Novels">
SUVIN Darko - Una Poética Sociológica de La Ciencia
SUVIN Darko - Una Poética Sociológica de La Ciencia
SUVIN Darko - Una Poética Sociológica de La Ciencia
ISSN: 1317-0570
ISSN: 2343-5763
wileidys.artigas@urbe.edu
Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín
Venezuela
Documentos
Resumen:
Esta traducción del ensayo de Darko Suvin, titulado On the Poetics of the Science Fiction Genre, trata de llenar el vacío teórico y
poético dentro del creciente desarrollo de la ciencia ficción latinoamericana, con el fin de ofrecer un material de discusión para
críticos y autores de ciencia ficción. Suvin plantea aquí algunos conceptos clave de su poética sociológica, como el concepto de
extrañamiento cognitivo y el de novum. Asimismo, se establecen algunas diferencias importantes entre el género de la ciencia ficción
y otros géneros (por ejemplo: los cuentos de hadas y la fantasía).
Palabras clave: Sociología, sociología de la ciencia ficción, novum, extrañamiento, cognición.
Abstract:
is translation of Darko Suvin’s essay titled On the Poetics of the Science Fiction Genre, deals with filling the theoretical and poetic
gap in the growing development of Latin American science fiction so as to offer to both critics and writers of science fiction a
material for discussing on this topic. Suvin posits here some key concepts of his sociological poetics, i.e., the concept of cognitive-
estrangement and the notion of novum. Also, some differences are established in relation to other genres (e.g. the fairy tales and
fantasy).
Keywords: Sociology, sociology of science fiction, novum, estrangement, cognition.
La importancia de la ciencia ficción (CF) está en nuestros tiempos en aumento. Primero, hay fuertes
indicaciones que su popularidad en las naciones industriales líderes (Estados Unidos, la URSS, Reino Unido,
Japón) se ha elevado pronunciadamente durante los últimos 100 años, sin considerar las fluctuaciones locales
y de corto alcance. La CF ha particularmente afectado algunos estratos clave de la sociedad moderna, tales
como los graduados universitarios, jóvenes escritores y lectores en general, que elogian los nuevos conjuntos
de valores.
Este es un significativo efecto cultural que va más allá de cualquier censo meramente cuantitativo. Segundo,
si se toma como diferenciación de la CF o las figuras radicalmente diferentes (dramatis personae) o un contexto
radicalmente diferente del relato, se podrá constatar que tiene un interesante y cercano parentesco con
otros subgéneros literarios, que florecieron en diferentes lugares y épocas de la historia literaria: los relatos
griegos y helenísticos sobre “islas sagradas”, los “viajes fabulosos” de la antigüedad, “la novela planetaria” y “la
utopía” del Renacimiento y el barroco, “la novela (política) oficial –“state (political) novel–, la “anticipación”
moderna, “la anti-utopía”, etc.
Además, aunque la CF comparte con el mito, la fantasía, los cuentos de hadas y los pastorales, la oposición
contra los géneros literarios empíricos o naturalistas, esta difiere muy significativamente en la propuesta
y la función social de tales géneros colindantes no-realistas o metaempíricos. Ambos de estos aspectos
complementarios, el sociológico y el metodológico, están siendo vigorosamente debatidos entre escritores y
teóricos de varios países; ambos atestiguan la relevancia de este género y también la necesidad de una discusión
erudita.
En este artículo, abogaré por una definición de la CF como la literatura del extrañamiento cognitivo. Esta
definición parece poseer la única ventaja de rendir justicia a una tradición literaria que es coherente a través de
los tiempos y dentro de sí misma, e incluso distinta de la no-ficticia ilusión utópica (non-fictional utopianism),
de la literatura naturalista y de otras ficciones no-materialistas. Así, esto debe permitirnos plantear las bases
de una poética coherente de la CF.
Me gustaría aproximarme a tal discusión y a este ámbito del discurso, postulando un espectro o gama de
temas, yendo desde el extremo ideal de la recreación exacta del ambiente1 empírico del autor hasta el interés
exclusivo en una rara novedad, un novum. Desde el siglo XVIII hasta el XX, la corriente literaria dominante
de nuestra civilización ha estado más cerca del primero de los extremos mencionados arriba. Sin embargo,
en los inicios de la literatura, la preocupación por una domesticación de lo extraordinario es muy fuerte.
