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Engels Antropólogo
Engels Antropólogo
Engels Antropólogo
Engels antropólogo (o un
abordaje materialista de la
evolución humana1)
Roberto Sáenz
1Segunda edición corregida y ampliada en noviembre 2020.Agreguemos, de paso, que todas las
negritas del texto son nuestras y que no hemos verificado la traducción de las citas de su idioma
original.
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Roberto Sáenz Engels Antropólogo
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Roberto Sáenz Engels Antropólogo
Índice
Introducción............................................................................4
Bibliografía............................................................................115
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Introducción
2 “Una idea básica de Morgan era que su civilización contemporánea dependía demasiado de la
propiedad y que la mera aspiración a esta no puede ser la última razón de la humanidad. La fase
caracterizada por la propiedad será breve. Sus efectos sobre el espíritu humano son destructivos,
pero pueden ser superados. Antes de este nivel de la civilización, en que dominan propiedad e
individualismo, la humanidad vivía, según creía Morgan, en comunidades que eran fraternales y
democráticas” (Krader; 1988; 17).
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En esta tarea hemos revisado otros textos marxistas que abordan las
cuestiones relativas a los orígenes de la sociedad humana, pero ninguno
de la manera sistemática con la cual hemos tratado de hacerlo con El
origen de la familia. Por lo demás, no hemos podido todavía estudiar los
apuntes etnológicos de Marx, aunque sí las notas al respecto publicadas
por Krader. Y también hemos estudiado la obra de Kevin Anderson,
Marx at margins. On nationalism, ethnicity and non-western societies
(2010), que estudia la otra mitad de los apuntes etnológicos de Marx que
no pudieron ser revisados por Krader en 1972.
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En este ensayo sobre todo nos preocupa abordar los problemas vinculados
con la organización socio-política, los problemas vinculados a la
propiedad y las cuestiones relacionadas con la emancipación humana,
más que los ángulos de la “antropología psicológica” por así llamarla, que
también ha tenido inmensos desarrollos.
De los textos de Marx y Engels hemos revisado varios, pero ninguno con
la dedicación de El origen de la familia, el motivo específico de este
trabajo. Una verdadera joyita más allá de sus inevitables limitaciones en
materia de la investigación posterior, evidentemente.
4Anderson señala que hasta que no se conoció la publicación de Krader no se tenía conciencia de
cuan completas eran las notas de Marx sobre Morgan, prácticamente de la misma extensión que
El origen de la familia: “Krader puntualizó algo acerca de lo que Engels parecía no haber tomado
nota en su libro: la posibilidad de que Marx en sus notas de 1880/82 estuviera preocupado no
tanto con los orígenes de la jerarquías sociales en un pasado distante, sino con las relaciones
sociales en las sociedades contemporáneas bajo el impacto de la globalización capitalista”
(Anderson; 2010; 201).
5Hal Draper tiene toda la razón cuando destaca la bella manera de escribir de Engels, que nos
remite, en cierta forma, a Trotsky, otro de los grandes maestros del marxismo revolucionario que
escribía de manera agradable.
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Bucear –hasta donde nos fue posible en este corto y limitado texto– cómo
la humanidad se hizo a sí misma: cómo fue el pasaje de la naturaleza a
la cultura y el papel que, como subrayó Engels clásicamente, le cupo al
trabajo en esta autoelevación humana monumental, además de estudiar
las formas históricas de la propiedad y otras problemáticas.
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Está generalmente aceptado que nuestros ancestros más cercanos son los
chimpancé, los chimpancé pigmeos o bonobos y los gorilas. Estudios
genéticos sugieren que compartimos un ancestro común en torno a 4 / 7
millones de años atrás y que, incluso actualmente, después de evolucionar
en direcciones diferentes, todavía poseemos el 97,5% de los genes en
común con los chimpancé 8. Genéticamente, el hombre y el chimpancé
están más relacionados que los caballos y los burros, los gatos y los
leones o los perros y los zorros (Harman)...
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Roberto Sáenz Engels Antropólogo
9La investigación empírica está verificando cruces entre las varias especies de homínidos.
10Apoyada en la aparición de restos fósiles la investigación evoluciona permanentemente
confirmando el aserto de Gould sobre los varios linajes de homínidos que poblaron la tierra. Para
una información resumida y actualizada ver “De los primeros homínidos al Homo sapiens”, Luis
Álvaro Cadena Monroy, Revista Colombiana de Bioética, julio-diciembre, 2013.
11En materia alimentaria existen exigencias mínimas de índole biológica y no solo cultural. Un
tema que aquí no podemos desarrollar pero que Engels puntualizaría en El origen de la familia
alertando sobre el vegetarianismo extremo (a este respecto, recomendamos estudiar las notas de
John Bellamy Foster sobre marxismo y especismo).
Mónica Seldes, por su parte, afirma con claridad que “el consumo de carne, de acuerdo con los
paleoantropólogos, fue fundamental en la evolución humana” por el aumento de proteínas
derivadas de los animales posibilitando, a la vez, el crecimiento del cerebro (2015; 68).
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Hasta donde sabemos, la versión más convincente hasta hoy es que los
humanos modernos evolucionaron de una manera separada de los
“arcaicos” originándose a partir de un grupo de Homo erectus
normalmente identificados viviendo en África; un debate complejo y
apasionante que posiblemente nunca sea resuelto por el carácter
fragmentario de las evidencias.
En todo caso, 80 años atrás Gordon Childe daba una versión similar, trazo
grueso, a la que aquí estamos presentando: “El hombre aparece muy tarde
en los registros geológicos. Ningún esqueleto fósil al cual se le pueda dar
el nombre de hombre es anterior a la penúltima parte de la historia
terrestre, o sea, a la era del pleistoceno (…) En la actualidad todos los
hombres pertenecen a una sola especie, la del Homo sapiens, y todos ellos
se pueden cruzar libremente entre sí; pero, en cambio, los ‘hombres’
primitivos del pleistoceno pertenecían a varias especies distintas (…)
Los miembros primitivos de la familia humana a que nos referimos (…)
no fueron ancestros directos en nuestra evolución; en el árbol genealógico
del Homo sapiens, ellos representan ramas laterales del tronco
principal” (Childe; 1989; 34)14.
12El tema de la expansión de los homínidos y/o humanos a lo largo del globo es otra rama de la
investigación que, dadas las condiciones rudimentarias de la existencia de nuestros antepasados,
se nos presenta como una hazaña tan increíble como la conquista de las galaxias en las películas
de ciencia ficción: ¡un logro humano inconmensurable! Un trabajo de auto-elevación desde
cero que parece desafiar todas las “fuerzas de la gravedad”, por así decirlo.
13Harman cita especialistas de distintas escuelas que afirman que hubo hibridación entre
especies Homo (sobre todo Neandertales y Homo sapiens sapiens), esto debido a que tuvieron
coexistencia entre sí.
14El Pleistoceno va desde 2,95 millones de años atrás hasta 10.000 años atrás.
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Y Gould agrega: “(…) los seres humanos no son el resultado final del
progreso (…), son un pormenor cósmico fortuito, un pequeño ramo
de la espantosa arborescencia de la vida; si la simiente fuese
replantada, es casi seguro que no volvería a producir el mismo ramo y,
posiblemente, ningún otro gajo con una propiedad que pudiésemos llamar
conciencia” (Stephen Jay Gould, Dinossauro no Palheiro, citado por
Valerio Arcary, “134 años sin Marx”).
