Introduccià N A La Mejora Genã©tica Vegetal (2a. Ed.)
Introduccià N A La Mejora Genã©tica Vegetal (2a. Ed.)
Introduccià N A La Mejora Genã©tica Vegetal (2a. Ed.)
a la Mejora
Genética Vegetal
J. I. Cubero
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA
GENÉTICA VEGETAL
José Ignacio Cubero
Catedrático de Genética
ETSIAM, Universidad de Córdoba
Córdoba (España)
INTRODUCCIÓN
A LA MEJORA
GENÉTICA VEGETAL
2.a edición
revisada y ampliada
Ediciones Mundi-Prensa
Madrid • Barcelona • México
2003
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Los mejores [renuevos] son los que se toman de vides marcadas... Al acercarse la vendimia,
las vides que llevaron a madurez fruto abundante y sano, las marca con rojo mezclado con
vinagre para que la marca no se borre con la lluvia; y no lo hace solamente un año, sino que
revisa esas mismas vides durante tres o más vendimias consecutivas para ver si siguen sien-
do fecundas. Pues así se manifiesta que la abundancia de fruto proviene de la nobleza de las
vides, no del año... Si conservaron este mismo tenor durante varias vendimias, los renuevos
tomados de tales vides producirán mucho y buen vino.... Elegirás los renuevos que echen
uva grande, de hollejo fino, de pocas y diminutas pepitas y de dulce sabor...
Columela, De arboribus, 2-3
Pues cuando se trajeron a Cádiz desde un municipio vecino de África unos carneros salva-
jes y fieros, de colores admirables..., Marco Columela, mi tío paterno, hombre de aguda
inteligencia y agricultor de fama, compró algunos y se los llevó a su finca, y una vez domes-
ticados, los apareó con sus ovejas. Estas parieron primeramente corderos hirsutos, pero del
color paterno, que luego, habiendo sido apareados con ovejas tarentinas, engendraron car-
neros de vellón más suave. De estos, todo lo que se concibió nuevamente reprodujo la sua-
vidad de la madre y el color del padre y del abuelo. De esta manera, Columela decía que
cualquier rasgo que se encontrara en las bestias salvajes volvería a aparecer, mitigada su fie-
reza, en la generación de los nietos.
Columela, De re rustica, 7.2.4-5
El trigo que se siembra hay que escogerlo de buena calidad, grueso, duro, terso, de color
dorado y fértil en grado sumo; esto se comprueba en la elaboración del pan; hay que recha-
zar el grano picoteado y arrugado. En cuanto a los granos de cebada, han de ser henchidos,
gruesos, lozanos, blancos, muy pesados y sin picotear; las legumbres deben ser todas seme-
jantes a lo dicho. Algunos seleccionan las espigas más gruesas, las que tienen granos hen-
chidos y maduros, extraen de ellas el fruto mejor y lo reservan para la siembra.
Casiano Baso, Geopónica, cap. 16.1-3, de Vindanionio
Prólogo
No parece existir otra alternativa para la alimentación que los productos que
suministra la Agricultura, utilizando esta palabra en su sentido integral, incluyendo
ganados y bosques, como hicieron los clásicos. Para que avance, y ha de hacerlo
porque la población sigue creciendo, es esencial el progreso en dos frentes com-
plementarios: lo que se cultiva y cría, esto es, variedades y razas, y la técnica con
la que ha de operarse para lograr de ellas el máximo beneficio.
La Mejora Vegetal, pues, sigue teniendo, a principios del XXI, el papel esen-
cial que ya tuvo desde el comienzo de la Agricultura hace unos buenos diez mil
años, a pesar de la simplicidad de la herramienta manejada, que no es otra cosa
que lo que hoy llamamos selección masal. La incorporación del método científico
en el siglo XVIII y, con él, de la técnica de cruzamiento, la potenció, y el funda-
mento dado por la Genética desde principios del siglo XX produjo una estructura
sólida que permite soluciones a los problemas cotidianos que, en colaboración
con la tecnología agraria, permitiría solucionar los problemas de hambre en el
mundo si otros condicionantes, políticos y sociales, no hubieran creado barreras
casi insalvables.
Justamente la necesidad de seguir avanzando en soluciones que, por urgencia
de la población, cada vez se necesitan más rápidas y eficaces, ha hecho que se
incorpore al mundo de la Mejora Genética una nueva metodología, la ingeniería
genética, a la construcción de nuevos genotipos de uso agrícola, o sea, de nuevas
variedades comerciales. Se une así a la selección y al cruzamiento y completa, por
ahora, el desarrollo histórico de las técnicas que le sirven para modificar el mensa-
je hereditario de las plantas y animales que le servirán de alimento, vestido, com-
pañía o placer. En pocas palabras, de las técnicas de Mejora Genética.
La Mejora de Plantas nació como práctica, siguió como técnica y se transformó
en ciencia cuando pudo asentarse en una doctrina firme cual es el paradigma men-
deliano; no en vano se la debe denominar Mejora Genética Vegetal. Pero para con-
seguir sus fines debe extraer sus conocimientos de todas las ciencias biológicas y
aún de algunas que no lo son. Es esto precisamente lo que hace tan difícil escribir
un libro sobre Mejora vegetal: si se intenta ser práctico, se reduciría a un formula-
rio o a un sencillo manual en el que se dijera cómo hacer las cosas; si se quiere dar
con todo rigor la base científica, en el libro (o libros) ocuparían mucho más espa-
IX
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
cio los aspectos básicos que los métodos de mejora propiamente dichos. He tratado
de compensar una cosa con la otra. El lector juzgará si lo he conseguido o no.
Para ello, he tratado de que los conocimientos básicos se presenten embebidos
en la propia práctica de la Mejora; por ejemplo, al describir el retrocruzamiento
mendeliano se inicia su aplicación práctica; asimismo, se introduce desde el primer
momento la evaluación de descendencia como aplicación inmediata del análisis
genético. De esa forma, la base genética indispensable se la da ya envuelta en lo
que es va a ser su aplicación práctica. Quien posea la base genética suficiente
puede pasar tranquilamente por casi todos los capítulos de la primera parte, aunque
es conveniente siquiera repasarlos para lograr una «puesta en común» respecto al
lenguaje y al fundamento de técnicas básicas de uso constante a lo largo de todo el
libro y de toda la práctica de la Mejora.
No es este libro ni un Tratado ni un formulario; he tratado de hacer algo que
capacite al profesional, al técnico y al estudiante para ponerse en contacto con el
mundo de la Mejora, poder trabajar en él y tener la base suficiente para aumentar
sus conocimientos cuando lo desee. Por ello, se han incluido tan sólo desarrollos
matemáticos elementales (que se presentan en otro tipo de letra para facilitar que el
lector no interesado en ellos los pase por alto) para dar idea de cómo puede reali-
zarse la estimación de parámetros genéticos importantes, cómo se calculan las dis-
tancias genéticas y se elaboran los mapas genéticos, etc. He preferido siempre
intentar una explicación biológica que es, en definitiva, lo que fundamenta luego el
análisis matemático. Lo mismo cabría decir de la manera de exponer la base cito-
genética que se necesita para comprender la naturaleza de los poliploides y poder
trabajar con ellos, o la bioquímica necesaria para las operaciones de la Biología
molecular, y que cualquier mejorador del presente y del futuro ha de conocer para
saber interpretar y comprender las posibilidades de los nuevos materiales.
En resumen, he preferido llegar a los conceptos biológicos y matemáticos
necesarios de forma casi intuitiva, basando siempre la explicación en desarrollos o
explicaciones tomadas de la Genética y de la Biología más clásicas. Quien desee o
necesite ampliar sus conocimientos puede hacerlo con facilidad. Treinta años de
docencia en la materia, y muchas pruebas efectuadas a lo largo de ellos me avalan
en la manera de exponer éstos y muchos otros temas. Que me perdonen mis cole-
gas más puristas.
Quienes comparen la primera edición con esta segunda encontrarán cuatro nue-
vos capítulos y numerosas adiciones en todos los demás, desde el inicial. Hoy en
día, un mejorador ha de saber lo que le ofrecen los mapas genéticos, el uso de mar-
cadores moleculares (por ejemplo, el nuevo enfoque que permite el manejo de
caracteres cuantitativos) o las posibilidades de la secuenciación de genomas ente-
ros; los «chips» de ADN, casi un sueño hace un par de decenios, ya se están utili-
zando en Mejora vegetal. Un obtentor puede no usarlos jamás, aunque esto sea ya
más que dudoso, pero ha de saber qué son y para qué sirven. Se ha intercalado,
como puerta de apertura a los métodos de mejora propiamente dichos, una breve
exposición de los productos de la actividad del mejorador y los métodos básicos
que se desarrollarán a lo largo de toda la Parte II. Los otros dos capítulos añadidos
X
PRÓLOGO
XI
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
XII
PRÓLOGO
Espero, pues, que este libro sirva para recuperar este conocimiento. Es necesa-
rio, porque en otros países, los que van por delante, no se ha perdido. He preferido
seguirle llamando Introducción... y no Mejora vegetal, a pesar de algunas voces
que me han sugerido esto último. Tampoco he querido el título de Fitogenética o
de Genética vegetal que llevan excelentes libros y tratados; no trato de explicar
genética vegetal que, por otro lado, no es diferente de otras Genéticas, sino los fun-
damentos de la manipulación genética en plantas y de sus aplicaciones. Lo que
trato de presentar es una introducción a muchos aspectos de la vida cotidiana que
muestran una base común y que tienen como parte de la solución una correcta apli-
cación de principios y técnicas de Mejora. La diferencia entre esta segunda edición
y la primera es que, además de la puerta, he tratado de abrir también alguna venta-
na.
Siempre le recomendé a los interesados en la Mejora Genética que, para apren-
derla, leyeran y no estudiaran. He tratado de facilitar esta labor con el lenguaje
más sencillo que he podido. Antes me excusé ante mis colegas por las posibles
explicaciones que he preferido dar, simples frente a complicadas; ahora me excuso
ante el lector si lo escrito no se corresponde con el criterio de sencillez que ha sido
mi guía para escribir esta pequeña introducción a la Mejora Genética.
Agradecimientos
A María Teresa Moreno, sufrida esposa y colaboradora tanto en la primera
como, quizá más, en la segunda edición. A Teresa Millán, Diego Rubiales, Juan
Gil, Antonio Martín y Adoración Cabrera, que en su día leyeron el manuscrito, lo
corrigieron en todo o en parte, y siempre sugirieron enmiendas e ideas para mejo-
rarlo. A Mercedes Moreno, por la labor penosa de entender mi caligrafía sin pro-
testar más que en tono bajo y casi cariñoso. Debo señalar, además, y muy especial-
mente, a Luis Miguel Martín, a quien le debo el capítulo sobre forestales, y a
Martín Fernández de Gorostiza, que ha hecho posible, con sus muchas notas y con-
versaciones, la redacción del 21, dedicado a registro y protección; espero, sincera-
mente, haber recogido bien sus enseñanzas en tema tan complejo.
Las figuras merecen gratitud aparte. La inmensa mayoría las hizo Salvador
Nadal para la primera edición, trabajando lo que únicamente su mujer y yo sabe-
mos, y las repasó para la segunda (para esta última he hecho yo mismo algunas:
espero que el lector no lo note mucho); a Francisco Barros le debo la 6.4 que, en lo
sencillo e informativo, es difícil de superar, y a José Miguel Martínez Zapater la
fotografía que aparece como figura 13.7 y que es parte de un trabajo del que es
autor, publicado en la revista Nature, a cuyos editores les agradezco asimismo el
permiso para su publicación. A todos ellos y a los que me sugirieron ideas y modi-
ficaciones para expresar en dibujo lo que es difícil decir con palabras, toda mi gra-
titud.
XIII
Referencias, terminología
y acrónimos
1. Referencias
La referencia a un parágrafo se hace anteponiendo el signo # (p.ej., #2.5,
#16.4, etc.). Las referencias a fórmulas, expresiones o ecuaciones, entre corchetes
(p.ej., [4.1], [5.2], etc.). Fórmulas y figuras van numeradas correlativamente den-
tro de cada capítulo, sin que su número implique pertenencia a un parágrafo con-
creto, pero las Tablas se numeran de acuerdo con el parágrafo al que pertenecen.
La bibliografía recomendada figura en el Apéndice con algún comentario que
oriente al lector. En cada capítulo, a diferencia de lo que se hizo en la primera edi-
ción, se indica la que se considera más adecuada para completar o ampliar la infor-
mación dada. En uno y otro caso, no se ha pretendido dar una relación bibliográfi-
ca exhaustiva, sino ofrecer textos que contengan puntos de vista distintos tanto en
contenidos como en tratamientos. Siempre que se puede se dan textos en español,
originales o traducidos. Se ha preferido, asimismo, ofrecer referencias con conoci-
mientos bien establecidos a lo novedoso pero sin constatación. El lector se percata-
rá, por ejemplo, de que en la prensa diaria vienen muchos más casos de plantas y
animales transgénicos que los que aquí figuran; la razón es que en la presente obra
se recogen sólo los casos que ya son realidad agrícola y los que o están a punto de
serlo o bien ofrecen una línea interesante a corto plazo.
Al final de la obra figura un índice alfabético de términos técnicos; no es un
glosario, pues casi se hubiera necesitado un volumen aparte, ya que la Mejora, al
ser ecléctica en sus métodos, utiliza términos de todas las ciencias. En lugar de tal
diccionario, en ese índice se remite al pasaje donde se define o desarrolla el con-
cepto.
2. Términos empleados
No merecerían ningún comentario si la terminología científica en español no
fuera tan deudora de la inglesa en particular, incluso cuando las nuevas palabras
acuñadas con base sobre todo en el griego se incorporan a través de la literatura
inglesa. Teniendo en cuenta el carácter que se ha tratado de dar a esta obra, se han
XV
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
empleado los términos más usados en la literatura científica española, pero esto sí
merece un breve comentario.
a) Se ha dado siempre una traducción o versión española a los términos técni-
cos ingleses («evitación» por «avoidance», por ejemplo), pero hay palabras que no
tienen fácil traducción a nuestra lengua. Por ejemplo, «top-cross», para indicar un
tipo de estimación de la aptitud general combinatoria, se ha traducido sin gran entu-
siasmo por «cruzamiento con probador» atendiendo a la manera de realizar la prue-
ba en contraposición a «policruzamiento», que traduce fácilmente «polycross».
Pero también se utiliza «top-cross» para una clase especial de híbridos comerciales
(híbridos «top-crosses») que tiene muy poco que ver con la técnica anterior; como
en ellos se utiliza como parental una variedad población, se ha traducido en ese caso
como «híbrido con población». Ruego, pues, que mis colegas no se asombren de
encontrar, entre otras cosas, «selección facilitada por marcadores» en lugar de la
espantosa traducción, pero tremendamente introducida en el gremio, de «selección
asistida por marcadores»; la palabra «assisted» que figura en la expresión original
(marker assisted selection) no es el «asistir» español, como el que «asiste a una
clase», sino «ayudar» o «facilitar», significado que también tiene en español («asis-
tente social»), pero no en el caso de facilitar la selección. En ocasiones, dado que
hay palabras de uso común en la «jerga» profesional de los mejoradores, he inclui-
do la palabra o expresión inglesa en el texto o en el índice de términos que figura
como apéndice. Valgan esos ejemplos para mostrar lo que se ha tratado de hacer:
aportar algunas ideas para un léxico castellano apropiado.
b) Podría pensarse que las palabras derivadas de latín y griego tienen plena
aceptación por la comunidad científica, pero no es así. Quizá una cierta pereza de
nuestra Academia de la Lengua ha ocasionado que haya ambigüedades o vacilacio-
nes en lugares en que la lengua inglesa, sin Academia pero con vivísimos dicciona-
rios, no tiene ni unas ni otras. En todo caso, siempre se ha utilizado el término más
común entre los que hemos pasado por estas disciplinas o las alternativas que se
pueden encontrar en los libros de texto más conocidos.
Siguiendo dicha línea, se escribe, por ejemplo, profase, metafase, anafase,
telofase en lugar de las quizá etimológicamente más correctas, pero inusitadas,
prófase, metáfase, anáfase y telófase aún cuando las emplean algunos autores de la
más alta significación científica (¿habrá que recordar que decimos prólogo, metá-
fora, análogo, teléfono y, en el campo de la pura genética, telómero y no sus corres-
pondientes llanas?). Por la misma razón se escribe idiotipo, cariotipo, etc., en lugar
de los raramente usados idiótipo, cariótipo, etc. y asimismo se escribe meiosis y no
meyosis (pero decimos eritropoyesis), y algunas cosas más.
Otras palabras tienen dobles formas bien representadas en textos de fácil acce-
so para el lector: cromatidio-cromátida, genomio-genoma, eucarionte-eucariota,
etc. Las palabras inglesas son, respectivamente, ‘chromatid’, ‘genome’, ‘eucario-
te’, pero la misma base etimológica tienen las dos alternativas castellanas. De todas
las dichas, la única que aparece en el Diccionario de la Real Academia es ‘genoma’
(pero admite ‘polinomio’ y no ‘polinoma’, diciendo para aquel, «de ‘poli-’ y el gr.
nómos’, división»), con la escueta etimología de ‘gen’ y ‘-oma’ y la definición
XVI
REFERENCIAS, TERMINOLOGÍA Y ACRÓNIMOS
3. Acrónimos utilizados
Los que se refieren a conceptos o técnicas de mejora, tales como ACG, MAS,
ssd, etc. se han colocado en el Índice de términos al final de la obra.
XVII
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
XVIII
Índice
PRÓLOGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IX
PARTE I
INTRODUCCIÓN Y PRINCIPIOS
1. INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
1.1. Agricultura y Mejora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
1.2. La Mejora como actividad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
1.3. Las primeras variedades: el paso de silvestre a cultivada . . . . . . . 5
1.3.1. El proceso de domesticación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
1.3.2. El cambio en la arquitectura de la planta . . . . . . . . . . . 6
1.3.3. Plantas y animales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
1.3.4. La evolución en domesticación; malas hierbas com-
pañeras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
1.3.5. Cultivos primarios y secundarios; transdomesticación . 10
1.3.6. Plantas domesticadas y protegidas . . . . . . . . . . . . . . . . 12
1.3.7. Un mundo complejo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
1.4. Los lugares de origen de las plantas cultivadas . . . . . . . . . . . . . 13
1.4.1. Los precursores: Darwin y De Candolle . . . . . . . . . . . . 13
1.4.2. Vavilov; los Centros de origen y de diversidad . . . . . . . 14
1.4.3. El punto de vista moderno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
1.4.4. El interés para el mejorador del estudio de los Cen-
tros de origen y diversidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
1.5. Períodos de la mejora: de los primeros materiales a las variedades
actuales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
1.6. La Biotecnología en la Mejora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
XIX
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
XX
ÍNDICE
XXI
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
PARTE II
METODOS BÁSICOS
XXII
ÍNDICE
XXIII
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
XXIV
ÍNDICE
XXV
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
XXVI
ÍNDICE
XXVII
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
PARTE III
CASOS IMPORTANTES
XXVIII
ÍNDICE
XXIX
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
PARTE IV
REGISTRO, PROTECCIÓN, PATENTES Y RECURSOS GENÉTICOS
XXX
ÍNDICE
APÉNDICES
XXXI
PARTE I
INTRODUCCIÓN Y PRINCIPIOS
1
Introducción
3
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
4
INTRODUCCIÓN
5
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
ese terreno tan precariamente preparado y muchas cosas más, las plantitas pueden
nacer, emerger, florecer y madurar a tiempos muy distintos. Supóngase que la
población nacida de esas semillas (silvestres pero sembradas por el hombre) se
recoge en una determinada fecha, por ejemplo a finales de junio: muchas plantas
no habrán florecido, otras habrán madurado incompletamente, otras habrán madu-
rado muy pronto y habrán dejado caer sus granos. Sólo se recogerán las que hayan
germinado, desarrollado, florecido y madurado más o menos al mismo tiempo. Si
de éstas se destina una parte a la siembra del año próximo, el incipiente cultivador
habrá escogido sólo una parte de la población primitiva (esto es, la habrá sometido
a una fuerte presión de selección), que estará caracterizada por una constitución
genética peculiar en lo que se refiere al ciclo siembra-maduración. Es de esperar
que la población que el año siguiente nazca de esas semillas sea bastante más
homogénea que aquella de la que procede. Germinará y madurará en un plazo bas-
tante más estrecho que la primera. Si vuelve a recogerse en una única fecha, de
nuevo, por ejemplo, a finales de junio, y se vuelve a reservar una parte del grano
recogido para siembra del año siguiente, la población producida será aún más
homogénea respecto al ciclo siembra-maduración en un momento determinado. En
unos cuantos ciclos de siembra y recogida en una fecha determinada, el hombre
habrá conseguido un periodo de maduración determinado, concorde con sus nece-
sidades: habrá conseguido controlar la reproducción de esa especie (Fig. 1.1).
En definitiva, el ciclo siembra de granos cosechados – cosecha – siembra de
granos cosechados crea una fortísima presión de selección que tiene como conse-
cuencia hacer pasar una especie silvestre a una cultivada. Esto es sencillamente lo
que hace que sea posible la Agricultura. A dicho proceso, que ocurre sin que nadie
(esto es, ningún cazador-recolector) haya tenido conciencia de hacerlo, se le llama
selección automática, y sigue siendo un poderoso método de mejora cuando se
trata de domesticar una especie silvestre en la actualidad. A ese proceso se lo deno-
mina domesticación, y a la planta que surge de la silvestre, domesticada por oposi-
ción a silvestre. Cuando manejemos conjuntamente formas cultivadas y silvestres
de la misma especie, aquéllas recibirán el nombre de cultígeno.
6
INTRODUCCIÓN
Granos
recogidos en
plantas silvestres
Siembra
Plantas cosechadas
Recogida en la misma
fecha
Población prácticamente
homogénea para la
maduración
7
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Fig. 1.2. Maíz: desde el teosinte (maíz silvestre) hasta los híbridos modernos.
8
INTRODUCCIÓN
9
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
de cultivo están las de adaptación a un medio agrícola, esto es, fuertemente modi-
ficado por el hombre: encuentran allí más espacio, menos competencia y mayor
protección. Si adquieren el carácter de, por ejemplo, indehiscencia, se han conver-
tido en cultivadas; pero si retienen las características típicamente silvestres de
dehiscencia, latencia, semilla pequeña, etc., a la larga se parecerán a la planta cul-
tivada debido a la introgresión continua de ésta en aquéllas salvo en lo que respec-
ta a tales caracteres: se reproducirá, pues, como planta silvestre pero pareciendo
cultivada, sin representar ningún provecho para el agricultor (las semillas ya han
caído cuando cosecha) pero sí un inconveniente, puesto que se aprovecha de todos
los recursos que le ofrece al cultivo.
Se ha creado, pues, una poderosa mala hierba; por su especial contenido gené-
tico se la denomina mala hierba compañera. Representa un puente genético que
introduce genes en el cultígeno y, por lo tanto, es un buen motor en la evolución de
éste, pero también un enemigo difícil de combatir, pues mimetiza a la forma culti-
vada en fenotipo y en genotipo y compite con ella. El llamado «arroz silvestre» por
los arroceros españoles es su mala hierba compañera. Los sorgos tienen, en toda
África, formas compañeras parecidas a las cultivadas que hacen de puente, en cada
región, entre éstas y las silvestres. Sólo se puede eliminar una mala hierba compa-
ñera mediante una selección cuidadosa y su siembra en una zona en la que nunca se
haya cultivado la especie correspondiente con anterioridad. Eso sí, se pierde una
buena fuente de riqueza génica, lo cual sigue siendo importante en las extensas
regiones en que se sigue practicando la agricultura de subsistencia; en el mundo
desarrollado, el flujo génico lo controla el mejorador.
10
INTRODUCCIÓN
este sentido, el centeno es un cultivo secundario (Fig. 1.3). Tales casos son más
frecuentes de lo que puede parecer; cultivos secundarios son el melón respecto al
pepino, el limonero respecto al cidro, el naranjo dulce respecto al amargo, la col
y el nabo uno del otro, etc.
A veces se habla de transdomesticación cuando la nueva planta domesticada
aparece en un lugar distinto al del origen real de la especie. Es difícil separar la
transdomesticación de la aparición de un cultivo secundario como se acaba de des-
cribir; se menciona especialmente cuando la nueva especie surge en un continente
distinto al de partida, como es el caso de algunos cultivos indios de procedencia
africana (guar, algodón asiático, guandú, sésamo), aunque siempre queda la duda
de si ya estaba domesticado en su lugar de origen o si era una mala hierba acompa-
ñante cuya domesticación tuvo lugar en el nuevo continente.
Una planta claramente transdomesticada es el tomate, pues aunque de origen
suramericano, nunca fue cultivado ni allí ni en México, dónde llegó sin que se sepa
cómo; se domesticó realmente, tras no pocas dudas sobre su toxicidad, en Europa a
partir del siglo XVII. Casi todas las especies de orquídeas, y muchas otras orna-
mentales, fueron domesticadas en Europa, como lo son en la actualidad gran núme-
ro de especies de interés industrial, farmacéutico o también agrícola, pero práctica-
mente no se menciona el hecho de que sea transdomesticada sino, simplemente,
domesticada. Es un término, pues, restringido a los estudiosos del origen de las
CULTIVO
CULTIVO
SECUNDARIO
SECUNDARIO
CULTIVO
CULTIVO
PRIMARIO
PRIMARIO
11
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
plantas cultivadas pero que sirve para ilustrar el hecho de que el hombre domesticó
lo que pudo en donde pudo, como se verá con más detalle a continuación.
12
INTRODUCCIÓN
×
Malas hierbas
compañeras
CULTIVOS:
PRIMARIOS
SECUNDARIOS Asilvestradas
13
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
14
INTRODUCCIÓN
15
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
16
INTRODUCCIÓN
harinero, asignado a los Centros del Asia Central y del Próximo Oriente. A guisan-
tes, lentejas y garbanzos se les atribuyen nada menos que cuatro Centros de origen:
Asia Central, Próximo Oriente, Mediterráneo y Abisinia, cuando los hallazgos
arqueológicos a lo largo del siglo XX confirman el origen de todas ellas en el Pró-
ximo Oriente, y la botánica demuestra la existencia en él de las especies silvestres
necesarias para la domesticación, sin que se encuentren en los otros tres ni restos ni
materiales silvestres. Por todo ello, prefiere hablarse hoy de Centros de diversidad
en lugar de Centros de origen: la diversidad es un hecho, el origen hay que demos-
trarlo.
A pesar de dichas deficiencias, la repercusión del trabajo de Vavilov fue
inmensa, y aún lo es. En primer lugar, los aciertos fueron infinitamente más
numerosos que algunos errores. Pero la razón principal del éxito estriba en que
Vavilov mostró la extraordinaria importancia práctica del estudio de las coleccio-
nes de amplia base genética, aun cuando las especulaciones teóricas derivadas
exclusivamente de su estudio fitogeográfico no siempre fueran correctas. Sus
«leyes» de las series homólogas y la de emancipación de recesivos le permitían a
los mejoradores buscar genes de interés en áreas geográficas concretas, cosa que
él mismo pudo probar. Por último, los Centros primarios y secundarios indican
dónde hay que dirigirse en primer lugar para formar colecciones o para buscar
algún carácter concreto.
Los continuadores del sistema de Vavilov, estudiando las regiones poco explo-
radas, ampliaron los Centros de Vavilov, llegándose a la práctica identificación de
los «Centros» con los continentes, perdiéndose así una de las mayores virtudes
prácticas del trabajo de Vavilov: la localización de regiones en las que recolectar en
caso de necesidad. El método de Vavilov había dado ya todos los frutos que podía
dar.
17
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
miento del origen de las plantas cultivadas y de los caracteres que permitieron la
domesticación. Así se ha llegado a situar en un espacio de unos pocos km2 la más
probable zona en la que ocurrió la domesticación de la escanda menor (Triticum
monococcum) y a identificar los genes que permitieron la increíble transformación
del teosinte en maíz.
El nombre más representativo de este enfoque global que modificó la idea de los
«Centros de Origen» es el de Jack R. Harlan, quien comenzó como simple seguidor
de Vavilov sometiendo a análisis uno de estos Centros: el del Próximo Oriente. Har-
lan observó la heterogeneidad de tal «Centro» con zonas de gran riqueza genética
incluso en especies foráneas (caso, en Turquía, de calabazas, maíz y judías, todas
ellas especies americanas); a tales «zonas calientes» las denominó microcentros,
pero todavía dentro de la ortodoxia vaviloviana; hay que reconocer que Vavilov
había comenzado a revisar sus ideas en 1940, pero no le dieron tiempo.
La modificación sustancial en la interpretación de lo que son los Centros vavi-
lovianos la produjo el estudio detallado del patrón de variación de muchos culti-
vos, como ya se hacía desde los años cuarenta. Un estudio del sorgo tanto en mate-
rial herborizado y en colecciones vivas como in situ en África, incluyendo en el
estudio la especies silvestres y las malas hierbas compañeras de cada zona, le sugi-
rió a Harlan que la domesticación de esta especie no había tenido lugar en un punto
focal (para Vavilov era Etiopía) sino a lo largo y ancho de todas las sabanas africa-
nas; las formas cultivadas eran más parecidas a las silvestres de cada región que a
otras cultivadas en zonas diferentes. Tal patrón se reproduce también en muchos
otros cultivos: la judía en América, el arroz en Asia, etc. Era una domesticación
difusa o acéntrica. Harlan simplificó, consecuentemente, los Centros de Vavilov
tal y como se muestra en la figura 1.6, reduciéndolos a solo tres Centros y tres
áreas extensas, acéntricas o difusas, en las que la domesticación ha tenido lugar no
en puntos concretos sino, como se ha dicho, en toda la región.
Pero ¿qué es un «Centro»? En el sistema de Harlan puede verse que «Centros»
y regiones de domesticación difusa coinciden respectivamente con los lugares
donde han existido grandes núcleos de población geográficamente concentrados o
no. Es decir, lo que vemos es el efecto de la mano del hombre. Los Centros de Ori-
gen son, pues, consecuencia de la actividad continua de pueblos agrícolas que, por
los cambios que produce la propia agricultura (aumento de la población, división
del trabajo, comercio, etc.) adquieren un cierto tipo de organización que termina
produciendo los llamados, con razón, Imperios agrícolas, como es el caso de los
reinos e imperios del Oriente Próximo (Mesopotamia, Egipto), del Valle de Méji-
co, de la vertiente andina del Perú y posiblemente de algunos otros casos. Una
mayor población implica mayores necesidades en alimentos y, como consecuencia,
una mayor necesidad de cultivar o criar, en espacios geográficamente circunscri-
tos, un mayor número de especies, domesticadas in situ o importadas de regiones
cercanas. Al cabo de algunos miles de años, parecerá que esos lugares de la Tierra
son zonas especialmente dotadas por la Naturaleza, pródigas en plantas y animales
útiles al Hombre. No es por azar que el máximo de domesticaciones del África sub-
sahariana se encuentre en torno al Níger, cuna de las únicos intentos de formación
18
INTRODUCCIÓN
Fig. 1.6. Regiones céntricas y acéntricas de origen de plantas domesticadas según Harlan.
de grandes reinos que hubo en el continente, y que lo mismo suceda, por análoga
razón, en las islas de la actual Indonesia en relación con el Pacífico.
Por el contrario, en las grandes áreas del Planeta en las que no existieron, o lo
hicieron en cortos periodos de tiempo, densas poblaciones, no se observan «Cen-
tros» sino grandes zonas en las que se desarrolló una notable labor de domestica-
ción, difusa en el tiempo y en el espacio. Tales son, por ejemplo, las sabanas afri-
canas, la parte atlántica de Suramérica o la Polinesia.
El argumento histórico que permite explicar la distribución geográfica de las
plantas cultivadas debe acompañarse de razones de tipo geográfico y botánico. Por
una parte, la sensación de «centro» se puede tener también en el caso de pueblos
agrícolas que habiten regiones de orografía difícil (el Centro vaviloviano de Asia
Central por ejemplo), o que contenga varias zonas climáticas (los Andes), o con
culturas muy diferentes en los propios habitantes (el Mediterráneo, el subcontinen-
te indio). Todo ello se da en la región abisínica, y de ahí la enorme riqueza en for-
mas cultivadas de todas las especies que llegaron a ella, fueran autóctonas o impor-
tadas; sus peculiares características geográficas, históricas y culturales la han
hecho siempre un crisol de variación y, siendo realmente pequeña en el espacio, no
hay que extrañarse de que haya sido siempre una candidata a la calificación de
«Centro de Origen», incluso para especies, como le ocurrió a Vavilov, que nunca
existieron allí en estado silvestre.
Por último, si una especie silvestre está distribuida en extensas áreas geográfi-
cas, la llegada de las técnicas agrícolas hará que se domestique en extensas zonas
sobre el substrato silvestre de cada lugar, produciendo un típico patrón «acéntri-
co». Es el caso del sorgo, del arroz, de la caña de azúcar, de la judía africana (Vigna
unguiculata, el frijol o judía anterior al descubrimiento de América) y de la ameri-
19
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Fig. 1.7. Lugares de origen de algunos cultivos y animales domésticos. Basado en los autores men-
cionados en el texto. Véase Tabla 1.1
20
INTRODUCCIÓN
TABLA 1.4
Lugares de origen de algunos cultivos y animales domésticos (véase Fig. 1.7)
1. China.
a) Mijos (Setaria, Panicum), trigo sarraceno (Fagopyrum), soja, crisantemos (todas estas
del Norte); albaricoque, melocotonero, avellano chino (Corylus spp.), peral chino
(Pyrus spp.), castaño chino (Castanea henryi), nogal, moral (Morus alba), nabo (Bras-
sica rapa) (del Oeste y Suroeste); arroz, cítricos, col china (B. sinensis), mostaza china
(B. juncea), ajos y puerros chinos (Allium spp.), judía adzuki (Vigna angularis) (sobre
todo en el Sur), rosa china (Rosa chinensis), camelia.
b) Gusano de seda, faisán, yak (Norte y Suroeste), cerdo.
2. Asia central: Siberia.
a) Cáñamo (Cannabis sativa), forrajeras (Agropyron).
b) Caballo.
3. Asia Central: Turquestán.
a) Moral negro (Morus nigra), albaricoquero, almendro y otras rosáceas. Es centro secunda-
rio de varias especies mediterráneas: trigo, cebada, avena, haba, garbanzo, lenteja.
b) Dromedario, yak.
4. Sureste asiático, Indonesia-Nueva Guinea.
a) Arroz, varias judías (Vigna spp., Psophocarpus spp.), árbol del pan, bananos (Musa
spp.), especias (clavo, canela, pimienta, nuez moscada), cocotero, sago (Metroxylon
spp.), caña de azúcar, ñames (Dioscorea spp.), betel.
b) Gallina, búfalo acuático y otros bóvidos.
5. Subcontinente indio.
a) Arroz, mijo (Panicum, Paspalum), guandul (Cajanus cajan), varias judías (mungo, de
Urd, alada: Vigna spp.), jazmín, berenjena, pepino, melón, algodón (Gossypium arbo-
reum, herbaceum: de posible origen africano). Centro secundario de garbanzo y lente-
ja. Quizá se terminaran de domesticar aquí algunos cítricos.
b) Gallina, pavo real, cerdo, cebú (Bos indicus), búfalo acuático.
6. Australia.
Eucaliptos.
7. África oriental: costa y sabanas.
Sorgo, frijoles africanos (Lablab, Dolichos), sandía y quizá otras cucurbitáceas domestica-
das en India o en el Próximo Oriente (pepino, melón), baobab, sésamo, algodón (G. herba-
ceum, quizá domesticado en India), algunos Solanum, gramíneas forrajeras (Cynodon spp.,
Digitaria spp.), geranios y gitanillas (Suráfrica).
8. Abisinia.
Sorgo, cafetos (Coffea spp.), avena etíope (Avena abyssinica), mijo (Pennisetum glaucum,
Eleusine), tef, ricino, sésamo. Es centro secundario de varias especies mediterráneas: trigo,
cebada, avena, haba, garbanzo, lenteja.
9. África occidental: costa y sabanas.
Sorgo, arroz africano (Oryza glaberrima), mijo (Pennisetum), frijol africano (caupí: Vigna
unguiculata), cacahuetes africanos (Voanzeia, Kerstingiella), ñames (Dioscorea spp.),
palma de aceite, karité (el «árbol de la manteca»), baobab.
10. Próximo oriente (de Egipto al Cáucaso y Persia).
a) Trigos, cebada, avena, centeno, guisante, garbanzo, haba, lenteja, yeros, olivo, grana-
do, vid, higuera, nogal, palma datilera, adormidera, rosa (Rosa damascena, foetida),
tulipán, lino, cártamo, almendro, albaricoquero, membrillero, pistachero, avellano,
cerezo, algarrobo, ajos, cebolla (y otros Allium), col, zanahoria, leguminosas forraje-
ras (alfalfa, tréboles, vezas, alholva), condimentos (comino, hinojo, perejil). Compar-
te varias con el Mediterráneo, con el que terminó formando una unidad cultural.
b) Vaca, oveja, cabra, cerdo, asno, pato, ganso, paloma, ¿abeja?
21
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
11. Mediterráneo.
a) Altramuces (Lupinus albus, angustifolius, luteus), lechuga, zanahoria, rábano, ajos,
cebolla y otros Allium, condimentos (véase en 10), anís, verdolaga, forrajeras (Lolium
spp., tréboles, alpiste, fleo, vezas), drogas (belladona, digital, regaliz, mandrágora),
rosa (R. gallica, damascena, alba), narcisos, clavel, alhelí. Centro secundario de
numerosos frutales, incluyendo cítricos, y de muchas hortícolas.
b) Conejo, paloma, pato.
12. Europa: costa e interior.
Remolacha azucarera, col, colza, manzano, forrajeras (Bromus, Agropyron, Agrostis, Fes-
tuca, Phalaris, Dactylis, Trifolium).
13. Norteamérica.
a) Girasol, fresón de Virginia (Fragaria virginiana, parental del fresón junto con F. chilo-
ensis).
b) Pavo.
14. Valle de Méjico.
Maíz, judías (frijoles americanos: Phaseolus spp., especialmente Ph. vulgaris), amarantos,
calabazas (Cucurbita spp.), algodón (Gossypium hirsutum), pita, henequén y sisal (Agave
spp.), chumbera (Opuntia), pimiento (Capsicum annuum), guindilla (chiles: C. frutescens),
estramonio (Datura), dalia, orquídeas.
15. Golfo de México, Caribe.
Mandioca, batata, ñames (Dioscorea spp.), piña, papaya, cacao, vainilla, árbol del caucho
(Amazonia, pero domesticado en Malasia).
16. Costa suramericana del Pacífico.
a) Patata, judías (frijoles americanos: Phaseolus spp., especialmente Ph. vulgaris), ama-
rantos, quinoa, ulluco, altramuz tarwi (Lupinus mutabilis), chirimoyos (Annona spp.),
aguacate, algodón «egipcio» (Gossypium barbadense), calabazas (Cucurbita spp.),
pimientos (Solanum spp.), «frutilla» o fresón de Chile (Fragaria chiloensis, parental
del fresón junto con F. virginiana), tomate (domesticado en Europa), coca, estramonio
(Datura).
b) Llama.
17. Chaco.
Tabaco, cacahuet (Arachys hypogaea), mate.
22
INTRODUCCIÓN
en general, de diversidad.
El interés no reside sólo en lo que respecta a la posibilidad de búsqueda de for-
mas y caracteres interesantes. En efecto, la erosión genética causada por la difusión
de la agricultura tecnificada propia de los países desarrollados ha eliminado gran
parte de la riqueza genética existente en el mundo en forma de razas primitivas o
de especies silvestres. De ahí que sea tan importante salvar dicha riqueza, riqueza
que se encuentra, en primer lugar, en los centros de diversidad. Así pues, aun pen-
sando en un puro interés económico futuro, los Centros deben ser protegidos, con-
servados y explorados.
23
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
24
INTRODUCCIÓN
actividad agrícola.
El redescubrimiento de las leyes de Mendel en 1900 permite el nacimiento y
desarrollo espectacular de la Mejora genética en el siglo XX no sólo a causa del
conocimiento de las leyes de la herencia sino por la aparición y aplicación de cien-
cias como la Bioquímica, la Biometría, la Citología etc. Dos nuevas técnicas
importantes originadas en este periodo son la poliploidía (en general, la manipula-
ción cromosómica) y la mutagénesis, que permitieron la creación, respectivamen-
te, de nuevas especies y de nuevos genes, imitando por primera vez a la Naturale-
za. Más importante aún, se consiguió una visión mucho más precisa del mensaje
hereditario a modificar. Se comprende por fin lo que tanto obsesionaba a los biólo-
gos del XIX: por qué unos cruzamientos son posibles y otros no (se llegó a decir
que se podrían diseñar variedades a voluntad...); se describen y explican los efectos
de la consanguinidad y de la heterosis y a manejar una y otra produciendo líneas
puras e híbridos. Se introduce el término cultivar para diferenciar las nuevas varie-
dades altamente uniformes obtenidas por la Mejora genética no sólo de las varie-
dades locales sino de las variedades «modernas» obtenidas a lo largo del XIX, más
productivas que aquellas, pero aún no lo suficientemente homogéneas.
Tras la guerra mundial se produce la expansión de la agricultura de altos rendi-
mientos y una invasión de productos (variedades) que no están seleccionados in
situ, con el consiguiente barrido de variedades autóctonas y de hábitats completos
al que se ha hecho referencia más arriba. Surge la urgencia de recoger y conservar
germoplasma. Se introduce el factor prisa en la Mejora; es el periodo «industrial»,
que afecta no sólo a la Mejora sino a toda la Agricultura en su conjunto.
Durante todo este tiempo, se ha seguido actuando a base de cruzamiento y
selección; variedades, razas, incluso especies que nunca se habían puesto en con-
tacto en la Naturaleza y que, por tanto, no se hubieran cruzado nunca entre sí, ahora
lo hacen forzadas por la mano del hombre. El mejorador elige el carácter en cual-
quier variedad o línea y lo introduce por cruzamiento en el suyo, seleccionando a
continuación la forma que tiene en mente. Esta técnica, cruzamiento y selección, es
válida en tanto el donante del carácter pueda cruzarse con nuestro material, incluso
con dificultad: el mejorador pondrá a punto técnicas especiales como el rescate de
embriones para conseguir un híbrido del que partir para seleccionar.
Puede ocurrir que el carácter deseado no esté en nuestra especie. En la primera
mitad del siglo XX se había puesto a punto una técnica que equivalía a evitar la
reproducción sexual: la mutagénesis artificial, imitación de la natural, única fuente
creadora de genes. El nuevo procedimiento, acogido con enorme esperanza para,
como otras veces, «crear genes a voluntad y obtener variedades a la carta», permi-
tió ciertamente la «creación» de nuevos genes de enorme importancia en investiga-
ción, pero sólo una pequeña parte de ellos ha sido verdaderamente útil en Agricul-
tura. Sin embargo, no se resolvió el problema general con el que comienza este
párrafo. La mutagénesis es un procedimiento esencialmente aleatorio (véase el
capítulo 14) y el mejorador requiere, para un trabajo sistemático, una cierta seguri-
dad.
Pero ¿y si el carácter buscado ya se encuentra en la Naturaleza aunque en una
25
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
especie que no puede cruzarse con la nuestra? Si deseamos una rosa azul, ¿podre-
mos tomar el carácter azul del lirio, por ejemplo? Si queremos un trigo resistente a
una enfermedad, ¿podríamos utilizar un gen de un hongo si en él encontráramos
dicha resistencia? Desde 1970 la respuesta es que sí, se puede. En tal fecha se
demostró que se pueden unir dos trozos de ADN, sean cuales sean las especies de
origen (hombre y bacterias, plantas y animales) y formar una nueva molécula (se la
denomina ADN recombinante, aunque la expresión no es buena: la naturaleza pro-
duce continuamente ADN recombinante a través del proceso de recombinación
genética; habría que decir ADN recombinante artificial). Puede aislarse, pues, un
gen de un organismo y transferirlo, por medio de la obtención in vitro del ADN
híbrido conveniente, a la especie que nos interesa. Es, por ahora, la última fase de
la Mejora que ha motivado no pocas esperanzas (de nuevo se volvió a oír lo de
«variedades a la carta») y, al mismo tiempo, no menos rechazo por quienes piensan
que es una vía antinatural. Es, por el contrario, un procedimiento que, como los
demás, tiene ventajas e inconvenientes, posibilidades y limitaciones, pero que
encaja perfectamente en la secuencia histórica de introducción de técnicas:
1. Selección (sin utilización consciente de la reproducción sexual en plantas),
2. Cruzamiento (uso consciente de la reproducción sexual) y, por último,
3. Ingeniería genética (que prescinde de la reproducción sexual).
Que corresponden a otros tantos sistemas de mejora:
1. Selección simple: Mejora intuitiva,
2. Cruzamiento + selección: Mejora científica,
3. Ingeniería genética + cruzamiento + selección: Mejora molecular.
O bien, en relación con los niveles de domesticación:
1. Domesticación de la especie (selección automática);
2. Domesticación de la población (selección simple);
3. Domesticación del genotipo y
4. Domesticación del gen.
26
INTRODUCCIÓN
27
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
28
INTRODUCCIÓN
29
2
Las bases de la mejora
2.1. La célula
Es el elemento básico de los seres vivos. Los seres vivos superiores están for-
mados por órganos y tejidos y los inferiores por simples células aisladas o agrega-
ciones de células que no forman tejido organizado. La figura 2.1a muestra la
estructura elemental de la célula característica de las plantas superiores, que son de
las que trata este libro. Nótese: (1) la existencia de un núcleo separado por una
membrana nuclear del citoplasma contenido por una finísima membrana plasmá-
tica; (2) la presencia en el citoplasma, además de un retículo endoplasmático rico
en densos ribosomas y de numerosas vacuolas, de dos clases de orgánulos: las
mitocondrias, que llevan la maquinaria esencial para la respiración, y los cloro-
plastos, que hacen lo propio con la función clorofílica; (3) una poderosa membra-
na o pared celular que protege la célula y le da forma. Este esquema general mues-
tra lógicas diferencias según el tejido de que se trate.
La célula animal no tiene tantas vacuolas ni cloroplastos ni pared celular (sus
protecciones son variadas según el tejido) y, en cambio, tiene otro orgánulo: el cen-
triolo, esencial a la hora de la reproducción celular, también presente en células de
vegetales inferiores (Fig. 2.1b).
31
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Retículo
endoplasmático
Cloroplasto Membrana
Citoplasma
celular
Núcleo
Membrana
plasmática
Vacuolas Centriolo
Mitocondrias
Nucleolos
ADN parental
ADN sintetizado
nuevo
Transcripción
ARNm
Transporte al citoplasma
Proteínas
Ribosoma
Fig. 2.1. Representación esquemática de una célula vegetal (a) y de una animal (b).
32
LAS BASES DE LA MEJORA
cuales proviene de la duplicación exacta del otro, cosa que ocurre durante la fase
de reposo. La forma de los cromosomas puede ser muy variable tanto en longitud
como por la posición de un punto especial llamado centrómero que es el único
punto de unión de los cromatidios y que separa los brazos de éstos (Fig. 2.2b).
Cada cromatidio está constituido por una asociación de un ácido nucleico (en con-
creto el desoxirribonucleico: ADN) con proteínas específicas. La diferencia de la
forma de los cromosomas en las fases difusa y condensada se debe a que, en la pri-
mera, las largas fibras de ADN de cada cromosoma están totalmente distendidas,
desespiralizadas, y pasa a la segunda forma por un complejo proceso de varios
ciclos de espiralización (Fig. 2.2c). Cada cromatidio tiene una sola fibra de ADN
acompañada de la proteína asociada; cada cromosoma tiene, pues, dos fibras idén-
ticas de ADN, cada una en un cromatidio.
2.1.2. El gen
El ADN es la sustancia que contiene el mensaje hereditario en forma codifica-
da mediante las combinaciones de cuatro componentes (nucleótidos); está consti-
Cromosomas
condensados
(espiralizados)
2.2a
Satélite
Organizador nucleolar
(Constricción secundaria)
Nucleolo Brazos
Telómeros
ADN
Centómetro
(Constricción
Cromátidos primaria)
2.2c
2.2b
33
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
tuido por una doble hélice que se autoduplica (reduplica o replica) de forma enor-
memente exacta mediante un proceso de gran complejidad, algo lógico conside-
rando que el mensaje hereditario recibido debe ser transmitido tal cual a la descen-
dencia. El contenido en ADN difiere enormemente entre organismos y entre
cromosomas (tabla 2.1). Muy raras veces, tanto por causas internas como por fac-
tores externos, se sustituye un nucleótido por otro, o se intercala o pierde un cierto
segmento de nucleótidos (a veces todo el segmento de ADN), causando en todo
caso un cambio en la secuencia de la cadena de ADN; ese error se transmite así a la
descendencia, originando una mutación. La nueva secuencia sigue en el mismo
lugar físico que la anterior: ese lugar se denomina locus (en latín, «lugar» o «sitio»;
en plural, loci); un locus es, pues, el lugar físico en que se ubican todas las varian-
tes de una secuencia de ADN surgidas por mutación. Cada una de dichas variantes
se denomina en Genética mendeliana un alelo, formando el conjunto una serie alé-
lica; por extensión se denominan así también a las variantes de secuencias de ADN
aunque estas no contengan información (en este caso, a veces se coloca entre comi-
llas, «alelo», para indicar la diferencia con el sentido original, esto es, relativo a
información hereditaria real, como se verá en #2.3).
TABLA 2.1
Datos relativos al ADN pertenecientes a distintas clases de organismos
Organismo Cromosomas Pares de bases N.º de genes % ADN
(número) (106) (estimado) codificante
34
LAS BASES DE LA MEJORA
Intrones: Exones:
ADN:
ARN precursor:
ARN mensajero:
35
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Por ingeniería genética se construyen genes formados por la región que lleva la
información que nos interesa (un proteína normalmente) y un promotor y la
secuencia de finalización de otros genes, elegidos por su mayor eficacia o por
expresarse en tejidos concretos (#17.2.5).