Los primeros cuentacuentos hablan de viajes extraordinarios al valle cercano donde encontraron personas
con cabeza de perro, también buena sal gema que podría ser robada o al menos trocada. Sus relatos son un
documental sincrético y un voyage imaginaire (viaje imaginario), un reportaje de inteligencia y fantasía. Esto
implica una curiosidad acerca de lo desconocido, más allá del rango de la montaña próxima (mar, océano,
sistema solar...) donde el gusto por el conocimiento se unió al gusto por la aventura.
Una isla en el lejano océano es el paradigma de la más estéticamente satisfactoria meta del viaje de la CF,
desde Lambulus y Euhemerus a través de la utopía clásica hasta la isla del Capitán Nemo de Verne y la isla
del Dr. Moreau de Wells, especialmente si subsumimos bajo esto la isla planetaria en el océano de éter –
usualmente la Luna– desde Luciano a través de Cirano y la mini-Luna de Laputa de Swi hasta el siglo
XIX. Incluso, el paradigma paralelo del valle, “sobre el rango”2, que lo encierra como en un muro, es quizás
como una revelación. Reaparece casi tan frecuentemente, desde los más tempranos cuentos populares del
valle centelleante del Paraíso Terrestre y el valle oscuro de la Muerte, ambos ya en Gilgamesh.
El edén es la localización mitológica del deseo utópico, justo como el valle en el Country of the Blind de
Wells está todavía dentro de la tradición liberadora que alega que el mundo no es necesariamente del modo
que nuestro empírico y presente valle es y que cualquiera que piense que su valle es el mundo, está ciego. Sea
una isla o un valle, sea en el espacio o (a partir de las revoluciones burguesas e industriales) en el tiempo, la
nueva estructura es correlativa a los nuevos habitantes. Los alienígenas (habitantes utópicos, monstruos o
simplemente extraños diferentes) son un espejo del hombre justo como un país diferente es el espejo de su
mundo. Pero el espejo no es solamente un reflejo, es también uno transformado, útero virgen y dinamo del
alquimista: el espejo es un crisol.
Así, no es solamente la curiosidad básica humana y humanizante la que da origen a la CF. Al lado de la
indirecta curiosidad, un juego semántico sin un claro referente, este género ha siempre estado enlazado con la
esperanza de encontrar en lo desconocido el ambiente ideal, la tribu, el Estado, la inteligencia u otro aspecto
del Supremo Bien (o el miedo o la repugnancia, al contrario). En todos los eventos, la posibilidad de otro
extraño, de co-variantes sistemas coordinados y de campos semánticos es asumida.
CF está supuestamente basada en hechos reales. La carta de Colón (técnicamente o genealógicamente no-
ficticia) sobre el edén que él vislumbró más allá de la boca del Orinoco y el viaje de Swi (técnicamente
no-real) a “Luputa, Balnibardi, Glubbdubbdrib, Luggnagg y Japón” encuentran los extremos opuestos de
la prohibición entre las posibilidades reales y las imaginarias. Así, la CF parte de una hipótesis ficticia
(“literaria”) y la desarrolla con un rigor extrapolante y totalizante (“científico”) –genéricamente Colón y
Swi son más semejantes que diferentes–. El efecto de tal reporte real de ficciones es el efecto de confrontar
un sistema normativo fijo –una pintura cerrada del mundo tipo Tolomeo– con un punto de vista implicando
un nuevo conjunto de normas; en teoría literaria, esto es conocido como la actitud de extrañamiento. Este
concepto fue primeramente desarrollado para propuestas no-naturalistas (ostranenie, Viktor Shklovsky,
1917), y más exitosamente sustentado por una aproximación histórica y antropológica en la obra de Bertolt
Brecht, quien quiso escribir “obras de teatro para una era científica”. Mientras trabajaba en una pieza teatral
acerca del prototipo científico de Galileo, él definió esta actitud (Veremdungseffekt) en su Short Organon
for the eater (1948):
“Una representación que extrañe es una que nos permite reconocer su tema, pero al mismo tiempo nos
lo hace parecer no-familiar”. Y, además: para que alguien viera todos los sucesos normales dentro de una
dudosa luz, “él necesitaría desarrollar aquel ojo distanciado con el cual el gran Galileo observó una araña
bamboleante. Él estaba sorprendido por el movimiento de péndulo como si él no lo hubiera esperado y no
pudiera comprender su ocurrencia y esto le permitió a él llegar a las leyes por las que estaba gobernado”. Así, la
mirada del extrañamiento es tanto cognitiva como creativa y como Brecht continúa diciendo: “uno no puede
simplemente afirmar que tal actitud pertenece a la ciencia, pero no al arte. ¿Por qué no debería el arte, en su
propio derecho, tratar de servir a la gran tarea social de dominar la Vida?”3 (Más tarde, Brecht también notó
que podría ser tiempo de parar de hablar del todo en términos de amos y esclavos.)