15Paleolítico medio, 125.000 a 40.000 años atrás. El hombre musteriense, relacionado con una
forma de trabajo de la piedra, suele identificarse con el hombre de Neanderthal.
16De cualquier manera, atención: rechazamos la idea de que la especie humana sea algo fijo y no
sujeta, como cualquier otro fenómeno, a evolución o involución.
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Repitamos de paso, junto a Bellamy Foster, que los seres humanos, como
cualquier otra especie, no somos una especie fija sino que continuamos
sujetos a un proceso evolucionario más allá que, de momento, no existen
diferencias en los Homo sapiens desde sus orígenes.
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Y ese “algo más”, a nuestro modo de ver, sin duda alguna tiene que ver
con el “multiplicador cultural”: el salto en calidad en materia de
herramientas y conocimientos a partir de una lentísima acumulación
inicial.
presenta definitivamente como multilineal, por rutas distintas según las condiciones locales,
aunque el carácter de esas variantes sigue quedando oscuro” (Harris; Universidad de Guanajuato;
capítulo 8; 196).
22 “Cualquiera haya sido su origen, la cría de ganado dio al hombre control sobre su propio
abastecimiento alimenticio, tal como lo hizo también la agricultura” (Childe; 1989; 103).
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23Un elemento clave del estudio de Childe es su concepto de “difusionismo” en tanto que lógica
del desarrollo de la cultura en comunidades inicialmente aisladas. Ver al respecto la
referencia que hace Neil Faulkner respecto de este concepto en la nota que citamos en la
bibliografía de este ensayo.
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Engels agrega inmediatamente: “(…) las funciones, para las que nuestros
antepasados fueron adaptando poco a poco sus manos durante los muchos
miles de años que dura el período de transición del mono al hombre, sólo
pudieron ser, en un principio, funciones sumamente sencillas. Los
salvajes más primitivos, incluso aquellos en los que puede presumirse el
retorno a un estado más próximo a la animalidad (…) son muy superiores
a aquellos seres del período de transición. Antes que el primer trozo de
sílex hubiese sido convertido en cuchillo por la mano del hombre, debió
haber pasado un período de tiempo tan largo que, en comparación con él,
el período histórico conocido por nosotros resulta insignificante. Pero se
había dado ya el paso decisivo: la mano era libre y podía adquirir
ahora cada vez más destreza y habilidad; y esta mayor flexibilidad
adquirida se transmitía por herencia y se acrecía de generación en
generación” (Engels, ídem).
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25En Seldes no parece tener del todo claro que el tamaño del cerebro se incrementó en relación a
la acción humana productiva sobre la naturaleza lo que, a su vez, hizo que un cerebro
incrementado reaccionara positivamente sobre las posibilidades de acción humana. Pero de
todos modos coloca algunas cuestiones vinculadas con el funcionamiento de la selección natural
que son interesantes como el “dilema obstétrico”, que remite a la contradicción entre la selección
del incremento del tamaño cerebral y, con esto, de la capacidad y complejidad del mismo y, por el
otro lado, de la selección a favor de la disminución del ancho total de la pelvis para mejorar la
eficiencia locomotora de bipadalismo, lo que se resuelve con la maleabilidad y flexibilidad del
cráneo en los bebés que les permite atravesar el canal de parto (2015; 73).
26Las leyes de Mendel (genética mendeliana) son el conjunto de reglas básicas sobre la
trasmisión por herencia genética de las características de los organismos desde los padres a los
hijos. Su trabajo fue publicado en 1865 y 1866 pero fue ignorado hasta su “redescubrimiento” en
1900.
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27 “Esto no significa que Marx y Engels llegaran a una comprensión moderna de la relación entre
herencia y enculturación. Su determinismo ambiental, como el de Monboddo, Condorcet, Samuel
Stanhope Smith y Lamarck, abría la posibilidad de una rápida realimentación entre raza y cultura.
La herencia de las características adquiridas era para ellos el principal vehículo del cambio
bioevolutivo. Por ejemplo, la explicación que da Engels de la ‘transición del mono al hombre’
aduce un proceso de destreza manual creciente traspasada por herencia de cada generación a la
siguiente” (Marvin Harris; Universidad de Guanajuato; capítulo 8).
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Y agrega: “el texto de Engels [se refiere a ‘El papel del trabajo’, R.S.]
contiene como referente teórico fundamental la concepción materialista
de la historia. Es desde ella que lee (o enlaza) el naturalismo darwinista
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Y en el mismo sentido con Gordon Childe: “Lo que los padres imparten a
sus hijos no son simplemente las lecciones de su propia experiencia
personal, sino algo mucho más amplio: la experiencia colectiva del
grupo. Tal es la tradición que pasa de generación en generación, cuyo
método de transmisión, con ayuda del lenguaje, parece ser una
peculiaridad de la familia humana. Y esta peculiaridad constituye la
diferencia vital definitiva entre la evolución orgánica y el progreso
humano” (Childe; 1989; 42).
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29Krader aclara que los cuatro primeros autores eran “antropólogos culturales” que se dedicaron
a testimoniar las relaciones humanas antes de la historia escrita –es decir, no antropólogos
biológicos o biólogos humanos con inclinaciones “naturalistas”–. Eran evolucionistas
caracterizados por los puntos fuertes del evolucionismo de la época en el sentido de apreciar que
la naturaleza también tiene historia. Sin embargo, y como debilidad, tendían a creer que los
organismos “superiores” eran una suerte de “desarrollo necesario” desde los inferiores, es decir,
apreciarlos teleológicamente. Krader destaca que esto último no negaba, de todas maneras, que
dichos antropólogos apreciaran que “el resultado puede tomar una o muchas formas; la
evolución puede ser unilineal o multilineal” (Krader; pp. 7).
En cualquier caso, la evolución fue el gran tema con que el pensamiento del siglo XIX trató de
superar la separación mecánica entre la naturaleza y el hombre: “La teología dejó de ser el
canon para decidir el lugar de la humanidad en el cosmos” (Krader; pp. 7). Evolucionistas eran
Darwin, Huxley, Wallace, Spencer, y anti-evolucionistas Cuvier, Agassiz, Bastian, etcétera. La
fundamentación empírica y materialista de la etnología se apoyaba en Darwin y sus discípulos
como Morgan y Maine. Krader subraya que Marx “se opuso a la doctrina utópica de un progreso
evolucionista general de la humanidad, de la sociedad humana, que profesaban los etnólogos”.
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Estos cuadernos de lectura, al menos los que se conocían hasta esa fecha,
fueron editados por Lawrence Krader –antropólogo marxista erudito de la
segunda mitad del siglo pasado– a comienzos de los años 1970 bajo el
título Los cuadernos etnológicos de Marx(apuntes cuyo estudio continuó,
entre otros, Kevin Anderson, al poder acceder a la totalidad de los
mismos como ya señalamos), una obra que sigue siendo de referencia.
Marx había asumido la posición de Darwin, quien estaba convencido de queni la ley natural ni la
humanidad obedecen (…) a una tendencia teleológica cuya finalidad podamos determinar”
(Krader; pp. 8).