Los genes se colocan alineados en un cromosoma, como las cuentas de un rosa-
rio, formando a veces grupos, separados éstos por zonas de ADN no codificante,
como también pueden estarlo los genes entre sí. El conjunto de alelos situado en
una fibra de ADN se denomina haplotipo (contracción de haploid genotype); tam-
bién se refiere el término simplemente a un grupo específico de alelos ligados en
una cierta región cromosómica.
2.1.3. El genoma
El número de cromosomas por núcleo es siempre el mismo para cada especie y
casi siempre es un número par de cromosomas que se reparten en dos grupos
(genomios o genomas) de pares de cromosomas; los que componen cada par se
denominan cromosomas homólogos (para alguna excepción, véase el párrafo
siguiente); a diferencia del caso de los cromatidios, los cromosomas homólogos no
son por fuerza absolutamente idénticos, puesto que tienen distinto origen, pero
podemos hacer que lo sean como se verá en su momento. El número de cromoso-
mas característico de cada especie se representa por 2n, siendo n el número básico
de la especie en cuestión que tiene, así, n pares de cromosomas homólogos. El
trigo tiene 2n = 42 y las habas 2n = 12, es decir, que tienen respectivamente dos
grupos de cromosomas de 21 y 6 pares de homólogos; más adelante veremos que el
trigo es un caso complejo, siendo esos 21 cromosomas el conjunto de tres geno-
mios distintos, cada uno de 7 cromosomas. El número de genes debería ser propor-
cional a la cantidad de ADN existente en los cromosomas, pero los estudios recien-
tes de secuenciación del ADN total de un organismo (ADN genómico) demuestran
que no es así (tabla 2.1); aunque lo que se da en dicha Tabla son estimaciones míni-
mas, sobre todo para el hombre, los números reales no deben ser muy distintos. Por
qué hay una diferencia tan pequeña entre el contenido en genes del hombre y el de
nematodo tan sucinto como es Caenorhabditis elegans es algo que por ahora no
36
LAS BASES DE LA MEJORA
37
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
2.3a
Plásmido
(ADN)
Cromosoma bacteriano
(ADN)
Cubierta proteínica
(Cápsida)
2.3b
Cromosoma viral
(ADN)
Célula atacada
38
LAS BASES DE LA MEJORA
nica o cápsida que encierra el cromosoma viral, constituido por ADN o ARN
puros. En la figura 2.3b se da la de un par de ellos. Algunos virus penetran en el
núcleo y pueden insertarse en el cromosoma nuclear, como los plásmidos arriba
mencionados. Posteriormente, se «liberan» del cromosoma, se multiplican, se
recubren de su cápsida, fabricada por la maquinaria celular dirigida por la informa-
ción propia del virus, y salen de la célula en grandes cantidades, rompiéndola o no
según el organismo infectado, para introducirse en otras células.
La célula se divide para dar lugar a dos células hijas idénticas. El núcleo es el
que se divide primero mediante un exacto mecanismo de división y separación de
cromosomas denominado mitosis o cariocinesis, seguido inmediatamente por la
división celular o citocinesis; las fases básicas se dan en la figura 2.4.
Al finalizar la división celular, cada cromosoma está constituido por un solo
cromatidio (Fig. 2.4e-g). Durante algún tiempo, que se denomina periodo G1, per-
manece en dicho estado, al final del cual el ADN de cada cromatidio se reduplica y
se completa la estructura del nuevo cromatidio que por tanto resulta absolutamen-
te idéntico al que lo produce, como se ha indicado antes, y que seguirá siendo
absolutamente idéntico al primero a menos que ocurra en uno u otro una mutación
en algún punto. El periodo durante el cual se replica el ADN y se forman, por con-
siguiente, dos cromatidios idénticos, se denomina fase S; el tiempo que transcurre
entre el momento en que esta fase acaba y el comienzo de la nueva mitosis, en el
que los cromosomas tienen ya sus dos cromátidas pero con el ADN totalmente des-
espiralizado, se denomina periodo G2.
39
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Nucleolos
Huso
Huso
placa ecuatorial
un cromatidio
e. Anafase por f. Anafase tardía
cromosoma
Nucleolos
h. División celular
Fig. 2.4. Divisones nuclear (b-g) y celular (h): reduplicación cromatídica (i).
40
LAS BASES DE LA MEJORA
A A A
reduplicación
Par I
locus A/a
a a a
Par II
reduplicación
B B B
locus B/b
b b b
homólogo. Los homólogos pueden llevar distinta información en los puntos equi-
valentes de sus cadenas de ADN. Así pues, el homólogo del cromosoma del párra-
fo anterior puede llevar en ese lugar la información a, que produce flores blancas
en lugar de rojas.
41
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
2.4. El desarrollo
Todos los seres superiores se desarrollan a partir de un cigoto que se forma por
la unión de dos gametos, uno procedente del padre (que contiene uno de los geno-
mios y, por tanto, uno de los dos cromosomas homólogos de cada par) y otro de la
madre (que contiene el otro genomio). Desde la formación del cigoto hasta la
muerte, todo lo que sucede es un continuo proceso de división celular como el des-
crito en los parágrafos precedentes; la única excepción la constituyen las células
encargadas de formar los gametos, de lo que trataremos inmediatamente. Estos
gametos se unirán para formar un nuevo cigoto y éste un nuevo individuo. Los
caracteres hereditarios (los genes) que se manifiestan en el cuerpo del individuo se
transmiten únicamente, en la reproducción sexual, por medio de los gametos, que
son, así, el único punto de unión entre generaciones: el resto del cuerpo desaparece
con la muerte; parece como si hubiera tenido la única misión de formar gametos.
Muchos seres superiores, en particular las plantas, también se pueden reproducir
por multiplicación asexual (también llamada propagación vegetativa) a partir de
42
LAS BASES DE LA MEJORA
meristemo
división
1 AaBb
2 AaBb
Aa
Bb
formación de
yemas
2 AaBb 1
Clon
una parte del cuerpo de un individuo (propágulo), que procede a su vez de una sola
célula anterior; el propágulo puede ser una estaca, un esqueje, un trozo de tubérculo
o de raíz, una yema o, con técnicas de laboratorio, un grupo de células o una simple
célula. En todos los casos, el propágulo crece vegetativamente (por mitosis) y origi-
na los diferentes órganos y tejidos de un individuo completo, que será idéntico al
que contenía el propágulo original. Todos los individuos idénticos por propagación
43
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
44
LAS BASES DE LA MEJORA
Se requiere un proceso especial para hacer que cada gameto lleve sólo la mitad de
cromosomas (más exactamente: no la mitad, sino uno de los dos genomios) que
contiene la célula original. Si eso no sucediera y los gametos contuvieran 2n cro-
mosomas, el cigoto que formaran llevaría 4n, la siguiente generación 8n etc., cosa
que no ocurre ya que cada especie tiene siempre el mismo número de cromosomas:
exactamente dos genomios de n cromosomas cada uno.
Las células que producen gametos se denominan células madres de gametos;
en plantas, en el caso del sexo femenino, se las llama células madres del saco
embrionario y en el del masculino, células madres del grano de polen. El mecanis-
mo que reduce el número de cromosomas a n se denomina meiosis, y está consti-
tuido por dos mitosis sucesivas, una de las cuales (la segunda) es totalmente nor-
mal; la primera es la que realmente causa la reducción en el número. La figura 2.7
muestra las fases esenciales de una meiosis típica; como en el caso de la mitosis,
los tiempos relativos de cada periodo son característicos de cada organismo, así
como algunas modalidades que no afectan a las consecuencias que aquí nos intere-
san. En los vegetales, las células resultantes del proceso se denominan microsporas
en el sexo masculino y macrosporas en el femenino, que, en las plantas superiores,
darán lugar, respectivamente, a los granos de polen y a los óvulos.
El hecho esencial ocurre en la profase de la primera mitosis (Profase I): los cro-
mosomas homólogos aparean punto a punto, y esa estructura, denominada bivalen-
te, es la que se coloca en el ecuador celular en metafase I (Fig. 2.7), como si fuera
un sólo cromosoma de una mitosis ordinaria. En la anafase que sigue (anafase I), se
separan los cromosomas homólogos el uno del otro; a cada polo celular llegan,
pues, la mitad de los cromosomas (esto es, un genomio completo) y no los croma-
tidios simples de todos los cromosomas, como ocurre en la mitosis normal. A una
de las células hijas llegará el cromosoma que lleva el alelo A y a la otra el que lleva
el alelo a: se ha producido la separación de los alelos del mismo gen, cosa imposi-
ble en una mitosis normal.
En la segunda división de la meiosis, que es una mitosis normal, cada una de
las dos células hijas anteriores recibe un cromatidio de cada cromosoma, pero las
dos llevarán el A o el a, pues los cromatidios son idénticos entre sí. El proceso,
pues, termina produciendo cuatro células con la mitad del número cromosómico
característico de la especie, la mitad de las cuales serán portadoras del alelo A y la
otra mitad del alelo a. Como cada una de esas cuatro células terminarán, por madu-
ración, originando un gameto, obligadamente la mitad de los gametos serán A y la
otra mitad a. Para el gen A/a, pues, hay dos clases de gametos:
45
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
centrómeros
quiasmas
Profase I
diplotena
Profase I
diacinesis
Bivalentes Cromosomas con
dos cromatidios
Anafase I Telofase I
Metafase I
46
LAS BASES DE LA MEJORA
Las expresiones [2.1], que también se pueden escribir 1/2(A + a) y 1/2(B + b),
las denominaremos fórmulas gaméticas para los genes A y B respectivamente.
En la figura 2.7 sólo se representa un caso, el de que A acompañe a b y a a B,
en Anafase I, que ocurrirá en la mitad de las células madres, ocurriendo en la otra
mitad de los casos las combinaciones a-B y A-b. Considerando, pues, conjunta-
mente los dos genes, se formarán cuatro clases de gametos:
1
/4AB + 1/4Ab + 1/4aB + 1/4ab
1
/2(A + a) × 1/2 (B + b) = 1/4(A + a) (B + b) [2.2b]
2.6. La recombinación
47
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
A a A a
A Aa a A A
c c
C c C c Ac Ac
C C c
quiasmas c
a a aC aC
C C
Tetradas
bivalente I
(gametos)
(par I de homólogos)
A
a a
A A A
c c
C C c Ac Ac
c
a a aC aC
C C
Así pues, los cromosomas que se separan en metafase I, de los que se habló en
el parágrafo anterior, no son exactamente iguales a los originales, pues están cons-
tituidos, en mayor o menor grado, por partes de éstos. La meiosis, pues, además de
reducir a la mitad el número de cromosomas y permitir una infinita variedad de
gametos, sirve para formar continuamente nuevos cromosomas homólogos, forma-
dos por intercambio de partes de los originales.
Veamos qué le ocurre a los pares de alelos A/a y C/c. Sin recombinación,
siempre estarían unidos A-C por una parte y a-c por otra al encontrarse en el
mismo cromosoma original. Con recombinación, además de las combinaciones
parentales AC y ac, se producen dos recombinantes, Ac y aC, que nunca se
hubieran podido producir de no mediar este mecanismo. Si no existiera recombi-
nación, las posibilidades de formar gametos diferentes dependería del número de
cromosomas, puesto que los ubicados en cada uno de ellos irían indisolublemen-
te unidos el uno al otro. Con recombinación, al formarse en cada célula madre de
gametos nuevos cromosomas, las posibilidades de combinaciones génicas dife-
rentes es infinita.
48
LAS BASES DE LA MEJORA
Entre dos puntos como los A y C de la figura 2.8, el intercambio entre croma-
tidios no es forzoso que ocurra: sucede en un cierto número de células madres de
gametos pero no en otras. En las que no ocurre, los gametos formados son, simple-
mente, AC y ac; en las que sí ocurre se forman las cuatro clases de gametos en pro-
porciones iguales: AC, Ac, aC y ac. En total, pues, hay más gametos parentales
(AC + ac, siendo iguales las proporciones de AC y de ac) que recombinantes (Ac
+ aC, con igualdad entre Ac y aC). A la proporción de estos últimos (Ac + aC) res-
pecto del total se la llama fracción de recombinación; si la representamos por r,
habrá r gametos recombinantes, a partes iguales los Ac y aC, y 1-r gametos paren-
tales, asimismo a partes iguales sus dos clases. En total, pues, las proporciones de
gametos que se forman son:
AC: 1/2(1 – r); Ac: 1/2r; aC: 1/2r; ac: 1/2(1 – r) [2.3]
49
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
50
LAS BASES DE LA MEJORA
carácter. A esta conclusión llegó Mendel a mediados del siglo XIX de una forma
totalmente experimental trabajando con guisantes, sin conocimiento previo de cro-
mosomas, mitosis, meiosis etc.: nada de esto se había descubierto en aquella época.
La uniformidad de la primera generación filial (F1) se la conoce como primera ley
de Mendel.
Si los parentales son homocigóticos para todos los caracteres, su híbrido será
igualmente uniforme para todos ellos. Un individuo que sea homocigótico para
todos los caracteres dará forzosamente individuos con el mismo genotipo, idénti-
cos entre sí, que perpetuarán dicho genotipo cuando se reproduzcan sexualmente;
un conjunto de tales individuos se denomina línea pura. El híbrido entre dos líneas
puras será, por tanto, uniforme para todos los caracteres. Esta propiedad es la que
se aprovecha para obtener las variedades híbridas (híbridos comerciales).
1 1 1
Gametos /2A /2AA /2Aa
de la [2.4]
1 1 1
madre /2a /2Aa /2aa
o sea, en total:
Aa × Aa
↓
1
/2AA + 1/2Aa + 1/2aa [2.5a]
o bien 1 AA + 2 Aa + 1 aa [2.5b]
51
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
como en [2.5b]. Resulta así la conocida relación 1:2:1 que caracteriza la segrega-
ción genotípica en F2 de un par de alelos.
Estas proporciones de «nietos» de los parentales AA y aa se deben: (1) a que
los alelos A y a se han separado por la meiosis del híbrido yendo cada uno a un
gameto, tanto en el padre como en la madre, y (2) a que para formar los hijos del
híbrido, los alelos se han combinado al azar, dando un 50% de heterocigotos Aa y
un 25% de cada uno de los dos homocigotos. Aun sin saber el mecanismo citológi-
co, Mendel obtuvo estos mismos resultados y supo darles la explicación correcta; a
la separación de caracteres antagónicos (A/a) en la formación de gametos en el
híbrido y su combinación al azar para formar la segunda generación filial o F2 se
la llama segunda ley de Mendel.
52
LAS BASES DE LA MEJORA
53
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Individuos: AA × Aa
1
Descendientes: /2AA + 1/2Aa [2.6a]
Individuos: aa × Aa
1
Descendientes: /2Aa + 1/2aa [2.6b]
54
LAS BASES DE LA MEJORA
Genotipos: AA # Aa # aa.
Fenotipos: A A’ a
56
LAS BASES DE LA MEJORA
1
genotipos F3: AA / AA 1/2Aa 1/4aa
4
descendencias F3
57
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
3
fenotipos: todos «rojos» /4 «rojos» 1/4 «blancos»
resultado: uniformidad segregación 3:1
Aunque esta segunda forma no nos obliga a realizar ningún cruzamiento adi-
cional, no logramos evitar el tener que esperar una generación más para poder dis-
tinguir los genotipos de los individuos con el mismo fenotipo. El mejorador prefe-
rirá siempre los casos de herencia intermedia, similares al 2, pero por desgracia no
son los más frecuentes.
Más adelante (#7.6) generalizaremos la prueba que acabamos de realizar, esto
es, la de examinar la descendencia de los individuos para comprobar sus genotipos
o, al menos, para tener más datos con los que juzgar los individuos que estamos
seleccionando: la llamaremos evaluación de descendencia.
El análisis genético es la herramienta de uso obligado en Mejora. Es lógico: el
mejorador trata de obtener los mejores genotipos posibles, cosa que no puede hacer
a menos que conozca la estructura (esto es, los genes que los forman) de los que
tiene.
1
/4 AB + 1/4 Ab + 1/4 aB + 1/4 ab
58
LAS BASES DE LA MEJORA
Frecuencias genotípicas en F2
AABB: 1 AABb: 2 AAbb: 1
AaBB: 2 AaBb: 4 Aabb: 2
aaBB: 1 aaBb: 2 aabb: 1
cigotos 1/16 (A + a)2 (B + b)2 = 1/16 (AA + 2Aa + aa) × (BB + 2Bb + bb)
59
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Si, por ejemplo, A > a es responsable del color rojo/blanco de la flor y B>b de
la forma alargada/redonda de la semilla, se habrían obtenido: 9 plantas con flor roja
y semilla alargada (AB), 3 con flor roja y semilla redonda (Ab), 3 con flor roja y
semilla alargada (aB) y 1 con flor blanca y semilla redonda (ab).
Gametos: (1/2 )4 (A + a) (B + b) (C + c) (D + d)
Genotipos F2: (1/4)4 (A + a)2 (B + b)2 (C + c)2 (D + d)2 =
(1/4)4 (AA + 2Aa + aa) × (BB +2Bb + bb) × (CC + 2Cc + cc) × (DD + 2Dd + dd) [2.9a]
fenotipos F2: (3A + 1a) (3 B + 1b) (3C + 1c) (3D + 1d) [2.9b]
60
LAS BASES DE LA MEJORA
61
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
62
LAS BASES DE LA MEJORA
63
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Gametos: 1
/4 [AB + Ab + aB + ab] × ab
Cigotos:
1
Genotipos: /4AaBb + 1/4Aabb + 1/4aaBb + 1/4aabb [2.10a]
1
Fenotipos: /4AB + 1/4Ab + 1/4aB + 1/4ab [2.10b]
64
LAS BASES DE LA MEJORA
Además:
CUBERO, J.I., FLORES, F. y MILLÁN, T. Complementos... Caps. 1 y 3.
65
3
Marcadores y mapas genéticos
Como se ha dicho en el capítulo 2, los puntos del mapa son loci, bien sean
lugares donde se ubican genes, bien de secuencias de ADN sin función específi-
ca. Se aplica el nombre de marcador a todo locus, sea del tipo que sea, que se
utiliza para indicarnos la presencia cercana de un gen de interés; desde su uso
sistemático para elaborar mapas, se llaman así todos aquellos loci susceptibles
de ser cartografiados. Un marcador ha de tener expresión (fenotípica o bioquí-
mica) fácilmente identificable para localizar uno o varios genes de más difícil
observación directa o de expresión más tardía. Pueden indicarnos, por ejemplo,
la presencia de genes de resistencia a una cierta enfermedad sin necesidad de
que ésta se haya presentado, o bien un carácter que sólo se exprese en fase adul-
ta (por ejemplo, en la semilla madura) o de difícil o costosa identificación. El
67
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
3.1.1. Morfológicos
Son los «inmediatos»: son visibles o, al menos, fácilmente detectables, aunque
normalmente hay que esperar al desarrollo completo de la planta para su manifes-
tación. Pocos de entre ellos son neutros en relación con dicho desarrollo y, en gene-
ral, con cualquier tipo de actividad vital, como cabe esperar de genes que suelen
intervenir en complejas cadenas metabólicas. Casi nunca muestran codominancia y
con cierta frecuencia son pleiotrópicos, esto es, afectan a más de una función al
mismo tiempo. Algunos tienen un claro efecto sobre la planta (clorosis, enanismo,
etc.), otros son colores de flor (que afectan a los polinizadores) o de grano (reflejo
de distinta composición química), etc. En definitiva, en general no cumplen con los
requisitos deseables mencionados más arriba.
68
MARCADORES Y MAPAS GENÉTICOS
isoenzimas, variantes de una enzima y, por tanto, expresión directa de una serie alé-
lica. Se detectan cuando un extracto de proteína de un tejido (hoja, semilla, etc.) se
somete a electroforesis y se tiñe con un substrato específico para la actividad enzi-
mática correspondiente. Si existe algún cambio en la composición de aminoácidos
o en la estructura de la proteína aparecen bandas teñidas a diferente altura del gel,
pudiendo existir alelos nulos por pérdida de función o deleción total o parcial (figs.
3.1a y b), como en cualquier otro gen. Se expresan de forma codominante, lo que,
unido a su relativamente bajo coste de análisis, los ha hecho material de trabajo
ideal durante mucho tiempo. No obstante, el número de isoenzimas que se pueden
estudiar en el reino vegetal no es suficiente para poder realizar un mapa saturado ni
para buscar entre ellos marcadores de cualquier gen de forma sistemática, aunque
se conoce un buen número de casos en que sí se han logrado encontrar; p.ej., en
tomate, el locus Mi que controla la resistencia a nematodos está ligado con el locus
Acp-1 de fosfatasa ácida y el de androesterilidad Ms lo está con Prx-2, una peroxi-
dasa.
_ _ _
Región A
Región B
Región C
+
Parental 1:
+
Parental 2:
+
Parental 3:
AA y bb aa y BB Aa y Bb
Fig. 3.1a. Isoenzimas. Separación por electroforesis. Región A: una enzima monomérica; región B:
una enzima dimérica, en ambos casos con dos alelos. En la región B, la banda intermedia correspon-
de al dímero de los monómeros de A y a. Región C: un alelo nulo en el parental 2.
Siempre hay condominancia, pero la región C es inútil para el análisis.
69
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Región A
Región B
Parentales F1 Individuos F2
Aabb aaBB AaBb AABb aaBB Aabb AaBb aaBb
Fig. 3.1b. Isoenzimas. Separación por electroforesis. Región A: una enzima monomérica; región B:
una enzima dimérica, en ambos casos con dos alelos. En la región B, la banda intermedia correspon-
de al dímero de los monómeros de A y a. En todo caso, hay codominancia.
70
MARCADORES Y MAPAS GENÉTICOS
A B Papel de filtro C
gel
F E
D
Peso
absorbente
Filtro/gel
esponja
Fig. 3.2a. RFLP. A: dos muestras del mismo ADN cortadas con dos enzimas de restricción.
B: separación electroforética; los fragmentos se separan pero no se ven. C: al gel se le superpone un
papel de filtro. D: Transferencia del gel al papel de filtro («Southern blot»). E: el papel de filtro se
baña en una solución con el cebador radiactivo. F: sólo las bandas que hibridan con el cebador
se visualizan por autorradiografía.
71
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
1: M N
M N
2:
1 2 1×2
B
M N
1:
2:
1 2 1×2
Fig. 3.2b. RFLP: causas de alelismo. A: delección de un trozo del fragmento. B: pérdida total
del RFLP. Codominancia, pero sólo el caso A es útil, pues la banda del parental 2 no existe
en el B (alelo nulo).
Los RFLP fueron, con mucho, los más utilizados hace unos años, pues per-
mitieron por primera vez la construcción de mapas saturados. Al ser
secuencias largas, la probabilidad de que el ADN de una sonda se encuen-
tre repetido en el genoma de un organismo es prácticamente nula. Los
RFLP son, por tanto, lo más parecido a un gen; pueden considerarse, de
hecho, como genes silenciosos, sin mensaje codificado. Los mapas cons-
truidos con ellos son tan fijos como los que se hubieran formado con genes
auténticos. La técnica de análisis es totalmente repetible en cualquier labo-
ratorio con el equipamiento necesario. El principal inconveniente que pre-
sentan es que son caros y ha de utilizarse radiactividad pues, aunque exis-
ten, los métodos no radioactivos de marcaje no se han difundido.
b) RAPD (Random Amplified Polymorphic DNA). Técnica basada en la reac-
ción en cadena de la polimerasa (Polymerase Chain Reaction: PCR; se des-
cribe en la figura 3.3). Es mucho más rápida y sencilla que la técnica ante-
rior permitiendo mapear cientos de marcadores en poco tiempo. Consiste
en amplificar secuencias de ADN utilizando cebadores («primers») sinteti-
zados con un número pequeño de nucleótidos (generalmente 10) al azar.
Para la amplificación se utiliza una polimerasa (TAQ) que tiene la propie-
dad de no disminuir su actividad a elevadas temperaturas. El ADN de la
muestra se somete a ciclos de desnaturalización y renaturalización sucesi-
vos en los que el cebador se une a su secuencia complementaria (Fig. 3.4a).
72
MARCADORES Y MAPAS GENÉTICOS
desnaturalización
ción
plica
redu
desnaturalización
ción
plica
redu
2n copias
n ciclos del ADN
inicia
Fig. 3.3. Fundamento de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR). La polimerasa que se utiliza
es termorresistente.
Si esta secuencia sólo está en una de las dos cadenas de ADN, se amplifica-
rá una vez por ciclo, por lo que la banda obtenida al cabo de n ciclos será n,
pequeña cantidad para ser detectada para valores experimentalmente posi-
bles de n. Pero si a una cierta distancia de dicha secuencia ésta se halla
invertida, en cada ciclo se amplificará la zona comprendida entre ambas
secuencias en las dos cadenas de ADN, por lo que al cabo de n ciclos se ten-
drán no n sino 2n fragmentos que sí se podrán detectar por electroforesis y
se visualizarán al teñir el gel con bromuro de etidio, sin necesidad del com-
plicado proceso que se necesita para localizar los RFLPs.
Una desventaja es su expresión, en general, dominante, pues si la secuen-
cia complementaria del cebador está en un cromosoma del híbrido y no en
el otro, la amplificación del ADN total dará «presencia», ya que en la prác-
tica será imposible saber si la cantidad obtenida es la mitad de la que se
hubiera debido obtener de ser un homocigoto, lo que impide localizar los
heterocigotos (pero en casos excepcionales sí se pueden identificar: por
ejemplo, si hay muy pocas copias de la secuencia complementaria del
cebador); hay, sin embargo, casos de codominancia (Fig. 3.4b).
Otra desventaja es que una misma posición de una banda en el gel de elec-
troforesis no implica alelismo, pues se pueden obtener pesos moleculares
muy similares, incluso idénticos, en distintas regiones del genomio: en
73
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
P
A
P’
D
P
P’
P B
P’
P n ciclos
C
2n fragmentos
P’
P
E
P P
P’
Fig. 3.4a. RAPD. P: secuencia 5’... ACGTTAAC.....3’. P’: secuencia invertida 3’...CAATTGCA...5’.
: Cebador (‘primer’) ACGTTAAC. A: ADN inicial. B: desnaturalización y reduplicación desde
el cebador. C: 2º ciclo, desnaturalización y D: reduplicación desde los cebadores.
E: Fragmento amplificado (RAPD)-
P P
1 2
P’
P
3 4
P’
Fig. 3.4b. RAPD: Base del polimorfismo; posibles «alelos». 1: las secuencias P y P’ se reduplican en el
tiempo de reacción t. 2: P’ no existe o está muy lejos; no se duplica en el tiempo t. Sólo se producen n
copias (no 2n) 3: El trozo entre P y P’ es más corto que en 1. 4: P y P’ no existen. Parte inferior:
electroforesis: 2 produce muy poco ADN para visualizarse; 4 es un «alelo» nulo; 3 es el único caso
de codominancia.
74
MARCADORES Y MAPAS GENÉTICOS
75
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
S R T
5’ ACACACACACACACAC 3’
1
3’ 5’
TGTGTGTGTGTGTGTGT
S R’ T
2
5’ ACACAC 3’
3’ TGTGGT 5’
1 2 1×2
Fig. 3.5. Microsatélites. S y T: secuencias flanqueantes. R: segmento de ADN repetitivo, en este caso
(AC)8. El Conjunto SRT es de secuencia única. SR’T: «alelo» por deleción (AC)4. Las dos bandas se
visualizan por electroforesis: codominancia.
76
MARCADORES Y MAPAS GENÉTICOS
77
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
1 2
C A
G
2n copias No apareamiento:
no se reduplica
3
A
Fig. 3.6. Base de la detección de polimorfismos debidos a diferencias en un solo nucleótido (ASO).
Línea sólida: secuencia problema. Línea de puntos: cebador (oligonucleótido). Al elevar la
temperatura, en 2 las cadenas se separarán con facilidad. Si el cebador es largo (3), un simple fallo
en el apareamiento no permite la separación de las dobles cadenas.
trata de secuencias cortas, por lo que este análisis tiene utilidad para son-
dear variaciones alélicas dentro de un gen o, en general, dentro de un seg-
mento de ADN conocido.
TABLA 3.1
Características de los marcadores más usuales (*)
TIPO DE MARCADOR
78
MARCADORES Y MAPAS GENÉTICOS
(recuérdese que en un cruzamiento prueba las frecuencias fenotípicas nos dan las
de gametos producidos por el heterocigoto).
Es evidente, en primer lugar, que los gametos parentales que se unieron para
dar el heterocigoto eran Abc y aBC (son los más numerosos, puesto que hay célu-
las madres de gametos en las que no hay recombinación en el segmento considera-
do: #2.7); si los parentales eran homocigotos, serían, pues, Aabbcc y aaBBCC,
aunque no sepamos cuál es el orden relativo de los tres loci. Calculemos las distan-
cias entre cada dos loci independientemente del tercero según lo visto en #2.18;
para el par A/a-B/b:
79
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
tes? Puede verse fácilmente que sólo el orden indicado más arriba bAc/BaC es el
que da el resultado correcto bac/BAC:
Parentales Dobles recomb.
b A c b a c
B
X X a C B A C
A b c A B c
a
X X B C a b C
3.2.2.1. Cálculo en F2
Si los parentales son AB/AB y ab/ab (fase de acoplamiento), las proporciones
gaméticas del híbrido AB/ab serán (recuérdese [2.3] en #2.7):
AB: 1/2 (1 – r); Ab: 1/2r; aB: 1/2r; ab: 1/2(1 – r) [3.1]
Para obtener las proporciones de individuos F2 no hay más que combinar estos
gametos al azar, es decir, seguir el procedimiento señalado en #2.15 para el caso de
dos loci independientes, con la salvedad de que ahora los coeficientes no son 1/4,
sino los indicados en la expresión [3.1]. Así pues, o desarrollamos
80
MARCADORES Y MAPAS GENÉTICOS
o, lo que es lo mismo pero de mecánica más fácil, siguiendo en todo a #2.15, for-
mamos un cuadro de doble entrada equivalente a la tabla 2.15a, con las frecuencias
dadas por [3.1]. Agrupamos a continuación los fenotipos (suponemos dominancia
en ambos loci):
1
AB: /4 [2 + (1 – r)2]
1
Ab: /4 [1 – (1 – r)2]
1
aB: /4 [1 – (1 – r)2] [3.3]
1
ab: /4 [(1 –r)2]
AB: 1/2 r; Ab: 1/2 (1 – r); aB: 1/2 (1 – r); ab: 1/2 r [3.4]
AB: 1/4 [2 + R]
Ab: 1/4 [1 – R]
aB: 1/4 [1 – R] [3.6]
ab: 1/4 [R]
81
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
tir de las expresiones gaméticas correspondientes (en #2.15 se vio el caso para dos
loci independientes).
a
X b a B
A B A B
a
X X b a b
82
MARCADORES Y MAPAS GENÉTICOS
A B C
a
X b
X c
C = r12/r1r2 [3.11]
vale 0 con interferencia total (es decir, en las proximidades del quiasma) y 1 en
ausencia de interferencia (o sea, lejos del punto de intercambio). En el ejemplo
anterior, C = (20/500)/(0,18 × 0,29) = 0,77. La expresión real es, pues:
83
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Tanto con [3.10] como, mejor, con [3.12] puede verse que las fracciones de
recombinación sólo son aditivas en segmentos cromosómicos muy pequeños, pues
en ese caso no sólo los valores r son bajos sino que C será 0; en tal situación:
r1+2 = r1 + r2 [3.13]
A B C
X ΔX
a b c
r (Δx) = Δx [3.17]
y [3.12] se escribirá:
84
MARCADORES Y MAPAS GENÉTICOS
C(r) = 2r [3.21]
La comparación entre las tres distancias descritas permite ver que para valores
bajos de la fracción de recombinación (en la práctica, para r ≤ 0,2) da igual una que
otra. Para valores altos es preferible la de Kosambi.
Puede verse que la segunda da mejores resultados que la primera (los valores
de r considerados son grandes), siendo prácticamente aditivos. Para que lo sean
totalmente se prefiere, por ello, trabajar siempre que se pueda con loci cercanos,
cosa que no ha sido posible hasta la llegada de los marcadores moleculares.
Las distancias de un mapa se encontrarán, pues, dadas por distancias de
Kosambi (raramente de Haldane), con lo cual es posible saber la distancia entre
dos loci cualesquiera sin más que sumar las distancias intermedias. Pero esta no es
la cifra que le interesa al que proyecta un cruzamiento, sea cual sea la finalidad del
estudio, básico o aplicado. Lo que importa saber en este caso es cuántos individuos
recombinantes obtendrá en una generación dada tras el cruzamiento.
85
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Así pues, si estamos interesados en dos loci M y N siendo las distancias (de
Kosambi) intermedias que nos ofrece el mapa de 14, 12 y 15 y 18cM, la distancia
de Kosambi entre M y N será de 59 cM, que equivale, por [10b], a una fracción de
recombinación de r = 1/2 th (2 × 0,59) = 0,414. Con ese valor se calcula el número de
individuos de cualquier genotipo de acuerdo con el cruzamiento realizado. Si ha
sido, por ejemplo, un cruzamiento prueba estando los parentales en fase de repul-
sión (Mn/Mn × mN/mN), los recombinantes mmnn aparecerán en una proporción
de 1/2r, esto es, del 20,7%, pero si se trata de una F2 entre esos mismos parentales
será de 1/2r2, o sea, el 4,3%.
86
MARCADORES Y MAPAS GENÉTICOS
87
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
camos (Fig. 3.7). Sólo se puede realizar si se posee una sonda del gen en estudio
obtenida o por clonación directa o por ADNc obtenido a partir del ARN mensajero
correspondiente. Esta técnica de mapeo se utiliza en investigación básica.
Desnaturalización
suave
Sonda marcada
con fluorocromo
renaturalización hibridación
Visua
lizació
n con
en el UV
cromo
soma
Fig 3.7. Localización física de secuencias de ADN (hibridación in situ: FISH). Se necesita una
buena preparación de cromosomas metafásicos.
88
MARCADORES Y MAPAS GENÉTICOS
1: cariotípico (ban-
2: de ligamiento
3: de restricción
4: génico
5: secuenciación ....TACGGCTTAAACGGACGCGAATA....
89
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
centrómero
(a) (b)
Fig. 3.9. (a): Los distintos mapas mantienen la colinealidad, pero las distancias no son equivalentes.
(b): las zonas cromosómicas muestran distinta densidad génica.
90
MARCADORES Y MAPAS GENÉTICOS
1
3
1 1
2 2
3
2
2
1
4
5
4
4
5 5
5
(a) (b)
Fig. 3.10. Sintenia: (a) los mapas de especies próximas mantienen el orden pero no las distancias.
(b): a veces pueden detectarse cambios estructurales (en este caso, una inversión).
91
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
92
MARCADORES Y MAPAS GENÉTICOS
93
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
cretos. Hay que decir también que, sobre todo en organismos complejos, no se han
secuenciado grandes zonas de ADN repetido por la dificultad de colocar en orden
los fragmentos resultantes precisamente porque los extremos están constituidos
por las mismas secuencias asimismo repetidas.
Los organismos que han sido o son objeto de secuenciación son, lógicamente,
organismos modelo. Aparte de algunos virus (ϕX174, f1, etc.), el primer organis-
mo del que se obtuvo la secuencia completa de ADN fue una bacteria, Haemophi-
lus influezae, en 1995, de cromosoma muy pequeño (1830 kb), como también lo
tenían los varios micoplasmas que siguieron (entre 580 y 1740 kb). El cromosoma
de E. coli (4,6 Mb) se finalizó en 1997, como el de la levadura Saccharomyces
cerevisiae (12,1 Mb), pequeño para un eucarionte pero ya complejo (12 cromoso-
mas); el del nematodo Caenorhabditis elegans, el díptero Drosophila melanogas-
ter (modelo general en Genética durante todo el siglo XX) y la crucífera Arabi-
dopsis thaliana (modelo de plantas superiores) se completaron en el año 2000; el
del hombre, el del arroz (modelo en gramíneas) y el del ratón, en 2001. Existen ya
más de 60 especies (si bien la mayoría procariotas) cuyos genomas se han secuen-
ciado.
Desde que se comenzaron a secuenciar algunas regiones de algunos cromoso-
mas virales (fagos λ, ϕX174, f1) poco antes de 1970 hasta el presente, la velocidad
relativa del proceso ha podido aumentar de 1 a 1.000, lo que hace que el número de
nucleótidos resueltos por investigador y año haya pasado desde menos de 10 a casi
1.500. Y si se tiene en cuenta que el propio número de investigadores ha aumenta-
do desde uno o dos a casi 15.000, se podrá tener una idea del porqué se ha podido
finalizar (o casi) el genoma humano 4 ó 5 años antes de lo previsto. Hoy ya no es
posible trabajar en solitario o en pequeños equipos; la labor de secuenciación de
grandes genomios corresponde a grandes equipos humanos y materiales.
94
MARCADORES Y MAPAS GENÉTICOS
95
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
96
MARCADORES Y MAPAS GENÉTICOS
GGGG
1 2 CCCC
AAAA
TCGA
TTTT
G G GG
GGGG
AAAA
4b
3
4a
Hibridación
y lavado
5
6
Fig. 3.11. «Chips» de ADN. 1 y 2: chip de ADN. 3: ADN problema marcado con fluorocromo.
4: aparean secuencias complementarias. 5: visualización con UV. 6: lectura del chip completo.
97
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
98
MARCADORES Y MAPAS GENÉTICOS
99
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
100
4
El análisis genético de los
caracteres cuantitativos
TABLA 4.1a
Genotipos y valores cuantitativos
Unidades
Genotipo Fenotipo
Frecuencia De rojo
AA Rojo 1 2
Aa Rosa 2 1
aa Blanco 1 0
Podemos suponer que cada uno de los alelos tiene un valor propio cuantifica-
ble, en este caso 1 para A y 0 para a; el valor final aportado por el genotipo (deno-
minado valor genotípico) sería, así, la suma de esos valores alélicos propios que,
en general, se suelen denominar efectos medios del alelo en cuestión por estimarse
su valor como promedio ponderado de los individuos portadores.
Supongamos que hay más de un gen produciendo «flor roja»; si son sólo dos
genes (A y B) independientes y hay herencia intermedia en ambos, fabricando
tanto A como B una unidad de pigmento, obtendremos el valor genotípico median-
te la suma de los efectos medios de los genes que constituyen cada genotipo.
Resulta así que el genotipo AABB tendrá un valor de 4 unidades de «rojo», el aabb
de 0, etc. Obsérvese que los genotipos AaBB y AABb serán de «3 unidades de
rojo» cada uno, indistinguibles entre sí, como lo serán asimismo genotipos tan dis-
tintos como los AAbb, aaBB y AaBb, todos ellos con 2 unidades. Habría, pues,
101
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
genotipos que darían fenotipos «muy rojos» (AABB), «rojos» (AaBB y AABb),
«rosados» (AAbb, aaBB y AaBb), «rosa claros» (Aabb y aaBb) y «blancos»
(aabb). Dado que hemos obtenido esos valores mediante la suma de los valores
propios de cada alelo, la magnitud resultante la llamaremos valor genotípico aditi-
vo o, simplemente, valor aditivo. Para el ejemplo descrito, estos valores se resu-
men en la Tabla 4.1b (véase #2.15, Tabla 2.15b como referencia):
TABLA 4.1b
Valores genotípicos aditivos
4 1 AABB A4a0
3 4 AaBB, AABb A3a1
2 6 AaBb, AAbb, aaBB A2a2
1 4 Aabb, aaBb A1a3
0 1 aabb A0a4
(AA + 2Aa + aa) × (BB + 2Bb + bb) = (AA + 2Aa + aa)2 [4.1b]
Téngase en cuenta que estas expresiones no son más que una simplificación
matemática conveniente; los genotipos estarán siempre dados por la expresión
[2.7].
Si el ambiente modificara algo la intensidad del carácter, habrá individuos
«rosados» que estarán cercanos a los «rojos» y otros a los «blancos». Lo mismo
pasará con todas las demás intensidades, con el resultado de que las diferencias
102
EL ANÁLISIS GENÉTICO DE LOS CARACTERES CUANTITATIVOS
37,40
25,50
12,50
6,25
0 1 2 3 4
Unidades de rojo
a) Sin efecto ambiental en el carácter: los límites
entre fenotipos son nítidos.
37,40
25,50
12,50
6,25
0 1 2 3 4
Unidades de rojo
b) Con modificaciones producidas
por el ambiente
Fig. 4.1. Distribución de dos pares de alelos con efectos cuantitativos.
F=G+M [4.2]
Si el número de genes que controlan el carácter «rojo» es mayor, esta tendencia
hacia una distribución continua será aún más patente. La Figura 4.2 representa los
casos de 4 y de 10 pares de alelos; puede verse que, cuando aumenta el número de
genes, casi no hace falta la acción del ambiente para difuminar los límites entre cla-
ses o «escalones». Las expresiones matemáticas equivalentes a la [4.1] serían, res-
pectivamente, (A+a)8 o (AA+2Aa+aa)4 y (A+a)20 o (AA+2Aa+aa)10.
103
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
% frecuencias
27,5
21,9
10,9
3,1
0,4
0 1 2 3 4 5 6 7 8
intensidad del carácter
30
25
20
15
10
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
intensidad del carácter
Fig. 4.2. Distribución de 4 y 10 pares de alelos con efectos cuantitativos. Las curvas representan
las modificaciones causadas por el ambiente sobre la manifestación del carácter.
104
EL ANÁLISIS GENÉTICO DE LOS CARACTERES CUANTITATIVOS
límites de los parentales, lo que le faculta al mejorador para obtener individuos con
expresiones más convenientes o deseables del carácter e inexistentes con anteriori-
dad. A este tipo de herencia se le llama herencia transgresiva, siendo de enorme
utilidad en Mejora (#7.2.3, #8.3).
105
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
siendo m el valor correspondiente al resto del genotipo, esto es, la base sobre la
que se añade el efecto de los alelos A/a. Podemos hacer, sin pérdida de generali-
dad, m = 0 y k = 0 y tomar como punto de referencia el valor medio de los homo-
cigotos. Los valores anteriores se expresarán así:
pudiendo h tomar cualquier valor en relación con d; si los valores de h son meno-
res que 0 (esto es, se inclinan del lado del homocigoto de menor medida) tendre-
mos dominancia negativa (por ejemplo, el tamaño pequeño de un órgano domina
sobre el grande), si mayores que 0, dominacia positiva (los valores pequeños están
ahora producidos por genes recesivos).
Escribiendo A1 y A2 en lugar de A y a respectivamente (para evitar la asigna-
ción intuitiva de «dominante» y «recesivo»), y representando las posiciones posi-
bles del heterocigoto en relación con los homocigotos:
A2A2 A1A1
-d 0 +d
[4.4]
A1A2 : (1) (2) (3) (4) (5) (6) (7)
106
EL ANÁLISIS GENÉTICO DE LOS CARACTERES CUANTITATIVOS
alelos; es, además, lógico que los valores d y h sean diferentes para distintos genes.
Ninguno de esos genes puede ser estudiado como un gen mendeliano; sólo vemos
el efecto final, esto es, la suma de los efectos individuales. Si hay n genes presen-
tes en la manifestación del carácter en estudio, lo que hace la Genética Cuantitati-
va es suponer n genes de efectos iguales de valores d y h promedios de los indivi-
duales (pero desconocidos) correspondientes a los genes reales, que
representaremos por [d] y [h]:
(A1A1 – A2A2) = 2[d] = (1/n) Σ(2di) (A1A2) = [h] = (1/n) Σhi [4.5]
La F3 (3/8 A1A1, 1/4 A1A2, 3/8 A2A2) será 1/4 [h] y los retrocruzamientos R1 y R2
( /2 AA, 1/2 Aa y 1/2 aa, 1/2 Aa respectivamente):
1
107
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
P1= [d]
P2= -[d]
F1= [h]
F2= 1/2 [h] [4.6]
R1= 1/2 [d] + 1/2 [h]
R2= -1/2 [d]+1/2 [h]
F3= 1/4 [h]
etc.......
no sólo se obtienen [d] y [h] (matriz [G]) sino también sus varianzas, pues la matriz
[K]– 1, inversa de la matriz de coeficientes, es la matriz de información, o sea, la de cova-
rianzas entre las incógnitas. Su diagonal [d] y [h] principal está formada por las varian-
zas de [d] y [h] respectivamente, lo que nos sirve para comprobar la significación de los
valores obtenidos.
Con los valores [d] y [h] se calculan, por medio de las ecuaciones [4.6], los valores
esperados (es decir, los teóricos en el modelo aditivo basado en los valores [d] y [h]) de
las medias generacionales P1, P2, F2, etc. La comparación de éstos con los correspon-
dientes valores observados de dichas medias generacionales, utilizando la prueba ade-
cuada de contraste de hipótesis, indica si el modelo aditivo se cumple o no, debiéndose,
en este último caso, intentar otra escala de medida o bien incluir en el modelo las incóg-
nitas correspondientes a interacción génica, con lo que aparecen más parámetros genéti-
cos y se necesitarán más generaciones.
En resumen, el sencillo cálculo descrito permite obtener valores de [d] y [h] (y en
modelos más complicados, los de las interacciones génicas) y su significación, teniendo
así una estimación de los propios valores aditivos y debidos a la dominancia y del signo
de ésta (es decir, si los valores grandes dominan sobre los pequeños o viceversa). La
relación [h]/[d] da una idea del tipo de dominancia presente [4.4].
b) El método expuesto es muy intuitivo por dar valores directos de aditividad y
dominancia pero, como se ha dicho antes (#4.2.3), si los valores individuales hi son de
distinto signo, el valor [h] puede ser 0 aún habiendo dominancia completa en cada uno
de los loci. Nuestra conclusión (herencia intermedia) sería completamente falsa. Es un
método útil, pues, en caso de dominancia unidireccional. Pero como eso no se sabe a
priori, se prefieren medidas basadas en los cuadrados de los efectos correspondientes,
108
EL ANÁLISIS GENÉTICO DE LOS CARACTERES CUANTITATIVOS
R1 R2
109
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
que nos estima los valores que buscamos y una determinación más correcta que antes de
la razón de dominancia:
110
EL ANÁLISIS GENÉTICO DE LOS CARACTERES CUANTITATIVOS
F = (A + D + I) + M + GxM [4.8]
4.3.2. La epistasia
Varias veces hasta ahora se ha mencionado la existencia de epistasia. En su
forma mendeliana clásica se ha descrito en #2.16. La generalidad de su acción se
mencionó en #3.4.3 y ahora se comentará su acción en sistemas cuantitativos. Ha de
darse, de hecho, entre genes menores (#4.3.1c) de la misma forma que entre genes
mayores. Lo difícil es su medida por medio de modelos matemáticos como los vis-
tos hasta ahora; se necesitan otros más complejos de los que no se puede dar noticia
aquí. Los resultados experimentales indican que sus efectos no parecen pasar de un
10% de la variación fenotípica total, por lo que generalmente los textos pasan sobre
la epistasia sin especial mención. De hacerla, se la engloba con la variación debida
a la dominancia D en un componente llamado variación no aditiva.
Que no sea globalmente importante (según las medidas realizadas) no quiere
decir que no lo sea puntualmente, y que no sea un factor importante en la manifes-
tación del vigor híbrido que caracteriza los híbridos comerciales. Debe intervenir,
asimismo, en otros procesos que el mejorador debe conocer, como por ejemplo, en
las diferencias existentes entre razas locales y variedades modernas, entre las que
tan difícil resulta la transmisión de caracteres, sobre todo de aquéllas a éstas.
En una especie autógama, los individuos pueden suponerse homocigóticos
para casi todos los genes ([2.5c] en #2.10.1). Por tanto, las relaciones epistáticas
existentes están fijadas para siempre en cada línea derivada de un individuo puesto
que la planta se reproducirá por autofecundación. Pero si dos plantas se cruzan
espontáneamente, la segregación en generaciones sucesivas rompe por completo
las estructuras de los genotipos parentales: si estas eran AAbbCCDDEEff.... y
aabbccDDeeFF...., recuperarlas en la descendencia es prácticamente imposible.
Es cierto que se forman otras combinaciones en los genotipos que rápidamente van
fijándose debido a la autofecundación continuada durante numerosas generacio-
nes. La selección natural, y la humana en el caso de las plantas cultivadas, favore-
ce las mejores para cada ambiente, permitiendo así la formación de nuevos tipos,
silvestres o cultivados. En una especie alógama la situación es algo diferente; el
cruzamiento continuo hace que no se fije ninguna combinación: hay una ruptura
incesante de las relaciones entre genes provocada por la recombinación en indivi-
duos fuertemente heterocigóticos. Evidentemente, la ruptura de la asociaciones
entre los loci que se integran en el sistema epistático será tanto más eficaz cuanto
más alejados estén dichos loci entre sí.
Pero la situación cambia si los loci que interaccionan está fuertemente ligados
unos a otros; si AabbCCDD no es más que una región de centésimas de cM, su
111
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
ruptura por recombinación será un suceso rarísimo, que ocurrirá sin duda a lo largo
del tiempo, pero de forma imprevisible para el hombre. El genotipo AabbCCdd
aparecerá como alélico del anterior, y los fenotipos correspondientes será observa-
dos y considerados como si fueran los correspondientes a un solo gen M/m, que a
veces ha recibido el nombre de supergén; otra mutación en otro locus del comple-
jo producirá el mismo efecto: Aabbccdd será interpretado como otro alelo M1 ubi-
cado en el mismo locus, y así con los demás. Los «alelos» M, M1, ... m, constitu-
yen una serie pseudoalélica; si se necesitan dos o más genes para producir un
cierto fenotipo, esto es, si hay relaciones de epistasia entre los componentes del
«supergén», pueden complementarse dos «alelos» y producir en el heterocigoto un
fenotipo superior al de los parentales. Por ejemplo, si hacen falta los tres alelos A,
B y C para producir el color «rojo», la F1 entre AAbbCC = M3 y aaBBcc = M5
(ambos de color blanco) la veríamos como un simple heterocigoto M3M5 rojo
superior (en contenido en pigmentos) a ambos homocigotos, aunque lo que en rea-
lidad sucede es que el genotipo AaBbCc puede producir el color mediante la com-
binación A-B-C y los parentales no. Estamos ante un caso de superdominancia
observable ([4.4]) pero falsa. La presencia de vigor híbrido (heterosis) en tales
casos es indudable. Esto ya lo habíamos visto en #2.7 y #2.16, pero aquí se discute
en relación con los caracteres cuantitativos.
