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Universidad Don Bosco: Facultad de Ciencias y Humanidades

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Universidad Don Bosco

Facultad de Ciencias y Humanidades

Hermenéutica Bíblica
Exegesis de Marcos 4, 35-41
Docente: Pbro. Julio Rubio

Alumno: Josué Mauricio Romero


Marcos 4, 35-41: La tempestad Calmada (Biblia Jerusalén)
35.Este día, al atardecer, les dijo:
«Pasemos a la otra orilla.»
36 Despidieron a la gente y le llevaron en la barca, tal como estaba. Otras barcas iban con él.
37 En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que
estaba a punto de anegarse.
38 Él se encontraba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Lo despertaron y le dijeron:
«Maestro, ¿no te importa que perezcamos?»
39 Él, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: «¡Calla, enmudece!» El viento
se calmó y sobrevino una gran bonanza.
40 Entonces les dijo:
«¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?»
41 Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros:
«¿Quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?»
Texto griego (GNT / NTG)
35 Kai. le,gei auvtoi/j evn evkei,nh| th/| h`me,ra| ovyi,aj genome,nhj\ die,lqwmen eivj to. pe,ranÅ
36 kai. avfe,ntej to.n o;clon paralamba,nousin auvto.n w`j h=n evn tw/| ploi,w|( kai. a;lla
ploi/a h=n
metV auvtou/Å 37 kai. gi,netai lai/lay mega,lh avne,mou kai. ta. ku,mata evpe,ballen eivj to.
ploi/on(
w[ste h;dh gemi,zesqai to. ploi/onÅ 38 kai. auvto.j h=n evn th/| pru,mnh| evpi. to.
proskefa,laion
kaqeu,dwnÅ kai. evgei,rousin auvto.n kai. le,gousin auvtw/|\ dida,skale( ouv me,lei soi o[ti
avpollu,meqaÈ 39 kai. diegerqei.j evpeti,mhsen tw/| avne,mw| kai. ei=pen th/| qala,ssh|\
siw,pa( pefi,mwsoÅ kai. evko,pasen o` a;nemoj kai. evge,neto galh,nh mega,lhÅ 40 kai. ei=pen
auvtoi/j
\ ti, deiloi, evsteÈ ou;pw e;cete pi,stinÈ 41 kai. evfobh,qhsan fo,bon me,gan kai. e;legon
pro.j
avllh,louj\ ti,j a;ra ou-to,j evstin o[ti kai. o` a;nemoj kai. h` qa,lassa u`pakou,ei auvtw/È| 5:1
Kai.
h=lqon eivj to. pe,ran th/j qala,sshj eivj th.n cw,ran tw/n Gerashnw/nÅ
Crítica Textual
La escena se distingue claramente de la actividad anterior de Jesús: enseñanzas a orillas
del mar de Galilea. Estas enseñanzas comienzan en 4, 1 “y otra vez se puso a enseñar a orillas
del mar” e inmediatamente comienza la parábola del sembrador, el por qué habla Jesús en
parábolas, la explicación de la parábola del sembrador, cómo recibir y transmitir la enseñanza
de Jesús, la parábola de la semilla que crece por sí sola, la parábola del grano de mostaza y
una conclusión de Marcos a todas las parábolas. Justamente esta última conclusión, de sólo
dos versículos (vv. 33-34) claramente cierra las enseñanzas de Jesús en parábolas para
comenzar un tema nuevo
En cuanto al tiempo sucede todo en un mismo día, sin precisar cual, de forma continua.
Nuestro texto de La tempestad calmada también sucederá ese mismo día, pero con una
indicación más precisa: «al atardecer». Si bien es el mismo día, la mención del atardecer ya
indica un cambio, el comienzo de una nueva jornada según el modo de contar los días de los
judíos.
El lugar, es en la misma orilla donde Jesús enseñó las parábolas antes mencionadas, pero
también aquí, el autor nos hace una indicación de cambio: «pasemos a la otra orilla».
Los personajes son los mismos: Jesús y sus discípulos (4, 10 «los que le seguían con los
Doce»). Se agregará al relato un protagonista –podríamos preguntarnos si también lo
clasificaríamos como personaje por no ser una persona, pero esto lo analizaremos más
adelante– que será la tempestad.
El tema. Es evidentemente otro. Ya no enseñanzas sino un milagro de Jesús.
