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Niall Ferguson X2

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LA

GRAN
DEGENERACIÓN
Cómo decaen las instituciones y mueren las economías

U S O N X 2
NIAL L FERG
Diseño: www.draft.cl

NIALL FERGUSON
NIALL FERGUSON
El historiador británico Niall Ferguson (Glasgow,
1964) es uno de los intelectuales públicos más po-
lémicos e influyentes del momento a nivel mundial.
Ejerce la cátedra Laurence A. Tisch de Historia en la
Universidad de Harvard y es profesor de la Hoover
Institution en la Universidad de Stanford, así como
del Jesus College de la Universidad de Oxford.
Ha publicado una quincena de libros, entre
ellos, “Coloso: Auge y caída del imperio americano”
(2004); “El triunfo del dinero: Cómo las finanzas
mueven el mundo” (2008); “Civilización: Occidente
y el resto” (2011), tal vez su obra de mayor éxito; y “La
Gran Degeneración: Cómo decaen las instituciones y
mueren las economías” (2013).
LA GRAN DEGENERACIÓN.
CÓMO DECAEN LAS INSTITUCIONES
Y MUEREN LAS ECONOMÍAS
/ 2013 /
U
n eje importante en la obra de Niall Ferguson es su
preocupación por Occidente y por diagnosticar los
motivos de su declive contemporáneo. Tal como hizo
ver en “Civilización: Occidente y el resto” (2011),
desde allí han provenido muchos avances decisivos
para la humanidad en todos los ámbitos y en el transcurso de un
período histórico relativamente corto.
Sin embargo, pareciera que a medida que unos descargan con
entusiasmo las “aplicaciones demoledoras” (killer apps) que, según
Ferguson, han llevado a Occidente a su lugar de preeminencia
mundial -competencia, ciencia, derechos de propiedad, medicina,
consumo y ética del trabajo-, otros parecen decididos a enviarlas a
la papelera de la historia.
“La Gran Degeneración” (2013) no advierte sobre futuras ame-
nazas, costos y sufrimientos, sino que muestra las consecuencias
que ya ha empezado a producir el decaimiento de las instituciones
en otrora ejemplares economías. Es un análisis de lo que implica
no actualizar, dañar o, definitivamente, eliminar, una o varias de las
aplicaciones demoledoras.
Niall Ferguson trabaja con la lente institucionalista y en este libro
desarrolla su argumento en cuatro partes: 1. La colmena humana; 2.
La economía darwiniana; 3. El paisaje legal; y 4. Sociedades civiles
e inviciles. A lo largo de estos cuatro capítulos desarrolla un relato
que inicia con esta reflexión: “Hace casi un cuarto de siglo, en el
verano de 1989, Francis Fukuyama pudo atreverse a predecir ‘una
01 descarada victoria del liberalismo económico y político… el triunfo
EN ESTE LIBRO FERGUSON NO
ADVIERTE SOBRE FUTURAS
AMENAZAS, COSTOS Y
SUFRIMIENTOS, SINO QUE
MUESTRA LAS CONSECUENCIAS
QUE YA HA EMPEZADO A
PRODUCIR EL DECAIMIENTO DE
LAS INSTITUCIONES EN OTRORA
EJEMPLARES ECONOMÍAS.

