Revista El Ateneo VI Cuarta Época PDF
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I uarla finir,!
OIRLCTOR
li.vfl.ui1>
€cA tiro T^ ícvL
(ONSEJODERUMCUON La revista El Ateneo inicia con este número una nueva singladura. Como es
l-ibüüflLdsul"iL' sabido, su fundación data de 1888, y la revista ha sufrido desde entonces diver-
\kiamiioR Dú-.'Torsr- sos avatares de acuerdo con las vicisitudes de la docta casa, habiéndose produ-
cido alternancias en las que durante algunos años su publicación fue imposi-
Mi¿url L^.tJj
ble. La cuarta época, que ahora continúa vigente, se inició hace dos años; echa-
alJi'
mos a andar entonces con mucha ilusión y entusiasmo, aunque quizá sin la ex-
R-nunJcí periencia necesaria en estas lides. Estamos contentos con lo emprendido, pero
atendiendo al viejo y sabio lema de «renovarse o morir», queremos darle un
nuevo impulso.
i OLABORAN E \ LSTt NUMERO Entre tanto, el tiempo alrededor nuestro no ha pasado en balde. Se ha re-
h st'LiiisAnngiiMí
novado el Consejo de Redacción y hemos puesto a su frente un director, José
I uur PuK/-Cj*itilh Alvaru
Luis Abellán, que ha aceptado con gusto y dedicación la difícil «papeleta».
i irünliimuíiHle 1 Lra&Grav»*.
IVlan>ft.in»|ii Adapta-. Quizá no esté de más consignar para el avisado lector que esta revista vive y se
1i» lurtti.1 ^viici r , h lauer lliirtn. hace gracias al generoso esfuerzo y la desinteresada dedicación de un grupo de
lu.m Morar] Reo! k'jadd. personas que tienen que sacar tiempo y energía de sus habituales ocupaciones.
,\ CmalSe7 Dueño. Esperamos que la suerte nos sea a todos propicia en esta nueva etapa para su-
IUJJI hsit vj di' "Marero perar los retos y dificultades que tal empresa implica, máxime cuando nuestro
Id mío del l jsfilK' dan <n.
presupuesto roza el límite de lo indispensable.
A m o l d o I ibi-rtiMn Paul Eitr«di> Entre las novedades que el lector podrá encontrar está también la nueva
Wdreo Druvv, estructura del número, que ahora aparece con secciones nuevas y definidas,
como la de «Grandes Temas», que pretende recoger el testimonio de una firma
conocida sobre cuestiones de máxima actualidad. A continuación pretendemos
SFCRtTAWAJ. DE RIDACCION
dar salida a un asunto de carácter monográfico sobre el que pediremos colabo-
1 ^pi-miua Nicolao
raciones a las autoridades pertinentes. Junto a las firmas reconocidas pretende-
Unirá Oiduna
mos también dar cabida a los «Nuevos Creadores», llamando a las puertas de
<. • iljhora iv- tstd udición tí! autores noveles o incluso inéditos. El número se completa con la sección de
L entro Jcl Libro y b Lectura «Humor» y en próximos números se incorporará, una sección bibliográfica.
' Viim-lt-no de ( ulturai Por supuesto, el Ateneo tendrá protagonismo en nuestras páginas con una
«Crónica del Ateneo», en la que se destaque alguna de sus actividades durante
M4QUETACIÓN) PSODUCHÓN'
GRÁFICA. el periodo correspondiente; también en la «Miscelánea» pueden ir referencias
ateneístas, pero, sobre todo, hemos puesto ilusión en la sección que denomina-
MAUKHJ mos «El Ateneísta» y que servirá de marco para hablar de nuestras figuras más
destacadas, algunas excesivamente olvidadas hoy, por importantes que pudie-
f\IPRFilÓVi.RAIl«.r\n 1-1
ran ser -y sin duda lo fueron- en su época.
Los tiempos han cambiado desde que iniciamos nuestro itinerario. Sin du-
da van a cambiar mucho más, y aspiramos a que en esos cambios el Ateneo
ocupe una presencia propia y adquiera el relieve que por su importancia mere-
ce, ocupando el lugar de protagonismo intelectual y político que tuvo en otros
tiempos. A contribuir en tan honrosa tarea pondrá esta revista su honor.
EL ATENEO - 1
La Ilustración Española y Americana n s 46 (15/XII/1884) pp. 360
sumcvrto
l
Qrcmdes lernas
• El intelectual y su compromiso. José Luis ARANGUREN , 6
CoLcu?or<xc iones
• Ortega y D'ors: Nuevas Meditaciones. Javier PÉREZ-CASTILLA ÁLVAREZ 10
• El pensamiento de José Bergantín. Carlos GURMÉNDEZ 18
• Una forma de ser y de pensar. Lucía GRAVES 22
• La tercera muerte de Jaun. Pío CARO BAROJA 27
Nuevos Creadores
•Ada Salas 32
•Itinerarios. Javier DE ZAZUAR 34
CDonoarccFícv
Lev Ciencia. fcvt-mcLcéiACíccv er> eL P^Ceneo
• El protagonismo del Ateneo en la renovación de la ciencia española. José Luis ABELLÁN 39
• El Ateneo y la Ciencia Farmacéutica. Daniel PACHECO FERNÁNDEZ 43
• Laureano Calderón y Arana (1847-1895). F. Javier PUERTO 53
• José Rodríguez Carracido (1856-1928). Juan Manuel REOL TEJADA 60
• Blas Lázaro Ibiza. (1851-1921). Antonio GONZÁLEZ BUENO 66
• Joaquín Olmedilla y Puig (1842-1914). Juan ESTEVA DE SAGRERA 69
• Semblanza biográfica de José Casares Gil (1866-1961). Benito DEL CASTILLO GARCÍA 74
• BaldomeroBonet (1857-1925). Alejandro DÍEZ TORRE 81
A.Ceneísr<x
• El Ateneista. José Luis ABELLÁN 101
CT) iscetclneoL
• Precariedad de la metáfora. Amoldo LIBERMAN 113
• En el centenario de la muerte de José Martí. Paul ESTRADE 119
• El lenguaje y la identidad. Antonio DROVE 126
EL ATENEO - 3
El intelectual y su compromiso
emas
José Luis ARANGUREN ra, los primeros fueron los religiosos que se
enfrentaron al Poder político en función de
Inventado en el «Affaire Dreyfus» el voca- una crítica moral, con formación ideal lindan-
blo Poder como sustantivación y personaliza- do con la utopía y adelantándose así a una
ción de una tarea que antes a quienes la efec- «revolución cultural» en tensión con la socie-
tuaban se les llamaba, y no por casualidad, dad establecida y búqueda de contacto con la
clerks, fue una invención francesa con ocasión juventud y las clases inferiores y de una arti-
de la condena, al militar Dreyfus, injusta- culación con la conciencia colectiva.
mente, de espionaje al servicio alemán. El he- Progresivamente la sociedad fue hacién-
cho provocó un Manifiesto firmado por escri- dose menos manifiestamente religiosa y más
tores a los que, por primera vez, se les aplicó estrictamente eticista o moralista. Las «revo-
la denominación y personificación de una ac- luciones culturales» del Renacimiento de la
tividad llevada a cabo ciertamente por escri- Edad Moderna en adelante contribuyeron de-
tores y artistas que, en tanto que tales, lleva- cisivamente en ello. Pero pronto surgió frente
ron a cabo una toma de intervención directa- al Poder Político establecido, un nuevo po-
mente política. En el siguiente decenio, pri- der, el económico. Poder que se establece a
mero del siglo XX, se realizó la españoliza- través de la Propaganda, la Prensa, la Radio,
ción de ese vocablo, con ocasión de una deci- la Televisión..., el llamado Cuarto Poder.
sión mucho más grave aún, la condena a Pero antes de seguir adelante declaremos
muerte y ejecución de una persona que nada qué entendemos por Poder. El Poder que
había tenido que ver con la realización de la aquí nos incumbe, el Poder con mayúscula,
denominada «Semana Trágica» de Barcelona. es la sustantivación política del Poder como
Naturalmente y aun cuando el vocablo facultad, acción sobre el mundo, que directa
adecuado no hubiese sido inventado aún, la o indirectamente afecta a otros hombres. Son
intervención de los literatos, y no digamos fi- muchas las formas y especies de poder hu-
lósofos, antes teólogos y en general religio- mano. Pero la sustantivación del Poder es si-
sos, desde muy antiguo habían intervenido multánea a la constitución política de la polis,
en toda clase de asuntos de la sociedad. En Ciudad, Ciudad-Estado. Se entiende por
general y en especial dentro de nuestra cultu- Poder, con mayúscula y por antonomasia, la
EL ATENEO • 6
base son quienes participan en las manifesta-
ciones). Y dicho con un poco más de rigor,
quienes gozando ya de un cierto crédito por
su labor profesional, intelectual en el amplio
sentido de la palabra, toman públicamente
posición en los asuntos políticos... sin inter-
venir activamente en política, sin ocupar car-
gos públicos, e incluso sin militar en un parti-
do político o haciéndolo, a lo sumo, con inde-
pendencia no sometida a disciplina. (Los lla-
mados por Gramsci «intelectuales orgáni-
cos», son ideólogos del partido correspon-
diente más bien que, en mi sentido, intelectua-
les).
José Luis Aranguren en tertulia con Cristina Almeida El intelectual está siempre en la crítica: crí-
tica del Poder sobre todo, pero también de la
institución que modernamente se ha llamado Oposición en tanto que simple alternativa del
Estado y Gobierno. Existen estos allí donde Poder. Poseen también, o por lo menos han
aparece un Poder levantado por encima de poseído en los tiempos modernos, aunque es-
todos los otros poderes, y atribuido a la insti- crito con minúscula, un poder. Es obvio, por
tución titular de su jefatura. ejemplo que la autoridad de aquellos
El Poder, tan pronto como aspira a dejar Ilustrados del siglo XVIII contribuyó seria-
de ser meramente fáctico, es decir, a ser mente a debilitar al Anclen Régime y parece
ejercitado sin necesidad de poner en juego también indiscutible que la autoridad de fi-
explícitamente la fuerza o, dicho en otros nes de los años veinte y comienzos de la dé-
términos, a suscitar obediencia, se reviste cada de los treinta, encabezados por Ortega y
de Autoridad, que es lo mismo que Poder Gasset contribuyó al advenimiento de la
acatado. República en España.
¿Y cuál es el papel del Intelectual? Lo he Y es que los intelectuales, en principio, es-
dicho muchas veces: no todos los que se de- tamos mucho más del lado ético que del lado
dican a tareas intelectuales son, en el sentido político. Tendemos a sobrevalorar la ética y a
estricto del neologismo, intelectuales. Lo son, subestimar, valga la paradoja, lo político, pre-
dicho a la vez caricaturalmente y con preci- cisamente en política. Los políticos, dicen
sión genético- cronológica, los que firman, los ellos, son realistas y la política es arte posible.
que empezaron a firmar el género, llamémos- Los intelectuales hemos sido idealistas. Mas
lo así literario de los manifiestos (así como su ¿qué pasa hoy con nosotros? Dejando aparte
EL ATENEO - 7
Escenificación del juicio de Emlle Zola.
a los que, poir viejos, nos vamos haciendo o de la enseñanza; y por lo general, todo espa-
se van haciendo conformistas y a los que, por ñol de profesión más o menos intelectual, se
jóvenes, han nacido y se han quedado lúdicos, diría que aspira a un cargo público. Y eso es lo
quiero decir desentendidos de la política, im- que está pasando con gran parte de los hasta
porta considerar dos modos diferentes y aun ayer, jóvenes intelectuales.
contrapuestos; de reaccionar con respecto a la Sí, pero no con todos porque la base social
herencia del espíritu de los años sesenta. real de los intelectuales va felizmente en au-
¿Qué tiene de extraño que los de, entre ellos, mento en virtud de nuestra, por denominarla
con vocación aparentemente intelectual, en así, «predicación». Yo creo que puede empe-
esta época de ocaso de las utopías y las ideo- zar ya a hablarse de una democratización de
logías, se estén convirtiendo en funcionarios? los partidos políticos más vivos y abiertos, que
Curiosamente contradictorio nuestro país, a habrán de convertirse en movimientos, parale-
la vez que todo se privatiza, todo se funcio- lamente a la sustitución de la que ya se ha
naliza en él. En mi época, los catedráticos, hablado en múltiples ocasiones, del intelec-
funcionarios públicos de iure, no lo éramos, tual individual -por lo que se refiere, claro es-
por lo general, de mentalidad ni de actitud. tá, al sentido estrictamente político del voca-
Crece de día en día el número de burócratas é blo «intelectual»-en intelectual colectivo. •
EL ATENEO-8
ot*cvc iones
EL ATENEO-10
"La veu" venía dando "cotidianos lanzazos en pro
de la Cultura española". d'Ors leyó la traducción
castellana de Religio est Libertas\»
Cerrada esta introducción biográfica, interesa
ahora analizar tres aspectos.
En primer lugar, estudiaremos los caracteres co-
munes que pudieran existir entre d'Ors y Ortega.
Bien es cierto que estos «caracteres» han de ser mati-
zados en distintos niveles: carateres de época, carac-
teres generacionales (i.e. novecentistas) y caracteres
personales. Como se verá, cada uno de estos aparta-
dos apunta a una mayor precisión en el camino ha-
cia el núcleo fundamental de estas páginas.
Por otra parte, las posibles relaciones entre las
ideas de ambos autores ofrecen un gran servicio pa-
ra enmarcar el estudio de los comunes pensamien-
tos en Meditaciones del Quijote. Este estudio será el
que ponga de relieve unas obvias similitudes, sor-
prendentemente poco investigadas, entre los dos
autores novecentistas.
Sobre los caracteres generales o «de época», bas-
te señalar dos notas distintivas: el «dandysmo inte-
lectual» y la escritura periodística. Denomino
dandysmo intelectual2 a la atmósfera elegante, cos-
mopolita, vagamente esteta y «muy siglo XX», que
impregnó la prosa y las actitudes externas de nume-
rosos escritores de aquella época. No se trata tan só-
lo de la pose, más o menos teatral (Eugenio d'Ors
concedió una famosa entrevista en una piscina fran-
cesa; por no hablar del surtido anecdotário de
Ramón Gómez de la Serna o de los postmodernis-
tas), sino de una «pose» en el tratamiento de los te-
mas. Esta actitud, que entraña una dosis imitativa
de los usos históricos de la aristocracia ilustrada, hi-
1
JARDI, Enrié Eugenio d'Ors, Ed. Aymá. Barcelona, 1967. p. 151.
2
Es preferible el término «dandy» a «lúdico». El ludismo es
una característica circunscrita específicamente a la denominada
Generación del 14.
EL ATENEO-11
zo que nuestros autores se ocupasen de multitud de b / Una misma actitud anti-ochocentista. Parejo
temas: desde lo metafísico a lo frivolo. repudio del romanticismo, del positivismo y del
Precisamente, la amplitud temática les convirtió en modernismo.
objeto de ciertas invectivas por parte de quienes les c/ Actitud intervencionista, a través del perio-
tildaban de «diletantes». Buena culpa de ello la tie- dismo y de la creación de instituciones culturales.
nen las propias convicciones de destacados escrito- d/ Estética elitista, uso de vocabulario egregio.
res. La concepción unamuniana del ensayo «a lo que Culto a la perfección de la forma.
salga» ilustra cumplidamente este punto. e/ Influjo personal, a través de una oratoria es-
Sin duda ninguna, el periodismo en España sir- pléndida.
vió (¿sirve?) de precioso instrumento para la difu- f / Gusto por la heliomaquia, que Ortega recoge
3
sión de ideas . En efecto, el diario era el foro ade- en los títulos.
cuado para acercar la cultura a aquellos que no leían g/ Paralelo distanciamiento de Unamuno. Odio
libros. Asimismo, la actividad periodística supone al «casticismo».
una nada desdeñable fuente de ingresos en un país h/ Análogo sentimiento europeísta, con predo-
donde la producción intelectual no siempre está minio de lo alemán en Ortega y de lo francés en
bien retribuida. d'Ors.
Los rasgos definitorios del grupo que denomina- i/ Gusto por la palabra «misión».
mos bajo el rótulo de Generación Novecentista re- j / Pareja devoción por la vida social, culto al sa-
saltan más las analogías entre nuestros dos autores. lón.
Los «novecentistas» (término muy querido por k/ Coincidencia en la actitud de atención hacia el
quienes lo acuñaron en su momento, pero que no arte plástico; menor estimación del fenómeno musical.
deja de plantear problemas en la actualidad) se ca- 1/ Coincidencia de una valoración del arte como
racteriza por cinco líneas predominantes (J.L. juego o creación arbitraria, repudio del arte natural
Abellán): europeísmo, racionalismo, cientificismo, o espontáneo»5.
republicanismo -¿liberalismo?- y ludismo. Pero, como señala Díaz-Plaja, «Frente a Ortega,
Obviamente, aquí importan poco las precisiones por otra parte, nuestro Glosador padecía tres formas
a la hora de evaluar si son éstos y no otros los aspec- de debilidad evidente:
tos que singularizan a dicha generación o incluso, si a/ No tenía cátedra universitaria "por oposi-
se puede hablar de generación con propiedad. Más ción", lo que en España es siempre grave no sólo
fértil sin embargo, es la comparación directa entre por la solidez social de su postura académica, sino
d'Ors y Ortega. por la ventaja que supone la legión de discípulos
Estos dos autores son estrictos coetáneos -n. que asisten al catedrático...
1881 y 1882- y, buscando el paralelismo patético que b / No tenía, como tenía Ortega, una máquina
recuerda G. Díaz-Plaja, mueren a la misma edad: 72
años. Siguiendo la magnífica exposición en que el
3
Sobre el estilo literario y el periodismo de Ortega: J. MARÍAS
citado Díaz-Plaja detalla este «fiel contraste»4:
Ortega. Circunstancia y Vocación. Alianza Editorial. Madrid,
«Caracterizan este paralelismo: 1983.
4
DÍAZ-PLAJA, Guillermo. El Combate por la Luz. Ed. Espasa-
a/ Análoga vocación de liderazgo cultural y
Calpe. Madrid, 1981. pp. 198 y ss.
consecuentemente, político. 5
Ibídem.pp. 201-202.
EL ATENEO-12
editorial -la "Revista de Occidente" y sus prestigio-
sas publicaciones-, baza importante en el campo de
T
la producción ensayística.
c/ A pesar de su brillante posición social y de su
cultivo de grupos selectos de Madrid, y a pesar de
la provervial hospitalidad madrileña, lo cierto es
que d'Ors, frecuentemente instalado en París, sigue
siendo un "forastero", un alejado».
Los sistemas filosóficos de ambos autores tam-
bién presentan numerosos puntos comunes. Fuera
de mi propósito dar pie a cualquier polémica que
pudiera fácilmente aflorar en este apartado. Porque
no importa tanto la supuesta «originalidad» como la
narración aséptica de esas concomitaciones. Dicho
esto, conviene hacer una segunda advertencia: no
podemos detenernos en una explicación minuciosa
de las afirmaciones enunciadas, ya que el «detalle»
será objeto de la última parte de estas páginas, con-
cretamente, en el estudio comparativo de la Dibujo de Ramón Casas
EL ATENEO-13
cian mayores similitudes entre ambos pensadores, f biográfico nos parece similar. El elemento clave y
Estos pueden ser condensados en cinco puntos: au- convergente es el descubrimiento de la vocación del
toexigencia, servidumbre -i.e. sometimiento a la biografiado. Este matiz vocacional, tan importante
propia meta-, predominio de lo cultural sobre lo es- en la obra de Ortega, a veces ha sido olvidado por
pontáneo y natural, predominio de la vida interior los especialistas orsianos debido tal vez a la mezcla
sobre lo exterior y por último, soledad ". o interacción con su angelología. «Así como uno
Hallamos en la obra de nuestros autores idénti- empieza a perder la fe ciega en la geometría cuando
cas denostaciones por corrientes de pensamiento di- le muestran que, al lado de la de Euclides, existe la
fundidas en el s. XIX. Así, la crítica la historicismo o posibilidad perturbadora de infinitas geometrías
principalmente, al positivismo es habitual y recu- más, así la superstición de la vocación se debilita
rrente en numerosas páginas. Recordemos las pala- por fuerza apenas se ve que la vocación no es una y
bras que escribió Ortega en su célebre artículo de que en muchos hombres hay, por lo menos, dos:
1916 «Nada moderno y muy siglo XX»: «En "El una, consciente y dominante; otra, subterránea y ob-
Espectador" aparece como marcada frecuencia cier- jetadora.13»
ta hostilidad contra el siglo XIX. No es dudoso que Restan por exponer numerosos aspectos comu-
en superar la conducta de este siglo radica nuestro nes. Me limito a enunciarlos ya que su comentario
12
porvenir. » corresponde al último punto de este trabajo:
Comentario adicional, lamentablemente muy es- Preocupación por la cultura, desprecio de la eru-
cueto, merece la aversión orsiana por el dición, interpretación no-racista de la historia, carac-
Romanticismo. Según Xénius, este movimiento espi- terización de la historia según sexos (épocas mascu-
ritual fue el causante de gran parte de los males que linas o femeninas), crítica al formulismo vacío de la
arrastra nuestro tiempo. Por ceñirnos al terreno filo- democracia burguesa del siglo XIX,...
sófico-político, baste señalar dos morbos románti- D'Ors cita más veces a Ortega que éste al
cos: el individualismo subjetivista atomizador y el Xenius. Aparte de la pronta reacción a las
utopismo filantrópico. Meditaciones del Quijote, en obras de madurez el
Sorprende la común atención por las materias Glosador dialoga con el filósofo madrileño. d'Ors
artísticas. Las valiosísimas ideas estéticas expuestas en su libro Estilos de Pensar, que recopila escritos de
en algunos de sus libros (p.e. La deshumanización del diferentes años entre 1928 y 1944, afirma: «La más
arte o Tres horas en el Museo del Padro) nos revelan un leve exigencia en estos capítulos era, al contrario,
interés constante hacia el arte en conexión con sus recibida por el literato como una vejación. Por ser
sitemas de pensamiento. Tanto es así que difícilmen- expresada en formas menos pintorescas esta arro-
te serían entendibles sus textos si obviamos esta di- gancia no resultó menos que la atribuida legenda-
mensión. Pero no sólo se trata de una vaga semejan-
za temática, sino que también observamos paralelis-
11
mos en niveles más específicos. De este modo, por Para análisis más minucioso de este apartado, véase La Teoría
de la Minoría Selecta en el Pensamiento de Ortega y Gasset de
ejemplo, los dos trazan biografías de pintores famo- SÁNCHEZ CÁMARA Ignacio. Ed. Tecnos. Madrid, 1986.
12
sos españoles. Si Ortega se ocupó de Velázquez y ORTEGA Y GASSET, José. O.C. II. Ed. Alianza. Madrid, 1983, pp.
21-23.
Goya, d'Ors nos legó un magistral estudio de este 13
D'ORS, Eugenio. Europa. N.G. 1920. Caro Raggio. Madrid,
último. Incluso el método empleado para el análisis 1922, p. 94.
EL ATENEO-14
9
m
riamente al folletista don Manuel Fernández y Estaba entendido que esta institución de las huma-
González o contemporáneamente, al profesor Don nidades quedaría como huerto cerrado para los eru-
José Ortega y Gasset: casos insólitos y con valentía ditos. Y un erudito, ¿qué es? Un erudito es un hom-
14
de ejemplar compensación en este país nuestro... » bre que descubre cosas que no existen y aunque
Ortega y Gasset dedica un artículo publicado en existiesen no le importarían a nadie19». Acaso esta
«El Sol» el 10 de julio del924 a la crítica del pensa- poca estima de la erudicción en cuanto a su gratui-
miento orsiano. En dicho artículo, «El Sentido dad puntillosa hizo que ambos autores no se preo-
15
Histórico», se da una alternancia entre el homenaje cupasen en recoger la referencia bibliográfica con-
sincero y la burla intelectual muy propia de aquellos creta. Incluso detectamos algunas veces un gusto
tiempos. Si, en primer término, reconoce el mérito por la cita memorística, con pequeñas modificacio-
cultural de la actividad periodística de Xénius, por nes respecto al original introducidas por el olvido.
otra parte, Ortega critica abiertamente la metodolo- Nada tiene de particular la lectura coincidente
gía arsiana. He aquí dos breves muestras: de autores. La etiqueta de «clásicos» parece restar
1. Referencia elogiosa: «Es el Glosario de Eugenio aún más la posible relevancia que tuviera este hecho
d'Ors uno de los hechos más importantes de las le- a los efectos que aquí interesan. Sin embargo, la cita
16
tras españolas contemporáneas. » puede devenir valiosa si se efectúa en un mismo
2. Crítica: «D'Ors quiere volver a Euclides. Pero sentido y con pareja significación. La referencia a
éste es, a mi juicio, el gran error de sus hábitos inte- Goethe 20 como arquetipo del pensador luminoso
lectuales. Pensar no es querer que las cosas sean de tiene su correlato en la versión orsiana del alemán
cierta manera. Pensar es precisamente todo lo con- como modelo a imitar tanto desde el punto de vista
17
trario: querer que las cosas sean como son. » biográfico como en el plano intelectual. Por otra
Riquísimas y poco estudiadas -hasta donde mi parte, permítaseme infringir levemente las normas
conocimiento alcanza- son las conexiones de ideas que fijé en el esquema y recoger un texto de Ortega
entre el primer libro de Ortega y el pensamiento de donde se alude a un autor con idéntica valoración
Xénius. En efecto, las Meditaciones del Quijote encie- que en la obra de d'Ors. Me refiero a Gobineau y
rran no sólo una apretada síntesis de la filosofía fu- sus teorías racistas. Dice Ortega y Gasset: «Mal me
tura de su autor (Marías), sino que transcurren por parece todo intento de reconstruir la historia sobre
conductos no ajenos al sistema orsiano. Además, el la hipótesis de la desigualdad de las razas, pero al
propio d'Ors se hizo eco de la publicación del libro menos esta hipótesis tiene grandeza y hondura... El
y polemizó con Ortega sobre el contenido del mis- libro del conde de Gobineau convierte la historia en
mo.
A pocas páginas del inicio de la citada obra,
Ortega efectúa un comentario despectivo de la eru- 14
D'Ors, Eugenio. Estilos de Pensar. Ediciones y Publicaciones
dicción. «La filosofía es idealmente lo contrario de la Españolas. Madrid, 1945 p. 151.
15
noticia, de la erudicción.18» En d'Ors también son 16
Ortega y Gasset, José. O.C.III pp. 260-264.
Ibídem.P.26O.
frecuentes opiniones desfavorables al mero exhibi- 17
Ibídem.P.262.
18
cionismo erudito. «Bajo pretexto de métodos objeti- Ortega y Gasset, José. Meditaciones del Quijote. Ed. Cátedra.
Madrid, 1990. P. 59.
vos, gentes sin ninguna imaginación se habían apo- 19
Europa. P. 104.
20
derado de la historia y amenazaban acabar con ella. ¿ Meditaciones... P. 138 y ss.
EL ATENEO-15
una sorda tragedia fisiolófica, mas no es una bufo- cas en su célebre conferencia de la Residencia de
21
nada... No creo que esta teoría sea cierta... ». Estudiantes «Aprendizaje y Heroísmo.25»
D'Ors también se muestra reticente a aceptar las El sustantivo «héroe» o el adjetivo «heroico», tér-
explicaciones de Gobineau: «Otro tipo de explica- minos tan caros para el joven d'Ors, son utilizados
ción, del cual se ha usado y abusado mucho, sobre reiteradamente en las Meditaciones. Para hallar el
todo desde los días de Gobineau,... atribuye el senti- equivalente orsiano a la concepción heroica en
miento del honor a una calidad innata en ciertos Ortega, sería preciso sustituir la palabra «héroe» por
grupos étnicos, los del tronco ario desde luego y es- «ángel». Afirma el filósofo madrileño, «Porque todos
pecíficamente, los pueblos germánicos. Gran núme- llevamos dentro como el muñón de un héroe....más
ro de hechos -no tantos como pretenden los fanáti- en torno al héroe muñón que dentro conducimos, se
cos de la misma, pero muchos sin duda- parece abo- agita una caterva de instintos plebeyos.26»
nar este tesis; pero quizá baste una sola considera- La Psicología orsiana se caracteriza por una re-
ción para atenuar el valor demostrativo de los mis- cepción del psicoanálisis en lo referente al campo
22
mos: el recuerdo del ideal patriarcal. » instintivo, que d'Ors rebautiza con el nombre de
La crítica al Romanticismo, aspecto central de la Bestia -i.e. los «instintos plebeyos» de Ortega-, y
obra de Eugenio d'Ors, también se encuentra pre- una esfera apolínea, superior, en el hombre, es decir,
sente en las páginas de las Meditaciones. «Poético es- el Ángel. La pugna entre estas dos dimensiones de-
trictamente era para Grecia sólo lo antiguo, mejor termina el carácter y los actos de cada sujeto27.
aún, lo primero en el orden del tiempo. No lo anti- Por último, advertimos en las Meditaciones una
guo del romanticismo, que se parece demasiado a lo preocupación cultural, una lucha por la claridad que
antiguo de los chamarileros y ejerce una atracción entronca con la heliomaquia orsiana y para ser más
morbosa, suscitando pervertidas complacencias por explícitos, con toda la actividad intelectual que llevó
lo que tiene de ruinoso, de carcomido, de fermenta- a cabo Eugenio d'Ors. «La insuficiencia, en una pa-
23
do, de caduco. » Este fragmento tiene una gran sig- labra, de la cultura, de cuanto es noble, claro, aspi-
nificación dada su doble vertiente de reivindicación rante. Cervantes reconoce que la cultura es todo eso,
del clasicismo genérico ático y, aspecto mas eviden- pero, ¡ay!, es una ficción. Envolviendo a la cultura
te, la denostación del Romanticismo. Los muchos yace la bárbara, muda, insignificante realidad de las
lugares en la obra de Eugenio d'Ors donde aparecen cosas. »
ataques a la estética (y no sólo a la estética) románti- En un conjunto de «Glosas» iniciadas en el
ca eximen de seleccionar un párrafo ilustrativo. año!4 y publicadas en forma de libro con el título
Paralelo a este poco aprecio por el
Romanticismo corren las escasas simpatías hacia las
21
prácticas políticas decimonónicas. Ortega afirma ro- O.C.I. P.83.
22
D ' O r s , E u g e n i o . La Ciencia de la Cultura. Ed. Rialp. Madrid,
tundo: «¡Míseros ideales! ¡Democracia burguesa, ro- 1964. Pp. 470-471.
23
manticismo positivista!.24» Esa actitud política pare- Meditaciones... p. 191.
24
I b í d e m . P. 242.
ce propia de las «palpitaciones del momento», como 25
D'Ors, Eugenio. Diálogos. Ed. Taurus. Madrid, 1981 p. 71.
26
gustaba decir Xénius. Él mismo, por aquellos años, Meditaciones... p. 236.
27
Véase: d'Ors, Eugenio. Introducción a la Vida Evengélica. Ed.
efectúa una severa y, en cierto medida, bien funda-
Tecnos. Madrid, 1986.
28
mentada crítica de las viciadas prácticas democráti- Meditaciones... p. 222.
EL ATENEO-16
01
Cartas a Tina, d'Ors enumera sus discrepancias res- de el Renacimiento para acá. Y no es cierto que lo
pecto a las ideas expuestas en las Meditaciones del mediterráneo tenga más virtud de claridad que lo
Quijote. Esos desacuerdos se centran en tres puntos: germánico. Se trata de dos claridades distintas: una,
la supuesta realción entre Grecia y el Meditarráneo, en el sentido de lo profundo; otra, a flor de superfi-
la interpretación de Vico y la hipotética oscuridad cie».
germánica. «Yo rechazo la primera proposición, y el instru-
a/ Sobre el primer punto transcribo un extenso mento capital de este nuevo rechazo es el nombre
fragmento ya que, debido a la belleza del estilo orte- de una tendencia: Dinamismo.30»
guiano, no he tenido valor para «meter la tijera» y se- b/ El segundo punto de fricción entre Ortega y
leccionar frases aisladas. «Se trata de una ilusión do- d'Ors, la interpretación de la obra de Giambattista
rada que nos anda por dentro y con la cual queremos Vico, por su carácter particular no merece mayor co-
consolarnos (franceses, italianos y españoles), en las mentario que la mera cita.
horas de menoscabo, tenemos la debilidad de creer- c/ Las burlas de Ortega acerca de las «nieblas
nos hijos de dioses; el latinismo es un acueducto ge- germánicas» y la «claridad latina» asociaciones fre-
nealógico que tendemos entre nuestras venas y los ri- cuentes en la obra de Menéndez Pelayo31), también
ñones de Zeus. Nuestra latinidad es un pretexto y tienen su réplica en las Cartas a Tina. «Recuerdas
una hipocresía; Roma, en el fondo, nos trae sin cuida- que la dificultad era: ¿No habría, en la mente ger-
do. Las siete colinas son las localidades más cómodas mánica, alguna cosa que resiste a la nuestra? Y la
que podemos tomar para descubrir a lo lejos el glo- respuesta: Sí, había...Había la oscuridad». Entonces
rioso esplendor puesto sobre el mar Egeo, el centro me salía al paso la lección moderna de quienes di-
de las divinas irradiaciones: Grecia. Esta es nuestra cen que no hay tal oscuridad, sino al contrario, ple-
ilusión: nos creemos herederos del espíritu helénico». nitud de luz, como la que un día brilló en el cielo de
«Hasta hace cincuenta años solía hablarse indis- Grecia. Y que , donde hay oscuridad y confusión es
tintamente de Grecia y Roma como de los dos pue- justamente en el Mediterráneo; el cual será radical-
blos clásicos. De entonces acá la filosofía ha caminado mente romano o cartaginés...32»
mucho: ha aprendido a separar delicadamente lo pu- Estimo que las conclusiones de la relación d'Ors-
29
ro y esencial de la limitaciones y mezclas bárbaras. » Ortega no corresponde establecerlas al autor de es-
D'Ors vio en este texto un ataque frontal contra tas líneas, sino al lector que, a la luz de los datos
su ideal ecuménico y clásico. El Glosador defiende aportados, contemplará ese cuadro borroso, casi ol-
la unidad cultural y califica de negativos esos des- vidado, donde están, retratados dos hombres que se
lindes orteguianos. «Encontraríamos ejemplo claro miran a los ojos y conversan. Sus nombres nos son
de un fuerte empujón negativo, en un libro famoso sobradamente conocidos... Pero, ¿veis el brillo res-
y en otro libro reciente. petuoso de sus ojos? |
En la obra de Houston Stewart Chamberlain los
fundamentos del siglo XIX, y en estas Meditaciones del
Quijote, de nuestro compatriota Ortega y Gasset. En 29
Ibídem.p.l30.