Variantes que menciona Aland son:
a) Γεδασηνῶν
apoyan esta lectura A C f13 157 180 597 1006 1010 1243 1342 1505 Byz [E F G H Σ] l
68 l 76 l 292 l514 l 673 l 813 l 1223 l 1552 l AD syrp, h Diatessaronsyr mssacc. to Origen
b) Γεδασηνῶν
apoyan esta lectura a2 L Δ Θ f1 28 33 205 565 579 700 892 1071 1241 1424 Lect syrs
copbo arm eth geo slav Diatessaronarm Origen Hesychius
c) Γεργυστήνων
apoyan esta lectura W syrhmg (Epiphanius Γεργεσθᾶν)
Existen un adjetivo que se repite tres veces en puntos claves que vienen a estructurar la
perícopa narrativamente. Dicho adjetivo -μέγας- califica las palabras que constituyen el hilo
de la trama narrativa8:
4, 37 se generó una gran tormenta
4, 39 sobrevino una gran calma
4, 41 se llenaron de un gran temor
Se podría entonces dividir nuestra perícopa en 3 partes: una introducción que fija el contexto,
la descripción de la tormenta con el triunfo de Jesús sobre ella, y por último, la conversación
entres Jesús y sus discípulos que interpreta el acontecimiento.
Textos Paralelos
Mateo 8 Marcos 4 Lucas 8
18 viéndose Jesús rodeado de la 35 Ese día, al atardecer, les dice: Pasemos a 22 Cierto día subió a una barca con sus
muchedumbre, mandó pasar a la otra orilla. la otra orilla. discípulos y les dijo: Pasemos a la otra orilla
23 Subió a la barca y sus discípulos le 36 Dejando a la multitud lo llevaron así del lago. Y se hicieron a la mar.
siguieron. como estaba en la barca; y había otras barcas 23 Mientras ellos navegaban, se quedó
24 De pronto se levantó en el con dormido.
mar una tempestad tan grande que la barca Él. Se abatió sobre el lago una gran borrasca;
quedaba tapada por las olas; pero él estaba 37 Y se generó una gran tormenta de viento, la barca se anegaba y estaban en peligro.
dormido. y las olas se lanzaban sobre la barca de tal 24 Entonces, acercándose, le
25 Acercándose ellos le Despertaron forma que ya se llenaba la barca. despertaron,diciendo:
diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! 38 Él estaba en la popa, durmiendo sobre un ¡Ma e s t ro, Ma e s t ro, nos
26 Díceles: ¿Por qué tenéis cojín. hundimos! Él, habiéndose despertado,
miedo, hombres de poca fe? Le despiertan y le dicen: Maestro, ¿no te increpó al viento y al oleaje, que amainaron
Entonces se levantó, increpó a los vientos y importa que seamos destruidos? y sobrevino la bonanza.
al mar, y 3 9 Y é l , h a b i é n d o s e despertado 25 Entonces les dijo: ¿Dónde está vuestra fe?
sobrevino una gran bonanza. increpó al viento, y dijo al mar: ¡Cállate, Ellos, llenos de temor, se decían entre sí
27 Y aquellos hombres, estáte maravillados: Pues ¿quién es éste, que
maravillados, decían: mudo! El viento cesó, y sobrevino una gran conmina a los vientos y al agua, y le
¿Quién es éste, que hasta los calma. obedecen?
vientos y el mar le obedecen? 40 Él les dijo: ¿Por qué son cobardes? ¿Aún 26 Arribaron a la región de los gerasenos,
28 Al llegar a la otra orilla, a no tienen fe? que está frente a Galilea.
la región de los gadareno 41 Se llenaron de un gran temor y se decían
unos a otros: ¿Entonces quién es éste que
hasta el viento y el mar le obedecen?
Análisis histórico literario
La cuestión de la historicidad del episodio de la tempestad calmada resulta compleja.
Por supuesto que nadie pone en tela de juicio el hecho histórico que Jesús cruzó el mar de
Galilea en un barco con sus discípulos, quizás en repetidas ocasiones. Tampoco se discute la
existencia de frecuentes tormentas que suceden repentinamente y con violencia sobre el mar
de Galilea desde las montañas circundantes, especialmente desde el sur. “En el lago se
originan rápidas tormentas de viento que barren los valles. Casi siempre se siente el peso de
la atmósfera tranquila, pero las corrientes frías que vienen del oeste se convierten en
torbellinos de aire e irrumpen en el lago a través de las gargantas estrechas. Por estas
tormentas rápidas es famosa esta región” Pero resulta difícil sobre todo si tenemos en cuenta
que según la teoría de las fuentes sinópticas, Mateo y Lucas dependen de Marcos. Podríamos
decir entonces que tenemos un testimonio único. A esto debemos sumar que a lo largo del
relato -como ya hemos visto- abundan las alusiones veterotestamentarias, ya en textos como
en expresiones. Estas expresiones cumplen la función de situar a Jesús en el lugar de Yahveh
como soberano de la creación. Además, en la última etapa redaccional -como hemos visto en
el punto anterior- Marcos adaptó el relato a su propia teología destacando la ceguera mental
de los discípulos.