30Lawrence Krader fue un antropólogo marxista de la segunda mitad del siglo pasado
influenciado metodológicamente por Karl Korsch, importante marxista alemán de la primera
mitad del sigloveinteque tendía a orientarse contra toda forma de “naturalismo” poniendo en
el centro de la evolución a la acción humana.
Si la reacción de Korsch contra el evolucionismo naturalista de la II Internacional estaba
plenamente justificado, Korsch, como el Lukács revolucionario, pagarían cierto tributo a una
visión que perdía de vista el terreno material-natural de la actuación de la humanidad (Bellamy
Foster). De ahí la equivocada afirmación lucaksiana de que la dialéctica no se aplicaría a la
naturaleza.
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31 “La palabra latina gens, que Morgan emplea para este grupo de consanguíneos, procede, como
la palabra griega del mismo significado, genos, de la raíz aria común gan (…) que significa
‘engendrar’. Las palabras gens en latín, genos en griego, dschanas en sánscrito, kuni en gótico
(…), kin en inglés, y küns en medi-alto-alemán, significan de igual modo linaje, descendencia”
(Engels; 2006; 75).
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32Harris subraya que la elaboración de Morgan –que él parece defender críticamente– trató de
ser desmentida por la antropología del siglo veinte como vendetta debido a que fue asumida, en
sus rasgos generales, por el marxismo. Respecto de Harris mismo, uno de los antropólogos
materialistas culturales más importantes de la segunda mitad del siglo pasado, señalemos que a
pesar de su rechazo de la dialéctica y de la unidad que promueve el marxismo entre teoría y
práctica, tiene análisis muy interesantes (al menos en los capítulos de la obra que hemos podido
estudiar para este ensayo).
33Krader afirma lo mismo: “La aplicación [estalinista] de la categoría de feudalismo a la
comunidad oriental (…) [es] una abstracción a-histórica, etnocéntrica; cualquiera que la use,
europeo o no, reduce la historia universal a la medida del molde europeo” (1988; 31).
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36Krader destaca que Engels se ocupó en “La época franca” de la larga persistencia de dichas
comunidades y su transición a la propiedad privada recién en el siglo XIX, algo de lo que Marx
también se había ocupado en su juveniles y brillantes textos dedicados a la privatización de la
leña.
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Por otra parte, Krader presenta una disquisición erudita sobre el concepto
de cultura que nos parece interesante: “(…) para Morgan la relación del
hombre con la naturaleza y con su propio desarrollo debe ser estudiada en
dos direcciones: a) como producto de su propia actividad; b) como sus
relaciones en la sociedad. Ambos factores no se hallan distinguidos en él
claramente (…) En el Manifiesto Comunista el concepto de cultura
(Bildung) es variable con cada una de las clases sociales de la moderna
sociedad burguesa, a la vez que es el producto de toda la sociedad; la
cultura es una actividad del hombre, que le forma progresivamente para la
acción (…) y por tanto una instancia humana general” (Krader; 1988;
55)38.
37Marx y Engels, más que subrayar “la protección del hombre contra la naturaleza”, tratan de la
apropiación por parte de la humanidad de los recursos que necesita para su metabolismo
biológico-natural. No hay nada en ellos que los coloque con una valoración adversa general al
entorno natural (de ahí que la palabra “contra” sea más de Freud que de ellos).
38Krader agrega que Marx toma de Hegel el aspecto histórico de su idea de cultura descartando
lo que había de metafísico en la misma.
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39“A partir de la constitución del trabajo, Pannekoek y muchos otros marxistas determinanel fin
de la historia natural evolutiva y el inicio de la historia humana con el desenvolvimiento del
lenguaje, la religión y la moral” (Breno Viotto Pedrosa). Precisemos algo más la cosa: aunque la
historia evolutiva nunca termina –el Homo sapiens todavía puede evolucionar–, se entiende la
idea de que la evolución histórica de la humanidad se coloca, básicamente, sobre bases sociales.
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40Un mecanismo en el cual es difícil establecer fronteras claras entre los que son elementos
biológicos de la selección natural y los elementos socio-culturales.
41Los celos humanos podrían pensarse como “residuos psicológicos” de determinados instintos
animales y poco como la idea en El malestar en la cultura de que la cultura humana opera como
elemento inhibitorio de los deseos sin límites del inconsciente.
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42Un debate aquí –que planteamos como legos en la materia– es la importancia del esquema
freudiano en relación al proceso evolutivo apreciado desde parámetros psicoanalíticos: “En
Tótem y tabú traté de demostrar el camino que condujo de esta familia primitiva a la fase
siguiente de la vida en sociedad, es decir, a las alianzas fraternas. Los hijos, al triunfar sobre el
padre, habían descubierto que una asociación puede ser más poderosa que el individuo aislado.
La fase totémica de la cultura se basa en las restricciones que los hermanos hubieron de
imponerse mutuamente para consolidar este nuevo sistema. Los preceptos del tabú
constituyeron así el primer ‘Derecho’, la primera ley” (Freud; Proletario Ediciones; 51/2).
Siguiendo a Marvin Harris, este señala que muchos conceptos de Freud tomaron finalmente carta
de ciudadanía en la antropología, pero que como explicación histórica acerca de la aparición
de las restricciones incestuosas –la aparición del complejo de Edipo– las apreciaciones del
gran psicoanalista vienés son muy discutibles (se presentan más como explicaciones-
representaciones “mitológicas” más que histórico/evolutivas).
Al mismo tiempo, Harris coloca una sugerente discusión acerca del carácter histórico de la
constitución del aparato psíquico relativizando su alcance universal, cuestión que nos simpatiza
en la medida que, aun de manera exquisita y compleja, todos los rasgos de la naturaleza humana,
incluso de la constitución de la personalidad, nos parecen en última instancia comohistóricos.
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matrimonio era por grupos. Pero estaban prohibidas tanto las relaciones
sexuales / matrimoniales entre padres e hijos como, progresivamente,
entre hermanos y hermanas, razón por la cual de una sola familia fueron
surgiendo dos, y así sucesivamente: “Tomemos ahora en la familia
punalúa uno de los dos grupos típicos, concretamente el de una especie de
hermanas carnales y más o menos lejanas (es decir, descendientes de
hermanas carnales en primero, segundo y otros grados), con sus hijos y
sus hermanos carnales y más o menos lejanos por línea materna (los
cuales, con arreglo a nuestra premisa, no son sus maridos), y obtendremos
exactamente el círculo de los individuos que más adelante aparecerán
como miembros de una gens en la primitiva forma de esta institución.
Todos ellos tienen por tronco común una madre y en virtud de este
origen los descendientes femeninos forman generaciones de
hermanas. Pero los maridos de estas hermanas ya no pueden ser sus
hermanos; por tanto, no pueden descender de aquel tronco materno y no
pertenecen a este grupo consanguíneo, que más adelante llega a ser la
gens, mientras que sus hijos pertenecen a este grupo, pues la
descendencia por línea materna es la única decisiva, por ser la única
cierta. En cuanto queda prohibido el comercio sexual entre todos los
hermanos y hermanas –incluso los colaterales más lejanos– por línea
materna, el grupo antedicho se transforma en una gens, es decir, se
constituye comoun círculo cerrado de parientes consanguíneos por
línea femenina, que no pueden casarse unos con otros, círculo que
desde ese momento se consolida cada vez más por medio de
instituciones comunes, de orden social y religioso, que los distinguen
de las otras gens de la misma tribu” (Engels; 2006; 40).