30
ellos se proclama: Grecia y el Meditarráneo, en la D'Ors, Eugenio. Curtas a Tina. Ed. Plaza y Janes. Barcelona,
1967. p. 122.
historia de la cultura, poco tienen mutuemente que 31
Meditaciones... p. 126 y ss.
ver; sino, más bien, Grecia con los germánicos, des- 32
Cartas a Tina., p . 131.
EL ATENEO-17
do r"cxc iones
de l os
EL ATENEO-18
DETRÁS DE LA CRUZ es otra obra polémica
que denuncia la militancia política de la Iglesia
Española, el primer documento de un cristianismo
popular, y dice: «En modo alguno me refiero a la
total Iglesia cristiana, visible e invisible, en la ple-
nitud de los tiempos; al cuerpo místico y divino
de la Iglesia de Cristo, al orden de la caridad so-
brenatural en que creo, en que espero, a que quie-
ro pertenecer; en una palabra, al pueblo eterno de los
fieles: a la perdurable, permanente, revolucionaria
y popular, espiritual, comunión eterna de los
Santos». La tesis de esta obra: «Detrás de la Cruz
está el pueblo de Dios con su voz, la música de su
sangre, sus cuentos populares, su teatro sacra-
mental». Y añade: «En España, todo lo que no es
pueblo es ignorancia». «No hay dudas ni equívo-
cos que valgan. Al menos el pueblo español, al
dar por la verdad la vida, dejó semilla de esperan-
za». Quizá nunca alcanzó José Bergamín unos
José Bergamín
acentos más violentos contra una Iglesia «al dicta-
do de los poderes totalizadores, endemoniados,
católica es unirlos sin confundirlos. su lucha por la justicia humana, que recuerdan al
Demonio, dice Bergamín: «La luz se volvió a sí El cristianismo popular, religioso y místico,
misma contra sí misma, y para conocerse se volvió ¿puede ser verdaderamente revolucionario?
sombra». Luz y tinieblas, pues orando a Dios Merleau-Ponty en su admirable obra SENS ET
siempre se presentará el Demonio. La dialéctica NON SENS, sostiene: «El cristianismo mira siem-
cualitativa Dios-Demonio que plantea, aún emer- pre a repetir un pasado inmóvil, mientras la revo-
giendo uno del otro, los hace enemigos implaca- lución proyecta un mundo futuro». Y deduce que
bles que se combaten sin unirse jamás. Esta con- la postura de Bergamín es contradictoria, porque
tradicción tensa, vuelo del espíritu, deja prisione- todo cristiano sufre esta antítesis desgarradora
ro de un antagonismo que no se resuelve. Cuando que le impide ser revolucionario. Sin embargo,
el mundo sea verdaderamente humano, desapare- José Bergamín vivía el presente, que es proceso
cerán todas la encarnaciones del Diablo y sus tes- cotidiano irreversible, y como cristiano se planteó
tigos. Entonces se comprenderá que el Demonio el dilema: vivir de la remembranza o comprome-
es una enajenación más del hombre. terse en las batallas humanas de su tiempo. Y así,
EL ATENEO-19
Pedro Salinas, Ignacio Sánchez Mejías y Jorge Guillen.
Antonio Marichalar, José Bergamín, Corpus Barga, Vicente Aleixandre, Federico Garda Lorca y Dámaso Alonso.
por su participación activa, el canto, la proclama mundo. En otras palabras, opone y concierta cris-
que le integran a una lucha común, salta del pun-
T tianismo y marxismo, planteando: «¿Se puede
to fijo y luminoso en que se había inmovilizado a hablar exactamente de un pensar cristiano que
las corrientes vivas de la temporalidad histórica. no sea un sentir y un vivir, una actuación veraz
¿Evoluciona el pensamiento cristiano en el del hombre en el mundo?». Pero si el cristianis-
mundo? «Más bien, revoluciona», responde en mo se sitúa fuera de él, ¿cómo resolverlo?
EL POZO DE LA ANGUSTIA, obra comparable a «Manteniendo el toque extremo de esta dramáti-
LA AGONÍA DEL CRISTIANISMO, de ca dualidad que clavó para siempre, en el cora-
Unamuno, y por su dramatismo metafísico es ci- zón de los hombres, el pensar dialéctico de San
fra y suma de su pensamiento. La inmortalidad Pablo». Combatir en el mundo y estar fuera de
del alma y la resurrección del cuerpo, los con- él, es una paradoja que prueba la ambigüedad de
vierte Bergamín en la esperanza de salvación in- ser cristiano y revolucionario, sostiene Merleau-
dividual y comprometida lucha para cambiar el Ponty, y Bergamín responde: «El pensar y sentir
EL ATENEO-20
cristiano se expresó siempre de este modo dra-
máticamente paradójico».
La paradoja no puede ser base de la dialécti-
ca, por ello es muy revelador que Bergamín apro-
A
xime la dialéctica de San Pablo a la de Levinn,
cuando sostiene que la Razón es materialista y la
Dialéctica espiritualista. De acuerdo a esta inter-
pretación intenta cristianizar el marxismo, fun-
diendo la dialéctica cualitativa de Kierkegaard
con la histórica de Hegel y Marx. El cristianismo,
viene a decir, es una doctrina de salvación perso-
nal y, también, colectiva, porque existe un pueblo
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cristiano que espera su redención, confianza en
la que vive, le nutre y sostiene desde siglos: «Es
este Pentecostés llamativo, es este grito de la san-
gre popular que por ellos se expresa». Bergamín
resuelve la paradoja del cristiano revolucionario
por la reverberación colectiva de la fe, y que es
una religión histórica, como afirmó Engels, pues
al fracasar la rebelión de los esclavos, nació la es-
peranza cristiana de liberación que inundó el que llegue la salvación, el fin de los tiempos.
mundo. Los hombres al cristianizarse se unieron Esta utopía trasmuta la Historia, de proceso dia-
para conquistar el Reino de Dios, la bienaventu- léctico, en Dios transfigurado. «El cristianismo es
ranza humana, proyecto común que los congre- la religión del futuro absoluto», dice Karl
gaba en la Iglesia no sólo para orar, también para Rahner, Y Bergamín solía comentar: «Yo estoy
la acción. El pueblo español lleva en su sangre con los revolucionarios hasta la muerte, y ni un
esta tradición cristiana de justicia revolucionaria, paso más».
y permanece intacta la fe en un reino de felicidad A su pensamiento se le ha reprochado la irre-
terrena, afirma Bergamín. Hay, pues, un cristia- solución propia del cristiano revolucionario.
nismo activo, oponiéndose al de Trento dogmáti- Debemos señalar que conservó siempre un equili-
co, inamovible, que acepta el mundo tal cual es, brio en su dramático cristianismo, sin caer nunca
renunciando a la idea de transformarlo. Así se en el pozo de la angustia ni en malabarismos de
hace posible que el cristianismo esté presente y autómata racional. Quienes le han acusado de am-
ayude al advenimiento del Tercer Reino, de que bivalencias y ambigüedad, no se percataron que
habla Joaquín de Fiore. Para el cristiano, el reino su pensamiento buscaba incorporar el pueblo cris-
terrestre es un trasmundo de este mundo, una es- tiano a la lucha para crear una sociedad más justa
pera pasiva en la voluntad revolucionaria hasta y mejor. I
EL ATENEO-21
Lcvbo VCSJC. too es
EL ATENEO - 2 2
Peter Graves
por su sencillez y la claridad de su mensaje, se vol- asesinato, se mira en un espejo en un enorme case-
vió psicológica, filosófica y oscura, de difícil lectu- rón abandonado; en él Graves expresa su estado de
ra, aunque fascinante. A esta época pertenece «El ánimo y el terrible vacío de su corazón. El caserón
espejo candelabro», un poema sobre una mujer es símbolo de su pasado, de los elevados valores y
que, traicionada en amores y atormentada por su tradiciones de su infancia destruidos por la guerra
EL ATENEO-23
y abandonados. Graves es aquí la persona que se mujer complicada y terriblemente dominante, pe-
mira y a la vez su propio reflejo, su otro «yo», ex- ro a la vez fuerte y con una capacidad intelectual
presando así su crisis de identidad: «Oh espejo, por que logró estimular el intelecto de Graves. Era una
el amor de Dios/ dame siquiera una prueba de que exis- voz fresca del continente americano, un continente
te/ remota, más allá de este misterio insular/ a este lado que no había sufrido el impacto directo de la gue-
de la esperanza, en algún lugar/ en arroyos, en pastos de rra. Riding se hallaba lo suficientemente distancia-
montaña calentados por el sol/ vida verdadera, aliento da del pesimismo europeo como para poderse pre-
natural: no este fantasma». Sus poemas estrictamente ocupar de cuestiones filosóficas eternas sobre el
amorosos son tristes, impregnados del mismo pesi- significado de la vida. Para ella la historia había
mismo y desencanto general que Graves compartía concluido, el tiempo no existía, y estas ideas ayu-
con muchos artistas de la época. En ellos explora el daron a Graves a distanciarse también de sus cir-
dolor y la culpa en el amor, el desengaño y la trai- cunstancias inmediatas y concentrarse cada vez
ción. Estos sentimientos, así como la idea del otro más en estudiar los orígenes de su cultura en bus-
«yo», también jugarán un papel importante en el ca de iluminación, cuestionando toda una serie de
mito de su diosa blanca. actitudes y hechos aceptados por nuestra sociedad
Un aspecto interesante de la crisis de Graves en en historia, mitología y religión -un ejercicio que
los años veinte, es que aunque implícitamente ad- ya había puesto en práctica en 1925 con su «ro-
mitía que la religión, las actitudes morales y los mance bíblico» Elíseo y la sunamita-. Su relación
ideales heredados de sus antepasados habían per- con Riding precipitó el fin de su matrimonio con
dido su significado, no rechazó las formas tradicio- Nancy, el exorcismo que supuso la escritura de su
nales de la poesía, como hicieron muchos de sus autobiografía Adiós a todo eso, y el abandono de su
contemporáneos, abrazando las formas modernis- país con su nueva compañera para instalarse defi-
tas. Al contrario, insistía en preservar formas tradi- nitivamente en la Mallorca rural. Fue una virtud no
cionales y perfeccionarlas, antes que darles la es- quedarme/ seguir mi obstinado y heroico camino, dijo
palda, pues reconocía su valor como uno de los po- en el poema «La diosa blanca».
cos que habían sobrevivido a la transformación de En los diez años que tuvo que ausentarse de
su mundo. Se convirtió en un artesano de gran Mallorca, 1936-46, ocurrieron tres cosas de suma
destreza en el uso de palabras, rima y metro. importancia. La primera fue la dolorosa ruptura
Buscaba la originalidad en su actitud hacia el tema, con Laura Riding cuando ésta le dejó por otro y re-
no en experimentos lingüísticos, y se mantuvo nunció a la poesía. A pesar de las dificultades de
siempre alejado de nuevos estilos poéticos y de cír- su relación y de la megalomanía de Riding, Graves
culos vanguardistas. Sin embargo, su voz es nueva, nunca había dejado de admirar su intelecto y de
única, personal. compartir su obsesión por hallar la verdad a través
Graves se sentía enajenado y no hallaba a na- de la poesía, como algo casi divino. Pero, como dijo
die con quien compartir su dedicación casi religio- Graves a Gertrude Stein «El espíritu la abandonó y
sa a la poesía. El encuentro con la poetisa Laura se convirtió en arcilla común.» La segunda fue el
Riding en este momento de reconstrucción perso- redescubrimiento del amor a través de mi madre,
nal tuvo un impacto fulminante. Riding era una Beryl, que trajo consigo una revificación de sus po-
EL ATENEO-24
A LUCIA, Al NACER
Aunque la luna sonriendo maternal y blanda te saluda, entre la multitud de recién nacidos,
Con un «bienvenida al mundo», entiende sin embargo que su lujurioso y pálido unicornio
Y su león sanguinario andan sueltos a sus costados: con estrépito de huesos y tantarará de
cuernos
Su estrafalario cortejo desfila por la tierra— peste en la carretera, incendio en el maizal.
Atroz sociedad en la que has nacido, lunáticos de una era real ya desaparecida.
Calcula pues el tiempo lo que eres y haces, no por las épocas de la guerra que ellos siembran.
Escucha como braman; pero no vuelvas la cabeza.
Nada los cambiará, no dejes que ellos te cambien a ti.
^ \
TO LUCIA ATBIRTH
Though the moon beaming matronly and bland Greets you, among the crowd of the
new-born,
With «welcome to the world» yet understand. That still her palé, lascivious unicorn
And bloody lion are loóse on either hand: With din ofbones and tantarará ofhorn
Their fanciful cortége parades the land—Pest on the high road, wild-fire in the corn.
Outragous company to be born into, Lunatics ofa royal age long dead.
Then reckon time by what you are or do. Not by the epochs of the war they spread.
Hark how they mar; but never turn you head.
Nothing will change them, let them not change you.
EL ATENEO-25
deres poéticos: «Despertando súbitamente de una lar-
ga hibernación/ me supe una vez más poeta». La tercera
fue su libro en prosa La diosa blanca.
El «descubrimiento» de la diosa blanca en los
años cuarenta, supuso el final de una larga y a me-
nudo confusa búsqueda de soluciones a preguntas
sobre las paradojas de la vida y el amor, el com-
portamiento humano y el desequilibrio de la civi-
lización presente, desequilibrio que Graves achaca
a la falta de aceptación de lo femenino, y a la gene-
ralizada supremacía de la lógica y la razón sobre
lo intuitivo y lo mágico. Para Graves, historiador
de corazón además de poeta, la fuerza de su tesis
radica en que no es una fantasía psicológica, sino
que está basada en hechos reales. Tras un riguroso
estudio comparativo de mitologías occidentales,
Graves expone su convicción de que el mundo oc-
cidental estaba regido en tiempos preclásicos por
una deidad femenina, la diosa-musa lunar, cuya
triple condición de doncella, madre y amortajado-
ra, quedaba simbolizada por las tres fases de la lu-
na. El mundo se regía por el calendario lunar y el
hombre respetaba el aspecto mágico de la vida y
las fuerzas misteriosas de la naturaleza; la diosa
era la fuente de toda sabiduría y la inspiradora de sangre, su otro yo.» Así pues, Graves halla por fin
todas las artes. Todas las mitologías occidentales, aquí la explicación al lado brutal de la vida y acep-
dice Graves, celebran el «tema único» en alguna ta con humildad los sufrimientos en el amor como
de sus múltiples variedades, centrado en el asesi- parte de un antiguo y predecible ciclo: encuentra,
nato ritual del dios del año menguante a manos de además, una justificación -si es que la necesita-
su gemelo, el dios del año creciente, por el amor por su obsesión poética y el temprano reconoci-
de la caprichosa y todopoderosa diosa. Graves de- miento de sus poderes poéticos. A partir de La dio-
muestra la persistencia de este culto en Europa, sa blanca los poemas de Graves se vuelven más en-
hasta bien entrada la edad media, en especial en- focados en el «tema único» y sus imágenes ema-
tre los bardos celtas, y explica que todavía preva- nan de la misma fuente. El mensaje, sin embargo,
lece hoy en día, consciente o inconscientemente, no es sólo personal: tiene relevancia para la socie-
en toda «verdadera» poesía. «El poeta», dice dad presente con sus tendencias feministas, huma-
Graves, «se identifica con el dios del año creciente nísticas y ecológicas, y nos hace con ello partícipes
y su musa con la diosa: el rival es su hermano de a todos. •
EL ATENEO-26
CToLcvpo t~cxe i o n e s
ucx
EL ATENEO - 2 7
D. Julio Caro Baroja. Lienzo de 92 x 73 cm. Pintor: Enrique Albizu
Norias, molinos de viento, arados, yugos y carros llados, filigranas de herraje, dinteles labrados, fechas y
pasaron por sus manos, y ahí están en miles de dibujos. emblemas también corrieron al ritmo de su pulso.
Perfiles de viejos torreones, siluetas de pueblos amura- Hoy día, parte de la vida de los sabios y huma-
EL ATENEO-28
nistas nos es conocida por la prensa y la televisión y envuelto en una manta que le cobija las piernas, a su
en un momento son compañeros de portada de ac- lado tiene una cama de roble en forma de barco que
tores, toreros o deportistas. Pero la vida de estos sa- desprende olor a cera y enfrente una ventana con un
bios o humanistas se prolonga despiadadamente, no prado verde en el que pacen ovejas blancas. En la ha-
muere con la belleza o con la gesta, perdura en los bitación de al lado, abierta por amplia puerta de cuar-
papeles borrosos, en cuartillas manuscritas. terones, se ven las estanterías en las que se alinean sus
Al sabio, al investigador, al escritor, al artista, a obras preferidas, todo el pensamiento filosófico del
la vejez lo acechan sombras, rapaces misteriosas dis- hombre y unos grabados... Ya no tiene fuerza para to-
puestas a llevarse un trozo de piltrafa. La misma mar una antigua edición y repasar hoja a hoja miran-
historia se repite constantemente, basta con acumu- do sus estampas, sus manos aparecen blancas, lacias y
lar unos cuantos años. sin fuerza. Está enfermo. Sólo de tarde en tarde suspi-
El sabio, el humanista, el artista, en la vejez, en ra o le sale una llamada quebrada de su garganta.
el atrio de la muerte, ya no se entera de que no sue- -¡Pío! !Pío!, dice desfallecido. No se sabe si es
na el teléfono, de que nadie le llama, de que nadie le una llamada al pasado, a los seres que murieron, o
pide nada -antes todo era pedir- y de que sólo unos un eslabón con el presente.
cuantos amigos le visitan. Pronto quedarán vacíos Al humanista, al sabio, al artista, sólo le espera
unos butacones de peluche raído y vendrán los co- la parca, que llegue la vieja compañera Átropos con
dazos por ocuparlos, y en la foto estarán todos. su tijera y corte el hilo que pende de esa rueca en la
Tampoco cobra jubilación, nunca supo qué era eso, que trabajó su madre, mi madre.
y los pocos ahorros que tenía se los llevó un maca- Va tranquilo, lleva en su mano una antigua mo-
rra peinado con gomina, pero tampoco lo sabe. neda de plata por si tiene que pagar al barquero que
Menos aún que el recaudador de impuestos de su le pase a la otra orilla. Son amigos, se han visto cien-
tierra le ha puesto una «paralela». ¿Que es eso? tos de veces bajo aquel paisaje de Patinir en el
Quizá por no hacer constar en la boleta los miles de Museo del Prado.
folios escritos con amor sobre la vida de su pueblo. Mientras tanto los ferrones forjan sin cesar un
Tampoco recuerda, son muchas cosas que recor- corazón de hierro para que persista su recuerdo, y
dar, que un desaprensivo editor al socaire de su amis- una verja con el nombre de su casa, Itzea, para pre-
tad le quiso comprar toda su obra escrita y por escri- servarlo de las locuras que puedan hacer las sorgui-
bir por unas pesetejas, o que «el pelos», como le lla- ñas en su último aquelarre y no mancillen el pedazo
maba a un tal Ernesto Gutiérrez Nicolás, le robó óleos de tierra en el que reposará eternamente.
y grabados, o que otro galerista le apalancó parte de Pronto Jaun de Álzate morirá por tercera vez. La
su obra pictórica o que ésta se quemó en el pabellón historia se repite. Hace siglos murió el personaje, en
de Euzkadi en la Expo sevillana. Pero, en fin, calle- 1956 el autor. Ahora el heredero. Y el viejo dios de
mos, la historia puede repetirse en cualquier momen- los vascos, Urtzi Thor, sin enterarse: ¿qué pasa con
to y aquel personajillo que un día se presentó con un vosotros? ¡O es que también habéis muerto! Las pla-
puñado de monedas y un fotógrafo, puede aparecer ñideras desde hace tiempo ensayan sus lamentos,
como un prohombre de la cultura e incluso ostentar que correrán como una nube de tormenta en el atar-
un título nobiliario. Todo es cuestión de tiempo. decer de su vida. Los demás, pueblos y personajes,
Jaun dormita sentado en un sillón junto al fuego quedamos huérfanos. |
EL ATENEO-29
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Itinerarios
Javier de ZAZUAR
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EL ATENEO-32
L?CI.»T>C seca- LÍX s e d píxr-a. ír>voccxT-Ce
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s u i~ecLcurr»c>. S e cvcer-ccun en bcindíxclcis
Los r-iúdos de Los Ko»Tibi-es. ^. rr-ctvés deL VxxLc¿>r»
r-cspLcvindece Lo. rcu-de.
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EL ATENEO-33
SJ UCW5
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EL ATENEO-34
ja de los caballitos, está ella: la LA MIRADA DE BORGES
mujer mágica. Cuando en Itmal un
Los insomnes la asesino empuña la da-
contemplan ausen- ga, suena un bando-
tes, desde la neón.
duermevela. Si el viajero
Rien y rien, se interesa por
abriendo conocer
desmesura- Itmal debe,
damente primero, de-
las bocas, searlo mu-
sin que un cho. Tras
solo ruido largo perio-
desgarre el do de anhelo
silencio de 5 encontrará el
cuarzo de la no- % camino.
che, plagada de " Se llega a la ciu-
ojos desmesurada- dad por un zigurat in-
mente abiertos. vertido ciavado en la tie-
Un día la conocí a ella, la íióf Ü¿ ütrSnZdiiles y curvilíneas
mariposa rubia de grandes alas. Me lle- rampas, cuyo acceso está vedado a quien
vó a su nido susurrando tibias palabras. no se haga acompañar del maestro enfundado en
Meciéndome en su cuerpo me tendió en el lecho, negro sayal y sin rostro. A la luz de la antorcha, el
mientras un murmullo suave de agua nos arrastraba peregrino ha de ir aprendiendo el significado de to-
hacia la ilusión de un océano desconocido y la tierra dos y cada uno de los jeroglíficos impresos en las
fecunda de su vientre me enterraba en un calambre paredes.
inacabable de insospechado placer. Después de un arduo descenso, abandonado por
A la mañana siguiente amanecí completamente el fantasmal maestro, debe enfrentarse a cada uno
escarchado por las escamas de sus alas, justo a tiem- de los peligros agazapados tras los recovecos del in-
po de ver como ella, la mujer mágica, desaparecía menso laberinto de paredes terrosas, con la amenaza
volando por la ventana. omnipresente (pero nunca efectiva) de verse obliga-
Desde entonces no duermo; paseo durante toda do a luchar, en desigual lid, con el minotauro.
la noche por la ciudad sin sueño, por la ciudad de Quienes perseveran y vencen también la resis-
piedra, de acero, de hielo, describiendo círculos con- tencia del laberinto pueden penetrar en Itmal. Allí
céntricos, tras los pasos de los desvelados, con la no se encuentran con nada; sólo con la oscuridad, la
eterna esperanza de encontrar el camino hacia la ca- soledad y el silencio: es una ciudad labrada en el
tedral derruida y el tiovivo, en cuyo centro geomé- viento nocturno.
trico está ella, batiendo suavemente las alas, ajena Cuando en Itmal un asesino empuña la navaja,
por entero a nuestras miradas. la oscuridad se ve desgarrada por el rayo, mientras
EL ATENTO-35
f
resbaladiza cuaja-
FREUD SE TAPABA da de mariposas
LOS OJOS amarillas y blancas.
A Uxmal se llega, Al poco de estar allí
desde Mérid a, por una se sienten incómodos y
carretera cuajada de ma- huyen, a veces despavori-
riposas blancas y amarillas. dos, en búsqueda de alguna
De Uxmal se salía, con el co- hamburguesería americana, des-
razón arrancado del pecho, desde la de donde poder oficiar a dioses menos
pirámide dell templo mayoi. cruentos.
En la ciudad pétrea, asediada por la selva, se vi- Uxmal, poco a poco, desde hace siglos, se su-
vía para satisfacer a los dioses terribles del sol, la merje en una marea verde.
lluvia o las enfermedades. Nadie en Uxmal tenía in-
dividualidad!. Todos nacían, crecían, procreaban, lu- GEOMETRÍA
1
chaban y se dejaban sacrificar para mantener un Era un hombre permanentemente atrapado en
precario equilibrio cósmico. La persona no existía, una idea. Para él, todos los actos giraban en torno al
era sólo una diminuta sombra de la grandiosidad de vaporoso recuerdo de sus padres. La vida era un
los dioses... y Freud se tapaba los ojos. continuo girar, en concéntricos círculos, sobre la
A Uxmal llegaron teules barbados, algunos a pie, añoranza de la infancia perdida.
otros fundidos con espantosos animales de cuatro Pasado el tiempo se encontró padre de unos ni-
patas, procedentes de un mágico y lejano país llama- ños, cuyos pasos giraban, en círculos concéntricos,
do Castilla y la encontraron ya desierta, enseñoreada sobre su persona.
por la selva, las serpientes y los jaguares. Un día, an- Una noche no pudo aguantarlo más. Trazó una
tes de nacer, se despertó Freud y los habitantes de la tangente en el punto de intersección de ambas cir-
ciudad comenzaron a quejarse del sacrificio de los cunferencias y por ella, se perdió en la oscuridad pa-
mejores ciudadanos para satisfacción de los dioses. ra siempre. I
EL ATENEO-36
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L a Ciencia. Ttxrma.céu.riccx en eL
BaldomeroBonet (1857-1925)
Alejandro DÍEZ TORRE
Inauguración oficial del edificio actual del Ateneo de Madrid la noche del 31 de enero de 1884.
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EL ATENEO - 3 9
un criterio y otro criterio en la esfera política o de la for-
ma; ahora el combate es más hondo, es entre el idealismo y
el positivismo, entre la metafísica -tome éste o aquél nom-
bre- y las ciencias inductivas*
Leyendo el artículo que comentamos se nota
que el autor está orgulloso del protagonismo del
Ateneo en esta nueva revolución del pensamiento;
de aquí que, en cierto momento, escriba: No hay re-
forma de cierta índole, que no haya apuntado y crecido
en el Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid,
como no hay idea progresiva que no encuentre en su re-
cinto, por lo menos, garantía para ser anunciada, ex-
puesta, defendida y ventilada.5 El lector que lea éste y
otros párrafos del mismo estilo sin duda pensará
que el Ateneo gozó de un absoluto monopolio en la
renovación científica y filosófica de la época, pero
José Echegaray eso no es cierto, puesto que la Institución Libre de
Enseñanza compartió con él la vanguardia del pen-
el primer día, en el año académico que vive el Ateneo, no- samiento. El año de nacimiento de ésta -1876- nos
tóse algo nuevo y desusado. En todos lados no se hablaba indica claramente como también ella obedece a los
2
más que del positivismo. Desde las antiguas escuelas imperativos de la época, dentro de un ambiente
espiritualisttas hasta los indiferentes y escépticos, pa- que pedía a gritos la renovación de una
sando por líos racionalistas, todos sin excepción sen- Universidad, que había caído en niveles de des-
tíanse obligados a considerar en serio el movimiento cien- prestigio rayamos en la vergüenza. En esa situa-
tífico positivista, que al cabo se reconoció imperante en la ción su regeneración no puede venir de un mundo
3
Europa. Todo lo cual le hacia presagiar el interesado interno; necesita que algún reactivo extrauniversi-
cronista unía crisis muy profunda del pensamiento tario actúe como revulsivo de un estado y la obli-
nacional, como señala en el mismo título de su largo gue a superar la lamentable decadencia en que se
ensayo, sin que ello le lleve a dudar ni por un mo- halla. A ello contribuirán de consuno ambas insti-
mento en el triunfo final del nuevo movimiento: tuciones, como trataremos de mostrar.
Todo anuncia -decía unas páginas anteriores- el adveni- Es un hecho que uno de los pilares de la
miento fatal de una evolución gravísima en el pensamien- Institución Libre de Enseñanza va a ser
to español, y lo anuncia hasta la misma turbación que se Gumersindo de Azcárate, uno de los catedráticos
descubre en todas las escuelas constituidas, en todas las
tendencias históricas, en los talentos que parecían más
2
F.M. TUBINO, «La crisis del pensamiento nacional y el positi-
granados y en las conciencias que se decían más firmes y vismo en el Ateneo»», en Revista de España, tomo XLVII, no-
tranquilas. Pero el sentido ideológico de esa evolu- viembre-diciembre, 1875; pág. 444.
3
, lbid. pág. 445.
ción se hace expreso unas líneas más abajo de modo 4
, Mí. pág. 431.
5
inequívoco cuando dice: Hoy la lucha no se libra entre , lbid. pág. 431.
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Francisco M. Tubino Gumersindo de Azcárate
expulsados de la Universidad en 1875 por el decre- les y políticas, adelantáronse a una especie de infor-
to del ministro Orovio -como lo fueron también mación preliminar, preguntando si era cierto que
González Linares y Laureano Calderón, de la las tendencias positivas de las ciencias físicas y
Universidad de Santiago; y Giner de los Ríos y exactas debían arruinar las grandes verdades reli-
Salmerón, de la de Madrid-, pero el mismo giosas y morales sobre que la sociedad descansa»!1
Azcárate será también en ese año académico presi- La alusión a Azcárate en el párrafo no puede ser
dente de la Sección de Ciencias Morales y Políticas más clara, puesto que no sólo partió de él la iniciati-
del Ateneo, lo que le hizo asistir a las apasionadas va de animar el debate, sino que lo hace como res-
discusiones que tuvieron lugar durante el curso so- ponsable de la sección de Ciencias Morales y
bre el modo en que el positivismo -el nuevo credo Políticas. En efecto, así lo va a reconocer el propio
científico- afectaba a la religión y a la moral. Sobre Azcárate cuando, al final del curso, en mayo de 1876,
ello ya nos había advertido Tubino en el artículo an- pronuncia un discurso titulado «El positivismo en el
tes citado cuando dice: «el hecho es que el positivismo Ateneo», donde resume los debates habidos durante
ha sido llamado a juicio en el Ateneo, no con ánimo hos- aquel año. El mismo parece alarmado cuando dice
til, sino con muy grandes deseos de conocerle y juzgarle que «el positivismo sólo conoce hechos y por eso nie-
en justicia. Y nótese bien; de las filas de los metafísicos ga la esencia o no la conoce, y al negarla, o declararla
en crisis, partió la iniciativa. Colocando la discusión
en el terreno donde los psicólogos han usado pre-
3
sentar sus batallas, esto es, el de las ciencias mora- , Ibid. pág. 445.
EL ATENEO-41
puede morir ni a manos de las escuelas positivistas ni a
manos de ninguna escuela.9 Es obvio que, al hacer tal
declaración, Azcárate está manifestándose como un
adelantado del krauso-positivismo, que tanto predi-
camento alcanzará en el ambiente intelectual madri-
leño de los últimos veinte años del siglo XIX.
Al hace/, esta descripción del ambiente del
Ateneo en esos años no podemos dejar de señalar
que las discusiones no pasaron apenas el nivel for-
mal de los planteamientos gnoseológicos, pero
abrieron un frente mucho más fecundo desde el
punto de vista de las Ciencias Físicas y Naturales,
cuya sección estuvo presidida por José de Echegaray
y donde la cuestión del positivismo se planteó en la
Santiago Ramón y Cajal línea del evolucionismo entonces en boga, con esta
cuestión: «¿Puede y debe considerarse la vida de los
seres organizados como transformación de la ener-
fuera de su dominio hace imposible el ideal».' De gía universal?». Es en este ámbito de las Ciencias
aquí que, si las consecuencias son nefastas para la re- Físico-Naturales donde entroncaron las eminentes
ligión, igual o peores resultan para la moral y así lo figuras de la Ciencia Farmacéutica que se estudian a
manifiesta: Más tristes, si cabe, son todavía las solucio- continuación; precisamente en alguna de ellas -co-
nes del positivismo en el orden moral. Desde el momento mo es el caso de Blas Lázaro Ibiza- se ejemplifica
en que se niegan los ideales y no se proclaman principios personalmente la tesis fundamental que hemos
absolutos, se ¡nace imposible la abnegación y el sacrificio mantenido aquí: la estrecha vinculación intelectual y
aún sustitin/emdo a estos principios la conciencia indivi- científica entre la Institución Libre de Enseñanza y el
dual como reolla de conducta, declaración que solo prueba, Ateneo de Madrid, como protagonistas ambos de la
como ha dicho) un ilustre filósofo francés, que es mucho renovación intelectual y científica que tuvo lugar a
mejor el corazán que la cabeza de los materialistas. El po- fines del siglo XIX y encontrará su culminación en el
sitivismo ontollógico, que no solo no declara incognoscible siguiente con la fundación en 1907 de la Junta para
otra esencia suiperior, sino que la niega, no puede tener ampliación de Estudios e Investigaciones
1
otra moral que la del placer y el dolor!" Científicas, presidida por quien era el representante
Azcárate acaba su discurso arrimando el ascua a máximo de la ciencia española del momento: don
su sardina y propugnando un entendimiento entre Santiago Ramón y Cajal. I
positivismo e idealismo; esta es su postura: Lo que
hace falta es que el positivismo entre por ancho campo,
que, tras el fenómeno encuentre la esencia, y que no se 7
Gumersindo de Azcárate, «El positivismo en el Ateneo de
oponga a la religión ni a ¡a metafísica, porque la religión y Madrid», Revista Contemporánea, tomo III, abril-mayo 1876; pág.