Por lo tanto, lo que se cuestiona respecto a la historicidad es el específico
apaciguamiento de la tempestad por Jesús tal como es narrado. Explicaciones naturalistas -
y por lo tanto racionalistas apuntan a una feliz coincidencia respecto del cese de la tormenta
o a una percepción especial -una corazonada- por parte de Jesús que le permitió sospechar
cuando iba a pasar la tormenta. De hecho, numerosos testigos de la zona así como describen
las tormentas, también describen sus típicas calmas repentinas. A esa explicación
racionalista, otros críticos prefieren una interpretación mítica. Atentos a las influencias
extranjeras, sobre todo helenísticas, que han podido influir en los evangelistas. Esta
interpretación hace una reducción del milagro al mito. En la historia de las religiones no
faltan leyendas que tratan relatos similares y, por lo tanto, los primeros cristianos podrían
haber transpuesto esas historias maravillosas incluyéndolas como registro expresivo de la fe
naciente.
Nada de lo dicho nos lleva más allá de conjeturas. Aunque el examen de la teología
redaccional marcana, la presencia de textos y temas del Antiguo Testamento y el servicio que
este texto prestó de hecho a la primitiva comunidad cristiana nos llevan a la conclusión muy
probable de que la tempestad calmada es producto de la teología cristiana primitiva.
Comentarios
Catena Aurea de Santo Tomas de Aquino (Comentarios)
San Jerónimo
Después de la doctrina van al mar, cuyas olas se encrespan. "En aquel mismo día -dice-
siendo ya tarde, les dijo: Pasemos a la ribera de enfrente", etc.
San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum 28
Tomó el Señor a sus discípulos, para que fuesen testigos de los milagros que iba a obrar.
Pero fue sólo con ellos, a fin de que nadie viera su poca fe. De aquí que para manifestar que
otros remaban aparte, dice: "Y le iban acompañando otros varios barcos". Y para que no se
enorgullecieran sus discípulos porque los llevaba a ellos solos, permitió el peligro en que se
vieron, a la vez que les enseñaba con él a resistir varonilmente las tentaciones: "Levantóse
entonces una gran tempestad". Con objeto, pues, de que los impresionase más el milagro que
iba a obrar, da tiempo al temor entregándose al sueño: "Entretanto El estaba durmiendo en la
popa sobre un cabezal". Si hubiese estado despierto, no habrían temido ni rogado por la
tempestad que se levantó, o no habrían creído que pudiera hacer tal milagro.
Del Nuevo comentario Biblico de San Jeronimo (Nuevo Testamento) Raymond E.
Brow, Joseph A. Fitzmyer, Roland E. Murphy
El primer milagro de la serie sigue la estructura habitual: la presentación del obstáculo
que hay que vencer (tempestad en el mar), la acción portentosa de Jesús (mandato de silencio)
y la confirmación (la gran calma y el temor de los discípulos). Posiblemente, el trasfondo de
este relato se encuentra en la idea extendida por todo el Próximo Oriente antiguo de que el
mar era el símbolo de los poderes del caos y del mal que luchaban en contra de Dios. Al
controlar la tormenta en el mar, Jesús hace lo mismo que Dios y vence a las fuerzas del mal.
Es difícil saber si los primeros lectores de Marcos entendieron la totalidad del significado
simbólico. La pregunta que los discípulos hacen al final (quién es éste ... ?.) expresa el énfasis
que Marcos da a la cuestión de la identidad de Jesús y constituye una afirmación cristológica
implícita sobre el carácter divino de Jesús, pues su acción es igual que la de Dios. 35. aquel
mismo día, al caer la tarde: Sobre la doble expresión temporal. Es decir, a la ribera oriental
del mar de Galilea. ¿Por qué quería ir allí? ¿Para escapar de los adversarios? ¿Para buscar un
nuevo lugar donde seguir enseñando? No está claro. 36. en la barca, tal como estaba: Esta
frase nos recuerda el escenario en el que se ubicó la enseñanza en parábolas (4,l-2): Jesús
sentado en la barca y la gente escuchando desde la orilla. otras barcas: Según avanza el
relato, estas barcas van desapareciendo de la escena. Algunos especialistas perciben una
alusión al Sal 107,23-32, en el que Dios aparece aquietando una tormenta. 37. una gran
tempestad: Las tempestades son frecuentes en el mar de Galilea. 38. durnziendo: La
capacidad de Jesús para dormir en la popa de la barca, en medio del fragor de la tormenta,
nos muestra que confiaba totalmente en Dios (cf. Sal 4,9; Prov 3,24-26). Maestro, ¿no te
importa que perezcamos?: La pregunta que los discípulos dirigen a Jesús es suavizada en Mt
8,25 («Señor, sálvanos que perecemos.) y en Lc 8,24 («Maestro, Maestro, que perecemos ~
) .3 9. mandó al mar: La capacidad de controlar el mar es una afirmación implícita de su
poder divino, pues sólo Dios podía gobernar los movimientos del mar (cf. Sal 74,13- 14;
89,lO-12). calla, enmudece: Jesús se dirige al mar, no a los discípulos. La fórmula parecida
que encontramos en 1,25 (en un exorcismo) nos sugiere que Jesús manifiesta ahora su control
sobre las fuerzas del mal. una gmn calma: Este dato indica la perfección y efectividad de la
acción con la que Jesús controla el mar. 40. ¿no tenéis fe?: Es la reprensión más fuerte que
hasta este momento se ha dirigido a los discípulos (cf. 8,14-2 1). Pero, en quién no creían?