Tal como señalaba Trotsky cuando afirmaba que en la sociedad emancipada del futuro “el
hombre llegaría a dominar el inconsciente”.
43Matriarcal es una forma de familia dominada por las mujeres; matrilineal es una forma de
descendencia por línea materna pero que no necesariamente significa el dominio de la mujer
sobre la familia. No es este el tema central de esta investigación razón por la cual no avanzaremos
mucho en la materia. Más bien, en este texto nuestro foco está puesto en las cuestiones
vinculadas con el derecho sucesorio por línea materna o paterna. Es decir, lo que nos interesa
desentrañar son, sobre todo, los problemas vinculados al origen de la propiedad privada.
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44Esto mismo ocurre a comienzos del siglo XXI con la emergencia de identidades sexuales
diversas y formas diversas como el matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo.
45La idea de “fósil social” nos recuerda al concepto de Marx de la mercancía como “jeroglífico
social”. Fósiles sociales son formas sociales perimidas de las cuales hay que desentrañar su
significado. Por otra parte, la categoría de “Estado obrero” también puede ser considerada como
un “jeroglífico social” del cual hay que desentrañar sus verdaderos atributos.
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46De todas maneras, este es un tema lateral a este ensayo que, por lo demás, no hemos podido
estudiar con la seriedad que se requiere para esta oportunidad. Un tema central de la
antropología que escapa a los objetivos de este ensayo preocupado por dar cuenta sobre algunos
aspectos de la evolución humana en el terreno sociopolítico.
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47Por “Historia auténtica” se refiere aquí al segmento de la historia dominada por la lucha entre
las clases.
48Las guerras entre tribus eran la excepción y no la regla. La realidad está alejada años luz de la
presentación de los ideólogos burgueses donde los pueblos prehistóricos se mataban entre ellos.
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Por otra parte, tengamos presente que en las familias originarias (familias
por grupos), la única forma de apreciar la descendencia era por vía
materna (las relaciones sexuales eran colectivas).
49Atención que al tratarse de entidades donde las personas estaban tan subordinadas a la
comunidad, todo atentado “individual” a menudo era atribuido al grupo de pertenencia en su
conjunto.
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50Krader nos informa que la obra de Bachofen, que Marx le pidió a Engels que la estudiara por él
en 1882, a pesar de encerrar una serie de tesis mistificadoras, tenía el valor de prestar especial
atención al lugar de la mujer en la sociedad primitiva y en el derecho antiguo. De ahí que insista
en que todavía hoy resta el trabajo de estudiar su obra de manera exhaustiva.
51Para ilustrar este aspecto ver la Carta abierta al POUP (1965) de Jacek Kuron y Karol
Modzelewski, un texto hoy olvidado pero de enorme valor por provenir de la experiencia misma
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bajo un Estado burocrático: “La noción de propiedad estatal puede disimular contenidos
diferentes acerca del carácter de clase del Estado (…) es simplemente una forma de
propiedad. Ella pertenece a los grupos sociales a los cuales pertenece el Estado. En un sistema de
economía nacionalizada sólo poseen una influencia sobre el conjunto de las decisiones
económicas (por tanto sobre la disposición de los medios de producción y sobre la repartición y
el empleo del producto social) aquellos que participan de la decisión de los poderes públicos
(…). El poder político está ligado al poder que se ejerce sobre los procesos de producción y
repartición”.
Señalemos, de paso, que la Carta abierta al POUP fue unos de los documentos más importantes
surgidos desde las entrañas mismas de la lucha antiburocrática en los Estados no capitalistas del
Este europeo en la posguerra.
52 “(…) alguien que gobierna un imperio en el siglo XX a la manera de un titiritero no es sino un
gobernante primitivo. El súper-Estado creado por Stalin era, y estaba destinado a ser,
burocrático, un rasgo de su carácter inscrito genéticamente en un Estado que tenía en sus manos
todos los activos del país” (Lewin; 2017; 189). Es decir, sin el menor trazo de democracia obrera
ni socialista, agregamos nosotros.
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54En contraste con su situación real en los mitos del mundo clásico la condición de
diosas del Olimpo de las mujeres era un reflejo de una posición otrora más influyente
(Marx).
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55En un sentido, remite a los límites materiales que las fuerzas productivas, es decir, su
desarrollo, le colocan a todos revolucionamiento de las relaciones sociales. Si dichas condiciones
materiales no obran “milagros” por sí mismas, esto depende de la lucha de clases, es verdad que,
en el límites, son las que dan la medida de todas las cosas.
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56Carneiro destaca el límite de esta afirmación de Engels en el sentido que el amor individual no
tiene por qué ser, no es evidentemente, ningún ideal agregando que, sin embargo, en otra parte
de El origen de la familia de manera más equilibrada Engels señala que cómo serán los vínculos
amorosos o familiares en el futuro sólo el futuro lo dirá.
57Es conocido que Marx se interesó muchísimo por las comunidades rurales rusas en la última
década de su vida y que llegó a concebir una vía original al socialismo por el camino de su
regeneración en combinación con la revolución socialista en occidente. También es sabido que la
Revolución Rusa siguió otro camino si bien es cierto, también, que para evitar la degeneración de
la revolución hubiera sido necesaria una revolución en Europa occidental, sobre todo en
Alemania, que no se llegó a concretar de manera exitosa.
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Tanto Marx como Engels desde sus tempranos textos sobre la India,
tenían claro que existía una formación social “de transición”, por así
decirlo, cuyas características darían forma al modo de producción
Asiático.
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En todo caso, reiteramos, esta base material del análisis –el metabolismo
humano con la naturaleza y su evolución en materia de fuerzas
productivas– no es el foco del estudio de Engels, que más bien aborda
las cuestiones directamente sociales de la evolución humana.
De esta manera familia, propiedad y Estado son (como está dicho desde
el título mismo de su obra) las “vigas maestras” de un análisis rico y
sugerente que desemboca en la sociedad antigua: la familia monogámica,
la esclavitud y el Estado esclavista.
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Y por tanto deben ser vistas tal cual eran: con todas sus limitaciones en
lo que hace al desarrollo humano. Krader subraya que Morgan era
partidario de una idea “demasiado idealizada de la democracia primitiva”,
algo que comenta como anotado por Marx.
Así las cosas, aunque Engels habló de “la dignidad personal, la honradez,
la firmeza de carácter y la valentía de los pueblos primitivos”, no dejaría
de subrayar, junto a Marx, la atadura que dichas tribus eran para el
hombre, respecto a sí mismo y a los demás: “El régimen de la gens en
pleno florecimiento (…) suponía una producción en extremo rudimentaria
(…) y, por lo tanto, una sujeción casi completa del hombre a la naturaleza
exterior, incomprensible y ajena para el hombre, lo que se refleja en sus
pueriles ideas religiosas. La tribu era la frontera del hombre, lo mismo
contra los extraños que para sí mismo: la tribu, la gens y sus instituciones
eran sagradas e inviolables, constituían un poder superior dado por la
naturaleza, al cual cada individuo quedaba sometido sin reservas en sus
sentimientos, ideas y actos. Por más imponentes que nos parezcan los
hombres de esta época, apenas si se diferenciaban unos de otros, estaban
aún sujetos, como dice Marx, al cordón umbilical de la comunidad
primitiva” (Engels; 2006; 85/6).
