Economies">
Capítulo 3. Las Haciendas Serranas Hacia Comienzos de La Década de 1960
Capítulo 3. Las Haciendas Serranas Hacia Comienzos de La Década de 1960
Capítulo 3. Las Haciendas Serranas Hacia Comienzos de La Década de 1960
Total 68.999 100 5.132 100,0 567 100 79 100 87 100 74.864
FUENTE: "DEMOGRAF1A y ESTADISTICA SOBRE EL INDIO ECUATORIANO" César Cisne-os Cisneros, Talleres GráfICOS
Nacionales, Clu ita 1948
ELABORACION: Nuestra
43
Las propiedades de hasta 10.000 sucres de avalúo son consideradas como campesi
nas y representaban el 23 % del valor total, contra 67 % de las haciendas. Puede
notarse el peso decisivo de la gran explotación (hacienda) en las provincias de Pi
chincha, Imbabura, Cotopaxi y Chimborazo (*).
Estos datos permiten tener un reflejo de la situación hacia 1934 ya que hasta el
Censo Agropecuario de 1954 (realizado por muestreo) Ecuador careció de estad ísti
cas agropecuarias globales.
CUADRO No. 5
Número % Hectáreas %
(.) El hecho de tratarse de avaluos que tienen en cuenta la diferencia de calidad de las t isrras y
las inversiones sobre ellas, expl les que provincias como Laja, donde existen haciendas con grandes
extensiones, aparezcan con propiedades de menor valor, dado el carácter extremadamente ex
tensivo de estas explotaciones, a lo que debe agregarse la pobreza de los suelos.
44
Debe señalarse, empero, que según diversas estimaciones, el porcentaje de las ha
ciendas públicas era de por lo menos el 20 % del total-de las grandes explotacio
nes. Si bien ello no altera la carencia de tierra por parte de los trabajadores aqrarios,
sí en cambio disminuye en forma significativa la propiedad total en poder directo
de los terratenientes. Aunque las haciendas públ icas eran arrendadas en parte por
elementos provenientes de las clases altas rurales, esta situación tendrá consecuen
cias importantes en los futuros cambios a realizarse.
tos servicios domésticos; también ciertos trabajos esporádicos colectivos, en las lla
madas "mingas".
Que pod ían ser: a) de servidumbre o residencia: pagaban por la utilización de recur
Que podían ser: a) peones sueltos, que vivían genera/mente en los poblados, y que
trabajaban a cambio de un jornal; b] arrimados, que eran trabajadores que viv ían
Semiproletarios que vend ían en ciertas épocas su fuerza de trabajo a las haciendas a
cambio de un jornal.
PRODUCCION Huasipungueros
REALIZADA Arr imad a s
DIRECTAMENTE Peones libres { Peones sueltos
POR CUENTA
DEL HACENDADO Yanaperos [De recursos
~De servicios
HACIENDA
PRODUCCION Partidarios
REALIZADA EN
TIERRAS DE LA
HACIENDA POR Arrendatarios
TERCEROS
Junto a este modelo "clásico" de hacienda tradicional, debe recordarse que también
existían diversos tipos de hacienda, sin vinculaciones o muy escasas, con las
46
áreas de minifundio y por último debe retenerse que existían vastas zonas de mini
fundio con muy escasa o nula vinculación con la hacienda (parcialidades, comunida
des, etc.) (Cfr. CIDA, p. 72).
Para completar esta apretada descripción habría que señalar que dentro de las ha
ciendas trabajaba un sector relativamente especializado de trabajadores: a) el sector
de administrativos, retribuídos en dinero y parte en especie; b) los mayordomos y
ciertos ayudantes, encargados de tareas generales de control del proceso de trabajo,
quienes recibían acceso a recursos (tierras, pastos, etc.) yen menor medida, dinero.
Estos elementos permiten apreciar las distintas combinaciones a que podía apelar la
hacienda para maximizar sus ingresos. Parece evidente que los huasipungueros cons
tituyeron durante un período considerable la fuerza "estable" de las haciendas, mo
yilizando al resto de los trabajadores en función de las necesidades planteadas por
los picos del proceso productivo. La regulación del número de vanaperos y el acceso
de éstos a los recursos de la hacienda dependió del tamaño de ésta y de su estrategia
productiva. García indica que "las áreas rninifundistas que subsisten en la periferia
externa de las haciendas, dependen económica y socialmente de éstas como vanapas
o acudis, de sus campos de pastoreo en el páramo o de las tierras que se den en apar
cería, del trabajo estacional en las épocas de siembra y cosecha, o de los servicios
que deben prestar a cambio del "derecho de paso" o de la recolección de leñas en el
monte, más arriba del nivel de los 3.000 a 3.500 metros. Las comunidades indígenas
-despojadas constantemente de sus tierras y sujetas a una creciente presión demo
gráfica, o sea, aprisionadas dentro del sistema de hierro de colocar mayor cantidad
de gente en menor cantidad de tierra, erosionada y desnudada- han caído, inexora
blemente, en la órbita de la hacienda: forman parte de su mercado marginal de tra
bajo -sin aplicación de otras reglas que las patronales-- constituyendo el núcleo
central de un peonaje de reserva o de una masa de"partidarios,"mendicantes de tie
rras de cultivo" (1969, pags. 35-361.