En la CF, la actitud de extrañamiento –usada por Brecht en un sentido diferente, dentro de un contexto
todavía predominantemente “realista”– se ha desarrollado dentro de la estructura formal del género.
El uso del extrañamiento tanto de actitud subyacente, como de recurso formal dominante, se encuentra
también en el mito, una propuesta ritual y religiosa mirando a su propio modo debajo de la superficie
empírica. No obstante, la CF ve las normas de cualquier época, incluida enfáticamente la suya propia,
como única, transformable y, por ende, sujeta a una mirada cognitiva. El mito está diametralmente opuesto
a la propuesta cognitiva, ya que este concibe las relaciones humanas como fijas y sobrenaturalmente
determinadas, enfáticamente negando la idea de Montagne: “la constance même n’est qu’un branle plus
languissant” (la constancia misma solo es un movimiento más languidicente).
El mito absolutiza e incluso personifica aparentemente motivos constantes de períodos inactivos con baja
dinámica social. Al contrario, la CF, que se organiza extrapolando los elementos futuros y variables que son
portados desde el ambiente empírico, bloques en los grandes y arremolinados períodos de la historia, tales
como los siglos XVI-XVII y XIX-XX. Donde el mito afirma explicar de una vez y por todas las esencias de los
fenómenos, la CF los plantea primero como problemas y luego explora dónde llevan ellos; esta ve la identidad
estática del mito como una ilusión, usualmente como un fraude, en el mejor caso solo como una realización
temporal de contingencias potencialmente ilimitadas. Esta no pregunta por El Hombre o El Mundo, sino
¿cuál hombre?, ¿en qué clase de mundo?, ¿y por qué tal hombre en tal clase de mundo? Como género literario,
la CF se opone tanto a la alienación sobrenatural como al empirismo (naturalista).
La CF es, entonces, un género literario cuyas condiciones necesarias y suficientes son la presencia e interacción
del extrañamiento y la cognición, y cuyo principal recurso formal es una estructura imaginativa alternativa al
ambiente empírico del autor.
El extrañamiento diferencia está de las principales corrientes literarias “realistas” del siglo XVIII al XX.
La cognición la diferencia no solo del mito, sino también de los cuentos de hadas y la fantasía. El cuento de
hadas también pone en duda las leyes del mundo empírico del autor, pero escapa de sus horizontes, dentro
de un mundo colateral cerrado, indiferente a las posibilidades cognitivas. No usa la imaginación como un
medio para comprender las tendencias de la realidad, sino como un fin suficiente por sí mismo y para aislarse
de las contingencias reales.
El repertorio accesorio de los cuentos de hadas, tal como la alfombra voladora, evade la ley empírica de
la gravedad física –como el héroe evade la gravedad social– imaginando su opuesto. El elemento ilusorio
es su fuerza y su debilidad, ya que este nunca pretende que de una alfombra se pueda esperar que vuele –
que un tercer hijo humilde pueda devenir rey– mientras hay gravedad. Este solo plantea otro mundo junto
al suyo donde las alfombras, mágicamente, vuelan y algunos indigentes, mágicamente, devienen príncipes,
y dentro del cual se cruza meramente por un acto de fe y delirio. Cualquier cosa es posible en un cuento
también sobre la realidad. Implica una propuesta creativa tendiendo hacia una transformación dinámica más
que hacia un reflejo estático del ambiente del autor. Tal metodología típica de la CF –desde Luciano, More,
Rabelais, Cirano y Swi hasta Wells, London, Zamiatin y las últimas décadas– es una metodología crítica, a
menudo satírica, combinando una creencia en las potencialidades de la razón con duda metódica en los más
significativos casos. El parentesco de esta crítica cognitiva con las bases filosóficas de la ciencia moderna es
evidente.
