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INTRODUCCIÓN

Somos personas diagnosticadas que hemos pasado por


la experiencia del ingreso psiquiátrico forzoso. No todxs
quisieron hablar. El sabor del encierro es amargo. En gene-
ral había mucho miedo a hablar por la familia, también por
los psiquiatras, en algunos casos, por los jueces y la policía.
Parte de los testimonios se han presentado con seudónimo
precisamente por ello.

No hemos querido seleccionar los testimonios, ni di-


rigir el contenido de los mismos. Hemos escuchado relatos
estremecedores o partes de testimonios muy violentas que
no se han incluido, porque cada cual ha preferido centrarse
en otros aspectos.

Sólo queríamos escuchar lo que cada unx quisiera


contar de su experiencia de encierro que sabemos inscrita,
dentro de otros mucho mayores que nos quiebran: el del pa-
triarcado, el del racismo y el capitalismo.

Estas experiencias hablan de esa prisión múltiple y


las hemos recogido con ánimo de romper sus barrotes y de-
jarlas volar.

Dibujo portada y contraportada: LIZARD


una pequeña ventana con persianas que te impedía ver el cielo. Me
encontraba dentro de la habitación con ocho personas entre ellos
enfermeros y auxiliares, me desataron de la camilla y me dijeron
que pasara a la cama, por un momento tuve un alivio al desatar-
me hasta que me dijeron que me debía desnudar al completo. Me
negué a desnudarme y a la fuerza me desnudaron mientras una