de Occidente’, y proclamar que ‘el punto final de la evolución ideo-


lógica de la humanidad’ era ‘la universalización de la democracia li-
beral occidental como forma última de gobierno humano’”.
¡Qué distinto luce el mundo hoy, a 25 años del presagio de
Fukuyama!, como se maravilla Ferguson. “La del liberalismo eco-
nómico es una marca deslustrada, mientras que los defensores del
capitalismo de Estado en China y otros lugares se burlan abierta-
mente de la democracia occidental. Occidente se estanca y no solo
en términos económicos”, escribe.
En este trabajo, el historiador abre lo que él llama cuatro “cajas
negras” que han estado selladas durante mucho tiempo: demo-
cracia, capitalismo, imperio de la ley y sociedad civil. “Estas cajas
negras, que guardan elementos políticos, económicos, jurídicos y
sociales, así como conjuntos muy complejos de instituciones inte-
rrelacionadas, constituyen los componentes clave de nuestra civi-
lización”, dice Ferguson. 02
Para el autor, la democracia es un conjunto específico de ins-
tituciones interrelacionadas que garantiza libertades y derechos
a los ciudadanos, y que consagra un sistema real de contrapesos
y equilibrios entre los poderes del Estado. Ese, dice Ferguson, no
es necesariamente el caso en regímenes formalmente democrá-
ticos como el ruso o el venezolano, por ejemplo, ni tampoco es lo
que representa un Estado de bienestar que “trata de financiarse
acumulando promesas de futuro en forma de deuda pública”.
Ferguson describe el imperio de la ley como el mecanismo por
excelencia de control institucional de los actores políticos y eco-
nómicos; el capitalismo como el sistema económico de mayores
avances y beneficios de la historia; y la sociedad civil como el ám-
bito de las asociaciones voluntarias: “instituciones establecidas
por ciudadanos con un objetivo distinto del beneficio privado”.
El historiador pone énfasis en que no todos los conjuntos
de instituciones son iguales, y mientras algunas combinacio-
nes pueden ser funcionales y efectivas, otras son ineficaces e
incluso perniciosas.
La diferencia es que en algunos diseños institucionales “las
personas pueden florecer libremente como individuos, como
familias, como comunidades. Ello se debe a que dichas institu-
ciones nos incentivan de hecho a hacer cosas buenas, como, por
ejemplo, inventar nuevas y más eficientes formas de trabajar, o
cooperar con nuestros vecinos en lugar de intentar matarlos. A
la inversa, hay marcos institucionales que tienen el efecto con-
trario:incentivar la mala conducta, como matar gente que nos
molesta o robar las propiedades que codiciamos, o dedicarnos a
perder el tiempo”, escribe Ferguson.
Aun cuando Ferguson tiene un diagnóstico desalentador del
estancamiento occidental –deuda elevada, menor movilidad so-
cial, menor productividad, menores potencial de crecimiento,
03 envejecimiento poblacional, excesiva regulación, socavamiento
EL HISTORIADOR PONE
ÉNFASIS EN QUE NO
TODOS LOS CONJUNTOS DE
INSTITUCIONES SON IGUALES,
Y MIENTRAS ALGUNAS
COMBINACIONES PUEDEN SER
FUNCIONALES Y EFECTIVAS,
OTRAS SON INEFICACES E
INCLUSO PERNICIOSAS.

de algunas claves del imperio de la ley y la democracia, desplome


de la sociedad civil, etc.-, el mensaje no es de resignación al fra-
caso. Por el contrario, la indispensable tarea de reaccionar opor-
tunamente y levantar las instituciones que han forjado el éxito de
Occidente podrá ser colosal, pero de ninguna manera imposible.

04
U S O N X 2
ALL FER G
NI
CIVILIZACIÓN.
OCCIDENTE Y EL RESTO
/ 2011 /
C
on su libro “Civilización: Occidente y el resto”, el re-
conocido historiador británico e intelectual público
Niall Ferguson plantea sin rodeos que el mundo de
hoy, y así ha sido desde hace al menos medio milenio,
es el mundo de Occidente.
Esto se ve en las grandes y en las pequeñas cosas cotidianas. Es-
cribe Ferguson que “cada año que pasa aumenta el número de seres
humanos que compran como nosotros, estudian como nosotros, se
mantienen sanos (o malsanos) como nosotros, y rezan (o se abs-
tienen de rezar) como nosotros. Hamburguesas, mecheros Bunsen,
tiritas, gorras de béisbol o Biblias: vayamos donde vayamos, no po-
demos escapar fácilmente de todas estas cosas”.
Si es verdad que algunas civilizaciones eran mucho más ilustra-
das que la nuestra, en su modesto asiento europeo, ¿cómo fue que
Occidente se disparó, literalmente, hasta las estrellas? La respues-
ta que propone el autor es que Occidente ha conseguido su lugar
dominante, estableciendo, patrones planetarios fundamentalmente
gracias a seis “aplicaciones demoledoras” (killer apps).
Ferguson tiene una definición amplia y poco ortodoxa de lo que es
una civilización. Le interesan tanto el precio de una pieza de arte como
su valor cultural, pero a la vez entiende que una civilización es más que
cualquier puñado de museos de primer nivel: “Mi idea de civilización
tiene tanto que ver con alcantarillados como con arbotantes, si no más,
ya que sin unas instalaciones sanitarias públicas eficientes las ciudades
01 se vuelven trampas mortales, convirtiendo ríos y pozos en un refugio
EL RECONOCIDO HISTORIADOR
E INTELECTUAL PÚBLICO
BRITÁNICO PLANTEA SIN RODEOS
QUE EL MUNDO DE HOY, Y ASÍ
HA SIDO DESDE HACE AL MENOS
MEDIO MILENIO, ES EL MUNDO
DE OCCIDENTE.