De ahí que uno de los elementos que estuvieran por desarrollarse fuera,
precisamente, la individualidad humana. Una individualidad no en el
sentido estrecho, unilateral del término, individualista/capitalista, sino
60Nos viene a la memoria una afirmación aguda de Nahuel Moreno cuando en una escuela sobre
los países del Este europeo en los años ’80 planteaba que “no es bueno para los marxistas
idealizar”, no en el sentido de no tener idealismo sino de no decir una cosa por otra, tener una
apreciación siempre crítica de lo que estamos estudiando.
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Roberto Sáenz Engels Antropólogo
respecto del valor universal de cada persona como tal, tan caro al
marxismo y que la vulgata estalinista hiciera perder de vista 61.
61Recordamos a Padura en El señor que amaba a los perros cuando ponía en boca de uno de sus
personajes, estalinista acendrado él, “para nosotros la masa lo es todo, el individuo nada”,
como justificaciónde cualquier chanchada del aparato sobre las personas.¡Que porquería insigne
fue el estalinismo!
62La cuestión aquí coloca la dialéctica compleja del progreso en el sentido que hace falta cierto
desarrollo de fuerzas productivas para desarrollar toda la potencialidad que encierran
determinadas relaciones sociales, de ahí la idea correcta de que en el comunismo podrán
desarrollarse las relaciones de sociabilidad que estaban en germen en la comunidad primitiva,
relaciones de sociabilidad que, por lo demás, serán otro tanto punto de apoyo para el desarrollo
de cada individualidad: el desarrollo de cada uno como medida del desarrollo de todos.
.
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63No cabe duda de que Modzelewski tiene en mente su experiencia bajo la Polonia estalinista.
Precisamente por eso sus apreciaciones tienen más valor aunque sea unilateral a la hora de
juzgar la democracia liberal. Modzelewski afirma claramente que ya no es marxista: “La sola
relación entre nuestro pasado reciente (…) y lo que yo he escrito sobre los bárbaros es que
habiendo conocido la experiencia soviética uno puede comprender más agudamente los
condicionamientos psicológicos del individuo por el grupo y la fuerza de presión que el
grupo ejerce sobre el individuo, no una presión física sino psíquica. Todos los que hemos sido
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Roberto Sáenz Engels Antropólogo
miembros de la Unión de las Juventudes Polacas (ZMP) y del Komsomol lo hemos vivido (…) en la
URSS el individuo que se encontraba más allá de las estructuras, más allá del grupo, se sentía
impotente y gravemente perjudicado por dicha exclusión” (ídem).
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67Como se aprecia, el comunismo primitivo no deja de ser un estado de cosas contradictorio: sin
explotación ni opresión –aunque haya dependencia extrema a la comunidad–, pero con un bajo
desarrollo de la individualidad humana.
68Krader introduce una connotación levemente distinta a la de Draper, perdiendo de vista quizás
el elemento progresivo de la individuación: “El proceso de individualización [habría que
precisar si individualización es lo mismo que individuación, R.S.] consiste en la articulación de
intereses individuales dentro de la sociedad y en la consiguiente disolución de la comunidad. Esta
individualización es unilateral, sin correspondencia correlativa en los intereses de la sociedad.
Por consiguiente, la sociedad deja de ser el fin último de los medios que el individuo pone en
juego para su propia felicidad, y la unidad social pasa a ser mera apariencia. Los intereses son a la
vez el contenido de la individualización y su manifestación exterior como formas características
de ella. La interacción de estos contenidos contradictorios, de estas formas exteriores, significa
por tanto la disolución de la unidad social, de la unidad individual y de la unidad entre el
individuo y la sociedad (1988; 38).
En todo caso, como venimos diciendo, habría que delimitar aquí dos conceptos que parecen
idénticos pero son muy distintos: la individualización asociada al individualismo capitalista y la
individuación, el pleno desarrollo de las potencialidades de cada ser humano, asociado a la
emancipación humana.
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69“Como escribió Hobsbawm (…) ‘que el comunismo sería una recreación, en un nivel más alto,
de las virtudes sociales del comunismo primitivo, es una idea que pertenece a la más precoz
herencia del socialismo’. Comentando que ninguna sociedad antigua tenía la riqueza en sí como
objetivo de la producción, Marx afirmó (en Formaciones económicas pre-capitalistas) que: ‘la
antigua concepción según la cual el hombre aparece siempre como objetivo de la
producción parece mucho más elevada de la del mundo moderno, en el cual la producción es
el objetivo del hombre, y la riqueza el objetivo de la producción” (Carneiro, ídem).
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En el Ática había cuatro tribus, cada una de tres fratrias, que constaban a
su vez de treinta gens cada una 72 . Engels señala que posteriormente
ocurrió una determinación consciente de los grupos pero que la historia
griega parece conservar el conocimiento de ello solamente desde la época
heroica.
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Clístenes (508 a.C). Clístenes estableció el principio de isonomía o “igualdad de todos los
ciudadanos de Atenas ante la ley”, menospreciando los criterios basados en la herencia o la
riqueza (un criterio más democrático).
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De ahí que Aristóteles hablara del hombre como zoom politikon pero, en
realidad, su condición más esencial, por así decirlo, no deriva de la
ciudadanía ni del Estado, formas subordinadas en definitiva, sino de algo
más estructural de que el hombre es un ser social; en todo caso, como
dice Marx, un animal que solo puede aislarse en sociedad (algo que
nuevamente nos remite al punto anterior)74.
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75Esto nos recuerda –salvando las distancias, claro está– a Primo Levy, que en los campos de
concentración del nazismo identificaba una fragmentación similar entre los detenidos: “una
Babel de lenguajes” disímiles donde era imposible comunicarse.
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demos. Weber hacía hincapié sobre el rol que tuvo la guerra en la historia
de Grecia: la democracia griega, club político de los ciudadanos,
redistribuía entre sus miembros los productos de la guerra, del tributo, de
las tierras, etcétera” (Austin y Naquet; 1986; 20/1).
“Revolución” que, más que una revolución como tal, fue el derrumbe del
Imperio Romano y el paso al orden de los bárbaros, un orden más
benigno: “(…) durante esos cuatrocientos años [Engels se refiere al
proceso que media entre la caída del Imperio Romano de occidente y la
emergencia del feudalismo, período dominado por el colonato, R.S.] se
habían hecho progresos. Si al expirar estos cuatro siglos encontramos casi
las mismas clases principales que al principio, el hecho es que los
hombres que formaban estas clases habían cambiado. La antigua
esclavitud había desaparecido, y habían desaparecido también los libres
depauperados que menospreciaban el trabajo por estimarlo una ocupación
propia de esclavos. Entre el colono romano y el nuevo siervo había vivido
el libre campesino franco. El ‘recuerdo inútil y la lucha vana’ del
romanismo agonizante estaban muertos y enterrados. Las clases sociales
del siglo IX no se habían formado con la decadencia de una civilización
agonizante, sino entre los dolores de parto de una civilización nueva”
(Engels; 2006; 134).
