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Los Argonautas

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LOS ARGONAUTAS &

1. Fineo y Las Arpías


2. Las Simplégades
3. Los Argonautas en Cólquide
4. El retorno del Argo
5. Medea y Pelias
6. Epílogo de Jasón

CUESTIÓN 124.

Pelias y Neleo
Salmoneo, hermano de Atamante, tenía una hermosa hija llamada Tiro, que fue amada por Poseidón. Sin embargo, Tiro se
enamoró del río Enipeo y a menudo paseaba por sus orillas. Entonces Poseidón asumió la forma del dios río y la visitó, haciendo
que una ola pasara por encima de ambos. Entonces el dios reveló su identidad, y su debido tiempo, Tiro tuvo de Poseidón dos
hijos gemelos: Pelias y Neleo. Éstos fueron abandonados por su madre, por vergüenza de haberse dejado engañar por Poseidón,
pero fueron encontrados por dos animales. Pelias fue nutrido por una yegua y Neleo por una perra.
Neleo llegó a ser el fundador de la dinastía de Pilos, y Pelias fue adoptado en la corte de Creteo, rey de Yolco de Tesalia. Cuando
Creteo falleció, dejó un hijo llamado Esón como heredero, pero Pelías usurpó el trono de Yolco.

CUESTIÓN 125.

Jasón
Esón estaba casado con Alcimede, hija de Fílaco, y tuvo un hijo llamado Jasón. Al serle arrebatado el trono a Esón, éste hizo
extender el rumor de que su pequeño hijo, legítimo heredero, había nacido muy enfermo y que murió poco después; enseguida se
celebraron ceremonias fúnebres, mientras Alcimede se lo llevaba secretamente al monte Pelión y lo entregó al cuidado del
centauro Quirón. Entretanto, Pelias estaba intranquilo, porque un oráculo le había advertido que no se fiase del hombre de una
sola sandalia, el cual le causaría su perdición. Alcanzada la edad viril, Jasón dejó la compañía de Quirón y volvió resueltamente a
Yolco para recuperar su reino; llevaba una piel de pantera sobre los hombros y un pie descalzo, pues había llovido mucho y ayudó
a una anciana (que se trataba de Hera disfrazada) a cruzar el río Anauro ("torrente"), y al hacerlo, perdió en el barro una de sus
sandalias. Llegando en esta manera, Jasón encontró a su tío haciendo un sacrificio público; al momento Pelias reconoció al
hombre del destino, y le preguntó su nombre y su profesión. Entonces Jasón le dijo directamente cómo se llamaba, de quién era
hijo y su pretensión de recuperar el trono paterno.
Pelías simuló estar dispuesto a dejar el trono, pero persuadió a Jasón de emprender una tarea prácticamente imposible, confiando
en que nunca regresaría. Se trataba de la peligrosa búsqueda del vellocino de oro, del carnero que salvó de la muerte a los
hermanos Frixo y Hele de la persecución de su propio padre Atamante, y que a la sazón guardaba Eetes, hijo de Helio y rey de
Cólquide, región situada en el extremo oriental del Ponto Euxino (mar Negro).
CUESTIÓN 126.

El Argo
Jasón aceptó el desafío y le pidió a un maestro armador, de nombre Argos, que le construyera una embarcación nunca vista, con
cincuenta remos, a la cual Atenea fijó en la proa una pieza de roble de Dodona, que tenía el poder de hablar. La nave fue llamada
Argo y Jasón reunió cincuenta voluntarios de todas partes de Grecia para que zarparan con él: a cambio, la gloria y la fama
acompañarían de por vida a los que participaban en la búsqueda del vellocino de oro.
El grupo elegido incluía al héroe Heracles, el músico Orfeo, Tifis, el hábil timonel; Linceo, el vigía, cuya vista era tan aguda que
podía penetrar a través de la tierra; Cástor, el gran jinete, y Pólux, su hermano, el poderoso púgil; Ificlo famoso por su destreza
como corredor, tan rápido que podía correr sobre un campo de trigo sin sus espigas; el veloz Eufemo, que podía correr por encima
de las olas sin mojarse los pies; los hijos de Bóreas, Zetes y Calais, que siendo hijos de un dios del viento, poseían alas y podían
volar; Periclímeno, que en combate podía pedirle a Poseidón lo que sea; el noble Peleo y Telamón, quienes serían
respectivamente padres de Aquiles y Ayax, héroes de la guerra de Troya; Mopso, el adivino, y varios otros valerosos héroes con
grandes habilidades. Argos zarpó de Yolco hacia la isla de Lemnos y pasó por el Ponto Euxino; Misia, una zona al este del mar
Egeo; y Tracia.