Mediante marcadores moleculares e ha demostrado que, en efecto, hay agrupa-
ciones génicas en regiones cromosómicas concretas a manera de «loci cuantitati-
vos», es decir, auténticos QTL (#4.11), entre los cuales se han podido poner de
manifiesto relaciones de «superdominancia» atribuibles a complementaciones
génicas (#2.17a); también se han demostrado «supergenes» formados por dos loci
contiguos con relaciones epistáticas entre ellos de la manera descrita aquí y en
#2.17b. Queda por analizar, cosa que se hará en el futuro próximo, la existencia e
importancia de auténtica superdominancia.
Realmente, las situaciones reales pueden ir de un extremo a otro, pero, en gene-
ral, todos los genes que participen en la manifestación de un carácter no estarán
formando una sola serie alélica. Así pues, el valor cuantitativo debido a la epistasia
se recompone tras cada cruzamiento, sin que se transmita a la descendencia salvo si
es por autofecundación continuada o si los genes correspondientes están fuerte-
mente ligados entre sí. En combinaciones concretas, puede aportar un gran valor,
adaptativo o comercial, al individuo que las contenga, independientemente de que
su medida experimental sea complicada.
112
EL ANÁLISIS GENÉTICO DE LOS CARACTERES CUANTITATIVOS
113
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
114
EL ANÁLISIS GENÉTICO DE LOS CARACTERES CUANTITATIVOS
115
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
P = Ap + Dp + Mp H = Ah + Dh + Mh [4.9b]
Ah = 1/2 Ap [4.9c]
Cov (P,H) = cov (Ap, Ah) = cov (A, 1/2 A) = 1/2 var A= 1/2 VA [4.9d]
116
EL ANÁLISIS GENÉTICO DE LOS CARACTERES CUANTITATIVOS
cov (G, M) = 0
cov (A, D) = 0 [4.9e]
cov (X, Y) = 2pXYσA2 + [P(Ax ≡ Ay, ax ≡ ay) + P (Ax ≡ ay, ax ≡ Ay)] σD2 [4.9i]
117
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
t = Ventre/VF [4.10]
mide el parecido que buscamos: si dentro de cada familia no hay variación alguna
(o sea, si todos los hermanos son idénticos), el coeficiente será 1. Tal situación es
inverosímil si los padres se han elegido al azar, evidentemente, pero la deducción es
clara: si el valor real de t es alto, la consecuencia es que dentro de cada familia sus
miembros tendrán un gran parecido, y escaso o nulo si t es bajo.
Como antes, lo importante es relacionar ese coeficiente con los parámetros
genéticos de aditividad y dominancia; se puede demostrar que si las familias son de
medios hermanos (padres elegidos al azar apareados con varias hembras cada uno,
asimismo elegidas al azar en una población panmíctica), es:
en las que se puede ver la aparición de los valores debidos a la dominancia en las
familias de hermanos completos.
Entre las causas ambientales que intervienen en el parecido entre parientes hay
que tener en cuenta un efecto general sobre todos los individuos, que se supone los
afecta por igual, y un efecto familiar o materno, que actúa por igual sólo dentro de
una misma familia, pero de distinta manera entre familias (p.ej., las diferencias que
118
EL ANÁLISIS GENÉTICO DE LOS CARACTERES CUANTITATIVOS
se establecen entre camadas por tener una buena o una mala madre). El efecto
familiar debe eliminarse, o reducirse al menos, mediante un diseño totalmente ale-
atorizado, a veces de casi imposible ejecución. Si no se lo elimina, el valor de VD
es una estimación superior al auténtico valor de la varianza debida a la dominancia.
El efecto puramente ambiental es, lógicamente, «ruido» que debe eliminarse
tanto como se pueda para que el buen genotipo que hemos seleccionado se mani-
fieste en toda su plenitud; evidentemente, la técnica experimental trata de conse-
guirlo procurando las condiciones más uniformes posibles a base de control de luz,
temperatura, agua, medio de cultivo, abonados, tratamientos, etc. Pero el ambiente
siempre es una variable agrícola temible.
Cuando varios genotipos se expresan de diferente manera en distintos ambien-
tes se dice que hay interacción genotipo-ambiente. Es obvio que siempre existirá si
los ambientes son muy extremos, pues no se conoce genotipo alguno de ninguna
especie que se comporte de igual forma en el Círculo Polar Ártico y en la selva tro-
pical. Normalmente, nos referimos a esta interacción cuando tiene lugar entre
ambientes más cercanos, claro está; por ejemplo, entre distintas regiones agrícolas.
Durante mucho tiempo fue un principio aceptado por los mejoradores el seleccio-
nar para una determinada región, es decir, para un determinado ambiente; ello con-
llevaba la aceptación de que las variedades producidas para una cierta región no
fueran buenas en otra. Hoy en día, las grandes casas comerciales y los Centros
internacionales buscan variedades plásticas, esto es, que se comporten por igual en
gran número de ambientes distintos; eso les permite realizar el trabajo en un sólo
lugar geográfico, en lugar de estar obligados a hacerlo en tantos ambientes como
regiones agrícolas caigan en su área de interés económico.
De todas formas, la interacción GxM es inevitable en la agricultura moderna
dada la diversidad de ambientes posibles: las variedades aptas para cultivo en
invernadero no son las mismas a utilizar en campo abierto, aún en la misma región.
Entre una y otra circunstancia hay casi tantas diferencias como posiblemente haya
entre el Polo y el Ecuador. La interacción genotipo-ambiente sigue siendo, pues, un
factor de la mayor importancia para el mejorador. Una gran cantidad de métodos
estadísticos desarrollados en los últimos diez años, algunos de gran complejidad
matemática, sirven para estimarla y cuantificarla. Antes, en la época de la «agricul-
tura regional», sólo había que conocer su existencia y hacer, en todo caso, alguna
pequeña estimación. Hoy, con una «agricultura global» dominante, hace falta
incluirla en todas las fórmulas que nos permitan incrementar el rendimiento.
Con frecuencia se ha dicho que se prescinde de la interacción entre genotipo y
ambiente con objeto de simplificar los modelos matemáticos, pues con ello se
supone que tanto VI como la covarianza genotipo-ambiente covGM son nulas. Pero
una y otra existen indudablemente al responder los genotipos de distinta manera en
distintas condiciones ambientales. La covariación genotipo-ambiente ocurre cuan-
do los valores genotípicos varían concomitantemente con los ambientales. Por
ejemplo, cuando los mejores genotipos se colocan en las mejores condiciones, algo
que, precisamente, caracteriza las prácticas agrícolas y ganaderas. En un buen dise-
ño experimental, la covariación es fácil de eliminar (y ha de ser eliminada)
119
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
4.8. La heredabilidad
4.8.1. El concepto
Por todo lo dicho, la fracción del componente genotípico G aditivo respecto al
valor fenotípico F total (en [#4.2]) sería una buena medida de la importancia del
genotipo en la manifestación del carácter que estamos estudiando. Aún mejor
medida sería la proporción del valor aditivo A respecto al fenotípico total, puesto
que acabamos de ver que es el parámetro más relacionado con el parecido entre
parientes (#4.6), además de ser el que mejor nos indica la relación entre fenotipo y
genotipo (#4.5). Pero, en contra de lo que pudiera parecer, los valores absolutos (es
decir, la suma de los efectos génicos, etc.), además de difíciles o imposibles de
obtener, no nos son útiles. Un valor absoluto en clima seco y cálido sería distinto
que en uno húmedo y frío, y habría que disponer de una perfecta metodología
experimental para separar en cada caso los componentes ambientales de los gené-
ticos en condiciones naturales (y no sólo experimentales).
Ahora bien, lo que importa al seleccionar no es, en realidad, el valor absoluto
que nos pueden dar los genes, sino saber si, en el material con el que se trabaja, las
diferencias que se observan entre individuos se deben al genotipo o al ambiente o
en qué proporción a uno y a otro. Si se deben exclusivamente al ambiente (caso de
la variación que se observa entre individuos de una misma línea pura) no habría
más que un genotipo: cualquier intento de selección sería, pues, absurdo. Si se
deben sólamente al genotipo, elegiríamos los deseados (supongamos que los de
mayor rendimiento) que, independientemente del valor genotípico absoluto, serían
los mejores. En la práctica, la situación real estará, lógicamente, entre ambos extre-
mos.
El problema, pues, se resuelve en los siguientes términos:
1. Observar si los individuos entre los que hay que seleccionar muestran
variación para el carácter que nos interesa, esto es, si son distintos entre sí
con independencia de las medidas absolutas; por ejemplo: si las plantas de
una población difieren en fecha de floración, sin necesidad de considerar
cuál sea ésta;
2. Averiguar qué parte de dicha variación se debe a que esos individuos tie-
nen genotipos diferentes; en el ejemplo anterior, si las más precoces y las
más tardías son así por los genes que llevan y no por haber estado en dis-
tintos lugares del terreno; y
120
EL ANÁLISIS GENÉTICO DE LOS CARACTERES CUANTITATIVOS
VF = VG + VM [4.12a]
H = VG/VF [4.13]
121
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Vdentro = CMerror = VM
Ventre = [CML – Vdentro]/p = VG [4.15a]
Vtotal= VG+VM = VF
Y asimismo:
122
EL ANÁLISIS GENÉTICO DE LOS CARACTERES CUANTITATIVOS
VF2 = VA + VD + VM
VB1+VB2 = VA + 2VD + 2VM [4.16e]
que nos lleva a calcular los componentes genéticos de dichas varianzas en función
de las varianzas calculadas:
123
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
124
EL ANÁLISIS GENÉTICO DE LOS CARACTERES CUANTITATIVOS
125
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
126
EL ANÁLISIS GENÉTICO DE LOS CARACTERES CUANTITATIVOS
formulación que tiene la ventaja de mostrar todas las variables que influyen en la
respuesta:
a) La intensidad de selección i: a mayor intensidad, mayor respuesta. Pero al
aumentar i disminuye la proporción de individuos seleccionados; si forza-
mos i, por tanto, podemos reducir el tamaño de la población estrechando
su base genética; en poblaciones alógamas esto puede implicar la apari-
ción de efectos deletéreos debidos a consanguinidad y fijación de alelos
debida a deriva genética (#5.11.5-6). Ha de buscarse, pues, el mayor valor
posible de i compatible con un número efectivo que impida la erosión
genética (#5.11.6).
b) La varianza fenotípica VF: a mayor valor, mayor respuesta. Es un resulta-
do lógico: la varianza es el valor numérico que mide la variabilidad gené-
tica.
c) El coeficiente de regresión bP1/P0 = [cov (P1, P0)/σ2F]: su valor es proporcio-
nal a la covariación entre la población de partida y la de los descendientes,
esto es, la existente entre parientes que, como se ha visto antes (#4.6),
depende fundamentalmente del valor aditivo. Debe tenerse en cuenta que
la varianza en el denominador (σ2F) es la de los valores fenotípicos de la
generación de selección, que habrá que formular en cada caso.
Como aplicaciones de lo dicho veamos un par de casos:
1. Poblaciones alógamas de gran tamaño (panmícticas). La expresión [4.20d]
se transforma, teniendo en cuenta [4.17] y [4.18] en:
127
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
128
EL ANÁLISIS GENÉTICO DE LOS CARACTERES CUANTITATIVOS
Fx = Ax + Mx
Fy = Ay + My
cov (Fx, Fy) = cov (Ax, Ay) + cov (Ax, My) + cov (Ay, Mx) + cov (Mx, My)
pero suponemos siempre que genotipo y ambiente son independientes, es decir, que
cov (G,M)=cov(A,D)=0 (debe repetirse que cov (G, M) = 0 hay que conseguirla
experimentalmente, no es una demostración matemática).
Por tanto:
cov (Fx, Fy) = cov (Ax, Ay) + cov (Mx, My) [4.21b]
siendo
e2 = 1 – h2 [4.21e]
129
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
cil medida o se expresa en un estado tardío del desarrollo y se desea ganar tiempo
seleccionando en una fase juvenil (muchas resistencias a enfermedades muestran
ambas condiciones); también cuando se desea seleccionar en un ambiente para uti-
lizar el material en otro, etc.
Si el diferencial de selección [#4.9] de X (pues seleccionamos por el carácter
X) es SFx y la respuesta correlacionada de Y (que es el carácter difícil de seleccio-
nar que nos interesa) es RCAy, ésta será (considerando sólo valores aditivos):
Ry = ixh2yσFy [4.22c]
Interesa, más que el valor absoluto de CRy, las condiciones para que éste sea
mayor que Ry, es decir:
RCAy/RAy > 1
rA hx > hy [4.22d]
130
EL ANÁLISIS GENÉTICO DE LOS CARACTERES CUANTITATIVOS
Genotipo Peso
Nº plantas
(color) (x ± sx)
45 CC 30,7 ± 0,6
80 Cc 28,3 ± 0,3
41 cc 26,4 ± 0,5
131
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Dichos estudios permitieron detectar asociación (con todo lo ambiguo que este
término es) entre caracteres cualitativos y cuantitativos, e incluso comprobar que
éstos (los QTL actuales) recombinan con aquéllos. Pero no muestran el camino
hacia la localización de los QTL en un mapa genético, pues la recombinación de
Rasmusson es más cualitativa que cuantitativa. Thoday fue el primero en localizar
citológicamente los primeros QTL, pero utilizando cepas especiales de Drosophi-
la, lo que hizo que el procedimiento fuera más una demostración de la existencia
física del QTL que un método general de localización.
Realmente, en esos tres estudios se contiene la base de lo que es la localización
de QTL por medio de marcadores: los caracteres cuantitativos pueden estar ligados
a marcadores genéticos y pueden recombinar con éstos. Lógicamente, las técnicas
de localización han avanzado enormemente en los últimos años de la mano de los
marcadores moleculares.
132
EL ANÁLISIS GENÉTICO DE LOS CARACTERES CUANTITATIVOS
Individuos Valor
MM d (1 – 2r) + 2r (1 – r)h
Mm 2h [1– 2r (1 – r)] [4.23]
mm -d (1 – 2r) + 2r (1 – r)h
Luego para detectar una asociación hacen falta tanto d como r. Es evidente en
el caso de d; en el de r, si r = 1/2 (esto es, independencia: #2.7) el contraste entre
clases es 0, no pudiendo detectarse ninguna relación, y si r = 0 (ligamiento absolu-
to) vale 2d, como era de esperar, pues M y m irán siempre acompañados respecti-
vamente de Q y q.
La obtención de las expresiones [4.23] se hace: (1) suponiendo que el QTL se encuen-
tra en el locus Q/q, como si fuera un gen mendeliano y (2) que el marcador y el QTL están
en acoplamiento (parentales QM/QM, qm/qm); (3) calculando las frecuencias de los geno-
tipos de la F2 como se explicó en #3.2.2.1; (4) asignando a los genotipos QQ, Qq y qq los
valores de d, h y –d respectivamente; y (5) sumando los valores correspondientes a los
genotipos MM, Mm y mm. Para MM, por ejemplo, se tiene:
1
MMQQ /4 (1-r)2 d 1
/4 d(1-r)2
1 1
MMQq /2 r(1-r) h /4 hr(1-r)
1
MMqq /4 r2 -d -1/4 dr2
1
Total para los MM: /4 [(1 – 2r) d + 2hr (1 – r)].
133
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
te en analizar para los marcadores moleculares tan sólo los individuos con
valores fenotípicos extremos; si la frecuencia de algún marcador difiere
significativamente entre los dos grupos extremos, se supone que el QTL
que controla el carácter de interés se localiza cerca de este marcador. Esta
técnica tiene algunos inconvenientes, como tener que caracterizar fenotípi-
camente tamaños de población (p.ej., una F2) muy grandes que en algunas
especies es difícil obtener. Además diferentes QTLs no coincidirán lógica-
mente en valores extremos, lo que limita el número de caracteres a estudiar
por experimento. Por ello, ha de considerárselo como método preliminar.
c) Análisis de intervalos. Se estudia la posibilidad de que un QTL se encuen-
tre entre dos marcadores. En este caso la clasificación errónea del marca-
dor sólo puede darse cuando ocurran simultáneamente dos recombinacio-
nes, una entre el primer marcador y el QTL y otra entre éste y el segundo
marcador. Si la distancia es corta, dicha probabilidad es muy pequeña o
despreciable.
d) Regresión múltiple. Los métodos anteriores se basan en la asociación de un
QTL frente a uno o dos marcadores, pero se ha comprobado que en la
mayoría de los casos son varios QTLs los que controlan un carácter por lo
que se propone el análisis múltiple de QTLs por considerarse que el mapeo
simultáneo de varios QTLs es más exacto, ya que si se manejan uno a uno
nos basamos en unas premisas que pueden no cumplirse en la realidad,
como por ejemplo que cada QTL segrega independientemente de los
demás. Para este tipo de análisis se utilizan modelos de regresión múltiple
del carácter sobre el marcador.
134
EL ANÁLISIS GENÉTICO DE LOS CARACTERES CUANTITATIVOS
Tal y como algunos estudios teóricos muestran, por encima de 20 cM todos los
materiales dan los mismos resultados (esto es, distancias de mapa); por debajo de
dicha distancia, dihaploides y líneas recombinantes, en este orden, son sensible-
mente mejores.
Fig. 4.3. Posibles casos de QTL. Se representan tres regiones; se supone un mapa saturado (marcas
verticales) y que en los tres casos se explica el mismo porcentaje de variación total. (a): muy pocos
QTL y muy localizados; (b): muchos aunque muy concentrados; (c): varios pero extendidos sobre
una gran longitud. El único caso favorable es el (a).
135
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Así pues, para el manejo de un QTL como si fuera un gen mendeliano es nece-
sario que tenga un efecto importante sobre la variación total registrada para el
carácter cuantitativo en estudio y, además, que esté ubicado en una corta zona del
mapa (Fig. 4.3). Para que su eficacia fuera mayor en selección asistida y estar más
seguros que en un programa de mejora no perdemos ninguno de los genes menores
que forman la región génica en cuestión, convendría disponer no sólo de marcado-
res flanqueantes sino también de algún marcador adicional en el interior del QTL
para reducir al máximo el riesgo de recombinación entre los extremos. La relación
entre QTLs y heredabilidad ha sido poco estudiada hasta ahora.
A pesar de todas estas dificultades, no cabe duda de que la detección y carto-
grafía de QTLs representa un nuevo sistema de enfocar el estudio básico y el
manejo de los sistemas poligénicos. En efecto, independientemente de su eficacia
práctica en programas de Mejora, permite indagar en la determinación genética del
carácter cuantitativo como nunca se ha podido hacer. Un QTL que, por ejemplo,
explicara un 50% de la variación fenotípica de dicho carácter en nuestro material y
estuviera muy localizado en una estrecha región cromosómica permitirá analizarlo
con las mismas herramientas con las que se estudian los genes mendelianos, inclu-
so secuenciarlo entero o por partes; en algunos organismos de genoma ya secuen-
ciado, tales QTLs ya se podrían identificar. Es muy posible que en muchos de tales
casos se llegara a la conclusión que el QTL es un simple gen mendeliano de baja
expresión modificable por el ambiente, como pueden ser muchos alelos de genes
mayores.
Ahora bien, no deben olvidarse las técnicas de la Genética Cuantitativa clásica,
pues todavía hay que perfeccionar el sistema de estudio de los QTLs y, aun perfec-
cionado, siempre habrá QTLs manejables con marcadores y otros que no lo serán,
como se ha dicho más arriba. Así pues, las técnicas tradicionales, incluso admitien-
do que no nos permiten «ver el gen» sino como una abstracción matemática, a dife-
rencia de lo que el buen QTL nos deja intuir, habrán de llevarse en paralelo con las
nuevas.
136
EL ANÁLISIS GENÉTICO DE LOS CARACTERES CUANTITATIVOS
137
5
Las poblaciones,
la reproducción y las causas
de variación
139
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
140
LAS POBLACIONES, LA REPRODUCCIÓN Y LAS CAUSAS DE VARIACIÓN
rialidad; en éstas, espigas quebradizas, vilanos, semillas con garfios, etc. Todo esto
es útil en la Naturaleza, pero no en Agricultura; allí se seleccionan a favor los
mejores sistemas de dispersión; aquí, en contra: se los quitamos para quedarnos
con todas las semillas.
En todo lo que sigue dejaremos de lado, hasta el capítulo 20, la selección dis-
génesica, que elimina los mejores individuos de la población, como ocurre, por
ejemplo, en la caza deportiva de grandes animales y en la explotación maderera sin
control de especies forestales.
141
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
valor absoluto, pues a veces es difícil marcar los límites entre sistemas de repro-
ducción, y porque una misma especie puede comportarse de manera diferente en
distintos ambientes. Pero son suficientemente indicativas de la extensión de cada
sistema reproductivo en la naturaleza.
La alogamia se mantiene por medio de numerosos procedimientos que evitan
la posibilidad de que dos gametos de un mismo individuo se unan para formar un
cigoto: la dioecia (flores masculinas y femeninas en individuos distintos: espina-
ca, ricino; no es frecuente en plantas cultivadas) produce alogamia forzosamen-
te, como prácticamente también lo hace la monoecia (flores de sexos distintos en
el mismo individuo: maíz, cucurbitáceas; tampoco es frecuente en plantas culti-
vadas, aunque sean monoicas algunas especies importantes), pero incluso en el
caso de hermafroditismo (órganos masculinos y femeninos en la misma flor; es el
caso más frecuente) existen numerosos mecanismos que evitan la autofecunda-
ción. Entre otros: maduración de los órganos masculinos y femeninos en tiempos
distintos, posición del órgano femenino para recibir el polen de fuera evitando el
propio, etc.
Se incluyen en ellos los sistemas genéticos de incompatibilidad, que impiden
la fecundación por medio de la interrupción del crecimiento de los tubos polínicos
en cualquier momento de su desarrollo, sea en el estigma, en el estilo (caso más
frecuente) o en el ovario. Están controlados por genes específicos que hacen que o
bien el tubo emitido por el polen desde el estigma estalle en el estilo sin alcanzar el
ovario (tréboles) o bien que los cigotos formados aborten (alfalfa). No se debe con-
fundir, aunque a veces no sea fácil la separación de ambos fenómenos, del aborto
cigótico que tiene lugar por la incompatibilidad en las combinaciones genómicas
parentales una vez realizada la fecundación.
Presentan estos sistemas unas 3.000 especies de muchas familias (gramíneas,
leguminosas, solanáceas, crucíferas, etc.). Es un poderoso mecanismo para tratar
de impedir la autogamia, siendo en cierto sentido de mayor eficacia que diecia y
monoecia, porque al no precisarse la separación de sexos no se pierde potenciali-
dad; asimismo, porque no se pierden gametos femeninos, pues lo que se previene
es la fecundación. Es un hecho curioso el que artificialmente, esto es, por mutación
directa, no ha sido posible obtenerlas.
142
LAS POBLACIONES, LA REPRODUCCIÓN Y LAS CAUSAS DE VARIACIÓN
143
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
144
LAS POBLACIONES, LA REPRODUCCIÓN Y LAS CAUSAS DE VARIACIÓN
Los genes que hemos venido estudiando por medio de cruzamientos controla-
dos no están representados en las poblaciones naturales o primitivas con las fre-
cuencias que queremos. En una F2 entre dos líneas puras, los dos alelos de un cier-
to gen están en una proporción del 50% cada uno, pero esto será una auténtica
casualidad en una población cualquiera. Si esas proporciones fueran 80 y 20%,
¿qué fenotipos aparecerían en la población y en qué proporciones? Y estas últimas,
¿se mantienen o se alteran?
La contestación a esas y a otras muchas preguntas, de lo que se ocupa la rama
de la Genética conocida como Genética de poblaciones, no sólo tiene interés para
seleccionar a partir de poblaciones primitivas: numerosas variedades actuales
siguen siendo de polinización abierta, entre ellas un magnífico tipo de variedades
conocido como variedades sintéticas. Es cierto que se ha llegado en algunas espe-
cies a unos niveles de homogeneidad genética inconcebibles hace un siglo, pero
eso no concierne ni a todas las especies cultivadas ni a todas las variedades de una
misma especie, por importante que ésta sea.
Lógicamente, las poblaciones sufren cambios a lo largo de su existencia: están
sometidas a selección, los individuos no producen igual número de semillas, ocu-
rren mutaciones, hay intercambio de individuos entre poblaciones, el tamaño
puede reducirse drásticamente por epidemias o accidentes, etc. Todo ello afecta a
las frecuencias génicas, por supuesto, y, por tanto, a todos los caracteres de interés
agronómico, que son consecuencia de la actividad de los genes.
145
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
AA = D y aa = R [5.1a]
(recuérdese que se supone que no hay mutación y que todos los individuos produ-
cen el mismo número de descendientes, esto es, que no hay selección).
146
LAS POBLACIONES, LA REPRODUCCIÓN Y LAS CAUSAS DE VARIACIÓN
147
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Genotipo AA Aa aa
Frecuencia p2 2pq q2 [5.2a]
Es evidente que si las proporciones genotípicas obtenidas experimentalmente
se ajustan a las teóricas dadas en [5.2], la única explicación posible es que la pobla-
ción se reproduce en alogamia.
p11 = g11 – d0; p12 = g12 + d0; p21 = g21 + d0; p22 = g22 – d0 [5.2b]
Z = (g11g22)/(g12g21) [5.2c]
148
LAS POBLACIONES, LA REPRODUCCIÓN Y LAS CAUSAS DE VARIACIÓN
AA: p2 (1 – F) + pF
Aa: 2pq (1 – F) [5.3]
Aa: q2 (1 – F) + qF
que son las ecuaciones de Wright, que rigen las proporciones de equilibrio de las
poblaciones parcialmente alógamas. En realidad, la población no está dividida en
dos partes, una autógama y otra alógama: cada individuo se reproduce en parte por
autogamia y en parte por alogamia; la proporción de individuos que se forman en
cada generación por fecundación cruzada se denomina coeficiente de alogamia. A
P = (1 – F) se le denomina coeficiente de panmixia, pero se utiliza con preferencia
el coeficiente F, como hemos hecho, que se denomina coeficiente de consanguini-
dad. Obsérvese que el número de heterocigotos Aa es siempre menor del esperado
en panmixia ya que (1 – F) < 1. Las ecuaciones [5.3] se reducen a las proporciones
[5.1] en caso de autogamia, ya que entonces F = 1, y a las [5.2] en el de alogamia
total (panmixia), pues en esa situación F = 0.
D1 = D0 + g ; H1 = H0 – 2g ; R1 = R0 + g
siendo
D∞ = D0 + g (1+F)
H∞ = H0 – 2g (1+F)
R∞ = R0 + g(1+F)
149
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
150
LAS POBLACIONES, LA REPRODUCCIÓN Y LAS CAUSAS DE VARIACIÓN
H = 2pqN (1 – F) [5.6a]
que se puede escribir así:
Hreales=Hteóricos(1 – F) [5.6b]
de donde:
F = 1 – (Hreales/Hteóricos) [5.7]
9. El mejorador suele preferir el coeficiente de alogamia, de interpretación más
intuitiva. No se puede deducir la relación entre ambos coeficientes en el
marco de esta obra, pero es muy sencilla: si t es el coeficiente de alogamia,
t = (1 – F)/(1 – F) [5.8]
Con ello se termina de caracterizar el sistema de reproducción. Es el mejo-
rador, a partir de ahí, el que tiene que interpretar los datos y operar en con-
secuencia.
Lo explicado hasta aquí constituye la base de la estimación de los valores F y t.
Un procedimiento que no tiene por qué suponer equilibrio previo y que permite
estimar los parámetros en dos generaciones sucesivas con los mismos datos (y, evi-
dentemente, realizar inferencias sobre el equilibrio) es el que se explica a continua-
ción, operando siempre con genes o marcadores codominantes (en la práctica, sólo
se usan ya marcadores bioquímicos; en particular, para esta clase de estudios, se
prefieren los isoezimáticos):
Se toman varias semillas por planta pero sin necesidad de autofecundar las
plantas madres (esto es, las de la población original) para deducir, por medio de los
genotipos de las semillas de cada planta, el genotipo más verosímil de cada una de
las plantas madres. Si una planta A1A1 sólo se reproduce por autofecundación, las
semillas recogidas en ella sólo podrán ser A1A1. Si sólo se reproduce por fecunda-
ción cruzada, y las frecuencias de A1 y A2 son p y q, las semillas que produzca serán
p de A1A1 y q de A1A2, puesto que todos sus óvulos serán A1. Así pues, si la propor-
ción de fecundación cruzada es t y la de autofecundación s (=1-t), las proporciones
de semillas hijas de la planta A1A1 serán:
(s + tp) A1A1 y (tq) A1A2
151
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
TABLA 5.8
Plantas madres
AA Aa aa
1
Semillas AA s + tp /4 s + 1/2 tp 0
hijas Aa tq (1/2 s + 1/2 t) = 1/2 tp
1
aa 0 /4 s + 1/2 tq s + tq
La deducción de los genotipos más probables inferidos de las muestras tomadas por
planta puede hacerse manualmente en el caso de 1-2 loci; para un número mayor es preciso
operar con programas de ordenador, ya que la tabla anterior se complica extraordinaria-
mente. Piénsese que para dos loci tan solo, la citada Tabla no sería 3x3 sino 9x9 (genotipos
posibles AABB, AaBB... aabb).
Con todo ello, obtenemos las proporciones D, H y R en la población de plantas madres
(genotipos deducidos de la muestra de semillas) y D’, H’ y R’ en la de plantas hijas (pues las
semillas analizadas constituirían esta generación hija). Se estiman así los valores de p, q y F
más verosímiles para explicar lo datos. Debe indicarse de nuevo que puede haber muchas
causas para explicar las proporciones no panmícticas: factores letales o subvitales, gaméti-
cos o cigóticos, mal muestreo, existencia de subpoblaciones en diferentes nichos etc.
El punto importante es, además del propio concepto de equilibrio, que una
población alógama tiene más riqueza genotípica que una autógama: si un factor
extraño retirara todos los genotipos aa, la autógama se vería reducida a los AA,
pero la alógama aún tendría una reserva de alelos a «escondidos» en los heteroci-
152
LAS POBLACIONES, LA REPRODUCCIÓN Y LAS CAUSAS DE VARIACIÓN
Como todo equilibrio, el de una población es una situación ideal que, sin
embargo, se cumple en un sinfín de casos. No obstante, conviene analizar, por la
importancia que tienen no sólo en la Naturaleza sino también en la selección artifi-
cial, los factores de «desestabilización». He aquí los principales:
5.11.1. Mutación
153
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
154
LAS POBLACIONES, LA REPRODUCCIÓN Y LAS CAUSAS DE VARIACIÓN
Los gametos del tetraploide son también enormemente estériles, por la misma
razón: el apareamiento en meiosis es un auténtico caos, caos que es aún mayor en
grados de poliploidía mayores. Un poliploide estaría destinado, pues, a perecer
evolutivamente, sin dejar rastro. Pero la Naturaleza nunca cierra todas las puertas.
Una de las que deja abiertas aquí es la propagación vegetativa: si la planta tetra-
ploide recién formada tiene genes que permitan una mayor aparición de yemas
subterráneas, de formación de hijuelos, etc., esos genes se verán inmediatamente
seleccionados a favor por la selección natural. No es extraño, pues, que la inmen-
sa mayoría de especies que se propagan vegetativamente sean poliploides o de ori-
gen poliploide. Hay otra puerta abierta además: la meiosis es un proceso controla-
do por muchos genes; si entre ellos hay algún mutante que favorezca el
apareamiento de cromosomas de dos en dos de forma regular, la meiosis será nor-
mal y también los gametos formados: la reproducción podrá ser totalmente sexual.
Muchos poliploides tienen, por ello, una meiosis totalmente normal, comportándo-
se como diploides corrientes: es el proceso de diploidización, que puede ser segui-
do por el mejorador tras formar artificialmente un nuevo poliploide como se verá
en el capítulo 15.
La repetición de cromosomas, pero no de genomios, enteros, constituye una
clase de poliploides (aneuploides) que, lógicamente, se comportan parcialmente
como los anteriores, dependiendo los efectos finales de la importancia del o de los
cromosomas implicados.
5.11.3. Migración
Las poblaciones no están aisladas; normalmente existe un continuo flujo de
migrantes que mantienen la conexión genética entre ellas y, por tanto, la posibili-
dad de disponer de los mismos genes. La migración es, pues, un factor de homoge-
neización a lo largo y ancho de las poblaciones pertenecientes a una especie. Justa-
mente cuando dicho flujo migratorio se corta por cualquier barrera externa es
cuando las poblaciones que ya no están en contacto comienzan a diferenciarse por
acumulación de mutaciones, llegando a la larga a ser tan diferentes como para no
ser posible ya entre ellas la reproducción sexual, formando entonces nuevas espe-
cies. Como se ha dicho antes, la poliploidía, translocaciones, etc., hacen las veces
de barreras internas al flujo de genes en la población, escindiendo ésta en dos de
manera casi irremisible.
Siendo importante, como es, en las poblaciones naturales, lo es mucho más en las
especies cultivadas. Los intercambios de semillas entre agricultores, tan antiguos
como la propia Agricultura, la llegada de nuevas variedades a una región, la coloni-
zación, las migraciones humanas, el simple comercio, todo ello son causas de migra-
ción en poblaciones de especies cultivadas y no cultivadas (por ejemplo, de malas
hierbas). En sí misma la migración no es ni buena ni mala: depende de los genes que
migren. Es obvio que, a lo largo de la Historia de la Agricultura, la migración ha con-
tribuido, de forma espontánea, al cambio de las poblaciones existentes en un cierto
lugar, tanto en animales como en plantas y, por supuesto, en el propio hombre.
155
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
156
LAS POBLACIONES, LA REPRODUCCIÓN Y LAS CAUSAS DE VARIACIÓN
casi 5.000 «caras» y otras tantas «cruces» cuantas veces hagamos la prueba; pero
si la arrojamos tan sólo 4 veces, en las cuatro puede salir «cara», y esto no es una
prueba en contra de la teoría de probabilidades sino un efecto del tamaño de la
muestra.
Una población se mantiene, pues, en equilibrio si ésta tiene un número grande
(en teoría infinito) de individuos que participan en la formación de la generación
siguiente. De ahí que las proporciones de alelos sean las mismas de generación en
generación. Pero si sólo cuatro individuos produjeran los gametos para formar la
generación siguiente, ésta puede cambiar drásticamente en su estructura (los cua-
tro pueden ser «rubios» en una población mayoritariamente «morena», con lo que
la generación siguiente será toda «rubia»), sin la menor acción por parte de la
selección natural, pues el tamaño de la muestra puede obedecer a accidentes de
todo tipo. Pero la selección natural sí que actuará sobre los individuos resultantes,
a veces de forma negativa (los «rubios» pueden no presentar ventaja adaptativa
alguna).
Este efecto, conocido como de pequeña población o de muestreo, provoca,
como se puede ver, saltos enormes en las frecuencias génicas al pasar de una gene-
ración a otra. De ahí que se denomine también deriva genética: la población va
auténticamente «a la deriva». Las poblaciones de tamaño muy pequeño han jugado
un papel de primera importancia en la evolución: normalmente, la colonización de
un nuevo territorio (islas, etc.) se lleva a cabo por un reducido número de indivi-
duos, que pueden así originar poblaciones de aspecto totalmente distinto a la de
origen. Este es el que se llama efecto de fundación. Parecidos efectos derivan de la
contracción demográfica que sufren muchas especies por causas muy diversas,
tanto provocadas por el hombre como naturales: es el efecto «cuello de botella».
En ambos casos, si la población es capaz de reproducirse eficazmente e incremen-
ta rápidamente el número de individuos, sobrevivirá y evolucionará en su nuevo
ambiente partiendo de sus nuevas frecuencias génicas. De otra manera, varias
generaciones sometidas a deriva genética la empobrecerán genéticamente en poco
tiempo de tal manera que puede verse abocada a la extinción. Es el caso de no
pocas especies en las «listas rojas», esto es, en peligro de extinción: sin acción
específica humana, no tienen ya recursos genéticos internos para conseguir un
nuevo equilibrio con el ambiente.
Huelga decir la importancia que el tamaño de las muestras transportadas ha
tenido en la Agricultura: salvo en la época moderna, en la que se han podido trans-
portar ingentes cantidades de semillas, la colonización agrícola se ha hecho, en la
inmensa mayoría de los casos, a base de puñados de semillas o de unos cuantos
esquejes o tubérculos, originando así poblaciones que rápidamente se diferencia-
ron morfológicamente de las que procedían. Reforzaba esta tendencia la ausencia
de migración entre regiones muy distantes (América de Europa) o de muy difícil
geografía (regiones montañosas de Asia Central, Etiopía, etc.).
Es asimismo clara la importancia que la deriva genética tiene para el mejora-
dor. Si éste se descuida y forma sus generaciones con pocas semillas de la genera-
ción anterior, le será difícil fijar la variedad que pretende.
157
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
158
LAS POBLACIONES, LA REPRODUCCIÓN Y LAS CAUSAS DE VARIACIÓN
5.11.7. Selección
Los individuos no se reproducen por igual: ni forman el mismo número de
gametos ni, lógicamente, el mismo número de semillas. La Naturaleza lo hace de
forma «natural»; sus presiones selectivas suelen ser, en general, suaves, casi imper-
ceptibles, por lo que la separación de las proporciones de equilibrio es paulatina.
Para el caso de un locus con dos alelos, la formulación matemática es sencilla: si
los genotipos AA, Aa y aa en proporciones de Hardy-Weinberg p2, 2pq y q2 tienen
unas tasas de reproducción w1, w2 y w3 respectivamente, las proporciones reales
que permiten calcular las frecuencias de gametos producidos y, por tanto, la estruc-
tura de la generación siguiente, serán
genotipos: AA Aa aa
frecuencias: p2 2pq q2
tasa reprod.: w1 w2 w3
frec. reales: w1p2 + w22pq + w3q2 = W
159
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Δq = -q2/(1 + q) [5.14b]
Podemos preguntarnos cuánto tiempo hace falta para eliminar el recesivo apli-
cando selección drástica (s = 1) contra él. La expresión [5.13b] es, para s = 1:
q1 = q/(1 + q)
En la n-ésima:
qn = q/(1 – nq)
160
LAS POBLACIONES, LA REPRODUCCIÓN Y LAS CAUSAS DE VARIACIÓN
tiempo que las condiciones ambientales pueden cambiar y llegar a favorecer lo que
antes no servía. No se trata ya de recordar las Eras geológicas, sino los cambios
ambientales producidos en nuestro propio tiempo por la industria, las ciudades, etc.
Cualquier texto clásico de Genética de poblaciones, aunque será excesivo para el propósito
de este capítulo. Puede ser suficiente con lo siguiente:
ALLARD, R.W., 2ª ed. Principles... cap.4.
DARLINGTON, C.D. Chromosome Botany... Caps. 2-4.
CROW, J.F. 1986. Basic concepts... Caps. 1-4.
CUBERO, J.I., FLORES, F. y MILLÁN, T. Complementos... Cap. 5.
FONTDEVILA, A. y MOYA, A. Introducción... Por toda la obra.
HAYWARD, M.D., BOSEMARK, N.O. y ROMAGOSA, I. (eds.). Plant Breeding... Caps. 2, 12, 13.
NUEZ, F. y CARRILLO, J.M. (eds.) Los marcadores... caps. 3 y 6.
POEHLMAN, J.M. Breeding Field Crops... Cap. 2.
WRICKE, G.y WEBER, W.E. Quantitative Genetics... Cap. 1.
161
PARTE II
MÉTODOS BÁSICOS
6
Los productos y métodos
de la mejora
165
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
plo del primer caso son las especies que se propagan vegetativamente pero que se
reproducen sexualmente, tales como las leñosas; del segundo, las parcialmente aló-
gamas, como colza, pimiento, habas, etc.
Es asimismo conveniente conocer la estructura cromosómica, sobre todo si se
van a utilizar cruzamientos interespecíficos. Si van a intervenir formas primitivas,
ha de tenerse en cuenta que pueden diferir de las actuales en cambios cromosómi-
cos tales como traslocaciones e inversiones; no haberlo considerado ha producido
no pocos quebraderos de cabeza a mejoradores experimentados, que no llegaban a
entender la escasa fertilidad de algunos cruzamientos entre variedades cultivadas,
evidente barrera a la transferencia de genes, causados por traslocaciones que cual-
quier estudiante de citogenética hubiera podido detectar con una simple observa-
ción al microscopio.
166
LOS PRODUCTOS Y MÉTODOS DE LA MEJORA
La figura 6.1 muestra los distintos tipos de variedades en relación con el siste-
ma de reproducción del material vegetal de partida. Existen dos polos en el espec-
tro varietal: variedades genéticamente muy heterogéneas, con su máxima expre-
sión en lo que hemos llamado variedades (o razas) locales, y variedades
genéticamente muy homogéneas fruto de la Mejora reciente, representadas en las
variedades-líneas puras de plantas autógamas, en los híbridos comerciales (o varie-
dades híbridas) y en los clones. El dilema flexibilidad genética – alto rendimiento
es clásico en la Mejora. Son dos extremos de una escala continua. Para una agri-
cultura primitiva, de subsistencia, en la que las posibilidades técnicas están muy
por debajo del óptimo, son preferibles las variedades heterogéneas, de base genéti-
ca amplia, capaces de solucionar numerosos problemas de adaptación a múltiples
factores al tener variabilidad suficiente para ello, aunque sea a expensas del rendi-
miento; en tal agricultura se prefiere siempre minimizar el riesgo a maximizar la
producción. Por el contrario, una agricultura desarrollada debe exigir variedades
genéticamente homogéneas que garanticen el máximo de producción y de unifor-
midad del producto.
De entre los productos de la Mejora, los hay que tienen consideración de fina-
les (los que se utilizan por el agricultor) y los que la tienen de intermedios, como
las líneas puras que se utilizan para formar híbridos comerciales. Las hay con la
Raza local
Variedad-población
Fig. 6.1. Tipos de materiales empleados en Mejora. Encuadrados, los productos finales
(variedades comerciales).
167
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
doble categoría, tales como las líneas puras en especies autógamas o los clones en
especies de multiplicación vegetativa: en ambos casos pueden ser variedades por sí
mismas o ser utilizadas para la construcción de otros materiales (híbridos por ejem-
plo).
He aquí una sucinta descripción de los diferentes productos de la Mejora:
Variedades (o razas) locales. Son fruto directo de la domesticación y de la
selección continua (masal) a lo largo de milenios por parte de los agricultores de
todas las regiones del mundo. En realidad, dado que existe un continuo entre ellas
y las genéticamente más avanzadas, la única manera de calificar como local una
variedad es definirla como aquella nunca seleccionada por mejoradores profesio-
nales. Los agricultores de todas las épocas y regiones consiguieron así variedades
perfectamente adaptadas a sus ambientes y necesidades, variedades que presentan
con frecuencia una sorprendente homogeneidad externa, fenotípica, que engaña al
observador por esconder una inmensa variación genotípica. Desplazar una raza
local bien adaptada a su ambiente por una variedad moderna puede ser difícil y no
pocas veces ha terminado en fracaso, sobre todo en casos de condiciones climáti-
cas o edáficas extremas.
Son una fuente inagotable de genes de interés agronómico de valor incalcula-
ble: resistencias a plagas y enfermedades, adaptación a suelos y climas, variación
en calidad, en ciclos... En plena era de la Biotecnología, resultan todavía más
valiosas que antes, por cuanto sus genes pueden ser transferidos a cualquier espe-
cie y no solamente, como hasta ahora, a variedades conespecíficas.
Variedades-población. Son poblaciones genéticamente heterogéneas derivadas
por selección masal a partir de cualquier material, independientemente del sistema
de reproducción. La diferencia entre ellas y las razas locales es, simplemente, que
han sido obtenidas en el trabajo profesional de mejora.
De gran riqueza genética, flexibles y adaptables, las variedades-población tie-
nen su nicho en la agricultura moderna en ambientes poco favorables, en los que
compite, con frecuencia ventajosamente, con las mejores variedades híbridas. En
especies poco consideradas por la mejora moderna, este es el material de más alto
nivel, ofreciendo una mayor producción que las variedades locales de las que se ha
partido, sacrificando, eso sí, parte de la riqueza genética original, puesto que con-
tienen sólo un subconjunto de los genotipos originales, habiendo sido eliminados
los demás por selección.
Líneas puras. Una línea pura es un conjunto de individuos de genotipos ideal-
mente idénticos y homocigóticos para todos los caracteres, obtenidos por vía
sexual; su homogeneidad fenotípica debe ser, también idealmente, absoluta. Una
línea pura puede ser utilizable como nueva variedad, sin más, esto es, como pro-
ducto final, en el caso de plantas autógamas. Es la variedad línea pura, como es el
caso de la inmensa mayoría de cultivares modernos de especies autógamas. En el
caso de plantas alógamas, la línea pura no tiene utilidad agronómica directa, sino
como componente de variedades sintéticas y, sobre todo, de variedades híbridas;
evidentemente también son los componentes de los híbridos en autógamas. Son, en
esos casos, productos intermedios.
168
LOS PRODUCTOS Y MÉTODOS DE LA MEJORA
169
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
170
LOS PRODUCTOS Y MÉTODOS DE LA MEJORA
A B C
Si noSi existe
no existe la
forma buscada
la forma buscada
Selección
Selección
imposible
imposible
Fig. 6.2. Selección masal. A: si hay gran diversidad genética, la selección es eficaz. B: en caso
contrario, no lo es. C: es imposible si no existe el carácter buscado.
F2
F1
formas
buscadas
171
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Identificación
del gen
Preparación de la secuencia
Inserción en
otro ADN
transferencia
variedad transgénica
Fig. 6.4. Obtención de una variedad por ingeniería genética.
172
LOS PRODUCTOS Y MÉTODOS DE LA MEJORA
sólo porque su importancia irá en aumento en el futuro próximo, sino por una razón
más importante: viene a completar el desarrollo lógico de que se habló en la Intro-
ducción (#1.5, #1.6). Ha venido a abrir una puerta para la incorporación de carac-
teres que, de otra manera, permanecerían para siempre fuera del ámbito de las
plantas superiores; piénsese en la resistencia a insectos proporcionada por Bacillus
thuringiensis. Llena, en realidad, el campo vacío del ideal de la mutación dirigida;
supone, asimismo, el ideal del retrocruzamiento: transferir una sola característica.
Se opera siempre en el campo de la certidumbre y no en el del azar. Además, tiene
una virtud de enorme valor, si lo anterior no es suficiente: una vez encontrado un
gen, puede utilizarse en cualquier especie; los genes de resistencia a insectos, por
ejemplo, están en soja, algodón, maíz, tabaco, colza, etc. En la Mejora tradicional
esto era imposible: el gen de resistencia había que buscarlo en cada especie. No es
válido el método para caracteres complejos y, sobre todo, cuantitativos. Al menos,
por ahora.
El éxito de las variedades de soja, maíz, algodón y colza principalmente ha
sido fulgurante, con excelente acogida por los agricultores. Muchas otras varieda-
des transgénicas de esas y de otras especies esperan su momento de salir al merca-
do, lo que está obstaculizado por una injustificada acción ultraecologista y por un
no menos injustificable bloqueo burocrático en los países de la Unión Europea. En
los capítulos 17, 21 y 22 se analizarán distintos aspectos del problema.
Junto a los métodos básicos anteriores o, mejor dicho, imbricados en ellos,
existen una serie de técnicas antaño tenidas por especiales; en la presente obra no
tienen tal consideración por ser de aplicación común; son:
Mutación inducida. Hasta la llegada del manejo del ADN en laboratorio fue la
única fuente de nuevos genes. Se han utilizado mutágenos físicos (los más impor-
tantes han sido los rayos X, gamma y UV) aunque ahora se prefieren mutágenos
químicos de baja toxicidad como el EMS (etil metasulfonato). Su mayor inconve-
niente radica en que va acompañada de mutaciones indeseables que hay que elimi-
nar, pues no se ha conseguido el sueño dorado de conseguir, con mutágenos ad
hoc, la mutación dirigida. La recuperación del gen conseguido, una vez detectado
en el material tratado, y la eliminación consiguiente de los indeseables se hace por
retrocruzamiento con una variedad de interés.
Manipulación cromosómica. Entre éstas técnicas pueden señalarse la duplica-
ción del número de cromosomas de una especie con sustancias como la colchicina,
la obtención de aneuploides y de cambios estructurales en el cromosoma. La pri-
mera (poliploidización) permite obtener variedades de una especie con distinto
número cromosómico o bien auténticas nuevas especies mediante la duplicación
de los cromosomas de un híbrido interespecífico, consiguiéndose, pues, un aloploi-
de. A su vez, éste puede convertirse en un nuevo cultivo (caso del triticale) o utili-
zarse como especie puente para transferir caracteres desde especies silvestres a cul-
tivadas.
Cultivo in vitro. El cultivo in vitro es, en primer lugar, un procedimiento eficaz
de clonación para plantas que no se propagan así de forma natural y proporciona
nuevas técnicas de gran valor. He aquí las más conocidas: cultivo de anteras (en
173
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
174
LOS PRODUCTOS Y MÉTODOS DE LA MEJORA
muy parecidas a ellas, aunque se pueda detectar alguna transferencia de una a otra.
Nos olvidamos con más frecuencia de la debida que el fenotipo de una planta está
producido por el genotipo en su totalidad en interacción permanente con el
ambiente.
La comprensión de este fenómeno, mal conocido todavía desde el punto de
vista genético, ha permitido sin embargo la utilización por vía clásica de ese fondo
génico prácticamente inagotable, en particular el de las formas cultivadas primiti-
vas o formas de la especie silvestre parental, pues las especies lejanamente empa-
rentadas ofrecen el problema corregido y aumentado, empezando por la posibili-
dad del propio cruzamiento. Los complejos génicos presentes en razas locales
pueden introducirse en materiales modernos por métodos masales conocidos como
enriquecimiento genético de poblaciones (population enhancement) o premejora
(prebreeding), consistentes en permitir cruzamientos naturales entre una o varias
variedades modernas con variedades primitivas, asimismo una o varias; la pobla-
ción resultante se la multiplica durante varias generaciones, lográndose así una
suave recombinación entre los sistemas genéticos de la raza local y de cultivares
modernos. En plantas autógamas, cuando es posible, se introducen en la mezcla
formas cultivadas androestériles para facilitar los cruzamientos espontáneos. La
moderna mejora del sorgo ha sido posible por tales procedimientos a partir de los
años sesenta, pues permitieron la introducción de nuevos caracteres procedentes de
sorgos africanos en el fondo empobrecido de las variedades comerciales de los
EE.UU.
