Tierras Fronterizas Guerra y Diplomacia PDF
Tierras Fronterizas Guerra y Diplomacia PDF
Tierras Fronterizas Guerra y Diplomacia PDF
TESIS
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE LICENCIADO
EN HISTORIA Y ESTUDIOS DE HUMANIDADES
PRESENTA
NELSON JOFRAK RODRÍGUEZ CÁZAREZ
ASESOR
DR. ALBERTO BARRERA-ENDERLE
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN
(1974-2014)
2
AGRADECIMIENTOS
A mi familia que durante toda la carrera e incluso después continuaron
apoyándome para finalizar esta disertación. Mi padre Antonio Rodríguez Castillo
quien fue mi primer ejemplo a seguir en la vida, ya que su rectitud, seriedad y
compromiso son sus más grandes virtudes que me inculco desde la infancia. Mi
madre Martha Elena Cazares Reyes, la mujer que trae equilibrio al hogar y
primera impulsora para que me inclinase siempre a estudiar. A mis hermanos,
William “Leela” con quien nunca me puedo enojar aunque se lo merezca, debido a
su humor tan peculiar que termina quebrando mi seriedad en una carcajada; y
Antonio de Jesús “Fat Boy” el cachorro de la familia, más que dolores de cabeza
que me dio, le admiro su fortaleza en las decisiones más difíciles en la vida.
3
continua dándome catedra de la historia de su vida, sentarme por las tardes y
escuchar tantas vivencias es de mi deleite. Mi abuela Montserrat Reyes Sandoval,
espero no defraudarla nunca ya que no es fácil ser el nieto consentido.
Jacobo Castillo, Emir Rodríguez, Mijael Belard, Samanta Ibarra, Diana Gutiérrez,
Valeria García y Manuel Hernández.
4
ÍNDICE
Dedicatoria 2
Agradecimientos 3
7
Introducción
PRIMERA PARTE
SEGUNDA PARTE
5
TERCERA PARTE
CUARTA PARTE
Conclusiones 189
Bibliografía 197
6
INTRODUCCIÓN
[…] la guerra ocasionada justa, trae consigo la
paz; y la paz imprudentemente concedida […] es
para que siempre haya guerra […]
1
Philip W. Powell, La Guerra Chichimeca (1550-1600), Trad. Juan José Utrilla, (México: Fondo de Cultura
Económica, 1996) 180. Luis de Carbajal y de la Cueva recuperaría las villas perdidas en la guerra chichimeca
en el territorio del Panuco y espacios colindantes, como recompensa pasarían a la jurisdicción del Nuevo
Reino de León. En un inicio se visualizó como un espacio independiente, pero no logro consolidarse en el
lapso de los 8 años.
7
Salinas y de Santiago del Guajuco; y el pueblo de indios-misión de Santa Teresa
de Alamillo o Álamo.
El sur del Nuevo Reino de León contaba con distintos valles que estaban
poblados con pueblos de indios-misiones y haciendas. El valle de Río Blanco tuvo
a las misiones de Santa María de los Ángeles de Río Blanco, San José de Río
Blanco y con un pueblo llamado Pablillo; en el valle de San Antonio estuvieron las
misiones de San Antonio de los Llanos y San Bernandino; en el valle de
Labradores solamente se contó con puestos como el de Labradores o de los
Pastores; el valle de San Cristóbal con las misiones de San Cristóbal de los
Gualaguises y San Buenaventura de la Tamaolipa; y el valle del Pilón con
haciendas (véase mapa I).
Durante los dos primeros tercios del siglo XVII, el sur se caracterizó por su
avanzada misional, a comparación del norte, donde ya contaban con villas y
presidios. El general Fernando Sánchez de Zamora describió en su crónica a las
primeras misiones entre 1637 y 1666. Los valles del Pilón y San Cristóbal estaban
bajo la jurisdicción de la villa de Cadereyta. En cambio los valles de Labradores y
San Antonio ante la jurisdicción de la alcaldía mayor de Río Blanco en el valle del
mismo nombre.2 Dichas misiones fueron abriendo paso entre los espacios de los
nómadas. Es importante recalcar que la presencia franciscana en la región fue la
única y no hubo cabida para otras órdenes religiosas.
2
Fernando Sánchez de Zamora, “Descubrimiento del Río Blanco y conversión de sus naturales, hecha por los
religiosos de nuestro seráfico padre San Francisco, de la provincia de Zacatecas,” en Historia de Nuevo León
con noticias sobre Coahuila, Tamaulipas, Texas y Nuevo México, escrita en el siglo XVII por el Cap. Alonso de
León, Juan Bautista Chapa y el Gral. Fernando Sánchez de Zamora, Ed. Israel Cavazos Garza, (Monterrey: R.
Ayuntamiento de Monterrey 83-85, 1985).
8
Mapa I. Jurisdicción del Nuevo Reino de León en 1670. Elaboración propia.
En la presente tesis sostengo que San Felipe de Linares fue fundado para
organizar los espacios fronterizos del sudeste en el Nuevo Reino de León. Durante
el siglo XVII y durante la primera década del XVIII la falta de instituciones provocó
una crisis en la frontera. De esta manera debido a la ineficacia de las misiones y la
9
nula participación de los presidios, tuvieron que ser sustituidos por la villa de
españoles. En 1712 San Felipe de Linares comenzó a reestructurar la frontera a
través de la guerra y la diplomacia. Esto fue posible gracias a la participación de
distintos agentes coloniales: militares y misioneros. San Felipe de Linares resultó
ser un proyecto fructífero pre colonizador del Seno Mexicano para 1735: primero
través de la guerra reduciendo la intensidad de los conflictos bélicos, segundo con
la diplomacia logró pactar con las naciones más belicosas (pamoranos y
janambres) y finalmente fue pieza indispensable del proyecto de colonia del Nuevo
Santander.
Los estudios analíticos del área del Nuevo Reino de León son escasos.
Ejemplos como las obras de Antonio Peña Guajardo, Carlos Manuel Valdés
Dávila, Alberto Barrera-Enderle, Luis A. García-García, Sean F. McEnroe, Raúl
García Flores entre otros, se distinguen por mantener un alto nivel de análisis
teórico e interpretación documental.3 Por lo general dichos trabajos van orientados
a finales de la colonia, a generalizar la perspectiva sobre ese territorio o
3
Antonio Peña Guajardo, La economía novohispana y la elite local del Nuevo Reino de León en la primera
mitad del siglo XVIII (Monterrey: Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Nuevo León, 2005) y “La cría de
ganado menor como eje articulador de la economía colonial en el Nuevo Reino de León,” XIV Congreso
Internacional de Historia Agraria, Sesión C. 3. (2013), consultado 19 de septiembre de 2014.
http://seha.info/congresos/articulos/CD3.%20Pe%C3%B1a.pdf; Carlos M. Valdés Dávila, La gente del
mezquite: Los nómadas del Noreste en la colonia (Tlalpan: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores
en Antropología Social/Instituto Nacional Indigenista, 1995); Alberto Barrera-Enderle, Contrabando y
liberalismo. La transformación de la cultura política en las Provincias Internas de Oriente, 1808-1821 (Irvine:
University of California, Irvine, 2013) y “Contrabandear la frontera. Relaciones comerciales clandestinas en la
frontera noreste de la Nueva España, 1808-1821,” Fronteras de la Historia 20, no. 1, (Enero-Junio 2015),
consultado 5 de julio de 2015: 44-69.
http://kt.micrositios.net/action.php?kt_path_info=ktcore.actions.document.view&fDocumentId=19042&for
ceopen; Luis A. García-García, A medieval frontier. Warfare and military culture in Texas and northeastern
Mexico (1686-1845) (Dallas: Southern Methodist University, 2015); Sean F. McEnroe, From Colonony to
Nationhood in Mexico. Laying the Foundations, 1560-1840 (New York: Cambridge University Press, 2012), “A
sleeping army: the military origins of Interethnic civic structures on Mexico’s colonial frontier” Ethnohistory
59, no.1 (Winter 2012): 109-139 y “Sites of diplomacy, violence and refuge: topography and negotiation in
the mountains of New Spain,” The Americas 69, No. 2, (October 2012): 179-202; y Raúl García Flores, ¡Puro
mitote! La música, el canto y la danza entre los chichimecas del Noreste (Monterrey: Fondo Editorial Nuevo
León, 1993), Población, familia y calidad en San Felipe de Linares (1760-1810) (San Nicolás de los Garza:
Universidad Autónoma de Nuevo León, 1998) y “Morbilidad y vulnerabilidad en una epidemia de viruela:
Nuevo Reino de León, 1798,” Relaciones. Estudios de historia y sociedad XXIX, no. 114, (Primavera 2008),
consultado 1 de abril de 2014: 45-75.
http://www.colmich.edu.mx/relaciones25/files/revistas/114/pdf/originales/03.Secci+%A6nTem+%EDtica-
45-75.pdf.
10
explícitamente la zona norte. Los trabajos descriptivos de Eugenio del Hoyo o
Israel Cavazos Garza ofrecen datos que orientan a las investigaciones
académicas pero la mayoría se centra a la ciudad de Monterrey, dejando a un lado
la periferia y estableciendo generalizaciones obsoletas.4
Existen pocos estudios serios sobre la región del sudeste de Nuevo León
(Valle del Pilón, Valle de San Cristóbal y Valle de San Antonio). El valle del Pilón
cuenta con trabajos como: José A. Olvera Sandoval con Montemorelos: reino del
piloncillo y de naranjos, es un modesto trabajo monográfico y toca
4
Eugenio del Hoyo Cabrera, Señores de ganado. Nuevo Reino de León, siglo XVII (Monterrey: Gobierno del
Estado, AGENL, 1987), “La verdad sobre la villa de Cerralvo,” Humanitas, No. 3 (1962), consultado 20 de
noviembre de 2014: 361-375. http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1020080994/1020080994.PDF, Historia del
Nuevo Reino de León 1577-1723 (México: ITSEM / Fondo Editorial Nuevo León, 2005); e Israel Garza Cavazos,
"El licenciado Francisco de Barbadillo Vitoria, pacificador y fundador de pueblos," Humanitas, no. 4 (1963):
375-396, y Nuevo León y la colonización del Nuevo Santander (Monterrey: Sección 21 del SNTE, 1994).
5
Martin de Zavala falleció en 1664 y Francisco de Barbadillo llego a la región en 1715.
11
superficialmente al antiguo valle del Pilón.6 Pedro Gómez Danés con Las misiones
de Purificación y Concepción, hace una crítica a la historiografía regional
enfocándose a las misiones de Nuestra Señora de Concepción y Purificación de
Nazas. Su trabajo es rescatable por la precisión de datos sobre las misiones y sus
vecinos muy útiles para futuras investigaciones.7
Para el espacio del valle de San Antonio se cuenta con el trabajo de Ana G.
Arreola Meneses, Poblamiento y conformación espacial del sur del Nuevo Reino
de León: los valles ganaderos del Río Blanco y San Antonio de los Llanos, siglos
XVII-XVIII. El trabajo se centra en los modelos de poblamiento y brinda un
6
José A. Olvera Sandoval, “Montemorelos: reino del piloncillo y de naranjos,” en Nuevo León a través de sus
municipios Tomo III, Coord. César Morado Macías (NA: Grupo Editorial Milenio/D.R. Agencia Promotora de
Publicaciones S.A. de C.V., 2010), 256-285.
7
Pedro Gómez Danés, Las misiones de Purificación y Concepción (San Nicolás de los Garza: Facultad de
Filosofía y Letras/Universidad Autónoma de Nuevo León, 1995).
8
McEnroe, From Colonony to Nationhood, 44-49, 75-83. “A sleeping army,” 109-139.
12
panorama nuevo ante la visión de la historiografía del siglo XX. 9 Arreola Meneses
de en claro que es la familia Sánchez de Zamora la que estructuró los valles
sureños, con lo cual pone en duda la efectividad las políticas de Martin de Zavala.
Este espacio cuenta con más investigaciones o es tratado parcialmente siendo
parte de la colonia del Nuevo Santander, por investigadores como Patricia Osante,
Fernando Olvera Charles, Catherine Andrews y Jesús Hernández Jaimes.10
9
Ana G. Arreola Meneses, Poblamiento y conformación espacial del sur del Nuevo Reino de León: los valles
ganaderos del Río Blanco y San Antonio de los Llanos, siglos XVII-XVIII (México, D.F.: Universidad Nacional
Autónoma de México, 2014).
10
Patricia Osante, Orígenes del Nuevo Santander 1748-1772 (México, D.F.: Universidad Nacional Autónoma
de México/Instituto de Investigaciones Históricas UNAM/Universidad Autónoma de Tamaulipas, 2003);
Fernando Olvera Charles, La resistencia nativa en el centro-sur de Nuevo Santander, 1780-1796. Política de
frontera de guerra y estrategias de rechazo indígena a la colonización (San Luis Potosí: El Colegio de San Luis,
A.C., 2010); y Catherine Andrews, & Jesús Hernández Jaimes, Del Nuevo Santander a Tamaulipas. Génesis y
construcción de un estado periférico mexicano 1770-1825 (México: Universidad Autónoma de
Tamaulipas/Gobierno del Estado de Tamaulipas, 2012). El valle de San Antonio pasar a ser la villa de Hoyos
del Nuevo Santander en la década de 1750. De esta manera el valle de San Antonio tiene menos estudios a
comparación de la villa de Hoyos.
13
datos brutos y un análisis modesto cerrándose al espacio del municipio. 11 Raúl
García Flores es de los primeros académicos en brindar aportaciones para la
época colonial con su tesis de licenciatura y después en diversos artículos. En su
investigación titulada Población, familia y calidad en San Felipe de Linares (1760-
1810 abarca la segunda mitad del siglo XVIII enfocándose en la demografía y en
los modelos de poblamiento. Su aprovechamiento del archivo parroquial de
Linares enriquece la indagación hecha en los años noventa del siglo pasado.
11
Armando Leal Ríos, Linares ayer 1712 hoy 1985: Monografía (Linares: NA, 1984) y “Linares: primera sede
episcopal de Nuevo León” en Nuevo León a través de sus municipios Tomo III, Coord. César Morado Macías
(NA: Grupo Editorial Milenio/D.R. Agencia Promotora de Publicaciones S.A. de C.V., 2010), 10-51.
14
Virreinales, Indios, Historia, Reales Cedulas y Reales Cedulas Duplicados; Archivo
Histórico Nacional del Instituto de Antropología e Historia (AHNIAH) con Serie
Monterrey; Benson Latin American Collection (BLAC) de la Universidad de Texas
en Austin con el fondo Pablo Salce Arredondo Collection; y The Dolph Briscoe
Center for American History (DBCAH) de la Universidad de Texas en Austin con
los fondos Archivo General de Indias, Archivo General de la Nación-México y
Archivo de San Francisco el Grande. De estos archivos mencionados, los últimos
terceros tienen colecciones especializadas. En el caso del (AHNIAH) enfocado a
Monterrey, mientras BLAC con su fondo de Salce Arredondo es sobre Linares y
por ultimo DBCAH en sus tres fondos consultados abarca solo lo relacionado a el
noreste del México colonial.
12
Powell, La Guerra Chichimeca.
13
David J. Weber, “Turner, the Boltonians, and the Borderlands,” The American Historical Review 91, no. 1
(1986): 66-81.
15
distintas naciones y múltiples etnias apátridas entablaron un sinfín de relaciones
sin importar los orígenes culturales de cada uno.14
14
Barrera-Enderle, “Contrabandear la frontera,” 44-69. Barrera cita a Richard White y su obra The Middle
Ground: Indians, Empires, and Republics in the Great Lake Region, 1650-1815.; y Guillaume Boccara,
“Antropología política en los márgenes del Nuevo Mundo. Categorías coloniales, tipologías antropológicas y
producción de la diferencia” en Fronteras movedizas. Clasificaciones coloniales y dinámicas socioculturales
en las fronteras americanas, Ed. Christophe Giudicelli (México: El Colegio de Michoacán/Centro de Estudios
Mexicanos y Centroamericanos, CEMCA, 2010): 124-128.
15
Christophe Giudicelli, “Encasillar la frontera. Clasificaciones coloniales y disciplinamiento del espacio en el
área diaguito-calchaquí (S. XVI-XVII),” Anuario IEHS no. 22 (2007), consultado 10 de junio de 2014: 161-201.
https://nuevomundo.revues.org/56802; y Guillaume Boccara, “Notas acerca de los dispositivos de poder en
la sociedad colonial-fronteriza, la resistencia y la transculturación de los reche-mapuches del Centro-Sur de
Chile (XVI-XVIII),” Revista de Indias 56, no. 208, (1996): consultado 2 de enero de 2015: 660-695.
http://revistadeindias.revistas.csic.es/index.php/revistadeindias/article/download/803/873 y “El poder
creador: tipos de poder y estrategias de sujeción en la frontera sur de Chile en la época colonial,” Anuario de
Estudios Americanos 56, no. 1 (1999): consultado 15 de enero de 2015: 65-94.
http://estudiosamericanos.revistas.csic.es/index.php/estudiosamericanos/article/view/288/293.
16
Cynthia Radding, Landscapes of power and identity. Comparative histories in the Sonoran desert and the
forests of Amazonia from Colony to Republic (Durham & London: Duke University Press, 2005): 162-195;
Chantal Caillavet, “El proceso colonial de invención de las fronteras: tiempo, espacio, culturas,” en Fronteras
movedizas. Clasificaciones coloniales y dinámicas socioculturales en las fronteras americanas, Ed. Christophe
Giudicelli (México: El Colegio de Michoacán/Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, CEMCA,
2010): 59-82; McEnroe “Sites of diplomacy,” 179-202.
16
estructura social e identidad que poco tiene que ver con su origen. 17 De esta forma
a través de los siglos señalados la sociedad reche desaparece para en los siglos
posteriores terminar siendo denominado como mapuche. Todo a través de
distintos factores, al contacto con el colonizador y adhesión de otras parcialidades.
17
apartados respectivamente delimitando sus actores sociales e históricos y la
problemática de la Guerra Viva. Primero se analiza a los indios de guerra desde
tres aspectos, el encasillamiento, la guerra y la diplomacia. Es necesario brindar
una descripción de la organización, las tácticas de guerra, sus instituciones y
agentes que implementaron en la frontera para comprender el tipo de relaciones
que se dieron con los espacios coloniales. Posteriormente, se analiza a los
“escolteros”, personajes poco estudiados y soló mencionados secundariamente en
la bibliografía reciente. En el norte del Nuevo Reino de León no resaltaron. En
cambio, en el sudeste fueron parte de una de las instituciones de mayor auge: la
hacienda. En el tercer apartado se estudia a la nación janambre, tan particular y
única en su región. Este grupo sobresalió por su afán expansionista, uso de
agentes e instituciones pero con una organización que creaba terror tanto en los
colonizadores como en las naciones de indios. A través de estos tres grupos se ve
la visión de una frontera frágil, porosa y la cual es transitada por individuos de
ambos espacios. La Guerra Viva tiene que ser reinterpretada una vez más, no
cayendo en la visión del siglo XX. Para esto, identifico los factores del conflicto en
los distintos valles y se le otorga una distinción entre guerra de baja y alta
intensidad.
18
El último capítulo, “San Felipe de Linares: tierras fronterizas”, se analiza
cómo el valle de San Cristóbal logró poner en marcha un modelo que defino como
divisoria baluarte. Desde 1690 hasta 1712 la frontera circular estuvo en marcha y
es en 1712 que a través de un proyecto privado y en medio de la guerra de (1709-
1715), se fundó San Felipe Linares. En 1729 comenzó una pacificación a través
de la diplomacia en todo el sudeste del Nuevo Reino de León. La villa de Linares
logró consolidar la frontera negociando con las múltiples naciones. Esto tomó
hasta 1735 aproximadamente, momento en el que comenzaron a idearse los
distintos proyectos para colonizar el Seno Mexicano. La importancia de Linares
como modelo de pre colonización y pacificación del Seno Mexicano se vio
reflejado en el magno proyecto de colonia del Nuevo Santander. La nueva colonia
tomó ventajas ya logradas por el espacio de Linares. Esto deja en claro, que el
Nuevo Santander no fue quien implementó el modelo de villa de españoles, sino
simplemente se benefició de lo ya comenzado en Linares e impulsó un proyecto a
grande escala basándose en lo que le tomó al Nuevo Reino de León consolidar en
un lapso de casi ochenta años.
19
PRIMERA PARTE
20
La intención de este capítulo es caracterizar al Nuevo Reino de León en el
contexto de las teorías de frontera y poblamiento; de igual manera se busca
recrear un planteamiento similar para el espacio que ocupa el natural en el Nuevo
Reino de León. 18
18
En este capítulo usaremos el término “natural” como referencia para los pobladores originales de las
tierras en el Nuevo Reino de León. Sin caer en las categorías de barbaros, salvajes, entre otros que han sido
reproducidos por la historiografía regional por mencionar algunos ejemplos. Después se usaran el de “indio
fronterizo”, “indio apostata”, “Indio gentil” e “indios de guerra” respectivamente y se explicaran
concretamente.
19
En este capítulo se explicara lo que denomino espacio chichimeca.
21
I- LA ORGANIZACIÓN DEL ESPACIO Y LA CONSTRUCCIÓN DE
REGIONES: CUATRO MODELOS PARA SU REESTRUCTURACIÓN
El estudio de la frontera y los modelos de poblamiento es sumamente importante
para la comprensión del dominio geopolítico español; y la pérdida de control
territorial y movilidad espacial del natural, durante la época colonial. Las
representaciones de la frontera variaban, pero el espacio en disputa siempre
estuvo sujeto a la connotación de la guerra. De igual manera, tanto para el
colonizador como para el natural, la colonización significó la disputa para la
organización del espacio, donde el español apelaba por una construcción de
regiones que sustentara su avanzada dando como resultado una limitación
espacial para el tránsito del natural y sus prácticas prehispánicas vinculadas a
temporadas.20 Los dos bandos (colonial y chichimeca) compartieron las mismas
características en donde los espacios controlados, no controlados o poco
dominados eran requeridos a través de la guerra; por un control de la región y de
sus recursos; y fuentes de sustento.21 Sin embargo se dio una coexistencia donde
la negociación y la paz fueron etapas de tolerancia.
20
Sara Ortelli, “Poblamiento, frontera y desierto la configuración de un espacio regional en el centro-norte
del Septentrión novohispano,” Antítesis 4, no. 8 (jul/dic 2011): 493-514. Ortelli maneja dos conceptos los
cuales son apropiados para este trabajo. El primero es el de “organización del espacio” el cual vemos una
similitud con el concepto de frontera. El segundo es el de “construcción de regiones” cual en nuestra
perspectiva es el uso de modelos de poblamiento.
21
Ortelli, “Poblamiento, frontera y desierto,” 493-514. En los siguientes capítulos serán tres conceptos que
manejaremos, espacios controlados o coloniales, casi controlados y espacios chichimecas. Creemos son más
funcionales ante las necesidades del área de estudio.
22
Giudicelli, “Encasillar la frontera,” 161-201. Ejemplos de dispositivos de control, dominación o poder:
frente militar-agrícola, frente misionero, fuertes militares, reducciones, etc.
22
de la organización espacial. Algunos de ellos son las prácticas de apropiación del
espacio simbólicas (cosmovisión y percepción ambiental) y productivas (prácticas
agrícolas principalmente) por mencionar algunos en su investigación.23 Dichos
términos son necesarios y fundamentales para la comprensión por ambos bandos
y la reconstrucción de una frontera en expansión de forma objetiva.
Independientemente que las prácticas de apropiación del espacio productivas van
ligadas a las actividades agrícolas, vemos una conexión de apropiación de
espacios en el aspecto de la práctica de recolección de frutos por temporadas.
23
Nicolas Ellison, “Cambios agro-ecológicos y percepción ambiental en la región Totonaca de Huehuetla, Pue
(Kgoyom),” Ponencia presentada en el congreso de la Sociedad Mexicana de Antropología, agosto de 2001.
Consultado 30 de junio de 2014. http://nuevomundo.revues.org/302
24
Alonso Guerrero Galván, “La expansión hacia el Septentrión Novohispano: El caso otomí del códice Martin
del Toro,” en Cultura Novohispana. Estudios sobre arte, educación e historia, Coord. (s). Ma. Isabel Terán
Elizondo y Marcelino Cuesta Alonso (México: Universidad Autónoma de Zacatecas, 2006), 107-111. Powell,
La Guerra Chichimeca, 83-84.
25
Weber, “Turner, the Boltonians,” 66-81. Guerrero Galván, “La expansión hacia el Septentrión,” 107-111.
Powell, La Guerra Chichimeca, 83-84.
23
Las categorías de centro y periferia complementan esta investigación
(ejemplos como el Nuevo Reino de León fue la periferia de la Nueva España, pero
también como San Felipe de Linares fue la periferia de la ciudad de Monterrey).
Con la entrada de los colonizadores, el centro se transformó en un espacio cultural
que introdujo a los modelos europeos y los moldeó para su aplicación. Estos
modelos fueron desde el sistema de ley, los arquetipos de ocupación de la tierra y
sus instituciones sociales, económicas, políticas y culturales. La periferia es más
que un fragmento de la articulación del sistema del centro, pues en realidad
representa su propio sistema a menor escala.26 La periferia tanto como el centro,
estructuraron sistemas complejos politicos, sociales, culturales y económicos con
el paso del tiempo. Autores como David Weber, Christophe Giudicelli, Hal Langfur,
entre otros manejan estos conceptos de centro, periferia y frontera.27
26
Amy Turner Bushnell & Jack P. Greene, “Peripheries, centers, and the construction of early modern
American empires. An introduction,” en Negotiated empires: centers and peripheries in the Americas, 1500-
1820, Eds. Christine Daniels y Michael V. Kennedy (New York; London: Routledge, 2002) 1-14.
27
Consulte las obras: “The forbidden lands. Colonial identity, frontier violence, and the persistence of
Brazil’s eastern Indians, 1750-1830”, “The Comanche Empire”, “Bárbaros: Spaniards and their savages in the
age of enlightenment” y “Fronteras Movedizas. Clasificaciones coloniales y dinámicas socioculturales en las
fronteras americanas”.
28
David C. Wright Carr, La conquista del Bajío y los orígenes de San Miguel de Allende (México: Editorial de la
Universidad del Valle de México/Fondo de Cultura Económica, 1991) 9. Powell, La Guerra Chichimeca, 20.
Felipe Castro Gutiérrez, “La colonización del pasado: Pénjamo y la memoria del poblamiento de las fronteras
novohispanas,” Fronteras de la Historia 11, (2006), consultado 10 de enero de 2015: 121-151.
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=83301104. Castro en este artículo denomina fronteras
mesoamericanas a la división con Aridoamérica y Oasisamérica. Serge Gruzinski, La colonización de lo
imaginario. Sociedades indígenas y occidentalización en el México español. Siglos XVI-XVIII, Trad. Jorge
Ferreiro (México: Fondo de Cultura Económica, 1991) 15. Gruzinski usa el término de frontera chichimeca,
para distinguir Mesoamérica y la zona norte. Valdés Dávila, La gente del mezquite, 40.
24
Fase II: cada bloque desarrolla un modelo forjador fronterizo, por lo que se
manejan tres, la conquista, la pacificación y la reducción-exterminio. El primer
modelo forjador fue la conquista para Mesoamérica y Oasisamérica; después
evolucionó y se adecuó en Aridoamérica. En el bloque de Aridoamérica es notoria
la adaptación de la pacificación a la conquista; cuya última transformación es de
pacificación a la reducción-exterminio en la zona Noreste. Es necesario tener en
cuenta que cada transformación nace ante las exigencias y particularidades de
cada demarcación y como complemento evolutivo.
Diagrama 1.1
Modelo de Reestructuracion Territorial Poblacional .
25
Aridoamérica y las civilizaciones de Mesoamérica.29 Esto desaparece entre más
se avanza hacia “tierra adentro” en Aridoamérica. La conquista en el territorio
mesoamericano fue rápida y concreta a comparación del espacio colindante en
Aridoamérica.30
Además la primera conquista era reforzada con una segunda: la religión fue
el aparato perfecto de dominación ante la población indígena. Es necesario
recalcar que la introducción de la religión, no fue aceptada durante las primeras
décadas. Existieron diferentes estrategias las cuales los nahuas, incas, entre otros
grupos implementaron para conservar sus prácticas religiosas.
29
Con similitudes nos referimos a ideas abstractas, prácticas religiosas, sistema político, sedentarismo,
incipiente agricultura, organización social, juego ritual de pelota, etc. Giudicelli, “Encasillar la frontera,” 161-
201. Christophe Giudicelli comenta que una nación indígena debería en principio recubrir el mismo campo
semántico y representar la existencia de un grupo de individuos unidos por los mismos criterios de
nacimiento, de territorio y de lengua. Sin embargo hay una diferencia que constituye una verdadera
divisoria de aguas entre esos dos tipos de naciones: al contrario de las del Viejo Mundo, cuya definición
radicaba en la existencia de un cierto grado de organización política autónoma (provincia, señorío, reino o
incluso ciudad) las naciones indígenas nacen en la heteronomía más completa y absoluta. Son al mismo
tiempo la expresión y la materialización del poder colonial. La segmentación del mundo indígena por las
instancias coloniales tiene un efecto propiamente “creador”: su propósito no es reproducir una realidad
observada sino integrarla en un espacio cuadriculado. De ahí que ciertos nombres de naciones hasta
cambien de depositarios con el tiempo y las vicisitudes de la convivencia colonial, sin que eso constituya
ninguna contradicción respecto de la primitiva clasificación, en la medida en que el criterio vertebral de
dicha clasificación tiene poco muy poco que ver con la identidad del grupo que encasilla. Valdés Dávila, La
gente del mezquite, 55. Valdés Dávila comenta desde el aspecto cultural el nombre calificativo de nación,
para el español resulto uno administrativo mientras para el indio significo identidad y conciencia.
30
Castro Gutiérrez, “La colonización del pasado,” 121-151.
31
García-García, A medieval frontier, 26-28, 30-35.
26
En el área andina vemos que movimientos religiosos fueron los que
brindaron la resistencia al cristianismo. Durante la segunda mitad del siglo XVI, los
taquiongos (mensajeros de los dioses) comenzaron a predicar el Taki Onqoy, que
establecía la ruptura con los colonizadores y sus prácticas religiosas. Los dioses
andinos que en un inicio fueron vencidos por el dios cristiano, regresarían a
recuperar lo que les pertenecía. Se buscaba eliminar a los colonizadores a través
de epidemias y la guerra y para lograr el objetivo se necesitaba restablecer las
antiguas prácticas religiosas prehispánicas con el fin de fortalecer a los dioses.32
De esta manera los indios convertidos al cristianismo, regresaban a las zonas
periféricas a pedir el perdón de los dioses andinos y sumarse a la revuelta. Para
finales del siglo XVI, dicha práctica estaba en desuso y nuevas formas de
resistencia fueron dándose en la región.
27
el proceso fuese de idéntico, pero gracias a ciertas características llegó a forjarse
un modelo similar en la región dependiente de las relaciones económicas, políticas
y culturales.35
35
Samuel Truett, Fugitive Landscapes: The Forgotten History of the U.S.-Mexico Borderlands (New Heaven
and London: Yale University Press, 2006) 18-20.
36
Castro Gutiérrez, “La colonización del pasado,” 121-151.
37
Powell, La Guerra Chichimeca, 58. Al hacerse la comparación con otros modelos, nos referimos que no
eran aptos para la incorporación al sistema español y sedentarismo desde la visión del colonizador.