CUESTIÓN 127.

Hipsípila
Partiendo de la costa de Pásagas, el puerto de Yolco, los héroes hicieron el primer alto en Lemnos. Aquí encontraron que todo
estaba en manos de las mujeres, porque no había quedado ningún hombre; esto se debía a que las mujeres de Lemnos
despreciaron el culto a Afrodita, y la diosa se vengó haciendo que ellas despidiesen un mal olor que desagradó a sus maridos.
Éstos llenaron el vacío dejado por sus esposas con mujeres tracias que habían capturado en una incursión al continente.
Entonces las mujeres de Lemnos, en una sola noche, dieron muerte a todos los hombres de la isla; solamente Hipsípila mostró
sentimientos hacia su padre Toante (que era el rey de Lemnos) y lo ayudó a escapar poniéndolo a flote dentro de una caja vacía.
Las mujeres, después de leves muestras de resistencia, alegráronse de llegar a un acuerdo con los Argonautas, los cuales
convivieron con ellas durante un año y les dieron muchos hijos. Finalmente Heracles les instó para que continuaran la expedición.
CUESTIÓN 128.

Hilas
En su segundo alto, se detuvieron en la costa de Misia, en Asia Menor, porque Heracles había roto su remo. Fue en busca de
material para construirse otro, pero después de reponerlo, abandonó el barco para buscar a Hilas, su amado escudero; las ninfas
marinas, atraídas por su belleza, arrastraron a Hilas a la fuente de la que estaba sacando agua. Él no volvió a aparecer. Heracles
abandonó la expedición para buscar a Hilas y su búsqueda se extendió a los propios misios, que la repetían un día por año.
CUESTIÓN 129.

Amico
Los Argonautas siguieron su travesía y llegaron al país de los brébices, en Bitinia, cuyo rey Amico era hijo de Poseidón por medio
de Melia, ninfa de los fresnos. Amico insistía en pelear con todos los extranjeros que pisaban sus tierras; Pólux, el hábil púgil,
aceptó el reto y dejó fuera de combate a Amico después de un rápido asalto. Los brébices, que carecían de instintos deportivos,
irrumpieron en el cuadrilátero, armados de garrotes y otras armas bárbaras, pero enseguida fueron vencidos por los Argonautas.
CUESTIÓN 130.

Fineo y Las Arpías


La parada siguiente fue en Salmideso, al este de Tracia. Aquí los Argonautas salvaron al rey Fineo, por cuya agudeza profética lo
cegaron los dioses y lo persiguieron dos arpías, criaturas aladas con cabeza y pecho de mujer vieja y cuerpo y cuerpo y garras
de aves de presa. Las arpías le impedían comer quitándole la comida o defecando sobre su mesa. Antes de informar a Jasón el
modo de llegar a su objetivo, Fineo pidió ser librado de las arpías. Realizaron esta tarea Zetes y Calais, quienes las persiguieron a
través del mar, hasta las islas Estrófades, donde los divinos mensajeros, Hermes e Iris, les indicaron que regresaran y juraron que
Fineo ya no tendría que preocuparse jamás a causa de las arpías.

CUESTIÓN 131.