Como un género literario hecho y derecho, la CF tiene su propio repertorio de funciones, convenciones y
recursos. Muchos de ellos son altamente interesantes y significativos para la historia y teoría literarias, pero su
rango puede apenas ser discutido en una breve aproximación como esta, es propiamente el tema para un libro
de larga extensión. Sin embargo, podría ser posible esbozar algunos parámetros determinantes de este género.
En una tipología de géneros literarios para nuestra era cognitiva, un parámetro básico tomaría en cuenta
la relación del (los) mundo(s), que cada género presenta y el “mundo cero” de propiedades verificables
empíricamente alrededor del autor (este ser “cero” en el sentido de un punto de referencia fundamental en
un sistema coordinado o del grupo de control en un experimento).
Llamemos este mundo empírico, naturalista. En él y en la correspondiente literatura “naturalista” o
“realista”, la ética está en una no significativa relación con la física. Para la principal corriente moderna
literaria está prohibida la patética falacia de anunciar terremotos, el asesinato de los dominadores o lloviznas
acompañando la tristeza de la heroína. Es la actividad de los protagonistas, interactuando con otros,
igualmente figuras físicamente sin privilegios, la que determina el resultado.
No obstante, un lado superior, tecnológica o sociológicamente, dentro del conflicto podría ser una
determinación para que su resultado sea sentido como una imposición ideológica o una impureza genealógica:
la regla básica de la literatura naturalista es que el destino del hombre es el hombre, es decir, otros humanos6.
Al contrario, en géneros literarios no naturalistas, metafísicos, discutidos arriba, las circunstancias alrededor
del héroe no son ni pasivas ni naturales.
El mundo del cuento de hadas está orientado positivamente hacia su protagonista. Un cuento de hadas se
define por el triunfo del héroe: armas mágicas y ayudantes están, con los necesarios retardamientos narrativos,
a su entera disposición. Inversamente, el mundo del mito trágico está orientado negativamente hacia su
protagonista. Edipo, Attis o Cristo están predestinados para la falla empírica por la naturaleza de su mundo
–pero la falla es entonces éticamente exaltada y puesta al servicio de lo religioso. La fantasía –una derivación
del mito trágico justo como el cuento de hadas deriva del mito del héroe victorioso– se define por la horrible
impotencia del héroe: esta puede pensarse como trágicos mitemas sin compensaciones metafísicas. Así, en
los cuentos de hadas y la fantasía, la ética coincide con la física (positiva o negativa), en el mito trágico se
compensa la física, en el mito “optimista” se suple la coincidencia con una estructura sistemática.
Además, comparte los horizontes omnitemporales de tal aproximación. El mito se localiza sobre el tiempo,
el cuento de hadas en un convencional pasado gramatical que está realmente fuera del tiempo y la fantasía
en el presente anormalmente distorsionado del héroe. La principal corriente literaria naturalista y la CF
pueden recorrer todos los tiempos: unos empíricos en la primera, otros no empíricos en último caso. La
principal corriente naturalista se concreta en el presente, pero puede tratar con el pasado histórico e incluso,
en algún grado, con el futuro en la forma de esperanzas, miedos, premoniciones, sueños et sim. La CF se
concentra en posibles futuros y sus equivalentes espaciales, pero puede tratar el presente y el pasado como
casos especiales de una secuencia histórica posible, observada desde un extraño punto de vista (por una figura
de otro tiempo y/o espacio). La CF puede así usar las potencialidades creativas de una propuesta no limitada
por una preocupación ferviente con superficies y relaciones empíricas.
fantástico (en el sentido de empíricamente inverificable) en la medida que son lógica, filosófica y mutuamente
consistentes. De nuevo, como en todas las distinciones de este ensayo, se debe pensar en un continuo en cuyos
extremos hay una extrapolación pura y una analogía, y de los dos campos agrupados alrededor de los polos y
haciéndose sombra mutuamente sobre un amplio frente en el medio.