JOAN
enfermera sonreía al creerse que no tenía poder al decidir sobre
mi vida, que ellos eran todo poderosos. Me acabaron desnudan-
do y me pusieron unos calzoncillos y una bata blanca, ya que la
ropa individualiza y querían que tomara el rol de paciente en todas
sus formas, despersonalizado. Luego me pincharon en el culo lo
que sería un calmante y me obligaron a tomar medicamentos an-
tipsicóticos. No opuse resistencia violenta, no amenacé a nadie ni
chillé; pero ellos me volvieron a atar a la cama. Me ataron de una
manera que tenía los brazos totalmente rígidos y estirados y no
Mi familia y amistades detectaron que había perdido el norte du- podía moverme de cintura para arriba, los pies me los ataron pero
rante dos semanas, teniendo alucinaciones en todos los sentidos y deli- había una pequeña movilidad.
rios continuos. Por ejemplo, en el plano visual, me veía una áurea alrede-
dor de mi cuerpo primero azul y luego otra vez que la vi fue amarilla, o Me dijeron que me ataban para que no me lastimase, pero
también veía hilos transparentes que unían a las personas como también justamente el delirio que tenía es que todo el mundo me quería
vi en la pared de mi habitación como un gusano se convertía en capullo hacer daño, yo mismo no me iba a lastimar. Se fueron de la habi-
y a la vez las sábanas de la cama se me cubrían cuando estaba destapado tación y la cerraron. Permanecí ahí mismo tres días, solo, atado a
al completo, luego el capullo pasaba a ser mariposa voladora. En el plano la cama, me desataban un brazo cuando me traían la comida y la
auditivo andando por la calle todo el mundo me insultaba diciéndome medicación, por lo que agradecía mucho al poder tener movilidad
“hijo de puta”. En el aspecto olfativo por ejemplo me olía la piel del cuer- y alargaba la comida lo máximo posible. Yo no sabía que me pasa-
po y tenía un olor dulce. En el plano gustativo comía un alimento y tenía ba, desconocía por completo por qué me encontraba así y ningún
un sabor nunca sentido anteriormente. En el aspecto táctil por ejemplo enfermero ni auxiliar en el momento del ingreso se paró a hablar
tenía como punzamientos en el cuerpo, como pellizcos o notaba aire frío conmigo preguntándome que me pasaba, que temía y ofrecerme
o caliente en situaciones que físicamente no se daban. Y en los delirios una pequeña conversación tranquilizadora, lo que era una gran ne-
me creía Dios y que tenía superpoderes. Son unos pocos ejemplos de cesidad.
todo lo que me llegó a pasar.
Cuando pasaron los tres días me desataron de la cama y
Mi familia y amigos ante la impotencia de no saber que hacer por me abrieron la puerta. Y me dieron un mono azul para ponérmelo,
la noche llamaron a urgencias, vino una ambulancia a casa, me ataron les di la bata. Tenía los brazos molidos, porque el estiramiento y
a una camilla y me llevaron al complejo psiquiátrico más prestigioso de la rigidez en la que me habían mantenido durante tres días y mis
toda Catalunya, formado por el psiquiátrico de les Germanes Hospita- intentos por moverlos un poco, pero no podía, los tenía totalmente
làries del Sagrat Cor de Jesús-Benito Menni y el psiquiátrico de Sant Joan estirados, me producían un gran dolor, me sentí muy incómodo
de Déu, ubicados en Sant Boi de Llobregat, uno al lado del otro. Yo in- [por haber tenido] la misma postura estos tres días, sin poder mo-
gresé en el de les Germanes Hospitalàries del Sagrat Cor de Jesús-Benito verme, sólo la cabeza y un poco las piernas.
Menni.
Una vez fuera de la habitación vi una pequeña sala dónde
Nada más entrar me llevaron atado a la camilla hacia una habi- había televisión y otra sala que era el comedor, que a la vez era
tación con paredes blancas, un pequeño armario empotrado de madera y la zona para fumar, y entre medio un espacio dónde estaba lleno
de sillas acolchadas que podías estirar y tumbarte en ellas. Y una
pequeña habitación de enfermería. En total hacía un espacio de
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nario, pues el psiquiátrico nos ganó la partida por adelantado. Sólo fu-
100m2. Era la segunda planta del pabellón H de les Germanes Hospi-
mar, ahí dentro había pocas cosas de que hablar, de la enfermedad de que
talàries del Sagrat Cor de Jesús. A causa de la medicación tenía gran
sufrías y un poco de tu vida por ahí encima y poca cosa más, porque no
somnolencia y me pasé estirado en esas sillas la mayor parte del tiempo
había actividades... ¡ah, si! Se me olvidaba, tenías una tarde a la semana
durmiendo. No había nada que hacer, no había patio, sólo televisión y
de manualidades, pintar murales con acuarela o construir pequeños mo-
cigarros. Hablabas con la gente, con algunos tenías una especie de afini-
numentos con material reciclado, solamente eso. Pedí un psicólogo ya que
dad, con otros no, porque se pasaban el día durmiendo. Los auxiliares y
me notaba perdido para que me ayudara a levantarme, pero el psiquiatra
enfermeros para lo único que te hablaban era para decirte el nombre y
me dijo que no, que la medicación era la única solución y tenía con él una
los gramos de la medicación que tomabas. A la hora de comer sólo había
visita fugaz a la semana y si había suerte dos, lo único que hablábamos era
cucharas. Y una buena mañana a las seis me despertaron los enfermeros
si tenía delirios o alucinaciones, cuatro preguntas y me decía que se había
para sacarme sangre y para que meara en una probeta para luego hacer-
acabado la visita.
me el control por si había tomado drogas. En esos momentos no podía
mear, era demasiado temprano. Les dije dos veces que no podía mear y
En un momento cuando comíamos, que por cierto había tenedor,
ellos me amenazaron que si no meaba por las buenas me iban a sacar el
se me pasó un delirio por la mente de que me querían hacer daño y le dije
meado por las malas metiéndome una sonda por el agujero del pene hasta
a la enfermera que daba la medicación de que quería bajar al patio, se lo
sustraerme el meado, por lo cual empecé a beber agua como si estuviera
dije dos veces, y la tía en lugar de venir a hablar conmigo, decirme que me
en medio del Sahara y me hubiera pasado días y días sin probar gota. Me
pasaba, como me encontraba, etc... me amenazó con subirme otra vez a
pasé ahí metido una semana en total.
la segunda planta y callé, me guardé todo lo que tenía para adentro y fingí
que no me pasaba nada. Los compañeros me contaron que a un chico el
Sin olvidar que una auxiliar me dio unos calzoncillos cagados
mes pasado que se negó a comer durante dos días vino una enfermera y le
ajenos para que me los pusiera y al verlos cuando se fue ella, los tiré al
pilló del cuello fuertemente lo agachó al plato y le obligó a que comiera, el
suelo.
tío chillaba del dolor y la enfermera seguía cogiéndole el cuello. Espanto-
so.
Luego me cambiaron de habitación, compartida por dos personas
más, en la tercera planta, lo único que hacía ahí era dormir, y durante el
Entonces empecé a poder tener visitas, la familia y amigos me po-
día estaba en la primera planta, con una sala de televisión, un comedor
dían venir a ver 3 horas al día que estaba especificado como visitas y el fin
grande, la cual era la sala de visitas y sala de juegos, los únicos que tenían
de semana, sábados y domingos, me podían ver 5 horas al día, por la ma-
era el ajedrez, las damas y el parchís. Y el tan ansiado patio con tres pal-
ñana y por la tarde. Era una mierda, una restricción de visitas muy fuerte,
meras y árboles, un ping pong y bancos para sentarte. Ya podía vestir con
yo creía que allí a los enfermos se les podía ver a cualquier hora del día
mi ropa de calle, les di el mono azul.
como en un hospital normal, había familiares o amigos que no me podían
ver en estas horas porque trabajaban y se quedaron sin poder verme y dar
Cuando bajé fue agradable respirar aire fresco después de unos
el tanto apoyo que necesitaba en aquellos momentos. Gracias a ellos fue
días donde lo único que inhalaba era aire contaminado por unas paredes
mi recuperación rápida, solamente se la debo a ellos (y no a los psiquia-
que encerraban angustia, incomprensión, aunque había muros y cámaras
tras) que eran los que me daban el apoyo abundante y me reía mucho con
de videovigilancia enfocadas al muro. Y el espacio de recorrido era poco,
ellos.
suerte que había pájaros cantando todo el rato que nos deleitaban la es-
tancia allí. Por otra parte no podías tener un móvil, lo que te dejaba fuera
Vi como un chico y una chica se besaban en la boca y los subieron
de órbita, no podías hablar con ninguno de tus amigos por medio sms y
a los dos a la segunda planta como castigo, no se podían dar besos en la
pequeñas llamadas, pero yo fui listo y le dije a mi madre que me pasara
boca y lo que es peor, una mujer cincuentona que daba un beso a la mejilla
el móvil y así pude comunicarme por medio de mensajes a colegas, nadie
cuando nos encontrábamos para bajar al patio a quien quería para dar los
sabía que tenía el móvil dentro, ni los compañeros ni ningún auxiliar ni
buenos días, se lo prohibieron. No se podían dar ni besos en la boca ni
enfermero. Cabe remarcar que hay un teléfono fijo en la primera planta,
en las mejillas, deshumanizador total, el psiquiátrico cada vez tenía más
pero ahora en la era del movil te sale muy caro las llamadas de fijo a mo-
idea de que no era un hospital... sino se asemejaba más a una cárcel con
vil y el movil da mayor autonomía personal. Tampoco se podían tener
muchos condicionantes y límites. Que en lugar de mejorar al enfermo lo
videoconsolas de mano. Dicen que el aburrimiento es contrarevolucio-
mantenían ahí encerrado sin ningún tipo de estímulos emocionales.
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Al patio no se podía estar siempre, había un horario también de billar. Lo que estaba claro es que inflaban lo máximo el dinero de tu estan-
apertura, después de la comida se estaban dos horas y media sin abrirlo. cia allí para recaudarse sus fondos la Iglesia y las monjas del Sagrat Cor de
Al lado del patio había un campo de futbol-sala con dos porterías y cuatro Jesús. Negocian con la salud pero de una manera abismal.
canastas de basket, pero ahí sólo podíamos entrar una vez a la semana,
y si se lo pedías de rodillas a los auxiliares te daban una pelota de basket En fin, de lo que más se hablaba en el patio es que era una cárcel el
y otra de fútbol y durante poco tiempo, lo cual experimenté una vez que psiquiátrico, que de hospital no tenía nada, todo el mundo y cuando digo
estuve ahí jugando a basket que se me quitaron por arte de magia todas todos es todos estábamos de acuerdo en ello, suerte que a los 22 días me
las paranoias que tenía en la cabeza, pero esto ellos no lo entendían, de lo dieron el alta, ahí no voy a volver más y si vuelvo me rebelaré en todas las
que se trataba es que les molestaras lo mínimo y te tomaras la medicación. injusticias que vea.
El trato con los psiquiatras, enfermeros y auxiliares era muy frío, muy
distante, era una relación que te marcaban todo, cuando podías dirigirte En los 22 días no hice ningún intento de fugarme, pero lo tenía en
a ellos, no cuando lo necesitaras siempre; de que podías hablar y de lo mente las 24 horas del día. Al final, hablando con mis padres, me conven-
que no podías y te hablaban muy poco, cortaban rápido la conversación cieron de que no lo hiciera, pero el deber de todo preso es fugarse.
para marcarte las distancias. Debería haber voluntariado normalizador o
educadores sociales que fueran allí para hablar y conversar contigo y ha- Cabe remarcar por último, que es difícil para la familia y los amigos
cer cosas conjuntas, y se comportaran como alguien más, un colega más, tratar con un brote psicótico, a una persona con delirios y alucinaciones no
alguien que de verdad te diera calor. se sabe muy bien que decirle, como apoyarle, como hacerle entrar en razón.
Está claro que los psiquiátricos oficiales no son la solución, sino un tipo de
Al cabo de las dos semanas empecé a tener salidas los fines de psiquiatría diferente, más igualitaria, solidaria y libertaria, que el paciente
semana, salía el viernes por la tarde y volvía el domingo por la tarde y no sufra la opresión por parte de un poder supremo. Y la medicación de pri-
luego el lunes le contaba al psiquiatra que tal había sido mi salida, lo cual meras ayuda y es una solución más que necesaria, no hay que dejar de to-
siempre era muy positiva, creerme cualquier cosa era mejor que estar ahí mar la medicación sin llegar a un consenso con el psiquiatra, pero también
dentro. Un compañero con depresión me dijo que no quería salir los fines cabe decir que estoy en contra de la sobremedicación. Pero no es la única
de semana porque después a la vuelta se encontraría otra vez en la misma vía, hay muchas y todas son complementarias, como está el hablar mucho
situación aislado y para él sería muy duro volver a esta realidad y prefería y entrarle en razón mediante la conversación. Y sobretodo decirle de que
no salir de permiso, para no ponerse la miel en los labios. sufre, si es trastorno bipolar, brote psicótico (o esquizofrenia) o depresión,
etc. Que sepa que le está pasando porque la mayoría de veces su primera
Una tarde, una mujer de unos 50 años a la que se le aplicaba el vez el sujeto no sabe lo que le pasa.
TEC (electroshock en el cerebro, se aplica cuando el paciente sufre una
grave depresión o psicosis) murió de paro cardiaco en el mismo psiquiátri- Pd: Me dijo una auxiliar de enfermería que en su protocolo de
co, la vinieron a buscar su cuerpo sin vida la ambulancia para llevársela, lo comportamiento tiene un punto que prohibe dar caricias, abrazos, besos,
malo de todo esto, es que antes de hacer esta “terapia” te hacen firmar a la tocamientos, dar la mano, un profesional al paciente, con la excusa de ‘res-
familia unas hojas conforme que estás dispuesto de afrontar los riesgos. Se petar al paciente’. Pensar por vosotros mismos.
aprovechan del desconocimiento de la gente en torno a la salud mental y Esto es más bien una crítica a la institución psiquiátrica, y hacer
de la confianza que hay en los expertos para hacer consentir a la familia reflexionar a todos los profesionales que en ella trabajan para un cambio
este tipo de prácticas. radical en el contenido y en las formas.
Por otra parte había una asamblea-farsa a la semana, que por lo
que me dijeron siempre se pedía lo mismo y nunca se cumplía nada, mí-
nimas cosas como que las sillas que hay allí en la primera planta son muy
incómodas y las cambiaran o que pusieran aceite en las comidas para el
pan o las ensaladas y decían que si por ellos fuera que si, pero que no ha-
bía presupuesto para hacerlo. Eso es una gran mentira, los 22 días que me
pasé ahí costaron a la seguridad social 3.500 euros, a 160 euros por día,
como si fuera un hotel y hubiera spa, buena comida, barra libre y sala de