¿En Dios o en Jesús? Si era en Dios, entonces se les reprende por no seguir el ejemplo de
Jesús, que confiaba totalmente en él (4,38). Si se refiere a la última posibilidad, entonces se
les reprende por no creer en el poder que Jesús tenía de hacer milagros. 41. ¿quién es éste...?:
Puesto que sólo Dios puede controlar el viento y el mar, la pregunta de los discípulos lleva
implícita la confesión en la divinidad de Jesús, al menos desde el contexto
veterotestamentario, pues sus acciones se atribuyen en éste habitualmente a Dios.
Mensaje Teológico
El lago de Galilea era famoso por sus tempestades. Se producían inesperadamente y tan
de pronto que sorprendían y aterraban. El milagro físico en el que Jesús calmó una tempestad,
es muy maravilloso, y es algo que nos produce admiración, pero que solamente sucedió una
vez y no se repetirá. En tal caso es algo totalmente externo a nosotros. Pero si la leemos
también en un sentido simbólico es de mucho más valor. Cuando los discípulos se dieron
cuenta de que la presencia de Jesús estaba con ellos, la tempestad se convirtió en calma. Una
vez que se dieron cuenta de que Él estaba allí, una paz intrépida vino a sus corazones. Viajar
con Jesús era viajar en paz aun en medio de la tormenta. Ahora bien: eso es universalmente
cierto. No es algo que sucedió una vez y no más; es algo que sigue sucediendo, y que nos
puede suceder a nosotros también. En la presencia de Jesús podemos tener paz aun en medio
de las más violentas tempestades de la vida.
Jesús nos da la paz en la tormenta del duelo. Cuando nos viene una pérdida como es
inevitable, Jesús nos habla de la gloria de la vida por venir. Él cambia la oscuridad de la
muerte en la luminosidad del pensamiento de la vida eterna. El nos habla del amor de Dios.
Hay una antigua historia de un jardinero que tenía en su jardín una flor favorita que quería
mucho. Cierto día llegó al jardín, y se encontró con que aquella flor no estaba. Se entristeció
y enfadó mucho, y se puso a proferir que Santiago En medio de su resentimiento se encontró
con el dueño del jardín, al que comunicó sus quejas también. " ¡Cállate! -le dijo el dueño- La
he recogido yo para mí.» En la tormenta del duelo, Jesús nos dice que los que amamos han
ido para estar con Dios, y nos da la seguridad de que nos reuniremos otra vez con los que
hemos amado y perdido por un tiempo.
Jesús nos da la paz cuando los problemas de la vida nos envuelven en una tempestad de
duda y tensión e incertidumbre. Hay momentos en los que no sabemos qué hacer; cuando nos
encontramos en alguna, de las encrucijadas de la vida, y no sabemos qué camino seguir. Si
entonces nos volvemos a Jesús y Le decimos: " Señor, ¿qué quieres que haga?» -el camino
aparecerá claro. Lo trágico no es no saber qué hacer, sino que a menudo no nos sometemos
humildemente a la dirección de Jesús. El buscar Su voluntad y someternos a ella es el camino
a la paz en tales momentos.
Jesús nos da la paz en las tormentas de la ansiedad. El principal enemigo de la paz es la
preocupación, por nosotros, acerca del futuro desconocido, y por los que amamos. Pero Jesús
nos habla de un Padre Cuya mano no causará nunca a Sus hijos una lágrima innecesaria, y
de un amor más allá del cual ni nosotros ni los que amamos podemos ser arrastrados nunca.
En la tormenta de la ansiedad Jesús nos trae la paz del amor de Dios.

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