De nuevo, como en todas las distinciones de este ensayo, se debe pensar en un continuo en cuyos extremos
hay una extrapolación pura y una analogía, y de los dos campos agrupados alrededor de los polos y haciéndose
sombra mutuamente sobre un amplio frente en el medio.
La más baja forma de la modelación analógica retorna a una región, donde la distinción entre una cruda
analogía y una extrapolación hacia atrás no son todavía distinguibles: es la analogía con el pasado terrestre
desde lo geológico mediante lo biológico hasta lo histórico y etnológico.
Los mundos que más o menos abiertamente modelaron la Era del Carbón, la prehistoria tribal, el imperio
feudal o barbárico –de hecho, modelaron los manuales de geología y antropología, y e ree Musketeers
y a Spengler– son desafortunadamente abundantes en las estribaciones de la CF. Algunos de ellos pueden
ser útiles para la lectura de placer dirigida a adolescentes; sin embargo su tensa coexistencia con una súper-
ciencia en la estructura del relato o alrededor del protagonista, el cual supuestamente provee una coartada
científico-ficticia, los lleva cerca de o sobre el borde de los estándares cognitivos mínimos requeridos. Las
obras espaciales de Borroughs a Asimov, surgen en casi todo Estados Unidos, escritores incluyendo a Samuel
Delany pertenecen aquí, es decir, dentro del tenso límite entre la CF inferior y la no-CF (formas imitando
el escenario de la CF, pero modelados sobre las estructuras de encarnaciones occidentales y de otros tipos de
cuentos de hadas y fantasía).
La más alta forma de modelación analógica sería la analogía con un modelo matemático, tal como la
más importante explicada en Flatland de Abbott, tanto como las analogías ontológicas encontradas, en la
forma comprimida de una visión general, en algunos relatos de Borges y del escritor polaco Lem, y en alguna
narración más humana con un protagonista sufriente en algunos relatos de Kaa (e Metamorphoses o In
the Penal Colony) y en algunas novelas de Lem (Solaris). Tales analogías filosófico-antropológicas altamente
sofisticadas son hoy quizás la más importante región de la CF, indistinguible en calidad de la mejor corriente
de escritura.
Situada entre Borges y lo más alto llega a aquello que marca las mejores utopías, anti-sátiras y sátiras,
este campo semántico es una variante moderna del conte philosophique (cuento filosófico) del siglo XVIII.
Similar a Swi, Voltaire o Diderot, estas modernas parábolas funden nuevas visiones del mundo con una
aplicabilidad –usualmente satírica o grotesca– a los defectos de nuestro mundo de todos los días. Tan
diferente del viejo racionalismo, una parábola moderna debe ser abierta por analogía con la moderna
cosmología, epistemología y filosofía de la ciencia7.
Estos modelos indirectos de CF caen, no obstante, todavía claramente dentro de sus horizontes
cognitivos en cuanto sus conclusiones o importancia están en discusión. La cognición ganada puede no
ser inmediatamente aplicable, esta puede ser simplemente la autorización de la mente para recibir nuevas
longitudes de onda, pero esta eventualmente contribuye a la comprensión de los asuntos mundanos. Esto está
atestiguado por los trabajos de Kaa y Lem, de Karel Čapek y Anatole France, como también en lo mejor
de Wells y los escritores “de reserva de la CF”.
El esbozo anterior, sin duda, debe ser complementado por un análisis sociológico del “ambiente interno”
de la CF, exiliada desde el inicio del siglo XX dentro de una reservación o gueto que fue protector y ahora
es constringente, cortando nuevos desarrollos de saludable competencia y los estándares críticos más altos.
Tal discusión sociológica nos permitiría señalar las importantes diferencias entre los alcances más altos del
género, vistos en este ensayo con el fin de definir las funciones y los estándares de la CF, y el 80% o más de
debilitante dulce (confectionery). Mas, debe ser subrayado que, tan diferentes de muchos otros géneros para-
literarios, los criterios de insuficiencia de la mayoría de la CF deben ser encontrados en el género mismo. Esto
hace la CF en principio, sino incluso en la práctica, equivalente a cualquier otro género literario “mayor”.
