Jesús Juanico
Jesús Juanico
Jesús Juanico
Clase 1.
San Juan: TBS032
Pontificia Universidad Católica de Chile
Facultad de Teología
Dr. César O. Carbullanca N.
I. INTRODUCCIÓN
Hacer luz acerca de las cuestiones vitales que describen y explican el cuarto evangelio ha dado
pie para hablar con propiedad de la cuestión joánica como un conjunto de aporías que se no
acaban de resolverse. En efecto, algunos autores hablan de aporías para referirse a las múltiples
interrogantes literarias, estructurares, de origen, trasfondo, y finalidad que caracterizan al cuarto
evangelio.
La distribución que presentan los diferentes autores refleja esta cuestión debatida y finalmente
no resuelta. R. Brown desarrolla los siguientes temas en su introducción: unidad y composición;
la tradición que está detrás del evangelio; posibles influencias sobre el pensamiento del
evangelio y la destinación y perspectiva del cuarto evangelio1. Así también, R. Fuller enumera
las siguientes cuestiones como centrales: fuentes, la composición, las teorías sobre la redacción
y desplazamientos, la autoría, data, proveniencia y objetivo2. Por su parte, Ch. Barret enumera
las siguientes: características y finalidad; ámbito cristiano y no cristiano del evangelio; teología
del evangelio; dentro de las características del evangelio analiza, en primer lugar las fuentes del
evangelio y las teorías de desplazamiento y de redacción3. Sintetizando su trabajo señala el
autor que el cuarto evangelio “plantea éstas y otras muchas cuestiones”.4
Esta toma de conciencia de la nueva situación se logra a continuación de la Segunda Guerra
Mundial. El Obispo T. J. Robinson comienza a hablar “The new Look” de los estudios joánicos.
Este mismo hecho es corroborado en 1978 por el Dr. J. A. T. Robinson quien entregó un paper
en Oxford Conference acerca de los evangelios titulada “The New Look on the Fourth Gospel.”
En él, el autor sugiere que ese nuevo presentación sobre Juan existe y puede ser distinguido de
un rostro antiguo /una antigua presentación. Por consiguiente considera cinco presupuestos que
pertenecen a este “new look” logrado a partir de los métodos histórico-críticos.
(I) La cuestión de las Fuentes del cuarto evangelio. En esta cuestión aparece tanto la
dependencia del cuarto evangelio de una fuente de signos y de discursos, como la dependencia
de Juan de al menos uno de los evangelios sinópticos.
(II) La cuestión del trasfondo cultural religioso. La cuestión por la proveniencia espiritual del
evangelio ha cambiado constantemente, para algunos responde a círculos heterodoxos del
judaísmo, mientras que para otros su lugar de origen es judaísmo helenista o una corriente de
pensamiento cercano al gnosticismo como a un esotérico circulo del primitivo cristianismo,
como a una “escuela joánica” o a la gran Iglesia.
(III) La cuestión de la historicidad. Ligado al tema de la dependencia de fuentes,
particularmente del uso que haya podido tener del material sinóptico, se plantea la cuestión del
valor histórico de los datos aportados. En efecto, la mayor o menor independencia de los
sinópticos plantea la cuestión de si el cuarto evangelio contó o no con una tradición propia,
paralela a la del material sinóptico.
(IV) La finalidad y objetivo del evangelio. La cuestión acerca de qué intento decir el autor “no
se puede comprender con claridad sino en relación a la formación de su escrito”. En este sentido
es preciso comprender qué significó el evangelio de Juan para la Iglesia de su tiempo.
1
R. Brown, Giovanni, Cittadella Editrice, Assisi, 51999,22-168.
2
Cf. R. Fuller, A Critical Introduction to the New Testament, Gerald Duckworth & Co. LTDA, Great Britain, 1966,169.