para la bacteria Vibrio cholerae”. La civilización, escribe Ferguson, es


“una organización humana sumamente compleja. Puede que sus pin-
turas, estatuas y edificios constituyan sus logros más llamativos, pero
resultan ininteligibles sin cierta comprensión de las instituciones eco-
nómicas, sociales y políticas que los idearon, los pagaron, los ejecuta-
ron, y luego los conservaron para nuestra contemplación”.
Así, la civilización está también en los laboratorios científicos, en
las buhardillas de los artistas, en la forma de tenencia de tierras y en
los paisajes. Y su éxito se aprecia no solo en sus logros estéticos –un
templo de sorprendente belleza, una tradición artística-, sino tam-
bién en la duración y la calidad de vida de sus ciudadanos, algo difícil
de medir: “¿Qué hay de su nivel de bienestar? ¿Y de limpieza? ¿Y de
felicidad? ¿Cuántas prendas de vestir poseían? ¿Cuántas horas tenían
que trabajar? ¿Qué comida podían comprar con su salario? Las obras
de arte por sí solas pueden ofrecer pistas, pero no pueden responder
esas preguntas”. 02
Con esta noción de civilización, el autor retrocede en un viaje
fascinante hasta 1411, cuando era en Oriente donde la civilización
hacía gala de un excepcional nivel de avance. Por ejemplo, La Ciu-
dad Prohibida china no encontraba símil alguno posible en una
Europa occidental que por entonces era “miserable y atrasada,
que se recuperaba de los estragos de la Peste Negra –que había
reducido la población a la mitad en su recorrido hacia el este entre
1347 y 1351– y seguía aquejada por las malas condiciones sanita-
rias y una guerra aparentemente incesante”.
Tres siglos después, sin embargo, la situación era muy distinta.
“¿Por qué medios… son los europeos tan poderosos?, ¿o por
qué, dado que ellos pueden viajar a Asia y África tan fácilmente
por razones de comercio o de conquista, no pueden los asiáticos y
africanos invadir sus costas, establecer colonias en sus puertos, y
dar leyes a sus príncipes naturales? El mismo viento que a ellos les
lleva de vuelta nos conduciría allí a nosotros”, razonaba el príncipe
de Abissinia en “La historia de Rasselas” (1759).
El filósofo Imlac le respondía: “Ellos son más poderosos, señor,
que nosotros, porque son más sabios; el conocimiento predomi-
nará siempre sobre la ignorancia, como el hombre gobierna a los
otros animales”.
Para explicarlo, Niall Ferguson traduce esa sabiduría en seis
claves, sus killer apps: competencia, ciencia, derechos de propie-
dad, medicina, sociedad de consumo y ética del trabajo.
A cada “aplicación demoledora” le dedica el autor un capítulo
ilustrado con mapas, fotografías y pinturas, cuya narrativa hete-
rodoxa no pretende contabilizar eventos históricos, sino más bien
construir un relato que nunca deja indiferente, ya sea por la cruda
objetividad con que muestra el mundo occidental al desnudo -con
sus cimas y sus abismos de moral y de intelecto-, o por la entu-
siasta comprensión y el sentido de épica histórica que Ferguson
03 transmite en cada idea.
El capítulo sobre competencia explica cómo la descentralización
de la vida política y económica sirvió a los Estados-nación y al capita-
lismo como poderoso estimulante. Especialmente ilustrativo es el epi-
sodio sobre la ambiciosa empresa portuguesa comandada por Vasco
da Gama para “hacer descubrimientos e ir en busca de especias”. Se-
gún el historiador, “Occidente tenía más de una ventaja sobre el resto
del mundo. Pero la que realmente resultó crucial fue seguramente la
feroz competencia que impulsó la época de los descubrimientos (…)
la exploración marítima vino a ser algo así como la carrera especial del
siglo XV”.
Las páginas dedicadas a la ciencia narran cómo una cierta forma de
estudiar, comprender y transformar el mundo natural otorgó a Occi-
dente una considerable ventaja militar sobre el resto de la humanidad.
“Derechos de propiedad” enfatiza el imperio de la ley como la me-
jor institución conocida para proteger a uno de los grandes protago-
nistas de esta historia: el propietario privado. Ferguson contrasta la
aventura de Millicent How y Abraham Smith, llegados a la inhóspita
costa de Carolina casi sin recursos, con la historia de Jerónimo de
Aliaga, que arribó a la “tierra del futuro” que prometía ser el imperio
español del Nuevo Mundo. ¿Qué hizo que estas empresas condujeran,
siglos después, a dos formas de sociedad tan distintas como la nor-
teamericana y la hispanoamericana?
A la medicina, la cuarta aplicación, Ferguson le atribuye una al-
tísima relevancia, porque permitió mejorar los estándares de salud
y, con ello, incrementar la esperanza de vida. Esto se hizo patente
tanto en las sociedades occidentales, como en los respectivos domi-
nios coloniales alrededor del mundo. Pese a las innegables sombras
del período colonial, Ferguson rescata también muchas luces, en-
tre ellas las historias de muchos europeos arriesgaron que la vida y
murieron a causa de enfermedades que trataron de combatir en los
parajes más recónditos de África o Asia.
La sociedad de consumo amerita un capítulo porque para 04
LA PREEMINENCIA DE OCCIDENTE,
ARGUMENTA FERGUSON, PUEDE
ENTENDERSE A PARTIR DE SEIS
CLAVES, SUS “APLICACIONES
DEMOLEDORAS” (KILLER APPS):
COMPETENCIA, CIENCIA,
DERECHOS DE PROPIEDAD,
MEDICINA, SOCIEDAD DE
CONSUMO Y ÉTICA DEL TRABAJO.