354.
la metafísica representan lo eterno y lo absoluto, que no 8
, Ibid. pág. 263.
, Ibid. pág. 367.
tL ATENEO - 4 2
Lc\ Oenckx rcvrtTícvcéurtccv en cL AXcnco
EL ATENEO - 4 3
HOGAR INTELECTUAL, SOCIEDAD DE DEBATES Y
TRIBUNA PÚBLICA
El Ateneo ha sido a lo largo de su historia un cen-
tro configurador de una cultura nacional y lugar pri-
vilegiado de popularización y extensión liberal (en
sus diversas versiones: moderada, conservadora, pro-
gresista, democratizadora) de la sociedad civil como
señala Alejandro R. Diez Torre al hablar del Ateneo
de Madrid y la regeneración científica decimonónica.
Además, de lo que nunca estuvo exento el
Ateneo como dijo Rafael Mi de Labra fue «de un ca-
rácter político que le permitía examinar y discutir desde
las alturas de la ciencia y el orden superior de los princi-
pios, las cuestiones constitucionales y sociales que preocu-
paron fuertemente a la generación que restableció en
España la Constitución de 1812 e hizo luego la
Constitución de 1837». Para este singular historiador
el Ateneo fue el gran Centro de Educación cívica y
política y de preparación sistemática de la opinión
pública en España. Y hay quien, Giner entre otros, lo
Sede de la antigua Facultad de Farmacia en Madrid
definía como la gran Universidad Libre de España.
Una característica propia de los ateneístas es que
Cerrado em 1823 por el movimiento reaccionario, éstos siempre han usado ubérrimamente la palabra y
el Ateneo reaparece en 1835 ya como Ateneo científi- con exquisita cortesía han entronizado en su activi-
co, artístico y Iliterario, con el mismo espíritu político dad o encuentros diarios la tolerancia o el respeto a
como revela .el discurso inaugural del duque de las ideas. El diálogo se puede decir que es el supremo
Rivas: «¡nstalaido queda ya -decía- el Ateneo, que con la ejercicio ateneísta. Y es que en el Ateneo de las amis-
ilustración y patriótico celo de los señores que lo estable- tades y del pensar en voz alta han hablado todos y de
cen y con las htces de los nuevos individuos que espera todo y además, y esto es lo verdaderamente impor-
admitir continuamente en su seno, dedicará sus constan- tante, se han hablado unos a otros, se ha dialogado.
tes tareas a difundir las luces por todas las clases de la so- Aunque en él se enfrentan los parlamentaristas y los
ciedad y a vulgarizar los conocimientos útiles para que así presidencialistas, los monárquicos y republicanos, los
se afiancen sobre las verdaderas bases los principios políti- proteccionistas y los librecambistas, los abstencionis-
cos que hacen la felicidad de los pueblos y la preponderan- tas y los intervencionistas, los centralistas y los regio-
cia de las naciones». Nobles intenciones que incluso nalistas, los economistas clásicos y los socialistas, los
llegaron a cumplirse. Y de lo que no cabe ninguna laicos y los clericales. Podríamos decir que el ateneis-
duda es que el Ateneo de Madrid constituye «una de mo es una actividad tan noble como rutinaria.
las libres asociaciones de ciudadanos, nacidas a la sombra Libertad y tolerancia siempre han estado unidas
de la libertad». en el Ateneo y así escribe Unamuno: «hubo un tiempo
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Tertulia de Rebotica sobre la alimentación de los españoles. Marzo de 1991.
en que el Ateneo fue el refugio de la libertad de pensa- el Duque de Rivas- impulsora del régimen liberal y
miento». Marañón, también presidente de la docta cuyo propósito primordial era la discusión de las
casa, decía «El Ateneo representa la expresión del estado nuevas ideas; una segunda generación: de la
de opinión del país». Y ahondando más, Cánovas del Restauración y el Moderantísmo -con Campoamor,
Castillo -arbitro de las libertades civiles en España y Valera, Castelar, Moret, Moreno Nieto y Cánovas
fervoroso presidente ateneísta- sostenía que «en el como más fieles representantes- que afianzaron el
Ateneo se podía decir todo lo que fuera de él no era permi- bipartidismo parlamentario español; y una tercera
tido se dijera». generación: del Desastre que agrupó entre otros a
Es por todo ello por lo que el Ateneo como cír- los hombres más valiosos del 98 -Unamuno,
culo de convivencia se le ha designado por muchos Azorín, Valle-Inclán, Joaquín Costa y Ortega y
autores como hogar espiritual de los intelectuales. Gasset- que lucharon por la regeneración de la so-
El historiador Ruiz Salvador dice al respecto: «al ciedad española.
Ateneo se ha ido a estudiar, a leer el periódico, a pronun- En el Ateneo las relaciones entre el campo del
ciar un discurso, a escucharlo, a atacarlo o a defenderlo, poder y el mundo intelectual son evidentes, y así
a alborotar en la Cacharrería, a participar en las tertu- durante el siglo XIX el Ateneo era considerado la an-
lias y a charlar en los pasillos». Y en sus salones co- tesala del Congreso de tal manera que el partido de-
mo apunta Azaña convivieron distintas generacio- rrotado iniciaba la reconquista de la opinión pública
nes que le dieron vida. Una primera generación ro- desde la tribuna ateneísta que el partido vencedor
mántica, -con figuras como Olózaga, Alcalá había dejado desierta. Tribuna que ha sido el primer
Galiano, Arguelles, Martínez de la Rosa, Quintana, centro de opinión pública, merced a lia atención que
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le prestó la prensa y el eco y la colaboración que tu- varón a cabo, a través de la tribuna del Ateneo, una
vo de los grupos intelectuales. gran labor de divulgación científica contribuyendo a
Los debates en la sociedad española de finales del que la población española se impregnara de los
siglo pasado sobre temas como el krausismo, el libre- avances más recientes en el campo de la ciencia.
cambismo, el positivismo o el debate de la ciencia es- Entre los farmacéuticos que realizaron este acerca-
pañola alcanzaron su cénit en el Ateneo y en ellos miento del saber científico a la sociedad desde las
participaron positivistas como Laureano Calderón, Cátedras y Secciones del Ateneo podemos destacar a
Carracido, Tubino, Cortezo y Simarro; neokantianos dos grandes figuras de la ciencia: Laureano
como Perojo y Revilla; krausistas como Azcarate, Calderón y Arana y José Rodríguez Carracido.
Labra y Canalejas; hegelianos como Montoro y Fabié; Laureano Calderón y Arana (1847-1894) primer
tradicionalistas y católicos como Moreno Nieto, el pa- catedrático de Bioquímica en España en 1880, vincu-
dre Sánchez y Rodríguez San Pedro. lado a la Institución de Libre Enseñanza, donde pro-
fesaba su antiguo colega de infortunios y ex-cate-
ACTIVIDADES ATENEÍSTICAS FARMACÉUTICAS drático compostelano Augusto González Linares,
La actividad del Ateneo científico, literario y ar- junto a otro destacado y discípulo doctor farmacéuti-
tístico de Madrid es tan compleja como su nombre; co, Francisco Quiroga. Laureano Calderón había es-
la cátedra, sobre todo a partir de ia creación de la tado exiliado en París donde trabajó, ampliando su
Escuela de estudios superiores en 1896, le da un per- especialización físico-química en el laboratorio del
fil universitario; las secciones lo convierten en socie- célebre Berthelot y continuó estudios de cristalogra-
dad de debates, las exposiciones en galería de arte, fía en Strasburgo con el prestigioso Groth. Calderón
las veladas mu.sicales en sala de conciertos. Y por en- sostuvo en el Ateneo (1882) la defensa del darwinis-
cima de todo e'stá su dimensión política y el carácter mo, naturalismo y la evolución frente a las corrientes
libera] de la institución -se ha señalado que el borra- defendidas por el ultramontano P. Sánchez. Fue en el
dor de la histoiria de España se escribió en el Ateneo Ateneo presidente de la mesa de la Sección de
y que las constituciones de 1837 y 1869 por ejemplo, Ciencias Físicas y Naturales durante los cursos del
son la realizaciión de principios fraguados en discur- 1884-85,1890-91 y 1891-92, donde impartió conferen-
sos y cátedras ateneístas-. cias como «Estado actual de los estudios de Ciencias
En este conitexto la Ciencia encontró en el Ateneo Naturales» -conferencia inaugural de los debates
un lugar propicio para su divulgación y fue a través con motivo de la apertura del nuevo edificio del
de sus Cátedras y los debates de sus Secciones como Ateneo, actual enclave de Prado 21, leída el 1 de
llegaron a conocerse las teorías científicas propugna- Febrero de 1884-, «La Universidad en Alemania»,
das en el resto de Europa, referentes a las corrientes «Algunas ideas acerca de la cuestión agrícola»,
de pensamiento como el krausismo, hegelismo, posi- «Origen y aparición de la vida: el protoplasma», «La
tivismo, spencerismo, darwinismo, etc. cuestión social y las ciencias naturales» -conferencia
La ciencia farmacéutica fue un claro exponente de clausura del curso de 1890-91 del Ateneo de
de la materialización de estas tendencias en lo que Madrid-.
constituiría la ciencia experimental. Y así, durante el Laureano Calderón introdujo en estas conferen-
último tercio del siglo XIX y primero del actual des- cias ideas tales como la de que el movimiento es el
tacados catedráticos de la Facultad de Farmacia lie- agente de todos los fenómenos de la física y la quí-
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Tertulia de Rebotica sobre "Remedios Míticos". Junio de 1994.
mica y que las ciencias de la naturaleza se explican y • cepresidente Ia, estando propuesto para presidente
se fundan a través de la idea de la fuerza, en la cual pero renunció a tal distinción. Discípulo de
tiende a resumirse la idea de la materia. • Laureano Calderón, ingresó en el Ateneo en 1876
El Ateneo por medio de su Sección de Ciencias con el número 3.699 y pronunció en esta institución
que presidía Rodríguez Carracido rindió un emotivo durante cuatro décadas más de un centenar de lec-
homenaje el día 9 de Marzo de 1894 a Laureano ciones entre conferencias y las clases de la Escuela
Calderón donde participaron entre otros Azcarate y de Estudios Superiores, además de participar activa-
Menéndez Pelayo, presidente y vicepresidente de la mente en los debates organizados por la Sección de
Junta de Gobierno del Ateneo de Madrid. Ciencias Físicas y Naturales sobre temas como el po-
Igualmente Segismundo Moret le rindió tributo sitivismo y el estado de las ciencias naturales en las
en el discurso de inauguración de presidencia del dos últimas décadas del siglo XIX.
curso de 1894-95 al hablar del Ateneo de Madrid en Fue presidente de esta Sección en 8 cursos du-
la vida científica española. rante los quince primeros años de este siglo y llegó a
José Rodríguez Carracido (1856-1928), el más participar en otras Secciones como la de Literatura y
insigne representante de la Farmacia española, cate- Bellas Artes. En la Escuela de Estudios Superiores
drático de Química Biológica, senador vitalicio, de- que funcionó en el Ateneo de 1896 a 1907 dictó 86
cano de la facultad de Farmacia de Madrid, rector de lecciones en cuatro cursos sobre problemas bioquí-
la Universidad Central, miembro de las Reales micos. Para darnos una idea acerca de la labor de
Academias de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Carracido en el Ateneo, y en relación a las clases que
Medicina, Historia y Española. En el Ateneo fue vi- dio en esta Escuela de Estudios Superiores, su Ilustre
El. ATENEO-47
Participantes en la Tertulia de Rebotica sobre Pío Baroja con la presencia de Julio Caro Baroja. Abril de 1992.
Rector, el físico y premio nobel de Literatura José España», «Reorganización de las Universidades»,
Echegaray -que fue presidente del Ateneo en 1899-, «La evolución química del Cosmos», «Los metalúr-
comentaba lo siguiente: «Las clases de Carracido son gicos españoles en América» conferencia incluida en
seguidas com gran atención por numeroso público y pro- las actividades conmemorativas del IV Centenario
nunciadas die forma bella y atractiva. Venir aquí es como del Encuentro del Nuevo Mundo, «Curso sobre la
asistir a la representación de un drama. Tal es el colorido, opinión pública y el Parlamento», «La Universidad
la animación, la vida c¡ue a sus explicaciones imparte el de Santiago», «Reflexiones teóricas acerca de los bó-
Señor Carnucido, a pesar de lo ingrato y poco poético de la lidos», «El arte compostelano» dentro de la Sociedad
materia». Especial de Excursionistas del Ateneo, «El trabajo
De sus múltiples conferencias en las memorias humano y la alimentación» correspondiente a las
de secretaria del Ateneo de Madrid aparecen recogi- conferencias impartidas a los obreros los domingos
das desde lia pronunciada en 1880 sobre «Mecánica y días festivos por la Extensión Universitaria del
Química», Ihasta la referida al «Estado actual de los Ateneo de Madrid en 1904, tras la aprobación de la
problemas y métodos de la Química Biológica» dic- Ley de descanso dominical, «Las Ciencias en España
tada en 1'916. Entre ambas, otras tales como al iniciarse la edad contemporánea», conferencia
«Exposición de los métodos experimentales» dentro que formaba parte de un curso de historia política
de un curso de Ciencias Naturales, «La Alquimia y contemporánea que se organizó en el Ateneo en
los alquimistas», «El estado actual de la Zoología», 1907. También en la Sección de Ciencias Históricas
«Don Agustín José Mestre y los farmacéuticos espa- del Ateneo, Carracido dio conferencias como la pro-
ñoles», «Enseñanza de las Ciencias Naturales en nunciada en 1911 sobre «El Obispo de Orense».
EL ATENEO-48
ESTUDIOS DE AMPLIACIÓN DE FARMACIA f Análisis Químico que intervino en los Estudios de
Las actividades farmacéuticas alcanzan en el Ampliación de Farmacia con dos conferencias, la
Ateneo su punto culminante durante los cursos de cuarta del curso de 1908-09 «Representación de los
1908-09 y 1909-10 cuando, merced a la influencia de resultados del análisis de aguas minerales»
Carracido, se desarrollan Estudios de Ampliación de (18-IV-1909) y la primera del curso de 1909-10, «La
Farmacia impartidos por profesores de la Facultad fábrica de Zeiss en Gena» (13—III—1910). José Casares
de Farmacia de Madrid. En estos Estudios pronun- impartió otras conferencias en el Ateneo: «El
ciaron conferencias las siguientes personalidades: Yellostone National Park de EE.UU», «El estudio del
- José Rodríguez Carracido, que participó en los elemento 606» y «Fenómenos catalíticos».
Estudios de Ampliación de Farmacia con dos confe-
rencias, la primera del curso de 1908-1909, «La obra Otros farmacéuticos ateneístas
científica de Berthelot» (7-III-1909), y la última con- En el Ateneo además de los ya citados ha habido
ferencia del curso de 1909-1910, «La síntesis de la al- otros farmacéuticos que han participado en sus acti-
búmina» (24-IV-1910). vidades o han pronunciado alguna conferencia.
- Baldomero Bonet y Bonet (1857-1925), Cabe citar a los siguientes:
Catedrático de Química Orgánica, que impartió las Mariano Monserrat Abad (1860-1935), Secretario
s
conferencias «Influencia de la química orgánica en el l de la Sección de Ciencias Físicas y Naturales du-
progreso social» (28—III—1909), y «La síntesis quími- rante el curso de 1890-91 con Laureano Calderón de
ca» (17-IV-1910). Presidente. Presentó una memoria leída sobre la
- Joaquín Olmedilla y Puig (1842-1914), Educación Física.
Catedrático Supernumerario de Farmacia Práctica y Eusebio Bañares y Rivillo (1802-1857), fundador
Legislación Farmacéutica, que dio dos conferencias: de diversas sociedades farmacéuticas.
«Importancia de la bibliografía en la Farmacia» Francisco Castro y Pascual (1871-1949), gran
(25-IV-1909), e «Intervención de la química en algu- bacteriólogo, secretario de la Universidad Central
nas causas célebres» (10—IV—1910). Olmedilla pro- con Carracido de Rector.
nunció en el Ateneo otras tres conferencias sobre «El Bernabé Dorronsoro y Ucelayeta (1860-1925),
verdadero valor de los descubrimientos científicos», decano en la Facultad de Farmacia de Granada.
«Las relaciones de la Ciencia y la Poesía» y Pronunció en 1886 una conferencia sobre las ptomai-
«Recuerdos del acto de coronación del poeta nas.
Quintana». Antonio Fabié y Escudero (1834-1899), participó
- Blas Lázaro e Ibiza (1858-1921), Catedrático de activamente en los debates del Ateneo de 1870 a
botánica que participó en las conferencias de los 1874 sobre materias sociales y políticas como defen-
Estudios de Ampliación de Farmacia con la titulada sor de las corrientes hegelianas. Fue miembro de las
«Conquista del suelo por los vegetales» (3—IV—1910). Reales Academias de la Historia y de la Lengua (a la
Lázaro e Ibiza en el Ateneo impartió también un cur- que sólo han pertenecido otros dos farmacéuticos:
so de flora criptogámica durante 1901-02 y pronun- Mestre y Carracido), senador, ministro de ultramar y
ció una conferencia dentro de la Extensión Gobernador del Banco de España.
Universitaria titulada «La práctica de injertos». Eugenio Piñerua y Alvarez (1851-1937).
- José Casares Gil (1866-1961), Catedrático de Pronunció conferencias en 1915 sobre «Metodología
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especial científica» y «Problemas actuales de la f Ultramar y De la Ciencia Ilustrada a la Ciencia
Ciencia Química». Romántica), y ha recuperado junto a otras Secciones
Genaro Morquecho y Palma (1826-1862), autor j del Ateneo y de su Junta de Gobierno la prestigiosa
junto a Rodríguez San Pedro del libro [ revista cultural El Ateneo.
«Impugnación a las doctrinas librecambistas profe- Esta Sección desde su nacimiento contó con el
sadas en el Ateneo de Madrid durante el curso de apoyo e impulso de los estamentos académicos y
1861-62». En dicho curso Alcalá Galiano, Echegaray, profesionales, y en especial de catedráticos de la
Moret y Castelar promueven conferencias en pro de Facultad de Farmacia de la UCM, como los profeso-
la libertad de comercio. Los autores de este libro lo res Benito del Castillo y Esperanza Torija, de perso-
combaten desde su visión proteccionista. nalidades relevantes de la profesión como Carlos
Luis Siboni Jiménez (1841-1936), fundador en Pérez Accino, Pedro Malo y Juan Miguel Ponz Marín
1890 de la revista Farmacia Moderna. Uno de los y de escritores de la talla de Raúl Guerra Garrido,
más asiduos concurrentes a las tertulias de la Margarita Arroyo y Jaime Cobreros, entre otros.
Cacharrería del Ateneo en compañía de sus dos La Sección de Farmacia ha potenciado y comple-
grandes amigos: Echegeray y Galdos. tado su presencia en esta Institución con la creación
Terminamos esta relación de ilustres farmacéuti- en 1988 de la excelente Cátedra de Farmacia «José
cos ateneístas con José Giral y Pereira (1879-1962), Rodríguez Carracido» y las populares y celebradas
catedrático de Química Biológica. Rector y ministro. Tertulias de Rebotica. La Cátedra Carracido en sus
En el Ateneo fue vicepresidente en octubre de 1935 cuatro primeros cursos fue dirigida por el profesor
siendo presidente Fernando de los Ríos y con Antonio Doadrio López, profesor emérito de la
Rodolfo Llopiis y Lafora como miembros de la Junta UCM, quien junto a otros expertos profesionales de
de Gobierno. Pronunció dos conferencias dentro de la sanidad ambiental, como el doctor Juan de la
un curso de lbioquímica organizado por la Sección Serna, impartieron un extraordinario curso y mesas
Ciencias Exactas, Físicas y Naturales: «Procesos de redondas de contenido medio-ambiental. Desde
oxidación y reducción in vitro» impartida el 3 de di- 1992 el Director de la Cátedra es el profesor F. Javier
ciembre de 1930 y «Constantes físico-químicas de la Puerto Sarmiento, catedrático de Historia de la
sangre» dictada el 18 de marzo de 1931. Facultad de Farmacia de la UCM, quien ha organiza-
do, además de un seminario sobre la Historia de la
SECCIÓN DE FARMACIA DEL ATENEO DE MADRID Ciencia, junto a otros destacados especialistas en el
En 1987 uin pequeño grupo de jóvenes farmacéu- campo de la historia pertenecientes al CSIC y del
ticos funda en el Ateneo una activa y entusiasta propio Ateneo, unas jornadas sobre Expediciones
Sección de Fairmacia que a lo largo de sus hasta aho- Científicas de España a América y Filipinas con la
ra ocho cursos de existencia ha organizado más de presencia de una treintena de destacados ponentes
medio millar de actividades culturales entre nacionales e internacionales, cuyas actas han dado
Congresos, Cursos, Jornadas, Seminarios, Tertulias, lugar a dos extraordinarios libros.
Mesas Redondas, Conferencias y Excursiones -botá- Las Tertulias de Rebotica se instituyeron en el
nicas, micológicas y enológicas-. Ha editado cuatro Ateneo en 1990 merced a la colaboración de la
publicaciones (Antología de Federico Muelas, León Sección de Farmacia con el Decanato de la Facultad
Felipe visto por cien autores, La Ciencia española en , de Farmacia de la UCM -a través de ilustres compa-
EL ATENEO-50
Intervenciones correspondientes a las I y II Jornadas sobre «España y las expediciones científicas en América y Filipinas» celebradas en
el Ateneo en 1991 y 1993.
EL ATENEO-51
ñeros como el Decano Benito del Castillo y los • Memorias de Secretaría referentes o los cursos 1896 a 1906.
Madrid.
Vicedecanos Anotonio López Lafuente y Carmen \ ATENEO, Revista del Ateneo de Madrid. I Época, 1888-1889.
Martín- y la Asociación Española de Farmacéuticos j ATENEO, Revista del Ateneo de Madrid. II Época, 1906-1912.
DIEZ TORRE, Alejandro. "El Ateneo de Madrid y la regeneración
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Hortelano, Francisco Femenía, Casildo Martínez, 1973.
GARCÍA CAMARERO, Ernesto y Enrique. La polémica de la ciencia es-
Pedro Artigas entre otros, -siempre puntuales a la ci-
pañola. Madrid. 1970. Alianza Editorial.
ta cultural-, a la cabeza de los cuales está su presi- GARCÍA MARTÍ, Victoriano. El Ateneo de Madrid (1835-1935).
Madrid. 1948.
dente y director de las tertulias, Juan Manuel Reol,
GLICK, Thomas. Darwin en España. Barcelona. 1982.
quien sabe aunar lo científico con lo cultural. En el GÓMEZ MOHEDA, Ma Dolores. Los reformadores de la España contem-
poránea. Madrid, 1981.
Ateneo hay que recordar la presencia de dos gran- LABRA, Rafael María. El Ateneo Científico, Literario y Artístico de
des figuras de la cultura farmacéutica: León Felipe, Madrid. Notas históricas. Madrid. 1906.
LABRA, Rafael María. El Ateneo de Madrid, sus orígenes, desenvolvi-
que publicó su primer libro «Versos y Oraciones de miento, representación y porvenir. Madrid. 1878.
caminante» en 1919 en esta docta casa, y Federico LÓPEZ PINERO, José María. La introducción de la ciencia moderna en
España. Barcelona. 1969.
Muelas que fue directivo de esta Institución en los MALLO GUTIÉRREZ, Tomás. "Ciencia e instrucción pública en el
años sesenta. Ateneo español de Madrid". En A. DIEZ TORRE et. ais. De la
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Temas relacionados con la alimentación, la bio- MORENO GONZÁLEZ, Antonio, ¡osé Rodríguez Carracido. Biblioteca
de la Ciencia Española. Fundación BEX. Madrid. 1991.
química, el medio ambiente o la sanidad pueden ser
MORET Y PRENDESGAST, Segismundo. El Ateneo de hoy y el de otro
tratados desde la tribuna del Ateneo, inequívoca- tiempo. Madrid. 1894.
NÚÑEZ Ruíz, Diego. La mentalidad positiva en España: desarrollo y
mente desde tuna visión humanística de la que es in- crisis. Madrid. 1975.
herente nuestra profesión. Como decía Juan Manuel PACHECO FERNÁNDEZ, Daniel. "Escuela de Estudios Superiores y
la formación académica del Ateneo de Madrid". En A. DIEZ
Reol en una revista farmacéutica «hay que involucrarse TORRE et. ais. De la Ciencia Ilustrada a la Ciencia Romántica. Madrid.
activamente en el mundo de ¡a cultura y la política para 1995.
PESET, José Luis. HERNÁNDEZ SANDOICA, Elena,"Instituciones
construir entre todos, una sociedad civil más abierta, libre Científicas y Educativas". Historia de España de MENÉNDEZ PIDAL.
1/ participativa>». Tomo XXXIX. Espasa Calpe. 1994.
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La Secciórn de Farmacia del Ateneo de Madrid, XVIII i/ X/X. Despotismo ilustrado y revolución liberal. Madrid. 1974.
RIVAS MATEO, Marcelo, El profesorado universitario. Madrid. 1912.
en definitiva es un testimonio del nexo de unión que
RODRÍGUEZ CARRACIDO, José. "La enseñanza de las ciencias experi-
puede establecerse entre cultura, política y farmacia, mentales en España", en Lucubraciones sociológicas y discursos uni-
versitarios. Madrid. 1893.
y pretende ser ejemplo, de una manera abierta, de
RODRÍGUEZ CARRACIDO, José. Condiciones en España para el cultivo de
hacer las cosáis contraria a una concepción endogá- las Ciencias. Madrid. 1897.
RODRÍGUEZ CARRACIDO, José. Esludios histérico-críticos de la Ciencia
mica e inmovilista de entender la profesión y siem- Española. Madrid. 1917.
pre como apunta F. Javier Puerto «desde la necesidad RODRÍGUEZ CARRACIDO, José. Estado actual de los problemas y méto-
dos de la Química Biológica. Madrid. 1915.
de subrayar la dimensión intelectual de la farmacia como ROLDAN Y GUERRERO, Rafael. Diccionario biográfico y bibliográfico de
profesión y de los farmacéuticos como ciudadanos.» • autores farmacéuticos. Madrid. 1958-1963.
Ruíz SALVADOR, Antonio. El Ateneo Científico, Literario y Artístico
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asignaturas. Programas. Conferencias de Extensión Universitaria. Artístico (1885-1912). Madrid. 1985.
El. ATENEO-52
Lev Cieñe icx Tcxirm€\cciiCÍccL en eL
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r
F. Javier PUERTO f Aficionado a la filosofía, fue alumno de Julián
Catedrático de Historia de la Farmacia. Universidad ! Sanz del Río (1814-69) y de Francisco Giner (1840-
Complutense, Madrid.
1915).
En 1872 opositó a una cátedra de Materia
Nacido en Madrid el nueve de julio de 1847 mu- Farmacéutica Animal y Mineral, de la Facultad de
rió en la misma ciudad, a la temprana edad de cua- Farmacia de Santiago y en 1873 a otra de Química
renta y seis años, el cuatro de marzo de 1894. de la Universidad de Valladolid, con resultado ad-
Su ascendencia paterna era santanderina y vasca verso en ambos casos, pero el veintiocho de mayo
la materna y su carácter solitario, retraído, estudioso de 1874 obtuvo la cátedra de Química Orgánica de
y familiar. Aparte de su mujer y su hija, su círculo la Facultad de Farmacia de la Universidad de
íntimo lo formaban algunos contados amigos y de- Santiago de Compostela de la que fue separado al
dicaba el tiempo al trabajo en la Universidad, en su poco tiempo.
laboratorio privado o en el Ateneo, sin dedicación El suyo fue uno de los incidentes en favor de la
alguna a la vida social. libertad de cátedra, indispensable para la investiga-
Roldan y Guerrero (1958-63) y Tomás Garrido ción científica y humanística. Desde que Pedro José
(1974) nos informan como tras graduarse bachiller Fidal (1800-65) publicara el Real Decreto de diecisie-
en 1861, en el madrileño instituto de Noviciado, ini- te de septiembre de 1845 por el que se reformaban
ció las carreras de Farmacia y Ciencias, de las cuales las enseñanzas de la universidad español:!, median-
sólo concluyó la primera. Logró el grado de te el cual el liberalismo moderado establecía las ba-
Bachiller en Farmacia en 1864 y la licenciatura en ses de su modelo educativo, los sucesivos gobiernos
1866. Durante sus estudios superiores asistió como conservadores irían introduciendo una serie de mo-
ayudante a las prácticas de Operaciones dificaciones tendentes, sobre todo, a frenar lo que
Farmacéuticas, por lo cual una R.O. de nueve de oc- consideraban excesiva secularización de la enseñan-
tubre de 1867 le nombraba ayudante interino para za y a aumentar el control ideológico de las materias
sustituir a Nemesio Lallana (1796-1874), catedrático profesadas y de los propios docentes, en un intento
de Historia Natural aplicada a la Farmacia. Al año de desterrar de las aulas las ideologías racionalistas
siguiente opositó y ganó la plaza de ayudante a la y liberales. Poco a poco los Decanos se convierten en
cátedra de Análisis Químicos, en donde permaneció vigilantes de la ortodoxia y los Rectores asumen
hasta 1874, bajo la dirección de Manuel Rioz y funciones de jueces de guardia. El artículo 170 de la
Pedraja (1815-1887) quien anteriormente había pro- Ley publicada por Claudio Moyano (.1809-90) en
fesado la Química Orgánica en la misma Facultad 1857, obligaba a los catedráticos a ajustarse, dentro y
madrileña. fuera de la Universidad, al juramento prestado que,
EL ATENEO - 5 3
* < •',
EL ATENEO-54
de catedráticos. En Madrid protestaron Francisco nado Paul Heinrich von Groth (1843-1927) y con
Giner, Nicolás Salmerón y Gumersindo de Azcárate otros mineralogistas europeos. Adquirió relevancia
(1840-1917), por lo que fueron detenidos y confina- por la invención de un aparato óptico para el estu-
dos en distintos lugares de la geografía nacional, co- dio de cristales, el «Estauroscopo», que modificaba
mo si de peligrosos delincuentes se tratara. otro inventado por Groth. Se utilizó primero en
Calderón y González Linares, no contentos con sus Alemania y luego en Francia v España.
propios problemas, enviaron un telegrama al Paradójicamente, aunque este fue sólo un aspecto
Presidente del Consejo de Ministros protestando por parcial de su dedicación científica, alcanzó una gran
la detención de Giner, con lo cual les detuvieron y relevancia institucional, aunque el resto de su obra,
encarcelaron en el castillo de San Antón de la tanto anterior como posterior, se efectuó en el ámbi-
Coruña. Antes de que se le condenara a una pena de to químico.
seis meses de prisión, Calderón logró expatriarse en Al parecer estos éxitos académicos le permitie-
París. ron obtener algunas ofertas de cátedras siempre y
Si la Ilustración había iniciado la costumbre de cuando renunciara a la nacionalidad española. En
las becas estatales para formarse en el extranjero, vez de hacerlo, el 2 de junio de 1879 recurrió ante el
Calderón se convirtió en el «beneficiario» de un Ministro de Fomento de turno su separación de la
nuevo sistema de becas, estas no pagadas por el cátedra y fue rehabilitado por R.O. de 9 de marzo de
Estado, a consecuencia de los sucesivos exilios for- 1881, aunque como su cátedra de Santiago había si-
zados por querellas civiles derivadas de intransigen- do ocupada mediante nueva oposición se le declaró
cias políticas o religiosas. Calderón fue separado por excedente. Desde el año anterior había adquirido en
una R.O. de 12 de abril de 1875 y no se le volvió a Madrid un afamado laboratorio de análisis situado
admitir en el escalafón de catedráticos hasta el año en la calle Carretas. En él efectuó numerosos análisis
1881, aunque tardaría todavía más en volver a pro- clínicos, industriales y minerales. Por iniciativa suya
fesar una cátedra. se fundó la Compañía Agrícola Salinera de Fuente
En París se vio obligado a trabajar para subsistir, Piedra, dedicada a la elaboración de abonos minera-
pero también entró en contacto y llegó a ser uno de les, de cuya fábrica fue director hasta 1888 en que se
los discípulos queridos del químico Marcelin reintegró a la cátedra.
Berthelot (1827-1907); durante el año 1877 publicó En el R. D. de veinticuatro de septiembre de
al menos tres artículos en las Comptes rendues de la 1886 aparecía una nueva asignatura en el Doctorado
Academia de Ciencias parisina en los cuales estudia- de la Facultad de Farmacia, la Química Biológica,
ba diversos aspectos físico-químicos de la resorcina. pero se unía a la Historia Crítica de la Farmacia.
Algo más tarde marchó a Estrasburgo y se dedicó a Entre 1886 y 1887 el claustro de la Facultad encargó
estudios de Cristalografía con tanto acierto que el la docencia a Joaquín Olmedilla (1842-1914), pero ya
claustro universitario le nombró Director de trabajos en 1887 salió a traslado al que se presentó Feliciano
prácticos de Cristalografía, lo cual era extraordina- Lorente Martín (1849-1915), que quedó excluido por
rio en un extranjero. Sobre este tema publicó en la no cumplir las condiciones legales exigidas, y a con-
Revista de Cristalografía del profesor Groth, al me- curso el diez de octubre de 1887. Al mismo se pre-
nos cinco artículos sobre la especialidad, algunos fir- sentaron el mencionado Lorente, catedrático de
mados por él y otros en colaboración con el mencio- Química Inorgánica de Granada, Olmedilla, cátedra-
EL ATENEO-55
Laboratorio de Farmacia Práctica.