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76Lo que nos interesa de esta afirmación es que no hay nada escrito que dijera que todas las
revoluciones anticapitalistas del siglo pasado debían abrir mecánicamente la transición socialista
y dar lugar a Estados obreros.
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El ángulo en ambos textos es diverso. En Marx el eje del análisis pasa por
la separación del trabajador respecto de los medios de producción; en
Engels el ángulo es la vinculación entre herencia y propiedad privada. Es
decir: el foco está puesto en el derecho y no en la economía77.
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78Eso es lo que son, finalmente, las cooperativas bajo el régimen capitalista, que dejan abolido
uno de los términos de la relación de explotación, el capitalista individual, pero conservan la
propiedad privada del colectivo de trabajadores y su inserción en el mercado, lo que los obliga a
la auto-explotación. De ahí que la política revolucionaria para las fábricas que cierran deba pasar
por la estatización bajo administración obrera de la planta (cual es el programa socialista
propiamente dicho para esta situación), pero esto no debe significar sectarismo respecto de la
cooperativización sino hay otra alternativa.
Esto último nos sirve para entender que no se trata de abolir solamente al patrón o capitalista
individual, sino la explotación del trabajo como tal -incluso las formas que conducen a la auto-
explotación como planteara clásicamente Pierre Naville en su genial trabajo Le nouveau
Leviathan-.
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80Subrayemos que al ser característica de todo derecho una norma igual para personas
desiguales consagrando, en definitiva, algún tipo de desigualdad, llevó a Evgueny Pashukanis,
eminente jurista soviético, a caracterizar todo derecho como burgués y plantear, correctamente,
que en la transición socialista debe operarse un paulatino proceso hacia la desaparición de todo
derecho. Se le ha criticado a Pashukanis que no reconociera la existencia de un “derecho
comunista”. Pero esto es un contrasentido en la medida que, tal como el Estado, el derecho, al ser
una medida de la desigualdad, debe tender a desaparecer: no puede haber una cosa tal como
un “derecho comunista” (Marcelo Buitrago).
La base teórica del razonamiento de Pashukanis, criticado incorrectamente, es el intercambio de
valores, la base de valor de la economía burguesa, característica que debe tender a superarse con
el desarrollo de las fuerzas productivas en la transición socialista, pero que todavía subsiste en
esa transición. Para alcanzar la igualdad,debe romperse el intercambio igual de valores
iguales; debe imponerse la norma de “a cada cual según sus necesidades, de cada cual según sus
capacidades” (Marx).
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desigualdad real entre marido y esposa: “En cuanto a lo que pasa fuera
de las bambalinas jurídicas, en la vida real, y cómo se expresa ese
consentimiento, no es ello cosa que pueda inquietar a la ley ni al legista
(…) En el antiguo hogar comunista, que comprendía numerosas parejas
conyugales con sus hijos, la dirección del hogar, confiada a las mujeres,
era también una industria socialmente tan necesaria como el cuidado de
proporcionar los víveres, cuidado que se confió a los hombres. Las cosas
cambiaron con la familia patriarcal y aún más con la familia individual
monogámica. El gobierno del hogar perdió su caráctersocial. La
sociedad ya no tuvo nada que ver con ello. El gobierno del hogar se
transformó en servicio privado; la mujer se convirtió en la criada
principal (…) La familia individual moderna se funda en la esclavitud
doméstica franca o más o menos disimulada de la mujer, y la sociedad
moderna es una masa cuyas moléculas son las familias individuales (…)
El hombre es en la familia el burgués; la mujer representa en ella al
proletariado” (Engels; 2006; 64)81.
81Es significativo que Engels hable aquí de la mujer en general y no solamente de la mujer
proletaria. La que ha quedado oprimida, encerrada en la familia, es a priori,la mujer en general.
Y esto sin menoscabo de que la mujer burguesa tenga todo tipo de paliativos, a comenzar por el
personal de servidumbre en su propio hogar y que participe, y simultáneamente, sin duda alguna
y como parte de su clase, en la explotación de los trabajadores. Aun así, de lo que se está
hablando es del género femenino en cuanto tal y no solamente de una u otra categoría de
mujer.
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Pero lo que nos interesa aquí no son tanto estas formaciones estatales ya
definidas, sino el proceso histórico de diferenciación que llevó de las
formaciones sociales no estatales a las estatales: “En el Anti-Dhüring,
Engels sugería la existencia de dos vías para el desarrollo de las
relaciones de servidumbre y la aparición del Estado. Una, la del cambio
gradual de los poderes de funciones de ciertos individuos en poderes
de explotación. Es la vía que lleva al despotismo Oriental. Dura tanto
como las antiguas comunidades, es decir, milenios” 84.
84Al colocar Christian Rakovsky el mismo argumento en “Los peligros profesionales del poder”
acerca de una diferenciación funcional que deviene en social, se hace evidente que el gran
revolucionario rumano tenía muy presente a Engels en esta y otras consideraciones.
85Godelier subraya algo interesante más allá que sea evidente: hacen falta determinadas
condiciones de fuerzas productivas para que aparezca el valor –la existencia de un sobrante de
trabajo intercambiable- y otras para que desaparezca: la abundancia.
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solamente con que esta vía había sido históricamente la más directa
hacia la “civilización”.
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Junto con esto, hay otro aspecto en que el Estado esuna formación
histórica: en el sentido de que no existe un “Estado” como tal sino
Estados;variadas formas históricas de Estado donde, por lo demás, las
relaciones entre economía y política, entre Estado, derecho y sociedad y
sus interrelaciones mutuas, varían según las circunstancias 87.
Sin embargo, esto no quiere decir que el Estado sea siempre una “relación
dependiente”, pasiva, que sólo “refleja” la estructura social. Como ya
hemos dicho, no solamente el Estado reactúa muchas veces sobre los
elementos estructurales para producir una totalidad nueva (capitalismo
de Estado, Estado burocrático, despotismo Oriental, etcétera) sino que,
por lo demás, las propias formas de Estado surgen de una historia
concreta: las relaciones entre economía, Estado, derecho y política tienen
características histórico-concretas que son propias en cada caso;
relaciones que en las sociedades pre-capitalistas se encuentran
“fusionadas” lo mismo que en la transición socialista.
De cualquier manera, lo que aquí nos interesa es sobre todo dar cuenta del
proceso histórico que dio lugar al surgimiento del Estado; cómo Engels
identifica su emergencia histórica en los diversos casos. Señala que a
diferencia de la antigua organización gentilicia basada en los lazos
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Roberto Sáenz Engels Antropólogo
88Lo de las leyes de excepción es una temática actualísima en medio del giro a la derecha vivido
internacionalmente cuando la redacción de este texto y de tendencia al socavamiento de las
formas tradicionales de la democracia burguesa. Muestran cómo la teoría política se funda en una
experiencia acumulada en relación al Estado que va más allá del régimen capitalista y hunde
raíces en todas las sociedades de clase. Claro que, dicho esto, hay que subrayar también que en
ningún caso se trata de perder las especificidades que entraña la política bajo el capitalismo.
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89Más que se “disolvió” –como si este fuera un proceso insensible- fue liquidada por la
contrarrevolución estalinista.