McEnroe, “A sleeping army,” 109-139.
38
John Tutino, Making a New World. Founding Capitalism in the Bajío and Spanish North America (New
Haven: Yale University Press, 2011) 74, 80-86. Scarlett O’Phelan Gody, Un siglo de rebeliones anticoloniales.
Perú y Bolivia 1700-1783 (Lima: Instituto de Estudios Peruanos/Instituto Francés de Estudios Andinos, 2012)
28
La segunda fase dentro de Aridoamérica fue la reducción-exterminio
implementada en el área Noreste, a través de políticas radicales de esclavitud, la
colonización y la “guerra viva”. Las naciones pertenecientes a la región Noreste se
caracterizaban por un modelo de economía de apropiación, una organización en
micro-grupos (agrupaciones familiares o la alianza circunstancial de ellas),
seminómadas estacionales, ser animistas y tener aspectos del totemismo. 39 Eran
nómadas que cambiaban de zona frecuentemente en busca de alimentos y de
acuerdo a las estaciones del año; su economía basada en actividades de pesca,
recolección y caza. Dentro del modelo español los nómadas no encajaban, pues
no tenían nada que tributar y su belicosidad fue un problema a grande escala ante
la protección de sus espacios. Como resultado de la pacificación continúo la
colonización, pero el uso de distintos dispositivos de control moldearon las
relaciones interétnicas. Dichos dispositivos fueron las congregas y las haciendas
trashumante, por lo que fueron devastadoras para el natural: provocaron la guerra
viva, una reducción forzada e ineficaz en misiones y un exterminio del natural en
términos biológicos (epidemias y guerras) como culturales durante los siglos XVI-
XVIII.40
31-46. Hace una explicación sobre la minería y su desarrollo económico en el Perú, enfocándose al Potosí.
Deja en claro su modelo basado en el de Carlos Sempat y la minería como foco poblacional.
39
García Flores, “¡Puro mitote!,” 22. Jesús G. Ramírez Almaraz, Naturaleza y cultura entre los indígenas
nómadas cazadores-recolectores del noreste de México (Monterrey: Universidad de Monterrey/Centro de
Estudios Históricos UDEM/Universidad Autónoma de Nuevo León, 2011) 12-13, 67-68 & 128-130. Alonso de
León, “Relación y discurso del descubrimiento, población y pacificación de este Nuevo Reino de León;
temperamento y calidad de la tierra,” en Historia de Nuevo León con noticias sobre Coahuila, Tamaulipas,
Texas y Nuevo México, escrita en el siglo XVII por el Cap. Alonso de León, Juan Bautista Chapa y el Gral.
Fernando Sánchez de Zamora, Ed. Israel Cavazos Garza, (Monterrey: R. Ayuntamiento de Monterrey 83-85,
1985) 8-9, 27-28.
40
Archivo General de la Nación (en adelante AGN), RC, vol. 20, exp. 73, f. 182-189. The Dolph Briscoe Center
for American History-Archivo General de Indias-2Q148-Vol. 89 (en adelante DBCAH-AGI). La guerra viva se
puede dividir en dos etapas: la primera que abarca de finales del siglo XVI hasta 1750 y una segunda de 1750
hasta el siglo XIX en la región. En el siguiente capítulo se explicara detalladamente. Boccara, “Etnogénesis
mapuche,” 425-461. La etnogénesis mapuche se traduce por el surgimiento de una nueva entidad
sociocultural cuya estructura social e identidad poco tienen que ver con las de los grupos de su origen (los
reche centrales). En el caso del Nuevo Reino de León, los indios que se integraban al sistema colonial,
pasaron por un proceso de etnogenesis cual con el tiempo modifico y transformo súbditos de la corona. Es
una forma de pérdida de identidad individual por la implementación de una colectiva. Esto es el exterminio
cultural que sufrieron los indios del Noreste.
29
El problema surge al modificarse las características de los nuevos espacios
a los que intentan adherir los españoles. La zona Noreste mantenía un sistema de
organización espacial al cual tanto religiosos como militares les fue de difícil
acceso sin embargo no imposible.41 Es importante recalcar que en el caso del
Nuevo Reino de León, se reprodujo una percepción de espacios controlados y no
controlados. Para entender esto se tiene que tomar en cuenta que las etnias se
dividían en cuatro grupos coahuiltecos, guachichiles, tamaulipecos y janambres
(véase mapa 1.1) y que estas estaban divididas en micro grupos, a diferencia de la
zona centro de Aridoamérica donde la fragmentación de rancherías era menor.42
41
García Flores, “¡Puro mitote!,” 15. La zona Noreste es una de las divisiones utilizada por García Flores. Las
cuales pertenecen a la región de Aridoamérica: Noreste, Occidente, Norte y Sierra Gorda. Podría agregarse
una quinta que sería la Pacifico, tomando territorios como las Californias y parte de Sinaloa.
42
García Flores, “¡Puro mitote!,” 22 Una clasificación que abarca los nombres dados como: tribus, bandas,
rancherías o naciones. Se puede visualizar al neoleonés que encasillaba en naciones a los grupos nómadas
para hablar del natural o para un lugar habitacional se le denominaba ranchería. Otros nombres eran los de
“indio fronterizo” usado en los siglos XVII-XVIII para referirse a los indios del este y de “indio del norte” los
cuales su nombre describen su origen de procedencia cruzando “arriba del río Grande”. Dentro de la
espacialidad de la “Guerra Chichimeca” estas fueron las naciones que participaron en el conflicto: zacatecos,
guachichiles, tepehuanes, pames, guamares, tepeques y cazacanes.
30
No fue el mismo conflicto de finales del siglo XVI hasta la primera mitad del
siglo XVIII con chichimecas de la región que el de las incursiones de lipanes y
comanches de finales del XVIII y durante el siglo XIX. Por lo que durante la
primera etapa son notorios los múltiples levantamientos en la región, sin ningún
eje rector en materia de confederación. Es notorio ver como respuesta de los
indios fronterizos los ataques a centros poblados, haciendas y caravanas de
ganado, pues la colonización comenzaba a reducir su espacio de tránsito. Algunas
confederaciones se dieron, pero no tuvieron el impacto a comparación de otras
regiones. Esto cambia en la segunda etapa con los lipanes y comanches, los
cuales mantenían una organización concreta, haciendo incursiones de robo de
ganado o cautiverio.43
43
Brayan DeLay, War of a thousand deserts. Indians raids and the U.S. – Mexican war (New Haven: Yale
University Press, 2009) 56-60. David B. Adams, “Embattled Borderland: Northern Nuevo León and the Indios
Barbaros 1686-1870” The Southwestern Historical Quarterly 95, no. 2, (Oct 1991) 205-220.
44
AGN, RCD, vol. 38, f. 116-138v. Radding, Landscapes of power, 162-195. En su quinto capítulo se enfoca a
la similitud de poder político otorgado por la geografía a ciertos espacios como el desierto sonorense o los
bosques amazónicos.
31
en la región creando una división político-administrativa con mayor solidez y
cercana con otros espacios secundarios (véase el cuadro 1.1).45 Es necesario
recalcar que la hacienda no es la forma antecedente de toda división política-
administrativa, pero si el agente facilitador en algunos casos. Las categorías
político-administrativas son: alcaldía mayor con autoridad en villas, valles (podían
contar con reales de mina o presidios); y complejos de misión y pueblo de indios.
Los valles se convirtieron en el espacio de asentamiento de misiones, haciendas,
labores y estancias; tomando la frontera circular como el desarrollo principal de
una protección individualista y la categoría de alcaldía mayor para coordinar
espacios secundarios en la jurisdicción.46
Otra característica fue la fundación de villas con el fin de crear una defensa
en la región, diferente a otras regiones. Un ejemplo es cómo en la Nueva España,
la Nueva Galicia y la Nueva Vizcaya mantuvieron diferentes posturas políticas y
militares para la contención de una frontera segura, mientras en el Nuevo Reino
de León los presidios y las misiones no fueron la solución con mejor efectividad y
si un complemento en el tratamiento del conflicto. Cuando se da la transición
hacia la “divisoria baluarte” nacen las villas defensivas, las cuales no siempre
cumplieron sus objetivos. El primer intento para la fundación de una villa y que
resultó un fracaso inminente fue San Mateo del Pilón en 1701. 47 No cumplió sus
objetivos defensivos por lo que fue remplazada en un lapso no menor de once
años por la villa de San Felipe de Linares.48 La villa tuvo que ser trasladada cinco
leguas al sureste por conflictos de tierras y agua con la misión de San Cristóbal de
los Gualaguises en 1715 y por petición de la junta general de guerra de la ciudad
de México como punto defensivo de la región.49
32
en los espacios. Es necesario identificar los diferentes tipos de frontera que van
adaptándose por región. Para el Nuevo Reino de León, se identifican dos grupos
con sus respectivas características.
50
Powell, La Guerra Chichimeca, 25.
33
chichimecas) y las redes de comunicación e intercambio. La composición de los
espacios controlados fueron villas, haciendas, valles, etc.; de los casi controlados
fueron las haciendas y algunos centros poblados con mayor peligro por colindar
con espacios chichimecas como sierras y cerros. Todo conformó una jurisdicción
en donde la frontera circular tuvo dos variantes; una como protección de
haciendas, estancias (ganaderas, agrícolas o mixtas) y labores siendo espacios
secundarios sujetos a los espacios principales (villa, valle, ciudad o real de minas).
La segunda es la villa como cabeza de una jurisdicción que organiza a los
espacios secundarios (véase cuadro 1.1). Pasando por último a la divisoria
baluarte, aquí una villa toma la protección de una región como punto de base de
operaciones militares y económicas, sobrepasando jurisdicciones y a través del
financiamiento de hacendados y militares. De esta manera la hacienda se
convierte en la punta de lanza de la pacificación y reformador del espacio a través
de sus diferentes transformaciones.
Cuadro 1.1
Modalidades del sistema espacial
34
Fase IV: Algunos de los modelos de asentamiento dentro de los siglos XVI-
XVIII que dieron un sustento a la organización espacial fueron; en Guanajuato
(Bajío, San Miguel de Allende) las estancias ganaderas y agrícolas; 51 en
Zacatecas (zona centro) los asentamientos mineros y presidios;52 en la Nueva
Vizcaya y Nueva Extremadura (Coahuila y parte sur de Texas) las misiones y
presidios;53 en la Nueva Vizcaya los asentamientos mineros, las estancias
agrícolas y ganaderas;54 en el Noroeste (Sinaloa, Sonora, Californias y Arizona)
las misiones;55 en el Nuevo Santander (Tamaulipas y parte sur de Texas) el
proyecto de colonia;56 y en el Nuevo Reino de León se destacaría un modelo de
haciendas.57
51
Consulte las obras de David C. Wright Carr: “La conquista del Bajío y los orígenes de San Miguel de
Allende”, “Conquistadores otomíes en la Guerra Chichimeca: dos documentos en el Archivo General de la
Nación” y la obra de John Tutino: “Making a New World. Founding Capitalism in the Bajío and Spanish North
America”.
52
Consulte las obras de Philip W. Powell: “La Guerra Chichimeca (1550-1600)” y “Capitán mestizo: Miguel
Caldera y la frontera norteña. La pacificación de los chichimecas (1548-1597)”. También la obra de Carlos
Sempat Assadourian: “Zacatecas. Conquista y transformación de la frontera en el siglo XVI. Minas de plata,
guerra y evangelización”.
53
Consulte la obra de Cecilia Sheridan Prieto: “Anónimos y desterrados. La contienda por el “sitio que
llaman de Quauyla”, siglos XVII-XVIII” y “El “yugo suave del evangelio”. Las misiones franciscanas de Río
Grande en el periodo colonial”. También las obras de Gabriel Martínez-Serna: “Vineyards in the desert: the
Jesuits and the rise and decline of an Indian town in New Spain’s Northeastern borderlands”, “Viñedos e
indios de desierto: fundación, auge y secularización de una misión jesuita en la frontera noreste de la Nueva
España” y su artículo “Jesuit Missionaries, Indians Polities, and Environmental Transformation in the Lagoon
March of Northeastern New Spain”.
54
Consulte los artículos de Salvador Álvarez: “Colonización agrícola y colonización minera: la región de
Chihuahua durante la primera mitad del siglo XVIII”, “El pueblo de indios en la frontera septentrional
novohispana”, “Manuel San Juan de Santa Cruz: gobernador, latifundista y capitán de guerra de la frontera
norte” y “Nuevos latifundios, viejos latifundios y poblamiento del territorio. La estructura agraria de
Chihuahua de la colonia a finales del siglo XIX”.
55
Consulte la obra de Sergio Ortega Noriega: “un ensayo de historia regional. El noroeste de México 1530-
1880”. También las obras de Ignacio del Rio: “El noroeste del México colonial: Estudios históricos sobre
Sonora, Sinaloa y Baja California” y “Conquista y aculturación en la California Jesuítica 1697-1768”.
56
Consulte las obras de Patricia Osante: “Orígenes del Nuevo Santander 1748-1772”, “Poblar el Septentrión.
I Las ideas y propuestas del Marqués de Altamira 1742-1753” y “Poblar el Septentrión II. “.
57
Consulte la obra de Valentina Garza: “Poblamiento y Colonización en el Noreste Novohispano: Siglos XVI y
XVII”. Es la propuesta de modelo de poblamiento que se da en la región y que se explicara a grandes rasgos
en los siguientes capítulos.
35
dependieron de las características geográficas, relaciones con los naturales, la
creación de mercados y sus redes de intercambio. San Felipe de Linares,
represento una anomalía a los modelos tradicionales de frontera y poblamiento.
Este modelo no fue el único de todas las regiones, pero si el primero en dar
continuidad al propósito de su fundación dentro del Nuevo Reino de León.
58
Walter W. Taylor, “Archaic Cultures Adjacent to the Northeastern Frontier of Mesoamerica in
Archaeological Frontiers and External Connections” en Handbook of Middle American Indians, ed. G. F.
Ekholm y G. F. Willey, 59-94. Handbook of Middle American Indians 4, ed. Robert Wauchope. (Austin:
University of Texas Press, 1966) 64.
59
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 34. Espacio chichimeca o espacio no controlado
concepto que uso para definir el área de control estacional o permanente del natural.
60
Alfred W. Crosby, “Gran historia como historia ambiental,” Relaciones 136, (otoño 2011), consultado 2 de
noviembre de 2014: 21-39. http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=13729711003.
36
de la región, poco a poco fueron perdiendo espacios ante los colonizadores. El
agua fue un delimitante espacial de sobrevivencia, el cual fue un motivo de
conflicto en ciertos casos por no generalizar. Arqueológicamente se ha
comprobado el establecimiento estacional en zonas con una disposición lineal o
marginal a los afluentes fluviales por su potencial biótico explotable.61
61
Moisés Valadez Moreno, La arqueología de Nuevo León y el Noreste (Monterrey: Universidad Autónoma
de Nuevo León, 1999) 54. Araceli Rivera Estrada, Arqueología en el sur de Nuevo León (Monterrey: Archivo
General del Estado de Nuevo León, 1997) 17.
62
Jon L. Olson, “Un sitio de petroglifos en el noreste de México,” en Boca de Potrerillos, eds. Moisés Valadez
Moreno y Ernestina Lozano de Salas (Monterrey: Universidad Autónoma de Nuevo León/Museo “Bernabé
de las Casas”, 1998) 79.
63
Valadez Moreno, La arqueología de Nuevo León, 116. Araceli Rivera Estrada, Panorama general de la
arqueología en el sur de Nuevo León: Cueva de la Zona de Derrumbes (Monterrey: Archivo General del
Estado de Nuevo León, 1995) 12-17.
64
Rivera Estrada, Arqueología en el sur, 17, 32-33. “Cerámica prehispánica en el sur de Nuevo León” Revista
de Humanidades: Tecnológico de Monterrey, no. 13, (2002), consultado 20 de diciembre de 2014: 227-238.
http://www.redalyc.org/pdf/384/38401311.pdf.
65
William B. Murray, “Conteo y observación del cielo en Boca de Potrerillos: huellas de una antigua
tradición,” en Boca de Potrerillos, Eds. Moisés Valadez Moreno y Ernestina Lozano de Salas (Monterrey:
Universidad Autónoma de Nuevo León/Museo “Bernabé de las Casas”, 1998) 50.
37
mencionar algunos. Dichos espacios fueron ejemplos de que fueron apropiados
por diferentes grupos a lo largo del tiempo hasta la llegada del colonizador.66 Jon
Olson comenta que es posible que el año 1600 sea la ruptura de Boca de
Potrerillos con las tradiciones prehispánicas o una discontinuidad ante el
expansionismo de la frontera con poblaciones como Monterrey y Saltillo. Por lo
que es probable que esa misma frontera al expandirse de igual manera fue
afectando los demás espacios chichimecas donde se ejecutaban esas tradiciones
prehispánicas en la región.
66
Araceli Rivera Estrada, “Valle de Conchos, Nuevo León. Estructuración del Paisaje Cazador-Recolector
Mediante la Grafica Rupestre” IFRAO 2013 Proceedings, American Indian Rock Art 40, American Rock Art
Research Association, (2013) 871-904.
67
Espacios controlados, casi controlados y no controlados (espacios chichimecas) véase cuadro 1.1.
68
Peña Guajardo, “La economía novohispana,” 27.
69
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 24. Alonso de León describe que las pieles y las puntas
de flechas son usadas como moneda para la compra de peyote para los mitotes. Jesús G. Ramírez Almaraz,
“Tras el rastro del cazador. Algunas evidencias arqueológicas e históricas de los antiguos indígenas de Nuevo
León y Coahuila” Noreste. Historia, Historiografía y Ciencias Sociales I, no. I, (Enero-Junio 2009) 29-70.
38
Mapa 1.1
División territorial chichimeca
Elaboración propia.
39
pueblos. Esto fue un problema para los misioneros como para los colonizadores
de la región.70
Finalmente, otro aspecto que se tiene que resaltar, es la evolución del uso
de la geografía de los espacios chichimecas. Las sierras se convirtieron en el uso
predilecto de los naturales ante la llegada de los colonizadores, modificaron los
espacios casi controlados (su área de tránsito originaria); para trasladarse a
espacios controlados apoyándose en la naturaleza. En un principio el conjunto
familiar se integró por ocho a diez individuos. En caso de estado bélico, la
congregación principal del natural fue la ranchería, con un número promedio de
quince chozas y formadas en hileras o en media luna.71 A los costados contaban
con dos chozas fortaleciendo la protección, cumpliendo la función de centinelas y
manejando el control de acceso. En tiempos de paz, solían existir varios conjuntos
familiares los cuales tenían una movilidad transitoria individual la cual se
respetaban espacios de otras rancherías, solo podían traspasarlos si contaban
con un debido permiso y consentimiento.
Los espacios chichimecas fueron las sierras, los cerros o cavidades rocosas
entre otras áreas de suministro de subsistencia.72 Esas sierras y cerros fueron las
fronteras naturales que dividieron estos espacios chichimecas de los espacios
coloniales. En el momento de expandirse la colonización, se fueron reduciendo los
espacios chichimecas y transformando dichas sierras o cerros en fortificaciones
internas de uso exclusivo del natural. Ese vínculo con la naturaleza que para el
español era nada más que barbarie, fue el mejor aliado de los naturales durante la
“guerra viva”. Pues es necesario retomar que tanto las clasificaciones de los
“chichimecas” eran basadas en prejuicios de los españoles para la justificación
70
Valdés Dávila, La gente del mezquite, 23.
71
Valdés Dávila, La gente del mezquite, 18. En esta investigación le otorgo dos usos a la palabra ranchería,
primero como congregación principal en épocas de guerra y segundo el asentamiento temporal de micro-
grupos de cazadores-recolectores.
72
García Flores, “¡Puro mitote!,” 48. Ellison, “Cambios agro-ecológicos”. Rivera Estrada, “Valle de Conchos,
Nuevo León,” 871-904. Ramírez Almaraz, “Tras el rastro del cazador,” 29-70.
40
bélica y la esclavitud.73 Estas modalidades de encasillamiento eran clasificaciones
basadas en nombres dados a los naturales (dejando a un lado que todos eran
llamados chichimecas, indios gentiles o apostatas) hasta el grado de reducirlos en
pueblos de indios integrados a la vida civilizada.74 La solución del colonizador, fue
encasillarlos tanto con nombres peyorativos como en dispositivos de control; entre
más avanzó “tierra adentro” fue realizando un panorama complejo y vasto de
culturas. Los espacios chichimecas se modificaron al tener contacto con el sistema
colonial: pasando del uso mágico-religioso (practicas prehispánicas) hacia uno de
estado bélico y de refugio. Los espacios no controlados tomaron ventaja de la
geografía en dos aspectos: como frontera natural entre los espacios chichimecas y
los coloniales; y como fortificaciones naturales ante las etapas en conflicto.
73
Karoline Cook, “Muslims and Chichimeca in New Spain: The Debates over Just War and Slavery” Anuario
de Estudios Americanos 70, no. 1 (enero-junio 2013), consultado 17 de enero de 2015: 15-38.
http://estudiosamericanos.revistas.csic.es/index.php/estudiosamericanos/article/viewFile/587/590.
74
Giudicelli, “Encasillar la frontera,” 161-201.
75
Olson, “Un sitio de petroglifos,” 69.
76
Osante, Orígenes del Nuevo Santander, 30.
41
han comentado a través de sus investigaciones que las petrografías y las
pictografías suelen representar estas prácticas. W. Murray nos comenta que las
cuentas de la Mula y en Boca de Potrerillos pueden representar elementos de un
sistema de navegación terrestre, este conocimiento habría permitido a un grupo de
cazadores-recolectores orientarse en el tiempo y espacio y aumentar sus
posibilidades de sobrevivir, al planear oportunamente sus movimientos hacia
recursos temporales específicos.77 Esto demarcó un territorio con recursos
naturales explotados por el nómada.
Una causa que originó la Guerra Chichimeca, fue la entrada del ganado
mayor y menor (en el Bajío) desde 1550 en adelante, pues modificó el
medioambiente del natural. Reduciendo el sustento alimenticio de los chichimecas
y sus presas. La forma de resistir al invasor (españoles, mesoamericanos y su
vasto ganado) fue la modificación de la cacería y la obtención de bienes. Comenzó
la caza de ganado y el asalto por comida y ropa de las caravanas que transitaban
sus tierras.79
77
Murray, “Conteo y observación del cielo,” 52.
78
Rivera Estrada, “Valle de Conchos, Nuevo León,” 871-904. El enfoque principal viene desde la cultura
material indígena: vestigios de carácter material –habitacional, asentamientos, arquitectura, lítica y de
carácter ritual– y representaciones rupestres. Conceptos que se desarrollan y utilizan son el de paisaje,
identidad y agencia.
79
Tutino, Making a New World, 80.
42
chichimecas. El natural y sus presas perdieron abastecimientos alimenticios con
las transformaciones ambientales. El estudio de J. Almaraz explica la función de
la cacería y cómo evoluciona con la llegada de ganados a la región.80 El natural,
no tiene la necesidad de esperar temporadas para la cacería, con la falta de
noción de propiedad privada, el ganado es un animal fácil de obtener ante sus
necesidades de suministros alimenticios. Si en un inicio todo fue estacional para la
obtención de suministros; el venado de cola blanca es remplazado por el ganado
mayor y menor modificando su dieta. Por lo que fue normal atacar ranchos y
caravanas que trasladaban el ganado trashumante durante el siglo XVII y
haciendas de cría de ganado interno durante el siglo XVIII. Lo que no cambió fue
la necesidad del agua y la recolección, por lo que podemos visualizar distintos
factores entre los dos grupos de actores para el inicio constante de un estado
bélico.
80
Ramírez Almaraz, “Tras el rastro del cazador,” 29-70.
43
representaba una lejanía de los centros poblados, con consecuencias como el
robo de ganado y choques violentos.81
81
McEnroe “Sites of diplomacy,” 179-202.
82
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 83-85, 101-104.
83
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 46. Nombre otorgado a los naturales capturados para
el mercado de esclavos. García Flores, “¡Puro mitote!,” 22.
44
los cuales eran colonos pertenecientes a las culturas mesoamericanas;84 los
indios ladinos o gañanes son los que mantienen raíces chichimecas con una
crianza española;85 los mestizos tanto la mezcla entre españoles e indios laboríos
como con indios ladinos;86 negros esclavos traídos desde la Nueva España y
mulatos libres que a través de las generaciones fueron obteniendo su libertad.87
Sin restarle merito a ninguno, cada uno fue pieza clave en la expansión de la
frontera.
84
José M. Hurtado Galves, “Esclavitud y esclavismo durante la Nueva España” Nómadas - Revista Crítica de
Ciencias Sociales y Jurídicas 13 (2006), consultado 20 de noviembre de 2014.
http://pendientedemigracion.ucm.es/info/nomadas/13/jmhgalves.html.
85
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 14-15, 23, 26-28 & 72-74.
86
Juan Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino de León de 1650-1690, ed. Israel Cavazos Garza (Monterrey:
Gobierno del Estado de Nuevo Leon, 1990) 74.
87
Benson Latin American Collection. Pablo Salce Arredondo Collection Caja II, #66 (en adelante BLAC-PSAC).
88
García Flores, “Morbilidad y vulnerabilidad,” 45-75. En la investigación de García Flores, comenta que para
finales del siglo XVIII, los indígenas desarrollaron anticuerpos en los casi trecientos años de contacto con la
viruela. Como aclaración, el conteo que realiza es en pueblo de indios y quienes lograban sobrevivir a través
de tratamientos o buen trato. Los naturales que no estaban dentro del sistema colonial no contaron con
dichos tratamientos y esto crea una especulación de que tan devastadora fue la viruela en la región en los
siglos XVI, XVII y la primera mitad del XVIII.
89
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 93. De León comento se dio una viruela que duro de
finales de 1647 a principios de 1648, con un estimado de quinientas muertes en todo el reino. Entre los
afectados fueron los habitantes en general. Puede tomarse como hipótesis que muchos de los infectados en
las zonas pobladas, al regresar a sus rancherías o tierra adentro expandieron la epidemia desapareciendo
rancherías completas. Primero devastando rancherías lejanas, pero posiblemente creando los primeros
anticuerpos para futuras generaciones sustentando una hipótesis del trabajo de Raúl García Flores.
Creándose anticuerpos a través del contacto con la enfermedad desde las primeras relaciones interétnicas.
45
que en los años venideros sería necesario agregar más naciones, pues la mayoría
sería consumida por las epidemias. Dejando en claro que las epidemias,
devastaban las naciones, al grado de exterminarlas por sus pocas defensas. 90 De
esta manera se visualiza el espacio chichimeca, los factores para la perdida de
territorios y su vinculación con ciertas áreas; todo conformado dentro de un mismo
sistema espacial. La viruela logró devastar a las naciones que no contaban con
anticuerpos o no contaron con un tratamiento indicado.
90
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 117-120.
91
Boccara, “Etnogénesis mapuche,” 425-461
46
CONCLUSIONES
Podemos rescatar el implemento de una restructuración para el uso de la frontera
y el poblamiento, pues se logra percibir algunas propuestas mal empleadas. En el
documento aún se manejaba como conquistador, poco a poco se fue agregando la
palabra pacificador o pacificación. De esta manera la pacificación y colonización
son fundamentales en este estudio, sin quitarle mérito a la reducción-exterminio o
como lo manejan algunos historiadores la etnogénesis. Esta transformación de la
identidad al momento de convertirse en súbditos del sistema colonial, el hecho del
contacto con los neoleoneses modifico ciertas conductas en los indios tanto
sociales como culturales. Es importante comprender estas diferencias, pues
ayudan a delimitar las áreas de estudio y en este caso con la implementación de la
hacienda como institución y la divisoria baluarte, entre otros factores que ayudaron
a crear una jurisdicción de coexistencia. Por lo que se puede ver como se
manejaba el espacio y el poblamiento durante la colonia.
47
SEGUNDA PARTE
48
Este capítulo posibilitará conocer de qué manera se delimitaron los actores y
factores del conflicto bélico para 1670. En el primer apartado, es imprescindible
conocer el tipo de guerra que usaron los indios, tanto militar como
diplomáticamente. Además, conocer las estrategias implementadas en todo el
Nuevo Reino de León ayudan a comprender el tipo de relaciones interétnicas: el
mitote fungió como una institución igual de sólida que las coloniales. Otro aspecto
interesante a trata es su relación con la naturaleza que permitió convertir ciertos
espacios en zonas de refugio por ser fronteras naturales.
92
En adelante no se usaran comillas para referirse al escoltero. En el segundo apartado se explicara la
función de dicho actor histórico.
49
III- INDIOS DE GUERRA: ENCASILLAMIENTO, CONFEDERACIÓN Y
DIPLOMACIA
Los “indios de guerra” fue la distinción para todos los individuos pertenecientes a
las naciones en constante conflicto con el sistema colonial. Pero dentro del
encasillamiento que se les otorgaba, existían subdivisiones para identificarlos
tanto en el ámbito geográfico como social. Los “chichimecos gentiles y apóstatas”
eran las dos clasificaciones para su identificación inmediata.93 Los gentiles fueron
los que nunca se redujeron a la vida sedentaria y no contaban con los
sacramentos cristianos; mientras los apóstatas eran los que se reducían a los
pueblos de indios, misiones o congregas (antes de desaparecer) convirtiéndose en
cristianos, pero que después regresaban a sus antiguas costumbres y vida
seminómada. Desde el aspecto geográfico, los “indios fronterizos” representaban
las naciones que colindaban con la frontera Este y Sureste y los “indios del norte”
su nombre describe su ubicación de procedencia.94
Los indios fronterizos fueron llamados de tal manera durante los siglos XVII-
XVIII por los neoleoneses ante el proceso expansionista fronterizo. Es un nombre
peyorativo pues dicha denominación los señalaba como indios que vivían en un
constante estado bélico. La frontera represento una zona de peligro la mayoría del
tiempo. Los indios del norte se ubicaron al norte de la villa de Cerralvo a principios
del siglo XVII, conforme se fue dando la avanzada hacia la “banda norte” nuevas
poblaciones extendieron la frontera adhiriendo o rechazando naciones. A finales
del siglo XVII se dieron las primeras expediciones por parte del general Alonso de
León desde el Nuevo Reino de León cruzando el “Río Bravo”, en ciertas ocasiones
con el fin de encontrar indios del norte que atacaron las poblaciones, en otros
casos por encontrar poblaciones de colonos franceses o con el fin de reconocer el
territorio para futuros proyectos de expansión.
93
McEnroe “Sites of diplomacy,” 179-202. McEnroe en vez de usar la palabra gentil, usa la de bárbaro para
la diferenciación.
94
En adelante no se usaran comillas para referirse a indios de guerra, indios apóstatas y gentiles, indio
fronterizos e indios del norte.
50
Una característica de los indios de guerra, fue el uso de confederaciones.
Gracias a este rasgo distintivo, los indios del norte se beneficiaban del
conocimiento geográfico que poseían los unidos fronterizos. Los términos de indio
fronterizo e indio del norte les son dados a cualquier nación perteneciente a
cualquiera de las cuatro etnias o grupos de la región Noreste. Solo se les
diferenciaba por su ubicación geográfica y aspectos fisionómicos.
95
Los guachichiles a diferencia de los demás grupos, mantuvo una consolidación más concreta. Un ejemplo
los coahuiltecos, que se fragmentaron en micro-grupos los cuales transitaban un territorio dominado por
variantes de una misma lengua.