EL ATENEO-56
Laboratorio de Química Orgánica.
Calderón fue uno de los creadores de la muchos años en Madrid y, además, gran experto en
Institución de Libre Enseñanza como nos enseña Historia de la Farmacia. El plan de estudios había
Abellán (1989), aunque nunca impartió clases en cometido el dislate de equiparar Química Biológica
ella; era materialista, positivista, liberal y creía en e Historia de la Farmacia y Olmedilla se sentía jus-
las posibilidades de la ciencia frente a la creencia tamente agraviado en sus intereses.
intransigente; ideas y afinidades institucionales Desgraciadamente la Historia de la Farmacia siem-
compartidas con Garagarza, pero el suyo fue uno pre ha seguido unida a las más peregrinas mate-
de los diecisiete votos de el Consejo de Instrucción rias: primero al estudio crítico de las farmacopeas.
pública, en el cual sólo cuatro emitieron voto parti- después a la Legislación Farmacéutica y ahora, en
cular. A la vista del expediente, posiblemente fue- el área de conocimiento de Farmacia y Tecnología,
ran estos los politizados, al contrario de lo que nos a cosas tan sorprendentes como la Legislación
ha querido hacer ver la historiografía más reaccio- Farmacéutica, la Deontología, la Gestión y
naria, que simplemente querían apartar a Calderón Planificación o las diversas modalidades de
de la docencia por su ideología laica, positivista y Farmacia Galénica. En el cajón de sastre de nuestra
materialista. También Joaquín Olmedilla presentó materia es difícil sobrevivir y Olmedilla, aún sien-
un recurso contra el resultado del concurso, pero do excelente historiador, no tuvo suerte, lo que no
este es otro tema. Olmedilla era profesor durante quiere decir que Calderón obtuviera por malas ar-
EL ATENEO-57
tes la cátedra, pues el análisis desapasionado de los camente por muchos de nosotros. La primera cáte-
curriculum de unos y otros demuestra la justeza de dra de Química Fisiológica fue creada en Alemania,
la elección. en la Universidad de Tubinga en 1866 y se encargó
Si en la Institución de Libre Enseñanza no profe- de la docencia el profesor Félix von Hoppe-Seyler
só, no sucedió lo mismo en el Ateneo. Allí fue (1825-95). Aunque cuando se ocupó de su docencia
Presidente de la mesa de la sección de Ciencias Calderón habían pasado veinte años, seguía siendo
Físicas y Naturales durante los cursos 1884-85,1890- una disciplina joven y Calderón ni redactó texto al-
91 y 1891-92. Las conferencias impartidas en la docta guno, ni tradujo cualquier libro adecuado a los inte-
casa se dirigieron a la defensa de la evolución, del reses docentes además de no efectuar una labor in-
darwinismo, con todo el racionalismo materialista vestigadora destacable. Sin embargo tanto el testi-
derivado de esta postura. Para él, como para tantos monio de varios de sus discípulos, publicado en el
krausistas, insttitucionistas, positivistas y liberales, la número 10 de La Farmacia Moderna de 5 de abril
ciencia era la mejor posibilidad de interpretación del de 1894, como el Programa de Química Biológica,
cosmos y del individuo, con lo cual entraban en per- editado el año 1889 en Madrid, indican que sí im-
manente confrontación con los conservadores, parti- partió clases de la materia y lo hizo procurando
darios de exégesis metafísicas o teológicas para el acoplarse cada año a los avances de la ciencia; acaso
ámbito individual y natural. por eso, por sus otras múltiples dedicaciones o por
La historiografía conservadora ha acusado a su temprana muerte, no tuvo el tiempo necesario
Calderón de 00 ser un científico, sino un divulga- para redactar un libro cuyo índice conocían algunos
dor -lo mismo han hecho con José Rodríguez de sus amigos y colaboradores.
Carracido (185)6-1928)-, lo cual es parcialmente cier- Su entierro se convirtió en un acto social; al mis-
to. Calderón trrabajó en ciencia y destacó en la mis- mo acudieron numerosos científicos y filósofos de la
ma cuando tuivo oportunidad de hacerlo, es decir época, pero la representación institucional la susten-
mientras permaneció en el extranjero y llegó a ser tó el Decano de la Facultad de Farmacia, el
muy respetado por la comunidad científica interna- Presidente del Ateneo, algunos representantes de su
cional, como dlemuestra su inclusión en la Comisión laboratorio y otros de la prensa profesional farma-
internacional para la reforma de la nomenclatura céutica, en síntesis de lo que fueron los principales
química. Cuamdo regresó a España no tuvo la opor- pilares de su actividad profesional.
tunidad de seguir con la investigación y se dedicó a En la lejanía histórica Laureano Calderón se nos
la filosofía de lia ciencia y a la divulgación científica. presenta como un profesor universitario adalid del
1
No hemos de olvidar que Carracido afirma que compromiso intelectual como condición prioritaria
cuando ganó la cátedra le dieron una silla y una para el quehacer no sólo humanístico, sino también
mesa y que la química en España se enseñaba de la científico. El suyo fue con la libertad; fue capaz de
misma forma que la metafísica, es decir sin labora- perder una cátedra para defenderla y sin actitudes
torios. como la suya, la ciencia no habría podido desarro-
Se le ha negado incluso el que fuera el introduc- llarse jamás en la Universidad española.
tor de la Química Biológica, el precedente de la Su liberalismo lo llevó a la esfera de su vida
Bioquímica en España y se le ha concedido tal ho- privada. Lejos de quejarse por la dolorosa situa-
nor a Rodríguez Carracido, opinión seguida acríti- i ción personal y económica causada por su valiente
EL ATENEO-58
X,
actitud, primero se exilió para aprender más y f GUERRERO, Rafael (1958-1963) Diccionario Biográfico v bibliográ-
i fico de autores farmacéuticos españoles, Madrid, en donde se re-
cuando volvió a España montó un laboratorio de coge la bibliografía más completa, aunque inexacta, del autor,
se publican algunas fechas erróneas y se silencian todos los
análisis y una industria de abonos, entonces im-
aspectos conflictivos de su figura. Casi todos los historiadores
prescindibles para el desarrollo de la agricultura de la Farmacia han bebido de esa fuente.
española, en donde aunó necesidades sociales e in- SANTOS RUIZ, Ángel (1991) Retrospectiva bioquímica: facultad de
Farmacia de Madrid 1886-1986 Madrid, en este su discurso de
terés personal.
entrada en la Real Academia de Medicina madrileña recoge,
Cuando ya había solucionado económicamente con elegancia, todos los tópicos de la tradición conservadora,
su vida, volvió a la cátedra para introducir una cien- trasmitidos seguramente por tradición oral e insostenibles ante
la lectura del número citado de La Farmacia Moderna, de la tesis
cia desconocida hasta el momento en nuestro país y
doctoral desgraciadamente inédita de TOMÁS GARRIDO G,
no renunció al debate público y a la educación de Gloria María (1974). Historia de la Facultad de Farmacia de
masas, tanto desde el Ateneo, como desde las pági- Madrid 1845-3945 contribución a su estudio, Madrid. O del expe-
diente del concurso de la cátedra de Química Biológica e
nas de la prensa profesional farmacéutica. Historia Crítica de la Farmacia conservado en el Archivo
Desde todos los ámbitos contribuyó a crear un General de la Administración sección Ministerio de Educación 5466-
espíritu de tolerancia, de diálogo, de confianza en 44, del cual me ocupé en PUERTO, F. Javier (1983). «La institu-
cionalización de los estudios de Historia de la Farmacia» OF-
la razón frente a la superstición, la intolerancia y el FARM vol.2n° 3 pp. 123-132.
fanatismo, indispensable para el desarrollo de la En el espectro opuesto, una biografía hagiográfica de Calderón
ciencia, espíritu que daría frutos durante los prime- es la realizada por SIBONI, Luis; BELLOGIN, Ángel (1888). Perfiles
ros años del siglo XX en torno a la Junta de y semblanzas profesionales, Barcelona, pp. 213-228.
Para la mejor comprensión de mi trabajo debe consultarse
Ampliación de Estudios, aunque luego quebraría también el libro de ABELLÁN, José Luis (1989). Historia crítica
violentamente con una guerra civil, cuyos vencedo- del pensamiento español 5/1 La crisis contemporánea (1875-1936),
Madrid, en donde se estudia en profundidad la «cuestión uni-
res llegaron hasta a borrar algunos de los aspectos
versitaria», la creación de la Institución de Libre Enseñanza e
más destacados del recuerdo de personajes tan dig- incluso se añade una breve, aunque sustanciosa, biografía de
nos de estudio y de admiración como Laureano Laureano Calderón; para el desarrollo del pensamiento positi-
vista en España sigue siendo de utilidad el libro de NÚÑEZ
Calderón y Arana. I
Ruiz, Diego (1975). La mentalidad positiva en España: desarrollo y
crisis, Madrid y para entender sus relaciones con el Ateneo el
de VILLACORTA BAÑOS, Francisco (1980). Burguesía y cultura. Los
intelectuales en la sociedad liberal 1808-1931, Madrid,y también
de VILLACORTA BAÑOS, Francisco (1985). El Ateneo Científico,
Literario y Artístico (1884-1912), Madrid, al que habría que aña-
dir los recientes trabajos de MALLO, Tomás (1995). «Ciencia e
Instrucción pública en el Ateneo Español de Madrid». DÍEZ
TORRE, Alejandro R. (1995). «El Ateneo de Madrid y la regene-
ración científica decimonónica» y PACHECO FERNÁNDEZ, Daniel
(1995). «La Escuela de Estudios Superiores y la formalización
SUCINTA BIBLIOGRAFÍA COMENTADA
académica del Ateneo de Madrid». Los tres publicados en DÍEZ
Lo sustancial de la vida de Calderón y Arana, desde la partida
TORRE A.; MALLO, T., PACHECO, D. (coords.). De la Ciencia
de nacimiento, hasta la descripción del entierro, de su carácter,
Ilustrada a la Ciencia Romántica, Aranjuez.
el entorno familiar y su proceso de expulsión de la cátedra de
Para la cuestión universitaria puede consultarse también: GÍL
Santiago, puede encontrarse en un número especial de LA
DE ZARATE, A. (1855). De la instrucción pública en España,
FARMACIA MODERNA, publicada por BELLOGIN, Ángel y
Madrid y, sobre todo, PESET, M.; PESET, J.L. (1974). La
SIBONI, Luis, concretamente en n910 del año V, publicado en
Universidad Española (siglos XVIII y XIX). Despotismo ilustrado y
Madrid el 5 de abril de 1894. |
revolución liberal, Madrid y PUELLES BENÍTEZ, M. (1980).
De esta o de otras fuentes bebieron algunos de los historiado- I
Educación e ideología en la España contemporánea, Barcelona.
res de la farmacia conservadores, concretamente ROLDAN •
EL ATENEO-59
monoa vcxrí ex
Lev denctev fixrrnc\céuCtecx en cV Axcnco
EL ATENEO - (
de manifiesto sin mas que hacer referencia a su
Escuela, como hace Ángel Vian (Vian, 1994) en el ca-
pítulo que escribe para la «Historia de España» en
un tomo que significativamente se titula «La Edad
de Plata de la cultura española»; José Giral,
Madinabeitia, Obdulio Fernández..., cuyos solos
nombres hacen innecesario cualquier comentario ya
que su obra se traduce en espectaculares horizontes
industriales o en hallazgos de ciencia básica que no
es exagerado afirmar, lindan con el Premio Nobel.
Cuadro 1
José Rodríguez Carracido (1856-1828)
PRINCIPALES PUBLICACIONES CIENTÍFICAS
fue vocal, pone las bases para remontar este obstá- • La nueva Química. Introducción al estudio de la
Química según el concepto mecánico, 1887.
culo y una nueva generación de profesores se prepa-
• Tratado de la Química Orgánica, 1888
ran para acceder a la docencia sustituyendo a los • Tratado de la Química Orgánica teórico y práctico,
viejos maestros, que en opinión de Cajal, constituían 1890.
una remora para el desarrollo científico que los • Lucubraciones sociológicas y discursos universita-
tiempos exigían. rios, 1893.
En ese clima Carracido contribuye al avance • La evolución en la Química, 1894.
científico español desde tres perspectivas: el impul- • Estudios histórico-críticos de la ciencia española,
1897.
so a la Química Orgánica; la consolidación en
• Tratado de Química Biológica, 1903.
España de los estudios de Química Biológica y su
• Estudio físico-químico y biológico de !as aguas de
activa y optimista participación en la polémica sobre Karlsbad, 1908.
la Ciencia Española propugnando su progreso sobre • El estado coloide en la materia viva, 1913.
el sólido cimiento de su enraizamiento social. (En el • Cuestiones bioquímicas y farmacéuticas, 1924.
Cuadro 1 se pueden ver una selección de sus princi- • Transformations biochimiques de matieres protéi-
pales publicaciones científicas). ques, 1926.
• Los métodos en las Ciencias Naturales, 1883.
• Los metalúrgicos españoles en América, 1892.
CARRACIDO Y LA QUÍMICA ORGÁNICA • Síntesis de la AMmina,1910.
La mejor demostración de la contribución de
Fuente: Moreno González, 1991
Carracido al avance de la Química Orgánica se pone
EL ATENEO-61
Laboratorio de Análisis Clínico.
Cátedra de (Química Biológica de la Facultad de vestigan en los grandes centros del país. (Santos
Farmacia de; Madrid. Cátedra que con apoyo del Ruíz, 1992).
profesor Ganagarza había regentado en primer tér-
mino el profesor Calderón. CARRACIDO Y LA POLÉMICA SOBRE LA CIENCIA
Nacen, piues, en la Facultad de Farmacia y de la ESPAÑOLA
mano de farmacéuticos, los estudios de Bioquímica Decía al principio que esa polémica reverdece a
en España, abiertos también a alumnos de Medicina finales del XIX con Revilla y Menéndez Pelayo pero
y Ciencias. Lo mismo sucedió con la Microbiología a partir de este momento con un sentido positivo:
en 1.900 y mas tarde, con la Bromatología. no se recrea en el pesimismo sino que mira al futuro.
Subrayar aquí la importancia de la Bioquímica Intervienen en ella esclarecidos españoles y a ese
es obvio. Tal vez es la parcela científica de mayor movimiento Rey Pastor le llama «el otro 98», por el
desarrollo y de mas honda repercusión en los avan- sentido regeneracionista que le inspira.
ces médicos. Carracido impulsa una disciplina en No es fácil, sin embargo, hablar de ciencia expe-
la Facultad de Farmacia que con el profesor Santos rimental en España por el tradicional predominio de
Ruíz ha dado -y sigue dando- a la Universidad es- las humanidades y el arte en el panorama cultural
pañola profesores de primera fila que explican, español que hace mayor aún el «gap» con el mundo
también, en Medicina, Veterinaria y Ciencias, e in- de las Ciencias experimentales. Entre ambos mun-
EL ATENEO-62
Laboratorio de química biológica
dos -como diría Snow- hay una muralla casi infran- Quevedo, Rey Pastor y Carracido, no solo sitúan sus
queable. El máximo exponente de ello es D. Miguel saberes en la primera línea, sino que su aportación
de Unamuno con su «que inventen ellos». Para el al debate sobre la capacidad del español para hacer
Rector de Salamanca la gran cuestión es el destino ciencia experimental destruye viejos prejuicios y
del hombre y su transcendencia, aunque pretendió complejos.
explicar el último sentido de aquella frase en «Eí Los nombres anteriores son citados por estudio-
sentimiento trágico de la vida». sos de la polémica sobre la Ciencia Española (García
Frente a ello un grupo de españoles excelsos ex- Camarero, 1970), en una selección de textos claves.
presan su afirmación vitalista llenando de optimis- Por derecho propio figura, pues, Carracido entre los
mo su quehacer. Primero porque la Ciencia contri- que más se significaron en el quehacer científico y
buye a mejorar el vivir cotidiano y segundo, porque que más contribuyeron a despejar el camino para el
es termómetro que mide la potencia de un país y su progreso futuro de la Ciencia Española.
«instalación» ante el futuro. Dos textos de Carracido recoge aquella selec-
Ortega propone a la sociedad española el hori- ción: «Condiciones de España para el cultivo de las
zonte del europeismo en la medida en que Europa = Ciencias»; conferencia pronunciada en Abril de 1896
Ciencia. en el Ateneo de Madrid y «El problema de la inves-
En esa misma línea, Ramón y Cajal, Torres tigación científica en España» con motivo de la inau-
EL ATENEO-63
Cuadro 2
CARRACIDO Y EL ATENEO. CONFERENCIAS
T «Estudio de las Ciencias Experimentales en España»
y «Estudios Histórico Críticos de la Ciencia
Española».
1880 Mecánica Química
1882 Enseñanza de las Ciencias Naturales en CARRACIDO Y EL ATENEO
España
Este es el momento de subrayar el compromiso
1.884 La alquimia y los alquimistas
del Catedrático de Química Biológica y Rector de la
1885 Estado actual de la Zoología
1888 D. Agustín José Mestre y los farmacéuticos
Universidad Central con el movimiento intelectual
españoles de impulso a la Ciencia y el papel que en ese movi-
1889 Reorganización de las Universidades miento jugó el Ateneo. El activismo de ésta institu-
1890 La evolución química del Cosmos ción supuso el cierre gubernativo de sus Cátedras en
1891 Los metalúrgicos españoles en América 1886 (Garcia de Cortázar, 1993). Carracido era un
(Incluida en los actos conmemorativos del IV
ateneista de la primera hora, Presidente de su
Centenario de 1492)
Sección de Ciencias, cuya vinculación a la gran casa
1896 El problema de la investigación científica en
Espaiña de la cultura española se extendía también al ámbito
1904 El traba jo humano y la alimentación de las Humanidades y no es infrecuente verle cola-
1907 Las Ciencias en España al iniciarse la Edad borar con la Sección de Bellas Artes o de Historia en
Contemporánea (En el Curso de Historia Política sesiones tales como la que se celebró en homenaje a
Contemporánea) Víctor Hugo.
1909 La obra científica de Berthelot
Carracido sitúa la Bioquímica en el centro de la
1910 La síintesis de la albúmina
plaza pública de la cultura que era el Ateneo, donde
1916 Estado actual de los problemas y métodos de
la Quümica Biológica
explicó su Curso de Química Biológica en términos
que Echegaray calificó como geniales. En el Cuadro
CURSOS ENí LA ESCUELA DE ESTUDIOS SUPERIORES 2 se recogen las principales actividades científicas
DEL ATENEO. de Carracido en el Ateneo, entre las que destacan su
CURSOS SOBRE PROBLEMAS BIOQUÍMICOS «Curso sobre Problemas Bioquímicos».
Pero quiero detenerme en su Conferencia sobre
1897-1898 22 lecciones / 77 alumnos
1898-1599 21 lecciones / 60 alumnos la Ciencia Española, antes aludida, porque de su lec-
1899-1900 22 lecciones / 47 alumnos tura pueden hacerse reflexiones muy optimistas en
1901-1902 21 lecciones / 24 alumnos relación con el momento actual.
Fuente: Memiorias y Actas del Ateneo de Madrid Pasa revista Carracido a los mitos que «podrían
justificar» el desfase científico hispano; el clima, las
guración ern Granada, en 1911, del Tercer Congreso características étnicas, la indisciplina, la pereza ...
de la Asociación Española para el Progreso de las para demostrar palmariamente que ninguno de
Ciencias, cuya Presidencia había ostentado esos «factores» son reales obstáculos para el desa-
Segismundo Moret y Eduardo Dato, antes que el rrollo de la Ciencia hispana. Con admirable seño-
propio Carracido. río indica que tampoco puede achacarse a la esca-
Peset en el mismo sentido (Peset, 1994), recoge sez presupuestaria en cuanto a dotación de mate-
otros dos textos fundamentales sobre Carracido: rial. Cree, en definitiva, que el retraso científico se
EL ATENEO-64
debe a que la Ciencia no es vivida por la sociedad, • huelga solicitando «asilo científico» en la Embajada
La ciudadanía no ha hecho «suyo» ni al investiga- francesa.
dor, ni a la necesidad de impulsar un proyecto Quiero terminar diciendo que en la tarea de im-
científico entendido como tarea y compromiso co- pulsar y gestionar los esfuerzos científicos, también
lectivo. los farmacéuticos han sido pioneros. La saga que co-
Pienso que en esta intervención Carracido quiere mienza con José Ma Albareda y continúan Federico
ser manágnimo con el poder público porque en Mayor y Emilio Muñoz como Presidentes del
otras ocasiones se ha quejado amargamente de la ci- Consejo de Investigaciones Científicas, acredita a
catería gubernamental para pensionarle en nuestros colegas no sólo como grandes científicos,
Universidades extranjeras donde enseñan los maes- sino también como impulsores y gestores de la
tros que hacen Ciencia experimental, es decir para Ciencia española. Lo que tiene similitud con el me-
aprender a crear aquí Ciencia viva y no sólo a relatar nos espectacular trabajo pero extraordinariamente
la que hacen otros. efectivo, de hombres como Francisco Ferrándiz que
Decía que del discurso se deducen optimismas desde las estructuras oficiales gerencia pLanes de in-
consecuencias para el presente: es impensable en la vestigación que ponen en sintonía la ciencia españo-
actualidad que medie polémica alguna, en un deba- la con los más avanzados proyectos universales y
te sobre la Ciencia española, sobre las causas citadas sobre todo con los del mundo iberoamericano.
por Carracido. España ocupa el octavo lugar en el No parece desmedido decir que la semilla de
mundo, en cuanto a Ciencias Bioquímicas se refiere Carracido ha producido espléndidos frutos. I
y un puesto significativo -en torno al 15%- en un lis-
tado global.
Es válido, sin embargo, su diagnóstico final so-
bre la necesidad de enraizar en la sociedad española
un firme compromiso con el progreso científico. Esa
falta de sensibilidad puede explicar el ominoso si-
BIBLIOGRAFÍA
lencio de partidos políticos y órganos de opinión GARCÍA CAMARERO, Ernesto y Enrique. «La polémica de la Ciencia
pública ante el hecho insólito de que en el Española». Selección de Textos. Madrid. Alianza Editorial (1970).
Presupuesto del Estado del 95, la raquítica cifra de Págs. 351-372; 434-457.
GARCÍA DE CORTÁZAR, Fernando; GONZÁLEZ VESCA, José. «Breve
207.000 millones de pesetas dedicadas a I+D sea in- Historia de España». Madrid. Alianza Editorial (1993). Pág. 697.
ferior a los 210.000 del año 91. El acariciado horizon- MORENO GONZÁLEZ, Antonio. «José Rodríguez Carracido». Madrid.
te del 1% del PIB, se aleja pese al esfuerzo privado Biblioteca de la Ciencia Española. Fundación BEX (1.991). Págs.
93-95.
que, al igual que el público, es también harto insufi- PESET, José Luís, HERNÁNDEZ-SANDOICA, E. «Instituciones
ciente. Científicas y Educativas». <.Historia de España» de Menéndez
Pidal. Tomo XXXIX**. Madrid. Espasa Calpe (1994). Págs. 554 y
Corresponde a los intelectuales y a los científicos
576.
estimular a la sociedad española y a los políticos, SANTOS RUÍZ, Ángel. «Retrospectiva Bioquímica: facultad de
para que se recupere el objetivo de la I+D como una Farmacia de Madrid 1886-1986». Discurso de Ingreso en la Real
seña de identidad de la España democrática y mo- Academia de Medicina (1991).
VÍAN, Ángel. «La Física y la Química». «Historia de España» de
derna actual. Para que no se produzca el deprimente Menéndez Pidal. Tomo XXXIX**. Madrid. Espasa Calpe (1994).
espectáculo actual de los científicos españoles en Págs. 464-466.
EL ATENEO-65
COorioa va:
Lev Vieneícv ftvr'rncvcéuirlccv en e t AXenea
(1851-1921).
Ur» tr»f>CTtCutctor»cvVlsCcv e n el
EL A T E N E O - 6 6
tuvo un trato continuo y a quien en alguna ocasión
calificó de «mi muy querido amigo».6 La participa-
ción de B. Lázaro en las tareas de la Institución fue
intensa, no reducida a su disciplina sino ampliadas
a otras siempre relacionadas con las ciencias natu-
rales y con un claro afán actualizador y divulgador
de los conocimientos científicos. La asunción por B.
Lázaro de las ideas pedagógicas de la Institución se
manifiesta también durante los años de colabora-
ción con la Escuela Normal de Maestras, iniciada
en 1882 y mantenida durante más de catorce años.
C/7 Hi* aUtVi.M', t+t Experiencias previas para la que sería su defini-
q
tiva ubicación, la cátedra de Botánica descriptiva
de la Universidad Central;7 a ella accedió por opo-
sición en 1892 y dictó lección hasta pocos días antes
de su muerte, acaecida el último día del febrero de
1921.8 Los testimonios de sus alumnos y discípulos
Dedicatoria manuscrita de Blas Lázaro a Rafael Folch
coinciden en dibujarnos a un profesor severo,
«adusto y casi mortificante»9 en sus lecciones de cá-
Gabriel de la Puerta Rodenas, buen conocedor de tedra, empeñado en potenciar las enseñanzas prác-
las doctrinas de Krause e hito de referencia para to- ticas, de proverbial severidad entre sus alumnos,
da una generación de farmacéuticos que, como B. inflexible en el cumplimiento del deber,10 de inso-
Lázaro, creyeron en una Universidad distinta, don- bornable espíritu de justicia, un «maestro iniguala-
de primara la investigación frente al adocenamien- ble» para sus discípulos;1' para ellos redactó un co-
to; con sus compañeros más afines formó una agru- nocido libro de texto, «Compendio de la Flora
4
pación botánica, la Sociedad Linneana Matritense, Española», con tres ediciones (1896,1906 y 1920)
planteada como núcleo de formación y divulgación sucesivamente ampliadas y puestas al día, el texto
científica, con reuniones periódicas y con una dis- estuvo sometido a las más diversas críticas.12
posición positiva hacia las nuevas concepciones fi-
losóficas, de lo cual es buen ejemplo su actitud ante
la doctrina evolucionista.3 4
A. González Bueno (1987).
Tras finalizar su licenciatura en Farmacia, y si- 5
A. González Bueno (1982).
6
multaneándola con los estudios de la de Ciencias La alusión en el protólogo de la descripción de Centaurea lina-
resíi Láz. (cf. S. Rivas Goday, 1969).
Naturales, B. Lázaro se incorporó al cuerpo docente 7
Antes ocupó la plaza en interinidad, desde el 2 de diciembre
de la Institución; ingresó como auxiliar en el curso de 1890.
8
Su última lección, «Generalidades de gimnospermas», la dictó
1880-81 y durante el curso 1884-85 se ocupó de la el 21 de febrero de 1921, murió una semana después.
enseñanza de Botánica y Agricultura; su integra- O. Fernández Rodríguez (1973); el comentario sobre B. Lázaro
en pp. 54-55.
ción en el seno institucionalista debió ser favoreci- 10
C. Cortés Latorre (1955).
da por Augusto González Linares, con quien man- 11
S. Rivas Goday (1958).
EL ATENEO - 6 7
Carracido, presidente de una de las secciones del
BOTÁNICA DESCRIPTIVA "¿ Ateneo.13
Los años durante los cuales B. Lázaro participa
<•«* en el círculo ateneísta corresponden al zenit de su
EL ATENEO - C
en él, por vez primera de forma favorable en el se- • BIBLIOGRAFÍA
CORTÉS LATORRE, C. (1955). «Don Blas Lázaro Ibiza.» Anales
no de esta Real Academia, las teorías evolucionis-
Insl. Bot. A.}. Cavamlles, 12:37-52.
tas aplicadas al reino vegetal. FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, O. (1973). Recuerdos de una vida.
La colaboración de B. Lázaro con el Ateneo de- Madrid.
GONZÁLEZ BUENO, A. (1981). «Datos biográficos y bibliográfi-
be contemplarse desde sus propuestas renovadoras
cos del botánico Blas Lázaro Ibiza.» Lazaron, x . 313-338.
de la vida universitaria,19 dentro de un deseo, mu- Madrid.
chas veces explicitado, de aproximación entre la GONZÁLEZ BUENO, A. (1982). «Actitud de Blas Lázaro e Ibiza
(1858-1921) ante la corriente evolucionista.» En: M. Hormigón
cultura universitaria y el resto de la sociedad20 que (ed.) Actas II Congreso Sociedad Española de Historia de las
le llevó a colaborar con una amplia gama de agru- Ciencias, vol. 1: 419-427. Zaragoza.
paciones donde dictó conferencias; señalaremos, GONZÁLEZ BUENO, A. (1987). «Nuevos datos sobre una agru-
pación botánica: la Sociedad Linneana Matritense.» Bol- Soc.
entre otras, la Asociación para la Enseñanza de la Esp. Híst. Fría., 38(151-152): 347-358. Madrid.
Mujer, tan unida a la Institución Libre de GONZÁLEZ BUENO, A. & M.S. SALVADOR PRIETO (1995). «Blas
Lázaro Ibiza (1858-1921): una utopía universitaria y un mo-
Enseñanza, donde impartió un curso de Química
numento a su recuerdo.» En: La Universidad Complutense i/ las
durante el año 1893-1894; la Asociación General de Artes: en prensa. Madrid.
Estudiantes de Farmacia, de la que fue asiduo cola- HERNÁNDEZ PACHECO, E. (1958). «Desarrollo de La Botánica
en España y el botánico Blas Lázaro Ibiza.» Anales R. Acad.
borador durante varios años, y desde cuyo foro
Fc/a, 24: 244-251. Madrid.
propició la celebración de conferencias públicas en LÁZARO IBÍZA, B. (1900 a). La práctica de los injertos. Conferencia
un discurso pronunciado el 1 de mayo de 1910, de pronunciada en el Ateneo de Madrid. Madrid.
LÁZARO IBIZA, B. (1900 b). [Armas defensivas empleadas por los
amplia repercusión; o los cursos de difusión cultu- vegetales en la lucha por ¡a vida.] Discurso leído en la Real
ral de la Universidad Central, en los cuales también Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Madrid.
MAS GUINDAL, J. (1921). «limo. Sr. D. Blas Lázaro Ibiza.»
tuvo presencia activa, en especial en el período
Monitor de la Farmacia, 27: 81-90. Madrid.
1918/1919.21 NÚÑEZ Ruíz, D. (1975). La mentalidad positiva en España: desa-
rrollo y crisis. Madrid.
PACHECO FERNÁNDEZ, D. (1995). «Escuela d e E s t u d i o s
Superiores y la formalización académica del Ateneo de
Madrid.» En: A. Diez Torre et ais. De la Ciencia ¡lustrada a la
Ciencia Romántica: 615-637. Madrid.
RUPÉREZ, P. (1975). La cuestión universitaria y la nock de San
Daniel. Madrid.
PESET, M. & J.L. PESET (1974). La Universidad Española, siglos
XVlUyXlX. Madrid.
1
Una relación de sus méritos y publicaciones en A. GONZÁLEZ RIVAS GODAY, S. (1958). «Lázaro Ibiza, algunos aspectos de su
BUENO (1981). labor como catedrático y como investigador.» Anales R. Acad.
17
Cf. F. VILLACORTA BAÑOS (1985, p. 343), Ría., 24:233-244. Madrid.
18
B. LÁZARO IBIZA (1900 b).
19
RIVAS GODAY, S. (1969). «Centaurea linaresii Láz. «Centaurea
Una visión m á s amplia en A. GONZÁLEZ BUENO & M.S.
mayor» dedicada por Lázaro e Ibiza al naturalista González
SALVADOR PRIETO (1995).
20 Linares, primer maestro de Rodríguez Carracido.» En: Libro
Sirva como ejemplo el siguiente comentario presente (pág.
homenaje al profesor D. Obdulio Fernández con motivo del cin-
85) en su Discurso leído en la Universidad Central en la solemne
inauguración del curso académico de 1902 á 1903. (Madrid, 1902): cuentenario de su ingreso en la Real Academia de Ciencias Exactas,
«Preciso es que la universidad estreche cada vez más sus rela- Físicas y Naturales: 481-485. Madrid.
ciones con las clases directoras de nuestra sociedad, por una SIMÓN DÍAZ, J. (1959). Historia del Colegio Imperial de Madrid.
parte, é intervenga, por otra, en la extensión de la cultura po- Madrid.
niéndose en contacto con las clases populares y haciendo algo TUÑÓN DE LARA, M (1980). La España del siglo XIX. Barcelona.
por su ilustración y por la orientación de sus ideas.» VILLACORTA BAÑOS, F. (1985). El Ateneo Científico, Literario y
5l
Cf.J. MAS GUINDAL (1921). • Artístico de Madrid (1885-1912). Madrid
EL ATENEO-69
tcv
Lev OenctcL -hxrrneLcéuiCíccv cr> eL
EL ATENEO-70
ra en su más amplia acepción, Olmedilla desembocó
muy pronto en un gran interés por la historia y por
el papel de la bibliografía como sustento básico de
la investigación histórica.2
Los temas históricos tratados por Olmedilla fue-
ron diversos: biografías de farmacéuticos,' biografí-
as de científicos y médicos, 4 estudios sobre
Cervantes y Leonardo de Vinci, múltiples y varia-
dos temas de los que trata su historia5 y apuntes cul-
turales sobre el costumbrista Ramón de Mesonero
Romanos y sobre Pedro Ponce de León, el pedagogo
que fue el primero en enseñar a expresarse a los sor-
domudos.