Evidentemente, la ingeniería genética podrá proporcionar la forma más rápida
de utilizar la riqueza genética de estas variedades locales, aunque por el momento
tan sólo en lo que se refiere a caracteres controlados por genes mayores.
175
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
patata, la roya del cafeto, etc. Piénsese también en las pestes porcina y equina en
tiempos recientes.
Tales hechos han ocurrido en todos los países, pero unos han aprendido y otros
no. La introducción debe estar filtrada por servicios especiales de introducción de
plantas y servicios oficiales de cuarentena, pues aunque no impidan la entrada a
largo plazo, sí la retrasan lo suficiente, si funcionan bien, como para permitir la
obtención de un remedio en el tiempo debido. Funcionan bien las cuarentenas de
países serios. Existe una normativa internacional impulsada por la FAO para el
movimiento de germoplasma entre diferentes países; lo importante es seguirlas.
Por ello, un mejorador consciente importará variedades con cuidado, si no
existe cuarentena en su país. Deberá tener su propia zona de cuarentena. Teniendo
en cuenta no sólo lo dicho para plagas y enfermedades sino lo que normalmente
sucede con el material importado, esto es, la falta de adaptación a las condiciones
del nuevo país, se puede comprender el principio básico de los mejoradores clási-
cos: no introducir variedades, sino genes.
176
LOS PRODUCTOS Y MÉTODOS DE LA MEJORA
177
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
178
7
El manejo de genes cualitativos
y algunas técnicas básicas
7.1. La hibridación
Cuando se inicia un programa de cruzamientos, se debe suponer que el mejora-
dor domina ya la técnica de la hibridación manual, lo que se consigue con la visita
a algún Centro o equipo especializado en la especie sobre la que trabaja, cosa obli-
gada al proyectar cualquier programa de mejora.
Es imposible ofrecer una relación, por sucinta que fuera, de los métodos con-
cretos seguidos en distintos cultivos, dada la enorme cantidad existente de formas
florales. Se da, pues, una breve indicación de los pasos generales a seguir y algunos
comentarios a los mismos.
Téngase en cuenta que, como en todo, hay especies «fáciles» y especies «difí-
ciles»; en éstas, los porcentajes de éxito, incluso para los buenos profesionales,
pueden ser muy bajos. Considérese, asimismo, que una cosa es obtener semillas
del cruzamiento y otra es que esas semillas germinen o que den un individuo per-
fectamente fértil, lo cual depende de los genotipos de los parentales (por ejemplo,
de su lejanía evolutiva, de su constitución cromosómica y genética, etc.), de nece-
sidades fisiológicas del embrión en desarrollo (se pueden necesitar, entre otras
cosas, micorrizas en el medio de cultivo), etc.
Para realizar un cruzamiento ha de colocarse el polen de la planta elegida como
parental masculino sobre el estigma del femenino. El polen, pues, debe estar madu-
ro y el estigma ser receptivo. Por supuesto, hay que eliminar todo rastro de polen
en la flor que vamos a fecundar, y evitar, tras realizar la polinización a mano, que
le llegue polen de otra planta. El material necesario (que es absolutamente sencillo)
se compone de unas pinzas de puntas finas y flexibles que ajusten perfectamente al
cerrar, unas buenas tijeritas de punta fina, una lanceta apuntada y afilada, alcohol
para esterilizar las puntas al cambiar de parental masculino, material para evitar la
179
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
llegada de polen (sobres parafinados, malla fina, etc.) y, si procede, etiquetas para
marcar las flores fecundadas.
Las operaciones a realizar son las que siguen:
1. Comprobar el momento en el que la flor tiene las anteras a punto de esta-
llar: es el estado ideal para la fuente de polen. Para ello deben abrirse flores
en distintos estados de desarrollo. Téngase en cuenta que, aún habiendo
fijado el estado correcto, un golpe de calor puede hacer que las anteras
estallen prematuramente.
2. Hacer lo mismo para la receptividad del estigma de la flor que va a ser poli-
nizada. Deben evitarse las flores inferiores y las superiores de la planta, así
como los finales de racimo o espiga si tienen muchas flores. Para la com-
probación del estado ideal deben polinizarse a distintas horas a lo largo de
varios días (2-3 días son suficientes) flores castradas (ver punto siguiente)
en el mismo estado de desarrollo.
3. La castración debe hacerse molestando lo menos posible a la flor. Debe
accederse al interior del capullo, incluso, si es necesario, eliminando con
cuidado cáliz y corola, antes de que las anteras se abran; con las pinzas o
las tijeras han de eliminarse todos los estambres, procurando no acercarse a
las anteras para evitar que éstas estallen como consecuencia de la opera-
ción (a la menor duda debe eliminarse la flor) y, por supuesto, no dañando
el gineceo. La eliminación de estambres ha de ser absoluta; por eso, en flo-
res de muchos pétalos y de muchos estambres, como la rosa, es preciso cor-
tar con tijeras toda la corola, pues de otra manera no se podría asegurar el
buen éxito de la operación. En otras flores basta con separar o eliminar
algunos pocos pétalos, o abrirlos a lo largo de uno de ellos con lanceta.
Para cada tipo de flor hay que buscar las vías más apropiadas.
Casi siempre hay que realizar la castración cuando la flor es muy pequeña,
cubierta aún la corola por el cáliz, que normalmente ha de eliminarse en
todo o en parte. La flor castrada debe quedar recubierta por la corola, si se
la ha podido mantener, o protegida de la llegada de viento o insectos con el
material adecuado. Ojo a los golpes de calor: en una flor del tamaño ade-
cuado para la castración pueden haber estallado las anteras, haciendo inser-
vible la flor.
4. La fuente de polen. Aunque hay especies que producen enormes cantidades
de polen y puede recolectarse y mantenerse en un recipiente apropiado,
generalmente se eligen varias flores en buen estado y se va tomando de
ellas conforme se necesite a lo largo de las horas de hibridación; unos
minutos tras el corte, las anteras comienzan a abrirse.
5. La polinización. Cuando el estigma esté receptivo (ver punto 2), se aplica
sobre él el polen de la planta masculina con lanceta, forzando el contacto,
incluso raspando el estigma, y se vuelve a proteger la flor; se coloca una
etiqueta con todos los datos posibles (hembra, macho, fecha y hora). Las
mejores horas son las primeras de la mañana y las últimas de la tarde,
nunca las horas de mayor calor o insolación. La textura de la flor es en sí
misma el mejor indicador para el operario.
6. No conviene polinizar muchas flores en la misma inflorescencia y, en todo
caso, las flores no polinizadas deben arrancarse. El número óptimo de flo-
180
EL MANEJO DE GENES CUALITATIVOS Y ALGUNAS TÉCNICAS BÁSICAS
181
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
conjuntos respectivos de todos los genes de ambas líneas excepto para los loci con-
siderados A/a y B/b, que suponemos independientes.
Así pues, de [G]AAbb y [H]aaBB queremos obtener [J]aabb o bien
[J]AABB. El cruzamiento entre aquellas nos permite obtener la F1 = [I]AaBb.
Sabemos por #2.15 que la segregación F2 de un heterocigoto para dos pares de ale-
los nos da la segregación fenotípica [2.8a]:
(hemos escrito I’ y no I como en la F1 porque han segregado todos los genes con-
tenidos en el genotipo I y cada individuo tendrá su propia combinación de genes;
pero, en este caso, recuérdese que sólo nos importan los A/a y B/b).
Para conseguir el doble dominante se siguen los mismos pasos, esto es, cruza-
miento (F1) y selección en la F2 de los individuos de fenotipo AB, pero ahora este
fenotipo encubre varios genotipos (véase #2.15, Tabla 2.15b): AaBb, AaBB,
AABb y AABB. Para distinguirlos se siembran en filas las descendencias de las
plantas F2, esto es, las líneas F3 (evaluación de descendencia), lo que dará el esque-
ma siguiente:
182
EL MANEJO DE GENES CUALITATIVOS Y ALGUNAS TÉCNICAS BÁSICAS
183
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
7.3. Retrocruzamiento
En #2.11 se mencionó que el retrocruzamiento era la operación de volver a cru-
zar un híbrido (F1) con uno de sus parentales. Pero cuando se lo utiliza en Mejora
como método habría que añadir el adjetivo recurrente, pues, como vamos a ver, se
sigue cruzando con el parental con objeto de incluir en éste una característica que
no posee, recuperando al final del proceso todo el resto de su propio genotipo. Es
un procedimiento de uso universal, enormemente eficaz para un sinfín de opera-
ciones en Genética y en Mejora, particularmente valioso cuando se trata de trans-
ferir caracteres de herencia muy simple, idealmente controlados por un sólo par
de alelos de clara expresión fenotípica. Otra ventaja enorme que ofrece es la posi-
bilidad de operar fuera de estación, y de poder obtener, por tanto, más de una
generación por año; la utilización de marcadores moleculares cercanos al gen que
nos interesa facilitará aún más el proceso (#7.7). Por último, otra ventaja en su uso
es el escaso número de semillas que se necesita, particularmente cuando el carácter
es monogénico (que es la situación ideal), lo que permite realizar los cruzamientos
en cuanto las plantas florezcan y despuntar la planta cuando estemos seguros de
que los ovarios han quedado fecundados.
Veamos a continuación la introducción de un dominante y la de un recesivo. En
todo lo que sigue, se sobreentiende que se opera en condiciones de autofecunda-
ción, sea la especie autógama o alógama. Hablaremos de la introducción de un gen
en una línea pura, aunque nuestro propósito sea, posteriormente, obtener una
variedad. Las figuras 7.1 y 7.2 muestran esquemáticamente ambos procesos. Se
explica con cierto detalle el caso de introducción de un dominante, indicándose tan
sólo los pasos correspondientes en el de un recesivo.
184
EL MANEJO DE GENES CUALITATIVOS Y ALGUNAS TÉCNICAS BÁSICAS
de semilla
se elimina
Fig. 7.1. Retrocruzamiento: introducción de un dominante. [H] y [G] representan los genotipos
de donante y recurrente.
185
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
no segrega: se
elimina
186
EL MANEJO DE GENES CUALITATIVOS Y ALGUNAS TÉCNICAS BÁSICAS
187
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
188
EL MANEJO DE GENES CUALITATIVOS Y ALGUNAS TÉCNICAS BÁSICAS
Puede verse como, sin hacer selección a favor de los genes G, que nos interesa
acumular por ser los del parental que queremos conservar salvo en lo que respecta al
gen a, dichos genes están ya en una respetable proporción en el genotipo de las
plantas R1F1 que se eligen. Los coeficientes 1/4, 3/4, etc., que aparecen en las expre-
siones anteriores son, lógicamente, promedios: son las proporciones de genes que
hereda cada descendiente si todo ocurre al azar. Pero si dentro de los individuos R1
seleccionamos los más parecidos al recurrente (P1), es evidente que conseguiremos
individuos con mayor proporción de genes G que la dada por el puro azar. Convie-
ne, pues, seleccionar a lo largo del proceso para acelerar el mismo. Si se realiza el
programa en condiciones controladas (invernadero, cámara, etc.), la selección no se
realiza en las mejores condiciones como para que estemos seguros del parecido con
el parental recurrente, pero siempre habrá caracteres de fácil observación (formas de
semillas, frutos, hojas, colores, etc.) que nos faculten para elegir las plantas del
retrocruzamiento que tengan más caracteres comunes con el parental recurrente.
Paso 3:
Los individuos elegidos los cruzamos con el recurrente:
Vuelven a escogerse sólo los individuos de flor roja, que se cruzarán de nuevo
con el parental recurrente. Puede verse que al cabo de unas cuantas generaciones, la
proporción de genes H del parental donante es absolutamente despreciable (en el 5º
retrocruzamiento sería de (1/2)6 = 1/64). Y eso sin haber efectuado ninguna selección:
el retrocruzamiento consigue la transferencia de un gen incluso operando «a cie-
gas», esto es, de forma totalmente mecánica. Pero, lógicamente, se acelera el proce-
so si se seleccionan en cada generación los individuos más parecidos al recurrente,
de entre los que lleven la característica a transferir por supuesto. Esa aceleración será
aún más marcada con el uso de marcadores moleculares, como ya se ha dicho.
189
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Final del proceso. Se llega así, pues, a una generación RnF1 cuyos individuos
de flor roja serán:
Rn F1 = [G#] Aa
1
RnF2 = /4[G#] AA + 1
/2[G#] Aa + 1
/4[G#] aa
↓ ↓ ↓
RnF3 = homogénea segrega homogénea
roja rojo/blanco blanca
————— ————————————
se eligen se desechan
queremos obtener:
Línea 3: [G] aa
Los pasos a seguir son como antes:
190
EL MANEJO DE GENES CUALITATIVOS Y ALGUNAS TÉCNICAS BÁSICAS
Paso 1:
cruzamiento 1: P1 : [G] AA × [H] aa : P2
gametos: [1/2 G] A
↓
[1/2H] a
híbrido (F1): [1/2G 1/2H] Aa
Paso 2:
P1 F1
retrocruzamiento 1: [G] AA × [1/2 G 1/2 H] Aa
↓ gametos: [1/2G]A ↓ {1/2 [1/4 G1/4 H]A + 1/2 [1/2 G1/4 H]a}
1
descendencia (R1F1): /2 [3/4G 1/4 H]AA + 1
/2 [1/2 G 1/4 H]Aa
1
simplificando: /2 [G*]AA + 1
/2[G*]Aa)
191
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
192
EL MANEJO DE GENES CUALITATIVOS Y ALGUNAS TÉCNICAS BÁSICAS
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INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Paso 1:
P1 P2
cruzamiento 1: [G] aabb × [H] AABB
gametos: [1/2 G] ab ↓ [1/2 H] AB
1 1
híbrido (F1): [ /2 G /2 H] AaBb
Paso 2 (simplificando las expresiones):
P1 F1
retrocruzamiento 1: [G] aabb × [1/2 G 1/2 H] AaBb
↓ gametos: [1/2 G] ab
descendencia (R1F1): 1/4 [G*] {AaBb +
↓ 1 1
/4 [ /4 G 1/4 H] {AB+Ab+aB+ab}
Aabb+aaBb+aabb}
fenotipos: (1/4 x) AB Ab aB ab
se eligen se desechan
De los individuos R1 (R1F1), nos interesan ahora las plantas que muestren
simultáneamente los caracteres A y B, y seguiríamos con el proceso como antes.
Obsérvese que las plantas que nos interesan son ahora el 25% del total, en lugar del
50% como sucedía en el caso de introducir una sola característica. Hay que conse-
guir, pues, más plantas R1 que antes y, por tanto, realizar un mayor número de cru-
zamientos.
Sin embargo, ésta no es una gran dificultad: los números son aún pequeños
(véase #7.4); para más genes, sin embargo, las proporciones del genotipo que nos
interesa van decreciendo rápidamente (para 3 sería 1/8, etc.) y los números reque-
ridos en plantas y cruzamientos serán mucho mayores. Y aún es mayor la compli-
cación logística; el caso de dos dominantes es el más fácil, pero piénsese en el caso
de un dominante y un recesivo, teniendo que combinar una marcha rápida (como la
de #7.3.1) con una lenta (como la de #7.3.2).
Pero, a pesar de todo, la mayor dificultad estriba en encontrar un donante con
más de una característica deseable. Con dos, todavía, pero con tres, cuatro... Así
pues, en general no será aconsejable realizar la transferencia simultánea; caben
dos posibilidades extremas: la transferencia sucesiva o la transferencia paralela.
Los retrocruzamientos sucesivos van incorporando una tras otra las caracte-
rísticas deseables (las traducciones literales del inglés denominan al método
piramidalización). Puede pensarse que haría falta mucho tiempo para incorporar
4 ó 5 caracteres, pero no ocurre así en la práctica porque cuando se obtiene un
genotipo suficientemente semejante al recurrente, y esto puede ocurrir ya en las
descendencias R2 (= R2 F1), sobre todo si se ha ido realizando selección, puede
comenzarse la introducción del segundo carácter. No se pierde nada: téngase en
cuenta que se va a seguir cruzando con el recurrente cuyos genes irán «expul-
sando» a los no deseados del donante. De la misma manera se procede con las
demás características que se quieren transferir. Es al finalizar la última cuando
debe conseguirse la mayor identidad posible entre la línea obtenida y el parental
recurrente.
194
EL MANEJO DE GENES CUALITATIVOS Y ALGUNAS TÉCNICAS BÁSICAS
195
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
que se puede resolver con toda facilidad con una simple calculadora de mesa.
Por ejemplo, para obtener un homocigoto recesivo aa en la F2 de un cruzamien-
to AAxaa con un 95% de seguridad de obtenerlo (o bien, un 5% de posibilida-
des de no obtenerlo), tendríamos:
p = 1/4 = 0,25 (las probabilidades expresadas siempre respecto a la unidad),
S = 0,95 y, por tanto:
196
EL MANEJO DE GENES CUALITATIVOS Y ALGUNAS TÉCNICAS BÁSICAS
TABLA 7.4
Número mínimo de individuos para conseguir al menos uno con una característica dada,
suponiendo que la probabilidad del suceso es p y el nivel de seguridad elegido es S
S
p Caso típico
95% 99% 99,9%
Retrocruzamiento:
1/2 5 7 10 Simple.
1/4 11 16 24 Dos caracteres (simultáneo).
1/8 23 35 52 Tres caracteres (id).
F2:
1/4 11 16 24 Homocigoto simple (ej. aa).
1/16 47 72 107 Homocigoto doble (ej. aaBB).
9/16 4 6 9 Fenotipo doble dominante (AB)
3/16 15 22 34 Fenotipo Ab o aB.
1/16 47 72 107 Fenotipo doble recesivo ab.
1/64 191 293 439 Homocigoto triple (ej. AAbbCC).
27/64 6 9 13 Fenotipo triple dominante ABC.
1/256 766 1.177 1.765 Homocigoto cuádruple (ej. AABBCCDD).
81/256 8 12 19 Fenotipo cuádruple dominante ABCD.
197
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
F3 de las F2 elegidas: las que no segreguen para ninguno de los cuatro caracte-
res han de ser forzosamente AABBCCDD. Si no hay ninguna, elíjanse
las líneas F3 que segreguen para un carácter, p. ej., el B/b, que serán ya
homocigóticas para los otros tres (genotipos, por tanto: AAB?CCDD) y
que estarán constituidas por:
fenotipos: (x1/4) { 3 ABCD + 1 AbCD }
se eligen se desechan
▲
__________________________________
genotipos: 1 AABBCCDD + 2 AABbCCDD
↓ ↓
F4 (sólo de las F3 elegidas): no segregan segregan 3B/1b
se eligen se desechan
(2n-1 – 1)k
Phet = 1 – [7.2]
2n – 1
198
EL MANEJO DE GENES CUALITATIVOS Y ALGUNAS TÉCNICAS BÁSICAS
100
75
homocigotos 50
25
0
1 2 3 4 5 generaciones de
autofecundación
Fig. 7.3. Aumento de la homocigosis con la autofecundación según el número de loci considerados.
199
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
200
EL MANEJO DE GENES CUALITATIVOS Y ALGUNAS TÉCNICAS BÁSICAS
semillas o
reserva de:
Año partes vegetativas
R R
1 2 3 4 5 6 7 8
Ensayo de evaluación
2
R: Rechazada
S: Seleccionada
R S S S S S R S
Mezcla equilibrada
Fi I
201
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
202
EL MANEJO DE GENES CUALITATIVOS Y ALGUNAS TÉCNICAS BÁSICAS
Cromosomas
A M
a m
Extracción de ADN
Plantas aa
203
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
gametos producidos
(1 – p) p (1 – p)2 p (1 – p) (1 – p) p p2
0,1 ,
= 0.1 ,
= 0.01 , ,
(1) En la práctica, este valor es cero, porque en distancias pequeñas
la doble recombinación es imposible.
Fig. 7.6. Posibilidad de error en la selección facilitada por uno y dos marcadores con objeto
de seleccionar el carácter a. Se supone la misma distancia p entre el locus A/a y ambos marcadores.
204
EL MANEJO DE GENES CUALITATIVOS Y ALGUNAS TÉCNICAS BÁSICAS
laboratorios de referencia, cosa que, por ahora, no se ha resuelto por las autorida-
des correspondientes.
De la misma manera, también se pueden identificar razas de todo tipo de orga-
nismos productores de enfermedades y plagas, problema particularmente penoso
con las técnicas actuales (#18.4.3).
205
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Donante Recurrente
[HR1 R2 ... Rnrn] mam’ mam’ × [Gr1 r2 ... rn] MAM’ MAM’
[HGR1r1 R2r2 ... Rnrn] MAM’ mam’ [Gr1 r2 ... rn] MAM’ MAM’
[GR3r1r3 ... Rnrn] MAM’ mam’ [Gr1 r2 ... rn] MAM’ MAM’
[G] aa
Fig. 7.8. Retrocruzamiento acelerado por selección de marcadores mm´del gen a y de marcadores
r1 r2 r3 … rn del genotipo recurrente.
206
EL MANEJO DE GENES CUALITATIVOS Y ALGUNAS TÉCNICAS BÁSICAS
207
8
Mejora de autógamas
Muchos de los grandes cultivos actuales (trigo, cebada, arroz, soja, avena,
sorgo, etc.) son especies que se reproducen por autofecundación. Aquí considera-
remos que ésta es total, es decir, que no existe la menor proporción de fecundación
cruzada. Esta es la norma en muchos casos, pero la Naturaleza siempre deja un res-
quicio por el que la especie pueda formar nuevas combinaciones de forma natural:
se producen cruzamientos accidentales en muy pequeñas proporciones, bien por-
que a causa de un golpe de calor se abren las flores antes de fecundarse, facilitando
la llegada de polen de fuera, bien porque existan genes que faciliten la apertura de
la flor antes de tiempo, o por cualquier otra causa ambiental o genética. De ahí la
necesidad de conservar las características de la variedad una vez obtenida, elimi-
nando los «bastardeos» que suelen ocurrir esporádicamente incluso en las especies
más estrictamente autógamas.
209
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
210
MEJORA DE AUTÓGAMAS
Año
1 Selección
Selección
2
211
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
inútil seleccionar dentro de líneas, pues cada una es una auténtica línea pura y, por
tanto, todos sus individuos tienen el mismo genotipo.
Las líneas seleccionadas se siembran el año siguiente en surcos o pequeñas
parcelas y vuelve a repetirse la selección de las mejores (se repite una vez más que
es absurdo elegir dentro de una misma línea). Así se prosigue durante varias gene-
raciones (Fig. 8.2). En el momento en que se disponga de suficiente cantidad de
semilla debe sustituirse la selección puramente subjetiva que hasta ahora ha reali-
zado el mejorador por un criterio más objetivo: éste no es otro que el resultado de
disponer el campo de selección con al menos dos repeticiones de cada línea, lo cual
nos permitirá disminuir la influencia del ambiente en nuestros datos. Más adelante,
con menos parcelas que manejar y más semilla de cada una, deben diseñarse
microensayos con varias repeticiones y, si lo permite la cantidad de semilla, en
varios lugares. Al final del proceso, con sólo algunas líneas puras ya, se deben rea-
lizar pruebas estadísticas con varias repeticiones y en distintos lugares para decidir
con cual o cuáles de ellas deben iniciarse el proceso de registro.
Como cada uno de los individuos de que hemos partido es homocigótico para
todos los caracteres, se obtienen así variedades líneas puras, de máxima homoge-
neidad genética, lo que conlleva una buena serie de ventajas derivada de la unifor-
midad y otra serie de inconvenientes, consecuencia de la homogeneidad para
caracteres indeseables, tales como la susceptibilidad a plagas y enfermedades.
Todos los individuos serán, pues, igualmente valiosos pero también igualmente
todos ellos mostrarán los mismos defectos.
Algunas observaciones prácticas, válidas para cualquier tipo de selección:
a) En las primeras generaciones, la selección se hace «a ojo» por el mejora-
dor, basándose en su experiencia y en el conocimiento de la especie. No es
posible hacerlo de otra manera a causa del alto número de líneas que se
manejan.
b) En dicha fase, el progreso será tanto más rápido cuanto más alta sea la
heredabilidad del carácter que interesa. Pero ese no es el caso común: el
rendimiento, que es el más clásico carácter en selección, la tiene baja y
aún muy baja.
c) Consecuentemente, si la heredabilidad es alta se podrá elegir un número
bajo de plantas: bastarán algunos cientos y aún menos si la heredabilidad
es muy alta (si el carácter está controlado por pocos genes, con unas
docenas podría bastar, como hemos visto en #7.5). Pero normalmente
habrá que partir de varios miles de plantas de la raza local con la que se
comienza.
d) En caso de heredabilidad baja, debe tenerse en cuenta que, al ser baja la
correlación entre genotipo y fenotipo, buenas apariencias pueden encubrir
malos genotipos y viceversa: no tiene sentido, pues, elegir las mejores
plantas en la población inicial; sí lo tiene, evidentemente, no elegir las
plantas manifiestamente enfermas o con defectos. El número a elegir
depende también, como es lógico, de la variación inicial de la población:
si ésta es muy uniforme, es absurdo quedarse con un gran número de plan-
212
MEJORA DE AUTÓGAMAS
Año
de planta a surco
3 Incremento de semilla
4 Ensayos
comparativos
Ensayos en
5 diferentes
ambientes
6 Variedades al Registro
tas (de una línea pura bastaría elegir una sola); si es, por el contrario, enor-
memente variable, lo que suele suceder en poblaciones auténticamente
primitivas, deben tomarse muestras de todos los tipos presentes. No hay
recetas: sólo la experiencia del mejorador puede servir de guía.
e) Si se parte de varios miles de plantas habrá otras tantas líneas en la
213
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
214
MEJORA DE AUTÓGAMAS
Año
1 Distribución
en parcelas
215
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Hay que utilizarlos cuando las razas locales no nos dan por simple selección la
línea con los caracteres deseados. Para caracteres cualitativos debe seguirse lo
explicado en el capítulo 7, bien sea para introducir una o varias características por
retrocruzamiento (#7.3) o para obtener nuevas combinaciones génicas mediante
cruzamientos complementarios o transgresivos (#7.2). Recuérdense particularmen-
te las ventajas de la selección en dos etapas en el caso de manejar varios genes
simultáneamente (#7.5).
Todo lo que sigue se refiere, pues, a caracteres cuantitativos. Como se ha dicho
más arriba (#8.1), la necesidad de introducir cruzamientos es que con la selección
simple podemos identificar el mejor de los genotipos existentes en la población,
pero no el genotipo deseado. Hemos de cruzar entonces dos o más líneas entre sí
para buscar la presencia simultánea de dos o más caracteres mediante cruzamientos
complementarios (por ejemplo, partiendo de una variedad de alto rendimiento y
ciclo largo y de otra de bajo rendimiento y precoz, conseguir una muy productiva y
precoz), o una expresión superior o inferior de un sólo carácter por medio de cru-
zamientos transgresivos (p. ej., partiendo de dos variedades de tamaño medio de
grano obtener otra variedad de grano mayor).
La idea fundamental es la siguiente: ya que en la población de partida no
hemos encontrado el genotipo que queremos, deseamos formar artificialmente,
por medio de los cruzamientos adecuados, una población tal que se encuentren
presentes en ella los caracteres que queremos combinar. Una vez formada dicha
población, en principio no hay más que seguir los pasos señalados en (#8.2), pues-
to que se trata ahora simplemente de identificar el genotipo adecuado. Hay, sin
embargo, una diferencia: en el caso explicado en (#8.2.2) (esto es, sin cruzamien-
to), los individuos son homocigóticos y de ellos se obtienen directamente líneas
puras, que no hay más que multiplicar para conseguir una nueva variedad. Pero al
realizar un cruzamiento, los individuos resultantes del mismo son heterocigóticos
y, por tanto, de ellos no deriva directamente una línea pura.
Ahora bien, sabemos (#2.10.1 y #5.6) que las autofecundaciones sucesivas ter-
minan produciendo un homocigoto total al cabo de un número de generaciones que
depende fundamentalmente del número de genes implicados. Así pues, la pobla-
ción artificial que hemos formado con nuestro cruzamiento terminará convirtién-
dose en una población compuesta por individuos altamente homocigóticos.
De esa idea general nacen los dos métodos básicos en la mejora de autógamas
con cruzamiento: son los llamados masal y genealógico, que se pueden combinar
produciendo un buen número de métodos mixtos.
Antes de pasar a su descripción, conviene decir que el cruzamiento inicial
puede ser simple (cruzamiento de dos líneas A × B) o múltiple ([A×B] × C, [A×B]
× [C×D], etc.) Lo esencial es formar un conjunto de individuos tal que permitan la
combinación génica que deseamos. En la mejora del trigo en el siglo XX, los cruza-
mientos múltiples proporcionaron dos «saltos» cruciales: uno, desde 1913 y hasta
216
MEJORA DE AUTÓGAMAS
la mitad del siglo, con los trigos italianos de Strampelli, y otro, desde 1946, con los
trigos CIMMYT en Méjico. Strampelli partió del cruzamiento
217
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
cionales como el Banco Mundial, la FAO, etc., poco después (ICARDA, ICRISAT,
CIAT, CIP, etc.) fue un rotundo éxito técnico, como también lo fue su consecuencia
en la producción de alimentos.
F1
F6
F20-30
Selección
218
MEJORA DE AUTÓGAMAS
219
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
220
MEJORA DE AUTÓGAMAS
221
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Parental A × Parental B
F1
plantas
F2 espaciadas
Selección entre y
F3 dentro de fila
F4
Selección entre y
dentro de fila
F6-7
Genearcas
F8
Ensayos
comparativos
Nuevos
Eliminación ensayos
comparativos
Multiplicaciones
Variedad 1 Variedad 2
Semilla comercial
Fig 8.5. Esquema del método genealógico.
222
MEJORA DE AUTÓGAMAS
esfuerzo inútil mantener familias muy parecidas entre sí, por lo que a partir de un
cierto momento, dependiendo de la homogeneidad fenotípica a juicio del mejora-
dor (normalmente, la tercera o cuarta generaciones de autofecundación), se elige
una sola planta por línea o familia y así se sigue hasta alcanzar homogeneidad
fenotípica.
Se puede ganar tiempo comenzando los ensayos comparativos en fase tempra-
na (incluso F4) utilizando para ellos la semilla de las plantas no seleccionadas de
las familias elegidas, información que ayuda al simple criterio visual del mejora-
dor. La selección conviene hacerla en las condiciones en que se va a utilizar la
variedad. Puede multiplicarse una generación de cada dos fuera de estación si se
puede, pero sin seleccionar en ella, lo que vale solamente para llegar antes a un
nivel aceptable de homocigosis.
Cabe señalar una serie de aspectos prácticos de interés, además de los señala-
dos en #8.2.2 y #8.3.1:
a) La selección debe ser suave o drástica, como siempre, dependiendo de la
heredabilidad del carácter: mientras mayor sea, antes y más fuertemente
podremos seleccionar, ya que estaremos más seguros de que los buenos
fenotipos se deben a buenos genotipos y no al ambiente.
b) En F4 debe realizarse eliminación drástica de familias para pasar a F5.
c) La heterogeneidad dentro de cada familia a partir de la F5 debe ser ya míni-
ma; la densidad de siembra puede ser alta a partir de ese momento, pues
sólo se va a realizar selección entre familias y ya no más dentro de ellas. Si
todavía no hay suficiente homogeneidad, lo que puede suceder en cruza-
mientos complejos, se retrasa este momento a otra generación posterior.
d) Los primeros microensayos estadísticos deben realizarse tan pronto como
se pueda; la F4 suele ser la primera generación que los permiten, utilizando
para ello las plantas no seleccionadas. Incluso las plantas F3 no selecciona-
das han podido servir para ello.
e) Se tendrá una mayor fiabilidad en la estimación si dichos microensayos se
realizan en diferentes ambientes, ya que se dispondrá de mayor número de
datos para estimar los efectos ambientales y las interacciones genotipo-
ambiente.
La experiencia demuestra que de algunos cruzamientos derivan muchas buenas
variedades y de otros ninguna. Sería ideal realizar una evaluación precoz entre cru-
zamientos, pero los datos experimentales son contradictorios: no parece poder
deducirse en fases tempranas cuáles van a ser buenos cruzamientos y cuáles no.
A pesar de las claras ventajas del método (pues combina las selecciones intra e
interfamiliar) y de sus excelentes resultados, se le achaca el realizar la selección
sobre plantas aisladas (es decir, separadas entre sí); durante el proceso de selección
genealógica, en efecto, las plantas no están en las condiciones en que van a ser
sembradas por el agricultor, cosa que no sucede en el método masal antes visto, por
lo que puede que no se esté seleccionando el genotipo ideal. La práctica, sin
embargo, ha reducido al mínimo esta crítica, pues con el método genealógico se
han conseguido las mejores variedades de especies autógamas durante los dos pri-
223
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
meros tercios del siglo XX, y si ha sido sustituido en la actualidad, lo ha sido con
métodos que de él derivan.
P1 × P2
F1
INVERNADERO
F2
F3
F8-10
Planta a línea
Evaluación y selección
CAMPO
Evaluación y selección
224
MEJORA DE AUTÓGAMAS
225
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Parental A × Parental B
F1
F2
F3
F4
Multiplicación
F5 F6 Ensayos en distintas
localidades y selección
F7 F10
Por su flexibilidad, los métodos mixtos son los favoritos de los mejoradores
actuales y de los grandes Centros Internacionales de investigación agraria. Se
puede disponer de gran cantidad de semilla desde generaciones tempranas, lo que
permite realizar la selección sobre el mismo material original en distintos ambien-
tes, consiguiéndose así variedades que, teniendo la misma constitución genética
básica, están adaptadas a distintas zonas agrícolas.
226
MEJORA DE AUTÓGAMAS
mos de ver. Son métodos propios de un programa maduro, con una idea clara del
ideotipo que se quiere conseguir. El masal tiene la ventaja del bajo coste, y es ideal
en el caso de que no se disponga de grandes recursos humanos o materiales. No por
ello es peor, ni mucho menos: se ejerce menos control sobre el material en vías de
selección, pero eso es todo: es mucho más flexible que el genealógico puro. Éste
permite un conocimiento casi perfecto del material en cualquier etapa del proceso,
pero exige gran cantidad de tiempo, no sólo en número de años sino cada año por
el gran trabajo que requiere. Es lógica su sustitución por los métodos mixtos, que
ofrecen toda la flexibilidad del masal junto con la garantía de una primera fase de
selección genealógica.
227
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Líneas iniciales
Por retrocruzamiento
con [G]
Mezcla equilibrada
Variedad multilínea
228
MEJORA DE AUTÓGAMAS
P1 x P2
Cultivo artificial de granos de
polen o de microsporas
F1
Plantas haploides
(n cromosomas)
Formación de tejidos
con 2n cromosomas
Transferencia a macetas
sobre el material. Pero tal desventaja es aparente por la inmensidad del número de
líneas puras que se puede conseguir en una sola generación.
Sin embargo, las líneas puras obtenidas hasta ahora por este método no han
dado resultados comparables al método clásico hasta el presente, pero los dará con
seguridad en cuanto el volumen de líneas puras dobles haploides obtenidas sea
suficiente. Téngase en cuenta que se lleva un siglo obteniendo líneas puras por los
métodos clásicos y sólo unos pocos años por cultivo de anteras.
229
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
8.4.5. Transgenia
Las líneas actuales de la mejora de autógamas incorporan, como es lógico, las
técnicas de ingeniería genética. De entre las especies que han suministrado las pri-
meras variedades transgénicas están la soja y el tomate. De tomate fueron las pri-
meras variedades transgénicas entregadas a los agricultores tras incorporárseles
genes de resistencia a virus. Fue, asimismo, obra de mejoradores chinos.
También en tomate se consiguió una variedad de maduración tardía por medio
de la inserción de una secuencia antisentido que bloquea la síntesis de una de las
enzimas responsables de la descomposición del fruto en la madurez. En cierto sen-
tido no es transgénica, pues se utilizó el mismo gen del tomate pero transformán-
dolo de tal forma que se lee en dirección contraria a la natural por las ARN poli-
merasas. Fue el primer producto alimenticio transgénico comercializado. Es,
también, una de las especies apropiadas para hacer de «biofactoría», es decir, para
producción de compuestos diversos costosos de obtener por la vía usual en la
industria (p.ej., tomates con alto contenido en flavonoles para uso en medicina).
Asimismo, es una de las primeras plantas en haber sido modificada en el cloroplas-
to (ver cap. 17).
La soja, a su vez, ha recibido genes de resistencia a herbicidas (en especial,
hasta el momento actual, glifosato) y de resistencia a insectos. Es, por ahora, el cul-
tivo transgénico más cultivado en el mundo.
El arroz ha recibido un gen de resistencia al «barrenador» y dos genes de ceba-
da que lo hacen tolerante a la carencia férrica (un problema en suelos alcalinos),
pero, sobre todo, varios genes (todo un sistema: se ha modificado una ruta metabó-
lica completa) que permiten incrementar el contenido en beta-caroteno, lo que
faculta una mayor síntesis de provitamina A, necesaria para una correcta formación
de los pigmentos oculares. Este arroz, llamado «arroz dorado» por su ligero color
amarillo, no está destinado al mercado de los países desarrollados, sino principal-
mente al asiático, donde cada año más de medio millón de niños nacen ciegos o
con graves problemas en la visión debido a la carencia en provitamina A. A pesar
de todo, la protesta ecofundamentalista niega el derecho a su entrega a los agricul-
tores asiáticos.
230
MEJORA DE AUTÓGAMAS
231
9
Alógamas: variedades
población
233
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
líneas puras escogidas como luego se verá, no mezclándolas sino haciendo que no
tengan más remedio que cruzarse entre sí produciendo siempre el mismo híbrido,
estaremos obteniendo variedades híbridas o híbridos comerciales. El problema, en
estos casos, estriba en la elección no de las buenas plantas sino de las líneas puras
convenientes.
R = kh2S [9.1]
234
ALÓGAMAS: VARIEDADES POBLACIÓN
VG + VM = VA + VD + VM
el bajo valor puede ser debido al ambiente, y entonces hay que utilizar métodos y
diseños que disminuyan su influencia todo los posible, o a la dominancia, en cuyo
caso elegiremos en principio métodos de selección familiar.
Como regla general, las respuestas son mayores en los métodos combinados (p.
ej., selección simultánea entre y dentro de familias) que en los simples, y en los que
hay separación de generaciones de selección y recombinación que en los que no.
Pero la respuesta exacta depende de las condiciones concretas del método y de
como se lo lleva a la práctica.
235
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
AÑO
1
b1
3 b2
Fig. 9.1. Selección masal en alógamas. b1 y b2: transplante de las elegidas o eliminación de las no
seleccionadas (opción aquí representada). La respuesta es más rápida en el caso (b).
236
ALÓGAMAS: VARIEDADES POBLACIÓN
Inflorescencias
autofecundación
en polinización libre
Selección y autofecundación
de n plantas
1 2 3 n 1 2 3 n
Fig. 9.2. Selección con doble evaluación de descendencia, normal (Fig. 7.4) y autofecundada.
237
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
238
ALÓGAMAS: VARIEDADES POBLACIÓN
HC-2
HC-1
1 2 3 200
2.o año ensayos
Información
Seleccionar Mezcla
20-40 famlias equilibrada
2 años/ciclo
239
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Siembra por
familias
etc.
Fig. 9.4. Selección intrafamiliar.
Análisis
Siembra
240
ALÓGAMAS: VARIEDADES POBLACIÓN
241
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Autofecundación
En polinización libre
Año
Generación de
selección
1
Información
1 2 3 n
mezcla equilibrada
2
3 Generación de
recombinación
242
ALÓGAMAS: VARIEDADES POBLACIÓN
243
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
244
ALÓGAMAS: VARIEDADES POBLACIÓN
245
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Teniendo en cuenta que a las poblaciones parcialmente alógamas hay que apli-
carles sus propias ecuaciones de equilibrio (#5.8-9 y #5.11.5-6), se comprenderá
intuitivamente que los parámetros genéticos (varianzas genéticas, heredabilidad,
etc.) a que se ha hecho referencia hasta ahora también muestran aspectos peculia-
res en este caso. Por consiguiente, también se ve afectada la expresión de la res-
puesta a la selección; el parámetro propio de éstas poblaciones, esto es, el coefi-
ciente de consanguinidad (o la tasa de alogamia: #5.9) es una nueva variable
inexistente en las poblaciones panmícticas cuya mejora acabamos de estudiar.
Puede demostrarse que sólo en el caso en que el carácter no presente dominancia
son aplicables las expresiones matemáticas obtenidas para las poblaciones total-
mente alógamas.
La Tabla 9.7 muestra, a título informativo para aclarar lo dicho, algunas dife-
rencias en parámetros genéticos entre poblaciones total y parcialmente alógamas;
se utilizan los mismos símbolos que se han utilizado en los temas anteriores de
poblaciones alógamas, y para un par de alelos A y a de frecuencias respectivas p y
q, y siendo α = d + h (q – p):
246
ALÓGAMAS: VARIEDADES POBLACIÓN
TABLA 9.7
Panximia Alogamia parcial
247
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
puestas por una mezcla permanente de híbridos, que manifestarán vigor híbrido, y
de individuos consanguíneos, con la consiguiente disminución de vigor. Por ello, la
variabilidad interna de una población parcialmente alógama es mayor que la de una
estrictamente alógama (como se ve bien, por otro lado, en la Tabla 9.7), que está
bien tamponada a causa del equilibrio panmíctico. Las variaciones en la tasa de
alogamia, que pueden ser debidas a efectos puramente ambientales (por ejemplo,
tratamiento con insecticidas que reduzcan o eliminen la fauna polinizadora), con su
repercusión en el coeficiente de consanguinidad y, por ende, en la estructura de la
población, hace que las poblaciones que aquí tratamos puedan ser inestables tam-
bién a lo largo del tiempo debido a la deriva genética (#5.11.5), con los problemas
lógicos de estabilidad que se derivan para el registro de variedades (cap. 21).
A pesar de todo ello, tales poblaciones son perfectamente manejables por el mejo-
rador con el único cuidado de tener en cuenta siempre los niveles de alogamia en que
se mueve (recuérdese, además, que toda población alógama estricta puede verse en
condiciones en que se comporte como parcialmente alógama: #5.2). Tampoco debe
olvidar trabajar con un mayor número de individuos que en el caso de la alogamia
total, debido a la relación existente entre consanguinidad y número efectivo. Y, por
último, no debe olvidarse de estimar los componentes genéticos de su material.
Las tasas de alogamia pueden ser muy variables entre y dentro de especies,
dependiendo de factores genotípicos y, sobre todo, ambientales, por lo que no es
útil dar cifras como referencia; la cercanía de una colmena o de una simple planta-
ción de frutales puede hacer aumentar su valor significativamente, lo que puede ser
aprovechado en la práctica agrícola, como se hace, por ejemplo, por los producto-
res americanos de semilla de alfalfa o por los de semilla híbrida comercial de gira-
sol. Debe repetirse que, aún en especies tenidas y manejadas como totalmente
autógamas o alógamas, pueden darse casos en que la tasa de alogamia aumente en
el primer caso o descienda en el segundo lo suficiente como para que el mejorador
deba tenerlo en cuenta, aunque no sea más que para evitar riesgos de bastardeo o
deriva genética respectivamente. En todo caso, entre al menos un 10% y un 70% de
alogamia, debe considerar que su material es en verdad parcialmente alógamo,
evitando la tentadora identificación práctica con autógamas o alógamas estrictas,
identificación que le permitiría un trabajo tan fácil como incorrecto.
Puede aplicarse cualquier procedimiento de plantas alógamas (selección masal,
sintéticos, híbridos) con el cuidado de estimar los parámetros genéticos teniendo
en cuenta que existe consanguinidad y que, por tanto, la heredabilidad y la res-
puesta a la selección no son, en general, las mismas deducidas para poblaciones
alógamas. Sí lo son en el caso en que el carácter en selección muestre muy alta adi-
tividad (= no dominancia). Como este es el caso ideal en plantas alógamas a causa
de la máxima respuesta que se obtiene, es obvio que en este caso también es válida
la selección masal, individual o con cualquiera de sus modalidades.
La selección recurrente, alternando generaciones de autofecundación con otras
de polinización abierta, es totalmente recomendable, ya que son especies que se
pueden autofecundar con facilidad. La autofecundación puede practicarse en jaulo-
nes provistos de malla protectora de insectos polinizadores, o con aisladores de
248
ALÓGAMAS: VARIEDADES POBLACIÓN
9.8. Transgenia
Una de las primeras especies en ser mejoradas por ingeniería genética fue el
maíz, asimismo uno de los cultivos que más superficie tiene de variedades transgé-
nicas; los caracteres introducidos en variedades comerciales han sido resistencia a
herbicidas y a insectos; el «taladro» fue siempre un desafío constante para los
mejoradores, que sólo pudieron conseguir pequeños avances contra la plaga. El
carácter Bt, de Bacillus thuringiensis, ha supuesto una innovación que tiene todas
las ventajas posibles: eficaz en lo agronómico y limpio en lo ecológico. La trans-
formación se ha hecho en líneas puras para la obtención de híbridos comerciales
(#12.7), como en el caso de la remolacha.
También lo han sido la colza (#12.7), girasol y melón, aunque estos dos últimos
no han sido aún comercializados.
Como en otros grupos de plantas, muchas otras variedades están a la espera de
que finalicen los obstáculos políticos e ideológicos que se oponen a las modifica-
ciones vía ingeniería genética.
249
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
250
10
Las líneas puras en la mejora
de alógamas
251
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
252
LAS LÍNEAS PURAS EN LA MEJORA DE ALÓGAMAS
12345678
Año 0 Año 1
Selección entre
S0 líneas autofecundadas
de 1-3 plantas por
familia hasta unas 500
500 plantas
plantas
S1
Año 2
Selección entre
líneas autofecundadas
S2 de 1-3 plantas por
familia hasta unas 200
plantas
Año 7-8
20-30 familias
S7-S8 que se autofecundan
253
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Está descrito en #8.4.3 para autógamas (Fig. 8.9), pero no hay ninguna diferen-
cia con el caso de alógamas, siendo igualmente válida la observación de que, hasta
ahora, las líneas puras obtenidas por este procedimiento no han tenido mucho
éxito en la formación de híbridos, pero es, evidentemente, una cuestión de tiempo
como ya allí se apuntó.
Sea cual sea el procedimiento de obtención, las líneas puras han de ser mante-
nidas autofecundando un cierto número de plantas en cada generación, en función
de las necesidades del mejorador. Cuando el número de generaciones de autofe-
cundación es alto, se mantienen en masa, sin necesidad de autofecundar, sembrán-
dolas en parcelas aisladas para evitar la llegada de polen extraño, como se hace en
la práctica comercial para la obtención de híbridos. En estos casos, hay que seguir
los pasos que se verán en el capítulo 21 para la selección conservadora y produc-
ción de semilla certificada.
254
LAS LÍNEAS PURAS EN LA MEJORA DE ALÓGAMAS
10.5.1.1. Policruzamiento
El policruzamiento exige un diseño cuidadoso para conseguir que cada línea
pura esté estadísticamente rodeada, en el conjunto de toda la parcela de ensayo, por
todas las demás en igualdad de proporciones, con objeto de que la semilla recogida
sobre una concreta haya estado producida por una mezcla equilibrada del polen de
todas las restantes. Para conseguirlo hay que colocar numerosos individuos de cada
línea pura en la parcela, realizando el diseño con números aleatorios (Fig. 10.2).
Como mínimo, el número de veces que cada una de ellas tiene que estar sembrada
en la parcela de ensayo debe ser el doble del número de líneas puras cuya ACG se
desea conocer, con objeto de garantizar en lo posible el que cada una de ellas tenga
a su lado, en promedio, dos individuos de cada una de las demás (si el número de
repeticiones fuera igual al de líneas puras, la aleatoriedad del diseño podría hacer
que algunas no recibieran polen de todas). Sería, pues, más fácil de realización con
un pequeño número de líneas puras, pero entonces no tendríamos buenas estima-
ciones de la ACG, pues el número de genotipos representado sería bajo, y la ACG,
recuérdese, debe medir la capacidad general de formar híbridos. Por ello, el poli-
255
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
ACG
256
LAS LÍNEAS PURAS EN LA MEJORA DE ALÓGAMAS
Semilla recogida en
cada línea
257
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
258
LAS LÍNEAS PURAS EN LA MEJORA DE ALÓGAMAS
Generación de
selección
Año 4
Año 0
Reserva
1 2 3 4 5 ... n
Año 1
Prueba de ACG-ACE 3 5
Mezcla
tester
información equilibrada
Año 2 Estimación de
ACG o ACE Año 3
Generación de
recombinación
Año 3
Año 0 tester x
(manual)
Reserva
1 2 3 4 5 ... n
Año 1
3 5 12
Mezcla
información equilibrada
Prueba de ACG-ACE
Estimación de
ACG o ACE Año 2
Generación de
recombinación
Las poblaciones que siguen este proceso tienen no pocas analogías con varie-
dades sintéticas como veremos en #11.6-7.