Las Simplégades
En agradecimiento, Fineo dijo a los Argonautas cómo pasar a través de las Simplégades, las rocas que guardaban la entrada al
mar Euxino chocando unas contra otras cuando alguien pasaba entre ellas. Tal como Fineo les había advertido, los Argonautas
soltaron una paloma que voló entre las Simplégades. Como las rocas se entrechocaron y comenzaron a volver a su posición, el
Argo pasó rápidamente a través de ellas, habiendo recibido sólo daños insignificantes la popa de la nave.

CUESTIÓN 132.

Los Argonautas en Cólquide


Finalmente, los Argonautas llegaron a Cólquide. Allí, mientras dormían, Hera y Atenea pidieron a Afrodita que envíe a su hijo Eros
para que Medea, la hija del rey Eetes (hijo de Helio y Perse), se enamore de Jasón, pues sus poderes como sacerdotisa de
Hécate serían necesarios para que los Argonautas lleven a buen término su aventura. Al día siguiente Jasón manifestó sus
intenciones de apoderarse del vellocino de oro, pero Eetes afirmó que no entregaría si antes Jasón no uncía a dos toros de
pezuñas de bronce que echaban fuego por la boca y con ellos arara un campo, donde debería después sembrar el campo con los
dientes del dragón que Cadmo, el fundador de Tebas, había matado tiempo atrás, y, además, vencer a los hombres armados que
nacieran de aquéllos.

La tarea parecía ímproba, pero Medea, en una visita nocturna, le declaró su amor a Jasón y prometió ayudarle a cambio de la
promesa de una fidelidad duradera y de llevarla a Yolco con él. Jasón aceptó y la mañana siguiente llevó a cabo su proeza con
una pócima para untar su cuerpo, que Medea le había dado y que hizo invulnerable su cuerpo. Así pudo domar a los toros sin
sufrir quemaduras, aró el campo y sembró los dientes; de los guerreros se deshizo con el mismo método utilizado por Cadmo,
arrojándoles una piedra, haciendo que comenzaran a luchar unos contra otros hasta que todos se mataron entre sí.
Eetes no estaba dispuesto, pese a todo, a ceder el vellocino de oro y concibió el proyecto de atacar a los Argonautas por la noche
y destruirlos junto con su nave. Pero Medea les ayudó a robar el vellocino de oro esa misma noche, hechizando al dragón
insomne que lo custodiaba. Descolgando el vellocino del árbol donde estaba sujetado, los Argonautas se lo llevaron e
inmediatamente zarparon de Cólquide; Medea llevó consigo a su joven hermano Apsirto. Para escapar de la persecución de
Eetes, Medea mató a Apsirto y dispersó sus restos en el mar. El rey se detuvo a recogerlos y la demora permitió escapar a Jasón
y a su grupo.

CUESTIÓN 133.

