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Arguedas, el hombre que engrandeció la cultura peruana

Autor: Sumaq Warmicha

Todos los seres humanos que habitamos en este hermoso planeta y en


específico; cada uno de nosotros que vivimos en un país como el nuestro con
una gran multiculturalidad y variedad de plantas y animales, debemos sentirnos
orgullosos. Pero los peruanos no lo valoramos, al contrario, nos avergonzamos
de hablar el quechua nuestra lengua originaria y otros idiomas que poco a poco
se van extinguiendo. Esto debido a que existen personas que habitan en pueblos
pequeños y lejanos, los cuales tienen problemas de integración con el resto del
país, como es el caso del bora, kukama kukamiria, chamicuro y otras más. Todo
esto fue informado por el Ministerio de Educación (MINEDU) en el marco del día
de las lenguas originarias. De esta manera, muchas personas ven a las personas
como seres extraños cuando expresan su lengua y no entendemos que si se
pierde una lengua perdemos una cultura más. Entonces, ¿qué hacemos
nosotros?; optamos por alienarnos.

El único escritor peruano que se dio cuenta de la gran riqueza que hay en el
Perú, quien lo vivencio, lo tuvo presente en su vida y obra como ningún otro es
el gran José María Arguedas Altamirano.

La producción literaria del maestro Arguedas desde Agua, su primera


publicación, en 1935 hasta el Zorro de arriba y el zorro de abajo en 1969 son
muestras de la contribución a la revaloración de nuestra cultura andina y
transmite a los lectores su pensamiento preocupado sobre la diversidad social y
cultural; además de luchar día a día contra la discriminación, racismo y
desigualdad.

El maestro defendió la cultura andina mediante sus obras y en más de una


ocasión, mediante videos, se le escucho decir: “Soy indio de espíritu y mestizo
de cuerpo”. Esto explica el porqué de su sufrimiento, pues cuando era solo un
niño falleció su madre. Su padre, un abogado litigante y viajero, le llevo a vivir a
Lucanas (Ayacucho), donde se caso con una rica hacendada llamada
Grimanesa, su madrastra, con la cual no tuvo una buena relación ya que sentía
por él un evidente desprecio y constantemente lo mandaba a convivir con los
criados indígenas de la hacienda a realizar labores domésticas; con ellos se
refugió y encontró el amor que no tenía en casa. El pobre dormía en una batea
(para hacer pan) con pellejos y unas frazadas sucias llena de piojos. Ella solo lo
recogía los fines de semana cuando llegaba su padre.

Su hermanastro Pablo Pacheco lo maltrataba física y psicológicamente, este le


obligó a presenciar la violación de una de sus tías, que a la vez era la mamá de
uno de sus compañeritos de escuela “los escoleros”; mencionado en varios de
sus cuentos. Al parecer eso fue solo una de las tantas escenas sexuales a las
que fue obligado a presenciar. Este hermanastro perduraría en su obra literaria
como el gamonal abusivo, cruel y lujurioso. “Cuando llegué a la cocina me puse
a comer mi riquísimo mote, porque la servidumbre me trataba mejor que los
patrones, cuando mi hermanastro estaba tomando sopa y también un plato de
mote con un pedacito de queso me quito el plato de la mano y me lo tiro a la cara
y me dijo: “no vales ni lo que comes”; cuenta Arguedas en el Primer Encuentro
de Narradores en Arequipa (1965).

El convivir con los sirvientes indígenas hizo que aprendiera más sobre su lengua
y sus costumbres andinas que modelaron su personalidad. Desde ese momento
él quiso defender la cultura andina e introdujo en la literatura una visión interior
más rica e incisiva del mundo indígena. Es decir, las experiencias de su vida
fueron recogidas de la realidad del mundo y plasmado en sus obras.

El escritor andahuaylino buscaba cambiar el mundo y contribuir a la


revalorización de la cultura indígena; pues en los temas que abarca en sus
escritos, describe el patriotismo débil de aquella época que hasta ahora no ha
cambiado nada. Por ejemplo, en mi colegio 110 “San Marcos”, ubicado en el
distrito San Juan de Lurigancho he presenciado que ya no se canta el “Himno
Nacional”, lo cual es una manera de manifestar nuestra identidad nacional. Solo
se canta cuando hay fechas importantes o cuando va a visitarnos alguien
importante; es así que, alguno de mis compañeros cantan por obligación de los
docentes; porque sino estuviera una autoridad presente no cantan, otros no
saben la letra del himno y si está presente algún padre de familia, este se
encuentra conversando. Pero lo que, si sabemos, hasta con letras completas, es
la música extranjera. De esta manera, no le damos un valor a nuestra cultura
¿Qué hacemos?, damos preferencia y cabida a los extranjeros que no tienen
nada que ver con nosotros, nuestra cultura y nuestro país. ¿Hasta cuándo?, no
lo sé.

En su primera obra, Agua; explica el problema del país, la diferencia de clases


sociales, dos mundos diferentes, divididos que se conocieron, no llegaron a un
acuerdo y no se unieron ni vivieron en paz.