259
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
260
LAS LÍNEAS PURAS EN LA MEJORA DE ALÓGAMAS
Ciclo 1
A tester de B
0 B tester de A
A×B B×A
Pruebas de AC
de A con B de B con A
Reserva
autofecundada
Generación
2 de
Recombinación
Ciclo 2
3 Generación
de Selección
reiniciar ciclo 1
261
11
Variedades sintéticas
263
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Una vez conocidas las ACG de un buen número de LP que hayamos elegido
como candidatas a parentales de la VS que queremos obtener, formamos ésta con
las k líneas de valores más altos de ACG (cuánto es k lo veremos enseguida), mez-
clándolas directamente en un campo aislado (generación Sk,0) para que se crucen
libremente entre sí produciendo todas las combinaciones híbridas posibles; esa
semilla da lugar a la siguiente generación, compuesta obviamente por plantas
híbridas entre las líneas puras (generación Sk,1) que también se deja en polinización
abierta en aislamiento. La siguiente generación (Sk,2) es el resultado del cruzamien-
to en todas direcciones de todas las combinaciones híbridas posibles; las semillas
se han formado mediante combinaciones de gametos totalmente al azar. La Sk,2 es,
pues, una población panmíctica en equilibrio en tanto no hagamos selección en
ella. Todas las generaciones siguientes serán idénticas a ella, pues las frecuencias
génicas se mantienen constantes como vimos en #5.7. Se supone que las LP no se
autofecundan o lo hacen en proporción despreciable, esto es, estamos en condicio-
nes de estricta alogamia.
Así pues, una vez sepamos la producción de dicha generación Sk,2 sabremos
cuál va a ser la de todas las generaciones sucesivas. Esto es importante, pues aun-
que el mejorador puede dar por obtenida la VS en la generación Sk,2, el productor
de semilla no ha terminado su trabajo. En efecto, la cantidad de semilla que tene-
mos en ese momento es muy pequeña; hay que multiplicarla durante varias genera-
ciones hasta obtener una masa de semilla que permita un precio razonable (más
alto que el de una variedad-población y más bajo que una variedad híbrida).
La ventaja es que el rendimiento en esas generaciones avanzadas sigue siendo
el mismo que en la Sk,2. Es ésta, pues, la que utilizamos para averiguar el número k
óptimo. Para ello se debe emplear la llamada fórmula de Wright:
en la que Hi es el valor medio de los i híbridos formados entre las k líneas parenta-
les [i = k (k – 1)/2] que van a formar la VS (esto es, de todas las F1 posibles entre
ellas) y Pk es el valor medio de dichas líneas parentales («valor medio» se refiere,
264
VARIEDADES SINTÉTICAS
lógicamente, al carácter por el que formamos la VS, que suele ser el rendimiento
en grano, forraje, etc.).
Obsérvese que Hi es el valor máximo que puede alcanzar la VS, pues el valor
medio de las LP parentales (Pk) será como máximo igual al valor medio de los
híbridos entre ellos (Hi).
La manera correcta de operar es la siguiente:
1. Se elige, por sus características agronómicas, un número adecuado de lí-
neas puras de las que se estiman sus ACG.
2. Se obtienen (manualmente; pueden utilizarse insectos polinizadores en las
especies entomógamas) todos los híbridos simples entre las líneas puras
anteriores. Puede verse que esto es ya una limitación al número manejable
de líneas.
3. Se valoran las LP y sus híbridos en las mismas condiciones ambientales.
4. Se aplica la fórmula de Wright para estimar el valor (rendimiento) de Sk,2.
Para ello se ordenan las LP por sus valores de ACG de mayor a menor y se
forman en el papel variedades sintéticas con las tres primeras LP, luego
con las cuatro primeras y así sucesivamente, calculando en cada caso el
valor de Sk,2. Aquella VS que dé el mayor valor es la que debemos formar,
multiplicar y vender. Para ello se procede así:
4a. Se forma la VS teórica con las tres LP de mayor ACG; sean A, B y C.
Se calcula la media P3 de las tres líneas. Se calcula asimismo la media
de todos los híbridos posibles entre ellas, AB, AC y BC (todos estos
datos se han obtenido ya; véase arriba, punto 3); como son tres, la
representaremos por H3. k es obviamente 3. Con todo ello calculamos
el valor teórico de esta hipotética VS3 por medio de la fórmula [9.1]:
será S3,2.
4b. Se hace lo mismo con las cuatro LP de mayor ACG, A, B, C y D y
con sus híbridos simples, que serán ahora seis: AB, AC, AD, BC, BD,
CD. Los valores que necesitamos son las medias P4 y H6 que, con
k = 4, nos dará S4, 2.
4c. Así se procede con las cinco, seis... primeras LP en cuanto a sus
ACG, aplicándose sucesivamente la fórmula de Wright para P5, H10,
k = 5; P6, H15, k = 6, etc., obteniéndose S5,2, S6,2, etc.
4d. Se representan en un gráfica (Fig. 11.1) los valores obtenidos, en la
que se puede observar normalmente un crecimiento de los valores Sk,2
a medida que aumenta k; esos valores se estabilizan (dentro de unos
ciertos límites) para un intervalo del número de líneas parentales,
decreciendo a continuación.
4e. Si el valor máximo se tiene en una meseta para valores de k de 4 a
6, por ejemplo, la VS la podemos formar con las 4, las 5 o las 6
primeras líneas puras. En casos como éste debe elegirse el número
mayor de k, no necesariamente el que haya dado el rendimiento
máximo dentro de esa meseta. La razón la veremos a continua-
ción.
265
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
60
50
Rendimiento
40
30
20
10
3 4 5 6 7 8 9 10
Número de parentales
(orden establecido por ACG)
Fig. 11.1. Estimación del número de parentales para una variedad sintética.
266
VARIEDADES SINTÉTICAS
F = (1 + F0)/(2k)
267
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Una vez que se ha decidido cuáles van a ser la líneas parentales debería partir-
se de una mezcla formada por todos los híbridos entre ellas, que habrá que haber
obtenido para el proceso de evaluación y aplicación de la fórmula [11.1]. Se le
puede dejar esta labor a la Naturaleza, sobre todo si la especie es fuertemente aló-
gama, mezclando las líneas parentales en iguales proporciones y favoreciendo las
condiciones de polinización. Todo ello, claro está, e igual que lo que sigue, en con-
diciones de aislamiento de otras fuentes de polen de la misma especie.
No queda ya más que multiplicar la población así obtenida, que alcanzará su
equilibrio panmíctico en la generación siguiente (esto en el caso de especies diploi-
des totalmente alógamas; en las poliploides el equilibrio se alcanza más lentamen-
te). Después de algunas generaciones de multiplicación se comercializa la semilla,
dependiendo principalmente del precio de ésta. Se suelen comercializar desde la
generación 3 a la 6. La empresa debe comenzar cada año o cada dos años un nuevo
ciclo desde la mezcla de híbridos o, en su caso, de líneas puras. En la figura 11.2 se
da esquemáticamente el proceso, con alguna variante.
268
VARIEDADES SINTÉTICAS
A B E F A B E F
Formación de híbridos
Mezcla
F2 n-sin-2 F2 n-sin-2
F3 F3
n-sin-3 n-sin-3
n-sin-6 n-sin-6
F6 F8 F6 F8
n-sin-8 n-sin-8
(# 11.3), se deduce que las variedades sintéticas se formarán tanto más fácilmente
y serán tanto mejores cuanto más alto sea el componente aditivo del carácter con-
siderado. Para valores fuertes de la dominancia es preferible ensayar la vía del
híbrido comercial, a menos que se disponga de un número alto de parentales que
minimice el segundo término de la fórmula de Wright.
Pero tampoco podemos elegir un valor de k muy grande, pues entonces se tiene
el riesgo de rebajar el valor de los valores Hi, a medida que vayamos introducien-
do líneas con menores valores de ACG, y con ello el valor de Sk,2, pues Hi es el
valor máximo al que puede aspirar la VS, como ya se ha dicho.
Un número frecuente de líneas puras en VS actuales es de 4 a 6, con tenden-
cia al aumento. En especies muy «trabajadas» por la Mejora (cada día más), se
269
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
poseen numerosas líneas de alta ACG y, por tanto, se tienen más posibilidades de
utilizar valores altos de k (más de 10, y hasta 20), lo que ofrece la ventaja de eli-
minar prácticamente el peligro de consanguinidad en las generaciones de multi-
plicación.
Una manera de hacer máximo el valor esperado de la VS según la fórmula
[11.1] es conseguir que el valor (Hi-Pk) sea mínimo, lo que ocurrirá si el valor Pk es
alto. Esto sólo puede ocurrir en líneas puras (esto es, altamente consanguíneas) de
especies fuertemente alógamas cuando se está en las primeras generaciones de
autofecundación (S1, S2). Por ello se ha recurrido con frecuencia a utilizar dichas
líneas incompletamente puras. Aunque con este tipo de material no se debería apli-
car la fórmula de Wright, la experiencia ha demostrado que la utilización de líneas
de bajos niveles de consanguinidad produce buenos resultados. En la práctica es
necesario operar así cuando, debido a los sistemas de incompatibilidad, no es posi-
ble autofecundar o es muy difícil pasar de las primeras generaciones de autofecun-
dación, como sucede en muchas forrajeras.
Estas variedades formadas con líneas no homocigóticas tienen el inconvenien-
te de no poder garantizarse completamente sus caracteres. En efecto, aunque pode-
mos ciertamente iniciar cada año el proceso comercial mezclando líneas con una
generación de autofecundación (S1), hemos de disponer de un proceso paralelo de
obtención de líneas S1 partiendo de plantas madres S0, pero no podremos nunca
estar seguros de que las S1 de años sucesivos tengan exactamente la misma consti-
tución genética, pues no podemos controlar qué alelos específicos estarán en
homocigosis y cuáles en heterocigosis.
11.6. Variantes
El procedimiento que se ha explicado con detalle más arriba es el teóricamente
irreprochable, que tiene, como es lógico, toda una gama de aplicaciones heterodo-
xas pero eficaces. Por ejemplo, la obtención de todas las F1 posibles entre las LP
elegidas como candidatas a parentales de la VS puede ser imposible en la práctica.
Tal ocurre en especies de flores muy pequeñas, o poco fértiles, o de bajo rendi-
miento en semillas por cruzamiento, etc. Casos típicos se tienen en forrajeras, por
ejemplo. Otro material dificultoso es aquel en que las autofecundaciones son prác-
ticamente imposibles a causa de la autoincompatibilidad (los tréboles entre otros
cultivos). En esos y otros casos, se ordenan las variedades, razas, clones o lo que
constituya un posible parental por sus ACG, se forman diversas VS con tres, cuatro
o más parentales y se someten a ensayo en campo durante un cierto número de
años, comercializándose el producto más conveniente.
En forrajeras, en las que con frecuencia los sistemas de incompatibilidad no
permiten obtener líneas puras, y en las que no es infrecuente la poliploidía, se utili-
zan con frecuencia clones en lugar de líneas puras. La autofecundación, si es posi-
ble, se usa para evaluar los clones por resistencias, defectos, etc. como se ha expli-
cado en #9.3.2. Los pasos pueden resumirse así:
270
VARIEDADES SINTÉTICAS
271
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Queda claro que desde la variedad-población derivada del más simple de los
métodos de selección masal hay un camino continuo hasta llegar a las auténticas
variedades sintéticas que utilizan líneas puras (esto es, altamente homocigóticas).
Ese camino pasa por las variedades-población obtenidas por métodos más refina-
dos de selección masal (evaluación de descendencia, etc.), por las conseguidas con
los métodos recurrentes simples (con separación de generaciones de selección y
recombinación), por las que hemos llamado «sintéticas por mezcla» (#9.6 y #11.6),
las poblaciones-VS procedentes de selección recurrente por ACG (#11.6), las «sin-
téticas con plantas S0» (#11.6). A lo largo de dicho camino se incrementa el vigor
híbrido y, por tanto, la respuesta en forma de rendimiento.
No hay entre dichos tipos de variedades límites precisos que, por otro lado,
pueden parecer no necesarios si el producto obtenido es bueno. Además, todas las
variedades obtenidas pueden ser reproducidas por el agricultor, ya que son pobla-
ciones de polinización abierta, sin más que reservar una porción de la semilla para
utilizarla como semilla de siembra el año siguiente. No debe hacerlo así indefini-
damente porque con sus medios no puede evitar el bastardeo de la variedad a lo
largo del tiempo: mutaciones espontáneas, migrantes de otras variedades de peor
calidad, problemas de consanguinidad si reserva un número de semillas muy
pequeño, etc., etc. Por tanto, cada 3 ó 4 años como máximo (y esto si es cuidadoso)
debe volver a adquirir semilla original, sobre todo si se trata de una variedad sinté-
tica auténtica, con la ventaja adicional de que el semillista puede haber introduci-
do en su formulación una línea pura mejorada.
A pesar de la dificultad en la separación entre diferentes tipos de variedades,
hay que señalar algunas diferencias a favor de las variedades sintéticas auténticas,
es decir, formadas por líneas puras altamente consanguíneas o clones, pero siempre
con estimación previa de sus ACG. No sólo se hace así el máximo uso de la hete-
rosis sino que es la única forma de garantizar la oferta del mismo producto año tras
año, puesto que dichas líneas (y no las de escasas generaciones de autofecunda-
ción) y clones son siempre idénticos a sí mismos, las primeras al ser homocigóti-
cas, los segundos por poder reproducirse vegetativamente. Además, puede susti-
tuirse con facilidad alguno de los componentes sin más que cambiarlo en la
formulación.
Así pues, las variedades sintéticas en sentido estricto son las únicas que debe-
rían recibir tal nombre, pues son un producto inferior tan sólo a las auténticas
variedades híbridas comerciales.
272
VARIEDADES SINTÉTICAS
273
12
Variedades híbridas
12.1. La heterosis
Como ya se ha dicho repetidas veces en esta obra, la consanguinidad va aso-
ciada a una disminución general en el vigor del organismo (depresión por consan-
guinidad) que afecta a todo tipo de caracteres fisiológicos, morfológicos y repro-
ductivos. Ocurre como consecuencia de apareamientos entre individuos
genealógicamente relacionados entre sí (esto es, entre consanguíneos, como son
los pertenecientes a la misma familia) y, obviamente, de la autofecundación en
plantas alógamas. No ocurre en plantas autógamas, que se reproducen mediante un
sistema de estricta autofecundación. Tampoco ocurre, o está muy atenuada, en
algunas especies alógamas (las cucurbitáceas por ejemplo). Dentro de especies en
las que se registra una clara depresión por consanguinidad, hay asimismo razas o
grupos que no la muestran o la exhiben muy atenuada. Es un fenómeno, pues, muy
general pero no universal.
El fenómeno opuesto es el vigor híbrido o heterosis, que puede definirse como
el aumento en la expresión de ciertos caracteres que surge tras el cruzamiento entre
especies, variedades o líneas puras. Se discutieron sus causas genéticas en #2.17.
El vigor híbrido fue observado por todos los que en el pasado practicaron cruza-
mientos entre especies o razas y por los que investigaron las leyes de la herencia.
El vigor en los órganos vegetativos frecuentemente acompañado de esterilidad,
que se produce en cruzamientos entre formas relativamente alejadas entre sí se
denomina a veces lujuriancia; sin embargo, un mejorador de remolacha, de alfalfa
o de cebolla hablará sin dudarlo de heterosis para raíz, masa foliar o bulbo, que son
los órganos productivos objeto de su trabajo.
El uso de la heterosis ha llevado a la formación de variedades sintéticas, ya
visto en el capítulo 11, y de variedades híbridas o híbridos comerciales. No se con-
funda un híbrido comercial con una variedad que se obtiene por selección a partir
de un híbrido entre dos o más variedades convenientemente elegidas: el método
genealógico en autógamas, por ejemplo, parte de un cruce sencillo o múltiple,
selecciona en la descendencia a medida que aumenta la homocigosis y obtiene,
finalmente, como producto comercial una variedad línea pura, homocigótica a
causa de las sucesivas generaciones de autofecundación que ha sufrido. Un híbrido
275
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
comercial se obtiene cruzando asimismo dos o más líneas puras, pero es el propio
resultado del cruzamiento (esto es, la F1 sencilla o compleja conseguida), lo que se
comercializa. A lo largo del capítulo, por brevedad, nos referiremos con frecuencia
a las variedades híbridas simplemente como híbridos.
276
VARIEDADES HÍBRIDAS
277
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
278
VARIEDADES HÍBRIDAS
Línea A Línea B
Alta ACE
Castración de
las plantas A
Híbrido simple A × B
Fig. 12.1. Esquema general de la producción de un híbrido
simple en una especie de gran cultivo.
279
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Recogida de las
semillas de las
plantas A
Fig. 12.2. Esquema general de la producción de un híbrido de tres vías. El parental C a veces es
una población.
280
VARIEDADES HÍBRIDAS
12.2 sustituyendo el parental C por otro híbrido simple (C × D). Sólo utilizados en
maíz, habiendo ocupado la mayor parte de la superficie hasta los años 70. Hoy
están prácticamente desaparecidos ante las buenas características agronómicas de
muchas líneas puras. En la primera época de utilización de híbridos en agricultura,
los 4V mostraron mayor adaptabilidad que los 3V y éstos que los simples. Hoy en
día se han seleccionado líneas puras de gran adaptabilidad, y no hay diferencia
entre HS modernos y 4V en ese sentido.
Ha habido híbridos aún más complejos: hasta ocho vías, pero de uso comercial
casi nulo.
12.4.4. Modificaciones
El híbrido perfecto es el obtenido entre líneas puras, pero a veces no interesa
comercialmente seguir el esquema teórico, bien porque la especie no permita
demasiadas generaciones de autofecundación sin una grave depresión por consan-
guinidad, bien porque el manejo (conservación, multiplicación, etc.) de las líneas
puras sea costoso. Por ello, se conocen numerosas variaciones respecto al esquema
ideal, que siempre debe tenerse presente como el objetivo deseable a alcanzar. A
continuación se dan las variantes más comunes.
a) A veces se reemplaza una línea pura o el híbrido simple de un tres vías por
un híbrido entre líneas hermanas, como por ejemplo: (A × A’) × B, (A × B)
× (C × C’), (A × A’) × (B × B’). Considerarlos HS, 3V o 4V es cuestión de
matiz.
b) Más importante es el caso de utilizar una variedad-población (de polini-
zación abierta, por tanto) como parental masculino en una combinación
simple o triple (híbridos con población o híbridos «top-crosses»; Fig.
12.2): Ax (variedad-población), como en centeno y remolacha, o (A × B)
× (variedad-población), como también la remolacha; en este último caso,
la población es tetraploide y el híbrido simple diploide a causa fundamen-
talmente no sólo de la dificultad de obtener un híbrido simple tetraploide
sino de la facilidad de conseguir por retrocruzamiento líneas diploides
monogermen, facilidad de la que no gozan los tetraploides (#15.3.3.1;
debe decirse que hay también muy buenos híbridos de remolacha simples
y diploides). La razón es buscar un abaratamiento del coste de producción
y una mayor flexibilidad del híbrido. La denominación híbridos «top-cros-
ses», es desafortunada por la confusión que origina con los ensayos top-
cross para ACE (#10.5.1.2).
c) A veces se han utilizado híbridos entre dos poblaciones previa comproba-
ción de la AC entre ellas; puede actuarse así cuando es alto el coste de
obtención de un híbrido perfecto. Se suelen denominar híbridos interva-
rietales, y son totalmente recomendables no sólo en una agricultura primi-
tiva sino en una especie no muy «trabajada» por los mejoradores, en uno y
otro caso como paso inicial en un programa a más largo plazo. Obsérvese
281
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
que la diferencia entre tal tipo de híbrido y una variedad sintética es bas-
tante tenue.
d) En el caso de plantas de propagación vegetativa (frutales, ornamentales,
etc.) basta con obtener una buena combinación híbrida: ésta se propaga
vegetativamente y así se comercializa.
Un buen híbrido se consigue cruzando una línea «hembra» con una «macho».
Salvo casos excepcionales (p. ej., el espárrago o la espinaca, que son dioicas, o el
maíz, que es monoico), las especies de interés agrícola son hermafroditas. Así
pues, la línea que va a hacer de hembra tiene de forma natural (salvo en las dioicas)
los dos sexos, y hay que eliminarle totalmente el masculino, pues hay que garanti-
zar que toda la semilla que se recoja sobre ella procede de sus propios óvulos y del
polen de la línea utilizada como macho, la cual no importa si es hermafrodita o no
porque sólo la vamos a usar como fuente de polen: ni la recogeremos siquiera.
Cualquier mecanismo que se utilice para eliminar el sexo masculino de la línea
«hembra» habrá de producir una esterilidad masculina perfecta en la línea elegida
como hembra y, si el producto se comercializa por sus semillas, una fertilidad mas-
culina asimismo completa en las plantas que siembra el agricultor. Tal condición
está asegurada cuando todo el proceso (castración y polinización) se hace a mano,
como en el caso de las hortícolas y en las de reproducción vegetativa.
La dificultad está en las plantas de gran cultivo. En las dioicas se tiene ya la
línea hembra dada por la Naturaleza. En las demás, se puede conseguir el control
en la formación de la semilla híbrida por castración manual, por medio de gameto-
cidas, de incompatibilidad y de androesterilidad.
12.5.1. Dioecia
Los sexos están separados: hay plantas femeninas y plantas masculinas. La
determinación sexual es relativamente variable, dependiendo del grupo botánico al
que pertenece la especie considerada. Ambos sexos están, en general, en igualdad
de proporciones.
Podemos obtener líneas puras mediante cruzamientos continuos de hermana x
hermano, que produce homocigosis más lentamente que la autofecundación, pero
que la produce finalmente. También se pueden obtener líneas puras por la autofe-
cundación de algunas pocas flores hermafroditas que aparecen de forma natural al
menos en uno de los sexos o que se pueden provocar en ambientes controlados. La
proporción de sexos en este caso no será 1:1, dependiendo del sistema de determi-
nación sexual de la especie.
Sirva de ejemplo de tratamiento el del espárrago, en el que el sexo depende de
un solo par de alelos, siendo el macho el sexo heterocigótico; hembras y machos
serán, pues, mm y Mm respectivamente (los mejoradores de espárrago utilizan la
282
VARIEDADES HÍBRIDAS
A: Obtención de híbridos
Hembras Hembras Hembras Hembras
Línea B A A B A A B A A B A A
Plantas: m
M
m
m
M
m
m
m
M
m
M
M
i m
M
m
m
X
m
m
m
X
m
X
X
M M m M M m M X m M X m
m M M M m m m X X M m m
m m m M M m m m m M X m
Plantas: M
M
m
m
M
m
M
M
M
m
M
M
i M
M
m
m
X
m
M
M
X
m
X
X
M M m M M m M X m M X m
M M M M m m M X X M m m
M m m M M m M m m M X m
283
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
macho, por lo que es de interés producir híbridos que, en el campo del agricultor,
cantengan únicamente plantas machos, esto es, Mm (XY en la nomenclatura de los
especialistas). Se pueden conseguir tales híbridos mediante la obtención de plantas
«supermacho» MM (=YY), que se consiguen a partir de la autofecundación de
algunas flores hermafroditas que surgen espontáneamente en plantas macho. El
resultado sería:
12.5.3. Gametocidas
Son substancias químicas (ácido giberélico, hidracidas, isobutiratos, etc.)
que destruyen la formación o la fertilidad del polen. Hasta ahora no los hay bue-
nos (es decir, no producen androesterilidad perfecta o causan fitotoxicidad), pero
en el futuro puede cambiar la situación dado el interés económico en obtenerlos.
El procedimiento consistiría en sembrar varias filas de la línea hembra separa-
das por filas de la línea masculina. Se trataría con el gametocida las primeras, con
cuidado de no afectar a las segundas. Seguramente habría que repetir el tratamien-
to periódicamente.
284
VARIEDADES HÍBRIDAS
12.5.4. Incompatibilidad
Se recordará (#5.2) que es la reacción entre polen y estilo que impide la fertili-
zación. La incompatibilidad se ha usado para obtener híbridos en Brassica, como
por ejemplo en coles de Bruselas. El método se basa en la utilización de líneas
[A]S1S1 y [B]S2S2 que se fecundan recíprocamente sin posibilidad de autofecunda-
ción. Tales líneas hay que producirlas o por cultivo de anteras y posterior duplica-
ción cromosómica (#16.6), o inhibiendo (o debilitando al menos) la reacción de
incompatibilidad en un ambiente adecuado, por ejemplo, con altas temperaturas en
invernadero, lo que faculta la autofecundación y, así, la obtención de líneas puras.
La producción del híbrido se realiza sencillamente sembrando en surcos alter-
nos las dos líneas parentales; toda la semilla producida en las dos líneas es híbri-
da, pues la incompatibilidad impide la autofecundación.
El sistema ha tenido poco desarrollo práctico porque depende del hallazgo de
dos líneas con buena ACE que difieran en alelos de incompatibilidad. Otra dificul-
tad estriba en el mantenimiento de las líneas puras parentales, a menos que se
encuentre el ambiente adecuado para inhibir la reacción de incompatibilidad, como
sucede en el caso indicado. Como ventaja del método cabe señalar que, a diferen-
cia de los basados en androesterilidad, toda la semilla recogida en el campo de pro-
ducción es híbrida, tanto sobre la línea A como sobre la B, porque aquí las dos líne-
as son al mismo tiempo machos y hembras para la otra línea.
12.5.5. Androesterilidad
Es un mecanismo biológico que impide la formación de polen o su fertilidad. A
veces es de tipo mecánico: no se permite la antesis. Para una correcta utilización de
la androesterilidad, la manifestación de la misma debe ser perfecta, cosa que no
resulta frecuente no sólo por el mecanismo en sí mismo, sino también por la acción
del ambiente.
El tipo de androesterilidad que se utiliza es la androesterilidad génico-cito-
plásmica. La esterilidad masculina depende de la interacción entre genes nucleares
y citoplásmicos. Existen para ello dos clases básicas de citoplasma: (S), que produ-
ce esterilidad masculina en presencia de ciertos genes nucleares (rf: suelen ser
recesivos respecto de los Rf que se denominan restauradores de fertilidad), y (N),
que siempre produce fertilidad masculina, independientemente de los genes del
núcleo. Se tienen, pues, las siguientes combinaciones:
Pueden existir varios citoplasmas para esterilidad (en maíz, por ejemplo, el
principal fue el «Texas», T, y, en muchísima menor medida, el «USDA», C) dis-
285
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
(S) A rf rf
(–) B Rf Rf
Parental femenino
Parental masculino
(S) [AB] Rf rf
Semilla comercial
286
VARIEDADES HÍBRIDAS
287
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
(S) A rf rf
(N) B rf rf
Parental femenino del
híbrido simple Parental masculino
de tres vías
(–) C Rf Rf
(S) [AB] rf rf
Híbrido simple, ×
parental femenino del
híbrido de tres vías
(S) [ABC] Rf rf
Semilla comercial
288
VARIEDADES HÍBRIDAS
(S) rf rf × (N) A rf rf
(–) B Rf Rf
(S) B Rf Rf
(N) B rf rf
Líneas masculinas
(–) B Fértil
(S) A rf rf ×
se conocen muchos loci y varios alelos por locus, cosa lógica ya que puede
haber mecanismos muy diversos produciendo el mismo efecto final: en
cebada se han descrito por lo menos 50 genes en unos 20 loci; en zanaho-
ria, 4 dominantes y 3 ó 4 recesivos independientes, etc.
La línea que va a hacer de hembra se siembra en surcos alternando (en pro-
porciones de 3-5:1) con la que va a hacer de macho; aquélla es en realidad
una mezcla a partes iguales de plantas androestériles y fértiles. Antes de
que se abran las flores es necesario eliminar esta últimas en los surcos
femeninos, cosa que hay que hacer a mano si no se dispone de otro proce-
dimiento (sirve la Fig. 12.3B utilizada para explicar los híbridos en espe-
cies dioicas; la línea B «supermacho» es aquí la línea androfértil). Por ello
se hace necesario el uso de marcadores muy ligados al carácter androesté-
ril, sean caracteres morfológicos fácilmente visibles antes de la floración o
(sería el caso ideal) de susceptibilidad a, p. ej. un herbicida. Por todo ello,
es poco usada, salvo para facilitar el cruzamiento entre líneas en cruza-
mientos compuestos (#12.5.5.7).
b) Androesterilidad citoplásmica. La transmisión de la esterilidad masculina
es exclusivamente vía materna, es decir, de madres a hijas. Los genes res-
ponsables están ubicados en algún orgánulo citoplásmico. Es de utilidad
en plantas de reproducción vegetativa en los que la reproducción sexual no
importe (ornamentales, etc.) ya que la semilla obtenida produce una plan-
289
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
290
VARIEDADES HÍBRIDAS
Especie A Especie B
Citoplasma
Núcleo
necesarios (citoplasmas S y N, genes rf y Rf) a las líneas que van a ser los parenta-
les de un híbrido. La transferencia, como siempre que se trata de caracteres de
genética sencilla, se hace por retrocruzamiento siguiendo programas más o menos
tediosos pero efectivos (la transferencia de los genes de restauración es particular-
mente penosa pues han de ser probados sobre líneas con citoplasma S). Ni que
decir tiene, previamente a dicha transferencia ha de haberse estudiado la constitu-
ción del híbrido mediante el estudio de ACG, ACE, etc.
291
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
292
VARIEDADES HÍBRIDAS
293
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
294
13
Plantas de multiplicación
vegetativa
295
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
el cacao, etc.) como arbustos (rosal, vid, cafeto, té, etc.) y gran número de herbáce-
as de muy distintas familias botánicas que se reproducen o a las que se reproduce
normalmente de esta forma (patata, fresa, clavel, geranio, platanera, caña de azú-
car, mandioca, etc.). Muchas plantas herbáceas pueden asimismo reproducirse así
de forma natural con cierta facilidad, pero no desde un punto de vista práctico o
comercial (alfalfa, trigo, remolacha, etc.), lo que le sirve al mejorador en su traba-
jo para conservar o reproducir un genotipo interesante; éstas no serán consideradas
aquí, puesto que la multiplicación vegetativa es en ellas una ayuda, pero no un sis-
tema de reproducción comercial.
296
PLANTAS DE MULTIPLICACIÓN VEGETATIVA
Mutación en una
célula
Planta de genotipo Aa
Esquejes
Esquejes
Repicado
Clon a*a
297
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
298
PLANTAS DE MULTIPLICACIÓN VEGETATIVA
en el material que ya existe. Así pues, debe comenzarse por una simple selección
clonal: si hay algún individuo o parte de un individuo que reúne los caracteres bus-
cados, eso es todo: no hay más tomar propágulos convenientes y multiplicarlos
vegetativamente. Éste ha sido el sistema más utilizado hasta épocas recientes. Si no
es ese el caso, puede seguirse una de las siguientes posibilidades:
a) Aplicar cualquier procedimiento de mutagénesis artificial (Fig. 13.2;
véase cap. 14) a individuos, órganos (estaquillas, estolones, bulbos, ramas
etc.) en material fenotípicamente similar al buscado.
b) Seleccionar entre los individuos obtenidos de semilla; deben elegirse para
ello preferentemente las de individuos fenotípicamente cercanos al tipo
buscado.
c) Realizar cruzamientos entre formas próximas a las buscadas (si se desea
mantener el tipo) o entre parentales elegidos por sus caracteres comple-
mentarios y utilizar posteriormente o el mismo híbrido conseguido (si ya
tiene las características buscadas) o alguno de los segregantes obtenidos de
él (Fig. 13.3). El cruzamiento se emplea hoy en especies en las que hace
veinte años ni se hubiera pensado, como es el caso del olivo: lo ha permi-
tido la puesta a punto de procedimientos que acortan el periodo de juveni-
lidad. En otros casos, en los que el ciclo era corto de forma natural, el cru-
zamiento se utilizó siempre (rosa, vid, etc.).
d) Aplicando técnicas de ingeniería genética, como se verá más adelante
(#13.6 y cap. 17).
El individuo a propagar puede ser un híbrido interespecífico, como es el caso
del fresón y de infinitas ornamentales tanto herbáceas como leñosas.
299
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Esquejes
Tratamiento
mutagénico
Injerto o
enraizamiento
Observación
300
PLANTAS DE MULTIPLICACIÓN VEGETATIVA
M N
aa BB Cc
Aa bb Cc
AA Bb cc
Aa bb cc
Semillas
Selección M×N
Propagación
asexual
(M × N) × P
Nuevo clon
a) b)
301
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
302
PLANTAS DE MULTIPLICACIÓN VEGETATIVA
Una ventaja de las especies apomícticas es que una vez conseguida la forma
deseada, se reproduce por semilla aunque ésta sea, en realidad, un propágulo ase-
xual idéntico a la planta madre como lo es una estaquilla, un bulbo, etc.
303
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
cigoto
embriones asexuales
(2n cromosomas,
todos maternos)
semilla poliembriónica
líneas nucelares
Fig. 13.4. Embrionía adventicia: poliembrionía, origen de las línes nucelares de naranjo.
304
PLANTAS DE MULTIPLICACIÓN VEGETATIVA
sustitución de flores
por bulbillos
a) viviparidad
formación de un
embrión asexual
c) partenogénesis
diploide
2n 2n
d) partenogénesis haploide
embrión
haploide
305
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Inducción de la floración
[Sex] AA × [Sx-Apo] aa
Condiciones
ambientales de
inducción sexual
Programa de Retrocruzamiento
[Sx-Apo] aa
Condiciones ambientales
[Apo] aa normales
306
PLANTAS DE MULTIPLICACIÓN VEGETATIVA
inducción de floración
Plantas [Apo] 2
multiplicación
[Apo]2 SELEC
inducción de floración
[Sex] 2 ×
[Sx-Apo] 2
[Apo]*
307
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
13.5. Microorganismos
Desde el punto de vista de la Mejora, los hay de reproducción sexual, alternada
con la asexual (caso de muchos hongos, en particular las levaduras y las setas), y
de reproducción exclusivamente asexual (caso, p. ej., de los Penicillium, entre los
que se encuentran no sólo los productores de penicilina sino los organismos bási-
cos en la producción de quesos). Las bacterias se tratan dentro de este último
grupo, aunque algunas cepas de algunas especies conozcan una reproducción
«sexual». Los virus no han sido objeto de selección más que para investigación y,
como otros muchos microorganismos, para guerra bacteriológica.
Como procedimientos de mejora cabe señalar la selección clonal, como la lle-
vada a cabo para los hongos del queso, levaduras del pan y de la cerveza, bacterias
lácteas (yogur, etc.), productores de antibióticos y, en general, de fármacos o de
utilización industrial, de setas comestibles, etc.
308
PLANTAS DE MULTIPLICACIÓN VEGETATIVA
13.6. Transgenia
309
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Fig. 13.7. Un gen de Arabidopsis transferido al naranjo lo hace florecer en su primer año;
a la izquierda la planta original y a la derecha la transformada (fotografía amablemente cedida
por J.M. Martínez-Zapater y Nature).
310
14
La mutación artificial
311
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
la dosis semiletal (DL50) que es la dosis que mata el 50% de los individuos
(o células, propágulos, etc.) tratados. DL50% muy bajas indican una alta toxi-
cidad.
Las tasas de mutación artificial son, como es lógico, muy distintas de la
natural. En términos generales, la frecuencia de mutación natural oscila entre
10-6 y 10-8 en microorganismos y entre 10-4 y 10-6 en plantas y animales (las fre-
cuencias se dan por gen y generación); con mutagénesis artificial se puede con-
seguir una tasa tan alta como se quiera, pero existe el riesgo de causar tantas
mutaciones en el organismo que éste pierda toda capacidad de sobrevivir; si, por
ejemplo, un organismo tiene 10.000 pares de alelos y conseguimos una tasa de
10-2, le produciremos un promedio de 2 × 10000 (genes) × 0,01 = 200 mutacio-
nes, esto es, modificaciones muchas veces sustanciales (y, por tanto, normal-
mente no deseables en un organismo que ha funcionado perfectamente hasta ese
momento) en 200 genes. Una tasa mayor podría eliminar toda viabilidad en el
organismo. Además, si se tiene en cuenta que, normalmente, iremos persiguien-
do la aparición de solo un gen concreto, los otros 199 pueden ser un verdadero
estorbo.
Hay un gran número de agentes, físicos y químicos, que causan mutaciones;
todas los cancerígenos lo son, aunque no la inversa: no todo mutágeno parece ser
por fuerza cancerígeno.
14.3.1.1. Generalidades
Las más utilizadas y efectivas son los rayos X y γ habiéndose utilizado tam-
bién los α, β, neutrones, protones etc. Las dos unidades que se manejan son el
roentgen (R) y el rad (rad); la primera es la unidad de exposición: cantidad de
radiación que produce una unidad electrostática de carga eléctrica por cm3 de
aire. El rad (radiation absorbed dose) es la unidad de radiación absorbida: es la
radiación que produce una absorción de energía de 10-2 Julios por kg de material
tratado. Ambas unidades son prácticamente equivalentes, siendo más fácil tra-
bajar con el rad que con el roentgen, pues es más fácil medir la absorción que la
emisión de energía. En términos de energía, los niveles más usuales en mutagé-
nesis artificial están por debajo de los 12,4 keV (es decir, de 0,1 nm de longitud
de onda) aunque se llega hasta los 1,24 MeV (= 10-3 nm), empleados en la tera-
pia profunda.
Las radiaciones ionizantes producen daño directo (roturas físicas en la cadena
de ADN, a veces con eliminación de trozos) o indirecto a través de los iones pro-
ducidos en el medio.
312
LA MUTACIÓN ARTIFICIAL EN LA MEJORA
14.3.1.2. Dosis
Las dosis, en rad, se pueden medir de muchas formas: mediante emulsiones
fotográficas especiales, con polímeros que se vuelven opacos con la radiación, en
cámaras de ionización, por la conversión de sulfato ferroso en férrico, por calori-
metría, etc. Para la aplicación de la radiación ionizante, los aparatos vienen ya cali-
brados; sólo accidentalmente puede surgir el problema de tener que recalibrarlos,
y esto es algo que siempre deben hacer los especialistas.
Las radiaciones pueden aplicarse en dosis crónicas (de intensidad baja pero
durante largo tiempo) o agudas (lo contrario). Para dosis medias vale la relación
clásica entre intensidad y tiempo (I × t = constante), pero no para dosis extremas;
la radiación crónica causa su efecto a través de los iones producidos en el medio
celular o de pequeñas roturas que permiten la soldadura del ADN y del cromoso-
ma, pero la aguda ocasiona grandes efectos traumáticos en el material hereditario
que no admiten recomposición. Como indicación general, una dosis crónica puede
ser de 100 rad al día y una aguda de 100 rad por segundo. La determinación de la
dosis y de su aplicación ha de hacerse teniendo en cuenta el material de que se
trate.
313
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
14.3.1.4. Aplicación
Se precisan instalaciones especiales y con reglamentación asimismo espe-
cial. Los aparatos de rayos X «blandos» (de longitud de onda superior a 0.1nm)
son los únicos fácilmente ubicables, lo que no elimina la necesidad de protección
y de medidas adecuadas. Los rayos γ requieren instalaciones grandes, costosas y
ecológicamente controvertidas, con gran aparato de protección y de seguridad en
los mecanismos. Se suelen utilizar como fuentes el Co60 o el Cs137. Los haces de
neutrones, partículas α o β, etc., requieren instalaciones aún más específicas; se
depende, en realidad, de instalaciones preparadas para investigación en Física.
Por todo ello, además de por la eficacia relativa, se han preferido siempre los
X y γ.
Las dosis utilizadas en la práctica son muy variables en función de la especie y
de todos los factores mencionados en el apartado anterior, sin que se puedan dar
reglas generales. Valgan algunos ejemplos: para patata se recomiendan de 3 a 4
kilorads y para batata de 10 a 30, a pesar de la semejanza del órgano a tratar (para
la semilla verdadera de patata se recomiendan de 30 a 40 krad); para estaquillas
durmientes de diversas especies, entre 1 y 7 krad, pero para esquejes de fresón,
entre 15 y 25; para algunas semillas oleaginosas como girasol y soja, entre 2 y 8,
pero para otras como la colza, de 25 a 35 y para la mostaza hasta 90-100 krad. Para
cereales de invierno y leguminosas de grano, de 5 a 20 krads, pero para el arroz se
recomiendan hasta hasta 50 krads.
314
LA MUTACIÓN ARTIFICIAL EN LA MEJORA
Dado que las mutaciones ocurren al azar, se pensó que utilizando sustancias
químicas podríamos conseguir al menos una cierta especificidad de acción que lle-
315
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
316
LA MUTACIÓN ARTIFICIAL EN LA MEJORA
317
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
afectan a una organización muy probada ya por la Naturaleza y casi todos ellos
ocasionan un mal funcionamiento de dicha organización. Algunas mutaciones son,
evidentemente, favorables: de otra forma sería difícil explicar la evolución de los
seres vivos. Es fácil comprender, pues, que, en general, las mutaciones produzcan
alelos recesivos.
Teniendo en cuenta la gran cantidad de mutaciones que se producen en un tra-
tamiento, y suponiendo que una de ellas nos interesa, habrá, por tanto, una buena
cantidad de mutaciones indeseables acompañantes (recuérdese lo dicho en #14.2).
Así pues, si hemos conseguido una mutación favorable, hay que identificarla y
transferirla por retrocruzamiento, separándola así de las mutaciones no conve-
nientes (Fig. 14.1-2).
Una vez decidida la dosis, normalmente la DL50, el tiempo de tratamiento, el
órgano a tratar, etc., hay que identificar primeramente los mutantes producidos. Ha
de tenerse en cuenta que el tratamiento produce, además de una gran mortalidad
(aproximadamente el 50% si se aplica la DL50), una gran cantidad de plantas trata-
das (M0) anormales. Ello se debe, sobre todo en esa generación, a fracturas cromo-
sómicas, pérdidas de material cromosómico y citoplásmico, roturas celulares y
tisulares, mutaciones múltiples y cercanas repartidas por el genoma, etc. Además,
muchas mutaciones, a pesar de su carácter generalmente recesivo, se manifiestan
en las células de las plantas tratadas si éstas son heterocigóticas (la mutación pro-
duciría el cambio de Aa a aa) y que al ser generalmente deletéreas como ya se ha
dicho, colaboran a la pobre apariencia de dichas plantas. Éstas, por miserable que
sea su aspecto, no deben desecharse, pues la mutación que buscamos puede ser una
de las innumerables que se han producido. Hay que recoger la máxima cantidad de
semilla, o de material vegetativo si este es el caso (frutales, ornamentales, etc.),
para identificar las mutaciones favorables. Una razón más para ello es el hecho de
que el tratamiento mutagénico produce quimeras, esto es, plantas con tejidos de
diferente constitución genética, ya que la mutación habrá afectado a unas células
pero no a otras, y en aquellas se habrán producido diferentes mutaciones en unas y
en otras (Fig. 14.1). Como, por lo dicho en párrafos anteriores, las mutaciones no
podrán ser detectadas en la generación tratada, no sabremos qué partes del vegetal
tienen la mutación favorable, por lo que será conveniente recoger toda la semilla
producida sin dejarnos llevar por las apariencias de los distintos órganos del indi-
viduo.
La manera de operar es como sigue:
a) En los diploides, al ocurrir al azar, la mutación concreta que nos interesa
habrá ocurrido en un punto determinado de un solo cromatidio (véanse
#2.2 y #14.2). Si el individuo era AA, la mutación habrá cambiado, pues,
sólo una de las dos copias A. El mutante tendrá, por tanto, tejidos no muta-
dos AA y tejidos AA*. Como se dijo antes, el individuo tratado pertenece
a la generación M0 (o R0 si es por radiación), y en él no se percibe el cam-
bio ocurrido ya que, como también se ha dicho, la inmensa mayoría de las
mutaciones son de carácter recesivo. Así pues, hay que autofecundar la M0
para permitir la formación de homocigotos A*A*, que aparecerán en la
318
LA MUTACIÓN ARTIFICIAL EN LA MEJORA
AA* AA*
M0
AA AA AA
AA* AA*
AA* AA*
M0
AA
AA
favorable
desfavorable
eliminar
1/4 A*A* AA 1/4 A*A* [H] A*A* × Línea [G]aa [G]AA
M2 A*A* 1/2 AA* 1/2 AA*
1/4 AA 1/4 AA
programa de retrocruzamiento
[G] A*A*
319
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
320
LA MUTACIÓN ARTIFICIAL EN LA MEJORA
321
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
322
LA MUTACIÓN ARTIFICIAL EN LA MEJORA
nes tanto teóricas como aplicadas, debido a la facilidad que muestran los haploides
para la detección de mutaciones.
323
15
Los poliploides en la mejora
vegetal
325
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
326
LOS POLIPLOIDES EN LA MEJORA VEGETAL
15.3. Autopoliploides
327
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
tabique divisorio
a) Mitosis normal
328
LOS POLIPLOIDES EN LA MEJORA VEGETAL
Siendo, con mucho, la colchicina el agente más usado por su facilidad de utiliza-
ción, su bajo coste y su relativa inocuidad para el hombre a las concentraciones usua-
les (debiendo seguirse todas las precauciones recomendadas para cualquier producto
mutagénico), se han utilizado otros métodos, de los cuales los más conocidos son:
329
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
• Tratamientos con óxido nitroso (N2O) a baja presión (2-6 atm) a flores recién
polinizadas durante 10-15 horas. Es de fácil penetración en tejidos y de rápi-
da desaparición, pero de aplicación molesta (hay que hacerlo, como se puede
comprender, en recipientes especiales) y peligrosa a causa de la toxicidad del
gas. Tiene la ventaja de que se reduce la formación de quimeras tan típica de
la colchicina.
• Los tejidos de cicatrización que se forman en las heridas ofrecen alguna posibi-
lidad de obtener poliploides, quizá por la posible preexistencia de células apro-
piadas. En tomate se puede conseguir hasta un 7% de vástagos tetraploides.
• Mediante choques térmicos: p. ej., en el maíz a 47-48 °C durante 48 h en
órganos florales después de la polinización.
• En la descendencia de mutantes con fallos en la meiosis, a causa de los game-
tos con números anormales de cromosomas que se producen; algunos indivi-
duos pueden ser tetraploides, pero hay que poseer el mutante y analizar el
contenido cromosómico de un buen número de individuos.
• Hay un cierto número de especies que producen de forma natural gametos no
reducidos, esto es, con 2x cromosomas; por autofecundación o intercruza-
miento se pueden obtener plantas 4x o 3x si el polen utilizado es x. Este
puede ser, de hecho, el origen de muchas especies poliploides naturales.
15.3.1.2. Identificación
La identificación de tejidos u órganos poliploides puede hacerse:
a) Por su morfología y desarrollo: el poliploide suele presentar gigantismo,
aunque no siempre; existe un nivel de ploidía por encima del cual ya no
hay más aumento de tamaño. Suelen ser de menor velocidad de desarrollo
que los diploides.
b) Por caracteres citológicos: sus células suelen ser mayores o diferentes en
forma, particularmente los estomas y los granos de polen.
c) Por el conteo cromosómico: hay que recurrir siempre a él para confirmar
la sugerencia que otros métodos permiten. En los grados de ploidía muy
altos (caña de azúcar, etc.) ha de recurrirse a mediciones indirectas (por
ejemplo, cantidad de ADN).
330
LOS POLIPLOIDES EN LA MEJORA VEGETAL
331
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
332
LOS POLIPLOIDES EN LA MEJORA VEGETAL
333
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
A 2n
4n
conservación
de la línea
androestéril
A
2n
A 2n
semilla
comercial
3n
3n
B 2n
HS 2n
Híbrido simple
diploide AB (B no
2n restaurador)
(polinizador)
sandía 3n
«sin pepitas»
a)
población
4n
semilla comercial 3n
b)
334
LOS POLIPLOIDES EN LA MEJORA VEGETAL
Se trata ahora de conseguir nuevas especies que tengan genomios de dos o más
especies. Como se dijo en #15.1, de dos especies con 2n1 y 2n2 cromosomas res-
335
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
336
LOS POLIPLOIDES EN LA MEJORA VEGETAL
ocurre con cierta facilidad entre especies todavía bastante próximas; tal es el caso
del burro y del caballo, cuyos híbridos interespecíficos son, como es bien sabido, el
mulo o mula (yegua × asno) y el burdégano (burra × caballo). No cabe para tal tipo
de híbrido interespecífico, pues, más que la reproducción vegetativa si ésta es posi-
ble, y así se han utilizado en la mejora de ornamentales y de forestales.
Evidentemente, entre la total identidad de n y n’ y su total disparidad se dan
todos los casos intermedios, por lo que existen, tanto naturales como artificiales,
auténticos híbridos interespecíficos que muestran distintos grados de fertilidad, lo
que es obvio que tiene interés en la mejora de especies cultivadas, pues permite la
transferencia de genes de interés agronómico desde sus parientes silvestres. Son
especies o formas puente de las que se ha hecho uso abundante para transferencia
de muchos caracteres, en particular de resistencia a enfermedades. Teniendo en
cuenta que sólo vamos buscando una característica (o pocas en todo caso) concre-
ta y que el resto de genes «silvestres» son absolutamente indeseables en la forma
cultivada, es necesario completar el cruzamiento interespecífico con los retrocru-
zamientos adecuados por el parental cultivado, seleccionando siempre el carácter
de interés, retrocruzamientos que irán siendo progresivamente más fáciles como es
lógico.
La dificultad en la obtención de híbridos interespecíficos radica normalmente
en las barreras que el tubo polínico encuentra en su camino hacia el óvulo, pues el
polen germina de forma general; de hecho, como se verá más adelante, se puede
polinizar trigo con polen de maíz para obtener haploides. Las barreras presentadas
por el estigma se pueden salvar con (1) polinización con polen hidratado en la
zona receptiva; (2) con polen mentor (de otra especie) que facilita la germinación
y desarrollo del tubo polínico del grano de polen de especies extrañas, posible-
mente por la liberación de proteínas que tienen que ver en la reacción de incompa-
tibilidad; (3) tratamiento térmico para conseguir la inactivación de estas proteínas;
(4) eliminación del tubo estaminal para polinizar directamente en el ovario. Las
barreras en el estilo se pueden intentar evitar por medio de (1) cruzamientos recí-
procos; (2) elección de diferentes líneas si la incompatibilidad tiene base genética;
(3) polinización con polen mentor; (4) reguladores de crecimiento; (5) poliniza-
ción en flor no totalmente abierta y (6) polinización directa en ovario o en óvulos.
Por supuesto, el número de tratamientos para lograr la fecundación puede aumen-
tar en el futuro, aunque es muy posible que la ingeniería genética reduzca o elimi-
ne tales prácticas al transferir directamente genes de interés. Quedarán, por
supuesto, para lograr el híbrido interespecífico cuando éste sea en sí mismo el
objetivo del trabajo de mejora.