96
Usaremos el término de nación para distinguir las parcialidades de una etnia la cual catalogamos en micro-
grupos. Mientras ranchería es usada como el asentamiento estacional que mantienen en diferentes
espacios.
97
Archivo Histórico de Monterrey (en adelante AHM), Civil, vol. 32, exp. 1, f. 227-228 no. 155. Indios
auxiliares que proporcionaron sus armas y caballos para los conflictos armados, eran recompensados con
mercedes de tierra. Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 82-83.
51
se encontraba a escasas tres leguas de distancia.98 Fue un beneficio mutuo, en
donde tanto neoleoneses como auxiliares tomaban ventaja de sus acuerdos de
paz. La aportación fue ser fuerza militar, intérpretes y guías, a cambio el beneficio
fue la entrega de ropa, comida, sacramentos cristianos, un lugar donde ubicarse,
ganado menor y mayor y la incorporación a la fuerza de trabajo (agricultores,
pastores, etc.).99 McEnroe comenta un caso de colaboración de los indios
pamoranos a través de su capitán Juan Botello en el que apoyaron a los
neoleoneses en sus expediciones a las salinas, otorgándoles protección fuera de
la jurisdicción colonial.100 La diferencia entre los cataaras y pamoranos, fue que los
primeros se integraron al sistema español asimilándolo, a comparación del
segundo grupo que se mantenía en sus espacios chichimecas. La negociación y
diplomacia implementada fue con base en sus intereses y necesidades.
98
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 87.
99
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 81, 96. Araceli Rivera Estrada, “Monogramas Rupestres
Misioneros en la Zona Serrana Meridional: La Muralla, Galeana, Nuevo León,” IFRAO 2013 Proceedings,
American Indian Rock Art 40, American Rock Art Research Association, (2013) 905-918. Métodos
implementados por los franciscanos en el proceso de evangelización de los nómadas. Estos sacramentos
cristianos fueron un beneficio para algunos indios auxiliares, mientras no fueron asimilados del todo por los
indios fronterizos.
100
McEnroe, “A sleeping army,” 109-139.
52
Las incursiones implementadas por los indios de guerra fueron tres: “las
periféricas”, que se basaban en hostilidades, robo de ganado menor y mayor y
asesinatos de neoleoneses, todo efectuándose en un área alrededor de la periferia
de las haciendas, principalmente;101 “centros poblados”, en donde la acción
ejecutada fueron ataques a misiones, villas, reales de minas, valles etc.;102 y “las
desestabilizadoras”, fueron atracos y asesinatos en las vías de comunicación y de
intercambio económico de la región, afectando tanto interregional como
intrarregionalmente.103 Dichas incursiones fueron implementadas como respuesta
al expansionismo fronterizo, es decir, con el fin detener la expansión colonizadora
la cual reducía su movilidad espacial y apropiación de recursos. Era de suponerse
que la guerra rauda, simultánea y descentralizada resulto ser el talón de Aquiles
para los colonizadores de la región. Con incursiones raudas de escuadras
asechaban las haciendas o centros poblados, eran ataques simultáneos y la
descentralización de un comando a nivel regional (solo confederaciones de
ciertas naciones) hizo que los neoleoneses no pudieran pactar una tregua más
que simbólica en algunas ocasiones.
En la guerra, tanto el indio fronterizo como el indio del norte lograron resistir
a la expansión colonial gracias a dos factores: a) conocimiento geográfico y b) uso
de la guerra.
101
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 50-52, 59, 81. Archivo Histórico del Instituto Nacional de
Antropología e Historia (en adelante AHINAH), serie Monterrey, r.8, exp. 58. AGN, RCD, vol. 38, f. 116-138v.
102
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 64-67, 85-89. Bautista Chapa, Historia del Nuevo
Reino, 66-67. AGN, RCD, vol. 38, f. 17-18. AGN, RCD, 38, f. 16-17.
103
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 87-89. Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 62,
67, 88, 90-91. AGN, RCD, vol. 38, f. 143v-144v. AGN, RCD, vol. 38, f. 116-138v.
104
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 40-41, 50-53, 59.
53
tradiciones prehispánicas.105 Dichas tradiciones fueron perdiéndose a fines del
siglo XVI con el poblamiento y expansionismo fronterizo.
Mapa 2.1
Elaboración propia.
105
Significados de petroglifos y pictografías en la región. Ejemplos como la lluvia, la cacería, mitotes, entre
otros.
54
exclusivamente para los rituales mágicos (petición de lluvias, cacería, entierros,
mitotes, rutas migratorias tradicionales una parada o estación de temporada) para
asegurar suministros de agua y alimentos;106 después el rol cambió conforme
evolucionaron las relaciones interétnicas. De esta manera se dio una apropiación
de espacios como sierras y cerros (Sierra Madre, Tamaolipa, Papagayos,
Picachos, etc.) donde tuvieron a favor parajes intransitables y “bocas
impenetrables” para los colonizadores. McEnroe visualiza estos espacios como
refugios y zonas de seguridad (véase mapa 2.1).107
106
Olson, “Un sitio de petroglifos,” 79. Moisés Valadez Moreno, Solveig A. Turpin y Herbert H. Eling, “Boca
de Potrerillos: evidencia arqueológica y paleoambiental del desarrollo indígena en Nuevo León,” en Boca de
Potrerillos, Eds. Moisés Valadez Moreno y Ernestina Lozano de Salas (Monterrey: Universidad Autónoma de
Nuevo León/Museo “Bernabé de las Casas”, 1998) 30. Rivera Estrada, Panorama general de la arqueología,
12-17; Arqueología en el sur, 17, 32-33. Murray, “Conteo y observación del cielo,” 52.
107
McEnroe “Sites of diplomacy,” 179-202.
108
Rivera Estrada, “Valle de Conchos, Nuevo León,” 871-904. Olson, “Un sitio de petroglifos,” 69. En el caso
de Boca de Potrerillos, es un espacio el cual es marginal ante la agricultura por su ubicación semidesértica.
Lo importante de esta zona es que teóricos como Jon L. Olson comentan que los petroglifos del área de
estudio representan la lluvia, por lo que sostiene que existe la posibilidad de estar relacionados con la
irrigación de cultivos a pequeña escala, incorporados a las economías de caza y recolección de los grupos
nómadas como parte de la transición de la recolección a la producción limitada de alimentos. Prácticamente
55
b) Uso de la guerra: Alonso de León realizó una descripción de las armas
en el uso de la guerra. Estudios arqueológicos de Moisés Valadez lo sustentan,
asegurando los siguientes detalles; arcos de una altura entre 1.60 a 1.70 m en
promedio y cuerdas realizadas por fibra de lechuguilla; las flechas se distinguían
por tres elementos constitutivos desde astas hechas en carrizo, plumas que
servían como timón y la anteasta elaboradas sobre varas endurecidas al fuego; la
punta de la flecha mantenía una forma de ancla con lengüetas, describe una punta
de proyectil con muescas laterales, aletas y pedúnculo; el batidor que tenía la
función de antebracera protectora ante la cuerda al tirar, siendo cuero de coyote o
algún otro animal; el bifacial enmangado cual era un arma blanca de dos filos y se
guardaba en los dobleces del batidor. Los indios de la región, fueron reconocidos
por ser “diestros flecheros” por su manejo del arco a la hora de cazar y en la
misma guerra viva.109
se habla de una agricultura primitiva, incipiente y estacional; sustentada por suministros locales de agua y la
cual se pudo desarrollar en la zona de Boca de Potrerillos y muy posiblemente en otras áreas de la región.
109
Valadez Moreno, La arqueología de Nuevo León, 194-195. Valdés Dávila, “La gente del mezquite,” 120.
110
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, pág. 86. Valdés Dávila, “La gente del mezquite,” 116. de León, “Relación y
discurso del descubrimiento,” 88. Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 46.
56
hombres (algunos cronistas llegan a mencionar setenta).111 Segundo, gracias a la
rapidez y organización de sus correrías, esto creaba una respuesta lenta por
parte de los colonos para ejecutar acciones contraofensivas. En dado caso que los
neoleoneses formaran una compañía volante provisional era casi imposible
localizarlos por la separación después de la repartición del botín; y si se lograba el
objetivo el espacio controlado por el natural era de difícil acceso para los caballos
y eran en zonas rocosas empinadas que servían de fortificaciones naturales.112
Zonas estratégicas para las trincheras, el uso de arco y el uso de rocas, lajas o
peñas; pues lo que se hacía era dejarlas caer desde lo más alto y con una
adhesión de proyectiles de largo alcance. Estas fortificaciones naturales, en caso
de caer en manos de los colonizadores, representaban una pérdida total para el
indio fronterizo e indio del norte. En caso de no lograr llegar a estas fortificaciones,
después de las incursiones hechas, solían pelear hasta la muerte, sabían
terminarían ahorcados o de esclavos. Antes de morir, hacían el mayor daño
posible, hiriendo caballos y colonizadores.113
Los indios del norte usaron con menor frecuencia las fortificaciones
naturales; solo se utilizaron dichos espacios como una vía de escape ante
persecuciones de excursiones de neoleoneses. Las escuadras de indios
provenían de las cercanías del Río Bravo (podría ser antes del río o pasándolo),
es decir, era el punto de salida y regreso de sus correrías. La guerra en sierras
escabrosas y extendidas, con el complemento de tácticas de guerrilla y sus
habilidades bélicas, les otorgaron el respeto de colonizadores y comparaciones
como al “hacer sus alevosías no hay soldados de Flandes más diestros”, por ser
“diestros flecheros”, naciones “muy guerreras”, “tan ladinos y astutos, y con el
ánimo y valor de los españoles, han experimentado sus trazas” y “Y cogiéndolos al
vivo, hoy se valen de ellos y hacen lo que jamás han hecho, aun siendo en
111
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 54, 67, 83.
112
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, pág. 86. de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 88, 113. Bautista
Chapa, Historia del Nuevo Reino, 40-41,50-51, 53, 85.
113
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 38.
57
doblado número y haciendo, como hacen, entre ellos, capitanes y caudillos de
más valor”.114
La diplomacia solía ser solicitada tanto por colonizadores como por los
mismos indios de guerra después de un estado de agresión, ya fuera aislado (robo
de caballos o ganado en porciones menores) o de una agresión confederada. Se
mandaban emisarios, intérpretes y se implementaban los protocolos para llegar a
una negociación. McEnroe divide en tres etapas los procesos de diplomacia,
primero existe la negociación, en donde estos grupos aún quedan fuera del
sistema colonial pero aportan protección y ayuda en las distintas actividades
económicas; segundo el momento en que naciones o fracciones se integran bajo
el mando de su capitán a los pueblos de indios y se incorporaran al sistema
colonial; y por último el momento en que se asimila por completo el nómada al
sedentarismo, se convierte en parte fundamental desde el plano de lo militar, lo
político y lo económico. Lograron incorporar tan bien las prácticas culturales hasta
el punto de reproducirlas, que solicitaron los mismos beneficios que tlaxcaltecas
114
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 68, 85, 91, 95, 105.
115
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 66-67.
58
amparándose bajo el sistema español y de hecho se hicieron comunes las
solicitudes a través de los méritos políticos y militares.116
“En este estado están las cosas metidas en una cruel guerra, hoy, veinte de agosto
(1648); y como no es gente que no guarda en la campaña, no hay fuerzas humanas, sin
disposición divina, que los venzan; porque por los montes tienen sus comidas; la ropa no
les estorba; cuanto topan, matan; no hay rio crecido que les ataje; quince y veinte leguas
andan en un día. Las sierras, montes y barrancas son para ellos mejor, que los llanos para
los españoles. Tienen de costumbre andar uno o dos detrás de la compañía, siempre,
siendo como estos, ladinos; con que van más seguros y avisan la derecera que llevan. Un
cuarto de legua de donde han de dormir, suelen hacer la lumbre, y dejan algún palo
ardiendo, para divertir”117
59
militarmente. El impacto fue la posibilidad de ofrecer un sustento alimenticio a los
indios, creando una baja poblacional ante el abandono de haciendas, propagando
una psicosis en el resto de la población y disminuyendo la defensa en la región.120
El uso de espías no era exclusivo de los indios (esta táctica también fue
implementada por los colonizadores), de esta manera se refleja la transferencia de
información a través de indios congregados hacia el exterior. En algunos casos
salían con la excusa de visitar familiares o del exterior se mandaban a ciertos
agentes a recolectar reportes a los centros poblados y en casos mayores existían
amplias redes de comunicación que los colonizadores catalogaron de intentos de
levantamientos.121 Los indios ladinos jugaron el papel de emisarios por hablar el
castellano y los indios que fungieron de doble agente, ya que solicitaban la tregua
en algunos casos, antes o durante los conflictos armados. En ocasiones fue
forzada la tregua ante la derrota y los que jugaron el papel de doble agente fueron
aquellos que vivían en congregas y en paz. Dichos indios ayudaron a los
colonizadores en sus expediciones contra otras naciones pero mantenían redes de
comunicación. Un ejemplo los indios boboles quienes bajo el mando del caudillo
Ambrosio de Cepeda por hablar las lenguas del norte, participaron en el conflicto
contra los cacaxtles (indios del norte) pasando el río bravo y que años después
serian acusados de conspiradores contra la corona.122
El uso de caballo fue nulo, son pocos los casos donde se le atribuya al
indio. Ejemplos como: que se divisó un indio a caballo que “salía a explorar la
tierra” o “vieron salir del monte un indio blanquiando a caballo”. Un caso en Río
Blanco en 1720, fue que “llegaron andar a caballos, dichos indios, entre las casas,
que se oían sonar los estribos y, se presume, eran las sillas que se llevaron
cuando mataron a los soldados que les iban a quitar las cabras que se
120
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 114. Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 45, 50,
66, 93.
121
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 43, 52, 91. de León, “Relación y discurso del descubrimiento,”
66,108.
122
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 68-69, 84-85,
60
llevaban”.123 Seguramente eran indios ladinos, los que aprendieron a montar a
caballo por su coexistencia con los neoleoneses y se habían retirado a los
espacios chichimecas durante los lapsos de confrontación. Puede ser posible, que
no se adoptara el caballo dentro de la guerra, por ser una región montañosa y de
acceso nulo en las sierras. Esto es lo que les llego a brindar una ventaja militar
ante el colonizador en los espacios no controlados.
Los rituales de guerra son fascinantes pues revelan una ideología y una
cosmovisión ajena al colonizador. Son pocos los casos documentados, pero desde
123
AGN. IV, AM, caja. 555, exp. 1, f. 10v-11. de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 72-73, 112,
115. Se conocen casos de indios ladinos que usaban caballo y armamento español, como Guajuco, Colmillo,
Pinole por mencionas algunos.
124
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 83.
125
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 38.
126
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, pág. 106. de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 40. Bautista
Chapa, Historia del Nuevo Reino, 84.
61
la descripción densa de Clifford Geertz podemos hacer una interpretación que nos
acerque más a dichas prácticas.127 Breves acontecimientos como: un capitán de la
nación icaura brindando un soplo en el corazón de cada guerrero para infundirles
valor antes de la batalla, nos habla de un código de guerra, un procedimiento y
una necesidad de seguridad;128 otro ejemplo es el de una anciana tocando una
flauta animando a los cacaxtles en un conflicto armado y subiendo la moral de los
guerreros que se veían cercados por escuadras de españoles, tlaxcaltecos e
indios auxiliares;129 algunas naciones retiraban el cuero cabelludo de los vencidos
y lo llevaban con ellos como trofeo para danzar en los mitotes;130 los janambres
practicaron la “caza de cabezas”, en donde recolectaban las cabezas de sus
víctimas y adversarios muertos y festejaban en los mitotes.131 Una práctica similar
la mencionó Alonso de León con los tepehuanes, quienes asesinaban,
desnudaban y decapitaban a sus rivales esto impactaba a los contrincantes. Estas
tácticas fueron psicológicas en donde dejaron claro lo que les pasaría a sus rivales
y todo que trasgrediera sus espacios nómadas; otro ejemplo es cuando un niño
nacía con algún defecto físico notable (lo que era en brazos o piernas), la madre lo
enterraba de inmediato dándole muerte, el infanticidio fungió como filtro de fines
bélicos.132
El uso del mitote como institución respondió ante los dispositivos de poder
implementados por los agentes coloniales. En primera instancia antes de la
llegada del colonizador, el mitote tuvo diferentes funciones y diversos motivos
como fueron: acontecimientos importantes para un determinado grupo; hacer las
127
Clifford Geertz, Conocimiento local. Ensayos sobre la interpretación la interpretación de las culturas
(Barcelona: Paidós, 1994) 18-40. En la Parte I, se enfoca a la descripción densa como teoría interpretativa de
la cultura. Los ejemplos mencionados, brindan una nueva visión sobre los nómadas que se puede reconstruir
revisando arduamente entre líneas de las crónicas o documentos de la colonia.
128
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 45.
129
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 69.
130
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 38, 88.
131
Guy Stresser-Pean, San Antonio Nogalar: La Sierra de Tamaulipas y la frontera Noreste de Mesoamérica
(México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social/El Colegio de San
Luis/Universidad Autónoma de Tamaulipas/Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos,
2000) 591
132
Valdés Dávila, La gente del mezquite, 63, 77, 113, 118. Valdés Dávila comenta que una sociedad de
cazadores es una de guerreros y que el infanticidio femenino era más que una posibilidad y respondía a una
estrategia de sobrevivencia.
62
paces o la guerra a otros grupos de naturales en disputa por recursos; alcanzar la
victoria en alguna batalla o el fallecimiento de algún pariente o persona afín. 133 Los
motivos se catalogan en los de tipo: festejo, bélico, ritual-ceremonial y fúnebres.
133
Valadez Moreno, La arqueología de Nuevo León, 207. Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 42.
134
McEnroe “Sites of diplomacy,” 179-202.
135
Para información sobre el mitote consulte: Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino; Valdés Dávila, “La
gente del mezquite,”; Valadez Moreno, La arqueología de Nuevo León; de León, “Relación y discurso del
descubrimiento,”; José Arlegui, Crónica de la provincia de N. S. P. S. Francisco de Zacatecas (México:
Reimpresa por Cumplido, 1851); McEnroe “Sites of diplomacy,” 179-202; y Ramírez Almaraz, Naturaleza y
cultura entre los indígenas. AHM, P, v. 7 -1700-1704, exp. 1, f. 166-171 no. 86. Este documento es de los
mejores que relata la estructura político-militar con la que contaban las naciones de indios.
136
Valdés Dávila, La gente del mezquite, 118.
63
De igual manera fue la vía para la diplomacia y negociación. Algunos
neoleoneses llegaron a utilizar dichos protocolos con los indios de guerra. El llevar
una flecha sin punta, representaba la intención de búsqueda de paz. 137 Estas
reuniones se podían llevar tanto en el centro político del reino como en los
espacios chichimecas y sus fronteras naturales. Dicha práctica se llevaba en entre
las naciones en conflicto buscando arreglos pacíficos a través del casamiento,
rituales y el intercambio de mujeres y algunos casos de hombres, garantizando
alianzas para facilitar los mitotes.
137
Valdés Dávila, “La gente del mezquite,” 63. McEnroe, “Sites of diplomacy,” 179-202.
138
McEnroe, “Sites of diplomacy,” 179-202.
64
dispositivos de control la periferia. El presidio, la milicia vecinal y la hacienda,
fueron estas tres instancias que mantuvieron a raya la frontera.
Es hasta 1652 que Martin de Zavala solicitó dos presidios para el Nuevo
Reino de León, uno en la villa de Cadereyta con ocho soldados y un capitán y el
segundo en la Villa de Cerralvo con doce soldados y un capitán.139 Para 1735 el
presidio de Cadereyta fue reubicado en el real de Boca de Leones, pero la
cantidad era de veinte soldados y un capitán para la región.140 Por lo que la
defensa de la región estuvo en manos de sus habitantes desde 1596, dejando en
claro que en algunos casos se mandaron compañías desde la ciudad de
Zacatecas para la protección de la incipiente ciudad de Monterrey por parte del
gobernador en turno Agustín de Zavala.141
65
En 1736 el soldado de presidio contaba con un armamento de escopeta
corta, espada, media luna, cuchillo, cuera y adarga. Cada presidio albergaba
armas, municiones y seis caballos. En el informe de 1736 del gobernador Josseph
Fernández de Jáuregui comentó que siempre fue prioridad entre sus antecesores
el armamento descrito.144 La diferencia del gobierno de Fernández de Jáuregui
(1731-1740), fue que el presidio de Cadereyta se reubico en Boca de Leones en
1728. El principal motivo fue la expansión de la banda norte como consecuencia
de la incipiente consolidación de la frontera sudeste a partir de 1715.
144
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, págs. 79-81. Algo que no concuerdan algunos casos, por lo que se puede
asumir fueron contados los gobernadores que si mantuvieron en óptimas condiciones los presidios y a sus
soldados. En los siguientes capítulos se explicara la función del presidio y sus soldados.
145
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, Pág. 67. Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 43. El 24 de Marzo fue una
fecha usada al menos hasta 1690, pero no posteriormente.
146
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 59. David B. Adams, “At the Lion’s Mouth: San Miguel de
Aguayo in the Defense of Nuevo León, 1686-1841” Colonial Latin American Historical Review 19, (Sumer
2000) 325-346.
66
de sus escolteros mantenía un perfil de defensa privado y autónomo a la corona.
Primero brindándolo a los rebaños que salían a pastar o eran movilizados a
grandes distancias y en segundo plano a la hacienda. En 1634 llegaron al puesto
de Papagayos, una cuadrilla de carros y dos mil cabezas de ganado menor siendo
propiedad del gobernador.147 Mencionan que por escolta tenían al sargento mayor
Jacinto García, además también lo asistían Agustín de Urquiza, Juan Baptista de
Aldape y un “indizuelo pastor”. Tuvieron una emboscada, donde solo el sargento
mayor García logro escapar.
147
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 87.
148
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 114-115.
67
Diego de Solís y la cuarta del alférez Joseph de la Garza. 149 Al momento de llegar
al lugar del atraco, quisieron seguir el rastro, pero solo consiguieron divisar que ya
estaban dentro de su espacio de seguridad, en la sierra de Papagayos.
Mapa 2.2
Sur del Nuevo Reino de León en 1670.
Elaboración propia.
149
La palabra caudillo se refiere a un indio auxiliar.
68
internas.150 Después de 1635 comenzó la apertura para el ganado trashumante en
la jurisdicción de Cadereyta. De esta manera en 1649-1650 las escoltas se
implementaron por temporadas y por el hecho de una psicosis colectiva (ser
atacados por las naciones nómadas). Con la instalación de los presidios en 1652,
se detuvo el auge de la necesidad de escoltas, pues se vio limitado con la
presencia de soldados presídiales. Esto fue el factor por el cual fungió un papel
con más protagonismo en la zona sur y sudeste del Nuevo Reino de León a finales
del siglo XVII y la primera mitad del XVIII. Esta nueva oleada de escolteros, fueron
ajenos a la jurisdicción y primordialmente mulatos y lobos.
Esto tiene una explicación, el escoltero se convirtió en pieza clave por dos
razones: primero, el presidio no fue trasladándose conforme fue dándose el
expansionismo fronterizo en la zona sudeste, lo conveniente hubiese sido que
fuera simultánea (véase mapa 2.2). Con las fundaciones de nuevos centros
poblaciones al sur y sudeste, el presidio de Cadereyta se mantuvo inmóvil y no
logró brindar protección a dichas áreas.151 Por lo tanto, la protección del área
recayó en los vecinos y pastores, y las haciendas mantuvieron a los escolteros
quienes eran soldados asalariados. De esta manera la alcaldía mayor era el
espacio principal y las haciendas complementaban los espacios secundarios. Así
se podía tener una mejor coordinación en la protección y en los momentos de
formar compañías volantes.
150
Adelante se explicara con detalle la función de una hacienda interna.
151
DBCAH-AGNM-2Q203-467 Provincias Internas Vol. 29, pág. 115-120.
152
AHM, C, vol. 11, exp. 2.
69
claro que el valle de San Antonio fue despoblado parcialmente o completamente
en tres ocasiones por los constantes conflictos de la región.153 El 15 de marzo de
1694 se permitió la entrada de las haciendas trashumantes al valle de San
Antonio, siempre y cuando se entrara con escolteros.154 El 13 de marzo de 1696
en el valle de San Cristóbal, un nuevo auto del gobernador Juan Pérez Merino fue
implementado: se les solicitaba a los mayordomos implementaran escoltas en la
haciendas.155 El uso de escolteros en los valles sureños fue una necesidad para
finales del siglo XVII.
A principios del siglo XVIII se pueden ver que las haciendas en San Antonio
de los Llanos comenzaron a tener estos hombres dedicados a la defensa. 158
Mientras que en el valle de San Cristóbal su número no creció a comparación del
valle de San Antonio. En 1711 el sargento mayor Sebastián de Villegas Cumplido
comentaba que el valle de San Cristóbal se defendía a consta de su capital
económico y humano. Alegando que la mayoría eran “bagos” pertenecientes a las
haciendas trashumantes que al ver el peligro cambiaban de agostaderos.159
153
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, pag. 87.
154
AGN, RDC, vol. 38, f. 5v-7v. El gobernador Juan Pérez de Merino comentaba que el valle de San Antonio
era el peor de todos los valles del Nuevo Reino de León.
155
AHM, C, vol. 23, exp. 5, f. 3-4 no.2.
156
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 502
157
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, págs. 103-104.
158
AHM, P, v. 7 -1700-1704, exp. 1, f. 166-171 no. 86.
159
AGN, RCD, vol. 38, f. 116-138v.
70
Durante la guerra de 1709-1715 el gobernador de Mier y Torre solicito la creación
de una compañía volante formada por escolteros, la mayoría pertenecía a las
haciendas de San Antonio.
160
DBCAH-AGI-2Q148-Vol. 89, Págs. 25-29.
71
Las compañías volantes se dividían en diferentes categorías según el
criterio de este trabajo: a) compañías particulares que eran solicitadas por
hacendados de la región con el fin de hacer “entradas” por los estragos
ocasionados por los indios fronterizos y obtener congregas;161 b) compañías
mixtas que eran lideradas por los hombres de cargo militar y económico
sobresalientes de la región. Esto obedecía un mando central y era resultado de la
“junta de guerra”;162 y c) compañía central que era dirigida por el gobernador en
turno, desde lo militar o políticamente, cuando las amenazas sobrepasaban la
normalidad establecida.163 En sus distintas modalidades estas compañías fueron
la reacción ante las múltiples problemáticas que enfrentaba la región en tiempos
de conflictos.
Dentro de estas compañías volantes el papel del indio auxiliar fue crucial.
Solía desempeñarse como espía que se infiltraba en las naciones alzadas y
brindaba la información necesaria para neutralizar o eliminar las incursiones de
nómadas.164 También fungía como intérprete y emisario entre las naciones; y
teniendo sus propios cuerpos móviles o compañías volantes de naturales o
tlaxcaltecas.165
161
AGN, RCD, vol. 38, f. 143v-144v. AGN, RCD, vol. 38, f. 173v-175. La mayoría de las causas de dichas
incursiones de indios fronterizos fue provocada por los hacendados, obteniendo motivos y las vías legales
para poder hacer sus entradas a las rancherías. Estas se solicitaron al menos hasta 1715.
162
AGN, RCD, vol. 38, f. 58-58v. DBCAH-AGI-2Q148-Vol. 89, Págs. 27-28. de León, “Relación y discurso del
descubrimiento,” 87-89. Los responsables tenían cargos militares y eran los dueños de las haciendas.
163
AHM, C, vol. 11, exp. 2. AGN, H, vol. 30, exp. 15. AHM, C, vol. 17, exp. 14. Gobernadores como Nicolás de
Azcárraga, Cuervo de Valdés y José Fernández de Jáuregui.
164
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 40-41, 50, 59,
165
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 62-63, 68-69.
72
de españoles hasta las de tlaxcaltecas y otras integradas por indios naturales del
área con sus respectivos caudillos o capitanes.
166
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 62-63.
167
BLAC-PSAC, Caja II, #24.
168
DBCAH-AGI-2Q148-Vol. 89, Pág. 25. Una legua representa un área de 6,680 metros cuadrados.
73
incursiones de los indios fronterizos, al momento de llegar a socorrer era
demasiado tarde por las largas distancias, los incendios provocados y en algunos
casos las bajas de pastores.
169
DBCAH-AGI-2Q146-Vol. 81, Pág. 178-179. Reglamento para todos los presidios de las Provincias Internas
de 1729
74
otorgo dicho nombre.170 El hecho que haya sido un hombre de escolta el que le
otorgara el nombre y fuera el último sin cambio alguno hasta tiempos presentes,
nos habla que dicho acontecimiento fue relevante para los escoltas. Ayudando a
identificar un área de peligro, donde futuras escoltas continuarían transitando
dicho camino y confiando en la protección divina, para su seguridad y sus
encargos.
170
Leal Ríos, “Linares: primera sede,” 14.
171
DBCAH-AGI-2Q148-Vol. 89, págs. 25-26.
172
Los hombres de frontera fueron, pastores, escolteros, indios auxiliares, milicianos, militares y soldados de
presidio o cualquier individuo apto para la guerra.
75
escoltero fue vital para las funciones defensivas y ofensivas. Escoltaban los
ganados, cuidaban las haciendas y fungían como elementos proporcionados por
los hacendados ante las juntas de guerra.
173
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 508, 531-536.
76
sierras de las Tamaolipas (véase el mapa 2.3).174 De esta manera cada viaje hacia
Tampico, significaba atravesar territorio janambre por ser la única vía de
comunicación. Por lo que se puede suponer que en sus viajes el capitán Antonio
Rodríguez en 1600, el capitán Joseph de Treviño en 1609 y el sargento mayor
Jacinto García de Sepúlveda en 1633 debieron a ver tenido contacto con los
janambres.175 En 1747 José de Escandón comentaba que las vías de
comunicación se veían interrumpidas por los janambres, desde la Sierra Madre
con la costa y desde el Nuevo Reino de León con la provincia de la Huasteca.176
174
En el Nuevo Reino de León se le denominó sierra de la Tamaolipa al espacio colindante al valle de San
Cristóbal, mientras para la provincial de la Huasteca la nombro como sierra de la Tamaolipa la Nueva. La
provincial de la Huasteca ya contaba con la sierra de la Tamaolipa la Vieja, un espacio fronterizo desde el
siglo XVI.
175
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 83-84.
176
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 586
177
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 101-103.
178
Sánchez de Zamora, “Descubrimiento del Río Blanco,” 231-232.
179
Sánchez de Zamora, “Descubrimiento del Río Blanco,” 234-241. El conflicto dura aproximadamente desde
el 13 de diciembre de 1673 hasta junio de 1674.
77
resultado fue de cuarenta y ocho pastores asesinados, robo de ganado y el
despoblamiento del valle. Es importante recalcar que los janambres solo
participaron en la primera revuelta y después se retiraron a sus espacios
chichimecas. El conflicto lo continuaron los guaripas y otras naciones; pero el puro
hecho de que en sus crónicas Sánchez de Zamora le dedicara al título de su
apartado “rebelión de los indios janambres”; podemos considerar que sin su
participación no se hubiese concretado los fines bélicos que dieron como resultado
el despoblamiento del valle de San Antonio de los Llanos en 1674.
180
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 590.
181
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 588-590.