90El concepto de Estado obrero no es quizás el más apropiado para describir la dictadura proletaria,
(aunque se ha impuesto como convención y no pretendemos cuestionarlo en ese sentido). Esto en la
medida que esta dictadura es y ya no es un Estado en el sentido propio del término. Es un Estado en
la medida que es una dictadura proletaria sobre los restos burgueses y en relación al capitalismo
mundial. No es del todo un Estado (aunque lo sigue siendo) en la medida que se debe tender a que no
solamente la vanguardia lo posea de manera efectiva, sino que las masas cada vez más amplias se
involucren en la gestión de los asuntos. Porque la transición socialista solo puede ser una obra cada
vez más colectiva. Y porque ese involucramiento es lo que impide que los que están encargados de
administrar los asuntos colectivos de la sociedad, los que detentan de manera efectiva cotidiana el
poder, no se separen de la sociedad; no se burocraticen.
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Roberto Sáenz Engels Antropólogo
91Está claro que en este caso se trata de estatizaciones en el marco del capitalismo. Sin embargo,
el método que sugiere Engels acá, en el sentido de que la estatización aparece completamente
escindida del poder del proletariado, da pistas metodológicas para aquellas revoluciones –o
procesos sin revolución– donde el capitalismo fue expropiado en ausencia de la clase obrera:
circunstancia que “en ninguno de esos casos, directa o indirectamente, dieron pasos
realmente socialistas” al no quedar la propiedad en manos de la clase obrera.
92Más allá de unilateralidades determinadas que veremos más adelante, es evidente como Marx
pero también Engels se esforzaban por tener una visión crítica del progreso sin perder de vista lo
que materialmente posibilita el desarrollo de las fuerzas productivas ni la camisa de fuerzas que
colocan las relaciones sociales determinadas.
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De ahí que la emergencia del Estado sea producto, en una de sus dos vías,
de la aparición del excedente a partir del desarrollo de la producción
social: la conquista de un desarrollo más elevado de las fuerzas
productivas.
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entendida bajo patrones absolutos de tipo malthusiano –la naturaleza estará siempre mediada
por la acción humana para lo malo y para lo bueno también; al menos mientras exista
humanidad– pero sí relativas al actual alcance de las fuerzas productivas y destructivas.
Dicho esto, siempre tendrá vigencia la máxima de Engels en Dialéctica de la naturaleza: todo el
progreso humano se funda en entender cada vez más profundamente cómo operan las leyes de
la naturaleza y no en desconocerlas. Las justas relaciones humanas con la naturaleza, su
aprovechamiento no expoliador, es una exigencia que se nos hace cada vez más presente; que
abarca la conciencia de cada vez más amplios sectores de la sociedad. Y así debe ser. El
metabolismo humano natural, la naturaleza humanizada y la humanidad naturalizada, exige que
en el comunismo se supere la brecha metabólica entre humanidad y naturaleza (Foster), lo que
sólo se logrará mediante justas relaciones reproductivas entre ambos términos.
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Krader subraya que los escritos etnológicos de Marx parten del estudio de
la sociedad primitiva;conducen a una historia de la evolución de la
humanidad. Un abordaje que arranca desde un ángulo filosófico en su
juventud y se va haciéndose cada vez más empírico, concreto, en su
adultez.
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ser incapaz de seguir dominando las fuerzas productivas que han crecido
más de lo que su poder abarca; una clase bajo cuya dirección la sociedad
corre hacia la ruina como una locomotora cuyo maquinista fuera
demasiado débil para abrir la bloqueada válvula de escape. Dicho de otro
modo: aquél fenómeno se debe a que (…) las fuerzas productivas
producidas por el moderno modo de producción capitalista (…) ha
entrado en hiriente contradicción con aquel modo de producción mismo,
y ello hasta tal punto que tiene que producirse una subversión de los
modos de producción (…), si es que la entera sociedad moderna no tiene
que perecer. La certeza de la victoria del socialismo moderno se basa
en ese hecho material y tangible que se impone con irresistible
necesidad y en forma más o menos clara a las cabezas de los proletarios
explotados (…)” (Engels; Antídoto-Gallo rojo; 180)97.
97Como digresión señalemos que Krader subraya una dialectización del determinismo
económico en Marx cuando, siguiendo a Morgan, funda en el factor ecológico la razón por la cual
las tribus prehistóricas se expandían más allá de su radicación inicial: la imposición directa de
las fuerzas de la naturaleza sobre el hombre primitivo. Es decir: primigeniamente el factor de
determinación material es el ecológico (directamente natural). Dándose un paso más en el
progreso, es ya el factor económico propiamente dicho el que condiciona los desarrollos: la suma
de fuerzas productivas y relaciones de producción.
98Deutscher parece haber abusado de las definiciones engelsianas apreciándolas de manera
esquemática; agarrándose de la idea de “necesidad histórica” para justificar al estalinismo.
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serie de desarrollos, la personalidad, incluso la de una sola persona, pueda llegar a ser un
factor histórico objetivo.
En fin, ya hemos afirmado en muchos lados que si la triología de Deutscher sobre Trotsky tiene
muchos elementos sugerentes y es un historiador marxista con determinado nivel, sus
generalizaciones teóricas, en realidad, terminan siendo vulgares y dan pie a toda una “escuela” de
historiografía objetivista y pro-estalinista que pasa por “trotskista” sólo porque todavía
demasiadas corrientes del trotskismo carecen de todo balance crítico del siglo pasado
(“Deutscherismo y estalinismo”, izquierdaweb).
102Edición de Editorial Gorla con traducción y notas de Esteban Ruiz, Argentina, 2013.
103El estructuralismo se caracteriza por una teorización objetivista e idealista del desarrollo
humano; una teorización opuesta a la que nosotros defendemos que sigue vigente en la
academia.
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[[[acá viene la ex cita algo corregida]]] Afirma John Berger sobre el arte
primitivo: “Lo que sorprende es la sensibilidad perceptiva que revelan
[las pinturas rupestres], pese a su antigüedad. El porte del cuello de un
animal, la forma de su boca, el vigor de sus ancas, eran observados y
recreados con una fuerza y un control comparables a los que se pueden
encontrar en las obras de un Fra Filippo Lippi, un Velázquez o un
Brancusi. Aparentemente, el arte no tuvo principios torpes. Los ojos y las
manos de los primeros pintores, de los primeros grabadores, eran tan
diestros como los de los que vinieron después. Se diría que es una gracia
que acompañó a la pintura desde sus orígenes (…)” (Sobre los artistas,
“Los pintores de la cueva de Chauvet”, GG, Barcelona, página 26, 2017).
Si la cita es paradójica en la medida que Berger, a diferencia de Engels,
parece no apreciar un acrecentamiento de la maestría en la pintura –
aunque está apuntando a otro lado: a destacar las capacidades artísticas
de la humanidad primitiva– tiene el valor, por esto mismo, de reafirmar
lo que venimos señalando con Childe: la capacidad creativa de la
humanidad.
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105Krader agrega que Hegel, al concebir la producción del hombre por sí mismo como el
proceso de su propio trabajo y, consiguientemente, como producto de este, ve al hombre como un
ser con historia, es decir, que participa en procesos temporales entre los que se halla la
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Los textos de Marx sobre la dinámica capitalista tienen más tersura que
los de Engels. Incluso insistiendo en el carácter “civilizador” del Imperio
Británico en unos textos clásicos sobre la India de 1853(una apreciación
considerada hoy unilateral en relación al carácter del colonialismo), no
perdía de vista la interrelación entre factores históricos objetivos y
subjetivos: “Todo cuanto se vea obligado a hacer en la India la burguesía
inglesa no emancipará a las masas populares ni mejorará sustancialmente
su condición social, pues tanto uno como lo otro no sólo dependen del
desarrollo de las fuerzas productivas, sino de su apropiación por el
pueblo. Pero lo que sí no dejará de hacer la burguesía es sentar las
premisas materiales necesarias para la realización de ambas empresas.