Un país dividido en dos culturas, la andina, de origen quechua y la occidental,


traída por los españoles; las cuales parecen diferentes, pero no es así, todos
pertenecemos a un mismo Perú, una misma sangre, lo cual debe significar e
importar mucho sobre encima de todas las diferencias que han implantado en
nuestra mente. Un evidente ejemplo es que se fomenta la desigualdad en
algunos programas televisivos como en “Al fondo hay sitio”, el cual es visto por
muchas personas; e influye de una manera negativa, ya que existe la diferencia
de clase social, porque un rico nunca se puede casar con un pobre, piensan que
debe ser de la misma clase social, alimentan el estereotipo que con dinero
puedes solucionar todo y hacer lo que deseas como: sobornar, matar, difamar y
entre otras cosas que vivimos a diario.

Arguedas escribía con originalidad de manera formal, porque en sus obras


plasmaba su perspectiva sobre la realidad peruana con la esperanza de cambiar
el mundo, lo cual es presenciado en “Todas las Sangres”. Además, aborda la
dura realidad que frecuentamos y vivimos en esta sociedad en “El Sexto”(obra
que tuvo críticas negativas); el mundo que olvida de donde proviene y es
corrompida en el “Zorro de arriba y el zorro de abajo”; y por último la realidad que
anhelaba y soñaba en “El sueño de Pongo”. En sus obras refleja su manera de
pensar y apreciar el mundo como en “Ríos profundos” que fue su obra maestra,
donde cuenta sobre un joven que se resiste al racismo y discriminación. Es
importante mencionar que en “El Sexto” cuenta sobre la vida de un joven que fue
arrestado, quien era crítico, reflexivo y luchaba por la injusticia que el
presenciaba en ese lugar.

Es así que Arguedas fue distinto y único porque abordo temas que hasta el
momento no le daban mucha importancia. Por eso, para mi fue un escritor que
nos permitió comprender de una manera ingeniosa sobre la riqueza del mundo
andino, dio vida a cada una de las páginas de sus obras y cuentos. En cambiom
Ciro Alegría no era así, él era más superficial. Y lo que me gusta de Arguedas
es que combina dos idiomas el quechua y el español: “quechuañol”. Esto se
puede presenciar más en Yawar Fiesta y Agua. Su pensamiento fue colectivista
manifestado en “Todas las Sangres”; al respecto Arguedas indica: “El
individualismo agresivo no es lo que va impulsar el bien de la humanidad, al
contrario, lo va destruir; es la fraternidad humana el que hará posible la grandeza
no solamente en el Perú sino de todas las sangres”. Pero Mario Vargas Llosa no
piensa lo mismo, él ataca y lo denomina arcaico. Yo no comparto ese
pensamiento, porque implica que perdamos nuestra cultura. Nosotros podemos
aprender inglés u otro idioma, pero nunca decir que nuestra cultura es mejor que
otra o viceversa.

La obra que me impacto más y muestra la realidad de ahora es “El zorro de arriba
y el zorro de abajo”, donde se cuenta la historia de un indio que por necesidad
poco a poco va perdiendo su identidad al igual que su familia, cae en el mundo
del vicio, se dirige a los bares que es una trampa planeada por las personas que
tienen poder e industrias, le pagan para que se gaste en sus vicios y nunca pueda
salir adelante. Estas situaciones son frecuentes en la actualidad, ya que nos
dejamos llevar por la información de los medios de comunicación con novelas y
farándulas que no ayuda en nada al desarrollo del país, hace que nuestra mente
esta dormida y dominada; no nos deja desarrollar la capacidad intelectual que
cada uno posee. La “globalización” afecta mucho a los países por las
consecuencias que viene ocasionando como es la extinción de peces, tala ilegal
de árboles y en el ámbito minero contaminan el medio ambiente que causa la
extinción de animales, lo cual poco a poca acaba con nuestra identidad cultural.
Los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres. Muchas veces las
personas opacan a su compañero con el objetivo de sobresalir más. Revaloro
también la obra “La Agonía de Rasu-Ñiti” donde el personaje principal es el
danzante de tijeras que forma parte del Perú, aunque sea de origen occidental.

El librero y editor peruano Juan Mejía Baca expresa una frase motivadora sobre
Arguedas: “Hay personas que captan y reflejan la complejidad de un país que
perciben y sienten en su ser los graves y hondos problemas que pocos artistas
tienen ese don y esa cualidad”. Sobre lo mencionado, me siento feliz con este
comentario porque Arguedas fue un hombre que vivió la realidad indígena y lo
plasmo en sus obras con diferentes personajes y aporto bastante a la cultura
andina, amó tanto al Perú que ya no soportaba más a dos mundos divididos y al
no poder hacer nada murió con esa frustración.

En conclusión, las obras del maestro Arguedas permiten presenciar nuestra


cultura andina para revalorar y alimentarnos cada día más. La existencia del
castellano y el quechua, indios y mestizos, no es una razón para dividirnos; al
contrario, debemos valorar nuestras variedades culturales que nos permite ser
un país rico y único, porque pertenecemos a una misma cultura, un mismo
corazón donde existe todas las sangres y se llama Perú. Nunca nos olvidemos
de nuestro maravilloso mundo y de nuestro pasado que nos identifica.

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