Pondremos ahora nuestra atención en un elemento que parece clave para la como
prensión del proceso: el desarrollo de las fuerzas productivas en el sector de hacien
das lecheras. A ello dedicaremos el siguiente punto.
La historia ganadera del Ecuador se remonta al siglo XV 11, época en la cual las ha
ciendas comenzaron a especializarse en la crianza de ganado ovino, animales de car
ga y transporte. La crisis de los textiles a finales del siglo XVIl y comienzos del
XV 111, que acarreó una caída violenta de la demanda de este producto; afectó la
producción ovina, particularmente de lana. Esta situación provocó una reorienta
ci6n de las explotaciones ganaderas principalmente hacia actividades agrícolas. Este
período se caracterizó por el peso dominante de las haciendas "tradicionales" que
47
ten ían gran parte de su actividad volcada hacia la producción agrícola (trlqo, ceba
da, maíz, etc.). La producción se organizaba sobre la base del control de grandes
extensiones de tierra. Esto permitió que se cediera el uso de las mismas, así como
de aguas, pastos etc., a cambio de la utilización de la mano de obra. Como conse
cuencia de la utilización intensiva de mano de obra, el nivel de mecanización fue
muy bajo y no se introdujeron técnicas ahorradoras de mano de obra.
Ello explica por qué el desarrollo de una producción más especializada estaba
ligada a ciertas infraestructurales puntuales. Así, la construcción a comienzos de
este siglo del ferrocarril que atravesó Zonas estratégicas de la Sierra (valles de Coto
paxí y Pichincha), despertó una vocación ganadera-lechera entre los hacendados.
Particularmente en la zona de Cotopaxi, impulsó el desarrollo de los primeros pro
cesos industriales de transformación, lo que permitió el envío de cantidades signifi
cativas de derivados lácteos hacia Guayaquil. Esta ciudad era el eje de la exporta
ción cacaotera, la primera ciudad del pa ís y por ende el principal centro de consu
mo nacional.
La cuestión genética tuvo particular importancia. Fue necesario que los hacendados
mantuvieran un proceso continuo de experimentación (con muchos fracasos) para
seleccionar las razas adecuadas y particularmente para adaptarlas a las condiciones
de altura existentes en los valles serranos donde el ganado vive entre los 2.500 y
3.000 metros. El fenómeno de transformación genética se centró en la cruza de ani
males importados con ganado criollo de muy baja calidad. lo que permitió el mejo
ramiento de lotes significativos de animales. Este proceso fue el que sentó las bases
que posteriormente permitieron su rápida expansión. Por otra parte, con la implan
tación en algunas haciendas, de las primeras agroindustrias del sector, se generó una
demanda de leche de mayor calidad para su transformación.
El esfuerzo por mejorar la calidad genética del hato lechero fue básicamente de ca
rácter privado. La capacitación de ganaderos en los EE.UU. y la presencia de técni
cos norteamericanos en Ecuador fueron los mecanismos mediante los cuales se
transmitieron las técnicas de cruza de ganado y de control lechero. El avance gené
tico puso de relieve el persistente atraso en el manejo de la alimentación. A partir
de 1947/48 se realizaron importaciones de semillas de ray-grass, trébol y de otras
pasturas. Así mismo, un técnico norteamericano del Servicio Cooperativo Intera
mericano de Agricultura organizó cursos de control lechero, de cruza de animales
y de manejo de pastizales. También en este período se difundieron técnicas de uti
lización del estiércol como fertilizante.
Han sido numerosos los trabajos ( " ) que han demostrado exhaustivamente los pro
cesas de desarrollo en las fuerzas productivas en las haciendas, ya partu de ello las
profundas diferencias existentes en los hacendados serranos, lo que nos lleva a pen
sal' en lo poco fructífero de seguir hablando de "la clase" de los terratenientes se
rranos, si es que pretendemos explicar su accionar tanto a nivel de las unidades de
producción como en el terreno corporativo y poi ít ico.