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ma o de otra. Y entonces avisaron a mis familiares y
dijeron “ahora mismo ingresa voluntario, si decide él
A NTO N I O pedir el alta voluntaria mejor que no lo haga porque
se lo vamos a hacer involuntario y será mucho peor” y
bueno, pues la verdad es que el Benito Menni, uffff,
el trato en la unidad de agudos fue medio medio, pero
en la unidad de subagudos fue bastante traumático, en
el sentido de peleas por los patios, poca atención del
personal auxiliar y en el sentido de que la doctora
que me tocó, Amalia Guerrero, yo le estaba comentando
que la medicación me sentaba mal y ciertos fármacos y
quería hacer psicoterapia y no me hacía ningún caso y,
Yo me encontraba en el hospital de día y había en fin, hizo como que pasaran los tres meses (que era
una relación familiar hostil y la doctora del hospital el programa que tenía estipulado, tres meses en suba-
de día de Hospitalet decidió que había que ingresar- gudos y catorce días en agudos) y entonces me dijo,
me. La verdad es que la situación familar tampoco se que bueno, bueno, ya veremos lo del alta, no lo sé, no
estaba arreglando y tuve una pelea en la calle, de la lo sé, peor que en una cárcel, porque al menos en una
que se enteraron mis familiares. El ambiente familiar cárcel sabes cuando sales y, al final, cuando pasaron
era desde hacía años bastante costoso y decidió la los tres meses, me dijo, tal día te doy el alta, en
doctora que me convenía un ingreso. Yo le dije que si este caso fue el 17 de Febrero de 2012. Recuerdo yo
no podía ser en Bellvitge que era de más corta estan- que era viernes y ya pude salir de alta y los permisos
cia, porque Benito Menni no era un sitio que me agra- de los fines de semana a veces me los daba y a veces
dara mucho y entonces me dijo, no, no, será en Benito no. Yo intenté cambiar de terapeuta, fui a atención al
Menni. Yo quise avisar, salir de la unidad y entonces usuario pero no me dejaron, me dijeron que no, que no
ella llamó a los mossos d’esquadra y cuando llegaron podía ser...Luego mi ingreso fue voluntario porque era
la doctora me dijo, “Antonio, he decidido ingresarte” peor si era involuntario, me amenazaban con estar un
y entonces me cogió, me subió en la ambulancia, los año ingresado, sin permisos, sin salidas...
mossos d’esquadra detrás y me llevaron al parc sanita-
ri Sant Joan de Deu y allí me atendió una doctora, me Yo he tenido tres ingresos, éste fue el terce-
hizo unas preguntas. Yo le dije, “yo, ahora mismo, no ro... Había ya mucha presión, mi familia había hablado
me veo tan descompensado como para ingresar”. Y ella con la doctora, que es una doctora que conozco desde
me dijo, “tienes dos opciones o te ingresamos volun- hace tiempo, cuatro años, pero es un ambiente viciado,
tario o involuntario”. Y entonces yo decidí hacerlo en el sentido de que ya conoce los conflictos del día
voluntario porque me dijo que había una orden de la a día y la pelea fue el detonante que les hizo ingre-
doctora Tifón de que el ingreso se hiciera de una for- sarme, un poco como la chispa que faltaba.

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Cuando entré me aplicaron la contención, atar a
la cama de pies y manos a alguien, pero poco tiempo.
Lo que pienso de los psiquiátricos, que yo sólo co-
nozco tres en Barcelona, es que el trato es muy nazi
porque es o entras o entras, muy poca libertad, me pa- ISABELLA
rece que Sant Joan de Deu tiene algo más de libertad,
pero Benito Menni poquísima, Martorell tres cuartas
partes de lo mismo y hay poquísima libertad, hay poca
libertad para expresarte en el sentido de que cual-
quier cosa que le puedas explicar a tu terapeuta te
puede hacer que se alargue más aún la estancia, cual-
quier tipo de preocupación o asunto que uno tenga y
además con la medicación, el hecho de no poder pactar
como a uno le va la medicación, como me ocurrió a mí
con el caso de la Risperidona, el no eliminarla, no
eliminarla, no eliminarla hasta que ya le llega a uno
a provocar una serie de efectos secundarios y tiene Mi primer ingreso fue bastante fuerte. Yo llegué a ur-
que pensar también estos hospitales psiquiátricos que gencias, estaba tranquila, pero el psiquiatra me dijo que me
estos efectos secundarios pueden llegar a ser irre- tomara una pastillita, que seguramente era un valium, y yo
versibles, que hay personas que llevan años, que les me negaba. Al cabo de media hora me la volvieron a poner y
puede afectar con disquinesia tardía y asuntos así... yo me negaba, me dieron un zumo de frutas y yo me negaba
a tomarlo y entonces llegó y me dijo como no has querido
por las buenas ahora la tomarás por las malas. Llegaron ocho
hombres gigantes, yo que soy una pulga, me cogieron, me
ataron a la camilla, me pusieron boca abajo, me bajaron los
pantalones y me pusieron una inyección y yo ahí, obviamen-
te, me quedé frita. Me llevaron a psiquiatría del hospital, yo
no tenía idea de dónde estaba, me pusieron en un cuartito y
vino una enfermera que se puso a hablarme, pero yo no me
enteraba de mucho. Salí un momento al baño, pero la inyec-
ción que me habían puesto era tan fuerte que me empecé a
sentir muy mal , me empecé a arrastrar por el suelo, vino la
enfermera y me echó una bronca diciéndome que allí estaba
todo el mundo durmiendo, que me levantara del suelo, que