3
Ch. Kingsley Barret, El evangelio según san Juan, Cristiandad, Madrid, 2003, 25
4
Ch. Kingsley Barret, El evangelio según san Juan, 25
2
(V) La autoría del evangelio fue ni el apóstol Juan ni un testigo ocular. Para nosotros el autor es
desconocido5, a partir de este hecho surgen diversas propuestas.
(VI) A esta enumeración, algunos autores añaden la cuestión literaria. El cuarto evangelio en el
estado en que nosotros lo encontramos, es el resultado de una o varias redacciones? Se ha
postulado que en vista de la falta de testimonio en los papiros más antiguos del capitulo 8, 1-11
y del doble final del evangelio que su redacción es fruto de varias etapas de reelaboración.
(VII) otros autores también subrayan la necesidad de reconsiderar la cristología de Juan.6
R. Brown comienza su introducción haciendo la siguiente pregunta ¿el cuarto evangelio así
como se encuentra ahora, es obra de un solo autor? La solución pre-critica de esta cuestión fue
que el evangelio era obra de Juan hijo de Zebedeo, escrito poco antes de su muerte7.
b) El evangelio tiene dos conclusiones, por tanto postula la existencia de un editor. Existen
razones estilísticas y temáticas que postulan la hipótesis de añadidos redaccionales.
Particularmente como lo ha señalado R. Brown existen fracturas e incoherencias “saltos”
y una discontinuidad geográfica8. Otros hablan de interpolaciones como en el capítulo 6 y
8. Señala Brown que tales saltos sería determinantes si “el evangelio fuese una tentativa
de darnos un recorrido completo del ministerio de Jesús”9
5
R. Schnackenburg, El evangelio según san Juan, I, versión y comentarios, Herder, 1980, 199.
6
Cf. R. Schnackenburg, El evangelio según san Juan, 201.
7
Para toda esta parte ver mi artículo: Orígenes de la Cristología del Cuarto Evangelio. El problema de la unidad literaria y teológica
VERITAS, Nº 23 (Septiembre 2010) 153-179 ISSN 0717-4675
8
R. Brown, Giovanni, 23.
9
R. Brown, Giovanni, 23.
10
R. Brown, Giovanni, 24. señala Brown el renovado intento de re-ordenar el evangelio de Juan en base a una constatación de un
desorden en el actual estado.
11
Cf. W. Kümmel, Introduction to the New Testament, Revised Edition, scm press ltda, 1987, 205 6 edición
12
Cf. W. G. Kümmel, Introduction, 206.
13
Cf. W. G. Kümmel, Introduction, 210.
14
Cf. W. G. Kümmel, Introduction, 211.
3
Quizás la solución más simple para la dificultad que se encuentra en Juan es la de reordenar
ciertas partes del evangelio. La medida de reordenamiento que ha sido propuesta varía
notablemente. Wikenhauser sostendrá por lo menos una inversión de orden entre los capítulos 5
y 6 para obtener una mejor disposición geográfica.
La clásica formulación de esta teoría es la que realiza Bultmann en su comentario a Juan. Según
este autor el evangelio estaría formado por: a) fuente de los signos; b) una colección de
discursos revelatorios; c) un relato de la pasión unido a las historias pascuales).
“la existencia autónoma de una fuente de esta clase no puede ser demostrada con argumentos
lingüísticos, pero en ocasiones se pueden observar ciertos datos que apuntan a una redacción
del propio evangelista”15
15
Ch. Barret, El evangelio según San Juan, 45.
4
Bultmann postula además de la teoría de las fuentes, añade una teoría de la redacción múltiple,
señalando dos ediciones del evangelio, la primera a cargo del evangelista y una segunda llamada
redacción eclesiástica. Otros autores como U. Wilckens, W. Kummel y el mismo R. Brown
también postulan diversas ediciones. Dentro de este tipo de solución Brown describe a W.
Wilkens, este autor propone tres estadios:
Un Grundevangelium. “the Basic Gospel of the author was a “Gospel of signs” which
contained only the narratives, and, like the Synoptic, traced the paths of Jesus from
Galilee to Jerusalem” 16.