78
Mapa 2.3
Jurisdicción Janamabre entre 1690-1748
Elaboración propia.182
En el año de 1681 se considera que los janambres fueron parte del saqueo
en San Juan de la Laja y para 1682 nuevamente crearon confederaciones y
atacaron los centros poblacionales de la provincia de la Huasteca. El alcalde
mayor de Guadalcazar, Juan Gutiérrez comentó que dichos ataques se dirigieron
a Tanguachin, Salto del Agua y Puerto de los Papagayos. También que los indios
congregados de las misiones de Jaumave, Santa Clara y Monte Alberne se
sublevaron y se unieron a los janambres.183
182
Algunos datos provienen de los mapas realizados por Guy Stresser-Pean en “La Sierra de Tamaulipas y la
frontera Noreste de Mesoamérica” y por Guilhem Olivier en “Viaje a la Huasteca con Guy Stresser-Pean”.
183
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 502, 585-586.
79
Linares y la sierra Tamaolipa hasta el sur pasando el valle San Antonio de los
Llanos.184 Al menos esta área colindó con el Nuevo Reino de León y fue espacio
janambre durante los siglos XVII y XVIII.
184
DBCAH-AGNM-2Q201-456, pág. 10-12. Diario y derrotero del brigadier Pedro de Rivera. DBCAH-AGI-
2Q146-Vol. 81, Pág. 178-179. Reglamento para todos los presidios de las Provincias Internas de 1729.
McEnroe, “A sleeping army,” 109-139.
185
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 203-204.
186
AHM, C, vol. 17, exp. 14.
187
AHM, C, vol. 23, exp. 1, f. 95-96 no. 47.
188
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 223-225. Estas acciones fueron la creación de compañías
volantes y castigos para los responsables.
80
control caducos.189 Estos conflictos perduraron, fue necesario que el gobernador
se retirara, dejando al general Fernando Sánchez de Zamora al cargo del conflicto.
Esto fue una acción para mantener a raya militarmente la frontera, pues la
diplomacia no logro concretarse. Ante esto los años siguientes quedaron
enclaustrados en un panorama de guerra de baja intensidad.
Entre 1694-1696 se pueden ver autos del gobernador Juan Pérez Merino
solicitando a los mayordomos escolteros para la defensa de las haciendas. A
causa de muertes de mayordomos, pastores y robo de ganado por incursiones
janambres e indios de la Tamaolipa.190 Esto habla de que independientemente, la
guerra de alta intensidad cedió paso a una de baja intensidad. Es el resultado de
la política de cero negociaciones de los janambres ante los neoleoneses. Los
choques violentos de menor escala continuaron, fueron efectivos en el sentido que
creaban una psicosis colectiva y mantenían en estado de alerta a los neoleoneses.
Esto beneficio a los janambres, que vieron a sus enemigos paralizados, sin
expansiones territoriales y creando una desesperación por entablar negociaciones.
Los janambres otorgaron una paz endeble cuando se veían sitiados, fue una
estrategia para ganar tiempo y que fue implementada por un largo periodo. En el
momento que regresaban a sus espacios de control se desvanecía lo pactado.
189
San Cristóbal de los Gualaguises a diferencia de San Antonio, fue quemada como San Buenaventura de la
Tamaolipa.
190
AGN, RDC, vol. 38, f. 5v-7v. AHM, C, vol. 23, exp. 5, f. 3-4 no.2.
191
1703 revista de armas por el capitán Sebastián de Villegas Cumplido, AHM, C, vol. 26-a, exp.14, civ. 26 a
014. Documento transcrito en Leal Ríos, “Linares: primera sede,” 18-19. AHM, C, vol. 26 a, exp. 3, f. 7.
81
muchos de los capitanes de escuadras de los janambres fueron capturados o
murieron en los choques violentos contra los neoleoneses. Ejemplos como:
Pajarito, Chepillo, Nicolás e incluso aliados de otras naciones como Matías capitán
salinero. A través de sus declaraciones, se da cuenta de su estructura militar, el
uso del mitote y las estrategias de resistencia.192 Jean-Loup Amselle en su
investigación sobre la deconstrucción de la etnia comenta que el movimiento de
absorción se da con grupos más grandes integrando individuos, segmentos,
linajes, clanes, etc.193 Los janambres como grupo dominante de su área, logró
poner en marcha dicho mecanismo. Esto fuera solo para correrías específicas o a
través de vínculos familiares.
192
AHM, P, v. 7 -1700-1704, exp. 1, f. 166-171 no. 86.
193
Jean-Loup Amselle, “De la deconstrucción de la etnia a la conexión de las culturas: un itinerario
intelectual,” en Fronteras movedizas. Clasificaciones coloniales y dinámicas socioculturales en las fronteras
americanas, Ed. Christophe Giudicelli (México: El Colegio de Michoacan/Centro de Estudios Mexicanos y
Centroamericanos, CEMCA, 2010): 39.
194
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 527-529.
82
En el caso de San Antonio de los Llanos se despobló en tres ocasiones; fue
área donde hostilizaron los janambres desde su primer conflicto en 1673 hasta su
paz pactada en 1732. Hacia 1709 ya estaban en operaciones de nuevo en la zona
periférica de San Antonio de los Llanos y eran los inicios de la guerra de 1709-
1715.195 Entre 1710 a 1714 ya eran vistos como peligro para el Valle de San
Antonio, pues les adjudicaban tener asolado todo dicho valle. 196 No es por nada,
que dicho valle fuera catalogado como el peor de todos en 1694 y solo se
permitiera su entrada con escolteros.197 Para 1732 dicha nación ya había pactado
la paz: de esta manera no se integraron al sistema colonial (no se bautizaron o
congregaron en pueblos de indios) y sus espacios se mantuvieron intactos. 198
Desde dicho pacto los janambres no resaltaron en los siguientes conflictos al
menos los ligados al Nuevo Reino de León, mientras con la fundación de la
colonia del Nuevo Santander comenzaría una nueva ola de violencia en la nueva
jurisdicción en 1748.
195
AHM, C, vol. 36, exp. 14. AHM, C, vol. 32, exp. 1, f. 19-21 no. 10.
196
AGN, RCD, vol. 38, f. 91-91v. AGN, RCD, vol. 38, f. 116-138v. AGN, RCD, vol. 38, f. 137-137v. AGN, RCD,
vol. 38, f. 137v-139. AGN, RCD, vol. 38, f. 139-139v.
197
AGN, RCD, vol. 38, f. 5v-7v.
198
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, pág. 87. AGN, I, vol. 132, exp. 132, f. 131r-132r. En 1673 es su primer
despoblamiento; 1688 se le puede atribuir el segundo en pocas cantidades; en 1689 se vuelve a despoblar
en grandes cantidades, en 1693 se solicita se vuelva a poblar; y entre 1709-1715 se da el tercer
despoblamiento en grandes cantidades.
83
grave con la fundación del Nuevo Santander. José de Escandón comentaría al
virrey, que era la única nación que se mantenía a pie de guerra.
199
DBCAH-AGI-2Q148-Vol. 89, pág. 20-21.
200
Leal Ríos, “Linares: primera sede,” 16.
201
Haciendas locales y sus dueños estaban establecidos en la región.
84
hicieron varios intentos por establecer un corredor comercial con Tampico. Desde
1635 comenzaron a instalarse haciendas ganaderas (trashumantes e internas) en
la región, las cuales comenzaron a ubicarse en los valles del Pilón, Río Blanco,
San Antonio y San Cristóbal. Esto ayudó agilizar el poblamiento y el
expansionismo fronterizo así fuese imaginario. Dicha frontera se encontraba en
constante cambio ante las nuevas fundaciones de haciendas, por ser utilizadas
por lapsos de seis a ocho meses por el pastoreo o por el mismo abandono de
ellas por las incursiones de las escuadras de indios.
85
El número de presidios no fue abundante por el alto costo que representaba
su manutención. Las misiones fueron incipientes y no lograron sus objetivos en la
reducción por lo que fueron despobladas temporal o definitivamente. La minería no
represento una ganancia similar a otras regiones como Zacatecas o Sombrerete
donde su producción articuló la economía en sus respectivas áreas. Con la
ganadería trashumante se comenzó a impulsar la economía, por lo que para la
segunda mitad del siglo XVIII la ganadería de cría interna, pasaría a ser el eje
articulador de la economía regional.202
Las congregas duraron hasta el año de 1715 con la abolición por parte de
Francisco Barbadillo y Victoria. En teoría estaban prohibidas desde antes pero eso
no fue impedimento para que continuasen ejerciéndose. Los “vecinos españoles”
recibían el título de protectores, esto les garantizaba se les repartiera rancherías
de indios y se emplearan en sus casas, labores, haciendas o “demás granjerías”.
A cambio, los indios recibían comida y vestuario, se suponía que la instrucción
cristiana era parte, pero nunca se llevó a cabo. Algunos protectores vieron en
dichas rancherías la posibilidad de incrementar su capital, por lo que los rentaban
o vendían como esclavos.203 Eran vistos como propiedad, muchos compraban
licencias al gobernador en turno para poder traspasar, permutar o vender a los
indios. Esto era individualmente o incluidos en ventas de propiedades como
labores o haciendas. Al realizarse estas ventas se separaban familias, al venderse
los hijos, madres, padres o parientes.204 En las peticiones de congregas para
adherirlas a las haciendas, siempre se tomó como base el hacerlos cristianos y
sedentarios. En los casos cuando se aceptaban las peticiones de los hacendados,
siempre se verificaba que contara con el capital para vestirlos, alimentarlos y
202
Peña Guajardo, “La cría de ganado menor como eje articulador de la economía colonial en el Nuevo
Reino de León,” 1-25. Peña Guajardo la ubica en la primera mitad del siglo XVIII, pero para ser comienza a
consolidarse a principios de la segunda mitad del siglo XVIII.
203
Rocío González Maíz, Desamortización y propiedad de las elites en el Noreste mexicano, 1850-1870
(México: Fondo Editorial de Nuevo León/Facultad de Filosofía y Letras/Universidad Autónoma de Nuevo
León, 2011) 25.
204
DBCAH-AGI-2Q148-Vol. 89, págs. 23-24. AGN, RC, vol. 20, exp. 73, f. 182-189. En este documento de
1685 se menciona el tema de las congregas, una diferencia es que los adultos no se pueden vender y solo los
menores.
86
pagarles su jornada. El problema era en la práctica, cuando se dejaba a un lado el
aspecto legal y simplemente se explotaban.
205
DBCAH-AGI-2Q148-Vol. 89, págs. 24-25.
206
DBCAH-AGI-2Q148-Vol. 89, Págs. 22-25.
87
relaciones con los indios reducidos. Estos participaron en las compañías volantes,
las milicias vecinales o en campañas militares como resultado al haber solicitado
la paz o aceptarla.
Por último se dio la guerra viva en la región. Aquí se tomará el concepto tal
y como aparece en los documentos y no basado en cómo se da en la
historiografía regional. Luis Medina la califica como aquellos lugares donde aún se
daban los choques armados entre neoleoneses e indígenas.207 Para la
investigación, el uso de este concepto es el de un espacio con constantes
choques violentos, de baja y alta intensidad. La confederación de algunas
naciones logró desarticular las jurisdicciones económicamente provocando el
despoblamiento. El colonizador no logró hacer pactos de paz más que con
algunas naciones de indios, la rapidez de los ataques de las distintas naciones
desestabilizó la coordinación colonial y la falta de un mando central entre los
indios apostatas y gentiles creo una serie de enfrentamientos por diferentes
frentes en la región. Chantal Caillavet comenta que en el sur del imperio español
las mismas circunstancias históricas de la conquista y colonización influyeron de
modo duradero sobre la participación y recomposición de los grupos autóctonos:
es el caso, en zonas de encarnizada resistencia a los españoles, de la
implantación alógena de “fronteras de guerra” que desplazan a la población y la
inducen a fragmentarse, a reagruparse de modo distinto, a ocupar espacios
nuevos, a implantarse en zonas de refugio.208
207
Medina Peña, Los barbaros del Norte, 82.
208
Caillavet, “El proceso colonial,” 77.
209
Se pueden consultar estos trabajos de investigación: Álvaro Jara- Guerra y Sociedad en Chile: La
transformación de la guerra de Arauco y la esclavitud de los indios; Lorenzo Santiago y Rodolfo Urbina- La
política de poblaciones en Chile durante el siglo XVIII; Sergio Villalobos- Vida fronteriza en la Araucanía: el
mito de la guerra de Arauco; y Guillaume Boccara- El poder creador: tipos de poder y estrategias de sujeción
en la frontera sur de Chile en la época colonial. El Reino de Chile durante el siglo XVI y XVII, paso por una
88
En el Nuevo Reino de León desde que se implementaron las entradas
esclavistas durante la segunda mitad del siglo XVI, la región comenzó a
desgastare interétnicamente. Como consecuencia se fortaleció la desconfianza y
dañaron las relaciones entre los espacios coloniales y los de resistencia. Durante
los primeros treinta años del siglo XVII fueron de constante robo de ganados,
asecho y ataques raudos tanto en centros poblacionales como en las haciendas
de la periferia. Esto no quiere decir, que los neoleoneses dejaron sus prácticas
esclavistas, al contrario siguieron efectuándose en la región. En 1632 todo cambio
con el “Requerimiento del cabildo de la ciudad de Monterrey al gobernador Martin
de Zavala” en el cual se sugirió el nuevo modelo de hacer la guerra
implementando políticas radicales contra el “indio alzado”.210 Lo implementado fue
“Los indios de mayor edad mueran por sus culpas, o que, por lo menos, se les
quite la mano derecha y desoque de los pies, y las mujeres y muchachos, de cinco hasta
veinte y cinco años, salgan fuera de este dicho reino por el tiempo que S.S. viere y juzgare,
que, como más dóciles, se puede arraigar en ellos la costumbre de los españoles y perder
ellos el mal natural de sus padres; pues fuera de este dicho reino, consiguieran el útil de
ser criados en vendrán a ser cristianos. Lo cual en esta ciudad, ni en la dicha villa de
Cerralvo, no se puede conseguir, porque, por mucha guarda que en ellos se pone, se
serie de acontecimientos que años posteriores se reflejarían en nuestra área de estudio. Hablamos de un
espacio en donde la pacificación y la colonización fueron necesarias; la minería no fue fructífera y la que se
dio, se vio afectada por los constantes conflictos con los indios de los contornos; la economía se articuló con
la ganadería menor (la mayor también se dio) y surtieron su capital de Perú con la derivación de los
productos; mantuvieron un sistema jurídico que los proporciono de mano de obra (esclavitud y trabajo
forzoso a raíz de la Guerra de Arauco); la ayuda de indios auxiliares; dispositivos de poder: expedición
guerrera, encomienda, la esclavitud, el fuerte y el requerimiento. Hal Langfur, The forbidden lands. Colonial
identity, frontier violence, and the persistence of Brazil’s eastern Indians, 1750-1830 (Stanford: Stanford
University Press, 2006) 21-23, 30-31. En el Brasil colonial, de igual manera tuvieron que lidiar con estos
constantes encuentros violentos, pues la finalidad era apoderarse de los espacios. La región fue Sertão
Oriental y su principal fuente de riqueza fue la minería con extracción de oro, diamantes y esmeraldas. Pero
la avanzada portuguesa en su proceso de dominar espacios, se transformó en choques violentos que
terminaron en un conflicto armado en 1808. Los botocudos, puris y pataxos ejercieron una guerra de
guerrillas, buscando refugio en las zonas boscosas de la frontera de Minas Gerais. Langfur comenta que fue
una guerra donde se dieron encuentros violentos, por largos periodos de tiempo y que en ciertas ocasiones
fueron a gran escala sus conflictos.
210
García-García, A medieval frontier, 89-90. Carlos Sempat Assadourian, Zacatecas: conquista y
transformación de la frontera en el siglo XVI. Minas de plata, guerra y evangelización (Ciudad de México: El
Colegio de México, 2008) 59. Durante la guerra chichimeca se usó la guerra defensiva y la guerra ofensiva.
Una era como respuesta ante los ataques mientras la segunda fue la creación de cuerpos móviles para hacer
excursiones en los espacios de los nómadas.
89
vuelven, como tan cercanos a su tierra, y dan razón de todo lo que han visto y oído a los
españoles”211
211
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 89-92.
90
CONCLUSIONES
El expansionismo fronterizo no fue fructífero pues nunca logro pasar de la sierra
de la Tamaolipa y las llanuras janambres. Desde los inicios de la primera mitad del
siglo XVII la frontera se quedó inmóvil, a veces retrocedía y después recuperaba
los espacios perdidos pero nunca logro pasar las fronteras naturales. Dichos
espacios fueron usados por las naciones en los momentos de confrontación que
vivieron las dos culturas. Las tácticas, su uso como fortificación y el conocimiento
geográfico beneficiaron a los indios de guerra en sus contiendas. Esto les ayudo a
mantener el control territorial por un lapso de cien años deteniendo la expansión
colonial.
Entre los actores, se observan a los indios de guerra, los escolteros y los
janambres. El énfasis sobre ellos, se debe a que mantuvieron en constante estado
de hostilidad los espacios fronterizos. Desde la entrada de las haciendas
trashumantes al sudeste hasta los múltiples conflictos que se dieron. La compra
de paz fue usada, por lo que la tranquilidad se dio de forma pausada en algunos
valles. Las haciendas trashumantes por su interés de expandir sus espacios de
control, quebrantaron los pactos de paz y esto creo los primeros conflictos
armados. La guerra viva fue un sinónimo del deterioro de las relaciones
interétnicas. Este es el panorama que se comenzara a vivir después de 1670 en
los valles sureños por el afán del avance colonial.
91
TERCERA PARTE
92
Este capítulo se divide en tres apartados: el inicial se enfoca en los
primeros intentos por establecer una “divisoria baluarte” en el valle de San Antonio
entre 1685-1686; el siguiente apartado se enfoca en el segundo intento realizado
en el valle del Pilón entre 1701-1702; y por último, una sección que se encarga del
estudio de la dinámica del valle de San Cristóbal en la que la frontera circular
funcionó como primer paso de transición hacia la villa defensiva (divisoria
baluarte).
93
factores que forjaron los espacios en conflicto y la implantación de una divisoria
baluarte.
94
VI – EL SURESTE: EL RETROCESO FRONTERIZO Y EL PRIMER
INTENTO POR LA DIVISORIA BALUARTE (1670-1685)
El sureste comenzó a tener la atención del gobierno cuando los ataques a las vías
de comunicación, haciendas y ganados se comenzaron a multiplicar. La hacienda
de Matehuala, ubicada en los límites del sur con la provincia de Charcas, era la
delimitación territorial entre dichas jurisdicciones y la entrada de los ganados
trashumantes a la región. En 1671, la nación tetecora (indios del norte) atacaron
una recua de Antonio Méndez, quien venía en compañía del licenciado Diego
Álvarez, presbítero domiciliario del pueblo de Huichapan de la Nueva España, y
que contaba con una hacienda de ovejas en la jurisdicción. Se perdieron
mercancías, mulas y la muerte de un español y un indio laborío. El ataque se dio
en la parte trasera de la recua, por lo que Antonio Méndez al ir al frente pudo
escapar y dar aviso de lo sucedido en el puesto de Río Blanco. El capitán
Fernando Sánchez de Zamora salió con algunos soldados al lugar del acecho
donde solo encontró la mercancía destrozada (práctica común de los indios al no
poder llevar el resto del botín) y los cuerpos de los difuntos.212
En el mismo año se atacó otra recua del capitán Miguel de Escamilla, que
provenía del Valle de San Antonio con cargas de maíz. En este caso fueron indios
fronterizos de la sierra de Tamaolipa, los que interceptaron la recua y la asaltaron.
De Escamilla logro escaparse y dar aviso al capitán Alonso de León, quien con
una compañía volante salió a resolver el atraco.213 Se puede ver que tanto en las
incursiones de los indios del norte como en la de los indios fronterizos, cada
jurisdicción empleaba a sus militares para resolver los atracos. En los valles de
Río Blanco y San Antonio era el capitán Sánchez de Zamora mientras en los del
Pilón y San Cristóbal el capitán Alonso de León en estos casos. La división entre
las jurisdicciones era la Sierra Madre Oriental y su conexión con el cañón de Santa
Rosa y el camino de San Cristóbal a San Antonio.
212
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 107.
213
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 107.
95
reducción de la frontera. Dicho valle contaba en su jurisdicción con las misiones de
San Antonio de los Llanos y San Bernandino, administradas por religiosos de San
Francisco; y estaba habitada por población española, mestiza, indios laboríos y
chichimecas; y contaba con labores, estancias y haciendas de ganado
trashumante. Dicha frontera no llevaba ni la década de haberse establecido en el
sureste del Nuevo Reino de León para cuando se dio su retroceso. 214 El sur lo
conformaba el valle de Río Blanco (sus misiones de Santa María de los Ángeles y
San José de Río Blanco) y el valle de San Antonio (sus misiones de San Antonio
de los Llanos y Bernandino).
214
Valle de San Antonio se establece en 1666, su misión de San Antonio de los Llanos en el mismo año y en
1667 la misión de San Bernandino.
215
Salvador Álvarez, “Manuel San Juan de Santa Cruz: gobernador, latifundista y capitán de guerra de la
frontera norte” Revista de Indias LXX, no. 248, (2010), consultado 22 de noviembre de 2014: 101-126.
http://revistadeindias.revistas.csic.es/index.php/revistadeindias/article/view/703/774. En la Nueva Vizcaya,
se dio una expansión territorial a través de las haciendas agrícolas en la segunda mitad del siglo XVII.
Logrando consolidar los espacios, la hacienda juega un papel importante como modelo de poblamiento.
216
Sánchez de Zamora, “Descubrimiento del Río Blanco,” 239.
96
tranquilizar las tensiones entre los dos bandos, aunque esto no quiere decir que
no se realizaran incursiones de indios para robar ganado. Desde su fundación en
1666 y hasta 1673, las negociaciones de paz fueron fructíferas a pesar de que los
robos y hostilidades continuaron aunque sin gran repercusión.
217
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 109-110. Sánchez de Zamora, “Descubrimiento del Río Blanco,”
236-237.
97
al contar en su mayoría con mujeres y niños, hubieran sido un blanco fácil, un
sinónimo de una débil defensa pero con escasas ganancias.
98
Las tácticas para evadir la repercusión ante una compañía volante que
saliera desde el Valle de San Antonio, fue dejar escuadras de indios fronterizos
con el objetivo de dar tiempo para la introducción del botín hacia su base de
operaciones. Por lo que toda población de la periferia hacia el interior del valle fue
atacada y quemada. La única defensa fue que la gente se congregara en el real
del valle bajo el mando del capitán y seis soldados en lo que tenían respuesta del
gobierno. Una estimación es que las primeras haciendas atacadas (ganado
trashumante) fueron las que representaban mayor ganancia, pero aún quedaron
haciendas en toda la periferia del valle. De esta manera las escuadras que
estaban acechando toda hacienda recolectaron un segundo botín. Algo con lo que
no contó el segundo grupo de escuadras fue la intercepción del gobernador con
dos compañías volantes (ochenta soldados en total). 218 Fue en la boca de San
Marcos donde se pudo sólo recuperar cuatro mil cabezas de ganado menor
(carneros) y veinte y dos cabezas de ganado mayor (caballos); con un saldo de
ochos indios fronterizos muertos, un soldado herido y otro de gravedad.
218
AHM, C, vol. 11, exp. 2.
219
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 109-110.
99
colonial no se logró mantener una guerra por su alto costo y por la lejanía entre los
presidios y los valles ganaderos del sudeste.
100
lograr su objetivo durante el lapso nocturno al amanecer se retiraron con un botín
menor hacia la Tamaolipa; la contraofensiva de Sánchez de Zamora fue la
creación de una compañía volante la cual los persiguió hasta su base de
operaciones. La respuesta de los indios fue recibirlos con el uso de lajas o piedras
dejándolas caer desde lo alto de la sierra. Se estimó un número superior de
setenta y seis indios, los cuales escaparon por las faldas de la Tamaolipa y atajos.
Este fue el final de dicha incursión desde la Tamaoilpa, los hurtos continuaron
pero a menor escala en la región y siguieron comprometiendo tanto a pastores
como a mayordomos.220 Al final se recuperó el ganado hurtado con algunas bajas
y en cambio los novecientos cabritos en estaca fueron aniquilados.
220
Sánchez de Zamora, “Descubrimiento del Río Blanco,” 237-239.
101
San Antonio fue rápido, mientras que el de Río Blanco se mantuvo por un lapso de
cuatro meses. Este motivo pudo a ver sido crucial para aceptar las negociaciones
por parte de los indios en conflicto y desbaratar la confederación. La diplomacia
fue aceptada, los indios apóstatas (bocalos y guaripas) aceptaron regresar a sus
pueblos de indios, no se les castigaría y se invitaba a las naciones gentiles se
redujeran. También esto nos habla de la importancia de los janambres en el
conflicto, pues fue un duro golpe para los neoleoneses y conocieron el poder tanto
político como militar con el que contaban. No por nada en los despoblamientos
tanto parciales o por completos de San Antonio los janambres siempre fueron
actores principales.221
221
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, pág. 87.
222
Peña Guajardo, “La cría de ganado menor como eje articulador de la economía colonial en el Nuevo
Reino de León,” 1-25. La ganadería llego al Nuevo Reino de León en 1635 a través de haciendas
trashumantes a los valles sureños de la jurisdicción.
223
AHM, C, vol. 11, exp. 2.
102
poblamiento una vez más en el valle de San Antonio. Al menos para antes de
1683 ya estaba de nuevo bajo la batuta colonizadora. Por lo que se puede estimar
un restablecimiento de las relaciones interétnicas a través de negociaciones de
paz. Pero cada jurisdicción manejaba distintos problemas, pues mientras las
haciendas trashumantes deterioraban sus relaciones a través de distintas causas,
en el valle del Pilón era notorio el proceso de congrega con mayor fuerza que el
sur. Por lo que no es de sorprenderse que al año siguiente, en 1675, se tenga una
campaña contra los borrados ubicados en la sierra de la Tamaolipa. Muchas de
las peticiones de mercedes de indios eran de nación borrados provenientes de
dicha sierra o sus alrededores.224
224
AHM, C, vol. 11, exp. 21.
225
AHM, C, vol. 13, exp. 3, f. 9-10.
103
paz era menor la inversión de capital económico insertada, que invertir en una
guerra que llevaba desde las primeras fundaciones a finales del siglo XVI. Era
preferible otorgarles ropa, comida, sacramentos cristianos, un lugar donde
ubicarse, ganado menor y mayor y la incorporación a la fuerza de trabajo que
atender diferentes levantamientos en la región lo que representaba gastos
mayores para el reino. Las villas de españoles también se consideraron por
religiosos, políticos y militares de la región con dos propósitos; la creación de
fundaciones defensivas para la implementación de una divisoria baluarte para el
resguardo de la frontera y una división jurisdiccional que ayudaría a coordinar y
negociar los espacios secundarios eficazmente.
226
AGN, RC, vol. 19, exp. 143, f. 313-315.
104
no era lo mismo vivir en las haciendas que en los pueblos de indios o misiones.
Los indios encomendados eran cazados a través de contingentes de soldados,
insertados en las haciendas en épocas de cosechas y después liberados a los
montes. De esta manera el hacendado no gastaba en alimento y no suministraba
los sacramentos cristianos. La venta de adultos estaba prohibida, por lo que era
común vender a los menores de edad o simplemente mandarlos fuera del Nuevo
Reino de León.227
227
DBCAH-AGI-2Q148-Vol. 89, págs. 22-25. McEnroe, From Colonony to Nationhood, 45.
228
AGN, RC, vol. 20, exp. 73, f. 182-189.
229
1672 carta de la reina gobernadora al obispo de la Nueva Galicia, Biblioteca de la Universidad de Austin,
TX. W.B.S. No. 1409. Documento transcrito en Eugenio del Hoyo. (1963). Indios, frailes y encomenderos en
el Nuevo Reino de León. Siglos XVII y XVIII. Págs. 115-117.
105
distintas ocasiones, se redujeron a misiones y pueblos de indios y ahora una vez
más negociaban. Aceptaron la reducción una vez más, pero solicitaban cesaran
las entradas y fuera respetado el pacto. Independientemente, no se cumplió el
trato planteado, podemos ver que se comienza a entablar la diplomacia un arma
más de la guerra. Los janambres no implementarían la diplomacia durante el resto
del siglo XVII a diferencia de sus vecinos de la sierra de la Tamaolipa.
230
José G. Martínez Serna, Viñedos e indios del desierto: Fundación, auge y secularización de una misión
jesuita en la frontera noreste de la Nueva España (Monterrey: Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo
León, 2014) 30.
231
1684 testimonios contra frailes misioneros en el Nuevo Reino de León. Fray Francisco de Ayeta: carta al
rey sobre las misiones del norte, rarísimo impreso sin lugar ni fecha de edición. Documento transcrito en
Eugenio del Hoyo. (1963). Indios, frailes y encomenderos en el Nuevo Reino de León. Siglos XVII y XVIII. Págs.
124-132.
106
español encargado de enseñar la doctrina cristiana con sueldo por parte del
obispo de Guadalajara.232 Estas propuestas no lograron consolidarse y en la
década de 1690 las misiones sufrirían una reducción en su número a causa de los
choques violentos. La aculturación a través de las misiones no logró concretarse
en la zona centro y sur del Nuevo Reino de León durante la segunda mitad del
siglo XVII.
Las misiones para entonces fueron las de María de los Ángeles, San
Antonio de los Llanos, San Bernandino, San Pablo de Labradores, San Cristóbal
de los Gualaguises, San Buenaventura de la Tamaolipa, San Nicolás de
Agualeguas y Santa Teresa del Alamillo. Es importante resaltar que en este
documento se habla de las misiones que se fundaron pero también que las
mismas desaparecieron. Los motivos fueron múltiples, desde problemas por
agua, hostilidades con naciones y por órdenes del gobernador.233 Dentro de la
zona de conflicto sólo estaban cinco. Bajo jurisdicción de la alcaldía mayor de Río
Blanco estaban Santa María de los Ángeles, San Antonio de los Llanos, San
Bernandino; y bajo Cadereyta se encontraban las de San Cristóbal de los
Gualaguises y San Buenaventura de la Tamaolipa.
El conflicto contra los janambres contaba con sólo trece años de haber
concluido. En 1674 se consolidó la reducción de una fracción de la confederación
como opción final. Aun en 1683 se hacia la petición para fundar una villa de
españoles con el fin de defender la frontera. Los motivos fueron que los indios
llevaban tiempo solicitando el bautizo y dejando, simultáneamente, la vida
salvaje.234 Las misiones fueron un intento de consolidar la frontera, el siguiente
paso fue la fundación de una divisoria baluarte. En 1688, Alonso Ruiz de Ocon, en
su petición de mercedes de tierra, comenta que se trasladó de la ciudad de
Querétaro al valle de San Antonio. El motivo fue que en 1686 se tenía
contemplado, junto al general Sánchez de Zamora, la fundación de una “villa o
232
AGN, RC, vol. 20, exp. 73, f. 182-189.
233
San Antonio de los Llanos y San Bernandino en 1673 son abandonadas, San Bernandino en 1689 es
incendiada y nunca se vuelve a poblar, San José de Río Blanco quedo desarticulada al menos en 1677 como
misión y Santa Teresa de Alamillo por problemas de agua en 1672.
234
AGN, RC, vol. 19, exp. 143, f. 313-315.
107
pueblo de vecinos españoles” en los límites de San Antonio.235 Dicha villa no se
fundó, pues para 1685 tras el informe del obispo de Guadalajara del estado de las
misiones y en 1686 con el segundo conflicto janambre se cancelaron los planes. El
primer intento por consolidar la seguridad o entablar la diplomacia fue un fracaso.