De las numerosas obras de Olmedilla destacan
Joaquín Olmedilla y Puig (1842-1914)
algunas, como especialmente significativas y valio-
sas: sus estudios de Farmacia Práctica y de Historia
Medicina de Madrid. En esa institución desempeñó de la Farmacia y entre estas últimas un estudio so-
el cargo de Secretario de la Comisión permanente bre los medicamentos del siglo XVII6 y otro sobre la
formada para redactar la Farmacopea Española. Fue importancia de la bibliografía y la historia en la far-
representante de la Alta Cámara como Senador, macología7, que puede considerarse un reducido
Académico correspondiente de la Real Academia de tratado de Historia de la Farmacia. La importancia
Historia, Consejero de Sanidad, farmacéutico en de estos dos tratados, debidamente situados en su
ejercicio con farmacia, que heredó de su padre, y fue tiempo, es que Olmedilla hace una aportación que le
un ateneísta activo y destacado y dio en el Ateneo
de Madrid varias conferencias: «Importancia de la
1
bibliografía en la farmacia» (25 abril 1909), ROLDAN Y GUERRERO, Rafael: Diccionario biográfico i/ bibliográfico
de autores farmacéuticos españoles, Madrid (1975),, 555-579.
«Intervención de la Química en algunas causas céle-
* ESTEVA DE SAGRERA, Juan, SUÑÉ ARBUSSÁ, José María: «Joaquín
bres» (10 abril 1910). Olmedilla y Puig, historiador de la farmacia», ¡esus ¡samat Vik,
Barcelona (1979), 21-34.
Su obra es extensísima. Roldan y Guerrero enu-
' Agustín YAÑEZ Y GIRONA, Fernando AMOR Y MAYOR, Quintín
mera hasta 202 publicaciones de Olmedilla y desta- CHIARLONE, Ramón BARBOLLA, José DE PONTES Y ROSALES,
CASAÑA y LEONARDO, Lorenzo PÉREZ.
ca su papel de publicista y traductor.' Un repaso a 4
BERCELIUS, Hipólito Ruiz LÓPEZ, Andrés LAGUNA, ÁLVARF.Z
los temas tratados por Olmedilla muestra lo variado CHANCA, Nicolás MONARDES, Cristóbal ACOSTA, Alonso LÓPEZ
de su saber y las múltiples disciplinas que cultivó, DE CORELLA, Luis MARLIANO, Francisco ÁRCEO, Andrés VESALK),
GARCÍA DA ORTA.
ya como autor, ya como traductor: Farmacia 5
La esmeralda, la fotografía, el reactivo químico, la industria
Práctica, Historia de la Farmacia, Historia de la química, el papel, el café, los desinfectantes.
' «Consideraciones histórico-críticas de los medicamentos en el
Ciencia, Química Industrial, Higiene, Bibliografía, siglo XVII», Discurso de recepción en la Real Academia de
Análisis, Física Médica y Biológica, Nutrición, Medicina de Madrid, 2 de marzo de 1890.
«Valor de los conocimientos históricos y bibliográficos en la
Bromatología. Interesado no sólo por la farmacia si-
farmacología», Discurso inaugural del año 1904 en la Real
no también por la ciencia en general, y por la cultu- Academia de Medicina de Madrid.
EL ATENEO-71
Vista parcial del laboratorio de Farmacia práctica.
hace merecedor de no ser considerado un simple y ricano en vez de crear riqueza mediante el trabajo
bienintencionado aficionado. Es legítimo incluirle productivo; la sangría económica que supusieron las
en la línea que empieza con Chiarlone y Mallaina y continuas campañas bélicas en Europa; la expulsión
sigue por Rafael Roldan y Rafael Folch hasta de los moriscos y la gran emigración que se produjo
Guillermo Folch, Gómez Caamaño y los actuales a los territorios americanos. Es una buena muestra
historiadoras de la farmacia. Se trata de una línea de los criterios manejados por Olmedilla y de su ta-
que no estairía completa de omitir en ella el infatiga- lante carente de prejuicios.
ble Olmediilla, quien sin ser un historiador en senti- Cree Olmedilla que la bibliografía es fundamen-
do estricto,, es un buen ejemplo de farmacéutico in- tal para acometer un estudio histórico y cree tam-
teresado peor la historia de su profesión, desde el ri- bién que los avances y retrocesos en farmacología se
gor bibliográfico y la seriedad metodológica. producen al unísono con los vaivenes que experi-
Un bue?n ejemplo del talante con que escribió his- menta la cultura general de cada época. De ese mo-
toria Olmedilla es su análisis de las causas de la de- do sitúa la historia del medicamento dentro del pen-
cadencia científica española acontecida en el s. XVII. samiento científico y cultural de su tiempo, sin pen-
Lejos de contentarse con lo más fácil, Olmedilla pone sar que pueda tener una historia independiente.
sin reparos el dedo en la llaga y señala como causas Estas y otras consideraciones hacen actual a
de la decadencia científica española las siguientes: la Olmedilla y conceden mérito a su obra, siempre sin
intolerancia religiosa; el papel paralizante desempe- olvidar que no fue propiamente un historiador sino
ñado por las riquezas expoliadas al continente ame- un hombre culto interesado por la historia, que vio
EL ATENEO-72
;i lía '
en ella una forma de aproximarse al presente. Como table, muchas otras cosas, entre ellas escritor de mé-
farmacéutico, supo comprender el valor de la histo-
T rito y hombre interesado por la cultura de su tiem-
ria de su profesión, imprescindible para situar co- po. Se desenvolvió con habilidad y dignidad en el
rrectamente los conocimientos sobre el medicamen- ambiente cultural del Madrid de su época, fue un
to en un proceso dinámico y cambiante. hombre culto, un erudito, un escritor polifacético. A
Fue Olmedilla un farmacéutico que se acercó a su obra de farmacéutico se añade su dimensión lite-
la historia de la farmacia con seriedad no exenta de raria y cultural, su actividad como ateneísta, su vo-
curiosidad. Destaca entre los profesores de su tiem- cación de historiador, la que fue su gran afición al
po por haber comprendido la necesidad y utilidad margen de los conocimientos técnicos propios de la
de los estudios históricos en las licenciaturas técni- farmacia. Como historiador tuvo sus limitaciones,
cas y supo ver en el pasado, y en su estudio, explica- pero las suplió con entusiasmo y buen criterio y su-
ciones al presente. Fue un hombre culto, un trabaja- po dar prioridad a la información bibliográfica y
dor infatigable, interesado por los temas más varia- buscó el rigor y la objetividad, sin contentarse con
dos. Es obvio que no pudo profundizar en todos fáciles y gratuitas apologías. Farmacéutico en ejerci-
ellos, hay aspectos en los que su aportación no es cio, catedrático, ateneísta, historiador, traductor, au-
novedosa ni de especial mérito, pero siempre está toridad en Farmacia Práctica, Olmedilla es un buen
presente su curiosidad, su amplia cultura, su interés ejemplo de cómo un farmacéutico, y no estuvo solo
por la ciencia, la importancia concedida a la historia. en ello, supo auparse a una posición de prestigio en
Olmedilla supo ser, además de farmacéutico no- la sociedad de su tiempo. •
EL ATENEO-73
m f OLf tCX
José C Q . l (1866-1961)
Benito DEL CASTILLO GARCÍA • temprano éxito en las oposiciones a cátedra que pos-
Catedrático y Decano de la Facultad de Farmacia de la teriormente ganaría.
Universidad Complutense de Madrid.
En 1887 alcanza, en la Universidad Central de
Madrid, el grado de doctor en Farmacia, regresando
Perteneció a una deslumbrante familia de cientí- a su Santiago natal, donde el Rector de la
ficos gallegos; no en vano su padre y dos tíos fueron Universidad le encarga de las enseñanzas de la asig-
catedráticos, respectivamente de Farmacia, Ciencias natura «Instrumentos y Aparatos de Física de Aplicación
y Medicina. Su ilustre progenitor, también fue a la Farmacia». Su padre le había informado de la
Decano de la Facultad de Farmacia y Rector de la próxima convocatoria a oposición de esa cátedra va-
Universidad compostelana. cante. Fausto Garagarza, desde Madrid era el fer-
Don José nació en Santiago el 10 de marzo de viente impulsor de lo que posteriormente serían, en
1866, hijo de don Antonio Casares Rodríguez y de los planes de estudio de las facultades de Farmacia
doña Jesusa Gil Villanueva, su segunda esposa. españolas, dos asignaturas clave: la Técnica Física y el
Su infancia, según reconoció él mismo, no fue Análisis Químico.
muy dichosa, debido, tanto a su delicada salud co- Mientras estaba preparando las oposiciones,
mo a los méltodos poco pedagógicos de enseñanza muere su padre, que le había animado a presentarse,
que recibió hasta quinto curso de bachiller. Sin em- más que con esperanzas de éxito, como fogueo para
bargo con el inicio de estudios de Física, Química e el futuro. Pero realizado el sorteo de los temas a de-
Historia Natiural, su situación cambió drásticamen- sarrollar y gracias a sus conocimientos de Física, ob-
te. Así pues, obtuvo el título de bachiller, con califi- tiene el número uno, con veintidós años, y elige la
cación de sobresaliente en 1879. Facultad de Farmacia de Barcelona, donde toma po-
Aunque (quería ser marino, sin embargo ese año sesión en 1889 de la cátedra dúplice «Estudio de los
inicia los estudios universitarios, por enseñanza ofi- Instrumentos y Aparatos de Física de Aplicación a la
cial en la Facultad de Farmacia de Santiago de Farmacia» y «Análisis Química, en particular de los ali-
Compostela y libre en la Facultad de Ciencias de mentos, medicamentos y venenos».
Salamanca. Previamente contrajo matrimonio con doña
En 1884 concluye los estudios de Farmacia, con Soledad Mosquera Santiso, que moriría a los dos
la calificación de sobresaliente y premio extraordi- años en el postparto de su único hijo.
nario y en 1885 la licenciatura en Ciencias con sobre- Conocedor de la pujanza científica de Alemania
saliente. La tutela de su padre y su tío Ramón, así en aquellas fechas, solicita diversos permisos para
como los conocimientos de Física adquiridos en am- ampliar sus estudios en varios centros germanos.
bas licenciaturas, serían decisivos para su futuro y En 1899 es nombrado Delegado del Gobierno en
EL ATENEO - 7 4
zar las aguas de los geiseres del Parque Nacional de
Yellowstone.
Ese mismo año fallece Garagarza en Madrid, y
mediante concurso de traslado ocupa las dos cáte-
dras de don Fausto en la Facultad de Farmacia de la
Universidad Central de Madrid, donde implantaría
una novedosa y positiva metodología docente en
sus dos asignaturas. También en 1905 es elegido
Senador, en representación de la Universidad de
Santiago, cargo que ocupó hasta 1920.
En 1908 es nombrado director del Laboratorio
Químico de la Dirección General de Aduanas, tras el
fallecimiento del también catedrático de Farmacia
Gabriel de la Puerta y Rodenas.
En 1920 la Junta de Ampliación de Estudios le
concede una pensión para permanecer durante un
año en Alemania. Allí tuvo conocimiento, y tomó
posesión ante el Cónsul español en Munich, del
nombramiento de Decano de la Facultad de
José Casares Gil. en 1930.
Farmacia de la Universidad Central de Madrid, su-
cediendo a Lázaro e lbiza. La misma Junta le elegi-
rá representante español en el Congreso
el Congreso Internacional de Ciencias Químicas y Sudamericano de Química, celebrado en julio de
Naturales, celebrado en agosto en Neuchátel. 1924 en Buenos Aires. Recibe todo tipo de honores
Aprovechó la salida para permanecer varios meses y distinciones, desplazándose posteriormente a
en Alemania, regresando en 1900 de nuevo a Paraguay, Brasil, Uruguay, Perú, Bolivia y Cuba.
Barcelona. Ese mismo año se le nombra Decano de En 1926, sería nombrado vocal de la citada Junta de
la Facultad de Farmacia de su universidad, encar- Ampliación de Estudios e Investigaciones
gándole el discurso de apertura del curso 1900-01, Científicas, de la que posteriormente sería
que versó sobre la investigación científica y el siste- Vicepresidente. En 1927 es nombrado vocal de la
ma universitario alemán. Había trabajado en Junta Constructora de la Ciudad Universitaria ma-
Munich con el eminente químico Baeyer y en drileña. Cesa como Decano en 1930, siendo susti-
Wiesbaden con Fresenius. tuido por don Obdulio Fernández. Ese mismo año
En 1901 la Reina Regente le nombraría Jefe será designado Consejero y Miembro de la Junta
Superior de Administración civil, libre de pagos. Permanente del Real Consejo de Instrucción
En 1902 se traslada a EE.UU. para ampliar estu- Pública.
dios, reintegrándose a sus ocupaciones de catedráti- Posteriormente y con motivo de la celebración
co y decano de la Facultad de Farmacia de Barcelona en Madrid, en 1932 del IX Congreso de la 1UPAC,
en 1903. Retorna a Norteamérica en 1905 para anali- que presidió don Obdulio, don José fue designado
EL A T E N E O - / O
Ángulo del laboratorio de Análisis Químico
representante del gobierno de la República de Cuba, En 1942 interviene activamente, como subsecre-
con carácter honorífico, en dicho evento. tario del Ministerio de Educación Nacional, en las
A los setenta años, en 1936, le corresponde jubi- obras del edificio de la Facultad de Farmacia de
larse, siendo elegido miembro de número de la Madrid. A continuación, seria nombrado vocal de la
Academia NIacional de Medicina y Decano honora- Junta de Gobierno del Patronato «Juan de la
rio de la Facultad de Farmacia de Barcelona. Cierva».
Tras la contienda civil española, en 1939, es nom- Tras la Guerra Civil, a pesar de estar jubilado,
brado Presidente de la Real Academia de Farmacia, fue nombrado nuevamente Decano de la Facultad
vocal del Patronato Económico Central del de Farmacia. Don Obdulio, y sus discípulos, entre
Profesorado Universitario y director del Instituto ellos Mariano de Mingo, quedaron injustamente
Rockefeller. postergados. Quizás en esta ocasión, le faltó la gene-
Un año después, en 1940, fue nombrado director rosidad, característica de los grandes personajes, sin
del Instituto «Alonso Barba», de Química, y del embargo su valor fue parejo al de su adversario. En
Instituto «Alonso de Santa Cruz», ambos pertene- 1951, renuncia al cargo de Decano, siendo designa-
cientes al C.S.I.C, del cual fue vocal y miembro, en do Decano honorario de la Facultad madrileña. En
representación, respectivamente de la Universidad y ¡
ese año, seria nombrado Presidente de las Juntas de
de la Comisión Hispanoamericana. Gobierno de los institutos «Alonso Barba», de
EL ATENEO-76
\
Química, «Alonso de Santa Cruz», de Física y dariamente, el medio siglo más decisivo y fructífero
«Antonio Gregorio Rocasolano» de Fisicoquímica. de la Farmacia española, del cual aún, cincuenta
En 1955, sería Procurador en Cortes en represen- años tras su estela, nos seguimos beneficiando. Los
tación del Instituto de España y en 1956, se le conce- tres, en cierto modo fueron artífices del gran presti-
de, a propuesta de la Real Academia de Farmacia, el gio científico, profesional y social que la Farmacia
Premio de Química de la Fundación Juan March. española goza actualmente en el concierto europeo y
Le llegó la muerte a los noventa y cinco años, en mundial.
su Santiago de Compostela natal, sin haber escrito He de completar este apartado biográfico pince-
sus memorias, que nos hubieran aportado un mag- lando algunos rasgos característicos de su persona-
nifico documento, desde su perspectiva, de casi un lidad, que a buen seguro ayudarán a comprender
siglo de historia de la ciencia española, de la que to- su vida científica. Madrugador e incansable cami-
mó arte y parte, de forma muy decisiva y positiva. nante antes de acudir al trabajo. Sencillo. Gran com-
Falleció el 21 de marzo de 1961. pañero. Indudablemente benefactor de amigos, pa-
Con Carracido y don Obdulio, en el decanato de rientes, bienhechores y discípulos; los defendía y
la Facultad de Farmacia madrileña, indudablemente proyectaba, a capa y espada. Conversador ameno y
considero que, formaron un trío insuperable de ilus- ocurrente, que nunca perdió el suave acento y for-
tres profesores, que conformaron solidaria o insoli- ma universal de ser gallego. Hablaba y escuchaba.
EL ATENEO - 7 7
Viajero infatigable. Farmacéutico a carta cabal. Le • una oficina de farmacia, para conseguir el título de
gustaba la caza y el montañismo, por lo que de ca- farmacéutico.
minar conllevan. Gozó de la equitación en Chile, Don Siró Arribas Jimeno le calificó de «gran ana-
Argentina, EE.UU. e Islandia, unas veces por nece- lista y magnífico docente, que trabajó preferentemente en
sidad y otras por ocio. No tuvo coche, aunque era el análisis químico de aguas mineromedicinales y en par-
acreedor, por cargo, de vehículo oficial, si bien prac- ticular en la determinación del flúor en las mismas».
ticó el ciclismo y motociclismo, siendo criticado por Su sobrino, don Román Casares López, que le
esto último por sus compañeros del Senado. Amó la sucedió solo en la cátedra madrileña de «Análisis
naturaleza, la música y la ciencia. Religioso, conser- Químico» indica también «la importancia de estos estu-
vador y distraído. Fue un gran maestro y profesor y dios, desde el punto de vista toxicológico, puesto que la
creó «escuela». carencia predispone a la caries y el exceso a la fluorosis,
En su segunda etapa de decano, se puso en vigor siendo sus trabajos clásicos en cualquier monografía del
un plan de estudios de Farmacia de seis años, des- flúor».
doblándose prácticamente todas las asignaturas pre- Es obvio que Henri Moissan, que descubrió el
vias y propiciando la presencia de muchos nuevos flúor, Premio Nobel y profesor de la Facultad de
profesores foráneos en la Facultad. Farmacia parisina le honrara con su amistad.
En el aspecto docente hay que destacar su afán Casares Gil fue un renovador e impulsor de la
de situar las universidades españolas a nivel similar Química en general, del Análisis Químico en particu-
a las mejores europeas, y su continua preocupación lar y propició la introducción de la Fisicoquímica en
por la calidad de las enseñanzas, sobre todo las España. Fue seguidor de la escuela alemana, que-
prácticas, impartidas a los estudiantes de la licencia- brando la línea de seguimiento francesa. Creyó que
tura de Farmacia. Así lo expuso en numerosos dis- España quedó relegada, en el siglo XIX, en el desa-
cursos y escritos, entre los que destacaré «Reforma rrollo de la Química a causa de las guerras y luchas
universitaria» y «Reorganización de la Facultad de políticas que no facilitaban el intercambio científico
Farmacia». Em sus libros de texto, y en especial en los con países más avanzados, a pesar de contar aquí
muy didácticos tratados de ('Técnica Física», de fácil coii excelentes profesores.
lectura, llega a incluir, por ejemplo en la tercera edi- Predicó con el ejemplo la formación de docentes
ción, un apémdice con las nociones mínimas de ma- e investigadores allende de nuestras fronteras a fin
temáticas indispensables, para poder asimilar con de lograr la recuperación científica española, alcan-
facilidad su aisignatura, y que, en su mayoría, los es- zando notoriedad y reconocimiento en Europa e
tudiantes no tenían al llegar a la Universidad. Para Iberoamérica. Prueba de ello fueron sus doctorados
elevar el nivel del alumnado de Farmacia era firme «honoris causa» por las Universidades de Munich y
partidario d e realizar un examen de ingreso a la Oporto, así como la designación de Académico
Facultad, exigiendo conocimientos de matemáticas e Numerario de diversas academias de Ciencias,
idiomas, seleccionando así a los más aptos, También Farmacia y Medicina de Portugal, Méjico,
recomendó aumentar las tasas de matrícula para Argentina, Colombia, Perú, Cuba, etc., y en nuestra
destinarlas a la mejora de las prácticas y de la biblio- patria Director y Académico de la Real de Farmacia,
teca de alumnos. Asimismo consideraba que debería Presidente y Académico de la Real de Ciencias
existir el reqiuisito de practicar, al menos un año, en Exactas, Físicas y Naturales, Académico de la
EL ATENEO-78
Laboratorio de Análisis Clínico.
Nacional de Medicina, etc. Su Galicia natal no estu- conocimiento de Química Analítica, el «Análisis
vo ajena a la hora de dispensarle honores, así pues Químico» y las «Técnicas Instrumentales» Del mismo
le designaron Decano honorario de la Facultad de tronco nacieron «Fisicoquímica», «Bromatologia» y
Farmacia de la Universidad de Santiago y «Toxicología» y otras disciplinas hoy dispersas y con
Presidente de honor de los cuatro Colegios Oficiales mayores perspectivas de futuro que sus progenito-
de Farmacéuticos gallegos. ras, afortunadamente.
Más de una docena de sus discípulos fueron ca- Don José, como político, quedó defraudado, ya
tedráticos en diversas universidades españolas. que según reconoció, la dedicación al Senado duran-
Sus textos de Análisis Químico (diez ediciones) y te quince años le apartó bastante de sus trabajos de
Técnica Física (cuatro ediciones) han servido de base laboratorio, si bien siempre creyó que su cargo hu-
para la formación de generaciones de farmacéuticos. biera podido servir para ayudar a la mejora de la en-
Su Técnica Física, con el paso de los años, dio origen señanza en España.
en la licenciatura de Farmacia, a las Troncos Del estudio del Diario de Sesiones de Cortes
Instrumentales. (Senado) entre 1905 y 1920, destacan sus interven-
En el actual nuevo plan de estudios de Farmacia ciones y presencia en comisiones- relativas a carre-
de la Universidad Complutense de Madrid, vuelven teras, remuneración del profesorado, ampliación
ahora a reunirse en feliz matrimonio, bajo el área de de estudios dentro y fuera de España, autonomía
EL ATENEO 7 9
universitaria, corrección de estilo, clases pasivas, f También como consecuencia de sus numerosos
aduanas, pensiones, y en particular todos los temas | viajes, y de su formación científica germanófila,
i
pronunció el 13 de marzo de 1910, una charla sobre
relacionados con Galicia y su Universidad compos-
«La fábrica de Zeiss en Jena», donde destaca, en esta
telana.
ocasión, los métodos ópticos de análisis. En 1911
INTERVENCIONES DEL PROFESOR CASARES GIL EN pronunció otra con el titulo «El estudio químico del
EL ATENEO DE MADRID 606». Finalmente en 1922, volvió a dirigirse al
Dado su prestigio científico y político, unido a Ateneo para dictar la conferencia titulada
su popularidad, intervino en muy diversos foros «Fenómenos catalíticos». •
impartiendo cursos y conferencias. Este es el caso
del Ateneo madrileño, en el que coordinado por
don José Rodríguez Carracido, se organizó un ciclo
de Ampliación de las Enseñanzas de Farmacia, de
BIBLIOGRAFÍA
1908 a 1910, propiciado por la sección de Ciencias
BENITEZ TRUJIIXO, M. L. Memoria de Licenciatura.
Físicas y Naturales, que él presidía. Junto con «Estudio bibliográfico de Antonio Casares Rodríguez y José Casares
Carracido y Casares, también intervinieron figuras Gil». Facultad de Farmacia. U.C.M. 17 de mayo de 1984.
Madrid.
de la talla de Marcelo Rivas, Obdulio Fernández, VILLANUA FUNGAIRIÑO, L. «El Análisis Químico Aplicado. Ciencia
Bonet, Olmedilla y Lázaro Ibiza. Farmacéutica». Anal. Bromatol. XXXIX-1, págs. 11-45, (1987).
Revista El Ateneo 1908 n 2 1, págs. 149-158.
En esos años se tiene constancia de varias confe-
Ibid., 3, Pág. 317-318.
rencias impartidas en el Ateneo. Destacaré la pro- El Imparcial 18 abril 1909.
nunciada el 1 de abril de 1908, tras su segundo viaje Boletín de la Biblioteca del Ateneo Científico Literario y Artístico 1,2,
1910, págs. 82-85.
científico en 1905 a Norteamérica «El Yellowstone
Ibid. 1,3,1910, págs. 112-114.
National Park de EE.UU.», su objetivo fue el análisis Ibid. II, 5,1911, pág. 50-55.
de las aguas del geiser de Oíd Faithful, donde des- Ibid. II, 6,1911 Págs. 91-92.
ARRIBAS JIMENO, S. Introducción a la Historia de la Química
taca las proporciones de flúor halladas, y del ma- Analítica en España. Servicio de Publicaciones de la Universidad
nantial d e Mammut Hot Springs. El 18 de abril de de Oviedo, Oviedo (1985).
LAITINEN, H.A. y EWING, G.W. A History of Analytical Chemistry.
1909, insiste con el tema de su especialidad, el titulo
The División of Analytical Chemistry of the American Chemical
de su conferencia fue «Representación de los resulta- Society. York (1977).
dos del análisis de aguas minerales». Posteriormente CARMONA, A.M. y GOMEZ-CAAMAÑO, J.L. Historia de la Cátedra de
Técnica Física. Boletín de la Sociedad Española de Historia de la
publicará también la caracterización física y el aná-
Farmacia. XXXV-138, Pág.125-137. (1984).
lisis químico de la «geyserita», a la que describe co- LORA-TAMAYO, M., La investigación química española. Ed.
mo dura, estratificada, alternando capas blancas y Alhambra. Madrid (1981).
DEL CASTILLO GARCÍA, B., «Instrumentos científicos». (6S capítulo,
transparentes y compactas. Asimismo constató que, p. 126-139), en El Museo de la Farmacia Hispana. Ed. Consejo
muy probablemente, la coloración verdosa de algu- Social UCM, Madrid (1993).
HUDSON, J. The MacMillan Press Ltd, «The History of Chemistry.
nas aguas del parque de Yellowstone se debe a la
Pág. 228-243. London (1992).
formacióm de sulfoferritos en estado coloidal. ACEBES PASTRANA, P. La Química en Europa y América (Siglos
Destacó los métodos de análisis cualitativo más mo- XV111 y XIX). Universidad Autónoma Metropolitana. Pág. 157-
176. México (1994).
dernos de diversos elementos alcalinos, alcalinoté-
IHDE, AARON J. The Development of Modern Chemistry. Dover
rreos, hallaros, etc. Publications, Inc. Pag. 277-295. Nueva York (1984).
EL ATENEO -C
tcv
BaLáomero Boner
Lev edttccvctór» cter»rtfíccx en eL
EL ATENEO - 8 1
Barcelona, pudo llegar a refutar -a comienzos de los
años 80 del s. XIX- los argumentos de Pouillet sobre
el peso de la atmósfera, después de construir una
balanza ultrasensible, fundada en el equilibrio de
los cuerpos flotantes. El segundo, después de la ine-
vitable oposición catedrática, pasó a la excedencia y
a la formación durante cuatro años en las más acre-
ditadas escuelas químicas de Alemania, Inglaterra y
Suecia (para tener ocasión de trabajar en aquellos
países con figuras científicas como Dumas, Stass,
Fresenius, Bunsen o Berzelius). A su vuelta a
España y después de destacados cometidos y obra
científica, Magín fue considerado como el primer
químico analista de su época en España -hasta su
muerte, en 1894- y reforzó el núcleo analista, que
Baldomero Bonet y Bonet en 1900. contribuyó decisivamente a formar a lo más grana-
do de la especialidad química en el Madrid de en-
tresiglos3. Cinco años después, en 1899 y al filo del
que, desde las últimas décadas del s.XIX, prepara- cambio del siglo llegó a la capital nacional
ron el medio educativo e institucional de las prime- Baldomero Bonet, después de una lenta -y empeña-
ras generaciones científicas del siglo XX. da, al tiempo que experimentada- preparación do-
cente farmacéutica, durante los años 80 y buena par-
1. UNA LARGA PREPARACIÓN PROFESIONAL Y EX- te de los 90 del siglo pasado; y pese a tener que pe-
PERIMENTAL regrinar por oposiones de la carrera profesoral, en
Baldomero Bonet y Bonet había nacido en diversas plazas de las facultades de Farmacia de
Castellserá, Lérida, el 17 de octubre de 1857. Del Barcelona, Granada, Santiago y Madrid.
mismo pueblo habían salido años antes sus tíos El peregrinaje profesoral, de superación acadé-
Francisco y Magín, para recorrer el camino, de la ca- mica -y burocrática- en el que el joven Bonet tuvo
rrera profesiconal farmacéutica a la profesoral, aca- que desenvolverse, dejó un número regular de evi-
démica y a la. larga -e indeclinable- dedicación cien- dencias documentales: las de sus programas presen-
tífica. Crecido el joven vastago Bonet en una familia tados para las distintas plazas y oposiciones; las de
de vinculaciones farmacéuticas -profesión ejercida sus instancias rutinarias por la burocracia universi-
por su padre- también fue precedido de la actividad taria y educativa, demandando documentos presen-
y la labor innovadora y renovadora de un medio fa- tados a ejercicios de oposición; las peticiones o eva-
miliar de personalidades científicas, como sobrino cuación de certificados del número/posición obteni-
de los analistas físicos y químicos, el catedrático
Francisco Bonet y Bonfill o el académico Magín
" Vid. Rafael ROLDAN GUERRERO: Diccionario biográfico y biblio-
Bonet y Bonfill. El primero, en el curso de una dura-
gráfico de autores farmacéuticos españoles, s.l. (Madrid), s. i. (Imp.
dera y fructífera carrera de enseñante y analista en M9deMarina), s.a.(1958);pp.397-403.
EL ATENEO-82
dos por oposición, en las diversas tentativas; las so- Médicos y Farmacéuticos de fines y comienzos de
licitudes, en fin, de reparaciones en el escuálido tra- siglo; desde el Congreso Médico celebrado en
to económico con el que el Estado -los gobiernos del Barcelona, en 1888 o el Congreso Farmacéutico en la
turno- restauracionista malpagaba -y desanimaba- msma ciudad -en el que se integraría en la sección
el celo educativo de sus profesores, etc. Pese a todo, de Química, con diversos trabajos allí presentados-
el joven Bonet nunca declinaría su vocación docente hasta las Asambleas celebradas en Zaragoza, en
y científica, que preparó con una formación acadé- 1904, y Valencia, en 1909: en las que presentó un
mico-profesional esmerada: con el inicio de estudios «Plan de organización farmacéutica» que sería apro-
secundarios en lo que había sido Universidad de bado por aquellas. Eran horas bajas pana la Farma-
Cervera leridana, para pasar a cursar estudios uni- cia -comparada con Alemania, potencia científica y
versitarios brillantes de Farmacia en la Universidad profesional, donde la profesión se mantenía próspe-
de Barcelona y doctorarse, en 1879, en la Facultad ra y floreciente- por el excesivo número de farma-
de Farmacia en Madrid con 22 años. Comenzada la cias en España: inmersas en un difícil período, que
Restauración, Bonet defendía en la Universidad de se había complicado por el capítulo de tarifas y
la capital su tesis doctoral con una Memoria sobre competencia desleal, a cuyos funestos efectos no se
Generalidades de los alcoholes y, al año siguiente, pedía le veía término, según el cualificado testimonio del
por instancia desde Gracia en Barcelona, donde resi- catedrático de la Farmacia de la Universidad de
día, dispensa para no asistir al añejo acto de investi- Barcelona, Agustín Murúa y Valerdi5.
dura como nuevo doctor, en lo que se caracterizaba Precisamente con el doctor Murúa, catedrático
4
como mera tradición formularia . en la segunda década del presente siglo como
Iniciándose en su profesión farmacéutica en una Baldomero Bonet de Química orgánica, el joven pro-
oficina instalada en su barrio de Gracia, el joven fesor había publicado unos Ejercicios prácticos de
doctorado pasados dos años fue nombrado ayudan- Química orgánica; y la forma práctica, de elaborar y
te interino de la Facultad de Farmacia de Barcelona estimular, didácticamente, desde el laboratorio y el
en 1881 y -el 10 de julio de 1882, mediante la corres- microscopio -como puede observarse en los progra-
pondiente oposición- alcanzaba una plaza de profe- mas de materias a las que opositó- para la compren-
sor auxiliar de la misma Facultad. Mientras tanto, el sión de problemas científico-naturales, fue un incen-
joven farmacéutico no rehuyó en los inicios de su tivo más que motivó el quehacer docente e investi-
carrera docente, ni labores de vida pública para sus gador del químico catalán. Pero antes, Baldomero
conciudadanos -como concejal de distrito para el Bonet desarrollaría investigaciones de analista quí-
que fue nombrado, desde el Ayuntamiento de mico, dirigidas a renovar procedimientos de farma-
Barcelona- ni los afanes por contribuir a la recupe- copeas -o códigos y bases de recursos de medica-
ración del prestigio y el auge de la profesión -sobre mentos- o interpretar fenómenos de combinaciones
todo, como redactor del Boletín Farmacéutico y como
colaborador en otras revistas. El joven profesor, des-
4
Vid., a este respecto, expediente administrativo en Archivo
de su elección para vocal del Colegio de Central de la Administración, Secc. Educación y Ciencia, exp.
Farmacéuticos barcelonés, mantuvo una presencia 198-9, caja 15.401.
3
Cfr. en Agustín MURÚA Y VALERDI: Compendio de la Historia de
activa en las avatares y alternativas de la farmacia, la Química y de la farmacia, Madrid, Imp. y Ene. de E. Raso,
tomando parte muy importante en los Congresos 1912, pp. 200-201.