El evangelista expandió este evangelio base con discursos los que el formó primero y
luego insertó en el evangelio sin alterar su perspectiva básica.
Finalmente por readecuación, el combinó el evangelio con material adicional, el
recompuso el conjunto en una historia de la pasión, sin ser capaz de de llevar a término
el proyecto.
Para Kümmel esta propuesta de Wilckens no es demostrable ni probable17. Lo mismo vale para
la teoría de Parker’ s (JBL 1956). El rechaza las trasposiciones pero asume que el autor ha
realizado dos redacciones. Ha añadido no sólo el cap. 21 sino también 2, 1-12 y cap.s 4.6 y 21
Posteriormente a la finalización del evangelio. Asi llega a una primera edición que sería un
evangelio judío, de acuerdo con su teoría que el evangelista sería un discípulo judío.
J. Martyn Glimpses into the History21, postula una teoría de la formación por estratos del cuarto
evangelio en tres etapas18.
El primer periodo, que comienza antes de la guerra judía, un primer estrato se encuentra en 1,
35-49, que consiste en un primitivo sermón, el cual «debe haber estado en los orígenes de la
comunidad joánica». Las aporías encontradas en este texto, Martyn las explica como el trabajo
editorial del mismo evangelista.. En relación a los vv. 35-49, sostiene Martyn que con algún
nivel de probabilidad estamos en presencia de un primitivo estrato como una tradición anterior
al esfuerzo literario del evangelista y como una no-sinóptica forma de la perícopa. La
comunidad posee una expectación mesiánica, histórica-salvífica, la cual tiene su cumplimiento
en Jesús de Nazaret. Él es el profeta mosaico, el escatológico Elías, el esperado Mesías». A esto
añade Martyn otros materiales como elementos de una narración de la pasión-resurrección y un
primitivo estrato de un número de historias de milagros.
El periodo medio, lo caracteriza señalando que parte del grupo es nacido como una comunidad
separada por la experiencia de dos mayores traumas: la excomunión y el martirio. En el primer
trauma, las autoridades introducen las birka ha Minin en el servicio de la sinagoga en función de
identificar y excomulgar a estos que confiesan a Jesús como Mesías. La causa de la expulsión es
la incompatibilidad de la cristología alta con la confesión de un Dios. A este periodo pertenecen
los numerosos debates midrásicos presentes en el evangelio. En el segundo trauma, las
autoridades no sólo son excomulgadas, sino que son llevas a juicio y ejecución como Massithin.
Durante este periodo, la tradicional expectativa histórico-salvífica es ahora significativamente
alterada por el modelo dualista arriba/abajo. El Mesías viene a su mundo como el extraño
venido de arriba. Siguiendo la propuesta de W. Meeks, Martyn cree que el Mesías no es otro
que sofia-logos a través de quien Dios creó todo.
16
Cf. W. G. Kümmel, Introduction, 206
17
Cf. W. G. Kümmel, Introduction, 206; C. Barret, Rezension: Wilkens, W: Die Entstehungsgeschichte des vierten Evangeliums.
Zollikon: Evang. Verlag (1958), en ThLZ 84 (1959), 628-830..
18
J. L. Martyn: “Glimpses into the History of the Johannine Community. From its Origin through the Period of Its Life in Which the
Fourth Gospel was Composed”, en M. de Jonge (ed.), L‘ evangile de Jean. Sources, rédaction, théologie, Leuven University Press,
1977, 149-175.
5
Señala R. Brown que el defecto principal de estas teorías de la redacción consiste en que caen
en la tentación de querer reconstruir demasiado exactamente la historia de la redacción….” es
posible que varias redacciones hayan dado lugar a estos problemas, pero nosotros debemos
conservar nuestro escepticismo de enfrentar cada tentativa de parte de los comentadores”20. La
propuesta de R. Brown mantiene concientemente el orden actual del evangelio, este es asumido
como un riesgo, debido a que según lo señala el autor el reordenamiento corre un riesgo mayor.