La política de los janambres fue simple y concreta: cero diplomacia.
235
AHM, C, vol. 23, exp. 1, f. 115-116 no. 59. Peña Guajardo, “La cría de ganado menor como eje articulador
de la economía colonial en el Nuevo Reino de León,” 1-25. AHM, C, vol. 29, exp. 7, f. 33-35. En este
documento se le otorga el título de ciudad por el gobernador Gregorio Salinas de Varona en 1706, pero no
dura ni un año y parece ser más un título simbólico por sus años al pie de la lucha en la guerra viva.
236
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 203-204.
108
la defensa del sudeste.237 El gobernador hizo revista de armas en Cerralvo, para
ver quienes se quedarían a defender la villa en el tiempo que los soldados de
presido estuvieran fuera de la jurisdicción. Se prohibió estrictamente la salida de
sus habitantes so pena de aplicar una multa de 200 pesos a quien incurriera en
dicha falta.238 Esto puede interpretarse como una prevención para evitar fuga de
información entre los indios apóstatas y gentiles y una fortificación de la villa. La
formación de estas escuadras de soldados se conformaba por varias
jurisdicciones, por lo que es normal ver hombres como Juan Núñez de Carbajal
alcalde mayor y capitán de presidio de Cerralvo y el alférez Sebastián Villegas de
Cumplido de la jurisdicción de Cadereyta.
237
AHM, C, vol. 23, exp. 1, f. 114 no. 58. AHM, C, vol. 23, exp. 1, f. 115-116 no. 59. En esta petición de
Mercedes hecha por Alonso Ruiz de Ocon, comenta que por la muerte de su hijo en el conflicto contra los
janambres en Octubre de 1686 despobló el valle de San Antonio.
238
AHM, C, vol. 17, exp. 14.
239
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 501.
109
de malla o cuero, escudos, arcabuces, a veces pistolas y caballos con armaduras
de cuero.240 Las prevenciones del alcalde mayor de Valles fueron implementadas
y no dieron los frutos deseados.
240
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 582.
110
El conflicto no sólo era parte de la zona sureste del Nuevo Reino de León.
La misma capital, la ciudad de Monterrey, atendía otros conflictos en la banda
norte, como el robo de ganado tanto menor como mayor por parte indios apóstatas
pertenecientes a las villas cercanas a Monterrey.241 A pesar de los continuos
conflictos entre los colonizadores y los indios fronterizos, los abusos continuaron
en la zona sur del reino. Las misiones del Nuevo Reino de León y de la provincia
de Río Verde, denunciaron a través del fray Martin Herrán los abusos cometidos
por parte de los hacendados.
241
AHINAH, serie Monterrey, r.8, exp. 58.
242
DBCAH-AGNM-2Q200-453 Misiones, vol. 21, p. 1, 1623-1810. Págs. 52-59.
111
pero al momento de su llegada únicamente se pudo capturar una parte de la
confederación. La mayoría estaban seguros en la sierra Tamaolipa o en las
llanuras de los janambres. Esto no detuvo que continuaran haciendo excursiones
para localizar y apresar los responsables de los ataques. Resultando ser jornadas
poco fructíferas y demasiado costosas.
Al ver que la vía armada no daba resultados, se intentó negociar con las
fracciones. La negociación no fue una vía para la confederación janambre, por lo
que fue rechazada y se mantuvieron al margen del conflicto. La solución fue la
creación de una compañía volante que se mantuviera en la región mientras
lograban castigar o negociar. El encargado fue el sargento mayor Carlos Cantú,
vecino del valle del Pilón. Sus jornadas tuvieron más éxito, ya que lograron
capturar veinte sospechosos, los identificados fueron ahorcados y el resto
mandados a cumplir sentencia en haciendas de Mazapil y Bonanza. Meses
después escaparían y se reincorporarían a sus fracciones.
112
sierra de la Tamaolipa.243 Estos soldados fueron retirados con la entrada del
alférez Sebastián de Villegas Cumplido en 1691, quien a través de su capital
económico y humano mantuvo la frontera.
243
AHM, C, vol. 25, exp. 3, leg. 2. DBCAH, AGI-2Q145, vol. 74, pág. 3. El Obispo de Guadalajara entre 1697-
1699 en su visita hace énfasis en las misiones del sur, mencionando solo a las de Río Blanco y San Antonio.
244
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 223-225.
245
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 224-225.
113
al apresarlos su intención era mandarlos como símbolo de negociación, al
otorgarles obsequios y a manera de acto de buena fe, les brindaba la libertad. La
política implementada por la confederación fue cero negociaciones, ya que tanto
en la sierra Tamaolipa o como en los llanos de los janambres se llevó a cabo. El
caso del padre atravesando a su hija de una flecha nos habla de la realidad que
vivían los indios de guerra. Sabían que una captura significaba (en el caso de los
adultos), la muerte o ser mandados como esclavos a ciudades como México,
Querétaro o Puebla, mientras los jóvenes eran integrados a congregas con fines
de trabajo forzado. Esto se puede interpretar como una forma en la que el indio
prefería ver morir a su hija, a que fuera una esclava más. Muchas de las prácticas
culturales tienen un significado distinto al dado por los colonizadores, un ejemplo
es cuando nacía un infante con malformaciones en los brazos o piernas se le daba
muerte. Ya que un hombre no sería apto para la caza y la guerra, especialmente
cuando su cultura se regía por la violencia. Mientras para el colonizador, desde su
visión católica no era más que un acto de “barbarie”.
114
Para 1689 se mandó sancionar a los involucrados de tales actos, ya que
ciertas prácticas fueron las que generaron los conflictos años recientes y el
abandono de misiones. El temor de una gran rebelión en conjunto de indios
apóstatas y gentiles era lo que predecía el fray Martin Herrán. Su experiencia en
Río Verde le daría la razón años después. En 1694, el gobernador Juan Pérez de
Merino le comentaba al virrey conde de Galve, que el valle de San Antonio no
encontraba dentro de una zona de seguridad. Los constantes ataques que habían
sufrido las haciendas trashumantes y de cría interna fueron un sinónimo de
inestabilidad en la frontera. En su visita comentó que dos pastores fueron
asesinados, el peligro que representaba introducir nuevas haciendas que
colindarían con los espacios de la sierra Tamaolipa cada vez se agravaba. Una
solución para minimizar la violencia en la frontera fue la solicitud de “escolteros”
para el cuidado del ganado en el Valle de San Antonio por los constantes
ataques.246 En noviembre de 1695, se volvió a solicitar escolteros a través de un
nuevo auto del gobernador. Los conflictos continuaron, el 12 de Marzo de 1696,
fue el tercer auto del gobernador, solicitando escolteros para las haciendas
trashumantes en el valle de San Cristóbal. Dichos valles continuaron sufriendo
robos de ganado y algunas muertes de pastores a manos de los indios de la
Tamaolipa y Malinche.247 El capitán Pajarito junto con una escuadra de janambres
entre otras naciones eran los responsables de los atracos en esas áreas. Los
janambres hicieron correrías tanto en el valle de San Antonio como en el de San
Cristóbal. La paz parecía no darse por ningún motivo y las compañías volantes
fueron demandadas y enviadas solo cuando se trató de una guerra de alta
intensidad. Cuando se trataba de robos menores quienes se encargaban de los
atracos fueron los mismos vecinos y los escolteros. Cada valle contaba con un
registro de escolteros por hacienda, con el fin de conocer el capital humano y de
armas para las compañías volantes.
246
AGN, RCD, vol. 38, f. 5v-7v.
247
AHM, C, vol. 23, exp. 5, f. 3-4 no. 2.
115
convocados desde Monterrey y Cadereyta. Su objetivo era castigar a los
janambres y los borrados ubicados en las sierras de la Malinche y de la
Tamaolipa. Todo a causa del asesinato de Miguel Jiménez en el mes de junio (fue
confirmado vecino de San Antonio). El capitán Sánchez de Zamora de igual
manera argumentó el peligro que corrían las jurisdicciones fronterizas y la
necesidad del apoyo de la capital.248 La respuesta por parte de los nómadas fue
rápida, la misión de San Cristóbal fue incendiada.249 San Antonio de los Llanos
solía estar en constante conflicto, por temporadas recuperaba espacios y se
poblaba mientras en otras ocasiones perdía lo logrado. Desde 1673 hasta 1696 su
valle fue despoblado por completo o parcialmente durante los lapsos de choques
violentos. El valle de San Cristóbal no volvería a sufrir ataques semejantes como
los del valle de San Antonio. Es durante 1691 hasta 1701 que la guerra continuó
en una modalidad de baja intensidad, solo en 1696 volvió simultáneamente a la
alta intensidad.
248
AHM, C, vol. 23, exp. 1, f. 98-99 no. 48.
249
AGN, RCD, vol. 38, f. 116-138-v.
116
Mapa 3.1
Zona sur del Nuevo Reino de León en 1700
Elaboración propia.
250
Sin Autor, Testimonio de los documentos relativos a la fundación de la ciudad de Montemorelos, antes
Valle del Pilón, del Estado de Nuevo León y Coahuila (Monterrey: Imprenta del Gobierno, 1863) 1-20.
117
frontera y reducir los ataques de los indios de guerra.251 Nunca se logró concretar,
por lo que años después sólo se estructuró un nuevo valle llamado de la Mota. La
primera alcaldía mayor de San Mateo del Pilón fue hasta 1718 y conservó su
estatus de valle.252
251
AGN, RCD, vol. 38, f. 27-30.
252
BLAC-PSAC, Caja II, # 14. Olvera Sandoval, “Montemorelos: reino del piloncillo,” 278. Olvera Sandoval
comenta es en 1730, pero en el juramento de alcaldes mayores y tenientes de 1718 San Mateo del Pilón
cuenta con la alcaldía mayor a cargo de Manuel Ángel de Robles y Manuel García de la Riva. McEnroe, From
Colony to Nationhood, 48. McEnroe comenta que la fundación se concretó en inicios del siglo XVIII, pero en
el AHM no se encuentra documento que valide esto.
253
Félix Benito, “Reflexiones sobre la ciudad amurallada” en Ciudades y fortalezas del siglo XVII. Cartografía
española y americana en la Biblioteca Nacional del Perú, Eds. Ramón Gutiérrez y Félix Benito (Lima:
Biblioteca Nacional del Perú/Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana, 2014) 20. García-
García, “A medieval frontier,” 28-29.
254
Giudicelli, “Encasillar la frontera,” 161-201.
118
León alcalde y capitán de presido de San Juan Bautista de Cadereyta). 255 No tenía
sentido la fundación de una villa en el Pilón que tendría la misma problemática de
Cadereyta: largas distancias y un gasto innecesario en capital económico y
humano, debido a que el valle de San Cristóbal ya contaba con un capitán a
guerra “del valle y frontera” quien coordinaba las funciones político-militares. Esto
explica porque se sustituyó al presidio en las jurisdicciones sureñas en la segunda
mitad del siglo XVII. Fueron las haciendas las que, a través de sus hombres
experimentados en la frontera, llenaron el vacío de poder que dejaron el presidio y
consecuentemente la misión. Aun así la hacienda no fue suficiente para
estructurar los espacios sureños, por lo que buscaron la erección de una divisoria
baluarte para consolidar el proyecto colonizador.
255
AHM, C, vol. 23, exp. 1, f. 34-35 no. 18. Israel Cavazos Garza, Cedulario autobiográfico de pobladores y
conquistadores de Nuevo León, Tomo II (Monterrey: Biblioteca de Nuevo León, 1964) 30. Cavazos en su
trabajo de descripción de pobladores, las peticiones de mercedes por méritos de guerra en los distintos
valles son notorias.
119
El hecho que a inicios del siglo XVIII se mandara una petición desde Monterrey de
ayuda a la junta general en la ciudad de México, la cual solicitaba cincuenta
“arcabuces de rastrillo” y “cuatro quintales de pólvora” para la defensa de la capital
del Nuevo Reino de León desnudo las necesidades militares. Por lo que el virrey
José Sarmiento de Valladares hace mandamiento al gobernador de Coahuila para
verificar el estado en que se encontraba la situación en la ciudad de Monterrey. 256
En pocas palabras quería verificar el peligro que representaba la confederación
cenizo-alazapa y si era necesaria la petición de armamento solicitada.
256
AGN, RCD, vol. 38, f. 18-18v. AGN, RCD, vol. 38, f. 17-18. AGN, RCD, vol. 38, f. 16-17. AGN, RCD, vol. 38, f.
18v-19.
257
AGN, RCD, vol. 38, f. 26.
120
San Antonio y de San Pablo) fueron los encargados de dichas jurisdicciones
Véase el mapa 3.2). Mantenían los cargos militares, eran hacendados y sus
intereses estaban de por medio, por lo que contenían a raya la frontera con su
capital económico y humano. Luis García comenta que en los asentamientos
fronterizos durante la época colonial, los mandos políticos y militares se
concentraron bajo una sola figura de autoridad.258
Mapa 3.2
Jurisdicciones de la zona sur del Nuevo Reino de León en 1710.
Elaboración propia.259
258
García-García, “A medieval frontier,” 63. Álvarez, “Manuel San Juan de Santa Cruz: gobernador,
latifundista y capitán de guerra de la frontera norte,” 101-126. Un ejemplo de la consolidación de poder
militar es el caso del nombramiento de teniente de gobernador a De Santa Cruz por el virrey, por mantener
a cuesta suya la frontera norte de Chihuahua durante la primera mitad del siglo XVIII. Olvera Charles, La
resistencia nativa, 146-147. Argumenta cotos de poder en hacendados, con títulos políticos y militares en las
fronteras. Con la función de mantener el control fronterizo, protección a las poblaciones y combatir a los
indios.
259
Algunos datos se toman de Arreola Meneses, “Poblamiento y conformación espacial”.
121
mayor entre 1720-1741 y por último el capitán Fernando Sánchez de Zamora
(bisnieto) teniente de alcalde mayor de 1742-1746.260 Estuvieron presentes en los
choques violentos de baja y alta intensidad que se dieron en las jurisdicciones.
Dentro de los objetivos del general Fernando Sánchez de Zamora estuvo fundar
una villa de españoles en el valle de San Antonio, la cual nunca se concretó por
los constantes conflictos. La implementación de una divisoria baluarte siempre
estuvo presente hasta tiempos del gobernador José de Jáuregui. Para fundar una
villa se requería cierto capital económico, pero ofrecía ventajas, como acceder a
los títulos políticos y militares.
260
Arreola Meneses, “Poblamiento y conformación espacial,” 118-120. Peña Guajardo, “La economía
novohispana,” 85-86.
261
De León, Alonso “Derrotero, diario y demarcación de la primera expedición del general Alonso de León”
en Historia de Nuevo León con noticias sobre Coahuila, Tamaulipas, Texas y Nuevo México, escrita en el siglo
XVII por el Cap. Alonso de León, Juan Bautista Chapa y el Gral. Fernando Sánchez de Zamora, Ed. Israel
Cavazos Garza, (Monterrey: R. Ayuntamiento de Monterrey 83-85, 1985) 194-202.
262
AHM, C, vol. 21, exp. 8, f. 1-2.
263
AHM, C, vol. 22, exp. 15, f. 1-14. AHM, C, vol. 25, exp. 3, leg. 2.
122
estando bajo jurisdicción de la villa de Cadereyta). En 1696 ya era el encargado de
tomar lista de los escolteros y tipo de armamento con los que contaban las
haciendas trashumantes en el valle de San Cristóbal.264 Sebastián de Villegas
contaba con el poder militar, político y económico para poder mantener a raya la
frontera a su costa.265 Fue fiador de dos gobernadores con la suma de mil pesos
en oro común, el primero en 1703 con Francisco Báez Treviño quien en ese
mismo año le otorgó el cargo de sargento mayor y el segundo en 1718 con Juan
Ignacio Flores Mogollón.266
264
AHM, C, vol. 23, exp, 1, f. 34-35 no. 18.
265
AHM, P, vol. 9 -1709-1712, exp. 1, f. 428-429 no. 152. AHM, P, vol. 9 – 1709-1712, exp. 1, f. 143-144 no.
38. AHM, P, vol. 7 -1700-1704, exp. 1, f. 264-265 no. 130. AHM, P, vol. 7 -1700-1704, exp. 1, f. 258-259 no.
126. AHM, P, vol. 6 -1695-1699, exp. 1, f. 44-45 no. 25. Dentro del poder económico destacan otorgar
arrendamientos, hacer donaciones para capillas, préstamos a pueblos de indios tlaxcaltecos, ser fiador en
arrendamientos, compra de esclavos de raza negra, etc.
266
AHM, AC, vol. 002, exp. 1703/002. AHM, AC, vol. 002, exp. 1718/004. Forma de encontrarse en el archivo
antes de ser digitalizado. Peña Guajardo, “La economía novohispana,” 83.
267
AHM, P, v. 7 -1700-1704, exp. 1, f. 166-171 no. 86.
268
Estos janambres eran los que estaban próximos a las haciendas, no fungían como congregados pero
asimilaban la cultura colonial. Esta hipótesis se formula ante dos aspectos: primero no he localizado
123
El mayordomo Domingo Sánchez de Ocampo, ya había sufrido atentados
en su hacienda por lo que pedía refuerzos para poder contener a los janambres y
sus aliados. Comenta que en la primavera de 1702 fue cercado en su casa por el
capitán salinero Matías y su escuadra. La estructura político-militar janambre no se
limitaba a las confederaciones a través de los mitotes. Otra forma fue la vía
particular entre congregados que brindaban apoyo a los indios gentiles. De esta
manera un capitán contaba con acceso a las haciendas, donde mantenía núcleos
de apoyo: información de contiendas militares de los hacendados y hombres para
correrías ya planificadas. Esto se pactaba en los mitotes los cuales fungieron
como juntas y convocaciones de guerra. Antes de una incursión solían hacer
barricadas como cerco y como respuesta de contraofensiva si los perseguían.
También se contó con invitaciones personales de capitanes a caudillos (indios
auxiliares) para que con su gente a asistieran a los mitotes y se confederaran. Un
ejemplo de los agentes con los que contaba la estructura político-militar fue Matías
un capitán salinero. Proveniente de la frontera de la Huasteca, tenía experiencia
en la guerra de guerrilla y el uso del caballo. Mantuvo vínculos familiares con los
janambres y fungió como delegado ante otras naciones, congregas y caudillos. Ya
que se le puede estimar al menos entre seis a nueve meses operando para los
janambres a la fecha de su captura.
124
organizarse. El objetivo era la hacienda del mayordomo Sánchez de Campo; todo
se realizaría a través de la entrada de varias escuadras el 29 de noviembre. El
segundo en declarar fue Matías, capitán salinero, ratificando lo antes mencionado
por Chepillo. Comentaba que los janambres contaban que los españoles de esta
frontera eran valientes y que era motivo suficiente para darles guerra. Asegurando
a ver liderado ataques en la provincia de la Huasteca, también haber llamado para
una confederación a las naciones janambres, tamaulipecos, malincheños y boca
prietas en distintas ocasiones. Por último, fue Nicolás, de nación janambre y
ladino, quien comentó que en un inicio no se concretó la alianza, pero por las
relaciones familiares se terminó aceptando. El capitán concluyó pidiendo perdón a
dios, pues dice conocer de él y que sabe será condenado a muerte. Los motivos
que movían a los janambres y su confederación eran concretos: robar caballada y
dar guerra. La hacienda del mayordomo Sánchez de Campo invadía sus espacios
y vengar a Pajarito quien en conflictos anteriores fue abatido.269
125
de los espacios coloniales. Los lazos familiares fueron de gran importancia, debido
a que se vieron obligados a confederarse en las incursiones. Otros indios que
conformaron las ligas, fueron los congregados que sirvieron de espías y reservas
para conflictos de alta intensidad, mientras otras rancherías apoyaban en las
correrías como escuadras secundarias (véase diagrama 3.1). A inicios del siglo
XVIII la confederación de los capitanes Chepillo, Matías y Nicolás fue
desarticulada, pero durante la guerra de 1709-1715 las confederaciones janambre
tuvieron éxito azotando el sudeste.
Diagrama 3.1.
Estructura político-militar de los janambres.
Elaboración propia.
126
estado de alerta fueron el valle de San Antonio, la sierra Tamaolipa, la sierra
Papagayos y el valle de las Salinas.270 El gobernador comentó que era necesaria
la revista de armas, debido a que tiempo atrás soldados de presidio y caballos por
no ir con el armamento indicado fueron aniquilados. El gobernador Francisco Báez
Treviño, a cargo de una compañía volante, llegó al valle de San Cristóbal donde lo
esperaba el capitán Sebastián de Villegas Cumplido con un cuerpo móvil
compuesto con veinte y nueve hombres. Esta escuadra auxiliar se componía por
hombres de San Cristóbal y San Antonio (véase diagrama 3.1). Fernando Sánchez
de Zamora no tenía los hombres suficientes para defender su frontera. No sería la
última vez que la jurisdicción de San Cristóbal defendería a San Antonio. El 25 de
julio el capitán De Villegas implementó una revista de vecinos con sus armas:
cota, arcabuz, espada, adarga, pólvora, cartuchos y caballos con peto. 271 La
campaña contra los janambres fue exitosa a corto plazo, pero en realidad solo
sería el inicio de una larga guerra de alta intensidad. Las peticiones de tierras,
congregas y vejaciones continuaban, el combustible perfecto para las llamaradas
de la guerra.
270
AHM, C, v. 27, exp. 10, f. 42-43 no. 36.
271
1703 revista de armas por el capitán Sebastián de Villegas Cumplido, AHM, C, vol. 26-a, exp.14, civ. 26 a
014. Documento transcrito en Leal Ríos, “Linares: primera sede,” 18-19.
272
DBCAH-AGNM-2Q187-vol. 299, P. 1-390. Págs. 269-270. DBCAH-AGI-2Q148-Vol. 89. Págs. 22-25.
127
XVII y principios del XVIII. Las haciendas pastaban en los espacios controlados
por los indios gentiles; vejaban e injuriaban a los indios de robos falsos (hurtos que
ellos mismos realizaban); y herían, mataban o capturaban piezas para su venta.273
Cuadro 3.1
Relación de vecinos de San Cristóbal y San Antonio alistados para la
contienda contra los janambres e indios de la sierra Tamaolipa
Elaboración propia.
Por su parte, entre los motivos externos destacan los choques violentos por
parte de los indios gentiles y apóstatas. Primero en una escala de baja intensidad,
donde se hacían constantes hostilidades, muertes, incendios y robos de todo
género. Después en una escala de alta intensidad se hacían ataques por
confederaciones de naciones a pueblos, haciendas y misiones. Solo basta
recordar que para finales del siglo XVII las misiones de San Bernandino, San
Buenaventura de la Tamaolipa y San Cristóbal de los Gualaguises fueron
273
DBCAH-AGI-2Q148-Vol. 89. Págs. 25-28. AHM, C, vol. 32, exp. 1, f. 19-21 no. 10. Caillavet, “El proceso
colonial,” 76. Los intentos de penetración y los proyectos de colonización de las zonas tropicales tanto al
este y oeste de los Andes septentrionales son mucho más tardío y hasta en ocasiones en albores a fines del
siglo XX.
128
incendiadas.274 El valle de San Antonio sufrió múltiples despoblamientos y solo la
misión de San Cristóbal fue reactivada de nuevo. Las relaciones fueron tensas por
un lapso largo de tiempo. El espacio chichimeca desde las fronteras naturales de
la sierra Tamaolipa y las llanuras janambres hasta la costa del seno mexicano era
considerado un
274
AGN, PI, vol. 163, exp. 8, f. 297v. En 1706 el gobernador Salinas Varona hace mención en recuperar los
adornos de las misiones de San Bernandino y San Buenaventura robados por los indios de guerra. Leal Ríos,
Linares ayer 1712, 17.
275
DBCAH-AGNM-2Q2011-512 Provincias Internas Vol. 172, 1742-1756. Págs. 53-54. Sempat Assadourian,
Zacatecas: conquista y transformación, 95. En la guerra chichimeca el Gran Tunal represento un área
intransitable por los españoles por el peligro que representaba tanto por los nómadas como por la misma
geografía. La sierra de la Tamaolipa (y sus espacios colindantes) y las llanuras janambres se pueden
considerar espacios similares.
276
AGN, RCD, vol. 38, f. 31-32v. AHM, C, vol. 27, exp. 10, f. 34 no. 28.
129
para contener a los janambres y demás indios de guerra que asolaban la frontera.
En el valle de San Cristóbal los choques violentos se redujeron, a diferencia del
valle de San Antonio, donde incrementaron.277 Los janambres continuaron activos,
pero su atención cambió a la frontera de la provincia de la Huasteca. 278
277
AGN, RCD, vol. 38, f. 60.
278
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 527-529.
279
AHM, AC, vol. 002, exp. 1705/008. Forma de encontrarse en el archivo antes de ser digitalizado.
280
Arreola Meneses, “Poblamiento y conformación espacial,” 120. En su tesis de licenciatura muestra en un
diagrama el linaje de la Familia Sánchez de Zamora: 1659-1746. Especificando el hijo sucesor en el cargo de
alcalde mayor.
130
Independientemente de la autoridad personificada en los Sánchez, no lograron
consolidar San Antonio de los Llanos con una villa de españoles por lo que no fue
susceptible a ser un espacio controlado. Esto no significó que se detuvieran
solicitando mercedes de tierras tanto para haciendas trashumantes como internas.
Mapa 3.3
Frontera circular en acción brindando protección a la misión de San Cristóbal de
los Gualahuises
Elaboración propia.
En el caso del valle de San Cristóbal se maneja una dinámica distinta ante
el valle de San Antonio. Los únicos ataques registrados fueron antes de 1690 con
los incendios de las misiones de San Cristóbal de los Gualaguises y San
Buenaventura de la Tamaolipa. Solo la primera misión siguió activa mientras que
el espacio de la segunda fue otorgado para las fundaciones de haciendas. Con la
entrada de Sebastián de Villegas Cumplido en 1691, primero como alférez y
después como capitán a guerra del valle y frontera de San Cristóbal en 1695 se
fortaleció la jurisdicción: militar y geopolíticamente. La rápida respuesta en 1703
con un cuerpo móvil para apoyar al gobernador Báez Treviño en contra de los
131
janambres, demostraría su destreza en las tareas que se le otorgaron desde la
jurisdicción principal de Cadereyta. No pasarían dos años cuando ya tendría el
cargo de sargento mayor y protector del pueblo de indios de San Cristóbal. En un
lapso de diez años logró imponerse en la región obteniendo cargos militares,
políticos y aumentando su caudal a través de otorgamientos de mercedes de tierra
y congregas. La principal estrategia fue la implementación de la frontera circular
como primer paso en la defensa ante la falta de negociación. De esta manera
cada hacienda mantenía su defensa representando un espacio secundario, a
través de su capital económico y humano. La hacienda de nuestra señora de la
Soledad perteneciente a Villegas Cumplido representó el espacio principal que
coordinó los demás espacios secundarios: para las revistas en la jurisdicción y la
creación de compañías volantes. Salvador Álvarez comenta que para el caso de la
Nueva Vizcaya las grandes haciendas latifundistas fungieron siempre como las
principales protectoras de los viandantes que atravesaban por sus tierras.
Llamándolas haciendas-presidio ubicadas en regiones como Durango, valle de
San Bartolomé y la zona norte de Chihuahua.281 A diferencia de la Nueva Vizcaya,
en el valle de San Cristóbal las haciendas lograron crear una muralla imaginaria
para la protección del ganado trashumante y del pueblo de indios y misión de San
Cristóbal de los Gualaguises; su extensión territorial era menor en comparación y
compartía espacios con haciendas trashumantes; fungió como un primer
dispositivo de defensa y es transitoria para la divisoria baluarte (véase mapa 3.3).
Esto solo se logró ante los pocos resultados de las misiones, ya que fueron
éstas las que abrieron paso en los espacios chichimecas desde la segunda mitad
del siglo XVII. Fueron los espacios de negociación que misioneros usaron para la
reducción y fundación de pueblos de indios. Ante el fracaso del presidio y la
misión, la hacienda se fortifica al principio del siglo XVIII transformándose en el
principal dispositivo de defensa ante la falta de negociación. Esta frontera circular
solo es transitoria, dado que su finalidad es la divisoria baluarte (villa defensiva)
281
Álvarez, “Manuel San Juan de Santa Cruz: gobernador, latifundista y capitán de guerra de la frontera
norte,” 101-126. “La hacienda-presidio en el Camino Real de Tierra Adentro en el siglo XVII” Transición 22
(Durango, Agosto 1999): 48-71.
132
donde sus funciones serán múltiples desde lo militar-político, un espacio de
negociación y será complementada por las antiguas instituciones decadentes
(presidio y misión). Fue un espacio de operaciones que implementó la guerra con
el uso de soldados presídiales y la formación de compañías volantes, pero a la
vez, contaría con la diplomacia de misioneros, creando así negociaciones con los
espacios chichimecas.
San Antonio contó con la frontera circular de igual manera, pero por contar
en su mayoría con haciendas trashumantes en su jurisdicción, el uso del escoltero
terminó exclusivamente en manos del mayordomo o el hacendado. Esto limito a
toda figura de autoridad político-militar en el dicho valle. En pocas palabras
fracaso la coordinación entre espacios secundarios con su espacio principal. San
Antonio de los Llanos siempre fue una jurisdicción inestable ante la falta de
negociación de los janambres, mientras en San Cristóbal se logró mantener lapsos
de tregua con los indios de la sierra Tamaolipa. Los intentos de fundación de una
villa, tanto en el valle de San Antonio a finales del siglo XVII y en el valle del Pilón
a principios del siglo XVIII, hablan de la necesidad de consolidar la región a través
de un espacio principal que fungiera como zona de negociación o maniobras
militares. Mientras el primer valle fue imposible por los constantes conflictos con
los janambres, el segundo había sido rebasado por una frontera que intentaba
estructurar. Una divisoria baluarte en el valle del Pilón, tendría el mismo peso que
el presidio de Cadereyta. En 1728, Pedro de Rivera comentó sobre su visita que
no era necesario el presidio de Cadereyta porque no cumplía con los objetivos de
protección del área sudeste.282 De la misma manera, lo viable hubiese sido el
traslado del presidio a San Cristóbal o la fundación de una villa defensiva desde el
inicio. No fue sino hasta la llegada de Villegas Cumplido que el valle comenzó a
estabilizarse y de ser tomado como zona estratégica en la década de 1710.
282
DBCAH-AGNM-2Q203-467 Provincias Internas, vol. 29. Pedro Rivera, Visita of New Spain 1728-1729.
Págs. 115-123.
133
Distintos gobernadores tuvieron que implementar autos para el uso obligatorio de
escolteros por el peligro que representaban los janambres e indios de la
Tamaolipa en los valles ganaderos. Es hasta 1713, que el gobernador Mier y
Torre, comenzó a visualizarlos para formar una compañía volante. La finalidad era
que estuvieran bajo las órdenes del gobernador, constituyendo un grupo de
hombres de la frontera especializado en el patrullaje y la guerra contra los indios y
como requisito final fueran subsidiados por los hacendados. En 1709, comenzó la
guerra de alta intensidad en la región, los documentos fechados en estos años
muestran las pésimas relaciones entre los indios de guerra y los neoleoneses.
Independientemente de los intentos de los pasados gobernadores en el ámbito de
guerra o diplomacia, nunca fueron fructíferos y solo fue un problema que no se
solucionó, sino uno que fue creciendo hasta salirse de las manos de los siguientes
gobernadores después de Cipriano García de Pruneda.