Seguramente quien ha hecho más persistentes esfuerzos por negar estos hechos es
Andrés Guerrero, dado que la admisión de los mismos en su real dimensión echa por
tierra su esquema interpretativo. Para este autor, los terratenientes serranos nunca
alcanzaron, hasta esta etapa, el status de capital istas, y su articulación con el sistema
capitalista nacional se realizaba en función de sus otros roles en la sociedad, como
comerciantes, banqueros, etc. Por ende, no real izaban inversiones de capital en la
hacienda, lo que implicaba el estancamiento en el desarrollo productivo en estas
unidades (**), La incomprensión de las formas específicas de expansión del capital
( .) Cfr. Ojeda, 1927; Arcos y Marchán, 1976; Jaramillo Porras, 1976; Buitrón y Salisburv,
1947; CEPAL, 1954; CIDA, 1965, Costales P y A., 1971, Bar r rl, 1980: Salamea. 1980, Saénz
1980; Truj illo , 1979; Barsky et al. 1980; Barsky y Cosse, 1981; Ve/asco, 1979; Díaz, 1963, etc.
(•• ) "e La clase terrateniente era portadora de un proceso de acumulación) Parecerá contradic
torio, a primera vista, atr ibuir a 105 hacendados serranos como clase una funció n de acumulación
cuando sabemos que la baja composición orgánica del capital en el proceso de producción inme
diata de la hacienda revela más bien la ausencia de una reinversión sistemática de la renta en la
esfera agropecuaria. Surgen pues algunos interrogantes: la dónde va a parar la renta que el ha
cendado se apropia y realiza en el mercado puesto que no la reinvierte en el sector agrario?
z Cuél es el orígen de esta ausencia de un proceso de acurnulació n sistemática en la gran propie
dad territorial?, y en este caso, zextsten otros mecanismos de reproducción ampliada de la ha
cienda?" (Guerrero, 1975, pags.50/511. En un trabajo reciente insiste en esta idea básica:
51
en una parte de las haciendas, lo lleva a desarrollar un esquema circular e inmóvil,
por el cual la única forma de expansión productiva es incorporando nuevas tierras y
huasipungueros, y la "funcionalidad" de las unidades al conjunto del sistema capita
lista garantiza la reproducción ad infinitum de las haciendas precapitalistas, que
extraen renta y la transmiten al resto de la sociedad, sin que se generen procesos de
expansión capitalista en su seno. Esta concepción de estructuras articuladas rigidas
y mecanicamente, imposibilita la comprensión de los fenómenos concretos y nada
tiene que ver con una visión dialéctica de los procesos, dado el esfuerzo formulado
y nada logrado de este autor de apoyarse en la teor ía marxista para sus interpreta
ciones.
Más abajo, veremos que este esquema conduce necesariamente a pedir a la historia
un hecho externo que quiebre esta curiosa inmovilidad histórica de las haciendas,
dada la imposibilidad de entender la dinámica especifica que se venia generando
dentro de las unidades. Después de muchos titubeos, Guerrero encontrará en la Re
fOI rna Agl aria de 1964 el hecho salvador que permite transitar alegremente de una a
otra etapa del proceso hacendal, y que evitará, de paso, el siempre fatigoso trabajo
de tener que investigar procesos concretos, lo que distrae necesariamente de la ela
boración de interpretaciones generales pulidas y formalmente impecables, sin las
aristas molestas que presenta la real idad cuando se quiera conocerla más precisa
mente.
Es posible rescatar, con lo expuesto, los elementos centrales que, desde el plano de
la base económica. comienzan a permitir entender una conducta también diferencia
da en el accionar social. de los terratenientes. Esta diferenciación aparece ya con ni
tidez en la década de 1960. Por haberse analizado ya en el informe CIDA, resumi
mos a continuación la situación tal como Rafael Barona la presentó en dicho traba
jo y en otros posteriores.
"En efecto, la forma de producción de Ja hacienda serrana sufre, a lo largo del siglo X I X Y me
diados del XX. un continuo embotamiento en cuanto a su capacidad de generar poder económi
co a nivel regional y nacional. El desarrollo del capitalismo en la Costa ... gesta nuevas clases
sociales industriales. f inancistas , comerciantes, a la vez urbanas y rurales, clases medias y una
pequeña burguesía, una clase obrera y un proletariado. Proceso Que no condujo, sin embargo, a
la desaparición de la clase terrateniente serrana: tomó el atajo histórico de un compromiso
entre capitalistas y hacendados" (subr. nuestro) (1983, paqs, 9/10), "Si se pretende comprender
el comportamiento de los terratenientes, o la diferenciación en fracciones de clase en la coyun
tura de los años 1960 (su accionar en el campo poi ít ICO l, hay Que tener en consideración el per
fil de Jarro de la clase puesto Que, indudablemente, condiciona a la vez su estructuración (o pro
yectos) Que puede formular. AQu í me centraré en un aspecto intu ído ya veces mencionado en
muchos estudios, pero poco tratado: los dos pies, uno agrario y precapital ísta y el otro urbano
y capitalista, de la clase de hacendados serranos" (1983, págs. 60/1).
52
2. Acceso por los campesinos a los recursos de la hacienda.
3. Modalidad de pago de la empresa patronal
El otro proceso nos señala: a) una hacienda llamada moderna emergente, que es ya
una empresa fuertemente capitalizada (lechera esencialmente), donde existe un fir
me control de los recursos por la empresa patronal, se incrementan creciente mente
los obreros asalariados y se instrumenta el proceso de eliminación de los precaristas;
b) lo que Barahona llama hacienda tradicional corriente, y que serán empresas don
de coexisten varias explotaciones dentro de la unidad y diversas formas de pago, ya
sea en recursos o en salarios, con predominio de los primeros. Con mucha lucidez,
Barahona señala la relación estrecha e interdependiente que existe entre las posibi
licades de desarrollo del movimiento campesino y la actitud de las clases propieta
rias. Frente a las clases propietarias, ausentistas en algunos casos, o que mantenían
sistemas de producción basados en el empleo de gran cantidad de fuerza de trabajo,
el camino "campesino" encontraba una línea de mucho menor resistencia, tanto en
la propia unidad productiva como a nivel societal. .
1963 1978
Tipología de Barahona Clasi ticación nuestra
Intensiva M Intensiva
H
A Moderna
mantenimiento haciendas con
rel aciones capital istas - - » A
N
T
I acumulación sostenida de capital)
I avanzada incorporación de tecno
logía)
C ( presencia propietarial E ( especial ización pecuaria)
I ( relaciones capitalistas) N ( relaciones capitalistas)
E ( pasaje a pecuanas) Extensiva I
N M Extensiva
D
~~
( relativa inversión de capital.]
A Trad icional corriente I ( incorporación parcial de tecno
( presencia propietaria) mantenimiento haciendas con,' N logía: mecanización, mejoramien
( coexistencia relaciones ______ ~ relaciones capitalistas 0 __ ...._ - ' T to genético-praderas artificiates.}
precarias y salariales) ~' disolución ' \ C7I O ( relaciones capitalistas. )
T ( producción mixta o agrícola) \ IV En v las de paree
R Y lacién
I \
A Tradicional infra mantenimiento I ,
Cooperativas
D
I
C
( propietario ausentistal
( asedio externo)
( producción mixta o
.. _» haciendas con
relaciones capi-
talistas o .r:
,
,/
I I~ D
» I
S
Reproducción
{ simple
Con acumulación
I agrícola). disolución O
O L Co n acumulación
N Tradicional en desintegraciór U Campesinos Campe.sinos de sub
A ( haciendas públicas) C parcelarios sistencia
L ( creciente control de hecho POI
los trabajadores de recursos de
la hacienda - asedio interno)
__-U Disolución de las haciendas - -» 1
O
N
{ Campesinos semi-
proletarios
Propiedades estatales en transición
( producción agrícola o mixta). (1 ERAC).--._._-_._~ Campesinos
parcelarios.
FUENTE: Barsky O, (1978).
U1
W
54
bre la base de una producción relativamente extensiva, sin necesidad de la inversión
de gran cantidad de capital. Este segundo tipo de explotación, mayoritaria en el
conjunto de la Sierra, es el modelo apto para ser seguido por una parte importante
de aquellas unidades llamadas en esta tipología "tradicionales corrientes" e incluso,
parte de las "infra". La viabilidad del mismo, es un dato clave en el hecho de que el
proceso de pasaje analizado no se hava.límitado a una fracción extremadamente re
ducida de las haciendas, sino que haya abarcado a un sector fundamental de las mis
mas. Al mismo tiempo, tal como analizaremos más adelante, marca los límites ac
tuales del proceso de desarrollo de las fuerzas productivas en la Sierra. La combina
ción planteada aquí de terrateniente-capitalista, donde el elemento renta juega un
papel importante todavía, imprimirá al proceso de desarrollo agrario de la Sierra ca
racter í sticas muy marcadas.