Si toda la argumentación dada arriba se encuentra aceptable, será posible contemplarla también por un
estudio de las formas y subgéneros. Al lado de algunos que reaparecen en una forma actualizada –tales
como la utopía y el viaje fabuloso– la anticipación (robots, androides, etc.), viajes en el tiempo, catástrofes,
el encuentro con alienígenas, etc., tendrían que ser analizados. Las variadas formas y subgéneros de la CF
podrían entonces ser constatados por sus relaciones con otros géneros literarios, entre ellos, y con varias
ciencias. Por ejemplo, las utopías son –cualquier cosa más que ellas sean– claramente ficciones sociológicas o
ciencia ficción social, mientras que la CF moderna es similar a la cosmología moderna policéntrica, uniendo
tiempo y espacio en mundos einstenianos con diferentes sino co-variantes dimensiones y escalas de tiempo.
La importante CF moderna, con fuentes de goce más profundas y más perdurables, también presupone
cogniciones más complejas y más amplias: esta discute primeramente los usos y los efectos políticos,
psicológicos, antropológicos de las ciencias y la filosofía de las ciencias, y el devenir o fallo de las nuevas
realidades resultado de esto. La consistencia de la extrapolación, la precisión de la analogía y la amplitud de
la referencia en tal discusión cognitiva se transforman en factores estéticos. (Esto es la razón por la que la
“novela científica” discutida arriba no es sentida como completamente satisfactoria –es estéticamente pobre
porque es estéticamente escasa.)
Una vez que los criterios elásticos de la estructuración literaria han sido conocidos, un elemento cognitivo –
en muchos casos estrictamente científico– deviene una medida de la cualidad estética, del placer específico buscado
en la CF. En otras palabras, el núcleo cognitivo de la trama codetermina el extrañamiento ficticio en la CF.
esto trabaja en todos los niveles literarios: por ejemplo, razones puramente estético-narrativas llevan a la CF
moderna a la asunción cognitiva de un hiper-espacio donde la velocidad de vuelo no está limitada por la
velocidad de la luz.
Finalmente, podría ser posible esbozar las premisas básicas de una crítica significativa, de una historia y
teoría de este género literario. Desde Edgar Poe hasta Damon Knight, incluyendo algún notable trabajo
sobre los más viejos subgéneros desde la utopía a Wells, y en algunas aproximaciones generales a la literatura
por gente consciente del interés metodológico, mucho trabajo preliminar ha sido hecho8. En el trabajo de
Lem (vea nota 1) podríamos todavía poseer algunas piedras angulares para la institución crítica requerida.
Si uno puede especular sobre algunas características generales o de hecho axiomas de tal crítica, lo primero
podría ser lo ya mencionado que el género tiene que ser evaluado procediendo desde sus alturas, aplicando
los estándares ganados por el análisis de las obras maestras. El segundo axioma podría ser exigido de la CF un
nivel de cognición más alto que aquel del lector promedio: su extraña novedad es su raison d’être (razón de
ser). Como mínimo, debemos exigir de la CF que ella sea más sabia que el mundo del cual habla.
En otras palabras, esta es una literatura educativa, esperanzadoramente menos dolorosa que la educación
más compulsiva en nuestra escisión nacional y de las sociedades de clases, pero irreversiblemente formada
por el patetismo de predicar la buena palabra de la curiosidad humana, del miedo y la esperanza. La CF
significativa (a la cual, como en todos los géneros –pero de algún modo decepcionantemente– al menos
95% del material impreso con este nombre no pertenece a ella) niega así el “intervalo bicultural” más
eficientemente que cualquier otro género literario que yo conozca. Aún más importante, esto exige del
autor y el lector, del profesor y el crítico, no meramente especializado, cuantificado conocimiento positivista
(scientia), sino imaginación social cuya cualidad, cuya sabiduría (sapientia) atestigua la madurez de su
pensamiento crítico y creativo.
Información adicional
Como citar:: Alfaro Vargas, Roy. (2020). Traduccion de Una poética sociológica de la ciencia ficción de
Darko Suvin. Telos: revista de Estudios Interdisciplinarios en Ciencias Sociales, 22 (1), Venezuela. (Pp.
224-234).