134
CONCLUSIONES
Entre 1670 y 1702 el sistema colonial intentó por todas las vías posibles la
fundación de una villa defensiv,rimero, en el valle de San Antonio.el primer
conflicto janambre en 1673-1674 demostró lo frágil de sus cimentos político-
militares. En la década de los ochenta se intentó crear una villa de españoles para
evitar el acontecimiento de 1673. Los constantes ataques de los janambres no
permitieron la consolidación de una nueva fundación. El valle no contaba con la
estructura para forjar una frontera que se rigiera por la guerra y la diplomacia. A
principios del siglo XVIII el valle del Pilón buscó la vía para una divisoria baluarte.
Por segunda vez los intentos consolidar la frontera sudeste se vieron opacados
por una frontera inestable, con actores en constante conflicto y por la falta de
diplomacia.
Las misiones fueron la punta de lanza en la segunda mitad del siglo XVII,
pero hacia 1685 estaban en decadencia y en 1690 habían desaparecido la mitad
de ellas por las incursiones de los indios de guerra. Esta institución no logró
mantenerse al margen de las necesidades tanto por factores externos como
internos. El presidio de igual manera no fue efectivo en dicha área, ya que las
largas distancias fueron el principal motivo de su ineficacia. Como resultado nunca
logró asegurar los espacios sureños, debido a que la frontera había sobrepasado
su jurisdicción durante la mitad del siglo XVII. Las instituciones caducas no
lograron abastecer las nuevas exigencias de una frontera en constante
transformación.
135
de operaciones dirigieron sus incursiones a los valles ganaderos. El valle de San
Antonio fue el más afectado por colindar con los janambres y que sus haciendas
fueron presa de los borrados. En el valle de San Cristóbal, las incursiones
janambres fueron menos a comparación a las implementadas por los borrados.
136
CUARTA PARTE
137
El siguiente capítulo se divide en tres apartados, los cuales explican las funciones
de la divisoria baluarte en la región. El primer apartado abarca la temporalidad de
1709-1723, periodo en el que se da el paso de frontera circular a divisoria baluarte
con la fundación de San Felipe de Linares. Y cómo se convierte en un espacio de
guerra ante la falta de negociación y sus cambios de alta a baja intensidad en la
guerra entre 1709-1715.
138
X- DIVISORIA BALUARTE: GUERRA DE ALTA INTENSIDAD Y
CONFORMACIÓN DE LAS RELACIONES POLÍTICO-MILITARES (1709-
1723)
La defensa circular aplicada en el valle de San Cristóbal, fue el primer paso por la
consolidación político y militar. No fue inmediato su cambio a una divisoria
baluarte, pero demostró ser efectiva convirtiéndose en un espacio de guerra entre
1691-1711. Entre 1709 y 1715, el Nuevo Reino de León pasó por una guerra de
alta intensidad que sacudió todas sus instituciones en la región. La poca
efectividad de misiones y presidios, cedieron el lugar a la divisoria baluarte, una
fundación estratégicamente ubicada en el sudeste y con funciones operacionales:
militares y diplomáticas. La frontera del Nuevo Reino de León se vio detenida
desde 1673 mientras la de la Provincia de la Huasteca se redujo de igual manera
a principios del siglo XVIII. El Seno Mexicano se convirtió en un espacio
chichimeca, rodeado de fronteras naturales como las Sierras de las Tamaolipas
(Nueva y Vieja) y otros cerros; que fueron áreas de confrontación en su anhelo de
tránsito y de pastizales por los colonizadores y hacendados.
283
DBCAH, AGI-2Q148, vol. 89, págs. 19-20.
139
resultado de estrategias, alianzas y reparto botines de guerra. La resistencia de
las naciones en sus distintas modalidades fue efectiva en algunos casos, mientras
en otros solo durante un lapso corto de tiempo. Los janambres lograron conservar
su territorio intacto, mientras ciertas parcialidades en el área fronteriza
mantuvieron una tregua. Ésta se veía interrumpida si el jefe supremo de todas las
naciones janambres decidía entrar en guerra. Un poco al norte, fuera del espacio
janambre, estuvieron naciones de borrados y pamoranos. La sierra de la
Tamaolipa representó su base de operaciones durante la segunda mitad del siglo
XVII y la primera del XVIII.
284
AGN, RCD, vol. 38, f. 91-91v.
285
DBCAH, AGI-2Q148, vol. 89, pág. 25.
140
ganado menor, quince de mayor de tierra, con ocho caballerías de pan para llevar,
con su saca de agua en el puerto”.286 El inconveniente fue que el espacio
solicitado pertenecía a los janambres por colindar con la sierra de la Tamaolipa
Vieja.287 En 1709 Manuel Díaz Guerrero, Felipe de Zamarripa y otros cinco
empleados murieron en un ataque janambre en las haciendas.288 En un año los
janambres representaron un peligro de alto nivel y que crecía con el tiempo.
Ante tal situación fue natural que el año de 1710 fuera fulminante, como una
olla a presión al calentarse poco a poco fue soltando vapor al grado de
simplemente explotar. Ese vapor ocasional fueron los constantes choques
violentos; la explosión, el conflicto más feroz que vivió el Nuevo Reino de León.
286
AHM, C, vol. 32, exp. 11.
287
Los janambres mantuvieron un control territorial a través de la cacería y la recolección.
288
AHM, C, vol. 36, exp. 14.
289
Ascensión Baeza Martin, “Presión e intereses en torno al cargo de protector general de indios del Nuevo
Reino de León: el caso de Nicolás de Villalobos, 1714-1734,” Anuario de Estudios Americanos 67, no. 1,
(enero-junio 2010), consultado 19 de febrero de 2015: 209-237.
http://estudiosamericanos.revistas.csic.es/index.php/estudiosamericanos/article/view/337/342. AHM, C,
vol. 23, exp. 1, f. 64-65 no. 32. AHM, C, vol. 3, exp. 33, f. 3. AHM, C, vol. 11, exp. 17. AHM, C, vol. 18, exp. 14,
f. 18-19. 1697 Fragmento de la carta del señor arzobispo de Guadalajara doctor don fray Felipe Galindo
Chávez y Pineda en que da cuenta el rey varios asuntos, AGI, Audiencia de Guadalajara, 67-5-13.
Documento transcrito en Eugenio del Hoyo. (1963). Indios, frailes y encomenderos en el Nuevo Reino de
León. Siglos XVII y XVIII. Págs. 139-140.
141
Los borrados lograron mantenerse al margen del conflicto, debido a que contaban
con espías. Los indios usaban la excusa de salir a visitar a los parientes a los
montes y aprovechaban para informar de toda acción militar planteada por el
gobernador. El estatus de cristiano les ofreció una confianza entre los
colonizadores y en caso de ser aprendidos en correrías una reducción en penas.
290
AGN, RCD, vol. 38, f.91-91v. DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, págs. 22-23. 1709 Quejas de indios y relaciones
de sus servicios, AHM, Ramo Civil, Vol. 35, leg. 8, ex. 11. Eugenio del Hoyo, Eugenio. (1963). Indios, frailes y
encomenderos en el Nuevo Reino de León. Siglos XVII y XVIII. Págs. 151-154. En la banda norte la situación
no era distinta, los tobosos asolaban los espacios de la provincia de Coahuila y la frontera con el Nuevo
Reino de León. Un año después muchas de las naciones alazapas apostatas y gentiles fueron los objetivos
del gobernador Mier y Torre.
142
por la banda norte como por los valles sureños. La guerra se recrudeció con las
confederaciones de indios apóstatas y gentiles en toda la zona periférica. Las
escuadras de indios comenzaron a sembrar la muerte por donde cometían sus
correrías, transformando los espacios controlados en zonas de alto riesgo y con
esto la generación de una psicosis colectiva. De esta manera se argumenta que
una solución fue la fundación de una villa defensiva en la división de los espacios
coloniales y los chichimecas, en pocas palabras en los espacios casi controlados
donde se ubicaban los pastizales, las haciendas internas y trashumantes.
Los beneficios que aportaría una villa en el valle de San Cristóbal serian:
primero como presidio una mejor defensa, debido a que las sierras se
291
AGN, RCD, vol. 38, f. 116-138v. Leal Ríos, Linares ayer 1712, 21. Leal Ríos muestra el fragmento de algún
documento o publicación en una cita sin clasificación, con la fecha de 6 de Octubre de 1711. Brindando las
mismas características que comento el sargento mayor Sebastián de Villegas Cumplido.
143
encontraban entre diez y doce leguas de distancia. Las correrías tanto en los
espacios coloniales como en los caminos, afectaban el comercio y la seguridad.
Las escuadras de indios usaron las salidas de las bocas de San Antonio y Santa
Rosa para efectuar sus atracos (tres leguas de distancia del valle de San
Cristóbal).292 La frontera circular a través del sargento de Villegas Cumplido logró
estructurar la frontera en un lapso de veinte años (1691-1711). Las haciendas
trashumantes fueron menos en el valle de San Cristóbal, por lo que no dependió
de ellas para la defensa de la periferia, en cambio en San Antonio fueron mayoría
y solo se ponían a las órdenes de los mayordomos. Las instituciones caducas del
presidio y la misión, se vieron opacadas con la llegada de la divisoria baluarte. San
Felipe de Linares comenzó a regular la guerra y la negociaciones como el principal
dispositivo de control o poder en la región.
292
AGN, RCD, vol. 38, f. 116-138v.
293
1684 querella por mercedes de tierras en el valle de San Cristóbal entre Nicolás López Prieto y Nicolás
Gallardo, AHM, Ramo Civil, Vol. 2, fs. 1037-1056. Documento trascrito parcialmente en Leal Ríos, “Linares:
primera sede,” 17-18.
144
arcabuzazo a un indio sacristán del pueblo de San Cristóbal. El indio se llamaba
Diego, según el protector Juan de la Mancha no tenía culpa alguna y por lo que
solicitaba testimonio para enjuiciarlo. Este conflicto por las tierras en el valle de
San Cristóbal duro desde 1684 hasta 1690. La dinámica para expandir los
espacios coloniales en el sudeste, consistió en pacificar la periferia a través de
misiones y pueblos de indios. Las congregas y haciendas trashumantes
entorpecieron las relaciones interétnicas, pero con la decadencia de las misiones
el problema se agravo después de 1685.
145
León.295 La respuesta de los indios cristianos fue tajante, abandonar los espacios
coloniales para trasladarse a sus espacios chichimecas. De esta manera las
sierras, cerros, mesetas fueron habitadas por los indios apostatas y fortaleciendo a
los gentiles. Si en un inicio las redes de espías fueron pieza clave para las
incursiones de los indios gentiles (fue gracias a los indios apostatas que
escapaban de las congregas que comprendieron el sistema colonial
detalladamente), ahora con la retirada hacia sus espacios representaba un peligro
que se vio reflejado en la guerra. En el pasado las misiones fungieron como
espacios seguros contra las congregas, al desaparecer éstas también se
desvaneció cierta protección que se les brindó.
295
Arlegui, Crónica de la provincia, 108-109.
296
AGN, RCD, vol. 38, f. 142-143v.
297
1712 Autos de visita al Nuevo Reino de León del obispo de Guadalajara don Diego Camacho y Ávila, W.B.
S. Collection No. 1411 Biblioteca de la Universidad de Texas en Austin. Documento transcrito en Eugenio del
Hoyo. (1963). Indios, frailes y encomenderos en el Nuevo Reino de León. Siglos XVII y XVIII. Págs. 168-169.
146
El gobernador Mier y Torre no vio las negociaciones como una opción, su
experiencia le hizo dudar ante la paz pactada por la derrota. En cambio, ideó un
plan adicional a las compañías volantes que ya estaban en acción. Por primera los
escolteros fueron considerados plenamente para crear un cuerpo móvil para el
patrullaje de la frontera. La petición consistió en treinta y seis escolteros, para que
recorrieran las sesenta leguas de frontera de la sierra de la Tamaolipa, desde la
Punta de la Gloria en el sur hasta la sierra Papagayos en el norte. Se pidió esta
compañía fuera costeada por las haciendas trashumantes, las cuales pagarían
cincuenta pesos anuales para el sustento. Esta estrategia era la indicada por una
simple razón, los escolteros eran hombres de frontera, acostumbrados a una
guerra no convencional y conocedores de la geografía.
298
AGN, RCD, vol. 38, f. 173v-175.
147
El 16 de abril de 1714, el gobernador Mier y Torre informó que puso en
marcha lo solicitado por la Junta General. Se mandó al sargento mayor Francisco
Báez Treviño con religiosos para ofrecer la negociación. Por lo que mandaron
cinco delegados indios con las propuestas y para saber las demandas. Este
intento de diplomacia terminó en un fracaso, cuatro de los delegados fueron
asesinados y con esto se dejó en claro que un convenio no era una opción. Ante
dicha situación, el gobernador insistió una vez más en la compañía volante
conformada por escolteros. Es necesario dejar en claro que los soldados de
presidio y las milicias vecinales estaban activas en modo de defensa. El problema
era que las milicias vecinales entre más avanzo la guerra se reducían las opciones
para costearlo. Esto lo sabían las naciones, pues las correrías eran por distintos
frentes y más frecuentes. Atacando, retirándose a sus espacios y mientras
entraban salían otras escuadras de indios de guerra.
299
DBCAH-AGI-2Q148-vol. 89. Pág. 26.
148
apostatas como gentiles.300 Los frailes Juan Lozada y Tomas Paramo se
adentraron a la sierra Tamaolipa donde se sabía estaban los indios apostatas de
las antiguas misiones y sus aliados gentiles. Estos frailes recibieron flechas en
señal de paz, pero no bajaron por la desconfianza de las hostilidades. 301 Por lo
que fueron bien recibidos en la sierra de la Tamaolipa, de esta manera
comenzaron las negociaciones. Les ofrecieron la creación de pueblos con tierra y
agua, en un inicio los resultados no fueron inmediatos por el resentimiento hacia
las antiguas congregas. Estos frailes buscaron que la diplomacia se concretara, ya
que permanecieron entre los indios, donde dormían y comían entre ellos. 302
Cuando solicitaron ayuda al virrey duque de Linares para consolidar su proyecto,
ya contaban con una estructura y un grado de avance. El proyecto misionero fue el
tercer en postularse, después de la villa defensiva y el cuerpo móvil de escolteros.
300
AGN, RCD, vol. 38, f. 182-182v.
301
AHM, AC, vol. 002, exp. 1715/005.
302
Arlegui, Crónica de la provincia, 109-110.
303
Vicente Santa María, “Relación histórica de la colonia del Nuevo Santander y costa del Seno Mexicano,”
en Estado general de las fundaciones hechas por D. José de Escandón en la colonia del Nuevo Santander
costa del seno mexicano; documentos originales que contienen la inspección de la provincia efectuada por el
capitán de dragones don José Tienda de Cuervo, el informe del mismo al virrey y un apéndice con la relación
histórica del Nuevo Santander por Fr. Vicente Santa María, Ed. Rafael López (México: Talleres Gráficos
Nacionales, 1929) 218.
149
de corte, De Barbadillo y Victoria, no solo contó con el apoyo del virrey en turno,
sino que también del marqués de Valero, su sucesor. Los indios que aceptaron las
negociaciones mandaron una flecha en señal de paz, tomó un estimado de dos
meses concretar la fecha, el lugar del tratado fue la Ciénega de Justo Pérez
Cañamar (cercano a la sierra Tamaolipa). Cuando los indios apóstatas y gentiles
aceptaban en sus espacios a los delegados de los espacios coloniales, solicitaron
asistieran sin armas y sin soldados (el caso del fraile Juan de Lozada y el capitán
Juan Guerra fueron los intermediarios). Las implementaciones por parte del
sistema colonial fueron: la creación de una compañía volante de setenta
escolteros financiada por los hacendados;304 la desarticulación de las congregas,
la implementación de nuevas misiones y repoblamiento de las antiguas; 305 y la
libre elección de trabajo con paga por jornal (al hombre tres y a la mujer dos reales
diarios).306 Los indios, al haber sido congregados en el pasado, conocían bien los
espacios y solicitaron los que consideraron convenientes. De esta manera
representantes tanto de los espacios coloniales como de los espacios chichimecas
vieron en sus análogos la figura que representaba autoridad ante sus distintos
sistemas político-militares. Francisco de Barbadillo y Victoria, el fraile Juan de
Lozada y el capitán Juan Guerra fueron los delegados del sistema colonial
mientras los distintos capitanes de las naciones de indios fueron los de la sierra de
la Tamaolipa.
304
DBCAH-AGI-2Q148-vol. 89. Pág. 26. Un escoltero recibiría un sueldo de 300 y el capitán 700 pesos
anuales. La suma final sería de 22,000 pesos a cargos de los hacendados.
305
Arlegui, Crónica de la provincia, 110-113.
306
AGN, RCD, vol. 38, f. 192v-201v.
307
Fray José Arlegui comenta una cuarta misión fundada en el valle de Mateguala entre 1716-1718.
150
cambio de una tregua solicitaron “vestidos de sayal, tabaco y otras menudencias,
que es el modo de arraigarse y asegurarse la paz y para conseguir como queda
capitulado que toda su gente se estén quietos”.308
Otro inconveniente fueron las quejas que los vecinos implementaron contra
el alcalde De Barbadillo. Tacharon a fray Juan de Lozada y al capitán de guerra
Juan Guerra inexperimentados en los ámbitos político-militares. Estos hombres
fueron los únicos en los que se apoyó el alcalde, lo que creó un disgusto en los
308
AGN, H, vol. 30, exp. 12.
309
Baeza Martin, “Presión e intereses en torno al cargo de protector general de indios del Nuevo Reino de
León: el caso de Nicolás de Villalobos, 1714-1734,” 209-237. El 10 de Abril de 1712 se toma como fecha de
fundación, pero en realidad la función inicial fue ser la defensa del valle de San Cristóbal. No es hasta 1715
que se traslada a su ubicación actual (Linares, N.L.).
310
Gobernadores desde 1710 hasta 1719.
311
AGN, RCD, vol. 38, f. 179v-182. AGN, RCD, vol. 38, f. 192v-201v. Arlegui, Crónica de la provincia, 112-113.
151
vecinos del reino. Argumentaban que la reducción fue un fracaso, que la guerra
continuaba y el despojo que sufrieron algunos vecinos españoles de sus
haciendas.312 Las quejas crearon un conflicto por el control político entre De
Barbadillo y el gobernador Báez Treviño (apoyado por los vecinos). Este fue el
panorama a nivel regional, el cual se reflejó en sus jurisdicciones planteando
distintas soluciones. Los choques violentos no pararon, solo se redujeron
momentáneamente en los años posteriores. Las provincias de la Huasteca y Río
Verde también se vieron afectadas por dicha guerra (1709-1715), ya que fue un
conflicto que afecto el noreste del México colonial. Los janambres se mantuvieron
activos en las correrías que implementaban en las fronteras de los distintos
espacios fronterizos.
312
AHM, AC, vol. 002, exp. 1715/005.
313
AHM, AC, vol. 002, exp. 1715/005. 1715 Francisco de Barbadillo y Victoria: ordenanzas para el régimen de
los pueblos de indios en el Nuevo Reino de León, manuscrito original en la W. B. Stephens Collection No.
1410 Biblioteca de la Universidad de Texas en Austin. Documento transcrito en Eugenio del Hoyo. (1963).
Indios, frailes y encomenderos en el Nuevo Reino de León. Siglos XVII y XVIII. Págs. 171-195.
314
AGN, RCD, vol. 38, f. 225v-231. AGN, RCD, vol. 38, f. 223v-224. Los pamoranos se convertirían junto a los
janambres de las naciones con mayor fuerza bélica en la frontera.
152
La historiografía del siglo XX considero que las fundaciones de las misiones
y la abolición de las congregas como el fin de la guerra de 1709-1715 en el Nuevo
Reino de León. Esta interpretación se basó más en la descripción que en un
análisis arduo por parte de cronistas como Israel Cavazos o Eugenio del Hoyo
entre otros.315 La documentación me lleva a una interpretación distinta, la cual en
realidad fue solo una reducción del nivel de violencia. La guerra continuó, pero
pasó de una modalidad de alta a una de baja intensidad dependiendo la
jurisdicción. Los problemas en el valle de San Antonio y de San Cristóbal
permanecieron, las haciendas trashumantes siempre fueron focos de agresión
contras las naciones gentiles. Durante la segunda mitad del siglo XVII y la primera
del XVIII, los mayordomos, pastores y escolteros fueron la raíz de los problemas
en dichos valles. Por ejemplo, en 1711, el sargento mayor Sebastián de Villegas, y
el gobernador Báez Treviño, en 1713, culparon a las haciendas de ser parte del
problema. José de Escandón en 1749 comento que las haciendas trashumantes
pactaban la paz a través de la entrega de ganado y productos. Los conflictos
armados en la frontera hicieron recapacitar a los sirvientes de las haciendas
trashumantes con el tiempo.316
153
los vecinos que su traslado a la villa representaba un peligro por su ubicación y
comentado: “era escencial que se haga una villa populosa, así para la seguridad
de los mismos habitadores como para que sirva de freno a la invasión de los
indios enemigos y para recurso de todo lo necesario”.319 Linares se convirtió en la
única villa de la zona sur, teniendo una distancia de veinte y cuatro leguas de la
villa de Cadereyta. Desde 1636 con Cadereyta hasta 1712 no se había fundado
otra villa en todo el Nuevo Reino de León (véase cuadro 4.1).320
De esta manera tanto la villa de San Felipe de Linares, al igual que la hacienda de
Nuestra Señora del Rosario (entre otras haciendas), fungieron como dispositivos
de control contra las incursiones.321 Los caminos obtuvieron mejor seguridad, los
espacios cercanos contaron con una nueva jurisdicción, fue un área de
negociación o guerra.322 De esta manera tanto clérigos como políticos hicieron uso
de la nueva plataforma geopolítica. Las antiguas instituciones (presidio y misión)
habían fallado en el pasado; la divisoria baluarte, en cambio, se convirtió en el
principal dispositivo de poder.323 La frontera circular fue el primer paso, ya que
coordino las acciones militares el valle de San Cristóbal, con la fundación de
Linares se reorganizaron las jurisdicciones sureñas con la pacificación. La
respuesta a la guerra fue inmediata tanto para la sierra de la Tamaolipa como para
319
1715 decreto de la villa de San Felipe de Linares por Francisco de Barbadillo y Victoria, AHM, Ramo Civil,
vol. 38, leg. 1, doc. 40. Documento transcrito en Leal Ríos, “Linares: primera sede,” 26.
320
BLAC-PSAC, Caja II, #14.
321
Leal Ríos, Linares ayer 1712, 25. Agostaderos de la Compañía de Jesús del Colegio de Santiago de
Querétaro, de Juan Primo (vecino de San Miguel el Grande) y Francisco Gómez de Caravallal esto en 1715.
Comenta la última hacienda conto con 26 a 27 sitios de ganado mayor.
322
Miguel León Gómez, Paños e Hidalguía. Encomenderos y sociedad colonial peruana, Huánuco 1540-1640
(Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2002) 42. La ciudad León de Huánuco, fue fundada en la frontera este
del virreinato peruano, estructurándose en base a una sociedad de encomenderos. Su ubicación fue
estratégicamente la indicada para realizar expediciones de conquista y reconocimiento de espacios en la
selva. Esto es un ejemplo de una fundación en los límites fronterizos.
323
AHM, P, vol. 10 -1713-1716, f. 109-110v no. 57. AHM, P, vol. 10 – 1713-1716, f. 80 no. 39. AHM, P, vol. 10
-1713-1716-, f. 140-141 no. 78. Soldados de presidio solicitando pago para armas, caballos y pertrechos para
la guerra que enfrentan con los indios fronterizos. La primera solicitud viene del 26 de Octubre de 1713. La
segunda del 14 de Febrero de 1714, la tercera de 25 de Agosto de 1714
154
las llanuras janambres, algo que Cadereyta o el valle de San Mateo del Pilón no
lograron por motivos ya mencionados.324
Cuadro 4.1
Juramento de alcaldes mayores y tenientes al gobernador Flores Mogollón en
1718.
Elaboración propia.
324
Entre 1716 y 1718 se comienza a llamar de tal manera, en 1718 ya cuenta con alcaldía mayor pero
continua siendo valle. También ya está desarticulado dando vida al valle de la Mota.
155
La compañía volante se desarticuló por la falta de pago de los hacendados; los
colonizadores se vieron hostiles con los indios congregados provocando su salida
hacia los espacios chichimecas y como respuesta aumentaron las incursiones
nómadas hacía los espacios coloniales. De esta manera, los valles de San
Cristóbal y San Antonio se vieron afectados de nuevo debido al aumento de las
tensiones interétnicas. En 1718 el gobernador Flores Mogollón solicitó 100
arcabuces, cuatro quintales de pólvora, 600 caballos, el aumento de presidios con
50 plazas y 4,000 pesos para sostener una nueva campaña.326 La compañía
volante se conformaría con los hombres con mayor experiencia en la guerra de la
jurisdicción.
325
Baeza Martin, “Presión e intereses en torno al cargo de protector general de indios del Nuevo Reino de
León: el caso de Nicolás de Villalobos, 1714-1734,” 209-237.
326
Santa María, “Relación histórica de la colonia,” 236-237. DBCAH, AGI-2Q148, vol. 89, pág. 30.
327
AHM, C, vol. 45, exp. 16, f. 17-18.
156
valle de Río Blanco y San Antonio, pero también sobresalió por ser la plataforma
para la negociación. La intención de reactivar la institución de la congrega siempre
fue añorada por distintos personajes como el gobernador Flores Mogollón, Ladrón
de Guevara entre otros. Fray Juan de Lozada comprendió rápido dos factores: que
era el espacio indicado de diplomacia entre dos culturas en constante conflicto y
que la congrega no podía ser reactivada por lo que ésta representó para los
indios, es decir, era un obstáculo en las negociaciones. El tiempo se encargaría de
mostrar que San Felipe de Linares resaltaría en la época colonial por ese y
muchos aspectos más.
328
Ascensión Baeza Martin, “Pulso entre poderes en el Nuevo Reino de León, 1723-1731: el gobernador
Arraiga y el regidor García de Pruneda,” Antítesis 4, no. 8 (julio-diciembre 2011), consultado 19 de enero de
2015: 501-524. http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=193321417006.
157
a la critica que tanto él, como los demás gobernadores, solo hicieron la guerra
ofensiva para exterminar a los indios y despoblar sus pueblos para apoderarse de
las tierras.329
Los valles sureños se vieron afectados una vez más con robos en los
caminos del Pilón o de Santa Rosa. Aunque eran a menor escala, los ataques de
los indios por lo general eran contra los ganados, especialmente el caballar con el
fin de debilitar militarmente a los colonizadores. Entre 1722-1724 se requirió un
presidio en el real de Boca de Leones, al menos así lo mencionó el gobernador de
Barbadillo al virrey en turno.330 El brigadier Pedro de Rivera ante observaciones y
como recomendación final el presidio no se concretó sino años después, sin
embargo solo fue trasladado de Cadereyta a la nueva ubicación. La banda norte
requirió del fuerte militar por ser una zona de minería en comparación con el
sudeste, que ya contaba con una villa y escolteros de complemento. Durante ese
mismo lapso de tiempo, el brigadier Pedro de Rivera comenzaba sus informes
sobre los presidios de tierra adentro.331 En el informe final De Rivera, en 1728,
comentó:
329
Baeza Martin, “Presión e intereses en torno al cargo de protector general de indios del Nuevo Reino de
León: el caso de Nicolás de Villalobos, 1714-1734,” 209-237.
330
DBCAH, AGI-2Q146, vol. 81, págs. 74-77.
331
BLAC-PSAC, caja II, #15.
158
retaguardia de todas dicho presidio, sirviéndole de frontera las referidas
poblaciones que tienen delante de su situación para su defensa, de que se deduce
ser ninguna la que pueden hacer el capitán y ocho soldados de que el presidio de
que hablo se compone, pues cuando a estos llegue la noticia de que insultan el
país los indios enemigos, ya los vecinos, y pastores, que tienen en la vanguardia, o
habrán padecido el quebranto o castigado a los insultores, como lo practican, para
lo que los dichos vecinos están siempre armados, y las pastorias mantienen
escoltas de hombres asalariados, que hacen continuamente la guardia para el
mayor seguro de ellas.
332
DBCAH, AGNM-2Q203, 467 Provincias Internas, vol. 29, págs. 115-116.
159
espacio una ventaja geográfica tanto militar como de diplomacia.333 Un ejemplo de
la importancia fue que De Villegas no vivió en la villa de San Felipe de Linares
(1712-1715) al contrario permaneció en su hacienda del Potrero, donde
administraba la guerra por su cercanía a la sierra de la Tamaolipa. 334 Finalmente,
La guerra comenzó a dar un nuevo giro, las políticas de De Barbadillo y Victoria en
1715 a 1716 se implementaron desde Linares para tomar efecto en los valles
sureños. Después de 1715 la guerra no concluyó, solo se redujo su intensidad por
periodos de tiempo. Ejemplos como: durante el gobierno De Barbadillo (1719-
1723) canceló el puesto de protector general de indios asumiendo el cargo y con
la paga que fue de 700 pesos solicitó armamento para poder hacer frente a los
conflictos; y su sucesor de Arraiga y Brambila (1723-1725), en un lapso de dos
años, organizó cuarenta campañas de las cuales solo dieciocho fueron
efectivas.335
333
AGN, RCD, vol. 38, f. 116-138v. AGN, RCD, vol. 38, f. 192v-201v. AGN, Historia, Vol. 30, exp. 13.
334
Durante el tiempo de 1712 hasta 1715 la villa estuvo en su primera fundación que fue la hacienda de
Nuestra Señora de la Soledad, en 1715 la villa se muda a la segunda hacienda De Villegas a la del Potrero.
335
Baeza Martin, “Pulso entre poderes en el Nuevo Reino de León, 1723-1731: el gobernador Arraiga y el
regidor García de Pruneda,” 501-524. Baeza Martin, “Presión e intereses en torno al cargo de protector
general de indios del Nuevo Reino de León: el caso de Nicolás de Villalobos, 1714-1734,” 209-237.
336
1726 Sobre la situación de los tlaxcaltecas en los pueblos y misiones fundadas por el licenciado
Barbadillo, AHM, Ramo Civil, vol. LIII, leg. 26, ex. 4. Documento transcrito en Eugenio del Hoyo. (1963).
Indios, frailes y encomenderos en el Nuevo Reino de León. Siglos XVII y XVIII. Págs. 204-212. El documento
habla de cómo la misión de San Antonio aun continua siendo hostigada con correrías de janambres.
160
Tancasneque y en 1728 la tercera: San José, obligando a sus pobladores pedir
protección en la jurisdicción de Tampico.337
Los conflictos con los indios de guerra continuaron en los valles de San
Antonio y San Cristóbal. A diferencia de décadas anteriores, las poblaciones y sus
vecinos no sufrieron el mismo impacto que en las guerras de alta intensidad. Las
pérdidas fueron capital humano y en lo económico sumas importantes de ganado,
ejemplos aproximados como 1673-1674 entre 30,000 y 32,000 y 1709-1714 más
de 40,000 posiblemente hasta las 50,000 cabezas de ganado. 338 Estas
características no se volverían a ver durante el resto de la primera mitad del siglo
XVIII en la región sudeste. Como resultado de la guerra después de 1715 entraron
a invernar al Nuevo Reino de León anualmente 26 haciendas lanares con una
saca de 40,000 primales pero para 1726 se redujo el número de haciendas y su
saca llegaba a 16,000 es hasta 1738 que la cantidad no bajaba de 50,000
primales.339 Antonio Peña comenta que durante la primera mitad del siglo XVIII la
ganadería trashumante se redujo mientras la ganadería de cría interna comenzó a
incrementarse.340 Durante el gobierno De Barbadillo, la compañía volante
encargada de las operaciones en la zona sudeste estuvo a cargo del sargento
mayor Sebastián de Villegas Cumplido.341 No es sorpresa fuera el indicado, era el
hombre con más experiencia para dicha tarea, pues en 1691 con su entrada al
valle de San Cristóbal se retiraron a los soldados de presidio, las incursiones
337
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 527-529.