19
R. Brown: Comentario del evangelio según san Juan. Cristiandad, Madrid 1970; R. BROWN: La comunidad del discípulo
amado. Salamanca 1991; R. Brown: An Introduction to New Testament. Paulist Press, New York 1994, 196-213; J. Painter, The
Quest for the Messiah. History, Literature and Theology of the Johannine Community. T&T Clark, Scotland 1991, 45.
20
R. Brown, Giovanni, 35.
6
lingüística y la posición incierta21. En esta misma línea se puede comprobar que el cap. 21
representa un añadido. Esto es indesmentible debido a que 20, 30 es el final del libro. La
cuestión es si este añadido es obra del mismo evangelista o de otro. Sobre la base de los
manuscritos es posible señalar que Jn nunca circuló sin el cap. 21. Kümmel señala algunas
“extrañas diferencias”. En el cap. 21, 2 los hijos de Zebedeo en otro lugar están perdidos aquí de
repente aparece; la cristofanía de 21, 3 la muerte del discípulo amado esta presupuesta, pero en
21, 24 él es atestiguado como autor de Jn. Muchos autores que quieren considerar Jn 21 como
suplemento por el autor de Jn 1-20 explican Jn 21, 24 como adición de un discípulo del autor.
Por otra parte surge lo improbable que el mismo autor haya añadido un suplemento de este tipo
sin relocalizar o remover las palabras conclusivas de 20, 30. Además según lo hace notar
Kümmel, hay “lingüistic differences”, no sólo palabras que nunca se ocupan en sino también
hábitos lingüísticos, los que son apenas concebible en el mismo autor. Por tanto esto muestra
que con alta probabilidad Jn 21 debe ser considerado como una adición por un redactor
posterior. Se pregunta Kümmel si el trabajo de este último redactor ¿puede ser percibido en otra
parte del evangelio? Señala los siguientes textos:
21
Cf. W. G. Kümmel, Introduction, 207.
7
imagen del mesías en este episodio? En este relato aparece citado el texto de Is 42, 1 que habla
del «elegido de Dios», es importante esta designación ya que el término del «elegido de Dios»
como característica del mesías aparece en NT sólo aquí: «el Grundscrift compara a Jesús con el
siervo del deuteroIsaías»56 (Is 42, 1). Richter comprende esto, no sobre el AT sino sobre el
judaísmo contemporáneo. En efecto, la designación de «elegido de Dios» para designar al
mesías se encuentra en la apocalíptica judía contemporánea al Jesús histórico. La específica
imagen del mesías, cuyo rasgo es el Grundschrift, describe o busca señalar que «es el Profeta
como Moisés, el profeta prometido por Moisés (Dt 18, 15.18)».
En esta misma línea debemos mencionar a R. Fortna, The Gospel of Signs, quien pretende
reconstruir los textos de la fuente de los signos. Para lo cual enumera tres criterios: ideológico,
estilístico y contextual. Para el autor, el principal título cristológico en el evangelio de Juan es el
título Mesías, sin embargo, hace notar Fortna que existe poquísima evidencia que refleje la
expectativa de que el Mesías realizara milagros. Una posible respuesta al silogismo: Jesús hizo
milagros, luego Jesús es el Mesías, es la afirmación que Jesús es el profeta escatológico como
Moisés (cfr. 4, 19; 6, 14) que como el antitipo de Moisés debía presentar una serie de milagros
para acreditarse como tal. Fortna no está convencido de que la figura de Moisés esté en la base
de los relatos de milagros, más bien postula que los milagros de Jesús que presenta el cuarto
evangelio están diseñados sobre el modelo de milagros realizados por diversos héroes del
Antiguo Testamento como Elías, Eliseo e incluso José. Estos primitivos héroes fueron
considerados en algunos círculos judíos próximos al helenismo como hombres divinos. Por esto,
Juan se esfuerza en base a esta relación por demostrar que Jesús es un theios aner. Por
consiguiente, Fortna sostiene que la expectativa del profeta escatológico está ya presente en esta
fuente pero que estaría en función de su cristología del theios aner.