EL ATENEO-83
y descomposiciones de elementos químicos: como el de la Farmacia en Cataluña -entre otras, por la ex-
procedimiento para obtener ácido clorhídrico medi- cepcional vía en aquella época de ampliación de es-
cinal puro (en 1891, partiendo del ácido sulfúrico ar- tudios en el extranjero, de los profesores que se en-
senical); o el perfeccionamiento en la obtención de cargaban de asignaturas de Farmacia en Barcelona-
tricloruro de antimonio (como punto de partida de fue puesta en evidencia hace algunos años7; y mos-
los antimoniales: en 1900 lo hizo objeto de su confe- traría efectos -a su vez- de largo alcance: con la dis-
rencia para la Unión Escolar); o, en fin, la interpreta- tribución de profesores-investigadores catalanes por
ción de fenómenos que tienen lugar en la formación otros centros en España. Como ocurrió con el cate-
del tartrato ferril-potásico (1908, revisando un pro- drático Baldomero Bonet, después de su prepara-
cedimiento de Eugéne Souberain, descubridor fran- ción práctica docente en Barcelona y sus repetidas
cés del cloroformo, al tiempo que el alemán Liebig, tentativas, de promoción profesoral como catedráti-
en 1831). Con el curso de las investigaciones de co universitario, en otras facultades de Farmacia de
Baldomero Bonet -en la última década del siglo, co- España.
mo venía siendo frecuente, tiempo atrás, en
Cataluña- estaban madurando los resultados y la 2. EL LEIF MOTIV Y LAS PROMESAS DE UNA ENSE-
polarización química, de lo que -en palabras del ve- ÑANZA PRÁCTICA
nerable químico-farmaceútico francés Dumás- ha- A lo largo de casi dos décadas, durante 17 años
bía constituido una de las claves de la más fértil de ejercicio docente universitario, antes de su incor-
Química: la «siembra» farmacéutica, en la formación poración a la cátedra de "Química orgánica" en
de químicos avanzados, que hacía considerar al Madrid en 1899 -procedente de la de Barcelona de
científico francés la profesión y preservación del far- igual denominación, desempeñada desde 1897- el
macéutico del s. XIX «como un bien nacional» y a profesor Bonet y Bonet se replantearía su carrera do-
las operaciones de Farmacia, como «la mejor de las cente, incluso tratando de simultanear sus ocupacio-
6
escuelas para un espíritu penetrante y reflexivo» . El nes, sin renunciar a su vocación investigadora quí-
profesor entomces -y catedrático de Química orgáni- mica o su familiar vinculación farmacéutica. El mis-
ca, en faculltades de Farmacia, desde 1895 en mo lo sintetizó, de su puño y letra, en instancia diri-
Santiago, Barcelona y Madrid- Bonet y Bonet forma- gida al director general de Instrucción Pública el 9
ría parte así de la consistente corriente de químicos- de junio de 1899: haciendo un sumario escrito por el
farmaceúticois catalanes de la segunda mitad del s. que mostraba reunir méritos, para ser incluido en
XIX. Los cualles, planteándose el conocimiento de las
substancias medicamentosas, tanto como el princi-
pio de su actividad -o la comprensión del tipo de 6
Cfr. en Ricardo MONTEQUI DÍAZ DE PLAZA: Médicos y farmacéu-
reacciones d<e unas en presencia de otras- se trans- ticos en la creación de ¡a Química. Discurso de recepción como
académico, en la Real Academia de Farmacia, Madrid, Imp.
formarían, no sólo en expertos químicos, sino en Cosano, 1962; p. 35.
7
precoces estudiosos de la Química de vanguardia y Vid. ANNA Ma CARMONA CORNET y J.L. GÓMEZ CAAMAÑO:
«Influence de la Chimie allemande dans l'enseignement de la
todo su amplio abanico de posibilidades, desarro- Pharmacie espagnole», en Acta Congressus Int. Híst. Pharm.
llos y aplicaciones --o traslaciones- efectivas en paí- Bremas MC: LXXV. 191-200 pp. Stuttgart 1978. Vid. también, de
ANNA Ma CARMONA 1 CORNET: Recerca inédita professional, cientí-
ses como la Alemania del último tercio del s. XIX. fica i artística de la Farmacia a Catalunya, Barna., 1983; 128pp +
La influencia de la Química alemana en la docencia ilusts. (especialmente, pp. 119-121).
EL ATENEO - t
Barcelona. Plaza de la Universidad (1920).
EL ATENEO-85
pero de signo opuesto- a la reiterada distribución logía vegetales, botánica especial: metodología del
por arriba, según la colocación política o sociológica botánico para adquirir conocimientos y fitografía
de los candidatos al modo caciquil -tan consustan- farmacéutica), sino que mostraba con toda claridad
cial con el sistema restauracionista imperante- las ventajas que los mismos botánicos habían obteni-
Baldomero Bonet dejó muestras de su celo de ense- do en todo el siglo, al aplicar al estudio de las ciencias
ñante, inquieto y preocupado por la actualización y naturales el método de investigación trazado por la lógica,
regeneración prácticas, de contenidos, tan tradicio- para la adquisición de conocimientos en las ciencias expe-
nales en la formación farmacéutica. Como lo atesti- rimentales. Incluso en aquella materia botánica, resul-
guan aun los programas a esas dos últimas mate- taban prioritarios, tanto el conocimiento de la biolo-
rias, conservados en su rutinario expediente admi- gía y el estudio del cuerpo vegetal -el examen inter-
nistrativo. no de su estructura, y la continuidad de observacio-
En 1892, en la previsión de uno de sus progra- nes y experiencias en el «conocimiento de las cualidades
mas, presentados para la cátedra de "Botánica des- sorprendentes del átomo vegetal, tal como algunos han lla-
criptiva y determinación de plantas medicinales" mado a la célula» como Bonet primaba la movilización
-una materia muy tradicional en estudios europeos de aprendizajes y la capacidad de traslación científi-
de Farmacia» pero que en España databa de seis años ca, de una materia en la que «el alumno conoce al llegar
antes- Baldomero Bonet ponía en evidencia la au- a la fitografía, todo lo que le conviene, para comprender no
sencia de planteamientos operativos y aplicados, en sólo las descripciones botánicas, sino también las que en el
estudios formales como los de "Botánica" farmacéu- curso siguiente, debe estudiar de los materiales farmacéu-
9
tica. Al señalar cómo, incluso en estereotipados ejer- ticos o drogas simples de origen . Sobre bases
cicios de determinación de plantas, tendían a poner- operativas similares Bonet argumentaba en 1894,
se el acento aún en las descripciones y clasificaciones acerca de la "Mineralogía y Zoología aplicadas a la
botánicas, más que en las funcionalidades y los as- Farmacia", para cuya oposición elaboró el corres-
pectos dinámico-farmaceúticos o incluso experimen- pondiente programa que -sin llegar a alcanzar la pla-
tales (situados los vegetales o plantas en el contexto za- no tendría oportunidad de aplicar: de hecho, el
de los demás seres vivos y reinos naturales, plante- investigador catalán en menos de un año accedía a
ando las interacciones y reacciones mutuas con las cátedras de "Química inorgánica" y "orgánica"
agentes exteirnos y dispositivos internos). De forma en Santiago, Barcelona y Madrid, desarrollando en
que Bonet, n<o ya planteaba allí las inmensas ventajas esta capital una fructífera labor docente, investigado-
de los métodos sobre los sistemas, en unos estudios ra y divulgadora química.
como los botánicos para farmacéuticos, sino que en-
fatizaba las observaciones funcionales y dispositivos 3. LA ATRACCIÓN QUÍMICA DE UNA CIENCIA ANTI-
internos o microscópicos sobre formas externas o CIPADORA DE NUEVOS TIEMPOS
macroscópicas, tanto como cambios químicos del in- Cuando en 1899 Baldomero Bonet publicaba en
terior de tejidos vegetales bajo influencia de agentes Barcelona la primera edición de su renovador texto
naturales. Al proponerse Bonet la metodización de Elementos de Química orgánica aplicada a la Farmacia,
una asignatura tradicional, como la "Botánica" far-
macéutica, no ya pretendía hacer útil un programa 9
Vid. Programas manuscritos de Baldomero Bonet en Secc. y
de contenidos convencionales (organografía y fisio- . Arch. citados Ibíd.
EL ATENEO-í
Laboratorio de Química Biológica. Vista parcial.
la propia ciencia química en España apenas comen- Química moderna que se explicaba en Europa. En
zaba a experimentar una etapa de rápidos avances. ese contexto de rápida actualización científica, el
«Los químicos españoles, profesores o no -decía en 1909 texto de Bonet y Bonet alcanzó una apreciable noto-
el catedrático de "Análisis químico" Juan Fagés, for- riedad, por ser el primer libro que se publicó en cas-
mado en Barcelona a principios de 1880- de la época tellano de acuerdo con las teorías contemporáneas
de mis estudios, permanecieron, en general, aferrados con de la Química. En 1902, su segunda edición en
fervoroso convencimiento a la teoría dualista que en su Madrid, como Tratado de Química orgánica signifi-
juventud aprendieron, cuando en otros países poco o nada có ya un gran paso en nuestra bibliografía científica,
se hablaba ya de dualismo o unitarismo»; mientras tími- pese a no escribir Baldomero Bonet más que la serie
damente -una década después, y apreciablemente acíclica -quedó como labor de su discípulo madrile-
en torno a 1895- comenzaron a abandonarse los an- ño Obdulio Fernández la continuación de la serie cí-
tiguos moldes de eneñanza de la Química, por cate- clica: orientada toda su fecunda investigación en esa
dráticos como los de Química inorgánica Fernandez serie aromática, antes de acceder el propio discípulo
Luanco en Barcelona o de Química orgánica, García a la cátedra y el decanato de la Facultad de
de la Cruz, en aquella y en Madrid (desde 1894)10. Farmacia madrileña11- y contribuir a la profunda re-
Sin embargo, al finalizar el siglo pasado desaparecí- novación de la Química española de comienzos de
an, no solo una tendencia química desfasada -debía
haber sido superada treinta años antes- sino que,
Vid. Manuel LORA TAMAYO: La investigación química española;
desde Barcelona comenzaba a ser sustituida por la
op.cit.JW</.;pp. 15-18 y 108-110.
teoría atómico-molecular -en perfecta línea con la " Vid. Rafael ROLDAN GUERRERO; op. cit. JWíí.;pp. 398-99
EL ATENEO-87
este siglo. El propio Bonet -al igual que les ocurrió a fóticas, de estructura molecular en cadena abierta: el
farmacéuticos insignes, en ilustrativa frase del quí- importante grupo de grasas e hidrocarburos no sa-
12
mico-farmaceútico Ricardo Montequi - habría visto turados), hasta las formulaciones cíclicas (desde 1866
cautivada su inicial vinculación farmacéutica por la identificados por las mismas fórmulas de Kekulé,
arrebatadora atracción de la Química, cuando entró en como anillos de átomos: formando substancias o
el mundo de los fenómenos naturales, a través del compuestos moleculares, enlazados en circuios de
cultivo profesional farmacéutico. elementos en cadenas -como serpientes que se muer-
La Química misma y sus rápidos desarrollos del den la cola- tal como aparecían los hidrocarburos
último tercio del siglo XIX, venían produciendo una saturados o compuestos aromáticos, originalmente
nueva revolución -comparable a la de Lavoisier, un en aceites esenciales), todo un conjunto de perpe-
siglo antes- arrastrando a la propia Farmacia, que tuos cambios atomísticos -implicados en la vida-
entraba, entre las décadas de final y comienzos de podían ser anticipados en el laboratorio y en la fá-
siglo, en un proceso de drásticas transformaciones y brica. Con solo seguir, en la infinita variedad de mo-
reajustes. No se trataba ya del afianzamiento atómico léculas que forman el mundo orgánico, el hilo de
o aislamiento de nuevos elementos químicos -que Ariadna de sus fórmulas estructurales (las que la
llevarían a la fijación de un sistema periódico: una de Química avanzada, desde el imaginativo Kekulé
las conquistas significativas del entendimiento hu- -junto al escocés Couper- podían proporcionar) al
mano, respecto al mundo material y la base de una traducir la composición orgánica de las substancias
nueva filosofía química-; sino que lo que apareció, o -más sugestiva aún- anticipar su versión espacial,
desde los años 60 del s. XIX, fue el afianzamiento de del dispositivo en tres dimensiones de átomos y mo-
asequibles fórmulas estructurales orgánicas, capaces léculas en el espacio (con las formas de la
de representar propiedades de substancias y de su- "Estereoquímica": desde el prometeico esfuerzo de
gerir la síntesis -la fabricación artificial- de muchas Pasteur, entre 1848 y 1858, dando la representación
de ellas y de otras por completo nuevas. En lo que espacial de los cuerpos químicos y su simetría, y el
es conocido en Química como la «época de la sínte- posible desglose de compuestos orgánicos en gru-
sis» (desde 1828: época de la que data la sintetiza- pos simétricos y no simétricos, con orientaciones, ac-
ción, por el químico alemán Wóeler, de urea en el la- ción fisiológica y propiedades diversas)13. El desen-
boratorio), la explosión de nuevas síntesis (en espe- cadenamiento de una especie de carrera química por
cial, desde 1858: época en la que el también alemán
Kekulé inició el despliegue iluminador de su teoría,
12
sobre el problema, fascinante y esquivo, de la es- Cfr. en Ricardo MONTEQUI DÍAZ DE PLAZA: Médicos y farmacéu-
ticos en lo creación de la Química. Discurso de recepción de acadé-
tructura molecular orgánica) fueron facilitadas por mico en la Real Academia de Farmacia; Madrid, Imp. Cosano,
las fórmulas desarrolladas, que traducían la compo- 1962;pp. 33.
13
Vid. de F. ARAGÓN: «Evolución histórica de la clasificación de
sición molecular y anticipaban la aparición de ver- los elementos», en AA. VV.: Historia de la Química. Curso de
daderos regimientos -naturales o, más a menudo, conferencias desarrolladas durante los meses de oct. a dic. de
1981, Madrid, Real Acad. de Ciencias EE. FF. y NN. 1981.
sintetizados en el laboratorio- de compuestos orgáni-
También Ibid., Benito RODRÍGUEZ RÍOS: «Evolución de la simbo-
cos. Desde los primeros en dar cuenta, mediante las logía química», así como, de Félix SERRATOSA: «Evolución histó-
rica de los conceptos químicos». Una buena divulgación históri-
nuevas formulaciones orgánicas aciclicas (compues-
ca, en John READ: Por la alcjuimia a la Química. Procesión de ide-
tos sin formar elementos en circulo o substancias ali- as y de personalidades, Madrid, Aguilar, 1960, pp. 167-174.
EL ATENEO -C
nes; en 1884, sobre 307 medicamentos químicos ins-
critos, solo 148 eran preparaciones en la farmacias;
en 1895 -ahora hace un siglo- comenzaron a incluir-
se en aquella farmacopea productos de la síntesis or-
gánica; lo que hacía que, en su edición de 1908, solo
contuviera 28 preparaciones (con exigencias analíti-
cas muy detalladas, cualquiera que fuera el modo
de preparación) sobre 305 medicamentos inscritos14.
Las farmacias comenzaron a vivir una especie de
"revolución farmacéutica"15, en el curso de la cual
cambiaba -a ojos vistas- su misión de oficinas de
preparación, para convertirse -cada vez más- en ex-
pendedurías de especialidades con receta -o específi-
cos-; y la época dorada de la Farmacia del s. XIX,
alentando a la fábrica, a fin del siglo fue suplantada
por esta, mientras el Farmacéutico pasaba, de ser un
preparador a convertirse en analista. Precisamente, el
Análisis químico se convertía en un campo de inten-
sa aportación farmacéutica en las décadas del cam-
Louis Pasteur en su laboratorio de la École Nórmale, París. bio de siglo, mientras las propias enseñanzas farma-
céuticas apenas iniciaban su modernización en
la síntesis puede ilustrarse en el hecho de que, los España.
productos orgánicos sintéticos, que eran alrededor Algo estaba cambiando, no obstante en la
de 3.000 en 1865, en 1880 pasaban de 15.000, y se si- Química -especialmente, en la Química analítica e
tuaban en torno a 150.000 en 1910. inorgánica, así como en Bioquímica- en la España
En términos de rejustes e incorporación de cono- del cambio de siglo. Desde fines de 1889-90 y el cur-
cimientos, como de reelaboración científica o defini- so sobre la «Creación Natural» en la Sección de CC.
ción profesional e investigadora, tanto la Química Naturales del Ateneo de Madrid (dirigido por
como la Bioquímica -la verdadera nacería en aque- Laureano Calderón y con destacada participación
llas décadas- sufrieron una mutación ante semejan- de José R. Carracido, sobre «La evolución química
te revolución, mientras se vieron afectadas -o fue- del cosmos»), de hecho, tanto aquellos ateneístas,
ron progresivamente involucradas- por sus impac- como otros especialistas -José Codina, Rodríguez
tos crecientes, tanto la Medicina como la Farmacia. Mourelo, Paulino Savirón o José Macpherson- desa-
Esta última experimentó cambios sin precedentes en rrollaron una intensa labor de discusión
el giro finisecular, como los que ilustraron las res-
pectivas farmacopeas: a modo de ejemplo, en 1866 14
Cfr. en Ricardo MoNTEQUl; op. cit. ft¡d.;pp. 41-42.
15
en Francia, sin que fueran anunciados cambios -se Vid. Manuel JAÚREGUI GONZÁLEZ: La revolución farmacéutica.
1874-1974. Discurso leido en la solemne sesión inaugural del
iniciaban, apenas, las formulas de estructura- las far-
curso 1973-74, Madrid, Inst. de España-Real Academia de
macias dejaban para las fábricas algunas preparacio- Farmacia, 1974;pp. 8-10.
EL ATENEO -C
sión científica de su pleno modelo transformista, en
el Ateneo podían darse cursos como los del geólogo
y matemático Daniel Cortázar, sobre «Evolución ge-
neral de los reinos orgánico e inorgánico», en los
cursos 1896-97 y 1897-98; y el propio Ateneo del giro
finisecular fue uno de los puntos fuertes en Madrid
del gran interés que, en los últimos años del siglo,
mostraron círculos científicos españoles por el siste-
ma periódico de la Química. De hecho, junto a los tra-
bajos -de 1892 a 1899- del maduro catedrático José
Muñoz del Castillo, sobre la "clasificación cíclica" y
"natural" en la «Química de los cuerpos simples»
(su discurso de académico de las Ciencias en 1901),
el geólogo y ateneísta José Macpherson dejaría va-
rios -igualmente precoces- trabajos inéditos, sobre
la clasificación periódica de los elementos químicos,
Cilindro del ateneísta J. Macpherson. antes de su muerte en Madrid en 1902. Trabajos que
publicaría, al año siguiente conjuntamente con su
científico-química en el Ateneo de la última década firma, el también ateneísta, además de químico
del siglo. De José Codina Castellví fue la Memoria de -miembro del Comité internacional para la edición
aquella Sección puesta a discusión el curso 1893-94, de las Tablas fisico-químicas- José Rodríguez
sobre el «Concepto de investigación experimental Mourelo, como «Nueva representación gráfica de la
en España» y ese mismo curso la Sección se volcó, clasificación periódica de los elementos químicos»17.
en marzo de 1894, en el homenaje a Laureano Y tanto los ateneístas José R. Carracido como José
Calderón inmediato a su muerte. Durante el mismo Rodríguez Mourelo simultanearían sus cursos en la
año, al tiempo que la Sección naturalista del Ateneo Escuela de Estudios Superiores del Ateneo con el
iniciaba sus trabajos con el homenaje a Pasteur en impulso, a partir de 1903, de la Sociedad Española
noviembre, el presidente del Ateneo Segismundo de Física y Química (destinada a fomentar estudios
Moret inauguraba el curso 1894-95 exponiendo el de Física y Química, tanto como a dar curso de difu-
papel de «El Ateneo en la vida científica de sión -mediante su mensual Anales- a los trabajos de
España». Al año siguiente, en 1896, mientras la aquellas ciencias dentro y fuera de España).
Sección era presidida por Santiago Ramón y Cajal y Tanto en Madrid como en Cataluña, las líneas de
José R. Carracido desarrollaba sus «Reflexiones teó- actualización y revisión químicas -abiertas para jó-
ricas acerca de los bólidos» él mismo Segismundo
Moret, como presidente del Ateneo daba cauce -e
16
Vid., de Alejandro R. DÍEZ TORRE, Tomás MALLO y Daniel PA-
inauguraba, en 1896- la aclimatación en la institu- CHECO (coord.): De la Ciencia ilustrada a la Ciencia Romántica,
ción de un medio científico-académico nuevo, de se- Madrid, Ateneo de Madrid-Doce calles, 1995.
17
Vid. F. ARAGÓN DE LA CRUZ: «Evolución histórica de la clasi-
minarios y estudios avanzados, mediante su Escuela
ficación de los elementos», Historia de la Química, op. cit. MOL.,
de Estudios Superiores10. Implicado ya en la expan- pp. 307-314.
HL ATENEO - 9 0
• ' # ; •
EL ATENEO-91
vención de un aparato para la obtención de cloruro • de presupuesto y objetivos propios, no supeditados
de antimonio. Pero el conjunto de una enseñanza -como tradicionalmente lo estaban- a distintos ca-
universitaria burocratizada, desatendida y con re- tálogos de prioridades y gestión de intereses de
moras inenarrables -incluso casi irreparables vías de "Fomento". El Estado, no solo podría haberse dota-
agua en su línea de flotación- frenaron o paralizaron, do de un nuevo dispositivo o marco, sino incluso
por décadas, los primeros y esforzados impulsos de adaptarlo a las líneas corrientes en otras naciones
la educación científica nacional. europeas e incluso preparar nuevas bases de relan-
zamiento educativo, con atención especial al apro-
4. ENTRE LA EDUCACIÓN ANCLADA Y LA MOVILI- vechamiento máximo de recursos y apoyo en la cre-
ZADA: LA HORA REGENERATIVA UNIVERSITARIA ación y transformación científicas (dado el escaso
Desde el comienzo de nuestro siglo XX, la ense- nivel de eficacia y efectos retrógrados, demostrados
ñanza estaba organizada según un modo tradicio- por la preparación científica del s.XIX, que quedó
nal, que hacía muy inviable, no ya la adaptación y más evidente en torno al Desastre de 1898). No obs-.
puesta al día del sistema, sino hasta su misma con- tante, las distintas autoridades educativas -desde el
servación, para cometidos de renovación de cua- paradigmático Conde de Romanones, en realidad,
dros o satisfacción de las demandas profesionales los diferentes relevos de intereses políticos o parti-
del Estado. En un momento significativo de impac- distas, de élites restauracionistas- utilizaron refor-
tos y reelaboración de diversas ciencias y enseñan- mas educativas como medios -o reactivos- y armas
zas finiseculares, con un crecimiento significativo arrojadizas, más que como fines; y se desentendie-
de relaciones científico-culturales hacia el exterior ron -o no pudieron- definir un programa completo
-sobre todo, desde 1907 y la creación de la Junta pa- o modelo acabado de educación contemporáneo, a
ra la Ampliación de Estudios- que permitieron, en todos los niveles, para diversos cometidos en la so-
la segunda década, la incorporación de científicos y ciedad.
profesores becados y científicamente entrenados, de En diciembre de 1902, comentando reformas ini-
hecho, el desperezamiento del somnoliento medio ciales enfrentadas por Romanones, desde el
científico español no se trasladó hacia cambios Ministerio de Instrucción Pública los dos años ante-
substanciales,, en los correspondientes niveles edu- riores -decretos de 1901: como los de previsión de
cativos (aún contando con una opinión pública sen- un cupo restringido de "pensionados" al extranjero;
sible y una predisposición hasta entusiasta, de un incorporación al Estado de gastos de la enseñanza
sector determinado del profesorado). El movimien- primaria; reforma de la segunda enseñanza y refun-
to de la educación científica renovada, dentro del dición de Normales de maestros; reforma de ense-
sistema de enseñanzas, con no agotarse en sucesi- ñanza "técnica" y de Medicina; decretos de inspec-
vas tentativas, sin embargo se vio abocado a replan- ción de 1902, etc- el catedrático ovetense Adolfo
tear cometidos y demandas postergadas, que frena- Posada señalaba la indigencia y esterilidad educati-
ron avances y retrasaron anormalmente un proceso va a que estaban destinadas semejantes reformas. Ya
de adaptación inicialmente acelerado. Con la apari- entonces, ni siquiera el propio Conde había perma-
ción del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas necido el tiempo suficiente para reforzarlas o dotar-
Artes, en 1900 dio comienzo la primera administra- las de continuidad suficiente, ni las propias refor-
ción educativa genuina en España, que dispuso así mas ejecutadas, como medidas administrativas, ape-
EL ATENEO-92
A-
ñas rozarían el núcleo constitutivo y disfuncional, señanza o el saber, sino lo miope y hasta suspicaz
arrastrado tiempo antes por el sistema de enseñanza del programa -mezquino y restrictivo- educativo,
oficial. En cuanto a perspectivas de reformas aisla- de un Estado inculto e inmóvilista. Un sector alar-
das -desligadas de una reforma «interna» del profe- mado por las evidencias de deterioro, no solo plan-
sorado español- el profesor ovetense podía valorar, teaban con urgencia, desde 1902, que el Ministerio
no obstante, el principio simbólico -anunque buro- de Instrucción Pública cambiara su nombre por el
crático y estrechamente trabado por toda clase de li- de "Educación Nacional", sino que desconfiaban en
mitaciones- de un modesto decreto, como el de do- absoluto de que el propio problema de la educación
tación de contadas pensiones para el aprendizaje ni se plantease: entre políticos caciquiles, que tenían
profesoral y la preparación investigadora en centros mucho que temer de la promoción educativa y cul-
exteriores, de intrépidos universitarios españoles (la tural del pueblo o confiado a «profesionales» hábiles,
previsión legal de una pensión por Facultad en para reformas sin perseverancia ni convencimiento
España, quedó reducida a cinco personas, que en to- de aplicación. Y después de esperar -en vano- a
do el pais reunían los requisitos legales). Sin depri- partir de 1898 en educación líneas sólidas de reorga-
mirse por los alcances finales de tal medida -cinco nización educativa, plantearon su turno de «minis-
pensionados «serán otros tantos cables lanzados al tros de ocasión», en base a la independencia de pa-
mundo culto, otros tantos órganos de relación con la labra y de pluma, para concretar líneas de reforma
Universidades y con los Centros científicos, en donde se urgente o demandas puntuales de desenvolmiento
produce la luz, de que tan necesitados estamos» Adolfo educativo, que el gobernante acogió con parsimonia
Posada veía allí un esbozo de lo que, más sistemati- y a menudo aplazó. Sobre todo, después de que las
zado y de acuerdo a un plan coherente de revisión e protestas pusieran el acento en la solidaridad de inte-
inserción en la enseñanza superior, podía represen- reses internos, entre la canalización del presupuesto
tar todo un cambio de orientación univeritaria y de educativo del Estado para gastos administrativos y
generación científica y docente futura. Pero mien- de burocracia, en perfecto acuerdo con la conserva-
tras tanto, con la aleatoriedad y trabas de la medida ción de una enseñanza de mínimos -mínimo esfuer-
y «en este pais donde la pereza intelectual y aun la otra, zo, mínimas exigencias de enseñanzas mínimas, en
la física, la de moverse nos domina», la falta de cone- dedicaciones mínimas con mínimas o inferiores re-
xión de reformas necesarias no dejaba muchas espe- tribuciones- y sin apenas gastos de material educa-
ranzas; quedando de nuevo en el panorama español tivo, en un sistema donde la costumbre o el orden
-frente a contrastes desconsoladores externos- un funcionarial podía representar casi todo.
pais empobrecido y distante, con «mil pesetas de sub- No resulta extraño, que los sectores renovado-
vención para una gran biblioteca provincial universitaria, res del profesorado universitario señalasen como
maestros de escuela con menos de cien pesetas de sueldo elemento clave, las insuficiencias de material o su
al año, unos millones de...analfabetos como premio, amén desproporción con otros gastos universitarios y de
de otras calamidades que tienen el mismo origen.»20 gestión educativa: como señalaban en diciembre de
El problema por lo tanto para los inquietos pro-
fesores universitarios y científicos a toda prueba, de
211
Cfr. en Adolfo POSADA: «Perspectivas universitarias», La
fines y comienzos de siglo, no era tanto el de una so-
España Moderna, Madrid, num. 169 (Enero, 1903);pp. 81-99 (85,
ciedad postrada o una nación desdeñosa para la en-
EL ATENEO-93
tre porcentajes de gastos de personal en todo el
universidad «Sentral. presupuesto (45,65 millones), que absorbían el
79,50 % (36,29 millones), frente al 21 % escaso des-
tinado a material (8, 90 millones) ; o bien, las más
DISCURSO
L E Í D O EN LiH S O U E M N E I ^ R U C U R B C I Ó N
desfavorables cifras del presupuesto, que sumaban
EL ATENEO -94
"dogmatismo" y la "pereza" en estos centros de la cul- f tíficas extranjeras, además de integrar el Consejo
21
tura y del saber nacional.» de Instrucción Pública, desde 1900, o la Junta para
Sin embargo, desde hacía años -y décadas- los Ampliación de estudios, desde 1907, no solo podía
profesores universitarios -inclusive en carreras ex- presentar en congresos científicos una producción
perimentales o técnicas- se encontraban anclados en científica avanzada, sino incluso ser invitado por la
tal sistema. «Desde el año 1887 hasta el 1901-escribía Sorbona de París y dictar allí, en 1910, una confe-
José R. Carracido, que en 1916 se convertía en rector rencia sobre la clasificación bioquímica de los albu-
de la Universidad madrileña, después de ser decano minoides23. Pero incluso en su misma Facultad de
de su Facultad de Farmacia- ¡durante catorce años! se Farmacia madrileña, donde se daban cursos de es-
explicó la Química biológica como si fuese Metafísica, re- pecialización bioquímica para doctorandos en
sistiendo unánimemente todos los ministros (en esto no Medicina o Ciencias -con el reencuentro entre mé-
hay diferencia de partidos) la demanda de los elementos dicos y farmacéuticos en la encrucijada bioquímica:
indispensables para la constitución del imprescindible la- robustecida esta ciencia por químicos autónomos,
boratorio». Y es bien conocida su anécdota, de su in- donde llegaban los farmacéuticos por el camino de
corporación en 1899 a la cátedra de Química biológi- la Química y los médicos por el de la Fisiología-
ca -desde la de orgánica de aquella Facultad- con las promociones universitarias, todavía en 1923, no
carencia absoluta de todo elemento de trabajo, a se formaban con planes actualizados. Peor era la si-
excepción de una silla para la exposición oral de tuación de las facultades de Ciencias: donde no
22
pláticas magisteriales en aquella materia . No obs- disponían de medios para una enseñanza experi-
tante, gracias a la reiteración y tesonera persistencia mental eficiente, comenzando a ser una situación
en las demandas, Carracido comenzó a verlas aten- más desfavorable para laboratorios de Química,
didas desde 1901, con la compra -mínima y en pre- hasta el punto de comparar Ángel del Campo las
cario- del material extranjero imprescindible -en situaciones de 1878 y 1923, en un congreso científi-
España no existían tales medios, de acuerdo a inexis- co en el que pedía al mismo rey, «que os digneis re-
tentes necesidades- y el futuro decano de Farmacia cordar a vuestros ministros de Instrucción Pública la
pudo montar su laboratorio bioquímico, con mejoras imperiosa necesidad de poner remedio a un mal por el
y dotación notablemente atendidas por la adminis- que la enseñanza de la Química en varias Facultades de
tración educativa en las siguientes décadas. Ciencias de España, y muy particularmente en la de la
En el caso testimonial de Carracido, sus condi- capital de la nación, corre el riesgo de ser, si no lo es ya,
ciones y desenvolvimiento científico-académicos la peor atendida por un Gobierno de todo el orbe civili-
incluso resultaban una especie de espejismo educa- zado. »24
tivo: académico de ciencias antes que bioquímico,
institucionalmente conocido antes que solicitante,
polemista y publicista incluso antes de partir de ce- Vid. Eloy L. ANDRÉ: «El presupuesto de la Educación
ro en laboratorios y posibilidades instrumentales, Nacional», La España Moderna, Madrid, num. 204 (Diciembre,
1905);pp. 26-50.
hombre prestigioso y sabio, de ideas geniales, ex- 22
Cfr e n José R. C A R R A C I D O : Estudios histórico-críticos de la
tensas y persistentes, al tiempo que dinamizador Ciencia española , Madrid, Imp. de Alrededor del Mundo,
1917;pp.389y400.
de sociedades científicas, como la de Física y 23
Vid. entre otras posibles referencias, su perfil científico bio-
Química desde 1903; miembro de sociedades cien- químico, en Manuel LORATAMAYO; op. cit. Ibíd., pp. 115-116.
EL ATENEO-95
No faltaron precisamente demandas, seriamente f fesorado pasaba por una preparación específica -a
razonadas, ni ideas de reformas o dotaciones educa- cargo de catedráticos de las distintas facultades- y
tivas, hechas por movimientos de profesores desde se preveían aspectos relacionados, como un sistema
hacía dos décadas. Con ser bastante consistentes de "pensiones" para centros extranjeros, reforma del
movimientos de universidades enteras -como las de doctorado, absorciones de cargas docentes o incom-
Oviedo o Zaragoza- en los comienzos de siglo, des- patibilidades; además de otras orientaciones de ra-
de 1902 en Valencia y , de nuevo en 1903 en cionalización de gastos, delimitación de enseñanzas
Barcelona, se reunieron sucesivas "Asambleas uni- y procedimientos experimentales, observativos, ex-
versitarias" que significaron todo un giro moderni- positivos y de difusión de enseñanzas de cada
zador en movimiento. La primera de Valencia, pese Universidad en sus entornos sociales. Una ponencia
al número aun limitado de profesores (106) allí con- de tales características pasó a una detenida discu-
centrados, suscitó en sus conclusiones expectativas sión y, finalmente, a las conclusiones de la Asamblea,
de convertir a las Universidades -sin autonomía ni que se mostró conforme con la tesis de Lázaro e
personalidad definida- en «fuerzas vivas del país» y Ibiza; mientras aquella adoptaba también propues-
protagonistas de su propia modernización o actuali- tas especiales, de reorganización de distintas facul-
zación científica, para prestar -como centros activos tades, entre las cuales, las de Farmacia fue redactada
de la sociedad- servicios de «elevación del nivel moral por el catedrático de Química analítica Casares Gil26.
e intelectual del país por medio de la educación.»25 La de La propia Asamblea universitaria tomó el acuerdo
Barcelona, tres años después sumó un número ma- allí de convocarse a una tercera en Madrid, dos años
yor de representantes (más de 200) y adhesiones de después -en 1907- en la que se enmarcaron, tanto el
corporaciones enteras, planteándose desde distintas comienzo de reformas científicas significativas, co-
vertientes -no era para menos- «el problema de la en- mo el discurso de apertura de curso en la
señanza», a través de tres ponencias generales y ocho Universidad madrileña por el catedrático Bonet y
especiales (por otras tantas enseñanzas universita- Bonet citado al comienzo, sobre «Organización de la
rias). Además de la participación de Azcárate y enseñanza».
Unamuno (con sendas ponencias sobre «Autonomía El catedrático y químico de la Facultad de
universitaria» y «Enseñanza universitaria»), la pro- Farmacia madrileña, Baldomero Bonet, en 1907 con
puesta del prestigioso catedrático de la Facultad de su discurso institucional de amplio eco en la opinión
Farmacia de Madrid, Blas Lázaro e Ibiza (con la ter- pública -que fue recogido por la prensa y reseñado
cera ponencia sobre «El profesorado») supuso allí to- en revistas27- planteó todo un alegato sobre la inefi-
do un plan de reorganización y modernización uni-
versitaria, a través de 23 conclusiones. Las cuales
preveían: una reorganización del profesorado uni- ¿4
Cfr.enM.,p.90.
versitario, ligada a una reforma de los procedimien- 25
Cfr. en Conclusiones de la Asamblea universitaria de
tos de enseñanza y una diversificación de los nive- Valencia, a propuesta del representante de la Universidad de
Oviedo, Dr. Sela, en Adolfo POSADA : « Perspectivas universita-
les de enseñanza (estudios generales, de licenciatu- rias», en La España Moderna, núm. 169 ( Enero, 1903);pp. 92-93.
26
ra; estudios especiales, en facultades; estudios de Cfr. e n «Asamblea Universitaria d e Barcelona», e n La España
Moderna, n ú m . 194 (Febrero, 1905);pp. 113-129.
profesorado y estudios superiores). Dentro de aquel 27
Vid., por ejemplo la reseña aparecida en la revista madrileña
sistema moderno universitario, la selección del pro- Vida intelectual, núm. 6 (octubre, 1907);p. 104.
EL ATENEO-96
cacia de la enseñanza oficial en general (y de la f Química orgánica en el progreso social» y de nue-
universitaria en particular). Bonet incidía allí sobre vo al año siguiente, el 17 de abril de 1910 sobre la
la evacuación -casi consustancial- en aquella de la «Síntesis química». Dichos cursos pretendían exten-
forma práctica, además del mantenimiento de la der y poner al alcance de la sociedad Jos avances y
precariedad por sistema: en el desastre persistente los retos de la ciencia en el mundo contemporáneo
de la segunda enseñanza; en los exámenes sin ga- y, en el caso de los de Farmacia, sopesar temas y
rantías de enseñanza práctica; en la escasez de mate- vertientes de sus saberes especializados con inci-
rial o deficiencias de instalaciones; en la falta de dencia en la vida cotidiana y social: como los mos-
preparación especial del profesorado o en la mez- trarían catedráticos participantes, tales como el pro-
quindaz de su trato económico por el Estado. pio R. Carracido, Casares Gil, Rivas Mateos,
Centrando bastante de la crítica en las ausencias Olmedilla y Puig, Gómez Pamo, etc.29
prácticas para la formación universitaria, Bonet pu- Baldomero Bonet desarrollaría su labor docente
do subrayar en su discurso la imprevisión o indife- en su Facultad de farmacia por tres lustros más,
rencia oficial por aspectos como los de locales o ins- hasta 1925, en que su salud comenzó a derrumbarse
talaciones para prácticas, en un plan vigente de de repente: pese a padecer una bronquitis crónica
Farmacia de 1886. Como vias alternativas de mo- bilateral desde 1918, fue entonces cuando le impi-
dernización, no solo proponía la introducción del dió impartir enseñanzas regulares y en 1925 pidió
modelo práctico hasta en los exámenes -para lo que la jubilación, que le concedieron en febrero de aquel
propugnaba su desaparición, salvo para ingreso y año, para morir tres meses depués. En la caracteri-
de grado- sino la creación de Escuelas de altos zación personal que de él hizo el farmacéutico bar-
Estudios y Superiores, para la formación del profe- celonés Casimiro Brugués aparecía como «un hom-
sorado, así como la utilización de la vía de los bre enérgico, de noble independencia, de carácter y de
"pensionados" en el extranjero para completar acrisolada horadez, sin tolerancias para los culpables.
aquella. Por lo demás, Bonet se mantuvo también Fue un hombre recto y amigo leal, que se desvelaba para
encuadrado en el modelo de "Universidad abierta", ayudar a los que sufrían contrariedades en sus justas de-
predominante entre los catedráticos más inquietos mandas. Fue un hombre de ciencia y un buen farmacéu-
de su facultad de Farmacia madrileña: con incorpo- tico. No le arredraba el estudio ni el trabajo, puniendo así
ración a la acción social y elevación intelectual de la adquirir grandes conocimientos en las más diversas dis-
sociedad, siguiendo el modelo de las en aquel tiem- ciplinas. Fue un hombre honrado, un buen ciudadano y
po novedosas orientaciones de las universidades un excelente maestro.»31'•
inglesas; las que en Oviedo estaban concretando
sus inquietos claustros y en Madrid comenzaron a
difundirse desde el Ateneo con la "extensión uni-
versitaria", a través de los "Cursos de ampliación",
para clases populares extrauniversitarias28. Bonet 28
Vid., para diferentes modelos y proyección en la época,
Leopoldo PALACIOS: «Las Universidades Populares», en La
participó en dos de aquellos cursos, elaborados por España Moderna, núm. 173 (Mayo, 1903) ;pp. 55-77.
29
un equipo de su Facultad encabezado por Vid. informaciones de temas y participantes, en El ¡mparckl,
1 de Marzo y semanas sucesivas, de 1909.
Carracido y desarrollados en el Ateneo de Madrid: 30
Vid. Rafael ROLDAN GUERRERO : Diccionario biográfico y biblio-
el 28 de marzo de 1909 sobre «Influencia de la gráfico; op. cit. Ibid., p . 399.
EL ATENEO-97
Vista general del Paraninfo de la Universidad Central durante una sesión inaugural
El Ateneísta
José Luis ABELLÁN
Biblioteca del Ateneo de Madrid. Sala «La Pecera»
José Luis ABELIÍN ción que abrimos con este número y donde el
Ateneo de Madrid pretende dar razón de su propia
El Ateneo de Madrid es una creación típica del vida, sea rememorando viejos tiempos u ocupándo-
siglo XIX y su vuelo romántico. Como es lógico, no se de temas de actualidad en las que es protagonista.
tenía más remedio que dar lugar a un tipo humano EJ ateneísta del siglo XTX <fue siempre algo misó-
característico: el ateneísta. Es curioso que los reper- gino, pues posiblemente pensaba -de acuerdo con
torios habituales de esos tipos conocidos como «los las coordenadas de la época- que la presencia de las
españoles pintados por si misinos» no nos hablan de mujeres no favorecía la libre discusión; de aquí que
este curioso personaje. Costumbristas como su acceso al Ateneo estuviese restringido a los actos
Mesonero Romanos o Estebánez Calderón nos ha- públicos y que ellas tuviesen que arbitrar los famo-
blan del < aguador», del «alguacil», de la «castañe- sos Ateneos de Señores. Hoy, afortunadamente, esos
ra», del «cesante», del «torero»,... Y, sin embargo, no tiempos han pasado y hay tantas socias como so-
nos hablan del «ateneísta», un tipo humano caracte* cios, participando libremente en la vida ateneísta y
rístico de la época, cuya vigencia continúa hoy. en todas sus manifestaciones. El Ateneo de Madrid
Antes de remitirnos a esa vigencia establezca- se ha enriquecido con la presencia de la mujer y ha-
mos sus rasgos distintivos. El «ateneísta» es ante to- brá que ir pensando que en la futura Galeria de
do un hombre que cree en la bondad de la naturel/a Retratos figuren algunas representantes del otro se-
humana, que cree en el debate y en libertad de ex- xo, hasta ahora desgraciadamente ausentes (el caso
presión, pues, teniendo un fondo liberal -sean cuá- de doña Emilia no es más que la excepción que con-
les sean sus ideas- está convencido de que de la dis- firma la regla).
cusión sale la luz. Es, por lo tanto, un hombre de ter- A potenciar y a estimular la vida del Ateneo ma-
tulia, pero de tertulia ordenada y civilizada; de aquí drileño pretendemos con nuestra revista y muy es-
que no elija para sus discusiones un café cualquiera, pecialmente con esta sección, pues -como decíamos
sino la docta casa . Sólo en el ambiente sacro don- antes- creemos en la vigencia del mismo. En estos
de los libros le iluminan y los retratos de los ances- tiempos que se han calificado como los de la «cultu-
tros le protegen, cree que el debate puede ser enri- ra de la imagen», mantener la presencia de la pala-
quecedor y fecundo. bra, puede ser la principal tarea de cualquier inte-
Hay, por supuesto, muchas clases de «ateneís- lectual. No hay film, video, fax, ordenador ni correo
tas», desde los que visitan diariamente la casa hasta electrónico, sin palabras. No hay hombre que me-
los que sólo acuden a ella con irregular asuidad, pe- rezca el calificativo de tal sin palabras; la palabra
ro todos necesitan pisar su suelo de vez en cuando define al hombre, y el «atene'is'ta» -ayer y'noy- HS
para recibir la savia que emana del laico templo, re- siempre un inquebrantable creyente en la palabra,
mozar el espíritu entre sus sabias paredes, pues no como elemento de humana dignificación. Creer y
en balde «savia» y «sabio» sólo difieren en el género. defender la palabra y la fe en la palabra: he aquí
Una clasificación de esas distintas clases de ateneís- nuestra misión como «ateneístas», a la que contri-
tas podría ser uno de los cometidos de la nueva sec- 1 buiremos desde aquí. •
EL ATENEO-101
La Ilustración Española y Americana. nL> 7 (22/11/1884) p. 225.
Homenaje a Lázaro Cárdenas en Madrid, España
Luis ALAMILLO GUTIÉRREZ
Or ó n tccv cleL
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en COcvclrlcl,
EL ATENEO-104
por español «Magallanes» con rumbo1 a España.
En efecto esos fusiles y los cartuchos llegan opor-
tunamente a Madrid a contribuir al «no pasaran»
y así la capital de España no cayo gracias al valor
de sus habitantes, a los soldados republicanos, a
la 11/a Brigada Internacional y aquellos fusiles
mexicanos que envió el general Cárdenas en mo-
mentos aciagos de la historia de España. En igual
forma «habiendo solicitado el gobierno de
España que México adquiera en Francia arma-
mento y aviones para integrar dos regimientos
que están necesitando con urgencia y que el go-
bierno de Francia está de acuerdo en vender, se
autorizó a nuestro ministro en París, señor coro-
nel Adalberto Tejeda para que compre por cuen-
ta del gobierno de España el armamento que so-
licite.
«El gobierno de México está obligado moral y
políticamente a dar su apoyo al gobierno republi-
La/aro Cárdenas
cano de España, constituido legalmente y presidi-
do por el señor D. Manuel Azaña. Continúa el
actitud en perfecta concordancia con los imperati- presidente Cárdenas en sus obras: «La responsa-
vos de su deber.» bilidad interior y exterior está a salvo. México
«Vender pertrechos de guerra y prestar ayuda proporciona elementos de guerra a un gobierno
moral -incluso material- a un gobierno amigo, le- institucional, con el que mantiene relaciones.
gítimamente constituido, está perfectamente ajus- Además, el gobierno republicano de España tiene
tado a las normas de ética que presiden la vida de la simpatía del gobierno y sectores revoluciona-
relación internacional. Obrar de otro modo equi- rios de México.» El presidente Cárdenas no esca-
valdría a conceder implícita beligerancia a una timó ningún esfuerzo, ningún apoyo tanto de or-
insurrección militar a todas luces contraria al sen- den moral como material en su apoyo a la
tir del pueblo de México» En efecto, el general República Española, un gesto que honra al presi-
Cárdenas de inmediato atendió a los requeri- dente Cárdenas y a los mexicanos fue el de haber
mientos del embajador español acreditado, D. recibido un grupo importante de huérfanos espa-
Félix Gordon Ordás y de inmediato se «autorizó a ñoles, los «nidos de Morelia», que después se
la Secretaría de Guerra y Marina para que pusiera convirtieron en hombres y mujeres adultos y for-
a disposición en el puerto de Veracrúz veinte mil maron nuevos hogares en su nueva patria que es
fusiles 7 mm y veinte millones de cartuchos del México.
mismo calibre, todo esto de fabricación nacional». Al término de la Guerra Civil Española en
Este material de guerra fue embarcado en el va- 1939, México abrió sus puertas.a cerca de
F.L ATENEO-105
Calles y Cárdenas en un banquete michoacano
30,000 españoles, entre ellos vinieron escritores tal española lleve el nombre de este ilustre me-
poetas, científicos, deportistas, toreros, artistas xicano.
y gente común que halló en este país una nue- Para terminar esta breve nota, queremos hacer
va patria. Par todo esto el homenaje rendido al patente nuestro agradecimiento al señor embaja-
general Lázaro Cárdenas d?! Río, Presidente de dor de México en España, licenciado Rodolfo
México, fue justísimo y totalmente merecido. Echeverría Ruiz, a la señora Luz del Amo, direc-
En esa ocasión un grupo de españoles comentó tora del Instituto de México en España, y al señor
que sería muy justo que en Madrid una aveni- Jorge Valdez Díaz-Velez, consejero cultural, por
da o una glorieta llevara el nombre del General su apoyo y entusiasmo para el realce y brillantez
Cárdenas, igualmente a una avenida que lleva de este acto.
el nombre del general argentino Juan D. Perón. Fue sin duda alguna, un acto por todos con-
El autor de este artículo comentó que si bien el ceptos importante el realzar la vida de un mexi-
general Franco debió mucho en su momento al cano muy ilustre y que apoyó en épocas muy
general Perón, en el caso del general Cárdenas amargas a la República y al pueblo español. Sin
era España quien le debía este homenaje y oja- duda alguna el nombre de Lázaro Cárdenas irá
lá esa idea se haga una realidad y en un futuro para siempre unido a la grandiosa epopeya del
no muy lejano alguna avenida de la bella capi- pueblo español en aquellos aciagos días. •
EL ATENEO-106
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per-ver-s iones
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EL ATENEO- 108
Copérnico, que, con su «De revolutionibus orbium coelestium», Inocentes pajarillos preguntando a una señorita peripatética si es
chafó al «homo sapiens» lo de ser el ombligo del universo cierto que el hombre, para hacer algo tan sencillo y natural como
es el amor, tiene que caer en pecado mortal e irse al infierno
sado ni nada, para los infiernos. Y no tiene re- exultación; considerándose único en materia de
pajolera gracia, ¡a ver!. ajos, tinglados e inventos sexuales. Mucho des-
Y el hombre, lo mismito que está orgulloso, precio se gasta hacia el resto de los bichos vivos
tanto que no cabe más, de sus virtudes; así mis- y coleantes; pues que éstos, ¡pobrecillas bestias,
mo lo está, y a lo mejor más todavía, de ser el cuando practican sexo, lo hacen por instinto; y
único en toda la creación de caer en el pecado. eso, claro, no es más que cubrirse; no «faire
De ésto, casi está más -¡bueno, sin el casi! -, l'amour», que es lo bueno, lo bonito y lo superfi-
más ufano aún que de sus virtudes; y, de cuan- rolítico; en lo que los humanos, a juzgar por lo
tos pecados le pueden atribular, siente ufanía que largan en la barra de cualquier bar mientras
especial por aquellos que más tienen que ver están de aperitivos, indubitablemente son de
con los trampantojos del sexto mandamiento. una mirífica perfección.
Empero, y bien presto, llega el tío Paco con la
rebaja. Verbi gratia; Elaine Morgan -bueno, la
* La especie humana, en cuanto a tía-, con su «Eva al desnudo», dispuesta a echar
determinación sexual, pertenece un buen jarro de agua fría que mesure petulan-
al tipo insecto * cias: Pese a millones de años de desilusión, el hombre
no ha perdido del todo la convicción de que, como el
mandril, es dueño de un apéndice sexual irresistible-
De caer en éstos -y cuanto más, mejor que mente bello, por más que no tenga colores primarios.
mejor-, se siente lleno de viento, de faroleo y de Personalmente, lo admira; y si es bastante grande, se
EL ATENEO-109
Gorila macho celebrando que, con una gorila hembra, se lo Manifestación de insectos indignados y en protesta por cierta
pueda pasar tan ricamente con Don Juan Tenorio con cualquie- afirmación -harto injuriosa para ellos- proferida por Jean
ra de sus setenta y dos mujeres burladas. Rostand.
lo admiran sus camaradas en los vestuarios. A lo ros, dispares, genuinos, inigualados y diferen-
que se puede añadir, para el menester redondeo tes. Todo diferentes, diferentisimos, de los po-
de la cuestión, esta otra parrafada sita en otra de bres bichos, que no saben lo que van y se pier-
sus páginas: No hay razón para creer que en térmi- den; pero, ¡menos lobos! Y, otra vez, de rebajas.
nos puramente fisiológicos, la gratificación que obtie- Esta vez, a cargo del doctor Marañón, que, en
ne un hombre en el acto sexual sea biológicamente di- su «Ensayo sobre la vida sexual», como aperiti-
ferente en género de la que obtiene un gorila; y exac- vo, cita a Caufeynon: Encontramos -dice éste-
tamente lo mismo vale para las consortes femeninas en los animales las mismas diversas perversiones del
de ambos. Y Jean Rostand, en «Los cromosomas», apetito sexual que se observan en el hombre; para re-
acaba de chafar al hombre sus glorias, ínfulas y machar y dar bien en la cabeza del petulante,
pavoneos: la ¡especie humana, en cnanto a determi- con este definitivo párrafo: la expresión precisa
nación sexual, pertenece al tipo insecto. sería, sin duda, la inversa, las perversiones huma-
Por fortuna para la mayor parte de los hu- nas no son sino una copia de las de las bestias, y se-
manos, de leer a Jean Rostand, nada. Ni tan si- ría más exacto decir que el hombre ha perpetrado las
quiera el gusto de conocerle. Muy de provecho, mismas modalidades aberrantes del amor que los ani-
pues así pueden permitirse el lujo de seguir en- males.
caramados en su pedestal y harto hinchados, En verdad de la buena, abundando mucho
más que un «montgolfier», para seguir en su en todas estas filosofías, podemos resumir así:
creencia y su presunción sobre que, en cuanto a no hay, en el hombre, ni una sola aberración se-
aberraciones sexuales, las acaparan todas. Esto xual que no se dé, también, entre los bichos; ex-
les sirve la mar de bien para afirmar su perso- cepto una, tan solo una: el matrimonio por la
nalidad, para tenerse aun más por únicos, señe- iglesia.•
EL ATENEO-110
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1
I ^ Precariedad de la metáfora
Amoldo LlBERMAN
^ El lenguaje y la identidad
Antonio DROVE
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En la biblioteca. Grabado del cuadro de M.C. Kiesel
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EL ATENEO-113
a su propia personalidad, y en este caso penetra de
tal modo en una naturaleza peculiarmente dis-
puesta a entregar el alma, que la lleva fuera de la
vida. Se diría que no es el alma lo que entrega sino
el cuerpo». La instintiva lucidez de Mahler nos
arroja, pues, a la entrega del cuerpo. Sólo así (de-
moníaca o divina) puede entenderse la música: co-
mo un enigma cantado, como un «trozo de sol he-
cho prisionero» (palabras del mismo Mahler), co-
mo un espacio iluminado por la frágil certidumbre
de la eternidad, como una religión hecha a la medi-
da del ansia de los hombres, como cuerpo que re-
percute ante la incitación del misterio, como cele-
6-21 MEI1920. bración mística. Igualmente como veladas, como
)WHET25JARIGJUBILHJM nieblas, como «abstractos arabescos» que nos ha-
VAN
WH1£MMENGHBERG ALS
blan, en un lenguaje prelógico, de las desgarradas
pulsaciones que signan los interrogantes últimos
DJWGENTWN HET C0N(ERTCEB0l¥ de los seres humanos: amor a la belleza, necesidad
de absoluto, significación de la muerte, miedo a sí
mismo, sentido del amor.
je, la riqueza políglota de sus corcheas, la que hace Se trata de esas emociones nebulosas que se
de la música un ser metafísico y a la vez infinita- abren «al otro mundo», al mundo en que las cosas
mente concreto. ya no están separadas por el tiempo y el lugar, a
Y es estai doble pertenencia la que le permite ese mundo mítico que se adueña de nuestra inteli-
llegar más hondo en la «noche iluminada de la psi- gencia y que nos empuja hacia atrás, hacia los ins-
que» y ser ta mbién el más carnal, el más somática- tantes mismos del frenesí inicial, hacia esa ceremo-
mente rastreable de los actos significantes. La mú- nia fundacional y genésica a la que sólo la música o
sica es cuerpo, se hace piel y esternón, se transfor- el mito pueden acceder.
ma en latidoi, se inaugura en el estremecimiento, El mito y la música comparten, pues, el deno-
conforma la superficie de inscripción de los suce- minador común de que pueden ser abismales hasta
sos. Es como si albergáramos en nuestro mundo in- la irracionalidad, que pueden hacer vibrar de vio-
consciente, y quizá en espacios impenetrables al lencia, consolar, exaltar, despertar a Lear de su loca
conocimiento o la razón, intimidades, secretos, re- oscuridad, impedir que Wittgenstein se pegue un
sonancias, fantasmas, incisiones en las sinopsis de la tiro, hacer que Mathilde Wesendok se entregue a
sensibilidad (las llama Steiner), que signan una es- Wagner en el sofá de un crepúsculo o guiar a
trecha relación entre cuerpo y música. Siegfried en su búsqueda definitiva a través de los
Gustav Mahler escribía a Alma el 3 de diciem- trinos de un pajarillo. Todos sabemos que hay ca-
bre de 1901: «Es el principio demoníaco del arte el dencias, coros o modulaciones que abruman o ali-
que impulsa a quien es poseído por él a renunciar vian el pecho, que nos reconcilian hondamente con
EL ATENEO-114
la armonía de la creación o con la serenidad última universo (como la definía Schelling) o la sensación
o que nos precipitan inconsultamente en la pasión inexpresable de regreso al paraíso perdido o al
o en el éxtasis. Otras veces hay pentagramas que cuerpo de la mujer ansiada o el sentido último de
hacen surgir en nosotros una gioconda instantánea, la libertad, pero siempre será la resonancia de ese
una sonrisa enigmática que es al fin una última y espacio entre el cielo que está sembrado de violines
metafísica nostalgia. El hombre, animal de lengua- (como lo deseaba Mahler) y la tierra expectante an-
je, es, antes que nada, animal de acordes. Y es esta te el magno acontecimiento de esa luz nueva y so-
esencia la que pone la arrogancia del positivismo brecogedora. Esa es la posible lógica de la música:
en estado deliberativo, consciente de que la exigen- en todo caso el alter ego, el doble, el Doppelgánger,
cia de una explicación de las cosas, por lo menos ese niño que se me parece como un hermano, que
en el caso de la música, está amenazada de ingravi- los románticos albergaban en su mundo interno, es
dez. decir, la otra cara de una ambivalencia donde la ra-
No descartamos que haya una lógica de la mú- zón lógica es el pariente pobre y necesario para
sica pero nada tiene que ver con la lógica de la ra- que aquella abundancia, para que aquella maravi-
zón. En ciertos momentos será una teología no es- lla, sea válida.
crita, en otros el murmullo de la ciudadela de Dios Cuenta la leyenda que cuando Beethoven aca-
o un rumor de la naturaleza o el ritmo mismo del baba de interpretar una de sus sonatas, una baro-
EL ATENEO-115
nesa se le acercó con la siguiente exigencia: «Si es aún posible dialogar con La Iliada es tal vez
«Maestro, ¿qué ha querido decir con esta música?». porque no somos enteramente y sólo sujetos de
A lo que el genial sordo respondió: «Exactamente nuestro tiempo, sino también hombres llegados de
esto, baronesa». Y puso las manos sobre el piano y un largo sueño de siglos». Justamente ese largo sue-
la volvió a interpretar. No hay otro lenguaje para la ño, tan milenario, alimenta nuestro deseo y muchas
música que la música misma. Se trata de la más au- veces lo arroja, imperioso y desafiante, hacia los
téntica de las tautologías. Es ella la que penetra en cielos. Frente a la obscena verdad de la muerte ese
nuestra sensibilidad o en la inteligencia de nuestro sueño, decimos, es el sentido mismo de nuestra
corazón para despertarnos a aquellas vivencias que búsqueda.
nos acogen, nos conmueven y nos trascienden y a Todos, seguramente, recordamos al profesor
las que sólo podemos atinar a sentir en el mismo Gustav Aschenbach de Muerte en Venecia de
instante en que levantan vuelo. Quizá sea en esta Thomas Mann. ¿Qué busca el profesor Aschenbach
particular evanescencia donde la música se hace en aquel hermoso muchacho al que persigue me-
mito. lancólicamente por las calles de una Venecia habita-
El melómano es, en este caso, un tejedor de hu- da por la muerte? Quizá el antídoto más poderoso
mo, es decir alguien que sabe que encontrar es can- que el hombre pueda crear ante las vicisitudes de
celar una búsqueda y que perderse cada vez que en- su existencia: la belleza. Pero detrás y dentro de ese
cuentra es abrir puertas a la percepción del asom- ánimo está la búsqueda del amor hecho espejismo,
bro. La música es un llamado que vuelve a hacer oír la mirada del alma hacia las cosas imposibles.
su voz en el mismo instante en que enmudece: ésa Cuando Aschenbach muere es válido pensar que se
es su grandeza mítica. Su inmortalidad. deja morir -todo Narciso enamorado esconde un
Es en razón de estas reflexiones que podemos Narciso suicida, habría escrito Freud- pero también
hablar del mito de la música y la música del mito. es posible alegar que en aquella final mirada al her-
Un verdugo sutil y puntual nos ha privado de los moso muchacho está la apropiación última de una
medios de llegar a ser dioses instalados en la eterni- eternidad deseada, aquel largo sueño de siglos que
dad. Para los seres humanos esa eternidad es incon- menciona Morey. Esa frontera que nos detiene y
quistable porque en su dinámica diaria, en su «me- nos exalta es la que sostiene nuestra embriaguez, la
lodía infinita», viene y va, entrega y despoja, fatiga que nos remite al inicio, la que nos otorga, súbita y
y otorga, frustra y despierta ilusiones siempre pe- fugazmente, nuestro carnet de identidad. Por eso el
núltimas. Nuestra eternidad es apenas un instante mito (y el de la música es el más fascinante) confi-
y lo es todo en ese instante, porque sólo poseemos gura, a través de su enigma, de su saber oculto y
lo que perdemos y en ese movimiento permanente sensual, un rito de iniciación, ese ritual vivo que in-
y múltiple somos deseo, deseo del deseo y fuego ducen ciertos secretos pentagramas de redescubrir
que se quema a sí mismo. Quizá, cósmicamente, so- la realidad. Y por ser pentagrama, por estar habita-
mos nada más que los neutros elementos de una do de inquietante temporalidad, se trata de un ri-
energía abstracta y anónima, los evanescentes por- tual efímero que sólo permite, en ese límite entre el
tadores de un instante pleno convocados a propo- instante que llega y el que se evapora, ciertos vis-
nernos algo más que lo humano para no reducirnos lumbres incanjeables que nos adentran en el huidi-
a lo simplemente humano. Miguel Morey escribe: zo centro del misterio. Basta tocar un cuerpo para
EL ATENEO-116
que de pronto se desvanezca y basta que de pronto ciencia lírica. Wagner reinscribe, desde sus corcheas
se desvanezca para que readquiera su prodigioso demiúrgicas, la plenitud de los primarios interro-
encanto. Son estos acontecimientos los que señalan gantes humanos otorgándoles su vigencia excepcio-
nuestra desafiante presunción de aspirar a dioses. nal, porque sólo la música puede decir lo indecible.
Son ellos los que nos transforman en criaturas de Sólo la música puede decir de esa vigilia misteriosa,
privilegio, en «espías de Dios», en los seres capaces de esa divina languidez, de esa noche nupcial, de
de atisbar la convocatoria de un ordenamiento des- esa entonación metafísica que arrastra a los seres
conocido. En este aspecto un melómano se sabe e! humanos al centro mismo de su propia perplejidad.
elegido de una aventura trascendente. Cuando se oye hablar de Wagner algunos seña-
Wagner -la música del mito- tenía perfecta con- lan el carácter inhumano de sus personajes, ese
ciencia de esta aventura. Sólo con la música se pue- mundo mitológico habitado de seres que nunca se
de dar la múltiple respuesta que el mito convoca, la acatarran, según la expresión de Paul Henry Lang.
presencia definitiva de lo singular. Es lo que Denis Es cierto. Estos demiurgos, estos dioses o semidio-
de Rougemont llama acceder al plano de la con- ses, vestidos de amazonas que cabalgan sobre cor-
EL ATENEO-117
celes con cadáveres suspendidos sobre las grupas y • hace nuestra porque interiorizamos ese devenir que
mujeres que duermen con la armadura puesta, mu- | nos llama desde un «más allá». Esa voz extraña y
chas veces pendencieros y la más de las veces increí- j conocida pide lugar en mi mundo interno pero no
bles, son casi inalcanzables. Y digo casi porque es para disolverse en mis propios sucesos ni para que-
justamente la magia de este viejo león que coloca, darse relegada solamente al mundo de las sonori-
por sobre el estereotipo inaccesible de los héroes, dades que la alimenta, sino como un Otro inestable,
las figuras humanas verosímiles que hacen del co- movilizador, casi autónomo, que condiciona su en-
razón el único dios y de su búsqueda obstinada el trega a esa ración de libertad que debo otorgarle.
único camino posible. Allí nos sentimos identifica- Mientras ella me hace, yo me la apropio. Es precisa-
dos. En ese movimiento pendular somos auténtica- mente en ese sentido que escuchar música es un ac-
mente los destinatarios de un mensaje y de una pal- to de amor erótico. Y en ese mismo aspecto próxi-
pitación que nos concierne. Conscientes, claro, que mo al mito.
al tratarse de una historia de amor y muerte, en el En los veinte minutos de un movimiento sinfó-
goce está la sentencia, porque ambas, amor y muer- nico, en las siempre breves horas de una gran ópera,
te, son el anverso y reverso de una epifanía inexora- en el minuto en que Papageno se despide del mun-
ble. Justamente en ese presente que siempre se do o en el otro minuto en que Siegmund y Sieglinde
transforma en instante que huye está nuestra única descubren ser hermanos incestuosos, todo sucede
alternativa válida: transformarlo en acontecimiento en el fugitivo relumbrón de la eternidad, en el mo-
puro. ¿Qué es, entonces, lo que nos cautiva tan hon- mento mismo en que podemos convocar el universo
damente? Justamente ésa, nuestra ansiedad buscan- porque nos sentimos habitantes de una teofanía.
do en el pentagrama el inventivo venero que lo sig- Allí el mito se transforma en algo personal, en signi-
na, la posibilidad de un espejo propio, el sentirse ficante íntimo, como el color de los ojos o las huellas
depositario de un estremecimiento específico, el digitales. Tiene, claro, algo de convincente y algo de
carnet de identidad donde figura «especie única». ficticio, como todo mito, y muchas veces no sabe-
Madame de Stáel lo dijo ejemplarmente: «Sólo la mos bien si lo que importa es el grado en que el re-
música alcanza la fuerza íntima de la existencia y lato mítico responde a la realidad o si lo que real-
muda radicalmente nuestra disposición interior. mente significa es aquello que no ha ocurrido, aque-
Parece que al escuchar sonidos puros y deliciosos llo que es siempre deseo, aquello que desborda
estamos a punto de captar el secreto del Creador, nuestra frágil presencia humana. Cuando los com-
de penetrar en el misterio de la vida. Ninguna pala- pases de la Tetralogía nos invaden gozosamente,
bra puede expresar esta impresión porque la inde- hay un lugar de nuestra piel que recibe dicho tem-
terminación de la música se presta a todos los mo- blor con la certidumbre de un absoluto. Allí no hay
vimientos del alma, y cada cual cree encontrar en sólo interrogantes sino evidencias, no sólo perpleji-
una melodía la imagen de lo que desea en este dad sino estremecimientos, no sólo sombras equívo-
mundo». Cierto. Nuestra disposición interior se cas sino acentos definitivos. Esa mitología -tan in-
muda radicalmente. Los sonidos se depositan en transmisible, tan de cada uno no es necesariamente
esa zona indiscernible de fronteras móviles que real porque sea verdad histórica sino porque se trata
pertenece a la vez tanto al mundo de lo real como ai de nuestra intensa travesía por nuestra propia hu-
mundo de los fantasmas. Poco a poco esa música se manidad. •
EL ATENEO-118
eL cenCerxxr'lo de Lct mxxerZe de losé
EL ATENEO-119
r que esta tesis surgiese publícamete antes de la con-
memoración del cincuentenario de la muerte de
Martí.5 No parece que tampoco en Cuba se le diera
luego especial énfasis, aunque el asunto fuera deba-
tido con calor en 1965 dentro del Seminario
Martiniano de la Universidad de La Habana6. La rea-
lidad bibliográfica es que a Martí ningún biógrafo
(de los que sobresalen por su grado de seriedad en lo
que toca al manejo de las fuentes) lo hace suicida,
cualquiera que sea la parte de misterio que envuelve
su caída y los interrogantes que suscita. Todos han
descartado la hipótesis del suicidio infundada e iló-
gica: Mañach, Méndez, Rodríguez-Embil, Carbonell,
Castellanos, Quesada y Miranda, etc. Los que como
Luis García Pascual o Ibrahím Hidalgo Paz, han revi-
sado y cotejado toda la documentación sobre su vida
y muerte antes de redactar sobrias y seguras crono-
logías7, tampoco le dan crédito a la hipótesis, sino
como verdad cierta e incontrastable que en Cuba no
se admitió, ni se admite, hoy menos que nunca.