338
AHM, C, vol. 22, exp. 52, f. 20. Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 109-110. Sánchez de Zamora,
“Descubrimiento del Río Blanco,” 234-241. DBCAH, AGI-2Q148, vol. 89, pág. 25. En el conflicto de 1973-74 se
estima una pérdida de 40,000, pero en realidad fue menor la cifra si se resta el ganado recuperado.
339
José Fernández de Jáuregui, “Descripción del Nuevo Reino de León (1735-1740),” en Serie: Historia 1, Eds.
Malcom D.Mclean, y Eugenio del Hoyo (Monterrey: Publicaciones del Instituto Tecnológico y de Estudios
Superiores de Monterrey, 1963) 81. DBCAH, AGI-2Q148, vol. 89, pág. 21. DBCAH, AGI-2Q145, vol. 74, pág. 4.
El Obispo de Guadalajara en 1699 comenta que contaban con un promedio de veinte y seis haciendas
trashumantes.
340
Peña Guajardo, “La cría de ganado menor como eje articulador de la economía colonial en el Nuevo
Reino de León,” 1-25. El inconveniente es que lo identifica tempranamente, cuando el cambio parece ser a
principios de la segunda mitad del siglo XVIII. Es una hipótesis, la cual necesita ser estudiada con mayor
profundidad, pero no queda duda que para finales del siglo XVIII Linares es una importante zona ganadera
de cría interna.
341
AGN, H, vol. 30, exp. 15. David A. Cossío, Historia de Nuevo León. Evolución política y social, (Monterrey:
Talleres Linotipográficos de J. Cantú Leal, 1925-1926) 67. AHM, RC, vol. 64, exp. 21, f. 3.
161
nómadas se redujeron a costa de su caudal y para 1702 se le adjudico el aumento
poblacional.342
342
AHM, C, vol. 22, exp. 15, f. 1-14. AHM, C, vol. 25, exp. 3, leg. 2.
343
AGN, H, vol. 30, exp. 12.
344
AGN, H, vol. 30, exp. 14.
345
McEnroe, “A sleeping army,” 109-139.
162
clave para comenzar a entablar las negociaciones, con el pasar de los meses su
esposo Nicolás entabló comunicación con De Lozada.346 Nicolás se convirtió en el
intermediario con otros capitanes de la sierra de la Tamaolipa, ofreciéndoles el
indulto y ninguna agresión por parte del gobernador. Esta primera etapa de
negociaciones fue validada por el alcalde de la villa de Linares. Fue un proceso
que involucró distintos gobernadores desde 1729 hasta 1732. El alcalde mayor de
Linares fue el capitán Pedro García Guerra, al que los gobernadores en turno le
solicitaron apoyara a el fraile Juan de Lozada. De esta manera las antiguas
instituciones como el presidio y la misión, volvieron a retomar fuerza en un espacio
ajeno a través de sus agentes (militares y misioneros). Uno representó la guerra
otro la diplomacia, pero todo fue factible por estar en la divisoria baluarte próxima
a los espacios chichimecas.
346
Juliana Barr, Peace came in the form of a woman. Indians and Spaniards in the Texas Borderlands (Chapel
Hill: The University of North Carolina Press/The William P. Clements Center for Southwest Studies, Southern
Methodist University, 2007) 1, 10-13, 247-286. Barr comenta la figura de la mujer represento en Texas la paz
y las alianzas interétnicas, pero también como esa falta de mujeres para dicha acción entre los españoles fue
su punto débil para comenzar a negociar. En el caso de Linares, la figura de Anastasia fue el primer
acercamiento entre los dos espacios en constante confrontación. Anastasia por ser una india ladina
simbolizaba el puente entre dos mundos, dos culturas y dos realidades muy ajenas. McEnroe, “A sleeping
army,” 109-139. McEnroe comenta que Anastasia era esposa o mujer de Pedro Botello, pero el archivo
AGN, H, vol. 30, exp. 12-15, escrito por Juan de Lozada deja en claro no es así.
347
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, pág. 96.
163
“yo el indio peor que tiene este Reyno yo soy la causa de que los mios hayan hecho tantas
muertes, y robos de obejas, caballadas y mulas, ya estoy arto de ver a los mios revolcarse
en su sangre, y lo mismo a los españoles, ya basta de hacer daño, ya no mas, dile al padre
Lozada, y al señor alcalde mayor Don Pedro Garcia Guerra, que venga, que empeño mi
palabra de cumplir la paz”.348
Con la tregua de las naciones, la cual aún estaba en trámite desde 1729,
De Lozada intento llevar a cabo toda una serie de estrategias: a) buscaba reducir
a Pedro Botello y a las supuestas veintiséis naciones de indios bajo su mando. b)
la escasez de sal en la jurisdicción, era otro motivo, se tenía pactado con la nación
de pintos para ir y recolectarla y c) solicitó una compañía volante de cuarenta
soldados para asistir las entradas por sal, ubicándola en Linares.
348
AGN, H, vol. 30, exp. 15.
349
AGN, H, vol. 30, exp. 15.
164
Mapa 4.1
Divisoria Baluarte funciones operacionales (1715 en adelante): militares y
diplomáticas
Elaboración propia.
165
agresores por su conocimiento de la zona.350 No es por nada extraño, que estos
indios salieran como unidades nuevas de respuesta, pues conocían la sierra de la
Tamaolipa y sus alrededores, eran los indicados para estos tipos de trabajo.
“Señor capitan aquí tienes a tus pies a el indio Pedro Botello, el malo; yo soy la causa de
que los mios hayan hecho tantos robos de caballos, obejas, mulas y que hayan ejecutado
tantas muerte, ellos no tienen la culpa, sino yo, por lo que vengo a rogarte por amor de
Dios, me des la paz en nombre del Rey, para mi y todas las naciones que govierno, si me la
das la cumpliré con los mios y sino aquí esta mi cabezaque lo pague” 351.
350
Powell, La Guerra Chichimeca, 176. Catherine y Hernández Jaimes, Del Nuevo Santander, 84. Un caso de
tantos similar sucede después en 1777 en la colonia del Nuevo Santander, el uso de indios para las mismas
maniobras militares por parte de los colonizadores.
351
AGN, H, vol. 30, exp. 15.
166
jerarquías, la forma de hacer negociaciones o incluso la guerra. Sabían que más
allá de Linares existían otros centros políticos e incluso un gobernador. 352
352
Algunos autores que manejan la cultura de honor basada en la guerra son James F. Brooks, Captives and
cousions. Slavery, kinship, and community in the southwest borderlands (Chapel Hill and London: University
of North Carolina, 2002) y McEnroe, “A sleeping army,” 109-139.
167
que fue un proceso de confianza ante todo. Primero, pactando la paz, brindando
su fuerza de trabajo y ayuda para transitar hacia las salinas en pocas palabras ser
escoltados. Segundo, dependiendo de cada capitán, es que se fueron
incorporando las naciones al sistema colonial. Finalmente, los productos que se
les ofrecieron fueron desde vestido, tabaco hasta ganado.353 Linares fue el
espacio donde cerraron el pacto en primera instancia y el próximo rector en
distintas materias económicas.
353
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 502. Baeza Martin, “Presión e intereses en torno al cargo de
protector general de indios del Nuevo Reino de León: el caso de Nicolás de Villalobos, 1714-1734,” 209-237.
AGN, Historia, Vol. 30, exp. 12. José Antonio Portillo Valadez, Huellas franciscanas en el noreste Novo
Hispano (Monterrey: Secretaria de Educación Pública/Indautor, 2007) 75. En la misión de San Cristóbal se les
entregaba carne, maíz y tabaco.
354
AGN, H, vol. 30, exp. 15.
355
AGN, H, vol. 30, exp. 16.
168
la paz otorgada, el gobernador Fernández fue consiente que si por cualquier error
se quebrantaba lo estipulado, las correrías comenzarían de nuevo, ya que no se
hallaban integrados al sistema colonial y continuaban en sus espacios de control.
Los janambres pactaron una contención mutua, sin invasión de espacios, sin
embargo no un control absoluto de la frontera.356
356
Es necesaria una investigación sobre los janambres, pero no solo la visión regional desde el Nuevo Reino
de León o de las provincias de la Huasteca o Rio Verde, sino una investigación desde la etnohistoria y los
estudios fronterizos para estudiar tan interesante grupo nómada de manera más amplia.
357
AGN, H, vol. 30, exp. 15.
169
XII- REORGANIZACIÓN GEOPOLÍTICA: PRE-COLONIZACIÓN DEL SENO
MEXICANO (1736-1748)
En 1736 el gobernador Joseph Fernández de Jáuregui hizo una descripción
general del Nuevo Reino de León. De esta manera se puedo hacer una recreación
del aspecto geopolítico y militar de la región sur y sudeste. El inventario que hace
sobre los presidios, permite conocer el tipo de armas con el que contaban los
soldados: “armas municiones y peltrecho cada vno, seis cavallos, su escopeta
corta, espada, media luna, cuchillo, cuera, y adarga”.358 Este tipo de armamento
es con el que contaban en los presidios del norte. Contrastándolo con lo que
empleaban los vecinos de la villa de San Felipe de Linares en 1740, tome el caso
de Valerio Matías Cantú quien contaba con “silla [vaquera] de… caballo, escopeta,
espuelas, cojinillos, armas y freno…maya”.359 Este tipo de armamento fue común
entre los vecinos sin grado militar, con pocas propiedades y sin poder político.
Aunque fuera básico el tipo de armas, esto no impedía que dentro de las
compañías volantes fueran hombres que propugnaran los conflictos armados. Un
ejemplo es que Cantú, comentó en su testamento que Sebastián Hernández le
debía el restante de nueve pesos y cuatro reales de una maya que le perdió.
Cuando un alcalde formaba una compañía volante, los que contaban con mayor
capacidad para sustentar la guerra eran figuras que podían alcanzar cierta
importancia local y se valían de eso para peticiones de mercedes la mayoría de
los casos.
358
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, pág. 80.
359
BLAC, PSAC, caja II, no. 35.
170
función de los soldados de presidio era mantener sin bajas a pastores o ganados
cuando volvían a entrar a finales de año a los valles. 360 En caso de ser solicitados
por el alcalde mayor, se mantenían bajo sus órdenes en excursiones especiales.
Otro valle que se veía con algunos problemas fue el de Labradores, por lo que el
gobernador mando una compañía volante de veinte y cuatro hombres. Ignacio
Guerra fue el encargado de dicho cuerpo, con un pago de dos pesos por día,
equipándolo con lo necesario y media arroba de pólvora. 361 Estos ejemplos de dos
compañías volantes, ayudan a identificar ciertas diferencias. Una se conformaba a
través del capital privado (del gobernador) y mientras en Linares recaía sobre su
alcalde mayor. Esto nos habla que en la villa de Linares continuaban
coordinándose efectivamente e independientemente así fuera para la guerra o la
diplomacia. Linares fue catalogada por el virrey Juan Antonio Vizarrón como “villa,
fuerte y muro inexpugnable” ante su eficacia en la frontera.362
360
DBCAH, AGI-2Q146, vol. 81, págs. 178-179. En las ordenanzas de Pedro de Rivera para el Nuevo Reino de
León la numero 176 específica la función de los soldados de presidio para asistir las entradas de ganados
trashumantes. Lo importante es que mientras esperaban en los meses de Octubre-Noviembre se unían a las
operaciones militares del alcalde mayor de Linares en turno.
361
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, págs. 107-109.
362
AHM, RC, vol. 64, exp. 21, fs. 3-4.
363
BLAC, PSAC, caja # 28.
171
Linares representó un punto estratégico, que no podía perderse. Prueba de ello
fue la dedicación en su defensa que se dio durante el gobierno de Fernández.
Perder Linares era sinónimo de una grieta en una embarcación; poco a poco se
comenzaría a infiltrar el agua que hundiría el barco y eso no se podía permitir. Por
lo que fue necesario continuar con la diplomacia. Ese mismo año el fray Juan de
Lozada continuaba con su pacificación agregando naciones borradas.364 Mientras
por un lado se reforzaba la defensa evitando la guerra de alta intensidad, por el
otro se continuaba con las negociaciones para evitar la conformación de
confederaciones que quebrantaran el equilibrio de paz. Era necesario sacrificar
algunos peones como Labradores a través de la guerra defensiva y la diplomacia,
antes que perder Linares una pieza clave en el ajedrez colonial.
364
García Flores, “Población, familia y calidad,” 33.
365
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, págs. 109-112.
366
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, pág. 90.
172
que continuaban en las sierras (Sierra Madre Oriental o Sierra de la Tamaolipa)
lograron tomar ventaja de la geografía, ya que fue más sencillo poner en práctica
de nuevo correrías o confederaciones al cancelarse los convenios. Muchas
naciones que se integraron al sistema colonial optaron por poblaciones en la
frontera por la cercanía de sus espacios. Sin generalizar, algunas naciones aun en
los espacios de la Tamaolipa no quebrantaban lo pactado, siempre y cuando no
fueran obligados a bautizarse ni ser congregados en pueblos de indios.
367
Esto es lo que se conocerá en la historiografía regional como “guerra viva” incluso hasta la primera mitad
del siglo XIX. El problema es que englobaban todo el panorama, como si los 365 días del año la sociedad
viviera una guerra de alta intensidad, cuando la documentación demuestra lo contrario. Existieron
momentos de diplomacia, donde las relaciones interétnicas se estrecharon y se vivieron periodos de paz.
368
Dicha campaña en 1733 y 1736 fue financiada por el gobierno, por lo que no duro más que un mes y
medio -la de 1733- sin lograr los objetivos planteados.
173
La petición que el gobernador de Fernández enviara entre 1735 y 1736 al
virrey se basó en seis puntos considerados claves para la colonización del Seno
Mexicano: 1) la fundación de una nueva villa de españoles (divisoria baluarte) en
el valle de San Antonio; 2) permiso para declarar la guerra ofensiva cuando el
gobernador lo creyera conveniente, con una petición de piezas de campaña, un
artillero y municiones que se alojarían en Monterrey; 3) traer por las armas a los
indios apóstatas que se alejan de las misiones y pueblos de indios; 4) todo indio
que solicitara la paz y la quebrantara seria castigado aunque fuera cristiano y
trasladado a la ciudad de Querétaro; 5) Acciones conjuntas con el gobernador de
Coaguila para defender la región de los tobosos; y 6) paga para todo vecino que
se enlistara en las campañas militares y compañías volantes por parte de las
haciendas trashumantes.369
369
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, págs. 101-105.
174
diligencias de solares en Linares.370 En 1715 se pedía un promedio de cincuenta a
sesenta vecinos para fortalecer la frontera a más de veinte años el cambio había
sido fructífero. No solo para el espacio de Linares, sino también para la misión y
pueblo de indios de San Cristóbal de los Gualaguises. Mientras las antiguas
misiones fundadas por el exgobernador Francisco de Barbadillo estaban en un
lamentable estado. No fueron las misiones de 1715 las que redujeron los choques
violentos, sino la diplomacia como medio de pacificación. Esto fue posible por el
espacio que representó Linares, estratégicamente en aspectos militares o
políticos. En el lapso de veinte años, Linares comenzó a poblarse, los solares
entregados en un inicio a los primeros pobladores, después fueron vendidos a
nuevas personas. Después de la pacificación de la región (1732-1735), la
atracción poblacional fue mayor por las distintas dinámicas económicas. Por lo
que es común ver en la lista de 1736: primeros pobladores y descendencia,
primeros pobladores ausentes y los pobladores que compraron (véase cuadro
4.2).371 Los vecinos se conformaron desde españoles, mestizos, castizos, indios y
mulatos. Mientras la zona rural (haciendas, labores, etc.) continuaba firme con las
propiedades de hacendados locales y las entradas de las haciendas
trashumantes.
370
León Gómez, Paños e Hidalguía, 167-168. León Gómez comenta la importancia del poblamiento, en la
ciudad de Huánuco al emigrar los encomenderos a Lima, se temía sufrir ataques por parte de los “infieles
caribes de guerra” por colindar con sus espacios. El capitán Andrés de Deza estructuro todo un plan tanto
político como militar para solucionar el inconveniente.
371
AHM, RC, vol. 64, exp. 21, f. 1-167.
372
Cecilia Sheridan, El “yugo suave del evangelio”: las misiones franciscanas de Río Grande en el periodo
colonial (Saltillo: Centro de Estudios Sociales y Humanísticos, A. C., 1999) 12.
175
con el tiempo, convirtiéndolo en un espacio cual era necesario poblar durante la
primera mitad del siglo XVIII.
Cuadro 4.2
Primeros pobladores desde 1715 y nuevos vecinos hasta 1736.
Continua.
176
Elaboración propia.
En 1685 fue la primera expedición que se dio hacia la Bahía del Espíritu
Santo. Durante el resto del siglo XVII, la mayoría de las expediciones estuvieron a
cargo del general Alonso de León. El conocimiento que se tuvo del espacio de la
banda norte fue escaso, pero a través de distintas excursiones se fue identificando
geográficamente. El principal temor fue que los franceses colonizaran dicho
territorio. Es en 1689 que se estableció un proyecto de colonización para el
177
denominado espacio “provincia de Texas”.373 Para finales del siglo XVII la
presencia francesa era dada por un hecho o al menos dentro del imaginario
político. El gobernador de Coahuila, Francisco Cuervo y Valdés en su petición de
soldados presídiales, hace mención que “los enemigos de la Evropa la
ynfestan”.374 De esta manera el Seno Mexicano fue quedando cercado ante los
espacios coloniales y se convirtió en prioridad durante el siglo XVIII.
373
Varios Autores, “Primeras Exploraciones y Poblamiento de Texas (1686-1694)” en Serie: Historia 6, Ed.
Lino Gómez Canedo (Monterrey: Publicaciones del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de
Monterrey, 1968) 119-126.
374
DBCAH, AGI-2Q145, vol. 72, pág. 5.
375
Osante, Orígenes del Nuevo Santander, 74-76.
376
Olvera Charles, La resistencia nativa, 38-39. Catherine y Hernández Jaimes, Del Nuevo Santander, 19.
178
considerar fue que las provincias de la Huasteca y Rio Verde sufrieron el mismo
efecto que el valle de San Antonio por ser áreas fronterizas. No lograron expandir
la frontera, espacios ganados eran espacios en disputa que terminaban por
despoblarse o vivir acechados ante la guerra viva. Los janambres mantuvieron a
raya sus dominios, no permitieron que su terruño fuera invadido, lo defendieron a
través de la guerra y la diplomacia. Por algo fueron considerados los mejores
guerreros incluso después de la fundación del Nuevo Santander. Un ejemplo: San
Antonio desde 1673 no logró consolidarse ni expandirse y los poblados de indios
olives (pertenecientes a la provincia de la Huasteca) fueron reducidos hasta pedir
protección en Tampico.377
377
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 527-529. En 1706, 1718 y 1728 fueron fechas claves donde a través
de la guerra viva y las confederaciones lograron detener y reducir la avanzada de la Huasteca.
378
Osante, Orígenes del Nuevo Santander, 98-99.
179
hacendados locales solo brindarían dos soldados. Esto solo se tendría efecto en
los valles del Pilón, San Antonio y la villa de Linares. De esta manera se buscó
tener un elevado capital humano listo para campañas de cuatro a seis meses. Otro
aspecto fue que de zonas específicas (valles de Pesquería Grande, Labradores y
Río Blanco, real de Boca de Leones, villa de Cerralvo) no se solicitarían hombres
para las milicias vecinales. Los espacios identificados como zonas de peligro
fueron la Sierra Madre, Tamaolipa, Malinche, Gloria, Jabalí, Diente y Cerro del
Aire y parajes inmediatos. Los cautivos se convertirían en botín de guerra siempre
y cuando fueran mujeres, ancianos y menores de edad. A los indios de guerra se
les apresaría con colleras y serían enviados a los obrajes de Querétaro.
En 1740 las diferencias entre las jurisdicciones del valle de San Antonio y la
villa de Linares eran evidentes. San Antonio contaba con diez españoles, tres
mestizos y tres indios; su misión la componían veinte y un indios entre tlaxcaltecas
y guachichiles, también contaba con un numero de doce indios chichimecas. En el
caso de Linares eran veinte españoles, catorce mulatos y siete indios; la misión de
180
San Cristóbal mantenía siete indios tlaxcaltecas, veinte y cuatro chichimecas.379
Por un lado el aspecto poblacional denotaba la ventaja de Linares, e incluso de
igual manera en las cifras de sínodos que se registraban por las misiones o
curatos. Mientras San Antonio registraba anualmente 300 pesos, Linares recibía
800 pesos.380 Incluso agregando los 250 de Río Blanco, los 200 de Labradores y
los 300 de San Antonio no lograban igualar la cifra de Linares (agregando el
estimado de San Cristóbal sobrepasaba los 1,100 pesos). El gobernador hizo
hincapié en lo siguiente:
“En la expresión que en cada partido he hecho de los vecinos no se incluyen los hijos de
familia, ni los sirvientes que muchos de los vecinos tienen algunos, ni tampoco he comprehendido
los Mayordomos de ovejas, ni sirvientes de ellas, assi por serlo como por que avitan en los
campos, y todos los años salen a tierra fuera, a trasquila, no siendo corto el numero de Jente que
en todas ellas ay, pero de dichos vecinos se puede y debe hacer cargo que la tersia parte se
hallaran con Armas y Cavallos, por que los demás por su cortedad no las adquieren”. 381
379
Fernández de Jáuregui, “Descripción del Nuevo Reino,” 89-90. En 1738 una epidemia de matlasagua (tifo
o tabardillo) asecho la entidad el gobernador comenta que más de cincuenta indios entre tlaxcaltecos y
chichimecas fallecieron.
380
Portillo Valadez, Huellas franciscanas en el noreste, 77. Comenta cifras entre 348 a 360 pesos anuales. El
autor comenta le reducción del monto, sin especificar, pero es posible sea cuando se incorpora a la
jurisdicción de Linares entre 1712-1715.
381
Fernández de Jáuregui, “Descripción del Nuevo Reino,” 95.
382
García Flores, “Población, familia y calidad,” 40.
181
compañías volantes.383 Este excedente de población se vio atraído por el proyecto
de colonia del Nuevo Santander, ya que los beneficios que obtendrían fueron los
que en la década de 1730 les arrebataron en la frontera.
383
García Flores, “Población, familia y calidad,” 73. Un ejemplo: Juan Bejarano, mulato y escoltero del
rancho de la Barranca, muerto por los indios de guerra en 1733.
384
García Flores, “Población, familia y calidad,” 33.
385
Fernández de Jáuregui, “Descripción del Nuevo Reino,” 96-97.
182
conversión [San Antonio] y la inopia de escolta por la grande seca que en aquel
reino se experimenta” y “no ser posible pasar a aquella [Río Blanco], por el riesgo
de indios y grande seca que se experimenta”.386
386
Juan Lozada, Cuaderno de visitas de los conventos y misiones del Nuevo Reino de León (Mayo 1739) en
Serie Historia: 11, Ed. Eugenio del Hoyo (Monterrey: Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de
Monterrey, 1970) 3, 12-13. La visita fue en el mes de mayo, era cuando las haciendas trashumantes se
retiraban del Nuevo Reino de León. La mayoría de la población en los valles de San Antonio y Río Blanco
pertenecieron a dichas haciendas. La sequía de igual manera hizo las haciendas trashumantes regresaran
antes a sus lugares de origen. Esto significó una defensa pobre en los valles y un mayor riesgo de ser víctima
de correrías.
387
Arreola Meneses, “Poblamiento y conformación espacial,” 137.
183
Antonio Tangle de Villegas solicitó más sitios para una segunda hacienda en los
espacios janambres.388 Segundo, estos propietarios buscaban expandir sus tierras
por lo que el proyecto de Escandón garantizo lo que San Antonio no pudo hacer
desde 1666.389 En primera instancia aseguraron la reducción de perdida de
ganado con una seguridad dada por las fundaciones de villas en el Nuevo
Santander y segundo esto represento una inversión segura con grandes
ganancias a comparación con la frágil defensa de San Antonio.
388
Arreola Meneses, “Poblamiento y conformación espacial,” 118-129. AHM, C, vol. 32, exp. 11.
389
Catherine y Hernández Jaimes, Del Nuevo Santander, 22, 111. Los autores del libro, comentan que
existieron escolteros, pero su participación fue menor comparada a la de los militares y milicianos. Los
segundos lograron defender la región, cual era la función de los escolteros a finales del XVII y durante la
primera mitad del siglo XVIII en los valles del sudeste del Nuevo Reino de Loen.
184
fue proveedor y pagador de la Compañía de Soldados de las nuevas poblaciones
de la colonia del Nuevo Santander. 390 Linares aportó hombres para la población,
fue zona estratégica en comunicaciones y sus habitantes apoyaron en distintos
aspectos.
Este espacio fungió como bastión para la pre colonización del Seno
Mexicano mientras San Antonio fue un complemento dentro de la estructura
territorial adhiriéndose con el tiempo al Nuevo Santander. Su espacio colindante
estaba pacificado, funcionó como ruta de comercio hacia la Barra y su ubicación
facilitó la entrada al Seno Mexicano. Linares sustituyó el antiguo sistema de
presidios y misiones, por la divisoria baluarte (villa de españoles), siendo el primer
espacio en realizarlo en el Nuevo Reino de León y mucho antes que se aplicara
como modelo a grande escala en el Nuevo Santander. Osante además de Olvera
Charles, Andrews y Hernández Jaimes afirman que dicho modelo fue pionero en la
colonia del Nuevo Santander.391 En el Nuevo Santander fueron grandes
poblaciones las que se instalaron en las villas, sin embargo en Linares solo la falta
de población se convirtió en la desventaja desde su fundación. La población del
Nuevo Santander tuvo que aprender de los hombres de frontera del Nuevo Reino
de León a cómo hacer la guerra y a perfeccionarla.392 Un objetivo de Linares fue
ser coordinada por militares y a través del complemento de un cabildo, mientras
esto no fue similar en el Nuevo Santander por la falta de los segundos y con el
tiempo solo se implementó medio cabildo; algo que tuvieron en común fue que el
poblamiento de la villa proporcionaría hombres para una autodefensa y que fueron
proyectos desde el ámbito privado.393 Esta respuesta fue imprescindible por los
constantes choques violentos de la región y la falta de negociación en ciertas
390
Osante, Orígenes del Nuevo Santander, 85. Olvera Charles, La resistencia nativa, 28-29.
391
Osante, Orígenes del Nuevo Santander, 146. Olvera Charles, La resistencia nativa, 42-43. Catherine y
Hernández Jaimes, Del Nuevo Santander, 12-13.
392
José H. Sánchez García, Crónica del Nuevo Santander, prólogo de Candelario Reyes Flores (Ciudad
Victoria: Instituto de Investigaciones Históricas/Universidad Autónoma de Tamaulipas, 1990) 75-77.
393
Catherine y Hernández Jaimes, Del Nuevo Santander, 42-44. García-García, “A medieval frontier,” 62.
García-García comenta que las estrategias aplicadas en la zona de la periferia fueron: una reproducción de lo
que se aplicó en la Reconquista, el uso de militares en la frontera, el uso de presidios, pueblos defensivos,
alianzas con los nativos, etc. Esto se consolido en la figura del colonizador con la autoridad tanto política
como militar y los recursos económicos para poner en marcha proyectos privados.
185
áreas; con el fin de colonizar, estructurar y obtener ventaja de los recursos
naturales.
394
Osante, Orígenes del Nuevo Santander, 82. García Flores, “Población, familia y calidad,” 40. Es importante
mencionar que durante la década de 1760 la población se redujo por la migración al Nuevo Santander; Leal
Ríos, “Linares: primera sede,” 26; y Peña Guajardo, “La cría de ganado menor como eje articulador de la
economía colonial en el Nuevo Reino de León,” 1-25. Peña Guajardo comenta que la mayor parte del
incremento poblacional se consolido gracias a la ganadería como posible modelo de poblamiento. Algo que
no aplica en la villa de San Felipe de Linares por sus peculiares características, dejando a un lado las
instituciones del presidio, misión y la hacienda trashumante. Lo que sí se puede decir, es que décadas
después se adoptó la ganadería como principal modelo económico. Fernández de Jáuregui, “Descripción del
Nuevo Reino,” 81. Catherine y Hernández Jaimes, Del Nuevo Santander, 58. Contar con una feria, fue
símbolo de una articulación económica y en el noreste solo existieron la de Saltillo y Linares. El puro hecho
que Linares contara con su feria, sustenta la hipótesis de una económica emergente, ya que otras
poblaciones como Monterrey, Cadereyta, Cerralvo o Lampazos no lograron estructurarse económicamente.
Monterrey durante la colonia fue la casa del gobernador y el centro político.
186
CONCLUSIONES
En 1748 Linares dejó de ser tierra fronteriza con la fundación del Nuevo
Santander. Desde antes de su fundación, los valles sureños (San Antonio, del
Pilón y San Cristóbal) siempre estuvieron en constante confrontación con las
naciones de la sierra de la Tamaolipa y en cierta medida con las llanuras
janambres. Las estructuras político-militares de las distintas naciones de indios les
otorgaron una ventaja en la frontera durante la segunda mitad del siglo XVII y la
primera década del siglo XVIII. Es con la fundación de una divisoria baluarte que
comenzó a estructurarse la frontera sudeste del Nuevo Reino de León. Linares
representó una solución a la falta de una estructura que sustituyera las antiguas
instituciones obsoletas del siglo XVII. Así es como la misión y el presidio, son
implementados en la divisoria baluarte a través de sus agentes tanto militares
como misioneros.
187
levantamientos en distintas zonas, resguardando Linares por representar la mejor
carta de la partida y continuar con la pacificación a través de negociaciones. Era
preferible este tipo de medios a vivir una guerra de alta intensidad en la cual solo
se desgastaría la sociedad y la economía sin obtener resultados que beneficiaran
al sistema colonial. De esta manera no se alteraba el orden social ni la inversión
económica a través de las haciendas trashumantes y las nacientes de cría interna.
Esto contradice la afirmación de Patricia Osante, al considerar al Nuevo Santander
como el primer modelo que sustituye a las misiones y presidios. Lo que vemos en
el Nuevo Santander es lo que se implementó en Linares pero a gran escala y que
fue perfeccionándose con el devenir de los años. El futuro de Linares y la región
durante la segunda mitad del siglo XVIII es objeto de estudiarse, pero eso es otra
historia para otra investigación.
188
CONCLUSIONES
En esta investigación se analizó el espacio del sudeste del Nuevo Reino de León
entre los años de 1670-1748. El enfoque empleado es el de Estudios Fronterizos
(utilizado usualmente en Chile o Francia) o también conocido como Borderlands
Studies en la tradición estadounidense. Lamentablemente son escasos los
trabajos de dicha corriente en México. Otra especialidad que ayudó a
complementar y comprender el espacio interno fue el estudio de Modelos de
Poblamiento de la escuela mexicana.