El retorno del Argo


En el viaje de regreso los Argonautas fueron hasta los mismos confines de la tierra, entraron en la corriente de Océano, y dieron la
vuelta remontando la corriente del Istros (Danubio), y pasaron al Erídano hasta que llegaron de nuevo al Mediterráneo. La proa
parlante del Argo les hizo conocer que la cólera de Zeus los perseguía a causa del asesinato de Apsirto. Los Argonautas fueron a
Ea, la isla de Circe, hija de Helio, donde todos, excepto Medea, fueron purificados por el terrible crimen. Zarparon y pasaron por
delante de las sirenas, hijas de Forcis, con cuerpo de ave y cabeza de mujer, quienes hechizaban con su canto a todos los que
pasaban junto a su isla, invitándoles a desembarcar para que se estrellen contra las rocas y se ahoguen; los Argonautas
escaparon porque Orfeo tañó su lira tan dulcemente que consiguió anular el fatal efecto de la canción de las sirenas.
Después pasaron sin inconvenientes entre Escila, el monstruo de seis cabezas, que no pudo devorar a ningún tripulante debido a
la velocidad del Argo, y las nereidas, enviadas por Hera, salvaron al barco de ser tragado por el remolino de Caribdis. Una violenta
tempestad los apartó de su ruta, llevándolos al sur, y embarrancaron en la costa de Libia; se vieron obligados a transportar por
tierra la nave hasta que llegaron al lago Tritonis. Aquí, cuando a duras penas se abrían paso a través de los canales del lago,
Tritón les dio un terrón, que más tarde arrojaron al mar y creció hasta convertirse en la isla de Tera, donde se abastecieron de
agua. Desde allí, zarparon hacia Creta y se toparon con un gigante de bronce llamado Talo, que vigilaba la isla caminando
alrededor de ella tres veces al día, y a todos aquellos a quienes atrapaba, los mataba arrojándolos al fuego. Este monstruo era
superviviente de la raza de Bronce, y había sido hecho por Hefesto y regalado por él a Zeus. En uno de sus talones estaba su
único punto débil, la entrada de una vena, cerrada por una aguja de bronce. Medea lo sumió en un trance hipnótico, y los
Argonautas se deshicieron de él sacándole la aguja.
CUESTIÓN 134.

Medea y Pelias

Habiendo arribado finalmente a Yolco, la tripulación se dispersó, y Jasón entregó el vellocino de oro a Pelias. En ausencia de
Jasón, Pelias había obligado a Esón a matarse y su madre había muerto de pena. Para vengar esas muertes, Jasón le pidió
ayuda a Medea. La hechicera engañó a las hijas de Pelias diciéndoles que sabía cómo ellas podían hacer que su anciano padre
recuperara la juventud y, para demostrarlo, descuartizó a una oveja de muchos años y puso los trozos a hervir junto con ciertas
hierbas mágicas. Después, soltó a un cordero joven, encantador y juguetón, que surgió de la caldera de agua caliente. Las hijas
se convencieron de que podían rejuvenecer de manera semejante a su padre. Así, después de darle Medea a Pelias un poderoso
narcótico, las hijas se dispusieron a cortarlo en pedazos, pero Medea no accedió a darles las palabras mágicas ni las hierbas
adecuadas, que le habrían devuelto la vida. El engaño se develó, y Medea y Jasón tuvieron que marcharse de Yolco, desterrados
ante la ira de la población y se fueron hacia Corinto, donde tuvieron dos hijos, Mérmero y Feres. Sin embargo, nunca fueron
aceptados del todo por los corintios, temerosos de las artes mágicas de Medea, y Jasón decidió abandonarla para casarse con
Creúsa, la hija del rey Creonte, quien, admirado por las hazañas del héroe, consintió en aceptarlo como yerno.
CUESTIÓN 135.

Epílogo de Jasón
Presa de la desesperación, Medea suplicó a Jasón por su amor, por sus hijos, y por toda la ayuda que le había prestado en sus
aventuras. Pero Jasón estaba resuelta a dejar a Medea y sus ruegos fueron rechazados; por tanto, ideó un terrible plan para
vengarse de Jasón. Fingiendo que se conformaba con su destino y que quería congraciarse con la novia, envió a Creúsa un
vestido envenenado que la mató, prendiendo fuego a ella y también a su padre, el cual había acudido a salvarla. Después, Medea
preparó su huida; el rey de Atenas, Egeo, le había ofrecido asilo en su ciudad; pero antes de marcharse mató a los hijos que tuvo
con Jasón y escapó de la ira de éste, abandonando Corinto en un carro alado tirado por dragones en dirección a Atenas, donde
volverá a aparecer en la leyenda del héroe Teseo. El pueblo de Corinto no perdonó a Jasón y éste tuvo que exiliarse de nuevo; se
quedó en las regiones más apartadas de Corinto, evitando el contacto con la gente, y dedicó la nave Argo a Poseidón; un día
hallándose sentado debajo de ella, una parte del maderamen cayó sobre él y lo mató aplastando su cabeza.

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