Ferguson el estilo de vida occidental –con su acento en lo mate-


rial- sostuvo la Revolución Industrial. La fabricación y comercio
de ropa y de otros bienes de consumo constituyeron un impulso
sin el cual el despegue económico seguramente habría sido más
lento y más pobre, si es que no imposible.
El capítulo final, sobre la importancia de la ética del trabajo, la
presenta como un marco moral y una forma de actividad que se
nutre, entre otras fuentes, del cristianismo protestante. Aunque no
es posible decir que esta sea la aplicación más relevante de todas,
sí al menos puede afirmarse que proporciona “el tegumento que
mantiene unida a la sociedad dinámica y potencialmente inestable
creada por las aplicaciones 1 a 5”, sostiene Ferguson.
El autor concluye elaborando una mejor respuesta al príncipe
Rasselas: “Occidente desarrolló seis ‘aplicaciones demoledoras’, de
las que el resto del mundo carecía: la rivalidad entre monarquías
05 europeas que estimuló la competencia; la revolución científica en
UNA ALECCIONADORA LECTURA
PARA ENTENDER MEJOR CUÁLES
SON LAS CAUSAS DE FONDO
DETRÁS DEL ÉXITO DE LAS IDEAS
Y VALORES DE LA CIVILIZACIÓN
OCCIDENTAL EN TANTAS PARTES
DEL MUNDO.

todas las áreas, producida en Europa occidental; el imperio de la


ley y el gobierno representativo como forma eficaz de organización
social y respetuosa del derecho de propiedad; la medicina moderna,
tratada con éxito por norteamericanos y europeos occidentales; la
sociedad de consumo; y la ética del trabajo, que permitió mejor
labor, más ahorro y más acumulación de capital”.
Una aleccionadora lectura para entender mejor cuáles son las
causas de fondo detrás del éxito de las ideas y valores de Occidente
en tantas partes del mundo.

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