En todos los casos, pero sobre todo en aquellos de esterilidad manifiesta por
falta de apareamiento en meiosis, las grandes vías de utilización de híbridos inte-
respecíficos son la obtención de aloploides y la propagación vegetativa.
Los híbridos interespecíficos han debido ser los primeros frutos planificados
por una Mejora consciente; es natural que los primeros se obtuvieran en ornamen-
tales, con la ventaja de poder aprovechar la capacidad de multiplicación vegetativa
tan frecuente en ellas. No es raro que se conozcan unas 20.000 variedades de rosas,
337
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
8.000 de tulipanes, 7.000 de dalias, 4.000 de lirios etc. Entre los árboles utilizados
en paseos y jardines hay también abundancia, si no exclusividad, de híbridos inte-
respecíficos, antiguos o modernos.
Parental 1 Parental 2
Gametos de 1 Gametos de 2
A B C
Híbrido
Duplicación cromosómica
Nueva especie de
aloploide
338
LOS POLIPLOIDES EN LA MEJORA VEGETAL
genomio A genomio B
Gametos
AA BB
Gametos AB
Aloploide AABB
Reproducción como
diploide
Fig. 15.3b. Formación de un aloploide, por cruce directo entre dos poliploides.
339
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
ploides de los parentales serían AAAA y BBBB; los gametos de éstos serían AA y
BB y, al unirse, darían de nuevo el aloploide AABB. Cuando B sea semejante a A
lo sustituiremos por A’. Aquí seguiremos indistintamente ambas nomenclaturas
(Fig. 15.3).
Fertilidad
Especies parentales Del híbrido Del aloploide
Así pues, según sea el grado de similitud entre los cromosomas n (A) y n’ (B),
se tendrá en la práctica toda una gama de poliploides que irán desde los autoploides
puros (cuando los cromosomas A y B sean idénticos, aunque estén en especies
tenidas por nosotros como diferentes) hasta los más perfectos aloploides cuando
los A y B sean realmente distintos. No es tampoco difícil encontrar casos compli-
cados en que se han producido híbridos interespecíficos complejos que no permi-
ten una clasificación neta en una u otra clase de poliploides. Entre ellos, el narciso,
en el que las formas más usuales son de constitución genómica AABC; el banano,
en el que se encuentran formas cultivadas tanto diploides AA como AAA, AB,
AAB, ABB, ABBB; las variedades modernas de rosa son normalmente tetraploi-
des, algunas triploides, originadas de complejos cruzamientos interespecíficos,
coexistiendo con diploides, tetraploides naturales, pentaploides y hexaploides
(todas estas últimas normalmente antiguas); la caña de azúcar es una mezcla tre-
menda de todos los tipos posibles de poliploidía, con una parte de cromosomas
procedentes de duplicaciones y otra de hibridaciones interespecíficas. El fresón
ofrece una situación parecida pero más sencilla y comprensible: Fragaria chiloen-
340
LOS POLIPLOIDES EN LA MEJORA VEGETAL
n = n1 + n2 = 19
341
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
342
LOS POLIPLOIDES EN LA MEJORA VEGETAL
Los aloploides, tanto los naturales como los artificiales, ilustran un par de pun-
tos de interés:
Hch Hch AA BB RR
×
Rábano 2n1 = 18 Col 2n2 = 18
Hordeum trigo centeno
chilense duro
duplicación con
Colirrábano colchicina
2n = 36
aloploide
fértil AABBHCHHCH AABBHCHHCH
343
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
344
LOS POLIPLOIDES EN LA MEJORA VEGETAL
15.5. Haploides
Los haploides son individuos con un número de cromosomas mitad del núme-
ro básico, es decir, con el mismo número de cromosomas que tiene un gameto de la
especie. Se dan naturalmente en muchos tipos de plantas: briofitas, algas, hongos,
etc. En los vegetales superiores, la fase haploide está reducida al grano de polen y
al saco embrionario, una de cuyas células es el gameto femenino. Hay también
haploides espontáneos en proporciones detectables, en frecuencias bajísimas, en
muy pocas especies, normalmente de origen poliploide. Los haploides artificiales
se obtienen por distintos métodos que se verán a continuación.
Dado que la especie originaria puede ser ella misma poliploide, conviene dis-
tinguir entre los haploides de diferente origen: los correspondientes a auténticos
diploides se denominan monoploides, y los obtenidos de especies poliploides, poli-
haploides (haploides de poliploides). Entre éstos se distinguen, lógicamente, los
auto-poli-haploides de los alo-poli-haploides; así, el haploide de un tetra-ploide
será un di-haploide (no deben confundirse éstos con los dobles haploides mencio-
nados en #8.4.3 y #10.2.3 para la obtención de líneas puras, ya que éstos son autén-
ticos diploides que proceden de la duplicación cromosómica de un monoploide).
En esta obra no es necesario complicar aún más la terminología.
La haploidía natural ocurre en vegetales superiores (en los inferiores es una
fase natural del ciclo biológico) por multitud de mecanismos que hacen que se des-
arrolle sin fecundación una célula haploide. Entre dichos mecanismos, el más
usual es la partenogénesis (#13.3.1b3): el gameto femenino es el que origina el
nuevo individuo. Hay genes que aumentan su frecuencia (p. ej., en lino), lo cual
explica las diferencias que, en numerosas especies, se observan entre variedades a
la hora de obtener haploides. La identificación se hace por medio de marcadores
morfológicos o bioquímicos, pero siempre se ha de comprobar citológicamente.
345
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
346
LOS POLIPLOIDES EN LA MEJORA VEGETAL
mm × MM
Plántulas mm o m
Plántulas Mm que
se desechan
Recuento
cromosómico y
selección de
haploides
347
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Obtención del
haploide
A’ (2n) × B’ (2n)
Clon C (4n)
Multiplicación Multiplicación
vegetativa por semilla
(patata) (alfalfa)
348
LOS POLIPLOIDES EN LA MEJORA VEGETAL
349
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
con los auto y aloploides producidos entre aquellos y éstos y las formas derivadas
por poliploidía secundaria (#15.3.2c). Los tipos de complejos son muy variados
(Fig. 15.9): iniciales, en los que los poliploides ocupan nichos restringidos en un
área dominada por diploides solapantes; jóvenes, en los que los poliploides son
colonizadores agresivos y cubren el hábitat de los diploides; maduros, en los que
los extremos morfológicos y ecológicos están representados por diploides ya gene-
ralmente sin contacto; en declive, ya sin relación entre diploides y poliploides,
encontrándose con frecuencia niveles superiores al tetraploide; reliquias, cuando
los poliploides no tienen ya diploides cercanos. Caben todas las situaciones inter-
medias. El panorama puede llegar a ser muy complicado, ya que puede darse rever-
sión a niveles bajos desde niveles más altos y, además, aparecer formas de repro-
ducción vegetativa, apareciendo así complejos apomícticos. Un complejo
poliploide-apomíctico constituye una compilospecie, con intrincadas relaciones
entre sus elementos.
15.7. Transgenia
Se han conseguido patatas resistentes al mítico escarabajo, problema solucio-
nado con anterioridad a base de potentes insecticidas, que están comercializadas en
pequeña extensión todavía. En menor cantidad, batatas transgénicas. La líneas ani-
soploides («triploides») de remolacha europea podrían llegar a ser también trans-
1 2 AA
AC CCCC
AA
CC
AB
BB CC
BC
BB
5 4 3
AA AABB
AAAABBBB AABB
AACC CCC
AAB AABC
CCCC CCCC
AABB
CC
AABBCC AABBCC
BBCC
AABBBBCCCC BB
CC
Fig. 15.9. Complejos poliploides: 1-5, fases sucesivas desde el estado inicial (diploides) hasta el reliquia.
350
LOS POLIPLOIDES EN LA MEJORA VEGETAL
351
16
El cultivo de tejidos
en la Mejora
353
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
y un tiempo enormes, que se hacen mínimos con las nuevas técnicas. La facilidad
de regeneración tiene también una base genética, existiendo genotipos que favore-
cen la regeneración dentro de una misma especie.
Es obligado decir que, frente a las evidentes ventajas, también hay desventa-
jas respecto a los métodos tradicionales de propagación: se necesita equipamien-
to y personal especializado, lo que hace que estas técnicas no estén al alcance de
todos. Si a ello se le une la dificultad encontrada en muchas especies a la regene-
ración, se podrá ver que es un método de enorme interés en plena actividad
investigadora.
16.2. Aplicaciones
354
EL CULTIVO DE TEJIDOS Y REGENERACIÓN
355
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
to utilizado. Una vez formados, se los separa del callo, que puede seguir produ-
ciéndolos, y se los transfiere a otros tubos para su desarrollo, en el caso de los
embriones, o, en el caso de haberse producido tallitos o raíces, a medios respecti-
vamente de enraizamiento o de caulogénesis (Fig. 16.1). A veces se puede conse-
guir caulogénesis sin rizogénesis y viceversa, y no pocas veces no se pasa del esta-
do de callo. Si se han obtenido tallitos, un procedimiento práctico de evitar la
engorrosa operación de conseguir raíces en ellos es injertarlos directamente en
plántulas de semillas recién germinadas, cuyo ápice se decapita y se escinde longi-
tudinalmente con una cuchilla, introduciendo en dicha incisión el tallito regene-
rado.
356
EL CULTIVO DE TEJIDOS Y REGENERACIÓN
tación al ambiente natural, puesto que, en este caso, las raíces son completamente
naturales.
La formación de callo permite una alta capacidad de multiplicación en las
especies en que la morfogénesis sea fácilmente inducible. A partir del callo se pue-
den obtener también suspensiones celulares en medios líquidos que hay que man-
tener en agitación para forzar la dispersión las células o los agregados celulares.
Si los explantos utilizados son discos foliares (que se obtienen de las hojas por
medio de simples taladradoras de papel), en sus márgenes suelen formarse directa-
mente embrioides (estructuras fusiformes análogas a embriones) que regeneran la
planta completa; así se consiguió regenerar algunas especies de soja silvestre, pero
no de la soja cultivada: una vez más se puede observar lo errático del éxito con
estos métodos.
357
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Disco Disgregación
Foliar
Protoplastos
Eliminación de
paredes
Fusión
Regeneración pared
celular
Anfiploide
AABB
358
EL CULTIVO DE TEJIDOS Y REGENERACIÓN
359
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
360
EL CULTIVO DE TEJIDOS Y REGENERACIÓN
No se crea que las técnicas descritas han sido de utilidad tan sólo en investiga-
ción. Ya se ha apuntado antes la obtención de plantas libres de virus en importan-
tes especies de propagación vegetativa; es práctica común en naranjo, fresón, pata-
ta, banano, caña de azúcar, varios frutales, etc. Pero, además, existe una potente y
361
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Fig. 16.4a. Selección de plantas resistentes a herbicidas por regeneración en cultivo de tejidos.
Fig. 16.4b. Selección de plantas resistentes a herbicidas con la ayuda del cultivo de tejidos.
362
EL CULTIVO DE TEJIDOS Y REGENERACIÓN
363
17
La ingeniería genética
y sus aplicaciones
17.1.1. El origen
Las técnicas que se incluyen bajo tal denominación se pusieron a punto a prin-
cipios de los setenta. Con ellas es posible cortar en el ADN de una especie el trozo
que contiene un gen concreto e insertarlo en el ADN de otra especie. Con esta téc-
nicas, evidentemente, puede prescindirse de la reproducción sexual. Obsérvese
además que, a diferencia del caso de la mutación, aquí no se le deja al azar la fabri-
cación de un gen: se opera con genes ya conocidos, naturales o artificiales (por arti-
ficial no hay que entender lo que se sintetiza en laboratorio desde principio a fin,
sino la construcción in vitro de un gen con partes de otros: se los llama genes qui-
méricos).
La Ingeniería genética representa una auténtica ruptura con las técnicas del pasa-
do. Aparte el salto cualitativo que representa poder prescindir de la necesidad de cru-
zamiento (aún aplicando rescate de embriones, la reproducción sexual era obligada),
la única acción consciente posible sobre el ADN se reducía hasta ahora a provocar
mutaciones por los agentes adecuados, procedimiento poco eficaz por lo escasamen-
te predecible (véase cap. 14). También se trató de conseguir (y se consiguió en con-
365
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
366
LA INGENIERÍA GENÉTICA Y SUS APLICACIONES
INSERCIÓN EN EL VECTOR
TRANSFERENCIA A BACTERIAS
IDENTIFICACIÓN
USO
367
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Recuperación de
plásmidos
Cultivo industrial
a) Obtención industrial
de un producto
368
LA INGENIERÍA GENÉTICA Y SUS APLICACIONES
Las posibilidades mencionadas no agotan todo lo que los nuevos métodos pue-
den dar de sí, pero ofrecen los casos más frecuentes.
369
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
G A A T T C G A A T T C
C T T A A G C T T A A G
G A A T T C
C T T A A G
G A A T T C
C T T A A G
cortados con las mismas «tijeras» y, por tanto, con las mismas marcas en los extre-
mos producidos por el corte, podrán pegarse entre sí, formando una cadena híbri-
da de ADN inexistente en la Naturaleza: es una cadena de ADN recombinante (Fig.
17.3). Así podremos incluir un gen de una especie en el ADN de otra.
Pero para hacerlo queda un largo camino por recorrer. Volvamos para ello a
nuestro problema. Queremos extraer del ADN en el que sabemos que está el gen
que nos interesa un fragmento que contiene dicho gen. Lo cortamos con las enzi-
mas de restricción adecuadas. Para obtener fragmentos de un tamaño conveniente
(tal que pueda contener nuestro gen en su interior) han de utilizarse con frecuencia
varias enzimas en tratamientos sucesivos. Como suponemos un cierto desconoci-
miento original, obtendremos fragmentos de mayor longitud que la estimada para
370
LA INGENIERÍA GENÉTICA Y SUS APLICACIONES
371
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Nada más lógico, pues, que tratar de utilizar dichos minúsculos cromosomitas
para lo que pretendemos. Se extraen de cultivos de E. coli y se purifican, lo que
requiere una puesta a punto específica para cada tipo de plásmido. Una vez conse-
guidos, se cortan con la enzima que nos sirvió para hacer lo mismo con el ADN que
tiene nuestro gen (Fig. 17.3); los plásmidos ideales son aquellos que tienen un solo
punto de corte por cada enzima, pues entonces quedan como circulitos abiertos
cuyos extremos cohesivos son los mismos que los de los trozos del ADN donante
que habíamos preparado. Así pues, cuando plásmidos y trozos se ponen en contac-
to en el mismo tubo de ensayo, aquéllos tienen la posibilidad de unir sus finales
con los de los plásmidos, formando un nuevo círculo de ADN, un nuevo plásmido
inexistente hasta este momento, que consta de la cadena original del plásmido más
un trozo del ADN donante. Bien es cierto que muchos plásmidos pueden volver a
cerrarse sin haber tomado ningún trozo de ADN extraño, incluso pueden pegarse
entre sí. Pero muchísimos habrán tomado un trozo del medio. Los extremos pega-
dos se hacen estables con otra enzima: una ligasa, que sella esas uniones definiti-
vamente y convierte en totalmente estable el nuevo plásmido (Fig. 17.4).
El plásmido constituye lo que se denomina un vector. Sirve para darle estabili-
dad a los trozos de ADN que hemos cortado y para llevarlos de un sitio a otro,
incluso para transferirlos a su destino final, esto es, a la planta en la que queremos
incluir un nuevo gen. Los plásmidos que hoy se utilizan en el trabajo habitual son
también «domesticados», habiéndoseles quitado partes innecesarias y colocado
otras convenientes para facilitar su manejo. Pero eran, en origen, «silvestres»,
como las propias plantas cultivadas y la misma E. coli y otros microorganismos
utilizados en biotecnología (por ejemplo, levaduras).
Para clonar grandes trozos de ADN, tales como se necesitan en la secuencia-
ción de un genoma completo, hacen falta otros vectores como los cromosomas arti-
ficiales de bacterias y levaduras referidos en #3.4.1.
372
LA INGENIERÍA GENÉTICA Y SUS APLICACIONES
Marcador de
resistencia a
Kanamicicna Inserción
ADN recombinante
Introducción en célula
hospedadora
373
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
pues, que identificar cuál es la colonia que lleva el vector recombinante en el que,
a su vez, va el trozo de ADN donante en el que está nuestro gen.
Si el gen en cuestión codificara una proteína conocida y no bacteriana (supon-
gamos, p. ej., la insulina humana), está claro que la colonia bacteriana que produz-
ca insulina es la portadora del ADN recombinante. Pero, en general, éste no es el
caso. Para resolver el problema hemos debido utilizar un vector con marcadores
adecuados, es decir, con señales internas que nos permitan reconocer dos cosas: 1)
si la bacteria que ha formado la colonia ha tomado un plásmido del medio de culti-
vo o no, y 2) si, en el primer caso, el plásmido ha incorporado un fragmento de
ADN donante o si se ha vuelto a reconstituir simplemente volviendo a pegar sus
extremos.
En el caso de la mayor parte de los plásmidos se utilizan dos genes de resisten-
cia a sendos antibióticos (frecuentemente kanamicina y ampicilina) destinados a
resolver los dos puntos anteriores. Uno de ellos (Fig. 17.4) sirve para localizar las
colonias procedentes de una célula que ha tomado un plásmido recombinante del
medio: al tratar con el antibiótico correspondiente se eliminan las colonias produ-
cidas por las bacterias que, por no haber tomado ningún plásmido, no poseen el
carácter de resistencia a ese antibiótico. El segundo gen marcador del plásmido se
prepara para que la enzima de restricción lo parta en su interior, en un punto que va
a ser el sitio de incorporación del trozo de ADN extraño; al integrarse éste dentro
de ese gen de resistencia, éste pierde su función original de resistencia al segundo
antibiótico. Así pues, se identifican primero las colonias que han recibido un plás-
mido (son resistentes al primer antibiótico) y después, dentro de éstas, las que no
son resistentes al segundo, cosa que nos indica que el plásmido ha incorporado un
fragmento del ADN donante (Fig. 17.4). Estas operaciones se realizan mediante
sencillas técnicas microbiológicas. Es importante señalar que los marcadores no
tienen que ser obligatoriamente genes de resistencia a antibióticos; de hecho, ya se
están utilizando otros, pero por ahora son, sin duda, los más eficaces en el trabajo
de laboratorio (#17.4.2).
Así conseguimos la «biblioteca», es decir, una colección de colonias de un
microorganismo (E. coli, levaduras, etc.) cada una de las cuales tiene un plásmido
en cuyo interior existe una cadena de ADN procedente de otro organismo. Una de
ellas tiene el gen que nos interesa.
La identificación del trozo que lleva nuestro gen se hace por el producto de la
actividad de éste; ya se ha dicho que si, por ejemplo, fuéramos buscando el gen de
la insulina humana, la colonia de bacterias que produjera insulina sería la que
vamos buscando, puesto que ésta proteína no la producen las bacterias de forma
natural. Obviamente, si lo que hubiéramos pretendido es producir industrialmente
insulina, ya estaríamos cerca del final: habría que cultivar la colonia en cuestión en
gran cantidad y extraer y purificar la insulina producida (pero, en realidad, habría
que purificar antes el ADN integrado, como se dice a continuación.)
Cada uno de esos trozos, en efecto, es todavía muy grande. Hay que separarlo
de su vector (utilizando para ello la misma enzima de restricción, que corta, recuér-
dese, en los mismos puntos por los que ambos ADN se unieron), volverlo a partir
374
LA INGENIERÍA GENÉTICA Y SUS APLICACIONES
con otras enzimas y formar nuevas bibliotecas cada vez más detalladas. El final
teórico del proceso es la obtención de una secuencia que contiene exclusivamente
el gen buscado.
375
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Extracción y purificación de
ARNm
A U U C G A C ARNm
Transcriptasa inversa
T A A G C T G
ADN complementario (cADN)
DNA polimerasa
T A A G C T G
cADN de cadena doble
A T T C G A C
Inclusión en plásmidos
Inclusión en bacterias
Selección
plásmido (Ti) que la bacteria inyecta en la célula del huésped (Fig. 17.7a) y que
encuentra de forma natural su camino para integrarse en el ADN cromosómico de
las células radiculares de sus huéspedes, cosa que hace en puntos muy específicos.
Una vez instalado en el cromosoma del huésped, el plásmido pone a trabajar sus
genes; entre ellos, uno causa la proliferación de las células del huésped (el tumor
que vemos como resultado); otro fabrica una opina, un aminoácido que la bacteria
necesita para su metabolismo.
376
LA INGENIERÍA GENÉTICA Y SUS APLICACIONES
Inserción en
plásmidos Protoplastos
de tabaco
Protoplasto
con plásmido
recombinante
Regeneración
377
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Agrobacterium
ADN cromosómico
ADN-T
Plásmido Ti
Agrobacterium
Células de la planta
Tumor
(agalla) El plásmido Ti se inserta en
un sitio fijo de un cromosoma
Fig. 17.7.a. Modo de infección de Agrobacterium.
Región T-DNA T-DNA desarmada
n
vir
Ori (Ec)
3 Ori (At) Mb
1
2
a b
Fig.17.7b. Plásmido Ti: (a) natural, (b) desarmado. (a) Región T-DNA: responsable del tumor.
T: bordes izquierdo (bi) y derecho (bd) de la región T-DNA (secuencias de inserción): vir: región
responsable de la virulencia. 1...n: genes del fago. hor: genes para desarrollo del tumor
en el huésped; opi: gen para síntesis de opina. (b) Prácticamente lo que queda son los bordes T. trg:
transgén; Mp: marcador en planta; Mb: id en bacteria; ori (Ec): origen de replicación en E. coli;
ori(At): id en Agrobacterium.
378
LA INGENIERÍA GENÉTICA Y SUS APLICACIONES
Inoculación con
Agrobacterium
Medio de inducción
con antibiótico
Medio de enraizamiento
Planta regenerada
379
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Válvula de escape
Macroproyectil
Meristemo
(o cultivo)
Microproyectiles
[microbolitas de oro o tungteno
con ADN (plámidos a transferir]
380
LA INGENIERÍA GENÉTICA Y SUS APLICACIONES
Cilindro acelerador
el gas
Disco de compresión
Microproyectiles portadores
del ADN
Placa de retención de los
proyectiles permitiendo el
paso del ADN
381
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
gen A’
gen A
ARNm de A ARNm de A’
apareamiento en el citoplasma
ARNm inactivado
A’
el carácter no se expresa
382
LA INGENIERÍA GENÉTICA Y SUS APLICACIONES
a)
b)
c)
Marcador 1 transgén
Vector (plásmido)
Marcador 2
funcionen en todo momento. Pueden ser fuertes o débiles, según permitan alta o
baja expresión del gen que controlan. Pueden, en ocasiones, ser ellos mismos
quiméricos: pueden incluir secuencias de iniciación de la transcripción, a su vez
modificadas o no, o bien secuencias que refuerzan su acción (enhancers), y ser
así más largos o más cortos de lo que naturalmente son, si con eso se consigue
mejor el efecto deseado.
Entre los promotores más utilizados están el de la fracción 35S del virus del
mosaico de la coliflor (CaMV 35S) y el de la ubiquitina de maíz; otros por ejem-
plo, son el de la actina del arroz y el de las gluteninas de alto peso molecular de
trigo; todos ellos son constitutivos. El campo de los promotores es de los que regis-
tra una investigación más activa.
Las secuencias de finalización tienen, como su nombre indica, que terminar
la lectura del ADN y estabilizar el ARNm formado por medio de una cadena de
poliA. Entre las más utilizadas están la de la fracción 35S del virus del mosai-
co de la coliflor, la del gen inhibidor II de la proteinasa da la patata y las de
algunos plásmidos. Pueden asimismo llevar secuencias que refuerzan la
acción.
383
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
384
LA INGENIERÍA GENÉTICA Y SUS APLICACIONES
385
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
a) Marcador Transgén
Vector 1 Vector 2
Marcador 1 Gen
s: Sitios
b) de corte
s s
Marcador de resistencia
a antibióticos M2
Marcador 1 Gen
Sector que se
transfiere
M2
Fig. 17.12. a) Construcciones en diferentes vectores para transformación simultánea con ellos.
b) Eliminación de marcadores para transferencia por cañón de ADN del sector que lleva el transgén
y un marcador conveniente.
386
LA INGENIERÍA GENÉTICA Y SUS APLICACIONES
17.3. Consecuciones
Recuérdese que, para poder utilizar estas técnicas, hay que localizar el gen
por su actividad, esto es, por el producto cuya síntesis codifican. Asimismo, el
vector debe integrarse, una vez modificado, en la célula que se va a clonar, y
dividirse en ella al menos a la misma velocidad que ésta. Finalmente, debe
expresarse plenamente en la célula receptora. Por último, si se trata de transfor-
mar organismos superiores, estos deben regenerar a partir de células transforma-
das, para lo cual es condición necesaria el disponer de la técnica de regeneración
en cada caso.
Las técnicas descritas tienen un alcance teóricamente ilimitado. La transferen-
cia extraespecífica salva todas las barreras: se han transferido genes de bacterias a
plantas superiores, de hombre a ratón y a bacterias, etc. Ya se ha dicho varias veces
en esta obra que en la práctica de la Mejora suponen el ideal de la mutación dirigi-
da (sin ser mutación) puesto que se aíslan las secuencias queridas sin el azar de la
mutación. Pero incluso puede decirse que superan este ideal, puesto que pueden
hacerse combinaciones con promotores y terminadores, además de poder modifi-
car todos los elementos del transgén, todo lo cual aumenta infinitamente el campo
de posibilidades.
Debe indicarse que muchos casos en los que se han aplicado o se intentan apli-
car métodos de ingeniería genética pueden ser resolubles por técnicas tradicionales
de cruzamiento y selección; recuérdese que los nuevos métodos son insustituibles
cuando la transferencia del gen de interés se realiza entre especies que no pueden
en absoluto cruzar entre sí (por ejemplo, transferencia desde bacterias a plantas
superiores) y recomendables cuando, una vez puesto a punto el protocolo experi-
mental, la obtención del material deseado es más rápida o más económica que con
los tradicionales.
Una importante limitación de las nuevas técnicas, al menos por ahora, es que,
como ya se ha dicho, sólo se pueden transferir genes bien identificados, lo que
deja fuera de órbita los sistemas poligénicos, responsables de multitud de caracte-
res del mayor interés agronómico: rendimiento, ciclos biológicos, resistencias
duraderas y estables a plagas y enfermedades, etc., si bien muchos de estos casos
son atacables cambiando de perspectiva, esto es, de carácter en estudio: puede que
el rendimiento no sea resoluble por ingeniería genética, pero quizá alguno de sus
componentes sí.
Ha de tenerse en cuenta, asimismo, que el destino de los genes transferidos por
estas técnicas es el mismo que el de los genes «naturales»: en los casos de genes de
resistencia, por ejemplo, son tan sensibles a ser vencidos por los de virulencia del
387
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
patógeno como los demás (cap. 18). Los de resistencias a herbicidas pueden causar
un mayor uso de los fitoquímicos, pero no si se los maneja con el conocimiento
técnico adecuado, como así se está demostrando en la práctica. En todo caso, el
cuidado a tener con los productos obtenidos por ingeniería genética es el mismo
que el que ha de tenerse con cualquier obtención de la Mejora.
El campo de aplicación de estas técnicas crece de día en día, aunque la conse-
cución de un buen resultado diste mucho de ser el «llegar y vencer» de los prime-
ros biotecnólogos; cada logro implica un tremendo trabajo de equipos poderosos
en lo material y en lo humano. Es frecuente que, una vez obtenida la planta trans-
génica, se vean modificados, sin haberlo querido por supuesto, muchos caracteres
importantes; por ejemplo, en los primeros arroces transgénicos con un gen de resis-
tencia a la kanamicina las plantas resultaron ser más pequeñas, de floración más
tardía, con semillas de forma alargada, etc.; otras veces se aprecia la falta de expre-
sión del gen introducido.
Todo ello indica que el trabajo no se termina en el laboratorio, y de ahí la dis-
paridad entre las numerosas nuevas plantas transgénicas conseguidas y las que
realmente se transforman en productos de interés agrícola.
No está de más repetir lo que se dijo en #17.1.2: «una variedad transgénica es
un organismo en cuya obtención se integran procedimientos clásicos y de ingenie-
ría genética; antes de ser utilizado comercialmente es repetidamente ensayado en
condiciones naturales para comprobar su estabilidad, su relación con el medio
ambiente, incluyendo el humano, y su eficacia agronómica o industrial y, en gene-
ral, biológica». Es un organismo conseguido mediante la más alta tecnología exis-
tente en la actualidad y que debe ser utilizado en los mejores ambientes posibles,
incluyendo la palabra «ambiente», como en el caso de las variedades híbridas,
tanto el ambiente propiamente dicho como la técnica agrícola.
En pocos casos, hoy en día, se ha alcanzado la fase de explotación comercial,
lo que no impide que la superficie sembrada con variedades transgénicas pase de
los cincuenta millones de hectáreas en todo el mundo (básicamente, de algodón,
soja, maíz y colza). Hasta el momento, los mayores éxitos en la transferencia se
han conseguido con Agrobacterium (casi un 80% de las plantas transgénicas obte-
nidas, de los cuales la mayoría con A. tumefaciens, incluyendo el espárrago, y sólo
unos pocos con A. rhizogenes); el cañón de ADN o acelerador de partículas ha teni-
do un 10% (entre otros en maíz y soja), prácticamente la misma proporción que la
transformación directa de protoplastos; con otros procedimientos (microinyección
en ovarios por ejemplo) sólo se ha conseguido un 2-3% de transformaciones.
En los capítulos dedicados al estudio de los métodos de mejora se ha dado noti-
cia de los casos más importantes, integrándolos en esos lugares en cuanto aplica-
ciones del más reciente de dichos métodos. Se hace aquí una exposición «horizon-
tal» por los caracteres más importantes que han pasado de la fase experimental y
han llegado a la comercialización o están a punto de hacerlo, sin que la relación sea
en modo alguno exhaustiva:
a) Resistencia a herbicidas. Es uno de los campos más fértiles en resulta-
dos. De común conocimiento, por su repercusión en la prensa y por las protestas de
388
LA INGENIERÍA GENÉTICA Y SUS APLICACIONES
389
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
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LA INGENIERÍA GENÉTICA Y SUS APLICACIONES
una enzima que destruye el ARN en las células de dicho tejido. El procedimiento
podría ser absolutamente general para cualquier especie, con lo que se lograría pro-
ducir híbridos comerciales con la mayor facilidad.
Los pasos fueron los siguientes (Fig. 17.13):
a) Construcción de un gen quimérico productor de androesterilidad a partir
de un gen que sólo se expresa en el tapete de las anteras y de otro gen que
codifica una enzima que destruye las células del tapete en la planta porta-
dora. La fertilidad femenina no se afecta.
2
1
Gen de ribonucleasa
Vector
Colza androstéril
1
3
3
1
Gen que inhibe la
ribonucleasa Gen quimérico que sólo
se expresa en
1 3 las anteras
Vector
391
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LA INGENIERÍA GENÉTICA Y SUS APLICACIONES
mativas de control, no se puede pedir que se interrumpan todos los programas bio-
tecnológicos, como se oye y lee con más frecuencia de la que sería deseable. Para
estos y otros muchos casos, la única solución, y siempre habría quebrantadores de
toda norma, es la adecuada formación del ciudadano, de lo que son responsables
los programas educativos desde la niñez, y la no menos correcta información que
le llega respecto a los fundamentos del método, a sus posibilidades y a los factores
de riesgo que conllevan, cosa que no ha sucedido en lo concerniente a plantas y
animales transgénicos.
Los críticos más duros se han olvidado de que cada día es mayor el número de
medicinas obtenidas mediante microorganismos transgénicos y, sin embargo,
siguen oponiéndose a todo tipo de plantas que incorpore un simple gen de otro
organismo (e incluso, sorprendentemente, a aquellas en que se les ha eliminado);
les parece bien que se conozca mucho más que nunca sobre el cáncer, utilizando
obviamente ingeniería genética, pero se oponen a la existencia de ratones transgé-
nicos en los que es posible inducir cáncer para poder realizar tales estudios, adu-
ciendo que son animales creados para morir, como si vacas, ovejas y gallinas no
fueran criados para ir al matadero. En pocos campos se aprecia de forma tan clara
tanto la falta de formación científica elemental como el sesgo intencionado de la
información.
No es posible analizar en estas páginas toda la casuística propia de la polémica
sobre los organismos transgénicos. La formación necesaria ha tratado de darse en
las páginas precedentes y se seguirá ofreciendo en las siguientes. Una sucinta
información aclaratoria, para discutir los casos de más relevancia en los últimos
tiempos, es la que aquí sigue.
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LA INGENIERÍA GENÉTICA Y SUS APLICACIONES
relación con el hombre. El que una bacteria, intestinal (E. coli) o no, adquiera
resistencia a kanamicina, que se instale en cualquier órgano humano, etc., no
tiene absolutamente ninguna repercusión ni para el hombre ni para ninguna
colonia de bacterias, pues la kanamicina no llegará nunca por no usarse más allá
de los límites del laboratorio. El caso de la ampicilina es distinto: éste antibióti-
co sí que se aplica contra enfermedades del hombre; pero supuesta una célula de
E. coli transformada e instalada en el intestino, si es que llega a esa situación, no
tendrá superioridad sobre las bacterias no portadoras del gen de resistencia a
menos que vivan en presencia del antibiótico, por lo que habría que estarlo
tomando de forma continua para favorecer la nueva cepa resistente. Y mientras
no se tomara, lo que produciría el gen de resistencia es una carga genética a las
células portadoras, por tener un gen fabricando proteínas que no sirve para nada.
Su destino, en ausencia de ampicilina, sería semejante al de cualquier planta cul-
tivada que quedara abandonada en un baldío o, aún mejor, en un terreno total-
mente agreste.
Hay que añadir otro argumento más. No hay que pensar en las consecuencias
tremendistas que tendrá la aparición de bacterias resistentes a antibióticos por inge-
niería genética, puesto que mucho antes de que ésta apareciera ya teníamos tales
bacterias. Dejando aparte la resistencia natural que, como se ha dicho, existe en
todas las poblaciones bacterianas, han surgido muchas más cepas, y más peligro-
sas, porque el hombre creó el ambiente propicio para que se propagaran nuevas
mutaciones: dicho ambiente no es otro que el uso masivo, constante e indiscrimi-
nado de todo tipo de antibióticos. Pocos hospitales en el mundo están libres de tal
problema. Si se originara alguna nueva cepa bacteriana resistente por medio de la
ingeniería genética, no sería sino una más, y por cierto bien débil como para llevar
una vida independiente a causa de su previa «domesticación» para servir en labo-
ratorio, cosa que no sucede en las cepas originadas por mutación y filtradas por la
selección natural a causa del mal manejo de antibióticos, cepas que son agresivas
como un animal salvaje.
Finalmente, hay que recordar el origen de emplear genes de resistencia a anti-
bióticos (#17.2.3): son simples marcadores que nos señalan la presencia del gen
que nos interesa. En la actualidad se preparan los vectores de tal forma que tales
marcadores se inactivan tras la selección. Asimismo, podrían utilizarse otros mar-
cadores para poder evitarlos. Serían perfectos como tales aquellos genes que fue-
ran «neutros», inocuos desde el punto de vista funcional, para evitar problemas una
vez transferidos al organismo superior que se quiere transformar. Se los está reem-
plazando activamente y se utilizan ya genes de resistencia a herbicidas, de toleran-
cia a metales pesados, el gen lacZ y un medio de cultivo que produce fluorescencia
en las células que lo llevan si se iluminan con luz ultravioleta aunque, por el
momento, los mejores marcadores sigan siendo, desde un punto de vista de mane-
jo práctico en laboratorio, los de resistencia a antibióticos. A pesar de ello, para el
año 2004 los organismos transgénicos deberán serlo sin la presencia de tales genes,
al menos en la Unión Europea; algunas de las soluciones inmediatas ya se han
mencionado (#17.2.6).
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LA INGENIERÍA GENÉTICA Y SUS APLICACIONES
Como sucede con los temas tratados en el parágrafo anterior, los que aquí se
van a mencionar también tendrían su lugar en el capítulo 22. Se comentan en este
lugar por dar una visión lo más completa y concentrada posible de un problema
que tanta repercusión tiene, sin deber tenerla, en los medios de comunicación.
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INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
nunca hubieran existido en la faz de la Tierra... Con todo ello, ha fundido sistemas
genéticos de innumerables especies, los ha partido, amalgamado y reventado, pero
todo ello parece no ser «modificación». Parece que lo es tan sólo la transferencia
limpia y precisa de un sólo gen de una especie a otra.
Una etiqueta de «organismo modificado genéticamente» es, además, peligrosa.
Los «ultraortodoxos» pueden pasar a decir que también los productos de la mejora
tradicional lo son (y es verdad que lo son), con una falacia subyacente: que sólo los
productos de la agricultura llamada «ecológica» o «biológica» son «productos
naturales», como si las variedades y razas que se manejan en tales agriculturas no
estuvieran tan modificados como las más modernas variedades y razas de la agri-
cultura desarrollada, de las que se diferencian únicamente en unos pocos años de
diferencia en cuanto a su obtención. Por todo lo dicho, no es posible dejar de pen-
sar que la etiqueta «OMG» implica una fuerte manipulación de la información y
que puede llevar un reverso que no se muestra: un fortísimo interés comercial.
Por último, debe indicarse aquí, aunque se verá con más detalle en el capítu-
lo 21, que los productos transgénicos, incluyendo las variedades vegetales, necesi-
tan muchísimos más controles, incluyendo los ambientales, que los tradicionales
para su registro (o patente) y comercialización. Sería deseable que se exigiera tal
cuidado para todo producto agrícola o industrial; por ejemplo, que se colocaran eti-
quetas con la inscripción «contenido en plaguicidas: x%», o «éste es un producto
ecológico que ha sufrido un ataque de tal enfermedad o plaga».
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LA INGENIERÍA GENÉTICA Y SUS APLICACIONES
TABLA 17.5
Superficies mundiales
Millones de ha (1996-2001)
1996 97 98 99 00 01
Países (1998-2001)
EE.UU. . . . . . . . . . . . . 20,5 28,7 30,3 35,7
Argentina . . . . . . . . . . 4,3 6,7 10,0 11,8
Canadá . . . . . . . . . . . . 2,8 4,0 3,0 3,2
China . . . . . . . . . . . . . < 0,1 0,2 0,5 1,5
Otros (aprox.) . . . . . . . 0,2 0,5 0,5 1,0
Cultivos (1997-2001)
Soja . . . . . . . . . . . . . . 5,1 14,5 21,6 25,8 33,3
Maíz . . . . . . . . . . . . . . 3,2 8,3 11,1 10,3 9,8
Algodón . . . . . . . . . . . 1,4 2,5 3,7 5,3 6,8
Colza . . . . . . . . . . . . . 1,2 2,4 3,5 2,8 2,7
Otros (1) . . . . . . . . . . . <0,1 <0,1 <0,1 <0,3 <0,3
Caracteres (1997-2001) (2)
Res. herbicidas . . . . . . 6,9 19,8 31,1 35,9 44,8
Res. insectos . . . . . . . 4,0 7,7 11,7 11,6 12,0
Otros . . . . . . . . . . . . . <0,1 <0,1 <1,0 <1,0 <1,0
(1) Patata, calabaza, papaya.
(2) Las sumas no coinciden con las totales debido a que hay cultivos transformados para más de un carácter.
Lo dicho se aplica a lo que está en el mercado. Como se acaba de decir, las pri-
meras variedades respondieron a las expectativas y de ahí su rápida difusión. Otros
cultivos, por sus características o por ser sólo localmente importantes, no se han
difundido en gran escala pero llegaron con éxito a la comercialización (papaya,
achicoria, tomate, etc.) La absurda oposición ecologista, utilizando o confundiendo
la protesta contra una cuestión técnica como arma arrojadiza contra una política
económica que no agrada a muchos, motivó una detención en la aparición de nue-
vas variedades de otros cultivos (remolacha, trigo, patata, arroz, etc.) que podrían
401
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
60
50 Mundo
40 EE.UU.
Millones de ha
30 Argentina
20 Canadá
10 China
0
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001
Fig. 17.14. Evolución de la superficie de cultivos transgénicos por países.
40
Millones de ha
30 Soja
20 Maíz
10 Algodón
0 Colza
95 96 97 98 99 00 01
Fig. 17.15. Evolución superficie de cultivos transgénicos 1995-2001.
50
Resistencia a
40 Herbicidas
Millones de ha
30
Insectos
20
Ambos
10
0
95 96 97 98 99 00 01
402
LA INGENIERÍA GENÉTICA Y SUS APLICACIONES
160
140
No transgénico
Transgénico
120
72 M ha (total)
80
% sobre total
mundial
60
34 25
46%
20% 11% 7%
0
SOJA ALGODÓN COLZA MAÍZ
haber estar comercializadas ya puesto que han pasado ya todas las fases experi-
mentales.
Muchos países en vías de desarrollo han pasado al campo «transgénico» por
poseer la tecnología necesaria: México, Sudáfrica, India (ambos en 2002; la India
ha anunciado la comercialización de su propio algodón transgénico en abril de este
año) y otros países del Sudeste asiático y la ya mencionada Argentina entre otros;
China ha anunciado que en el primer decenio del XXI alcanzará la mitad de su
superficie con variedades transgénicas. En general, los países en desarrollo no
tiene reticencias contra la nueva tecnología y sí contra lo que ellos llaman «pater-
nalismo» europeo (aunque en realidad es «ecologista») al tratar de convencerlos de
que son productos que no les convienen y que hundirán su economía.
Aun cuando las variedades transgénicas están siendo aceptadas en todo el
mundo, no es el caso de la Unión Europea, cuyos políticos parecen más sensibles a
la posible pérdida de votos ultraecologistas que a cumplir con su misión de infor-
marse a sí mismos e informar al público. En el momento de cerrar esta edición (sep-
tiembre de 2002) sigue activo el bloqueo en la aceptación de nuevas variedades
impuesto por algunos países con motivaciones muy diferentes. Hasta ese momento,
sólo se habían aceptado para comercializar 17 productos transgénicos («OGM»),
403
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
entre los que figuran una vacuna contra la rabia del zorro y dos sistemas de análisis
clínicos; los otros catorce son variedades de maíz (4: resistencia a taladro y glufosi-
nato), soja (1, sólo para importación y procesado), achicoria (1: androesterilidad y
resistencia a glufosinato), colza (4: resistencia a glufosinato), tabaco (1: resistencia
a bromoxinil) y clavel (3: cambio de color y longevidad). En España solamente se
han admitido a registro dos variedades de maíz resistentes al taladro, de las cuales
sólo una se ha comercializado por pertenecer las dos a la misma casa obtentora. Un
buen número de variedades de algodón y maíz principalmente, con todos sus requi-
sitos satisfactoriamente cumplidos, esperan, asimismo al cierre de esta edición, la
última autorización por parte del Gobierno, que reposa en criterios políticos y no
técnicos.
La relación de caracteres que se ha presentado más arriba, y se han evitado cui-
dadosamente los casos de «ciencia-ficción», muestra que el futuro es prometedor
para la agricultura, ofreciendo nuevos genes cuya adquisición hubiera sido imposi-
ble de otro modo y que son tanto más importantes para el mejorador del futuro por
cuanto, con pequeñas variantes en la construcción y en la transferencia, son utiliza-
bles en todas las especies. Una limitación de las técnicas clásicas es que una vez
conseguido un gen de, por ejemplo, resistencia a una plaga, no servía más que para
la especie en que aparecía (y, si acaso, en las que se podían cruzar con ella); si la
misma plaga atacaba otra especie, había que comenzar la búsqueda de nuevo. Por
el contrario, los genes Bt, por seguir con el ejemplo, son universalmente transferi-
bles. Oponerse a estas ventajas sin mostrar más argumentos que estimular el terror
del ciudadano ante un enemigo inexistente es, cuando menos, irresponsabilidad.
404
PARTE III
CASOS IMPORTANTES
18
Las variedades resistentes
a plagas y enfermedades
Se ha dicho repetidas veces que el hombre recoge lo que las enfermedades y las
plagas le dejan. En este capítulo hablaremos de cómo se defiende la planta de las
plagas y enfermedades que la atacan, es decir, de los daños que producen otros
seres vivos que a su vez también han de defenderse de las defensas que organiza el
huésped atacado, creando para ello nuevos sistemas de ataque. Tanto al atacante
como al atacado les va la supervivencia en ello. Es, pues, un problema distinto al
que presentan los llamados factores o estreses abióticos, tales como los daños pro-
ducidos por encharcamiento, salinidad, calor, frío, etc. (#19.1): el ambiente no res-
ponde con un frío mayor por el hecho de que sembremos una variedad resistente a
bajas temperaturas, pero un hongo y un insecto sí que procurarán crear razas más
agresivas ante el obstáculo de la resistencia, puesto que su razón de ser es, precisa-
mente, vivir y reproducirse.
Los organismos productores de los estreses bióticos son bien conocidos: virus,
bacterias, hongos, fanerógamas parásitas como el jopo o la cúscuta, insectos, arác-
nidos, nematodos y algunos otros. La mayor parte de nuestro conocimiento sobre
la respuesta resistente se debe a las enfermedades producidas por hongos, pero los
mecanismos de defensa y de ataque y su control genético sirven para explicar la
mayor parte de lo que sucede en el caso de los otros organismos, a los que se hará
referencia aquí cuando sea necesario.
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INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
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LAS VARIEDADES RESISTENTES A PLAGAS Y ENFERMEDADES
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INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
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LAS VARIEDADES RESISTENTES A PLAGAS Y ENFERMEDADES
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LAS VARIEDADES RESISTENTES A PLAGAS Y ENFERMEDADES
aportados por el fenotipo del carácter que estudiamos. El éxito de Mendel se debió
a la estrecha relación que supo encontrar entre fenotipo y genotipo, pero en la
genética de la resistencia no ocurre lo mismo.
413
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Los términos vertical y horizontal, que puso en boga Van der Plank con gran
éxito a principios de los sesenta y utilizadísimos desde entonces, tienen la ventaja
de ser muy conceptuales y de enorme valor didáctico, pero hay que tener presente
que las asociaciones generales indicadas más arriba, y dadas por Van der Plank
casi con valor absoluto, aunque se cumplen en muchos casos, no lo hacen en otros.
Bien es verdad que para llegar a destruir la asociación absoluta vertical-específica
de raza-monogénica-etc. de un lado y horizontal-general-poligénica-etc.- de otro
se han necesitado treinta años de intensa investigación. No se debe asumir sin más
que, ante una expresión incompleta, por ejemplo, estemos ante un caso de resisten-
cia general, durable y poligénica, ni que ante un gen mayor estemos por fuerza ante
una resistencia efímera.
El mal uso de estas relaciones ha llevado a posturas absolutamente contra-
rias a ellas y tan falsas como las generalizaciones absolutas que pretenden com-
batir, habiendo provocado no pocas luchas entre escuelas. Los matices, en este
asunto, son importantes. Buena prueba de ello es el caso de los conceptos de
resistencia incompleta y de resistencia parcial, que algunos consideran como
sinónimos pero que no lo son para otros: la expresión resistencia parcial se
estableció para el patosistema cebada-roya parda para indicar un tipo de resis-
tencia caracterizada por una disminución del ritmo de progreso de la epidemia;
implica ausencia de hipersensibilidad. Por su parte, la resistencia incompleta
puede ser conferida por genes (uno o muchos) responsables de reacciones hiper-
sensibles que limitan, pero no impiden, la reproducción del patógeno. Las dife-
rencias pueden parecer sutiles para el no especialista, pero no para el que lo es,
y es evidente que tales distinciones permiten sistematizar los «fenotipos» de la
reacción de resistencia y ayudar, por tanto, al estudio de su base genética. Pero,
para ello, ha de huirse de generalizaciones, lo que no es nada sencillo: la tenta-
ción, entre los que han descrito un nuevo tipo de resistencia, se manifiesta con
frecuencia en el intento de generalizar el nuevo tipo al máximo de casos reales.
Y así, hay quien ha asociado, sin gran base experimental, parcial a poligénico y
durable, y que total o incompleto implica lo contrario, habiendo casos en que no
es así. Por ejemplo, la resistencia conferida por Lr34 puede considerarse ‘par-
cial’ pero es monogénica.
Un concepto tan importante en la práctica como de difícil tipificación es el de
durabilidad. Todos los mejoradores están de acuerdo en que la resistencia ideal ha
de ser durable, y no sólo para la Agricultura Sostenible, sino también para la más
industrializada. La dificultad está en que el único criterio posible para estimar si un
gen es durable es que haya durado mucho tiempo. Por las razones dadas y las que
se verán luego, los sistemas poligénicos son durables por su propia naturaleza y los
monogénicos efímeros, y así es en general, pero con excepciones notables, como
por ejemplo la del manzano al pulgón Eriosoma lanigerum, conocida desde hace
150 años; sin antigüedad tan venerable, se conocen algunos casos de más de 50
años de duración, como la resistencia de la col a la fusariosis, no siendo excesiva-
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LAS VARIEDADES RESISTENTES A PLAGAS Y ENFERMEDADES
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INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
tencia ofrecida por dicho gen. Otro ejemplo es el del trigo «Gabo» que posee el gen
Sr11 de resistencia a la roya del tallo. Al tercer año de su introducción en Australia
ya aparecieron razas virulentas para ese gen. Es el precio de la popularidad, expre-
sión que acuñó con acierto Van der Plank.
No hay que confundir la durabilidad de la resistencia poligénica con «perfec-
ción», ni lo generalmente efímero de la resistencia monogénica con «imperfec-
ción». De hecho, los mejoradores han preferido tradicionalmente las resistencias
monogénicas, no sólo por su facilidad de detección y de transmisión por retrocru-
zamiento sino porque entre ellas se han encontrado los sistemas más perfectos, los
que producen mayor «limpieza» en el huésped. Existen buenos, medianos y malos
sistemas poligénicos y buenos, medianos y malos genes mayores de resistencia. En
lo que se diferencian esencialmente ambos tipos es en que, tanto siendo bueno
como malo, el sistema poligénico es estable y el monogénico, en general, perece-
dero (véase también lo dicho en #18.6.2).
Ahora bien, la resistencia vertical, específica de raza, etc., puede perderse, pero
no inevitablemente. Puede ocurrir, por ejemplo, que el parásito no persista todo el
año sobre la variedad, caso del trigo de primavera en el Norte de los Estados Uni-
dos, región en la que la roya no sobrevive en invierno; ésta, cada año, procede del
sur y no puede completar su ciclo sobre el trigo de primavera. Para que la resisten-
cia vertical se pierda, es condición indispensable que el parásito sobreviva sobre el
tipo resistente, es decir, que exista un contacto continuo entre el huésped y patóge-
no. Es fundamental, pues, que en donde cada año se origine la epidemia, no se uti-
licen variedades con el mismo gen de resistencia que las que se siembren en las
regiones de final de ciclo.
Debe considerarse, pues, al hablar de la «pérdida» de la resistencia vertical
que, más que inevitable, dicha pérdida es potencialmente posible, ya que si las con-
diciones favorecen al parásito (repetición de un cierto cultivo en una misma parce-
la, aumento de la superficie de una determinada variedad, condiciones favorables
de clima, etc.), éste podrá formar nuevas razas con los genes necesarios para anu-
lar los de resistencia del huésped. Pero la pérdida puede no producirse, al menos en
largos periodos de tiempo, siempre que se siga una buena técnica para la protec-
ción de los genes de resistencia. No se debe confiar, a priori, en que la resistencia
va a ser muy duradera: en la resistencia de tipo cualitativo, incluyendo por supues-
to a la conseguida por ingeniería genética, la durabilidad es la excepción, y siempre
tendrá una espada de Damocles sobre ella.
418
LAS VARIEDADES RESISTENTES A PLAGAS Y ENFERMEDADES
es decir, la siembra de las mismas variedades año tras año. En ambos casos se con-
sigue lo que más debe temerse: el contacto permanente entre el huésped y el pará-
sito, con lo que éste tiene masa y tiempo suficientes para permitir que se propague
una mutación que venza la barrera producida por el gen de resistencia.
Por tanto, una condición elemental para favorecer la estabilidad de la resisten-
cia específica de raza son las buenas prácticas agrícolas de las rotaciones de culti-
vos y de la diversificación de variedades dentro de un mismo cultivo (diversifica-
ción en cuanto a genes mayores de resistencia, que es el caso que aquí nos ocupa).
Pero la protección de la resistencia no termina con dichas prácticas. Conviene
comentar aquí la importancia que para ello tiene la disposición espacial y temporal
de los genes de resistencia. Otras posibilidades (empleo de multilíneas, mezclas de
variedades, acumulación de genes de resistencia en un cultivar, etc.) las veremos
más adelante (#18.8.5), al ser más propiamente métodos de mejora que condicio-
nes agrícolas adecuadas para la salvaguarda de la resistencia.
La resistencia puede ser estable:
1. Si la epidemia sigue un curso «de principio a fin», por ejemplo empezando
en variedades tempranas y acabando en tardías, o comenzando en las de
invierno y terminando en las de primavera, etc. Los buenos genes de resis-
tencia se deben usar sólo en las del período final; en las del comienzo
(tempranas, invernales) se pueden usar otros genes o bien resistencia hori-
zontal. Los genes de resistencia deben ser usados con arreglo a un plan
estratégico que normalmente cae fuera de las atribuciones del mejorador;
esto será más fácil, evidentemente, cuando haya muchos buenos genes de
resistencia, caso que no es muy frecuente entre otras cosas porque cuando
surge un buen gen de resistencia cualitativa, todos los mejoradores tienden
a incluirlo en sus variedades hasta que el parásito encuentra «su» gen de
virulencia. Y entonces, todos a buscar un nuevo gen de resistencia... Es, de
nuevo, el precio de la popularidad.
2. Cuando la epidemia pasa de un huésped a otro como, por ejemplo, de
malas hierbas al cultivo y viceversa al final de la campaña. Es importante
romper el «puente verde» para restringir el tamaño de las poblaciones de
patógenos, haciéndole más difícil adquirir nuevas mutaciones al hacerlo
pasar por el «cuello de botella» que representa un periodo sin cultivo; los
huéspedes alternativos permiten la supervivencia de mutantes con nuevos
genes de virulencia que después se cebarán con el cultivo. Pero si no es
posible romper ese puente entre diferentes ciclos de cultivo, si las varieda-
des sembradas poseen un gen de resistencia que no esté presente en aque-
llas, el parásito no estará en contacto permanente con portadores de dicho
gen y no habrá una presión de selección continua para que las razas del
parásito adquieran un nuevo gen de virulencia.
3. Si el cultivo ocupa un área pequeña estamos en el mismo caso. Por eso hay
casos de buena estabilidad en especies no muy extendidas o cuando hay un
patrón «en mosaico» del cultivo; lo contrario ocurre con el monocultivo de
una sola variedad en grandes extensiones. De ahí la importancia de diver-
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enormemente susceptible a una enfermedad que hasta entonces sólo había apareci-
do en gramíneas silvestres: Helminthosporium victoriae, y que a partir de entonces
se convirtió en un factor limitante del cultivo, al haber actuado la variedad impor-
tada de foco de dispersión.
Así pues, cada país debe tener la elemental precaución de hacer funcionar
correctamente su servicio de cuarentena para controlar las importaciones de
material vegetal, pues las plagas y enfermedades que entran nunca se van. Así
pues, se deben importar genes y no variedades; o sea, deben utilizarse las varie-
dades importadas para transferir el o los genes de interés a material adaptado a
las condiciones locales y bien ensayado desde el punto de vista de la protección
vegetal, todo ello bajo un control por el mejorador equivalente al del servicio de
cuarentena.
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peratura dada en cámara no tiene en cuenta que, en condiciones naturales, las tem-
peraturas, humedades etc., son fluctuantes, lo que puede causar que, en sucesivos
momentos del cultivo, tengan diferente importancia relativa distintos genotipos del
patógeno. Así pues, la selección en condiciones controladas podría ser efectiva
contra algún o algunos genotipos concretos, pero no contra todos los que van sien-
do favorecidos a lo largo del ciclo en función de las condiciones ambientales. De
ahí que sea absolutamente necesaria una alta correlación entre los resultados en
condiciones controladas y los obtenidos en campo. Y por eso mismo, la resistencia
de campo, aún siendo más lenta, engloba todos los factores que influyen en la
manifestación de la enfermedad y, por tanto, de la resistencia.
Es importante recalcar que para seleccionar por resistencia horizontal hay que
trabajar:
1. Sin ningún gen de resistencia vertical, o
2. Con genes de resistencia vertical, pero entonces con razas de patógenos
que anulen dichos genes, que es como trabajar sin ellos, con el lógico obje-
tivo de poner al descubierto los sistemas poligénicos de resistencia hori-
zontal.
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INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
428
LAS VARIEDADES RESISTENTES A PLAGAS Y ENFERMEDADES
ca se somete a las mismas presiones que el conseguido por cualquier otro método
(véase #18.7.5), y ya hay experiencia que lo confirma. En #17.3 se dieron ejemplos
de lo ya conseguido tanto para enfermedades como para plagas. En el capítulo 22
se tratará el problema del escape de genes que confirma una vez más lo ya dicho
con anterioridad en estas páginas: el origen del gen de resistencia es independien-
te de su destino; todos ellos están sometidos a la misma dinámica de las relaciones
gen a gen antes descritas para los genes de efectos cualitativos.
18.9.1. Generalidades
Aunque los principios generales expuestos hasta ahora son, en general, válidos
para el ataque de los invertebrados que mantienen un contacto permanente con la
planta (por ejemplo, productores de agallas como los cinípedos y algunos nemato-
dos, etc.), es necesario aclarar algunas diferencias sustanciales entre enfermedades y
plagas. En primer lugar, éstas representan el primer escalón de la cadena trófica, en
tanto que aquellas son degradativas por naturaleza. En segundo lugar, incluso en el
caso de plagas originadas por organismos sedentarios, el organismo causal siempre
trata de elegir la planta de la que va a alimentarse, cosa que no sucede con los pará-
sitos productores de enfermedades. Por último, un factor no presente en el caso de
enfermedades es el hecho de la capacidad de movimiento en el espacio que tienen,
en general, los productores de plagas, es decir, la posibilidad de desplazamiento de
una localidad a otra siendo un caso extremo el bien conocido de los insectos migra-
torios como la langosta, la famosa Monarcha americana y la gardama.
El daño causado no es lineal en función de la densidad de insectos; a bajas den-
sidades puede tener incluso un efecto estimulante. A densidades mayores el efecto
puede ser ya lineal. Se denomina posición de equilibrio general a la densidad de
una población de insectos en un periodo de tiempo determinado en ausencia de
cambio ambiental permanente; se alcanza tras una serie de fluctuaciones en el
número de individuos. Nivel de daño económico es la densidad poblacional más
baja que causa daño agronómico. Estos dos parámetros no tienen por qué coincidir.
429
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
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LAS VARIEDADES RESISTENTES A PLAGAS Y ENFERMEDADES
431
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
zado con anterioridad para incluirlas en planes de mejora resultó desastrosa. La cri-
sis de la viticultura solo acabó cuando se comprendió el ciclo del parásito, que
tiene una fase en las raíces y otra en las hojas. El injerto de vid europea en patrón
americano (o derivado de híbridos entre vides europeas y americanas) solucionó el
problema, que había obligado a replantear la viticultura mundial sobre nuevas
bases. El parásito, en efecto, no crece sobre las raíces de las vides resistentes, por
lo que su ciclo biológico queda incompleto.
A finales del siglo XIX se habían hecho en California selecciones sistemáticas
en trigo para resistencia a Mayetiola. Los primeros estudios genéticos se realizaron
en 1916 con Eriophyes gossypii y a Vaissetia oleae, parásitos del algodón, y con
Mayetiola destructor en trigo. En 1931 se distribuyó la primera variedad resistente
obtenida por selección consciente.
En 1.951 se describió la primera resistencia en trigo a insectos en la variedad
«Ponca» a Mayetiola destructor, y, también por primera vez, se describieron razas
fisiológicas, habiéndose identificado desde entonces numerosas variedades con
factores de resistencia. Sin embargo, se conoce mal la base química de dicha resis-
tencia.
Las primeras plantas transgénicas resistentes a insectos se obtuvieron en 1986
en tabaco, sólo a título experimental. Las primeras variedades transgénicas con
resistencia Bt fueron de algodón, habiendo comenzado su explotación comercial
en 1995/6 en los EE.UU. La primera transformación fue sobre «Coker 312», una
variedad obsoleta pero que integró correctamente el transgén y regeneró perfecta-
mente en cultivo in vitro. Posteriormente, por medio de retrocruzamientos tradicio-
nales, se transfirió a variedades comerciales modernas. Véase también lo dicho en
#17.3b.
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LAS VARIEDADES RESISTENTES A PLAGAS Y ENFERMEDADES
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siempre, pues una vez que una cierta variedad es resistente a algún patógeno, el
agricultor no necesita gastar nada en su protección. Pero hay una trampa en la pre-
gunta, pues parece que son alternativas excluyentes y no lo son: son vías comple-
mentarias, como se ha dicho en #18.11. Así, si la resistencia alcanzada es débil, un
tratamiento químico o biológico moderado compensará las deficiencias. La solu-
ción lógica es la lucha integrada, concepto tantas veces manoseado y tan pocas
practicado.
Es cierto que los genes cualitativos de resistencia pierden su eficacia al cabo
de algún tiempo cuando el parásito «descubre» la manera de evitar su acción.
Pero, por otra parte, los tratamientos con productos químicos provocan una pre-
sión de selección constante para el parásito, que también puede crear resisten-
cia a ellos (el caso de la resistencia de insectos al DDT es ya de antiguo libro de
texto). Y una vez que un parásito encuentra sus genes de resistencia a un plagui-
cida, esta resistencia es para siempre. Tampoco se puede olvidar que un trata-
miento puede eliminar un parásito, pero también puede eliminar a sus predadores
y, si estos desaparecieran antes, el daño sería mayor que el beneficio; un buen
ejemplo que ya ha ocurrido es el caso de Heliothis virescens sobre algodón en el
sur de los EE.UU.: de plaga menor pasó a mayor pues los tratamientos con pesti-
cidas eliminaron a sus principales enemigos y competidores. Asimismo, parási-
tos secundarios que sobreviven en otros cultivos y en plantas silvestres y que
reciben dosis leves del pesticida (porque las plantas silvestres no son el objetivo
del tratamiento, como es lógico) están en magníficas condiciones de crear formas
resistentes al mismo; se le atribuye a esta causa al cambio de parásitos importan-
tes en el algodón de California tras los intensos tratamientos con DDT de
comienzos de la segunda mitad del siglo XX.
Así pues, no hay solución perfecta. Hay enfermedades y plagas para las que no
se conocen fitoquímicos apropiados y las hay para las que no se conocen genes de
resistencia. Hay plaguicidas débiles y hay genes débiles de resistencia. Qué duda
cabe que las variedades resistentes son lo más ecológico y económico en este sen-
tido, pero para aumentar su eficacia, hay que manejarlas agrícolamente bien, y a
ello ha estado destinado este capítulo. Los plaguicidas no son perfectos: como bien
se sabe, contaminan el ambiente cuando se los aplica en exceso por mala práctica
agrícola, crean razas de parásitos resistentes a ellos, son costosos y peligrosos: pero
son insustituibles para una situación de emergencia y muy convenientes en asocia-
ción con resistencias parciales o débiles, lo que permitiría no sólo emplear menos
cantidad de fitoquímicos sino también diversificar los genes de resistencia a
emplear, con menor presión de selección sobre el parásito y, por tanto, mayor posi-
bilidad de vencerlos.
En definitiva, SÍ se debe seleccionar para obtener variedades resistentes, pero
no desechemos los plaguicidas. El enemigo es poderoso y sus posibilidades de
cambio son infinitas e impredecibles a priori. Utilicemos, pues, sabiamente unas y
otros.
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LAS VARIEDADES RESISTENTES A PLAGAS Y ENFERMEDADES
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19
Algunos caracteres
de interés
19.1.1. Generalidades
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ALGUNOS CARACTERES DE INTERÉS
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INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
selección con plantas espaciadas (p.ej., en F2), no ya por irreal (pues las plantas dis-
ponen de un mayor volumen de terreno aprovechable) sino por la baja heredabili-
dad característica de estos caracteres. Es mejor siempre llevar el material a una F4
por alta producción y ahí analizar la respuesta al estrés. Si se pierde alguna línea
con resistencia en la F3 seguramente no era la mejor desde el punto de vista agro-
nómico.
Por último, hay que tener en cuenta las numerosas interacciones entre los estre-
ses ambientales: la sequía suele darse acompañada de altas temperaturas y, fre-
cuentemente, con exceso de calcio o alta salinidad; las tierras frías suelen ser
húmedas y ácidas, etc. Aunque no haya correspondencias unívocas, es difícil plan-
tear ensayos de campo para separar todos esos factores entre sí. Los ensayos en
muchas localidades y ambientes y los análisis multivariantes son, por supuesto,
obligados si se trata de ensayos en campo, a los cuales hay que llegar obligatoria-
mente, ya que si se selecciona reproduciendo alguno de los componentes del estrés
podemos olvidar los demás o sus interacciones con los demás.
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ALGUNOS CARACTERES DE INTERÉS
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INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
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ALGUNOS CARACTERES DE INTERÉS
prolina, entre otras, cuyas relaciones con los estreses salino e hídrico
eran ya conocidas.
b) Responsables de proteínas inducidas en condiciones de estrés, tales como
las de los genes que se expresan en las últimas fases de maduración de la
semilla. Se los ha identificado en el caso de resistencia a sequía y, posible-
mente, a la de bajas temperaturas, aunque en ocasiones la transferencia no
ha producido aumentos de tolerancia en la planta receptora.
c) Responsables de la estructura de lípidos de membranas celulares. Conoci-
dos en respuestas al frío.
d) Responsables de eliminación de iones tóxicos, sobre todo en las respues-
tas a sequía, salinidad y bajas temperaturas.
Finalmente, debe indicarse que ninguno de los ejemplos mencionados, y de
otros muchos, puede considerarse como único factor de resistencia y que, aunque
se conocen ya numerosos genes, la función de la proteína o molécula codificada
sigue sin conocerse en la mayor parte de los casos. Es evidente que la vía abierta
por la ingeniería genética es prometedora no sólo para el estudio de los mecanis-
mos de respuesta sino para, en un futuro próximo, conseguir niveles superiores de
tolerancia a factores ambientales aunque fuera a base de pequeños pasos sucesivos.
Como en tantos otros casos, la mejora ha de venir de la aplicación conjunta de todo
tipo de técnicas; la ingeniería genética permitirá aumentar la riqueza genética sobre
la que basar procedimientos como los que han resumido para el caso de la sequía
en el parágrafo anterior.
445
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
mayor capacidad fotosintética que las antiguas sino todo lo contrario: las primiti-
vas la tienen más alta aunque con menor superficie foliar. El aumento en tasa foto-
sintética, como objetivo de mejora, debería alcanzarse, pues, sin que se redujera la
superficie de la hoja. Pero puede que sea una relación difícil de romper.
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ALGUNOS CARACTERES DE INTERÉS
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INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
geno para forrajeras como alfalfa y tréboles y de 80 a 120 para las típicas legumi-
nosas de grano mediterráneas (habas, guisantes, etc.; cifras algo menores, de 40 a
60 kg/ha, para cacahuet, soja etc.); son cantidades que deben ser tenidas en cuenta
la hablar de agricultura sostenible. Se estima, de hecho, que sólo las cien legumi-
nosas más importantes permiten fijar más de la mitad del nitrógeno fijado biológi-
camente. Así pues, podría llegar el momento en que la cantidad de nitrógeno fijado
fuera en sí misma un objetivo de mejora.
Se conocen numerosos genes del sistema genético que permite fijar el nitróge-
no por medio del sistema rizobio/leguminosa, tanto de la bacteria como del hués-
ped, genes que intervienen en todos los pasos necesarios, desde el reconocimiento
entre raíces y bacterias en el suelo hasta la transferencia del nitrógeno en forma
amoniacal a la planta, pasando por la formación de nódulos en las raíces, la reduc-
ción de la molécula de nitrógeno atmosférico y la eficacia de las enzimas encarga-
das del proceso, en particular de la nitrato reductasa. Asimismo, se empiezan a
conocer los sistemas genéticos que afectan la competencia entre distintos genoti-
pos del rizobio en las raíces del huésped, lo que hasta ahora ha sido un factor limi-
tante, como se ha mencionado más arriba, en la efectividad de la inoculación artifi-
cial con cepas mejoradas; puede conseguirse así, por ejemplo, una mayor
población de bacterias en las raíces de una cepa determinada (parece que el reco-
nocimiento es similar al de la relación gen a gen entre huésped y parásito). Otra
estrategia podría consistir simplemente en incrementar en las raíces de la legumi-
nosa la población natural de rizobios, asegurando así una mayor cantidad fijada de
nitrógeno.
Conseguir cereales fijadores de nitrógeno es algo en que se pensó seriamente
en los comienzos de la ingeniería genética, de la misma manera que se había
comenzado a trabajar en híbridos soja-trigo cuando se desarrollaron las técnicas de
cultivo de protoplastos. En este caso el fracaso se debió a la interacción de dos sis-
temas morfogenéticos absolutamente divergentes, como son los de la soja y el del
trigo; en el caso de la transferencia a cereales del sistema fijador rizobio-legumino-
sa, a que en él intervienen cientos, si no miles, de genes y muy complejas interac-
ciones entre ellos. Por otra parte, conseguir un cereal fijador de nitrógeno sería
redescubrir la leguminosa. A pesar de todo, se persigue activamente la transferen-
cia de los genes nif a otros materiales distintos de las leguminosas para lograr la
fijación del nitrógeno por la misma planta sin necesidad de ningún simbionte; hasta
ahora se han conseguido éxitos parciales en dicha transferencia, pero tan sólo en
otros procariontes.
Se mantienen asimismo otras líneas de trabajo con objeto de incrementar la
eficacia de la asociación no simbiótica de las raíces de cereales con ciertas bac-
terias que también fijan nitrógeno atmosférico, como las pertenecientes al géne-
ro Azospirillum; otras, como algunas cepas de Acetobacter y de otros géneros
bacterianos, pueden convertirse en endofitas y, aunque sin llegar a ser simbióti-
cas, pues tan sólo colonizan los espacios intercelulares, pueden representar una
aportación considerable de nitrógeno fijado al suelo o directamente a la planta
según los casos.
448
ALGUNOS CARACTERES DE INTERÉS
19.3.2. Premejora
Es frecuente que la resistencia aparezca en malas hierbas, como es el caso de la
encontrada a sulfonilureas e imidazolinonas y, sobre todo, a la triazina, en nada
menos que unas 60 especies con numerosos biotipos en cada una extendidos por
todo el mundo; asimismo, se ha encontrado resistencia a nuevas moléculas, como
es el caso de numerosas gramíneas a los inhibidores de la biosíntesis de lípidos. No
pocas especies (por ejemplo, Conyza) han mostrado resistencia a paraquat y a 2,4-
D. Se ha detectado, asimismo, resistencia simultánea a varios herbicidas, como es
el caso de algunos biotipos de Setaria viridis a trifluralina, terbutol, DCPA y carba-
matos, lo que presenta un aspecto preocupante en la práctica agrícola.
En el caso de resistencia a malas hierbas, se han transferido por premejora
(#6.4) resistencias a atrazina desde malas hierbas compañeras a col y colza (cano-
449
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
la) y de Setaria viridis a S. italica, así como de lechuga silvestre (Lactuca serriola)
a la cultivada (L. sativa.) Debe recordarse que la transferencia de resistencia de una
mala hierba compañera o de un pariente silvestre a una planta cultivada sólo es
posible si puede realizarse el cruzamiento entre ellas.
19.3.3. Mutagénesis
Se han tratado semillas utilizando tanto rayos X como agentes químicos para
conseguir formas resistentes en soja, colza, maíz, cebada y trigo. Una posibilidad
interesante, en especies en las que existan protocolos de regeneración a partir de
granos de polen o de microsporas, es aplicar el agente mutagénico sobre estos ele-
mentos y obtener dihaploides a continuación.
En tiempos recientes se están consiguiendo mutaciones específicas (es decir, se
está aproximando el ideal de la mutación dirigida) mediante el uso de secuencias
cortas de ADN especialmente construidas para conseguir cambios de nucleótidos
concretos del gen diana (#14.5). Se ha señalado así la obtención de maíz resistente
a inhibidores de la acetolactato sintetasa.
Por mutagénesis se han obtenido mutantes resistentes a varios herbicidas en
Arabidopsis thaliana, en algas verdes como Chlamydomonas reinhardii y en algu-
nas cianobacterias; aparte del gran interés de poseer organismo en el que estudiar
los mecanismos de resistencia, los genes encontrados podrían ser transferidos por
ingeniería genética a plantas superiores; en el caso de la cianobacteria Synechococ-
cus, el gen, obtenido mediante tratamiento con metasulfonato de etilo (EMS) ha
sido ya clonado, aunque por ahora sólo para su estudio.
450
ALGUNOS CARACTERES DE INTERÉS
variedades resistentes a glifosato en soja, maíz y algodón, que figuran entre los cul-
tivos transgénicos con mayor superficie en los momentos actuales, además de en
colza, trigo, chopo, etc.; también se ha introducido resistencia a glufosinato en
colza, remolacha, tomate y algunos otros, y a bromoxinil en algodón y patata. Asi-
mismo se ha tenido éxito en otros casos menos conocidos, como a sulfonilurea en
colza y remolacha, y a 2,4-D en algodón.
Además de los casos mencionados, hay que indicar que se ha logrado trans-
ferir genes de resistencia a herbicidas (particularmente los genes bar y pat,
ambos de resistencia a glufosinato, el primero derivado de Streptomyces hygros-
copicus, el segundo de S. viridochromogenes) a numerosas especies, no buscan-
do un material comercial resistente sino líneas experimentales para uso en inves-
tigación. Un caso de gran aplicación es el estudio de difusión de polen de plantas
transgénicas en condiciones naturales, pues basta aplicar el herbicida en las plan-
tas nacidas de las semillas de las plantas situadas a cierta distancia de la planta
transgénica en estudio para estimar la frecuencia de llegada del polen. En este
sentido, se han transformado, para investigación básica, dos grandes plantas
modelo, tabaco y Arabidopsis thaliana, con casi la práctica totalidad de genes de
resistencia a herbicidas.
Además de con Agrobacterium se han conseguido transformaciones con éxito
con otros procedimientos; por «biolística» se ha transferido resistencia a glufosina-
to a maíz, cebada, arroz y caña de azúcar, y a glifosato a maíz. Por absorción direc-
ta del ADN por protoplastos se logró transferir resistencia a glufosinato a arroz y
caña de azúcar.
Una vez obtenidas las plantas regeneradas, además de estudiarse cuántas
copias lleva del gen transferido, la estabilidad de su expresión y de su transmisión
hereditaria, ha de examinarse también a qué concentración del herbicida se expre-
sa la resistencia, en qué fase del desarrollo, etc.
451
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
genética tiene un carácter universal, ya que una vez conseguido un gen de resis-
tencia puede transferirse a cualquier organismo. Un buen gen, sea cual sea su ori-
gen, permitiría obtener variedades resistentes en cualquier cultivo. Por el contra-
rio, la vía tradicional es particular de cada especie, y si el gen a transferir procede
de un pariente silvestre o de una variedad primitiva, las dificultades son grandes
(#6.4).
19.4. Calidad
452
ALGUNOS CARACTERES DE INTERÉS
453
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
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ALGUNOS CARACTERES DE INTERÉS
455
20
La mejora de especies
forestales
457
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
siderar un uso múltiple del territorio en el que, eso es cierto, los distintos elemen-
tos que se aprovechan muestran diferentes grados de domesticación.
He ahí la única diferencia real que se puede encontrar desde el punto de vista
de la Mejora Genética, aunque esa situación también se da en plantas puramente
agrícolas. El paso del tiempo obligará a una domesticación más intensiva. Es cier-
to que algo que se da como peculiar como forestal es la existencia de grandes
masas de individuos (pero también se da en los olivares andaluces y norteafrica-
nos), o bien la explotación maderera, pero ni este aprovechamiento es privativo de
lo forestal ni lo forestal tiene en la madera su única utilidad.
No obstante, parece conveniente por el momento separar en un capítulo inde-
pendiente, aunque sea breve, las peculiaridades de las especies forestales. Se nota-
rá que, en los ejemplos que se citan, aparece con frecuencia la madera como obje-
tivo primario y casi único. En el futuro los objetivos se diversificarán pues el uso
del árbol forestal, como el del territorio, debe ser múltiple.
458
LA MEJORA DE ESPECIES VEGETALES
459
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
en la actualidad para crear una opinión pública a favor de estos sistemas frente a las
plantaciones forestales. La cuestión es qué árboles deben ser talados y a cuales se
les debe permitir reproducirse. Evidentemente, otros usos del árbol, como el de la
resina o el fruto, no presuponen su destrucción.
Una primera posibilidad es la corta completa del bosque y esperar a que rege-
nere naturalmente. Si bien esa práctica no está recomendada en general, muchas
especies de interés forestal parecen regenerar mejor después de grandes desastres,
ya que la germinación de su semilla se ve favorecida cuando el suelo está desnudo
y, de hecho, un análisis cuidadoso de un bosque con árboles de tamaño muy dife-
rente revela en muchos casos que, a pesar de ello, son de edad similar. En relación
con la selección artificial, el corte completo del bosque es genéticamente casi neu-
tral y, seguido de la regeneración natural, es una práctica adecuada para aquellas
especies que regeneran bien después de desastres naturales y constituye un modelo
que imita bastante bien a la naturaleza.
Los sistemas de corta parcial y regeneración natural son ahora muy populares
y se utilizan cada vez más. Entre ellos se pueden mencionar: (1) sistema de selec-
ción, consistente en que en cada grupo de árboles vecinos se corta uno cada cierto
período de tiempo, esperando así que el bosque vaya regenerándose; (2) sistema
del bosque refugio, en el que se cortan la mayor parte de los árboles de forma que
los que se dejan sirvan como protección para la regeneración, cortándolos final-
mente varios años después; y (3) sistema de árboles de semilla, en el que se hace lo
mismo del sistema anterior, pero dejando una pequeña proporción de árboles. Sólo
el primero de los tres sistemas produce un bosque de árboles de varias edades (mul-
tietáneos), mientras que los dos últimos producen bosques de árboles coetáneos.
Los tres sistemas ofrecen oportunidades para efectuar selección dirigida, que tiene
una intensidad superior en el tercer sistema, dependiente de la proporción de árbo-
les dejados. En el caso de existir árboles multietáneos con claras diferencias de
tamaño o de diámetro se puede producir una selección disgenésica.
La selección puede, no obstante, ser positiva o negativa (o positiva para algu-
nos caracteres y negativa para otros) según como se realice, lo que está relaciona-
do con el manejo del bosque. Así, sería conveniente cortar preferentemente los
árboles infectados por insectos y enfermedades, pues equivaldría a una selección
eugenésica. Utilizando este procedimiento se ha mejorado la resistencia a la roya
fusiforme en pinos. El problema es que, en función del precio de la madera y del
responsable de la corta, es posible que se atenúe o anule tal selección si se cortan
buenos ejemplares.
Los sistemas de manejo en bosques naturales pueden provocar, por todo lo
dicho, selección disgenésica. Este efecto se acentúa por el fenómeno denominado
asimetría de la respuesta, según el cual la respuesta negativa por selección disge-
nésica es mayor que la respuesta a la selección positiva en los casos, muy frecuen-
tes en forestales, en que la selección artificial positiva coincidiría con la selección
natural. En otras palabras, es más fácil degradar un bosque que mejorarlo.
Entre los casos claros de selección disgenésica está el efectuar cortas especia-
les para obtener postes o maderas de alta calidad; en el pasado, y todavía en el pre-
460
LA MEJORA DE ESPECIES VEGETALES
sente, fue el sistema usual de explotación forestal. Es muy frecuente que se dejen
para producir semilla los árboles de copa grande (capaces de producir mucha semi-
lla) y torcidos. Un método disgénico particularmente inconveniente es cortar solo
ciertas especies dejando que las de menor calidad o manifiestamente indeseables
ocupen su sitio.
Un peligro particularmente grave de la selección disgenésica es que puede
pasar desapercibida debido a la naturaleza alógama de las especies forestales y la
lentitud de la degeneración, por lo que es fácil negar su existencia y, por tanto, sus
efectos. La realidad es que la selección disgenésica dentro y entre especies es res-
ponsable de importantes pérdidas forestales en todas las regiones del mundo.
Otras causas de selección disgenésica son:
a) El efecto que se produce cuando los bosques son convertidos en terrenos
de cultivo dejando pequeños rodales, donde se produce el efecto de peque-
ña población, con erosión de la variabilidad por fijación de alelos y depre-
sión por consanguinidad como consecuencia del incremento de la homoci-
gosis (#5.11.5-6).
b) La práctica de la agricultura migratoria o roza, que se dio profusamente en
épocas primitivas y que aún se practica en zonas tropicales, que produce la
proliferación, en los terrenos agrícolas abandonados, de especies y genoti-
pos de crecimiento rápido pero de mala calidad.
Desde el punto de vista de la Mejora, los manejos positivos anteriormente men-
cionados constituyen una selección masal aunque de baja intensidad. Conviene
señalar que el método masal (#6.3), y mucho más aplicado a las poblaciones fores-
tales, no permite el control del ambiente; resulta imposible saber si las característi-
cas del mejor árbol están causadas por el genotipo o por el ambiente particular de
tal árbol, o en qué proporción participan genotipo y ambiente en el fenotipo que
seleccionamos. Siendo la respuesta a la selección (#4.9) función de la intensidad de
selección, de la heredabilidad del carácter y del grado de variación genética para el
mismo en la población de partida, el manejo anteriormente descrito hace que sólo
indirectamente podamos controlar estos parámetros. En todo caso, aunque la res-
puesta sea lenta, como ha pasado con todo tipo de plantas en la selección practica-
da por agricultores a lo largo de milenios, el promedio genético de los árboles bien
seleccionados debe ser superior a la media.
Una cuestión que actualmente se debate es de qué forma los mejoradores de
especies forestales pueden contribuir a evitar la degeneración de los bosques por el
cambio climático, sobre todo al debido a las actividad humana: desertificación por
uso abusivo del agua, subida de la temperatura del planeta, lluvias ácidas, importa-
ción de nuevos patógenos, etc., ya que en estas circunstancias quizás el bosque natu-
ral no tenga capacidad para autorregenerarse. Relacionado con este problema debe-
ría considerarse la restauración de bosques, esto es, la reintroducción de los mismos
en lugares donde estos hubieran sido eliminados o profundamente alterados; en ese
caso, la restauración podría hacerse con razas mejoradas genéticamente.
En todos estos casos el problema es determinar cuál ha de ser el origen de la
semilla. Hay que tener presente que, aunque las condiciones ecológicas de origen y
461
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
destino puedan ser muy parecidas, puede producirse una interacción genotipo-
ambiente debida a las nuevas condiciones ambientales per se o al manejo del bos-
que en la zona a repoblar, imprevisible en sus efectos finales que, como es general
en forestales, siempre se detectarán a largo plazo. La experimentación con especies
forestales es difícil por el diseño y por el tiempo requerido, por lo que es de esperar
que nuevos métodos (por ejemplo, biotecnológicos) permitan resolver el problema.
Otro problema que las nuevas técnicas pueden ayudar a resolver es el del estu-
dio de la variación genética del material de partida. Es difícil, por no decir imposi-
ble, aplicar a las especies forestales los métodos expuestos en el capítulo 4. Por el
contrario, el uso de marcadores moleculares (cap. 3) puede permitir la estimación
de la variación genética de las poblaciones que se manejan o de parámetros impor-
tantes como el grado de consanguinidad.
462
LA MEJORA DE ESPECIES VEGETALES
Hay que tener en cuenta que los problemas para los árboles exóticos pueden
producirse tras lapsos de tiempo incluso superiores a los de una rotación. En Espa-
ña se han efectuado numerosos ensayos de especies, siendo de destacar los realiza-
dos bajo control estatal en Lanjarón desde 1929. Los ensayos de procedencias son
menos numerosos y más recientes.
Elegidas la especie y la procedencia más convenientes, es posible conseguir
una respuesta adecuada a la selección mediante la aplicación de programas de
mejora a corto o largo plazo.
463
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
con la edad. Cabe asimismo utilizar índices de selección (#9.4) combinando las
puntuaciones de varias características, y la selección indirecta (#9.5), evaluando un
carácter por otro, relacionado con él, y más fácil de medir.
464
LA MEJORA DE ESPECIES VEGETALES
465
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
466
LA MEJORA DE ESPECIES VEGETALES
20.4.5. Híbridos
En general, en Mejora genética forestal se suele utilizar el término para referir-
se a la descendencia de un cruce entre dos especies, pero deben incluirse también
los cruzamientos intraespecíficos. El interés del híbrido radica en que puede pre-
sentar una combinación adecuada de las características de ambos parentales y, asi-
mismo, en que puede mostrar heterosis. Debe recordarse que es esperable encon-
trar heterosis para los caracteres relacionados con el vigor y la adaptabilidad, pero
467
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
468
LA MEJORA DE ESPECIES VEGETALES
469
PARTE IV
REGISTRO, PROTECCIÓN,
PATENTES Y RECURSOS
GENÉTICOS
21
Conservación, registro
y protección de variedades
Una vez obtenida una variedad es preciso mantener sus caracteres de las gene-
raciones siguientes. Hay que garantizar que lo que se vende responda a lo que se
afirma que se vende. Para ello es necesario seguir una serie de operaciones que
conserven el material obtenido tal cual se lo obtuvo. Sin ellas, el material modifi-
caría sus caracteres a lo largo del tiempo, a veces rápidamente, por las causas que
se verán a continuación. Dichas operaciones son lo que constituyen la selección
conservadora.
A diferencia de los capítulos precedentes, en éste se encontrará un fuerte conte-
nido legal, pues de lo que se trata es de garantizar la constancia de un determinado
producto. La bibliografía relativa al tema también lo reflejará, puesto que la docu-
mentación necesaria no aparece en revistas científicas sino en los «boletines ofi-
ciales» de los diferentes países y organizaciones supranacionales como la Unión
Europea (UE) y en Acuerdos y Convenios internacionales, en especial la Conven-
ción Internacional para la Protección de Nuevas Variedades de Plantas de la Unión
Internacional para la Protección de Obtenciones Vegetales (UPOV) y los Acuerdos
Internacionales sobre Comercio y Tarifas.
Si de normas legales se trata, lo primero que hay que definir son los términos.
El Convenio Internacional para la Protección de Obtenciones Vegetales de 1991
define variedad vegetal como un conjunto de plantas perteneciente a un solo taxón
botánico del rango más bajo conocido que, independientemente de si responde o
no a las condiciones exigidas para la concesión de un derecho de obtentor, pueda
(1) definirse por la expresión de sus caracteres genéticos, (2) distinguirse de cual-
quier otro conjunto de plantas (entendiendo por tal el formado por plantas enteras
o por partes de plantas siempre que dichas partes puedan generar plantas enteras)
por la expresión de, al menos, uno de tales caracteres y (3) que se propague como
tal conjunto sin alteración. Tal definición se encuentra transcrita en la legislación
473
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Quedan todavía, más en unas especies que en otras, obtentores aficionados, que
a veces consiguieron grandes éxitos que aún perviven en la agricultura y en la flo-
ricultura. Es el residuo de una larga época en que mejorador y agricultor eran una
misma cosa. Pero hoy en día, los obtentores realizan su labor en casas comerciales
o en organismos públicos, nacionales o internacionales, de investigación agraria.
Sea «pública» o «privada», la obtención de variedades implica una inversión a
veces muy fuerte, sobre todo en especies muy «trabajadas» por la mejora, pues
conseguir algo nuevo y de valor es cada vez más difícil y, por tanto, más costoso.
474
CONSERVACIÓN, REGISTRO Y PROTECCIÓN DE VARIEDADES
475
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
476
CONSERVACIÓN, REGISTRO Y PROTECCIÓN DE VARIEDADES
477
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
A×B
selección de
200 plantas
con reserva semilla de
de semilla mejorador
G0
selección conservada
G1
eliminación de plantas
fuera de tipo G2
R1
certificada
(comercial)
R2
478
CONSERVACIÓN, REGISTRO Y PROTECCIÓN DE VARIEDADES
479
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Todas ellas están bajo la supervisión de los técnicos encargados legalmente para tal
misión.
480
CONSERVACIÓN, REGISTRO Y PROTECCIÓN DE VARIEDADES
Hembra autofecundación
Mantenedora de 200-400
plantas
elección de
200-400 plantas
Reserva tras la Reserva
polinización
G0
Mezcla y
siembra en Mezcla de las
Evaluación Evaluación reservas
línea
seleccionadas
eliminación eliminación
de las fuera de las
de tipo G fuera de tipo
1
G2
Recogida de las
hembras
Campo de producción de
semilla híbrida (certificada)
481
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
tas de reproducción sexual que acabamos de ver. En el caso que ahora nos ocupa,
es esencial el control sanitario para evitar la transmisión de enfermedades a toda la
descendencia. Si no se tienen más que plantas enfermas, ha de procederse a su lim-
pieza por medios diversos, sobre todo el cultivo de meristemos o el microinjerto
(cap. 16). Siguiendo un procedimiento paralelo al detallado con anterioridad, se
llega a la producción de planta certificada (Fig. 21.4).
Regeneración
Eliminación de
mutantes, enfermas, etc.
482
CONSERVACIÓN, REGISTRO Y PROTECCIÓN DE VARIEDADES
nes, sin embargo, bien sea por la inexistencia de un Registro de Variedades abierto
o bien por no existir todavía cultivares propiamente dichos de una determinada
especie, no es posible obtener la semilla certificada siguiendo el proceso expuesto.
En tales casos se establecen otras categorías de semilla, que normalmente son
semilla estándar y semilla comercial; a la primera se le exige pureza varietal y
algunos otros requisitos (por ejemplo, estar limpias de enfermedades en general o
de alguna en concreto); a la segunda, simplemente pureza específica; a ambas,
como es lógico, los requisitos mínimos de calidad ambiental expuestos más arriba
y los que las normas legales estimen oportunos. Uno y otro tipo, o los que se esta-
blezcan oficialmente, no deben representar más que un compás de espera hasta la
llegada de la semilla certificada.
Utilizar semilla de siembra de origen desconocido (semilla «pirata») dice muy
poco de la preparación técnica del agricultor que la adquiere, que sufrirá en su eco-
nomía el supuesto ahorro que hace en lo que es base de todo su sistema productivo,
sin posibilidad de reclamar ante los tribunales correspondientes.
483
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
TABLA 21.3.3
Distancias mínimas (en metros) entre parcelas (1)
Trigo . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 2
Forrajeras
Autógamas . . . . . . . . . . 50 10-20
Alógamas . . . . . . . . . . . 300 50-250
Maíz . . . . . . . . . . . . . . . . . 300 220
Brassica napus . . . . . . . . . 200 100
Brassica spp. . . . . . . . . . . . 400 200
Remolacha. . . . . . . . . . . . . 1.000 300-600
Cáñamo monoico . . . . . . . 5.000 1.000
Id. no monoico . . . . . . . . . 400 200
Girasol, población . . . . . . . 750-1000 500
Id. híbridos . . . . . . . . . . . . 1500-2000 1.000
(1) Para datos concretos deben examinarse las normas vigentes.
semillas de otras especies. Las normas legales regulan también este aspecto
exigiendo una pureza específica mínima que se expresa en porcentaje del peso
total; suele oscilar entre el 95 y el 99,9% del peso de la muestra, debiendo, ade-
más, presentar un máximo de semillas de otras especies, máximo que suele
variar entre el 0,1% y el 1% en peso de la misma muestra. Como se puede com-
prender, reviste una gran importancia la presencia de semillas de algunas malas
hierbas concretas como pueden ser la avena loca, los «rabanillos», la cizaña,
etc., y por supuesto, semillas de plantas parásitas como el jopo o la cúscuta. En
casos como los mencionados, y en muchos otros, se establecen las cantidades
mínimas que puede llegar a contener una muestra de semilla certificada o pre-
base no en peso sino en número de semillas de la especie nociva, número que
suele ser cero con frecuencia. También se establece, lógicamente, el número de
semillas infectadas por enfermedades características de la especie, o cualquier
otro índice fitopatológico de enfermedades importantes que se considere ade-
cuado.
Asimismo, también está regulado el porcentaje mínimo de germinación reque-
rido, que depende de la especie en cuestión, y que puede ser tan bajo como el 50%
(para algunos tipos de remolacha por ejemplo), aunque normalmente se encuentra
en el intervalo 70-90%.
Los envases de las semillas y plantas certificadas llevan etiquetas en las que se
indican todos los datos pertinentes (país, organismo encargado, especie, variedad,
clase de semilla, fecha del precintado, etc.) y que muestran un color distinto para
cada tipo de semilla.
484
CONSERVACIÓN, REGISTRO Y PROTECCIÓN DE VARIEDADES
Como ya se ha indicado más arriba (#21.3), entre los datos que se solicitan al
registrar una variedad se exige que el obtentor indique el sistema de conservación
de la misma con el mayor detalle posible, pues muy posiblemente haya de ser pues-
to en práctica por técnicos que no han participado para nada en el proceso de
obtención. Sería conveniente separar la selección conservadora, que es la que rea-
liza el obtentor para tener siempre disponible una cierta cantidad de semilla de
mejorador, del conjunto de operaciones destinadas a producir semilla certificada
que, si bien parte de aquella, es, en las generaciones posteriores a la G1, una sim-
ple selección negativa para eliminar plantas o familias fuera de tipo. Pero en la
práctica se emplea la expresión «selección conservadora» para todo, pues hay que
reconocer que son procesos absolutamente encadenados.
A continuación se describen brevemente los métodos básicos de mejora con-
servadora en los distintos grupos vegetales atendiendo, como es natural, al sistema
reproductivo. Se observará que los sistemas de mejora de conservación comercial
no son más que una selección con evaluación de descendencia, con el complemen-
to de tener que disponer el material en condiciones de campo establecidas por nor-
mas legales para facilitar las observaciones, la selección y la inspección, y evitar al
máximo la llegada de polen de otras variedades.
Por homogénea que sea la semilla obtenida por el mejorador, cabe esperar una
cierta heterocigosis que puede tener como origen algunas de las causas mencionadas
al hablar de la degeneración varietal (#21.2); todos esos problemas y algunos más se
agravan si la semilla a conservar no viene directamente del mejorador, bien por ser
una variedad antigua, bien por haber transcurrido algún tiempo sin realizar el traba-
jo que aquí se va a describir. Por ello, es necesario practicar una selección conserva-
dora que no es más que una evaluación de descendencia (#7.6) con reserva de semi-
lla (la reserva podría parecer innecesaria en una especie absolutamente autógama,
pero es siempre obligada para evitar casos de pérdida de cosecha y otros accidentes).
Se practica eligiendo un cierto número de plantas que respondan perfectamen-
te a las características varietales, incluyendo para ello todo tipo de análisis; sus
semillas se siembran en surcos individuales en la campaña siguiente, previa reser-
va de una cierta cantidad de semillas por planta (es válida la Fig. 21.1). Se eliminan
los surcos que muestran diferencias, por mínimas que sean, con el tipo de la varie-
dad. Los surcos que responden a las características varietales se recogen con todo
el cuidado posible, examinando asimismo todos los caracteres estipulados, elimi-
nando si es necesario nuevas líneas. Con la mezcla de la semilla restante, o con la
de las plantas madres correspondientes que se han mantenido en reserva y que, evi-
dentemente, responden plenamente a la variedad que se quiere conservar, se inicia
un nuevo ciclo de conservación, o bien se parte de ella para comenzar el proceso de
485
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
486
CONSERVACIÓN, REGISTRO Y PROTECCIÓN DE VARIEDADES
Autofecundación de
200-400 plantas
Doble evaluación de
descendencia
Observación de Observación de
tipo enfermedades
general y deficiencias
recesivas
G1
G3-G4
487
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
(Fig. 21.5). El proceso sigue igual que para las alógamas: se obtiene la G1 mez-
clando las semillas de las plantas madres y, a partir de ella, las demás generaciones.
La semilla base puede ser de las generaciones G3 y G4. Hay especies, como el
algodón, con las que pueden seguirse indistintamente los métodos de conservación
de autógamas, alógamas y parcialmente alógamas.
488
CONSERVACIÓN, REGISTRO Y PROTECCIÓN DE VARIEDADES
489
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
490
CONSERVACIÓN, REGISTRO Y PROTECCIÓN DE VARIEDADES
491
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
492
CONSERVACIÓN, REGISTRO Y PROTECCIÓN DE VARIEDADES
Solicitud
Ensayos previos
Estudios y ensayos
APROBACIÓN
Propuesta
Comisión Nacional de
Estimación de Variedades
493
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
494
CONSERVACIÓN, REGISTRO Y PROTECCIÓN DE VARIEDADES
495
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
496
CONSERVACIÓN, REGISTRO Y PROTECCIÓN DE VARIEDADES
para admitir una variedad como tal y no como una mezcla inapropiada de genoti-
pos diversos.
Se une a la anterior dificultad el hecho de que, a causa de no pocos desastres
(por ejemplo, una epidemia) producidos por una extraordinaria homogeneidad
genética, hay una tendencia más o menos explícita en muchos mejoradores a no
suministrar variedades que consten de un solo genotipo.
21.7.3. Estabilidad
Lo que se acaba de decir ha de cumplirse un año tras otro. No tendría sentido,
en otro caso, hablar de «caracteres varietales». Es evidente que, en el caso de varie-
dades de polinización abierta, puede darse un cambio gradual debido a la selección
natural y a la practicada, incluso inconscientemente, por el agricultor que acostum-
bre reservar una parte de la semilla cosechada como semilla de siembra para la
siguiente campaña. En general, estos cambios serán muy lentos. En todo caso, es
un factor a tener en cuenta para no multiplicar por sí mismo una variedad indefini-
damente, sino volver a adquirir la variedad original en un buen semillista. Las bue-
nas casas productoras de semilla de siembra, en efecto, practican una selección
conservadora que aunque puede no estar fuera del alcance técnico de un buen agri-
cultor, seguramente sí lo estará del económico.
497
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Las pruebas duran un mínimo de 2 años. El número de sitios para ensayo tam-
bién varía (por ejemplo, 5 en Gran Bretaña y Dinamarca, 10 en Francia). Los ensa-
yos pueden llevarse a cabo por diferentes organizaciones (mejoradores, cooperati-
vas, asociaciones de empresas, etc.) bajo control oficial. Los diseños estadísticos
también están tipificados en cada país; normalmente son de tipo «completo» (el
clásico es el diseño en «bloques al azar») y casi siempre constan de cuatro repeti-
ciones por ensayo. Un aspecto esencial son los testigos que se incluyen en los ensa-
yos, normalmente varios para evitar interpretaciones erróneas o sesgadas como las
que suelen darse cuando sólo se incluye uno. Los testigos han de ser variedades
ampliamente conocidas que hayan mostrado buena permanencia en el mercado
durante un tiempo considerable. Los estudios se completan con pruebas fitopatoló-
gicas, a veces con inoculación controlada. En algunos países, como Gran Bretaña y
Dinamarca, no se predefinen los valores mínimos para la aceptación, pero sí en
otros, como en Francia por ejemplo; los valores se comparan con el resto de varie-
dades y con los promedios de los testigos. Puede dársele importancia a ciertas
características; p. ej. a la facilidad de recolección mecánica o al contenido de pro-
teína, aceite, factores antinutritivos, etc., hasta el punto de impedir el registro si no
se alcanzan (o, según el carácter, si se sobrepasan) ciertos valores.
En las decisiones finales sobre si procede el registro solicitado o no pueden
intervenir, aparte de los técnicos oficiales de las organizaciones encargadas del
registro, mejoradores o expertos de organismos públicos o privados. En esto hay
diferencia entre países: así, en Gran Bretaña pueden participar sólo al establecer la
lista de variedades recomendadas, pero en Francia están presentes en todas las
comisiones. Los ensayos de ámbito regional permiten aproximar los resultados al
agricultor, al establecer un buen número de campos de ensayo en localidades con-
cretas y ofrecer días de «puertas abiertas». De ellos salen las listas de variedades
recomendadas, oficiales en algunos países pero no en otros.