José Martí en traje de presidiario. 1903 (documento único)
Dos debilidades intrínsecas afectan el propósito
lar que su obra no puede ser leída ni su corta exis- revisionista, por legítimo que sea querer dicrepar a
tencia juzgada del mismo modo si cayó frente al ene- todo trance. Una es la ausencia total de nuevos da-
migo gloriosamente, o fue casualmente, o si lo des- tos que permitan dudar de lo establecido por los tes-
cuidaron los suyos, o si se suicidó. En la línea abierta timonios y la crítica. Otra es la tendencia, ya no a
por el autor de Paradiso, María Poumier es quien, usar a José Martí contra Fidel Castro (como durante
creemos, ha renovado más sutilmente la interpreta- tres decenios se intentó, hasta lanzar desde Florida
ción de la muerte de Martí como texto no escrito re- la llamada con toda intención Radio-Martí), sino a
velador sin embargo de la obra íntima del escritor. desacreditar a Martí para desautorizar a Castro.
Para ella, Martí había decidido que se dejaría matar,
pero añade la investigadora gala: «no se suicidó deli- 4
María Poumier. «Lezarna Lima, méthode et cubanité». Síntesis
beradamente en una situación que no tuviera otra de sus investigaciones y perspectivas (Habilation á Diriger des
Recherches, Université de París VIII, 1995), Manuscrito aún sin
salida honrosa, ni se suicidó por pérdida de fe.4» publicar.
Pero los hay que, frente al hecho de la muerte en Cf. el artículo de Antonio Martínez Bello, «El suicidio de
Martí», Carteles, La Habana, 23 de mayo de 1945.
combate del Héroe de Dos Ríos, esgrimen otra evi- 6
Cf. el planteamiento de Luis M. Coloma Delgado en aquel re-
cinto: «¿Fue Martí deliberadamente a la muerte en Dos Ríos?».
dencia -según ellos-: la de su suicidio. Esta especie
Su respuesta es rotundamente negativa.
no es nueva aunque no haya tenido muchos propala- García Pascual, «Por la senda del Apóstol», Anuario Martiano,
La Habana, ne 3, 1971, pp.249-307. Ibrahim Hidalgo Paz. José
dores ni espectacular acogida hasta los últimos años.
Martí. Cronología (1853-1895). La Habana, Ciencias Sociales,
A reserva de futuros rastreos más amplios, no parece 1992,173 p.
EL ATENEO-120
Desde luego, ni la íntima convicción -que hace caso do para hablar de ella sin más pruebas que las in-
omiso de la necesidad de presentar pruebas-, ni la ventadas por la fantasía o la saña, lo que importa es
demostración analógica -que confunde la obra de pues buscar y analizar las bases, que mo podrán fal-
Martí con la recepción posterior de la misma-, con- tar, que hayan podido dar pie a semejante versión de
fieren valor científico alguno a las aseveraciones. su muerte, y no polemizar por gusto o para lucir.
Escribir por ejemplo, como Guillermo Cabrera Al buscar en la bibliografía martiniana interna-
Infante lo ha hecho en El País de Madrid, que a la cional, que con diligencia y acierto Araceli García
Cuba revolucionaria le conviene la representación de Carranza se esfuerza por mantener al día en el
un Martí revolucionario y heroico, que Martí resulta Anuario del Centro de Estudios Martinianos de La
8
ser para ella un «muerto útil» de la misma manera Habana, no hemos encontrado artículo o libro algu-
que para Daniel Ortega y la Nicaragua sandinista no que, en lo que se refiere a la muerte o suicidio de
Sandino fue un muerto útil, es una opinión personal Martí, haya manejado nuevas fuentes o relacionado
que en nada ayuda a entender el cómo ni el por qué de manera nueva hechos conocidos, salvo la obra de
de la muerte del Héroe (en rigor para tumbar al pos- Daniel Román (1993) arriba mencionada. Ignoramos
te que contribuye el eje fuerte del régimen), se escri- si esta es la revelación y constituye la base documen-
be que su «suicidio fue negado, es negado todavía, en tal que autoriza a los periodistas y cronistas a afir-
Cuba», quedará asentada la idea del suicidio de mar que Martí se suicidó. No la citan. Puede ser en-
Martí, aunque no quede demostrada en absoluto. La tonces que no la sea porque además el libro de
única «autoridad» que el afamado novelista invoca a Román no parece haber gozado, fuera de Miami, de
favor de su afirmación implícita es la del escritor ar- gran publicidad y difusión. Pero por ser el único tra-
gentino Ezequiel Martínez-Estrada, un apasionado bajo, que sepamos, que le concede tanta importancia
martiniano cuya dedicación a Martí es admirable pe- al asunto, conviene que sigamos con atención su ar-
ro cuyo rigor científico no es ejemplar, quien, por lo gumentación.10
demás, respecto a lo que Cabrera Infante expone, no Al autor de Los seis grandes errores de Martí (¡nada
dice ni la mitad de una palabra (ni entre líneas) en su menos!), quien es un cubano de Miami (del exilio, de
9
Martí: el héroe y su acción revolucionaria la diáspora, de la comunidad, llámenle como quie-
No quisiera que el lector de El Ateneo creyese ran), la editorial Universal de Miami lo presenta en la
que con estas observaciones críticas me lance ciega- contraportada como «psicólogo clínico, sociólogo, te-
mente a una polémica azarosa con un príncipe de las ólogo, periodista e historiador». Aceptémoslo, aun-
letras de probado virtuosismo lingüístico. Más allá que como se verá en su momento, lo de «historiador»
de lo que podría moverle a examinar las relaciones
entre Fidel Castro y José Martí - aunque esto no es 8
Guillermo Cabrera Infante, «Martí, muerto útil», El País,
mero asunto doméstico de la política interna-, lo que Madrid, 22 de mayo de 1995. pp. 9-10.
9
importa es que, tras otros exiliados, él dé por eviden- Ezequiel Martínez Estrada. Marti, el héroe y su acción revolucio-
naria. México, Siglo XXI, 1996.266 p.
te y disimulado el suicidio de Martí. Como en el cen- 1
Un estudio más complejo del libro de Román podrá leerse en
tenario de la «muerte en combate» de Martí (expre- las futuras Actas del Coloquio internacional sobre «José Martí y
los desafíos del siglo XXI» (Santiago de Cuba, mayo 15-19,
sión oficial puesta en tela de juicio), es impensable 1995) al consultar nuestra ponencia en dicho evento: «De la dis-
crepancia en la investigación martiana; a propósito de un libro
que en páginas que no son precisamente de ficción
de Daniel Román», de la cual se han extraído la sustancia y no
una personalidad responsable ponga el entrecomilla- pocas líneas vertidas en este artículo.
EL ATENEO-121
T
José Martí. José Martí y María Mantilla (1890). Long Island, N.Y.
no queda comprobado en esta obra. Dejemos la pala- tacar también un hecho trascendental ignorado por
bra en seguida a Daniel Román para que exponga él la mayoría de los historiadores, excepto por el escri-
mismo las potentes razones que tuvo de publicarla. tor mexicano Mauricio Magdaleno y, en parte, por
Desde el principio, sin tergiversar lo que quiere de- Jorge Mañach. Se trata de una conjura que contribu-
mostrar, nuestro polémico autor aclara su propósito: yó decisivamete a la muerte del futuro Apóstol,
«Nuestro héroe convocó a la lucha del pueblo pues en los años siguientes le consumió la mayor
cubano y sin embargo, a los 38 días de su desembar- parte de sus reservas espirituales».
co en Playitas, provincia de Oriente, decidió aban- «Dentro del tema principal, María García Grana-
donarla por la vía del suicidio, un acto gravísimo e dos emerge como la figura que habría marcado la
incomprensible en un hombre de su estatura por diferencia de los hechos impidiendo la futura trage-
cuanto entraña una franca deserción de sus deberes dia de Boca de Dos Ríos, y muy posiblemente, mu-
y responsabilidades». chísimas desgracias que le acaecieron a Cuba repu-
«Si Martí no se suicidó, entonces no tendríamos blicana, cuyos males nos alcanzan a casi cien años
necesidad de escribir un libro como el presente.»[...] de distancia de la desaparición física del grande
«Nos proponemos demostrar varias cosas que hombre de la patria cubana y de América».11
no están aclaradas -o lo están mal- como si Martí se Con estos párrafos liminares de Román, tene-
suicidó o no y, si lo hizo, ¿cuáles son las causas que mos expuestos por él los dos errores irremediables
lo condujeron a este infausto suceso? Debemos des- en que incurrió Martí. El error inicial de 1876-77 en
EL ATENEO-122
su vida afectiva: haberse casado con Carmen, la ca- f proceso revolucionario si él no conocía nada de él?
magüeyana, en lugar de casarse con María, la Niña ¿Por qué sospechar del republicanismo de Gómez y
de Guatemala. El error final de su vida política,«ac- Maceo, si ambos eran los ejemplos a seguir por sus
to gravísimo»: haberse suicidado el 19 de mayo de vidas que garantizaban la credibilidad que desper-
1895 al ofrecer su pecho a las balas españolas en lu- taron en la mayoría de los cubanos? (...) Aunque
gar de regresar a Nueva York a proseguir la lucha, duela reconocerlo, si nos atenemos a la verdad his-
como se lo aconsejaban su prudentes compañeros tórica, sin Gómez y Maceo era muy difícil realizar
de la alta dirigencia militar. Lo que, según el autor, aquella Invasión notable que asombró a toda
relaciona el error inicial con el último error, es cierta América e hizo triunfar la revolución. Sin Martí po-
debilidad de carácter que tuviera Martí diagnostica- día llevarse a cabo; sin Gómez y Maceo, no».12
da a distancia por el «psicólogo clínico": inmadurez No ironicemos sobre el supuesto «triunfo» de la
sentimental y estado anímico depresivo que lo lleva- Revolución en 1898, ni entremos a discutir el rango
ron a equivocarse del todo unas cuantas veces. que deben ocupar en la memoria colectiva cubana
En la óptica de Román, el postrer error de Martí - Martí, Gómez y Maceo. Tan sólo observemos que
criminal falta más que error lamentable - no es sólo con los frases precedentes Román acaba por justifi-
consecuencia catastrófica de su mala suerte matrimo- car a la vez el rechazo de la solución de gobierno ci-
nial; resulta también de las tensas relaciones que el vil de Martí, la obligación en que éste estuvo de so-
Delegado del Partido Revolucionario Cubano mante- meterse a la estrategia de los militares, la conciencia
nía con los generales Máximo Gómez y Antonio que tuvo de su fracaso, la certidumbre que tuvo de
Maceo. En las reuniones y enfrentamientos que tuvie- su próxima expulsión de Cuba y de su regreso ine-
ron estos tres jefes de la revolución de Independencia, ludible a Nueva York a cumplir ias órdenes de la je-
entre 1884 y 1895, o sea entre la renuncia de Martí a fatura de la guerra, la desilusión, la tristeza y la de-
seguir cooperando con Gómez y Maceo (octubre de presión que le invaden la mente, y la decisión de de-
1884) y la agitada «cumbre» que tuvo lugar en La saparecer en la primera oportunidad.
Moraleja (5 de mayo de 1895, cuyo contenido sólo se «Frustrado por todo lo anterior -concluye
adivina mediante deducciones), Daniel Román, quien Román- su vanidad no resiste haber sido jefe en la
no teme ir a contrasentido, da la razón, no a Martí, si- emigración y subalterno en la manigua, por eso de-
no a Gómez, y sobre todo a Maceo. cide no enfrentar las nuevas realidades y terminar
Como lo que cuenta a los ojos de Román es la con su vida. Estaba cansado de vivir. Y se olvidó de
conducción acertada de la guerra - sin preocuparle sus responsabilidades, de que había incorporado el
excesivamente el contenido democrático del proceso proceso a muchas personas, de que se erigió en líder
en gestación en la guerra ni el espíritu de justicia de con la obligación de seguir hasta la conclusión de la
la república democrática en preparación - es natural guerra y ayudar a organizar la República, y no sacó
que escriba casi al final del libro: fuerzas de la vida, de donde la obtienen no sólo las
«Todas las realidades daban la razón a Maceo en grandes, sino el ciudadano común, y desertó de sus
el ingenio de La Moraleja, ¿por qué pretenden algu- deberes, pensando más en sus propios problemas
nos "historiadores" fabricarle razones a Martí y ne-
gárselas a Maceo que es quien las tenía? ¿Por qué 11
Daniel Román. Op. cit, p. 9.
12
hacer prevalecer el pensamiento de Martí sobre el Daniel Román. Op. cit., p. 173.
EL ATENEO-123
personales que en los del país, y decide dejar a los Federico Henríquez y Carvajal al despedirse de él, y
demás«con la carabina al hombro», para dejarse ven- no «cuando caiga» o «caeré»15. En todas las cartas lla-
cer por su «cansancio y sus frustraciones, y cabalgar madas «testamentos», la anterior inclusive, expresa
irresponsablemente hacia la muerte, para desapare- las posibilidades de que muera en la guerra, de que
13
cer, como él mismo se lo había pronosticado». siga en la Isla o de que vuelva a la emigración: estas
Estas consideraciones muy duras para con el alternativas no traducen la obsesión de un suicida
Héroe Nacional de Cuba son gratuitas, como lo va- potencial todo hombre consciente sabe que la muerte
mos a ver, y por consiguiente profundamente injus- lo puede arrebatar en medio del combate. Pero entre
tas^ Cuáles son en efecto los nuevos elementos que este pronóstico lúcido y el anhelo mórbido de caer
aporta Román para volver sobre el asunto e interpre- combatiendo hay un paso enorme. Y cuando uno re-
tarlo así? Leído y releído el libro, cabe decir que nin- cuerda la virtud que cobra para Martí el cumplir con
guno. Respecto a lo acordado en La Moraleja, por su- el deber y el ser útil a la Patria, dondequiera que sea;
puesto, como no hay acta alguna ni indicación de y cuando uno medita una frase como ésta de 1889:
parte de los tres protagonistas (se arrancaron miste- «haremos para vivir hasta que Silveyra tenga el ca-
riosamente las páginas correspondientes del Diario ble, y los que padecen de hambre de justicia no nece-
de Martí...), se las inventa. De toda forma poco le im- siten de nosotros»16; no hay motivo para interpretar
porta lo que allí pasara realmente. «Si no hubiera el «sé desaparecer» 17 como lo hace Román.
existido - añade Román - una reunión en el ingenio «Desaparecer» no significa suprimirse, sino apartar-
de La Moraleja, de todas maneras se suicidaría por- se, retirarse para no estorbar el movimiento, trasla-
que estaba en sus planes el hacerlo. Sobreabundan darse a otro sitio para seguir sirviendo vivo, y no sa-
las pruebas administrativas por él mismo, así es ne- crificarse para beneficio de nadie. Tengamos presente
gar su suicidio es una pretensión caprichosa y falsa, también que ya en tierras de Cuba y en contacto di-
destinada a hacerlo morir peleando heroicamente recto con la naturaleza americana virgen, después de
para fabricarle una gloria que encaje en planes de más de quince años de ausencia y la guerra en ascen-
endiosamiento, lo que es buen argumento para una so y la revolución vitoreada, Martí se sintió feliz co-
14
novela, pero no para un libro de historia». mo nunca - a diario lo confesó a sus amigos y fami-
¿Por qué en ese libro, no tan voluminoso ni car- liares -, y que en esta misma carta inconclusa a
gado de notas (pues no lleva riinguna), el presumido Manuel Mercado del 18 de mayo de 1895 donde le
«historiador» no rellenó algunas páginas -que en reitera que sabrá desaparecer si hace falta, le infor-
adelante lo harían famoso - con aquellas pruebas so- ma, en futuro de indicativo, sobre sus intenciones y
breabundantes por Martí administradas de que esta- proyectos («cuanto hice hasta hoy, y haré...», «segui-
ba en su intención suicidarse de cualquier forma? mos camino, al centro de la isla, a deponer yo...»18).
¿Cómo un notorio «psicólogo clínico» puede ignorar ¿Será ésa la confesión de quien desesperado acecha
que todo «suicida potencial» (como Román califica a el momento propicio para renunciar e inmolarse?
Martí en otro lugar) no se suicida forzosamente?.
13
Habrá que torcer mucho las cartas de Martí para vis- Daniel Román. Op. cit., p. 156.
14
Daniel Román. Op. cit., p. 157.
lumbrar en ellas el anuncio de tal propósito, la antici- 15
José Martí. Obras completas. La Habana, Editora Nacional de
Cuba, 1963-73. Tomo IV, p. 112.
pación de tal acto. Idéntico resultado proporciona la 16
José Martí. Op. cit., Vil, 396.
relectura de sus poemas. «Que si caigo...», escribe a 17
José Martí. Op. cit, IV, 170.
EL A T E N L O - 1 2 4
Tampoco hay información nueva en el libro, ni en f mente esa sombría historia en Cuba o en la emigra-
éste ni en otro, que poceda de algún testigo antes ca- ción, y a los que en los Estados Unidos trabajaban pa-
llado o de alguna pieza perdida, sobre los últimos ra que el «destino manifiesto» se realizase por fin.
momentos de Martí en Dos Ríos. El suicidio es, pues, No endiosamos a Martí los que señalamos la
pura hipótesis, sin la más mínima prueba documen- grandeza que tuvo de enfrentar hasta el último día
tal. Aceptarla hoy, porque la aconsejaría la intuición, el peligro imperialista, y no tenemos por invento de
sería volver a lo tiempos infantiles de la investiga- falsificadores la carta inconclusa del 18 de Mayo de
ción imaginaria confundida con la adivinación. 1895 donde reafirma su voluntad da acción antim-
Además, ¿qué lector se contentaría hoy con esa afir- perialista. No vemos a quienes se les b'inda apoyo
mación de Román de que Martí «lo acometió (el sui- sino a los mismos imperialistas de hoy el regatearle
19 a Martí, sin fundamentos, sus méritos.
cidio, RE.) como lo prueban todas las evidencias»? .
Precisamente, no hay ninguna evidencia, ninguna Lo que no ha podido un bloqueo de más de trein-
prueba. Debemos repetir las advertencias mismas del ta años, ¿lo podrá el pernicioso desmoronamiento de
autor olvidadizo: «No podemos confiar en las opi- la columna moral de la nación cubana?. Muerto desde
niones de cualquier persona que opine sobre Martí o hace un siglo, Martí sigue siendo en vísperas del siglo
cualquier otra personalidad histórica sin verificar lo XXI el libertador y el pensador más vivo y vigente de
20
que afirma (...)» . Verificamos. Y mientras no aparez- América Latina, por sus enseñanzas y su ejemplo.
can nuevos datos, debemos atenernos a la versión Indudablemente, sus exigencias éticas de igualdad ra-
más probable de la muerte de Martí en Dos Ríos - su cial, justicia social y dignidad nacional, de liberación
caída fortuita en combate - que es la analizada y de- plena del hombre y de democratización efectiva de la
21 sociedad, de creación cultural autóctona, son palancas
sarrollada por Gonzalo de Quesada en 1976.
Nada cierto el suicidio, nada comprobado, cae en- que le ayudan al individuo, tanto en Europa como en
tonces por sí mismo cuanto Román le achaca a Martí. América, tanto en Cuba como en los demás países la-
¿Qué queda entonces del incumplimiento de los de- tinoamericanos, a actuar en esas direcciones, aunque
beres patrióticos que le reprocha de la acusación de fuera transitoriamente a contracorriente. Radica su
deserción que formula contra él, de la carga que le fuerza contagiosa en la adecuación permanente que
hace de haber dejado al enemigo imperialista el cam- demostró entre lo que predicó y lo que hizo. ¿Será pe-
po libre para que intervenga a sus anchas?. Esto es el ligrosa?. Pintarlo suicida, por meros motivos políticos
colmo. Cargarle a Martí la responsabilidad de la in- cuando no hay bases científicas para intentarlo, obe-
decerá al deseo de querer romper aquella unidad y a
tervención estadounidense de 1898, la ocupación mi-
la voluntad de resquebrajar la imagen fiel y legítima
litar, la enmienda Platt, los acuerdos comerciales neo-
de sinceridad, integridad, entrega y responsabilidad,
coloniales, las reiteradas intervenciones, la domina-
que la posteridad ha recogido y de la que se vale hoy
ción imperialista, etc.; a él, Martí, quien tanto peleó
Cuba para reencontrar su identidad. Matan al Martí
para impedir a tiempo ese proceso que era de los
contados en prever, es una amputación tan arbitratria vivo quienes lo hacen suicida. I
• -
como malintencionada. En el fondo tiende a discul- 18
José Martí. Op. cit., IV, 167 y 169.
par a los responsables verdaderos de esa evolución. 19
Daniel Román. Op. cit., p 165.
Con parecido invento se les atenúa sospechosamente ' Daniel Román. Op. cit., p 171.
21
Gonzalo de Quesada y Miranda, «La interrogante de Dos
la responsabilidad a los que prepararon solapada- Ríos», Anuario Martiano, La Habana, ns 6,1976. pp. 39-54.
EL ATENEO-125
CID ÍsceLcLr>ecv
^ L Lenauicvje y Lev
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Antonio DROVE del Bulevar de los Capuchinos donde habíaiv^jjpa-
Director de Cine
do o en una estación donde el Iren avanzaba am&tít-
zadoramente hacia ellos? No lo sabían. Pero el" tren
Desde las pantallas de cine y televisión cien años seguía avanzando. ¿Y si no frenaba? Muchos espec-
de cine nos contemplan o los contemplamos. El len- tadores se tiraron al suelo, debajo del asiento, para
guaje, la comunicación y la distribución del audiovi- que el tren pasara por encima de ellos. Hoy ya sabe-
sual se ha convertido en una parte muy importante mos dónde estamos cuando entramos en un cine.
de nuestras vidas. Soy de la opinión de que el len- Pero, ¿sabemos dónde estamos cuando enchufamos
guaje es el principal signo de identidad y sin identi- la televisión?
dad uno no es nadie y todos un pueblo oprimido. Ahora voy a establecer una cosa obvia: los acto-
Para meditar sobre los medios de comunicación au- res del cine mudo no eran mudos. Hablaban pero no
diovisuales elegiré «Ciudadano Kane», la primera se les oía. De vez en cuando había un cartel o un ró-
película de Orson Welles rodada en 1941, que trata tulo para leer una frase necesaria para seguir el ar-
sobre la identidad de un magnate de los medios de gumento. El discurso del cine mudo era fundamen-
comunicación. talmente visual. Pero no hay que olvidar que tam-
Pero empecemos por el principio. Hace cien bién había música. Luego con el sonoro llegó la voz,
años en el Bulevar de los Capuchinos de París tuvo el discurso verbal. En el cine clásico se aceptó el dis-
lugar la primera proyección de cine de la historia. curso verbal, pero quedó supeditado al discurso de
Habían abierto un local donde anunciaban un es- las imágenes en movimiento. En el teatro el drama,
pectáculo llamado «cinematógrafo» por sus invento- la acción, era la palabra. En el cine era el movimien-
res, los hermanos Lumiére. La gente pasaba por la to (de los actores o de la cámara, bien porque la cá-
taquilla, pagaba y entraba. Por dentro era como un mara se mueve o bien porque cambia el plano por el
teatro, con filas de asientos, pero en vez de un telón montaje) y, desde que se inventó el primer plano, la
había una gran tela blanca, estirada y lisa. De repen- acción fue la mirada. Ahora bien, la percepción ver-
te, la luz se apagó totalmente, no como en los teatros bal es básicamente lineal. Una palabra va detrás de
que siempre se ve algo. Los espectadores se queda- otra. Por el contrario, la percepción de lo visual
ron completamente a oscuras. Muchos sintieron inunda como muchos torrentes que vienen de todos
miedo. Y, en ese momento, vieron que donde antes lados. En cuanto mueves los ojos o giras la cabeza,
estaba la pantalla blanca, ahora había un tren, un se ve una multiplicidad de cosas moviéndose al
tren de verdad, con la locomotora que avanzaba ha- mismo tiempo y en todas direcciones.
cia ellos echando humo. Los espectadores estaban Y, sin embargo, paradójicamente, el espacio se
asustados y perplejos. ¿Dónde estaban? ¿En la sala puede limitar, es decir, encuadrar. Ese límite presu-
EL ATENEO- 1 2 6
Fotograma de El acorazado Potemkin.
pone humildad pero no es una limitación. Es la gran do, y el cochecito del bebé, y la madre que lo pier-
fuerza del cine, lo que le convierte en un lenguaje de..., y después montamos todos esos planos en el
humano. Ese límite, ese encuadre, divide el espacio. orden que determinemos, resulta que la escena (que
Y, así, puedes enseñar las cosas eligiendo las que te en la realidad o en plano general, dura unos segun-
parecen significativas (y además diriges la mirada dos) acaba durando diez minutos. Y el espectador
del espectador en el orden que quieres); o bien pue- tiene la sensación de que todo ha sido simultáneo,
des dar todas las cosas que pasan simultáneamente paralelo y no lineal. También acotando el espacio se
de una en una, pero, de tal forma, que el espectador puede hacer lo contrario: abreviar el tiempo sin que
conserva la sensación de que son simultáneas. Es el el espectador tenga la sensación de que se ha roto la
montaje paralelo que permite al director dominar el continuidad.
tiempo. Así, si disparamos contra una multitud en En cambio, al sonido no hay quien le ponga lí-
las escalinatas de Odessa y lo vemos en plano gene- mites. El sonido es como el Espíritu Santo: «Sopla
ral, es decir, a toda la multitud, el plano dura como por donde quiere», como nos recuerda Bresson.
en la realidad: visto y no visto. Los que han tenido Estás rodando y, si haces una película de época, qui-
suerte han escapado, y sólo quedan los cadáveres tas del encuadre las antenas de televisión (a veces
inmóviles. Pero si encuadramos lo que le pasa a ca- no es fácil conseguirlo, sobre todo cuando hay mun-
da uno, y de cada uno, su cara o sus pies que bajan diales de fútbol). Pero por mucho micrófono direc-
por las escalinatas, o tropiezan con uno que ha caí- cional que tengas, el grito de «¡Gol!», que se escucha
EL ATENEO 4 2 7
Foto del rodaje de Ciudadano Kane.
por la radio en una casa que ni siquiera está al al- Y ahora pasemos a Orson Welles y «Ciudadano
cance de la vista, se te mete en la película. La voz es Kane». Orson Welles fue un niño prodigio que nació
como la radio: se expande por el aire en todas direc- en 1915 el año en el que Griffith rodó «El nacimiento
ciones. Y donde haya una oreja o una antena, por de una nación» que supuso el nacimiento del cine
allí se mete. Creo que la televisión es hija más de la mudo como lenguaje. En 1938 Welles se convierte en
radio que del cine. Y en cuanto la distribuyan por «la voz que conmovió a América» en un célebre y
cable, será hija del teléfono y entonces, ¿quién con- mítico programa de radio. Se produce un equívoco
trolará la circulación por la autopista del cable?, ¿ y histórico: muchos norteamericanos toman la ficción
los peajes? ¿y quién decidirá cual es el código de esa por realidad. Una ola de pánico sacude América.
circulación? ¿y a quién darán el carnet? y, sobre to- Todos conocen la historia. Pero la resumiré ya que
do, ¿habrá autobús para los que no tengamos coche? es muy importante para demostrar mi principio de
EL ATENEO-128
s • .
EL ATENEO-129
Fotograma de Ciudadano Kane
tido en una estrella. Así es América. Hollywood le «Ciudadano Kane» comienza con el final de una
reclama. Firma con la R.K.0 el contrato más fabulo- vida. Los labios de un moribundo musitan:
so de la historia del cine: en un titánico esfuerzo este «Rosebud». Después un noticiario informa que el
joven de veintiséis años interpretará, dirigirá, escri- magnate de la prensa, las finanzas y la política,
birá y producirá una película. Esta resultará ser Charles Foster Kane, ha muerto en su palacio de
«Ciudadano Kane». Para Orson el cine es «el mejor Florida: Xanadú. En un cartel leemos el principio del
tren eléctrico» con el que jamás ha jugado. La pelí- poema de Coleridge donde se dice que en Xanadú
cula no arraiga en un público deformado por un sis- mandó edificar Kubla Khan su legendario palacio...
tema narrativo que le trata como a un niño tonto. El origen de la fortuna de Kane es una mina que he-
Los mercaderes se sienten defraudados, pero la críti- redó siendo niño y le convirtió en millonario; aquel
ca de todo el mundo, año tras año, generación tras invierno, el pequeño Kane, fue separado de su ma-
generación, aclama la película como una de las diez dre y de su hogar para ser educado como correspon-
mejores de la historia del cine. Sólo tiene tres detrac- día a su nueva situación. Al terminar el noticiario,
tores notables: Eric Von Stroheim, Sartre y Borges un redactor-jefe se siente defraudado: «¿Quién era
quien dictamina lapidariamente: «La película no es realmente Kane? Lo único que sabemos es lo que ha
inteligente. Es nocturna y genial en el sentido más hecho. Quizás en su lecho de muerte, con su última
alemán de esta mala palabra». palabra, nos explicó toda su vida. Si pudiéramos sa-
EL ATENEO-130
ber qué quiere decir «Rosebud» sabríamos quién fue en los brazos de Marlow. Sus últimas palabras son
Kane, cuál era su verdadera identidad». Encarga a enigmáticas: «¡El horror, el horror!». Marlow, de
un periodista que averigüe el significado de la pala- vuelta en Londres, habla con la novia de Kurtz.
bra. Este va recorriendo el curso de la vida de Kane, Esta le dice que si supiera qué dijo Kurtz al morir
siguiendo los meandros de la memoria de las perso- podría saber cómo era el hombre que amó (se le
nas que le han conocido. La empresa es vana: nadie ocurre la misma idea que al redactor-jefe de
sabe nada de «Rosebud». Kane, como dijera Ibsen de «Ciudadano Kane»). Marlow miente. En vez de res-
Peer Gynt es como una cebolla: se la pela buscando ponder: «El horror, el horror», replica: «Dijo su
el corazón pero dentro no hay nada. Al final de la nombre, señorita». Las dos historias tienen la mis-
película en un gigantesco horno se queman trastos ma estructura dramática. Comparten también la
que Kane ha acumulado durante su vida: un trineo misma hipótesis, según la cual una palabra desvela-
es arrojado al fuego, la cámara se acerca, en el trineo rá el sentido de una vida. En «Kane», Welles invier-
leemos «Rosebud», hasta que las letras desaparecen te el orden poniendo la escena de la muerte y la pa-
burbujeando entre las llamas. «Rosebud» es la pala- labra al principio. Comparando las dos estructuras
bra escrita en aquel trineo con el que el niño Kane se obtiene la respuesta al significado de «Rosebud».
jugaba en la nieve aquel invierno cuando el destino La última palabra de Kane es una metáfora de la in-
le convirtió en millonario: en el Ciudadano Kane, no fancia perdida, la de Kurtz es «El horror». Lo cual
en el niño que podría haber sido. De alguna forma quiere decir que quizá para Welles el horror es la
«Rosebud» es la infancia perdida. infancia perdida.
Esta explicación metafórica es convincente, pero Por mi parte puedo añadir un dato más: en la fic-
hay una historia que nos dará la clave para calar ción, Xanadú, el palacio de Kane, está en Florida; en
más hondo en el significado de «Rosebud»: se sabe la realidad, al otro lado del Caribe, en Varadero, cerca
que antes de escribir «Ciudadano Kane» Orson de La Habana, se encuentra la Casa de las Américas,
Welles preparó la adaptación al cine de la novela que antes de la revolución fue palacio del multimillo-
Heart of Darkness {El corazón de las tinieblas) de Josef nario Dupont. En su comedor cuelgan tapices borda-
Conrad. Resumo su argumento, en Londres se le dos con las palabras del poema «Kubla Khan»: la his-
encarga una misión a Marlow. Kurtz, el mejor trafi- toria de Xanadú. Dupont llamó a su casa «Xanadú».
cante de marfil del Congo, hace meses que no da Según el discurso precedente, ¿cuál es la identi-
señales de vida. Marlow debe encontrarlo, empren- dad del carácter, es decir, del personaje que constru-
de su búsqueda. A lo largo del río, por los relatos ye el ciudadano-actor Orson Welles desde el final de
de las distintas personas que lo conocieron, va re- su infancia hasta el final de sus días? ¿Quién era
construyendo en diversos flashbacks la vida de aquel personaje, persona o máscara, para quien la
Kurtz, igual que Welles a lo largo del río de la vida infancia perdida era el horror? Aventuro que es
de Kane reconstruye su biografía. Esta similitud Peter Pan, el niño que no quería crecer. Y si esta hi-
hubiera satisfecho anacrónicamente tanto a pótesis es cierta, deduzco que la última palabra que
Heráclito, como a nuestro Jorge Manrique. Marlow salió (o debió salir) de los labios del ciudadano
encuentra a Kurtz sumergido en un salvajismo Welles, que eligió España como patria para sus ceni-
prehistórico, convertido en un dios jefe de una tribu zas, fue: «Wendy». Así Marlow hubiera podido decir
bárbara que practica atroces rituales. Kurtz muere sin faltar a la verdad: «Dijo su nombre, señorita». •
EL ATENEO 4 3 1
La Ilustración Española y Americana na 3 (22/1/84) pp. 48-49