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no hiciera ruido, que ruido ni qué nada, yo estaba intentando los semáforos, todo el tiempo, pero no me atrevía y estaba
levantarme. Entonces me cogieron, me llevaron a la cama, con mi padre y le decía, papá, por favor, reacciona, llévame
me dieron un yogur y poco a poco me fui recuperando, más a casa, no me lleves al hospital, pero en ese momento llega-
o menos, pero la sensación era de estar ahí y no tener idea mos al hospital, me subieron a planta y no me acuerdo si me
de qué te está pasando, qué te están haciendo, por qué es- pusieron otra inyección, tengo un vacío de memoria total, y
tás ahí, estabas en tu casa antes, fuera, y, de repente, estás me ataron a la cama, directamente. Me llevaron y me ataron.
ahí, en un psiquiátrico donde no sabes ni lo que es, bastante Y yo les decía, pero ¿por qué me estáis atando? Me ataron
heavy, y al día siguiente levantarme, encontrarme con la gen- de pies, de manos, de barriga, de todo y yo ahí intentando
te, era la primera vez que me ingresaban y fue muy fuerte. soltarme. Recuerdo que me dejaron unas revistas cuando yo
Me tuvieron un mes en el hospital, con dosis muy altas de no podía leerlas porque estaba atada. Yo tengo la costumbre,
medicación, y al cabo de un mes llega el psiquiatra y me dice como cualquier persona, de dormir de lado, moverme algo
tengo una noticia buena y una mala. La buena es que maña- y no me podía mover nada y eso me ponía muy ansiosa, no
na te damos el alta y la mala es que nos hemos equivocado podía ni hablar. Me puse a gritar, oía mucha gente que pa-
de medicación durante todo este mes. Y yo pensando, ¿pero saba por el pasillo, pero nadie me hacía ni puto caso, nadie
qué me estás contando?, además me lo habían dicho, que era venía, nadie me decía nada. Me dejaron ahí tirada un mon-
una medicación nueva, que estaban experimentando, que no tón de horas, me trajeron comida al cabo de muchas horas,
sé qué pollas y total, que me cambiaron de medicación, me me dejaron entonces una mano libre para comer. Yo intenté
dieron otra en casa ya, pero me hinchaba los ojos, me hacía soltarme y sólo conseguí liberarme de la correa de la barriga
sentir fatal, aparte estaba muy adicta al valium, me recetaban y me dije, mierda, ¿ahora qué hago?, porque no puedo salir,
diariamente y yo me tomaba por mi cuenta alguno más, es- no puedo hacer nada y se me ven así, desatada, va a ser peor,
taba con las pastillas que ya no podía más, y decidí dejarlo, entonces yo me quedé tranquila en la cama, una locura, una
fui a ver al psiquiatra y le comenté, le dije, mira voy a dejar se lo toma a risa porque la vida va así, pero es una locura,
la medicación, la dejé durante ocho meses, pero recaía y un éso sí que es una locura...entonces pues nada, me quedé ahí
día estaba sola en casa, durmiendo, y llegó mi padre por la tranquila hasta que la enfermera llegó y me volvieron a atar.
mañana, a medio día, con la ambulancia y me llevaron otra Estuve tres días atada. Me acuerdo que una vez fui al baño,
vez. Yo les dije, no, no voy a ir a ningún sitio porque yo estoy porque te acompañan hasta para ir al baño, dentro del baño,
de putamadre y, aparentemente, pues sí, yo estaba tranquila, y al cabo de un rato me estaba desperezando y ya me querían
les dije que al menos me dejaran darme una ducha antes de atar de nuevo y yo les dije, pero por favor, darme un minuto
ir al hospital, pero me dijeron que no, que nos teníamos que para desperezarme,¡un minuto!, no, no, no, no dijeron. Yo me
ir inmediatamente y, además, si sigues así seguro que no te estaba empezando a poner nerviosa y les insistía, por favor
van a decir nada y te vuelves a casa, lo típico que te dicen. déjame un poco, en seguida me ataron otra vez y horas y
Me subí a la ambulancia y a mí me entraban movidas de horas ahí sin que viniera nadie hasta que vino un psiquiatra
coger abrir la puerta de la ambulancia y salir corriendo por que me dijo, te voy a soltar el lunes, y yo pensando el lunes,
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era jueves o viernes, en fin, que hay gente que ha estado
mucho peor, semanas, además estás tan dopada que casi no
te enteras, pero sí que te enteras y cuando salí, me acuerdo
de que cuando salí, me dijeron ahora vas a salir un rato a la MAN
sala, yo me encontraba tan mal por la medicación y por todo
que me empezó a doler la cabeza tanto que me dije, mira,
U
yo no puedo estar aquí y me volvieron a llevar a la cama
y ya no me acuerdo si me ataron otra vez o no, pero no me
aguantaba de pie...El trato con mi familia tras el ingreso fue
muy duro, sobre todo con mi madre, yo le dije, esto no te
lo perdono en la vida, lo que me has hecho. Tuve muchos La primera vez estaba con una ex que tenía, había
choques con mi familia, pero, al fin y al cabo, me dije, ya fue, conocido a una chica y estaba muy bien con ella, pero era
ahora estoy mejor, lo hicieron porque no sabían qué hacer y un poco posesiva-agresiva y yo estaba con ella y trabajaba.
como que todo sigue y si te anclas al pasado es una mierda Primero trabajaba en Milton y de Milton me pasé a Punts.
porque no puedes seguir adelante entonces pues no sirve. Tenía que trabajar muchas horas, la verdad es que se apro-
Estoy segura de que ahora, antes de llevarme a un hospital vechaban de mí bastante, luego dicen del trabajo protegido,
hablarían conmigo, recurrirían antes a mí o a una terapia pero se aprovechan mucho más que en el trabajo ordinario,
alternativa, lo que fuera, pero sé que no me ingresarían y yo he visto ahí de todo, he visto como los monitores se bur-
menos involuntariamente. laban de una chica con síndrome de down, como,los encar-
gados se burlaban. Yo llegaba a casa de m i ex y el padrazo
de mi ex tenía esquizofrenia también y la madre también
tiene esquizofrenia, yo esquizofrenia y mi ex también esqui-
zofrenia. Yo llegaba a un límite en el que no podía aguantar
más de tanta pelea, del trabajo con mucha presión, mucha
presión y como estaba tan presionado decidí ingresar. Eso
fue el primero, el primero fue voluntario. Yo ingresé muy
alterado, muy mal, porque estaba muy quemado, muy mal,
de la relación, la vida, el período de mi vida era muy mal, ha-
bía tenido una etapa muy mala e ingresé y entonces, cuan-
do salí del ingreso y a los tres días yo estaba trabajando en
otro curro, en un trabajo de mensajería y estaba muy bien,
perfectamente, de puta madre, estaba tranquilo y tal, pero
el encargado me decía, pues te veo muy mal, el encargado,
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que era psicólogo y sabía que yo había estado ingresado, me me trasladaron a la calle Credo Mules, de Poble Sec y ahí es-
decía te veo muy mal, te veo muy alterado, yo le decía, no tuve tres meses. Esos tres meses los pasé fatal porque había
estoy alterado, estoy muy bien, pero él me presionó y me gente muy mayor, pero hubo una cosa que me gustó mucho
obligó a hacer una entrevista con él, me dijo, vente a ha- porque la habitación que me tocó era una habitación que no
cer una entrevista conmigo, pero si yo estoy bien le decía, era doble, no era compartida, era individual, esa habitación,
vente que te veo mal, que te veo mal, vente a hacer una mira la casualidad, era una habitación de una chica hindú,
entrevista, y me llamó y empezó a sacar cosas que yo no todo me guiaba al hinduismo, que casualidad, me sigue el
tenía que sacar porque yo estaba bien, me hizo decir, me hinduismo y eso me dio un poco de llama, de seguridad en
hizo explicar cosas que yo no quería, que yo me sentía un mi ideología, en mi sistema de creencias. La chica que había
alma divina, cosas así, porque yo creo en la mitología hindú estado antes en esa habitación era hindú y tenía un nombre
y yo soy Shiva y Shiva somos todos, pero no me dejó decir muy significativo y, además, había una chica, que conocí tras
que Shiva somos todos, yo le dije, soy Shiva y se quedó con haber ingresado, que se llamaba Delhi, como Nueva Delhi,
éso. Es como si me hubiese robado lo que yo no quería decir. Pero allí me fui agobiando porque era gente mayor y pasaba
Me manipuló. Entonces me dijo, Manel tienes que ingresar, el tiempo y se iban, pero yo no y lo pasé muy mal, lo único
yo le dije que estaba bien, pero me llevó al psiquiatra y el bueno allí era que podías salir por la mañana tras desayunar
psiquiatra me vio alterado, porque yo ya no sabía qué decir, hasta la hora de comer, pero no me sentía libre, me sentía
me rompieron todos los esquemas. El ingreso, la verdad es atado porque tenía que ir allí, me sentía hundido por ir allí.
que fue un ingreso muy bonito. Sí, lo pasé bien en el ingreso
porque encontré gente que despertó más mi seguridad, me
sentí más seguro con esa gente, porque por casualidades de
la vida conocí a una serie de gente que me enriqueció aún
más y me dio más seguridad en lo que yo creo desde que di-
cen que tengo la enfermedad Era una gente que creía en la
reencarnación y cosas así, porque yo pensaba que era el úni-
co individuo que tenía esa ideología y cuando vi que había
gente que compartía mi ideología me dio más seguridad, me
dio más confianza en mí mismo, en lo que yo creía, en todo.
Y de ahí, la gente esa que me iba hablando, era gente cerca-
na, era gente cercana que tenía alrededor mío y hablé con
ellos y me enriqueció bastante. Estuve ahí, en el Forum, dos
semanas y como me habitué a medicaciones en dosis muy
altas al salir no me tomé tanta dosis y me dio mono y tuve
que ingresar voluntario al Forum otras tres semanas. Luego
16 17
R O SA
de “botellón” como las de ahora, sino que bebía poco y bueno
(en aquel caso demasiado). Pero tal es la seguridad que tienes
cuando te encuentras en estado maníaco que no tienes miedo
a nada y te crees capaz de realizar cualquier cosa, porque yo le
dije al barman, después de haberle pedido una copa o vaso de
cada una de aquellas bebidas que se las iba a pagar todas con
100 pesetas, y así fue. Cuando llegué a casa no estaba borra-
cha, pero sí psicótica, mis padres, hermano y cuñada me esta-
ban esperando muy nerviosos (en aquéllos años no existían los
teléfonos móviles). Cuando entré por la puerta lo primero que
les dije “No estoy borracha ni drogada, no tengáis miedo, pero
esta noche se va a producir un golpe de estado y va a estallar
una guerra en España. Tengo información privilegiada, así que
Tuve mi primer ingreso en la unidad de psiquiatría cojamos un taxi y vayamos al aeropuerto que allí nos espera la
del Hospital Clínico de Barcelona, a la edad de 23 años. persona que nos salvará la vida y nos llevará en vuelo a Vene-
Para mi fue algo muy traumático y al mismo tiempo difícil zuela”.
de comprender, ya que no sabía ni lo que me había pasado.
Evidentemente mi familia se quedó patidifusa sin saber
Mi enfermedad es Síndrome Bipolar I (El más grave que hacer ni decir y pensando que me había vuelto loca. Enton-
ya que se tienen manías y en mi caso psicosis o paranoias y ces empecé a desfallecer, me acostaron en mi cama, llamaron
después depresiones graves, con deseos de muerte e inclu- a una ambulancia y fui ingresada en el Hospital Clínico.
so intentos de suicidio). Según dice el “eminente” Dr. Vieta
especialista a nivel internacional sobre esta enfermedad, la El trato dispensado allí fue patético, pues en aquella
cual él califica “enfermedad de las emociones”. Realmen- época no tenían ni idea de lo que era mi enfermedad e iban
te es así, pues en mi primer episodio se unieron dos emo- dando palos de ciego, probando medicamentos y utilizándonos
ciones muy grandes una muy buena y la otra muy mala. como a “conejillos de indias”.
La buena fue conocer a mi “primer amor loco” y la segun-
da la muerte de mi abuelo al que yo quería muchísimo. Yo recordaba cuando visité el museo del Louvre en París,
un cuadro que me gustó mucho que es “La libertad guiando al
Con todos los datos almacenados en el cerebro, llamémosle pueblo” de Delacroix, en el que aparece una mujer enseñan-
disco duro. En las psicosis se produce lo que yo llamo una rotura do el pecho desnudo y alzando una bandera, yo creía en esa
de ficheros los cuales se mezclan aleatoriamente, dando origen libertad, me desnudé completamente y recorrí los pasillos del
a la paranoia, la cual en mis casos tenían guiones de película. hospital gritando “La libertad guiando al pueblo”. Después in-
tenté salir de allí de aquellas puertas cerradas herméticamente
Recuerdo haber bebido mucho y mezclando bebidas y dando tal patada en una de ellas que en parte la rompí con
muy caras como “whisky Glenfiddich pura malta de 12 años el pie, clavándome un montón de astillas en el mismo, yendo
y Armagnac Dartigalongue” porque yo no era una bebedora después a la enfermería para pedir una aguja y quitármelas yo