498
CONSERVACIÓN, REGISTRO Y PROTECCIÓN DE VARIEDADES
tación comercial de tal variedad antes de un cierto tiempo estipulado en las nor-
mas, tiempo que depende del tipo de material (herbáceo, leñoso) y del lugar en que
se realiza la solicitud. Es decir, se trata de que sea nueva para el Registro. En todo
caso, se realizan los mismos estudios que acabamos de ver para el registro común.
El derecho a la protección, como el del registro común, se concede por cierto
tiempo, que depende del material de que se trate. Puede no sólo agotarse, sino también
retirarse a petición del obtentor, según a éste le convenga o no mantener protegida su
variedad; las razones para ello pueden ser prosaicas: por ejemplo, el estar en la lista de
variedades protegidas obliga a pagar unas cuotas que no son insignificantes.
El marco legal que ampara la protección vegetal se contiene en el Convenio
Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales de 1961, revisado en
1978 y en 1991, aunque los países firmantes pueden adoptar también otras solucio-
nes al problema de la propiedad intelectual; además, en la revisión de 1991, el
Convenio excluye la posible dualidad protección-patente. La norma legal actual es
el Reglamento (CE)2100/94 de la UE y, en España, la Ley 3/2000.
La revisión de 1991 reduce las excepciones a los derechos de propiedad, admi-
tiendo restricciones tanto en el privilegio del agricultor como en la exención del
mejorador (#21.10.1), aunque dichas novedades pueden matizarse en las normas
nacionales. En todo caso, como se ha dicho antes (#21.5), no se pueden proteger ni
caracteres aislados ni los genes responsables. Si se admite la patente de genes indi-
viduales contenidos en una cierta variedad (como puede ser el caso de las varieda-
des transgénicas), puede desvirtuarse la posible protección de ésta, pues en reali-
dad la patente podría primar sobre la protección, llegándose a lo que se ha
denominado patente virtual.
499
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
500
CONSERVACIÓN, REGISTRO Y PROTECCIÓN DE VARIEDADES
501
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Remisión a la CE No mayoría
Mayoría
cualificada
Decisión por la
Autorización Autorización Comisión Europea
502
CONSERVACIÓN, REGISTRO Y PROTECCIÓN DE VARIEDADES
503
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Solicitud
Plan de seguimiento
Aprobación
504
CONSERVACIÓN, REGISTRO Y PROTECCIÓN DE VARIEDADES
505
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
variedad original que se transformó, de la que no se debe apartar más que en las
características aportadas por el gen transferido. El principio de equivalencia está
sometido a revisión, sobre todo por las numerosas dificultades en la aplicación
práctica; en todo caso, es una base clara sobre la que operar, puesto que es técnica-
mente imposible analizar todas las sustancias producidas por un organismo vivo,
sobre todo de la escala superior. Los contradictores del principio de equivalencia
aducen que la nueva proteína puede interaccionar con las ya existentes en el orga-
nismo para producir otros compuestos de efectos ignorados; lo que no explican es
cómo admiten las variedades tradicionales, puesto que en ellas interaccionan miles
de proteínas entre sí.
Los estudios sobre toxicidad incluyen pruebas de toxicidad aguda, subcrónica
y crónica, además de otras sobre teratogenicidad y oncogenicidad. Finalmente, las
pruebas sobre alergenicidad determinan la posibilidad de que las nuevas proteínas
producidas por la planta, y presentes en el alimento derivado (aunque no, por ejem-
plo, en la fibra de algodón...), puedan provocar alergias alimentarias. Fue justa-
mente una de estas pruebas la que eliminó una soja transgénica que incorporaba un
gen para alto contenido en aminoácidos azufrados proveniente de una palmera bra-
sileña.
Es evidente que la significación de estas pruebas depende de la pulcritud con la
que se realicen. Con frecuencia, los análisis se realizan sobre bases de datos, pero
esto proporciona tan sólo evidencia negativa: si la secuencia de aminoácidos de la
proteína coincide, al menos en parte, con alguna de las que en las bases de datos
figura como alergénica o tóxica, la planta transgénica potencialmente también lo
es, pero si no coincide, la consecuencia no es que la nueva proteína no es alergéni-
ca, aunque la probabilidad sea muy baja (de las 1014 proteínas que parecen existir
en los seres vivos, sólo unas 103 son alergénicas, y muy pocas lo son por vía oral).
En estos casos habría que iniciar análisis costosos, que incluyen pruebas de diges-
tibilidad in vitro e in vivo, que tratan de soslayar los obtentores. De ahí que las Aca-
demias científicas de los EE.UU. y de Gran Bretaña, defensoras sin fisuras de las
aplicaciones biotecnológicas, hayan recomendado recientemente el mayor rigor en
los análisis relativos a nutrición, toxicología y alergenicidad.
Las patentes, cualesquiera que éstas sean, requieren, a su vez, satisfacer algu-
nos requisitos legales para que puedan concederse; son los de novedad, uso y
obviedad: lo que se trata de patentar debe ser nuevo, debe tener aplicación indus-
trial y no debe ser obvio para un experto en ese campo. El punto más sencillo, y
también hay que demostrarlo, es el segundo. Los dos primeros (en especial el de
obviedad en lo que respecta a organismos vivos) motivan la inmensa mayoría de
rechazos en las oficinas de patentes y la casi totalidad de querellas entre interesa-
506
CONSERVACIÓN, REGISTRO Y PROTECCIÓN DE VARIEDADES
dos. Los dos, evidentemente, tienen que ver con los numerosos problemas que sur-
gen al tratar de patentar organismos vivos o partes de ellos, como genes o secuen-
cias de ADN, incluso, en no pocos casos, compuestos naturales encontrados en
plantas. Otra dificultad no menos importante para la aplicación de las patentes a
organismos vivos radica en la descripción obligatoria del objeto a patentar; supo-
niendo que se pueda hacer, no se garantiza su reproducción exacta ya que, incluso
en el caso de los organismos de reproducción vegetativa, caben la mutación y algu-
nas otras causas de variación. Para los microorganismos se ha resuelto el problema
con la creación de colecciones de referencia tal como se aprobó por el Tratado de
Budapest, enteramente dedicado al tema; de esa manera se evita la descripción
mediante la comparación directa. También existían colecciones de referencia en
rosas con la misma finalidad, pero es bien sabido lo lejos que está tal sistema de
resolver los problemas de apropiación indebida que se presentan con más frecuen-
cia de la necesaria.
Para los encargados de la concesión de patentes y para los jueces que dirimen
los pleitos correspondientes todo ello representa un campo lleno de dificultades
sin cuento, incluso contando con buenos asesores. Por ejemplo: ¿cómo decidir
que lo solicitado era obvio para un conocedor de la materia en el momento de la
solicitud de patente? No queda más remedio que acudir a la literatura científica
en aquel momento y decidir, tras su examen, si con lo publicado un experto
podría sin más llegar al proceso que origina la solicitud de patente. Cabe imagi-
nar que se pueden registrar decisiones contradictorias tanto en las oficinas de
patentes como en los tribunales de justicia, como así ha ocurrido repetidas veces,
aunque siendo el problema tan reciente, puede pensarse en una tipificación a
medio o largo plazo.
Los EE.UU. han ido siempre por delante en el desarrollo de la legislación sobre
patentes, como es lógico esperar de un país que las menciona explícitamente en su
Constitución, pero con no pocas contradicciones en la legislación que el lector
interesado puede encontrar en numerosos textos especializados. Si bien existía la
patente legal para plantas de reproducción vegetativa desde 1930 (que se ha utili-
zado sobre todo para rosas y frutales), los EE.UU. consideraron hasta 1977 que los
productos y procesos naturales quedaban fuera del campo de las patentes. En ese
año se admitió que, aunque la patente no puede concederse a un producto natural
tal como se lo encuentra en la naturaleza, sí puede aceptarse la patente de produc-
tos purificados por considerarlos «nuevos». La decisión de patentar un organismo
vivo no tardó en llegar: en 1980 se concedió la primera patente, siguiendo un sona-
do caso en los tribunales, de una bacteria modificada por ingeniería genética. Los
microorganismos así modificados se consideraron a partir de la fecha «fabrica-
dos». Pero hasta 1987 sólo se trató de microorganismos; en ese año, el derecho de
patente se extendió a todo organismo pluricelular, incluyendo animales con la
excepción del hombre, y así, en 1988, se «patentó» el «oncorratón», una estirpe de
ratones a la que se transfirió un gen de propensión al cáncer (un «oncogén»), lo que
la hace idónea para el estudio del origen y desarrollo del cáncer y de sus posibles
tratamientos. Una decisión cuya transcendencia es aún imprevisible es la sentencia
507
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
del Tribunal Supremo de los EE.UU. de diciembre de 2001 admitiendo que ciertos
tipos de planta como las variedades híbridas obtenidas por técnicas clásicas, pue-
dan ser objeto de patente bajo la ley federal norteamericana.
En los últimos veinte años, la avalancha de solicitud de patentes basadas o rela-
cionadas en la biotecnología (esto es, incluyendo las patentes de secuencias de
ADN, de productos farmacéuticos, etc.) ha sido meteórica: en el periodo 1986-96
se registraron en los EE.UU. más 30.000 patentes, las dos terceras partes de ellas
por instituciones u organizaciones de dicho país. También se han incrementado los
problemas legales, tanto en las legislaciones nacionales como la internacional, ya
que aquí se registra otro punto de discordancia entre EE.UU. y otros países, entre
otros los de la UE: en los EE.UU., la patente se concede a quien prueba que tuvo la
idea el primero; los demás la otorgan al primero que la solicita tras haber conse-
guido el objeto, proceso, etc. de aplicación industrial.
Como consecuencia de todo ello, los EE.UU. y otros países admiten patentes
de microorganismos, de plantas de reproducción vegetativa y, en el futuro próxi-
mo, aunque de momento tan solo en los EE.UU., de variedades híbridas; la Unión
Europea admite los primeros pero excluye específicamente las variedades vegeta-
les de cualquier tipo del derecho a la patente. El Acuerdo sobre Aspectos de la Pro-
piedad Intelectual relacionados con el Comercio, dentro del Acuerdo General de
Tarifas y Comercio (GATT) y de los acuerdos de la Organización Mundial de
Comercio, además de reconocer como objeto de patente «cualquier invento, pro-
ducto o proceso en todos los campos tecnológicos en tanto representen algo nuevo,
incluyan un paso innovativo y tengan aplicaciones industriales», obliga específica-
mente a la admisión de patentes de microrganismos, que a su vez son definidos por
la Oficina de Patentes de los EE.UU. como «bacterias, actinomicetos, cianobacte-
rias, hongos, protozoos (hasta aquí todos son «microorganismos» en el sentido clá-
sico del término), células animales o vegetales o virus». Son interesantes las
excepciones que el propio Acuerdo establece: «los países pueden excluir de la
patentabilidad las plantas y animales que no sean microorganismos y los procesos
esencialmente biológicos para la producción de plantas y animales que no sean
microbiológicos o no biológicos». La exclusión de los procesos esencialmente bio-
lógicos que no sean microbiológicos o no biológicos está dirigida a impedir la
patentabilidad de los métodos tradicionales de mejora, pero no la de procedimien-
tos de manipulación celular o de ingeniería genética, ni, por supuesto, los procesos
fermentativos por ejemplo.
La patente de animales modificados por ingeniería genética se admite por
todos con muchas restricciones (la UE ha aceptado con muchas reticencias el
«oncorratón»), pero evidentemente se admitirán todos aquellos casos que, no
pudiendo ser conseguidos por técnicas tradicionales, representen nuevas posibili-
dades para la investigación de enfermedades y de procesos biológicos fundamen-
tales.
El caso de genes y de secuencias de ADN está motivando ríos de tinta y res-
mas de papel en recursos de todo tipo. El intento de patentar secuencias de ADN
humano (derivadas en su mayor parte del proyecto de secuenciación del genoma
508
CONSERVACIÓN, REGISTRO Y PROTECCIÓN DE VARIEDADES
humano) sin función conocida parece no tener éxito en base al requisito de apli-
cación industrial. Otras secuencias con función conocida sí la tienen: por ejem-
plo, genes cancerígenos o de algunos virus como el causante de la hepatitis C,
pues permiten diseñar procedimientos de diagnóstico preciso y rápido. A pesar
de las dificultades, se han concedido ya en todo el mundo casi 2.000 patentes de
secuencias de ADN.
Un punto más de discordancia entre las legislaciones europea y norteamericana
son los conceptos de invento y de descubrimiento. Este último implica el haber
alcanzado un nuevo conocimiento y en Europa no es patentable como sí lo es un
invento, que es la aplicación práctica de un descubrimiento. Pero los límites son
vagos. Un ejemplo permite ver la difícil aplicación de ideas aparentemente claras:
las leyes de Mendel son un descubrimiento, pero ¿qué es la transferencia de un gen
de una variedad a otra mediante retrocruzamiento continuado: un «invento» o bien
otro descubrimiento? ¿Se podría patentar el método de retrocruzamiento? Como se
ha dicho antes, el Acuerdo sobre tarifas y Comercio permite a los países signatarios
excluir de la patentabilidad los métodos tradicionales de mejora englobándolos en
la expresión procesos esencialmente biológicos, permitiendo, por el contrario, la
posibilidad de patente de un método de ingeniería genética puesto que éste, a dife-
rencia del retrocruzamiento, no es esencialmente biológico. Así pues, un mismo
fin, la transferencia de un gen de un organismo a otro, puede ser patentable o no
según el proceso por el que se haga. Pero no todos los casos son tan claros como el
expuesto. ¿Fue un invento o un descubrimiento el primer híbrido comercial de
maíz? Incluso el aparentemente claro caso de los microorganismos no lo es tanto,
pues en principio se restringe el derecho de patente a los que están genéticamente
modificados como para que no puedan ser considerados «naturales»; pero ¿a qué
se considera «modificación»?
Como ya se ha dicho más arriba, la patente se extiende también en los EE.UU.
(y en Japón), aunque de momento de forma restringida, a plantas de propagación
asexual, especialmente rosas y frutales y, por la reciente sentencia del Tribunal
Supremo de los EE.UU., variedades híbridas. Ahí no hay aún ingeniería genética:
la modificación se ha hecho hasta la fecha por procedimientos tradicionales de
mejora. Los países europeos no admitieron la patente de variedades obtenidas por
tales métodos, y de ahí el establecimiento de los derechos del obtentor analizados
más arriba. La Ley de Patentes Europea excluye por el momento la patente de plan-
tas y animales y, asimismo, los procesos biológicos básicos para la producción de
unas y otros.
Para muchos, las patentes son más adecuadas que las normas de registro y
protección para la nueva ola de organismos transgénicos y los productos obteni-
dos a partir de ellos, y de hecho la Agencia Europea de Patentes ha concedido ya
licencias (pero muy pocas) en este sentido, a pesar de la oposición de una fuerte
corriente de opinión que defiende la no patentabilidad de la vida. Ello querría
decir que, a la larga, también las variedades obtenidas por procedimientos tradi-
cionales llegarían a ser patentables, pues los límites entre «nuevas» y «viejas»
técnicas van a ser cada vez más confusos. De nuevo nos encontramos con un
509
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
vacío legal. ¿Se podrán patentar o proteger las razas locales o las formas silves-
tres o primitivas? ¿Se podrán proteger o patentar los recursos genéticos de las
colecciones actualmente existentes, que quizá se recogieron en un país distinto al
poseedor de la colección? Estos problemas no son meros ejercicios académicos,
puesto que su solución afecta a quiénes van a ser los que controlen la agricultura
del futuro.
Se dice que la legislación va siempre por detrás de los avances técnicos. Debe
ser así: es imposible prever la evolución de una técnica, o los «saltos» (podríamos
decir «mutaciones») que da. Lo único exigible al legislador es que no se retrase
demasiado en ponerse al día, porque, sobre todo en nuestros tiempos, cuando
acuda con soluciones legales a un problema puede encontrarse con otro nuevo. Se
analizan aquí algunos aspectos relativos al registro y protección de obtenciones
vegetales que se encuentran aún sin solución satisfactoria, y que en buena medida
están entrecruzados.
510
CONSERVACIÓN, REGISTRO Y PROTECCIÓN DE VARIEDADES
511
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
siguiente. Otra vía de protección interna para huir del privilegio del agricultor es
la anunciada obtención de una variedad transgénica cuyas semillas no germinan.
Pero su generalización a todas las especies, supuesto el éxito comercial de la ya
anunciada, es francamente difícil.
512
CONSERVACIÓN, REGISTRO Y PROTECCIÓN DE VARIEDADES
513
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
Los temas tratados en este capítulo se encuentran en los textos legales, o sea, en
los Diarios oficiales nacionales e internacionales, donde hay que revisar las últimas
514
CONSERVACIÓN, REGISTRO Y PROTECCIÓN DE VARIEDADES
normas como si se tratara de revistas científicas. Son más asequibles los capítulos
en algunos libros multidisciplinares como el que sigue:
Los textos de Mejora suelen traer, si acaso, ideas generales sobre mejora de
conservación y de producción de semillas, como, por ejemplo, los de Allard (Prin-
cipios..., Cap. 36) y Sánchez-Monge (Fitogenética, Cap. 25), pero son insuficien-
tes en el momento actual por la complejidad legal del tema, que tiene que ser cono-
cida por el mejorador por ser la vía de salida de sus productos.
515
22
Los recursos genéticos
y el ambiente
22.1.1. La deforestación
Todo lo que hace el hombre tiene un impacto evidente sobre el medio que lo
rodea, y la Agricultura no es una excepción, máxime cuando para practicarla hay
que hacerlo en ese mismo medio natural, esto es, en ese «medio ambiente» del que
todo el mundo habla y escribe.
Los primeros agricultores apenas si dejaron sentir su actuación, tan pequeñas
eran las superficies que necesitaban para una dieta siempre completada con caza y
recolección. El aumento de población y, sobre todo, los grandes núcleos urbanos
que se crearon luego ya tuvieron que adquirir tierra de labor a expensas del bosque,
aún tan cercano. No había más remedio que hacerlo, puesto que hasta tiempos muy
recientes, y por medio del binomio indisoluble mejora genética-técnica agronómi-
ca, no ha habido aumentos de rendimiento por unidad de superficie que permitan
producir claramente más en el mismo sitio. El avance de la Medicina desde el siglo
517
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
XIX y el tremendo aumento de la población que produjo, terminó por llevar el pro-
blema a un punto peligroso, puesto que aunque la población aumentó en todo el
mundo de forma similar, no lo hizo así la técnica agrícola, que se mantuvo hasta
nuestros días en la fase de primitiva agricultura de subsistencia que sólo logra pro-
ducir más a base de aumentar la superficie.
Ha sido, pues, el incremento en la población, explosivo en el siglo XX, el res-
ponsable de la deforestación que hoy sufrimos. La Agricultura sólo lo es secunda-
riamente, pues cuando reclama un aumento de superficie es porque la población lo
está necesitando para comer. Es cierto que no hubo aumento apreciable de pobla-
ción hasta la llegada de la Agricultura, por primitiva que ésta fuese, y que después
se ha seguido una espiral imposible de romper constituida por el aumento de pobla-
ción y las necesidades del hombre. Pero ello no nos permite apuntar como culpa-
bles de la deforestación actual a los primeros agricultores: aquella gente, simple-
mente, tenía hambre.
518
LOS RECURSOS GENÉTICOS Y EL AMBIENTE
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INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
que una planta resistente que se cruce con otra silvestre puede transferirle a ésta el
gen de resistencia que, según se dice, se difundirá en las poblaciones naturales
modificando la estructura ecológica de regiones enteras. Tan apocalíptico escena-
rio está, sin embargo bien lejos de la realidad.
En primer lugar, siempre ha habido escape de genes, desde el mismo
momento de existencia de la primera planta cultivada. Entre la planta domesti-
cada y la silvestre de la que salió, tan cercanas aún, se producen cruzamientos
naturales que transfieren genes en una y otra dirección. Ello produce una mayor
riqueza génica en la forma cultivada y, por ello, una mayor posibilidad de selec-
ción. Por su parte, la silvestre adquiere genes de su pariente cultivada; aquellos
que sirven para dar mayor adaptación a las condiciones agrícolas producirán
formas parecidas a las silvestres pero capaces de desarrollarse en terrenos culti-
vados: son las malas hierbas compañeras, que sirven de puente evolutivo entre
cultígenos y silvestres (#1.3.4). Pero fuera de la formación de malas hierbas
compañeras, la mayor parte de genes que pasen de la cultivada a la silvestre no
le servirán a ésta para sobrevivir en su propio ambiente, puesto que las presio-
nes selectivas en la naturaleza son bien distintas de las existentes en la parcela
de cultivo: ¿qué supervivencia tendrá, en el puro bosque, uno o varios genes que
le impidan a la planta dispersar sus semillas, como es el caso de la espiga de
trigo cultivado?
Así pues, el escape de genes ha ocurrido siempre, pero con la condición de que
existan en el mismo lugar las plantas cultivadas y las silvestres que se puedan cru-
zar entre sí, y que crucen bien, es decir, produciendo formas fértiles. El maíz, el
algodón, el girasol, el tomate o el pimiento, por no mencionar más que unas pocas,
nunca podrán liberar genes en Europa, pero sí en América, y ni siquiera en toda
ella: sólo allí donde coexistan silvestres y cultivadas que puedan cruzarse entre sí.
De trigo y cebada no podrán escapar genes más que en el Próximo Oriente. De
colza y remolacha tan sólo en la Europa atlántica y de la soja sólo en Manchuria y
Mongolia, etc., etc.
El problema del escape está, pues, muy limitado por los condicionantes geo-
gráficos y biológicos del cultivo. Pero sí puede ocurrir, evidentemente. Se tienen
datos que demuestran el paso de genes de resistencia en remolacha y colza cultiva-
das a la respectivas formas silvestres en Europa, hasta distancias superiores a los
50m, si bien con tasas de transmisión realmente bajas (inferiores generalmente al
0,8%).
La pregunta, pues, es: ¿cómo puede repercutir tal escape en el ambiente? La
respuesta pasa, en primer lugar, por recordar que tales escapes han estado ocu-
rriendo desde el comienzo de la Agricultura. No se comprende porqué ahora las
situación va a ser diferente por el simple hecho de que existan unos cuantos genes
de otros organismos transferidos a cultivos actuales. Pero analicemos los dos casos
que reiteradamente salen en la prensa.
1. Si un gen de resistencia a un herbicida se «escapa», por ejemplo de colza
cultivada a silvestre (recuérdese que sólo puede ocurrir en parte de Euro-
pa), su destino final puede ser una mala hierba compañera o una forma
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LOS RECURSOS GENÉTICOS Y EL AMBIENTE
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LOS RECURSOS GENÉTICOS Y EL AMBIENTE
sólo hace falta el material de partida sino una técnica adecuada, y eso es por lo que
hay que pagar derechos de obtentor.
El debate, denominado a veces confrontación Norte-Sur por el control de los
recursos genéticos, ha tenido particular virulencia en algunas ocasiones en confe-
rencias internacionales, pues es obvio que el que domine los recursos genéticos
ahora lo hará con la agricultura del futuro. Se ha llegado a un compromiso en el
sentido de reconocerse, por los países desarrollados, los derechos del agricultor
derivados de la labor silenciosa, a lo largo de milenios, en la obtención de varieda-
des o razas locales que son o base de las actuales o fuente de genes de la mayor
importancia. En contraposición, los países en vías de desarrollo han de reconocer
los derechos del obtentor (#21.8-12).
Los derechos del agricultor, en el momento presente, son un concepto más filo-
sófico que práctico, pues no se ve la manera de hacer efectivo el pago correspon-
diente a los implicados en el reconocimiento: ¿a los agricultores, a los gobiernos...?
Prueba de ello es que no se ha logrado articular todavía un sistema de hacer efecti-
va el pago de tales regalías, a pesar de las numerosas conferencias que han tratado
el asunto (véase parágrafo siguiente), tras las que queda, en realidad, muy sujeto a
las políticas nacionales.
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INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
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LOS RECURSOS GENÉTICOS Y EL AMBIENTE
Temas constantes en los acuerdos son el carácter sostenible del uso de los com-
ponentes de la biodiversidad (entre los cuales, y de manera principal, figuran los
recursos fitogenéticos), y el uso «leal y equitativo» de los beneficios que resulten
de la utilización de recursos genéticos, incluyendo el acceso a ellos y la adecuada
transferencia de tecnologías, aunque, evidentemente, teniendo en consideración los
derechos existentes sobre dichos recursos y tecnologías, y, lógicamente, la finan-
ciación posible.
La Conferencia define en su artículo 2, para permitir la interpretación de los
acuerdos, los términos utilizados. De particular interés es la muy amplia definición
de Biotecnología: «cualquier aplicación tecnológica que utilice sistemas biológi-
cos y organismos vivos o sus derivados con objeto de hacer o modificar productos
o procesos para usos específicos». Nótese que la Mejora de plantas se integra total-
mente dentro de dicha definición, lo que, por supuesto, repercute en el tratamiento
que se hace del uso «leal y equitativo de los beneficios que resulten de la utiliza-
ción de recursos genéticos». Otro término de interés es el uso sostenible: «uso de
componentes de la diversidad biológica de tal forma y en tal proporción que no
implica el declive a largo plazo de la diversidad biológica, manteniendo por tanto
su potencial para atender las necesidades y aspiraciones de las generaciones pre-
sentes y futuras». Por último, un tercer término merece su inclusión en esta breve
reseña de la Conferencia; ésta indica escuetamente: «Tecnología» incluye biotec-
nología.
Particular acento puso la Conferencia de Río en la conservación in situ, referi-
da lógicamente a la conservación de ecosistemas y hábitats naturales, términos que
engloban obviamente la del germoplasma de interés agrícola. En relación con la
conservación ex situ, la Conferencia la considera complementaria de la anterior,
recomendando su adopción por medio de las instalaciones adecuadas «preferente-
mente en los países de origen de los recursos genéticos de que se trate», lo que oca-
siona no pocos problemas de índole práctica.
Todo lo que antecede pertenece prácticamente, por ahora, al reino de los con-
ceptos filosóficos, y en ese terreno los acuerdos no resultan excesivamente difíci-
les, aunque sí lo hayan sido y lo estén siendo los intentos de llevar dichos princi-
pios a la práctica. La parte más polémica, por el contrario, se centra en el acceso a
los recursos genéticos y a las técnicas relativas a su utilización, punto de fricción
aún no resuelto. Por una parte reconoce, como más arriba se apuntó, el derecho
soberano de cada Estado sobre sus recursos naturales, incluyendo en él el estable-
cimiento de normas legales para permitir su acceso. De otra, se recomienda insis-
tentemente a lo largo del articulado a cada «parte» procurar la creación de condi-
ciones que faciliten dicho acceso para usos correctos en relación con el ambiente.
Para unir ambos enunciados, que tienen distinta fuerza legal como se puede
apreciar, se urge la colaboración en la investigación sobre recursos genéticos y
sobre su uso, incluyendo la transferencia de tecnología, con la participación de las
distintas partes interesadas, especialmente cuando dicha cooperación deba estable-
cerse entre países desarrollados de una parte y países en vías de desarrollo de otra.
Sin mencionarlos específicamente, es fácil ver que es así como se planea por la
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INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
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LOS RECURSOS GENÉTICOS Y EL AMBIENTE
especial relieve el reconocimiento tanto de los derechos del agricultor (que obligan
a países desarrollados) como de los del obtentor (que lo hacen con los países en
desarrollo), y el haber sentado las bases para la puesta en práctica de unos y de
otros basándose en la cooperación internacional.
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INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
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LOS RECURSOS GENÉTICOS Y EL AMBIENTE
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INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
He aquí las más importantes (se omiten, salvo excepciones, las forrajeras):
Cereales: trigo (incluye Agropyron, Elymus, Secale), maíz (pero no tres espe-
cies silvestres de Zea), arroz, cebada, avena, mijo (Eleusine, Pennisetum, pero no
otros mijos), centeno, sorgo, triticale.
Leguminosas: judías (pero no Ph. polianthus), garbanzo, haba/veza, almortas,
lenteja, guisante, caupí (Vigna), guandul, lathyrus (forrajera), lupinus (id).
Otras: espárrago, remolacha, Brassica sp., fresa, girasol, patata (pero no S.
phureja), berenjena, zanahoria, banano, manzano, Citrus sp., árbol del pan, man-
dioca, coco, aroideas, ñames, batata.
Obsérvese que no está el olivo y sin embargo sí están los cítricos, lo que obli-
gará, en éstos pero no en aquél, al intercambio de material a los investigadores
españoles. Véase asimismo la eliminación de especies silvestres, que se reservan
para intercambios bilaterales económicamente provechosos para los países que las
tienen.
El Tratado de Roma (aún por ratificar por los países participantes), que acepta
el Plan Mundial arriba esbozado, introduce el nuevo elemento de la multilaterali-
dad sustituyendo al poco eficaz de la bilateralidad. Por él se establece la obliga-
ción de las partes a suministrar el material vegetal incluido en el Tratado que cual-
quier otra parte le solicite. Si la receptora es capaz de obtener alguna nueva
variedad a partir del material suministrado, ha de pagarle a la donante una porción
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LOS RECURSOS GENÉTICOS Y EL AMBIENTE
(a establecer) de los beneficios, con lo que se favorece el reparto justo de los bene-
ficios y se trata de solucionar el problema de los derechos del agricultor frente a los
del obtentor. Queda en la sombra lo que pueda acontecer con las patentes derivadas
de genes procedentes del material recibido, como se ha comentado.
Se establece por primera vez un órgano rector encargado, en el plazo más
breve posible, de resolver los detalles como las cuotas a satisfacer, la cantidad que
cada país debe suministrar al fondo financiero aprobado, etc. Este órgano rector
estará formado por todos los países firmantes del Tratado y operará por consenso,
lo que, a todas luces, es una dificultad más.
A pesar de todos los puntos oscuros, el Tratado de Roma es el primer docu-
mento que obliga jurídicamente a las partes firmantes que, verosímilmente, serán
casi todos los países del mundo. Al menos, se ha entrevisto una manera de repartir
beneficios (hasta ahora en el limbo de las ideas puras) y un mecanismo ejecutivo
que, aunque deba recurrir a tribunales de justicia, ya se asienta en principios de
derecho internacional.
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LOS RECURSOS GENÉTICOS Y EL AMBIENTE
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APÉNDICES
Índice de términos
La relación que sigue no indica todos los lugares en los que se menciona un determina-
do término sino solamente aquellos que contienen una definición o explicación del mismo,
así como algunos pasajes en los que es de particular relevancia.
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INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
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ÍNDICE DE TÉRMINOS
cariocinesis 2.2
casete 17.2.5
castración 5.1
caulogénesis 16.3
cDNA ver ADN complementario, ADNc
célula madre de gametos 2.5, 2.12
centimorgan 2.18
centriolo 2.1
centrómero 2.1
centros de origen 1.4
certificada véase planta o semilla certificada
chips de ADN 3.4.2.4
choque térmico 15.3.1.1
chromosome walking ver paseo cromosómico
cíbridos 16.4
cirugía genética 17.1
citocinesis 2.2
citoplasma 2.1
cleistogamia 5.2
clina 20.2
clon 2.4, 5.5, 13.1
clonación de ADN 17.1, 17.2.3
cloroplastos 2.1, 17.2.7
codominancia 2.12
coeficientes
de alogamia 5.8-9
de coincidencia 3.3.1
de consanguinidad 5.8-9
de panmixia 5.8
genofenotípico 2.14
colchicina 15.3.1, 15.4.3
colección
activa 22.3.2
de ADN 22.3.7
de base 22.3.2
de referencia 21.8, 21.9.3
de semillas 22.3.3
de trabajo 22.3.2
nuclear 22.3.2
viva 22.3.4
colonización (efecto) 5.11.5
compilospecie 15.6
complejo poliploide 15.6
complejo apomíctico 15.6
componente
aditivo 4.1, 4.3, 4.6, 15.3.2
ambiental 4.3
debido a interacciones 4.3
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ÍNDICE DE TÉRMINOS
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ÍNDICE DE TÉRMINOS
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ÍNDICE DE TÉRMINOS
de injerto 13.2.3
de conservación ver selección conservadora
de patrón 13.2.3
ex situ 22.5.3
in situ 22.5.3
intuitiva 1.3
tradicional 1.6
membranas 2.1
Mendel (leyes) 2.8-9
metapoblación 20.4.4
mezclas 6.2, 8.4.1, 9.6
microarrays 3.4.2.4
microinjerto 16.5
micromatrices 3.4.2.4
microsatélites 3.1.3
microspora 2.5
migración 5.11.3
mitocondria 2.1
mitosis 2.2
modelo aditivo 4.2-3
modificación genética 21.9.1 (4)
monoecia 5.2
monoploide 15.5, 15.5.2
monosómico 15.1
morfogénesis 16.3
multiplicación
asexual 2.4, 5.2, cap. 13
vegetativa 5.2, 5.11, cap. 13, 15.3.2, 21.3-4
multivalente 15.3.2
mutación 2.1, 5.11.1, cap. 14
cromosómica 5.11.2
de yema 13.2.1
de punto 5.11.2, 14.1
dirigida 14.5
genómica 5.11.2, 15.3.1
inducida 14.1, 18.8.5.4
localizada 14.5
natural 14.1-2
radimomimética 14.4
somática 13.2.1
nivel de daño económico 18.9.1
no preferencia 18.2b, 18.9.2, 18.10.2
novedad (patentes) 21.7-8
nucela 13.3.1
nucleótidos 2.1
nuliplexo 15.3.2
nulisómico 15.1
553
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
número
efectivo 5.11.5
básico 15.1
gamético 15.1
básico 2.1
obtentor 21.1.1
obviedad (patentes) 21.8
octoploide 15.1
OMG 17.5, 21.9.4
oncogén 21.10
oncorratón 21.10
organismo modelo 3.4.1
organismo modificado genéticamente ver OMG
Órgano colegiado 21.9.3
organogénesis 16.3
orgánulos citoplásmicos 2.1
octeto 20.4.2
panmixia 5.7, 11.2
parcialmente alógamas 5.8-9, 9.7, 11.3, 21.4.2.2
parecido entre parientes 4.6
partenogénesis 15.3.1, 15.5
paseo cromosómico 3.3.7
patentes
de genes 21.8
de organismos vivos 17.4.6, 21.5, 21.8
de productos naturales 21.8
de secuencias de ADN 21.8
de variedades 21.5
patosistema 18.6
patotipos 18.4.1
PCR (polymerase chain Reaction) 2.18.1.3
penetrancia 2.13
piramidalización 7.3.4
plaguicidas 17.4.3
Plan de Acción Mundial 22.5.3
Plan de mejora 6.0
plan de seguimiento 21.9.3
planta
apomíctica 13.1, 13.3
base 21.4.4.1
certificada 21.3-4
de referencia 21.4.4.1
madre de partida 21.4.4.1
transgénica cap. 17, 21.9
plásmido 2.1, 17.2.1
plásmido Ti 17.2.4.1
pleiotropía 3.1
población pequeña 5.11.5
554
ÍNDICE DE TÉRMINOS
555
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
556
ÍNDICE DE TÉRMINOS
general 18.6
generalizada 18.6
horizontal 18.6, 18.8.4
incompleta 18.6
inespecífica 18.6
mecanismos 18.3
parcial 18.6
racial 18.6
transgénica 18.7.5
uniforme 18.6
vertical 18.6
respuesta
a la selección 4.9, 9.2.1
asimétrica 20.3
correlacionada 4.9, 18.8.4
hipersensible 18.3
resistente 18.2d, 18.6
restauradores de fertilidad 12.5.5
restrictasas véase enzimas de restricción
retículo endoplasmático 2.1
retrocruzamientos 2.10, 7.3, 7.7, 18.8.5
paralelos 7.3.4
sucesivos 7.3.4
RFG véase recursos fitogenéticos
Revolución Verde 8.3, 22.2
RFLP 3.1.3
ribosomas 2.1
RIL ver recombinant inbred lines
rizogénesis 16.3
RNA ver ARN
roentgen 14.3.1
roza 20.3
SCA specific combining ability ver ACE
SCAR 3.1.3
secuenciación 3.4.1
secuencias auxiliares 17.2.5
secuencias de inserción 2.1
secuencias sintéticas 17.2.5
secuencias truncadas 17.2.5
segregación genotípica 2.9
selección
asistida por marcadores ver selección facilitada...
asistida por regresión 20.4.2
automática 1.3
clonal 13.1, 13.2.2, 20.4.2
combinada 8.3.2, 9.3.3
conservadora 21.3-4
de extremos 9.4
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ÍNDICE DE TÉRMINOS
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INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
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Bibliografía
Lo que sigue es una sucinta bibliografía de carácter general. Los que deseen ampliar sus
conocimientos en el campo de la Mejora Genética deben acudir a obras especializadas,
revistas, «newsletters», etc. Normalmente, los que tengan interés en ello serán profesionales
en alguna de las ramas de la materia o en algún cultivo en particular, y no tendrán problema
en el acceso a las fuentes adecuadas.
Teniendo en cuenta que en la presente obra se han tratado de presentar las técnicas y
métodos mejor establecidas, no debe sorprender que, en la relación que se da, figuren textos
escritos hace muchos años. La Mejora sólo incorpora al trabajo diario técnicas bien aquila-
tadas que no sufren cambios revolucionarios; por el contrario, los textos clásicos nos ofre-
cen una sencillez de exposición que es difícil encontrar en los modernos, quizá porque hoy
en día el exceso de información hace de «ruido» cuando se trata de explicar para todo el
mundo métodos que, en sí mismos, no tienen demasiada complicación. Es obvio que, en
tales textos, sí que hay partes que han sido superadas después de su publicación. Para ello
sirven los comentarios que los acompañan.
561
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
562
BIBLIOGRAFÍA
tulo debería ser de lectura obligatoria para todo estudiante de Mejora; ese capítulo al
menos, porque toda la obra está salpicada de alusiones a la selección practicada por
agricultores y ganaderos.
DARWIN, Ch. 1868 (reimpresión en 1969), The variation of animals and plants under
domestication, John Murray, Londres (Culture et Civilisation, Bruselas, para la reimpre-
sión). 2 volúmenes. Una obra menos conocida de Darwin que su Origen..., pero que
tiene el mérito de ser la primera sobre el tema, con infinidad de observaciones de inte-
rés.
DE CANDOLLE, A., 1886 (2ª ed.; 1ª en 1882; trad. al inglés en 1959). Origin of cultivated
plants, Hafner, Nueva York (para la reimpresión de 1967). Establece, en esa época, los
criterios actuales para el estudio de la evolución de plantas cultivadas. Obra esencial
sobre el tema.
FALCONER, D.S., 1996. Quantitative Genetics, 4.ª ed. (1ª en 1964), Wiley and Sons. Nueva
York, EE.UU. Hay traducción española. Un clásico en el mejor sentido de la palabra; si
bien sus ejemplos son del Reino Animal, los conceptos, claros y perfectamente expues-
tos, son válidos para cualquier material. La 4.ª ya incluye un capítulo sobre QTLs.
FEHR, W.R., 1987. Principles of cultivar development, Vol. 1: theory and techniques. Mac-
millan Publ. Co, Nueva York. Salvo el desorden en que aparecen, se encuentran todas
las técnicas clásicas. No entra todavía en aplicaciones de ingeniería genética; estaban en
sus comienzos.
FEHR, W.R. (ed.), 1987. Principles of cultivar development, Vol. 2: Crop species. Buena
descripción de la aplicación de las técnicas de Mejora genética a 18 cultivos de impor-
tancia mundial y bien variados en su biología.
FONTDEVILA, A. y MOYA, A., 1999. Introducción a la genética de poblaciones. Editorial Sín-
tesis, Madrid. Excelente en todos los sentidos; presenta un punto de vista netamente
evolucionista que no es fácil encontrar en muchas obras de cuantitativa y poblaciones.
FRANKEL, O.H. y BENNETT, E., 1970. Genetic Resources in Plants; their Exploration and
Conservation, Blackwells, Oxford & Glasgow, GB. El primer libro sobre el tema. Se ha
avanzado en técnicas y en datos, y puede que en algún concepto (las colecciones nucle-
ares por ejemplo) pero las principales ideas están ahí.
GALLAIS, A., 1990. Théorie de la Sélection en Amélioration des plantes. Masson, París,
Francia. Complejo en su aparato matemático; para especialistas que deseen profundizar
en la teoría matemática de la selección.
GARCÍA-OLMEDO, F., 1998. La tercera revolución verde. Ed. Debate, Madrid. Documentado
y ameno, completo para todo lo referente a biotecnología y sus implicaciones.
GARCÍA-OLMEDO, F., SANZ-MAGALLÓN, G. y MARÍN-PALMA, E. 2001. La agricultura espa-
ñola ante los retos de la biotecnología. Instituto de Estudios Económicos, Madrid.
Aspectos técnicos, económicos, éticos y jurídicos (patentes, etc.).
HALLAUER, A.R. y MIRANDA, J.B., 1981. Quantitative Genetics in Maize Breeding. Iowa
State University Press, Ames, Iowa, EEUU. A pesar del título, es un libro aplicable a
cualquier especie. Quizá el mejor libro de Genética Cuantitativa aplicada a plantas, con
teoría y práctica bien equilibradas y numerosos ejemplos (de maíz) válidos para cual-
quier material.
563
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
HARLAN, J.R., 1992. Crops and Man, 2ª ed. (1ª en 1975), American Society of Agronomy,
Madison, Wisconsin, EE.UU. Libro de obligada lectura para los inrteresados en los orí-
genes de la Agricultura y en la domesticación y evolución de plantas cultivadas. De lec-
tura agradable, es un clásico sobre el tema.
HAYWARD, M.D., BOSEMARK, N.O. y ROMAGOSA, I. (eds.), 1993. Plant Breeding. Principles
and prospects. Chapman & Hall, Londres, GB. Es el texto más actualizado, pues cada
uno de los apartados de la Mejora está tratado por uno o varios especialistas en la mate-
ria. Es libro de ampliación para todo tipo de métodos, incluyendo los más recientes.
HEDRICK, U.P. (ed.), 1972. Sturtevant’s edible plants of the World. Dover Publ., New York.
Reedición de la obra de 1919 conteniendo la primera y exhaustiva relación de plantas
cultivadas y su estudio. Necesaria para los estudiosos del origen de las plantas cultiva-
das.
HILL, J., BECKER, H.C. y TIGERSTEDT, P.M.A., 1998. Quantitative and ecological aspects of
plant breeding. Chapman and Hall, Londres. Tiene el mérito de mostrar en una misma
obra aspectos que normalmente aparecen por separado: algo de cuantitativa, incluyendo
selección facilitada por marcadores, de resistencia a condiciones ambientales y de
recursos genéticos.
IÁÑEZ, E. (ed.), 2002. Plantas transgénicas: de la Ciencia al Derecho. En prensa. Presenta
el tema de los organismos transgénicos para especialistas en derecho, con el acento en
aspectos legales y éticos.
JANICK, J. y MOORE, J.M. (eds.), 1996. Fruit breeding. 3 vols. John Wiley & Sons, Nueva
York. Los tres volúmenes cubre exhaustivamente la mejora de frutales, tanto tropicales
como de clima templado, incluyendo especies como la vid y arbustos de fruto.
JENSEN, N.F., 1988. Plant Breeding Methodology. John Wiley & Sons, Nueva York. Muy
desordenado y con grandes ausencias, es de lectura obligada después de haber leído
alguno de los textos clásicos, para los que representa una magnífica ampliación en cuan-
to a los métodos tradicionales (selección e híbridos) y atinadas observaciones sobre la
organización del trabajo en Mejora.
KEARSEY, M.J. y POANI, H.S., 1996. The Genetical Analysis of Quantitative Traits. Chap-
man and Hall, Londres. Además de una clara presentación de los métodos de Genética
cuantitativa, tiene una no menos fácil exposición de la localización de QTLs.
KNUTSON L. y STONER, A.K., 1999. Biotic diversity and germplasm preservation, global
imperatives. Kluwer Academic Publishers, Holanda. Un excelente texto moderno sobre
recursos genéticos.
LACADENA, J.R., 1988. Genética. AGESA, Madrid. Es un libro de referencia para todos los
aspectos de la Genética hasta la fecha de edición. Sigue siendo válido como tal por el
contenido y por la inmensa cantidad de bibliografía que reúne.
LACADENA, J.R., 1970. Genética Vegetal. Madrid. Texto clásico, con abundancia de citas, lo
que lo hace de obligada referencia hasta la fecha de su edición. Sin duda el más com-
pleto en cuanto a citogenética se refiere.
LERNER, I.M., 1964. La base genética de la selección. Ed. GEA, Barcelona. A pesar de su
edad, y de que sus ejemplos son de mejora animal, sigue siendo un libro de amable lec-
tura; desarrollos matemáticos precisos y claros.
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BIBLIOGRAFÍA
LI, C.C., 1968. Population Genetics. The University of Chicago Press, Chicago, EEUU. Un
clásico. Para especialistas.
NATIONAL ACADEMY OF SCIENCES, 1972. Genetic Vulnerability in Major Crops. National
Academy of Sciences, Washington DC, EE.UU. El primer estudio sistemático sobre los
inconvenientes de la estrechez de la base genética en los principales cultivos. Sigue
siendo tan instructivo como válido.
NEWELL, J., 1990. Manipuladores de genes. Trad. de Jacobo Cárdenas. Ediciones Pirámide,
Madrid. A pesar de la fecha, explica casi todos los asuntos importantes en que la inge-
niería genética tiene un papel importante, desde la Medicina hasta la Agricultura pasan-
do por la Industria y sin excluir los aspectos éticos y ambientales. De muy fácil lectura.
NUEZ, F. y CARRILLO, J. Mª. (eds.), 2000. Los marcadores genéticos en la Mejora Vegetal.
Sociedad Española de Genética y Sociedad Española de Ciencias Hortícolas, Universi-
dad Politécnica de Valencia, Valencia. Muy completo y con bien descritas aplicaciones.
Contiene numerosos protocolos experimentales y toda la teoría matemática necesaria
para la elaboración de mapas.
NUEZ, F., CARRILLO, J.M. y LOZANO, R. (eds), 2002. Genómica y Mejora Vegetal. Sociedad
Española de Genética y Sociedad Española de Ciencias Hortícolas. Consejería de Agri-
cultura, Sevilla. De absoluta actualidad y dirigido a mejoradores, lo cual es casi imposi-
ble de encontrar en las obras sobre Genómica.
PARDOS, J.A. (ed.), 1989. Mejora genética de especies arbóreas forestales. FUCOVASA.
Madrid. Posiblemente el único texto en español sobre el tema.
PLUCKNETT, D.L., SMITH, N.J.H., WILLIAMS, J.T. y ANISHETTY, N.M., 1987. Gene Banks and
the World Food. Princenton University Press, Princenton, New Jersey, EE.UU. Una
excelente visión sobre el problema, con interesantes ejemplos históricos.
POEHLMAN, J.M., 1995. Breeding Field Crops, 4ª ed. (1ª en 1986), Van Nostrand Reinhold,
Nueva York, EEUU. Principios de Mejora, en general, de fácil lectura, con la descrip-
ción de métodos seguidos en un buen número de cultivos importantes.
PUERTAS, M.J., 1992. Genética; Fundamentos y Perspectivas. Interamericana/McGraw
Hill, Madrid. Claro y sencillo, más conveniente de manejo en aspectos de la Genética
que otras obras aquí reseñadas.
PUIG DOMENECH, P., 2000. El gen escarlata. Ed. Rubes, Barcelona. Puede parecer extraño
recomendar una novela en este lugar, pero es una entretenida historia, escrita por un bio-
tecnólogo de solera, que tiene como hilo conductor lo que se puede hacer con la inge-
niería genética, incluso en el campo ecologista y antiglobalización.
RAMALHO, M.A.P., DOS SANTOS, J., ZIMMERMANN, M.ª J., 1993. Genética Quantitativa em
plantas autógamas. Goiana, Gioas, Brasil. Tiene la ventaja de presentar aplicaciones
directas a plantas autógamas, olvidadas o poco aparentes en otros textos, con numerosos
ejemplos.
RAMÓN, D. Los genes que comemos, 1999. Ed. Algar, Alcira, Valencia. Amena narración de
lo que se puede hacer con la Biotecnología en Mejora e Industria.
RAZDAN, M.K. y COCKING, E.C. (eds.), 1997. Conservation of Plant Genetic Resources in
vitro. Vol. 1: General Aspects. Muy especializada, pero contiene todos los aspectos posi-
bles sobre el tema, con muy buenas revisiones y sin ocultar las dificultades.
565
INTRODUCCIÓN A LA MEJORA GENÉTICA VEGETAL
566
BIBLIOGRAFÍA
WRICKE, G. y WEBER, W.E., 1986. Quantitative Genetics and Selection in Plant Breeding.
DeGruyter, Berlín, Alemania. Asimismo aplicado a plantas, completo en cuanto a teoría
de la selección. Para profundización y especialización.
ZOBEL, B. y TALBERT, J. 1988. Técnicas de mejoramiento genético de árboles forestales. Ed.
Limusa. México. Muy completo, incluyendo especies tropicales.
567
La presente “Introducción a la Mejora
Genética Vegetal” se dirige no sólo a estu-
diantes y profesionales sino a todos aque-
llos que, sin tener que trabajar directamen-
te en problemas de Mejora vegetal, deben
tener un cierto conocimiento de los princi-
pios básicos de esta disciplina. Por ello se
han incorporado a la obra, además de las
materias necesarias, nuevas y tradiciona-
les, para la práctica de la Mejora, amplias
exposiciones sobre las repercusiones de la
Biotecnología, los problemas de la protec-
ción de obtenciones vegetales, o los de las
patentes de organismos vivos, así como el
impacto en el medio ambiente y la conser-
vación de recursos fitogenéticos. El texto
es de lectura fácil al ofrecerse siempre la
explicación biológica a los desarrollos
matemáticos o el excesivo detalle en otros
campos.
9 788484 760993
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ISBN: 84-8476-099-5