Fortna enumera diversos textos del evangelio que presentan una relación con el profeta
escatológico en la figura de Elías (ver Jn 4, 50; 6, 9; 9, 7), en relación a Moisés sostiene Fortna
que al menos los textos de Jn 6, 14s es necesario referirlo a la fuente, no obstante, que en
general sostiene que es preciso considerar esta relación (Moisés-Jesús) como redacción del
evangelista. En relación al texto de 1, 19-34, señala Fortna que pertenece a una tradición pre-
joánica, específicamente a «tradiciones del bautista». Los vv. 29-31, son una creación del
evangelista «imitando elementos pre-joánicos como joanicos», y los vv. 32-34, el v. 32 refleja la
mano de Juan y el v. 33 es una construcción joánica; y el giro «el visto y he testimoniado»
parece una reiteración joánica, la sección está caracteriza por dobletes que son explicables como
«expansiones teológicas». En el capítulo cuatro, Fortna reconstruye los pasajes de la fuente (4,
4.5.6.7.9.16.17.18.19.25.26.28.29.30.40.42), en relación a 6, 67-71 él piensa que el evangelista
utilizó una forma de la historia pre-joánica y señala «yo creo que Juan usó una distintiva
tradición aquí, pero que ésta ha sido considerablemente reescrita por él». Fortna piensa que el
relato de 6, 1-25 estaba en la fuente semeia y la tipología mosaica pertenece a ella. La
aclamación de Jesús como profeta es auténtica como una respuesta al milagro, pero ahora es
nada menos que expresión del malentendido de la muchedumbre. La tipología mosaica es
aplicada por la fuente, pero el evangelista cambia esto, señalando algunas objeciones. La
designación de Jesús como profeta, como Moisés, es ambigua como todo título mesiánico,
puede ser entendido políticamente o «como 4E diría un modo terreno»60, esto es subrayado por
la inserción del v. 15. Sin la tipología mosaica difícilmente el evangelista podría haber hecho
estas afirmaciones. El capítulo 21 lo considera como un apéndice post-juánico. Otro autor que
continúa la línea de R. Fortna en cuanto al desarrollo de semeia Quelle para interpretar la
cristología del cuarto evangelio, es W. Nico, quien sigue la perspectiva abierta por E. Schweizer
y E. Ruckstuhl en vista de analizar los diversos estratos presentes en el cuarto evangelio de
acuerdo a los siguientes criterios: de forma, estilo y aporías existentes en los relatos. Para
nuestra investigación es relevante que Nicol sostenga que la cristología de la fuente semeia está
basada en la triada: Milagros-Profeta escatológico-Mesías. Es decir, siguiendo la misma línea
que R. Fortna, pero sosteniendo que Fortna «ha ido demasiado lejos» en su reconstrucción de
una fuente semeia. Nicol piensa que «los milagros son conectados al Mesías vía el profeta».
Además Nicol señala que la relación entre la fuente de los signos y el resto del evangelio es de
integración, solución que está de acuerdo con nuestra hipótesis. En efecto, Nicol sostiene que
Juan adopta la teología de la fuente de signos. Ahora bien, existe un elemento sorprendente en el
8
evangelio de Juan. La fuente de los signos y Juan contienen las más claras referencias al profeta
escatológico, pero paradójicamente el evangelio tiene como título cristológico principal a Jesús
como el Mesías, no al profeta escatológico. Esto se explica porque para la expectativa judía el
enviado final debía ser legitimado mediante signos.
3. CONCLUSIÓN
En nuestro artículo ya mencionado desarrollamos otras teorías, más complejas, pero basta estas
que hemos mencionado para hacer una primera conclusión: