
neo. 1956. ·
Rosa. José Maria. Defensa y pérdida de nuestra independencia eco·
nómica. Buenos Aires. Editorial Haz. 1954.
-La guerra del Paragua y y la montonera argentina. Buenos Ai-
res. Editorial Peña Lillo. 1964.
Sáenz Hayes. Ricardo. Miguel Cané y su tiempo. Buenos Aires. Edito-
rial Kraft. 1955.
Saldias. Adolfo. Historia de la Confederación Argenlína . tomos l. VI.
VIII y IX. Buenos Aires. Orientación Cultural Editores S.A ..
1958.
Sánchez Quell , Hipólito, Estructura y funci ón del Paraguay colonial,
Buenos Aires, Ed itorial Kraft, 1964.
- Anales de la Sociedad Rural Argentina, n° 2, del31 -10-1866.
Sarmiento, Domingo F., "Candidatura de Alsina", en El Nacional, del
12-12-1885.
- " Rumores , guerras en perspectiva", en Obras Completas, t.
XXV, Polltlca Estado de Buenos Aires, Buenos Aires, Editorial
Luz del Dla, 1851.
:-Obras Completas , t. XXVI, Buenos Aires, Editorial Luz del Día,
1957. .
-Cuestiones Americanas. Obras completas, t. XXXIV, Buenos
Aires, Editorial Luz del Día, 1952.
Scalabrini Ortlz, Raúl, Historia de los ferrocarriles argentinos, Buenos
Aires, Editorial Devenir, 1957.
- Polftica británica en el Rlo de la Plata , Buenos Aires, Editor
Fernández Blanco, 1957.
Scobie, James R., La lucha pgr la consolidación de la nacionalidad ar-
gentina, Buenos Aires, Editorial Hachette, 1964.
Sombart, Werner, El apogeo del capitalismo, t. 1, México, Fondo de
Cultura Económica, 1946.
Street, John, Gra.n Bretaña y la Independencia del Rlo de la Plata , Bue-
nos Aires, Editorial Paidós, 1967.
Taboada, Gaspar, Los Taboada, t. 111, Buenos Aires, 1937.
Tornquist, Ernesto y Cia. Ltda., El desarrollo económico de la Repúbli-
ca Argentina en los últimos cincuenta aftos, Buenos Aires,
1920.
Villalobos, Sergio, Comercio y contrabando en el Rlo de la Plata y Chi-
le, Buenos Aires, Editorial Eudeba, 1965.
Wallis, Nichols Madaline, El gaucho, Buenos Aires, Editorial Peuser,
1953.
Zeballos, Est anislao, Calfucurá, Buenos Aires, Editorial Hachette,
1961.

SIJ(~ILl-friJI~Illlil.JII. OfJSPO'r.(~OII .Llll

262
In dice
·Palabras para la segunda edición ............................ ;........... ........ ;:.... 9
Para entrar en materia ..... ........................................................... .'....... , 11
t Gran Bretaña: un nuevo siglo XVI................................................... 17
1. Comienzo con piratas..........................;....................................... 1.7
2. El periodo único ........................................................................:... 20
3. ¿Qué significa el fe rrocarril?...................................................... 24
4. Algunas circunstancias transitorias.......................... ............... 25
11. Insólito _Pa~aguay ........... ............................ ~... .... .......... ......... ........... 29
1. Los com1enzos...... ,.............................·.......................................... 29
2. El peculiar desarrollo... :.................................. :............................ 32
3. La impronta guerrera .............. :.........:........................................... 34
4. Aparece Francia ...... ........................................;............................ 35·
5. La dictadura perpetua................ ................................. ................ · 37
6. ¿Francia aisla al Paraguay? ................................................ ;...... 38
· 7. El Dictador y la Iglesia................................................................. 39
8. Política económica.......................................................:.............. .40 ·
9. La fue rza del Paraguay ..........................................................'...... 43
10. El sucesor...............................................................................- ..." 44
11 . El mal ejemp lo... ............................................. ........ ...................... 45
12. Lindas palabras, feas maneras...... ............. :....... ....................... 46
13. El otro López ............................................ :.................................... 49
14. Mr. Thornton frunce la nariz........................................................ 51
111. ¿Brasil de los brasileños...? .............. :.............................: .....::..... · 56
:1. Contrabando, buen negocio.......................;..... :......................... 56
2. Don Juan se va al Brasil.. .................... ............. ;.......................... 57
3. Al o Grande con las fau c es abiertas ....................~.. ............... ..... 59
4. Aotschild y su áurea cadena....................................................... 61
5. Un amo de malas pulgas............................................................. 62
6. El codiciado Paraguay................................................................. 64
7. Brasil en vlsperas de la guerra............~...........:..,., ..~~................. ~.,. .. 66
IV. Flores al Uruguay .......... :................................... .. ...... ...................... 67
1. Independencia uruguaya c ontra apetitos brasileños............. 67
2. Orientales que se inclínan ...................... ::.................................. 68
3. Giró................................................................................................ 71
4. Aparece don Venancio................................................................ 72
5. Pereira entrega el c uello a los ingleses..................................... 73
6. Un obsequio de Mitre: Flores al Uruguay ......:........................... 75
7. ¿Ley natural .. .?............................................................................. 76
8. Intervención solapada .................................................................. 78
9. Don Bartolo teje la intriga........................................................... 80
10. Nace la Alianza.............................................................................. 86
11. Guerra al Uruguay .......................................................................: 88
12. Balas y cañones para destruir Paysandú................................ ..: 91
13. Los aliados brasileños del general M itre....................... ........... 92
14. Bocado de cardenal.. ................................................................._ · 95
15. Antes de la dictadura................................................................... 96
16.1reneo Evangelista de Souza, Barón de Mauá......................:... 98
17. Flores en la silla........................................................................... · 102
18. El Paraguay declara la guerra ........ ............................ .... :........... 108
V. ¡Los civilizadores! ........................................................................... 1.10
1. Primero neutralizar................... ................................................... · 110
2. la cruzada para "libertar" al Paraguay......;................ -............. 112
. 3. La .tentación no vencida ....................., ......................................... 115
· 4 . ¿Por qué ... ? ............................... , ...... ..... ....... ._ ................ :....,.. ......... 11"8
VI. Los amos de Buenos Aires ... ..........................; ............... :..........:.... 121
· 1. Los latifundistas ganaderos ...................................... ,................ 121
2. La gran burguesía comercial ... .... ... :........................................... 128
2.1 La gran burguesía comercial e Inglaterra: en
· tiempos de la colonia ...... ........................... ,....................~ ..... 133
2.2 En tiempos del gobierno propio ..................................~........ 140
2.3 En tiempos d.e la "civillzación" liberal ......................~.. ....... 153
2.3. 1 En tiempos de Mitre: algodón........................................... 163
2.3.2 El Banco Mauá. ferrocarriles y Hutchlnson.................... 165
VIl. La crisis.......................................................................................... 173
1. Caen los precios ............................................:............................... 173
2. Agricultura e indust ria : paliat ivos ...... .'.......·;.. ;............... _.. ......... 177
· VIII. Los que financiaron la guerra y la disfrutaron ....;...................... 180
t . Los prestamistas particulares .................................................... 180
· 2. El Banco de Londres ........................ .......................................,.... 181
3. Empréstitos brasitenos.. .......... ................................................... 186
4. la Casa de Moneda y Banco de la Provincia........ .................... 186
5. El empréstito en Londres............................................................ 199
5. 1 La deuda exterior y el monopolio de las rentas
aduaneras ................................. :...... :.................. :.................... 201
6. Otros que la disfrutaron: los proveedores.:............................... 203
IX. ¿Urquiza traicionó?........................................................................ 212
· 1. Subvenciones. préstamos.e hipotecas .....................................· 212
2. Mister Christie va y viene ............................................................ 213
3. Negocios son negocios ................ .................... ........................... 215
4. Diplomacia. mentiras y remate alberdiano.; ............................ : 218
)(. Confesiones..................................................................................... 220
1. Donde comienzan las confesiones ......................................... :.. 220
2. Dónde prosiguen las confesiones............................................. 221
XI. Heroísmo y miseria......................................................................... 225
1. la Triple Alianza........................................................................... 225
2. La repulsa del pueblo.............................. ;......................... :......... 227
3. El heroismo paraguayo..................... ,......................................... 230
XII. La guerra ha terminado................................................................. 232
1. La paz en el Paraguay...... ............................................................ 232
2. Uruguay y Brasil. en poder de su acreedor inglés.................... 236
3. La Argentina endeudada ..............................~............................. 238
. 4. Inversiones inglesas en la Argentina...................................... .. 240
· 5. Otra fuente de endeudamiento: el despilfarro oficial............. 243
6. Comercio exterior argentino después de la guerra :
su lugar en el contexto sudamericano ......... :............................ 244
XIII. ¿La gran politica?............. .. :......................................................... 246
· 1. Retórica para incautos...................................................... .......... 246
2. Un estado de espiritu colectivo............-.............................. ....... 246
3. Mitre y Sarmiento sobre Inglaterra ............. :.............................. 250
Para terminar........................................................................................ 253
lndice de cuadros
t. Desarrollo de las flotas mercantes entre 1650 y 1794...... ........... 19
2. Ganancias que produce el obrero inglés en las hilanderías
de algodón (1819· 1882).......... ............................... ........................... 20
3. Ganancias que produce el obrero inglés en las tejedurlas
de algodón (1819·1882).................................................................... 20
4. Exportación de la Gran Bretaí"'a de 1846 a 1866.......... ... .... .......... 21
5. Expan sión colonial de las grandes potencias (1862-1912}......... 22
6. Areas no europeas SuJetas a dominio colonial {1876-1900)........ 23
7. Crecimiento de la renta nacional de Gran Btetaña (1812-1885). 23
8. Producción mundial de algodón (1826·1890)............................:... 25
9.1mportación inglesa de algodón de los EE.UU. (1824-1861)........ 25
10. Exportación e importación del Paraguay (1851·1880).... ............ 50
11. Discriminación de Importaciones-Exportaciones..................... 51
12. Empréstitos ingleses al Brasil: 1824 a 1865............................... 62
13. Exportaciones por el puerto de Buenos Aires. excluidos
metales y dinero ............... .... ....... ...... ..... ..... .. ........................ ......... 123
14. Existencia de vacunos y lanares en la provinc ia de
Buenos Aires (1862·1865-1881 )..................................................... 124
15. Capitales invertidos en las di stintas ac tividades económicas
de la provincia de Buenos Aires en 1881..................................... 127
16. Export ación argentina. porcentajes en pesos fuertes de los
cuatro rubros lundamentales.......... .... ................................. ........ 129
17. Principales importadores de lana argentina.............................. 130
18. Exportación de tasajo y carne salada: valores en libras........... 130
19. Importación argentina. Porcentajes en pesos fuertes de
tos tres rubros fundamentales.................. .... .... ........................... 131
20. Saldos negativos de comercio exterior expresados en
pesos fuertes.................................................................................. 131
21. Porcentajes de tres rubros dentro de la importación total....... 132
22. Importaciones españolas y de otros orígenes por el puerto
de Buenos Aires (1778-1800)................... .................... .................. 135
23. Precios promedio anuales en oro. ................................................ 173
24. Ingresos en libras por ventas de lana al exterior y
precio por fardo................ .............................................................. 173
25. Exportación de tasajo.................................................................... 174
26. Préstamos en metálico del Banco de la Provincia de
Buenos Aires al Gobierno Nacional............................................. 187
27. Censo de tierras ............................................................................. 233
28. 'Endeudamiento del Brasil después de la guerra del
Paraguay........ ....................... ........................................ .. ................ 236
29. Empréstitos contraldos en el exterior por el Gobierno
Nacional y Gobiernos Provinciales entre 1865 y 1876.... ..... ...... 238
JO. Inversiones británicas en la República Argentina en 1875....... 241
31.1nversiones británicas en Sud América en 1875........................ 242
32. Discriminación de las inversiones británicas en Sud América..
en 1875........... .......... ....... ..... .............. ....... ..... ........ .......... ... ............. 242
33. Participación en el comercio coo Gran Bretafla en distintos
paises de Sud América en 1875.................................................... 244
Las BIBLIOTECAS UN IV ERSITARIAS del Centro Ed itor de
América Latina pretenden poner al alcance del público
un mat erial de lectura científico de muy buen nivel
teórico, que cubra una amplia y diversificada gama de
temas. problemas y metodologías y proporcione, al
mismo tiempo, una visión actual de las disci plinas
abordadas. Se proponen llegar a púb1icos diferentes y
especificos: estudiantes de tercer nivel - universitarios
o de profesorado- , grad uados jóvenes, cuadros
profesionales intermedios y otros sectores interesados.
En las páginas de La Guerra del Paraguay. Estado,
p olítica y negocios encontramos otra hi storia. No la
historia fáctic a de los acontecimientos polftico-mi li tares
ni tampoco aquella que encasi lla el análisis a simples
modelos económi cos; encontramos, sí, una nueva
versión de l a guerra: la de la explotación, el saqueo y la
el iminación del pueblo paraguayo, es decir l a historia
que " los vencedores" no difundi eron.
Existen diversas interpretaciones sobre los hechos, pero,
sin duda alguna, la de_ León Pomer sobresale por el
amplio margen de temas que propone para analizar los
dram át icos años de 1865 y 1870: el verdadero sign ifi cado
de los ferrocarriles, el negocio del contrabando, la
expansión de la burguesía comercial , los empréstitos
británicos, las alianzas del poder, etcétera.
El autor de este trabajo descubre, apoyándose en una
amplia bibliografía, que la minuciosa revisión de fuentes
pri marias - memori as y regi stros mini steriales, diarios
de sesione.s parlamentari as- co nduce a l a verdadera
trama de lo que él denomina los " intereses materiales".
Consigue así lo que muy pocos histo riadores ni siquiera
intentan: ubicarse en el medio de los protagonistas y los
hechos de hace más de un siglo, mostrando los
mecan ismos de una sociedad con sesgo propio
cuya original idad suscitó el enfrentamiento.
León Pomer, historiador argentino, ha desarrollado una
vasta labo r docente en las universidades de Buenos
Aire s, Pontificia Un iversidad Católica de San Pablo y
Estadual de Campinas. En la actual idad se dedica a l a
investigación de temas latinoamericanos.

También podría gustarte