El interés por estudiar dicho espacio durante ese periodo histórico surge
cuando me percaté de la escasez de investigaciones recientes sobre la periferia
de Nuevo León; casi todos los estudios actuales se limitan al centro político del
Monterrey colonial. En realidad los estudios coloniales sobre Nuevo León son
escasos; más aún lo son aquellos que se enfocan a la periferia de esta provincia y
contados son aquellos que lo hacen desde los estudios fronterizos.
Esta es una investigación que parte prácticamente desde cero: las referencias
bibliográficas para la región sudeste fueron escasas o bien, o se hallaban fuera del
ámbito académico y aportaban más bien datos descriptivos y locales que
interpretaciones o teorizaciones historiográficas. La búsqueda en distintos archivos
enriqueció esta investigación y ayudaron a comprender la posición del espacio
estudiado en aspectos locales y en ámbitos regionales. Para comprender mejor la
frontera, fue necesario analizar la guerra viva y la diplomacia. De tal manera
espacios, actores y sus instituciones fueron vitales para darle forma a esta tesis.
189
esto no quiere decir los demás no la tuvieron, pero han sido trabajados por
especialistas. Militares y misioneros ya han sido objeto de estudio.
190
archivos reforzaron mi postura ante dicha institución nómada. La denominación de
junta, asamblea o mitote, siempre se concretó en una serie de pasos para la
creación de confederaciones entre distintas naciones. Su evolución va a diferir del
siglo XVII y el XVIII casos como los que se dan con las naciones del norte a los
janambres en el sudeste.
Otro punto que ha referido esta tesis ha sido el relacionado a los escolteros,
hombres que a través de las haciendas llenaron el vacío del presidio y de sus
soldados. Fueron una especie de seguridad privada, y que a la par, participaba en
excursiones para la recuperación de ganado robado. En casos especiales,
llegaron a ser parte de grandes campañas militares o hasta de compañías móviles
especializadas en el patrullaje de la frontera en los momentos de mayor tensión.
Gobernadores como Fernández de Jáuregui vieron en ellos un fuerte potencial
militar en casos de campañas militares y los integraron a sus filas. Esto fue
comprensible ya que las largas distancias entre los presidios y los valles del
sudeste, hicieron ineficaz la comunicación y protección del área. Fueron parte de
191
los hombres de la frontera, quienes se especializaron en combatir a las naciones
de indios en tiempos de guerra. De esta manera, fueron sustituidos por los
escoltleros. Con la fundación del Nuevo Santander, el uso del escoltero continuó,
ya que los hombres que hicieron de su cultura la guerra fueron los que enseñaron
a los recién llegados a las nuevas tierras fronterizas. Los escolteros dejaron de ser
parte esencial para la organización defensiva durante la segunda mitad del siglo
XVIII y su participación en conflictos se redujo a algunas escaramuzas. El tema de
los escolteros tiene que ser estudiado con profundidad, especialmente en el área
sudeste, donde tuvieron mayor peso.
192
sus intereses en la región al consolidarse este último territorio. Esto permite
entender el por qué se integraron éstos al nuevo espacio y porque nada pudo
impedir dicha adhesión: la mayoría eran hacendados ausentistas o vecinos que
apoyaron la fundación de una villa de españoles. Al colindar con los janambres fue
imposible avanzar y atravesar sus espacios pues estos últimos personajes
fungieron como el mayor impedimento de consolidación y expansión para el
sistema colonial. Su política de cero diplomacia fue un problema recurrente.
193
El proyecto de Barbadillo y Victoria sólo redujo la intensidad del conflicto
momentáneamente pues con los años la mayoría de familias en las misiones
fueron tlaxcaltecas, y los chichimecas reducidos no eran superiores en número. Se
puede inferir que Linares fue la punta de lanza para una pacificación mejor
consolidada en la región debido a que, teóricamente, fungió como un presidio
durante los conflictos de alta y baja intensidad a cargo del sargento mayor
Sebastián de Villegas Cumplido y después con los siguientes alcaldes mayores.
De Villegas Cumplido consolidó la divisoria baluarte como un proyecto privado con
el apoyo de distintos hacendados y colaboradores. Fue quien organizó el espacio
político y militarmente desde 1690 hasta 1717 e incluso se encargó de la
compañía volante creada por Barbadillo especializada para vigilar la frontera. No
es gratuito el hecho de que quien llevo las cuentas de hombres por haciendas y
armamento haya sido Sebastián de Villegas: su contacto con hacendados en la
región le hizo el hombre indicado para dicha tarea.
194
hombre que tomó ventaja de los dos distintos proyectos para trabajar su itinerario.
De esta manera actores históricos como Sebastián de Villegas Cumplido o Juan
de Lozada quedaron bajo la sombra Francisco de Barbadillo, aunque fueron ellos
los principales “pacificadores” de la región sudeste.
195
de los análisis hechos por Patricia Osante en la década de los noventa del siglo
pasado. Como he demostrado, San Felipe de Linares fue el primer espacio en
reemplazar al presidio y la misión ante distintos factores, a través de la guerra y
diplomacia en la frontera del sudeste y por ultimo como motor principal de la pre
colonización del Seno Mexicano. Aseguro esto pues José de Escandón negoció
con las naciones que habían pactado la paz en 1732 con los espacios de San
Felipe de Linares. Su entrada fue a un espacio pacificado y negociado a través de
un estimado de ochenta años. El proyecto de San Felipe de Linares o de divisoria
baluarte como espacio de guerra o diplomacia y después como pre colonizador
fue esencial para la estructuración de los espacios fronterizos y para el Nuevo
Reino de León.
196
BIBLIOGRAFÍA
Protocolos (P)
Indios (I)
Historia (H)
The Dolph Briscoe Center for American Studies, University of Texas, Austin, TX (DBCAS)
197
FUENTES PRIMARIAS IMPRESAS
Arlegui, José. Crónica de la provincia de N. S. P. S. Francisco de Zacatecas. México: Reimpresa por Cumplido,
1851.
Bautista Chapa, Juan. “Historia del Nuevo Reino de León de 1650 a 1690.” ed. Israel Cavazos Garza.
Monterrey: Gobierno del Estado de Nuevo León, 1990.
Fernández de Jáuregui Urrutia, Josseph Antonio. “Descripción del Nuevo Reino de León (1735-1740),” en
Serie: Historia 1, Eds. Malcom D.Mclean, y Eugenio del Hoyo. Monterrey: Publicaciones del Instituto
Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, 1963.
De León, Alonso. “Relación y discurso del descubrimiento, población y pacificación de este Nuevo Reino de
León; temperamento y calidad de la tierra.” En Historia de Nuevo León con noticias sobre Coahuila,
Tamaulipas, Texas y Nuevo México, escrita en el siglo XVII por el Cap. Alonso de León, Juan Bautista Chapa y
el Gral. Fernando Sánchez de Zamora ed. por Israel Cavazos Garza. Monterrey: R. Ayuntamiento de
Monterrey 83-85, 1985.
De León, Alonso. “Derrotero, diario y demarcación de la primera expedición del general Alonso de León.” En
Historia de Nuevo León con noticias sobre Coahuila, Tamaulipas, Texas y Nuevo México, escrita en el siglo
XVII por el Cap. Alonso de León, Juan Bautista Chapa y el Gral. Fernando Sánchez de Zamora ed. por Israel
Cavazos Garza. Monterrey: R. Ayuntamiento de Monterrey 83-85, 1985.
Lozada, Juan. Cuaderno de visitas de los conventos y misiones del Nuevo Reino de León (Mayo 1739) en
Serie Historia: 11, Ed. Eugenio del Hoyo. Monterrey: Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de
Monterrey, 1970.
Sánchez García, José H. Crónica del Nuevo Santander, prólogo de Candelario Reyes Flores. Ciudad Victoria:
Instituto de Investigaciones Históricas/Universidad Autónoma de Tamaulipas, 1990.
Sánchez de Zamora, Fernando. “Descubrimiento del Rio Blanco y conversión de sus naturales, hecha por los
religiosos de nuestro seráfico padre San Francisco, de la provincia de Zacatecas.” En Historia de Nuevo León
con noticias sobre Coahuila, Tamaulipas, Texas y Nuevo México, escrita en el siglo XVII por el Cap. Alonso de
León, Juan Bautista Chapa y el Gral. Fernando Sánchez de Zamora ed. por Israel Cavazos Garza. Monterrey:
R. Ayuntamiento de Monterrey 83-85, 1985.
Santa María, Vicente. “Relación histórica de la colonia del Nuevo Santander y costa del Seno Mexicano,” en
Estado general de las fundaciones hechas por D. José de Escandón en la colonia del Nuevo Santander costa
del seno mexicano; documentos originales que contienen la inspección de la provincia efectuada por el
capitán de dragones don José Tienda de Cuervo, el informe del mismo al virrey y un apéndice con la relación
histórica del Nuevo Santander por Fr. Vicente Santa María, Ed. Rafael López. México: Talleres Gráficos
Nacionales, 1929.
Sin Autor. Testimonio de los documentos relativos a la fundación de la ciudad de Montemorelos, antes Valle
del Pilón, del Estado de Nuevo León y Coahuila. Monterrey: Imprenta del Gobierno, 1863.
Varios Autores. “Primeras Exploraciones y Poblamiento de Texas (1686-1694)” en Serie: Historia 6, Ed. Lino
Gómez Canedo. Monterrey: Publicaciones del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey,
1968.
198
FUENTES SECUNDARIAS
Adams, David B. “Embattled Borderland: Northern Nuevo León and the Indios Barbaros 1686-1870” The
Southwestern Historical Quarterly 95, no. 2, (Oct 1991): 205-220.
----------- “At the Lion’s Mouth: San Miguel de Aguayo in the Defense of Nuevo León, 1686-1841” Colonial
Latin American Historical Review 19, (Sumer 2000): 325-346.
Andrews, Catherine & Hernández Jaimes, Jesús. Del Nuevo Santander a Tamaulipas. Génesis y construcción
de un estado periférico mexicano 1770-1825. (México: Universidad Autónoma de Tamaulipas/Gobierno del
Estado de Tamaulipas, 2012.
Amselle, Jean-Loup. “De la deconstrucción de la etnia a la conexión de las culturas: un itinerario intelectual”.
En Fronteras Movedizas: Clasificaciones coloniales y dinámicas socioculturales en las fronteras americanas,
ed. Christophe Giudicelli, 21-57. México, D.F.: El Colegio de Michoacán, A.C./Centro de Estudios Mexicanos
y Centroamericanos/Casa de Velásquez, 2010.
Arreola Meneses, Ana Gabriela. Poblamiento y conformación espacial del sur del Nuevo Reino de León: los
valles ganaderos del Río Blanco y San Antonio de los Llanos, siglos XVII-XVIII. Tesis de licenciatura. México,
D.F.: Universidad Nacional Autónoma de México, 2014.
Álvarez, Salvador. “La hacienda-presidio en el Camino Real de Tierra Adentro en el siglo XVII”. Transición, 22
(Durango, Agosto 1999): 48-71.
----------- “Colonización agrícola y colonización minera: la región de Chihuahua durante la primera mitad del
siglo XVIII”. Relaciones. Estudios de historia y sociedad XX, no. 79, (1999): 28-82.
----------- “El pueblo de indios en la frontera septentrional novohispana”. Relaciones. Estudios de historia y
sociedad XXIV, no. 95, (Verano, 2003): 115-164.
----------- “Manuel San Juan de Santa Cruz: gobernador, latifundista y capitán de guerra de la frontera norte”.
Revista de Indias LXX, no. 248, (2010): 101-126.
----------- “Nuevos latifundios, viejos latifundios y poblamiento del territorio. La estructura agraria de
Chihuahua de la colonia a finales del siglo XIX”. XIV Congreso Internacional de Historia Agraria, Sesión C. 3.
La historia rural en América Latina: tendencias recientes (I), 2013. Consultado 22 de marzo de 2014.
http://seha.info/congresos/articulos/CD3.%20Alvarez.pdf.
Baeza Martin, Ascensión. “Presión e intereses en torno al cargo de protector general de indios del Nuevo
Reino de León: el caso de Nicolás de Villalobos, 1714-1734,” Anuario de Estudios Americanos 67, no. 1,
(enero-junio 2010): 209-237. Consultado 19 de febrero de 2015.
http://estudiosamericanos.revistas.csic.es/index.php/estudiosamericanos/article/view/337/342.
----------- “Pulso entre poderes en el Nuevo Reino de León, 1723-1731: el gobernador Arraiga y el regidor
García de Pruneda,” Antítesis 4, no. 8 (julio-diciembre 2011): 501-524. Consultado 19 de enero de 2015.
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=193321417006.
Barr, Juliana. Peace came in the form of a woman. Indians and Spaniards in the Texas Borderlands. Chapel
Hill: The University of North Carolina Press/The William P. Clements Center for Southwest Studies, Southern
Methodist University, 2007.
199
2015.
http://kt.micrositios.net/action.php?kt_path_info=ktcore.actions.document.view&fDocumentId=19042&for
ceopen
Benito, Félix. “Reflexiones sobre la ciudad amurallada” en Ciudades y fortalezas del siglo XVII. Cartografía -
española y americana en la Biblioteca Nacional del Perú, Eds. Ramón Gutiérrez y Félix Benito, 17-26. Lima:
Biblioteca Nacional del Perú/Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana, 2014.
Brooks, James F. Captives and cousins. Slavery, kinship, and community in the southwest borderlands. Chapel
Hill and London: University of North Carolina, 2002
Caillavet, Chantal. “El proceso colonial de invención de las fronteras: tiempo, espacio, culturas,” en
Fronteras movedizas. Clasificaciones coloniales y dinámicas socioculturales en las fronteras americanas, Ed.
Christophe Giudicelli, 59-82. México: El Colegio de Michoacan/Centro de Estudios Mexicanos y
Centroamericanos, CEMCA, 2010.
Castro Gutiérrez, Felipe. “La colonización del pasado: Pénjamo y la memoria del poblamiento de las
fronteras novohispanas,” Fronteras de la Historia 11, (2006): 121-151. Consultado 10 de enero de 2015.
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=83301104.
Cook, Karoline. “Muslims and Chichimeca in New Spain: The Debates over Just War and Slavery” Anuario de
Estudios Americanos 70, no. 1 (enero-junio 2013): 15-38. Consultado 17 de enero de 2015.
http://estudiosamericanos.revistas.csic.es/index.php/estudiosamericanos/article/viewFile/587/590.
Cossío, David A. Historia de Nuevo León. Evolución política y social. Monterrey: Talleres Linotipográficos de J.
Cantú Leal, 1925-1926.
Crosby, Alfred W. “Gran historia como historia ambiental,” Relaciones 136, (otoño 2011): 21-39. Consultado
2 de noviembre de 2014. http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=13729711003.
DeLay, Brian. War of a thousand deserts. Indians raids and the U.S.–Mexican war. New Haven: Yale
University Press, 2009.
Ellison, Nicolas. “Cambios agro-ecológicos y percepción ambiental en la región Totonaca de Huehuetla, Pue
(Kgoyom),” Ponencia presentada en el congreso de la Sociedad Mexicana de Antropología, agosto de 2001.
Consultado 30 de junio de 2014. http://nuevomundo.revues.org/302.
Hämäläinen, Pekka. The Comanche Empire. New Haven: Yale University Press, 2008.
200
Del Hoyo, Eugenio. “La verdad sobre la villa de Cerralvo,” Humanitas, No. 3 (1962): 361-375. Consultado 20
de noviembre de 2014. http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1020080994/1020080994.PDF.
----------- Indios, frailes y encomenderos en el Nuevo Reino de León, siglos XVII y XVIII. Monterrey: Archivo
General del Estado de Nuevo León, 1963.
----------- Esclavitud y encomiendas de indios en el Nuevo Reino de León, siglos XVI y XVII. Monterrey: Archivo
General del Estado de Nuevo León, 1985.
----------- Señores de ganado. Nuevo Reino de León, siglo XVII. Monterrey: Gobierno del Estado, AGENL, 1987.
----------- Historia del Nuevo Reino de León 1577-1723. México: ITSEM / Fondo Editorial Nuevo León, 2005.
Hurtado Galves, José M. “Esclavitud y esclavismo durante la Nueva España” Nómadas - Revista Crítica de
Ciencias Sociales y Jurídicas 13 (2006), consultado 20 de noviembre de 2014.
http://pendientedemigracion.ucm.es/info/nomadas/13/jmhgalves.html.
Jara, Álvaro. Guerra y Sociedad en Chile: La transformación de la guerra de Arauco y la esclavitud de los
indios. Santiago: Editorial Universitaria, 1981.
García Flores, Raúl. ¡Puro mitote! La música, el canto y la danza entre los chichimecas del Noreste.
Monterrey: Fondo Editorial Nuevo León, 1993.
----------- Población, familia y calidad en San Felipe de Linares (1760-1810). Tesis de licenciatura. San Nicolás
de los Garza: Universidad Autónoma de Nuevo León, 1998.
----------- “Morbilidad y vulnerabilidad en una epidemia de viruela: Nuevo Reino de León, 1798,” Relaciones.
Estudios de historia y sociedad XXIX, no. 114 (Primavera 2008): 45-75. Consultado 1 de abril de 2014.
http://www.colmich.edu.mx/relaciones25/files/revistas/114/pdf/originales/03.Secci+%A6nTem+%EDtica-
45-75.pdf.
García-García, Luis A. Guerra y frontera. El Ejercito del Norte entre 1855-1858. Monterrey: Archivo General
del Estado de Nuevo León, 2006.
----------- A medieval frontier. Warfare and military culture in Texas and northeastern Mexico (1686-1845).
Tesis doctoral. Dallas: Southern Methodist University, 2015.
Garza Cavazos, Israel. "El licenciado Francisco de Barbadillo Vitoria, pacificador y fundador de pueblos,"
Humanitas, no. 4 (1963): 375-396.
----------- Cedulario autobiográfico de pobladores y conquistadores de Nuevo León, Tomo II. Monterrey:
Biblioteca de Nuevo León, 1964.
----------- Nuevo León y la colonización del Nuevo Santander. Monterrey: Sección 21 del SNTE, 1994.
Garza, Valentina. Poblamiento y Colonización en el Noreste Novohispano: Siglos XVI y XVII. Tesis doctoral.
México: Colegio de México, 2002.
Geertz, Clifford. Conocimiento local. Ensayos sobre la interpretación de las culturas. Barcelona: Paidós, 1994.
Gómez Danés, Pedro. Las misiones de Purificación y Concepción. San Nicolás de los Garza: Facultad de
Filosofía y Letras/Universidad Autónoma de Nuevo León, 1995.
González Maíz, Rocío. Desamortización y propiedad de las elites en el Noreste mexicano, 1850-1870. México:
Fondo Editorial de Nuevo León/Facultad de Filosofía y Letras/Universidad Autónoma de Nuevo León, 2011.
201
Guerrero Galván, Alonso. “La expansión hacia el Septentrión Novohispano: El caso otomí del códice Martin
del Toro,” en Cultura Novohispana. Estudios sobre arte, educación e historia, Coord. (s). Ma. Isabel Terán
Elizondo y Marcelino Cuesta Alonso, 107-111. México: Universidad Autónoma de Zacatecas, 2006.
Langfur, Hal. The forbidden lands. Colonial identity, frontier violence, and the presistence of Brazil’s esatern
Indians, 1750-1830. Stanford: Stanford University Press, 2006.
Leal Ríos, Armando. Linares ayer 1712 hoy 1985: Monografía. Linares: NA, 1984.
----------- “Linares: primera sede episcopal de Nuevo León” en Nuevo León a través de sus municipios Tomo
III, Coord. César Morado Macías, 10-51. NA: Grupo Editorial Milenio/D.R. Agencia Promotora de
Publicaciones S.A. de C.V., 2010).
León Gómez, Miguel. Paños e Hidalguía. Encomenderos y sociedad colonial peruana, Huánuco 1540-1640.
Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2002.
Martínez Serna, José G. Vineyards in the desert: the Jesuits and the rise and decline of an Indian town in New
Spain’s Northeastern borderlands. Tesis doctoral. Dallas: Southern Methodist University, 2009.
----------- “Jesuit Missionaries, Indians Polities, and Environmental Transformation in the Lagoon March of
Northeastern New Spain.” Journal of Early American History, no. 3, (2013): 207-234.
----------- Viñedos e indios del desierto: fundación, auge y secularización de una misión jesuita en la frontera
noreste de la Nueva España. Monterrey: Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León, 2014.
McEnroe, Sean. From colony to nationhood in Mexico. Laying the foundations, 1560-1840. New York:
Cambridge University Press, 2012
----------- “A sleeping army: the military origins of Interethnic civic structures on Mexico’s colonial frontier”
Ethnohistory 59, no.1 (Winter 2012): 109-139.
----------- “Sites of diplomacy, violence and refuge: topography and negotiation in the mountains of New
Spain,” The Americas 69, No. 2 (October 2012): 179-202.
Medina Peña, Luis. Los barbaros del Norte. Guardia nacional y política en Nuevo León, siglo XIX. México:
Fondo de Cultura Económica/Centro de Investigación y Docencia Económicas, 2014.
Mills, Kenneth. Idolatry and its enemies. Colonial Andean religion and extirpation, 1640-1750. Princeton:
Princeton University Press, 1997.
Murray, William B. “Conteo y observación del cielo en Boca de Potrerillos: huellas de una antigua tradición”
en Boca de Potrerillos, por Moisés Valadez Moreno y Ernestina Lozano de Salas, 47-53. Monterrey:
Universidad Autónoma de Nuevo León/Museo “Bernabé de las Casas”, 1998.
Olivier, Guilhem. Coord. Viaje a la Huasteca con Guy Stresser-Pean. México: Fondo de Cultura
Económica/Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, 2008.
Olson, Jon L. “Un sitio de petroglifos en el noreste de México” en Boca de Potrerillos, eds. Moisés Valadez
Moreno y Ernestina Lozano de Salas, 55-83. Monterrey: Universidad Autónoma de Nuevo León/Museo
“Bernabé de las Casas”, 1998.
Olvera Charles, Fernando. La resistencia nativa en el centro-sur de Nuevo Santander, 1780-1796. Política de
frontera de guerra y estrategias de rechazo indígena a la colonización. Tesis de maestría. San Luis Potosí: El
Colegio de San Luis, A.C., 2010.
202
Olvera Sandoval, José A. “Montemorelos: reino del piloncillo y de naranjos,” en Nuevo León a través de sus
municipios Tomo III, Coord. César Morado Macías, 256-285. NA: Grupo Editorial Milenio/D.R. Agencia
Promotora de Publicaciones S.A. de C.V., 2010.
O’Phelan Gody, Scarlett. Un siglo de rebeliones anticoloniales. Perú y Bolivia 1700-1783. Lima: Instituto de
Estudios Peruanos/Instituto Francés de Estudios Andinos, 2012.
Ortega Noriega, Sergio. Un ensayo de historia regional. El noroeste de México 1530-1880. México: Instituto
de Investigaciones Sociales UNAM, 1993.
Ortelli, Sara. “Poblamiento, frontera y desierto la configuración de un espacio regional en el centro-norte del
Septentrión novohispano,” Antítesis 4, no. 8 (jul/dic 2011): 493-514.
Osante, Patricia. Orígenes del Nuevo Santander 1748-1772. México, D.F.: Universidad Nacional Autónoma de
México/Instituto de Investigaciones Históricas UNAM/Universidad Autónoma de Tamaulipas, 2003.
----------- Poblar el Septentrión I. Las ideas y propuestas del Marqués de Altamira 1742-1753. México:
Universidad Nacional Autónoma de México/Instituto de Investigaciones Históricas UNAM/Consejo Nacional
para la Cultura y las Artes/Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes, 2012.
----------- Poblar el Septentrión II. José Tienda de Cuervo. Estado general de las fundaciones hechas por don
José de Escandón en la Colonia del Nuevo Santander. Tomo I. México, D.F.: Universidad Nacional Autónoma
de México/Instituto de Investigaciones Históricas UNAM/Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes/Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes, 2013.
----------- Poblar el Septentrión II. José Tienda de Cuervo. Estado general de las fundaciones hechas por don
José de Escandón en la Colonia del Nuevo Santander. Tomo II. México, D.F.: Universidad Nacional Autónoma
de México/Instituto de Investigaciones Históricas UNAM/Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes/Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes, 2013.
Peña Guajardo, Antonio. La economía novohispana y la elite local del Nuevo Reino de León en la primera
mitad del siglo XVIII. Monterrey: Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Nuevo León, 2005.
----------- “La cría de ganado menor como eje articulador de la economía colonial en el Nuevo Reino de
León,” XIV Congreso Internacional de Historia Agraria, Sesión C. 3. (2013), consultado 19 de septiembre de
2014. http://seha.info/congresos/articulos/CD3.%20Pe%C3%B1a.pdf.
Portillo Valadez, José Antonio. Huellas franciscanas en el noreste Novo Hispano. Monterrey: Secretaria de
Educación Pública/Indautor, 2007.
Powell, Philip W. La Guerra Chichimeca (1550-1600), Trad. Juan José Utrilla. México, D.F.: Fondo de Cultura
Económica, 1996.
----------- Capitán mestizo: Miguel Caldera y la frontera norteña. La pacificación de los chichimecas (1548-
1597), Trad. Juan José Utrilla. México: Fondo de Cultura Económica, 1980.
Radding, Cynthia. Landscapes of power and identity. Comparative histories in the Sonoran desert and the
forests of Amazonia from Colony to Republic. Durham & London: Duke University Press, 2005.
Ramírez Almaraz, Jesús G. “Tras el rastro del cazador. Algunas evidencias arqueológicas e históricas de los
antiguos indígenas de Nuevo León y Coahuila” Noreste. Historia, Historiografía y Ciencias Sociales I, no. I,
(Enero-Junio 2009): 29-70.
----------- Naturaleza y cultura entre los indígenas nómadas cazadores-recolectores del noreste de México.
Monterrey: Universidad de Monterrey/Centro de Estudios Históricos UDEM/Universidad Autónoma de
Nuevo León, 2011.
Del Rio, Ignacio. El noroeste del México colonial: Estudios históricos sobre Sonora, Sinaloa y Baja California.
México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2007.
203
----------- Conquista y aculturación en la California Jesuítica 1697-1768. México: Universidad Nacional
Autónoma de México, 1998.
Rivera Estrada, Araceli. Panorama general de la arqueología en el sur de Nuevo León: Cueva de la Zona de
Derrumbes. Serie: Orgullosamente Bárbaros… No. 4. Monterrey: Archivo General del Estado de Nuevo León,
1995.
----------- Arqueología en el sur de Nuevo León. Serie: Orgullosamente Bárbaros… No. 22. Monterrey: Archivo
General del Estado de Nuevo León, 1997.
----------- “Cerámica prehispánica en el sur de Nuevo León” Revista de Humanidades: Tecnológico de
Monterrey, no. 13, (2002): 227-238. Consultado 20 de diciembre de 2014.
http://www.redalyc.org/pdf/384/38401311.pdf.
----------- “Valle de Conchos, Nuevo León. Estructuración del Paisaje Cazador-Recolector Mediante la Grafica
Rupestre” IFRAO 2013 Proceedings, American Indian Rock Art 40, American Rock Art Research Association,
(2013): 871-904.
----------- “Monogramas Rupestres Misioneros en la Zona Serrana Meridional: La Muralla, Galeana, Nuevo
León,” IFRAO 2013 Proceedings, American Indian Rock Art 40, American Rock Art Research Association,
(2013) 905-918.
Santiago Sánchez, Lorenzo & Urbina Burgos, Rodolfo. La política de poblaciones en Chile durante el siglo
XVIII. Quillota: Editorial “El Observador”, 1978.
Sempat Assadourian, Carlos. Zacatecas. Conquista y transformación de la frontera en el siglo XVI. Minas de
plata, guerra y evangelización. México: El Colegio de México, 2008.
Sheridan Prieto, Cecilia. El “yugo suave del evangelio”. Las misiones franciscanas de Rio Grande en el periodo
colonial. Saltillo: Centro de Estudios Sociales y Humanísticos, A. C., 1999.
----------- Anónimos y desterrados. La contienda por el “sitio que llaman de Quauyla”, siglos XVII-XVIII.
México: CIESAS/Miguel Ángel Porrúa, 2000.
Stern, Steve. Peru’s Indian peoples and the challenge of Spanish conquest: Humanga to 1640. Madison:
University of Wisconsin Press, 1993.
Stresser-Pean, Guy. San Antonio Nogalar: La Sierra de Tamaulipas y la frontera Noreste de Mesoamérica.
México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social/El Colegio de San
Luis/Universidad Autónoma de Tamaulipas/Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos,
2000.
Taylor, Walter W. “Archaic Cultures Adjacent to the Northeastern Frontier of Mesoamerica in Archaeological
Frontiers and External Connections” en Handbook of Middle American Indians, eds. G. F. Ekholm y G. F.
Willey, 59-94. Handbook of Middle American Indians, vol. 4, editado por Robert Wauchope. Austin:
University of Texas Press, 1966.
Truett, Samuel. Fugitive Landscapes: The Forgotten History of the U.S.-Mexico Borderlands. New Heaven and
London: Yale University Press, 2006.
Turner Bushnell, Amy & Greene, Jack P. “Peripheries, centers, and the construction of early modern
American empires. An introduction,” en Negotiated empires: centers and peripheries in the Americas, 1500-
1820, Eds. Christine Daniels y Michael V. Kennedy, 1-14. New York; London: Routledge, 2002.
Tutino, John. Making a New World. Founding Capitalism in the Bajío and Spanish North America. New
Haven: Yale University Press, 2011.
204
Valadez Moreno, Moisés. La arqueología de Nuevo León y el Noreste. Monterrey: Universidad Autónoma de
Nuevo León, 1999.
Valadez Moreno, Moisés, Solveig A. Turpin y Herbert H. Eling. “Boca de Potrerillos: evidencia arqueológica y
paleoambiental del desarrollo indígena en Nuevo León,” en Boca de Potrerillos, Eds. Moisés Valadez Moreno
y Ernestina Lozano de Salas, 15-34. Monterrey: Universidad Autónoma de Nuevo León/Museo “Bernabé de
las Casas”, 1998.
Valdés, Carlos M. La gente del mezquite: Los nómadas del Noreste en la colonia. Tlalpan: Centro de
Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social / Instituto Nacional Indigenista, 1995.
Villalobos, Sergio. Vida fronteriza en la Araucanía: el mito de la guerra de Arauco. Santiago: Editorial Andrés
Bello, 1995.
Weber, David J. “Turner, the Boltonians, and the Borderlands,” The American Historical Review 91, no. 1
(1986): 66-81.
----------- Bárbaros: Spaniards and their savages in the age of enlightenment. New Heaven and London: Yale
University Press, 2005.
Wright Carr, David C. Conquistadores otomíes en la Guerra Chichimeca: dos documentos en el Archivo
General de la Nación. Querétaro: Secretaria de Cultura y Bienestar Social/Gobierno del Estado de Querétaro,
1988.
----------- La conquista del Bajío y los orígenes de San Miguel de Allende. México: Editorial de la Universidad
del Valle de México/Fondo de Cultura Económica, 1991.
Zavala, Silvio. Entradas, congregas y encomiendas de indios en el Nuevo Reino de León. Sevilla: Universidad
de Sevilla, 1992.
Zuloaga Rada, Marina. La conquista negociada: guarangas, autoridades locales e imperio en Huaylas, Perú
(1532-1610). Lima: Instituto de Estudios Peruanos/Instituto Francés de Estudios Andinos, 2012.
205