¿Acaso la burguesía ha hecho nunca algo más? ¿Cuándo ha realizado
algún progreso sin arrastrar a individuos aislados y a pueblos enteros por
la sangre y el lodo, la miseria y la degradación? (…) El período burgués
de la historia está llamado a sentar las bases materiales de un nuevo
mundo (…) La industria y el comercio burgueses van creando esas
condiciones materiales de un nuevo mundo del mismo modo como las
revoluciones geológicas crearon la superficie de la Tierra. Y sólo cuando
una gran revolución social se apropie de las conquistas de la época
burguesa, el mercado mundial y las modernas fuerzas productivas,
sometiéndolos al control común de los pueblos más avanzados, sólo
entonces el progreso humano habrá dejado de parecerse a ese horrible
ídolo pagano que sólo quería beber el néctar en el cráneo de [los
sacrificados, R.S.]” (Marx, “Futuros resultados de la dominación
británica en India”, Londres, 22 de julio de 1853, en Godelier; 1969; 105-
108).
historia. Por nuestra parte, recordemos que Marx y Engels afirman en La ideología alemana que
sólo concebían una ciencia: la historia social y natural.
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106La tradición brutalmente patriarcal entre los brahmanes significaba, por ejemplo, que las
viudas debían suicidarse en la pira funeraria de su esposo cuando este fallecía por alguna razón
(práctica del Satí); esto para asegurar la herencia hacia los hijos varones…Otro ejemplo que cita
Anderson es la rebelión de los Taiping, donde desde el entusiasmo inicial Marx va virando a una
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“Los escritos de Marx de 1853 sobre la India han sido fuente de tremenda
controversia (…) exhiben una fuerte influencia hegeliana [el colonialismo
occidental sería el producto de una necesidad histórica], pero no son una
mera recapitulación de Hegel (…) en contra del foco puesto por Hegel en
la religión como determinante, para Marx ‘las peculiaridades de la cultura
India eran consecuencia de su organización social, de manera
determinante las comunidades locales’ (Habib, 2006) (…) esto es
correcto, pero no toma en cuenta otro elemento central ausente en Hegel,
pero prominente en los análisis de Marx sobre India. Esto es lo que Marx
percibía como el profundo anti-humanismo del hinduismo, su visión
elevada de la naturaleza, simbolizada por animales sagrados, sobre los
seres humanos” [una suerte de condena por anticipado a la unilateralidad
del veganismo en el mundo actual podríamos agregar nosotros, R.S.]
(Anderson; 2010; 11/15107).
posición más crítica: “Los rebeldes chinos, escribe, ‘producen destrucción en formas grotescas y
detestables, destrucción sin contenido alguno de nueva construcción” (Anderson; 2010; 37).
107Anderson destaca que la aversión de Marx a las guerras del opio era tan profunda como su
rechazo a la esclavitud como para que veamos su creciente sensibilidad anticolonialista.
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Yendo al abordaje de Krader este tiene los puntos fuertes y débiles del
que podríamos considerar su “mentor”, Karl Korsch, un autor siempre
que respetamos metodológicamente. Para “forzar la vara” contra el
marxismo evolucionista y economicista de la II Internacional (incluso las
versiones mecánicas de la III estalinizada), tanto Korsch como el primer
Lukács enHistoria y conciencia de clase, tendieron a separar
mecánicamente las leyes del desarrollo de la sociedad de las de la
naturaleza (a decir verdad, más el segundo que el primero).
108Para cuando las notas de Marx sobre las comunidades rurales rusas la síntesis quedó
establecida en el respeto a las tradiciones comunales preexistentes pero sobre la base de su
vinculación con la revolución socialista en Occidente. Dichas comunidades podían ser la base
para una transición original al socialismo con dos condiciones: a) su vinculación con la revolución
socialista en Occidente, como está dicho, b) su adopción de la técnica moderna.
109En un sentido similar, Anderson reivindica El origen de la familia pero le critica a Engels que
su obra estaba en cierto modo “lastrada por un abordaje determinista que no le hacía justicia a
las sutilezas con que Marx había anotado a Morgan”.
110Subrayemos que la actuación del sujeto es fundamental para la adquisición del conocimiento.
El conocimiento es una apreciación referida a una realidad que nos es, hasta cierto punto,
objetiva, perose forja en una interacción activa con ella: “El materialismo de la antigüedad es
frecuentemente tratado como una visión que reduce el pensamiento a ‘sensaciones pasivas’, que
son en sí un ‘mero producto de fuerzas actuando de afuera para adentro (…) El idealismo, por el
contrario, normalmente se tiene por haber promovido el lado ‘activo’, una ‘dialéctica de la
percepción’. Aun así, Marx vio claramente este lado activo como ya estando presente en el
materialismo de Epicuro (…) una comprensión (…) del conocimiento incluyendo tanto la
sensación cuanto la abstracción intelectual (una relación compleja a la que Marx se referiría
en sus anotaciones sobre Epicuro como ‘la dialéctica de la certeza sensual’ ” (Foster; 2005;
83/4).
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diferencia que, una vez más, viene a ser efecto del trabajo” (“El papel del
trabajo en el pasaje del mono al hombre”).
En las sociedades de clase cada progreso es, a la vez, una regresión. Esta
es la lógica del desarrollo en las sociedades clasistas y en particular en el
capitalismo, lógica que el “socialismo burocrático” compartió en sus
mismos términos y que las revoluciones socialistas del futuro tienen el
desafío de superar: “En opinión de Marx, el estado de civilización es
limitado y contradictorio, su crítica se haya vinculada a la praxis
revolucionaria como primer paso para superar su limitación y
contradictoriedad tanto internas como externas. Por otra parte, sólo este
estado [es decir, el grado de desarrollo al que se ha llegado bajo el
capitalismo, R.S.] nos ofrece la posibilidad de superar sus límites
inmanentes y el desgarramiento social. Los materiales etnológicos
permitían determinar la evolución y su dimensión temporal
documentando sus diversos niveles y orientación general. En esos
materiales se podía seguir la transformación correspondiente de la
constitución corporal y la naturaleza del hombre a la vez que las
posibilidades humanas ya realizadas y actualizadas (…)” (Krader; 1988;
9)111.
111 “El Manifiesto comunista separaba las sociedades prehistóricas de las sociedades históricas,
que son su continuación (…). Aquí, en cambio [el autor se refiere a los apuntes de Marx sobre
Morgan, R.S.], Marx sostiene una interacción entre las comunas primitivas y antiguas y las
modernas comunas campesinas por una parte, y por la otra la planificación social comunitaria
y colectiva que brotará de la era capitalista en oposición a esta” (Krader; 1988; 34).
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V. Bibliografía
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Hal Draper, Karl Marx theory of the State, Volumen I, Monthly Review
Press, New York, London, 1977.
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