18 19
misma. Después de todo esto evidentemente me llenaron de fue entonces al sentirme en parte libre cuando desaté toda mi
Haloperidol hasta las cejas. Permanecí allí un mes. El segui- furia sobre el camillero, dándole un golpe tan fuerte que rodó
miento médico fue nulo y la comida horrible. por el suelo. Ante aquel estado, se llamó a más personal para
reducirme e inyectarme algo tan fuerte, que cuando recobré
Después pasé una depresión de caballo, no podía dor- la conciencia aparecí en una habitación compartida con otra
mir con ningún medicamento y decidí voluntariamente dejar persona y con el pijama del hospital.
la medicación, ya que me leía los efectos secundarios de la
medicación que tomaba y pude comprender el porqué de mi Tuve un tercer ingreso a la edad de 46 años el cual fue
frigidez. Permanecí eutímica 13 años. traumático en casa ya que tuve un ataque de pánico (suerte que
yo era socia de la revista Cuerpo Mente y en una de sus publi-
A la edad de 36 años tuve un hijo. (Fue mi 2º ingreso, el caciones hablaba de ejercicios de relajación). Pensaba que me
más horrible que he tenido y que no se me olvidará mientras daba un infarto ya que mi corazón no paraba de palpitar, fue
viva). entonces cuando recordé un ejercicio de relajación que consis-
tía en apretar fuertemente con la palma de la mano en el pecho
Por diferentes motivos tuve una psicosis muy grave, la encima del corazón y hacer ejercicios de respiración, aspirar y
cual me obligó a ser ingresada en el Hospital Sant Joan de Deu expulsar aire. Quizás esto me salvó la vida. Después ya perdí el
de Sant Boi. Recuerdo que era de noche, pues estaba todo muy control, empecé a tirarme por el suelo, me levantaba, me volvía
oscuro. a tirar. Mi compañero estaba fuera de sí. Intento llamar a mi
padre a su casa, pues ya era muy tarde, pero no lo encontró y
Me trasladaron a la “Unidad de agudos”, donde perma- además él no tiene móvil. Llamó entonces a mi hermano al cual
necí en una habitación sin luz toda la noche, en una camilla sí localizó y vino con mi sobrina lo antes posible a mi casa. Mi
atada fuertemente de pies y manos. Nadie se acercó a ver que sobrina siempre es y ha sido guapa, pero entonces la ví como
me pasaba ni a atenderme. Yo estuve gritando tan fuerte (mi en un aura y con aspecto virginal. Ella se quedó con mi hijo que
hijo había nacido por cesárea), que se me abrió la herida del tenía entonces 10 años y nosotros tres cogimos un taxi y nos
vientre y empecé a sangrar abundantemente. Nadie apareció fuimos como siempre al Hospital Clínico. Allí me encerraron en
para socorrerme, aun siendo mis gritos tan enormes e infrahu- una habitación. Mi compañero y mi hermano desaparecieron
manos; incluso llegué a pensar que había muerto, que aquello de mi vista y empecé otra vez a palpitar, pero pude controlarme
era la muerte. ¿Porque quién ha regresado de ella para contar- y más tarde fui conducida a otro hospital el Hospital del Forum.
lo? Tratamiento médico nulo, todos los días “apastillada” a base
de Zyprexa de alta graduación.
Recuerdo que al día siguiente, (lo supe pues la habita-
ción tenía una pequeña ventana con barrotes, por los cuales El último ingreso no fue traumático, ya que vino conmigo
empezó a entrar la luz). Fue entonces cuando aparecieron dos en metro mi compañero. Yo tenía mi película en la cabeza, pero
enfermeras y un camillero, como un armario, que me recordó a él por supuesto no le había contado nada, simplemente me
en mi estado psicótico a Francisco Franco. Venían a retirar la vio rara, le dije que estaba nerviosa y estresada por el trabajo y
leche de mis pechos mediante un succionador, para lo cual que últimamente me costaba dormir (fue increíble haber con-
me desligaron las correas de las manos y me incorporaron, seguido un trabajo con 48 años, aunque fuera en aquella épo-

20 21
ca, la alegría de lo cual me produjo la psicosis). Yo me dirigí al
hospital con mucha tranquilidad, ya que creía que tenía mucho
que enseñar a los médicos, pero me condujeron a una habi-
tación en la cual había varios de ellos, bueno o al menos iban
con bata blanca. Recuerdo que me preguntaron. ¿Rosa dónde
estás? A lo que yo respondí, “en el cielo”, pero este cielo fue la
4ª planta del hospital, con un ingreso de un mes.

Después de salir la correspondiente depresión, visitas ISARD


al CESMA con la psiquiatra, y Trabajadora Social. La psicóloga
que había no me gustó decidí no visitarme con ella. Gracias a
la Trabajadora Social, encontré la Asociación Addem, a la cual El meu cas és també un ingrés involuntari i
me dirigí, pero hecha polvo y allí empecé a recuperarme. per a mi va ser totalment traumàtic. Encara ara ho
explico i ho porto malament. Perquè ha estat una
Después ya desistí de buscar trabajo, seguí los pasos cosa molt rara diguesim... dit entre cometes, perquè
oportunos para conseguir una pensión y gracias a ella estamos jo estava molt malament i va haver una persona que
viviendo en mi casa. va dir: “s’ha d’ingresar en el Clínic”. Els meus pares
diguesim en aquell moment van agafar un taxi per
anar cap al clínic i, bueno, allà me’n recordo em
van tancar una estona en una cambra que no hi
havia ningú i va esperant, després va venir el psi-
quiatra i el psiquiatra va com preguntar que expli-
ques alguna cosa o no sé que. I jo en aquell moment
doncs no.. i amb aquella persona no em mostrava
prou confiança per a explicar-li el que em pasava o
el que pensava o el que fos. I en no mostrar-me con-
fiança ell va dir... vaig entendre d’alguna manera
que “bueno, no em vols explicar res” doncs van en-
trar quatre o cinc infermers de dos metres per quatre
vuitanta, després em van tirar a terra, van... em van
posar-me les manilles, van posar-me una injecció i
em van adormir. I després vaig despertar doncs lli-
gat a un llit de l’hospital del Clínic. I bueno... des-
prés doncs allà... no sé... a les nits la gent no dor-
mia, i havia gent que es movia pels llits, gent que
pasava... no sé. Per a mi era un ingrés absolutament

22 23
traumàtic i ja dic, fins ara, em costa fins i tot par-
lar-ho, perquè va ser tot com una mena de muntat-
ge d’una pel-lícula diguessim, perquè bé, jo estava
a casa i m’imaginava que estava vigilat per la po- EUGENIA
licia amb escopetes i tot, llavors, bueno era com un
muntatge bueno ho vivia així, perquè no em troba-
va bé i vivia també com per anar a l’hospital doncs
els cotxes del costat m’imaginava que eren de la
policia i tot m’imaginava que era com una gran
pel-lícula i quan em van deixar en aquella habita-
ció tambe vaig dir bueno vull parlar amb els meus
pares i em van dir que no, que no podia parlar, si
vaig estar incomunicat i...això... em van adormir
i... després també recordar doncs la sortida, com
vaig sortir del psiquiàtric, doncs... per a mi va ser
com una “olanada de aire fresc”. Em recordo que Lo que más resalta de un ingreso involuntario es que
ens hem van anar a caminar pel parc Güell i era tú eres cero, te anulan completamente, lo que dices no vale
com una llibertat que notaves, que en aquell mo- para nada. Yo he estado noches en casa encerrada en un bajo
ment estaves lliure. con rejas, sin poder salir, toda la noche despierta y por la ma-
ñana aparecerme dos policías nacionales dentro de la casa.
¿Qué entiendes tú ahí? A parte yo estaba con una euforia del
quince y estaban buenísimos y enseñándoles fotos...¿pero
qué sacas de un ingreso involuntario? ¿Quién lo decide? La
familia es igual la que lo decide y tú no tienes nada que ver
con esa familia. Todo el mundo decide por ti, tu voz no vale
nada, te hacen mil aberraciones, te atan, te dicen mentiras, te
contienen farmacológicamente...Yo llegué a una situación de
un ingreso cuando estaba viviendo en Gracia idílicamente,
en pareja y se rompió la pareja y volví a casa y me encon-
tré una situación...mi padre era un alcohólico no reconoci-
do, para la sociedad está bien que esté todo el día en el bar,
la casa estaba llena de mierda y yo sacaba bolsas industria-
les de basura y mi padre se pensaba que le estaba robando,
llamábamos a los mossos cada dos por tres y el cabeza de
24 25
familia era mi tio y estaba terminal, era una situación horro-
rosa. Una noche yo me enfadé con mi padre y entonces, al
día siguiente era mi cumpleaños, tenía una analítica y era

SANTI
muy importante para mí esa analítica y bueno, yo llamé a
los mossos para que lo acostaran, como hacían todas esas
noches, y él pues llamó al 061 y, claro, inmediatamente apa-
recí en urgencias de psiquiatría, con un psiquiatra, atadita
y conteniéndome farmacológicamente y yo pensé que ojalá
mi tío no esté muerto y me vea así en urgencias. Al día si-
guiente amanecí en el psiquiátrico, todos pasaban de mí, yo
soy VIH positiva, tomo retrovirales, no se buscaban en el
hospital del mar y no me decían nada de mi tío hasta que a
los dos días de incertidumbre me dijeron que mi tío había
sido enterrado...Es muy traumático, se siente una gran im- Mi ingreso fue voluntario, pero las circunstancias no fueron nada vo-
potencia y además no entiendes nada. luntarias, fueron totalmente involuntarias. Cuando me broté en el trabajo ya
había una unidad que no tardó en llegar y que me trasladó a un INPU y yo
creo que los jefes ya veían que sí, que trabajaba, pero que daba muestras de no
encontrarme bien mentalmente. No podía disimular mi descoordinación. Yo
hacía seis días a la semana de trabajo y estaba agotado y cualquier cosa que
le decía a mi padre en las comidas mi padre se levantaba contra mí, me veía
desanimado, triste o no quería hablar o estaba disgustado. Me defendía de una
manera reaccionaria contra una situación que no me gustaba y no me sentía bien,
era mucho trabajo y muchos días a la semana y eso me generaba mucha tensión,
luego los compañeros de trabajo eran muy competitivos y eso me estresaba, no
podía dormir por las noches, iba a trabajar sin haber dormido, había estado
dando vueltas a la cama, los días mejores dormía, pero estaba peor que algunos,
pero algunos también empezaban a encontrarse mal y decían al coger el autobús,
“otro día que he dejado mi huella dactilar en la cama”, he dejado allí el hueco de
dormir como un embrión y eso lo pasaba todo el mundo, pero yo más. Veía que
la gente lo pasaba mal, pero yo lo pasaba aún peor. Estaba en el trabajo como
26 27
si hubiera tomado copas, atontolinado, con el sueño del borracho, ese sueño
que le coge al bebedor y estaba sonámbulo en el trabajo y encima alguno que te
empezaba a exigir porque eran veteranos y bueno, no lo harían con mala inten-
ción, pero a mí me quemó mucho ese trabajo en la cadena de montaje. Y como no
podía dormir, no descansaba y eso me producía trastorno del ánimo, grandes
SILVIA
depresiones, irritabilidad. Cuando me ingresaron no fue involuntario, pero
tampoco voluntario. Mis padre me decían que no fuera a la enfermería, que no
me lesionara, que no me hiciera daño, que no me enfrentara a fulanito, que no se
qué, que no sé cuantos...tantas órdenes, tantas órdenes, tan poco tiempo para
descansar...cuando me ingresaron me metían para dormirme porque pensaban
éste es un tío violento. Un enfermo ya va con la cosa de que es violento y se He estado ingresada tres veces y sólo una vo-
ponían a medicarme y yo dormía a lo mejor treinta y seis horas seguidas la luntariamente. Estaba estudiando el segundo curso
primera vez, porque necesitaba dormir y porque encima me ponían más. El in- de doctorado de filosofía y mi abuelo tenía cáncer,
nos dijeron que viviría seis meses, y se murió cerca
greso tiene una parte de involuntario y otra de voluntario, porque en el momento de las fiestas de navidad. A mí la navidad me encanta,
en el que una persona se da cuanta de que está mal ya es un poco voluntario y me gusta cantar, disfrutarla y yo veía que no podía,
en el momento en el que las personas se ven forzadas por la discriminación, la que no podía de ninguna de las maneras y tampoco
injusticia y toda esta serie de historias es un ingreso obligado. se hablaba de lo que había pasado. Yo no entendía,
era como si mi abuelo se hubiera muerto únicamente
para mí, para los demás no. Me puse pues nervio-
sa y más nerviosa y me ingresaron en la Mercé. Fue
malo. Todos iban mal coordinados, desde la señora
que es medio enfermera y te baña con el resto, una
cosa muy extraña, fíjate si era extraña que un día la
mujer esa que me duchaba con agua calentísima, que
me quemaba, yo me acuerdo de ay, es que me estás
quemando y la mujer empezó a gritar, ah, si parece
que estoy en una casa de locos, pero señora es que
usted está en una casa de locos trabajando, no se ha
enterado todavía...siempre que salgo del psiquiátrico
estoy peor que cuando he entrado porque me medi-
can tanto que tardo en coger el ritmo.

28 29
guieron pasarle de éste a otro y estaba muy bien, pero
El segundo ingreso fue cuando estaba muy eu- a mí no me fue posible. ¿Qué, es para saber si tenía
fórica y pasaba las noches poniendo música, dibujan- inteligencia? Pero si no es la inteligencia lo que nos
do, escribiendo, llamando al teléfono de la esperanza falla, sino el motor interior, no somos tontos, no tiene
cada diez minutos y mira qué te parece esta poesía nada que ver. Me acuerdo cuando tuve los primeros
y esto fueron días y días y días...se ve que sí que al- problemas también me hicieron unos tests para saber
guien intentó ponerme una inyección y va a estar mu- si yo sabía que dos y dos eran cuatro, pero yo tenía
cho tiempo y se va a relajar, estaba tan mal...a las dos por dentro una cosa fatal y qué tenía que ver éso. Que
horas estaba otra vez igual. Yo cuando fui allí espera- si sabía el año de la revolución francesa, vaya, una
ba algo parecido, que me dieran una inyección o algo, cosa imbécil, imbécil total, para mí eso fue gordísimo.
yo no quería ingresar. Esto fue en San Pablo. Lo fuerte
fue que estaba en una habitación atada y me decían,
si necesitas algo pica el botón, yo me hartaba de picar
el botón, pero no venía nadie y claro, empezaba a ver
si me podía quitar yo las correas y entonces sí que
venían, entonces sí, venían corriendo, qué haces y me
volvían a atar, mira qué bien, qué ilusión. Había per-
sonal majo, había de todo, pero había gente que tenía
una mala leche que para hacer lo que hacen primero
les tendrían que hacer un examen psicológico a ellos.
Personas sin paciencia, autoritarias...no valen para
llevar a esta gente. Yo no recuerdo si llevaba pañal o
alguna cosa, pero en todo caso lo considero vejatorio
porque te podían llevar al baño y luego si te quieren
volver a atar que te aten. Y teníamos un médico que
casi todos los que estábamos allí lo odiábamos, el tío
como yo había estudiado filosofía en vez de pregun-
tarme cómo me encontraba me hacía un examen de
filosofía, me decía, quién fue Descartes, yo alucino, yo
tenía ganas de decir que me encontraba mal, que me
pasaba esto, pero el tío tal tal tal tal, parecía que es-
taba aprendiendo a través de mí, cómo se pasa, cada
vez que me lo encontraba tocaba examen de filosofía,
yo estaba muy cabreada. Había una chica que consi-

30
co a darme la pastilla y la comida y ya está. Mis padres,

cuando llegaron, me sacaron de excursión, que siempre me ha

ido muy bien, respirar aire fresco en la montaña me ayuda

un montón. Recuerdo a los otros pacientes por el pasillo an-

dando, gritando, también recuerdo que algunos venían a mi


GEMM
A habitación y jugábamos al ajedrez. Recuerdo pues también

cosas que, no sé si bonitas es la palabra, pero que estaban

bien. Estuve un mes, yo no lo considero traumático, pero a

lo mejor también porque cuando me ingresan estoy en la fase


Mi ingreso fue involuntario, pero no forzoso ni trau-
eufórica y en ese momento lo ve todo como una luz. Te sientes
mático. Yo tuve el primer brote a los dieciséis y a mis padres
iluminado y a lo mejor entonces no te afecta tanto.
les propusieron ingresarme, pero mis padres dijeron que no

querían lo cual se lo agradezco y propusieron hacer lo mis-

mo, pero en casa y eso hicieron. En el 2011 tuve otro brote

después de nueve años sin nada y como mis padres no estaban

me llevaron a Tarrasa y me hicieron preguntas y no recuerdo

más, recuerdo levantarme ya en el hospital. Osea, que sí

fue involuntario, pero no lo recuerdo forzoso. Allí estuve

un mes y bueno, tampoco me hacían nada en especial. Tenía

una habitación grande para mí sola y venía a veces el médi-

32 33
más días de condena porque salir no podía salir sino por la ven-
tana, pero para no volver. Me rendí con la condición de que en
la orden de ingreso figurara que acudía al hospital en contra de
FERNANDO mi voluntad. El habeas corpus, me dije en plan leguleyo, como un
iluso pensaba que tendrían que escucharme. No me creía la mi-
longa que me estaba contando el madero, que fuera al hospital y
allí me tomara las pastillas y me marchara tan ricamente, dopa-
do hasta las cejas. No, sabía que mentían, pero ya no tenía otra
opción sino esperar al juzgado, quizás me escucharan, podrían
ver la portada del libro de Bauman, tantas pruebas que yo creía
Deliraba y mi entorno, temiendo por mi vida, decidió in- tener, las enseñaría, tendrían que escucharme, se podría ne-
ternarme. Entraron en mi piso mediante un engaño. Habían gociar una salida... En el hospital me esperaba una médico que
venido cuatro policías, un enfermero y un médico. El médico empezó a hacerme unas preguntas que me irritaron por la false-
estaba muy nervioso y pretendía, con ayuda del enfermero, dad en los términos en que se planteaban, con atribuciones tan
agarrarme por la fuerza, pero el policía al mando quiso dialogar ofensivas como gratuitas, de modo que le pregunté directamente
conmigo para que no hubiera más violencia. Porque, aunque me si tendría alguna consecuencia práctica lo que habláramos, si
habían ya calado como un tipo de modales de la clase media, tras la conversación podría cambiar de idea respecto a mi in-
pelín cursi incluso, también me veían nervioso, enfadado y, greso o, por el contrario, dijera lo que dijera no serviría de nada.
además, le habían chivado cosas sobre mí que les inquietaron Ella dijo que no, que iba a ingresar fuera lo que fuese que dijera.
a ellos. Sabemos que haces artes marciales, me dijeron los po- Entonces yo le dije que la conversación se había terminado, que
lis mientras se juntaban formando un pelotón en la puerta, las para qué íbamos a seguir hablando. Aunque parezca difícil de
porras en la mano, en alto y yo riéndome a mis adentros porque creer se sintió molesta con mi respuesta. Me internaron. Como
soy muy pacífico y porque pensaba en Sun Zu y cuándo, dice, siempre sucede cuando entras en ese agujero blanco un grupo
se debe afrontar la pelea. Seis contra uno y la ventana a mi es- numeroso de enfermeros se presentó en la habitación para de-
palda como única salida. Yo no quería ir al psiquiátrico, pero, jar claro quiénes mandaban allí. Mi cama tenía preparadas las
sobre todo, no quería ir al psiquiátrico habiendo sido reducido a correas para atarme. Me dijeron que me bajara los pantalones
la fuerza, entrando a la fuerza, con seguridad atado y listo para y me tumbara. Tenían sonrisitas de desprecio. La misma sonri-
una estancia larga. Esto era lo que más miedo me daba, tener sa, recordé, que había calado en la cara de un poli cuando nos

34 35
manifestamos pidiendo justicia para Osamuya, no seríamos ni
diez, la policía había matado a Osamuya, un migrante negro sin

CRIS
papeles, y salimos a la calle cuatro gatos cuando un día antes
la ciudad había petado con el orgullo gay, recuerdo la sonrisa
de desprecio del poli de las gafas de espejo, la misma de ahora
de los enfermeros chulazos. Yo les dije que no hacía falta humi-
llarme, que me dejaría poner la inyección, pero que no me quería
tumbar. Me pusieron la inyección sin que me tumbara. Sabía que
sería difícil mantenerse en pie tras la inyección, no lo intenté.
Les pedí que me quitaran las correas de la cama para dormirme,
pero no quisieron quitármelas, no me las quitaron durante todo Hablar de ingreso involuntario es hablar de miedo, violencia,
mi encierro. Esperé durante días al juzgado. Me enteré que vi- humillación, de injusticia al por mayor, es doloroso hablar de momen-
nieron al hospital, pero no hablaron conmigo. tos donde mi persona fue humillada y mi dignidad arrebatada, es dolo-
roso recordar, remover, rozar la herida…

Pero creo que es necesario alzar la voz de una multitud de per-


sonas maniatadas y torturadas por la psiquiatría y toda la red a la que
llegan sus largas garras.

La psiquiatría se ampara en una perversa idea que es la prác-


ticamente anulación total de la ideas y, pensamientos ,del llamado
enfermo mental por ella misma, su mente es clasificada de enferma,
a partir de ahí, cuando cae sobre ti el peso del diagnóstico pierdes el
poder de decisión ya que tus delirios son extrapolados a todo tu ser,
eres enfermizado como si sólo fueras enfermedad…

Desde esta terrible idea de que eres un ser al que corregir y


sobretodo no escuchar trabajan y se comportan la mayoría de los
asalariados de la salud mental...Enfermeros, psiquiatras, trabajado-
res sociales, psicólogos etc

36 37
Teniéndote ingresado en su territorio quieren ante todo que La mayoría de trabajadores de las cárceles psiquiátricas son
estés callado y sumiso, y no toleran muestras de nerviosismo ni quie- funcionarios del terror, colaboradores de terror, y más que trabajar
ren establecer relaciones de escucha respeto y comprensión del gran con el sufrimiento mental se piensan que trabajan con piedras que ni
dolor, grandísimo dolor, que estamos pasando las personas encarce- sienten ni padecen.
ladas en el manicomio…
Una vez internado en el manicomio se podría decir que todo
La mayoría de personas ingresadas en el manicomio lo son en está perdido, allí, en ese territorio de nadie, donde se cierran y abren
contra de su libertad cuando se supone que son un peligro para la inte- todas las puertas cuando los funcionarios quieren, allí donde nos ha-
gridad de los otros o de ellos mismos, lo cual es altamente arbitrario, cinamos un montón de personas de mirada perdida, allí es imposible
a veces los pederastas y maltratadores etc son puestos en libertad esperar el trato delicado que le corresponde a alguien que sufre.
después de una pequeña condena y en cambio muchos hemos sido
encarcelados en el psiquiátrico por pegar cuatro gritos en la calle, Mi experiencia se repite en los diversos ingresos que he teni-
desnudarnos en un lugar público, reír y hablar solos etc muy pocos do, cuando me salí de sus normas estrictas, cuando dejé de darles la
hemos manifestado gestos de violencia. razón, desnudándome en la sala o cantando fuerte, riéndome de ellos
en su cara …Entonces vino la represión, cuando te atan unas horas a
Yo he ingresado tres veces en mi vida, siempre de manera in- la cama, unas horas o varios días dependiendo de si estás según ellos
voluntaria , lo cual conlleva muchas veces que aparezca la policía allí muy nervioso…
donde estás y junto con ellos una ambulancia con dos gorilas-enfer-
meros. Llegan con la idea de reducir a un energúmeno-psicópata que Sobre todo decir que en ese territorio del manicomio se tortura
esta fuera de sí y supone un peligro para la sociedad, en esta idea sistemáticamente a los que ingresan y molestan a la rutina del centro,
poca delicadeza y comprensión tendrán ante el enajenado que ellos eso es atroz pues estar atado es algo que te traumatiza para toda la
ven. vida y yo aún me despierto con pesadillas respecto a este tema.

Recordando como vinieron a mi casa, en ese momento, rodea- Finalmente recordar que la primera semana en la que has in-
da de unos extraños que entraban en mi habitación me sentí aterrada gresado normalmente la familia o amigos no pueden verte porque, se-
y confundida… gún los policías del pensamiento, es más terapéutico, es esa semana
una atroz tortura, estando tu delirando, con paranoias y miedos y
estando ellos en vía libre para atarte y reprimirte con toda la libertad
que da no tener que dar explicaciones a absolutamente a nadie.

En mi último ingreso hace cinco años, me aplicaron lo que


ellos llaman TEC,con esas siglas se lo presentaron a una madre, la

38 39
mía, desorientada y ignorante de este tema, ella aceptó porque era
necesario que firmase un documento, se trataba de la Terapia electro-
convulsiva, los Electroshocks de toda la vida, hace unos pocos años
se ha vuelto a poner de moda…Resumen, perdí la memoria de los tres
mese del ingreso y he tardado años en recuperar algunos recuerdos,

Parece ser que la cruel psiquiatría puede jugar ahora con


nuestros recuerdos, aplicar el olvido terapéutico, así queda ampara-
JOAN
da su tortura en un limbo donde no hay ni palabras ni memoria y el
loco, como siempre, es reducido a seguir en territorio incierto donde
no se le cree ni respeta, donde su experiencia no es legítima por ser Todavía hay más sombras que luces en aquel ingreso
enajenada y su verdad negada una y otra vez por el sistema. del 2004. Tras estar unos días en Sant Pau en urgencias con
respiración asistida, entubado hasta la polla (nunca mejor di-
cho) al parecer me dieron el alta y me pasaron directamen-
te en pijama con mi sillita de ruedas a urgencias de salud
mental. Una vez allá, visto en el estado de debilidad física en
el que me encontraba no vieron conveniente en dejarme en
la calle, pero según parece tampoco en un ingreso psiquiá-
trico (estaba en el sitio ideal). Recuerdo, vagamente, mucha
movida por teléfono. Al final, me preguntan si accedería a
ir al IMPU donde habían encontrado cama y podría reposar
hasta reponerme tanto de la debilidad como de las contu-
siones que poblaban todo mi cuerpo. Desconocía que era el
IMPU (psiquiátrico de infausto recuerdo, hoy cerrado) pero
la idea del reposo en aquel momento era la mas sugestiva,
acepté. Eran las dos de una fría noche en la segunda sema-
na de enero, un sábado. Me montaron en una ambulancia y
al IMPU. La entrada  de urgencias era en el mismo muelle
donde aparcaron, me prestaron una manta mientras fueron
a gestionar la entrega. Hubo sus discusiones para dejarme
según recuerdo. No sé si me visitó el psiquiatra de guardia,
supongo. Sólo alcanzo a recordar que los de la ambulancia

40 41
dijeron que a las cuatro de la mañana no eran horas de
Por fin llegó el lunes, tendría visita médica donde
discutir, que traían la orden del Hospital de Sant Pau de
aclarar mi situación. Tras el desayuno, se citaron dos listas,
trasladarme allá y punto. Que discutieran con quien co-
hicieron dos grupos. Con mi grupo bajamos un piso, mien-
rrespondiera, pero que yo de momento necesitaba una
tras esperaba me enteré que no me iba a visitar ningún mé-
cama y calor, por ahí andaba yo con el finísimo pijama de
dico sino ¡una jueza!. Si hacia falta alguien más en aquel
hospital y descalzo.
esperpento allá estaba. Aunque el cuerpo no me tiraba, por
efecto neuroléptico, la cabeza si para entrar a la vista con
Me ingresaron. Vino a buscarme un celador y me
ánimo airado, cabreado e indignado lo cual no me ayudó, al
colocó en una habitación con otros cuatro. Noche rara, ex-
contrario y visto mi aspecto le reafirmo a la jueza que tenía
traña, recuerdo que entró una enfermera (a la que nunca
delante un tipo violento, agresivo, indocumentado, que pa-
volví a ver) y me dio algo que me noqueó. A la mañana si-
recía salido de una reyerta que no quería confesar, al que no
guiente fue como despertar en una pesadilla, todavía bajo
dio ningún crédito al declarar que no tenía antecedentes.
los efectos de lo que me dieron no tomé conciencia de don-
Fue tal el mal rollo que pillé, por el cúmulo de prejuicios
de estaba hasta la tarde-noche gracias a los compañeros,
y el retrato de una persona tan ajena a mí, que me subió la
pues del personal de bata blanca sólo obtenía pastillas. El
sangre a la cabeza y no recuerdo como acabó la cosa. 
domingo casi no podía tenerme en pie, circulaba asiéndo-
me a las barandillas laterales de los pasillos, parecía em-
No sabría decir si me visitó el psiquiatra un par de
peorar y supuse que era el colocón del puñado de pastillas
horas después o al día siguiente, pero me toco en suerte un
que me largaban en cada comida. Siguiendo mi intuición
buen tipo comparado con los carniceros que pululaban por
en la comida me planté hasta que no me fueran prescritas
allá. Tuvo las palabras adecuadas para serenarme, conven-
por un médico, se hizo un silencio sobrecogedor. Después
cerme para que me quedara (yo desconocía mi situación de
me enteré de la suerte que tuve, pero me acompañaba una
forzoso por orden judicial) que intentaría ayudarme en lo
escandalosa brecha en la ceja izquierda y los nudillos hin-
posible. Y tanto que lo hizo, me regaló el alta con un diag-
chados que por desconocimiento daban la imagen de al-
nóstico inapelable que directamente me jubiló para poder
guien con quien mejor no tener problemas...de momento,
dedicar mi vida a otros menesteres. Según parece estoy loco
todavía no era interno de pleno derecho. Recuerdo como
de solemnidad, etiqueta que lejos de molestarme parece dar
no hacia más que repetir una y otra vez a mis compañeros
más sentido a mi vida.
que era un error, yo no tenía que estar ahí, no era mi sitio...
que es lo que dicen todos. Pero me ofrecieron reposo y me
Aunque insisto en que fue un ingreso de lo más ex-
encontré con aislamiento, coacción, surtido de pastillería
traño, fue una experiencia humana irrepetible y por lo que
selecta, camas incómodas, un entorno violento y autori-
me comentaron los compañeros (y parte del personal labo-
tario. Aun gracias a los compañeros por su acogida y su
ral) no sólo para mi. Extraño por ser una propuesta según
tabaco.
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mi voluntad en un principio, por poco me rechazan, cuando
harto me quiero ir y, según consta en el alta, fue ingreso
por orden judicial, como los grandes. Y pasando por el ais-
lamiento inicial, visitas restringidas, ni un fin de semana
de permiso, con perímetros de seguridad autorizados poco
a poco, detalles que causaban extrañeza incluso al personal
sanitario...hasta que pasó un mes y medio justo, que según
parece era el máximo antes de revisar el caso para su posi-
ble prórroga.

dedicado

A JOAN GARCÍA

C
IE
N
O
K
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